EL VALLE DE LOS SUEテ前S
1
J.R.MORENO
© 2014 José Ramón Moreno Bermejo Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en parte ni su totalidad, ni registrada ni transmitida por sistemas de recuperación de información en manera alguna, ni por ningún medio, electrónico, fotocopias etc., u otro, sin el permiso previo del autor o en su defecto de la editorial
.
2
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
PROLOGO En medio de la ciudad de Los Ángeles, vivía la familia Maison, Tom Maison y Daisy Maison, junto a su hijo Sam. Desde el día en que nació Sam, todo pareció cambiar para la familia, su padre no se despegaba de su hijo en ningún momento, siempre jugaba con el, le ayudaba a hacer los deberes y le acompañaba a todas las actividades escolares, se había convertido además de padre en su mejor amigo, únicamente durante dos meses de verano, Tom abandonaba a su familia, un poco con excusas de trabajo y de despejarse un poco de la vida rutinaria, el viajaba solo a un misterioso Valle, mientras su mujer y su hijo hacían excursiones programadas en esas fechas. Con el paso de los años, el chico empezó a preguntarle a su padre el porque no le llevaba con el algún verano, pero el padre siempre le contestaba lo mismo— “Aquel sitio era para mayores de edad, y en cuanto cumpliese los 18 años podría ir con el”—Sam se hacia muchas preguntas, pero a su vez, también se encontraba muy a gusto con su madre en aquellas excursiones pues hacia muchos amigos y conocía muchas chicas. 3
J.R.MORENO
Pero todo cambio el verano que Sam cumplió 16 años, Sam con su pelo negro, sus ojos marrones y su piel trigueña, se estaba haciendo mayor, y no podía imaginar que tras ese verano, no volvería a ver a su padre, pues ese verano, Tom no regresó. A pesar de todo, Sam cada día al regresar del instituto, se sentaba un rato en la entrada de su casa, con la mirada perdida, pensando que su padre regresaría en cualquier momento.
4
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
EL VALLE DE LOS SUEÑOS Sam era un chico muy especial, aunque aún él no lo sabía. Vivía en una casita con su madre, en medio de la ciudad de Los Ángeles. Su padre había desaparecido hacía dos años, casi sin dejar rastro, y Sam vivía desde entonces pensando casi a diario qué habría sido de su padre, pues, además de padre, era su mejor amigo. Ese era un día muy especial: cumplía dieciocho años y acababa de sonar el despertador. Abrió los ojos en la cama y se quedó unos segundos mirando al techo, cuando, de repente, entró por la puerta de su habitación su madre, Daisy. —¡Felicidades, hijo! —exclamó su madre. —Gracias, mamá, ¿te puedes creer que no recordaba que hoy cumplía años? —respondió Sam. —Hijo, hoy son dieciocho años, es una fecha muy señalada en tu vida, y además hoy te llegó correo — sonrió la madre y le entregó a Sam dos pequeños paquetes y una carta sin remitente. —Ábrelos, a ver si te animas un poco, que hoy quiero verte feliz. Aún tumbado en la cama, abrió uno de los paquetes. —Este es de la tía Mery, es... es... ¿¡qué es esto!? — 5
J.R.MORENO
exclamó Sam cogiendo un colgante con una insignia extraña, mientras su madre sonreía al mirarlo. —La tía Mery es una fiel creyente de unas tribus indígenas que visitó con tu padre hace ya algunos años, y este, por lo visto, es el amuleto que entregaban los indígenas a sus hijos al cumplir la mayoría de edad. Sé que le tenían una profunda creencia a lo del amuleto, pues lo bendecía un hechicero y protegía al portador de maleficios o algo así, creo. —Ah... pues qué bien... —dijo Sam mirando el colgante con cara extraña. —Abre el otro, hijo. —No sé, me da miedo. A ver si va a ser otra cosa rara —bromeó medio riéndose. —No te rías de estas cosas, tu padre también creía mucho en ellas. —Está bien, veamos qué es —dijo abriendo el otro pequeño paquete—. Una llave vieja. Vaya... casi prefiero el colgante —musitó con voz confusa. —Qué extraño, ¿quién manda esto, hijo? —No lo sé. A ver... ¡El tío Nel! —respondió el chico dándole la vuelta a la pequeña caja. —¿Y no hay nada más escrito? —preguntó la madre. —Pues... pues no. ¡Qué extraño! ¿No? —preguntó girando el paquete y buscando en su interior. —Ah, también llegó esta carta —señaló entregándole un sobre sin nada escrito. 6
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
Sam abrió la carta, sacó la hoja y al abrirla se incorporó de la cama, casi de un salto. —¡Es la letra de papá! —¡Dios santo! ¿Qué dice? —exclamó su madre. —Querido Sam, supongo que si has recibido esta carta es porque no puedo estar a tu lado y acabas de cumplir dieciocho años. Muchas felicidades, hijo. Desde el fondo de mi corazón quiero que sepas que te quiero mucho, y a tu madre también. Si aún estoy desaparecido, algún día comprenderás los motivos. Me gustaría que tú y tu madre fuerais este verano al Valle de los Sueños; un pequeño valle donde yo solía ir cada verano. En este lugar tengo una pequeña casita, espero que el tío Nel os haya entregado la llave. Aquí os detallo en este mapa la ubicación exacta. Allí ponte en contacto con el tío Nel. Él te dará más información de lo que me gustaría que hicieras allí. Recibe un fuerte abrazo, hijo, y dale un gran beso a tu madre y cuida mucho de ella. Hasta pronto —leyó Sam con lágrimas en los ojos. —Dios mío, dos años sin saber de tu padre y ahora esta carta... —dijo su madre. —Pero entonces... ¡Está vivo! ¿Por qué no está con nosotros? —preguntó aún entre lágrimas. —No lo sé, hijo, no lo sé... Sé que tu padre tenía cosas especiales en su cabeza y secretos que jamás quiso contarme, pero yo confiaba plenamente en él. —Tenemos que ir a ese valle, mamá. Necesito saber 7
J.R.MORENO
más de todo esto. —De acuerdo, Sam. Se pusieron a hacer la maleta y mientras la hacían Sam se quedó en silencio, se puso el colgante que le habían regalado y comenzó a pensar en voz alta. —Mi padre está vivo —susurró. Se subieron al coche e iniciaron su camino hacia el valle que su padre le había detallado en el mapa. Mientras iban en el coche, Sam iba recordando momentos de cuando era niño y jugaba con su padre y frases que le decía él, como: «No sabes lo especial que eres, hijo, lo veo en tus ojos, algún día harás grandes cosas». Sam y su madre llegaron al misterioso valle, era un lugar que parecía sacado de una película de dibujos animados, con casitas de madera, un camino que conducía a un río y todo rodeado de naturaleza. —¿¡Qué lugar es este!? —exclamó Sam. —No lo sé... pero parece mágico. —Es alucinante, todo brilla de un modo especial aquí... Es casi de dibujos. Aquel lugar desprendía una energía muy especial, todas las casas que habían por allí eran prácticamente iguales, de madera, con su pequeña terraza en la entrada, aunque algunas eran de dos pisos y otras no, pero todas brillaban con una intensidad muy mágica. —Esa debe de ser la casa, tiene toda la cara de tu padre—dijo la madre. 8
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—Pues vayamos. ¿Tienes la llave? Su madre levantó la mano enseñando la llave y acercándose a la casa, aún con cara de asombro ante aquel lugar. La casa era de madera, parecía algo antigua y no era muy grande, pero brillaba como si sus colores fueran especiales. —Cielo santo... ¡Qué bonito es esto! —reconoció ella al entrar. —¡Guau! ¡Qué pasada! Se quedaron perplejos al ver que toda la casa estaba increíblemente limpia por dentro, y los detalles que había en el techo la hacían brillar, como si hubiese miles de luciérnagas, no había muchos muebles, y Sam pronto se sintió atraído por unas escaleras que conducían a la segunda planta, tenia el presentimiento de que allí arriba encontraría su habitación. —¿Por qué nunca me hablaría tu padre de esto? — preguntó la madre. —No lo sé, pero me da a mí que vamos a descubrir muchas cosas aquí. —Hola... ¿Se puede? —dijo Sally, una chica rubia preciosa, tenia una cara realmente dulce y unos ojos marrones claros muy cautivadores—. Tú debes de ser Sam, ¿no? Y usted debe de ser Daisy, ¿verdad? —Pues sí, ¿y tú eres...? —dijo el chico. —Yo soy Sally, una amiga de tu tío Nel, me envía para ver si habíais llegado. —¿Y dónde está el tío? —preguntó Sam. 9
J.R.MORENO
—Tu tío tiene una librería en el valle, ¿quieres que vayamos a verlo? —Pues claro, ¿tú vienes, mamá? —Id vosotros, hijo, yo voy a colocar las maletas y preparar algo de comer. —De acuerdo, en seguida vuelvo, mamá. —Encantada de conocerla, señora Maison —Igualmente, Sally, pero llámame sólo Daisy. —Como usted quiera, Daisy, hasta luego —respondió Sally saliendo por la puerta. Los dos chicos salieron en dirección a la librería del tío Nel. —¿Qué clase de sitio es este, Sally? —preguntó Sam. —Ya lo descubrirás, te parece asombroso ¿verdad? —Sin duda, nunca había visto nada igual, todo brilla de manera especial aquí. —Pues aún no has visto nada... —¿En serio? Sally sonrió y siguió caminando; al poco rato entraron en otra casa de madera, con un letrero en la puerta que decía «Books»: era la librería de su tío Nel. —¡Sam! ¡Qué alegría! Ya llegaste, por fin —dijo el tío Nel, que estaba detrás de un mostrador con unos libros en la mano. El tio Nel era el hermano de Tom y era un hombre no muy corpulento, con una barba muy arreglada y vestía siempre como los típicos leñadores de la zona, pero su conocimiento e inteligencia le habían llevado a abrir 10
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
aquella librería en el valle. —¡Tío Nel! ¡Cuánto tiempo! Me alegro mucho de verte —replicó Sam. —Por cierto, ¡felicidades! Mi sobrino se hace mayor... dieciocho años. ¡Cómo pasa el tiempo! —¿Hoy es tu cumpleaños? ¿Y dieciocho? Pues... ¿Vendrás a la escuela de verano entonces? —preguntó Sally. —Por supuesto, su padre lo dejó todo preparado para este día —dijo el tío Nel. —¿Mi padre? ¿Todo preparado? ¿Escuela? No entiendo nada... —Pronto lo entenderás todo, Sam —respondió su tío. —¿Eres el hijo de Tom Maison? —preguntó Jim, un chico que estaba en la librería buscando un libro. —Pues sí, y tú ¿quién eres? —Perdona, soy Jim. Tu vecino. Tu padre me enseñó muchas cosas, es un gran hombre y un buen amigo. —Pero ¿dónde está mi padre? ¿Por qué ha desaparecido? —No ha desaparecido, Sam. Aunque suene extraño, él sigue con nosotros a pesar de que no podamos verle, ni él a nosotros tampoco, hasta que termine el preludio—aclaró el tío Nel. —¿Preludio? Cada vez que os escucho me siento más raro... todo esto me supera... lo de mi padre… este sitio...todo es muy extraño... Los chicos sonrieron y parecieron entender el estado 11
J.R.MORENO
de confusión en el que se encontraba Sam. —No te preocupes, pronto lo entenderás todo, pero es mejor que no le cuentes nada de esto a tu madre, no está preparada para entender todo lo que aquí sucede, actúa con naturalidad y todas las respuestas llegarán a su debido tiempo —dijo Nel. Sam suspiró y reflexionó por unos segundos. —Está bien, pero necesito respuestas a muchas incertidumbres que tengo, tío. —Llegarán, llegarán. Ten un poco de paciencia. Pronto habrá un nuevo comienzo para ti —anunció el tío Nel saliendo del mostrador con dos libros en una mano y golpeando el hombro de Sam con la otra. —Bueno, chico, me alegro de conocerte. Pronto nos veremos —dijo Jim saliendo por la librería con un libro en la mano. —Adiós, Jim —dijo Sally. —Hasta luego —se despidió Sam. El tío Nel volvió al mostrador portando un cristal transparente con una serie de insignias grabadas. —Necesito que pongas un momento tu mano derecha sobre el cristal —dijo el tío Nel. —¿Qué es eso, tío? —Es un poco la clave de que estés aquí. Pon la mano encima del cristal, por favor. Sam puso la mano con un poco de temor sobre la superficie brillante y, al hacerlo, esta se volvió roja por un instante. 12
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—¡Ah! ¡He sentido un calambre! —gritó Sam retirando la mano del cristal. —No te preocupes, es normal —dijo su tío sin apartar la mirada. El tío Nel y Sally se quedaron mirando fijamente el cristal, que se volvió de nuevo transparente; seguidamente empezó a surgir la silueta de la mano de Sam y un color empezó a predominar alrededor. —No puede ser. ¿Cuántos blancos hay en el valle?— preguntó Sally. —Ninguno. Sólo estaba Tom —respondió el tío Nel. —Tío, ¿qué está pasando? —Sam, este cristal es un captador de energías sinérgicas. Cada color es una fuente de energía distinta, con unos atributos específicos, y la energía blanca es la menos frecuente de todas, pues permite un desarrollo potencial de la energía mental —explicó el tío Nel. —¿Energías? ¿Me vais a explicar de qué va todo esto? —Señor Maison, yo tengo que marcharme. A las cinco volveré a la librería. Encantada, Sam —se despidió Sally. —Muy bien, hasta la tarde. ¡Ah!, y no digas a nadie lo que sabes, ¿de acuerdo? —le pidió el tío Nel. —Descuide. Sé de la importancia del tema como para desvelarlo —dijo Sally saliendo de la librería. —¿Verdad que es muy guapa, Sam? —señaló su tío. —Sí, es preciosa. Pero no me cambies el tema ¿qué está pasando? —replicó Sam, mirando de reojo a Sa13
J.R.MORENO
lly. El hombre volvió a colocar el cristal en su sitio y puso la mano encima del hombro de su sobrino. —Sam, estás aquí para hacer grandes cosas. El lunes empezará una nueva vida para ti en la Escuela de los Sueños. Allí desarrollarás todo lo que llevas dentro y no te ha sido desvelado hasta hoy, pues al cumplir dieciocho años es cuando estás preparado para empezar a descubrirlo. —Pero ¿de qué va todo esto? —preguntó Sam confuso. El tío Nel cerró la librería con llave, giró el cartel de cerrado de la puerta y se llevó a Sam a una habitación contigua. —Siéntate —pidió a su sobrino, que se sentó en una mesa redonda junto a él, y empezaron a charlar—. Sam ¿nunca te ha sucedido nada raro? ¿Algo que te haya pasado que no puedas explicar? Sam se quedó por un momento pensando y recordó algo. —Bueno, una vez sí que recuerdo algo que no me pareció muy normal. Llegaba tarde a clase, pues perdí el autobús, así que fui corriendo y, al intentar cruzar la carretera, recuerdo que el semáforo se puso verde, me quedé mirándolo e inmediatamente volvió a ponerse rojo y pude cruzar. Me asombré, pero no le di más 14
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
importancia, es más, recuerdo que días mas tarde iba paseando por esa misma calle y me volví a quedar mirando el semáforo al ponerse rojo y no pasó nada. —Ahí tienes una prueba, hijo. Tienes ese don. Pero sólo te funciona por mera coincidencia, pues no lo tienes aún desarrollado. —¿El don de cambiar los semáforos de color? —No, no, el don de poder hacer grandes cosas con tu mente —sonrió Nel poniéndose las manos en las sienes. El tío se levantó de la mesa, mientras Sam se quedó sentado con cara de incertidumbre, cogió un libro que tenía guardado en un cajón y volvió a sentarse junto al chico. —Sam, tu padre tiene unos genes muy especiales, al igual que yo y casi toda la familia Maison, pero el poder de la energía de tu padre es blanca y el mío es azul. —¿Pero de qué va eso de los colores? No lo comprendo. —Es algo confuso de explicar. Cada color energético implica una serie de conocimientos que puedes enfocar en tu energía, y el blanco es el más completo, además de ser el único que puede provocar fusiones de energía con cualquier otro color energético — explicó el tío Nel. Sam se puso las manos sobre la cara y apoyó los codos en la mesa. Cada vez se sentía más confuso. 15
J.R.MORENO
—Vamos a ver, es que no sé qué pensar. ¿Tengo poderes o algo así? —Bueno, no sé si denominarlo como poderes, pero tienes ciertas capacidades mentales aún por descubrir que casi ningún humano podría desarrollar. —Vaya. ¿Y qué se supone que tengo que hacer? —En primer lugar has de tener una cosa muy en cuenta, este valle es muy especial, y la mayoría de las personas que viven en él también. Todo tu potencial aprenderás a desarrollarlo a partir del lunes, que es cuando empiezan las clases en tu nueva escuela. Tu padre te inscribió hace varios años para este día, pero lo más importante que debes saber es que no debes emplear este poder nunca delante de nadie, y menos desvelarlo al mundo, ¿entiendes? —¿Y eso por qué? ¿Qué tiene de malo? —No tiene nada de malo, Sam, pero la gente no está preparada para asumir que algunas personas tienen ciertas capacidades como doblar cosas con la mente, moverlas o leer pensamientos, ¿me sigues? —Creo que sí. Podrían tratarme como un bicho raro o algo así, ¿no? —Algo así. Nel volvió a levantarse de la mesa y entregó a Sam el libro que antes había cogido del cajón, diciéndole: —Vamos a comer. Guarda esto, te servirá de iniciación este par de días que faltan para que empiece la escuela. 16
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
Sam se levantó de la mesa y cogió el libro. Apenas lo miró, pues aún estaba un poco confundido con todo lo que el tío Nel le había explicado. Salieron de la tienda y empezaron a caminar por la calle camino a casa. —Bueno, y cambiando un poco de tema, ¿qué tal está tu madre? ¿Tan guapa como siempre? —Bueno, tío, está todo lo bien que puede, si no tenemos en cuenta que mi padre desapareció hace dos años y no ha dado señales de vida hasta la llegada de su carta. —Entiendo que ha de ser duro, hijo, pero no es sencillo todo esto, poco a poco lo irás asimilando, y comprenderás el porqué de muchas cuestiones. —¿Pero dónde está mi padre? —Nadie puede saberlo, pero está bien, es sólo cuestión de tiempo que vuelva a reunirse con vosotros. —¿Tiempo? ¿Cuánto tiempo? ¿Acaso dos años no es tiempo? —volvió a preguntar Sam, con voz frustrada. —Hijo, el tiempo no lo elige tu padre, esté donde esté, el tiempo viene impuesto por una fuerza que no sabría explicarte ni yo, pero creo que pronto estará de vuelta, tengo ese presentimiento —le aclaró su tío dándole unas palmaditas en la espalda, tratando de consolar su preocupación. Sam agachó la cabeza y siguieron caminando. Llegaron a su casa y antes de entrar por la puerta… —No le digas nada de todo esto a tu madre, se lo explicaremos más adelante, ¿de acuerdo? —le susurró su 17
J.R.MORENO
tío al oído. —Está bien tío —le contestó Sam. Ambos entraron en casa y encontraron a Daisy en la cocina. —Mmmm… qué bien huele aquí —dijo el tío Nel. —¡¡Nel!! ¡Cuánto tiempo! ¡Qué bien te veo! — exclamó Daisy acercándose y dándole un beso y un abrazo. —¿Bromeas? Tú sí que estás bien. Cada vez que te veo te encuentro más guapa. —Oh, Nel, tú siempre tan adulador Sam se quedó mirando su libro y subió por las escaleras que conducían a su habitación. —¡Vamos a comer! —gritó Daisy llamando a su hijo—. ¿Te quedas a comer, Nel? —En seguida bajo, mamá. —Con lo bien que huele esto, ¿cómo decir que no? — dijo Nel sonriendo y sentándose a la mesa mientras Daisy llenaba los platos de comida. —Nel, ¿dónde está Tom? —preguntó Daisy. —No lo sé, pero no debes preocuparte, sé que volverá pronto a casa, ya lo verás. —¿No debo preocuparme? Tom es tu hermano, pero también es mi marido, y dos años es mucho tiempo para no saber de él. —Lo entiendo, y créeme que yo también le echo de menos, pero sé que está bien, sé que no está haciendo nada malo y que pronto volverá con su familia, sólo 18
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
