AGRADECIMIENTOS: Nuestro reconocimiento a quienes han hecho posible la edición de este libro recordatorio: Personalidades: José Manuel Casiano Collazos, Mila Castillo, Juan José Esquerre, Bertha Fiestas Díaz, José García Sosaya, Mario Gonzales Ríos, Raúl Graham Rojas, Eloy Jáuregui Coronado, Alberto Ku King Maturana, Zuliana Lainez Otero, Julia Mayer de López Raygada, Angel Quiroz, Iván Rodríguez Chávez, Luis Santillán Pareja, Jorge Sosa Alarcón, Eudoro Terrones Negrete, Alberto Varillas Montenegro. Instituciones: Asociación Nacional de Periodistas del Perú, Arzobispado de Lima, Ayuntamiento de Copernal, Biblioteca Nacional de España, Biblioteca Nacional del Perú, Diócesis de Sigüenza-Guadalajara-España, Instituto Riva Agüero, Municipalidad Metropolitana de Lima, Parroquia San Pedro Apóstol-Copernal, Pontificia Universidad Católica del Perú.
ESCUELA DE PERIODISMO JAIME BAUSATE Y MEZA Jr. Río de Janeiro 600, Jesús María, Lima-Perú Telefax: (51.1)319-3500 Email: bausate@bausate.edu.pe www.bausate.edu.pe Fotografía: Rómulo Luján Roque Vicente Caballa Nina Corrector de Estilo: Jorge Sosa Alarcón Diseño y diagramación digital: Aldo Flores Ramos José Aquije Cabezas Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2008-14613 ISBN: 978-603-45056-2-9 Edición: Primera Lima, noviembre del 2008 Impreso en el Perú R Derechos Reservados
Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza
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A単os de Noble Historia
1958-2008
Dedicatoria A través de la palabra escrita rendimos homenaje a quienes, con su idea, talento, enseñanza y estudio, han hecho de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza, en estos cincuenta años de intensa y fecunda labor académica, la institución rectora en la formación profesional de los periodistas de nuestra Patria. Roberto Mejía Alarcón Presidente Consejo Superior
Reflexión «La nueva visión del universo que el hombre adquiere, gracias a los medios de comunicación social, quedará en él como una cosa extraña o inútil si, al mismo tiempo, no se le procura los medios para iluminar su juicio...».
Pablo VI (26 de marzo de 1968)
Sumario PRÓLOGO 16 PRIMERAS PALABRAS 18 CAPÍTULO I UN PROCESO ÉPICO Y RUTILANTE NUESTRA EDAD DE PLOMO LA IDEA HECHA REALIDAD ESCUELA PROFESIONAL CATEGORÍA UNIVERSITARIA
25 31 49 55
CAPÍTULO II UN NOMBRE MEMORABLE SEUDÓNIMO INMORTAL
67
CAPÍTULO III UNA TRADICION MUY ANTIGUA UN HOMBRE DE SU TIEMPO
87
CAPÍTULO IV EL DIARIO DE LIMA EL DIARIO DE AMÉRICA LATINA 50 ANIVERSARIO
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BIBLIOGRAFÍA
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ÍNDICE ONOMÁSTICO
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Prólogo
UN TESTIMONIO A MANERA DE PRESENTACIÓN
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a mejor manera de presentar este libro por los cincuenta años de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza, es ofreciendo mi testimonio personal.
Estoy afectivamente ligado a esta institución cerca de cuarenta años. Comenzó por 1970 cuando un amigo y compañero de trabajo, Antonio Maurial, me dio la oportunidad de compartir con él la enseñanza. Por aquellos tiempos, el instituto tenía su local en el jirón Huancavelica, en el centro de Lima. Junto con la formación periodística, se impartía también formación profesional en la Escuela de Locutores. Mi trabajo como profesor de castellano fue de lo más grato. Disfruté de grupos de jóvenes: hombres y mujeres, muy interesados y participacionistas. Las clases se prolongaban mucho más de los horarios convencionales por las preguntas e intervenciones estimulantes de los alumnos. Nunca hubo indiferencia ni desperdicio. Yo concurría a ellas con el mayor entusiasmo y salía del aula gustándome cada vez más mi profesión. Siempre encontré tierra fértil en los distintos temas del curso, no obstante su naturaleza árida y abstracta en algunos de ellos. El ánimo de los grupos era de predisposición para aprender y esa atmósfera motivaba al profesor a dar más de sí y retarse a sí mismo ser mejor.
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Como el alumnado creció en número, se trasladó a la avenida Araníbar o el Soldado Desconocido. Luego a la actual sede, en la que veo crecer físicamente y consolidar su prestigio como el alma mater del periodismo en el Perú. Las escuelas de Periodismo de la Universidad Católica y de San Marcos, nunca opacaron a Jaime Bausate y Meza. Ésta, a lo largo de su medio siglo de vida, forjó su estilo y su espíritu que la distinguen y que la hacen de la preferencia de alumnos y padres de familia.
Así como el ambiente en las aulas estaba impregnado de calidez y agradabilidad que hacían extrañar el trabajo en ella, un clima semejante de amistad y acogida permanente imperaba entre los profesores. Periodistas de mayor prestigio ejercían la docencia con la simpatía y respeto del alumnado. Con los nombres de ellos la Escuela tiene un rico material para elaborar una galería de personajes de primera línea profesional y docente. Profesores y alumnos compartían la misma identificación con la Escuela; y ese fervor ha sido el motor para su prosperidad y afincamiento en la conciencia de la sociedad. Este patrimonio intelectual la ha promovido para alcanzar el rango universitario. La Escuela es el gran aporte y el gran legado de la Asociación Nacional de Periodistas. No puedo acabar esta nota sin recordar a Consuelo Esquerre Pasco, la inigualable secretaria; y a la figura que da vida, continuidad e impulso institucional que es Roberto Mejía Alarcón. Ellos, junto con los directores, profesores y alumnos, han hecho y hacen que la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza sea lo que es. ¡Felices Bodas de Oro! Este primer cincuenta aniversario sea el acicate para las más altas metas de calidad y excelencia que con mucha fuerza se prolongan hacia un glorioso futuro.
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Dr. Iván Rodríguez Chávez Rector de la Universidad Ricardo Palma y Presidente de la Asamblea Nacional de Rectores
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Este libro es una ofrenda y en él se siente latir el corazón de la Escuela.
Primeras Palabras
L éxito.
a historia de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza tiene la luz propia de aquellas instituciones emprendedoras, que no se arredran ante los obstáculos y que a fuerza de talento, constancia y genio competitivo se mantienen en la cima del
Debe expresarse con propiedad que es dueña de un itinerario rutilante, cuyo andar le ha permitido forjar una personalidad incomparable. Es obra indiscutible de una constante humana, con prolegómenos en los años treinta del siglo pasado, para convertirse en realidad casi tres décadas después. Todo esto por el pensamiento precursor y la acción de quienes la promovieron con intuición y pasión gremial desde la intimidad de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú. La calidad de su enseñanza es fruto de una nutriente cada vez más actualizada, más moderna. Ello explica por qué de sus aulas han egresado sucesivas y triunfantes generaciones de periodistas –hombres y mujeres– que cumplen con eficiencia y eficacia su delicada labor a lo largo y ancho del territorio nacional. En cada redacción de la prensa escrita, radio, televisión, de los más sofisticados medios de comunicación social, hay más de un bausatino, título que es un honor en la profesión y un orgullo para la patria.
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La institucionalidad de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza, como obra imperecedera, es una consecuencia de largos años de esfuerzo de una comunidad formada por directores, docentes y estudiantes. Todos ellos han sido los autores de una epopeya que es digna de relatar, con su punto inicial y que ahora se extiende en el tiempo, con nuevas y formidables proyecciones. Claro que ha tenido sus pequeños eclipses, fruto de la incomprensión y del extravío, pero insignificantes ante la grandeza, la inteligencia y el pundonor de sus legítimos conductores. De aquel Instituto Libre creado hace cincuenta años queda el más hermoso de los recuerdos. El nombre de Jaime López Raygada está estrechamente vinculado a aquella etapa. No en vano fue quien entregó la idea y le dio vida en los espacios improvisados en el séptimo piso del edificio de radio «El Sol», en la cuadra tres de la avenida Uruguay, hasta llegar luego a los niveles cuatro y cinco del recién inaugurado edificio de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, en la calle Ortiz, cuadra tres del jirón Huancavelica, para enrumbar en esas épocas, digamos
aurorales, a la vieja casona de la cuadra seis del jirón Nicolás de Araníbar, en Santa Beatriz.
Con este sencillo preámbulo ponemos a consideración del amable lector este libro recordatorio, haciendo votos porque el mismo contribuya al mejor conocimiento del periodismo nacional y se recuerde el hondo significado del cincuentenario de la historia de la Escuela de Periodismo «Jaime Bausate y Meza».
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En cuanto al origen del nombre de la Escuela y las razones que llevaron a ponerle «Jaime Bausate y Meza», como postrer homenaje a quien fue el fundador del diarismo en América Latina con la edición del histórico «Diario de Lima», basta tener presente que constituye deber de la nación, de sus ciudadanos y, por cierto, de sus instituciones educativas y culturales dar el sitial correspondiente a todo hombre y mujer, sin importar su concreto origen, que contribuya al desarrollo de la conciencia nacional. Felizmente el Perú tiene tradición en este aspecto. Sabios, científicos, héroes, maestros, literatos y gente del arte, han nutrido nuestra historia. Peruanistas les solemos llamar. Jaime Bausate y Meza, tal el nombre periodístico de Francisco Antonio Cabellos y Meza, ha sido uno de ellos. Su contribución es nítida, tanto en el desarrollo del pensamiento social, como en la historia del periodismo peruano y latinoamericano. Por eso nuestra Escuela se honra haciendo suyo su nombre.
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Ese Instituto, cuya imagen se encuentra esculpida en la evocación de excelentes periodistas de hoy, sin embargo estaba predestinado a crecer hasta consolidarse como una institución académica con prestigio, autoridad e influencia universitaria. A Roberto Mejía Alarcón le cupo esta histórica etapa. Día a día, con el pulso firme de los grandes orfebres de la cultura periodística, hizo el trazo más notable y ajeno a cualquier cansancio, a toda fatiga, fue fuerte ante lo imprevisible, hasta darle la dimensión académica que tiene esta Escuela, grande entre las grandes en la formación de periodistas, y dotarla, además, de una infraestructura inmobiliaria y tecnológica que es digna de destacar.
CAPÍTULO I
un
Proceso
Épico y Rutilante
Los Primeros Pasos
Nuestra Edad de Plomo
SU FRUTO FECUNDO FORMA PARTE DE UN LARGO PROCESO, CON HITOS MUY MARCADOS Y QUE SE REMONTAN A LOS AÑOS EN QUE EL PERÚ SE REDESCUBRÍA COMO NACIÓN
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quienes vislumbrando los cambios que tenían que darse en el mundo de la comunicación, se plantearon la urgencia de una formación académica para el mejor ejercicio de la profesión. En el espíritu de aquellos memorables pioneros había una visión futurista sobre la tarea que debía cumplir el periodista en un país como el Perú, dolido pero esperanzado. Para ellos era menester que el hombre de prensa estuviera dotado de una cultura singular, que lo elevara en la tarea diaria de informar y que le diera las mejores luces para interpretar lo que escondía la tiniebla de los hechos políticos, sociales y económicos. Simultáneamente, en el corazón de estos precursores de la formación académica
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a historia de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza, hoy constituida en una institución educativa que forma parte del sistema universitario nacional, es épica y rutilante a la vez y dice mucho de su trascendencia en nuestro tiempo contemporáneo respecto al mundo de la información y del conocimiento. Su fruto fecundo forma parte de un largo proceso, con hitos muy marcados y que se remontan a los años en que el Perú se redescubría como nación, con nuevas ideas, con otros horizontes. Puede afirmarse que los comienzos de su creación vienen desde muy atrás. Gracias a la resolución de los más ilustres periodistas de la época,
En 1930 se dieron los pasos precursores
“ORDEN DEL DÍA”
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“El señor presidente dio a conocer el resultado de las gestiones que había hecho ante el Rectorado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a fin de que se conceda becas a los periodistas que quieran ampliar sus conocimientos en las facultades de Letras, de Derecho y de Ciencias Económicas”
“Había el propósito de preparar un proyecto para gestionar la creación, en la Universidad, de una Sección de Periodismo en la misma forma en que se había obtenido la creación de la Sección para Notarios en el seno de la Facultad de Derecho” (Diario La Prensa. 1930)
culturalmente. El dirigente, con evidente emoción, recalcó que lo logrado no era más que el comienzo de una obra mayor y que había que prepararse para presentar un proyecto que permitiera «la creación en la universidad de una Sección de Periodismo, en la misma forma en que se había obtenido la creación de la Sección para Notarios en el seno de la Facultad de Derecho». La información fortaleció el ánimo de los gremialistas, quienes dos días antes habían inaugurado el primer local de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú en el edificio Tellería, en el jirón Cusco, en pleno centro de Lima. El suceso fue ampliamente comentado por los diarios de la época, señalando que «esta institución, que viene desarrollando entusiastamente su programa de acción gremial, tiene desde ahora su hogar propio, en donde le será más fácil realizar las vastas y múltiples obras de cooperación
del Perú». El ánimo había calado en el espíritu y estaba a flor de piel; y todos, como un solo puño, querían participar en el anhelo de capacitar profesionalmente a los periodistas. Los resultados están registrados en los rotativos de la época. Así, por ejemplo, en la edición del miércoles 27 de marzo de 1929, el diario El Tiempo, uno de los más importantes de aquel momento, al publicar la sesión de la Junta General de la ANP del 15 de marzo, se refiere respecto a la concesión de becas por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos con la parte más interesante de la información de Fernando A. Franco, quien dijo ante los asociados: «al entrevistarme con el rector y con los decanos de las facultades de Letras, de Derecho y de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, he recibido de ellos la más grata impresión. Porque me han manifestado su complacencia y
EL 12 DE ABRIL DE 1930 SE ENCARGÓ A LOS SEÑORES FERNANDO A. FRANCO, LUIS ALBERTO SÁNCHEZ Y EMILIO ROMERO LA FORMULACIÓN DEL “PROYECTO DE CREACIÓN DE UNA SECCIÓN DE PERIODISMO EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL
y mejoramiento en que se halla empeñada. Es digna de la mayor simpatía y del más caluroso aplauso la obra de los propulsores de la organización de los periodistas, porque ella se desarrolla debido sólo al esfuerzo de sus asociados. Es, sin duda alguna, uno de los pocos casos de desinterés, de independencia y de constancia, el de los entusiastas miembros de la Asociación Nacional de Periodistas
su aplauso por la iniciativa de la Asociación en orden al mejoramiento de su cultura profesional. Y quiero referirme, de modo especial, a las palabras de los decanos de Letras y de Derecho, los doctores José Gálvez y Ángel Gustavo Cornejo, quienes, además de estar decididos a prestarnos su más amplia ayuda, han tenido frases de aplauso para la iniciativa que se trata de hacer triunfar. También el
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MAYOR DE SAN MARCOS” 50 Años de Noble Historia
y universitaria –todos ellos dirigentes de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú– latía un sentimiento cada vez más diáfano y urgente de traducir el significado de la libertad de prensa como piedra angular de los derechos de la persona humana y una garantía de todas las demás libertades. Afectos a las nuevas corrientes del pensamiento, proclamaban que sólo una prensa libre fomenta la transparencia y el buen gobierno y asegura, además, de gozar del imperio de la ley y que la sociedad se rija por la justicia verdadera. A juicio de los más importantes propulsores del proyecto, era hora que este razonamiento sobre un centro de formación profesional se hiciera realidad. El país tenía que cambiar y era de necesidad imperiosa la presencia de nuevos y mejores periodistas, altamente capacitados para informar, interpretar y opinar sobre el acontecer nacional y mundial. Los primeros pasos para la creación de la institución académica se remontan al año 1929. El 26 de enero, siendo las 17:15 horas, Fernando A. Franco en su calidad de presidente de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, actuando como secretario Humberto Alván, puso el tema en agenda. En sesión ordinaria de la Junta General informó que se hallaba efectuando gestiones ante el rectorado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, para que se otorgue becas a los periodistas que quisieran ampliar sus conocimientos en las facultades de Letras, de Derecho y de Ciencias Económicas. Agregó que el rector, Alejandro Deustua, había expresado su complacencia por la preocupación de los periodistas, porque aquello revelaba un afán por el mejoramiento intelectual del gremio. La noticia fue seguida con expectativa por todos los presentes. El rector sanmarquino consideraba de mucho valor la iniciativa y ese interés gremial de contar con profesionales mejor dotados
“El señor Franco pidió el nombramiento de una comisión que prepare el proyecto de organización de la Sección de Periodismo en el seno de la Universidad Nacional” (Sesión de Junta Directiva del 12 de abril de 1930) Diario La Crónica, 1930
“Asimismo se acordó el nombramiento de una comisión que formule el proyecto de creación de una Sección de Periodismo en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Esta comisión está integrada por los señores Fernando A. Franco, Luis Alberto Sánchez y Emilio Romero”
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(Sesión de Junta Directiva del 12 de abril de 1930) Diario La Crónica, 1930
Fernando A. Franco
Luis Alberto Sánchez
Emilio Romero
EL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD –EL VIEJO Y SABIO MAESTRO DOCTOR DEUSTUA– HA OFRECIDO SU VALIOSO CONCURSO PARA LA CORONACIÓN DE LAS ASPIRACIONES
marzo de 1931, una nota informativa daba a conocer que el secretario de la ANP, Antenor Escudero, había manifestado que: «en días pasados había tenido oportunidad de hacer una visita al rector de la universidad, doctor José Antonio Encinas, en compañía del presidente de la Asociación, señor Fernando A. Franco, y que habían tenido oportunidad de charlar con el expresado rector sobre la situación de las becas para periodistas en las diferentes facultades. Dijo que el rector estaba resuelto a acatar el acuerdo del Consejo Universitario que adjudicó becas para periodistas a solicitud de la Asociación y que, además, trataría de procurar que el Consejo resuelva aumentar el número de becas en cada facultad. Con respecto al pedido del compañero Scarneo, estimó que puede ser atendido, adjudicándosele la beca que está vacante en la Facultad de Derecho, por muerte del compañero Luis A. Rivero, quien la había obtenido». En la década del 30, el país ingresó en una vorágine política de desgobierno y violencia de la que parecía imposible evadirse. La situación tendía a agravar-
se y a pedido del gobierno, el Congreso Constituyente aprobó el 15 de enero de 1932 una ley de emergencia. Aquella decisión antidemocrática consideraba como acto contrario a la estabilidad constitucional y al bienestar social «la difusión de noticias que pudieran quebrantar el crédito del país o perturbar la paz o 3 el orden público». De esta manera se cuestionaba el ayer, pero también había quienes discrepaban con el presente. En aquel conflictivo escenario, donde el derecho a la libertad de expresión se hallaba restringido, tomaban cuerpo dos corrientes ideológicas en la sociedad de esos días. Ambas, prácticamente, rompían con el esquema del orden establecido en las etapas políticas e históricas del país. Las persecuciones, prisiones y deportaciones se multiplicaron. Políticos opositores al régimen quedaron segregados y periodistas como Federico More, Ezequiel Balarezo Pinillos, Clemente Palma y Raúl Rey y Lama también estuvieron entre aquellos que sufrieron implacable represión. Prácticamente la prensa de oposición quedó silenciada. El historiador Jorge Basadre Grohmann refiere en su obra Historia de
Diario El Tiempo, página 2. Edición del 27 de marzo de 1929. Diario La Crónica, página 7. Edición 16 de abril de 1930. 3 Basadre, Jorge. Historia de la República del Perú 1822-1933, página 3217. Universidad Ricardo Palma. Lima. 1 2
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DE LOS PERIODISTAS
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rector de la universidad –el viejo y sabio maestro doctor Deustua– ha ofrecido su valioso concurso para la coronación de las aspiraciones de los periodistas, en lo concerniente a la creación de las becas 1 en la universidad». Los días corrían, pero ello no amilanó jamás a los propulsores de la iniciativa. En cada minuto, a toda hora, cada vez que se encontraban durante los sucesos del interés periodístico, la pregunta de los colegas se multiplicaba. Es que todos querían prepararse para los nuevos tiempos. Es decir, capacitarse en un periodismo que se modernizaba a paso acelerado. En la edición del miércoles 16 de abril de 1930, el diario La Crónica informó que en la sesión de Junta Directiva del reciente 12 de abril, se había tomado el acuerdo de nombrar «una comisión que formule el proyecto de creación de una sección de Periodismo en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Esta comisión está integrada por los señores Fernando A. Franco, Luis Alberto Sán2 chez Sánchez y Emilio Romero». Para aquel entonces se habían producido cambios estructurales en la vieja casona del Parque Universitario. Ahora el nuevo rector era el doctor José Antonio Encinas y en la ANP, la presidencia era ejercida por Armando Herrera y actuaban como secretarios Antenor Escudero y Humberto Alván. Así, en la sesión del martes 28 de marzo de 1931, el agremiado Pedro L. Scarneo fue precursor de esta nueva etapa gremial al solicitar que se le concediera una de las becas de la Asociación en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a fin de poder seguir sus estudios profesionales. En la edición de La Crónica del 31 de
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la República del Perú lo siguiente: «es un hecho cuya objetividad casi no necesita demostración, que tanto el Poder Ejecutivo como el Congreso Constituyente (...) no hicieron obra constructiva ni fecunda con la urgencia que imponían la desorganización política, la falencia económica y el desquiciamiento moral 4 de la república». La guerra civil estaba dada. El presidente Luis Sánchez Cerro y su ministro de Instrucción, Carlos Sayán Álvarez, por un decreto expedido el 08 de mayo de 1932, a raíz de la sublevación de la marinería, suspendieron el funcionamiento de la Universidad de San Marcos e hicieron cesar a las autoridades de ella. En su parte considerativa, el decreto vinculó, probablemente sin fundamento, dicha rebelión con la propaganda que había salido y salía de la universidad «donde existen grupos extremistas afiliados al Soviet y cuyas actividades se realizan con la tolerancia de las actuales autori5 dades universitarias». Aquella década fue funesta para la democracia. En 1930 el gobierno de Augusto B. Leguía había sido derrocado por el comandante Luis M. Sánchez Cerro. Éste, a su vez, fue asesinado en 1933 y sucedido en el mando del gobierno por el general Oscar R. Benavides, quien continuó en el cargo hasta 1939. El proyecto de establecer una Sección para la formación profesional de los periodistas se había perdido en la bruma del olvido. La Universidad Nacional Mayor de San Marcos no estuvo exenta de los cambios sociopolíticos de ese entonces. La Federación de Estudiantes había declarado la huelga universitaria cuando transcurría el mes de octubre de 1930.
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Basadre, Jorge. Ibidem, página 3236. Basadre, Jorge. Ibidem, página 3240.
EL SUEÑO DE LA ASOCIACIÓN NACIONAL DE PERIODISTAS NUNCA CEJÓ EN SU EMPEÑO PARA FORMAR PROFESIONALMENTE A LOS COMUNICADORES, ASÍ LO DECÍAN QUIENES FORMABAN PARTE DEL GREMIO, TARDE O TEMPRANO AQUEL SUEÑO DEBÍA CONVERTIRSE EN REALIDAD En sus notas informativas expresaba a viva voz que: «el movimiento de reforma iniciado en la universidad no es un movimiento esporádico ni nacido al azar; es un movimiento estudiantil nacido al calor de las nuevas corrientes ideológicas que agitan al universo todo». El manifiesto subrayaba, además, que el problema universitario no era sino un aspecto del problema social, entendido éste «como el complejo de problemas que derivan de la cooperación y convivencia de clases, estratos y estamentos sociales distintos, que forman una misma sociedad, pero están separados por hábitos de vida y por su ideología y visión del mundo». En los mismos documentos se lee que «la universidad, hasta ayer, fue albergue espiritual de una clase privilegiada y el privilegio de la educación, como bien dijo J. C. Mariátegui, persistía porque persistía el privilegio de la riqueza de la casta. La universidad detentadora de la cultura que reflejaba la clase dominante, estaba como insuflada de un espíritu colonial, cabe decir feudal». Esa dramática etapa de la vida política
del país fue ocultada por los rigores del tiempo. Sin embargo, el sueño de la Asociación Nacional de Periodistas nunca cejó en su empeño para formar profesionalmente a los comunicadores, así lo decían quienes formaban parte del gremio, tarde o temprano aquel sueño debía convertirse en realidad. Precursores como Fernando A. Franco, Luis Alberto Sánchez y Emilio Romero Padilla fueron ganados por los años y nuevos horizontes se les había abierto en el ancho espacio de la realidad nacional. El primero se alejó de la capital y tomó residencia en su añorada Jauja, en donde continuó con sus actividades periodísticas hasta sus últimos días. Luis Alberto Sánchez alternó la actividad política con la literatura y llegó a ser rector de la Universidad de San Marcos en tres oportunidades (1946-1948; 1961-1963; 1966-1971) y presidente del Senado de la República. Emilio Romero Padilla profundizó sus estudios sobre la realidad nacional, con especial brillo como historiador, geógrafo, ensayista, político y diplomático.
23 de Agosto de 1958
La Idea Hecha Realidad
iniciativa que perduró en el tiempo pese a los obstáculos. No se habló más de una Sección de Periodismo, sino más bien de un Instituto de Periodismo que al mismo tiempo que cumpliera sus altos fines formativos, significara un legítimo homenaje a Jaime Bausate y Meza, seudónimo del periodista Francisco Antonio Cabellos y Meza, hombre culto e idealista, de gran capacidad emprendedora, venido de la península ibérica, quien tuvo la genialidad de editar en nuestra patria, el 1 de octubre de 1790, el primer cotidiano de América Latina con el significativo nombre de “Diario de Lima”. La relevancia histórica del ilustre diarista y la decisión de la Asociación Nacional de Periodistas de honrar su nombre, hizo
HABÍAN TRANSCURRIDO 29 AÑOS DESDE QUE SE HABÍA ENCENDIDO AQUELLA FLAMA DE UNA INICIATIVA QUE PERDURÓ EN EL TIEMPO PESE A LOS OBSTÁCULOS
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esde aquella década del 30, la agitada historia no se detuvo y, al contrario, el país siguió padeciendo de aquellos males institucionales. No obstante, los días agitados que vivió la ANP sirvieron como un buen referente. Ahora existía una nueva generación de dirigentes que se impuso la tarea de hacer realidad la creación de una casa de estudios profesionales, fruto del esfuerzo institucional. El 23 de agosto de 1958 tomó forma definitiva e irreversible el proyecto, ahora con el nombre de “Instituto Libre de Periodismo Jaime Bausate y Meza”. Habían transcurrido 29 años desde que se había encendido aquella flama de una
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Los primeros maestros, los primeros alumnos
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Los días aurorales: en los altos de radio El Sol
que la noticia de la creación del “Instituto Libre de Periodismo Jaime Bausate y Meza” fuera muy comentada en las redacciones de los rotativos de mayor circulación en la década de los cincuenta del siglo recientemente pasado. No olvidemos que en aquellos años la humanidad era espectadora de acontecimientos sorprendentes. En octubre de 1957, la hoy desaparecida Unión Soviética (URSS) lanzó el satélite Sputnik I, iniciando así la extraordinaria carrera de la conquista espacial. Hizo lo propio poco tiempo después con el Sputnik II. La pugna espacial había comenzado y el 3 de enero de 1958, Estados Unidos de Norteamérica puso en órbita el Explorer I. El mundo empezaba a vivir un cambio histórico. Mientras tanto, en el país
el mundillo político seguía animado por episodios anecdóticos, tal el duelo entre improvisados espadachines como Fernando Belaunde Terry y Eduardo Watson Cisneros, quienes decidieron dilucidar pleitos personales que, a juicio del primero, habían lesionado su honor. Al mismo tiempo, las huelgas de los trabajadores decían mucho del descontento popular. Antes, una joven peruana, nuestra hermosa Gladys Zender, había sido elegida «Señorita Universo» en el certamen de Long Beach. El Perú y sobre todo los peruanos nos sentíamos orgullosos de ello. Los ocurrentes o recurrentes duelos de caballeros siguieron concertándose, ante un estupefacto país que tenía la mente ocupada en otros problemas. El congre-
sista Wilson Sologuren y el ex ministro de Gobierno Jorge Fernández Stoll, del régimen pradista, decidieron batirse en defensa del honor ofendido. Y en ese mundo de conflictos sociales y políticos, Richard Nixon tuvo una accidentada visita a Lima. Era evidente, estos y otros hechos requerían de una mayor cobertura informativa. Los periodistas eran conscientes que estos sucesos, nacionales e internacionales, hablaban de la necesidad del manejo de nuevos instrumentos comunicativos acordes con el vertiginoso devenir noticioso. Aunque con atraso, se comenzaba a trabajar con otro enfoque de la noticia. La «pirámide invertida» era el ideal en la redacción de la nota informativa y se citaba, cual proclama irrecusable, el valor de la «objetividad» en el relato noticioso, aun cuando colisionaba con la opinión de aquellos que replicaban que eso era imposible en seres humanos «que concebían subjetivamente su propia verdad». Entre tanto, en la prensa escrita había otra dinámica con reporteros que agotaban sus fuentes de información. En el periodismo radial, la situación era muy conservadora, por decir lo menos. La mayoría de las emisoras se limitaban a la lectura de los diarios, cuyas columnas eran marcadas con lápiz de color rojo y hasta un párrafo determinado, límite que tenía que respetar el locutor de turno. El espectro sonoro había conquistado un buen espacio en el imaginario de los radioescuchas peruanos. Radio Nacional del Perú, con filiales en Tumbes, Tacna e Iquitos. Las radioemisoras, Miraflores, Colonial, América, Central, Atalaya, Libertad, Alegría, Panamericana, Reloj, Inca, San Cristóbal, Luz y El Sol, en la década del 50, constituían el plantel de estaciones capitalinas de rotundo éxito, pero sólo algunas consideraban en su programación diaria el servicio noticioso. Sin embargo, gozaban de excelente sintonía conocidos comentaristas que
opinaban del acontecer diario. Tal era el caso de Juan Ramírez Lazo, en radio Victoria; Benjamín Núñez Bravo, español residente en Lima, quien tenía su espacio en radio Panamericana. Gustavo Montoya, quien además hacía entrevistas en directo en radio Nacional. Luciano Ruiz de Navarro, aunque él sólo trataba sobre el arte de la tauromaquia y se anunciaba con el seudónimo de «Ráfagas». Octavio Cabada Dancourt destacaba en radio América. En esta emisora también se transmitía el sintonizado «Reporter Esso» a cargo de Eduardo Navarro. Radio Reloj daba la hora y la noticia minuto a minuto. «El Panamericano», que dirigía Mario Vargas Llosa, destacaba periodísticamente. Es cierto, allí hizo sus pinitos nuestro laureado escritor. El año de 1958, marcó también el inicio de las transmisiones de ese fenómeno visual que ingresaba a todos los hogares y reunía a la familia. Había comenzado el tiempo de la televisión. El 17 de enero de 1958, el Ministerio de Educación instaló la señal de canal 7. La estación funcionaba en el último piso del edificio ubicado en una esquina del Parque Universitario, en la avenida Nicolás de Piérola con la avenida Abancay. Jorge Basadre era el ti-
LA NOTICIA DE LA CREACIÓN DEL INSTITUTO “LIBRE DE PERIODISMO JAIME BAUSATE Y MEZA” FUE MUY COMENTADA EN LAS REDACCIONES tular de esa cartera. Además de reservar canal 5 para servicio del Estado, transmitían imágenes en blanco y negro los canales 4, 9 y 13, incluyendo espacios periodísticos que concitaron el interés de los telespectadores. Era evidente, entonces, la necesidad de contar con nuevos periodistas ante el desarrollo de los medios de comunicación social. Por esto y aquello, trascendió el acontecimiento de la creación de nuestra casa de estudios. En la edición del diario El Comercio del 24 de agosto del año 1958, se informó literalmente que: «en su reunión de Junta Directiva, efectuada el día de ayer (23/08/58), la Asociación Nacional
de Periodistas del Perú trató entre otros los siguientes asuntos: “Instituto Libre de Periodismo Jaime Bausate y Meza”.El presidente de la institución doctor Jaime López Raygada, en observancia de lo dispuesto en el inciso b), del artículo 3° de los Estatutos que manda «velar por la superación técnica de la profesión, buscando y fomentando los medios de perfeccionar el nivel y preparación de los periodistas», presentó un proyecto de creación del «Instituto Libre de Periodismo Jaime Bausate y Meza» que, «sin ser propiamente un aula académica y sin interferir en las facultades universitarias existentes, acoja a quienes teniendo vocación por el periodismo buscan, antes que nada, una práctica intensiva guiada por profesionales de la prensa». Este proyecto fue aprobado por unanimidad, acordándose asimismo un voto de complacencia para su autor. A continuación la Junta acordó, también por votación unánime, designar Director del Instituto 6 al doctor Oscar Guzmán Marquina». El acuerdo adoptado por la Junta Directiva fue ratificado posteriormente el sábado 8 de septiembre de 1958 por la Asamblea General Extraordinaria de socios. Ésta se desarrolló en medio de un
de su talento intelectual. En 1950 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo y en 1954 el Premio de Periodismo «Jaime Bausate y Meza», otorgado por la Embajada de España. Fue galardonado por distintas instituciones cívicas y municipales, profesor honorario del Instituto Libre de Periodismo «Jaime Bausate y Meza» y catedrático de la facultad de Letras de la Universidad Católica. El gobierno español le impuso la condecoración de la «Gran Cruz de Alfonso X, el Sabio». En misión periodística recorrió el continente americano y Francia, Italia, España, en Europa, al igual que Argelia. Dejó para la posteridad obras literarias como «Los peces negros», Canción del puerto sin nombre, 32 reportajes y una crónica y Ensayo biográfico de Luis Miró Quesada de la Guerra. Jaime López Raygada falleció el 15 de enero de 1974. La muerte le sorprendió en plena labor periodística. El desenlace fatal se había producido. Su corazón que tantas emociones había vivido, dejó de latir para siempre.
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Jaime López Raygada fue un periodista y un escritor. Nació en Casma el 14 de agosto de 1910. Sus padres fueron Mercedes Raygada de López Alfaro y Juan Francisco López Alfaro, piurana ella y ancashino él. Ellos fueron quienes inculcaron el amor por la lectura y la escritura, virtud que le acompañó, primero, en las centenarias aulas del Colegio Nacional «Nuestra Señora de Guadalupe» y, después, en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Este hombre soñador y de ideales pluralistas muy firmes, se graduó de abogado en 1946. Había seguido estudios de filosofía, historia y letras y doctor en leyes. Magnífico estudiante, antes de abrazar la carrera que más le apasionaba hizo estudios superiores de periodismo en la Universidad de Madrid. Tal hoja de vida lo llevó a laborar en el diario «El Comercio», donde desempeñó el cargo de jefe de Edición de la tarde, y luego de jefe de Redacción de noche, alternando tales obligaciones con las propias de su profesión de abogado. Desde muy joven fue acumulando muchos éxitos personales, fruto
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Jaime López Raygada
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animado debate, formulándose diversas adiciones. Luego de leída la exposición de motivos y estatutos, cuya fundamentación estuvo a cargo de su autor, doctor Jaime López Raygada, precisando los alcances y razones de la creación, la jornada gremial dio lugar a un amplio intercambio de ideas, destacando las intervenciones del RP Luis Abraham Valenzuela, de Augusto Mariátegui Oliva, de Luciano Ruiz de Navarro, de Genaro Flores Caycho y de Manuel Gonzales Salazar, particularmente sobre condiciones de ingreso, monto de las cuotas y carácter de los certificados a extenderse al término de los estudios. En la misma asamblea se trató sobre el futuro monumento a «Jaime Bausate y Meza», otorgándose amplias facilidades a la comisión encargada de coordinar el acuerdo municipal de levantar un monolito en una zona especialmente señalada cerca del Campo de Marte, en la intersección de los jirones Pachacútec y Pumacahua. A propuesta del presidente se acordó, además, establecer las recordadas «tertulias mensuales». La primera estuvo a cargo del escritor y periodista, miembro de la ANP, Luis Felipe Angell, conocido en el mundo literario como «Sofocleto». De acuerdo con las costumbres de la época, las tertulias comenzaban a las once de la noche, con gran asistencia de colegas de todas las redacciones, y terminaban a avanzadas horas de la madrugada, esto a pesar que en la invitación se señalaba que sólo se serviría «una taza de café». «Sofocleto», como tenía que ser, disertó sobre la tarea del periodista, reseñando con el extraordinario humor que le era innato las peripecias que había que cumplir no sólo para la cobertura de la información, sino también para redactar en el más breve tiempo la noticia del día.
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La segunda tertulia se llevó a cabo el 23 de octubre y estuvo a cargo de Enrique Fairlie, el mismo que trató sobre el tema «Un periodista en América». La presentación estuvo a cargo de Pedro Morales Blondet, por aquellos años vicepresidente de la institución. Fairlie hizo una magnífica disertación en torno a sus experiencias vividas a lo largo de 20 años de ejercicio periodístico, que tuvieron como escenario varios países del continente, matizando su conferencia con interesantes anécdotas. Es de recordar que el “Instituto Bausate y Meza” no creció solo. Tuvo sus antecesores, en razón del mismo empuje del
Escuela cerró sus puertas el año de 1972. Desde su fundación funcionó en el jirón Camaná 956 (calle La Amargura). La Universidad Católica cuenta desde 1998 con la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación. Luis Alberto Sánchez estuvo siempre ligado al periodismo peruano. Muy joven se involucró en el quehacer de las crónicas y de los artículos de opinión. Desde la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, donde fue primero director de la revista y poco tiempo después presidente, impulsó con vehemencia la institucionalidad de una Sección de Periodismo en la Facultad de Letras de la Universidad
UN LEGÍTIMO HOMENAJE A JAIME BAUSATE Y MEZA, SEUDÓNIMO DEL PERIODISTA ESPAÑOL FRANCISCO ANTONIO CABELLOS Y MEZA, HOMBRE CULTO E IDEALISTA, DE GRAN CAPACIDAD EMPRENDEDORA, VENIDO DE LA PENÍNSULA IBÉRICA quehacer noticioso. El año 1945 y como unidad dependiente del Instituto Femenino de Estudios Superiores, el rector de la Pontificia Universidad Católica, RP Jorge Dintilhac, dio su visto bueno para la creación del Instituto de Periodismo de esa Casa de Estudios. La iniciativa partió de la señorita Matilde Pérez–Palacio Carranza, educadora con mucho prestigio y simpatía en el medio universitario. Posteriormente tomó el nombre de Escuela, afirmando su gestión «por su alcance formativo» y por «estar al servicio del periodismo de verdad». Esta
Diario «El Comercio». Edición de la mañana. Lima, 24 de agosto de 1958.
Nacional Mayor de San Marcos. No lo logró en esos años de autocracia y eclipse de la democracia, pero el 11 de septiembre de 1947 se sintió reivindicado. En su calidad de rector de la universidad más antigua de América, suscribió con mano firme la Resolución Rectoral Nº 6833, creando el Instituto de Periodismo de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas. Era decano José Jiménez Borja, y el periodista español José Gabriel López fue designado Director para «dotar a los futuros periodistas de una formación profesional y humanística íntegra».
