ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN
El Élder Joseph B. Wirthlin. del Quórum de los Doce Apóstoles falleció a los 91 años de edad El Élder Joseph Bitner Wirthlin, el más anciano de los apóstoles, falleció pacíficamente la noche del lunes 1 de diciembre de 2008, en su hogar en Lago Salado, Utah, por causas naturales a los 91 años, acompañado por su hija Jane Wirthlin. El funeral se llevará a cabo el viernes 5 de diciembre en el Tabernáculo de la Manzana del Templo. Nació el 11 de Junio de 1917 en Salt Lake City, Utah. De joven gustaba del canto y los deportes. Formó parte del equipo de fútbol de la escuela secundaria a la que asistía. Muchas de las anécdotas que recrearon sus discursos hacían alusión a sus desafíos deportivos logrando una comunión especial con los jóvenes. Se graduó en la Universidad de Utah en Administración de Empresas y recibió un Doctorado Honoris Causa al Servicio Cristiano de la Universidad de Brigham Young, en 2001. Sirvió como misionero en Alemania y Suiza desde 1936 hasta 1939. A su regreso, se hizo cargo del negocio familiar puesto que su padre había sido llamado como Autoridad General. En 1940 conoció a Elisa Young Rogers con quien contrajo matrimonio un año después en el Templo de Lago Salado. Con el tiempo llegaron a tener ocho hijos. La hermana Wirthlin falleció dos años atrás, en 2006.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN El Élder Wirthlin sirvió como obispo de barrio durante casi diez años. Fue llamado como miembro del Sumo Consejo de Estaca y en junio de 1971 como primer consejero de la Presidencia General de la Escuela Dominical. En 1975 recibió el llamamiento de Asistente al Quórum de los Doce Apóstoles. En la Conferencia General de ese año dijo: "Mis queridos hermanos y hermanas, me siento honrado, pero humilde en esta sagrada ocasión. Hace una semana el Presidente Kimball me llamó por teléfono y dijo:'¿Tiene tiempo para visitarme, junto a tu esposa?' ¡Imagínense! Pensé para mi mismo ¿tengo tiempo para visitar al Profeta? Me sorprendió cuando me dijo acerca de mi asignación, pero por supuesto, acepté de buena gana. Mi vida está realmente anclada en el testimonio de que Dios vive, que Jesús es el Cristo. Sé que el Espíritu del Señor susurra a sus siervos, y nos corresponde a nosotros escuchar esos susurros. Doy mi testimonio hoy que José Smith fue un profeta y que a través de él esta gran iglesia fue restaurada y organizada por medio de la revelación. Presidente Kimball, por el amor que tengo por usted y estos hermanos que se sientan en el estrado, las Autoridades Generales de la Iglesia, le ofrezco mi vida y mi servicio. Voy a ir a donde usted quiere que vaya, y daré lo mejor de mí para edificar el reino de Dios aquí en la tierra.” (Ensign, mayo de 1975, 103) A partir de ese año hasta 1984 sus asignaciones dentro de la Iglesia incluyeron atender las áreas del sureste de Estados Unidos, las Islas del Caribe y Brasil. Asimismo era el encargado de dirigir el Comité del Sacerdocio de Melquisedec, Sociedad de Socorro y el Comité de Relaciones Militares. Entre otros llamamientos en los que ha servido mencionamos: Presidente del Área de Europa de la Iglesia, director de los asuntos de la Iglesia del continente Europeo, las Islas Británicas, Irlanda y África, miembro de la presidencia del Quórum de los Setenta, director ejecutivo del departamento curricular y editor de las revistas de la Iglesia.. El 9 de Octubre del año 1986 fue ordenado como Apóstol de la Iglesia sirviendo como miembro del Consejo Ejecutivo Misional, Comité del Servicio de Bienestar General, Consejo de Educación y junta de Fideicomisarios de la Iglesia, Comité de Entrenamiento de Liderazgo del Primer Quórum de los Doce para Australia/ Nueva Zelanda, Asia, Asia del Norte, Pacífico y las Filipinas. “El evangelio de Jesucristo es más duradero que la fama, más precioso que la riqueza, más deseable que la felicidad. Comprender y vivir el evangelio conduce a la posesión de un carácter cristiano. El objetivo de cada uno de nosotros es vivir una gran y ejemplar vida. Se necesita un carácter noble especialmente en esta época cuando el mal está muy extendido. Me gustaría advertir a nuestros jóvenes a vivir el evangelio, desarrollar un carácter fuerte y no caer en esas cosas que los apartan de la justicia.” (Conferencia General de Octubre 1986) Durante sus muchos años de servicio siempre se dirigió a los miembros de la Iglesia como sus verdaderos hermanos. Sus claras palabras, su sentido del humor, su capacidad para comunicarse por medio del espíritu tanto como sus consejos prácticos para enfrentar los desafíos de la vida distinguieron sus mensajes en cada Conferencia General. 3
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Cuando ayunamos, hermanos y hermanas, sentimos hambre y, por un corto tiempo, nos ponemos literalmente en el lugar de los hambrientos y los necesitados; y al hacerlo, adquirimos una comprensión mayor de las privaciones que ellos tal vez padezcan." (Conferencia General de Abril 2001) “Al procurar tener sentido del humor, buscar la perspectiva eterna, comprender el principio de la compensación y acercarnos a nuestro Padre Celestial, podremos soportar las dificultades y las pruebas; podremos decir, como dijo mi madre: 'Venga lo que venga, disfrútalo.” (Conferencia General de Octubre 2008)
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NO PIERDAS DE VISTA EL BALÓN. “… aprendí la importancia de concentrame en las cosas mas importantes, desde entonces he tratado de fijarme mis metas y no quitar la mirada hasta lograrla.”
Relatando una experiencia que tuvo de joven como jugador de Football (Americano) aprendió la importancia de mantener fija la mirada en el balón. Elder Wirthlin contó que durante la secundaria durante los partidos tenia bloquear al linebackers o abrirse para que el mariscal de campo le pasaran el balón. El Elder menciono que recuerda en particular un partido done al tipo que tenia que bloquear era un gigante, el mas alto de los atletas. Durante la primera mitad del partido hubo una jugada en particular donde el mariscal me paso el balón pero elder Wirthlin podía escuchar que se acercaba este Goliat para bloquearlo, Elder Wirthlin dijo “En un momento de claridad yo entendía que si atrapaba el balón era probable que me hospitalizaran el resto de mi vida.” Después del impacto con el linebacker solo recuerda que escucho “eso te pasa por estar en el equipo equivocado.”durante el medio tiempo le recordó a todo el equipo ese pase que el elder había dejado caer, luego lo señalo directamente y le pregunto ¿Como pudiste hacer eso?, Quiero una respuesta, Quiero saber por que dejaste caer ese pase. Con miedo por un momento pero decidido a decir la verdad el elder contesto, “deje de mirar el balón.” El siempre recordó las palabras de su entrenador. En una ultima jugada para ganar el partido volvió a quedar abierto con la oportunidad de recibir el balón, el pase había estado a punto de ser interceptado pero finalmente el atrapo el balón y se aseguro de correr hasta meter el gol que les daría la victoria. De la celebración no recuerda casi nada pero si la mirada de su entrenador cuando le dijo “No apartaste la vista del balón, ¿verdad? “Es fácil distraernos y quitar la mirada de las cosas mas importantes de la vida… de esa experiencia aprendí la importancia de concentrarnos en las cosas mas importantes, desde entonces he tratado de fijarme mis metas y no quitar la mirada hasta lograrla. Claro que una cosa es fijar metas y 5
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN otra muy diferente es el fijar metas correctas, es fácil dejarnos atrapar por los detalles. El Salvador comento de los fariseos, por que pasaban tanto tiempo en los aspectos menores y omitían las cosas mas importantes de la ley, como la justicia, la misericordia y la fe. Si alguien nos preguntara, ¿quienes somos?, ¿que contestaríamos? Una de las buenas respuestas es que somos un pueblo que ama al Señor con todo su corazón, alma y mente. Segundo, somos un pueblo que ama a nuestro prójimo como a nosotros mismos, estas respuestas contestan las preguntas porque hacemos lo que hacemos ¿porque la iglesia exige tanto de sus miembros? ¿Porque hacemos la obra en el templo? La obra misional y de bienestar, por que amamos al Señor y a nuestro prójimo. El Presidente J Ruben Clark dijo “Cuando el Salvador vio a la tierra tenia dos grandes misiones, una era ser el Mesías, efectuar la expiación y el cumplimiento de la ley. La otra era la obra que realizo entre sus hermanos y hermanas en la carne al aliviar sus sufrimientos dejo como legado a lo que sucedieran en la iglesia la combinación de estos dos cosas y la enseñanza de verdades espirituales que nos llevarían de regreso a nuestro Padre Celestial. Nosotros los poseedores del Sacerdocio somos agentes de nuestro Señor Jesucristo, ¿no es entonces apropiado que participemos en la realización de esta obra en nuestro días?, a veces complicamos las cosas al grado que pierden poder. Podemos realizar organizaciones, hojas de calculo, presentaciones y programa de aquí a la luna, pero padecen en eficacia y poder y significado al compararlo con la doctrina sencilla y pura. La razón por la que elevamos la asistencia en la reunión sacramental, orientación familiar no es para recalcar estadísticas, lo hacemos por que amamos a nuestro padre celestial y a nuestro prójimo. El obligar a otros a servir en la iglesia del Señor, al empuñar la espada generada del temor y de la culpabilidad puede dar resultados a corto plazo pero inevitablemente dejamos las huellas dolorosas del resentimiento y de la resistencia y así fracasamos en nuestra meta. Solo cuando nuestro servicio es motivado por el amor sincero por el Señor y el bienestar de sus hijos, se nos cuenta por rectitud. ¿Quienes somos? Somos un pueblo que ama al Señor con todo nuestro corazón alma mente y fuerza y somos un pueblo que ama a los que os rodean. Por eso hacemos lo que hacemos, amar al Señor significa que buscamos las cosas del espíritu, añoramos tener conocimiento del Padres, esforzarnos a vivir de tal manera que el Espíritu Santo vele por nosotros y nos guíe en nuestros hechos, al crecer nuestra capacidad espiritual también aumenta nuestras capacidad de servir al Señor, por que el acepta nuestro sacrificio y nuestras obras y magnifica nuestro esfuerzo y nos asegura que podamos progresar en Su reino. Amar a nuestro prójimo significa que tenemos compasión ayudamos a los afligidos nuestro hechos son motivados por el amor en nuestro corazón non hay cabida para el enojo, odio ni para el orgullo, veamos a los que nos rodean, sean miembros o no, como hermanos, parte la familia de nuestro Padre Celestial y nuestros hecho reflejan esa creencia. Aman a nuestro Padre Celestial con todo el corazo los miembros de nuestra estaca, barrio, quórum, grupo Y ¿Como lo manifiesta? ¿Realmente aman a su prójimo? ¿Como lo manifiestan? ¿Como podemos fomentar este amor entre las personas sobre quienes ministramos? Les insto a considerar estas preguntas y, basándose en las respuestas, crear metas en las que se esfuercen activamente por lograr. Una vez que identifiquen metas justas nunca parten la mirada del balón. Trabajen por lograrlas y el Señor bendecirá sus rectas obras. Esto me lleva mi segundo punto. Para introducir su segundo punto comento sobre una encuesta realizada durante 25 años a todo tipo de personas, profesionistas y no profesionista para determinar cuando es que llegaba la felicidad a la 6
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN persona y a tener éxito y no estar desesperados y tristes. La encuesta concluyo con lo siguiente “Los mejores momentos de la vida llegan cuando el cuerpo y la mente se estira hasta su limite en un esfuerzo voluntario por lograr algo difícil que valga la pena.” Elder Wirthlin dijo: Uno de los ingredientes claves que hace feliz a una persona es algo sencillo que llamamos trabajo. Algunos de los momentos de satisfacción es fijarnos metas que valen la pena y nos esforzamos por lograrlas, les doy mi testimonio de la veracidad de esto. Cuando la tragedia visita y deposita dolor y desesperación sobre nuestros hombros que gran bendición poder seguir adelante, el Presidente Hinckley ha testificado haberse sumergido desde que perdió a su amada esposa, y como ese trabajo le ha dado renovado propósito y energía. Y parece que una vez mas me encuentro siguiendo el ejemplo de mi amado amigo y profeta. Muchos de mis mejores momentos ha sido cuando me sumerjo en trabajos dignos que valen la pena. No Importa cual sea su trabajo, si es honorable, pongan su mejor esfuerzo. Que el nombre de ustedes siempre se reflejen con la máxima calidad, aun cuando parezca no haber ninguna recompensa, cuando parezca que nadie esta mirando. Si ustedes dan lo mejor de si mismo en sus labores, se multiplicaran las recompensas. Enseñen a otros a trabajar con toda su fuerzo y al hacerlo hallaran gozo en el servicio.” Al finalizar con el tercer punto el Elder Wirthlin declaro: Tengan el alma llena de corazón al observar a personas que han sido llamadas a ministrar por el Señor. El Señor no siempre llama la persona mas capaz o mas inteligente para servir en puesto de liderazgo, mas a menudo cuando el Señor busca al pastor de su rebaño no busca al que tiene que arriar a las ovejas sino a los que con amor y bondad dirigen por medio del ejemplo con amor y compasión. Cualquiera puede criticar pero raro y valioso es el hombre que puede apoyar a otros de manera amorosa y constructiva y bondadosa.
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INDICE DE DISCURSOS Pag. 09. 11. 12. 14. 16. 18. 20. 21. 24. 26. 29. 32. 35. 37. 40. 43. 46. 48. 50. 54. 56. 59. 62. 65. 68. 71. 74. 77. 80. 83. 86. 89. 92. 95. 97. 100. 103. 106. 109. 112. 115. 117. 120. 123. 225. 128.
". . . CONGREGADOS EN MI NOMBRE. . ." LA FUENTE DE AGUA VIVA "ASÍ ALUMBRE VUESTRA LUZ" APRENDA TODO VARÓN SU DEBER LA MEDITACIÓN FORTALECE LA VIDA ESPIRITUAL TIRANDO DE LA RED DEL EVANGELIO NOTICIAS DE LA IGLESIA LA PACIENCIA, CLAVE DE LA FELICIDAD NUNCA OS DEIS POR VENCIDOS SER SIN ENGAÑO EL SACERDOCIO DE DIOS SEMILLAS RENOVADORAS EL MARATÓN DE LA VIDA LA INTEGRIDAD LA PAZ INTERIOR LOS FRUTOS DEL EVANGELIO RESTAURADO DE JESUCRISTO BUSQUEMOS LO BUENO HOGUERAS ESPIRITUALES DE TESTIMONIO HOGARES Y FAMILIAS ESPIRITUALMENTE FUERTES NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR RAÍCES PROFUNDAS EL AGUA VIVA PARA SACIAR LA SED ESPIRITUAL LAS VENTANAS DE LUZ Y VERDAD CRISTIANOS EN CREENCIA Y EN ACCIÓN "FIRMES CRECED EN LA FE" LOS COMPAÑEROS QUE VALEN. UN TIEMPO DE PREPARACIÓN. EL CULTIVAR ATRIBUTOS DIVINOS. EL PROGRAMA INSPIRADO DE BIENESTAR DE LA IGLESIA. EL CRECER DENTRO DEL SACERDOCIO. LA BÚSQUEDA DE UN PUERTO SEGURO UN TESTIMONIO PURO LA LEY DEL AYUNO PASO POR PASO "VENID EN POS DE MÍ" ¿HALLARÁ [ÉL] FE EN LA TIERRA? EL INEFABLE DON TRES DECISIONES DEUDAS TERRENALES Y DEUDAS CELESTIALES LA VIRTUD DE LA BONDAD SIGAMOS ADELANTE EL TRAYECTO A UN TERRENO MÁS ELEVADO LA VIDA ABUNDANTE EL GRAN MANDAMIENTO LA PREOCUPACIÓN POR LA PERSONA EN PARTICULAR VENGA LO QUE VENGA, DISFRÚTALO
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". . . CONGREGADOS EN MI NOMBRE. . ." por el élder Joseph B. Wirthlin Ayudante del Consejo de los Doce Hace muchos siglos, cuando Jesús enseñaba a sus discípulos en Capernaum, en las playas del Mar de Galilea, les dijo: "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mat. 18: 20). Los Santos de los Últimos Días tienen el precioso privilegio de vivir, reunirse y adorar en el nombre del Salvador de la humanidad, y disfrutar de su espíritu sostenedor y regenerador en cada faceta y dimensión de su vida. Desde octubre pasado, mi esposa y yo hemos viajado muchos miles de kilómetros por Europa central, Escandinavia y Finlandia, trabajando con los once presidentes de misión y ocho presidentes de estaca que presiden en aquella zona. En esos lugares, hemos aprendido a conocer más de 1.500 misioneros que irradian y comunican la verdad de que Jesús está entre ellos. La gloria suprema de la obra del reino en Europa, la forman los miles de miembros fieles que laboran incansable y jubilosamente, tanto para compartir el evangelio con los demás, como para vivirlo ellos mismos. La tarea y la responsabilidad a la que estos santos se han consagrado desinteresadamente ha evolucionado, como lo ilustra una revelación dada a través del profeta José Smith a James Covill, quien había sido ministro bautista durante cuarenta años. El primer paso en el proceso para llegar a ser un Santo de los Últimos Días, se le dijo al hermano Covill, es aceptar verdaderamente el evangelio, del cual el Señor dice: "Y éste es mi evangelio: El arrepentimiento y el bautismo en el agua, seguido del bautismo de fuego y del Espíritu Santo, aun el Consolador, quien muestra todas las cosas y enseña las cosas pacíficas del reino" (D. y C. 39:6). Después de la aceptación del evangelio, se le pidió al hermano Covill que hiciera lo que ahora es nuestra obligación incondicional, porque el Señor dice, "Y si haces esto, te he preparado una obra mayor. Promulgarás la plenitud de mi evangelio que he enviado en estos últimos días, el convenio que he enviado para restaurar a mi pueblo, que es de la casa de Israel" (D. y C. 39:11). Y ésta es la promesa que se le hizo al hermano Covill: "Y acontecerá que el poder descansará sobre ti; tendrás grande fe y estaré contigo e iré delante de tu faz" (D. y C. 39:12). Lo que dice esta escritura, en la época en que apenas hacía nueve meses que la Iglesia había sido restaurada, se aplica a nosotros con la misma fuerza en la actualidad. Y es una reiteración incomparable y poderosa de la que hizo el Salvador durante su ministerio terrenal. Esta promesa de que estará entre nosotros, cuando "dos o tres se congreguen" en su nombre, es una declaración maravillosa de su amor ilimitado por cada uno de nosotros, y nos asegura su presencia en nuestros servicios de la Iglesia, en nuestra vida diaria y en el círculo íntimo de nuestra familia.
Esta afirmación de que Jesús quiere que su presencia se haga sentir en el círculo íntimo de nuestra familia, se puede demostrar en el resultado de la vida de dos hermanas, amigas nuestras, que viven en dos estacas muy alejadas una de la otra. Una de ellas se casó con un hombre que no era miembro de la Iglesia, con la esperanza de convertirlo y de que algún día pudieran sellarse en el templo. Esta joven desarrolló una de las personalidades más bellas y espirituales que conozco; sin embargo, su esposo, jamás ha captado el espíritu ni reconocido la verdad del evangelio, y no ha tenido influencia alguna en la vida religiosa de su familia. No obstante, su esposa ha dado un hermoso ejemplo a sus hijos y los atrajo para que la apoyaran en el desempeño de sus deberes y responsabilidades eclesiásticas. A pesar de que podían haber usado como excusa la indiferencia del jefe de la familia, ella y los hijos ejemplifican la admonición de Jesús, cuando dijo: "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mat. 5:16). La otra hermana se casó con un buen Santo de los Últimos Días. A1 paso de los años, omitieron negligentemente lo que en el principio habían tratado de hacer concienzudamente: adorar juntos en el nombre de Jesús, a fin de que El pudiera morar en medio de su familia. Aunque siempre admiraban la Iglesia y sus principios, olvidaron que debían ser la sal de la tierra y que habían "perdido su sabor" (Véase Mat. 5:13). En una conversación que tuvieron acerca de sus hijos, esta hermana dijo a la otra: "¿Cómo es que tus hijos son tan activos en la Iglesia, a pesar de que te casaste con un hombre que no es miembro?". A lo que la primera contestó: "Siempre los he llevado a la Escuela Dominical y a la reunión sacramental". Sorprendida, su hermana le replicó: "¡Y yo siempre envié a los míos!" Y la primera repitió recalcando sus palabras, "Pero yo siempre he llevado a los míos". El de ella es un caso en que, como dijo Jesús, "Donde dos o tres se congreguen en mi nombre, allí estaré yo en medio de ellos". Y esto puede ser una realidad para todos nosotros, dondequiera que estemos. En otra ocasión, Jesús dijo: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo" (Apoc. 3:20). A menos que abramos la puerta y le permitamos que entre a nuestra vida, El no podrá estar entre nosotros. El conocimiento en sí puede ser poder, mas no siempre lo es; tampoco es motivación ni lógica. La fuente de la acción humana es inherente a los sentimientos, no al intelecto; y la conducta genera sentimientos. Esta realidad está expresada en las siguientes palabras: "Y quienquiera que os reciba, allí estaré yo también, porque iré delante de vuestra faz. Estaré a vuestra diestra y a vuestra siniestra, y mi espíritu estará en vuestros
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN corazones, y mis ángeles alrededor de vosotros para sosteneros." (D. y C. 84:88.) Unicamente por medio de la aceptación de nuestro Salvador y del cumplimiento de su voluntad, adquirimos el sentimiento de "hacer el bien". Si infringimos los mandamientos, también por ello experimentamos un "sentimiento". Esto explica por qué el corazón de los padres puede destrozarse y doblegarse avergonzado por los pecados y las perversiones de sus hijos. Se sienten confusos y perplejos y dicen: "Los educamos para que fueran jóvenes correctos; la nuestra ha sido siempre una buena familia. ¡Jamás les enseñamos a comportarse de esta manera!" En realidad, aunque los niños aprendieron preceptos, los preceptos no necesariamente proporcionan la voluntad y el deseo de hacer lo correcto. Verdaderamente, la ignorancia no es la única causa del pecado y la conducta deplorable. En la mayoría de las transgresiones es fundamental la falta de deseo, la ausencia de una profunda motivación o de la influencia propicia, y una deficiencia en la práctica de los preceptos. Aquellos que hacen lo justo y "tienen hambre y sed de justicia", a través de sus actos obtienen y conservan vivo el sentimiento de hacer el bien. Inherente a los primeros principios del evangelio, es el "principio del deseo": el deseo de amar a Dios y al prójimo "con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas". Para elevarse a estas alturas, cada uno de nosotros debe obrar en armonía con la voluntad de Dios, crear un ambiente espiritual que permita a Jesús entrar en nuestra vida, y continuar viviendo con un "deseo sincero de glorificarlo ". (Véase D. y C. 59: 1.) Esta convicción se demuestra claramente en la vida de nuestros grandes presidentes de misión, misioneros y miembros devotos de la Iglesia. El significado de que Dios esté en medio de nosotros, seamos dos, tres, o muchos, se manifiesta notoriamente en la elocuente descripción de Pablo sobre el proceso para obtener perfección espiritual: . . . pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor a vosotros. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo. . . (1 Tes. 1:5-6.) Permitidme dar énfasis a lo que estos escritos inspirados contienen para cada uno de nosotros. Pablo se regocijó en el hecho de que lo que les había dicho no habían sido palabras vacías para ellos, ya que habían
escuchado con gran interés y aquello que se les dijo les inspiró un deseo poderoso de hacer lo justo. Fue explícito al acentuar que el Espíritu Santo también les había dado la plena seguridad de que lo que se les había enseñado era verdad, y no vaciló en decirles que su vida también era una prueba más para ellos de la veracidad del mensaje. Además, Pablo estaba complacido porque el mensaje del evangelio había sido recibido con tal gozo y felicidad, a pesar de tantas tribulaciones. Finalmente, mencionó lo que debió haber sido su logro supremo: el que fueran ejemplos inspiradores para su prójimo y que por ellos, la palabra del Señor se había divulgado por todas partes, más allá de sus fronteras. Pablo les rindió tributo cuando les dijo que por dondequiera que viajaba, encontraba gente que hablaba de sus extraordinarias buenas obras y fe en Dios. Es conveniente que recordemos una y otra vez que el conocimiento y la obediencia a las leyes divinas y mandamientos, siempre ha generado fe, rectitud e inspiración entre nuestra gente. Recuerdo que cuando los santos se establecían en una zona nueva, les inquietaba pensar cuán permanente sería su estadía y si debían edificar casas durables, pues con frecuencia se habían trasladado de un lugar a otro. En una ocasión en que interrogaron al profeta José Smith al respecto, él les dijo: "Construid como si fueseis a permanecer para siempre". Nuestros líderes jamás pierden de vista el propósito de su sagrada misión; están edificando para nosotros, para aquellos que habrán de venir, para el futuro, para la eternidad. Hay una gran lección por aprender en un estudio concienzudo de nuestra historia. El éxito de la Iglesia se puede atribuir a nuestra fe en Dios y a que hemos permanecido bajo la dirección inspirada de líderes capaces y devotos, sin ceder en nuestros principios y manteniendo siempre a Jesús y sus enseñanzas divinas entre nosotros. Tengo el privilegio de testificar de la verdad del evangelio de Jesucristo, de la inspirada dirección de nuestro gran Profeta, el presidente Spencer W. Kimball, y del poder y atracción de su brillante vida ejemplar. Del llamamiento divino de las Autoridades Generales, de la fortaleza y nobleza que se encuentra en la vida recta de miles de fieles Santos de los Últimos Días por todo el mundo. Ruego para que dondequiera que dos o tres de nosotros estemos congregados, el Salvador pueda estar entre nosotros por nuestra rectitud, en el nombre de Jesucristo. Amén.
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LA FUENTE DE AGUA VIVA por el élder Joseph B. Wirthlin Del Primer Quórum de los Setenta En agosto de 1976, nuestro Profeta y muchas de las Autoridades Generales llevaron a cabo cinco conferencias de área en Europa, lo que fue una emocionante e inspiradora experiencia. Los que asistieron nunca la olvidarán. Durante los días que estuvimos en Amsterdam, hablamos con muchos de los miembros y nuestra conversación se encauzó hacia una de las características de Holanda: los diques. Gran parte de los Países Bajos está situada bajo el nivel del mar; mediante la construcción de diques y bombeando el agua hacia los canales, los ingeniosos y valerosos holandeses han hecho que su país naciera del mar. El proceso de arrancar la buena y preciosa tierra a las amargas aguas del océano ha durado más de 700 años, y el esfuerzo continúa. Los gigantescos diques se elevan a una altura de 18 metros, y son tan anchos en la parte superior, que dan espacio a una carretera. El otro lado del dique usualmente se inclina en una rampa hacia las verdes praderas. Así, los peces de un lado están a la misma altura que las copas de los árboles del otro. La conversación se volvió al tema de la seguridad y estuvimos de acuerdo en que no hay diques suficientemente altos, anchos, profundos o fuertes como para dar al hombre la seguridad por la cual su alma suspira, por la que instintivamente se aflige y que a menudo busca desesperadamente. Lo que hablamos está mejor descrito en Time, del 9 de febrero de 1953: "La semana pasada el triste tañir de campanas y el sonido de las sirenas despertaron a los holandeses a las cuatro de la madrugada. Era demasiado tarde. Las olas acometieron como tanques los históricos diques de Holanda, para reclamar lo que siglos del ingenio holandés había tomado del mar . . . En cuestión de horas, bruscamente la sexta parte de los Países Bajos, un área donde un millón de holandeses había construido sus casas, fue devastada . . .' El globo está amenazado constantemente por fuerzas, tanto de la obra del hombre como de la naturaleza, tan devastadoras y caprichosas que nos dejan pasmados. Y
cuando hablo de fuerzas, me refiero a las innumerables amenazas que nos rodean, en la tierra y sus alrededores, aquí o en cualquier lugar del universo. Puesto que nosotros tenemos la respuesta segura a los problemas de la humanidad es urgente que continuemos "alargando el paso" para alcanzar a los desesperados, solitarios, hambrientos y sedientos corazones que están en busca de la verdad. La vida fue hecha para la lucha, y la exaltación, el éxito y la victoria, nunca estuvieron a nuestro alcance fácilmente. Las corrientes de la vida a menudo nos desafían. Para comprender porqué debe ser de ese modo, debemos mantener nuestra comprensión, nuestra fe y nuestro valor, releyendo constantemente el segundo capítulo de 2 Nefi, la esencia de lo cual se expresa en este fragmento: "Porque es preciso que haya una oposición en todas las cosas". Por encima de todo, debemos prestar atención a las palabras de Jesús a la mujer en el pozo de Jacob, en Samaria, cuando dijo: "El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna." (Juan 4: 14.) ¿Cómo puede la propia fortaleza disminuir o vacilar, cuando puede ser tan segura y continuamente nutrida y restaurada? Ahí se ve claro que lo mejor y más vigoroso de la vida es espiritual, y como tal, es la sincera expresión del alma a Dios. El yo espiritual de cada uno de nosotros, es esa parte nuestra que nunca envejecerá, enfermará ni morirá, pero que debe ser nutrida y vigorizada. La única receta para lograrlo, es beber del agua viva que Jesús nos ofrece. Testifico que Dios vive, que Jesús es el Cristo, y El es quien dirige nuestra Iglesia; que el presidente Kimball, nuestro Profeta, Vidente y Revelador, es quien guía a su destino la Iglesia verdadera del Salvador. Y lo hago con todas las fuerzas de mi alma, en el nombre de Jesucristo. Amén.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN
"ASÍ ALUMBRE VUESTRA LUZ" Elder Joseph B. Wirthlin del Primer Quórum de los Setenta " . . .al poseer esta luz, mediante nuestra vida y acciones podemos irradiarla entre nuestros semejantes, influyendo así en ellos para que glorifiquen a nuestro Padre Celestial." Hay recuerdos que son inolvidables y permanecen siempre vivos en nuestro corazón. Uno de esos recuerdos para mi es la conferencia de misión de Dresden, en Alemania Oriental, a la cual asistimos el año pasado. No había ido allí ningún presidente de la Iglesia desde 1936, o sea, un periodo de mas de cuarenta años. Pero, finalmente las oraciones de los santos fueron contestadas, y se anunció que el presidente Kimball estaría presente en la conferencia de la misión. Mas de 1.200 personas, entre santos e investigadores, se congregaron de lugares lejanos y cercanos para oír al Profeta; muchos tuvieron que viajar cientos de kilómetros. Al acercarse la hora de la conferencia, parecía que no había lugar ni siquiera para una persona mas. A fin de no perder esta grandiosa oportunidad, un hermano colocó una pesada escalera frente a una ventana para poder ver y oír al presidente Kimball y ser parte de la congregación. Cuando lo mire, el sonrió, y yo comprendí perfectamente el mensaje de esa sonrisa. Estaba emocionado por poder estar presente, aun cuando tuvo que permanecer en aquella inestable posición en el ultimo peldaño de una escalera de cinco metros, durante las dos horas que duró la sesión. Cuando el presidente Kimball habló, casi todos los integrantes de aquella atestada audiencia tenían los ojos llenos de lágrimas. El Profeta bendijo y estimuló a la congregación con sus palabras. Este sentimiento lo experimentaron todos, desde el hermano que estaba trepado en la escalera, hasta una hermana que se encontraba en un sillón de ruedas. Esta hermana había estado enferma de una cadera desde su juventud, y el dolor y el sufrimiento habían aumentado a medida que pasaban los años; finalmente, sólo pudo caminar con la ayuda de dos muletas. Para facilitar su traslado de un lado a otro, y tratando de aliviar el terrible y agudo dolor que sentía cuando caminaba, algunos de los santos contribuyeron con dinero y le compraron una silla de ruedas. Pero el alivio no duró mucho; aun sentada en el sillón de ruedas, pronto empezó a sufrir otra vez dolores intolerables. Poco después su sufrimiento se intensificó aun mas debido a una inflamación de los nervios de la cara. Pero un día se había enterado de la alentadora noticia: el Profeta del Señor iría a Dresden. Desde ese momento la dominó el profundo deseo de asistir a la conferencia y tocar al Profeta. Tenía la fe y la absoluta convicción de que el Profeta no tendría necesidad de ponerle las manos sobre la cabeza para darle una bendición de salud; estaba segura de que con ella sucedería lo mismo que con cierta mujer de la cual hablan las Escrituras, que había sufrido una dolencia durante doce años, y empeoraba cada vez mas. '' . . .cuando oyó hablar de Jesús, vino . . . y tocó su manto.
Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.'' Esto fue lo que hizo y Jesús le dijo: ''Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz.. .'' (Véase Mar. 5:25-34.) Esta hermana de Alemania le pidió a su nieto que la llevara a la conferencia una hora antes de empezar y la dejara en la silla de ruedas en el pasillo, cerca del lugar por donde pasaría el Profeta cuando llegara. Esta frase de una carta que escribió nos dice con tiernas palabras el resto de lo sucedido: ' Cuando nuestro Profeta se acercó a mi, estrecho mi mano con calidez y me miró con espíritu de amor, al igual que los que estaban con el. Desde ese momento, no sentí más dolor, ni lo he vuelto a sentir mas. ¡Este es el testimonio mas grande de mi vida!" Después de la oración final, y mientras caminábamos entre la multitud para salir de allí, la congregación cantó el hermoso himno: ''Para siempre Dios este con vos''. Fue una experiencia inolvidable y un fuerte testimonio de la fe de los miembros y del poder de Dios. Hermanos, espero fervientemente que, al igual que el hombre que estaba en lo alto de la escalera, seamos capaces de sacrificar nuestro bienestar en beneficio del evangelio, y ruego también que cada uno de nosotros pueda desarrollar una fe tan grande como la de la hermana de la silla de ruedas. Testifico que la mejor manera que existe de lograr esto es servir al Señor y asegurarnos de que honramos nuestro Sacerdocio. Honramos nuestro Sacerdocio haciendo que las grandes enseñanzas que Jesús proclamó durante su glorioso ministerio sobre la tierra y que aun proclama por medio de la revelación moderna, formen parte intrínseca de nuestros pensamientos y acciones. Honramos nuestro Sacerdocio por medio de la oración, de pensamientos puros, de un lenguaje limpio, de una buena apariencia, del servicio a otros, y por medio del esfuerzo que hagamos por obtener una poderosa convicción personal que nos ayude a sobrellevar las tentaciones del día. Además de ser buenos ejemplos en nuestra vida diaria, asegurémonos de fortalecer a nuestra familia y a nuestro hogar, y al mismo tiempo, hacer todo lo que podamos para llegar inteligentemente hasta los jóvenes de la Iglesia, entusiasmarlos y llevar bendiciones a su vida. Podemos hacer mucho para fortalecer el hogar y la familia, y entre las cosas mas importantes esta el estimular a nuestra esposa e hijas a que reciban los beneficios de la Sociedad de Socorro; lamento tener que decir que hay muchas hermanas que no reciben estas bendiciones. Vuestra familia será bendecida si por medio de vuestro
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN esfuerzo, aumenta la dedicación de las mujeres de vuestra casa a la Sociedad de Socorro. Hace poco, un policía dio énfasis a este hecho diciendo que en mas de veinte años jamás había visto que un jovencito cuya madre fuera activa en la Sociedad de Socorro, hubiera tenido problemas con la policía. Esforzándonos juntos como esposos, padres, e hijos, podremos poner en práctica el significado de las conmovedoras palabras de Jesús, cuando dijo: ''Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que esta en los cielos.'' (Mat. 5:14-17.) Si vivimos los principios del evangelio, seremos el cumplimiento de la declaración del Salvador, "Vosotros sois la luz del mundo". Y al poseer esta luz, mediante nuestra vida y acciones podemos irradiarla entre nuestros semejantes, influyendo así en ellos para que glorifiquen a nuestro Padre Celestial. Jesús desea que cada uno de nosotros llegue a conocerle, por el poder transformador que tiene dicho conocimiento y debido a la indescriptible dicha que puede traer a nuestra vida. Pero la influencia del evangelio debe extenderse mas allá de cada individuo, debe ser como una luz que dispersa las tinieblas de la vida de los que nos rodean. Ninguno de nosotros puede salvarse solo y por si mismo, así como ninguna lámpara se enciende para su propio beneficio. Actualmente hay demasiados de los llamados "líderes cristianos", que discrepan en el punto mas fundamental de la doctrina cristiana, una creencia acerca de la cual ningún miembro fiel de la Iglesia tiene la mas mínima duda. Este desacuerdo esta claramente definido en un reciente artículo de la revista Time, titulado "Nuevo debate sobre la divinidad de Jesús". Muchos eruditos modernos expresan la idea de que 'Jesús no se autoproclamó 'Hijo de Dios', ni tampoco lo reconocieron como tal los primeros cristianos". En Inglaterra, siete teólogos publicaron un libro refutando la idea de que Jesús fuera un Dios; esto ha ocurrido también en los Estados Unidos, donde un conocido ministro religioso manifestó su convicción de que "Jesús jamás se declaró Dios, ni dijo que fuera el Hijo de Dios''. En resumen, el artículo de Times dice que ''en vista de las nuevas tendencias cristianas, actualmente Cristo no es tan divino como en el pasado" (Feb. 27 de 1978).
Este erróneo y comprometedor punto de vista, es como un llamado de clarín para el Sacerdocio y las hermanas, pilares de la Iglesia cuyo ejemplo ''es semejante a la levadura", para que hagan un esfuerzo mayor y puedan seguir adelante y cumplir con su cometido. La doctrina del Evangelio restaurado y la creencia de los miembros de la Iglesia sobre la divinidad de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, están elocuentemente establecidas por el élder James E. Talmage, en las siguientes palabras: "Los testimonios solemnes de millones que han muerto, así como de millones que viven, unidamente lo proclaman divino, el Hijo del Dios viviente, el Redentor y Salvador de la raza humana, el Juez Eterno de las almas de los hombres, el Escogido y Ungido del Padre, en una palabra, el Cristo." ( Jesús en Cristo, pág. 1.) ¡Nuestra Iglesia no compromete ni comprometerá de ninguna manera su posición al respecto! Jamás, en ningún momento o lugar, vacilara, ni mostrara ningún titubeo en testificar de la divinidad de Jesucristo. Considerando el estado actual del mundo, cada poseedor del Sacerdocio debe aprovechar cada oportunidad que tenga de testificar acerca del Salvador, de enseñar y poner como ejemplo las verdades del evangelio, haciendo que su luz brille de tal modo ante amigos y desconocidos por igual, que ayude a perpetuar la verdad sobre nuestro Salvador Jesucristo. Antes de terminar, os dejo el profundo y solemne testimonio de mi absoluta convicción acerca del Salvador y estas palabras de un simple poema escrito por el élder Bruce R. McConkie: Creo en Cristo, mi Dios, mi Señor. En el evangelio mis pies El planto; Lo adorare con toda mi fuerza y mi poder, El mi fuente de luz siempre ha de ser. Pase lo que pase, en Cristo creeré Y junto a El en aquel gran día estaré, Cuando a la tierra venga, esta vez a reinar, Entre los humildes que le han de adorar. Os testifico que el presidente Kimball es en verdad un gran Profeta del Señor. Sus divinamente inspiradas palabras y ejemplo, transmiten la seguridad de un inquebrantable testimonio. El deja sobre nosotros ricas bendiciones y un ilimitado amor y estimulo. Es mi deseo que sigamos el camino que nos marca como líder, lo cual ruego en el nombre de Jesucristo. Amén.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN
APRENDA TODO VARÓN SU DEBER Elder Joseph B. Wirthlin del Primer Quórum de los Setenta Mis asignaciones incluyen cierta responsabilidad en cuanto a la dirección de la obra de la Iglesia en la parte sudeste de los Estados Unidos, la cual incluye a Jamaica. Recientemente mi esposa y yo tuvimos la oportunidad de visitar esa hermosa isla tropical y conocí a uno de nuestros fieles lideres, el presidente Victor Nugent de la rama de Jamaica. Nuestra conversación fue mas o menos la siguiente: -Presidente Nugent, ¿Cómo esta yendo la orientación familiar en su rama? -Cien por ciento. -¿Y las maestras visitantes? -Cien por ciento. -¿Asistencia a las reuniones sacramentales? -Cien por ciento. -¿Los que pagan sus diezmos? -Cien por ciento. Para que un grupo de unos ochenta y cinco miembros de la Iglesia obren tan admirablemente y den un ejemplo tan notable, me parece que podemos dar por sentado que conocen su deber y lo cumplen fielmente. Entienden verdaderamente el significado de una revelación impresionante dada al profeta José Smith: "Aprenda, pues, todo varón su deber, así como a obrar con toda diligencia en el oficio al cual fuere nombrado. El que sea perezoso no será considerado digno de permanecer, y quien no aprenda su deber y no se presente aprobado, no será considerado digno de permanecer." (D. y C. 107:99100.) Bajo el busto de Robert E. Lee* en a Sala de Hombres Ilustres, se hallan sus palabras: "El deber es la palabra mas sublime en nuestro idioma. Cumple con tu deber en todas las cosas. No puedes hacer mas. Nunca debes desear hacer menos." A la mayor parte de nosotros no nos molesta hacer lo que deberíamos hacer, cuando no se interpone en lo que querernos hacer pero se requiere disciplina y madurez para hacer lo que debemos aun cuando no queramos hacerlo. Con demasiada frecuencia el deber llega a ser lo que uno espera de otros, y no lo que uno hace. Lo que la gente piensa y cree y proyecta son cosas de mucha importancia, pero lo que hace es lo que mas vale. Es un llamado para desechar el egoísmo y pensar en el bien de todos. Siempre debemos tener en mente que el deber demanda que seamos mayordomos de todo lo que nuestro Creador nos ha confiado. Cuando aceptamos deberes con buena disposición y los cumplamos con fidelidad, encontramos la felicidad. Aquellos que hacen de la felicidad el objeto principal de la vida fracasaran, porque la felicidad es un producto derivado mas bien que un fin en si misma. La felicidad se obtiene cuando uno cumple con su deber y sabe que su vida concuerda con Dios y sus mandamientos. Los miembros de la rama de Jamaica saben
que están viviendo de acuerdo con los mandamientos de nuestro Padre, y esto les trae una gran felicidad. Un grupo de misioneros, también en Jamaica, comprendieron su deber de enseñar el evangelio a todo aquel que quisiera escuchar su mensaje. Igual que todo misionero, estos dependían en gran manera de sus cheques mensuales de casa, pero en Jamaica los reglamentos bancarios disponían que después de presentar los cheques en el banco para cobrarlos, tendrían que esperar dos meses antes de recibir el dinero. Esto era sumamente inconveniente y abrumador para los misioneros y estos concordaron en que les seria imposible continuar soportando esta regla. Tendrían que hacer algo al respecto, ¡Y algo hicieron! Le enseñaron el evangelio al gerente del banco, este se bautizo y, como resultado, el problema del cobro de cheques se resolvió como por encanto. Esos élderes comprendieron su deber y lo cumplieron con fe y diligencia. También resulto ser un problema el que los misioneros pudieran obtener la clase y cantidad adecuada de alimentos en Jamaica. Podían obtener algunos comestibles esenciales para la buena alimentación, pero solo tras dificultades y una prolongada y fastidiosa espera. Otro problema; y la misma solución: Enseñar el evangelio al comerciante y bautizarlo. Así lo hicieron, y de allí en adelante no tropezaron con mas problemas para obtener los alimentos que necesitaban y deseaban. En Jamaica, así como en muchas otras partes del mundo, los misioneros andan en bicicleta para efectuar la obra del Señor. Pero a menudo las partes se desgastan y las bicicletas se rompen, y era difícil obtener los repuestos y conseguir que se hicieran las reparaciones. Nuevamente la solución fue obvia: enseñarle el evangelio y bautizar al reparador de bicicletas. Según las ultimas noticias el estaba correspondiendo a la amistad y recibiendo favorablemente el testimonio de los misioneros. Es obvio que el cumplir con nuestro deber es la mejor manera de resolver nuestros problemas. El modelo correcto de lo que constituye el deber nos lo han dado aquellos que nos han antecedido, y en la actualidad continúan practicándolo los devotos maestros y oficiales (lideres) por toda la Iglesia. La actitud y el espíritu central de una vida de cumplir uno con su deber se indica en este poema. El que cumple con su obra día tras día. y hace frente a cuanto encuentra en su vía, creyendo que Dios lo dispuso así, ha descubierto la nobleza aquí. El que protege su puesto doquier que fuere, creyendo que Dios se lo requiere, aun cuando sea algo de humilde condición, ha logrado sublime elevación. Para el grande y humilde no hay sino una prueba, y es que cada hombre haga lo mejor que pueda. 14
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Aquel que obra con toda la fuerza que se le ha dado podrá morir sin verse a nadie obligado. (Anónimo)
familia se apoyen entre si. Entre los dos, los padres tienen el divino deber de criar a sus hijos "en disciplina y amonestación del Señor" (Efesios 6:4). El deber de los hijos es obedecer a sus padres, aprender lo que se les enseña y ayudar con las tareas de la casa. Descansa sobre ellos el mandato de las Escrituras de no contender ni reñir unos con otros sino aceptar su parte en fomentar la unidad y el progreso de la familia. Todos tienen el deber de compartir el evangelio con otros y de obrar como misioneros, aunque no hayan sido llamados. Todos tienen el deber de identificar a sus antepasados fallecidos y ayudar a llevarles las bendiciones del templo. Todos deben esforzarse diligentemente por estar preparados en las cosas temporales, y ayudar a los pobres y a los necesitados. Todos deben procurar fortalecer a los miembros menos activos de la Iglesia, y magnificar su llamamiento en sus respectivos barrios y estacas prestando servicio fiel y diligente. Estos son algunos de nuestros deberes. No siempre serán emocionantes ni aun satisfactorios, pero son importantes. Refinaran el espíritu y fortalecerán el alma. Ayudarán a la obra del Señor en gran manera. La necesidad absoluta de cumplir con nuestros deberes en casa, en la Iglesia, en nuestro trabajo diario, y también para con nuestro amado país, como lo hacen nuestros buenos capellanes y otros miembros de la Iglesia que se encuentran en el servicio militar, la ha expresado vivida y hermosamente el gran Maestro Jesucristo. E1 declaro: "No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. E1 hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. ¿Por que me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? Todo aquel que viene a mi, y oye mis palabras y las hace, os indicare a quien es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavo y ahondo y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, por que estaba fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa." (Lucas 6:4349.) No os canséis de hacer bien, mis hermanos y hermanas. E1 ser fiel al cumplimiento del deber es una característica de los verdaderos discípulos del Señor y de los hijos de Dios. Sed valientes en el cumplimiento de vuestros deberes; no perdáis el paso; no fracaséis en vuestra tarea mas importante, la de guardar vuestro segundo estado. Sed fieles a vuestro deber, porque eso os conducirá a Dios.
Todas las personas que han logrado el éxito han entendido cual es su deber y han tenido un deseo firme de cumplirlo. El Salvador tenia un perfecto sentido del deber, y aun cuando lo que de El era requerido sobrepujaba los limites de la capacidad humana, El se sometió a la voluntad de su Padre y cumplió con su divino deber expiando los pecados del genero humano. José Smith fue fiel a su llamamiento y cumplió con su deber, así como lo ha hecho cada uno de nuestros grandes lideres que lo han sucedido, mediante un gran sacrificio personal y frente a una persecución severa. Con perseverancia, y soportándolo todo, efectúo la restauración del Evangelio verdadero de Jesucristo. Brigham Young también cumplió con sus responsabilidades. Durante un periodo de muchos años de fiel servicio, trajo a los miembros al valle de libertad y estableció un gran imperio. Cumplió con su deber y con ello logró grandes cosas. En nuestro día, el presidente Spencer W. Kimball ha aceptado la comisión de llevar el evangelio a los extremos de la tierra. El cumple fielmente con su deber y es para todos nosotros un maravilloso ejemplo en todo lo que hace para propagar el evangelio de amor. E1 resultado de ello es una Iglesia que se extiende por todo el mundo y el cumplimiento de las profecías de los últimos días. Todos estos grandes hombres han tenido la libertad para escoger. Pudieron haber escogido un camino mas fácil que el que conducía a su deber. Mas no lo hicieron. Ciertamente su deber no siempre los condujo a situaciones cómodas o convenientes; sus deberes frecuentemente representaban grandes sacrificios y dificultades personales, pero aun así, los escogieron, y los cumplieron. La vida nos exige que cumplamos con muchos deberes, algunos rutinarios, otros de mayor significado e importancia. Una parte integral del deber es dar el buen ejemplo y aprovechar toda oportunidad para fortalecer a otros en este camino ascendente de la vida. Esto se puede hacer con una palabra de animo, un halago, un apretón de manos o cualquier otra indicación de afecto. Y es necesario que recordemos que al aprender nuestros deberes debidamente aquí, también nos estamos preparando para el cumplimiento de deberes eternos. Todo miembro de la Iglesia, todo hombre, mujer y niño tiene frente a si una obligación de cumplir con su deber. A todo miembro de la Iglesia se le manda que viva de acuerdo con las leyes de Dios y guarde sus mandamientos. Cada uno tiene el deber de orar diariamente, estudiar las Escrituras, allegarse al Salvador y servir a otros. Cada uno debe participar de la Santa Cena y esforzarse para aumentar la influencia del Espíritu Santo en su vida. Cada padre tiene el deber de sostener a su familia y enseñarles, por medio del ejemplo, a obedecer los estatutos de Dios. Nuestras amadas esposas tienen el glorioso deber de traer niños a esta vida, y establecer un hogar donde reinen el amor y la instrucción y donde los miembros de la 15
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN * Robert E. Lee (18071870) fue un general norteamericano, jefe de los ejércitos del Sur durante la Guerra de Secesión.
Os doy mi profundo y sincero testimonio, de que esta es la única manera de lograr la felicidad y ayudar al reino a crecer y prosperar, en el nombre de Jesucristo. Amén.
LA MEDITACIÓN FORTALECE LA VIDA ESPIRITUAL por el élder Joseph B. Wirthlin del Primer Quórum de los Setenta En una revelación dada al presidente Joseph F. Smith y que recientemente fue incluida en Doctrina y Convenios como la sección 138, se encuentra un mensaje muy importante para todos nosotros: "El día tres de octubre", escribe el presidente Smith, "del año mil novecientos dieciocho, me hallaba en mi habitación meditando sobre las Escrituras, "y reflexionando en el gran sacrificio expiatorio que el Hijo de Dios realizó para redimir al mundo . . . "Mientras meditaba estas cosas que están escritas, fueron abiertos los ojos de mi entendimiento, y el Espíritu del Señor descansó sobre mí . . ." (Versículos 1, 2, 11.) En el día de hoy me gustaría hablar sobre la meditación y lo que se puede lograr por medio de ella. La meditación, que significa analizar mentalmente, reflexionar, cavilar, puede lograr que los ojos de nuestro entendimiento se abran, y como lo describió el presidente Smith, el Espíritu del Señor descanse sobre el que medita. Jesús también amonestó a los nefitas: "Por tanto, id a vuestras casas, y meditad las cosas que os he dicho, y pedid al Padre en mi nombre que podáis entender. . . " (3 Nefi 17:3.) Las Escrituras nos recuerdan que debemos darle más importancia y mayor reflexión a las cosas de Dios; debemos meditarlas hasta llegar a descubrirnos completamente, a darnos cuenta de nuestras posibilidades. Se cuenta la historia de un joven constructor que acababa de empezar su propio negocio. En una ocasión llegó un hombre muy adinerado, amigo de su padre, y le dijo: "Para que empieces bien tu negocio te voy a pedir que construyas una casa de campo para mí; acá están los planos, y no te preocupes por los gastos porque quiero que utilices los mejores materiales y deseo que el trabajo sea perfecto. No repares en el costo; envíame las cuentas y yo las pagaré sin objeciones". Al joven constructor le obsesionó el deseo de enriquecerse por medio de esta oferta tan generosa y, en lugar de usar los materiales más finos y la mejor mano de obra, buscó lo más barato, engañando así a su benefactor. Finalmente, se completaron los últimos detalles de la obra, y el constructor entregó al amigo de su padre las llaves y las cuentas por un total de cien mil dólares. El hombre le dio un cheque cubriendo todos los gastos y luego le devolvió las llaves, diciéndole con una sonrisa: "Hijo, esta casa la has construido para ti; es mi regalo y deseo que vivas en ella con gran felicidad".
El joven de este relato no pensó en las consecuencias de sus pensamientos y actos deshonestos, porque si lo hubiera hecho, tal vez, hubiera llegado a comprender claramente lo que Jesús enseñó hace mucho tiempo: "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. "Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre' 1,i roca. "Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, lo compararé a un hombre insensato. que edificó su casa sobre la arena: "Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa: y cayó, y fue grande su ruina." (Mateo 7:24-27.) Si el insensato constructor ha hiera meditado sus acciones, tal vez se hubiera dado cuenta de que, cuando se promete hacer algo correcto y luego no se guarda la palabra, pueden sufrirse consecuencias desastrosas. De esa misma forma, la historia del constructor insensato puede muy bien aplicarse a nuestra vida. Debemos meditar las consecuencias de nuestros errores. Nuestro Padre Celestial generosamente nos ha dado a todos la vida, y con ella nuestro libre albedrío por el cual recibimos el cometido de tomar decisiones correctas, incluso de alcanzar gozo y felicidad. En sí, éste es un don que se debe ganar. No es posible viajar gratuitamente por el camino del gozo porque no existe una felicidad verdadera donde no haya sacrificio y autodisciplina; debemos meditar nuestras acciones y sus resultados. Sabemos que hay mucha maldad en el mundo hoy día; muchas personas son adictas a las drogas, y éstas les causan problemas emocionales y físicos, que en muchos casos son interminables y de gran magnitud. En el matrimonio existe la infidelidad, que trae como consecuencia la desintegración del hogar y la familia. En ninguna época de la historia Satanás ha trabajado más fuerte y con mayor éxito que en la nuestra. Todos los males a los cuales muchos se vuelven adictos empiezan en la mente y en la forma en que uno piensa. La experiencia nos enseña que cuando la voluntad y la imaginación entran en conflicto, usualmente esta última es la vencedora. Lo que nosotros imaginamos podemos derrotar nuestro razonamiento y convertirnos en esclavos de lo que probamos, vemos, oímos, o leemos y
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN percibimos en nuestra mente, ya que el cuerpo es, sin lugar a dudas, el siervo de la mente. Jesús dijo: "Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. "Porque del corazón salen los malos pensamientos. (Mateo 15:18-19.) En su obra titulada As a Man Thinketh (Como el hombre piensa), James Allen, escritor estadounidense, reafirma en una forma muy hermosa la enseñanza de Jesús. Allen escribió: "El hombre se hace o se destruye a sí mismo; en la coraza del pensamiento él forja las armas con las que se destruirá; también moldea las herramientas con las cuales edificará para sí mansiones celestiales de gozo, fortaleza y paz. Por medio de las decisiones correctas y del buen uso del pensamiento, asciende hasta la divina perfección; y por el abuso y la equivocada aplicación del pensamiento, desciende hasta el nivel de la bestia. Entre estos dos extremos se encuentran todos los grados de carácter, y el hombre es su hacedor y su amo . . . "Todo lo que el alcance y todo lo que no puedan lograr es el resultado directo de su propio pensamiento." (Nueva York: Thomas Y. Crowell Co., págs. 8-9, 34.) La transformación de una persona del bien hacia el mal es un proceso insidioso, sutil y usualmente impremeditado; es un proceso en el que se meditan los pensamientos erróneos y se plantan en el corazón las semillas del mal. La palabra semillas es una descripción gráfica de lo que inicia dicho proceso y está muy bien descrita por el profeta Alma: "Compararemos, pues, la palabra a una semilla. Ahora, si dais lugar para que sea plantada una semilla en vuestro corazón, he aquí, si es una semilla verdadera, o semilla buena, y no la echáis fuera por vuestra incredulidad, resistiendo el Espíritu del Señor, he aquí, empezará a germinar en vuestro pecho; y al percibir esta sensación de crecimiento, empezaréis a decir dentro de vosotros: Debe ser que ésta es una semilla buena, o que la palabra es buena, porque empieza a ensanchar mi alma; sí, empieza a iluminar mi inteligencia; sí, empieza a ser deliciosa para mí." (Alma 32:28.) El plantar las buenas semillas profundamente en vuestro corazón requiere una reflexión intensa, prolongada e incesante. Es un proceso intenso, continuo y regenerador que refina el alma. Hace más o menos cien años, la Universidad Stanford tenía como presidente a una persona muy distinguida, David Starr Jordan. Las siguientes reflexiones del presidente Jordan en su libro The Strength of Being Clean (La fortaleza de ser limpio), según mi opinión, resumen y recalcan mis convicciones en lo que respecta a este tema tan importante. "La vulgaridad (ahora conocida como pornografía) es una expresión que demuestra la falta de carácter y de buen
gusto. Debilita la mente y a su paso trae consigo otras debilidades. El leer y escuchar música censurable, leer periódicos o ver programas degradantes, disfrutar de la lectura de novelas de mala calidad, asistir a teatros donde se presenten temas vulgares, disfrutar de bromas indecentes, tolerar la vulgaridad y el libertinaje en cualquiera de sus innumerables formas, es en sí una vulgaridad. . . "... porque la base de la intemperancia es el esfuerzo de asegurarse por medio de (los pensamientos, primero) las drogas, sentimientos de felicidad, cuando en realidad ésta no existe. Los hombres destruyen su sistema nervioso por el placer estimulante que sienten cuando destruyen sus propios cuerpos." (Nueva York: H. M. Caldwell Co., 1900, págs. 24-25, 27.) Los padres deben meditar sobre lo que enseñan durante sus noches de hogar y sobre la responsabilidad que tienen de enseñar el evangelio a su familia. Todos los miembros, deben reflexionar sobre las instrucciones recibidas en las reuniones sacramentales y de sacerdocio, en las clases de la Sociedad de Socorro y en los mensajes de los maestros orientadores. Los poseedores del sacerdocio deben pensar seriamente en la responsabilidad que tienen de honrar su sacerdocio y de dar un buen ejemplo. Los líderes de quórumes deben meditar sobre la responsabilidad que tienen de servir, enseñar y fortalecer a los miembros de su quórum, y guiarlos con amor y comprensión. Los jóvenes deben reflexionar sobre aquellos problemas que puedan presentárselas y estar preparados para resolverlos en la misma forma en que sus padres, sus líderes y su Padre Celestial les aconsejarían que lo hicieran para que se conservaran limpios y puros. El rey Benjamín, un gran profeta del Libro de Mormón, nos señala: el camino por el cual podemos observar mejor las normas de Dios: "Pero esto puedo deciros, que si no os cuidáis a vosotros mismos, y vuestros pensamientos, y vuestras palabras y vuestras obras, y no observáis los mandamientos de Dios ni perseveráis en la fe de lo que habéis oído concerniente a la venida de nuestro Señor, aun hasta el fin de vuestras vidas, debéis perecer. Y ahora, ¡oh hombre!, recuerda, y no perezcas." (Mosíah 4:30.) Jesús también nos dijo: "Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. " (Mateo 6:2 l.) El presidente Kimball es para nosotros un modelo, un gran ejemplo de Profeta, Vidente y Revelador que medita, que ora, y que recibe revelaciones para llevar adelante el reino de Dios. Que mientras tratamos de obtener un corazón puro podamos meditar actos y pensamientos justos y podamos ser fieles y diligentes. Doy mi testimonio sincero del poder transformador de estos nobles ideales, en el nombre de Jesucristo. Amén.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN
TIRANDO DE LA RED DEL EVANGELIO élder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles "La misión que tenemos es poner las manos en la red y ayudar a pescar a miles de buenos hombres y mujeres que están buscando la verdad." Mis amados hermanos y hermanas, con toda humildad y gratitud solicito vuestras oraciones y fe en esta importante, humilde y sagrada asignación que se me ha otorgado. A nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y al presidente Ezra Taft Benson, nuestro Profeta, Vidente y Revelador, les prometo que haré lo mejor, que haré todo lo que pueda para edificar el reino de Dios sobre la tierra. El viernes pasado, al salir de la oficina del presidente Benson, estaba profundamente sorprendido y conmovido, y aun lo estoy, y supongo que este sentimiento me acompañará por muchos años; sin embargo, haré lo mejor posible en todas las asignaciones que reciba. Rindo homenaje a mi querido padre terrenal, quien me enseñó humildad, diligencia, honradez, confianza, amor por la constitución de nuestro querido país, reverencia y honor hacia los siervos escogidos de Dios y especialmente a nuestro profeta. A mi madre, quien tuvo una visión de la eternidad varias noches antes de fallecer, también le rindo tributo, primero por haberme dado la vida y luego por las importantes lecciones que me enseñó. Ella nunca permitió una realización mediocre y se aseguró de que no tomáramos demasiado tiempo para cumplir con nuestras obligaciones. También rindo tributo a mi amada esposa, Elisa, quien estoy seguro se parece a Rebeca de la antigüedad. Si ella hubiera sido una pionera, quizá tirando de un carro de mano desde Nueva York, probablemente habría sido una de las primeras en llegar. Me ha apoyado siempre en mi servicio en la Iglesia y ha criado a nuestros hijos en verdad y rectitud. A nuestros ocho hijos, siete maravillosas hijas y un noble varón, quien se llevó muy bien con sus hermanas, los quiero reconocer también. Cada uno de ellos ha sellado su matrimonio en el templo. A mis colegas con quienes he servido a través de los años, les agradezco por lo que me han apoyado y ayudado para ser un mejor siervo. Son demasiado numerosos para nombrarlos a todos, pero les agradezco y ruego que el Señor les acompañe siempre. He amado todas las asignaciones que he tenido en el reino. Y en tal servicio, cada día parecía ser domingo por motivo de que estaba al servicio del Señor. A continuación, desearía dar un informe breve de nuestra experiencia en Europa. Agradezco a la Primera Presidencia la oportunidad que tuve junto con la hermana Wirthlin de presidir el Area de Europa de la Iglesia. Estos dos últimos años han sido emocionantes y llenos de experiencias hermosas que nunca olvidaremos. La siguientes palabras de un miembro devoto que vive en
Europa Oriental demuestra vívidamente lo que deseo comunicar. El dijo: "¡Si tan sólo pudiera ver la fe y el entusiasmo de nuestros miembros aquí. Créame, nuestra religión es lo único que tenemos, y la amamos profundamente. " Ya sea que vivamos en Europa Oriental o no, esta verdad, como una imponente montaña, sobresale. Nuestra religión es verdaderamente la única cosa que un día nos quedara y debemos amarla profundamente. Esta eterna verdad se hizo evidente muchas veces durante nuestra estadía de dos años en el área de Europa, la cual se extiende desde Finlandia, Suecia y Noruega por el norte, hasta la parte mas austral de Africa, y comprende alrededor de 230.000 miembros de la Iglesia. Me gustaría compartir unas cuantas de las experiencias que han mantenido brillante la llama de nuestra fe En Portugal, en la ciudad de Funchal, de la islas Madera, vivía una señora de nombre Asençao Frango, quien había sido monja por veinte años. De hecho, había sido la madre superiora de un hogar de niños pobres y huérfanos. Hacia el termino de una asignación de enseñanza de cuatro años, al comienzo de su vida como monja, los doctores le diagnosticaron cáncer a la garganta. Su madre había fallecido de lo mismo. A pesar de que sabia que el constante deterioro de su salud la llevaría a una muerte segura, tenia la fuerte impresión de que su obra en la tierra no había terminado. Oro fervientemente por la restitución de su salud y fue sanada, sin ningún problema o necesidad de atención medica. Cuando su iglesia decidió cerrar el hogar de niños, al cual estaba asignada, ella lo mantuvo por su propia cuenta por cuatro años, usando una herencia que había recibido de sus padres fallecidos, hasta que los niños que vivían allí fueron adoptados o pudieron valerse por si mismos. Al escuchar de una nueva religión, por curiosidad asistió a su primera reunión de nuestra Iglesia con una amiga. La reunión se efectuó en el garaje con piso de tierra de un miembro; sin embargo, el espíritu de la reunión le impresiono. Los élderes comenzaron a enseñarle las charlas y la invitaron a bautizarse. Ella rehusó diciéndoles que ya había sido bautizada. Los élderes insistieron, invitándole a leer el Libro de Mormón y le dijeron: "Si este libro es la palabra verdadera de Dios, entonces José Smith es un verdadero profeta y La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días es verdadera. Si es así, usted necesita ser bautizada en la Iglesia verdadera de Dios''. Ella leyó el Libro de Mormón y obtuvo un fuerte testimonio de su divinidad. Mas adelante, detuvo a los misioneros después de una charla acerca de la Trinidad y les pidió que la bautizaran. Un año mas tarde, se presentaba en el umbral de la casa del presidente de la 18
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Misión de Lisboa, Reuben P. Ficklin. Obtuvo su recomendación para el templo, y estaba ansiosa de viajar al Templo de Suiza para hacer convenios sagrados con su Padre Celestial. En Suecia, el obispo Krister Stendhal de la iglesia Luterana visitó el Templo de Estocolmo unos días antes de su dedicación. La siguiente cita, publicada en un periódico sueco, es una inspirada descripción de su experiencia: "Imagínense, se ha erguido un templo para la gloria de Dios, revestido en blanco esplendor, con esbeltas torres y agujas. No una capilla ni una parroquia, sino un templo para ordenanzas sagradas efectuadas digna y solemnemente. "Un templo donde el salón central es llamado 'El cuarto celestial'. Un templo donde los fieles realizan obra vicaria de acuerdo con la declaración de Pablo con respecto al bautismo por los muertos ( I Corintios 15:29). "Todo esto a consecuencia de una visión y llamamiento de José Smith. . . "¿Que podemos decir y pensar al respecto? El pretender que no nos incumbe el hecho de que los mormones, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, hayan construido un templo entre nosotros seria egoísta o condescendiente . "Por lo tanto, me regocijare con ellos por este templo que han erigido con tanto sacrificio para la gloria de Dios. El experimentar su gozo y orgullo por la belleza del templo es algo que conmueve el corazón en una manera especial." (Svenska Syrkans Tidning, 11 de julio de 1985, pág. I . ) El presidente Thomas S. Monson me ha dado permiso para compartir con vosotros sus impresiones cuando rededicó la República Democrática Alemana para el progreso de la obra de la Iglesia: "A las 7:30 de la mañana del 27 de abril de I975 viajamos al punto previamente seleccionado para ofrecer la oración especial que me sentí inspirado a ofrecer en esta tierra. . . Caminamos a través del bosque . . . hasta un claro desde el cual se veía el río Elba, con Missen a la derecha y Dresde a la izquierda, siendo Missen el lugar de nacimiento de Karl G. Maeser, el fundador de la Universidad Brigham Young. . . Durante la oración, dije: 'Hoy es el amanecer de un nuevo comienzo para esta hermosa tierra'. Al pronunciar estas palabras, escuchamos el sonido distintivo del cacareo de un gallo, seguido por el tañido de las campanas de una catedral a la distancia. El día había estado nublado, pero durante la oración el sol brilló radiantemente sobre nosotros, dándonos de su calor y asegurándonos que nuestro Padre Celestial estaba complacido con la oración que se ofrecía. . . Al regresar a nuestros automóviles, el sol desapareció del cielo y este se volvió a nublar" (diario personal de Thomas S. Monson). En esta oración dedicatoria, el presidente Monson dijo: ''Padre Celestial, abre el camino para que a los fieles se les conceda el privilegio de ir a tu santo templo a recibir su santa investidura y ser sellados como familias por este tiempo y la eternidad" (Ibid) . Esta oración se ofreció el domingo, 27 de abril de 1975, en un momento en que cualquier idea de un templo estaba fuera de cualquier posibilidad. Se cumplió el 29 de
junio de 1985 con la dedicación del hermoso Templo de Freiberg. Como sabéis, en este momento los templos están o muy pronto estarán al alcance de muchos miembros del área Europea, a partir del Templo de Suecia en el norte hasta el Templo de Sudáfrica en el sur, con el Templo de Londres y el Templo de Suiza de intermedio. Muchos países en el área Europea se están convirtiendo en tierras de templos. El Templo de Francfort, ubicado en los suburbios de Friedricisdorf, cuna de los Hugonotes, casi esta terminado. La construcción de estos templos en el área de Europa es un milagro moderno. La obra de los templos esta avanzando a paso acelerado. Viajamos a Ghana en Africa Occidental. Allí la Iglesia esta creciendo rápidamente y a paso muy seguro. Viajamos a lo largo de la hermosa costa hasta una capilla recientemente construida. Luego de haber tenido una reunión allí, viajamos con el presidente y la hermana Miller a la aldea de Cabo Costa. Durante la puesta del sol vimos como una gran multitud de aldeanos, jóvenes, ancianos y de mediana edad tiraban juntos de una inmensa red, tratando de sacarla del agua. Nos detuvimos y les preguntamos que estaban haciendo. Estaban sacando la pesca del día y en la red habla peces de diversos tamaños y variedades. Cada aldeano puso sus manos en la red para ayudar a sacar la pesca. Acudió a mi mente el pensamiento del recogimiento de Israel en los últimos días, como se menciona en Jeremías. El Señor dijo: "He aquí que yo envío muchos pescadores . . y los pescaran" (Jeremías 16:16). Esa, hermanos y hermanas, es la misión que tenemos como miembros de la Iglesia: Poner las manos en la red y ayudar a pescar a miles de buenos hombres y mujeres que están buscando la verdad. Con este tipo de esfuerzo, el área de Europa ha estado sacando estas redes llenas de conversos, con un aumento en dos años de un 33% en la cantidad de bautismos de conversos. Al reflexionar sobre nuestra experiencia en Europa, me impresionaron estos pensamientos. El evangelio de Jesucristo es mas duradero que la fama, mas precioso que las riquezas, mas deseable que la felicidad. El comprender y vivir el evangelio nos guía a la posesión de un carácter semejante al de Cristo. La meta de cada uno de nosotros es vivir una vida grandiosa y ejemplar. En esta época, cuando la maldad esta en todas partes, se necesita un carácter noble. Y deseo exhortar a nuestra juventud a que viva el evangelio, desarrolle un carácter fuerte y no se deje dominar por aquellas cosas que la desvíe de la rectitud. Nuestro Padre Celestial nos ha investido con un corazón valeroso, con fe, con una fuerte voluntad, y con la habilidad de comprender y ver claramente la diferencia entre lo bueno y lo malo. Misericordiosamente ha investido a cada miembro de la Iglesia con el don del Espíritu Santo, que nos da visión y poder personal. De manera que, aunque las tareas de la vida se dificulten, y aunque las tristezas nos agobien con pesadas cargas, la luz que emana de nuestro Salvador nos gula sin cesar. La autodisciplina puede y gobernara nuestra vida. 19
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Hermanos y hermanas, para terminar me gustaría decir que esta es la manera en que tratamos de representar a la Iglesia en Europa. Testifico que Dios vive, que Jesús es el Cristo, que Ezra Taft Benson es nuestro Profeta, Vidente y
Revelador, y que posee las llaves del reino. Amo esta Iglesia con todo el corazón y haré lo mejor para servir, en el nombre de Jesucristo. Amen.
NOTICIAS DE LA IGLESIA Élder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce "Lo primero que sentí fue un shock total; me parecía increíble. Después. me invadió un profundo sentimiento de humildad'', dijo el élder Joseph B. Wirthlin cuando le preguntaron cómo había reaccionado al recibir el llamamiento para servir en el Quórum de los Doce. El 4 de octubre de 1986, durante la conferencia general. fue sostenido como Apóstol y miembro de ese quórum. El viernes por la mañana. un día antes de comenzar la conferencia, se encontraba trabajando en su oficina cuando recibió una llamada de la secretaria del presidente Ezra Taft Benson. ' 'El presidente Benson quiere saber si usted tendría tiempo de venir a verlo', me dijo. ¿Si yo tendría tiempo de ir a ver al Profeta del Señor'? ¡Haría un viaje alrededor del mundo si fuera necesario para tener ese privilegio! Pero eso es solo una muestra de la consideración del presidente Benson hacia los demás''. comenta el élder Wirthlin. Antes de recibir el llamamiento al Quórum de los Doce, había tornado parte de la presidencia del Primer Quórum de los Setenta durante casi dos meses. periodo en el cual también fue Director Ejecutivo del Departamento de cursos de estudio y Editor de las revistas de la Iglesia. El 4 de abril de 1975, al ser sostenido y apartado como Ayudante del Consejo de los Doce. comenzó a dedicar todo su tiempo al servicio de la Iglesia; en abril de 197610 llamaron para integrar el Primer Quórum de los Setenta . ''Mi reacción cuando recibí el llamamiento del presidente Benson fue similar a la que tuve cuando el presidente Spencer W. Kimball me llamó por primera vez para ser Autoridad General'', dice el élder Wirthlin. 'Sentí igual shock entonces.'' Y agregó con una sonrisa: Tres horas y treinta y siete minutos después de haberme reunido con el presidente Kimball hubo en Salt Lake City un terremoto alarmante que me hizo preguntarme si el Señor aprobaba el llamamiento. Cuando pasó el susto, todo volvió a la normalidad y mi sentimiento de confianza se fortaleció una vez mas''. Los padres del élder Wirthlin fueron Joseph L. Wirthlin y Madeline Bitnel. habiendo sido también su padre Autoridad General. El nació en Salt Lake City, y durante su juventud fue activo en deportes, jugando de defensa en cl equipo de fútbol (americano) de la Universidad de Utah; se graduó en esa universidad con un titulo de bachiller en administración de negocios. Además, fue en una misión a Alemania. Austria y Suiza. Después de su regreso. tuvo careos en las organizaciones auxiliares de
barrio y estaca y fue consejero en el obispado del Barrio Bonneville. en Utah. Mas tarde,. recibió el llamamiento de obispo de dicho barrio, cargo en el cual permaneció durante casi diez años . ''Recuerdo con especial cariño aquellos años en que era obispo''. dice. ''La experiencia mas gratificadora que he tenido en la Iglesia ha sido ver a tantos de los jóvenes excelentes, tanto varones como mujeres, que estuvieron en los programas del Sacerdocio Aarónico y las Mujeres Jóvenes crecer y llegar a adultos. y muchos de ellos ocupar ahora posiciones prominentes en la Iglesia. En el Barrio Bonneville los programas para la juventud tenían prioridad.'' Después de su relevo del obispado, pasó a formar parte del sumo consejo de la Estaca Bonneville. Mas adelante, el entonces presidente de la estaca y actualmente Apóstol, Russell M. Nelson, lo eligió para ser uno de sus consejeros; y en 1971. Lo llamó como consejero en la Presidencia General de la Escuela Dominical. En aquellos años de servicio a la Iglesia, el élder Wirthlin trabajaba en un negocio familiar de venta de alimentos al por mayor, llegando a ser presidente de la compañía. Al mismo tiempo, era presidente de una asociación de comercio de Utah. ''Mi padre estableció el negocio de la familia en 1916 y lo administró hasta 1938, en que fue llamado para ser el Segundo Consejero del entonces obispo LeGrand Richards, en el Obispado Presidente de la Iglesia; entonces, yo pase a ser. presidente de la compañía hasta que recibí el llamamiento de Ayudante del Consejo de los Doce, en 1975; a partir de ese momento, mi hijo Joseph empezó a administrarlo. ''Uno de los aspectos que mas me gustaban cuando administraba nuestra compañía'', agrega, ''era nuestro trato con la gente. Teníamos un excelente grupo de empleados leales y muchos clientes que apreciaban el servicio que les rendíamos. A mi me gusta mucho trabajar en contacto con la gente." Al preguntársele cuales fueron los elementos que tuvieron mayor influencia en su vida, responde: "En mis años de niñez y adolescencia fue ver la absoluta fe que mis padres tenían en el Señor y Salvador y en los líderes ungidos de la Iglesia. ''Además, observe muchas curaciones milagrosas en nuestra familia, y fui testigo del poder del sacerdocio que hizo posibles tales milagros. 20
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN ''Hay uno que recuerdo vívidamente. Mi padre se fracturo un tobillo al saltar una cerca; se trataba de una fractura grave, y todos pensábamos que pasarían muchas semanas, y quizás meses, antes de que sanara; pero papa recibió una bendición de salud de sus dos consejeros en el obispado, y dos días mas tarde caminaba normalmente otra vez. Yo era un muchachito, pero esa curación me impresiono sobremanera. ''Desde que era niño jamas tuve ninguna duda sobre el origen divino de la Iglesia, y desde entonces, mi fe y testimonio han estado aumentando continuamente. " El élder Wirthlin tuvo el cargo de Supervisor de Area en Europa desde julio de 1975 hasta abril de 1978, y el de Administrador Ejecutivo del Area Sudeste de los Estados Unidos y las Islas del Caribe desde 1978 hasta 1982. Al ser relevado de esa posición paso a ocupar la de Administrador Ejecutivo en Brasil hasta el 1° de julio de 1984. También ha sido Director administrativo del
Departamento del Sacerdocio de Melquisedec y Director administrativo del Comité de relaciones militares de la Iglesia. Desde 1984 hasta agosto de 1986 fue Presidente del Area de Europa, con sede en Francfort, Alemania, y estaba a cargo de las actividades de la Iglesia en las Islas Británicas y el resto de Europa, los Países Escandinavos y Africa. Joseph B. Wirthlin se caso con Elisa Young Rogers en el Templo de Salt Lake, y la pareja tiene ocho hijos, siete mujeres y un varón. "Mi familia quedó muy complacida con mi llamamiento'', dice. ''Todos se dan cuenta de la naturaleza sagrada del oficio de un Apóstol, y eso los ha hecho mas humildes. "Me he establecido la meta de vivir en todo lo que me sea posible en forma ejemplar y de seguir las huellas de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo."
