Jorge Luis Raigosa Barahona RESIDUOS ELECTRÓNICOS, LA PLAGA DEL SIGLO XXI
El volumen de residuos electrónicos que se producen a nivel mundial y la mala gestión de su reciclado ponen en peligro el medio ambiente y la salud pública. Es necesario revertir el modelo para reducir la cantidad de desechos de este tipo, ya que el sistema actual no es sostenible ni lo será en el futuro según las previsiones. anualmente, se generan en todo el mundo más de 40 millones de toneladas de basura electrónica. Los RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos “Se consideran aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) a todos los aparatos que para funcionar debidamente necesitan corriente eléctrica o campos electromagnéticos, y los aparatos necesarios para generar, transmitir y medir tales corrientes y campos, que están destinados a ser utilizados con una tensión nominal no superior a 1.000 V en corriente alterna y 1.500 V en corriente continua” están teniendo un crecimiento muy rápido, tres veces superior al ritmo del resto de residuos sólidos urbanos. De hecho, la cantidad de basura electrónica que se genera ya llega a los elevadísimos niveles de residuos de envases de plástico, con la diferencia de que los RAEE son mucho más peligrosos si no se tratan correctamente. Este tipo de residuos están compuestos por varios elementos tóxicos , con el consiguiente impacto en el medio ambiente y los riesgos que suponen para la salud pública. Entre las sustancias más habituales que contienen se encuentran elementos como el cadmio, el plomo, el óxido de plomo, plata, cobre, antimonio, el níquel y el mercurio, entre otros. La mala gestión de los RAEE conlleva la contaminación de ríos, lagos y mares, de aguas subterráneas y áreas verdes, además de emitir tóxicos a la atmósfera y producir desequilibrios en los ecosistemas. UNA PROBLEMÁTICA MUNDIAL Los principales residuos electrónicos que se generan son los teléfonos móviles y los ordenadores por ser los que cambiamos con más asiduidad. Desde 2007, se han producido en todo el mundo más de 7,1 billones de smartphones. Los RAEE también incluyen grandes y pequeños electrodomésticos, aparatos de alumbrado,
herramientas eléctricas o electrónicas, aparatos médicos, instrumentos de vigilancia y control y aparatos electrónicos de bajo consumo. En todo el mundo se generan más de 40 millones de toneladas de residuos electrónicos y los expertos estiman que hacia el año 2030 serán más de mil millones de toneladas. Sólo en el continente asiático se producen unos 12 millones de toneladas cada año y se espera que los países en vías de desarrollo aumenten exponencialmente su generación de desechos en los próximos años. El gran problema viene porque la mayor parte de estos residuos no se están reciclando a través de métodos eficaces y seguros. Se estima que un 80 por ciento de los residuos electrónicos acaban en un incinerador o en un vertedero. Las malas condiciones en el tratamiento de los RAEE se dan principalmente en países que no cuentan con la infraestructura suficiente, en los que se intenta abaratar los costes del reciclaje utilizando métodos que ponen en peligro la salud de los trabajadores y generan un impacto medioambiental muy negativo. El uso de métodos nocivos para el tratamiento de aparatos eléctricos y electrónicos viene dado por la sobrecarga de basura en estos países en vías de desarrollo, principalmente en el sureste asiático y África subsahariana. Entre los métodos ilícitos que se llevan a cabo y sin ningún tipo de control para la separación de las materias primas valiosas que contienen los RAEE, destaca el llamado “reciclaje informal”, que consiste en usar productos tóxicos al aire libre (que produce una combustión abierta) y el uso del baño de ácido (meter los aparatos en ácido sulfúrico). ¿QUÉ DEBEMOS HACER CON LOS RESIDUOS ELECTRÓNICOS? En España generamos aproximadamente un millón de toneladas de RAEE y cada año aumenta esta cifra. Alrededor de un sesenta por ciento de estos residuos acaban en paradero desconocido según los datos de la Unión Europea, lo que nos coloca entre los países europeos con más descontrol, sólo por detrás de Chipre y Rumanía. En toda Europa se producen más de 10 millones de toneladas de RAEE y una parte se exporta ilegalmente, incumpliendo normativas internacionales como el Convenio de Basilea “El Convenio de Basilea, sobre el control de los movimientos transfronterizos de desechos peligrosos y su eliminación, prohíbe que estos residuos se envíen a países donde no existen las instalaciones o los controles necesarios para su reciclaje y eliminación. En muchas ocasiones, estos desechos se exportan a países en vías de
desarrollo que no cuentan con los requisitos mínimos para no poner en riesgo la salud pública y el medio ambiente.” En nuestro país, el tratamiento de los RAEE está fijado en el Real Decreto 110/2015 y explica las responsabilidades en la gestión de estos residuos diferenciando entre los que proceden de un particular y los que vienen de un productor y hace hincapié en que se recuperen y reutilicen hasta que cumplan con su vida útil.