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David es ungido como rey
SEGÚN 1 SAMUEL 16:1–13
David es el más joven de ocho hermanos. Cuida las ovejas de su padre, Isaí. David presta atención a que ninguna oveja se escape. Y si un animal salvaje se acerca al rebaño, lo ahuyenta.
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Un día, Dios envía al profeta Samuel a Belén. Le dice: “Te enviaré a Isaí. Uno de sus hijos debe ser el próximo rey de Israel. Lleva contigo una becerra y ofrece sacrificio con Isaí y sus hijos. Luego yo te enseñaré a quién ungir como rey”. Samuel hace lo que Dios le dice. En Belén, Samuel, Isaí y sus hijos sacrifican la becerra. Entonces Samuel ve a Eliab. Piensa: “Seguramente este será el nuevo rey”. Eliab es grande y fuerte. Pero Dios le dice que no será el nuevo rey.
Isaí llama a un hijo después del otro. Sucesivamente, siete hijos se muestran ante Samuel. Dios no le da una señal a Samuel con ninguno de los hermanos. “¿Son estos todos tus hijos?”, pregunta entonces Samuel. “Tengo un hijo más”, responde Isaí. “Es el menor. David está en el campo apacentando las ovejas”.
“Envía por él”, dice Samuel. Y cuando David entra, Dios dice: “Este es. Úngelo como rey”. Así, el más joven, el pastor de ovejas, se convierte en rey al ser elegido por Dios. Y el Espíritu de Dios viene sobre David y se queda con él.