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Mi abuelo Pepe, por Iván Cano Martínez

MI ABUELO PEPE

Mi abuelo Pepe siempre me recitaba una bonita poesía sobre un pavo real y un erizo, mientras yo me moría de risa.

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Siempre la recitaba en los viajes que juntos hacíamos en familia, en una Mercedes de ocho plazas, fuésemos a Andorra o a Sevilla.

También contaba refranes o chistes, mientras comíamos chicles, pues era muy alegre y divertido aunque dijéramos cosas sin sentido.

A mi abuelo Pepe la guitarra le gustaba tocar, bien La Saeta del Cristo de los Gitanos o bien un villancico de Manolo Escobar.

A mi abuelo Pepe yo lo quería mucho, siempre me daba consejos de ser bueno y estudiar mucho.

Mi abuelo Pepe hace un año que se fue, el veintitrés de febrero, nunca me olvidaré de él.

Te quiero, Pepe, allí donde estés acuérdate también de nosotros, pues Aaron, Basi y yo te echamos de menos, ¡los tres!

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