Breve historia de la interpretación nuevapostólica de la Santa Cena.

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Breve historia de la interpretación nuevoapostólica de la Santa Cena Al comienzo se intenta dejar en claro que en las doctrinas de la Santa Cena de las diferentes Iglesias siempre aparece su autocomprensión y su particularidad. Para explicar la historia de la interpretación nuevoapostólica de la Santa Cena se recurre brevemente a las posiciones católico-apostólicas que constituyeron uno de los orígenes de la evolución de la Santa Cena en la Iglesia Nueva Apostólica. Luego siguen enunciados sobre la idea que se tenía de la Santa Cena en tiempos de los Apóstoles Mayores Niehaus y Bischoff hasta el pasado reciente. Para finalizar se expone cómo es la doctrina actual de la Iglesia Nueva Apostólica sobre la Santa Cena. Reflexiones previas Entre las características esenciales de una confesión está su interpretación de la Santa Cena, en la que se ve claramente su particularidad confesional y su autocomprensión confesional. Esto por cierto se basa en que la interpretación de la Santa Cena apunta a cómo será la práctica de los Servicios Divinos, en los cuales el festejo de la Santa Cena ocupa un lugar fijo en la liturgia. De manera tal, es comprensible que la Santa Cena también sirva para delimitar las diferentes Iglesias entre sí. En este sentido, los acuerdos interconfesionales sobre la Santa Cena o incluso sobre la intercomunión, es decir para la participación mutua en los festejos de la Santa Cena, constituyen una de las cuestiones teológicas de mayor dificultad. Además, la doctrina de la Santa Cena no puede desligarse de las ideas de ministerio e Iglesia en general. Las doctrinas católica, luterana y reformada de la Santa Cena surgieron en el conflicto entre las confesiones, es decir en el siglo XVI. En toda interpretación de la Santa Cena la pregunta central que debe ser respondida es el modo en que están presentes el cuerpo y la sangre de Cristo en el pan y el vino. Esta pregunta también cumple un papel importante en las consideraciones católico-apostólicas y nuevoapostólicas sobre la Santa Cena.

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Aspectos de la interpretación católico-apostólica de la Santa Cena Antes de presentar las estaciones importantes en la historia de la interpretación nuevoapostólica de la Santa Cena, nos refereriremos en primer lugar a las posiciones católico-apostólicas: La doctrina católico-apostólica de la Santa Cena está estrechamente vinculada con la de las Iglesias luteranas. Igual que en las Iglesias luteranas, también en la Iglesia Católica Apostólica se habla de que “en la Santa Cena está la verdadera y real presencia del cuerpo y la sangre de Cristo”. El pan y el vino “[…] son señales, símbolos o emblemas no de una cosa ausente, sino de los bienes celestiales que, aunque invisibles, están verdaderamentre presentes. Sólo en este sentido se puede hablar de señales. Nos atenemos al misterio divino de que aquí no hay otro cuerpo ni hay otra sangre, sino, como dice el Señor, el mismo cuerpo que fue partido por nosotros y la misma sangre que fue derramada por nosotros para remisión de los pecados y que ya no son mortales ni terrenales como antes, sino transfigurados, inmortales, celestiales”.1 En la Santa Cena, el Señor resucitado está presente y actual en su cuerpo transfigurado y más precisamente, para citar una vez más a Thiersch, “no algo así como una partecita de Cristo, sino todo el Cristo [está] presente […], su cuerpo y su sangre, 'al mismo tiempo con el alma y la divinidad’”.2 Como en la interpretación luterana de la Santa Cena, la doctrina de la consustanciación o de la presencia real se relaciona directamente con la doctrina de las dos naturalezas. “Sucede aquí algo similar al misterio de la persona de nuestro Señor Jesucristo, en la cual están unidas la condición divina y la condición humana. Él fue y es verdadero hombre, y no obstante se le pudo decir cuando se lo vio andando sobre la tierra: Este es verdadero Dios, así como no deja de ser hombre. De manera tal decimos: Esta es la dádiva celestial, el cuerpo transfigurado y la sangre transfigurada de nuestro Salvador exaltado, e igual sigue siendo pan y vino. No dejó de ser criatura, aunque se haya convertido en portadora del bien celestial”. Thiersch adopta claramente una posición contraria a la doctrina católica de la transustanciación, a la que le objeta –y esto va ligado con que entre la doctrina de la Santa Cena y la doctrina de las dos naturalezas se establece un paralelismo– que en ella la verdadera condición de hombre adoptada por Jesucristo no es tomada con la suficiente seriedad: “Esto nos hace desistir de decir que pan y vino ya no estarían. [...] Si sólo se quisiese decir, la criatura misma ya no existe, aunque sus cualidades están, esto estaría aparentando ser una ilusión”.4 En forma aún más crítica evalúa Thiersch la doctrina reformada de la Santa Cena, la cual entiende el cuerpo y el vino sólo como referencia al cuerpo y la sangre de Cristo. Thiersch escribe: “Aquellos que no profesan presencia alguna del cuerpo y la sangre de Cristo en la Santa Cena, devalúan su festejo de la Santa Cena al nivel de una comida fraternal [ágape]”.5 ¹ H. W. J. Thiersch, Inbegriff der Christlichen Lehre (=El paradigma de la doctrina cristiana), Marburgo 1980, 4ª edición, pág. 322 s. 2 ídem, pág. 325. 3 ídem, pág. 327. 4 ídem, pág. 327. 5 ídem, pág. 327.

