Las casas y viviendas indígenas venezolanas

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Las Casas y viviendas Indígenas Venezolanas Arquitectura Indohispana

La arquitectura Indohispana es la que se comienza a desarrollar a partir del año 1498 d.C., año en el que llegan los colonizadores a costas venezolanas. En el siglo XV se proyectan dos tipos de arquitecturas, la trabajada por los aborígenes venezolanos, y la construida por los españoles en territorio venezolano.

Palafitos. La arquitectura indígena venezolana era trabajada en dos espacios diferentes, el agua y la selva. A la arquitectura de agua, corresponden los palafitos, que eran viviendas comúnes de las tribus wayúu y warao. Eran viviendas pequeñas, apoyadas sobre pilotes de madera, construidas sobre las aguas tranquilas de los lagos y lagunas. Cuentan los historiadores que cuando Américo Vespucio llegó a costas venezolanas y observó los palafitos del Lago de Maracaibo, llamó al lugar “Pequeña Venecia”, donde derivó tiempo después el nombre de Venezuela. Hoy en día aunque la cantidad de comunidades indígenas han disminuido, las que aún existen conservan la arquitectura de sus ancestros en los territorios de la costa oriental del Lago de Maracaibo y en el Delta del Orinoco aún se pueden encontrar estos palafitos.


Churuatas.

En cambio, las etnias que habitan las selvas tienen una arquitectura distinta, la churuata, era y sigue siendo el tipo de vivienda predominante en los poblados indígenas. La churuata es una especie de choza, pero muy particular, es una vivienda colectiva propia de los pueblos panare y piaroa, ubicados al sur del Orinoco. Se destaca por su armazón de postes de maderas y círculos concéntricos interiores, sobre los que se colocan los delgados haces de palma que conforman la capa impermeable del techo y la perfección de sus formas, coronada por una punta cónica en la que culmina el techo y destaca sobre la vivienda. La churuata se ha convertido en los últimos años en un icono de la cultura venezolana, pues ha sido llevada a las ciudades, en espacios públicos como parques, Mansiones, restaurantes, sitios de esparcimiento, hoteles e inclusive como espacio incorporado en casas modernas.

Aunque las viviendas más apreciadas y que más han perdurado hasta la actualidad en los pueblos indígenas son el palafito y la churuata, otras etnias tenían su modelo propio de vivienda. Los wahiba, construyen una vivienda colectiva hecha de palma y bambú, de planta rectangular, con grandes aleros y de dos plantas que se dan uso en dos tiempos del año. Cuando es época de lluvia las aldeas suelen quedar inundadas, por lo que ellos viven en el segundo piso, cuando es época de sequía viven en la planta de abajo.

Los indígenas venezolanos básicamente usaban: madera, palos, palmas, caña, bambú, mangle y enea para la construcción de sus casas.

Un shabono’ (también llamado xapono, hapono, oyano), es una cabaña utilizada por la etnia Yanomami de Venezuela, ubicados en el extremo sur y cerca de la frontera con Brasil. Son utilizados como viviendas temporales, tienen una duración de uno o dos años, luego son quemados para construir uno nuevo en el mismo sitio. Son construidos


con materiales naturales, las mismas características constructivas utilizadas para la construcción de viviendas en la época prehispánica. Los shabonos se construyen en la selva, utilizando madera para construir una empalizada con techo de paja que tiene un hueco en el centro. Es tradición de los pueblos Yanomami, construir shabonos múltiples, cada uno de forma cónica o rectangular, rodean un espacio central abierto. Cada familia tiene su propia área dentro de un shabono dado. El sistema de Construcción de los Shabono estaba estructurado o constituido inicialmente por una estructura vertical de palo, luego una estructura inclinada de palo que le da la forma al paraviento amarrados con bejuco o cuero crudo obtenido de los animales de cacería y son cubiertos con materiales de hojas de palma u hojarascas, material vegetal.".

