Toto recargado

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TOTO RECARGADO Evelyn García

(cuento)


Toto Recargado Autora: Evelyn García© Jefe de Proyecto: Alex Alejandro Vargas Asesor Legal: José Antonio Alarcón Cuidado de Edición: Martín Galarza Diseño y diagramación: Leonardo Collas Foto de Portada: www.fondosni.com Programa Lima Lee Municipalidad Metropolitana de Lima Gerencia de Educación y Deporte Subgerencia de Educación Edición Digital Noviembre 2015 Jr. Conde de Superunda 169 5to Piso - Edificio CONFINA, Cercado de Lima Telefono: (01) 632 1300 - Anexo 1625 Correo Electronico: buslima@munlima.gob.pe Agradeciento especial al autor por la autorización de publicar su obra en el marco del proyecto de promoción de la lectura “BUS DE LA LECTURA”.


PROGRAMA LIMA LEE presenta su eBook:

TOTO RECARGADO (cuento)

de la escritora peruana

Evelyn García


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Es ya de noche y Toto no ha regresado desde hace dos. Es un gran juguetón, pero esta vez sí que se le pasó la mano. Pobre gato, ahora pienso lo peor, ¿es que no gustará de nosotros? Varias veces he pensado lo mismo. Volteo y veo a Benji, más preocupado que yo. Sí, está mordiéndose las uñas; no, los guantes. Pobre Benji. –Qué pasará por tu mente, gato tonto –dice él, algo irritado–, si es que todavía pasa algo, claro. Pero nunca tuviste nada en ese cerebro tuyo, caramba. Sabías Pagina N° 3 - bus de la lectura


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que la vieja que vende hierbas en la feria hace tiempo te tenía entre ceja y ceja y, aun así, te le acercabas meloso, todo ronroneos. Te lo dije, ella te iba a meter en ese gran bolsillo que tiene, pero jamás me hiciste caso. ¿Y no te diste cuenta de las miradas del peletero? De repente, hoy ya eres un monedero de angora, ¡ay de ti! Tu fino pelo era muy preciado. ¡Y tú lo sabías!, por eso te paseabas disforzado por toda la comarca, haciendo gala de tus dones, meneando la cola cual serpiente encantada, Pagina N° 4 - bus de la lectura


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despertando comentarios entre los otros felinos, mucho menos agraciados, por supuesto. Si te han tendido una trampa, no me sorprendería. Claro que no, gato bobo. –Ya, Benji, cálmate... –¡No, no y no! ¡Habrase visto! Pero tú sabes algo. Dime a dónde fue. ¡Adónde! ¡Habla!, sino prometo hacerte la ley del hielo hasta que sepamos algo de ese gato desdichado. ¡Habla ya, Rigo!, conejo de poca monta... –Creo que te estás excediendo, Benji. Pagina N° 5 - bus de la lectura


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–Conejo de poca mon... ¡Discúlpame, Rigo! Ya no sé cuántas veces ha pasado lo mismo. Ese Toto no nos quiere, eso pasa, no valemos nada para él. –Pues yo creo lo mismo, Benji. Él es un gato y, como todo gato, es tan, pero tan libre, que se olvida de los demás. Egoísta, para él la vida es peligro, aventura, acción. Tú y yo ya estamos algo viejos para esas cosas. –Viejos tus calzones, Rigo. –Tú eres solo un perro desdentado y yo... –Un conejo de poca monta, tiePagina N° 6 - bus de la lectura


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nes razón. –... un conejo con alma de niño, dirás. Eso no les gusta a los gatos. Creo que nunca fuimos del agrado de Toto. –Ahora que lo dices, Rigo, puede que tengas razón. Lo he visto incómodo con tu presencia varias veces. –¿Uh? ¿Bromeas? ¿Cuándo, por ejemplo? –A ver, déjame hacer memoria… Pues, mira, todas estas veces que hemos cantado en las calles. Sí, eso es. Tú eres el de la voz principal, Rigo, el que debe Pagina N° 7 - bus de la lectura


