REVISTA NUMERO 37 CANDÁS MARINERO

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PORTADA—————————————————————————Por Francisco Javier Mendez SUMARIO——————-Pag 2 NOTICIAS——————-Pag 3,4,5 EL OSCURO SILENCIO DE LA BARBARIE———Pag 6.7.8.9.10,11,y 12————————-Por José Carlos Álvarez NOTICIAS——————Pag 13,14,15,16,17, 18 y 19 GüELOS——————--Pag—20 y 21————————————--Por Gonzalo González NOTICIAS——————-Pag—22 y 23 PASEANDO—————--Pag—24 y 25————————————Por José Carlos Álvarez NOTICIAS——————-Pag 26 HISTORIAS DE CANDÁS Y LA MAR——————--Pag 27——————————————-Por Laureano Álvarez DEPORTES ——————Pag 28,29.30 y 31 TEATRO MARINA———-Pag 32 ARCHIVOS Y DOCUMENTACIÓN —-Francisco Javier COORDINADOR ————————--José Antonio

LLos Pescadores del Norte y Noroeste de España lo continuaremos para el siguiente mes

REVISTA NUMERO 37 DE LA ASOCIACIÓN CANDÁS MARINERO —————MAYO 2017 FOTOGRAFIA –Juanjo Argüelles

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Casi treinta personas, tres de las cuales serán exhumadas el sábado, fueron fusiladas y arrojadas desde Peñas y San Antonio entre 1937 y 1939

Asturias cayó en manos de los nacionales el 21 de octubre de 1937. Desde esa fecha hasta el fin de la guerra, en abril de 1939, se contabilizaron 69 desaparecidos entre vecinos Carreño y Gozón, y casi una treintena de personas que fueron primero fusilados y después arrojados al mar, bien por el cabo Peñas o por San Antonio, en Candás. "Por Peñas tiraron a gozoniegos y avilesinos; en Candás, casi todo candasinos", explica el historiador Pablo Martínez Corral.

El modus operandi era similar a la hora de arrojar los cuerpos al mar. Lo contaba la militante comunista, ya desaparecida, Peregrina González, conocida como "la Pasionaria de Gozón": "Pasaba el camión de la muerte cargado con hombres y mujeres que eran arrojados al mar, algunos vivos, por un acantilado de unos cien metros, y muchos de esos mártires se quedaban colgados en matorrales o piedras salientes hasta que les llegaba la muerte".

Como historia curiosa, entre los muertos del cabo San Antonio figuran tres hermanos Álvarez Rodríguez, uno de los cuales, Manuel, consiguió sobrevivir a tres balazos y a la caída por el acantilado. Tras volver a su casa natal en Prendes, un mes más tarde, fue detenido y vuelto a fusilar por los falangistas, que esta vez no fallaron. "Hubo meses en los que incluso se prohibió la pesca en esa zona", añade Martínez Corral.

En el estudio realizado por la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) sobre la exhumación, los especialistas dejan claro que los cuerpos, tras ser lanzados desde lo alto de los acantilados, "quedaban destrozados". Martínez Corral lo corrobora y aporta un caso más, el de un hombre que, tras los embistes del mar y el golpe contra las rocas, quedó decapitado. Fue hallado en la playa de Viodo, junto a Peñas.

En esa lista figuran también tres cadáveres de mujeres de Candás que serán exhumados el próximo fin de semana en el cementerio de Bañugues por un equipo dirigido por el forense Francisco Etxebarria. Esas tres mujeres formaban parte de un grupo mayor que fue detenido el 2 de junio de 1938. Algunos de los cadáveres nunca regresaron a la costa, y los que arribaron fueron trasladados a Bañugues, a Viodo y a Luanco. Las dos últimas fosas están "destrozadas", de ahí que la investigación se haya centrado solo en la de Bañugues. Tras la exhumación, será examinado el ADN de los cuerpos. Fuente La Nueva España Illán Garcia

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UN GRUPO DE FORENSES EXHUMARÁ LA FOSA COMÚN DE LA GUERRA CIVIL Los trabajos en el cementerio tratarán de recuperar los cadáveres de unas mujeres arrojadas desde el Cabo Peñas y cuyos cuerpos devolvió el mar da. Anteriormente hubo otras actuaciones similares en Posada de Llanes, Cabañaquinta y Valdediós, entre otras.

Uno de los forenses españoles más reputados, Francisco Extxebarría, que trabajó en las exhumaciones de los miembros de ETA Lasa y Zabala y también en el "caso Bretón" será el encargado de hacer lo propio en el cementerio de Bañugues con una fosa común de la Guerra Civil, en la que se hallan, al menos, tres mujeres de Candás enterradas en 1938. Según la investigación llevada a cabo por la asociación por la recuperación de la memoria histórica (ARMH), los cuerpos fueron arrojados previamente al mar desde los acantilados del cabo Peñas y, posteriormente, las olas devolvieron los cadáveres a la orilla. "Arrojaron ocho mujeres y la mar devolvió a seis: dos se cree que fueron enterradas en el cementerio de Viodo, una en el de Luanco y tres en el de Bañugues, de los otros dos cuerpos no se sabe nada", explica Luis Miguel Cuervo, miembro de la ARMH y uno de los responsables de la exhumación en Asturias. La acción se llevará a cabo los días 20 y 21 de mayo. El mismo equipo hará lo mismo en otra fosa común en Pravia, donde están enterrados dos hermanos represaliados en la Nochebuena de 1937. Ambas fosas son las primeras que se exhuman en Asturias desde hace casi una déca-

La historia del asesinato de las mujeres enterradas en Bañugues se remonta al 10 de mayo de 1938. En esa fecha, el jefe de la Columna de Ocupación de Levante, el Negociado de Orden Público del Ayuntamiento de Carreño, confecciona una relación de los individuos que "han huido y que ha cometido crímenes y delitos, que han formado parte de las diferentes directivas de los partidos afectos al Frente Popular". Ese listado incluye los nombres de 52 vecinos, la mayoría de Candás. Cabe señalar que las tropas nacionales ya habían tomado Asturias en octubre de 1937 y, por lo tanto, la Guerra Civil en la región había terminado. La investigación que ha realizado la ARMH arroja nuevos datos. El 2 de junio de 1938 se tiene constancia de un camión cargado de prisioneros que pone rumbo al Cabo Peñas, desde donde serían arrojados los cuerpos de, al menos, esas ocho mujeres. "A partir de esa misma jornada en las playas, puertos y pedreros cercanos a las localidades de Bañugues y Luanco, en el concejo de Gozón, aparecieron numerosos cadáveres que habían sido devueltos por el mar. Como es normal, estos hechos causaron una gran conmoción entre la población local, lo que provocó que el párroco de Luanco se desplazara a Candás para protestar enérgicamente ante los responsables locales de la Falange", explica Luis Miguel Cuervo. Los vecinos del entorno de Peñas encuentran los cuerpos de cuatro mujeres: una el día 2 en la playa de Bañugues; otra el día 3, en ese mismo lugar; una tercera el día 4, en la de "Las Botadas", al este de la de "Llumeres"; y una cuarta el día 7, en la de Moniello. Aun serán hallados los cadáveres de otras dos el día 4 de julio: una en "El Pedrero" y otra en "El Reduso", localizaciones cercanas al Cabo Peñas y de difícil acceso. Fuente La Nueva España Illán Garcia

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La búsqueda de "Les Candases" continúa Balbina López "fueron detenidas primero para poder atrapar" a su bisabuelo, Ángel López, anarquista de la CNT y trabajador de las conserveras de Candás y promotor de huelgas en las fábricas. "Estaba fugao en Piedeloro, a ellas las mataron el 2 de junio de 1938 y a él, al día siguiente junto con Pío Solís, secretario del PC de Carreño", añade Miguel García.