35 (Diario El Comercio, 1958)
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Sesi贸n de Junta Directiva del 23 de Agosto de 1958
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El 8 de noviembre de 1948 el Instituto pasó a ser Escuela de Periodismo. Era rector Pedro Dulanto; decano de la Facultad de Letras, Aurelio Miró Quesada Sosa, y se hizo cargo de la dirección Andrés García de la Barga y Gómez de la Serna, conocido por el seudónimo de «Corpus Barga». Primero funcionó en la Casona de San Marcos, el viejo local del Parque Universitario, y un año después se instaló en el jirón Lampa 833, en la misma jurisdicción del Centro de Lima. La Universidad de San Marcos tiene ahora la Escuela de Ciencias de la Comunicación en el campus de su ciudad universitaria. La memoria de estos momentos históricos hablan de hechos rotundos. Puede afirmarse así que nuestra institución académica tiene una filia muy cercana a tan prestigiosas universidades. Primero, porque Luis Alberto Sánchez estudió en la Universidad de San Marcos y, como presidente de la ANP, buscó la creación de la Sección de Periodismo en esa casa universitaria. A su vez Jaime López Raygada estudió en la Universidad Católica y como presidente de la ANP hizo realidad el “Instituto Libre de Periodismo Jaime Bausate y Meza”. La inauguración del Instituto se llevó a cabo el 2 de octubre de 1958. Fue una sencilla ceremonia que contó, sin embargo, con la asistencia de invitados especiales, entre ellos el Segundo Secretario de la Embajada de España, José María Alonso Gamo, y Salvador Velarde, gerente del Banco Continental, además de periodistas muy reconocidos. El presidente de la ANP, López Raygada, al hacer uso de la palabra subrayó la trascendencia de la tarea que se esperaba cumplir en provecho del periodismo profesional y en términos muy sentidos agradeció al Banco Continental que, en gesto altruis-
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ta, había donado el costo de la matrícula de los veinte primeros alumnos. Con una amical exhortación a los estudiantes para que se hicieran dignos del apostolado periodístico que habían abrazado, «bajo la sombra tutelar del primer periodista en el Perú: Jaime Bausate y Meza», concluyó su discurso. La ceremonia de inauguración tuvo lugar en el local de la ANP, en el sétimo piso del edificio ubicado en la avenida Uruguay número 355, esquina con pasaje Velarde. Los presentes brindaron por el futuro éxito del Instituto con una copa de champán. En las vísperas, tanto el cuadro docente como los estudiantes participaron de un acto público. Se trataba de la inauguración del monumento a Jaime Bausate y Meza, erigido en la intersección de los jirones Pachacútec y Pumacahua, a la altura de la cuadra seis del jirón Talara, en
encargó de descorrer el velo que cubría el monumento. Carrera era un conocido hombre de prensa que había destacado como escritor y cronista, sobre todo del costumbrismo limeño. A renglón seguido usó de la palabra el alcalde de la Municipalidad Provincial de Lima, don Héctor García Ribeyro, autoridad edilicia a quien se le reconoce por las importantes obras públicas que realizó, como la ampliación de las avenidas Tacna y Abancay y los modernos puentes que unen el Cercado con el distrito del Rímac. García Ribeyro expresó en esa oportunidad: «Este monumento consagratorio, al representar (...) un homenaje al periodismo nacional en la prócera figura de su primer creador y militante, se exhibe en su constitución pétrea como un grave y pujante símbolo del alto ejercicio de la profesión y de la tarea que le corresponde cumplir dentro del juego de
LA CEREMONIA DE INAUGURACIÓN TUVO LUGAR EN EL LOCAL DE LA ANP, EN EL SÉTIMO PISO DEL EDIFICIO UBICADO EN LA AVENIDA URUGUAY NÚMERO 355, ESQUINA CON PASAJE VELARDE. LOS PRESENTES BRINDARON POR EL FUTURO ÉXITO DEL INSTITUTO Jesús María. Un lienzo blanco cubría totalmente el obelisco de piedra esculpida por el afamado artista plástico Eduardo Gastelú Macho. Luego de la interpretación del Himno Nacional del Perú y del Himno de España por la Banda de Músicos de la Guardia Republicana, el veterano periodista Eudocio Carrera Vergara se
García Ribeyro, Héctor. Diario «El Comercio», edición jueves 2 de octubre 1958.
las actividades políticas y nacionales. Ella es la de encauzar con elevación y gallardía frente a los problemas generales y cotidianos, y la de propiciar y amparar el imperio de la justicia y de los derechos y 7 deberes ciudadanos». El acto contó con la asistencia del embajador de España Antonio Guillón Gómez, el mismo que parafrasean-
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ses se dio, efectivamente, en la fecha señalada. El reloj marcaba las 18 horas, cuando el director del instituto, Oscar Guzmán Marquina, pronunció unas breves palabras para referirse a la finalidad de dicho centro de estudios y presentar a la plana de docentes, integrada por los señores Fernando Gamio Palacios, Roberto Gonzales Polar, R.P. Luis Abraham Valenzuela, Pedro Morales Blondet, Antonio Olivas Caldas, Roberto Rojas Valdebenito, José Ignacio de Olazábal Ruiz de Somocurcio, Odilardo Rojas Cevallos y Carlos Estremadoyro. El profesor Gonzales Polar dio comienzo a la primera clase, la misma que versó sobre geopolítica, un tema de palpitante actualidad. Hizo gala de sus conocimientos y los asistentes quedaron encantados con la exposición, en el transcurso de la cual dejó constancia de la trascendencia
GuIllón Gómez, Antonio. Diario «El Comercio», edición jueves 2 de octubre 1958.
de la «ciencia que pretende fundar la política nacional e internacional en el estudio sistemático de los factores geográficos, económicos y sociales», subrayando que el profesor sueco Johan Rudoef Kjellen, al referirse a la política geográfica, marcó en el siglo XIX la especialidad bajo la denominación de geopolítica. Otro tanto hizo respecto a Usinger, para quien el origen de la geopolítica está dado por: «la influencia del medio físico en el modo de ser del pueblo y en la actividad funcional del Estado, tanto en sus movimientos políticos como en los económicos». De esta manera culminó el primer día de clases. Los estudiantes en esa época concurrían al Instituto de lunes a viernes, en el horario de 18 a 21 horas, reservándose el desarrollo de las lecciones prácticas en las redacciones o fuentes de información en días y horas
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La sala de redacción en el local de la avenida Uruguay
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do al filósofo Immanuel Kant, quien consideraba que «el espíritu humano prescribe las leyes a la naturaleza», dijo que podría afirmarse también «que el periodista prescribe a su vez las leyes al público que le lee. Tal es la fuerza de la prensa y su indiscutible influencia en el mundo moderno. De ahí su enorme responsabilidad y el sacerdocio que inevitablemente ejerce en los 8 pueblos». La ceremonia inaugural culminó con el discurso del presidente de la Asociación Nacional de Periodistas, Jaime López Raygada, el mismo que al referirse al precursor del diarismo en el Perú, recordó que éste había llegado a Lima a los 26 años de edad, para contraer pronto matrimonio con doña María Dolores Rodríguez Blanco, natural de Lima e hija del Relator-Propietario de la Real Audiencia, don Miguel Rodríguez Blanco. Reseñó que el periodista español había regentado una cátedra de Historia Literaria en el Colegio Imperial de Madrid y que en Lima se recibió de abogado en San Marcos. Habló más adelante del «Diario de Lima», cotidiano que editó con gran esfuerzo Jaime Bausate y Meza, para extinguirse por falta de recursos cuando estaba en manos de don Martín Saldaña. El orador principal subrayó que esto fue germen de ilustración y de cultura popular. El dictado de clases, sin embargo, no empezó de inmediato. En una crónica de la época, Francisco Moreno Corzo, quien después llegó a formar parte de la plana de redactores deportivos de «El Comercio», relata que el día sábado 11 de octubre se anunció mediante aviso que la labor académica comenzaba el 15 de octubre, con asistencia de «los postulantes aprobados en el examen vocacional». El día esperado para el inicio de las cla-
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El Dr. Oscar Guzmán Marquina y el RP. Abraham Valenzuela (centro) con alumnos y profesores del Instituto Jaime Bausate y Meza
previamente programadas. En esos días, concretamente el 19 de octubre de 1958, el instituto recibió una grata visita. Al local de la flamante casa de estudios llegó el decano de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, Edgard W. Barret. El visitante se mostró gratamente impresionado por el ambiente reinante en «Bausate y Meza». Pero algo más, escuchó parte de la clase de inglés y dirigiéndose al profesor Rojas Cevallos lo felicitó, expresándole: «Reciba usted mi más cálido aplauso por la magnífica clase que está dictando». La visita de Barret fue muy comentada, sobre todo porque se trataba de la autoridad académica de una escuela de periodismo del mayor prestigio en el mundo. El nombre de esa casa de estudios está ligado al legendario periodista de origen húngaro, pero residente en los Estados Unidos, Joseph Pulitzer, editor del «New York World», quien en 1892 ofreció a la Universidad de Columbia el dinero suficiente para crear la primera escuela de periodismo. En ese entonces, en Estados Unidos y en Europa los periodistas experimentados les enseñaban a los novatos. Un sector de la ciudadanía se preguntaba, por eso, qué necesidad había de crear una escuela de periodismo, cuando la tarea de cubrir un suceso y redactar la noticia no paraba de ser un oficio aprendido empíricamente. Pulitzer no se amilanó ante los obstáculos de sus opositores y en más de una oportunidad señaló que «una prensa idónea,
desinteresada, con espíritu público, con inteligencias formadas para distinguir lo que es correcto y el coraje para hacerlo, puede preservar una virtud pública, sin la cual un gobierno popular es una farsa y una burla. Una prensa cínica, mercenaria y demagoga con el tiempo dará origen a un pueblo igualmente bajo. El poder para moldear el futuro de la República estará en las manos de los periodistas de las generaciones futuras». La Universidad de Columbia finalmente aceptó el auspicio económico de Pulitzer. En 1912 abrió la escuela de periodismo y le dio el nombre de su benefactor. Éste ya había fallecido y la Universidad de Missouri había creado la primera escuela (1908). Sin embargo, con el transcurso de los años, la Escuela de Periodismo de Columbia, se ha convertido en una de las casas de estudio más connotada en todo el orbe. Además, el tiempo le dio la razón a Pulitzer: «Una Escuela contribuye a que hayan mejores periodistas, a establecer pautas de comportamiento que coadyuven a dignificar la convivencia civil, a que se respeten los derechos de la persona a pensar y a conocer libremente, a que se anteponga el interés común por encima del interés individual». Pulitzer entendía que con periodistas bien formados se podía editar periódicos que sirvieran a la circulación de las ideas, verdaderos foros en los que se presenta la información con eficacia y se invita a la reflexión sobre los asuntos de interés público.
Los meses pasaron rápidamente y ya había transcurrido un año. El “Instituto Libre de Periodismo Jaime Bausate y Meza” recordó su primer aniversario de manera sencilla y austera. El profesor Luis Abraham Valenzuela, sacerdote diocesano, tuvo a su cargo el oficio religioso en la Iglesia de Santo Domingo, en el altar de Santa Rosa de Lima. Posteriormente se realizó una romería al monumento del editor del «Diario de Lima», lugar en donde la alumna Carmen Loayza expresó con emocionadas palabras el significado precursor del diarismo de Bausate y su impacto en el pensamiento ilustrado. Idéntico homenaje se rindió al notable intelectual y periodista limeño don Hipólito Unanue, para concluir la celebración de la efemérides con una recepción, durante la cual el profesor Fernando Gamio Palacios, al pronunciar el discurso de orden, manifestó que el Instituto, tanto por la calidad de su alumnado como por el saber e idealismo de los profesores, cumplía elevada función a favor del periodismo y la cultura. A nombre de los estudiantes habló Pedro Flores J. para agradecer la labor académica y la plena armonía que reinaba entre ellos y los docentes. Además de Loayza y Flores, en esa primera generación de bausatinos, son recordados Clementina Arrieta, Francisco Moreno Corzo, Ángel Ramírez Valencia, Hércules Marthans, Aníbal Barboza, Mercedes Vallenas, Enrique del Carpio, Rosa Zapata Guzmán, Flor de María
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15 de octubre de 1958
(Diario El Comercio, 1958)
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Flores Caycho, Renée E. de Chávez, Alberto Stewart, Jorge Súnico, Teresa Ríos de la Molina, Grover Toro y Carlos Villavicencio, entre otros. Ángel Ramírez, ya fallecido, trabajó en la sección de Deportes del diario «El Comercio» y también fue un alto funcionario de la Oficina de Prensa de la Municipalidad Provincial de Lima. Cuando evocaba los días de estudiante, en las aulas de la avenida Uruguay, hacía mención a las tertulias sobre periodismo entre alumnos y a las entrevistas al paso en el bar-café «Mónaco», ubicado en la primera planta del edificio de radio El Sol, adonde llegaban periodistas consagrados como Eduardo San Román, el argentino Luis Garro, Koko Cárdenas Burga, Pepe Ludmir, especialista en cine; el locutor Manuel Obregón, para entonces la mejor voz para spots comerciales, y el comentarista deportivo, el argentino Oscar Artacho, entre otros. En esos días de la edad de oro de la radio, se transmitía programas de auditorio con artistas de la talla de Xiomara Alfaro, Evangelina Elizondo, Lucho Gatica, Los Indios Tabajaras, aparte de artistas nacionales como Elvira Travesí, Juan Ureta Mille, Gloria María Ureta, Oscar Avilés, Nicomedes Santa Cruz y muchos más, y radio El Sol era uno de sus abanderados. Entre 1958 y 1963 el panorama nacional e internacional estaba marcado por serios problemas de orden social, económico y político. El centro de Lima comenzaba a perder su viejo perfil, aun cuando el jirón de la Unión servía todavía como vía para quienes disfrutaban «jironeando» o concurriendo a los cafés y bares, que eran los espacios de diálogo más atractivos para hablar sobre política, deportes, espectáculo y rumores de toda naturaleza. Eran los años del Reformismo Civil Moderado o de la Formalidad Democrática. Manuel Prado Ugarteche gobernaba el país por segunda vez y su mandato debía durar hasta 1962. Un año antes, se inauguró el edificio de «La Crónica» en la
segunda cuadra de la avenida Tacna. Era una construcción distinta, con un diseño para que ahí opere un gran emporio periodístico. El edificio moderno estaba destinado para el funcionamiento de un gran periódico, con tres ediciones diarias, además de compartir su espacio con la zona de una poderosa rotativa e instalaciones mecánicas para el despacho. En los pisos superiores estaban los estudios de una potente radioemisora que contaba con un amplio auditorio para la presentación en vivo de artistas de fama internacional. El edificio era de propiedad de la familia Prado.
Pedro Beltrán Espantoso, propietario del diario «La Prensa». El momento más dramático de este periodo presidencial ocurrió más tarde, en julio 1962. La ciudadanía había acudido a las urnas electorales para elegir como presidente de la República entre Víctor Raúl Haya de la Torre, Fernando Belaunde Terry y Manuel A. Odría. La pugna se dio entre los dos primeros, saliendo vencedor, aunque con escaso margen, Haya de la Torre. La prensa opositora habló de fraude, Prado Ugarteche pensaba distinto y ese fue el detonante para que se produjera un nuevo golpe de Estado.
LA LEY Nº 15630 QUE RECONOCÍA LA PROFESIÓN DE PERIODISTA FUE REGLAMENTADA (...) SE FACULTÓ AL INSTITUTO, (...) OTORGAR LOS TÍTULOS DE PERIODISTA PROFESIONAL, CON EL MISMO VALOR QUE LOS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS Y LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ La expansión económica era significativa y también hubo una mejoría de los servicios públicos, pero insuficiente para que el gobierno pudiera contener el desembalse de la crisis social. Existía una constante imparable en la migración de los pobladores andinos hacia Lima y otras ciudades de la costa. El presidente Prado Ugarteche trató de amainar la situación al designar a Luis Gallo Porras en el cargo de ministro de Hacienda. Nuestro signo monetario -el “Sol”- se venía abajo respecto a otras monedas, mientras el petróleo, la gasolina y el querosene subían de precio. Luego, al presidente, en gesto de ajedrez político, no le quedó otro camino que juramentar como Premier y titular de Hacienda a su mayor crítico:
Los generales del Ejército Ricardo Pérez Godoy y Nicolás Lindley, conjuntamente con el teniente general de la Fuerza Aérea, Pedro Vargas Prada, y el vicealmirante de la Marina de Guerra, Juan Francisco Torres Matos, integraron la Junta Militar de Gobierno, con cargo a convocar a nuevas elecciones presidenciales. El general Pérez Godoy quiso alargar su período, pero fue derrocado por el general Lindley. La frase cargada de ironía del poeta Martín Adán, pronunciada en 1948 cuando el golpe de Odría, se actualizó luego de aquel luctuoso suceso: «El Perú ha vuelto a la normalidad». En las nuevas elecciones resultó vencedor el arquitecto Fernando Belaunde Terry, dispuesto a realizar las reformas
«El Panamericano» de canal 5 y el «Noticiario Conchán» de canal 4. Fuera de las fronteras del país, otros sucesos concitaban la atención pública. En los Estados Unidos de Norteamérica había sido elegido Presidente, en 1961, un político joven, carismático y dueño de una excelente oratoria. Se trataba de John F. Kennedy, el mismo que fuera asesinado de tres balazos en Dallas en 1963. Tenía 46 años de edad. Otro protagonista central de esos años fue Nikita Kruschev, político soviético que inició el proceso de desestanilización de su país y sostuvo un duro enfrentamiento con los EE.UU. por la instalación de cohetes de medio alcance dotados de cabezas nucleares en la isla de Cuba. Fueron años difíciles, éstos de la llamada “Guerra Fría”, y el temor de una tercera guerra mundial era fundado. Felizmente Kennedy y Kruschev llegaron a un entendimiento. Por esos días, la Organización de las Naciones Unidas iniciaba con mayor intensidad su labor contra el terrorismo internacional, traducido en secuestros de aviones, toma de rehenes y de financiamiento; al igual que condenaba el apartheid, la segregación o separación, así como el fomento y difusión de doctrinas de superioridad racial y expansionismo en algunas regiones.
Los periodistas peruanos, quienes tenían que informar de estos y otros sucesos, se encontraban en la urgencia de dotarse de una preparación muy especial. Al igual que los varones, las mujeres se iban incorporando con más frecuencia a las redacciones. Ya no se trataba de cubrir sólo asuntos femeninos o crónicas sociales. El “Instituto Libre de Periodismo Jaime Bausate y Meza” seguía paso a paso tales cambios. Por esa razón y haciendo suyo el acuerdo de una reciente convención de la ANP, un hombre de sotana, educador por excelencia, el RP Luis Abraham Valenzuela, ancashino como Jaime López Raygada, en ocasión del quinto aniversario anunció que se estaban haciendo gestiones para darle valor oficial a esta casa de estudios. Los alumnos Guillermo Quispe, del segundo año, y Carlos Arias, del primer año, al pronunciar sus discursos se adhirieron a la iniciativa. El Instituto Bausate aspiraba a ostentar el mismo nivel de otros centros académicos. Corría el año 1963 y ya habían egresado tres promociones. El 25 de septiembre de 1964 fue un día de fiesta en las aulas bausatinas. Luego de casi un año de gestiones, el Presidente Constitucional de la República, arquitecto Fernando Belaunde Terry, y el ministro de Educación Pública, doc-
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Jornada académica en el auditorio del local de la Av. Uruguay (1962)
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que el país necesitaba. Por aquella época Lima tenía nuevos diarios, entre ellos «Correo», bajo el impulso del empresario de la harina de pescado Luis Banchero Rossi, quien designó como director al conocido “rey de los tabloides”, el periodista Raúl Villarán. Además, tenía como novedad el impulso de una cadena de diarios locales en provincias que se iniciaba en Tacna, su tierra natal, y seguía por Piura, Arequipa y Huancayo. «El Comercio Gráfico», el vespertino tamaño tabloide y de formato moderno, había reemplazado a la edición vespertina de «El Comercio», que jefaturaba Hermann Buse de la Guerra. También apareció «El Diario» bajo la dirección de Alfonso Tealdo y que circuló por breve tiempo, pese a que contaba con los auspicios de Pedro Beltrán, quien había hecho de «La Prensa» y «Ultima Hora», dos importantes rotativos, el primero tamaño estándar y el segundo un tabloide sensacionalista. Entre las nuevas revistas destacaba «Oiga» de Francisco Igartua, quien en 1962 había decidido retirarse de «Caretas», que codirigía con Doris Gibson. En el interior del país continuaban campeando las cadenas periodísticas de Juan Pardo Heeren, presidente del directorio de Diarios Asociados S.A. que editaba «El Pueblo» de Arequipa, «El Sol» del Cusco, «La Voz de Huancayo» y «El Faro» de Chimbote, y de Miguel Cerro quien se había instalado en Trujillo para dirigir desde 1905 «La Industria» y extender su empresa en Piura, en 1918, y en Chiclayo en 1952. La radiodifusión no se había cruzado de brazos. Al igual que radio La Crónica (1961), transmitían con éxito las radios Expreso (1962), Onda Popular (1961), Noticias (1963), Pacífico (1963), entre otras. La televisión había hecho avances tecnológicos notorios y sus programas informativos estaban mejor estructurados. La competencia mayor se daba entre los espacios periodísticos
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tor Francisco Miró Quesada Cantuarias, estamparon sus firmas a la Resolución Suprema Nº 1037. Dicha norma le otorgaba valor oficial a la labor docente del Instituto. Pero la alegría duró poco porque la Resolución tenía un vacío: no consagraba la categoría que le correspondía. Los dirigentes de la ANP se movilizaron de inmediato y, con fundamentos muy claros, lograron que tanto la Dirección General de Educación como la Dirección de Formación Magisterial, emitieran opinión favorable y, consiguientemente, que se le reconociera como «Instituto de Nivel Superior». Las autoridades no tuvieron inconveniente en promulgar la Resolución Suprema Nº 11 32, de fecha 19 de octubre de 1964, dejando sin efecto la Resolución Suprema 1037 y «reconocer al “Instituto Libre de Periodismo Jaime Bausate y Meza”, dependiente de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, como Institución de Nivel Superior». El nuevo ministro de Educación era Ernesto Montagne Sánchez, quien había sucedido a Francisco Miró Quesada. El entusiasmo por la grata nueva fue mayúsculo. En ese tiempo la ANP estaba presidida por Raúl Bueno y Tizón. Por aquellos años el Instituto fue objeto de un privilegio muy especial, que decía mucho de su prestigio académico. El Congreso de la República aprobó la Ley Nº 15630 que reconocía en todo el país la profesión de periodista y el mismo prescribía que, «las universidades nacionales y particulares, a través de sus facultades o escuelas del periodismo, extenderán los títulos correspondientes a los periodistas, que a la fecha de la dación de la presente ley tengan por lo menos seis años en la función periodística (…)». El presidente Belaunde y el ministro de Educación Pública, ingeniero José Navarro Grau, quien había hecho un receso en las tareas legislativas como diputado por Ica para asumir tan compleja labor encomendada por el gobierno, pusieron
sus firmas el 28 de septiembre de 1965, a unos días para celebrar el «Día del Periodista». El Poder Legislativo estaba constituido por el Senado y la Cámara de Diputados. En el primero figuraba como presidente Daniel Aguilar Cornejo y secretario Manuel Burga Puelles; en la colegisladora era presidente el moqueguano y periodista Enrique Rivero Vélez, siendo diputado secretario Nicéforo Espinoza Llanos. La Ley Nº 15630 que reconocía la profesión de periodista fue reglamentada. En la misma se facultó al Instituto Libre de Periodismo, como Institución de Nivel Superior, para expedir los títulos de periodista profesional, con el mismo valor que los que otorgaba la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Pontificia Universidad Católica del Perú. Personalidades de la talla de Luis Miró Quesada de la Guerra, Oscar Miró Quesada de la Guerra, Aurelio Miró Quesada Sosa, Alejandro Miró Quesada Garland, Albert Brun, César Miró, Ricardo Walter Stubbs, Raúl Ferro Colton, Eduardo San Román, José Torres de Vidaurre, Rodney Espinel, Jorge Salmón Jordán, Percy Gibson, Jorge Lazo Arrasco, José Miguel Oviedo, Manuel Solari Swayne, Hermann Buse, Jorge Moral, Raúl Vizcarra Ubilluz, Esmeralda Gonzales Castro (Serafina Quinteras), entre muchos otros destacados periodistas, recibieron el título de periodista profesional en «Bausate y Meza». En ese periodo de la historia, el Perú afrontaba las consecuencias de graves contradicciones políticas. La subversión guerrillera había tomado cuerpo, sobre todo en el Cusco. La migración de la población campesina se multiplicaba, empujada por la falta de trabajo y de abandono social. Esto originó la invasión de tierras y arenales para formar barriadas con esteras, cartones y otros materiales improvisados. Lima quedó cercada por un «cinturón de pobreza». La población había aumentado, a partir de 1950, de un
millón de habitantes a una cifra cercana a los tres millones. Con las aspiraciones populares insatisfechas, el impulso de voces que exigían cambios en lo económico y social, mayor transparencia en el manejo de la cosa pública, el escándalo respecto a la desaparición de la página 11 del contrato de explotación de los recursos petroleros de la zona de La Brea y Pariñas, en el norte del país, dieron lugar a una nueva ruptura del orden democrático. La Fuerza Armada, al mando del general de división EP Juan Velasco Alvarado, por acuerdo institucional, asumió la administración del Estado e inició una serie de reformas en el campo y en la ciudad con el objeto de acabar con la discriminación y la exclusión de las mayorías nacionales. El proceso, sin embargo, incluyó la confiscación de los medios de comunicación y con ello ocasionó el eclipse de la libertad de prensa. Nuestra casa de estudios, pese a todo, no había disminuido su ritmo de desarrollo. La Resolución Suprema Nº 0628, del 19 de junio de 1968, siendo Presidente el arquitecto Fernando Belaunde Terry y ministro de Educación el distinguido maestro José Jiménez Borja, le otorgó la denominación de “Instituto Superior de Periodismo Jaime Bausate y Meza”, con un plan de estudios y curricular que comprendía tres años de estudios. En esa época, era Director General José Ignacio de Olazábal; Director Administrativo, Enrique Morales Crosby; Director Auxiliar, Enrique Fairlie Fuentes; Secretario General, Jorge Augusto Jiménez Villacorta, y Asesor Académico, Alfredo Figueroa Coello. En el cuerpo docente se distinguía la presencia de Gisela Plenge de Belaunde, Raúl Bueno, Gonzalo Bravo Mejía, Carlos García Urrutia, Mario Herrera Gray, Jorge Augusto Jiménez, Mario Loo Regalado, Carmen Meza Ingar, Jorge Moral Silva Santistevan, Hildebrando Paz Saavedra, Arturo Salazar Larraín, Martha Vélez de Salpie-
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50 A単os de Noble Historia
El 15 de octubre de 1958 fueron iniciadas las clases. Estas eran dictadas de lunes a viernes.
tro y Eduardo Urrutia Parker. El Instituto había extendido su radio de acción a otros puntos del territorio nacional. En Trujillo, la filial llevó el nombre de “Instituto Carlos E. Uceda”, plantel que dirigía José Miguel Miñano García. Entre los profesores figuraban el doctor Walter Vásquez Bejarano, quien con el tiempo llegó a ejercer la presidencia de la Corte Suprema, Jorge Zavaleta Alegre, Luis Ríos Miranda, Oscar Castañeda Arrascue, Jesús Diez Canseco, Raúl
circunstancias. «En un mundo, donde a tantos hombres les falta lo necesario, de pan, de saber, de luz espiritual –dijo el Santo Padre– sería grave utilizar los medios de comunicación social para reforzar los egoísmos personales y colectivos, para suscitar, en los que ya poseen bastante, nuevas y falsas necesidades, fomentar la sed de placeres, multiplicar sus ocios estériles y enervantes». Pablo VI hizo referencia a la prensa, la radio, televisión y el cine, subrayando la importan-
tificaban con eslóganes que cobraron celebridad, entre ellos: «Prohibido prohibir», «La imaginación al poder», «Sean realistas, pidan lo imposible». Daniel Cohn-Bendit, recordado como «Daniel el Rojo», fue el abanderado de una época que buscó la conquista de las libertades, de la autonomía, tal como había ocurrido en los Estados Unidos donde la juventud alzó las banderas contra la guerra en Vietnam y la discriminación racista hacia la población negra; y también en Alema-
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Los bausatinos de ayer
Martínez, Vicente Moreno Carranza, Guillermo Quevedo Gálvez y Donald Rocha. En Iquitos la filial tenía como director a Pascual Lizandro Boluarte. Los docentes eran Manuel Benavides Domínguez, Rómulo Espinar Alvarado, Enrique Grajeda Chalco, Nelly Mercau López, Antonio Padilla Yépez y Nicolás Tolentino Saravia. Los avances de «Bausate y Meza» corrían a la par que la preocupación existente sobre el rol que debían asumir los medios de comunicación social en un mundo que parecía cada vez más insensible ante los grandes problemas de la humanidad. El Papa Pablo VI hizo escuchar su palabra el 26 de marzo de 1968 en tan difícil
cia de los medios de comunicación social «para ayudar al verdadero desarrollo, que es el paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas». En marzo de 1968, el mundo tomó conocimiento de lo que ocurría en París. Era primavera en Europa, durante cuatro semanas miles de estudiantes se enfrentaron abiertamente a toda forma de autoridad en Francia, en donde el presidente Charles De Gaulle buscaba el crecimiento económico, pero mantenía cerradas las estructuras sociales rígidas y obsoletas. Las largas jornadas de protesta, en medio de barricadas en el Barrio Latino y en facultades ocupadas, se iden-
nia, donde el sociólogo Rudi Dutschke con sus seguidores criticaban la rigidez del capitalismo occidental y del comunismo estalinista oriental. Aquel 1968 marcó significativamente la vida del mundo. El 4 de abril, en Memphis, fue asesinado Martin Luther King, defensor de los derechos de los negros americanos. El 6 de junio, Robert Kennedy, candidato del Partido Demócrata a la Presidencia de Estados Unidos, fue abatido a balazos en Los Angeles. El 20 y 21 de agosto, los tanques soviéticos ingresaron a Praga y acabaron con el intento de instaurar un socialismo con rostro humano en Checoslovaquia. En México, los estudiantes de la Universidad Nacio-
rior de Periodismo y que llevó el nombre compuesto de «Ciro Alegría-José Carlos Mariátegui». Al mencionar a Albert Brun, quien era corresponsal jefe de la agencia de noticias France Presse, y a Mario Herrera Gray, una de las figuras nacionales de la prensa escrita y la televisión, Esquerre hace referencia a los profesores que se prodigaban en enseñarles los «gajes del oficio» y sobre todo, la responsabilidad de informar con la verdad. Él los conoció de cerca, porque
García Rodríguez, Julio César Guerra Rodríguez, Jorge Horacio Hidalgo Viacava, Absalón Jobino Luján Juárez, David Málaga Jara, Félix Fidel Monroy Carazas, Alfredo Víctor Morales Ángeles, Nancy Orellana Torres, Guadalupe Valentina Ormeño Tercero, Bernabé Segundo Saldaña Vargas, Nelly Herlinda Saldarriaga Aguirre, Juan Suárez Gacón, Walter Hugo Vallejos León, Boris Hugo Vásquez Rodríguez, José Vicente Villacampa Pacheco y Victoria Ruth Zegarra
al mismo tiempo que estudiaba, también desempeñaba el cargo de secretario del Instituto. Pasado el tiempo llegó a ocupar la jefatura de Informaciones de «El Comercio» y ahora retirado del diarismo, alterna su pasión por la hípica y el periodismo especializado en ese campo. En la promoción 1967 figuran: Elva Elizabeth Campos Benavides, Jorge Conde Quesada, Víctor Delgadillo Berrocal, Rosa Drassinower Roll, Eleonora Espinoza Villacrés, Juan José Esquerre Pasco, Julio César Gamarra Bocángel, Ricardo
Romero. Con los recursos provenientes del «Fondo del Periodista», creado por el Estado para que las organizaciones gremiales de la prensa financiaran sus actividades, la Asociación Nacional de Periodistas adquirió su sede en el jirón Huancavelica 320 (calle Ortiz). El local era un flamante edificio de ocho pisos, digno para la envergadura profesional de nuestra institución. En las cercanías había otros locales de intensa vida cultural como el Teatro Segura, el Teatro Municipal, la Asocia-
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Confraternidad con estudiantes de San Martín de Porres, San Marcos y La Católica
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nal Autónoma de la capital azteca impulsaron un movimiento en defensa de la autonomía universitaria. Por la situación imperante, hecho que duró varios meses y puso en jaque al presidente Gustavo Díaz Ordaz, se temió un boicot a la inauguración de los Juegos Olímpicos, y el gobierno mexicano ordenó una represión sangrienta con un saldo de decenas de estudiantes muertos. Además de los sucesos en Europa y Estados Unidos, impactaba en grandes sectores de la juventud el desarrollo de la filosofía existencialista, la revolución cubana que había triunfado en 1959, el maoísmo se había consolidado en China, el movimiento contracultural: los Beatles, el hippismo, los beatniks, la psicodelia, la muerte del «Che» Guevara en la selva boliviana, eran hechos que modificaban el imaginario de los pobladores de este mundo. En nuestro país, al margen de los problemas políticos y la protesta popular por la falta de pan y vivienda, el pueblo del fútbol veía con asombro la aparición de un jovencito de 16 años de edad que había debutado en el Estadio Nacional con la camiseta de Alianza Lima. Se trataba de Teófilo Cubillas, a quien su compañero de equipo Pedro «Perico» León lo bautizó con el apodo de «Nene». Cubillas, cierto, lucía una sonrisa casi infantil, inclusive cuando hacía goles y se deleitaba con su habilidad innata para burlar la marca de sus rivales. Así, se convirtió en el goleador del equipo de La Victoria. Luego, a los 19 años, el 17 de julio de 1968, llegó a la Selección Nacional dirigida por Waldir Pereyra «Didí» y fue pieza importante en el once peruano que clasificó al Mundial de México 70, dejando en el camino al seleccionado argentino. Quien recuerda bien aquellos años es Juan José Esquerre Pasco. Este destacado periodista egresó de «Bausate» integrando la promoción 1967, la primera con diploma oficial del Instituto Supe-
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ción de Artistas Aficionados, el Instituto Goethe y el Instituto Riva Agüero. Era una zona de privilegio, porque allí, años atrás, vivieron grandes figuras de la intelectualidad peruana como Elvira García y García (calle Valladolid), Nicolás de Rodrigo y Domingo Elías «el hombre del pueblo», fundadores del Colegio Guadalupe (calle Piedra y calle Valladolid, respectivamente), Gaspar de Osma (calle Gremios), José Casimiro Ulloa (calle del Arco), Carlos Augusto Salaverry (calle Piedra), Teresa González de Fanning (calle Valladolid), Juana Alarco de Dammert, “la abuelita de los niños pobres” (calle Gremios-Panteoncito), Manuel González Prada (calle Calonge), Federico Villarreal (calle Lescano), Daniel Alcides Carrión (calle Mantas), Manuel Moncloa y Covarrubias (calle del Arco), Felipe Sassone (calle Lescano), José Gálvez Barrenechea (calle Plumereros), Flora Tristán (calle Mármol de Carvajal), José Santos Chocano (calle de Argandoña), Andrés Avelino Aramburú (calle Lescano), César Vallejo (calle Puerta Falsa del Teatro, anteriormente de la Comedia), José Carlos Mariátegui (calle León de Andrade), Luis Alberto Sánchez (calle Monopinta), Felipe Pardo y Aliaga (calle San Agustín). También habían residido en sus cercanías héroes de la patria como Miguel Grau (calle Lescano) y Francisco Bolognesi (calle Afligidos). Los santos limeños, Rosa de Lima (calle Espíritu Santo) y Martín de Porres (calle Santuario), y hasta el primer alcalde de Lima, Nicolás de Ribera el Viejo (calle Mercaderes), entre otros personajes de la historia nacional. El Instituto fue en consecuencia invitado a trasladarse a las flamantes instalaciones del edificio de la Asociación Nacional de Periodistas ocupando el cuarto y quinto pisos. Era de justicia habitar una zona de Lima que tenía prestancia y solera. Por aquellos años se produjeron modificaciones en la vida gremial de la ANP.
La segunda casa: el local de la ANP
Gilberto Escudero Oyarce fue elegido presidente y llamó a Mario Herrera Gray para que asumiera la dirección del Instituto. El veterano periodista consideró indispensable buscar un local más amplio para que los estudiantes tengan un espacio apropiado para las exigencias académicas. Así, el Instituto se mudó al jirón Nicolás de Araníbar Nº 661, en el otrora residencial barrio limeño de Santa Beatriz, y en las cercanías de los canales de televisión de mayor sintonía: América Televisión (Canal 4) y Panamericana Televisión (Canal 5), las mismas que se disputaban la audiencia con sus espacios periodísticos y de entretenimiento. A unos metros de sus aulas también se levantaba las instalaciones del canal del Estado, el Canal 7, que en ese tiempo pasaba por grandes apuros financieros para su programación diaria. El país vivía una etapa diferente. La Fuerza Armada había quebrado el orden constitucional y se aprestaba a realizar una serie de reformas revolucionarias. Desde el 3 de octubre de 1968
el régimen presidido por el general de división E.P. Juan Velasco Alvarado puso en marcha cambios que alteraron el quehacer político, económico y social. Los partidos políticos observaban que las promesas de ayer se convertían en realidades, pero lamentablemente a un costo que afectaba seriamente el derecho ciudadano a realizarse en democracia. Las reformas en el campo y en la ciudad fueron mayoritariamente bienvenidas. Pero lo mismo no ocurrió cuando comenzó a eclipsarse la libertad de prensa. La radio y la televisión sufrieron las consecuencias y luego la prensa escrita de circulación nacional. Los problemas económicos se veían venir cuando sucedió a Velasco en el poder dictatorial el general Francisco Morales Bermúdez, quien dadas las circunstancias se vio en la obligación de convocar a una Asamblea Constituyente, como paso previo para que la nación retornara a la democracia. Realizadas las elecciones generales, fue ungido nuevamente Presidente Consti-
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Monumento al fundador del “Diario de Lima”, primer cotidiano de América Latina. 1º de octubre de 1958
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tucional el arquitecto Fernando Belaunde Terry. Casi al mismo tiempo, en Ayacucho asomaba el fundamentalismo demencial del «Partido Comunista del Perú en el sendero luminoso de Mariátegui». Guzmán comenzó a operar en un departamento donde la tasa de analfabetismo era de 68.5 por ciento, la de mortalidad infantil 12.8 por ciento, la más alta en el mundo, y la expectativa de vida tenía un promedio de 51 años, muy baja en relación con otros departamentos de la costa, inclusive de la sierra. En su discurso procaz tildaba a los demás partidos comunistas, incluyendo al de la Unión Soviética, como «revisionistas podridos». Su aparición terrorista se produjo el 17 de mayo de 1980: incinerando las ánforas de votación de las elecciones presidenciales, en el pequeño villorrio andino de Chuschi. El denominado desborde popular (Mattos Mar) era palpable en Lima y otras ciudades con desarrollo urbano. Los servicios públicos habían colapsado y la creciente crisis económica y social era imposible. La economía de mercado «informal» era conocida como el «mercado negro paralelo», totalmente distante de las actividades normales y legales, pero que significaba una forma de sobrevivencia de los sectores excluidos de la economía formal. En aquellos años siniestros, refiere Peter Klarén: «a medida que las condiciones empeoraban, el descontento social se incrementaba y varios paros nacionales estallaron en las ciudades y el campo. Es más, el crimen en las calles y la violencia social y política crecieron al mismo ritmo. Por ejemplo, el número de crímenes reportados subió de 123, 230 en 1980 a 152,561 en 1985. Se hicieron más frecuentes actos terroristas, tales como los asesinatos políticos por parte de Sendero Luminoso, así como el secuestro a empresarios y otras personas acaudaladas por el nuevo grupo
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LUIS MIRÓ QUESADA DE LA GUERRA, OSCAR MIRÓ QUESADA DE LA GUERRA, (...) ENTRE MUCHOS OTROS DESTACADOS COLEGAS, RECIBIERON EL TÍTULO DE PERIODISTA PROFESIONAL EN «BAUSATE Y MEZA»
llamado ‘Movimiento Revolucionario Tú9 pac Amaru’» (MRTA). Ese pasaje, difícil y controvertido, cargado de ilusiones y frustraciones cívicas, sin embargo, representó la consolidación del periodismo como «cuarto poder», pero con un perfil distinto, donde se advertía la pugna entre medios de comunicación que hacían las veces de verdaderos fiscalizadores del bien común y, otros, que eran utilizados para la adquisición de una cuota de poder político y multiplicar ingresos económicos. Años antes, el Instituto se había consolidado y convertido en un excelente semillero de periodistas con clara visión de la realidad nacional y mundial y, sobre todo, con un perfil profesional de la más alta calidad. La generación de Rosa y Susana Villarán fue continuada con igual brillo por otras promociones. Referentes como Javier Teodosio Ascue Sarmiento, Magda Benavides, Amancio Félix Flores, Jorge Torres Rodrigo, Pedro Ismael León Arias, Nelly Apaza Retamozo, Raúl Arista Jiménez, Bertha Fiestas Díaz, José Vegas Carmen, Gladys Vergaray Arredondo, destacados periodistas también fueron algunos de ellos. Al mismo tiempo la revolución tecnológica tomaba lugar en el ejercicio de la
profesión periodística, se vislumbraba una amplia y profunda revolución en el ejercicio profesional. De allí que nuestra institución se fue acondicionando a estos retos de la función mediática con la finalidad de resolver los impactos que se extendían a todas las actividades de la persona humana y de los pueblos. Era menester un cambio radical en la formación de las nuevas generaciones de periodistas ante el imponente desarrollo en materia de la electrónica, telecomunicaciones y cibernética y la institución siempre estuvo atenta a los desafíos de la modernidad. De allí que el profesionalismo de ex alumnos como Alberto Ku King Maturana, Ricardo Manuel Uceda Pérez, Miguel Arenas Arango, Elejalder Godos Cáceres, Eloy Jáuregui Coronado, Luis Santillán Pareja, César Terán Vega, Luis Trujillo Guimarey, Jesús Miguel Calderón, Guillermo Makiya Vicente, Elmer Olórtegui, Omar Swayne, Luis Alberto Castillo, se hagan notar con gran suceso en cargos de enorme responsabilidad en los medios de comunicación masiva del Perú y el extranjero, lo cual habla de la excelencia académica de nuestra institución en la formación de estupendos periodistas en una profesión cada vez más exigente.