confía en él y confía en mis palabras. Daisy se sentó a la mesa, reflexionó por unos momentos y dijo: —Está bien, confiaré en ambos, me siento bien por un lado, por saber que él está bien, ¡pero algún día alguien deberá explicarme todo esto! Sam volvió de su habitación y se incorporó a la mesa. —Mmmm... ¡Qué buena pinta tiene esto, mamá! Su madre sonrío, y se pusieron a comer. Justo en ese instante, llamaron al timbre. —No te levantes, ya voy yo, Sam —dijo Nel dirigiéndose hacia la puerta—. Jim, ¿cómo tú por aquí? —Sr. Maison, ¿qué tal? Me envía mi madre, hizo esta tarta para dar la bienvenida a los nuevos vecinos — señaló Jim enseñando una tarta que llevaba en las manos. —Vaya, vaya, tu madre tan cortés como siempre. — bromeó Nel. —Bueno, ya la conoce —sonrió también Jim. —¿Quién es? —preguntó Daisy. —Es Jim, vuestro vecino de al lado, trajo una tarta. La madre de Sam se levantó de la mesa y acudió a la puerta. —Oh, qué detalle, pero pasa, hijo, pasa. —Gracias, señora —dijo Jim. La mujer cogió la tarta agradecida y todos entraron a la casa y se sentaron a la mesa. —¡Hola, Sam! ¡Que aproveche! —dijo Jim. 19
J.R.MORENO
—Gracias, un detalle lo de la tarta de tu madre — reconoció Sam. —Sí, bueno, así es mi madre. —Ah, ¿pero ya os conocíais? —preguntó Daisy. —No, bueno, nos hemos conocido en la librería del tío Nel. —¿Has comido ya? —dijo Daisy dirigiéndose a Jim. —Sí, señora, ya comí, muchas gracias. —Y, bueno, Jim: ¿preparado para el lunes ya? Tendrás ganas de volver a la escuela —preguntó Nel. —Sí, claro, y sobre todo de que llegue esta noche para la fiesta de bienvenida. Es casi lo mejor —respondió Jim sonriendo. —Ah, ¿pero montáis fiestas en la escuela y todo? — intervino Sam. —No, bueno, la escuela es muy estricta en esto de las fiestas, pero hay un club en un pueblo cercano en el que nos reunimos todos un par de días antes de que empiecen las clases y al terminar el curso. Supongo que vendrás esta noche ¿no? —¡Sí, claro! Aunque yo no sé dónde es. —Bueno, no te preocupes por eso, yo te vendré a buscar a eso de las diez. ¿Te parece? —Genial —respondió Sam sonriendo. —Bueno, familia, yo me tengo que marchar, que es hora de hacer un poco de ejercicio —indicó Jim. —¿Ejercicio? —dijo Sam. —Sí, me gusta montar en bici y pasear por el valle. Si 20
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
te apetece puedes venirte. —Me gustaría, la verdad, pero hoy no, acabo de llegar y aún tengo todo patas arriba. —Bueno, pues cuando te apetezca, ya sabes —dijo Jim, mientras se dirigía hacia la puerta de la casa. —Dale las gracias a tu madre, Jim, y dile que un día de estos iré a visitarla —le pidió Daisy. —De acuerdo, señora Maison, se lo diré. Daisy y Nel se volvieron a sentar en la mesa. Sam dijo sentirse algo cansado del viaje, le apetecía descansar para poder estar descansado para la fiesta de la noche, así que subió a su cuarto, se tumbó en la cama y cogió el libro que le había dado su tío. En la portada había una estrella con cuatro puntas y otra pequeña estrella en medio, no tenía ningún título, lo abrió por la primera página, donde ponía «Iniciación, primeros pasos del desarrollo mental». Empezó a leer y, al pasar a la segunda página, vio que había como un pequeño papel enganchado, un círculo blanco. Continuó leyendo y siguió las indicaciones que le marcaba el libro: puso su mano a unos pocos centímetros del papel, abrió bien sus dedos, empezó a moverlos suavemente, fijó su atención en el pequeño círculo y, de repente, el pequeño trozo de papel empezó a levitar suavemente. Sam se quedó asombrado, retiró su mano del libro y el pequeño papel volvió a caer sobre la página. —¡Cielo santo! Entonces... ¡Es cierto! Puedo mover cosas con la mente —murmuró. 21
J.R.MORENO
Se quedó entre confuso y entusiasmado por aquel suceso, pero recordó la fiesta de la noche y que se sentía algo cansado, por lo que cerró el libro y se recostó de nuevo sobre la cama. El tío de Sam volvió a abrir la librería, en la puerta le esperaba Sally. La librería del tío Nel, era muy parecida a todas las casas de alrededor, toda de madera, en su interior nada mas entrar, podía verse un mostrador a mano izquierda y tres pasillos de frente, separados por estanterías de madera y repletas de libros, a un lado había una puerta que parecía conducir a los aposentos privados de Nel. —Sally, ¡lamento el retraso! Me entretuve en casa de mi sobrino. —Descuide, señor Maison, ya suponía que hoy abriría un poco más tarde. Entraron en la librería y ella se puso a ordenar unos libros que había sobre el mostrador. —Bueno, Sally, ¿qué te parece mi sobrino? —¡Me parece simpático! —respondió Sally mientras seguía ordenando libros. —¿Sí? Bueno, hoy está algo desorientado, pues es su primer día en el valle, quizás podrías enseñarle los alrededores y así conocerle más, ¿no? —propuso Nel. —Señor Maison, ¿intenta ligarme a su sobrino? —¡No, por Dios! No me malinterpretes. Aunque no 22
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
seríais mala pareja, no te creas —reconoció Nel esbozando una tímida sonrisa. —Bueno, no está mal, es bastante guapo, pero yo no soy una chica fácil. — Hay que ver cómo sois los jóvenes—comentó Nel a carcajadas. —¿Acaso le ha dicho Sam algo de mí?—preguntó ella. —Pues no. Pero bueno, hay cosas que se notan ¿no crees? —No sé, creo que es pronto para notar nada, una primera impresión que no está nada mal y poco más, además, usted sabe que hace poco salí de una relación y no estoy muy por la labor de volver a sentir nada. —Eso no era una relación, Sally, salías con el mismo demonio, no sé cómo pudiste ni siquiera fijarte en Colt—le recordó el hombre. —Antes de salir con él se mostraba encantador conmigo, era muy dulce y atento, fue después cuando empezó a cambiar, sobre todo cuando empezó a salir con la pandilla de las motos —explicó ella con voz irritada. Nel se quedó mirando a Sally y le dijo: —¿Irás tú también a la fiesta esta noche? —No lo sé, hay ciertas personas con las que no me gustaría encontrarme allí. ¿Su sobrino irá? —Sí, mi sobrino irá con Jim. En ese instante entraron dos chicas y un chico, Dana, 23
J.R.MORENO
Lucía y Jon, con libros en la mano para devolver a la librería. —¡Hola, Sally! —dijo Lucía. —Hola, Sr. Maison —saludó Jon. —¡Hola, chicos! ¿Cómo estáis? —preguntó Sally. —Muy bien, preparadas para esta noche. ¿Vendrás?— dijo Dana. —No lo sé. Justo ahora hablaba de eso con el Sr. Maison, es que no quiero encontrarme con Colt allí. —Pero pasa de él, tú tienes que seguir tu vida y él la suya ¿no? —dijo Lucía. —No seas tonta, lo pasaremos bien —insistió Dana. —Yo en cosas de chicas no me meto —intervino Jon. —Eso, tú calla —terminó Lucía. Los cuatro chicos se pusieron a reír tras el comentario; Jon era el hermano de Lucía y tenía fama de no haber roto nunca un plato a pesar de su aspecto atlético, era un chico muy callado, con su cabello marrón claro tirando a rubio y unas pequeñas pecas sobre sus pómulos, Lucia era una chica mas extrovertida, con su melena negra larga, también tenia unas pequeñas pecas al igual que su hermano y una silueta delgada y Dana era la pelirroja del grupo, con un rostro muy dulce y una sonrisa siempre en su rostro, que denotaba su carácter risueño. —¿Sabéis qué? ¡Tenéis razón! ¡Iré! —dijo Sally. —Muy bien, así me gusta —opinó Lucía. —Pero sé puntual, que ya tengo que esperar a mi 24
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
hermana bastante rato y luego ir a buscar a Dana, así que, por favor, estate lista sobre las nueve y media que pasaremos a buscarte, ¿sí? —dijo Jon. —¡A sus órdenes, señor! —respondió Sally. Volvieron todos, incluido el Sr. Maison, a echarse a reír. Dana, Lucía y Jon dejaron los libros sobre el mostrador y salieron por la puerta despidiéndose de Sally y de Nel. —Pero ¿cómo voy a ir a la fiesta, Sr. Maison? Vendrán a buscarme a las nueve y media y usted cierra a las diez. — No te preocupes, criatura, ordena estos libros y ya te puedes marchar, así tendrás tiempo de ponerte bien guapa—le dijo Nel entre risas. —¡Es usted un encanto! —dijo Sally cogiendo apresurada los libros que habían dejado sus amigos y corriendo a colocarlos en su lugar. Mientras tanto, Sam ya se había despertado y empezó a rebuscar en su armario qué ponerse, sacó un traje algo informal, vaqueros y camisa, en eso que llamaron a la puerta y abrió la señora Maison; era Jim, que venía a buscarle. —¡Sam! ¡Es Jim! —gritó la señora Maison. —En seguida bajo —respondió Sam mirándose por última vez al espejo y bajó apresurado las escaleras—. Hola, Jim, ya estoy. —Perfecto. ¿Nos vamos? —¡No volváis tarde! —dijo la señora Maison mientras 25
J.R.MORENO
los chicos salían por la puerta. —Descuida, mamá, no me esperes despierta. Los chicos caminaron por la calle en busca del coche de Jim, se subieron a él y se marcharon; ya camino de la fiesta empezaron a charlar. —Bueno, ¿qué tal tu primer día por el momento? — preguntó Jim. —Pues por el momento muy bien, por cierto, ¿cómo está por aquí la cosa de chicas? —Pues la verdad es que no está nada mal—comentó Jim entre risas. —¿Y Sally? ¿Tiene novio? —Vaya, vaya, no pierde el tiempo el chico nuevo, ya se ha fijado en nuestra rubita del valle, jeje. —Bueno, es curiosidad más que nada —comentó Sam. —Es broma, hombre, pues la verdad es que creo que ahora está libre, sé que estuvo saliendo con Colt, pero no era buena compañía. —Vaya, vaya, así que libre... Bueno, ¿y tú qué tal? ¿Tienes novia en el valle? —Bueno, digamos que no, aunque sí tengo una amiga especial, una chica a quien le tengo un cariño muy grande, pero de momento es sólo eso, una amiga. —Ya veo, espero que no te moleste que te pregunte estas cosas. —No, hombre. Mira, ahí está el club. Jim aparcó el coche no lejos de la entrada y los chicos 26
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
se bajaron y entraron al club, un bar que parecía algo rústico, casi todo de madera: una barra en un lado con sillas y mesas y una pista de baile en el otro lado. Se acercaron a la barra y allí estaba Jon. —¿Qué pasa, Jon? —saludó Jim. —Hombre, Jim, ¿cómo va la cosa? —contestó Jon dándose la vuelta. —Pues ya ves, de vuelta a la escuela. ¡Ah! Os presento, este es Sam, es hijo de Tom Maison —dijo Jim con una sonrisa. —¿En serio? Un placer, tío, qué gran tipo tu padre, nos hablaba mucho de ti cuando éramos más pequeños—recordó Jon. —Vaya, pues a mí nunca me habló de nada de esto. —Vamos con las chicas que están en aquella mesa— propuso Jon. Los chicos se acercaron a la mesa donde estaban Dana, Lucía y Sally. —¡Hola, Sam! —dijo Sally. —Ah, pero ¿ya os conocíais? —se interesó Jon. —No, tonto, nos conocimos esta mañana en la librería de su tío, ¿o es que no recuerdas que trabajo allí? —¡Ah, claro! Bueno, pues te presento a Lucía, mi hermana, y a Dana —dijo Jon. —Un placer, chicas —contestó Sam. —Igualmente, guapetón —dijo Dana. —Bueno, ¿y todos empezáis este año en la escuela del valle? —preguntó Sam medio sonrojado. 27
J.R.MORENO
—No, a ver, para Dana, Jim y para mí será nuestro segundo año ya en la Escuela de los Sueños —indicó Jon. —Y los demás, novatos como tú, aunque al llevar años viviendo en el valle tendrán algunas nociones de lo que allí sucede —añadió Jim. —Vaya, qué bien, todo resulta muy emocionante desde que he llegado —comentó Sam. —Y lo que te queda por descubrir —contestó Sally. —Vamos a bailar —propuso Jon llevándose a Dana hacia la pista de baile. Jim también se animó, cogió de la mano a Lucía y se la llevó consigo a bailar. Sam y Sally se quedaron a solas, sentados y sonriendo, viendo cómo sus amigos se divertían. —¿Y tú? ¿No bailas? —preguntó Sam. —Hoy estoy algo cansada, quizás me anime luego. Oye ¿y qué te parece todo lo que has visto hasta el momento? —Pues, si te digo la verdad, pensaba que esto sería un valle de lo más aburrido, con animalitos y cosas de esas, no sé, en plan acampada, y la verdad es que está resultando genial hasta el momento —dijo Sam. — Bueno, es un sitio pequeño, pero no nos lo pasamos mal del todo—sonrió Sally. —Estás muy guapa. —Vaya, gracias, tú tampoco estás nada mal —dijo Sally con una sonrisa y dándole un último trago a su cerveza. 28
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—A mí también se me acabó la cerveza, ¿te apetece otra? —No suelo beber, pero, bueno, otra más sí que me tomaría. —Muy bien, en seguida vuelvo. Sam se dirigió a la barra a pedir las cervezas, levantó la mano al camarero para que lo viera y le pidió dos cervezas, las cogió, las pagó y, al darse la vuelta para volver a la mesa, vio a Sally discutiendo medio acalorada con un chico, se dirigió hacia allí y dejó los vasos. —¿Qué pasa aquí? —preguntó mientras Sally seguía dando gritos. —¿Tú quién coño eres? ¿Qué quieres? —dijo Colt con voz de medio borracho. —Soy Sam, amigo de Sally, ¿quién eres tú? —Soy Colt, novio de Sally. —No eres mi novio, no seas mentiroso —respondió ella furiosa. —Vamos, nena, no te hagas la estrecha —dijo Colt agarrando a Sally y tratando de besarla. —¡Suéltame! —gritó la chica. Sam los separó, Colt dio un puñetazo a Sam y empezaron a pelearse, los dos cayeron al suelo y no dejaban de darse golpes el una al otro. Al darse cuenta de lo que sucedía, Jon y Jim acudieron corriendo a separarlos. —¡Basta ya, Colt! —dijo Jim agarrándole del cuello y 29
J.R.MORENO
retorciéndole el brazo por detrás de la espalda —Suéltame, está bien, está bien —dijo Colt. —Estás borracho tío, lárgate de aquí —le ordenó Jon. —Muy bien, me largaré, aunque tú y yo ya nos veremos, pipiolo —advirtió Colt señalando a Sam. Jim era un chico muy fuerte y causaba respeto por su aspecto atlético, Sam y Colt tenían los labios llenos de sangre de la pelea. Colt se marchó y Sam se quedó con el resto de los chicos. —¿Qué ha pasado, Sam? —preguntó Jim. —¿Y yo qué coño sé? Sólo estaba hablando y se lió a hostias conmigo —dijo Sam. —Es todo culpa mía, lo siento mucho, os dije que no tenía que haber venido —musitó Sally. —No ha sido culpa tuya, estaba borracho el tío y ya está, pero ya se fue —contestó Sam limpiándose la boca de sangre. —Sí, Sally, ya se ha ido, ¡tranquila! —dijo Lucía. —Bueno, Sam, bienvenido al Valle de los Sueños. Como puedes ver, aquí no te aburrirás —bromeó Jon sonriendo para quitarle importancia a lo sucedido. —¡Ya veo, ya! —contestó Sam. Al final, todos los chicos restaron importancia a lo sucedido y, viendo que se hacía tarde, empezaron a despedirse. Sam se fue con Jim, y las chicas se fueron con Jon. De vuelta a casa, ya en el coche, Sam y Jim empezaron a hablar. 30
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—¿Esto es siempre así? —preguntó Sam. —¡No! ¡Qué va! Siempre hay algún borracho suelto en los bares, ¿no? —respondió Jim. —Sí, ¡también tienes razón! —Aunque me preocupa un poco que haya sido Colt, no era mal tío antes, pero cambió mucho, sobre todo en su primer año en la escuela, se empezó a juntar con malas compañías y ahora anda algo mal de la cabeza, dejo el valle y se fue a vivir a la Aldea de la selva, además, también le dejó Sally y no sé si eso lo asimiló muy bien. —Pues, por lo que yo he podido observar, muy bien no lo ha asimilado, no —añadió Sam. —Me preocupa un poco lo que pueda pasar, sus amigos, estos de los que te hablo, no estaban esta noche, si no se podía haber liado gorda, porque son unos folloneros de cuidado, y es que en la Aldea de la selva hay unos cuantos personajes que es mejor no tener nada que ver con ellos. —Vaya, ¡un día completo hoy! —Bueno, no le demos más vueltas, a ver si mañana te animas y vamos a dar un paseo con las bicis, a mí me encanta a media tarde salir un rato, se respira vida en este valle, deberías probarlo —propuso Jim. —¡No me parece mala idea! —Bueno, pues ya llegamos, descansa un poco y mañana hablamos un rato si te parece, ¿sí? 31
J.R.MORENO
—Muy bien. ¡Ah! Gracias por todo, dentro de lo malo, me lo he pasado muy bien —reconoció Sam bajándose del coche. —De nada, fiera, ¡que descanses! —dijo Jim moviendo de nuevo el coche para aparcarlo cerca de su casa. —¡Hasta mañana! —gritó Sam a Jim, que ya se estaba alejando. Sam subió a su casa y se tumbó sobre la cama, miró de reojo el libro que le había regalado su tío, pues lo tenía al lado, en una mesita, lo cogió y le echó un vistazo de nuevo, lo abrió por una página en la que decía «importante» y susurró en voz baja lo que allí ponía: No olvides nunca lo importante que es no desvelar jamás tu secreto a nadie, las fuentes de energía que diriges con tus pensamientos, jamás deberán usarse en presencia de desconocidos o personas que no sepan la existencia de este poder, y, sobre todo, no utilices tus energías para malos fines porque, al igual que la brujería, las energías del pensamiento son muy poderosas y pueden llegar a revelarse contra uno mismo. —¡Madre mía! ¿En qué estoy metido? —susurró para sí mismo mientras cerraba el libro y volvía a dejarlo en la mesita. Miró hacia el techo, cerró los ojos y se durmió. Sam se despertó con el canto de un gallo, abrió los 32
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
ojos, y escuchó cómo se abría la puerta de la habitación, era su madre, que se acercó con media sonrisa en su rostro y le dijo: —¡Buenos días, dormilón! ¿Qué tal la noche? —¡Buenos días, mamá! La verdad es que no estuvo mal para ser mi primer día —respondió él mientras se estiraba en la cama para despertarse. —¡Me alegro, hijo! Bueno, baja a desayunar pronto— dijo Daisy mientras salía de la habitación. —En seguida, mamá . En esto, llamaron a la puerta y la madre de Sam abrió. —¡Hola, señora Maison! ¿Está Sam? —preguntó Sally. —¡Hola! Sí, acaba de despertarse, pero pasa. —Ah, soy Sally, trabajo en la librería del señor Maison. —Sí, te recuerdo. Vaya, así que trabajas con Nel... ¿Te apetece desayunar con nosotros? —Se lo agradezco, pero ya he desayunado. Sam bajó las escaleras y se encontró con su madre y con Sally en la cocina. —¡Hola, Sally! ¿Cómo tú por aquí? —dijo Sam sorprendido de verla. —Buenos días, Sam, iba camino de la librería de tu tío y se me ocurrió saludarte. —Bueno, chicos, os dejo que habléis de vuestras cosas, voy a saludar a la madre de Jim, que quiero conocerla y agradecerle el gesto que tuvo ayer con noso33
J.R.MORENO
tros al traernos la tarta. —¡Muy bien, mamá! Saluda a Jim —dijo Sam mientras salía su madre por la puerta. Al irse su madre, Sam se quedó desayunando y Sally se sentó a su lado. —¿Cómo estás? Lamento mucho lo de anoche. —Estoy bien, no te preocupes. —Ya veo, bueno, sólo quería disculparme por lo sucedido—dijo Sally levantándose de la mesa con la intención de marcharse. —¡No te vayas, Sally! Me encanta tenerte cerca. ¿Te gustaría cenar conmigo esta noche? —le propuso el chico con voz de desesperación para que ella no se marchara. —Tengo que marcharme, tu tío me espera, y me encantaría cenar contigo esta noche, pero no puedo, tengo cena familiar hoy, pero, dime una cosa: ¿tu tío te dio el libro de iniciación? —¿Un libro con una estrella rara en la portada? —¡Sí! Ese libro, pues hazme un favor: esta noche, a las doce en punto, túmbate y lee el capítulo diez del libro, quizás podamos cenar esta noche, pero de un modo diferente. —¿Cenar? ¿Con el libro? —dijo Sam con cara perpleja. —¡Sí! Confía en mí —sonrío Sally entregándole a Sam una fotografía suya que llevaba en un bolsillo. —¿Y esto? —dijo Sam mirando la fotografía. 34
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—Guárdala bien, te hará falta esta noche junto al libro—le pidió mientras se disponía a salir por la puerta. —¡No dejaré de sorprenderme en este sitio! —Sin duda, hasta la noche, Sam —concluyó Sally con voz dulce y una sonrisa mientras se alejaba. Cuando se quedó solo, volvió a subir a su cuarto, cogió el libro que le había dado su tío y se tumbó en la cama, buscó el capítulo diez y leyó el título: «Proyección mental». —Vaya, creo que lo leeré esta noche a las doce, tal y como dice Sally, quizás si lo leo ahora no se cumpla. Sam fue pasando páginas del libro y se detuvo en el capítulo dos que decía: «Meditación Consciente», y empezó a leer: Siéntate con los pies cruzados y junta las palmas de tus manos, pero sin que lleguen a tocarse, inspira profundamente y visualiza cómo ese aire inunda tu cuerpo, trata de relajar cada músculo de todo tu ser en cada respiración, notarás cómo te sientes más ligero, haz esto con los ojos cerrados y concéntrate firmemente en el ejercicio. Sam se sentó en el suelo de su cuarto colocándose en la posición que detallaba el libro y, siguiendo como ejemplo un dibujo que había en el capítulo, juntó las manos sin llegar a tocarse con las palmas y empezó a respirar, cerró los ojos y se concentró en el ejercicio. No se dio cuenta, pero unos pequeños destellos de luz surgieron de las palmas de sus manos y, poco a poco, 35
