Revista MAOA Vol. I Textiles

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MAOAa

ABRIL 2022 / EDICIÓN 00 / VOLUMEN 2

EDICIÓN DIGITAL

LETICIA ARROYO ORTIZ TINTES NATURALES MEXICANOS Reconozcamos el legado de las técnicas tradicionales

KIRSTEN JOHNSON SABERES ENLAZADOS Revisemos las investigaciones de Irmgard Weitlaner-Johnson

PAUL WESTHEIM LA CRUZ. SÍMBOLO SAGRADO DEL MÉXICO ANTIGUO Identifiquemos la relación entre culturas por medio de los signos





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RECORDEMOS

A-bordemos los temas con sus implicaciones culturales. José Palbo Léon

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KIRSTEN JOHNSON

Revisemos las investigaciones de Irmgard Weitlaner-Johnson 27

GEOMETRÍAS DE LA IMAGINACIÓN 08

PAUL WESTHEIM

símbolo sagrado del méxico antiguo

Colección iconográfica de imágenes representativas en diferentes estados de México

NOTA DEL 15

LETICIA ARROYO ORTIZ

Textos del libro: Tintes Naturales Mexicanos

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LAS GASAS

Arte textil nahua

PROFESOR Continuamos con la revisión de los textiles, ahora con un enfoque particular. Para ampliar nuestro estudio emplearemos la revisión del trabajo de algunos autores, quienes guardan relación con la investigación de diversos soportes, la función y significado de las imágenes, así como de procesos de enseñanza alrededor de los textiles. Les invito a revisar el presente material, así como a hacerme llegar sus comentarios, quejas y sugerencias. P.D. Les sugiero revisar todo el documento antes de comenzar a leer.


POR JOSÉ PABLO LEÓN

RECORDEMOS


conseguir identificar y ahondar en aquellos temas, autores, fenómenos y medios que sean afines de sus propios procesos de trabajo para intentar asimilarlos desde la clase hacia un enriquecimiento focalizado.

A-BORDEMOS LOS TEMAS

CON SUS IMPLICACIONES

Es claro que estudiar los glifos y los textiles desde el legado mesoamericano, junto con sus influencias actuales, se escapan del tiempo que puede alcanzar nuestro programa de clase, (inclusive de la Licenciatura) por tanto, al menos tendremos la alternativa de hacer un breve recorrido de identificación, acompañados de la documentación necesaria para abordar casos de estudio específicos .

CULTURALES.

En seguimiento al estudio de los textiles en nuestro continente, delimitaremos la revisión del tema con aquellos soportes, imágenes y significados dentro del ahora territorio mexicano. Como temporalidad partiremos de las aportaciones culturales prehispánicas y culminaremos con la influencia del telar de cintura y su enseñanza (desde un enfoque comunitario) en la actualidad.

Precisamente, para ampliar la revisión del tema con material complementario, será posible revisar diversos archivos que serán compartidos posteriormente. Por ejemplo, se podrá aprovechar la colección de "Geometrías de la Imaginación", "Las Gasas, arte textil nahua", "Arte, Religión y sociedad", "Tintes Naturales Mexicanos", y otros textos relacionados.

En la edición anterior he mencionado la pertinente relación entre objetivos de clase y el trasfondo de las dinámicas propuestas para trabajar. Ahora pido tomar en consideración que otro de los objetivos (deseables) es

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Todas las lecturas se relacionan entre sí, para permitirnos desdoblar la revisión de fuentes de consulta, de materiales relacionados con el pensamiento mesoamericano, del color y su trascendencia identitaria, del equilibrio y conexión entre aquellos elementos que constituyen una imagen u objeto con una función específica, dentro de un sistema de comunicación que probablemente tendremos que reconocer paulatinamente, por su amplitud y complejidad.