Klarén, Peter. Nación y sociedad en la Historia del Perú. Pág. 455. Instituto de Estudios Peruanos. Lima, 2005
A Partir de 1980
Escuela Profesional
EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN LE DIO LA CATEGORÍA DE ESCUELA SUPERIOR DE EDUCACIÓN PROFESIONAL EL AÑO 1980
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gremial, inició su gestión con una nueva visión sobre el rol formativo de los comunicadores. Enterado de los nuevos desafíos que tenía la profesión, estudió la fortaleza y las debilidades del plantel y su primer logro fue dejar de lado la antigua estructura de instituto por obsoleto, para crear los cimientos de una verdadera y moderna ‘escuela de periodismo’. Tenía para entonces una larga trayectoria como reportero y cronista en el decano de la prensa nacional, pero además, una excelente hoja de servicios dirigiendo programas periodísticos en Radio Nacional del Perú y otras importantes emisoras. A ello se sumaba sus observaciones
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L
a repercusión de la nueva tecnología en la profesión -acopiar, procesar, difundir y sentir noticias- no tenía antecedentes académicos. Todo ello significó un reto que «Bausate y Meza» no podía eludir de manera alguna. Por eso se reconoce que en la década de los 80 del siglo pasado, la llamada “era del conocimiento” obligó a grandes cambios en esta casa de estudios. Roberto Mejía Alarcón, el entonces joven presidente de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, formado en las canteras del diario “El Comercio” y dotado de una magnífica experiencia
El local en Santa Beatriz
LA ESCUELA COMENZÓ CON BUEN PIE ESTA NUEVA ETAPA. SE ABRIERON NUEVOS NEXOS Y UN DIÁLOGO VITAL ENTRE LA DIRECCIÓN, EL PLANTEL DOCENTE Y ESTUDIANTES, LLEGÁNDOSE A CONCLUSIONES FUNDAMENTALES Y RENOVADORAS sobre la formación de los periodistas en países como Colombia, Argentina, Chile y Costa Rica, y sus largas conversaciones con colegas involucrados en la labor docente, como ocurrió con Jaime López Raygada, nada menos que el promotor de la idea del Instituto Libre, y con Mario Herrera Gray y Hernando Aguirre Gamio, con quienes mantuvo una larga y entrañable amistad. Las nuevas ideas con la consiguiente renovación del plan de estudios y la malla académica fueron de utilidad y permitieron que el Ministerio de Educación le concediera a «Bausate y Meza» la categoría de Escuela Superior de Educación Profesional - No Estatal (R.M. 650 - 80 - ED). El profesor Pascual Lizandro Bo-
luarte, quien había dirigido una filial en Iquitos, fue convocado para ejercer la nueva dirección. El local central se trasladó al edificio de la avenida Garcilaso de la Vega Nro. 1168 y la gestión educativa hizo renovar la plana de profesores. Ahora se contaba con la participación de maestros inolvidables como don Juan Gargurevich Regal, Jorge Hani Lagunda, Pedro Mayta, Omar Zilbert Salas, Sonia Luz Carrillo, José Flores Barboza, Max Tello Charún, Manuel Benza Pflücker, Manuel del Priego, Rodney Espinel, José Rodríguez Figueroa, María del Pilar Tello, Julio Velarde Moreno, Pedro Patrón Bedoya. Del mismo modo, participaron en esta renovación profesores como Edmundo Cruz Vílchez, Virgilio Roel, Leo-
nardo Ledesma Pizzarello, Ana Beatriz Guardia, Miguel Humberto Aguirre, Jorge Maurial, Ricardo Uceda, hoy directivo de IPYS y autor de “Muerte en el pentagonito”, entre otros. En esa misma línea de desarrollo institucional, se requirió los servicios del distinguido educador cusqueño José Gabriel Rodríguez Figueroa para que tomara las riendas de la Escuela. A sus cualidades personales se sumaba una brillante carrera docente y no hace mucho había ejercido la función de Director de Educación Superior en el Ministerio de Educación. La Escuela comenzó con buen pie esta nueva etapa. Se abrieron nuevos nexos y un diálogo vital entre la dirección, el plantel docente y estudiantes, llegándose a conclusiones fundamentales y renovadoras, como aquella de lograr que el estudiante aprendiera a cubrir informaciones bajo la presión del reloj y, del mismo modo, para que a través del análisis de los problemas sociales, económicos y políticos, mostrara mayor interés por la especialización. El objetivo era que éste descubriera cuál de los aspectos de la profesión le seducían más y apoyarlo en este empeño. De aquellas jornadas que con especial dedicación amplió tiempo después el
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Roberto Mejía Alarcón Periodista de vocación y de profesión, abogado y magister en Gobernabilidad. Nació en Lima el 13 de mayo de 1935. A los 19 años ingresó al diario «El Comercio», donde trabajó durante 26 años. En la misma época prestó servicios en Radio Central, para dirigir después los programas periodísticos de Radio Nacional del Perú (25 años). Posteriormente ingresó al diario «La República». Ha desarrollado una intensa labor gremial en la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, Federación Internacional de Periodistas (Bruselas) y Federación Latinoamericana de Comunicadores Sociales (Lima). Promovió la creación del Colegio de Periodistas del Perú en 1977 hasta su consecución, conjuntamente con otros distinguidos periodistas. Es autor de diversos libros relacionados con el periodismo, entre ellos «Historia del Periodismo», «La historia de la Federación
Internacional de Periodistas», «El Libro-Diario del Periodista», «Antología: Derecho a la libertad de expresión», «25 años, Uchuraccay». Igualmente ha ofrecido conferencias en América Latina y Europa, habiendo participado como ponente en congresos, foros y seminarios internacionales. Ha recibido múltiples distinciones otorgadas por instituciones representativas de los periodistas, entidades privadas y gobiernos locales. La municipalidad de Lima, siendo alcalde el doctor Alfonso Barrantes Lingán, le entregó la «Medalla de la Ciudad». Igualmente el gobierno de Venezuela, durante la presidencia de Luis Herrera Campins, lo condecoró con la «Orden del Trabajo, 1° de Mayo». Con más de 50 años de ejercicio en la labor periodística, está considerado como uno de los más importantes profesionales de la prensa.
tomó la decisión de salir a las calles para que el gobierno escuchara la demanda de los periodistas, que contaban con la calidad de profesionales desde 1965, pero a quienes se negaba el derecho de contar con la entidad representativa de la Orden. Finalmente se coronó ese objetivo y se logró lo exigido. En 1980 fue designada una comisión presidida por el periodista Jorge Luis Recavarren e integrada por representantes de todos los gremios periodísticos y del gobierno. Posteriormente y con el retorno al Estado de Derecho y el orden democrático en el país, la pre-
sidencia de la comisión fue ocupada por el periodista Carlos Paz Cafferata con la misión de elaborar un proyecto de Estatuto. Cumplida esta tarea el legislador Javier Alva Orlandini presentó el proyecto en el Senado. Finalmente se hizo realidad el Colegio de Periodistas del Perú, con la promulgación de la Ley Nº 23221, el 1 de octubre de 1980, encargándose la organización final a la comisión presidida por Ricardo Miranda Tarrillo. Dada la nueva situación, los dirigentes de la Asociación Nacional de Periodistas, institución que había promovido con éxito la gesta del Colegio de Periodistas,
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El local en el jirón Domingo Elías, Miraflores
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profesor Iván Tello, uno de los directores de relevancia singular, por su condición de maestro universitario que acogió «Bausate y Meza» en los años 80. Hoy todavía se recuerda cómo aplicaba las enseñanzas de Luiz Beltrao, catedrático de la Universidad de Recife, Brasil. «El pasado -apuntaba- pertenece a la historia; el periodismo vive del momento, de lo reciente y lo efímero, procurando penetrar en él y extraer lo que hay de fundamental y eterno, para que esta eternidad sea válida apenas por algunos días o por algunas horas». No se hacía esperar la confrontación de conocimientos entre aquellos profesores que señalaban que «la actualidad periodística no se limita a lo que ocurre en el instante, toda vez que el pasado inmediatamente anterior a hoy, el pasado de ayer, no es historia, es periodismo. Lo que ocurrió ayer, lo que aconteció horas antes, no es hecho histórico, es noticia». De esa manera las jornadas se enriquecían, quedando claro que «actual es todo aquello que habiendo sucedido o estando por suceder, actúa sobre la conciencia de hoy, es todo lo oportuno para ser narrado, dicho, comentado o hecho ahora». En los inicios de los 80 se hizo realidad la creación, por ley, del Colegio de Periodistas del Perú. La idea tuvo su origen en 1963, pero no había prosperado por la falta de decisión política en el Congreso de la República. En 1979, la Asociación Nacional de Periodistas decidió dar una nueva batalla con el proyecto, enterada de la importancia deontológica y la necesidad de crear un ente unificador para los hombres de prensa. Su convocatoria tuvo eco en las demás instituciones gremiales, como la Federación de Periodistas del Perú, el Círculo de Periodistas Deportivos y la Asociación de Reporteros Gráficos. Las reuniones de coordinación se llevaron a cabo en el local del jirón Huancavelica Nro. 320 y dado el silencio del régimen militar de turno, se
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procuraron establecer ante el Ministerio de Educación una consultoría para resolver las condiciones adecuadas para que la Escuela Superior de Educación Profesional No Estatal «Jaime Bausate y Meza», tuviese la facultad de ofrecer la especialidad profesional de periodismo. El ministro del ramo, ingeniero José Benavides Muñoz, escuchó la exposición y así fue como dio la Resolución Ministerial Nº 458-82-ED, autorizando dicha labor académica, sujetándose a lo establecido en la Resolución Ministerial Nº 122-82-ED para la supervisión y control respectivo. Se había salvado así un nuevo escollo en nuestra titánica lucha por lograr nuestros objetivos. Cerrada esa página, la Escuela se proyectó hacia una dimensión mayor. Había que romper con los moldes tradicionales, entender que el periodista era el agente de la sociedad encargado de imprimir orden, sentido y armonía al mare mágnum de los acontecimientos y que en su aprendizaje debía adquirir cualidades específicas para la profesión, las que con sus dones naturales, sentido común, honestidad, humildad y valor para precisar su punto de vista, lo llevan a la sacramentalidad del hecho. «Bausate» consideraba que no se podía detener el tren del tiempo y que los usuarios de los medios de comunicación requerían de periodistas que lo aliviaran de la pesada carga de buscar los «por qué» y los muchos «para qué» del acontecimiento noticioso, trabajando para seleccionar, valorizar y procesar los hechos de la atención pública, tarea para la cual los ciudadanos y la sociedad misma no necesariamente están capacitados. La vocación de periodista, un tanto repitiendo el pensamiento de Gregorio Marañón, debía por tanto «estar ayudada por la preparación, la ejercitación y el estudio». Lo preconizado por Marañón estaba en el espíritu de los docentes bausatinos, de manera especial, en el espíritu de José
Gabriel Rodríguez, el maestro cusqueño, gran impulsador del proceso de enseñanza-aprendizaje, quien explicaba como director de la Escuela, que el empeño mismo no se resolvía en términos abstractos y que más tiene que ver con seres humanos específicos, condicionados por su medio nacional y social, así como por las condiciones materiales de vida. Los conceptos de escuela activa, de enseñanza-aprendizaje, de evaluación continua impactaron. Ello llevó a que se gestionara ante las autoridades gubernamentales la adecuación de «Bausate» a Escuela Superior de Periodismo, con carácter experimental para la enseñanza de la «carrera profesional de periodis-
rimiento, que el periodismo ejercitado noblemente se constituye en componente fundamental de la vida y se encuentra inseparablemente ligado al quehacer político, social y económico. En los mismos inicios de la década de los 80 el país había ingresado en el ojo de la vorágine de la escalada terrorista del clandestino grupo sedicioso Sendero Luminoso y la ciudadanía comentaba con pesimismo el porqué de la intolerancia de quienes se declaraban enemigos del periodismo libre, al mismo tiempo que expresaba con dolor la desaparición física de periodistas reconocidos y de notables reporteros en el acto de cumplimiento de su acción profesional.
LA ESCUELA SE PROYECTÓ HACIA UNA DIMENSIÓN MAYOR. HABÍA QUE ROMPER CON LOS MOLDES TRADICIONALES, ENTENDER QUE EL PERIODISTA ERA EL AGENTE DE LA SOCIEDAD ENCARGADO DE IMPRIMIR ORDEN, SENTIDO Y ARMONÍA AL MARE MÁGNUM DE LOS ACONTECIMIENTOS mo» (D.S. N° 23-84-ED). El ministro de Educación, Valentín Paniagua Corazao, expresó personalmente sus parabienes para nuestra institución. La magnitud del trabajo por realizar hizo que la Escuela instalara sus aulas en Miraflores, en el jirón Domingo Elías Nro. 256, toda vez que ya se había aprobado el «Perfil Profesional Específico y el Plan Curricular de la Carrera Profesional de Periodismo» mediante R.M. N° 28-85ED, que firmó el ministro Andrés Cardó Franco. Sin embargo, aquellos días de los años 80 sirvieron también para que se visionara con claridad un elemental reque-
Ya en septiembre de 1982, el periodista Orlando Carrera Yépez, de la localidad de Tingo María, había perdido la vida por denunciar la violencia del terrorismo, el narcotráfico y la corrupción en el manejo de la cosa pública. Así hemos de recordar con dolor aquel 26 de enero de 1983, día en que fuimos marcados por un suceso terrible. Ese día fueron victimados cobardemente y cuando realizaban su trabajo los periodistas Jorge Luis Mendívil Trelles, egresado de la Escuela Jaime Bausate y Meza, Eduardo de la Piniella, Pedro Sánchez Gavidia, Amador García Yanque, Félix Gavilán Huamán, Octavio Infante Gar-
Educación. El siglo XX estaba en sus lustros finales. La humanidad había caminado a lo largo del tiempo en busca de nuevas formas de comunicación masiva. La aparición del periódico inglés «A Current of General News», en 1622, y «La Gazette» de Théophraste Renaudot, el primer periódico francés, en 1631, constituían referentes muy antiguos. La Declaración del Estado de Virginia, que fue la primera en afirmar el principio de la libertad de prensa, en 1776, y la Declaración de los Derechos del Hombre en Francia, que proclama la libertad de prensa, en 1789, significaron el ayer prometedor de
una de las más hermosas de las profesiones: el periodismo. La imagen de Jaime Bausate y Meza, hombre constante y de una fuerza anímica indomable, alumbraba el quehacer académico en la Escuela que lleva su nombre. A ello se sumaba el advenimiento de la era de la globalización. Las transformaciones tecnológicas habían hecho cambiar los planes de estudios. La Escuela estaba afrontando el reto con éxito, y por tanto se veía en la obligación de contar con otra estructura jurídica para el mejor cumplimiento de su obra académica. Con esas y otras evocaciones, la Escuela de Periodismo «Jaime Bausate y Meza»
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Afirmando el desarrollo en el jirón Costa Rica 202
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cía, Jorge Sedano Falcón, Willy Retto, todos ellos asesinados en el cumplimiento de su misión en las alturas de Uchuraccay, Huanta, Ayacucho. Al año siguiente, el 3 de agosto de 1984 desapareció el colega Jaime Ayala Julca, y tiempo después fue asesinado Hugo Bustíos Saavedra, un 24 de noviembre de 1988. Lo ocurrido en la lejana altura de Uchuraccay y la muerte de un total de cincuenta periodistas a lo largo de más de dos décadas, hizo ver el enorme compromiso que tiene el periodismo con la sociedad, pero sirvió también de aliciente para que una nueva generación de reporteros, lejos de amilanarse por lo riesgoso de la profesión, optara por especializarse en periodismo de investigación. Los resultados, a la luz del día, han sido elocuentes. Ni las amenazas, ni las persecuciones, ni las agresiones de todo tipo, han podido mellar la moral de estos profesionales. Los ejemplos de Ricardo Uceda Pérez, alumno primero y profesor después, y de Edmundo Cruz Vílchez, docente y ex Director de Estudios, consagrados internacionalmente en ese difícil campo, dice mucho de la calidad de los bausatinos. Para entonces había transcurrido cinco años de intensos cambios. Pero no podía detenerse el proceso. Así fue como en el periodo presidencial del doctor Alan García Pérez se promulgó la Resolución Ministerial Nº 1202-85-ED de fecha 31 de octubre de 1985. Ésta aprobaba el Plan de Convalidación de la Carrera de Periodismo con el de la Especialidad Profesional de Periodismo y del Bachillerato Profesional en Periodismo y autorizaba ejecutar el Plan de Convalidación de estudios y transferir las matrículas de los estudiantes del Segundo Ciclo de Educación Superior y de Educación Técnica Superior, a la Carrera Profesional de Periodismo, subsanando las asignaturas pendientes por diferencia de planes y programas. El profesor Grover Pango Vildoso estaba a cargo del portafolio de
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se sentía alentada, convocada para un trabajo mucho más trascendente, más aún cuando su experiencia era reconocida en todos los ámbitos de la enseñanza académica. No en vano muchos de los más importantes periodistas de la prensa escrita, de la radio, de la televisión, de las agencias de noticias, de los organismos internacionales, procedían de las prestigiadas canteras bausatinas. Le era necesario, entonces, elevar su rango académico, pero ahora como institución universitaria. En los veinte años finales del siglo recientemente pasado, se produjeron grandes progresos de orden tecnológico en la prensa escrita como en la radio y la televisión. Entre los nuevos diarios de circulación nacional y de mayor relevancia se encontraban «La República», «Ojo», «El Observador», «Hoy», «El Diario de Marka», «El Popular», «La Voz», «El Nacional». Muchos de ellos ya se encuentran fuera de circulación. No obstante, aquel nuevo espíritu que impusieron modernizó la actitud y el rigor profesional en toda la prensa nacional. Con ellos se puso en funcionamiento los terminales de computación y la digitalización del proceso de producción de noticias. El recordado linotipo y todo el sistema en caliente de la recordada ‘edad del plomo’ dejaron de utilizarse en los talleres de los periódi-
LAS NUEVAS IDEAS CON LA CONSIGUIENTE RENOVACIÓN DEL PLAN DE ESTUDIOS Y LA MALLA ACADÉMICA PERMITIERON QUE EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN LE CONCEDIERA A «BAUSATE Y MEZA» LA CATEGORÍA DE ESCUELA SUPERIOR cos. El sistema en frío se había puesto de moda. La televisión a color de señal abierta y señal cerrada formaba parte de las familias peruanas y de la rutina de todos los telespectadores. La frecuencia modulada se había impuesto a la amplitud modulada en la radiodifusión. La profesión periodística al terminar el siglo XX se ejercía en no menos de 22 diarios en Lima, en 1,700 emisoras de radio en todo el país y en 10 canales de televisión de alcance nacional. Las experiencias de la televisión por cable, los sistemas informáticos, la radiotelefonía digital dejaban constancia de que el mundo se había globalizado. Estos formidables cambios nos recordaba que hacía décadas Niklas Luhmann daba por probado el concepto de
la sociedad única, la Sociedad Mundial. Dicha expresión hacía pensar en Aristóteles y al Romanticismo temprano sobre una «sínfisis de la sociedad mundial». Se ponía en debate la supranacionalización de la política y los fenómenos cotidianos de la comunicación mundial. Se citaba con cierta verdad que no existían fronteras territoriales para el dinero, la información, la formación, la energía, la destrucción del medio ambiente, el terrorismo. Paralelamente los órganos de comunicación, como ocurre en el país, daban cuenta de la importancia y precariedad de las condiciones locales para hacer frente a los problemas ecológicos, la protección de los derechos humanos, el desplazamiento masivo de los pueblos excluidos, las especulaciones financieras.
Ley 25167, 4 de enero de 1990
Categoría Universitaria
nal e internacional se adhirió al logro de lo que parecía una utopía. Y así, el momento de mayor relevancia en la historia de la Escuela de Periodismo «Jaime Bausate y Meza» llegó cuando el 5 de enero de 1990, el Diario Oficial «El Peruano» publicó la Ley Nº 25167, aprobada por el Congreso de la República, conforme a la cual se le otorga a nuestra escuela los deberes y derechos que establece la Ley Universitaria. El trámite seguido para la aprobación de la anhelada ley se constituyó en toda una proeza. El 9 de mayo de 1989, la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Diputados emitió su dictamen, precisando que «el plan curricular era
SE LE OTORGA A NUESTRA ESCUELA LOS DEBERES Y DERECHOS QUE ESTABLECE LA LEY UNIVERSITARIA.
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n el marco de una realidad distinta, cuando la transformación de hábitos, costumbres, expresiones políticas, sociales y económicos asombraban por su velocidad vertiginosa, la Escuela decide dar la batalla para encumbrarse en el nivel que correspondía a su bien ganada trayectoria: la categoría universitaria. Se empezó, entonces, a esbozar el trámite ante el Congreso de la República. Promotores, docentes, estudiantes mostraron una sola identidad en ese cometido. Inalcanzable para algunos, posible para muchos. Todos los sectores académicos dieron su apoyo. El gremialismo nacio-
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E
Nueva visión, nueva misión
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La Ley 25167 (4 de enero de 1990)
el mismo que el de las universidades» y que la Escuela cumplía «una alta función educativa y profesional, por lo que era recomendable atender favorablemente al proyecto». El pleno de la Cámara de Diputados, en sesión celebrada el 11 del mismo mes y año, aprobó el proyecto de ley presentado por los señores representantes Eudoro Terrones Negrete y Norman Arellano Lozano, en virtud del cual se modificaba el artículo 99 de la Ley Universitaria, incorporando en el texto respectivo a la Escuela de Periodismo «Jaime Bausate y Meza», para que, al igual que las escuelas de Oficiales de la Fuerza Armada y Escuela Superior de la Policía Nacional, la Academia Diplomática del Perú, el Instituto Pedagógico Nacional de Monterrico y la Escuela de Administración de Negocios para Graduados (ESAN), tuviera la facultad de otorgar a nombre de la Nación los títulos respectivos, gozando además de las exoneraciones y estímulos de las universidades. La Cámara de Diputados también discutió todo aquello pertinente a la modificación de la Ley del Colegio de Periodistas del Perú. El proyecto fue presentado por el diputado Benjamín Madueño Yansey y permitía la inscripción en dicha institución deontológica a los egresados de las escuelas de Periodismo «Jaime Bausate y Meza» y «Carlos E. Uceda». El legislador Héctor Vargas Haya, presidente de la Cámara de Diputados, corrió traslado de lo actuado al presidente del Senado, Humberto Carranza Piedra. El documento pasó con fecha 23 de mayo a la Comisión de Educación, Cultura y Deportes, en donde permaneció hasta su presentación en el pleno, que finalmente lo aprobó el 21 de diciembre de 1989. El 4 de enero de 1990 el presidente García Pérez promulgó la Ley Nº 25167, conjuntamente con el ministro de Educación, Efraín Orbegozo Rodríguez. La sesión del Senado debatió ampliamen-
«Jaime Bausate y Meza» era «la institución rectora en la formación profesional de periodistas y la de más larga ejecutoria de docencia y de praxis en sus egresados». En el mismo sentido, el diputado Terrones Negrete subrayó que la Escuela había dado al país 31 promociones de periodistas de gran nivel y que, por tanto, la aprobación del proyecto «constituiría un acontecimiento histórico, una reparación histórica, un acto de justicia». Expresiones similares fueron pronuncia-
Meza» al sistema universitario. El profesor Mariano Ochoa ejercía la dirección. Lo acontecido llegó a los predios de la escuela y la noticia fue recibida con gran alegría. Nadie imaginaba, sin embargo, que había que luchar contra nuevas circunstancias imposibles de prever. Lo ocurrido posteriormente fue de antología. Pese a que con claridad meridiana la Ley Nº 25167 otorgaba a la escuela «los deberes y derechos» de la Ley Universitaria, no faltaron tropiezos para el acata-
das por el diputado Benjamín Madueño, remarcando que esa última sesión de dicha legislatura era la ocasión para «hacer justicia a la Escuela de Periodismo más antigua del país». También participó del debate el diputado Roberto Ramírez del Villar, exponiendo sus puntos de vista contrarios, y el diputado Alejandro Olivera, con una fundamentación a favor, añadiendo que su bancada votaría por la no insistencia a la revisión del proyecto original. Puesto en votación, Diputados aprobó la ley que incorporaba a la Escuela de Periodismo «Jaime Bausate y
miento de la misma. Sin embargo, pudo más la razón y la justicia, tal como hizo y sentando jurisprudencia la Sala Civil de la Corte Superior de Ayacucho, que ante una acción de amparo interpuesta por la egresada Giuliana Pantoja contra la Universidad Nacional de Huamanga, estableció en la parte considerativa: «Que los títulos profesionales otorgados por la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza tienen el mismo nivel y valor académico que los expedidos por las universidades». Con la resolución del 12 de noviembre de 1999, la periodista, que había
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En los tiempos de Jesús
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te el proyecto sustentado por el senador Raúl Acosta, quien destacó la labor de la Escuela a lo largo de treinta años. Se trataba de aprobar los proyectos elevados por la colegisladora o rechazarlos, para poner en discusión un proyecto modificatorio. El Senado vio por conveniente rechazar lo remitido por Diputados y aprobó un proyecto sustitutorio que autorizaba a los graduados de «Bausate» y de «Uceda» a colegiarse y en otro artículo 2° otorgaba a nuestra Escuela la facultad de expedir título a nombre de la Nación, con los deberes y derechos que establece la Ley Nº 23733, conocida como Ley Universitaria. Durante el debate parlamentario, el senador Edmundo Murrugarra manifestó que con el proyecto se abría paso a la razón y, al mismo tiempo, que se normaba lo correcto para la adecuación de «Bausate» como institución universitaria. En el mismo sentido, el senador Andrés Luna Vargas dejó constancia que muchos de los más destacados periodistas peruanos, entre hombres y mujeres, eran egresados de esta Escuela. Los planteamientos desde el punto de vista jurídico fueron reforzados con la intervención del senador Andrés Quintana-Gurt, quien despejó las dudas que inicialmente habían expresado los senadores José Ferreira García y Esteban Ampuero Oyarce y que con las aclaraciones pertinentes dieron también su voto a favor. Habiéndose acordado por la no insistencia, el proyecto de ley del Senado regresó a la Cámara de Diputados, en donde el parlamentario Eudoro Terrones Negrete pidió la dispensa del trámite de Comisión. Lo que fue aprobado sin ningún voto en contra ni abstenciones. En esta Cámara, el proyecto venido del Senado fue puesto a consideración del pleno. El diputado Edmundo Panay Lazo expuso lúcidamente que el proyecto merecía la aprobación de los legisladores. Explicó que la Escuela de Periodismo
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obtenido el primer lugar en el concurso respectivo, se incorporó como profesora de Ciencias de la Comunicación en dicha universidad. Para entonces, el distinguido docente Jesús Abraham Kohagura dirigía la Escuela con plausible acierto académico. Con anterioridad, la Oficina de Asesoría Legal de la Asamblea Nacional de Rectores, a cargo del doctor Justo Avellaneda Vivas, había manifestado el 11 de marzo de 1991 que «la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza tiene categoría universitaria; los estudios profesionales tienen equivalencia a las impartidas en las facultades de Periodismo de la universidad; los titulados con diez ciclos en esta Escuela tienen derecho a seguir estudios de segunda especialización y estudios de Maestría y Doctorado». Como si ello fuera poco, el 12 de junio de 1991 la Comisión de Coordinación Interuniversitaria, con el informe legal del caso, dispuso el otorgamiento de carné universitario a los alumnos de «Bausate». En el mismo sentido, la Dirección General de Evaluación de la ANR, con fecha 30 de diciembre de 1992, precisó que «la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza al tener categoría universitaria por mandato legal, goza de autonomía y se rige por su ley y sus estatutos». El propio Ministerio de Educación, con fecha 2 de diciembre de 1994, con informe de la Dirección de Supervisión, había precisado que la «Escuela Bausate y Meza» «constituye una institución de rango universitario, por tanto, sujeta a las disposiciones que emanen de la Asamblea Nacional de Rectores». Las opiniones de distinguidos juristas de Derecho Constitucional y Derecho Administrativo, coincidieron con las de los altos funcionarios de la Asamblea Nacional de Rectores y Ministerio de Educación. Los doctores Jorge Danós Ordóñez, Gustavo Bacacorzo, Samuel Abad Yupanqui, entre otros, expresa-
ron que los títulos profesionales otorgados por la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza «tienen el mismo valor académico que los expedidos por las universidades». Ante los hechos bochornosos de algunas personas que pretendían burlar la ley, la congresista Mercedes Cabanillas Bustamante decidió afrontar el problema. Los gremios más representativos de los periodistas, intelectuales de nota, maestros universitarios y congresistas de todas las bancadas enterados de ello, unieran sus voces apoyando la iniciativa legislativa de la doctora Cabanillas. La distinguida parlamentaria consideró pertinente intervenir para que, de una vez por todas, se interpretara, sin dejar duda alguna, la Ley Nº 25167, que otorgaba categoría universitaria a la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza. En ese sentido el proyecto de ley señalaba que “el Grado
zaba. Esto originó que la autora del mismo demandara por escrito al presidente de la Comisión, Marcial Ayaipoma Alvarado, que diera preferencia a la discusión y aprobación de su planteamiento. Explicó que el pedido se justificaba teniendo en cuenta que existe una ley especial que reconocía el derecho de la Escuela a otorgar el grado de Bachiller y título profesional de Licenciado en Periodismo, «la cual sólo necesitaba una precisión». La doctora Cabanillas expuso con la mayor firmeza que no era posible que los alumnos al término de los estudios tuvieran que recurrir al Poder Judicial para que se les reconozca el grado académico de licenciados de nivel universitario, existiendo ya una ley que los amparaba. La gestión cumplida tuvo sus logros. Docentes, alumnos, dirigentes de la entidad promotora asistían al Parlamento para que la Comisión de Educación emitiera
EL 28 DE MAYO DEL 2003 SE PROMULGÓ LA LEY Nº 27981 QUE PRECISA LOS ALCANCES DE LA LEY Nº 25167 SOBRE LAS FACULTADES PARA OTORGAR EL GRADO ACADÉMICO Y EL TÍTULO PROFESIONAL EN PERIODISMO
Académico de Bachiller y el Título Profesional de Licenciado expedidos por la Escuela eran equivalentes a los otorgados por las universidades, por tanto son válidos para el ejercicio de la docencia universitaria y para la realización de estudios de Maestría y Doctorado, dentro del marco de la Ley Nº 23733”. Corría el día 23 de enero del 2001. Concluida la primera legislatura, el proyecto de interpretación de la ley no avan-
un dictamen. Y así fue, cuando el 27 de enero de 2003, con la firma de los congresistas Marcial Ayaipoma, presidente; Humberto Requena Oliva, vicepresidente; Roger Santa María del Águila, secretario; César Acuña Peralta, Ernesto Huamán Dextre y de la ponente Mercedes Cabanillas, se aprobó la propuesta. De allí para adelante había que esperar el trámite burocrático, hasta que el 2 de abril de 2003, ingresó el proyecto al
guir donde la ley no distingue», y «donde existe la misma razón existe el mismo derecho». Para terminar se recordó que le eran favorables las fuentes del Derecho como: la Ley, la Costumbre, la Doctrina y la Jurisprudencia. Todo estaba ahora listo para el debate en el pleno del Congreso. Sin embargo, no se sabía cuándo se iba a producir, en razón de que otros proyectos estaban también en la agenda respectiva. Los dirigentes de la ANP, entre ellos Roberto Mejía Alarcón y Zuliana Lainez Otero, esta última distinguida ex alumna de la Escuela, y las principales autoridades académicas, como Eudoro Terrones y José Manuel Casiano, decidieron redoblar esfuerzos, buscar el pronunciamiento de las personalidades del país que conocían la trayectoria de esta casa de estudios y hacerle ver al presidente del Poder Legislativo, Carlos Ferrero Costa, que no había razón alguna para demorar más. La congresista Mercedes Cabanillas
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Departamento de Trámite y Estadística Procesal. Se especificó en el dictamen que si bien en la Ley Nº 23733 establece que sólo las universidades otorgan grado académico de bachiller, maestro o doctor, tal disposición debía ser interpretada en el sentido que incluye a aquellos que se encuentran en una situación equivalente al de las universidades. Del mismo modo se expresó que el estatus jurídico especial conferido a la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza, no constituía un caso único ni privilegio de la institución, ya que por ejemplo lo mismo ocurría con la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, la Escuela de Oficiales de la Fuerza Armada y la Escuela Superior de la Policía Nacional del Perú, entre otras entidades incorporadas a la Ley Universitaria. Concluyendo, la fundamentación de la propuesta precisó que el objeto de la misma se resumía con dos principios generales de Derecho: «nadie puede distin-
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La Ley Nº 27981 (28 de mayo del 2003)
se mantenía firme en su posición. Ella tenía una identidad total con la Escuela, lugar en donde había entregado su cuota de esfuerzo como profesora, que guardaba además recuerdos muy gratos de sus antiguos alumnos. Había fe en todos los estamentos de «Bausate». Los desagradables momentos pasados en la década de los noventa, ya habían pasado. Ahora se vislumbraba un futuro mejor. El momento tan anhelado llegó la noche del miércoles 30 de abril de 2003. Se inició la vigesimocuarta sesión de la segunda legislatura ordinaria correspondiente al año anterior (2002). Luego de verificarse el quórum reglamentario y comenzada la sesión, se produjo el siguiente diálogo: El señor presidente (Carlos Ferrero): ¿Cuál es el primer punto señor relator? El relator da lectura: Dictamen de la Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología, con una fórmula sustitutoria del Proyecto de Ley Nº 15/2001-CR, por la que se propone precisar los alcances del artículo 2° de la Ley Nº 25167, respecto a las facultades de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza para otorgar el grado de Bachiller y título profesional de Licenciado en Periodismo. El señor presidente: Tiene la palabra el congresista Ayaipoma Alvarado, presidente de la Comisión. El señor Ayaipoma Alvarado: Señor presidente, ha ingresado a la Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología el Proyecto de Ley Nº 15/2001-CR, presentando por la congresista Mercedes Cabanillas, por el cual se propone que se precisen los alcances del artículo 2º de la Ley Nº 25167 (…) Debo indicar que la Escuela Jaime Bausate y Meza inició sus actividades en 1958. En 1964, mediante Resolución Suprema, se oficializó su funcionamiento y en 1990, mediante la Ley Nº 25167, se le dio nivel universitario (…) todos conocemos la trayectoria
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de esta Escuela. Muchos periodistas que trabajan en el Congreso se han graduado en ella (…) El señor presidente: Tiene un tiempo adicional para concluir, congresista. El señor Ayaipoma Alvarado: Decía que el problema que ha venido presentándose es que muchos egresados de esta escuela de periodismo tienen dificultades para seguir maestrías o doctorados en las universidades (…) se les indica que su título no tiene valor universitario y, por lo tanto, que no pueden seguir estudios de posgrado. A causa de ello, se han interpuesto incluso acciones de amparo, que han sido debidamente admitidas. El presidente de la Comisión de Educación informó que la propuesta contaba con las opiniones favorables del Ministerio de Educación y la Asamblea Nacional de Rectores, haciendo mención que sobre la misma materia existían proyectos presentados por la doctora Martha Hildebrandt en junio del 2002 y la congresista Anel Townsend en abril, razón por la cual solicitaba que se acumularan con el proyecto de la doctora Cabanillas. En las galerías del antiguo hemiciclo de la Cámara de Diputados, ahora sede del Congreso unicameral, dirigentes gremiales, docentes, estudiantes, egresados y público en general, seguían con expectativa el desarrollo de la sesión. El presidente Ferrero hizo una recomendación para que los parlamentarios al hacer uso de la palabra fueran precisos en homenaje al tiempo. Luego invitó a la doctora Cabanillas a expresar su punto de vista. La legisladora estuvo brillante. Recordó que el dictamen había recaído sobre su proyecto y también sobre los presentados por otras legisladoras, entre ellas Martha Hildebrandt, Martha Chávez y Anel Townsend, expresó todos los antecedentes legales que amparaban la legitimidad de los derechos académicos de la Escuela, mencionó la jurisprudencia a favor sentada por la Corte Superior de
Prácticas pre profesionales
Ayacucho respecto a una egresada bausatina a la que se le había querido impedir su ingreso como docente universitaria, los pronunciamientos del Tribunal Constitucional y la Corte Suprema a través de la Sala de Derecho Constitucional sobre la relación de la Escuela con la Asamblea Nacional de Rectores y los requisitos de los profesores como docentes universitarios. La legisladora concluyó diciendo: «Con estos argumentos de hecho y de derecho no nos queda sino respaldar –espero que éste sea el criterio de las distinguidos señores representantes– el texto sustitutorio presentado por el presidente de la Comisión de Educación, que quienes somos autores de esta iniciativa no tenemos inconveniente en aceptar». Los congresistas Emma Vargas Gálvez, Doris Sánchez Pinedo, Fabiola Morales Castillo –quien hizo mención de su paso por la Escuela como profesora-, Yohny Lescano Ancieta, César Acuña, Mario
Ochoa Vargas, Jorge Mera Ramírez, Santos Jaimes Serkovic, Enith Chuquival Saavedra, manifestaron su adhesión al proyecto. Todos estaban de acuerdo. Sin embargo, al hacer uso de la palabra la doctora Martha Hildebrandt, manifestó lo siguiente: La señora Hildebrandt Pérez Treviño: «Presidente, haciendo honor a mi palabra –en una entrevista que ha sido publicada en una revista hoy–, declaro que no soy de los congresistas que piden la palabra para decir que estoy de acuerdo con determinado proyecto porque éste es magnifico, importante, etcétera. Voy a intervenir lo más breve posible y sólo porque soy autora de un proyecto sobre el mismo tema (…) En cuanto al apellido Bausate y Meza, hasta en los letreros del «zanjón» está mal escrito. Cuando elaboré mi proyecto de ley, examiné diccionarios y documentos de la época y pude averiguar que Bausate es con s y Meza con z.
