Del diario de Parley P. Pratt Junio 18 de 1855.
Nos llegarón las malas noticias del asesinato y entierro del Hermano Silas Beckwith. El fue uno de los del Batallón Mormón en la guerra de Mexico, y era al momento de su muerte un miembro digno y maestro en la Rama de San Juan, California. Visité a su esposa y huerfanos y pasé algunas horas en la casa de luto. En mi segunda visita aproveché y escribí los siguientes relatos pertenecientes a la historia de José Smith. La Señora Eunice Corintia Beckwith, anteriormente Sra. Lawn, viuda de Jonh Lawn, Capitan de una compañía de la milicia de Illinois, del Condado de McDonough, quién custodió a José y Hyrum Smith en la carcel de Carthage, hasta la mañana del día que fueron martirizados. Cuando él y su compañía fueron dados de baja por el Gobernador Ford, regreso a casa dejando a los prisioneros en las manos de la turba de Carthage. Antes de partir y dejar a los prisioneros le dió la mano a José y recibió de éste su bendición y le escuchó decir muy solemnemente “Adios, Capitan Lawn; cuando usted y sus hombres me dejen, se irá la protección de mi vida.” Antes de esto, sinembargo, José le había leido el Salmo 55 y le pidió que recordara ese capítulo y lo leyera a sus amigos cuando llegara a casa. Uno de la chusma de Carthage también leyó en respuesta el Salmo 61. El Capitan Lawn y sus tropas habrian recorrido cerce de 12 millas hacia casa cuando la noticia del martirio les alcanzó, a lo cual exclamó: “Oh, de haber sabido de esa masacre, me hubiera quedado, y cuando la primera bala fue disparada a Smith, habría disparado la segunda al cuerpo del villano que la disparó, o muerto en el intento” Un hombre de nombre Townsend , de Iowa, cerca del fuerte Madison, fue uno del populacho quien asaltó y forzó la puerta de la carcel. La pistola descargada por José Smith lo hirió en el brazo, cerca del hombro y continuó pudriendosele sin sanar hasta que le fue amputado, y aún entonces no sanaría. Casi seis meses después que fue herido, la Sra. Lawn vió su brazo y lo curó, estaba gradualmente pudriéndose y muriendo por la herida. Con él permanecia toda la noche el padre de la Sra. Lawn, y se quejaba sin poder dormir. El le preguntaba al anciano, ¿Qué pensaba de José Smith como profeta?, éste le respondía que él no sabía. “Bien -decia Tawnsend- yo sé que él fue un profeta de Dios! y Oh, si me hubiese quedado en casa ocupandome de mis propios asuntos, no habría perdido mi vida siendo atormentado con una conciencia culpable y con esta espantosa herida que nadie puede curar!”. Murió dos o tres meses despues, habiendose literalmente podrido en vida. James Head, del condado de McComb, fue también uno de los asesinos en la carcel de Carthage; fue escuchado por el Capital Lawn y otros de alardear despues de
esto, el Capitan Lawn sacó su pistola para atraparlo, pero se escapó. Siempre estuvo melancólico y con problemas desde la vez que ayudó a asesinar a Smith y frecuentemente declaraba que veía a los dos martires siempre delante de él. No tuvo paz. Un Coronel del populacho de Missouri, quien ayudó expulsar, saquear y asesinar a los mormones, murió en el hospital de Sacramento, California en 1849. Beckwith estuvo al cuidado de él, estaba siendo comido por unos gusanos grandes, negros y con cabeza, los cuales pasaban a traves de su cuerpo por millares. Antes de su muerte los gusanos salian de su boca y nariz. Literalmente se pudrió en vida, incluso la carne de sus piernas se reventaron y se caian de los huesos. Colocaron la masa putrefacta en una manta y la enterraron sin esperar un feretro. Un hombre de la chusma de Missouri, murió en el mismo hospital, casi al mismo tiempo y bajo el cuidado del Sr. Beckwith. Su rostro y mandibula de un lado literalmente podridos y la mitad de su cara despedasándose. Uno de los ojos se le pudrió y la mitad de su nariz, boca y mandibula se le desprendieron de los huesos. El Doctor limpió los huesos, desprendió y quitó la mandibula hasta el centro del mentón. La podedumbre y los gusanos continuaron comiéndoselo hasta que se comieron toda la vena yugular de su garganta y se desangró hasta morir. El al igual que Tawsend apestaban tanto antes de su muerte, que ellos mismos tuvieron que pasarse a otro cuarto, pues era casi imposible permanecer en su presencia y las moscas no se podian espantar de ellos mientras vivian. William T. Head, un oficial de la compañía del Capitan Lawn que se quedó en Carthage, testificó que vió a cierto hombre sacar un cuchillo grande para cortar la cabeza de José, cuando de repente y en medio de un día claro, sin nubes a la vista, un terrible trueno de relámpago retumbó furtemente, se dividió y relampageó en la cabeza de los asesinos y perfectamente paralizó a un número de ellos. El rufian que habia levantado su cuchillo y había jurado con terrible juramento que tomaría la cabeza de José, quedo perfectamente paralizado, su brazo levantado con el cuchillo suspendido en el aire, no pudo mover ni un miembro. Sus compañeros se lo llevaron y volaron atemorizados de la escena. Estas cosas y otras me fueron relatadas por el hermano Beckwith antes de su muerte.
