“... busco en mi corazón
el débil parpadeo de la luz.” Jimmy Liao
El sonido de los colores
Fran Nuño - Natalia Colombo
A Manuel y Rosario, mis padres, por todo. A Nati, mi hermana, por todo. F.N.
A mis 2 mejores colores: Juana y Ulises. N.C.
NUEVOS COLORES © del texto: Fran Nuño © de las ilustraciones: Natalia Colombo © de la traducción al inglés: Dora Sales © de esta edición, Hotel Papel Ediciones,S.L. c/ Atocha, 84, 1.º A. 28012 Madrid (ESPAÑA) www.hotelpapel.com Proyecto gráfico: Carlos Tejero ISBN: 978-84-937863-0-4 Dep. legal: M-19585-2010 Impreso en España / Printed in Spain Orymu, S.A. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.
E
l pintor llegó al pueblo por la mañana y se sentó en mitad de la plaza, junto a la máquina que traía consigo. Aquel aparato era un invento que había comprado en el Lejano Oriente y servía para extraer de los ojos de las personas los colores que habían visto a lo largo de su vida.
El pintor quería colores con nuevas tonalidades para crear su próximo cuadro y por eso iba recorriendo el mundo buscándolos. A cambio, pintaría un retrato a quien tuviera los ojos que guardaran esos colores. Ya había estado en muchos lugares y ¡no había encontrado ni un solo matiz que le sorprendiera!
En el pequeño pueblo se formó un gran alboroto. La gente poco a poco se fue enterando de la visita del pintor y nadie quería quedarse sin probar tan extraño artilugio.
Primero fueron las personas ancianas. Después, las de mediana edad. Por último, la gente joven, las niñas y los niños. En orden, se fueron sentando frente al pintor y su máquina. Parecía la consulta de un oculista puesta en mitad de la calle.
El aparato, al principio, hacía unos sonidos muy curiosos. Y segundos después, sacaba, en una enorme paleta, los colores extraídos de los ojos candidatos. Aunque parecía que tampoco en aquel pueblo iban a aparecer los colores buscados por el artista. La máquina no mostraba nada que antes no hubiera visto.
-¿Ya ha pasado todo el mundo? – preguntó el pintor. -Sí, no falta nadie – dijo una voz entre la gente que se encontraba expectante en la plaza. -¡No! ¡Falto yo! – gritó un niño desde el fondo.
La gente, al verlo, rió como si hubiese contado un chiste. El pintor no entendía nada. Hizo que el niño se sentara delante del aparato y colocara sus ojos en el lugar adecuado. Todo el pueblo seguía riendo y había quien se burlaba diciéndole que menuda muestra iba a sacar la máquina de él. Pero, de pronto, el artefacto comenzó a sonar de una forma distinta, como no lo había hecho hasta ese momento.
-¿Por qué se ríen de ti, pequeño? – preguntó intrigado el pintor. -Porque soy ciego de nacimiento, señor – contestó el niño. El artista se quedó boquiabierto. Mientras, entre la gente, se oían voces que decían que de aquel niño sólo conseguiría el color negro.
Y por fin salió la gran paleta. La gente calló de inmediato. ¿Qué sucedía? -¡¡¡Es increíble!!! – gritó con todas sus fuerzas el pintor. -¡Son colores desconocidos! ¡Es como si estuviera delante de un nuevo arco iris!
Un murmullo enorme recorrió la plaza. Nadie comprendía nada. Y sin esperar un momento, el pintor preguntó: -¿Cómo puedes tener este tesoro en los ojos si nunca has visto? -No lo sé, señor. Lo único que hago es imaginar cuando los demás nombran los colores –comentó el niño con la mirada hacia el azul del cielo.
El pintor le dio un fuerte abrazo y quiso cumplir su promesa: el retrato que el niño se había ganado, con la esperanza de que algún día pudiera verlo. Y para pintarlo ya no usó el rojo ni el amarillo ni el verde… ni los demás colores conocidos.
Utilizó los nuevos colores, esos que aún no tenían nombre y que habían nacido de unos ojos que nunca vieron.
New colors The painter wanted colors with new tonalities to create his next painting, and thus he was traveling all over the world, looking for them. In return, he would paint a portrait for the person who had the eyes that kept those colors. He had already been in many places, and he had not found a single hue that surprised him!
“to…theback light that I lost, still glowing here, in my heart.”
Jimmy Liao
The Sound of Colors
The painter arrived at the village in the morning and sat down in the middle of the square, beside the machine he brought with him. That thing was an invention he had bought in the Far East, and served to draw from people’s eyes the colors they have seen throughout their lives.
The small town lived in excitement. Little by little people learnt about the painter’s visit, and everybody, without exception, wanted to try such an odd device.
First, the oldest people. Then, the middle-aged. And last, the young people, girls and boys. All of them, in order, sat in front of the painter and his machine, that, actually, seemed like an ophthalmologist practice right there in the middle of the street.
The device, first, produced very strange noises. And, after some seconds, it drew on a huge palette the colors taken from the candidates’eyes. But it seemed that the colors that the painter was looking for were not going to appear in that village either. The machine, once more, did not show anything the painter had not seen before.
– Has everybody tried? –asked the painter. – Yes, everybody –said a voice among all the expectant people in the square. – No! I’ve not tried! –shouted a boy, from the end.
– Why do they laugh at you, little boy? –asked the painter, intrigued. – Because I was born blind, sir. –replied the boy. The artist was astonished. Meanwhile, among the crowd, some voices were saying that the only color that could be drawn from that boy was black.
Everyone, seeing him, laughed as if someone had told a joke. The painter understood nothing, so he made the boy sit in front of the machine and brought his eyes close to the appropriate place. All the village people were still laughing, and some of them made fun, asking what kind of sample the machine were going to draw from the boy. But, suddenly, the device began to sound in a way it had never sounded before.
And, at last, the huge palette appeared. Everyone stopped talking right away. What happened? – It’s unbelievable!!! – shouted the painter with all his might– These are unknown colors! I feel I’m seeing a new rainbow.
A huge whisper covered the square. Nobody understood anything. Immediately, the painter asked: – How can you have this treasure in your eyes if you have never seen? – I don’t know, sir. The only thing I do is to imagine, when other people name colors – explained the boy, looking at the blue of the sky.
The painter gave him a close embrace and wanted to keep his promise: the portrait that the little boy earned himself, hoping that someday he could see it. And, obviously, to paint it he did not used red neither yellow nor green… nor the rest of known colors.
He used the new colors, those that still had no name and had been born from eyes that never saw.