Los trabajos de la exhumación de Bañugues son una incógnita. Por el momento, el equipo de Aranzadi capitaneado por el forense Francisco Etxebarria tan solo ha dado con un féretro enterrado en una fosa del cementerio, en la que presumiblemente hay otros dos cuerpos más. Los tres son de mujeres de Candás, pero poco más se sabe. "Estoy emocionado, me parece increíble que ocurriera algo así". Habla Juan Rodríguez, nieto de Rosaura Muñiz, una de las candasinas desaparecidas en 1938. La investigación continúa. El 2 de junio de ese año, un camión falangista con destino al cabo Peñas trasladaba a ocho mujeres desde Candás para ser fusiladas y posteriormente arrojadas por el acantilado hacia el mar. Todas murieron. Sin embargo, dos cadáveres nunca fueron devueltos por la mar. El resto, fueron hallados en los días sucesivos en la costa gozoniega. Dos se trasladaron al cementerio de Luanco, una al de Viodo y tres a Bañugues. Se da la circunstancia que las fosas de las dos primeras localidades fueron "destrozadas" y solo queda la de Bañugues. Los familiares de esas mujeres confían en que la investigación de Etxebarria despeje la incógnita. "Somos biznietas de María Fernández, 'La Papona', solo esperamos que esté aquí y no sea alguna de las que se llevó la mar", indica Miriam Santoveña, que como su hermana Sonia, no perdía detalle de los trabajos de la ARMH y Aranzadi. A pocos metros, Miguel García confía en tener la misma suerte. Su tatarabuela, Aúrea Artime García y sus hijas Plácida y

Los familiares admiraban cada movimiento de pala del equipo de Etxebarria. Los trabajos comenzaron hacia las nueve y media de la mañana con la excavación de un terreno ubicado en el centro del cementerio bañuguero. "Siempre se dijo que ahí estaban enterradas Les Candases", se oía comentar entre los vecinos y curiosos que no perdían detalle de la operación. "Luego harán las pruebas de ADN y a saber, de cualquier manera nos alegraremos", expresa Sonia Santoveña, que recuerda como su madre, Conchita Fernández, le contó la historia de su bisabuela, María "La Papona", desde que era pequeña. Los familiares admiraban cada movimiento de pala del equipo de Etxebarria. Los trabajos comenzaron hacia las nueve y media de la mañana con la excavación de un terreno ubicado en el centro del cementerio bañuguero. "Siempre se dijo que ahí estaban enterradas Les Candases", se oía comentar entre los vecinos y curiosos que no perdían detalle de la operación. "Luego harán las pruebas de ADN y a saber, de cualquier manera nos alegraremos", expresa Sonia Santoveña, que recuerda como su madre, Conchita Fernández, le contó la historia de su bisabuela, María "La Papona", desde que era pequeña.

Fuente La Nueva España Illán Garcia

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Candás, Junio de 1938 Hay hechos que acaecen en periodos oscuros, siniestros, sobre los cuales se acumula una pátina de silencio acarreado por la resignación y el temor. No está demás en el tiempo recordarlos, aunque sólo sea por respeto a los que los padecieron, para evitar que la historia apócrifa los perpetúe en la falsedad convirtiendo a las víctimas en verdugos de lo acontecido. Se asomó a la galería. Desde allí vislumbraba la plaza de La Baragaña. El vocerío de la calle le había sobresaltado. El presagio mañanero afloró de nuevo con fuerza inusitada llenándole de zozobra el alma. Antes de atisbarlos sabía que el apresado era él. -“¡Es inocente! ¡Criminales! ¡Asesinos!”

¡Dejad

de

de la época, a las congojas y el pavor que consumían su cuerpo cuando la mar mostraba su lado lóbrego y las galernas sorprendían a las lanchas en plena faena y ella, junto a las demás mujeres, se reunían en el muelle, impacientes y angustiadas, suplicando al Cristo marinero que hiciera el milagro y trajera a puerto, sin tragedia que lamentar, a todas las embarcaciones.

torturarlo!

No pudo contener el impulso atávico. Nunca soportó la injusticia, el escarnio y el martirio y barruntó, aún sin terminar de pronunciar las palabras, que lo que estaba gritando podía costarle la vida. Se llamaba Rosaura. Vino al mundo en la calle de La Cruz nº 11 un ocho de Setiembre de 1875 a las seis de la tarde, apenas unos meses después de instaurada la Restauración borbónica en España que ponía fin a la Primera República. Su madre, Florentina González, ama casa. Su padre, Plácido Muñiz, pescador. Corría por entonces en Candás un periodo de auge pesquero. A las ancestrales costeras del besugo y la sardina se unían nuevas capturas de bonito y bocarte. El escabechado tradicional daba paso a las nuevas técnicas de salazón, cocción y envasado. Las fábricas de conserva se multiplican en el pueblo aprovechando el incremento de la pesca y el oficio y buen hacer, en les bodegues, de les muyeres candasines. Se casa con Lino a finales del siglo en 1899- recién regresado de la guerra de Cuba. No era sabedora por entonces que las consecuencias de esa palabra, guerra, iban a marcar su vida con saña y con sangre. Transcurre el matrimonio como tantos otros del pueblo, tiempos de bonanza solapados con otros de carencias, siempre en función de la beneficencia o la cicatería de la mar con las dádivas de las costeras. Seis son los hijos concebidos en el matrimonio que prontamente se hacen mayores. Le gustaba ir a la iglesia y rezar algún que otro rosario de agradecimiento, era como una necesidad; quizá debido a las circunstancias

No tarda la vida en asestarle el primer revés. La enfermedad se lleva consigo a su marido. Asume resignada la desgracia y acrecienta su devoción con misa diaria en busca de consuelo y desahogo, intentando aplacar la pena y el dolor que le corroen. No ha de ser el único infortunio que la vida le tiene reservado. A su yerno, el esposo de Clementa, un golpe de mar lo arrebata de cubierta y se lo traga, al ser sorprendido el barco donde faenaba por una borrasca repentina. Poco después al hijo de este, su nieto, lo lleva una afección traicionera dejándoles, a madre y a hija, el corazón desgarrado de por vida por tan desdichadas pérdidas. Llegan los convulsos años treinta a España marcados por la gran depresión del crack del 29 de la bolsa de Nueva York. La carencia en las necesidades básicas y el descontento popular con la monarquía y los partidos surgidos de la Restauración generan un nuevo auge entre los defensores republicanos y las organizaciones obreras. Las conjeturas sobre la Segunda República se hacen realidad y termina instaurándose en 1931. Se pueden considerar en ella tres etapas.

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Candás, Junio de 1938 Un primer bienio presidido por Azaña con diversas reformas de modernización y culturización del país. Un segundo bienio presidido por Lerroux, apoyado en el parlamento por la CEDA, la derecha católica, que pretendió dar al traste con las reformas anteriores durante este mandato se produce la Revolución del 34 en Asturias-. Y una tercera etapa donde el Frente Popular gana las elecciones en febrero de 1936 pero apenas cinco meses después se produce el levantamiento militar que desemboca en la Guerra Civil Española. Durante la contienda fratricida, catorce meses en Asturias, una junta popular gestiona el ayuntamiento de Candás, leal al gobierno salido de las urnas; es secundada por varios comités controlados por los sindicatos mayoritarios. Selmo Rondón, un delegado de la CNT en la cofradía de pescadores, dirigió el comité de pesca y alimentación. Hacía pocos meses que la guerra en Asturias había terminado. A pesar de las noticias que llegaban de Gijón sobre delaciones infames amparadas en la envidia y la codicia, detenciones en masa y fusilamientos arbitrarios descartó, en su momento, embarcarse rumbo a Francia junto a otros camaradas. Había estado en el muelle y fue partícipe del miedo reinante y la ansiedad por escapar lo antes posible del desquite de los vencedores. No supo porqué, quizá por la incertidumbre del viaje o la zozobra que asomaba en las caras de cubierta, pero decidió quedarse y asumir el riesgo. No había estado en el frente y su labor en el pueblo siempre fue humanitaria. Es cierto que a sus ideas republicanas y pretensiones de conseguir un mundo más justo y equitativo jamás renunciaría, aunque tuviera que mantenerlas silenciadas por el momento, pero no se consideraba mal mirado entre sus vecinos. Se escondería el tiempo necesario hasta que los ánimos se aplacasen y las tornas volvieran a su lugar. A una mala y en caso de detención pensaba que la condena sería un periodo de cárcel. Lo que no se imaginaba en aquel momento era que el terror que habrían de instaurar los somatenes y piquetes de falangistas con los registros nocturnos y las amenazas de tortura y muerte para todo aquel que encubriera a un ‘rojo’, haría que las puertas de las casas permaneciesen cerradas a cal y canto ante la solicitud de resguardo de alguno de los perseguidos, a la vez que la delación se tornara algo usual y se justificara por temor a las represalias. Lo que si

supo fue que, con intimidación o sin ella y la supervivencia en juego, aún quedaban personas íntegras dispuestas a arriesgarse y dejarle un cubículo donde guarecerse.