Anécdotas excepcionales por el élder Sterling W. Sill
Mensaje publicado en la Liahona de febrero de 1976
Como parte del programa de cada una de las reuniones de directores que se
efectuaron en 1966, en conexión con las conferencias trimestrales (hoy semestrales) de estaca, se presentaron durante unos dos o tres minutos breves relatos de anécdotas excepcionales. Una anécdota excepcional es parte de una experiencia insólita vivida por una persona, pero que se aplica a la vida de muchas otras.
Una parte interesantísima de la personalidad humana, es que cada individuo ha sido dotado por la creación con el instinto de coleccionista; y así como las ardillas coleccionan bellotas, algunas personas coleccionan estampillas, mariposas y monedas, y hay otros que coleccionan acciones, bonos y pólizas de seguro, cuentas bancarias y bienes raíces.
También coleccionamos actitudes, habilidades, hábitos y rasgos de personalidad. Desde 1966 yo he coleccionado setenta y dos breves anécdotas excepcionales. Estos son segmentos de las experiencias de alguien, los cuales he cincelado, pintado y pulido, y aun memorizado y grabado, a fin de que estén disponibles eternamente para mi propio uso personal. Quisiera presentaros como un regalo, cuatro anécdotas excepcionales. Esta es la primera:
Después del asesinato de Julio César, el mundo se dividió en dos grandes campos de batalla. Uno estaba dirigido por los conspiradores de Bruto y el otro por Octavio César y Marco Antonio, un amigo de Julio César.
Durante la larga y ardua guerra que siguió, Marco Antonio se distinguió como el
soldado más grandioso en el mundo.
Podríamos preguntarnos, “¿cómo hizo para lograrlo?” Si pudiéramos los secretos de su éxito, podríamos reproducirlos en nuestra propia vida. A continuación daré algunas de las claves que se han mencionado en relación con los logros de Marco Antonio: “Armado con su convincente habilidad para dirigir la palabra, el poder de su lógica, el valor de su habilidad para dirigir y la autodisciplina que lo caracterizaba, arrasó con todo lo que se ponía delante. Tomó sobre sí las tareas más difíciles con la más asombrosa disposición; durante semanas vivió con una dieta de insectos y cortezas de árboles. Y así se ganó la indiscutible lealtad de sus hombres, el elogio del pueblo, el apoyo de Octavio y la confianza en sí mismo”. Teniendo en su contra tal destreza y dedicación, los generales enemigos abandonaron uno a uno la batalla.
Y cuando ganó la guerra, Marco Antonio ocupó el lugar que antes había tenido el grandioso Julio César, amo y señor del mundo. Pero cuando hubo pasado la necesidad de luchar, se convirtió en un ser ocioso, y la ociosidad es la causante de algunos de los fracasos más trágicos de la vida.
Marco Antonio se dirigió a Egipto donde cayó en los brazos amorosos de la hechizante reina Cleopatra; allí llegó a ser víctima de los lujos agradables, de la perfumada elegancia y la inmoralidad de la corte egipcia. Su grandiosa mente se nubló con las llamas del vino y se convirtió en lo que Plutarco llama “un General sólo de nombre”.
Cuando abandonó sus mejores cualidades, perdió la lealtad de sus hombres, la
ovación del pueblo, el apoyo de Octavio y su propio respeto. Finalmente se envió una guardia de soldados para que tomara prisionero a Marco Antonio y lo llevara a Roma encadenado. Ya no era necesario enviar un ejército para vencerlo, sino un puñado de los soldados más mezquinos.
Sin embargó, Marco Antonio evitó que lo arrestaran y se enterró una daga en el corazón y, mientras yacía agonizante le dijo a Cleopatra que no había existido poder en el mundo suficientemente fuerte como para vencerlo, con excepción de su propio poder: “Sólo Antonio puede conquistar a Antonio”. Y así, mientras contemplaba la llegada de los soldados romanos y pensaba en la desgracia que había traído sobre su pueblo, y la vergüenza y humillación que había causado a su familia, pronunció su último discurso que William Haines Lytle ha traducido y en el que Antonio le dice a Cleopatra:
“No permitas que los subordinados De César escarnezcan al león caído. No fue soldado el que provocó su caída, Sino él mismo quien el golpe se asestó. Fue aquel que hoy reposa en tu regazo Quien se alejó de la gloriosa luz, El que embriagado en tus caricias, Insano todo un mundo despreció.” (“Antony and Cleopatra” The Best Loved Poems of the American People, Com. Hazel Felleman, 1936, pág. 203)
Este hombre había tenido en sus manos el control de todo el mundo y no había
ninguno sobre la tierra con el poder suficiente para quitárselo; solo él mismo. Pero nosotros tenemos a nuestro alcance un mundo que es mucho más significativo que aquel al que pertenecía Marco Antonio. No hay ningún poder en el universo que pueda interponerse entre nosotros y el reino celestial, sólo nuestro propio poder. Sólo Antonio puede conquistar a Antonio.
La segunda historia es de “The Pilgrim´s Progress” (El progreso del peregrino), de John Bunyan:
El nos hace el relato de un hombre que se pasó su vida entera rastrillando el tamo y el estiércol de la tierra. Sin embargo, había constantemente un ángel suspendido sobre su cabeza, con una corona celestial en la mano y le ofrecía cambiarle la corona por el rastrillo. Pero siendo que este hombre se había preparado sólo para dirigir la vista hacia abajo, pasó por alto la oportunidad que el ángel le brindaba y continuó rastrillando el tamo y la basura de la tierra.
También hay un ángel que está suspendido sobre nuestra cabeza, con una corona celestial en la mano y nos promete cambiarla por nuestro rastrillo si sólo dirigimos la vista hacia Dios con toda fe, rectitud y compresión. A la bestia se le dieron cuatro patas y por tal motivo su visión está limitada a la tierra; pero el hombre fue creado a la imagen de su Creador, de tal forma que pueda mirar hacia Dios.