J.R.MORENO
empezó a levitar hasta alcanzar una altura de casi un metro. —¡Sam, ya he vuelto! —gritó su madre dando un portazo al entrar. Sam cayó de golpe al suelo desde la altura en que se encontraba levitando. Su madre, al escuchar el golpe, gritó: —¿Sam, estás bien? —¡Sí, mamá! —respondió él frotándose el trasero dolorido por la caída. —¿Y ese golpe? ¿Qué fue? —¡Nada, mamá! ¡Todo está bien! —dijo Sam, y empezó a susurrar para sí mismo—. Dios mío... ¡He volado! ¡No me lo puedo creer! —sonrió asombrado. —¡Sam! Está aquí Jim —gritó ella abriendo la puerta. —¡Vale! ¡En seguida bajo! Sam bajó apresurado escaleras abajo. —¿Qué tal Jim? —Hola, ¿te apetece salir hoy con las bicis? —¡Vale! ¡Dame un segundo! Sam salió por una puerta trasera de su casa, donde había un pequeño garaje, esperaba encontrarse allí alguna bicicleta, pero no fue así, así que volvió junto a Jim. —Lo siento, Jim, pero no tengo bici, supuse que mi padre tendría alguna en el garaje, pero no es así. —Tengo las bicis aquí en la puerta, una es tuya, bueno, de tu padre, y la otra es mía; tu padre solía salir 36
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
con el mío y las bicis las guardaban en el garaje de mi casa porque mi padre solía arreglarlas, así que, aquí está. —¡Vaya, qué bien! Pues andando. —¡Perfecto! Hasta pronto, Sra. Maison —dijo Jim. —¡Adiós, Jim! ¡Adiós, hijo! —respondió ella desde la cocina. —¡Adiós, mamá! Los chicos salieron por la puerta, cogieron las bicis y emprendieron su viaje por el valle. Jim, que era el guía, llevó a Sam por un camino de tierra y fueron charlando. —¿Qué tal lo llevas? —preguntó Jim. —Bien, esto es muy relajante. Además, es cierto, se respira diferente con las bicis —respondió Sam. —¡Claro! Es también por el recorrido que estamos llevando, estamos pedaleando a contracorriente de fuerzas positivas. ¿Ves esos árboles? Pues su posición, y el estar justo el sol detrás, hace que desprendan mucho más oxígeno, eso es como una capa de protección que envuelve el camino —explicó Jim. —Joder, macho, no entiendo nada de lo que dices, pero la sensación es cierta, se siente uno mucho mejor, como recargado de energía. Jim se paró al lado de un árbol y Sam se detuvo junto a él. —Mira, Sam, te mostraré una cosa. Jim alzó su mano apuntando hacia una de las ramas, 37
J.R.MORENO
movió un poco sus dedos y balanceó tímidamente su brazo, y el mismo gesto que hacía el brazo hacía la rama, como si la tuviera agarrada con la mano. —¡Vaya! —dijo Sam. —Curioso, ¿verdad? Pues esto no es nada, pero verás, las energías pueden fusionarse, es decir, si doblo la rama hasta ahí y haces tú lo mismo, deberíamos doblarla aún más. ¿Quieres probar? —¡Vale! Jim volvió a levantar la mano y señaló la rama, que se empezó a balancear de nuevo, Sam también levantó el brazo y trató de hacer lo mismo, pero no surtía ningún efecto. —¿Qué estoy haciendo mal, Jim? —Debes sentir la conexión, como si la punta de tus dedos se prolongase hasta la rama, debes visualizarlo en tu mente. Sam se concentró y tras unos segundos, la rama se balanceo pero con tal fuerza que termino partiéndose. —¡Cielos! —gritó Sam. —¡No puede ser! Debería haberse balanceado algo más, pero no partirse, eso sólo puede significar una cosa, una gran cosa, diría yo. —¿Qué cosa? —¡Tú energía es blanca! ¿Sabes lo que eso significa? —¡No lo sé! —Pues que tienes la misma energía que tu padre, creíamos que no aparecería nadie más en el valle en 38
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
mucho tiempo con esa energía. —Pero eso no es malo, ¿no? —¿Bromeas? ¡Claro que no! ¡Eso es extraordinario! —Aún ando un poco perdido en todo esto, el otro día hice volar un trozo de papel, luego levité, ahora esto, estoy como en un sueño. —Lógico, no te preocupes, todo a su tiempo, pero tu energía es muy fuerte y, si logras desarrollarla, lograrás cosas enormes. —Vaya, eso es lo que me dijeron Sally y mi tío. —¿Ellos también saben lo de tu energía? —preguntó Jim. —¡Sí, claro! Fueron ellos quienes me lo dijeron a través de un cristal —respondió Sam. —Es cierto, el Sr. Maison tiene el captador de energías. Bueno, tú guarda el secreto y que no lo sepa nadie más, ¿vale? —Vale. —Volvamos ya, otro día te enseñaré mi pequeño secreto, porque creo que algún día lo necesitarás —dijo Jim guiñándole un ojo a Sam. Los dos chicos se volvieron a subir a las bicicletas y emprendieron el camino de vuelta. Mientras tanto a la casa de Sam había llegado el tío Nel de visita. —¿Sabes, Nel? Estuve el otro día con Hanna, la madre de Jim, y me contó cosas muy extrañas sobre este lugar—dijo Daisy. 39
J.R.MORENO
—¿Cosas? ¿Qué cosas son esas? —Pues que su marido también está desaparecido hace casi dos años, y que es normal que aquí llegue un momento en la vida en que hay que afrontar estas situaciones, por no sé qué de la energía, me dijo, no lo entendí muy bien, la verdad. —Daisy, sentémonos, creo que es el momento de que hablemos. Creía que era mejor que lo fueras viendo poco a poco, pero mañana empiezan los chicos las clases y es mejor que estés informada ya de todo. —¡No me asustes, Nel! —Tranquila, esto no es para asustarse, al contrario. Daisy y Nel se sentaron. —Vamos a ver, ya habrás notado que este sitio es algo diferente a todo lo conocido, eso es porque tiene una energía muy especial, las cosas brillan con más intensidad y la mayoría de las personas que viven aquí tienen capacidades especiales. —Sí, algo así me contó Hanna, al principio creí que estaba un poco loca, pero ahora veo que todo era cierto. —Verás, tu marido, al igual que muchos de los que aquí viven, tiene capacidades mentales asombrosas, como Sam, Jim y otros chicos del valle; estas capacidades, si no se desarrollan, pasan casi desapercibidas, o sea, que ni sabrían que las tienen, como le ha pasado a Sam todos estos años, a no ser, claro, por mera cau40
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
salidad —explicó Nel. —¡Bien! ¿Pero por qué desaparecen? —No desaparecen, Daisy, hay personas que cuando consiguen desarrollar su consciencia mucho más de lo que puedas imaginar, les llega el mensaje. —¿El mensaje? ¿Qué mensaje? —preguntó Daisy. —El mensaje de la energía superior es algo difícil de explicar, conectan con una energía fuera de este plano, y esa energía les revela un lugar prácticamente oculto en este mundo, un lugar muy especial que no pueden revelar a nadie, sólo pueden acudir allí y conectar con esa energía para poder finalizar su instrucción y obtener unos conocimientos casi divinos. Las pocas personas que he conocido que fueron a esos lugares estuvieron entre dos y tres años allí, y no revelan ninguna información, pero regresan con dones extraordinarios. —¡Me dejas sin palabras! —Sé que es complicado de entender, Daisy. —¡Pues sí! ¡La verdad es que sí! —Sólo espero que entiendas el porqué de tanto secreto, si personas como nosotros paseáramos por Los Ángeles y explicáramos lo que podemos hacer, ¿qué pasaría? —Pues que acabaríais en un manicomio. —¡Exacto! O en algún circo o algo así. —Entiendo —dijo Daisy En ese momento entró Sam por la puerta. —¡Hola, tío Nel! ¿Cómo tú por aquí? 41
J.R.MORENO
—¿Qué tal, Sam? Ya ves, aquí, de visita. —Bien, estuve dando una vuelta con Jim, uf... pero me encuentro muy cansado ahora, y eso que no hicimos mucho ejercicio con la bici, y me encontraba genial hace un rato. —No creo que sea del ejercicio ese cansancio, Sam. —¿Qué quieres decir con eso, tío? —Pues que te noto cansado, sí, pero mentalmente, no físicamente. —Pues puede ser, ahora que lo dices. El tío Nel se levantó de la silla y dio unos golpecitos en la espalda a Sam. —Antes de correr, hay que gatear, Sam, la energía, si no la canalizas bien, se agota en seguida. —Creo que te entiendo, tío. —Bueno, me marcho ya. Daisy, un placer, iré viniendo de visita. —¡Vale, Nel! Hasta pronto. —¡Adiós, tío! El tío Nel se marchó, y Daisy se quedó mirando con cara de incertidumbre a Sam. —¡No preguntes, mamá! —Está bien, hijo, creo que, por el momento, con lo que me ha contado tu tío, es suficiente. Sam subió a su cuarto y al acercarse a su cama y ver el libro de iniciación se acordó de Sally. —¡Joder, son las siete! Creo que debería descansar un poco, esta noche tengo la cita con Sally a las doce y 42
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
me encuentro agotado mentalmente —murmuró Sam. Puso su despertador a las doce menos diez y se acostó, y en seguida se quedo dormido. Cuando sonó el despertador, Sam se incorporó casi de un salto, cogió el libro y la fotografía de Sally y se sentó sobre la cama, abrió el libro por el capítulo diez y empezó a leer. —Bueno, no parece muy complicado, es un ejercicio casi como el de levitar, pero se hace tumbado y de una manera diferente, las palmas hacia abajo, relajándome desde las puntas de los dedos de los pies hasta la cabeza. Bueno, ¡vamos allá! Sam cogió por unos segundos la fotografía de Sally, la miró fijamente, la dejó sobre la mesita, se recostó en la cama, cerró los ojos y se concentró. Al cabo de unos pocos minutos notó cómo una parte de él se elevaba, sintió como un pequeño tirón hacia arriba y se despertó asustado. —¡Cielos! Esto no es como esperaba, parece que vaya a morirme, pero ¡tengo que lograrlo! Volvió a cerrar los ojos y se concentró en el ejercicio, de nuevo sintió la misma sensación, pero esta vez se dejó llevar y como una sombra de sí mismo salió de su cuerpo volando. —¡Menuda sensación, qué pasada! —dijo Sam mientras volaba. En seguida se encontró con Sally. 43
J.R.MORENO
—¡Pensaba que no vendrías! —le saludó ella. —Me costó un poco más de lo que yo pensaba, pero aquí estoy —contestó Sam. —Bien, vayamos a cenar, sígueme. Sam la siguió volando, y ella se dirigió hacia un restaurante de lujo de Nueva York, bajaron hasta él y entraron por la puerta, se dirigieron a una mesa que había libre y se sentaron. —Esto es alucinante, ¿podemos ir donde queramos? —¡A cualquier sitio, sí! Pero hoy sólo limítate a seguirme, ¿vale? —le pidió Sally con una sonrisa. Los chicos ojearon a las demás personas de las otras mesas que estaban cenando. —¡Qué buena pinta tiene esa langosta! —exclamó Sam viendo a un camarero cómo la sacaba en un plato. —¡Sam! Concéntrate en ese plato de langosta y visualízalo en tu mesa delante de ti. Él se concentró y en breves segundos el plato estaba ante sus ojos. —¡Qué pasada! ¿Y nadie puede vernos? —¡Nadie! ¡Aunque parezca mentira, estamos solos! —¿Y esto me lo puedo comer? —Claro, y notarás su sabor y todo, como si fuera de verdad, pero no tendrá ningún efecto sobre tu cuerpo físico. —¡Es realmente increíble! —exclamó Sam mientras agarraba un tenedor con intención de probar la langos44
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
ta. —¡Pero espera! No seas tan maleducado, espera que yo pida mi plato ¿no? —dijo Sally sonriendo. —¡Ah, claro! ¡Perdón! ¡Perdón! Las damas primero— sonrió el chico. —Pues, a ver, yo tomaré el cocktail de gambas ese —comentó Sally mirando un plato que había en el mostrador del restaurante. En seguida apareció el cocktail de gambas sobre la mesa, los dos chicos se miraron, sonrieron y se pusieron a comer. —¡Está buenísimo! —dijo Sam mientras comía. —Es el mejor restaurante de la ciudad, si tuviéramos que pagar esto nos saldría carísimo. Los chicos terminaron de cenar y... —Ahora quiero llevarte a otro sitio, ¿estás preparado? —¡Claro! —¡Pues sígueme! Los dos chicos, ya fuera del restaurante, salieron volando. Sally se dirigió hacia un faro lejano rodeado por un rompeolas y allí se pararon en lo alto, donde había un mirador precioso, desde ese sitio se veía una gran luna, se sentían las olas romper en las rocas y la brisa del mar acariciaba sus cuerpos. —¡Es precioso este sitio! —dijo Sam. —¿Verdad que sí? ¡Aquí vengo a veces a desconectar de todo! —le contó Sally. —Me encantaría no despertar nunca de esto, un lugar 45
J.R.MORENO
precioso, una chica maravillosa y unas sensaciones indescriptibles—observó Sam con voz melancólica. Sally se quedó mirando a Sam y esbozó una tímida sonrisa. —¡Eres un encanto! —susurró Sally. —Es en serio, Sally, me haces sentir cosas que nunca había sentido. —Tú también me haces sentir muy bien, me siento muy querida a tu lado y eso que apenas te conozco. —Cómo me gustaría sentirme así cada día de mi vida, sería tan hermoso sentir esta sensación siempre... ¿Será así como se sienten las personas cuando se enamoran de verdad? —¿Crees que estás enamorado de verdad? —preguntó Sally. —Nunca he estado enamorado de verdad, así que no sabría decirte, pero sí que me haces sentir lo que no he sentido nunca , y te aseguro que no soy de los que expresan lo que sienten a cualquiera y menos sin apenas conocerla, pero no se que me pasa, será este lugar mágico , o será que encontré a alguien de verdad especial en mi vida—dijo Sam con ternura. —Yo tampoco soy de las que sienten con facilidad, jamás he creído en el amor a primera vista, pero si es cierto que noto una fuerte conexión contigo, y si te soy sincera, eso me da un poco de miedo. Los dos chicos se acercaron el uno al otro, Sam acari46
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
ció el cabello de Sally y ella le miró con ternura, y cuando se disponían a besarse... —¡Sam! ¡Sam! ¿Te encuentras bien? —dijo la madre de Sam despertándole. Sam se despertó de repente. —¡Qué! ¡Qué! —dijo Sam despertándose casi asustado. —¡Nada, hijo! Es que te vi ahí tan quieto que pensé que te había pasado algo. —¡Por Dios, mamá! ¡No vuelvas a hacer eso! Acabas de despertarme del mejor de los sueños. —¡Lo siento! Por cierto, volvió el tío Nel, me dijo que te dijera que tus clases empiezan ¡mañana a las diez! —Muy bien, mamá, despiértame a las nueve. ¿sí? —De acuerdo, hijo ¡Que descanses! —dijo Daisy arropando a Sam y saliendo de la habitación. Sam volvió a dormirse, se encontraba agotado y emocionado a la vez por la experiencia vivida. Llegaron las nueve de la mañana y Daisy despertó de nuevo a Sam. —¡Arriba, hijo! ¡Ya es la hora! —¡Sí, mamá, ya voy! —dijo él con voz somnolienta. Sam se levantó y volvió a mirar la foto de Sally que tenía sobre la mesita, esbozó una tímida sonrisa, puso música en su habitación y se dio una ducha. Mientras, llamaron a la puerta y Daisy se apresuró a ver quién 47
J.R.MORENO
era. —¡Hola, Sra. Maison! —saludó Jim desde la puerta. —¡Jim! ¿Qué tal? Pero pasa, hijo, pasa. —Venía a buscar a Sam, pues no sabía si le habían dicho a qué hora empezaban hoy las clases. —Ah, pues sí, se está duchando ahora, anoche vino Nel y nos dijo que empezaban hoy a las diez. —Qué bien, bueno, en ese caso lo espero y así vamos juntos. —¡Muy bien, hijo! ¿Has desayunado ya? —preguntó Daisy. —¡Sí, sí, no se preocupe, gracias! —De nada. Bueno, ¡voy a prepararle algo a Sam! En ese momento bajó Sam por las escaleras. —Jim, ¿qué tal? ¿Cómo tú por aquí? —¿Qué pasa, colega? Pues nada, he venido a buscar al novato para que no se pierda —dijo Jim sonriendo. —Qué gracioso, pero te lo agradezco—sonrió también Sam. Sam desayunó apresuradamente y los dos chicos salieron de la casa camino de la escuela. —Bueno, ¿y esta escuela cómo va? ¿Hay que comprar libros o algún material? Mi tío no me dijo nada — preguntó Sam. —No, qué va, no te preocupes, aquí los pocos libros que hacen falta se los pedimos a tu tío en días concretos—respondió Jim. 48
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—Ah, qué bien. ¿Y dónde está la escuela? —Pues muy cerca de nuestra casa, pasando el puente del río, debajo del gran árbol —respondió Jim. Los chicos iban caminando por un camino de tierra que llevaba al río, allí había un puente de madera que lo cruzaba y, al otro lado, un gran sauce, aquel árbol mas que un sauce parecía una Secuoya por sus enormes dimensiones, a pesar de no ser extremadamente alto, era enormemente grueso, los chicos se acercaron al sauce y en la parte de atrás del árbol vieron unas escaleras de madera que se introducían en la cercanía del árbol bajo tierra. —¿La escuela está bajo tierra? —preguntó Sam. —¡Pues sí! Pero es muy agradable, ya verás — dijo Jim entre risas mientras bajaban las escaleras. —Vaya, esto es enorme —señaló Sam. El interior de la escuela era como una escuela normal, pero casi todo era de madera, se respiraba aire muy fresco, había una gran sala y un pasillo que conducía a las clases. Los chicos se reunieron en la gran sala con el resto de chicos. —¡Hola, chicos! —saludó Dana. —Hola, Dana, ¿has visto las listas de los chicos de primero?—preguntó Jim. —¡Sí! Sam está en primero A con Lucía, y Sally está en primero B —les informó ella. —¿No estamos todos juntos los de primero? — 49
J.R.MORENO
preguntó Sam. —No, Sam, el resto hasta quinto estamos en una sola clase por curso, pero los de primero estáis en dos, porque, al ser novatos, dicen que necesitáis un poco más de atención —dijo Jim. —Ahí llegan Sally, Lucía y Jon —señaló Dana corriendo apresurada a saludarles. —Estás en la misma clase que mi chica, cuídamela ¿eh? —bromeó Jim. —No te preocupes... Pero ¿por qué no sales con ella en serio de una vez? —preguntó Sam. —¡Ya te lo dije! Me da miedo estropear lo que tenemos. —Jim, en esta vida el que no arriesga no consigue nada —dijo Sam dándole unos golpecitos en el hombro a Jim. Mientras, el resto de los chicos se acercaron a mirar las listas de las clases y, tras echarles una ojeada, se reunieron con Sam y Jim. —¿Qué pasa, Jim? —dijo Jon. —¿Cómo estás, Jon? —respondió Jim. —Hola, Sally —dijo Sam. —Ya he visto que nos han separado, pero has tenido suerte, te ha tocado Ray de profesor, que por lo visto es un fuera de serie —comentó Sally. —¿En serio? Ese tío es genial, pensé que este año seguiría en segundo con nosotros —intervino Jim. —Pues no, a mí me ha tocado Richard —dijo Sally. 50
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—Ese tampoco está mal, pero Ray es la caña, yo lo tuve el año pasado y fue una pasada —recordó Jim. Sally se acercó a Sam y le susurró al oído: —Anoche me abandonaste. Los dos chicos se separaron unos metros del grupo. —No me lo recuerdes, ¿quieres? Fue mi madre, que me despertó para decirme a qué hora eran las clases. Me llevé un susto... —Pues te perdiste lo mejor —dijo Sally sonriendo. —Qué rabia, no me digas eso. En ese momento sonó una sirena brevemente. —A clase, chicos —les interrumpió Jim. —Bueno, nos vemos en un par de horas —dijo Jon. —¡Vamos, Sam! —le llamó Lucía. Los chicos se fueron a sus clases, y Sam y Sally se despidieron con una tierna sonrisa. Ya en clase de Sam, entró el profesor. —¡Buenos días! Bueno, me voy a presentar: soy Ray y voy a ser vuestro tutor este curso. Antes de nada, y para todos aquellos que aún no entendéis muy bien de qué va todo esto, deciros que si estáis aquí es porque tenéis un don maravilloso, que en el caso de algunos seguro que ya habéis comprobado en menor medida, y en el caso de otros no, sin duda porque se os ha estado reservando hasta ahora. —¡Señor! Tengo una duda: ¿porqué no se nos informó a la mayoría de este don y han esperado a que cumplamos dieciocho años? —preguntó Jason. 51