El ruido en el portal le sacó del duermevela provocándole un desasosiego repentino. Las sienes comenzaron a latirle y el presentimiento de que algo no iba bien le produjo una descarga de adrenalina. El sonido apresurado de los pasos subiendo a la buhardilla activó su cuerpo. Con rapidez inusitada Selmo abrió el velux y se encaramó a la azotea. Podía escuchar la jauría humana exacerbada. Un disparo retumbó abajo en el callejón del cura y supo de inmediato que el objetivo era él. Le habían descubierto. Se imaginaba al delator parapetado para no ser visto en una de las esquinas del callejón, esperando con afán el éxito de la caza que le reportaría un mísero puñado de billetes de nuevo cuño y la creencia de que su nombre sería tenido en cuenta en el futuro entre los mastines atirantados del nuevo régimen, sin importarle una mierda las secuelas asesinas que su chivatazo iba a tener. Tenía que huir o lo ejecutarían. Comenzó a brincar por el tejado. Oyó ruido a sus espaldas, los tenía casi encima. Un segundo disparo atronó en la calleja seguido de un grito lastimero que vaticinaba muerte. El bramido desgañitado le estremeció –“¡Qué hostia hacéis ahí abajo. Le habéis dado a uno de los nuestros. Lo habéis matado joder!” Prosiguió dando saltos de manera deslavazada de un tejado a otro. Era la pieza, vivo o muerto les daba lo mismo, lo único que les importaba era capturarlo. Lo intuía. El miedo lo agarrotaba por momentos

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Candás, Junio de 1938 Un sudor frío se iba apoderando de su cuerpo. Oyó más disparos y sintió un impacto desgarrador que le penetraba en la espalda. Percibió un reguero de sangre arrollándole por el costado. La cabeza se le fue y terminó cayendo desplomado sobre las resbaladizas tejas. Notó el escupitajo en la cara y una voz rabiosa que se diluía en la neblina de la semiinconsciencia -“¡Rojo asqueroso. Te tenemos!”-. Un remolino lóbrego lo sumergió en la absoluta oscuridad. Como solía hacer últimamente buscó distracción en la cocina. Se puso a preparar la comida demasiado temprano con la intención de aplacar su incesante desasosiego. Igual que en días anteriores Rosaura había madrugado para asistir a la misa de la mañana. Rezó el rosario y pidió con vehemencia al Cristo por los suyos, los que tenía a su lado y los que la desgracia se llevó. Suplicó con énfasis que acogiese a su hijo Joaquín a su lado. La guerra lo había sacrificado en una trinchera del frente de Candamo. Era joven e idealista. Dejó viuda y un hijo a punto de nacer Y una madre enquistada en el luto que renegaba del trato de la vida en los momentos de desolación, para de seguido sobreponerse y resurgir del despojo del desaliento con el suficiente coraje para seguir tirando y resistir con denuedo las adversidades padecidas . Rogó también por Pinón

otro de sus hijos preso en Ribadeo, implorando que lo mantuviera bien de salud. Al finalizar la misa regresó a casa. No corrían buenos tiempos. Con el final de la guerra había arraigado en el pueblo el odio, la codicia, el anhelo de venganza y en la mayoría de las casas un temor atroz a las represalias. Se percató cómo de un día para otro hubo feligresas que se mudaron de banco en la iglesia para no tenerla cerca. Y en la calle algunos convecinos eludían el

saludo, la miraban de soslayo y murmuraban con desdén. Intentó sonsacar en las miradas el porqué sin conseguirlo. Estaban vacías. Sólo transmitían bajeza moral. Ella callaba pero podía imaginarse el motivo: un hijo muerto en el frente perdedor, otro preso por Galicia y un yerno escondido por el pueblo declarado en busca y captura por el hecho de ser republicano y haber formado parte de un comité popular de alimentación. Los siniestros guardianes de camisa azul, correaje, pistola al cinto y ‘viva España’ estaban ávidos de revanchas, torturas y ejecuciones. Eran los caínes de la posguerra. Había que andar con tiento. Su buena mano en la cocina conseguía solapar la escasez de alimentos y las carencias de dinero. Olía bien el pote que poco a poco iba impregnando su aroma por toda la casa. Se asomó a la ventana. Era incapaz de desprenderse de aquella aprensión que durante gran parte de la noche la tuvo en vela. Lucía un sol veraniego en un cielo casi despejado. Olía a mar el mediodía. Parecía que al fin descartaba los malos augurios cuando escuchó el griterío. Provenían de la calle de la sierra y se acercaban a La Baragaña. Lo supo al instante, se lo dijo el corazón. Todos sus aciagos presentimientos, sus trágicas conjeturas y sus angustias nocturnas se hicieron realidad de repente. Lo habían apresado. Era él. Su yerno Se asomó a la galería y gritó. Gritó sin contenerse. Gritó contra la sinrazón. Gritó con vehemencia contra la tortura y el asesinato. Contra la crueldad recién instaurada por el nuevo régimen. Gritó clamando piedad y justicia. Selmo no era merecedor de aquella atrocidad. Ni él, ni nadie. Un grupo de secuaces lo rodean. Van armados. Con pistolas y fusiles. En el centro del corro, medio aspado, avanza a duras penas el cautivo. Tiene la cara amoratada, desfigurada por los culatazos recibidos . El dorso de la camisa, mugriento de costra reseca y sangre fresca, evidencia la herida de bala. Apenas puede mantenerse en pie Se siente morir por momentos. Uno de los del mosquetón, jactancioso, le suelta un brazo de la improvisada cruz y lo levanta

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Candás, Junio de 1938

Le conmina vociferando, para hacerse oír entre el runrún de la gente, que grite ‘Viva España’ y cante el cara al sol. Ni tiene fuerzas, ni por supuesto voluntad de hacerlo. Aún en el umbral de la muerte su dignidad prevalece y se niega. A punto está de irse al suelo por la patada recibida. Ansía que el sacrificio acabe. Que lo maten de una vez para poder descansar. Inesperadamente el cielo se torna negro sobre el monte Fuxa. Adquiere un cariz sobrecogedor. La tormenta se manifiesta y los relámpagos y el aguacero se ciernen de inmediato sobre el pueblo. En las décadas siguientes se transmitirán con cautela, de padres a hijos, diferentes relatos de lo acontecido, todos ellos coincidentes en el imprevisto oscurecimiento del cielo, la tormenta repentina y lo sobrenatural del suceso, llegando a aventurar que un enfado divino lo produjo para frenar aquel ritual inhumano que se estaba llevando a cabo. Semejándolo incluso, en alguna narración, con el prendimiento de Jesús. El chubasco, tempestuoso por momentos, retrae a una parte de los presentes que buscan abrigo en los portales cercanos. Otros por el contrario no se amilanan con la lluvia y resuelven presenciar el grotesco cortejo, la evidencia ruin de la depravación que se puede alcanzar cuando la envidia y la avaricia imperan en los sentimientos. La mayoría permanece silenciosa, expectante. Algunos aprietan los puños hasta hacer sangre en las manos. El riesgo que conlleva la intromisión o el repudio es la vida y el miedo a perderla les retrae, les acobarda. No ocurre lo mismo con una camarilla, en su mayoría mujeres, que desde una esquina de La Baragaña chillan amenazantes contra el detenido exigiendo a sus captores que lo quemen vivo. Ahí están. Manifestando a viva voz la bajeza moral y la inmundicia humana generada por el odio. Sobresale entre ellas la reciente viuda que clama venganza. No desea conocer cómo y quién disparó a su marido, ni asumir que aquel desdichado iba desarmado y la bala salió de pistola amiga. Su cabeza ya ha dictaminado veredicto y exige resarcimiento y represalias. Y a fe que las conseguirá. Las versiones oficiales las dictaminan los vencedores y estos han convertido a la víctima en verdugo, al perseguido en asesino, en culpable de todas las aberraciones provocadas por una guerra cruel y fratricida. Esa misma noche será

ajusticiado. Unos dicen que despeñado en San Antonio, otros que arrojado por un acantilado en Peñes. Junto a él irán sus padres y un hermano. Limpieza de sangre del bando vencedor. Se escuchan con nitidez los gritos de Rosaura mientras Selmo flaquea y pierde el conocimiento. Los secuaces levantan la cabeza hacia la galería. La viuda se gira y la mira de soslayo a su vez. Han tomado nota. La comitiva torna arrastrando al desfallecido hacia el caserón de Santolaya. Al punto de detención. En el sótano lo dejaran inanimado, casi muerto, en espera de la noche. Oscurece primero esa tarde de verano. Los nubarrones no se han disipado en el semblante desde la sinrazón y la vileza llevada a cabo al mediodía. En casa de Rosaura arraiga el abatimiento y la amargura. Intuyen con desesperación el final despiadado que le espera a Selmo. Temen las hijas por la vida de su madre. El paso de las horas se ralentiza y el anhelo de que los gritos por ella pronunciados contra los acólitos de la barbarie queden impunes y sumidos en el ostracismo, les lleva a la plegaria y a la súplica al Cristo marinero, incapaces de discernir en su zozobra que son muchas las veces que la perversión humana prevalece sobre los designios divinos. El golpeo estruendoso en la puerta les hace envararse. Han oído muchos comentarios, todos ellos siniestros, sobre los somatenes y sus visitas nocturnas El pánico les apodera mientras Clementa se dispone a abrir. Son desconocidos uniformados de falangistas