La tercera anécdota tiene su origen en la mitología griega y es la historia de Pigmalión y Galatea:
Pigmalión era un escultor de Chipre y como todos los grandes artistas, amaba su
trabajo. Entonces llegó el día en el cual creó su gran obra maestra; en inmortal marfil esculpió la estatua de una bellísima mujer y mostró la forma humana y los rasgos de su personalidad en toda su excelencia. Trabajó incansablemente, semana tras semana y mes tras mes, hasta que finalmente terminó la estatua. Fueron tan maravillosos la devoción y el amor que Pigmalión prodigó a su obra, que los dioses decretaron que la estatua tuviera poder para respirar, moverse y vivir. Y cuando la obra maestra descendió de su pedestal, Pigmalión la llamó Galatea y se casó con ella. Pero esto es mucho más que un simple mito.
La historia de Pigmalión es la historia de cada ser humano; porque Dios decretó que todo aquel que ame su obra, logrará que su obra tenga vida.
La cuarta anécdota se refiere al rey Ricardo Corazón de León, que gobernó Inglaterra durante la segunda parte del siglo XII.
Ricardo organizó una cruzada a la Tierra Santa para quitarles a los turcos el Santo Sepulcro. La expedición no tuvo éxito y Ricardo fue capturado y confinado a una prisión extranjera. Durante su ausencia, los traidores se posesionaron del gobierno, y cuando el rey logró escapar y regresar a Inglaterra, por razones de su personal fue necesario que se vistiera con ropa común y sin armadura.
Cuando regresó en secreto reunió a algunos de sus más fieles seguidores con la idea de que Inglaterra volviera a manos de sus legítimos gobernantes. Una de las primeras cosas que hizo después de formar este pequeño grupo, fue atacar el castillo de Torquilstone, que era la fortaleza del enemigo en la cual Ivanhoe, el fiel amigo y seguidor del rey, había sido herido y puesto en prisión. Cuando Ivanhoe
escuchó los ruidos del asalto que se iniciaba afuera del castillo y siendo que estaba imposibilitado de levantarse del lecho por las heridas y la pérdida de sangre, pidió a su enfermera, Rebeca, que se parara cerca de la ventana y le explicara lo que estaba sucediendo. La primera cosa que deseaba saber era quien dirigía a los atacantes; con ese fin le pidió a Rebeca que le describiera la insignia o cualquier otra marca en la armadura del líder, pues así podría saber quién eran y qué esperanzas tenía de ser rescatado. Rebeca le informó que el líder peleaba con una armadura común y sin marcas y que no tenía insignias ni identificación alguna.
Ivanhoe dijo: “Entonces dime cómo pelea y yo sabré quién es.” (Esto quiere decir que cada uno tiene un conjunto de rasgos tan característicos como sus huellas digitales y que la mejor clave para nuestra identificación es lo que hacemos.)
Así fue que Rebeca trató de describir a este grandioso caballero que vestía una armadura negra mientras contendía y movía su potente espada con poderosos golpes, asaltando el castillo casi sin ayuda. Y éstas son algunas de las cosas que ella le describió: “Cae sobre él las piedras y vigas de las paredes del castillo, pero él las trata como si fueran plumas o pajas. Pelea como si tuviera la fuerza de veinte hombres en un solo brazo. Es peligroso pero aun así, magnífico, presenciar cómo el brazo y el corazón de un solo hombre pueden triunfar sobre cientos”. Supongo que el brazo de Ricardo no sería más fuerte que el de cualquiera de sus guerreros, pero no era de allí de donde provenía su fortaleza. Rebeca había dicho: “El brazo y el corazón de un solo hombre.” Ricardo estaba peleando con su corazón, estaba luchando por su Patria; y cuando uno comienza a poner su corazón en lo que está haciendo, es entonces cuando se pueden producir los milagros.
Ivanhoe desconocía quien era ese hombre; aunque sabía que Ricardo peleaba de esa manera, y que nadie podía luchar como el rey, creía que éste todavía estaba prisionero en un calabozo.
Fue en esa ocasión cuando rindió tributo a un líder desconocido, pues era capaz de reconocer los rasgos que caracterizan a la grandeza.
Sus palabras fueron: “Juro por el honor de mi casa que soportaría diez años de cautiverio para luchar un solo día al lado de ese grandioso hombre, en una contienda como esta”. No podría haber para él una tortura mayor que el cautiverio, pero aun así declaró: “Con gusto languidecería diez años en un calabozo, por el privilegio de luchar bajo el estandarte de un hombre grandioso y por una causa justa”.
Nuestra causa es justa, es la más grandiosa que se haya conocido en el mundo; la única pregunta que podríamos hacernos es: “¿Cómo lucharemos?” Y nuestro Líder nos ha dicho:
“Por tanto, oh vosotros que os embarcáis en el servicio de Dios, mirad que le sirváis con todo vuestro corazón, alma, ,mente y fuerza, para que aparezcáis sin culpa ante Dios en el último día.” (DyC 4:2)
Evidencia de que Dios existe por Albert Einstein
Durante una conferencia con varios universitarios, un profesor de la Universidad de Berlín, propuso un desafío a sus alumnos con la siguiente pregunta:
“¿Dios creó todo lo que existe?"
Un alumno respondió, valientemente:Si, Él creó …
¿Dios realmente creó todo lo que existe?, preguntó nuevamente el maestro.
- Si señor, respondió el joven.