J.R.MORENO
—Muy buena pregunta, y la respuesta es muy simple: todos vosotros habéis pasado por la adolescencia ya, ¿no? ¿Y cuántos de vosotros no ha cometido alguna estupidez con catorce años? ¿O quince? Seguramente la mayoría. Bueno, pues esas estupideces con el don que tenéis desarrollado serían muy peligrosas, ese es el principal motivo, el esperar a que seáis lo suficientemente maduros para esto. Muchos alumnos asintieron con la cabeza aprobando la respuesta del profesor. —Menuda gilipollez —replicó Nelson, que era hermano de Colt, sin levantar la mano. —Perdone, señor Nelson, si no le importa, cuando quiera expresar algo, levante la mano y se le dará la oportunidad de expresarse, demuestre un poco de educación—dijo Ray. —Otra gilipollez más... —volvió a replicar Nelson, pero antes de terminar la frase el profesor Ray extendió la mano a la altura del hombro y levantando los dedos hizo que Nelson gesticulara con la boca pero no se escuchase nada, como si se hubiese quedado mudo. —Disculpe, señor Nelson, no le escucho —dijo Ray. Nelson trató de hablar pero ninguna palabra salía de su boca. —Si no aprende a comportarse permanecerá así todo el curso. ¿Es lo que quiere? —preguntó el profesor. Nelson movió la cabeza dando a entender que no quería eso y Ray bajó entonces su mano para que Nelson pudiera hablar. 52
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—Espero que entienda la importancia de saber comportarse en el aula, puede acatar las normas o simplemente no venir más, ¿de acuerdo? —dijo Ray acercándose a Nelson. —¡Está bien, lo siento! —respondió Nelson con voz de no estar muy de acuerdo. —¡Muy bien! Pues empecemos entonces. Todos los que están aquí deben saber que poseen un gen poco común que desarrolla sus capacidades mentales mucho más allá de la propia consciencia, ese potencial lo tienen aún dormido, y conseguirán desarrollarlo gracias a estas clases. Algunos de ustedes ya habrán comprobado alguna de esas habilidades, supongo, a través del libro de iniciación, pero, bien, todo eso son cosas básicas. Quiero que entiendan una cosa, imagínense que están en medio de una gran ciudad, quiero que se paren a pensar la inmensa cantidad de ondas que les pueden envolver, ondas de miles de emisoras de radio, de cadenas de televisión, ondas de teléfonos móviles, Internet y un largo etc., todo eso es energía que de por sí no vemos y no captamos, a no ser que interceptemos esa frecuencia, bien sea con un receptor de dicha frecuencia, ya sea por medio de una radio, un televisor, etc. O, atención, con el propio cerebro. Sí, sí, no miren con cara de extrañeza, yo tengo en mi casa un televisor y una radio, pero simplemente por si viene alguna visita, ya que puedo llegar a visualizar o captar cualquier onda a mi alcance y ver ese canal de 53
J.R.MORENO
televisión o escuchar ese canal de radio simplemente a través de los pensamientos. Pues bien, eso es lo que vamos a practicar hoy. Quiero que se relajen, vacíen sus pensamientos y se concentren en una radio, quiero que la visualicen en su mente y vean bien el dial, traten de verlo como una cosa real, muevan el dial y vayan buscando emisoras, y quiero que se paren en el 99.4 del dial, el primero que capte algo que levante la mano. Al cabo de unos pocos segundos Lucía levantó la mano. —¿Sí, Lucía? —¿Es una entrevista a un agricultor local? —¡Exacto! ¿Quién más ha captado la emisora? De los catorce chicos que había en clase, ocho levantaron la mano. —Bien, bien ya lo vais captando, el resto centraos en el ejercicio, tenéis que coger esa onda con facilidad. Sam levantó la mano. —¿Sí, Sam? —Señor, estoy escuchando la entrevista, pero es que además la estoy viendo —dijo Sam aún concentrado en el ejercicio. —¿Cómo? A ver... —Ray se concentró unos instantes—. Es cierto, la entrevista la está emitiendo una televisión local, pero es una frecuencia distinta a la de la radio, es decir, que has captado la energía del dial y después has ido más allá y has captado la energía del 54
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
lugar. Vaya, sorprendente para tu primera vez. ¿Alguien más capto la energía del canal de TV? Nadie levantó la mano. —Bueno, está bien. Descansad un poco, despejad vuestra mente. Otra cosa fundamental que debéis saber es que estos ejercicios si no se saben canalizar bien te agotan mentalmente, para eso es fundamental centrarse en las palmas de las manos, ahí tenemos una fuerte entrada de energía. Visualizad una especie de esfera roja y dejad entrar a través de las esferas energía, notad cómo fluye por vuestro cuerpo, basta con varios segundos para recuperarse. En ese instante sonó un pitido, como de un timbre que anunciaba el final de la clase. —Bien, chicos, hoy la clase es corta, recordad que las clases empiezan mañana antes, o sea, que a las 8 os espero a todos, dadle un repaso al libro de iniciación. Los chicos salieron de clase y por el pasillo fueron hablando de sus cosas, hasta que se encontraron con Jim. —¿Qué tal tu primer día, Sam? —preguntó Jim. —Pues no ha estado mal, es realmente asombroso lo que se puede aprender aquí —respondió. —A mí no me coge muy de sorpresa todo esto, pero es porque ya llevo muchos años en el valle —dijo Lucía. —¡Sí! Tú eres toda una veterana sin experimentar — bromeó Jim esbozando una tímida sonrisa. 55
J.R.MORENO
—Qué gracioso —replicó Lucía sonriendo. En ese momento se incorporaron Dana y Sally al grupo. —¿Qué tal, chicos? ¿Nos acompañáis a la librería de Nel? Dana tiene que coger un libro —dijo Sally. — Yo sí os acompaño que también tengo que coger uno —respondió Jim sonriendo. —Claro, vais a la misma clase, supongo que será por eso que los dos tenéis que coger libros —señaló Sam. —¡Qué listo! , pues claro —dijo Dana sonriendo. —Bueno, pues vamos todos y así damos un paseo — sugirió Jim. Los chicos subieron las escaleras y se pararon en lo alto de la entrada de la escuela, allí estaba Nelson, subiéndose a una moto, y junto a él dos chicos más con sus motos y los cascos puestos. —Yo no sé por qué viene Nelson a la escuela, si luego se junta con la pandilla de las motos —comentó Sally. —Bueno, estando su hermano metido en esa pandilla es normal que el hermano pequeño les siga, lo raro es que aun viva en el Valle con su tía y no se haya ido a la aldea a vivir con su hermano —dijo Jim. —Éste después del comportamiento que ha tenido hoy en clase no creo que acabe bien —observó Sam. Los chicos continuaron caminando, hacia la librería de Nel, y cuando llegaron a la entrada... —Vaya, sí que hay gente hoy aquí —dijo Jim. —Pues casi toda nuestra clase, es que para ser el pri56
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
mer día ya nos han puesto una tarea complicada — recordó Dana. —¡Hola, Sam! ¿Cómo te fue tu primer día? — preguntó el tío Nel. —¡Bien, tío! Pero sigue con tus cosas, que te veo ajetreado, luego ya hablamos —respondió Sam. —¿Le ayudo un poco, Nel? —se ofreció Sally. —Te lo agradecería. Dana, Jim y Jon se pusieron a buscar los libros que necesitaban y Sally se dispuso a ayudar a Nel, mientras Sam y Lucía salieron a la puerta de la librería y se sentaron en las escaleras. —Esto no es como Los Ángeles, ¿eh? —preguntó Lucía. —No, nada que ver, pero la verdad es que me gusta. —Claro, es más tranquilo, aunque quizás también tenga algo que ver cierta chica rubia que conozco, ¿no? Sam miro tímidamente a Lucía y esbozó una tímida sonrisa. —No seas tímido, es muy buena chica, aunque lo ha pasado muy mal en su anterior relación, pero la veo muy feliz desde que te conoce —dijo Lucía. —Si te soy sincero, para mí es algo nuevo lo que siento por ella, no lo había sentido nunca y me da un poco de miedo. —A esas sensaciones no has de tenerles miedo, es algo realmente bonito sentirse así, vive esos sentimien57
J.R.MORENO
tos. —Gracias, Lucía. —De nada, campeón, se te ve un buen chico, así que me alegro por los dos. En ese momento salieron los chicos de la librería, todos menos Sally, que se había quedado a ayudar a Nel. —Bueno, pues ya estamos —anunció Jon saliendo de la librería. —¡Me han dado esto para ti, Sam! —dijo Dana entregando a Sam una hoja doblada. —¿Para mí? —preguntó él. —Sí, una chica rubia que había en el mostrador — sonrió Jim. —Bueno, a la tarde nos vemos chicos —dijo Jon despidiéndose y marchándose con Dana y Lucía. —Muy bien, hasta luego —respondió Jim. Jim y Sam se marcharon por un lado y los otros chicos se marcharon por el otro. Sam leyó la hoja que le había entregado Dana y Jim se le quedo mirando mientras caminaban. —¿Qué te dice, Don Juan? —Quiere que salgamos esta tarde a dar un paseo — respondió Sam con una sonrisa dulce. —Vaya, la cosa pinta bien, ¿eh? ¿Pero vendrás a dar una vuelta después de comer con las bicis? —Claro, Jim, después de comer paso a buscarte y charlamos —dijo Sam ya despidiéndose. 58
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—Vale, hasta dentro de un rato —se despidió Jim. Sam entró en su casa. Su madre estaba preparando algo de comer. —¿Qué tal la escuela, hijo? —¡Bien, mamá! La verdad es que es genial, no sabía todo lo que realmente puedo hacer, y eso que sólo es el primer día —respondió Sam cogiendo una zanahoria de encima de la mesa. —Me alegro, de verdad, el último mes en Los Ángeles te veía algo distante, serio... No sé. Y ahora pareces otro, te noto más risueño. —Es este sitio, es tan distinto a todo... Se hacen amigos con facilidad, se respira tan diferente aquí... —Cierto, solamente nos falta tu padre. Estaríamos tan bien si estuviera aquí... —Qué razón tienes, tengo unas ganas de tenerlo cerca... Pero sé que pronto estará aquí... Bueno, mamá voy un rato arriba, avísame para comer, ¿sí? —Vale, hijo, descansa un rato —dijo la madre de Sam con una sonrisa en su rostro. Sam subió a su cuarto, se sentó sobre la cama y cogió el libro de iniciación. —¿Qué más sorpresas me deparas? —murmuró mirando al libro. Se tumbó sobre la cama y se puso a leer un rato el libro. —Vaya, el capítulo tres es lo que hemos hecho hoy en clase, Cómo Captar Energías. Capítulo cuatro, Atrac59
J.R.MORENO
ción Mental… Esto suena interesante: La atracción mental es algo parecido a conectar tu mente interior con el poder ilimitado, aquello en lo que te concentres, lo atraerás, todo requiere de un tiempo, así que trata de ser consistente con este ejercicio, puedes empezar con cosas pequeñas y poco a poco irás aumentando tu unión al poder cósmico, debes tener en cuenta el lado positivo de las cosas, no te concentres en lo que no quieres, sino sólo en lo que realmente quieres, la fuerza del magnetismo cósmico hará el resto... — leyó Sam. —¡Sam, la comida está lista! —gritó Daisy. —¡Ya bajo, mamá! Mientras tanto, Sally llegó a su casa después de haber ayudado al tío Nel en la librería. —¿Cómo llegas tan tarde, hija? —preguntó la madre de Sally viéndola entrar por la puerta. —Lo siento, mamá, estuve ayudando al señor Nel en la librería, hoy había mucha gente después de las clases y me pidió que le echara una mano —respondió Sally. —¡Hola, Sally! —dijo Peter, un primo de Sally al que le habían diagnosticado una rara enfermedad mental. —¡¡¡Peterrrr!!! ¡Qué alegría! —exclamó Sally dando un abrazo a su primo. —Tus tíos pasaron esta mañana por aquí, tenían que ir a Boston unos días para dar unas conferencias, así que Peter se quedará un tiempo con nosotros — 60
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
dijo la madre de Sally sonriendo, al ver la cara de felicidad de los chicos al encontrarse. —¿En serio? ¡Qué alegría! —replicó Sally con una gran sonrisa. —Sí, papá y mamá tenían trabajo y yo quise quedarme contigo —le contó Peter con un ligero tartamudeo. —¡Cómo te quiero, Peter! Y cada día hablas mejor. ¡Ya casi no tartamudeas! —dijo Sally. —¡Sí, estoy practicando mucho! —Por cierto, Sally, tengo que ir a ver a tu abuela y tu padre volverá tarde, ¿puedes quedarte tú con Peter esta tarde? —Había quedado... Pero puede venir conmigo. ¡Claro que sí! —respondió Sally a su madre abrazando de nuevo a Peter mientras este le sonreía sin parar. Mientras, Jim llegó a casa de Sam. —Vamos, Sam... ¡Paseo de bicis! —gritó Jim desde la puerta. —Ya salgo... ¡Adiós, mamá! —dijo Sam saliendo de su casa. Los dos chicos se subieron a las bicicletas y empezaron a hacer su ruta. —Cada vez me gusta más esta sensación —comentó Sam mientras pedaleaba junto a Jim. —¿Verdad que sí? Es como una droga. Yo, si algún día no salgo por aquí, noto como que me falta algo. —¿Sabes? Hoy estuve leyendo lo de la atracción mental. 61
J.R.MORENO
—Ese capítulo es genial, pero realmente es mucho más extenso de lo que sale en el libro, ya verás cuando lo des en clase —dijo Jim. —¿Pero las clases no se dan en el orden que sale en el libro? —No, nada que ver, el profesor Richard sí que suele seguir el orden del libro, pero Ray, ni hablar, este lo hace todo de manera muy distinta. —¡Ah! Yo pensaba que en las dos clases se hacía lo mismo. —Sí, al final del curso sale todo igual, lo que cambia es el orden en que las dan cada uno. Sam sígueme por aquí, voy a enseñarte algo. Jim se desvió del camino por un caminito de césped, y llegaron a un riachuelo con una pequeña cascada, donde se detuvieron. —¡Guauuu! ¿Qué sitio es este? —exclamó Sam bajándose de la bici. —Es genial, ¿verdad? Ven y verás mi pequeño secreto, pero no puedes contárselo a nadie—dijo Jim llevando a Sam hacia la pequeña cascada. —¿No pretenderás que vayamos al medio de la cascada? —No pasa nada, confía en mí, nos mojaremos un poco, pero nada más… Pasa por aquí —señaló Jim indicándole a Sam que se acercara a la pared, justo detrás del agua de la cascada. 62
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—¿Cómo voy a pasar? ¡Es una pared! —Pasa, hombre —insistió Jim traspasando la pared y arrastrando de la mano consigo a Sam. —¡Hemos traspasado la pared! —exclamó Sam sorprendido. —No es una pared, es una ilusión óptica creada por una canalización magnética. Asombroso, ¿verdad? — dijo Jim sonriendo, al ver la cara de asombro de Sam. —Pues parecía muy real, me he sentido como un fantasma atravesándola. ¿Y qué clase de cueva es esta? —¡Es mi refugio secreto! La cueva en la que se encontraban estaba rodeada por miles de pequeñas piezas de cuarzo por todos sitios, y dos enormes piezas de zafiro en el techo. No era un espacio muy grande, pero parecía concentrar una energía muy poderosa aquel lugar. —¡Qué pasada! Parece una mina de piedras preciosas... —Sam, esas piedras son las que hacen de éste un lugar único, son las que provocan la ilusión de la pared y las que pueden potenciar aquí tu energía de manera bárbara, además de ser un escudo contra poderosas energías —explicó Jim poniendo un rostro serio. —¡Qué fuerte! —dijo Sam, que estaba sin palabras, pues aquella cueva brillaba con intensidad. —Déjame que te enseñe algo. Coloca las manos así, delante de tu pecho, como si tuvieras una pelota de baloncesto en tus manos. 63
J.R.MORENO
Sam se colocó como le indicó Jim mientras este, cogiéndole por los hombros, colocaba a Sam justo debajo de uno de los zafiros. —Ahora quiero que te imagines un punto de energía en el centro de la supuesta pelota que tienes, y que le des forma a esa pelota con la energía de tus manos. Sam cerró por un momento los ojos, se concentró en lo que le había indicado Jim y, de repente, una pequeña esfera amarilla empezó a girar entre sus manos haciéndose cada vez más grande y girando más rápido. —¡Dios mío! Esto se hace cada vez más grande. ¿Cómo lo paro? —Lanza la esfera contra la catarata, rápido. Sam obedeció y la esfera salió disparada con un estallido fuera de la cueva a través de la catarata, arrastrando todo consigo. —¿Qué ha sido eso? —preguntó Sam aún asustado después de soltar la esfera. —Eso, amigo mío, es el poder del zafiro, que captado por tu energía blanca se transforma en pura energía. ¡Hubieses sido capaz de tirar una casa con esa esfera! —¿En serio? —En serio, yo consigo crear esferas más pequeñitas por mi energía algo inferior, pero con la tuya puedes crear esferas enormes, sólo has de tener zafiro cerca para recoger esa energía. Toma, llévate estas piedras contigo—explicó Jim dándole a Sam tres pequeñas piedras, dos de cuarzo y una de zafiro que había en el 64
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
suelo. —Por cierto, ¿qué hora es? —preguntó Sam. —Pues van a ser las cinco —respondió Jim mirando su reloj. —Dios... Tengo que irme, había quedado a las cinco con Sally. Sam salió apresurado de la cueva llevando consigo las tres piedras en su bolsillo. Jim fue junto a él, cogieron las bicis y emprendieron el camino de vuelta. Mientras, Sally había llegado a la casa de Sam junto a su primo Peter y llamaron a la puerta, donde no parecía haber nadie. —¡Sam! —gritó Sally desde la puerta. —¡No está! —dijo Peter con su ligero tartamudeo. —Eso parece, qué raro que no haya nadie —susurró Sally. —¡Ya viene, ya viene con su amigo! —dijo Peter con su ligero tartamudeo pero emocionado. Sally miró hacia los lados, pero no parecía haber nadie. —¿Dónde, Peter? —¡Ya viene, Sally, ya viene! —volvió a tartamudear Peter con rostro sonriente. A los pocos segundos, Sally vio aparecer a lo lejos a Sam y a Jim subidos en la bicicleta. —¿Cómo los has visto, Peter? —preguntó Sally. —¿Ves? Ya te dije que venían, Sally —tartamudeó y sonrió Peter. 65
J.R.MORENO
—Lo siento, Sally, me entretuve con Jim —dijo Sam sofocado llegando donde estaban Sally y Peter. —¡Sí, culpa mía! ¡Lo siento, Sally! ¡Hola, Peter! — exclamó Jim disculpándose. —¡Hola, Jim! ¡Me alegro de verte! —tartamudeó Peter. —Bueno, os presento. Sam, este es mi primo Peter, Peter, este es Sam. —Hola, Peter, un placer conocerte. —Hola, Sam. ¿Tú eres el novio de Sally? — tartamudeó Peter. Sam sonrió sin saber qué decir, mientras Jim se despedía. —Bueno, chicos, me tengo que ir, luego nos veremos. —¡Vale! Hasta luego, Jim —dijo Sam. —¡Adiós, Jim! ¡Me alegro de verte! —gritó Peter mientras Jim se alejaba con la bicicleta. —Bueno, ¿nos vamos? —propuso Sally. —Claro, dejo la bici atrás y nos vamos —respondió Sam mientras se alejaba a dejar su bici. —¡Vale! —dijo Sally. —Me gusta Sam, Sally —comentó Peter sonriendo. —¿De verdad? Me alegro —respondió ella con una sonrisa. —Sí, es bueno, tu otro novio era malo, me gusta este, Sally —volvió a decir Peter sonriendo. — Shhh, que ya viene —sonrió la chica. —Bueno, ya estoy, ¿nos vamos? ¿De qué os reís? — 66
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
preguntó Sam. —De nada, hablábamos de nuestras cosas —dijo Sally. —¡Hace buen tiempo hoy, Sam! —exclamó Peter con su ligero tartamudeo tratando de cambiar de tema. —¡Sí, cierto! Bueno, vamos —propuso Sam. Sally sonrió y emprendió el camino hacia el que quería llevar a Sam, era algo distinto al sitio al que quería ir, pues la presencia de Peter cambió su plan original. Los tres chicos iban caminando por un sendero que se encontraba cerca de la montaña. —Peter es mi primo, como puedes ver no está del todo bien, pero es muy cariñoso y muy bueno. Esta mañana tuvieron que ir sus padres de viaje, así que se quedará en mi casa un tiempo. Mi madre tenía que hacer cosas esta tarde, así que lo he traído conmigo, espero que no te importe —explicó Sally mientras Peter se entretenía en oler las flores del campo. —No, para nada. ¡¿Cómo me iba a importar, parece muy simpático?! —¡Sí, lo es! Le encantan las flores, yo quería llevarte a otro sitio hoy, pero a mi primo le encanta el sendero de la fuente, y como me imagino que tú no lo habrás visto aún, iremos allí, seguro que te gusta —dijo Sally. —¡Perfecto! A mí me encanta todo lo que tú me enseñes—declaró Sam con voz sonriente. —¡Eres un encanto! —sonrió Sally. 67