RECONOZCAMOS LOS

SIGNIFICADOS,

ADENTRÉMONOS EN LA

MEMORIA ANCESTRAL

En su mayoría encontraremos que los códices son una referencia de estudio constante, pertenecen a un grupo de documentos históricos, asociados al testimonio, previo y posterior a la hibridación cultural por el arribo europeo y su expansión en el actual territorio americano.

para así evitar confusiones temporales:

Será reconocible que de acuerdo a la comúnmente llamada "fusión de dos mundos", existen etapas importantes dentro del estudio de los textiles. Podríamos delimitar al menos tres, no formales

Recuerden que será responsabilidad de cada lector asumir la pertinencia con los temas, al ampliar la revisión de autores y del material de consulta complementario a la presente revista.

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El primero correspondería a la época "precuauhtémica" (origen), seguida por la etapa de expansión europea (mezcla y adaptación) y le tercera, que se ubica en la época contemporánea (turística-industrializada).


TEXTO DE PAUL WESTHEIM

LA CRUZ

Basado en el libro: "Arte, Religión y Sociedad" "Lo esencial en la cruz no es su forma de cruz en sí, sino la fijación y e l enlace de los cuatro puntos cardinales, que son los términos del Universo: más allá empieza la nada, el caos."

Comentarios finales por: José Pablo León

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SÍMBOLO SAGRADO DEL MÉXICO ANTIGUO POR: En la iconografía precortesiana, la cruz es una de las formas simbólicas más sagradas. La pirámide representa la estructura del Universo en sentido vertical: el mundo inferior, encima de él la Tierra y encima de ésta las trece zonas del cuerpo piramidal, correspondientes a los trece cielos en que moran los dioses. La cruz, imagen de la unidad del mundo, tal como se extiende en sentido horizontal, simboliza los cuatro puntos cardinales. Los brazos son los ejes norte-sur y oriente-poniente. La intersección señala el quinto punto cardinal, el arriba-abajo. Los puntos cardinales desempeñan un papel fundamental en la concepción del mundo del México antiguo; son el factor sustantivo de toda existencia, tanto en el cielo como en la tierra. Cada uno de ellos tiene su carácter peculiar, que lo distingue de los demás: contrastes y diferencias reveladoras de la variedad del cosmos, que los abarca todos en una gran unidad. El punto cardinal influye en forma decisiva en la naturaleza, la acción y el destino del fenómeno regido por él. A determinado punto cardinal está sujeto cada día del año y, por lo tanto, también cada hombre, pues su nombre es el signo del día en que nació. De determinado punto cardinal dependen cada color, cada planta y cada animal, cada río y cada montaña.

PAUL WESTHEIM

La forma más frecuente es la del aspa; también se encuentra la cruz griega. Pero lo esencial en la cruz no es su forma de cruz en sí — cosa difícil de comprender para nosotros, acostumbrados a atenernos a la apariencia exterior de la configuración plástica, sin preocuparnos por su sentido, por su "valor de esencia"—, sino la fijación y el enlace de los cuatro puntos cardinales, que son los términos del Universo: más allá empieza la nada, el caos. En ellos se encuentran los cuatro pilares que sostienen los cielos o, representados como cuadrados entre los mayas, los cuatro Bacabes, deidades en cuyos hombros descansa la bóveda celeste y, en el mundo inferior, los cuatro Paualtines, que sustentan la tierra. Se plantea la pregunta: ¿por qué, en lugar de unir los puntos cardinales por medio de dos rayas que se cortan, no se escogió como símbolo una figura en que quedaran enlazados por cuatro rectas —dando lugar a un cuadrado— o por una

sola línea curva, dando lugar a un círculo, con lo que se hubiera demostrado de la manera más plástica la limitación y unidad del Universo? Pero esa geografía mítica, valga la frase, no es tan primitiva como para contentarse con fijar y representar la extensión espacial: quiere revelar lo orgánico de ese organismo que es el cosmos, las fuerzas que lo estructuran y sus interdependencias mágicas, y le importa muy particularmente mostrar su relación con el todo. Por esto es indispensable que se tracen los ejes que ponen en evidencia la orientación hacia el centro. Además, un aspecto de gran trascendencia: se abren entre los brazos de la cruz cuatro superficies, las cuatro regiones en que se divide el Universo. Cada una de ellas es gobernada por una divinidad que determina su función. El sur, de color azul, es la región del dios solar y de la muerte en la piedra de los sacrificios; es la morada de los guerreros caídos en la batalla; el norte (negro), la región de Tezcatlipoca, del pecado, de la sequía, de las tinieblas. En ella se encuentra la entrada al inundo inferior, la morada de los difuntos. El oriente (rojo) es la tierra de la abundancia, del crecimiento y de la fecun-