Las chozas o bohíos son construcciones de planta rectangular, la estructura es de troncos de árboles o madera, techo de paja o palma, paredes de bahareque o bajareque(es un sistema de construcción de viviendas a partir de palos entretejidos con cañas, zarzo o cañizo y barro).

https://elambienteron.wordpress.com/2012/10/21/las-casas-y-viviendas-indigenasvenezolanas/

https://www.arquitecturayempresa.es/noticia/el-shapono-shabono-viviendacolectiva-de-los-yanomami La arquitectura de los Yanomami, tienen en el SHAPONO (Shabono) un concepto muy propio del espacio colectivo El grupo indígena Yanomami habita la parte sur del Estado Amazonas y ocupa también parte del territorio que pertenece al país vecino Brasil; poco más de la


mitad de la etnia, según el Censo Indígena de 1992, se ubica en territorio venezolano. Tradicionalmente los asentamientos Yanomami se encontraban en la zona interna de la selva, cercanos a los caños menores de la gran red fluvial de la región, siendo las cabeceras de los ríos y las montañas fueron su hábitat tradicional hasta el siglo XX. El sitio de mayor densidad fue la Sierra Parima, actualmente, los asentamientos más poblados se encuentran en el Alto Orinoco. Los Yanomami comenzaron a extenderse hacia los cursos de los grandes ríos navegables en la segunda mitad del siglo XX. A diferencia de la mayoría de los grupos indígenas del bosque tropical, los Yanomami son gente más adiestrados a la vida en los bosques que en los ríos. La vivienda Yanomami se presenta con soluciones técnicas y formales que más bien recuerdan los tipos de cobijos más antiguos inventados por el hombre. Diseñado con un gran espacio central, el heha, a su alrededor se desarrollan todas las actividades de la comunidad, es el punto vital del shapono; todo se abre hacia él, todo mira hacia él y la vida gira alrededor del él. El tamaño del Heha lo determina la cantidad de habitantes de cada comunidad, varia constantemente y puede decirse que sus medidas van desde los 20 a 50 m de diametro. Existe una marcada resistencia de los Yanomami en aceptar otras soluciones constructivas para levantar su tradicional shapono. Sus orígenes formales se pierden en el tiempo para proyectarse inalteradas hasta nuestros días. La solución formal del shapono actual no acusa modificaciones. Lo que alcanza un valor espacial único, es el conjunto del shapono en su totalidad, con su gran círculo formado por las viviendas “techo en tierra” y su heha, el gran espacio central. Lo esencial no es lo arquitectónico de sus fases constructivas, sino el gran espacio colectivo logrado con la integración de los espacios techados y abiertos. Una concepción espacial que es consecuencia de una forma de vida colectiva ancestral, arraigada y compartida para toda la comunidad. En las últimas décadas los Yanomami han asimilado formas y técnicas constructivas completamente diferentes para levantar viviendas con otras variedades tipológicas, pero cuando se trata de levantar el shapono que culturalmente los identifica, se descartan las influencias externas. Es como un acto de reafirmación cultural colectiva. El shapono dura muy poco tiempo, aproximadamente unos dos años, porque por el techo pasa el agua de lluvia o se infesta de insectos. El shapono nuevo se construye en el mismo sitio después de haber quemado el que se ha estropeado o, se levanta en las cercanías del asentamiento anterior.


Anteriormente, por razones de seguridad, los shaponos estaban fortificados y tenían una empalizada que los resguardaba con palos muy altos (más de tres metros) y duros que atarían con lianas muy fuertes. Los sitios de acceso tenían su sistema de alarma ruidoso que anunciaba la presencia de cualquier intruso. Los paravientos de los Yanomami acusan una de las formas constructivas más simples y de fácil ejecución. Consta de unos palos hincados de aproximadamente un metro de alto con viga horizontal en el tope y sobre ella descansa la parte más baja del envigado que conforma la armadura del techo. Las mujeres son las que cargan con las hojas de palma y las llevan hasta los pies de la obra. En el interior de la parte más baja del techo se deposita una gran cantidad de madera colocada verticalmente y con una altura correspondiente a lo definido por la estructura. Dicha madera sirve para los fogones y también para formar un cierre protector para los habitantes del shapono. Todo el mundo, sin límites de edad y sexo, trabaja en la colocación doblando cada hoja sobre los bejucos que enlazan las varas. Las variaciones y modificaciones recientes en los espacios habitacionales y sociales del shapono tradicional revelan búsqueda de nuevas soluciones con el fin de adaptarse a sitios no tradicionales y a realizar actividades nuevas. Según algunos expertos aunque el Shapono se resiste a desaparecer a pesar de las modificaciones que imponen los desplazamientos y asentamientos en sitios no tradicionales y los crecientes contactos culturales y tecnológicos que van acabando con el mito de la “selva impenetrable,” permite pronosticar que su vida no será muy larga. El contacto con la civilización puede ser lento, pero, al mismo tiempo, es inevitable. Para evitar su desaparición, las nuevas generaciones Yanomami tendran que asumir el shapono como patrimonio culturalmente los identifica.