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Candás, Junio de 1938 Atruena la voz en la entrada requiriendo la presencia de Rosaura. La vaharada fétida que surge de la boca tras el gruñido propaga su nauseabundo olor por el vestíbulo. Trata Clementa de no amilanarse y mantener la compostura. Balbucea de miedo al decirles que su madre no se encuentra bien, que no puede caminar, que pasarán mañana por donde ellos digan. De nada le vale lo argumentado, ni que su madre sea una persona mayor. Son carroñeros como las hienas y se recrean en la crueldad. La orden está dictada. La decisión tomada. Finalmente se las llevan a las dos, a la madre y a la hija. Rosaura jamás volverá a pisar el suelo de su casa. La habitación está en penumbra, iluminada apenas por una luz de bombilla. Son varias las mujeres allí retenidas. El temor las mantiene en un silencio sepulcral sólo alterado por los alaridos provenientes del sótano. Alaridos de hombres y mujeres Gritos espeluznantes que claman y se rebelan contra la tortura a la que están siendo sometidos Cada cierto tiempo un par de camisas azules con pistola al cinto entra y se lleva a una de las mujeres. Ninguna de ellas regresa a la habitación. Rosaura y Clementa se acurrucan en una de las esquinas. La espera es un auténtico suplicio. Los pensamientos se agolpan alocados en sus cabezas y el pavor por el desenlace las va paralizando hasta dejarlas petrificadas, encogidas, incapaces de reaccionar. Entran de nuevo los carceleros. Esta vez se dirigen hacia ellas, se acercan a Rosaura y entre los dos la levantan. Clementa eleva su mano para suplicarles que no la lleven, que la dejen a su lado. Es inútil. De un manotazo se la vuelven a bajar a la vez que se llevan a su madre. El instinto de supervivencia le hace reaccionar y se escabulle tras ellos. Desaparecen por el pasillo y ella fuera de sí entra en una estancia habilitada

como despacho. Un hombre trajeado, de buen porte, no mucho mayor que ella se le queda mirando sorprendido por su presencia. Debe de estar bien visto y tener un cargo importante entre los nuevos dirigentes locales. Antes de que él pueda hablar le solicita caridad y ayuda. Le implora sumisa que libere a su madre y las ponga a las dos a salvo. Que son inocentes y no han hecho mal a nadie. El hombre, sin saber muy bien porqué, quizá la mirada le conmueve, le señala a su izquierda la puerta del guardarropa donde puede esconderse durante la noche. Vuelve a posar sus ojos en los de ella y se encoge de hombros a la vez que pronuncia un “lo siento” y le dice que no está en su mano el poder transgredir las órdenes determinadas por instancias superiores para el devenir de su madre Cuando al día siguiente Tomasa, avisada de la detención por un hermano de Rosaura, se acerque sobresaltada al puesto de interrogación a interesarse por su suegra, acompañada de su hija mayor muerta de miedo -apenas doce años y de nombre como su güela-, tropezará con Clementa deambulando por los pasillos desorientada y abstraída, envejecida de repente por la angustia padecida. Con el paso de los meses las visitas nocturnas a las casas, las detenciones y los asesinatos, darán paso en el pueblo a una convivencia de fingida normalidad asentada en el horror establecido. En las sobremesas familiares de cartilla de racionamiento, les contará Clementa a sus hermanos la pesadilla acaecida aquella tarde-noche en la casa Genarín, mencionándoles la providencial presencia de aquel hombre que le salvó la vida. En los cuchicheos de portal se dará por hecho que era secretario del ayuntamiento y que durante años cortejó a una mujer respetable de Candás. Con el tiempo encontrará Clementa trabajo de sirvienta en la casa de verano de una familia pudiente de Oviedo y el resto de su vida se negará con firmeza a dar detalles o entrevistas del suplicio soportado. La llevan a empellones por el pasillo. Un estremecimiento le recorre la espalda. Le sudan las manos pero poco a poco va recuperando la compostura. El sufrimiento acarreado por las desgracias padecidas le ha ido forjando un carácter atribulado haciendo de la resignación un parapeto contra el dolor.

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Candás, Junio de 1938 Asumió hace años que este nunca la abandonaría y terminó aceptándolo como compañero ineludible de viaje. Es pertinaz en defender su autoestima y posee la suficiente dignidad para impedir que el pánico la vuelva a postrar. Endereza el cuerpo y levanta la cabeza mientras desciende las escaleras en dirección al sótano. El comité de tortura la recibe, tres de ellos borrachos hasta las trancas. El hedor se concentra en el cubículo, la mezcolanza de olores a sudor, tabaco, alcohol y humedad se hace insoportable. Sentado tras una mesa el jefe del grupo la mira despectivo, con asco. En el listado de búsqueda que tiene en el cajón aparece el nombre de su yerno, el que ella defendió esa mañana con insultos y menosprecios hacia los captores. Tiene reseña también de un hijo muerto en el frente republicano. Sabe de sobra que ella carece de información que sonsacarle bajo tortura pero su osadía merece el castigo y debe de pagar por ello. Tienen que sentar bases de escarmiento que sirvan de lección para que otros desistan de hacer lo mismo. Aleja el cigarro de la boca y expulsa una bocanada de humo a la vez que le hace un gesto a uno de los subordinados para que proceda. Envalentonado este en la embriaguez le desgarra la ropa a tirones, violentando su luto y su intimidad hasta dejarla en enaguas, ayudándose para ello de una navaja intimidatoria. Le arranca el pañuelo de la cabeza llevándose en el tirón mechones del pelo canoso recogido en el moño. La insultan, la golpean y escupen, la martirizan a navajazos en varias partes de su cuerpo. El jefe la observa con mirada sádica en espera del grito desgarrador y la imploración de clemencia. Por un momento no puede evitar un impulso de admiración hacia aquella vieja que en todo momento y a pesar del suplicio y la vejación ha mantenido con entereza inusitada su orgullo de mujer y su dignidad. Relee su nombre en el papel: Rosaura. Pero el impulso sólo durará un instante pues los degenerados carecen de sentimientos y él es uno más de los muchos escudados en el poder del nuevo régimen. Una mirada a sus secuaces da por finalizada la tortura. Entre los tres la arrastran junto con los jirones de ropa y la depositan en la celda anexa con el resto de prisioneros. El ruido estridente del motor de una camioneta la vuelve en sí. No sabe el tiempo que ha permanecido inconsciente.

La celda está completamente a oscuras y aún tarda su cabeza unos minutos en ubicarse, en saber dónde está y que pasó. Gemidos mortecinos delatan la presencia de otros torturados desparramados por el suelo, tan maltrechos que las escasas fuerzas que les quedan las emplean en agarrarse a ese hálito de vida que por momentos se les escapa de las entrañas. Palpa a su alrededor buscando orientación y se topa con su vestimenta esparcida. Rememora escupitajos, golpes, gritos, navajazos. Una arcada le viene pronta a la boca. Ahoga el vómito y se levanta a duras penas. Poco a poco se vuelve a vestir con los restos de la ropa, se sienta contra la pared y reza. Reza y recrimina al Cristo y a Dios por permitir semejante barbarie. Reza y solicita protección para los suyos. Reza en busca de sosiego interior, de una serenidad de espíritu que le permita sobreponerse y enfrentarse con entereza a lo que le viene encima. Son diez, tal vez once, los apilados en la camioneta. Algunos agonizando de las palizas recibidas. La mitad, al menos, son mujeres. Los continuos baches y el bamboleo provocado por los frenazos y acelerones acrecientan la agitación y el pánico existente al intuir cada vez más cerca su trágico final. Mantiene absorta la mirada Rosaura. Refleja la cara una calma guarecida en los surcos apacibles de sus arrugas. Parece estar ajena al dolor que su cuerpo soporta, como si al final su Cristo acogiera los rezos desesperados y le ayudara a encontrar ese equilibrio emocional que la aupara por encima del sufrimiento físico. A la derecha se va difuminando el resplandor de las luces de Luanco, la villa vecina donde la posguerra fue más condescendiente con los perdedores. Es cierto que siempre se dijo que el cura del pueblo tuvo mucho que ver en ello. El ronroneo del motor altera el silencio de la noche al paso por Bañugues y Viodo. El conductor pronto avista los destellos de luz del faro Peñes. El fin del viaje. Se sabrá a posteriori que la camioneta era incautada para los ´traslados´ y él forzado a conducirla bajo amenaza de muerte y represalias familiares Decían que no soportaba el hacerlo y que ahogaba sus escrúpulos en alcohol como si la embriaguez pudiera solucionarle los remordimientos nocturnos que lo carcomían, incapaz por sí mismo de liberarse de ellos 11