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cantar con más ganas, con mucha alegría, el que hace bailar a la gente... –Y eso, Benji, ¿no lo hago siempre?, ¿qué tiene de raro? Ya estoy acostumbrado a las miradas, al igual que ustedes, que tocan y acompañan. Y, bueno, ¿eso qué tiene que ver con Toto? Explícate. –Pues que, a veces, lo he sorprendido mirándote de una manera, no sé, Rigo, que Dios me perdone, pero para mí que ese Toto no se conforma con sus dotes de belleza. Pagina N° 8 - bus de la lectura


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–No entiendo nada, Benji, y si no te explicas claramente… –Ay, dientudo. Por gusto tienes esas orejazas, no escuchas nada de lo que se te dice. –¡Habla, ya! –Toto envidia tu voz, amigo. Lo sé. Él te mira con esos ojazos verdes y es como si quisiera absorber todo tu talento. Últimamente, ya no canta conmigo, se retrasa o solo mueve el hocico. Se queda absorto al verte cantar. No se conforma con su belleza ese Toto. Lo he pillado en esa actitud muchas veces, Pagina N° 9 - bus de la lectura


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y hasta he tenido que darle un empujoncito para que pase el sombrero rápido, pues la gente se va, tú sabes... –La verdad es que me concentro tanto, que no me doy cuenta de nada, perro amigo. Si es como dices, no gozo de su simpatía. No quiero creerlo, pero acaso tengas razón, Benjamín. Desde hace poco, tengo algunas jaquecas, tal vez por esas miradas tan intensas... ¡Oh, no! No quiero pensar en eso. ¡Basta...! Miradas… ¿miradas? –Sí, eso dije, Rigo. Pagina N° 10 - bus de la lectura


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–Pues fíjate que a ti también te ha lanzado unas cuantas. Sí, fue la otra noche, cuando fuimos a tomar sopa a la pensión de Julia, la gallina negra. –Esa noche no pasó nada raro, orejudo. –Sí pasó, solo que ya estás tan viejo, que no recuerdas ni de qué fue la sopa. –De verduras, claro. –No, tonto, de sémola. –¡Grrrr…! De verduras o de sémola, ¡qué importa, Rigo! ¡Habla, habla, habla! –¡Shhh! Cuando terminamos de Pagina N° 11 - bus de la lectura


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comer, ¿recuerdas?, nos alcanzaba solo para pagar dos platos de sopa y no sabíamos qué hacer. Nunca nos había ocurrido, hasta que… –Claro que recuerdo. Me acerqué a Julia y le dije lo que pasaba y, para no quedar mal, le propuse contar unos chistes para los comensales, de esos que te hacen llorar, como ese del elefante que… –Sí, Benji, sí, pero mientras los demás nos divertíamos con tus ocurrencias, quise compartir una carcajada con Toto y… ¡te Pagina N° 12 - bus de la lectura


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miraba de una manera tan fría! ¡Bah!, ¡no le vi asomar colmillo! Tal vez también te tenga envidia, amigo. –Entonces, conejo, piensas que tampoco gozo de su sincera amistad, ¿eh? –Así es. –Es muy raro este asunto, Rigo. Toto es tan sincero que no puedo creer que nos haya engañado todo este tiempo. ¡Ay, gato...!, ¿cuánto hace que andamos juntos? Sí, ya casi tres años desde que lo vimos en esa antigua fonda… Pagina N° 13 - bus de la lectura


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–Donde trabajaba… –Ajá. Pero, fíjate, estos días me he despertado en la madrugada con sobresaltos, Rigo... Y siempre sentía el impulso de ver si él yacía con nosotros y, ¿sabes? –Dime... –Él no dormía, contemplaba la luna sentado en la punta de esta misma loma. Miraba el paisaje desde aquí arriba como si esperara el momento y el día... Estaba indeciso. Eso lo sé con certeza. No sabía cuándo irse. Hasta que el día llegó... ¡y se fue! Ya no quería estar con noPagina N° 14 - bus de la lectura