Tipologias viviendas indigenas Amazonas




Esquema construciรณn shapono Yanomami


https://www.arquitecturayempresa.es/noticia/el-shapono-shabono-viviendacolectiva-de-los-yanomami LOS PARAVIENTOS en general son una respuesta ante la necesidad de un refugio provisional durante los relativamente largos periodos de caza o cosecha practicados por la mayoría de las etnias indígenas del amazonas, tienen en común que son de rápida ejecución, hechos con materiales al alcance de la mano y son de carácter provisional ya que pierden su impermeabilidad a los pocos días de construido. El Tapiri Yanomami es la respuesta ante la necesidad de un refugio provisional en medio de la selva, su principal particularidad es una estructura de forma triangular.


EL BOHÍO O CASA COMUNAL

Un asentamiento tradicional indígena está constituido por una casa comunal o bohío, un campo principal a su alrededor y otros conucos subsidiarios, cuyo conjunto es el centro de la actividad y de la cultura bari.

El bohío es la mayor obra material que produce esta etnia y determina la organización social del grupo que lo habita. Para su construcción se utilizan herramientas tomadas de los blancos como el hacha, el machete, el cuchillo, en la labor de cortar y preparar los troncos que se requieren para la edificacion.

Se distinguen como técnicas artesanales las que se emplean en la construcción del techo por el tejido de la paja, la hechura de nudos para el amarre de las vigas, doblamiento de las mismas, etc. Asimismo por el carácter simbólico que posee, quien o quienes coloquen los pilotes principales y secundarios, la forma de hacerlo, están expresando su sistema de organización social.

Es una edificación gigantesca que puede dar albergue hasta a un centenar de personas. Es de forma semiovalada o rectangular cuyos ejes llegan a tener entre 10 y 43 metros de largo y 6 a 20 de ancho; y de 6 a 15 metros de alto. Su techumbre desciende hasta el suelo.

Sostiene Reichel-Dolmatoff (1960:186) que las diferencias en la forma de las casas atestiguarían diferencias culturales entre los grupos que las construyen, ya que se conocen bohíos rectangulares y ovalados. Sin embargo, estudios posteriores han demostrado que tal diferenciación cultural no existe y que la construcción combinada de casas ovaladas o rectangulares permite desarrollar una estrategia de supervivencia (Beckerman 1979:61-71) en respuesta a las necesidades de defensa, abrigo a parientes desalojados por el blanco o, por el contrario, la disminución del número de habitantes conforme a la abundandancia o escasez de los recursos, factores que inciden en el tamaño del grupo sin alterar de ningún modo el modelo espacial propio de la casa bari, pero que permiten cierto juego en las dimensiones de la construcción.

El bohío está situado en el centro de un círculo de cien o doscientos metros de diámetro, aproximadamente, en cuyos alrededores están los sembrados de yuca,


plátano y piña. El sitio elegido debe estar próximo a un río abundante de pescado, que no sea pantanoso ni cenagoso; las tierras deben ser aptas para el cultivo.

Escogido el lugar se tala el bosque, aprovechando los troncos que puedan ser útiles como soportes. Todos los miembros del grupo participan en la construcción dirigidos por el Natubay (ver infra), los hombres acercan los maderos, las mujeres apilan palmas y bejucos.

Cuatro maderos son plantados como pilares centrales y sobre ellos se tienden cuatro travesaños, formando un cuadrilátero, en el cual descansa la estructura del bohío, conformada por dos filas de horcones separados por tres metros y medio uno de otro, doblados hacia el centro en la parte alta, en donde se unen a una viga cumbrera que sirve de contrapeso a las fuerzas laterales. A estos unen otros troncos para facilitar el amarre de la palma, la cual se coloca de forma que el tallo envuelva el madero y la palma quede hacia fuera, haciéndolo desde dentro y comenzando por la parte baja. Las mujeres elaboran los canastos, chinchorros y esteras que servirán como nuevo ajuar.

La construcción exige la organización de toda la comunidad con este fin, distribuyéndose los roles de la siguiente manera, según anota Castillo (1981:63).