LA PACIENCIA, CLAVE DE LA FELICIDAD élder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles "A menudo nos impacientamos con nosotros mismos, con nuestros familiares y hasta con el Señor, exigimos lo que queremos en el mismo momento, sin tener en cuenta si lo hemos ganado, si será bueno para nosotros o si es correcto," Una de las mas grandes frases que puede oír el oído humano proviene del Libro de Mormón: "Adán cayo para que los hombres existiesen; y existen los hombres para que tengan gozo" (2 Nefi 2:25). Esa expresión contiene las mayores posibilidades de la vida. Pero deseo agregar que podemos tener verdadero gozo y felicidad sólo si aprendemos a ser pacientes. Los diccionarios definen la paciencia como la virtud para sufrir los infortunios sin quejarse. Además, es lo contrario de la prisa y el impulso; es perseverancia, pese a la oposición, las dificultades o la adversidad. En un pasaje del Libro de Mormón, Alma nos ayuda a entender la paciencia. Después de hablar de plantar una semilla que podría convertirse en árbol, agrega estas palabras que mueven a la reflexión: "Y he aquí, a medida que el árbol empieza a crecer, . . . si lo cultiváis con mucho cuidado, echará raíz, y crecerá, y dará fruto . . . ''Y a causa de vuestra diligencia, vuestra fe y vuestra paciencia . . . recogeréis su fruto, el cual es sumamente precioso, y el cual es mas dulce que todo lo dulce . . . y comeréis de este fruto hasta quedar satisfechos, de modo que no tendréis hambre ni tendréis sed . . . "segareis el galardón de vuestra fe, y vuestra diligencia, y paciencia" (Alma 32:37, 42-43.) No se si los miembros de la Iglesia apreciamos como deberíamos el Libro de Mormón, una de nuestras sagradas Escrituras. Una de las explicaciones mas claras de por que necesitamos paciencia para soportar las pruebas de la vida la dio Nefi en estas extraordinarias palabras;
"Porque es preciso que haya una oposición en todas las cosas. Pues de otro modo . . . no se podría llevar a efecto la justicia ni la iniquidad, ni tampoco la santidad ni la miseria, ni el bien ni el mal. De modo que todas las cosas necesariamente serian un solo conjunto . . . "Y si decís que no hay ley, decís también que no hay pecado. Si decís que no hay pecado, decís también que no hay justicia. Y si no hay justicia, no hay felicidad. Y si no hay justicia ni felicidad, tampoco hay castigo ni miseria. Y si estas cosas no existen, Dios no existe. Y si no hay Dios, nosotros no existimos, ni la tierra; porque no podría haber habido creación de cosas, ni para actuar ni para recibir la acción; por consiguiente, todo se habría desvanecido." (2 Nefi 2: 11, 13.) El apóstol Pablo dijo en su epístola a los santos de Roma cuál es el propósito de la paciencia: "Nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; "y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza." (Romanos 5:34.) Hace sólo cuarenta años, el presidente J. Reuben Clark, hijo, de la Primera Presidencia, dio un discurso titulado "Se deslizan nuestras amarras", en el que describió cómo nos habíamos apartado del cumplimiento de los Diez Mandamientos. (Véase Church News, 8 de marzo de 1947, pág. 1 .) Si nos habíamos apartado entonces, ¿cómo estamos cuarenta años después? En 1947 la televisión y las computadoras estaban todavía en pañales. No había 21
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN transmisiones vía satélite, ni cintas de video, ni fraude por medio de computadoras. Por cierto, nuestras normas morales de decencia y corrección se han deslizado de] lugar que ocupaban en 1947. La obscenidad, la desnudez y otras formas de pornografía que entonces nos habrían hecho enrojecer y alejamos avergonzados, ahora se lanzan en medio de nosotros en los medios de publicación impresos y audiovisuales; y a menos que nos ocupemos de mantenerlos fuera, también se exhiben en nuestra casa. Como pueblo hemos soltado más las amarras y nos apartamos más del lugar seguro porque no seguimos a nuestros profetas. Una cierta cantidad de impaciencia puede ser buena para estimularnos y motivarnos a la acción. Sin embargo, creo que una importante causa de las dificultades y la infelicidad en el mundo de hoy sea la falta de paciencia. A menudo nos impacientamos con nosotros mismos, con nuestros familiares y hasta con el Señor. Exigimos lo que queremos en el mismo momento, sin tener en cuenta si lo hemos ganado, si será bueno para nosotros o si es correcto. Algunos buscan tener gratificación inmediata o adormecimiento de todos sus impulsos volviéndose al alcohol y las drogas, mientras que otros procuran hacerse ricos instantáneamente con inversiones cuestionabas o la improbidad, sin tener en cuenta las consecuencias. Quizás el ejercicio de la paciencia sea más difícil, y sin embargo más necesario, ahora que en cualquier otra época.
tres veces por los romanos, tres veces echado en prisión, pasó por tres naufragios, y en una ocasión lo apedrearon y lo dejaron por muerto (véase 2 Corintios 1 1:23-27). A través de toda esa tribulación él continuó su infatigable ministerio. Escribió a los romanos diciendo que Dios "pagará a cada uno conforme a sus obras, "vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos [impacientes] y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; "tribulación y angustia" (Romanos 2:6-9). Las aflicciones y los pesares del profeta José Smith se asemejaron a los de Pablo en muchos aspectos. Además de encarcelamientos, atropellos y golpes, sufrió la angustia de la traición de compañeros desleales; pero les ofreció una mano de amistad y hermandad aun después que se le habían opuesto y lo habían traicionado. Hace unos años, el presidente Roy A. Welker, de la Misión Germanoaustríaca tenía que asignar un misionero para trabajar en Salzburgo, Austria, a fin de resolver un problema en la rama del lugar. Estaban por llegar ocho nuevos misioneros, y él oró para que uno de ellos tuviera la visa y la moneda apropiadas para ir a Austria. Continuó orando durante dos semanas y esperando una respuesta. La noche anterior al arribo de los misioneros, el Espíritu del Señor le indicó el nombre del misionero que debía asignar a Salzburgo. Ese era el que tenía todo lo necesario para ir a la rama en aquella ciudad. Ese élder era yo. La paciencia del presidente no sólo le ayudó a resolver un problema en aquella rama, sino que también nos bendijo a mí y a mi familia en una forma que yo jamás hubiera previsto. Poco después de llegar a Salzburgo, esa parte de la misión fue cambiada a la Misión Suizoaustríaca; más tarde me transfirieron a Zurich, Suiza, donde conocí al hermano Julius Billeter, un miembro sincero y amigable que era genealogista y conocía los registros genealógicos de mis antepasados. El encontró los nombres de 6.000 de ellos, por los cuales más adelante se hizo la obra en el templo.
LAS ESCRITURAS ENSEÑAN PACIENCIA El Señor mencionó la paciencia a los Santos de los Ultimos Días como uno de los atributos divinos que califican a una persona para el ministerio (véase D. y C. 4:6), los aconsejó ser pacientes en sus aflicciones (véase D. y C. 24:8; 31:9; 54: 1 0; y 98:2324), y los amonestó a tomar sus decisiones con paciencia (véase D. y C. 107:30). El Salvador nos enseñó que debemos ser perfectos (véase Mateo 5:48; 3 Nefi 12:48), y dijo: "No podéis aguantar ahora la presencia de ¡)¡os, ni el ministerio de ángeles; por consiguiente, continuad en paciencia hasta perfeccionaras" (D. y C. 67:13).
NUESTRA PACIENCIA
EJEMPLOS DE PACIENCIA
Debemos aprender a ser pacientes con nosotros mismos. Reconociendo los puntos fuertes y los débiles que tenemos, debemos esforzarnos por tener buen juicio para todas nuestras decisiones, aprovechar toda oportunidad y poner lo mejor de nosotros mismos en todo lo que hagamos. No debemos estar indebidamente desalentados cuando estamos haciendo lo más que podemos, sino más bien satisfechos con nuestro progreso aun cuando a veces sea lento. Debemos ser pacientes al tratar de desarrollar y fortalecer nuestro testimonio. En lugar de esperar manifestaciones inmediatas y espectaculares, aunque éstas vendrán si las necesitamos, debemos orar por un testimonio, estudiar las Escrituras, seguir los consejos de nuestro Profeta y otros líderes de la iglesia y vivir los principios del evangelio. Entonces, nuestro testimonio crecerá y madurará naturalmente, quizás
El Señor Jesucristo es nuestro ejemplo perfecto de paciencia. Aunque totalmente inflexible en su lealtad a la verdad, ejemplificó la paciencia continuamente en su ministerio terrenal. Era paciente con sus discípulos, incluso sus Apóstoles, a pesar de la fe limitada de éstos y de su lentitud para reconocer y comprender la divina misión de El. Fue paciente con las multitudes que se apretujaban a su alrededor, con la mujer sorprendida en pecado, con aquellos que buscaban su poder sanador y con los niños. Y, además, se mantuvo paciente en el sufrimiento de los juicios falsos a que lo sometieron y de la crucifixión. El apóstol Pablo, durante su ministerio de unos treinta años entre su conversión y su martirio en Roma, fue azotado cinco veces por los judíos, golpeado severamente 22
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN imperceptiblemente a veces, hasta convertirse en una fuerza motivadora de nuestra vida. La paciencia con los miembros de la familia y otras personas cercanas es vital para tener un hogar feliz; sin embargo, a menudo somos más corteses y amables con los extraños que con aquellos de nuestro propio círculo familiar. No sé por qué, la crítica, las palabras cortantes y las disputas frecuentemente parecen más aceptables en el hogar. Maridos, sed pacientes con vuestra esposa; esposas, sed pacientes con vuestro marido. No esperéis perfección. Buscad una forma amable de solucionar las diferencias que surjan. Recordad el sabio consejo del presidente David O. McKay para el matrimonio: Tened los ojos bien abiertos antes de casaros, pero semicerrados después del casamiento (véase Conference Report, abril de 1956, pág. 9). Quizás alguna vez le toque a la esposa impacientarse y apurar al marido, mientras él prepara a los niños para salir. Padres, sed pacientes con vuestros hijos. Leedles a vuestros niños pequeños y ayudadlos a hacer las tareas escolares, aunque tengáis que repetirles o demostrarles lo mismo muchas veces. El élder Richard L. Evans dijo: "Si ellos saben que pueden confiarnos sus asuntos triviales, quizás más adelante nos confíen los importantes" (Ensign, mayo de 197 1, pág. 12). Aprovechad su curiosidad natural y fomentad en ellos un amor por el conocimiento. Enseñadles con sencillez los principios del evangelio. Sed pacientes si molestan durante la noche de hogar o las oraciones familiares. Comunicadles la reverencia que sentís por el evangelio, los líderes de la Iglesia y el Salvador. Sed pacientes con vuestros jóvenes, especialmente mientras pasan de la adolescencia a la edad adulta. Muchos de ellos tienen aspecto de adultos y creen que lo son, pero tienen escasa experiencia para tomar decisiones de adultos; ayudadas a obtener esa experiencia y a evitar los peligros que puedan dañarlos. Por otra parte, exhorto a los hijos a ser pacientes con vuestros padres. Aunque parezcan anticuados en asuntos vitales como las salidas con jóvenes del sexo opuesto, la moda, la música moderna y otras cosas escuchadlos igual. Ellos tienen la, experiencia que a vosotros os falta. Muy pocos, si es que hay alguno, de los problemas y tentaciones que enfrentáis son nuevos para ellos, y si creéis que ellos no saben nada de los asuntos vitales que mencioné, pedidles que os muestran algunas fotografías que tengan de su época estudiantil. Lo más importante es que ellos os quieren y harían cualquier cosa por ayudaros a ser realmente felices. Os aconsejo ser pacientes en asuntos económicos y evitar las decisiones imprudentes o apresuradas; en eso se requiere paciencia y estudio. Los proyectos de riqueza instantánea raramente resultan bien. Cuidaos de las deudas, y especialmente del crédito fácil de obtener, aun cuando se pueda deducir de los impuestos. Vosotros, matrimonios jóvenes, no debéis pretender empezar vuestro hogar con una casa, un auto, aparatos electrónicos y otras comodidades que quizás vuestros padres tengan después de años de sacrificio.
Por último, sobre la paciencia con nuestro Padre Celestial y su plan de progreso eterno. Es una increíble necedad impacientarse con El, el Padre de nuestros espíritus que todo lo sabe y cuya obra y gloria, por medio de su Hijo Jesucristo, es "llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre" (Moisés 1:39). Como dijo el élder Neal A. Maxwell: "La paciencia está estrechamente relacionada con la fe en nuestro Padre Celestial. En realidad, al ser indebidamente impacientes, le demostramos creer que sabemos lo que es mejor, mejor de lo que Dios lo sabe; o, al menos, que nuestro programa es mejor que el suyo. Sea como sea, así ponemos en duda la realidad de la omnisciencia de Dios" (Ensign, oct. de 1980, pág. 28). El élder Richard L. Evans dijo: "No me parece que haya ninguna evidencia de que el Creador del universo haya estado nunca apurado. En todas las partes de esta hermosa y generosa tierra y hasta los rincones más remotos del firmamento, existe la evidencia de un propósito, y una planificación, y una labor, y una espera pacientes" (Conference Report, octubre de 1952, pág. 95). Y citando las palabras del élder Marvin J. Ashton: "No tenemos por qué preocuparnos por la paciencia de Dios, porque El es la personificación de la paciencia, no importa dónde hayamos estado, lo que hayamos hecho, o lo que hasta este momento pensemos de nosotros mismos . . . "Dios no nos abandonará." (Speeches of the Year: BYU Devotional Addresses 1972-1973, Provo, Utah: Brigham Young University Press, 1973, pág. 104.) Me siento muy agradecido por la paciencia del Señor con sus hijos. Tengo infinita gratitud por su paciencia conmigo y por el privilegio que tengo de servir como testigo especial de la divinidad de Jesucristo. Al viajar entre los miembros de la Iglesia, estoy complacido de ver cuántos viven verdaderamente los principios del evangelio. A ellos quiero citarles una promesa del Señor: "Los que vivan, heredarán la tierra; y los que mueran, descansarán de todos sus trabajos . . . y en las mansiones de mi Padre recibirán una corona que he preparado para ellos. "Sí, benditos son aquellos . . . que han obedecido ni¡ evangelio; porque recibirán como recompensa las cosas buenas de la tierra . . . "Y también serán coronados con bendiciones de arriba." (D. y C. 59:24.) Ruego que podamos ser pacientes, especialmente en la adversidad, al enfrentar nuestros problemas de incertidumbre, pruebas, presión y tribulación en este mundo de hoy. Termino con mi testimonio a vosotros de que la paciencia es un atributo divino. Testifico que nuestro Padre Celestial vive y ama a cada uno de nosotros, y que Jesús es el Cristo, nuestro Señor y Salvador. José Smith es el Profeta mediante el cual el Señor restauró el evangelio en estos últimos días. El presidente Ezra Taft Benson es el Profeta del Señor que dirige esta obra hoy. Dejo este testimonio en el nombre de Jesucristo. Amén.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN
NUNCA OS DEIS POR VENCIDOS por el élder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles. "La perseverancia es esencial . . . Determinará nuestro progreso al luchar para alcanzar la exaltación." Es un honor para mi hablar después del presidente Ezra Taft Benson, a quien amo como amigo y líder; es en verdad nuestro Profeta. Vidente y Revelador. En mi discurso hoy día, la palabra perseverancia significa continuar por un camino determinado hasta lograr una meta u objetivo, a pesar de los obstáculos, la oposición y otras influencias contrarias. ¿Cuál es nuestro camino, cual es nuestra meta y cuáles son los obstáculos y la oposición que nos podrían desviar? Como miembros de la Iglesia, nuestra línea de conducta debe ser obedecer los principios y ordenanzas del evangelio. Nuestra meta debe ser cumplir con el propósito para el cual fuimos creados hijos de nuestro Padre Celestial, o en otras palabras, alcanzar la exaltación y la vida eterna. Los obstáculos y la oposición son las tentaciones y seducciones de Satanás, designadas para malograr la obra y la gloria del Señor: ''Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre'' (Moisés 1:39) La perseverancia es una característica positiva y activa. No es esperar inútil y pasivamente que suceda algo bueno. Nos da esperanza al ayudarnos a entender que los justos fracasan sólo cuando se rinden y dejan de esforzarse. Hay personas que, cuando tienen que hacer una tarea difícil, dejan de lado todo lo demás hasta terminarla: mientras que otras simplemente se rinden. La necesidad de perseverar se expresa en las siguientes líneas: "El talento es sólo el poder de hacer esfuerzos continuos. La línea que separa el fracaso del éxito es tan imperceptible que apenas la vemos cuando la pasamos; es tan sutil que a menudo estamos sobre ella y no nos damos cuenta. ¿Cuantas veces se rinde un hombre cuando con sólo un poco mas de esfuerzo o de paciencia podría haber logrado el éxito'? Un poco mas de perseverancia, un poco mas de esfuerzo, y lo que parecía un fracaso inminente se puede transformar en un glorioso éxito. . . No existe la derrota mas que en nosotros; sólo hay una barrera insuperable, la de nuestra propia debilidad de propósito.'' (Autor Anónimo. Second Enciclopedia, ed. por Jacob M. Brand. Englewood Cliffs. Nueva Jersey. Prentice Hall. Inc. 1957. pág. 152.) Tenemos incontables ejemplos de perseverancia tanto en las Escrituras como en la historia secular y en las experiencias de nuestra propia vi da. Quizás el ejemplo mas conocido en el Antiguo Testamento sea la historia de Job, en la que, como sabéis, se narran las aflicciones que sobrevienen a un hombre justo y se consideran las razones para tales aflicciones. No contesta completamente la pregunta de por que Job, o cualquier otra persona, debe sufrir dolor físico y pesar, pero si deja en claro que la aflicción no es necesariamente una muestra del enojo de Dios o un castigo por el pecado, como le sugerían los amigos a Job. El libro sugiere que esa
aflicción, si no es castigo, puede ser para obtener experiencia, disciplina e instrucción. No hay nada que los miembros de la Iglesia necesiten mas que la convicción y la perseverancia de Job. Fue un hombre, justo que temía a Dios y evitaba el mal, y cuando el Señor permitió a Satanás que lo atormentara, entre sus aflicciones debió sufrir la perdida de sus siete hijos y tres hijas, la pérdida de todos sus bienes en ganados y rebaños además de serias enfermedades. Permaneció fiel al Señor durante su dolor y sufrimiento indescriptibles y aún pudo decir: ''Sea el nombre de Jehová bendito'' (Job 1:21). ''Aunque él me matare, en él esperare. . . y el mismo será mi salvación. . . Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantara sobre el polvo. . . en mi carne he de ver a Dios'' (Job 13:15-16, 19:25-26). El resultado de la perseverancia de Job se encuentra en la conclusión de la historia: el Señor lo bendijo con una familia, con buena salud y con posesiones; siguió su camino a pesar de la oposición continua, hasta que vio al Señor (véase Job 42:5). El Libro de Mormón esta lleno de historias de grandes hombres que perseveraron hasta el fin, desde Lehi y su familia hasta Moroni, el hijo de Mormón. La vida de Moroni es en especial instructiva porque nos enseña la perseverancia. Los obstáculos que enfrentó parecerían increíbles: vio a la nación nefita destruida por la espada en una terrible guerra debido a la iniquidad de la gente; tanto su padre como sus demás parientes y amigos fueron muertos y él permaneció solo durante aproximadamente veinte años, quizás escondiéndose y huyendo de los feroces lamanitas que trataban de destruirlo (véase Mormón 8:2-7). Sin embargo, continuo llevando el registro como su padre le había mandado. Como resultado de su perseverancia y rectitud, recibió la mistración de los Tres Nefitas, a quienes el Salvador permitió permanecer en la tierra hasta su segunda venida (véase Moroni 8: 11). En estos últimos días Moroni tuvo la divina misión de instruir a José Smith en su llamamiento de Profeta de la Restauración y de entregarle los registros que contenían el Libro de Mormón. La determinación y perseverancia de José Smith es otro buen ejemplo. Después de leer en Santiago 1:5: "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada". José Smith supo que debía hacer lo que recomendaba Santiago o permanecer en la obscuridad y confusión. Desde el momento en que se arrodillo a orar, se enfrento a grandes obstáculos y oposición. Primero, un poder maligno e invisible se apoderó de él. De esto, él escribió: ''Precisamente en este momento de tan grande alarma vi una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza. . . 24
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN ''No bien se apareció, me sentí libre del enemigo que me había sujetado. Al reposar sobre mí la luz, vi. . . arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me hablo, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Este es mi hijo amado: ¡Escúchalo!.'' (José Smith-Historia 16-17.) Este acontecimiento maravilloso, al principio del ministerio mortal del Profeta, demostró lo que seria el resto de su vida, Sufrió el ridículo, el violento ataque de sus enemigos, la traición de personas en las que había confiado, la separación forzada de sus seres queridos, el juicio y la prisión por cargos falsos y, finalmente, la muerte en manos del populacho. Sin embargo, permaneció siempre firme en el encargo que había recibido y sirvió fielmente en su llamamiento de Profeta señalado para dar comienzo a la dispensación del cumplimiento de los tiempos. Además de ver a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo, durante su vida recibió instrucciones y consejos de ángeles y de otros seres celestiales. La historia secular también nos enseña el principio de la perseverancia Winston Churchill es muy conocido por su determinación como líder de Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial. En cierta oportunidad, durante sus últimos años, volvió a la escuela donde había estudiado cuando era niño. Antes de que él llegara, el director del establecimiento dijo a los alumnos: "El inglés mas Importante de nuestro tiempo va a venir a esta escuela y espero que cada uno de ustedes venga con su cuaderno de apuntes. Deseo que anoten todo lo que él diga, porque su discurso será algo para que recuerden toda la vida''. El anciano estadista llegó y lo presentaron. Tenia los anteojos en la punta de la nariz, como de costumbre. Se puso de pie y pronuncio las siguientes palabras de un discurso inmortal que había dado en una oportunidad en el Parlamento. Dijo: ''Nunca, nunca jamas se den por vencidos''. Luego se sentó y ese fue su discurso. ¡Incomparable! (Véase ''These Are Great Days'', en War Speeches. Ed. por Charles Eada. Boston. Little, Brown and Company, 1942, págs. 286288.) Y en verdad su mensaje fue algo que deberían recordar todos los niños que lo escucharon y todos nosotros. Jamas debemos darnos por vencidos, a pesar de las tentaciones, frustraciones, desilusiones o el desaliento. Creo que la perseverancia es vital para el éxito de cualquier empresa, sea esta espiritual o temporal, grande o pequeña, publica o personal. Pensad seriamente en lo importante que ha sido la perseverancia, o la falta de ella, en vuestros propios esfuerzos, tales como en vuestros llamamientos en la Iglesia, en la escuela o en el trabajo. Considero que en esencia todos los logros importantes se deben principalmente a la perseverancia. Aplicando estos principios, se han creado algunos de nuestros legados mas preciados. Por ejemplo, John Milton era ciego cuando escribió ''El paraíso perdido''; Ludwig von Beethoven era sordo cuando terminó algunas de sus más grandes composiciones musicales; de Abraham Lincoln se reían por su figura delgada y larga de muchacho de campo que había fallado en mucho de lo que había emprendido, pero llegó a ser uno de los presidentes más elocuentes de los Estados Unidos. Florence Nightingale
dedicó su vida a salvar la vida de un sinnúmero de soldados heridos. Todas estas personas dejaron una influencia imperecedera en el mundo. Su ejemplo debería darnos esperanza a todos. No sólo lograron el éxito porque el Señor les concedió dones especiales, como lo hace con todos nosotros en diversos grados, sino porque se dedicaron con perseverancia. Por supuesto que el máximo ejemplo de perseverancia es nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, quien venció y vencerá todo obstáculo para hacer la voluntad de nuestro Padre Celestial. Si, Jesús es perfecto en cuanto a la perseverancia y nos ha enseñado que debemos ser perfectos aun como El y su Padre lo son (véase 3 Nefi 12:48). El estudio de su vida nos ayuda a aprender y a vivir este principio tan importante. Desde la época del concilio premortal, cuando Jesús llegó a ser el Cristo, el Mesías, el Salvador de la humanidad, hasta su reinado milenario. Él ha perseverado y perseverara en perfección, haciendo todo lo que su Padre le encomiende. Debido a su amor por nosotros, se ofreció para llevar a cabo el plan de salvación con estas palabras: ''Padre, hágase tu voluntad, y sea tuya la gloria para siempre'' (Moisés 4:2). Cuan diferente de la respuesta de Satanás ante el plan: 'Rescataré a todo el genero humano, de modo que no se perderá una sola alma, y de seguro lo haré; dame, pues, tu honra'' (Moisés 4:1). El conflicto entre las fuerzas del bien y las del mal persisten en el mundo hoy día, con Jesús perseverando en sus esfuerzos por salvar almas y Satanás tratando de destruirlas. Durante su ministerio terrenal, como el Unigénito del Padre en la carne, nuevamente Jesús enseñó el evangelio. Al principio de su ministerio vemos su perseverancia en uno de los acontecimientos más dramáticos jamás registrados. Superó totalmente cada tentación que Satanás le impuso (véase Mateo 4:1-11). Después que Jesús ayunó cuarenta días y cuarenta noches, logrando una milagrosa fortaleza interior, se produjo una batalla de poderes opuestos en el desierto de Judea. Primero, Satanás tentó a Jesús con el deseo básico del hambre, pidiéndole que transformara las piedras en pan, mas Jesús se mantuvo en su decisión divina y se negó. Luego Satanás tentó al Salvador incitándolo a que se lanzara desde el pináculo del templo, diciéndole que los ángeles lo salvarían si era el Hijo de Dios, pero Jesús se opuso a hacer mal uso de su poder divino, diciendo: ''No tentaras al Señor tu Dios" (Mateo 4:7). Satanás rara vez se rinde y pronto apelo a un deseo que hace caer hasta a los que parecen mas invulnerables: la sed casi irresistible de tener grandes posesiones. Satanás le mostró todos los reinos del mundo y se los ofreció a Jesús si lo adoraba, pero Jesús le mandó que se retirara, diciendo: ''Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás" (Mateo 4:10). Este es el tipo de perseverancia que cada uno de nosotros puede y debe ejercer, cuando es tentado, para evitar la desdicha que trae el pecado. Jesús perseveró hasta los días finales de su vida mortal cuando la actitud de la gente cambió las aclamaciones de '' ¡Hosanna al Hijo de David!" (Mateo 21:9) por los gritos de 25
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN ''¡Crucifícale!" (Marcos 15:13). Persevero ante los indignos abusos físicos durante su juicio frente a líderes judíos y romanos. Por medio de su expiación y resurrección, dio al género humano la inmortalidad y la posibilidad de la vida eterna. Pago el precio de nuestros pecados si nos arrepentimos. ¡Cuán agradecido estoy por lo que significa para mí su amor y su perseverancia! Quizás pocos de nosotros tengamos que enfrentar la oposición y los obstáculos como los que tuvieron que pasar aquellos grandes personajes que mencione. Sin embargo, todos tenemos nuestros propios problemas y tribulaciones que superar mientras luchamos por mantenernos en el camino recto. A menudo las pruebas más importantes son
las que debemos enfrentar y vencer dentro de nosotros mismos. Doy testimonio de que la perseverancia es esencial para aprender y vivir los principios del evangelio, y determinara nuestro progreso al luchar para alcanzar la exaltación. Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y dirige esta Iglesia. Estoy agradecido por trabajar a su servicio y ser un testigo especial de su divinidad. El evangelio ha sido restaurado en estos últimos días por intermedio del profeta José Smith. El presidente Ezra Taft Benson es nuestro Profeta, Vidente y Revelador; sigamos sus conmovedoras palabras de esta mañana. Os doy humildemente este testimonio en el nombre de Jesucristo. Amén.
SER SIN ENGAÑO por el élder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles El engaño le impide al Espíritu Santo inspirarnos, guiar/los e instruirnos, y nos hace más vulnerables a los ataques de Satanás. Mis queridos hermanos, ruego que me acompañe ese mismo Espíritu del cual hemos disfrutado tanto durante esta conferencia tan hermosa e inspiradora. Al principio de su ministerio terrenal, el Salvador atrajo a sí una multitud de discípulos con el poder de Su presencia y el espíritu de Su mensaje. Entre esos discípulos, Él eligió a doce para que fueran sus testigos especiales. "Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles." (Lucas 6: 13. ) No hay duda de que Jesús los había elegido, porque El mismo les dijo: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros" (Juan 15:16). Esos doce Apóstoles eran hombres comunes de diferentes clases sociales. El Salvador los eligió porque Él veía mas allá de su apariencia terrenal, dentro de su corazón, y reconocía el potencial de cada uno de ellos. Después de llamar a Pedro, Andrés y Felipe, este le presentó a Natanael, que, según algunos eruditos, era Bartolomé, el Apóstol. Felipe le dijo a Natanael: "Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret" (Juan 1:45). En esa declaración Felipe testificó que Jesús era el Mesías. Natanael dudaba que de Nazaret pudiera provenir algo bueno, lo que indica la mala reputación de esa ciudad en aquella época. Felipe le dijo que fuera el mismo y viera. Esa es la perfecta respuesta que se puede dar a todos los que busquen saber la verdad sobre Cristo. Los investigadores imparciales se convierten cuando vienen y ven. Cuando Jesús vio a Natanael que se acercaba, dijo: "He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño"
(Juan 1:47). En ese momento, Natanael se dio cuenta de que Jesús podía ver en su corazón y le preguntó sorprendido: "¿De dónde me conoces?" La respuesta del Salvador demostró un poder aun mayor de percepción cuando le dijo que antes de que Felipe lo llevara allí, Él lo había visto debajo de una higuera. Evidentemente, Natanael había pasado por una experiencia espiritual extraordinaria mientras oraba o meditaba o adoraba debajo de una higuera. El Señor, aunque ausente en cuerpo, había estado con él en el espíritu. Al oírlo, Natanael lo reconoció y le dijo: 'Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel'' (Juan 1:49). Habló sin engaño, y las palabras le salieron del corazón expresando una fuerte convicción de la verdad. Después, siguió al Salvador. Ser sin engaño" es no tener embuste, ni artimañas, ni hipocresía ni deshonestidad en el pensamiento ni en las acciones. Engañar es mentir, hacer caer en error, como cuando Lucifer engañó a Eva en el Jardín de Edén. Una persona sin engaño es inocente, bien intencionada, se deja guiar por motivos puros y su vida refleja la practica de hacer concordar las acciones diarias con los principios de la integridad. El salmista escribió: "Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño" (Salmos 32:2), y después exhortó: "Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño" (Salmos 34:13). En el Nuevo Testamento dice que en el Salvador no había engaño (véase I Pedro 2:22), y que "El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal y sus labios no hablen engaño" (I Pedro 3:10). En las Escrituras de los últimos días, leemos que el Señor llamó a Edward Partridge para ser Obispo de la 26
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Iglesia "porque su corazón es puro delante de mí, porque es semejante a Natanael de la antigüedad, en quien no hay engaño" (D. y C. 41:11). En otra revelación al profeta José Smith el Señor dijo: " . . . mi siervo George Miller es sin engaño: se puede confiar en él por motivo de la integridad de su corazón; y por el amor de mi testimonio que él tiene, yo, el Señor, lo amo." (D. y C. 124:20.) Esos pasajes de las Escrituras me ayudan a entender lo que podía ver el Señor en Natanael, Edward Partridge y George Miller, y comprendo mejor lo que La espera de los santos. Creo que el Señor buscaba pureza de alma en los hombres a quienes llamó para ser sus Doce Apóstoles. Al hablar de que no haya engaño en el hombre, se refería a algo mas profundo que la apariencia exterior que podamos presentar; lo que hacia era sondear el alma para llegar al centro mismo de la integridad. En esa forma, trataba de dar la clave de la bondad y la vida cristiana. La persona en quien no hay engaño es pura de corazón, una virtud esencial de aquellos que desean contarse entre los verdaderos seguidores de Cristo. Él enseñó en el Sermón del Monte: "Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios" (Mateo 5:8; véase también 3 Nefi 12:8). Además, reveló al profeta José Smith que Sión es "los puros de corazón" (véase D. y C. 97:21) y que en Sión se edificara una casa donde los puros de corazón verán a Dios (véase D. y C. 97:10-16). Si en nosotros no hay engaño, somos honrados, verídicos y justos. Todos estos son atributos de la Deidad y se exigen también de los santos. Los que son honrados son ecuánimes y verídicos en su manera de hablar, sinceros en sus tratos con los demás, libres de fraude y están por encima del robo, la falsedad o cualquier otra acción fraudulenta. La honestidad es de Dios; la deshonestidad del diablo, quien fue mentiroso desde el principio. La rectitud es la forma de vivir que esta en armonía con las leyes, los principios y las ordenanzas del evangelio. Los padres saben muy bien que en los niños pequeños, por naturaleza, no hay engaño. Expresan sus pensamientos sin reserva ni vacilación, como también los padres lo sabemos cuando nos han avergonzado a veces delante de otras personas; ellos no engañan ni mienten; nos dan un ejemplo de un ser en el que no hay engaño. El Salvador enseñó sobre este atributo de los pequeñitos cuando sus discípulos le preguntaron: "¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? "Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos. "y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entrareis en el reino de los cielos. "Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos." (Mateo 18:1-4.) En otra ocasión volvió a referirse a la pureza de los niños: "Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron.
"Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos."(Mateo 19:13-I4.) Y a los nefitas les dijo: " . . . debéis arrepentiros, y ser bautizados en mi nombre, y volveros como un niño pequeñito, o de ningún modo podréis heredar el reino de Dios" (3 Nefi 11:38). "Y aconteció que mando que trajesen a sus niños pequeñitos. "De modo que trajeron a sus niños pequeñitos, y los colocaron en el suelo alrededor de él, y Jesús quedó en medio; y la multitud cedió el paso hasta que todos le fueron traídos . . . " . . . y tomó a sus niños pequeños, uno por uno, y les bendijo, y rogó al Padre por ellos . . . " . . . Y los ángeles los ministraron." (3 Nefi 17:11-12, 21, 24.) ¡Que gran responsabilidad recae sobre los padres de no hacer jamas nada que pueda alterar o destruir la inocencia de sus pequeñitos! Creo que la importancia de que no haya engaño en los miembros de la Iglesia puede ser más grande ahora que en otras épocas, porque hay muchas personas en el mundo que no parecen comprender lo esencial que es esta virtud o que son indiferentes a ella. Vemos y oímos sobre fraudes y engaños en todos los niveles sociales. Unos cuantos ciudadanos de algunas naciones traicionan a su patria por dinero vendiendo información secreta que han robado o que se les ha confiado. El mundo del espectáculo parece haber perdido casi por completo el concepto de los valores morales. Hay empleados que falsifican las cuentas de gastos, robando vergonzosamente a sus patrones. Estos ejemplos de engaño ilustran lo común que es este problema. Pero mucho mas serios que los actos engañosos son los sentimientos Intimos que los motivan. Parece que el fraude y el engaño son cada vez más aceptables en la sociedad y que solamente se consideran malos si se llegan a descubrir. El objeto es casi siempre conseguir dinero o sacar ventaja, sean cuales sean la injuria, la perdida o el daño que otros sufran. Esta actitud es totalmente contraria a los principios del evangelio y retrasa o desvía el progreso espiritual de quien la tenga. El engaño le impide al Espíritu Santo inspirarnos, guiarnos e instruirnos, y nos hace más vulnerables a los ataques de Satanás. Cuando quebrantamos los mandamientos, nos cerramos a la influencia de Dios y nos abrimos a la de Satanás. Si practicamos el engaño en cosas sin importancia, muy pronto nos encontraremos enredados en una trampa de círculos concéntricos, cada uno más grande que el otro, porque muchas veces cada mentira o embuste requiere otro mayor para poder cubrir el primero. Mas aun, esa practica lleva a la hipocresía, que es un vicio que consiste en simular una virtud o rectitud que no se posee y fingir algo que no se es. Si sabemos lo que es correcto y profesamos vivir de acuerdo con ese conocimiento, pero no lo hacemos, somos hipócritas. El Salvador acusó a los hipócritas con palabras inconfundibles: 27
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos . . . de inmundicia. "Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad." (Mateo 23:27 28.) El Señor le reveló al profeta José Smith: "Pero ¡ay de los que son engañadores e hipócritas! Porque, así dice el Señor, los traeré a juicio . . . " . . . los hipócritas serán descubiertos y desarraigados . . . y ¡ay de los que son excomulgados de mi iglesia!, porque estos son vencidos por el mundo." (D. y C. 50:6, 8.) ¿Que debemos hacer los Santos de los Ultimos Días en cuanto a este problema? La respuesta es clara: en ningún aspecto de la vida de los santos debe haber ninguna clase de engaño: en nuestro hogar y nuestra familia, en los llamamientos de la Iglesia, en nuestro empleo o profesión, en todos nuestros tratos de negocios, y, especialmente, en lo privado y personal de nuestra vida que sólo nosotros y el Señor conocemos. Sugiero que examinemos nuestro corazón y veamos si nuestros motivos y acciones son puros y están por encima de toda censura, y si estamos completamente libres de engaño. Podríamos hacernos algunas preguntas: ¿Estamos libres de engaño en nuestras conversaciones y relaciones con nuestro cónyuge e hijos, de manera que ellos siempre sepan que esperar y tengan una confianza absoluta en nosotros? ¿Somos sinceros en las entrevistas con el obispo y otros lideres? ¿Somos verídicos con nosotros mismos, nuestros compañeros y nuestros maestros, y en las tareas escolares aun cuando una "trampita" pudiera mejorarnos las notas'? ¿Hacemos mas trabajo del que el patrón nos exige y tratamos de buscar maneras de hacerlo mejor'? ¿Les pagamos a nuestros empleados un salario justo por su trabajo? ¿Somos honrados en la declaración de impuestos? ¿Somos escrupulosos en todas las transacciones de negocios, hasta el punto de que aquellos con quienes tratamos saben que se les trata con justicia y se sentirían seguros aun sin un contrato? ¿Estamos satisfechos con nuestras normas de integridad, moral y honradez? ¿Podríamos decir de nuestra persona lo que Jesús dijo de Natanael, que no hay engaño en nosotros? Quizás haya quienes piensen que en nuestra época es descabellado pensar en tener una sociedad sin engaños. Si esto es verdad, se debe sólo al poder que tiene Satanás sobre el corazón del hombre. Pero con la ayuda del Señor los santos pueden estar libres de engaño. El ser honrado y justo es una ventaja para lograr el éxito y la prosperidad. Un conocido mío tuvo un negocio competitivo durante treinta y seis años; siempre ofreció lo mejor en servicio, calidad y cantidad; pagaba siempre sus deudas; y jamas demandó a nadie ni fue demandado por nadie. En un viaje reciente que hicimos a Chile, visitamos personas en las que no había engaño, casi hasta el punto de
poseer esa inocencia característica de los niños. Nos sentimos humildes y renovados de estar entre ellas. El conocerlas fortaleció nuestra fe en la humanidad y nuestra esperanza en el futuro. Si, los santos podemos estar libres de engaño, y debemos estarlo con el fin de hallarnos preparados para la segunda venida de Cristo. Podemos producir una influencia elevadora en la sociedad y demostrar el valor de un carácter en el que no hay engaño. Al desarrollar ese atributo divino, podemos convertirnos en una luz al mundo. Podemos enseñar los principios del evangelio y bendecir a las familias de la tierra siguiendo el ejemplo perfecto del Salvador, Aquel en el que no hay engaño. Imaginad una sociedad en la que todos fueran puros de corazón y estuvieran libres de engaños y deshonestidades. ¿Podéis imaginar lo que seria una ausencia total de contenciones, no habiendo nadie que intentara siquiera engañar a otro? ¿Cómo seria la vida si siempre pudiéramos tener la certeza total de que aquello que los demás representan es verídico? El robo se desconocería; no tendríamos necesidad de cárceles y raramente habría litigios. La bendición mas grande que podría recibir una sociedad en la que no hubiera engaño es la paz interior que gozarían sus ciudadanos, sabiendo que viven rectamente y que su forma de vivir es aceptable ante el Señor. Y es posible tener una sociedad en la que no haya engaño. Cito dos ejemplos de las Escrituras. El primero es la Ciudad de Santidad, o sea, Sión, un lugar cuyos habitantes eran puros de corazón y vivían con rectitud. De hecho, Sión es el nombre que el Señor da a sus santos. Aquella ciudad, a la que se refieren también como la ciudad de Enoc, fue llevada al cielo (véase Moisés 7:1821). El segundo ejemplo es la sociedad de los nefitas, que duró unos doscientos años después de que el Señor resucitado los visitó y les enseñó. Estas palabras de inspiración del Libro de Mormón la describen: " . . . no había contiendas ni disputas entre ellos, y obraban rectamente unos con otros . . . "Y no había envidias, ni contiendas, ni tumultos, ni fornicaciones, ni mentiras, ni asesinatos, ni lascivias de ninguna especie; y ciertamente no podía haber un pueblo más dichoso . . . "No había ladrones, ni asesinos . . . sino que eran uno, hijos de Cristo y herederos del reino de Dios. "¡Y cuan bendecidos fueron! Porque el Señor los bendijo en todas sus obras; sí, fueron bendecidos y prosperaron . . . " (4 Nefi 2, 16-18.) Estos son ejemplos de la meta de perfección que debemos establecernos, aun cuando sabemos que debemos perfeccionarnos de a poco, gracia sobre gracia y línea sobre línea (véase Juan 1:16; 2 Nefi 28:30). Yo veo al presidente Ezra Taft Benson como una persona cuya vida de servicio ejemplifica la virtud de un carácter sin engaño. Para terminar, en esta Pascua agrego a los de mis hermanos mi testimonio de que la Expiación y la Resurrección son una realidad. Estoy agradecido por la bendición que dan a todos de la inmortalidad y la 28
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN posibilidad que ofrecen a los que sean fieles de obtener la vida eterna. Os testifico que nuestro Padre Celestial vive y que Él es el Padre de nuestros espíritus, Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Él esta a la cabeza de esta Iglesia. José Smith fue el Profeta de Dios por medio del cual se restauró el
Evangelio de Jesucristo en estos, los últimos días. El presidente Ezra Taft Benson es el Profeta del Señor ahora. El Señor dirige la Iglesia por revelación. Doy este testimonio humildemente, en el nombre de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Amen.
EL SACERDOCIO DE DIOS por el élder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles "Si somos dignos de ejercer el sacerdocio, este nos eleva para poder hacer aquello que este fuera de nuestro alcance." Mis estimados hermanos del sacerdocio, me siento honrado y a la vez humilde con esta asignación de hablaros esta tarde. Estoy muy al tanto del gran poder del sacerdocio que vosotros fieles hermanos poseéis y del bien que hacéis en la obra del Señor. ¡Con que placer levante la mano hoy para sostener al élder Richard G. Scott como miembro del Quórum de los Doce Apóstoles! De ahora en adelante, y por muchos años, tendré el privilegio de sentarme a su izquierda. Durante los dos años que han pasado desde que me llamaron para ser miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, se ha refinado mi punto de vista sobre la Iglesia y cl lugar que esta ocupa en el mundo. Me siento mas agradecido por el evangelio, siento mas afecto y admiración por los miembros y me siento mas agradecido por el amor que nuestro Padre Celestial y su Hijo amado, Jesucristo, tienen por cada uno de nosotros. Ellos nos han mostrado que podemos tener paz interior y la forma en que podemos progresar. Ha sido un placer para mi tener el privilegio de asociarme regularmente con los hermanos de la Primera Presidencia, del Quórum de los Doce y otras Autoridades Generales. Estos grandes lideres, que el Señor ha llamado para dirigir su obra, sienten un amor puro por la gente. Son compasivos y sensibles, en especial con los enfermos, los débiles y los necesitados. Están ansiosos por edificar el reino de Dios y se dedican completamente a llevar a cabo esa obra. Sus oraciones, que verdaderamente expresan gratitud y piden la guía divina, me sirven de inspiración Os testifico que el Espíritu del Señor está presente en nuestras reuniones y guía nuestras deliberaciones. El ser miembros de la Iglesia es un verdadero privilegio y honor. Debemos ser como Pablo, el Apóstol, y nunca avergonzarnos del evangelio ni de la Iglesia (véase Romanos 1:16); ni tampoco debemos sentirnos amenazados si alguien critica a la Iglesia, a sus lideres, a sus miembros o su doctrina. Por el contrario, debemos proclamar el evangelio con valentía. Debemos sentirnos agradecidos de poder participar en este gran movimiento de los últimos días.
Primero, quiero hablarles a los jóvenes del Sacerdocio Aarónico. Quisiera que entendierais que tenemos confianza en vosotros. Nos damos cuenta de que de vosotros surgirá la próxima generación de oficiales y maestros de la Iglesia y lideres de la comunidad. Más importante aún es que seréis padres y patriarcas de vuestras propias familias. Vuestra tarea, entonces, será enseñar y preparar a la generación que os siga. El consejo que os doy es muy sencillo. Como lo dijo el Señor, os repito: "Preparaos para lo que ha de venir" (D. y C. 1: 12). La mejor fuente de enseñanza, gula y consejos que tenéis la mayoría de vosotros son vuestros padres. Gracias a la sabiduría de nuestro Padre Celestial, cada uno de nosotros tiene padres que han llegado a esta tierra unos años antes que nosotros, y que han pasado por las mismas experiencias que estamos pasando ahora. Ellos han aprendido lo que lleva al éxito y a la felicidad y lo que arrastra hacia la tristeza y el sufrimiento. Buscad su consejo, escuchadlos y aprended de ellos. Vosotros también aprenderéis de vuestras propias experiencias, pero no necesitáis cometer los mismos errores. En nuestra sociedad, los jóvenes a menudo relacionan a los padres con el pasado y a los amigos con el futuro. Las revistas, las películas y la música para los jóvenes muchas veces les sugiere que hagan lo que les parezca y que no sigan el consejo de los padres. Evitad pensar así porque es un error. Vuestros padres son sensatos y tienen la madurez que les da la experiencia. El Señor les ha dado la tarea básica de enseñar, guiar y cuidaros, y de ayudaros a prepararos para las dificultades que sean necesarias para que progreséis. (Véase Mosíah 4.14 15; D. y C. 68:25-28; 93:40-50; Proverbios 22:6.) Cuando era jovencito, yo admiraba a mis líderes del sacerdocio, entre los que se encontraba Charles E. Forsberg, mi obispo desde que yo tenía cinco años. El no hablaba muy bien el ingles, pero sabía mi nombre y eso era importante para mí incluso a esa edad. Otros de mis líderes fueron mi padre, que también fue mi obispo, y Marion G. Romney, que fue obispo de mi barrio después de mi padre. Esos lideres tuvieron mucha influencia en mi vida;
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN vuestros lideres también os ayudaran si os mantenéis cerca de ellos. Tarde o temprano, todos los jóvenes tienen que decidir que rumbo va a tomar su vida; si van a elegir el bien o el mal, la felicidad o la desgracia. E1 principio del libre albedrío que Dios nos dio nos proporciona el derecho de elegir en un mundo lleno de hermosas creaciones de Dios por un lado, y las trampas de Satanás, el enemigo del hombre y de Dios, por el otro. Tened siempre el valor de tomar decisiones correctas. Podéis hacerlo porque "os es concedido juzgar, a fin de que podáis discernir el bien del mal" (Moroni 7:15). Dios os ha dado esa capacidad. Y recordad que Dios "no os dejara ser tentados mas de lo que podéis resistir" (I Corintios 10:13). Siempre tened presente el privilegio que habéis recibido de tener el sacerdocio de Dios. Es un don único que se dio al mundo. Tener el sacerdocio es un honor y una oportunidad, a la vez que una sagrada obligación de magnificar todos nuestros llamamientos. Toda asignación es una bendición; consideradla como tal, aunque parezca insignificante y aburrida. Llevadla a cabo lo mejor posible y haced siempre mas de lo que se espere o requiera. Recordad que estáis actuando en nombre de Dios y poseéis la autoridad que recibisteis de El cada vez que recojáis ofrendas de ayuno, bendigáis o repartáis la santa cena, bauticéis o visitéis a las familias como maestros orientadores. La capacidad de aceptar las tareas más importantes dependerá de cómo desempeñéis las de menor calibre. Cada uno de vosotros, los jóvenes, debe estar preparándose para la obra misional. Para ser dignos de recibir un llamamiento a la misión, aprended y vivid los principios del evangelio y, especialmente, vivid una vida pura. Los que poseen el sacerdocio nunca deben deshonrar ni avergonzar a la Iglesia del Señor. Preparaos, también, por medio del estudio de los principios del evangelio para poder enseñarlos a los que esperan la verdad. Por ultimo, preparaos económicamente. El mundo necesita el mensaje del evangelio y vosotros debéis ayudar a difundirlo. En estos últimos días, en los que cumplir los mandamientos no es importante para muchos, vosotros tenéis un deber mayor de honrar el sacerdocio que los que lo han poseído en otras épocas. La razón es que Lucifer esta al acecho porque sabe que le queda poco tiempo. Él sabe como destruir a la gente, especialmente a la juventud; busca las fallas de nuestra armadura; sabe cuales son nuestras debilidades y cómo explotarlas si se lo permitimos. La única forma de defendernos de sus ataques y mentiras es comprendiendo los mandamientos y fortaleciéndonos todos los días por medio de la oración, el estudio de las Escrituras y siguiendo el consejo de los ungidos del Señor. Os recuerdo, hermanos del Sacerdocio de Melquisedec, que la semilla del presente nos da la cosecha del futuro. Como padres y lideres del sacerdocio, os ruego que pongáis mas esfuerzo en enseñar, guiar y cuidar a estos jovencitos, especialmente por medio del ejemplo. El Señor os ha dado ese deber. Recordad que los corderos
tienen muy pocas posibilidades de seguir la senda correcta si el pastor se extravía. El Sacerdocio de Melquisedec se ha dado a relativamente pocos de los hijos de nuestro Padre Celestial. Vosotros lo habéis recibido para magnificar vuestros llamamientos en la obra del Señor; y debéis ejercerlo para crear un ambiente espiritual en vuestros hogares y para darles un cimiento espiritual. Vosotros, hermanos, tenéis un deber solemne de bendecir a vuestras esposas, hijos y a otros familiares por medio del poder y la autoridad del sacerdocio. Espero que los hombres solteros sigan el consejo de nuestro profeta de casarse cuando llegue el tiempo apropiado y que no desperdicien la oportunidad de ser maridos y padres. Ese es el plan del evangelio. El presidente Benson no hablaba en vano cuando dijo: ''Entended que el casamiento en el templo es esencial para recibir la salvación y la exaltación" (Liahona, julio de 1988, pág. 50). Y yo quisiera agregar: "mejor tarde que nunca''. Muchas mujeres fieles y amorosas esperan tener ese privilegio. No decepcionéis a Dios ni a ellas ni a vosotros mismos. No temáis las responsabilidades que acarrea el matrimonio. Yo creo que un poseedor noble del sacerdocio debe llevar una vida equilibrada. He observado que algunos padres pasan demasiado tiempo mirando deportes en la televisión. Esta costumbre se ha vuelto casi un vicio en el mundo actual. Los deportes nunca deben llevarnos a dejar de lado nuestras obligaciones hacia la familia ni hacia la Iglesia. En algunas casas no hay ningún control para mirar televisión; en ellas el televisor esta siempre encendido, no importa el programa. Algunos de esos programas son inmorales y diabólicos y envenenan la mente de los hijos de Dios; también muchas películas y videos muestran corrupción y maldad y hacen que los que los miran se vuelvan insensibles a los susurros del Espíritu Santo (véase Helamán 4:24). Satanás ha hecho de la televisión y de las películas uno de sus medios más eficaces para destruir la mente y el alma. Uno de los ejemplos de la influencia satánica de la televisión es la propaganda de bebidas alcohólicas. El mensaje de fondo es que el único objetivo de nuestra existencia es divertirse y que los que se divierten, según ellos, son los que toman una marca determinada de bebida alcohólica. Hermanos, esta propaganda es falsa; es una mentira rotunda creada por el padre de las mentiras. Lo que es peor en mi opinión es la propaganda de vinos ''refrescantes'' que presentan como bebidas deliciosas con gusto a fruta que apenas son un poco más fuertes que los refrescos comunes. Quieren hacernos creer que beber cerveza es lo mejor que se puede hacer para divertirse. Tomar bebidas alcohólicas no nos da las cosas buenas de la vida. Cada día que pasa se suman las evidencias que prueban el efecto destructor y desastroso del alcohol en el cuerpo humano y en la sociedad. La Palabra de Sabiduría era valida cuando se dio en 1833 y, a pesar de que algunos no la han aceptado; los descubrimientos científicos han corroborado la validez de esta gran revelación. 30
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN A pesar de lo que he dicho, muchos programas de buena calidad y edificantes se encuentran a nuestra disposición por poco dinero o gratis en la televisión, los videos y el cine. Tenemos que tener equilibrio, aceptar lo bueno y rechazar lo malo. También quisiera agregar algo sobre las implicaciones morales que representa el juego. Como lo ha hecho en el pasado, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días sigue oponiéndose a los juegos de azar, incluso a las loterías auspiciadas por el gobierno. Las razones que dan para justificarlas son que alivian la carga de los impuestos, pero se ha demostrado claramente que demasiado a menudo la lotería agrega dificultades a los que son más pobres, al sacarles dinero y no darles nada de valor a cambio. En varios estados de los Estados Unidos el próximo mes se va a presentar en las elecciones el asunto de las loterías, y los ciudadanos de dichos estados podrán votar. Pedimos a los miembros de la Iglesia que se unan a los que tengan la misma opinión para oponerse a la legalización de las loterías del gobierno. Ruego que, como poseedores del sacerdocio, sigamos el ejemplo de Pedro, el Apóstol, a quien el Salvador escogió para encabezar su Iglesia. En una oportunidad en que Pedro y Juan iban a entrar en el templo, un hombre que era cojo de nacimiento y al que habían llevado a la puerta del templo les pidió limosna. Él quería dinero, pero "Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó" (Hechos 3:6-7). Las palabras ''lo levantó'' son claves en este milagro. Eso es lo que hace el sacerdocio. Levantar también puede querer decir: '' . . . ser llamado de Dios, por profecía y la imposición de manos, por aquellos que tienen la autoridad, a fin de que pueda predicar el evangelio y administrar sus ordenanzas'' (Quinto Artículo de Fe). Hermanos, vuestra línea de autoridad comienza con el Salvador. Si somos dignos de ejercer el sacerdocio, este nos eleva para poder hacer aquello que este fuera de nuestro alcance. Además, nos da el poder y la autoridad para elevar a los demás. En realidad, nos da la obligación de ''levantar" a todos los que nos rodean, como Pedro levantó al limosnero. El Señor ha levantado a sus profetas, tanto antiguos como modernos. Los profetas de los últimos días, desde José Smith hasta el presidente Ezra Taft Benson, son representantes del Señor. El mundo tal vez no los reconozca, pero Dios habla por medio de ellos. Las revelaciones de Dios son las que determinan la doctrina de
la Iglesia y no las decisiones de un concilio de hombres mundanos. Hace unas semanas visitamos la Arboleda Sagrada cerca de Palmyra, Nueva York. La experiencia de andar por ese suelo sagrado fue grandiosa. El Espíritu Santo me confirmó, otra vez, que la Primera Visión realmente ocurrió y que son ciertas las palabras de José Smith: " . . . vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: 'Este es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!' " (José Smith-Historia 17). Vosotros tenéis el derecho de pedir a Dios que os guíe, tal como lo hizo el profeta José Smith a los catorce años. Debéis tener el mismo anhelo intenso de saber la verdad, el mismo deseo de saber lo que debéis hacer y de cómo debéis comportaros. Recordad que fue a la arboleda y oro para que Dios lo guiara a saber que iglesia decía la verdad y como lo sabría (véase José Smith-Historia 10-13). Hermanos, la misión de la Iglesia es mucho más que un elevado ideal concebido por las Autoridades. Debe formar parte de la misión personal de todos los miembros. Cada uno de nosotros debe acostumbrarse a invitar a todos a ''venir a Cristo" por medio de la predicación del evangelio, el perfeccionamiento de los santos y la redención de los muertos (véase Ezra Taft Benson, Liahona, julio de 1988, págs. 84 85). No debemos dejar que las exigencias del mundo nos impidan cumplir con esta misión sagrada. Los consejos claves que ríos han dado nuestros profetas no son palabras vanas, sino conceptos vitales para nosotros que nos ha dado el Señor por medio de ellos. Debemos prestar atención a declaraciones como la del presidente David O. McKay: ''Ningún éxito puede compensar el fracaso en el hogar'' (Liahona, abril de 1982, págs. 76 77); o la del presidente Harold B. Lee: ''La más grande de las obras del Señor que podéis hacer como padres está dentro de las paredes de vuestro propio hogar'' (Liahona. Diciembre de 1973. pág. 35); o lo que dijo el presidente Kimball: ''La Iglesia se encuentra en un estado de desarrollo y madurez, en que por fin estamos listos para llevar a cabo un gran esfuerzo de avance. . . Nos hemos detenido suficientemente en algunas de nuestras etapas. Dispongámonos a retomar nuestro movimiento para avanzar y elevarnos" (Liahona, agosto de 1979. pág. 118). Os testifico que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, que esta es su Iglesia y que Él la dirige por medio de sus profetas; que José Smith es el Profeta de la Restauración y que el presidente Ezra Taft Benson es el actual Profeta de Dios. En el nombre de Jesucristo. Amén.
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SEMILLAS RENOVADORAS por el élder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles "Deberíamos enviar nuestras raíces a lo mas profundo del evangelio. Deberíamos crecer, florecer y dar buen fruto, y en abundancia, a pesar de la iniquidad, de las tentaciones o de las criticas que encontremos en nuestro camino. Deberíamos aprender a prosperar bajo el calor de la adversidad." Mis queridos hermanos, hemos recibido inspiración de ese sobresaliente e importante mensaje de nuestro profeta, vidente y revelador y, además, hemos disfrutado del hermoso himno de nuestros jóvenes. En un seco y árido desierto del noroeste de México, los campesinos siembran una variedad de maíz y frijol (judía) que generalmente son firmes y resistentes a las sequías. Estas variedades florecen y producen en un clima difícil donde otras plantas se secarían y morirían. Una de estas plantas es el frijol blanco, cuya semilla llega a brotar y a crecer aun cuando reciba muy poca agua de las lluvias; las raíces llegan hasta casi dos metros de profundidad en la tierra rocosa y seca en busca de la humedad que necesitan. Puede florecer y dar fruto en las temperaturas desérticas de 42 centígrados con sólo una lluvia al año. Sus hojas permanecen increíblemente verdes, con muy poca irrigación, aun bajo el calor del verano. (Véase Gary Paul Nabhan, "Seeds of Renewal", World Monitor, enero de 1989, págs. 17-20.) Quizás los miembros de la Iglesia podríamos emular a esas plantas firmes y determinadas y enviar nuestras raíces a lo mas profundo del evangelio. Deberíamos crecer, florecer y dar buen fruto, y en abundancia, a pesar de la iniquidad, de las tentaciones o de las críticas que encontremos en nuestro camino. Deberíamos aprender a prosperar bajo el calor de la adversidad. Nuestros antepasados pioneros sobrevivieron y se fortalecieron haciendo frente a pruebas y aflicciones muy difíciles e hicieron que el desierto floreciera como una rosa. Mi propio bisabuelo sufría tanto del asma que, para evitar el polvo del camino, tenía que caminar dos o tres kilómetros mas atrás de las carretas que cruzaron las llanuras. Sin embargo, siempre llegó a su destino y cumplió con su trabajo. Las pruebas que tenemos que afrontar hoy día son diferentes a las de nuestros antepasados; muchos de ellos vivieron vidas de pobreza y tribulación, mientras que entre nosotros hay algunos que son afluentes y viven satisfechos. No obstante, la abundancia, la riqueza o la vida fácil no nos ayudan a desarrollar la capacidad de florecer frente a los rigores y los reveses de la vida. Mas bien que buscar la comodidad, debemos sembrar, cultivar y nutrir en nuestro interior las semillas que nos permitirán soportar los vientos y el calor de la tentación, del pecado y de la iniquidad, y que nos ayudaran a lograr el verdadero éxito de la vida, a ser feliz y llevar una vida limpia y pura. Consideremos algunas de esas semillas. Primero, deberíamos sembrar y nutrir la semilla de la fe en el Señor Jesucristo, nuestro Salvador y Redentor. Todos deberíamos desarrollar la fe de Nefi para hacer lo
que el Señor nos ha mandado (véase l Nefi 3:7), sabiendo que todos los mandamientos se dan para nuestro bienestar. Nefi expresó su fe en estas palabras: "Y si los hijos de los hombres guardan los mandamientos de Dios, él los alimenta y los fortifica, y provee los medios por los cuales pueden cumplir lo que les ha mandado" (I Nefi 17:3). Cuando el Señor le dio instrucciones de construir un barco, sus hermanos lo trataron de necio por pensar que podría hacerlo, mas él les dijo: "Si Dios me hubiese mandado hacer todas las cosas, yo podría hacerlas. Si me mandara que yo dijese a esta agua: Conviértete en tierra, se volvería tierra" (I Nefi 17:50). Segundo, alimentemos la semilla de la fe que nos da el valor de seguir a los profetas. El presidente Ezra Taft Benson, es el portavoz del Señor para el género humano en la época actual. Necesitamos tener la sabiduría y la valentía necesarias para aceptar con agradecimiento su consejo inspirado y ceñir nuestras vidas a él, porque, tal como dijo el Señor: "Sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo." (D. y C. 1:38.) La revelación dada al primer antecesor del presidente Benson, vale decir José Smith, el día de la organización de la Iglesia, se aplica a los miembros hoy día: "La Iglesia . . . dará oído a todas sus palabras y mandamientos que os dará [el profeta] según los reciba. . . "Porque recibiréis su palabra con toda fe y paciencia como si viniera de mi propia boca'' (véase D. y C. 21:4-5). Estoy seguro de que el Señor esta complacido por la manera que los miembros de la Iglesia han respondido al énfasis que el presidente Benson ha puesto con respecto a leer y distribuir el Libro de Mormón. En 1988 se compraron mas de tres millones y medio de ejemplares, la mayor cantidad que jamas se haya comprado en un año hasta la fecha. Pero quizás lo que sea más importante es que decenas de miles de miembros están leyendo ese libro mas que nunca. Tercero, debemos sembrar en nuestro corazón la semilla de la caridad, el amor puro de Cristo. Él es el modelo perfecto de caridad; su vida entera, y en particular su sacrificio expiatorio, es una lección de caridad. Cada uno de sus actos refleja un amor absoluto e inequívoco por el género humano y por cada uno de nosotros. Su ejemplo nos enseña que la caridad significa dejar de lado los intereses personales, en forma totalmente voluntaria, y preocuparnos por el bienestar de los demás. Considero que nuestro progreso hacia la exaltación y la vida eterna dependen de cuan bien aprendamos y cumplamos con el principio de la caridad, la que debe convertirse en una predisposición de la mente y del corazón para que nos guíe en todo lo que hagamos. 32
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Os exhortamos, maestros orientadores y maestras visitantes a que os acerquéis a las familias a las que visitéis con un espíritu de caridad. La orientación familiar y las visitas de las maestras visitantes son los medios que tenemos para salvar almas, cuando esos programas se efectúan en la manera correcta y con el propósito debido. Cuarto, creo que constantemente debemos nutrir las semillas del amor, de la armonía y de la unidad en nuestro hogar y con nuestra familia. Los padres deben presidir su familia con bondad, recordando que ''ningún poder o influencia se puede ni se debe mantener en virtud del sacerdocio, sino por la persuasión, por longanimidad, benignidad, mansedumbre y por amor sincero" (D. y C. 121:41). Los cónyuges se deben amar con el amor puro que trasciende el egoísmo. En un hogar donde sólo este uno de los padres, ese padre o madre es el que preside. Los padres deben amar a sus hijos y enseñarles los principios del buen vivir. No importa la ayuda que otras personas u organizaciones puedan ofrecer, el Señor ha confiado esa responsabilidad directamente a los padres. Los hijos deben honrar a sus padres (véase Exodo 20:12) obedeciéndoles, viviendo de acuerdo con sus enseñanzas y ayudando a mantener la paz en el hogar. Los padres deben sembrar profundamente la semilla del trabajo honrado en el corazón y en los hábitos de sus hijos. A medida que la sociedad se desplaza de una estructura agraria a una urbana, se ha descuidado el gozo y la necesidad de trabajar con diligencia. Si nuestros jóvenes no aprenden a trabajar mientras viven con sus padres, es probable que después se vean obligados a aprender la lección de un modo doloroso. Los consejos del presidente J. Ruben Clark dados hace cincuenta y seis años, son validos hoy día. Él dijo: "Una ley ineludible y eterna es que el progreso se obtiene solamente por medio del trabajo y la preparación, ya sea que el desarrollo sea material, mental o espiritual. El trabajo no tiene substituto." (En Conference Report abril de 1933, pág. 103.) En forma mas reciente, el presidente Howard W. Hunter nos aconsejó: "La primera instrucción de que se tiene registro, dada a Adán después de la caída, tuvo que ver con el principio eterno del trabajo. El Señor dijo 'Con el sudor de tu rostro comerás el pan' (Génesis 3:19). Es tanto lo que nos ama nuestro Padre Celestial que nos ha dado el mandamiento de trabajar, lo cual es una de las llaves para la vida eterna. Él sabe que aprenderemos mas, creceremos mas, lograremos mas, serviremos mas y nos beneficiaremos mas a consecuencia de una vida industriosa que una de ocio. " (Ensign de noviembre de 1975, pág. 122.) Los padres pueden sembrar semillas en el corazón y en la mente de sus hijos solamente si saben dónde están y lo que están haciendo; no pueden dejar la enseñanza a los hijos librada al azar, sino que deben estar a cargo de sus hogares y familias, recordando que "la vara y la corrección dan sabiduría. Mas el muchacho consentido avergonzara a su madre" (Proverbios 29:15). He sabido de padres que viajan extensamente por placer, dejando por mucho tiempo a sus hijos adolescentes sin la protección paterna. Estos hijos, sin la supervisión de los padres, pueden cometer un
pecado "pequeño", sin darse cuenta de las consecuencias de dolor y frustración. Muchos de nuestros jóvenes consideran que pecar un poco no esta muy mal dado que serán perdonados fácilmente sin sufrir mayores consecuencias. Vemos jóvenes que cometen pecados en contra de la ley de castidad, pero que no se preocupan demasiado porque piensan arrepentirse muy pronto, pensando que todo estará bien. La idea de que cualquier pecado no tiene importancia es falsa, viene del diablo. "El Señor, no puede considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia" (véase D. y C. 1:31). Debemos seguir el consejo de Nefi cuando dijo: "Habrá muchos que dirán: Comed, bebed y divertíos; no obstante, temed a Dios, pues él justificará la comisión de unos cuantos pecados; . . . en esto no hay mal; y si es que somos culpables, Dios nos dará algunos correazos, y al fin nos salvaremos en el reino de Dios "Y así el diablo engaña sus almas, y los conduce astutamente al infierno." (2 Nefi 28:8, 21.) Suplicamos a los jóvenes que se estén acercando a la edad de casarse que piensen en sus futuros hijos. Que piensen en lo que esos espíritus les pedirían que hicieran, si pudieran comunicarse con ellos ahora. Los padres deben saber cuales son los programas que sus hijos ven en la televisión y protegerlos de la influencia maligna. Deben dar el ejemplo debido viendo solamente los que sean edificantes y sanos, oponiéndose a aquellos corruptos y degradantes. Hay personas que se dedican a clasificar los programas de televisión y censuran los que muestran al pecado y a la maldad como algo normal e incluso mejor que llevar una vida recta. Sin embargo, son los espectadores quienes establecen las normas, ya que las compañías y los canales de televisión transmiten el tipo de programa que la gente desea ver. El señor Frank Stanton, presidente emérito de Transmisiones de Televisión CBS dijo en la Universidad Brigham Young que las normas de los programas de la televisión continuaran deteriorándose porque se basan en las normas de la sociedad. Él dijo: "El televidente establece las normas. . . el televidente determina el tipo de programas que se han de transmitir. . . Las normas morales se violaran todavía mas, la inmoralidad y la violencia continuaran aumentando y empeoraran aun más debido a las normas cambiantes de nuestra sociedad" (The Daily Universe, 2 de febrero de 1989, pág. I). ¡Qué comentario tan triste en cuanto a nuestra sociedad! Nuevamente podemos aprender un gran principio del Libro de Mormón. Cuando el rey Mosíah propuso que hubiera jueces en vez de reyes dijo: "No es cosa común que la voz del pueblo desee algo que sea contrario a lo que es justo; pero sí es común que la parte menor del pueblo desee lo que no es justo; " . . . Y si llega la ocasión en que la voz del pueblo escoge la iniquidad, entonces es cuando los juicios de Dios descenderán sobre vosotros" (Mosíah 29:26-27). Esa época de iniquidad llegó aproximadamente sesenta años después y en otras épocas. En el libro de Helamán leemos que "los que escogieron lo malo eran más numerosos que los que eligieron lo bueno" (Helamán 5:2). Si la elección de los 33
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN programas de los televidentes sirven de base para evaluar nuestra sociedad, es evidente que los que escogen la iniquidad son mucho más numerosos que los que eligen lo bueno. Por ultimo, sugiero que sembremos en nuestro corazón la semilla del testimonio, una convicción firme e inmovible de la veracidad y divinidad del evangelio, la que podemos dar a conocer libremente con poder y persuasión. El testimonio humilde y ferviente, que se expresa según lo indiquen los susurros del Espíritu, puede lograr resultados maravillosos. En octubre de 1959, cuando se le pidió que hablara en la Iglesia Bautista Central de Moscú, Rusia, el presidente Benson expreso ese tipo de testimonio. Mas tarde describió el acontecimiento como una de las experiencias más emotivas de su vida. Había cerca de 1500 personas en la iglesia, todas ellas deseosas de satisfacer el hambre y la sed espirituales, aun cuando las normas gubernamentales se oponían a las ideas religiosas. El presidente Benson testificó: "Dios vive. Yo sé que vive. Él es nuestro Padre. Jesucristo, el Redentor del mundo cuida de esta tierra . . . No temáis. Guardad los mandamientos de Dios y amaos los unos a los otros. Orad por la paz y todo saldrá bien". Para terminar, dijo: "Os dejo mi testimonio, como siervo de la Iglesia de muchos años, que la verdad prevalecerá. El tiempo esta del lado de la verdad. Dios os bendiga y os guarde hasta el final de vuestros días". Todos quedaron conmovidos por el testimonio del presidente Benson; muchos no pudieron evitar las lagrimas, incluso un cínico reportero y un joven interprete ruso. La congregación empezó a cantar "Para siempre Dios este con vos"; las mujeres agitaban los pañuelos en alegre gratitud y despedida mientras el y su comitiva se alejaban. (Véase Ezra Taft Benson, Cross Fire: the Eight Years with Eisenhower, Garden City, N. Y.: Dobleday and Co., Inc., 1962, págs. 485-488.) El testimonio del presidente Benson dejó una profunda impresión en un ministro de esa Iglesia, el padre Alexander. Años mas tarde, este ministro le dijo a una hermana miembro de nuestra Iglesia en Finlandia, la hermana Irma Airto, que de toda la gente importante que había ido a visitar la iglesia bautista y firmado el libro de registro de invitados, Ezra Taft Benson había sido el que más se había destacado. En esa oportunidad, el presidente
Benson estaba visitando Rusia en calidad de oficial gubernamental de los Estados Unidos, pero el padre Alexander lo vio como un líder espiritual. El padre Alexander le dijo a la hermana Airto: "Cuando tenga oportunidad de conocer al señor Benson, dígale . . . que sabemos que él es un hombre de Dios y que yo oro por él. " La hermana Airto nunca esperó conocer en persona al presidente Benson para comunicarle ese mensaje, sin embargo, cuando él visitó Finlandia y organizó la Estaca Helsinki, en octubre de 1977, tuvo la oportunidad de darle el mensaje, fortaleciendo así su testimonio de que el Señor guía nuestros asuntos. Otro ejemplo del gran impacto que causa un testimonio inspirado es el del profeta Abinadí. El testimonio que dio al llamar al apóstata rey Noé y a sus sacerdotes al arrepentimiento, es uno de los discursos doctrinales de mas significado en el Libro de Mormón. El rey y sus sacerdotes, con la excepción de uno, Alma, rechazaron las enseñanzas de Abinadí y lo hicieron matar. Quizás Abinadí se sintió defraudado como misionero por haber convertido sólo a una persona, según muestran los registros. Sin embargo, ese converso, Alma, y sus descendientes fueron lideres espirituales entre los nefitas y los lamanitas durante aproximadamente 300 años. Su hijo, Alma, llegó a ser el primer juez superior del pueblo nefita y sumo sacerdote de la Iglesia. Los otros descendientes de Alma que llegaron a ser prominentes lideres religiosos fueron su nieto, Helamán; su bisnieto, Helamán; su tataranieto, Nefi; y el nieto en cuarto grado, Nefi, que fue el primer discípulo del Jesucristo resucitado. Todo esto sucedió gracias al único converso de Abinadí (Véase Mosíah 18; y Daniel H. Ludlow, A Companion to Your Study of the Book of Mormon, pág. 187, Salt Lake City: Deseret Book Co., 1976.) Mis hermanos, testifico que podemos sembrar en nuestro corazón y en nuestra mente la semilla que he mencionado, y muchas otras. Y si las sembramos y nutrimos seremos fieles, verídicos y felices, pese a la adversidad y los bofetones de Satanás. Testifico además que sé que nuestro Padre Celestial ama a cada uno de sus hijos; que Jesucristo es nuestro Salvador y Redentor; que José Smith es el profeta de la Restauración, y que el presidente Ezra Taft Benson es el profeta de Dios en la actualidad. En el nombre de Jesucristo. Amén.
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EL MARATÓN DE LA VIDA Por el élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum De Los Doce Apóstoles "La vida, como un maratón, requiere un buen comienzo y esfuerzos continuos durante todo el camino hasta el final." Mis queridos hermanos, ruego tener el mismo Espíritu que hemos gozado tanto durante esta conferencia. Hoy quisiera dirigirme a los jóvenes, que todavía tienen por recorrer la mayor parte de este camino que llamamos vida. Espero que hayáis decidido seguir el curso mareado por nuestro Salvador y sus enseñanzas, ya que seguir ese curso requiere un gran esfuerzo y la ayuda del Señor a cada paso del camino. Os aseguro que su ayuda está siempre allí. En los últimos años, el correr se ha convertido en un ejercicio popular en todo el mundo. Muchos corren por el ejercicio en sí, pero otros corren para prepararse para carreras a las que se les da mucha publicidad. Quizás la carrera que requiere mayor resistencia es el maratón, una carrera moderna que tuvo su origen en la antigua Grecia. En la actualidad, el significado de esta palabra se ha ampliado para incluir cualquier competición o actividad de larga duración que requiera un esfuerzo y resistencia extraordinarios. Un joven amigo mío, a quien llamaré Alan, recientemente corrió su primer maratón de cuarenta y dos kilómetros de distancia. El estableció su meta varios meses antes, averiguó qué preparación necesitaba, y se impuso la disciplina de seguir un programa riguroso de entrenamiento. Así mismo, buscó el consejo de corredores con experiencia y leyó artículos que trataban sobre el tema, practicó corriendo la ruta del maratón y planeó una estrategia para subir el empinado tramo. Por fin llegó el día del maratón; seria la culminación de meses de entrenamiento, disciplina y sacrificio. Partió con el grupo de corredores, sintiéndose fuerte y confiado, siguiendo la estrategia que había preparado. Había corrido ya trece kilómetros cuando, en un tramo en cuesta abajo, alcanzó a un corredor experimentado llamado Brent, quien le había dado acertados consejos durante su entrenamiento. Alan decidió adaptar su paso al paso disciplinado y experimentado de Brent. Cuando pasaron los veintinueve kilómetros, Alan se esforzó por ir a la par de Brent para tener a alguien conocido a su lado por si llegaba a sentir que se le acababa la resistencia. Es típico del corredor sentir un repentino y urgente deseo de abandonar la carrera, que es como encontrarse con una barrera casi tangible y muy difícil de traspasar, fenómeno que a menudo sucede al llegar a los treinta y dos kilómetros de la carrera. Durante los tres kilómetros siguientes, Alan se mantuvo al paso de Brent pero de pronto le atacó el cansancio, causándole una repentina falta de energía y un deseo casi irresistible de detenerse o caminar. "Sigue conmigo", le dijo Brent, "todos sentimos esto en algún momento pero puedes superarlo; yo te ayudaré." De alguna manera, Alan continuó, y ambos empezaron a pasar ante los espectadores. E1 sabía que su esposa, sus
hijos y otros miembros de la familia estarían mirando la carrera un kilómetro más adelante. Usando la fuerza que sintió al pensar en su familia, pudo resistir hasta que el deseo de detenerse lo abandonó. Cuando estaban cerca de la meta, Alan se dio cuenta de que el último kilómetro era el más difícil de todos. Tanto él como Brent cruzaron la línea de llegada con sólo cinco segundos de diferencia. Alan nunca se había sentido tan exhausto, pero estaba lleno de júbilo porque había superado su meta por más de quince minutos y había finalizado entre los primeros veinticinco corredores. En algunos aspectos, el progresar a través de la vida es como correr un maratón. Jóvenes vosotros estáis por comenzar vuestra jornada terrenal; elegisteis venir a esta tierra para ser probados. Quizás el final parezca lejano para empezar a preocuparse, pero la vida, como un maratón, requiere un buen comienzo y esfuerzos continuos durante todo el camino hasta llegar a la meta. Los maratonistas se fijan metas claras, de manera que debéis mirar hacia adelante y decidir lo que queréis hacer con vuestras vidas. Fijad en vuestra mente lo qué queréis ser de aquí a unos cinco o diez años y más allá. Obtened vuestra bendición patriarcal y esforzaos por vivir dignos de las promesas que encierra, ya que una bendición patriarcal es una de las guías más importantes que los miembros de la Iglesia tienen en esta vida. Escribid vuestras metas y repasadlas regularmente; tenedlas a mano constantemente, anotad vuestro progreso y corregidlas cuando sea necesario. Vuestra meta principal debe ser la vida eterna, la vida que Dios vive, el más grande de todos los dones de Dios. Después de veros a vosotros mismos como quisierais ser de aquí a veinte años, determinad qué preparación necesitaréis y decidíos a pagar el precio en esfuerzo, dinero, estudio y oración. Aseguraos de saber qué curso o camino tomaréis, ya que él mejor camino de la vida no siempre es fácil y relativamente pocos son los que lo encuentran y siguen hasta el final. No es una carretera bien marcada, sino un sendero angosto que tiene sólo una entrada; el camino a la vida eterna es recto y angosto. Cuando pienso que debemos estar en el camino correcto, recuerdo el sueño que Lehi tuvo acerca del árbol de la vida. En el sueño, el amor de Dios era como un árbol que daba un fruto delicioso, un fruto que era más deseable que todos los de más. Nefi escribió las palabras de su padre: "Y vi también un sendero recto y angosto que corría a un lado de la barra de hierro hasta el árbol. . . Y vi innumerables concursos de gentes, muchas de las cuales se estaban apremiando a fin de poder llegar al sendero que conducía al árbol" (1 Nefi 8:20-21). Muchas de esas personas luego "cayeron en senderos prohibidos y se perdieron" (vers 28). Pero aquellos que no hicieron caso de las burlas del mundo 35
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN y se asieron con fuerza a la barra de hierro comieron de fruto del árbol. La barra de hierro representa la palabra de Dios que nos conduce al amor de Dios (véase 1 Nefi 11:25) Debéis asiros con firmeza a la barra de hierro a través de los vapores de tinieblas las penurias y las pruebas de la vida. Si aflojáis la mano y os salís del camino quizás perdáis por un tiempo la barra de hierro en la obscuridad hasta que os arrepintáis y volváis a sujetaros a ella. Recordad que si estáis preparados cuando se presente la oportunidad, tendréis éxito en la vida. No siempre sabréis exactamente qué oportunidades tendréis o cuándo las tendréis, pero tened la seguridad de que os serán de valor sólo si estáis preparados para aprovecharlas. Como veis, la formula: preparación más oportunidad da como resultado el éxito en la vida de líderes de la Iglesia, el gobierno, los negocios, las profesiones y, ojalá, en vuestra vida. La preparación es de vital importancia en la Iglesia para que logréis hacer vuestra parte cuando el Señor os necesite y seáis llamados. En la vida como en un maratón, debéis buscar la ayuda que necesitéis y no tan sólo confiar en vuestras propias fuerzas. No podréis decir que habréis hecho todo lo posible por terminar una tarea sino hasta después de que hayáis pedido ayuda al Señor a vuestros seres queridos a los líderes de la Iglesia y a vuestros amigos. Estoy seguro de que todos nos hemos sentido conmovidos por el milagro que ocurrió hace poco en nuestro valle. Joshua Dennis un niño de diez años hoy vive gracias a su ferviente oración fe y gran optimismo y además porque escuchó a su madre y obedeció su consejo. Además recordamos el presentimiento al que yo llamaría inspiración, que tuvo John Skinner, quien llevó al grupo de rescate hasta el lugar donde se encontraba Joshua. Espero que nuestros jóvenes recuerden esta gran lección sobre la oración cuando vayan por el camino de la vida. Confiar sólo en vuestras propias habilidades puede llevaros al pecado del orgullo. En la primera sección de Doctrina y Convenios el Señor describe la condición inicua de muchos en el mundo: "No buscan al Señor para establecer su justicia antes todo hombre anda por su propio camino y en pos de la imagen de su propio Dios (D. y C. 1:16). Si nos jactamos de nuestra propia fuerza y caminamos por nuestro propio camino podemos resbalarnos fácilmente del sendero recto y angosto y caer en las amplias carreteras del mundo. No os dejéis desviar por lo fácil que algunas veces parece el camino, como la cuesta abajo de un maratón; manteneos cerca del Señor y confiad en El tanto en los tramos fáciles de la vida como lo hacéis cuando vais cuesta arriba en los difíciles. Los maratonistas pasan por puestos de auxilio ubicados a lo largo del camino donde les proveen agua ánimo y asistencia. Sin esta ayuda, muchos corredores no podrían seguir adelante. Jóvenes vosotros también tenéis puestos de auxilio que os ayudan a seguir avanzando por vuestro camino; estos son vuestros padres otros miembros de la familia, líderes del barrio y maestros que han corrido más carreras y están más adelante en el camino de la vida. Aprovechad la experiencia que ellos han acumulado;
confiad en ellos; buscad su opinión, su consejo y apoyo; y luego escuchadles ya que os ayudarán a manteneros en el camino. Jóvenes estad agradecidos por el gran privilegio y la bendición que tenéis de poseer el Sacerdocio Aarónico; sed fieles a vuestros deberes del sacerdocio porque éstos os ayudarán a prepararos para servicios mayores. Os exhorto a vosotros maestros y presbíteros, a ser fieles maestros orientadores; este es un llamamiento de toda la vida para todos nosotros. Vosotras jovencitas participad en el programa de las Mujeres Jóvenes; aprended los valores de este programa y ponedlos en práctica. Los líderes del Sacerdocio Aarónico y de las Mujeres Jóvenes colaboran con vuestros padres al guiaros en esta crítica parte de vuestras vidas, en que las decisiones que toméis tendrán una trascendencia eterna. Estad siempre dispuestos a ayudar a los demás; nada os dará la misma satisfacción y gozo interior que se siente al ayudar porque cuando os halláis en el servicio de vuestros semejantes sólo estáis en el servicio de vuestro Dios (Mosíah 2:17). Hacer oídos sordos a las necesidades de los demás es un pecado serio. Pensad en las palabras de Alma al pueblo de Zarahemla. El preguntó: '. . .¿persistiréis aún en usar ropas costosas y en poner vuestros corazones en las vanidades del mundo en vuestras riquezas? Sí, ¿persistiréis en suponer que unos sois mejores que otros?. . . "Sí, ¿persistiréis en volver vuestras espaldas al pobre y al necesitado, y en negarles vuestros bienes?" (Alma 5:53Z5-) El rey Benjamín enseño que debemos cuidar de los necesitados -al pobre, al hambriento, al desnudo, al enfermo, tanto temporal como espiritualmente, si queremos recibir la remisión de nuestros pecados día a día o en otras palabras para andar rectamente ante Dios (véase Mosíah 18:29). Creo que algunos de vosotros, alguna vez, habéis sentido que se os acababa la resistencia; habéis sentido la necesidad casi imperiosa de abandonar de renunciar o de ceder a la tentación. Tal vez encontréis problemas adversidades y tentaciones que creéis que no podéis soportar; quizás en tiempos de enfermedad y muerte, problemas económicos y otras adversidades os preguntéis si tenéis la fuerza la valentía o la habilidad para continuar. Vosotros enfrentáis las mismas tentaciones que han sido comunes a través de la historia, además de muchas otras que fueron desconocidas para las generaciones pasadas. Sin embargo, tened la seguridad de que Dios no permitirá que seáis tentados más de lo que podáis resistir (véase 1 Corintios 10:13). El no os dará problemas que no podáis superar; tampoco os pedirá más de lo que podáis hacer, pero tal vez os pida hasta el máximo para que os probéis a vosotros mismos. El Señor nunca abandonará a nadie; puede que vosotros le abandonéis, pero El nunca os abandonará, por tanto, nunca debéis pensar que estáis solos. La razón para mantenerse firme en una maratón es obvia, y tal vez la razón para mantenerse firme en el camino que lleva a una vida recta sea menos obvia, pero es 36
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN mucho más importante. En otras palabras, una vida recta es el camino, el único camino, que lleva a la felicidad, al gozo y a la paz. El profeta José Smith enseñó: '¿La felicidad es el objeto y propósito de nuestra existencia; y también será el fin de ella, si seguimos el camino que nos conduce a la felicidad; y este camino es virtud, justicia, fidelidad, santidad y obediencia a todos los mandamientos de Dios . . . " (Enseñanzas del profeta José Smith, pág. 312.) "Donde hay obediencia hay felicidad y paz. . . y puesto que nuestra felicidad es designio de Dios, El nunca. . . dará un mandamiento a su pueblo que no sea premeditado para promover esa felicidad que El ha designado." (Liahona, feb. de 1978, pág. 25.) En el Libro de Mormón leemos: " . . . y existen los hombres para que tengan gozo" (2 Nefi 2:25). Nuestro Padre Celestial conoce el camino que debéis seguir para gozar de felicidad y paz; los principios del evangelio marean ese camino y son un don para vosotros, sus hijos. Por otra parte, Satanás tratará, a cada paso, de desviaros del camino; su objetivo es que todos seáis desdichados como él (véase 2 Nefi 2:27). Grandes sumas de dinero se invierten anualmente para preparar y disfrazar la maldad y el pecado de tal forma que parezcan tentadores, atractivos y hasta inofensivos. Sin embargo, a pesar de las apariencias, "la maldad nunca fue felicidad" (Alma 41:10) y nunca lo será. Nunca os coloquéis en la situación en que estaban los nefitas pocos años antes del nacimiento del Salvador. Ellos procuraron "aquello que no [podían] obtener. . . [y buscaron la dicha] cometiendo iniquidades, lo cual es contrario a la naturaleza de esa justicia que existe en nuestro gran y Eterno Caudillo" (Helamán 13:38). No se puede encontrar la felicidad en el pecado y la iniquidad.