El profesor respondió: “Si Dios creó todo lo que existe, ¡entonces Dios hizo el mal, ya que el mal existe! Y si establecemos que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, ¡entonces Dios es malo!!"
El joven se calló frente a la respuesta del maestro, que feliz, se regocijaba de haber probado, una vez más, que la fe era un mito.
Otro estudiante levantó la mano y dijo:
-¿Puedo hacerle una pregunta, profesor?
- Lógico, fue la respuesta del profesor.
El joven se paró y preguntó:
- Profesor, ¿el frío existe?
- ¿Pero que pregunta es esa?… Lógico que existe, ¿o acaso nunca sentiste frío?
El muchacho respondió:
- "En realidad, señor, el frío no existe. Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en verdad es la ausencia de calor. Todo cuerpo o objeto es factible de estudio cuando posee o transmite energía; el calor es lo que hace que este cuerpo tenga o transmita energía”.
“El cero absoluto es la ausencia total de calor; todos los cuerpos quedan inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Nosotros creamos esa definición para describir de que manera nos sentimos cuando no tenemos calor."
- Y, ¿existe la oscuridad?, continuó el estudiante.
El profesor respondió:
- Existe.
El estudiante respondió:
- La oscuridad tampoco existe. La oscuridad, en realidad, es la ausencia de luz. “La luz la podemos estudiar, ¡la oscuridad, no!
A través del prisma de Nichols, se puede descomponer la luz blanca en sus varios colores, con sus diferentes longitudes de ondas. ¡La oscuridad, no! …
“¿Como se puede saber qué tan oscuro está un espacio determinado? Con base en la cantidad de luz presente en ese espacio.”
“La oscuridad es una definición utilizada por el hombre para describir qué ocurre cuando hay ausencia de luz.”
Finalmente, el joven preguntó al profesor:
- Señor, ¿EL MAL EXISTE?
El profesor respondió:
- Como afirmé al inicio, vemos crímenes, violencia en todo el mundo. Esas cosas son del mal.
El estudiante respondió:
- “El mal no existe, Señor, o por lo menos no existe por sí mismo. El mal es simplemente la ausencia del bien… De conformidad con los anteriores casos, el mal
es una definición que el hombre inventó para describir la ausencia de Dios.” Dios no creó el mal. … El mal es el resultado de la ausencia de Dios en el corazón de los seres humanos. Es igual a lo que ocurre con el frío cuando no hay calor, o con la oscuridad cuando no hay luz.
El joven fue aplaudido de pié, y el maestro, moviendo la cabeza, permaneció en silencio …
El director de la Universidad, se dirigió al joven estudiante y le preguntó: ¿Cuál es tu nombre?
- Me llamo, ALBERT EINSTEIN 65 Aniversario de la muerte del Profeta José Smith
El pasado 27 de junio se cumplió el 165 aniversario del asesinato del Profeta a manos del populacho en la carcel de Carthage, donde habia sido llevado el dia 25 de junio de 1844 junto con su hermano Hyrum, Williard Richards y John Taylor debido a los problemas politicos que habian en aquel tiempo en Nauvoo, específicamente debido a la destruccion ordenada por Jose Smith de un periodico anti mormon, en Nauvoo Expositor, unas semanas antes.
Luego de la destrucción de la imprenta la violencia escalo rapidamente por ambos lados, tanto por la gente que llamaba a exterminar a los mormones como por los santos los cuales dirigidos por Jose Smith luego de declarar ley marcial preparo una milicia de 5.000 hombres con el fin de proteger a la ciudad.
En vista de un conflicto mayor el gobernador de Illinois ofrecio un juicio neutral a Jose Smith y la garantia sobre su seguridad personal si se entregaba para establecer la legalidad de las acciones dirigidas por el profeta, maximo lider politico de la ciudad, en especial por el tema de la imprenta y por la implementacion de la ley marcial y el batallon de Nauvoo. Sin embargo, una vez teniendo a los Smith en Carthage rapidamente falto a su palabra poniendo como “proteccion” de Jose a un batallon de 200 hombres anti mormones los cuales finalmente prepararon el ataque y asesinato a traición del Profeta.
El ataque comenzo en la tarde del dia 27 cuando un grupo de hombres pintados se acercaron a la carcel. El guardia “de turno” rapidamente dejo solos a los hermanos Smith y sus acompañantes y los milicianos que se suponian tenian que protegerles hicieron solo una actuacion de “defensa” disparando sobre las cabezas de los atacantes para luego unirse a ellos.
Segun el relato del carcelero que escapo, Jose creia que seria protegido por la Legion de Nauvoo la cual llegaria a rescatarle, sin embargo el oficial a cargo de la legion nunca envio efectivos a proteger al profeta, segun algunos relatos por no haber recibido la orden y segun otros simplemente por haberla desobedecido.
Al comenzar el ataque el primero en caer muerto fue Hyrum. John Taylor recibio varias heridas, recordandose hasta el dia de hoy la milagrosa escapada que tuvo el futuro 3er presidente de la Iglesia al chocar una bala que iba hacia su corazon en su reloj de bolsillo, reloj que se encuentra al dia de hoy exhibido en el museo de la Iglesia a un costado de la manzana del templo en SLC.
Jose trato de repeler el ataque disparando un par de pistolas que le habian entregado un dia antes y con las cuales, según John Taylor, alcanzo a entre tres y cuatro atacantes los cuales el escucho que al menos un par murieron. Sin embargo los registros indican que aunque efectivamente Jose pudo darle a entre 3 y 4 atacantes, al parecer ningun murio.
