VILLA PRAT - HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO © JORGE VALDERRAMA GUTIÉRREZ, ARTURO BRISO INOSTROZA - 2013 Registro de Propiedad Intelectual © № 232.730 Talca – Chile – Septiembre de 2013 Diseño Gráfico KAIROS DYP Digitalización de imágenes Josefina Valderrama Muñoz Diseño de Portada KAIROS DYP Edición KAIROS DYP Láminas contraportada: Ilustración de Gonzalo Bertín proyecto “Pueblos de indios en la colonia del Maule. Una historia invisibilizada”. P. Espejo y P. Zapata, FONDART 2011. Impresión Impresora Gutenberg Talca
IMPRESO EN CHILE
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO
La publicación de este libro
Jorge Valderrama Gutiérrez Ha sido posible gracias al import Arturo Briso Inostroza
aporte y colaboración de los auspi La publicación de este libro ha sido posible gracias al valioso aporte y compromiso de los auspiciadores
La publicación de este libro Ha sido posible gracias al importante aporte y colaboración de los auspiciadores
Dedicatorias: Ilustra la fotografía, Valle del Pequén.
A Bernardita, esposa y luz eterna de todos mis segundos; a mis hijos Paz, Nicolás y Josefina, orgullo de mis genes. A las calles en las cuales aún resuena el taconeo de personajes desaparecidos. A los árboles que aún se mecen sin brisa alguna en una dimensión volatizada. A esas casonas de adobe, techo de teja, pilares y corredores que albergan invisibles moradores. A la memoria que atesora sonidos, hálitos y paisajes: escenarios y actuaciones vividas. Jorge Valderrama Gutiérrez.
A mis padres Macsimo Arturo y Olga Rosa que nacieron y vivieron en el pueblo de Villa Prat, a mi esposa Marcela e hijos José Arturo y Ana Paulina que hoy son mi vida; les agradezco por sus enseñanzas y apoyo incondicional, porque sin ellos este libro no hubiese sido posible. Arturo Briso Inostroza.
SUMATORIA 10 11
Presentación Palabras preliminares
12 Capítulo I: Prehistoria del Maule y primeros habitantes 12 Línea de tiempo 14 40 mil aC al 1550 dC: Ocupación prehistórica del Maule 14 El Periodo Paleondio o del hombre temprano (40.000 aC al 9.000 aC) 15 El Periodo Arcaico o estadio de caza y recolección (9.000 aC a 500 aC) 16 El Periodo Alfarero o estadio de producción de alimentos (500 aC a 1550 dC) 18 Periodo Prehispánico del Maule 23 Etnias y pueblos originarios del Corregimiento de Maule 23 Promaucaes 24 Mapuches-araucanos 25 Picunches 26 Indios curis 27 Indios costinos 28 Chiguillanes y pehuenches 32 Capítulo II: Encomienda de Peteroa 32 Línea de tiempo 34 Los incas en Chile 35 La influencia inca o capaccuna 36 Origen inca de algunos nombre toponímicos El río Paucartambo o Mapacho 38 Wat’oqto
41 Juan Jofré y Montesa 44 Lautaro: el que mató a Valdivia y pereció en La Huerta de Mataquito 46 El caudillo 51 En Peteroa 54 La última alborada de Lautaro en el valle de Mataquito 62 Patriarcado mapuche 63 El monolito a Lautaro en San Juan de Peteroa 64 Características del monolito 64 La ceremonia de inauguración 66 El sistema de encomiendas: feudos en el Maule 69 Repartimiento de Vichuquén 73 Habitantes aborígenes de Pequén 77 Costumbres indígenas 80 Dominación indígena 83 Nombres de toquis 85 Alzamiento araucano de 1655 88 La hermosa indígena Glaura 101 Antiguos Pueblos de Indios 105 Corregimiento de Maule 108 Organizaciones impuestas a los indígenas 109 El pueblo de Lora 113 Corregidores maulinos 114 Peteroa 114 Censos impuestos por estancieros de Maule 115 Pueblos de Gonza y Pequén y su participación en los censos 116 Cuadro de censos 116 Cajas de indios del Corregimiento de Maule 118 Pisoteados indígenas 119 Ancestrales inspiraciones literarias 120 Fronteras desaparecidas 122 Capítulo III: Sometimiento Indígena en el Maule
122 124 124 129 129
Línea de Tiempo Real Audiencia División de tierras en la provincia de Curicó Astillero en Pocoa Repartimiento de Lontué
130 133 135 136 138 139 140 141 145
Diezmos en la parroquia de Pequén Costos de un entierro a fines del siglo XVIII Trato abusivo hacia los indígenas La dimisión del cacique Briso Los caciques Brisó y Pequén La Isla Briso en Mataquito Postales históricas coloniales Inhumana esclavitud Las encomiendas de Lora y Vichuquén
148 Capítulo IV: Secular pasado maulino 148 línea de Tiempo 150 Bandidos en el Maule 151 Hosco y pendenciero 152 Encuentro con Manuel Rodríguez 154 Coronel de milicias 156 Fuga de Manuel Rodríguez cerca de Pequén, en las márgenes del Mataquito 160 Doctrina y religiosidad: Parroquia de la Inmaculada Concepción de Pequén 163 Presbíteros de la iglesia de Pequén 163 Un gran sacerdote: “El Huaso Correa” 165 Diácono Agustín Vial Armstrong 166 Manifestaciones de fe popular 167 Un milagro entre los cerros 168 La Virgen de Mercedes 170 Toponimia del sector 172 Capítulo V: “Nacimiento” de Villa Prat
172 174 175 177 177 177 178 178
Línea de Tiempo Cambio de nombre de Pequén Algunas instituciones de Villa Prat Circunscripciones del Registro Civil Comuna de Lo Valdivia Descripción del Departamento de Lontué en 1903 Comuna de Pequén Policías y Carabineros
180 Campo Militar del Culenar 180 La presencia policial en Villa Prat 185 Institucionalidad 185 Registro Civil y el servicio de correos 186 Hospital y Casa de Socorros 187 Escuela 187 Descendientes de los antepasados de la isla Briso 190 El milenario cultivo del ají por una reconocida familia de Villa Prat 192 El uso del caballo en la zona del Mataquito 193 La trilla 194 Arado de Palo 196 Ubicación estratégica 196 Evolución arquitectónica 200 Capítulo VI: Folklor, costumbres, gastronomía, leyendas y pasatiempos 200 Línea de Tiempo 202 La influencia de la medicina popular 202 Fiestas Patrias en Villa Prat 205 Artesanía y tradiciones 207 Brindis 207 Payas 207 El pintor primoroso 208 Brindis 208 El Volantín (canción) 208 El corazón tengo herido (tonada) 209 Universo de mitos y leyendas 209 La laguna del toro 210 La niña bonita 211 El pequén perdió sus encantos 211 Carreras de gatos 212 Las infaltables supersticiones 213 Gastronomía y cocina típica 214 Principales bebidas, platos típicos y postres 220 Dichos de campo recopilados 221 Bibliografía
Presentación
M
uchos de los principales acontecimientos ocurridos en Villa Prat son desconocidos en otras partes del país. Esta localidad perteneciente hoy a la comuna de Sagrada Familia está arrinconada en la Provincia de Curicó, en el Valle del Mataquito, al igual que sus acontecimientos históricos, personajes y aportes a la cultura nacional. En este contexto, los autores de esta obra rescatan y difunden el patrimonio cultural e historiográfico más relevante de esta localidad del valle central de la Región del Maule, poniendo a disposición del lector imágenes rodeadas de palabras que den cuenta de sus hitos. Asimismo, para ir conformando un relato coherente que aglutine los aspectos más destacados de Villa Prat, recurrieron a añosos documentos, libros, diarios, notas familiares, recuerdos y fotografías. La presentación de este libro, es fruto de un esfuerzo material e intelectual importante, considerando que no son pocos los habitantes de localidades aledañas que han tenido un protagonismo relevante no sólo en la historia de Villa Prat, sino en la de la provincia y región. Tal es -a modo de ejemplo- lo que acontece con el actual cerro La Puntilla, o con el cerro “Chiripilco” donde se encuentra la tumba del indomable guerrero araucano Lautaro, acontecimientos que se profundizan en sus páginas con el propósito de realizar un aporte a la cultura local y regional. Por ello en esta obra, junto con presentar una reseña del origen de Villa Prat y su relevancia social y económica para la comuna de Sagrada Familia, da a conocer también una síntesis histórica de los principales sucesos acaecidos, y la presencia de las etnias aborigenes que dejaron un profundo surco en el territorio local. Asimismo, más allá del interés histórico que posee cada uno de los textos sintetizados, la trascendencia de este libro reside en su carácter absolutamente inédito tanto para los habitantes de la comuna de Sagrada Familia, como para los vecinos de Villa Prat, no poseyéndose antecedentes respecto a si alguna localidad de Chile posee uno de similares características. Sus páginas sintetizan la génesis de casonas emblemáticas, así como la historia de los sucesos más relevantes ocurridos en Villa Prat.
Finalmente, y como se afirmó precedentemente, en él se sintetizan los aspectos históricos más relevantes de Villa Prat, desde su génesis que fue un pueblo de incas mezclados con indios nativos llamados promaucaes, en el período prehispánico, antes de la llegada de los españoles a Chile. Palabras preliminares
E
xiste la sensación generalizada que la historia chilena transcurrió en Santiago, existiendo hacia el sur una permanente lucha entre españoles y araucanos. Sin embargo, el Valle Central de Chile, entre los río Maipo y Maule, fue un territorio protagónico en el período prehispano, denominado “territorio Promaucae”, cuyas etnias aborígenes tuvieron una activa participación en defensa de sus tierras y costumbres. Este libro es un trabajo de investigación histórica que consideró distintas fuentes de información y antecedentes, y coincidente con lo ocurrido tras el terremoto del 27/ F, del año 2010, se volcó en el papel lo acumulado sobre la zona del Valle de Mataquito. Bien podría decirse que este trabajo tiene una suerte de interés y motivación personal por dar a conocer el rico y cautivante pasado de los pueblos nativos de dicha zona, hasta llegar a lo que hoy es el Pueblo de Villa Prat.
En el desarrollo del libro se procuró, a su vez, un balance equilibrado entre el necesario rigor histórico de los textos y la lectura fácil de los mismos, sacrificando a veces mayor detalle en pos de una mejor visión de conjunto. Particularmente se destaca el auspicio de Impresora Gutenberg, Diario El Centro y Universidad Santo Tomás, que permitió hacer realidad la publicación de este libro. Los autores
CAPÍTULO I: Mata de ají Cacho de Cabra.
HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO PREHISTORIA DEL MAULE Y PRIMEROS HABITANTES 40 mil aC al 1550 dC: Ocupación prehistórica del Maule LÍNEA DE TIEMPO 40 mil AC al 1550 DC: Ocupación Prehistórica del Maule • Período Paleondio o del hombre temprano (40000 AC al 9000 AC) • Periodo Arcaico o estadio de caza y recolección (9000 AC a 500 AC) • Periodo Alfarero o estadio de producción de alimentos (500 AC a 1550 DC) Período Prehispánico del Maule
Período Prehispánico del sector de Villa Prat
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VILLA PRAT
Etnias y pueblos originarios • Los araucanos • Picunches • Indios Curis • Indios Costinos • Chiguillanes y Pehuenches Conquista • Nacimiento de Lautaro • Creación del Corregimiento de Maule • Muerte de Lautaro • Pueblo de Peteroa
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Capítulo I: Prehistoria del Maule y primeros habitantes
S
egún el antropólogo Nelson Gaete González, ex coordinador del Consejo Nacional de Monumentos Nacionales, Región del Maule, la zona que hoy se denomina Maule posee una larga historia de ocupación humana mediante la cual diferentes grupos sociales vivieron, se reprodujeron y se procuraron los recursos necesarios para la subsistencia a través del tiempo. Esto dio lugar a modos de vida y formas de ocupar el territorio de larga persistencia cultural y profundidad temporal, que hoy se pueden registrar y documentar a parir de los restos de cultura material que dejaron como testimonio de su vida en estas tierras. Asimismo, la investigación arqueológica tiene un punto de arranque en la región con los aportes del naturalista alemán Max Uhle, quien publicó en 1911 un artículo sobre la Estación Paleolítica de Constitución. Luego de un largo período de silencio, en la década del 60 irrumpieron con nuevos bríos investigadores tales como Omar Ortiz -en la costa del Maule-, Hans Niemayer -en la cordillera de Linares- y Alberto Medina -en Altos de Vilches-, entre otros. Sin embargo, la investigación científica propia de la disciplina arqueológica moderna, se inició recién a fines de los años 80 con el equipo dirigido por Carlos Aldunate del Solar en la zona de Constitución. A él le siguieron grupos de investigadores dirigidos por los arqueólogos Andrea Seelenfreund y Charles Rees, en el río Maule y costa entre el Maule y el Mataquito; Mauricio Massone y Donald Jackson, en la precordillera de Molina; y Nelson Gaete y Rodrigo Sánchez, en la costa de la provincia de Cauquenes. En relación a este tema, se puede dividir la prehistoria en tres grandes períodos consecutivos en el tiempo y que comprenden estadios de desarrollo distintos: El Periodo Paleondio o del hombre temprano (40.000 aC al 9.000 aC) Se caracteriza por dar cuenta de los primeros grupos humanos de cazadores-recolectores que ingresan y ocupan el continente americano. En este período el territorio posee un clima más frío, con intercalaciones glaciales e interglaciales, y en donde el nivel del mar estaba 90-120 metros más bajo que el actual. Finalizó con la irrupción del Holoceno, que conlleva la extinción de la megafauna (mastodonte, caballo americano, paleolama, perezoso gigante, entre otros) y el surgimiento del clima actual. No existen 15
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO
Recreación de la fauna Pleistocénica de la Patagonia chilena. Aunque en el valle central el paisaje era distinto, existió también una fauna similar: aves gigantes, caballos salvajes, tigres dientes de sable y otros especímenes. (Grabado de Eduardo Armstrong: “Aborígenes australes de América”).
registros de la existencia de poblaciones humanas1. El Periodo Arcaico o estadio de caza y recolección (9.000 aC a 500 aC) Arranca con el inicio del Holoceno, que ambientalmente implica un territorio con clima, flora y fauna similar a las actuales. En el territorio del Maule se registra ocupación humana por parte grupos cuya economía está basada en la caza y recolección, los cuales ocupan y explotan los recursos de la costa, el valle y la cordillera como parte de una estrategia de asentamiento y subsistencia de gran diversidad. A su vez, se subdivide en Arcaico Temprano (9.000 a 5.000 aC), en el cual se registran campamentos habitacionales en terrazas litorales altas de la cordillera de la costa (Las Cañas, Santos del Mar y Tregualemu) y sitios funerarios en el valle. Sus sistemas funerarios refieren complejos sistemas de creencias, manejando un inventario artefactual especializado, principalmente orientado a la caza y faenamiento de animales tales como camélidos y otáridos; Arcaico Medio (5.000 a 3.00 aC), se registra la ocurrencia del fenómeno del Optimum Climático, que implica un alza de la temperatura, generándose un clima más cálido y seco que el actual, lo 1 Gaete González, Nelson; “Ocupación prehistórica del Maule”; Trabajo inédito.
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Capítulo I: Prehistoria del Maule y primeros habitantes que gatilla una fuerte ocupación de la costa, en localidades como Las Cañas, Loanco, Santos del Mar, Pahuil, Reloca, Pelluhue, Chovellén, Quilicura, y Tregualemu, donde los campamentos base muestran una economía basada en la caza, pesca y recolección marina. A nivel cordillerano, en Radal 7 TazasParque Inglés, se evidencia el uso de espacios propios del bosque asociados a cursos de agua permanentes. Contextos funerarios se registran tanto en el valle, en el cementerio de Tutuquén, como en la costa en sitios de Las Cañas, y Quilicura; y Arcaico Tardío (3.000 a 500 aC), que marca el final del estadio de desarrollo basado en la caza y recolección, marcando énfasis en la experimentación en pos de la domesticación de plantas y animales. A nivel de asentamiento, continua la ocupación de terrazas costeras, registrándose además la ocupación de sectores en áreas de desembocadura en lugares tales como Huenchullamí, Loanco, Santos del Mar, Pahuil, Reloca, Chovellén y Tregualemu, evidenciándose el uso de aleros y cuevas en sectores del acantilado fósil como es el caso de las Cuevas de Quivolgo. En la cordillera se registran campamentos asociados a ambientes boscosos donde se practicaban actividades de molienda, asociado a cursos de agua permanente, como es el caso de Altos de Vilches. Periodo Alfarero o estadio de producción de alimentos (500 aC a 1550 dC) Marca el fin de las economías basadas en la caza y recolección, iniciándose un modo de vida que tendrá cada vez más énfasis en la producción de alimentos y en la utilización de mayor diversidad tecnológica, donde destacan la elaboración de alfarería y la práctica agrícola,. Este estadio de desarrollo puede ser divido en Alfarero Temprano (500 a 1.000 dC), al que corresponden a las primeras poblaciones productoras de alimentos,
Mientras el hombre se dedicaba a la caza y a la guerra, la mujer cultivaba los campos, preparaba bebidas fermentadas, tejía y elaboraba cacharros de greda.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO probablemente grupos de horticultores iniciales (agricultura de tala y roza), y que elaboran alfarería de gran calidad técnica, la que posee innegables relaciones formales con la que producen los grupos humanos partícipes del Complejo Pitrén, que en este período ocupa la zona de la Araucanía. Estos grupos tempranos ocuparon la costa, el valle y la cordillera, existiendo registro de estos asentamientos en Quivolgo, Santos del Mar, Chovellén, Tutuquén, y Radal 7 Tazas-Parque Inglés, pero que incorporan por vez primera prácticas agrícolas iniciales; Alfarero Medio (700 a 1.200 dC), en el cual se afianza la estrategia de subsistencia basada en la horticultura y en la recolección terrestre y marina, disminuyendo la importancia de la caza en la dieta. De acuerdo al registro arqueológico, los asentamientos se concentran en la costa en Huenchullamí, Quivolgo, Constitución, Loanco, Pahuil, Estero Rahue, Pelluhue, y Curanipe, donde puede observarse una fuerte ocupación de aleros y cuevas, así como de dunas litorales. En sectores precordilleranos, se registran asentamientos a lo menos en el curso medio y superior del río Maule, como en la zona de Vilches Alto. Estos grupos humanos poseen, de acuerdo a las características formales y estilísticas de su alfarería, una afinidad cultural con grupos poblacionales de gran dispersión en el sur de Chile a partir del río Bío-Bío, y que son reconocidos como partícipes del Complejo Cultural El Vergel; Alfarero Tardío (1.200 a 1.550 d.C.), ocupando totalmente el territorio con asentamientos habitacionales de patrón disperso en la costa, valle y cordillera, y sitios funerarios en costa y valle2. En la costa se registran asentamientos en Lora, Huenchullamí, Quivolgo, Constitución, Loanco, Santos del Mar, Pahuil, Reloca, Chanco, Pelluhue, Chovellén y Tregualemu; en el secano, en Huerta de Mataquito, Peteroa, Pequén3, Curepto, Gualleco, Pencahue, Corinto, Linares de Perales, Huerta de Maule, Nirivilo, Empedrado, Sauzal, Cauquenes, y Coronel de Maule; en el valle, en Teno, Rauco, 2 Gaete González, Nelson; “Ocupación prehistórica del Maule”; Trabajo inédito. 3 Cuando los primeros conquistadores llegaron a la zona, “Pequén era un rancherío donde vivían los
nativos a las órdenes de un cacique, donde tenían sus tierras y una organización indígena. El lugar donde viven es hermoso y apacible, ya que tienen tierras de cultivo, caza, pesca y grandes bosques; sin embargo la formación de su aldea, reviste características especiales, puesto que recién en el período de la Colonia (1600-1810-siglos XVII-XVIII y comienzos del XIX), viene a tomar esta forma de aldea, ya que anteriormente carecía de elementos que la definieran como tal. Sólo existen algunas familias españolas de importancia como pobladores, no tiene calles ni plaza y carece de regularidad en su diseño. Este rancherío sólo es una agrupación desordenada y no compacta, constituyendo un rancherío indígena, en el cual se agrupan ranchos miserables sin ningún orden. Más bien es el germen de una aldea futura, ya que por estar tan separada de la región, en la ribera sur del río Mataquito, necesita un estímulo externo para llegar a adquirir un real aspecto de Aldea”.
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Capítulo I: Prehistoria del Maule y primeros habitantes Rauquén, Curicó, Lontué, Pelarco, Pirque, Duao, Maule, San Javier, Villa Alegre, Longaví y Parral; y en sectores precordilleranos y cordilleranos, en Radal Siete Tazas-Parque Inglés, Vilches Alto, Cipreses, Río Melado, El Campanario, El Toro, La Gloria, Laguna del Maule, Calabozo y Paso Valdés. La subsistencia está basada fuertemente en la agricultura y en la recolección terrestre y marina. Culturalmente, son poblaciones de filiación mapuche, conocidos tradicionalmente en la literatura como Pikunches. La ocupación prehistórica del territorio termina con la llegada del invasor español, quien someterá y causará un gran exterminio en la población mapuche, la cual es el basamento genético e identitario del pueblo chileno. Finalmente, y de acuerdo al conocimiento que se tiene hoy, en nuestra región no ha sido posible documentar empíricamente la presencia de población inka o de algún asentamiento que refiera presencia u ocupación por parte de dicha sociedad estatal4. Período Prehispánico del Maule Antes de la llegada de Diego de Almagro a Chile el extenso territorio estaba ocupado por numerosos grupos indígenas, cada uno de ellos con sus características especiales que los diferenciaban y ocupando zonas distintas. Obviamente, esta región no constituyó una excepción y también fue teatro del desarrollo y devenir de numerosos pueblos, hasta que después de la segunda mitad del siglo XV irrumpió la cultura inca alterando transitoriamente sus espacios. De esta manera, una vez que Pachacuti Inca Yupanqui consolidó sus conquistas hasta Quito por el norte -aproximadamente en el año 1460- miró hacia las desconocidas tierras del sur. Poco se sabía de los habitantes de ese territorio que aislaba un gigantesco desierto. Así, a partir de 1463 Huayna Capac, junto a su hijo y sucesor Topa o Túpac IncaYupanqui, inició la expansión de su imperio hacia esas latitudes. Primero Lipes, luego Atacama: el avance de los guerreros incásicos no encontró mayores dificultades, aplastando los pequeños poblados costeros del Norte Grande. De esta forma, el pueblo incaico incorporó a su reinado el territorio de los atacameños y alcanzó el fértil valle de Coquimbo. En una segunda oleada siguió su avance hasta el río Maipo, penetrando al territorio de Copiapó donde encontró una tenaz resistencia por parte de los indómitos promaucaes, la que, tras algunos días de combates y 4 Gaete González, Nelson; “Ocupación prehistórica del Maule”; Trabajo inédito.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO parlamentos, terminó con una nueva anexión al imperio. En este punto los incas establecieron la frontera meridional de su imperio: Tahuantinsuyo. Paso a paso, pueblo tras pueblo, tribu a tribu, los estandartes incas cruzaron Coquimbo, Melipilla, Cachapoal y finalmente se asentaron en las riberas del Maule, afluente que se transformaría en una barrera infranqueable dada la ferocidad de los altivos araucanos. Resistencia y sometimiento fueron los actos diarios de esta gigantesca expansión. En unos veinticinco años la cultura inca había ocupado la parte chilena más desarrollada. Empero, la existencia de pueblos reunidos en pequeñas comunidades más allá del Bío-Bío, renuentes al trabajo agrícola sistematizado, y sin jerarquías, hizo que sus huestes se estrellaran con los aborígenes de ese territorio llamado Chile. La terrible oposición de los indómitos araucanos hizo trastabillar a los guerreros del sol, y después de cuatro días de enconados combates los incas retroceden hasta el Maule, donde se fortifican. Era la primera de una serie de victorias que obtendrían aquellos indígenas. En 1498 Huayna Cápac extendió sus conquistas más allá de Quito, hacia el interior de Colombia, finalizando la construcción de la calzada andina que va desde Quito hasta las cercanías de lo que hoy es Talca (Chile), de cinco mil 230 kilómetros de extensión. Como se ha analizado someramente, cuando a mediados del siglo XV la invasión inca llegó hasta el Valle de Mataquito y las márgenes del río Maule, fue detenida por el belicoso pueblo mapuche. En aquella lejana data la actual zona de Villa
Bandera del pueblo Mapuche Fragmento del mapa del mar de Chile dibujado en Amsterdam en el siglo XVII, donde se destaca el territorio Promaucae en el Valle Central. Alonso de Ercilla, en su libr0 “La Araucana” relata en Parte 1 Canto 1 respecto de los promaucaes en “Los promaucaes de Maule, que supieron el vano intento de los Ingas, al paso y duro encuentro les salieron, no menos 20 en buen orden que lozanos; y las cosas de suerte sucedieron llegando estas gentes a las manos, murieron infinitos orejones, perdiendo el campo y los pendones”.
Capítulo I: Prehistoria del Maule y primeros habitantes Prat estaba habitada por diversas agrupaciones y etnias indígenas que en quechua fueron denominadas Promaucas, Promaucaes o Purumaucas (purumawqa, “gente inculta, enemigo”; en quechua: “indios alzados”), referencia que los incas acostumbraban aplicar a los indígenas ajenos a su imperio. Algunos expertos han señalados que este pueblo originario no era sino una rama de los mapuches (“gente de la tierra”), pues su idioma era el mapudungún y poseía una cosmogonía similar a dicho grupo, aun cuando se desconoce el nombre que ellos mismos se daban. Si bien otros expertos los clasifican como grupos de indios picones que se asentaron en esas zonas, se ha logrado determinar que el territorio de los promaucas se ubicaba en el territorio comprendido entre los ríos Maipo y el Maule. Con la llegada de los españoles durante la época de la Conquista se les consideró parte del grupo llamado picunche (“hombres del norte”), más permeables al sometimiento de los invasores llegados allende el océano, diferentes a la ancestral agresividad que demostraron los promaucaes. Al sur estaban las tribus de los cauquenes y de los perquilauquenes y otras más, las cuales se unieron y supieron anular la supremacía de las poderosas armas incásicas. En su descripción histórico-jeográfica del Reino de Chile” el historiador Carvallo y Goyeneche narra: “Puestos a la vista los dos ejércitos, convidaron los incásicos a los araucanos con la paz sin más condición que prestar adoración al sol y a la luna y reconocer a sus emperadores como hijos de estos planetas. Mas, aquellos racionales, que jamás hincaron la rodilla y siempre les fue desconocida la sujeción, finos amantes de la libertad, conocieron por instinto natural que estas eran proposiciones de conquistadores. Se remitieron a las armas y contestaron que serían verdaderos hijos del sol y de la luna los que con mejor y con más fortuna peleasen, protestando que el sol mismo sería testigo de su valor, y la verdad salieron con ello, y después de un sangriento combate, tuvieron que retirarse los incas5”, derrotados, desbaratados y temerosos de tal pueblo indómito. Según crónicas posteriores, los promaucaes no se sometieron al Imperio Inca, sino que tras la Batalla del Maule y otros enfrentamientos, los incas desistieron de sus deseos de dominación de la zona y habrían mantenido un contacto más o menos pacífico sustentado en un recíproco respeto a límites establecidos. Al respecto, la evidencia arqueológica sobre la presencia inca y su influencia en los pueblos de indios de la región es prácticamente 5 Carvallo y Goyeneche, “Descripción histórico-jeográfica del Reino de Chile”.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO inexistente, deduciéndose que los nativos de estas comarcas -como los promaucaes, que vivían de la caza, pesca y recolección- habrían aprendido nuevas técnicas de supervivencia y cultivo, conservando eso sí la esencia de su sociedad: la caza y la guerra la practicaban los hombres, en tanto las actividades agrícolas eran realizadas por las mujeres. La existencia de los promaucaes durante la época pre-incásica era básica, puesto que cubrían partes del cuerpo con cueros, se establecían en caseríos encabezados por un cacique que, a su vez, se circunscribía a un cacique principal o ulmén, considerado el más poderoso, rico y valiente) y como método de comercio practicaban el trueque. Como armas usaban mazas de piedra, porras de madera, el arco y macanas. Los hombres se unían circunstancialmente para erigir una vivienda, y para labrar la tierra se valían de una piedra horadada o agujereada en su centro que ensartaban en la punta de un palo resistente. Poseían recipientes de greda, morteros de piedra y algunos objetos de madera labrada. No se han encontrado evidencias que denotasen sistemas de gobiernos, por lo cual se presume que administraban “justicia” sustentados en la venganza y las prebendas. Asimismo, los historiadores coinciden en señalar que en la cuenca del río Mataquito los caseríos de mayor importancia en el lado norte, fueron los de Huapi (isla, recodo en el camino limpio del monte) ubicado en el sector de Lora; y el de Mataquito (probablemente del mapudungún Matha-cutún, “estrujar la médula”), ubicado en el sector de Peralillo. Y al lado sur eran el
La mujer mapuche era parte fundamental en las tareas de producción. Entre sus variadas labores destacan la confección de tejidos, el trabajo de alfarería y la elaboración de bebidas alcohólicas. Grabado sobre papel. Colección Museo Histórico Nacional.
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Capítulo I: Prehistoria del Maule y primeros habitantes de Huenchullamí (“estera fuerte, “lugar de hermano/a”), en la comuna de Curepto, y el de Peteroa (del mapudungún, “lugar de humaderas”) que abarcaba todo el sector de la comuna de Sagrada Familia hasta Toenlemo. Don Tomás Guevara Silva en su “Historia de Curicó”, señala que estaban en un estado de absoluto retraso, ya que el matrimonio no era otra cosa que un negocio, pues la mujer era comprada a través del trueque, y el que no poseía los recursos, la secuestraba y se hacía perdonar. Dicha unión se caracterizaba por la indiferencia, lo que unido a la poligamia existente permitía que un hombre pudiese comprar cuantas mujeres quisiese o pudiese mantener. Acostumbraban “bautizar” o denominar a cada individuo con nombres de aves o animales, sin descartar la hipótesis que hubiesen creído en un ente superior benéfico que regulaba ciclos y fenómenos naturales, y en otro ser causante de desgracias y muertes. Al parecer, la masa indígena de la región del Maule perteneció a la gran tribu de mapuches que pobló todo el valle central del país, y que el poeta Alonso de Ercilla denominó “araucanos” en su inmortal obra épica “La Araucana”. A la llegada de los españoles, el estado de los indígenas distaba mucho de ser primitivo, considerando que eran diestros en el arte de la alfarería y de la guerra, llevando a cabo el pastoreo de ovejas o carneros de tierra y cultivando la papa y el maíz, para lo cual aprovechaban las orillas de los esteros y las riberas de los ríos, así como en la de los lagos. Etnias y pueblos originarios del Corregimiento de Maule
Elaboración de “mudai” por mujeres araucanas. Grabado según Smith.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Durante el Período Intermedio (1000-1300 d.C.) se privilegió la ocupación de los espacios abiertos (valles y cuevas cordilleranas) para establecer asentamientos, que durante el Período Tardío (1300-1700 d.C.) se restringió a la ribera norte del río Maule (zonas de vegas alejadas de la costa). Las condiciones del medio natural en la larga y angosta faja de tierra llamada Chile, conformaron distintos sistemas ecológicos o eco-sistemas, los que ofrecieron diferentes posibilidades como hábitat para el asentamiento humano. Además, dispersos por la actual Región del Maule pululaban diferentes aborígenes a los que los españoles denominaron de variadas maneras. Por ejemplo, Gerónimo de Vivar, quien acompañaba a Pedro de Valdivia, al pasar por lo que hoy es Villa Prat (antes Pequén) y sus alrededores describió a los Maule y a los Cauquenes. Asimismo, el investigador Alberto Medina acentuó el hecho de que “siempre se pensó que los indios pehuenches (hombres del pehuén) habitaban en la zona de Chillán y no aquí en Talca. Empero, se ha establecido que estuvieron frente a este lugar, y un reflejo de ello sería el paso El Pehuenche, aspecto en el que pocos han reparado”6. De igual forma, el historiador talquino Francisco Antonio Encina aseguró que habitaba desde la zona central hasta el canal de Chacao un pueblo conocido como la “gente de los túmulos”, quien colocaba sus muertos tendidos en pequeñas cámaras formadas por lajas o simples pircas, maestros en la confección de alfarería negra lisa y admirablemente pulimentada, mientras que entre el Aconcagua y el Bío-Bío deambulaban los picunches (hombres del norte; huilliches, hombres del sur) en un número aproximado de 290 mil. También, dispersos por este territorio, estaban los indómitos araucanos, y desde San Fernando hasta el seno del Reloncaví chuquillanes, puelches y poyas, cazaban y recorrían la región. He aquí una síntesis de los principales pueblos nativos que deambularon y/o habitaron en el otrora partido de Maule. Promaucaes El vocablo “promaucae” es una adaptación española utilizada por los cronistas y conquistadores en el siglo XVI que proviene del término quecha “purumauca” o “purunauca” utilizado por los incas para señalar en térmico genéricos al “enemigo salvaje, rebelde”. Así, la expresión quechua está compuesta por las palabras “purun” y “purum”, o sus variantes “porun” y “poron”, que indican lo bárbaro, lo sin cultivar, lo salvaje, lo natural. De tal manera que la expresión quecha “auca” significa adversario, enemigo, guerrero, contrario, soldado o traidor. 6 Encina, Francisco Antonio; “Historia de Chile. Desde la Prehistoria hasta 1891”; 1948.
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Capítulo I: Prehistoria del Maule y primeros habitantes (Arriba) La familia mapuche habitaba en un aposento pequeño, la “ruca”, construida con madera y paja. (Abajo, izquierda) Juego de los indios (cata tupencu) según el padre Alonso de Ovalle. (Abajo, derecha) Familia mapuche a inicios del siglo XX.
Mapuches-araucanos Quizá en mayor grado que otros pueblos, los mapuches o araucanos evidenciaron la influencia y relación del medio geográfico sobre las actividades que desarrollaron para alcanzar su subsistencia, reflejándose éstas en su comportamiento social. La incitación o desafío del “contorno” físico provocó en ellos la respuesta cultural correspondiente . Así, los araucanos, de conformidad a las posibilidades ofrecidas por el medio geográfico-ecológico, desarrollaron sus culturas y cultivos. Trabajaron la tierra, fabricaron sus herramientas con la madera de los bosques, pescaron en los ríos y lagos, domesticaron animales y confeccionaron sus vestidos, sus armas y sus habitaciones con los recursos que la naturaleza les brindaba. Evidentemente, casi toda la información que se posee del pueblo mapuche o araucano ha llegado a través de los cronistas españoles. Desde los inicios de la Conquista letrados y frailes-soldados se preocuparon de anotar sus observaciones acerca de las costumbres y características de este singular grupo humano. En este contexto, el padre Diego Rosales, por ejemplo, registró el antiguo método para producir el fuego 25
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Alonso de Ercilla, en su libr0 “La Araucana” señala en Parte 1 Canto 1: “Los indios promaucaes es una gente que está 100 millas antes del Estado, brava, soberbia, próspera y valiente, que bien los españoles la han probado; pero por cuanto digo, es diferente de la fiera nación, que cotejado el valor de las armas y excelencia, es grande la ventaja y diferencia.
Mapa de Chile del siglo XVII. Amsterdam, Holanda.
por medio de la frotación de dos palos pequeños, hasta obtener la chispa: “Su piedra y eslabón son dos palitos y apenas hay indio que no los traiga colgando en la cintura, particularmente los que van a la guerra o hacen caminos”. Más adelante explica: “Asientan un palito en el suelo y tiénenle fijo con los pies y con el macho sacan fuego del otro palito, afirmando con las dos manos y restregándolos con fuerza y maña7”. Picunches Como se mencionó precedentemente, en mapudungun pikun che se traduce “gente del norte”, nombre utilizado por los araucanos para referirse al pueblo prehispánico perteneciente a la zona central de Chile8, actualmente desaparecido. Habitaban entre los ríos Aconcagua y el Itata, siendo denominados de manera distinta de acuerdo al cacique o lonco que los lideraba o a su localización geográfica. Así, se les conoció como indios Chile, picones, quillotanes, mapochoes, promaucaes, apareciendo en crónicas de la Colonia como tagua tagua, cachapoales, cures o curis, maulinos y cauquenes, 7 Rosales, Diego; “Historia General del Reino de Chile”; Volumen I, página 161. 8 1550 Moluches: Según algunos historiadores, los indios de Chile se llamaban moluches, que significa
“guerreros”. Como eran tan bravos y combatientes, Don Pedro de Valdivia, admirado de esa valentía, los llamó araucanos que en el lenguaje incásico quiere decir “guerreros ardientes”. Los moluches habitaban el país desde Copiapó hasta Chiloé y se dividían en puelches, picunches, huilliches, etcétera, denominaciones que se relacionaban con los lugares donde vivían.
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Capítulo I: Prehistoria del Maule y primeros habitantes andalienes y reinogüelenes, entre otras denominaciones. Los subgrupos que habitaron desde el río Choapa hasta el río Maule estuvieron integrados en algún momento de su historia al Imperio Inca. Indios curis Respecto a los curis, el historiador curicano Tomás Guevara, explica que “cuando los conquistadores españoles hubieron sentado su poder en el valle del Mapocho, dominaban las tribus aborígenes que se extendían al sur, dentro del territorio de los promaucaes, entre otros, los caciques Cachapual, Tintililica, Tenu y Gualemo, que legaron sus nombres a los ríos y valles donde ejercían su autoridad. Los dominios del cacique Tenu se extendían desde el lugar llamado “Comalle” hasta la confluencia de los dos ríos que forman el Mataquito, comprendiendo ambas riberas del riachuelo Quetequete. La población indígena estaba esparcida en el punto denominado “Teno”, al norte del río del mismo nombre, donde el cacique tenía su residencia y donde más tarde estableció Valdivia un tambo o posada; en Rauco (aguas de greda), vasta ranchería de indios que seguía el curso del estero de Tilicura, y, por último, en la isla de Quetequete, que la forman el Teno y su confluente de este nombre, donde residían, aunque diseminados, muchos y quizás la mayoría de los vasallos del cacique, a juzgar por la configuración
Caciques picunches en 1800, según dibujo de Don Luis Fernando Rogers.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO del terreno, fértil y fácil para la irrigación, así como por los vestigios indígenas encontrados en las tumbas descubiertas por las avenidas del Teno. Todas estas agrupaciones de naturales y otras que habían un poco más al sur, en el lugar que hoy se llama “Barros Negros”, se reconocían con el nombre de “curis”, palabra que en lengua indígena significa negro y que las tribus limítrofes daban a estos habitantes para designar el color negruzco que caracterizaba el suelo en el que habitaban9. De tal manera, toda la extensión de terreno que abarcaba dicha zona se denominaba “Curicó”, palabra cuya significación es “aguas negras”, de curí, “negro”, y co, “agua”10, en alusión al color que tomaban los arroyos y esteros al atravesar el suelo. Por el norte los curis colindaban con los dominios del cacique Tintililica o Tinguiririca y por el sur con los de Gualemo o Lontué, y más allá de estos moraban a orillas del Maule los cauques. La población del territorio de los curis no debió ser muy insignificante, porque poco antes de la fundación de Curicó, cuando en las tribus aborígenes se había operado ya un gran retroceso numérico, existían entre los ríos Teno y Lontué cuatro mil habitantes, de los cuales la mitad por lo menos eran indios. Luego, no es aventurado suponer que los curis a la llegada de los conquistadores no bajarían de tres mil. Indudablemente que los curis formaban una reducción no despreciable por su número y por su valor, desde que concurrieron también a los ataques contra los conquistadores, en el levantamiento general de los indios. El cacique Tenu entró como otros caudillos de tribus principales, después de pacificada la comarca de Santiago, a estipular con Valdivia un convenio de sumisión que aseguró en el territorio de los promaucaes la dominación española. Por el oriente los curis limitaban con los indios de los valles andinos: los pehuenches y los chiguillanes, que se extendían por la parte del levante de la cordillera los últimos, y del occidente los primeros. Indios costinos Es en las montañas de Vichuquén y alrededor de la serie actual de lagunas que hay en la costa de ese departamento, se agrupaba una numerosa población de indios designados con el nombre genérico de “costinos”, pertenecientes como los curis, los de la Huerta y Lora, a los promaucaes. Desde el punto de vista territorial y económico, esa tribu era superior a las 9 Guevara, Tomás; “Historia de Curicó”; 1890. 10 Wilhelm de Moesbach, Ernesto; “Diccionario voz de Arauco”; 1985.
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Capítulo I: Prehistoria del Maule y primeros habitantes que hasta aquí se han mencionado (Guevara, Tomás; “Historia de Curicó”; Segunda Edición). Las serranías bajas, sinuosas y llenas de vertientes y riachuelos que regaban fértiles hondonadas hacían fáciles para los indios las tareas agrícolas, aparte de que el mar y las lagunas les suministraban una pesca en extremo abundante: el indio negligente necesitaba de un esfuerzo individual insignificante para satisfacer sus necesidades, reducidas a la expresión más mínima de las que puede sentir el hombre civilizado de nuestros días. El centro más poblado de esta comarca y la residencia del cacique principal era el asiento de Vichuquén, palabra que es corrupción de vuta, “grande”, y de lauquén, “mar”11 y que quiere decir laguna o mar grande, por contraposición a las de Tilicura, Torca, Agua Dulce, Bolleruca y Bucalemu, inmediatas a la gran laguna de aquel nombre. Le seguían en importancia Llico, de lli, “salida”, y co, “agua”, partículas que significan “salida de agua”; Tilicura, Lipimávida y otros situados en el contorno del lago de Vichuquén. Chiguillanes y pehuenches Los chiquillanes o chiguillanes fueron uno de los pueblos recolectores que habitaron en el sector cordillerano que se extiende desde Santiago hasta las cercanías de Chillán. Su subsistencia se basó en la caza de animales como los guanacos, ñandúes y pumas, entre otros. Acostumbraban a practicar el infanticidio femenino, dejándose caer en verano sobre las rucas mapuches para robar mujeres y alimentos. Los historiadores coinciden en señalarque los chiguillanes constituían una tribu poco numerosa, pero de las más salvajes entre todas las chilenas. Andaban casi desnudas y usaban un dialecto gutural y propio de ellas únicamente. Se dedicaban a la extracción de sal, y en 1772, época en que conservaban su unidad y sus costumbres, ajustaron con el Gobernador Francisco Morales Castejón un tratado de comercio para facilitar el expendio de este mineral; el cacique Cariguante trasmontó los Andes con treinta mocetones por el boquete del Planchón y se estipuló el tratado delante del Ayuntamiento y de la Real Audiencia. Más al poniente de esta tribu residían los pehuenches, moradores de los valles que caían al territorio de los curis. Eran más laboriosos que los anteriores y más aptos para el trabajo y la guerra que los habitantes de las llanuras, tanto por ser criados en la rigurosa intemperie de los Andes como por la superioridad de su estatura. Andando el tiempo, cultivaron relaciones comerciales con las diversas 11 Wilhelm de Moesbach, Ernesto; “Diccionario voz de Arauco”; 1985.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO poblaciones del partido del Maule, al cual pertenecía Curicó. Todos los años bajaban en los primeros meses del verano a vender los artículos que constituían su riqueza y su principal producción e industria, tales como sal, yeso, alquitrán, lana y pieles de huanaco. En el valle del Teno y sus adyacentes residía una tribu que obedecía a un solo cacique. Los últimos vástagos de este cacicazgo fueron Domingo Fabio y su hijo Ambrosio Fabio, muerto en 1776, con un apellido castellanizado ya en esta fecha y legado a un paraje de la cordillera, donde éstos probablemente residieron. En la región que está situada al suroeste del estero de Chimbarongo, llamado más tarde Santa Cruz de Colchagua por haber pertenecido a dicha provincia, existía también otro asiento de indígenas cuyas dependencias principales estaban radicadas en Chépica, Chomedagüe, La Punta, Quinagüe y Auquinco. El nombre que los naturales daban al lugar que después se llamó “Santa Cruz” era Unco, que viene de una palabra que significa “reparo”, situado sobre el riachuelo denominado “Guirivilo”, compuesto de las palabras guiri, “zorra”, y vilu, “culebra”, animal fabuloso que los indios suponían que habitaba en los remansos profundos de los ríos. Pero donde la población indígena se había agrupado en mayor número era a orillas del Mataquito y en la costa de Vichuquén. Los indios buscaban con preferencia las márgenes de los ríos para establecer sus habitaciones. Los ríos o “lebos” les proporcionaban buenos terrenos de aluvión, pesca y agua para la irrigación artificial, introducida en Chile por los incas. El Mataquito era de los ríos del centro que tenía más asientos indígenas en ambas riberas. Tres se reputaban los más importantes, el de Palquibudi, Huerta y Lora, a la derecha del curso de sus aguas12. Hubo evidentemente en el primero de estos lugares una población, aunque un tanto diseminada, escasa y de pocos recursos. Las numerosas piedras horadadas que se han encontrado allí y, sobre todo, la de los platillos, dan testimonio de ello. La piedra de los platillos es un gran trozo de granito perfectamente labrado que aún existe y que en la parte superior tiene varias picaduras en forma de platos y una más grande en la cabecera con las dimensiones de una fuente. Es probable que hubiese sido la mesa que tenía para sus reuniones la tribu y que cada plato correspondiera a un jefe de familia y la fuente al cacique principal. También puede suponerse que se utilizara para mesa en el interior de alguna choza y que los platos estuviesen destinados para moler 12 Guevara, Tomás; “Historia de Curicó”; 1890.