El Señor os ha dado el don del albedrío (véase Moisés 7:32) y os ha instruido lo suficiente para que distingáis el bien del mal (véase 2 Nefi 2:5). Sois libres para escoger (véase 2 Nefi 2:27) y sois libres para obrar (véase 2 Nefi 10:23; Helamán 14:30), pero no sois libres para escoger las consecuencias. Sin duda alguna, el escoger el bien conduce a la felicidad y a la paz, en tanto que escoger el mal lleva a la desdicha y a la aflicción. Es evidente que el paralelo que existe entre la vida y un maratón es la necesidad de correr y resistir hasta el final. Entre las últimas palabras que habló a su pueblo, Nefi les dijo: "Y ahora. . . después de haber entrado en esta recta y angosta senda, quisiera preguntar si ya quedó hecho todo. He aquí, os digo que no. . . debéis seguir adelante con firmeza en Cristo. . . y [perseverar] hasta el fin" (2 Nefi 31:19-20). Yo pienso en esta promesa del Señor: ". . .pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán" (Isaías 40:31). Vosotros tenéis esa promesa. Mis jóvenes amigos, ruego que el Señor os guíe y os fortalezca cuando corráis vuestro maratón personal, a fin de que lleguéis a decir, como Pablo escribió a Timoteo: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe" (2 Timoteo 4:7). Yo sé que podéis vivir vidas rectas y, con la ayuda del Señor, hacer todo lo que debéis hacer. Doy mi testimonio de que nuestro Padre Celestial y Jesucristo os aman y desean vuestra felicidad. José Smith es el profeta de la restauración del evangelio en estos últimos días y el presidente Ezra Taft Benson es el profeta actual. Esta es la Iglesia de nuestro Señor y Salvador; yo soy uno de sus testigos y doy este humilde testimonio en el nombre de Jesucristo. Amén.
LA INTEGRIDAD por el élder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles "Las recompensas de la integridad son inmensurables. Una es la inefable paz interior y la serenidad de saber que hacemos lo correcto; otra es la ausencia de la culpa y la ansiedad que acompañan al pecado." En una revelación el Señor dijo: "Bendito es mi siervo Hyrum Smith, porque yo, el Señor, lo amo a causa de la integridad de su corazón, y porque el ama lo que es justo..." (D. y C. 124:15). No creo que nadie pueda recibir mayor alabanza que esa. Me he sentido inspirado a hablaros sobre la importancia de la integridad, la integridad "a la antigua", practica y personal. Creo que el ser integro es hacer siempre lo bueno y correcto, sean cuales sean las consecuencias inmediatas; es ser justo desde lo mas profundo del alma, no sólo en las acciones sino, y mas importante aun, en los pensamientos y el corazón. La
integridad implica ser tan dignos de crédito, tan incorruptibles que seamos incapaces de traicionar una confianza o un convenio. En lo intimo de nuestro ser. todos tenemos la capacidad de saber lo que es correcto y bueno. Hablando a "los pacíficos discípulos de Cristo" (véase Moroni 7:3), el profeta Mormón les dijo: "...os es concedido juzgar, a fin de que podáis discernir el bien del mal; y la manera de juzgar es tan clara, a fin de que sepáis con perfecto conocimiento, como la luz del día lo es de la obscuridad de la noche.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN "Pues he aquí, a todo hombre se da el Espíritu de Cristo para que pueda distinguir el bien del mal; por tanto, os muestro la manera de juzgar; porque toda cosa que invita a hacer lo bueno, y persuade a creer en Cristo, es enviada por el poder y el don de Cristo, por lo que podréis saber, con un conocimiento perfecto, que es de Dios. "Pero cualquier cosa que persuade a los hombres a hacer lo malo, y a no creer en Cristo, y a negarlo, y a no servir a Dios, entonces podréis saber, con un conocimiento perfecto, que es del diablo; porque de este modo es como obra el diablo, porque el no persuade a ningún hombre a hacer lo bueno, no, ni a uno solo; ni lo hacen sus ángeles; ni los que a el se sujetan." (Moroni 7:15-17.) Puesto que hemos recibido el Espíritu de Cristo para discernir el bien del mal, debemos elegir siempre lo bueno. No tenemos por que dejarnos desviar, a pesar de que el fraude, el engaño y la falsedad muchas veces parecen aceptables en el mundo; es común mentir, robar y hacer trampas. Pero para un verdadero Santo de los Ultimos Días, es esencial tener integridad, o sea, una firme adhesión a las mas altas normas morales y éticas. Igual que Job debemos decir: "Hasta que muera, no quitare de mí mi integridad" (Job 27:5). Aunque había perdido casi todo lo que valoraba-la familia, los amigos, la salud, la riqueza-, se negaba a renunciar a su integridad; en un contraste muy marcado, en la actualidad hay muchas personas que renuncian a esa virtud por un precio muy bajo. La persona que roba un dulce, un articulo de maquillaje o una alhaja cambia la preciada integridad por una mísera ganancia; el que falsifica su declaración de impuestos omitiendo ingresos o reclamando exenciones injustas compromete la valiosa integridad por una insignificante cantidad de impuestos que no paga; el que se niega a pagar inmediatamente las cuentas de artículos o servicios recibidos cambia la inestimable integridad por lo que supone una ventaja temporaria; los cónyuges que son infieles a su compañero truecan su inapreciable integridad por un fugaz momento de alegría. Esta virtud es tan preciosa que no tiene precio, es invalorable. José, el hijo de Jacob, era un modelo de integridad. Sin duda, habréis estudiado sobre el recientemente en la Escuela Dominical. Su integridad lo colocó entre los hijos mas grandes de nuestro Padre Celestial. El hizo lo que era justo y bueno; era confiable e incorruptible, y se había autodisciplinado para no traicionar jamas la confianza puesta en el. Por motivo de su integridad y rectitud, José fue favorecido y bendecido por el Señor en toda circunstancia. Su vida es una evidencia de que "...a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien" (véase Romanos 8:28). Su ejemplo es especialmente importante para nosotros, porque casi todos los miembros de la Iglesia somos descendientes de el. Jacob, su padre, lo amaba desde la niñez. El Señor le reveló en sueños hechos futuros. Sin embargo, sus hermanos lo odiaban, tramaron quitarle la vida y terminaron vendiéndolo como esclavo. Cuando [quienes lo habían comprado] lo llevaron cautivo a Egipto, el Señor estuvo con el allí y José fue nombrado mayordomo de
Potifar, el capitán de la guardia de Faraón. Al tentarlo la esposa de Potifar, el la rechazó y huyó, porque era un hombre justo y porque no quería violar la confianza que su amo había puesto en el. Por su rechazo, se le acusó injustamente y lo pusieron en la prisión. Allí también el Señor estuvo con el, y José llegó a ser mayordomo de la prisión. Mientras estaba prisionero, el Señor le permitió interpretar los sueños del copero y el panadero de Faraón, y mas tarde los sueños de Faraón mismo con siete vacas gordas y siete flacas, y siete espigas repletas de grano y siete menudas. A consecuencia de eso, José fue nombrado gobernador de todo Egipto, el hombre de mayor rango después de Faraón. Dirigió el almacenamiento de alimentos durante los años de abundancia y la entrega de estos durante los años de escasez. En la época de escasez, los hermanos de José, los mismos que veintidós años antes lo habían vendido como esclavo, fueron a Egipto en busca de alimentos; como no lo reconocieron, se inclinaron ante el por tratarse de una persona de alto rango. En una escena tierna y conmovedora, José se dio a conocer a sus hermanos y los perdonó. Por supuesto, podría haberse vengado de ellos haciéndolos esclavos, arrojándolos en una prisión o hasta matándolos; en cambio, hizo lo que era justo y bueno, diciendo: "...Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. "Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá... "...Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad... y para daros vida por medio de gran liberación. "Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios..." (Génesis 45:4_5, 7-8.) Por medio de José el Señor preservó a los hijos de Israel y les proveyó un lugar en Egipto donde pudieran progresar y multiplicarse. Aunque este relato es muy conocido, os exhorto a que lo leáis de nuevo, prestando atención a la integridad de José y a las bendiciones que esta virtud le acarreó. El llegó a tener los derechos de la primogenitura en la casa de Israel y tuvo su herencia en la tierra de las Américas (véase Eter 13:8). El Señor le permitió profetizar sobre Moisés, que sacaría de Egipto a los hijos de Israel, y sobre José Smith, el Profeta de la restauración del evangelio en los últimos días. (Véase 2 Nefi 3:6-21.) Jorge Washington, primer Presidente de los Estados Unidos, fue un modelo de integridad en tiempos mas modernos. Mas que su gran inteligencia, fueron su honradez y carácter lo que llevó a sus compatriotas a elegirlo como líder. Aunque prefería la paz y tranquilidad de su hacienda, respondió al llamado del deber que lo llevó al tumulto de la vida publica; rehusó toda compensación por sus servicios pidiendo al gobierno que pagara sólo sus gastos, de los cuales llevaba cuenta exacta. Dio cuarenta y cinco años de su vida al servicio de su patria. (Véase David 0. McKay, Secrets of a Happy Life, Salt Lake City: Bookcraft, 1968, págs. 142-144.) Al visitar la Estaca 38
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Mount Vernon hace dos semanas, sentí el espíritu de Washington, el prócer de este país, y recordé los nobles hechos de este gran hombre. El profeta José Smith es otro ejemplo de integridad, que no vaciló en hacer lo que el Señor le mandaba, aun a riesgo de su propia vida. "[José Smith] no trató de evadir las tareas de la vida ni sus experiencias... El marchó, construyó, aserró, taló, aró y plantó con los demás. Tenia un cuerpo musculoso como resultado del ejercicio físico. Su mente era ejemplo de una búsqueda incansable de la verdad." (Leon R. Hartshorn, Joseph Smith, Prophet of the Restoration, Salt Lake City: Deseret Book Company, 1970, pág. 67.) "Su grandeza no radicaba solamente en el profetizar... el hablar o el escribir, sino en lo que el era" (Hartshorn, pág. 38). El presidente Ezra Taft Benson, nuestro Profeta, Vidente y Revelador, es un ejemplo de sublime integridad. La asignación que le dio la Primera Presidencia de ir a Europa para aliviar el sufrimiento de nuestros miembros, después de la Segunda Guerra Mundial, dio un ejemplo evidente de la nobleza de su carácter. "La verdadera grandeza de un hombre no radica en lo que el dice ser ni en lo que los demás digan que es, sino en lo que es realmente." (Haltshorn, pág. 38.) Nuestra integridad determina lo que realmente somos. El Señor espera que seamos íntegros y obedezcamos sus mandamientos. El dijo: "¿Por que me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Lucas 6:46.) Y en otra oportunidad dijo: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrara en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que esta en los cielos." (Mateo 7:21.) El mentir un poco, hacer un poco de trampa o sacar injustamente un poco de ventaja no son hechos aceptables ante el Señor; las Escrituras nos advierten que esta es la forma en que Satanás nos "conduce astutamente [a la destrucción]" (véase 2 Nefi 28:8, 21). E1 Señor dijo a los santos de la Restauración: "Porque de aquel a quien mucho se da, mucho se requiere..." (D. y C. 82:3). A los miembros de la Iglesia realmente se nos ha dado mucho: se nos dio el Evangelio de Jesucristo. Esta bendición implica un riesgo, y se nos ha advertido: "Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado" (Santiago 4:17). El mundo necesita urgentemente hombres y mujeres con integridad. Casi todos los días oímos de fraudes, malversación de fondos, propagandas falsas y otros tratos similares con el fin de obtener lucro mediante las trampas y el engaño. El Señor aborrece esas practicas. Un proverbio dice: "El peso [o sea, la balanza] falso es abominación a Jehová; mas la pesa cabal le agrada" (Proverbios 11:1). Y el Señor mandó: "Si pides prestado... devolverás lo... prestado" (D. y C. 136:25). Y les dio este mandamiento a los antiguos israelitas: "No hurtareis, y no engañareis ni mentiréis el uno al otro... "No oprimirás a tu prójimo, ni le robaras... "No harás injusticia en juicio... en peso ni en otra medida.
"Balanzas justas, pesas justas. tendréis." (Levítico 19:11, 13, 35-36.) El Señor mandó a los israelitas que fuesen mas que honrados. Si encontraban un buey perdido, debían buscar al dueño a fin de devolvérselo. También hoy nuestros tratos e intenciones deben ser así de puro s y honrados ante el Señor. Debemos ser justos con proveedores, clientes y empleados; pagar las obligaciones y cumplir los contratos; y no engañar jamas omitiendo detalles al hacer una inversión o un negocio. Si tenemos el corazón "a tal grado... puesto... en las cosas de este mundo" (D. y C. 121:35), podemos perder la integridad fácilmente. Debemos recordar que "creemos en ser honrados, verídicos, castos, benevolentes, virtuosos y en hacer bien a todos los hombres" (Articulo de Fe 13). El élder Neal A. Maxwell dijo: "Cuanto desearía que hubiera mas honradez y menos corrupción, mayor bondad a cambio de tanto ingenio y mas sabiduría en lugar de inteligencia a la deriva". Debemos ser honrados con el Señor al pagar el diezmo. Los miembros fieles han aprendido que El abrirá "las ventanas de los cielos y [derramara] bendiciones hasta que sobreabunde" (Malaquías 3:10). El pago del diezmo tiene mucho mas relación con la fe que con el dinero. Devolvamos una décima parte de nuestros ingresos al Señor (véase D. y C. 119:4), y no seamos jamas culpables de robarle por no pagar el diezmo. Además, debemos recordar a los que pasan necesidades y contribuir con generosas ofrendas de ayuno para que los ayuden. Demostramos integridad cuidando de los demás y sirviéndoles. Os citare un ejemplo en el que una familia, un obispo cristiano, los maestros orientadores, las maestras visitantes y los miembros del barrio así lo hicieron. Una mujer joven con ocho hijos se quedó sin esposo. El mayor de los niños tenia doce años, el menor apenas uno, y una de las hijitas tenia que estar en silla de ruedas. La madre se mudó a otro vecindario para estar mas cerca de sus familiares y amigos. Pero temía que la dejaran de lado, por ser divorciada y estar sola. Sin embargo, mientras se mudaba, los miembros del barrio fueron a darle la bienvenida, llevarle comida y ofrecerle ayuda. Eran tantos descargando el camión, que no daba abasto para decirles dónde poner las cosas. Después de instalarse, ella y su familia recibieron incontables expresiones de servicio y amor; los maestros orientadores le repararon aparatos eléctricos y otros artículos del hogar; las maestras visitantes se mantenían en contacto con ella y la acompañaban a las actividades de la Iglesia para que no fuera sola; en Navidad, encontró dinero que le habían dejado anónimamente en el porche; y nunca faltaba alguien que pusiera en la mano un billete al saludarla. Recibió cientos de dólares para comprar una plataforma para poner la silla de ruedas en el auto. Al regresar después de faltar unos días de su casa, se encontró con que sus hermanos del barrio le habían renovado la cocina. Sus padres y hermanos le dieron apoyo económico y emocional, ayudaron a cuidar a los niños, la acompañaron a la sala de emergencia cuando una de sus hijas enfermó 39
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN gravemente, construyeron una rampa hasta la puerta del frente para entrar la silla de ruedas a la casa, colocaron estantes para almacenamiento y le. ayudaron en el trabajo del terreno. Toda esa bondad la animó y le dio valor para enfrentar las tribulaciones diarias. Los que se ocuparon de esa madre practicaron la "religión pura" (véase Santiago 1:27) por su integridad. Hagamos nosotros lo mismo, como esnifen el Salvador en la parábola del buen samaritano (véase Lucas 10:37). Las recompensas de la integridad son inmensurables. Una es la inefable paz interior y la serenidad de saber que hacemos lo correcto; otra es la ausencia de la culpa y la ansiedad que acompañan al pecado. Otra recompensa de la integridad es la confianza que nos da para acercarnos a Dios. Cuando la virtud engalana nuestros pensamientos incesantemente, nuestra confianza se hace fuerte en la presencia de Dios (véase D. y C. 121:45). Cuando hacemos lo correcto, no nos sentimos
tímidos ni vacilantes al necesitar la guía divina, pues sabemos que el Señor contestara nuestras oraciones y nos ayudara. La recompensa máxima de la integridad es la compañía constante del Espíritu Santo (véase D. y C. 121:46). El no nos acompaña si hacemos lo malo, pero si hacemos lo bueno, estará con nosotros y nos guiara en todo. Mis hermanos, seamos dignos de la confianza que el Señor ha depositado en nosotros; esforcémonos por ser íntegros en todo lo que emprendamos, por mundano e insignificante que parezca; los asuntos de poca monta se acumulan para indicar la dirección que seguirá nuestra vida. Doy mi testimonio de que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y nuestro Señor y Salvador. Esta es su Iglesia. José Smith es un Profeta de Dios, como también lo es el presidente Ezra Taft Benson. Testifico esto humildemente en el nombre de Jesucristo. Amen.
LA PAZ INTERIOR Elder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles "A pesar de las funestos condiciones del mundo y de los problemas personales que acosan a cada persona, la paz puede ser. una realidad" Últimamente, el tema de la paz ha ocupado un lugar muy prominente tanto en la vida como en el pensar de las personas en todo el mundo; además, cuando la paz mundial se vio amenazada, muchos países se vieron involucrados en la guerra. Las noticias mostraron vivas imágenes del sufrimiento y la destrucción tan terribles ocasionadas por este conflicto y de la gran confusión que ha ocasionado entre las personas. La guerra causa ansiedad profunda e interrumpe la vida familiar, los trabajos y los estudios, y emplea recursos que podrían utilizarse en causas mas loables y que beneficiarían al mundo. Estamos agradecidos de que la guerra del Golfo Pérsico haya terminado mas rápido y con menos bajas de lo que se esperaba. Nuestro corazón se llena de compasión al contemplar a familias que, en los distintos bandos, perdieron a seres queridos, así como al ver las víctimas inocentes, especialmente los niños. Ahora pedimos que exista una paz duradera para que los hombres conviertan "sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces" y no se adiestren "mas para la guerra" (véase Isaías 2:4). En las Escrituras, paz significa verse libre de conflicto, contención o guerra, o la calma interior y el consuelo que da el Espíritu, el cual es un don de Dios a todos Sus hijos y trae al corazón sosiego y serenidad. El diccionario define la paz como un estado de tranquilidad o sosiego, tranquilidad del alma y concordia en las familias.
Mientras anhelamos la paz, vivimos en un mundo lleno de miseria, hambre, dolor, angustia, soledad, enfermedad y tristeza. Vemos el divorcio en todo su apogeo, con las penas y la angustia que causa, sobre todo entre los niños inocentes que están de por medio. Los hijos desobedientes llenan de dolor y de angustia a los padres. Los problemas económicos causan zozobra y la perdida del autorrespeto. Seres queridos cometen pecado y en la abominación se olvidan de sus convenios y andan "por su propio camino, y en pos de la imagen de su propio Dios" (D. y C. 1:16). El valor de la paz interior es incalculable. Cuando gozamos de paz, desaparecen la preocupación y el temor, pues sabemos que con la ayuda del Señor podemos hacer todo lo que se espera o se requiere de nosotros. Podemos enfrentar cada día. cada deber y cada desafío con seguridad y confianza en los resultados. Somos libres para pensar y actuar, y para ser felices. Aun los prisioneros de guerra, encarcelados durante mucho tiempo, pueden tener paz mental. Muchos de ellos se han dado cuenta de que sus capturadores no pueden privarlos de la libertad de pensar, aun cuando se encuentren bajo las mas severas restricciones. Son pocas, si es que las hay, las bendiciones de Dios que tienen mas valor para nuestra salud espiritual que la recompensa de la paz interior. En una revelación que el Salvador ha dado en nuestra época actual, ha dicho: "Aprended, mas bien, que el que hiciere obras justas 40
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN recibirá su galardón, si, la paz en este mundo y la vida eterna en el mundo venidero" (D. y C. 59:23). A pesar de las funestas condiciones del mundo y de los problemas personales que acosan a cada persona, la paz puede ser una realidad, y, en medio de la turbulencia de la vida, podemos gozar de la calma y la serenidad. El que logremos la armonía interior dependerá de la relación que tengamos con nuestro Salvador y Redentor Jesucristo y de nuestra disposición para seguir Su ejemplo obedeciendo los principios que nos ha dado. El nos ha hecho esta invitación: "Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; "porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga" (Mateo 11:28-30). Las palabras: "Calla, enmudece" (Marcos 4:39) que El pronuncio al calmar el violento mar, pueden tener la misma influencia en nosotros cuando nos abofeteen las tormentas de la vida. Durante la fiesta de la Pascua, el Salvador enseñó a Sus discípulos: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo" (Juan 14:27). Al referirse a las enseñanzas que dio a Sus discípulos, Jesús dijo: "Estas cosas os he hablado pata que en mi tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" (Juan 16:33). En su epístola a los Romanos, Pablo nos dio una clave para encontrar la paz que prometió el Salvador. El dijo: "...el ocuparse del Espíritu es vida y paz" (Romanos 8:6). La madre de una numerosa familia aprendió a encontrar paz cuando aceptó la invitación del Salvador de ir a El para hallar descanso. Durante su vida obedeció todos los mandamientos y tuvo fe en el Señor Jesucristo. Entonces empezó a hacer todo lo que estaba a su alcance por resolver los problemas y hacer frente a los de s años que se le presentaban, y, cuando se sentía desfallecer, echaba sus cargas sobre el Señor y dejaba en Sus manos los resultados. El presidente David O. McKay dijo: "La paz de Cristo no se encuentra buscando lo superficial de la vida, y solo se logra cuando sale del corazón". Luego añadió: "La paz se obtiene mediante la obediencia a los principios del Evangelio de Jesucristo... Nadie puede tener paz interior ni estar en paz con Dios cuando a sabiendas hace lo incorrecto, cuando quebranta la ley dejándose llevar por la pasión y los apetitos, y cuando, desobedeciendo la voz de la conciencia, se deja llevar por la tentación y ni es digno de la confianza de sus semejantes. El que quebranta la ley no tiene paz, pues esta se recibe al obedecerla . Este es el mensaje que Jesús quiere que proclamemos al mundo" (en Conference Report, octubre de 1938, pág. 133). La vida terrenal es un período probatorio en el que se nos da la oportunidad de tomar decisiones. Dos fuerzas poderosas tiran en direcciones contrarias; una es la del poder de Cristo y Su justicia y la otra es la de Satanás y los espíritus que le siguen. El presidente Marion G. Romney dijo: "La humanidad... debe decidir a cual de las dos
seguir. La recompensa de una es el fruto del Espíritu: la paz; mientras que la de la otra son las obras de la carne: lo opuesto a la paz". Luego añadió: "El precio de la paz es la victoria contra Satanás" (Ensign, octubre de 1983, págs. 4, 5). Nosotros podemos saber cual de las dos seguir porque Dios nos ha dado el Espíritu de Cristo para distinguir el bien del mal y para protegernos contra el pecado (véase Moroni 7:15-18). A veces nos referimos al Espíritu de Cristo como a nuestra conciencia. Si seguimos sus indicaciones podemos librarnos del pecado y tener paz. Si no lo hacemos, sino que permitimos que los apetitos de la carne nos controlen, nunca conoceremos la paz verdadera y seremos arrojados "como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto... No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos" (Isaías 57:20-21). Si dañamos o violamos nuestra conciencia no haciéndole caso, podemos perder ese don porque ya no lo podemos percibir; en ese caso, dejaremos de sentir y estaremos fuera del alcance de la influencia de ese Espíritu (véase 1 Nefi 17:45; Efesios 4:19). Aunque aborrecemos la guerra, la paz casi siempre ha sido mas un sueño que una realidad. Durante la mayor parte de la historia del mundo, los conflictos y la disensión siempre han florecido y han desplazado la paz. Cuando ha reinado la paz, ha empezado en el corazón de personas obedientes y justas, propagándose gradualmente hasta abarcar toda una sociedad. Las Escrituras hacen referencia a por lo menos dos períodos de paz absoluta y sabemos que todavía habrá un tercero (véase Marion G. Romney, "El precio de la paz", Liahona, febrero de 1984, págs. 1-8). El primero de esos períodos ocurrió con el pueblo de Enoc antes del gran Diluvio. Ellos continuaron en la senda de la rectitud y "el Señor vino y habito con su pueblo" porque eran justos, y "llamo SIÓN a su pueblo, porque eran uno en corazón y voluntad, y vivían en justicia". Y edificaron "una ciudad que se llamo la Ciudad de Santidad, a saber, SIÓN", la cual "con el transcurso del tiempo... fue llevada al cielo" (véase Moisés 7:16-21). El segundo período de paz siguió al ministerio de Jesús resucitado entre los nefitas. Ellos eliminaron de su vida todo lo malo y obtuvieron el fruto del Espíritu. El Libro de Mormón dice: "...los discípulos de Jesús habían establecido una iglesia de Cristo... Y cuantos iban a ellos, y se arrepentían verdaderamente de sus pecados, eran bautizados en el nombre de Jesús; y también recibían el Espíritu Santo" (4 Nefi 1:1). Por consiguiente, "no había contiendas ni disputas entre ellos" (v. 2), "a causa del amor de Dios que moraba en el corazón del pueblo. Y no había envidias, ni contiendas, ni tumultos, ni fornicaciones, ni mentiras, ni asesinatos, ni lascivias..." (vs. 15-16). "...eran uno, hijos de Cristo y herederos del reino de Dios" (v. 17), "y obraban rectamente unos con otros" (v. 2) y "no podía haber un pueblo mas dichoso entre todos los que habían sido creados por la mano de Dios" (v. 16). La paz prevaleció entre los nefitas casi dos siglos; después, algunos se apartaron de las enseñanzas de Jesucristo y se volvieron orgullosos e inicuos. Después de otros dos siglos, la nación nefita, que había disfrutado de ese largo tiempo de paz perfecta, se destruyo a si misma en una cruel guerra civil. 41
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN El tercer período de paz perfecta vendrá durante el Milenio. "Y Satanás será atado, para que no tenga cabida en el corazón de los hijos de los hombres" (D. y C. 45:55). Al vivir el Evangelio de Jesucristo, los justos, debido a su rectitud, echaran a Satanás de entre ellos. Anhelamos la llegada de ese día de paz y justicia universal, cuando Cristo reinara sobre la tierra. En esos tres ejemplos vemos que la paz, ya sea en una ciudad, una nación u otra sociedad, surge del corazón de las personas que guardan los preceptos del evangelio. En la vida del profeta José Smith vemos un ejemplo de paz individual en medio del conflicto y la contención. Hacia el final de sus días, su vida se vio envuelta en gran tribulación causada por personas sin escrúpulos, acusaciones falsas y conspiraciones contra su vida. No obstante, pocos días antes de su muerte, el dijo: "...me siento tan sereno como una mañana veraniega; mi conciencia se halla libre de ofensas contra Dios y contra todos los hombres" (D. y C. 135:4). Su paz interior lo sostuvo en medio de la gran adversidad, incluso su propio martirio. La paz, mas que un gran ideal, es un principio practico que con un esfuerzo consciente puede ser parte normal de todo aspecto de nuestra vida. Uno de los hábitos que impide que haya paz interior es la desidia, pues embota nuestra mente con asuntos inconclusos y nos hace sentir inquietos mientras no terminemos lo que tengamos que hacer. En nuestros llamamientos, sentimos paz cuando los cumplimos a su debido tiempo en vez de esperar hasta el ultimo momento. Eso ocurre también con el asistir al templo a menudo, con las asignaciones de maestros orientadores y de maestras visitantes, al preparar lecciones y discursos, y otras asignaciones. ¿Puede haber paz en el corazón de alguien que es infiel, aun en lo mas mínimo, a sus votos matrimoniales? ¿Cuanta angustia mental resulta de una mentirita, un engaño, o de robar algo, aun cuando nunca se descubra? ¡Tenemos paz interior cuando a sabiendas quebrantamos las leyes del trafico? 0 ¿estamos siempre pendientes del policía? ¿Sentimos paz mental si no somos honrados con nuestro empleador y no trabajamos por lo que se nos paga? ¿Tenemos paz si no somos honrados al declarar nuestros impuestos sobre la renta?
Los Santos de los Últimos Días están obligados a buscar la paz interior, no sólo porque es una bendición, sino porque pueden irradiar su influencia a los demás. En un mensaje navideño, la Primera Presidencia proclamó que la Iglesia tiene el divino mandato de establecer la paz y que sus miembros deben "manifestar el verdadero amor, primero unos a otros y luego a toda la humanidad; buscar armonía, unidad y paz... dentro de la Iglesia y luego, por precepto y por ejemplo, esparcí estas verdades por todo el mundo" ("Greetings from the First Presidency", Liahona, the Elder's Journal, 22 de diciembre de 41936, pág. 315). Si el pecado nos ha privado de la paz interior, podemos arrepentirnos y pedir el perdón de nuestros pecados. El Señor dijo: "...yo, el Señor, no puedo considerar el pecado con el mas mínimo grado de tolerancia. No obstante, el que se arrepienta y cumpla los mandamientos del Señor será perdonado" (D. y C . 1:3 1-3 2) . El presidente Spencer W. Kimball escribió: "La esencia del milagro del perdón es que trae paz al alma previamente ansiosa, inquieta, frustrada y tal vez atormentada. En un mundo de tumultos y contiendas, esta paz ciertamente es un don de valor incalculable" (El Milagro del Perdón, pág. 371). Mis queridos hermanos, podemos tener paz si dejamos "que la virtud engalane (nuestros) pensamientos incesantemente" (D. y C. 121:45). El poder esta en nosotros porque somos hijos espirituales de nuestro Padre Celestial, quien con Su Hijo Jesucristo nos proporcionaron la manera de tener paz. Podemos gozar de la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento humano (véase Filipenses 4:7). Podemos gozar de ella personalmente, dentro de nuestras familias, en nuestras comunidades, en nuestras naciones y en nuestro mundo, si hacemos las cosas que la producen. Esta paz conduce a la felicidad que es el objeto de nuestra existencia (véase Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 312). Testifico que nuestro Padre Celestial vive y que nos conoce y nos ama individualmente. Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, el Salvador y Redentor de la humanidad, y el Príncipe de Paz. José Smith es el Profeta de la Restauración y el presidente Ezra Taft Benson es el Profeta, Vidente y Revelador actual de la Iglesia del Señor. De esto testifico, en el nombre de Jesucristo. Amen.
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LOS FRUTOS DEL EVANGELIO RESTAURADO DE JESUCRISTO Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles "No podemos tener los frutos del evangelio sin sus raíces. Por medio de la revelación, el Señor ha establecido estas raíces, principios únicos de la plenitud del evangelio." Mis queridos hermanos, estoy seguro que para todos nosotros ha sido un gran honor estar en la presencia del presidente Ezra Taft Benson, el Presidente de la Iglesia, nuestro Profeta. Durante toda mi vida he sentido gran amor y respeto por el, y estoy seguro de que vosotros también lo habéis sentido. A través de las edades, el Señor se ha referido a su pueblo, a quienes le aman y guardan sus mandamientos, con palabras que los distinguen de todos los demás; los ha llamado, "mi especial tesoro" (Éxodo 19:5), "un pueblo especial" (Deuteronomio 7:6), "real sacerdocio, nación santa" (1 Pedro 2:9). Las Escrituras se refieren a este pueblo como santos. El Salvador enseñó que "por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7 20). Haciendo gran contraste con los que obedecen los principios del evangelio, veo cantidad de personas que ignoran o que no comprenden estos principios; muchos no obedecen las normas del evangelio; y otros viven en el pecado, la iniquidad, la deshonestidad y el crimen, cuyos resultados son gran miseria, dolor, sufrimiento y angustia. En Sus enseñanzas el Salvador dijo: "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edifico su casa sobre la roca. "Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. "Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edifico su casa sobre la arena; "y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina" (Mateo 7:24-27). Esta analogía nos enseña una lección importante y es que no podemos tener los frutos del evangelio sin sus raíces. Por medio de la revelación, el Señor ha establecido estas raíces, que son los principios únicos de la plenitud del evangelio; son los que nos guían. El nos ha enseñado la manera en que debemos edificar nuestra vida: sobre un cimiento sólido, como la roca, que resista las tentaciones y las tormentas de la vida. Permitidme mencionar algunos de los principios mas importantes del Evangelio:
tienen un solo propósito. El Padre y el Hijo tienen cuerpos de carne y huesos, mientras que el Espíritu Santo es un personaje de espíritu. Dios es verdaderamente nuestro Padre, el Padre de los espíritus de toda la humanidad. Nosotros somos literalmente sus descendientes y hemos sido creados a Su imagen. El conocer la relación que nos une a nuestro Padre Celestial nos ayuda a comprender la naturaleza divina y el potencial que tenemos dentro de nosotros mismos. La doctrina de que Dios es nuestro Padre es en si un fundamento sólido para basar nuestra propia estima. El himno titulado, "Soy un Hijo de Dios", enseña esta doctrina con palabras sencillas. ¿Puede alguien que comprenda su ascendencia divina tener falta de autoestima? Conozco personas que tienen una firme y profunda certeza de esta verdad, mientras que otras solo la comprenden superficial e intelectualmente. La diferencia de actitudes y el efecto que estas tienen en sus vidas se puede notar en forma muy evidente. El conocimiento de que Jesucristo es el Hijo Primogénito de Dios en el espíritu y su Unigénito en la carne, hace que lo contemplemos como una figura mas noble y majestuosa que si hubiera sido simplemente un gran maestro y filósofo. El es nuestro Señor, el Redentor de toda la humanidad, nuestro Mediador ante el Padre. Por motivo de su amor por nosotros, El ha expiado los pecados del mundo y ha proporcionado la vía para que los fieles vuelvan a la presencia de nuestro Padre Celestial. "El es el Ser mas importante que ha nacido en esta tierra, el ejemplo perfecto... El es el Señor de señores y Rey de reyes, el Creador, el Salvador, el Dios de toda la tierra... Su nombre... es el único nombre bajo el cielo por el que podemos ser salvos. El volverá a la tierra con poder y gloria para morar en ella y en el ultimo día será el Juez de toda la humanidad" (Diccionario bíblico, en inglés, pág. 633). El esta a la cabeza de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Debemos estar eternamente agradecidos a nuestro Señor. Debemos amarle con todo nuestro corazón y seguir su ejemplo cada día. El Espíritu Santo, el tercer miembro de la Trinidad, es un revelador (History of the Church, 6:58) y revela la palabra de Dios. El nos da el testimonio convincente de que el evangelio es verdadero y testifica al corazón de las personas de la divinidad de Jesucristo. El nos guía en nuestras decisiones y en nuestra búsqueda de la verdad.
LA TRINIDAD
LA RESURRECCIÓN
Uno de sus principios distintivos es el verdadero concepto de la naturaleza de la Trinidad: "Nosotros creemos en Dios el Eterno Padre, y en su Hijo Jesucristo, y en el Espíritu Santo" (Artículos de Fe 1). La Trinidad esta compuesta de tres personajes separados y distintos que
Ahora, quisiera hablar de la seguridad que tenemos de que hay una resurrección literal, o sea, la unión que después de la muerte ocurrirá entre el espíritu y el cuerpo 43
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN de carne y huesos. Jesús, quien fue el primero que resucitó sobre la tierra, hizo posible la resurrección para toda la humanidad. Esta verdad es un punto central de esperanza en el Evangelio de Jesucristo (véase 1 Corintios 15:19-22). He observado el contraste que hay entre los que tienen una confianza espiritual en la resurrección y los que están confusos e inseguros en cuanto a nuestra condición después de la muerte. Ha sido para mi motivo de inspiración ver a una madre que, a pesar de su dolor, se enfrentó con serenidad a la muerte prematura de su hijita de dos años. Atribuía la paz que sentía a su fe en un Dios misericordioso y en la promesa de la vida eterna. Ella estaba segura de que su hijita había sido recibida en los brazos amorosos de Dios y que ambas volverían a estar juntas.
vidas perdidas como resultado del alcohol y de la adicción a las drogas? ¿Cuánto disminuirían los casos de cáncer de pulmón, las enfermedades al corazón y otros males causados por el cigarrillo? Los frutos de este mandamiento traen bendiciones innumerables. Al obedecerlo, sin lugar a dudas los miembros de la Iglesia han sido bendecidos con salud y espiritualidad. LOS PRINCIPIOS DE BIENESTAR Un gran distintivo de la religión verdadera es el interés genuino por los menesterosos de la tierra, el cual nos lleva a ser caritativos y ocuparnos de sus necesidades. El apóstol Santiago dijo: "La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo" (Santiago 1:27). En palabras sencillas, la caridad significa poner a un lado nuestros intereses y necesidades para servir a los demás, así como el Salvador lo ha hecho por nosotros. El apóstol Pablo escribió que de la fe, la esperanza y el amor, "el mayor de ellos es el amor" o sea la caridad, que es el amor puro de Cristo (1 Corintios 13:13), y Moroni escribió que "a menos que tengáis caridad, de ningún modo podréis ser salvos en el reino de Dios" (Moroni 10:21). El servicio abnegado es un aspecto sobresaliente del evangelio. Como dijo el presidente Spencer W. Kimball, el servicio de bienestar "no es un programa, sino la esencia del evangelio. Es el evangelio en acción. Es el principio culminante de una vida cristiana" ("Los Servicios de Bienestar: El evangelio en acción", Liahona, febrero de 1978, pág. 111). La Iglesia presa en muchas partes del mundo un considerable servicio humanitario que quizás pase inadvertido. El hecho de que podamos ayudar a otros depende únicamente de que seamos autosuficientes. Y cuando lo somos, empleamos las bendiciones materiales que Dios nos ha dado en nuestro beneficio y el de nuestras familias y nos encontramos en posición de ayudar a los demás. Al comentar sobre el principio de la autosuficiencia parecería que sólo hiciéramos eco a lo que es obvio; pero este principio es contrario a la tendencia de la sociedad actual que se inclina a deshacerse de esa responsabilidad. Muchos santos se han librado de sufrir por haber sido fieles a este principio. La base de la autosuficiencia es el trabajo arduo. Los padres deben enseñar a sus hijos que el trabajo es el requisito para lograr el éxito en todo lo bueno que nos propongamos. Cuando los hijos llegan a una edad en que pueden trabajar, deben hacerlo y empezar a ser autosuficientes, aliviando así la carga de los padres. Ninguno de nosotros debería esperar que otros nos den lo que podamos obtener por nosotros mismos.
LA CRIANZA DE LOS HIJOS En el plan del Señor, los padres deben enseñar a sus hijos durante los años formativos, en que son moldeables, que es cuando se desarrollan las actitudes y los hábitos que duraran toda una vida. El presidente Brigham Young reconoció sabiamente que "la adolescencia y la juventud es la época indicada" para dominar los apetitos y las pasiones de la carne. El advirtió que si "el hombre permite que lo guíen sus pasiones, se convertirá en su esclavo y la tarea de librarse de ellas será extremadamente difícil" (Letters of Brigham Young to His Sons, ed. Dean C. Jesse, Salt Lake City: Deseret Book Co., 1974, pág. 130). Debemos estar muy agradecidos por estos principios que refuerzan positiva y espiritualmente las enseñanzas de los padres y que apartan a la juventud de las trampas que Satanás tiende en el sendero de los adolescentes y los jóvenes adultos. LA PALABRA DE SABIDURÍA La Palabra de Sabiduría fue revelada al profeta José Smith en 1833. Esta revelación ha sido examinada detenidamente; se ha despreciado, se ha atacado y defendido, se ha ridiculizado y elogiado. Mientras tanto, los santos fieles la han obedecido como una señal de su obediencia a Dios. Por muchos años, la obedecieron sólo por la fe y con el mismo espíritu con que Adán ofrecía sacrificios. Un día, un ángel le preguntó: "¿Por que ofreces sacrificios al Señor? Y Adán le contestó: No se, sino que el Señor me lo mandó" (Moisés 5:6). Los miembros de la Iglesia obedecieron muchos años el consejo del Señor sin tener la ventaja del conocimiento médico actual, el cual ha corroborado los beneficios físicos que se reciben con esa obediencia. Ahora sabemos por medio de evidencias científicas lo que los santos han sabido por revelación durante 158 años. Imaginad los resultados que veríamos si todo el mundo obedeciera esta ley de salud y nunca maltratara su cuerpo tomando bebidas alcohólicas o consumiendo tabaco y otras sustancias dañinas. ¿Cuál seria el gran declive que presenciaríamos en accidentes automovilísticos, enfermedades y muertes prematuras, defectos físicos de bebes, crímenes, derroche de dinero, hogares divididos y
LA OBRA MISIONAL La obra misional fue un aspecto primordial en el ministerio terrenal del Salvador y también lo es hoy día. El 44
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Salvador dio este mandato: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:15). Sus discípulos, pero en particular Pablo, proclamaron el mensaje del evangelio a todas las naciones por muchos años después de la crucifixión de Jesús. En el año 1831, el Señor dio esta revelación por medio del profeta José Smith: "La voz del Señor se dirige a todo hombre, y no hay quien escape; ni habrá ojo que no vea, ni oído que no oiga, ni corazón que no sea penetrado" (D. y C. 1:2). En la actualidad, hay mas de 44.000 misioneros que cumplen con el mandato divino de predicar el evangelio y bendicen la vida de las personas a quienes enseñan cuando les dan a conocer la plenitud del Evangelio restaurado; a su vez, ellos también se bendicen con el enorme progreso y la madurez que se adquiere durante una misión. Todo joven digno debe ir a una misión; también las jóvenes y los matrimonios dignos pueden contribuir en gran forma al servicio en el campo misional. Todos ellos salen como emisarios del Señor, y les agradecemos profundamente lo que hacen.
evidencia de que el vivir el evangelio ayuda a los santos a ser mejores. A medida que aumente el número de los que se comprometan a vivir el evangelio con todo su corazón, alma, mente y fuerza, mayor será el ejemplo que darán a sus familiares y amigos. Cuan bendecidos somos al comprender los principios sagrados y eternos del Evangelio de Jesucristo y tener el privilegio de vivir de acuerdo con ellos. Estos principios son verdaderos y nos guiaran por el único sendero seguro que conduce a la felicidad, la cual es el "objetivo y propósito de nuestra existencia" (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 312). CONCLUSIÓN Y PROMESA Permitidme daros estos consejos y estas promesas. Nunca os avergoncéis del Evangelio de Jesucristo. Participad dignamente de la Santa Cena. Recordad siempre a nuestro Señor y Salvador. No difaméis nunca Su santo nombre. No ridiculicéis la santidad del santo sacerdocio ni de las ordenanzas del evangelio. Si honráis estos consejos, el espíritu de rebelión no os embargará el corazón. Seréis bendecidos como Alma, quien dijo: "...he trabajado sin cesar. . para poder traerlas a gustar el sumo gozo del cual yo probé... "Si... el Señor me concede un gozo extremadamente grande en el fruto de mis obras; "porque a causa de la palabra que el me ha comunicado, he aquí, muchos han nacido de Dios, y han probado como yo he probado..." (Alma 36:24-26). Además, si sostenéis a los ungidos del Señor, vuestra confianza en ellos se hará fuerte; vuestras familias y posteridad serán bendecidas y fortalecidas; los frutos abundantes del Evangelio enriquecerán vuestra vida, y la paz y la unidad abundaran tanto en vuestro corazón como en vuestro hogar. Mis queridos hermanos y hermanas, los líderes de la Iglesia os amamos y nos esforzamos por daros los frutos del Evangelio para que podáis probar el dulce néctar que nosotros hemos probado. Ruego que podáis sentir el gozo maravilloso del amor de Dios y Sus bendiciones, en el nombre de Jesucristo. Amen.
LA CASTIDAD Otra de las características especiales del evangelio es el adherirnos a la ley de castidad del Señor. Desde la antigüedad hasta el día de hoy, el Señor ha mandado a su pueblo obedecer esta ley. Este aspecto tan estricto de la moralidad puede parecer extraño y fuera de moda en nuestra época, en la que los medios de comunicación presentan la pornografía y la inmoralidad como conducta que se considera normal y completamente aceptable. Recordad que el Señor nunca ha anulado la ley de la castidad. Los votos matrimoniales que se hacen en el templo aumentan la fidelidad que debe existir entre los cónyuges. La obediencia a la ley de la castidad disminuiría la cantidad de abortos y contribuiría a eliminar las enfermedades sexuales contagiosas. La fidelidad completa en el matrimonio anularía la mayor causa de divorcio con el dolor y la tristeza que este causa y que, por lo general, recae sobre los niños inocentes. Se que los miembros de la Iglesia tienen sus problemas y debilidades; sin embargo, vemos abundante
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN
BUSQUEMOS LO BUENO Elder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles "Para los miembros de la Iglesia, el buscar lo bueno es más que un alto ideal. Es una obligación que aceptamos cuando entramos en los aguas del bautismo." Mis estimados hermanos y hermanas, considero un privilegio el estar aquí, en esta ocasión, y tener la oportunidad de expresar mi testimonio en cuanto a la veracidad del evangelio y mi amor hacia sus lideres. Ruego que el Espíritu del Señor me acompañe mientras os dirijo la palabra. He asistido a las conferencias desde que tenía aproximadamente cinco años de edad. Recuerdo que mi padre y yo solíamos sentarnos en la tercera fila de la sección del centro. Siempre me gustaron todas las conferencias a las que me llevó, pero creo que nunca he asistido a una que fuera mejor o más inspirada que esta. Cabe mencionar también que quizás sea la mas larga, ya que soy uno de los últimos discursantes. Un documento clave de la restauración del evangelio es la carta que el profeta José Smith escribió en respuesta a una pregunta de John Wentworth, editor de un diario de Chicago. En esa carta, el Profeta escribió un resumen del origen, progreso, persecución y fe de los Santos de los Últimos Días. Es uno de los primeros relatos publicados de los acontecimientos ocurridos en el período de treinta y seis años después del nacimiento del Profeta. La ultima parte de la carta, los Artículos de Fe, es una declaración de las principales creencias de la Iglesia. El hecho de que una persona inspirada de los cielos y no un grupo de eruditos escribiera este documento es otra evidencia del llamamiento divino de José Smith (véase Elementos de la Historia de la Iglesia, pág. 332). La palabra buscar significa tratar de obtener, procurar. Esto requiere una actitud enérgica y positiva. Por ejemplo, Abraham buscó "las bendiciones de los patriarcas... y ser un partidario mas fiel de la justicia" (Abraham 1:2). Es lo opuesto a esperar pasivamente que nos llegue algo bueno, sin hacer ningún esfuerzo de nuestra parte. Podemos llenar nuestra vida de cosas buenas, sin dejar lugar para nada mas. Tenemos tanto bueno para elegir que no tenemos por que hacer lo malo. El élder Richard L. Evans dijo: "Lo malo esta en el mundo, pero también esta lo bueno. Esta en nosotros distinguir y elegir entre los dos, para crecer en autodisciplina, en capacidad, en bondad, para seguir adelante -paso a paso- un día, una hora, un momento, una tarea a la vez" (Richard L. Evans, Thoughts for Cone Hundred Days, 5 tomos; Salt Lake City: Publishers Press, 1970, pág. 4:199) Si buscamos lo que es virtuoso y bello, con seguridad lo encontraremos. Por el contrario, si buscamos lo malo, lo hallaremos. Lucifer sabe cómo tentar y arrastrar a muchos de los hijos de nuestro Padre Celestial hasta donde el y sus secuaces están. El se reveló y fue echado; el quiere que seamos miserables como el es. (Véase 2 Nefi 2:18.)
Mi mensaje puede ser lo opuesto al mensaje engañador de Satanás. Nefi lo describe así: "...muchos... dirán: Comed, bebed y divertíos, porque mañana moriremos; y nos ira bien... "...no obstante, temed a Dios, pues el justificara la comisión de unos cuantos pecados; si, mentid un poco, aprovechaos de uno... en esto no hay mal; y haced todas estas cosas, porque mañana moriremos; y si es que somos culpables, Dios nos dará algunos correazos, y al fin nos salvaremos en el reino de Dios" (2 Nefi 28:7-8). Aunque vivamos en el mundo, no debemos ser del mundo. Para los miembros de la Iglesia, el busca lo bueno es mas que un alto ideal. Es una obligación que aceptamos cuando entramos en las aguas del bautismo y que renovamos cada vez que participamos de la Santa Cena. Debemos recordar: El Señor no puede "considerar el pecado con el mas mínimo grado de tolerancia. "No obstante, el que se arrepienta y cumpla los mandamientos del Señor será perdonado..." (D. y C. 1:3132.) Debemos fortalecer a nuestras familias y promover la paz y la felicidad en nuestros hogares, convirtiéndolos en refugios contra los problemas que nos rodean. Por medio del ejemplo, los padres pueden enseñar a los hijos a ser amables, considerados, respetuosos y a apoyarse el uno al otro para evitar la contención. A veces los miembros de la familia se tratan con menos cortesía de la que usan para tratar a los conocidos y hasta a los extraños. Los miembros de la familia tienen desacuerdos que pueden causar tensión, pero deben reservar su mas tierno afecto para sus seres queridos: el cónyuge, los padres y los hermanos. La verdadera grandeza de una persona, en mi opinión, se manifiesta en la forma en que trata a las personas donde la cortesía no es una imposición social. Podemos ser buenos vecinos. En la mayoría de los casos, los que sean buenos vecinos tendrán buenos vecinos. Ser un buen vecino es mas que tener un gesto de atención de vez en cuando para las fiestas o en una crisis; significa esforzarse siempre por edificar y mantener una verdadera amistad. Reaccionamos de inmediato en una emergencia. Por ejemplo, la Navidad pasada el automóvil de nuestro vecino se incendió. Todos los que vieron las llamas corrieron para ayudar. )Respondemos así cuando la necesidad es menos urgente pero posiblemente muy importante? ¿Visitamos a nuestros vecinos aunque nadie este enfermo ni haya crisis? Podemos prestar servicio desinteresado por el amor que tenemos por nuestros semejantes. El Salvador puso ese amor en segundo lugar después del amor a Dios cuando dijo: "Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 46
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN "Este es el primero y grande mandamiento. "Y el segundo es semejante: Amaras a tu prójimo como a ti mismo. "De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" (Mateo 22:37-40). En cuanto a estos dos mandamientos, leemos en 1 Juan: "Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? "Y nosotros tenemos este mandamiento de el: El que ama a Dios, ame también a su hermano" (1 Juan 4:20-21). El servir a otros debe ser parte de la vida de todo discípulo de nuestro Salvador. Cuando dejamos de lado los intereses personales y damos de nosotros sin esperar recibir nada en cambio, estamos avanzando para llegar a ser verdaderos discípulos. "El Señor... ha mandado a su pueblo a cuidar de los pobres y de los necesitados. El dijo: 'Y recordad en todas las cosas a los pobres y necesitados, los enfermos y afligidos, porque el que no hace estas cosas no es mi discípulo' " (D. y C. 52:40). (El proveer conforme a la manera del Señor, pág. 3.) En una estaca que visite hace poco, el porcentaje de desempleo era muy alto. Sin embargo, los fieles santos y sus lideres se habían unido para hacer una generosa contribución de ayuno a fin de que nadie pase necesidades. Debemos ser autosuficientes, tanto como sea posible, en vez de esperar que otros provean por nosotros. Muchos piensan que tenemos el derecho de tener todo en la vida sin hacer ningún esfuerzo de nuestra parte. Muchos creen que el gobierno y otras organizaciones deben ocuparse de nosotros, que deben proveernos alimentos, cuidados médicos y vivienda. Por supuesto, la sociedad debe ocuparse de algunas de estas personas, pero la población en general debe quitarse la idea de depender del gobierno para cosas que ellos pueden proveer para si mismos y sus familias. Debemos estar contentos y animados, y no dejar que Satanás nos abrume con el desaliento, la desesperación y la depresión. El presidente Benson dijo: "De toda la gente, nosotros, como Santos de los Últimos Días, debemos ser los mas optimistas y los menos pesimistas" ("Do Not Despair", Ensign, oct. de 1986, pág. 2). En donde el pecado es la causa de la infelicidad, tenemos que arrepentirnos y volver a una vida de rectitud porque "la maldad nunca fue felicidad" (Alma 41:10) y "no se puede hacer lo malo y sentir paz interior. Es imposible" (Ezra Taft Benson, New Era, junio de 1986 pág. 5). Creo que la felicidad viene de una conciencia limpia y sin engaño. Esto es, evitando los celos y la envidia, cultivando la paz en nuestros hogares y gozando de la paz en nuestros corazones que trae el vivir con rectitud. Esto se recibe por el conocimiento y la seguridad, que da el Espíritu, de que la vida que llevamos esta de acuerdo con la voluntad de Dios y es aceptable para El (véase Joseph Smith, Lectures on Faith, Salt Lake City: Deseret Book Co., 1985, 3:5). Después de todo, las palabras a menudo citadas del profeta José siguen en vigor; el dijo: "La felicidad es el objetivo y propósito de nuestra existencia; y
también será el fin de ella, si seguimos el camino que nos conduce a la felicidad. Este camino es virtud, justicia, fidelidad, santidad y obediencia a todos los mandamientos de Dios" (Mi reino se extenderá, pág. 7). No tenemos que sentirnos deprimidos ni desalentados por la situación del mundo, porque el Señor nos ayudara a encontrar lo bueno que nos llevara a la felicidad. En estos días en que los medios de comunicación tienen casi entrada libre en nuestros hogares, debemos buscar entretenimientos edificantes, ya sea en la televisión, videos, películas, revistas, libros y otros materiales impresos. Debemos saber seleccionar y elegir sólo lo que pruebe ser virtuoso, bello, de buena reputación o digno de alabanza. Si tenemos dudas, debemos evitarlos. Especialmente en un año de elecciones, que se efectuaran en los Estados Unidos este año, debemos apoyar a aquellos que creemos actuaran con integridad y cumplirán nuestras ideas de buen gobierno. El Señor dijo: "Cuando los inicuos gobiernan, el pueblo se lamenta. Por tanto, debe buscarse diligentemente a hombres honrados y sabios, y a hombres buenos y sabios debéis esforzaros por apoyar" (D. y C. 98:9-10). La Iglesia tiene una norma de estricta neutralidad política, sin favorecer a ningún partido ni candidato, pero todo miembro debe tomar parte activa en el proceso político. Debemos estudiar los asuntos y los candidatos para estar seguros de que nuestros votos se basen en el conocimiento y no en los rumores. Tenemos que orar por los que ocupan puestos públicos y pedirle al Señor que les ayude al tomar decisiones importantes que nos afecten. Nuestras creencias en cuanto a gobiernos y leyes de la tierra se resumen en la sección 134 de Doctrina y Convenios y en el Articulo de Fe 12. Debemos apoyar las leyes que estén en armonía con esas creencias morales. Los miembros de la Iglesia deben llevar el mensaje del evangelio a todos los que quieran oírlo. Debemos predicar sin tardar, por el precepto y por el ejemplo, para estar seguros de que todo el que quiera aceptar las verdades del evangelio tenga la oportunidad de hacerlo. La mejor manera de enseñar el evangelio es vivirlo. Los padres deben preparar a sus hijos enseñándoles principios del evangelio, enseñándoles a vivir limpios y puros para ser dignos misioneros y embajadores del Señor; alentándoles a obtener un firme testimonio del evangelio y ayudándoles a prepararse económicamente para ese servicio. Asimismo, las parejas mayores deben hacer planes para servir como misioneros. Debemos ir a los santos templos con frecuencia para efectuar las ordenanzas esenciales por los que han muerto. La obra del templo nos permite hacer por otros lo que ellos no pueden hacer por si mismos. Esta es una obra de amor gracias a la cual nuestros antepasados pueden seguir su progreso hacia la vida eterna. Tan valiosa como es para ellos la obra del templo, así es para nosotros. La Casa del Señor es un lugar [a donde podemos ir] para escapar de lo mundano y ver nuestra vida desde una perspectiva eterna. Podemos meditar en instrucciones y convenios que nos sirven para entender con mas claridad el plan de salvación y el infinito amor de nuestro Padre Celestial por Sus hijos. 47
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Podemos meditar en nuestra relación con Dios, el Padre, y Su Hijo, Jesucristo. De Doctrina y Convenios aprendemos que un templo es "un sitio de instrucción para todos aquellos que son llamados a la obra del ministerio en sus varios llamamientos y oficios; "a fin de que se perfeccionen en el entendimiento de su ministerio, en teoría, en principio y en doctrina, en todas las cosas pertenecientes al reino de Dios sobre la tierra" (D. y C. 97:13-14). El hacer la obra del templo a menudo nos da fortaleza espiritual. Puede ser un apoyo en nuestra vida diaria, una fuente de guía, protección, seguridad, paz y revelación. No hay obra mas espiritual que la obra del templo. Según las palabras de Hugh Nibley: "El templo es un modelo escala del universo. Ese misticismo del templo se debe a su conexión con otros mundos; es el ejemplo en la tierra del orden celestial, y el poder que hay en el viene de lo alto" (Insights, An Ancient Window, marzo de 1992, pág. 1). Como hijos espirituales de nuestro Padre Celestial, siempre debemos reconocer el divino potencial que hay en nosotros y nunca restringir nuestra perspectiva a la visión limitada de la vida mortal. Debemos buscar al Espíritu Santo, que puede ser el compañero constante de los que son obedientes y dignos.
El puede revelarnos toda verdad en nuestra mente y en nuestro corazón, consolarnos en tiempos de aflicción, inspirarnos para tomar decisiones correctas y ayudarnos para que nos limpiemos del pecado. No conozco bendición mas grande que podamos recibir en la mortalidad que la compañía del Espíritu Santo. Sin duda vivimos en tiempos difíciles, pero podemos buscar y obtener lo bueno a pesar de las tentaciones y trampas de Satanás. El no nos puede tentar mas allá de nuestro poder para resistir (véase 1 Corintios 10:13). Cuando buscamos "algo virtuoso, o bello, o de buena reputación", estamos tratando de imitar al Salvador y seguir Sus enseñanzas. Entonces estamos en el camino que lleva a la salvación. Doy mi humilde testimonio de que nuestro Padre Celestial conoce y ama a cada uno de Sus hijos, y que Su Hijo Amado, Jesucristo, es nuestro Salvador y Redentor. José Smith es el Profeta de la Restauración del Evangelio de Jesucristo. Sus sucesores, desde Brigham Young hasta nuestro Profeta actual, el presidente Ezra Taft Benson, son Profetas de Dios de nuestros días. Ellos nos enseñan a buscar lo que es bueno. Y así lo testifico en el nombre de Jesucristo. Amen.
HOGUERAS ESPIRITUALES DE TESTIMONIO Elder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles "Ofrezco tres sugerencias que avivaran la llama del testimonio personal, que nos ha de proteger de los lobos del mal que nos acechan y amenazan destruir nuestra seguridad espiritual." Hace muchos años, manadas de lobos rondaban por las campiñas de Ukrania, haciendo muy peligrosos los viajes por esas regiones; eran animales intrépidos, que no temían ni a la gente ni a las armas que se usaban en esa época. Lo único que parecía intimidarlos era el fuego. De manera que los viajeros que se encontraban por esos senderos lejos de la ciudad acostumbraban encender una hoguera y mantenerla encendida toda la noche. Mientras el fuego se mantuviera vivo, los lobos no se acercaban; pero tan pronto como se dejaban extinguir las llamas, atacaban en forma despiadada. De manera que los viajeros comprendían que el encender una hoguera y mantenerla ardiendo no era solo una cuestión de comodidad y conveniencia sino un asunto de sobrevivencia (véase "Guardians of the Covenant", Mary Pratt Parrish, Ensign, mayo de 1972, pág. 25). Mientras viajamos por los senderos de la vida, no tenemos que protegernos contra las manadas de lobos, mas, en un sentido espiritual, sí nos enfrentamos a los lobos engañosos de Satanás que surgen en nuestro camino en forma de tentaciones, de iniquidad y de pecado. Vivimos en momentos peligrosos en que hay lobos
hambrientos que rondan las campiñas espirituales en busca de aquellos de fe tambaleante y de débil convicción. En su primera epístola, el apóstol Pedro describió a nuestro "adversario el diablo, como león rugiente, [que] anda alrededor buscando a quien devorar" ( 1 Pedro 5:8). El Señor le dijo al profeta José Smith: "...tus enemigos te rodean como lobos que buscan la sangre del cordero" (D. y C. 122:6). Todos somos vulnerables a estos ataques; sin embargo, podemos fortificarnos con la protección que nos proporciona un testimonio ardiente que, al igual que una hoguera, haya sido debidamente encendido y sea cuidadosamente alimentado. Lamentablemente, en la Iglesia hay quienes creen con toda sinceridad que su testimonio es como una hoguera ardiente, cuando en realidad no es mas que la tenue y vacilante llamita de una vela. Su fidelidad es cuestión mas de costumbre que de santidad, y el logro de los intereses personales y del placer casi siempre toma precedencia sobre su anhelo de lograr la rectitud personal. Con una luz tan tenue de testimonio como protección, estos viajeros que transitan por los senderos de la vida son una presa fácil para los lobos del adversario. 48
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Como el Salvador sabia que muchos de Sus seguidores tendrían dificultades para enfrentar los rigores que experimentan los verdaderos discípulos, les enseñó la manera de tener un testimonio ardiente. En la víspera de Su crucifixión, Jesús celebró la fiesta de la Pascua con Sus doce amados Apóstoles, la mayoría de los cuales habían estado con El durante Su ministerio. Fue en uno de los momentos de esa noche sagrada que el Señor miro a Pedro, el Apóstol mayor y Su amigo fiel, y, sabiendo lo que se requeriría de este discípulo después de Su ascensión, le dijo: "Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tu, una vez vuelto", o sea convertido, "confirma a tus hermanos" (Lucas 22:31-32; cursiva agregada). Imaginemos por un momento que somos Pedro y que hace tres años un santo desconocido nos invitó a abandonar nuestro bote y las redes de pescar, los medios de subsistencia con que contábamos para nosotros y nuestra familia, y nos pidió que le siguiéramos. Lo hicimos sin vacilación y durante tres años hemos continuado a Su lado, demostrándole amor y apoyo. Le hemos visto confundir a los sabios, consolar al triste y al afligido, sanar a los enfermos y dar vida a los muertos; le hemos visto vencer a los espíritus malignos y calmar los mares tempestuosos, y, durante unos minutos por lo menos, hemos caminado hacia El sobre las aguas. Estuvimos a Su lado cuando Moisés y Elías se le aparecieron y le vimos transfigurarse ante nuestros propios ojos. Le hemos entregado toda nuestra vida y, de pronto, El nos dice que confirmemos, o convirtamos, a nuestros hermanos después que nos hayamos convertido. Pedro quedó sorprendido y le dijo: "Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte" (Lucas 22:33). Pero Jesús sabia y comprendía y no estaba condenando a Pedro por falta de convicción; Pedro demostró su convicción mas tarde, durante el arresto del Señor. Lo que trató de decirle el Salvador fue lo que tenia que hacer cuando su testimonio fuera mas fuerte. Así como el Señor conocía a Pedro, El nos comprende también a nosotros cuando nuestro testimonio tal vez no sea la ardiente hoguera que creemos que es o que nos gustaría que fuera. Es posible que en algunas ocasiones ese testimonio no tenga los cimientos correctos por haberse edificado sobre la base de programas y personalidades, en lugar de fundarse en la roca segura de la revelación personal. 0 tal vez hayamos permitido que poco a poco nuestro testimonio se debilitara a través de los años, porque no lo hemos fortalecido y nos hallamos complacidos con nosotros mismos. Sea cual fuere la razón por la que el testimonio se haya debilitado, el Salvador insta a todos con amor a que vuelvan a El y en El se fortalezcan. El le dijo a Moroni: "Y si los hombres vienen a mi, les mostraré su debilidad. Doy a los hombres debilidad para que sean humildes... porque si se humillan ante mi, y tienen fe en mi, entonces haré que las cosas débiles sean fuertes para ellos" (Eter 12:27).
Algunas personas tienen la fe y el testimonio débiles y ni siquiera se dan cuenta de lo precario de su situación; muchas incluso se ofenderían por el solo hecho de que se lo mencionaran ; estos son los que levantan la mano derecho en señal de apoyo a los lideres de la Iglesia, pero luego murmuran y se quejan cuando una decisión no se conforma con su modo de pensar; dicen que obedecen los mandamientos de Dios, mas no les molesta en lo mas mínimo comprar alimentos los domingos y luego pedirle al Señor que los bendiga; afirman que si fuera necesario estarían dispuestos a dar su vida por el Señor, pero se niegan a prestar servicio en la guardería. El Señor habló en forma muy explícita de la persona que "se acerca a mi con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón esta lejos de mi" (Isaías 29:13). Y también dijo: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrara en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que esta en los cielos. "Muchos me dirán en aquel día Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos milagros? "Y entonces les declarare: Nunca os conocí; apartaos de mi, hacedores de maldad" (Mateo 7:21-23). A nadie le gustaría que el Señor dijera de el esas palabras. Por eso, es preciso que hagamos todo lo que este en nuestro poder para estar absolutamente seguros de que la hoguera espiritual de Su testimonio este bien encendida a fin de mantener alejados a los lobos tenebrosos. Hay muchas cosas que nos ayudaran a mantener vivo el fuego del testimonio. El apóstol Pablo enseñó que cada uno de nosotros estamos "destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). Nadie ha llegado a tal grado de perfección en esta vida que no necesite fortalecer continuamente su testimonio. Ofrezco tres sugerencias que avivaran la llama del testimonio personal, que nos ha de proteger de los lobos del mal que nos acechan y amenazan destruir nuestra seguridad espiritual. Primero, asegurémonos de que nuestro testimonio tenga un fundamento sólido de fe en el Señor Jesucristo. Aunque disfrutemos de la hermandad con los santos y tengamos buenos sentimientos en cuanto a los programas inspirados de la Iglesia, debemos recordar que tenemos sólo un ancla segura para nuestras almas. Así lo dijo a sus hijos Helamán, el gran profeta del Libro de Mormón: "Y ahora recordad, hijos míos, recordad que es sobre la roca de nuestro Redentor, el cual es Cristo, el Hijo de Dios, que debéis establecer vuestro fundamento, para que cuando el diablo lance sus impetuosos vientos, si, sus dardos en el torbellino, si, cuando todo su granizo y furiosa tormenta os azoten, esto no tenga poder para arrastraros al abismo de miseria y angustia sin fin, a causa de la roca sobre la cual estáis edificados, que es un fundamento seguro, un fundamento sobre el cual, si los hombres edifican, no caerán" (Helamán 5:12). Entre los que me escuchan quizás haya un miembro de la Iglesia cuyo primer contacto con el evangelio fuera a través de la hermosa música del Coro del Tabernáculo; o 49
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN uno cuya vida haya sido bendecida por medio del programa de bienestar de la Iglesia, por haber escuchado el consejo profético de almacenar alimentos y otros artículos de primera necesidad. Estos son programas inspirados de la Iglesia que Dios nos ha proporcionado para ayudar a llevar a Sus hijos a Cristo. Sin embargo, ellos son los medios y no el fin. El foco principal de nuestra devoción debe ser nuestro Padre Celestial y Su Amado Hijo, Jesucristo. Muchas veces oímos hablar de personas que se han apartado de la Iglesia porque un líder, un maestro o un miembro dijo o hizo algo que les ofendió; la fe de otros miembros se ha debilitado cuando las Autoridades Generales han tomado una decisión con la que ellos no estaban de acuerdo. En estos casos, me pregunto cómo seria la fe de esas personas y si habría estado firmemente basada en su testimonio del Señor Jesucristo, o simplemente se habría cimentado en sus propias ideas y en la forma en que la sociedad percibe lo que la Iglesia y sus miembros deben ser. Las Escrituras nos enseñan: "Fíate de Jehová de todo tu corazón (Proverbios 3:5). En Su conmovedora oración que se encuentra en el capitulo 17 de Juan, el Salvador enseñó esta profunda verdad: "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3). Nuestra prioridad suprema debe ser basar nuestro testimonio en el fundamento de una relación personal y sincera con nuestro Padre Celestial y su Amado Hijo Jesucristo y en nuestra fe en Ellos. Firmemente fundados en esa fe, estamos listos para mi segunda sugerencia, el combustible adicional para fortalecer la hoguera del testimonio: el arrepentimiento humilde y sincero. No hay nada que extinga mas rápidamente la influencia del Espíritu Santo en el corazón de una persona que el pecado mismo; este adormece los sentidos espirituales, disminuye la confianza y la seguridad personal y separa al pecador del Salvador. Al que lleva la carga de un pecado del que no se haya arrepentido le es mucho mas fácil justificar nuevas desobediencias. Cuanto mas tratemos de excusar nuestro pecado, tanto mayor será la posibilidad de que nos destruyan los lobos de Satanás. La mayoría de las personas estarían de acuerdo en el peligro espiritual que ofrecen los pecados como el asesinato y la infidelidad matrimonial. Sin embargo, ¿que se puede decir de la persona que utiliza el tiempo de su empleador para trabajar en asuntos personales, del que se desliza a escondidas para ver una película pornográfica, del estudiante que hace trampas para sacar buenas notas, del que critica a otros injustamente o del padre que cree que la noche de hogar es una buena idea, pero no para su familia? Esta es la sencilla verdad: Todo lo que no nos acerque a Dios, nos aparta de El. No hay peros que valgan, ni excepciones en que podamos pecar un poquito sin sufrir un declive espiritual. Es por eso que debemos arrepentirnos y
venir a Cristo diariamente doblando las rodillas en humilde oración, para que las hogueras de nuestro testimonio no sean extinguidas por el pecado. Mi tercera sugerencia es que sigamos el ejemplo del Salvador. El nos dio el modelo para seguir. En todo lo que hagamos y en cualquier circunstancia en que nos encontremos, podemos preguntarnos que haría Jesús en ese caso, y luego proponernos seguir el curso debido. Por ejemplo, ¿que clase de maestro orientador seria el Salvador? ¿Fallaría El de vez en cuando en las visitas a las familias que se le hubieran asignado? ¿O socorrería a Sus familias como el Buen Pastor que es, con cuidado constante y con tierna bondad? En lo profundo de nuestro corazón sabemos que clase de maestro orientador seria Jesús, así como que clase de obispo, maestro, líder de la Primaria, secretario o asesor de los jóvenes. Aunque en esta vida nunca podríamos igualar Su excelencia, el hecho de que intentemos hacerlo nos acercara mas a El. De igual manera, podemos aplicar este principio a otras actividades: ¿Que clase de padre seria Jesús? ¿Que clase de vecino, empleador, empleado, estudiante o amigo seria El? Si llevamos una vida que trate de ajustarse en todo lo posible al modelo que el Salvador nos. dejó, nuestro testimonio se fortalecerá continuamente y nuestra hoguera espiritual nunca quedara reducida a cenizas. Vivimos en tiempos peligrosos y la influencia de Satanás es a veces desenfrenada y abrumadora. Recordemos la promesa que Dios hizo a los que mantengan viva la hoguera de su testimonio para alejar a los lobos que nos amenazan. Esta es Su promesa: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo*; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia" (Isaías 41:10). La fortaleza de la Iglesia depende de la profundidad y vitalidad que tengan los testimonios personales de los miembros. Lo que establece la diferencia entre la fidelidad y la deslealtad es el tener un testimonio firme y seguro. Doy mi testimonio de que para que podamos disfrutar de una vida espiritual, feliz y llena de satisfacciones, debemos asegurarnos de que nuestro testimonio esté basado sobre el fundamento de la fe en el Señor Jesucristo, del arrepentimiento humilde y sincero y de una vida que siga el ejemplo del Salvador. Sé que nuestro Padre Celestial vive y ama a cada uno de Sus hijos. Su Hijo Jesucristo es nuestro Salvador y Redentor. La expiación de Cristo nos proporciona a todos la inmortalidad y la posibilidad de lograr la vida eterna, la clase de vida que Dios vive, si nos arrepentimos de nuestros pecados y guardamos fielmente los mandamientos. José Smith es un Profeta de Dios. Por medio de él, el Señor restauró el Evangelio de Jesucristo en estos últimos días. El presidente Ezra Taft Benson es nuestro Profeta hoy día. Testifico de estas verdades divinas en el nombre de Jesucristo. Amén.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN
HOGARES Y FAMILIAS ESPIRITUALMENTE FUERTES Elder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles "Las normas del Señor para la edificación de un templo se aplican también para la edificación de la fortaleza espiritual de los hogares." Mis queridos hermanos y hermanas, el tema que elegí para hoy es la edificación de hogares y familias espiritualmente seguras. Durante la conferencia de la Estaca Manitoba, Canadá, hace algunos años, la hermana Karen Beaumont describió sus sentimientos con respecto a las violentas tormentas de ese invierno en su comunidad, de esta manera: "Me encantan las tormentas de invierno... Cuando empieza a soplar el viento y a caer la nieve, empieza a nacer dentro de mi un sentimiento de entusiasmo... Cuando ya no puedo ver los arboles de la granja de mi vecino... ¡llamó por teléfono a mi esposo!... El entonces pasa a buscar a los niños a la escuela... Es difícil describir lo que siento cuando nuestra familia se encuentra reunida en el hogar y la tormenta azota afuera... ¡Y me encanta! Todos están a salvo y estamos juntos. Tenemos mucha comida y agua, y mientras mas dure la tormenta, mejor... Estamos aislados del mundo... Nos abrigamos en el calor de nuestro hogar y en el calor de nuestro amor. Mi corazón rebosa y estoy en paz. A veces pienso que me gustaría permanecer así para siempre, con mi familia a mi alrededor, protegidos, apartados de las influencias malignas del mundo, pero, desafortunadamente, la tormenta se aleja finalmente, nos abrimos paso al exterior y allí estamos nuevamente enfrentando al mundo". Quizás todos nosotros a veces deseemos retiramos y aislarnos de las tormentas de la vida y de los dardos encendidos del adversario; sin embargo, debemos permanecer en el mundo pero no ser del mundo, o en otras palabras, caminar en medio del pecado, de la maldad y de la corrupción que existe en el mundo, pero resistirla y rechazarla. Puede intimidamos el estar en el mundo dado que vivimos en una época en que Satanás se ha convertido en mas y mas audaz. El Señor dijo: "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal" (Juan 17:15).
interrogan sobre drogas... Una buena educación publica, calles seguras y cenas familiares-con ambos padresparecen antiguos recuerdos de un distante pasado... Los padres de aproximadamente 2.750 niños se separan o se divorcian cada día... Cada día mas de 500 niños de entre los 10 y 14 años empiezan a utilizar drogas ilegales, y mas de 1.000 empiezan a beber alcohol. Cerca de la mitad de los estudiantes de enseñanza media abusan de las drogas o [se involucran en acciones inmorales]" (Luis S. Richman, "Struggling to Save Our Kids", Fortune, 10 de agosto de 1992, págs. 34-35). La información de otros países es igualmente alarmante. Estas como muchas otras enfermedades de la sociedad actual tienen sus raíces en la desintegración de la familia. Si Satanás debilita o destruye la relación de amor entre los miembros de la familia, puede causar mas sufrimiento e infelicidad a mas gente que lo que podría hacer de cualquier otra forma. LOS HOGARES PUEDEN PROPORCIONAR LA SEGURIDAD Es en el hogar donde se pueden curar la mayoría de las enfermedades de la sociedad. El hacer que nuestros hogares sean fortalezas de rectitud para protegernos del mundo requiere de nosotros trabajo y diligencia constantes. El simple hecho de ser miembros de la Iglesia no garantiza una familia fuerte y feliz; a menudo los padres se ven abrumados; muchos deben hacer la tarea completa sin la ayuda de su compañero, mientras siguen enfrentando el dolor emocional del divorcio. El Señor nos ha proporcionado un plan que nos ayudara a tener éxito en el cumplimiento de los cometidos que enfrentemos. En el plan de salvación, todas las familias son instrumentos preciosos en las manos del Señor para ayudar a los hijos de Dios en su camino hacia un destino celestial. La labor mas importante que podemos hacer es el modelar en rectitud un alma inmortal, y el hogar es el lugar para lograrlo. Con el objeto de alcanzar esta tarea eterna, debemos centrar nuestro hogar en el evangelio. Cuando abunda la paz y la armonía, siempre estará presente el Espíritu Santo. Se pueden detener las tormentas de la maldad a la entrada de nuestros hogares. Asegurémonos que el fundamento espiritual de todo hogar es la roca de nuestro Redentor, como enseñó Helamán: "Y ahora bien, recordad, hijos míos, recordad que es sobre la roca de nuestro Redentor, el cual es Cristo, el Hijo de Dios, donde debéis establecer vuestro fundamento, para que cuando el diablo lance sus impetuosos vientos, si, sus dardos en el torbellino, sí, cuando todo su granizo y furiosa tormenta os azoten, esto
LA MALDAD EN EL MUNDO En un informe reciente titulado l crisis de la niñez", se refleja un aspecto de esa maldad. Los editores de una revista norteamericana hicieron un estudio profundo sobre la niñez: "De los 65 millones de norteamericanos menores de 18 años, [muchos] viven en la pobreza, el 22% vive en un hogar con un solo padre, y casi el 3% vive sin ningún padre. La violencia entre los jóvenes es ...desenfrenada... Las peleas en los parques, que solían terminar en sangre de narices, terminan ahora en una desgracia. Las escuelas que una vez consideraron el hablar en clase como una ofensa capital, ahora controlan entre los niños el uso de armas, los 51
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN no tenga poder para arrastraros al abismo de miseria y angustia sin fin, a causa de la roca sobre la cual estáis edificados, que es un fundamento seguro, un fundamento sobre el cual, si los hombres edifican, no caerán" (Helamán 5:12) . Las normas del Señor para la edificación de un templo se aplican también para la edificación de la fortaleza espiritual de los hogares: "Organizaos; preparad todo lo que fuere necesario; y estableced una casa, si, una casa de oración, una casa de ayuno, una casa de fe, una casa de instrucción, una casa de gloria, una casa de orden, una casa de Dios" (D. y C. 88: 119) . ¿Seguimos este consejo del Señor? ¿Hacemos lo que nos pide? Haríamos bien en edificar nuestros hogares de acuerdo con este plan o estarán destinados a caer.
debe centrarse en las Escrituras y en las palabras de los profetas de los últimos días. El Señor ha mandado a los padres que enseñen a sus hijos. El rey Benjamin instruyo a los padres así: "Ni permitiréis que vuestros hijos anden hambrientos ni desnudos, ni consentiréis que quebranten las leyes de Dios, ni que contiendan y riñan unos con otros y sirvan al diablo... Mas les enseñareis a andar por las vías de la verdad y la seriedad; les enseñareis a amarse mutuamente y a servirse el uno al otro" (Mosíah 4:14-15). Para hacer hincapié en esta tarea, el Señor dijo que si los padres no enseñan a sus hijos "a comprender la doctrina del arrepentimiento, de la fe en Cristo, el Hijo del Dios viviente, del bautismo y del don del Espíritu Santo por la imposición de manos,... el pecado será sobre la cabeza de los padres" (D. y C. 68:25). Un consejo personal a los padres: Enseñen a orar a sus hijos, a confiar en la guía del Señor y a expresar su agradecimiento por sus bendiciones. Los hijos aprenden de ustedes a diferenciar el bien del mal; aprenden que mentir, engañar, robar y codiciar lo ajeno es malo. Ayúdenles a guardar sagrado el día del Señor y a pagar el diezmo. Enséñenles a aprender y a obedecer los mandamientos de Dios. Enseñen a trabajar a sus hijos desde pequeños y que el trabajo honrado crea la dignidad y el autorrespeto; enséñenles a encontrar placer en el trabajo y a sentir la satisfacción que viene del trabajo bien hecho. En 1904, el presidente Joseph F. Smith dijo a los padres: "No envíen a sus hijos a los especialistas... sino enséñenles con sus propios preceptos y ejemplos, en su propio hogar. Sean ustedes mismos especialistas en la verdad... Ni un niño entre cien se desviara si el ambiente del hogar, el ejemplo y la capacitación estuvieran en armonía con la verdad del Evangelio de Cristo, de acuerdo con lo que se ha revelado y enseñado a los santos de los últimos días" (Gospel Doctrine, pág. 302). La forma ideal de transformar su hogar en una casa de aprendizaje es efectuar fielmente las noches de hogar, para cuyo propósito la Iglesia ha reservado el día lunes. En el año 1915, la Primera Presidencia instruyo a los lideres locales y a los padres para que empezaran una noche de hogar, una hora en que los padres deben enseñar a la familia los principios del evangelio. La Primera Presidencia escribió: "Si los santos obedecen este consejo, prometemos que recibirán grandes bendiciones; aumentaran en los hogares el amor y la obediencia a los padres. Se desarrollara la fe en los corazones de los jóvenes de Israel y obtendrán poder para combatir las influencias malignas y las tentaciones que les rodean" (Messages of the First Presidency, tomo 4, pág. 339). En 1965 el presidente David O. McKay hizo la misma promesa y agregó que la juventud lograría el poder de saber "elegir la rectitud y la paz, y tendrían un lugar eterno en el circulo familiar de nuestro Padre" (Family Home Evening Manual, 1965, pág. iii). En 1976, la Primera Presidencia reafirmó que "la participación en forma regular en la noche de hogar nos servirá para desarrollar una mayor dignidad personal, la unidad familiar, el amor a
UN MODELO DIVINO PARA LA FORTALEZA ESPIRITUAL UNA CASA DE ORACIÓN Y AYUNO Para que nuestros hogares sean una casa de oración y ayuno: "Ora siempre para que salgas triunfante; sí, para que puedas vencer a Satanás y te libres de las manos de los siervos de Satanás que apoyan su obra" (D. y C. 10:5). Nuestras familias se deben reunir por la mañana y también por la noche para la oración familiar y además, debemos ofrecer nuestras oraciones individuales para nuestras necesidades personales. UNA CASA DE FE Todo hogar puede ser. una casa de fe si los familiares creen en la bondad de Dios y creen que podemos vivir los principios del evangelio, en paz y seguridad. Hay que tener fe para ser obedientes, para seguir tratando y para mantener una perspectiva positiva. A veces nos sentimos desalentados y nos sobreviene el deseo de rendirnos, pero, como lo dijo un viejo vaquero: "Si me tira el caballo, tengo que volver a subir y seguir cabalgando". Nunca podemos rendirnos. Cuando pienso en la fe, pienso en dos grandes profetas del Libro de Mormón como modelos: Nefi y Alma. Por medio de la fe Nefi regreso a Jerusalén a buscar las planchas de bronce "sin saber de antemano lo que tendría que hacer" (1 Nefi 4:6). Alma oro con fe por el arrepentimiento de su desviado hijo que había llegado a convertirse en "un hombre muy malvado e idolatra" y "se ocupaba en destruir la iglesia de Dios" (véase Mosíah 27:8, 10). UNA CASA DE APRENDIZAJE Y DE GLORIA Todo hogar es una casa en donde se puede aprender, ya sea para bien o para mal. Los miembros de la familia aprenden a ser obedientes, honrados, industriosos, autosuficientes y fieles en vivir los principios del evangelio, o aprenden otra cosa. El aprendizaje del evangelio en los hogares de los miembros de la Iglesia 52
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN nuestros semejantes y la confianza en nuestro Padre Celestial" (Family Home Evening, 1976, pág. 3). Al considerar estas promesas gloriosas, deberíamos esperar que todos los miembros fieles fueran sumamente diligentes en ceñirse a este consejo profético. Pero, por supuesto, todos somos humanos y no siempre se materializan nuestros buenos planes. ¿Por que no? No permitamos que sea por falta de compromiso. Yo se que el Señor cumplirá su promesa y se también que nosotros podemos cumplir con nuestro compromiso si nos organizamos y preparamos "todo lo que fuere necesario". Estoy agradecido de que mis padres y mis abuelos hayan legado esa gran tradición de aprendizaje a la familia. Mi padre escribió lo siguiente sobre la forma en que sus padres enseñaron a los hijos: "La alegre y cristalina voz de mi madre llamaba: 'Vengan niños, es la hora de cantar y contar cuentos'... Se sentaba en una silla mecedora muy usada, nos advertía que debíamos escuchar con atención, que cantáramos bien y que hiciéramos preguntas... "Aprendíamos de memoria la letra de los himnos y ella nos explicaba el significado de cada uno de los himnos. 'La oración del Profeta' nos enseñó la historia de la restauración del evangelio y la historia de su vida se hizo mas impresionante. 'Santos venid' abrió las puertas a los logros, la fe y la lealtad de los pioneros... "La hora de los himnos y de las historias familiares trajeron como bendición un testimonio del llamado divino de José Smith, de la autenticidad del Libro de Mormón y, por sobre todo, de la realidad de nuestro Padre Celestial y de Su Hijo, Jesucristo..." Mi padre también escribió: "Mi corazón rebosa de gratitud hacia mi angelical madre... por enseñarme las doctrinas del arrepentimiento, de la fe, del bautismo y del don del Espíritu Santo. Me enseñó el poder y la bendición de la oración, de la existencia real de nuestro Padre Celestial y de Su Hijo, y de que José Smith vio y habló con ellos cuando era un niño de catorce años. Por medio de sus enseñanzas, supimos que nuestro Profeta vio otros mensajeros celestiales... y que por su intermedio se restauró la Iglesia de Jesucristo en la tierra" (Joseph L. Wirthlin, A Heneage of Faith, comp. por Richard B. Wirthlin). Cuando era niño, la noche de hogar se llevaba a cabo alrededor de la mesa del comedor, y era grata y entretenida. Era una hora en que nuestro padre nos contaba de su vida; a menudo nos relataba las experiencias inspiradoras e interesantes que tuvo mientras predicaba el
evangelio como misionero en Alemania. Cada historia parecía mejorar cada vez que la contaba. Yo crecí sabiendo, sin ninguna duda, que algún día seria misionero y jamas perdí el entusiasmo que el inculco en mi corazón. Nuestra madre nos enseñó sobre la nobleza de sus padres pioneros y sobre su gran fe. El hogar puede transformarse literalmente en una casa de gloria y los recuerdos de la niñez son de suma importancia en nuestro diario vivir. UNA CASA DE ORDEN Para inculcar orden en nuestros hogares, los padres deben estar a cargo y ejercer la autoridad paterna, en justo dominio, y establecer normas de comportamiento aceptables para los hijos, estableciendo limites y manteniendo regularidad en ellos. Deben enseñar y guiar a sus hijos "...por la persuasión, por longanimidad, benignidad, mansedumbre y por amor sincero; por bondad... reprendiendo en la ocasión con severidad, cuando lo induzca el Espíritu Santo; y entonces demostrando mayor amor..." (D. y C. 121:41-43). De esta manera los padres ganaran el respeto de sus hijos y estos los honraran, unificando a la familia. Para que el hogar sea una casa de orden, es importante también que los hijos sean bendecidos, bautizados y ordenados al sacerdocio. Además, deben ser dignos de entrar en los templos sagrados, de ser misioneros y de recibir la bendición del matrimonio eterno. UNA CASA DE DIOS Hermanos y hermanas, si hacen de sus hogares una casa de oración y de ayuno, de fe, de aprendizaje y gloria, y de orden, puede llegar a ser una casa de Dios. Si edifican sus hogares en los cimientos de la roca de nuestro Redentor y del evangelio, pueden ser santuarios en los que los miembros de la familia encontraran amparo de las furiosas tormentas de la vida. Testifico sobre la divinidad del Salvador, Jesucristo, el Hijo de Dios. Somos los hijos espirituales de nuestro Padre Celestial y El es consciente de cada uno de nosotros y desea que nuestros hogares y familias sean espiritualmente fuertes. José Smith es un profeta verdadero de Dios, como lo son todos sus sucesores, incluso el presidente Ezra Taft Benson. En el nombre de Jesucristo. Amén.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN
NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR Elder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles "La única forma de encontrar paz, felicidad y seguridad, y de vencer la maldad del mundo y las tentaciones de esta generación es aferrarse al Evangelio de Jesucristo.
