Abrid vuestras bocas

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ABRID VUESTRAS BOCAS Por el Elder Hartman Rector, Jr.

Los Santos de los Ultimos Días son el pueblo mas bendecido sobre la faz de la tierra, más que cualquiera otro que jamás vivió sobre ella. Porque como todas las otras personas que existen hoy día vivimos en una epoca de progreso material sin precedentes. La gente tiene mas cosas que en cualquier época de la historia. La ciencia médica ha podido lograr y avanzar mas que nunca. Las enfermedades que antes eran pestilencias trágicas ya no constituyen problemas, y parece que con el tiempo todas las enfermedades serán conquistadas. El transporte es mas eficáz, rápido, y seguro que en toda la historia registrada. La comunicación se utiliza en un nivel que ni se imaginaba posible hace dos décadas. Hoy es el día del cual los profetas soñaron, hablaron y que tanto anhelaban ver. Y nosotros vivimos en medio de todo esto. Además de esto, el Señor nos ha concedido el reino de Dios en la tierra. Leamos sus palabras y escuchemoslas : ‘‘De cierto os digo, que sois escogidos de entre el mundo para declarar mi evangelio con el son de alegría, como con la voz de trompeta. Elevad vuestros corazones y alegráos, porque yo estoy en medio de vosotros, y soy vuestros abogado ante el Padre; y es su buena voluntad daros el reino.’’ (D & C 29:4-5) ‘‘No temáis pequeña grey, el reino es vuestro hasta que yo venga. He aquí, vengo pronto. Así sea.’’ (D & C 35:27) El reino es nuestro. Y otra cosa que contribuye a la singularidad de nuestros días es que tenemos un profeta viviente quien nos ayuda a transitar este corto tiempo de probación. Así que no seamos impedidos por nuestras tontas equivocaciónes. La ignorancia es costosa. Hay tantas decisiones que aparentan ser igulamente virtuosas que es casi imposible tomar desiciones correctas. Cuán generoso y bondadoso es el Señor por haber mandado un profeta para guiarnos. Debemos diligentemente buscar y hacer casa a sus palabras, porque se nos dan simplemente para proporcionar la felicidad. Ahora, entre los milagros de la humanidad moderna, hemos sido milagrosamente escogido para declarar el evangelio. ¿Y cómo estamos de sempeñando actualmente esta tarea bajo el peso de tal responsabilidad? Escuchemos las palabras del profeta viviente : ‘‘Mis queridos hermanos y hermanas, me parece muy clara y de hecho me pesa la impresión, que la Iglesia he llagado al punto de crecimiento y madurez tal, que finalmente se nos permitirá avanzar de una manera mucho mayor. Hemos vacilado sobre el mismo nivel por mucho tiempo. Reanudemos nuestra jornada hacia arriba. Pongamos fin a nuestra renuencia en socorrer a los de más, ya sea en nuestros hogares, barrios, o vecinos.’’ Aparentemente, esto es nuestro problema. Somos renuentes a ayudar a los de más, y el ayudar es lo que se requiere de nosotros si hemos de servir al Señor. Estoy convencido de que el auxiliar a los de más es la única forma en que rendimos servicio al Señor. La doctrina del rey Benjamin es verdadera todavia ‘‘…Cuando os halláis en el servicio de vuestros semejantes, sólo estáis en el servicio de vuestro Dios.’’ (Mosiah 2:17)

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En base a las palabras de Dios, tanto a los profetas antiguos como a los modernos, nuestra gran responsabilidades es la de llegar a los demás. De acuerdo con las palabras del profeta viviente esto incluye : (1) los miembros de nuestra propia familia, aunque sea un grupo comparativamente pequeño. (2) Nuestro barrios o ramas incluyendo a los inactivos y futuros elderes, que es un grupo un poco mas amplio. Y la categiría más grande es : (3) Nuestros vecindarios : la gran muchedumbre de los no-miembros del mundo, a la cual Dios ama tanto como a aquellos de sus hijos que han aceptado su evangelio y están fielmente viviendo sus principios. A veces tenemos la idea de que Dios ama más a los fieles Santos de los Ultimos Días qie los Católicos, Bautistas, Metodistas, o Bautistas. Sin embargo, tal no es el caso. Jacób en el Libro de Mormón registra; ‘‘Y ahoar, hermanos míos, os he hablado acerca del orgullo; y aquellos de vosotros que habéis afligido a vuestro prójimo, y lo habéis perseguido a causa del orgullo de vuestros corazones por las cosas que Dios os dio, que tenéis que decir de esto?. No creéis que tales cosas son abominables para aquel que creó toda carne?. Y en su vista un ser es tan precioso como el otro. Y toda carne viene del polvo; y con el mismo fin El los ha creado: para que guarden sus mandamientos y lo glorifiquen para siempre.’’ (Jacob 2:20-21) Estoy seguro de que El está más complacido con los Santos de los Ultimos Días debido a que ellos obedecen sus mandamientos. De hecho, El declaró que se complace únicamente con la Iglesia de Jesucristo de Los Santos de los Ultimos Días hablando colectiva y no individualmente. (D & C 1:130) Yo siento que me complazco con mis propios hijos cuando guardan mis mandamientos. Y si no lo hacen podrán ser castigados. Ahora ciertamente eso no significa que yo no les ame y asi es con el Señor. Efectivamente hay escrituras que indican que cuando el Señor castiga es evidencia de que El nos ama. ‘‘Porque al que ama disiplina…’’ (Hebreos 12:6) Por lo tanto el desafío principal de los S.U.D. es el de compartir el mensaje de la restauración a los que se hallan en la oscuridad, los cuales estan vedados solamente porque no saben dónde hallarla. (D & C 123:12). Esto es extremadamente crítico porque hay serias consecuencias a aquellos que no acepten el evangelio ni hacen convenios con el Señor a través del agua y del Espiritu. Esto lo declaró claramente el Maestro al visitarpersonalmente a los antiguos habitantes de las Américas poco después de su resurrección en Jerusalén. Sus palabras dificilmente pudieron ser malinterpretadas : ‘Y quien no creaen mí, ni sea bautizado, será condenado. (3 Nefi 11:34). El juzgó prudente reiteraresta misma doctrina en nuestra época al profeta José Smith: ‘‘En verdad, en verdad os digo, que aquellos que no crean en vuestras palabras, ni se bauticen en el agua en mi nombre para la remisión de sus pacados, a fin de que puedan recibir el Espiritu Santo, serán conenados y no entrarán en el reino de mi Padre, donde mi Padre y yo estamos. Y esta revelación y mandamiento dado a vosotros está en vigor desde esta mismahora en todo el mundo; y el evangelio es para todo los que no lo han recibido’’. (D & C 84 :74-75) Esta es una declaración tan precisa e inequivoca concerniente a nuestras responsabilidades hacia los no-miembros que me pregunto si nosotros podemos esquivala y escapar a la ira de Dios junto quien a la vez es un Padre preocupado. Yo creo que es lo que NO HACEMOS y no lo QUE HACEMOS que nos condenará en el último día. Podemos arrepentirnos de las cosas

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malas que hacemos, Serán borradas. Las cosas buenas que hacemos las debemos registrar en nuestros diarios personales e historias familiares y será archivadas también en los cielos. Por ellas seremos premiados y ciertamente éstas no nos perjudicarán. Las única cosas por las que no podremos arrepentirnos son las cosas que no hicimos. Estas seguramente servirán para juzgarnos en el último día. Esto va precisamente de acuerdo con la afirmación del; Señor: ‘‘De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos mas pequeños, tampoco a mi lo hicisteis. E irán estos al castigo eterno’’ (Mateo 25:45-46). Sería, por supuesto, distinto si el Señor no nos hubiera dado instrucciónes tan especificas en cuanto a cómo hacerlo. Siempre hay una excusa si somos ignorantes o no sabemos cómo. Pero al Señor se ha esforzado mucho por asegurar que nosotros sepamos hacerlo para así poder cumplir con el mandato que nos ha dado. En la sección 33 de D & C tenemos un bosquejo que nos enseña ómo traer gente a la Iglesia. ‘‘Si, de cierto de cierto os digo, que el campo está ya para la siega; por tanto, meted vuestra hoces, y cosechad con toda vuestra alma, mente y fuerza. Abrid vuestra boca y será llena, y seréis como Nefi de antaño, que salió de Jerusalen al desierto. Si, abrid vuestra boca y no desistáis, y vuestra espaldas serán cargadas de gavillas, porque he aqui, estoy con vosotros. Si, abrid vuestras boca y será llena, y decid : Arrepentios, arrepentios y preparad la via del Señor, y enderezad sus sendas; porque el reino de los cielos está cerca.’’