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Aspectos de la interpretación de la Santa Cena en tiempos del Apóstol Mayor Niehaus No constituyen el punto central de la interpretación de la Santa Cena en tiempos del Apóstol Mayor Niehaus las reflexiones sobre la presencia del cuerpo y la sangre de Cristo, sino el perdón de los pecados y la justificación del pecador. Por esa razón, el perdón de los pecados y la Santa Cena se relacionaban mucho más entre sí y en forma mucho más excluyente, que en el caso de la doctrina católico-apostólica de la Santa Cena: “Por la palabra de Absolución (perdón de los pecados), el creyente es eximido de sus culpas, pero gustando la Santa Cena obtiene la factura y la señal de la Absolución recibida por los pecados que le fueron perdonados y la nueva vida”.6 De manera tal, la Absolución encuentra su perfección y reafirmación definitivas gustando la Santa Cena. Por lo tanto, la Santa Cena se relaciona completamente con el perdón de los pecados, el cual entonces adquiere un carácter sacramental, sin que fuese declarado expresamente un Sacramento.

Aspectos de la interpretación de la Santa Cena desde el Apóstol Mayor Bischoff En el libro “Los ministerios y Sacramentos de la Iglesia Nueva Apostólica”7 publicado en 1935, la Santa Cena ocupa un espacio relativamente amplio. Se vuelven a adoptar los elementos conocidos de la Santa Cena procedentes de la época tardía del Apóstol Mayor Niehaus. En general se dice en primer lugar de la Santa Cena: “Es uno de los medios de gracia de los cuales el creyente recibe una y otra vez nuevas fuerzas para poder avanzar en el camino de la santificación que le garantiza la justificación a la que se llega por la fe en Jesucristo. Es el suministro y el gustar los méritos de Jesucristo en su cuerpo ofrecido y su sangre derramada, que son dispensados misteriosa, pero visiblemente en los medios pan y vino”.8 La Santa Cena, a diferencia de los enunciados anteriores, es relacionada directamente con los demás Sacramentos: “El festejo de la Santa Cena recuerda al hombre su renacimiento, que le fue proporcionado por el Bautismo con Agua y Espíritu (Tito 3:4-6), y nos garantiza en forma renovada la reconciliación con Dios [...]”. Los Sacramentos se relacionan entre sí y no están aislados uno del otro. El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la comunidad, que acontecen en la consumación de pan y vino, también aquí se relacionan muy estrechamente. No se puede pasar por alto la similitud con la interpretación católico-apostólica: “Cristo, en su amargo padecimiento y muerte, consumó por los pecados un sacrificio eternamente valedero, porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados

6 Libro de ayuda editado para los Pastores y servidores de las Comunidades Nuevoapostólicas para las clases de religión para niños, Bielefeld 1908, pág. 32. 7 Die Ämter und Sakramente der Neuapostolischen Kirche (=Los ministerios y Sacramentos de la Iglesia Nueva Apostólica). Editado por el Colegio de Apóstoles de la Iglesia Nueva Apostólica Fráncfort (Meno). Fráncfort del Meno 1935, págs. 77-84. 8 ídem, pág. 77.