Finalmente Jose fue alcanzado al tratar de saltar por la ventana donde dijo sus ultimas palabras “Oh Señor, mi Dios”. Algunos relatos señalan que luego de caer estando aun vivo fue puesto contra un muro y fusilado luego de lo cual sus atacantes emprendieron la huida. Asimismo el relato de un testigo presencial afirma que uno de los del populacho trato de decapitar a Jose para cobrar una recompensa pero fue detenido por una intervención divina.
Luego de consumado el asesinato del profeta la turba comenzo a dispersarse. Algunos relatos dicen que fueron asustados por truenos y relampagos, otros por que se corrió la voz entre ellos de que los refuerzos mormones estaban llegando.
Luego de los asesinatos el gobernador Ford fue acusado de conocer el plan de asesinato lo cual el negó, aunque al tiempo comento que el asesinato y la posterior expulsion de los mormones habian sido buenas cosas para el estado. Evidencias circunstanciales parecen demostrar que efectivamente el gobernador conocia y habia aprobado el plan para el asesinato de los hermanos Smith, sin contar que fue el quien directamente les invito a un “juicio justo” para posteriormente encarcelarlos por otra causa y dejarlos con la “protección” de sus enemigos directos.
Luego del asesinato 5 hombres, todos los cuales eran personajes prominentes en la comunidad local entre los cuales habia un pastor bautista, dos futuros congresistas, un abogado y un hombre de negocios, fueron acusados de dirigir el asesinato de los hermanos Smith. En el juicio realizado fueron declarados inocentes por un jurado compuesto solo por no mormones, luego de que el abogado defensor convenciera al juez de sacar del jurado a los mormones que habían inicialmente.
Los cuerpos de los hermanos Smith fueron llevados el dia 29 a Nauvoo donde fueron enterrados en forma publica utilizando ataudes llenados con bolsas de arena por temor a la profanación de sus cuerpos. Los cuerpos fueron enterrados en forma secreta en la “Mansion de Nauvoo”, ultimo hogar de Jose, donde tiempo después se enterraría a su lado a su amada Emma.
Finalmente se perdería el rastro del lugar del entierro hasta que en 1928, Frederick Smith, nieto de Jose y presidente de la reorganizada, organizo la búsqueda de los cuerpos los cuales luego de ubicados fueron puestos en su actual localización en la ciudad de Nauvoo, en donde permanecen hasta el dia de hoy.
TEST PERSONAL SOBRE EL ORGULLO 1. Tengo o encubro resentimientos o siento rencor cuando soy corregido o se me llama la atención por hacer algo incorrectamente?
2. Me enfado o disgusto cuando no gano o cuando no soy elegido?
3. Me siento mal cuando alguien hace algo mejor que yo?
4. Hago siempre las cosas a mi manera ó tomo en cuenta a los demás?
5. Elegí mi trabajo o carrera profesional en base a cuanto dinero ganaré?
6. Me enfado cuando alguien me interrumpe mientras estoy haciendo algo a mi manera?
7. Siempre busco a traer la atención hacia mi durante una conversación?
8. Me duele pagar diezmos y ofrendas?
9. Diga tres cosas que le enojan: .a).b).c)-
10. Halago a otros con la esperanza de que ellos me retornen el halago?
11. Me jacto de mis propios éxitos y fortaleza?
12. Está abierto a las opiniones de otros, mis compañeros de trabajo, mis consejeros, los amigos, etc. ?
13. Expreso mi descontento cuando me enojo o me molesto?
14. Tengo la tendencia de destruir el nombre o reputación de otros, conforme a mis sentimientos hacia esa persona en ese momento?
15. Expreso públicamente mi opinión cuando no estoy de acuerdo con los lideres de la Iglesia sobre cualquier punto doctrinal?
16. Me molesto cuando alguien es llamado para ser mi líder cuando yo siento que el no esta calificado?
17. Tengo dificultad para perdonar a aquellos que me han ofendido?
18. Me resiento cuando otros progresan o avanzan más rápido que yo?
19. Me ofendo o me pongo a la defensiva cuando mi autoridad o mi opinión es cambiada?
20. Excuso mis acciones diciendo: "Esto es justamente lo que soy"
CUIDAOS DEL ORGULLO por el Pdte. Ezra Taft Benson
"El orgullo es el pecado universal, el gran vicio . . . El orgullo es la gran Piedra de
tropiezo de Sión."
Mis amados hermanos, me regocijo de estar con vosotros en otra gloriosa conferencia general de la Iglesia. Cuan agradecido estoy por el amor, las oraciones y el servicio de los devotos miembros de la Iglesia que hay en todo el mundo.
Quisiera elogiar a los santos fieles que están esforzándose por inundar la tierra con el Libro de Mormón y absorber sus enseñanzas ellos mismos. No sólo debemos sacar a luz, de manera extraordinaria, mas ejemplares de este libro, sino que debemos hacer penetrar en nuestra propia vida y en toda la tierra mas de sus maravillosos mensajes.
Este libro sagrado se escribió para nosotros, para nuestros días. Debemos aplicar sus enseñanzas a nosotros mismos (véase I Nefi 19:23).
Doctrina y Convenios nos dice que el Libro de Mormón es el registro de "un pueblo caído" (véase D. y C. 20:9). ¿Y por que cayó ese pueblo? Ese es uno de los mensajes principales del Libro de Mormón.
Mormón mismo da la respuesta en los últimos capítulos del libro con estas palabras: "He aquí, el orgullo de esta nación, o sea el pueblo de los nefitas, ha sido la causa de su destrucción a menos que se arrepientan." (Moroni 8:27.)