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Capítulo I: Prehistoria del Maule y primeros habitantes sal, maíz y otros granos. En ambas orillas del Mataquito quedan todavía peñas semejantes a la de Palquibudi. Más al poniente de esta tribu, había otra de mayor importancia por la población numerosa que la componía y la feracidad del suelo que ocupaba, donde la mies se producía tan abundante como en las fertilísimas tierras negras de los curis. Estaba situada en la zona que hoy se denomina Huerta y Orilla de los Navarros, actual Villa Prat. Los incas en Chile
Vestimentas de indígenas: Primero se usó el chamanto en forma de falda. Luego el chiripá al estilo de los indios de la pampa. Los más pudientes vestían ropa interior, camisa y botas finas. Guerrero equipado para el combate. Desde 1870 el mapuche usó camisa blanca y calzoncillo ancho del mismo color. (Revista Chilehistoria N°1).
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO
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HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO CAPÍTULO II: ENCOMIENDA DE PETEROA LÍNEA DE TIEMPO Los incas en Chile
Lautaro: el que mató a Valdivia y pereció en La Huerta de Mataquito El sistema de encomiendas: feudos en el Maule Habitantes aborígenes de Pequén
Alzamiento araucano de 1655
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VILLA PRAT
Antiguos Pueblos de Indios
Corregimiento de Maule
Peteroa
Pisoteados indĂgenas
Cajas de indios en el Corregimiento de Maule
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa
E
ntre los años 1200 al 1532 los incas tuvieron presencia física en Chile, es decir, durante 332 años, extendiéndose el Tawantinsuyo a través del camino del Inca para penetrar espacios de frontera donde instaló tambos y pukaras en su avance. En las riberas del río Claro los incas levantaron un fuerte del que en 1612 aún habrían existido vestigios identificables. “Hay que destacar que en la zona norte del territorio del Maule, todavía en el siglo XVIII había cierta presencia de población con influencia incaica13”, según lo manifiestan algunas partidas de defunciones. La primera invación incasica tubo lugar bajo el reinado de Túpac Yupanqui, hacia 1460, y sólo alcanzó hasta el valle de Coquimbo. Su hijo, huayna Cápac, envió 25 años despues un ejército que atravesó el Maule, sufriendo una grave derrota al sur de este río que determinó la estabilización de la frontetra del poderío Inca en la orilla derecha. La dominación incásica duró 50 años en la región Aconcagua - maule. Los historiadores afirman que hacia 1466 Topa Inca estaba lleno de ambiciones. Y en el mes de Paucar Huaraz, el mes en que madura la tierra, se encaminó hacia el desierto… de modo que una vez que regresó después de su gran triunfo sobre los chimús, sus ejércitos se encaminaron hacia Chile. Hubo oposición, pero Topa Inca la venció. Envió a su ejército con órdenes de avanzar bien dentro de Chile. Se detuvieron en un río llamado Maule, levantaron mojones en la tierra para señalar hasta dónde llegaba el extremo sur del Imperio y después en uno de los lados construyeron una fortaleza llamada Purumauca.
Antes de su muerte nombró sucesor a su hijo mayor, Huayna Cápac, décimo primer inca14, quien lo había acompañado a todas partes. En esa forma creció el imperio. Era entonces tan grande como lo es ahora, visitándolo en toda su extensión, desde un extremo hasta el otro, desde el río Ancasmayo, que está más allá de Quito, hasta Chile. 13 Morales, Sánchez y Olmedo; “Thalcamo. Pueblos de Indios del Maule”; 2012. 14 Pirca es una acepción quechua que se traduce como “pared de piedra en seco”.
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(De izquierda a derecha) Inca labrando la tierra; Tambos típicos incas ubicados en el pueblo de Villa Prat. Se mantiene tradición milenaria del cultivo del maíz.
La influencia inca o capaccuna Aun cuando no se han encontrado hallazgos arqueológicos que denoten o prueben la presencia del Imperio Inca en la actual Villa Prat (sumamente frágil temporalmente hablando, puesto que erigieron puentes colgantes sostenidos por fibras de cabuya, cuchillos tumi hechos de bronce, hondas, quipus/cuerdas anudadas, chumpis/cinturón, onkas/túnica, canastas), muchos de ellos eventualmente destruidos por sinnúmero de sismos, sí se aprecian testimoniales vestigios de su cultura, como por ejemplo enormes pircas, el sembrado en terrazas, la forma de regar en algunas. “Su imperio comenzaba al norte, más allá de Quito, en el puente Rumi-chaca, y se extendía hasta el sur en una extensión de más de cinco mil kilómetros. A todo lo largo del camino había topos, marcadores de piedras que señalaban la distancia cada siete kilómetros. El camino principal tenía poco más de siete metros de ancho y tenía un parapeto de piedras en una u otra de sus orillas. Se extendía hasta Chile. Allí se detenía en las riberas de un río y una fortaleza de piedra marcaba su término y el final del imperio inca. Más allá estaban los salvajes y feroces indios araucanos, que caminaban envueltos en pieles por sus tierras barridas por el viento. El río era el Maule y la fortaleza un pururauca que los protegía de los belicosos araucanos.15 Una vez que estaban preparadas las tierras del Inca, la gente araba las asignadas al Sol, su religión. Después trabajaban los campos de quienes 15 La primera invasión incásica tuvo lugar bajo el reinado de Túpac Yupanqui, hacia 1460, y sólo alcanzó hasta el valle de Coquimbo. Su hijo, Huayna Cápac, envió 25 años después un ejército que atravesó el Maule, sufriendo una grave derrota al sur de este río que determinó la estabilización de la frontera del poderío inca en la orilla derecha. La dominación incásica duró 50 años en la Región Aconcagua-Maule.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa estaban lejos, luchando en los ejércitos del inca. Finalmente plantaban el suyo propio. Y siempre juntos. Sembraban diversas plantas, según la altura en que vivían. En las grandes altitudes, alrededor de los 3.600 metros, no prospera el maíz. En esos lugares el principal alimento era la patata-papa. Había muchas clases de patatas y con ellas hacían los indios una diversidad de platillos. Más debajo de la puna, la llanura sin árboles azotada continuamente por el viento, los agricultores sembraban maíz. También cultivaban un grano parecido al arroz (quinoa) y otros tubérculos distintos de la patata. En los valles cálidos podían sembrar chile, tomates y calabazas. Podían contar con muchas frutas: fresas silvestres -pequeñas y dulces-, chirimoya -grande y suculentay aguacates más grandes que los melones. Si ellos no cultivaban estas plantas, podían obtenerlas por trueques en las ferias semanales. Así como los incas construyeron en las laderas de los cerros grandes terrazas o graderías para cultivar, a falta de terrenos planos, actualmente se aprecian en Villa Prat sembradías con estas características, conservándose la plantación de ajíes, maíz, papas, tomates, frijoles, y en el último siglo se introdujo exitosamente la siembra de olivos. También los incas acostumbraban construir con materiales del entorno canales de irrigación que servían para convertir tierras áridas en fértiles. Además de lo anterior, se ha conservado mediante la tradición oral la explotación de un filón en el lavadero de la Quebrada de la Cruz en el cerro El Pequén, el que existiría aún y que hasta no hace mucho era explotado por lugareños. Sería interesante expedicionar a dicho lugar, monitorear su existencia y los minerales que fueron extraídos. Es sabido que los incas sentían gran predilección por el oro, especialmente, debido a su cosmogonía sagrada en que su máxima deidad era Inti, el Sol. Origen inca de algunos nombres toponímicos El río Paucartambo o Mapacho Parte de la toponimia regional, y específicamente la de la zona central, podría tener un origen inca. Así lo evidenciarían algunas onomatopeyas comunes al imperio inca existentes en la zona, en la que se podrían hallar algunas 37
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Plano del libro “Historia del Cusco” Tomo I. Víctor Angles Vargas.
similitudes entre el río Paucartambo y el Mataquito. “El río Paucartambo nace en los deshielos septentrionales del Nevado Ausangati, en la provincia de Quispicanchis; en sus nacientes se llama Ocongate, por su proximidad a la población del mismo nombre; cuando llega a la zona de Laqo, en la provincia de Calca, el río Toma el nombre de Laqo; finalmente resulta ser el Yavero en su curso inferior, hasta unirse con el Urubamba en el interior de la provincia de La Convención. Es el más oriental y el de menor longitud, de los tres ríos mencionados. Los tres ríos pertenecen a la cuenca amazónica. El Tambo y el Bajo Urubamba son navegables en verano, durante las crecientes, pero sólo soportan pequeñas embarcaciones16. En el valle que forma el Apurímac, el monumento prehispánico más importante es Choqek’irau. En el valle del Vilcanota o Urubamba, los monumentos más importantes en orden descendente en cuanto a altitud, son: el Templo de Wiraqocha, en el distrito de San Pedro de Cacha, de la provincia de Canchas; el Parque de Pikillajta, en los distritos de Oropeza y Lucre, de la provincia de Quispicanchis; P’isaq, K’ajya Qhawana (llamada también Huch’uy Qosqo), y 16 “Cusco Ciudad Milenaria”.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa
Una mujer y un hombre del pueblo incaico recorren una de las atrevidas carreteras construidas sobre los Andes. Son precedidos por un llamo, utilizado como animal de carga.
Urku, en la provincia de Calca;Yucay, Ollantaytambo, el Complejo de Torontoy, el Complejo de Q’ente y Machupijchu, en la provincia de Urubamba. Wat’oqto En el valle del río Paucartambo, el monumento prehispánico más importante es Wat’oqto. Asimismo, Wat’oqto es un importante grupo arqueológico incrustado en terrenos del fundo del mismo nombre; ignorándose el significado de la palabra. Se ubica a 17 kilómetros al sur de la actual población de Paucartambo, sobre la ribera izquierda del río Mapacho17 (llamado también Paucartambo) y ribera derecha del pequeño río que tiene el mismo nombre que el fundo. De estos 17 kilómetros de distancia sólo cinco pueden recorrerse en vehículo, lo demás hay que hacerlo a pie o a caballo. Se trata de un espolón erógeno casi de forma triangular, limitado por los dos ríos que unen sus aguas en el lugar; este espolón en sus últimas porciones presenta morros de flancos en ladera y bases tendidas, principalmente en el lado oriental, dejando franjas aptas para la agricultura. 17 La cercanía grafemática y fonemática del río Mapacho inca, con el río Mapocho en Chile, es sorprendente.
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El espolón mencionado es una lengüeta triangular salida del formidable macizo andino, lengüeta que va empequeñeciéndose según se aproxima a la unión de los dos ríos, es el vértice de un triángulo isósceles, apreciado de arriba; es lomada ondulada que se extingue en el río, mirado lateralmente. La última elevación cercana al vértice es un morro llamado Pachatusan (palabra llana, no aguda), y la penúltima elevación se llama Saqsaywaman (igualmente llana en su pronunciación quechua); estos nombres no vienen del incanato, posiblemente fueron adscritos a los sitios a comienzos del siglo XX o en el XIX, en actitud presuntuosa. Pachatusan es el nombre de la montaña más elevada que separa el valle del Huatanay y el de Vilcanota a dos leguas al Sureste de la ciudad del Cusco, lugar sagrado en la época de los incas, significa ‘sostén del mundo’; y Saqsaywaman es el más impresionante monumento megalítico de la ciudad del Cusco. Alguien quiso relevar los caracteres de Wat’oqto y puso a esos sitios los nombres indicados. Toda la zona de Wat’oqto tiene singular belleza, el encajonamiento en que se eubica le da un aire peculiar, parece un lugar poético de retiro, de soledad, con el misterioso quejido de los dos ríos; hace notorio contraste con las lomas descubiertas y dominantes de T’oqra. Este sitio de policromía inenarrable fue escogido por los antiguos peruanos para morada de nobles, y construyeron 40
Capítulo II: Encomienda de Peteroa palacios de espectacular belleza, principalmente en el sitio que hoy llamamos Saqsaywaman… En la colonia el enclaustrado sitio cautivó a los adinerados corregidores y se construyó una iglesia y caseríos de excepcional tipicidad, que felizmente se conservan hasta hoy”. En el vértice de dos ríos, faldeadnos hasta donde se produce su unión, el visitante llega a Wat’oqto.18 Según diccionario, si es mapuche Mataquito derivaría de matha-cütün. Matha, Matra: médula, tuétano; cütün, quëtrun: estrujar. Estrujar el tuétano. Probablemente su origen sea quechua. No se debe olvidar que a lo largo de la historia el río Mataquito ha sido conocido con varios nombres, especialmente en la época de la Conquista. Así, se la ha conocido como río Lora (carta geográfica de Guende, 1658), río Mataquinos, Güelengüelevano, y “Falso Maule” (por la semejanza en su desembocadura). Su nombre, no 18 Ver mapa adjunto en la página 39.
Grabado de Luis Rogers que muestra a vaqueros mapuches en 1865.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO obstante, deriva del aymará Matha Quetha, que es un grito que se utiliza cuando se encabrita el llamo o llama. Esta proposición se basa en una expresión que utilizaban los incas en sus incursiones sureñas mediante la cual azuzaban a sus llamas o llamos para que cruzaran el río. Mapocho contracción de mapa-ch (e-c) o. En mapuche, gente de la tierra; co: agua, río. Río de los mapuches. Había en el valle donde en 1541 se fundó Santiago, una densa población indígena de unas 80 ml almas, según el cronista Córdoba. De aquí la denominación mapuche (mapuchu) para el valle y el río. Juan Jofré y Montesa Este conquistador español nació en Medina de Rioseco, España, hacia 1517, y sirvió en la casa de Pedro Fernández de Córdova y Figueroa, conde de Feria. En 1538 viajó a América, y un año después estaba en Perú, participando en la expedición de Pedro de Candia hacia Tarija y en el descubrimiento de los indios chiriguanos (Bolivia). Desde allí viajó a Tarapacá donde se unió a la expedición de Pedro de Valdivia que venía a Chile, ocupándose en el reclutamiento de soldados en la zona entre Guatacondo y Potosí, gastando más de cien mil pesos de oro en la conquista y población del país. Participó en la fundación de Santiago, el 12 de febrero de 1541, en la destrucción del pucará de Vitacura y en la defensa de la ciudad el 11 de Septiembre de 1542. Expedicionó en las tierras de Arauco, tomando parte en las batallas de Biobío y Millarapue, colaborando en la fundación de Concepción en 1550, ciudad a la que volvió con García Hurtado de Mendoza para su repoblamiento tras la muerte de Valdivia. Bajo el gobierno de Francisco de Villagra fundó las ciudades de Resurrección (Mendoza) y San Juan de la Frontera, en 1562, ambas en Cuyo. En lo militar, viajó junto a Valdivia al Perú, donde apoyó la causa del rey contra Gonzalo Pizarro, tomando parte en la batalla de Jaquijaguana, en 1548, en la cual fueron derrotadas las fuerzas de Pizarro. En Perú se dedicó también a reclutar nuevos soldados para Chile, principalmente en Arequipa y Cuzco. Reprimió también levantamientos indígenas en Copiapó, Coquimbo, La Serena y especialmente en el Maule. Su vida política la desarrolló como Alcalde, Alférez Real y Regidor de 42
Capítulo II: Encomienda de Peteroa Santiago entre 1552 y 1553; Capitán y Justicia Mayor de los promaucaes en 1552; Teniente de Corregidor y Justicia Mayor de Santiago en 1557; Teniente de Gobernador y Capitán General de la provincia de Cuyo entre 1561 y 1562, cargo que también desempeño en Santiago en 1563. En 1567 rechazó el cargo de Capitán General del Reino, ofrecido por la Real Audiencia, debido a su edad y enfermedad. En recompensa por sus servicios recibió numerosas encomiendas de indios. En 1542 le fueron encomendados los indios del cacique Vitepandi y dos años después los del cacique Tipitureo, en el territorio de los promaucaes. En 1546, vio modificada sus encomiendas producto del reordenamiento que hizo Valdivia del sistema de entrega de indios. En 1549 le fue confirmada la encomienda de 1546, con un total de 1500 indígenas, tanto en el Mapocho como en las tierras de los promaucaes. Dos años después, Valdivia le confirmó la encomienda y le entregó otras dejadas por Francisco de Aguirre. En 1552 recuperó los indios del cacique Tipitureo. Al final de su vida contaba con mil indios encomendados, la mayoría de ellos habitantes de los pueblos indígenas de Mataquito, en lo que hoy se llama Peralillo, Peteroa, y Pocoa, en la parte sur de la boca del río Maule. A su muerte los indios encomendados pasaron a su hijo Luis Jofré de Loaisa y Meneses Aguirre19. Los indios encomendados desarrollaron labores agrícolas, trabajaron en el obraje de paños de Peteroa, y en el astillero en el Maule. Juan Jufré o Jofré desarrolló también la ganadería y el comercio marítimo. En 1553 instaló dos molinos en Santiago. En 1567 proveyó mil 1500 cabezas de ganado y 100 caballos cargados con bizcocho, harina y tocino a la ciudad de Concepción. En 1577 recibió importantes mercedes de tierras en el Maule20. Dos mil cuadras de tierra en Peteroa, además de Astillero, Carrizal y Villavicencio, de una legua de ancho por dos de ancho, las cuales fueron heredadas por sus hijos. En 1552 dio poder en Santiago a Jerónimo de Alderete, así como a su hermano Diego Jufré y a Nieto de Gaete, ambos en España, para que en su nombre 19 Fuente, Cortés y otros; “Diccionario Histórico de Chile”; 2000. 20 En las tierras que poseía en las inmediaciones de sus feudos, se contaba la gran estancia de Peteroa, cuyos límites eran río de Peteroa, río Maule, la Cordillera, por el poniente hasta el mar. En ella estableció un obraje de paños, y en Pocoa un astillero.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO
Conquistador español Don Juan Jofré (o Jufré) y Montesa, Teniente de Corregidor y Justicia Mayor de Santiago en 1557.
contrajeran matrimonio con Constanza de Meneses, hija del conquistador Francisco de Aguirre y de María de Torres y Meneses. La mujer pasó a América a mediados de la década de 1550, junto a su madre y hermanas. El matrimonio tuvo ocho hijos, mientras que el conquistador hispano tuvo dos hijos naturales reconocidos. Juan Jufré o Jofré y Monteza murió en Santiago en septiembre de 1578. Le sucedió en la posesión de las encomiendas su hijo Don Luis de Jofré de Loaisa y Aguirre -nacido en Santiago en 1559-, quien también se hizo cargo de las industrias textiles y navieras (estas últimas se encontraban en otras posesiones, como el astillero que funcionó en Poco, por ejemplo). En 1603 fue Corregidor de Santiago y militar de las campañas del sur. Se casó en la ciudad de Imperial con doña Francisca Ortiz de Gaete y Estrada, con quien tuvo 4 hijos (Juan, Diego, Constanza y Luciana). Tras su 44
REEMPLAZAR EN PAGINA 44…
Capítulo II: Encomienda de Peteroa Jefe Poderoso del Imperio Incaico Manko Ohapaq; lo señalan como fundador del Imperio Incaico, hijo del Dios Sol. Su nombre en quechua significa Jefe Poderoso. Se cree que su gobierno empezó aproximadamente en el año 1198 y terminó en el año 1228 de nuestra era. Fue civilizador de las tribus salvajes que ocupaban el Qosco, enseñándoles el cultivo del maiz, el ají y la papa y el cuidado de los animales como la llama.
JEFE PODEROSO DEL IMPERIO INCAICO Manko Qhapaq; lo señalan como fundador del Imperio Incaico, hijo del Dios Sol. Su nombre en quechua significa Jefe Poderoso. Se cree que su gobierno empezó aproximadamente en el año 1198 y terminó aproximadamente en el año 1228 de nuestra era.
muerte, heredó las encomiendas de Peteroa y Pocoa su primogénito Juan civilizador de las tribus salvajes que ocupaban el Qosco, enseñándoles el cultivo del maíz, Jofré yelFue Gaete, extinguió la fortuna familiar, ya que éste no atendió ají y la papa ydonde el cuidado dese los animales como la llama. a los indígenas del Maule ni sus estancias, las que finalmente vendió a Don Tomás Calderón, otorgándosele la población originaria al general Don Ignacio de la Carrera, que la trasladó a Aculeo, en las orillas del río Maipo. Lautaro: el que mató a Valdivia y pereció en la Huerta de Mataquito Desde 1541 a 1600, e incluso en años posteriores, la comarca del Maule semejaba un oasis de quietud situada entre Santiago y la gran Concepción, en cuyo territorio los conquistadores no denotaban mayor interés en establecerse. Por sus valles, cordilleras y sinuoso terreno maniobraban los valerosos promaucaes, habitantes del territorio entre los ríos Maipo y Maule que se defendieron con coraje del avance inca y de la expedición de Diego de Almagro, pero que no opusieron resistencia a los soldados de Pedro de Valdivia. Dicho sometimiento fue mérito del conquistador, quien con promesas y halagos los atrajo a su lado visionariamente, convirtiéndolos en eficaces aliados y auxiliares contra los belicosos araucanos. Además, en la zona central estaban los picones, habitantes de la zona entre la costa y Melipilla; huaycoches o pormocaes, habitantes del valle del río Mapocho; 45
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO los mapochoes, que vivían en el valle del Maipo; los cures o curis, indígenas del Mataquito; y los quillotanes, que vivían en el valle del Aconcagua. Y en la zona del Maule estaban los maulinos, que vivían en las orillas del río homónimo; más al sur, entre ese río y el Itata, estaban los cauquenes21. En el valle del Itata vivían los itatas, y el valle de Rapel -y en menor medida de Puro y Tococalma- estaba ocupado por los apaltas; en las márgenes del río Cachapoal los cachapoales; en la zona precordillerana del actual Santiago vivían los chiquillanes (un pueblo que no era de cultura mapuche); y al sur del Itata estaban los andalienes y reinogüelenes. Sólo una somera muestra de la diversidad aborigen existente en la época de Lautaro. El caudillo En torno a su figura escasean los antecedentes históricos y abundan los mitos. Las reseñas biográficas se han elaborado gracias a los relatos de españoles que le conocieron. He aquí una recopilación de ellas. Hijo del cacique Curiñancu (Lonko Leukotón), Leuteru (“Halcón Veloz”) o Leftraru (audaz) nació posiblemente en 1534 en la zona comprendida entre Carampangue y Tirúa -en la comarca de Arauco-, y según el cronista Mariño de Lobera a los 12 años fue tomado prisionero por Pedro de Valdivia para su servicio, llegando a ser su caballerizo. El Gobernador lo bautizó con el nombre 21 Encina, Francisco Antonio; “Historia de Chile. Desde la trayectoria hasta 1891”; 1948.
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Leuteru (“Halcón Veloz”) o Leftraru (“Audaz”). Dibujo de “La Araucana” de Alonso de Ercilla.
Capítulo II: Encomienda de Peteroa cristiano de “Felipe”. Era silencioso, cabizbajo y observador. No obstante, esta “servidumbre” circunstancial al conquistador de Chile jamás le hizo olvidar su origen ni las costumbres, defectos y aspiraciones de su raza, anhelante hasta el frenesí por arrojar de los territorios de sus antepasados a los usurpadores castellanos. Aún más: la convivencia cotidiana le permitió estudiar los puntos débiles de los españoles, demostrándoles a los mapuches que eran simples mortales, que se rendían a las fatigas, al cansancio, que sentían dolor, sangraban y morían. A los 18 años de edad ideó un plan estratégico para combatir a los enemigos, inspirado quizás en la vergüenza e indignación que le causó el ver huir, ante la sola presencia de un pequeño grupo de españoles, a sus hermanos de raza. Durante la Batalla de Tucapel librada el 1 de enero de 1553, se pasó al bando de los araucanos, proponiéndoles su nuevo sistema de ataque con el fin de vencer a los invasores. Hábil estratega, desconcertó a sus enemigos merced a la rapidez e imprevisibles movimientos, hasta que su plan de atacar en oleadas sucesivas, sin dar tregua, hizo que los soldados cayeran uno a uno en las estribaciones de la cordillera de Nahuelbuta. Tras destruir el fuerte de Tucapel, sorprendió al Gobernador Pedro de Valdivia cuando
Ilustración “Atacando fortín”, Gonzalo Bertín. Proyecto “Pueblos de indios en la Colonia del Maule. Una historia invisibilizada”. P. Espejo y P. Zapata, FONDART 2011.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO éste llegaba con refuerzos, aniquilando sus fuerzas en el enfrentamiento. El último en ser capturado fue Valdivia, al hundirse su caballo en un pantano, junto al clérigo Pozo y a su intérprete el indio Agustinillo. Sobre su muerte, la historia afirma que fue asesinado de un mazazo y su corazón devorado por los caciques, de acuerdo al ancestral ritual del Admapu (otra versión asevera que motivados por su avaricia le hicieron beber oro derretido). Considerado por algunos un genio creador dotado de una poderosa imaginación, y por otros un traidor asesino oportunista, soberbio, mal indio y adicto a la venganza, poseyó una extraordinaria intuición guerrera, mediante la cual improvisó sistemas estratégicos propios, adecuados al terreno y a las circunstancias, además de tener un gran ascendiente sobre su raza, dominando las mentes primitivas de los toquis con un arrastre y una fuerza magnética sorprendentes22. Entre quienes le han ensalzado están el insigne abate Juan Ignacio Molina, quien aseveró que “el renombre de Scipión le fuese el más aceptable”, en tanto que Vicuña Mackenna lo elevó a la categoría de emblema Nacional de redención y libertad. En la madrugada del 26 de febrero, a pocos kilómetros al sur del río Biobío, en la planicie de Marigüeñu (llamada también Marihuenu), próxima a la cuesta de Laraquete entre los bosques y la costa, volvió a emboscar al enemigo. Con sus hombres escondidos entre la espesura de los bosques, los dejó avanzar por la planicie y serranías, utilizando luego en forma más perfeccionada la misma estrategia empleada dos meses atrás. Una vez que los cansados españoles alcanzaron la cima, sucesivas oleadas indígenas enviadas por él -aprovechando las ventajas que la espesura y los accidentes geográficos les ofrecían- fueron mermando su capacidad combativa. El empleo del lazo como certera arma para desmontarlos, afectó al propio gobernador y capitán Francisco de Villagra, el que fue laceado y arrastrado por largo trecho, pero salvado con magulladuras y heridas superficiales por sus compañeros. Aunque los pequeños cañones de los conquistadores (simples culebrinas según Barros Arana) hacían estragos, no mermaron la impetuosidad araucana, y la maniobra envolvente que ordenó realizar a su reserva hacia Chivilonco, copó rápidamente a los artilleros, matándolos a todos y arrastrando las piezas hacia los bosques. Después de 8 horas de denodado combate los soldados del rey comenzaron a desbandarse. Los que huyeron cuesta abajo, enredándose en los matorrales, fueron perseguidos, 22 Encina, Francisco Antonio; “Resumen de la Historia de Chile”; 1972.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa muertos o mortalmente heridos, desarmados, tirados por el húmedo suelo a la sombra de lingues y tepas. A otros los llevaron hasta el borde de un precipicio y los despeñaron sobre los escarpados riscos de la orilla. Gracias a sus caballos, sólo Villagra y unos cuantos valientes lograron abrirse paso a golpes de espada hacia Colcura. Estaban mutilados, manchados de sangre, tuertos y lisiados, sucios de barro, de vergüenza y humillación. Fueron llamados “los 14 de la fama”. Elevado a Inan Toki, con su poderoso ejército compuesto de numerosos mapuches y promaucaes que levantó en su marcha al norte, rumbo a Santiago, y después de terminada la Fiesta de Muday, entró victorioso a la cabeza de sus huestes a la ya despoblada Concepción (sus habitantes habían huido a Santiago), la que fue saqueada e incendiada. Entonces gritó con la fuerza de sus pulmones, como para que le oyeran en toda la dilatada región: “¡Yo soy Lautaro, el que acabó con los huincas, yo soy el que los derrotó en Tucapel. Yo maté a Valdivia y a Villagra puse en fuga. Yo maté a sus soldados: Yo me apoderé de la ciudad¡ ¡Yo soy Lautaro, el hijo de Curiñancu!”. Don Diego Rosales relata el siguiente diálogo sostenido entre Lautaro y el capitán Marcos Veas. Demandándole el caudillo el retiro español de Chile, le advirtió: “De no hacerlo así, juro por mi Pillán de pasarlos a cuchillo, sin perdonar a ninguno que hubiese a mano, y que a los que escaparen de mi coraje los he de seguir a sus propias tierras de España23”. No obstante, por sobre su amenaza aceptó en aquel diálogo “establecer el río Maule como frontera, permitiendo a los españoles el norte de él, siempre que pagaran como tributo anual treinta mujeres vírgenes, doce caballos ricamente encargados, seis perros diestros y cebados y sesenta capas verdes y púrpura24”. Más al sur, la Imperial no fue molestada (se dice que la superstición de los naturales impidió que tal hecho se consumara, pues su ejército se dispersó presa del terror provocado por el estrépito del trueno de una tempestad y el posterior relámpago que rasgó el oscuro cielo, considerados signos adversos), lo que aprovechó el capitán Pedro de Villagra para incursionar en las cercanías, destruyendo empalizadas y pueblos indígenas. Al amanecer del 12 de diciembre 1555, después de repoblada Concepción, la volvió a 23 Rosales, Diego; “Historia General del Reino de Chile”; 1964. 24 Echais, René León; “El Toqui Lautaro”; 1960.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO tomar a la cabeza de cuatro mil hombres, arrasándola hasta los cimientos. Para atacar Santiago, en la primavera de 1556 pasó el Bío-Bío dirigiendo a seiscientos combatientes. Con su voz sonora e imponente, sus vestimentas al viento y montando un hermoso caballo que había arrebatado a los españoles, además de estar premunido de diversas armas recogidas en los campos de batalla, a los ojos de su gente personificaba un bravo combatiente de su raza indomable. La estrategia -real o mítica- del Toki Leftraru se apoyó en la activación de redes de espionaje e infiltración, así como en un sistema de comunicación denominado pulchetun, y una extensa red de correos bajo la responsabilidad del werken (mensajero), todo lo cual se complementaba con un sistema de comunicación de código secreto o adkintuwe (que incluía señales hechas con ramas de árboles, silbatos o pitos, imitación del canto
Retrato de Lautaro.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa
(Izquierda) Los araucanos lucharon por más de tres siglos contra los que querían someterlos, ya fueran españoles o chilenos. Dibujo de Luis Rogers. (Derecha) El adelantado Don Diego de Almagro.
de algunos pájaros y rugidos de animales). Entonces, la Audiencia de Lima designó a Don Francisco de Villagra como Corregidor y Justicia Mayor para que hiciera frente a los indígenas. Entre tanto, los pobladores de Santiago organizaban su defensa, reuniéndose en cabildo el 5 de noviembre de 1556 para arbitrar fondos y reclutar soldados, nombrando capitán de una partida de veinte jinetes a Don Diego Cano, natural de Málaga, amén de temerario soldado. Entonces se le envió junto a Pedro de Villagra -primo hermano del Gobernador- para detenerlo, expedición que resultó infructuosa. Lautaro pasó el río Maule durante la primavera de ese año, pero no consiguió el apoyo de los indios de esta región, debido a que los picunches, tradicionales enemigos de los araucanos, no aceptaron una alianza. Dictador autocrático, se ensoberbeció 51
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO por sus victorias, cometiendo todas clase de tropelías contra picunches y promaucaes (uno de sus caciques por no plegarse a Lautaro, fue quemado vivo en presencia de toda su familia, sobreviviendo un joven indio que vio morir quemado a su padre), desertando un número importante de sus huestes en el sector de Chillán, cuando el cacique Chillicán no soportó sus abusos y se rebeló a su autoridad, yéndose con sus hombres. En Peteroa Guareciéndose en Chiripilco con 800 indios, lugar próximo a Peteroa en la ribera sur del río Mataquito y frente al caserío de Pequén, en marzo de 1557 hizo construir un refugio fortificado. Desde ese campamento emplazado en una puntilla del río Mataquito, gozaba de una estratégica posición, ya que estaba protegido por el frente y por los flancos por pantanos inaccesibles, y por la espalda por un bosque de pataguas y robles impenetrable. Para obligar a desmontar a los españoles e inutilizarles sus caballerías, cuyo empuje violento y rápido tanto temía y tantos estragos causaban en las filas de sus indios, hizo cavar en el recinto en que estaba acampado fosos y hoyos. Concluidos estos trabajos de defensa, se dedicó a proveer y disciplinar su ejército. En todas estas obras que emprendió para la defensa de su campamento y en todas las diligencias que practicó para abastecer a sus soldados de bastimentos y estar al corriente de las maniobras de sus enemigos, le sirvieron de poderosos auxiliares los indios de la Huerta, Lora y Vichuquén (que habitaban las dos riberas del Mataquito), los cuales pasaban el afluente en balsas y embarcaciones de cuero, para facilitar la comunicación entre las dos orillas del río. Probablemente su columna se reforzó con demasía mediante el ingreso a ella de aquellos naturales.25 25 La rinconada de Lautaro en Los Quillayes: A un verdadero enigma histórica ha dado pábulo el sitio en que murió Lautaro: el cerro Chiripilco en La Huerta, las serranías de Caune, el sur del río Mataquito, La Trinchera en Curepto, son hipótesis esgrimidas por los historiadores y, principalmente, por lugareños de dichos sectores. El espectro lo ampliaremos con una nueva ponencia: La Rinconada de Lautaro en los Quillayes, comuna de Sagrada Familia. En este lugar un pequeño valle encerado por un triángulo que ofrece el cerro Rinconada al que se llega por un sendero aprisionado por álamos y parras, camino que es cor5tado por el cauce de dos esteros. Su nombre lo toma del cerro y lo de Lautaro deriva de la acción bélica que allí habría sostenido el caudillo. En la época de la colonización española, La Higuerilla y Los Quillayes constituyeron parte de la encomienda de Peteroa. A fines del siglo pasado y comienzos del presente, estos lugares pasaron a poder de Don Alfredo Correa Armanet y de Don Ernesto Armanet Bezart, ambos primos del historiador Francisco Antonio Encina Armanet. Fundamentos de la tesis: Los fuertes lazos familiares que los unían motivó a que Encina dispensara una especial atención a la muerte de Lautaro, señalando taxativamente que ocurrió dos leguas al sur del río Mataquito, distancia exacta del lugar conocido como Rinconada de Lautaro. La tesis de este lugar se apoya en cuatro pilares: 1.- El año 1557 fue un año extremadamente seco. El río era prácticamente un estero. Los indios debían buscar
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa Se presume que hasta los indios curis de Rauco y Tutuquén, y los de las cercanías del lago de Vichuquén, le prestaron su apoyo. Por ello, los recursos para su ejército no escasearon en aquellas agrupaciones que eran más bien agricultoras y habituadas a la pesca, que guerreras. Don Alonso de Ercilla, en su inmortal poema épico “La Araucana”, narra en los siguientes versos de su poema el auxilio que le brindaron estos indios comarcanos: “Piensa juntar más gentes, y de presto/ un fuerte asiento que en el valle había/ con ingenio y cuidado diligente/ comienza a reforzarle nuevamente./ Con la priesa que dio dentro metido,/ y ser dispuesto el sitio reparado,/ fue en breve aquel lugar fortalecido/ de foso, y fuerte muro rodeado:/ gente a la fama desto había acudido/ codiciosa del robo deseado”. Como una forma de combatirlo, los españoles concentraron sus escasos medios en la destrucción del ‘pucará’ levantado cerca del Maule, al sur de Peteroa. Los habitantes comarcanos, los de Reynoguelen y de otros pueblos, lo llamaron su libertador. Acampando en Pequén (actual Villa Prat), el caudillo comenzó a levantar a las tribus riberanas de los ríos Maule e Itata, hostilizando a los que no se plegaban a su ejército invasor; ordenó la destrucción de rucas, sembrados y la matanza de sus animales. Las amenazas, el terror y el castigo a los que los sometió tendrían un corolario funesto, ya que los que pudieron escapar de su furia huyeron a Santiago y fueron eficaces auxiliadores de los españoles. En las inmediaciones del Maule atacó una encomienda de trabajadores de una mina, donde se apoderó de las herramientas, mató a dos de ellos y luego se internó en las serranías de la costa. Desde allí el yanacona avanzó hasta la lugares en donde contasen con agua para instalar su campamento. La Rinconada les ofrecía un estero y una cascada que nunca se ha secado. En la actualidad, a media falda del cerro, aún existe dicha caía de agua. 2.- Este caudal de agua permanente lo convirtió en un lugar adecuado para establecerse en los viajes hacia el norte o sur por la vegetación derivada de la humedad –especialmente espinales-, que les dispensaba leña y el corazón del árbol con el que construían sus mejores armas. Además, el paso del río era muy fácil por lo angosto y sus aguas dormidas. 3.- En ese lugar fueron encontrados numerosos vestigios de la cultura indígena: piedras horadadas, armas, utensilios, conservándose algunos de ellos en la casa patronal de Los Quillayes y en el autor de este artículo. 4.- Las defensas naturales y gran amplitud de visión que garantizaba el cerro. Desde su cima se puede observar Curicó, La Huerta, Villa Prat y el río Mataquito en toda su extensión. Colindante, es el cerro Portezuelo que luego de cruzarse empalma a Itahue siguiendo el curso normal del “camino real”. Dos antecedentes pueden añadirse al respecto: hay indicios que era este el camino que usó O’Higgins posteriormente. Además, hará cosa de unos doce años, maquinaria pesada trabajó en el reacondicionamiento de dicho camino. Alcanzaron a pasar algunos vehículos y luego todo quedó en nada. Y el otro antecedente: Lautaro siempre constituyó sus vivac aprovechando los elementos naturales del lugar, principalmente, que la retaguardia quedara muy bien protegida. En este lugar, el cerro es cortado en forma abrupta lo que le otorgaba gran seguridad.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Rapto de una mujer blanca por un guerrero mapuche. Dibujo de Luis Rogers.
margen izquierda del Mataquito -Peteroa-, centro en aquel entonces de una densa población indígena, siendo secundado por los indios de Curicó, entre otros, en sus planes de atacar la capital del reino. Ercilla pintó en su poema la batalla con tanta inspiración, con tanta luz y acopio de episodios, que no es posible dejar de transcribir los siguientes versos: “Las armas con tal rabia y fuerza esgrimen,/ que los más de los golpes son mortales,/ y los que no lo son así se imprimen;/ que dejan para siempre las señales:/ todos al descargar los brazos gimen;/ más salen los efectos desiguales,/ que los unos topaban duro acero,/ los otros al desnudo y blando cuero26”. Sin embargo, su fin estaba próximo, ya que dateado por indios picunches Pedro de Villagra finalmente lo atacó sorpresivamente la madrugada del 1 de abril de 1557. Dejándose caer amparado por la traición y las sombras de la noche, sorprendió a los desprevenidos araucanos, los que fueron casi totalmente exterminados tras cinco horas de valeroso combate.27 26 Ercilla y Zúñiga, Alonso de; “La Araucana”; 1965. 27 Causas y desenlace del combate: Entre los historiadores existe consenso que Lautaro fue sorprendido por los españoles. Los testimonios transmitidos por Encina a sus familiares hablan de problemas amorosos delo cacique.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa El caudillo encontró la muerte al salir de la tienda donde dormía, lanceado por los indios aliados de los castellanos. Su cabeza fue llevada a Santiago y clavada en una lanza se exhibió como trofeo en la Plaza Mayor. Su breve “carrera militar” duró poco más de tres años, pero continúa siendo unos de los referentes y adalides más importantes en la historia de la indomable gesta mapuche. Su fugaz paso por la historia de Chile, legó a los chilenos el símbolo de libertad, cuyo nombre tomarían dos siglos más tarde los padres de la patria para luchar por la Independencia -además de la poderosa Logia Lautarina fundada por San Martín y O’Higgins en Mendoza, en 1815, dependiente de la Logia Lautaro-, y cuatro siglos después de su muerte su busto pasó a integrar la galería de grandes estrategas del mundo, en las academias militares de Europa. La última alborada de Lautaro en el valle de Mataquito El presente relato literario pertenece al escritor Liborio Brieva. “Aquella noche Lautaro y Guacolda se habían retirado temprano a su tienda; la noche estaba poblada de nublados y el viento frío pasaba aullando como si trajera presentimientos. Poco después de la medianoche, Lautaro despertó sobresaltado, y, sin poder dormirse, había permanecido mirando el cielo por entre la abertura de la tienda. Se veían ahora algunas estrellas; la luna apareció un instante y luego una masa de nubes la cubrió y pareció llevársela envuelta. Lautaro había despertado con el corazón comprimido por una extraña angustia; respiraba con dificultad, y ya iba a levantarse para salir, cuando Guacolda despertó a su vez, y con voz alarmada le dijo: -Lautaro, ¿qué pasa? ¿Por qué no duermes? -Nada, esposa mía, no es nada. Desperté de repente; soñé que un español Luego de derrotar a Pedro de Valdivia el toqui alcanzó una gran aureola entre su pueblo. Eso lo llevó a rodearse de numerosas mujeres y con una de ellas llegó a Los Quillayes, lugar en que la reemplazó por una nueva compañera. Esta india, muerta de celos, se arrancó en la noche, atravesó el río y se puso en contacto con los indios auxiliares de Villagra. Les informó que Lautaro estaba en un gran malón con sus nuevas mujeres no encontrándose en disposición de lucha. Este suceso motivó el ataque sorpresivo de los españoles, guiados por los indios auxiliares, sin que las huestes araucanas alcanzaran a ofrecer una resistencia mayor. La cabeza de Lautaro fue cercenada y llevada en un palo para ser exhibida en Santiago. Allí, en los terrenos de Los Quillayes, quedó el imbatible Lautaro, considerado una de los tres más grandes estrategas de la historia de la humanidad. (Miguel Angel Ruz A. Diario La Prensa de Curicó, Domingo 26 de Febrero 1984). Curiosamente, el 6 de enero de 1641 el rey de España reconoció formalmente la autonomía e independencia de la nación mapuche: 88 años después de la derrota y muerte de Lautaro en Huerta del Mataquito.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO
Viejos pehuenches de visita por un poblado mapuche, alrededor de 1870. (Dibujo de Luis Rogers).
cubierto de todas armas se paraba frente a mí e iba a descargarme un golpe; yo no podía mover mis brazos, el corazón me pesaba y parecía que ya dejaba de palpitar; cuando abrí los ojos, junto al lecho vi una sombran que se venía sobre mí moviéndose como si hubiera sido un ave gigantesca; me enderecé, y entonces la sombra se alejó y, como aleteando, se confundió en las tinieblas… -Lautaro, yo he soñado lo mismo…Te he visto caer derribado por un golpe tremendo; yacías todo cubierto de sangre. He soñado que era tu fin; como si algo fatal viniera a exigir tu muerte. Lautaro, que nadie nos separe… Guacolda lloraba con una pena infinita; Lautaro le ceñía el cuello con los brazos y trataba de consolarla. -No temas, no le des por tan seguro; si tú quieres que viva, ¿quién será tan poderoso que pueda matarme? No, Guacolda no puedo morir todavía, los espíritus de Arauco me protegen; hay tanto que hacer, tantas batallas que 56
Capítulo II: Encomienda de Peteroa pelear, no podría morir ahora… Pero en su voz había una vaga desesperanza, algo como el presentimiento de una tragedia. ¿Acaso toda su vida no había sucedido como una extraña aventura? ¿Qué otra cosa eran campañas sino una búsqueda desenfrenada de la muerte? El adivino de su tribu le había profetizado su fin; estaba fresco en su memoria aquel día en que Tucapel asesinara al hechicero por sus sombríos pronósticos. Guacolda le miraba con una piadosa ternura y entre sollozos le rogaba: -Lautaro, no dejes que te maten esta noche…Ve a coger tus armas, reúne a tus guerreros y vámonos a otro lugar…Tu fin será mi fin; no podría seguir viviendo después que tú murieras, y esta noche los espíritus de tu pueblo han venido a avisarnos…Partamos… Pero el toqui tenía su mente concentrada más allá de lo que estaba sucediendo esa noche… -Aunque esta noche muriese, algo quedará atrás de mí que guiará los pasos de mi pueblo; he querido tanto a mi tierra, tanto he amado a mis gentes; si no he hecho nada por ellos es porque el destino ha detenido mi brazo; pero yo quisiera verles libres, quisiera verles vivir como estas gentes alrededor de los valles, felices en medio de sus sembrados, quisiera verles reír entre la hermosura de las flores de Chile y la grandeza de sus ríos, quisiera verles fuertes y alegres, dueños de sus propias riquezas, dueños de sus minas, de su trigo, de sus mares, de sus desiertos… Lautaro quedó en silencio; pero su pecho estaba henchido de sus palabras que no llegaban a expresarse; acaso soñaba que todas las tribus de América se unirían alguna vez para combatir a los usurpadores y que su pueblo destruiría los mitos y se libertaría de la selva y saldría de los bosques, de las cavernas y de las islas para aprender el goce de la vida, que no está en la lucha
Dibujo que representa a Lautaro y Guacolda.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO ciega y salvaje, sino en el amor y el respeto de todos. Alguna vez su pueblo aprendería lo que él había aprendido de Valdivia: la responsabilidad de vivir para realizar un ideal, aunque ese ideal nunca puede llegar a conseguirse; trabajar con fe, sabiendo que sobre todo lo que hacemos está la bendición de algo más grande que nosotros. Sus ojos, iluminados por un pensamiento intenso, permanecían fijos en el cielo; su voz se había apagado y se iba, confundida con el viento, a vagar por entre los árboles y a galopar sobre el lomo del río. Guacolda había apoyado la cabeza sobre su pecho y reposaba dulcemente; Lautaro la besó en la frente y, cerrando los ojos, dejó que el destino dispusiera de su vida. Villagra avanzó con sus soldados hasta colocarse justamente detrás del campamento indígena; de este modo cerraba el paso el paso que Lautaro dejara abierto a través del carrizal para el caso de una retirada. El Gobernador tomaba toda clase de precauciones para que no fallase su golpe; era como el asesino que viene durante la noche y, junto al lecho, ensaya todas las posiciones posibles para descargar la puñalada que acabará con su víctima. La noche no ayudaba a sus propósitos; se había aclarado el cielo y se veía a las estrellas brillar por entre las copas de los árboles; Villagra aguardaba impaciente el amanecer. Pasaba el tiempo; ni un ruido salía del campamento; los indios dormían apaciblemente. En el cielo una claridad muy tenue comenzó a borrar las estrellas; parecía que todas las constelaciones se desorganizaban; era como un líquido lechoso que se hubiera derramado en las alturas y que descendiera convertido en una fina grasa; las sombras empezaban a disolverse y el ambiente se tornaba pálido, azuloso, haciendo perder a las cosas su entorno. El viento helado de la aurora pasó con un gemido que hizo estremecer el corazón de los guerreros. La Cruz del Sur un largo rato luchó en la inmensidad por mantener su dominio; destacándose como perlas en el fondo azul de un terciopelo, sus estrellas fueron desvaneciéndose, sin embrago, y al poco rato se las adivinaba sin brillo, perdidas en la bóveda celeste. De pronto, el sonido de una trompeta cruzó el aire; fue un llamado absolutamente imprevisto, quién sabe si un alarido de terror o una llamada al combate. Salió del bando español, y Villagra al oírlo no pudo contener la ira, pues quien lo había tocado se adelantaba a sus órdenes y ponía en peligro de fracasar toda su estratagema. 58
Capítulo II: Encomienda de Peteroa
En la inconografía, labores mapuches. Dibujo según Schmidtmeyer.