J.R.MORENO
—Mira, Sally, una mariposa de los deseos — tartamudeó Peter señalando una mariposa con alas doradas que había sobre una flor. —¡Vaya, es preciosa! —dijo Sam acercándose tímidamente a la mariposa. —Pide, un deseo Sam, pide un deseo —sonrió Peter emocionado. —Dicen que estas mariposas unen las fuerzas de los deseos con el Universo, son muy raras de ver y por algún motivo a Peter siempre se le aparecen —explicó Sally. —Pide un deseo, Sam, ¡venga! Pero no lo digas, ¿eh? Sólo pídelo desde aquí —dijo Peter tartamudeando y señalando el corazón de Sam. —Está bien, Peter —Sam cerró los ojos por un momento y pidió su deseo en silencio. —Ahora tú, Sally, pide un deseo —dijo Peter emocionado. Sally también cerró sus ojos y pidió su deseo en silencio con una tímida sonrisa. Los chicos prosiguieron su camino y llegaron a un lindo sendero, rodeado de rocas grandes y con un pequeño estanque en su centro, a un lado del estanque había una pequeña fuente de la que brotaba un agua muy fresca, y muchos animalitos correteaban por los alrededores. —¡Este es el sitio, Sam! —anunció Sally al llegar al 68
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
lugar. —Qué bonito es esto, y los animales no huyen al vernos, al contrario, algunos hasta se acercan —señaló él sorprendido. —¡Hola, conejito! ¿Cómo estás? —dijo Peter dirigiéndose a un conejo que se acercaba a él. —El sendero de la fuente tiene esa particularidad. Además, los animales agudizan sus sentidos y saben qué personas vienen a hacerles daño y cuáles no — explicó la chica. Algunos animalitos parecían encantados con Peter y casi a rastras se lo llevaron hacia el estanque. Peter estaba complacido porque sabía que los animales se comunicaban entre ellos y pareció darse cuenta de que eran los peces del estanque los que se habían comunicado con los pajaritos para que acercaran a Peter hasta el estanque para saludarlos. Sam y Sally se sentaron en una gran roca, mientras Peter se acercaba emocionado al estanque. —¿A que es un encanto, Sam? —dijo Sally a Sam. —Lo cierto es que sí, parece una bellísima persona. —¿Sabes? Peter nació con Síndrome de Down, pero ha sido un caso muy atípico, en los primeros años de su vida no hablaba y creían que era autista también, pero después empezó a cambiar y empezó a hablar con grandes dificultades y tartamudeaba muchísimo; a los médicos siempre los tenía desconcertados, porque le diagnosticaban una cosa distinta cada vez que los 69
J.R.MORENO
visitaba. Hace tres años fue la última vez que fue al médico, y le dijeron a mis tíos que ya no tenía Síndrome de Down, sino que tenia una mente relajada y que no tenía cura, así que mis tíos dejaron de llevarlo al médico y eso pareció que Peter lo agradeció muchísimo, porque empezó a mostrarse más simpático, más cariñoso y poco a poco tartamudea menos, como si su fuerza interior y su gran corazón le estuviesen curando poco a poco. —Vaya, es toda una historia —dijo Sam con voz dulce. —Es un chico encantador, y parece que esa energía positiva que produce esté de alguna manera regenerando su cuerpo físico, pero a mí, cuando más me sorprendió, fue el verano pasado, cuando vino a verme a la librería de tu tío, en ese momento estaba sola, así que quise probar una cosa con él, y cogí el captador de energías de tu tío y le dije que pusiera la mano: la puso y cuando la quitó en la silueta de su mano no apareció un color en concreto, sino que eran colores cambiantes, como destellos de rojo, azul y amarillo. —¡Vaya! Eso supongo que no es normal, ¿no? —Para nada, en un principio me asusté, porque pensé que de alguna manera había estropeado el captador de energías de tu tío. En esos momentos se escucharon acercarse motos al lugar y los chicos vieron cómo algunos animales huían despavoridos: eran Nelson y los hermanos 70
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
Brown, Tim y Cody, que aparcaron sus motos en la parte alta del camino. A Peter no pareció importarle pues ni se inmutó, y siguió como si estuviese hablando con los peces del estanque. —No apoyes tu moto en la mía —dijo Tim. —La mía no tiene pie de apoyo, idiota, tengo que acercarla a la tuya, hermanito —le recordó Cody. —¡Dejad ya de discutir y coged las botellas! — exclamó Nelson. —Como se caiga mi moto por tu culpa, verás — amenazó Cody a su hermano mientras cogía una botella de plástico que llevaba en una mochila a su espalda. Los tres chicos de las motos bajaron la pequeña pendiente de rocas con dos botellas de plástico en sus manos y cuando se acercaron al estanque para llenar sus botellas... —Hombre, el tonto del pueblo ha vuelto —apuntó Nelson señalando a Peter. —¡Aparta, idiota! —dijo Tim a Peter con la intención de llenar su botella justo en el sitio en el que estaba el chico. Sam y Sally observaron la situación desde la distancia, y cuando Sam decidió levantarse de la roca para intervenir... —¡Quieto, Sam! —pidió Sally sujetando a Sam para que no se levantara. —¡Pero Sally! ¡Están insultando a tu primo! —Los insultos sólo afectan a quienes creen en sus pa71
J.R.MORENO
labras—susurró Sally sujetando aún a Sam. —¿Qué tienes ahí, tonto? —preguntó Nelson señalando las manos de Peter, que parecía sujetar un pajarito en una de sus manos. Los chicos ya habían llenado sus botellas con el agua del estanque, pero tenían curiosidad por saber lo que sujetaba Peter. El chico trató de ocultar al pajarito en sus manos y giró sus brazos hacia atrás para que no lo tocaran, pero entonces Tim, que se encontraba detrás de Peter, consiguió arrebatarle el pájaro. Sam que se dio cuenta de lo que sucedía y de que Sally no le iba a dejar levantarse. Se acordó de las piedras que llevaba en su bolsillo, así que echó sus manos hacia atrás y las juntó, enfocó su mente en el centro de sus manos, formando una esfera como en la cueva, y en el momento en que sintió que la esfera empezaba a crearse se concentró en las motos de los chicos y lanzó mentalmente la esfera hacia ellas, tirando las motos al suelo. —¡Te lo dije! ¡Idiota, has tirado todas las motos por apoyarla en la mía! —gritó Tim culpando a Cody de las caídas de las motos. —¡Seréis capullos! —dijo Nelson caminando hacia su moto. —Toma tu pájaro, idiota —masculló Tim entregando a Peter el pájaro, pero retorciéndole el cuello antes. —¡Noooooo! ¡Pajarito! —exclamó Peter con lágrimas en sus ojos mientras sujetaba al pajarito, que parecía 72
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
estar muerto. Los tres chicos se dirigieron hacia sus motos, y Sam y Sally, al escuchar a Peter gritar, se levantaron y echaron a correr hacia él. Los gamberros arrancaron sus motos y se fueron discutiendo entre ellos. Sam y Sally llegaron donde estaba Peter. —¡Pajarito! —murmuraba Peter con lágrimas en sus ojos acariciando al pajarito en sus manos. —¿Qué ha pasado, Peter? ¿Estás bien? —¡Peter, cariño, no llores! —trataba de consolarle Sally. Sam y Sally abrazaron a Peter y lo hicieron caminar de vuelta al valle, y mientras caminaban... —Por favor, dejadme solo, id delante, yo quiero despedirme de pajarito —dijo Peter entre lágrimas con voz triste. —Como quieras, Peter, iremos unos pasos delante de ti cariño —le indicó Sally, y avanzó con Sam unos pasos por delante de Peter. —Son unos desgraciados. ¿Por qué se metieron así con tu primo? ¿Qué daño les hizo? —Esta clase de personas, por desgracia, existe en el mundo, pero si nos enfrentáramos o actuáramos como ellos para defendernos nos convertiríamos en ellos — respondió Sally. —Pero de alguna manera hay que pararles los pies, o se creerán los reyes del mundo y camparán a sus anchas. 73
J.R.MORENO
—Sam, la energía que poseemos es poderosa, pero también depende de tus actos el que esa energía se haga más fuerte y más aliada contigo mismo. Si actúas con maldad, algún día esa maldad se tornará contra ti, todo llegará Sam —explicó Sally. Sam asentó la cabeza pensando en las palabras que había pronunciado Sally y prosiguió sin decir nada, mientras unos pasos más atrás estaba Peter con el pajarito muerto en sus manos y sus ojos empañados en lágrimas. Tenía tantas lágrimas que, al acercar sus manos con el pajarito en ellas para poder limpiar un poco su cara, una de sus lágrimas cayó en la cabeza del pajarito y este pareció recobrar la vida. Peter al notar que el pajarito comenzaba a moverse, musitó: —Pajarito, lo siento, fue culpa mía, pera ahora puedes irte, vuelve a tu hogar y perdóname, por favor. Peter soltó al pajarito y este echó a volar como si no le hubiese sucedido nada. Sam y Sally no se dieron cuenta de lo que había sucedido, pues iban unos metros más adelantados y hablando entre ellos, en esto que Sally se giró y vio a Peter sonreír. —¿Ya estás mejor, Peter? —preguntó Sally. —¡Sí, Sally, mejor! —dijo Peter tartamudeando como de costumbre y acercándose corriendo hacia Sam y Sally. —¿Y el pajarito, Peter? —preguntó Sam. —¡En el cielo! —respondió Peter. 74
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—Vaya, Sally, este primo tuyo es muy cariñoso, pero al pajarito lo habrá arrojado a algún matorral, porque un entierro muy digno no le ha dado —susurró Sam a Sally. Sally miró a Sam con cara de circunstancia, como queriendo dar a entender que su primo no estaba bien, y Sam levantó sus cejas diciendo: —¡Lo siento! ¡Pero es cierto! —Bueno, Peter, lo importante es que estás ya bien, y que pajarito está en el cielo sonriendo, ¿verdad? — dijo Sally. —¡Sí, Sally, pajarito en el cielo y contento! —replicó Peter con una sonrisa. Los tres chicos siguieron caminando colina abajo. Mientras tanto, en el bosque los gamberros de las motos llegaron a una cueva en la montaña, donde se encontraba Colt esperándoles. —¿Por qué habéis tardado tanto? —preguntó gruñendo. —Estos, que tiraron las motos y ahora la de Tim parece que no va muy bien y tuvimos que ir más despacio—contestó Nelson. —Quedan dos días para la luna llena y aún nos faltan preparativos para terminar la ceremonia de las Almas Perdidas. Raúl, el chamán, llegará mañana, y si no está todo listo se irá sin mediar palabra —explicó Colt. —Bueno, tío, no te enfades, aquí está el agua y Cody 75
J.R.MORENO
tiene la Piedra de Esfinge, sólo nos falta el trozo de raíz del sauce sagrado y ya estará todo —dijo Tim. —La raíz mañana sin falta, Nelson —ordenó Colt. —No te preocupes, ya tengo controlada la hora a la que la puedo conseguir, hermanito. —¡Bien! Que no se os ocurra fallar. Pasado mañana aquí a las doce de la noche todos, celebraremos la ceremonia e iremos a la Posada de las Almas. ¡Está a punto de empezar la guerra! —dijo Colt a los chicos, que sonrieron con desprecio. Mientras, Sam, Sally y Peter habían llegado a la casa de Sam. —Bueno, Sam, voy a llevar a Peter a casa que ya se está haciendo tarde y él se cansa mucho con estas caminatas. —¡Ha sido toda una aventura! ¡Me lo he pasado muy bien! —dijo Sam. —Aunque tengamos clase mañana, ¿te apetece que nos veamos a las once esta noche un rato? —preguntó Sally. —¡Claro! Pero aquí de noche apenas se ve nada. —¡No, tonto! Digo como el otro día, con el libro. —¡Ah, vale! ¡Sí, claro! —asintió Sam sonriente. —Pues hasta esta noche, ¡y gracias por ser tan comprensivo!—dijo Sally ya marchándose con Peter. —Adiós, Sam, me ha gustado conocerte —terció Peter. —Igualmente, Peter, ¡a ver si nos vemos más! —gritó 76
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
Sam mientras se alejaban Sally y Peter. Sam entró en casa y su madre estaba preparando la cena. —Sam, hijo, ¿de dónde vienes? —preguntó su madre, viendo a Sam entrar por la puerta. —Estuve dando un paseo con Sally y su primo. —¡Ah! Vino Jim para ver si estabas. —¿Y te dio algún recado? —¡Pues no! Sólo que mañana vendría a buscarte para ir a la escuela. —¡Ah, bien! Bueno, mamá, voy arriba que estoy algo cansado —dijo Sam cogiendo un sándwich que había preparado su madre. —¡Bueno, hijo!, otro día que me toca cenar sola — susurró su madre mientras Sam subía las escaleras. Sam entró en su habitación y se tumbó sobre la cama, cogió el libro y la foto de Sally. —¡Qué guapa eres! ¡Me estás enamorando, niña! — susurró Sam para sí mismo mirando la foto de Sally. Sam terminó de comerse el sándwich y cogió de nuevo el libro, lo abrió por la mitad y leyó: «Camino Espiritual». —Suena interesante. Veamos: En tu camino espiritual te introducirás por viajes a lo desconocido hasta ahora, tu mente será llevada a estados donde el subconsciente puede comunicarse con el más allá, si sigues la pauta podrás ayudar a almas perdidas en su camino hacia la luz... ¡Vaya! Esto va más allá de lo que yo 77
J.R.MORENO
pensaba —susurró. Se descalzó y, cuando se dispuso a dejar el libro sobre su mesita de noche, miró el reloj. —¡Vaya! ¡Si van a ser las once! —volvió a susurrar Sam. Entonces cogió la foto de Sally, la volvió a mirar con ternura y se dispuso a relajarse para hacer el ejercicio. En breves segundos, su cuerpo espiritual empezó a elevarse y pronto se encontró con Sally. —¡Vaya! ¡Qué puntual hoy! —dijo Sally sonriente. —Sí, hoy no quería llegar tarde, que sé que eres muy puntual —explicó Sam con una sonrisa. —Sí, bueno, depende para qué también —puntualizó Sally sonriendo también. —Bueno, ¿adónde vamos hoy? —Vamos a un sitio nuevo para mí, pero voy muy bien recomendada, y quería ir contigo por primera vez a ese sitio. —¿Recomendada? ¿Por quién? —Eso es cosa de chicas, así que no preguntes, sólo sígueme —dijo Sally y salió volando a gran velocidad. —¡Espera! —gritó Sam, y salió volando tratando de alcanzarla. Volaron hasta llegar a una lejana isla, bajaron donde había un enorme jardín botánico natural con todo tipo de flores y plantas. Todo era muy espectacular, pues las flores parecían estar colocadas en orden a juego 78
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
sus colores para dar al lugar un aspecto realmente impresionante. —¡Cielo santo! Es más bonito de lo que me habían contado —dijo Sally realmente perpleja ante la belleza del lugar. —Vaya, sí que es impresionante, sí —afirmó Sam. —¿Y sabes lo mejor de este sitio? —Dime. —Que nadie ha puesto esto aquí, es cosa de la naturaleza, es un jardín botánico natural. —¡Buah! Pues parece mentira, es realmente asombroso—dijo Sam. Sally cogió la mano de Sam y caminaron por el lugar por un pequeño camino que se abría entre las flores. —¿Sabes? Podíamos haber ido a París o Venecia, o algún sitio así, pero son sitios muy populares y que todos de alguna manera conocen, ¿esto no te parece más original? —Pues la verdad es que sí, es muy diferente a todo, aunque tampoco me importaría ir a París —dijo Sam con una sonrisa. —¡Claro! Algún día iremos, pero me habló Lucía de este sitio, y la verdad es que no pude resistir la tentación, y quise venir contigo. Sam se quedó mirando por un momento a una zona descampada que había cerca del jardín. —¿Qué es eso? —quiso saber Sam señalando hacia esa zona. 79
J.R.MORENO
—¿Qué es qué? —preguntó Sally mirando en la dirección que señalaba Sam. —¿No lo ves? ¡Un halo azul, ahí! —No veo nada, Sam. —¡Acerquémonos! —dijo Sam acercándose hacia el lugar, agarrando a Sally de la mano. Cuando se acercaron lo suficiente, Sam vio dos figuras difuminadas en la zona escampada, trató de enfocar su vista y pudo ver qué eran esas figuras. —¡Dios santo! —exclamó Sam sonriendo. —¿Qué pasa? —dijo Sally extrañada porque ella no veía nada. —¿Es que no lo ves? —preguntó Sam. —Pues no, no veo nada, Sam. ¿Estás bien? —Son Jim y Lucía —susurró Sam a Sally. —¡Oh! Ahora lo entiendo, claro: tú puedes ver otras energías en este estado. Vaya, qué callado se lo tenía la muy... —Me está empezando a gustar esto de ser diferente. Vaya con Jim, pero ¿sabes? Me alegro por ellos, Jim es muy buen tío. —Qué rabia no poder ver lo que tú ves, me hubiese gustado verlos, ¿qué hacen ahora? —preguntó Sally intrigada. —Pues están sentados, con las manos agarradas, y él se acerca ahora como si fuera a decirle algo al oído — explicó Sam. —¿No puedes escucharlos? 80
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—¡Pues no! Supongo que no soy Supermán para tener un súper oído, estamos como a treinta metros de ellos. Además, tampoco sé si podría oírlos aún estando más cerca, pues ya me cuesta verlos, los veo como difuminados, pero se distinguen bien, ¡¡joder!! —¿Qué pasa ahora? —preguntó Sally aún más intrigada. —Que de decirle algo al oído nada de nada, se la está comiendo a besos, jeje —explicó él sonriendo. —¿En serio? Qué rabia no poder verlo, es para verle la cara a Lucía... Sam se quedó mirando a Sally, le sujetó ambas manos y la miró con ternura. Sally también cambió su mirada y se acercó a Sam hasta casi estar piel con piel. —¡Me gustas mucho! —le susurró Sam a Sally, y se acercó para besarla. Mientras se besaban, les pasaron por encima cientos de mariposas de muchos colores, como si detectaran la felicidad en los chicos y se acercaran a saludarlos. —Has dado un vuelco a mi vida, Sam —susurró Sally con voz melosa a Sam. —Yo ni siquiera sabía que estas sensaciones existieran, siento ese hormigueo del que me hablaban en el estómago y del que tanto me reía —susurró de nuevo Sam. —¿En serio? ¿Será que es amor de verdad? Sam no respondió, sólo sonrió mirando a Sally fijamente y ella le devolvió una tierna mirada. 81
J.R.MORENO
—Debemos irnos —dijo Sally susurrando. —¿Por qué? —Mañana tenemos clase. —¡Ups, cierto! —sonrió Sam. —¿Qué hacen ahora Jim y Lucía? —Ya no están. —¡Volvamos! —dijo Sally, y cogió a Sam de la mano y salieron volando. —¿Cómo hago para volver a mi cuerpo, Sally? —Sólo piensa en tu cuerpo y desea estar en él. De inmediato los dos chicos se encontraban cada uno en su cuerpo en sus respectivas casas, abrieron por un momento los ojos, sonrieron y se pusieron a dormir. A la mañana siguiente volvió a cantar el gallo de los alrededores de la casa de Sam, y se escuchó la voz de la madre. —Sam, arriba, las siete y cuarto —dijo Daisy acercándose a su cama. —Sí, mamá, ya voy —respondió Sam con voz somnolienta. Se incorporó sobre la cama y movió en círculos su cabeza tratando de despejarse, se levantó y fue a darse una ducha. —¡¡Sam, ha llegado Jim!! —gritó su madre desde la planta de abajo, mientras abría la puerta a Jim. —¡Vaya! ¡Qué temprano se levanta este chico, por Dios! —murmuró Sam. 82
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—¿Qué tal Jim? ¿Cómo está tu madre? —preguntó la madre de Sam al chico. —Bien, señora Maison, hoy le tocó madrugar porque le encanta desayunar conmigo y charlar un rato. —¿Qué haríais vosotros sin madre, eh? —dijo Daisy. —Sin duda yo estaría perdido sin la mía —respondió Jim riendo. —Y las madres sin los hijos también, que llegará el día en que os echaréis novia y os casaréis, y la verdad es que ese vacío no hay quien lo cubra —lamentó la madre de Sam. —¡Así es! Aunque por mucha novia que uno se eche, como en casa yo creo que en ningún sitio, ¿no cree? —dijo Jim. En esos momentos bajó Sam por las escaleras. —Buenos días, ¿ya de charla de buena mañana? —Ya ves, ¡aquí, esperando al dormilón! —Madre mía, ¿es que no duermes tú? Son las siete y veinte, y hasta las ocho no empezamos —dijo Sam mirando el reloj. — Sí Sam, pero estas clases que hacemos requieren de nuestra energía, y si llegamos recién levantados, imagínate tú con qué clase de energía vas a empezar— replicó Jim sonriendo. —Mmmm... Viéndolo así, quizás tengas razón — asintió Sam. —Venga, vamos, dormilón, jeje... —bromeó Jim. —Voy, voy —dijo Sam, terminando de comer una 83
J.R.MORENO