Y luego, no sea que podamos perder el significativo mensaje del Libro de Mormón que nos legó ese pueblo caído, el Señor nos advierte en Doctrina y
Convenios: "Cuidaos del orgullo, no sea que lleguéis a ser como los nefitas de la antigüedad" (D. y C. 38:39).
Sinceramente deseo la ayuda de vuestra fe y vuestras oraciones al tratar de aclarar este mensaje del Libro de Mormón sobre el pecado del orgullo. Este es un mensaje que he tenido pesándome sobre el alma durante algún tiempo ya. Sé que el Señor quiere que os lo comunique ahora a vosotros.
En el concilio preterrenal, fue el orgullo lo que hizo caer a Lucifer, el hijo de la mañana (véase 2 Nefi 24:12-15; D. y C. 76:25-27; Moisés 4:3). Al llegar el fin de este mundo, cuando Dios purifique la tierra con fuego, los orgullosos serán quemados como estopa y los mansos heredaran la tierra (véase 3 Nefi 12:5, 25: 1; D. y C. 29:9; JS-H I :37; Malaquías 4:1).
En Doctrina y Convenios el Señor emplea tres veces la frase"cuídate del orgullo", y hace una advertencia a propósito de él al segundo élder de la Iglesia, Oliverio Cowdery, y a Emma Smith, esposa del Profeta (D. y C. 23: 1; véase también 25: 14; 38:39).
El orgullo es un pecado muy mal interpretado y muchos pecan en la ignorancia (véase Mosíah 3:11; 3 Nefi 6: 18). En las Escrituras no hay nada que hable de un orgullo justo, sino que siempre se considera un pecado. Por lo tanto, sea cual sea la forma en que el mundo emplee la palabra, nosotros debemos entender la forma en que Dios la emplea para poder comprender el lenguaje de las Sagradas Escrituras y sacar provecho de ellas (véase 2 Nefi 4: 15; Mosíah 1:3-7; Alma 5:61).
La mayoría de nosotros piensa en el orgullo como egotismo, vanidad, jactancia, arrogancia o altivez; aunque todos estos son elementos que forman parte de ese pecado, su núcleo no esta en ellos.
La característica principal del orgullo es la enemistad: enemistad hacia Dios y enemistad hacia nuestros semejantes. Enemistad significa "aversión, odio, resentimiento" u oposición. Es el poder por el cual Satanás desea dominarnos.
El orgullo en su naturaleza fomenta la competencia. Oponemos nuestra voluntad a la de Dios. Cuando lo hacemos blanco a Él de nuestro orgullo, es con la actitud de decir: "Que se haga mi voluntad y no la tuya". Como dijo Pablo, "todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús" (Filipenses 2:21).
Nuestra voluntad en competencia con la de Dios deja que nuestros deseos, apetitos y pasiones corran desenfrenados (véase Alma 38:12; 3 Nefi 12:30).
Los orgullosos no pueden aceptar que la autoridad de Dios de dirección a su vida (véase Helamán 12:6). Ellos oponen sus percepciones de la verdad contra el conocimiento omnisciente de Dios, su capacidad contra el poder del Sacerdocio de Dios, sus propios logros contra las obras grandiosas de Él.
Nuestra enemistad contra Dios puede ir marcada con etiquetas variadas, como la rebelión, la dureza de corazón, la dureza de cerviz, la impiedad, la vanidad, la facilidad para ofenderse y el deseo de recibir señales. Los orgullosos quieren que Dios este de acuerdo con ellos; pero no tienen interés en cambiar de opinión para
que la suya este de acuerdo con la de Dios.
Otro aspecto importante de este pecado tan prevaleciente es la enemistad hacia nuestros semejantes. Diariamente nos vemos tentados a elevarnos por encima de los demás y disminuirlos a ellos (véase Helamán 6: 17; D. y C. 58:41).
Los orgullosos hacen de toda persona su adversario oponiendo a los demás su intelecto, opiniones, trabajos, posesiones, talento y otros valores mundanos. Según las palabras de C. S. Lewis: "El orgullo no encuentra placer en poseer algo, sino en poseerlo en mayor cantidad que el vecino. . . Lo que nos enorgullece es la comparación, el placer de colocarnos por encima de los demás. Una vez que desaparece el elemento de competencia, el orgullo deja de existir". (Mere Christianity, Nueva York: Macmillan, 1952, págs. 109-1 10.)
En el concilio preterrenal, Lucifer presentó su propuesta en competencia con el plan del Padre, por el que Jesús abogaba (véase Moisés 4: 13). Lucifer quería recibir honor por encima de todos los demás (véase 2 Nefi 24:13). En resumen, su orgulloso deseo era destronar a Dios (véase D. y C. 29:36; 76:28).
Las Escrituras están repletas de evidencias de las graves consecuencias que trae el pecado del orgullo al hombre individualmente o en grupos, a las ciudades y las naciones. "Antes del quebrantamiento es [el orgullo]" (Proverbios 16:18). Eso fue lo que destruyó a la nación nefita y a la ciudad de Sodoma (véase Moroni 8:27; Ezequiel 16:49-50).
Por el orgullo Cristo fue crucificado. Los fariseos estaban irritados porque Jesús
proclamaba ser el Hijo de Dios, lo cual ponía en peligro la posición de ellos, y por eso tramaron su muerte (véase Juan 11:53).
Saúl se convirtió en enemigo de David por causa del orgullo. Estaba celoso porque la multitud de las mujeres de Israel cantaban diciendo: "Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles" (I Samuel 18 6-8).