EL 16 DE OCTUBRE DEL 2008, EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA RECONOCIÓ A LA ESCUELA COMO UNIVERSIDAD nerales posteriores, la ciudadanía entregó el mandato constitucional, primero, al economista Alejandro Toledo Manrique y, luego, al abogado Alan García Pérez. La Escuela, pese a todos los vaivenes de la política nacional, no abandonó en ningún momento su decisión de avanzar estructural y académicamente. Al contrario y con la presencia activa de un profesional idóneo para el cargo de Director, el doctor José Casiano Collazos, empren-
dió la superación de nuevas etapas. El local central, en la esquina de los jirones Costa Rica y Río de Janeiro, comenzó a extenderse en uno y otro frente para acoger a un creciente alumnado. Los laboratorios con tecnología para la información y el conocimiento, fueron modernizados. Profesores universitarios de la talla de Mario Gonzales, Eudoro Terrones, David Valenzuela, Julio Palomares, Connie Vega, José García Sosaya, Zuliana Lainez Otero asumieron cargos de dirección. En ese ínterin, un maestro en todo el sentido de la palabra, como don Jorge Lazo Arrasco, desempeñó la dirección general de la Escuela, entregando su valiosa experiencia lograda como rector y catedrático en importantes universidades. Profesores de gravitación en la calidad de la enseñanza como Jorge Ramos de la Flor, Alfredo Alí Alava, Carmen Pitot, Danilo Sánchez Libón, Eduardo Saberbein, Gloria Elena Mardini, Jesús Kohagura, César Arias Quincot, Flavio Núñez, al igual que una nueva legión de magníficos educadores, continúan contribuyendo con el prestigio académico de la Escuela. Todo lo relatado es breve para conocer la amplitud de la trayectoria histórica de la Escuela de Periodismo «Jaime Bausate y Meza». El punto inicial se dio el 23 de agosto de 1958, pero no existe punto final, más aún cuando ya se advierte que los medios masivos logran la integración comunicacional veloz, al instante, de la sociedad mundial, cuando la filosofía pregunta angustiada si así son las cosas, ¿será posible que la sociedad mundial desarrolle una ética a distancia? Y sobre todo cuándo esta sociedad mundial prevé el colapso de la diferencia entre la noticia, el entretenimiento y la publicidad. El reto para “Bausate y Meza” se mostraba de esta manera, en toda su magnitud. De allí la razón de sus nuevos esfuerzos para transformarse en Univer-
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fuertemente, igualmente una situación de deterioro de la economía afectaba a la mayoría de la población. El 5 de abril de 1992 se había quebrantado el orden constitucional. Curiosamente el autogolpe del presidente Alberto Fujimori alcanzó respaldo popular en la creencia que un régimen de facto podía enfrentar la crisis económica y social. Sin embargo, los poderes del Estado fueron subordinados a una suerte de autocracia y la libertad de prensa quedó restringida mediante la compra de la línea editorial y el subsidio de medios de comunicación social que recurrían al agravio y a la desinformación de la colectividad ciudadana. La erosión del sistema democrático llegó a su fin con el advenimiento del nuevo siglo. Ante la renuncia del presidente Fujimori ascendió a la administración gubernamental el congresista Valentín Paniagua Corazao y en las elecciones ge-
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Esta intervención fue recordada por el congresista Ayaipoma Alvarado. Por eso en el instante final, cuando el presidente Ferrero Costa le pidió que dijera concretamente si se introducirá algún cambio en el texto sustitutorio, respondió: «señor presidente, según lo investigado por la congresista Martha Hildebrandt, el apellido Meza se escribirá con z y ya no con s. Es el único cambio que se introducirá en el texto sustitutorio». Luego de esta explicación, el presidente del Congreso registró la asistencia de 62 congresistas. Puso al voto el proyecto, dejando constancia que, efectuada la votación, se aprueba con modificaciones el texto sustitutorio por el que se propone la ley que precisa los alcances del artículo 2º de la Ley Nº 25167 respecto de las facultades de la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza, para otorgar el grado de Bachiller y el título profesional de Licenciado en Periodismo. El júbilo en las galerías fue formidable. Alumnos y docentes, dirigentes del gremio y autoridades se abrazaron por el logro legislativo. La noche pasó rápida y desde las primeras horas de la mañana siguiente la esquina de los jirones Costa Rica y Río de Janeiro, en Jesús María, se comentaba el nuevo estatus que, ahora sí, tenía la vieja y querida Escuela Jaime Bausate y Meza. En las aulas profesores y alumnos sentían que comenzaba un tiempo nuevo. Las pesadillas de los años noventa quedaron sepultadas. El régimen de aquel entonces contaba con funcionarios que seguían el andar de la Escuela y no siempre con buenas intenciones. Los egresados de la Escuela se identificaban con los valores de la democracia. Ésta no existe sino hay libertad de expresión, proclamaban en cuanto foro era posible. El régimen ponía mano dura contra la violencia terrorista y el país sufría el fuego cruzado con temor y desesperación. A pesar que la tasa de inflación caía
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sidad, perspectiva que estaba abierta y contaba con el dictamen favorable de la Comisión de Educación, Ciencia, Tecnología y Cultura del Congreso de la República. La comunicación social en el siglo de la información y el conocimiento tenía un escenario distinto, complejo, al mismo tiempo que colosal y maravilloso. La nueva tecnología daba lugar a un lenguaje diferente. El analfabetismo debía ser encarado con el dominio de herramientas cada vez más sofisticadas. Había aparecido el “blog”; “google” era requerido como el buscador mundial con más referencias; aplicar el “browser” para comunicar el ordenador de un usuario con un servidor e interpretar los datos que recibía de este último; utilizar el “bulkmail” para el envío masivo de correo electrónico no autorizado; el “messenger” se había popularizado y se hizo rutina el “chateo”, en tanto el “skype” suplía el teléfono mientras la “prensa digital” hacia suyo un extraordinario espacio a contracorriente de la antigua prensa impresa, su uso se extendía además como medio para ésta, al igual que para la radio y la televisión. En esa coyuntura “Jaime Bausate y Meza” opta por subir un nuevo peldaño con el loable propósito de ampliar el radio de acción de la labor formativa. El año 2006 llega al Congreso y presenta el proyecto para transformarla en Universidad. Se trataba de un sentido y largo anhelo institucional. El año 2008 la idea toma forma definitiva. El congresista José Carlos Carrasco Távara decidió asumir la delicada responsabilidad y lleva el proyecto de ley 1356/2006 - CR a la Comisión de Educación y Cultura, presidida por el congresista Pablo Santos Carpio, con las firmas de no menos quince legisladores. El debate fue arduo, no tanto en el fondo del asunto, sino más bien en la forma del dictamen. La congresista Hilda Guevara Gómez marcó la pauta con gran
Los bausatinos de hoy
solvencia académica; Rafael Vásquez, Alberto Escudero, Wilder Calderón, Yohny Lescano citaron la trayectoria de la Escuela y su calidad de institución de carácter universitario. Superado este trance el proyecto con el dictamen favorable pasó a la agenda del pleno. La presidenta de la Comisión de Educación y Cultura de la misma legislatura, Cenaida Uribe Medina, figura ejemplar del deporte peruano y ahora en la labor congresal por mandato ciudadano, sustentó la iniciativa legislativa en memorable sesión del pleno, correspondiente al 16 de octubre del 2008. Eran las 15 horas con 02 minutos. El congresista José Carlos Carrasco Távara, autor del proyecto de ley, cumplió con gran altura con fundamentar el espíritu de la norma. Una vez más los legisladores Guevara Gómez, Calderón Castro, Santos Carpio, Vásquez Rodríguez, se adhirie-
ron con expresiones cálidas y valederas. El presidente del Congreso, Javier Velásquez, puso a consideración del pleno el dictamen, siendo aprobado sin voto en contra alguno. En los pasillos, en las galerías, en las afuera del Palacio Legislativo estaban presentes los profesores, alumnos, egresados, antiguos docentes, cuando se dio a conocer el resultado final. Los aplausos y las muestras de júbilo fue multánime y desbordante. José Casiano Collazos, director general, y Eudoro Terrones Negrete, coordinador académico, recibían las múltiples congratulaciones, mientras el Presidente del Consejo Superior, Roberto Mejía Alarcón, a la distancia, se sumaba a la algarabía con una sonrisa comprensiva. La Escuela era por fin Universidad. La ley la distinguía y asimismo le invitaba a cumplir tareas mayores. Comenzaba, en ese instante, una nueva historia.
CAPÍTULO II
un
Nombre
50 Años de Noble Historia
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Memorable
50 A単os de Noble Historia
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50 Años de Noble Historia
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El antiguo territorio geográfico de Extremadura en Castilla, donde nació el fundador del “Diario de Lima”, tierras de justas “fazañas”, de cantares de gesta, de tradiciones, tierras de épicas empresas. “Nueva descripción de las dos Castillas” que se encuentra en el “Atlas Mayor o Geografía Blaviana” volumen IX del Atlas Universal y Cosmográfico de los Orbes Celestes y Terrestres, de Juan Blaeu Amsterdam, 1672.
Jaime Bausate y Meza
Seudónimo Inmortal
miento de la vida religiosa de sus súbditos. Hoy en día Copernal es un municipio de la provincia de Guadalajara y está comprendida en la jurisdicción de la comunidad de Castilla–La Mancha, con un desarrollo muy diferente al panorama desalentador que presentaba en el ayer, similar al de muchos lugares de la vieja Iberia, que a decir de Miguel Zavala y Auñón: «Es raro el partido de los nueve que incluye dicha provincia (de Extremadura), donde no se halle casi una tercera parte de tierra poseída de un monte baxo expesísimo, que ni conoce arado ni 11 habitan otras reses que las fieras». «Don Vizente (sic) Cabellos y doña María Ursula de Meza fueron sus padres y tuvo -afirman algunos- un hermano de nombre Félix María. El nacimiento del histó-
NACIÓ EN EL AÑO 1764 EN COPERNAL, UNA PEQUEÑA ALDEA QUE EN ESE ENTONCES ERA PARTE TERRITORIAL DE LA ANTIGUA REGIÓN DE EXTREMADURA, ESPAÑA
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rancisco Antonio Cabellos y Meza, el periodista que con el seudónimo de «Jaime Bausate y Meza» editó el primer diario del Perú y de América Latina, nació en el año 1764 en Copernal, una pequeña aldea que en aquellos tiempos era parte territorial de la antigua región de Extremadura, España, en el centro occidental de la península Ibérica. Por cuestiones de administración gubernamental, «que harían posible el establecimiento de poblaciones, cultura de las 10 tierras y regadíos en Extremadura» , así como para la atención de asuntos eclesiásticos, Copernal estuvo adscrita al Arzobispado de Toledo, dado el interés de la Corona por asegurar el manteni-
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Reconocimiento cívico al fundador del primer diario de Lima
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rico iniciador del diarismo en Hispanoamérica se registró, en consecuencia, en el siglo XVIII, caracterizado ‘en lo político por la alianza (de España) con Francia, el despotismo ilustrado en los tiempos de Carlos III y las pugnas con Inglaterra por 12 el dominio del Atlántico’». La tierra natal del editor del «Diario de Lima» guarda relación muy importante con la conquista y colonización de América Latina. En Extremadura nacieron Vasco Núñez de Balboa, quien navegó en las aguas del Pacífico en 1513, Hernán Cortés, a cargo de la expedición a México en 1519, Francisco Pizarro, quien vino al Perú en 1527, Pedro de Alvarado, quien sentó reales en Guatemala y dominó América Central; Diego de Almagro a cargo de las primeras expediciones en Chile en 1535; Pedro de Valdivia, quien asumió la conquista de la tierra araucana en 1540; Francisco de Orellana, el navegante del Amazonas en 15411542, con el agregado que de Badajoz, una de las provincias de Extremadura, vinieron hacia este continente 428 soldados, de acuerdo a las investigaciones del historiador español Vicente Navarro del Castillo. Cabellos y Meza creció, además, en el siglo XVIII, nutriendo su espíritu crítico y liberal de sociedades y personas públicas en una España influenciada por las costumbres e instituciones culturales francesas. La literatura, por ejemplo, tenía como exponentes a los escritores «eruditos», muchos de los cuales cuestionaron a la antigua sociedad con textos que aún se conservan en los archivos de la prensa de esos tiempos. Entre aque-
SU VOCACIÓN POR EL PERIODISMO LO LLEVÓ A TRABAJAR «COMO REDACTOR, PRIMERO, Y EDITOR ACCIDENTAL» EN EL «DIARIO DE MADRID»
llos escritores tenemos a «Juan Ignacio Luzón (1702-1754), el benedicto Feijóo (1676-1764), el padre José Francisco de Isla (1703-1781), los mismos que contribuyeron poderosamente a renovar las ideas literarias de España, creando una reacción neoclásica contra los excesos 13 del barroco (…)». También pertenecen al siglo XVIII: Aranda (1718-1796), Campomanes (1723-1803), Floridablanca (1728-1808), Jovellanos (1744-1811), los fabulistas Iriarte (1750-1791) y Samaniego (17451801). Los principales poetas y escritores que ilustran las letras españolas, antes de la llegada del Romanticismo, fueron: Leandro Fernández de Moratín (1760-1828), José Cadalso (1741-1782), Alberto Lista (1775-1846), José Marchena (1786-1821), José Gómez Hermosilla (1771-1837) y Juan Nicasio Gallego (1777-1853). En edad para estudios superiores, Cabellos y Meza ingresó a la Universidad de Toledo y luego a la Universidad de Salamanca, fundada por Alfonso IX
en el año 1200, para seguir la carrera de filósofo y de abogado, después. Era un hombre joven de 23 años, ilustrado y culto, cuando recibió el encargo de la traducción en verso de «Las aventuras de Telémaco, hijo de Ulises de Fenelón». En esa misma época ejerció la cátedra de Historia Literaria en el Colegio Imperial de Madrid y luego en los Reales Estudios de San Isidro. Su vocación por el periodismo lo llevó a trabajar «como redactor, primero, y edi14 tor accidental» , después, en el «Diario de Madrid», que así se conocía al Diario curioso, erudito, económico y comercial, fundado en 1758 por Francisco Mariano Nipho y Cagigal en sociedad con el tipógrafo Juan Antonio Lozano. Nipho reconocido como el editor del primer cotidiano de su país, estuvo al frente del mismo durante año y medio. Su personalidad y experiencia periodística le sirvieron de mucho a Cabellos y Meza, quien conforme se lee en el «Diccionario Histórico-Biográfico del Perú» de Manuel de Mendiburu, «fue en los años 1787-1788,
DONÉZAR DIEZ de ULZURRUN, J. M. Riqueza y propiedad en la Castilla del Antiguo Régimen. La provincia de Toledo en el siglo XVIII. Pág. 20 Madrid, 1984. 11 ZAVALA y AUÑÓN. Miscelánea económica, política. Tercera edición (la primera es de 1732). Págs. 101-103, citado por Domínguez Ortiz, A. Sociedad y Estado en el siglo XVIII español. Barcelona 1984, pág. 207. 12 Diccionario Enciclopédico Santillana, tomo 5. Empresa Editora El Comercio, pág. 975 Lima, 2001. 13 Nueva Enciclopedia Temática, tomo 12. Edición X. Editorial Richards S.A. pág. 138. Panamá 1963. 14 VARILLAS MONTENEGRO, Alberto. El Periodismo en la Historia del Perú desde sus orígenes hasta 1850, pág. 85. Universidad San Martín de Porres. Fondo Editorial 2008. 10
embargo, ello no parece que haya ocurrido puesto que, por la rapidez con que se asienta en Lima y gestiona exitosamente su propósito de establecer un diario, debe haber viajado con algunos 18 recursos». Existe información en la Enciclopedia Wikipedia que esclarece lo relacionado con dicho viaje, precisando que «se unió al ejército sin completar los estudios de Derecho que había iniciado en la Universidad de Salamanca. Fue enviado al Virreinato del Perú, donde se le encargó la defensa de la frontera de la provincia de Jauja con la selva amazónica, con el 19 grado de coronel, en 1790». Esta información desvirtúa las conjeturas de quienes no encontraron su nombre en la relación de pasajeros de la nave mercante «San Pedro». En realidad arribó a Lima, de acuerdo con esta versión, en una nave de la Armada española. Aurelio Miró Quesada Sosa, intelectual peruano de nota, durante la conferencia que ofreció en la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, el 29 de septiembre de 1953, dejó constancia que arribó a la capital del Perú en la fecha ya indicada y «seguramente traía entre su equipaje varios libros, entre ellos el «Drama histórico-trágico y político moral: Quanto a los jóvenes vale tener canas a su lado», tomado de las «Aventuras Télémaque» de Fenelón y traducido a verso en nuestro idioma por don Francisco Antonio 20 Cabellos y Meza. (Madrid 1787). Los citados antecedentes, lamentablemente, no han sido tomados en consideración por biógrafos de Cabellos y Meza, como es el caso de Mónica P.
PIZARROSO QUINTERO, Alejandro. Historia de la prensa, págs. 264, 267, 269. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces S. A., Madrid, 1994. 16 MEDINA, José Toribio. La imprenta en Lima, 1884-1824. Santiago de Chile. Casa del autor. 1904-1907, 4 vols. 17 LOHMANN VILLENA, Guillermo. José Antonio del Busto Duthurburu, Eusebio Quiroz Paz Soldán, Armando Nieto y otros. Op. Cit. 18 VARILLAS MONTENEGRO, Alberto. El Periodismo en la Historia del Perú desde sus orígenes hasta 1850, pág. 85. Universidad de San Martín de Porres. Fondo Editorial. Lima 2008. 19 http: //es.wikipedia.org/wiki/francisco_cabello 20 MIRÓ QUESADA SOSA, Aurelio. 20 temas peruanos, pág. 223. Talleres Gráficos P.L. Villanueva. Lima 1966. 15
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bajo el seudónimo de Mariano Heredia editaba «El Censor», tuvo que comparecer «ante el Tribunal de la Inquisición, siendo declarado sospechoso leve de herejía, prohibiéndosele escribir sobre 15 temas religiosos (…)» . Numerosos periódicos desaparecieron y muchos otros tuvieron grandes apuros. Estos acontecimientos, malsanos para un periodista con ideas liberales y partidario de los nuevos rumbos de la política a raíz de la Revolución Francesa, hicieron que Cabellos y Meza tomara la decisión de continuar su labor de editor en lugares distantes a Madrid. Dirigió, entonces, su mirada hacia Lima, considerada «la capital intelectual de América». Tenía «en el siglo XVIII numerosas hojas de noticias, casi periódicas, publicadas sobre todo por una familia de impresores, los Contreras, que actuaron en esto de 1621 a 16 1720». Cabellos y Meza decidió entonces correr el riesgo, sin temor a lo que pudiera sobrevenir. Es decir, enrumbó sus pasos hacia el llamado Nuevo Mundo, a pesar que la estructura social de éste respondía «a una mixtura de las formas de estratificación: sistema de estamentos, de castas y clases, concepto que es necesario recoger para entender los procesos de comunicación que se instauraron en la 17 colonia» , como bien precisa Eusebio Quiroz Paz Soldán. «En diciembre de 1789 se embarca rumbo al Perú y llega al Callao el 17 de abril de 1790. Por no figurar en la relación de pasajeros de la fragata mercante “San Pedro”, Martini (Mónica) juzga que bien pudo haber viajado como polizón; sin
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durante 15 meses editor del Diario, luego de la muerte de Santiago Tevín (Jacques Thévin, librero francés), quien adquirió la licencia del periódico en poder de Charles-Joseph Pankoucke, uno de los más importantes editores de la época que publicó el «Journal des Savants», el «Mercure de France», el «Année littéraire» y otros muchos títulos en periódicos o libros, llegando a internacionalizar su empresa comprando licencias en varios países de Europa. Ese paso por el «Diario de Madrid», con todas las vicisitudes propias de la profesión, le hicieron ver cuán difícil resultaba hacer periodismo en una sociedad conservadora, donde, además, una Real Resolución de 2 de octubre de 1788 tenía carácter restrictivo, como consecuencia de la creciente desconfianza del rey hacia los periódicos. En el reinado de Carlos IV y como reacción a las luchas revolucionarias en Francia, el Consejo encargado de la concesión de licencias a los libros, prohibió el 5 de enero de 1790 la circulación de todo tipo de «papeles sediciosos». Ya había pasado la época ilustrada de Carlos III (1759-1788). Cabellos tuvo que enfrentar las medidas intolerantes del sucesor de éste. Además se avizoraban tiempos peores, como así ocurrió el 24 de septiembre de 1791 cuando «una Real Resolución decretaba la suspensión de todos los periódicos, exceptuando al «Diario de Madrid», el «Mercurio» y la «Gaceta», a las que explícitamente se les prohibía «versos o temas políticos de ninguna clase». La situación riesgosa del ejercicio periodístico era evidente. En el año 1788 Luis García Cañuelo, quien
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Testimonio del seudónimo periodístico de Cabellos y Meza
Martini (Argentina) y Jean-Pierre Clement (Francia), entre otros espontáneos como Pablo Rodríguez Leirado, con las funestas consecuencias en perjuicio de la honorabilidad y la obra periodística del editor del «Diario de Lima» y del «Telégrafo Mercantil» de Buenos Aires. Cuando Cabellos y Meza opta por viajar a la capital del Perú, según el historiógrafo argentino Navarro Lamarca, «la ciudad de Lima, capital del Virreinato, era en cierto modo el centro políticosocial de la América del Sur» (Navarro
L., Historia de América, II, pág. 308). José M. Vergara y Vergara, historiador de la literatura de Colombia, asevera lo propio 21 desde el aspecto intelectual. A tenor de una representación (término protocolar que en aquellos años se utilizaba para formular una propuesta o súplica a un príncipe o superior) que dirige Francisco Antonio Cabellos y Meza, utilizando su nombre periodístico, al rey Carlos IV el 16 de marzo de 1791, se confirma que llegó a Lima el 17 de abril de 1790, encontrando «que aún habien-
do muchos sabios y doctores en toda materia, permaneciera en una inacción letárgica, sin que ninguno se arrestase a publicar una obra periódica que los in22 quietase y pusiese en movimiento». Cabellos y Meza dijo la verdad. Lima y otras ciudades virreinales carecían de diarios. La población, en consecuencia, no contaba con la información del día a día. Por eso, a renglón seguido manifiesta en la misma misiva: «Visto esto, determiné emprender la laboriosa tarea de un diario curioso, erudito, económi-
máquinas de la mejor calidad. Su local estaba ubicado al interior de la Iglesia de los Huérfanos, en lo que hoy es el cruce del jirón Apurímac con el jirón Azángaro. La imprenta proveía de recursos económicos a la Casa de los Expósitos, constituida formalmente el 23 de noviembre de 1603, luego de esforzada labor de Luis Ojeda, hombre místico, considerado un santo, quien llegó a Lima en 1596, con la comitiva del virrey Luis de Velasco. Condolido por la situación de los niños desamparados y aconsejado por su confesor, buscó que construir un lugar donde los mismos tuvieran lecho, comida y formación en el trabajo. Su obra tuvo resultado. Con el paso del tiempo y siguiendo la costumbre, los expósitos vivieron allí y hasta muchos de ellos encontraron sepultura en las catacumbas bajo las bóvedas de la iglesia. Algunos se convirtieron en reconocidos tipógrafos e impresores y trabajaron en la edición del «Diario de Lima» y otras publicaciones como el 26 «Mercurio Peruano». Con gran sentido profesional, hizo publicar el Prospecto del diario, para exponer las características más importantes del mismo, su línea editorial, secciones y asuntos a tratar, así como las condiciones de la suscripción mensual. Asimismo anunció que el «Diario de Lima» podía adquirirse en la «Tres Veces Coronada Villa», así como en otras librerías de Arequipa, Cajamarca, Cusco, Huamanga, Huancavelica, Huanta, Huánuco, Ica, Moquegua, Nasca, Pasco, Tacna, Tarma, Trujillo, en el Alto Perú como La Paz, Potosí,
SÁNCHEZ, Luis Alberto. Breve historia de América, 149-151. Ed. Losada, Buenos Aires, 1965. MEDINA, José Toribio. La imprenta en Lima (1584-1824), tomo 3, pág. 213. Santiago de Chile, 1905. 23 MEDINA, José Toribio. Ibidem, pág. 313. 24 PORRAS BARRENECHEA, Raúl. El periodismo en el Perú, pp. 8, 9, 10, 11. Escuela de Altos Estudios y de Investigaciones Peruanistas. San Marcos. Lima, 1970. 25 CIMORRA, Clemente. Historia del Periodismo. Editorial Atlántida. Pág. 65. Buenos Aires, 1946. 26 EGUIGUREN, Luis Antonio. Op. Cit. pág. 213. 21 22
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Un criado les llevaría el periódico a las nueve de la mañana. En seis lugares de la ciudad -la Plaza Mayor, la Inquisición, San Juan de Dios, Santa Ana, Nazarenas y la esquina de la calle Campanas- se instalarían «caxas» o buzones para que los vecinos depositasen papeletas con las noticias que quisieran dar a conocer. El editor se comprometía a tratar, en beneficio de «la pro-común», la más grande diversidad de materias, extrayéndolas de los mejores papeles. Tan seductoras promesas hallaron un eco favorable. La lista de suscriptores la encabeza el virrey y el arzobispo, hónranla los más preclaros nombres por el talento y por la sangre, y la cierra graciosa y evocadoramente un nombre femenino, el único de la lista, Micaela Villegas. ¡La coqueta Perricholi 24 también quería ilustrarse! Es decir, Cabellos y Meza, con sus 26 años de edad, con la formación académica que constituye testimonio irrefutable, su excelente cultura y la experiencia vivida en el diarismo madrileño al lado de otros grandes de la época, trajo consigo a América Latina el estilo periodístico que había ganado lustre en Europa y que como bien subraya Clemente Cimorra: «En el siglo XVIII, la porfiada lucha política da el tono en casi todas las publicaciones periodísticas. Dicho tono de batalla política y «politiquera», en general desciende a lo chabacano, pero tiene la importancia de mostrar hasta dónde la libertad de prensa 25 solía ser absoluta». Los primeros pasos como editor en el Perú los dio en la imprenta de la Casa Real de los Niños Expósitos, la más importante en la capital peruana, dotada de
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co y comercial, como el que corre en esa y demás cortes cultas de la Europa iluminada. Formé mi plan, y presentado al Exmo S. Frey D. Francisco Gil de Taboada y Lemos de Villa Marín (nuestro actual virrey) y previo informe del Sr. D. Manuel de Arredondo, regente de esta Real Audiencia que empieza: Es muy laudable y digna de la protección de V. E. la idea, etcétera, se me concedió la correspondiente licencia y facultad para 23 su composición, impresión y venta». Efectivamente, tal como refiere el recordado maestro académico de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Raúl Porras Barrenechea: «No faltaron imprentas en Lima, desde 1584, en que don Antonio Ricardo hizo salir el primer libro de prensas limeñas y sudamericanas. Lo que faltaba era gusto por las letras, costumbre de leer, deseo de ilustración. La Gaceta de Madrid, reimpresa en Lima desde el año 1715 y cuya salida dependía de la llegada de los galeones, no despertaba la curiosidad de los limeños. Menos eficacia conseguía la laboriosa y paciente publicación a que se entregaba con toda su bondadosa abnegación de sabio el ilustradísimo don Cosme Bueno, con sus anuales guías astronómicas y geográficas que titulaba El Conocimiento de los Tiempos. El periodista, haciendo uso de su seudónimo como Jaime Bausate y Meza, se propuso remediar esta indiferencia publicando el 1 de octubre de 1790 el «Diario de Lima», el de los cuatro adjetivos: «curioso, erudito, económico y comercial». El editor ofrecía a los suscriptores comodidades increíbles por el precio de quince reales al mes.
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La Plata o Chuquisaca». El editor del primer diario de América Latina fue objeto de felicitaciones múltiples. Así el docto dominico Fray Mariano Albítez, de la Orden de Predicadores, en una epístola expresó: «Los sabios, los ignorantes, la plebe, el siglo, los claustros, los dos sexos, todos voten a favor de una empresa que se hace por tantos títulos recomendable». De la misma manera, José Rossi y Rubí, del «Mercurio Peruano» señaló: «Tiene (Lima) un Diario Económico, que siguiendo la prudente dirección que se le está dando, extiende el Plan de los asuntos interesantes a la vida sociable». Giuseppe Rossi y Rubí fue un joven inmigrante nacido en Milán, Italia. Llegó al puerto del Callao a la edad de 21 años, el 4 de febrero de 1786. Fue uno de los principales fundadores de la Sociedad Amantes del País y, en consecuencia, del «Mercurio Peruano» (1790-1795). En el índice del primer tomo de dicho periódico se le nombra como autor del «Prospecto», aunque en el texto del mismo, figura el nombre de Jacinto Calero y Moreira, quien era el director. Rossi y Rubí firmaba sus notas con el seudónimo de «Hesperiófilo». El preclaro Hipólito Unanue se sumó a ello. Por eso el 15 de octubre de 1794, haciendo recuerdos del «Diario de
Lima», expresó en un informe al virrey Gil de Taboada: «(…) su principal utilidad consistía en la facilidad que daba al giro doméstico de esta capital. Las compras, ventas, los alquileres, pérdidas, etc., que para efectuar los primeros, o descubrirse las últimas, necesitaban de parte de los interesados dar mil pasos, las más veces infructuosas, se evitaban con sólo avisar al editor del «Diario», quien al día inmediato hacía circular la noticia que se quería con todas las explicaciones posibles. Además, por este medio ocurría con mucha más velocidad el tráfico interno; entretanto que las noticias de salida y entrada de barcos y el estado de sus cargamentos, que igualmente se apuntaban, hacían más expedita la comunicación del entorno». El director del «Diario de Lima» no fue un hombre de grandes recursos económicos. Por eso, luego de tres meses de trabajar en la imprenta de la Casa Real de los Niños Expósitos, en enero de 1791 se trasladó a su domicilio en la calle Campanas, que así se llamaba la primera cuadra del actual jirón Marañón, del distrito del Rímac. Era un lugar no muy privilegiado como los otros cuatro de los cinco cuarteles en que estaba dividida Lima. Allí fiel a su profesión de periodista, instaló la redacción y la imprenta, sin desmayar en el terco afán de editar el diario.
En aquellos días la calle Campanas -nombre tomado por haber existido algún taller de fundición de campanas o por haberse llamado anteriormente almirez que así se denomina al mortero de metal para machacar y que, invertido, asemeja una campana-, formaba parte del modesto barrio de San Lázaro, con su «obrajes, tenerías, molinos, rastros para la matanza de carneros y, sobre todo, puertas y jardincillos acentuaban la tonalidad mística 28 y sencilla del barrio». José Gálvez Barrenechea hace recuerdos de la época y dice que «en alrededores estaban llenos de huertos y quintas en aquel Paseo (de los Descalzos). Un molino llamado a ser legendario peinaba las aguas de Otero y en su vieja casona destartalada se alzó, muy a fines del siglo 29 XVIII, la casa de la Perricholi». Micaela Villegas, por tanto, llegó a ser vecina cercana de Francisco Antonio Cabellos y Meza, aunque éste vivía con la modestia de sus magros ingresos, hecho que, por demás, demostraba cuán dura es la vida de quienes se atreven a ejercer la profesión más noble, la de periodista. A propósito de lo anterior, Lima no tenía una gran población. Según el censo de 1791, realizado por orden del virrey Gil de Taboada y Lemos, la ciudad contaba con 52 mil 627 vecinos. Dos años antes, en 1789, fue levantada una relación de
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Aurelio Miró Quesada Sosa Aurelio Miró Quesada Sosa nació en Lima en 1907 y fue hombre multifacético: periodista, investigador, literato, viajero y maestro universitario. Vivió profundamente vinculado a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, desde su ingreso como estudiante, después profesor, luego Decano de la Facultad de Letras y Rector entre 1962-1967. «El Inca Garcilaso de la Vega (1945-1948)”, estudio biográfico por el cual se le otorgó en 1945 el Premio Nacional, es la obra que contiene la mayor y más amplia investigación sobre el ilustre personaje. Los estudiosos señalan que fue un pulcro escritor y cuidadoso investigador que legó a la humanidad libros como Notas de tierra y mar, Martín de Porras en el arte y el folklore, Lima Ciudad de los
Reyes, Vuelta al mundo y Costa, sierra y selva, entre otros. Otra de las características de la obra de Miró Quesada Sosa, es que sus estudios pueden servir de pie para investigaciones posteriores, como es el caso de El virreinato y la conciencia nacional del Perú, Ideas y procesos de mestizaje en el Perú y Francisco Fernández de Córdova criollo del Perú. Además de su intensa actividad como periodista, investigador y maestro, tuvo tiempo para presidir la Academia Nacional de Historia, así como para asistir regularmente a las sesiones como miembro de la Academia Peruana de la Lengua y de la Sociedad Geográfica del Perú. Don Aurelio dejó de existir en 1998 a los 91 años de edad. http://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtual/Publicaciones/gaceta/2000_ n38/art14.htm
LOS NIÑOS EXPÓSITOS, LA MÁS IMPORTANTE EN LA CAPITAL PERUANA
calles por orden del visitador del Virreinato, Jorge de Escobedo y Alarcón, quien dispuso dividir la ciudad en cuarteles, barrios y, además, el trazado de un plano. Juan Bromley Seminario en su obra «Las viejas calles de Lima» dice que «hacia el año 1862, Lima estaba constituida por los distintos núcleos de edificación y población: el núcleo primitivo de la ciudad, todavía cercado por las murallas que se construyeron en 1685, y el núcleo no amurallado o sea el barrio de San Lázaro, denominado también de Abajo el Puente». En ese medio y con la competencia del «Mercurio Peruano», que comenzó a circular el 2 de enero de 1791 con los auspicios de la Sociedad Académica de Amantes del País y con la licencia del virrey Francisco Gil de Taboada y Lemos y, posteriormente, del «Semanario Crítico» (12 de junio de 1791) –publicación fundada y dirigida por fray Antonio Olavarrieta, el mismo que llegó a Lima, procedente de Vizcaya en 1790– con la censura virreinal «que se encargaba de suprimir cuanto podía considerarse sos-
pechoso o ajeno a lo que entonces se tenía como finalidad del periódico, según el concepto que sobre el mismo tenían 30 las autoridades» , el «Diario de Lima» cerró sus páginas el 26 de septiembre de 1793. Para entonces, desde 1792, el editor era Martín Saldaña. Igual suerte corrieron el «Mercurio Peruano», en 1795, y el «Semanario Crítico» que salió hasta el 18 de septiembre de 1791. Francisco Antonio Cabellos y Meza, de otro lado, constituyó familia en Lima. Con las formalidades de ley contrajo nupcias con doña María Dolores Rodríguez Blanco, hija de un notable de la ciudad, el doctor Miguel Rodríguez Blanco, miembro de la Real Audiencia, y Josefa Chabes y Cabrera. En la representación que remitió al rey Carlos IV le mostró su preocupación por lo difícil de la empresa periodística e hizo referencia a su cónyuge, explicando: «En esta empresa tan gloriosa ocupo los tiernos años de mi juventud; y por mantenerla, estoy para acabar con las cortas facultades que poseo, cuya desgracia sintiera en mi corazón, por la falta que
«Diario de Lima». Relación de suscriptores. T. I GÁLVEZ, José. Calles de Lima y meses del año. Pág. 71. Lima, 1943. 29 GÁLVEZ, José. Ibidem. Pág. 72. 30 TORRES REVELLO, José. El libro, la imprenta y el periodismo en América. Talleres S.A. Casa Jacobo Plauser Ltda. Buenos Aires, 1940. 31 MEDINA José Toribio. La imprenta en Lima (1584-1824), tomo 3, pág. 214. Santiago de Chile. 32 MEDINA, José Toribio. Ibidem, pág. 213. 27 28
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LOS DIO EN LA IMPRENTA DE LA CASA REAL DE
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LOS PRIMEROS PASOS COMO EDITOR EN EL PERÚ
podría hacerle a mi esposa, doña María Dolores Rodríguez Blanco, natural de esta ciudad, e hija del doctor don Miguel Rodríguez Blanco, relator propietario de 31 su Real Audiencia». Quienes conocen realmente las peripecias financieras que se dan en la edición de un periódico, comprenderán, sin ninguna duda, el porqué de esta comunicación de Cabellos y Meza, en una época en que era obligatorio solicitar licencia para sacar a luz una publicación y, además, enfrentar los graves problemas económicos, si no se contaba con el apoyo del poder político. Para quienes están distantes de ese duro batallar, seguramente les resultará difícil y quizá imposible entender cómo era la vida de un periodista en una sociedad cerrada para este tipo de emprendimientos. La representación suscrita el 16 de marzo de 1791 deja constancia de cuánto esfuerzo y dedicación había puesto de su parte el editor, señalando de manera puntual cómo determinó «emprender la laboriosa tarea de un diario curioso, erudito, económico y comercial, como el que corre en esa (España) y demás cor32 tes cultas de la Europa iluminada». A los 11 meses y 15 días de lo acontecido el 1 de octubre de 1790, Cabellos y Meza vivió los momentos más difíciles que afrontaba como editor del «Diario de Lima». Y lo hizo sin ocultar sus sufrimientos ante el rey, tal como era costumbre en esos lejanos tiempos. El texto fue reiterado el 05 de agosto del mismo año y esta vez dejaba sentir el dolor de quien estaba empeñado en una obra pionera y que, al mismo tiempo, angustiado se resistía a la inminencia del colapso de
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Partida matrimonial de Cabellos y Meza con Doña María Rodríguez. Lima 22 de agosto de 1790
su obra en una ciudad con una población conformada por 18 mil 862 españoles, 8 mil 960 negros; 3 mil 912 indios; 2 mil 383 cuarterones; 4 mil 631 mestizos; 3 mil 384 zambos; mil 120 chinos y 5 mil 972 mulatos, a quienes en su gran mayoría no les asistía el hábito de la lectura o estaban en la condición de analfabetos. «Podría decirse -con Pablo Macera- que los comerciantes eran los verdaderos dueños del país» (Macera 1955:36), «puesto que ellos concentraban el escaso capital de dinero circulante» (Alberto Flores Galindo 1991:51). Además, el arbitrario sistema de privilegios reales, el carácter familiar de las empresas, el paisanismo (37), la corrupción (38) y el monopolio comercial favorecieron la concentración de las actividades económicas lucrativas
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(39). A ese poder económico y político se enfrentó Cabellos y Meza sin más armas que el «Diario de Lima», como fue en el caso de sus críticas a la expedición Nordenflycht, que pretendió aplicar una técnica de depuración de la plata en Potosí, con el agregado que tal proyecto estaba auspiciado y protegido nada menos que por el rey de España y por el influyente Visitador General de la Nueva España y ministro de Indias, José de Gálvez. Con estos antecedentes, la respuesta del monarca peninsular no se hizo esperar. Y peor aún, el 30 de junio de 1792 la real orden impartida al virrey en Perú desde Madrid señaló que «D. Jaime Bausate y Meza, editor del diario que comenzó a publicarse en esa ciudad (Lima), no tiene
la aptitud necesaria para continuar la publicación de dicho periódico», agregando que «Su Majestad quiere que V. E. esté a la mira para que en el diario, caso que continúe, no se impriman especies conducentes o perjudiciales al bien y tranquilidad de esas provincias: lo participo a V.E. de su real orden para su inteligencia y cumplimiento. Dios guarde a V.E. muchos años». La suerte del periodista Francisco Antonio Cabellos y Meza, que como ya se ha mencionado utilizaba el seudónimo de Jaime Bausate y Meza, estaba echada. Conocedor de lo que ocurría en las altas cumbres del poder virreinal y el favoritismo de éste a terceros, no le quedó otra alternativa que transferir la dirección del diario a Martín Saldaña ese mismo año
de 1792. En el libro «La Imprenta en Lima», de José Toribio Medina, página 216, se lee que Saldaña hizo todos los esfuerzos posibles para continuar con la edición, pero al poco tiempo se rindió debido a que la venta del periódico apenas costeaba los gastos. Alberto Varillas Montenegro, ex ministro de Educación (1992-1993) y el más actualizado investigador del periodismo peruano hasta 1850, relata que «sin esperar una respuesta de la Corte, ni basar todas sus expectativas en las solicitudes elevadas, Bausate ya había buscado nuevas actividades destinadas a generar para sí mayores ingresos: desde mediados de 1791 comienza a actuar como habilitador de las plantas de beneficio de minerales de Yauricocha (Pasco) y de otras quebradas de la zona, también como titular de una serie de denuncios mineros que se estaban explotando en la región; el 13 de junio de 1792 se gradúa en Derecho en la Universidad de San Marcos y asume interinamente el cargo de Relator de la Audiencia que había desempeñado su suegro por entonces enfermo; en septiembre del mismo año aparece como suscriptor del Mercurio con su nombre auténtico de Antonio de Cabello y
Mesa, demostrando que Bausate había sido un seudónimo únicamente para efectos periodísticos; el 31 de octubre de 1792 abandona el manejo del «Diario de Lima» haciéndole entrega del mismo a Martín Saldaña, aunque reservando para 34 sí la condición de ‘editor principal’». Además de su carácter, indomable en los momentos más difíciles, estaba dotado del temple militar. Tenía el grado de «Coronel del Regimiento Provincial Fronterizo de Infantería de Aragón en los reinos del Perú, Protector General de los Naturales de la Frontera de Xauxa y Letrado de la Real Audiencia de Lima, incorporado por S.M. con los de su Real 35 y Supremo Consejo de Castilla» . En consecuencia no tuvo mayores dificultades para dedicarse a tan dura faena, hasta que con 36 años de edad a cuestas considera conveniente emprender el viaje de retorno a España. Le impulsaban también otras razones. «Ya desde mediados del siglo XVIII, la administración borbónica hacía frente a un clima de descontento social y de inestabilidad popular. En una estructura social de exclusión, como era el caso de las colonias hispánicas, el considerable aumento de la población -principalmente de indios,
mestizos y negros– favorecía un recrudecimiento de la miseria y la marginalidad (vagancia (28), bandolerismo); lo que representaba un caldo de cultivo favorable a la aparición de numerosas revueltas sociales (29), en efecto, lo más temido por las autoridades fue la insurrección interna, que los llevó a plantear nuevas modalidades de control (Ramón 1999:307). Existía, además, el temor a la invasión militar inglesa y a la penetración 36 ideológica del iluminismo francés». Fue así como el año de 1800 se aleja del Perú camino a Argentina, desde donde pensaba embarcarse hacia el viejo continente, cuando en éste, países como Francia, Alemania e Inglaterra, imponían el adelanto técnico, se afirmaba la libertad de comercio y la antigua Lima perdía interés ante las luces de Buenos Aires. El propósito, sin embargo, se vio pospuesto y el editor del primer diario de América Latina se quedó en las orillas del Río de la Plata. Estaba por comenzar la nueva obra predestinada por la historia: la fundación del periódico «El Telégrafo Mercantil». Cora Cané, la destacada periodista argentina refiere que Cabellos y Meza «temperamental, arbitrario, polémico era
TINKUY N° 6. Boletín de Investigación y Debate N° 6 - 2007. La obra de José Rossi y Rubí en el «Mercurio Peruano». María del Rosario Solís. Lima Perú: (37) Flores Galindo afirma: en los negocios, dos factores decisivos para la formación de empresas fueron las alianzas familiares y la procedencia común (los paisanos). (38) La corrupción en la colonia era un mal endémico según Victorino Montero, autor del Estado Político, texto publicado en 1747: (los funcionarios coloniales) estaban de acuerdo en favorecer sus propios intereses en contra del pueblo y del rey. Sin alguna competencia había, era el mayor ingenio para la avaricia y el peculado (...). La única regla conocida era el soborno al virrey, los oidores, alcaldes, corregidores, etc. (Macera 1955:34). (39) «Muchos (terratenientes aristócratas) compartieron esta actividad con importantes funciones públicas y el gran comercio, a veces ultramarino y con conexiones importantes en la metrópolis. (Vegas de Cáceres 1999:119). 34 VARILLAS MONTENEGRO, Alberto. El Periodismo en la Historia del Perú desde sus orígenes hasta 1850, pág. 87. Universidad de San Martín de Porres. Fondo Editorial. Lima 2008. 35 CANÉ, Cora. Boletín de la Academia Nacional de Periodismo de Argentina, año 6, N° 15, Buenos Aires, 2004. 36 TINKUY N° 6, Boletín de Investigación y Debate N° 6-2007. La obra de José Rossi y Rubí en el «Mercurio Peruano». María del Rosario Solís, Lima Perú: 28) Era tal la expansión de la mendicidad, de la vagancia y de la delincuencia -sobre todo en Lima- que el Mercurio Peruano, en la pluma de José Ignacio de Lecuanda, trata del fenómeno en un artículo intitulado “Discurso sobre el destino que debe darse a la gente vaga que tiene Lima” M.P. X, 103-132). (29) Sólo en lo que respecta al Perú, Scarlett O’Phellan Godoy ha registrado 140 movimientos de revuelta entre 1708 y 1783 (Lavallé 1993:264).