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sotros ese Toto. Tenía celos de nuestros talentos, pero no entiendo, porque a él carisma le sobra, y belleza… El viejo Benji ya no soporta más el dolor del amigo perdido y deja que sus patas lo arrastren hasta la punta de la loma en donde había visto sentarse a Toto... como queriendo ver por dónde se fue, como queriendo sentirse Toto por un momento. Hice mal al contarle lo que pensaba de Toto, pero me dejé llevar por todo este embrollo. Él tiene la culpa. La última vez que desaPagina N° 15 - bus de la lectura


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pareció fue hace tres meses y se perdió por dos días, diz’ que visitando a unos parientes de la comarca vecina. Pero, por otro lado, debió haber sido cierto, pues trajo un barrilito de miel, un costalito de pecanas y dos cajones de frutas deliciosas que le habían regalado. ¿Y los sustos que nos hace pasar?, ¿dónde quedan? Pero Benji tiene razón: Toto es dueño de un gran carisma y no lo culpo por querer buscar una vida mejor, acorde con sus gustos y, sobre todo, con su gran belleza. No es jusPagina N° 16 - bus de la lectura


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to que nos tenga celos. Dejaré a Benjamín con sus ideas, ya se acostará también... *** Calculo que ya ha pasado la medianoche. Veo a Benji durmiendo doblado por el frío, igual que yo. Le acerco la manta hasta cubrirlo. ¡Este perro quiere tanto a Toto! Pero, ¿qué veo? ¡Es él!, ¡Toto!, sentado como me había dicho Benji, de espaldas, en la cima de la loma, mirando la comarca. Me froto los ojos y me acerco, sigiloso. Solo unos pasos me separan de él, cuando Pagina N° 17 - bus de la lectura


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exclamo: –¡Toto! ¡Eres tú, amigo! ¿Dónde estuviste? ¡Has regresado! ¡Hey, Benji! –¡Shhh...! Hola, Rigo. No despiertes a Benji, ¿sí?, por favor... –Pero él está muy preocupado por ti, Toto. –¿De veras? Les debo unas disculpas. Debí avisar que me ausentaría... –¿Dónde estabas, amigo?, ¿dónde?, ¡dime! ¿Ya no te interesa nuestra amistad?, ¿es eso? ¡Responde, gato! –¿De dónde sacas esas ideas, Pagina N° 18 - bus de la lectura


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Rigo? Son lo único que tengo y lo único que me da fuerzas y valor todos los días. –Vaya, claro, y por eso te vas así, sin decir nada. Menos palabras, gato, y más argumento. No quiero que hagas sufrir así a Benji, mira que tiene los nervios de punta, el pobre. No juegues así con él, ¿eh? –¿Y tú...? ¿No estabas preocupado por mí? –¡Bah! ¡Eso qué importa! ¿De qué sirve ahora decirte que sí? –Rigo, Rigo, Rigoberto. Dame esa pata y dime que me disculPagina N° 19 - bus de la lectura


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pas... –Lo peor de todo es que sabes que lo haré. –Lo sé, pero dame esa pata... Al estrechar la pata de Toto y al darnos ambos un abrazo, me percato de unos paquetes que están desperdigados por el suelo. Son varios, pero no distingo qué contienen. –Tu voz suena algo apagada, Toto, ¿estás enfermo? –Es mi garganta..., me duele un poco. El frío es mi peor enemigo... –¿Y esos paquetes? Otra vez viPagina N° 20 - bus de la lectura


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sitaste a tus parientes, ¿verdad? –Les he traído algunas cosillas... Y, prepárense, porque desde mañana ya no dormiremos más a la intemperie. Tibias camas nos esperan en la posada de Tomás, alquilé habitaciones para los tres... El invierno es muy crudo. En los costalitos hay pecanas y nueces. Te traje las zanahorias que viste hace poco en la verdulería. Son de aquella región que las da muy sabrosas. Para Benji... la miel, que lo mantiene tan... contento. Veo a Toto muy fatigado. Es mePagina N° 21 - bus de la lectura


