EUROLEAGUE 14/15
FINAL FOUR 15 / 17 MAYO
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Madrid, Madrid, Madrid............................................................................................................................................... 4 Guerra bajo los aros.......................................................................................................................................................... 8 Spanoulis, el hombre Final Four........................................................................................................................14 Milos y Sergio, cuentas pendientes................................................................................................................18 Printezis, el asesino silencioso............................................................................................................................22 La confirmación de un talento llamado Nemanja..........................................................................28 Rivers, Edney, Rice... ¿Goudelock?...................................................................................................................32 El reto de Kirilenko...........................................................................................................................................................38 El turno de Rudy..................................................................................................................................................................42 El jardín de casa de Obradovic............................................................................................................................46
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Madrid, Madrid, Madrid...
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Madrid se convertía todas las Navidades en el centro mundial del baloncesto, con las mejores selecciones, las mejores universidades americanas alegrándonoslas, desde su desaparición, soporíferas tardes de Nochebuena y Navidad. En Madrid se jugó una pionera Final Four en 1967, con Real Madrid, Olimpia Milano, Slavia de Praga y ASK Olimpika, que coronó al equipo de casa con una gran actuación de Emiliano Rodríguez. Aquella final dejó una imagen de esas que ya forman parten de la historia de la gran Copa de Europa.
El Frontón de Vista Alegre, donde el Real Madrid levantó su primera Copa de Europa, el pabellón de la Ciudad Deportiva, el Palacio de los Deportes, el Magariños, la entrañable “Nevera”, pistas y más pistas por toda la ciudad, donde la pelota naranja no deja de botar. No deja de ser significativo que la Euroliga empezase en Madrid, un 19 de octubre del año 2000, donde Eric Meek y Dino Radja lucharon por el primer balón al aire. El Gran Dino fue el autor de la primera canasta. No era mal nombre para estrenar la competición. Era un Real Madrid - Olympiakos (de aquella aún con k).
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Madrid, Madrid, Madrid...
El “ruido” futbolero nos impide oír otras voces, pero que no se le olvide a nadie. Madrid también es ciudad de baloncesto. Allí reside, desde 1931, el equipo más laureado del baloncesto europeo, allí juega un equipo que ha sido fábrica de talento desde los años 50. Madrid ha visto finales de Mundiales de baloncesto, de Europeos, un inolvidable Open McDonald’s.
No fue hasta 2008 cuando la F4 llegó a Madrid (y tuve la suerte de estar allí). El CSKA de Papaloukas, Smodis, Langdon y Ettore Messina se proclamó Campeón de Europa en el Palacio de Deportes de Madrid, derrotando a Tau Baskonia en la semifinal y Maccabi Tel Aviv en la gran final 91-77. De aquella F4, dos jugadores repiten en Madrid: Viktor Khryapa y Nikos Zizis, de aquella campeón con CSKA, ahora presente con Fenerbahce. Siete años después, Madrid vuelve a acoger a los 4 mejores equipos de Europa. Todo lo hecho hasta ahora no vale de nada. Una Final Four es otra cosa. Una Final Four es algo muy grande. El 17 de mayo tendremos un nuevo Campeón de Europa.
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Guerra
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bajo los aros
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Guerra bajo los aros
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Buena parte de las opciones del Real Madrid, sin embargo, van a depender del rendimiento de sus interiores: para que los exteriores puedan “respirar”, los Felipe, Ayón y Bouroussis tendrán que poner su granito de arena en forma de puntos y amenaza interior. Seguramente veamos a Nocioni o incluso Maciulis jugar algunos minutos de 4, pero para el buen funcionamiento de los sistemas de Laso, Gustavo Ayón se presenta fundamental: puede aportar puntos bajo el aro y cada vez juega mejor el poste alto/bajo con Felipe Reyes, quien a sus 35 años vuelve a estar muy cerca del título más deseado, con el que cerrar una carrera de leyenda. Ellos dos deben también cerrar una de las vías de agua del Real Madrid, el rebote defensivo, ya que a buen seguro que Obradovic mandará cargar a los suyos para castigar a la defensa blanca e impedir transiciones rápidas.
¿Y con quién contará Zeljko para ese castigo interior?, Jan Vesely tiene que ser ese hombre.
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Guerra bajo los aros
No, no veremos finos estilistas (si es que queda alguno más allá de Ante Tomic) en el poste. El rol de los jugadores interiores en esta Final Four será en casi todos los casos secundarios: jugadores que tienen que aportar dureza, puntos en el pick n roll y rebote. Si no contamos a los 4’s, principalmente aquellos que juegan de cara y anotan más lanzando que bajo el aro, poquitos jugadores capaces de generar puntos por sí mismos nos vamos a encontrar.
El checo ha ido creciendo con la competición, pagando el peaje (del que pocas veces se habla) de la vuelta de la NBA al basket FIBA. Físicamente inigualable, sus continuaciones y juego por encima del aro se han convertido en pieza básica en los esquemas de Zeljko. 2x2, continuaciones y siempre atento para completar penetraciones de compañeros capaces de leer la ayuda del hombre alto (Preldzic es especialista) y ponerle el balón cerca del aro para que remache. Junto a él, Luka Zoric pondrá puntos desde 4 metros (y nula defensa) y Erden...Erden es un expediente X, mientras que Savas puede hacer daño al Madrid instalando sus kilos a un metro del aro. Ah claro, y un tal Nemanja Bjelica del que ya os hablaremos en otro artículo con más detalle. Una curiosidad, ¿Veremos el hack-a-Jan, aprovechando la debilidad del jugador checo desde la línea de tiros libres?).
