La mirada pura en San Ignacio Actitud reflejada en las Cartas escritas por San Ignacio de Loyola
José de Jesús Quiroz García
José de Jesús Quiroz García
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Índice ÍNDICE ............................................................................................................................................................... 1 INTRODUCCIÓN .............................................................................................................................................. 2 LA MIRADA PURA EN SAN IGNACIO ......................................................................................................... 3 CONCLUSIONES ............................................................................................................................................... 5
La mirada pura en San Ignacio
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Introducción El presente escrito se basa en algunas cartas de San Ignacio de Loyola, las cuales han sido escogidas a conveniencia para su estudio. Intentaré, entonces, hacer notar una actitud de P. Ignacio que se ve reflejada en sus escritos, lo cual me parece tenga un lugar importante en la vida de seguimiento a Nuestro Señor; es la actitud de desaparecer en la misión, donde uno no se preocupa más por el propio yo, sino pone la mirada en el tú del Señor para buscar hacer todo con esta mirada pura, a la Mayor Gloria de Dios.
José de Jesús Quiroz García
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La mirada pura en San Ignacio Mediante un estudio profundo de las cartas de San Ignacio de Loyola, se puede encontrar un elemento constante en las palabras utilizadas por P. Ignacio en sus cartas, el cual elemento me parece expresa de manera clara la pureza de su mirada que está siempre puesta en el Señor. Es así que él escribe: “nos ha parecido en el Señor de todos decir algunas cosas que pueden servir a Mayor Gloria de Dios”1; “y ellos sean remediados en su Mayor servicio, alabanza y gloria, y para siempre sin fin”2; “así pensamos proceder a Mayor Gloria Divina”3; “siempre a Gloria de Dios y bien común”4. Con estas frases se puede ver cómo P. Ignacio no aparece, su yo no se mezcla con las ordenes que da, su mirada, su intención, están puestas en buscar aquello que da Mayor Gloria a Dios. Es de notar, pues, que los verbos que utiliza para expresar su intención, están relacionados con el Señor, de manera que dice: “nos ha parecido en el Señor...”, “ellos sean remediados en su Mayor...”, “pensamos proceder a Mayor”. Es así que él no quita su mirada del Señor y desaparece su persona, teniendo solo presente la persona del Señor. Pero esta actitud no lo hace menos libre, sino más bien le concede una grande libertad para con las cosas, de tal manera que escribe: “... usar de los medios humanos a sus tiempos, enderezados puramente a su servicio, no es mal, cuando en Dios y su gracia se tiene el áncora de la esperanza; pero no usar de los tales cuando Dios, por otras vías proveyendo, los hace ser excusado, o cuando no se esperase que ayudaría para su mayor servicio...”5. con este texto vemos pues, que P. Ignacio usa de los bienes o medios humanos no para buscar el prestigio personal o el prestigio de la Compañía, su persona y su obra desaparecen, lo único que queda es un genuino deseo de servir a Dios, un tener los ojos, la mirada puesta en lo que él desea.
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Carta 34. De ahora en adelante, “C” indicará la carta. C. 34 3 C. 31 4 C. 35 5 C. 33 2
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Así pues, es que con esta actitud, P. Ignacio no se ve constreñido a dejar todos los medios humanos sin utilizarlos, como despreciando el mundo, sino asume también estos medios y los ordena al puro servicio del Señor. Si P. Ignacio tiene esta mirada pura para con las cosas, esto es posible gracias a su discernimiento, como se puede percibir en el siguiente fragmento de una de sus cartas: “mirando a lo que mi conciencia me obliga, y para mí creyendo firmemente y sin poder dudar, y protestando delante del tribunal de Christo nuestro Criador y Señor, que para siempre me ha de juzgar”6. Esto, por tanto, inicia gracias a un estar ante la presencia de Dios; de un mirar,(como de hecho él lo especifica cuando comienza diciendo, “mirando a lo...”), siempre al Señor; y es así que P. Ignacio ve, mira lo que Dios le pide, de tal manera que una vez conocida su voluntad, se decide, y pone los medios para llevarla a cabo. Es aquí que se ve como P. Ignacio se olvida de sí mismo, y solo busca lo que Dios le pide en cada momento, haciendo de esto su único querer. Entonces, podemos ver cómo P, Ignacio nos da ejemplo con su vida, de buscar vivir, en nuestra vida de servicio al Señor, con una mirada pura, puesta en el Señor, de tal manera que el propio yo quede de lado, o mejor dicho, desaparezca en el tú del Señor, para que sólo así dejemos y contribuyamos al resplandecimiento de la Mayor Gloria de Dios. Pero esto no como una hermosa idea, no como un ideal difícil de alcanzar, sino en las cosas concretas que se nos presentan día a día, buscando en éstas servir a Dios aprovechando de todo lo que nos ofrece para su servicio, y no despreciando sus medios, teniendo siempre en consideración el discernimiento que nos enseña P. Ignacio, para mirar sólo el querer de Dios.
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C. 34. Cfr. Ejercicios Espirituales, No. 187.
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Conclusiones Es con esto, finalmente, que creo poder ver en esta actitud, una actitud que debe hacerse presente en la vida de los consejos, para que así verdaderamente, todas nuestras intenciones, acciones y operaciones, fundadas en esta actitud, vayan ordenadas a su Mayor Gloria. Cabe agregar que esta actitud no se puede vivir fuera de un auténtico amor al Señor, el cual amor nos llevará a realmente desear servir en todo al Señor.