"COMO SEÑOR DEL CENTRO, EL

Para el hombre del México antiguo, la cruz es la revelación de un cosmos unitariamente concebido, dentro del cual todos los fenómenos tienen su lugar predestinado y están vinculados en unión indisoluble.

DIOS DEL FUEGO ES TAMBIÉN

SEÑOR DE LOS CUATRO PUNTOS

Un factor importantísimo en la configuración de este signo es su nexo con el número cuatro. Dentro de la mística de números, el cuatro ocupa un lugar muy peculiar. El número en sí, concepto abstracto que sólo cobra realidad concreta en relación con determinado objeto, tiene carácter mágico.

CARDINALES".

didad, la tierra de Xipe Totee, dios de la siembra del maíz, de Tláloc, dios de la lluvia y de Mixcóatl, la Serpiente de Nube; el poniente (blanco) es el mundo de Quetzalcóatl, del planeta Venus, del cuarto creciente, del maíz, el ámbito de la procreación y del nacimiento. El centro, "ombligo del mundo", constituye la morada del dios del fuego, el del rostro amarillo, "el padre y la madre de todos los dioses y el más antiguo..." (Sahagún). El fuego, origen de todas las civilizaciones, existió según el mito mexicano antes de la creación del sol. Según Seler, los cuatro torrentes de sangre en el primer dibujo del Códice Fejérváry-Mayer parten del más antiguo de todos los dioses en dirección a los cuatro puntos cardinales, "pues como señor del centro, el dios del fuego es también señor de los cuatro puntos cardinales".

El trece es el número de los cielos, de la trecena del Tonalámatl con sus trece deidades y los trece pájaros de éstas, de las trece horas del día, del trecenario de la vigilia (del crecer) de la luna y los trece días de su sueño (de su menguar). El cielo más alto, el decimotercero, es morada de Ometecuhtli y Omecíhuatl, los "hacedores de todo lo creado"; de allí los niños bajan al mundo. El nueve es el número de los mundos inferiores, de las horas de la noche y sus deidades, de los "nueve señores de la noche", que acompañan al muerto en su viaje al más allá. Siete es el número de la fecundidad. Chicomecóatl, "Siete Serpiente", también llamada "'Siete Mazorca de Maíz", es la "diosa de los antenimientos", de la abundancia. Las "Siete Cuevas", el Chicomóztoc de los chichimecas, son el lugar de origen, el hogar primordial; de allí parte la migración de las tribus. Cuatro es el número de la creación. Cuatro destrucciones del mundo son necesarias para que pueda surgir el mundo actual. Los cuatro dioses creadores son los cuatro Tezcatlipocas: el Tezcalipoca negro del norte; el Tezcatlipoca rojo del occidente: Xipe Tótec; el Tezcatlipoca azul —el del sur—, llamado Huitzilopochtli, y Quetzalcóatl, la "Serpiente mplumada", el Tezcatlipoca del oriente. Cuatro es el número del orden cósmico.

He aquí, pues, el origen mítico de los cuatro brazos de la cruz. (En Tenochtitlan los cuatro ejes principales, que determinaban la estructura urbanística de la ciudad, partían del Templo Mayor, en dirección de los puntos cardinales; en cada uno de sus cuatro costados se encontraba, junto a una puerta, la estatua de una deidad, que miraba, cual vigía, hacia la dirección que le correspondía. Esos ejes dividían la ciudad —imagen del cosmos— en cuatro zonas, que recibieron después de la Conquista los nombres de San Juan, San Pablo, San Sebastián y Santa María la Redonda. En muchas poblaciones esos dioses "vigía" estaban colocados en el lado exterior de la muralla, junto a las puertas que daban a los cuatro puntos cardinales.) PÁG.10