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Sasha Kaun seguirá siendo la 1ª opción ofensiva al inicio del partido. Siempre carga CSKA el juego en primeras acciones sobre el 5, tosco pero efectivo cargando desde el poste o en las continuaciones del PNR.
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Guerra bajo los aros
Físicos e intensos son Dunston y Hunter, dos jugadores que se adaptan a lo que los esquemas de Olympiacos requieren de los hombres altos: en defensa, capaces de aguantar los cambios tras los bloqueos y llegar a las ayudas interiores. En ataque, buenas continuaciones hacia el aro y castigar con el rebote ofensivo. Puntos pocos, pero intensidad toda la del mundo. Petway es experto en abrir mucho el campo para crear espacios y amenazar desde la línea de tres mientras que Printezis seguirá tirando de inteligencia y recursos.
La nómina de interiores de CSKA es, no podía ser de otra manera, espectacular. Tienen de todo y para todo, empezando por Andrei Kirilenko, capaz de hacer todo lo que se puede hacer sobre una pista de baloncesto. Khryapa lleva una temporada en la que las lesiones no le han dejado apenas participar y su estado de forma es una incógnita. Por eso creo que Vorontsevich seguirá teniendo muchos minutos, porque además se los ha ganado: extraordinario en el rebote e intenso en la defensa, siempre concentrado y atento a las ayudas; su amenaza con el tiro crea muchos problemas a las defensas rivales, que ponen más presión en la defensa de sus compañeros y Voron sabe aprovecharlo a la perfección, ya sea anotando o asistiendo. Tremenda temporada la suya.
Su influencia va menguando conforme avanza el partido, que es cuando suele crecer la de Kyle Hines, experto en cambiar tendencias con su intensidad. Y bien que lo sabe el Real Madrid por aquella final en Londres. Sin llegar a 2 metros, su cuerpo le permite defender a jugadores mucho más altos, defender a bajitos a 7 metros, proteger el rebote como una auténtica fiera y, siempre, llevarse sus 2 o 3 rebotes ofensivos que desesperan al entrenador rival. Lejos quedan los tiempos en que los interiores dominaban el baloncesto; ahora “el juego” lo dominan los bajitos, pero sin el apoyo de los jugadores grandes, nadie podrá levantar la copa el domingo noche.
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el hombre Final Four
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Spanoulis, el hombre Final Four
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Vassilis Spanoulis. Olympiacos. Parecen hechos el uno para el otro. Amor por los colores, pasión por el héroe.
Si Kill Bill está metido en el partido, Olympiacos tiene más peligro que un tiburón en una piscina. Un alto que sube a bloquear, las esquinas ocupadas para abrir el campo y otro pequeño con “maniobras de distracción”. Mil y una veces hemos visto, y veremos en Madrid, esta disposición en el ataque de Olympiacos. Y Spanoulis ordena y manda, ataca el pick and roll como nadie, si no hay ventaja, “repick” y vuelta a empezar, pase a la continuación o al “roll” de su compañero de fatigas Printezis, penetración hasta dentro donde culminar o castigar las ayudas. O un triple “asesino” con el defensor encima y la posesión agotándose, quizás lo más doloroso para una defensa que lleva apretando 22 segundos. Muchas opciones generadas por la simple presencia de un jugador de su categoría.
A punto de cumplir 33 años, el físico de Spanoulis sufre, cada año más, las muchas temporadas inacabables, compitiendo por todos y cada uno de los torneos en juego. Eso le ha hecho crecer en el dominio del juego, en sabiduría y, sobre todo, en medirse y reservarse para los momentos decisivos. Y cuando estos llegan, Spanoulis rara vez falla. Si Olympiacos tiene la solvencia que tiene a la hora de resolver partidos, en gran parte es a su número 7. Todo en el equipo de El Pireo gira a su alrededor.
31 puntos en la F4 de 2009 (con Panathinaikos, aunque ahora cueste mucho recordarle de verde y no de rojo), 36 en 2012 y 30 en 2013. Y más allá de esos números, la sensación de control y, sobre todo, de implicar a todos sus compañeros en el juego. Esos compañeros que tanto le ayudan para tapar sus carencias defensivas (¿la mejor forma de pararle es castigarle en defensa?) porque saben que todo ese sacrificio se lo va a devolver con creces. Dos veces dos ha amargado a CSKA en la F4, llegando los rusos como claros favoritos. Ahora ya no es un “underdog” como solía Olympiacos y seguro que los rusos tienen un plan para minimizar su producción ofensiva (¿Jackson?) pero lo que está claro es que, con Spanoulis en pista, Olympiacos es candidato a todo. Siempre. Cosas de los genios.
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Tres trofeos de MVP en la Final Four. Toni Kukoc y Vassilis Spanoulis. No hay más. Lean de nuevo: Toni Kukoc y Vassilis Spanoulis. La Pantera Rosa de Split y El Genio de Larissa. Por detrás quedan con 2 trofeos Dejan Bodiroga y Dimitris Diamantidis. En este nivel se mueve “Kill Bill”, que llega a la cita de Madrid en uno de los mejores momentos de la temporada.