Los orgullosos temen mas al juicio de los hombres que al juicio de Dios (véase D. y C. 3:6-7; 30: 1-2; 60:2). La idea "Que pensaran los demás" pesa mas para ellos que la de "Que pensara Dios de mí".
El rey Noé estaba a punto de liberar al profeta Abinadí, pero sus malvados sacerdotes apelaron a su orgullo y esto envió a Abinadí a la hoguera (véase Mosíah 17:11-12). Herodes se entristeció ante la exigencia de su esposa de que le cortara la cabeza a Juan el Bautista; pero su orgulloso deseo de quedar bien ante los ojos "de los que estaban con él a la mesa" le hizo mandar matar a Juan (Mateo 14:9; véase también Marcos 6:26).
El temor de los juicios de los hombres se manifiesta en la competencia que tiene lugar por lograr la aprobación de los demás. Los orgullosos aman "mas la gloria de los hombres que la gloria de Dios" (Juan 12:42-43). El pecado se manifiesta en los motivos que tenemos para hacer lo que hacemos. Jesus dijo que Él hacia siempre lo que le agradaba al Padre (véase Juan 8:29). ¿No seria mejor que nuestro motivo fuera agradar a Dios en lugar de tratar de colocarnos por encima de nuestros hermanos y tratar de superarlos?
A algunos orgullosos no les preocupa tanto que su salario sea suficiente para sus necesidades como que sea mayor de lo que ganan otros. Hallan su recompensa en estar un poquito por encima de los demás. Esta es la enemistad del orgullo.
Cuando el orgullo se apodera de nuestro corazón, perdemos nuestra independencia del mundo y entregamos nuestra libertad al cautiverio de los juicios humanos. La voz del mundo resuena mas fuerte que los susurros del Espíritu Santo. El razonamiento de los hombres triunfa sobre las revelaciones de Dios y los orgullosos se sueltan de la barra de hierro (véase 1 Nefi 8:19-28; 11:25; 15:2324).
El orgullo es un pecado que se puede observar fácilmente en los demás, pero que raramente admitimos en nosotros mismos. La mayoría de nosotros lo considera un pecado de los que están en la cumbre, como los ricos y los eruditos, mirándonos a nosotros"por encima del hombro" (véase 2 Nefi 9:42). Sin embargo, hay una dolencia mucho más común entre nosotros, y es la del orgullo de los que están abajo mirando hacia arriba; este se manifiesta de diversas formas, como la critica, el chisme, la calumnia, la murmuración, la pretensión de gastar más de lo que tenemos, la envidia, la codicia, la supresión de la gratitud y el elogio que podrían elevar a otro, y el rencor y los celos.
La desobediencia es esencialmente una lucha orgullosa por el poder en contra de alguien que tiene autoridad sobre nosotros. Puede tratarse de los padres, de un líder del sacerdocio, de un maestro y hasta de Dios. El orgulloso aborrece la idea de que haya alguien que este por encima de él, pues piensa que esto rebaja su propia posición.
El egoísmo es uno de los aspectos más comunes del orgullo. "La forma en que todo me afecta a mí" es la idea central de lo que es importante para la persona: el orgullo de quien es, la autocompasión, el interés por la fama del mundo, la gratificación de los deseos personales y de los propios intereses.
El orgullo da como resultado combinaciones secretas que se establecen para lograr poder, "riquezas y la gloria del mundo"(véase Helamán 7:5; Eter 8:9, 16, 22-23; Moisés 5:31). Este fruto del pecado del orgullo, es decir, las combinaciones secretas, destruyó a las civilizaciones de los jareditas y los nefitas, y ha sido y será todavía la causa de la caída de muchas naciones (véase Eter 8: 18-25).
Otro aspecto del orgullo es la contención. Las discusiones acaloradas, las peleas, el dominio injusto, las grandes brechas entre las generaciones, el divorcio, el abuso de cónyuges, los tumultos y disturbios, todos encajan en esta categoría del orgullo.
La contención en la familia aleja de ella al Espíritu del Señor; también aparta a muchas personas de su familia. Su expresión varia desde una palabra hostil hasta los conflictos mundiales. Las Escrituras nos dicen que "[el orgullo] concebirá contienda"(Proverbios 13: 10; véase también 28:25).
Las Escrituras testifican que los orgullosos se ofenden fácilmente y guardan rencor por las ofensas (véase 1 Nefi 16: 1-3). Se niegan a perdonar a fin de mantener a la otra persona en el papel de deudor y de justificar sus malos sentimientos.
El orgulloso no acepta mansamente los consejos ni la corrección (véase Proverbios 15:10; Amós 5:10). Se pone a la defensiva para justificar sus debilidades y sus faltas (véase Mateo 3:9; Juan 6:30-59).
El orgulloso depende del mundo para que le diga si vale algo o no. Su autoestima se determina según el lugar en que se le juzgue en la escala del éxito mundano. Se considera de valor si la cantidad de personas que están por debajo de él en logros, talento, belleza o intelecto es bastante grande. El orgullo es muy malo. Su concepto es: "Si tu tienes éxito, yo soy un fracaso".
Si amamos a Dios, hacemos su voluntad y tememos su juicio mas que el del hombre, sentiremos autoestima.
El orgullo es un pecado condenatorio en todo el sentido de la palabra y limita o detiene el progreso (véase Alma 12:10-11). El orgulloso no es maleable de enseñar (véase 1 Nefi 15:3, 7: 11); no cambia su manera de pensar para aceptar la verdad, porque eso implicaría que ha estado equivocado.