El Universo se extiende en cuatro direcciones, como el juego de pelota, con sus cuatro divisiones; como la pirámide, que está definida por sus cuatro ángulos; como la casa, que descansa en cuatro postes esquinales; como el campo de maíz, demarcado con cuatro palos. Cuando los sacerdotes fuman tabaco, acto mágico, deben soplar el humo hacia los cuatro puntos cardinales, para que el conjuro sea eficaz. Elpeyote, cactus sagrado de los tarahumaras, muestra una división cruciforme, por lo cual lo llaman en esa tribu "el dios de los cuatro rostros" (Lumholtz, El México desconocido). Cuatro caminos conducen al mundo inferior. El tonalámatl tiene cuatro secciones. Cuatro veces trece años forman el ciclo sagrado de los incuenta y dos años. Es el número en que se expresa la armonía integral, el triunfo sobre el caos, "la doble simetría", como lo llama Goethe en su Teoría de los colores. En él se equilibra el dualismo (doble dualismo, dos veces dos). Es "la conciliación total y omnímoda" (Seler). Sahagún habla del "cuatro divino". "De acuerdo con su diosincrasia, el pensamiento mítico no puede darse por satisfecho con comprender y contemplar in abstracto todas esas relaciones y coordinaciones; para asegurarse de ellas, debe integrarlas en una figura clara y tenerlas presentes en esta forma sensible y plástica. Así, la adoración del cuatro se manifiesta en la adoración que se profesa a la forma de la cruz, uno de los más antiguos símbolos religiosos..." (Ernst Cassirer, Filosofía de las formas simbólicas).

e mueve en el firmamento: es símbolo cósmico del movimiento. No es exagerado afirmar que el signo ollin en combinación con el número cuatro, es decir el signo naui ollin, es sinónimo del sol, del movimiento del sol en relación con los cuatro puntos cardinales y las cuatro estaciones del año, caracterizados por los cuatro extremos de la cruz.

Una versión de la cruz es Ollin, el decimoséptimo entre los signos de los días en el calendario ritual de los pueblos nahuas. En el centro, punto de intersección de los ejes, se encuentra un círculo o un ojo, el "ojo del sol".

Es natural que la frecuencia de las cruces excitara profundamente a los españoles e indujera entre ellos a los teólogos a especulación esestrafalarias. Según una creencia muy difundida, el apóstol Santo Tomás había venido al nuevo continente para predicar el Evangelio a sus habitantes, y éstos habían recaído posteriormente en el paganismo.

Los brazos ensanchados forman dos superficies, que están pintadas de un lado en claro, del otro en oscuro: el contraste de día y noche, de caliente y frío, de lo masculino y lo femenino. Ollin significa movimiento. Escribe Duran: "...el cual vocablo quiere decir cosa que anda y se mueve". El sol es el astro que más visiblemente s

En el grandioso relieve esculpido en la lápida que cerraba la tumba descubierta dentro de la pirámide del Templo de las Inscripciones, la idea del árbol de la vida está vinculada con las otras dos concepciones metafísicas fundamentales del México antiguo, la del sacrificio —la conservación e incesante renovación del cosmos mediante el sacrificio del hombre— y la de la resurrección, la idea de la inmortalidad y de la indestructibilidad de la energía vital. Sobre el altar, que simboliza, con las fauces del cipactli, a la tierra, se ve, yacente, a un sacrificado de cuyo cuerpo brota el árbol de la vida (o la planta de maíz). Arriba aparece una vez más el quetzal, atributo del dios solar, que renace todas las mañanas, a la vez símbolo de la resurrección.

Para los aztecas, la cruz que traían los españoles era aún mucho más excitante. Esa cruz que ostentaban sus estandartes y uniformes ¿no era el signo sagrado de Quetzalcóatl?.

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"LA CRUZ ES LA REVELACIÓN DE UN COSMOS UNITARIAMENTE CONCEBIDO..."

ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LA LECTURA... (JOSÉ PABLO LEÓN)

Abordar las características de la cruz, desde el pensamiento precortesiano, así como la función que le era atribuida, nos será posible identificarla a través de la representaciones en diversos glifos, murales y en la vestimenta tradicional.