(D & C 33:7-10) Primero, tenemos una reafirmación del Señor de que el tiempoes preciso. Es la época de la cosecha. Esto no quiere decir que es el tiempo para sembrar semillas, lo que a menudo reclamamos estar haciendo cuando en realidad no aprovechamos las oportunidades de presentar la iglesia a nuestros amigos. A veces nos decimos a nosotros mismos que no queremos ofender a la gente. Me pregunto si debemos preocuparnos tanto por sus sentimientos, cuando es su salvación eternala que depende de ellos. Es tiempo para cosechar. La cosecha es la temporada mas arduadel año, como lo indica el resto del versiculo, ‘‘…por tanto meted vuestras hoces y cosechad con toda vuestra alma, mente y fuerza.’’ El Señor quiere que nos involucremos. ¿Porqué es tan crítica la cosecha? Probablemente porque hay tantas cosas que pueden destruirla. Para nombrar algunas: el tiempo podrá cambiar. Eso ciertamente puede destruir la cosecha. O se puede romper la maquinaria, también imposibilitándola. O tal vez el precio. Todas estas condiciónes pueden afectar gravemente la cosecha. Por lo tanto hay una necesidad de urgencia mientras dure el día. El Señor entonces nos manda meter la hoz diciéndonos especificamente cómo hacerlo. Es muy sencillo, como la mayorí de los mandamientos del Señor. Todo lo que se necesita es que abramos la boca. Escuchad al Señor; ‘‘Abrid vuestras boca y será llena, y seréis como Nefi de antaño que salió de Jerusalén al desierto.’’ He meditado esta escritura y seriamente considero si yo quisiera aguantar lo que Nefi vivió en el desierto. Pero una cuidadosa consideración del pasaje nos deja ver lo que el Señor quiso darnos a entender. Nefi dice, ‘‘E iba guiado por el Espiritu sin saber de antemanos lo que tendría que hacer.’’ He encontrado que eso es precisamente lo que ocurre cuando uno confía en el Señor, abre su boca y empieza a hablar del evangelio restaurado. Muchas veces uno no sabe lo que va a decir, pero será guiado por el Espiritu para decir las cosas que aquella persona necesita oir. Cuando confiáis en el Seño nunca tendréis que temer, pues, El nunca varía en lo que ha dicho. El próximo versiculo dice; ‘‘Si, Abrid vuestra boca y no desistáis…’’ La pregunta naturalmente surge: Desistir de que cosa?

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La respuesta : Intentamos salvarnos de la vergüenza, no abriendo la boca. Si comenzamos a hablar con personas desconocidas ellos podrán pensar que somos fanáticos o un poco raros. Pero el Seño dice que no nos preocupemos por eso porque ‘‘…vuestra espalda serán cargadas de gavillas, porque he aquí, estoy con vosotros.’’ Obviamente esta es la razón por la cual logramos éxisto: el Seño está con nosotros. El nos dará el éxito si es que seguimos su mandato. El Señor entonces repite el mandamiento un avez mas, ‘‘Sí, abrid vuestras bocas y será llena y decir: Arrepentios y preparad la vía del Señor, y enderezad sus sendas, porque el reino de los cielos está cerca.’’ Es un hecho que el Reino de Dios está cerca, donde quiera que vosotros estéis puesto que vosotros representáis su acceso al reino. Nosotros poseemos el reino, así que somos los únicos que les podemos dejar entrar. ¡Nadie mas! Las huestes de evangelistas enérgicos cuyosgritos nos inundan y los demás profesores de otras religiones no lo pueden hacer porque ellos mismos no están en el reino. Solamente nosotros los miembros de la iglesia tenemos el reino. Así que recae en nosotros la responsabilidad de traer a más de cuatro billones de personas. Había una época en la cual parecía que no deberíamos estar preocupados por la salvación de cada ino de los hijos de Dios porque sólo nos responsabilizábamos por los ‘‘elegidos’’. Los elegidos han sidoidentificados como los de la casa de Israel, la simiente de Abraham, los de sangre creyente, etc. Así que sólo nos interesaban estos electos quienes escucharían el evangelio y no endurecerían su corazón. Sin embargo, con el advenimiento de la revelación del sacerdocio, pareciera que no hay hijo de Dios que no pueda ser un elegido. ‘‘Porque quienes son fieles hasta obtener esto dos sacerdocios de los cuales he hablado, y magnifican su llamamiento, son santificados por el Espíritu para la renovación de sus cuerpos. Llegan a ser los hijos de Moisés y de Aarón, y la descendencia de Abraham, y la iglesia y reino, y los elegidos de Dios.’’ (D & C 84:33-34) Ahora todos somos herederos del sacerdocio y todos debemos tener la oportunidad de obtenerlo, tanto los vivos como los muertoas. Porque, ¿Cómo sabremos quienes recibirán el mensaje del evangelio? Por lo tanto la responsabilidad que actualmente descansa sobre los miembros de la iglesia, se ha amplificado tanto en lo que concierne a la obra misiomal como a la obra genealógica. El Señor nos ha enseñado especificamente cómo hacerlo. Hemos de abrir nuestra bocas. La pregunta obvias: ¿Que debo decir? La respuesta: no importa mucho. Hay algunos temas que el Señor ha sugerido que son particularmente atractivos para los nomiembros. El nos refiere uno de estos temas en la sección 84 de D & C; ‘‘Y en ocasiones pasadas vuestras mentes se han ofuscado a causa de la incredulidad, y por haber tratado ligeramente las cosas que habéis recibido, y esta incredulidad y vanidad han traído la condenación sobre toda la iglesia. Y esta condenación pesa sobre los hijos de Sión, si, todos ellos; y permanecerán bajo esta condenación hasta que se arrepientan y recuerden el nuevo convenio, a saber, el Libro de Mormón y los mandamientos anteriores que les ha dado, no sólo de hablar, sino de obrar de acuerdo con lo que he escrito, a fin de que puedan traer frutos dignos para el reino de su Padre.’’ (D & C 84:54-85) Es evidente que no apreciamos el Libro de Mormón lo suficiente. Este, entonces, puede ser un excelente tema religioso que nos haga abrir nuestra boca. ¿Os puedo sugerir dos preguntas que vosotros podéis hecer, las cuales garantizarán una contestación positiva de la persona a quien hecéis las preguntas? Estas preguntas puede hecerse a cualquier persona y en cualquier momento y lugar. Y por un estudio realizado, se ha comprobado que en el 85% de los casos, las respuestas resultan afirmativas. La primera pregunta es: ‘‘¿Le gusta leer?’’ Esta pregunta es también un alogio. Significa que vosotros creés que el o ella pueden leer. Se supone que la gente

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a la que le gusta leer es inteligente. La respuesta a esta pregunta es casi siempre la misma. Invariablemente ellos replican: ‘‘Sí, pero no tengo mucho tiempo,’’ lo cual por supuesto es cierto. A nadien le sobra tiempo para leer hoy día, gracias a la televisión, cine, etc. Sin embargo, sea la que sea la contestación a vuestra pregunta, la siguiente es siempre la misma: ‘‘¿Sí yo le mando un libro que relatara la vida de Jesucristo en el continente Americano, lo leería?’’ Es impresionante la cantidad de gente que dirá: ‘‘Si, me gustaría leer un libro así.’’ Vuestra próxima pregunta, poniendo una tarjeta y lapicera delante de ellos, será: ‘‘¿Puede anotar su nombre, dirección y número de telefono por favór? Ellos invariablemente aceptarán la solicitud. Entonces llevaréis la tarjeta (una tarjeta común, no muy grande) con su nombre, dirección y número de teléfono por su propia mano y la colocaréis en una copia del Libro de Mormón junto con vuestra foto y testimonio y lo daréis a los misioneros para que éstos lo entreguen. Vuestro testimonio debería ser sencillo. Por ejemplo: ‘‘Este es el libro que le prometí enviar. Si ud. Lo lee y aplica la promesa, (dibujar una flecha hacia la promesa de Moroni) su viad cambiará como ha cambiado la mía. Con amor, (vuestro nombre)’’ Si el contacto reside fuera de vuestra área, envialo al presidente de misión que preside la zona donde ellos viven. El líder misional de vuestro barrio estará contento y dispuesto a ayudarnos con la guia apropiada. Los misioneros irán a la casa con la tarjeta que contiene su nombre, dirección y número de telefono en su propia letra y dirán: ‘‘El Sr. …. Nos pidió que le entregáramos este libro.’’ Ellos se acordaran diciendo ‘‘Oh, si, Pasen.’’ Esto demuestra lo sencillo que es cumplir con el mandamiento del Señor de ‘‘abrid la boca’’. Es mucho mas eficaz dejar que se lo entreguen los misioneros que hacerlo vosotros. Realmente no tenéis la seguridad de que ellos van a leerlo. Sin embargo, cuando lo entregan los misioneros, ellos tienen la oportunidad de hablar del libro. Un buen misionero puede generar en ellos el deseo de investigar este singular relato de la visita de Cristo a las Américas. Y muchas veces los pueden los pueden comprometer a leerlo. También un alto porcentaje de conversos son frutos de estos encuentros. El compromiso es el ingrediente mas importante del proceso de la conversión. John Adams (segundo presidente de los Estados Unidos) dijo un avez a su esposa Abigail: ‘‘Compromiso, Abbie, Compromiso! Hay sólo dos criaturas que son dignas de vivir. Una es la que se compromete y la otra es la que requiere de otros.’’ Es un hecho. Por lo general, sólo hacemos lo bueno cuando estamos firmemente comprometidos a hacerlo. Por lotanto, el colocar los ‘‘testigos especiales’’ en lugares donde podrán ayudar a la gente a que se comprometa es una parte fundamental del proceso de la conversión. Tal vez sería provechoso considerar algunos casos o ejemplos que explican cómo se lleva a cabo. El primero es relatado por una señorita que habia servido una misión y cuenta lo que le sucedió en su propia estaca. Citaré sus palabras: ‘‘No hace mucho, el Hermano Rector vino a nuestra conferencia de estaca. Mientras estuvo aquí, él presentó su programa ‘Compartiendo el Libro de Mormón con dos preguntas’. Cada miembro del Sumo Consejo se comprometió a colocar siete libro. Uno de ellos, Ray Kelly, se llevó sus libros a casa y los puso sobre la mesa. Su hija de siete años le preguntó para qué los tenía. El le contestó que eran para regalar, a amigos no-miembros usando el programa presentado por el Hno. Rector en la conferencia. Ella no recordaba el programa asi: que pidió que se lo explicara. Lo hizo. Después, ella hizo qué su papá le escibiera las dos preguntas en un papel. Cuando se dio cuenta de que no pudo leerlas acudió a su mamá, pidiéndole que le preparara una tarjeta con las dos preguntas claramente escritas en ella. Luego la chiquita desapareció. Cuando el Hermano Kelly regresó encontró siete sobres con nombres y direcciones, cada uno con distinta letra, puestos encima de los Libros de

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Mormón. Esta niña había golpeado puertas en su barrio. Al llegar a las puertas de los vecinos ella decia; ''¿Le gusta leer?" Cuando el1os contestaban 'Si', ella decia, "¿Podría usted leer la segunda pregunta en esta tarjeta?" Aparentemente la segunda pregunta le era demasiado difícil de leer. Cuando la gente respondía, 'Si, me gustaría leer más sobre la visita de Jesús a las Américas', ella, hacía que anotaran su nombre y dirección el el sobre. Así que en una noche sola, esta nena de siete años colocó siete copias del Libro de Mormón." ¿Os parece demasiado difícil? El segundo caso es contado por una Joven esposa de un presidente de rama, madre de cinco hijos en ese entonces. Ella había asistido a la conferencia del sábado a la noche en la cual el programa de 'Abrir su boca' fue presentado. Se hizo una promesa, conforme a la cual resultarían cincuenta bautismos si cada, uno de los miembros se comprometía a hacer las dos preguntas en dos ocasiones distintas durante esa semana y cumplía con el mandato. Su relato: "Muchísimas gracias por una conferencia tan inspiradora. Karlin y yo sabíamos que iba a ser especial debido a la inmensa oposición que recibimos la semana pasada. Siempre podemos medir nuestros acontecimientos espirituales por la intensidad de la oposición. El Señor seguramente obra milagrosamente. Jamás sentí el espíritu con tanta fuerza como lo sentí la otra noche cuando usted profetizaba. Me preguntaba si alguien mas también lo sentía así que eché una mirada y vi que el Presidente de la Estaca se bañaba en el espíritu a medida que se nos derramaba. Sé que por eso sentí la necesidad de lograr mis dos contactos. Ardía con el espíritu del Señor. No podía quedarme quieta hasta qué hubiera cumplido con mi promesa. Esto fue un verdadero milagro dentro de mí porque aunque usted dijo que es fácil y sencillo abrir nuestra boca y que hasta se nos darían las palabras justas en el momento preciso, aún me es difícil superar los años de opresión y silencio forzado. He crié en un ambiente en que la expresión libre no era permitida. De hecho se me inculcaba no hablar por miedo a la persecusión. Este miedo era lo que me enseñaba a repetir