El orgullo afecta todas nuestras relaciones: la que tenemos con Dios y sus siervos, la de marido y mujer, de padres e hijos, de patrón y empleado, de maestro y alumno, y de toda la humanidad. Según el nivel a que este nuestro orgullo, así trataremos a Dios y a nuestros hermanos. Cristo quiere elevarnos a su propia altura. ¿Deseamos nosotros lo mismo para nuestros semejantes?
El orgullo apaga nuestro sentido de que descendemos de Dios y que todos somos hermanos; nos separa y divide en clases, de acuerdo con nuestras "riquezas" y
nuestras oportunidades de educación académica (véase 3 Nefi 6: 12). La unidad es imposible entre un pueblo orgulloso, y a menos que seamos uno, no somos del Señor (véase Mosíah 18:21; D. y C. 38:27, 105:2-4; Moisés 7:18).
Pensad en lo que nos ha costado el orgullo en el pasado y en el precio que pagamos por el ahora, nosotros mismos, nuestra familia, la Iglesia.
Pensad en el arrepentimiento que existiría con un cambio en la vida de las personas, con matrimonios sólidos, con hogares fuertes si el orgullo no nos impidiera confesar nuestros pecados y abandonarlos (véase D. y C. 58:43). Pensad en los muchos miembros de la Iglesia que son menos activos porque han sido ofendidos y su orgullo no les permite perdonar ni sentarse a comer a la mesa del Señor.
Pensad en las decenas de miles de jóvenes y de matrimonios que podrían estar en misiones si no fuera por el orgullo que les impide entregar por completo su corazón a Dios (véase Alma 10:6; Helamán 3:34 35).
Pensad en cuanto aumentaría la obra del templo si fuera más importante dedicarnos a ese servicio sagrado que a los diversos intereses vanos que nos roban el tiempo.
El orgullo nos afecta a todos, en momentos diferentes y con distinta intensidad. En esto se puede ver por que el edificio que estaba en el sueño de Lehi y que representaba "el orgullo del mundo" era "vasto y espacioso" y se reunieron en el grandes multitudes (véase I Nefi 8:26, 33; 11:35-36).
El orgullo es el pecado universal, el gran vicio. Si, es el pecado universal, el gran vicio.
Su antídoto es la humildad, la mansedumbre, la docilidad (véase Alma 7:23). Es el corazón quebrantado y el espíritu contrito (véase 3 Nefi 9: 20, 12- 19;1 y D&C 20:37, 59:8; Salmos 34:18; Isaías 57: 15, 66:2). Como lo expresó tan acertadamente Rudyard Kipling en un himno:
"Huecos los gritos y el clamor, los reyes vano poder son. Este sacrificio quiere el Señor: un contrito y humilde corazón. "Dios de las huestes, gran Jehová, no nos permitas olvidar, no nos permitas olvidar." (Traducción libre. Véase "Dios de nuestros padres", Himnos, 113.)
Dios quiere un pueblo humilde. Podemos elegir entre ser humildes por decisión propia o porque se nos obligue a serlo. Alma dijo: "Benditos son aquellos que se humillan sin ser obligados a ser humildes" (Alma 32: 16). Por lo tanto, tomemos la decisión de ser humildes.
Podemos ser humildes venciendo la enemistad hacia nuestros hermanos, amándolos como a nosotros mismos y elevándolos hasta nuestra altura o por encima de nosotros (véase D. y C. 38:24; 81:5; 84:106).
Podemos ser humildes aceptando los consejos y las amonestaciones que se nos dan (véase Jacob 4:10; Helamán 15:3; D. y C.63:55, 101:4-5, 108:1; 124:61, 84; 136:31; Proverbios 9:8).
Podemos ser humildes perdonando a aquellos que nos hayan ofendido (véase 3 Nefi 1 3: 11, 14; D. y C. 64: 10).
Podemos ser humildes sirviendo con abnegación (véase Mosíah 3:16-17).
Podemos ser humildes cumpliendo misiones y predicando la palabra que hará humildes también a otras personas (véase Alma 4:19; 31 :35; 48:20).
Podemos ser humildes asistiendo con mas frecuencia al templo.
Podemos ser humildes confesando y abandonando nuestros pecados y naciendo nuevamente de Dios (véase D. y C. 58:43; Mosíah 27:25-26; Alma 5:7-14, 49).
Podemos ser humildes amando a Dios, sometiendo nuestra voluntad a la suya y dándole a Él el lugar de prioridad en nuestra vida (véase 3 Nefi 11: 11, 13:33; Moroni 10:32).
Tomemos la decisión de ser humildes. Podemos hacerlo; yo sé que podemos.
Mis queridos hermanos, debemos prepararnos para redimir a Sión. Lo que nos impidió establecer a Sión en los días del profeta José Smith fue principalmente el
pecado del orgullo. Y este mismo pecado fue lo que puso fin al cumplimiento de la ley de consagración entre los nefitas (véase 4 Nefi 1:24-25).
El orgullo es la gran piedra de tropiezo para Sión. Repito, el orgullo es la gran piedra de tropiezo para Sión.
Debemos limpiar lo interior del vaso venciendo el orgullo (véase Alma 2 4; Mateo 23:25-26).
Debemos someternos "al influjo del Espíritu Santo", despojarnos "del hombre natural" orgulloso, convertirnos en santos por medio de "la expiación de Cristo el Señor" y volvernos como niños: sumisos, mansos, humildes (véase Mosíah 3:19; véase también Alma 13:28).
Que podamos hacerlo así y seguir adelante cumpliendo nuestro destino divino, es mi ferviente oración, en el nombre de Jesucristo. Amén.