-¡Voto al diablo! - dijo Villagra - . ¿Quién ordenó tocar?... Pero ya el mal estaba hecho; los araucanos, despertados por una trompeta que no era la su jefe, se levantaban apresuradamente y, a tientas, buscaban sus armas para defenderse. -¡Santiago, españoles! – gritó el Gobernador, y se lanzó con todos sus hombres sobre el campo de Lautaro. La pelea se verificaba en condiciones sumamente difíciles; los españoles se movían entre los cuerpos de los indios y troncos de árboles, sin distinguir gran cosa a causa de la oscuridad; los araucanos, sorprendidos en lo más pesado del sueño, no sabían casi de qué se trataba y se defendían más bien por instinto haciendo uso de piedras, de palos y tizones, hasta de los mismos puños a falta de armas. Lautaro, al sentir el llamado de la trompeta, se había puesto en pie y, cogiendo un puñal, había salido de su tienda. Por un instante en la penumbra de la aurora su belleza adolescente detuvo el ímpetu de quienes le vieron; con el brazo joven y fornido en alto, la punta del cuchillo lista para herir, los cabellos negros flotando libres y sus ojos ardiendo ante la vecindad del combate, parecía la figura de un dios de la guerra o un águila hecha hombre. Un grito surgió del otro bando, sin embargo: -¡Aquí, españoles, aquí esta Lautaro!... 59
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Y cerca de cuatrocientos yanaconas se le fueron encima disparando flechas y lanzas, blandiendo las pesadas mazas en el aire. Antes de que le cogieran, una flecha certera se le clavó en el pecho y el joven héroe cayó muerto sin lanzar un gemido, con un gesto de desafío y desprecio a la muerte perpetuando en sus labios… Sus hermanos le asesinaron, los serviles yanaconas, que desde el comienzo de la guerra habían sido esclavos de los conquistadores y se habían negado a sumarse a su guerra de liberación. No tuvieron tiempo ni Villagra ni Godinez ni el resto de los capitanes españoles de evitar esta ignominia; cuando se acercaron al sitio donde el caudillo había caído, dispuestos a salvarle si todavía era posible, sólo encontraron su cadáver y a su lado una gran mancha obscura que poco a poco iba creciendo… Apenas tuvieron tiempo de observarle, porque, sabiendo a su jefe caído, los seiscientos mocetones que formaban la guardia araucana de Lautaro saltaron sobre los conquistadores con ímpetu de leones y, haciéndoles retroceder, formaron una muralla alrededor del cuerpo del héroe. Allí se realizó una pelea sangrienta y encarnizada; abandonados por los promaucas, que habían huido al comienzo del combate, los araucanos se defendieron como bestias acorraladas; a mazazos y puñaladas rechazaban las cargas de los conquistadores. Así, peleando cuerpo a cuerpo, mirándose las caras, resistieron seis horas; al final, los seiscientos mocetones que habían rodeado el cadáver de Lautaro le cubrían ahora con los suyos propios, pues los españoles no dejaron a ninguno con vida. Los yanaconas se entregaban mientras tanto a toda clase de salvajismos. Guacolda desapareció y no se sabe si fue asesinada por ellos o si huyó hacia las selvas de Arauco…Lo más probable es que ella misma buscara su fin en manos de sus enemigos, pues había jurado a Lautaro que le seguiría hasta más allá de la muerte. Pero los serviles yanaconas no acabaron aquí su barbarie; se apoderaron del cuerpo de Lautaro y le cortaron la cabeza; de acuerdo a la tradición, usaron después el cráneo para sus libaciones… Y así dos hombres valerosos se hermanaron en una común tragedia. En el cráneo de Don Pedro de Valdivia bebieron los araucanos para celebrar sus victorias, y en cráneo de Lautaro bebieron los yanaconas para sellar su traición. El capitán Flandes y de Roma y el joven guerrero de Arauco unían así sus destinos en un símbolo que recogería la historia como una enseñanza a 60
Capítulo II: Encomienda de Peteroa los pueblos jóvenes de América28. El Conquistador dio a Lautaro los medios para que éste le derrotara, le quitase la vida y libertara su tierra. Lautaro entregó todo lo mejor de su juventud milagrosa a ese mismo pueblo que en 28 Brieva, Liborio; “El Toqui Lautaro”; 1967.
“Lautaro”, óleo de Don Pedro Subercaseaux que se exhibe en el Museo Histórico Nacional.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO
“Entierro del Cacique Cathui”. Grabado según Gay. Colección Museo Histórico Nacional.
aquella madrugada le asesinara, cortando en un segundo el hilo genial con que iba tejiendo la grandeza de Chile. Los dos que fueron aventureros: hombres que no temieron a la muerte y que salieron a construir sus sueños con el arma en la mano; conquistaron la fama y casi tuvieron un reino; pero así como triunfaron así lo perdieron todo en el transcurso de un instante. Tras ellos la historia se encargó de realizar lo que ellos soñaban: en las tierras generosas de Chile una nueva raza, el producto de los aventureros castellanos y de los guerreros de Arauco, se desarrolló y construyó un país fuerte, dinámico y emprendedor, un pueblo que ama y defiende su libertad, que sufre las asperezas de la vida y lucha contra los rigores de la naturaleza sin decaer jamás, consciente de su alta misión en la hermandad de las demás naciones. Pero a esto no se llegó sino después que muchas vidas fueron sacrificadas, y en el proceso de esta lucha por construir un país la sombra de Lautaro jugó un papel trascendental… Los acontecimientos históricos del caudillo Lautaro, que la tradición ha inmortalizado como uno de los más geniales libertadores 62
Capítulo II: Encomienda de Peteroa
de América; genial, no porque hubiera aprendido a serlo en contacto con las sociedades avanzadas de su tiempo, sino simplemente porque nació genio. Este héroe popular fue Lautaro, que alcanzó su primer triunfo cuando tenía veinte años, y el máximo de su poder y su gloria, a los veintidós; construyendo con sus hazañas una epopeya que la humanidad no podrá olvidad fácilmente. Para siempre quedará el recuerdo de esta nación que se entregó integra a la santa causa de defender su tierra contra la invasión extranjera29. Patriarcado mapuche El papel de la mujer araucana en su sociedad era cruel e inhumano. Comprada y explotada, igual que un animal, cuidaba la choza, los hijos, hilaba, tejía, labraba la tierra, acarreaba fardos, molía trigo y preparaba la chicha. Ya doncella, era raptada de noche por un pretendiente -ayudado por amigos-, que la llevaba al bosque donde permanecían tres días. Al salir de éste eran considerados marido y mujer. El hombre, en cambio, cuidaba sus armas, partía a la guerra o bebía, charlaba y fumaba bajo un árbol. Cinco días después de haber nacido el niño o niña, la madre retornaba a sus quehaceres habituales llevando a sus espaldas, en el cupelhue, al infante recién nacido. Esa especie de cuna portátil permitía a la madre una gran libertad de movimiento, o bien podía dejar el cupelhue apoyado contra una pared, colgarlo desde una rama de un árbol, y cuando trabajaba en el campo enterraba las puntas inferiores en el suelo, dejando al niño parado como un pequeño ídolo. Tan pronto los niños aprendían a andar, se le echaba a corretear por las praderas para que robustecieran sus piernas. Las niñas, desde pequeñas, pastoreaban las ovejas, jugaban a las muñecas o cazaban pájaros con sus 29 Alegría Alfaro, Fernando; “Lautaro, joven libertador de Arauco”; 1993.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Homenaje al toqui Lautaro en San Juan de Peteroa, al oriente de Villa Prat.
hondas. El niño hombre, por su parte, aprendía de labios de la abuela las tradiciones de la tribu y las hazañas que sus parientes habían realizado. Ya en edad adulta, practicarían el peligroso loncotún, combate en el cual dos contrincantes se embestían a cabezazos como furiosos carneros. El monolito a Lautaro en San Juan de Peteroa El siguiente texto, cuyo autor es Don Miguel Ángel Ruz, salió publicado en diario “La Prensa” de Curicó, el domingo 4 de marzo de 1984, y se reproduce fielmente. “Conforme a instrucciones de la Comandancia en Jefe del Ejército, en abril de 1957 se realizó en todas las guarniciones del país actos conmemorativos a los 400 años de la muerte del toqui Lautaro. Para el Regimiento de Ingenieros No ° del General Arístides Martínez, de Curicó, se dispuso que erigiera un monolito recordatorio al héroe araucano -iniciador de las tácticas y estrategias militares en nuestro país- optándose por ubicarlo en la localidad de San Juan de Peteroa, comuna de Sagrada Familia. Existe un fundamento para que haya sido en Peteroa y no en otro lugar: la opinión de los historiadores. Características del monolito La forma y dimensiones del monolito fueron entregadas por el Comandante 64
Capítulo II: Encomienda de Peteroa en Jefe del Ejército. Dirigió los trabajos el capitán Reinaldo Herstaedt y los ejecutó personal especializado del propio regimiento. El lugar escogido es el camino público, en un recodo quer ofrece una gran vista a todos cuantos transitan por esta vía, formándose una plazoleta a escasos metros de lo que fuera el Retén de Carabineros de San Juan, que le otorgaba el resguardo ante cualquier atentado que por ignorancia de la gente pudiera ser objeto. El monolito tiene gran gusto y elegante terminación: es una pirámide de dos metros de altura con una base de un metro cuadrado, en cuya cara anterior está esculpida en bronce la esfinge del gran toqui araucano. Al pie se lee: ‘El Ejército de Chile al Gran toqui Lautaro’, 30 de Abril de 1957. Esta placa fue confeccionada en la Fábrica de Maestranzas del ejército -FAMAE- y sus medidas son 50 centímetros de largo por 18 centímetros de ancho. La ceremonia de inauguración La ceremonia de inauguración se realizó el martes 9 de julio de 1957 a las doce horas. El regimiento se hizo representar por su comandante, Rafael Valenzuela Verdugo; por su segundo comandante, mayor viera; por la plana mayor, banda instrumental y una sección armada que rindió los honores correspondientes. Entre las autoridades presentes se encontraba el Intendente de Curicó Guillermo Hormazábal; el Gobernador del departamento de Lontué, Víctor Coll; el Prefecto de Carabineros de Talca, teniente coronel Carlos Aravena; el Comisario de Carabineros de Molina, mayor Tucapel Burroto; el capellán (s) Luis Villalón; el Alcalde de Sagrada Familia y delegaciones de alumnos. El programa se inició con el Himno Nacional; luego, a nombre del Ejército, el mayor Jorge Viera entregó el monolito a la ciudadanía, destacando las virtudes militares del cacique. Mientras la banda tocaba diana y la sección presentaba armas, el capitán Reinaldo Herstaedt procedía a descubrir el monolito que se encontraba cubierto con la bandera chilena. Luego, el capellán (s) Luis Villalón, procedió a su bendición. Finalizó el acto con una pieza musical interpretada por la banda30” El sistema de encomiendas: feudos en el Maule 30 Diario “La Prensa” de Curicó, domingo 4 de marzo de 1984).
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO La encomienda era un derecho que la corona de España concedía a los conquistadores de Indias para recibir y cobrar para sí los tributos de los indios que se les adjudicaban por su vida y la de sus herederos, debiendo cuidar el bien de lo indios en lo espiritual y temporal, así como habilitar y defender las provincias encomendadas. Era la facultad que tenía el encomendero o su descendiente para recibir los tributos que las comunidades indígenas
(Arriba, izquierda) Escaramuza en las riberas del río Toltén. (Arriba, derecha) Pieza probablemente empleada en las campañas de Don García Hurtado de Mendoza. Colección Museo Histórico Nacional. (Abajo) Guerreros españoles y caciques araucanos inician uno de los parlamentos del siglo XVII. Dibujo de Walterio Millar. Colección Museo Histórico Nacional.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa debían al monarca español en su calidad de súbditos del imperio (J. Fuente, L. Cortés y otros; “Diccionario histórico de Chile”; 2000). Este tributo podía ser pagado en especies, dinero o trabajo. Se inspiraba en la siguiente filosofía cristiana de la época. “El motivo y origen de las encomiendas fue el bien espiritual y temporal de los indios, y su doctrina y enseñanza en los artículos y preceptos de nuestra Santa Fe Católica y que los encomenderos los tuvieran a su cargo y defendiesen a sus personas y haciendas31”. “Los repartimientos o encomiendas consistían en la cesión gratuita de cierto número de indios de trabajo destinados para las obras públicas o particulares como construcciones, apertura de caminos, explotación de minas, cultivo del campo y pastoreo de rebaños. Los indios concurrían a estos trabajos por secciones, y este orden era lo que se llamaba ‘mita’”. Era una forma de retribuir los servicios prestados a la corona, a la vez que un sistema para establecer poblaciones y extender los cultivos sin cargo para el erario real. La encomienda fue origen de inevitables abusos y exacciones, a las que raramente podían atajar las Leyes de Indias a causa de la distancia de la metrópoli32. La actividad de la actual zona de Villa Prat se desarrolló paulatinamente en torno a su cultura “araucanizada” durante mucho tiempo, hasta que Don Pedro de Valdivia envió a expedicionar el sur para tomar posesión en nombre del rey de aquellos territorios, a la par que otorgaba a sus emisarios las mercedes de tierras que merecían por sus esfuerzos: las encomiendas. Luego del asentamiento español en Chile surgió la necesidad de erigir estancias de ganado autóctono y europeo, así como para la cría caballar, esenciales para la guerra. De esta manera, la encomienda constituyó un instrumento de colonización territorial que permitió a los encomenderos establecerse entre los indígenas del grupo que les fueron asignados, ocupando las tierras reservadas dentro de los asentamientos indígenas que quedaron bajo su dominio, las que ofrecían una fácil explotación, mano de obra y transporte. Así, la historia registra que con el establecimiento de los conquistadores en el territorio maulino se implementó el sistema de encomiendas, mediante el cual 31 De Ramón JA.; “La encomienda de Juan Cuevas a la luz de nuevos documentos (1574-1583)”; Boletín de la Academia Chilena de Historia Nº 62; 1960. 32 Fuente, Cortés y otros. “Diccionario histórico de Chile”; Citado en Historia Didáctica de Chile Crono-antológica; 2000.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO tomaron posesión de las tierras hasta hacerse sus dueños con las “mercedes de tierras”. Con el sistema de colonización por medio de las encomiendas, se dio impulso a todas las actividades agrícolas e industriales conocidas en aquellos años. Bajo el imperio de estas leyes se formaron las primeras fortunas y se cultivaron y elaboraron los primeros campos, base de la riqueza colonial. En toda la colonización española, los encomenderos constituyeron la clase superior o privilegiada, lo que se ha dado en llamar aristocracia. “Las encomiendas o feudos se concedieron a los principales militares de la Conquista, para ellos y sus primogénitos. Muerto éste, podían pedirlos sus nietos u otro descendiente, pero no se estaba obligado a concedérselos, salvo que tuvieran merced real. Ya sea por la costumbre o respeto a la memoria de algún célebre capitán, éstas se perpetuaron en algunas familias hasta su aniquilamiento o supresión. Ricos estancieros, señores de la vida y hacienda de sus vasallos por la fuerza de la costumbre, fueron los privilegiados de la Conquista y de la Colonia”33. Poco a poco los encomenderos fueron tomando posesión de las tierras, existiendo en el extenso Corregimiento del Maule desde 1541 y hasta fines del primer cuarto del siglo XVII, sólo tres encomiendas o repartimientos: la de Bartolomé Blumental, encomendero de Cauquenes y Putagán; las concedidas por merced del 17 de noviembre de 1552 al conquistador Don 33 Opazo Maturana, Gustavo; “Historia de Talca (1742-1942)”; 2009.
(Izquierda) Escena de la vida colonoial.(Derecha) Dama chilena hacia 1790. Dibujo de Branvila.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa Juan de las Cuevas, señor de Loncomilla, Huenchullami, Vichuquén, Chanco, Loanco, Lora, junto con otros ricos repartimientos, siendo sucedido, como ocurrió en todos los otros repartimientos, su hijo Luis de las Cuevas y Mendoza, que los gozó hasta 1630, fecha de su muerte; y las tierras de Don Luis Jofré Loaiza de Aguirre y los naturales de Peteroa, además de otros repartimientos, se le concedieron por merced del 16 de octubre de 1562 a su hijo, el conquistador Juan Jofré y Monteza (quien posteriormente sucedió a su padre en todos los repartimientos), primer corregidor y primer industrial de la Colonia, ya que estableció un obraje de paños y un astillero en Pocoa, razones por las cuales fue llamado señor de Pocoa y Peteroa34. Entonces los encomenderos eran amos y señores en sus posesiones, verdaderos caballeros feudales, y se hacían llamar “vecinos feudatarios”, autoconfiriéndose un rango superior a los demás, residiendo en Santiago o Concepción (ciudades en las cuales constituyeron sus familias.), y pasando sólo breves temporadas en las estancias que poseían cerca de los poblados concedidos en encomienda, con el propósito de recolectar los frutos que les permitían vivir con holgura. Sólo tres de los numerosos encomenderos favorecidos con indígenas dejaron descendencia, la que finalmente se radicó en el Maule.35 Prestaban juramento “de ser fiel y leal vasallo al Rey, su Señor y a sus sucesores, ponerse debajo del estandarte real todas las veces que fuese 34 Opazo Maturana, Gustavo; “Historia de Talca (1742-1942)”; pp 24-27; 1942. 35 Eliminada por Don Ambrosio O’Higgins a fines del siglo XVIII, la encomienda no proporcionaba un derecho sobre la tierra por sí misma, más allá de la ocupación de hecho. “Si bien las tierras de la ‘las Indias’ eran consideradas como parte del real patrimonio, sólo por gracia o merced se hacían repartimientos de tierras a los españoles, respetándose en un comienzo los derechos de los habitantes originarios” (“Tierras y pueblos de indios en Chile”). Asimismo, “en Chile los protectores no intervinieron en la posesión, de modo que el único recurso posible para los indios era el litigio posterior, con todos sus problemas y sus costos. La desaparición total o parcial de los indígenas sirvió de fundamento, generalmente, para otorgar mercedes de pueblo a algún español”. En este ámbito, “el régimen de indios aplicado por la Gobernación de Chile implicó la destrucción casi complñeta del sistema de pueblos o reducciones, propiciados por la legislación de la metrópoli español y por las órdenes religiosas en toda América, a favor de la encomienda, y más tade del asentamiento en las estancias de los españoles” (Góngora: “Evolución de la propiedad). En el informe de las doctrinas de la diócesis de Santiago, de mediados del siglo XVII, se informó sobre los Pueblos de Indios, y en algunos casos si estaban o no habitados, mencionándose entre dichos pueblos a la “doctrina de Peteroa y Lora, que están unidas con los pueblos de Gualemo, Mataquito, Gonza, Poñigüe, Vichuquén y Huenchullamí. Ulteriormente, a fines del siglo XVIII, se decidió la creación de villas como forma novedosa de reducir y agrupar a la población, lo que unido a la prohibición del sistema de encomienda consideró injustificada la presencia de indígenas en las haciendas o estancias, manteniéndose alejados de sus encomenderos. “En 1897 el número de no indígenas en el partido del Maule era muy superior a estos, lo que con el transcurso del tiempo derivó en que lo Pueblos de Indios fuesen ocupados prácticamente en su totalidad por pequeños y grandes propietarios”.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO
El heladero, brevero, dulcero, velero y lechero. Grabados según Claudio Gay.
llamado, defendiéndolo hasta perder la vida”.36 Repartimiento de Vichuquén El límite norte de la jurisdicción del Corregimiento de Maule era este repartimiento, el cual fue uno de los feudos concedidos al Capitán Don Juan de Cuevas, en cuyos extensos dominios le sucedió su hijo Luis de las Cuevas y Mendoza, que los gozó hasta 1630, fecha de su muerte. De los dominios que habían pertenecido al Conquistador Cuevas y a su hijo, el único que se conservó en poder de sus descendientes, fue el de Loncomilla. Como se verá, pasaron a diversas manos. Don Luis Núñez de Silva sucedió en estos repartimientos y a su muerte también se dividió su goce en diversas familias. En este feudo de Vichuquén, le sucedió el capitán Don Teodoro de Araya Berrío, natural de Santiago, hijo de Don Alonso Álvarez de Berrío y de Ursula de Araya. Eliminada por Don Ambrosio O’Higgins a fines del siglo XVIII, la encomienda no proporcionaba un derecho sobre la tierra por sí misma, más allá de la ocupación de hecho. “Si bien las tierras de la ‘las Indias’ eran consideradas como parte del real patrimonio, sólo por gracia o merced se hacían repartimientos de tierras a los españoles, respetándose en un comienzo los derechos de los 36 La estancia de Deuca era de Don Luis Díaz del Valle. Compró 1000 cuadras a Don Pedro Fernández de Villalobos, alférez de la real armada, apareciendo también con tierras en Toenlemu y San Francisco de Paula; Díaz del Valle compró también 1000 cuadras a Don Juan López de Castilla, 500 las obtuvo de Don Juan Pérez de Figueroa (Diario “La Prensa de Curicó”- Martes 9 de Noviembre 1915).
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa habitantes originarios37”. Asimismo, “en Chile los protectores no intervinieron en la posesión, de modo que el único recurso posible para los indios era el litigio posterior, con todos sus problemas y sus costos. La desaparición total o parcial de los indígenas sirvió de fundamento, generalmente, para otorgar mercedes de pueblo a algún español”. En este ámbito, “el régimen de indios aplicado por la Gobernación de Chile implicó la destrucción casi complñeta del sistema de pueblos o reducciones, propiciados por la legislación de la metrópoli español y por las órdenes religiosas en toda América, a favor de la encomienda, y más tade del asentamiento en las estancias de los españoles38”. En el informe de las doctrinas de la diócesis de Santiago, de mediados del siglo XVII, se informó sobre los Pueblos de Indios, y en algunos casos si estaban o no habitados, mencionándose entre dichos pueblos a la “doctrina de Peteroa y Lora, que están unidas con los pueblos de Gualemo, Mataquito, Don Teodoro de Araya y Mendoza, su hijo, le sucedió en segunda vida en el goce de la encomienda, obtenida mediante el cohecho del Gobernador Francisco de Meneses. Este escándalo administrativo no podía pasar desapercibido y quedar impune; muy pronto la encomienda fue declarada vaca, y fijados los edictos llamando a los que se creían con derecho a ella. Por merced de 9 de septiembre de 1681 le fue concedida a Don Luis Jofré de Loaisa, yerno de Araya e hijo del encomendero de Pocoa y Peteroa, el castellano Don Juan Jofré de Loaisa y Gaete. En Don Miguel de Jofré y Araya se extinguió este repartimiento. Lo gozaba aún en 1759, muy aniquilado por las epidemias4. En 1742 tenía 74 indios, de ellos, 15 eran tributarios. En 1793 según padrón mandado levantar por el capitán General del Reino, tenía 194 personas. Gonza, Poñigüe, Vichuquén y Huenchullamí. Ulteriormente, a fines del siglo XVIII, se decidió la creación de villas como forma novedosa de reducir y agrupar a la población, lo que unido a la prohibición del sistema de encomienda consideró injustificada la presencia de indígenas en las haciendas o estancias, manteniéndose alejados de sus encomenderos. “En 1897 el número de no indígenas en el partido del Maule era muy superior 37 Silva Vargas, Fernando; “Tierras y pueblos de indios en el Reino de Chile”; 1962. 38 Góngora, Mario y Borde, Jean: “Evolución de la propiedad Rural en el Valle del Puangue”; 1956.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO a estos, lo que con el transcurso del tiempo derivó en que lo Pueblos de Indios fuesen ocupados prácticamente en su totalidad por pequeños y grandes propietarios39”. Tanto la doctrina como la encomienda afectaron profundamente los derechos ancestrales de propiedad indígena, y también tuvieron consecuencias en el patrón de asentamiento, la demografía y las redes sociales de aquellas comunidades. Entre las “mercedes de tierras” que se concedieron entre 1575 a 1700, exactamente en 1621 Don Rodrigo Letelier fue favorecido con la entrega de mil cuadras, las que en 1750 pasaron a poder de Don Pedro de Loyola. Pero estos dominios se fueron extinguiendo con el paso del tiempo, en parte por las divisiones y cohechos que los descendientes manipulaban, como por las epidemias que aniquilaron a sus habitantes. La encomienda fue definitivamente eliminada a fines del siglo XVIII por el Gobernador Ambrosio O’Higgins, puesto que no proporcionaba un derecho sobre la tierra por sí misma, más allá de la ocupación de hecho. “Si bien las tierras de ‘las Indias’ eran consideradas como parte del real patrimonio, sólo por gracia o merced se hacían repartimientos de tierras a los españoles, respetándose en un comienzo los derechos de los habitantes originarios”. De esta forma, “por merced de 9 de septiembre de 1681 le fue concedida a Don Luis Jofré de Loaisa, yerno de Araya e hijo del encomendero de Pocoa y Peteroa, el castellano Don Juan Jofré de Loaisa y Gaete. En Don Miguel de Jofré y Araya se extinguió este repartimiento. Lo gozaba aún en 1759, muy aniquilado por las epidemias. En 1742 tenía 74 indios, de ellos, 15 eran tributarios. En 1793 según padrón mandado levantar por el capitán General del Reino, tenía 194 personas”.40 39 Ibídem. 40 Al respecto, se menciona que en general, la actividad más activa de Peteroa -agrícola y social- se situaba al poniente de Pequén, adyacente al Camino del Inca o Camino del Centro. “En 1577 recibe 2000 cuadras Don Juan Jofré en Peteroa y Carrizal y en el año 1649 Peteroa pertenece a Don Tomás Calderón. 500 cuadras de Peteroa fueron entregadas en 1609 a Luis Jofré. Y en 1756 estaban en poder de Cayetano Correa, tronco de los Correa, en la región y en el país. En esa misma época Don Cayetano Correa era dueño por compra de 1000 cuadras en Perquenco, 1000 en Quilacunalén. 1000 en Antoriquén y 600 cuadras alrededor del lago Vichuquén, sin contar las estancias del Médano, Iloca, los Cuervos, Coquimbo, al otro lado de Huapi, Queserías, la Montaña y Mergüeve. A mediados del siglo XVII Don Cayetano Correa era uno de los más grandes terratenientes de esa zona. A su muerte sólo algunos de sus hijos continuaron el dominio de sus tierras costinas, su hija Fructuosa Correa, que heredó las estancias del Médano, Quesería y Coquimbo, se casó con Don José Besoaín, que fue regidor en el cabildo de Talca en el año 1744; Don José Besoaín es tronco de su apellido en el país. El año 1621 recibe 800 cuadras en Toenlemu Don Pedro Fernández de Villalobos, ese mismo año le entregan
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CapĂtulo II: Encomienda de Peteroa
Paseo a los valles de Colina, a mediados del siglo XIX. Grabado segĂşn Gay.
Toqui mapuche aprestando a sus lanceros para una carga.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Finalmente, al cabo de muchas tentativas para concluir con los abusos y el despotismo odioso de los encomenderos, como se mencionó precedentemente, en 1789 el Gobernador Don Ambrosio O’Higgins, suprimió para siempre las encomiendas. Habitantes aborígenes de Pequén Al momento de la llegada de los españoles al territorio, diversos grupos habitaban la región comprendida entre los ríos Maipo y Maule, cuyas denominaciones hacen referencia al espacio geográfico donde se asentaban o a una autoridad política principal, más que marcar diferencias étnicas entre ellos. Para este territorio se mencionan los Aconcagua, Mapochoes, Picones, Cachapoales, Cauquenes o Maulinos. Estas denominaciones pudieron corresponder a linajes conformados por familias extensas que ocuparon el espacio mediante un patrón de asentamiento disperso, y con una organización sociopolítica jerárquica que reconocía la existencia de caciques, señores y principales. Estos son mencionados por los primeros colonizadores como “capitanes o cabezas del reino”, como por ejemplo los capitanes Cachapoal, Teno y Gualemo en la “provincia de los promaucaes”. Esta última denominación deriva del quechua y hace referencia a la rebeldía de estas poblaciones frente al avance del inca. Algunos investigadores mencionan que la frontera septentrional del territorio Mapuche se extendía, a principio del siglo XVI, hasta la cuenca del río Limarí. En este territorio las comunidades mapuches coexistían con asentamientos Diaguitas por el norte, con diaguitas, huarpes - chiquillanes y pewenches en el este, y, con las comunidades mapuches al sur del Maule. Esto, además de grupos apaltas, diaguitas y otros trasladados como mitimaes por el Inca para ejecutar trabajos tributarios en las cuencas de Aconcagua, Santiago y Cachapoal. En este territorio, estas comunidades compartían no sólo lugares de asentamiento, sino también espacios económicos y de intercambio, formando un territorio de interdigitación cultural con fronteras flexibles. Jerónimo de Bibar menciona que los indios “promaucaes” que habitaban la zona entre el Cachapoal y el Maule son “de la lengua y traxe de los de 600 cuadras en Toenlemu a Don Domingo Lorenzo; en 1680 esas tierras están en poder de Cristóbal y Gaspar Díaz Quijada respectivamente. Recibe 1000 cuadras en San Francisco de Paula en 1630, Don Pedro Fernández de Villalobos y en el año 1750 estaban en poder de su descendencia. En 1633 le dan 1000 cuadras a Don Andrés García de Neyra, en Estero de los Robles en el año 1700 están en poder de su descendencia. El año 1635 Don Andrés recibe 3400 cuadras en Libún”. (Valdés Núñez, Pedro; “Reseña Histórica...”; 1995).
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa
Chueca Mapuche (o palin) grabado del siglo XVIII
Hockey mapuche (chueca o palin), grabado del siglo XVIII
Mapocho… adoran al sol y a las nieves porque les da agua para regar sus sementeras aunque no son muy grandes labradores… sembravan muy poco y se sustentavan el mas del tiempo de raíces de una manera de cebollas que tengo dicho, y de otra rrayz que llaman ello ‘piquepique’ que es una manera de castañas piladas… visto los yngas su manera de vivir, los llamaron ‘pomaucaes’, que quiere decir ‘lobos monteses’”. Pequén: Hacia el año dos mil antes de Cristo, “la ribera norte del Maule está ocupado por grupos de cazadores recolectores que se desplazan entre las costa y la cordilleras, donde recolectan el fruto de la palma, capturan peces, explotan los recursos del mar y acceden a fuentes de obsidiana en la cordillera. La movilidad estacional de estos grupos se ve favorecida por la riqueza y variedad de especies vegetales y faunísticas presentes en las diferentes estaciones del año en la cuenca del Maule. Varios de estos recursos pudieron ser almacenados mediante técnicas de conservación apropiadas para su posterior consumo, o para ser utilizados como productos de intercambio con los grupos del interior. Se sugiere cierta continuidad ocupacional en estos sitios desde el arcaico tardío (1300-1700 después de Cristo) hasta los primeros siglos después de la era cristiana, cuando se inicia en la zona la manufactura de la alfarería. Más tarde, estas ocupaciones se extienden hacia las planicies litorales41”, donde se encontraba el Pueblo de 41 Henríquez Urzúa, Mario; Gruzmacher Gallo, María; “Huenchullamí 3.000 años”; 2007.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Gonza y los indios Briso. A su vez, Mariño de Lobera relata que las tierras de los indios llamados Paramocaes “…después que la poblaron los españoles hay enellas muchas viñas y demás frutas de castilla; y es muy regalada en cosas de Caza de volatería y cetrería, en particular de venados, que se cogen engran abundancia, por lo cual los indios no se curaban antiguamente de darse a cultivar sus tierras contentándose con las aves y otros animales que cazaban, gustando más de ser flecheros que labradores…” En este contexto, la información arqueológica y etnohistórica sostiene que los habitantes de la ribera norte del Maule, aunque hablaban la misma lengua que los indígenas de la cuenca del Mapocho, eran culturalmente diferentes a éstos. Los pobladores del Maule se caracterizaban por su belicosidad y por mantener una economía de subsistencia basada principalmente en la caza y recolección. Las dimensiones de los sitios arqueológicos registrados en la costa norte dan a entender que a la llegada de los invasores blancos estos grupos eran poco numerosos, unido a asentamientos semisedentarios relacionados con la explotación de los recursos disponibles. Estas condiciones pudieron haberse dado también entre los aborígenes que se encontraban en Pequén (que en mapudungún significa lechuza, ya que en este sitio estas rapaces eran abundantes), cercanos a las riberas del río Mataquito, que los primeros españoles que llegaron a esta zona debieron verlos como grupos familiares habitando caseríos dispersos explotando los recursos del entorno: pesca, caza, zona boscosa aledaña. En el caserío de Pequén (actual Villa Prat), había una población aborigen pacífica que, como casi todas las del corregimiento, era poco numerosa y estaba integrada al sistema y a los intereses hispánicos a través de la administración de sus pueblos, con sus encomenderos, caciques, corregidores, protectores de indios, administradores y curas doctrineros. Y en 1544 los encomenderos tomaron posesión de hecho de sus respectivos repartimientos, de tal manera que la presencia española efectiva en la zona del Mataquito, data del año mencionado. Poco a poco la aldea de Pequén comenzó a evidenciar un crecimiento ordenado, aglutinando ranchos y casonas que en el siglo XVIII comenzaron 76
Capítulo II: Encomienda de Peteroa a formar haciendas y estancias prestigiadas -al igual que otras de la zona central- por la excelente calidad de sus suelos. “Entre ellas estaban la Hacienda del Guaico al sur del río Teno y que se extendía desde la Hacienda del Calabozo, siguiendo el curso del río Mataquito, hasta La Huerta y sus dueños eran Don Diego Maturana y doña Josefa Hernández. Luego se formó la Hacienda de Palquibudis de la familia Corvalán, la de Peralillo de la familia Garcés, mientras que al sur del Mataquito a la muerte de Don Fernando de Ávalos, se fueron separando de la Majada de Pequén los fundos antes mencionados; además se formó la Hacienda de Peteroa, cuyo primer dueño fue Don Cayetano Correa en el año 1756 y luego pasó a manos de Don Francisco Grez, que era dueño de la Hacienda el Calabozo. Posteriormente se formó la Hacienda el Culenar y su primer dueño fue Don Carlos Portales Vicuña”.42 De esta manera, Orilla de Pequén fue heredada por la familia de Don Fernando de Ávalos, quien la mantuvo bajo su dominio durante mucho tiempo, hasta que fue vendida en el siglo XIX a las familias Ávalos Herrera, Herrera Corvalán, Díaz Olave y Grez Letelier. Con el transcurso del tiempo, hacia el sector de los islotes e islas del río Mataquito, en el pueblo de Villa Pequén, estaba el Pueblo de Indios liderado por el cacique Briso en los tiempos del encomendero Juan Jofré y Gaete43. Ulteriormente se continuó la subdivisión de los terrenos, con los cuales se constituyeron fragmentos de tierras desde los cerros al este hasta el afluente Mataquito, llegando hacia la segunda mitad del siglo XIX a conformarse Villa Pequén.
Costumbres indígenas Un indígena podía tener tantas mujeres como pudiera sostenerlas, pues el matrimonio era una negociación en el que no existía una recíproca inclinación entre hombre-mujer, y en la que el marido era el amo absoluto del la familia, pudiendo llegar incluso a extremos de matar a sus miembros sin rendirle cuentas a nadie del asesinato. La mujer se obtenía comprándola con objetos domésticos o de alimentación, tales como olletas, piedras para fabricar muday y otros, aun cuando también estaba la opción de robarla y hacerse perdonar enseguida tal “delito”. Además, la libertad sexual era absoluta, y al no poseer nociones de gobierno desconocían la administración 42 Se refiere a Santa Emilia, San José, Los Maquis, El Carrizal, Orilla de Pequén, Guaycutén y El Culenar. 43 Según la “Historia de Curicó” de Don Tomás Guevara, el último de los caciques de esta familia indígena fue Alejandro Briso, donde aún se identifican familias descendientes del cacique Briso.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO de justicia, los crímenes se vengaban o se pagaban. Por tanto, para los españoles que contraían matrimonio de acuerdo a los preceptos cristianos, les era extraño comprobar que las relaciones conyugales entre aborígenes se caracterizaban por la indiferencia y el carecer de un vínculo de unión. Asimismo, cuando nacía un niño generalmente se le daba el nombre de animales: mamíferos, reptiles, serpiente, aves. La mujer era quien se encargaba de ejecutar las pesadas labores agrícolas con rudimentarios aperos de labranza (un palo de espino con una piedra horadada atada en el extremo superior para remover superficialmente la tierra), base del sustento familiar, en el cual el maíz era el alimento principal al igual el poroto pallar, ambos introducidos por el Imperio Inca. Ella sembraba, cosechaba y hacía chicha de maíz. Al respecto, el historiador curicano Don Tomás Guevara, expone que “las piedras horadadas de todas dimensiones que se han hallado cerca de aquellas grandes peñas lisas que tienen labrados algunos platos en la cara superior, tenían entre estos indios muy variadas aplicaciones: las más pequeñas servían para hundir las redes en el agua, para las torteras de los huasos, para proyectiles de hondas y la caza de animales; las más grandes se usaban, como acabamos de ver, para dar peso al palo que servía de arado y para porras que amarraban
Ataque a un poblado, según el pintor alemán Juan Mauricio Rugendas. Este sobresaliente pintor bávaro realizó 87 óleos y 750 dibujos en Chile.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa
Grabado de Luis Rogers que grafica la Batalla de Quechereguas, en 1868. Carga de caballería mapuche, comandada por el cacique Quilapán, en contra de las tropas chilenas al mando del comandante Pedro Lagos.
con cortezas de árboles fibrosos o correas a la extremidad de un garrote. Los indígenas de la costa de Vichuquén además de ocupar a sus mujeres en las faenas del campo, se dedicaban ellos también a la pesca marítima de lobos y de toda clase de peces. Estos y todos los indios riberanos del Mataquito usaban embarcaciones de cueros soplados y balsas de maderas y de tallos de cardón, para lo cual les proporcionaban sus bosques en abundancia el material fibroso. Todos los naturales de estas tribus habían sido antes de la conquista incásica eximios cazadores, como que tenían que alimentarse de la caza y de la pesca, y continuaron siéndolo a la llegada de los españoles. La fauna les proporcionaba el zorro y una infinidad de roedores a los de la costa y de la llanura y el huanaco a los que habitaban en la cordillera. La volatería les ofrecía igualmente no escaso alimento; cazaban la perdiz, los numerosos papagayos, patos silvestres y cisnes. Completaban su alimentación de pescado y de maíz con raíces, huevos, frutas y patatas 79
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO silvestres. Vestían toscos tejidos de lana coloreada con raíces de árboles, la que habían aprendido a utilizar desde la conquista de los incas. Antes de esta época andaban desnudos o vestidos con pieles. Se reunían con frecuencia para ayudarse en las construcciones de sus chozas, para entregarse a sus juegos favoritos o tratar de negocios de la guerra. Todas estas reuniones concluían con desenfrenadas borracheras44. Las guerras de tribu a tribu y de territorio a territorio se acordaban en reuniones generales que presidía el cacique principal; usaban como armas las flechas, picas, mazas o macanas y las piedras arrojadizas. No conocían principio alguno de táctica, pues sus batallas se verificaban en medio del desorden y en pelotones que se atropellaban; pero en cambio estaban dotados de un sentido estratégico de primer orden para aprovecharse de los descuidos del enemigo o de las ventajas que ofrecía la topografía del terreno45”. Además, agrega que “los indígenas de la costa de Vichuquén además de ocupar a sus mujeres en las faenas del campo, se dedicaban ellos también a la pesca marítima de lobos y de toda clase de peces. Estos y todos los indios riberanos del Mataquito usaban embarcaciones de cueros soplados y balsas de maderas y de tallos de cardón, para lo cual les proporcionaban sus bosques en abundancia el material fibroso. Todos los naturales de estas tribus habían sido antes de la conquista incásica eximios cazadores, como que tenían que alimentarse de la caza y de la pesca, y continuaron siéndolo a la llegada de los españoles. La fauna les proporcionaba el zorro y una infinidad de roedores a los de la costa y de la llanura y el huanaco a los que habitaban en la cordillera. La volatería les ofrecía igualmente no escaso alimento; cazaban la perdiz, los numerosos papagayos, patos silvestres y cisnes. Completaban su alimentación de pescado y de maíz con raíces, huevos, frutas y patatas silvestres. Vestían toscos tejidos de lana coloreada con raíces de árboles, la que habían aprendido a utilizar desde la conquista de los incas. Antes de esta época andaban desnudos o vestidos con pieles. Se reunían con frecuencia para ayudarse en las construcciones de sus chozas, para entregarse a sus juegos favoritos o tratar de negocios de la guerra. Todas estas reuniones concluían con desenfrenadas borracheras. Las guerras de tribu a tribu y de territorio a territorio se acordaban en reuniones 44 Guevara, Tomás; “Historia de Curicó”; 1993. 45 Guevara, Tomás; “Historia de Curicó”; 1993.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa generales que presidía el cacique principal; usaban como armas las flechas, picas, mazas o macanas y las piedras arrojadizas. No conocían principio alguno de táctica, pues sus batallas se verificaban en medio del desorden y en pelotones que se atropellaban; pero en cambio estaban dotados de un sentido estratégico de primer orden para aprovecharse de los descuidos del enemigo o de las ventajas que ofrecía la topografía del terreno. El aspecto de los indios era de profunda taciturnidad y desconfianza. Flojos e imprevisores, su actividad individual permanecía siempre nula. Aunque muy supersticiosos, carecían de todo principio religioso bien definido. Creían en un poder superior que producía los truenos, los relámpagos y las erupciones volcánicas, que denominaban pillán, creían igualmente en otro ser incorpóreo llamado ‘huecuvu’, causa de los accidentes desgraciados, de sus enfermedades y muertes; pero ninguno tenía los atributos de un Dios que ha creado el universo. En ninguna de las excavaciones que se han hecho en los departamentos de Curicó y Vichuquén se han hallado vestigios que atestigüen la existencia de algún culto externo. En el último se ha hallado un ídolo, pero es de hechura más o menos moderna; posterior por cierto a la conquista española46”. Dominación indígena El tema de la dominación indígena en lo que es hoy la Región del Maule fue abordando por escribanos, clérigos, ilustrados, funcionarios o soldados -todos españoles-, quienes dieron fe sobre los territorios invadidos dirigiendo sus escritos al rey, al Consejo de Indias, al Cabildo, a sus amistades, aunque con variadas motivaciones. Los libros y documentos antiguos narran que la conquista y colonización se relacionaban con el territorio y la opresión de quienes lo ocupaban, que en el siglo XVI -entre la primera expedición de Colón y la consolidación colonial-, se caracterizó por entapujar una vil “explotación” indígena. Sin embargo, también resaltó a valerosos españoles y europeos que la desnudaron- como el misionero Fray Bartolomé de las Casas-, sin que existieran en el Maule disputas por esta causa, puesto que “había indios para todos”. De igual forma, la complejidad de los conquistadores de ominar y el impedimento de explotar la toponimia se evidencia en los dos nombres que le atribuyeron a uno de los ríos de esta comarca: Mataquito y Guelenguelenvano. 46 Guevara, Tomás; “Historia de Curicó”; 1993.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO (Arriba, izquierda) Las primeras armas usadas contra el invasor hispano fueron lanzas de quila, hondas, mazas y hachas. (Arriba, derecha) Gobernador Francisco de Villagra. (Abajo, izquierda), Cerro Pequén en Villa Prat, con cultivo de maíz en el sector de EL Culenar. (Abajo, derecha) Obra “Padre las Casas amamantado por una india”. Colección del Museo O’Higginiano y de Bellas Artes de Talca. Mármol de José Miguel Blanco.