A partir del fenómeno de la fusión cultural, manifiesta desde los primeros años de la expansión europea en el continente americano, es posible distinguir el peso simbólico que ejerció la cruz occidental por sus similitudes visuales y en referencia al pensamiento sagrado/religioso.

Paul Westheim nos invita a reflexionar acerca de los elementos simbólicos que eran asociados con la cruz, las funciones numéricas y su conexión con la concepción del cosmos. Un entramado de significados con una carga identitaria.

No deberá extrañarnos poder identificar la cruz entre la iconografía de los textiles, ya que ha mantenido su vigencia. Finalmente es un elementos que atraviesa temporalidades por su relevancia identitaria. PÁG.12


LOS DIOSES MUERTOS PAUL WESTHEIM Acerca de la vigencia del pensamiento

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APLICACIÓN EN ALGODÓN, HENEQUÉN Y LANA LETICIA ARROYO ORTIZ

Fuentes Históricas Las culturas prehispánicas alcanza­ron un alto grado de desarrollo en las ciencias y en las artes; en particular me referiré a las técnicas del tejido, que con medios como el telar de cintura lograron excelentes resultados. Con el estudio sistemático de las referencias en fuentes históricas, así como de las prácticas de teñido que aún se realizan en algunos poblados indígenas y de los restos arqueológicos descubiertos por al­gunos investigadores, es posible verificar que esas técnicas son eficaces y no sólo producen tan buenos resultados como los que se consiguen con el empleo de tintes industriales, sino que, gracias al efecto estético que tienen, pueden enri­quecer la cultura visual.

LAS CULTURAS PREHISPÁNICAS ALCANZA-­ RON UN ALTO GRADO DE DESARROLLO EN LAS CIENCIAS Y EN LAS ARTES

donde encontré una de las fuentes bi­bliográficas más importantes que exis­ten para conocer cl pensamiento y la vida del mundo prehispánico. Sahagún dedicó cuarenta años de su vida al estu­dio de las costumbres de los mexicanos, y con la colaboración de informantes y escribanos indígenas, tlacuilos, elaboro una colosal obra en donde se encuen­tran amplias y detalladas referencias acerca de la flora)' fauna de México, así como de los colores y el teñido de fibras.

En la práctica creativa de objetos artísticos he constatado que los colo­res que producen los tintes naturales, si se colocan juntos, forman un conjunto equilibrado y armónico. Por su resis­tencia a la luz, su Como base tomé los escritos de deterioro es mínimo a través del tiempo, prueba de ello fray Bemardino de Sahagún son algunos hallazgos arqueológico, como los textiles (1491;1-1590), Francisco de la cueva de la Candelaria, en Sonora y de la Garrafa, Hernández, Francisco J. Cla-­ en Chiapas, que conservan aún sus colores originales. vijero y códices como el Mendocino, el Badiano y el Para la descripción de la mayoría de plantas, así como Florentino. Fue en este último para conocer sus nombres científicos y vulgares, fue texto, llamado también Histo­ria muy valiosa la obra del profesor Maxi­mino Martínez general de las cosas de la (1888-1964), Catálogo de nombres vulgares y científicos Nueva España, escrito en de plantas mexicanas, editado en 1979. náhuatl y español por fray Bernardino de Sahagún en México entre 1570 y 1582

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El camino de la investigación Para llegar a los resultados expues­tos, realicé un recorrido que partió del estudio de las fuentes históricas, la inves­tigación de campo, la experimentación a partir de las sugerencias de esas fuentes documentales y las existentes en algunas comunidades indígenas, la sistematiza­ción de los procedimientos y sustancias básicas y auxiliares que proporcionan mejores resultados y, por último, el descubrimiento e identificación de los nom­bres científicos y nombres comunes de las plantas y animales estudiados.

