José Alfonso Pérez Martínez
CARTA A UN MAESTRO MASÓN
Cartagena, 2013
Carta a un maestro masón por José Alfonso Pérez Martínez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
PALABRAS PREVIAS
Hace unos años mantuve contacto epistolar con miembros de una logia masónica. No llegué a unirme, pues era una logia de las llamadas regulares, que no admiten ateos en su seno. Escribí entre otras esta carta, que no acabé mandando, y que publico ahora. Sigo respetando y admirando, como entonces, la tradición humanista y a favor de la fraternidad entre los hombres que ha mantenido la masonería.
JAPM, 24 de marzo de 2013
CARTA A UN MAESTRO MASÓN
Respetable Maestro Masón:
Le aclaro un poco más en qué consiste mi ateísmo. No sólo es que no crea en ninguna de las religiones que actualmente llenan el mundo de dogmas, no sólo es que no crea que exista ninguna realidad metafísica ni ningún ser divino. El hecho es que, y yéndome a lo que usted me escribe sobre la casualidad y la causalidad, es que no creo que existiera un agente causal origen de la cadena de causas y efectos en que estamos inmersos. Reconozco, sí, que el mundo consiste básicamente en eso, en una red donde todo está relacionado y donde todo lo que hacemos conlleva consecuencias, pero creo que todo ello
nació por azar. Creo que la CAUSALIDAD surge de la CASUALIDAD, que la vida se originó en la Tierra como nos explica la ciencia, con reacciones químicas casuales que dieron lugar a las primeras células. Es difícil, viendo que de ello surgió una cadena de causas y efectos que hizo evolucionar a los seres vivos y crear miles de especies diferentes, no ver en ello un principio rector, una inteligencia divina tal vez, pero en realidad creo que en origen todo fue casual. Una duración inferior de las lluvias que dieron lugar a los mares, o una actividad volcánica mayor o menor, que alterara la química de dichos mares primigenios, hubieran tal vez eliminado la posibilidad de la creación de las primeras células. La vida surgió, pues, por la coincidencia afortunada de hechos que bien pudieran haber ocurrido de otra forma, o sea, por puro azar. Usted puede decirme que si ocurrieron así es porque Alguien lo decidió así, porque Alguien dirigió el proceso. Sin embargo, yo creo que todo pasó así de la misma forma que pudo haber pasado de otra forma. En eso consiste el azar. Vivir en el resultado afortunado de una apuesta
nos hace ver el espejismo de que nada pudo ser de otra forma, pero de hecho creo que en muchísimos planetas la vida no habrá surgido porque un factor, o varios, no habrán ocurrido como ocurrieron en la Tierra. Entonces, ¿hay un Dios que experimenta, que hace pruebas, que crea las condiciones para la vida aquí y que se queda a medias en otros sitios, que crea la vida y la hace evolucionar sólo para verla evolucionar torpemente, y mediante el sistema cruel de la supervivencia del mejor adaptado, creando a veces callejones evolutivos sin salida, especies que son eliminadas por otras mejor adaptadas al medio? No puedo concebir un Arquitecto Supremo que pueda crear un Edificio así. Las ramas del Árbol de la Vida han crecido de forma caótica, incoherente, y una Inteligencia Rectora no hubiera permitido algo así, ergo no debe haberla. Reciba un cordial saludo.
José Alfonso Pérez Martínez, 26 de enero de 2010
Mรกs del autor en el blog Por Estar Contigo: http://porestarcontigo.blogspot.com y en su web: http://josealfonsoperez.webs.com