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Spanoulis, el hombre Final Four
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cuentas pendientes Milos y Sergio, cuentas pendientes
Milos y Sergio,
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Quizás sean los dos jugadores más creativos del baloncesto europeo. Con ellos en pista, la “chispa” puede saltar en cualquier momento, la genialidad, el virtuosismo está a la orden del día. Menos en la Final Four. Porque los dos jugadores acumulan fracasos en el momento cumbre de la temporada. A Teodosic le persigue especialmente la sensación de fracaso. A Sergio le atormentan las dos últimas finales, en la que dos jugadores exteriores ajusticiaron al Real Madrid (Spanoulis y Rice) siendo incapaz de dar respuesta a la actuación de éstos.
Teodosic, 5 Final Four (aunque en la del 2009 no era más que una joven promesa enrolado en Olympiacos), con 2 finales perdidas (2010 y 2012). Para los románticos del baloncesto, Teodosic representa el ideal: genial, por momentos ausentes, casi siempre taciturno, el aura que le rodea es especial, de genio incomprendido. Todas estas sensaciones se han visto acrecentadas en las Final Four, un muro por escalar en su carrera. Y Olympiacos, su bestia negra. Seguro que durante estos días por la mente de Milos han pasado muchas imágenes de los últimos minutos de la final de Estambul, cuando algunas acciones desacertadas suyas acercaron a los griegos en el marcador, rematado por un tiro libre fallado con +3 a 18 segundos del final de partido. En 2013, fue literalmente borrado de la pista por la defensa de Olympiacos. En 2014, nueva sensación de fracaso. Desde el 62-58 a favor de CSKA, falla un tiro de dos, falla un triple, comete una falta y ve como su par, Tyrece Rice, anota la canasta del triunfo. Otra vez cabeza gacha y el “runrún” de su falta de caracter en estos partidos, su mala lectura de los finales, su ansiedad.. Llega Teodosic esta vez más maduro, con la confianza total de su entrenador, Itoudis. Y llega a un Palacio de los Deportes que vio este verano pasado la versión más cerebral y práctica del jugador de Valjevo. Menos magia, más efectividad. Él cargó con el peso de la selección serbia y la llevó hasta la final. Ahora le queda derribar el último muro,
el lugar de sus pesadillas. Una 6ª Final Four sin título sería una losa muy pesada. Milos parece en el mejor momento de su carrera para impedir que esto ocurra.
No podemos decir que Sergio Rodríguez no haya estado bien en las finales que ha jugado. Si nos atenemos a los números, en 2013 anotó 17 puntos (en 17 minutos), en 2014 21 en, sí, casualidades, 21 minutos. Yendo un poco más allá, ante Olympiacos anotó desde la línea de tiros libres especialmente y dio 4 asistencias compensadas con 4 pérdidas. Atacado tanto por Spanoulis como por Acie Law, no fue capaz de llevar la manija del partido, devorado por la espiral desatada por Olympiacos a raíz del tapón de Kyle Hines a Niko Mirotic. En Milan, 21 puntos son muchos puntos, pero aquel Sergio se dedicó a lanzar y lanzar (10 triples intentados), solo 2 asistencias y bloqueado por la agresiva defensa exterior planteada por David Blatt, que bloqueó por completo la fluidez del juego madridista. Apareció la versión que menos me gusta del Chacho, esa de botar y botar el balón sin amezar que, debido a su talento, puede acabar en canasta claro está, pero que no beneficia al juego de su equipo que suele hacerse cada vez más enmarañado. Llega Sergio en una situación opuesta a Teodosic; no ha estado al nivel (estratosférico) de la temporada pasada, lastrado por varios problemas físicos que le han impedido coger ritmo. Más fuerte (¿soy yo o se le ve mucho más musculado?), hemos visto aparecer su chispa con cuentagotas, muchas veces embolicado con el bote e irregular en el tiro, claramente penalizado por los problemas físicos. Contra Fenerbahce, buena parte del partido puede estar en los exteriores, al ser la posición más débil de los de Obradovic. Llull y Sergio pueden y deben aprovechar esa ventaja y si el Chacho es capaz de coger el hilo del partido cuando entre a pista y lanzar las transicciones del Real Madrid, el peligro de los de Laso se multiplica por dos. Y si el número de asistencias crece a mayor número que el de puntos será una estupenda señal para el equipo blanco. ¿Duelo Teodosic Vs Sergio en la gran Final?. La diversión y magia estaría asegurada.
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Milos y Sergio, cuentas pendientes
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Printezis,
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el asesino silencioso
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recordado estos días al volver a verse las caras Olympiacos y CSKA. En el playoff contra el Barcelona, añadió una segunda imagen para la posteridad:
Las grandes estrellas acaparan la atención en un acontecimiento como la Final Four. En parte, una estrella lo es porque es en estos momentos cuando da lo mejor de sí mismo, cuando sus compañeros le buscan y ellos resuelven. Foco de todas las miradas, no sería la primera vez que otro jugador, secundario en la teoría, acaba siendo el auténtico protagonista de la final.
Listo, muy listo es la mejor definición que se me ocurre del juego del griego. Experto en buscar las cosquillas a la defensa rival, sabe leer cuando abrirse para el tiro, cuando cortar hacia canasta o buscar espacios en la línea de fondo, para anotar con uno de sus ya patentados ganchos con derecha o izquierda. Solvente en defensa, forma junto a Spanoulis y Sloukas el armazón del equipo griego, los transmisores de unos valores y forma de entender el juego que les ha hecho ya 2 veces campeones. La amenaza del petajtari.