Asimismo, los españoles -incluidos Valdivia y Villagra- cuando iban tras los indígenas que huían hacia el sur siempre encontraron en el río Maule una nítida frontera: al sur, resistencia espartana; al norte, docilidad yanacona. Acostumbrados a los espacios llanos propios de su sociedad agraria, se encontraron con obstáculos insalvables cuando intentaron emular o seguir los desplazamientos de los aborígenes maulinos, porque no les era posible transitarlos a caballo, debido a una vastedad de territorios que quedaban en la trastienda de su visión: la costa, montes, quebradas, espesuras, pantanos, ciénagas, seminvisibles senderos, empinadas cuestas y señales ocultas a sus ojos. “Pedro de Valdivia fue luego por la mañana a ver el fuerte47. No los hallando en él, se informó iban la vuelta de Maule y no los podía alcanzar, porque iban para su seguridad por el camino del monte y malos pasos para caballos. Se devolvió a la dormida; después de haber hablado a algunos 47 El de Lautaro en Mataquito.
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Parlamento en Negrete. Grabado según Gay.
principales, se fue a Santiago48”. Asímismo, “A comienzos del siglo XVI, la población originaria comprendía entre los ríos Mapocho y Maule ascendía a alrededor de cien mil habitantes, lo cual incluía también a población no oriunda, mitimaes, principalmente diaguitas trasladados desde la zona norte chico de Chile por parte de los incas49”. Fray Diego de Medellín escribió, en relación a las poblaciones dispersas encontradas en Chile central, muy distantes de los pueblos encontrados en los Andes septentrionales: “En esta provincia de Chile no están los pueblos de los indios reducidos como lo están en el Perú, porque los gobernadores que los han de reducir, con achaque de la guerra o no quieren o no han podido hacer y ansí las doctrinas se sirven con mucho trabajo porque cada sacerdote de los que le sirven tiene a cargo muchos lugarcillos y apartados unos de otros en mucha distancia50”. Igualmente para los conquistadores el río era un quiebre en relación a la concepción de “tierra” que poseían, a la par que su lógica en concordancia a hitos geográficos disentía de la lógica indígena. Someter una población que, a diferencia de los pueblos que habían encontrado en los Andes 48 Góngora Marmolejo; 1990. 49 Morales, Sánchez y Olmedo; “Thalcamo. Pueblos de Indios del Maule”; 2012. 50 Morales, Sánchez y Olmedo; “Thalcamo. Pueblos de Indios del Maule”; 2012.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO septentrionales, estaba dispersa por la comarca era nuevo para ellos. “En esta provincia de Chile no están los pueblos de los indios reducidos como lo están en el Perú, porque los gobernadores que los han de reducir, con achaque de la guerra o no quieren o no lo han podido hacer y ansí las doctrinas se sirven con mucho trabajo porque cada sacerdote de los que la sirven tienen a cargo muchos lugarcillo y apartados unos de otros en mucha distancia51”. Nombres de toquis Además, la noción de pueblo tal cual la concebían no existía para los aborígenes, quienes denotaban “su tierra”, “su asiento” para referirse a la que les pertenecía y que delimitaban con los nombres de sus toquis -como los caciques Curiosilla y Longomilla- y/o por accidentes geográficos con un alto grado de ambigüedad, desde la perspectiva occidental. Así, para “europeizar” los asentamientos aborígenes en la ribera del Maule se nombró al primer corregidor el 30 de julio de 1593, fundamentando que “… para todo lo cual y otros muchos efectos tocantes al servicio de Su Majestad y buen gobierno deste reino conviene nombrar corregidor de la ribera del Maule é Pueblos de Indios de los Cauquenes, Loanco, Purapel, Pocoa, Vichuquén, Longomilla, Putagán, Duao, Lora, Gualemos, Lontué, Peteroa, Pequén, Mataquito y Gonza…”. A todo lo anterior se debe anexar que actuaban bajo el convencimiento que los indios, como las tierras, ríos, lagos y cualquier fibra de heno sobre la faz de la tierra, eran “cosas” que debían repartirse civilizadamente entre ellos para no provocar conflictos: “Encomiendo en bos Pero Gomez Pardo hijo lejitimo del dicho Pedro Gomez Pardo… todos los caciques he yndios del pueblo de Lora y ansí mesmo los caciques e yndios del pueblo de Quelicura…52” También, deseosos de conocer el manejo que se hacía de la población indígena por parte de sus encomenderos las autoridades de entonces visitaban “los pueblos”, que en realidad eran pseudogettos a los cuales sus encomenderos los trasladaban y en los cuales la mayoría de los clanes indios residió temporalmente, como es el caso de las extracciones mineras, puesto que desplazaban “la mano de obra” a distintos destinos (cercanías de Guenchullamí, lavaderos de oro de Choapa, mina El Chivato). Otros eran 51 Zapater Equioíz, Horacio; “Aborígenes chilenos a través de cronistas y viajeros”; 1998. 52 Vera, Alejandra; “Asentamiento y territorialidad indígena en el Partido del Maule en el siglo XVI”; 1999.
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“Danza Chiliensi”. Grabado de L. Giarre. Colección Museo Histórico Nacional.
trasladados a las haciendas y heredades agrícola-ganaderas de sus amos hacia distantes lugares, como los indios de Pedro Lisperguer, masivamente mudados de las estancias de Lamargue, Cailligue, Candelaria, Chimbarongo, Peñaflor, Pumanque, Quetecura y San Francisco del Monte. No en balde a los españoles les impresionó “la resistencia” física indígena, que soportaba en casi absoluta desnudez los rayos abrasadores del sol en verano, la escarcha cortante en los rudos inviernos, los ululantes vientos polares del otoño y la oscuridad húmeda e inestable de los filones mineros. Alzamiento araucano de 1655 Un acuerdo de paz, logrado en enero de 1641, se rompió a causa del asesinato de los sobrevivientes de un bergantín español a manos araucanas ocurrido en Punta Calera (cerca de Corral), en Valdivia. Como expiación y 85
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO
Puntas de proyectil de obsidiana, encontradas en Huenchullamí.
por órdenes del gobernador Manuel de Amat y Junyent, el capitán Ignacio Carrera hizo ajusticiar a tres caciques. A consecuencia de ello la indomable ferocidad araucana detonó en la reducción de Tomeco (“agua de totora”), en febrero de 1655, expandiéndose velozmente a todos los indios (ya fueran de encomiendas o de los cimentados en las estancias) y sembrando pánico, muerte y destrucción. Así, en marzo 15 de 1657 se dejaron caer los pehuenches (que transitaban desde los pasos cordilleranos El Planchón hasta Antuco, alimentándose de piñones, carne de sus caballos y vacunos) y puelches sobre “Tralca” (Talca), robando mujeres y ganado y abarcando su rebelión hasta Cauquenes y Putagán. Maloquiaron las estancias y cautivaron trescientas personas. En mayo del mismo año realizaron una nueva invasión, maloquiando todas las estancias hasta el Maule, matando y llevándose más de doscientos cautivos. 86
Capítulo II: Encomienda de Peteroa
El vicetoqui Lautaro está considerado como un gran estratega de su pueblo.
En un mismo momento se echaron sobre los establecimientos y estancias del territorio comprendido entre los ríos Maule y Bío-Bío, y atacaron las plazas situadas en su país interior. Entre los ríos Maule y Bío Bío los feroces araucanos atacaron cuchitriles, establecimientos y plazas interiores, capturando más de 300 españoles, saqueando 396 estancias, robando más de 400 mil cabezas de ganado vacuno, caballar y cabrío. La pérdida de los vecinos y del Rey ascendió a ocho millones de pesos, según escribió un historiador. La invasión irrumpió en el partido de improviso, encontrando a sus habitantes sumidos en sus tareas agrícolas cotidianas. No tuvieron en el primer momento ocasión de defenderse de tamaña incursión. El capitán Don Francisco de Gaete y Mier de Arce, relata de esta manera la entrada y fechorías de los indios en la región: “Hallándose mis padres, abuelos y tíos en la frontera y plaza de Armas de Concepción, por entonces entró el enemigo sin ser sentido hasta la ribera del Maule y maloqueó todas las estancias de la cordillera al mar, entre ellas la de mi padre, que quemó y abrazó; yo tenía entonces ocho años, y dos hermanos menores estaban conmigo, a uno lo mató con crueldad el indio; yo y mi otro hermano fuimos cautivos con toda la gente que tenía la estancia, dejándola convertida en cenizas y desierta. 87
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Padecimos un cautiverio de dos años, la cruel calamidad que los indios dan a los cristianos; y a fuerza de diligencias y grandes rescates que mi padre y mi abuelo el Maestre de Campo General Don Fernando de Mier y Arce dieron, salimos de tan trabajosa existencia. Padecimos un cautiverio de dos años…53”. Los fuertes de Putagán, Unihue, Quella, Catentoa y Peteroa fueron briznas devastadas por un tifón. La suerte corrida por la familia Gaete fue la general; raras fueron las que se escaparon del cautiverio, de la muerte o del saqueo; todos tuvieron que llorar alguna muerte y lamentar sus pobrezas, a que la mano del aborigen las había reducido. Las milicias del partido, formadas pocos años atrás a iniciativas del viejo veterano Don Cristóbal de Amaya, salieron a su encuentro; desde los viejos estancieros, antiguos veteranos de Arauco, hasta los más jóvenes, tomaron las armas54. A su cabeza se colocó el corregidor Don Esteban Cid Maldonado, y le siguieron en su caballeresca ruta los más esforzados capitanes, como Don Pedro Fernández de Villalobos, que aun conservaba en su ancianidad las energías de joven soldado; Diego Xaque, quien se distinguió en la defensa del fuerte de Catentoa, a cuyo lado pelearon sus sobrinos Rafael Antonio de Opazo y Amaya, Juan de Leiva y Sepúlveda, José de Maturana, Andrés García de Neyra, etc., toda una pléyade de soldados labriegos, valerosos e infatigables en la lucha y en el trabajo. Las jornadas y padecimientos que tuvieron que pasar estos defensores fueron indecibles. La relación que nos hace un contemporáneo de ellas, Don Santiago de Medina, en 1699, en palabras sencillas y llenas de sinceridad, nos hacen ver sus acciones y sus servicios, no sólo de militares a la fuerza, sino de valerosos caballeros, generosos y desprendidos. “La gente maulina, los maulinos, señor, en la ocasión del alzamiento y conspiración general que tuvieron los indios de este reino el año 1655, hicieron raya y plazas de armas en el partido, resistiendo la pujanza de los enemigos, muy a costa de sus vidas, de su sangre y de sus haciendas, exponiéndose a los mayores peligros, que por entonces se ofrecieron, librando mucha gente de la invasión y cautiverio, las cuales eran de los partidos de Itata y Chillán, que estaban indefensos, unos en torreones y otros en montañas, los maulinos los trajeron a su costa, los convoyaron hasta pasar el río Maule55”. 53 Gajardo, Humberto; “Historia de los hechos de armas ocurridos en la Provincia de Talca”; 1918. 54 Valenzuela Solís de Ovando, Carlos; “El Toqui Pelantaru, guerrero de la Conquista”; 1979. 55 Ibídem.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa La hermosa indígena Glaura En su poema épico “La Araucana”, Alonso de Ercilla retrata a Glaura, hija del cacique Quilacura, por cuyas venas corre la sangre de Friso, muchacha hermosa y de noble linaje que -advierte el poeta- respetada y servida. He aquí el Canto XXVIII, donde se hace mención a esta belleza nativa: « Quien tiene libre y sosegada vida le conviene vivir más recatado, que siempre es peligrosa la caída del que está del peligro descuidado; y vemos muchas veces convertida la alegre suerte en miserable estado, en dura sujeción las libertades y tras prosperidad adversidades. Es Fortuna tan varia, es tan incierta, ya que se muestre alguna vez amiga, que no ha llamado el bien a nuestra puerta cuando el mal dentro en casa nos fatiga; y pues sabemos ya por cosa cierta, que nunca hay bien a quien un mal no siga, roguemos que no venga y si viniere, que sea pequeño el mal que le siguiere. Que yo, de acuchillado en esto, siento que es de temer en parte la ventura; el tiempo alegre pasa en un momento y el triste hasta la muerte siempre dura; y porque viene bien a nuestro cuento, a la bárbara oís, que en la espesura alcancé, como os dije, que en su traje mostraba ser persona de linaje. Era mochacha grande, bien formada, de frente alegre y ojos estremados,
nariz perfeta, boca colorada, los dientes en coral fino engastados; espaciosa de pecho y relevada, hermosas manos, brazos bien sacados, acrecentando más su hermosura un natural donaire y apostura. Yo, queriendo saber a qué venía sola por aquel bosque y aspereza, con más seguridad que prometía su bello rostro y rara gentileza, la aseguré del miedo que traía; la cual, dando un sospiro que a terneza al más rebelde corazón moviera, comenzó su razón en tal manera: “ No sé si ya me queje desdichada o agradezca a los hados y a mi suerte, que me abren puerta y que me dan entrada para que pueda recebir la muerte; pero si ya la historia desastrada quieres saber, y mi dolor tan fuerte que aun le agravia mi poco sentimiento, te ruego que al proceso estés atento. “Mi nombre es Glaura, en fuerte hora nacida, hija del gran cacique Quilacura, de la sangre de Friso esclarecida,
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO rica de hacienda, pobre de ventura; rica de hacienda, pobre de ventura; respetada de muchos y servida por mi linaje y vana hermosura mas, ¡ ay de mí !, ¡ cuánto mejor me fuera ser una simple y pobre ganadera ! “En casa de mi padre a mi contento, como única heredera yo vivía, que su felicidad y pensamiento, en sólo darme gusto lo ponía. Mi voluntad en todo y mandamiento como inviolable ley se obedecía, no habiendo de contento y gusto cosa que fuese para mí dificultosa. Mas presto el invidioso amor tirano, turbador del sosiego, adredemente trujo a mi tierra y casa a Fresolano, mozo de fuerzas y ánimo valiente, de mi infelice padre primo hermano y mucho más amigo que pariente, a quién la voluntad tenía rendida, no habiendo entre los dos cosa partida”. “Mi padre, como amigo aficionado, que yo le regalase me mandaba y así yo con llaneza y gran cuidado, por hacerle placer, lo procuraba; mas él, luego, el propósito estragado, cuya fidelidad ya vacilaba, corrompió la amistad, salió de tino, echando por ilícito camino.
que no la mal juzgada hermosura: que ingrato al hospedaje del amigo, del deudo y deuda haciendo poca cura, me comenzó de amar y buscar medio de dar a su cuidado algún remedio”. “Visto yo que por muestras y rodeo muchas veces su pena descubría, conocí que su intento y mal deseo de los honestos límites salía mas, ¡ ay ! que en el que yo padezco, veo lo que el mísero entonces padecía, que a término he llegado al pie del palo que aun no puedo decir mal de lo malo. Hallábale mil veces sospirando en mí los engañados ojos puestos; otras andaba tímido tentando entrada a sus osados presupuestos; yo la ocasión dañosa desviando, con gravedad y términos honestos ( que es lo que más refrena la osadía ) sus herradas quimeras deshacía”. “Estando sola en mi aposento un día, temerosa de algún atrevimiento,
O fue el trato que tuvo allí conmigo o por mejor decir, mi desventura, que ésta sería más cierto, como digo,
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Mujer Mapuche con collar (o Sikil); que representa el espacio fértil donde nace la vida
Capítulo II: Encomienda de Peteroa ante mí de rodillas se ponía con grande turbación y desatiento, diciéndome temblando: - ¡Oh Glaura mía!, ya no basta razón ni sufrimiento, ni de fuerza una mínima me queda que a la del fuerte amor resistir pueda”. “Tú, señora, sabrás que el día primero de mi felice y próspera venida, me trujo amor al término postrero desta penosa y desdichada vida; mas ya que por tu amor y causa muero quiero saber si dello eres servida, porque siéndolo tú, no sé yo cosa que pueda para mí ser tan dichosa”. Viéndole al parecer determinado a cualquiera violencia y desacato, disimuladamente por un lado salí dél, sin mostrar algún recato, diciéndole de lejos: - ¡Oh malvado, incestuoso, desleal, ingrato, corrompedor de la amistad jurada, y ley de parentesco conservada!...
“Iba estas y otras cosas yo diciendo que el repentino enojo me mostraba, cuando con priesa súbita y estruendo un cristiano escuadrón nos salteaba, que en cerrado tropel arremetiendo, nuestra alta casa en torno rodeaba, saltando Fresolano en mi presencia, a la debida y justa resistencia diciendo: - ¡ Oh fiera tigre endurecida, inhumana y cruel con los humanos !. Vuelve, acaba de ser tú la homicida, no dejes que hacer a los cristianos, vuelve, verás que acabo aquí la vida pues no puedo a las tuyas, a sus manos; que aunque no sea la muerte tan honrosa, a lo menos será más piadosa”. “Así furioso, sin mirar en nada se arroja en medio de la armada gente, donde luego una bala arrebatada le atravesó el desnudo pecho ardiente; cayó, ya la color y voz turbada, diciendo: - ¡Glaura, Glaura!, últimamente recibe allá mi espíritu, cansado de dar vida a este cuerpo desdichado”. “Llegó mi padre en esto al gran ruido, sólo armado de esfuerzo y confianza mas luego en el costado fue herido de una furiosa y atrevida lanza; cayó el cuerpo mortal descolorido y vista mi fortuna y maladanza, por el postigo de una falsa puerta salí a mi parecer, más que ellos muerta.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Acá y allá turbada al fin por una montaña comencé luego a emboscarme, dejándome llevar de mi fortuna que siempre me ha guiado a despeñarme; así que, ya sin tino y senda alguna procuraba, ¡cuitada!, de alejarme, que con el gran temor me parecía que yendo a más correr, no me movía”.
“Usó el cielo conmigo de clemencia guiando a Cariolán a mis clamores, que visto el acto inorme y la insolencia de aquellos enemigos violadores, corrió con provechosa diligencia, diciendo: ¡Perros, bárbaros, traidores! Dejad, dejad al punto la doncella si no la vida dejaréis con ella”.
“Mas como suele acontecer contino, que huyendo el peligro y mal presente se suele ir a parar en un camino que nos coge y anega la creciente, así a mí, desdichada, pues, me avino que por salvar la vida impertinente, de un mal en otro mal, de lance en lance vine a mayor peligro y mayor trance.
Fueron sobre él los dos en continente mas él, flechando el arco que traía, al más adelantado y diligente la flecha hasta las plumas le escondía. Hízose atrás dos pasos diestramente y al otro la segunda flecha envía con brújula tan cierta y diestro tino que al bruto corazón halló el camino.
“Iba , pues, siempre mísera corriendo por espinas, por zarzas, por abrojos, aquí y allí y acá y allá volviendo a cada paso los atentos ojos, cuando por unos árboles saliendo vi dos negros cargados de despojos, que luego en el instante que me vieron a la mísera presa arremetieron”.
“Cayó muerto, y el otro mal herido cerró con él furioso y emperrado, mas Cariolán, valiente y prevenido, en el arte de la lucha ejercitado, aunque el negro era grande y muy fornido, de su destreza y fuerzas ayudado, alzándole en los brazos hacia el cielo le trabucó de espaldas en el suelo”.
“Fui dellos prestamente despojada de todo cuanto allí venía vestida, aunque yo triste no estimaba en nada el perder los vestidos y la vida; pero el honor y castidad preciada estuvo a punto ya de ser perdida, mas mis voces y quejas fueron tantas que a lástima y piedad movía las plantas”.
“Y sacando una daga acicalada queriendo a hierro rematar la cuenta, por el desnudo vientre y por la ijada, tres veces la metió y sacó sangrienta. Huyó por allí la alma acelerada y libre Cariolán de aquella afrenta, se vino para mí con gran crianza pidiéndome perdón de la tardanza”.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa “Supo decir allí tantas razones ( haciendo amor conmigo así el oficio ) que medrosa de andar en opiniones, que es ya dolencia de honra y ruin indicio, por evitar al fin murmuraciones y no mostrarme ingrata al beneficio en tal sazón y tiempo recebido, le tomé por mi guarda y mi marido”. “Y temiendo que gente acudiría, por el espeso monte nos metimos, donde sin rastro ni señal de vía, un gran rato perdidos anduvimos; pero, señor, al declinar del día a la ribera de Lauquén salimos por do venía una escuadra de cristianos con diez indios atrás presas las manos”. “Descubriéronnos súbito en saliendo, que en todo al fin nos perseguía la suerte, sobre nosotros de tropel corriendo, - ¡ Aguarda, aguarda !, ¡ ten !, gritando fuerte. Pero mi nuevo esposo allí temiendo mucho más mi deshonra que su muerte, me rogó que en el bosque me escondiese mientras que él con morir los detuviese. “Luego el temor, a trastornar bastante una flaca mujer inadvertida, me persuadió poniéndome delante la horrenda muerte y la estimada vida. Así cobarde, tímida, inconstante, a los primeros ímpetus rendida, me entré, viéndolos cerca, a toda priesa, por lo más agrio de la senda espesa. “Y en lo hueco de un tronco, que tejido de zarzas y maleza en torno estaba,
me escondí sin aliento ni sentido, que aun a penas de miedo resollaba; de donde escuché luego un gran ruido que el bosque cerca y lejos atronaba de espadas, lanzas y tropel de gente como que combatiesen fuertemente. “Fue poco a poco, al parecer, cesando aquel rumor y grita que se oía, cuando la obligación ya calentando la sangre que el temor helado había, revolví sobre mí, considerando la maldad y tradición que cometía en no correr con mi marido a una en peligro, una muerte, una fortuna. “Salí de aquel lugar, que a Dios pluguiera que en él quedara viva sepultada, corriendo con presteza a la ribera adonde le dejé desatinada; mas cuando no vi rastro ni manera de le poder hallar, sola y cuitada, podrás ver qué sentí, pues era cierto que no pudo escapar de preso o muerto. “Solté ya sin temor la voz en vano, llamando al sordo cielo, injusto y crudo; preguntaba: - ¿Dó estás mi Cariolano? Y todo al responder lo hallaba mudo. Ya entraba en la espesura, ya en lo llano salía corriendo, que el dolor agudo, en mis entrañas siempre más furioso, no me daba momento de reposo”. “No te quiero cansar ni lastimarme en decirte las bascas que sentía; no sabiendo qué hacer ni aconsejarme frenética y furiosa discurría.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO “Y teniendo noticia que esta gente era la vuelta de Cautén pasada, también que había de ser forzosamente por este paso estrecho la tornada, quise venir en traje diferente, pensando que entre tantos, disfrazada, alguna nueva o rastro hallaría deste que la fortuna me desvía” “¿Qué remedio me queda ya captiva, sujeta al mando y voluntad ajena, que para que mayor pena reciba, aun la muerte no viene, porque es buena? Pero aunque el cielo cruel quiera que viva al fin me ha de acabar ya tanta pena, bien que el estado en que me toma es fuerte mas nadie escoge el tiempo de su muerte”.
Muchas veces propuse de matarme mas por torpeza y gran maldad tenía que aquel dolor en mí tan poco obrase que a quitarme la vida no bastase”. “En tanta pena y confusión envuelta, de contrarios y dudas combatida, al cabo ya de le buscar resuelta pues no daba el dolor fin a mi vida, hacia el campo español he dado vuelta de noche, y desde lejos escondida, por el honor, que mal me le asegura mi poca edad y mucha desventura”.
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Así la bella joven lastimada iba sus desventuras recontando, cuando una gruesa bárbara emboscada que estaba a los dos lados aguardando, alzó al cielo una súbita algarada las salidas y pasos ocupando, creciendo indios así, que parecían que de las yerbas bárbaros nacían. Llegó al instante un yanacona mío, ganado no había un mes, en buena guerra, diciéndome: “Señor, échate al río, que yo te salvaré, que sé la tierra; que pensar resistir es desvarío a la gente que cala de la sierra. Bien puedes, ¡Oh señor!, de mí fiarte, que me verás morir por escaparte.” Yo, que al mancebo el rostro revolvía a agradecer la oferta y buen deseo,
Capítulo II: Encomienda de Peteroa vi a Glaura que sin tiento arremetía diciendo: “¡Oh justo Dios!, ¿qué es lo que veo? ¿Eres mi dulce esposo? ¡Ay, vida mía! En mis brazos te tengo y no lo creo: ¿Qué es esto? ¿Estoy soñando o estoy despierta? ¡Ay, que tan grande bien no es cosa cierta!”. Yo atónito de tal acaecimiento, alegre tanto dél como admirado, visto de Glaura el mísero lamento en felice suceso rematado, no habiendo allí lugar de cumplimiento por ser revuelto el tiempo y limitado, dije: “Amigos, a Dios; y lo que puedo, que es daros libertad, yo os la concedo.” Sin otro ofrecimiento ni promesa piqué al caballo, que salió ligero, pero aunque más los indios me den priesa, quiero, Señor, que aquí sepáis primero cómo a la entrada de la selva espesa Cariolán vino a ser mi prisionero, cuando medrosa de perder la vida en el tronco quedó Glaura escondida. Sabed, sacro Señor, que yo venía con algunos amigos y soldados, después de haber andado todo el día en busca de enemigos desmandados; mas ya que a nuestro asiento me volvía con diez prisiones bárbaros atados, a la entrada de un monte y fin de un llano descubrimos muy cerca de Cariolano. Corrió sobre él toda la gente pensando que alas le prestara el miedo, pero con gran desprecio y alta frente, apercibiendo el arco estuvo quedo.
Llegando, pues, a tiro diestramente hirió a Francisco Osorio y Acebedo, arrancando una daga, desenvuelto al largo manto al brazo ya revuelto. Tanta fue la destreza, tanto el arte del temerario bárbaro araucano, que no fue el gran tropel de gente parte a que dejase un sólo paso el llano; que saltando de aquella y desta parte todos los golpes hizo dar en vano, unos hurtando el cuerpo desmentidos, otras del manto y daga rebatidos. Yo, que ver tal batalla no quisiera, al animoso mozo aficionado, en medio me lancé diciendo: “¡Afuera, caballeros, afuera, haceos a un lado !, que no es bien que el valiente mozo muera, antes merece ser remunerado, y darle así la muerte ya sería no esfuerzo ni valor, mas villanía”. Todos se detuvieron conociendo cuán mal el acto infame les estaba; sólo el indio no cesa, pareciendo que de alargar la vida le pesaba. Al fin la daga y paso recogiendo, pues ya la cortesía le obligaba, revuelto a mí me dijo: “¿Qué te importa que sea mi vida larga o que sea corta? “Pero de mí será reconocida la obra pía y voluntad humana: pía por la intención, pero entendida se puede decir impía y inhumana, que a quien ha de vivir mísera vida
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO no le puede estar mal muerte temprana, así que en no matarme, como digo, cruel misericordia usas conmigo. “Mas porque no me digan que ya niego haber de ti la vida recebido, me pongo en tu poder y así me entrego a mi fortuna mísero rendido”. Esto dicho la daga arrojó luego doméstico el que indómito había sido, quedando desde allí siempre conmigo no en figura de siervo, mas de amigo. Ya el ejercicio y belicoso estruendo de las armas y voces resonaban. Unos van en montón allá corriendo, otros acá socorro demandaban. Era la senda estrecha y no pudiendo ir atrás ni adelante, reparaban que el bagaje, la chusma y el ganado tenía impedido el paso y ocupado. Es el camino de Purén derecho hacia la entrada y paso del Estado; después va en forma oblica largo trecho de dos ásperos cerros apretado, y vienen a ceñirle en tanto estrecho que apenas pueden ir dos lado a lado, haciendo aun más angosta aquella vía un arroyo que lleva en compañía. Así a trechos en partes del camino revueltos unos y otros voceando, andaban en confuso remolino, la tempestad de tiros reparando. No basta de la pasta el temple fino, grebas, petos, celadas abollando
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la furia que zumbaba a la redonda de galga, lanza, dardo, flecha y honda. Unos al suelo van descalabrados sin poder en las sillas sostenerse; otros, cual rana o sapo, aporreados no pueden aunque quieren removerse; otros a gatas, otros derrengados, arrastrando procuran acogerse a algún reparo o hueco de la senda que de aquel torbellino los defienda; que en este paso estrecho el enemigo, la gente y munición por orden puesta, tenía a nuestros soldados, como digo, de ventaja las piedras y la cuesta donde puedo afirmar como testigo que era la lluvia tan espesa y presta de las piedras, que, cierto, parecía que el cerro abajo en piezas se venía. Como cuando se ve el airado cielo de espesas nubes lóbregas cerrado querer hundir y arruinar el suelo, de rayos, piedra y tempestad cargado; las aves mata en medio de su vuelo,
Capítulo II: Encomienda de Peteroa
Grabado del poema épico “La Araucana” que representa un enfrentamiento entre españoles y araucanos.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa la gente, bestias fieras y ganado buscan, corriendo acá y allá perdidas, los reparos, defensas y guaridas, así los españoles constreñidos de aquel granizo y tempestad furiosa buscan por todas partes mal heridos algún árbol o peña cavernosa, do reparados algo y defendidos con la virtud antigua generosa, cobrando nuevo esfuerzo y esperanza, a la vitoria aspiran y venganza. Y desde allí con la presteza usada las apuntadas miras asestando, les comienzan a dar una rociada, muchos en poco tiempo derribando. Ya por la áspera cuesta derrumbada venían cuerpos y peñas volteando con un furor terrible y tan estraño que muertos aun hacían notable daño. Así andaba la cosa entre tanto que en esta estrecha plaza peleaban, con no menor revuelta al otro canto donde mayores voces resonaban. Se habían los indios desmandado tanto que ya el bagaje y cargas saqueaban, haciendo grande riza y sacrificio en la gente de guarda y de servicio. Quién con carne, con pan, fruta o pescado sube ligeramente a la alta cumbre; quién de petaca o de fardel cargado corre sin embarazo y pesadumbre. Del alto y bajo, de uno y otro lado al saco acude allí la muchedumbre,
Quebrada Traiguén en el cerro Pequén de Villa Prat.
cual banda de palomas al verano suele acudir al derramado grano. Viéndonos ya vencidos sin remedio por la gran multitud que concurría, procuré de tentar el postrer medio que en nuestra vida y salvación había; y así rompiendo súbito por medio de la revuelta y empachada vía, llegué do estaban hasta diez soldados en un hueco del monte arrinconados, diciéndoles el punto en que la guerra andaba de ambas partes tan reñida que, ganada la cumbre de la sierra,
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO la vitoria era nuestra conocida; porque toda la gente de la tierra andaba ya en el saco embebecida, y sólo en ver así ganado el alto los bastaba a vencer el sobresalto. Luego, resueltos a morir de hecho, todos los once juntos, de cuadrilla los caballos lanzamos al repecho, cada cual solevado alto en la silla; y aunque el fragoso cerro era derecho, por la rendida y áspera cuchilla llegamos a la cumbre deseada, de breña espesa y árboles poblada. Saltamos a pie todos al momento, que ya allí los caballos no prestaban, que llenos de sudor, faltos de aliento, no pudiendo moverse, ijadeaban; donde sin dilación ni impedimento al lado que los indios más cargaban, en un derecho y gran derrumbadero, nos pusimos a vista y caballero, dándoles una carga de repente de arcabuces y piedras, que os prometo que aunque llevó de golpe mucha gente, hizo el súbito miedo más efecto. Y así remolinando torpemente, les pareció, según el grande aprieto, moverse en contra dellos cielo y tierra, viendo por alto y bajo tanta guerra. Luego con animosa confianza en nuestra ayuda algunos arribaron que, deseosos de áspera venganza, el daño y miedo en ellos aumentaron
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tanto que ya perdida la esperanza, a retirarse algunos comenzaron poniendo prestos pies en la huida, remedio de escapar la ropa y vida. Cuál por aquella parte, cuál por ésta, cargado de fardel o saco guía; cuál por lo más espeso de la cuesta arrastrando el ganado se metía. Cuál con hambre y codicia deshonesta por sólo llevar más se detenía, costando a más de diez allí la vida la carga y la codicia desmedida. Así la fiesta se acabó, quedando saqueados en parte y vencedores la vitoria y honor solemnizando con trompetas, clarines y tambores, al rumor de las cuales caminando con buena guardia y diestros corredores, llegamos al real todos heridos donde fuimos con salva recebidos. Los bárbaros a un tiempo retirados por un áspero risco y monte espeso se fueron a gran paso, consolados con el sabroso robo, del suceso; y adonde estaba el General llegados, ( que sabido el desorden y el exceso que rindió la vitoria al enemigo) hizo de algunos ejemplar castigo. Y habiendo en Talcamávida juntado del destrozado campo el remanente, a consultar las cosas del Estado llamó a la principal y digna gente donde, después de haber allí tratado de lo más importante y conveniente,
Capítulo II: Encomienda de Peteroa
Ilustración “Atacando un fuerte español”, Gonzalo Bertín. Proyecto “Pueblos de indios en la Colonia del Maule. Una Historia invisibilizada”. P. Espejo y P. Zapata, FONDART 2011.
les dijo libremente todo cuanto podrá verquien leyere el otro canto ».56 Fragmento de “La Araucana”. Canto XXVIII, Alonso de Ercilla.
Antiguos Pueblos de Indios Fomentados por las autoridades españolas en la segunda mitad del siglo XVI, a partir de la Real Cédula de 1545, los llamados Pueblos de Indios o Cabeceras de Doctrinas fueron aldeas indígenas que existieron durante la colonización española de América. El propósito de su creación obedeció al cobro más eficiente de los tributos; además de aumentar el control y acul56 1550 Amazona araucana: Janequeo fue una heroína de la Araucanía, nacida en las tribus pehuenches y que muy niña fue esposa del caudillo puelche Guepotán, aproximadamente en 1550. Al llegar los conquistadores a las tierras de este caudillo, se produjeron cruentas batallas, muriendo en una de ellas Guepotán. Janequeo, su mujer, ante el dolor que le produjo el desaparecimiento de su esposo, cobró valentía y prometió vengar a Guepotán. Arengó a su tribu, reorganizó sus huestes y llamó a la lucha a las tribus vecinas. A la cabeza de ellas se lanzó en guerra implacable contra los invasores, derrotándolos en diversas ocasiones. En la región de Villarica el nombre de Janaqueo tomó contornos fantásticos por su audacia y valor, constituyendo su figura el de la primera amazona de Arauco.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO turación de la población sometida mediante la prédica del Cristianismo, y para asegurarse de concentraciones de mano de obra disponible. “En 1614, la visita del licenciado español Hernando Machado de Chávez, contabilizó la existencia de 48 pueblos en el distrito de Santiago -Choapa a Cauquenesy de los 2.345 indios de pueblo, sólo 696 residían en ello. El resto estaba arraigado en las estancias de los encomenderos o trabajando libremente. En esta misma zona, a mediados del siglo XVII se contabilizaban los pueblos de indios existentes. Fray Gaspar de Villarroel en informe al Gobernador don Marín de Mujica anotaba en las doctrinas de Choapa a Cauquenes, la existencia de los siguientes pueblos: Teno, Rauco, Peteroa, Lora, Gualemo, Mataquito, Gonza, Vichuquén, Huenchullamí, Duao, Rauquén, Pocoa, Putagán, Cauquenes y chanco. Posteriormente se incluye Longomilla donde existen numerosos asentamientos de indígenas57”. En Chile la política de Pueblos de Indios fue impulsada a través de la Tasa de Gamboa, publicada en 1580 por el gobernador Martín Ruiz de Gamboa. Este documento regía sobre el territorio comprendido entre el río Choapa y el río Maule. Estaba inspirada en las medidas impulsadas por el virrey Toledo en Perú. Si bien los Pueblos de Indios tenían límites espaciales definidos, desde la perspectiva indígena el asentamiento como tal comprendía territorios más amplios y dispersos. Expresando claramente los fundamentos de la política, la Tasa de Gamboa dictaminaba: “…porque ante todas las cosas se ha de procurar que los dichos indios sean reformados al ser de hombres para que después tengan capacidad para recibir nombre de cristianos, por tanto por la presente ordeno y mando que los españoles que fueren corregidores de los dichos indios para que vivan juntos y ordenados políticamente…58”. Los Pueblos de Indios se componían de quince o veinte chozas de carrizo o de largas extensiones de territorio ocupadas por habitaciones que estaban a la vista unas de otras. La superstición del indio, que creía que las enfermedades y la muerte provenían de venenos y maleficios de sus enemigos, impedía las agrupaciones numerosas: su tendencia se encaminaba principalmente al aislamiento para ocultarse a las miradas y a la misteriosa influencia de los demás. Estos grupos estaban situados generalmente, en lugares bajos, y a 57 Morales, Alejandro; Sánchez, Raúl; Olmedo, Gonzalo. “Thalcamo. Pueblos de indios del Maule”. 2012. 58 Marull Bermúdez, Federico; “Guerra y Pacificación de la Araucanía”; 1973.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa orillas o no muy distantes de los ríos, riachuelos y vertientes, o bien al pie de las montañas, en parajes amenos y pintorescos, donde el agua abundaba y el viento mecía bosques seculares. Tal era la situación de las rancherías de Teno, Comalle, Rauco, Tutuquén y Barros Negros que formaban el territorio de los curis y las de Palquibudi, Huerta, Lora, Lolol y Vichuquén, los asientos más poblados de la región de la costa. Gobernaba estas agrupaciones un cacique o “ulmén” principal, de quien dependían otros caudillos secundarios. Después de la conquista española, durante el período colonial y aún a principios de la República conservaron su organización comunal y cierta independencia, más que efectiva, nominal, puesto que reconocían la autoridad de un capitán o del subdelegado. No tuvo mayor vigencia en la práctica, pues los indígenas siguieron trabajando en las minas y terminó siendo abolida en 1587 por el Gobernador Alonso de Sotomayor. También el trabajo de agrimensura de Ginés de Lillo -iniciado en 1603- impulsó los Pueblos de Indios, hasta que el gobernador Alonso de Ribera creó el cargo de visitador de tierras, funcionario que estaba encargado de velar por la existencia y supervivencia de los Pueblos de Indios. No obstante, numerosos testimonios de la primera mitad del siglo XVII hacen dudar de la efectividad de la protección
Janequeo y Guepotán.
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legal que cubría a los Pueblos de Indios, ya que en ocasiones la población indígena fue desarraigada, no sólo para dejar “espacio” al encomendero, sino para trasladarlos a lugares más cercanos a los yacimientos mineros. Por ejemplo, Diego de Humanzoro, obispo de Santiago, comentaba el tema en los siguientes términos en un informe enviado al rey: “…en esta jurisdicción hay muchas estancias, pobladas con indios (…) y en los dichos pueblos no hay indios, porque los tienen los encomenderos en sus estancias”. Y este otro. “En 1614, la visita del licenciado español Hernando Machado de Chávez, contabilizó la existencia de 48 pueblos en el distrito de Santiago-Choapa a Cauquenesy de los 2 mil 345 indios de pueblo, sólo 696 residían en ellos, el resto estaba arraigado en las estancias de los encomenderos o trabajando libremente. En esta misma zona, a mediados del siglo XVII se contabilizaban los Pueblos de Indios existentes. Fray Gaspar de Villarroel en informe al Gobernador Don Marín de Mujica anotaba en las doctrinas de Choapa a Cauquenes, la existencia de los siguientes pueblos: Melipilla, Talagante, La Ligua, Vichuquén, Macul (Municipio de Santiago), Huechuraba (Municipio de Santiago), Lampa, Colina, Apoquindo, San Vicente de Tagua Tagua, Pomaire, Chalinga, Huaicoche, Choapa, Quillota, 104
Capítulo II: Encomienda de Peteroa Mollaca, Curimón, Aconcagua, Putaendo, Apalta, Colina y Lampa. A estos se deben agregar El Salto, Quilicura, Cuachün, Llolleo, Pico, Tango, Aculeo, Chada, Maypo, El Principal, Malloa, Copequén, Rapel, Colchagua, Pichidegua, Peumo, Nancagua, Teno, Rauco, Peteroa, Lora, Gualemo, Mataquito, Gonza, Poñigüe, Vichuquén, Huenchullamí, Duao, Rauquén, Pocoa, Putagán, Cauquenes y Chanco. Posteriormente se incluyó Longomilla, donde existieron numerosos asentamientos de indígenas. Desgraciadamente, los antiguos pobladores indígenas del Maule, reducidos al servicio de las grandes encomiendas territoriales, desaparecieron pronto, aniquilados por el trabajo y las epidemias, o la fuga hacia Arauco. En el primer cuarto del siglo XVII casi todos los Pueblos de Indios del Maule se encontraban completamente despoblados. Tal pasó con Mataquito, Gonza y otros. Asimismo, “en Chile los protectores no intervinieron en la posesión, de modo que el único recurso posible para los indios era el litigio posterior, con todos sus problemas y sus costos. La desaparición total o parcial de los indígenas sirvió de fundamento, generalmente, para otorgar mercedes del pueblo a algún español59”. En este ámbito, “el régimen de indios aplicado por la Gobernación de Chile implicó la destrucción casi completa del sistema de pueblos o reducciones, propiciados por la legislación de la metrópoli española y por las órdenes religiosas en toda América, a favor de la encomienda, y más tarde, del asentamiento en las estancias de los españoles”. En el informe de las doctrinas de las diócesis de Santiago, de mediados del siglo XVII, se informó sobre los Pueblos de Indios y en algunos casos si estaban o no habitados, mencionándose entre dichos pueblos a la “doctrina de Peteroa y Lora, que están unidas con los pueblos de Gualemo, Mataquito, Gonza, Poñigüe, Vichuquén y Huenchullamí!60. Ulteriormente, a fines del siglo XVIII, se decidió la creación de villas como forma novedosa de reducir y agrupar a la población, lo que unido a la prohibición del sistema de encomienda consideró injustificada la presencia de indígenas en las haciendas o estancias, manteniéndolos alejados de sus encomenderos. “En 1789 el número de no indígenas en el partido del Maule era muy superior a éstos, lo que con el transcurso del tiempo derivó en que los Pueblos de Indios fuesen ocupados prácticamente en su totalidad por 59 Medina, José Toribio; “Manuscritos”; 1788. 60 Silva Vargas, Fernando; “Tierras y Pueblos de Indios en el Reyno de Chile”; 1962.
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Elaboración de alcoholes de frutas por los araucanos. Grabado según Smith.
pequeños y grandes propietarios61”. Corregimiento de Maule Cuando el Gobernador del Reino, Don García Oñez de Loyola, nombró el 3 de marzo de 1593, al capitán Diego de Rojas como corregidor y alcalde de minas de la ribera del Maule (quien prestó juramento el 30 de julio de ese año), éste ya era un viejo militar que había servido 24 años en la guerra de Arauco, y era justo que en premio a tan prolongados servicios se le designase para dicho cargo. Además, reunía a sus prolongadas andanzas, su “hidalguía notoria”. La jurisdicción de Rojas según el propio nombramiento, comprendía los pueblos indígenas de Cauquenes, Chanco, Pungal, Purales, Pocoa, Vichuquén, Loncomilla, Putagán, Duao, Lora, Huenchullami, Gualemos, Lontué, Peteroa, Pequén, Mataquito y Gonza. Teniendo como referencia los puntos precedentemente señalados, se pueden definir cuáles eran los límites de este naciente corregimiento: por el norte, el río Nilahue y cerros de Teno, y por el sur, el estero de Rayas y el río Perquilauquén. Como era una región vastísima -albergaba en su territorio al caudaloso Maule-, con malos caminos, muchos obstáculos naturales (cerros, montículos, ríos, densos bosques), amén de los habituales malhechores 61 Toribio Medina, José; “Cosas de la Colonia”.
