REFLEXIONES DOMINICALES LIC. JORGE ARÉVALO NÁJERA __________________________________________________________
REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS DEL 7 DE DICIEMBRE DE 2014 2° DOMINGO DE ADVIENTO CICLO B 1. LECTURAS Is 40, 1-5. 9-11: << “Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice nuestro Dios. Hablen al corazón de Jerusalén y díganle a gritos que ya terminó el tiempo de su servidumbre y que ya ha satisfecho por sus iniquidades, porque ya ha recibido de manos del Señor castigo doble por todos sus pecados". Una voz clama: “Preparen el camino del Señor en el desierto, construyan en el páramo una calzada para nuestro Dios. Que todo valle se eleve, que todo monte y colina se rebajen; que lo torcido se enderece y lo escabroso se allane. Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán". Así ha hablado la boca del Señor. Sube a lo alto del monte, mensajero de buenas nuevas para Sión; alza con fuerza la voz, tú que anuncias noticias alegres a Jerusalén. Alza la voz y no temas; anuncia a los ciudadanos de Judá: "Aquí está su Dios. Aquí llega el Señor, lleno de poder, el que con su brazo lo domina todo. El premio de su victoria lo acompaña y sus trofeos lo anteceden. Como pastor apacentará su rebaño: llevará en sus brazos a los corderitos recién nacidos y atenderá solícito a sus madres". >> Sal 84: << Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra. La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo. Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas. >> 2 Pe 3,8-14: << Queridos hermanos: No olviden que, para el Señor, un día es como mil años y mil años, como un día. No es que el Señor se tarde, como algunos suponen, en cumplir su promesa, sino que les tiene a ustedes mucha paciencia, pues no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan. El día del Señor llegará como los ladrones. Entonces los cielos desaparecerán con gran estrépito, los elementos serán destruidos por el fuego y perecerá la tierra con todo, lo que hay en ella. Puesto que todo va a ser destruido, piensen con cuánta santidad y entrega deben vivir ustedes esperando y apresurando el advenimiento del día del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros confiamos en la promesa del Señor y esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, en que habite la justicia. Por lo tanto, queridos hermanos, apoyados en esta esperanza, pongan todo su empeño en que el Señor los halle en paz con él, sin mancha ni reproche. >> Mc 1,1-8: << Este es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero delante de ti, a
1
2° DOMINGO DE ADVIENTO CICLO B
REFLEXIONES DOMINICALES LIC. JORGE ARÉVALO NÁJERA __________________________________________________________
preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: "Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos". En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un bautismo de conversión, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: "Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo". >> 2. REFLEXIÓN UN CONSUELO QUE ACABA CON LOS ÍDOLOS JORGE ARÉVALO NÁJERA
Hoy, debido a la extensión y la densidad teológica de cada uno de los textos que nos son proclamados, centraré mi reflexión casi de manera exclusiva en la primera lectura, tomada del libro del profeta Isaías, aunque no dejaré de mencionar brevemente la relación que guarda con las demás lecturas. Todos y cada uno de nosotros, en los momentos de tribulación buscamos consuelo. Cuando el dolor aparece en su más cruda realidad; cuando el ser amado nos traiciona o simplemente se va buscando nuevos horizontes; cuando la muerte nos visita y nos arranca de los brazos a un ser querido y nos flagela su ausencia; cuando la salud se esfuma y en un abrir y cerrar de ojos la enfermedad se aposenta a sus anchas en nuestra persona y va minando nuestras fuerzas y simplemente no quiere irse por más invitaciones que le hacemos para que nos deje…en todos esos momentos –que en ocasiones se transforman en toda una vidabuscamos consuelo. Si contamos con seres cercanos que nos amen, ellos intentan consolarnos con palabras o gestos, con toda la buena intención y el amor que brotan sinceramente de su corazón. Pero a pesar de que por un momento sentimos alivio y lo agradecemos profundamente, en el fondo ese consuelo no basta, porque cuando nos encontramos solos, en la oscuridad de nuestra habitación o en el ajetreo de la vida cotidiana que no se detiene aunque nuestro corazón esté hecho pedazos, nuestro ser clama desde lo más profundo por un consuelo que no puede venir de lo intrahistórico, que no puede brotar de la cultura ni de las ideologías del mundo ni de la psicología propia. Buscamos un consuelo que con nuestras propias fuerzas o recursos simplemente no podemos alcanzar.