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(...) un personaje singular dentro de la adormecida y polvorienta sociedad de la colonia. Muchos lo admiraban; otros le temían, y no faltaban los que, entre las contradanzas y el rapé en una reunión, comentaban burlonamente sus veleidades». Agrega además en su artículo denominado «¡...Mi vida por un suscriptor...!»: «Bien conocía don Francisco la naturaleza del ambiente en el que actuaba, tradicional y poco amigo de novedades. Planeó entonces despertar la curiosidad y su interés por el «Telégrafo». Hoy llamaríamos a eso «promoción». No se le ocurrió nada mejor que imprimir un folleto, «Análisis», en el que anticipó los grandes servicios que su periódico brindaría a la población. En lo político, aseguraba, sería objetivo; procuraría ilustrar la ignorancia de los campesinos con temas rurales; lo vinculado a la actividad social, educativa y policial, tendría un espacio relevante, sin descuidar lo relacionado con el comercio y la economía en general. Como broche romántico anticipaba que en el «Telégrafo» habría lugar para las expresiones del alma y la poesía; cosa esta que a nadie extraña, conociendo que a sus inquietudes literarias y poéticas, don Francisco las ocultaba pudorosamente bajo el seudónimo de 37 Narciso Fellobio Cantón.» Afincado en Buenos Aires se relacionó con personas cercanas al poder, entre ellos el virrey marqués Gabriel de Avilés, Manuel Belgrano, secretario del Consulado de Comercio, y se hizo conocido en la «Sociedad Patriótica, Literaria y Económica». El 26 de octubre de 1800 solicitó la licencia para editar un semanario y el 06 de noviembre de ese año recibió la autorización «con la expresa indicación de que debía presentar los originales para ser aprobados por el Regente de la
CONTRAJO NUPCIAS CON DOÑA MARÍA DOLORES RODRÍGUEZ BLANCO, HIJA DE UN NOTABLE DE LA CIUDAD, EL DOCTOR MIGUEL RODRÍGUEZ BLANCO, MIEMBRO DE LA REAL AUDIENCIA, Y JOSEFA CHABES Y CABRERA
Audiencia, antes de ser impresos. Cora Cané, en el texto ya aludido escribe lo siguiente: «día de gloria fue el 1 de abril de 1801 para el entusiasta y obstinado Cabellos y Meza: al cabo de tantas luchas, sacrificios y humillaciones, tenía en sus manos un ejemplar del recién nacido «Telégrafo»... lo acompañaban los dos tipógrafos de la Imprenta Real de Niños Expósitos y el apoyo de 146 suscriptores de Buenos Aires y 100 de otros pagos, de los cuales 25 eran de Montevideo. El número constaba de 16 páginas, de las cuales 8 iban «de yapa», según lo prometido en Análisis, con la lista de nombres, títulos y cargos de los que habían creído en la utilidad del periódico, cuyo tiraje era de 300 ejemplares. La obstinación de don Francisco le había ganado muchas simpatías. No faltó un cura que en misa dominguera desde el púlpito lo pusiera como ejemplo de valor y de patriotismo, e invitó a orar por el éxito del periódico 38 diciendo: «Y el milagro se hizo». La misma escritora hace mención al carácter de Cabellos y Meza, subrayando lo ocurrido en el número 15 del 20 de mayo, en el cual advierte el editor: «absténganse de remitirme anónimos, porque yo, a imitación de la Luna a quien
los perros veían en el agua y pretendían morderla, ensordeceré a sus ladridos»... Sin embargo no todo era poemas, latines ni enfáticas declaraciones a través de su trayectoria, el «Telégrafo» se ocupó con encendido entusiasmo de las riquezas de nuestra tierra y de sus proyecciones comerciales. En otros números se ocupa de las grandes posibilidades que daría la pesca del bacalao, lo hay tan bueno y mejor...». Es indudable que mucho se le debe a su entusiasmo, a su fe inquebrantable en el desarrollo del periodismo en nuestro país (...) tan profunda convicción y tantas luchas para realizar su obra le dieron a don Francisco Cabellos y Meza el lugar que ocupa en la historia 39 del periodismo argentino». La tarea periodística de Cabellos y Meza en Buenos Aires, terminó el 17 de octubre de 1802. «El Telégrafo», dejó de circular por orden del virrey debido a textos que se consideraron lesivos a las costumbres de la sociedad colonial. Una vez más Francisco Antonio Cabellos y Meza tuvo que beber la cicuta obligada que le imponía la prepotencia virreinal, parecida a la dosis que le dio la intolerancia limeña. Quienes le acallaron, sin embargo, no pudieron hacer
CANÉ, Cora. Boletín de la Academia Nacional de Periodismo de Argentina, año 6–15, Buenos Aires 2004. CANÉ, Cora. Ibidem. 39 CANÉ, Cora. Ibidem. 37
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Plaza principal de Copernal, tierra natal de Francisco Antonio Cabellos y Meza
A ESE PODER ECONÓMICO Y POLÍTICO SE ENFRENTÓ CABELLOS Y MEZA SIN MÁS ARMAS QUE EL «DIARIO DE LIMA», COMO FUE EN EL CASO DE SUS CRÍTICAS A LA EXPEDICIÓN NORDENFLYCHT
lo mismo con la justicia de los hombres sabios. Hipólito Unanue fue uno de ellos y por eso el 23 de marzo de 1802 le escribió de puño y letra: «Amigo: usted no es menos acreedor a la estimación de los americanos sobre las márgenes del Paraná, que lo ha sido sobre los del Rímac. En una y otra parte me parece usted respecto de los hombres, lo que el excitador respecto de la máquina eléctrica, que al aproximarse hace saltar y brillar las chispas que nadie podía creer existiese allí en reposo. He visto y leído con placer sumo muchos rasgos del erudito Telégrafo que usted compone, publicados en el Correo Mercantil de Madrid y espero en breve también tener el gusto de verlos traducidos al francés e inglés, como lo tengo de poseer, y en éste, varios discursos del Mercurio Peruano. Sí mi amigo: cual-
quiera producción literaria de la América me llena de placer y aumenta mi amistad para con usted y el deseo sincero de que se le proteja con eficacia y estime su notorio mérito según merece, pues a sus incubaciones y celo patriótico debe la América Meridional los periódicos que en estos tiempos le van dando la estimación, que borrará entre los sabios de Europa la mal concebida idea de la barbarie de sus habitantes. Quisiera cooperar a las honrosas empresas de usted para con una parte de su gloria; pero aunque oprimido siempre de ocupaciones, ya voy a hurtarles a éstas algún tiempo para destinar la pluma a asuntos útiles y análogos al Telégrafo argentino. Finalmente, a nombre del Mercurio Peruano y Semanario Crítico, hijo y nieto del Diario curioso, erudito, económico y comercial
de usted, le doy los parabienes y suplico no desmaye en la gloriosa carrera que ha emprendido, y tanto influye en la prosperidad de las Provincias Meridionales. A Dios mi antiguo amigo y compañero, 40 y mande a su Unanue». Alejandro Miró Quesada Garland, periodista de nota y maestro universitario, en tiempos más cercanos, escribe en su libro «El Periodismo»: «es indiscutible que el Perú fue el precursor del periodismo hispanoamericano, no sólo en cuanto a que en la Ciudad de los Reyes aparece la primera gazeta –siete años antes que la de México– sino también el primer diario. Nos referimos al «Diario de Lima» que publica Jaime Bausate y Meza el 1 de octubre de 1790. «¿Quién fue Bausate y Meza? Un joven audaz, culto e inteligente, venido de Extremadura en abril de 1790, y que a los pocos meses, tras muchas fatigas, logra dar a luz su primer 41 diario en América». Ajeno a la cicatería de los criticastros, Gustavo Adolfo Otero, historiador y ensayista boliviano de prestigio, sentencia en el libro «El periodismo en América»: «A Bausate y Meza o Cabellos y Meza corresponde, pues, la gloria de haber sido el fundador del primer diario en la 42 América del Sur». El ocaso periodístico de Cabellos y Meza tuvo causas mayores a los pergeñados por quienes han intentado ocultar su
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Alberto Varillas Montenegro Nació en 1934. Sus estudios superiores los realizó en la Facultad de Letras (1952-57) y en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas (1953-57) de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en la cual se desempeñó, por más de 30 años, como Secretario General. Fue fundador del Instituto Andino de Estudios de la Población y Desarrollo (INANDEP) y su Coordinador General desde su fundación en 1980. El 8 de mayo de 1992, juramentó como Ministro de Educación. La principal propuesta de su gestión fue el Proyecto de Ley de Promoción a la Participción Comunal en la Gestión Educativa que consistió en que las municipalidades,
los padres de familia, la Iglesia y la comunidad organizada en general deberían ser gestores y administradores del mecanismo educativo. Para ello, se planteó transferir la propiedad de los locales a esta nueva organización ciudadana. Lo mismo sucedería con el acervo documentario y el personal docente, sin variar el régimen laboral. Entre sus publicaciones destacan: Capacitación de Personal en la Banca de Fomento de América Latina, La Situación Poblacional Peruana, Balance y Perspectivas; y La Literatura Peruana del siglo XIX. http://www.minedu.gob.pe/institucional/Biografias/alberto_ varillas.php
de abogado, dejando el recuerdo de 110 ediciones del «Telégrafo mercantil, rural, político, económico e historiográfico del Río de la Plata». Corría el 27 de octubre de 1802 cuando apagó las luces mortecinas de la redacción. Sucesos posteriores señalan también la grandeza de su espíritu luchador. Lo registrado en Montevideo habla mucho de su personalidad. Resultó herido, cayó prisionero de los ingleses y llevado como tal a Inglaterra. Tenía 44 años cuando fue puesto en libertad y transcurridos casi dos décadas volvió a pisar la tierra peninsular, luego de la firma del Tratado del 2 de mayo suscrito por ingleses y españoles, que a pesar de sus adversidades se aliaron para combatir a Napoleón Bonaparte. Se afirma que Francisco Antonio Cabellos y Meza falleció en Sevilla en 1824, cuando formaba parte del Partido Liberal. Tenía 60 años de edad. Han
VÉLEZ PICASSO, José M. Ensayo Unanue periodista. Suplemento Dominical diario «El Comercio», 03 de junio 1955. Lima, Perú. El texto completo puede leerse en el «Telégrafo de Buenos Aires», del domingo 13 de junio de 1802. 41 Miró Quesada Garland, Alejandro. El Periodismo. Págs. 53 y 54. Servicios Especiales de Edición S.A., 1991. 42 OTERO GONZALES, Gustavo Adolfo. El Periodismo en América, pág. 381. Empresa Editorial Peruana, Lima, 1946. 40
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magnífica tarea de crítico de la sociedad virreinal argentina. Una muestra de esta actitud gallarda se aprecia en la forma cómo, utilizando las páginas del «Telégrafo Mercantil», correspondiente a la edición del 27 de junio de 1801, puso de manifiesto la reprobable política educativa que regía desde el año 1723 por decisión del Cabildo de Buenos Aires. Refiriéndose a mestizos y mulatos, Cabellos y Meza publicó en su diario: «Es constante que las innumerables personas que hay en América de las referidas castas, envilecidas por su sola condición y nacimiento, no son admitidas en las escuelas de primeras letras, a fin de que no se junten ni rocen con los hijos de los españoles». Éste y otros hechos, como la repudiable venta de esclavos, inconcebibles para un periodista con ideas liberales, llevaron a Cabellos y Meza a retomar su profesión
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El prólogo, con anuncio histórico
transcurrido más de dos siglos de su desaparición física, pero su genio de periodista creador perdura en la historia de la prensa latinoamericana irrefutable, imbatible. Todas las investigaciones realizadas en torno a tan ilustre personaje, hacen ver que Cabellos no era hombre que se dejara vencer por los avatares de la vida. Si bien es cierto que el 15 de julio de 1793 se aleja de la dirección del «Diario de Lima» y deja de lado el seudónimo periodístico de Jaime Bausate y Meza, con anterioridad inició otras actividades como Francisco Antonio Cabellos y Meza. Como tal figura en la relación de suscriptores del «Mercurio Peruano» en los meses de setiembre a diciembre de 1792. Aparece también en la lista de dueños de minas con registro en Huánuco: mina de San Juan de Dios, en el cerro del Puitoc; mina El Príncipe Fernando, en Cabrito Pata; mina La Reina María, en el cerro de Minasnio; mina La Dolores de la Quebrada de Quera. Esto le vale ser reconocido como Diputado de Minería, conjuntamente con Sebastián de Cos en las comprensiones de Huánuco y Canataguas y propietario de las barras fundidas (27) en la Real Callana de Pasco. Unos años después deja la zona minera de Yauricocha y vuelve a Lima para asimilarse a las actividades militares como coronel agregado por Su Majestad al Regimiento de Dragones de Carabayllo y luego como coronel en propiedad del Regimiento Provincial Fronterizo de Infantería de Aragón. Para entonces, ya se había graduado en Derecho el 13 de junio de 1792. Por eso aparece registrado en los libros del Colegio de Abogados de Lima. Luis Antonio Eguiguren reproduce esto en su
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Diccionario histórico-cronológico de la Universidad Real y Pontificia de San Marcos (tomo III, pág. 347) y asume interinamente la función de Relator de la Audiencia, en tanto su suegro se encontraba enfermo. En su valiosa obra «El libro, la imprenta y el periodismo en América», José Torres Revello, nos dice que Cabellos y Meza, según propia declaración, había solicitado licencia para volver a España en 1797. En ese propósito, como muchos otros, escogió el camino de Buenos Aires para embarcarse a su tierra natal. Sin embargo, su destino era otro y no le quedó más opción que explicar al virrey marqués de Avilés, en La Plata, que estaba obligado detenerse allí «por la escasez de buques, por el peligro de (nuestros) mares y (más que todo) por lo quebrantada de su salud. El 22 de agosto de 1801, dirige un oficio al ministro de estado y Hacienda de Indias explicando: «Arribé a esta ciudad (Buenos Aires) desde la de Lima, y como el peligro de (nuestros) mares (infestados de buques de guerra y corsarios enemigos) no me permitió proseguir mi viaje a España ...» y el 24 de febrero de 1808 reitera a Godoy, Príncipe de la Paz, que halló bloqueados los puertos del Río de la Plata». Este hecho accidental le obligó a retornar a la actividad periodística. Lo hizo solicitando licencia ante el virrey Avilés para editar el «Telégrafo Mercantil, Rural, Político-Económico e Historiográfico del Río de la Plata». El informe favorable del Regente de la Audiencia, don Benito de la Mata Linares, abrió las puertas para el otorgamiento del permiso el 6 de noviembre de 1800. Una de sus primeras acciones en ese cometido, fue organizar la Sociedad de Eruditos o Sociedad Patriótica, Literaria y Económica. Al mismo tiempo elabora el «Prospecto» o «Análisis» del futuro periódico e hizo referencia a su experiencia en el «Diario de Lima» y sus relaciones
con el «Mercurio Peruano», el «Semanario Crítico» y las Asambleas de Liturgia y Poesía, recordando con legítimo derecho su condición de haber sido (...) «el primero y único que franqueó a aquellos eruditos del Rímac, el escabroso pero plausible camino de hacer públicos y útiles sus tareas literarias». De la misma manera hizo mención a las actividades realizadas en Perú como “Protector general de los naturales de las fronteras de Xauxa, abogado de la Real Audiencia de Lima”; y en la edición del domingo 8 de agosto de 1802 del «Telégrafo», informa haber sido «Diputado de minería en las partidas de Huánuco y Panatagua y residente más de tres años en el gran mineral de Pasco y Yauricocha».
De igual manera mencionó a Lima y México como las ciudades más cultas de América (1 de abril de 1801), de la riqueza minera del Perú (11 de abril), del camino de Lima al Callao y destacó el privilegio de este puerto «de no sufrir temporales» (15 de abril). Reprodujo la obra de Tadeo Haenke sobre los ríos peruanos como el Amazonas, Marañón, Huallaga, Ucayali, Perené, Pachitea, Yavarí, Purús y respecto al «Oro Pimiento del Perú». En números posteriores incluyó una nota sobre el comercio y la industria de Arequipa, de los picantes nacionales y otras comidas, el comercio de mulas de Lima a Salta, del comercio de Potosí con Lima, Moquegua y Cusco. Hizo difusión del discurso de Unanue
TENÍA 43 AÑOS DE EDAD: «5 PIÉS, 3 Y MEDIO PULGADAS DE ESTATURA, CABELLO NEGRO, OJOS OSCUROS, CARA ALGO ALARGADA, ASPECTO MORENO, DELGADO» (Aurelio Miró Quesada Sosa. 29.9.59) Durante su permanencia en Buenos Aires no olvidó nunca al Perú. Así lo demostró escribiendo en el «Telégrafo Mercantil, desde el número inicial del 1 de abril de 1801 hasta el extraordinario y final del 17 de octubre de 1802, los temas relevantes de nuestro país. Aurelio Miró Quesada Sosa en conferencia pronunciada en la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (29.9.59), refirió que Cabellos y Meza comparó al Inca Manco Cápac «al lado de las más altos nombres que han dado leyes a los pueblos del mundo: Moisés, Osiris, Rómulo, Dracón, Platón, Confucio, etc.».
sobre el nuevo camino del Callao a Lima, así como el episodio de la sublevación de esclavos negros en el barco «San Juan Nepomuceno» que logró el regreso de la nave al Senegal (16 de diciembre). Los informes científicos y políticos fueron numerosos, desde la entrada oficial en Lima del nuevo virrey del Perú, Marqués de Avilés (28 de febrero de 1802), y estudios sobre el agua termal del curato de Yura en Arequipa, la flora en Perú, la minería en la América Meridional, incluyendo el encomio a los eruditos argentinos y peruanos, cooperantes del periódico. Al margen de lo reseñado, no dejó
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Copernal, el pequeño pueblo español, donde nació el editor del “Diario de Lima” (1764)
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de lado sus sátiras, sobre todo contra los curas de esa época, a quienes mostraba como pecadores. Cabellos y Meza vivió también momentos económicos difíciles en Buenos Aires, además de las recelos políticos. Su periódico, un bisemanal, dominical luego, con ocho páginas al comienzo, con doce o dieciséis después, alguna vez hasta con 44 páginas (20 de junio de 1802), tuvo que cerrar, entre otras causas, por el incumplimiento de pago de sus suscriptores, aparte de la decisión autoritaria del virrey Joaquín del Pino, quien ordenó el retiro de la licencia de impresión, al calificar de «poca pericia en la elección de materias para el desempeño de las atenciones que había ofrecido al público», al hecho de haber criticado mediante sátiras políticas a personajes de la provincia vinculados al poder virreinal, entre ellos españoles recién llegados «que no se casan pero tienen mujeres e hijos, que no trabajan sino se arriman a parientes y amigos». En la información biográfica se encuentra que al concluir la nueva experiencia periodística, Cabellos y Meza ingresó otra vez como coronel en el Regimiento de Dragones Veteranos de Buenos Aires, cuando la ocupación de los ingleses al puerto de la Plata y en la defensa de Montevideo (el Diccionario Histórico Argentino de Ricardo Piccirilli, afirma que colaboró en un cargo administrativo con el coronel Belesford). Miró Quesada Sosa replica que «herido y hecho prisionero, fue llevado a Inglaterra en el transporte «Sarah», el 20 de abril», figurando en la «relación de prisioneros hecha por los ingleses y que 43 ha reproducido José Torres Revello». En la recordada disertación, Miró Quesada Sosa hizo una importante mención a las características físicas de Cabellos y Meza cuando tenía 43 años de edad: «5 piés, 3 y medio pulgadas de estatura, ca43
»LA POSTERIDAD LE HA OTORGADO EL PREMIO INSIGNE DE QUE SU SIEMBRA RESULTARA FECUNDA Y QUE POR ELLO TODOS LOS AÑOS RECIBA SU OFRENDA DE FLORES Y DISCURSOS ANTE EL MONUMENTO QUE EN SU HONOR HA ERIGIDO LA CIUDAD». bello negro, ojos oscuros, cara algo alargada, aspecto moreno, delgado». Luego del episodio anotado, participó del canje de prisioneros y a fines de 1807 se incorporó a la guarnición de La Coruña y al año siguiente obtuvo permiso para viajar a Extremadura con el fin de visitar a su anciano padre «de cuia grata presencia hace 18 años que falta». Siguió en la actividad política e inclusive se le atribuye relaciones con José Bonaparte en planes subversivos del bando afrancesado. Igualmente se dedicó a labores de escritor con obras como «Una gramática sinóptica», «Mosaico gramatical en coloquios didascólicos para servir de suplemento a la gramática sinóptica francesa-castellana». Hay pasajes no esclarecidos en la vida de Cabellos y Meza. Todavía se pregunta si es el mismo personaje que imprimió unos «Etrennes» de 1832 en París, o aquel que con el nombre de Félix María Cabello Messa, «hombre de letras y genio de la guerra» editó otra «Etrennes» en 1844 y residía en «18 rue de la Fidelité, Saint Laurent, á París», situación que parece imposible si se acepta que fue ajusticiado en España por razones políticas, cuando la primera restauración de Fernando VII. (Hay quienes afirman que
Félix María fue su único hermano). Para concluir con estas citas biográficas, Aurelio Miró Quesada Sosa dijo que «se llamara o no Bausate y Mesa, o fuera en realidad Cabello y Mesa, su nombre o su seudónimo han ganado con toda razón un lugar cimero en la historia del pensamiento y de la cultura del Perú. Tuviera o no suficiente bagaje intelectual, lo cierto es que a él se debió la aparición del ‘Diario de Lima’ -como el ‘Telégrafo Mercantil’ de Buenos Aires-, y que no fue sólo una frase retórica suya la que haría envanecerse de ser el padre del ‘Mercurio Peruano’ y el abuelo inmediato del ‘Semanario Crítico’ (...). Su fe en la ilustración y su entusiasmo tuvieron un vasto aliento democrático y encendieron un fervor igualitario precisamente en los tiempos precursores de la emancipación americana. Y firme o inestable, afirmativo o detractor, patriota a su manera y más que todo ‘ciudadano del mundo’, si en Lima fue sólo un transeúnte, vivió en angustias y sufrió desventuras, la posteridad le ha otorgado el premio insigne de que su siembra resultara fecunda y que por ello todos los años reciba su ofrenda de flores y discursos ante el monumento que en su honor 44 ha erigido la ciudad».
MIRÓ QUESADA SOSA, Aurelio. 20 temas peruanos, pág. 248. Talleres Gráficos P. L. Villanueva. Lima, Perú 1966. MIRÓ QUESADA SOSA, Aurelio. Ibidem, pág. 250.
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CAPÍTULO III
una
Tradición muy
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Antigua
Francisco Antonio Cabellos y Meza
Un Hombre de su Tiempo
EL CREADOR DEL DIARISMO EN AMÉRICA LATINA, POR LO DEMÁS, NO OCULTÓ JAMÁS SU NOMBRE Y APELLIDOS EN SU VIDA CIVIL
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Blanco, tal como consta en la partida que se conserva en los archivos del Arzobispado de Lima. También en ocasión de su registro como abogado y bachiller en el Colegio de Abogados de Lima (Diccionario Histórico-Cronológico de San Marcos, tomo III, pág. 347, de Luis Antonio Eguiguren) que le permitió ejercer interinamente la función de Relator de la Audiencia de Lima en reemplazo de su suegro, quien estaba enfermo; o cuando aparece entre los suscriptores del «Mercurio Peruano» (tomo IV). Lo mismo ocurrió al desempeñar el cargo de diputado de minería en las comprensiones de Huánuco y Panataguas (Diario, 24 de julio 1793) y unos años después, como Coronel Agregado por Su Majestad al
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ay quienes se preguntan por qué ese extraordinario periodista total que fue Francisco Antonio Cabellos y Meza, utilizó el seudónimo de Jaime Bausate y Meza en su labor periodística. Los documentos que obran en este libro recordatorio y los juicios académicos e históricos que se han vertido al respecto, son más que suficientes para encontrar una explicación correcta, aclaratoria a cualquier interpretación errónea. El creador del diarismo en América Latina, por lo demás, no ocultó jamás su nombre y apellidos en su vida civil. Así lo hizo al contraer matrimonio con la limeña doña María Dolores Rodríguez
La imprenta de aquel entonces
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Regimiento de Dragones de Carabayllo y coronel en propiedad del Regimiento Provincial Fronterizo de Infantería de Aragón. Todo lo anteriormente señalado queda corroborado con la lectura del texto inscrito en el Libro 38 de los Cabildos de Lima (existen 48), folio 257, referente a la petición elevada al rey Carlos IV, el 30 de setiembre de 1791. En él, Francisco Antonio Cabellos y Meza expuso que tenía el seudónimo de Jaime Bausate y Meza como editor del «Diario de Lima». El texto trascrito por los paleógrafos Ada Arrieta Álvarez y César Gutiérrez Muñoz, expresa: «Finalmente se manifestó un escrito en que don Francisco Antonio Cavello y Mesa, (alias) Jaime Bausate Mesa, autor del Diario, pide que en el informe que se haga a Su Majestad de sus méritos, que enuncien también las cualidades de su persona, que constan de una información que lo demuestra. Se mandó «que agregándose al expediente de su materia se tuviese presente en el informe decretado». En lo que se refiere al origen de su seudónimo, existen versiones tanto en Castilla-La Mancha como en Lima, según las cuales adoptó el nombre de Jaime impactado por la personalidad del rey Jaime I de Aragón (1208-1276) llamado «El Conquistador», quien doblegó a Murcia para incorporarla al Reino de Castilla y quien destacó, además, por el impulso político de su monarquía en forma triunfal a tierras mediterráneas. La admiración de Cabellos y Meza hacia dicho soberano era tal que, inclusive, se asimiló al Regimiento Provincial Fronterizo de Aragón, en los reinos del Perú, propósito que obtuvo recibiendo el rango de coronel. Con respecto al origen del seudónimo de Bausate fue utilizando las primeras letras de los apellidos de (Ba)quíjano y Carrillo, Ruiz de (U)ribe, los frailes (S)obrevilla y (A)lbítez y (Te)vín, inte-
TODO LO ANTERIORMENTE SEÑALADO QUEDA CORROBORADO CON LA LECTURA DEL TEXTO INSCRITO EN EL LIBRO 38 DE LOS CABILDOS DE LIMA (EXISTEN 48), FOLIO 257, (...). EN EL, FRANCISCO ANTONIO CABELLOS Y MEZA EXPUSO QUE TENÍA EL SEUDÓNIMO DE JAIME BAUSATE Y MEZA COMO EDITOR DEL «DIARIO DE LIMA» lectuales peruanos y españoles que le alentaron o le sirvieron de paradigmas en su labor periodística. Tal el caso de Baquíjano y Carrillo, a quien se atribuye los artículos filosóficos del diario erudito; Ruiz de Uribe, seudónimo del histórico Francisco Mariano Nipho, creador del diarismo en España; el padre Sobrevilla y fray Mariano Albítez, quienes dieron renombre a la Sociedad Filopónica, que servía de apoyo al cotidiano, y Santiago Tevín, editor del Diario de Madrid, quien le dio la oportunidad de ejercer el periodismo y reemplazó más tarde en tan importante cargo. En cuanto al apellido Meza, éste constituye el homenaje del hijo agradecido a su señora madre, doña María Ursula de Meza. Por otra parte, en la segunda etapa del siglo XVIII y como una forma de evitar la censura oficial a los textos con ideas contrarias a la ortodoxia política, religiosa, social y cultural, los escritores y periodistas utilizaron seudónimos, costumbre que venía desde muy antiguo. «Las prácticas de censura del Consejo de Castilla fueron muy severas, sobre todo cuando se trataba de cuestionar el sistema político encarnado en el poder real, los privilegios de la Iglesia como institución sociopolítica y base de la cosmovisión ibérica dieciochesca, y el orden social y moral indicado por el sintagma buenas costumbres». (Deacon, Philip, 01. set. 99).
Corresponde a Deacon explicar ello, al referir que en aquellos tiempos: «En España los textos ostensiblemente políticos fueron objeto de un control más riguroso, pasando por el Consejo de Estado en lugar del Consejo de Castilla. El reconocimiento por los autores de la casi imposibilidad de divulgar textos de crítica radical de las instituciones políticas inhibió los intentos de darlos al público lector, pero era un género híbrido que exhibía recursos derivados de registros literarios, por un lado, y portador de una carga política por otro, es decir la sátira política constituía una especie común en la sociedad y difícil de controlar (...). El siglo dieciocho español no fue escaso en sátiras políticas manuscritas y su recopilador Teófanes Egido no duda en afirmar que «salvo rarísimas excepciones (el crítico satírico) ejerce su quehacer encubierto en el anonimato» (Egido, 43). Deacon en sus apuntes «El autor esquivo en la cultura española del siglo XVIII» manifiesta que además de los motivos políticos y religiosos, los autores desarrollaban una práctica antigua para ocultar al lector su identidad, especialmente si la obra pertenecía a ciertos géneros o si el responsable era mujer. Estos conceptos explican por qué Cabellos y Meza utilizó el seudónimo en su labor periodística, también hace ver por qué, dada la abundancia de textos, divul-
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Infantas, cerca de los ‘Capuchinos de la Paciencia’ en que el periódico tenía la redacción y la imprenta». Algo que no se le hubiera ocurrido nunca a quien no viviese la fascinación de la noticia ni se sintiera un verdadero diarista. Una solución inimaginable para quien no hubiera concebido su tarea como una vocación. Una ocurrencia que sólo se explica en el pionero que alienta y vive pensando en abrir nuevos cauces a una origi45 nal y novedosa actividad humana». Francisco Antonio Cabellos y Meza vivió situaciones un tanto similares, tanto que pocos, muy pocos, coetáneos entendieron su labor precursora y le llamaron sin rubor hombre sin talento, pese a que el «Diario de Lima» y el «Telégrafo Mercantil», después, lograron servir día a día a un público que reclamaba noticias, ilustración popular de las obras literarias y conocimiento de los nuevos pensamientos sobre la moral y la ética. En cuanto al uso del seudónimo, éste se generaliza con la Revolución Francesa, aunque también es verdad que en el ocaso de las monarquías absolutas se registran algunos seudónimos que se han inmortalizado. Moliere es uno de ellos. Pero será con la ola del Romanticismo, que lideran Schiller (La novia de Missinai), Goethe (Los sufrimientos del joven Werther) y Beethoven (Appasionata), que se consolidan los seudónimos como parte de la creación artística. Benito Pérez Galdós explica mejor que nadie el origen de los seudónimos. Se trata, en primer lugar, dice él, de una creación literaria; por eso siempre constituyen prosa musical; asimismo se pone a buen recaudo la libertad del creador, sea científico, periodista o artista, frente a las contingencias de la vida. Y en la mayoría de casos, los seudónimos pasan
VIDAL LLISTERRI, Darío. Francisco Mariano Nipho, inventor del diarismo. http://www.google.com.pe
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dad de la que hizo gala su antecesor. Coincidentemente Nipho o Manuel Ruiz de Uribe, seudónimo con que aparece en muchos textos e investigaciones sobre el periodismo, no pudo evitar que le atacaran y hasta le ignoraran, a tal grado que Pedro Gómez Aparicio, autor del compendio enciclopédico de «Historia del Periodismo Español» o José Altabella, no le dan lugar el lugar que le corresponde. Fue objeto de agravios por intelectuales de su época e ignorado por tratadistas extranjeros de años posteriores, quienes no supieron valorar su aporte al desarrollo de la prensa, inclusive con pautas y secciones como todavía se hace en estas épocas. De su obra ingente, aclaran ahora sus biógrafos: «Nipho, pese a ese concertado silencio, fue el primer periodista en sentido estricto, ya que tuvo plena conciencia de que iniciaba una actividad nueva, y poseyó vocación, voluntad y propósito de formar e informar a sus lectores». Agregan que «Nipho no sólo difundía los consabidos avisos, los horarios de las diligencias, la cotización de los granos y mercaderías, los reclamos de compraventa (‘Noticias del Comercio’), la relación de objetos y animales perdidos, y las ofertas y demandas de trabajo agrupados en el epígrafe de ‘Amos y Criados’, sino que incluía artículos de opinión, crítica de libros y espectáculos, crónicas del extranjero, editoriales y discursos morales y políticos. Además, hacía vocear las noticias a los vendedores callejeros, introdujo la publicidad, inventó la suscripción, y utilizó como correo para sus corresponsales, palomas mensajeras que volaban todos los días desde las capitales europeas hasta Madrid, para depositar los sutiles rollitos de papel escrito en el columbario de la casa de la calle de las
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gadores de las nuevas corrientes políticas de Europa y su sátiras en perjuicio de los miembros de la Corte virreinal y de la Iglesia, le significaron el retiro del apoyo del rey de España en su experiencia como diarista en Lima y la cancelación de la licencia por el virrey Gabriel Avilés en Buenos Aires. A propósito del uso del seudónimo y estilo periodístico, es evidente que a pesar de no haberlo conocido, por pertenecer a diferentes generaciones, Francisco Cabellos y Meza siguió el ejemplo de Francisco Mariano Nipho y Cagigal, el creador del diarismo y en suma, del periodismo moderno en España, a comienzos de la segunda mitad del siglo XVIII. De dicho hombre de prensa asimiló además, Cabellos y Meza, los secretos del periodismo de entonces, incluyendo el espíritu constante, indoblegable, que caracteriza a quienes, aun en estos tiempos, ejercen la profesión que tiene momentos de gloria y también de eclipses por la perversión y maldad de los intolerantes y los corruptos. El año 1758, don Francisco Mariano Nipho y Cagigal fundó el «Diario de Madrid», noticioso, curioso, erudito, comercial público y económico. Fue un periodista con la personalidad propia de quienes tienen la importante y difícil tarea de informar, interpretar y opinar sobre los acontecimientos de interés para la colectividad. Consciente de por qué era necesario utilizar el seudónimo en la sociedad que le tocó vivir, como periodista y escritor, utilizó los de «Manuel Ruiz de Uribe», «Sylvestre Campesino», «Don Marciano de la Giga», «Don Juan Antonio Mercadal», «Don Joseph de la Serna» y «Don Cándido Bonifacio Vera». Exactamente lo que hizo Cabellos y Meza en Perú, aunque sin la multiplici-
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a la posteridad. En la circunstancia específica de Francisco Antonio Cabellos y Meza, las razones y causas para adoptar el seudónimo de Jaime Bausate y Meza son las mismas que alentó el espíritu liberal. Además, no hubo ninguna otra razón, pues las autoridades de Madrid, como las autoridades virreinales del Perú y Argentina conocían de su identidad ciudadana. Así, y sin otra consideración que no sea la periodística, hegemoniza la voluntad y el honor del impulsor del diarismo y que la historia ha convalidado. Nos toca a nosotros, como periodistas, nutrirnos de este extremeño-peruanista-latinoamericano. A modo de ilustración consignamos algunos inmortales seudónimos de todos los tiempos: Platón (Arístocles de Atenas), filósofo griego. Fundador de la Academia, primera escuela de filosofía organizada, origen de las actuales universidades, donde permaneció durante veinte años dedicado al estudio y la enseñanza. Es autor de los diálogos Fedra, Critón, El banquete, Gorgias, La República, entre otras obras. El Estagirita (Aristóteles), filósofo griego. A los diecisiete años de edad fue enviado a Atenas para estudiar en la Academia de Platón. Fue fundador de la escuela peripatética. Entre sus obras se encuentran Órganon, Poética, Política, Metafísica, Física. Sandro Botticelli (Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi), pintor florentino. Se convirtió en el máximo intérprete del neoplatonismo de la época renacentista, con su fusión de temas cristianos y paganos y su elevación del esteticismo como un elemento trascendental en el arte. En 1502 aparece su famoso escrito relativo a la realización de una especie de periódico conocido como beceri, de carácter satírico, destinado en su mayor parte a alegrar la lectura de los nobles de la sociedad renacentista. Tal proyecto nunca se concretó. Sus más conocidas pinturas
fueron: La primavera, El nacimiento de Venus, La fortaleza y la Adoración de los magos. Tiziano (Tiziano Vecelli), pintor italiano, nacido en Pieve di Cadore. Retratista de primer orden, fue reconocido como figura principal de la escuela veneciana. De su producción pictórica, muchas de ellas en el Museo del Prado, señalaremos a la Venus recostada, Asunción de la Virgen, Amor sacro y profano, Carlos I de España, El Emperador Carlos V, Felipe II. El Greco (Doménico Theotokópulos), pintor nacido en Creta. La ciudad de Toledo (España) le dio la fama y consolidó a este artista. En 1580 Felipe II le encargaría el Martirio de San Mauricio para una capilla del monasterio de El Escorial. Poco después, en octubre de 1584, Andrés Núñez, párroco de la iglesia de Santo Tomé en Toledo, recibiría la orden de la curia para ordenarle el Entierro del conde Orgaz, la pintura universalmente más conocida. Caravaggio (Michelangelo Merisi) pintor italiano. Considerado como el primer gran exponente de la escuela del barroco, durante toda su vida fue descrito como un sujeto enigmático, fascinante, rebelde y peligroso. Sus pinturas más importantes: Muchacho cogiendo fruta, Los jugadores de cartas, La muerte de la Virgen, Madonna con el niño y Santa Ana, Baco, El entierro de Cristo. Tirso de Molina (Fray Gabriel Téllez) dramaturgo español. Algunos de sus dramas trataron temas demasiado «humanos» por lo que le llovieron las críticas, en un momento dado, de sus hermanos de hábito. Posteriormente, en el Consejo de Castilla, se le prohibió terminantemente escribir... por las mismas razones. Pero, a pesar de ello, continuó sigilosamente escribiendo, según sus más severos críticos. El Burlador de Sevilla y El condenado por desconfiado son dos de sus obras más reconocidas por el mundo de las letras. Diego Velázquez (Diego Rodríguez de Silva y Velázquez) pintor español. A los diecinueve años, Velázquez
ya era un pintor independiente y casado con la hija de su mentor Francisco Pacheco, tras lo cual se dedicaría, en los seis años siguientes, a realizar encargos religiosos y escenas de corte costumbrista. La adoración de los Magos, La fragua de Vulcano, Felipe IV a caballo, La rendición de Breda, El triunfo de Baco o Los borrachos, muestran la calidad con que trató sus obras. «Uno de los mejores exponentes de la pintura de todos los tiempos», así es calificado este pintor español. Moliere (Jean-Baptiste Poquelin) dramaturgo francés. Un mérito suyo fue la de adaptar la commedia dell’arte al convencionalismo del teatro francés, unificando música, danza y texto, recurriendo casi siempre a los recursos cómicos, y en luchar contra las hipocresías de su tiempo recurriendo a la ironía. Don Marciano de la Giga (Francisco Mariano Nipho y Cagigal, 1719-1803), periodista, escritor y traductor español, es considerado por muchos como el «padre del periodismo español», por haber fundado el primer periódico diario en Madrid, el Diario Noticioso, Curioso-erudito, y Comercial, Público y Económico. En su periódico Caxon de Sastre se encuentran muchas de sus joyas clásicas escritas entre 1760 y 1761. Menéndez y Pelayo lo consideró como «bibliófilo estimable». Batilo (Juan Meléndez Valdés), el principal poeta español del setecientos. Junto con la suave poesía anacreóntica y bucólica -que le ha dado fama- se adhiere en su morbidez con el rococó, conviven en su obra la poesía civil, filosófica y moral, características del Neoclasicismo y la tendencia humanitaria del Prerromanticismo reflejadas en sus obras A la paloma de Filis, La flor del Zurguén, La mañana de San Juan, A Roxana en unos fuegos. Fígaro (Mariano José de Larra) periodista, crítico satírico y literario, y escritor costumbrista español. Publica más de doscientos artículos, además es considerado, junto a Espronceda y Bécquer, la
fueran delincuentes o bandidos, en ellos ponía siempre un fondo de ternura»; actitud que Gorki mantendría en todas sus novelas, entre éstas La madre, Los bajos fondos, Mi infancia. En Tiflis (Georgia) comienza a publicar artículos en la prensa local, para lo que adoptó el nombre de Máximo Gorki, donde Gorki significa en ruso amargo, seudónimo con el que será conocido luego. Sus opiniones, directas, llenas de vitalidad y sensatez, tuvieron gran éxito y empezó a ser conocido en periódicos locales de Samara y Nijni Novgorod. Gabriela Mistral (Lucila Godoy) poetisa chilena, Premio Nobel de Literatura. En su proceso de formación autodidacta resultó también fundamental el contacto con el periodista Bernardo Ossandón, quien le permite acceder libremente a su magnífica biblioteca y conocer la poesía de Federico Mistral, los novelistas rusos y la prosa de Montaigne, y le brinda su orientación y su apoyo hasta el momento en que Gabriela publica en el periódico El Coquimbo sus primeros artículos y sus primeros versos, con el nombre de Lucila Godoy. Fue maestra de escuela. Agrega a su inspiración suprema Desolación, las obras Ternura, Tala, Lagar, La lengua de Martí, Lecturas para mujeres. Azorín (José Martínez Ruiz), escritor español, es una de las principales figuras de la Generación del 98; junto con Pío Baroja y Ramiro de Maeztu fue uno de «Los Tres».
