REFLEXIONES SOBRE LAS LECTURAS DOMINICALES JORGE ARÉVALO NÁJERA ______________________________________________________________________
REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL DOMINGO 23 DE NOVIEMBRE DE 2014_JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO
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JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO. CICLO A
REFLEXIONES SOBRE LAS LECTURAS DOMINICALES JORGE ARÉVALO NÁJERA ______________________________________________________________________
REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL DOMINGO 23 DE NOVIEMBRE DE 2014_JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO 1. LECTURAS Ez 34,11-12. 15-17; << Esto dice el Señor Dios: "Yo mismo iré a buscar a mis ovejas y velaré por ellas. Así como un pastor vela por su rebaño cuando sus ovejas se encuentran dispersas, así velaré yo por mis ovejas e iré por ellas a todos los lugares por donde se dispersaron un día de niebla y oscuridad. Yo mismo apacentaré a mis ovejas, yo mismo las haré reposar, dice el Señor Dios. Buscaré a la oveja perdida y haré volver a la descarriada; curaré a la herida, robusteceré a la débil, y a la que está gorda y fuerte, la cuidaré. Yo las apacentaré con justicia. En cuanto a ti, rebaño mío, he aquí que yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos". >> Sal 22; << El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término. >> 1 Co 15, 20-26. 28; << Hermanos: Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. Porque si por un hombre vino la muerte, también por un hombre vendrá la resurrección de los muertos. En efecto, así como en Adán todos mueren, así en Cristo todos volverán a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como primicia; después, a la hora de su advenimiento, los que son de Cristo. Enseguida será la consumación, cuando, después de haber aniquilado todos los poderes del mal, Cristo entregue el Reino a su Padre. Porque él tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a todos sus enemigos. El último de los enemigos en ser aniquilado, será la muerte. Al final, cuando todo se le haya sometido, Cristo mismo se someterá al Padre, y así Dios será todo en todas las cosas. >> Mt 25,31-46; << En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme”. Los justos le contestarán entonces: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?” Y el rey les dirá: “Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron”.
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REFLEXIONES SOBRE LAS LECTURAS DOMINICALES JORGE ARÉVALO NÁJERA ______________________________________________________________________ Entonces dirá también a los de la izquierda: “Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron”. Entonces ellos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos? Y él les replicará: “Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo”. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna. >>
2. REFLEXIÓN RECONCILIACIÓN Y JUICIO, LAS DOS CARAS DE LA INTROMISIÓN DE DIOS EN LA HISTORIA HUMANA Lic. Jorge Arévalo Nájera Para una cierta sensibilidad religiosa, muy presente en nuestra sociedad actual, cuando de hablar de Dios se trata, resulta intolerable la idea del juicio y con mucha más razón la del castigo. Un Dios que toma cuentas de sus acciones a los hombres y que castiga a los inicuos simplemente no tiene cabida en el imaginario religioso contemporáneo. Lo que prima es la idea de un Dios bonachón que finalmente todo lo perdona porque en su infinita sabiduría él conoce las debilidades humanas y en el fondo la maldad realmente no existe –afirman los que así piensan-, y las felonías humanas tienen su origen en la ignorancia o en la enfermedad incapacitante que les impide tomar decisiones libres en contra de Dios en la historia. Así, se exalta la misericordia y se niega la justicia o al menos se diluye ésta última hasta convertirla en una realidad marginal y etérea que nunca se aplicará de facto. Esta imagen unilateral de Dios corresponde mucho más a una proyección de una psicología humana inmadura e irresponsable que a una lectura atenta y objetiva de los testimonios consignados en las diversas fuentes de la revelación divina (Sagrada Escritura, Tradición Apostólica) y en las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia. Para sostener la imagen del Dios “permisivo y paternalista” tendríamos que arrancar páginas y páginas de la Escritura y silenciar el testimonio bimilenario de la Iglesia. Es un fenómeno muy curioso –y peligroso- el que se da en muchos cristianos que partiendo de ideas preconcebidas, de ideologías parciales que brotan de la cultura o de sus propias deficiencias psicológicas construyen un dios personal que satisface sus propias búsquedas y viven un “cristianismo” al margen del mismo Cristo. Por ello, es necesario y urgente