palabras completamente ajenas a las verdaderas creencias de mi corazón. Ya no pude comunicarme con el mundo que me rodeaba. Pero doy gracias por un amoroso Padre Celestial quien escucha nuestras silenciosas oraciones e inexpresados clamores de angustia. Desdé el día de mi conversión, ese proceso se ha ido invertiendo despacio y dolorosamente. De alguna manera, tal vez por el amor que Jamás había sentido, por la reconstrucción de una autoestima muy deteriorada pero , mas que nada, por el Espíritu del Señor, supe mi verdadera valor. Ahora el Espíritu me acompaña cuando enseño y cuando abro, la boca, esta se llena, de lo cual mi esposa puede testificar. A veces no me puedo callar por horas después de haber dado una clase. Supongo que debo compensar por el tiempo que he perdido. Me llegó mucho cuando usted comentó en aquella conferencia que lo que mas tememos es hablar con extraños. Usted tuvo la vista fija en mis ojos cuando dijo eso y me tocó profundamente. Luego de la reunión fuimos a la heladería. Karlin conoce la gente de ahí y Roni, la hija del patrón, nos saludó. Yo lo pellizqué a él y le dije, '¿Por que no le haces la pregunta?'. 'Es Judia,' me susurró. 'No juzgues,' dijo el Espíritu. Asi que lo hizo y saco una referencia. ¡Que bárbaro! Nos sentamos y me puse a mirar por todos lados. Fue como si yo pudiera ver por primera vez. Gente que ni siquiera conocía se convertía en posibles contactos, hermanos y hermanas que no tenían el mismo conocimiento con el cual yo había sido tan bendecida. Yo me transformé en la hermana mayor que les podía enseñar. Verdaderamente se volvió en unjuego como usted había mencionado. La vida nunca fue así para mi, al contrario. Al llegar a casa nos encontramos con la nueva niñera totalmente desconocida. Me metí en la pieza para recoger, una tarjeta para escribir su nombre y dirección. 6

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Cuando salí, ella estaba comentándole a Karlin de una novela que estaba leyendo. Fue natural, como si los ángeles lo hubieran dispuesto, y éstos sin demora me dieron la señal. Le dije: '¿Te gusta leer? Si yo te mandara un libro...' Me salieron palabras que jamás había proferido. Fueron torpes, artificiales, raras. Pero continué. '...Lo leerías?' Me miró como si no entendiese pero finalmente me respondió: 'Si.' No recuerdo nada mas porque de allí mi esposo tomó las riendas. Todo lo que pude hacer fue sentarme, asombrada. 'Lo hice, lo hice! Salió muy feo, pero lo aceptó igual. ¡Realmente anduvo! '¡Lo hice, lo hice!' le dije a Karlin mas tarde esa noche. 'Ya sé que lo hiciste, ahora tranquilízate. Ya es tarde.' Yo sabia que lo podía hacer pero mi motor no se apagaba. Seguía repasando mi éxito mentalmente. Por mas que me esforzara no me pude dormir. 'Quizá puedo ir a ver a Maggie en el supermercado antes de la conferencia para anotar su nombre.' 'No vas a poder contactarla el domingo, asi que duérmete.' 'Pero tengo que encontrar alguien mas. No me voy a dormir hasta que lo haga.' '¿Acaso puedes pasar toda la noche en el auto buscando personas?' ¿No. Pero. ¿Dónde puedo encontrar a alguien a esta hora?' 'Bueno, busca en mi cartera, llévate unos dólares y vete al almacen a comprar leche.' ¡Perfecto! Agarré y me fui pero no sin antes orar, pidiendo ayuda y protección. Eran las once y media de la noche, asi que aún podía comprar leche. El Presidente Kimball ha dicho, "No hagáis compras el domingo." 'Padre Celestial,' decía en mi oración, 'protégeme y guíame a un contacto de oro. Bendíceme con tu Espíritu, en el nombre de Jesús, Amén.' Al terminar el sector residencial, tuve que tomar una decisión. ¿Por dónde voy? He de ir al almacén? ¿O tal vez puedo ir a ver a Maggie? Y si ella no está puedo hacer la pregunta a alguien mas. Igual, no me gusta mucho la clase de gente que suele estar cerca del almacén a esta hora. 'No juzgues. Karlin es tu esposo y cabeza. Tal vez él fue inspirado a decirte que fueras al almacén aun antes de que tu ofrecieras la oración,'me aconsejó el Espíritu. Bueno, me voy al almacén. O.K., tengo la leche. Ahora, ¿Con quién hablo? Allí está un hombre grande atendiendo el mostrador. No puedo salir de aquí hasta que encuentre alguien. Bueno, seguiré como si estuviera buscando algo mas. 'Oh, Padre, ¿Que haré? Dame coraje. Pon las palabras en mi boca,' supliqué. '¡Hazlo!' Respondió el Espíritu inequívocamente. Así que me acerqué a la caja y lo hice. Es decir, compré la leche. Seguia pidiendo inspiración cuando el almacenero me preguntó si eso era todo. ¿Fue eso la señal? Si lo era, yo había fracasado otra vez. 'Sí, es todo,' le contesté. 'No. Eso no es todo y tú lo sabes bien,' declaró el Espíritu. Jugaba con el cambio en mi mano, pidiendo tiempo y valor mientras tanto. Sabia que ya tendría que hacer algo puesto que el silencio nos ponía incómodas. Inhalé profundamente, miré al entraño y le pregunté,:

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'¿Le gusta leer?' El quedó sorprendido, pues ni habíamos conversado anteriormente. Yo había estado hablando con el Señor. Después de la primera impresión, sin embargo, el pensó que yo lo había involucrado en algún tipo de juego. 'Sí,' me respondió y luego esperaba para ver lo que sucedería. Nerviosamente saqué una tarjeta y lapicera y le rogué que anotara su nombre y dirección. (Ella había olvidada la segunda pregunta completamente. Ahora, uno puede pensar que eso arruinaría toda posibilidad de tener éxito pero asi no ocurrió. ¿Por que? Porque la mano del Señor interviene bajo situaciónes así... "He aquí yo estoy con vosotros.") Para continuar con su relato... "El vaciló un ratita y luego lo anotó. Me miró y dejando la lapicera me dijo, 'Muy bien. ¿Cual es la trampa?' Me di cuenta de que el Señor me estaba acompañando porque pensé en una respuesta. 'No hay ninguna trampa. Es que estaba leyendo un libro buenísimo y quería compartirlo con alguien.' Inmediatamente se relajó. Se había formado un vínculo que convirtió a dos personas en amigos. Había un amor mutua. El habló con mucho entusiasmo diciendo, 'Acabo de leer un libro que le podrí a interesar a usted. Se trata de las piramides descubiertas en Tula, Méjico y los antiguos habitantes de allí.' '¿Sí? Yo sé de todo eso. Mi libro habla del mismo pueblo y como llegó del mundo antiguo,.' le comenté con mucha alegría. Su siguiente pregunta me asustó un poco. 'Cómo se llama el libro?' Me agarró una desesperación y pensaba dentro mío, 'Ay no. Espero que no sea antimormón. Me va a dar con todo. Eso destruiría todo.' 'El Libro de Mormón,' le respondí en voz muy baja. El lo consideró por un momento y dijo, 'Mormones. ¿No tienen algo que ver con la genealogía?' 'Sí. De hecho nosotros tenemos la biblioteca genealógica mas grande del mundo,' le dije con confianza. '¿Sabe? Desde que vi 'Raices' he querido indagar mas sobre nuestro linaje. Soy de Méjico asi que supongo que tengo sangre indígena.' Luego yo agregué: 'Yo estoy investigando mi genealogía y sabe que tengo mas de tres mil nombres' en mis archivos que estoy organizando. Yo le puedo dar un formularia que usted podra mandar a Salt Lake City para ver si se sabe mas de sus antepasados.' 'Le estaría muy agradecido.!' Yo le prometí que pronto mandarla el libro y me fui. A las doce llegué a casa. Abrí la puerta de nuestra habitación con mucho ruido y esperé. '¿Y?' . Eso fue todo lo necesario. Le relaté todo, reviviendo la historia con él. A las cuatro y media de la mañana, todavía no podía dormir, así que aproveché la reverencia de la madrugada. Reviví mi experiencia como una linda película, saboreando el gusto del hermoso fruto de mis labores, el mismo fruto del cual hablé en mi clase el domingo, el amor puro de Cristo. Es el mismo fruto que puede obtener todo aquel que se aferra a la barra de hierro. Había aplicado la fórmula y hecho el sacrifico y el Señor me dio el éxito. Yo había comido de una cena espiritual tras lo cual logré compartir una porción. Me levanté y preparé los Libros de Mormón, pegando fotos de nuestra familia y escribiendo los testimonios. No me pude quedar tranquila hasta que los hube entregado a los misioneros. Averigüé un secreto al cumplir con el compromiso de entregar dos libros. Una vez que uno saborea la dulzura de su fruto, no puede parar con uno solo. Pero aquella noche tuvo lugar un milagro mayor. Al abrir mi boca se abrió mi corazón. ¡Descubrí un nuevo mundo. Un mundo hermoso y desafiante, lleno de buenas comidas y gente hambrienta con quién compartirlas.