Francisco Mariano Nipho y Cagigal Francisco Mariano Nipho y Cagigal, considerado el creador del diarismo y el periodismo moderno en el siglo XVIII, constituye el referente que más influyó en la personalidad periodística de Francisco Antonio Cabellos y Meza, conocido en el Perú por su seudónimo periodístico de Jaime Bausate y Meza. Es evidente que la impronta de Nipho fue la simiente de la que se alimentó nuestro Jaime Bausate y Meza, quien de manera responsable y forma natural, asimiló los secretos del periodismo de entonces, incluyendo el espíritu perseverante, tesonero e indoblegable. Nipho nació en Alcañiz, donde fue bautizado el 10 de junio de 1719. Falleció en Madrid el 10 de enero de 1803, a los 84 años. Fue el fundador del «Diario de Madrid», noticioso, curioso, erudito,
comercial público y económico, en 1758, el primero de Europa Continental. Su figura ha crecido con el tiempo, pese al descrédito que sufrió en España. Hoy en día, sin embargo, se le reconoce como el primer diarista que ofició como tal, con vocación, voluntad y propósito de informar y de formar conciencia en la opinión pública. Nipho impuso la costumbre de publicar avisos, horarios del transporte, la cotización de las mercaderías, la relación de objetos y animales perdidos, artículos de opinión, críticas de libros y espectáculos, crónicas del extranjero, pero además, hizo vocear las noticias a los canillitas, inventó la suscripción y utilizó como correo a las palomas mensajeras, que traían noticias de todas las capitales europeas hasta Madrid.
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y nunca, por razón alguna, se aplicaba el más mínimo castigo. A su monumental obra La guerra y la paz le siguen Anna Karenina, La sonata de Kreutzer, Resurrección. Gustavo Adolfo Bécquer (Gustavo Adolfo Domínguez Bastida) poeta español. Escribió la mayoría de sus leyendas y las Cartas desde mi celda, cuando trabajó en la redacción de El Contemporáneo. En su obra Rimas deja ver lo melancólico y atormentado de su vida; escribió, en el género de las leyendas, la conocida Maese Pérez el organista, Los ojos verdes, Las hojas secas y La rosa de pasión, entre otras tantas. Rubén Darío (Félix Rubén García Sarmiento) poeta nicaragüense, considerado el padre del Modernismo. Darío fue un genio de este movimiento que, desde América, repercutió hondamente en España. Su estilo es exótico y muy subido de tono. Sus poemas especialmente contienen todos estos sentimientos. En su poema Canción de otoño en primavera hay mucha evidencia de pasión y emociones fuertes. Entre sus obras más famosas se cuentan Prosas profanas, Azul, Cantos de vida y esperanza. Máximo Gorki (Alejo Pechkov), escritor ruso. «Su desinteresado amor al mundo -cuenta con respecto a su abuela- me enriqueció, llenándome de fuerza para afrontar asperezas de la vida. Con voz baja y misteriosa me contaba historias sorprendentes y llenas de bondad; aunque sus personajes
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más alta cuota del Romanticismo literario de su país. Utilizó otro seudónimo: El Duende. En 1832 vuelve al periodismo de crítica social con la publicación El Pobrecito Hablador, en la cual escribió con el seudónimo de Bachiller Juan Pérez de Munguía. Entre sus obras más conocidas están la colección de Artículos de costumbres, en la que satiriza la forma de vida de su tiempo; la novela histórica El doncel de don Enrique el Doliente y la tragedia Macías. Carlo Collodi (Carlo Lorenzini), periodista y escritor italiano. Como periodista se hizo rápidamente de gran fama, lo que le valió ser colaborador en muchos periódicos de su país. Fundó o dirigió algunos, entre ellos «Il Lampione», que la censura clausuró después de los motines de 1848, y que fue reabierto once años más adelante, en ocasión de la fusión de Toscana y Piamonte, que motivó el inicio a la unificación de su país. Su producción literaria para niños empezó en 1876, y tuvo como corolario la célebre novela Pinocho. Tolstoi (Liev Nikoláievich Tolstoi) escritor ruso. Durante el periplo que realizó por Francia, Alemania, Suiza se trajo las innovadoras ideas pedagógicas que le motivarían instalar una escuela para pobres y fundar un periódico sobre temas didácticos al que puso por nombre Yasnaia Poliana. La enseñanza era completamente gratuita, sus alumnos podían entrar y salir de clase a su antojo
Diario de madrid
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El Diario de Madrid editado por Francisco Mariano Nipho
Con El alma castellana (1900) y con la tragicomedia La fuerza del amor (1901), Azorín se inicia en el arte de revivir los clásicos españoles, parte esencial de la gran obra de este autor. Agatha Christie (Agatha Mary Clarissa Miller Christie) escritora británica de novelas de misterio; éstas tuvieron como personajes principales a Hércules Poirot y Miss Marple. Asimismo escribió novelas románticas con el seudónimo de Mary Westmacott. Es conocida como la reina del crimen. Asesinato en el Orient Express, Muerte en el Nilo, La muerte de Roger Ackroyd, Diez negritos, figuran entre sus más conocidas producciones. Pitigrilli (Dino Segre) periodista italiano, quien que en los años veinte del siglo pasado gozaba de gran popularidad en su país, era un proveedor de la decadencia mundana, de perversiones decorativas y ficciones livianísimas, contaba con la preferencia de una pequeña burguesía
que se quería «moderna». Su primera novela, Cocaína, había sido publicada en 1921. Uno de sus best-sellers tuvo por título Mamíferos de lujo; otros: Los vegetarianos del amor y Dolicocéfala rubia... Umberto Eco lo calificó de anarquista conservador, pues era un provocador de salón, brindaba emociones impropias para el «hombre nuevo» caro a todos los fascismos; sin embargo, Benito Mussolini se encontraba entre sus lectores. Curzio Malaparte (Kurt Suckert), periodista y escritor italiano. La explicación que dio a Benito Mussolini cuando le preguntó por qué había escogido este seudónimo, fue la siguiente: «Napoleón se llamaba Bonaparte y terminó mal, yo me llamo Malaparte y terminaré bien». En 1921 publicó su primer libro: La revuelta de los santos malditos, a éste le siguieron Kaputt, La piel y Esos malditos toscanos. George Orwell (Eric Arthur Blair), escritor inglés. Se hizo de este seudónimo
tras considerar otros, como Kenneth Miles o H. Lewis Allways, antes de decidirse por uno; el escogido deja traslucir el afecto que siempre había sentido por la tradición y la campiña inglesa: George es el santo patrón de Inglaterra (y George V era el soberano en ese entonces), mientras que el río Orwell, en Suffolk, es uno de los lugares más significativos para muchos ingleses. Entre sus más importantes obras se encuentran Rebelión en la granja, 1984, Homenaje a Cataluña, El camino a Wigan Pier. Pablo Neruda (Neptalí Ricardo Reyes Basoalto). Escritor chileno, Premio Nobel de Literatura, diplomático, político, también se le concedió el Premio Lenin de la Paz y fue declarado Doctor Honoris Causa de la Universidad de Oxford. De su producción literaria destacan Crepusculario, Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Residencia en la tierra, Canto general, Los versos del capitán, Odas elementales, Memorial de Isla Negra y Confieso que he vivido, éste fue publicado tras su muerte. La historia hace recordar que también peruanos insignes han recurrido al seudónimo. Algunos de los casos más notables son: Túpac Amaru II (José Gabriel Condorcanqui Noguera) precursor de la independencia nacional. Adopta el nombre de Túpac Amaru II en honor de su antepasado, el último Inca de Vilcabamba. Su objetivo inicial fue luchar contra los excesos y el mal gobierno de los españoles, pero no pudo evitar que la confrontación se convirtiera en racial (indígenas frente a europeos y criollos). Lideró la insurrección popular más grande en la historia del Virreinato. A pesar de su ejecución y de su familia, los españoles no lograron sofocar la rebelión, porque fue continuada por su medio hermano Diego Cristóbal Túpac Amaru, al tiempo que se extendía por el altiplano boliviano, la región de Jujuy y en el noroeste argentino.
los chilenos. Bautiza como marinera al baile tan conocido como zamacueca, no sólo para rendir homenaje a las hazañas de Miguel Grau y la marina peruana, sino también para diferenciarlo de la cueca chilena que curiosamente desciende de la zamacueca peruana. Evangelina (Zoila Aurora Cáceres Moreno) escritora. Hija de Andrés A. Cáceres, fue una infatigable luchadora por los derechos de la mujer
río Eguren Larrea) periodista y escritor peruano. Crónica de Pitucha que es una recopilación de cuentos satíricos y humorísticos (1921) y El hombre que se casó por dinero (1930) conforman sus principales publicaciones. Juan Croniqueur (José Carlos Mariátegui La Chira), periodista. En 1909, a los 14 años, ingresó a trabajar al diario La Prensa, primero como alcanzarrejones,
EN CUANTO AL USO DEL SEUDÓNIMO, ÉSTE SE GENERALIZA CON LA REVOLUCIÓN FRANCESA, AUNQUE TAMBIÉN ES VERDAD QUE EN EL OCASO DE LAS MONARQUÍAS ABSOLUTAS, SE REGISTRAN ALGUNOS SEUDÓNIMOS
que plasma en su ensayo La emancipación de la mujer. Su producción: las novelas La rosa muerta, Las perlas de la rosa, El búcaro americano, Mujeres de ayer y de hoy, Oasis de arte, La ciudad del sol, La princesa Suma Tica (narraciones peruanas). Racso (Oscar Miró Quesada de la Guerra) periodista y científico. Un amigo suyo, sin que él lo supiera, envió unos artículos periodísticos a Albert Einstein. El sabio, a través de una carta, le mostraba su asombro por la labor que desarrollaba. Desde 1901 comienza a difundir artículos sobre periodismo científico en el Perú y el mundo. Asimismo, apenas tuvo dominio sobre la teoría de la relatividad la divulgó a través de libros y, principalmente, en el diario «El Comercio». En las oportunidades en que la causa del Perú estuvo en juego, su pluma emergía valiente a la palestra periodística. Fue hombre que amó al Perú y creyó en el potencial de los peruanos. Pitucha (Da-
luego como ayudante de linotipista; en 1914 forma parte del cuerpo de redactores en ese mismo medio. Colaboró con la revista Mundo Limeño, entre otras. Pero es en Colónida y El Tiempo, en 1916, donde afirmaría su personalidad en esta primera etapa de su vida. Cultivó varios géneros literarios. En 1918 da su aporte periodístico en el diario Nuestra Época, donde critica la estructura social vigente. Funda el diario La Razón (1919), desde donde apoyó la reforma universitaria y las luchas obreras. Algunas autorías: La escena contemporánea, 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, El alma matinal y otras estaciones del hombre de hoy, La novela y la vida, Siegfried y el profesor Canella. Juan Amateur (Víctor Raúl Haya de la Torre) periodista. La inquietud personal por cultivarse intelectualmente fue alentada por los integrantes del grupo «Colónida» de Trujillo, sobre todo Antenor Orrego, César Vallejo y Alcides
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QUE SE HAN INMORTALIZADO
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Doctor Océano (Pedro Peralta Barnuevo) escritor. Fue rector en dos oportunidades de la Universidad de San Marcos de Lima. También miembro de la Academia de Ciencias de París. Su abundante obra contiene una gran variedad de temas del saber humano. Su almanaque El conocimiento de los tiempos, pronóstico y lunario, tuvo una duración de más de veinte años. En su fase de historiador, escribió Historia de España vindicada; en poesía, destaca su poema épico Lima fundada; en teatro, las comedias Triunfo de amor y muerte y Afectos vencen finezas, y la tragedia La Rodoguna, adaptación de la obra homónima de Pierre Corneille. El Solitario de Sayán (José Faustino Sánchez Carrión) periodista, escritor y Doctor en leyes. Cursó estudios en el Convictorio de San Carlos, donde recibiría las ideas de la Ilustración. Fundador del periódico La abeja republicana (1822-1832), donde rechaza la vigencia de la monarquía y se inclina por el sistema republicano. También colaboró en otras publicaciones, entre ellas el Correo Mercantil y El Tribuno de la República. María de la Luz (Teresa González de Fanning) educadora y escritora, que también firmó como Clara del Risco para publicar sus trabajos literarios en las revistas «El Correo del Perú», «La Alborada», «El Perú Ilustrado» y el diario «El Comercio». Fue bajo estos seudónimos que predicó la emancipación de la mujer por el trabajo que tanto propugnaba. Su producción literaria consta, entre sus más conocidas, de su novela Regina, Lucecitas (1893), la novela histórica Roque Moreno (1904). El Tunante (Abelardo Gamarra Rondo) periodista y escritor. Destacado autor teatral, crítico literario, escritor satírico costumbrista, compositor y político. Fue director del Diario Oficial «El Peruano». Escribió Rasgos de Pluma, Lima, Cien años de vida perdularia, Una cosa es con vihuela y otra cosa es con guitarra, Episodio del carnaval de Lima, Novenario del Tunante, Ya vienen
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Spelucín. Colaboró en revistas y diarios. Citaremos algunos de sus libros: Por la emancipación de América Latina, Construyendo el aprismo, A donde va Indoamérica, Y después de la guerra qué y su más celebrada obra El antiimperialismo y el APRA. El Corregidor (Adán Felipe Mejía Herrera), periodista y escritor. De formación autodidacta, aunque en la Facultad de Letras de San Marcos llevó algunos cursos. Fue tildado, por quienes lo trataron, como «El Corregidor», por su permanente afán de darle el mejor uso a nuestro idioma. Tuvo las siguientes columnas: «Sancochado» en Buen Humor y «Ayer y Hoy» y «Puntadas sin nudo» en La Prensa, «Sport con soda» y «Papel picado» en el Universal; «De la viandanza urbana» y «Exhumaciones», en el diario El Tiempo. Sus artículos son publicados en «Iris», «La Hoguera», «El Tiempo», «Universal», «La Revista Semanal», «El Hombre de la Calle», «Buen Humor», «Su cate», «La Prensa» y «Tracatán», semanario humorístico que dirigió y editó. Gamaliel Churata (Arturo Peralta Miranda), periodista y escritor. Fundador del grupo Bohemia Andina (1915), de la revista literaria «La Tea» (1917), del Centro Cultural Orkopata (1919) y del «Boletín Titikaka» (1931), en ésta impulsa un movimiento vanguardista, en el que la representación del habitante andino recobra su centralidad. Es considerado uno de los cuatro grandes del movimiento indigenista peruano, junto a Manuel González Prada, su mentor espiritual, José Carlos Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre. Doctor Océano del Siglo Veinte (Luis Alberto Sánchez), periodista y escritor. Utilizó el seudónimo de Rafael D’Argento cuando fue colaborador en las revistas Ariel y Lux. «Este niño no podrá estu-
EL SEUDÓNIMO ES SOBRENOMBRE, OCULTAMIENTO ADREDE DE LA IDENTIDAD VERDADERA, QUE EN LAS LETRAS, EN LAS CIENCIAS Y EN LA ARTES, HA TENIDO RELEVANCIA HISTÓRICA AYER Y CONTINÚA EN EL MISMO ANDAR COMO TRADICIÓN AÑEJA diar nunca», tal el diagnóstico dado por un médico cuando Luis Alberto enfermó de tifoidea. Trabajó como redactor en la revista Hogar, también lo fue de la revista Mundial. Fue elegido presidente de la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, corría el año de 1930. Tuvo la responsabilidad de dirigir La Tribuna en 1934. En 1977 recibió el Premio Nacional de Literatura y el premio Jaime Bausate y Meza de la embajada de España. De su vasta producción literaria sólo nombraremos algunos: El Perú: retrato de un país adolescente, El pecado de Olazábal, Cuaderno de Bitácora, Escafandra, lupa y atalaya, Nuestras vidas son los ríos, siguen más obras. Martín Adán (Rafael de la Fuente Benavides) poeta. Cuando sólo tenía veinte años el autor escribió su primera obra, la novela La casa de cartón (1928), con fuerte influencia vanguardista. Los apuntes sobre la realidad y la identidad son comunes en su poesía. La Rosa de la Espinela (1939), Sonetos a la Rosa (1931-1942), Travesía de Extramares (1950), Escrito a Ciegas (1961), La Mano Desasida, Canto a Machu Picchu (1964), La Piedra Absoluta (1966), Mi Darío (1966-1967), Diario de Poeta (1966-1973) conforman sus poemarios.
Por lo demás, así como Francisco Antonio Cabellos y Meza decidió trabajar como periodista con el seudónimo de Jaime Bausate y Meza, en la misma época los más importantes redactores del «Mercurio Peruano» adoptaron los siguientes: José Baquíjano y Carrillo, «Cefalio»; José Rossi y Rubí, «Hesperiófilo»; Hipólito Unanue, «Aristio»; José L. Egaña, «Hermágoras»; Mariano Miller de Aguirre, «Sophronio»; Tomás Méndez, «Theágenes»; Francisco Gómez Laguna «Thimeo»; Diego Cisneros, «Archidamo»; Demetrio Guasque, «Omótimo»; Ambrosio Cerdán, «Nerdasio»; Francisco Romero de Laguan, «Hiparco»; Fray Francisco Calatayud, «Meligario»; José Pérez y Coloma, «Hyerotheo»; y Bernardo Ruiz, «Anticiro». En los tiempos actuales en el periodismo se sigue la costumbre de estos antecesores, sea porque los autores prefieren optar por el anonimato o simplemente por cuestiones de carácter personal. En consecuencia, el seudónimo es sobrenombre, ocultamiento adrede de la identidad verdadera, que en las letras, en las ciencias y en la artes, ha tenido relevancia histórica ayer y continúa en el mismo andar como tradición añeja.
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CAPÍTULO IV
Diario el
de
Lima
Calle Campanas
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Calle Huérfanos.
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El Diario de Lima se editó primero en la Calle Huérfanos. Posteriormente en la calle Campanas, del evocador Abajo el Puente.
Fue el 1º de Octubre de 1790
El Primer Diario de América Latina
LA FECHA HA SERVIDO PARA QUE LAS NUEVAS GENERACIONES DE PERIODISTAS HAYAN ESCOGIDO AQUEL DÍA PARA CONMEMORAR TODOS LOS AÑOS ESE EPISODIO COMO “EL DÍA DEL PERIODISTA”
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estremecieron el Virreinato hasta sus mismos cimientos. Ellos amenazaron no sólo con derribar el antiguo régimen, sino también, en algunas regiones, con reemplazarlo reviviendo el imperio inca bajo el gobierno de descendientes de los antiguos soberanos. (Scarlett) O’Phelan (Godoy) estima que entre 1720 y 1790 ocurrieron más de cien insurrecciones violentas contra el orden colonial, que involucraron a un gran número de campesinos andinos, dirigidos a veces por 46 castas y criollos disidentes»
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E
n el siglo XVIII aparece en nuestra capital el «Diario de Lima». Fue un 1 de octubre de 1790. La fecha ha servido para que las nuevas generaciones de periodistas hayan escogido aquel día para conmemorar todos los años ese episodio como “El Día del Periodista” en el Perú. En aquel tiempo: «muy conocido en el Perú como la era de las insurrecciones andinas, dos siglos y medio después de la Conquista, una serie de levantamientos populares
Los planes iniciales del matutino
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Este escenario político explica por qué el virrey Francisco Gil de Taboada y Lemos, ávido de un impreso que informara y opinara sobre su gestión gubernamental, otorgara con prisa la licencia respectiva, más aún tratándose de un cotidiano dirigido por alguien venido de España y con experiencia en el andar periodístico madrileño. Por lo demás, Gil de Taboada y Lemos no ocultó ese interesado afán, tanto es así que al concluir su función virreinal, seis años más tarde, manifestó en la memoria correspondiente: «Después que por medio de la prensa se ha hecho más fácil entre los hombres la comunicación de sus ideas, se ha conocido claramente que el establecimiento de los periódicos es uno de los medios más proporcionados, expeditos y seguros para facilitarlos, siempre que un gobernador prudente los contenga entre los precisos límites que prescribe la religión y la ley del Estado. El gobierno es el primero que saca partido de ellos, puesto que por su medio puede insensiblemente hacer propagar todas las máximas que estime oportunas, y que al abrigo del deleite y novedad con que se lee este género de escrituras, se 47 arraigan con mucha fuerza». Francisco Antonio Cabellos y Meza, el autor de la idea, la primera en América Latina, arribó al país en abril de 1790. A los tres meses de su llegada solicitó la licencia para editar el periódico bajo el seudónimo de Jaime Bausate y Meza. El regente de la Real Audiencia, Manuel Arredondo, actuó con celeridad con el consiguiente beneplácito del virrey. Corría el mes de julio y en agosto se publicó el Prospecto respectivo, en el que se anuncia las características y los fines del periódico. La aparición se había previs-
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FRANCISCO ANTONIO CABELLOS Y MEZA, EL AUTOR DE LA IDEA, LA PRIMERA EN AMÉRICA LATINA, ARRIBÓ AL PAÍS EN ABRIL DE 1790. A LOS TRES MESES DE SU LLEGADA SOLICITÓ LA LICENCIA PARA EDITAR EL PERIÓDICO BAJO EL SEUDÓNIMO DE JAIME BAUSATE Y MEZA to para el 1 de septiembre, pero esto no ocurrió sino hasta el 1 de octubre, bajo la supervisión del fiscal José Gorbea y Vadillo, es decir el censor virreinal. En ese trajín, el representante del rey de España en estas tierras no tomó en cuenta los antecedentes ideológicos del periodista, nada menos que un liberal que volcaría después sus ideas en el diario «curioso, erudito, económico y comercial», de la misma forma como entre el 1 de abril de 1801 y el 17 de octubre de 1802, lo repitió con mayor énfasis en el «Telégrafo mercantil, rural, político-económico e historiográfico del Río de la Plata», reconocido como el primer periódico argentino e inclusive a su paso por «La Estrella del Sur», en Montevideo, órgano inglés que se caracterizó por la difusión del pensamiento liberal y en cuyos textos bilingües se encontraban lecturas sobre las ventajas del libre comercio, los perjuicios que significaba vivir bajo el yugo del coloniaje español y la trascendencia de la libertad de la imprenta. El «Diario de Lima», que así es como figura el logotipo en portada, tuvo vigencia hasta el 26 de septiembre de 1793.
Inicialmente utilizó los servicios de la Real Imprenta de los Niños Expósitos que funcionaba en los interiores de la antigua Iglesia de los Huérfanos, templo limeño que se mantiene en pié en el jirón Apurímac, a escasos metros del hoy conocido Parque Universitario. Allí se imprimió durante casi tres meses, mientras que en la calle de Mercaderes (cuarta cuadra del jirón de la Unión) saliendo de la Plaza Mayor, funcionaba la casa del despacho del diario y se recibían las suscripciones. Al inicio del año1791 y con recursos obtenidos en la venta de un tiraje de más o menos 600 ejemplares (270 suscripciones en Lima y 141 en el interior), el periódico inauguró imprenta propia en la calle Campanas (Abajo el Puente), siempre bajo la dirección de Bausate, hasta el 31 de octubre de 1792. Luego de 762 ediciones pasó a manos de Martín Saldaña, quien logró sacar el matutino hasta el 26 de septiembre de 1793. Para entonces no contaba con el apoyo del virrey Gil de Taboada, disconforme éste con la conducta política liberal del periódico. El editor que en su primer editorial había expresado: «Cuando la dificultad de
KLARÉN, Peter F. Nación y sociedad en la Historia del Perú, pág. 146. Instituto de Estudios Peruanos. IPD Ediciones. Lima, 2005. Taboada y Lemos, Francisco Gil de. Relación de gobierno del Excmo. señor virrey del Perú, Frey Don Francisco Gil de Taboada y Lemos, presentado a su sucesor el Excmo. Barón de Vallenari. Año 1796, pág. 92. Lima, Perú.
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La primera edición: viernes 1º de octubre de 1790
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la empresa y la cuidadosa atención que exige su desempeño no fueran poderosos motivos de desaliento, bastarían para apartarme del proyecto las obstinadas oposiciones y fatales anuncios que se forman del éxito del Diario...», se vio finalmente en la encrucijada de renunciar a sus ideas políticas, inspiradas en la Revolución Francesa, o hacer una pausa periodística y en otro país. Optó por lo segundo para seguir, en el «Telégrafo Mercantil» de Buenos Aires, Argentina, su tarea comunicacional, pero cargado de principios inclaudicables e inusuales para quienes pensaban que mejor era mantenerse en silencio antes de publicar textos que retaban la censura del autoritario régimen colonial. Tal se puede apreciar en la nota aparecida en la edición del 22 de noviembre de 1801, donde «El Telégrafo Mercantil», pese a estar sujeto al control preventivo, aboga por la libertad de expresión manifestando: «raros los tiempos de felicidad en que era lícito pensar lo que se quería y decir lo que se pensaba». aludiendo a Tácito, cuya recordada frase figura como colofón de un artículo. A este respecto el licenciado César Luis Díaz, de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de la Plata, Argentina, comenta en su ensayo «Una mirada comunicacional sobre los inicios de la modernidad rioplatense 1776-1810»: «Es indudable que nuestro primer papel público impreso fue un audaz portador de doctrinas progresistas, algunas exhortaban por la conveniencia de la igualdad social, petición impensada para una sociedad de castas». Esta línea editorial no varió. Así, el licenciado Díaz, quien ha realizado un estudio sobre la conformación de una «esfera
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FUE UN AUDAZ PORTADOR DE DOCTRINAS PROGRESISTAS, ALGUNAS EXHORTABAN POR LA CONVENIENCIA DE LA IGUALDAD SOCIAL, PETICIÓN IMPENSADA PARA UNA SOCIEDAD DE CASTAS»
pública vernácula», apoyado en la difusión de ideas en diferentes periódicos de la época colonial, cita cómo Cabellos y Meza publicó sin temor a la represión un artículo que se atribuye al prócer Manuel Belgrano. Éste participó del «Telégrafo Mercantil» y ante la queja de un extranjero a quien no se le permitió integrar la Sociedad Literaria debido a la índole de las ideas desarrolladas, escribió lo siguiente: «todos los que habitamos esta parte del globo sabemos cuánta es la multitud y variedad de razas, o castas de gentes que hay en la América, que juzgan y tienen por viles, e infames, ya sea por derecho ya por costumbre, o por abuso, tales son: negros, zambos, mulatos, mestizos, cuarterones, puchuelos. Es pues mi pensamiento, que la demasiada extensión de esta infamia, y la multitud de gente tenida y reputada por vil e infame, es sumamente perniciosa a la religión, y al Estado, y que por lo mismo sería muy conveniente a ambos objetos ceñirla a términos más estrechos, en el modo y forma que propondré en este discurso». Luego de discurrir por distintas argumentaciones que a su juicio retardarían el progreso social, económico y cultural, expresaba su convicción de que «escribo
donde cualquiera me puede desmentir, si por hablar con alguna hipérbole me desvío de la verdad. ¿Qué más? envilecida esta clase de gentes con la bajeza de su nacimiento, se priva la Iglesia de ministros, y obreros evangélicos, que pudieran ser sumamente útiles en otra providencia; las artes, y ciencias de sabios profesores; el reino de valientes y esforzados soldados, y finalmente el Estado y la Patria de ciudadanos que pudieran servirle de notable utilidad y esplendor”. (Telégrafo, 27/6/1801). Es evidente el ideal de igualdad de derecho que encierra este texto, derechos que en oportunidades no 48 gozaban ni los propios criollos». El mismo investigador científico refiere que “asimismo, este papel de difusión se permitió acometer contra la esclavatura, actitud por demás de arriesgada e insospechada para la época”. En efecto, bajo el título de «Reflexiones cristianas sobre los negros esclavos» y valiéndose del descuido en la catequización de los esclavos, el autor arremetía contra costumbres y conveniencias económicas de los sectores acomodados: «... si: yo no dudo, humanos argentinos, que de vosotros podrá tomar ejemplo la Nación de los filósofos que tanto recomienda en el
Díaz, César Luis. Una mirada comunicacional sobre los inicios de la modernidad rioplatense 1776-1810. Págs 7, 8. Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de la Plata, Argentina 2004. http://www.alaic.net/VII_congreso/gt/gt_14/GT14-4.html
que «la copia no equivale necesariamente a plagio, pues ella, como el propio Bausate declara, «... es un método para poner al alcance de su público noticias repartidas en gacetas, libros o manuscritos los cuales, de otro modo, no serían fáciles de adquirir». Y es con ese criterio, teniendo en cuenta la realidad virreinal peruana de fines del siglo XVIII, con que debe juzgarse a Bausate y el diario que estableció 51 en el Perú». Su experiencia como redactor primero y editor accidental, luego, en el «Diario de Madrid» se advirtió desde el primer número. A ese efecto, Bausate reunió un personal calificado entre los intelectuales limeños, con quienes formó la Sociedad Filopolita. Los miembros de la misma se hicieron conocer mediante seudónimos como los de Aristarco, Eumolpo, Arcadio, Aristea, Filomito, Midósolo, entre otros. Philip Deacon refiere que en la cultura española del siglo XVIII: «... el deseo de evadir la persecución ideológica, tanto política como religiosa, no constituía el único motivo que tenían los autores para no revelar su identidad. El mundo literario y cultural tenía sus propias normas, y era una práctica antigua que el escritor jugara con el lector en torno a su identidad, especialmente si la obra en cuestión pertenecía a ciertos gé52 neros o si el responsable era mujer». El mismo Deacon explica que, durante «... la segunda mitad del siglo XVIII el florecimiento de la prensa de ensayo y de publicaciones periódicas transmisoras de nuevos conocimientos, representó un medio revolucionario de comunicación. La prensa necesariamente incluía textos de diversas plumas, no sólo nacionales
INGENIEROS, José. La evolución de las ideas argentinas. Libro 1°, pág. 145. Editorial Problema. MARTINI, Mónica P. Francisco Antonio de Cabello y Mesa, un publicista ilustrado d dos mundos, 1786-1824, pág. 134. Buenos Aires, Universidad del Salvador, 1998. 51 Varillas Montenegro, Alberto. El periodismo en la Historia del Perú, desde sus orígenes hasta 1850, pág. 90. Fondo Editorial Universidad San Martín de Porres. Lima, 2008. 52 DEACON, Philip. El autor esquivo en la cultura española del siglo XVIII. 01-set-1999. Access my library.com/coms2/summary_02863193835/_/tm 49 50
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la Santa Inquisición. ¿Por qué llamar, entonces, soberbio a quien decía la verdad? ¿Por qué adjetivar malamente a quien sabía que tenía la misión de noticiar y opinar mediante la prensa? Está claro que sus críticos no leyeron la sincera declaración de quien en el primer editorial y en portada del diario, manifestó: «no poseo el conocimiento de todas las ciencias o artes que deben tener lugar en este papel periódico, ni ellas han formado jamás el carácter de un buen diarista reducido a reunir y recopilar las especies repartidas en diversos libros manuscritos e inéditos tesoros; lograré ser una útil abeja que forma sus panales y frutos del suco extraído en la variedad de las flores. Yo pues, como dice en una de sus mejores producciones, un autor moderno de nuestra nación, presentaré trozos y párrafos enteros extraídos de mis libros íntegros y perfectos, como soltó la ballena a Jonás en los campos de Nínive». Esta declaración puntual, diáfana, que hace notar cómo se edita un periódico, tampoco ha sido considerada por los gratuitos enemigos de quien fundó el primer cotidiano en América Latina. La misma Mónica P. Martini hace notar ello cuando precisa «... la tarea de editar es para Cabello -al igual que para sus colegas de Madrid, París, Londres, Berlín o Ginebra- de un simple compilador, cuyo mérito estriba en la calidad e interés que despierta el material que selecciona y el 50 criterio que sigue para ello». De la misma manera Alberto Varillas Montenegro, distinguido maestro universitario peruano, refiere, despejando toda duda sobre el uso del material impreso en el Diario,
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día los derechos del hombre si habiendo cumplido con todo lo que os dicta la filosofía, habéis cumplido con todos los deberes, que impone a un amo cristiano el Evangelio». (Telégrafo, 11/7/1802). César Luis Díaz comenta que «en este breve párrafo el periodista denota cabal conciencia de que se dirige a la ‘comunidad imaginada’ con un lenguaje eminentemente moderno. El artículo, también abordaba la queja, encubierta por el abandono de esenciales preceptos cristianos por parte de los amos, estaba dirigida fundamentalmente a la esclavatura doméstica, subrayando con gruesos trazos la ociosidad de los amos urbanos. Al tiempo que sugería la utilización de la mano de obra esclava, preferentemente en las tareas rurales y para ello proponía eximir de impuestos a los esclavos que tuvieran ese destino. De este modo dejaba traslucir una incuestionable inclinación por los principios fisiócratas». ¿Cómo calificar esta línea editorial del periodismo practicado en aquellos años tan difíciles para la libertad de imprenta? José Ingenieros, el ilustre pensador rioplatense autor de la obra literaria «El hombre mediocre», dijo, refiriéndose al «Diario de Lima», que se trataba de «la primera publicación periódica de Suramérica» y el «Telégrafo Mercantil» la «primera tribuna del pensamiento argentino», en donde Cabellos y Meza «mostró ingenio y fue el iniciador de la crítica de 49 costumbres». Noble reconocimiento a quien trajo a América Latina una forma distinta de hacer periodismo, sabiendo de antemano que estaba en tierras en donde poco o nada se podía hacer por desterrar la intolerancia y la condena de
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sino también extranjeros, cuya identidad a veces no estaría disponible, y la naturaleza pasajera e incluso efímera de lo escrito hacía imposible que los poderes públicos estuvieran al tanto de lo impreso por la rapidez de su producción, consumo y superación por otro producto 53 más nuevo». El lanzamiento del «Diario de Lima» causó sensación entre la gente que sabía leer. Fue un gran acontecimiento, tanto que la Universidad (Mayor de San Marcos) aplaudió la iniciativa y todos los días en los claustros aparecían dos números prendidos en la pared junto a los avisos. En el Diccionario Histórico Cronológico de San Marcos, tomo III, año 1951, de Antonio Eguiguren, se puntualiza que «en el Aro (aula donde se enseñaba latinidad y en las Amigas (escuela de niñas para aprender a leer y coser) no faltaba la lectura. La Sociedad de Amantes del País expresó sus parabienes a quien abría una ruta, y alentados por esa autorización resolvieron imitar las huellas guiadas por el antecedente». ...El Mercurio salió el 1 de enero del año siguiente (1791) y en el número 7, folio 52 reconoce el principio de gratitud al editor del diario, manifestando que «Sin su arbitrio hubieran tal vez quedado sepultadas en el olvido las producciones de la Sociedad Amantes 54 del País». A lo expresado en su momento por esta recordada institución intelectual, antes
de ingresar al terreno de las contradicciones, se sumó también la apertura del Diario a la palabra femenina, tan discriminada en aquella sociedad colonial. Esta actitud liberal se puede apreciar en la edición del sábado 2 de octubre de 1790, en la que se publica bajo el título de «Carta de la Reformadora Limeña», lo siguiente: «Señor Diarista: Yo he dado en la locura de hacer una reforma en los usos, y vicios más criminales de mis compañeras, y quiero que su Diario sea el conductor de mis reflexiones. Lloverán en él mis discursos (o llámense necedades). Todas se rebelarán ante mí. ¿Mas que importa a la Luna que los perros ladren? Fuera de que ni me conocen, ni podrán conseguirlo, aunque sean brujas, que sé tirar la piedra y esconder la mano, fin que se me de nada de murmuraciones, ni carcajadas. Y estoy libre de pellizcos y araños. Las ilustradas conocerán mi razón y las necias extrañarán mi lenguaje. Mi panegerilla, y no sé fi algo más de uno tuvo la ligereza de revelarle quanto mi afecto ansioso le había infirmado sobre este punto. Si no fuera porque soy una niña doncella, y por temor del ‘tolle rolle’ de las camaradas, yo le diría a mi padre el desacato de botar a un público, tan circunstanciales, a quien sólo pensaba en la lectura mística de Zayas y Montalván, de cuyos códigos amorosos he tomado
tanta ilustración, que han podido con razón grangearme el título de filósofa; y pues ya lo dixo, y no hay más que saber, corage señor Diarista, que es dichosa la hija que sigue las huellas de su amoroso padre, y le suplico prevenga de mi parte a todas mis compatriotas, que ya eftoy esperándolas que salga la que sea valiente y fi Vm. me favorece, que no dudo, estampando en su Diario mis rasguitos le quedaré muy agradecida, y en tanto, Dios dé a Vm. paciencia y fortaleza mandando a su apafionada servidora. Q. S. M. B «La Reformadora Limeña», Lima, 1 55 de octubre de 1790». Para una mayor comprensión del texto de la carta de «La Reformadora Limeña», debe tenerse en cuenta lo que acontecía en esos mismos años en el continente europeo. Georges Weill señala: «la prensa tenía que sufrir el contragolpe de la Revolución Francesa. En Italia la llegada de Bonaparte arruinó a la prensa literaria del antiguo régimen e hizo hacer hojas ardientes, efímeras, que unían en el mismo entusiasmo los derechos del hombre y la independencia italiana. La república partenopea vio aparecer diez periódicos; una generosa mujer Eléonore de Fonseca-Pimentel, celebró los tiempos nuevos en el ‘Monitore Napolitano’ antes de ser colgada por los reaccionarios triunfantes (...) En Soleure (Suiza), un joven fue condenado en 1785 a un año de prisión y ocho años de exilio por unos escritos
José Ingenieros Vio la luz primera el 24 de abril de 1877 en Palermo, Italia, y tenía la nacionalidad argentina. Sus ensayos sociológicos, El Hombre Mediocre, y ensayos críticos y políticos, como Al margen de la ciencia, Hacia una moral sin dogmas, Las Fuerzas Morales, Evolución de las ideas argentinas y Los tiempos nuevos tuvieron un gran impacto en la enseñanza a nivel universitario en Argentina y obtuvieron una gran adhesión moral entre la juventud latinoamericana. Además de dirigir su periódico bimestral, «Seminario de Filosofía», mezcló su pasión por la ciencia con una ética social acentuada. En sus múltiples actividades demostró una capacidad y penetración notorias, siendo considerado un intelectual
de peso en su tiempo. Ingenieros fue un representante destacado del pensamiento positivista, sobre todo en sus primeros años. A partir de la década del 20 comenzó a profundizar una línea de pensamiento más relacionada con los aspectos morales y políticos, aspectos ambos que Ingenieros veía íntimamente relacionados, inspirando a la juventud latinoamericana que realizó la Reforma Universitaria desde 1918 y los nombró Maestro de la Juventud de América Latina. Murió relativamente joven, el 31 de octubre de 1925, a los 48 años. Wikipedia, la enciclopedia libre.