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CapĂtulo II: Encomienda de Peteroa
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO y salteadores de caminos, durante décadas se hizo casi imposible ejercer una buena y verdadera administración, hasta que a mediados del siglo XVIII se fundaron diversas ciudades lo que, unido a la división político-administrativa de su jurisdicción, facilitó su poblamiento y consolidación. En 1621 Don Rodrigo Letelier fue favorecido con la entrega de mil cuadras, las que en 1750 pasaron a poder de Don Pedro de Loyola. Después de 1625 el goce de las encomiendas se dividió, quedando éstas en manos de diversos pobladores del Maule, aunque ya en esa fecha bastante empobrecidas y arruinadas. Poco a poco, con el paso del tiempo terminaron por extinguirse, en parte por las divisiones y cohechos que los descendientes manipulaban, como por las epidemias que aniquilaron a sus habitantes (Don Ambrosio O’Higgins las eliminó). Organizaciones impuestas a los indígenas En 1620 el monarca español reconoció a los araucanos como súbditos de España, otorgándoles todos los derechos de tal reconocimiento: pasaron a ser indios reales o indígenas de Su Majestad, indios del Rey. Por ello tuvieron derecho a Parlamento, es decir, a un tratado o acción diplomática formal que los españoles trajeron del Viejo Mundo, en el cual habían “parlamentado” pomposamente con ingleses, franceses y portugueses. Era una forma habitual y usual de hacer pacto. De esta manera, en el siglo XVII se llevaron a cabo 13 Parlamentos y durante el siglo XVIII 20, destacando el hecho que en las malocas (o “malones”), casi no se registraron muertos, aunque sí grandes pérdidas materiales, tales como viviendas quemadas, sembradíos arrasados y esclavitud por ambos bandos. Asimismo, se formaron los Consejos de Indios, que eran más focalizados, más locales, y que consistían en tratos directos Plano de las Tierras de Copín (Valle del Mataquito) en el Partido de Maule, 1805. Cortesía Biblioteca Nacional de Chile.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa Ilustración de una ceremonia fúnebre araucana.
que hacían los caciques con las autoridades conquistadoras. Así también estaban las Parlas, más frecuentes e informales que las anteriores, y que los aborígenes utilizaban para demandar alguna injusticia cometida por sus pares o por algún español o autoridad de España; con éste presentaban sus reclamos, podían acusar situaciones de menoscabo, solicitar granos, mujeres, territorio, etcétera. Durante el siglo XVII, el rey-gobernador del Reino de Chile trajo a vivir a Santiago a los principales caciques, toquis y mocetones de la Araucanía y sus alrededores, los que al poco tiempo comenzaron a morir de manera inexplicable por “enfermedades desconocidas” (según consignan historiadores y cronistas), que no eran en realidad sino aquéllas que trajeron los españoles de allende el océano, razón por la cual solicitaron ser llevados de regreso a sus tierras… lo que les fue concedido. También en el siglo XVII, como una forma de conminárseles a vivir agrupados, tal cual la vida social en España, en el territorio de la Araucanía se fabricaron 33 Pueblos de Indios, sedentarios, a quienes se obsequió con semillas, ganado y tierras para que emularan a la sociedad “europea y española” que deseaban implementar en el Nuevo Continente. Obviamente, los naturales se alzaron en una rebelión generalizada contra esta imposición extraña a su idiosincrasia y forma de vida social, malopiando todos los pueblos, destruyéndolos y volviendo a retomar su 109
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO vida de siempre: nómade, sin apegos materialistas, sin fronteras, opuesta a como la concebían sus conquistadores. En este contexto, historiadores e investigadores han insistido en que los denominados “Pumanmapu” o “Rutalmapus” -lugares empleados para demarcar territorios- jamás existieron, que sólo han sido un invento de los antropólogos, ya que se usaron únicamente para demarcar dónde se efectuaría un Parlamento con el propósito que se pudiese acceder a dicho lugar de mejor manera. Con ello se desvanecieron los conocidos Pumanmapu de la Costa, Pumanmapu del Valle, Pumanmapu de la Cordillera de la Costa, y Pumanmapu de la Selva, entre otros. El pueblo de Lora El historiador curicano Don Tomás Guevara, detalla que “de aquellas residencias de indios, las que contaban con una población más densa eran sin disputa las de Lora y Vichuquén. La primera conservó hasta hace poco su organización indígena, y sólo perdió su unidad cuando la codicia de los propietarios vecinos y algunos leguleyos que tomaron parte en las disensiones domésticas de los indios y en sus particiones, fue concluyendo con esta famosa e histórica reducción. A mediados del siglo pasado gobernaba este pueblo el cacique Maripangue, cuyo último descendiente, Juan Maripangue, conservó el dominio de la tribu hasta principios del presente, época en que sus gobernados se revelaron de su autoridad por su mala administración. El cacicazgo de Lora estaba compuesto además de esta población, de las reducciones, las que ocupaban los pequeños valles que desde las serranías de la costa vienen a caer al Mataquito y el espacio de terreno que sigue las ondulaciones de ese río y va a tocar los cerros del norte, ferocísimo plano inclinado que han ido formando considerables depósitos de aluvión. En estas extensas vegas y húmedas hondonadas era donde los indios cavaban sus siembras de maizales y escasas acequias. En el lugarejo de rancherías de Lora, la población indígena se había agrupado especialmente por la gran extensión de terreno de que disponía y la facilidad que le presentaba para llenar las necesidades más apremiantes 110
Capítulo II: Encomienda de Peteroa de su existencia indolente. El potrero más extenso de esta tribu, donde residía el cacique y la mayor parte de sus vasallos, era un paño de tierra que medía como tres o cuatro mil cuadras de superficie. A principios y mediados de este siglo, los indios vendieron sus lotes y heredades a cualquier precio. El vecino de Curicó62 Don Ramón Moreira compró a veinticuatro naturales, ciento setenta cuadras a ínfimo precio; Don Rafael y Don Javier Correa, de Vichuquén, compraron a unos cincuenta y ocho indios como cuatrocientas cuadras. Por pago de honorario obtuvieron asimismo hijuelas el coronel patriota Don Pedro Antonio Fuente, Don Juan Debernardis y Don José Santos Núñez. Puede calcularse el valor de estas hijuelas sabiendo que en 1818 una comisión evaluadora de fundos rústicos que se nombró para arbitrar fondos para la guerra de la independencia, las trazó a dos y tres pesos la cuadra, asignando a toda la reducción de Lora el exiguo precio total de doce mil pesos. La etimología de la palabra Lora viene de lov, “caserío”, y rag, “greda”, es decir, parcialidad abundante en tal materia. Esta abundancia de greda favoreció la industria rudimentaria de alfarería, a que los indios de Lora se dedicaban con especialidad, pues en el arte de fabricar utensilios de barro, como cántaros, ollas y vasos no tenían rival entre las demás tribus de las comarcas que hoy forman la provincia de Curicó: los indios tenían un admirable acierto para calificar con exactitud y lógica, los lugares de sus territorios. El asiento de Lora se distinguía no solamente por lo poblado que era, por la excelente calidad de su terreno de labranza y por la industria alfarera, sino también por el valor de sus indios. El belicoso Lautaro reclutó aquí buenos y muchos soldados para acometer a los conquistadores españoles, y más tarde en la guerra de la independencia, un alentado clérigo que les servía de cura, Don Félix Alvarado, formó con ellos una montonera patriota. No tenían la estoica resignación de las demás tribus para dejarse vejar por los españoles o sus descendientes, pues varias veces acometieron o saltearon 62 La estancia Curicó, comprada por Don Lorenzo de Labra en 1742 se subdividió y pobló secuencial y sostenidamente en el tiempo, en cuya parroquia de la villa “contraen nupcias o son bautizados los nietos de los primitivos pobladores de la provincia curicana, vecinos a ella, muchos de ellos militares que aún alternaban las faenas agrícolas de sus estancias con la existencia dura, pero gloriosa de los campamentos y de los fortines. Tales fueron los Canales de la Cerda, Iturriaga, Maturana, González de Medina, Mardones, Galdames, Villalobos, Torrealba, Garcés de Marsilla, Valderrama, Correa, Corbalán, Franco, Grez, Llorente de Moya, Olmos de Aguilera, Pérez de Valenzuela, Olave, Rodenas, Núñez de Céspedes Arriagada, Donoso, Pobrete, Martínez Cruzat y algunos otros nombres de iguales abolengos”. Asimismo, “frente a la Parroquia, hacia el lado norte, tuvo su solar Don Prudencio de Valderrama, miembro de una antigua familia de la zona curicana”.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO
(Arriba, izquierda). Un hacendado chileno sentado en la mesa, 1837. Dibujo de Mauricio Rugendas. (Arriba, derecha). “El Malón”, del pintor alemán Juan Mauricio Rugendas. (Abajo). Mestizos, según dibujo de Famin. Se estima que al finalizar el siglo XVI, había cerca de quince mil mestizos.
a los hijuelanos de la aldea que intentaban perjudicarlos en sus intereses. Todavía se recuerda el asesinato de Don Manuel Fuentes, a quien mataron a puñaladas y palos y dejaron, como burla cruel de su venganza y de su saña, de pie, afirmado por la espalda en un roble y completamente desnudo. Uno de los asesinos, de apellido Cornejo, que se hizo después de este crimen bandido de los Cerrillos de Teno, murió en los comienzos del presente siglo de un balazo que le dio el vecino de Curicó Don José María Merino una vez que lo sorprendió en un robo de animales en el Romeral. 112
Capítulo II: Encomienda de Peteroa
(Izquierda). Muchachas del pueblo. Ilustración de “Chile Ilustrado” de Recaredo Santos Tornero. (Derecha). “Familia del campo”. Ilustración de “Chile Ilustrado” de Recaredo Santos Tornero.
El cacique residía en el caserío de este nombre, donde habitaban muchas familias indígenas de cuyos apellidos, castellanizados con el tiempo, sólo conservaron su forma primitiva hasta hace pocos años los de Vilu, Catrileo, Calquin, Carbullanca, Quintral, Nirre, Maripangue y Llanca63”. Corregidores maulinos Desde que se creó el Corregimiento de Maule (30 de julio de 1593), en todos los títulos de nombramiento de los corregidores se sentenciaba “que hayáis y llevéis salario en cada un año, otra tanta cantidad como hasta ahora hubiere llevado y gozado los demás corregidores que han sido del partido… y que se os pague según y de la manera que se les ha pagado a ellos, sin diferencia alguna64”. Dicho partido o corregimiento comprendió los territorios ubicados al norte del río Maule, los que delimitaban los confines de la ciudad de Santiago, y hacia el sur incorporando los que pertenecían 63 Guevara, Tomás; “Historia de Curicó”; 1993. 64 Real Cédula del 13 de febrero; AGI Chile 181.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO a Concepción, por tanto creó dos vecindarios distintos. No obstante ello, formaba parte del obispado de Santiago en su totalidad hasta mediados del siglo XVIII, cuando se fijó coincidentemente con el de las ciudades el límite con el obispado de Concepción, abandonando sus doctrinas la dependencia de una sola autoridad al dividirse, ante lo cual el Corregimiento de Maule quedó dual en todos los aspectos. Asimismo, se debe mencionar que algunos corregidores maulinos -a diferencia de sus colegas de otros lares de América hispánica que percibían riquezas y elevadas gratificaciones-, ante la carencia de remuneración se inclinaron por el nepotismo, el favoritismo y en convertir las mercedes de minas en un comercio: obrajes de paños, cría de cerdos, molinos, astilleros, curtiembres, vacunos, ganado menor, viñas, lagares, compra de esclavos negros e indios65. Empero, también existieron otras personas e instituciones que monopolizaron privilegios, como “prestamistas particulares, órdenes religiosas, cajas de indios, instituciones tales como cabildos, hospitales y cofradías que preferían gozar de una renta fija y segura, o sus administradores determinaban destinarlas a este fin66”. Antonio de Aguirre por Real Cédula de 16 de noviembre de 1719 fue nombrado corregidor de Maule. Aguirre viajó desde España a Chile para asumir tal cargo, regresando decepcionado a la península sin haber tomado posesión de su cargo al enterarse que el mismo no era rentado. Posteriormente se le destinará -a petición suya- al corregimiento de Guamalíes, en Perú, que sí ofrecía expectativas económicas. En Chile, a diferencia de los corregidores peruanos que sí eran pagados generosamente con terrenos y oro, estos gobernantes no percibían remuneración alguna67. Peteroa “El administrador y protector general de indios, Lesmes de Agurto, nombrado por el gobernador Oñez de Loyola, en Peteroa -en 1593-, tenía como una de sus obligaciones la de administrar los censos, sesmos de oro, ganados, bienes y haciendas de los naturales. En 1594 se pone a remate 65 Campos Harriet, Fernando; “La Institución del Corregidor en el Reino de Chile”; 1972. 66 Muñoz, Juan Guillermo; “Cajas de indios del Corregimiento de Maule. Provisión de capitales para el desarrollo ganadero, siglo XVII”; 1987. 67 Campos Harriet, Fernando; “La Institución del Corregidor en el Reino de Chile”; 1972.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa el cargo de depositario general y, habiéndolo obtenido el capitán Tomás de Olavaria, se declaró que a este funcionario tocaba recibir y gobernar la mencionada hacienda. Más tarde volvió esta atribución al protector, y su revisión a los oficiales de la Real Hacienda, llegando a fundarse un Tribunal de Cajas de Indios en que participaba el obispo de Santiago68”. Censos impuestos por estancieros de Maule El censo consistió en un préstamo de duración indefinida, en la mayoría de los casos, que afectó un bien raíz, cuyo propietario debía pagar un interés anual del 5% del dinero del valor de las especies obtenidas en la operación, a beneficio del centro que lo había otorgado. La cantidad transada era llamada “principal” y los intereses “réditos” y, si estaban atrasados, “corridos”.Los censos impuestos en el siglo XVI debieron ser convertidos de pesos de oro en pesos de plata, para lo que se utilizó el índice de 1.8 de plata por uno de oro (este se subdivide en ocho tomines, cada uno de los cuales, a su vez, en doce granos; el de plata, en ocho reales, y éstos en cuartillos). Entre los numerosos censos impuestos por estancieros en el Maule, se mencionan el de Lázaro de Aránguiz, quien impuso en el siglo XVI uno por 600 pesos de oro, a favor de los pueblos de Peteroa, Cauquenes y Rancagua69. También, el del capitán Rodrigo Verdugo de la Corte (quien fue juez de tierras en Maule) y su mujer doña Francisca de Vergara y Leiva, el 3 de abril de 1645 impusieron 400 pesos sobre 2.300 cuadras de tierra de su estancia en el Partido de Maule. En 1684 los corridos sumaban 650 pesos, con 32 años impagos. Y el del general Don Luis Jufré de Loaisa, quien tuvo una censo por 224 pesos 2 tomines 4 granos a favor de Peteroa 46 pesos 1 tomines 8 granos; Pequén 28 pesos 61 tomines 6 granos; Matiquito 36 p 1t 4g; Gonza 26 p 6t 7g; Purapel 56p 7t; Pocoa 24p 6t 2g y Macul 4p 5t 1g. Este censo pagó en 1618, 481 pesos de corridos. Fue encomendero de Pocoa, Peteroa, Matiquito y Macul, industrial, armador, comerciante y ganadero. Estancias en Peteroa, Palquibudi y Villavicencio, entre otras. Pueblos de Gonza y Pequén y su participación en los censos 68 Muñoz, Juan Guillermo; “Cajas de indios del Corregimiento de Maule. Provisión de capitales para el desarrollo ganadero, siglo XVII”; 1978. 69 Ibídem.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Respecto a la participación de los Pueblos de Indios de Gonza y Pequén en los censos efectuados en el Maule, destaca la doctrina formada por los de Mataquito, Gonza, Teno y Rauco, que era atendida por Fray Leoncio de Toro, con una renta anual de 330 pesos. En 1593, los dos últimos pueblos son incluidos en Colchagua, año en el que se anotan en Maule, Lontué y Pequén, que han sido incluidos en este grupo. Igualmente, Peteroa y los dos Gualemos, uno de ellos también llamado Poñigüe, tenían a Hernando Sánchez por doctrinero con una renta de 400 pesos anuales. Peteroa se encuentra ubicado en la margen sur del curso superior del río Mataquito70. El 8 de noviembre de 1616, Francisco Andrea y su mujer María Magdalena Álvarez, imponen un censo de 180 pesos a favor de los pueblos de Cauquenes, Chanco, Gualemos, Putagán, Gonza y Purapel. En 1684 los corridos suman 174 pesos, es decir, no había pagado réditos durante 52 años. En 1618 Pequén tenía en entradas, 62p del censo de Juan Jufré, en que participa con 28p 6t 6g; y 17p del de doña Magdalena de Agurto, hija de Lesmes de Agurto, protector general de indios, que paga ese año 357p de sus corridos. Sólo tiene egresos de prorata de gastos generales. El protector queda debiendo 73p, que son el total del haber de 1622. Las entradas en Peteroa en 1618 fueron de 2 reales de las cuentas del protector anterior, Pérez de la Cuadra; 5 pesos de prorata de los generales, 1 peso de Rodríguez Caldera, 74 pesos 5 reales de Lázaro de Aránguiz, 99 pesos 2 reales del de Juan Jufré. Gasta 14 pesos en salario de protector y 12 pesos en tijeras de trasquilar71. Cajas de indios del Corregimiento de Maule En un interesante trabajo patrocinado por la Dirección de Investigaciones Científicas yTecnológicas de la Universidad de Santiago de Chile, el académico Juan Guillermo Muñoz expuso que “durante el período de conquista de Chile, estas tierras no presentaron mayor interés, sino tan sólo los aborígenes que 70 Muñoz, Juan Guillermo; “Cajas de indios del Corregimiento de Maule. Provisión de capitales para el desarrollo ganadero, siglo XVII”; 1978. 71 Ibídem.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa CUADRO DE CENSOS Año Cuenta Mataquito Gonza Lontué Pequén Peteroa Gualemos 1618 Haber Debe
93p 33 41p 7r
78p 1r 6p
1622 Haber Debe
91p 4r 136p 5r
1639 Haber Debe
11p 2r 17p
20p 7p 4r
179p 7r 26p
165p 5r 109p 4r
112p 1r 178p 4r 73p 155p 5r 182p 5r 19p 1r
265p 4r 200p
267p 150p 1r
9p 5r 2p 4r
-- -60p 4r76p --
-- --
79p 6p
-- --
Simbología: (p) pesos / (t) tomines / (r) reales Fuente: Raúl Sánchez. “Régimen económico de una parroquia rural Rauquén (1664-1794)”.
las habitaban y que, una vez sometidos, fueron repartidos en encomiendas. No hay, a lo largo del siglo, un proceso inmigratorio propiamente tal, sino por el contrario, emigrantes estacionales durante la ‘demora’, contingentes indios que debían trabajar en los lavaderos u otras explotaciones en que eran requeridos por sus encomenderos. Durante la segunda mitad del siglo, cumple la función de corredor entre las ciudades de ‘Arriba’, con todo su complejo de explotaciones mineras, agrícolas y ganaderas, y Santiago. Constantemente eran trajinadas por los conquistadores y sus indios, por soldados, comerciantes, funcionarios, misioneros y demás transeúntes. Lo anterior significó para los indígenas y sus pueblos, continuas expoliaciones de víveres y otros bienes, lo que se sumaba al desorden introducido en aquellas comunidades por el régimen de encomienda. Muchos de sus hombres eran llevados a la guerra en calidad de auxiliares, proveedores o cargadores, y sus mujeres, en las mismas, en labores culinarias y como mancebas72”. “La atención despertada por este territorio estuvo muy focalizada en los centros indígenas, más o menos organizados en pueblos, cobrando interés la posesión de las tierras aledañas a estos caseríos, más con la finalidad de instalara explotaciones económicas allí donde estaba la fuerza de trabajo a la mano, tales como obrajes de paños, cría de cerdos, molinos, astilleros 72 Muñoz, Juan Guillermo; “Cajas de indios del Corregimiento de Maule”; 1987.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO
Retrato de Don Vicente de la Cruz Bahamonde, por Mauricio Rugendas.
y curtiembres. Hay, por lo tanto, mercedes de tierras en ciertos sectores de concentración indígena, siendo los beneficiados principalmente los respectivos encomenderos o familiares suyos73”. Pisoteados indígenas En tiempos de la Colonia la recolección era aún un recurso de subsistencia para las poblaciones indígenas del Maule, pero éstas al verse empujadas y substituidas por otras foráneas olvidaron para siempre muchas de sus actividades cotidianas relacionadas con los recursos costeros. Los pisoteados indígenas maulinos fueron continuamente trasladados desde Vichuquén a Longomilla, a Guenchullamí, Peteroa, Pequén, Mataquito, Pocoa, Loanco, Chanco y Gonza por haber allí atarazanas (factorías) donde se hilaba cáñamo, lino, se fabricaba jarcia, lana y otras cosas. Desplazados a heredades de sus amos, realizaban labores agrícola-ganaderas, u otras, en calidad de gañanes, curtidores, vaqueros, cabreros, caballerizos, 73 Muñoz, Juan Guillermo; “Cajas de indios del Corregimiento de Maule. Provisión de capitales para el desarrollo ganadero, siglo XVII”; 1978.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa
(De izquierda a derecha) Francisco de Aguirre. Fundó las ciudades de La Serena, en Chile, y Santiago del Estero, en Argentina; Pieza de artillería utilizada por los españoles.
carreteros, botijeros, albañiles y carpinteros74. Asimismo, en el siglo XVI se instituyeron funcionarios especiales españoles para ejercer vigilancia activa y librar al indígena de la explotación y la codicia: protectores -velaban por las personas y bienes-, alcaldes de minas -encargados de administrar justicia y cuidar de su buen trato- y un protector general -con facultades para nombrar lugartenientes en cada ciudad- son evidencias que tampoco hubo absoluta indolencia por la sangre y semiesclavitud de los ancestros, por parte de quienes los conquistaron. Sin embargo, no impidió que en el siglo XVII se comenzara a dibujar un mapa de ocupación territorial española (que además otorga profusa información microscópica sobre orografía, hidrografía, flora y toponimia) cada vez más apretado, en donde el aumento de las mercedes de tierras constriñó los territorios indígenas. Tránsito, invasiones y merma poblacional, todo junto, extinguieron los núcleos ancestrales de los naturales que sólo emergerían a través de evocaciones de los ancianos al reclamar vastos espacios perdidos que los hispanos traducen como distrito. Aunque los indios de Vichuquén dicen “que ellos también tienen ganado ovejuno de que comer” y los de Longomilla declaran que “siembran trigo para su amo y maíz y cebada y lo cogen con qué sustentar el tambo para los pasajeros que por él pasan y también 74 Vera, Alejandra; “Asentamiento y territorialidad indígena en el Partido del Maule en el siglo XVI”; 1999.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO algunos para ellos algunas veces75”, la verdad es que sufrieron en muchas de estas tierras la falta de agua y alimento. Amén de todo lo expuesto, hay que añadir que a medida que los invasores penetraban el territorio iban fundando fuertes para su defensa, los que al aglutinar a muchos vecinos derivaron en ciudades de extensas proyecciones, como fue el caso de La Serena, Concepción, Purén, Los Confines, Imperial, Villarrica y Valdivia que los arrinconó aún más. Los aborígenes situados al norte del Bío-Bío, por su temperamento pacífico se fueron entregando a la dominación española y mansamente cultivaron los campos, trabajaron los lavaderos de oro y se pusieron al servicio de sus dueños. Los que habitaban hacia el sur del Bío-Bío, en cambio, más belicosos, se resistieron siempre a ser dominados. Ancestrales inspiraciones literarias Durante bastante tiempo los españoles consideraron a los indígenas sujetos de derecho equivalentes a un menor de edad, equiparados a la clase de los “pecheros” de Castilla; los caciques, en cambio, fueron asimilados a la condición de hidalgos. Aún así, quizás la mayor de todas las superdominaciones surgió al cruzarse el español desde el primer momento con la mujer aborigen (los inglese los eliminaron masivamente al considerarlos seres inferiores). Finalmente, los mejores logros literarios del profesor de artes plásticas talquino, Manuel Soto Morales (Lautaro Yankas), están centrados en indígenas: “Flor Lumao” (1922); “El cazador de pumas” (1947); “El último toqui” (1950) y “El vado de la noche” (1954) son relatos que exteriorizan cómo el conquistador irrumpió por bosques primitivos e impenetrables donde jamás se había posado huella humana alguna, con coraje, cruces, espadas y un rigor forjado en la intemperie, dejando como monumentos de esta “epopeya” las imposiciones de sus leyes y los cimientos de ciudades. Fronteras desaparecidas “Bajo el dominio español, la orientación económica de la tierra era básicamente agrícola y ganadera, y se destinaban zonas para pastizales y 75 Manríquez, Odone y Vega; “Estudio Etnohistórico de las poblaciones indígenas del Partido del Maule en el siglo XVI y principios del siglo XVII”.
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Capítulo II: Encomienda de Peteroa
“La Trilla”, típica fiesta del campo chileno. Ilustración de “Chile Ilustrado” de Recaredo Santos Tornero.
terrenos para el cultivo de chacras y para la crianza de ganado. Sin embargo, las poblaciones indígenas del Maule continuaron practicando la recolección de frutos, granos, semillas y mariscos en el litoral cercano. Durante la Colonia esta tarea debió ser ejecutada principalmente por mujeres y niños y respondían a actividades domésticas y comunitarias, a fin de complementar los alimentos que recibían por su trabajo en la encomienda” (Manríquez V., Odone C., y A. Vega; “Estudio etnohistórico de las poblaciones indígenas del Partido del Maule en el siglo 16 y principios del siglo 17; 1997). Asimismo, es importante destacar el recorrido que realizó el obispo de Santiago –nombrado en 1753- Manuel Alday y Aspee, quien entre 1757 y 1759, recorrió la diócesis de Santiago, que en aquel entonces abarcaba desde 121
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Huasco Alto por el norte hasta Huenchullamí por el sur, y que debió pasar por Pequén y el Pueblo de Gonza, visitas sobre las que dejó constancia puesto que dio a conocer los serios problemas en la conducta social y religiosa de los indígenas del norte, en tanto que enfatizó los comportamientos diametralmente distintos en los indígenas del sur. Real audiencia
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ue el Tribunal de Justicia durante la Colonia. Funcionó desde septiembre de 1609 hasta abril de 1811, siendo disuelta por el Gobierno Patriota. Durante la reconquista -fines de 1814, hasta comienzos de 1817- volvió a funcionar, para desaparecer definitivamente con el triunfo del Ejército Libertador en la Batalla de Chacabuco (Fuente: Revista “El Peneca” Números 2496, 2511 y 2514).
Hacienda del primer tercio del siglo XIX. Grabado según Schimdtmeyer.
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HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO CAPÍTULO III: SOMETIMIENTO INDÍGENA EN EL MAULE LÍNEA DE TIEMPO División de tierras en la provincia de Curicó
Astillero en Pocoa
Repartimiento de Lontué
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VILLA PRAT
Diezmos en la parroquia de Pequén
La dimisión del cacique Briso Las encomiendas de Lora y Vichuquén
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Capítulo III: Sometimiento indígena en el Maule
División de tierras en la provincia de Curicó Don Óscar Ramírez Merino, historiador curicano, en relación a cómo los terrenos existentes en la provincia de Curicó se fueron escindiendo, reveló que “dentro del espacio que comprendía las estancias de los Canales de la Cerda había una que otra porción de tierra de que habían obtenido merced algunos españoles o criollos interesados en la colonización de estas comarcas. Así, entre el Guaiquillo y el Chequenlemillo obtuvo Don Juan González de Medina un título de quinientas cuadras y en la Obra otro de mil quinientas un teniente de caballería nombrado en un documento sobre estas adquisiciones, Pérez de Saldaña. Adquirió la posesión del valle de Upeo y del lugar llamado “La Mesa”, un Don Francisco Galdames, concedida por el marqués de Baides Don Francisco López de Zúñiga en 1646 y en virtud de los servicios que prestaron en la conquista los antepasados del peticionario… Por concesión del gobernador Lope de Ulloa, en el segundo decenio del siglo XVII, adquirió la posesión de una parte de los productivos campos de Chépica uno de los Lisperguer, perteneciente a la más encumbrada aristocracia colonial. Sucedía a veces que los títulos se otorgaban para lugares ya ocupados o a personas que no pedían la posesión con las formalidades del caso o que no pagaban los derechos respectivos, indiferencia que provenía del exiguo valor de la tierra, un peso la cuadra en los mejores suelos y cuatro reales en los de inferior calidad, y que daba lugar a que las ocuparan entonces otros colonos. De aquí nacieron los primeros litigios sobre la propiedad rural. Para no citar muchos de estos pleitos, recordaremos solamente el que sostuvieron
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO los herederos del capitán Galdames de Upeo con Don Lorenzo de Labra, poseedor en el siglo XVIII de los terrenos situados entre los ríos Teno y Lontué. Antes de este juicio, en el siglo de la colonización, los hijos de Don Fernando Canales de la Cerda habían disputado las tierras de Curicó a Don Pedro Ugarte de la Hermosa, gentil hombre, cronista y persona muy bien colocada en el gobierno de la colonia. Los títulos de éste habían sido otorgados con prioridad a los de aquél por el gobernador Don Lope de Ulloa y Lemos en 1618. Con el tiempo los litigios se hicieron numerosos e interminables, no por los títulos, sino por los límites, siempre indeterminados76”. Agrega que en el segundo tercio del siglo XVIII “comenzó la división de las primitivas estancias; pero, como en la región de la costa, este desmembramiento se operó en lotes considerables. Sólo en las cercanías de las poblaciones y en las rancherías indígenas la propiedad se subdividió en pequeñas porciones de terreno. Fuera de las sucesiones, había contribuido al fraccionamiento de las grandes haciendas, el incremento de la industria agrícola. Las cecinas, o más bien el sebo, los cueros y el charque o carne salada al sol tuvieron al fin salida a los mercados del Perú. Esto dio origen al propio tiempo a la introducción del ganado argentino por los boquetes de la cordillera, que los estancieros ejecutaban con sus indios de servicio. La exportación del trigo comenzó igualmente. Pero los productos de la agricultura no pudieron tomar mucho desarrollo por la limitada demanda del Perú en primer lugar y luego después por la falta de otros requisitos de la producción, a saber: el trabajo, o lo que es lo mismo la escasez de brazos, y el capital, esto es, fábricas, herramientas, máquinas y vehículos, todo lo cual no existía a consecuencia del espíritu de restricción y monopolio del régimen colonial. La propiedad se dividió, pues, mas no pudo llegar a la subdivisión. Administraba de ordinario la estancia un miembro de la familia que estaba obligado a subvenir a sus necesidades generales. Por muerte de Don Fernando Canales de la Cerda, sus dilatados señoríos pasaron a poder de sus hijos Don Francisco Javier, Don Antonio y Don Francisco Canales de la Cerda. 76 Ramirez Merino, Oscar. “Curicó 250 años de historia”. Editorial Universisdad de Talca, Impresora Contacto 1993
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Capítulo III: Sometimiento indígena en el Maule Donaron éstos la porción que encerraban los ríos Teno y Lontué a su sobrina doña María Mercedes Alderete, esposa del capitán Don Lorenzo de Labra. Había sido Labra capitán de dragones de Santiago y tenía por progenitores a un caballero de su mismo nombre y a doña Luciana Corvalán, procedente esta última del corregidor del partido de Maule, residente en Lontué, Don Antonio de Corvalán. La estancia de Labra fue la única que se subdividió en predios de corta extensión, como lo veremos más adelante al hablar de la fundación de Curicó. De la porción del norte del Teno, comprendiendo las propiedades de los dos Canales de la Cerda, formó el comerciante vizcaíno Don Celedonio Villota en el siglo XVIII una valiosa y productiva hacienda, que se denominaba indistintamente con el nombre del río que la regaba o con el del Huemul. Constaba de las siguientes hijuelas: trescientas cuadras de riego en Huemul y cuatrocientas de llano, cuatrocientas cuadras de regadío en Rauco, quinientas en Comalle y mil sin riego. Se formaron también de los dominios de Don Fernando Canales y su hijo la hacienda de la Quinta, que fue de Don Juan de Vergara; la del Cerrillo, de Don Juan Francisco Labbé; la de la Puerta, de Don José Antonio Mardones; la del Huanaco, del convento de San Francisco, y el fundo llamado La Laguna, de 600 cuadras. Pero la hacienda de más importancia de este lado del río por su dilatación enorme, por el adelanto de sus medios de producción y buena calidad de sus suelos de labranza y engorda, era la del Guaico. La poseían el comisario Don Diego de Maturana y su esposa doña Josefa Hernández. Por fallecimiento de Maturana en 1749 y de la señora Hernández en 1759, se partieron de ella sus herederos. He aquí la división en hijuelas, que eran otras tantas haciendas, y su avalúo: La Huerta, de mil cuadras, avaluada en mil quinientos pesos y que le tocó a Don Pedro de Urzúa, heredero de doña María José Maturana; estancia de las casas, dos mil trescientas cuadras, avaluadas en cuatro mil seiscientos pesos; mil ciento treinta y cuatro cuadras, desde los molinos hasta Quilvo, mil cuatrocientos pesos; mil setecientas ochenta y ocho cuadras desde el cerro de Chuñuñé hasta el del Calabazo, mil trescientos treinta y seis pesos. Las hijuelas de cordillera se extendían desde el Teno hasta los Chacayes al sur y llegaban hasta trece. Fueron herederos de estas propiedades el cura Don José Maturana, Don Juan Ignacio Maturana, Don Felipe Franco, marido de doña Petronila Maturana, y Don Nicolás Arriagada, esposo de doña Magdalena. 127
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Inmediata a éstas estaba radicada la hacienda del Calabazo, de cuya posesión gozaba Don Francisco Grez y Pimienta, y más al sur había formado otra a fines del siglo XVIII con el nombre de los Niches Don Santos Izquierdo, noble español y corregidor de la capital. Don Juan Torrealba poseyó la hacienda de los Culenes en las vegas del estero de Chimbarongo; San Antonio, Taiguén, Almendral, Sapal y Posillos en los lugares de Chépica y Auquinco. La familia Torrealba ha pertenecido también a la aristocracia territorial de Curicó. De estas estancias la de San Antonio perteneció en 1704 a Don Mateo Ibáñez, sobrino del presidente de este apellido, caballero de la orden de Calatrava y marqués de Corpa, la cual se le embargó después por atribuírsele planes de conspiración en favor de los ingleses. Tanto esta propiedad como las demás de la familia Torrealba, se dividieron con el tiempo entre los herederos de su primer poseedor. La feraz y bien situada estancia de Don Francisco de Iturriaga se fraccionó antes de pasar a manos de la numerosa descendencia de su fundador. Contribuyó a ello un fracaso que experimentó Iturriaga en el juego, en la ciudad de Santiago. Con todo, ayudó a la fundación de Curicó de un modo
(Izquierda) Mocetón mapuche tocando trutruca. (Derecha) Terremoto de 1657.
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Capítulo III: Sometimiento indígena en el Maule eficaz y directo, como lo veremos luego. De sus tierras se conservó una porción importante y extensa con el nombre de estancia de Tutuquén, cuyos dueños fueron Don Prudencio Valderrama y su esposa doña Juana Iturriaga. En la margen septentrional del Mataquito, antiguo centro de indios, se formaron dos grandes haciendas: la de Palquibudi, de la familia Corvalán de Lontué, entroncada con la de Correa, y la del Peralillo de la familia Garcés de Marcilla. Esta última estaba afecta a una capellanía que había instituido en una propiedad de Santiago Don Juan Garcés Marcilla y que se trasladó enseguida, como en 1720, al Peralillo, y de la cual usufructuaron sus hijos Don Antonio, Don Juan, Don Nicolás y Don Jacinto Garcés. Los vínculos o capellanías tenían por objeto inmovilizar la propiedad territorial e impedir su trasmisión, a fin de conservar el esplendor de las familias, poniendo en manos de uno de sus miembros, generalmente el primogénito, la posesión perpetua de los bienes a que estaban afectas las vinculaciones. El usufructuario tomaba a sus deudos bajo su protección y amparo y mandaba celebrar las misas designadas por los fundadores77”. Astillero en Pocoa Uno de los más importantes ribereños fue el conquistador Don Juan Jofré, (como se mencionó en páginas 43-44) que tuvo un astillero en Pocoa. El hijo del conquistador Antonio Núñez, Don Luis Núñez de Silva, tuvo tierras en 77 Ramirez Merino, Oscar. “Curicó 250 años de historia”. Editorial Universisdad de Talca, Impresora Contacto 1993
Aristócratas y campesinos de la época colonial. Recaredo Santos Tornero.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO ambas orillas del Maule, en su desembocadura una parte por merced y otra que adquirió por remate de los bienes de su cuñado Pedro Recalde, capitán mercante, quien seguramente eligió el sitio de la boca para construir buques que le prestarían buenos servicios en sus continuos viajes al Perú con mercaderías. De aquí viene seguramente el nombre que tuvieron esas tierras al llamarse estancias del Astillero, la que pasó a poder de su hijo Luis Núñez Cedeño. Concursado este vecino, remató sus tierras del astillero Don Fernando Bravo de Villalva y de la Cámara, corregidor del partido en 1677-79, que era dueño de tierras en Conculán que lindaban con la estancia de este nombre, del capitán Juan de Rojas de Tutucura del capitán Jacinto de Rojas, y la Pichinguileo de los agustinos, según merced de mil cuadras dadas en 6 de junio de 1674. Del corregidor Bravo pasaron a su nieta doña Josefa de Mendoza y Bravo, esposa de Don José de Bernal, que las vendió en 1768 a Don Ramón Olivares. Repartimiento de Lontué Según el historiador Gustavo Opazo, “el primer señor de esta encomienda de Lontué fue el capitán español Don Miguel Gómez de Silva, vecino del Corregimiento de Colchagua. Su hijo Don Alonso Gómez de Silva sucedió en ella en 1684. Por real cédula de 14 de septiembre de 1693 se le confirmó este nombramiento, agregándosele los pueblos de Gonza y Mataquito, por dos vidas. Estos indios trabajaron en su estancia de Santa Isabel en Rapel (Colchagua) y otros en la de Guaico, de Don Antonio Jofré de Lisa, doctrina de Curicó. Le sucedió en el goce su hijo Miguel Antonio Gómez de Silva78. Diezmos en la parroquia de Pequén A partir de 1680 el territorio doctrinal de Pequén tuvo los siguientes límites: Norte: El río Huenchullamí, la viceparroquia de Llongocura, dependiente de la doctrina de Peteroa; el estero Coipué, los cerros de Tapihue, Durazno y Rapilermo, y la proyección de su línea hasta tocar el río Claro. Sur: El río Maule. Este: El río Claro. 78 Opazo Maturana, Gustavo. “Historia de Talca”. Op. Cit.
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Capítulo III: Sometimiento indígena en el Maule
Nueva Bilbao de Gardoqui, actual Constitución. Grabado según Gay.
Oeste: El Océano Pacífico. El diezmo es el derecho que debían pagar los fieles a la Iglesia anualmente, consistente en la décima parte de los frutos de tierra y crías de ganado. La Iglesia Católica implementó una “compleja y dinámica administración económica directamente relacionada con los requerimientos espirituales de una población potencialmente religiosa, la que nutre a la Iglesia de recursos económicos indispensables para satisfacer sus necesidades internas, facilitando, de esta manera, la irradiación de su doctrina, y 131
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO consecuentemente, multiplicando por conversión su población de fieles. Por otra parte, para cumplir con sus funciones, debió asumir los costos de financiamiento respectivo, es decir, destinar recursos internos para tal efecto”. Dado que “las instituciones humanas, ya sea que busquen el logro de objetivos temporales o trascendentes, requieren para su normal funcionamiento de recursos económicos” y en tal premisa la Iglesia Católica no fue una excepción en la comuna de Pequén, la que poseyó capitales pasivos -alhajas y ornamentos- y activos –tierras-. Entre las instrucciones que se entregaron respecto a nóminas de bienes o inventarios, esta la siguiente de 1784. “De todos los ornamentos, cálices, custodias y demás tocantes al servicio de cada iglesia y su ornato se ha de hacer al fin de cada año en el día que el prelado señalare, y por las personas que dispusiese, un inventario exacto y formal, con distinción de cada especie, y su valor en conformidad de lo que previene la ley veinte, título dos, libro primero”. “En febrero de 1789, Don Manuel de la Cruz remata el cobro del diezmo del Maule, señalando los siguientes valores por doctrina:
1.- Rauquén
1.950 pesos
2.- Talca
1.600 pesos
3.- Lontué
1.450 pesos
4.- Vichuquén
1.450 pesos
5.- Paredones
1.350 pesos
6.- Curicó
800 pesos
Al año siguiente, 1790, Don Mateo Vergara remata este ítem, indicando los siguientes valores: 132
Capítulo III: Sometimiento indígena en el Maule
1.- Vichuquén
1.950 pesos
2.- Paredones
1.525 pesos
3.- Pelarco
1.475 pesos
4.- Peteroa
1.400 pesos
5.- Talca
1.400 pesos
6.- Llongocura
1.350 pesos
7.- Rauquén
1.000 pesos
8.- Curicó
600 pesos
En 1792, remata Don Juan Antonio Salcedo, señalando los siguientes valores:
1.- Talca
1.200 pesos
2.- Pelarco
1.000 pesos
3.- Rauquén
1.000 pesos
4.- Peteroa
1.000 pesos
5.- Vichuquén
850 pesos
6.- Paredones
850 pesos
7.- Llongocura
600 pesos
8.- Curicó
500 pesos
El análisis de estos datos permite deducir que entre 1789 y 1790 hubo una baja significativa en la tributación doctrinal, que también afectó a la comuna 133
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO de Pequén. En relación a los matrimonios, existe un documento del cura y vicario de Talca, José Ignacio Cienfuegos, destinada al obispo Blas Sobrino y Minayo, que da cuenta del inestable estado económico de la iglesia de Talca a fines del siglo XVIII: “Ilustrísimo Señor: El Subdelegado de esta villa me ha pasado una real provisión en la que se previene, que no paguen los peones, gañanes y todos los que declaren los jueces por pobres, derechos de casamiento. Yo señor, he dado el debido obedecimiento por ser disposición hecha en nombre de su majestad; pero me es preciso hacer presente a vuestra señoría ilustrísima el deplorable estado en que quedamos quitándonos este ramo. En instante que la principal dentrada que tenemos para nuestra mantención son los derechos de casamientos, y por consiguiente quedamos sin tener con qué mantenernos y con que dar satisfacción a los gravámenes que tenemos…79” . No obstante, la posición de Cienfuegos no contempla otras formas d financiamiento que van más allá de los derechos estolares, como los entierros, limosnas y donaciones con la cual se financiaba la religión. Costos de un entierro a fines del siglo XVIII Para esa fecha, los ingresos por sepultura y misas están muy bien documentados. “De la limosna de un entierro mayor de españoles, con cruz alta, cura y sacristán, en la forma que dispone el ritual romano, se paguen ocho pesos de a nueve reales, y si se hiciere en otra iglesia fuera de la parroquia, la tercia parte, que serán doce pesos, y esto ha de ser con obligación de una misa la cual ha de ser cantada si la parte pusiere hachas y con su vigilia; y si no se pusiere este recaudo se cumpla con decirla rezada; y si se pidiera que esta misa cantada sea con diácono y subdiácono se han de dar a cada uno cuatro reales fuera de los dichos derechos”. “Por cada una de las posas que se hicieron en las esquinas de las calles por donde fuese el acompañamiento, trece reales y medio”. “De un entierro mayor con cruz alta de negro o mulato esclavo en su propia parroquia, cuatro pesos de a nueve reales, y si fuera de la parroquia seis pesos de a nueve reales”. “Por una velación de españoles en su propia parroquia cuatro pesos de a 79 A.A.S. Parroquias (1714-1807) doc. 14 citado por Raúl Zánches.