Ruego que el Espíritu del Señor me acompañe en esta sagrada ocasión. El presidente Ezra Taft Benson es la única persona que tiene todas las llaves del reino. Además, sostenemos a otros catorce profetas, videntes y reveladores. La gran influencia del presidente Benson se siente de muchas formas. Sus consejos apropiados e inspirados de que leamos el maravilloso Libro de Mormón han hecho sentir a todos los que siguieron este consejo un aprecio mayor por esta santa Escritura. Hace algunas semanas, fui testigo del poder que irradia el presidente Benson; el se encontraba en uno de los sagrados salones del templo en ocasión del casamiento de una de sus nietas. Cuando entró en el salón, pude notar lo débil que estaba debido a su edad, ya que tiene noventa y cuatro años. Todos nos pusimos de pie para honrarlo como profeta y Presidente de la Iglesia. Irradiaba un hermoso y tierno espíritu de amor y paz. En esta época de confusión y de ansiedad por el bienestar de nuestra nación y por el bienestar de todo el mundo, debemos prestar atención a la vida noble y ejemplar del presidente Benson y a lo que ha escrito y dicho como Presidente de la Iglesia. Hoy quisiera hacer hincapié en la divinidad de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Vivimos en una época en la que la influencia de Lucifer se hace sentir mas que nunca. A juzgar por el pecado, la maldad y la iniquidad que hay en la tierra, podríamos comparar esta época con la de Noé antes del Diluvio. Nadie es inmune a los sufrimientos y a los problemas, así sean económicos como emocionales o espirituales. La inmoralidad, la violencia y el divorcio, con las tristezas que los acompañan, plagan la sociedad de todo el mundo. La única forma de encontrar paz, felicidad y seguridad, y de vencer la maldad del mundo y las tentaciones de esta generación es aferrarse al Evangelio de Jesucristo (véase Alma 42: 16) . Jesucristo esta a la cabeza de Su Iglesia, es el Creador del universo, el Salvador y Redentor de la humanidad y el Juez del alma humana. Lo que El es y lo que hace nos afecta a cada uno desde antes de nacer y nos afectara durante toda nuestra vida terrenal y por las eternidades. Mucho de lo que Cristo es y hace esta mas allá de la comprensión humana, pero el Espíritu Santo ha testificado a mi alma esas verdades. Estoy agradecido por saber que nuestro Señor y Salvador esta a la cabeza de esta Iglesia y que la dirige por medio de Sus siervos. Esta es la Iglesia del Señor; no es una iglesia de hombres. Los hermanos que presiden los concilios son llamados de Dios; y su único deseo es servir
de acuerdo con Su voluntad, con humildad, y con todo el corazón, alma, mente y fuerza (véase D. y C. 4:2). La Iglesia lleva Su nombre porque es Su Iglesia. El mandó a los nefitas que llamaran la Iglesia por Su nombre, "Porque si... se le da el nombre de algún hombre, entonces es la iglesia de ese hombre; pero si lleva mi nombre, entonces es mi iglesia, si es que están fundados sobre mi evangelio" (3 Nefi 27:8). Al profeta José Smith, el Señor le reveló que en esta época Su iglesia restaurada debía llamarse La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (véase D. y C. 115:4). El Señor le dijo a Moisés cuando hablaron cara a cara en la montaña: "He creado incontables mundos... por medio del Hijo... "Pero sólo te doy un relato de esta tierra... hay muchos mundos que hoy existen, y que son incontables para el hombre; pero para mi todas las cosas están contadas, porque son mías y las conozco" (Moisés 1:33, 35). Este breve pasaje de las Escrituras nos da una idea de la inmensidad de nuestro Señor como Creador. Un astrónomo contemporáneo nos aclara: "El Cosmos es todo lo que existe, que ha existido o que existirá... El tamaño y la edad del Cosmos son incomprensibles para el hombre... sus dimensiones son de tal magnitud que las unidades de distancia que utilizamos pierden significado. Medimos las distancias con la velocidad de la luz. En un segundo un rayo de luz viaja casi 300.000 km... En un año atraviesa nueve trillones de kilómetros... Esa unidad de longitud, la distancia que recorre la luz en un año, se llama un año-luz, pero no mide tiempo sino distancias enormes... El Cosmos esta casi vacío... Los mundos son valiosos... Una galaxia se compone de gases, polvo y estrellas; billones y billones de estrellas. Cada estrella podría ser un sol para alguien... Existen cientos de billones de galaxias, cada una formada por unos cientos de billones de estrellas... Desde la inmensidad del espacio, es difícil distinguir el grupo en la que esta nuestra galaxia y casi imposible es distinguir nuestro Sol y la Tierra... La Vía Láctea, la galaxia a la que pertenecemos, tiene unos 400 mil millones de estrellas que se mueven con orden y gracia. De todas las estrellas, hasta el momento, los habitantes de la tierra conocen de cerca solo una" (Carl Sagan, Cosmos, New York: Random House, 1980, págs. 4, 5, 7, 10) . En una conversación entre Dios y Moisés, Dios dijo: "...esta es mi obra y mi gloria, llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre" (Moisés 1:39). Dios dijo también: "Mi Unigénito es y será el Salvador" (vers. 6). La inmortalidad y la vida eterna del hombre se hace realidad por medio de la expiación de Jesucristo, 54
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN nuestro Salvador y Redentor. Es "el acontecimiento mas transcendental que haya ocurrido o que vaya a ocurrir entre los hijos de nuestro Padre" (Bruce R. McConkie, The Millennial Messiah, Salt Lake City: Deseret Book Co., 1982, pág. 15). Es una prueba de amor por la que nos deberíamos sentir mas agradecidos que por cualquier otra bendición o don de Dios. La Expiación asegura la inmortalidad de todo ser humano. Da también la oportunidad de obtener la vida eterna, la vida que Dios vive, a los que tienen fe en Cristo, se arrepienten de sus pecados y obedecen las leyes del evangelio. En forma milagrosa, la Expiación nos salva y nos redime de las consecuencias de la caída de Adán, tanto de la muerte física al fin de esta vida como de la muerte espiritual, que es no poder vivir con nuestro Padre. Sólo Jesucristo, porque es el Hijo Unigénito del Padre, pudo efectuar esa infinita y eterna Expiación para que pudiéramos ser uno con nuestro Padre Celestial. Cuando Jesús nació en esta tierra, sus padres eran Dios, el Eterno Padre (véase 1 Nefi 11:21) y María, a la que Nefi vio en una visión y dijo que era: "Una virgen, mas hermosa y pura que toda otra virgen" (1 Nefi 11:15). El es el Hijo Unigénito, el único que ha nacido o que nacerá sobre la tierra con padres de esa naturaleza. Debido a la naturaleza mortal heredada de su madre, tenía "...la capacidad humana de morir... de separar el espíritu del cuerpo" (Bruce R. McConkie, The Promised Messiah, Salt Lake City: Deseret Book Co., 1978, pág. 471). Y gracias a Su naturaleza divina, heredada de Su Padre, tenía "...la capacidad de ser inmortal, que es el poder de vivir para siempre, o si escogía morir, el poder de resucitar como ser inmortal." El Salvador dijo: "...yo pongo mi vida para volverla a tomar. "Nadie me la quita sino que yo de mi mismo la pongo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar" Juan 10:17-18). "Fue debido a esa mezcla de lo divino y lo humano que nuestro Salvador pudo efectuar la Expiación infinita y eterna... El tenía el poder de vivir y de morir a voluntad, y una vez que muriera, podía resucitar, y de forma incomprensible para nosotros, tenía el poder de compartir esa resurrección con todos nosotros para que todo el género humano pudiera levantarse de la tumba" (The Promised Messiah, pág. 471). Durante la Segunda Venida, Jesucristo irrevocablemente juzgara a la humanidad. En el Evangelio de Juan leemos: "Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo... "...el Padre... ha dado al Hijo... autoridad de hacer juicio... "...porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; "y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación" Juan 5:22, 26-29). El profeta Mormón escribió "...tendréis que comparecer ante el tribunal de Cristo, si, toda alma que pertenece a toda la familia humana de Adán; y debéis presentaros para ser juzgados por vuestras obras, ya sean buenas o malas" (Mormón 3:20). Leemos en Mateo:
"Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con el, entonces se sentara en su trono de gloria, "y serán reunidas delante de el todas las naciones; y apartara los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. "Y. pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. "Entonces el Rey dirá a los de su derecha; Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundición del mundo... "Entonces dirá también a los de la izquierda: apartaos de mi, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles" (Mateo 25:31-34, 41). Considerando todo lo que Jesús es y todo lo que hace por nosotros, ¿cómo podemos demostrarle nuestro agradecimiento? Debemos ir mucho mas allá de conocer Sus atributos y su misión. Debemos conocer al "único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado" (Juan 17:3). "Una cosa es saber algo acerca de Dios y otra es conocerle bien. Podemos saber que es un ser n cuya imagen hemos sido creados podemos saber que el Hijo es idéntico a Su Padre; podemos saber que tanto el Padre como el Hijo tienen ciertas cualidades y poderes. Pero cuando experimentamos y gozamos de las mismas cosas que ellos, los conocemos y eso nos capacita para alcanzar la vida eterna. Conocer bien a Dios significa pensar lo que El piensa, sentir lo que siente, tener el poder que tiene, comprender las verdades que entiende y hacer lo que hace. Los que lo conocen llegan a ser como El y viven la vida que El vive, que es la vida eterna" (Bruce R. McConkie, Doctrinal New Testament Commentary, 3 tomos, Salt Lake City: Bookcraft, 1965-1973, 1:762). En otras palabras, para conocer a Cristo, tenemos que ser como El. Llegamos a ser "...participantes de la naturaleza divina" (2 Pedro 1:4). Cristo enseñó a Sus discípulos nefitas: "...¿que clase de hombres habéis de ser? En verdad os digo, aun como yo soy" (3 Nefi 27:27). Un principio básico caracteriza la vida, la misión y las enseñanzas del Salvador: el de que nos amemos los unos a los otros. El dijo a Sus discípulos: "Un mandamiento nuevo os doy; Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Juan 13:34-35). También dijo: "Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Juan 14:15). Imaginen por un momento lo que sucedería si todos se amaran los unos a los otros como Jesús ama a Sus discípulos. No habría discusiones ni peleas ni contención en el hogar. No diríamos ni haríamos nada que pudiera herir a otras personas. No tendríamos discusiones innecesarias sobre nimiedades. Seria imposible tener guerras, sobre todo las guerras basadas en la religión. Tenemos numerosos testimonios de la veracidad y la divinidad de nuestro Señor, Jesucristo. Desde los tiempos de Adán, los profetas antiguos, incluso el hermano de 55
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Jared, conocían a nuestro Salvador en Su estado espiritual como Jehová. Durante Su vida terrenal, en Palestina, Sus discípulos lo trataban personalmente. Estuvieron con El cuando enseñaba, cuando hacia milagros, cuando lo crucificaron y después que resucito. Pedro escribió: "Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestro propios ojos su majestad" (2 Pedro 1:16). Cuando nuestro Señor resucitado visito a los nefitas y les enseñó: "...extendió la mano, y hablo al pueblo, diciendo: he aquí, yo soy Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendría al mundo" (3 Nefi 11:9-10). En nuestra época, el Padre y el Hijo visitaron al profeta José Smith en la Arboleda Sagrada. Sobre esta visita José escribió: "...vi en el aire arriba de mi a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción . Uno de ellos me habló llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Este es mi Hijo Amado: Escúchalo!" José Smith- Historia 1:17). Cuando el Salvador acepto el Templo de Kirtland como Su casa, José Smith y Oliver Cowdery vieron: "...al Señor sobre el barandal del púlpito... "Sus ojos eran como llama de fuego; el cabello de su cabeza era blanco como la nieve pura; SU semblante brillaba mas que el resplandor del sol; y su voz era como el estruendo de muchas aguas, si, la voz de Jehová que decía: Soy el primero y el ultimo; soy el que vive, soy el que fue muerto; soy vuestro abogado ante el Padre" (D. y C. 110:24). En una visión, el Profeta y Sidney Rigdon vieron y hablaron con Jesucristo y escribieron:
"...después de los muchos testimonios que se han dado de el, este es el testimonio, el ultimo de todos, que nosotros damos de el: ¡Que vive! "Porque lo vimos, si, a la diestra de Dios; y oímos la voz testificar que el es el Unigénito del Padre" (D. y C. 76:22-23) . Cuando era niño, tuve la suerte de escuchar los fervientes testimonios de las personas mayores de mi barrio. Ahora les aconsejo a ustedes, los que son maduros espiritualmente, que den su testimonio de la veracidad del evangelio; de que existe nuestro Salvador y de Su amor por cada uno de nosotros; y del llamamiento divino de Sus profetas, videntes y reveladores. El testimonio de ustedes nutrirá el testimonio de los jóvenes como nutrió el mío el de los miembros de mi barrio. Los padres deben dar su testimonio con frecuencia para fortalecer la convicción de sus hijos. Me siento humilde y agradecido de ser uno de los testigos especiales del nombre de Cristo en todo el mundo (véase D. y C. 107:23). Yo se que El vive. El esta con nosotros y podemos sentir Su influencia si somos obedientes, seguimos Sus enseñanzas y oramos. El quiere que tanto nosotros como la Iglesia tengamos éxito y que los miembros lleven Sus enseñanzas a todo el mundo. La Iglesia es la institución por medio de la cual El puede dar al mundo Su mensaje de esperanza en la salvación, el derecho de vivir con nuestro Padre Celestial y Su Hijo para siempre. Nuestro Padre Celestial vive y ama a Sus hijos. Testifico que José Smith es un Profeta de Dios, tal como lo son sus sucesores hasta el presidente Ezra Taft Benson, nuestro Profeta actual. Doy este testimonio en el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.
RAÍCES PROFUNDAS Elder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles "Nosotros, los de la Iglesia, debemos vivir nuestra religión y sus principios y seguir al Profeta, Vidente y Revelador, haga lo que haga el mundo." Mis queridos hermanos, agradezco la oportunidad que hemos tenido todos en esta conferencia general de sostener al presidente Howard W. Hunter como el decimocuarto Presidente de la Iglesia en esta dispensación; el es un hombre en quien no hay engaño. Lo sostengo de todo corazón y ruego que pueda yo servir con fidelidad bajo su dirección inspirada y la de sus excelentes Consejeros. Hace poco, mi esposa y yo nos encontrábamos en Molokai, una de las islas hawaianas, y pasamos frente a dos árboles muy grandes que el viento había arrancado de cuajo. Observe que tenían raíces muy chicas y me pregunte que habría sucedido si las raíces hubieran sido mas grandes y mas profundas. Hay árboles que con sólo una ráfaga de viento basta para arrancarlos de raíz, como por ejemplo, las elegantes palmeras, que se ven tan bonitas, pero que no
soportan los vientos fuertes porque no están bien afianzadas en el suelo. Por contraste, los gigantescos robles tienen raíces profundas, que se extienden hasta alcanzar una medida que puede llegar a ser dos veces y media la altura del árbol. Es muy raro que las tormentas, por fuertes que sean, los derriben. Los miembros fieles de la Iglesia deben ser como los robles y extender sus raíces en la tierra fértil de los principios fundamentales del evangelio; debemos entender las verdades básicas y sencillas y vivir de acuerdo con ellas, sin complicarlas. Nuestro fundamento debe ser sólido y de raíces profundas a fin de resistir los vientos de las tentaciones, de las doctrinas falsas, de la adversidad y de los ataques del adversario, sin vacilar y sin ser arrancados de cuajo. Los miembros cuyas raíces lleguen 56
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN sólo a la superficie del evangelio necesitan profundizarlas hasta que se hundan en la roca sólida, mas abajo de la capa blanda. El alimento espiritual es tan importante como una dieta equilibrada para conservarnos fuertes y saludables. Nos alimentamos espiritualmente tomando la Santa Cena todas las semanas, leyendo las Escrituras todos los días, orando diariamente en forma personal y con la familia y haciendo la obra del templo con regularidad. Nuestra fortaleza espiritual es como las baterías: hay que cargarlas y volverlas a cargar con frecuencia. Me gustaría repasar algunos de los principios mas importantes del evangelio, en los que deberíamos hundir profundamente nuestras raíces espirituales. Lo mas importante es conocer la existencia de nuestro Padre Celestial, Su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo, y saber que son seres reales. Nuestro Padre Celestial es el padre de nuestros espíritus, de los de toda la raza humana; somos Su descendencia, o sea, Sus hijos, y de El hemos heredado características divinas. Gracias al amor que tiene por Sus hijos, El preparó un plan para que progresemos y logremos nuestro potencial mas elevado y para que volvamos a Su presencia. El profeta José Smith enseñó: "Dios, hallándose en medio de espíritus y gloria, porque era mas inteligente, consideró propio instituir leyes por medio de las cuales los demás pudrían tener el privilegio de avanzar como El lo había hecho" (Enseñanzas del Profeta José; Smith, pág. 439) Jesucristo es mucho mas que el gran Maestro y filósofo; es el Primogénito de Dios, el Unigénito Hijo en la carne, el Salvador y el Redentor de toda la humanidad. El aceptó "el gran plan de felicidad" (Alma 42:8) diciendo: "Padre, hágase tu voluntad, y sea tuya la gloria para siempre" (Moisés 4:2). El plan del Padre nos permite hacer uso de nuestro albedrío para escoger lo correcto o lo incorrecto, el bien o el mal, a fin de que aprendamos, nos desarrollemos y progresemos. Como parte de ese plan, Jesús se ofreció para expiar los pecados de toda la humanidad y sobrellevar el sufrimiento de esos pecados, satisfaciendo así la ley de la justicia si los pecadores se arrepienten. De otro modo, tendrán que sufrir y pagar el precio de sus transgresiones. Cristo también ofreció Su vida, fue crucificado y fue el primero en resucitar de los muertos, haciendo así posible que todos los hijos de Dios también resuciten. El creo esta tierra bajo la dirección del Padre a fin de que viviéramos en ella durante esta etapa mortal y demostráramos si haríamos "todas las cosas que el Señor... Dios... mandare" (Abraham 3:25). Además, creó otros mundos innumerables. El es nuestro Mediador ante el Padre y nuestro ejemplo supremo en todas las cosas. Su amorosa benevolencia hacia nosotros va mas allá de toda nuestra comprensión. El esta a la cabeza de Su Iglesia, la cual lleva Su nombre, y la dirige por medio de Sus profetas. El Señor Jesucristo es la roca de nuestra salvación. En el Sermón del Monte, El dijo:
"Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. "Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. "Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; "y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina" (Mateo 7:2427) . Y a los santos de esta dispensación les dijo: "...haced lo bueno; aunque se combinen en contra de vosotros la tierra y el infierno, pues si estáis edificados sobre mi roca, no pueden prevalecer" (D. y C. 6:34). El Espíritu Santo es el tercer miembro de la Trinidad. El profeta José Smith enseñó: "El Padre tiene un cuerpo de carne y huesos, tangible como el del hombre; así también el Hijo; pero el Espíritu Santo no tiene un cuerpo de carne y huesos, sino es un personaje de Espíritu..." (D. y C. 130:22). El Espíritu Santo es un testigo y da testimonio de la verdad del evangelio; es revelador y maestro, y da conocimiento a nuestro espíritu con mucho mas certeza de lo que lo harían los sentidos naturales; El nos guía en todas las decisiones que tomemos y nunca nos desviara; es el Consolador que da paz a nuestra alma en los momentos en que lo necesitemos. Hay alguien mas que es tan real como el Espíritu Santo y que trata de impedir que nos arraiguemos en Dios y en Sus verdades. Dos de sus nombres son Lucifer y Satanás. El es el adversario de nuestro Padre Celestial y de Jesucristo, así como lo es de todo lo bueno; además, rechazó el plan que se nos presentó en la existencia premortal, diciendo: "...Héme aquí, envíame a mi. Seré tu hijo y redimiré a todo el genero humano, de modo que no se perderá ni una sola alma, y de seguro lo haré; dame, pues, tu honra" (Moisés 4:1). Después, el Padre explicó esto: "Pues, por motivo de que Satanás se rebeló contra mi, y pretendió destruir el albedrío del hombre que yo, Dios el Señor, le había dado, y que también le diera mi propio poder, hice que fuese echado abajo por el poder de mi Unigénito; "y llegó a ser Satanás, si, el diablo, el padre de todas las mentiras, para engañar y cegar a los hombres y llevarlos cautivos según la voluntad de el, si, a cuantos no quieran escuchar mi voz" (Moisés 4:34). De ahí en adelante, Satanás ha dirigido las fuerzas del mal en una batalla constante por ganar las almas de los hombres y frustrar así el plan de salvación. El profeta Moroni, del Libro de Mormón, nos enseña lo siguiente: "...todo lo que es bueno viene de Dios, y lo que es malo viene del diablo; porque el diablo es enemigo de Dios, y lucha contra el continuamente, e invita e induce a pecar y a hacer lo que es malo sin cesar. 57
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN "Mas he aquí, lo que es de Dios invita e induce a hacer lo bueno continuamente; de manera que... amar a Dios y... servirle, es inspirado por Dios... " . . . a todo hombre se da el Espíritu de Cristo para que sepa discernir el bien del mal... toda cosa que invita a hacer lo bueno, y persuade a creer en Cristo, es enviada por el poder y el don de Cristo... "Pero cualquier cosa que persuade a los hombres a hacer lo malo, y a no creer en Cristo, y a negarlo, y a no servir a Dios... es del diablo; porque de este modo obra el diablo, porque el no persuade a ningún hombre ahacer lo bueno, no, ni a uno solo; ni lo hacen sus ángeles; ni los que a el se sujetan" (Moroni 7:12-13, 1ó-17). Los pecados de la corrupción, la deshonestidad, el conflicto, la contención y otras maldades de este mundo no están aquí por casualidad, sino que son evidencias de la incansable campaña de Satanás y sus seguidores. El utiliza todo instrumento y toda estratagema que tenga disponible para engañar, para confundir y para desviar. Y tiene muchos que lo siguen y que hacen cualquier cosa por dinero, sin considerar los resultados de sus delitos. Otro principio fundamental es la pureza moral. Uno de los engaños mas corruptivos de los recientes años es el concepto de que la inmoralidad es algo normal y aceptable, y que no tiene malas consecuencias. En realidad, la inmoralidad es la causa principal de gran sufrimiento y de muchos de los otros problemas que prevalecen en la actualidad, incluso las enfermedades que se propagan con rapidez, el aborto, los hogares deshechos, las familias sin padre, y las madres que son todavía niñas ellas mismas. El presidente Ezra Taft Benson dijo: "La plaga de esta generación es el pecado de la inmoralidad sexual" ("Seamos puros", Liahona, julio de 1986, pág. 1). Además, el Señor dijo: "No cometerás adulterio... ni harás ninguna cosa semejante" (D. y C. 59:6) . Esto significa que tenemos que evitar el comportamiento sexual anormal, que incluye la fornicación, la homosexualidad, el abuso sexual de los niños y cualquier otra forma de pervertir el plan de felicidad de Dios. El principio del evangelio que nos provee fortaleza espiritual y física es la Palabra de Sabiduría. Durante muchos años después que el profeta José Smith recibió esta revelación en 1833, muchas personas se engañaron a sí mismas pensando que podían hacer caso omiso de esta ley de salud o quebrantarla sin recibir castigo alguno. Se que el Señor inspiro al presidente Heber S Grant a que, con frecuencia y con energía, hiciera hincapié en esa ley a fin de contrarrestar la propaganda de los medios de comunicación que, en su época, se estaba haciendo cada vez mas intensa y persuasiva. Ahora, la ciencia ha comprobado que el tabaco y otras substancias similares son perjudiciales para el cuerpo humano. Nos será posible allegarnos a otras personas haciendo obra misional para responder a este llamado del Salvador: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:15). El Señor se valió de la analogía
de la siembra cuando instruyó a los primeros santos a que proclamaran el evangelio, diciendo: "He aquí, el campo blanco esta ya para la siega; por tanto, quien deseare cosechar, meta su hoz con su fuerza y siegue mientras dure el día. a fin de que atesore para su alma la salvación sempiterna en el reino de Dios" (D. y C. 6:3). Ese es el sagrado privilegio y la obligación que todos tenemos. El campo sigue estando blanco y todo listo para la siega. Los miembros de la Iglesia siguen siendo un porcentaje muy bajo de la población del mundo. "Porque todavía hay muchos en la tierra, entre todas las sectas, partidos y denominaciones, que... no llegan a la verdad sólo porque no saben dónde hallarla" (D. y C. 123:12). Cuando proclamemos el evangelio, hagámoslo con cuidado, siendo sensibles a los sentimientos de los demás y recordando que "reclamamos el derecho de adorar a Dios Todopoderoso conforme a los dictados de nuestra propia conciencia, y concedemos a todos los hombres el mismo privilegio: que adoren cómo, dónde o lo que deseen" (Articulo de Fe 11). Los misioneros trabajan diligentemente para enseñar y para bautizar a los que acepten el evangelio, y, en ese proceso, su propio testimonio crece y echa raíces profundas. La obra misional proporciona a los jóvenes el mejor fundamento en su transición a la edad adulta. Las profundas raíces que hunden en el evangelio les darán el sostén necesario por el resto de su vida y por la eternidad. La Iglesia necesita mas misioneros, muchos mas, incluso matrimonios misioneros, a fin de cumplir con el mandato de proclamar el evangelio "a todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos" (D. y C. 42:58). Dios nos ha revelado todo lo que necesitamos saber para nuestra salvación. Por lo tanto, debemos enseñar y dar énfasis a las cosas que se han revelado tratando de evitar el estar hurgando en lo que damos en llamar "misterios". Mi consejo a los maestros de la Iglesia, ya sea que impartan instrucción en barrios y estacas, o en instituciones universitarias de la Iglesia, institutos de religión, seminarios o incluso en su hogar como padres, es que basen sus enseñanzas en las Escrituras y en las palabras de los profetas de los últimos días. Debemos seguir el consejo que Pablo dio a los Efesios, diciendo: "...no seamos... llevados por doquiera de todo viento de doctrina" (Efesios 4:14). Los vientos de doctrina falsa que hoy soplan, tanto fuera como unos cuantos que hay dentro de la Iglesia, son mucho mas peligrosos para la salvación final de la humanidad que los terremotos, los huracanes, los tifones, los volcanes en erupción o cualquier otro tipo de desastre natural. Esos vientos pueden desarraigar a la gente si sus raíces no están afianzadas con fuerza en la Roca de nuestra salvación: las enseñanzas y el Evangelio de Jesucristo. Nosotros, los de la Iglesia, debemos vivir nuestra religión y sus principios y seguir al Profeta, Vidente y Revelador, haga lo que haga el mundo. Debemos procurar ser siempre obedientes a nuestro Padre Celestial y a 58
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Jesucristo, y tener presente las siguientes palabras del Salvador: "Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo; mas cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis" (D. y C. 82:10). El Señor reservó esta tierra para que fuera el lugar donde restauraría Su Iglesia. Pero para que logre todo su potencial, es preciso que sus habitantes se mantengan firmes a los principios que la han hecho grandiosa. Los enemigos de Dios están atacando sus principios mas importantes. La ley del Señor para esta tierra se explica en el Libro de Mormón, donde dice que esta es una "tierra de promisión... la cual el Señor Dios había preservado para un pueblo justo... y cualquier nación que la posea servirá a Dios, o será exterminada" (Eter 2:7, 9). El único poder que tiene la fuerza suficiente para resistir la plenitud de la iniquidad es la plenitud del Evangelio de Jesucristo. Si comprendemos los principios m§s importantes del evangelio y vivimos de acuerdo con ellos, desarrollaremos un testimonio y una convicción inquebrantables en cuanto a su veracidad, los que nos protegerán de ser exterminados o desarraigados. Nuestro Padre Celestial nos ha investido con valentía y con fe, con una determinación firme y con la capacidad de entender y de ver con claridad la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, entre el bien y el mal. En Su
misericordia, ha conferido a cada uno de los miembros de la Iglesia el don del Espíritu Santo, que nos da potestad personal y comprensión. Aunque las circunstancias de la vida sean difíciles y el dolor nos obligue a llevar sobre los hombros una pesada carga, la luz que emana de nuestro Salvador nos llama y nos guía, sin debilitarse, y prevalecerá en nuestra existencia una autodisciplina que nos lleve a hacer lo correcto. Para terminar, me gustaría decir esto: Nuestra Iglesia no transige en su posición, ni lo hará nunca de ninguna manera, y en ningún momento ni lugar flaqueará, ni titubeará, ni tendrá ninguna vacilación en expresar un testimonio inquebrantable de la divinidad de Jesucristo. No olvidemos los dos árboles gigantes que mi esposa y yo vimos en Molokai, cuyas raíces no eran bastante firmes ni profundas para resistir los fuertes vientos que terminaron por destruirlos. Testifico que en los principios del evangelio podemos encontrar paz, seguridad, gozo y felicidad. Se que nuestro Padre Celestial vive y que Su Hijo Jesucristo es nuestro Salvador y Redentor. Ellos nos conocen personalmente y aman a cada uno de nosotros. José Smith restauró el Evangelio de Jesucristo y en la actualidad somos guiados por el Profeta actual, el presidente Howard W. Hunter. Lo testifico humildemente, en el nombre de Jesucristo. Amen.
EL AGUA VIVA PARA SACIAR LA SED ESPIRITUAL Elder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles "Al vivir el Evangelio de Jesucristo, desarrollamos en nuestro interior una fuente viviente que satisfará eternamente nuestra sed de felicidad, de paz y de vida eterna." En el comienzo de Su ministerio terrenal, el Salvador y Sus discípulos pasaron por Samaria, mientras viajaban desde Judea a Galilea. Cansados, con hambre y sed, debido a la jornada, se detuvieron en el pozo de Jacob, en la ciudad de Sicar. Mientras los discípulos iban en busca de comida, el Salvador se quedó cerca del pozo; al ver a una samaritana que había ido a sacar agua, le pidió de beber. Debido al rencor que existía entre judíos y samaritanos y al hecho de que no se hablaban con mucha frecuencia, la mujer respondió a la petición del Salvador con una pregunta: "...¿Cómo tu, siendo judío, me pides a mi de beber, que soy mujer samaritana?..." (Juan 4:9). Según leemos en el Nuevo Testamento, el Salvador se valió de aquel simple encuentro en el pozo para enseñar verdades poderosas y eternas. A pesar de su cansancio y sed, el Maestro aprovechó aquella oportunidad para testificar en cuanto a Su misión divina como el Redentor del mundo y para proclamar con autoridad Su verdadera identidad como el Mesías prometido. Con paciencia y consideración le respondió a la mujer:
"...Si conocieras el don de Dios, y quien es el que te dice: Dame de beber; tu le pedirías, y el te daría agua viva" Juan 4:10). Intrigada y dudosa, y al ver que Jesús no llevaba recipiente para el agua, la mujer volvió a preguntar: "...¿De dónde, pues, tienes el agua viva?" Juan 4:11). En una extraordinaria promesa, el Señor entonces declaró ser la fuente de agua viva, el manantial de vida eterna, diciéndole: "...Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; "mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamas; sino que el agua que yo le daré será en el una fuente de agua que salte para vida eterna" (Juan 4:13-14). Sin comprender en absoluto el significado espiritual del mensaje del Señor, la mujer, que pensaba solamente en satisfacer la sed física y su propia conveniencia, le exigió: "...Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla" Juan 4:15). Al analizar la conversación entre el Salvador y esa mujer, el elder Robert L. Simpson enseñó lo siguiente: 59
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN "A través de la historia, el hombre ha buscado siempre el camino mas fácil. Algunos han dedicado su vida a la búsqueda de la 'fuente de la juventud', un agua milagrosa que les brindaría vida eterna. Hoy día. muchos continúan buscando... alguna fuente mágica que les traiga el éxito, la satisfacción y la felicidad. Pero la mayor parte de su búsqueda es en vano... Únicamente esta 'agua viviente', el Evangelio de Jesucristo, puede brindar una vida feliz, de éxito y eterna a los hijos de los hombres" ("Conference Report", octubre de 1968, pág. 96). La promesa del Salvador a esa mujer se extiende a todos los hijos de nuestro Padre Celestial. Al vivir el Evangelio de Jesucristo, desarrollamos en nuestro interior una fuente viviente que satisfará eternamente nuestra sed de felicidad, de paz y de vida eterna. En Doctrina y Convenios, el Señor explica claramente que só10 la obediencia total puede dar acceso al manantial de agua viva que refresca y vivifica nuestra alma: "Mas a quien guarde mis mandamientos concederé los misterios de mi reino, y serán en el un manantial de aguas vivas que brota para vida eterna" (D. y C. 63:23; cursiva agregada). Cuando la mujer contestó que sabia que el Mesías habría de venir, Jesús le dijo: "...Yo soy, el que habla contigo" (Juan 4:26). El demostró Su poder de discernimiento profético mencionandole detalles personales en cuanto a la vida de ella que solamente alguien que tuviera percepción divina podría haber sabido. Azorada, la samaritana dejó su cántaro y se apresuró a contar a otros su encuentro con el Señor, diciendo: "Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo?" (Juan 4:29). Mientras ella iba por la ciudad contando lo ocurrido, Jesús les enseñó a los Apóstoles, que habían regresado, que El ya tenía "una comida que comer, que vosotros no sabéis" Juan 4:32). Los discípulos, que llevaban la comida que habían conseguido, quedaron extrañados y el Maestro les explicó: "Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra" (Juan 4:34) Cuando llegó la multitud de samaritanos curiosos para ver y oír al hombre que proclamaba ser el Mesías "le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días" (Juan 4:40). Las Escrituras afirman que muchos creyeron las enseñanzas del Salvador. Al escuchar, su curiosidad inicial se convirtió mas tarde en testimonio, y declararon: "...porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el Cristo" Juan 4:42). Estos últimos días son un tiempo de gran sed espiritual. Hay muchas personas en el mundo que buscan intensamente una fuente refrescante que pueda satisfacer su anhelo de encontrar significado y dirección en su vida; ansían una fresca y satisfactoria bebida de percepción y conocimiento que de alivio a su alma sedienta; su espíritu implora experiencias de paz y tranquilidad para nutrir y vivificar sus corazón marchito. Es cierto que "todavía hay muchos en la tierra, entre todas las sectas, partidos y denominaciones que son cegados por la sutil astucia de los hombres que acechan
para engañar, y no llegan a la verdad só10 porque no saben donde hallarla" (0. y C . 123: 12) . Esforcémonos con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza por demostrar a nuestros hermanos sedientos en dónde pueden encontrar el agua viva del evangelio, a fin de que puedan beber de esa agua que salta "para vida eterna" (véase Juan 4: 14) . El Señor proporciona el agua viva que puede satisfacer la sed ardiente de aquellos cuya vida esta reseca debido a que hay sequía de la verdad. El espera que nosotros les brindemos la plenitud del evangelio dándoles las Escrituras y las palabras de los profetas y expresándoles testimonio de la veracidad del evangelio restaurado a fin de satisfacer esa sed. Al beber de la copa del conocimiento del evangelio v llegar a comprender el gran plan de felicidad de nuestro Padre Celestial, su sed se satisface. Así como en el pozo de Jacob, también en la actualidad el Señor Jesucristo es la única fuente de agua viva, el agua que apagara la sed de aquellos que sufren de la sequía de verdad divina que tanto aflige al mundo. Las palabras del Señor para el antiguo Israel, pronunciadas por el profeta Jeremías, describen la condición de muchos de los hijos de Dios en nuestros días: "...Mi pueblo... me dejaron a mi, fuente de agua viva, y cavaron... cisternas rotas que no retienen agua" Jeremías 2: 13). Muchos de los hijos de nuestro Padre Celestial dedican su valiosa vida a cavar cisternas rotas de posesiones mundanas que no pueden contener el agua viva que satisfaga plenamente la sed natural de la verdad eterna. En el ultimo día de la fiesta de los tabernáculos, el Salvador, que había regresado a Jerusalén, extendió esta invitación universal y eterna "Si alguno tiene sed, venga a mi y beba" Juan 7:37). El elder Bruce R. McConkie [uno de los Apóstoles, ya fallecido] definió el agua viva como "las palabras de vida eterna, el mensaje de salvación, las verdades en cuanto a Dios y Su reino... las doctrinas del evangelio", explicando que "donde haya profetas de Dios, habré ríos de agua viva, pozos llenos de verdades eternas, manantiales de los que brotan los sorbos vivificantes que salvan de la muerte espiritual" (Bruce R. McConkie, Doctrinal New Testament Commentary, 3 tomos. Salt Lake City: Bookcraft, 19651973, 1:151-152). El Señor ha declarado: "sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo" (D. y C. 1:38). Tenemos la bendición de vivir en una época en que hay en la tierra profetas y Apóstoles por medio de los cuales se nos refresca continuamente con un chorro abundante de verdad eterna que, si la obedecemos, nos trae el agua viva del Señor. Haciendo eco a aquellos samaritanos que escucharon al Salvador en el pozo de Jacob, nosotros, también, podemos decir con fe y con firme convicción: "...Porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el Cristo" (Juan 4:42). Extrañamos la voz del presidente Howard W. Hunter. Ciertamente, en su sencilla elocuencia aprendimos en cuanto al amor, la esperanza y la compasión de Jesucristo. El nos elevo a nuevos niveles de conocimiento y nos 60
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN exhorto a renovar nuestra dedicación a guardar los convenios sagrados; nos hizo recordar también que "el sacrificio supremo de Cristo puede aplicarse a nuestra vida solamente si aceptamos su invitación de seguirlo" ("El nos exhorta a seguir a Jesucristo", Liahona, octubre de 1994, pág. 4). Cuando el presidente Hunter nos pidió "que nos tratáramos unos a otros con mas bondad, mas cortesía, mas humildad, paciencia e indulgencia" (Ibid, pág. 3), su ejemplo personal de estas virtudes divinas nos enseño con un poder persuasivo que incluso trascendía sus inolvidables palabras. Nos exhorto a beber con mas frecuencia y con mas propósito del agua viva para recibir alimento espiritual. El presidente Howard W. Hunter dijo en otra oportunidad: "'...El deseo mas grande de mi corazón es que todo miembro de la Iglesia sea digno de entrar en el templo. Desearía que todo miembro adulto fuera digno de obtener una recomendación para entrar en el templo y que tuviera esa recomendación vigente, aunque por el momento no pueda ir porque vive lejos de un templo o le sea imposible asistir muy seguido"' (citado por James E. Faust, "El rastro del águila", Liahona, septiembre de 1994, pág. 4). El deseaba que todos fuésemos fortalecidos por la santidad y la seguridad que se encuentran dentro de esas sagradas paredes de la Casa del Señor. Que mejor manera de familiarizarnos mas con el Salvador y de fortalecer nuestro cometido de parecernos mas a El, que visitar con frecuencia Su santa casa y beber de las aguas vivas que ahí se encuentran. El presidente Hunter deseaba que, mediante una vida recta, fuésemos merecedores de las bendiciones de belleza, revelación y paz que se encuentran en nuestros templos. Por eso repetía la invitación de que reconociéramos el "templo... como el símbolo mas grande de [nuestra] participación como miembros de la Iglesia" (Ibid, pág. 4). Hoy día. hemos sostenido al sucesor del presidente Hunter. Me regocijo con los demás en la oportunidad que hemos tenido en esta asamblea solemne de sostener al presidente Gordon B. Hinckley como Profeta, Vidente y Revelador, y como portavoz de nuestro Señor Jesucristo aquí en la tierra. El es el Ungido del Señor; el posee todas las llaves del sacerdocio y esta autorizado para ejercitarlas a fin de guiar y dirigir el reino de Dios. El presidente Hinckley es un siervo fiel del Señor cuyo corazón y voz conocemos muy bien; hemos llegado a amarlo a través de los treinta y siete años en que ha sido Autoridad General de la Iglesia. Hace casi treinta y cuatro años fue ordenado Apóstol, un testigo especial del Señor Jesucristo; es la Autoridad General que ha servido mas tiempo como tal. Cuando fue llamado al Consejo de los Doce, la Iglesia tenía un millón novecientos mil miembros, y trescientas treinta y seis estacas, mientras que en la actualidad tiene nueve millones de miembros y mas de dos mil estacas. Por haber nacido de un padre noble y de una santa madre, el presidente Hinckley aprendió desde niño las
verdades del evangelio restaurado con sus fieles progenitores, y llego a tener un profundo respeto por su patrimonio pionero y a valorarlo; siendo joven, sirvió valientemente como misionero en Inglaterra. A través de su vida ha trabajado incansablemente en la edificación del reino. Ha desempeñado sus labores bajo la dirección de ocho presidentes de la Iglesia, habiendo sido durante catorce años consejero de los tres últimos: los presidentes Spencer W. Klmball, Ezra Taft Benson y Howard W. Hunter. La preparación que el presidente Hinckley ha tenido para este servicio actual ha sido de toda la vida. Como el presidente Boyd K. Packer nos recordó recientemente: "Ningún hombre llega a ser presidente de esta Iglesia a menos que haya sido aprendiz durante toda una vida" Ensign, abril de 1995, pág. 30). Y en las Escrituras aprendemos que aquellos que sirven como profetas fueron "preparados desde la fundación del mundo de acuerdo con la presciencia de Dios" (Alma 13:3). Testifico que el presidente Hinckley ha sido preordenado, elegido, preparado y llamado por Dios "para declarar su palabra entre los de su pueblo, a fin de que alcancen la vida eterna" (3 Nefi 5:13). Lo he conocido bien desde mi juventud, y he observado de cerca que en el tejido de su noble carácter no hay una sola hebra de mala calidad. Durante toda su vida, el presidente Hinckley ha bebido profusamente del agua viva del Señor y Su evangelio restaurado. Debido a su firme obediencia, de el han emanado y continuaran emanando "ríos de agua viva" (véase Juan 7:38) para saciar la sed de un mundo espiritualmente reseco. Estoy agradecido de sostener hoy día a los presidentes Thomas S. Monson y James E. Faust como consejeros de la Primera Presidencia; ellos también han sido probados en el servicio de Dios y de la humanidad durante muchos años y son valientes y fieles. Estos tres sumos sacerdotes presidentes de la Primera Presidencia merecen nuestra lealtad y devoción, y podemos apoyarlos y seguirlos con absoluta confianza y fidelidad. Como uno de los testigos especiales, deseo unir mi testimonio al de aquellos samaritanos creyentes de antaño. Hermanos, les testifico solemnemente, así como a todo el resto del mundo, que aquel mismo Jesús de Nazaret que hablo con la mujer en el pozo de Jacob "es el Salvador del mundo, el Cristo" (Juan 4:42). El vive; El es nuestro Redentor y nuestro Mediador con el Padre; El esta a la cabeza de esta Iglesia que lleva Su nombre. La Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles son Sus siervos debidamente autorizados y ordenados, y llevan sobre si la responsabilidad sagrada y solemne de dirigir Su Iglesia en estos últimos días. Nuestra obligación es hacer "la voluntad del que [nos] envió" (Juan 4:34), y llevar el agua viva a todos los que tengan sed espiritual. De esto testifico, en el sagrado nombre de Jesucristo. Amen.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN
LAS VENTANAS DE LUZ Y VERDAD Elder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles "Cuando los embates de la vida nos confunden, las ventanas de revelación pueden guiarnos sanos y salvos al hogar junto a nuestro Padre Celestial." Mis queridos hermanos y hermanas, al entrar en esta reunión esta tarde, el presidente Hinckley comento: "Decidimos volver", a lo que le respondí: "Menos mal". Es un privilegio estar aquí en esta ocasión para dirigirles la palabra, y pido que el Espíritu del Señor este conmigo. En esta era de información digital, nuestras computadoras se han convertido en ventanas por medio de las cuales podemos contemplar un mundo virtualmente sin horizontes ni fronteras. Literalmente, con solo apretar una tecla, podemos curiosear de un extremo al otro por bibliotecas computarizadas de universidades, de museos, de agencias gubernamentales e instituciones de investigación ubicadas en todo el mundo. En la actualidad, una red mundial de conexiones electrónicas transporta un volumen de información cada vez mayor y a una velocidad que va siempre en aumento por lo que se le llama la super vía de información. A traves de las ventanas de los monitores de las computadoras, ya sea en nuestra casa o en el trabajo, tenemos acceso a este depósito interconectado de información para ver libros de estudio, arte, fotografías, mapas y gráficas, y para escuchar música y discursos que se encuentran almacenados en lugares ubicados a grandes distancias los unos de los otros. De la misma forma, hay instrumentos de muchas clases que nos proporcionan una perspectiva que no tendríamos si careciéramos de ellos. Los telescopios y los microscopios nos permiten ver cosas que de otra forma no veríamos ni conoceríamos. La medicina moderna se vale de "ventanas" de imágenes, tales como los detectores de imágenes por resonancia magnética, a traves de las cuales se obtiene información de suma importancia que de otra forma no se podría detectar, y que los médicos capacitados pueden utilizar para beneficio de los pacientes. El radariscopio que utilizan los controladores del trafico aéreo es otra clase de "ventana", el cual nos permite ver objetos a grandes distancias, los que serían invisibles si no tuviéramos ese instrumento tan esencial. Un controlador capacitado puede utilizar la información del radariscopio para guiar al piloto a su destino sin contratiempos.
En esta dispensación del cumplimiento de los tiempos, la super vía electrónica de la revelación ha llevado un denso trafico de verdades eternas, desde aquel día de la prima vera de 1820 cuando en la Arboleda Sagrada el Señor dio respuesta a la oración ferviente de un muchacho campesino y se dio comienzo a la restauración del Evangelio de Jesucristo. Es una bendición vivir en estos, los postreros días, en que un amoroso Padre Celestial ha llamado a un gran líder, el presidente Gordon B. Hinckley, como profeta, vidente y revelador. Por medio de el, el Señor abre las ventanas de la revelación con el fin de guiar y bendecir a todos los hijos de nuestro Padre que escuchen y obedezcan las palabras del Profeta. En la actualidad, como en los tiempos antiguos, E)ins abre las ventanas del evangelio de luz y verdad al revelar "su secreto a sus siervos los profetas" (Amós 3:7). Quienes tengan "ojos para ver, [y] oídos para oír" (Deuteronomio 29:4), aprenderán principios eternos; contemplaran un majestuoso panorama de conocimiento, prudencia y sabiduría; y recibirán dirección sobre la mejor forma de vivir. Si preparamos nuestro corazón y nuestra mente en forma apropiada, mediante la obediencia, la oración y el estudio de las Escrituras, tendremos acceso al sistema de difusión de verdades divinas y eternas. Podemos escuchar las enseñanzas y el consejo del Profeta de Dios, y de esa manera recibir conocimiento y revelación de nuestro Padre Celestial y de Su amado Hijo, Jesucristo. El Señor nos aconseja que nos capacitemos en el uso de esas ventanas espirituales a fin de buscar y recibir revelación personal para nosotros y nuestra familia. Cuando los embates de la vida nos confunden, las ventanas de revelación pueden guiarnos sanos y salvos al hogar junto a nuestro Padre Celestial. Si cedemos a las tentaciones del adversario y nos encontramos debilitados espiritualmente, los inspirados obispos y otros lideres pueden abrir las ventanas de la revelación para proporcionarnos dirección espiritual. Los misioneros bien preparados e inspirados pueden abrir las ventanas de los cielos para iluminar a quienes "...no llegan a la verdad sólo porque disposición y la voluntad del Señor. no saben dónde hallarla" (D. y C. 123:12).
VENTANAS DE REVELACIÓN La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días declara con firmeza que a traves de otro tipo de "ventana"-las ventanas de los cielos-, podemos tener acceso a la información espiritual, que proviene de la Fuente de luz y verdad. "Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela, y creemos que aun revelara muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios" (Artículos de Fe, 1:9).
LA OBEDIENCIA ABRE LAS VENTANAS DE LOS CIELOS Las ventanas de los cielos se abren de par en par para los fieles y rectos; nada las cierra con mas rapidez que la desobediencia. Es imposible que las personas indignas tengan pleno acceso al sistema de la verdad revelada. 62
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN "...los poderes del cielo... no pueden ser gobernados ni manejados sino conforme a los principios e la rectitud" (D. y C. 121:36). "La obediencia es la primera ley de los cielos" (Bruce R. McConkie, Morrnon Doctrine, pág. 516). Es por eso que Alma nos exhortó a que seamos "...humildes... sumisos y... diligentes en guardar los mandamientos de Dios en todo momento" (Alma 7:23; cursiva agregada). Para abrir las ventanas de los cielos, debemos ajustar nuestra voluntad a la de Dios. La obediencia diligente y constante a las leyes de Dios es la clave que abre las ventanas de los cielos. La obediencia hace posible que seamos receptivos a la "...el Señor requiere el corazón y una mente bien dispuesta; y los de buena voluntad y los obedientes" (D. y C. 64:34) son quienes reciben las bendiciones de la revelación por medio de las ventanas abiertas de los cielos.
que tenga "la imagen de Dios grabada en [su] semblante" (Alma 5: 14, l9) . Si hemos de cumplir con el mandamiento de Dios de abrir las ventanas de los cielos a todos nuestros hermanos y hermanas, debemos prepararnos para enseñar el evangelio. Al estudiar las Escrituras, ayunar y orar, fortificamos nuestro testimonio; cultivamos los atributos cristianos de "la fe, la virtud, el conocimiento, la templanza, la paciencia, la bondad fraternal, piedad, caridad, humildad, [y] diligencia" (D. y C. 4:6). Por medio de la obediencia ejemplar, podemos hacer que "alumbre [nuestra] luz delante de los hombres, para que vean [nuestras] buenas obras, y glorifiquen a [nuestro] Padre que esta en los cielos" (Mateo 5: 16) . Al guardar los mandamientos, encendemos la luz del evangelio y la ponemos "sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa" (Mateo 5:15; cursiva agregada).
EL SERVICIO MISIONAL
LA LEY DEL DIEZMO
El Señor ha mandado a los miembros de la Iglesia que "proclam[en]... al mundo" (D. y C. 1:18) la restauración de la plenitud del evangelio, que abran las ventanas de luz y verdad a todos nuestros hermanos y hermanas y que lo hagamos "con todo [nuestro] corazón, alma, mente y fuerza" (D. y C. 4:2). Nuestro Salvador ha dicho que "la voz de amonestación ira a todo pueblo por boca de [sus] discípulos", quienes "irán y no habrá quien los detenga" (D. y C. 1:4-5). Los miembros de la Iglesia del Señor pueden con regocijo hacer eco de las siguientes palabras del profeta Mormón: "He aquí, soy discípulo de Jesucristo, el Hijo de Dios. He sido llamado por el para declarar su palabra entre los de su pueblo, a fin de que alcancen la vida eterna" (3 Nefi 5:13). Nosotros somos los discípulos del Salvador que "irán". Todos "he[mos] sido llamado[s] por el [como misioneros] para declarar su palabra entre los de su pueblo". Podemos prestar servicio como misioneros regulares durante nuestra juventud o mas tarde como matrimonio jubilado. La ventana de la oportunidad se abre sólo por un período de tiempo relativamente corto, por lo que debemos seguir el consejo del presidente Kimball: "hazlo", y luego el agregó: "y hazlo ahora". Los misioneros de estaca y toda persona que se preocupe por su vecino tienen la oportunidad de prestar esta clase de servicio divino. Todos tenemos la sagrada obligación y la gozosa oportunidad de abrir las ventanas de luz y verdad al proclamar las bendiciones de la vida eterna a un mundo en tinieblas. Si por timidez evadimos esa responsabilidad, debemos recordar que el Señor ha prometido que "no habrá quien [nos] detenga" y que "ni habrá ojo que no vea, ni oído que no oiga, ni corazón que no sea penetrado" (D. y C. 1:5, 2; cursiva agregada). No hay gozo mas grande que el de ver la luz del evangelio brillar en los ojos y en el semblante de un nuevo converso que haya "nacido espiritualmente de Dios", quien haya"experimentado [un] gran cambio en [el] corazón" y
Las siguientes palabras del tercer capitulo de Malaquías son familiares para los Santos de los Últimos Días: "Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde" (Malaquías 3: 10) . Tal vez pensemos que la ley del diezmo es un mandamiento temporal solamente y lo veamos desde el punto de vista material. Careceríamos de visión y de gratitud si no viéramos y reconociéramos las grandes bendiciones espirituales que se reciben por medio de la obediencia a esta ley divina. Cuando somos obedientes, las ventanas de los cielos se abren no sólo para derramar bendiciones de abundancia material sino también bendiciones de abundancia espiritual, bendiciones de valor infinito y eterno. El presidente Hinckley ha declarado que las bendiciones que se reciben por pagar el diezmo "no son necesariamente las de ser recompensados material o económicamente". El explicó: "Hay muchas maneras en las que el Señor nos puede bendecir mas allá de las riquezas del mundo. La merced de la salud es una de ellas. El Señor nos ha prometido que reprenderá al devorador por nosotros. Malaquías habla de los frutos de la tierra. ¿No podría aplicarse esa reprensión del devorador a nuestros esfuerzos e inquietudes en general? ("Tres asuntos vitales", Liahona, julio de 1982, pagase. 83-84). LA PALABRA DE SABIDURÍA En 1833, cuando el Señor abrió las ventanas de los cielos y reveló "una Palabra de Sabiduría para el beneficio de... los santos de Sión" (D. y C. 89: 1), el profeta Jose Smith empezó a enseñar acerca de las bendiciones que vienen al evitar el consumo de tabaco y otras substancias 63
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN adictivas. El Señor dio esa revelación como una advertencia contra "las maldades y designios que existen y que existirán en el corazón de hombres conspiradores en los últimos días" (D. y C. 89:4). Uno de los primeros artículos que se publicó acerca de la conexión que existe entre el fumar y el cáncer de pulmón apareció en 1950, en la revista Journal of the American Medical Association (la revista de la Asociación Médica de Estados Unidos) (véase "Milestones", Time, 24 de julio de 1995, pág. 19), ciento diecisiete años después de que el Señor abriera esa ventana a Su profeta. Las bendiciones de salud y fortaleza que se prometen (D. y C. 89:18-21) mediante la obediencia a la Palabra de Sabiduría es bien conocida y esta bien documentada (véase "El gozo vendrá mañana", Liahona, enero de 1987, pág. 68). Además, las bendiciones espirituales de "sabiduría y grandes tesoros de conocimiento, sí, tesoros escondidos" (D. y C. 89:19) los reciben quienes guardan su cuerpo limpio de substancias adictivas. Cuando obedecemos la Palabra de Sabiduría, se nos abren ventanas de revelación personal y nuestra alma se llena de luz y verdad divinas. Si mantenemos nuestro cuerpo sin mancha, el Espíritu Santo "vendrá sobre [nosotros] y morara en [nuestro] corazón" (D. y C. 8:2), y nos enseñará "las cosas pacificas de la gloria inmortal'' (Moisés 6:61).
Señor. Los atalayas sobre la torre han levantado su voz de amonestación. Yo agrego a ello mi propia voz y sugiero que prestemos mayor atención a las voces de amonestación que nuestro Padre Celestial ha levantado en contra de las numerosas fuerzas de Satanás que tan fácilmente llegan a nuestros hogares a traves de los medios de difusión. Considero que todas las palabras de consuelo y guía que hemos recibido al respecto constituyen en forma colectiva una "palabra de sabiduría para la mente". De la misma forma que ejercemos un gran cuidado acerca de lo que ponemos dentro de nuestro cuerpo a traves de la boca, debemos ejercer una vigilancia similar acerca de los que ponemos en nuestra mente a traves de los ojos y los oídos. EL DON DEL ESPÍRITU SANTO El don del Espíritu Santo se puede comparar a una precisa brújula personal; es una ventana espiritual que nos indica el camino hacia la salvación y que nos proporciona sabiduría y discernimiento. El Espíritu Santo nos da una guía y una dirección firmes en un mundo falto de fe. El presidente James E. Faust expresó su inquebrantable testimonio de que "el Espíritu Santo es lo que nos garantiza paz interior en este mundo inestable... Calmara los nervios; dará sosiego al alma... Agudizará nuestros sentidos naturales haciendo posible que veamos con mas claridad, que tengamos un oído mas fino y recordemos todo aquello que debemos recordar. Nos hace sentir una felicidad suprema" (Ensign, mayo de 1989, pagase. 3233).
LA PALABRA DE SABIDURÍA PARA LA MENTE Nuestro Padre Celestial abrió las ventanas de los cielos y dio a Sus hijos la Palabra de Sabiduría para prevenirlos en cuanto al consumo de substancias que pudieran dañar y destruir nuestro cuerpo físico. Asimismo, El nos ha advertido por medio de los profetas no consumir la constante dieta de maldad que se ofrece implacablemente en los medios de difusión y en la prensa de la actualidad, especialmente en las revistas, las películas, los videos, los juegos de video y la televisión. Las "ventanas" de los monitores de la computadora y de la televisión nos ofrecen información realmente valiosa, pero también pueden brindarnos información maligna, degradante y destructiva. El Señor nos ha advertido repetidamente en contra de las maldades y los designios de hombres conspiradores de nuestros días que buscan esclavizarnos por medio de nuestros apetitos y pasiones al tentarnos y provocarnos con imágenes, palabras y música obscenas. Mediante Sus siervos, el Señor nos ha amonestado a no dejar entrar en nuestra mente pensamientos que puedan perjudicar nuestro espíritu. Desde el año 1950, los lideres de la Iglesia nos han aconsejado en las conferencias generales unas setenta y cinco veces en contra de mirar, leer o escuchar materiales nocivos para nuestro espíritu. En años recientes, con el deterioro de las normas de decencia y moral publica y debido a que los medios de difusión han reflejado y muchas veces promovido esa decadencia, se han recibido con mas y mas frecuencia y premura estas palabras de tierna preocupación de pastores inspirados del rebaño del
LA ADORACIÓN DIGNA Las ventanas se deben limpiar con regularidad a fin de quitarles el polvo y la mugre. Si no se limpian en forma regular, después de un tiempo se ponen tan sucias que la luz que por ellas se filtra se vuelve obscura. Así como es preciso limpiar constante y concienzudamente las ventanas en esta vida, también las ventanas espirituales requieren esa clase de cuidado. La asistencia semanal a la reunión sacramental fortifica nuestra determinación de mantener nuestras ventanas personales de los cielos libres de las distracciones engañosas del mundo y de la tentación. Al participar dignamente de la Santa Cena para renovar nuestros convenios bautismales, vemos con mas claridad el propósito eterno de la vida y el orden de prioridad de las cosas. Las oraciones sacramentales nos impulsan a hacer examen de conciencia, a arrepentirnos y a ser mas fieles a nuestra promesa de recordar siempre al Salvador, Jesús el Cristo. Este cometido de ser como Cristo, si se renueva semana tras semana, se convierte en la aspiración suprema de todo Santo de los Últimos Días. La asistencia frecuente al templo, según lo permitan nuestras circunstancias, es otra forma de mantener limpias las ventanas espirituales. El adorar en la casa del Señor hará que percibamos con mas claridad las cosas que son realmente importantes sin la obstrucción de la contaminación del mundo. 64
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN de Sus hijos. El Señor ha restaurado una "red" mediante la cual podemos recibir verdades eternas. Podemos abrir las ventanas de los cielos para contemplar, junto con el Salvador, "la vasta expansión de la eternidad"(D. y C. 38:1), un universo sin horizonte, "por los siglos de los siglos" (D. y C. 76: 112) De esto testifico, en el nombre de Jesucristo. Amen.
EL TESTIMONIO Testifico que las ventanas de los cielos realmente están abiertas. El presidente Gordon B. Hinckley es el Profeta del Señor hoy en día. Jose Smith es el Profeta de la Restauración. Jesús es el Cristo, el Señor y Salvador de la humanidad. Nuestro Padre Celestial vive y ama a cada uno
CRISTIANOS EN CREENCIA Y EN ACCIÓN Elder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles "Mediante la obediencia, motivada por un sincero amor a Dios, venimos a Cristo plenamente y dejamos que Su gracia, por conducto de la Expiación, nos conduzca a la perfección." Mis queridos hermanos y hermanas, es un privilegio para mi hablarles en esta tarde. Oro por el mismo Espíritu del que tanto hemos gozado durante esta conferencia. Algunas personas creen erróneamente que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y sus miembros no son cristianos. Se nos hace difícil entender por que habría alguien que aceptara y promoviera esa idea que esta tan lejos de la verdad. El presidente Gordon B. Hinckley ha descrito a los miembros de la Iglesia diciendo que estamos "unidos por el amor común por nuestro Maestro que es el Hijo de Dios, el Redentor del mundo. Somos el pueblo del convenio del Señor: hemos tomado sobre nosotros Su santo nombre"'. Nuestras creencias y acciones podrán diferir de las de otros, pero, como buenos cristianos, no criticamos otras religiones ni a sus seguidores. "Reclamamos el derecho de adorar a Dios Todopoderoso conforme a los dictados de nuestra propia conciencia, y concedemos a todos los hombres el mismo privilegio: que adoren como, donde o lo que deseen . En el diccionario se define a un cristiano como alguien "que cree en la fe de Cristo... que pertenece a la religión de Cristo", y cuya acción demuestra el "amor a Dios, la caridad, la humildad, el amor al prójimo"5. Así, vemos que hay dos características que identifican a los cristianos: (1) su creencia en el Salvador, y (2) sus acciones en armonía con las enseñanzas del Salvador. Los miembros fieles de la Iglesia, a los que se les llama santos o Santos de los Últimos Días, tienen ambas características; tanto en nuestra creencia como en nuestras acciones demostramos que en nuestra religión "la principal piedra del ángulo [es] Jesucristo mismo"4.
Creemos que el primer principio del evangelio es la "fe en el Señor Jesucristo"5. "...nadie viene al Padre, sino por" El(6). Como discípulos Suyos que somos, con valentía nos hacemos eco del decisivo testimonio de Pedro al Maestro: "Tu eres el Cristo"7. Es el ardiente testimonio del Santo Espíritu que sentimos profundamente en nuestro corazón lo que nos lleva a hacer esa manifestación en forma agradecida y humilde. Cuando explicamos lo que sentimos por Jesús, testificamos con amor y sencillez que El es "el Cristo, el Hijo del Dios viviente"8. Nos regocijamos en la certeza de que "no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos"9. Con corazón obediente y llenos de fe, "vemos que la puerta del cielo esta abierta para todos, si, para todos los que quieran creer en el nombre de Jesucristo, que es el Hijo de Dios"10. Declaramos que Jesús es el Primogénito de nuestro Padre Celestial en el espíritu y el Unigénito de Dios en la carne. Es un Dios, uno de los de la Trinidad; es el Salvador y el Redentor de la raza humana. En un concilio premortal en el que todos estuvimos presentes, El aceptó el gran plan de felicidad de nuestro Padre para Sus hijos y fue elegido por el Padre para ponerlo en practica. El dirigió las fuerzas del bien en una batalla por las almas de los hombres que comenzó antes de la fundación del mundo contra las fuerzas de Satanás y sus seguidores. Ese conflicto continua hoy. Estábamos del lado de Jesús entonces y estamos de Su lado ahora. La Expiación de Jesucristo, un acto de amor puro, anulo los efectos de la Caída y proporciono la vía para que toda la humanidad regresara a la presencia de Dios. Como parte de la Expiación, el Salvador venció la muerte física y proporcionó la inmortalidad para todos los hijos de Dios por medio de Su resurrección. También venció la muerte espiritual al tomar sobre Si el sufrimiento de los pecados de toda la humanidad, dándonos así la posibilidad de la vida eterna, que es la vida que Dios vive y el mas grande de todos los dones de Dios.
NUESTRA DECLARACIÓN DE CREENCIA La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días lleva Su nombre; El esta a la cabeza y la dirige por medio de Sus Profetas escogidos.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Bajo la dirección de Su Padre, El creó este mundo y muchos otros; vino a la tierra como Hijo de Dios, el Eterno Padre, e hijo de la virgen terrenal, María. El vivió una vida sin pecado, y tuvo sobre la gente de este mundo un efecto mayor que el de cualquier otro ser que haya vivido o pueda vivir en el. El "ocupa el primer, principal y único lugar como personalidad dirigente en el progreso del mundo"". El fue crucificado, resucitó y ascendió a Su Padre en el cielo. Después de la Resurrección, enseñó a la gente del hemisferio occidental. Después de la gran Apostasía, un día de primavera de 1820 El inició la Restauración del Evangelio cuando Su Padre y El visitaron al joven José Smith. El 6 de abril de 1830, el Señor dirigió la organización de Su Iglesia restaurada. El volverá en gloria a reinar con justicia durante mil años, después de los cuales entregara el reino a Su Padre(12). Nuestra creencia y convicción de la naturaleza y de la misión divinas del Señor Jesucristo esta basada en las Santas Escrituras y en la revelación continua a los Profetas de los últimos días. "Creemos que la Biblia es la palabra de Dios"'3. Nos deleitamos en el conocimiento del Señor que encontramos en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. Sabemos que el Jehová del Antiguo Testamento y el Jesús del Nuevo Testamento son uno y el mismo. Estamos agradecidos de que ese registro sagrado de los tratos de Dios con el pueblo del antiguo Israel y de Su ministerio terrenal haya sido preservado y lo tengamos para iluminarnos la mente y fortalecernos el espíritu. La naturaleza fragmentada del registro bíblico y los errores que contiene, provenientes de las muchas transcripciones, traducciones e interpretaciones no afectan nuestra creencia de que "es la palabra de Dios hasta donde este traducida correctamente"'4. La leemos y la estudiamos, la enseñamos y predicamos con ella, y nos esforzamos por vivir de acuerdo con las verdades eternas que contiene. Sentimos amor por esa Santa Escritura. "...también creemos que el Libro de Mormón es la palabra de Dios"15. Es otro testamento de Jesucristo, "escrito por vía de mandamiento, por el espíritu de profecía y de revelación... para convencer [a todas las personas] de que Jesús es el Cristo, el Eterno Dios, que se manifiesta a si mismo a todas las naciones''l6. Dios sacó a luz el Libro de Mormón como un segundo testigo que corrobora y fortalece el testimonio del Salvador que hay en la Biblia. Este libro no substituye a la Biblia, pelo expande, aclara y amplia nuestro conocimiento del Salvador. Sin duda, este otro testigo debe ser causa de gran regocijo entre todos los cristianos. Invitamos a los amigos que no son de nuestra fe a leer el Libro de Mormón y a meditar sobre su contenido con oración. A ellos les ofrecemos esta promesa: "Y ahora bien, mis amados hermanos... y todos los extremos de la tierra, escuchad estas palabras y creed en Cristo; y si no creéis en estas palabras, creed en Cristo. Y si creéis en Cristo, creeréis en estas palabras, porque son las palabras de Cristo, y el me las ha dado; y enseñan a todos los hombres que deben hacer lo bueno"'7.