CRÍTICA DE COSTUMBRES” José Ingenieros, pensador argentino
satíricos. Berna quemó el «Dictionaire Philosophique» de Voltaire y prohibió 56 todos los libros de Rousseau...». En el «Diario de Lima», sin embargo, pese a la política oficial de vigilancia de obras impresas, por temor a que las corrientes heterodoxas asociadas con las luces cundieran en la sociedad, se mantuvo la línea editorial que, en determinados momentos, amenazaban a la ortodoxia política, religiosa, social e incluso cultural de España. La explicación académica de dicha línea editorial se encuentra en el Diccionario Histórico Cronológico de San Marcos: «El diario curioso, erudito, económico y comercial, que salió de las prensas de Lima en 1790, al que nos referimos en el capítulo anterior, con su variedad de materias y datos ofrecían motivos de discusión. Allí vemos un artículo sobre la cascarilla exponiendo las virtudes curativas y el valor comercial. En el campo de la historia de la ciudad se escribe sobre el día, mes y año en que se puso nombre al Cerro San Cristóbal y lo que a ello dio motivo, y las medidas del expresado cerro dada por el padre Teville, por La
Condamine y por Jorge Juan. Luego se cita al asalto que hicieron los indios a la fundición de oro y plata que, según Garcilaso, o en 1534, según Herrera, había tenido lugar. Sesenta mil indios al frente de los cuales estaba Manco Inca, hijo de Huayna Cápac, intentan recuperar el imperio. El Rímac fue para ellos, dice el historiador del Diario Erudito: «lo que el Mar Bermejo para los egipcios. Nunca lo vadeaban y al hacerlo perecían muchos». ¿No es verdad que motiva nuestra sonrisa volver la mirada hacia el Rímac, pobrísimo de aguas? Estos episodios en parangón con los de las Sagradas Escrituras son como la tarea vana de hacer héroes a ciertos fantasmones que conocimos y que en nuestra historia son cualquier cosa menos héroes. También en el campo filosófico el Diario ofrece artículo sobre Lógica de Condillac. Un socio de mérito de las Sociedades Vascongadas y Aragonesas había hecho la traducción del Arte de Pensar, de aquel filósofo cuyas ideas dominaron algunos círculos. Resulta significativo saber que en la biblioteca privada del General don José de San Martín existía un ejemplar
DEACON, Philip. Ibidem. EGUIGUREN, Antonio. Diccionario Histórico Cronológico de San Marcos. Tomo III, pág. 301. Lima, 1951. 55 LA REFORMADORA LIMEÑA. El «Diario de Lima». Edición del sábado 2 de octubre de 1790, págs. 3 y 4. Nota: en dicha edición, Bausate declara que su casa está ubicada en la calle Campanas. Allí también recibía suscripciones, para más tarde instalar su imprenta. 56 WEILL, Georges. El periódico. Orígenes, evolución y función de la prensa periódica. Editorial UTEHA, México 1962. 53
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Y FUE EL INICIADOR DE LA
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“CABELLOS Y MEZA MOSTRÓ INGENIO
que hoy se conserva en la librería de Javier Prado Ugarteche. El articulista dice: ‘sólo pretendo fundar un nuevo estudio que haga mucha parte de la gloria de la Nación Americana’, por la traducción y ‘amplificación’ de la obra del abate Condillac. ‘Pasaron muchos siglos, antes de ocurrírsele (al hombre) la sospecha de que pueda estar el pensamiento sujeto a las leyes. ¿Pero qué me admiro? Hoy en este siglo de luces, y en el que la razón ha hecho sus progresos más brillantes, los más de los humanos discurren, y hablan sin saber si hay principios para el discurso y el lenguaje’. ‘Las almas grandes no se comprenden fácilmente: sus secretos, son tanto más reservados, y seguros, cuanto no está siempre en su poder revelarlos. Buscaron pues los hombres las leyes del arte de pensar adonde no estaban; y aun allí mismo las buscaríamos nosotros, si hubiéramos ahora de dar principio, a esta averiguación. El comentador de Condillac quería introducir el nuevo arte de pensar: que no permitirá el exterminio total, y la eterna abolición de tantas lógicas inútiles, extravagantes y confusas’ ¿Quién era el autor de los artículos filosóficos del Diario Erudito? Imaginamos que Baquíjano y Carrillo, socio de la Real Vascongada y Aragonesa, sería el inquieto traductor y amplificador de Condillac». El análisis del Diccionario agrega que en el Diario se publicaron artículos, como el del 18 de noviembre de 1790, en el que se dijo: «Bacón es de dictamen, que como el arte de mover las grandes masas tiene sus leyes, en las facultades del cuerpo, y en las palancas de que nuestros bra-
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zos han aprendido, a servirse; asimismo, el arte de pensar tiene las suyas, en las facultades del alma y en las palancas espirituales, de que nuestro entendimiento ha aprendido a auxiliarse’. Agregaba: ‘En nada se parecerá mi lógica, a ninguna de las que hasta ahora se han publicado. Es totalmente diversa de las comunes, en sus principios, y medios. En el cotejo de todos sus sufragios estarán a favor de Condillac inclinándose la balanza del juicio público al lado de una producción que por tantos aspectos es recomendable. Tendré igualmente la gloria de que seré el promotor de un estudio que seguirán todos, después de penetrados los fondos de su tesoro espiritual, y aunque arruine las lógicas inveteradas, será por la erección de un nuevo arte de pensar, que no permitirá sentir el exterminio y abolición de lógicas inútiles y confusas». Si en filosofía el Diario pretendía innovar, haciendo apreciaciones de la historia filosófica del Perú, tenía artículos como el que trata de «las almas socráticas», estudiando que los incas y vasallos conocieron la existencia de una causa superior y autora de todo lo criado. Adoraron con culto interior y espiritual, persuadidos de que no podía ser corporal su naturaleza ni que en el mundo visible había ente que la represente, por lo que no levantaron estatuas. «Que grande y poderoso debe ser el Pachacamac que mora en el cielo, considerando la majestad, belleza y resplandor de aquel excelso trono, decía el filósofo inca». Cuando alguna nación era sojuzgada por los incas, era su primer cuidado darles una idea de Pachacamac, e inspirarle la adoración debida. Y el articulista del Diario agrega: ‘Si tributaron homenajes al Sol, fue en la inteligencia de que éste era criatura del Pachacamac, a quien debía la claridad y hermosura con que brillaba. El culto al Sol era un culto político, porque habiéndose fingido los primeros incas hijos de este planeta y fun-
dado la veneración de sus vasallos, sobre este principio, parecía consecuente mantener esta preocupación popular, a fin de que tuviesen más respeto al Monarca y sus leyes. Como no podían representar al Pachacamac echaron mano del Sol, padre del día, para ocupar la vista material del hombre, tan inclinado a lo sensible: Idolatría, acaso, la más excusable según el autor de la Historia Crítica de los Filósofos (Histoire Critic de la Philoph t. I, pág, 108) A pesar, con todo, de cuanto interesaba fomentar semejante quimera en el pueblo, los incas Túpac Yupanqui y Huayna Cápac se declararon en términos muy enérgicos y claros contra la Divinidad del Sol: el continuado giro de este planeta (decían) arguye bien que no es divino; porque a la deidad no corresponde este afán perpetuo, sino un reposo eterno el Sol, pues, está sujeto
alcanzó; mas las bellas, que seguía hicieron ver, al captivado ciego que tanta luz apaga un torpe fuego... (Peralta) El autor nos explica a su manera que los indios nunca edificaron adoratorios en los bosques, sino en las altísimas cumbres de las montañas, enteramente estériles. La intención de aquellos antiguos indios era separarse en cuanto pudiesen de la tierra para mirar más de cerca, y con desembarazo, al Cielo. «Llegando a este lugar, recuerdo un sentencia del filósofo Inca Roca que demuestra muy bien cómo opinaban los Incas, acerca de estas cosas creadas que adoró el Gentilísimo del otro Mundo. Si yo hubiese de adorar alguna cosa de las de acá abajo (decía este Príncipe) cierto yo adorara al hombre sabio y discreto,
«EL DIARIO CURIOSO, ERUDITO, ECONÓMICO Y COMERCIAL, QUE SALIÓ DE LAS PRENSAS DE LIMA EN 1790, (...) CON SU VARIEDAD DE MATERIAS Y DATOS OFRECÍAN MOTIVOS DE DISCUSIÓN»
al imperio de un gran Señor. Que gozando de un sosiego inalterable, ordena y encamina sus marchas. Y mucho antes el Inca Viracocha (abuelo de Túpac Yupanqui) había intentado proscribir enteramente, todos los ritos supersticiosos, y el culto al Inti (Sol) queriendo que sólo fuese adorado el Creador del Universo, único Dios; pero se lo embarazaron sus concubinas”. ¿Cuántas veces la funesta llama del amor ha devorado y obscurecido las luces claras y brillantes” del entendimiento?: El Viracocha, que una causa al mundo
porque hace ventaja a todas las cosas de la Tierra; pero el que nace niño, crece, y al fin muere. El que ayer tuvo principio y hoy tiene fin, el que no puede liberarse de la muerte, ni cobrar la vida, que la muerte se lo quita, no debe ser adorado. ¡Reflexión imponderable, propia de una alma sabia, e ilustre, que superior a las densas nieblas que han trastornado el entendimiento de los mortales más aventajados, se rinde gloriosamente a la eficaz fuerza de la luz natural!». Estos conceptos que podían tener una
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Fachada de la Iglesia de los Huérfanos (Calle Chacarilla), en cuyo interior estaba la imprenta de los Niños Expósitos , 1790
doble intención, hicieron, sin duda, que el Monarca, en comunicación de 18 de agosto de 1793, al Virrey le dijese: «Su Majestad quiere que VE. esté a la mira para que en el Diario, caso que continúe, no se impriman especies menos conducentes o perjudiciales a el bien y tranquilidad de esas provincias; lo participo a VE. de su real orden para su inteligencia y cumplimiento». (La imprenta en Lima. 57 Tomo III. Toribio Medina. Pág. 216). Estos testimonios son indiscutibles. El «Diario de Lima» fue editado por un liberal, divulgador de mejores pensamientos y crítico excepcional de la sociedad. Todo ello en «un impreso en cuarto menor, con cuatro páginas (en algunas ediciones 8 páginas) y unos cuantos avisos comerciales (...) «dejando una huella 58 precursora para la prensa diaria». Raúl Porras Barrenechea, ilustre intelectual peruano, formuló precisiones respecto al significado del «Diario de Lima», que vino a cambiar definitivamente las costumbres coloniales. En ese entonces «chismógrafos profesionales y murmuradoras de nacimiento, se encargaban de transmitir desinteresadamente noticias entretenidas y escandalosas. A estos periodistas ocasionales cabe el arco de algún portal o de una iglesia, se unían otros puntuales anunciadores de todas las incidencias de la vida limeña: las cam-
panas. Las campanas daban cuenta de todo y a todas horas. Un buen limeño se informaba por el número de repiques del metal del bronce que sonaba en qué parroquia había procesión o trisagio o qué ilustre había muerto en la ciudad. Así, ‘La Mónica’ de San Agustín debió hacer el papel de El Comercio; y fue indudable antecesora de nuestra prensa de oposición aquella traviesa campana que se echó a repicar cuando el virrey iba de 59 incógnito por asunto de faldas». Entrando al análisis del Diario, llegó a la conclusión que «el editor cumplió lo mejor que pudo su plan enciclopédico. El Diario prestó servicios como anunciador, consignó curiosas aunque muy cortas noticias históricas, disertaciones sobre ciencias, descripciones de las provincias del Perú y traducciones de versos clásicos, junto a recetas caseras para matar los piques y curar las lameduras de arañas. Sin embargo, este anacrónico periodista no se preocupaba mucho de las noticias del día. Su afán era ilustrar, ser útil y ameno. Esto último no lo conseguía. El periódico cansó pronto y el editor, sagaz conocedor del medio, se vio obligado a hacer uso de un recurso infalible: la crítica. «En no hiriendo directamente a determinada persona, ella es la salsa de los papeles», dice este genuino abuelo del periodismo peruano.
Declaración característica que define la índole y decidora del éxito de las futuras hojas periódicas en estas fértiles tierras del ingenio. Con mayor o menor eficacia los periódicos seguirán el consejo del iniciador; y habrá alguno que, exagerando la receta criolla, se convertirá en pura 60 salsa». Porras Barrenechea se ocupó del «Diario de Lima» y del editor en más de una oportunidad. A propósito del «Día del Periodista», el diario «La Crónica» le hizo una entrevista publicada el 1 de octubre de 1952. En ella, el distinguido erudito miembro de la Academia Peruana de la Lengua, expresó: «El Diario de Bausate y Mesa representa sin embargo un avance y es un signo del espíritu del tiempo. El periódico eventual se convierte en una necesidad diaria de nuestra época equiparable al desayuno para el hombre culto. Es también un exponente de libertad y un primer conato para democratizar la cultura. Es la época de la ilustración. España se suma a ese gran movimiento cultural europeo e incorpora a él a sus colonias. Vienen expediciones científicas. Las universidades y colegios mayores se reforman y dejan entrar en sus claustros los vientos de la Enciclopedia. Bausate y Mesa es simplemente el hilo conductor de una gran corriente evolutiva». Por lo que significa Porras Barrenechea
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Raúl Porras Barrenechea Raúl Porras Barrenechea nació en Pisco el año 1897. Se inició como profesor universitario dictando el curso de Literatura Castellana en San Marcos. Si bien Porras fue historiador, crítico, diplomático, hombre de letras y periodista, sin duda la vocación de su vida fue la enseñanza. En la cátedra universitaria, en el aula escolar, en los seminarios y conversatorios, transmitió a varias generaciones su saber histórico. «En sus clases y conferencias, salpicadas siempre de fina ironía, Porras aprovechaba para condenar la irresponsabilidad de las afirmaciones falsas. Lo escuché alguna vez, libro en mano, demostrar garrafales errores en que incurrían escritores de alguna nombradía», así lo recuerda el ex presidente de la República
Fernando Belaunde Terry. Belaunde agregó que Porras fue un verdadero maestro. Un hombre de profunda sensibilidad que como historiador enseñó a cultivar la verdad, a investigar a fondo los hechos y a afirmar solamente lo que podía sustentarse con todo rigor y seriedad. ‘Tenía la habilidad de transportar al oyente o al lector al lugar donde se libró una batalla o se produjo algún dramático trance’. Su acogedora casa-biblioteca de la calle Colina en Miraflores, que hoy alberga al Instituto que lleva su nombre, ha sido y es el hogar espiritual de muchas promociones universitarias a las que ofreció su consejo y orientación permanente hasta su muerte en 1960». http://www.unmsm.edu.pe/sanmarcos/biografia/porrasr.htm
«EL DIARIO DE BAUSATE Y MEZA REPRESENTA (...) UN AVANCE Y ES UN SIGNO DEL ESPÍRITU DEL TIEMPO (...) ES TAMBIÉN UN EXPONENTE DE LIBERTAD Y UN PRIMER CONATO PARA DEMOCRATIZAR LA CULTURA»
casó con una limeña, a poco de llegar al 61 Perú» Es evidente que el recordado maestro sanmarquino interpretó a cabalidad los «Prospectos» del «Diario de Lima», sobre todo aquel donde manifiesta: «Intereza mucho a todo ciudadano considerar los progresos en las ciencias y artes; ver por qué medios los hombres se han aproximado á la verdad, ó han caído en el error; y finalmente cómo han seguido, interrumpiendo y vuelto a tomar el ilo de los conocimientos». (sic) (...) No quiero en este corto volumen, fixar la pluma en referir la utilidad, que resulta á la pro comun en el conocimiento de los papeles periódicos; pues bastará solo la prueba, que nos dan los que diariamente corren en las principales cortes de la Europa» (sic) (...) «Los autores de aquel (refiriéndose a sus colaboradores) ni yo, no hemos intentado formar, con este Diario, un hombre docto; pero sí ilustrado, dispertando, á la mayor parte de la nación, del letargo en que yace inaplicada, y sin instrucción civil. Así, pues, en este Diario, cuyo fin es dispertar la aplicación y
gusto al estudio, en todas clases de ciudadanos, está el diversificar la instrucción, en mezclar lo serio, con lo jocoso, lo arido, con lo ameno, y lo penoso, con lo deleitable: tratar hoy de las Ciencias y Artes mayores, y mañana de los asuntos del mayor mecanismo, como se verá en el siguiente Plan». (sic). El Plan del Diario expone el contenido del periódico, comenzando por el santoral, el movimiento de la Luna, afecciones astronómicas, el rasgo histórico-crítico, materias sobre ciencias, arte, manufactura, cálculo, invento. Igualmente lo referente a las noticias particulares como ventas, alquileres, pérdidas, robos, fugas de criados, traspasos de tiendas, talleres, oficinas, permuta de empleos, funciones de iglesia, diversiones públicas, paseos, bailes, juegos, coliseos, salidas y entradas de embarcaciones y correos. De la misma manera se invita a enviar por escrito las noticias, pero señalando la dirección del remitente «con expresión clara (...) procurando todos usar la fidelidad y certeza en sus noticias, pues de lo contrario no podremos conseguir las ventajosas
EGUIGUREN, Antonio. Diccionario Histórico Cronológico de San Marcos, tomo III. Págs. 703, 704, 705, 706, 707. Lima 1951. MEJÍA ALARCÓN, Roberto. Historia del Periodismo. Fondo Editorial Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza. Pág. 36 59 PORRAS BARRENECHEA, Raúl. El periodismo en el Perú. Instituto Raúl Porras. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Pág. 7. Lima, 1970. 60 PORRAS BARRENECHEA, Raúl. Ibidem. Pág. 7. 61 Entrevista al Dr. Raúl Porras Barrenechea, publicada en el diario La Crónica, octubre 1 de 1952, pág. 3. 57 58
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Raúl Porras Barrenechea
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en la intelectualidad peruana, es dable recordar que así como llamó exponente de libertad al «Diario de Lima» «y un primer conato para democratizar la cultura», logró perfilar la personalidad del periodista Bausate y Meza, con una singular caracterización de la inmensidad de los periodistas de todos los tiempos. Se puede coincidir o no con lo dicho por el maestro, pero no deja de decir verdades cuando señala: «Bausate y Mesa (...) es un típico exponente del periodismo. Tiene las virtudes y los defectos del periodista nato. Es pretencioso, se compara a Pizarro, por haber fundado el primer periódico como aquél fundó el Perú y además por ser extremeño. Tiene una mediana cultura. Ha sido profesor de Historia Literaria en Madrid y se ríe y les da una lección a los «eruditos del Rímac» que tres meses después, a ejemplo suyo sacan el «Mercurio Peruano». Es hombre de empresa y de ánimo juvenil y polémico. Él demuestra que el periodismo no es cuestión de academias sino empresa popular y al que está dirigido el primer diario. No obstante, su ánimo novedoso, el «Diario de Lima» tuvo algunas improntas de su época. Fue «erudito y curioso», como las misceláneas coloniales y no alcanzó a ser como quería «económico y comercial», pues quebró a los dos años de existencia. «Bausate y Meza o Francisco Antonio Cabellos y Meza, que más tarde editó en Buenos Aires un periódico titulado «El Telégrafo Mercantil», prestó un servicio importante al periodismo peruano, al regularizarlo, al acercarlo a los temas locales y nacionales y al pueblo y fue además un hombre de buen gusto, pues se
«... CON GALLARDO EMPUJE JUVENIL, BAUSATE QUIERE REMOVER Y VITALIZAR EL AMBIENTE INTELECTUAL DEL VIRREINATO, PARA PONERLO
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A LA ALTURA DE LOS TIEMPOS»
utilidades que ha de producir este papel» (sic). También indica los requisitos que deben cumplir los suscriptores. Así para los residentes en Lima se les comunica que podrán hacerlo pagando por adelantado quince reales lo correspondiente a un mes, con la seguridad que un criado les hará llegar el ejemplar a las nueve de la mañana a su casa u oficina. A los residentes hasta 100 leguas distante de Lima, la suscripción debe hacerse por lo menos por dos meses y pagando adelantado treinta reales. Los forasteros de 100 a 200 leguas se les informa que no podrán suscribirse por menos de tres meses, pagando por cada uno a razón de 45 reales. En estos últimos dos casos, el Diario se comprometía a llevarlo mediante sus corresponsales en caso que el interesado no pudiera acudir al lugar de distribución. Se agrega la opción de remitirlo por correo, libre de porte. En párrafo aparte se precisaba que las suscripciones estaban abiertas en el despacho principal, en la calle Oficio de Cabildo, a cargo de Andrés Sandoval; en la calle Almacén, llamado de Gamio, junto al Consulado, donde atendía Fernando Joseph de Salvatierra; en el cajón de papel sellado de Domingo de la Fuente, frente
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al café de Bodegones y el séptimo cajón de Rivera, a cargo de Justo Vivanco. Al mismo tiempo de informar que la lista de suscriptores se dará con el Diario, a principio de cada mes, en el impreso se añade una nota explicando que el anuncio de la salida del periódico para el 1 de septiembre se había aplazado «por carecer esta ciudad de imprentas, buena letra, y operarios que la trabajen», señalando que ella tendrá lugar «el 1 de octubre próximo». Otra personalidad de la intelectualidad peruana, Aurelio Miró Quesada Sosa, también suscribe la trascendencia que tuvo el «Diario de Lima», tanto en nuestro país como en América Latina. En una conferencia que dictó en la Asociación Nacional de Periodistas del Perú el 29 de septiembre de 1953, quien fuera rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y presidente de la Academia Peruana de la Lengua, precisó: «... con gallardo empuje juvenil, Bausate quiere remover y vitalizar el ambiente intelectual del Virreinato, para ponerlo «a la altura de los tiempos». Y lo que marcaban los tiempos entonces era una remozada inquietud cultural, un nuevo sentido dinámico de las letras, la afirmación dieciochesca y optimista de la importancia
de lo útil, de lo práctico, de la consideración del bien social (el Diario iba a ser de un lado ‘curioso y erudito’, pero de otro ‘económico y comercial’), y por fin la creciente conciencia de la madurez americana, que se quería poner a tono con ‘la Europa iluminada’. Con bagaje o sin él, con intención preconcebida o por un movimiento espontáneo, se diría que Bausate llegaba al Perú en aquel instante como un nuevo agente de influencia de la España ‘ilustrada’ de Carlos III, de los nuevos ideales educativos de Feijóo y de la reforma doctrinal de Campomanes y de Jovellanos, y hasta como un directo o indirecto animador de los futuros esfuer62 zos de libertad». En otro pasaje de su alocución, el distinguido orador expresó que: «Para adelantar su contacto con el público, hizo aparecer primero, en la Real Imprenta de los Niños Expósitos, un Análisis o prospecto del Diario, que por su novedad y sus ideas es fundamental para la historia del periodismo en el Perú. Bausate expresa su pensamiento en ese Análisis, no sólo con referencia al periodismo en general, sino sobre lo que intentaba ser su periódico en particular. Señala ante todo, una vez más, la necesidad de establecer el periodismo diario en el Perú, y cuál es el propósito esencial que lo animó, para implantar un medio de educación y de mejoramiento, con ensanchada amplitud democrática: «Así, pues, en este Diario -afirma-, cuyo fin es despertar la aplicación y gusto al estudio, en todas clases de Ciudadanos...». (sic). Con un oportuno acento de afirmación nacional, este extremeño habla de «amados peruanos» y «amados compatriotas». Y a diferencia del canónigo Juan de Cuéllar que, al iniciarse el Virreinato, soñaba con ver en las aulas salmantinas al Inca Garcilaso y a sus condiscípulos del Cusco, este edi-
MIRÓ QUESADA SOSA, Aurelio. 20 temas peruanos, págs. 224-225. Talleres Gráficos P. L. Villanueva. Lima, Perú. 1966.
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Calle Mercaderes (Jir贸n de la Uni贸n) en el Centro Hist贸rico de Lima, lugar para las suscripciones del matutino
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tor de fines del XVIII proclama que «ya se acabó el tiempo de remitir los jóvenes de ésta para aquélla» (la Universidad de Salamanca). Bausate y Meza revela además conceptos, no sólo de cultura general, sino de oficio. Entrando en menudo aspecto de detalle, se defiende de los posibles yerros de ortografía (esas tremendas erratas cotidianas), que no admirará «quien sepa lo que es (un) Diario, corregir de noche y tirar de prisa». Adelantándose a técnicas modernas, anuncia un acertado sistema de distribución y al mismo tiempo de recolección de informaciones, con «caxas» o puestos en la Plaza Mayor, la Plaza de la Inquisición, San Juan de Dios, Santa Ana, las Nazarenas, y la esquina de Campanas, donde se hallaban su despacho y su casa. Pero sobre todo, Bausate y Meza bosqueja el carácter del periódico de su obra. A diferencia de las gacetas anteriores y de los viejos avisos de España, anuncia que dará la mayor importancia a la crónica local, o lo que él llama «noticias particulares», como un reflejo periodístico de la vida total de la ciudad. Por eso quiere publicar lo más que pueda: «ventas de qualesquiera efectos, Alquileres, Pérdidas, Robos, Fugas de Criados, Traspaso de Tiendas, Talleres, otras Oficinas, permuta de Empleos, funciones de Iglesia, diverciones públicas, Paseos, Bayles, Juegos, Coliseos, expresion de lo que hubiere en cada uno..., Entradas de Embarcaciones, y Correos..., Inserción de Reales Cédulas, y Bandos, Extractos todos los Lunes, de la Real Lotería, Bautismos, Matrimonios y Entierros que hubiese en cada Parroquia, con espresión de su Sexo», etcétera. (sic) Las «Noticias particulares» se proyectan así como una mezcla un tanto confusa de informaciones y de anuncios, lo que
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revela de otro lado otra perspicaz concepción de Bausate, desde el punto de vista periodístico. Los anuncios, o «avisos», no sólo tienen interés para un periódico por su sentido remunerativo y comercial, sino como un medio eficaz de relación, de comunicación social, de beneficio mutuo. «Con el auxilio del Diario –aclara Bausate en el Análisis con el recuerdo de su cercana experiencia española–, muchos han mejorado su infeliz estado. La Doncella honesta encuentra casa donde servir, y el Joven halla su colocación. Aquella encontró lo que buscaba, y este, halló lo que necesitaba. Quien quisiere deshacerse, sin ser notado, de algunos muebles, o alhajas, por este Papel lo logra fácilmente. El que necesite de alguna cosa, esté a la vista del Diario, que éste las publica, y facilita. Los días de feriados de Tribunales, Audiencia pública de S. E., Rectorados, Oposicio-
dichas. Las Amas de Criar, acucian por los mismos conductos á dar razón de su estado, edad, sanidad, color y tiempo que tubiere de leche. Y finalmente: el Comerciante, ú otra qualesquiera persona que tubiere de venta algunos particulares efectos, sean los que fueren; pues de este modo consiguen su pronto despacho, y el Pueblo toma noticia, y se provee de lo 63 que necesita». (sic) Miró Quesada Sosa, quien desarrolló una brillante labor cultural y periodística, también se refirió a la aparición del «Diario de Lima» en los siguientes términos: «Con todas sus limitaciones (4 pequeñas páginas, para llegar más tarde algunas veces a 6 u 8 páginas), cumplió con sus promesas el Diario de Lima. El primer número se anunció para el 1° de setiembre; pero en una «Nota» final del Análisis se culpa ya de la tardanza a las dificultades de imprenta y de operarios, y se advierte
EL 1° DE OCTUBRE SE INAUGURÓ OTRA SECCIÓN «NOTICIAS DE EUROPA», O SEA DEL EXTRANJERO; LAS PRIMERAS DE LAS CUALES FUERON DE MADRID, DE VIENA, DE BERLÍN, DE LONDRES, DE BOLONIA Y DE NÁPOLES
nes a Cátedras, Sabatinas y demás actos Literarios por los Jóvenes, o Individuos de esta Real Universidad, en el Diario se expresará. A quien se le huya algún Criado, quiera comprar o venderlo, acuda a mi el Editor, con las señas de aquel, y circunstancias de este, o hechelo por una papeleta en cualquiera de las Caxas
MIRÓ QUESADA SOSA, Aurelio. Ibidem, págs. 225-227.
que el número aparecería el viernes 1° de octubre de 1790. Así ocurrió en efecto; con venta en las «caxas» anunciadas y en el propio local del Diario (calle Campanas, transversal de la Bajada del Puente, en el tradicional barrio de San Lázaro) y con entrega a los suscriptores en sus casas por 12 reales al mes y envío a los
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ría hoy «notas sociales», anuncios, etc. Además de las «Noticias particulares», el 1° de octubre se inauguró otra sección «Noticias de Europa», o sea del extranjero; las primeras de las cuales fueron de Madrid, de Viena, de Berlín, de Londres, de Bolonia y de Nápoles. Posteriormente se añadieron otras secciones: «Anécdotas Americanas», «Cosas memorables» (con datos históricos del Perú), «Variedades literarias», noticias femeninas de una desconocida «Reformadora limeña». Aunque no han dejado sus nombres, es de suponer que hubiera amigos que ayudaran y estimularan a Bausate. El Padre Regente Fray Mariano Albítez, dominico, había augurado en la Epístola con que celebró la salida del Diario que «los sabios, los ignorantes, la plebe, el siglo, el claustro, los dos sexos, todos votan a favor de una empresa que se hace por tantos títulos recomenda-
MIRÓ QUESADA SOSA, Aurelio. Ibidem, págs. 228-229.
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de fuera por correo. Debajo del título (enmarcado, por lo demás, por una viñeta) figuraba el nombre del Santo del día: San Remigio Obispo. Luego se ofrecían unas «Afecciones astronómicas»; que en números posteriores llegaron a ser tan detalladas que los lectores se quejaron y hubo que hacerlas más sintéticas. En seguida, el artículo principal o editorial: «El Editor: A sus muy amados Compatriotas. Llegó en fin el día tan deseado por Vmds. como de mí temido ...». Después se publicaban, en éste como en los números siguientes, artículos de medicina, de comercio, bandos del virrey, decretos y resoluciones oficiales, crónica local, vida del puerto, datos de policía con los avisos de fugas y de hallazgos, espectáculos, amenidades literarias, noticias religiosas, relación de números premiados en la lotería, datos estadísticos, esbozo de lo que se llama-
50 Años de Noble Historia
La edición del sábado 2 de octubre de 1790
ble». Y como para dar gusto a cada uno, los números del Diario se inclinaban unas veces a los anuncios, otras a los documentos oficiales, otras a la estadística i más a menudo a la literatura. Así, el mes de enero de 1791 transcurre bajo el signo literario: rasgos épicos serios, poesías satíricas, reproducción de las cartas cambiadas entre Peralta y el Padre Feijóo (números de 28, 29 y 30 de enero), y este soneto cuyo autor puede ser el mordaz Esteban de Terralla y Landa, vinculado a Bausate por la publicación de la Vida de muchos o sea una semana bien empleada por un currutaco de Lima (Lima, Imprenta de los Expósitos, «por Jaime Bau64 sate y Mesa», 1791). La labor de quien aplicó en nuestro país la palabra «diarista», tal como se llama actualmente a quien hace periodismo diario, es examinada de otro lado por Miró Quesada Sosa frente a la aparición del «Mercurio Peruano», del «Semanario Crítico». Dice a propósito: «Pero si Bausate fue el iniciador del periodismo diario en Lima en octubre de 1790, pocos meses después iba a sentir la satisfacción, y al mismo tiempo también los peligros, del ejemplo. El 2 de enero de 1791 apareció el insigne Mercurio Peruano, «papel periódico de historia, literatura y noticias públicas», docto, serio y profundo, que para afirmar su intención integradora titulaba su editorial del primer número: «Idea general del Perú». Presentado por Don Jacinto Calero y Moreira, el Mercurio se hallaba respaldado por la Sociedad de Amantes de Lima, o del País, en la que figuraban José Baquíjano y Carrillo, Hipólito Unanue, el Padre Diego Cisneros, Juan Egaña, Bernardo Ruiz, Rossi y Rubí. La reacción de Bausate se patentiza en el editorial de su Diario del 1 de enero: «Deseando Yo (el Editor) que las materias de
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La edición del sábado 3 de octubre de 1790
que se componen los rasgos del Diario sean las más adaptables al gusto y carácter nacional, he procurado, examinando libros, recoger las que merecen esta atención, de suerte que si El Espíritu de los mejores Diarios que se publican en Europa es una reunión de especies esparcidas, tomando sólo las más importantes, el Diario que yo presento, pues toma y recopila el Espíritu de esse y otros periódicos, ha de ser precisamente recomendable entre el partido de los sensatos patriotas, fuera de que aunque no tubiera otro mérito que el de haber inquietado y puesto en movimiento a mis amados Peruanos, ya había conseguido el feliz efecto que me propuse. El Mercurio Peruano, que dará principio el día de mañana, llenará los de-
seos de todos: aquel papel y éste (aunque cada uno tiene su ramo peculiar) concurrirán mutuamente a presentar materias de instrucción, economía y deleite. Lima, no menos opulenta y feraz en Ingenios que México, sabrá mantener en pie uno y otro con la reputación correspondiente a sus destinos» (sic). «Si vis pacem, para bellum». Bausate .se prepara para la competencia con nuevas secciones, nuevo taller y nuevos tipos. Anuncia haber comprado la imprenta del Padre Mieses y ofrece un catálogo de tipos, que pueden utilizar, además de su Diario, quienes le encarguen impresiones: Peticano, Misalete, Parangona, Texto, Atanasia, Lectura, Entredós, Breviario; en ese orden, de mayor a menor, y todos
con sus cursivas respectivas. Al principio parecen excelentes las relaciones con el Mercurio. Uno y otro se mencionan y alaban con un juego de mutuas cortesías. Pero luego comienza la rivalidad inevitable. En el Diario del 27 de enero de 1791 aparece una «Historia de la Sociedad Académica del Diario, y sus principios», que Medina ha tomado en serio, pero que en el fondo parece una broma. Como el Mercurio Peruano tenía en su respaldo la Sociedad de Amantes del País, heredera de la Academia Filarmónica y con Académicos llamados con nombres helénicos: «Hesperióphilo», «Aristio», «Crysipo», «Archidamo», «Cefalio» (Mercurio Peruano, 23 de enero de 1791), así el Diario afirma tener el respaldo semejante de una cierta o supuesta Sociedad Filopónica, con «Aristarco», «Midósolo», «Filomito», «Eumolpo», «Arcadio» (Diario de Lima, 27 de enero de 1791). El día siguiente, en un Suplemento, se publica una carta al Editor, firmada por «El estudiante novicio» y que es una «Crítica al Mercurio». «En lugar del Mercurio Peruano -se dice allí, abriendo los fuegos- se publica un papel declamatorio, en que las invectivas y exageraciones falsas colman de horror la educación Americana». Y el Editor comenta en nota: «Muy sensible será al Diario, corregir, públicamente, los hierros (sic) del Mercurio, pero será preciso por amor a la verdad desnudarse del paternal amor y rebestirse del carácter». Sin embargo, el 31 de enero el tono cambia, con unas décimas en broma o en serio a la actriz Hernanda Beramendi, dama de la compañía de Lorenzo Velasco que actuaba entonces en el Coliseo. La Beramendi había elogiado al Mercurio en una cantilena, y es posible que hubiera encomiado también a su precursor Jaime Bausate. Lo cierto es que el Diario le dedica unas décimas, a las que añade la cuarteta siguiente: Decid que viva Mercurio, y la Amante Sociedad,
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MIRÓ QUESADA SOSA, Aurelio. Ibidem, págs. 230, 231, 232, 233.