tostada y bebiéndose un zumo de naranja. Los dos chicos salieron por la puerta de la casa de Sam. Sam se despidió de su madre y emprendieron el viaje hacia la escuela charlando. —¿Y qué tal anoche, Don Juan? —preguntó Sam mientras caminaba junto a Jim. —¿Don Juan? ¿Por qué lo dices? —replicó Jim. —No sé, tú dirás. ¿No hiciste nada especial anoche? —Pues, aparte de dormir, nada que yo sepa. —Pensaba que éramos amigos, pero ya veo que me ocultas cosas, y eso no es digno de confianza —dijo Sam deteniéndose junto a Jim en el camino. —¿Pero a qué viene tanto misterio, de qué me hablas Sam? —Jim, ¡anoche te vi en el jardín con Lucía! — exclamó Sam. —¡Dios, no! ¿Cómo es posible? —dijo Jim llevándose las manos a la cabeza. —Será por eso de la energía blanca, ¡yo qué se! ¿Pero qué tiene de malo? ¿Por qué no me dijiste que estabas con ella? ¡Si a mí me parece genial! —¿No lo entiendes, verdad? Ella no quiere que nadie lo sepa —suspiró Jim. —¿Pero por qué? —Es muy largo de explicar, esta tarde salimos con las bicis y te lo cuento. ¿Quién más lo sabe? —¡Pues Sally! —¿También nos vio? —preguntó Jim. 84
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—¡¡No!! Pero estaba conmigo y yo se lo dije. —¡¡Joder!! Vamos, tenemos que llegar antes que Sally a la escuela, en el caso de que llegue Lucía antes, yo la entretendré y tú le dices a Sally que no le diga nada a Lucía, no debe saber que nos habéis visto, ¿de acuerdo? —dijo Jim andando apresurado hacia la escuela. —¡¡Sí, vale!! ¿Pero qué pasa? —Luego te lo contaré, ¡vamos, date prisa! —dijo Jim acelerando el paso. Los dos chicos llegaron a la escuela casi los primeros. Allí estaba Dana con otras chicas. —Hola, Dana, ¿no llegaron Jon y Lucía? —Hola, Jim. Pues no, no creo que tarden porque Jon me dijo que llegaría temprano para enseñarme un ejercicio que daríamos hoy —respondió Dana. —¡Ah, vale! Entonces estarán a punto de llegar. —¿Es que ocurre algo? —preguntó Dana. —¡No nada! Es que como llegamos temprano, pues queríamos verlo, cosas de chicos, ya sabes, jeje. —¡Bueno, no pregunto más! ¡No quiero saber! — dijo ella. En esos momentos aparecieron Sally, Jon y Lucía bajando por las escaleras. —¡Vaya, qué madrugadores estos chicos! —dijo Jon dirigiéndose a Sam y Jim. —Ya ves, enseñando al chico nuevo cómo madrugamos aquí —bromeó Jim golpeando tímidamente con 85
J.R.MORENO
el codo a Sam. —¡Hola, Sam! —saludó Sally. —Hola, Sally, ¿podríamos hablar un momento? —le pidió Sam llevándosela cuidadosamente a unos metros. —Sí, claro —respondió ella mirando a las chicas con cara pícara. —Sally, ¿le has contado a Lucía que los vimos ayer? —preguntó casi susurrando Sam. —¡Vaya! ¡Se me olvidó! Ahora mismo se lo digo a la muy… —¡¡No no!! ¡¡No debe saberlo!! —la interrumpió Sam volviendo a susurrar y tapándole la boca con la mano a Sally. —¿Por qué? ¿Qué pasa? —dijo Sally susurrando también. —Aún no lo sé, pero me ha dicho Jim que es muy importante que nadie lo sepa. —¡Está bien! Pero tienes que contármelo ¿de acuerdo? —¡Sí, de acuerdo! En ese momento sonó el pitido que anunciaba el principio de las clases, los chicos acudieron cada uno a su aula y ya en la clase de Sam… —Buenos días, chicos y chicas —dijo el profesor Ray entrando por la puerta del aula. —Buenos días —respondieron los alumnos. —Bueno, espero que ninguno haya llegado muy som86
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
noliento hoy pues, como siempre suelo decir, la agudeza de los sentidos es primordial para estas clases, así que despejen bien su cabeza que hoy toca tema interesante. Pero, antes de seguir, señor Maison, ¿podría acercarse un momento? —dijo Ray dirigiéndose a Sam. Sam se acercó a la mesa del profesor. —¿Usted tuvo anoche alguna visión de algún acontecimiento próximo? —preguntó susurrándole Ray a Sam. —¡Pues no, señor! —respondió Sam también susurrando. —¿Seguro? ¿Nada? ¿Algo que le haga ver que se acerca algún peligro? —insistió el profesor. —Pues, que yo recuerde, no, ¡de verdad! —Está bien, ¡siéntese! Sam volvió a su pupitre para continuar con la clase. —Bien, bueno, hoy tenemos un tema muy interesante, quizás no sería el tema más apropiado para los primeros días, pero algo me dice que este tema es de vital importancia; además, como podemos observar, el señor Nelson no se ha dignado a venir hoy, quizás se le han pegado las sábanas, por lo que no tendremos interrupciones inesperadas. Bien, el tema que vamos a dar es Camino Espiritual. Supongo que a los que os habéis leído el libro de iniciación os suena. Bueno, pues este tema nos va a llevar por varios caminos, ya que la primera parte casi la tenemos dominada, que es el salir 87
J.R.MORENO
de nuestro propio cuerpo, como practicamos el otro día. Ahora veamos cómo en ese estado podemos contactar con seres espirituales y luego veremos cómo poder contactar o ver a esos seres espirituales sin llegar a salir del cuerpo, incluso podemos ayudar a algunos a proseguir su camino hacia la luz divina, o defendernos de otros que quedaron atrapados y poseídos por demonios —explicó el profesor Ray. Algunos chicos estaban con la boca abierta, a otros se les notaba un poco el miedo del tema, pero sin duda el tema había despertado el interés de todos. —Sobre todo, es un tema que trataremos en profundidad, no deben tener miedo ni dudar nunca de lo que deben y no deben hacer, para eso es vital que presten mucha atención hoy, cualquier mínima duda, levanten la mano y trataremos de que todos lo tengamos todo perfectamente claro. ¿Vale? Los chicos asintieron con la cabeza. —Algunos supongo que ya habéis experimentado por vuestra cuenta lo de salir de vuestro cuerpo y visitar otros lugares, ¿no? Pero seguro que en ese viaje no os habéis encontrado por casualidad con nadie, o sea, habéis podido encontraros entre vosotros si habéis quedado en una hora concreta, por medio de alguna prenda o foto de esa persona, pero no habéis visto a nadie más espiritual en esos viajes, ¿cierto? Los chicos volvieron a asentir con la cabeza, menos Sam, que dudó en levantar la mano, pero al final no lo 88
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
hizo. —Pues eso es debido a lo siguiente: como seres humanos estamos en un mundo de tres dimensiones, que podemos apreciar, ver y sentir. En el estado espiritual que hemos practicado, nos adentramos en una cuarta dimensión inducida, es decir, apreciamos todo lo del mundo tridimensional pero además, como seres espirituales, podemos vagar por el mundo a través del subconsciente. Pero hay una quinta y una sexta dimensión que ustedes aún desconocen, y es lo que vamos a tratar hoy. Incluso hay una séptima dimensión que sólo algunos afortunados llegarán a experimentar algún día, es realmente fascinante. Simplifiquemos un poco todo para resumir el tema: tres dimensiones, lo que vemos ahora; cuarta dimensión, lo que hemos practicado con ejercicios espirituales donde nadie puede vernos, pero en donde tampoco podemos ver a otros espíritus a no ser que ese encuentro haya sido concertado, dado que en el cuarta dimensión somos como emisoras de radio, que no vemos a otros seres porque están en otra frecuencia; en la quinta dimensión podemos apreciar a todos los seres espirituales que se encuentren en la cuarta y tercera dimensión y además ver a las almas que andan perdidas, o sea, personas fallecidas que no han podido dar el salto aún a la séptima dimensión, que sería la dimensión celestial, y en la sexta dimensión es donde está el peligro, pues aquí están los de89
J.R.MORENO
monios o seres del inframundo. Esto sería resumido. Jason levantó la mano y el profesor le dio la palabra. —Profesor, yo sí recuerdo haber estado explorando la cuarta dimensión y no haber visto a nadie espiritual, pero sí haber sentido por momentos un frío intenso. —Cierto, esto ocurre cuando nos cruzamos con otro ser de igual dimensión o superior, que no podemos ver, pero sí llegar a sentirlo, y esta sensación de frío es el aviso de esa presencia, como cuando hay interferencias en una señal y escuchamos ese sonido de la interferencia. Pues en este caso algo atraviesa nuestro campo de energía, por lo que sentimos ese frío, aunque normalmente el frío lo sentimos con energías que ya no tienen vida humana, es decir, personas ya fallecidas, porque en el supuesto caso de encontrarnos aún sin poder verlo con otra energía espiritual pero conectada al mundo de los humanos, lo que sentiríamos sería una especie de escalofrío u hormigueo, pero sin sensación de frío. —¿Y cómo podríamos llegar a ver si hay alguien más en la cuarta dimensión? —preguntó Lucía levantando la mano. —Buena pregunta, aunque no tiene una fácil respuesta, pues depende mucho de nuestro tipo de energía. Cada color de energía, como bien sabemos tiene una serie de ventajas e inconvenientes que analizaremos más adelante, pero que por definirlo en resumidas cuentas, nos 90
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
hace las cosas mucho más fáciles o mucho más difíciles. Por ejemplo con la energía verde necesitaremos meses de preparación para poder observar todo lo que se encuentre en la cuarta dimensión, así que, de la quinta y de la sexta, imagínense, años. ¿Eso quiere decir que son los más perjudicados en este asunto? Pues no necesariamente, porque para eso están las fusiones de energía, porque si alguien de energía verde se fusiona con alguien de energía roja despejaría el campo de visión de la cuarta dimensión casi de inmediato, y muy parecido si se fusionan con los de energía azul, es decir, la desventaja es que por sí solos a los de energía verde les costaría muchísimo explorar esa cuarta dimensión, y la ventaja es que se pueden fusionar con cualquier otra energía con mucha más facilidad para despejar este campo de cuatro dimensiones. Los de energía roja lo tienen un poco más fácil para poder conseguirlo por su cuenta, pero se encontrarían con el inconveniente de que, si se juntan con alguien de energía azul, les sería prácticamente imposible, todos tienen sus ventajas e inconvenientes, excepto, claro, los de energía blanca, que fusionan con todos y que por sí solos ya tienen lo de todas las energías. —Profesor, ¿no es un tema demasiado complicado para darlo en estos primeros días de clase? —preguntó María. —Es posible, María. Pero, como algunos sabéis, tengo 91
J.R.MORENO
el don de la precognición, y he advertido un peligro inminente relacionado con espíritus, por eso debéis estar preparados, no he podido percibir ni dónde ni a quién acecha el peligro, pero ha sido una alarma peligrosa la que he percibido —aclaró Ray. Los chicos murmuraron entre ellos, un poco con temor, en esos momentos la luz del aula se fue por un momento y volvió a restablecerse a los pocos segundos. —¿Qué ha sucedido? —preguntó Lucía. —Parece un pequeño corte de corriente, ¿no? —dijo Sam. —Aquí no puede irse la corriente, Sam, esta escuela recoge la energía del árbol sagrado sobre el que estamos, sólo nos quedaríamos sin energía si el árbol muriera o sufriera daños —explicó el profesor. Por la pequeña ventana de cristal de la puerta del aula de Sam se vieron a varios profesores correr hacia la entrada del colegio. Ray al verlos exclamó: —¡Que nadie se mueva de aquí! ¡Vuelvo en seguida! —y seguidamente salió del aula a ver qué sucedía. Los profesores se encontraron en un pequeño cuarto cerca de las escaleras principales, donde parecía que había sido forzada la puerta. En ese cuarto era donde se encontraba en el techo el final de las raíces del árbol sagrado, de las cuales parecía que alguien hubiese arrancado un trozo. 92
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—¿Quién a podido hacer esto? —preguntó el profesor Richard acariciando la raíz a la que le faltaba un trozo. —Sea quien sea, si es una gamberrada, no tiene ninguna gracia, y si es otra cosa deberíamos tratar de averiguarlo—dijo Ray. —¿No tendrá esto algo que ver con tu visión, verdad? —preguntó Richard. —Pues no lo sé, podría tener algún sentido, pero no lo sé —contestó Ray. —Por si acaso, poned todos vuestro conocimiento en enseñar a los chicos las artes espirituales, deberían estar preparados —dispuso Marco, que era el director de la escuela. —Sí, señor, eso haremos —respondió Julia. Todos los profesores se dirigieron de nuevo a sus clases comentando por el pasillo. —Demos por finalizadas las clases y reunámonos en la sala de profesores en quince minutos —propuso Ray. —Sí, será mejor, así veremos cómo abordar el posible peligro para prevenir mejor a los chicos —dijo Richard. —Bien, yo trataré de buscar en la biblioteca de Nel el posible significado de la sustracción de la raíz —se ofreció Brenda. Cada profesor se incorporó a sus clases. —Bien, chicos, por esta mañana se han terminado las clases, pero esta tarde a las tres continuaremos —dijo 93
J.R.MORENO
Ray a la clase de Sam. —¿Qué ha pasado, profesor? —preguntó Lucía. —Aún no lo sabemos con exactitud, pero esta tarde seguramente todos tendremos una explicación y podremos afrontar mejor la situación —explicó Ray. En ese momento sonó brevemente la sirena que anunciaba el final de las clases. De forma precipitada, los chicos fueron saliendo de las aulas y los profesores se dirigieron a su sala de reuniones. Los alumnos se juntaron en la gran sala antes de salir. —¿Qué habrá ocurrido? —preguntó Sally. —No lo sé, pero creo que en los últimos años nunca había sucedido algo así. Sí que creo que me contaron que hace diez o quince años sucedió algo parecido, pero entonces nadie le dio importancia y siguieron las clases, y a los pocos días sucedieron acontecimientos que nadie a querido desvelar —comentó Jim. —O sea, que es seria la cosa —dijo Sam. —Eso parece, además, ya escuchaste a Ray, tuvo una visión de que algo malo se acerca, y quizás esto tenga algo que ver —reflexionó Lucía. —¿Y qué podemos hacer nosotros? —preguntó Sam. —Pues poca cosa, porque, si es algo relacionado con espíritus, ninguno estamos preparados para afrontarlo, esas clases se dan en profundidad a partir del tercer año, así que imagínate qué conocimiento podemos tener nosotros—dijo Jim. —Los pocos que podrían afrontarlo y que seguro es94
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
tán preparados son vuestros padres, pero, hasta que no regresen, tendremos que apañarnos como podamos con la ayuda de los profesores —recordó Sally dirigiéndose a Sam y a Jim. —Vayamos a la librería a ver qué podemos averiguar, quizás Nel pueda ayudar —propuso Lucía. —Sí, cierto, mi tío sabe mucho de todo esto, ¡vayamos! Los chicos se dirigieron hacia la librería del tío Nel, mientras en la sala de profesores. —¿Para qué querría alguien un trozo de la raíz sagrada?—preguntó Marco. —Pues no lo sabemos exactamente, lo que sí sabemos es que se puede utilizar para muchas cosas, desde pociones para curaciones o rituales hasta montones de aplicaciones en el ámbito espiritual —comentó Brenda. —Sea lo que sea, no es para nada bueno, la visión que tuve era claramente de maldad, y me da a mí que esto está relacionado —comentó Ray. —¿Y cómo protegemos a los chicos? —preguntó Richard. —Ahora mismo no tenemos chicos de tercer año, y creo que tú, Ray, eres el más preparado en este terreno, lo mejor sería juntarlos a todos en la gran sala y hacer una clase compartida entre todos. Este es un terreno delicado, además, Brenda también tiene cierta experiencia en el terreno espiritual, y así ayudaremos 95
J.R.MORENO
a los chicos con más profundidad y al mismo tiempo algunos profesores profundizaremos en el tema, porque yo pienso asistir por si hay que ayudar —comentó Marco. —Me parece lo más sensato —respondió Richard. —Pues no se hable más, a las tres menos cuarto todos aquí, aprovechad estas horas para recopilar toda la información que creáis necesaria o de interés —dijo Marco. Los profesores salieron de la escuela mientras los chicos ya habían llegado a la librería de Nel. —¿Pero qué es lo que pasó exactamente? —preguntó Nel. —Pues que se fue la luz y luego volvió y todos parecieron estar asustados por una visión que tuvo el profesor Ray —explicó Sam. —No puede ser, ¿arrancaron un trozo de raíz sagrada? —preguntó Nel. —Eso parece, Sr. Maison —afirmó Lucía. —Vaya, eso no es bueno, puede estar relacionado con rituales de poder o de almas, porque no creo que sea para curaciones —dijo Nel con cara pensativa. —¿Y qué podemos hacer, tío? —preguntó Sam. —Pues vosotros poca cosa, porque es un tema que no daréis hasta el tercer año, y este año además creo que no hay ningún alumno de tercero, por lo que, al no haber clase, el profesor Mohebius, que es el experto en estos temas, no vino este año al valle —comentó 96
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
Nel. —¿Pero nos están dando el tema a todos porque Ray tuvo una visión de peligro? —comentó Jim. —¡Claro! Ray sí que conoce el tema en profundidad, además estuvo un tiempo con chamanes porque tenía inquietudes espirituales, él os puede instruir bien — dijo Nel. —¿Y tú, tío? ¿Nos podrías enseñar algo? —preguntó Sam. —Este es un tema muy amplio y delicado, yo tengo mucha teoría sobre el tema, pero poca práctica, no sería el más indicado para instruiros. —¿Y algún libro especializado en el tema? — preguntó Lucía. —Libros tengo algunos que os podrían dar un buen empujón, sobre todo en teórica. El Gran Libro de las Almas, o Un Paseo por las Dimensiones son libros donde aparece todo lo necesario en teoría espiritual, pero son libros realmente amplios, más de mil páginas tienen —comentó Nel. —Pues, chicos, entre lo que nos enseñen los profesores y lo que podamos aprender de estos libros, tenemos que espabilar para lo que pueda llegar —comentó Sam. —Estoy de acuerdo, Sam —dijo Jim. —Muy bien, después de clase ¿dónde podemos juntarnos para repasar los libros? —preguntó Lucía. —Yo os puedo ceder mi cuarto privado, tiene una 97
J.R.MORENO
gran mesa, podéis estar cinco o seis sin problemas ahí, pero máximo hasta las diez. ¿De acuerdo? —se ofreció Nel. —¡Yo me apunto! —dijo Sally —Muy bien, chicos, pues apoyémonos en esto y vamos a prevenirnos de lo que venga —concluyó Jon. Los chicos asintieron con la cabeza y se despidieron de Nel hasta la tarde. Sally llegó a su casa y se encontró con su primo Peter. —¡Peter! ¿Me estabas esperando? —dijo Sally abriendo la puerta de su casa y encontrándose con Peter en la entrada con una gran sonrisa en su rostro. —¡¡Hola, Sally!! —exclamó Peter abrazándola. —¡Oh! Peter, casi no me acordaba de ti, esta tarde vendrás conmigo, ¿sí? Iremos a la librería con otros chicos a hacer unas cosas, ¿te apetece? Peter asintió con la cabeza y volvió a sonreír, pues quería mucho a su prima. Mientras, Jim y Sam estaban sentados en las escaleras de la entrada de la casa de Sam. —¿Qué está ocurriendo, Jim? —quiso saber Sam. —Pues no lo tengo muy claro, pero lo que está claro es que no es casualidad el robo de la raíz y la premonición de Ray. —¿Y qué es lo que puede pasar? —preguntó Sam. —Eso no lo sé, pero me da a mí que nada bueno. —Bueno, y ahora cuéntame qué pasa con Lucía — propuso Sam. 98
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—A ver cómo te explico. Hace unos años tuve un problema, más bien una pelea con un tal Raúl, fue por una estupidez, pero se pasó de la raya y le aticé fuerte. A los pocos días, no sé de qué estaba hablando con tu padre y se lo conté, y él me advirtió de que ese tal Raúl era un chamán con enormes dotes y que buscaría venganza de algún modo. Tu padre trató de protegerme, pues con su energía blanca podía vigilar de alguna manera los pensamientos de Raúl, y un día vino a mi casa y me advirtió de que Raúl había lanzado un hechizo contra mí, pero que él pudo bloquear la llegada de ese hechizo. Aún así ese hechizo salió rebotado de alguna manera hacia una persona querida profundamente por mí, y esa fue Lucía—explicó Jim. —¿Y qué ocurre con ese hechizo? —preguntó Sam. —Pues tuve la suerte de que tu padre pudo observarlo todo desde el mundo espiritual y me explicó cómo actuaba el hechizo: realmente de alguna manera afecta a la mente de Lucía y mientras ella sea consciente de que nadie sabe de su felicidad conmigo, no ocurrirá nada, pero si ella de alguna manera supiese que alguien sabe que es feliz conmigo, eso la iría debilitando día tras día, hasta incluso matarla —explicó Jim. —¡Joder! ¡Qué mal rollo! Pues no te preocupes, jamás se lo contaré a nadie, y no creo tampoco que lo haga Sally. —Eso espero, pues no sé qué haría si llegase a perderla. 99