Candás, Junio de 1938 Frenó bruscamente. Tan solo unos metros separaban la camioneta del precipicio. Con premura los cinco ejecutores, fusil colgado al hombro, se repartieron la faena. Una pareja se dirigió al acantilado, los otros tres comenzaron a bajar del furgón, sin miramientos, a los condenados. De uno en uno. Empezaron por los moribundos arrastrándolos entre dos hasta sus compañeros mientras el otro esperaba vigilante en la parte trasera del vehículo. Antes de arrojarlos al acantilado los remataban a cuchillo. Carecían las víctimas de vigor suficiente para rebelarse y apenas el sonido agónico del último estertor rasgaba el sigilo de la noche. Una de las mujeres, sin embargo, tras encomendarse al más allá, reunió las agallas suficientes para anticiparse a la cuchillada y agarrar por el correaje a uno de los asesinos y arrastrarlo con ella al vacío. Su instinto consiguió saciar en el último instante la codiciada venganza que tanto planificó en las horas previas a su muerte. Oyó las blasfemias de los asesinos, gritaban fuera de sí por la pérdida del camarada. Actuaban como perros de presa enloquecidos. La bajaron a empujones de la camioneta y medio arrastras la encaminaron al borde del acantilado. Rosaura apenas opuso resistencia pero maldijo en voz queda. Maldijo la crueldad y la indecencia. Maldijo la envidia y la maldad. Y maldijo a toda la gentuza corrompida por ellas. Maldijo a la guerra y a los rastreros que medran sirviéndose de ella. Maldijo las amenazas, las torturas, las represalias. Maldijo el ansia de poder y la vileza. Y maldijo a los somatenes, a los falangistas y a todos esos asesinos descerebrados carentes del mínimo atisbo de humanidad que escudándose tras el uniforme cercenaban las vidas a su antojo persiguiendo, encarcelando y exterminando a las personas por el hecho de pensar diferente a ellos y aspirar a un mundo mejor. O porque eran familia del que pensaba diferente. O porque sí, porque querían sus propiedades o les tenían envidia o les caían mal. Los maldijo a todos con las exiguas fuerzas que aún le quedaban. Notó la hoja acerada desgarrarle la carne aunque ya no sentía dolor. Su esencia ya no estaba allí al borde del acantilado

Podía percibir la escena desde fuera. Presenciar cómo el arma blanca penetraba en su cuerpo varias veces. Cómo dos de los sicarios la zarandeaban y en un último impulso la lanzaban. Se vio a si misma descender en el oscuro vacío y vio su cuerpo estrellarse abajo entre las rocas húmedas por la espuma de un mar proceloso. Fue partícipe, durante la caída, del refulgir en el cielo de un ramillete de estrellas fugaces acudiendo a su encuentro y guiándola a su nuevo hogar.

Rosaura: Rosa de oro Historia contada por Jose Carlos Álvarez del que ROSAURA ERA SU BISABUELA Fotografias de Nona Santfer

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M.ª Esther Vega enseña cancionero popular con 79 años: no estudió música ni entiende partituras, pero se sabe todas las ·piezas aprendidas en la industria conservera

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Por la izquierda, David Colado, Tito Aramendi, José Antonio González, Javier Méndez y Herminio Aparicio, ayer, en la fábrica de Ortiz

La capital de Carreño acoge el sábado un pasacalles, una misa y un concierto de canción marinera La tradición conservera de Candás se mantiene a través de la música, de las canciones marineras y habaneras que aún siguen recordando el trabajo que cientos de carreñenses desarrollaron en las fábricas. Esa historia es común a la de otras villas asturianas como Luanco, Puerto de Vega, Lastres y Luarca, entre otras. Precisamente, el hermanamiento de la Mancomunidad de la Bodega de este año es con Luarca y se centra en una serie de actividades que se desarrollarán el sábado en la capital de Carreño.

La primera será un pasacalles desde el parque de Les Conserveres hasta Ortiz, donde se descubrirá una placa conmemorativa que recordará a los "Homes y muyeres de las bodegas de Candás y Luarca" a partir de las 17 horas. Una hora más tarde, habrá una misa en la parroquia de San Félix y cantada por el coro "Villablanca" de Luarca, dirigido por David Colado, director de la Escuela de Música. A las 20 horas, el Teatro Prendes acogerá la actuación de "Villablanca", el coro de la Bodega de Candás y Pipo Prendes. Fuente La Nueva España Illán García

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Ilusionada por muchas razones, una de ellas porque mañana en Candás celebramos el IV encuentro- homenaje a HOMES Y MUYERES DE LA BODEGA. En esta edición va dedicado a LUARCA y CANDÁS. Agradecer a todas las personas que integran la Asociación "Candás Marinero" vuestro ingente trabajo previo, reconoer vuestra entrega a la recuperación de las tradiciones y memoria de esta villa marinera y cómo no vuestra fortaleza para defenderse ante quienes se pertrechan tras un teclado y el anonimato para difamar gratuita e impunemente. Tito Aramendi y su equipo directivo ante quienes pretenden romper lo que se viene construyendo unidad, así que ánimo y a ello. Mañana, resultado de vuestra dedicación, disfrutaremos de un bonito encuentro. Gracias a todas las personas que, un año más lo haréis posible: a la Banda de Gaites de Candás, al Coro Villa Blanca de Luarca, a Pipo Prendes, al Coro de la Bodega, a María Esther Vega, a José Marcelino García, a David Colado, a Salvador y a Manuel Muñiz.

Es mucho más lo que une a dos concejos como Valdés y Carreño, a dos villas como Luarca y Candás, que lo que los separa. Dos concejos con puertos pesqueros importante, que siempre han tenido la mirada puesta en ese mar, en nuestro mar Cantábrico, hacia la industria conservera. Sin olvidar tampoco a la agricultura y la ganadería, sectores también muy complicados e infravalorados. Dos pueblos que mientras los hombres, mayoritariamente, trabajaban en la mar, las mujeres ayudaban a la economía familiar haciendo lo propio en las fábricas de conserva y salazón. Con este acto se pretende rendir homenaje a aquellas personas que lucharon por el porvenir de sus familias, sus pueblos. Un homenaje para que las generaciones venideras sepan que gracias a ellos y ellas hoy somos lo que somos y disfrutamos de una serie de derechos, libertades, privilegios impensables en aquella época. Meli Fernández López

Evocando el pasado, las heridas del alma, los días lejanos de mar y trabajo, Luarca y Candás se unen como dos pueblos que ya fueron, y ahora para siempre lo serán, hermanos en el combate por la vida. poema de J.M.G

Velas, barcos, arena, espuma, lucha y sollozos. Esa fue la verdad de nuestros dos pueblos durante siglos”.

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Simón Guardado cogió el testigo, recordó el trabajo de las conserveras y el de los marineros fallecidos en plena faena y defendió la necesidad de recuperar los valores de unidad y de las tradiciones de los pueblos de la mar. "También compartimos a David Colado", señaló el alcalde valdesano momentos antes de que las gaitas volvieran a inundar la calle con su sonido.

Candás y Luarca están separadas por ochenta kilómetros de distancia, pero tienen mucho en común. La idiosincrasia de ambas villas es similar y buena parte de ello se debe a su tradición conservera y a los cantares que entonaban aquellas mujeres que trabajaban enlatando pescado. El tiempo ha pasado y esa unión sigue latente y el director de la Escuela de Música de Candás, David Colado, tiene parte de responsabilidad, ya que dirige también la Coral "Villa Blanca" de la capital de Valdés. El encuentro de hermanamiento entre ambas villas comenzó ayer poco después de las 17 horas con un desfile de la banda de gaitas de Candás por el casco urbano de la villa hasta El Paseín. Allí, la alcaldesa de Carreño, Amelia Fernández; su homólogo de Valdés, Simón Guardado, y la extrabajadora de las conserveras María Esther Vega descubrieron una placa que fija el hermanamiento entre ambas capitales de concejo. La regidora de Carreño defendió la tradición viva de Candás, reflejada en la cultura coral y en el trabajo desinteresado de la asociación "Candás Marinero", que organizó el encuentro, que fue el IV de la Mancomunidad de la Bodega, ya que en años anteriores Candás se hermanó con Luanco, Puerto de Vega y Lastres en el mismo sentido.

Tras el acto inicial del hermanamiento, la celebración continuó en la iglesia parroquial de San Félix, donde los feligreses pudieron disfrutar de una misa cantada por el coro luarqués. Ese espectáculo coral fue la antesala de lo que dos horas más tarde pasaría en el Teatro Prendes de Candás. Allí, el coro valdesano también subió al escenario, pero no lo hizo solo. Los cantores locales del coro de la Bodega de Candás, dirigidos por Salvador Cuervo, también interpretaron canciones marineras y habaneras para mostrar que los ochenta kilómetros de distancia no son nada y más aún teniendo en cuenta que ambas villas nunca le han dado la espalda al mar. El cantautor candasín Pipo Prendes puso la guinda al hermanamiento.