Ñatubai: Jefe del bohío y primer jefe de construcción. Ocupaba el puesto del palo central —viga maestra— que atraviesa todo el bohío desde arriba, como sostén fundamental y el que da consistencia a toda la casa comunal. Era el sitio más importante y, a la vez, el más arriesgado.

Abyiyibai: Segundo jefe de construcción. Nombre correspondiente al palo que sostenía las partes laterales de arriba.

Ibaibaibai: Tercer jefe de construcción. Nombre correspondiente al palo que sostenía las partes laterales más pequeñas.

Atakyominaibaibai: Cuarto jefe de construcción. Nombre correspondiente a los palos laterales más bajos.


Akschayirominibaibai: Quinto jefe de construcción. Su nombre correspondía a los palos que rodeaban el bohío por dentro, donde iban guindados los chinchorros.

En toda esta concepción aparece un excelente sentido de unidad y de responsabilidades compartidas, si bien dirigidas por el principal responsable de la comunidad, expresado en formas culturales de corte arquitectónico.

Es de interés advertir la relación existente entre los maderos, sus respectivos nombres y su distribución entre los hombres participantes en la obra.

La construcción puede tardar entre mes y medio y dos meses, tiempo en el cual van y vienen de y al bohío viejo que va a ser reemplazado. Sus dimensiones y forma —ovalada o rectangular— dependen del tamaño del grupo que lo ha de habitar en forma comunal, como casa para preparar y consumir los alimentos, como albergue, lugar de descanso y protección.

El espacio está distribuido en dos áreas principales: la central, para los fogones y la lateral, muy cerca de los fogones; los alimentos, como racimos de plátano o yuca se colocan en la improvisada cerca divisoria de las dos áreas; y en los canastos que cuelgan de las vigas ubicadas en lo alto de la cocina, se colocan las carnes y el pescado envueltos en hojas.

370.jpg (5914 bytes) En la parte lateral se ubican los chinchorros, hamacas y esteras, se guardan las ropas y otros enseres, bien sea en canastos o colgados en cuerdas; dentro de la techumbre pajiza si se trata de flechas, machetes, cuchillos; o más alto, en especie de soberados, en donde además guardan maletas y elementos para elaborar arcos, chuzos o flechas.

El bohío tiene dos "puertas" principales, una hacia el oriente y otra al occidente, de un metro y medio de altura; en los bohíos más grandes, puede haber otras dos muy pequeñas en los costados opuestos. Todas se cierran en la noche con palmas, para protegerse contra el frío o de las molestias de animales intrusos.


El enclaustramiento y la penumbra que dominan en el bohío se ven interrumpidos por minúsculas "ventanillas", situadas a unos cuarenta centímetros del piso, por las que entra un haz de luz suficiente para iluminar las labores de las mujeres que, acomodadas sobre una esterilla, o tiradas sobre el suelo de tierra, tejen, remiendan, se acicalan o arreglan a su bebé. Estas ventanillas pueden ser "cerradas" en la noche con cualquier hoja seca, logrando absoluta oscuridad.

La distribución del espacio en el bohío responde al concepto de vivienda multifamiliar en donde cada familia tiene su "hogar" en el verdadero sentido de la palabra: un fogón en el centro y un dormitorio con privacidad. Los bari han desarrollado un comportamiento adecuado a esta condición que les permite vivir entre sí, hombres, mujeres y niños con total respeto a su status y con la independencia a que cada familia tiene derecho. La ubicación dentro de la casa responde al siguiente orden: el Ñatubai con su familia ocupa el primer sitio, a la izquierda de la puerta de entrada; el segundo, ibaibaibai, se sitúa de primero a la derecha; el tercero, abyiyibai, al lado del ñatubai, seguidamente las demás familias, según la distribución ordenada por el Ñatubai.

La distribución familiar también responde a un orden en la ubicación de los chinchorros y/o hamacas: los jóvenes ocupan el sitio más alto, los viejos en medio y las mujeres con los pequeñines en la parte más baja, o en esteras sobre el suelo, en razón de que a la mujer se le asocia con la tierra que representa la fecundidad.