J.R.MORENO
—¿Y no hay ninguna manera de romper ese hechizo? —Sí la hay, o eso me dijo tu padre, pero mientras investigaba el modo de romperlo le llegó la llamada del preludio, por lo que hasta que no regrese no sabremos cómo hacerlo —aclaró Jim con voz de preocupación. —Anímate, Jim, todo saldrá bien, vamos a comer que a las tres tenemos que volver a la escuela de nuevo. —¡Sí! Venga, en una hora paso a buscarte —dijo Jim ya dirigiéndose hacia su casa. Llegaron las tres de la tarde y los profesores ya estaban en la gran sala. —Id pasando, chicos, hoy daremos las clases aquí todos juntos —informó Marco a los que iban llegando. Los chicos se quedaron un tanto perplejos, pues nunca habían estado todos juntos dando clase, pero, por otro lado, se sentían como más seguros e importantes con todos los profesores allí presentes. Llegaron también Jim y Sam y se pusieron al lado de sus amigos. En la gran sala habían improvisado un montón de pupitres, para que todos los chicos pudieran sentarse. —Bien, chicos y chicas, como bien sabéis esto no es lo normal, pero dado que todos vamos a dar el mismo tema, lo haremos todos juntos, con todos los profesores, para que no quede ninguna duda. Por favor, prestad la máxima atención, pues el tema lo requiere. Esto no deberíamos darlo hasta tercero, por lo que os pido la máxima concentración posible. El profesor Ray y la profesora Brenda serán los tutores principales de las 100
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
clases, y el resto de profesores os darán el apoyo necesario, para que tengamos todos los temas claros — explicó el director Marco. —Bueno, pues si ya estamos todos, empecemos. Como bien sabéis, estamos en un mundo de tres dimensiones, hemos llegado a la cuarta dimensión a través de ejercicios y descubierto así el mundo espiritual, ahora nos queda ver cómo permanecer en el estado espiritual sin perder la consciencia física y cómo poder avanzar de ese estado a la quinta dimensión. Luego veremos cómo poder protegernos de posibles ataques —explicó Ray. —Exacto, chicos, vamos a entrar todos en estado de conciencia espiritual. Me imagino que todos lo habéis practicado tumbados, pero hoy vamos a practicarlo sentados. Poned todos las manos delante del pupitre, cerrad los ojos, notad cómo entra la energía por vuestro cuerpo a través de vuestras manos y va relajando todas las partes de vuestro ser físico, dejaos llevar por vuestro ser espiritual, dejadlo que salga y mantenedlo tumbado encima de vosotros —les fue indicando la profesora Brenda. Los chicos empezaron a realizar el ejercicio y poco a poco empezaron a salir de sus cuerpos y a colocarse tumbados por encima de sus cabezas. Todos iban ligados a su cuerpo con lo que parecía un cordón de plata. Al cabo de pocos minutos todos los chicos ya estaban fuera de su cuerpo. 101
J.R.MORENO
—Bien, chicos, ahora podéis sentirnos, pero no quiero que abráis los ojos de vuestro ser espiritual, quiero que os centréis en vuestro cuerpo físico y lo recorráis por dentro con vuestro ser espiritual, id directamente a vuestro cerebro y dadle una orden a vuestro subconsciente: estoy perfectamente consciente y todo lo que ocurra a mi alrededor será compartido por mi ser físico y mi ser espiritual, repetídselo a vuestro cerebro varias veces. Ahora poneos de pie con vuestro ser espiritual y abrid los ojos —dijo Ray. Los chicos poco a poco fueron incorporando su ser espiritual al lado de su ser físico. —Ahora viene lo más complicado, supongo que algunos no os veréis entre vosotros por vuestras distintas energías, pero eso no importa ahora, lo que vamos a comprobar es que estáis conectados de manera simultanea con vuestro ser físico; para eso quiero que tratéis de tocar vuestro ser físico y sintáis esa caricia o ese pellizco o cualquier reacción normal, como si os tocase otra persona—explicó Brenda. Los chicos empezaron a tratar de tocarse, unos se acariciaban su propio pelo otros se pellizcaban en el brazo, pero algunos simplemente traspasaban su cuerpo físico sin llegar a tocarse. —Los que no podéis llegar a tocaros, repetidle la orden a vuestro cerebro para que se comunique con vuestro ser espiritual, repetidlo una y otra vez, y vol102
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
ved a probar —insistió Ray. Poco a poco todos los chicos realizaron el ejercicio correctamente y entonces… —Bien, ahora vamos a defendernos de un posible ataque de energía. Mantened vuestro cuerpo físico en el pupitre y vayamos todos con el ser espiritual al aula de segundo, nuestro ser físico se quedará aquí para amortiguar los golpes de energía —indicó Ray, y todos los chicos se fueron volando hacia el aula de segundo—. Bien, ahora quiero que mantengáis las manos abiertas y mirando hacia abajo, separadas de vuestro tronco unos quince centímetros, y quiero que veáis una línea imaginaria en el suelo entre la distancia de vuestras dos manos, ahí vais a centrar vuestra energía desde la palma de vuestras manos y deberéis levantar una barrera energética, desde el suelo hasta una altura por encima de vuestras cabezas. ¡Vamos! Los chicos fueron realizando el ejercicio y poco a poco empezaron a aparecer unas barreras casi invisibles hasta la altura de sus cabezas, entonces el profesor Ray levantó sus manos a la altura de sus hombros y lanzó una energía que salió lanzada de sus manos como un estallido hacia las barreras de los alumnos. Los cuerpos espirituales de los alumnos no sintieron nada, pues la barrera energética los protegía, pero los cuerpos físicos sufrieron como un leve empujón que los apartó de sus pupitres unos quince centímetros. 103
J.R.MORENO
Los alumnos prosiguieron con su clase, y mientras tanto en la librería del tío Nel entró por la puerta Peter. —¡Hola, Peter! ¿Cómo tú por aquí? —preguntó Nel. —Hola, Sr. Maison, he venido a esperar a Sally, me dijo que vendría después de clase —respondió el chico con su ligero tartamudeo. —¡Ah! Bien, pues si quieres puedes mirar algún libro y la esperas en la sala de lectura, ¿te parece? —Está bien. Por cierto, Sr. Maison, ¿qué es la Posada de las Almas? —¿Por qué quieres saber eso, Peter? —Es que he soñado algo de una Posada de las Almas, con unos chicos despertando fantasmas. —¿Nunca nadie te ha contado nada de la Posada de las Almas? —preguntó Nel perplejo por la respuesta de Peter. —¡No! ¿Conoce ese lugar? —Sí, Peter, es un sitio siniestro, una casa abandonada en lo alto de la montaña, pero no te preocupes, has tenido un sueño y ya está —comentó Nel. En ese momento llegaron los chicos de la escuela. —¡¡Hola, Peter!! Pensaba ir a buscarte ahora —dijo Sally. —Llegué antes —replicó Peter con su ligero tartamudeo y abrazando a Sally. —Bueno, pues podéis pasar, os tengo preparada la mesa con los libros que necesitáis —señaló Nel. 104
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
Los chicos pasaron a la habitación anexa de la librería y se sentaron alrededor de la mesa. —Bueno, ¿por dónde empezamos? —comenzó Jim. —Trabajo de investigación, chicos, cojamos cada uno un libro y a ver qué podemos averiguar —contestó Dana. —Bien, pues manos a la obra. ¿Nos ayudas, Peter? — dijo Sally. —Sí, sí, me gusta mucho leer, pero ¿qué tengo que buscar Sally? —Algo relacionado con la raíz de sauce sagrado y para qué puede ser utilizado en algún ritual. —¡¡Vale, Peter ayuda!! —exclamó el chico agarrando un libro. Los chicos se pusieron manos a la obra y, cada uno con un libro, empezaron a buscar la relación de el robo de la raíz de sauce con un posible suceso espiritual. —Sam, ¿puedes venir un momento? —preguntó Nel entrando a la habitación. —¡Claro, tío, voy! —dijo Sam levantándose de la mesa. Sam salió de la habitación y se dirigió hacia donde se encontraba su tío —¡Dime, tío! —Han llamado de la escuela, tu profesor Ray me preguntó si podías ir ahora. —¿Ahora? ¿Y eso? —Están todos muy pendientes de esto que ha sucedi105
J.R.MORENO
do y creen que puedes serles de ayuda. —Bien, pues ahora mismo voy —respondió saliendo por la puerta camino de la escuela sin despedirse de los chicos, dándole vueltas al porqué le podrían necesitar a él, mientras los chicos seguían buscando en los libros posibles pistas. —Creo que he encontrado algo —dijo Dana. Todos pararon de buscar y escucharon atentamente lo que Dana iba a leer en voz alta: —La raíz de sauce sagrado suele ser utilizada para pociones de curación por su alto nivel de riqueza espíritu sanadora, también se utiliza para aumentar el poder energético de las personas con poco poder de concentración ya que estimula las neuronas transmisoras de energía. —Suena interesante, pero me da a mí que no es lo que estamos buscando —dijo Jim, así que los chicos se pusieron de nuevo a buscar en los libros en busca de nuevas pistas. Mientras tanto, Sam llegó a la escuela, bajó las escaleras y se encontró en la gran sala con Richard, Ray y Marco. —Adelante, Sam, entra —dijo Ray a Sam. —¿Qué ocurre profesor? —Pues, verás, esto es importante y tenemos un par de cuestiones que preguntarte porque, si sucede lo que nos tememos, necesitaremos de tu energía blanca, pero con todo su poder. 106
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—Pues ustedes dirán. —Sam, quizás te suene extraño, pero ¿tu padre ha podido hablar contigo? ¿Lo has visto en sueños o escuchado en tu imaginación? —preguntó Richard. —Mi padre se puso en contacto conmigo pero por medio de una carta, profesor —respondió Sam. —Sí, pero aparte de eso, ¿no has experimentado su presencia de algún otro modo? —insistió Ray. —¡¡Pues no!! ¿A qué se debe esa pregunta? —Tu energía necesita despertar aún, Sam —aclaró Marco. —¿Despertar? ¿Cómo despertar? —Verás, no es fácil: la energía blanca tiene una particularidad muy especial, como bien sabes, pero también tiene sus complejidades, y es que explota con todo su poder a través de las emociones, bueno, a través de una emoción en concreto, que por desgracia en cada caso suele ser distinta —explicó Ray. —¡No les entiendo! ¿Podrían explicarse mejor? —Tristeza, soledad, amor, etcétera, son emociones que tenemos, pues una en concreto es la que despertará definitivamente tu energía blanca mostrándote todo tu poder, Sam, ¿entiendes? —dijo Ray. —Pues no sé qué decirles, he estado triste muchas veces, creo que he sentido el amor, también me he sentido solo, también he estado alegre, no sé... —Pues nos falta algo para completar este puzle, Sam, esa sensación o emoción que despierte tu energía, y lo 107
J.R.MORENO
sabrás esencialmente porque podrás escuchar a tu padre, sentir su conexión, y eso es lo que te ayudará a progresar de verdad, y a nosotros a saber a qué nos enfrentamos, pues el poder de tu padre está más allá del nuestro en estos temas —comentó Richard. —¿Y qué quieren que haga? —Nada, hijo, sólo trata de estar atento a tus emociones, porque alguna de esas emociones que aún no has experimentado es la que te abrirá la puerta de un nuevo mundo —dijo Ray. —Está bien, trataré de estar atento a mis emociones. —Bien, es todo, Sam, mañana nos vemos a las ocho en clase —dijo Ray. —¡Vale! ¡Bueno, me marcho ya! —Adiós, Sam —se despidió Marco. Sam salió de la escuela camino de la librería de su tío, mientras los chicos continuaban su búsqueda. —¡¡Ajá!! ¡Lo tengo! —dijo Jim. Todos volvieron a pararse para escuchar a Jim atentamente: —La raíz de sauce sagrado también puede emplearse en rituales oscuros, con fines maléficos, junto con aguas puras o piedras de poder; la raíz sagrada podría provocar el despertar de espíritus malignos. —¡Vaya! ¡Pues estamos listos como se nos venga encima eso! —exclamó Jon. —Encontré lo que os faltaba, Sally —intervino Peter. —¿Qué encontraste, Peter? —preguntó Sally. 108
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—Estos rituales se celebran en lugares de culto, casas encantadas y posadas de energía en la víspera de una luna llena, aunque pueden ser erradicados por la presencia de un sacerdote con dotes de poder santo — leyó el chico. —¡¡La Posada de las Almas!! —gritaron Sally y Dana a la vez. —Tenemos el lugar, chicas, ¿cuándo es la próxima luna llena? —preguntó Jim. —¡¡Mañana!! —respondió Jon mirando un calendario que había en una pared con la estación de las lunas. —Vamos mal de tiempo, nos falta el sacerdote — recordó Sally. —¡¡El señor Collins!! —dijo Dana. —Está muy mayor ya, ¿no? —comentó Sally. —Es el único con un don santo en la aldea —señaló Dana. —¿Aún vive en la vieja ermita? —preguntó Lucía. —Sí, creo que aún sigue allí junto con los dos monjes que vinieron hace años a la aldea —dijo Dana. —¿Qué pasa, chicos, descubrieron algo? —les interrumpió Sam llegando de nuevo a la librería. —Sí, creo que ya lo tenemos, ahora a ver cómo lo paramos —dijo Jim. —¿Parar? ¿A quién? —Pues no sabemos a quién exactamente, pero no es nada bueno, y podría suceder mañana por la noche — aclaró Jim. 109
J.R.MORENO
Los chicos dejaron los libros sobre la mesa y salieron de la librería en dirección a la vieja ermita. —¿Adónde vais, chicos? —preguntó Nel. —A la vieja ermita, señor Maison, después le cuento—dijo Sally. —¡Está bien, tened cuidado! —les recomendó Nel mientras se alejaban. Los chicos fueron caminando hacia a la vieja ermita, que se encontraba en una de las colinas de la aldea, por un camino de tierra rodeado de pinos, y mientras tanto llegó a la librería el profesor Ray. —¡Hola, Nel! —saludó entrando a la librería. —¡Hola, Ray! ¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Qué tal todo con Sam? —preguntó Nel. —¿No te ha contado nada? —Pues no, entró apresurado cuando llegó y yo estaba ocupado porque había gente, y ahora ya no hay nadie, pero todos se fueron a la vieja ermita, creo que descubrieron algo —dijo Nel. —Eso está bien, pero yo quisiera saber otra cosa, ¿sabes que Sam aún no despertó su energía? —Sí, lo sé, creo que no es la misma sensación que a su padre la que le hará despertar, su padre despertó con la soledad y la añoranza, por eso se instaló aquí, se sentía completamente solo cuando estaba aquí al no poder ver y tener a su esposa y a su hijo —recordó Nel. —Sí, él mismo me lo contó, pero me tiene preocupado 110
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
no saber cuál es la emoción que puede despertar la energía de Sam, pues nadie más tiene energía blanca en los alrededores y si no conseguimos despertársela y son espíritus malignos los que nos pueden acechar, como me temo, estaremos completamente indefensos. —Pues no sé cómo ayudarle, profesor, por lo poco que he hablado con su madre para tratar de sonsacarle qué emociones ha experimentado, sé que no tenía muchos amigos en Los Ángeles, pues se encerraba en sus estudios para tratar de sobrellevar la pérdida de su padre, no ha tenido muchas novias y con las pocas que ha estado por lo visto no ha sido por mucho tiempo, porque, según su madre, se cansaba de que lo agobiaran con fiestas y llamadas a todas horas. Ha experimentado la tristeza, la soledad, la alegría, la pena, y ahora, por lo que veo, el amor desde que está con Sally —explicó Nel. —¿Experimentado el amor? ¿Qué significa eso? —Pues que por lo visto, por lo que me ha contado Sally, no había estado enamorado nunca. —¡Claro, es eso, seguro que debe ser eso! —¡Sí! Pero ahora por lo visto sí que lo está experimentando, y no ha despertado su energía. —¡No! No me refiero al amor, sino al desamor, o sea, si es la primera vez que ha experimentado el amor de verdad, hay algo que aún no ha experimentado, ¿entiende? —La sensación del dolor del corazón ¿no? 111
J.R.MORENO
—¡Exacto! Hay que persuadir a Sally para que le deje de una manera convincente. —Pues no sé a quién le dolerá más de los dos. —Más adelante se lo explicaremos a Sam, seguro que lo entiende, pero la sensación ha de ser muy real, tiene que dejarlo con alguna excusa convincente, pues deberá experimentar ese dolor con toda su fuerza — explicó Ray. —Veré lo que puedo hacer. —Sé que es duro, pero necesitamos que despierte esa energía, Nel. —¡Sí, lo sé! Mientras, los chicos llegaron al lugar: era una ermita medio en ruinas, con una puerta grande de madera en la entrada y una pequeña campana que hacía de timbre en la entrada. Los chicos tocaron la campana de la puerta con fuerza; al cabo de pocos segundos les abrió un fraile. —¿Sí? —preguntó el fraile. —¡Hola! Veníamos a ver al señor Collins —dijo Jim. —Está en la sala de meditación, ahora no puede ser molestado. —Por favor, dígale que es un asunto de vital importancia, necesitamos hablar con él, es muy urgente — insistió Sally. —Está bien, esperen aquí, veré lo que puedo hacer. Los chicos pasaron al interior de la ermita y esperaron en una pequeña sala que había a la entrada. En pocos 112
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
minutos volvió a aparecer el fraile. —Pasad, en seguida os atenderá. Los chicos siguieron al fraile a través de un pasillo que conducía a lo que parecía ser un comedor con una mesa alargada, al final de la mesa se veía a un anciano sentado con una túnica de sacerdote y una gran barba blanca: era el señor Collins. —Hola, señor Collins, lamentamos molestarle, pero es que necesitamos informarle de algo terrible que está a punto de ocurrir —comentó Jim. —Vosotros diréis —dijo el señor Collins con voz cansada. —Pues verá, hace poco robaron un trozo de raíz del sauce sagrado de la escuela y un profesor, ese mismo día, tuvo una visión de algo espiritual malo que nos podía acechar; hemos investigado y podría estar relacionado con algún tipo de ritual que podría despertar espíritus malignos en la víspera de la luna llena, que es mañana —explicó Jim. —¿La Posada de las Almas de nuevo? —preguntó el señor Collins con su débil voz. —Eso nos tememos, señor —dijo Jim. —Vaya, en mis 82 años he visitado esa posada unas cuatro veces, y siempre para lo mismo, no creo que pueda visitarla mucho más, pues ya estoy vislumbrando la luz de mi partida, pero no os preocupéis, hijos, mañana este viejo sacerdote estará allí con uno de sus ayudantes para impedir la llegada del Maligno a la 113
J.R.MORENO
aldea —sentenció el señor Collins con su débil voz. —Gracias, señor Collins, si hay algo que nosotros podamos hacer... —sugirió Sally. —La luna llena empezará a hacer efecto a eso de las ocho de la tarde, dos de vosotros vendréis conmigo, el resto vendréis aquí sobre las nueve para proteger la ermita de un posible saqueo —dijo el sacerdote señalando a Sam y Sally. —¿Saqueos? ¿Quién iba a querer saquear este lugar?—preguntó Dana. —Hija mía, el agua sagrada de este lugar es fundamental para nuestra protección, cualquiera que trate de desprotegernos tratará de apoderarse de ella —explicó el sacerdote con su débil voz. —No se preocupe, aquí estaremos, y Sam y Sally Irán con usted a la posada pero ¿porqué ellos dos? — dijo Jim. —Ellos tienen un vínculo muy fuerte de unión y él una poderosa energía, me resultarán muy útiles esas cualidades en caso de que surja algún problema — aclaró el anciano. Los chicos se despidieron del señor Collins y volvieron a la aldea charlando. —Vaya, Sam, has sido elegido —dijo Jim medio riéndose. —¡Qué gracioso! —respondió Sam. —¿Pero por su gran poder? ¿Qué poder es ese, Sam? —preguntó Dana. 114