Algunos tintes se logran con mayor facilidad. Las plantas que se reproducen en abundancia son el heno, el zacatlaxcalli, las flores cinco llagas. En otros ca­sos, como el cempasúchil, el muitle, la cochinilla, la dalia y el girasol, la mejor opción es cultivarlos, como pude com­probar en mi pequeño jardín. Esto ha­ce posible también rescatar el gusto por la belleza y color de las flores, costumbre ancestral de nuestra cultura. Difíciles son, por una parte, el caracol (púrpura), por el evidente proceso de extinción, así como los líquenes, que tardan muchos años en crecer.


Desde fines del siglo XVI hasta el principio del XIX los tintes de cochini­lla, añil y palo campeche se cultivaron, explotaron y exportaron en cantida-­ des importantes, lo que constituyó una fuente de ingresos para el país. Sin em­bargo, por diversas circunstancias políticas, económicas y sociales, fueron reemplazados por tintes químicos y, en consecuencia, decayeron el cultivo, la exportación y la utilización de los tintes naturales. En las técnicas de teñido con tin­tes naturales, la calidad del teñido y los cambios de color dependen de la preparación de las fibras, el tiempo de cocción, la estación del año en que se recolectan, el tipo de suelo en el que se desarrollan, y la forma en que se obtienen los extractos, mordentes y entonadores.

Por su importancia cultural, econó­mica e histórica, prevalecen en nuestro país siete materiales tintóreos. El cempa­súchil, el caracol, la cochinilla, el añil, el palo brasil, el palo campeche y el zaca­tlazcalli. Con ellos se obtiene una gama cromática completa, idónea para la eje­cución de una obra artística.

Por su riqueza, las técnicas de teñi­do tienen un valor digno de rescatarse. Si se conocen a fondo y se difunden, se está apoyando su conservación y el res­cate del conocimiento de nuestro patri-­ monio cultural, al mismo tiempo que se promueve una conciencia ecológica para la preservación de las especies de plantas y animales que se utilizan tradi­cionalmente para obtener los tintes.

Simbolismo de los colores en la época prehispánica Sin el color es difícil identificar lo, objetos, si es una piedra, una semilla o un trozo de obsidiana. En el mundo mesoamericano, como en otras culturas, el color tenia un simbolismo específico. Ademas de su referencia a lo real, el color tenía significado mítico o religioso, de rango origen. Había colores especí­ficos que determinaban el estatus social.

Importancia histórica El uso del color y colorantes fue tam­bién parte importante en el desarrollo de las antiguas culturas de Mesoamé­rica. Los hombres que pertenecieron a estas culturas conocieron las propieda­des de las plantas y las emplearon con fines curativos, tintóreos y religiosos. Descubrieron técnicas de teñido de fibras que emplearon para la confección de su indumentaria. Por lo común, las fibras que utilizaron fueron el algodón blanco, algodón café, el henequén , el ixtle, el izote o yuca y otras especies originarias de Mesoamérica.

El color, el tiempo y los puntos car­dinales, todos relacionados, ,se manifestaban en el espacio cultural del México Prehispánico. Con estos elementos, el ritual transcurría en un inmenso escena­rio y una variedad de atuendos, olores, objetos, ,símbolos, sonidos y colores. Según Alfonso Caso el co­lor rojo (también el maíz rojo), se asociaba al este, a los conceptos de resurrección, fertilidad y de la luz. El año cana evocaba cambien al este, el lugar mítico del Tlalocan, el Sol naciente o la estrella de la mañana, a Tlaloc y a Xipe-Totec, dios de la vegetación renaciente; también se le asociaba con Centéotl, diosa del maíz tierno ( verde, azul).

Los tintes se usaron en la preparación de colores para pintar mura­les, códices, el cuerpo y su indumentaria ritual. Los códices y pinturas que subsis­tieron a la destrucción de los conquista-­ dores, así como las tradiciones que aún perviven en algunos pueblos indígenas que se aislaron de las influencias de la cultura contemporánea, fueron la base fundamental en esta investigación.

El negro y el año silex (también el azul marino del maíz) pertenecían al norte.aI mundo de los muertos (Mictlan) la Luna y los mimixcoa, al dios Mictlantecuhtli. El negro se asociaba a la os­curidad, la muerte y la guerra.

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