Para Pinton (1972) los bohíos no son construidos por un grupo familiar ni de parientes sino por individuos con relaciones de alianza, distintas a las de parentesco, distribuidos en él según la siguiente norma "deux voisins inmediats de méme sexe sont toujours alliés entre eux, deux voisins de sexe opposé sont reciproquement parents" (dos vecinos inmediatos del mismo sexo son siempre aliados entre ellos, dos vecinos de sexo opuesto son recíprocamente parientes) (1972:37). Para la misma autora los lazos que unen a los habitantes plantean los principios esenciales que articulan la organización del bohío y encarnan la distribución del espacio interior. Así, los individuos están subdivididos en tres clases: isdora, bokara y dura, representadas en proporciones diferentes en el bohío; hay generalmente uno o dos isdora por casa, los bokara son más numerosos y los dura son la mayor parte del grupo (1972:41). El isdora es quien encabeza el grupo en camino por la selva y son los de mayor prestigio en el momento; los bokara auxilian a los primeros; los dura son aquellos que aún no se les han adjudicado responsabilidades como los hombres muy jóvenes y solteros, o quienes han cesado en sus funciones como los muy viejos.


Las relaciones que unen a los individuos (alianza, parentesco, posición en el camino), sirven para determinar la posición en la casa. A su vez, según el sitio de la familia en la casa, oriente, occidente, centro, se conoce su posición en el camino. Los isdora van primero, los agbara o bokara segundo y, residen en el centro de la casa, los dura son los últimos y se agrupan al occidente.

Pero estas posiciones no son perennes en la vida de un bari; expresan su condición dentro del grupo del cual ha decidido formar parte en el momento de construir el bohío. Cada bohío nuevo borra el anterior y de la misma manera como los materiales para su elaboración son deleznables y los campos de cultivo están en suelos de fertilidad transitoria, así también se entenderá el carácter de permanencia de un bohío y su grupo. Se aclarará mejor este tema en el capítulo de organización social y política.

Cambios en las viviendas

372.jpg (8930 bytes) Con la pacificación continuó la política de aculturación e integración, de lo cual son fehaciente prueba los cambios ocurridos en la vivienda. Las misiones capuchinas en Venezuela, las hermanas Laura, el padre García Herreros y Bruce Olson buscaron romper el patrón de asentamiento tradicional de la comunidad, con la idea de crear agrupamientos o caseríos al estilo europeo.

Estos caseríos rompen con la cultura y la organización social bari, destruyendo la vida en comunidad de los bohíos, el sentido que en ellos se crea para la distribución y aprovechamiento de los territorios de caza y pesca y el estilo de vida de horticultores selvícolas semisedentarios, y tienden a convertirlos en campesinos o jornaleros productores para el mercado. Esto mismo se puede observar a simple vista al contemplar esas pequeñas agrupaciones de casitas de material construidas en Bokshi sobre el río de Oro por los misioneros capuchinos, Campo Rosario, Someme o Saimadodyi en la República de Venezuela; así como Bruce Olson en Ikiakarora o por las hermanas Laura en el Catatumbo, quienes durante veinte años largos han desarrollado un programa indigenista con criterio personal. En otros casos la población se ha desintegrado de sus comunidades originales y se ha dispersado en pequeños grupos de una o dos familias que se esparcen en pequeñas fincas en medio de la selva como se observa en el sinnúmero de asentamientos que relatamos en el capítulo anterior.


De esta manera se han manejado los conjuntos humanos con pautas premeditadas en un programa de cultura que contempla una jerarquización de los asentamientos de los indígenas, considerando unos como centro por encontrarse en ellos bien sea la sede de la misión o mejor dotación y, otros como puesto tal como clasifica B. Olson los diversos sitios. Así, si encontramos en un lugar en la Reserva Motilón Bari de Colombia enfermería, escuela, vivienda para el maestro "blanco" se llaman Centro, por lo que en la actualidad se contempla la distribución y organización actual de los asentamientos de la siguiente manera:

Zona de Río de Oro

a. Centro de Ikiakarora, alto río de Oro fluvial. b. Finca Bribiara, a cargo de Odo Sayo. c. Puesto Saphadana. Cuenta con la sede de la Cooperativa de consumo.

Zona de Caño Tomás

a. Finca Brubucanina b. Puesto Ocbabuda c. Puesto Pathuina

Zona de Caño San Miguel Centro de Shubacbarina

Zona Cabecera Río de Oro Centro Biridikaira

La política de asentamientos consiste en establecer desde los puestos o centros, tierras de cultivo permanente con carácter comercial como el cacao, el maíz o el plátano; en otras ocasiones se siembran pastos para la ganadería. También se realizan fincas personales en medio de las zonas de desmonte como ocurre en Suerera y Ocbabuda. El trabajo exigido con este fin es de carácter personal o algunas veces se recurre al pago de jornales, especialmente cuando la labor es desconocida como cuando se trata del cuidado de vacunos. En la generalidad de


los casos para la construcción de estos "centros", los indígenas son ocupados en faenas simples como acarrear arena, cemento o bultos; otras veces para desmontar, sembrar o recoger maíz.

