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1.2.2. Contenidos

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CLAVE GENERAL

CLAVE GENERAL

— Regiones tropicales del Viejo Mundo: Paleotropical (Paleotrop.) — Regiones tropicales del Nuevo Mundo: Neotropical (Neotrop.) — Regiones templadas del norte del Nuevo Mundo: Norteamericana (Norteamer.) — Regiones templadas del Viejo Mundo: Paleotemplada (Paleotempl.) — Regiones templadas de Extremo Oriente: Chinojaponesa (Chinojap.) — Regiones templadas de Asia central: Centroasiática (Centroas.) — Regiones templadas de Asia suroccidental: Iranoturariana (Iranot.) — Regiones templadas de Europa norte y Asia noroccidental: Eurosiberiana: (Eurosib.) — Regiones templadas del sur de Europa y norte de África: Mediterránea (Medit.)

Dado que ésta última es la que más nos afecta la matizaremos con alusiones parciales a su zona oeste (Medit.-occid.), este (Medit.-orient.), sur (Medit.-merid.) y norte (Medit.sept.). Si afecta a las cuatro se especificará: Circun-Medit. Los endemismos peninsulares se separarán como iberolevantinos (Iberolev.), cuando afecten a su mitad oriental o iberoatlánticos (Iberoatl.), cuando afecten a su mitad occidental. En ocasiones se emplearán abreviaturas mixtas (ej.: Medit.-Iranot.). Si la especie tiene su centro en una zona pero la excede ampliamente se puede especificar con la partícula Euri— (ej. Euri-Medit.-Sept., si excede bastante desde el área mediterránea hacia el norte).

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D. Grado de abundancia en la zona: RR (muy rara), R (rara), M (abundancia media), C (común) y CC (muy común).

2. PRINCIPALES UNIDADES DE VEGETACIÓN

Aunque se trata de una obra que intenta ilustrar la flora, pensamos que es útil presentar un rápido repaso previo a las unidades de vegetación, aspecto que todo el mundo puede reconocer cómodamente en el terreno y que puede ayudar al mejor conocimiento de la flora, partiendo de la base de que cada especie selecciona uno o unos pocos tipos de vegetación para instalarse, con lo que buscando las unidades diferentes de vegetación estaremos en las mejores condiciones para poder conocer el máximo de biodiversidad en esta zona, como en cualquiera otra a la que accedamos.

En unas tierras que reciben unas cantidades de lluvia de cierta importancia no existen zonas áridas naturales sin potencialidad forestal, por lo que todo el territorio tiene como vegetación potencial un bosque, mayoritariamente perennifolio, con importante participación —aunque minoritaria— de caducifolios en forma mixta o pura. De todos modos, tanto en orlas y linderos de estos bosques como en áreas abruptas donde la acumulación de suelo es escasa, pueden verse extensas formaciones de matorrales y pastizales, a veces de forma natural, aunque mayoritariamente a consecuencia de la actividad humana. Comenzaremos por los bosques y luego pasaremos a las formaciones arbustivas y herbáceas, destacando –en estos casos— aquellas que deben su presencia a factores ecológicos de primer orden (roquedos, pedregales, saladares, etc.).

2.1. Vegetación arbórea y arborescente (bosques y maquias)

El paisaje vegetal de la zona se encuentra dominado por formaciones arbóreas y de altos arbustos que constituyen, en muchos casos, la vegetación potencial natural o bien muestran una influencia de la mano humana, que ha favorecido unas especies (sobre todo pinos o chopos) frente a otras que han sido vistas como menos rentables; aunque en la actualidad, tras siglos de aprovechamiento ± intenso del territorio, existen amplias áreas deforestadas o desertizadas, donde la vegetación real que se observa ha pasado a un nivel inferior (bajos matorrales o pastos), que —a largo plazo— es situación transitoria, ya que las formaciones boscosas intentan recuperar su terreno, aunque ello resulta muchas veces difícil por la erosión que han sufrido los suelos, estabilizando de modo casi permanente muchas de las indicadas comunidades no forestales.

Se pueden sintetizar las formaciones forestales de esta sierra en los grandes grupos que a continuación comentamos:

2.1.1. Bosques perennifolios de coníferas

Se trata de un grupo muy heterogéneo en lo que a requerimientos ecológicos se refiere, aunque tienen en común la apariencia externa y el parentesco de los árboles dominantes, concretados en todos los casos a diferentes especies de pinos, enebros y sabinas.

2.1.1.1. Pinares de carrasco. En las partes menos elevadas de la comarca, y en altitudes inferiores a los 900-1000 m, llegan a presentarse pinares de pino carrasco (Pinus halepensis) de cierta extensión. Se trata de una especie de distribución circunmediterránea, muy tolerante a la sequía y a la pobreza de los suelos, que crece en todo tipo de sustratos, aunque no soporta los climas demasiado fríos o continentales. Da lugar a bosquetes no muy

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