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(Hebreos 10:12 y 14). Pero también nosotros, al acercarnos al Señor, debemos ofrecer nuestro sacrificio, que es el pan bendecido y el vino bendecido, para que agradecidos anunciemos a través de ellos la muerte del Señor (1 Corintios 11:26)”.9 Asimismo, en la actual doctrina nuevoapostólica de la Santa Cena se vuelve a adoptar el motivo del agradecimiento, la eucaristía: “Si recibimos la Santa Cena para recordar al Señor, no es una cena de duelo, sino más bien, como lo insinúa una vieja denominación, una acción de gracias en la cena que es celebrada en conmemoración de la muerte del Señor y al gustar el pan y el vino bendecido, recibimos comunión con el cuerpo de resurrección de Jesús”.10 En forma similar a como ocurre en la doctrina católico-apostólica de la Santa Cena, se evidencia que la Santa Cena recuerda, por un lado, la muerte de Jesús y, por el otro, brinda comunión con el “cuerpo de resurrección de Jesús”, en otras palabras, su cuerpo glorificado. La verdadera presencia del cuerpo y la sangre de Jesucristo se destaca expresamente: “La Santa Cena es la cena de comunión de Jesús con los suyos y el medio visible para que el cuerpo sea santificado o preparado para la resurrección. No sólo es una cena para conmemorar la encarnación del Hijo de Dios, su entrega voluntaria por nosotros en la muerte y la redención que el Señor hizo posible para nosotros, sino que en la Santa Cena también recibimos el cuerpo y la sangre del Hijo de Dios que se hizo hombre”.11 La última edición de „Preguntas y respuestas” 12, que apareció en 1992, a diferencia de los contenidos del libro „Los ministerios y Sacramentos de la Iglesia Nueva Apostólica“ sólo menciona muy pocos enunciados sobre la Santa Cena. La pregunta 203 “¿Qué es la Santa Cena?” se responde de la siguiente manera: “Los cristianos nuevoapostólicos no sólo viven la Santa Cena como un acto conmemorativo (‘haced esto en memoria de mí’, Lucas 22:19). Antes bien está en medio de ellos el Hijo de Dios, a quien recuerdan los creyentes. El acontecimiento de salvación del pasado es actualizado en la Santa Cena, ejerce sus efectos hacia el futuro y está orientado a que Jesucristo consumará lo que ha comenzado”. 13 Una vez más, como ya en épocas anteriores, se señala que la Santa Cena no sólo tiene un carácter conmemorativo. Además se vuelven a hacer notar los componentes eucarísticos de la Santa Cena: “La Santa Cena es además una fiesta de alegría, glorificación y agradecimiento [...] Así como Jesús tomó pan y vino y ‘agradeció’ , así se presenta la comunidad con pan y vino ante Dios para alabarle y para agradecer por el mérito del Hijo”.14 Ya el reformador zuriguense Zwinglio señaló que la Santa Cena es la eucaristía, o sea la cena del agradecimiento y la alegría, y que por lo tanto no es motivo de melancolía y dolor. También hace alusión a otra pregunta importante de la doctrina de la Santa Cena, que es la relación de pan y vino con cuerpo y sangre de Cristo: “El pan y el vino no cambian materialmente, pero en la realidad espiritual se han convertido en aquello para lo que ídem, pág. 77 s. ídem, pág. 78. 11 ídem, pág. 81. 12 Preguntas y respuestas sobre la fe nuevoapostólica. Editado por la Iglesia Nueva Apostólica Internacional, Zúrich. Fráncfort del Meno [1992]. 13 ídem, pág. 94. 14 ídem, pág. 94. 09 10

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fueron separados: en el cuerpo y la sangre de Jesús”.15 En primer lugar se rechaza la doctrina de la transustanciación, la tendencia va en dirección a la consustanciación, pero se utiliza un concepto que se adapta más bien a la doctrina reformada o también anglicana de la Santa Cena, que es la “realidad espiritual”. Para el reformador Zwinglio, Jesús está presente en la Santa Cena de manera espiritual, mientras que Lutero habla de la presencia real.