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reelaborar la imagen de Dios, porque es un hecho que la espiritualidad (praxis de la Palabra) es directamente determinada por la imagen de Dios que introyectamos y asumimos como válida. El hombre necesita de una imagen (conjunto de ideas) de Dios para hacerlo operativo en una praxis concreta, la pregunta es; ¿De dónde sacamos esa imagen? ¿Cómo la elaboramos? Hoy vivimos en una “cultura visual” donde las imágenes tienen un impacto impresionante en la construcción de un marco interpretativo de lo real desde el cual integramos el mundo que nos rodea y vamos tomando posturas existenciales ante los retos de la vida. Millones de imágenes desfilan ante nuestros sentidos y podemos tomar de este enorme repertorio aquello que más nos gusta o conviene para integrarlo en nuestra visión religiosa y asegurarnos la paz y tranquilidad que tanto anhelamos. Es evidente que hoy estamos inmersos en una “cultura líquida” en la que no hay realidades permanentes, todo es relativo, no hay verdades absolutas y definitivas, todo se escapa entre las manos como los líquidos al querer apresarlos y esto no es distinto en el ámbito religioso donde el peso específico de nuestras acciones inmorales es diluido hasta el extremo de perder su real densidad y convertirse en algo trivial. Y así, resulta lógicamente consecuente la construcción de la imagen de un Dios permisivo que todo lo disculpa. La responsabilidad, libertad y compromiso humano de cara a la construcción del Reino pierden también toda su consistencia. En este contexto, la Palabra adquiere toda su relevancia como la única instancia que permite al hombre deconstruir 1 sus erráticas imágenes de Dios y asumir las categorías contenidas en la revelación y que delinean la auténtica imagen de Dios que nos aporta Jesucristo. Profundicemos en algunas ideas que las lecturas proclamadas en este último domingo del calendario litúrgico, la Solemnidad de Jesucristo como Rey del Universo nos aportan. En la primera lectura, tomada del libro del profeta Ezequiel, destacan tres ideas fundamentales: por un lado, la búsqueda que Dios hace de las ovejas que se le han perdido para reunirlas, cuidarlas, robustecerlas y sanarlas. Por otro lado, las conduce a su redil mediante una acción de pastoreo, las apacienta. Finalmente, una vez alimentadas y sanadas hace un juicio sobre ellas. Lo primero que se destaca es en efecto la solicitud amorosa y preocupada de Dios que abandona su cielo para buscar a sus ovejas perdidas. En este movimiento lo que prima es el amor como origen y destino. Pero el amor de Dios tiene objetivos, busca provocar efectos en sus destinatarios: lograr la comunión de destino (reunirlos), hacerlos reposar (comunicarles la paz) y sanarlos (liberarlos de la opresión del pecado).
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Deshacer analíticamente los elementos que constituyen una estructura conceptual.
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Para ello, y dado que están dispersas, fuera de la casa paterna, deberá conducirlas, pastorearlas. El modo concreto de pastorearlas es CON JUSTICIA, es decir, Dios ESTABLECE UN JUICIO. He aquí el quid 2del asunto, ¿Qué es la justicia de Dios? ¿Cómo ejerce Dios su justicia para con los hombres? ¿Qué significa exactamente el juicio que Dios hace a su rebaño? No olvidemos que la justicia de Dios tiene como finalidad reunir a sus ovejas, sanarlas, empoderarlas, etc. San Pablo, en su primera carta a los Corintios nos presenta un pasaje de densísimo contenido escatológico que partiendo del hecho de la resurrección de Cristo, culmina en la total penetración de Dios en la creación, de tal modo que esta transparente de modo total a su creador. Dicho de otro modo, la culminación del proceso de cristificación cósmico (la entrega del Reino histórico/metahistórico que Cristo hará a su Padre) es la salvación definitiva del hombre. Ahora bien, la salvación no es otra cosa que la plenificación del hombre y al mismo tiempo es la gloria de Dios, porque su gloria (la manifestación prístina de su poder) es la salvación del hombre. En la humanidad nueva reconciliada y resucitada en Cristo Dios brilla haciendo patente su omnipotencia amorosa. Esta es precisamente la justicia de Dios, proveer al hombre de todo lo necesario para que este logre la estatura antropológica que sólo en Cristo puede lograr y para la que fue pensado desde la eternidad. Por ello, Cristo mismo es la justicia de Dios encarnada y hecha accesible a los hombres, en él se encuentra la clave que descifra el misterio humano al mismo hombre y lo dota de sentido pleno. Sin embargo, el evangelio de Mateo revela la otra cara de la moneda de la justicia divina. La historia, desde el momento en que el Verbo se ha encarnado, es espacio de juicio en el que el hombre ya no puede sustraerse a la toma de una decisión fundamental de cara al Hijo del Hombre y al final de los tiempos (y ese final es personal y universal) sus decisiones fundamentales serán fijadas para siempre, ya sea para una vida en plenitud definitiva o para una vida en frustración total. No se trata de ser presas del miedo, sino de dejarse interpelar por la advertencia que Dios, en su infinita misericordia nos hace para darle a nuestras decisiones todo el peso y la seriedad que comportan a causa de la dignidad misma del hombre. Gracia y paz.
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Esencia, punto más importante o porqué de una cosa. EL quid.
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