Jaycee Carroll
Printezis ya tenía una foto para la historia (¿Quién no recuerda su lanzamiento ?-en grecia conocido como “petajtari”-), un momento inolvidable que, a buen seguro, será
Se le esperaba en la final de Londres y no apareció (5 puntos en la final, 2 en la semi), lo mismo ocurrió en Milan (otros 5 en la final, 7 en la semi). En total, un anotador, un killer como Jaycee lleva una media que no llega ni a 5 puntos por partido en las Final Four. Llega a la de este año en un gran momento de forma (veremos cómo ha recuperado del tobillo): rápido, algo fundamental para un jugador de sus
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Giorgios Printezis
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características y con fuerza en las piernas, vital para impulsarse con confianza. La muñeca viene de serie. En partidos cerrados como los que se suelen dar en la F4, Carroll puede desequilibrar con una racha de las suyas. A buen seguro que el Madrid jugará para él en momentos de atasco ofensivo, pero también estamos seguros de que Zeljko ha estudiado y requeteestudiado las salidas de bloqueo que el Madrid prepara para Jaycee y así desactivar un arma muy peligrosa, capaz de reventar un partido y hacer a su equipo campeón. La F4 aún no conoce al verdadero Carroll.
De estar fuera a ser un jugador importante. Una relación amor/odio es la que mantienen Preldzic y Obradovic. De ser un nuevo Diamantidis para Zeljko a ser el último de la rotación debido a sus problemas para encajar en el juego que el técnico quiere para su equipo. Excesivamente lento, con tendencia a dar siempre un bote de más, Zeljko quería mucho más velocidad de circulación. Y a Emir le sigue costando, pero su inteligencia sobre la pista, su capacidad defensiva, su polivalencia, capaz de jugar desde el 1 hasta el 4 y, sobre todo, su clarividencia en los instantes finales (esas penetraciones tan Bodiroga, a cámara lenta pero indescrifables para el rival) le han acabado haciendo un jugador importante y con un rol secundario, pero quizás decisivo. Si la bola al final del partido está en sus manos, seguro que el rival va a sufrir.
Aaron Jackson Teodosic, Weems, De Colo, ahora Kirilenko...muchas estrellas y, sin embargo, más de un partido del CSKA ha estado protagonizado por el base de Connecticut. En un equipo de estilistas, Jackson sale del banquillo para aportar electricidad y velocidad al juego. Punta de lanza de la defensa rusa, su presión sobre el balón, unido al tamaño de los hombres que defienden detrás hace muy complicado atacar cómodo al rival. Cuando Jackson corre, CSKA sonríe, siendo capaz de parar y atacar con agresivad a su par para culminar bajo canasta. Uno de esos jugadores vitales saliendo desde el banquillo. Puede que no tenga muchos minutos, pero para un equipo que peca de “dormirse” en algunos partidos, su energía puede ser vital para mantener a los de Itoudis siempre al 100%.
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Emir Preldzic
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La confirmaci贸n de un talento llamado
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Nemanja
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A la hora de escribir estas líneas, todavía no sabemos quien ha sido el MVP de la Euroliga 2015. Posiblemente sea el jugador del que nos toca hablar: Nemanja Bjelica (pronúnciese “Nemaña Bieliça”)
donde, habitualmente desde el lado fuerte, espera que le llegue el balón para castigar la ayuda de su hombre a la continuación del 2x2 entre el exterior y el pívot o, sino, jugar de fuera hacia dentro donde, por su velocidad, hace mucho daño al defensor.
Ha sido su temporada. Puede que la última antes de probar suerte en la NBA (sí, siempre la NBA al acecho..). Aquel jugador que dejaba destellos de su inmensa clase en Vitoria, pero también de una irregularidad imperdonable para alguien de su nivel, ha madurado definitivamente. Él ha sido la pieza angular sobre la que Zeljko Obradovic ha construido su Fenerbahce, tanto en defensa como en ataque. Por eso, de cómo llegue a Madrid (reciente su última lesión) dependen muy mucho las opciones del equipo turco de, por fin, llevar a un equipo de ese país a lo más alto del baloncesto europeo.
Al Real Madrid se le suelen atragantar los 4s abiertos, prácticamente todos le han hecho mucho daño este año y con Bjelica Pablo Laso va a tener más de un quebradero de cabeza. Si el Real Madrid es capaz de aislar al jugador y evitar que influya en el ataque de Fenerbahce, tendrá mucho ganado.
Sus números impresionan, con 12 puntos y casi 9 rebotes por partido, un doble doble que deja muy claro que aquel jugador guadinesco de Vitoria ya no es tal. Aunque si hay un dato que llama la atención y es absolutamente demoledor es aquel que nos dice que en 417 tiros ha anotado 626 puntos. Es decir, ¡1,5 puntos por lanzamiento! Asentado como “point forward”, ejerce en muchos momentos de auténtico base de Fenerbahce (que no va muy sobrado de ellos). Así, en ataque, distribuye desde el poste alto y se convierte en una amenaza desde la esquina, su posición favorita,
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Su fortaleza en el rebote, principalmente defensivo, ha solucionado gran parte de los problemas que tenia Fenerbahce en este aspecto del juego. Cuando coincide con Vesely en pista, ocupan mucho espacio, haciendo la cancha más pequeña para el rival, además de amenazar constantemente con el tapón debido a la envergadura de ambos. Con 27 años recién cumplidos, parece preparado para dominar una Final Four. Seguro que Zeljko le ha preparado bien para controlar los nervios y ser un factor determinante.
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Rivers, Edney, Rice...