Los Santos de los Últimos Días "creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela, y creemos que aun revelara muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios''l8. Nos sentimos bendecidos de saber que Dios habla a Sus hijos, tal como lo ha hecho a través de las épocas, por medio de los Profetas(19). Dios llamó, preparó y sostuvo a José Smith, el Profeta de la Restauración. Los Profetas no tienen otro propósito ni otra misión que la de servir a Dios. Nuestro Profeta actual, el presidente Gordon B. Hinckley, ha dicho esto de su sagrada responsabilidad y santo llamamiento: "No deseo mas que hacer lo que el Señor desea que haga. Soy Su siervo, llamado a servir a Su pueblo. Esta es Su Iglesia. Somos tan sólo guardianes de lo que le pertenece a El"20. Doctrina y Convenios también contiene revelaciones en las cuales "uno escucha la tierna pero firme voz del Señor Jesucristo, que habla de nuevo en la dispensación del cumplimiento de los tiempos... en cumplimiento de las palabras de todos los santos Profetas desde el principio del mundo, y de conformidad con ellas"21. Este libro de revelaciones es "de gran valor para la familia humana y de mayor estima que todas las riquezas de toda la tierra" por "el testimonio que se da de Jesucristo: de su divinidad, su majestad, su perfección, su amor y su poder redentor..."22. La Perla de Gran Precio da el conocimiento de que Jesucristo es la figura central de todas las dispensaciones, que comprenden desde Adán a José Smith y hasta el presidente Gordon B. Hinckley en la actualidad. NUESTRA FORMA DE VIVIR Repito, por definición, un cristiano no sólo profesa creer en el Salvador sino que también vive y actúa de acuerdo con las enseñanzas y los mandamientos de Jesucristo. El enseñó: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrara en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que esta en los cielos"23. Y también dijo: "Si me amáis guardad mis mandamientos"24. El nos mandó modelar nuestra vida según la Suya(25). Los verdaderos discípulos del Señor deben ser "hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores"26. Nuestra fe en el Señor nos mueve hacia el segundo principio del Evangelio: el arrepentimiento(27). Surge en nosotros un deseo de purificarnos y santificarnos, de modo que seamos dignos de volver a la presencia de Dios; aprendemos sobre el gran plan de felicidad que el Padre ha delineado para Sus hijos, y buscamos las bendiciones de paz y gozo ligadas irrevocablemente a la obediencia a las leyes de Dios(28). Por medio del maravilloso poder de la expiación de Jesucristo, un poder que se activa de acuerdo con nuestra obediencia a Sus mandamientos, podemos ser limpios de nuestros pecados. Su infinita "misericordia satisface las exigencias de la justicia"29 para todos los que se arrepientan. Una de las grandes verdades que se restauró a la tierra mediante la revelación moderna es que la expiación de Jesucristo es universal! El poder salvador del Evangelio abarca todas las generaciones y se extiende a 66
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos. Por medio de un arrepentimiento humilde, ofrecemos el sacrificio de un corazón quebrantado y un espíritu contrito que el Señor nos requiere antes de entrar en las aguas bautismales(30). Nuestra fe en el Señor nos mueve hacia el tercer principio del Evangelio, que es el "bautismo por inmersión para la remisión de los pecados" por aquel que tenga la autoridad del sacerdocio(31). El Salvador dijo que todos debemos nacer de nuevo: "...el que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios"32. Los Santos de los Últimos Días aceptamos el bautismo como una ordenanza salvadora esencial que se requiere de todos; a través del bautismo, hacemos convenio de tomar sobre nosotros el nombre del Señor y de honrarlo, guardando Sus mandamientos. A su vez, El nos promete la presencia de Su Espíritu que nos guiara e iluminara. El cuarto principio del Evangelio es la "imposición de manos para comunicar el don del Espíritu Santo"33. Al tomar Su nombre sobre nosotros, somos ciertamente mas cristianos puesto que llevamos el nombre de Cristo. Todas las semanas, cuando tomamos los emblemas del pan y del agua, lo hacemos en memoria de El y así renovamos el convenio de que "estamos dispuestos a tomar sobre [nosotros] el nombre [del] Hijo [de Dios], y a recordarle siempre, y a guardar sus mandamientos que el [nos] ha dado"34. Por medio de la fe en el Señor, el arrepentimiento, el bautismo y la recepción del Espíritu Santo nacemos de nuevo; experimentamos "un potente cambio... en nuestros corazones"35 y somos "vivificado[s] en el hombre interior"36. Si somos fieles y obedientes, ese cambio potente hará que ya no tengamos "mas disposición a obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente"37. Al obedecer los mandamientos de Dios, evitamos toda impiedad. Mediante la obediencia, motivada por un sincero amor a Dios, venimos a Cristo plenamente y dejamos que Su gracia, por conducto de la Expiación, nos conduzca a la perfección(38). Los Santos de los Últimos Días hacen convenio de guardar los mandamientos del Señor; aunque a veces fallemos, estamos dedicados de corazón a procurar sinceramente ser obedientes. Seguimos las enseñanzas del Salvador; tratamos siempre de andar la segunda milla, de ayunar, de orar por nuestros enemigos, de cuidar de los pobres y de llevar a cabo nuestros actos caritativos en privado. Procuramos seguir el ejemplo que El nos dio en la parábola del buen samaritano. Evitamos lo profano; tratamos de no criticar y de reconciliarnos con nuestro hermano; con paciencia y el deseo de perdonar, nos esforzamos por presentar la otra mejilla sabiendo que seremos juzgados según como Juzguemos a los demás. Estamos conscientes de los peligros del materialismo y de las deudas. Procuramos dar prioridad al Reino de Dios y su justicia porque sabemos que nuestro corazón estará con aquello que atesoremos. Sabemos que la puerta es estrecha y el camino angosto y, debido a eso, nos esforzamos por desarrollar autodominio para seguir Sus pasos. Amamos a nuestro prójimo. Procuramos tratar a los demás con cortesía y respeto, como nos gustaría que nos
trataran a nosotros, tanto en publico como en el seno de nuestro hogar. Tratamos de demostrar interés en los demás y de ser corteses en todo, aun en medio del embotellamiento que el trafico produzca. Sabemos que "de las cosas pequeñas proceden las grandes"39. Por el gozo que encontramos en lo que sabemos y en nuestra manera de vivir, deseamos dar a conocer el Evangelio a otras personas. ¿Puede alguien dudar de que los Santos de los Últimos Días profesan una profunda creencia en Jesucristo, o de que nuestra religión se basa en la vida y en las enseñanzas del Salvador? Sin duda, El es "el autor y consumador de [nuestra] fe"40. El presidente Hinckley dio este magnifico testimonio de nuestro Redentor: "Mas sublime que el genero humano, allí esta Jesús el Cristo, el Rey de gloria, el inmaculado Mesías, el Señor Emanuel... El es nuestro Rey, nuestro Señor, nuestro Maestro, el Cristo viviente, que esta a la diestra de Su padre. ¡EL vive! El vive, resplandeciente y maravilloso, el Hijo viviente del Dios viviente..."4'. Agrego mi testimonio personal a los otros que se han escuchado. Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, el Salvador y Redentor de toda la humanidad, nuestro Mediador ante el Padre y nuestro ejemplo perfecto. Lo amo, lo sirvo y solo quiero hacer Su voluntad. Dios vive y ama a Sus hijos. El Evangelio de Jesucristo ha sido restaurado por medio del profeta José Smith. El presidente Gordon B. Hinckley es el Profeta elegido por el Señor hoy día. Lo testifico en el nombre de Jesucristo. Amen. NOTAS: 1. "Esta resplandeciente mañana de la Pascua...", Liahona, julio de 1996, pág. 71. 2. Artículos de Fe Nº 11; cursiva agregada . 3. Véase American Heritage Dictionarn (1992), s.v. "Christian"; cursiva agregada. 4. Efesios 2:20. 5. Artículos de Fe Nº 4. 6. Juan 14:6. 7. Marcos 8:29. 8. Juan 6:69. 9. Hechos 4:12. 10. Helamán 3:28. 11. James E. Talmage, Jesús el Cristo,1973], pág. 2. 12. Véase Apocalipsis 20:6; D. y C. 76:107-109 13. Artículos de Fe Nº 8. 14. Ibíd. 15. Ibíd. 16. Libro de Mormón, Portada. 17. 2 Nefi 33:10; véase también Moroni 7:16. 18. Artículos de Fe Nº 9. 19. Véase Amós 3:7; Efesios 4:1114. 20. "Esta resplandeciente mañana...", Liahona, julio de 1996, pág. 71. 21. Doctrina y Convenios, Introducción. 22. Doctrina y Convenios, Introducción. 23. Mateo 7:21. 24.Juan 14:15. 25. Véase 3 Nefi 12:48; Mateo 5:48; 3 Nefi 27:27. 26. Santiago 1:22. 27. Véase Artículos de Fe N" 4. 28. Véase Alma 12:3234; L . y C. 130: 2021.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN 29. Alma34:16;véase también Mosíah15:9;Alma 42. 30. D. y C. 20:37. 31. Artículos de Fe Nº 4. 32. Juan 3:5. 33. Artículos de Fe Nº 4. 34. D. y C. 20:77. 35. Mosíah 5:2; véase también Alma 5:1214.
36. Moisés 6:65 37. Mosíah 5:2. 38. Véase Moroni 10:32. 39. D. y C. 64:33. 40. Hebreos 12:2. 41. "Esta resplandeciente mañana...", Liahona, julio de 1996, pág. 73.
"FIRMES CRECED EN LA FE" Elder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles "[Su] importantísima mayordomía es la responsabilidad gloriosa que nuestro Padre Celestial ha dado a cada uno de vigilar y cuidar de su propia alma." Estamos impresionados con el hermoso discurso del élder Neal A. Maxwell. Lo recordamos sobre todo por su sabiduría, su inspiración y su gran liderazgo en el reino. (Que milagro es tenerlo aquí hoy día! El Señor lo ha bendecido y ha escuchado nuestras oraciones. La Conferencia General constituye un período de inspiración para todos los miembros de la Iglesia. Nuestro propósito es "[instruirnos] y [edificarnos] unos a otros, para que [sepamos] cómo [conducirnos]... de conformidad con los puntos de [la ley de Dios] y [Sus] mandamientos"(l). Con humildad ruego que podamos continuar teniendo el mismo espíritu del que tanto hemos disfrutado esta mañana. ¡Grandes cosas están sucediendo actualmente en el Reino! La Iglesia sigue avanzando en todo el mundo como nunca antes. Es un privilegio para nosotros poder presenciar en nuestros días un progreso tan maravilloso hacia el cumplimiento de la gran profecía de que "el reino... llegue a ser una gran montaña y llene toda la tierra"2. Están sucediendo grandes cosas gracias a que hay tantos entre ustedes que obran fielmente "de conformidad con [la] ley y [los] mandamientos [de Dios]". Como lideres de la Iglesia del Señor, nos emociona ver que muchos Santos de los Últimos Días dignos y fieles están haciendo tanto bien. Sepan, por favor, que oramos con frecuencia por ustedes para que nuestro Padre Celestial les ayude a cumplir con los convenios que han hecho con El.
significa andar por el sendero de la fe y la devoción. (Estamos siguiendo su inspirado ejemplo en nuestra vida a diaria? Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, )estamos respondiendo a su cometido de "defender todo lo que es recto, verídico y bueno"? Haciendo eco a un himno favorito, el presidente Hinckley nos ha exhortado: "Firmes creced en la fe que guardamos; por la verdad y justicia luchamos"(4). Hermanos y hermanas: ¿Andamos "firmes en la fe"? El Artículo de Fe número 13 declara que "Creemos en ser... verídicos". La verdad del Evangelio restaurado, como lo señala el himno, "joya es sin igual... Es el máximo don que podría mortal anhelar... La verdad, la esencia de todo vivir, seguiría por siempre jamas"(5). Si, la plenitud del Evangelio es una perla preciosa, digna de todo esfuerzo. En tanto que se nos enseña a cultivar nuestros talentos y a sustentar nuestra familia, debemos sin embargo cuidarnos de no dedicarnos a las cosas materiales de un modo que nos aleje del sendero del Evangelio. Debemos mantenernos "firmes en la fe" y mantenernos en el "estrecho y angosto camino que conduce a la vida eterna"(6). No olvidemos el consejo de Alma a su hijo Coriantón: "No te dejes llevar por ninguna cosa vana ni insensata"(7). "Siempre obedece los mandamientos; tendrás gran consuelo y sentirás paz"(8). El mundo no puede ofrecernos nada que se compare al gozo de vivir el Evangelio. No existen riquezas o posesiones mundanas, ni grado alguno de fama o reconocimiento, que pueda sustituir la satisfacción de sentir la calidez y la paz del Espíritu del Señor en nuestro corazón y en nuestros hogares. "Dulce es la paz que el evangelio da"(9). Al esforzarnos por tener éxito, no debemos permitir que ninguna cosa vana ni
CAMINEMOS POR EL SENDERO DE LA FE En un mensaje reciente, el presidente Gordon B. Hinckley nos extendió una invitación y un cometido: "Deseo extenderles una invitación," dijo, "a que recorran conmigo el sendero de la fe; los insto a defender todo lo que es a recto, verídico y bueno"(3). Nuestro s Profeta personifica un inalterable cometido y ejemplo de lo que 68
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN insensata" nos aleje del sendero de la fe y nos impida ser fieles a nuestros convenios.
FE EN CADA PASO Los valientes pioneros de la Iglesia que tanto se sacrificaron para "sacar a luz y establecer la causa de Sión"(23) siguieron el camino de la fe con enormes dificultades físicas que les foguearon y templaron el alma. Con verdadera devoción a la causa de la verdad, asieron la barra de hierro a pesar de la oposición y los desafíos. Ellos "lucharon por la verdad" y dieron todo lo que tenían para fortalecer y vivir el Evangelio restaurado.
FIRMES EN LA FE Me encanta la palabra fiel porque aclara con fuerza los principios básicos del Evangelio. Ser fiel significa ser constante, perseverante, probo, honrado(10), virtudes estas que debemos cultivar en nuestra vida. SIN HIPOCRESÍA NI ENGAÑO
SEAN FIELES A SUS CONVENIOS
Ser fiel indica también responder a lo que es verdadero y no a aquello que aparenta serlo, como en las dimensiones reales de un problema o la naturaleza genuina de una persona ¿Vivimos verdaderamente el Evangelio o simplemente damos una apariencia de rectitud para que los que nos. rodean supongan que somos fieles cuando, en realidad, nuestro corazón y nuestras acciones en privado no armonizan con las enseñanzas del Señor? ¿Adoptamos solo una "apariencia de piedad, mas negando la eficacia de ella" ?(11) ¿Somos en realidad justos, o fingimos obediencia solo cuando pensamos que otros nos. están observando? El Señor ha declarado que las apariencias no lo engañan, advirtiéndonos que no debemos ser. falsos con El ni con los demás. Nos ha amonestado en contra de aquellos que presentan una actitud engañosa o un aspecto refulgente que solo esconde una realidad mas tenebrosa. Nosotros sabemos que el Señor "mira el corazón" y no "la apariencia externa"(12). El Salvador nos ha enseñado que "no [debemos juzgar] según las apariencias"(13) y nos advirtió en cuanto a los lobos rapaces "que vienen a [nosotros] con vestidos de ovejas" y cuyo engaño solo puede descubrirse si examinamos "sus frutos"(14). Nefi enseño que debemos seguir el camino de la fe "con integro propósito de corazón, sin acción hipócrita y sin engaño ante Dios"(15). Sabemos que "el hombre de doble animo es inconstante en todos sus caminos"(16) y que "ninguno puede servir a dos señores".(17). El presidente Marion G. Romney observo sabiamente que hay muchos entre nosotros "que tratan de servir a Dios sin ofender al diablo"18. "El Señor requiere el corazón y una mente bien dispuesta"(19). Por lo tanto, el primero de los Diez Mandamientos es: "No tendrás dioses ajenos delante de mi",(20) y el ,a Salvador declaro que el primero y grande mandamiento es: "Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente"(21). Solamente cuando hayamos dado todo lo que poseemos, y venzamos nuestro orgullo y caminemos por el sendero de la fe sin desviarnos, podremos cantar con sinceridad: "Señor, acepta nuestra sincera devoción"(22).
Una de las grandes bendiciones del Evangelio restaurado es el privilegio de realizar convenios sagrados con nuestro Padre Celestial, los cuales se sancionan mediante el Santo Sacerdocio. Cuando nos bautizamos y somos confirmados, cuando los hermanos varones son ordenados al sacerdocio, cuando vamos al templo y recibimos nuestra investidura, cuando entramos en el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio eterno, en todas estas sagradas ordenanzas nos comprometemos solemnemente a guardar los mandamientos de Dios. Hacemos el convenio de manifestarle amor a nuestro Padre Celestial mediante el servicio humilde y la obediencia devota, y a demostrarle que somos, cada uno, un "buen siervo y fiel"(24). Si somos fieles a nuestros convenios, nuestro Padre Celestial nos otorgara la bendición de "la vida eterna, que es el mayor de todos los dones de Dios"25. "Todo lo que [el] Padre tiene"(26) le ha sido prometido a todo aquel que siga el camino de la verdad y permanezca fiel a sus convenios. Todo aquel "que hiciere obras justas recibirá su galardón, si, la paz en este mundo y la vida eterna en el mundo venidero"(27). UNA MAYORDOMÍA ETERNA Cada uno de ustedes tiene un llamamiento eterno del cual ningún oficial de la Iglesia tiene la autoridad para relevarles. Este es un llamamiento que han recibido de nuestro propio Padre Celestial. En este llamamiento eterno, tal como en todo llamamiento, poseen una mayordomía y "el Señor requiere de... todo mayordomo, que de cuenta de su mayordomía tanto en el tiempo como en la eternidad"(28). Esta importantísima mayordomía es la responsabilidad gloriosa que nuestro Padre Celestial ha dado a cada uno de vigilar y cuidar de su propia alma. Algún día futuro, ustedes y yo escucharemos la voz del Señor que nos llamara para que demos cuenta ante El de nuestra mayordomía terrenal. Este informe deberá presentarse cuando se nos llame "para que todos [comparezcamos] ante [Dios] en el gran día del juicio"(29). Cada día en esta tierra es sólo una pequeña parte de la eternidad. A cada uno de nosotros nos llegara el día de la resurrección y del juicio final. 69
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Entonces, el corazón grandioso y noble de nuestro Padre Celestial se entristecerá a causa de aquellos entre Sus hijos que, por haber escogido el mal, serán rechazados por ser indignos de regresar a Su presencia. Pero El recibirá con brazos amorosos e indescriptible gozo a todos los que hayan escogido "luchar por la verdad". Una vida de rectitud, combinada con la gracia de la Expiación, nos habilitara para presentarnos ante El con un corazón puro y la conciencia limpia. Como líderes de la Iglesia, como siervos de un Padre Celestial compasivo, también nosotros deseamos que cada uno de ustedes regrese a Su presencia. Les amamos y deseamos de todo corazón verles regocijarse con nuestro Padre Celestial y con sus propios padres, sus hijos y otros seres amados en aquel gran día del juicio. Así, pues, les preguntamos: "¿Son ustedes fieles?" Y. por lo tanto, tal como lo hizo Jacob, les exhortamos: "Preparad vuestras almas para ese día glorioso en que se administrara justicia al justo; sí, el día del juicio, a fin de que no os encojáis de miedo espantoso; para que no recordéis vuestra horrorosa culpa con claridad"(30). ¿Que podría ayudarnos a fortalecer nuestra decisión de mantenernos en el estrecho camino de la justicia y de la verdad, a fin de que nuestra alma reciba con agrado el día de nuestro juicio como una fecha gloriosa? Permítaseme ofrecer cinco sugerencias. Primero: La razón fundamental por la que el Señor nos ha encomendado llevar a cabo entrevistas en cuanto a la dignidad en Su Iglesia es para enseñarnos a cumplir con nuestros compromisos. En otras palabras, tenemos que capacitarnos en esta época de probación terrenal para gobernarnos a nosotros mismos,(31) vivir con integridad y ser fieles a nuestros convenios. Las entrevistas en cuanto a la dignidad se realizan dentro de un espíritu de genuino interés en cada uno de los hijos e hijas de un Dios amoroso. Tales entrevistas constituyen un ensayo representativo del juicio final y son una bendición, una oportunidad especial para informar al Señor, por medio de Sus siervos debidamente autorizados, en cuanto a la sagrada mayordomía que todos tenemos de "[cuidarnos a nosotros] mismos, y [nuestros] pensamientos, y [nuestras] palabras, y [nuestras] obras"(32). Segundo: En la Iglesia del Señor se nos hace recordar nuestros sagrados convenios cada vez que participamos de la Santa Cena. Tercero: Cada vez que regresamos al templo, se nos hace recordar los convenios que hicimos cuando recibimos nuestra investidura. Cuarto: Al hacer la orientación familiar y las visitas de maestras visitantes, recordarnos nuestras promesas de servirnos unos a otros?(33). Quinto: El propio Salvador sabía, como debemos saberlo nosotros, que El era responsable ante Su Padre. El enseño que Su sagrada mayordomía era hacer "la voluntad del que me envío"(34). Al interceder en oración por nosotros, el Señor informó a Su Padre: "He acabado la obra que me diste que hiciese"(35). Cuando vivimos rectamente, nos regocijamos sabiendo que podremos dar cuenta positiva en cuanto a
nuestra dignidad y nuestra preparación para recibir bendiciones adicionales, sea ya el honor de recibir el sacerdocio, las bendiciones de asistir al templo, la satisfacción de los logros de Progreso Personal de las Mujeres Jóvenes o las bendiciones de algún servicio que podemos dar mediante cualquier llamamiento que se nos confíe. Tales experiencias terrenales nos dan la oportunidad de evaluar lo que estamos realizando en la vida. Todo ello nos ayuda a educar nuestra alma y a fortalecer nuestro carácter personal en preparación para la entrevista final. Y "si [estamos] preparados, no [ temeremos ]"(36) . Cuando tenemos algo de que arrepentirnos, dichas entrevistas no siempre son fáciles. Afortunadamente, el Señor ha llamado a excelentes obispos, presidentes de estaca y otros líderes del Sacerdocio que pueden proporcionar una guía amorosa para ayudarnos a arrepentirnos y purificarnos de modo que aparezcamos "sin culpa ante Dios en el ultimo día"(37). Las entrevistas en cuanto a la dignidad, las reuniones sacramentales, la asistencia al templo, y otras reuniones de la Iglesia son una parte del plan que el Señor nos provee para educar nuestra alma y ayudarnos a cultivar el saludable habito de verificar siempre nuestra situación, a fin de conservarnos en el camino de la fe. Un frecuente examen espiritual nos ayudara a transitar por las carreteras de la vida. En los momentos apacibles de reflexión y meditación personal, me he podido beneficiar al preguntarme con humildad "¿soy yo fiel?" Permítaseme sugerir que todos podemos beneficiamos de igual manera si contemplamos íntimamente nuestro corazón en los momentos reverentes en que adoramos y oramos, haciéndonos esta simple pregunta: "¿Soy yo fiel?" La pregunta resulta poderosamente benéfica si somos completamente honrados al responderla y si nos inspira a adoptar medidas correctivas de arrepentimiento que nos ayudaran a mantenernos en el sendero de la fe. Yo les testifico que nuestro Padre Celestial ama a cada uno de nosotros. Si somos fieles a la verdad y aceptamos la invitación de caminar con el presidente Gordon B. Hinckley, en el camino de la fe y cumplimos nuestros convenios, hallaremos "la paz en este mundo y la vida eterna en el mundo venidero".(39). Testifico que nuestro Padre Celestial vive y que su Hijo Bienamado es nuestro Redentor y que el presidente Gordon B. Hinckley es en verdad nuestro profeta, vidente y revelador durante esta inspirada época de nuestra vida mortal. Que nuestros esfuerzos sean bendecidos para prepararnos para aquel gran día en que, con nuestros seres amados, podamos regresar gozosos a la presencia de nuestro Padre en los Cielos, lo ruego en el nombre de Jesucristo . Amén. NOTAS l. D. y C.43:8 2. D. y C. 109:72; véase también Daniel 2:31-45. 3. Gordon B. Hinckley, "Firmes creced en la fe", Liahona, septiembre de 1996, pág. 5.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN 4. "Firmes creced en la fe", Himnos, N1 166. 5. A)Que es la verdad?", Himnos, # 177. 6.2 Nefi 31:18. 7. Alma 39:1 ] . 8. "Siempre obedece los mandamientos", Himnos, N" 197. 9. "Sweet Is the Peace the Gospel Brings", del himnario en inglés. 10. Definiciones del Pequeño Larouse Ilustrado. 11. Véase José Smith-Historia 1:19. 12. Véase I Samuel 16:7. 13. Juan 7:24. 14. Mateo 7:15-16. 15.2 Nefi 31:13; véase también Jacob 6:5; Mosíah 7:33; 3 Nefi 10:6; D. y C. 18:27 28. 16. Santiago 1: 8. 17. Mateo 6:24; véase también Lucas 16: 13; 3 Nefi 1 3:24. 18. Marion G. Romney, The Price of Peace", Ensign, Octubre de 1983, pág. 6. 1 9. D. y C. 64:34. 20. Éxodo 20: 3.
21. Mateo 22:37-38, cursiva agregada; véanse también los versículos 36-40. 22. "Lord Accept Our True Devotion@, del himnario en inglés; cursiva agregada. 23. D y C. 6:6. 24. Mateo 25:21, 23. 25. D. y C. 14:7. 26. D. y C. 84: 38. 27. D. y C. 59:23. 28. D . y C. 72: 3. 29. 2 Nefi 9:22. 30. 2 Nefi 9:46. 31. Véase Alma 34:33-37. 32. Mosíah 4:30. 33. Véase Mosíah 18:8-10. 34. Juan 4:34. 35. Juan 17:4. 36. D. y C. 38:30. 37. D. y C. 4:2. 38. D. y C. 59:2 3.
LOS COMPAÑEROS QUE VALEN. Elder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles "Asistimos a las... reuniones de la Iglesia a graves del mundo en busca de compañerismo, de la buena compañía de los hermanos y de las hermanas en el Evangelio y del consuelo de la dulce comunión con el Espíritu de Dios." Mis queridos hermanos y hermanas, es un privilegio para mi el reunirme con ustedes en otra conferencia general de la Iglesia. En estas maravillosas reuniones me encanta oír la voz del Señor y sentir la presencia de Su Espíritu. Se regocija mi corazón ante la hermandad que compartimos como Santos de los Ultimos Días.
reuniones de la Iglesia a través del mundo en busca de compañerismo, de la buena compañía de los hermanos y de las hermanas en el Evangelio y del consuelo de la dulce comunión con el Espíritu de Dios. En nuestros servicios de adoración, la presencia de ese Espíritu llena nuestros corazones de amor hacia Dios y hacia nuestros hermanos.
EN COMPAÑÍA DE LOS SANTOS
LA COMPAÑÍA DE LA FAMILIA
Uno de los muchos beneficios del ser miembros de la Iglesia es el de la compañía de los santos. Durante el tiempo de mi asignación en Europa llevamos a cabo conferencias de estaca memorables para los soldados que prestaban servicio militar en Alemania. Muchos de nuestros buenos hermanos y hermanas viajaban grandes distancias para asistir a las reuniones. Muchos de ellos llegaban la noche anterior y dormían en el piso del salón de recreo. Sin importar el sacrificio, llegaban con corazones alegres en busca de la compañía de los Santos de los Ultimos Días y de la oportunidad de ser instruidos y edificados por los lideres de la Iglesia. Cuando nos reunimos, "ya no [somos] extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios"'. Nuestro es el mandamiento y la bendición de "reun[irnos] a menudo para ayunar y orar, y para hablar unos con otros concerniente al bienestar de [nuestras] almas"2. Asistimos a las conferencias generales y a otras
Por supuesto, nuestros mejores amigos son aquellos con los que vivimos como miembros de nuestra familia. Amorosos padres, hermanos y hermanas, hijos y otros miembros de la familia ayudan a moldear nuestro destino. Mi mejor amiga es Elisa, mi compañera eterna; ella es el corazón de nuestro hogar y nos ha inspirado a acercarnos mas al Señor. "La maternidad se acerca a lo divino. Es el servicio mas sublime y mas sagrado que podemos llevar a cabo. Coloca a la mujer que honra su sagrado llamamiento y servicio a la altura de los ángeles"5. Su servicio se manifiesta en las palabras de un himno familiar: Quienes nos brindan su amor reflejan tu bondad, Señor. Tu nos envías luz y paz con la bondad de los demás. Nuestros amigos buenos son un rico y divino don; 71
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN su vida un ejemplo es, que fortalece nuestra fe.4.
Después de la ascensión del Señor del Monte de los Olivos, dos mensajeros dieron testimonio del Señor resucitado. Y ambos, el Padre y el Hijo, visitaron juntos a José Smith para dar comienzo a la gloriosa obra de la Restauración. Para dar testimonio y establecer la verdad, dos son mejores que uno. Para edificar sobre este modelo divino, se han organizado para ese propósito los programas de la orientación familiar y el de las maestras visitantes. Se han llamado a compañeros para "velar siempre por los miembros de la iglesia, y estar con ellos y fortalecerlos"8. Esperamos que se de especial atención a los nuevos conversos por medio de los maestros orientadores y de las maestras visitantes. Todos los hermanos y las hermanas asignados pueden magnificar sus responsabilidades de cuidar y nutrir a aquellos a quienes han sido llamados a servir. Los líderes locales, en espíritu de oración, llevan a cabo esas asignaciones bajo la dirección de la autoridad del sacerdocio y del espíritu de revelación. De manera que cuando sus líderes les pidan prestar servicio, esperamos que respondan como si el Señor mismo se los estuviera pidiendo, porque El dijo: "...sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo"9. Al visitar a los miembros que se les hayan asignado, ustedes llevan consigo la luz del Evangelio, el amor y el Espíritu del Señor. Aquellos que son fuertes, "debe[n] soportar las flaquezas de los débiles"10. Trabajen estrechamente con el compañero que les haya sido asignado para llevar a cabo las visitas con toda diligencia, y recuerden que los compañeros pueden bendecirse y fortalecerse mutuamente, así como ministrar a aquellos a quienes visiten. El presidente Hinckley nos ha suplicado que hagamos todo lo posible por dar consuelo a nuestros hermanos y hermanas que "claman de dolor y de sufrimiento, de soledad y de temor. Levántenlos, con el espíritu de amor, hasta ser recibidos en los brazos de la Iglesia"11. Los compañerismos constituyen también la organización básica de las 318 misiones de la Iglesia. Al igual que los discípulos de la antigüedad, nuestros mas de 56.000 misioneros van de dos en dos "por todo el mundo"12. proclamar las buenas nuevas del Evangelio. En esta obra maravillosa de salvar almas, existe una tremenda hermandad y camaradería. Cuando Alma se reunió con los hijos de Mosíah después de catorce años de servicio misional, "se alegró muchísimo de ver a sus hermanos; y lo que aumentó mas su gozo fue que aun eran sus hermanos en el Señor"'3. Las reuniones misionales todavía son un gran momento de regocijo. Una vez que la gente haya "entrado en esta estrecha y angosta senda... [debe] seguir adelante con firmeza en Cristo"14. El presidente Hinckley nos ha pedido en repetidas ocasiones que extendamos la mano de hermandad a los miembros recién bautizados. Nos recuerda que "no es cosa fácil convertirse en miembro de esta Iglesia"15. Los nuevos conversos necesitan nuevas amistades; necesitan compañeros constantes que les alienten, contesten sus preguntas y los "guarden en el camino recto"16.
El dulce compañerismo del matrimonio eterno es una de las bendiciones mas grandes que Dios ha concedido a Sus hijos. Ciertamente, los muchos años que he compartido con mi hermosa compañera me han proporcionado los gozos mas profundos de mi vida. Desde el principio de los tiempos, la compañía conyugal ha sido fundamental en el gran plan de felicidad de nuestro Padre Celestial. Nuestras vidas reciben una influencia benéfica y somos edificados y ennoblecidos al saborear las dulces bendiciones al relacionarnos con seres queridos en el núcleo familiar. LA COMPAÑÍA DE LOS AMIGOS La compasión de los amigos que viven las enseñanzas de Cristo influye profundamente en nuestra vida y la cambia. Debemos recordar que el Señor a menudo envía "bendiciones de lo alto, por medio de las palabras y los actos de las personas que aman". El amor es la esencia del Evangelio de Jesucristo. En esta Iglesia, muchas veces las oraciones en las que se pide ayuda el Señor las contesta por medio del simple servicio diario de hermanos y hermanas que se preocupan por los demás. En la bondad de los amigos genuinos, he visto reflejada la bondad del Señor mismo. Siempre me he sentido humilde al reconocer que el Salvador nos considera a todos Sus amigos cuando decidimos seguirlo y guardar Sus mandamientos.5. EN COMPAÑÍA DE LOS PIONEROS Este año, las celebraciones del sesquicentenario de la llegada de los pioneros nos han recordado la fortaleza que encontraron nuestros antepasados al trabajar juntos. Tenían un gran espíritu de cooperación. Se necesitó gran compañerismo para tirar de los carros de mano. Estas caravanas de carromatos y las compañías de carros de mano eran comunidades sobre ruedas. Por designio revelado, los pioneros viajaron en compañías bien organizadas con líneas de responsabilidades bien definidas. El fuerte ayudaba a llevar la carga del debil. Por medio del espíritu de cooperación se sobrepusieron a grandes dificultades y establecieron Sión en el Oeste. EL COMPAÑERISMO EN EL SERVICIO EN LA IGLESIA Muchas de nuestras asignaciones en la Iglesia las llevamos a cabo con compañeros. Desde que el Señor envió a Sus discípulos de dos en dos, el compañerismo ha hecho avanzar la obra del reino. La ley de testigos del Señor requiere que "por boca de dos o de tres testigos se decid[a] todo asunto"6. Cuando las angustiadas mujeres llegaron al sepulcro vacío esa primera gloriosa mañana de Pascua, fueron dos mensajeros celestiales quienes declararon: "No esta aquí, sino que ha resucitado"7. 72
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Sentí su amor y me sentí enriquecido por su humilde acto de bondad en esos pocos minutos que estuvimos juntos. Creo que jamas volví a ser el mismo después de eso. Decidí que trataría de ser un buen compañero para los demás como el lo había sido conmigo.
LA COMPAÑÍA DEL ESPIRITU SANTO En nuestra reuniones sacramentales semanales nos reunimos para "participar del pan y del (agua), en memoria del Señor Jesucristo" 17, para guardar Sus mandamientos a fin de ser dignos de la compañía constante del espíritu Santo. Es una de las bendiciones mas grande que podamos recibir. La fe en Cristo, el arrepentimiento, el bautismo y la confirmación, seguida de una vida virtuosa no califican para recibir la compañía guiadora del Espíritu de Dios. Es por medio del poder y de la influencia del Espíritu Santo que el Señor cumple Su promesa de estar siempre con nosotros y "no [nos] dejará huérfanos".18. De la misma forma que una caricia consuela por la noche a una criatura asustada, la calidez del Espíritu Santo puede llegar a nuestro corazón y calmar nuestros temores. Así como la dulce voz de un padre [o madre] amoroso puede calmar a un bebé que llora, los susurros del Espíritu puede acallar las persistentes preocupaciones de nuestra vida. Cuando los nuevos conversos reciben el don del Espíritu Santo, experimentan "un gran cambio... en sus corazones".19. Como el gran misionero que es, el presidente Hinckley encuentra su mayor satisfacción en la transformación que resulta de la conversión. Al responder a un reportero en una entrevista, el presidente Hinckley dijo: "La experiencia mas grata para mi es ver lo que este Evangelio hace por la gente; les brinda una nueva dimensión de la vida; les brinda una perspectiva que jamás habían tenido; eleva sus aspiraciones hacia lo noble y lo divino. Algo milagroso les sucede, algo digno de contemplar. Acuden a Cristo para vivir".20.
EVITEMOS A LOS COMPAÑEROS FALSOS No obstante la bendición de tener compañeros justos, también existen los peligros y las desgracias cuando se cae en malas compañías. Sabemos que debe haber "oposición en todas las cosas"21. El hijo pródigo anduvo en malas compañías; con compañeros indeseables "desperdicio sus bienes viviendo perdidamente"22. Alma hijo y los hijos de Mosíah fueron "revelándose contra Dios"23 y se "[ocupaban] en destruir la iglesia"24. Sabemos que a menudo se nos juzga por el tipo de compañías con las que andamos. Sabemos cuanta influencia pueden tener los compañeros de clase, los amigos y los grupos de nuestra edad. Si algunos de nuestros compañeros se inclinan hacia lo que no es bueno, es preferible que de inmediato empecemos a buscar mejores amistades. Nuestros amigos deben ser compañeros que nos inspiren, que nos ayuden a ser lo mejor que podamos ser. Cuando los verdaderos amigos cantan ese conocido himno "Para siempre Dios este con vos",25 ofrecemos una oración para que el Espíritu Santo acompañe a nuestros seres queridos una vez que nos hayamos separado. Este himno es una expresión profundamente conmovedora de la necesidad que tenemos de la compañía mutua y del Espíritu de Dios. Nuestra expresión mas común en español al despedirnos es "adiós", que viene de una contracción de la expresión "Vaya con Dios". En una época en que la gente reconocía mas abiertamente nuestra dependencia de Dios, esa maravillosa frase se usaba en momentos de despedida para expresar amor. Todavía es una dulce expresión que invoca la compañía de Dios en periodos de separación. Entonces, la palabra "adiós", cuando se entiende en su plenitud, significa: "Si no podemos estar juntos, si debemos separarnos, si no puedo estar contigo, entonces que Dios te acompañe". Mañana por la tarde nos diremos tiernos adioses unos a otros. Dios los acompañe, mis queridos hermanos y hermanas; que den y reciban las bendiciones de una buena compañía; que cada uno de ustedes sea alguien que influya en la vida de los demás para bien. Les doy mi testimonio de que Dios vive; que ama a Sus hijos. Se que Dios ha llamado a un Profeta en nuestros días, el presidente Gordon B. Hinckley. Por medio de José Smith, nuestro Padre Celestial y Su Hijo Jesucristo restauraron Su Iglesia verdadera para bendecir a Sus hijos. En Su Iglesia hay consuelo, gozo y seguridad en la compañía de buenos compañeros. Testifico de estas verdades, en el nombre de Jesucristo. Amén.
EL SER UN BUEN COMPAÑERO Un buen compañerismo empieza con un cometido personal de ser un compañero ejemplar. Hace muchos años, en la Manzana del Templo, se me enseñó la importancia de ese tipo de atención y acerca de la amorosa influencia personal. Cuando era joven, un día me dirigía a una sesión de la conferencia general, cuando alguien me tomó del codo. Era el presidente David 0. McKay. "Ven conmigo, Joseph", dijo el presidente McKay. "Yo te ayudare a encontrar un buen asiento". Durante esos momentos en que caminábamos hacia el Tabernáculo, el presidente McKay parecía concentrar toda su atención en mi. Habló en forma reverente de SU amor por el Señor y de SU amor por los miembros de la Iglesia. Me miro directamente a los ojos mientras me expresaba con firmeza su testimonio. "Quiero que sepas, .Joseph", me dijo, "que el Presidente de la Iglesia del Señor recibe inspiración y revelación del Señor Jesucristo". En ese momento, el Espíritu le susurró a mi corazón que el presidente David 0. McKay me estaba diciendo la verdad. Supe entonces que el era en verdad un Profeta de Dios. Ese testimonio ha permanecido conmigo durante toda mi vida, llenándome de reverencia y respeto por el oficio de nuestro Profeta.
NOTAS 1. Efesios 2:19.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN 2. Moroni 6:5. 3. D. y C. 121 :37; Véase también Gordon B. Hinckley, "Las mujeres de la Iglesia", en Liahona de enero de 1997, pág. 75. 4. Himnos, N* 188. 5. Véase Juan 15: 14; D. y C. 84:63, 93:45. 6. 2 Corintios 13:1; D. y C. 6:28. 7. Lucas 24;6. 8. D. y C. 20:53. 9. D. y C. 1:38. 10. Romanos 15:1. 11. "Una mano extendida para rescatar", Liahona de enero de 1997, pág. 96. 12. Marcos 16:15. 13. Alma 17:2.
14. 2 Nefi 31:19-20. 15. "Los conversos y los hombres jóvenes", Liahona de julio de 1997, pág. 53. 16. Moroni 6:4. 17 Moroni 6:6; Véase también D. y C. 20:75. 18. Juan 14:18. 19. Véase Alma 5:13; Véase también el versículo 12, 14; Mosíah 5:2. 20. "Los conversos y los hombres jóvenes", Liahona de julio de 1997, pág. 53. 21. Véase 2 Nefi 2:11. 22. Véase Lucas 15:13. 23. Véase Mosíah 27:11. 24. Véase Mosíah 27:10. 25. Himnos, N9 89.
UN TIEMPO DE PREPARACIÓN. Élder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles "Los días de nuestra probación están contados, pero ninguno de nosotros conoce el número de esos días y, por eso, cada día de preparación es precioso". Mis queridos hermanos y hermanas, estoy agradecido por reunirme con ustedes otra vez en una conferencia general de la Iglesia y ruego que pueda tener la guía del Espíritu Santo. Me gustaría reflexionar con ustedes sobre la importancia de la vida terrenal como un tiempo para prepararse; tal como Amulek testificó: "...esta vida es cuando el hombre debe prepararse para comparecer ante Dios; sí, el día de esta vida es el día en que el hombre debe ejecutar su obra"'. Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días poseemos una comprensión especial sobre la naturaleza eterna de nuestra alma. Sabemos que tuvimos una existencia premortal, que aceptamos el gran plan de felicidad de nuestro Padre Celestial y que escogimos seguir al Señor y Salvador Jesucristo. Los principios que adoptamos y por los que luchamos fueron: (1) el albedrío, la habilidad de elegir entre lo bueno y lo malo; (2) el progreso, la habilidad de aprender a ser como nuestro Padre Celestial y de llegar a ser como Él; y (3) la fe, la confianza en el plan de nuestro Padre Celestial y en la expiación de Jesucristo que nos permiten regresar a la presencia de Dios. En consecuencia, se nos permitió entrar en la vida mortal y, concerniente a ésta, el Maestro dijo: "Y con esto los probaremos, para ver si harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare"2. Nosotros comprendemos que viviremos una vida posmortal de duración infinita, y que somos nosotros los que determinamos la clase de vida que será por medio de nuestros pensamientos y nuestras acciones en la mortalidad. La mortalidad es muy breve, pero enormemente importante.
De las Escrituras aprendemos que "la vía del Señor es un giro eterno''3 y que Dios conoce "todas las cosas, dado que existe de eternidad en eternidad"4. Además, somos seres eternos; nuestra presencia en la tierra es un paso esencial en el plan de la felicidad de nuestro amado Padre Celestial para Sus hijos. "[Nosotros existimos] para que [tengamos] gozo"5. El profeta José Smith enseñó que: "La felicidad es el objeto y propósito de nuestra existencia... si seguimos el camino... [de] virtud, justicia, fidelidad, santidad y obediencia a todos los mandamientos de Dios"6. Ahora, este mismo momento es parte de nuestro progreso eterno hacia el regreso, con nuestra familia, a la presencia de nuestro Padre Celestial. El presidente Gordon B. Hinckley enseñó: "Estamos aquí [en esta vida] con una herencia maravillosa, una investidura divina. ¡Cuán diferente sería este mundo si toda persona se diera cuenta de que todos nuestros actos tienen consecuencias eternas! ¡Cuán satisfactorios serían nuestros años si... reconociéramos que lo que hacemos a diario aquí determinará nuestra vida en la eternidad!"7. Ese entendimiento nos ayuda a tomar decisiones sabias en muchas elecciones de nuestro diario vivir. El divisar la vida desde una perspectiva eterna nos ayuda a concentrar nuestras limitadas energías terrenales en lo que más importa: evitar el gastar nuestra vida haciéndonos "tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen"8 y, en cambio, hacernos tesoros en el cielo y no cambiar nuestra primogenitura espiritual eterna. Éste es el día de nuestra probación terrenal. Comparemos nuestra jornada eterna a una carrera de tres etapas alrededor de una pista: hemos completado la primera etapa con éxito y hemos tenido un progreso maravilloso; hemos dado comienzo a la segunda etapa y, 74
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN en este momento, ¿podrían imaginarse a un corredor profesional detenerse en el camino para recoger flores o para ir detrás de un conejo que se acaba de cruzar en el camino? Sin embargo, eso es lo que hacemos cuando dedicamos nuestro tiempo a la búsqueda de lo mundano, eso que nos mantiene lejos de la tercera etapa, la etapa que se dirige hacia la vicia eterna, el mayor de todos los dones de Dios9. En Su ministerio, tanto del viejo como del nuevo mundo, el Salvador mandó: "Sed, pues, vosotros perfectos"10. La palabra griega original que se tradujo como "perfecto" significa "completo, refinado, desarrollado en forma total". Nuestro Padre Celestial desea que utilicemos esta probación terrenal para "desarrollarnos en forma total", para lograr lo máximo de nuestros talentos y habilidades. Si así lo hacemos, cuando llegue la hora del Juicio Final, experimentaremos el gozo de comparecer ante nuestro Padre Celestial como hijos e hijas "completos" y "refinados", pulidos por la obediencia y dignos de la herencia que Él ha prometido a los fieles. El Salvador ha establecido el ejemplo para nosotros y manda que "las obras que [le hemos] visto hacer... ésas también las [haremos ]"11. Siempre me ha impresionado la poderosa invitación que Moroni ofreció como advertencia final de su ministerio terrenal: "...venid a Cristo, y perfeccionaos en él, y absteneos de toda impiedad"'?. Alma explicó a sus seguidores que el bautismo requiere que sirvamos a los demás, que " [llevemos] las cargas los unos de los otros... [lloremos] con los que lloran... [consolemos] a los que necesitan de consuelo... y [seamos] testigos de Dios en todo tiempo"13. No podemos labrar nuestra salvación solos; no podemos regresar a la presencia de nuestro Padre Celestial sin ayudar a nuestros hermanos y hermanas. Una vez que comprendamos que somos literalmente hermanos y hermanas en la familia de Dios, también debemos sentir la obligación en lo que respecta al bienestar de cada uno y demostrar nuestro amor mediante actos que muestren bondad e interés. La caridad, "el amor puro de Cristo''14, debe motivarnos en nuestra relación con cada uno de los hijos de nuestro Padre Celestial. Al progresar y ser más como el Salvador, podemos fortalecer todo grupo con el que nos asociemos, incluso familiares y amigos. El Señor nos coloca en esas comunidades de santos en las que podemos aprender y aplicar los principios del Evangelio en nuestro diario vivir; esos grupos son una escuela, o sea un lugar de probación y, a la vez, un laboratorio en donde aprendemos y experimentamos al practicar el Evangelio. Al escribir a los corintios, Pablo suplicó por la unidad en la Iglesia y que los miembros se sirvieran los unos a los otros "para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen... y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan"15. Solo somos tan fuertes como lo es cada miembro del cuerpo, o la Iglesia, de Cristo. Debemos hacer todo lo que podamos para ayudar a
todo miembro a lograr su potencial divino como "herederos de Dios, y coherederos con Cristo"l6. Al brindar nuestro servicio a los demás, debemos recordar el consejo del presidente Hinckley acerca de extender la mano de la hermandad, así como de compartir nuestro amor con los cientos de miles de conversos que se unen a la Iglesia todos los años. El instrumento más importante con el que cuenta cl Señor para dar la bienvenida a los nuevos conversos y para "guardarlos en el camino recto"l7 es el amor que extienda cada uno de nosotros al dedicar de nuestro tiempo para presentarnos a los miembros nuevos, para aprender sus nombres, para escucharles y para aprender algo acerca de ellos. El unirse a una nueva Iglesia y el comenzar una nueva vida nunca es fácil y a menudo infunde temor. Cada uno de nosotros tiene que ser la clase de amigo que todo miembro nuevo necesita a fin de que permanezca activo y fiel en la Iglesia. Al desarrollar amistades, los nuevos conversos no serán más "extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios"18. Cuando la gente se bautiza "se [inscriben] sus nombres" y se agregan a los registros de miembro de la Iglesia "a fin de que se [haga] memoria de ellos y [sean] nutridos por la buena palabra de Dios"19. Refiriéndose al cambio milagroso que ocurre en la vida de los nuevos miembros, cuando se les nutre en forma debida por medio de la buena palabra de Dios, el élder John A. Widtsoe dijo: "Gente común, normal, que acepta cl Evangelio de los labios de algún humilde misionero mormón, cambia tanto debido a esas verdades esclarecedoras del Evangelio que ya no puede seguir siendo la misma clase de gente"20. En nuestro progreso por la vida terrenal cometemos errores y, por lo tanto, nos desviamos de curso. Si persistimos en nuestro error, nos alejaremos más y más de donde deberíamos estar. Podemos comparar nuestra vida con el vuelo de una nave espacial. Al encenderse el motor, se puede controlar su trayectoria en forma precisa. Cualquier desviación del curso previsto debe corregirse de inmediato, pues, si no se corrige, el cambio de una fracción de grado en su curso llevará a la nave a miles de kilómetros más allá de su destino final. Cuanto más se tarde en corregir el curso, más se tardará en realizar los ajustes requeridos. ¿Pueden imaginarse cuán lejos de nuestro destino podemos llegar a estar si no corregimos nuestra trayectoria? El Señor nos ha proporcionado profetas, Escrituras, padres y otros sabios líderes para enseñarnos el curso que debemos seguir; ellos nos ayudan a controlar nuestro progreso y a corregir la dirección que hayamos elegido según sea necesario, tal como una estación de seguimiento controla el progreso de un satélite y lo mantiene en la trayectoria correcta. Nuestro rumbo en la tierra es muy importante y se determina por las decisiones que tomemos cada día. Es imposible separar las consecuencias que tendrán en el futuro nuestros pensamientos y nuestros actos actuales. 75
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Podríamos preguntarnos si somos dignos de las bendiciones del plan de nuestro Padre Celestial de acuerdo con la clase de vida que estemos viviendo. Los días de nuestra probación están contados, pero ninguno de nosotros conoce el número de esos días y, por eso, cada día de preparación es precioso. He observado la diestra mano de la mujer navajo en el sudoeste estadounidense cuando teje diseños intrincados en sus hermosos tapices. Ella selecciona y prepara cada hebra de color con mucho cuidado y lo inserta con precisión en el lugar correcto; además, teje los variados colores de manera artística para crear tapices que al final se ajustarán al plan que ha preconcebido. En forma similar, nosotros tejemos en el género de nuestra vida el diseño que presentaremos como producto final. Si seguimos el plan del Diseñador Maestro, los actos de nuestra vida mortal se insertarán cada día en algo de intrincada hermosura. Cuando realicemos una mala elección, deberemos vivir con una mancha en cl género de nuestra alma o deberemos volver nuestros pasos por medio del arrepentimiento y quitar los hilos errantes que hemos tejido en nuestro carácter, para reemplazarlos con los hilos preciosos que nuestro Maestro querría que usáramos. El tapiz de nuestra vida está diseñándose ahora mismo. El Señor se refirió a nuestra vida antes de venir a la tierra como a nuestro primer estado y prometió a cada uno de nosotros que: "...a los que guarden su primer estado les será añadido; y aquellos que no guarden su primer estado no tendrán gloria en el mismo reino con los que guarden su primer estado; y a quienes guarden su segundo estado, les será aumentada gloria sobre su cabeza para siempre jamás''21. La demora y la indecisión pueden dificultar nuestro esfuerzo de prepararnos para la vida que sigue a la vida terrenal; en cuanto a esto el élder Joseph Fielding Smith dijo: "La demora, aplicada a los principios del Evangelio, es la ladrona de la vida eterna, que es vida en la presencia del Padre y del Hijo"22; y, en el Libro de Mormón, leemos el ruego de Amulek: "...os ruego, por tanto, que no demoréis el día de vuestro arrepentimiento hasta el fin... porque el mismo espíritu que posea vuestros cuerpos al salir de esta vida, ese mismo espíritu tendrá poder para poseer vuestro cuerpo en aquel mundo eterno''23. Se ha dicho: "La vida es un don tan precioso que debe protegerse de engaños innecesarios. Cada día no es tan sólo un día más, sino que es como la caída de una gota de agua, un momento de vida brillante que se suma al creciente lago de nuestra existencia" '4. La indecisión puede inmovilizarnos o paralizarnos, dificultando nuestra preparación en esta vida. Podemos llegar a ser como la gente de Nínive, a La que el Señor describió a Jonás como: "personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda"25. El apóstol Santiago observó que "el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos"26. Un antiguo adagio suizo describe tal indecisión con estas palabras:
no se está dentro ni se está fuera; no se es frío ni caliente, ni redondo ni cuadrado. Pobre, muy pobre y siempre muy limitado es el indeciso, que no sabe comenzar ni a dónde ir"27. No debemos ser de doble ánimo en nuestra relación con nuestros cónyuges, nuestros padres o nuestros hijos. ¿Vamos a gozar de nuestros hijos después de que crezcan un poco y no estemos tan ocupados? ¿Y qué haremos con esa amistad que se ha desvanecido a causa de que hemos planificado escribir una carta amable, larga, pero que nunca terminamos y, por lo tanto, no enviamos? ¿Somos fieles al asistir a nuestros templos en forma regular? Consideren los libros que leeremos, los impulsos de bondad sobre los que actuaremos, y las buenas causas que apoyaremos. ¿Estamos siempre empacando las maletas con lo que valoramos más en esta vida, pero no hacemos el viaje? ¿Seguimos dejando todo para mañana? Determinemos comenzar a vivir hoy-no mañana, sino hoyen esta hora mientras todavía tenemos tiempo. Sabemos que la muerte es una transición indispensable y nos llegará tarde o temprano a cada uno de nosotros; nuestro cuerpo terrenal regresará a la tierra y nuestro espíritu retornará al mundo de los espíritus; y, en virtud del sacrificio expiatorio del Salvador, todos resucitaremos, cada uno de nosotros se encontrará ante el gran Jehová y se nos recompensará acorde con nuestros actos en la vida terrenal. Si tomamos cada decisión terrenal con esa restauración y juicio en mente, habremos utilizado nuestra probación terrenal con sabiduría, y sus días nos otorgarán la paz en este mundo y la vida eterna en el mundo venidero. Testifico que estas doctrinas son verdaderas. Ustedes pueden saber de la verdad del Evangelio por medio de la confirmación del susurro del Espíritu a su alma. El Señor dijo: "El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta"28. El Salvador vive y ama a cada uno de nosotros, eso lo sé con todo mi corazón. Somos hijos de un amoroso Padre Celestial que levantó al profeta José Smith con el fin de restaurar la plenitud del Evangelio. Nuestro Padre Celestial también nos ha bendecido con un profeta viviente en nuestro día con objeto de guiarnos de regreso a Sus amorosos brazos. El presidente Gordon B. Hinckley es ese Profeta; lo testifico en el nombre de Jesucristo. Amén . NOTAS 1. Alma 34:32. 2. Abraham 3:25. 3. I Nefi 10:19 4. Moroni 7:22. 5.2 Nefi 2:25.
"Con un pie dentro y otro fuera 76
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN 6. Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 312. 7. Teachings of Gordon B. Hinckley, 1997, pág. 174. 8. Mateo 6:19. 9. D. y C. 14:7. 10. Mateo 5:48; véase también 3 Nefi 12:48. 11. 3 Nefi 27:21. 12. Moroni 10:32. 13. Mosíah 18:8-9. 14. Moroni 7:47. 15. I Corintios 12:25-26; véanse también versículos 12-27. 16. Romanos 8:17. 17. Moroni 6:4. 18. Efesios 2:19. 19. Moroni 6:4.
20. "Symbolism in Irrigation", Improvement Era, junio de 1952, pág. 423. 21. Abraham 3:26. 22. The Way to Perfection, décima edic., l 953, pág. 202. 23. Alma 34;3.3-34. 24. Thomas J. Parmley, como lo citó R. Scott Lloyd, "Alumnus, 95, Returns to High School", Church News, 12 de junio .le 1993, pág. 13. 25. Jonás 4:11. 26. Santiago 1:8. 27. Citado en Hans B. Ringger, "Escogeos hoy a...", Liahona, julio de 1990, pág. 32. 28. Juan 7:14-17; véanse también versículos 14-16.
EL CULTIVAR ATRIBUTOS DIVINOS. Elder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles "Obtendremos nuevos grados de espiritualidad y pondremos nuestra vida en una armonía más íntima con Jesucristo dependiendo de cuan plenamente la fe, la esperanza y la caridad pasen a formar parte esencial de nuestra vida". A menudo marcamos fechas importantes en nuestro almanaque, como es el caso de los días feriados y los cumpleaños. Las fechas que se repiten todos los años nos ayudan a medir el progreso de nuestra vida. Un acontecimiento anual, como lo es el Año Nuevo, es una época para reflexionar y tomar resoluciones. La fecha de nuestro bautismo, que conmemora nuestro renacimiento espiritual, es una ocasión digna de tener en cuenta. Nos detenemos a reflexionar acerca de la fecha en que fuimos sellados en el templo porque esa ordenanza nos une para siempre con nuestros seres más queridos. Las entrevistas sobre dignidad, especialmente las entrevistas anuales para la recomendación del templo, nos brindan otra oportunidad para repasar nuestro progreso en el cumplimiento de la gloriosa mayordomía que nuestro Padre Celestial nos ha dado a cada uno de velar y de cuidar de nuestra propia alma. En esas ocasiones, renovamos convenios, ratificamos nuestras promesas y establecemos metas eternas. Pocos son los acontecimientos significativos que tienen lugar sólo una vez en la vida; por ejemplo, en menos de 15 meses, en 454 días para ser mas preciso, tendremos la experiencia de un Año Nuevo en el que los cuatro números del año calendario cambiaran al mismo tiempo. Encuestas de la opinión publica indican que ese cambio singular en el calendario "es un acontecimiento que se aproxima y sobre el que la gente piensa cada vez más". Los estudios al respecto muestran que la mayoría de las personas esperan ese momento con "una perspectiva muy positiva". Un analista dijo que el cambio milenario del calendario "será un acontecimiento sumamente importante en la vida de la gente, una oportunidad para detenerse y comenzar de nuevo"'.
EL MINISTERIO TERRENAL DEL SALVADOR El nacimiento del Salvador es un acontecimiento de inmensurable significado, que ocurrió hace casi 2.000 años. En la mayor parte del mundo, los años del calendario se cuentan hacia adelante o hacia atrás desde el día de Su nacimiento. Él enseñó el Evangelio de arrepentimiento y organizó Su Iglesia, expió los pecados de toda la humanidad y fue crucificado; resucitó, abrió el camino para que todos pudiesen vencer la muerte y, si nos arrepentíamos, nuestros pecados fueran perdonados. Sus enseñanzas establecieron normas de conducta para el ser humano, que perduraran eternamente. LA SEGUNDA VENIDA DEL SALVADOR Quizás, con la intención de escapar a los problemas de nuestra época, unas pocas voces proclaman que la segunda venida del Salvador es inminente. Es posible, pero el Señor no pudo haber sido más explícito cuando habló de Su regreso triunfal a la tierra y dijo: "Pero el día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre"2. Él enseñó esa verdad en el Monte de los Olivos y la repitió por intermedio del profeta José Smith en una revelación moderna, con estas palabras: "...mas la hora y el día ningún hombre sabe..."3. Si, llegara el momento en que "...Cristo reinará personalmente sobre la tierra..."4. No cabe la menor duda de que estamos mas cerca ahora que en 1831, cuando el Señor amonestó a los élderes de la Iglesia "... trabajad en mi viña por ultima vez; por vez postrera llamad a los 77
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN habitantes de la tierra... Porque vendrá el gran Milenio, del cual he hablado por boca de mis siervos"5 No sabemos cuando será el momento preciso de la Segunda Venida, pero sabemos que estamos viviendo en los últimos días y que estamos mas cerca de la Segunda Venida que cuando el Salvador vivió Su vida mortal en el meridiano de los tiempos. Debemos tomar la resolución de comenzar una nueva era de obediencia personal con el fin de prepararnos para Su regreso. Nuestra vida terrenal pasa en un suspiro y es mucho lo que todos tenemos que lograr para prepararnos para reunirnos con Él. Como Santos de los Últimos Días, "... Todo lo creemos, todo lo esperamos... Si hay algo virtuoso, o bello, o de buena reputación, o digno de alabanza, a esto aspiramos"6. ¿Qué es lo que creemos que nos motivara a seguir adelante? ¿Qué esperamos? ¿Cuales son las cosas virtuosas, bellas o dignas de alabanza que debemos buscar? Yo creo que debemos esforzarnos por cultivar en nuestro interior los rasgos de carácter del Salvador.
reino de Dios si no tenéis fe; ni tampoco, si no tenéis esperanza'''1. Esas son las características virtuosas, bellas y dignas de alabanza que buscamos. A todos nos es familiar la enseñanza de Pablo: "El amor nunca deja de ser"'4. No hay duda de que necesitamos una fortaleza espiritual inquebrantable en nuestras vidas. Moroni registró la revelación de que "... la fe, la esperanza y la caridad [nos] conducen [al Señor], la fuente de toda rectitud"15. La Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días, la Iglesia del Señor restaurada sobre la tierra en la actualidad, nos guía hacia el Salvador y nos ayuda a desarrollar, a cultivar y a fortalecer esos atributos divinos. En realidad, La ha revelado los requisitos necesarios para obrar en Su servicio, con estas palabras: "Y nadie puede ayudar en ella a menos que sea humilde y lleno de amor, y tenga fe, esperanza y caridad..."'6. Mormón enseñó que "... la caridad es el amor puro de Cristo..." y nos exhortó a "pedid al Padre con toda la energía de vuestros corazones, que seáis llenos de este amor que la ha otorgado a todos los que son discípulos verdaderos de su Hijo Jesucristo...''17. Adviértase que la caridad se da sólo a aquellos que la buscan, aquellos que oran fervientemente para obtenerla, aquellos que son discípulos de Cristo. Antes de poder ser llenos de ese amor puro, debemos comenzar por el principio, con el primer principio del Evangelio; debemos tener "... primero, Fe en el Señor Jesucristo..."'8.
FE, ESPERANZA Y CARIDAD Me vienen a la memoria las palabras del apóstol Pablo: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor"7. Esos divinos atributos deben grabarse en nuestro corazón y en nuestra mente para que nos guíen en todo lo que hagamos. En Moroni, leemos: "...Allegaos, pues, a la caridad, que es mayor que todo... quien la posea en el postrer día, le ira bien"8. La caridad puede ser la expresión demostrativa de la fe y de la esperanza. Si se buscan y se obtienen, estos tres elementos fundamentales de carácter celestial permanecerán con nosotros en esta vida y en la vida venidera, una vez que hayamos pasado el velo. Recuerden que "... el mismo espíritu que posea vuestros cuerpos al salir de esta vida... tendrá poder para poseer vuestro cuerpo en aquel mundo eterno"9. No debemos esperar ni un sólo día para intensificar nuestros esfuerzos con el fin de fortalecer esos atributos virtuosos, bellos y dignos de alabanza. Cuando guardamos los mandamientos del Señor, la fe, la esperanza y la caridad moran con nosotros. Esas virtudes "... destilará[n] sobre [nuestra] alma como rocío del cielo"10 y nos prepararemos para presentarnos ante el Señor y Salvador, Jesucristo, "... sin mancha y sin contaminación"". Al leer las Escrituras y meditarlas, me he dado cuenta de que el perfeccionamiento de la fe, la esperanza y la caridad interior es un proceso gradual. La fe hace que nazca la esperanza y, juntas, fomentan la caridad. En Moroni, leemos: "Por tanto, debe haber fe; y si debe haber fe, también debe haber esperanza; y si debe haber esperanza, debe haber caridad también"'7. Al principio, esas tres virtudes podrían desarrollarse consecutivamente, pero una vez que se obtienen, se vuelven interdependientes; cada una de ellas es incompleta sin las otras dos; se apoyan y se fortalecen mutuamente. Moroni explicó: "Y a menos que tengáis caridad, de ningún modo seréis salvos en el reino de Dios; ni seréis salvos en el
FE "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve"'9. "...La fe no es tener un conocimiento perfecto de las cosas; de modo que si ten[emos] fe, ten[emos] esperanza en cosas que no se ven, y que son verdaderas"70. Los Santos de los Últimos Días pueden disfrutar de la fortaleza de nuestra fe porque nosotros tenemos la plenitud del Evangelio; Si estudiamos, meditamos y oramos, nuestra fe en las cosas verdaderas de Dios, pero que no se ven, aumentara. Aun cuando comencemos con sólo "... un poco de fe... aunque no sea mas que un deseo de creer..."2', con cuidado y atención, una pequeña semilla de fe puede crecer y convertirse en un exuberante y fuerte árbol de fructífero testimonio. La fe en el Señor Jesucristo nos motiva a arrepentirnos y, mediante el arrepentimiento, que la expiación del Señor ha hecho posible, podemos sentir la apacible paz del perdón de nuestros pecados, nuestras debilidades y nuestros errores. Con fe en un renacimiento espiritual, somos bautizados y recibimos el don del Espíritu Santo. Nos esforzamos por guardar los mandamientos de Dios con fe en que la obediencia nos ayudara a ser como Él. Gracias a la resurrección de nuestro Salvador, tenemos fe en que la muerte no es el fin de la vida. Tenemos fe en que nuevamente experimentaremos la agradable compañía y el amoroso abrazo de nuestros seres queridos que han partido ya de esta vida terrenal.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN ESPERANZA
eternidad a lo largo de las generaciones. El recibir nuestra investidura en el templo y regresar con frecuencia para efectuar las ordenanzas sagradas por nuestros seres queridos que han muerto, aumenta nuestra fe, fortalece nuestra esperanza y profundiza nuestra caridad. Recibimos nuestra investidura con fe y esperanza de que comprenderemos el plan que tiene el Señor para sus hijos, de que nos daremos cuenta del potencial divino que interiormente tenemos como hijos de nuestro Padre Celestial y de que guardaremos hasta el fin los convenios que hemos hecho. El efectuar las ordenanzas del templo por los muertos es una manifestación de caridad, es ofrecer bendiciones esenciales a quienes nos han precedido, bendiciones que no estuvieron a su alcance durante su vida terrenal. Nosotros tenemos el privilegio de hacer por ellos lo que no pueden hacer por ellos mismos. El pasado abril, cuando el presidente Gordon B. Hinckley anunció una cantidad sin precedentes de nuevos templos, declaro: "Las ordenanzas del templo se convierten en las bendiciones supremas que la Iglesia tiene para ofrecer"3'. Él extiende como nunca esas bendiciones supremas a mas Santos de los Últimos Días. En la Casa del Señor, los miembros fieles de la Iglesia pueden ser investidos "... con poder de lo alto..."32, poder que nos permitirá resistir la tentación; honrar convenios; obedecer los mandamientos del Señor; y expresar un fervoroso e intrépido testimonio del Evangelio a la familia, a los amigos y a los vecinos. En julio pasado, tuvimos el privilegio de participar con el presidente Hinckley en la dedicación del Templo de Monticello, Utah, el primero de la nueva generación de templos que el Señor ha dado instrucciones a nuestro Profeta de que se construyan mas cerca de los santos. ¡Que maravillosa experiencia fue el estar entre santos fieles que nunca esperaron que se edificara un templo en su ciudad! Esa gente posee una gran fe; algunos de ellos son descendientes de pioneros que tuvieron que atravesar un peligroso desfiladero (Hole-in-the-Rock), quienes sufrieron grandes dificultades, trabajaron y se sacrificaron por muchos años para establecer Sión en los elevados altiplanos del sureste de Utah.33. Hermanos y hermanas, ¡Cosas extraordinarias están sucediendo en la Iglesia! Avanzamos como nunca antes. El liderazgo del presidente Hinckley nos insta a ponernos a la altura de los acontecimientos. Obtendremos nuevos grados de espiritualidad y pondremos nuestra vida en una armonía mas intimar con Jesucristo dependiendo de cuan plenamente la fe, la esperanza y la caridad pasen a formar parte esencial de nuestra vida. No hay duda de que tendremos problemas y pruebas, pero con mas certeza que nunca tendremos paz y dicha más grandes, porque Él nos ha prometido Su paz.
Mormón pidió a los santos de su época: "Y ¿qué es lo que habéis de esperar?" A lo que les respondió: "He aquí, os digo que debéis tener esperanza, por medio de la expiación de Cristo y el poder de su resurrección, en que seréis resucitados a vida eterna, y esto por causa de vuestra fe en él, de acuerdo con la promesa"'7. En Éter, aprendemos que "... los que creen en Dios pueden tener la firme esperanza de un mundo mejor, sí, aun un lugar a la diestra de Dios; y esta esperanza viene por la fe, [y] proporciona un ancla a las almas de los hombres..."73. Aun cuando soplen los vientos de la adversidad, nuestro Padre nos mantiene firmes en nuestra esperanza. El Señor ha prometido: "No os dejaré huérfanos..."24 y Él "consagrara [nuestras] aflicciones para [nuestro] provecho"'5. Incluso hasta cuando nuestras pruebas nos parezcan abrumadoras, podemos obtener fortaleza y esperanza de la promesa segura del Señor: "...No temáis ni os amedrentéis... porque no es vuestra la guerra, sino de Dios"". CARIDAD Una vez que la fe crece y se convierte en un testimonio firme y perdurable, dándonos esperanza en el plan de nuestro Padre Celestial; una vez que vemos con el ojo de la fe que somos hijos de un amoroso Padre que nos ha dado el don de Su Hijo para redimirnos, experimentamos un gran cambio en nuestro corazón27; sentimos el deseo de "... cantar la canción del amor que redime..."28 y nuestro corazón desborda de caridad. Al saber que el amor de Dios "... es más deseable que todas las cosas... y el de mayor gozo para el alma"29, deseamos compartir con los demás nuestra dicha; deseamos servirles y bendecirles. LA FAMILIA "La familia: Una proclamación para el mundo", declara claramente lo sagrado de la familia y que: "El esposo y la esposa tienen la solemne responsabilidad de amarse y cuidarse el uno al otro, y también a sus hijos"30. Desde temprana edad, se debe enseñar a los hijos que los templos son sagrados y que su meta más importante debe ser entrar en el templo y disfrutar de las bendiciones que nuestro Padre Celestial tiene reservadas para ellos. Todos los aspectos de esa meta sagrada están al alcance de los niños que, a su debido tiempo, se darán cuenta de que esa es la bendición más grande que ellos pueden recibir en esta vida. LOS TEMPLOS
TESTIMONIO Quizás los ideales de la fe, la esperanza y la caridad se hacen más evidentes en los santos templos. Allí, aprendemos el propósito de la vida, fortalecemos nuestro cometido como discípulos de Cristo al hacer convenios sagrados con Él y al sellar a nuestra familia por la
Les testifico a ustedes, como testigo especial, que Jesús es el Cristo y que por medio de Su profeta, el presidente Gordon B. Hinckley, preside sobre Su Iglesia. Ruego que cultivemos Sus atributos divinos como 79
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN 17. Moroni 7:47-48. 18. Articulo de Fe N° 4. 19. Hebreos 11: 1; cursiva agregada. 20. Alma 32:21. 21. Alma 32:27. Véanse también los vers. 28-43. 22. Moroni 7:41. 23. Éter 12:4. 24. Juan 14:18. 25. 2 Nefi 2:2. 26.2 Crónicas 20:15. 27. Véase Alma 5:14. 28. Alma 5:26. 29. 1 Nefi 11:22-23. 30. "La familia: Una proclamación para el mundo", Liahona, junio de 1996, pág. 10. 31. "Nuevos templos para proporcionar 'las bendiciones supremas' del Evangelio", Liahona, julio de 1998, pág. 96. 32. D. y C. 95:8. 33. Véase Church News, I de agosto de 1998, pág. 4. 34. Véase Juan 14:27.
preparación para Su regreso a esta tierra. En el nombre de Jesucristo. Amen. NOTAS 1. Outlook, NFO Research, Inc. Tomo 8, número 2, verano de 1998. 2. Mateo 24:36. 3. D. y C. 49:7. 4. Articulo de Fe N° 10. 5. D. y C..43: 28,30. 6. Articulo de Fe N° 13 7. I Corintios 13: 13. 8. Moroni 7:46 47. 9. Alma 34:34. 10. D. y C. 121:45. 11. 1 Pedro 1:19. 12. Moroni 10:20. 13. Moroni 10:21. 14. I Corintios 13:8. 15. Éter 12:28. 16. D. y C. 128.
http://bibliotecasud.blogspot.com EL PROGRAMA INSPIRADO DE BIENESTAR DE LA IGLESIA. Elder Joseph B. Wirthlin del Quórum de los Doce Apóstoles "El Salvador, quien ha establecido el modelo que debemos seguir, está complacido con aquellos que recuerdan 'en todas las cosas a los pobres y a los necesitados, a los enfermos y a los afligidos' (D. y C. 52:40)". Mis amados hermanos y hermanas, qué hermoso ha sido este día de la Pascua. Al meditar acerca de la vida del Salvador y Su resurrección, por cierto que acuden a mi mente las muchas imágenes de aquellos que fueron a pedirle ayuda. Resulta fácil imaginar las piernas deformes del hombre inválido de nacimiento o las lágrimas en el rostro de la viuda que sigue el cadáver de su único hijo al ser llevado a la tumba. Veo la mirada vacía del hambriento, las manos trémulas de los enfermos, la voz suplicante de los condenados, la mirada desconsolada de los marginados. Todos ellos acuden al hombre solitario, al hombre sin riquezas, sin hogar, sin posición social. Veo a este hombre, al Hijo del Dios viviente, mirar a cada uno de ellos con infinita compasión. Con el toque de Su santa mano, lleva consuelo al abatido, salud al enfermo, liberación al condenado. Con una palabra, el hombre muerto se levanta del féretro y la viuda abraza al hijo que ha vuelto a la vida. Éstos y otros actos milagrosos de misericordia y bondad, algunos bastante conocidos, y otros callados y tiernos, definen para mí una de las características notables del Salvador: Su amor y compasión por el oprimido, el abatido, el débil, el que sufre. En verdad, estos actos de compasión son sinónimos de Su nombre. Aunque han pasado casi dos mil años desde el ministerio terrenal del Hijo de Dios, Su amoroso ejemplo y
Sus enseñanzas continúan formando parte integral de lo que somos como personas y lo que somos como iglesia. Hoy en día, mediante su inspirado programa de bienestar, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días y sus miembros se esfuerzan por emular Su ejemplo al tratar de aliviar el sufrimiento y fomentar la autosuficiencia. EL ALCANCE DEL PROGRAMA DE BIENESTAR DE LA IGLESIA El programa de bienestar de la Iglesia es bien conocido en todo el mundo. La gente de todas las condiciones sociales viajan a la sede de la Iglesia para ver por sí mismos la forma en que la Iglesia cuida de los pobres y de los necesitados sin crear sujeción por parte de los que reciben o resentimiento por parte de los que dan. El presidente de un país, después de visitar la Manzana de Bienestar, canceló el resto de los compromisos que tenía para ese día. "Aquí hay algo que es más importante que lo que pueda tener en mi calendario", dijo. "Debo quedarme aquí y aprender más". A través de los años, el programa de bienestar de la Iglesia ha crecido para hacer frente a las necesidades cada vez mayores de una Iglesia en expansión. En Norteamérica hoy día, 80 granjas de la Iglesia producen alimentos 80
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN nutritivos para los necesitados. Ochenta instalaciones para envasar preservan y empaquetan estos alimentos sustentadores. Más de 100 almacenes del obispo están listos para prestar ayuda a más de 10.000 obispos y presidentes de rama a medida que llevan a cabo su sagrada obligación de buscar y de ayudar a los pobres y a los necesitados en sus barrios y ramas. Cincuenta instalaciones de Industrias Deseret ofrecen trabajo y capacitación a miles de personas. Por todo el mundo, 160 centros de empleo ayudan a más de 78.000 personas a buscar trabajo cada año. Sesenta y cinco oficinas de Servicios Sociales ayudan a las matrimonios miembros de la Iglesia a adoptar hijos y proporcionan asesoramiento a los necesitados. Estoy seguro de que los grandes líderes a quienes el Señor levantó para abrir el camino para este esfuerzo moderno de bienestar estarán complacidos con el progreso de este inspirado programa actual.
El hombre había estado felizmente casado por varios años, pero debido a que más tarde se hizo adicto al alcohol y a las drogas, perdió el trabajo, el hogar y la familia. Los años difíciles de vivir en las calles lo habían degradado y humillado. Con lágrimas que le rodaban por el rostro le suplicó al obispo que lo ayudara. El comité de bienestar del barrio analizó la situación. Uno de los hermanos conocía a un dentista que estaría dispuesto a reparar los dientes quebrados de ese hombre. La presidenta de la Sociedad de Socorro sugirió que los alimentos nutritivos del almacén del obispo podrían mejorarle la salud. Otra persona sugirió que ese hombre necesitaba que alguien pasara tiempo con él a diario para ayudarlo a encontrar la fortaleza para superar . . . sus adicciones. A medida que se presentaban sugerencias, el obispo se dio cuenta de que un barrio entero compuesto de hermanos y hermanas caritativos estaba listo para ayudar. Al poco tiempo, el obispo empezó a notar mejorías. Los hermanos del sacerdocio le dieron al hombre una bendición; un dentista caritativo le reemplazó los dientes quebrados; los alimentos del almacén del obispo mejoraron su salud; un fiel matrimonio accedió a servir como maestros orientadores de él. Permanecieron con él a diario para ayudarlo a mantenerse firme. De acuerdo con los principios establecidos, este buen hermano ofreció ayudar a otras personas en el barrio. Lentamente, su vida empezó a mejorar. En forma gradual, la mirada de desesperación y sufrimiento fue reemplazada por una de gozo y felicidad. Aunque resultó ser un proceso doloroso, le fue posible librarse de sus adicciones; volvió a la actividad en la Iglesia; una vida de pobreza y miseria se convirtió en una de esperanza y felicidad. Ésta es la manera que el Señor cuida a los necesitados.
A LA MANERA DEL SEÑOR "Siempre ha sido una enseñanza fundamental para los Santos de los Ultimos Días", escribió el presidente Joseph F. Smith, "que la religión que no tiene el poder para salvar a las personas temporalmente y hacerlas prósperas y felices en esta vida pueda salvarlas espiritualmente y exaltarlas en la vida venidera"'. Lo temporal y lo espiritual están inseparablemente unidos. Al dar de nuestro tiempo, talentos y recursos para atender las necesidades de los enfermos, ofrecer alimento al hambriento y enseñar la autosuficiencia al que recibe ayuda, nos enriquecemos espiritualmente más de lo que podamos comprender. El Señor declaró en una revelación dada al profeta José Smith: "...es mi propósito abastecer a mis santos... Pero es preciso que se haga a mi propia manera; y he aquí, ésta es la forma en que yo, el Señor, he decretado abastecer a mis santos, para que los pobres sean exaltados, y los ricos sean humildes"2. La manera del Señor consiste en ayudar a las personas a ayudarse a sí mismas. Los pobres son exaltados porque trabajan a cambio de la ayuda provisional que reciben, se les enseñan principios correctos y pueden elevarse a sí mismos de la pobreza a la autosuficiencia. Los ricos son hechos humildes porque se humillan a sí mismos para dar generosamente de sus recursos a los necesitados. Enseñamos a los miembros a ser autosuficientes, a hacer todo lo posible por sostenerse a sí mismos, y a buscar la ayuda de sus familias para lo que necesiten. Cuando los miembros así como sus familias estén haciendo todo lo posible por procurarse las necesidades básicas pero aún así no puedan lograrlo, la Iglesia está presta para ayudarles. En la Iglesia, el obispo tiene el mandato específico de cuidar "a los pobres, a los necesitados, a los padres solteros, a los ancianos, a los discapacitados, a los huérfanos, a la viuda y al viudo y a otras personas que tengan necesidades especiales"5. Me enteré de la forma en que un obispo reunió sus recursos para ayudar a un hombre que fue a pedirle ayuda.
LA IGLESIA Y LA AYUDA HUMANITARIA La Iglesia no limita sus esfuerzos de socorro a sus miembros, sino que sigue la amonestación del profeta José Smith cuando dijo: "El hombre que se siente lleno del amor de Dios no se conforma con bendecir solamente a su familia, sino que va a todo el mundo, con el deseo de bendecir a toda la raza humana"4. Él enseñó a los miembros a "alimentar al hambriento, vestir al desnudo, proveer para la viuda, secar las lágrimas del huérfano y consolar al afligido"5. En poco más de una década, la Iglesia ha transportado más de 27.000 toneladas de ropa, 16.000 toneladas de comida y 3.000 toneladas de artículos médicos y educativos, así como equipo para aliviar el sufrimiento de millones de los hijos de Dios diseminados en 146 países del mundo. No les preguntamos: "¿Son miembros de nuestra Iglesia?". Sólo preguntamos: "¿Están sufriendo?". Todos hemos oído acerca del huracán "Mitch" que asoló Nicaragua y Honduras en octubre y noviembre del año pasado. Con una fuerza espantosa inundó hogares y causó deslizamientos de barro. Más de 10.000 personas murieron y otros dos millones quedaron sin hogar. Este 81
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN potente huracán destruyó hogares y cubrió las calles con lodo tan duro que parecía cemento. Casi inmediatamente, la Iglesia empezó a enviar alimentos, ropa, medicina y mantas para ayudar tanto a los miembros de la Iglesia como a los de otras creencias religiosas. Una vez que los envíos llegaban a su destino, cientos de miembros de la Iglesia iban para ayudar a descargar los camiones y distribuir los artículos en cajas. Los artículos que se colocaron en las cajas daban sustento a una familia durante una semana. Nuestro amado presidente Gordon B. Hinckley, quien es el director del Comité General de Bienestar, se afligió mucho por el sufrimiento que ocurría en Centroamérica. Una noche en que no podía dormir, sintió la impresión de que debía ir y ofrecer su amor y su apoyo a los que habían tenido que soportar esa grande pérdida. La visita del Profeta elevó los ánimos y dio esperanza a miles. Él les dijo: "En tanto la Iglesia cuente con recursos, les daremos ayuda en tiempos de dificultad"6. Yo les testifico, hermanos y hermanas, que él es verdaderamente un profeta de Dios, a quien doy mi sostenimiento de todo corazón. Además de proporcionar artículos necesarios en épocas de desastre y catástrofe, casi 1.300 miembros de la Iglesia han aceptado llamamientos del Señor para servir a los necesitados en muchas naciones. Permítanme mencionar dos ejemplos. Los hermanos David y Dovie Glines, de Ivins, Utah, actualmente viven en Ghana, África, donde enseñan conocimientos de contabilidad, de computadora y de administración de oficinas a aquellos que están tratando de mejorar sus empleos. El hermano Mark Cutler es un cirujano jubilado de Clayton, California. Él y su esposa Bonnie prestan servicio en Vietnam. El hermano Cutler es consultor e instructor para los médicos locales. La hermana Cutler enseña inglés y terminología médica a los doctores y al personal del hospital.