2
2° DOMINGO DE ADVIENTO CICLO B
REFLEXIONES DOMINICALES LIC. JORGE ARÉVALO NÁJERA __________________________________________________________
Esta es precisamente la experiencia que hace Israel en su deportación a Babilonia. Han perdido su tierra, su Templo, su sacerdocio, su Rey. La tierra era el signo patente de la promesa cumplida a Israel y por lo tanto de la fidelidad de su Dios. Era su espacio de libertad para desarrollarse y rendir culto a Yahvé para celebrar la alianza perpetua que había realizado con ellos. En el Templo estaba –siempre en la mentalidad israelita- la Presencia misma de la divinidad, era el lugar físico donde asentaba sus pies y prodigaba su perdón a los pecadores y restituía permanentemente la alianza. El Rey era quien les conducía por los intrincados vericuetos de la historia y les mostraba el camino que trazaba Yahvé, era ni más ni menos que el pastor que Dios les había asignado y para Israel, sin pastor simplemente no se puede seguir ni obedecer a Dios. Israel está perdido, sin rumbo, no sabe ni puede interpretar los acontecimientos de la historia. Es entonces cuando surge la voz profética del Deuteroisaías1, que con vigor proclama el anuncio misericordioso de Yahvé: los pecados han sido cancelados, la deuda ha sido pagada y se ilumina un horizonte de libertad y plenitud en medio de la oscuridad, la desgracia y la esclavitud. Dios traza el camino del retorno hacia la patria y bien podríamos decir que se prepara un camino que va de la muerte a la vida. En efecto, sabemos que Israel por intervención directa del emperador Ciro de Persia vuelve a su tierra. Sin embargo, este acontecimiento histórico –que bien puede explicarse por decisiones políticas que convenían a los intereses del emperador persa- es interpretado proféticamente y el texto adquiere entonces relevancia teológica y espiritual para Israel y para los creyentes de todos los tiempos y lugares que sufren cualquier tipo de esclavitud. En primer lugar, la situación catastrófica del pueblo no obedece al azar, no es fruto de circunstancias que escapen al poder y la sabia conducción de Dios. La infidelidad del pueblo a la alianza ha provocado la situación y Dios ha permitido que Israel sufra las consecuencias de su pecado. Todo aquel que es padre o madre ha de entender con claridad que en ciertas ocasiones se debe “abandonar” a los hijos en el camino que han elegido para que experimenten las consecuencias y la responsabilidad de cara a sus acciones. Los padres sobreprotectores lo único que generan son hijos caprichosos e inseguros, incapaces de tomar decisiones adultas y responsables. Dios ha enviado –y continúa enviando- a sus profetas para advertir a Israel de los peligros que corre si no confía únicamente en Dios. Es decir, el problema de fondo es la idolatría, rendir culto y adhesión a cualquier realidad creada. Y aquí, querido lector, convendría hacer un acto de honestidad –si en verdad queremos iniciar un éxodo, un camino de preparación para encontrarnos con Jesús, nueva tierra prometida, Rey del universo, nuevo y definitivo Templo en donde se rinde culto existencial al Dios verdadero- y poner nombre concreto a 1
Profeta anónimo de la época del destierro en Babilonia (586-539 a.C) que toma el nombre del profeta Isaías y cuya predicación está contenida en los capítulos 40-55 del llamado Libro del Profeta Isaías.