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多Goudelock?
Rivers, Edney, Rice..多Goudelock?
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Con estos antecedentes, no nos queda otra que mirar las plantillas de los 4 candidatos de este año: el Real Madrid no tiene ni un jugador de estas características; Olympiacos y CSKA sí, en la figura de Lafayette y Aaron Jackson, pero los dos son jugadores de rotación. ¿Quién nos queda? Andrew Goudelock y, éste sí, candidato a seguir la senda de sus compatriotas. No ha sido fácil la adaptación de Goudelock al Fenerbahce ni la de su equipo (o más bien de Obradovic) a Goudelock.
Auténticos jugones, dominadores del ritmo del partido y grandes anotadores, algunos abusando del 1x1, otros haciendo gala de un lanzamiento prodigioso. Capaces de dar la vuelta a un partido o romperlo en un par de minutos de inspiración.
Excesivamente acaparador de lanzamiento en los primeros compases de la competición, su mejora en el juego 5x5 ha sido uno de los engranajes que ha ido encajando con el tiempo en la maquinaria que maneja Zeljko Obradovic. Con el paso de los partidos, ha aprendido a esperar que la jugada le llegue a él en lugar de precipitarse en busca del balón. Así, sus porcentajes han mejorado y se ha convertido en una amenaza de primer orden. Buena parte de esta mejora se ha producido con la llegada de Nikos Zizis, lo que ha liberado al norteamericano de ejercer de base y centrarse en ejecutar, algo para lo que está mucho más capacitado que para leer el juego y llevar el ritmo de un partido.
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Uno echa un vistazo al listado de MVP’s de la Euroliga y se puede encontrar un denominador común: jugador pequeño, norteamericano, de raza negra y anotador compulsivo. Desde David Rivers a Tyrese Rice, verdugos de Barcelona y Real Madrid respectivamente, pasando por Tyus Edney e, incluso, podríamos incluir al asesino silencioso Trajan Langdon (MVP en Madrid 2008) o Acie Law IV, que sin ser MVP hizo un roto a la defensa del Real Madrid en 2012. Y yendo más atrás en el tiempo, al inolvidable Larry “Libélula” Wright en la final de 1984 de infausto recuerdo para el FC Barcelona.
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El repertorio ofensivo de la “mini Mamba” parece no tener fin: excelente lanzador, con un primer paso rapidísimo, es capaz de penetrar hasta debajo de la canasta o pararse para anotar desde media distancia. Igual de efectivo lanzando tras bote como tras recibir, aunque a veces tiende a no aprovechar esa ventaja a la salida del bloqueo y atacar en 1x1 a su defensor con el bote. Algunas de esta acciones son de esas que, cuando la ejecuta, no te queda más que soltar un “ohhhh” y aplaudir. Por poner un pero, si bien resolvió el tercer partido contra Maccabi con un “buzzer beater”, han sido varios los partidos en los que sus decisiones finales no han sido ni mucho menos acertadas. Un exceso de “isolation” (aclarado para el “uno contra uno”), una manera de definir los partidos más NBA que FIBA que no ha sido la correcta en muchas ocasiones. Para eso, Bjelica y Preldzic se han mostrado bastante más efectivos que Goudelock (según gigabasket.org, cuando el “clutch player” por excelencia, que es Spanoulis, tiene una valoración de 60 -anotación en últimos 5 minutos en partidos en menos de 5 puntos de diferencia- Goudelock se queda en 19, cuando Bjelica se anota un 41).
Asentado ya en Europa, si no se empeña en intentarlo una vez más en la NBA, el de Georgia, aún con 27 años, puede hacer una gran carrera en Europa, convirtiéndose en los próximos 2 o 4 años en uno de los exteriores más resolutivos del continente. La estirpe “negro bajito jugón” busca heredero, ¿lo será Goudelock?.
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Kirilenko
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El reto de Kirilenko
Tras el “síndrome post NBA” poco a poco hemos ido viendo a un buen Kirilenko, que digo, a un muy buen Kirilenko, que da todavía más flexibilidad al equipo de Itoudis, por si tenía pocas opciones en la plantilla.