veces por semana. Pero fuera de requerir mayor trabajo, la salida diaria le obligaba a quedarse sólo en 4 páginas, cuando el Mercurio ofrecía el doble o hasta más. El 16 de marzo de 1791 Bausate se dirige al rey y solicita un doble apoyo: que se le permita usar el título de Imprenta Real y que se le conceda el monopolio de ciertas impresiones, como catecismos, cartas de cofradías, convites de misas, papel sellado, suertes de lotería. Señala en su favor que a su periódico ‘recibiéronlo todos con tanto gusto y complacencia que sólo a éste llamaron proyecto magnífico, designio grande, pensamiento brillante, empresa útil y necesaria, idea sublime y una obra digna de los aplausos públicos, de los elogios de los existentes, de una gloriosa memoria en los fastos de la posteridad’. Le abona también la extensión de su ámbito: ‘El Diario -dice- rueda igualmente en el gabinete del sabio que en el rancho del indio salvaje. Hasta los mismos esclavos toman el Diario para enseñarse a leer. En el Aro (aula de latinidad) y en la Amiga (primeras letras) no falta su lectura cotidianamente’. Se jacta una vez más, en ese vehemente memorial, de su obra de animador de cultura en el Perú. ‘Despertar las plumas dormidas de tan bellos genios; sacarlas del rincón de su reposo, y darlas a conocer entre las más bien cortadas de la Europa iluminada’, ha sido su propósito. ‘Tengo la gloria -continúa- de que fui el primero que escribió periódicamente en este vasto imperio. Pizarro dio a España un crecido número de vasallos; pero bárbaros e infieles. Yo presento ahora a V. R. M. C. muchos más; pero hechos racionales e idóneos para la inteligencia y observación de los preceptos de ambas Majestades’. Para acentuar aún más sus méritos, utiliza como arma hasta a su rival, el Mercurio
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poder virreinal, la dura competencia de los otros periódicos, la demora de pagos por concepto de suscripciones y la actitud negativa del rey de España, a quienes recurrió en procura de auxilio en los instantes culminantes de su trabajo periodístico. El conferencista hizo precisiones notables. «La aparición del Mercurio Peruano y la categoría intelectual de sus redactores, además del apoyo que -principalmente a través de Unanue- prestó el virrey Gil de Taboada de Lemos a los Amantes del País, representaron para Bausate y Mesa no sólo un daño moral sino económico. Al comenzar el. año de 1791, sin embargo, había podido publicar una importante lista de suscriptores, en la que figuraban 270 vecinos de Lima y 141 de fuera de la ciudad; aparte del rey, de la reina y del príncipe, que eran seguramente suscriptores de honor. Pero como se iba a quejar también, años después, en Buenos Aires los suscriptores no le pagaban puntualmente. Por otro lado, el Mercurio atraía más, sin duda alguna. Aunque Bausate consideraba su Diario algo distinto, y en realidad así lo era, el hecho es que las circunstancias lo llevaron a ir imitando al Mercurio gradualmente. En sus páginas aparecieron artículos de Física y de Química, una Serie Cronológica de los Virreyes, una Reseña Histórica de las Iglesias y Monasterios de Lima, Extractos de la Academia de Castell-dos-Rius y una abundante Descripción de Provincias por el ilustre Doctor Cosme Bueno o por Bausate mismo, como en el Mercurio Peruano figuraban las descripciones de Unanue y de Baquíjano e iban a aparecer más tarde las de José Ignacio Lequanda y los relatos de las expediciones de los padres Sobrevilla y Narciso Girbal. El Diario tenía la ventaja de ser cotidiano, en tanto que el Mercurio se publicaba sólo dos
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Pues como a Hijo le deseo Salud y Prosperidad. Se confirma así que, si de un lado Bausate y Mesa con razón se inquietaba por la rivalidad de la estrella naciente, por otro se contentaba con la jactancia de la paternidad. Pero a los pocos meses se le presentó otro problema: ya no fue un hijo, sino también un nieto. El 12 de junio del mismo año de 1791 apareció en Lima el primer número del Semanario Crítico, del franciscano español Fray Antonio Olavarrieta, que había llegado como capellán de una fragata de la Real Compañía de Filipinas. El Semanario, que se publicaba los domingos, tenía un sentido más ético y didáctico que estrictamente periodístico, pero resultaba competidor al fin y al cabo. El Diario saludó su aparición el 19 de junio con ciertas palabras defensivas: «A pesar de estos mal contentos (quienes criticaban a los periódicos), huélgome de ser el principal motor y proyectista de estas Asambleas literarias, cuya gloria nadie podrá disputarme». El 9 de junio, por su parte, el Mercurio publica una nota de José Rossi y Rubí, «Hesperióphilo» en que anuncia la inmediata publicación del Semanario y elogia el plan del padre Olavarrieta. «Lima se ha puesto por fin -escribe- al nivel de México en el tiempo de su mayor lustre: tiene un Diario, un Mercurio y un Semanario Crítico. Si todos estos tres Papeles sobreviviesen igualmente a los desengaños del tiempo, se podría temer que algún nuevo Autor viniese a presentarse en este teatro literario, proponiendo la idea de dar a luz un Espíritu de los mejores Papeles periódicos 65 de Lima». Los momentos más difíciles, dramáticos para todo editor, son relatadas magistralmente por Miró Quesada Sosa, refiriendo lo concerniente a la falta de apoyo del
EL DIARIO HABÍA IDO LANGUIDECIENDO, YA NI SIQUIERA EN MANOS DE BAUSATE SINO DE MARTÍN DE SALDAÑA. EL 26 DE SEPTIEMBRE DE 1793
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APARECIÓ SU ÚLTIMO NÚMERO
Peruano. «El Diario produjo un hijuelo -afirma-, para que lo ayude a llevar tan pesada carga. En 1° de enero de este año de 1791 salió a luz el Mercurio Peruano compuesto por una sociedad de Amantes del País. Este periódico está comprometido a tratar aquellas materias a que el Diario no puede extenderse’. Y cita, como prueba, las palabras del número 7 del Mercurio: ‘Desde luego confesamos que si este papel hijo de nuestras solas meditaciones y de nuestro solo esfuerzo, llega a ser útil a la patria y a la nación, el principio de la gratitud es debido al editor del Diario», es decir, a Jaime Bausate. Otro memorial, del 5 de agosto, insiste en el pedido de apoyo para la publicación y de Real privilegio para Bausate y para sus descendientes; y vuelve a mencionar el ya usado argumento de que, gracias a él, surgieron no sólo el Diario sino el Mercurio y el Semanario Crítico. En 1792, Bausate y Mesa pasó el año en angustias. Como iba a escribir años más tarde el Mercurio Peruano, al hallarse en un trance semejante, su destino fluctuaba de continuo ‘entre la ruina y la esperanza’. Quizá como un anuncio del final del periódico y el viaje subsiguiente de su creador y director, la tendencia más constante del Diario en ese año, hasta con excesiva
reiteración, fue la de las crónicas y relatos viajeros: relación de Juan Pantoja y Arriaga del viaje por las costas de California; descripción de un viaje a la isla de Tahití, o isla Amat; Historia de los Descubrimientos; ‘Relación individual del descubrimiento de las Islas Occidentales del Perú y nueva parte incógnita del Mundo Austral, llamadas islas de Salomón’ (navegaciones de Álvaro de Mendaña y Pedro Fernández de Quiroz); Relación de viajes alrededor del mundo; Extractos del viaje de La Condamine por la región del Amazonas. Entre tanto, con la lentitud administrativa y la dificultad de comunicaciones de la época, el rey pidió informe al virrey antes de contestar los memoriales. El 30 de enero de 1793 el virrey Gil de Taboada emitió su dictamen, que tal vez si por sincero recelo del revoltoso Bausate o por mayor confianza en su ilustre consejero Hipólito Unanue, que era el gonfalonero del Mercurio, resultó muy desfavorable. ‘Hago presente a V. E. (el Ministro Don Pedro de Acuña) que D. Jaime Bausate y Mesa, editor del diario que se estableció en esta ciudad, no ha sido suficiente ni tiene la instrucción respectiva para que la obra saliese con la perfección que debía, por cuya causa ha decaído tanto en el día que ya no se costea y será preciso que la aban-
done, como lo espero, muy en breve; mas no por eso se experimentará perjuicio alguno en la falta de noticias que dicho diario debía comunicar, por hallarse estas con otros muchos rasgos de literatura en el Mercurio Peruano, cuya obra va cada día en mayor auge». Es decir, con doble pesar para Bausate, no solamente se declaraba la muerte del Diario, sino que el virrey consideraba que no había nada que lamentar. Como inmediata consecuencia, se descartó la posibilidad de un apoyo a Bausate y además, enterado de que éste no tenía ‘la aptitud necesaria’, el monarca pidió al virrey, en 30 de agosto de 1793, que tuviera cuidado con lo que se publicaba en el Diario. El golpe de gracia, no obstante, llegó tarde. Disminuido en su formato, prácticamente sin lectura, con sólo registros de mineros y alguno que otro aviso, el Diario había ido languideciendo, ya ni siquiera en manos de Bausate sino de Martín de Saldaña. El 26 de septiembre de 1793 apareció su último número. Casi como un epitafio fue la fría mención que le iba a dedicar el virrey Taboada en su Memoria: ‘Tubo (sic) principio este papel en 1° de octubre de 1790, publicándose por D. Jaime Bausate, su A. : cometí su examen al Sr. D. José Gorbea, fiscal de lo civil de esta Real Audiencia; duró dos años (en realidad fueron casi tres), y su editor dio a luz diferentes rasgos de educación, noticias curiosas y divertidas con otros monumentos inéditos, dando todo materia a instrucción, ocupación honesta y giro doméstico de los ciudadanos. En él se manifestaban las compras, ventas, alquileres, pérdidas y otras cosas que facilitaban los auxilios, que por falta de noticia no disfrutaban. ‘No obstante, esta útil idea no le fue precisa al editor continuarla, por no compensar los gastos a la utilidad; pero esta falta la suplía el periódico de
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Calle Campanas, en el antiguo barrio de San Lázaro (Rímac) donde vivió y funcionó la redacción del “Diario de Lima” (1790-1793)
en germinar. El Mercurio Peruano, la Gaceta de Lima, amén de periódicos en provincias con nombres pocos convencionales como «El Cocacho», «El Zancudo», «El Microbio», «La Redacción», «El Chicote», «El Loco de Santa Cruz» y un largo etcétera, recogieron en sus páginas las inquietudes intelectuales que sacudirían años después los dominios 68 españoles en América». Los conceptos de investigadores más actualizados sobre el significado del «Diario de Lima» constituyen en el fondo una verdadera reivindicación a Francisco Antonio Cabellos y Meza, o mejor dicho Jaime Bausate y Meza, que ese fue el histórico seudónimo del primer diarista de América Latina. Alberto Varillas Montenegro, académico universitario de reconocida trayectoria, destaca ello con estos términos: «ostenta (...) éxitos que confirman su oficio. Doscientos
años después es posible regatearle méritos, con los que posee no habría forma de negarle el de haber sido uno de los mayores promotores del periodismo en 69 América de aquellos tiempos». A estas expresiones habría que agregar las del prestigioso español Marcelino Menéndez y Pelayo, quien consideró que eminencias de la talla de Melchor de Talamantes, Pablo de Olavide, Vicente Morales Duárez, José Baquíjano y Carrillo, Fray Higinio Durand Martel, Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, el poeta Olmedo, brillante generación peruana del final del siglo XVIII, se nutrieron con ideas de los maestros del liberalismo español y de los pensadores franceses, pero también del contenido del «Mercurio Peruano» y del «Diario de Lima». ¡Esto trasciende siglo sobre siglo y no se puede silenciar!
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que paso a encargarme’ (el Mercurio 66 Peruano). De esta manera queda demostrado con tinta indeleble la importancia histórica del «Diario de Lima», que para orgullo de todos, hizo su aparición en el Perú. La prestigiada revista «Caretas» el 16 de julio de 1990 resaltó esto de la siguiente manera: «Ciertamente la importancia del «Diario de Lima» no radica solamente en conocer la sabrosa chismografía de la época, sino de sopesar el remezón que produjo en la Lima colonial regida por el virrey don Francisco Gil de Taboada y Lemos (...), que mandó al olvido la «Gaceta de Madrid», publicación que se reimprimía en Lima desde 1715, pero que no suscitaba mayor entusias67 mo» «El ‘Diario de Lima’ dejó de circular el 26 de septiembre de 1793, pero ya había sembrado una semilla que no tardaría
MIRÓ QUESADA SOSA, Aurelio. Ibidem, págs. 233 a 237. Caretas, 16 de julio 1990, pág. 62. 68 Caretas, Ibidem, pág. 63. 69 VARILLAS MONTENEGRO, Alberto. El Periodismo en la Historia del Perú. Desde sus orígenes hasta 1850. Universidad San Martín de Porres. Fondo Editorial, Lima 2008. 66 67
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50
Aniversario
Homenaje de Oro
compartieron tan significativo acto, auténtico homenaje a una institución de educación superior, con historia, prosapia y tradición. Había transcurrido media centuria de intenso trajinar académico, para que la Escuela que lleva el nombre del inmortal creador del Diario de Lima, el primero en América Latina, fuera honrada con la denominación que el universo periodístico reclamaba para ella. Fue una mañana de genuina satisfacción, de todas partes del país llegaron las felicitaciones, en tanto los medios de comunicación daban la buena noticia.
LEY 29278, ARTÍCULO 1º: DENOMÍNASE UNIVERSIDAD JAIME BAUSATE Y MEZA A LA ESCUELA DE PERIODISMO JAIME BAUSATE Y MEZA, CON ARREGLO A LA LEY Nº 23733, LEY UNIVERSITARIA, Y LAS LEYES NÚMEROS 25167 Y 27981, RESPECTIVAMENTE
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A
las 8 de la mañana del 12 de noviembre del año 2008, en medio de una primavera para el recuerdo, comenzó la nueva etapa de la Escuela, constituida en Universidad por ley del Congreso de la República. El Presidente Constitucional de la República, Dr. Alan García Pérez, suscribió en ese día matinal, y en el propio e histórico campus de Jesús María, la Ley Nº 29278 que la denomina en el más alto rango del sistema universitario. Fue un día áureo de profunda emotividad. Autoridades, docentes y alumnos
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Universidad por mandato de la Ley
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Poder Legislativo
Congreso de la República
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La histórica firma de JBM
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http: //es.wikipedia.org/wiki/francisco_cabello
Arias, Carlos, 41
Acosta, Raúl, 57
Arias Quincot, César, 61
Acuña, Pedro de, 116
Arista Jiménez, Raúl, 48
Acuña Peralta, César, 58, 60
Aristarco, 114
Agatha Christie, 92
Aristio, 94, 114
Aguilar Cornejo, Daniel, 42
Arístocles de Atenas, 90
Aguirre, Miguel Humberto, 50
Aristóteles, 90
Aguirre Gamio, Hernando, 50
Arredondo, Manuel de, 71, 100
Alarco de Dammert, Juana, 46
Arrieta, Clementina, 38
Alava, Alfredo Alí, 61
Arrieta Álvarez, Ada, 38
Albítez, Mariano, 72, 88, 113
Artacho, Oscar, 40
Alegría, Ciro, 45
Ascue Sarmiento, Javier Teodosio, 48
Alfaro, Xiomara, 40
Avellaneda Vivas, Justo, 58
Alfonso IX, 68
Avilés, Oscar, 40
Almagro, Diego de, 68
Avilés, Gabriel, 76, 80, 89
Alonso Gamo, José María, 36
Ayaipoma Alvarado, Marcial, 58, 60,61
Altabella, José, 89
Ayala Julca, Jaime, 53
Alva Orlandini, Javier, 51
Azorín, 92
Alván, Humberto, 27, 29
Bacacorzo, Gustavo, 58
Alvarado, Pedro de, 68
Bacón, Francis, 105
Ampuero Oyarce, Esteban, 57
Bachiller Juan Pérez de Munguía, 91
Angell, Luis Felipe (Sofocleto), 34
Balarezo Pinillos, Ezequiel, 29
Anticiro, 94
Banchero Rossi, Luis, 41
Apaza Retamozo, Nelly, 48
Baquíjano y Carrillo, José, 88, 94, 105, 113, 115, 118
Aramburú, Andrés Avelino, 46
Barboza, Aníbal, 38
Aranda, Conde de, 68
Baroja, Pío, 92
Arcadio, 114
Barret, Edgard W., 38
Archidamo, 94, 114
Basadre Grohmann, Jorge, 29, 33
Arellano Lozano, Norman, 56
Batilo, 90
Arenas Arango, Miguel, 48
Bausate y Meza, Jaime, 31, 36, 37, 38, 53, 60, 71,
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Abad Yupanqui, Samuel, 58
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Indice Onomástico
74, 75, 78, 82,
87, 88, 89, 100, 103, 108,
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132
109, 110, 112, 113, 114, 115, 116, 118
70, 72, 73, 74, 75, 76, 78, 79, 80, 82, 87, 88, 89, 94, 100, 102, 103, 109, 118
Bécquer, Gustavo Adolfo, 91
Cáceres, Andrés A., 93
Beethoven, Ludwig van, 89
Cáceres Moreno, Zoila Aurora, 93
Belaunde Terry, Fernando, 32, 40, 41, 42, 48
Cadalso, José, 68
Belesford, William, 82
Calatayud, Francisco, 94
Belgrano, Manuel, 76, 102
Calderón, Jesús Miguel, 48
Beltrán Espantoso, Pedro, 40, 41
Calderón, Wilder, 62
Beltrao, Luiz, 51
Calero y Moreira, Jacinto, 72, 113
Benavides, Magda, 48
Campomanes, Pedro Rodríguez de, 68, 110
Benavides, Oscar R., 30
Campos Benavides, Elva Elizabeth, 45
Benavides Domínguez, Manuel, 44
Cané, Cora, 75, 76
Benavides Muñoz, José, 52
Caravaggio, 90
Benza Pflücker, Manuel, 50
Cárdenas Burga, Koko, 40
Beramendi, Hernanda, 114
Cardó Franco, Andrés, 52
Blair, Eric Arthur, 92
Carlo Collodi, 91
Bolognesi, Francisco, 46
Carlos III, 69, 40
Boluarte, Pascual Lizandro, 44, 50
Carlos IV, 70, 88
Bonaparte, José, 82
Carranza Piedra, Humberto, 56
Bonaparte, Napoleón, 92, 104
Carrasco Távara, José Carlos, 62
Botticelli, Sandro, 90
Carrera Vergara, Eudocio, 36
Bravo Mejía, Gonzalo, 42
Carrera Yépez, Orlando, 52
Bromley Seminario, Juan, 73
Carrillo, Sonia Luz, 50
Brun, Alberto, 42, 45
Carrión, Daniel A., 46
Bueno, Cosme, 71, 115
Casiano Collazos, José Manuel, 59, 61, 62
Bueno y Tizón, Raúl, 42
Castañeda Arrascue, Oscar, 44
Burga Puelles, Manuel, 42
Castillo, Luis Alberto, 48
Buse de la Guerra, Hermann, 41, 42
Cefalio, 94, 114
Bustíos Saavedra, Hugo, 53
Cerdán, Ambrosio, 94
Cabada Dancourt, Octavio, 33
Cerro, Miguel, 41
Cabanillas Bustamante, Mercedes, 58, 59, 60
Cimorra, Clemente, 71
Cabellos, Vizente, 67
Cisneros, Diego, 94
Cabello Messa, Félix María, 82
Clement, Jean-Pierre, 70
Cabellos y Meza, Francisco Antonio, 31, 67, 68, 69,
Cohn-Bendit, Daniel, 44
Condillac, Etienne Bonnot, 105, 106
Domínguez Bastida, Gustavo Adolfo, 91
Condorcanqui Noguera, José Gabriel, 92
Don Cándido Bonifacio Vera, 89
Confucio, 80
Don Joseph de la Serna, 89
Contreras, Jerónimo de, 69
Don Marciano de la Giga, 89, 90
Corneille, Pierre, 93
Dracón, 80
Cornejo, Ángel Gustavo, 27
Drassinower Roll, Rosa, 45
Cortés, Hernán, 68
Dulanto, Pedro, 36
Cos, Sebastián de, 79
Durand Martel, Higinio, 118
Cruz Vílchez, Edmundo, 50, 53
Dutschke, Rudi, 44
Crysipo, 114
Eco, Umberto, 92
Cubillas, Teófilo, 45
Egaña, José L., 94
Cuéllar, Juan de, 110
Egaña, Juan, 113
Curzio Malaparte, 92
Egido, Teófanes, 88
Chabes y Cabrera, Josefa, 73
Eguiguren, Luis Antonio, 79, 87, 104
Chávez, Martha, 60
Eguren Larrea, Darío, 93
Chávez, Renée E. de, 40
Einstein, Albert, 93
Chocano, José Santos, 46
El Corregidor, 94
Chuquival Saavedra, Enith, 60
El Estagirita, 90
Danós Ordóñez, Jorge, 58
El Greco, 90
Deacon, Philip, 88, 103
El Solitario de Sayán, 93
De Gaulle, Charles, 44
El Tunante, 93
De la Fuente Benavides, Rafael, 94
Elías, Domingo, 46
De la Fuente, Domingo, 110
Elizondo, Evangelina, 40
Del Carpio, Enrique, 38
Encinas, José Antonio, 29
Del Pino, Joaquín, 82
Escobedo y Alarcón, Jorge de, 73
Delgadillo Berrocal, Víctor, 45
Escudero, Alberto, 62
Deustua, Alejandro, 27, 29
Escudero, Antenor, 29
Díaz, César Luis, 102, 103
Escudero Oyarce, Gilberto, 46
Díaz Ordaz, Gustavo, 45
Espinar Alvarado, Rómulo, 44
Diego Velázquez, 90
Espinel, Rodney, 42, 50
Diez Canseco, Jesús, 44
Espinoza Llanos, Nicéforo, 42
Dintilhac, Jorge, 34
Espinoza Villacrés, Eleonora, 45
Doctor Océano, 93
133
Doctor Océano del Siglo Veinte, 94
50 Años de Noble Historia
Conde Quesada, Jorge, 45
Espronceda, José de, 91
Gamaliel Churata, 94
Esquerre Pasco, Juan José, 45
Gamarra Bocángel, Julio César, 45
Estremadoyro, Carlos, 37
Gamarra Rondo, Abelardo, 93
Eumolpo, 114
Gamio Palacios, Fernando, 37, 38
Evangelina, 93
García Cañuelo, Luis (Mariano Heredia), 69
Fairlie Fuentes, Enrique, 42
García de la Barga y Gómez de la Serna, Andrés, 36
Feijóo, el benedicto, 68, 113
García y García, Elvira, 46
Fernández de Moratín, Leandro, 68
García Pérez, Alan, 53, 56, 61
Fernández de Quiroz, Pedro, 116
García Ribeyro, Héctor, 36
Fernández Stoll, Jorge, 32
García Rodríguez, Ricardo, 45
Fernando VII, 82
García Sarmiento, Félix Rubén, 91
Ferreira García, José, 57
García Sosaya, José, 61
Ferrero Costa, Carlos, 59, 61
García Urrutia, Carlos, 42
Ferro Colton, Raúl, 42
García Yanque, Amador, 52
Fiestas Díaz, Bertha, 48
Gargurevich Regal, Juan, 50
Fígaro, 91
Garro, Luis, 40
Figueroa Coello, Alfredo, 42
Gastelú Macho, Eduardo, 36
Filomito, 114
Gatica, Lucho, 40
Flora, Tristán, 46
Gavilán Huamán, Félix, 52
Flores, Amancio Félix, 48
George Orwell, 92
Flores Barboza, José, 50
George V, 92
Flores Caycho, Flor de María, 40
Gibson, Doris, 41
Flores Caycho, Genaro, 34
Gibson, Percy, 42
Flores Galindo, Alberto, 74
Gil de Taboada y Lemos de Villa Marín, Francisco, 71, 72,
50 Años de Noble Historia
134
Flores J., Pedro, 38
73, 100, 115, 116, 118
Floridablanca, José Moñino y Redondo, conde de, 68
Girbal, Narciso, 115
Fonseca-Pimentel, Eléonore de, 104
Godos Cáceres, Elejalder, 48
Franco, Fernando A., 27, 29, 30
Godoy, Lucila, 91
Fujimori, Alberto, 61
Godoy, Manuel («Príncipe de la Paz»), 80
Gabriela Mistral, 91
Goethe, Johann Wolfgang von, 89
Gálvez, José de, 74
Gómez Aparicio, Pedro, 89
Gálvez Barrenechea, José, 27, 46, 72
Gómez Hermosilla, José, 68
Gallego, Juan Nicasio, 68
Gómez Laguna, Francisco, 94
Gallo Porras, Luis, 40
Gonzales Castro, Esmeralda (Serafina Quinteras), 42
Infante García, Octavio, 52
Gonzales Polar, Roberto, 37
Ingenieros, José, 103
Gonzales Salazar, Manuel, 34
Iriarte, Tomás de, 68
González de Fanning, Teresa, 46, 93
Isla, José Francisco de, 68
González Prada, Manuel, 46, 94
Jaime I de Aragón, 88
Gorbea y Vadillo, José, 100, 116
Jaimes Serkovic, Santos, 60
Grajeda Chalco, Enrique, 44
Jáuregui Coronado, Eloy, 48
Grau Seminario, Miguel, 46, 93
Jiménez Borja, José, 34, 42
Guardia, Ana Beatriz, 50
Jiménez Villacorta, Jorge Augusto, 42
Guasque, Demetrio, 94
Jonás, 103
Guerra Rodríguez, Julio César, 45
Jorge Juan, 105
Guevara, Ernesto, 45
Jovellanos, Gaspar Melchor de, 68, 110
Guevara Gómez, Hilda, 62
Juan Amateur, 93
Guillón Gómez, Antonio, 37
Juan Croniqueur, 93
Gutiérrez Muñoz, César, 88
Kant, Immanuel, 37
Guzmán, Abimael, 48
Kennedy, John F., 41
Guzmán Marquina, Oscar, 33, 37
Kennedy, Robert, 44
Haenke, Tadeo, 80
Kjellen, Johan Rudoef, 37
Hani Lagunda, Jorge, 50
Klarén, Peter, 48
Haya de la Torre, Víctor Raúl, 40, 93, 94
Kohagura, Jesús Abraham, 58, 61
Hermágoras, 94
Kruschev, Nikita, 41
Herrera, Armando, 29
Ku King Maturana, Alberto, 48
Herrera Gray, Mario, 42, 45, 46, 50
La Condamine, Charles-Marie de, 105, 116
Hesperiófilo, 94, 114, 115
Lainez Otero, Zuliana, 59, 61
Hidalgo Viacava, Jorge Horacio, 45
Larra, Mariano José de, 91
Hildebrandt, Martha, 60, 61
Lazo Arrasco, Jorge, 42, 61
Hiparco, 94
Ledesma Pizzarello, Leonardo, 50
Huamán Dextre, Ernesto, 58
Leguía, Augusto B., 30
Huayna Cápac, 105, 106
León Arias, Pedro Ismael, 48
Hyerotheo, 94
León, Pedro «Perico», 45
Igartua, Francisco, 41
Lequanda, José Ignacio, 115
Inca Garcilaso de la Vega, 105, 110
Lescano Ancieta, Yohny, 60, 62
Inca Roca, 106
Lindley, Nicolás, 40
135
Inca Viracocha, 106
50 Años de Noble Historia
Gonzales, Mario, 61
136 50 Años de Noble Historia
Lista, Alberto, 68
Maurial, Jorge, 50
Loayza, Carmen, 38
Mayta, Pedro, 50
Loo Regalado, Mario, 42
Máximo Gorki, 91
López Raygada, Jaime, 33, 34, 36, 37, 41, 50
Medina, José Toribio, 75, 108, 114
López, José Gabriel, 34
Mejía Alarcón, Roberto, 49, 59, 62
Lorenzini, Carlo, 91
Mejía Herrera, Adán Felipe, 94
Los Indios Tabajaras, 40
Meléndez Valdés, Juan, 90
Lozano, Juan Antonio, 68
Meligario, 94
Ludmir, Pepe, 40
Mendaña, Alvaro de, 116
Luhmann, Niklas, 54
Méndez, Tomás, 94
Luján Juárez, Absalón Jobino, 45
Mendiburu, Manuel de, 68
Luna Vargas, Andrés, 57
Mendívil Trelles, Jorge Luis, 52
Luther King, Martin, 44
Menéndez y Pelayo, 90, 118
Luzón, Ignacio, 68
Mera Ramírez, Jorge, 60
Macera, Pablo, 74
Mercadal, Juan Antonio, 89
Madueño Yansey, Benjamín, 56, 57
Mercau López, Nelly, 44
Maeztu, Ramiro de, 92
Merisi, Michelangelo, 90
Makiya Vicente, Guillermo, 98
Meza, María Ursula de, 67, 88
Manco Inca, 105
Meza Ingar, Carmen, 42
Málaga Jara, David, 45
Midósolo, 114
Manco Cápac, Inca, 105
Mieses, Padre, 114
Marañón, Gregorio, 52
Miller Christie, Agatha Mary Clarissa, 92
Marchena, José, 68
Miller de Aguirre, Mariano, 94
Mardini, Gloria Elena, 61
Miñano García, José Miguel, 44
María de la Luz, 93
Miranda Tarrillo, Ricardo, 51
Mariátegui La Chira, José Carlos, 30, 45, 46, 93, 94
Miró, César, 42
Mariátegui Oliva, Augusto, 34
Miró Quesada Cantuarias, Francisco, 42,
Marthans, Hércules, 38
Miró Quesada de la Guerra, Luis, 42
Martín Adán, 40, 94
Miró Quesada de la Guerra, Oscar, 43, 93
Martínez, Raúl, 44
Miró Quesada Garland, Alejandro, 42, 78
Martínez Ruiz, José, 92
Miró Quesada Sosa, Aurelio, 36, 42, 69,
Martini, Mónica, 69, 70, 103
80, 82, 110, 112, 113, 115
Mata Linares, Benito de la, 80
Miss Marple, 92
Mattos Mar, 48
Mistral, Federico, 91
Moliere, 89, 90
Ojeda, Luis, 71
Moncloa y Covarrubias, Manuel, 46
Olavarrieta, Antonio, 73, 115
Monroy Carazas, Félix Fidel, 45
Olavide, Pablo de, 118
Montagne Sánchez, Ernesto, 42
Olazábal Ruiz de Somocurcio, José Ignacio de, 37, 42
Montaigne, Michel, 91
Olivas Caldas, Antonio, 37
Montoya, Gustavo, 33
Olivera, Alejandro, 57
Moral Silva Santistevan, Jorge, 42
Olmedo, 118
Morales Angeles, Alfredo Víctor, 45
Omótimo, 94
Morales Bermúdez, Francisco, 46
Olórtegui, Elmer, 48
Morales Blondet, Pedro, 34, 37
O’Phelan Godoy, Scarlett, 99
Morales Castillo, Fabiola, 60
Orbegozo Rodríguez, Efraín, 56
Morales Crosby, Enrique, 42
Orellana, Francisco de, 68
Morales Duárez, Vicente, 118
Orellana Torres, Nancy, 45
More, Federico, 29
Ormeño Tercero, Guadalupe Valentina, 45
Moreno Carranza, Vicente, 44
Orrego, Antenor, 94
Moreno Corzo, Francisco, 37, 38
Osiris, 80
Murrugarra, Edmundo, 57
Osma, Gaspar de, 46
Mussolini, Benito, 92
Ossandón, Bernardo, 91
Narciso Fellobio Cantón, 76
Otero, Gustavo Adolfo, 78
Navarro, Eduardo, 33
Oviedo, José Miguel, 42
Navarro del Castillo, Vicente, 68
Pablo Neruda, 92
Navarro Grau, José, 42
Pablo VI, 44
Navarro Lamarca, Carlos, 70
Pacheco, Francisco, 90
Nerdasco, 94
Padilla Yépez, Antonio, 44
Nipho y Cagigal, Francisco Mariano, 68, 88, 89, 90
Palma, Clemente, 29
Nixon, Richard, 32
Palomares, Julio, 61
Núñez, Andrés, 90
Panay Lazo, Edmundo, 57
Núñez, Flavio, 61
Pango Vildoso, Grover, 53
Núñez Bravo, Benjamín, 33
Paniagua Corazao, Valentín, 52, 61
Núñez de Balboa, Vasco, 68
Pankcoucke, Charles-Joseph, 69
Obregón, Manuel, 40
Pantoja, Giuliana, 57
Ochoa, Mariano, 57
Pantoja y Arriaga, Juan, 116
Ochoa Vargas, Mario, 60
Pardo Heeren, Juan, 41
137
Odría, Manuel A., 40
50 Años de Noble Historia
Moisés, 80
138 50 Años de Noble Historia
Pardo y Aliaga, Felipe, 46
Ramírez Lazo, Juan, 33
Patrón Bedoya, Pedro, 50
Ramírez Valencia, Angel, 38, 40
Paz Cafferata, Carlos, 51
Recavarren, Jorge Luis, 51
Paz Saavedra, Hildebrando, 42
Renaudot, Théophraste, 53
Pechkov, Alejo, 91
Requena Oliva, Humberto, 58
Peralta Barnuevo, Pedro, 93
Retto, Willy, 53
Peralta Miranda, Arturo, 94
Rey y Lama, Raúl, 29
Pereyra, Waldir «Didí», 45
Reyes Basoalto, Neptalí Ricardo, 92
Pérez y Coloma, José, 94
Ribera, Nicolás el Viejo, 46
Pérez Galdós, Benito, 89
Ricardo, Antonio, 71
Pérez Godoy, Ricardo, 40
Ríos de la Molina, Teresa, 40
Pérez-Palacio Carranza, Matilde, 34
Ríos Miranda, Luis, 44
Piccirilli, Ricardo, 82
Risco, Clara del, 93
Piniella, Eduardo de la, 52
Rivero, Luis A., 29
Pitigrilli, 92
Rivero Vélez, Enrique, 42
Pitot, Carmen, 61
Rocha, Donald, 46
Pitucha, 93
Rodrigo, Nicolás de, 46
Pizarro, Francisco, 68, 109, 118
Rodríguez Blanco, María Dolores, 37, 73, 87
Platón, 80, 90
Rodríguez Blanco, Miguel, 37, 73
Plenge de Belaunde, Gisela, 42
Rodríguez de Silva y Velázquez, Diego, 90
Poirot, Hércules, 92
Rodríguez Figueroa, José, 50, 52
Poquelin, Jean-Baptiste, 90
Rodríguez Leirado, Pablo, 70
Porras Barrenechea, Raúl, 71, 108
Roel, Virgilio, 50
Porres, Martín de, 46
Rojas Cevallos, Odilardo, 37, 38
Prado Ugarteche, Javier, 105
Rojas Valdebenito, Roberto, 37
Prado Ugarteche, Manuel, 40
Romero de Laguan, Francisco, 94
Priego, Manuel del, 50
Romero Padilla, Emilio, 29, 30
Pulitzer, Joseph, 38
Rómulo, 80
Quevedo Gálvez, Guillermo, 44
Ros de Lima, 46
Quintana-Gurt, Andrés, 57
Rossi y Rubí, José, 72, 94, 113, 115
Quiroz Paz Soldán, Eusebio, 69
Rousseau, Jean Jacques, 105
Quispe, Guillermo, 41
Rubén Darío, 91
Ramos de la Flor, Jorge, 61
Ruiz, Bernardo, 94, 113
Ramírez del Villar, Roberto, 57
Ruiz de Navarro «Ráfagas», Luciano, 33, 34
Saberbein, Eduardo, 61
Suárez Gacón, Juan, 45
Salaverry, Carlos Augusto, 46
Suckert, Kurt, 92
Salazar Larraín, Arturo, 42
Súnico, Jorge, 40
Saldaña, Martín, 37, 73, 74, 75, 100, 116
Swayne, Omar, 48
Saldaña Vargas, Bernabé Segundo, 45
Sylvestre Campesino, 89
Saldarriaga Aguirre, Nelly Herlinda, 45
Tácito, 102
Salmón Jordán, Jorge, 42
Talamantes, Melchor de, 118
Salvatierra, Fernando Joseph, 110
Tealdo, Alfonso, 41
Samaniego, Félix, 68
Téllez, Gabriel, 90
Sánchez Carrión, José Faustino, 93
Tello Charún, Max, 50
Sánchez Cerro, Luis, 30
Tello, Iván, 51
Sánchez Gavidia, Pedro, 52
Tello, María del Pilar, 50
San Martín, José de, 105
Terán Vega, César, 48
San Román, Eduardo, 40, 42
Terralla y Landa, Esteban de, 113
Sánchez Libón, Danilo, 61
Terrones Negrete, Eudoro, 56, 57, 59, 61, 62
Sánchez Pinedo, Doris, 60
Tevín, Santiago (Jacques Thévin), 69
Sánchez Sánchez, Luis Alberto, 29, 30, 36, 46, 94
Teville, 105
Sandoval, Andrés, 110
Theágenes, 94
Santa Cruz, Nicomedes, 40
Theotokópulos, Doménico, 90
Santa María del Águila, Roger, 58
Thimeo, 94
Santillán Pareja, Luis, 48
Tirso de Molina, 90
Santos Carpio, Pablo, 62
Tiziano, 90
Sassone, Felipe, 46
Toledo Manrique, Alejandro, 61
Sayán Álvarez, Carlos, 30
Tolentino Saravia, Nicolás, 44
Scarneo, Pedro L., 29
Tolstoi, Liev Nikoláievich, 91
Schiller, Friedrich, 89
Toro, Grover, 40
Sedano Falcón, Jorge, 53
Torres de Vidaurre, José, 42
Segre, Dino, 92
Torres Matos, Francisco, 40
Sobrevilla, Manuel, 88, 115
Torres Revello, José, 80, 82
Solari Swayne, Manuel, 42
Torres Rodrigo, Jorge, 48
Sologuren, Wilson, 32
Townsend, Anel, 60
Sophronio, 94
Travesí, Elvira, 40
Spelucín, Alcides, 94
Trujillo Guimarey, Luis, 48
139
Stewart, Alberto, 40
50 Años de Noble Historia
Ruiz de Uribe, Manuel, 88, 89
140 50 Años de Noble Historia
Túpac Amaru II,
Velasco, Lorenzo, 114
Túpac Amaru, Diego Cristóbal, 93
Velasco, Luis de, 71
Túpac Yupanqui, 106
Velasco Alvarado, Juan, 42, 46
Uceda Pérez, Ricardo Manuel, 48, 50, 53
Velásquez, Javier, 62
Ulloa, José Casimiro, 46
Vélez de Salpietro, Martha, 42
Unanue, Hipólito, , 38, 72, 78, 80, 94, 113, 115, 116
Vergara y Vergara, José María, 70
Ureta, Gloria María, 40
Vergaray Arredondo, Gladys, 48
Ureta Mille, Juan, 40
Villacampa Pacheco, José Vicente, 45
Uribe Medina, Cenaida, 62
Villarán, Raúl, 41
Urrutia Parker, Eduardo, 44
Villarán, Rosa, 48
Usinger, 37
Villarán, Susana, 48
Valenzuela, David, 61
Villarreal, Federico, 46
Valenzuela, Luis Abraham, 34, 37, 38, 41
Villavicencio, Carlos, 40
Valdivia, Pedro de, 68
Villegas, Micaela (La Perricholi), 71, 72
Vallejo, César, 46, 94
Viracocha, 106
Vallejos León, Walter Hugo, 45
Vivanco, Justo, 110
Vallenas, Mercedes, 38
Vizcardo y Guzmán, Juan Pablo, 118
Vanni Felipepi, Alessandro di Mariano di, 90
Vizcarra Ubilluz, Raúl, 42
Vargas Gálvez, Emma, 60
Voltaire (François Marie Arouet), 105
Vargas Haya, Héctor, 56
Walter Stubbs, Ricardo, 42
Vargas Llosa, Mario, 33
Watson Cisneros, Eduardo, 32
Vargas Prada, Pedro, 40
Weill, Georges, 104
Varillas Montenegro, Alberto, 75, 103, 118
Westmacott, Mary, 92
Vásquez, Rafael, 62
Zapata Guzmán, Rosa, 38
Vásquez Bejarano, Walter, 44
Zavala y Auñón, Miguel, 67
Vásquez Rodríguez, Boris Hugo, 45
Zavaleta Alegre, Jorge, 44
Vecelli, Tiziano, 90
Zayas y Montalván, 104
Vega, Connie, 61
Zegarra Romero, Victoria Ruth, 45
Vegas Carmen, José, 48
Zender, Gladys, 32
Velarde, Salvador, 36
Zilbert Salas, Omar, 50
Velarde Moreno, Julio, 50
50 A単os de Noble Historia
141
50 A単os de Noble Historia
142
50 A単os de Noble Historia
143
50 A単os de Noble Historia
144