Los elementos de mayor impacto en los asentamientos son la existencia y el uso de plantas que generan electricidad, motobombas que llevan el agua hasta las viviendas a través de acueductos, pequeñas embarcaciones con motores fuera de borda, vehículos automotores. Estos elementos los enorgullecen de poder rivalizar con cualquier poblado progresista de cualquier lugar, como ocurre con los habitantes de Ikiakarora. Para hacer más viable toda esta obra B. Olson constituyó la Asociación Comunidad Bari de Colombia con personería jurídica del Ministerio de Gobierno, con estatutos propios, cedulando gran parte de los indígenas del río de Oro y caño Tomás.

Sin embargo, aún existen algunos rasgos tradicionales en los asentamientos de los bari que vale la pena destacar y, los cuales son muy variables, según sean los factores de presión a que hayan sido sometidos los indígenas en cada caso, en especial a los de la política de integración a que se viene aludiendo.

En orden de aculturación, los grupos del Catatumbo en Bebokira y Catalaura, manejados por Antonio Maldonado y por las hermanas Laura, con el respaldo del padre García Herreros, representan los de mayor "campesinización". Siguen los de Ikiakarora, Brubukanina, Shubacbarina, Ca’axbarinkaira, Suerera y Ocbabuda que dirige B. Olson. En menor medida en esta región están los del bohío tradicional de Pathuina o los de Saphadana, que a pesar de poseer cultivos comerciales y alguna ganadería, conservan un bohío alterno: el Bobokira, aguas arriba del río de Oro. Es este un bohío estacional en plena selva a donde se trasladan periódicamente a realizar faenas de caza y pesca, ya imposibles en Saphadana dado el alto nivel de deforestación y el elevado número de asentamientos de colonos, y donde cuidan de sus conucos de yuca y plátano para el consumo doméstico.

Muy cerca de Brubucanina, remontando la cuchilla que separa las aguas del caño Tomás con las del Iki Boki o río del Suroeste, existe otro pequeño grupo que habita el bohío de Pathuina, inaccesible por vía fluvial. Dicho grupo es el más tradicional de la zona, su única vía de comunicación es el camino de la selva a cuatro horas de Brubucanina.


Pero la porción más tradicional y de menor contacto "civilizador" está conformada por los bohíos denominados por R. Jaulin "del interior" (1973:32, 155). Existen hoy en esta zona los grupos de Biridikaira, Korrokaira y Chirrindakaira (ver mapa 2), en situación desigual. Más al norte y alejado se encuentra Chirrindakaira, del que los colonos más retirados y con menor contacto, llaman bohío Majayura (palabra guajira).


https://www.wikiteka.com/apuntes/historia-de-vzla/


Sistemas bioclimáticos y adaptación al medio de la arquitectura andina venezolana. La casa del Páramo Merideño

La casa del páramo merideño se ha adaptado al clima tropical de montaña mediante técnicas y sistemas bioclimáticos opuestos a los de la vivienda Warao, esto es debido a las diferentes condiciones climáticas que supone el gradiente vertical (la disminución de la temperatura según subimos en altura) pese a estar ambas tipologias a la misma latitud y recibir por tanto la misma cantidad de radiación solar. Los sistemas pasivos principales, referidos a la envolvente y a la distribución espacial, son los siguientes: Cubierta ligera captadora construida mediante estructura de par e hilera de rollizos de madera, tablero de caña común (arundo donax) y acabado de teja curva cerámica sobre mortero de tierra y cal. Edificio semienterrado con muros de tapial sin huecos sobre zócalo de piedra, aportan masa térmica para almacenamiento de calor (inercia térmica) y geotermia al tiempo que protegen la edificación de los vientos fríos de las cumbres, creando un patio porticado resguardado a través de donde se ilumina y ventila la vivienda.


los parujano La vivienda del aùú es una tradición que ha permanecido hasta hoy; esta vivienda es construida de madera de mangle y esteras; hecha de enea, construida sobre el agua a unos dos metros sobre la misma.


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