Desde su llegada, Andrei ha jugado muchos más minutos de “3” que de “4”, aunque no descartemos que esta última opción tenga sus buenos minutos en la F4. Cuando se juntan en pista Weems y Kirilenko en las alas, junto a, pongamos, Vorontsevich y Hines en el interior, la defensa de CSKA se hace no grande, enorme. Una maraña de músculo y largos brazos que hacen la vida imposible a cualquier rival. AK47 marca diferencias en defensa merced a su físico que, si ya no es el que era, le sigue permitiendo ocupar mucho espacio lo que unido a su inteligencia para ocupar el sitio ideal para llegar a las ayudas, lo convierten en un defensor de primer orden. Capaz de rebotear con continuidad y subir la bola sin necesidad de buscar al base, ayuda a esas transiciones rápidas que tanto le gustan esta temporada a CSKA y que le proporciona muchos puntos fáciles por partido. Pero quizás lo mejor de Kirilenko es que le hace la vida más fácil a sus compañeros. Con su fichaje a mitad de temporada, el ecosistema del equipo ruso se rompía. La llegada de un jugador a mitad de temporada siempre supone un reajuste y si ese jugador, además, es la mayor estrella del baloncesto del país, supone prácticamente empezar de nuevo para hacer hueco al nuevo. Pero lejos de reclamar protagonismo y querer convertirse en la referencia, Andrei se lo ha puesto fácil a Itoudis (que tiene su parte de mérito también), relegando su rol más hacia un jugador de complemento (de lujo, pero complemento) que la estrella de un equipo que ya tiene a Teodosic, De Colo o Sonny Weems. Sin necesidad de acaparar balón en ataque, su aportación llega a través del pase y una superioridad física sobre sus defensores que le hace poco menos que imparable si recibe dentro o recibe en carrera tras un corte o bloqueo indirecto. Panathinaikos probó con darle espacio para el tiro y se fue a más de un 50% de porcentaje desde la línea de tres, aunque no es sin duda su mejor arma. Pero es sin duda en defensa donde con su llegada, el CSKA ha dado otro paso adelante y crecido como equipo y favorito al título. Si bien como hemos comentado es en la posición de 3 donde más minutos ha tenido desde su vuelta, tampoco sería extraño ver una composición con 3 bajitos (si Weems lo consideramos “bajito”) y Kirilenko de 4. Más amenaza exterior sin perder capacidad de intimidación ni rebote y capacitado para cambiar en el bloqueo directo y defender al bajito de turno, algo que su rival en semifinales, Olympiacos, busca constantemente. Queda por ver si el recuerdo de Estambul es un acicate o una pesada losa que volverá a la mente del CSKA y Kirilenko cuando tengan de nuevo enfrente a Spanoulis y su tropa. Ya se interpuso una vez en su camino, no querrán que la historia se repita.
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Vino para levantar la Euroliga. Y no pudo. Aquella primera “vuelta” de Kirilenko en 2012 no le produjo al ruso más que frustración. Se veía levantando la Euroliga a falta de 7 minutos para el final y tuvo que ver como lo hacía Spanoulis. Su colega Prokhorov le hizo una oferta irresistible para que fuese parte de su proyecto en Brooklyn, que también debía darle un anillo (¡¡jajajajajajajaja!!) al bueno de Andrei y todos sabemos como ha acabado el asunto. De vuelta a Moscú, dos partidos dos son los que separan a Kirilenko de su sueño y, quizás, su retirada.
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Diamantidis, Navarro, Spanoulis. Seguramente, los tres mejores exteriores del baloncesto europeo de la última década. Cada año nos queda un poquito menos de ellos y el relevo debe llegar. Por edad, talento y expectativa, es el turno de Rudy Fernández (con permiso de nuestros Milos & Sergio). Hace ya 8 largos años, un muchacho llamado Rudy Fernández hacía acto de presencia en la Euroliga con la camiseta del Joventut de Badalona. ¿Su carta de presentación?: Pulsar sobre la imagen para ver vídeo
Cada vez que Rudy ha sido baja, el nivel tanto ofensivo como, principalmente, defensivo de los de Pablo Laso ha bajado significativamente. Ésa es la importancia de Rudy en este Real Madrid. Hemos dicho varias veces en esta web y a través de twitter que ver a Rudy defender en el lado débil da para un clínic. Siempre atento a las líneas de pase, es capaz de leer con anticipación la intención del equipo rival para aparecer en el sitio necesario en el momento justo. Siempre incómodo, ya sea con las manos, poniendo el cuerpo, incluso en el 1x1 sobre el balón se muestra agresivo y ya es capaz de defender con solvencia el poste ante “treses” más pesados que él. Con Rudy, la intensidad defensiva del Madrid sube y más cuando coincide en pista con Rivers en el exterior y Slaughter en el interior. Para completar el “pack”, ayuda mucho en el rebote (¿el factor decisivo para el éxito del Madrid en la F4? Puede ser), ayudando a la salida rápida del balón ya sea con pase largo o con carrera sobre bote.
Aquel 2007, con 22 años, fue capaz de promediar 15 puntos por partido antes de caer eliminado en el Top16 (curiosidad: a manos de CSKA y Olympiacos). Le daría tiempo a ganar una Copa ULEB antes de irse a la NBA en aquel equipo de la Doble R (Rudy & Ricky) dirigido por el maestro Don Alejandro. Su trayectoria NBA no es momento de analizar, pero desde su vuelta, si hay un torneo deseado y perseguido por el mallorquín, ése es sin duda la Euroliga. A su vuelta, lleva 3 temporadas con 13 puntos de media, 4 rebotes y 3 asistencias. No están mal, pero no es Rudy un jugador al que las estadísticas hagan justicia (bueno, a casi nadie, ya sabéis que son unas grandes mentirosas). ¿Por qué?, porque la importancia e influencia de Rudy en el juego es mucho mayor que la que pueden mostrar unos números. Es tanta esa influencia que aquí va una frase de esas que dan para titular (o recibir hostias): No habrá Euroliga para el Real Madrid si no hay un muy buen Rudy Fernández.