Si honradamente contestamos "no" a cualquiera de estas preguntas, tal vez deseemos mejorar nuestro plan de autosuficiencia. Los profetas nos han proporcionado guías fundamentales. Primero, una de las maldades actuales es el pecado de la avaricia. El deseo desmedido de adquirir posesiones materiales se puede convertir en una obsesión que consuma nuestros pensamientos, acabe con nuestros recursos y nos lleve a la desdicha. Algunos miembros de la Iglesia están cada vez más agobiados con deudas innecesarias debido a este pecado. El presidente Heber J. Grant dijo: "Si hay algo que puede traer paz y contentamiento, personales y familiares, es vivir dentro de los límites de nuestras entradas. Y si hay algo desalentador y que corroe el espíritu, es tener deudas y obligaciones que no podemos cumplir"8. "La industriosidad, la economía, la autosuficiencia siguen siendo principios que guían este esfuerzo", ha amonestado el presidente Thomas S. Monson, director del Comité Ejecutivo de Bienestar de la Iglesia. "Nosotros, todos, debemos evitar las deudas innecesarias... 'Paga tus deudas y vive' (2 Reyes 4:7) ¡Qué sabio consejo para nosotros hoy en día!"9. Segundo, desde el principio, Dios nos ha mandado trabajar10 y nos ha amonestado contra la ociosidad". Lamentablemente, mucho de lo que hay en el mundo hoy día fomenta la ociosidad, especialmente en lo que atañe a la diversión insípida y absurda que se encuentra en el Internet, en la televisión o en los juegos de computadora. Tercero, les recomiendo el consejo que dio el presidente Hinckley cuando dijo: "Obtengan toda la educación que les sea posible... Cultiven las aptitudes tanto mentales como prácticas. La educación es la clave para las oportunidades"12. Sí, la educación es el catalizador que refinará y mejorará nuestros talentos, aptitudes y habilidades y hará que florezcan. Cuarto, aquellos que eligen seguir el ejemplo del Salvador y aliviar a los que sufren podrían considerar la cantidad que aportan a las ofrendas de ayuno. Esos fondos sagrados se utilizan sólo para un propósito: bendecir a los enfermos, a los que sufren y a otras personas necesitadas. El contribuir una generosa ofrenda de ayuno bendice en abundancia a los que lo hacen y les permite convertirse en socios del Señor y del obispo en ayudar a aliviar el sufrimiento y a fomentar la autosuficiencia. En nuestra condición próspera, tal vez debamos evaluar nuestras ofrendas y concluir si somos igual de generosos con el Señor como Él lo es con nosotros.
EL PROGRAMA DE BIENESTAR Y EL MIEMBRO DE LA IGLESIA Además de ayudar a los demás, tanto las familias como los miembros individuales harían bien en considerar su propio nivel de autosuficiencia. Quizás podríamos hacernos algunas preguntas. ¿Administramos sabiamente nuestro dinero? ¿Gastamos menos de lo que ganamos? ¿Evitamos deudas innecesarias? ¿Seguimos el consejo de las Autoridades Generales de "almacenar suficiente alimento, ropa y, en donde sea posible, combustible para que duren por lo menos un año?"7. ¿Enseñamos a nuestros hijos a valorar y a no desperdiciar lo que tienen? ¿Les enseñamos a trabajar? ¿Comprenden la importancia de la ley sagrada del diezmo? ¿Tenemos los estudios suficientes y empleo adecuado? ¿Mantenemos buena salud al vivir la Palabra de Sabiduría? ¿Estamos libres de los efectos adversos de las substancias nocivas?
CONCLUSIÓN Si el Salvador estuviera entre nosotros hoy día, lo encontraríamos ministrando a los necesitados, a los que sufren, a los enfermos. El seguir este ejemplo podría ser una de las razones por las que el presidente Spencer W. Kimball dijo: "Cuando se contempla desde este punto de vista, podemos ver que los Servicios de Bienestar no es un programa, sino la esencia del Evangelio. Es el Evangelio 82
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN en acción. Es el principio culminante de una vida cristiana"15. Cuando el programa de bienestar emergió de sus humildes comienzos en medio de la Gran Depresión, pocos se imaginaron que, 60 años más tarde, habría progresado y florecido hasta el p unto de se r literal mente una bendición para millones de personas necesitadas del mundo. El bello himno "Tú me has dado muchas bendiciones, Dios" trata sobre el tema inspirado del dar.
NOTAS 1. "The Truth about Mormonism" Out West Magazine, septiembre de 1905, pág. 242. 2. D. y C. 104:15-16. 3. Manual de Instrucciones de la Iglesia, Libro 1. 4. Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 208. 5. Times and Seasons, 15 de marzo de 1842, pág. 732; citado en H. David Burton, "Vé, y haz tú lo mismo", Liahona, julio de 1997, pág. 85. 6. Discurso pronunciado en Honduras, 21 de noviembre de 1998. 7. Carta de la Primera Presidencia, 24 de junio de 1988. 8. Gospel Standards, comp. G. Homer Durham, 1941, pág. 111; citado en Nathan Eldon Tanner, "Los cinco principios de la estabilidad económica", Liahona, mayo de 1982, pág. 39. 9. Thomas S. Monson, "Más importante que la victoria", Liahona, enero de 1989, pág. 50. 10. Véase Génesis 3:19. 11. Véase D. y C. 88: 124. 12. Teachings of Gordon B. Hinckley, 1997, pág. 172. 13. Spencer W. Kimball, "El Evangelio en acción", Liahona, febrero de 1978, pág. 108. 14. Himnos, Nº 137. 15. D. y C. 52:40. 16. L. y C. 81:5.
"Me has cuidado y amparado bien, Señor, y ahora yo deseo dar de mi amor. De mi sustento voy a dar, y desamparo de mi hogar; a mi prójimo quiero ayudar"14. Hermanos y hermanas, el Salvador, quien nos dio el ejemplo, está complacido con aquellos que "[recuerdan] en todas las cosas a los pobres y a los necesitados, a los enfermos y a los afligidos"15. Está complacido con aquellos que dan oído a Su amonestación de "[socorrer] a los débiles, [levantar] las manos caídas y [fortalecer] las rodillas debilitadas"16. Que sigamos Su ejemplo, es mi oración. En el nombre de Jesucristo. Amén.
EL CRECER DENTRO DEL SACERDOCIO. Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles "La Expiación de Jesucristo ha dado al Salvador la potestad de ayudarles a progresar hasta ser los jóvenes que Él sabe que pueden llegar a ser.". Me siento muy humilde ante la gran responsabilidad de dirigirme a este grupo de hermanos que poseen el sacerdocio de Dios. Ruego sinceramente que el Espíritu del Señor nos acompañe para que lo que tengo que decir se grabe profundamente en su corazón. Me gusta hablar a los hermanos del sacerdocio, particularmente a los jóvenes de nuestra Iglesia que pose en el Sacerdocio Aarónico. Lo crean o no, no me parece que haya pasado tanto tiempo desde que yo era un muchacho. Cuando era diácono, comenzaron a aparecer las señales de la Gran Depresión; decenas de miles de personas perdieron el trabajo; el dinero escaseaba; las familias tenían que arreglárselas como pudieran; muchos niños y jóvenes ni siquiera preguntaban a la madre qué había para la cena, pues sabían muy bien que los armarios estaban casi vacíos. Mis padres trabajaban duramente y estiraban el dinero todo lo más posible; tal vez esa fuera la razón principal por la que todo lo que me daban era siempre dos o tres tallas más grande.
Tenía doce años cuando recibí el primer par de patines de hielo; eran tan grandes que tenía que rellenar las puntas con algodón. Cuando los saqué de la caja, miré a mi madre y le dije: "Mamá, ¡yo no puedo patinar con esto!". "Sé agradecido por tenerlos, Joseph", me dijo; y agregó lo que ya me había acostumbrado a oír: "No te preocupes; ya te quedarán bien". Un año después, lo que más deseaba tener era un par de hombreras protectoras y un casco de fútbol americano. La mañana de Navidad abrí mis paquetes y ahí estaban las hombreras protectoras y el casco... pero eran de un tamaño apropiado para Goliat, que era de seis codos y un palmo de altura, unos dos metros setenta. "Mamá, ¡son muy grandes!", le dije. "Sé agradecido por tenerlos, Joseph", me dijo nuevamente. "No te preocupes; ya te quedarán bien". Antes de entrar en la escuela secundaria jugué mucho al fútbol americano en el vecindario. Cuando me puse mi equipo nuevo, las hombreras me colgaban tanto sobre los hombros que lo único que me protegían eran los codos. 83
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Aun cuando rellené el casco con algodón y papel de periódico, se sacudía cada vez que daba un paso; y cuando corría, daba vueltas y vueltas hasta que la única manera de poder ver por donde iba era mirar por el agujero del casco que correspondía a la oreja. Una vez, corrí con la pelota hacia el arco a toda velocidad y me di contra un árbol. Cada vez que me atajaban, el casco daba una vuelta de ciento ochenta grados y parecía que era la cabeza que se me había dado vuelta para atrás; después, tenía que volver a ponerle el relleno de algodón y periódico, colocarme a la fuerza el casco y correr hasta el grupo de jugadores. Mi padre era un hombre muy grande. Recuerdo que un día me puse sus zapatos y quedé asombrado del tamaño. ¿Llegarían alguna vez a servirme? ¿Crecería yo hasta llegar a la estatura de mi padre?, me preguntaba. Pienso en esos días con cariño. Es extraño, pero también pienso con cariño en las palabras alentadoras de mi querida madre: "No te preocupes, Joseph; ya llegará el día en que te queden". De manera similar, todos tenemos que aprender la forma de que "nos queden bien" nuestras responsabilidades como poseedores del sacerdocio.
CINCO PRINCIPIOS PARA LOS POSEEDORES DEL SACERDOCIO AARÓNICO Primero, pongan al Padre Celestial en primer lugar en su vida. Recuerden las palabras de Alma a su hijo Helamán: "¡Oh recuerda, hijo mío, y aprende sabiduría en tu juventud; sí, aprende en tu juventud a guardar los mandamientos de Dios!''l. El Salvador nos recordó esa prioridad cuando enseñó que el primer y gran mandamiento es: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente"7. Es esencial que sepan y comprendan que nuestro Padre Celestial los quiere como hijos, porque Él es el Padre de sus espíritus. Eso los hace literalmente Sus hijos, engendrados espiritualmente por Él. Como tales, han heredado el potencial de llegar a ser como Él. Su deseo más grande es que progresen en esta vida, línea sobre línea, pareciéndose más a El, para que un día puedan volver a Su presencia. Recuerden, es la obra y la gloria de Dios llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna de ustedes3. El amor de Dios por ustedes y por toda la humanidad es completo e ilimitado4. Él es perfectamente justo5, pero es también perfectamente misericordioso6; es perfectamente bondadoso7 y comprende a la perfección las circunstancias y la condición en que se encuentran. Él los conoce mejor de lo que ustedes mismos se conocen. Dado que su Padre Celestial es perfecto, pueden tener una fe absoluta en El; confiar en Él; y guardar Sus mandamientos esforzándose continuamente por hacerlo. "¿Eso quiere decir que debemos guardar todos los mandamientos de Dios?", se preguntarán. ¡Sí! ¡Todos! José Smith dijo: "[Dios] jamás ha instituido, jamás instituirá una ordenanza ni dará mandamiento alguno a Su pueblo que en su naturaleza no tenga por objeto promover esa felicidad que El ha designado y que no resulte en el mayor bien y gloria para aquellos que reciban Su ley y Sus ordenanzas"8. Dios no nos da mandamientos para limitarnos ni para castigarnos, sino que son ejercicios que forman el carácter y santifican el alma. Si los pasamos por alto, nos volvemos espiritualmente flojos y débiles, y quedamos sin defensa; si los obedecemos, nos convertimos en gigantes espirituales, fuertes e intrépidos en rectitud. ¿Dedican tiempo todos los días para repasar los hechos cotidianos con su Padre Celestial? ¿Le expresan los deseos de su corazón y la gratitud por las bendiciones que derrama sobre ustedes? La obediencia diaria a los mandamientos de Dios es indispensable y nos protege durante la vida terrenal y nos da la preparación para esa insondable aventura que nos espera del otro lado del velo. Segundo: Vengan a Cristo y síganlo como su Salvador y Redentor. Venimos a Cristo al aprender a amarlo y al estudiar diligentemente las Escrituras. ¿Cómo demostramos el amor que tenemos por el Salvador? El nos dio la respuesta: "Si me amáis, guardad mis mandamientos"9.
LAS GRANDIOSAS POSIBILIDADES DE LA JUVENTUD Primero, quiero decirles, jóvenes, que el Señor tiene Sus ojos puestos en ustedes. El los ama y los conoce; Él sabe de sus triunfos y de sus pruebas, de sus éxitos y de sus pesares. Él sabe que habrá veces en que, al contemplar las dificultades que enfrentan, quizás piensen que son demasiado grandes para resolver. Sin embargo, El está dispuesto y listo para ayudarles mientras se convierten en los hombres que llegarán a ser. A veces, quizás piensen que los deberes que tienen como poseedores del Sacerdocio Aarónico son insignificantes, pero les aseguro que no es así. Todo lo que hacen en el Sacerdocio Aarónico tiene un propósito espiritual y es importante para el Señor. Siempre que ejercen el sacerdocio están en la obra del Señor, haciendo la labor del Señor. Van como Sus siervos, con Su autoridad para actuar en Su nombre. Recuerdo cuando mi padre, que era también mi obispo, me puso las manos sobre la cabeza para conferirme el Sacerdocio Aarónico. Ese día sentí algo especial. En las semanas siguientes volví a sentir lo mismo al repartir los emblemas sagrados de la Santa Cena a los miembros de mi barrio, la gente a la cual contemplaba como mis ideales; se me ocurrió entonces que estaba haciendo lo mismo que el Salvador había hecho en la Ultima Cena. Quiero hablarles de cinco principios que, si los obedecen y los incorporan en su vida mientras son jóvenes, les asegurarán la felicidad y la paz mientras vivan, sean cuales sean las pruebas y las tentaciones que se les presenten. El Señor ha revelado estos principios como consejos para todos nosotros los que nos esforzamos por llegar a ser la clase de hombres que El quiere que seamos. 84
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Cada uno de ustedes puede leer algo de las Escrituras todos los días, y es necesario que pasen tiempo meditando sobre ellas y estudiándolas. Leer y meditar aunque sea un versículo es mejor que nada. Exhorto a todo jovencito a leer todos los días algún pasaje de las Escrituras, por el resto de su vida. Pocas cosas les proporcionarán mayores dividendos. Aprendan sobre su Salvador. Jesucristo sufrió en el huerto de Getsemaní más de lo que ustedes puedan comprender. En forma voluntaria y con gran amor, Él tomó sobre sí, no sólo nuestros pecados sino los dolores, las enfermedades y los sufrimientos de toda la humanidad'°. En la cruz sufrió lo mismo y dio Su vida para pagar el precio de nuestros pecados si nos arrepentimos. Y. en Su supremo triunfo, Él resucitó y rompió las ligaduras de la muerte para que la resurrección estuviera a disposición de todos. La Expiación de Jesucristo ha dado al Salvador la potestad de ayudarles a progresar hasta ser los jóvenes que El sabe que pueden llegar a ser. Es por medio del arrepentimiento que la Expiación tiene efecto en la vida de ustedes. Cuanto mejor entiendan la Expiación y lo que ella significa, menor será la posibilidad de que caigan ante las tentaciones del adversario. Ninguna otra doctrina brindará mayores resultados para el mejoramiento de la conducta y el fortalecimiento del carácter que la de la Expiación de Jesucristo, que es el punto central del plan de Dios y preeminente en el Evangelio restaurado. Mi sincero testimonio en calidad de testigo especial es que yo sé que Jesús es el Cristo, el Unigénito del Padre, el Creador del cielo y de la tierra, nuestro Señor y Salvador. Tercero: Cultiven la compañía del Espíritu Santo. El don del Espíritu Santo es uno de los más preciosos que puedan recibir en la tierra. El Espíritu Santo puede convertirse en su faro guiador; Él les "mostrará todas las cosas que deb[en] hacer"". Él puede serles de utilidad en cualquier tarea justa que hayan emprendido, incluso en los estudios y en los asuntos relacionados con sus amigos. Sin embargo, la misión principal del Espíritu Santo es testificar de nuestro Padre Celestial y de Su Amado Hijo, Jesucristo. Si tienen cuidado en guardar los mandamientos, el Espíritu Santo les ayudará a aprender más sobre el Padre Celestial y sobre Jesucristo y, a medida que estudien y mediten las Escrituras todos los días, recibirán iluminación en su mente. Es posible que reciban la inspiración del Espíritu Santo como una voz suave y apacible. No pueden llegar a ser los hombres que deben ser a menos que se eleven primero por encima de las cosas del mundo que reclaman su atención. Por ejemplo, algunas músicas del mundo son degradantes, vulgares e impropias, y ahogarán las impresiones del Espíritu Santo. El dar a su cuerpo substancias que el Señor ha prohibido en la Palabra de Sabiduría les impedirá sentir y reconocer las impresiones del Espíritu Santo. El no llevar una vida limpia y casta apaga la inspiración del Espíritu. Eleven sus pensamientos por encima de lo vulgar y de lo inmoral. Eviten los programas
y las películas censurables de televisión, los lugares depravados del Internet y toda forma de entretenimiento que muestre o aliente a la inmoralidad y a la violencia. Huyan de la pornografía como si fuera una enfermedad contagiosa y fatal; no se pueden permitir el lujo de quedar adictos a su esclavitud. Eso alejaría de ustedes al Espíritu Santo y Su influencia. Cuarto: Amen y veneren a José Smith como el gran Profeta de la Restauración. Desde niño siempre me ha impresionado el hecho de que nuestro Padre Celestial y Su Hijo Amado Jesucristo hubieran escuchado las oraciones sinceras de un muchacho de catorce años que andaba en busca de la verdad. De la misma manera que contestó la oración de José Smith, el Padre Celestial contestará las oraciones de ustedes, a Su debido tiempo y a Su manera. Al aprender más sobre el profeta José, sabrán que por medio de él se restauró la plenitud del Evangelio sempiterno, incluso las llaves del sacerdocio. Además, sabrán de su grandeza de espíritu, de la compasión que sentía por los que sufrían, de su comprensión de los misterios de los cielos y de las obras de nuestro Padre Celestial y de Su Hijo Jesucristo entre los hombres. Cuanto más aprendo sobre el Profeta, más lo quiero, más deseo seguir su ejemplo y más aprecio lo que han hecho nuestro Padre Celestial y Su Hijo al restaurar este Evangelio que tiene como fin llenar la tierra en estos últimos días. Quinto: Amen al Profeta viviente de Dios, síganlo y sean fieles a él. El presidente Gordon B. Hinckley es el sucesor y el guardián de esas llaves del sacerdocio que fueron originalmente restauradas al profeta José Smith. En la tierra, sólo hay un hombre a la vez que posee y ejerce todas las llaves del sacerdocio; ese hombre es en la actualidad Gordon B. Hinckley. Sigan las enseñanzas del Profeta de nuestros días. Él está inspirado por Dios para enseñarnos lo que sea necesario para que vivamos con felicidad y rectitud. AMOR POR LOS JÓVENES DEL SACERDOCIO AARÓNICO Mis maravillosos jóvenes hermanos en el Evangelio. Los amo y los respeto mucho. A menudo se les ha dicho, y yo lo repito aquí: ustedes son linaje escogido. Han sido puestos por el Señor para llevar Su Iglesia y Su Reino al siglo veintiuno. Han sido elegidos por el Señor para salir en esta tierra cuando la maldad y la iniquidad sean muy potentes. Pero ustedes están preparados para enfrentar lo que sea. El presidente Gordon B. Hinckley dijo: "Tengo toda razón para considerarlos la generación más grandiosa que hemos tenido en la Iglesia, a pesar de todas las tentaciones que enfrentan"'7. Eso no quiere decir que no tengan que enfrentar la porción de pesar, dificultades y pruebas que les corresponda. Desde los días en que rellenaba con algodón los patines de hielo y me ponía unas hombreras y un casco demasiado grandes, mi vida ha estado llena de experiencias y dificultades que a veces parecían demasiado 85
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN grandes para mí. Aun hasta hoy, de vez en cuando no puedo evitar pensar que el tamaño del manto que se me ha pedido que lleve es, quizás, demasiado grande. Pero día tras día trato de dar a mi Padre Celestial el primer lugar en mi vida; trato de venir a Cristo y seguirlo como mi Salvador y Redentor; cultivo la compañía del Espíritu Santo; amo y venero al profeta José Smith, y escucho y sigo al Profeta de Dios en nuestros días. Al hacer todo eso, tengo confianza en que el Señor me bendecirá. Aun después de todos estos años, todavía oigo la voz de mi madre, diciendo: "Sé agradecido por lo que tienes, Joseph. Y no te preocupes, ya te quedará bien". Es mi oración que todos podamos progresar en el sacerdocio y llegar a ser la clase de hombres que nuestro
Padre Celestial quiere que seamos, lo ruego en el nombre de Jesucristo. Amén. NOTAS 1. Alma 37:35. 2. Mateo 22:37. 3. Véase Moisés 1:39. 4. Véase Juan 3:16. 5. Véase 2 Nefi 9:17; Mosíah 29:12. 6. Véase Deuteronomio 4:31; Alma 42:15. 7. Véase Isaías 54:8; 3 Nefi 22:8. 8. Véase Enseñanzas del profeta José Smith, pág. 313. 9. Juan 14:15. 10. Véase Alma 7:11-12. 11. 2 Nefi 32:5. 12. "'You Live in Greatest Age of World,' Pres. Hinckley Tells Spokane Youth", Church News, 4 de septiembre 1999, pág. 3.
LA BÚSQUEDA DE UN PUERTO SEGURO Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles "El Salvador es nuestro solaz y santuario en las tormentas de la vida. Si buscamos paz, debemos acudir a Él". tempestad tan grande que las olas cubrían la barca"3. La tormenta rugía; los discípulos se alarmaron. Parecía que la barca iba a zozobrar, más el Salvador seguía dormido. Finalmente, ya no pudieron aguantar más y despertaron a Jesús. Imaginen la angustia y la desesperación en sus voces cuando imploraron al Maestro: ". . .¿no tienes cuidado que perecemos?"4. Hoy día, muchas personas se sienten abrumadas y agobiadas; muchos sienten que los barcos de sus vidas pueden zozobrar o hundirse en cualquier momento. Es a ustedes, que están buscando un puerto seguro, a quienes deseo dirigirme hoy, a ustedes cuyos corazones se están quebrando, a los preocupados y temerosos, a los que soportan la pena o la carga del pecado, a los que sienten que nadie escucha sus sollozos, a aquellos cuyos corazones suplican: "Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?". A ustedes ofrezco unas pocas palabras de consuelo y de consejo. Tengan la seguridad de que existe un puerto seguro. Pueden hallar paz en medio de las tormentas que les amenazan. Su Padre Celestial, que sabe incluso cuando un pajarillo cae, conoce los padecimientos y sufrimientos de ustedes. Él les ama y desea lo mejor para ustedes. Nunca duden de ello. Aunque permita que todos tomemos decisiones que quizás no sean para nuestro beneficio ni para el de los demás, y aun cuando no intervenga en el curso de los acontecimientos, Él ha prometido paz a los fieles, aun en sus pruebas y tribulaciones. El profeta Alma nos dice: "Y él saldrá, sufriendo dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases; y esto para que se cumpla la palabra que dice: Tomará sobre sí los dolores y las enfermedades de su pueblo"5.
Es un privilegio el estar con ustedes en esta ocasión histórica. Personalmente, este magnífico Centro de Conferencias, con sus muros de granito imperecedero, es un símbolo de una gran obra de los últimos días: la piedra que vio Daniel, "cortada del monte no con mano"1, para permanecer para siempre como el reino de Dios. Tanto si ustedes están aquí en persona o participando desde cualquier otro lugar, les alabo por la decisión de ser parte de esta histórica conferencia general y ruego que el Señor les bendiga por su fidelidad. Hace más de sesenta años serví como misionero en Austria y Suiza; fue un tiempo algo difícil pero también maravilloso. Llegué a amar a las personas de esa parte del mundo y no quería dejarles, pero llegó el fin de mi servicio misional a finales de agosto de 1939 e hice los preparativos para regresar a casa. Tras un largo viaje surcando el Océano Atlántico, que en aquella época era peligroso por motivo de la guerra, me regocijé al ver aquel maravilloso símbolo de libertad y democracia que es la Estatua de la Libertad. No puedo expresarles el alivio que sentí cuando por fin llegamos a ese puerto seguro. Imagino que fue algo semejante a lo que sintieron los discípulos de Jesucristo el día en que, junto con el Salvador, navegaron por el Mar de Galilea. Las Escrituras nos dicen que Jesús estaba cansado y se dirigió a la popa, donde se quedó dormido sobre un cabezal2. A poco, los cielos se oscurecieron y "se levantó en el mar una 86
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Jesús nos consuela cuando dijo: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo"6. Acérquense al Señor Jesucristo, quien tiene un amor especial por todos los que sufren. Él es el Hijo de Dios, un rey eterno. Durante Su ministerio terrenal, Él los amó y los bendijo. Para los mansos y desanimados, no tuvo sino palabras de compasión y ánimo. A los enfermos, dio un bálsamo sanador. A los que anhelaban tener alguna esperanza o una muestra de cariño, la recibieron de manos de este Rey de reyes, de este Creador del océano, de la tierra y del cielo. Hoy día, Jesucristo está a la diestra de nuestro Padre Celestial. ¿Suponen ustedes que está menos dispuesto, en la actualidad, a ayudar a los que sufren, a los que están enfermos o que, mediante la oración, acuden al Padre en busca de auxilio? Sean de buen ánimo. El Hombre de Galilea, el Creador, el Hijo del Dios Viviente no olvidará ni abandonará a aquellos cuyos corazones se acerquen a Él. Testifico que el Hombre que sufrió por la humanidad, que dedicó Su vida a sanar al enfermo y a consolar al desconsolado, es consciente de los sufrimientos, las dudas y las penas que ustedes puedan tener. "Entonces", podría preguntarse el mundo, "¿por qué duerme Él mientras las tempestades rugen a mi alrededor? ¿Por qué no calma esta tormenta o por qué permite que sufra"? La respuesta tal vez se encuentre al considerar la mariposa. Fuertemente arropada en su capullo, la crisálida en desarrollo debe luchar con todas sus fuerzas por poner fin a su confinamiento. La mariposa podría pensar: "¿Por qué debo sufrir tanto? ¿Por qué no puedo sencillamente convertirme en mariposa en un abrir y cerrar de ojos?". Este tipo de pensamientos sería contrario al designio del Creador. La lucha por salir del capullo contribuye a que la mariposa pueda volar. Sin esa adversidad, ésta nunca tendría la fuerza para alcanzar su destino; nunca desarrollaría la fuerza para llegar a ser algo extraordinario. El presidente James E. Faust explicó que "en toda vida hay días dolorosos, de desesperación y llenos de adversidad. Parece haber una buena cantidad de angustia, pena y dolor para todos, incluso para los que se esfuerzan diligentemente por hacer el bien y ser fieles"7. Entonces pasa a sugerir que la adversidad que experimentamos permite a nuestra alma ser como el barro en manos del Maestro. "Las pruebas y la adversidad", enseñó el presidente Faust, "pueden prepararnos para nacer de nuevo"8. La adversidad puede fortalecernos y refinarnos. Tal como sucede con la mariposa, la adversidad es necesaria para edificar el carácter de las personas. Aun cuando somos llamados a navegar por aguas turbulentas, tenemos que saber el papel que ésta juega en el proceso de dar forma a nuestro potencial divino. Si tan sólo pudiésemos ver más allá de nuestro sufrimiento actual y contemplar los problemas como una crisálida temporaria. Si sólo tuviéramos la fe y la confianza en nuestro Padre Celestial para ver cómo, tras un breve
momento, podemos surgir de nuestras pruebas más refinados y gloriosos. ¿Qué padre le diría a su hijo que "aprender a caminar es una experiencia dolorosa y difícil; te tambalearás; es muy probable que te hagas daño y llorarás muchas veces cuando te caigas. Yo te protegeré para que no tengas que luchar"? Observé a Seth, nuestro nieto más pequeño, cuando estaba aprendiendo a caminar. A través de ese proceso de ganar experiencia, ahora camina con confianza. ¿Podría haberle dicho: "Por el amor que te tengo, te evitaré pasar por esto"? ¿Y si debido a que no soportaba ver cómo se tambaleaba nunca hubiese aprendido a caminar? Eso es algo inconcebible en un padre o en un abuelo amoroso. Si el niño va a caminar alguna vez, debe pasar por los tropezones y el proceso a menudo doloroso de aprender. Animamos a Seth a aprender a través de su experiencia. Sí, aun sabiendo que el proceso sería difícil, sabíamos que la libertad y la dicha de caminar tendrían más peso que cualquier dolor o adversidad pasajeros. Mis hermanos y hermanas, ¿qué es la mortalidad sino un largo proceso semejante a aprender a andar? Debemos aprender a caminar en las sendas del Señor. Ustedes son más fuertes de lo que piensan. Su Padre Celestial, el Señor y Maestro del Universo, es su Creador. Cuando pienso en ello, mi corazón vibra de gozo. ¡Nuestro espíritu es eterno, y los espíritus eternos tienen una capacidad inmensurable! Nuestro Padre Celestial no desea que seamos medrosos; no quiere que nos sumamos en nuestra miseria, sino que espera que nos cuadremos, que nos arremanguemos la camisa y venzamos nuestros desafíos. Ese tipo de espíritu, esa mezcla de fe y trabajo arduo, es el que debemos emular al buscar ese puerto seguro de nuestra vida. Hermanos y hermanas, no están solos. En la actualidad hay millones de personas a su lado en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Aquellos que siguen las enseñanzas y el ejemplo del Salvador están "dispuestos a llevar las cargas los unos de los otros para que sean ligeras; sí, y [están] dispuestos a llorar con los que lloran; sí, y a consolar a los que necesitan de consuelo"9. La pregunta que Caín hizo al Señor: "¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?", ha sido contestada por los profetas en estos últimos días. "Sí, somos los guardas de nuestros hermanos"10, ha dicho el presidente Thomas S. Monson. Cuando trabajamos en unión para beneficiar a los que tengan alguna necesidad, "eliminamos la debilidad de la persona que se encuentra sola y la sustituimos por la fuerza de muchas otras que sirven juntas. Aunque no podamos hacerlo todo, sí podemos y debemos hacer algo"11. Los obispos, los maestros orientadores, las maestras visitantes y los miembros de los quórumes del sacerdocio, de las Sociedades de Socorro y de las demás organizaciones auxiliares están listos para ayudar. Las enseñanzas del Salvador y de la Iglesia constituyen nuestro mejor puerto seguro, sí, nuestro más seguro "refugio contra la tempestad"12. 87
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Por supuesto que sus hermanos y hermanas de la Iglesia no van a resolverles sus problemas. En mi experiencia, cuando hacemos por los demás lo que éstos pueden hacer por sí mismos, con frecuencia los hacemos más débiles en vez de más fuertes. Pero sus hermanos y hermanas estarán a su lado para fortalecerles, animarles y ayudarles. A medida que venzan la adversidad en la vida, se harán más fuertes, y entonces estarán mejor preparados para ayudar a los demás, a los que están trabajando por encontrar un puerto seguro contra las tempestades que rugen a su alrededor. Cuando se sientan sacudidos de un lado a otro por las tormentas de la vida, cuando las olas se eleven y los vientos soplen, en esos momentos sería natural que ustedes gritasen en el corazón: "Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?". Cuando vengan esos momentos, piensen en el día en el que el Salvador se despertó en la popa del barco, se levantó y reprendió a la tempestad. "Calla, enmudece"13, dijo. En ocasiones tal vez nos veamos tentados a pensar que el Salvador no es consciente de nuestras pruebas, pero, en realidad, lo correcto es lo opuesto; somos nosotros los que tenemos que despertar nuestro corazón a Sus enseñanzas. Empleen su inventiva, su fortaleza, su determinación para resolver las dificultades. Hagan todo lo que puedan y dejen el resto para el Señor. El presidente Howard W. Hunter dijo: "Si nuestra vida y nuestra fe se centran en Jesucristo y en Su Evangelio restaurado, nada podrá ir permanentemente mal. Por otro lado, si nuestra vida no está centrada en el Salvador ni en Sus enseñanzas, nada podrá salirnos permanentemente bien"14. Vivir el Evangelio no quiere decir que las tempestades de la vida nos vayan a pasar de largo, sino que estaremos mejor preparados para hacerles frente con paz y serenidad. "Escudriñad diligentemente, orad siempre, sed creyentes", nos amonestó el Señor, "y todas las cosas obrarán juntamente para vuestro bien, si andáis en la rectitud"15. Alléguense al Señor Jesucristo; tengan ánimo; guarden la fe; no duden. Llegará el día en que se calmen las tormentas. Nuestro amado profeta, el presidente Gordon B. Hinckley, ha dicho: "No debemos temer; Dios está a la cabeza. . . [y] Él derramará Sus bendiciones sobre aquellos que caminen obedeciendo Sus mandamientos"16. El Salvador es nuestro solaz y santuario en las tormentas de la vida. Si buscamos paz, debemos acudir a Él. Él mismo mencionó esta verdad eterna cuando dijo: "porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga"17. Cuando
nuestras almas estén ancladas en el puerto seguro del Salvador, podremos proclamar como hizo Pablo: ". . .atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, más no desamparados; derribados, pero no destruidos"18. El profeta José Smith, que sabía mucho sobre las tempestades de la vida, exclamó angustiado durante uno de sus momentos más difíciles: "Oh Dios, ¿en dónde estás? ¿y dónde está el pabellón que cubre tu morada oculta?"19. En el momento de elevar su voz, acudió a él el sereno consuelo del Señor: "Hijo mío, paz a tu alma; tu adversidad y tus aflicciones no serán más que por un breve momento; y entonces, si lo sobrellevas bien, Dios te exaltará; triunfarás sobre todos tus enemigos"20. El Evangelio nos brinda ese puerto de seguridad imperecedera. El Profeta viviente y los Apóstoles actuales son como faros en la tormenta. Giren el timón hacia la luz del Evangelio restaurado y las enseñanzas inspiradas de quienes representan al Señor en la tierra. Doy solemne testimonio de que Jesús es el Cristo viviente, nuestro Salvador y Redentor. Él dirige y conduce Su Iglesia a través de nuestro Profeta, el presidente Gordon B. Hinckley. Si vivimos de acuerdo con las enseñanzas del Salvador, con certeza hallaremos un puerto seguro en esta vida y en la eternidad venidera. Lo testifico en el nombre de Jesucristo. Amén. NOTAS 1. Daniel 2:45. 2. Véase Marcos 4:38. 3. Mateo 8:24. 4. Marcos 4:38. 5. Alma 7:11. 6. Juan 14:27. 7. "The Refiner's Fire", Ensign, mayo de 1979, pág. 53. 8. Ensign, mayo de 1979, pág. 54. 9. Mosíah 18:89. 10. Moisés 5:34. 11. "Our Brothers' Keepers", Ensign, junio de 1998, págs. 33, 38. 12. D. y C. 115:6. 13. Marcos 4:39. 14. The Teachings of Howard W. Hunter, editado por Clyde J. Williams, 1997, pág. 40. 15. D. y C. 90:24. 16. "Ésta es la obra del Maestro", Liahona, julio de 1995, pág. 81. 17. Mateo 11:30. 18. 2 Corintios 4:89. 19. D. y C. 121:1. 20. D. y C. 121:78.
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UN TESTIMONIO PURO Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles "Como un testigo especial del nombre de Jesucristo en todo el mundo, les prometo que si buscan al Señor, lo encontrarán. Pedid y recibiréis". Evangelio podría saber por sí mismo, a través de la influencia del Espíritu Santo, que era verdadero. En un momento dado, John Taylor preguntó: "¿A qué se refiere con este Espíritu Santo?. . . [¿Dará] un conocimiento seguro de los principios en los que usted cree?". El apóstol respondió: "Sí, y si no fuera así, entonces soy un impostor"5. Al escuchar eso, John Taylor aceptó el desafío, diciendo: "Si su religión es verdadera, la aceptaré sin importar cuáles sean las consecuencias; y, si es falsa, lo pondré al descubierto"6. No sólo aceptó el desafío, sino que "recibió ese Espíritu por medio de la obediencia al Evangelio"7. Pronto supo por sí mismo lo que desde entonces millones han sabido: que el Evangelio de Jesucristo ha sido restaurado sobre la tierra. Con el tiempo, ese hombre, que había dedicado toda su vida a buscar la verdad, se convirtió en el tercer Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Con el tiempo, muchos han sido los cambios en el mundo; sin embargo, una cosa permanece igual: la promesa que el élder Pratt le hizo a John Taylor hace 164 años tiene la misma validez hoy que entonces: el Espíritu Santo confirmará las verdades del Evangelio restaurado de Jesucristo. La lógica misma afirma que un Padre Celestial amoroso no abandonaría a Sus hijos sin proporcionarles la vía para que aprendieran de Él. Uno de los grandes mensajes de la Restauración es que las ventanas de los cielos están abiertas. Todos los que procuran saber la verdad pueden saber por sí mismos a través de las revelaciones del Espíritu. Somos bendecidos al vivir en una época en la que apóstoles y profetas andan por la tierra dando solemne y certero testimonio de que Jesucristo es el Hijo de Dios. Muchos miembros, millones en número, agregan sus voces al creciente coro que testifica que una vez más Dios ha hablado al hombre. El presidente Joseph F. Smith declaró: "Toda persona debe saber que el Evangelio es verdadero, y ese privilegio es de todo el que se bautiza y recibe el Espíritu Santo. Sé que el Evangelio es verdadero y que Dios está con Su pueblo; y que si cumplo con mi deber y guardo Sus mandamientos, las nubes pasarán y la bruma se disipará"8. ¿Cómo se adquiere un testimonio personal? Estudien la palabras de Moroni que vivió hace más de 1500 años. Este profeta había presenciado la completa masacre de su pueblo, aniquilado a consecuencia de una guerra civil. Su nación quedó en la ruina, sus amigos y
Una vez más nos reunimos en este maravilloso Centro de Conferencias y en muchos otros lugares alrededor del mundo. En esta conferencia hemos escuchado y aún escucharemos el testimonio de muchos siervos del Señor. Concerniente al testimonio, el salmista escribió: "La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel"1. Para los Santos de los Últimos Días, un testimonio es "la certeza de la realidad, de la verdad y de la bondad de Dios, de las enseñanzas y de la expiación de Jesucristo y del llamado divino de los profetas de los últimos días. . . Es conocimiento respaldado por la divina confirmación personal del Espíritu Santo"2. Las expresiones de un testimonio solemne siempre han sido importantes para los hijos de Dios sobre la tierra. Los testimonios individuales han fortalecido a esta Iglesia desde sus comienzos. Una noche de abril de 1836, por ejemplo, el élder Parley P. Pratt se retiró a sus aposentos temprano muy preocupado y acongojado. No sabía cómo iba a cumplir con sus obligaciones financieras. Su esposa había estado gravemente enferma y su anciana madre se había mudado a vivir con él. El año anterior, la casa que había estado construyendo había quedado reducida a cenizas después de un incendio. Al estar en profunda meditación, alguien golpeó a la puerta; el élder Heber C. Kimball entró y lleno del espíritu de profecía dijo al élder Pratt que debería viajar a Toronto, Canadá, donde "encontraría gente preparada para la plenitud del Evangelio" y que "muchos serían llevados al conocimiento de la verdad"3. A pesar de sus preocupaciones, el élder Pratt se dirigió a ese lugar. Al llegar a Toronto, al principio nadie parecía estar interesado en escuchar lo que él tenía que decir. Entre los que conoció se hallaba John Taylor, quien había sido un ministro metodista. John recibió al élder Pratt con cortesía, pero con reservas. John Taylor había escuchado rumores distorsionados acerca de un nueva secta, de su "biblia de oro" y relatos de ángeles que se habían aparecido a un joven "indocto criado en la zona rural de Nueva York"4. John Taylor era un hombre sabio y había buscado la verdad toda su vida. Él escuchó lo que el élder Pratt tenía que decir y, entre otras cosas, el extraño de Estados Unidos le prometió que cualquiera que investigara el 89
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN seres queridos fueron asesinados y su propio padre, un gran general y un hombre justo, había sido muerto. Este gran profeta, Moroni, habiendo perdido todo lo que él amaba se encontró solo. Siendo el último de su pueblo, fue el único testigo de la desolación y del sufrimiento que resultan del odio y de la furia. Era muy breve y sumamente limitado el tiempo y el espacio que tenía para escribir en las planchas unas palabras finales. Habiendo sido destruido su propio pueblo, Moroni escribió para nuestra época, y para nosotros escribió estas valiosas palabras de despedida; eran sus últimas palabras de consejo: "He aquí, quisiera exhortaros", escribió "a que, cuando leáis estas cosas. . . recordéis cuán misericordioso ha sido el Señor con los hijos de los hombres. . . que lo meditéis en vuestros corazones. Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo"9. ¡Cómo me gustaría que todo oído oyera el último testimonio de Moroni, ese gigante entre los hombres, ese humilde siervo de Dios! ¿Desean conocer la verdad de las Santas Escrituras? ¿Desean romper las barreras que separan a los mortales del conocimiento de las verdades eternas? ¿Desean conocer de veras la verdad? Entonces sigan el consejo de Moroni, y con certeza encontrarán lo que buscan. Sean sinceros. Estudien. Mediten. Oren sinceramente con fe. Si hacen estas cosas, ustedes también podrán decir con los millones que testifican: que Dios nuevamente se comunica con el hombre en la tierra. Un testimonio de la verdad del Evangelio no viene de igual manera a todas las personas. Algunas lo reciben en una experiencia única que cambia la vida; otras obtienen su testimonio lentamente, casi de manera imperceptible, hasta que un día, por fin, lo saben. Estudien las palabras del presidente David O. Mckay, quien dice que cuando era niño se arrodilló y "oró fervientemente y con sinceridad, con toda la fe que un joven muchacho podía tener" a fin de que "Dios le declarara la verdad de su revelación a José Smith". El presidente McKay relata que cuando se levantó después de estar de rodillas, tuvo que admitir que "no había tenido ninguna manifestación espiritual. Si soy honrado conmigo mismo, debo decir que soy el mismo [muchacho] que era antes de orar". No sé qué sentía el joven David en su corazón en ese momento, pero estoy seguro de que se habrá sentido decepcionado y tal vez frustrado por no haber recibido la experiencia espiritual que había esperado; pero eso no lo desalentó en continuar su búsqueda de ese conocimiento. La respuesta a sus oraciones sí llegó, pero no sino hasta años después, cuando servía como misionero. ¿Por qué la respuesta a su oración se había demorado tanto? El presidente McKay creía que esa manifestación espiritual
"llegaba como una secuencia natural al desempeño del deber"10. El Salvador enseñó un principio similar: cuando se puso en tela de juicio la verdad de Su mensaje, Él declaró: "El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta"11. No se desanimen si la respuesta a sus oraciones no viene de inmediato. Estudien, mediten, oren, con fe sincera y vivan los mandamientos. "No contendáis porque no veis, porque no recibís ningún testimonio sino hasta después de la prueba de vuestra fe", enseñó Moroni12. Recuerdo que cuando era niño escuchaba los testimonios de los adultos de mi barrio. Esos testimonios penetraron mi corazón e inspiraron mi alma. Doquiera que voy por el mundo, no importa el idioma ni la cultura, me emociona el escuchar el testimonio de los santos. Hace poco recibí una carta de un nieto que es misionero. Él escribió que los miembros que "leen las Escrituras y oran están más dispuestos a compartir el Evangelio"13. Creo que tiene razón. Cuanto más leamos las Escrituras y más oremos, más entusiasmo tendremos de compartir nuestro testimonio del Evangelio con los demás. Recuerden que los miembros de la Iglesia que reciben un testimonio del Evangelio están bajo convenio de "ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar"14. Es claro que tenemos la obligación sagrada de obtener referencias para nuestros misioneros. Los testigos tienen un conocimiento especial y deben dar testimonio de "aquello que han visto y oído y que creen con certeza"15. Nosotros hacemos declaraciones en forma simple, clara y directa de que sabemos con certeza y seguridad que el Evangelio es verdadero porque "el Santo Espíritu de Dios [nos lo hace] saber"16. Al dar ese testimonio, hablando por el poder del Espíritu Santo, se nos promete que "se derramará el Espíritu Santo para testificar de todas las cosas que habléis"17 y se nos bendice personalmente cuando testificamos de esa manera. El presidente Boyd K. Packer dijo: "Un testimonio se encuentra cuando se expresa. En alguna parte, en su búsqueda del conocimiento espiritual, existe ese 'salto de fe' como lo llaman los filósofos. Es el momento en que uno llega al borde de la luz y tropieza con la obscuridad, sólo para descubrir que el camino continúa iluminado cada uno o dos pasos"18. El hacer una declaración pública de las creencias de ustedes con determinación y confianza es ese paso hacia lo desconocido. Tiene un efecto poderoso al fortalecer sus propias convicciones. El dar el testimonio lleva la fe a lo más profundo del alma y ustedes creen con más fervor que antes. A los que fielmente dan testimonio, el Señor dijo: "Benditos sois, porque el testimonio que habéis dado se ha escrito en el cielo para que lo vean los ángeles; y ellos se regocijan a causa de vosotros, y vuestros pecados son 90
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN perdonados"19. He tratado de seguir ese consejo al dar testimonio. Permítanme decirles cómo obtuve un testimonio de la verdad y de la naturaleza divina de esta gran obra de los últimos días. Me temo que la mía no es una experiencia muy dramática. No es el relato de hosannas celestiales o de gritos de trueno; no es un relato de rayos, de fuego ni de inundación. Sin embargo, siempre he sabido de la realidad y de la bondad de Dios. Desde mis más tempranas memorias, estuvo allí, un testimonio seguro y perdurable de esta gran obra. A veces, esa seguridad viene cuando sentimos el amor del Salvador al conocer a Sus siervos. Recuerdo cuando tenía cinco años y mi familia se mudó a un nuevo barrio. Ese primer domingo, el obispo Charles E. Forsberg, originario de Suecia, se acercó y me llamó por mi nombre. Lo supe entonces. Durante los grises y fríos días de la Gran Depresión, recuerdo un maravilloso siervo del Salvador que se llamaba C. Perry Erickson. El hermano Erickson, constructor, había tenido dificultades para encontrar empleo; podría haberse apartado de los demás; podría haberse enojado o amargado; podría haberse dado por vencido; en cambio, cuando yo tenía doce años, se le llamó para ser mi maestro scout. Él pasó horas interminables ayudándome a mí y a otros jóvenes de mi edad a aprender, a progresar y a enfrentar toda dificultad con optimismo y confianza. Sin excepción, todos los scouts de C. Perry Erickson recibieron el máximo premio de águila scout. Lo supe entonces. Sí, el testimonio de los líderes del sacerdocio y de los fieles miembros del barrio me ayudaron a saberlo. Recuerdo las palabras de mi madre y de mi padre. Recuerdo sus expresiones de fe y de amor por su Padre Celestial. Lo supe entonces. Supe de la realidad de la compasión del Salvador cuando, por solicitud de mi padre, el obispo del barrio, yo distribuía comida y ropa a las viudas y a los pobres del barrio. Lo supe cuando, siendo un joven padre, mi esposa y yo reuníamos a nuestros hijos a nuestro alrededor y expresábamos gratitud a nuestro Padre Celestial por tantas bendiciones. Lo supe el pasado abril cuando escuché desde este púlpito las palabras de nuestro Profeta, el presidente
Gordon B. Hinckley, quien llamó a Jesús su amigo, su ejemplo, su líder, su Salvador y su Rey. El presidente Hinckley dijo: "Al haber dado Su vida, con dolor y sufrimiento indescriptibles, Él me ha tendido la mano para sacarme a mí y a cada uno de nosotros, y a todos los hijos y las hijas de Dios, del abismo de oscuridad eterna que sigue a la muerte. Él ha proporcionado algo mejor, una esfera de luz y de entendimiento, de progreso y de belleza"20. Ahora me gustaría compartir mi testimonio: sé que José Smith vio lo que dijo que vio, que los cielos se abrieron y Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo aparecieron a un joven indocto criado en la zona rural de Nueva York. Como testigo especial del nombre de Jesucristo en todo el mundo, les prometo que si buscan al Señor, lo encontrarán. Pedid y recibiréis. Ruego que así lo hagan y testifico a los confines de la tierra que el Evangelio de nuestro Salvador se ha restaurado a los hombres. En el nombre de mi amigo, mi ejemplo, mi Salvador y Rey, Jesucristo. Amén. NOTAS 1. Salmos 19:7 2. Daniel H. Ludlow, editor, Encyclopedia of Mormonism, Vol. 4, pág. 1470. 3. Pratt, Parley P., The Autobiography of Parley P. Pratt, 1985, pág. 110. 4. Roberts, B. H., The Life of John Taylor, 1963, pág. 34. 5. Deseret News, Semi-Weekly, 18 de abril de 1882, vol. 23, pág. 51. 6. The Life of John Taylor, pág. 38. 7. Deseret News, Semi-Weekly, 18 de abril de 1882. 8. Gospel Doctrine, Joseph F. Smith, pág. 43. 9. Moroni 10:3-4. 10. Middlemiss, Clare, compilación, Cherished Experiences from the Writings of President David O. McKay, 1955, pág. 16. 11. Juan 7:17; cursiva agregada. 12. Éter 12:6. 13. Carta del élder Andrew Cannon, 30 de agosto de 2000. 14. Mosíah 18:9. 15. D. y C. 52:36. 16. Alma 5:46. 17. D. y C. 100:8. 18. Packer, Boyd K, "La lámpara de Jehová", Liahona, diciembre de 1988, pág. 36. 19. D. y C. 62:3. 20. Liahona, julio de 2000, pág. 85.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN
LA LEY DEL AYUNO Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles "El ayuno, combinado con la oración fervorosa, tiene gran poder; puede llenar nuestra mente con revelaciones del Espíritu y fortalecernos contra los momentos de tentación". Hunter, "es quizás tan antigua como la familia humana. . . En tiempos antiguos, los líderes–profetas dieron a los miembros de la Iglesia el mandamiento de observar la ley del ayuno y la oración"3. En las Escrituras, observamos que el ayuno casi siempre va unido de la oración. Sin la oración, el ayuno no es en realidad un ayuno completo; es simplemente pasar hambre. Si deseamos que nuestro ayuno sea algo más que simplemente el abstenernos de comer, debemos elevar nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras voces en comunión con nuestro Padre Celestial. El ayuno, combinado con la oración fervorosa, tiene gran poder; puede llenar nuestra mente con revelaciones del Espíritu y fortalecernos contra los momentos de tentación. El ayuno y la oración nos sirven para desarrollar en nuestro interior la valentía y la confianza; pueden fortalecer nuestro carácter y cimentar nuestro autodominio y disciplina. Muchas veces, cuando ayunamos, nuestras oraciones y peticiones justas adquieren un poder aún mayor. Los testimonios crecen; maduramos espiritual y emocionalmente, y santificamos nuestra alma. Cada vez que ayunamos, obtenemos un poco más de control sobre nuestros apetitos y pasiones mundanos. El ayuno y la oración pueden ayudarnos en lo referente a nuestra familia y a nuestro trabajo diario. Nos ayudan a magnificar nuestros llamamientos en la Iglesia. El presidente Ezra Taft Benson enseñó: "Si desea obtener el espíritu de su oficio y llamamiento como nuevo presidente de quórum, nuevo miembro del sumo consejo, nuevo obispo, [o, podría agregar, nueva presidenta de la Sociedad de Socorro], trate de ayunar por cierto tiempo. No quiero decir que simplemente dejen de comer una comida y luego que coman el doble en la siguiente. Estoy hablando del ayuno verdadero con oración durante ese tiempo. Eso le dará el verdadero espíritu de su oficio y llamamiento y permitirá que el Espíritu obre por su intermedio más que cualquier otra cosa de que yo sepa"4. El profeta José Smith enseñó: "Sirva esto de [ejemplo] para todos los santos, y nunca habrá carencia de pan: Cuando los pobres estén pasando hambre, ayunemos un día, aquellos que tengamos lo suficiente, y demos lo que hubiésemos comido a los obispos para ayudar a los pobres, y todos tendrán en abundancia por largo tiempo. . . Y en tanto todos los santos vivan ese principio con corazones alegres y rostros de felicidad, siempre tendrán en abundancia"5. Los profetas del Libro de Mormón enseñaron la ley del ayuno: "Y he aquí, aconteció que el pueblo de Nefi se regocijó en extremo porque el Señor de nuevo lo había librado de las manos de sus enemigos; por tanto, le dieron gracias al Señor su Dios; sí, y ayunaron y oraron mucho, y adoraron a Dios con un gozo inmensamente grande"6.
Mis queridos hermanos y hermanas, al igual que ustedes, creo que el élder David B. Haight es una inspiración para la Iglesia entera y para muchos otros. Hace dos mil años, sobre la arena y las piedras de Galilea, caminó un hombre al que muy pocos reconocieron por Quien verdaderamente era: el Creador de mundos, el Redentor, el Hijo de Dios. Un intérprete de la ley se le acercó y le preguntó: "Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?" Jesús contestó: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. "Este es el primero y grande mandamiento. "Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. "De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas"1. Por medio del profeta José Smith, el Señor ha establecido nuevamente Su Iglesia entre los hombres. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, restaurada sobre la tierra en estos últimos días, se centra en esos dos mandamientos que el Salvador proclamó como los más grandes: el amar a nuestro Padre Celestial y el amar a nuestro prójimo. Nuestro Salvador dijo: "Si me amas, me servirás y guardarás todos mis mandamientos"2. Una forma en la que demostramos nuestro amor es por medio del cumplimiento de la ley del ayuno. Esta ley se basa sobre un principio primordial pero profundo --una simple práctica-- que, si se observa con el espíritu apropiado, nos ayudará a acercarnos más a nuestro Padre Celestial y a fortalecer nuestra fe, al mismo tiempo que nos ayudará a aliviar las cargas de los demás. En La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se alienta a los miembros a ayunar siempre que su fe tenga que ser fortalecida en forma especial, y a ayunar en forma regular una vez al mes en el día de ayuno. En ese día, nos abstenemos de comer y de beber por dos comidas consecutivas, estamos en íntima comunión con nuestro Padre Celestial y contribuimos una ofrenda de ayuno para ayudar a los pobres. La ofrenda debe ser por lo menos el equivalente del valor de los alimentos que hubiéramos comido. Por lo general, se designa el primer domingo de cada mes como domingo de ayuno. Ese día, a los miembros que físicamente puedan hacerlo, se les alienta para que ayunen, oren y den testimonio de la veracidad del Evangelio y den una ofrenda de ayuno generosa. "La ley del ayuno", enseñó el élder Milton R. 92
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Los cuatro hijos de Mosíah dieron el ejemplo de la poderosa combinación del ayuno y la oración. Ellos enfrentaron fuerzas abrumadoras, pero aún así obraron milagros al llevar a miles de lamanitas al conocimiento de la verdad. Ellos compartieron el secreto de su éxito. Escudriñaron las Escrituras y "se habían dedicado a mucha oración y ayuno"; ¿y cuál fue el resultado? ". . .tenían el espíritu de profecía y el espíritu de revelación, y cuando enseñaban, lo hacían con poder y autoridad de Dios"7. Cuando ayunamos, hermanos y hermanas, sentimos hambre y, por corto tiempo, nos ponemos literalmente en el lugar de los hambrientos y los necesitados; y al hacerlo, adquirimos una comprensión mayor de las privaciones que ellos tal vez padezcan. Cuando damos una ofrenda al obispo para aliviar el sufrimiento de los demás, no sólo hacemos algo sublime por los demás, sino que también hacemos algo maravilloso por nosotros mismos. El rey Benjamín enseñó que, al dar de nuestros bienes a los pobres, retenemos "la remisión de [nuestros] pecados de día en día"8. Amulek, otro profeta del Libro de Mormón, explicó que a menudo nuestras oraciones no tienen poder porque volvemos la espalda a los necesitados9. Si piensan que el Padre Celestial no escucha sus peticiones, pregúntense si están prestando atención a las súplicas de los pobres, de los enfermos, de los hambrientos y de los afligidos que los rodean. Hay quienes contemplan la abrumadora necesidad que hay en el mundo y piensan: En realidad, ¿qué puedo hacer yo para cambiar las cosas? Con claridad les voy a decir una cosa que pueden hacer: Vivan la ley del ayuno y contribuyan una generosa ofrenda de ayuno. Las ofrendas de ayuno se utilizan para un solo propósito: para bendecir la vida de los necesitados. Todo dinero que se le entrega al obispo en calidad de ofrenda de ayuno se utiliza para ayudar a los pobres. Cuando los donativos exceden las necesidades locales, se pasan más adelante para satisfacer las necesidades en algún otro lugar. En calidad de Apóstol del Señor Jesucristo, he viajado por el mundo testificando de Él. Hoy he venido ante ustedes para dar otro testimonio, un testimonio del sufrimiento y la necesidad de millones de hijos de nuestro Padre Celestial. En el mundo de hoy, demasiadas personas --miles y miles de familias-- pasan necesidades a diario. Tienen hambre, sufren frío, padecen enfermedades, se afligen por sus hijos, se lamentan por la seguridad de sus familias. Esas personas no son extranjeros ni advenedizos, sino hijos de nuestro Padre Celestial; son nuestros hermanos y hermanas; son "conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios"10. Sus fervientes oraciones ascienden al cielo para suplicar una tregua, un alivio del sufrimiento. En este mismo momento, en este mismo día, algunos miembros, incluso en nuestra Iglesia, oran por ese milagro que les permitiría superar el sufrimiento que los rodea. Si, teniendo los medios para hacerlo, no tenemos compasión por ellos y no nos apresuramos a ayudarles, corremos el peligro de estar entre los que el profeta Moroni menciona al decir: "Porque he
aquí, amáis el dinero, y vuestros bienes, y vuestros costosos vestidos, y el adorno de vuestras iglesias, más de lo que amáis a los pobres y los necesitados, los enfermos y los afligidos"11. Cuán bien recuerdo a mi padre, el obispo de nuestro barrio, llenar mi carrito rojo de cuatro ruedas con comida y ropa y después decirme --como diácono de la Iglesia-- que tirara de él y visitara las casas de los necesitados de nuestro barrio. Muchas veces, cuando los fondos de las ofrendas de ayuno se terminaban, mi padre sacaba dinero de su propio bolsillo para proveer de alimentos a los necesitados de su redil a fin de que no pasaran hambre. Ésa era la época de la Gran Depresión [en Estados Unidos] y había muchas familias que sufrían. Recuerdo haber visitado a una familia en particular: una madre enferma, un padre sin empleo y desalentado y sus cinco niños de semblantes pálidos, todos desanimados y hambrientos. Recuerdo la gratitud que iluminó sus rostros cuando llegué hasta su puerta con mi pequeño carro repleto de provisiones que tanto necesitaban. Recuerdo cómo sonrieron los niños; cómo lloró la madre y cómo se quedó allí el padre, con la cabeza inclinada, sin poder hablar. Ésas y muchas otras impresiones forjaron en mi interior amor por los pobres, amor por mi padre que sirvió como pastor de su rebaño, y amor por los fieles y generosos miembros de la Iglesia que sacrificaron tanto para aliviar el sufrimiento de los demás. Hermanos y hermanas, en cierto sentido, ustedes también pueden llevar a una familia necesitada un carrito repleto de esperanza. ¿Cómo? Al pagar una generosa ofrenda de ayuno. Padres, enseñen a sus hijos la dicha de un ayuno apropiado. ¿Cómo pueden hacerlo? Al igual que con cualquier otro principio del Evangelio: permítanles ver que ustedes viven por medio del ejemplo. Después, ayúdenles a vivir la ley del ayuno por sí mismos, poco a poco. Ellos pueden ayunar y también dar una ofrenda, si lo desean. Al enseñar a nuestros hijos a ayunar, puede otorgarles este poder para resistir las tentaciones a lo largo de su trayecto en la vida. ¿Cuánto debemos dar en ofrendas de ayuno? Mis hermanos y hermanas, la cantidad de nuestras ofrendas para bendecir a los pobres es una medida de la gratitud que sentimos hacia nuestro Padre Celestial. Nosotros, los que hemos sido bendecidos tan abundantemente, ¿daremos la espalda a los que necesiten de nuestra ayuda? El dar una generosa ofrenda de ayuno es la medida de nuestra disposición de consagrarnos a aliviar el sufrimiento de los demás. El hermano Marion G. Romney, que era el obispo de nuestro barrio cuando fui llamado a la misión y que más tarde prestó servicio como miembro de la Primera Presidencia de la Iglesia, amonestó: "Sean generosos en sus dádivas para que así puedan progresar, y no den solamente para beneficiar al pobre, sino por su propio bienestar. Den lo suficiente para poder obtener el reino de 93
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Dios por medio de la consagración de su tiempo y de todos sus bienes"12. Los diáconos de la Iglesia tienen la obligación sagrada de visitar los hogares de todos los miembros para recoger las ofrendas de ayuno para los pobres. El presidente Monson una vez me contó cómo él, siendo un obispo joven, comenzó a percibir que los jóvenes diáconos de su barrio protestaban por tener que levantarse tan temprano para recoger las ofrendas de ayuno. En lugar de llamar la atención a esos jovencitos, ese sabio obispo los llevó a la Manzana de los Servicios de Bienestar en Salt Lake City. Allí los muchachos conocieron a una señora discapacitada que manejaba la central de teléfonos. Vieron a un señor ciego pegar etiquetas en las latas y a un anciano hermano colocar mercadería en los estantes. El presidente Monson dijo, como resultado de lo que ellos vieron: "Un silencio profundo se apoderó de los jovencitos mientras contemplaban la forma en que el esfuerzo que hacían una vez por mes ayudaba a recaudar los sagrados fondos de las ofrendas de ayuno que ayudaban a los necesitados y proporcionaban empleo a gente que de otro modo no podría trabajar"13. Como miembros de la Iglesia, tenemos la sagrada responsabilidad de ayudar a los necesitados y de aliviar sus pesadas cargas. El cumplimiento de la ley del ayuno puede beneficiar a la gente de todos los países. El presidente Gordon B. Hinckley preguntó: "¿Qué sucedería si se observara el principio del ayuno y de las ofrendas en todo el mundo? Se daría de comer al hambriento, se vestiría al desnudo, se daría refugio a los que no tienen hogar. . . En el corazón de las personas de todas partes crecería un nuevo nivel de preocupación y de generosidad"14. El ayunar con el espíritu apropiado y a la manera del Señor nos vigorizará espiritualmente, fortalecerá nuestra autodisciplina, llenará nuestros hogares de paz, iluminará nuestro corazón con dicha, nos fortificará contra la tentación, nos preparará para tiempos de adversidad y abrirá las ventanas de los cielos. Escuchen las ricas bendiciones que se profetizan para quienes vivan la ley del ayuno: "Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: heme aquí. . . Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y dará
vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan"15. Al vivir la ley del ayuno no sólo nos acercaremos más a Dios mediante la oración, sino que alimentaremos al hambriento y cuidaremos del pobre. Cada vez que lo hagamos, cumpliremos con ambos grandes mandamientos sobre los cuales "depende toda la ley y los profetas"16. Sé que Jesús el Cristo vive. Sé que el presidente Gordon B. Hinckley es nuestro profeta, vidente y revelador y doy testimonio solemne de esta realidad. También doy testimonio de que Él que tuvo compasión por "uno de estos. . . más pequeños"17, contempla con amor y compasión a quien hoy "socorre a los débiles, levanta las manos caídas y fortalece las rodillas debilitadas"18. Elevo mi voz en testimonio y promesa, junto con los grandes apóstoles que nos han precedido, que quienes vivan la ley del ayuno descubrirán sin ninguna duda las ricas bendiciones que acompañan a ese sagrado principio. De esto testifico solemnemente en el nombre de Jesucristo. Amén. NOTAS 1. Mateo 22:37–40. 2. D. y C. 42:29. 3. Will a Man Rob God?, 1952, págs. 207–208. 4. The Teachings of Ezra Taft Benson, 1988, págs. 331–332. 5. History of the Church, tomo 7, pág. 413. 6. Alma 45:1. 7. Véase Alma 17:2–3. 8. Mosíah 4:26. 9. Véase Alma 34:28. 10. Efesios 2:19. 11. Mormón 8:37. 12. Véase "Las bendiciones del ayuno", Liahona, diciembre de 1982, pág. 4. 13. "Sé ejemplo de los creyentes", Liahona, enero de 1997, pág. 51. 14. Véase "La situación de la Iglesia", Liahona, julio de 1991, pág. 61. 15. Isaías 58: 9, 11. 16. Mateo 22:40. 17. Mateo 25:40. 18. D. y C. 81:5.
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PASO POR PASO Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles "No tenemos que ser perfectos hoy; no tenemos que ser mejores que alguien más; todo lo que tenemos que hacer es ser lo mejor de nosotros mismos". alpinistas que han intentado hacerlo antes: Erik está totalmente ciego. Cuando tenía 13 años de edad, Erik perdió la vista como resultado de una enfermedad hereditaria de la retina. Aunque ya no podía hacer muchas de las cosas que deseaba hacer, tomó la determinación de no desperdiciar su vida sintiéndose deprimido e inútil; empezó a ir más allá de sus limitaciones físicas. A los 16 años de edad descubrió la escalada en roca. Al ir palpando la superficie de la roca, encontraba puntos de apoyo para las manos y los pies que le permitían ascender. Dieciséis años más tarde, empezó a escalar el monte Everest. Como se imaginarán, la historia de su hazaña estaba llena de amenazantes y desgarradores desafíos. Pero por fin Erik escaló la cima del lado sur y ocupó su lugar con aquellos que le habían precedido, uno de los pocos que ponía pie en la cumbre de la montaña más alta de la faz de la tierra. Al preguntarle cómo lo logró, Erik dijo que se esforzó por mantenerse enfocado; no permitió que la duda, ni el miedo ni la frustración se pusieran en su camino. Y, lo más importante de todo, dijo: "Cada día hay que ir paso por paso"1. Sí, Erik conquistó el Everest al poner simplemente un pie enfrente del otro. Y continuó haciéndolo hasta que llegó a la cima. Al igual que Erik, es posible que tengamos obstáculos que no nos dejen avanzar; quizás hagamos excusas de la razón por la que no hacemos lo que deseamos hacer. Tal vez, cuando nos sintamos propensos a justificar nuestra falta de progreso, recordemos a Erik quien, a pesar de haber perdido la vista, logró lo que muchos pensaron que era imposible tan sólo con poner un pie enfrente del otro. Un antiguo refrán reza que una jornada de mil kilómetros empieza con un solo paso. A veces hacemos ese proceso más complicado de lo necesario. Jamás realizaremos una jornada de mil kilómetros si nos preocupamos innecesariamente en cuanto al tiempo que tomará y lo difícil que será. Se emprende esa tarea tomando paso por paso, y luego volviéndolo a hacer hasta que lleguemos a nuestro destino. Podemos aplicar ese mismo principio a la forma en que podemos ascender a un plano más espiritual. Nuestro Padre Celestial sabe que debemos empezar el ascenso desde donde estamos. El profeta José Smith enseñó: "Al subir por una escalera, debemos empezar desde abajo y subir paso por paso, hasta llegar hasta arriba; así es con los principios del Evangelio: debemos empezar con el primero, y seguir adelante hasta que hayamos aprendido todos los principios de exaltación. Pero pasará mucho tiempo después de que hayamos pasado por el velo antes de que los aprendamos"2.
Mis amados hermanos y hermanas, es un gran privilegio para mí estar ante ustedes hoy y dar mi testimonio en cuanto a la veracidad del Evangelio que ha sido restaurado. Acabamos de escuchar al élder David B. Haight, que tiene 95 años de edad. Si yo llego a esa edad, espero que mi memoria sea la mitad de lo buena que es la de él ahora. Me regocijo cuando los santos se reúnen. Ya sea como familias en hogares humildes o en millares en enormes recintos, los cielos se regocijan cuando aquellos que aman y honran el nombre de Jesucristo se reúnen para adorar en Su nombre. Las experiencias por las que pasamos en la vida son diferentes para todos. Si bien hay algunos hoy día que sienten gozo, otros sienten como si el corazón les fuera a estallar de pesar. Hay otros que sienten que el mundo es su ostra, otros sienten como si ellos mismos fueran la ostra, que fue sacada del océano para abrirla a la fuerza y robarles todo lo que era de valor para ellos. No importa su condición en la vida, no importa su estado emocional o espiritual, quisiera ofrecerles consejo que podría serles útil, pese al punto en el que se encuentren en su jornada por esta vida terrenal. Por cierto tenemos mucho por que estar agradecidos, y creo que si nos ponemos a pensar en las bendiciones que tenemos, nos olvidaremos de algunas de nuestras preocupaciones. No hay duda de que recibiremos serenidad y gozo si reconocemos las bendiciones que tenemos como Iglesia bajo el liderazgo de nuestro maravilloso Presidente, el presidente Gordon B. Hinckley. Nos será de mucho provecho. Hace poco leí acerca de Erik Weihenmayer, un hombre de 33 años de edad que soñaba escalar el monte Everest, una proeza que presenta retos para muchos de los alpinistas más expertos del mundo. De hecho, casi el 90 por ciento de los que intentan realizar la escalada nunca llegan a la cima. Las temperaturas descienden a más de 50 grados centígrados bajo cero. Además del intenso frío, vientos de 150 km. por hora, grietas mortales y avalanchas, el alpinista debe superar los desafíos de la altitud, la falta de oxígeno, y quizás comida y agua insalubres. Desde 1953, por lo menos 165 alpinistas han perdido la vida al intentar escalar la cumbre de casi nueve mil metros de altura. A pesar de los riesgos, cientos de personas esperan su turno para realizar el ascenso; entre ellos está Erik. Pero hay una marcada diferencia entre Erik y todos los demás 95
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Nuestro Padre Celestial nos ama a cada uno y comprende que este proceso de hacernos más espirituales requiere preparación, tiempo y dedicación. Él comprende que a veces cometeremos errores, que tropezaremos, que nos desalentaremos y que quizás querremos darnos por vencidos y convencernos de que no vale la pena luchar. Sabemos que el esfuerzo vale la pena, porque el galardón —la vida eterna— "es el mayor de todos los dones de Dios"3. Para hacernos acreedores de él, debemos tomar un paso tras otro y seguir adelante para obtener las alturas espirituales que deseamos lograr. En las Santas Escrituras se revela un principio eterno: ". . .no se exige que un hombre corra más aprisa de lo que sus fuerzas le permiten. Y además, conviene que sea diligente, para que así gane el galardón"4. No es necesario que seamos rápidos, sólo tenemos que ser firmes y avanzar en la dirección correcta. Tenemos que esforzarnos al máximo, un paso tras otro. En mis años de juventud me gustaba correr. Aunque les sea difícil creerlo, gané algunas carreras. Ya no soy bueno para correr; no sé a cuántos podría ganarles en una carrera pedestre. De hecho, no estoy seguro cuán bien me iría en una carrera incluso si los únicos otros participantes fueran los demás miembros del Quórum de los Doce. Ya no corro con tanta agilidad. Aunque añoro el tiempo futuro en el que con un cuerpo resucitado pueda nuevamente correr por un campo y sentir el viento a través de mi cabello, trato de no pensar demasiado en el hecho de que ahora ya no puedo hacerlo. Sería imprudente hacerlo. En vez de ello, tomo los pasos que puedo tomar. Aún con las limitaciones que impone la edad, aún puedo tomar un paso a la vez. El hacer lo que me es posible hacer es todo lo que mi Padre Celestial espera de mí. Y es todo lo que Él requiere de ustedes, a pesar de nuestras discapacidades, limitaciones o incertidumbres. John Wooden fue quizás el entrenador de básquetbol universitario más destacado en la historia de ese deporte. Logró tener cuatro temporadas invictas; sus equipos ganaron diez campeonatos nacionales; en una época, tuvo una serie de 88 victorias consecutivas5. Una de las primeras cosas que el entrenador Wooden inculcó en sus jugadores fue algo que su padre le había enseñado en la niñez, mientras se criaba en la granja: "No te preocupes demasiado de tratar de ser mejor que nadie más", dijo su padre. "Es bueno aprender de los demás, pero simplemente no trates de ser mejor que ellos. Eso es algo que no puedes controlar. En vez de ello, haz todo lo posible por ser lo mejor que tú puedas; eso sí lo puedes controlar"6. Permítanme citar un ejemplo hipotético, el de una querida hermana de cualquier barrio, aquella que tiene hijos perfectos que nunca se portan mal en la iglesia. Ella es la que trabaja en su vigésima generación de Historia Familiar, la que tiene una casa impecable, que ha memorizado el libro de Marcos y que teje suéteres para los huérfanos de Rumania. No es mi intención faltarle al respeto por cualquiera de esas metas dignas. Cuando ustedes se sientan tentadas a darse por vencidas por culpa
de esa querida hermana, por favor recuerden que no están compitiendo con ella como yo no estoy compitiendo con los miembros del Quórum de los Doce para ganar la carreta de 50 metros. Lo único por lo que se deben preocupar es por esforzarse por ser lo mejor que puedan. ¿Y cómo lo pueden lograr? Al fijar su atención en las metas más importantes de la vida y avanzar hacia ellas paso por paso. Sé que muchos piensan que el sendero es difícil y que el camino es oscuro; pero al igual que Erik, el valiente alpinista, no nos encontramos sin un guía. Tenemos las Escrituras que revelan la palabra de Dios a la humanidad a través de las edades. Cuando nos deleitamos en la palabra de Dios, somos receptivos a las verdades eternas y nuestros corazones escuchan los tiernos susurros del Santo Espíritu. En verdad, la palabra de Dios, a través de las Escrituras y los profetas actuales, "lámpara es a [nuestros] pies. . . y lumbrera a [nuestro] camino"7. Al leer en cuanto a las grandes almas que nos han precedido, aprendemos que ellas, también, tuvieron épocas de desaliento y de pesar. Aprendemos que perseveraron a pesar de las tribulaciones, a pesar de la adversidad, a veces aun a pesar de sus propias debilidades. Aprendemos que ellas continuaron avanzando, un paso tras otro. Podemos ser como esas almas justas de las que habló Lehi, quienes "se asieron del extremo de la barra de hierro, y avanzaron a través del vapor de tinieblas. . . hasta que llegaron y participaron del fruto del árbol"8. Tenemos también a un profeta viviente, el presidente Gordon B. Hinckley. Él proporciona consejo y dirección profética en nuestros días. Mediante su consejo y sus oraciones, podemos tener acceso a los cielos y comunicarnos personalmente con el Infinito. Por medio de nuestra fe, el cielo mismo se puede mover para beneficio nuestro. Se abrirán puertas y se recibirán respuestas. Piensen en el joven José Smith que cuando se vio rodeado de voces confusas y contradictorias deseó saber cuál de todas las iglesias era la verdadera. Él también se sintió cegado, rodeado por la oscuridad de esa época. Después de leer el libro de Santiago en el Nuevo Testamento, creyó las palabras del antiguo apóstol que dijo: "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada"9. José creyó esas palabras y, en una mañana de primavera de 1820, se retiró a una arboleda para elevar su alma en oración y pedir sabiduría a su Padre Celestial. La respuesta a su oración lo llenó de luz y dirección; disipó la densa oscuridad que se había apoderado de él y que amenazó destruirle y que para siempre lo despojó de esa confusión. Desde ese momento, hasta su martirio casi un cuarto de siglo después, José Smith se dedicó a seguir el sendero que le mostraron el Padre y el Hijo. Consideren cuán difíciles fueron sus días; piensen en el sufrimiento y la persecución que tuvo que soportar; sin embargo, él continuó, paso por paso, nunca dándose por vencido, 96
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN nunca dudando de que si él hacía lo que estuviera de su parte, su Padre Celestial se encargaría del resto. Mis hermanos y hermanas, nuestro tiempo aquí es tan valioso y tan breve. Ahora entiendo bien al profeta Jacob cuando dijo: ". . .nuestras vidas también han pasado como si fuera un sueño"10. Demasiado pronto se nos acaba el tiempo. Mientras podamos, mientras tengamos tiempo, caminemos en el rumbo correcto, dando un paso tras otro. Es así de sencillo. No tenemos que ser perfectos hoy; no tenemos que ser mejores que alguien más; todo lo que tenemos que hacer es ser lo mejor de nosotros mismos. Aunque a veces se sientan desanimados, aunque a veces no puedan ver el camino, tengan la seguridad de que su Padre Celestial nunca abandonará a Sus justos seguidores. Él no les dejará sin consuelo; Él estará a su lado, sí, guiándolos a cada paso del camino. Escuchen estas bellas palabras del presidente Joseph Fielding Smith al describir esta vida.
Una tierra santa y pura, donde no haya más tribulación, Donde tu vida libre estará de toda vejación, Donde no habrá llanto de dolor, donde las penas se habrán de esfumar. Toma Su mano, para con Él siempre estar.11 Que tengamos el valor para empezar a escalar nuestro propio monte Everest; que progresemos en la jornada de la vida paso por paso hasta que demos lo mejor de nuestro interior. Nuestro Padre Celestial vive y conoce y ama a cada uno de nosotros. Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, el Salvador y el Redentor de todos, y sí, el Príncipe de Paz. José Smith es el profeta de la Restauración, y el presidente Gordon B. Hinckley es nuestro profeta, vidente y revelador en la tierra hoy en día. Doy este testimonio, y les testifico que ustedes serán felices y estarán contentos si sólo dan su mejor esfuerzo. Ésa es mi oración en el nombre de Jesucristo. Amén.
¿Parece larga la jornada? ¿El sendero abrupto y escarpado? ¿Hay brezos y espinas al pasar? ¿Hay piedras afiladas que hieren tus pies al tratar de ascender y bajo el calor del día luchar?
NOTAS 1. "Everest Grueling for Blind Man",Deseret News,5 de junio de 2001, A12; véase también Karl Taro Greenfeld,Blind to Failure,RevistaTime, 18 de junio de 2001. 2.The Teachings of Joseph Smith,editado por Larry E. Dahl y Donald Q. Cannon, 1997, pág. 519. 3. D. y C. 14:7. 4. Mosíah 4:27. 5. http://www.coachwooden.com/ bio.shtml 6. http://www.coachwooden.com/ bodysuccess.shtml 7. Salmos 119:105. 8. 1 Nefi 8:24. 9. Santiago 1:5. 10. Jacob 7:26. 11. "Does the Journey Seem Long?",Hymns, núm. 127.
¿Tienes débil y triste el corazón, el alma cansada en tu interior Al llevar penosamente ese dolor opresor? ¿Es la carga muy pesada, que tienes que llevar? ¿Hay alguien en quien la puedas descargar? No desfallezca tu corazón, la jornada ha comenzado; Está Aquel en quien tú te has escudado. Mira con gozo hacia arriba, y tómalo de la mano; Te llevará a alturas a las que nunca has llegado.
"VENID EN POS DE MÍ" Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles "Los que, con fe, abandonan sus redes y siguen al Salvador, experimentarán un gozo más allá de su capacidad de comprensión". instante las redes, le siguieron". Después el Hijo del Hombre se dirigió a otros dos pescadores que se encontraban en un barco con su padre, reparando las redes. Jesús les llamó, "y [Santiago y Juan], dejando al instante la barca y a su padre. . . siguieron [al 1 Señor]" . ¿Alguna vez se han preguntado cómo hubiera sido vivir en los días del Salvador? Si hubieran estado allí, ¿habrían prestado oídos a su llamado: "¡Venid en pos de mí!"?