"Compartimos mucho, también al músico", afirman los participantes en el hermanamiento entre las capitales de Carreño y Valdés

Fuente La Nueva España Illán García

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Al fondo la Banda Gaites de Candás que amenizó el recorrido, a la izquierda de la imagen Simón Guardado Pérez, Alcalde de Valdés, y a la derecha, en representación de los homes y muyeres de las bodegas de Candás, María Esther Vega

Descubriendo Placa Recordatorio de este Encuentro

CORO DE La Bodega de Candás dirigidos por Salvador Cuervo

PIPO PRENDES

Coral "Villa Blanca" de la capital de Valdés dirigidos por David Colado

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Labayen: "La naturaleza esculpe, mi papel es respetar y exponer" La muestra escultórica titulada "Tierra y Mar" está formada por 17 piezas de piedras recogidas entre Palencia y la costa cántabra

librio natural". "La Naturaleza ya esculpe de por sí, mi papel es respetar su labor y exponerlo", destaca la artista, que quedó finalista de la beca anual del Museo Antón el pasado año. Labayen defiende que su trabajo es cien por ciento escultórico, es decir, huye de pinturas en sus composiciones.

Gema Labayen ama la Naturaleza y defiende que su obra escultórica busca la unión entre el ser humano y el entorno natural. Presenta "Tierra y mar" en el Museo Antón, un conjunto de diecisiete piezas construidas a base de cantos hallados tanto en espacios del litoral como de interior. Siete están vinculados con la mar y el resto, con la tierra. "El ser humano suele apreciar la piedra que podíamos denominar fina como el mármol, sin embargo, yo esculpo piezas a partir de piedras toscas, feas y brutas, les doy un equilibrio y busco en ellas la belleza", explica la escultora navarra afincada desde hace diez años en Santander. Labayen conoce Candás y defiende que su exposición encaja en esta villa marinera que tiene presente tanto la importancia de la mar como la de la tierra, reflejada, sobre todo, en las zonas más rurales. A pocos kilómetros de la capital cántabra donde reside halló las piedras que conforman el apartado de la exposición vinculado al mar. Recopiló cantos de diversos tamaños y tipos, principalmente, en el arenal de Lineares y alrededores y aprovechándose de la erosión marina ha levantado piezas que juegan "con un equi-

Para tratar sus piezas utiliza un martillo neumático, cinceles neumáticos, una radial para cortar y lija con la que realiza el pulido manual. "Me encantan y me interesan los acabados en lija", destaca la artista, que suele respetar la textura natural de los cantos y aprovechar al máximo las formas esculpidas por la naturaleza, la acción del viento y en el caso de las halladas en el litoral, por el mar. La otra parte de la muestra cuenta con esculturas a base de piedras encontradas en entornos de interior. En ese caso, Gema Labayen recogió materiales de Peña Amaya, entre Burgos y Palencia. "Preferí no utilizar piedras de cantera, utilicé cantos de una zona de asentamiento en la que hubo castros medievales", destacó la artista, que ve que esas unidades "tienen una importante fuerza telúrica". La exposición ubicada en la planta baja estará abierta hasta el 4 de junio.

Fuente La Nueva España Illán García

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Un candasín pide que los hórreos modernos puedan ser vivienda La Junta General del Principado recibirá en la mañana de hoy 1.347 nuevas firmas en favor de proteger los hórreos y paneras de la región que tienen más de medio siglo de antigüedad y de autorizar que a los construidos en los últimos 50 años se les dé un uso "como vivienda o alojamiento rural, siempre y cuando se conserve su tradicional estructura exterior, eso sí, permitiendo, por ejemplo, ventanas o canalones, además de que su construcción no esté vinculada a una vivienda". Ésta es la reivindicación recogida en una iniciativa que el motero candasín Víctor Manuel Suárez García está promoviendo a través de la plataforma de internet "change.org", y para la que está recopilando firmas. En dos tandas anteriores ya había presentado en el Parlamento regional y en Presidencia 2.124 y 1.678 apoyos, que sumados a los de hoy arrojan un balance provisional de 5.149.

Víctor Manuel Suárez, en su moto, ante una panera en Busto de Gozón.

"Estamos recibiendo apoyos de todo el mundo: de Argentina, de Australia, del Líbano, de asturianos que viven fuera, de extranjeros que han venido a Asturias y les han llamado la atención los hórreos y paneras...", explicó ayer a este periódico un satisfecho Víctor Manuel Suárez. Según el texto de la iniciativa, "el cambio en la legislación de horreos y paneres, permitiendo un cambio de uso, sería fundamental para que estas construcciones volviesen a prestar servicio". Aunque existen hórreos y paneras tipo alojamiento y vivienda, legalmente su uso sólo esta permitido como almacén y vinculado a una casa, añade el texto. La legislación actual data de 1975.

Víctor Manuel Suárez suma ya 5.149 firmas ante la Junta para pedir la protección para las construcciones de más de 50 años Fuente La Nueva España Pablo Álvarez

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Bien se podría decir que Mayo es el mes de las flores. Es el periodo en el que el calor ya va dejando paso al verano, los días son más largos y el aire que se respira es distinto. En lo que a mí respecta, Mayo siempre ha significado recuerdo a flores. Flores de aquellas que traen recuerdos agradables, pero también de los tristes, de esos que dejan el regusto amargo que deja la despedida. Cuando eres pequeño no te enseñan que la vida es un tiempo de descuento. Piensas que todo estará en su estado de reposo por tiempo ilimitado. Sientes que todo se va a mantener como está hasta que oyes el silbido de la guadaña pasar cerca de ti. El filo no te alcanza pero pasa lo suficientemente cerca como para rasgarte el alma y llevarse un trozo. Hace muchos años que no poseo generaciones por encima de la de mis padres. A tres de ellos los perdí en el mes de las flores, los tres en la primera quincena y a dos de ellas en la misma semana. Y no, la vida no te prepara para afrontarlo. Te limitas a pensar que la vida funciona como nos han dicho que tiene que funcionar, que así es el ciclo de la vida, que así está montado esto. El primero en retirarse fue Pepe, el de Tana. Demasiado pronto, demasiado silencioso, como si no estuviera ocurriendo. De él me quedan sus historias y su peculiar forma de hacerme reír. La siguiente en irse fue Tere, la Canana. La que me llevaba a ver trenes, a la que recuerdo llamar por teléfono todas las tardes de mi infancia para decirle un simple “hola”. Días más tarde, Donina hacía lo propio que los anteriores, haciendo honor a su manía por pasar desapercibida, por no llamar la atención. La que me protegía cuando me portaba mal, la que más me enseñó sin apenas abrir la boca. Con el paso del tiempo y de los acontecimientos te vas dando cuenta de la tremenda importancia que tienen los abuelos en esta sociedad. ¿Alguien se plantea qué sería de nuestros hijos si no fuera por sus abuelos? Seguramente la respuesta a esa pregunta está en aquella frase que dice que no se valoran las cosas que se tienen hasta que se pierden. Y con los abuelos pasa lo mismo. Convertidos en válvulas de escape o de ALIVIO (me he dejado las mayúsculas a propósito), ahora mismo son

piezas indispensables en los tiempos que corren hoy en día. En una sociedad que hemos vuelto enfermiza en la que es necesario que los dos miembros de la pareja trabajen para llegar a fin de mes, los abuelos están siendo claves para cuidar de los hijos. Ahora bien, ¿Se les ocurre alguien mejor que los abuelos para trazar las directrices de la vida en las edades más tempranas? A mí personalmente no. No se me ocurre mejor ejemplo porque ellos no están intoxicados del modo de vida de hoy en día. Han crecido en un tiempo en los que los valores y el respeto prevalecían por encima de cualquier otra cosa. No están viciados por ese sentimiento tan últimamente creciente de individualismo y egoísmo. No están tan absorbidos por la tecnología como lo estamos las generaciones jóvenes de ahora. No se traumatizaban por no poder irse de vacaciones durante años, ni tenían síndrome post-vacacional. Todo lo que conseguían era a base de esfuerzo y no de esperar sentados en el sofá de casa a que se lo pusieran en bandeja. Solamente se les puede poner un pero, sin señalar y de forma global como sociedad. Nos han malacostumbrado dándonos todo debajo del focico. A no valorar el esfuerzo que supone ganar los cuatro duros que tan alegres nos gastamos ahora en la mayor tontería. No hemos aprendido a entender que las cosas no vienen solas y que hay que salir a por ellas. No hemos aprendido (o más bien debería decir que no hemos querido aprender) que el valor de lo conseguido reside en el camino que te lleva a alcanzar algo, lo que sea. Ahora entendemos que el valor nos lo da lo conseguido, más aún si lo conseguimos en base a la cultura del mínimo esfuerzo. Ahora no se tiene respeto por nada ni por nadie. Me atrevería a decir que ni siquiera tenemos respeto ni por nosotros mismos. Les hemos dado a los niños la capacidad de mandar en el mundo cuando ni siquiera saben cómo funciona. Todo es para ellos, incluso cuando las cosas están mal hechas

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Los profesores han perdido la autoridad gracias a padres que no han entendido todavía que la escuela enseña y solo enseña. La educación debe venir puesta de casa como la ropa y la mochila. No hemos sabido transmitir a los niños valores que nos igualan a todos por igual. Les hemos enseñado a pensar que el fin justifica los medios y que para ganar no importa si tienes que pisar la cabeza de los demás. Y si los niños no son capaces, ya estamos los padres para pegarnos entre nosotros en la grada de algún campo de fútbol ante la mirada de nuestros hijos. Hemos olvidado que el RESPETO por los y lo demás debe estar siempre presente (las mayúsculas no se han olvidado esta vez tampoco). A la vista de cómo está el mundo en los tiempos que corren sigo sin encontrar a nadie mejor que los abuelos para que lleguen a donde los padres de hoy en día no saben o les da pereza llegar. Echando una mirada al mundo actual, estoy seguro que muchos habrán pensado lo mismo que yo cuando me doy cuenta del rumbo que está tomando esta vida.