¿Y no hay nada malo? por supuesto que sí, y es conocido por todos: la ansiedad y la tendencia a desaparecer cuando el partido se pone feo. Echando un vistazo a las dos última finales, uno ve que en 2014 fueron 15 puntos, 8 rebotes y 4 asistencias sus números y en 2013, 21 puntos, 3 rebotes y 3 asistencias. Y sin embargo queda la sensación de que cuando los partidos llegaron a los momentos decisivos, el rendimiento de Rudy cayó en picado, desapareciendo cuando quizás más necesaria era su aportación. Y ojo, que en un equipo como el Madrid no acaparar protagonismo no me parece del todo mal si es por tomar decisiones inteligentes como en la última final de Copa del Rey, cuando parecía que iba a jugársela y vio que Sergio Rodríguez podía generar mayor ventaja en el ataque). Peor es cuando la ansiedad le toma prisionero y se convierte en Rudy el “cabraloca”, el jugador que quiere hacer la guerra por su cuenta, que se empeña en anotar si o sí y se lanza mandarinas de 8 metros o entra en batallas absurdad con el rival el árbitro y el que pasa la mopa si es necesario. Parece haber dominado ese carácter, pero todavía de vez en cuando le sigue perdiendo y los rivales lo saben y lo buscan, esperando que Rudy desaparezca del partido. Si eso ocurre, el Real Madrid es mucho menos Real Madrid. Y claro, esa espalda que le trae por la calle de la amargura y se ha convertido en su mayor debilidad. Con 30 años, jugando en casa, ante los suyos y sabiéndose referente de su equipo, está Rudy ante el momento de consagrarse como uno de los jugadores europeos más importantes de la década. Para ello, necesita aquello que los Navarro, Diamantidis, Papaloukas, Siskauskas o Spanoulis ya han logrado: ser Campeones de Europa. Como cantaban Moloko hace algunos años: The time is now...
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El turno de Rudy
Con lo dicho anteriormente ya tendríamos a una pieza importante para cualquier equipo. Pero si además le sumamos que Rudy en ataque puede hacer absolutamente de todo, estamos ante un jugador desequilibrante y capaz de ganar una Final Four casi él solo. Recuperada la confianza en el tiro exterior (ese tiro con pasito atrás), es de los mejores jugadores europeos aguantando el contacto en el aire cuando busca el aro, lo que le da mucho puntos y también, tiros libres. Inteligente a la hora de asistir, no es raro ver a Rudy coquetear con el “triple doble”, algo al alcance de muy muy pocos jugadores FIBA.
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El jardín de casa de
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Obradovic
El jardín de casa de Obradovic
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Llegan Pablo Laso, Dimitris Itoudis e Ioannis Sfairopoulos (¿éste no era uno de los malos de un cómic de Tintín?) a la Final Four y se van encontrar, esperándoles, al amo del calabozo, al fucking master of universe (Pep, éste sí que es el puto amo y no Mou), al dueño del cotarro de las Final Four: Zeljko Obradovic. 14 Final Four (tantas como el FC Barcelona, el equipo que más veces ha estado en este sarao), 8 títulos (igualado con el Real Madrid). Logró ganar el título con Partizan, Joventut, Real Madrid y Panathinaikos en la primera aparición en la F4 al frente de cada uno de ellos, solo falló con la Benetton de Toni Kukoc víctima del Limoges de otro estratega como Maljkovic. Ahora se presenta de nuevo por primera vez con otro equipo, el Fenerbahce. ¿De qué lado de la balanza caerá?. Le ha costado un par de años, pero Zeljko ya tiene al Fenerbahce donde le pidieron sus dueños cuando le ficharon. De menos a más durante todo el año, las piezas han ido encajando poco a poco como un puzzle: un Vesely recién llegado de la NBA, un Goudelock excesivamente acaparador en ataque, Zizis a mitad de temporada, incluso Preldzic parace haber acabado aceptando su rol. En defensa ha tenido desajustes que continuan y suponen uno de los puntos débiles del equipo: débiles en el exterior, donde echarán de menos a Ricky Hickman, en más de una ocasión ha tenido que sacrificar talento a cambio de sacrificio defensivo, juntando en pista a Mahmutoglu y Preldzic para elevar el tono defensivo. En el interior, la pareja Bjelica-Vesely se ha mostrado la más efectiva, aunque las faltas personales les han limitado en ocasiones. Seguro que Fenerbahce salta el viernes al Palacio de los Deportes con todos los mecanismos ofensivos del Real Madrid en la cabeza para intentar cortar el flujo anotador de los exteriores madridistas y obligarles a tomar malas decisiones (tiros forzados, mucho juego en medio campo, cerrar espacios..) En ataque, los conceptos que toda la vida ha aplicado Obradovic en sus equipos: jugadores agresivos con el bote para crear desajustes defensivos, buscar el pase extra, el juego 2x2 (atentos al juego por parejas Bjelica/Vesely y de un siempre agresivo Bogdanovic) y las famosas diagonales tras bloqueo, con los jugadores muy abiertos. Eso y claro, la inteligencia de Obradovic para leer el partido e influir sobre él, tanto en el aspecto táctico como psicológico. Todo el mundo le respeta y saca provecho de ello. Y si hablamos de Obradovic, hay que hablar a continuación de Dimitris Itoudis, porque si bien es la primera vez que aparece como entrenador jefe en una Final Four, su palmarés es de aúpa como asistente: 5 Euroligas y 11 Ligas Nacionales con Panathinaikos. ¿Asistente de quién?, pues claro, de Obradovic.