Eran pescadores antes de escuchar el llamado. Echando las redes en el mar de Galilea, Pedro y Andrés se detuvieron cuando Jesús de Nazaret se acercó, les miró a los ojos y pronunció las sencillas palabras: "Venid en pos de mí". Mateo escribe que los dos pescadores, "dejando al 97
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Quizás una pregunta más realista sería: "Si el Salvador les llamara hoy, ¿estarían igual de dispuestos a abandonar sus redes e ir en pos de Él?". Estoy seguro de que muchos lo harían. Sin embargo, quizás para algunos ésta no sea una decisión tan fácil. Hay quienes han descubierto que, por su naturaleza, muchas veces no es tan fácil salir de las redes. Existen redes de todos los tamaños y formas. Aquéllas que Pedro, Andrés, Santiago y Juan dejaron eran objetos tangibles, herramientas de trabajo que les permitían ganarse la vida. A veces pensamos que estos cuatro hombres eran pescadores humildes y que no tuvieron que sacrificar demasiado al dejar las redes para seguir al Salvador. Todo lo contrario, como destaca el élder James E. Talmage enJesús el Cristo: Pedro, Andrés, Santiago y Juan eran socios en un negocio próspero. Eran "dueños de sus propios barcos y empleaban a otros hombres". Según el élder Talmage, Simón Pedro "se hallaba en buena posición económica; y la ocasión en que habló de haberlo dejado todo para seguir a Jesús, el Señor no negó que el sacrificio de Pedro, en cuanto a sus bienes materiales, había sido. . . 2 grande" . Más tarde, la red de la riqueza atrapó a un joven rico que declaró que había obedecido todos los mandamientos desde su juventud. Cuando le preguntó al Salvador qué más debía hacer para tener la vida eterna, el Maestro dijo: "Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme". Cuando el joven escuchó aquello, "se fue triste, porque tenía muchas posesiones"3. Las redes se definen en general como utensilios diseñados para la captura, pero en un sentido más estricto, aunque más importante, podríamos definirlas como algo que nos tienta o nos impide seguir el llamado de Jesucristo, el Hijo del Dios viviente. En ese contexto, algunas de esas redes podrían ser nuestro trabajo, nuestras aficiones, nuestros placeres, y por encima de todo lo demás, nuestras tentaciones y pecados. En resumen, cualquier cosa que nos aleja de nuestra relación con nuestro Padre Celestial y su Iglesia restaurada es una red. Permítanme darles un ejemplo contemporáneo: una computadora puede ser una herramienta útil e indispensable, pero si perdemos nuestro tiempo con ella en ocupaciones improductivas, vanas e incluso a veces destructivas, se convierte en una red que nos atrapa. A muchos de nosotros nos gusta ver competencias deportivas, pero si somos capaces de recitar de memoria las estadísticas de nuestros jugadores favoritos y al mismo tiempo nos olvidamos de los cumpleaños o de los aniversarios, desatendemos a nuestra familia, o pasamos por alto la oportunidad de hacer obras de servicio cristiano, también las competencias deportivas pueden convertirse en una red que nos atrapa. Desde los días de Adán, toda la humanidad ha comido el pan con el sudor de su frente, pero cuando nuestro trabajo nos consume hasta el punto en que desatendemos
las dimensiones espirituales de la vida, también se convierte en una red que nos enreda. Algunos han quedado atrapados en la red de las deudas excesivas. La red del interés les atenaza, requiriéndoles que vendan su tiempo y energías a fin de satisfacer las demandas de sus acreedores, con lo que renuncian a su libertad y se hacen esclavos de su propio derroche. Es imposible enumerar las muchas redes que pueden atraparnos e impedirnos seguir al Salvador; pero si somos sinceros en nuestro deseo de ir en pos de Él, debemos dejarlas inmediatamente y seguir Sus pasos. No conozco ningún otro periodo de la historia del mundo donde se haya acumulado tal variedad de redes esclavizantes. La vida con facilidad se nos llena de citas, reuniones y tareas que debemos realizar. Es tan fácil quedar atrapado en una multitud de redes, que a veces incluso la mera sugerencia de romperlas puede resultarnos amenazante o hasta aterradora. A veces pensamos que cuanto más ocupados estemos, más importantes somos; como si nuestra actividad definiera nuestro valor. Hermanos y hermanas, podemos pasarnos la vida entera dando vueltas a un ritmo frenético y llevando a efecto listas y listas de cosas que a fin de cuentas no tienen verdadera importancia. El hacer mucho quizás no sea tan importante. El que concentremos la energía de nuestra mente, corazón y alma a aquellas cosas que tienen importancia eterna, eso sí es esencial. Entre el bullicio y el ajetreo de la vida a nuestro alrededor escuchamos gritos de "vengan aquí" y "vayan allá"; en medio de ese ruido y de esas voces seductoras que compiten por acaparar nuestro tiempo e interés, una figura solitaria se alza en las orillas del Mar de Galilea y nos llama: "Venid en pos de mí". Es muy fácil perder el equilibrio en nuestra vida. Recuerdo unos cuantos años que fueron particularmente exigentes para mí, cuando ya teníamos siete hijos. Yo había servido como consejero en un obispado y se me otorgó el llamamiento sagrado de ser obispo del barrio. Estaba esforzándome por administrar nuestro negocio, lo que requería muchas horas al día. Rindo honor a mi fiel esposa, quien siempre me permitió servir al Señor. Sencillamente, había demasiadas cosas que hacer en el tiempo del que disponía, pero en vez de sacrificar cosas importantes, decidí levantarme más temprano, encargarme de mi negocio y después dedicar el tiempo necesario para ser un buen padre y esposo y un miembro fiel de la Iglesia. No fue nada fácil. Algunas mañanas comenzaba a sonar el despertador, y yo abría un ojo y me quedaba mirándolo fijamente, desafiándolo a que siguiera sonando si se atrevía. No obstante, el Señor fue misericordioso y me ayudó a hallar la energía y el tiempo necesarios para hacer todo aquello a lo que me había comprometido. Aunque fue difícil, nunca lamenté el haber tomado la decisión de escuchar el llamado del Salvador y seguirle. Piensen en todo lo que le debemos. Jesús es la resurrección y la vida. "El que cree en [Él], aunque esté 98
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN muerto, vivirá"4. Hay quienes poseen una gran riqueza pero que aun así darían todo lo que poseen para alargar unos años, meses o incluso días su vida mortal. ¿Qué daríamos entonces nosotros por la vida eterna? Hay quienes darían todo lo que tienen por sentir paz. "Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cansados", enseñó el Salvador, "y yo os haré descansar"5. No obstante, es algo más que paz lo que el Salvador promete a los que guardan Sus mandamientos y perseveran hasta el fin; es la vida eterna, "que es el mayor de todos los dones de Dios"6. Gracias al Salvador, viviremos para siempre. La inmortalidad significa que nunca moriremos; en cambio, la vida eterna significa vivir para siempre en esferas exaltadas en compañía de nuestros seres queridos, envueltos en un amor profundo, en un gozo exquisito y en gloria. Ninguna cantidad de dinero puede comprar ese estado exaltado. La vida eterna es un don de un Padre Celestial amoroso que se ofrece de manera gratuita y libre a todos los que presten oídos al llamado del Varón de Galilea. Lamentablemente, hay muchos que están demasiado atrapados en sus redes para escuchar el llamado. El Salvador explicó que "no creéis, porque no sois de mis ovejas. . . Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me 7 siguen" . ¿Cómo seguimos al Salvador? Ejerciendo nuestra fe, creyendo en Él, creyendo en nuestro Padre Celestial, creyendo que Dios todavía se comunica con el hombre en la tierra. Seguimos al Salvador arrepintiéndonos de nuestros pecados, experimentando tristeza por ellos y abandonándolos. Seguimos al Salvador entrando en las aguas del bautismo y recibiendo la remisión de nuestros pecados, recibiendo el don del Espíritu Santo y permitiendo que esa influencia nos inspire, instruya, guíe y consuele. ¿Cómo seguimos al Salvador? Obedeciéndole. Él y nuestro Padre Celestial nos han dado mandamientos, no para castigarnos o atormentarnos, sino para ayudarnos a alcanzar una plenitud de gozo tanto en esta vida como en las eternidades que están por venir, por los siglos de los siglos. Por el contrario, cuando nos aferramos a nuestros pecados, a nuestros placeres y a veces incluso a lo que percibimos como nuestras obligaciones, nos resistimos a la influencia del Espíritu Santo y dejamos de lado las palabras de los profetas, entonces nos quedamos en la orilla de nuestrapropiaGalilea, bien atrapados en nuestras redes. Nos encontramos incapaces de abandonarlas y seguir al Cristo Viviente. Pero el Pastor nos llama a todos hoy. ¿Reconoceremos la voz del Hijo de Dios? ¿Le seguiremos? ¿Me permitirían darles una palabra de advertencia? Hay quienes piensan que si seguimos al Salvador, nuestra vida estará libre de preocupaciones, de dolores y de miedos. ¡No es así! El Salvador mismo fue descrito como 8 un varón de dolores . Aquellos primeros discípulos que siguieron al Cristo experimentaron grandes persecuciones
y pruebas. El profeta José Smith no fue la excepción, ni lo fueron el resto de los primeros Santos de esta última dispensación; y en la actualidad, las cosas tampoco han cambiado. Tuve una vez la oportunidad de hablar con una mujer que escuchó el llamado del Salvador cuando tenía dieciocho años. Su padre, que era un ministro prominente de una iglesia diferente, se enfadó con ella y le prohibió bautizarse. Le dijo que si se hacía miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, quedaría apartada de la familia. Aunque el sacrificio fue grande, esa joven escuchó el llamado del Salvador y entró en las aguas del bautismo. Sin embargo, su padre no podía aceptar su decisión e intentó obligarla a abandonar su nueva fe. Él y su esposa la vilipendiaron por su decisión de unirse a la Iglesia y le exigieron que negara y abandonara su nueva religión. Aun en medio de la ira, de la amargura y de la humillación, su fe se mantuvo fuerte y soportó el abuso verbal y emocional, sabiendo que había escuchado el llamado del Salvador y que le seguiría, sean cuales fueren las consecuencias de ello. Finalmente, esa joven pudo encontrar un cobijo seguro, un lugar de refugio junto a una amable familia miembros de la Iglesia, lejos de las amenazas y la crueldad de su padre. Conoció a un joven fiel y los dos se casaron en el templo y recibieron las inestimables bendiciones que acompañan al matrimonio en el templo. Hoy ya forma parte de los muchos que han sacrificado tanto para seguir el llamado del Salvador. En efecto, no insinúo que el camino vaya a ser fácil, pero les doy mi testimonio de que los que, con fe, abandonan sus redes y siguen al Salvador, experimentarán una felicidad más allá de su capacidad de comprensión. Cuando me reúno con los maravillosos miembros de esta Iglesia —tanto jóvenes como mayores— cobro ánimo y me lleno de gratitud por la fidelidad de los que han escuchado el llamado del Salvador y le han seguido. Como ejemplo, un trabajador del sector siderúrgico sigue al Salvador día tras día durante un periodo de más de treinta años, en los que sacaba las Escrituras para leer durante la hora de la comida, en medio de las burlas de sus compañeros. Y aquella viuda de setenta años que, confinada a su silla de ruedas, alegra el ánimo a cada persona que la visita, y nunca deja de decirles lo afortunada que se siente; ella también sigue al Salvador. El niño que busca la comunión con el Señor del universo a través de la oración, también sigue al Salvador. El miembro acaudalado que da generosamente a la Iglesia y a sus semejantes, sigue al Salvador. Así como Jesús el Cristo estuvo en la orilla del Mar de Galilea hace 2.000 años, también hoy está haciendo el mismo llamado que extendió a aquellos pescadores fieles, esta vez para todos los que quieran escuchar su voz: "¡Venid en pos de mí!". Tenemos redes por echar y redes por arreglar, pero cuando el Señor del océano, de la tierra y del cielo nos dice 99
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN "venid en pos de mí", debemos abandonar los enredos mundanos y seguir sus pasos. Hermanas y hermanos míos, proclamo con una voz llena de gozo que ¡el Evangelio ha sido restaurado una vez más! Los cielos se abrieron al profeta José Smith y él vio y conversó con Dios, el Padre, y Su Hijo, Jesucristo. Bajo la dirección y la tutela divina de seres celestiales, ¡las verdades eternas se han restaurado otra vez al hombre! En nuestros días vive otro gran profeta que día tras día aporta su testimonio de estas verdades sacrosantas. El presidente Gordon B. Hinckley desempeña su sagrado oficio como el portavoz del Dios eterno. A su lado están sus nobles consejeros, el Quórum de los Doce Apóstoles y otras Autoridades Generales, todos alzando la voz para proclamar las gloriosas y gozosas nuevas: ¡El Evangelio eterno se ha restaurado otra vez al hombre! Jesús el Cristo es "el camino, la verdad y la vida: 9 nadie viene al Padre, sino por [Él]" . Como testigo especial de Él, les testifico en este día que llegará el
tiempo en que todo hombre, mujer y niño podrá mirar los ojos llenos de amor del Salvador. Ese día sabremos con seguridad de lo valiosa que es nuestra decisión de seguirle al instante. Que cada uno de nosotros escuche el llamado del Maestro y abandone al instante las redes de esclavitud y le siga con gozo, es mi ferviente oración, en el nombre de Jesucristo. Amén. NOTAS 1. Mateo 4:18–22. 2. James E. Talmage,Jesús el Cristo, pág. 231. 3. Mateo 19:21–22. 4. Juan 11:25. 5. Mateo 11:28. 6. D. y C. 14:7. 7. Juan 10:26–27. 8. Véanse Isaías 53:3 y Mosíah 14:3. 9. Juan 14:6.
¿HALLARÁ [ÉL] FE EN LA TIERRA? Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles Sólo cuando nuestra fe esté en armonía con la voluntad de nuestro Padre Celestial podremos recibir las bendiciones que buscamos. no se ve pero que es verdadero. . ." y debe centrarse en Jesucristo. De hecho, nosotros creemos que "la fe en Jesucristo es el primer principio del Evangelio"3.
Ésa ha sido la interpretación más bella del magnífico himno: "Un pobre forastero", que era el preferido del profeta José y de su hermano Hyrum. ¡Qué hermosa fue la interpretación del coro y de la orquesta! Ruego tener conmigo el Espíritu del Señor que ha estado con nosotros durante la conferencia, para decir aquello que sea de beneficio para los miembros de la Iglesia y de los que no son miembros. Siento una gran humildad ante esta asignación. Hoy hago una pregunta que el Salvador hizo hace casi dos mil años: ". . .cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?"1.
LA FE DE LA VIUDA Hay quienes pueden enseñarnos acerca de la fe si tan sólo abrimos nuestro corazón y nuestra mente. Una de esas personas es una mujer cuyo esposo falleció. Habiéndose quedando sola para criar a su hijo, trató de buscar la forma de mantenerse, pero vivía en una época de terrible hambruna, donde los alimentos escaseaban y muchos perecían a causa del hambre. A medida que disminuían los alimentos disponibles, también lo hacían sus oportunidades de sobrevivir. Cada día veía impotente cómo se agotaban sus provisiones. Esperando encontrar ayuda, pero sin hallar ninguna, finalmente llegó el día en que la mujer se dio cuenta de que sólo le quedaban alimentos para una última comida. Fue entonces cuando un extraño se le acercó y le hizo la petición inconcebible: "Te ruego que me traigas. . . un bocado de pan", le dijo. La mujer se volvió y le contestó: "Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una
EL PRIMER PRINCIPIO DEL EVANGELIO ¿Qué es la fe verdadera? La fe se define como "creencia y confianza en Dios y lealtad a Él. . . Una creencia firme en algo de lo que no existe prueba"2. Nosotros creemos que "la fe es tener esperanza en lo que 100
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN vasija". Ella le explicó que iba a prepararlos como última comida para ella y su hijo, "para que lo comamos, y nos dejemos morir". No sabía que el hombre que estaba ante ella era Elías el profeta, a quien el Señor había enviado. Lo que ese profeta le dijo a continuación podría parecer sorprendente para aquellos que en la actualidad no comprenden el principio de la fe. "No tengas temor", le dijo. "Pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo". ¿Se imaginan lo que ella pudo haber pensado? ¿Lo que pudo haber sentido? No tuvo ni tiempo para contestar cuando el hombre prosiguió: "Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra". La mujer, luego de oír esa promesa profética, fue con fe e hizo lo que Elías el profeta le había pedido. "Y comió él, y ella, y su casa, muchos días. Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías" el profeta4. De acuerdo con la forma de ver actual, la petición del profeta podría parecer injusta y egoísta, y la respuesta de la viuda insensata e imprudente. Eso se debe más que nada a que muchas veces aprendemos a tomar decisiones basándonos en lo que vemos. Tomamos decisiones basándonos en la evidencia que está frente a nosotros y lo que parece ser nuestro interés mejor e inmediato. "La fe", por otro lado, es "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve"5. La fe tiene ojos que traspasan la oscuridad y ven la luz que se encuentra del otro lado. ". . .que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios"6.
Primero, debemos tener confianza en lo que no podemos ver. Cuando Tomás sintió por fin la marca de los clavos y metió su mano en el costado del Salvador resucitado, confesó que, finalmente, creía. "Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron"8. Pedro se hizo eco de esas palabras cuando elogió a los primeros discípulos por su fe en Jesucristo. Él dijo: "a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; "obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas"9. Segundo, para que nuestra fe marque una diferencia, debemos actuar. Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para convertir una creencia pasiva en una fe activa, porque en verdad, "la fe, si no tiene obras, es muerta"10. En 1998, el presidente Gordon B. Hinckley amonestó a los santos de esta Iglesia así como también a todo el mundo en general. Él pronunció la misma advertencia anoche en la reunión del sacerdocio, cuando dijo: ". . .ha llegado el momento de poner nuestra casa en orden". "Muchos de nuestros miembros viven al borde de sus ingresos; de hecho, algunos viven con dinero prestado. . . me preocupa la enorme deuda a plazos que pesa sobre la gente de esta nación, incluso sobre nuestra propia gente"11. Hermanos y hermanas, cuando esas palabras proféticas se pronunciaron, algunos miembros fieles de la Iglesia hicieron acopio de su fe, escucharon el consejo del profeta, y hoy se sienten profundamente agradecidos por haberlo hecho. Otros quizá creyeron que era verdad lo que había dicho el profeta, pero carecían de fe, incluso tan pequeña como un grano de mostaza; por consiguiente, algunos sufrieron problemas económicos, personales y familiares. Tercero, nuestra fe debe estar en conformidad con la voluntad de nuestro Padre Celestial, incluso con Sus leyes de la naturaleza. El gorrión que se mete en un huracán puede pensar que podrá volar sin problemas a través de la tormenta, pero la ley implacable de la naturaleza lo convencerá finalmente de que no es así. ¿Somos nosotros más prudentes que el gorrión? En muchas ocasiones lo que pasa por fe en este mundo es poco menos que credulidad. Es angustioso ver con cuanto apremio la gente acepta las corrientes y las teorías que están de moda mientras que rechazan, no creen demasiado o prestan poca atención a los principios eternos del Evangelio de Jesucristo. Es angustioso ver cómo algunos se precipitan hacia un comportamiento tonto y poco ético creyendo que Dios, de alguna forma, los salvará de las consecuencias trágicas e inevitables de sus acciones. Incluso ruegan pidiendo las bendiciones del cielo, sabiendo en su corazón que lo que hicieron es contrario a la voluntad de nuestro Padre Celestial. ¿Cómo podemos saber cuándo nuestra fe está en conformidad con la voluntad de nuestro Padre Celestial y que Él aprueba lo que buscamos? Debemos conocer la palabra de Dios. Una de las razones por las que nos sumimos en las Escrituras es conocer los tratos del Padre
EL FRACASO EN EL EJERCICIO DE LA FE Con demasiada frecuencia, hoy por hoy, no confiamos tanto en la fe como en nuestra propia capacidad para razonar y resolver los problemas. Si enfermamos, la medicina moderna puede realizar curaciones milagrosas. Se pueden viajar largas distancias en corto tiempo. Con nuestros dedos en el teclado nos es posible conseguir información que hace 500 años hubieran convertido en príncipe al más pobre de los hombres. LA FE VERDADERA "Mas el justo por la fe vivirá"7, nos dicen las Santas Escrituras. Vuelvo a preguntarles, ¿qué es la fe? La fe existe cuando la confianza absoluta en lo que no podemos ver se combina con las acciones que están en absoluta conformidad con la voluntad de nuestro Padre Celestial. Sin esas tres cosas —primero, confianza absoluta; segundo, acción y tercero, absoluta conformidad— sin estas tres, todo lo que tenemos es falso: una fe débil e inservible. Permítanme analizar cada uno de esos requisitos de la fe. 101
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Celestial con el hombre desde el principio. Si los deseos de nuestro corazón son contrarios a las Escrituras, no debemos seguir adelante. Después, debemos escuchar el consejo de los profetas de los postreros días, al darnos ellos instrucción inspirada. Aún más, debemos meditar, orar y buscar la guía del Espíritu. Si lo hacemos, el Señor nos ha prometido: ". . .hablaré a tu mente y a tu corazón por medio del Espíritu Santo que vendrá sobre ti y morará en tu corazón"12. Sólo cuando nuestra fe esté en armonía con la voluntad de nuestro Padre Celestial podremos recibir las bendiciones que buscamos.
con él o ella. Me siento con ellos y les hago algunas preguntas. "¿Cómo estás?" "¿Cómo te va en los estudios?". Después le pregunto qué piensa del Evangelio y de la Iglesia verdadera, que tanto significan para mí. Trato de descubrir cuán profundos son su fe y su testimonio. Si percibo algunos aspectos de duda, le pregunto: "¿Aceptarías una meta de tu abuelo?". Entonces le sugiero que lea las Escrituras diariamente y le recomiendo que se arrodille todas las mañanas y las noches y ore con sus padres y tenga además oraciones personales. Le insto a ir siempre a su reunión sacramental, a mantenerse siempre puro y limpio, a asistir a las reuniones, y finalmente, entre otras cosas, a tratar en todo momento de ser receptivo a los susurros del Señor. Pero una vez, después de conversar con Joseph, nuestro nieto de ocho años, me miró a los ojos y me preguntó sin rodeos: "Abuelo, ¿ya me puedo ir?". Se escurrió rápidamente de mis brazos y yo pensé: "¿Habrá servido de algo?". Bueno, aparentemente sirvió porque al día siguiente me dijo: "Gracias por lo que me dijiste". Si nos acercamos a ellos con amor en vez de con reproche, veremos que la fe de nuestros nietos aumentará como resultado de la influencia y el testimonio de alguien que ama al Salvador y a Su divina Iglesia.
UN PRINCIPIO DE PODER La fe, cuando se comprende y practica verdaderamente, es uno de los poderes grandiosos y gloriosos de la eternidad. Es una fuerza poderosa que va más allá de nuestra comprensión. "Por la fe. . . [fue] constituido el universo por la palabra de Dios"13. Por medio de la fe, las aguas se dividieron, los enfermos sanaron, los inicuos callaron y se ha hecho posible la salvación. Nuestra fe es el fundamento sobre el cual descansan todas las vidas espirituales, y debe ser el recurso más importante de nuestra vida. La fe es mucho más que creer; la fe es algo que vivimos. Recuerden las palabras del Salvador: "Si puedes creer, al que cree todo le es posible"14. "El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará"15.
LAS PRUEBAS En ocasiones, el mundo se ve tenebroso; a veces nuestra fe se pone a prueba; otras sentimos que los cielos se cierran para nosotros. Aun así no debemos desesperarnos; nunca debemos abandonar nuestra fe, ni perder la esperanza. Hace algunos años, empecé a darme cuenta de que las cosas a mi alrededor comenzaban a oscurecerse. Me preocupaba, ya que cosas sencillas como leer las Escrituras se me hacía cada vez más difícil. Me preguntaba qué estaba pasando con la calidad de las bombillas de la luz, por qué los fabricantes no podían hacer las cosas tan buenas como antes. Reemplacé las bombillas por otras más brillantes. Pero éstas también comenzaron a palidecer. Culpé entonces al diseño malo de las lámparas y de las bombillas. Incluso me pregunté si el brillo del sol también había perdido su intensidad, hasta que se me ocurrió que el problema podía muy bien no estar en la luz de la habitación, ¡sino en mis ojos! Poco después fui a ver a un oculista, el cual me aseguró que el mundo no estaba oscureciendo en absoluto. Una catarata que tenía en el ojo era lo que hacía que pareciera que la luz perdía su intensidad. No cabe duda de que eso les dirá la edad que tengo. Me puse en manos de ese competente especialista que me quitó la catarata y, ¡he aquí! ¡La luz volvió a inundar mi vida! La luz nunca había disminuido, sólo había menguado mi capacidad de verla. Eso me enseñó una gran verdad. Muchas veces, cuando el mundo parece sombrío, cuando los cielos parecen distantes, echamos la culpa a todo cuanto nos rodea, cuando la verdadera razón de la oscuridad podría estar en nuestra propia falta de fe.
LA ENSEÑANZA DEL PRINCIPIO Quienes anden por fe, sentirán que su vida se rodea de luz y las bendiciones del cielo. Comprenderán y conocerán cosas que otros no podrán. Los que no andan por fe consideran absurdas las cosas del espíritu, ya que éstas sólo se pueden discernir por el espíritu16. Las manifestaciones del cielo están selladas para que no sean comprendidas por quienes no creen. "Porque si no hay fe entre los hijos de los hombres", nos dice Moroni, "Dios no puede hacer ningún milagro entre ellos; por tanto, no se mostró sino hasta después de su fe"17. Sin embargo, a través de la historia, aun en momentos de oscuridad espiritual hubo quienes a través de los ojos de la fe lograron traspasar esa oscuridad y contemplar las cosas como son en realidad. Moroni reveló que ". . .hubo muchos cuya fe era tan sumamente fuerte. . . que no se les pudo impedir penetrar el velo, sino que realmente vieron con sus propios ojos las cosas que habían visto con el ojo de la fe; y se regocijaron"18. Nuestros hogares deben ser refugios de fe. Las madres y los padres deben enseñar los principios de fe a sus hijos. Los abuelos también pueden colaborar. Durante las reuniones familiares, cuando es apropiado, intento pasar un rato con alguno de nuestros nietos y hablar personalmente 102
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Tengan ánimo. Tengan fe y confianza. El Señor no los abandonará. El Señor ha prometido que si nosotros escudriñamos diligentemente, oramos siempre, y somos creyentes, todas las cosas obrarán juntamente para nuestro bien, si andamos en la rectitud19. Sé, al igual que Alma en la antigüedad, que "quienes pongan su confianza en Dios serán sostenidos en sus tribulaciones, y sus dificultades y aflicciones, y serán enaltecidos en el postrer día"20. Nuestro Padre Celestial es un Ser poderoso, que actúa y dirige. Aun cuando a veces podamos llevar cargas de pesar, dolor y angustia; a pesar de que podamos estar esforzándonos por comprender las pruebas de fe que se nos hayan dado; aun cuando la vida parezca sombría y lóbrega, por medio de la fe, tenemos la confianza absoluta de que un amoroso Padre Celestial está a nuestro lado. Tal y como prometió el apóstol Pablo: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo"21. Y un día traspasaremos completamente la oscuridad y veremos la luz; comprenderemos Su plan eterno, Su misericordia y Su amor. "Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?" Tal vez si los miembros de la Iglesia confiaran de corazón, convirtieran sus esperanzas y creencias en acciones y procuraran obedecer la voluntad del Señor, la respuesta a esa pregunta que el Salvador hizo hace dos mil años podría ser un resonante: "Sí, encontrará fe. Él encontrará fe entre los que han tomado Su nombre consigo; encontrará fe entre los que viven Sus principios divinos".
TESTIMONIO Testifico que mediante nuestro profeta, vidente y revelador, el presidente Gordon B. Hinckley, nuestro Señor y Salvador Jesucristo nos habla en la actualidad. Testifico que el Evangelio fue restaurado en su plenitud por medio del profeta José Smith. La fe, un poder eterno, es un don de nuestro Padre Celestial para toda la humanidad. De esta verdad eterna doy mi testimonio personal en el nombre de Jesucristo. Amén. NOTAS 1. Lucas 18:8. 2. "Fe", Webster's Ninth New Collegiate Dictionary, pág. 446. 3. Véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, págs. 78–79. 4. Véase 1 Reyes 17:11–16. 5. Hebreos 11:1; véase también Hebreos 11:2–40; Éter 12:7–22. 6. 1 Corintios 2:5. 7. Romanos 1:17. 8. Juan 20:29. 9. 1 Pedro 1:8–9. 10. Santiago 2:17. 11. Véase "A los jóvenes y a los hombres", Liahona, enero de 1999, pág. 65. 12. D. y C. 8:2. 13. Hebreos 11:3. 14. Marcos 9:23. 15. Juan 14:12. 16. Véase 1 Corintios 2:14. 17. Éter 12:12. 18. Éter 12:19. 19. Véase D. y C. 90:24. 20. Alma 36:3. 21. Romanos 5:1.
EL INEFABLE DON Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles Si abriése[mos] [nuestros] corazones a la influencia refinadora de este inefable don del Espíritu Santo, se desplegaría una gloriosa y nueva dimensión espiritual.
Es un privilegio estar con ustedes hoy día. Me encanta escuchar la palabra del Señor pronunciada por nuestros líderes al ser guiados por el divino don del Espíritu Santo. Hoy me gustaría decir unas palabras con relación a ese maravilloso don. ¿Se han puesto a pensar alguna vez en la cantidad de luz y energía que genera nuestro sol? Es algo casi incomprensible; sin embargo, el calor y la luz que recibimos son un don
gratuito de Dios. Eso es otra prueba de la bondad de nuestro Padre Celestial1. La luz solar cruza el espacio y baña nuestro planeta a medida que gira alrededor del sol, dándonos calor y luz que generan vida. Sin el sol, no habría vida en este planeta; sería para siempre estéril, frío y oscuro. Tal como el sol da vida y luz a la tierra, una luz espiritual nutre nuestro espíritu; la llamamos la Luz de Cristo. Las Escrituras nos enseñan que “alumbra a todo hombre que viene al mundo”2; de esa manera, todo el género humano puede gozar de sus bendiciones. La Luz de Cristo es la influencia divina que permite a cada hombre, mujer y niño distinguir entre el bien y el mal; insta a todos 103
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN a escoger lo correcto, a buscar la verdad eterna y a aprender otra vez las verdades que conocíamos en nuestra existencia premortal pero que hemos olvidado en nuestro estado terrenal. La luz de Cristo no se debe confundir con el personaje del Espíritu Santo, porque la luz de Cristo de ninguna manera es un personaje; es una influencia preliminar y preparatoria para recibir el don del Espíritu Santo. La luz de Cristo guiará al alma sincera a “[escuchar] la voz”3 para encontrar el Evangelio verdadero y la Iglesia verdadera y así recibir el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es un personaje de Espíritu, un miembro de la Trinidad separado y distinto4. Es un testigo o testador del poder de Dios, de la divinidad de Cristo y de la veracidad del Evangelio restaurado. A lo largo de la historia, muchas personas de todas las naciones han buscado diligentemente comunicarse con los cielos para obtener la luz de la verdad del Evangelio y han sentido la influencia del Espíritu Santo confirmar la veracidad del Evangelio. El profeta José Smith explicó: “Hay una diferencia entre el Espíritu Santo y el don del Espíritu Santo. Cornelio recibió el Espíritu Santo antes de bautizarse, lo cual fue para él el poder convincente de Dios de la veracidad del Evangelio, pero no podía recibir el don del Espíritu Santo sino hasta después de bautizarse. Si no hubiese recibido esa... ordenanza, el Espíritu Santo que lo había convencido de la verdad de Dios lo hubiese abandonado”5. El don del Espíritu Santo, que es el derecho de recibir el Espíritu Santo como compañero constante, se obtiene sólo bajo la condición de la fe en Cristo, el arrepentimiento, el bautismo por inmersión y la imposición de manos de parte de siervos autorizados investidos con el Sacerdocio de Melquisedec. Es un don sumamente valioso y asequible sólo para los miembros dignos de la Iglesia del Señor. En Doctrina y Convenios, el Señor llama al don del Espíritu Santo “el inefable don”6. Es la fuente del testimonio y de los dones espirituales; ilumina la mente y llena nuestra alma de gozo7, nos enseña todas las cosas y nos hace recordar las cosas que hayamos olvidado8. El Espíritu Santo también “[nos] mostrará todas las cosas que [debemos] hacer”9. El presidente James E. Faust añadió que el don del Espíritu Santo “es el más grande garante de paz interior en este mundo inestable”10. El presidente Gordon B. Hinckley enseñó: “¡Qué gran bendición es tener la influencia ministrante de un miembro de la Trinidad!”11. ¡Piensen en lo que esto significa, la capacidad y el derecho de recibir las ministraciones de un miembro de la Trinidad, de estar en comunicación con la sabiduría infinita, el conocimiento infinito y con el poder infinito! Al igual que todos los dones, éste se debe recibir y aceptar para que se le disfrute. Cuando se colocaron manos sobre la cabeza de ustedes para confirmarlos miembros de la Iglesia, escucharon las palabras: “Recibe el Espíritu Santo”. Eso no quería decir que el Espíritu Santo se
convertía incondicionalmente en su compañero constante. Las Escrituras nos advierten que el Espíritu del Señor “no contenderá... con el hombre para siempre”12. Cuando somos confirmados se nos confiere el derecho a la compañía del Espíritu Santo, pero es un derecho al que debemos seguir siendo merecedores mediante la obediencia y la dignidad. No podemos restarle importancia a este don. El Espíritu Santo nos advertirá de peligros y nos inspirará a ayudar a otras personas. El presidente Thomas S. Monson nos ha aconsejado: “Velamos y esperamos. Escuchamos para oír esa voz suave y apacible. Cuando se deja oír, los hombres y las mujeres sabios obedecen. La inspiración del Espíritu no se debe dejar para después”13. Una vez tuve la oportunidad de visitar una gran caverna. Mientras estábamos allí, el guía apagó las luces por un momento para demostrar lo que era estar en la oscuridad total. Fue una experiencia asombrosa; coloqué mi mano como a unos cinco centímetros frente a mis ojos y no la podía ver. De cierta manera daba miedo, pero me tranquilicé cuando volvieron a encender las luces. Tal como la luz penetra la oscuridad y hace que las cosas físicas sean visibles, el Espíritu Santo penetra la oscuridad espiritual que nos rodea y hace que las cosas espirituales que estaban ocultas sean claramente visibles. El apóstol Pablo enseñó que: “...el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”14. Temo que algunos miembros de la Iglesia del Señor “vivamos muy por debajo de nuestros privilegios” con respecto al don del Espíritu Santo15. Algunos se distraen con las cosas del mundo que bloquean la influencia del Espíritu Santo y les impiden reconocer los susurros espirituales. El mundo en el que vivimos es bullicioso y ocupado, pero recuerden que el estar ocupados no significa necesariamente ser espirituales. Si no tenemos cuidado, las cosas de este mundo pueden desplazar las cosas del Espíritu. Algunos están espiritualmente entorpecidos y han dejado de sentir debido a que han elegido cometer pecados; otros simplemente se mantienen en un estado de despreocupación espiritual sin ningún deseo de ser mejores ni de entablar comunión con el Infinito. Si abriesen sus corazones a la influencia refinadora de este inefable don del Espíritu Santo, se desplegaría una gloriosa y nueva dimensión espiritual; sus ojos contemplarían una perspectiva casi inimaginable; sabrían por sí mismos las cosas del Espíritu, las cuales son exquisitas, preciosas y capaces de ensanchar el alma, expandir la mente y llenar el corazón con gozo indescriptible. El presidente Brigham Young habló de una experiencia sagrada en la que el profeta José Smith se le apareció en una visión después de su martirio, trayendo un mensaje más para los santos. Es un mensaje que los santos necesitan hoy más que nunca: “Asegúrate de decirle a la gente que... conserve el Espíritu del Señor,” dijo José, “y les guiará a todos en lo que es recto. Tengan cuidado de no 104
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN alejar a la voz apacible y delicada; ésta les enseñará lo que deben hacer y a dónde deben ir y les brindará los frutos del reino. Diga a los hermanos que mantengan el corazón abierto a la convicción, de modo que cuando el Espíritu Santo se acerque a ellos, estén preparados para recibirlo”16. Hermanos y hermanas, ¿rechazamos la voz apacible y delicada? ¿Hacemos cosas que ofenden al Espíritu Santo? ¿Permitimos en nuestro hogar las influencias que ahuyentan el Espíritu? La clase de entretenimiento que permitimos en nuestro hogar por seguro tendrá un impacto en el poder del Espíritu Santo. Gran parte del entretenimiento del mundo ofende al Espíritu Santo. Ciertamente, no debemos ver películas y programas de televisión que estén llenos de violencia, lenguaje vulgar e inmoralidad. Les invito a meditar en forma personal, con humildad y oración, y a hacerse esta pregunta: “¿Tengo el Espíritu en mi vida? ¿Soy feliz? ¿Hago cosas en mi vida que ofenden al Espíritu y que evitan que el Espíritu Santo sea mi compañero constante?”. Tengan la valentía para arrepentirse, si es necesario, y disfrutar nuevamente de la compañía del Espíritu Santo. ¿Disfrutamos de la influencia del Espíritu Santo en nuestro hogar? Como familia, ¿hacemos algo que sea ofensivo para el Espíritu? ¿Podemos invitar de manera más eficaz al Espíritu Santo a nuestro hogar? Nuestros hogares deben estar más centrados en Cristo; debemos pasar más tiempo en el templo y menos tiempo en el logro del placer; debemos bajar el volumen de la voz en nuestros hogares para que el ruido del mundo no sobrepase la voz apacible y delicada del Espíritu Santo. Como padres, una de nuestras metas más importantes debe ser el disfrutar del poder y la influencia del Espíritu Santo en nuestro hogar. Debemos orar, estudiar las Escrituras y cantar los himnos de la Restauración para invitar al Espíritu Santo a nuestro hogar. La noche de hogar en forma habitual también será de ayuda. En estos tiempos peligrosos, necesitamos ese inefable don en nuestra vida. El presidente Boyd K. Packer nos recuerda: “No es necesario vivir con temor al futuro. Tenemos muchos motivos para regocijarnos y muy pocos para temer. Si seguimos la inspiración del Espíritu, estaremos a salvo, no importa lo que nos depare el futuro; se nos mostrará lo que debamos hacer”17. El profeta José Smith enseñó que los santos podrían distinguir el don del Espíritu Santo de otros espíritus porque “les susurrará paz y gozo a su alma; quitará la malicia, el odio, la contención y todo mal de su corazón; y todo su deseo será hacer lo bueno, establecer la rectitud y edificar el reino de Dios”18. Un amigo mío una vez me contó la experiencia que tuvo al llegar a conocer y entender el don del Espíritu Santo. Había orado a menudo y deseaba conocer la verdad del Evangelio. Aunque se sentía en paz con sus creencias, nunca había recibido la certeza que tanto deseaba. Había aceptado el hecho de que sería una de esas personas que pasan por esta vida apoyándose en la fe de otros. Una mañana, mientras meditaba sobre las Escrituras, sintió una fuerza por todo su cuerpo, desde la coronilla
hasta los dedos de los pies. “Me sentí sumergido en un sentimiento de amor intenso y de gozo puro”, explicó. “No puedo describir la dimensión de lo que sentía en ese momento y sólo puedo decir que me encontraba envuelto en un gozo tan profundo que no había lugar para ninguna otra sensación”. Aun al sentir ese derramamiento del Espíritu Santo, se preguntaba si sería posible que sólo se estuviera imaginando lo que estaba sucediendo. “Mientras más dudaba”, dijo, “más intensos se volvían mis sentimientos, hasta que todo lo que pude decir mientras lloraba fue: ‘es suficiente’”. Cuando era niño, mi padre tuvo una experiencia similar el día de su bautismo. Él relató: “Cuando el obispo puso las manos sobre mi cabeza y dijo: ‘Recibe el Espíritu Santo’... sentí algo sin igual... algo que nunca había sentido... vino a mi alma y me dio... un sentimiento de felicidad, un sentimiento que inundó mi alma”. Desde aquel momento y a lo largo de su vida, siempre supo que Jesucristo vivía y que dirigía Su Iglesia por medio de un profeta viviente19. En la actualidad, hay muchas personas que han sentido los susurros del Espíritu Santo al estudiar el Libro de Mormón o al escuchar los testimonios de misioneros o amigos. A ellos les digo, como apóstol del Señor Jesucristo: ¡El Evangelio en su plenitud ha sido restaurado otra vez a la tierra! José Smith fue un profeta verdadero que tradujo el Libro de Mormón por medio del don y el poder de Dios. Insto a todos a leer el Libro de Mormón y aplicar su promesa: “Y cuando recibáis estas cosas, quisiera exhortaros a que preguntéis a Dios el Eterno Padre, en el nombre de Cristo, si no son verdaderas estas cosas; y si pedís con un corazón sincero, con verdadera intención, teniendo fe en Cristo, él os manifestará la verdad de ellas por el poder del Espíritu Santo”20. A los que no sean miembros de la Iglesia, les exhorto con toda la ternura de mi corazón: ya no rechacen la verdad; den cabida en su corazón a esta luz celestial; tengan fe, arrepiéntanse y bautícense en el nombre de Jesucristo para la remisión de sus pecados y también ustedes recibirán este inefable don del Espíritu Santo. ¡Nuestro Padre Celestial vive! ¡Jesús es el Cristo! Por medio del profeta José Smith se ha restaurado el Evangelio de Jesucristo en su plenitud; el presidente Gordon B. Hinckley es el profeta, vidente y revelador de nuestros días. De esto testifico, en el nombre de Jesucristo. Amén. NOTAS 1. Los expertos de la NASA calculan que el total de la energía irradiada [por el sol] cada día es de 383 mil millones de billones de kilovatios, lo que equivale a la energía generada por la explosión de 100 mil millones de toneladas de dinamita por segundo. NASA, Oficina de Ciencias del Espacio, “Solar System Exploration”, Internet, http://solarsystem.nasa.gov/features/ planets/sun/sun.html. 2. Juan 1:9; véase también Moroni 7:16; D. y C. 84:46. 3. D. y C. 84:46. 4. Véase D. y C. 130:22. 5. History of the Church, tomo 4, pág. 555.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN 6. Véase D. y C.121:26. 7. Véase D. y C. 11:13. 8. Véase Juan 14:26. 9. 2 Nefi 32:5. 10. Joseph B. Wirthlin, “Las ventanas de luz y verdad”, Liahona, enero de 1996, págs. 86–89. 11. Charla fogonera conmemorativa de la restauración del sacerdocio, 15 de mayo de 1988. 12. Génesis 6:3; véase también 2 Nefi 26:11; D. y C. 1:33; Moisés 8:17. 13. Thomas S. Monson, “El Espíritu vivifica”, Liahona, abril de 1985, pág. 66. 14. 1 Corintios 2:14.
15. Véase Brigham Young, Discourses of Brigham Young, sel. John A. Widtsoe, 1954, pág. 32. 16. Elden J. Watson, compilador, Manuscript History of Brigham Young, 23 de febrero 1847, págs. 529–530; véase también élder James E. Faust, “El Espíritu vivifica”, Liahona, julio de 1989, pág. 42. 17. Boyd K. Packer, “Lenguas de fuego”, Liahona, julio de 2000, pág. 9. 18. James E. Faust, “El don del Espíritu Santo: Una brújula perfecta”, Liahona, julio de 1989, pág. 42. 19. Joseph L. Wirthlin, Conference Report, abril de 1956, pág. 12. 20. Moroni 10:4.
TRES DECISIONES Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles Me gustaría ofrecer mi propio plan de superación personal, el cual consiste en tres pasos que me han sido útiles.
Hace poco me di cuenta de que existen muchos programas de superación personal. La demanda de esos productos debe ser enorme porque es casi imposible encender el televisor o la radio sin ver u oír publicidades de productos que prometen de todo, desde hacer bajar de peso hasta hacer renacer un exuberante cabello. A veces me pregunto si las personas que fabrican esos productos me conocerán en persona. Hoy me gustaría ofrecer mi propio plan de superación personal, el cual consiste en tres pasos que me han sido útiles, y confío en que les servirán también a ustedes. Además, este programa de superación personal es gratis; no es necesario que saquen su tarjeta de crédito, ni tampoco aparecerá en la pantalla un número de teléfono al cual hay que llamar en menos de cinco minutos para no desperdiciar esta oportunidad que se ofrece una sola vez en la vida. Tal vez la mejor manera de enseñar esos principios sea mediante una parábola. Había una vez un hombre llamado Juan, que aun cuando era bastante joven, había pasado por mucho sufrimiento y angustia. Vagabundo y adicto al alcohol y a las drogas, se hallaba enfermo y cansado de la vida. Cuanto más se hundía en la enfermedad y la desesperación, más consciente era de que si no cambiaba algunas cosas pronto, existía una gran posibilidad de morir abatido, infeliz y en la soledad. Tal vez, como resultado de haber asistido a la Primaria algunas pocas veces durante su niñez, Juan fue a un centro de reuniones cercano y pidió ver al obispo.
"He arruinado mi vida", dijo Juan entre sollozos apesadumbrados que le salían de lo más profundo de su alma acongojada. Habló sobre los errores que había cometido y del sendero de autodestrucción y de sufrimiento por el que había andado. El obispo escuchó la triste historia de Juan, y se dio cuenta de que el hombre realmente deseaba arrepentirse y cambiar de vida, pero también se percató de que Juan tenía muy poca confianza en su capacidad para cambiar. Tras pensar unos momentos acerca de lo que debía decir, el obispo finalmente levantó la vista y dijo: "Juan, he hecho tres decisiones que me han ayudado en la vida. Tal vez te sirvan a ti también". "Por favor, dígame cuáles son", rogó Juan. "Haré lo que sea. Lo único que quiero es volver a empezar. Quiero ser como era antes". El obispo sonrió, y le dijo: "Lo primero que debes comprender es que no puedes retroceder al pasado y volver a empezar. Pero no todo está perdido, ya que puedes empezar desde el punto en el que estás ahora. Toma la decisión de empezar tu arrepentimiento ahora". Hasta cierto punto, todos somos como Juan; hemos cometido errores, y sin importar cuánto deseemos retroceder al pasado y volver a empezar, no podemos. Sin embargo, podemos empezar desde el punto en el que estamos hoy. En el Libro de Mormón encontramos el relato de Alma, el hijo de un gran profeta. Alma hijo se rebeló contra su padre y procuró obrar el mal. Después de la visita de un ángel que lo dejó inerte e incapaz de hablar, se arrepintió y se esforzó el resto de sus días por reparar el daño que había causado. Como resultado, bendijo y benefició la vida de miles de personas. Alma no aceptó estar condenado por causa de errores pasados. Aunque entendía que no podía borrar lo pasado, también 106
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN comprendía que tenía la facultad de arrepentirse y comenzar nuevamente desde el punto en el que estaba. ¿Cómo empezamos a arrepentirnos? Lo primero es reconocer nuestros errores y decidir arrepentirnos, decidir hoy, hoy mismo, ser mejores; vivir de forma noble y compasiva y esforzarnos para ser más como el Salvador. Nuestro destino final depende de nuestras decisiones diarias. Josué, un gran profeta del Antiguo Testamento, lo comprendía, y por eso dijo: "...escogeos hoy a quien sirváis... pero yo y mi casa serviremos a Jehová"1. Josué entendía lo esencial que es no demorar en escoger ser más rectos; asimismo, nosotros también debemos decidir ahora. ¿Estarán nuestras vidas llenas de remordimiento y desesperación? ¿O nos arrepentiremos y nos esforzaremos a diario para hacer que nuestros días valgan la pena y sean significativos? La dicha o la desesperanza del mañana tiene sus raíces en las decisiones que tomemos hoy. Tal vez haya personas que piensen en su interior: "Sé que hay cosas que tengo que cambiar en mi vida. Tal vez las haga más adelante, pero ahora no". La gente que se para en el umbral de la vida esperando que le llegue el momento indicado para cambiar es como el hombre que se para en la orilla de un río para esperar que el agua acabe de pasar, y poder así cruzar sobre tierra seca. El día para decidir es hoy. Cuando Juan escuchó las palabras del obispo, prometió hacer lo que él le decía. Por motivo de sus adicciones, Juan sabía que tenía que arrepentirse y mejorar su estado de salud; así que se internó voluntariamente en una institución en la que atravesó el largo proceso de recuperación. Comenzó a ingerir alimentos nutritivos, a caminar y a hacer ejercicio. Con el pasar de las semanas, Juan pudo librarse de sus adicciones. Notó que su salud mejoraba y empezaba a sentirse más fuerte, pero todavía no estaba satisfecho. Eran tantas las cosas en su vida que debían mejorar, que se sintió abrumado y desalentado. Por lo cual, una vez más, hizo una cita con su obispo. Fue entonces que se enteró de la segunda decisión: "Juan", le dijo el obispo, "lo más probable es que todo esto te sea muy difícil si piensas que puedes lograr la perfección de una vez. Debes aprender a escoger tus prioridades. Debes poner lo que va primero en primer lugar". En la mayoría de los casos, se crece lentamente, paso a paso. Lo comprendemos cuando se trata de dominar un instrumento musical, de convertirnos en atletas consumados o de pilotear un avión, pero cuando no progresamos según nuestras expectativas en todos los aspectos de la vida, a menudo casi no podemos perdonarnos. Los grandes escultores y artistas pasan un sinnúmero de horas perfeccionando sus talentos. No levantan el cincel o el pincel y la paleta esperando la perfección de inmediato, sino que comprenden que cometerán muchos
errores al aprender, pero parten de lo básico, empezando por los fundamentos esenciales. Lo mismo se aplica a nosotros. Nos convertimos en el amo de nuestra vida al poner lo que va primero en primer lugar. Todos tenemos una idea bastante clara de cuáles son las decisiones más importantes que debemos tomar, el tipo de decisiones que nos mejorarán la vida y nos darán mayor felicidad y paz. Es por allí por donde debemos empezar. Es en eso en lo que más debemos esforzarnos. Todas las noches, antes de acostarme, saco un papel, y enumero lo que tengo que hacer al día siguiente, en orden de prioridad. Cuando por la mañana llego a la oficina, verifico mi papel y dedico todo mi esfuerzo a cumplir con la primera cosa de la lista. Cuando la logro, sigo con la segunda, y así sucesivamente. Hay días en que hago todo lo que está en la lista. Sin embargo, hay días en que me quedan algunas cosas sin hacer, pero no por eso me desaliento, ya que dedico mis energías a las cosas que más importan. Juan comenzó a entender que no podía cambiar en un instante todo lo errado de su vida, pero podía decidir cuáles serían sus prioridades. Podía concentrarse en las cosas que más importaban y, con el paso del tiempo, su vida empezaría a mejorar. Con la ayuda del presidente del quórum de élderes, Juan encontró un lugar modesto donde vivir. Sabía que debía encontrar los medios para mantenerse, así que a medida que su salud y su actitud mejoraron, encontró trabajo de media jornada. Todas las noches, antes de acostarse, Juan hacía una lista de las cosas más importantes que debía lograr al día siguiente. A la larga, Juan tuvo una fuente de ingresos fija. Se mudó a una vivienda más cómoda, y se compró un automóvil, pero, a pesar de sentirse mucho mejor con respecto a su vida, seguía sintiendo que algo le faltaba. Consecuentemente, Juan fue a hablar con el obispo por tercera vez. "La razón por la cual todavía te sientes vacío", dijo el obispo, "es que no has tomado la tercera decisión". Juan preguntó de qué se trataba. "No basta con decidir y tomar decisiones y luego con esforzarse a diario por cumplirlas", explicó el obispo. "Hay muchos que se han pasado la vida en trabajos productivos y que tienen muchos logros pero que se siguen sintiendo vacíos. Al final del día, lamentan el que sus vidas carezcan de significado". Juan se había estado sintiendo exactamente así. El obispo siguió: "No basta con hacer cosas; debemos hacer cosas correctas, las cosas que el Padre Celestial desea que hagamos". "¿Cómo sé cuáles son las cosas correctas?", preguntó Juan. El obispo sonrió y tomó un ejemplar de las Escrituras que estaba en su escritorio. La tapa de cuero estaba gastada y arrugada, y el brillo dorado del filo de las hojas casi había desaparecido por completo. "Por medio de las Escrituras y de las palabras de los profetas de los últimos 107
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN días", contestó el obispo. "Acá están 'las cosas correctas'. Hay quienes creen que los mandamientos del Padre Celestial nos limitan y son difíciles de cumplir. Pero por lo contrario, son un manual para ser feliz. Todo aspecto del Evangelio de Jesucristo –los principios, la doctrina y los mandamientos– es parte del plan del Padre Celestial para ayudarnos a hallar la paz y la felicidad". El obispo abrió el Libro de Mormón, y leyó las palabras del rey Benjamín: "...quisiera que consideraseis el bendito y feliz estado de aquellos que guardan los mandamientos de Dios. Porque he aquí, ellos son bendecidos en todas las cosas, tanto temporales como espirituales; y si continúan fieles hasta el fin, son recibidos en el cielo, para que así moren con Dios en un estado de interminable felicidad"2. A medida que el obispo hablaba, Juan pensó en su propia vida. Las cosas que había adquirido no le habían dado felicidad. Quizás lo que el obispo decía era verdad. Era posible que la felicidad se obtuviera viviendo en armonía con los mandamientos de nuestro Padre Celestial. Como si supiera lo que Juan pensaba, el obispo agregó: "Recuerda las palabras del Salvador: '...¿qué aprovechará el hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma'"3. Esa misma noche, Juan se comprometió a abrir las Escrituras, es decir, la palabra de Dios, y aprender por cuenta propia los mandamientos y las doctrinas del Padre Celestial. Dejó de resistirse a las palabras de Señor. En vez de ello, las adoptó y las atesoró. A medida que lo fue haciendo, el vacío de su alma empezó a disminuir, y en su lugar, paulatinamente, experimentó una dicha y una paz que sobrepasan todo entendimiento. Las cosas que el obispo le dijo a Juan en verdad le cambiaron la vida. Otrora estuvo desmoralizado, angustiado y cerca de la muerte; ahora se sentía vivo, dichoso y lleno de felicidad. Hermanos y hermanas, nuestro amoroso Padre Celestial nos ha dado las Escrituras que nos enseñan a distinguir entre el bien y el mal, y nos indican el sendero que lleva a la paz y a la felicidad. En la actualidad tenemos también otro gran motivo de regocijo, porque ¡Su Hijo nos habla a todos! El Señor no se queda en los cielos callado y escondido tras muros impenetrables, sino que bajo la dirección de nuestro Padre Celestial, el Señor da instrucciones a Sus siervos ungidos. En este mismo instante, nuestro profeta, el presidente Gordon B. Hinckley, dirige la santa obra del Señor en la tierra. Además, la luz de Cristo guía a todos los mortales hacia nuestro Padre Celestial y Sus verdades; nos enseña a amar al Señor y al prójimo porque "a todo hombre se da el Espíritu de Cristo para que sepa discernir el bien del mal"4.
No tenemos excusa para justificar el que no elijamos el sendero del Señor. ¿Creen que en el día del juicio a nuestro Salvador le va a importar en lo más mínimo cuánta riqueza hayamos acumulado o cuántos elogios de los hombres hayamos recibido? Él desea que acudamos a Él, que aprendamos de Él, y que descubramos el amor puro de Cristo que se recibe al abrazar Su palabra y obedecer Sus mandamientos. De esa forma es que podemos quitar el vacío de nuestras vidas y llenar nuestras almas de una dicha indescriptible. ¿Me permiten repasar esas tres decisiones para que se las planteen? Sin duda, ustedes ya han tomado sus propias decisiones que les han brindado éxito a lo largo de la vida. Primero, decidan iniciar ya el proceso de arrepentimiento. No lo demoren. Asistan a las reuniones y presten servicio alegremente en la Iglesia. Aprendan los principios del Evangelio y vivan de acuerdo con ellos y comiencen en este momento a prepararse para entrar en el templo. Segundo, decidan cuáles serán sus prioridades. Pongan a la familia en primer lugar. Efectúen noches de hogar que tengan calidad, y permitan que el tiempo que pasen con sus familias sea representativo de la importancia que éstas tienen. Aprécienlas y cuídenlas para que los horarios ocupados y las frustraciones no los aparten a ustedes de sus seres queridos. Esfuércense día a día por ser más obedientes a los mandamientos del Señor. Tercero, escojan hacer lo correcto. Estudien las Escrituras y las palabras de nuestro profeta actual, a saber, el presidente Gordon B. Hinckley. Apliquen esas enseñanzas sagradas a la vida. Extiendan la mano a los afligidos: a los que están solos, enfermos y necesitados. Hagan lo posible por aliviar el sufrimiento y ayudar a los demás a convertirse en personas autosuficientes. Al hacerlo, el Señor estará bien complacido con ustedes. Hermanos y hermanas, sé que nuestro Padre Celestial y Su Hijo amado viven. Les testifico que José Smith fue llamado a organizar la Iglesia del Señor en la dispensación del cumplimiento de los tiempos. En calidad de testigo especial de Jesucristo, sé que el Salvador puso Su vida por nosotros. Por medio de Su expiación, todo el género humano se puede arrepentir y ser limpiado del pecado. Podemos regresar a nuestro Padre Celestial y darnos cuenta del valor del sacrificio infinito de nuestro Salvador. De ello testifico, en el nombre del Señor Jesucristo. Amén. NOTAS 1. Josué 24:15. 2. Mosíah 2:41. 3. Marcos 8:36. 4. Moroni 7:16.
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DEUDAS TERRENALES Y DEUDAS CELESTIALES Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles Tenemos deudas terrenales y deudas celestiales. Seamos prudentes al manejar cada una de ellas.
Mis queridos hermanos y hermanas, qué maravilla es asistir a esta conferencia; nos damos cuenta de que las palabras que se hablan son palabras de inspiración, y es una alegría estar presente. Hoy quisiera hablar en cuanto a nuestras deudas celestiales y nuestras deudas terrenales. Los Evangelios registran que prácticamente en todo lugar al que iba el Salvador, lo rodeaban multitudes de personas, algunas con la esperanza de que las sanara, otras para escuchar Su palabra y otras para recibir consejos prácticos. Hacia fines de Su ministerio terrenal, hubo quienes se le acercaron para mofarse y burlarse de Él y para exigir Su crucifixión. Un día, un hombre se acercó al Salvador para pedirle que ayudara a resolver una disputa familiar. “Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia”, pidió el hombre. El Salvador rehusó tomar partido en el asunto, pero sí enseñó una lección importante. “Guardaos de toda avaricia”, les dijo, “porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”1. Hermanos y hermanas, guárdense de la avaricia. Ésta es una de las grandes aflicciones de estos últimos días; genera codicia y resentimiento, y a menudo conduce al cautiverio, al sufrimiento y a las aplastantes y abrumadoras deudas. Es sorprendente el número de matrimonios que se han hecho añicos por causa de asuntos monetarios. El sufrimiento que resulta es grande, y el estrés que es producto de las preocupaciones financieras ha impuesto cargas a la familia y también ha causado enfermedades, depresión e, incluso, la muerte prematura.
Ciertas deudas, como para una casa modesta, gastos educativos o tal vez para obtener el primer automóvil, quizás sean necesarias, pero nunca debemos someternos al cautiverio económico de la deuda de consumo sin antes sopesar cuidadosamente las consecuencias. A menudo hemos oído decir que los intereses son buenos siervos, pero crueles amos. El presidente J. Reuben Clark lo describió de esta manera: “El interés nunca duerme, ni enferma ni muere; nunca va al hospital; trabaja los domingos y días festivos; nunca sale de vacaciones… Una vez que contraemos una deuda, el interés es nuestro compañero cada minuto del día y de la noche; no podemos huir ni escabullirnos de él; no podemos despedirlo; no cede ante súplicas, ni demandas, ni órdenes; y si nos inmiscuimos en su vía o atravesamos su camino o no cumplimos con sus exigencias, nos aplasta”2. El consejo sobre este asunto que han dado otros profetas inspirados de nuestra época es claro y lo que fue verdad hace 50 o 150 años también lo es en la actualidad. El presidente Heber J. Grant dijo: “Desde mis recuerdos más remotos, desde los días de Brigham Young hasta hoy, he escuchado las palabras de hombres que desde el púlpito… han instado a la gente a no contraer deudas, y yo creo que la causa de la gran mayoría de todos nuestros problemas actuales es nuestra falta de obediencia a ese consejo”3. El presidente Ezra Taft Benson dijo: “No se queden ustedes, ni permitan que sus familias estén sin resguardo ante las tormentas económicas… Aumenten sus ahorros”4. El presidente Harold B. Lee enseñó: “No sólo debemos enseñar a los hombres a salir de las deudas sino que también debemos enseñarles a no contraerlas”5. El presidente Gordon B. Hinckley indicó: “Muchos de nuestros miembros viven al borde de sus ingresos; de hecho, algunos viven con dinero prestado… “…Los exhorto a gastar en forma moderada, a disciplinarse en las compras que hagan para evitar las deudas hasta donde sea posible. Liquiden sus deudas lo antes posible y líbrense de la servidumbre”6. Mis hermanos y hermanas, muchos han hecho caso a este consejo profético; viven dentro de lo que sus ingresos les permiten, cumplen con el pago de las deudas que han contraído y se esmeran por reducir la carga de lo que les deben a otras personas. Felicitamos a quienes así lo hacen, porque llegará el día en que cosecharán las bendiciones de sus esfuerzos y comprenderán el valor de este consejo inspirado. Sin embargo, hay quienes tienen dificultades en el aspecto económico. Algunos han quedado maltrechos económicamente al convertirse en víctimas de situaciones adversas y por lo general imprevisibles. Otros se encuentran en el cautiverio económico porque no han
DEUDAS TERRENALES A pesar de las enseñanzas de la Iglesia, desde sus primeros días hasta la actualidad, los miembros a veces caen en la trampa de incurrir en muchas prácticas financieras imprudentes y tontas. Algunos siguen gastando, con la idea de que, de alguna manera, el dinero se hará disponible y de que de alguna forma sobrevivirán. Con demasiada frecuencia, el dinero anhelado no aparece. Recuerden lo siguiente: la deuda es una forma de cautiverio; es una termita financiera. Cuando hacemos compras a crédito, obtenemos sólo una ilusión de prosperidad; pensamos que poseemos cosas, mientras que, en realidad, las cosas nos poseen a nosotros.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN aprendido a disciplinarse ni a controlar sus impulsos de gastar, lo que los ha llevado a tomar decisiones económicas imprudentes. Para que reflexionen, permítanme ofrecerles cinco pasos clave para lograr la libertad económica. Primero, paguen los diezmos. ¿Quieren que se les abran las ventanas de los cielos? ¿Desean recibir bendiciones hasta que sobreabunden?7. Paguen siempre los diezmos, y dejen el desenlace en manos del Señor. El fundamento de una vida feliz está en la obediencia a los mandamientos de Dios. Ciertamente, seremos bendecidos con los dones del cielo al ser obedientes, mientras que quienes conozcan el principio del pago del diezmo y no lo cumplan experimentarán sufrimiento en esta vida y tal vez dolor en la venidera. Segundo, gasten menos de lo que ganan. Este consejo, aunque sencillo, constituye un poderoso secreto para lograr la dicha financiera. Con demasiada frecuencia, los gastos de una familia se rigen más por lo que sus integrantes ansían que por lo que ganan. Ellos creen que de alguna manera tendrán una mejor vida si se rodean de muchas cosas, y con demasiada frecuencia, lo único que les queda son ansiedades y angustias que pudieron haber evitado. Las personas que viven con lo que sus ingresos les permiten saben cuánto dinero reciben cada mes y, aunque les sea difícil, se disciplinan para gastar menos de lo que cobran. Es tan fácil obtener crédito que, en realidad, casi se nos obliga a aceptarlo. Las personas que se valen de tarjetas de crédito para gastar, de forma imprudente, más de la cuenta, deberían considerar eliminarlas. Es preferible que muera una tarjeta de crédito que permitir que una familia degenere y perezca en la deuda. Tercero, aprendan a ahorrar. Recuerden la lección de José de Egipto: durante las épocas prósperas, ahorren para el día de escasez8. Muy a menudo, las personas suponen que nunca se van a lesionar, enfermar, quedar sin trabajo ni ver cómo se desvanecen sus inversiones. Para colmo, la gente suele hacer compras basándose en predicciones optimistas sobre lo que esperan que pase el día de mañana. Los prudentes comprenden la importancia de ahorrar hoy para el futuro, cuando haya una necesidad; tienen un seguro adecuado que les servirá en caso de enfermedad o muerte. Donde sea posible, almacenan un surtido de alimentos, agua y otras cosas indispensable para un año; apartan dinero mediante cuentas de ahorros e inversiones; se esmeran diligentemente por reducir lo que deben a los demás y se esfuerzan por librarse de las deudas. Hermanos y hermanas, los preparativos que hagan hoy podrán en algún día futuro servirles a ustedes del mismo modo que la comida almacenada sirvió a los egipcios y a la familia del padre de José. Cuarto, cumplan con sus obligaciones económicas. De vez en cuando, nos enteramos de casos de avaricia y egoísmo que nos causan mucho pesar. Nos enteramos de fraudes, de gente que no paga los préstamos recibidos, de engaños financieros y de bancarrotas.
Nos enteramos de padres que descuidan en lo económico a sus familias. Les decimos a los hombres y a las mujeres de todas partes que, si traen hijos al mundo, tienen la solemne obligación de hacer todo lo que esté dentro de su alcance para mantener a dichos hijos. No hay hombre al que se lo pueda llamar así, si se rodea de automóviles, lanchas y otras posesiones mientras descuida sus obligaciones financieras para con su esposa e hijos. Somos personas íntegras. Creemos en cumplir con nuestras deudas y en ser honrados en nuestros tratos con el prójimo. Permítanme relatarles la historia de un hombre que hizo un gran sacrificio para mantener su integridad y honor financieros. En la década de 1930, Fred Snowberger puso una farmacia en el noreste del estado de Oregón. Había soñado con tener su propio negocio, pero la recuperación económica que había esperado, nunca se hizo realidad y, ocho meses después, Fred cerró las puertas de su farmacia por última vez. A pesar de que su negocio había fracasado, Fred estaba dispuesto a pagar el préstamo que había conseguido. Algunos se preguntaban por qué insistía en pagar la deuda. ¿Por qué sencillamente no se declaraba en bancarrota para que se le perdonara la deuda legalmente? Pero Fred no hizo caso. Él dijo que pagaría el préstamo y había tomado la determinación de honrar la palabra dada. Su familia confeccionó muchas de sus prendas de vestir, cultivó en un huerto mucho de lo que después comía, y usó todo hasta que estuvo plenamente deshilachado o gastado. Lloviera o tronara, Fred hacía el viaje de ida y vuelta caminando hacia el trabajo todos los días, y todos los meses pagaba lo que podía de la deuda. Pasaron los años y, por fin, llegó el maravilloso día en que Fred hizo el último pago. Él lo llevó en persona. El hombre que le había prestado el dinero le dijo, mientras las lágrimas le corrían por el rostro: “No sólo me ha pagado hasta el último centavo, sino que me ha enseñado lo que es ser un hombre de carácter y de honradez”. Hasta el día de hoy, cerca de 70 años desde que Fred firmó aquel documento, los descendientes de Fred y Erma Snowberger todavía relatan con satisfacción esta historia. Ese acto honorable y noble ha perdurado a través de las décadas como ejemplo preciado de integridad familiar. Quinto, enseñen a sus hijos a seguir el ejemplo que ustedes dan. Hay demasiados jóvenes que se involucran en problemas económicos porque en casa nunca aprendieron los principios adecuados del sentido común financiero. Enseñen a sus hijos mientras sean pequeños; enséñenles que no basta con querer algo para obtenerlo; enséñenles los principios del trabajo arduo, de la templanza y del ahorro. Si no creen tener el suficiente conocimiento sobre el asunto para enseñarles, con más razón ustedes deben comenzar a aprender. Existen muchas fuentes que varían desde clases hasta libros y otros materiales. Hay entre nosotros quienes han sido bendecidos abundantemente, con lo suficiente y hasta de sobra. Nuestro Padre Celestial espera que con nuestra riqueza hagamos algo más que construir lugares donde guardarla. 110
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN ¿Han considerado qué más pueden hacer para edificar el Reino de Dios? ¿Han considerado qué más hacer para bendecir a los demás y llevar luz y esperanza a sus vidas?
las gracias y alabanza que vuestra alma entera es capaz de poseer, a ese Dios que os ha creado… [y si] lo sirvieseis con toda vuestra alma, todavía seríais servidores inútiles”10. Tenemos deudas terrenales y deudas celestiales. Seamos prudentes al manejar cada una de ellas y tengamos siempre presentes las palabras del Salvador. En las Escrituras dice: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo…”11. Las riquezas de este mundo son como polvo en comparación con las riquezas que esperan a los fieles en las moradas de nuestro Padre Celestial. Insensato es quien pasa sus días en búsqueda de lo que se herrumbra y desvanece. Por su parte, sabio es quien pasa sus días en búsqueda de la vida eterna. Sepan dentro de su corazón que Jesús el Cristo vive. Tengan paz, porque a medida que se acerquen a Él, Él se acercará a ustedes. No sientan pesar en su corazón sino que regocíjense. Por medio del profeta José Smith se ha restaurado el Evangelio nuevamente. Los cielos no están sellados; al igual que en los días de la antigüedad, tenemos un hombre que se comunica con lo Infinito. Hoy por hoy, hay en la tierra un profeta, el presidente Gordon B. Hinckley. De ello testifico en el nombre de Jesucristo. Amén.
DEUDAS CELESTIALES Hemos hablado de las deudas terrenales y de nuestro deber de pagarlas, pero existen otras deudas, de naturaleza más eterna, que no se pueden pagar tan fácilmente. Es más, algunas jamás estaremos en condición de pagarlas. Son deudas celestiales. Nuestros padres nos dieron la vida y nos trajeron a este mundo; nos brindaron la oportunidad de obtener un cuerpo mortal y de experimentar la dicha y la angustia de esta abundante tierra. En muchos casos, ellos dejan de lado sus propios sueños y anhelos por el bien de sus hijos. ¡Cuán adecuado es que los honremos y les demostremos, tanto mediante la palabra como por nuestras obras, el amor y la gratitud que les tenemos! También estamos en deuda con nuestros antepasados, quienes nos precedieron y esperan del otro lado del velo para recibir las ordenanzas que les permitirán continuar su progreso eterno. Ésta es una deuda que podemos pagar en nuestros templos. Grande es la deuda que tenemos con el Señor por restaurar Su divina Iglesia y verdadero Evangelio en estos últimos días por intermedio del profeta José Smith. Desde que era un joven hasta que sufrió el martirio, ese profeta dedicó su vida a llevar a la humanidad el Evangelio de Jesucristo que se había perdido. A él y a todos los hombres que hayan recibido el sagrado llamamiento de llevar el manto para presidir Su Iglesia les debemos el más profundo agradecimiento. ¿Cómo podremos pagar alguna vez la deuda que tenemos con el Salvador? Él pagó el precio de una deuda que no era Suya para librarnos de una deuda que nunca podremos pagar. Por causa de Él, viviremos para siempre y, por causa de Su expiación infinita, nuestros pecados pueden ser expurgados, lo cual nos permitirá experimentar el mayor de todos los dones de Dios: la vida eterna9. ¿Se puede poner precio a un don así? ¿Podremos en momento alguno compensar tal don? El rey Benjamín, un profeta del Libro de Mormón, enseñó: “…si diereis todas
NOTAS 1. Véase Lucas 12:13, 15. 2. En Conference Report, abril de 1938, pág. 103; véase también L. Tom Perry, “Si estáis preparados, no temeréis”, Liahona, enero de 1996, pág. 41. 3. En Conference Report, octubre de 1921, pág. 3. 4. Pay Thy Debt, and Live…, Brigham Young University Speeches of the Year, 28 de febrero de 1962, pág. 10. 5. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Harold B. Lee, 2001, pág. 190. 6. Presidente Gordon B. Hinckley, “A los jóvenes y a los hombres”, Liahona, enero de 1999, págs. 65, 67. 7. Malaquías 3:10. 8. Véase Génesis 41:47–57. 9. Véase D. y C. 14:7. 10. Mosíah 2:20–21. 11. Mateo 6:19–20.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN
SIGAMOS ADELANTE Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles Hay una cosa que el Señor espera de nosotros, no importa cuáles sean nuestras dificultades y nuestros pesares: Él espera que sigamos adelante.
Perseverar hasta el fin significa que hemos plantado nuestra vida firmemente en la doctrina del Evangelio, significa guardar las doctrinas aceptadas de la Iglesia, servir con humildad a nuestros semejantes, vivir como Cristo y guardar nuestros convenios. Quienes perseveran son equilibrados, constantes, humildes, mejoran continuamente y son sin engaño; su testimonio no se basa en razones mundanas, sino que se basa en la verdad, el conocimiento, la experiencia y el Espíritu.
He vivido lo suficiente para vivir en carne propia muchos de los desafíos de la vida. He conocido a personas excepcionales que han soportado pruebas graves mientras que otros, por lo menos en apariencia, parecen tener pocas dificultades en la vida. A menudo, quienes luchan con la adversidad preguntan: “¿Por qué me sucedió a mí?”. Pasan noches de insomnio preguntándose por qué se sienten tan solos, enfermos, desanimados, oprimidos y descorazonados. La pregunta: “¿Por qué a mí?” puede ser difícil de responder y a menudo lleva a la frustración y a la desesperación. Hay una mejor pregunta que nos podemos hacer y esa pregunta es: “¿Qué podría aprender de esta experiencia?”. La forma en que respondamos a esa pregunta puede determinar la calidad de nuestra vida no sólo en esta tierra sino en las eternidades futuras. Aunque nuestras pruebas sean diversas, hay una cosa que el Señor espera de nosotros, no importa cuáles sean nuestras dificultades y nuestros pesares: Él espera que sigamos adelante.
LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR El Señor Jesucristo usa la sencilla parábola del sembrador para enseñar la doctrina de perseverar hasta el fin. “El sembrador es el que siembra la palabra. “Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, enseguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones. “Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; “pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan. “Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, “pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa. “Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno”5. Esta parábola describe los tipos de tierra en los que se siembran y se nutren las semillas de la verdad. Cada tipo de tierra representa nuestro grado de dedicación y de habilidad para perseverar. El primer tipo de tierra, la de “junto al camino”, representa a quienes oyen el Evangelio pero nunca le dan a la verdad la oportunidad de echar raíz. El segundo tipo de tierra, los “pedregales”, representa a aquellos en la Iglesia que, con la primera señal de sacrificio o de prueba, se van ofendidos sin tener el deseo de pagar el precio. El tercer tipo de tierra, “los que fueron sembrados entre espinos”, representa a algunos miembros de la Iglesia que se distraen y se obsesionan por las preocupaciones, las riquezas y las lujurias del mundo. Finalmente, los que están en “buena tierra” son los miembros de la Iglesia cuya vida refleja que son discípulos
LA DOCTRINA DE PERSEVERAR HASTA EL FIN Una de las doctrinas fundamentales del Evangelio de Jesucristo es perseverar hasta el fin. Jesús enseñó: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”1; y: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos”2. Algunos piensan que perseverar hasta el fin es simplemente sufrir con los desafíos, pero es mucho más que eso; es el proceso de venir a Cristo y ser perfeccionados en Él. Nefi, un profeta del Libro de Mormón, enseñó: “Por tanto, debéis seguir adelante con firmeza en Cristo, teniendo un fulgor perfecto de esperanza y amor por Dios y por todos los hombres. Por tanto, si marcháis adelante, deleitándoos en la palabra de Cristo, y perseveráis hasta el fin, he aquí, así dice el Padre: Tendréis la vida eterna”3. Perseverar hasta el fin es la doctrina de continuar en el camino que nos conduce a la vida eterna después de que uno haya entrado en ese camino mediante la fe, el arrepentimiento, el bautismo y la recepción del Espíritu Santo. Perseverar hasta el fin requiere todo nuestro corazón, o, como enseña Amalekí, profeta del Libro de Mormón, debemos “[venir] a él y [ofrecerle nuestras] almas enteras como ofrenda, y [continuar] ayunando y orando, y [perseverando] hasta el fin; y así como vive el Señor, [seremos] salvos”4. 112
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN del Maestro, cuyas raíces penetran en lo profundo de la tierra del Evangelio y que, por lo tanto, producen fruto abundante. En la parábola del sembrador, el Salvador señala tres obstáculos para la perseverancia que pueden corroer el alma y detener el progreso eterno. El primer obstáculo para la perseverancia, “los afanes del mundo”, es, esencialmente, el orgullo6, el cual se manifiesta de muchas maneras destructivas; por ejemplo, el orgullo intelectual es muy común en nuestros días. Algunas personas se ensalzan por encima de Dios y Sus siervos ungidos por motivo de su conocimiento y sus logros académicos. Nunca debemos permitir que nuestro intelecto tome prioridad sobre nuestro Espíritu. El intelecto puede alimentar al espíritu y viceversa, pero si dejamos que el intelecto tome precedencia sobre el espíritu, tropezaremos, criticaremos y quizás hasta perdamos el testimonio. El conocimiento es muy importante y es una de las pocas cosas que nos acompañará a la vida siguiente7, por lo que siempre debemos estar aprendiendo; sin embargo, debemos tener cuidado de no descuidar la fe al hacerlo, porque la fe en realidad aumenta nuestra habilidad para aprender. El segundo obstáculo para la perseverancia es “el engaño de las riquezas”. Debemos poner fin a nuestra obsesión con las riquezas, pues sólo es el medio para llegar a un fin, el cual en última instancia debe ser la edificación del reino de Dios. Pienso que algunos están tan preocupados por el tipo de auto que conducen, la ropa costosa que usan o el tamaño de su casa, comparado con las otras, que pierden de vista los asuntos más importantes8. En la vida diaria debemos tener cuidado de no permitir que las cosas de este mundo tomen precedencia sobre las cosas espirituales. El tercer obstáculo para la perseverancia que mencionó el Señor es “la codicia de otras [cosas]”. La plaga de la pornografía nos rodea como nunca antes, y produce los depravados resultados de la inmoralidad, de hogares deshechos y de vidas destrozadas. La pornografía consumirá la fuerza espiritual para perseverar; se parece mucho a las arenas movedizas. Ustedes pueden quedar tan fácilmente atrapados y dominados en cuanto la pisen que no se darán cuenta del grave peligro. Es muy posible que necesiten ayuda para salir de esas arenas movedizas de la pornografía; pero cuánto mejor es nunca pisarla. Les ruego que sean cuidadosos y cautelosos.