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Capítulo III: Sometimiento indígena en el Maule nueve reales; y si se hace en otra iglesia, seis pesos de a nueve reales, y si salieran fuera de la ciudad se doblarán los derechos y esto es fuera de las arras, que han de ser trece monedas de plata, y si fueren de oro de mucho precio, se rescatarán por dos pesos de a nueve reales que son dos pesos dos reales; y éstos y la misa son para el cura”. Por las velaciones de indios, y negros esclavos, doce reales, con más las arras con advertencia, que de los indios de los pueblos no se cobran estos derechos porque pagan doctrina de dieciocho reales en cada un año según la concordia. Todo lo que montase estos derechos, se han de repartir en esta manera, que si hubiere colector que tenga a cargo su cobranza saque primero lo que les estuviere señalado por su trabajo, como no exceda de dos por ciento; y saque luego la cuarta parte del prelado; y después de esto la limosna de las misas que se hubieren cantado o dicho en cada entierro de los mayores, conforme a lo que de suyo va declarado a razón de un peso por cada una; y de los que quedara se saque la cuarta parte para el sacristán por sus asistencia personal a tales entierros y por todo lo que pueda pertenecer por su oficio, y si sucediere estar enfermo, o con impedimento legítimo, cumpla
El juego de la chueca. Grabado según Bramati.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO pare esto con poner otro en su lugar de la misma orden que él tuviese y todo lo demás que restare ha de ser para los curas por iguales partes; y si fuere uno solo llevará por entero, y en esta respartición no entran los derechos de la capa, cuando se le pidiere, a el cura que la lleva, porque estos han de ser solo para el tal cura, o curas que hubiese…80”. No obstante estas y otras regulaciones, hubo excesos cometidos de parte de algunos doctrineros, como los siguientes. “En la investigación hecha al cura de Rauquén (nombre proveniente de la voz mapuche “Raghquén”, que significa tierras blandas y rojizas) Licenciado Don Pedro de la Barrera, por el obispo Don Manuel de Alday y Aspeé, declara el alférez Domingo Contreras: “Fuele preguntado si sabe lleva el cura derechos excesivos, y dijo que el declarante ha tenido algún óleo, que al echar le ha pagado un peso, y cuando estuvo en su casa vio que a varios que no tenían plata les cogía tres cabras gordas que se regulan a cuatro reales cada una…81”. En la misma causa, Don Dionisio de Rojas, señala: “… y que el motivo de hacer dicha misa en algunas casas particulares ha sido este año porque citó la gente para echarles allí óleos, por cuyos derechos pidió tres cabras de matanza, que regularmente se aprecian a cuatro reales cada una”. Trato abusivo hacia los indígenas En una disposición fechada en 1684, el virrey del Perú, Melchor de Navarra, hace mención de irregularidades producto de abusos económicos y morales hacia los indígenas de parte de las autoridades espirituales y temporales, y de los “mismos que los gobiernan y administran”, contradiciendo cédulas y ordenanzas reales, así como concilio y sinodales. En ésta señala: “Ordeno y mando a los gobernadores, corregidores, tenientes y demás justicias españolas de este reino, a los caciques, gobernadores, principales de los repartimientos y pueblos de indios y de sus parcialidades, y a ellos, que no consientan que los curas, así seculares, como regulares, ni otros en su nombre, se apoderen y aprovechen de los bienes raíces o semovientes que quedaren por fin muerte de los indios, sino que los dejen para que los hayan y hereden sus hijos, parientes y demás personas a quien los dejaren, por las disposiciones legítimas que ellos otorgaren y que no se tenga por tales los 80 A.A.S. Parroquias (1714-1807) doc. 14 citado por Raúl Sánchez. 81 A.A.S. Reales cedulas tomo II. Doc. 115 fs v 5 ciatdo pr Raúl Sánchez
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Capítulo III: Sometimiento indígena en el Maule que diligencias, persuasión de los dichos curas, y de los que intervinieren por su medio y prevención hicieren, en que les dejan los dichos bienes con pretexto de misas, o de otra obra pía, a las iglesias, y cofradías de los dichos repartimientos y pueblos82”. De esta manera, se desprende que el usufructo desmedido del trabajo indígenas fue practicado por curas doctrineros, quienes gozaban de cierta independencia respecto de la capital, lo que la autoridad de la época reprobó constantemente acentuando que los curas que empleen indios no tendrán sueldos si primero no les pagan a los naturales el que por derecho les corresponde. Según el censo de 1778, en el Corregimiento de Maule habían 2 mil 83 indígenas, de los cuales 552 estaban casados, 82 viudos, 857 solteros y 597 párvulos. Asimismo, existían 4 mil 280 españoles, 250 mestizos,15 negros y 136 mulatos. La dimisión del cacique Briso En 1700 el territorio de Curicó pertenecía desde el río Teno hacia el norte, al partido de Colchagua, y desde ese río hacia el sur, al del Maule. Mucho antes, en la antigüedad, el Pueblo de Gonza en La Huerta fue bautizado por un inca peruano como “Gonza”, que significa “unir dos cosas”, debido a que este poblado está ubicado en la zona en que se unen los cordones costeros con el río Mataquito. Los caciques que gobernaban Gonza eran los Briso, posteriormente en 1658 pasa a ser encomendado a Don Alonso de Silva hasta 1771. En estos comienzos la población está formada por indios de distintos lugares, mestizos, mulatos, negros libres, españoles, soldados desertores, etc., las tierras eran aptas para la agricultura, cultivo de maiz, ají y papas, caza y pesca en el río Mataquito. A mediados del siglo XVIII, la gobernaba un cacique llamado Domingo Briso, y a fines del mismo, en 1796, uno de sus descendientes, Alejo Briso, que cedió el derecho de autoridad a un indio residente en Chimbarongo, de nombre Narciso Cayuante, por encontrarse el primero con poca aptitud 82 A.G.I. Audiencia de Chile, legajo 137. citado por Raúl Sánchez
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO para dirigir a sus vasallos y por ser el último un indio originario del lugar y estar cargado de méritos adquiridos en las guerras de Arauco83”.
Cacique Inca del Imperio Incaico: Sinchi Roca (Sinchi Ruq’a), fue el segundo gobernante del curacazgo Inca. Su nombre en quechua Los caciques Brisó y Pequén significa Guerrero Magnífico. Se cree que Sobre la existencia de líderes indígenas, Don Tomás Guevara su gobiernoescribió: empezó “A mediados del siglo XVIII gobernaba un cacique llamado Domingo Brisó, aproximadamente en y a el año 1228 y terminó fines del mismo, en 1796, uno de sus descendientes, Alejo Brisó, que cedió aproximadamente en el el derecho de autoridad a un indio residente en Chimbarongo, de nombre año 1258 de nuestra era.
Narciso Cayuante, por encontrarse el primero con poca aptitud para dirigir a sus vasallos y por ser el último un indio originario del lugar y estar cargado 83 Gevara Silva, Tomás “Historias de curicó”, 1890.
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Capítulo III: Sometimiento indígena en el Maule Mujer del Cacique, año 1859. Raymond Quinsac Monvoisin. Elisa Bravo Jaramillo de Bañados, óleo sobre tela, 178 x 130,5 cm. Colección: MOBAT, Talca.
de méritos adquiridos en las guerras de Arauco. Esta tribu sufrió con el tiempo despoblación debida en gran parte a las expoliaciones y al rigor de los hacendados vecinos. En una solicitud que Brisó presentó al capitán general o gobernador del reino, decía a este propósito: ‘Los indios andan los más dispersos y fugitivos, unos por huir del rigor y persecución de las justicias, a causa del apremio de los hacendados y vecinos inmediatos, otros por el estricto recinto en que éstos los han dejado de tierra para vivir, que no serán más de únicamente diez a doce cuadras las que se contienen hoy en el dicho pueblo84”.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO En la misma solicitud en que Brisó transfiere sus derechos de cacique a Cayuante, se excusa de esta manera para no admitir el cargo: ‘Me hallo inhábil de poder defender aquel derecho que nos compete y tenemos adquirido por razón de abolengo a las dichas tierras del dominio de dicho pueblo, yo ni mis parientes, siendo que el número de cuadras anexas al precitado pueblo es dilatado, a proporción de su cantidad, como constará de su título, las cuales y casi todas ellas se hallan perdidas en poder de los vecinos hacendados, quienes contra derecho y rigor se las han arrebatado85’. Concluye esta solicitud con la siguiente petición: ‘Pedimos igualmente en consorcio de todo el pueblo, así niños como grandes, se nos conceda el darnos por capitán del dicho pueblo al capitán miliciano Don Luis Manuel de Barahona’. Acusaban principalmente estos naturales al hacendado de la Huerta Don Jacinto Garcés de invadirles sus propiedades y perjudicarles sus sembradíos; pero éste a su vez los acusaba a ellos de ladrones y ociosos. El presidente Avilés y demás autoridades judiciales juzgaron estas querellas con visible inclinación a favor de los indígenas. Después de la muerte del cacique Cayuante, volvió a ejercer la soberanía de la tribu la familia Brisó hasta el primer tercio del presente siglo, época en que esta población de indios perdió del todo su organización primitiva86”. La Isla Briso en Mataquito Frente al rancherío de Pequén existió, hasta hace poco tiempo, una isla que por generaciones fue conocida mediante transmisión oral como “Isla Briso”, pues allí tuvo su centro de operaciones, su casa principal, el cacique Domingo Briso. Su territorio estaba comprendido entre el Pueblo de Gonza y Villa Pequén. Se situó en las inmediaciones del río Mataquito, en la zona hasta hoy denominada “La Isla”, al lado sur poniente del actual puente “La Huerta” que une Villa Prat con la zona homónima. En parte, la indolencia por la herencia de los ancestros, así como poco interés por la historia, amén de las frecuentes crecidas del río Mataquito que iban mermando su superficie, unido a la poca visión de implementar allí políticas de conservación de sitios históricos, desapareció, y hoy sólo quedan nebulosos relatos en los recuerdos de los más ancianos lugareños que rememorarían a las generaciones de Briso que allí tuvieron sus estancias, sus bienes y sus existencias. De esta manera, bajo el recientemente inaugurado puente quedó sepultada por las 84 Ibídem. 85 Gevara Silva, Tomás “Historias de curicó”, 1890. 86 Gevara Silva, Tomás “Historias de curicó”, 1890.
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Capítulo III: Sometimiento indígena en el Maule torrentosas aguas del Mataquito la que otrora fuera una isla efervescente de vida y gente: la Isla Briso, en el Pueblo de Gonza y pueblo de Pequén. Postales históricas coloniales A través del relato de diferentes extranjeros que visitaron Chile, se pueden evocar algunos acontecimientos y características del siglo XVIII, cuando en Talca -al igual que en otras ciudades y villas del país- se evidenciaban transformaciones a consecuencias del tránsito de la vida rural a la vida urbana. Así, en una urbe somnolienta, típicamente colonial, que preeminenciaba sencillez, devoción, respeto a las leyes y a las tradiciones familiares, ya se comenzaban a evidenciar claras manifestaciones del asentamiento y consolidación de una sociabilidad más estable merced a una prosperidad económica que se iba ramificando. En tal contexto, se debe recordar que el ingeniero francés Amadeo Frézier vino a este apartado territorio en uno de los barcos franceses que comercializaban contrabando con el beneplácito oficial, permaneciendo desde 1712 a 1713, oportunidad que aprovechó para registrar su testimonio de lo que vio y escuchó. Asimismo, durante la administración de Manso de Velasco, refundador de la Villa San Agustín de Talca, llegó a estas latitudes el guardiamarina británico John Byron, abuelo paterno del célebre poeta Lord Byron (George Noel Gordon), junto a otros oficiales ingleses, como Cheap,
“Una vendimia”. Óleo de Nicanor González Méndez.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO
Una tertulia del período de la Colonia. Grabado según Claudio Gay.
Hamilton y Campbell, quienes se habían salvado del naufragio de la nave “Wager” que integraba la flota de Lord Anson. Dejó valiosos testimonios de su recorrido por la isla de Tierra del Fuego, al igual que de la costa patagónica y su estadía en varias ciudades chilenas de entonces. Finalmente, en 1795 el explorador británico George Vancouver fue recibido cordialmente por Don Ambrosio O’Higgins, quien lo invitó a visitar la capital. Éste quudó maravillado al contemplar el adelanto de dos obras emblemáticas: la Catedral y la Casa de Moneda. Inhumana esclavitud Durante la Colonia, una Real Cédula sobre administración de esclavos en América fue despachada desde Aranjuez el 31 de mayo de 1769. Igualmente, los integrantes del Cabildo de Talca determinaban cómo debían tratarse a los esclavos del Corregimiento de Maule, para lo cual acordó: “Que el vestido de los esclavos sea el mismo de los gañanes de campo: cotón y calzoncillos de balleta, calzones de jerga, zapatos i medias; que el alimento sea una libra de charqui cocido, con frangollo de trigo i pan i medio por día, i en caso de no darles charqui, los frejoles correspondientes a la comida regular de un 142
Capítulo III: Sometimiento indígena en el Maule
Expulsión de los Jesuitas en 1867. Archivo Museo Histórico Nacional.
hombre. En cuanto a las tareas, se asigne media tarea de siembra por cada día de trabajo o el beneficio de una rés de matar i en los demas trabajos se arreglen las tareas por lo que jeneralmente trabajan los peones asalariados por meses o por año87”. Además, hacia 1780 los talquinos que habitaban en la parte urbana tenían como hábito el notariar sus contratos, incluso aquéllos en que vendían sus esclavos. El siguiente es un acápite de una de aquellas peculiares ventas: “Sepan cuantos esta carta de venta real vieren, como yo Don Antonio Bravo de Naveda, residente en la ciudad de nuestro señor San Agustín (Talca), otorgo por esta carta de venta real a Frai Pedro Bravo, del órden (sic) de ermitaños de nuestro padre San Agustín de la Buena Muerte, que está presente, una negra, mi esclava, llamada María, de casta angola, de edad 16 años, poco más o menos, por bozal recién venida de la Guinea, alma en boca, queso en costal, con seguros de tachas de borracha, ladrona, cimarrona mi de otras que tuviere o pareciere tener, escepto de enfermedad pública ni 143
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO secreta, si la tuviere, por cobro de derechos reales el peso que por dicha negra me ha dado i pagado en reales de contado, de los cuales me doi por bien contento, entregado i pagado. En consecuencia, le cedo el dominio de lo enajenado, en la mejor forma de derecho88”. En Putú, Huenchullamí y otros lugares, abundaban estos desafortunados africanos y a principios de 1773, llegaron desde Córdoba (Argentina) a Santiago, más de 40 esclavos negros que habían formado parte de los 419 que se remataron a la Compañía de Jesús de aquella ciudad. Al respecto, el historiador y polígrafo José Toribio Medina registró que “Don Ramón del Pedregal manifestó al gobierno de Chile el despacho que daba razón de esta mercadería, pidiendo que le permitiese exportarlos al Perú sin pagar los derechos de Alcabala y Almojarifazgo, lo que le fue concedido”. El impuesto que gravaba a las compraventas y permutas se llamaba “Alcabala”, y el “Almojarifazgo” era el impuesto de aduana por internar mercaderías del exterior, sea de otra colonia o de la madre patria. Eyzaguirre calcula que la población de negros a fines del siglo XVIII llegaba a los veinticinco mil individuos. De éstos, un gran número no precisado, pero ampliamente mayoritario, eran mulatos. Don Guillermo Feliú Cruz, en cambio, señala una cifra menor de ello para algunos años después. “En 1810 el número de negros y mulatos existentes en Chile podía calcularse, basándose en las mejores informaciones, en diez a doce mil individuos de ambos sexos. Los mulatos o zambos, engendrados respectivamente con las mujeres blancas o indias (o al revés) y llamados ordinariamente pardos, excedían a la raza africana. Los genuinamente negros eran muy poco abundantes en Chile” (José Toribio Medina “Cosas de la Colonia”). Una gran parte de éstos eran esclavos, aún cuando los libertos fueron aumentando rápidamente. En un “aviso” de la época se ofrecía en venta una criada esclava, casada con un negro liberto (“libre”), en 200 pesos. A mediados del siglo, su precio en había llegado a casi 300 pesos, pues existía una mayor demanda de ellos. Además de la utilidad que prestaban en el servicio doméstico de las casas adineradas, su posesión constituía una muestra de haber alcanzado cierto “status” en la sociedad colonial. Al ser expulsado los jesuitas de las colonias españolas, un gran número de esclavos, que a ellos servían, fueron vendidos o rematados por cuenta de la Corona. Vemos así, que en Córdoba la Compañía de Jesús llegó a 144
Capítulo III: Sometimiento indígena en el Maule tener más de cuatrocientos y cantidades similares existían en Concepción y Valparaíso. En Santiago quedaron más de mil doscientos esclavos que habían servido a los padres jesuitas. Aquellos fueron posteriormente remitidos a Lima para su remate en subasta pública. La capital virreinal constituía entonces el mejor mercado, y generalmente la mayor parte de la “mercadería humana” era conducida desde Buenos Aires vía Chile hacia el Perú. Como habíamos señalado en su oportunidad, los ingleses a partir del Tratado de Utrecht en 1713, fueron los principales proveedores de esclavos negros para las colonias hispanoamericanas. Cabe señalar que antes de los británicos, desde 1702 a 1712 la empresa francesa denominada “Compañía Real de Guinea”, había tenido el monopolio de la entrega, pero las cantidades no habían sido importantes. En cambio, desde 1713 a 1743, extendiéndose incluso hasta 1750, la compañía británica “South Sea Company”, vendió más de ciento cincuenta mil africanos en las colonias hispanas. Esto fue realizado de conformidad al tratado conocido como el de “Asiento de Negros”. Seis barcos al año desembarcaban en Buenos Aires (también lo hacían en Campeche, Veracruz y Portobelo) trayendo los negros capturados en África89. Aun cuando hoy parezca un contrasentido, la esclavitud de los negros africanos traídos desde Angola, Nigeria, y Guinea, se estableció en la América española por motivos éticos. Más precisamente, se hizo con el fin de ofrecer una solución o respuesta a las justas y airadas protestas de los clérigos y juristas españoles, que reclamaban en contra del maltrato dado a los indios por los encomenderos. Los defensores de los indios rechazaban la esclavitud indígena, que había causado estragos, pero no mantenían la misma posición unánime respecto a los negros. El profesor Rolando Mellafe lo expresó acertadamente en su obra sobre la evolución histórica de la esclavitud africana: “La esclavitud negra se introduce en América con el propósito de reemplazar en las Antillas a una población indígena que se extinguía rápidamente y para reforzar la fuerza de trabajo, debilitada en otros lugares del continente. No podemos extrañarnos, pues, que quien primero pusiera en duda la legitimidad de los procedimientos de 137, producción practicados por europeos en América, 89 A.G.I. Audiencia de Chile, legajo citado por Raúl Sánchez
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO fuera precisamente quien primero se preocupó de la esclavitud negra; fray Bartolomé de las Casas, en su “Historia de las Indias”. De la fogosidad polémica De las Casas, en materia de libertad y esclavitud, se pasó pronto a considerar solamente el problema de la productividad y de la mano de obra, aceptando la esclavitud negra como fenómeno normal, originado en la antigüedad clásica y medieval90”. El insigne José Ignacio Molina habla de la esclavitud en la “Historia Civil” y en las “Memorias” -en ambas con distinto tono-, ya que conoció el trabajo de los esclavos en su casa y en la Compañía de Jesús. Su abuelo Francisco González Pinto llegó desde Cuncumén, en el norte, con cuatro esclavos. Éstos se multiplicaron y pasaron a ser una parte importante de la herencia familiar, constituyendo en ocasiones una reserva de dinero, ya que se vendían en momentos de apuro o de gasto extraordinario. Al parecer carecían de oficio, exceptuando a una esclava que la madre de Molina llamó “la quesera. En 1817 los esclavos de Agustín Rosauro Molina fueron incorporados al Ejército, los que pronto se fugaron. Eran cuatro, tres casados y uno soltero. El 9 de junio de 1823 en su testamento Molina dice que si hay esclavos se les dé la libertad completa e inmediata, simbólico gesto que precedió a la ley de libertad total, aunque se hiciera en la lejana Italia. Las encomiendas de Lora y Vichuquén Las reducciones de Lora y Vichuquén formaron también una encomienda que, como los demás asientos de indios, este último pasó poco a poco a ser propiedad de los hacendados vecinos y litigantes de mala fe. Las particiones que los naturales hacían de sus vastas y comunes heredades, los honorarios de agrimensores y jueces partidores y los despojos de los arrendatarios y hacendados colindantes, fueron las causas de la completa pérdida de sus derechos de propiedad. Hasta el año 1845, uno de los últimos caciques Vilu se ocupaba en demandar a diez arrendatarios por usurpación de terrenos. En el escrito en que denuncia semejante expoliación hace la siguiente revelación que da la medida del desprecio con que en todo tiempo se miró el derecho de los indios: “El contrato de arrendamiento con los individuos citados ha sido verbal y 90 Toribio Moedina, José. “Cosas de la colonia”
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Capítulo III: Sometimiento indígena en el Maule por el tiempo exclusivo de un año, y por él se me ha pagado lo que a cada uno correspondía, aunque con bastantes azares y amenazas hasta llegar a ofrecerme de balazos sin más causa que cobrar el arriendo”. Asimismo, Don Tomás Guevara afirma en su citada “Historia de Curicó”, que “tendían al acabamiento de las tribus aborígenes no solamente los despojos de los propietarios vecinos a sus tierras, sino también el trabajo excesivo, las epidemias y sobre todo la fusión de las dos razas, la española y la indígena, que dieron existencia a la raza mestiza. Hubo también otras poblaciones indígenas en los pequeños valles de la cadena de montañas de la costa, de las cuales fue la más importante la agrupación de Lolol, por haber tenido en ese lugar los soldados del inca del Perú y los conquistadores españoles un lavadero de oro. Los indios curis del norte y sur de Teno conservaron por algún tiempo su organización y la propiedad de sus tierras. Uno de sus caciques poseyó, lo que es más raro aún, una rica mina en los cerros de Huilquilemu al otro lado de Rauco, en dirección a las Palmas. Ese mineral de oro, tapado en el día, ha sido desde tiempo inmemorial hasta hoy, objeto de la codicia y de frecuentes exploraciones de los mineros, a la par que fuente inagotable de tradiciones populares. A mediados del siglo XVII existían todavía al otro lado del Teno algunas familias indígenas que se apellidaban Chengupañi, Galmanti, Catilevi, Inipel, Guechupañi, Lidueño, Liu, Losu, y otros nombres vulgares como ´Machet´, ´Bonito´ y ´Terrible´; en la región meridional de este río se conservaron asimismo algunos apellidos de aborígenes hasta principios del siglo XVIII, tales como Talpen, Guili, Cauñango, Paillaquegua, Carilau, Mariqneu, Chiguai y Calligue. Por los años de la fundación de Curicó murió a este lado del Teno un cacique joven llamado Calleguanque, últimos vástagos tal vez de una familia de caudillos, cuya total desaparición coincidió con el advenimiento de una nueva raza y de nuevos dominadores. El último señor de los curis, jefe principal o del territorio y no secundario o de tribu como debió ser el anterior, vivía todavía al mediar del siglo XVII, y se llamaba Don Rodrigo Cariguante, descendiente del primer cacique Tenu. Despojado de sus dominios por los españoles, pues en 1638 el gobernador Laso de la Vega hizo merced de sus tierras y vasallos al capitán Don Francisco Canales de la Cerda, vendió en 1659 al capitán Don Juan Bautista Maturana la parte que le correspondía en el pueblo de Teno y que aún conservaba como postrer resto del antiguo cacicazgo que se extendía desde el estero de Chimbarongo 147
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO hasta el Lontué y desde la cordillera hasta la formación del Mataquito. Un siglo cabal hacía que los conquistadores habían arrebatado a su primer progenitor conocido la soberanía e independencia de su territorio cuando los colonos, hijos de aquéllos, lo despojaron de la propiedad de su suelo en nombre del derecho absolutista del rey de España, dueño exclusivo de toda la América. Fueron nombrados corregidores para las poblaciones del Mataquito en 1593 por el gobernador Don Martín Oñez de Loyola, Don Diego de Rojas y para los que estaban comprendidos entre Teno y más allá de los indios Taguataguas, Don Álvaro de Villagrán. El territorio de Curicó perteneció, pues, a esta primera división administrativa. Por la afinidad de origen de las tribus que ocupaban el territorio que hoy forma nuestra provincia con todas las demás de Chile, no se diferenciaban los indios de esta zona con los araucanos ni en el idioma ni en las costumbres ni en la estructura corporal. Desde tiempos remotos hasta no muchos años a esta parte, ejercieron el gobierno del territorio de Vichuquén unos caciques de apellido Vilu, que en lengua indígena equivalía a “culebra”. Esta familia que se perpetuó en el mando, ha producido no solamente pacíficos caudillos de una tribu, sino también patriotas ilustres y hasta sacerdotes, como el sotacura Vilo de esta ciudad, que al propio tiempo de elevarse en categoría social, ha transformado un tanto la ortografía de su nombre histórico. Este patriota que ilustró su nombre con hazañas dignas de particular mención, fue el cacique Basilio Vilu, muerto en un encuentro con los derrotados de Maipo que huyeron al sur por el camino de la costa. Vilu había armado a sus vasallos durante la Reconquista Española y se había unido a los guerrilleros insurgentes para pelear con los opresores de sus antepasados91”. Bandidos en el Maule
S
e debe recordar que ya en el lejano siglo XVIII el corregidor del Partido de Maule, Gil de Vilches (1632-1634), tuvo como preocupación constante de su Gobierno el mantener la inestable paz que era menester en esos días, dada la belicosidad de los aborígenes y las constantes tropelías y salteos de sus propios congéneres. Lo mismo hizo el corregidor talquino Francisco de Polloni y Lepiani (1763-1768), quien ahorcó a tres bandidos en la plaza 91 Gevara Silva, Tomás. “Historia de Curicó”, 1890
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HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO CAPÍTULO IV: SECULAR PASADO MAULINO LÍNEA DE TIEMPO Bandidos en el Maule Fuga de Manuel Rodríguez cerca de Pequén, en las márgenes del Mataquito
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VILLA PRAT
Doctrina y religiosidad: Parroquia de la Inmaculada Concepción de Pequén Un gran sacerdote: “El Huaso Correa”
La Virgen de Mercedes
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Capítulo IV: Secular pasado maulino pública de la ciudad. Así también, desde la Conquista el asiento de Lora se caracterizó por el singular valor de sus indios, amén de su numerosa población, la excelente calidad agrícola de sus suelos y su industria alfarera. Allí Lautaro reclutó a numerosos soldados en su lucha contra el invasor y durante la Guerra de Independencia el cura Félix Alvarado formó con ellos una montonera patriota. Su proverbial rebeldía los impelió asaltar en más de una oportunidad a los hijuelanos de las aldeas que pretendieron perjudicar sus intereses. Por décadas los lugareños recordarían el asesinato de Don Manuel Fuentes, muerto a palos y puñaladas, a quien dejaron -cruel burla de su saña- de pie, completamente desnudo y sostenido por la espalda en un roble. Uno de sus asesinos de apellido Cornejo, huyó a los Cerrillos de Teno, donde Don José María Merino, vecino curicano que lo sorprendió robando animales en Romeral, lo mató de un balazo. A fines del siglo XVIII e inicios del XIX, en los mencionados Cerrillos de Teno se materializó la maldad trazada por la falta de trabajo, un sinuoso territorio pleno de estériles montículos, el atraso intelectual y el tráfico de los viajeros. Si bien primeros salteadores fueron los indios pehuenches, los esclavos fugados de las haciendas cercanas que recorrían Colchagua, Maule y Chillán, padecieron después brutales depredaciones de bandoleros y facinerosos, tales como “El Cenizo” (Paulino Salas, hacendado de holgada situación económica, buena figura y educado), Juan Jáuregui, Andrés Gutiérrez (estos dos últimos fueron pasados por las armas en mayo de 1817 en la plaza de Curicó), Marcos Leiva, Santiago Campos y Pascual Espinoza, entre otros, los que dejaron una huella siniestra. A muchos de ellos sus temibles acciones les valieron el mote de “Maulino pela cara” por la costumbre de arrancar la piel del rostro de sus víctimas para que no fuesen identificadas. Con el paso del tiempo, la literatura idealizaría al bandido chileno Joaquín Murieta, que causó conmoción en California, a la par que surgirían numerosos cuentos -como el de “Juan Neira”, enérgico capataz del fundo Los Sauces creado por la pluma del escritor Joaquín Díaz Garcés, quien con su corvo se enfrentó a seis bandidos- que situaron a estos personajes en un universo románticamente irreal. Pero ninguno desempeñó un papel más sombrío y horroroso que José Miguel Neira, el atrevido montonero de 181692. Hosco y pendenciero 151
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO José Miguel Neira nació hacia 1775 en el fundo El Astillero, situado a orillas del río Maule, en el antiguo Departamento de Talca. Hijo del arriero Sixto Neira y de una campesina apellidada Mondaca, desde que llegó al mundo su vida estuvo plena de peripecias: su madre lo trató bruscamente y su padre alcohólico lo golpeaba con frecuencia. Aproximadamente a los 10 años se fugó de su hogar, pasando frío y hambre hasta que se unió a un grupo de arrieros colchagüinos. A través del duro trabajo se forjó también un hombre rudo, que se fascinaba escuchando halagadores relatos nocturnos de bandidos y aventureros, especialmente los de Pascual Liberona, un caballero de día y un fiero salteador de noche que había sido ahorcado en 1796 en Santiago. De esta manera, y con tales “ídolos”, su temperamento hosco constantemente buscaba pendencia tras su reluciente puñal. En una fecha no determinada este ovejero de Cumpeo, de rostro lampiño y sangre mestiza, se unió a la banda del famoso asaltante Paulino Salas, con quien desarrolló una profunda amistad. Sin embargo, al interior de la banda de salteadores no tardó en brotar la simiente de la desconfianza originada 92 León Echaíz, René, “El bandido Neira”. Eidtorial Orbe 1965.
(Izquierda) Dibujo del bandido José Miguel Neira, realizado por Luis Rogers. (Derecha) Portada de libro “El Bandido Neira” de René León Echaiz.
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Capítulo IV: Secular pasado maulino en el reparto de los botines, y liderando a un peligroso grupo decidió formar su propia banda, a la que se sumó Braulio Venegas, un huérfano que había sido sacristán y por ello se le apodaba “El Fraile”, quien se transformó en un pícaro y ladino integrante. Motivado por un carácter vengativo, pendenciero y afán de lucro y saqueo, asoló las ciudades de Curicó, Talca y Rancagua, dedicándose al abigeato y al pillaje. Cuenta la leyenda que en una oportunidad derrotó a 15 hombres leales al rey provisto sólo de su rifle. Lo real es que asaltó en compañía de 4 secuaces el rancho de un modesto campesino llamado Florencio Guajardo, quien vivía con su mujer, el que al sentir ruidos apagó el candil y agarró un garrote y un chuzo para defenderse. Al primero que entró al cuarto le rompió una pierna de un chuzazo, siendo auxiliado por sus compañeros. Neira se metió a la pieza dispuesto a asesinarlo, pero el valiente y robusto lugareño le dio otro chuzazo en plena cabeza, agrietándosela y haciéndole perder el conocimiento, golpe del cual conservaría una gran cicatriz que le acompañó siempre. Al enterarse Florencio que fue a Neira a quien aturdió, huyó por su vida, pero tan afanosamente le buscó éste, que un día lo encontró y le retó a muerte diciéndole que su último momento había llegado. Guajardo no era cobarde y le increpó que no era ninguna hazaña atacarlo con tanta gente, por lo cual el guerrillero le pasó un sable y él tomó otro. Por algunos minutos cruzaron violentas estocadas, acompañando la suerte a Guajardo, quien “marcó” la cara del bandido. Neira premió su coraje abrazándolo y dejándolo ir en paz, sin hacerle ningún daño. Encuentro con Manuel Rodríguez Mariano Latorre en “La Sarracena” legó este retrato literario de una de las tantas veces que Manuel Rodríguez compartió con Neira: “Rodríguez no fue un gran jinete ni supo de cabalgaduras ni de aperos. Fue un hombre de ciudad, al cual las circunstancias lo hicieron jinete. Su alma era la de un señorito que va al campo, la de un abogado amante de las cosas huasas de la tierra, su expresión más típica quizá… Volvió su cabeza al sentir ruido de espuelas y de voces; luego, una nube de polvo rojo a la distancia y de pronto un grupo de jinetes, empapados de sudor, tanto como sus caballos colorados, mulatos y overos… José Miguel Neira, con su casaca rojo y oro, regalo de San Martín, estaba frente a él, a la cabeza de sus camaradas… 153
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“El Huaso y la Lavandera”. Obra de Juan Mauricio Rugendas.
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Capítulo IV: Secular pasado maulino -Buenas tardes, Don Manuel. -Buenas, mi capitán (así lo llamó siempre, con aquiescente humorismo de hombre letrado). Negrean sus espesas patillas de criollo puro. En su rostro atezado, el sudor y el polvo formaban oscuros manchones. Los cuatro jinetes que lo acompañan, uno de ellos descansa su brazo herido en un sucio trapo sujeto al cuello, lo miran con veneración fetichista, que radica en su fama de hombre valiente y en esa casaca que cae marcialmente sobre su hombro izquierdo… Neira va adelante y a su lado Rodríguez. Astutamente, en este instante, Rodríguez acepta el mando de Neira. Lo necesita para asustar a los maturrangos, dueños de la mayoría de las tierras desde la época de las encomiendas. Estos, amedrentados, son los que han de esparcir la noticia de que las tropas de San Martín aparecerán inesperadamente por el paso del Planchón o del Longaví. Las buenas onzas robadas a los españoles les servirán para pagar el vino y la yerba que comparte con sus nuevos aliados... Neira ordenó montar. Abigarrado moverse de jinetes y caballos. Neira se dirige a Rodríguez con un gesto cordial de camarada: -¿Sabe, Don Manuel? Usted es santiaguino, pero tiene corazón de huaso93”. Coronel de milicias Neira nunca se interesó mayormente por los procesos iniciados en 1810. La política no estaba dentro de sus aspiraciones, sino muy lejana. No obstante, el devenir de los acontecimientos terminó por vincularlo en uno de los bandos en pugna, en un escenario en que los sucesos se desencadenaron con motivo del dominio realista establecido en 1814, durante la Reconquista, que generó en los refugiados en Mendoza la necesidad de contar con su grupo para distraer a las fuerzas realistas. Así, estando el grueso de las tropas leales al rey acantonadas en Santiago, con Talca y Concepción en su poder, los planes del general José de San Martín tendientes a liberar la patria se dificultaban. Motu proprio, Manuel Rodríguez había preferido el compromiso de enviar noticias, estimulado con la creación más factible de las guerrillas, antes de que San Martín se lo ordenara. Con la incorporación a la causa de un bandido celebérrimo en todo Chile, como 93 Brieba, Liborio, “Manuel Rodríguez en el Mataquito”. Mataquito Andrés Bello 1975.-
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(Izquierda) Escena de una feria del siglo XIX. Dibujo de Schmidtmeyer. (Derecha ) Parroquiano. Cuadro de Pablo Burchard.
Neira, capitaneando una banda de salteadores que vejaba por igual a realistas y patriotas, estaba seguro que lo convertiría en guerrillero independentista. Con su proverbial poder de convicción Rodríguez logró que aceptara, más que por adhesión a la causa (la que le era absolutamente ajena), porque se le entregaron armas, municiones y un despacho de San Martín que le concedía el grado de coronel de milicias, lo que le otorgaba, en cierto modo, un reconocimiento a sus actividades de ladrón y bandolero. Pero Manuel Rodríguez le exigió que prometiera que sólo asaltaría a los realistas… lo que pronto éste olvidó. Las guerrillas y montoneras aumentaron las medidas represivas de San Bruno y Marcó del Pont, prohibiéndose transitar a caballo entre el Maipo y el Maule y la pena de muerte se hizo extensiva “a cuantos se hallen con el delito de cargar armas” (doña Agueda Monasterio, dueña del fundo “La Monja” en Rinconada de Los Andes, fue torturada hasta morir en 1817 por haberse tragado una carta de San Martín). Después de la Batalla de Chacabuco, las abigarradas fuerzas con que 156
Capítulo IV: Secular pasado maulino
contaba Ramón Freire se nutrían especialmente de montoneros. Con la pueril pretensión de imponer disciplina, conminó con la pena capital al guerrillero reincidente en el delito de salteo, por lo cual fue apresado. Una vez en prisión fue sometido a un breve Consejo de Guerra y muerto en 1817 en Talca, después que el comandante recibiera un oficio del gobierno que contenía la orden de ajusticiarlo en la vía pública mediante el ahorcamiento. Dos años después, el 20 de mayo de 1819, otro Consejo de Guerra sentenció a muerte a José Prieto junto al desertor José María Rojas -cabo del Regimiento de Granaderos-, los que enfrentaron a un pelotón de fusilamiento el día 26 en la Plaza de Armas de Talca. Fuga de Manuel Rodríguez cerca de Pequén, en las márgenes del Mataquito Durante la Reconquista, la energía y actividad que desplegaban los jefes españoles obligaban a los patriotas a ser cada vez más creativos y audaces. Uno de ellos, el sagaz Manuel Rodríguez, estaba a la altura de las circunstancias en aquel lejano escenario. Capturarlo, por ende, era para los realistas un asunto de prioridad y a través de numerosas indagaciones se fueron enterando de los variados disfraces que utilizaba para recorrer los campos y para burlarlos: fraile, criado, acaudalado caballero o un ladino campesino. El ingeniero, periodista y escritor Liborio Brieba Pacheco escribió el folletín “Manuel Rodríguez en el Mataquito”, en el cual expone el viaje que éste realizó para encontrarse con el ex bandido y ahora ferviente patriota José Miguel Neira. Asimismo, las correrías de ese cumpeíno por las tierras de Pequén, Peteroa, Gonza y una amplia faja territorial colindante al Mataquito 157
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Diferentes tipos de estribos desde el período de la Colonia.
aún se comentan en tertulias nocturnas.94 Prosiguiendo con el relato que Don Liborio hace de la presencia de Manuel Rodríguez en el Mataquito, cuenta que el héroe se consiguió unos hábitos de fraile franciscano para encontrarse con Neira en las cercanías de Pequén95, disfraz que antes había usado para ir de San Fernando a Nancagua “Evitando los encuentros con gente armada, que podía exigirle su pasaporte, dando largos rodeos, para no atravesar ninguna aldea ni caminos muy poblados, y viajando más bien de noche que de día, pudo Rodríguez llegar sin novedad alguna a orillas del Mataquito, a unas tres leguas de Curicó. Erale preciso atravesar el río; pero corno éste se hallaba en crecidas, y la noche estaba algo entrada, fuera que su caballo venía algo rendido, temió ser arrastrado por la corriente y prefirió esperar al otro día. El conocía a punto fijo el lugar que Neira, con parte de su gente, ocupaba en la orilla opuesta, y eligió el punto más cercano para buscar su albergue”. Dadas las circunstancias tuvo que arrimarse a una miserable choza que en 94 En “Historia de los hechos de Armas Ocurridos en la Provincia de Talca”, página 56, como en la página 61 de “Historia de Chile” de Encina se coincide en que “Juan Francisco Prieto y los demás montoneros fueron indultados por el coronel Manuel A. Recabarren, que en esos días reasumió el mando del partido”. Y en relación a la data de muerte de José Prieto, sólo9 el historiador Francisco Encina manciona que “el 25 de mayo, a las dos de la tarde, el pueblo presenciaba en la plaza de Talca, el fusilamiento de José Prieo...”, en tanto que otras tres fuentes escritas afirman que “el día 26 se le pasó por las armas, haciendo desfilar las tropas ante el cadáver”. 95 “Durante los años de guerra por la Independencia, “Orilla de Pequén” no tuvo participación activa en esta lucha, pero se recuerdan los diez milicianos que ayudaron a Manuel Rodríguez a huir hasta Argentina por el paso Vergara, después de haber llegado hasta aquí accidentalmente escapando de los realistas, que lo habían descubierto en la Huerta de Mataquito. También se recuerda la ayuda que la familia Grez prestó al guerrillero, albergándolo en su casa y ayudando económicamente la causa en dineros y joyas. Aún permanece enterrado en el patio de la casa, un baúl con armas que la familia enterró temiendo alguna venganza española, por haber ayudado la causa por la Independencia de Chile”.
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Capítulo IV: Secular pasado maulino ese momento estaba ocupada por una anciana andrajosa, cuyo marido leñador se encontraba en el Bosque. La mujer le mostró gran respeto y le invitó a pasar. “Rodríguez se apeó, ató su caballo en un matorral inmediato a la puerta y entró. La noche estaba excesivamente fría; pero la vieja tenía un buen fuego de leña de espino, cuyas llamas iluminaban el interior de la choza, a la vez que templaban la atmósfera”. Rodríguez colocó su montura cerca del fuego y se dispuso a capear el frío y el cansancio de la jornada. La choza estaba “construida de estacas entretejidas con ramas, con una ligera capa de barro superpuesta, lo que en el lenguaje semiaraucano de nuestro pueblo ha recibido el nombre de quincha. Hallábase ésta rota en varias partes, y por las rendijas se colaba el viento con tal impetuosidad, que hacía oscilar la llama de la lumbre, a la par que silbaba, produciendo una mezcla de sonidos extraños y prolongados, más o menos agudos, según la disposición y tamaño de las aberturas por donde penetraba”. La mujer le ofreció una modesta cena, compuesta de huevos, leche y harina, que aceptó gusto, pues no había probado cosa alguna desde la mañana,
“El Molino”. Óleo sobre tela del pintor Manuel Ramírez González.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO mientras él hizo una cama en un rincón de la choza, donde había un gran boquete cubierto sólo con tablas sueltas, y se acostó, cubriéndose con los hábitos y una manta. Cuando aún no conciliaba el sueño escuchó por sobre el silbido del viento el inconfundible relincho de su caballo. La choza estaba completamente a obscuras, pues el fuego se había apagado del todo. Pronto pudo concluir que varios caballos se acercaban al galope. Quizás “gente que va por el camino”, pensó. Pero apenas acabó de formular ese pensamiento, sintió cómo el galope se convertía en desenfrenada carrera llegando los caballos a rematar estrepitosamente muy cerca de la choza. Era una patrulla de talaveras al mando del oficial Tejeros. “No menos de diez varas tendría de altura el banco en que Rodríguez se precipitó; pero el agua del río corría allí mansamente y con bastante profundidad. De manera que nuestro héroe se sumergió sin lesión alguna, y echó a nadar hacia la orilla opuesta, manteniéndose entre dos aguas hasta donde se lo permitió la respiración. Sólo a unas veinte brazadas del punto de partida reapareció en la superficie del agua, y su primer cuidado fue mirar hacia donde habían quedado sus perseguidores. Vio vagar como fantasmas algunos bultos negros en la orilla del barranco, y temiendo ser visto y que hubiera alguno bastante arrojado para tirarse al río en pos de él, sumergióse nuevamente, para volver a salir a otras veinte brazas de distancia. Hallóse entonces en lo más torrentoso del río, y para no fatigarse inútilmente, se dejó llevar agua abajo, cuidan- do de avanzar En Maule, zona pobre, no se tiene conocimiento de conciertos laborales a los que los aborígenes tuvieran acceso, como el sesmo de oro, que consistía en que merced a la aplicación de las tasas un Pueblo de Indios podía constituir un capital con el 1/6 del oro extraído, previo a haber constituido una “caja de indios”. Aparte del obraje de paños en Peteroa, lo más recurrente era el servicio personal de los indios “en números menores, tal como lo establece un auto proveído de los pueblos de Maule que señala, entre otros: ‘Alonso Cordero tiene dos indios y reside en su estancia hacia la costa de la mar; Juan del Balle en dicha estancia referida tiene un indio en la costa; Marcos de Herrera tiene en su servicio dos muchachos esclavos y su familia; el capitán Juan de Castro tiene cinco indios que le sirven y sus hijos e hijas viudas; el capitán Hernando Martín tiene en su servicio dos muchachos indios que le sirven y su familia… La ganadería implicó la participación de los indígenas en todo el proceso productivo. Ellos actuaban como pastores, arrieros y comerciantes, cuyas ganancias eran aprovechadas por la comunidad. La ganadería implicaba, además, la obtención de carne para el autoabastecimiento de los pueblos, lana y sebo. A comienzos del siglo XVII, Teno obtiene 2.930 patacones por venta de ganado. Rauco por su parte, vende 2.349 patacones. Se aprecia entonces una alta venta de ganado al norte del Mataquito, más de dos mil cabezas en cada pueblo, lo que les permite acceder a materias primas para la producción y manufactura. Así, ambos pueblos adquieren hoces, sal y tijeras, además de cedazos y 5 hachas para Teno. Mataquito también recibió 6 pares de tijeras para trasquilar, mientras que Peteroa y Ponigue (también llamado Gualemos) reciben un total de 12. Este último pueblo recibe también elementos necesarios para la iglesia, dese la biblia hasta las telas para adornarla”. Morales, Alejandro; Sánchez, Raúl; Olmedo, Gonzalo. “Thalcamo. Pueblos de indios del Maule”. 2012.