Aspectos de la doctrina actual de la Santa Cena en la Iglesia Nueva Apostólica Para terminar nos referiremos a la interpretación actual de la Santa Cena, como la desarrolla el Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica (CIN 8). La presentación de la doctrina de la Santa Cena difiere considerablemente de las fuentes nuevoapostólicas citadas en cuanto a los aspectos formales y terminológicos, siendo muy similar a los textos católico-apostólicos sobre la Santa Cena. Es esencial para la doctrina nuevoapostólica de la Santa Cena, la fe en la verdadera presencia de cuerpo y sangre de Cristo en el Sacramento. En el Catecismo dice al respecto: “Mediante la consagración y pronunciando las palabras de institución, no es transformada la sustancia de los elementos pan y vino” (CIN 8.2.12). A la esencia de “pan y vino” se le agrega la realidad sustancial “cuerpo y sangre de Cristo”. Esto significa que no tiene lugar una transformación (transustanciación) de pan y vino en cuerpo y sangre, sino que ambas sustancias ahora se unen (consustanciación). Los elementos de la Santa Cena tienen entonces una doble esencia, en tanto que hacen referencia a las dos naturalezas de Jesucristo. Pan y vino responden a la naturaleza humana, mientras que cuerpo y sangre a la naturaleza divina de Jesucristo. Por lo tanto, el Señor está verdaderamente presente en el festejo de la Santa Cena: en su condición divina y en su condición humana. Por eso también el Crucificado, el Resucitado y el que retornará están en medio de la comunidad. De manera tal, el sacrificio de Cristo también se hace presente. Aunque el perdón de los pecados se basa en el sacrificio de Cristo, sólo con su presencia en la Santa Cena no se produce al mismo tiempo el perdón de los pecados. A tal efecto se necesita la Absolución previa. La Santa Cena no sólo hace tener presente el cuerpo y la sangre de Cristo, además es una cena de conmemoración, una cena de confesión y una cena de comunión. Qué se entiende por “cena de conmemoración” está explicado de la siguiente manera en el Catecismo: “La Santa Cena es una cena de conmemoración, pues en ella se recuerda en primer lugar la muerte de Jesucristo como un hecho único y válido para todos los tiempos. Es importante recordar este hecho porque destaca que Jesucristo 15

ídem, pág. 99.

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es verdadero hombre y tuvo que sufrir una muerte verdadera. También se recuerda la situación de la institución de la Santa Cena en presencia de los Apóstoles. […]. No obstante, la recordación va aún más allá: hasta la resurrección del Señor –por eso la Santa Cena también es una cena pascual– y hasta su ascensión” (CIN 8.2.8). El concepto “cena de confesión” alude al carácter básico de la fe cristiana, siempre vinculado con la confesión. Así, la Santa Cena debe ser entendida como expresión directa de confesión. La confesión se refiere ante todo a la muerte, la resurrección y el retorno de Jesucristo. El que participa de un festejo de la Santa Cena en una determinada congregación religiosa, documenta –más allá de ese consenso básico– su concordancia con la confesión específica de la Iglesia respectiva. Es así porque la Santa Cena siempre es celebrada en relación con una Iglesia, dentro de una determinada tradición religiosa o teológica. El que en la Iglesia Nueva Apostólica va regularmente a la Santa Cena, confiesa con ello su fe en la autoridad de los Apóstoles hoy activos y orienta su vida al retorno de Cristo (comparar con CIN 8.2.9). La Santa Cena también es una cena de comunión. La cena de comunión tiene tres aspectos: el Hijo de Dios encarnado y glorificado está en comunión con sus Apóstoles y con cada uno de los creyentes. Y finalmente se halla en comunión entre sí la comunidad reunida para el Servicio Divino (comparar con CIN 8.2.10). La Santa Cena también se entiende como cena del tiempo final: por hacer mención del retorno de Cristo, la Santa Cena también tiene un carácter del tiempo final, pues hasta las bodas en el cielo la comunidad experimenta la más estrecha comunión con el Señor en la Santa Cena (comparar con CIN 8.2.11). Si se observa la historia de la interpretación nuevoapostólica de la Santa Cena, se verá que la interpretación nuevoapostólica actual tiene mucha similitud con la de la Iglesia Católica Apostólica. La verdadera presencia del cuerpo y la sangre de Cristo adquiere una importancia central. Mucho antes de que se hubiese formulado la interpretación nuevoapostólica de la Santa Cena, precisamente este punto cumplió en la fe de los cristianos nuevoapostólicos un papel destacado.

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