3
2° DOMINGO DE ADVIENTO CICLO B
REFLEXIONES DOMINICALES LIC. JORGE ARÉVALO NÁJERA __________________________________________________________
todas aquellas realidades que hoy por hoy ocupan el lugar de Dios en nuestros corazones y que no nos permiten salir de la tierra de esclavitud. Alguno tal vez dirá “¿esclavo yo? ¡No sabes lo que dices, yo soy dueño y señor de mi propia historia, vivo como quiero y hago lo que quiero! Pero es que esta es precisamente la esclavitud mayor, la que se confunde con la libertad. Hay un peligro mayúsculo en esta confusión porque entonces estamos imposibilitados para iniciar el camino hacia la auténtica libertad que siempre exige desprendimientos, luchas dolorosas con nuestro propio ego, esfuerzos denodados por abrirse a la escucha de la palabra profética, por hacerse humildes y pequeños como niños para recibir con gozo el anuncio de la Buena Noticia que es Cristo y que nos viene de Cristo. No se trata de “hacer cosas” religiosas (ir a Misa, comulgar, rezar, dar el diezmo, confesarse, etc.), esas cosas vienen como consecuencia de una auténtica conversión, de una apertura a la gracia, de la obediencia a la Palabra (obedecer quiere decir “ponerse bajo la escucha”). Y precisamente el Deuteroisaías pone el dedo en la llaga: ¿Quieres ser consolado? No esperes pasivamente a que Dios te dé unas palmaditas en la espalda y te diga palabras bonitas que acrecienten tu “autoestima”, para eso ya tienes a tus amigos y familiares. El consuelo de Dios –la destrucción de todas las idolatrías- requiere de tu participación activa en la línea de la escucha que te lleva a la acción. En efecto, Dios pide al pueblo que asuma actitudes bien concretas: en primer lugar, le pide que prepare el camino para Dios en el desierto, que le construya una calzada por donde pueda transitar. Evidentemente estamos ante un lenguaje simbólico/profético. El desierto es la vida misma en cuanto espacio concreto del devenir del hombre. No se trata entonces de la mera interioridad del hombre, sino de su ser corpóreo relacional. Un camino siempre desemboca en un lugar, la vida humana –si quiere ser vida auténtica- siempre deberá desembocar en el encuentro con los otros. Es allí donde deberá darse el cambio, prepararse el camino y la calzada para Dios. Construir una calzada significará entonces asumir categorías distintas para construir relaciones significativas y trascendentes. ¿Cuáles son esas categorías? Veámoslo con mayor detenimiento: << Que todo valle se eleve, que todo monte y colina se rebajen >> Los valles son símbolo de las “depresiones” existenciales del ser humano, de todas aquellas “ausencias”, de caridad, de entrega, de servicio, de perdón. Sí, siempre hay “valles” que elevar rellenando la ausencia con amor, esperanza y fe. Las colinas y los montes por el contrario, son símbolo del sentimiento de autosuficiencia, de autonomía absoluta, y en el fondo de idolatría. Cada vez que preferimos el poder al servicio, el egoísmo a la compartición, el resentimiento al perdón, el odio al amor, la violencia a la mansedumbre, estamos edificando montes y colinas. Por lo tanto, “abajar los
4
2° DOMINGO DE ADVIENTO CICLO B
REFLEXIONES DOMINICALES LIC. JORGE ARÉVALO NÁJERA __________________________________________________________
montes y colinas” significa abrirse a la confianza plena y absoluta en Dios como el único capaz de conducir nuestra historia. Es por lo tanto un imperativo para abrazar la pobreza de espíritu como camino exclusivo que lleva hacia la libertad. << Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán >> La gloria de Dios no es otra cosa que su resplandor brotando por los poros de la piel del hombre, es la manifestación de su poder y de su victoria mediante la vida del discípulo adherido con todo su ser a Jesucristo. Sí, la gloria de Dios sólo se ve cuando su pueblo se le rinde y se convierte en una sociedad alternativa donde el amor reina, donde la violencia y la exclusión son erradicadas y todos son acogidos sin distinción de credos, razas o ideologías. Entonces y sólo entonces, todos los hombres verán la gloria del Señor en ese pueblo que con su vida y palabra testimonia que "Aquí está su Dios. Aquí llega el Señor, lleno de poder, el que con su brazo lo domina todo. >> Gracia y paz.
5
2° DOMINGO DE ADVIENTO CICLO B