Si mi güelo levanta la cabeza…

Gonzalo González Un nieto mil veces agradecido. 21


Llegar a mayor en Albandi tiene premio Víctor Manuel Junquera, de 86 años, y Manuel Amandi y Emilia González, ambos de 84, ejemplo de trabajo y lucha en la vida

Llegar a mayor en Albandi tiene premio. Como viene siendo tradición en los últimos años, la asociación de vecinos de la parroquia carreñense realizó este fin de semana un homenaje a sus mayores. En este caso fueron Víctor Manuel Junquera, Manuel Amandi y Emilia González los agasajados por sus vecinos, que disfrutaron de la soleada tarde en un convite de fraternidad en Perlora.

al campo, del que hoy es jubilada. Actualmente reside en Gijón junto a su hija, desde donde ve a su familia crecer -ya es bisabuela- junto a su compañero Manuel Jaime

A sus 86 años, Víctor Manuel Junquera fue el más veterano de los homenajeados. De Casa Miguel, aunque hoy residente en Candás, comenzó su vida laboral en "El Carreño", donde trabajó durante seis años antes de entrar a trabajar en la pujante Ensidesa; más concretamente en las instalaciones de baterías de coque, donde llegó a ejercer en el cargo de oficial. Durante su etapa en la siderurgia, donde a la postre se jubiló, Junquera tuvo como ayudantes al monologuista José Manuel Pandiella o al cantante Vicente Díaz. No es de extrañar que un ambiente laboral tan artístico él también desarrollase sus habilidades. Lo hizo -y sigue haciendo- con la poesía, a la que es un gran aficionado. Es habitual de las jornadas literarias Mar Adentro de la capital del concejo. Dos años más jóvenes son los otros dos homenajeados. Esposo de la popular "Muyer de la Paxa", Manuel Amandi (84 años) vivió una infancia dura, en la que, como muchos de su generación, no tuvo la oportunidad de ir a la escuela. Con sólo 9 años comenzó a trabajar de criado. Unos años después obtuvo un empleo como peón en el antiguo orfelinato minero, del que llegaría a trabajar en el pozo Molinucu. Estuvo vinculado a la junta del Puerto durante 35 años. Emilia González, también de 84 años, pasó su vida vinculada Fuente La Nueva España Perlora, A. De La Fuente

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Biblioteca Pública Municipal de Candás "Carlos González Posada"

El sábado tuvimos un encuentro fantástico con el Club de lectura de Castropol, empezando por una visita a su maravillosa Casa de Cultura y Biblioteca en un edificio singular y una ubicación espectacular, para ver in situ la exposición "Retratos de libro" de Jose Manuel Lozano, su colección de autógrafos y su magnífico salón de actos; continuando con una visita guiada sobre el poeta Luis Cernuda y su estancia en Castropol a cargo de Manuela Busto bibliotecaria y rematando la estancia con una comida de convivencia, no se puede pedir más..

Fotos de José Manuel Lozano

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PASEANDO

POR EL MONTE CALERA

En el Alto Albandi, aledaño a la Casa Viña, un camín encorsetado entre fincas y viviendas rurales nos introduce en el barrio Monte Calera. Dos descomunales chimeneas emergen en el cielo a la izquierda, en la vaguada de Aboño, jalonando la ubicación de la térmica, el parque de carbones y la fábrica de cementos, punto negro medioambiental que también tenemos- en los lindes de nuestro concejo y el de Gijón. Las mediciones lo definen como una de las zonas más contaminantes de Europa en lo relacionado con la emisión de partículas nocivas a la atmósfera. Por detrás, en la lejanía, difuminada su silueta en la bruma matinal, la sierra del Sueve pone el contrapunto ecológico a la panorámica, mermando un poquito el impacto visual que produce la cantera, los humos, las cintas y demás estructuras industriales.

Termica de Aboño

Se incrusta el camín en una carretera local que viene del barrio de Peruyera y une Monte Calera con Calera para terminar en el alto Les Gates cediéndole, cual afluente tributario, prioridad a partir de allí a la CE3. Hacia el interior la bruma apenas se deja notar, toda la crestería achaflanada del monte Areo aflora nítida sobre el Valle de Carreño, acaparando el paisaje con el influjo que le otorga su ancestral historia de dólmenes y túmulos prehistóricos. Se dice que en la planicie de su loma estuvieron emplazadas la Aras Sextianas, monumento en honor a Cesar Augusto por las campañas victoriosas en las guerras astur-galaicas. Son míticas y numerosas, a su vez, las leyendas que sobre él narran de tesoros escondidos. Poquito a poco la altitud del monte decrece hacia el este hasta terminar postrándose al mar en el cabo de Torres, allí donde las tribus astures prerrománicas asentaron en época anterior a Cristo el castro Noega.

Casa en Monte Calera- albandi

Dejo atrás Monte Calera imbuido en los trinos y el colorido del paisaje rural, caminando con parsimonia pero con ojo avizor. Son varias las ocasiones que he realizado este paseo, siempre medio intuyendo que tenía que haber algún mirador por la zona que ofreciera perspectivas inusuales de la costa, así que hoy decido explorar un poco y salirme de la ruta habitual. A la altura de Calera se bifurca un sendero en ligera subida que parece finalizar en el cobertizo de una casería lindante con la carretera. Decido fisgonear un poco por el entorno. Tres caniches revoltosos y estridentes me salen al paso desde la finca acompañándome un buen trecho, brincando a mí alrededor sin dejar de ladrar. Es a la altura del cobertizo cuando percibo que el sendero no termina allí. Superada la exigua cuesta con los perros en repliegue, cansados ya de alborotar, me topo de sopetón con lo que buscaba. Ante mí se presenta una vista realmente seductora. En un primer plano la imagen pictórica de los barrios de La Nozaleda y La Rodada parece brotar del intenso verdor de los praos; por detrás La Cumbre y el alto de La Formiga. Al fondo resalta, entre los últimos vestigios de la calima mañanera, el faro de San Antonio enhiesto sobre la punta del Cuerno, guardándole las espaldas al muelle que muestra su espigón de la ‘pica’ dejando constancia con su presencia del nexo consustancial de Candás y la mar. Satisfecho por el descubrimiento y tras varios minutos de contemplación y toma de fotos retorno a la carretera para continuar el paseo previsto. Pasados unos días volveré y recorreré el resto de la senda recién descubierta que ya en su descenso cambia el asfalto por tierra y atraviesa un pequeño bosque sugerente, entre trasluces y neblina, de xanas, busgosos y trasgos, para finalizar en La Friera al comienzo de la subida a Les Gates.

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PASEANDO

POR EL MONTE CALERA Toca regresar a casa por el antiguo Camín de les Muyeres de la Paxa. Media hora de caminata me separa de La Pregona, playa y umbral de la villa de Candás. rodiles

casería en la arquiella

En la Arquiella, cercano ya el entronque de carreteras, un eucaliptal ha quedado despoblado por la tala. Estamos en temporada. Ello me permite una nueva perspectiva hasta ahora inédita para mí del barrio de Rodiles. La casa de mi amigo José Luis y la quinta de sus suegros ofrecen una bella instantánea de obligada captura. la nozaleda, la rodada, la formiga, candás

En Les Gates concluye el paseo. Les caseríes de La Arquiella y El Ponteo le ponen la guinda. Los manzanos, aunque un poco tardíos, avanzan en la floración y dotan al paisaje de una viveza y colorido excepcional. Nada que envidiar a esas afamadas floraciones tan promocionadas de otros rincones foráneos.

