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El sol, el viento y el polvo

AlsurdelasierraPiedePalodelaprovinciadeSanJuan, enunlugarllamadoVallecito,estálatumbadelaDifuntaCorrea. Esunparajedesértico,dondeescaseaelaguayelsolimplacable duele. La tierra agrietada se levanta en nubes de polvo cuando corre el viento zonda, o bajo los cascos de los caballos de los arrieros. Estos consideran a la Difuntita -así la llaman- su protectora y se ponen bajo su amparo, en sus travesías por ese inhóspito páramo sin aguadas. Los hombres de campo piden su protecciónparalascosechasylasmadreslerezanparaquenutra suspechosconelalimentonecesarioparasuscríos.Lospoetasy cantores populares le dedican coplas y canciones, recordando su vida y sus milagros. Según la tradición, los restos de Deolinda Correa fueron sepultados allí, en ese mismo lugar donde fue encontradamuerta,consuniñoaunmamandodesuspechos,tres díasdespuésdelamuertedelamadre.Esdecir,tomandovidadesu muerte,yaestolollaman"suprimermilagro".

Corre el año 1835, época de luchas violentas.LasmontonerasdeFacundoQuiroga, eltigredelosllanos,pasanporelpueblodonde vivenlosCorrea.Lafamiliaestácompuestapor donPedroCorrea,viejoguerrerodelasguerras de la independencia, su mujer doña Damiana Castro y su hija, Deolinda, joven de singular belleza y suave carácter, casada con un sanjuanino: Baudillo Bustos. Tanto el padre como el marido de Deolinda son obligados a enrolarse en las tropas montoneras del caudillo rival. Mientras los hombres son reclutados, las mujeres esperan: "Ninguna mujer abrió la boca para lamentarse. No se movían, parecían muertas en una expectativa sin esperanza. (...) Esas mujeresesperabanelmomentoenquesushombres, hijos,maridosypadres,sepusieranencaminohacia eldesconocidomercadodelamuerte.Ellasestaban esperando que saliera del pueblo el último caballo, paraponerseenmarchadetrásdeéllos.Eranmujeres que venían de los incendios, de las sequías, de los saqueos; eran mujeres que desde el nacimiento venían huyendo de las violaciones y padeciendo

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Tras las huellas del marido

todas las calamidades ( ) Ellas seguían a sus hombresenlasbatallas,losalcanzabanentodaslas desesperaciones; los recuperaban en todas las circunstancias; los apoyaban en todas las inútiles urgenciasbélicas."(pp.150-151)1

Esta historia, en la actualidad, se ha extendido a paísesvecinosysehaconvertidoenuncultoentodo el territorio argentino, fundamentalmente en el centro y norte del país, donde se le atribuyen milagros

La situación se vuelve insoportable para Deolinda.Ahoraquenohayhombresenlacasa,será presafácildelintendentedepolicíaque,atraídopor subelleza,laasedia.Enfurecidoporelrechazodela joven,éstelacercayDeolindadecidepartir,traslas tropas, con el firme propósito de pedir clemencia al jefe montonero para que libere a su marido. Toma algunasprovisionesyunchifledeaguay,consuniño en brazos, emprende la marcha: "Avanzaba con la mirada fija en alguna parte borroneada de la atmósfera que ella seguía como rastro, y con el pensamientopuestoenllegaraLaRiojaparahablar conFacundoQuiroga(...)Ensufueroíntimoestaba persuadidadequeelcaudilloriojanoescucharíasus súplicas y le haría justicia." (pp. 175-176). La polvaredaestácadavezmáslejos,peroellaprosigue latravesíaporeldesiertodeAmpacama,unodelos lugaresmássecosdelmundo,atormentadaporelsol yporelvientozonda,consupreciosacargaapretada contra el pecho. Pasan uno, dos, tres días. Por las noches, envuelve al niño en un poncho y se acuesta sobre la tierra reseca El niño duerme y ella desfalleciente por la sed, descansa, para volver a ponerse en marcha al amanecer: "Debo proseguir, debo llegar: debo alcanzarlos. No tengo que acordarme de mis piernas, no tengo que pensar en mis brazos, no tengo que recordar la falta de agua., debollegar.Usted,hijomío,ve,sienteyconoceeste largo cansancio de su madre. Usted no pesa, mi ángel, porque su madre lo lleva como si fuera un poco de sí misma." (p. 178). Al tercer día, el horizonte continúa en llamas y Deolinda, exhausta, cae,sinsoltarasuhijoquellevaprendidoalpecho.

Vallecito

Segúnlatradición,DeolindaCorrea es hallada en Vallecito, a unos cuarenta kilómetros del lugar de dondepartió.Unosarrierosquevan llevando tropa, la encuentran muerta: el niño está vivo, succionando de los pechos de su madreelalimentoqueledalavida. ¿Cómo ha podido suceder esto? se preguntan los viajeros ¿que el niño se alimente de un cuerpo sin vida? ¡Milagro! exclaman y bajan de sus cabalgaduras para cavar la tumba dondeentierranaDeolinda.Marcan ellugarconunacruzdealgarroboy prosiguen su camino, para llevar al niño hasta Caucete, final de su viaje. En ese mismo lugar, el pueblo erige el primer santuario, una humilde construcción, para su Difuntita. Y allí van, largas filas de peregrinos y promesantes a encender velas, dejarvasijasdeaguaparasused,yofrendarleobjetos personales para agradecer sus milagros y su protección.

Un culto popular

Las peregrinaciones se realizan los días 1 y 2 de noviembre, fechas destinadas a recordarla, y también durante la Semana Santa, en Vallecito, provincia de San Juan Miles de gauchos y peregrinos se reúnen para recorrer a caballo los caminos que llevan al Santuario. Llevan consigo, imágenes de la Difuntita y realizan diferentes rituales y promesas en su honor El culto se ha extendidoportodoelnoroeste,dondesepuedenver rústicos altarcitos construidos en honor de la Difunta, con ofrendas de regalos y de agua. Un estudioso de este tema, Alfredo Moffat, afirma que la Difunta Correa "constituye un mito ancestral indígena que n o p u d o s e r reinterpretado por la Iglesiacatólica,yaque no existe, en la mitología occidental cristiana, ningún mito equivalente a la estructura de éste: mamar de un cadáver, es decir tomar vida de la muerte". Pone como ejemploopuestoalaPachamama:espírituindiodela MadreTierra,quefuereinterpretadoporlaIglesiaa través de la figura de la Virgen María. Así, en la regiónandina,laPachamamatomalosnombresdela VirgendelValleodelaVirgendelCarmen,mientras quelaDifuntaCorreasiguesiendo,paraestaIglesia, uncultopagano.

Cementerio Municipal de

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