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jor que descanse. Me parece que estuvo muy atareado estos últimos días. Me saco de prisa la bufanda y se la echo al cuello, para que su garganta no sufra demasiado. Al ver mejor su figura bajo la luz de la luna, noto que sus vestidos están terriblemente sucios, hay algo extraño en él… –Toto, tus vestidos lucen espantosos, ¿qué pasó? –Ah, Rigo, solo son unas manchas... –Estás fatal. Ven acuéstate, te pondré una manta. Pero, Toto, Pagina N° 22 - bus de la lectura


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¿por qué cojeas así? –Amigo... –Pero… y tus botas, ¿por qué no las calzas? Cuéntame de una vez, no puedo creer que luzcas tan descuidado, Toto, no pareces tú. –Fue por ustedes, amigo... –¡Termina, por favor! –Rigo, estuve trabajando todos estos días. Por eso me veo así. No he tenido tiempo ni de darme un baño. –¿Qué dices? ¿Trabajando? –No soportaba... todo este tiempo, viéndoles así, cantando y Pagina N° 23 - bus de la lectura


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haciendo chistes para ganarnos un pan…, al menos ahora descansaremos varios días. Con el dinero que gané, pude comprar todas estas cosas. Y hay más… -Toto, entonces, ¿no te fuiste porque te caemos mal? -¡Qué dices, amigo! Verás, empecé labrando la tierra con Celio, el campesino. ¡Qué energías que tiene! Allí me ensucié los vestidos. Luego, trabajé con los pobladores de Villadón haciendo la nueva presa. ¡Aprendí con ellos nuevas canciones! Ahí mis botas quedaron hechas Pagina N° 24 - bus de la lectura


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un desastre y las tiré. -¡Estuviste trabajando con los hombres! Sabes que para nosotros, los animales, esos trabajos son muy penosos, ¡Toto! Por eso te has lastimado la pata… -¡Oh, no! La cojera que tengo, amigo, es por otra cosa. Estuve caminando rumbo a la feria para comenzar un nuevo empleo, cuando, a lo lejos, vi que algo brillaba en la mitad de una montaña. Me acerqué a ella y vi, desde abajo, que entre las rocas se asomaba algo reluciente. Entonces escalé como pude Pagina N° 25 - bus de la lectura


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hasta donde estaba el objeto brillante y con una piedra filosa cavé, cavé y cavé y... ¿sabes qué? ¡Era una barrita de oro! Al sacarla, me desplomé y me fracturé la pata. Increíble, ¿verdad? La suerte está de nuestro… pero, ¿por qué lloras, Rigo, no te da gusto lo que te cuento, eh? Al escuchar todas estas cosas, siento vergüenza por haber pensado mal de mi querido amigo. Benji lo lamentará también. Nunca pensé que Toto nos amara de esa forma. Pero al escucharlo y sentir su felicidad, gruesas Pagina N° 26 - bus de la lectura


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lágrimas caen de mis ojos. Son de alegría. Sí, de ver otra vez a mi felino hermano. Me acerco precipitadamente a él y lo estrecho en un gran abrazo… –Toto, discúlpame..., discúlpame, Toto; nunca más te vayas..., nunca...

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Evelyn García. Ganadora del Premio Luces 2011, del diario El Comercio, a la Mejor Obra Narrativa del Año. Tiene cinco libros publicados: "Un talismán para Liu" (que figuró en las listas de los mejores libros de 2008, según los diarios Correo y El Comercio), "La casa del sol naciente" (Premio Luces), y "Thor, el poderoso dios del martillo", "Pan Gu, vencedor del caos" y "Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas" (que fueron publicados en la colección Mitos y Leyendas de los Cinco Continentes, del diario La República).



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