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Capítulo IV: Secular pasado maulino diagonalmente hacia la orilla opuesta. Lo único que temía era encontrarse allá con un barranco semejante al que había dejado a su espalda. Esto le obligaría a seguir la corriente hasta hallar una salida, pero el caso era que el hielo del agua le penetraba hasta los huesos y podía aterirlo antes de mucho… Rodríguez contó largamente el mal resultado que habían tenido las expediciones de San Fernando a causa de haberse contraído el Gobierno a estorbarlas casi con todo el grueso del ejército. Aconsejó a Neira que se retirara por algunos días de las cercanías de Cumpeo, mientras él hacía un viaje a Santiago para inquietar al Gobierno allí mismo, y procurar que las provincias del norte hicieran desde luego algo de provecho. Al mismo tiempo trataría de obtener que San Martín hiciera llegar a Santiago la noticia de que pensaba invadir a Chile por las provincias meridionales. Doctrina y religiosidad: Parroquia de la Inmaculada Concepción de Pequén La doctrina formaba parte de la diócesis y estaba referida a un territorio específico y delimitado para la evangelización. De esta manera, existen evidencias escritas der antiguas sepultaciones en Pequén, como ésta del “Libro 1 de Defunciones”, en la cual se lee: “1683-1755 Vichuquén. Obispado de Talca. Entierro menor. En diez días del mes de marzo de mil seiscientos y noventa y uno enterré el cuerpo de Da. Juana Verdugo, hija natural del Capitán Juan Verdugo y de Ursula Aranda Valdivia, fue casada y velada con Pedro Vidal, recibió los Santos Sacramentos, de edad de setenta años y por verdad lo firmo (existe firma). Don Miguel del Pozo, Cura y Vicario”.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO En ese contexto, se debe considerar que hasta 1872 Pequén formaba parte de la Parroquia de Molina, ante lo cual y movido por la fe que exteriorizaban sus habitantes, el arzobispo de Santiago, Monseñor Rafael Valentín Valdivieso, tomando en consideración la donación que hizo Don José Agustín Reyes a la Iglesia, fundó y erigió el 4 de abril de 1872 la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Pequén (*), la que empezó a funcionar el 17 de diciembre del mismo año. Posteriormente, el 31 de octubre de 1888, Don Javier Valenzuela y Don Vicente Grez Letelier donaron 21 mil 950 varas cuadradas de terreno para la construcción de la nueva iglesia, casa parroquial y escuela, las que se ubicaron en la placita del pueblo. Esta desaparecida iglesia tenía como límites geográficos al norte el río Mataquito, que lo separaba de la parroquia de La Huerta; al sur limitaba con el río Claro, que la separaba de Pelarco; al oeste el cerro de Punta de Rosas, el cerro Alto, Portezuelo del Culenar, alto de los Quillayes, Portezuelo del Ajial, Alto y Morrillo de Itagüe, que la separaban de la parroquia de Molina; y al poniente los Portezuelos de los Corralillos, cerros de Lagunillas, Zanja Litres, Hornito, Laureles, la Palma, Tonlemo y Huamalpu. Tenía como viceparroquia la de Limávida. Después de la Conquista española, los indios de Vichuquén y en general los de toda la comarca del Mataquito, conservaron su organización comunal y se convirtieron al catolicismo: en sus potreros sembraban lo que querían sin otro gravamen que una contribución muy exigua que recogía el cacique para el pago del cura de la doctrina. “En 1585 se nombra los dos primeros curas doctrineros que iniciaron a estos indios en las prácticas y dogmas de la religión
(De izquierda a derecha) Antigua Parroquia de Villa Prat; Dos fotografías de la actual Parroquia de Villa Prat.
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Capítulo IV: Secular pasado maulino
Juego de la bola. Grabado según Gay.
católica, que fueron Fray Leoncio de Toro, dominico, para Mataquito, Gonca (Gonza), Teno y Rauco y Diego Lovera para Guanchillamí (Huenchullamí), en la margen izquierda del Mataquito, Vichuquén y Lora, con setecientos veinte pesos en oro y comida el último y trescientos treinta el primero”. La Conquista española tuvo un fin espiritual y religioso, ya que fue la prolongación del cristianismo, confundiéndose la historia de la Iglesia en Chile con la de la Conquista, pues junto a los soldados y hombres de armas, venían los sacerdotes dispuestos a convertir a los indios a la religión católica y a iniciarlos en la civilización cristiana, razón por la cual los primeros sacerdotes vinieron a Chile con la expedición de Almagro y con ella regresaron al Perú. Posteriormente llegaron con la expedición de Valdivia ya dispuestos a quedarse. El primer obispo de la Diócesis de Nuevo Extremo, fue Rodrigo González de Marmolejo. “En el libro N° 1 de Defunción consta que existía la Capilla de Peteroa en 1682 y la Capilla de Curepto en fecha 21 de diciembre de 177096”. La primera persona bautizada en la Iglesia de Pequén fue doña Mercedes del C Herrera González, el 29 de diciembre de 1872, y el primer matrimonio que se 163
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO registró en ella fue el del señor Clemente González Márquez y doña Dolores Oróstegui Hernández, fechado el 23 de diciembre de 1872, en tanto que la primera defunción registrada data del 27 de diciembre de 1872 y pertenece a la señora Adelina del C. Pacheco. Presbíteros de la iglesia de Pequén Desde su fundación, han ejercido como párrocos de esta iglesia los siguientes presbíteros:
• • • • • • • • • • • • • • • •
Pedro Nolasco Guerra, desde el 29 diciembre de 1872 José Manuel Duozorrosa, hasta 1885 Marco Florín Gajardo, hasta 1887 Juan Francisco Bravo, hasta 1896 Francisco A. Urzúa, hasta 1900 Rogelio de la Jara C., hasta 1912 Jacinto Márquez R., hasta 1921 Agustín Cabezas, hasta 1931 Alfonso Araya Pereira, hasta 1939 Luis M Escalona, hasta 1942 Ricardo Lara Alfaro, hasta 1961 Ramón Escobar Días, hasta 1969 Tomás Maney R., hasta 1970 Alfonso Araya Pereira, desde 1970 Enrique Correa Álvarez, hasta 1993 Agustin Vial Armstrong (diácono), hasta 2011
Un gran sacerdote: “El Huaso Correa” Enrique Correa Álvarez nació el 25 de octubre de 1933 en Chépica (Colchagua), siendo el penúltimo entre 9 hermanos de una familia de agricultores. Cursó sus estudios escolares en Santiago, en el Colegio Luis Enrique Izquierdo, en el Liceo Salesiano Juan Bosco e Instituto Zambrano, egresando el año 1952. Ya en el colegio lo llamaron “Huaso Correa”, apodo que lo acompañó durante toda su vida y que llevó siempre con mucho orgullo, por el gran cariño que profesó a su tierra, su gente y sus costumbres. En 1953 ingresó al Seminario Pontificio, y el 11 de junio de 1960 fue ordenado sacerdote en la Parroquia de Santa Cruz por el obispo Monseñor Manuel 96 Valdes N., Pedro. “Villa Prat, Tierra de historia y tradición”, 1995. 164
Capítulo IV: Secular pasado maulino Larraín Errázuriz. Toda su actividad sacerdotal la desarrolló en la diócesis de Talca, al principio como párroco en diferentes parroquias y luego como encargado de la formación de los diáconos casados y ministros laicos. Formó parte del equipo responsable del Seminario Campesino de Alto Las Cruces como director espiritual, llegando luego a ser rector. En 1986 se trasladó con el seminario campesino a la parroquia de Villa Prat, siendo nombrado párroco y vicario episcopal de la zona costa. Falleció el 2 de agosto de 1993, y sus restos descansan en el cementerio parroquial de Villa Prat. Sólo estuvo en este mundo 59 años.
Dos retratos del Sacerdote Enrique Correa (“Padre Huaso Correa”).
Diácono Agustín Vial
Su prematura partida inspiró el siguiente escrito al desaparecido obispo Carlos González: “El 2 de agosto murió santamente el padre Enrique Correa, a causa de un cáncer que lo invadió en forma rápida en un período bastante rápido. Hubo dolor y sufrimiento; pero nunca hubo una queja por nada. El padre Enrique siempre sonreía y mantenía la paz interior. Sabía perfectamente que había entrado en la fase terminal de su vida y su paz venía de su gran confianza en las manos de Dios. Toda la vida de este sacerdote fue un testimonio y un ejemplo. Comunicaba dos grandes valores: alegría y amor. Siempre pasaba por los caminos entregando su alegría, su optimismo contagioso y colocando amor y verdad. Sus funerales son la mejor expresión de la forma como los cristianos lo habían entendido. Un hombre de Dios, un sacerdote ejemplar ha llegado a la Casa del Padre. Sus funerales nos recordaron el entierro del padre Alberto Hurtado. Vi las mismas expresiones de cariño y de amor en ambos funerales. Tal vez será un presagio de lo que puede venir más adelante… Enrique Correa que fue un hombre traspasado por el amor a Jesucristo y a la Iglesia”. Diácono Agustín Vial Armstrong 165
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Nació en Santiago el 27 de julio de 1941. Tras cursar estudios primarios y secundarios, en marzo de 1965 ingresó al seminario de Santiago, momento en el cual su rector era monseñor Carlos González Cruchaga, de quien reconoció una fuerte influencia en su formación espiritual. En marzo de 1972 fue ordenado diácono junto al padre Florentino Molina en la Catedral de Talca, ciudad a la que había llegado siendo seminarista dos años antes. De profesión abogado y teólogo, en la década del 80 fue enviado por la Iglesia Católica con el objetivo de formar sacerdotes en el Seminario Campesino que existía en aquel entonces en Villa Prat, junto a los sacerdotes Santiago Fuster y Enrique Correa, con quienes trabajó codo a codo en pos de este proyecto. Su experiencia en la mencionada localidad lo marcó al punto de que nunca más se movió de allí. También tuvo una activa participación en la creación del Seminario San Pablo de Rauquén. Desde su arribo, rápidamente se transformó en un destacado personajes de de Villa Prat, cultivando su amistad de siempre con el sacerdote Enrique Correa, junto al cual destacó por su activo trabajo en la Vicaría de la solidaridad, defendiendo sin titubear los derechos humanos durante el Gobierno Militar. En Talca gestionó la creación del Hogar de Estudiantes Secundarios Padre Enrique Correa, con el objetivo que los estudiantes de Villa Prat que estudiaban en la capital maulina tuvieran un sitio donde dormir y estudiar, sobresaliendo por su espíritu de servicio a los más desposeídos y por su férrea defensa. Asimismo, en su condición de abogado y hombre de derecho, apoyó permanentemente a la comunidad brindándole asesoría profesional y, en el ámbito pastoral, aliento espiritual, legando de esta manera una enseñanza que trasciende. En el marco del aniversario de la comuna de Sagrada Familia, en 2011 la municipalidad local lo condecoró con la Medalla al Mérito por su valiosa contribución al desarrollo espiritual y social, así como también por su trabajo desinteresado en una de las localidades más alejadas de la Diócesis de Talca. Querido y respetado por quienes le conocieron y/o trabajaron con él, padeció de un cáncer gástrico que finalmente lo venció de manera fulminante, falleciendo el 26 de diciembre de 2011, a los 70 años de edad. La Iglesia diocesana lamentó la partida de uno de los suyos, de uno que por más de 30 años evangelizó con profunda convicción a los habitantes de Villa Prat y después de una misa en la Parroquia Santa María de Las Condes, lo recibió 166
Capítulo IV: Secular pasado maulino con un responso en el Peaje Quinta, comienzo de la Diócesis de Talca. Después el cortejo se dirigió hacia la parroquia Inmaculada Concepción de Villa Prat, donde el vicario de Curicó, Mauricio Jacques, destacó la labor que hizo Vial en vida, no sólo en su paso por Villa Prat, sino que en toda la Diócesis de Talca. “El era un hombre muy ordenado, poseedor de una inteligencia superior. Trabajó en el Sínodo de Talca que comenzó con Don Carlos González y que después siguió nuestro obispo Horacio Valenzuela. Fue un hombre con una gran claridad, pudiendo haber sido ordenado sacerdote, prefirió ser diácono, para poder servir de manera más libre a la comunidad. Además trabajó en la Vicaría de la Solidaridad, en esos años difíciles que le tocó vivir a nuestro país, jugándosela por los derechos humanos, no por una cosa política, sino que por algo cristiano”, dijo. Por su parte, el obispo Horacio Valenzuela, expresó que “lo que hizo él durante toda su vida fue tener la lucidez de darse cuenta de los dolores de la gente. El usó toda la inteligencia y la capacidad que Dios le dio para defender a los más desvalidos”. Finalmente, y respetando el deseo que en vida había profesado, fue sepultado en el cementerio junto al padre Enrique Correa, su amigo y hermano de misión. Manifestaciones de fe popular Actualmente, las numerosas expresiones de religiosidad popular, tales como procesiones, fiestas religiosas, santuarios y signos de fe, tienen absoluta vigencia entre la población de Villa Prat -mayoritariamente católica-, la que cree como en la trascendencia de Dios, recurriendo también a los intermediarios que son los santos, las ánimas y especialmente la Virgen María, a quien en su calidad de Madre de Dios le atribuye poderes superiores. En tal tenor, hasta no hace mucho tiempo las manifestaciones de religiosidad más frecuentes estaban los velorios de angelitos (actualmente prohibidos), el culto a las ánimas -a las que se encienden velas y se piden “mandas”-, las novenas a vírgenes y santos, entre las que destacan:
• Novena de San Isidro (patrono de agricultores, que se realiza en mayo) • Novena del Carmen (en el mes de julio) • Fiesta Patronal del 8 de diciembre • Mes de María, del 8 de noviembre al 8 de diciembre • Novena del Niño (que finaliza en Navidad) • Misiones 167
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Tras el terremoto del 27 de febrero de 2010, l Templo Parroquial de Villa Prat fue restaurado y continúa con su misión de acoger a los fieles de su comunidad. Un milagro entre los cerros Don Pedro Núñez narra en su obra “Villa Prat. Tierra de historia y tradición”, que existe en la zona una antigua leyenda transmitida oralmente por lugareños y que cuenta que hace muchos años, más o menos en 1885, durante el mes de mayo, siendo día domingo por la tarde, se efectuaba una carrera a la chilena en la cancha ubicada al sur oriente de la plaza del pueblo. “Era una tarde gris, corría viento norte y estaba amenazante; se estaba en los preparativos de la carrera, cuando de pronto Don Eucarpio Valenzuela levanta la vista hasta el cielo donde se deslizaba por los aires y a gran altura una gran sábana blanca que ondeaba con el viento y se ovillaba a una gran altura. Traída por el viento, ésta se fue acercando cada vez mas para el asombro de todos, que pensaron se había volado de alguna casa del lado norte del río. Cuando pasó por sobre la cancha de carrera, todos corrieron hacia el cerro para ver la forma de apoderarse de ella y ser su dueño. Se dice que al caer se extendió y bajó suavemente sobre la falda del pequeño lomaje situado al lado de la cancha. Al llegar a aquel lugar, grande fue la sorpresa para todos al ver que allí no había nada. Los hombres se dividieron en grupos y buscaron sin éxito por los lugares cercanos y quebradas. Dos misioneros,
“Las Pataguas”, óleo de Agustín Abarca.
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Capítulo IV: Secular pasado maulino
(De izquierda a derecha) Serenos encargados de mantener el orden durante la Guerra de Independencia. Dibujo de Touanne. Colección Museo Histórico Nacional; Mujeres de la aristocracia chilena, período de la Colonia. Dibujo según Davie.
padres Pasionistas que se encontraban en el lugar, manifestaron que se trataba de un milagro y por ello se debía erigir en aquel lugar, una cruz que simbolizara la Fe de todas las personas que tuvieron aquella hermosa visión. Días después, se erigió en aquel lugar una cripta con una hermosa cruz de cinco metro de alto y de color blanco, que era visible para todo el pueblo de Villa Prat y sus alrededores97”. La Virgen de Mercedes En Limávida, villorrio distante más o menos 28 kilómetros de Villa Prat -casi frente a Hualañé, separado por las torrentosas aguas del Mataquito- y ubicado en la comuna de Curepto, Provincia de Talca, se encuentra la Virgen de las Mercedes, a la que acuden cada año miles de personas a solicitar sus favores o a cumplir “mandas”. Esta tradicional fiesta religiosa local, que se realiza cada 8 de septiembre, según el profesor Pedro Valdés, quien entrevistó a 5 lugareños y dos sacerdotes, tiene su génesis en un relato oral que refiere que en los cerros de Limávida apareció la imagen de la Virgen de las Mercedes, seguramente abandonada 97 Valdes, Pedro. “Villa Prat tierra de historia y tradición, 1995.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO por los españoles a consecuencias de algún ataque por parte de los indígenas del lugar, la que “fue encontrada siglos más tarde y llevada al pueblo de Curepto, con el fin de que fuera conservada en la iglesia de ese pueblo; pero, al día siguiente apareció milagrosamente en el lugar donde fue encontrada por primera vez (este hallazgo se repitió por tres veces consecutivas)”. Ello conllevó a que se le erigiera una capilla al lado poniente del estero Limávida, sitio en el cual la fama de los milagros realizados por la virgen aumentó hasta hacerse conocida en gran parte del país. A partir de 1930, con la construcción de caminos, devotos de diferentes latitudes acudían a caballo, en carreta, calesa e incluso caminando descalzos para cumplir con la penitencia impuesta, hasta que en enero de 1961 la capilla se incendió completamente, rescatándose de las llamas la efigie de la Virgen de Mercedes y las campanas. El santuario fue reconstruido -según Don Pedro Valdés- por el sacerdote
Vista de la cañada a comienzos del siglo XIX. Grabado según Schmidtmeyer.
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Capítulo IV: Secular pasado maulino Daltín Santis con ayuda de algunos vecinos, esta vez en el mismo sitio en que la imagen de la Virgen fuera encontrada originalmente. Así, año a año los devotos continúan peregrinando para cumplir con sus deberes religiosos, encuentros que hasta 1948 contemplaban la realización de bailes como vals, cueca, corrido, paso doble, polka, y otros. Dicha festividad continúa reflejando una axiología mística, religiosa y cristiana, conjuntamente con un auténtico fervor popular, que hace de estos encuentros una radiografía de sus creencias y socialización98. Toponimia del sector Curicó: Significa “aguas negras” y fue fundada en 1743 por José Manso de Velasco con el nombre de San José de Buena Vista de Curicó, siendo trasladada al actual sitio que ocupa hoy -un poco más hacia el norte- debido a la excesiva humedad que caracterizaba al terreno original de entonces. Teno: Nombre de un jefe mapuche a la llegada de los españoles que significa encogerse (de frío). Romeral: Indica abundancia de romeros (arbusto). Sagrada Familia: Nombre asociado para señalar a la familia de Jesucristo, iglesia que se erigió a la advocación de la Sagrada Familia. Hualañé: Del mapuche wala ave y nge, ojo, significa ojo de huala. Licantén: Del mapuche llekan, miedo y tn, significa asustar. Vichuquén: Se le atribuyen tres significados: Separado del mar (huychun estar separado y lafken), mar de la culebra (del mapuche filu culebra y lafken mar) y ascender torcido (del quechua wichai ascender y kenko torcido). Rauco: Palabra mapuche que significa agua de greda. Tonlemo: Bosque de totoras, totoral. Itahue: Sitio acuoso (Idan hue). Mataquito: Probablemente quecha, si es mapuche derivaría de mathacütü. Matha, matra: médula, tuétano; cütüp, quëtrün: estrujar. Estrujar el 98 Valdes, Pedro. “Villa Prat tierra de historia y tradición, 1995.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO tuétano. Culenar: De culle: la yerba vinagrillo (Oxalis rosea). Quillayes: Árbol quiyai (Quillaia saponaria), cuyo zumo se usa para lavar y desmanchar. Peteroa: Fitrun: humo; Hue: lugar. Lugar de humaredas. Pequén: En mapudungún viene a ser lechuza. Trapi: Ají o Chilli en mapudungún. Cambio de nombre de Pequén
E
n 1864 Pequén adquirió el carácter de aldea al ser trasladada a La Huerta la parroquia de Peralillo, y más adelante la calidad de pueblo. Asimismo, el 22 de diciembre de 1891 fue creada la Municipalidad de La Huerta, que contó con las subdelegaciones de Culencó y La Huerta. El 7 de junio de 1892 la Municipalidad se estructuraba de la siguiente forma: Primer Alcalde:
Juan Mauricio Garcés
“El Huaso” grabado de Recaredo Santos Tornero.
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“Canasto con Trapis, variedad cacho de cabra.
HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO CAPÍTULO V: NACIMIENTO DE VILLA PRAT LÍNEA DE TIEMPO Cambio de nombre de Pequén
Comuna de Lo Valdivia Descripción del Departamento de Lontué en 1903
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VILLA PRAT
PolicĂas y Carabineros
Campo Militar del Culenar La presencia policial en Villa Prat
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Capítulo V: Nacimiento de Villa Prat Segundo Alcalde: Tercer Alcalde:
Manuel del C. Moraga Santiago Verdugo
El 23 de abril de 1900, a raíz del petitorio de la señora Filomena Reyes Hinostroza, habitante de aquel entonces, por Decreto Supremo se cambió el nombre de Pequén al de Villa Prat en conmemoración del héroe del Combate Naval de Iquique, siendo nombrada comuna de cabeza de la Quinta Subdelegación del Departamento de Lontué. La oficina municipal funcionó en la vivienda del único secretario y tesorero que llegó a tener, Don Rafael Labra Palma (actualmente ubicada junto al internado de la escuela), quien en posesión de su cargo cumplía las funciones municipales de recibir pagos de contribuciones, patentes vehiculares, de establecimientos comerciales, de minas (durante la existencia de esta oficina se pagaron tres patentes de minas), y remuneró al Comandante de policía y a los señores vigilantes o guardianes. Asimismo, con una extensión de 4,50 kilómetros cuadrados, Villa Prat es el único pueblo en Chile que lleva el nombre del prócer de la Guerra del Pacífico, Arturo Prat Chacón. De esta forma, en 1903 Villa Prat (que como se ha mencionado obtuvo el título de villa por Decreto del 23 de abril de 1900) tenía mil 320 habitantes, cuyo asiento de población estaba limitado al oriente por un cordón de cerros que terminan en el Pequén; al poniente por el río Mataquito. Dista 60 kilómetros de Molina, 25 de la Huerta y 50 de Curepto. La Ilustre Municipalidad de Villa Prat llegó a acumular un anecdotario singular, pero, pese a los ánimos enaltecidos del pueblo, la poca rentabilidad de una municipalidad en un lugar de difícil acceso y rendimiento, llevó a que en el año 1927, pasara a formar parte de la comuna de Valdivia de Lontué, donde luego, en 1930, pasaría a ser cabeza la aldea de Sagrada Familia o Puyo. Así también, con la última división administrativa del país, quedó dentro de tal comuna, provincia de Curicó, Región del Maule. El 18 de mayo de 1927, durante el Gobierno del Presidente Carlos Ibáñez del Campo se suprimió la comuna de Licantén y se anexó a La Huerta. En 1928 se crea la comuna de Hualañé pasando La Huerta a ser subdelegación de la anterior. La localidad fue duramente afectada por el terremoto del 27 de febrero de 2010, que destruyó cerca del 90 por ciento de sus casas y estructuras. 175
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Algunas instituciones de Villa Prat El Registro Civil inició sus funciones en 1885, con distintas ubicaciones en el tiempo. Hasta 1903 lo hizo en casa de Don Agustín Reyes Martínez, primer oficial civil de Villa Prat, moviéndose tras su muerte. En la actualidad funciona periódicamente en oficinas de la Delegación Municipal emplazada en las antiguas dependencias hospitalarias de Villa Prat. Circunscripciones del Registro Civil Comprendió tres: • Molina, que abarcó las subdelegaciones doceavas y sexta. • Pequén, que comprendía la subdelegación quinta. • Valdivia de Lontué, que estaba formada por las subdelegaciones tercera de Lontué y cuarta de Peteroa, con su asiento en la aldea de Lo Valdivia.
Vistas del edificio del Registro Civil y (abajo) plaza de Villa Prat, monolito en honor a héroe de combate naval de Iquique Arturo Prat Chacón
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Vista del cerro Chiripilco desde el puente nuevo sobre el río Mataquito.
Cap铆tulo V: Nacimiento de Villa Prat
Terreno donde se ubic贸 el campo militar del Culenar, en el cual se aprecia casona, palmeras y araucarias centenarias.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Comuna de Lo Valdivia
Descripción del Departamento de Lontué en 1903 Aquel año Lontué estaba inserto en la Provincia de Talca, la que había sido creada por ley del 30 de agosto de 1833. Limitaba al norte con el río Lontué con inclusión de sus islas; al este con los Andes; al sur con el río Claro; y al oeste con una línea que partía de los cerros de Rara hasta el río Mataquito. Tenía una extensión de mil 811 kilómetros cuadrados, una población de ROL DE 1902 Nombres
Subdelegación Avalúo
Propietarios
Lontué San Luis Requingua Trapiche Esperanza Quillayes Puyo Colín Sta. Rosa de Peteroa S. Juan de Peteroa Lo Vega i Lo Baeza Santa Ana Todos Santos
3ª 3ª 3ª 3ª 4ª 4ª 4ª 4ª 4ª 4ª 4ª 4ª 4ª 4ª
José Gregorio Correa Albano Justo Pastor Correa Bernardino Garcés María L. Grez María Luisa i Filomena Correa Álvaro Covarrubias Manuel A. Garcés G. Roberto Garcés Ricardo Reyes Lecaros Antonio Grez Dolores Opazo v. de G. Emilia Muñoz de G. Clodomiro Muñoz Miguel Eguiguren
$ 86,100 $ 191,500 $ 106,000 $ 487,175 $ 126,000 $ 170,000 $ 99,750 $ 169,575 $104,500 $ 94,500 $152,500 $ 146,500 $ 146,820 $ 280,800
Fuente: Espinoza, Enrique. “Jeografia descriptiva de la República de Chile”, 1903.
22.187 habitantes y se dividía en las siguientes subdelegaciones86:
• Molina • Huerta • Lontué
86 Espinoza, Enrique. “Jeografia descriptiva de la República de Chile”, 1903.
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Capítulo V: Nacimiento de Villa Prat
• Peteroa • Pequén • Río Claro
Pequén era la quinta subdelegación y tenía 2.831 habitantes. En aquel entonces -1900- existía el Fundo Pequén, de propiedad de Don Vicente Grez O., avaluado en 50.035 pesos. Comuna de Pequén Pequén: ave nocturna, agorera, mochuelo o lechuza minera. Pequenco: agua del pequén. Policías y Carabineros En relación a los servicios judiciales de la zona, estos se remontan a los tiempos coloniales, cuando el capitán Diego de Rojas fue nombrado corregidor y alcalde de la ribera del Maule en 1593. Años después Villa Pequén estuvo resguardada por un Servicio de Policía Local a cargo de un Subdelegado, en cuya casa funcionaba el calabozo y un cepo. Quien trabajaba en esta actividad Rol de 1902 Nombres Subdelegación Avalúo Propietarios Pequén 5ª Rara 5ª San José 5ª Itagui 5ª
$ 50,035 $ 40,500 $ 462,200 $ 68,665 $ 40,000
Vicente Grez O. José A. Reyes Gonzalo Opazo Ezequiel Rivadeneira Elías Fernández A.
Fuente: Espinoza, Enrique. “Jeografia descriptiva de la República de Chile”, 1903.
era llamado guardián y era elegido entre la gente con méritos para ello, así como también la confianza del Subdelegado. Con la creación de Carabineros de Chile en 1927 (tema que se abordará a continuación), Villa Prat pasó a contar con un retén. Los guardianes vestían de civil y se distinguían por usar un largo sable de caballería, que pendía de su cinturón o de su montura. Posteriormente dependieron del Alcalde y estaban bajo las órdenes de un comandante de policía. Este personal era nombrado y pagado por la Municipalidad. Desapareció la policía comunal 179
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Antigua iglesia de Sagrada Familia.
de este poblado estriba en la originalidad de sus calles, las que se encuentran trazadas de un modo peculiar, a veces en subida y otras en bajada. Su iglesia está ubicada a un costado de la plaza. Su escudo representa las actividades económicas más significativas de la zona: viñas, maíz, ají y ganadería.
Comuna de Sagrada Familia Se ubica a 23 km. de la ciudad de Curicó. Es una de las comunas más jóvenes de la Provincia, sólo en 1967 logró adquirir esa categoría. El pueblo tiene como característica central el hecho de ser diferente en su estructura arquitectónica, dado que en tiempos coloniales la comuna de Sagrada Familia no existió. La belleza
cuando se creó el Cuerpo de Carabineros. El Diario “La Prensa” de Curicó, cuenta en su edición del martes 9 de noviembre de 1915: “En Jira Periodística”: “La Policía de Villa Prat, no cuenta con uniformes. Según se nos dijo, en cierta ocasión se enviaron 3 uniformes para todo el personal policial, que son siete u ocho guardianes y el señor Comandante. Cuando recibieron los uniformes, se procedió a la repartición, pero como faltaron, acordaron repartirse los uniformes. Así como unos usaban gorra, otros pantalón y los demás blusa de guardián y pantalón de paisano”. Campo Militar del Culenar El Culenar, quizás debido a su emplazamiento al sur de Villa Prat, llegó a ser una de las haciendas más importantes del departamento de Lontué. Fue vendida al Estado hacia 1919, y pasó a ser utilizada como campo de maniobras y ejercicio de tiro del Ejército, bajo la denominación de Campo 180
Capítulo V: Nacimiento de Villa Prat Militar del Culenar. En 1921 se crearon, con base en el Culenar, las Escuelas de Tiro de Artillería, comandada por el mayor Pedro Vignola y la de Infantería y Ejercicios dirigida por el mayor Guillermo del Pozo. Tal institucionalidad significó un signo singularmente propicio de progreso, materializado en la edificación de gran cantidad de viviendas en el pueblo. Sin embargo, en 1924 la Escuela de Infantería fue trasladada a San Bernardo a y en 1925, la de Artillería a Linares, destinándose el Culenar a la explotación agrícola. La hacienda se dividió luego en 28 parcelas entregadas a aproblemados conductores de buses santiaguinos, fundándose la Colonia Arturo Alessandri. Sin embargo, se le reservó al Ejército el Campo Chorrillos, explotado por el Regimiento de Talca. La presencia policial en Villa Prat En 1927, se consignaba, la siguiente clasificación. Comisaría Curicó, son jurisdicción sobre todo el departamento de su nombre, que está compuesto por las comunas de Curicó, Romeral, Teno y Rauco. Esta unidad, para el resguardo del departamento de su denominación, tendrá los servicios subordinados que se enumeren en seguida: Base de Comisaría en Curicó. Radio de acción: La vigilancia de los siguientes Descritos de la Comuna de Curicó: Mercado, Hospicio, Cuartel, Hospital Bellavista, San Francisco y Mercado. De la base de la Comisaría de Curicó, dependerán; en forma Directa, los destacamentos que se encuentran en las Comunas de Curicó y Romeral, que son las siguientes: Retén Sarmiento con cuatro hombres, para el resguardo de los discretos Los Guindos y Boldo, en forma total de la Comuna de Curicó; Retén Tutuquén, con cinco individuos de tropa, para la vigilancia total de los Distritos Maitenal, Tutuquén y Convento Viejo, de la Comuna de Curicó; Reten Lontué, con tres hombres. Jurisdicción: la parte poniente del Distrito Maquehua, de la comuna de Curicó, debiendo vigilar especialmente las faenas de construcción del puente carretero sobre el río Lontué; 181
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO
Antiguo puente que unía los dos pueblos Villa Prat con La Huerta de Mataquito.
Retén de Carabineros ubicado al centro del pueblo de Villa Prat.
Retén Los Petriles, con tres individuos de tropa. Sector de vigilancia: la parte oriente del Distrito Maquehua, hasta completar esta división administrativa, y la parte poniente del Distrito Zapallar, ambos de la comuna de Curicó; Retén Los Niches, con tres hombres para el resguardo de los siguientes Distritos de la comuna de Curicó: Chequenlemo, íntegramente; Cordillerilla, en su parte poniente, y Zapallar, en su parte oriente, o sea, hasta completar esta última división administrativa; Retén Potrero Grande, con tres individuos de tropa para la vigilancia 182
Capítulo V: Nacimiento de Villa Prat de los Distritos siguientes de la comuna de Curicó: Upeo, totalmente, y parte oriente del de Cordillerilla, hasta completar esta división administrativa; Retén Romeral, con seis hombres de dotación para el resguardo de los siguientes Distritos de la comuna de Romeral: Rauquén, Villa Alegre, Quilvo y Guaico, todos en forma íntegra; Retén El Peñón, con tres hombres, para la vigilancia total de los Distritos La Huerta y Calabozo, de la comuna de Romeral; y Retén El Planchón, de Aduana, con seis individuos de tropa, para la vigilancia de los siguientes Distritos de la comuna de Romeral: Resguardo, en forma total, y las minas, en su parte sur. Para la vigilancia del resto de la jurisdicción que se determina para la comisaría de Curicó, dispondrá de la Tenencia Teno, con radio de acción sobre las comunas de Teno y Rauco, cuyo resguardo lo verificará con los servicios policiales que se consignan enseguida:
Centenaria Acacia a la entrada del Cementerio de Villa Prat.
Base de la Tenencia, en Teno, con un oficial y ocho individuos de tropa de dotación. Radio de acción, los siguientes distritos de la comuna de Teno: La Palma de Quinta, totalmente; parte poniente del de El Cerrillo, parte sur del de La Posada, oriente del de Comalle y sur del de La Palma de Teno100; Retén Santa Rita, con tres hombres, para la vigilancia de los siguientes Distritos de la comuna de Teno: La Palma de Teno, en su parte nororiente, y La Posada, en su sector poniente; 183
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Retén Morza, con tres individuos de tropa de dotación, para el resguardo de los Distritos siguientes de la comuna de Teno: La Palma de Teno, en su parte oriente, y La Posada, también en su parte oriente, o sea, hasta completar ambas divisiones administrativas; Retén La Laguna, con tres hombres, con el siguiente sector de vigilancia: Distrito El Cerrillo, en su parte oriente y hasta completarlo, y Distrito La Puerta, en forma íntegra, ambos de la comuna de Teno. Además, este destacamento, deberá cubrir, la parte norte del Distrito Las Minas, de la comuna de Romeral, como una excepción y hasta completarla; Retén Comalle, con tres hombres, para el resguardo de la parte poniente del Distrito Comalle, de la comuna de Teno, y hasta completar esta división administrativa; Retén Punta del Monte, con tres hombres, para la vigilancia total del Distrito Punta del Monte, de la comuna de Teno. Además, cubrirá, como una excepción, la parte oriente del Distrito 3º Rauco, de la comuna de Rauco; Retén Rauco, con cuatro individuos de tropa, para el resguardo de la parte poniente y hasta completarlo del distrito 3º de la Comuna de Rauco; y Retén Palquibudis, con tres hombres para la vigilancia total de los distritos 1º Palquibudis y 2º Orilla de los Navarros, de la comuna de Rauco. Segunda comisaría Molina, con jurisdicción sobre todo el Departamento de Lontué, esta compuesto por las comunas de Molina y Valdivia de Lontué. Para el resguardo del territorio antes consignado esta unidad dispondrá de los siguientes servicios dependientes: Base de la comisaría, en Molina. Radio de acción; los siguientes distritos de la comuna de Molina: Molina, en forma parcial y llano, totalmente; Retén Casablanca, con tres hombres, que pasa esta categoría, siendo antes pareja, para la vigilancia de una parte del Distrito Retiro, de la comuna de Molina; Retén Lontué, con cinco hombres, para el resguardo de todo el distrito Quechereguas, de la comuna de Molina, 100 Venegas, Arturo; Peralta, Alejandro. “Álbun historico de la Policía de Chile”, 1927
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Capítulo V: Nacimiento de Villa Prat
Retén San Pedro, con tres hombres, que pasa esta categoría siendo antes pareja para la vigilancia del distrito La Huerta, de la comuna de Molina, en forma íntegra; Retén Itahue, con tres hombres, para el resguardo total del distrito Cerrillo Verde, de la comuna de Molina; Retén la Palmilla con tres individuos de dotación para la vigilancia en toda su extensión el distrito Traluñé, de la Comuna de Molina; Retén Pichingal, con tres hombres, para el resguardo de los siguientes Distritos de la Comuna de Molina: Molina y Retiro, en forma parcial y hasta completar estas divisiones administrativas, y Yacal en forma integra; Retén Lontué de Aduana, con seis hombres de dotación. Jurisdicción: El Distrito Agua Fría, de la Comuna de Molina, en toda su extensión; Retén Sagrada Familia, con cinco individuos de tropa, para el resguardo, en forma total, del Distrito Puyo, de la Comuna de Valdivia de Lontué; Retén Santa Rosa, con tres hombres, para la vigilancia en forma íntegra del Distrito Requingua, de la Comuna de Valdivia de Lontué101 Retén de San Juan de Peteroa, con tres individuos de tropa, para el resguardo total de los Distritos Colín y Quillayes de la Comuna de Valdivia de Lontué; Retén Villa Prat, con cinco hombres para la vigilancia en forma íntegra de los Distritos siguientes de la Comuna de Valdivia de Lontué: Villa Prat, Guaicutén y Rara; 101 Venegas, Arturo; Peralta, Alejandro. “Álbun historico de la Policía de Chile”, 1927 185
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO (De izquierda a derecha) Centro de Salud Familiar de Villa Prat; Típica casona de Villa Prat; “Carretas viajeras”, Álbum Recuerdos de Chile. Sala José Toribio Medina (en: “Geografía Poética de Chile”).
Retén Lo Valdivia, con tres hombres, para el resguardo total del Distrito Pichimávida, de la comuna de Valdivia de Lontué; y; Retén Trapiche, con tres hombres, para la vigilancia, en su total extensión del Distrito Trapiche, de la Comuna de Valdivia de Lontué. Este destacamento era antes Pareja de Carabineros. Todos los destacamentos mencionados deberán estar subordinados a la base de la comisaría de Molina, con excepción de los Retenes de Lo Valdivia y Trapiche, que deberán depender, en forma directa, del Retén Villa Prat102. Institucionalidad Registro Civil y el servicio de correos El Registro Civil se inició en este pueblo el año 1885 y ha funcionado en distintos locales, ocupando hasta la fecha el cargo oficial titular la cantidad de 8 personas y el cargo en suplencia e interino la cantidad de 10 personas. Desde la segunda mitad del siglo XIX ya funcionaban en Pequén el Correo y Telégrafo, servicios antiguos que se encontraban generalmente en las casas de los encargados. En su génesis empezó a funcionar como una simple estafeta, a cargo de Don José Agustín Reyes, quien la tenía en su domicilio. Cada dos días (día por medio en mayor demanda) un jinete llevaba y traía la correspondencia desde Molina, y luego de la inauguración del ferrocarril Curicó-Hualañé, la correspondencia era traída desde La Huerta. Posteriormente, la misión de intermediarios se destinó a los recorridos de 102 Venegas, Arturo; Peralta, Alejandro. “Álbun historico de la Policía de Chile”, 1927
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Capítulo V: Nacimiento de Villa Prat buses que iban diariamente hacia Curicó. Sin embargo, con posterioridad dicho servicio no funcionaba como tal, y los envíos de correspondencia debían hacerse directamente en Sagrada Familia (nombre asociado para señalar a la familia de Jesucristo, iglesia que se erigió a la advocación de la Sagrada Familia). Cuando se inauguró el ramal ferroviario Curicó-Hualañé (1911), la correspondencia era llevada diariamente a la estación de La Huerta103. Hospital y Casa de Socorros En 1910, en el edificio parroquial construido para la escuela ubicado frente a la iglesia (donados por la señora Josefa Grez), se inauguró el hospital de Villa Prat. Su primer administrador fue Don Germán Reyes, y contó con médicos propios durante un cierto periodo de tiempo. Luego, en forma periódica, se debieron recibir visitas desde Molina una vez al mes. Posteriormente, con la donación de un habitante, se instaló en su vivienda la Casa de Socorros, y en el mismo lugar se construyó más tarde la Posta de Primeros Auxilios, trasladada en la última década a un nuevo edificio en la parte sur del pueblo. En la actualidad funciona en su propio local dependiente del Servicio Nacional de Salud. Escuela El pueblo cuenta con una hermosa y amplia escuela, por donde han pasado generaciones de villapratenses desde su fundación. Antes de la construcción
103 Valdes, Pedro. “Villa Prat, tierra de historia y tradición”. 1995
Ingreso a Villa Prat desde Talca
Lápida en Cementerio de Villa Prat
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO de su actual edificio, funcionaron paralela y separadamente en un mismo edificio la escuela de hombres y mujeres. Su actual edificio se empezó a construir el año 1945 en un terreno cedido para ello por el Sr. Emilio López. En 1977, se inauguró su moderno internado, que acoge a todos los niños que viven en los alrededores del pueblo y les brinda la posibilidad de estudiar en sus aulas. Descendientes de los antepasados de la Isla Briso Hijo de José Alfonso Briso -oriundo del mismo pueblo, y quien falleció el 30 de enero de 1939-, Mácsimo Arturo Briso Herrera nació el 10 de marzo de 1933 en el Valle de Mataquito, específicamente en la localidad de la isla de Villa Prat, que se encontraba en la ribera sur del río Mataquito, entre el pueblo de La Huerta y Villa Prat, al lado poniente del puente “La Huerta de Mataquito”. Nacido y criado en el campo, desde niño raalizó los trabajos propios del mundo campesino, donde se aprendía mirando los distintos oficios y trabajos. Entonces destacó por su gran capacidad y tesón para laborar en diversos cultivos de ese tiempo, como el maíz, el ají, la papa, las sandias, el arroz, el trigo, los porotos y la maravilla, por destacar sólo algunos. Sus grandes aprendizajes estuvieron en todo lo que dice relación con el regadío y Últimos Directores en escuela pública de Villa Prat. Desde la creación de la escuela pública en Villa Prat han pasado como directores los siguientes profesores: Sra. Raquel Salgado, estuvo hasta el año 1944; Sr. Olegario Castrizelo, período 1945 a 1966; Sr. Jorge Sembler Gamarra, período 1967 a 1993; Sra. Sofía Armijo Herrera, período 1994 a 2005; Sr. Jaime Sepúlveda Contreras, período 2006 a 2009; Sr. Carlos Robledo Contardo, año 2010; Sra. Ana Ayala Rivera, período 2011 a 2014.
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Capítulo V: Nacimiento de Villa Prat la conducción de agua por canales, la que se extraía del mismo río Mataquito. Gran parte de ese aprendizaje le venía directamente de sus antepasados que vivieron siempre en las tierras de la Isla Briso, que lo vinculaban con los aborígenes nativos de ese sector llamados “Los Briso”, descendientes directos del cacique Briso de esa misma zona. Al respecto, cabe señalar que existen registros históricos que mencionan al último cacique el año 1796, donde se reconoce -al momento de la llegada de los españoles al Pueblo de Gonza y Pequén- al Cacique Alejo Briso como uno de los últimos caciques con dominio reconocido sobre esas tierras. Ejerció soberanía sobre ellas hasta el primer tercio del siglo XIX, época donde se extinguió esa organización del precedentemente mencionado caudillo. De la misma forma, una de las grandes pasiones de su vida fueron los caballos de tiro o de coche, así como su habilidad para domarlos y prepararlos para el trabajo del campo en el tiro de arado, rastras y equipos en general. En esos tiempos prácticamente todos los trabajos eran realizados usando caballos y bueyes. Debido a que su padre murió cuando tenía muy corta edad (6 años), desde muy niño se supo que tenía habilidades para los distintos oficios del campo, además de una mentalidad ágil para las matemáticas y buena memoria para recordar y retener la información de su medio, comenzó a evidenciar Escuela N° 5 de Villa Prat Alumnos 7º Año, 1972 Primera Fila: Aurora Paredes Campos; Ormazábal Rojas Isabel; Armijo Medina Melania Rosa; Torres Ponce Amanda; Profesor Jefe (Pedro Valdés Nuñez); Campos Cavieres María Eugenia; Campos Sfeir Eva; Retamales Contreras Jimena; González Vargas Iris; Campos Retamal Rosa Elvira. Segunda Fila: Ponce Rosales Belisario; Díaz Díaz Marcelo; Luis Campos Baeza; Quijada Alcaino Fernando; Ramirez Inostroza Domingo; Gaete Inostroza Robespierre; Vásquez Herrera José; Campos Sfeir Simón; Inostroza González Juan Carlos; Cruz Aceituno Juan Carlos. Tercera Fila: Miño Huerta Josué; Fuenzalida López Fernando; Briso Inostroza Arturo; Reyes Campos Germán; Schwenke Oróstica Miguel; Baeza Miranda Rafael; Navarro Herrera Jorge; Fuentes Schwenke Jaime; Ponce Miño Roberto; Vargas Martínez Carlos; Acevedo Beltrán Mac.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO sus primeros éxitos en la agricultura. Se casó con Olga Inostroza Alcaíno, con quien tuvo 5 hijos: Magdalena, Arturo, Enriqueta, Olga, y Ernesto. Siempre tuvo la convicción que debía enfrentar la vida como una persona trabajadora, por tanto predicó con su ejemplo y disciplina en el trabajo, los que traspasó como herencia imperecedera a sus hijos. A estos le inculcó principios que, con el paso del tiempo, les hicieron ver con claridad la visión del mañana: tenían que estudiar y ser profesionales. Siempre les instó que podían lograr una vida mucho mejor por esa vía. Destacaba en sus conversaciones que si bien “no era letrado”, sí conocía muy bien las leyes naturales de cómo ocurrían las cosas, y así tenía mucha asertividad para interpretar los eventos que podían presentarse o enfrentar. Conocedor de las estaciones del año y su significado del clima para los cultivos, sabía muy bien cuándo la naturaleza indicaba el momento de la lluvia, reconociendo una combinación del viento norte, la humedad y la temperatura para poder decir “existe olor a lluvia”. Así las cosas, su pronóstico era bastante certero. Después del terremoto del 27 de febrero de 2010, prácticamente todas las construcciones de adobes del pueblo fueron afectadas y en su mayoría debieron ser demolidas. Después de esta situación difícil y compleja, Don Mácsimo se agravó de salud y de ánimo. Comenzó a perder la energía por
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Típica casona de Villa Prat.