Autor José Carlos Álvarez

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Hoy, viernes 19 de mayo, en el Salón de Plenos de la Casa Consistorial de Carreño, se presentó una nueva edición del concurso de textos teatrales en llingua “Aurora Sánchez” 2017. Esta nueva convocatoria es fruto del acuerdo de tres entidades, el Centro Cultural Teatro Prendes de Candás, Feteas ( Federación de Asociaciones de Teatro del Principado de Asturias) y por primera vez se une a este acuerdo la Academia de la Llingua Asturiana. Alain Fernández, gerente del Teatro Prendes, presentó el acto que fue presidido por Cecilia Tascón Presidenta del Patronato Teatro Prendes, contando además con la presencia de Paula Cuervo, concejala de Turismo; Miguel Ángel Peinado, secretario de Feteas; y Monchu Iglesias, miembro numerario de la Academia de la Llingua. “Desde hace 27 años el Teatro Prendes de Candás viene apostando por la expresión teatral más nuestra como es el Teatro Costumbrista Asturiano, intentando de esta manera reivindicar nuestras tradiciones y por eso, para impulsar aún más el fortalecimiento de nuestra propia región que se ha firmado este acuerdo. Queremos y deseamos que la nuestra llingua Asturiana a través del Teatro se normalice de una vez por todas y por eso la convocatoria conjunta pretende fortalecer los vínculos de la sociedad asturiana con su llingua y sus tradiciones” señaló Cecilia Tascón – Presidenta del Patronato y Concejala de Cultura-.

• Los textos han de ser originales e inéditos. • Los textos no pueden haber sido premiados en ningún otro certamen literario. • Los textos no pueden haber sido estrenados por compañía alguna, antes del cierre de la recepción de textos. • Los textos han de ser escritos en asturiano. • Los textos tendrán una extensión acorde a los límites de duración habituales para una representación teatral. “Desde 1988 la Academia de la Llingua tiene firmado un acuerdo de colaboración con el Ayuntamiento de Carreño para el asesoramiento en todo lo relacionado por ejemplo con la toponimia, participando como jurado en los concursos literarios,… tenemos que conseguir una renovación de los textos, sin olvidarnos de autores y autoras clásicos como el carreñense Antón de Mariarreguera ( primer autor del que se tienen constancia que escribía en llingua), Pachín de Melas o Eladio Verde, adaptando sus obras a la situación actual” comentó Monchu Iglesias –Miembro de la Academia de la LLingua-. El período de presentación de los textos concluye el 30 de junio ambos inclusive. Los textos se tienen que enviar, a través del correo electrónico, a la dirección concursosliterarios@feteas.org pudiéndose enviar los archivos tanto en formato Word como PDF. Esta cuenta de correo electrónico será gestionada por una persona delegada por la Junta Directiva de Feteas, que no podrá participar en el concurso.

“ Me siento muy orgulloso y agradecido, de que un año ´más, se ponga en marcha este concurso, consolidando un certamen que pese a las dificultades que pueden surgir sigue hacia adelante. Las compañías de teatro costumbrista tenemos que ser valientes y atrevidas, y representar obras que reflejen situaciones que la sociedad de hoy en día vive como puede ser el acoso escolar, la violencia de género,… también tenemos que aprender a reírnos de nosotros/as mismos y de esta forma, podremos avanzar como sociedad” comentó Miguel Ángel Peinado – secretario de FeteasEl fallo del jurado se dará a conocer durante los días en que se desarrolle el Salón de Teatro Costumbrista de Candás. El acto de entrega del premio tendrá lugar durante la Gala de entrega de los Premios “Aurora Sánchez” del certamen candasín el 2 de septiembre. Consistirá en una estatuilla de bronce símbolos de los premios que entrega el Teatro. Además de la publicación de la obra ganadora.

Podrán participar en el Concurso de Textos Teatrales cualquier persona que lo desee, con cuantos textos teatrales del género costumbrista asturiano quiera. Entre los requisitos necesarios se encuentran:

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Recopilación por orden alfabetico de lo que manejaban los marineros de Candás A MUNCHA MAR, POCA VELA.- Vien a decir, que si hay mal tiempo, hay que navegar despacio. AMURA.- Son las pospartes curves que forman la Proa de una embarcación. Hay una a Estribor y otra a Babor. Ye un cabo grueso, que se pon en los puños de la vela Mayor y Trinquete, sobre las cuales se afirmen les veles. AMURADA.- Ye el costado por la parte dentro de una embarcación AMUSQUIS.- Adelanto en metálico, anticipo. ANA RAMONA.- Buque de pesca de Candás de la familia de Rosina Miterio. que el 6 de Setiembre de 1944 se hundió pescando bonitos. Murieron 12 marineros.

ANCLA.-Ye el fierro que sirve pa fondear una nave. ANCLOTE.- Ye un fierro menor que sirve pa fondear pequeñes embarcaciones.

ANGELES Y HERMANOS.- Barco de Antonio Zubicaray construido en el año 1921, de 16,30 metros de Eslora, 3,60 de Manga, 1,75 de Puntal, 21,83 TRB y 25 CV de potencia. Faenó en Candas desde el año 1921 al 1930. ANGEL HERRERO.- Barco de Herrero Hermanos, construido en el año 1921, de 21,72 metros de Eslora, 5,12 metros de Manga, 2,72 de Puntal, 59,03 TRB y 16,93 CV de Potencia. Faenó en Candas desde el año 1921 al 1940. ANGELINA.- Barco de Ángeles Gutiérrez, construido en el año 1946, de 17,32 metros de Eslora, 4,75 de Manga, 2,40 de Puntal, 49,85 TRB y 32 CV de Potencia. Faenó en Candas desde el año 1947 al 1958.

ANGELINA Nº4.- Barco de Antonio Zubicaray construido en el año 1928, de 15,16 metros de Eslora, 4,25 de Manga, 2,31 de Puntal, 33,23 TRB y 30 CV de Potencia. Faenó en Candas desde el año 1928 al 1946.

ANDANADA.- Hilera, linea, fila. ANDARIVEL.- Ye un cabo que va desde el palo Mayor al Trinquete encima del Puente. Ye un cabo con una argolla, que sirve pa subir y baxar una cacea en la vara de un pesquero cuando esta pescando bonitos. Cualquier cabo que sirve pa subir y baxar pesos. ANGELA.- Barco de Antonio Zubicaray construido en el año 1918 de 15,61 TRB, Eslora 14,32 metros, Manga 3,18 metros, Puntal 1,54 y 15 CV de Potencia. Faenó en Candas desde el año 1918 al 1923.

ANGOLES.- Son unes malles de rede que van seguides, flojes a modo de colgantes, que se unen por ambes cuerdes, la que cada rede por medio de plomo y la que sostiene vertical por medio de corchos. ANGUERU GUARDAKUA.- Barco de Marcelino Vega construido en el año 1924, de 15,30 metros de Eslora, 3,10 de Manga, 1,65 de Puntal, 17,70 TRB y 18 CV. Faenó en Candas desde el año 1930 a 1932.

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Lara. Subcampeona de Asturias salto de longitud infantil 28


Náutico Carreño infantil. Relevos 4x80. Campeonas de Asturias. (Lara, Candela, Camino y Ana)

Las fotos son de la pagina de Facebook Club Nautico Carreño de Atletismo

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La triarmada del Cabo Peñas lo ha vuelto a hacer... Nerea y Tabata terceras en el Campeonato de España de triatlon contrarreloj. Ademas al dia siguiente Nerea repite puesto en los relevos y Tabata logra un 9º puesto. Desde CN La Frontera deciros que estamos muy orgullosos de poder compartir entrenos con vosotras.

III Prueba de los Juegos Escolares en Navia. Los resultados los ha publicado Jorge anteriormente... la cantera sigue creciendo!! Candela, Pelayo y la C-2 infantil subieron al podio. El próximo día 3 de Junio se celebrará la última prueba en Candás.

Fotos de la pagina de Facebook del Club Los Gorilas de Candás

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El Huracán de Carreño ha resultado campeón de la Liga de Empresas asturianas (1ª)

ENHORABUENA

SOMOS DE TERCERA

Villa de Candas 2 - Marino de as figueiras 1 El villa se presentaba a una cita muy importante tras dos tropiezos inesperados pero con mucha confianza en sí mismos. Rodaba el balón con un Vicente Lopez Carril a reventar y con un villa al que no le temblaban las piernas ante tal partido. Se hizo con el peso del partido desde el principio jugando un fútbol sala alegre y de ataque pero unas veces los postes y otras el portero no nos permitían adelantarnos. Entonces una gran combinación entre Isma y Salao tras dos tacones y una gran definición del primero ponía el 1-0. Esto coincidía con la aparición por el Poli de nuestros amigos de huracán que con su aliento nos llevaron en volandas para lograrlo. La segunda parte tenía el mismo guión y los nuestros no especulaban con el resultado. Hacían posesiones largas y generaban buenas ocasiones que no eran capaces de materializar. Esto permitió llegar con opciones al rival que jugó de 5 los minutos finales consiguiendo el 1-1 pero este equipo no se rinde y se sobrepone ante cualquier adversidad. Queipo en el descuento lograba el 2-1 final para delirio de todo el polideportivo. Dar las GRACIAS a todos los allí presentes porque sin vosotros nada de esto sería posible ni tendría sentido. A todo el equipo porque una vez más demostrasteis que con mucho trabajo, humildad y compañerismo no hay reto que se os resista. Es de tercera, el villa es tercera !!!!

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https://vimeo.com/219295195

https://youtu.be/vxXUvUxV49o


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