No es fácil, aunque parezca lo contrario con una plantilla como la del CSKA, gestionar tantos recursos y tantos egos. Y ya si a mitad de temporada te fichan a la mayor estrella del baloncesto del país de tu equipo, ni te cuento. Pero Itoudis lo ha conseguido: todos los jugadores parecen implicados, conocen su papel en el equipo y salen a la pista dispuestos a cumplirlo a rajatabla. Ha integrado a Kirilenko a la perfección en sus esquemas, tiene a Teodosic jugando y liderando, De Colo ha encajado rápidamente en su vuelta a Europa..todo parece fluir en un CSKA que llega a Madrid como principal favorito. ¿Armas? Todas y es que hemos visto desde un CSKA de bajitos (Jackson, Teodosic y De Colo juntos en pista) a uno enorme, con Teo, Weems y Kirilenko juntos en el exterior. A nivel defensivo, la llegada de Kirilenko les ha dado más intimidación y una mayor versatilidad. En ataque, busca continuamente las transiciones rápidas, aprovechando que absolutamente todos sus jugadores son capaces de correr la pista. Si hay que jugar 5x5, galones para dos jugadores creativos como De Colo y Teodosic: de inicio, balones interiores a Kaun, aunque el arma fundamental es el movimiento de balón para masacrar desde la línea de tres, desde donde han sentenciado muchos partidos esta temporada. Nos falta ver a Itoudis en situaciones límite como una F4 y ver como gestiona cambios tácticos y, principalmente, una presión que le ha jugado muy malas pasadas a su equipo en ediciones pasadas.
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2013, 2014 y 2015. Tres Final Four seguidas para Pablo Laso con el Real Madrid. Las mismas que había jugado el club blanco en los 25 años anteriores (95, 96 y 2011). Pongamos para empezar esto en su justo valor. Laso ha devuelto al Real Madrid a la élite europea. Punto. Y lo ha hecho jugando un baloncesto ofensivo, bonito, que ha llenado el Palacio de los Deportes y despertando la admiración de toda Europa. Por momentos, ver jugar al real Madrid era un auténtico festín de buen baloncesto. ¿Su pecado?, que todo esto podría valer en cualquier club del mundo, pero no en el Real Madrid, donde llegar a una F4 no es un “título”. El título es levantar la Copa. Y no vale otra cosa. Ganar, ganar y volver a ganar. Se le escapó un título que merecieron más que nadie el año pasado (y los títulos no se merecen, se ganan o no) y muchos, yo incluído, teníamos la sensación de que el tren de aquel equipo había pasado. Pero han sido capaces de reengancharse y volver al lugar de los hechos. Menos brillante, con el diente más retorcido (hola Chapu!), pero han vuelto, que es lo que cuenta. Las armas ya las sabemos: intensidad atrás, porque no se nos olvide que este equipo juega mejor cuanto mejor defiende y viceversa, transiciones rápidas y anotar, anotar y anotar: Llull, Chacho, Rudy, Carroll, incluso KC Rivers, mucha dinamita exterior que necesita algo de acompañamiento interior para nivelar la balanza ofensiva y no ser tan previsible, cayendo en el pecado de abusar del triple. Ayón se encuentra ante los dos partidos para los que se le fichó y Andrés Nocioni, ante el sueño de su vida: ganar la Euroliga (a nivel de club, claro). Que nadie dude que, a ganas, nadie podrá superar al Chapu, que jugará este fin de semana como si le fuera la vida en ello. El mismo sueño comparte Felipe Reyes, 35 años, ganador de todo y eterno capitán. Solo le falta una foto y, cabezón él, parece dispuesto a elevar su nivel de juego año tras año hasta conseguir el gran objetivo, el sueño de ya varias generaciones de madridistas: la novena Copa de Europa.
Pero la clave y sobre lo que habrá insistido mucho Laso estos días creo que está bajo su propia canasta: el rebote. Si el Madrid sufre en el rebote, la defensa se ve sobreexigida y las piernas se cansan, si no domina el rebote no puede correr y si no corre, surgen los problemas. Rebote, rebote y rebote. En letras mayúsculas en la pizarra del vestuario. Intensidad defensiva, con las ya conocidas variantes de Carroll sobre el base rival, Slaughter para apretar clavijas y, en caso de necesidad, montar una zona. Y para todo lo demás, Rudy Fernández. Ah, por si no ha quedado claro: RE BO TE. Y tampoco es un debutante al uso el entrenador de Olympiacos, Sfairopoulos: era el segundo de Kazlauskas en el CSKA en el año 2012 (sí, el año de Printezis y el gran apagón ruso). Llegado por la puerta de atrás a Olympiacos procedente de Panionios, su receta es sencilla: recuperar los conceptos y espíritu del Olympiacos de Bartzokas. Juego muy físico, defensa axfisiante durante todo el encuentro, gran lectura del juego 2x2, aprovechando el mencionado físico de sus interiores y presión constante sobre el rival, sometido a un desgaste brutal en cada minuto de juego. En ataque, todo pasa por Vassilis Spanoulis. Él pone el ritmo, él manda y él decide. Y si VSpan está cómodo, derrotar al equipo griego se vuelve muy complicado. Con un juego sencillo, basado en el 2x2 y las múltiples variaciones posteriores, eligiendo siempre la opción más sencilla, sin complicarse en ningún momento. La gota malaya: dos puntitos de Sloukas, dos tras rebote de Dunston, luego te mete un triple Petway...Y claro, su fortaleza mental, que les hace prácticamente imbatibles si el partido entra igualado en los minutos finales. No brillan, parece que no están, que no les llega...pero ojo que Olympiacos vuelve a la F4. Y ya sabemos cómo acabaron las últimas.
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EUROLEAGUE 14/15
FINAL FOUR VIERNES 15
18:00 H
21:00 H
DOMINGO 17 20:00 H
FINAL
EUROLEAGUE 2015 FINAL FOUR
Redactor Jose Luis Rodríguez-Mera · @joselurr
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Diseño gráfico / Maquetación Juan Carlos Castrillón · @jc_castrillon