Iglesia durante 27 años, rogando que fuese fiel hasta el final? Nadie es inmune a la influencia y a las tentaciones de Satanás. No sean tan orgullosos al pensar que no están al alcance de la influencia del adversario. Velen para no caer víctimas de sus engaños; manténganse cerca del Señor mediante el estudio diario de las Escrituras y la oración cotidiana. No podemos darnos el lujo de suponer que tenemos la salvación asegurada. Durante toda nuestra vida debemos estar anhelosamente consagrados a lograrla10. Estas palabras del presidente Brigham Young nos motivan y nos recuerdan que nunca debemos abandonar la lucha por perseverar: “El hombre y la mujer que desean obtener un lugar en el reino celestial descubrirán que tienen que esforzarse cada día [por lograr esa sagrada meta]”11. LAS FUERZAS PARA PERSEVERAR Sé que hay muchos que padecen congoja, soledad, dolor y contratiempos; esas experiencias son parte necesaria de la experiencia humana. Sin embargo, por favor no pierdan la esperanza en el Salvador y en el amor que Él tiene por ustedes. Ese amor es constante y Él prometió que no nos dejaría huérfanos12. Cuando enfrentamos desafíos en la vida, nos consuelan las palabras del Señor que se encuentran en la sección 58 de Doctrina y Convenios: “Por lo pronto no podéis ver con vuestros ojos naturales el designio de vuestro Dios concerniente a las cosas que vendrán más adelante, ni la gloria que seguirá después de mucha tribulación. “Porque tras mucha tribulación vienen las bendiciones. Por tanto, viene el día en que seréis coronados con mucha gloria; la hora no es aún, mas está cerca”13. Por lo tanto, hermanos y hermanas, debemos seguir adelante y, finalmente, llegar a ser más semejantes al Señor. Todos conocemos a quienes han enfrentado grandes pruebas en la vida y han perseverado con fidelidad. Un ejemplo inspirador es el de uno de los primeros santos del siglo diecinueve, Warren M. Johnson, quien, por asignación de los líderes de la Iglesia, fue enviado a operar el Trasbordador Lee, un cruce importante del río Colorado en el desierto del norte de Arizona. El hermano Johnson soportó grandes desafíos y, no obstante, permaneció fiel toda su vida. Escuchen al hermano Johnson explicarle al presidente Wilford Woodruff en una carta la tragedia de su familia: “En mayo de 1891, una familia… vino aquí [al Trasbordador Lee] desde Richfield, Utah… donde pasó el invierno visitando amigos. En Panguitch enterraron a un niño… sin [limpiar] la carreta ni limpiarse ellos…Vinieron a nuestra casa y pasaron la noche, socializando con mis pequeños hijos… “No conocíamos la naturaleza de la enfermedad [difteria], pero teníamos fe en Dios, ya que estábamos aquí en una misión muy difícil y habíamos tratado con todas nuestras fuerzas de obedecer los [mandamientos]… para que nuestros hijos no contrajesen la enfermedad; pero,
EL PERSEVERAR HASTA EL FIN ES UN PRINCIPIO PARA TODOS Unas pocas semanas antes de que falleciera el presidente Heber J. Grant, una de las Autoridades Generales fue a visitarlo a su hogar y, antes de retirarse, el presidente Grant oró: “¡Oh, Dios, bendíceme para que no pierda mi testimonio y para que me mantenga fiel hasta el final!”9. ¿Pueden imaginarse al presidente Grant, uno de los grandes profetas de la restauración, el Presidente de la 113
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN muy a pesar nuestro, en cuatro días y medio [el varoncito mayor] murió en mis brazos. Dos más se contagiaron con la enfermedad y ayunamos y oramos tanto como pensamos que era prudente ya que teníamos que cumplir con nuestros deberes aquí. Ayunamos durante veinticuatro horas y una vez yo ayuné durante cuarenta horas, pero en vano, porque mis dos hijitas murieron también. Como una semana después de que fallecieran, mi hija Melinda de quince años también cayó enferma. Hicimos todo lo que pudimos por ella, pero [pronto] siguió a los demás… Hemos perdido a tres de mis queridas niñas y a un niño y todavía no ha llegado el final. Mi hija mayor, de diecinueve años, está postrada en cama debido a la enfermedad y hoy estamos ayunando y orando por ella… Le pido que ejerza su fe y ore por nosotros. ¿Qué hemos hecho para que el Señor nos abandone, o qué podemos hacer para volver a obtener Su aceptación[?]”. Poco después, el hermano Johnson le escribió a un líder y amigo local, expresando su fe de seguir adelante: “Es la prueba más difícil de mi vida, pero empecé mi travesía hacia la salvación y estoy decidido… con la ayuda del Padre Celestial, a aferrarme a la barra de hierro, no importa qué problemas me sobrevengan. No he descuidado mis deberes, y espero contar con la fe y las oraciones de mis hermanos y poder vivir de tal manera que reciba las bendiciones…”14. A pesar de que las difíciles pruebas del hermano Johnson nos pueden ayudar a enfrentar nuestros propios retos, permítanme sugerir tres atributos para fomentar la perseverancia en nuestros días. Primero, el testimonio. El testimonio nos da la perspectiva eterna que es necesaria para ver más allá de las pruebas y de los desafíos que todos inevitablemente enfrentaremos. Recuerden lo que profetizó Heber C. Kimball: “Llegará el día en que no habrá nadie que pueda sostenerse con una luz prestada. Cada uno tendrá que dejarse guiar por su propia luz interior… “Y si no la tenéis, ¿cómo podréis aguantar?; por lo tanto, buscad el testimonio de Jesús y aferraos a él, para que cuando vengan los tiempos de prueba no tropecéis y caigáis”15. Segundo, la humildad. La humildad es el reconocimiento y la actitud de que debemos apoyarnos en la ayuda del Señor para salir triunfantes en esta vida. No
podemos perseverar hasta el fin con nuestras propias fuerzas; sin Él, no somos nada16. Tercero, el arrepentimiento. El glorioso don del arrepentimiento nos permite regresar al sendero con un nuevo corazón, y nos brinda la fuerza para perseverar en el camino a la vida eterna. Así, la Santa Cena llega a ser un elemento clave de nuestra perseverancia en esta vida, ya que brinda una valiosa oportunidad semanal para renovar nuestros convenios bautismales, arrepentirnos y evaluar nuestro progreso hacia la exaltación. Somos hijos e hijas del Dios Eterno, con el potencial de ser coherederos con Cristo17. Sabiendo quiénes somos, nunca debemos renunciar a la meta de alcanzar nuestro destino eterno. Testifico que en las eternidades, al mirar retrospectivamente nuestra corta existencia aquí en la tierra, elevaremos nuestras voces y nos regocijaremos de que, a pesar de las dificultades que encontramos, tuvimos la sabiduría, la fe y la valentía para perseverar y seguir adelante. Que así lo hagamos, este día y para siempre, es mi oración en el nombre de Jesucristo. Amén. NOTAS 1. Mateo 24:13. 2. Juan 8:31. 3. 2 Nefi 31:20. 4. Véase Omni 1:26. 5. Marcos 4:14–20. 6. Véase Ezra Taft Benson, “Cuidaos del orgullo”, Liahona, junio de 1989, págs. 4–8. 7. Véase D. y C. 130:18–19. 8. Véase Mateo 23:23. 9. Citado por John Longden, en Conference Report, octubre de 1958, pág. 70. 10. Véase D. y C. 58:27. 11. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, pág. 308. 12. Véase Juan 14:18. 13. D. y C. 58:3–4. 14. Citado en Jay A. Parry y otros, eds., Best-Loved Stories of the LDS People, 3 tomos, 1997–2000, tomo 3, págs. 107–108. 15. Véase Charles Didier, “El testimonio”, Liahona, enero de 1992, pág. 71. 16. Véase Juan 15:5. 17. Véase Romanos 8:17.
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LA VIRTUD DE LA BONDAD Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles La bondad es la esencia de la vida celestial, es el modo en que una persona que se asemeja a Cristo trata a los demás.
Hace muchos años, la primera vez que fui llamado como obispo, tuve el deseo de que el obispado visitara a los miembros menos activos de la Iglesia y ver si podíamos hacer algo para llevarles las bendiciones del Evangelio. Cierto día fuimos a ver a un hombre de unos cincuenta años, un mecánico bueno y respetado, que me dijo que la última vez que había ido a la Iglesia había sido cuando era jovencito. Algo ocurrió aquel día. No se había portado del todo bien en clase y su maestro se enojó con él, al grado de que lo echó fuera del aula y le dijo que no volviera. Y nunca más volvió. Me sorprendió mucho que una palabra poco amable pronunciada hacía más de cuarenta años pudiera tener un efecto tan profundo, pero así era. A consecuencia de ello, este hombre no había vuelto a la Iglesia, como tampoco lo habían hecho su esposa ni sus hijos. Me disculpé con él y le expresé mi pesar por el trato que se le había dado. Le dije cuán lamentable era que una palabra dicha sin pensar y hacía tanto tiempo privara a su familia de las bendiciones que se reciben al estar activo en la Iglesia. “Después de cuarenta años”, le dije, “es hora de que la Iglesia se rectifique”. Me esforcé por que así fuera. Le aseguré que era bienvenido y que se le necesitaba. Me dio una gran alegría cuando, finalmente, aquel hombre y su familia volvieron a la capilla y se convirtieron en miembros firmes y fieles. Concretamente, este buen hermano llegó a ser un maestro orientador eficaz porque entendía cómo algo tan pequeño como una palabra poco amable podía tener consecuencias que afectaran toda una vida y, tal vez, más. La bondad es la esencia de la grandeza y la característica fundamental de los hombres y de las mujeres más nobles que he conocido. La bondad es un pasaporte que abre puertas y da forma a los amigos; ablanda el corazón y moldea las relaciones que pueden durar toda la vida. Las palabras amables no sólo nos levantan el ánimo en el momento que se pronuncian, sino que permanecen con nosotros durante años. Cierto día, mientras me hallaba en la universidad, un alumno que era siete años mayor que yo me felicitó por mi actuación en un partido de fútbol americano. No sólo me alabó por lo bien que había jugado, sino que se percató de mi buen espíritu deportivo. Aun cuando aquella conversación tuvo lugar hace más de sesenta años, y aunque es muy probable que dicha persona ya no se acuerde de ella, yo todavía recuerdo las
bondadosas palabras que me dijo Gordon B. Hinckley, el actual Presidente de la Iglesia. Los atributos de la amabilidad y de la bondad están inseparablemente unidos al presidente Hinckley. Cuando mi padre falleció en 1963, el presidente Hinckley fue la primera persona que visitó nuestro hogar. Nunca olvidaré su trato amable. Le dio una bendición a mi madre y, entre otras cosas, le prometió que aún le quedaba mucho por hacer y que la vida la trataría con bondad. Estas palabras fueron una fuente de consuelo para mi madre y para mí; nunca olvidaré su cariño. La bondad es la esencia de la vida celestial, es el modo en que una persona que se asemeja a Cristo trata a los demás. La bondad debe estar presente en todas nuestras palabras y obras en el trabajo, la Iglesia y, especialmente, en el hogar. Jesús, nuestro Salvador, fue la personificación de la bondad y de la compasión. Él curó al enfermo; dedicó gran parte de Su tiempo a ministrar individual y colectivamente; trató caritativamente a la mujer samaritana a la que muchos despreciaban; mandó a Sus discípulos que dejaran a los niños acercarse a Él; fue bondadoso con los que habían pecado, condenando sólo al pecado y no al pecador; ejerció gran bondad al permitir que miles de nefitas se acercaran a Él y palparan las marcas de los clavos en Sus manos y Sus pies. Aun así, Su mayor acto de bondad reside en Su sacrificio expiatorio con el que nos liberó a todos de los efectos de la muerte y del pecado de acuerdo con las condiciones del arrepentimiento. La vida del profeta José Smith también fue un ejemplo de bondad hacia todos, mayores y niños. Un pequeño que se benefició de la bondad del profeta recordó: “Mi hermano y yo íbamos a la escuela que estaba cerca del edificio conocido como la tienda de ladrillos de José. El día anterior había llovido mucho, haciendo que el suelo quedara muy embarrado, en especial a lo largo de esa calle. Mi hermano Wallace y yo nos quedamos con los pies atrapados en el lodo y no podíamos salir. Así que, como niños que éramos, nos echamos a llorar pensando que tendríamos que quedarnos allí. Pero al levantar la vista vi al cariñoso amigo de los niños, al profeta José Smith, que se acercaba a nosotros. Rápidamente él nos alzó y nos puso en tierra firme y seca, y después se agachó y limpió el barro que cubría nuestros pequeños pero pesados zapatos; luego sacó un pañuelo del bolsillo y secó las lágrimas que bañaban nuestros rostros. Nos dijo unas palabras bondadosas que nos infundieron ánimo y nos envió contentos a la escuela”1. No hay sustituto para la bondad en el hogar, fue la lección que aprendí de mi padre. Él siempre escuchaba el consejo de mi madre, gracias a lo cual fue un hombre mejor, más sabio y más bondadoso. 115
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Me he esforzado por seguir el ejemplo de mi padre y escuchar el punto de vista de mi esposa, lo cual me ha permitido valorar su opinión. Por ejemplo, cuando mi esposa comienza una frase diciendo “Creo que deberías…”, le presto atención inmediata y comienzo a escudriñar mi mente en busca de algo que pude haber hecho mal. Con frecuencia, antes de que mi esposa termine la frase ya tengo preparada una magnífica disculpa. Para serles sinceros, mi esposa es un modelo de bondad, amabilidad y compasión. Sus pensamientos, su consejo y su apoyo me son inestimables. Gracias a ella, también yo soy una persona más sabia y más bondadosa. Lo que digan, el tono de su voz, la ira o la calma con que expresen sus palabras son aspectos que no pasan desapercibidos para sus hijos ni para los demás. Ellos ven y aprenden tanto las cosas buenas que digamos o hagamos, como las malas. Nada revela mejor nuestro verdadero yo que el trato que nos dispensamos unos a otros en el hogar. A veces me pregunto por qué hay quienes consideran que deben criticar a los demás. Supongo que se lleva en la sangre y que les resulta tan natural, que no suelen reflexionar al respecto. Nada ni nadie escapa a sus críticas: de cómo dirige la música la hermana Jones o la manera de enseñar las lecciones o la forma de plantar el huerto que tiene el hermano Smith. Aun cuando creemos que nuestros comentarios críticos no son dañinos, siempre hay consecuencias. Me acuerdo de un niño que en cierta ocasión entregó un sobre de donativos a su obispo diciéndole que era para él. El obispo, queriendo hacer del momento una enseñanza, le explicó al niño que debía marcar en el recibo si el dinero iba destinado a diezmos, a ofrendas de ayuno o a otra cosa. Pero el niño insistió en que el dinero era para el obispo. Cuando éste le preguntó por qué, el pequeño respondió: “Porque mi padre dice que usted es uno de los obispos más pobrecitos que hemos tenido”. La Iglesia no es un lugar donde se reúnen personas perfectas para decir cosas perfectas o tener pensamientos y sentimientos perfectos. Más bien es un lugar donde se reúnen personas imperfectas para brindarse ánimo, apoyo y servirse mutuamente, mientras proseguimos nuestro camino de regreso a nuestro Padre Celestial. Cada uno seguirá un camino diferente en la vida; cada uno progresa a su propio ritmo. Puede que las tentaciones que afligen a un hermano no tengan efecto alguno en los demás, mientras que sus puntos fuertes pueden resultar inalcanzables para otra persona. Nunca menosprecien a los que sean menos perfectos que ustedes; no se enojen cuando alguien no cosa, ni juegue, ni reme, ni cultive tan bien como ustedes. Todos somos hijos de nuestro Padre Celestial y estamos aquí con el mismo propósito: aprender a amarlo con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza, y a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos2. Una manera de calcular el valor de ustedes en el reino de Dios es preguntar: “¿Cuán bien estoy ayudando a los demás a desarrollar su potencial? ¿Apoyo a las personas en la Iglesia o las critico?”.
Si están criticando a los demás, están debilitando a la Iglesia, mientras que si los edifican, están edificando el Reino de Dios. Así como el Padre Celestial es bondadoso, también nosotros debemos ser bondadosos con los demás. El élder James E: Talmage, famoso por sus enseñanzas doctrinales, mostró una gran bondad hacia una afligida familia vecina suya, completamente desconocida para él. Antes de ser apóstol, siendo un joven padre, supo del gran sufrimiento que padecía un vecino cuya numerosa familia se hallaba enferma con la tan temida difteria. No le importó que no fueran miembros de la Iglesia; su bondad y su caridad lo motivaron a actuar. La Sociedad de Socorro buscaba desesperadamente personas que pudieran ayudar, pero nadie se atrevía dada la naturaleza contagiosa de la enfermedad. Al llegar, James se encontró con un pequeñito que acababa de morir y a dos niños más agonizando debido a la enfermedad. Inmediatamente se puso manos a la obra y pasó todo el día limpiando la casa, preparando el cuerpo del pequeño para ser enterrado y limpiando y alimentando a los niños enfermos. Regresó a la mañana siguiente y vio que otro de los niños también había fallecido durante la noche, y un tercero estaba sufriendo terriblemente. En su diario escribió: “Ella se aferró a mi cuello, a veces me tosía [los gérmenes] en el rostro y la ropa… pero no podía dejarla. Durante la media hora previa a su muerte paseé por la casa con ella en brazos. Después de una terrible agonía, murió a las 10:10 de la mañana”. Los tres niños partieron en menos de 24 horas. Luego ayudó a la familia con los preparativos para sepultarlos y habló durante el entierro3. Esto es lo que hizo por una familia a la que no conocía. ¡Qué gran ejemplo de bondad a semejanza de Cristo! Cuando estamos llenos de bondad, no emitimos juicios. El Salvador enseñó: “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados”4. También enseñó que “con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido”5. Pero ustedes se preguntarán: “¿Y si las personas son groseras?”. Ámenlos. “¿Y si son odiosos?” Ámenlos. “¿Pero si nos ofenden? ¿No deberíamos entonces hacer algo?” Ámenlos. “¿Y si se descarrían?” La respuesta es la misma. Sean bondadosos. Ámenlos. ¿Por qué enseñó Judas en las Escrituras: “A algunos que dudan, convencedlos”6. ¿Quién conoce la gran influencia que podríamos ejercer si tan sólo fuéramos amables y bondadosos? Mis hermanos y hermanas, el Evangelio de Jesucristo trasciende a la mortalidad. Nuestra obra aquí no es sino una sombra de futuras cosas mayores e inimaginables. Los cielos le fueron abiertos al profeta José Smith. Él vio al Dios viviente y a Su Hijo, Jesucristo.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN NOTAS
En la actualidad, un profeta, el presidente Gordon B. Hinckley, está aquí en la tierra y nos brinda dirección para nuestra época. Así como nuestro Padre Celestial nos ama, también nosotros debemos amar a Sus hijos. Seamos ejemplos de bondad y amabilidad, y vivamos según las palabras del Salvador: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”7. De estas verdades testifico en el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.
1. Margarette McIntire Burgess, en Juvenile Instructor, 15 de enero de 1892, págs. 66–67. 2. Véase Marcos 12:30, 31. 3. Véase John R. Talmage, The Talmage Story: Life of James E. Talmage—Educator, Scientist, Apostle, 1972, págs. 112–114. 4. Lucas 6:37. 5. Mateo 7:1–2. 6. Judas 1:22. 7. Juan 13:35.
EL TRAYECTO A UN TERRENO MÁS ELEVADO Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles Hacemos frente a una decisión: podemos confiar en nuestra propia fuerza o podemos ascender a un terreno más elevado y venir a Cristo.
El 26 de diciembre de 2004, un violento terremoto azotó la costa de Indonesia, provocando un mortífero maremoto que acabó con la vida de más de doscientas mil personas. Fue una terrible tragedia; la vida de millones de personas cambió en un solo día. Sin embargo, hubo un grupo de personas que no tuvo ni una víctima a pesar de que su aldea quedó destruida. ¿Por qué? Sabían que se avecinaba un maremoto. Los moken viven en aldeas en islas de las costas de Tailandia y Birmania (Myanmar). Son pescadores y su existencia depende del mar. Durante cientos, tal vez miles de años, sus antepasados han estudiado el océano y transmitido sus conocimientos de padres a hijos. Algo de lo que se preocuparon en particular de enseñar fue qué hacer en caso de que el mar se retirara. Según sus tradiciones, cuando eso sucediera, el “Laboon”, o la ola que se come a la gente, no tardaría en llegar. Cuando los ancianos de la aldea vieron las terribles señales, comenzaron a gritarles a todos que debían correr hasta alcanzar un terreno más elevado. No todos les prestaron atención. Un viejo pescador dijo: “Ninguno de los muchachos me hizo caso”. De hecho, hasta su propia hija le llamó mentiroso, pero el viejo pescador no desistió hasta que todos se hubieron ido de la aldea y ascendido a un terreno más elevado1. Los moken fueron afortunados porque contaban con alguien repleto de determinación que les advirtió acerca de lo que se avecinaba. Los aldeanos fueron afortunados al seguir sus consejos; de lo contrario, habrían perecido. El profeta Nefi escribió sobre el gran desastre de su época: la destrucción de Jerusalén. “Y así como una
generación ha sido destruida entre los judíos a causa de la iniquidad, de igual manera han sido destruidos de generación en generación, según sus iniquidades; y ninguno de ellos ha sido destruido jamás sin que se lo hayan predicho los profetas del Señor”2. Desde los días de Adán, el Señor ha hablado a Sus profetas y, si bien el mensaje difiere en cuanto a las necesidades específicas de cada época, hay un punto que jamás ha cambiado: “Aléjense de la iniquidad y asciendan a un terreno más elevado”. Cuando las personas obedecen a los profetas, el Señor las bendice; mas cuando desechan Su palabra, muchas veces padecen aflicciones y sufrimiento. Ésta es una gran lección que el Libro de Mormón nos enseña una y otra vez. En sus páginas leemos de los antiguos habitantes del continente americano que, debido a su rectitud, fueron bendecidos por el Señor y prosperaron. Sin embargo, en ocasiones esa prosperidad se tornó en una maldición porque hizo endurecer “sus corazones, y... [olvidarse] del Señor su Dios”3. Hay algo en la prosperidad que saca a relucir lo peor en algunas personas. En el libro de Helamán se habla de un grupo de nefitas que padeció grandes pérdidas y muerte. De ellos se escribió: “Y fue por el orgullo de sus corazones, por razón de sus inmensas riquezas, sí, fue a causa de haber oprimido a los pobres, negando su alimento a los que tenían hambre, y sus vestidos a los que estaban desnudos, e hiriendo a sus humildes hermanos en sus mejillas, burlándose de lo que era sagrado, [y] negando el espíritu de profecía y de revelación”4. Sin embargo, no habrían padecido un dolor así “de no haber sido por su maldad”5. Si tan sólo hubieran dado oído a las palabras de los profetas de su época y ascendido a un terreno más elevado, sus vidas habrían sido notablemente diferentes. La consecuencia natural que reciben los que se alejan de los caminos del Señor es que quedan abandonados a su 117
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN propia fuerza6. Aun cuando en medio de la emoción que produce el éxito, podemos llegar a creer que nos basta con nuestra propia fuerza, quienes confían en el brazo de la carne no tardan en descubrir lo débil e inestable que éste es7. Por ejemplo, al principio Salomón obedeció al Señor y aceptó Su ley, hecho que le reportó prosperidad y le bendijo no sólo con sabiduría, sino también con riqueza y honores. El Señor le prometió que, si seguía siendo recto, “[afirmaría] el trono de [su] reino sobre Israel para siempre”8. Pero, incluso después de haber recibido visitaciones angélicas, de haber recibido bendiciones superiores a las de todos los hombres, Salomón se alejó de Dios. Por ello el Señor decretó que el reino le fuera quitado y entregado a su siervo9. Ese siervo se llamaba Jeroboam, quien era un hombre industrioso, de la tribu de Efraín, y a quien Salomón había encomendado parte de la administración de su casa10. Cierto día, mientras Jeroboam se encontraba viajando, se le acercó un profeta que le profetizó que el Señor quitaría el reino a Salomón y le entregaría a él, a Jeroboam, diez de las doce tribus de Israel. Por medio de Su profeta, el Señor prometió a Jeroboam: “Si... hicieres lo recto delante de mis ojos..., yo estaré contigo y te edificaré casa firme, como la edifiqué a David, y yo te entregaré a Israel”11. El Señor escogió a Jeroboam y le prometió extraordinarias bendiciones si obedecía los mandamientos y ascendía a un terreno más elevado. Tras la muerte de Salomón se cumplieron las palabras del profeta y diez de las doce tribus de Israel siguieron a Jeroboam. ¿Obedeció el nuevo rey al Señor, después de haber recibido semejante concesión? Lamentablemente, no. Mandó fundir becerros de oro e instó a su pueblo a adorarlos. Creó su propio “sacerdocio” seleccionando a quien le convenía y ordenando “sacerdotes de los lugares altos”12. A pesar de las grandes bendiciones que había recibido del Señor, el rey no tardó en superar la maldad de sus predecesores13. En las generaciones posteriores, Jeroboam era la referencia con la que se comparaba a los reyes inicuos de Israel. A causa de semejante iniquidad, el Señor se alejó de Jeroboam; además, debido a la iniquidad del rey, decretó que tanto él como toda su familia fueran destruidos hasta que no quedara ninguno. Esta profecía se cumplió al pie de la letra y la simiente de Jeroboam se extinguió de la tierra14. Salomón y Jeroboam son ejemplos del gran ciclo trágico que tan a menudo se ilustra en el Libro de Mormón. Cuando la gente es recta, el Señor los hace prosperar. La prosperidad conduce al orgullo y éste al pecado. El pecado lleva a la iniquidad y hace que el corazón se endurezca con respecto a las cosas del Espíritu. Finalmente, el fin de ese sendero conduce al pesar y a la aflicción. Este patrón se repite no sólo en la vida de las personas en forma individual, sino en las ciudades, las naciones y en todo el mundo. Las consecuencias de hacer caso omiso del Señor y de sus profetas son reales y suelen ir acompañadas
de sufrimiento y dolor. El Señor nos ha advertido en nuestra época de que la iniquidad finalmente desembocará en “hambre, plagas, terremotos [y] truenos del cielo” hasta que se haga “sentir a los habitantes de la tierra la ira, la indignación y la mano castigadora de un Dios Omnipotente”15. No obstante, conviene tener presente que hay muchas personas buenas que son víctimas del poder de la naturaleza o de la maldad del hombre. Los primeros miembros de la Iglesia de esta dispensación fueron perseguidos y expulsados de sus hogares, y algunos murieron. Pero tal vez debido a lo mucho que padecieron, cultivaron una fortaleza interior que los preparó para la obra que tenían que llevar a cabo. Lo mismo ocurre en la actualidad. Y puesto que no estamos exentos de calamidades, conviene que aprendamos de ellas. Si bien en las Escrituras se muestran las consecuencias de la desobediencia, también se muestra lo que le sucede a la gente que escucha al Señor y obedece Su consejo. Cuando los de la inicua ciudad de Nínive hicieron caso a la advertencia del profeta Jonás, clamaron al Señor, se arrepintieron y se libraron de la destrucción16. Debido a que las personas de la época de Enoc eran muy malvadas, el Señor mandó a Enoc que abriera la boca y advirtiera al pueblo que abandonara la iniquidad y sirviera al Señor su Dios. Enoc hizo a un lado sus temores y obedeció. Viajó entre el pueblo clamando en alta voz, testificando en contra de las obras de la gente. Las Escrituras nos dicen que “todos los hombres se ofendían por causa de él”. Hablaban entre ellos de “una cosa extraña en la tierra” y de “un demente” que había ido entre ellos17. Aunque muchos odiaban a Enoc, los humildes creyeron sus palabras, abandonaron sus pecados y viajaron a un terreno más elevado, “y fueron bendecidos sobre las montañas y en los lugares altos, y prosperaron”18. En su caso, la prosperidad no los condujo al orgullo y al pecado, sino a la caridad y a la rectitud. “Y el Señor llamó Sión a su pueblo, porque eran uno en corazón y voluntad, y vivían en rectitud; y no había pobres entre ellos”19. Después de Su resurrección, el Salvador visitó las Américas. Gracias a Su extraordinario ministerio, el corazón de la gente se ablandó, abandonaron sus pecados y se trasladaron a terrenos más elevados. Ellos apreciaron Sus palabras y trataron de seguir Su ejemplo. Era tal su rectitud que no hubo contenciones entre ellos y se trataban con igualdad los unos a los otros. Compartían libremente de lo que tenían y prosperaron sobremanera. De este pueblo se dijo: “Ciertamente no podía haber un pueblo más dichoso entre todos los que habían sido creados por la mano de Dios”20. Hoy día hacemos frente a la misma decisión. Podemos tontamente no hacer caso a los profetas de Dios, depender de nuestra propia fuerza y terminar cosechando las consecuencias, o podemos sabiamente acercarnos al Señor y participar de Sus bendiciones. 118
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN El rey Benjamín describió ambos caminos y ambos tipos de consecuencias. Dijo que los que rechazan al Señor quedan “consignados al horrendo espectáculo de su propia culpa y abominaciones, que los hará retroceder de la presencia del Señor a un estado de miseria y tormento sin fin”21. Mas los que ascienden a terrenos más elevados y guardan los mandamientos de Dios, “son bendecidos en todas las cosas, tanto temporales como espirituales; y si continúan fieles hasta el fin, son recibidos en el cielo, para que así moren con Dios en un estado de interminable felicidad”22. ¿Cómo sabemos en qué sentido vamos? Durante Su ministerio terrenal, se le pidió al Salvador que mencionara el mandamiento más grande de todos. Sin vacilar, Él dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. “Este es el primero y grande mandamiento. “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. “De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”23. En estos versículos, el Señor ofrece una manera clara de saber si nos hallamos en el camino correcto. Los que ascienden a un terreno más elevado aman al Señor con todo su corazón, un amor que se manifiesta en sus vidas; acuden al Señor por medio de la oración y suplican por Su Santo Espíritu; se humillan y abren el corazón a las enseñanzas de los profetas; magnifican sus llamamientos y anhelan servir más que ser servidos; son testigos de Dios, obedecen Sus mandamientos y se fortalecen en el testimonio de la verdad. También aman a los hijos de nuestro Padre Celestial y sus vidas reflejan ese amor; se preocupan por sus hermanos y hermanas; nutren, sirven y sustentan a sus cónyuges e hijos; con un espíritu de amor y bondad, edifican a los que los rodean; dan liberalmente de sus bienes; lloran con los que lloran, y consuelan a los que necesitan consuelo24. Este trayecto a un terreno más elevado es el sendero al discipulado del Señor Jesucristo. Es un trayecto que conduce a la exaltación con nuestras familias en la presencia del Padre y del Hijo. Por consiguiente, nuestro trayecto a un terreno más elevado debe comprender la casa del Señor. Al venir a Cristo y ascender a un terreno más elevado, desearemos pasar más tiempo en Sus templos, pues éstos representan un terreno elevado, un terreno sagrado. En cada época hacemos frente a una decisión: podemos confiar en nuestra propia fuerza o podemos ascender a un terreno más elevado y venir a Cristo. Cada decisión tiene su consecuencia. Cada consecuencia, un destino. Testifico que Jesús el Cristo es nuestro Redentor, el Hijo viviente del Dios viviente. Los cielos están abiertos y
un amoroso Padre Celestial revela Su palabra al hombre. El Evangelio fue restaurado por conducto del profeta José Smith. Hoy día hay un profeta, vidente y revelador, el presidente Gordon B. Hinckley, que vive y revela al hombre la palabra de Dios. Su voz concuerda con la de los profetas de todas las épocas pasadas. “Invito a cada uno de ustedes”, ha dicho, “los miembros de esta Iglesia, doquiera que estén, a que se levanten con un canto en el corazón y avancen, viviendo el Evangelio, amando al Señor y edificando Su reino. Juntos, nos mantendremos firmes y guardaremos la fe, pues el Todopoderoso es nuestra fortaleza”25. Hermanos y hermanas, somos llamados a ascender a un terreno más elevado. Podemos evitar el pesar y la aflicción que son consecuencia de la desobediencia. Podemos participar de la paz, la dicha y la vida eterna si damos oído a las palabras de los profetas, si somos receptivos a la influencia del Espíritu Santo y si llenamos nuestro corazón de amor por nuestro Padre Celestial y por nuestro prójimo. Les dejo mi testimonio de que el Señor bendecirá a todo aquel que se embarque en el sendero del discipulado y ascienda a un terreno más elevado. En el nombre de Jesucristo. Amén. NOTAS 1. Trascripción del programa CBS News, 60 Minutes: “Sea Gypsies See Signs in the Waves,” emitido el 20 de marzo de 2005; http://www.cbsnews.com/ stories/2005/03/18/60minutes/ main681558.shtml. 2. 2 Nefi 25:9. 3. Helamán 12:2. 4. Helamán 4:12. 5. Helamán 4:11. 6. Véase Helamán 4:13. 7. Véase Juan 15:5: “…separados de mí, nada podéis hacer”. 8. Véase 1 Reyes 9:4–5. 9. Véase 1 Reyes 11:9–10. 10. Véase 1 Reyes 11:28. 11. 1 Reyes 11:38. 12. Véase 1 Reyes 12:28–30; 13:33. 13. Véase 1 Reyes 14:9. 14. Véase 1 Reyes 15:29. 15. D. y C. 87:6. 16. Véase Jonás 3:4–10. 17. Véase Moisés 6:37–38. 18. Moisés 7:17. 19. Moisés 7:18. 20. 4 Nefi 16. 21. Mosíah 3:25. 22. Mosíah 2:41. 23. Mateo 22:37–40. 24. Mosíah 18:9. 25. Gordon B. Hinckley, “Mantengámonos firmes; guardemos la fe”, Liahona, enero de 1996, pág. 82.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN
LA VIDA ABUNDANTE Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles La vida abundante está a nuestro alcance si tan sólo estamos dispuestos a beber en abundancia del agua viva, a llenar nuestro corazón de amor y a hacer de nuestra vida una obra maestra.
Harry de Leyer llegó tarde a la subasta aquel nevoso día de 1956, y todos los caballos buenos ya se habían vendido. Los pocos que quedaban eran viejos y estaban gastados, y los había comprado una empresa de salvamento. Harry, que era maestro de equitación de un colegio de niñas de Nueva York, estaba a punto de marcharse cuando uno de esos animales —un caballo descuidado, castrado, de color gris, con feas heridas en los muslos— le atrajo la atención. El animal todavía tenía las marcas hechas por los pesados arneses de trabajo, lo cual era evidencia de la dura vida que había llevado. Sin embargo, algo acerca de él captó la atención de Harry, por lo que ofreció ochenta dólares por él. Nevaba cuando los hijos de Harry vieron el caballo por primera vez y, dado que estaba cubierto de nieve, los niños le dieron como nombre “Hombre de Nieve”. Harry cuidó bien del caballo que resultó ser un amigo manso y digno de confianza, que a las niñas les gustaba montar porque mantenía la calma y no se encabritaba como algunos de los otros. En realidad, “Hombre de Nieve” mejoró con tal rapidez que un vecino lo compró por el doble del precio que había pagado Harry. Pero “Hombre de Nieve” se desaparecía constantemente del prado del vecino y a veces se lo encontraba en los plantíos de papas (patatas) vecinos y otras veces de regreso en el terreno de Harry. A todas luces el caballo tenía que haber saltado por encima de las cercas que dividían las propiedades, pero eso parecía imposible, puesto que Harry nunca había visto a “Hombre de Nieve” saltar sobre nada más alto que no fuese un tronco caído en la tierra. Pero con el tiempo, al vecino se le agotó la paciencia y le insistió a Harry que se llevara el caballo. Desde hacía años, el gran sueño de Harry había sido exhibir un caballo de saltos que resultase campeón. Había conseguido un éxito regular en el pasado, pero comprendía que, para competir en las más elevadas categorías, tendría que comprar un purasangre que hubiese sido engendrado específicamente para saltar. Y esa clase de caballo de raza le costaría mucho más de lo que podía pagar. “Hombre de Nieve” ya estaba envejeciendo; tenía ocho años cuando Harry lo compró y había sido muy maltratado; pero era evidente que “Hombre de Nieve” quería saltar, por lo que Harry decidió averiguar lo que el caballo podía hacer. Lo que Harry vio le llevó pensar que quizás su caballo tenía posibilidades de competir.
En 1958, Harry inscribió a “Hombre de Nieve” en su primera competición. Allí estaba el rocín entre los hermosos y campeones caballos de pura sangre, donde se veía muy fuera de lugar. Los otros criadores de caballos calificaron con desdén a “Hombre de Nieve” de “pulguiento”. Pero algo asombroso e increíble ocurrió aquel día. ¡“Hombre de Nieve” ganó! Harry siguió inscribiendo a “Hombre de Nieve” en otras competiciones y éste siguió saliendo ganador. El público aplaudía entusiasmado cada vez que “Hombre de Nieve” ganaba una competición, y así se convirtió en el símbolo de lo extraordinario que puede ser un caballo ordinario. Salió en televisión y se escribieron relatos y libros acerca de él. Al seguir ganando “Hombre de Nieve”, un comprador ofreció cien mil dólares por el viejo caballo de tiro, pero Harry no lo vendió. En 1958 y en 1959, nombraron a “Hombre de Nieve” “El Caballo del Año”. Al final, el castrado caballo gris —que había sido una vez vendido al más bajo precio— fue incorporado a la lista de caballos aclamados como excepcionales en los espectáculos de equitación1. Para muchas personas, “Hombre de Nieve” fue mucho más que un caballo, pues constituyó el ejemplo del potencial escondido y no utilizado que yace dentro de cada uno de nosotros. He tenido oportunidad de llegar a conocer a muchas personas magníficas de todas las condiciones sociales. He conocido a personas ricas y pobres, famosas y modestas, prudentes y no muy prudentes, por decirlo así. Algunas sobrellevaban hondos pesares, otras irradiaban una gran paz interior. Algunas escondían resentimientos que no podían superar, mientras que otras resplandecían de incontenible regocijo. Algunas se veían abatidas en tanto que otras, a pesar de los golpes de la adversidad, habían superado el desaliento y la desesperación. He oído afirmar, tal vez medio en broma, que los únicos seres humanos felices son los que sencillamente no se enteran de nada de lo que ocurre alrededor de ellos. Pero yo pienso de otro modo. He conocido a muchas personas que viven con regocijo y que irradian felicidad. He conocido a muchas personas que viven la vida abundante. Y creo saber la razón de ello. En esta ocasión, deseo enumerar unas cuantas de las características que tienen en común las personas más felices que conozco. Ésas son cualidades que transforman
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN la existencia común y corriente en una vida llena de entusiasmo y la hacen abundante. Primero, beben en abundancia del agua viva. El Salvador enseñó: “…el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás… [porque] será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”2. Cuando el Evangelio de Jesucristo se abraza y se comprende en toda su amplitud, éste sana el corazón desgarrado de dolor, da sentido a la vida, une a los seres queridos con lazos que trascienden la vida terrenal y brinda a la vida un regocijo sublime. El presidente Lorenzo Snow dijo: “El Señor no nos ha dado el Evangelio para que andemos lamentándonos todos los días de nuestra vida”3. El Evangelio de Jesucristo no es una religión de lamentos ni de melancolía. La fe de nuestros padres es de esperanza y de alegría; no se trata de un Evangelio de cadenas, sino de un Evangelio de alas. Adoptarlo enteramente equivale a estar lleno de admiración y a tener un fuego espiritual interior. Nuestro Salvador proclamó: “…yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”4. ¿Buscan la paz interior? Beban en abundancia del agua viva. ¿Buscan el perdón? ¿Buscan el sosiego, la comprensión y el regocijo? Beban en abundancia del agua viva. La vida abundante es la vida espiritual. Demasiadas personas se sientan a la mesa del banquete del Evangelio de Jesucristo y no hacen más que mordisquear los manjares que se les ponen delante. Están físicamente presentes —asisten a las reuniones, echan una mirada a las Escrituras y repiten las oraciones conocidas—, pero su corazón está lejos de todo ello. Si hablaran con sinceridad, admitirían que están más interesadas en los últimos rumores del vecindario, en las fluctuaciones de la bolsa de valores y en el argumento de su espectáculo televisivo preferido que en los prodigios celestiales y las apacibles ministraciones del Espíritu Santo. ¿Desean participar de esa agua viva y experimentar esa divina fuente de agua dentro de ustedes que salte para vida eterna? Entonces, no tengan temor y crean con todo el corazón. Cultiven la fe inquebrantable en el Hijo de Dios y hagan llegar el corazón a Dios en ferviente oración. Llénense la mente de conocimiento de Él. Abandonen sus debilidades. Vivan en santidad y en armonía con los mandamientos. Beban en abundancia del agua viva del Evangelio de Jesucristo. La segunda cualidad de los que viven la vida abundante es que tienen el corazón lleno de amor. El amor es la esencia del Evangelio y el mayor de todos los mandamientos. El Salvador enseñó que todos los demás mandamientos y las enseñanzas proféticas dependen de él5. El apóstol Pablo escribió que “toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”6.
Muchas veces no sabemos el alcance que tendrá un sencillo acto de bondad. El profeta José Smith fue un modelo de compasión y de amor. Un día, llegó a casa del Profeta en Nauvoo un grupo de ocho afroamericanos, después de haber recorrido desde su ciudad de procedencia, Buffalo, Nueva York, unos 1.300 kilómetros para unirse al Profeta de Dios y a los santos. Si bien eran libres, se vieron obligados a esconderse de quienes pudiesen confundirlos con esclavos fugitivos. Pasaron frío y privaciones, se les gastaron los zapatos y los calcetines hasta que siguieron caminando con los pies desnudos hasta llegar a la Ciudad de José. Cuando llegaron a Nauvoo, el Profeta les dio la bienvenida en su casa y ayudó a cada uno de ellos a buscar un lugar donde quedarse. Pero quedó una joven llamada Jane, que, por no tener un lugar adonde ir, lloraba sin saber qué hacer. “Aquí no queremos lágrimas”, le dijo José, y, tras haber ido a buscar a Emma, le dijo: “Esta joven dice que no ha conseguido casa. ¿No crees que ha encontrado una casa aquí?”. Emma asintió. Y a partir de aquel día, Jane vivió con ellos como miembro de la familia. Años después del martirio del Profeta y tras haberse unido a los pioneros que hicieron el largo viaje hasta Utah, Jane dijo: “[todavía suelo] despertar a media noche y pensar en el hermano José y en la hermana Emma, y en lo buenos que fueron conmigo. José Smith”, dijo ella, “ha sido el hombre más admirable que he visto en la tierra”7. El presidente Gordon B. Hinckley ha dicho que los que procuren elevar y prestar servicio a los demás “llegarán a conocer una felicidad… que nunca habían conocido… El cielo sabe que hay muchas, muchísimas personas en este mundo que necesitan ayuda. Ah, muchas, muchísimas. Despojémonos de la influencia maligna de la actitud egoísta, mis hermanos y hermanas, e intentemos hacer más de lo que hemos hecho hasta ahora al servicio del prójimo”8. Todos estamos atareados. Es fácil hallar excusas para no ayudar a los demás, pero me imagino que esas excusas han de sonar tan vanas a nuestro Padre Celestial como el niño de la escuela primaria que le entregó una nota a la maestra en la que le pedía permiso para ausentarse de las clases desde el 30 hasta el 34 de marzo. Los que dedican la vida a satisfacer sus propios deseos egoístas, excluyendo a todos los demás, descubrirán a la larga que su alegría es poco profunda y que su vida tiene muy poco significado. En la lápida de la sepultura de una persona así, se encontraba el siguiente epitafio: “Aquí yace un avaro que sólo vivió para sí. Lo único que le importó fue acumular riquezas. Ahora, donde esté o cómo le vaya, Nadie lo sabe ni a nadie le importa”9. Alcanzamos el máximo de la felicidad cuando nos unimos a los demás mediante los vínculos del amor y del servicio abnegado. El presidente J. Reuben Clark enseñó que “no hay mayor bendición, ni mayor regocijo ni felicidad que los que experimentamos cuando aliviamos las aflicciones de otras personas”10. 121
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN La tercera cualidad de las personas que viven la vida abundante es que éstas hacen una obra maestra de su vida. Sean cuales sean nuestra edad, nuestras circunstancias y nuestras aptitudes, cada uno de nosotros puede hacer de su propia vida algo notable. David se vio a sí mismo como un pastor de ovejas, pero el Señor le vio como rey de Israel. José de Egipto servía de esclavo, pero el Señor le vio como vidente. Mormón llevaba armadura de soldado, pero el Señor le vio como profeta. Somos hijos e hijas de un Padre Celestial inmortal, lleno de amor y todopoderoso. Hemos sido creados tanto del polvo de la eternidad como del polvo de la tierra. Cada uno de nosotros tiene un potencial que apenas puede imaginar. El apóstol Pablo escribió: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”11. ¿Cómo es posible, entonces, que tantas personas se vean a sí mismas tan sólo como un viejo caballo gris que no sirve de mucho? Hay una chispa de grandeza dentro de cada uno de nosotros, un don de nuestro amoroso y eterno Padre Celestial. Lo que hagamos con ese don dependerá de nosotros. Amen al Señor con todo su corazón, alma, mente y fuerza. Tomen parte en causas sublimes y nobles. Hagan de su hogar un santuario de santidad y de fortaleza. Magnifiquen sus llamamientos en la Iglesia. Llénense la mente de conocimientos. Fortalezcan su testimonio. Tiendan una mano de ayuda a los demás. Hagan de su vida una obra maestra. Hermanos y hermanas, la vida abundante no nos llega empaquetada ni confeccionada por otra gente; no es algo que podamos encargar ni esperar que se nos envíe por correo; no se concreta sin aflicción ni sin pesar. Se concreta por medio de la fe, de la esperanza y de la caridad. Se hace realidad para quienes, a pesar de las tribulaciones y del pesar, comprenden el mensaje del que escribió: “En lo más crudo del invierno, por fin aprendí que dentro de mí yace un eterno verano”12. La vida abundante no es algo a lo que sencillamente se llega, sino que es un trayecto magnífico que comenzó hace tiempos inmemoriales y que no se acabará nunca jamás.
Uno de los grandes consuelos del Evangelio de Jesucristo es el conocimiento que tenemos de que la existencia de esta tierra no es más que un abrir y cerrar de ojos de la eternidad. Ya sea que nos encontremos al comienzo de nuestra jornada mortal o al final de ella, esta vida no es más que un paso, un paso pequeño. Nuestra búsqueda de la vida abundante no se limita tan sólo a esta vida mortal; su verdadera trayectoria sólo se comprende con la perspectiva de la eternidad que se despliega infinitamente ante nosotros. Hermanos y hermanas, en la búsqueda de la vida abundante hallamos nuestro destino. Como lo ilustra la historia del viejo y desechado caballo de una subasta que llegó a ser campeón de saltos, dentro de cada uno de nosotros existe una chispa divina de grandeza. ¿Cómo se puede saber de qué somos capaces si no nos ponemos a prueba? La vida abundante está a nuestro alcance si tan sólo estamos dispuestos a beber en abundancia del agua viva, a llenar nuestro corazón de amor y a hacer de nuestra vida una obra maestra. Que lleguemos a lograrla es mi humilde oración en el nombre de Jesucristo. Amén. NOTAS 1. Véase Rutherford George Montgomery, Snowman, 1962. 2. Juan 4:14. 3. The Teachings of Lorenzo Snow, ed. Clyde J. Williams, 1996, pág. 61. 4. Juan 10:10. 5. Véase Mateo 22:40. 6. Gálatas 5:14. 7. Neil K. Newell, “Joseph Smith Moments: Stranger in Nauvoo”, Church News, 31 de diciembre de 2005, pág. 16. 8. Teachings of Gordon B. Hinckley, 1997, pág. 597. 9. En Obert C. Tanner, Christ’s Ideals for Living, Manual para la Escuela Dominical, 1955, pág. 266. 10. “Fundamentals of the Church Welfare Plan”, Church News, 2 de marzo de 1946, pág. 9. 11. 1 Corintios 2:9. 12. Albert Camus, en John Bartlett, comp. Familiar Quotations, decimasexta edición, 1980, pág. 732.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN
EL GRAN MANDAMIENTO Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles Cuando ayudamos al más pequeño de los hijos de nuestro Padre Celestial, lo ayudamos a Él.
Hermanos y hermanas, quisiera hacer una pregunta muy importante. ¿Qué cualidad nos define mejor como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días? Hoy deseo hablar acerca de la respuesta a esa pregunta. En el siglo I a. de C., los miembros de la creciente Iglesia en Corinto estaban entusiasmados con el Evangelio. Casi todos eran conversos recientes a la Iglesia; muchos habían llegado atraídos por la predicación del apóstol Pablo y de otras personas. Sin embargo, los santos de Corinto también eran contenciosos y discutían entre ellos. Algunos se sentían superiores a los demás, y se llevaban a juicio los unos a los otros. Cuando Pablo se enteró de eso, con un sentimiento de frustración les escribió una epístola suplicándoles que estuvieran más unidos. Les respondió muchas de las preguntas por las que habían estado discutiendo y al final de su misiva les dijo que deseaba mostrarles “un camino aún más excelente”1. ¿Recuerdan las palabras que escribió después? “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe”2. El mensaje de Pablo a este nuevo grupo de santos fue simple y directo: nada de lo que hagan tendrá gran influencia si no tienen caridad. Pueden hablar en lenguas, tener el don de profecía, entender todos los misterios y poseer toda ciencia, y aun cuando tengan la fe para mover montañas, si no tienen amor, de nada les sirve3. “La caridad es el amor puro de Cristo”4. El Salvador ejemplificó ese amor y lo enseñó aún mientras lo atormentaban aquellos que lo odiaban y lo despreciaban. En una ocasión, los fariseos intentaron tenderle una trampa a Jesús al preguntarle algo que parecía imposible de responder: “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?”5. Los fariseos habían discutido muchas veces esa pregunta, y habían encontrado más de 600 mandamientos6. Si el ponerlos en orden de importancia había sido una labor sumamente difícil para los eruditos, seguramente pensaron que para el hijo de un carpintero de Galilea, la pregunta sería imposible de contestar. Más cuando los fariseos oyeron Su respuesta, debieron haber quedado preocupados, pues ésta indicaba la gran flaqueza de ellos. Él respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
“Este es el primero y grande mandamiento. “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. “De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”7. Desde aquel día, esa declaración inspirada se ha repetido a través de muchas generaciones; mas para nosotros, la medida de nuestro amor es la medida de la grandeza de nuestra alma. Las Escrituras nos dicen que “si alguno ama a Dios, es conocido por él”8. Qué maravillosa promesa: ser conocido por Él. De pensar que el Creador del cielo y de la tierra podría conocernos y amarnos con un amor puro y eterno, se eleva nuestro espíritu. En 1840, el profeta José envió una epístola a los Doce Apóstoles, en la cual les enseñó que “El amor es una de las características principales de la Deidad, y deben manifestarlo quienes aspiren a ser hijos de Dios. Un hombre lleno del amor de Dios no se conforma con bendecir solamente a su familia, sino que va por todo el mundo anheloso de bendecir a toda la raza humana”9. Al amar a los que nos rodean, cumplimos con la otra mitad del gran mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”10. Ambos mandamientos son necesarios, ya que al sobrellevar los unos las cargas de los otros, cumplimos con la ley de Cristo11. El amor es el comienzo, la mitad y el final del sendero de un discípulo; el cual consuela, aconseja, cura y reconforta, y nos guía a través del valle de tinieblas y del velo de la muerte. Al final, el amor nos conduce a la gloria y a la grandeza de la vida eterna. Para mí, el profeta José Smith siempre ha sido un ejemplo del amor puro de Cristo. Muchas personas preguntaron por qué él tenía tanta gente que le seguía y podía retenerlos, y su respuesta fue: “Es porque poseo el principio del amor”12. Se cuenta el relato de un joven de catorce años que había llegado a Nauvoo en busca de un hermano suyo que vivía cerca de allí. El muchacho había llegado en invierno, sin dinero ni amigos. Al preguntar por su hermano, lo llevaron a una casa grande que se asemejaba a un hotel, donde conoció a un hombre que le dijo: “Pasa, hijo, nosotros cuidaremos de ti”. El muchacho aceptó y entró en la casa, donde le dieron de comer, calor y un lecho donde dormir. Al día siguiente hacía mucho frío, pero a pesar de ello, el muchacho se preparó para recorrer los 13 kilómetros que le separaban de su hermano. Cuando el hombre de la casa lo vio, le dijo que aguardara un rato, pues no tardaría en llegar una diligencia que le podría llevar. 123
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Cuando el jovencito manifestó que no tenía dinero, el hombre le dijo que no se preocupara por eso, ya que ellos se ocuparían de él. Tiempo después, aquel muchacho supo que el hombre de la casa no era otro que José Smith, el profeta mormón. Ese joven recordó aquel acto de caridad por el resto de su vida13. En un mensaje reciente del programa Música y palabras de inspiración del Coro del Tabernáculo Mormón, se habló acerca de un matrimonio de ancianos que estuvieron casados por muchas décadas. Al ir la esposa perdiendo paulatinamente la vista, no podía cuidar de sí misma como lo había hecho durante tantos años. Sin que ella se lo pidiera, el esposo comenzó a pintarle las uñas de las manos. “Él sabía que ella podía verse las uñas si se las acercaba a los ojos, desde el ángulo correcto, y que el vérselas la hacía sonreír. Como a él le gustaba verla feliz, siguió pintándole las uñas por más de cinco años, hasta que ella falleció”14. Ése es un ejemplo del amor puro de Cristo. A veces el amor más grande no se halla en las escenas dramáticas que inmortalizan los poetas y los escritores, sino que con frecuencia las mayores muestras de amor son los simples actos de bondad y atención que brindamos a aquellos con quienes nos cruzamos en el camino de la vida. El amor verdadero dura para siempre. Es eternamente paciente y comprensivo. Todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. Ése es el amor que nuestro Padre Celestial tiene por nosotros. Todos deseamos sentir un amor así. A pesar de los errores que cometemos y aun cuando no lo merezcamos, esperamos que los demás nos amen a pesar de nuestros defectos. ¡Oh, qué maravilloso es saber que nuestro Padre Celestial nos ama, a pesar de nuestras debilidades! Su amor es tal que aun si nosotros nos diésemos por vencidos, Él jamás lo haría. Vemos de nosotros mismos el pasado y el presente, pero nuestro Padre Celestial nos contempla con una perspectiva eterna. Aun cuando nosotros nos contentaríamos con menos, nuestro Padre Celestial no, pues Él nos ve como los seres gloriosos que podemos llegar a ser. El evangelio de Jesucristo es un Evangelio de transformación, nos toma como hombres y mujeres terrenales y nos refina en hombres y mujeres para las eternidades. Este refinamiento se lleva a cabo gracias a nuestro amor cristiano. No hay dolor que el amor no pueda mitigar, amargura que no se pueda eliminar ni odio que no se pueda cambiar. El dramaturgo griego Sófocles escribió: “Una palabra nos libera de todo el peso y el dolor de la vida. Esa palabra es amor”15. Los momentos más preciados y sagrados de nuestra vida son aquellos que están llenos del espíritu de amor. Cuanto mayor sea la medida de nuestro amor, mayor será nuestro gozo. Al final, el perfeccionamiento de un amor así es la verdadera medida del éxito en la vida.
¿Aman ustedes al Señor? Pasen tiempo con Él. Mediten en Sus palabras. Tomen Su yugo sobre sí. Esfuércense por entender y obedecer pues “este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos”16. Cuando amamos al Señor, la obediencia deja de ser una carga y se torna en una delicia. Cuando amamos al Señor buscamos cada vez menos las cosas que nos benefician y volvemos el corazón a las que bendicen y edifican a los demás. A medida que nuestro amor por el Salvador se hace más profundo, nuestra mente y corazón se purifican, experimentamos un “potente cambio en… nuestros corazones, por lo que ya no tenemos más disposición a obrar mal, sino a hacer lo bueno continuamente”17. Hermanos y hermanas, cuando consideren en oración las cosas que pueden hacer para incrementar la armonía, la espiritualidad, y edificar el reino de Dios, consideren su sagrado deber de enseñar a otras personas a amar al Señor y a su prójimo. Éste es el motivo fundamental de nuestra existencia. Sin caridad —o sea el amor puro de Cristo— cualquier cosa que logremos no importará nada. Con ella, todo lo demás se volverá vívido y radiante. Cuando inspiramos y enseñamos a los demás a llenar el corazón de amor, la obediencia fluye del interior y nacen actos voluntarios de sacrificio y servicio. Sí, los que hacen sus visitas sólo porque es su deber, por ejemplo, cumplen con su obligación, mas los que hacen las visitas de orientación familiar con un amor genuino por el Señor y por su prójimo emprenderán esa tarea con una actitud muy diferente. Volviendo a mi pregunta inicial: ¿Qué cualidad nos define mejor como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días? Yo respondería: Somos un pueblo que ama al Señor con todo nuestro corazón, alma y mente, y amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Ésa es nuestra característica como pueblo; una especie de faro al mundo indicándole de quiénes somos discípulos18. En el último día, el Salvador no nos preguntará por la naturaleza de nuestros llamamientos, ni por nuestras posesiones materiales ni por nuestra fama; sino que nos preguntará si atendimos al enfermo, si dimos de comer al hambriento y de beber al sediento, si visitamos a los encarcelados o si socorrimos al débil19. Cuando ayudamos al más pequeño de los hijos de nuestro Padre Celestial, lo ayudamos a Él20. Ésa es la esencia del evangelio de Jesucristo. Si deseamos aprender verdaderamente la forma de amar, sólo tenemos que meditar en la vida de nuestro Salvador. Al participar de los emblemas de la Santa Cena se nos recuerda el mayor ejemplo de amor de la historia del mundo. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito.”21 El amor del Salvador por nosotros es tan grande que hizo que “Dios, el mayor de todos, temblara a causa del dolor y sangrara por cada poro”22. Dado que el Salvador dio Su vida por nosotros23, tenemos un fulgor de esperanza, la confianza y la 124
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN seguridad de que al dejar esta existencia terrenal volveremos a vivir con Él. Por medio de la expiación de Jesucristo podemos quedar limpios de pecado y ser partícipes del don de nuestro Padre Todopoderoso. Entonces conoceremos la gloria que “Dios ha preparado para los que le aman”24. Tal es el poder transformador de la caridad. Cuando Jesús dio a Sus discípulos un nuevo mandamiento “que os améis unos a otros; como yo os he amado”25, les dio la gran clave de la felicidad en esta vida y la gloria en la venidera. El amor es el mayor de todos los mandamientos, todos los demás dependen de él. Es nuestro objetivo como discípulos del Cristo viviente; es una de las características, que si la cultivamos, mejorará nuestra vida. Doy testimonio de que Dios vive. Su amor es infinito y eterno y se extiende a todos Sus hijos. Puesto que Él nos ama, nos ha dado profetas y apóstoles para guiarnos en nuestra época. Él nos ha dado al Espíritu Santo, el cual nos enseña, consuela e inspira. Él nos ha dado Sus Escrituras, y no puedo describir lo agradecido que estoy por habernos dado a cada uno un corazón capaz de experimentar el amor puro de Cristo. Ruego que nuestro corazón se colme de ese amor y que podamos llegar a nuestro Padre Celestial y a nuestro prójimo con una visión y una fe renovadas. Testifico que al hacerlo, descubriremos una mayor riqueza en esta vida. En el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.
Notas 1. 1 Corintios 12:31. 2. 1 Corintios 13:1. 3. Véase 1 Corintios 13:1, 2. 4. Moroni 7:47. 5. Mateo 22:36. 6. Véase Talmage, James E, Jesús el Cristo, nota al pie 17, capítulo 31. 7. Mateo 22:37–40. 8. 1 Corintios 8:3. 9. History of the Church, Tomo 4, pág. 227. 10. Gálatas 5:14. 11. Gálatas 6:2. 12. History of the Church, Tomo 5, pág. 498. 13. McConkie, Mark L, Remembering Joseph, Deseret Book, 2003, pág. 57. 14. “Selflessness”, 23 de septiembre de 2007, transmisión de Música y palabras de inspiración, http://musicandthespokenword.com /messages. 15. Sophocles, Oedipus at Colonus, the Oedipus Cycle, traducción de Robert Fitzgerald, A Harvest Book, Harcourt, Brace & World, Inc., Nueva York, 1949, págs. 161–162; línea 1616. 16. 1 Juan 5:3. 17. Mosíah 5:2. 18. Juan 13:35. 19. Véase Mateo 25:31–40. 20. Véase Mateo 25:40. 21. Juan 3:16. 22. D. y C. 19:18. 23. Juan 15:13. 24. 1 Corintios 2:9; véase también Isaías 64:4.
LA PREOCUPACIÓN POR LA PERSONA EN PARTICULAR Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles Jesucristo es nuestro gran ejemplo; lo rodeaban multitudes y habló a miles, sin embargo siempre se preocupaba por la persona en particular.
Agradezco la oportunidad de estar con ustedes hoy en este magnífico Centro de Conferencias. Pese al tamaño de esta congregación, es sobrecogedor darse cuenta de que sólo es una fracción de los millones que van a ver, escuchar y leer las palabras que se hablarán en esta gran conferencia. Por supuesto, echaremos de menos a nuestro amado presidente Gordon B. Hinckley; sin embargo, debido a su influencia, todos somos mejores y, gracias a su guía, la Iglesia es más fuerte; de hecho, el mundo es un lugar mejor porque hubo un gran líder como el presidente Gordon B. Hinckley. Me gustaría decir unas palabras acerca de la nueva Primera Presidencia.
Conozco al presidente Monson desde hace mucho tiempo; él es uno de los valientes de Israel que fue preordenado para presidir esta Iglesia. Es bien conocido por sus relatos y parábolas cautivadoras, pero los que lo conocemos mejor, sabemos que su vida es un modelo práctico y ejemplar de esos relatos. Aunque para él es un cumplido que muchos de los grandes y poderosos de este mundo lo conozcan y lo honren, quizás sea un mayor tributo el que muchas de las personas modestas lo llamen amigo. Por naturaleza, el presidente Monson es amable y caritativo. Sus palabras y sus obras ejemplifican su preocupación por la persona en particular. El presidente Eyring es un hombre sabio, instruido y espiritual. Lo conocen y respetan no sólo en la Iglesia sino entre los que no son de nuestra fe. Es la clase de hombre que cuando habla, todos escuchan y que ha dado honor al apellido Eyring. 125
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Conocí al presidente Uchtdorf cuando presté servicio como presidente de área en Europa. Desde que lo conocí, vi en él a un hombre de gran profundidad espiritual y enorme capacidad; sabía que el Señor lo tenía presente. Hace veintitrés años, tuve el honor de extenderle el llamamiento del Señor para prestar servicio como presidente de estaca en Francfort, Alemania. Al observarlo a través de los años, he notado que todo lo que ha estado bajo su dirección, ha prosperado. El Señor está con él. Cuando pienso en el presidente Uchtdorf, me vienen dos palabras a la mente: Alles wohl, que en alemán significan: “Todo está bien”. Los verdaderos discípulos de Jesucristo siempre se han preocupado por la persona en particular. Jesucristo es nuestro gran ejemplo; lo rodeaban multitudes y habló a miles, sin embargo siempre se preocupaba por la persona en particular. “Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido”1, dijo. “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?”2. Esa instrucción se aplica a todo el que lo sigue. Se nos manda buscar a los que estén perdidos y ser guardas de nuestros hermanos. No podemos ignorar el encargo que el Salvador nos ha dado; debemos preocuparnos por la persona en particular. Hoy, me gustaría hablar acerca de aquellos que están extraviados, unos porque son diferentes, otros porque están cansados, y otros porque se han apartado. Algunos se extravían porque son diferentes. Sienten que no son parte del grupo; quizás, porque son diferentes, ellos mismos se alejan poco a poco del rebaño. Es posible que su apariencia, su forma de actuar, de pensar y de hablar sea diferente de quienes los rodean y, a veces, eso los hace suponer que no encajan y llegan a la conclusión de que no se los necesita. Asociada a esa falsa idea está la creencia errónea de que todos los miembros de la Iglesia deben parecerse, hablar y actuar de igual modo. El Señor no llenó la tierra con una orquesta vibrante de personalidades sólo para valorar a los flautines del mundo. Cada instrumento es preciado y aporta a la compleja belleza de la sinfonía. Todos los hijos de nuestro Padre Celestial son diferentes de algún modo; sin embargo cada uno posee su hermoso sonido propio que agrega intensidad y riqueza al conjunto. Esa diversidad en la creación es un testimonio de cuánto valora el Señor a Sus hijos. No estima a una carne más que a otra, sino que “invita a todos ellos a que vengan a él y participen de su bondad; y a nadie de los que a él vienen desecha, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeres… todos son iguales ante Dios”3. Cuando era niño, recuerdo que había un chico mayor que yo que era discapacitado física y mentalmente; tenía un defecto en el habla y caminaba con dificultad. Los otros muchachos se burlaban de él, lo fastidiaban y se mofaban de él hasta que, a veces, lo hacían llorar. Todavía oigo su voz: “Ustedes no me tratan bien”, les decía, y aún así lo ridiculizaban, lo empujaban y se reían de él.
Un día ya no pude soportarlo más y, a pesar de que sólo tenía siete años, el Señor me dio el valor para hacerle frente a mis amigos. “¡No lo toquen!”, les dije. “¡Dejen de burlarse de él! ¡Sean amables! ¡Es un hijo de Dios!” Mis amigos retrocedieron y se fueron. En ese momento me pregunté si mi audacia perjudicaría mi amistad con ellos, pero ocurrió todo lo contrario. Desde ese día en adelante, mis amigos y yo nos unimos más; ellos mostraron mayor compasión por el muchacho; se convirtieron en mejores seres humanos. Que yo sepa, nunca volvieron a burlarse de él. Hermanos y hermanas, si tan sólo tuviéramos más compasión hacia los que son diferentes de nosotros, se aliviarían muchos de los problemas y pesares del mundo de hoy. De hecho, haría que nuestros hogares y la Iglesia fuesen lugares más santos y celestiales. Algunos se extravían porque están cansados. Es fácil sentirse abrumado; con todas las presiones, las exigencias de nuestro tiempo y la tensión a la que nos enfrentamos cada día, no es de extrañar que nos cansemos. Muchos se desaniman porque no han logrado su potencial; otros simplemente se sienten demasiado débiles para aportar algo; y así, mientras el rebaño avanza, poco a poco, casi sin darnos cuenta, algunos se quedan atrás. Todos nos hemos sentido cansados y agotados en algún momento. Ahora yo parezco sentirme más de esa manera que cuando era joven. José Smith, Brigham Young e incluso Jesucristo sabían lo que era estar cansado. Con esto no intento menospreciar la carga que los miembros de la Iglesia llevan sobre sus hombros, ni minimizar las pruebas emocionales y espirituales que afrontan y que, con frecuencia son pesadas y difíciles de soportar. No obstante, tengo un testimonio del poder renovador del evangelio de Jesucristo. El profeta Isaías proclamó que el Señor “da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”4. Cuando me siento cansado, recuerdo las palabras del profeta José Smith: “¿No hemos de seguir adelante en una causa tan grande? Avanzad, en vez de retroceder. ¡Valor, hermanos; e id adelante, adelante a la victoria! ¡Regocíjense vuestros corazones y llenaos de alegría! ¡Prorrumpa la tierra en canto! “…¡Alaben al Señor los bosques y todos los árboles… y den voces de alegría todos los hijos de Dios!”5. A ustedes, miembros de la Iglesia, que vacilan a causa de sentimientos de ineptitud, les suplico que den un paso adelante, pongan su hombro a la lid y empujen; aun cuando sientan que sus fuerzas aportan poco, la Iglesia los necesita; el Señor los necesita. Recuerden que el Señor a menudo escoge lo débil del mundo para lograr Sus propósitos6. A todos aquellos que estén cansados, dejen que las palabras del Salvador los consuelen: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”7. Confiemos en esa promesa; el poder de Dios puede infundir energía y vigor en nuestro cuerpo y espíritu. Les exhorto a que busquen esa bendición del Señor. 126
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Acérquense a Él y Él se acercará a ustedes porque Él ha prometido que: “…los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”8. Cuando demostramos preocupación por aquellos que están cansados, “socorr[emos] a los débiles, levant[amos] las manos caídas y fortale[cemos] las rodillas debilitadas”9. Los considerados líderes de la Iglesia son conscientes de las limitaciones de las personas; sin embargo, están ansiosos por recurrir a los miembros de la Iglesia al grado que lo permitan las fuerzas y habilidades de dichos miembros. Los líderes enseñan y apoyan, pero no presionan para que alguien “corra más aprisa ni trabaje más de lo que [sus] fuerzas” le permitan10. Recuerden: a veces, aquellos que empiezan más despacio, llegan más lejos. Algunos se extravían porque se han apartado. Con la excepción del Señor, todos hemos cometido errores. La pregunta no es si tropezaremos y caeremos, sino ¿cómo responderemos a ello? Algunos, luego de cometer errores, se apartan del rebaño. Eso es lamentable. ¿Acaso no saben que la Iglesia es un lugar para que las personas imperfectas se reúnan, aun con sus debilidades mortales, y lleguen a ser mejores? Todos los domingos, en cada uno de los centros de reuniones del mundo, hallamos a hombres, mujeres y niños, terrenales e imperfectos, que se reúnen en hermandad y caridad, tratando de ser mejores personas, de aprender del Espíritu y de brindar ánimo y apoyo a los demás. No sé de ningún cartel a la entrada de los centros de reuniones que diga: “Entrada restringida— Sólo para gente perfecta”. Debido a nuestras imperfecciones, necesitamos la Iglesia del Señor. Es allí donde se enseñan Sus doctrinas redentoras y se administran Sus ordenanzas salvadoras. La Iglesia nos anima y motiva a ser personas mejores y más felices; también es un lugar en el que podemos perdernos en el servicio a los demás. El Señor sabe que cometeremos errores y por eso sufrió por nuestros pecados: Él desea que lo intentemos una vez más y que nos esforcemos por mejorar. Hay regocijo en la presencia de los ángeles de Dios cuando un pecador se arrepiente. A ustedes que se han apartado porque se les ofendió, ¿no pueden dejar de lado su dolor y enojo?, ¿no pueden llenar su corazón de amor? Hay un lugar para ustedes aquí. Vengan, únanse al rebaño, consagren sus habilidades,
talentos y destrezas; serán mejores por ello y su ejemplo bendecirá a otras personas. A quienes se hayan apartado por asuntos doctrinales, no podemos disculparnos por la verdad; no podemos negar la doctrina que el Señor mismo nos dio; en ese principio, no podemos ceder. Entiendo que a veces la gente no está de acuerdo con la doctrina, hasta llegan a llamarla insensata; pero me hago eco de las palabras del apóstol Pablo, quien dijo que las cosas espirituales parecen insensatez al hombre; sin embargo, “lo insensato de Dios… es más sabio que los hombres”11. En verdad, las cosas del Espíritu se revelan por medio del Espíritu; “…el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”12. Testificamos que el evangelio de Jesucristo está hoy aquí en la tierra. Él enseñó la doctrina de Su Padre: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta”13. Sé que cada uno de ustedes está preocupado por un ser querido: bríndenle ánimo, servicio y apoyo; ámenlo; sean bondadosos con él o ella. En algunos casos, esa persona volverá; en otros, no; pero, en todos los casos, seamos dignos del nombre que tomamos sobre nosotros, es decir, el de Jesucristo. A todos los que habitan esta hermosa tierra: ¡Elevo mi voz y comparto solemne testimonio de que Dos vive y de que Jesús es el Cristo, nuestro Salvador y Rey! Él restauró Su verdad y Su Evangelio por medio del profeta José Smith. Él habla con Sus profetas y apóstoles. El presidente Thomas S. Monson es el ungido del Señor y hoy guía Su Iglesia; de ello testifico en el nombre de Jesucristo. Amén. NOTAS 1. Mateo 18:11. 2. Lucas 15:4. 3. 2 Nefi 26:33. 4. Isaías 40:29. 5. D. y C. 128:22–23. 6. D. y C. 1:19. 7. Mateo 11:28. 8. Isaías 40:31. 9. D. y C. 81:5. 10. D. y C. 10:4. 11. 1 Corintios 1: 25; véase también el versículo 18. 12. 1 Corintios 2:14. 13. Juan 7:17.
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN
VENGA LO QUE VENGA, DISFRÚTALO Élder Joseph B. Wirthlin Del Quórum de los Doce Apóstoles La forma en que reaccionamos ante la adversidad es un factor importante respecto a cuán felices y exitosos seamos en la vida.
Cuando era joven me encantaba jugar deportes y tengo lindos recuerdos de esos días; pero no todos son agradables. Recuerdo que un día, después de que mi equipo de fútbol americano perdió un partido difícil, llegué a casa desanimado. Allí estaba mi mamá y escuchó mi triste relato. Ella enseñó a sus hijos a confiar en sí mismos y el uno en el otro, a no culpar a los demás por sus infortunios y a poner su mejor esfuerzo en todo lo que hicieran. Cuando nos caíamos, esperaba que nos levantáramos y que siguiéramos adelante, así que no me sorprendió del todo el consejo que me dio; lo he recordado toda la vida. “Joseph”, dijo, “venga lo que venga, disfrútalo”. He reflexionado a menudo en ese consejo. Creo que lo que quiso decir es que todos tenemos altibajos y ocasiones en las que parece que los pájaros no cantan ni las campanas repican. Sin embargo, a pesar del desánimo y la adversidad, las personas más felices parecen saber cómo aprender de los tiempos difíciles y, como resultado, llegan a ser más fuertes, sabias y felices. Quizás haya quienes piensen que las Autoridades Generales raras veces experimentan dolor, sufrimiento o angustia; si tan sólo fuera verdad. Aunque todo hombre y mujer que está en este estrado hoy ha experimentado una gran medida de gozo, cada uno también ha bebido profundamente de la copa de la desilusión, del dolor y de la pérdida. En Su sabiduría, el Señor no protege a nadie del dolor ni de la tristeza. En mi caso, el Señor ha abierto las ventanas de los cielos y ha derramado bendiciones sobre mi familia más allá de mi capacidad de expresión. Sin embargo, al igual que todos, he tenido momentos en la vida en que parecía que el dolor de mi corazón fuera más de lo que pudiera soportar. En esos momentos pienso en aquellos días de mi juventud cuando los pesares más grandes eran por perder un partido de fútbol americano. Qué poco sabía yo de lo que me esperaba en años posteriores; pero cada vez que pasaba por temporadas de tristeza y dolor, recordaba a menudo las palabras de mi madre: “Venga lo que venga, disfrútalo”. ¿Cómo podemos disfrutar de los días llenos de pesar? No podemos, por lo menos no en ese momento. No creo que mi madre estuviera sugiriendo que suprimiéramos el desaliento ni negáramos la realidad del dolor; no creo que sugiriera que encubriésemos las verdades desagradables bajo una capa de felicidad fingida; pero sí creo que la forma en que reaccionamos ante la adversidad es un factor
importante respecto a cuán felices y exitosos seamos en la vida. Si enfrentamos la adversidad sabiamente, los momentos más difíciles pueden ser los de mayor crecimiento, lo que, a su vez, puede traer momentos de mayor felicidad. Con el correr de los años he aprendido algunas cosas que me han ayudado en momentos de pruebas y adversidades, y me gustaría compartirlas con ustedes. APRENDER A REÍR Lo primero que podemos hacer es aprender a reír. ¿Alguna vez han visto a un conductor enojado que, cuando alguien comete un error, reacciona como si esa persona hubiera insultado su honor, su familia, su perro y sus antepasados remontándose hasta Adán? ¿O han tenido un encuentro con la puerta de un gabinete que se dejó abierta en el momento y el lugar precisos, la cual ha sido maldecida, condenada y maltratada por la víctima con la cabeza adolorida? Hay un antídoto para momentos como esos: aprender a reír. Recuerdo cuando subimos a nuestros hijos a una camioneta y manejamos hasta Los Ángeles. Había por lo menos nueve personas en el auto, e invariablemente nos perdíamos. En lugar de enojarnos, nos reíamos; cada vez que dábamos vuelta equivocadamente, nos reíamos más fuerte. Perdernos no era algo raro para nosotros. Una vez, cuando íbamos hacia el sur, a Cedar City, nos equivocamos de camino y no nos dimos cuenta sino hasta dos horas después cuando vimos los carteles que decían: “Bienvenidos a Nevada”. No nos enojábamos; nos reíamos y, como resultado, raras veces había enojo y resentimiento. Nuestra risa creaba recuerdos gratos para nosotros. Recuerdo cuando una de nuestras hijas iba a salir en una cita concertada por otros con alguien que no conocía. Estaba arreglada y esperando que llegara el joven cuando sonó el timbre. Al abrir la puerta, entró un hombre que era un poco mayor, pero ella trató de ser cortés. Nos lo presentó a mi esposa, a mí y a sus hermanos, se puso el abrigo y salieron. La observamos mientras se subía al auto, pero el auto no se movió. Finalmente, mi hija se bajó y, sonrojada, entró corriendo a la casa. El hombre que ella pensaba que iba por ella en realidad iba a recoger a otra de nuestras hijas que había aceptado cuidar a los niños de él y de su esposa por unas horas. Todos nos reímos bastante de eso; en realidad, no podíamos dejar de reír. Más tarde, cuando llegó el joven que sí tenía una cita con nuestra hija, no pude salir a 128
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN recibirlo porque todavía estaba en la cocina riéndome. Ahora me doy cuenta de que nuestra hija podría haberse sentido humillada y avergonzada, pero se rió con nosotros y, por ende, todavía hoy nos reímos de ello. La próxima vez que se sientan tentados a quejarse, más bien intenten reírse; alargarán su vida y harán más agradable la vida de todos los que los rodean.
otro lado del velo, y allí tendremos oportunidades nuevas. Ni siquiera la muerte puede quitarnos las bendiciones eternas prometidas por un amoroso Padre Celestial. Debido a que el Padre Celestial es misericordioso, prevalece el principio de la compensación. Lo he visto en mi propia vida. Mi nieto Joseph tiene autismo. Ha sido muy doloroso para su madre y su padre aceptar las repercusiones de esa aflicción. Sabían que Joseph quizás nunca fuera como otros niños; entendían lo que eso significaba no sólo para Joseph sino también para la familia. Pero, qué gozo ha sido para nosotros. Los niños autistas con frecuencia tienen dificultad para mostrar sus emociones, pero cada vez que estoy con él, Joseph me da un fuerte abrazo. Aunque ha habido desafíos, él ha llenado nuestra vida de regocijo. Sus padres lo han motivado a participar en deportes. Cuando comenzó a jugar béisbol, lo pusieron en los jardines, pero creo que no entendía que debía correr tras la pelota. Él se ideó una forma mucho más eficiente de jugar. Cuando bateaban una pelota hacia él, Joseph la miraba pasar, luego sacaba otra pelota de su bolsillo y se la tiraba al lanzador. Cualquier reserva que haya tenido la familia en cuanto a la crianza de Joseph, cualquier sacrificio que haya hecho, se ha compensado diez veces. Por causa de ese espíritu escogido, sus padres han aprendido mucho acerca de los niños discapacitados; han sido testigos directos de la generosidad y la compasión de familiares, vecinos y amigos. Se han regocijado juntos con el progreso de Joseph y se han maravillado por su bondad.
BUSCAR LO QUE ES ETERNO La segunda cosa que podemos hacer es buscar lo que es eterno. Al pasar por adversidad, quizás sientan que sólo a ustedes les sucede todo, quizás sacudan la cabeza y se pregunten: “¿Por qué a mí?”. Pero, tarde o temprano, el indicador de la rueda del pesar señala a cada uno de nosotros. En un momento u otro, todos debemos sentir pesar. Nadie está exento. Me encantan las Escrituras por-que nos dan ejemplos de hombres y mujeres grandes y nobles como Abraham, Sara, Enoc, Moisés, José, Emma y Brigham. Cada uno de ellos sufrió adversidad y pesar que puso a prueba, fortaleció y refinó su carácter. El aprender a sobrellevar los momentos de desilusión, sufrimiento y pesar es parte de nuestra capacitación sobre la marcha. Esas experiencias, aunque a menudo son difíciles de soportar en el momento, son precisamente el tipo de experiencias que expanden nuestra comprensión, edifican nuestro carácter y aumentan nuestra compasión por los demás. Debido a que Jesucristo sufrió intensamente, Él comprende nuestro sufrimiento, comprende nuestro dolor. Experimentamos situaciones difíciles para que también tengamos mayor compasión y comprensión hacia los demás. Recuerden las palabras sublimes del Salvador al profeta José Smith cuando éste sufría con sus compañeros en la agobiante oscuridad de la cárcel de Liberty: “Hijo mío, paz a tu alma; tu adversidad y tus aflicciones no serán más que por un breve momento; y entonces, si lo sobrellevas bien, Dios te exaltará; triunfarás sobre todos tus enemigos”1. Con esa perspectiva eterna, esas palabras consolaron a José, y también pueden consolarnos a nosotros. A veces, los momentos que parecen abrumarnos de sufrimiento son los que, a la larga, nos permitirán triunfar.
CONFIAR EN EL PADRE CELESTIAL Y EN EL HIJO La cuarta cosa que podemos hacer es confiar en nuestro Padre Celestial y en Su Hijo Jesucristo. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito”2. El Señor Jesucristo es nuestro compañero, ayudante y defensor. Él quiere que seamos felices y tengamos éxito. Si hacemos nuestra parte, Él hará la Suya. Él, que descendió debajo de todas las cosas, vendrá a nuestro auxilio, nos consolará y nos sostendrá; nos fortalecerá en nuestra debilidad y en nuestra angustia; hará que las cosas débiles sean fuertes3. Una de nuestras hijas, después de tener un bebé, enfermó de gravedad. Oramos por ella, la bendijimos y la apoyamos lo mejor que pudimos. Esperábamos que recibiera la bendición de ser sanada, pero los días se volvieron meses y los meses años. En cierto momento le dije que quizás tuviera que luchar con esa aflicción el resto de su vida. Una mañana recuerdo haber sacado una tarjetita y haberla puesto en mi máquina de escribir. Éstas son algunas de las palabras que le escribí: “El secreto sencillo es éste: pon tu confianza en Dios, haz lo mejor que puedas y luego déjale el resto a Él”.
EL PRINCIPIO DE LA COMPENSACIÓN. Lo tercero que podemos hacer es comprender el principio de la compensación. El Señor compensa a los fieles por toda pérdida. Lo que sea quitado de los que amen al Señor les será añadido, a la manera de Él. Aunque quizás no llegue en el momento que deseemos, los fieles sabrán que toda lágrima de hoy, con el tiempo, será compensada cien veces con lágrimas de regocijo y de gratitud. Una de las bendiciones del Evangelio es el conocimiento de que cuando la cortina de la muerte indique el final de la vida terrenal, la vida continuará del 129
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ÉLDER JOSEPH B. WIRTHLIN Ella confió en Dios, pero su aflicción no desapareció. Sufrió muchos años, pero a su debido tiempo, el Señor la bendijo, y con el tiempo recuperó la salud. Conociendo a mi hija, sé que aunque nunca hubiera hallado alivio, habría seguido confiando en el Padre Celestial y le hubiera “[dejado] el resto a Él”.
Sé por qué debe existir una oposición en todas las cosas. La adversidad, si se maneja correctamente, puede ser una bendición en la vida; podemos aprender a disfrutarla. Al procurar tener sentido del humor, buscar la perspectiva eterna, comprender el principio de la compensación y acercarnos a nuestro Padre Celestial, podremos soportar las dificultades y las pruebas; podremos decir, como dijo mi madre: “Venga lo que venga, disfrútalo”. De ello testifico en el nombre de Jesucristo. Amén.
CONCLUSIÓN Aunque hace mucho tiempo que mi madre murió y recibió su recompensa eterna, sus palabras siempre me acompañan. Aún recuerdo el consejo que me dio ese día hace mucho tiempo cuando mi equipo de fútbol americano perdió un partido: “Venga lo que venga, disfrútalo”.
Notas 1. D. y C. 121:7–8. 2. Juan 3:16. 3. Véase Éter 12:27.
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