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Ahora puedo abrir mi boca porque tengo mucho que decir, y gente para escuchar. Muchas gracias por ser una parte de mi conversión personal a esta obra. Me he enriquecido por haber vivido un precepto que anteriormente rechazaba, opinando que se aplicaba a los demás. Llevo la esperanza en mi corazón de que cuanto más hacemos una cosa más fácil se vuelve para nosotros. No porque la naturaleza de la tarea cambie sino la de la bestia. Espero que con el tiempo pueda convertirme en una belleza. A través de la obediencia a los mandamientos, siguiendo a los líderes de la iglesia sé que sucederá." Al día siguiente, justo antes de comenzar la sesión general de la conferencia vi que ella se acercaba a mi con dos copias del Libro de Mormón. Me los dio. Abrí el primero y leí el testimonio, que ella había escrito. "Querida Debbie, tú eres la mejor niñera que conocemos. Aquí tienes el libro que te prometí. Si tú lees este libro y aplicas la promesa (ella había dibujado una flecha hacia la promesa en Moroni 10:4-5) cambiará tu vida como ha cambiado la mía. Con amor, (su nombre)." Abrí el segundo y leí lo siguente: "Querido José, aquí tiene el libro que le prometí. - Si lo lee encontrará la historia de sus antepasados que construyeron las pirámides en Tula, México. Si aplica la promesa de Moroni cambiará su vida como ha cambiado la mía. Con amor, (su nombre)".Tenia una nota para los misioneros también diciendo que fueran a ver a José entre las once de la noche y las siete de la mañana. Este era su horario de trabajo. ¿Veis? Si ella no se hubiera levantado a las once y media nunca podría haber conocido a José. A las tres semanas recibí una carta de ella. Decía en parte; "Usted prometió cincuenta bautismos a la congregación esa noche. Cinco de ellos son míos. Roni (la chica de la heladería), Debbie y su madre, y José y su madre se bautizarán este Sábado." El tercer caso es uno de los muchos que me han pasado a mí. En Abril de 1979 servia yo como presidente de misión en San Diego, California. Fuimos a Salt Lake City ese año para la conferencia general y al subirnos al avión mi esposa se sentó junto a la ventana, yo en el medio, y a mi lado una joven universitaria llamada Bárbara. Mientras ella ajustaba su cinturón de seguridad, yo le pregunté adonde iba, aunque sabia muy bien adonde iba pues el viajero generalmente llega al mismo destino que el avión. 'Pocatello, Idaho.' me respondió '¿Y que es lo que haces allá?' le dije. 'Estudio,' fue la contestación. 'Oh, ¿asi que te gusta leer?' pregunté. 'Si. Pero no tengo demasiado tiempo. Estudio mucho.' '¿Y si yo te mandara un libro que contiene la visita de Jesucristo al continente Americano, lo leerías?' '¿Como se llama el libro?' inquirió. 'Es el Libro de Mormón,' le dije. 'No me diga. ¿Asi que de eso se trata el Libro de Mormón?' (¿Veis? Nadie sabe lo que es el Libro de Mormón. Todo el mundo cree que es un libro sobre los Mormones cuando en realidad es un libro sobre Cristo.) 'Me encantaría leer un libro asi,' exclamó. 'Que bien. Dame tu nombre y dirección y yo enviaré dos lindos muchachos a tu casa quienes te entregarán el libro.'

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Cuando llegué a Salt Lake City, llamé al Presidente Marberry de la misión Idaho-Pocatello para darle el contacto. Tres semanas mas adelante el Presidente Marberry me llamó y dijo que Bárbara quería hablar' conmigo. Ella me habló: "Presidente Rector, usted me prometió que dos muchachos, irían a mi casa y efectivamente llegaron. Al principio no creía pero lei el libro y supe que era verdadero. Fui bautizada anoche." En Marzo de 1980 me llegó una carta de Bárbara pidiendo que yo fuera al templo de Idaho Falls para sellarla a uno de los lindos muchachos que fueron a entregarle el libro. ¿Veis lo fácil, que es? ¿No os gustarla hacerlo? ¿Que os parece si hacéis esto dos veces esta semana? Si cumplís, os prometo que recibiréis por lo menos una reacción positiva. Y si no lo hacéis, enojaréis al Señor. El no deja lugar para especulación cuando habla de aquellos que no abren su boca. En la sección 60 versículos 2- 3 leemos: "mas, con algunos no estoy complacido, porque no quieren abrir su boca sino que esconden el talento que les he dado, a causa del temor de los hombres. ¡Ay de estos!, porque mi enojo está encendido en contra de ellos. Y acontecerá que si no me son más fieles, les será quitado aun lo que tienen.'' Seguramente no querremos encender el enojo del Señor. Una palabra al sabio es suficiente. - F I N -

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