Capítulo V: Nacimiento de Villa Prat vivir y finalmente falleció el 17 de diciembre de ese año. En su lápida sus hijos dejaron el siguiente testimonio de recuerdo: “Agradecemos sus enseñanzas por comprender las leyes naturales de la vida”. Junto a su tumba está su esposa Olga Inostroza Alcaíno, quien también influyó en la vida y crianza de sus hijos. En su lápida reza: “Agradeceremos siempre sus enseñanzas. Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios”. El milenario cultivo del ají en Villa Prat Arturo Briso, descendiente de los originarios habitantes del Valle del Mataquito, actual Villa Prat, ha continuado la tradición prehispana del cultivo y procesamiento del ají. Por intermedio de Nutriagrochile está desarrollando la promoción de este cultivo étnico heredado de los nativos promaucaes que habitaban la zona Central. Hoy, ha encontrado un ambiente favorable, las instancias positivas para consolidar su cultivo y difundir, con todo orgullo, su historia. Orgulloso de rescatar una tradición centenaria y natural en beneficio de la gastronomía alimentaria, con un sabor de cultura propia de esta tierra maulina, destaca el consumo del ají Cacho de Cabra natural para obtener el extracto de ají en salsa líquida, y el ají merkén, deshidratado naturalmente al sol en canchas típicas de Villa Prat, manteniendo la trdición de los nativos prehispánicos. Asimismo, revela que desde siempre su familia ha estado ligada al cultivo del ají y que su padre -Mácsimo, recientemente fallecido- hasta hace poco lo cultivaba. Hoy, su hijo Arturo Briso también lleva este gen del ají y está muy cercano a todo el proceso de cultivo, cosecha y preparación de salsa líquida, como extracto natural y el deshidratado merkén de ají cacho de cabra y cilantro ahumado con sal de mar. Nutriagrochile es un proyecto en desarrollo llevado adelante como emprendimiento familiar, compartiendo con su esposa, Marcela Olarte, nuevas iniciativas y logros en materia de posicionamientos de sus productos para una mejor gastronomía y gourmet en la Región del Maule, el país y los mercados de exportación. El uso del caballo en la zona del Mataquito 191
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Hoy en día, en la mayoría de los campos aún se usa el caballo de tiro para arrastrar arados de diferentes tipos, desde el arado de palo hasta los de punta de fierro, como el chilenito, el arado melgador y el atracador Don Macsimo Briso junto a su nieto José Arturo Briso, que también heredó su afición y tradición de los caballos.
Cultivo del ají. Al fondo se aprecia la infraestructura del nuevo puente “La Huerta” en Villa Prat.
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Capítulo V: Nacimiento de Villa Prat (empleado para cultivo de viñas). Se utilizó también para tirar la carretela que llevaba productos campesinos: verduras, leche o pan; y la carreta de trabajos agrícolas, mera casucha de latón o madera que se construía sobre “el catre” de una carreta y que tenía por objeto guardar las herramientas que se usaban en el campo durante el día. La pareja de caballos servía para arrastrar arados de más peso o la rastra de clavo, utilizada en todos los cultivos tradicionales, también para tirar el carretón (carreta más pequeña) usado en los períodos de las cosechas de distintos productos agrícolas. Fue esencial para el transporte de pasajeros en todo tipo de carruajes (birlochos, coupé, vis a vis, cabritas victorias), y para trasladar carros bombas, carros mortuorios, ambulancias y todo tipo de fletes o transportes. Tampoco fue ajeno a la fabricación de adobes y ladrillos -en sus comienzos desempeñado por hombres-, faena en que se le utilizaba para batir el barro, siendo las faenas agrícolas tradicionales las que más grafican el importante rol desempeñado. Así, la trilla a yeguas -cuyo origen se remonta a principios del siglo XVII- es una tradición que se realiza todos los años, evocando las faenas campesinas de antaño, cuando los campesinos colaboraban para efectuar la cosecha del trigo. La trilla
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO
Es un quehacer comunitario de fuerte raigambre indígena que reúne a vecinos de diferentes sectores para cooperar con el dueño del predio en la trilla de trigo y porotos, en el caso del valle; y de trigo, quínoa, chícharos, lentejas, garbanzos y arvejas, en terrenos costeros. Para tal efecto se prepara la era, terreno donde se realizará la faena, raspando una superficie cuyas dimensiones varían de acuerdo a las hectáreas sembradas. Entonces se procede a regarla y pisarla con caballos para obtener una superficie dura. Sobre ella se depositan las gavillas que han sido segadas con echonas, cargadas con horquetas hechas de una horcaja de árbol nativo y acarreada hasta ese sector por una carreta tirada por una yunta de bueyes. Luego ingresan las yeguas arreadas por un hombre de a caballo o “yegüerizo”, quien mediante gritos les hace dar repetidas vueltas, con el propósito de obtener por este pisoteo sostenido el desprendimiento de la semilla. Estos granos se barren con escobas de cicuta o espino y una vez que han sido reunidos se levanta una pared con sacos abiertos apuntalados por estacas de un metro de altura aproximadamente. Se aventan contra el viento con una pala de madera para quitarle las impurezas y posteriormente 194
Capítulo V: Nacimiento de Villa Prat se “traspalan”, esto es, se dejan caer limpios delante de los sacos. Luego se ensacan, recogiendo la paja con una horqueta de fierro denominada pajera provista de tres a cuatro ganchos, para hacer una parva que servirá de forraje a los animales en la época invernal. Este trabajo da origen a una fiesta, con comida, chicha y harina tostada, de cuya preparación se encargan las mujeres. Durante el siglo XIX en el Pueblo de Villa Prat, según consignan algunos relatos, los campesinos trillaban con yeguas de manera similar a la descrita, diferenciándose en que las mujeres tomaban parte activa en las faenas sacando la paja molida y barriendo el grano para amontonarlo antes de ser aventado. Después extraían el resto de impurezas en un trabajo que se conocía como “separación del trigo de la paja”. Arado de Palo Se usaban los yugos largos tanto para las carretas como para las rastras de clavo en siembras de trigo y maíz. El corto se empleaba solamente para el arado. El carretero se ayudaba con una picana que se fabricaba de coligüe y mimbre, embarrilada hasta una longitud de 2 metros, con huinchas de cuero o cáñamo, adornada con borlas de lanas de colores. En la punta llevaba un clavo de 1,5 mm. que servía para apurar el tranco del animal y dirigirlo. La carreta constituía el único medio de transporte de carga. Cuando ésta era muy pesada y los caminos dificultosos, se tiraba con tres a diez yuntas de bueyes. Otro recurso animal importante lo constituyeron los machos y las mulas. Los primeros se utilizaban para bajar leña de los cerros y las otras para el transporte de carga. Por su parte los vacunos llegaron a ser un elemento indispensable en la alimentación de los conquistadores, además de constituir a fines del siglo XVI, durante el siglo XVII y XVIII una fuente importante de ingreso por la exportación del sebo, cueros, cordobanes y en menor escala charqui hacia el virreinato del Perú. Las primeras marcas de caballares utilizaban diversos motivos, entre los que se contaban flores e incluso letras del alfabeto griego, generalizándose 195
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO en épocas posteriores el marcaje con las iniciales del dueño. Los vacunos y lanares se marcaban en el anca, el caballo de trabajo en la pierna y el fino en el gatillo, debajo de la tusa. Para mayor seguridad además de marcarlos «señalaban» a los vacunos, esto es les hacían una incisión vertical en el cuero bajo la papada (lo que dejaba un ojal de 20 cms.) o en las orejas. Ubicación estratégica Inserto en el sistema vial, Villa Prat se ubica al final del tramo pavimentado de la Ruta K 16, junto al empalme con la ruta K 40 conducente a San Rafael y la Carretera 5 Sur. Antaño, este empalme era un verdadero “cruce estratégico” a partir de la existencia del puente “La Huerta de Mataquito”, que fue destruido por la crecida del río a mediados de los años ‘70. Dicho puente fue repuesto por uno nuevo inaugurado después del terremoto del 27/F de 2010, permitiendo conectar
Desfile Club de Huasos, celebración Fiestas Patrias; 18 de Septiembre
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HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO nuevamente Villa Prat con la localidad de La Huerta de la comuna de Hualañé y desde ahí con todo el sistema vial de la ribera norte del río Mataquito, lo que posibilita un activo intercambio tanto en el transporte productivo de camiones hacia Curicó y Talca, como del turismo hacia la zona costera de Curepto, Licantén, Iloca y Vichuquén, entre otros. Evolución arquitectónica Denominado antiguamente Villa Pequén, el pueblo de Villa Prat es hoy el segundo centro poblado de importancia en la comuna de Sagrada Familia. Emplazado en el extremo norponiente de la comuna -sobre el valle del Mataquito y a los pies del cerro Pequén-, el origen de sus construcciones se relaciona al auge económico del trigo chileno a mediados del siglo XIX, cuando se formaron asentamientos en función de las rutas por las que transportaban el trigo y los productos agrícolas propios del valle de Mataquito, conectando con las ciudades de Curicó, Molina y Talca. Poseedor de un diseño arquitectónico colonial típico, con casas de adobe distribuidas a lo largo de una calle principal (con prolongados solares hacia atrás en dirección al cerro Pequén)104, sus viviendas aún conservan amplios corredores, techos de tejas, pisos de ladrillo y ocasionalmente protecciones de fierro forjado en sus ventanales. El emplazamiento y tipologías de sus construcciones revelan claramente las distintas etapas de desarrollo de la localidad, apareciendo en primer término casas de adobe, configurando la calle corredor original junto a la calle principal, y luego casas de albañilería seriadas en los desarrollos posteriores perpendiculares al eje central del camino original. Un elemento adicional a este emplazamiento de calle corredor lo constituyen los distintos niveles de ambos frentes de la calle principal. Tal situación se explica a partir de la pendiente del valle, donde aquellas casas ubicadas al sur, aparecen generalmente sobre un basamento por sobre el nivel de la calle principal, de tal forma de acceder a las casas se construyeron gradas. Por otra parte, tras la pavimentación de la calle principal, las casas de la vertiente norte, aparecen generalmente por debajo del nivel de la calle, donde en algunos casos, los antejardines salvan el declive del terreno. Con una superficie de 4,50 kilómetros cuadrados y una población en 2002 de 104 Sobre la Ruta K-16, desde la quebrada Risco Negro al oriente, hasta el estero El Culenar hacia el poniente.
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VILLA PRAT 2 mil 170 habitantes, hasta antes del terremoto de 27 de febrero de 2010, sus construcciones típicas eran un patrimonio arquitectónico y cultural, lo que le confería un importante atractivo turístico de valor preservando las costumbres originarias: mezcla de la cultura promaucae nativa y de los españoles que se asentaron en esas tierras. No obstante este desarrollo, se vio tremendamente afectada por el precedentemente mencionado terremoto, quedando el 90% de sus casas patrimoniales destruidas y/o derrumbadas. Hoy el pueblo está en un proceso de reconstrucción, donde con esfuerzo y sacrificio las nuevas generaciones están levantando las casas que construyeron sus padres y abuelos en el siglo pasado, anhelando recuperar la mística y la cultura distintivas de un típico pueblo del Valle del Mataquito105. 105
La influencia de la medicina popular
L
a gente tiene fe en los tratamientos ofrecidos por la tradición heredada de sus antepasados. En esta zona, son de uso común las hierbas. Entre las de uso más corriente figuran: El palqui, toronjil, menta, hierba dulce, culén, natre, tilo, borraja, pila, éter, boldo, matico, llantén, melosa, canela, etc. Fuera de las hierbas mencionadas la gente hace uso de otros medios Servicio Nacional de Turismo Región del Maule. Cuarta etapa del proyecto “Evaluación Propuesta Zona Conservación Histórica Villa Prat” - Anexo 4. Memoria.
Casa típica de Villa Prat, antes de terremoto del 27/F. Casa de Familia Valenzuela Galvez, en corredor don Pancho Valenzuela Castro, perteneciente a una de las familias más antiguas de Villa Prat.
Casas puebo Villa Prat destruidas después de terremoto 27/F, año 2010
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HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO
Río Mataquit Puente La Huerta
VILLA (Actual
La Isla
El Tac Ruta
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VILLA PRAT
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HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO CAPÍTULO VI: FOLKLOR, COSTUMBRES, GASTRONOMÍA, LEYENDAS Y PASATIEMPOS LÍNEA DE TIEMPO La influencia de la medicina popular Artesanía y tradiciones
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VILLA PRAT
Payas
Universo de mitos y leyendas
Gastronomía y cocina típica
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Capítulo VI: Folklor, costumbres, gastronomía, leyendas y pasatiempos curativos para recuperar la salud, tales como: • Para la anemia, se debe tomar durante varios meses en ayunas jugo de zanahorias, la zanahoria se debe dejar rallada durante la noche al sereno envuelta en un paño. • Para la jaqueca, se le da la comida al enfermo en un plato o taza que previamente haya sido lamido por un perro. • Para la tos de los niños, se les debe dar agua caliente de cardenal blanco con azúcar quemada. • Para los nervios, se debe tomar agua de lechuga por nueve días consecutivos, descansar tres y repetir el tratamiento. • Para que el niño se críe robusto y sano deberá tomar un tónico casero antes de almuerzo. Este te prepara hirviendo dos litros de vino tinto, un pedazo de posta y azúcar. Después de hervir estará a punto al quedar reducido a un litro.
• Para la bronquitis, tomar agua de quillay con azúcar quemada.
• Para los vómitos, hervir guías de parra.
• Para la resaca, hervir ají cacho de cabra deshidratado (quitando sus semillas) en leche de vaca, agregar un huevo, orégano y sal a gusto. Servir bien caliente. Fiestas Patrias en Villa Prat Las Fiestas Patrias se celebran desde comienzos de la Independencia, cuando se instalaba una gran ramada con fondas y ranchos para recibir a la gente del pueblo, así como las visitas de amigos y parientes que viajaban desde Santiago. Eran días de jolgorio y festejo, una verdadera fiesta de chilenidad. En dicha celebración participan las organizaciones civiles, la escuela, los clubes deportivos, el Club de Huasos y, en general, toda la comunidad de Villa Prat, junto a los usuales visitantes que llegan en esas fechas. 203
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Las ramadas poseen orquesta, conjunto folklórico y una gran pista para bailar, además de música, mesas y una variada gastronomía para degustar. Igualmente, como se ha dicho precedentemente, las fondas incluyen ranchos típicos donde se ofrece una amplia gama de comida chilena, que incluye empanadas, anticuchos, chicha en cacho, asado al palo, sopaipillas, así como juegos de palitroques y gabatelas. También es costumbre realizar competencias típicas de rodeo, domaduras de caballos y novillos. El Rodeo se lleva a cabo en la medialuna “Gustavo Ramírez Moreno”, al lado de las ramadas, donde se puede ver al “huaso
Grabado llamado “El Santero”.
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Capítulo VI: Folklor, costumbres, gastronomía, leyendas y pasatiempos chileno” luciendo su traje típico, montando lindos caballos y aperos, junto a las cantoras de música popular. Todo ello matizado con juegos típicos para los niños, tales como elevar volantines, competencias de trompo, rayuela, palo ensebado, pillar el chancho, por mencionar sólo los más conocidos. Pero es la competencia de la Danza Nacional, la cueca, la que cautiva a participantes y espectadores en cada celebración dieciochera. Artesanía y tradiciones Los artesanos y artesanas de Villa Prat aún atesoran conocimientos sobre artesanía, así como el dominio de antiguas técnicas que se han transmitido oralmente de generación tras generación, mediante los cuales continúan su silenciosa y creativa labor (“Existen casos en que esta transmisión se ha hecho exclusivamente por intermedio de una sola familia o un grupo determinado de personas afines; lo que no ha dificultado la tarea creativa del artista para
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO buscar nuevas fuentes de expresión que resalten aún más la riqueza que le ha sido transmitida”, según el profesor Valdés). Así, utilizando el mimbre realizan hermosas piezas de cestería que satisfacen algunas necesidades de su comunidad, tales como sillones, mesas, separadores de ambiente, repiserías, sillas, canastos y cestos. Otrora también llevaban a cabo coloridos tejidos a telar, arte popular que según el profesor ya mencionado “está prácticamente extinguido, quedando solamente una persona que realiza verdaderas obras de arte en su rústico telar, confeccionando hermosas y gruesas mantas y frazadas que por su calidad son muy apreciadas. Se trata de doña Luisa Aceituno”. Además, menciona a las loceras Florinda Rojas, Carmen Castro y Juana Cabrera, las que se destacan por su labor, pero sólo constituirían resabios de los destacados trabajos de cerámica que actualmente parecen haberse extinguido en la zona.
Cuadro “La zamacueca”, de Manuel Antonio Caro.
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Capítulo VI: Folklor, costumbres, gastronomía, leyendas y pasatiempos
Ramal de los Costinos que partia desde Curicó a la costa, arribó a Hualañé en 1912, y a Licantén en 1938. Aquel desaparecido convoy de trocha corta fue un importante medio de transporte para los aldeanos de la zona del Mataquito y pasaba por Tutuquén, Quilpoco, Tricao, Majadilla, Palquibudis, La Huerta, Mira Ríos, Hualañé, Mataquito y Licantén. En 1977 se puso fin al tradicional ramal ferroviartio que con sus carros planos cargados de carbón, lentejas, ajíes, ganado, trigo, maíz y otros productos, cruzó el valle y sus serranías.
Igualmente, entre las tradiciones y entretenciones populares que se han sostenido en el tiempo están el rodeo, las carreras a la chilena, la esquila, la topeadura en vara, tirar en rienda, el monte, el palitroque, el trompo, el luche, prendas o corre el anillo, rondas, el volantín y la bagatela; en tanto que entre las fiestas típicas no vigentes están la marcadura, la trilla a yegua, la domadura, las deshojas de choclo, el palo encebado, rifa de chancho, chancho enjabonado, peleas de gallos, carrera de gatos, la castradura y la amasadura. Asimismo, inserta en la Poesía Popular87 destacan brindis y payas, como la siguiente del cultor Don Manuel Ramírez: Brindis Voy a brindar dijo un huaso y a costa de mi nación, y si tiene aceptación me tomo este y otro vaso. 207
VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO En ese te llega al caso mi gusto nadie lo quita, se me pone de servirme de mistela esta copita. Y este brindis se lo brindo a esta noble señorita, que la encuentro tan bonita en este primer momento. Por eso a decirle voy palabra de casamiento. ——————— Brindo por la punta del choro y el barbón de la lapa, si este vaso fuera de oro y por las orillas de plata, brindo por la señorita también por la dueña de casa. ———————— Brindo dijo un Atacama por los valientes talquinos, también por los esmeraldinos porque la Esmeralda tiene fama. El cuarto polén Calama el tercero en su terreno, el cuarto por ser el bueno eide guerra hasta morir. Es lo que dice un roto Buin ¡Que viva el roto chileno! Payas Yo vi dos zorros pelear pero nunca se vencieron, como eran zorras las dos zorra con zorra se dieron. 106 Valdes, Pedro. “Villa Prat, tierra de historia y tradición”. 1995
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Y decías que soy de luma y te andai culijunteando, yo que soy de cicuta cual’es que me ando doblando. ———————————— Una niña se enojó porque yo se lo pedí, cual’es que me enojo yo si ella me lo pide a mí. Una niña se lo coció con una varilla de mimbre, no le quedó muy bonito pero chitas que le quedó firme. El pintor primoroso Que pintor tan primoroso que el mundo pinta al revés, la niña enamora al mozo y el ladrón detrás del juez. Para arriba van los pies con la cabeza pisando, el agua al fuego apagando, y un mudo enseñando letras. Los bueyes en la carreta, y el carretero tirando. Brindis Brindo dijo un carretero por la picana y el clavo, si me sale un toro bravo saco el poncho y lo poncheo, saco el lazo y lo laceo saco el cuchillo y lo capo, echo las bolas adentro de un saco y me voy a hacer un causeo.
Capítulo VI: Folklor, costumbres, gastronomía, leyendas y pasatiempos Entre sus cantos y danzas “las más conocidas en el lugar son las hermanas Amandina y Morelia LetelierValenzuela, que son oriundas de esta tierra, cantando a dos voces y ejecutando diferentes instrumentos, como el piano, arpa, guitarra y mandolina. Provienen de una familia de músicos y hasta el momento han entregado una gran variedad de canciones, como cuecas, tonadas, mazurcas, polcas y habaneras”. De su repertorio, se mencionan las siguientes: El Volantín (canción) Como volantín manejo al joven que me corteja, si se me acerca lo alejo y si se aleja lo acerco. De este modo no lo dejo pensar por un solo instante, si es mi novio o es mi amante o si se inclina a algún lado, lo bajo si está encumbrado y le corto los tirantes. Si en alguna reunión se presenta alguna bella, que como pintada estrella pretenda hacer comisión. Entonces por precaución le doy un buen tiranteo, lo recojo cuando creo que por querer encumbrarse vaya a poder enredarse en un garfio que no veo. El corazón tengo herido (tonada) El corazón tengo herido y las heridas me duelen
está muy lejos de aquí el que curármelas puede. Te andan diciendo que no te quiero una y mil veces te he dicho tú eres mi dueño. Tu ingratitud caramba me va a matar anda ingrato que algún día de mi amor te has de acordar. Que sacas con enojarte con tu negra vida mía si sabes que tus enojos son recreaciones mías Universo de mitos y leyendas En Villa Prat existen numerosas leyendas y mitos, los que con el paso del tiempo y el escepticismo tan propio del progreso aún mantienen vigencia.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Con matices más o matices menos, una leyenda o un mito tiene más de una versión, las que las personas del lugar han incorporado a su memoria íntima o historia personal88. La Laguna del Toro Se cuenta que en una de las quebradas del cerro Pequén existía una gran laguna, en cuyas orillas se paseaba y pastaba un enorme toro negro, cuya cola y cachos brillaban ya que eran de oro. Cuando alguna persona se acercaba con el intento de rodearlo y lacearlo, éste enfurecido se arrojaba a las aguas, escuchándose sólo su mugido que rebotada en los peñascos en forma de eco. Esto producía pánico en las personas, ya que huían despavoridas del lugar. La niña bonita Se cuenta que en un gran risco que existe casi en la cumbre del “Pequén”, se aparecía una hermosa doncella ligeramente vestida, peinando sus cabellos. Al acercarse a ella alguna persona (varón), le llamaba haciendo señas pronunciando su nombre. Muchos no resistieron su encanto y nunca más 107 Valdés Núñez, Pedro E. “Villa Prat. Tierra de historia y tradición”. Op. Cit.
Angostura en el camino de Hualqui. Dibujo según Dumont D’Urville.
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Capítulo VI: Folklor, costumbres, gastronomía, leyendas y pasatiempos volvieron; otros, lograron escapar al encanto de su voz. Aquella gran piedra o risco donde aparecía aquella hermosa doncella, quedó con el nombre de “Niña bonita”. El pequén perdió sus encantos Se cuenta que cierta vez, por allá por los años del 1800, los brujos del lugar con los de la Laguna del Maule pactaron un partido de “chueca”, donde apostaron todos los encantos de sus dominios. Siendo vencedores los del Maule, se llevaron todos los encantos del Pequén. Ese día se cubrió el cerro con una espesa niebla y se desató sobre él una
Una chingana en la primera mitad del siglo XIX. Grabado según Gay.
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO gran tormenta eléctrica con truenos y relámpagos que asustaron a los habitantes del pueblo y durando sólo algunos momentos. Cuando todo volvió a la normalidad y los habitantes del pueblo subieron a su cumbre a ver lo sucedido, encontraron que se había secado la Laguna del Toro y con ella habían desaparecido todos los encantos del cerro. Carreras de gatos “Se explica en pocas líneas en qué consistía la carrera de gatos, ya que sólo existen antecedentes de esta entretención en Curicó y Villa Prat. Era una entretención muy común entre la gente adulta y que estuvo vigente más o menos hasta el año 1915. En Curicó se realizaba en Maule Abajo y en Villa Prat en la cancha de carrera del pueblo. Consistía en tener una cancha debidamente preparada y en ella podían participar varios gatos, los cuales tenían un collar al cuello, agregándose una argolla al collar. La pista preparada para cada uno de estos felinos consistía en dos estacas clavadas al suelo, distantes quince metros una de otra; unía éstas, un alambre de fardo muy tirante a una altura de 25 a 30 centímetros., por el cual se deslizaba la argolla que conduciría desde la partida a la meta al animal. En la carrera podían participar los animales con un máximo de cinco. La persona que creía que su gato era veloz, lo inscribía apostando una suma de dinero a su pupilo. Para que los gatos corrieran, se hacían sonar tarros con piedras y en el punto de llegada había un juez que fallaba108”. Las infaltables supersticiones Según los habitantes de Villa Prat, las supersticiones están muy arraigadas en el alma popular y son tan antiguas como la ocupación humana de la zona. Obviamente, con el tiempo han ido mutando, desapareciendo unas y apareciendo otras. He aquí las consideradas de mayor raigambre, además características de la zona central. Barrer con una escoba nueva a las guaguas, para que caminen pronto. Saltar a los muertos para no temerles (no vigente). Sacarle los tacos a los zapatos de los muertos al ponerlos en el ataúd, para 108 Valdés Núñez, Pedro E. “Villa Prat. Tierra de historia y tradición”. Op. Cit.
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Capítulo VI: Folklor, costumbres, gastronomía, leyendas y pasatiempos así aliviarles el camino en la otra vida. Cuando se deja el sombrero sobre la mesa, dejarlo siempre boca arriba para no traer problemas al hogar. Hacer sahumerios para espantar los malos espíritus. Santiguar las guaguas para el mal de ojo. Colocar una cruz de palqui o una tijera con una cinta roja tras la puerta, para evitar la entrada de los malos espíritus. Cuando un panal de abejas se posa en un árbol de una casa, traerá un año de muy buena suerte para la familia. Cuando canta un chucho frente a la casa, anuncia muerte. No deben pisar la cola del gato las mozas y mozos que están en edad de matrimonio, ya que no se casarán en el año. Cuando entra a la casa un perro desconocido, llegará visita. No reír mucho los viernes, para no llorar el domingo. Para que la mata de limón dé mucho fruto, se plantarán tres clavos de cobre cerca de su raíz en forma de triángulo. No se debe resolver el fuego con un cuchillo, para que no traiga peleas en el hogar. Cuando el gato se afeita (es decir para su mano por la lengua y luego por su cara) llegará de visita una mujer, pero si lo hace por detrás de la oreja será hombre109. Gastronomía y cocina típica Desde tiempos inmemoriales la rica producción agrícola del territorio en que se asienta Villa Prat, ha ido generando una vasta diversidad de platos, postres y bebidas típicas, algunas absolutamente vigentes y otras desaparecidas, pero que enriquecen la gastronomía de la Región del Maule. Principales bebidas, platos típicos y postres
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VILLA PRAT HISTORIA EN EL VALLE DEL MATAQUITO Caldillo de criadillas: Guiso preparado en base a criadillas cortadas en trozos largos y fritas con aliños, se agrega cebolla picada a tajo pluma, pan francés, una yema de huevo y abundante ají. Estofado de humitas partidas en dos trozos, cebolla a tajo pluma con aliños (ajos, comino, pimiento y orégano) además tomate al natural. Guatitas rellenas: Se pica el librillo y el cuajo en trozos pequeños, pan remojado en leche, patitas del cordero, cebolla frita con aliños y abundante ají. Todo esto se 109 Valdés Núñez, Pedro E. “Villa Prat. Tierra de historia y tradición”. Op. Cit.
(Arriba) Cristo que se encuentra en una sala del Museo Villa Cultural Huilquilemu; (Abajo) Típico paisaje de la zona central (“Historia de Chile” de Encina y Castedo, Vol. IV, pp 32-33).
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Capítulo VI: Folklor, costumbres, gastronomía, leyendas y pasatiempos envuelve en la guata grande (llamado callo), se coce con un hilo y se hierve. Servirlo cortado en trozos. Pioquinta: Trigo remojado por período de ocho días, molido, colado y cocido con azúcar y canela (se servía como postre, especialmente para la muerte de chancho). Variante del pebre: Agua cruda aliñada con sal y aceite, se le pica cilantro en forma abundante y cebolla en cuadrito, a esto se le refriega ají seco o verde y se usa para acompañar las comidas. Tortilla de bleo: Se pica y sancocha al igual que la acelga y se fríe en aceite, se mezcla con huevo y harina. Se acompaña con papas fritas, papas cocidas o peras verdes cocidas. Paleado: Es una cazuela de cordero con abundante carne, color y aliños acostumbrados. Se agregan bolitos de harina cruda que previamente fue remojada con caldo y se sirve, (este es un plato tradicional de los arrieros del lugar). Caldo Gallo (para arreglar la caña): Agua hervida aliñada con vinagre, sal, aceite, ajo y ají en forma abundante, a esto se le pica brote de cebolla, quedando listo para servir. Picante en agua: Agua cruda aliñada con limón, sal, aceite, pimienta y ají seco en capi, a esto se le agrega cebolla picada en cuadritos y se sirve (esto se usa como medio para arreglar la caña). Harina de quinua: Con ella se prepara ulpo, ya sea frío o caliente, también se puede tomar mezclada con chicha o vino (también se usa como método abortivo). Guajos al horno: Se sancocha el cuajo y se pone al horno con toda clase de aliño acompañándose con puré de papas110. Locro: Guiso de maíz rallado con papas, zapallo, porotos tiernos, grasa, carne picada y abundante ají. Soplillo: Es una pequeña tortilla asada a las brasas, que se prepara con la masa sobrante de las pantrucas. 215
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Para aliviar la resaca ( para dos compadres): Ingredientes: 2 tazas de agua, 2 tazas de leche, 2 huevos, 2 capis de ají cacho cabra sin pepas, 2 hojas de cilantro fresco, 2 cebollas largas y sal al gusto. 1/8 c pimienta (opcional). Preparación: Se pican finamente el cilantro y la cebolla. En una olla grande se pone a calentar la leche con el agua, la sal, la cebolla y los capis de ají. Cuando hierva, se le agregan los huevos crudos sin dejar romper las yemas y se dejan hervir por un minuto. En el fondo de los platos de sopa (o tazones) se pone una cucharadita de cebolla y una de cilantro. Se sacan cuidadosamente los huevos de la olla y se coloca un huevo en cada plato. Luego se les vierte el líquido muy caliente. La sopa se puede acompañar con tajadas de pan con mantequilla. 216
Capítulo VI: Folklor, costumbres, gastronomía, leyendas y pasatiempos
Zorritos: Miel de abeja revolcada en harina de trigo tostada. Las bolitas que se forman al mezclarse se sirven. Caldillo de chicharrones: Papas cortadas en torrejas (redondas), chuchoca, aliños y chicharrones de chancho. Arrope de uva: Lagrimilla cortada con ceniza y afrechillo por el período de una noche. Se agregan huevos batidos y se hierve hasta lograr el punto de hilo; la impureza que va arrojando al hervir por medio de la espuma se va eliminando. Postres de leche: Leche con harina tostada y sal. Leche con harina cruda y sal. Ambos se preparan con arrope de uva o miel. Además tenemos la leche que se prepara con mote y sal. Sorbete: El agua que se cuece, la fruta se cuela y agrega azúcar, se le da punto hasta que espese un poco. Se puede hacer sorbete de varias frutas, siendo el más común el de membrillo. Éste una vez frío se guarda envasado y se sirve mezclado con agua para la sed. Asoleado: Uva desgranada, ojalá la variedad moscatel. Se van colocando en el interior de un chuico los granos semirreventados, se agrega azúcar y se deja al sol durante ocho días, hasta que ya no fermente, se cuela en papel filtro y se sirve. 110 Valdés Núñez, Pedro E. “Villa Prat. Tierra de historia y tradición”. Op. Cit. 217
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Licor de chocolate: Licor en base a chocolate, azúcar, aguardiente, agua fría, vainilla y limones. Se remueve todos los días con cuchara de madera, luego se cuela en papel filtro. Para arreglar la caña: Se toma chicha o vino con ají en capi refregado. También se toma el pigüelo y la chupilca. Pilloqui: Guiso de maíz rallado con papas, ajo, cebolla frita y ají en polvo. Ensalada de bleo: Es este un pasto tierno que se pica y aliña con ingredientes para ensalada. Mallo: Papas cocidas y molidas sazonadas con salsa de cebolla, manteca y abundante ají. Mantequilla de chancho: Del unto sin sal (grasa de ringada del chancho), se prepara una rica pasta para el pan. Salsa de maíz: Choclo tierno molido en la piedra, papas picadas, cebolla frita y manteca111. Chicha de maqui: Se refriega el maqui a mano, se filtra en un lienzo y se sirve. Mistela: Bebida en base a aguardiente y palo de culén. Enguindado: Aguardiente, cereza ácida seca y azúcar. Frutas silvestres del lugar: Guillave, coigüe, maqui, peumo, boldo, etc. 218
Capítulo VI: Folklor, costumbres, gastronomía, leyendas y pasatiempos Merkén o merquén (del mapudungún: medkeñ ), es un aliño que usaban en el pasado, período pre hispano, los nativos del Valle del Mataquito y usan todavía en la cocina típica del Pueblo de Villa Prat; preparado con ají seco de la variedad Cacho de Cabra, ahumado o tostado, junto a semillas de cilantro y sal molida. Se utiliza en las más variadas preparaciones de comida, en entradas, ensaladas, sopas y diversos platos de carnes, pescados y pastas. Este producto ha sido rescatado en su tradición milenaria por la familia Briso Inostroza, del Pueblo de Villa Prat; llevándolo a posicionar en el ámbito del gourmet nacional e internacional.
Cultivo de maíz en el Valle del Mataquito, en los alrededores del pueblo de Villa Prat. Al fondo se divisa el cerro Chiripilco. 111 Valdés Núñez, Pedro E. “Villa Prat. Tierra de historia y tradición”. Op. Cit.
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“La Cueca”. Álbum Recuerdos de Chile. Sala José Toribio Medina (en: “Geografía Poética de Chile”).
Ají de Color Picante: ingrediente fundamental en la cocina villapratense, que es la suma de manteca derretida con ají triturado Cacho de Cabra de color rojo deshidratado. Se usa para dar el toque final a los porotos, lentejas, garbanzos y pailas de huevo frito. Desaparecida casa tipica de Villa Prat. Secado de ajíes en sus patios.
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DICHOS DE CAMPOS RECOPILADOS Capítulo VI: Folklor, costumbres, gastronomía, leyendas y pasatiempos De la Vida Cotidiana A buen entendedor, con pocas palabras. A falta de pan, buenas son las tortas. Bajo una mala capa se esconde un buen torero. Buscarle el cuesco a la breva. Carreta parada no gata flete. Comida hecha, amistad desecha. De aquí a la quebrada del ají. Donde todos mandan, nadie obedece. Dos cucharadas y a la papa. El buen vino hace la fiesta. El fruto maduro cae solo. El hilo se corta por lo más delgado. El horno no está para bollos. El que no ve chicas no ve grandes. El que pestañea, pierde. El que mucho abarca poco aprieta. El que tiene tienda que la atienda. En el hueso está la sustancia. En caso de herrero, cuchillo de palo. En lo ajeno reina la desgracia. Entra el vino y sale el secreto. Es bueno el cilantro, pero nunca tanto. Es mejor arrear que ser arreado. Es una verdad, aquí y en la quebrá del ají. Escoba nueva siempre barre bien. Eso no tiene pies ni cabeza. Está más enojado que un quique. Guagua que no llora, no mama. Hay que saber por donde corre el agua. La ambición rompe el saco. La esperanza es lo último que se pierde. La fiesta es hasta que las velas no ardan. La mala hierba nunca muere. La vida tiene muchas vueltas. Le salió el tiro por la culata. Lo barato cuesta caro. Lo primero que pienso es de Dios, lo segundo es del diablo. Más enredado que moño de vieja. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. No hay laguna que no tenga su desagüe. Nunca enciendas un fuego que no sepas que puedas apagar. Por el caballo se conoce al jinete. Por el camino se arregla la carga. Pueblo chico infierno grande. Sale más cara la vaina que el sable. Se está cavando su propia tumba. Se han visto muertos cargando adobes. Se quedó sin pan ni pedazo. Un ciego no puede guiar a otro ciego. Una mano lava la otra y la dos la cara.
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de Caballos VILLA PRAT HISTORIA De ENExperiencias EL VALLE DEL MATAQUITO
A caballo ajeno, espuelas propias. A caballo regalado no se le miran los dientes. Al ojo del amo engorda el caballo. Caballo largo, rienda corta. Caballo, montura y mujer, no se prestan. El caballo es del que lo cabalga. El dueño de la yegua es el dueño del potrillo El que va lejos, que apriete bien su montura. Lo cuidan más que al caballo del señor cura. Partida de caballo, llegada de burro. Puedes llevar un caballo al agua, pero no puedes obligarlo a beber. Se acaricia al caballo hasta ensillarlo no más. Se metió en las patas de los caballos. Ya estoy con el pie en el estribo. De Perros y relacionados A otro perro con ese hueso. Anda con la cola entre las piernas. El perro del hortelano no come, ni deja comer. Esa es pelea de perro grande. Matando la perra, se corta la leva. Ni en pelea de perros se le ha visto. No tiene ni padre ni madre, ni perro que le ladre. Perro acariciado, mueve la cola. Perro que ladra no muerde. Perro viejo ladra sentado. Perro viejo no aprende mañas nuevas. Se lo llevan como el perro y el gato. Gatos Cada gato se rasca con sus propias uñas. De noche, todos los gatos son negros. Esto es una bolsa de gatos. Había apenas cuatro gatos. La curiosidad mató al gato. Le anda buscando la quinta pata al gato. Le dio el palo al gato. Le pasaron gato por libre. Más ladrón que gato de campo. No saques las castañas con la mano del gato. Se defiende como gato de espalda. Será que aquí hay gato encerrado? Y quién le pone el cascabel al gato?
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Vacas, Bueyes y Otros Animales A buey viejo pasto tierno. Al pie da la vaca fresquita está la leche. Aquí está la madre del cordero! Cada oveja con su pareja. Cada vaca cría a su ternero. Chancho limpio no engorda. De un ternero se espera un buey, de una gallina un huevo. La vaca nunca se acuerda que fue ternera. El toro nunca se acuerda que fue ternero.
Entrecostumbres, bueyes mansosgastronomía, no se dan cornadas. Capítulo VI: Folklor, leyendas y pasatiempos Es chancho que no da manteca. Hay que arar con los bueyes que se tiene. Hay que tomar el toro por las patas. La carreta no se pone delante de los bueyes. La culpa no es del chancho si no de quien le da afrecho. No apure los bueyes flacos, compadre! Primero la vaca, después la leche. Son tiempos de vacas flacas. Vamos arando dijo la mosca, arriba del cacho del buey. Vamos tumbando y capando, salando y soltando! Van por lana, y salen trasquilados.
Aves y Otros Relacionados A cada gallina la espera una olla. A gallo que no canta le cortan la garganta. Anda a palos con el águila. Cada gallo canta en su gallinero. Cría ciervos y te sacarán los ojos. El avaro mata la gallina de los huevos de oro. El que nace chicharra, muere cantando. El sol sale aunque no haya gallo que cante. En la cancha se ven los gallos. Es más cagado que palo de gallinero. Este huevito quiere sal… Hasta aquí vamos bien! dijo el pavo en la puerta del horno. La abeja se pega en la miel. La gallina cacarea cuando pone el huevo. La primera gallina que cacarea no es la que puso el huevo. Lo pillaron volando bajo. Más vale pájaro en mano que sien volando. No cantan dos gallos en un mismo gallinero. No pongas todos los huevos en un mismo canasto. No se hacen tortillas sin quebrar huevos. Qué es primero el huevo o la gallina? Si ronda el jote, animal muerto hay cerca. Una cosa es cacarear y otra es poner el huevo. Vamos a ver cuántos pares son tres moscas. Y ahora ¡póngale la guinda al pavo! Y cuidado, con pisar huevos. A una gallina desplumada, es muy difícil volver a pegarle las plumas Dios, El Diablo y Relacionados A Dios rezando, y con el mazo dando. Aquí el diablo metió la cola. De todo hay en la villa del Señor. Dios aprieta, pero no ahorca. Dios castiga, pero no a palos. Dios los cría, el diablo los junta. Aquí el diablo metió su cola. El bien no es conocido, sino cuando es perdido. El cura Gatica predica pero no practica. El hábito no hace el monje. El ojo es el espejo del alma. Es más papista que el papa.
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Hay que unaDEL vela aMATAQUITO cada santo. VILLA PRAT HISTORIA ENprenderle EL VALLE
Hijo de hija nieto será; hijo de hijo nadie sabrá. Las armas las carga el diablo. Lo que puedes solo, no esperes de otro. Los cuidados de sacristán, mataron al Señor cura. Más sabe el diablo por viejo que por diablo. Más vale diablo conocido que santo por conocer. No contar plata ante los pobres. No hay iglesia sin sermón, ni matrimonio sin discusión. No se puede servir a Dios y al diablo. Pueblo chico, infierno grande. Quien madruga dios le ayuda. Se cuenta el milagro, pero no el santo. Se fue donde el diablo perdió el poncho. Si Dios no perdona, nadie iría al cielo. Ayúdate y Dios de ayudará. Dios aprieta, pero no ahorca. Uno ve caras pero no corazones. Va a desvestir un santo, para vestir a otro. Dios castiga pero no a palos.
Mujeres y Relacionados Amor con amor se paga. Amor con hambre no dura. Antes que te cases, mira bien lo que haces. Besos y abrazos no sacan pedazos. Con la risa en la cara el alma no se amarga. Contigo pan y cebolla. El bien no es conocido, sino cuando es perdido. El bien y el mal, en la cara se ven. El hombre siempre tiene la razón, pero la mujer nunca se equivoca. Habiendo fiesta y velorio regado, no hay novia fea ni muerto malo. Hay cosas que por sabidas se callan y por calladas se olvidan. Hijo igual al padre, habla bien de la madre. La mona aunque de seda se vista, mona queda. La suerte de la fea, la bonita la desea. La mujer cuando quiere, el hombre cuando puede. Mal de lagartija; la madre mejor que la hija. No hay iglesia sin sermón, ni matrimonio sin discusión. Quien a la mujer viste, sus favores obtiene. Quien quiere celeste; que le cueste. Quien se casa quiere casa. Tu hijo es tu hijo hasta casarse, tu hija hasta morir. Tus ojos son una ventana al alma.
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De sentido Común A buen entendedor, con pocas palabras. A donde fueres, haz lo que vieres. A rio revuelto, ganancia de pescadores. Agua que no has de beber, déjala correr. Al que le calce el guante, que se lo chante. Cada cual sabe dónde le aprieta el zapato. Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente. Crece como la mala yerba. Cuando el ruido suenas, piedras lleva.
Cuando menos piensa, salta la liebre. Capítulo VI: Folklor, costumbres, gastronomía, leyendas y pasatiempos De atrás pica el indio. Del dicho al hecho, hay mucho trecho. Donde hubo fuego, brasas quedan. El agua nunca olvida su camino. El huaso ladino, ve por debajo del agua. El peor ciego es el que no quiere ver. El potreo del vecino es siempre más verde. En el país del ciegos, el tuerto es rey. En el pedir no hay engaño. En la puerta del horno se puede quemar el pan. En todas partes se cuecen habas. Está dando palos de ciego. Fue la gota que rebalsó el vaso. Fue por lana y salió trasquilado Gana fama y échate en la cama. Ha corrido mucha agua bajo el puente. Hay que estar Ojo al charqui. Una mano laba la otra y las dos laban la cara Hoy por ti, mañana por mí. La experiencia es la madre de la ciencia. La vida es de dulce y agraz Les dio cancha, tiro y lado. Más vale maña que fuerza. Más vale tarde que nunca Muy parado el la hilacha. Nadie me quita lo comido y bailado. Ni que fueran cortados por la misma tijera. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. No es ni chicha, ni limonada. No llueve pero gotea. No por mucho madrugar aparece más temprano. Norte claro, sur oscuro, aguacero seguro. Ojos que no ven, corazón que no siente. Pastelero a tus pasteles. Quien no se arriesga no cruza el rio. Siempre está para el lado donde más calienta el sol. Tanto va el cántaro al agua que al final se rompe. Todo tiene arreglo, menos la muerte. El que tiene buen ojo, de una mirada sabe cuánto pesa el animal. Árboles y Otros Al árbol se le conoce por sus frutos. De tal palo, tal astilla. Del árbol caído todos hacen leña. El árbol torcido es muy difícil enderezarlo. Los árboles no dejan ver el bosque. Mucho ruido para tan pocas nueces. No hay rosas sin espinas. No le pidas peras al olmo. Por sus frutos los conoceréis. Quien a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija.
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FotografĂa tomada por Arturo Briso, Verano 2012
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Cuadro “Huerta de Mataquito, de la pintora talquina Blanca Ester Concha.