LIBERADORA Y PROFÉTICA - sábado 2 mayo Monición Si dejamos que nos abrume la idea de la responsabilidad que nos espera, en la vida matrimonial o en el ministerio sacerdotal, o las adversidades que se presentarán, entonces apartaremos la mirada de Jesús rápidamente y, como Pedro, correremos el riesgo de hundirnos. Al contrario, a pesar de nuestras fragilidades y carencias, la fe nos permite caminar al encuentro del Señor resucitado y también vencer las tempestades. En efecto, Él nos tiende la mano cuando el cansancio o el miedo amenazan con hundirnos, y nos da el impulso necesario para vivir nuestra vocación con alegría y entusiasmo. Finalmente, cuando Jesús subió a la barca, el viento cesó y las olas se calmaron. Es una hermosa imagen de lo que el Señor obra en nuestra vida y en los tumultos de la historia, de manera especial cuando atravesamos la tempestad: Él ordena que los vientos contrarios cesen y que las fuerzas del mal, del miedo y de la resignación no tengan más poder sobre nosotros. Mensaje del Santo Padre por la 57º Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.
Texto bíblico: San Juan 20, 11-18 En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!». Ella se vuelve y le dice. «¡Rabbuní!», que significa: «¡Maestro!». Jesús le dice: «No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, ande, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”». María la Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto».
Reflexión Jesús resucitado la llama por su nombre y ella le reconoce. María le conocía bien, había ido al sepulcro buscándole, quería estar cerca de Él... y se encuentra con alguien, es Él, pero no le reconoce, es solo al pronunciar su nombre cuando todo cambia. Que imporante es la relación personal, el encuentro de tu a tú como dos amigos. Jesús nos conoce y también, como a María, nos llama para que le descubramos, para que le reconozcamos como Señor...
5ª Semana Hospitalaria de Oración por las vocaciones 2020 - Página | 14