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—¡Será mi energía blanca! —recordó Sam. —¿En serio? ¿Eres blanco? —repitió Dana extrañada, pues algunos chicos aún no lo sabían. —Peter, estás muy callado, no has dicho nada desde que salimos de la librería —dijo Sally. —Yo sólo escucho, Sally, así también se aprende mucho—respondió Peter con su ligero tartamudeo. —¿Y lo de la fuerte unión entre los dos? ¿Qué? ¿Nada que decir, tortolitos? —preguntó Dana. Sam y Sally se abrazaron y sonrieron. —¿Qué queréis que os digamos? No estamos mal — dijo Sally sonriendo. —Ya, ya, quién lo diría —bromeó Jim mientras Sam y Sally caminaban abrazados, y el resto de chicos se echaron a reír. Los chicos llegaron a la aldea y se fueron despidiendo, pues ya se estaba haciendo tarde y tenían clase al día siguiente. Sam y Sally se dieron un beso y se despidieron, y Sally se fue con Peter camino de su casa. —¿Qué te pasa, Peter ? Te veo más triste de lo normal—preguntó Sally. —Sí, estoy un poco triste, ¿sabes, Sally? Desde hace un tiempo me ocurre algo que a veces me gusta y otras veces no, y es que veo cosas que están a punto de suceder—explicó Peter con voz triste. —¿En serio? ¿Y qué has visto? —¡Te van a separar de Sam! —dijo Peter con su ligero tartamudeo. 115
J.R.MORENO
—¿En serio? ¿Quién? ¿Por qué? —preguntó Sally confusa. —No lo sé, no suelo ver muchos detalles, pero los dos lloráis y os separáis —explicó Peter. —No puede ser, estamos muy bien, a lo mejor te equivocas, Peter, o a lo mejor es porque él se irá cuando terminen las clases un tiempo... —A lo mejor, Sally, no quería decírtelo, pero no me parecía justo guardármelo —dijo Peter con voz triste. —Está bien, Peter, no te preocupes, a lo mejor es un aviso y esto me sirve para que no suceda —concluyó Sally abrazando a Peter. Los dos chicos llegaron a casa de Sally y entraron dentro. A la mañana siguiente volvió a cantar el gallo de los alrededores de la casa de Sam y este se despertó. —Cómo empiezo a odiar a ese gallo —susurró Sam mientras se despertaba. —¡Sam, ya tienes listo el desayuno! —gritó su madre desde abajo. —¡Ahora voy, mamá! Sam se dio una ducha, se vistió y bajó a desayunar. Justo en ese momento llamaron a la puerta, era Jim que, como cada mañana, venía de nuevo a buscar a su nuevo amigo para acompañarlo a clase. —¡Vaya! Hoy no te pillo en la cama, veo que ya te estás adaptando al horario, jeje —dijo Jim entrando por la puerta. 116
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—¡Qué gracioso! Es el puñetero gallo ese, que parece más mi despertador personal —Jeje, pues no te metas con él, fue tu padre el que le dio ese hogar, así que fue un poco el que lo crió y lo acostumbró a estar ahí —recordó Jim. —Vaya, eso no lo sabía. Bueno, pues ¡ya estoy! ¿Nos vamos? —dijo Sam, terminando su desayuno. —¡Vamos! ¡Hasta luego, Sra. Maison! —se despidió Jim saliendo por la puerta. —¡Adiós, mamá! —¡Adiós, chicos! —Oye, Jim, para ser verano, ¿cómo es que hace siempre tanto frío en esta aldea? —preguntó Sam. —Curioso, ¿verdad? Tenemos nuestro propio clima aquí, y es húmedo y frío, aquí te costará ir con ropa de verano, es un poco por la energía espiritual del lugar. —¿Ah, sí? ¿Por eso hace frío? —Pues en parte sí, ¿no has oído hablar de algunos médiums o personas psíquicas que, cuando contactan con espíritus, sienten el frío? —¡Ah, pues sí! Algo de eso he leído. —Pues esta aldea está en medio de un paso de energías espirituales que, según cuentan, llega hasta la Posada de las Almas, allí los espíritus hacen su transición hacia su nuevo mundo, por eso se dice que hace tanto frío en este lugar. —Vaya, qué curioso. ¿Y cómo es que no los vemos?—preguntó Sam. 117
J.R.MORENO
—Tú pronto los verás, nosotros podríamos también, en cuanto terminemos segundo año y aprendamos unas técnicas que hay para poder ayudarlos, pues algunos no encuentran el camino hacia la luz que emerge desde la posada, por eso cuando hay luna llena brilla con intensidad la casa, ¿no te has fijado en eso? —Pues no, la verdad, pero supongo que hoy lo veré, cuando vaya esta tarde con Sally y el anciano a la posada. —Cierto, hoy verás muchas cosas, jeje —dijo Jim. Los chicos llegaron a la escuela, allí estaban sus amigos ya en la gran sala. Sally cuando vio a Sam se fue hacia él y le dio un abrazo y un beso. —¿Me has echado de menos? —le susurró Sally. —¿Acaso lo dudas? Siempre que no estoy contigo te tengo en mi cabeza, ya eres el sol que ilumina mis días. —¡Qué bonito! Dentro de treinta años ¿seguirás diciéndome cosas así? —preguntó Sally con voz dulce. —¿Me aguantarás tanto tiempo? —susurró él. —¡Claro! Aunque se me partirá el corazón cuando te marches al terminar el verano y las clases. —No creo que me vaya nunca, Sally, y si me voy será para preparar la mudanza desde Los Ángeles, aquí tengo todo lo que necesito para ser feliz, y además mi padre, por lo visto, tiene mucho dinero ahorrado, por lo que podría quedarme mucho tiempo aquí. —¿En serio? No sabes lo feliz que me hace oír eso, 118
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
mi primo tuvo una visión en que nos separábamos, y esta noche casi no pude dormir —dijo Sally. —Pues esta vez se equivocó Peter, ¡me quedo contigo! —respondió Sam abrazando y besando a Sally. En ese momento sonó el timbre que anunciaba el comienzo de las clases y los chicos se dirigieron cada uno a su aula. Mientras tanto, cerca de allí estaban reunidos Nelson, Colt y los hermanos Brown, en la casa de estos últimos. —¡Eres un idiota! —dijo Colt señalando a Nelson. —¿Yo qué sabía? Pensé que no sospecharían nada — replicó Nelson. —¿Cómo se te ocurre coger el trozo de raíz del cuarto de energía de la escuela? ¿Es que no piensas? Deberías haberlo cogido de la parte alta, donde empiezan a entrar las raíces en el suelo, nos hubiese servido igual y podrían haber culpado a algún animal. Tonto, que estás tonto. —Ya no se puede hacer nada, pensemos cómo arreglarlo—intervino Tim. —¿Cómo arreglarlo? Hoy no podremos hacer el ritual, Raúl me llamó anoche, ha detectado indicios de protección ante la Posada de las Almas. Están sospechando, ¡idiotas! —dijo Colt. —¿Habrá que esperar a la siguiente luna llena? — preguntó Cody. 119
J.R.MORENO
—¿Tú qué crees? Si ya es complicado lanzar rituales sin protección, imagínate si protegen la posada — dedujo Colt muy enfadado. —Bueno, son 28 días, tampoco es tanto —dijo Nelson. —Y tú encima no has vuelto a la escuela para que no sospechen, ¿no? —recordó Colt. —Les mandé una carta con un compañero, se supone que estoy enfermo y no debo ir en varios días — explicó Nelson. —¿Y te crees que se lo van a tragar? Muchas coincidencias sospechosas, y además cualquier profesor te puede leer la mente y sabrá que eres el causante de todo. Anda y no vuelvas más, si la culpa es mía por creer que podía contar contigo, joder... —dijo Colt con voz irritada. —Bueno, ¿qué hacemos entonces? —preguntó Cody. —Nada, vosotros nada, conservaremos la raíz, el agua en un par de semanas será mejor que se reemplace por agua nueva, pues pierde sus propiedades a los pocos días y se convierte en agua normal, y ya hablaré con Raúl y los chicos de la montaña para posponerlo todo cuatro semanas más. ¡Por Dios! —exclamó Colt y salió de la casa airado. En la escuela, acabaron las clases y los chicos salieron. —Vaya, con estas lecciones sobre espíritus, cada día 120
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
tenemos que visitar la librería —dijo Jim. —Bueno, pero al menos estamos más preparados para lo que pueda venir —recordó Dana. —Yo así puedo estar un rato más con mi chica — terció Sam cogiendo la mano de Sally. —Sí, pero poco rato, que a mí me toca ayudar a tu tío en estos días en la librería —mencionó Sally. —Pues hay que recordarle a mi tío que antes de las ocho tienes que salir, que tenemos que ir a la posada esa—puntualizó Sam. —Joder, es verdad, ya ni me acordaba de eso, y nosotros tenemos que ir a la ermita —dijo Jim. Los chicos llegaron a la librería del tío Nel, Sally se puso a ayudar y los otros chicos a buscar libros. —Hola, Nel, hoy tendré que marcharme un poco antes, tengo que ir a la posada con Sam y el sacerdote de la ermita —dijo Sally a Nel. —¿Cómo? ¿Vais a ir vosotros? ¿Por qué no van los profesores? Ellos tienen más experiencia. —No lo sé, nos eligió el sacerdote a nosotros dos — aclaró Sally. —Bueno, está bien, pero antes de irte tenemos que hablar —informó Nel con un gesto serio. —¿Ocurre algo, Nel? —preguntó Sally. —No, nada, luego te explico, estate tranquila —dijo Nel mientras colocaba unos libros en las estanterías. —Sally, voy con Jim a su casa, en un par de horas regreso—anunció Sam a Sally, y se marchó con Jim y 121
J.R.MORENO
un libro de la librería. Sam y Jim llegaron a casa de este y entraron al garaje, allí se pusieron a leer el libro, cogieron una lata de refresco vacía que tenía Jim encima de una mesa y la pusieron en el suelo. —Vamos a ver si nos sale, Sam. Debemos imaginar que esa lata es un espíritu bueno que puede ser atacado. ¿Cómo lo protegeríamos? Pues, a ver, manos delante del pecho formando un círculo sin que lleguen a tocarse las puntas de los dedos, dejamos fluir la energía desde la cabeza hasta la punta de los dedos y la canalizamos en el centro de la palma de las manos, ahora visualizamos que el espíritu, o sea, en este caso la lata, se encuentra dentro del círculo de las manos y lo rodeamos mentalmente con el halo azul protector —explicó Jim mientras realizaba al mismo tiempo el ejercicio, y alrededor de la lata que había en el suelo empezó a formarse un halo azul que la rodeaba por completo. —¡Vaya, qué flipe, sí funciona! —gritó Sam. —Está bien, prueba tú ahora —dijo Jim, separando sus manos y haciendo que el halo protector desapareciera, aunque, antes de nada, colocó las palmas hacia arriba tratando de recargar su energía. —¿Qué haces ahora? —preguntó Sam. —Uff, este ejercicio agota mucho, si no nos recargamos rápido caeremos redondos. ¡Guau, menudo desgaste! 122
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—explicó Jim. Sam se dispuso a hacer también el ejercicio, lo hizo tal y como detalló Jim y también volvió a surgir el halo azul, aún más grande que el de Jim. —Qué presumido, el tuyo más grande, jeje —remarcó Jim. —Jajá, no sabía cómo surgiría, es la primera vez — dijo Sam separando sus manos también y haciendo desaparecer el halo. —¿Qué te pasa, Sam? —preguntó Jim viendo a su amigo cómo se tambaleaba. —Me estoy mareando —respondió Sam tratando de mantenerse en pie. —¡Claro, recárgate tío! Sam levantó las palmas de sus manos y se centró en recargarse de energía, a los pocos segundos se recuperó por completo. —Uff, pensé que me desplomaba, Jim. —Sí, hay que tener cuidado, hay que recargar pronto la energía, si no te debilitas muy rápido. —Bueno, probamos un par de veces más y me voy a buscar a Sally. Mientras, a la librería del tío Nel llegaron el sacerdote de la ermita y uno de sus monjes. —¡Buenas tardes, padre! —dijo el tío Nel al ver al sacerdote. —¡Hola, Nel! ¡Cuánto tiempo sin verte! —saludó el sacerdote con su voz débil y apoyado en su bastón. 123
J.R.MORENO
—Sí, ha pasado mucho tiempo, ¿y de nuevo le toca ir a proteger la posada? —Eso parece, hijo, pero ya no os podré ayudar mucho tiempo más, se acerca el final de mi viaje. —Usted siempre dice lo mismo, y ya ve, camino de matusalén va —dijo Nel entre bromas. —Jeje, sí, eso parece, pero ¡no, hijo! —respondió también bromeando el sacerdote. —¡Buenas tardes, padre! ¿Cómo usted tan pronto por aquí? —preguntó Sally incorporándose a la conversación. —Me dijeron que os encontraría aquí, y los chicos que tienen que proteger la ermita también llegaron antes allí, así que me adelanté para que pudiéramos llegar pronto a la posada —comentó el sacerdote. —Ah, pues Sam no está, supongo que estará al llegar—comentó Sally. —¿Me llamaban? —dijo Sam entrando a la librería junto a Jim. —¡Hola, padre! ¿Cómo ha venido ya? ¿Dejó la ermita sola? —preguntó Jim. —¡No, hijo! Llegaron tus amigos temprano, así que nosotros decidimos también bajar antes, para así poder estar más tiempo en la posada —contestó el sacerdote. —¡Ah! Pues no lo sabía, me voy entonces con ellos. Hasta luego, chicos. ¡Adiós, padre! —dijo Jim despidiéndose para acudir con sus amigos a la ermita. —Adiós, Jim, ¡cuidaos mucho! —gritó Sally despi124
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
diendo a Jim. —Bueno, pequeños, ¿estáis preparados? —preguntó el sacerdote a los chicos. —Sí, claro, padre, cuando quiera nos vamos — respondió Sam. —Pues adelante, vayamos, que yo no ando muy deprisa—dijo el sacerdote mientras se apoyaba en su bastón. —Id tirando vosotros, ahora os alcanza Sally, que aún tiene que ayudarme en una pequeña cosita aquí —les pidió el tío Nel. El sacerdote salió por la puerta junto al fraile y Sam, camino de la Posada de las Almas, mientras Sally se quedó a solas en la librería con el tío Nel, pues ya no había clientes. —¿Qué ocurre, Sr. Maison? Si ya no hay nadie, ¿qué es lo que tengo que hacer? —preguntó Sally. —Sally, tenemos que hablar, es muy importante — comenzó el tío Nel girando el cartel de la puerta en posición de cerrado para que nadie entrase. —Pues usted dirá. —Sally, lo que te voy a decir es posible que no te guste, pero es muy necesario. —No me asuste, hable ya, por Dios —le pidió Sally preocupada. —Tienes que dejar a Sam, tienes que romper con él— dijo Nel con voz suave. —¿Cómo? ¿Por qué? No, no pienso hacerlo. 125
J.R.MORENO
—Sally, será sólo por unos días, creemos que es lo único que despertará su energía, y necesitamos que la emplee a fondo si algo se acerca al valle —explicó Nel. —Pues se lo explicaré, pero no le haré daño, ahora le quiero demasiado —dijo Sally casi con lágrimas en los ojos. —No puede saberlo, Sally, es ese dolor el que le hará despertar. Lo siento, pero tiene que ser así, ha de sentir la rabia de perderte, y, si de verdad te quiere, ese dolor despertará su energía blanca. —No puedo hacerlo, no me pida eso, por favor, no me lo perdonará. Así lo perderé, y no quiero perderle — dijo Sally entre lágrimas. —Tienes que ser fuerte, él lo entenderá cuando descubra que lo hiciste por su bien, pero debe sentir cómo se le parte el corazón. Ahora no llores que te están esperando, tómate tu tiempo, pero, si ocurriese algo en la posada, déjalo en seguida, para que despierte allí mismo—explicó Nel. —Está bien, pero si no me perdona yo no se lo perdonaré a usted, primero trató de unirme a él, y ahora que lo quiero con locura me pide que le deje —dijo Sally con voz desolada. Sally se marchó y trató de calmarse para que nadie notase nada. Sam, el sacerdote y el fraile ya estaban a punto de llegar a la posada. —¿Ya habías estado aquí antes? —preguntó el sacer126
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
dote a Sam. —Pues no, padre, había oído hablar de este sitio, pero nunca vine —respondió Sam. —¿Y qué notas aquí, percibes algo especial? —Pues un frío intenso, padre, y como pequeños escalofríos por mi piel. Escondidos entre los árboles se encontraban Colt y Nelson, en la lejanía, vigilando quién iba a proteger la posada. —El sacerdote de la ermita, un fraile y el chico nuevo —dijo Colt a Nelson mientras observaba por los prismáticos. —Vaya, ¿qué tendrá el chico nuevo para estar protegiendo la posada? —murmuró Nelson. —¿Que energía tiene el tipo ese? —preguntó Colt a Nelson. —Pues no lo sé, pero su padre era blanco —respondió Nelson. —¿Su padre? ¿Quién es su padre? —preguntó Colt. —¡Tom Maison! Es el sobrino de Nel —dijo Nelson. —¡¡No me jodas!! Entonces cabe la posibilidad de que sea blanco él también. Joder, esto se complica, hay que tramar una estrategia para dejarlos fuera de combate —dispuso Colt. —¡También está Sally! —dijo Nelson, que estaba mirando por los prismáticos. —¡¿Qué dices?! —exclamó Colt arrebatando los 127
J.R.MORENO
prismáticos a Nelson para ver si era verdad. —Pero Sally no es blanca, ¿qué puede hacer ella para proteger la posada? —dijo Nelson. —¡No sé! Pero tenemos que hablar con Raúl, él nos puede ayudar a prevenirnos. Avisa a los chicos, mañana iremos los cuatro a ver a Raúl —ordenó Colt mientras se levantaban de donde estaban escondidos y se marchaban. —¡Sally, ya llegaste! —dijo Sam dándole la mano a la chica al entrar en la posada. —Bueno, pequeños, venid aquí —les pidió el sacerdote mientras se situaba en el centro de un enorme salón que había en la posada, al lado de una chimenea que parecía ser el centro de todo. Los chicos se acercaron donde estaba el sacerdote y el fraile se puso de rodillas, sujetando por la parte de abajo el enorme bastón que llevaba el sacerdote. —Pequeña, tú sujeta el bastón por el medio con una mano y tu otra mano apóyala sobre el hombro de tu amigo—dijo el sacerdote. —Sí, padre —respondió Sally ejecutando la orden. —Y tú, hijo, coloca las manos en lo alto del bastón junto a las mías —le dijo el sacerdote a Sam. Cuando Sam colocó sus manos junto a las del sacerdote en el bastón, este empezó a brillar, emitiendo un destello amarillo intenso. —Ahora no os asustéis, pues veréis a las almas diri128
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
girse a la chimenea —avisó el sacerdote. Los chicos se quedaron con la boca abierta al empezar a ver aparecer como pequeñas nebulosas con rostros humanos pasar a su lado volando y dirigiéndose a la chimenea, cuando llegaban a ella, esta desprendía una luz blanca cegadora por breves instantes. —Todo parece normal, las almas hacen su travesía sin complicaciones, no diviso ningún alma oscura por el momento—informó el sacerdote. —¿Y cómo sabremos si se acerca el peligro? — preguntó Sam. —Como veis, poco a poco el salón va brillando, esos destellos indican que la casa se esta protegiendo con nuestra energía —explicó el sacerdote mientras las almas seguían pasando cada cierto tiempo. —¿No hay peligro entonces? —preguntó Sam. —Por el momento no, si la chimenea se iluminase con una luz roja brillante, sería indicio de que alguna fuente de energía está cerrando el paso a las almas al otro mundo, y se abriría la puerta de regreso, por lo que almas malditas podrían entrar a este mundo, pero todo parece normal —dijo el anciano con voz cada vez más agotada. —¿Le ocurre algo, padre? —preguntó Sally. —Me estoy agotando, hijos, soltad todos el bastón, por favor —les pidió casi exhausto. Los chicos soltaron el bastón, en ese instante dejaron de ver almas pasar y ya no pudieron presenciar los 129
J.R.MORENO
destellos de la chimenea ni el brillo de la casa. —¿Se encuentra bien, padre? —preguntó el fraile. —Tranquilo, hermano, me voy recuperando. —¿Esto que le pasa es normal, padre? —preguntó Sam. —Sí, hijo, aunque con la edad resisto menos tiempo estos rituales de protección. —Disculpe la pregunta, padre, pero, si a usted le ocurriese algo, ¿cómo podríamos proteger la posada? — quiso saber Sally con voz preocupada. —Buena pregunta, hija, la verdad es que el bastón es el que canaliza la energía protectora, mis hermanos frailes saben todo lo que hay que saber para realizar el ritual, pero es mi energía curativa la que lo activa por completo y ellos no la poseen, por lo que, cuando yo no esté, tendréis que rezar para que sea suficiente vuestra energía mental para activar el bastón de protección sin mi presencia—explicó el sacerdote con su voz cansada. —Voy a asomarme a la puerta, padre, para ver si ya está la luna llena en todo su esplendor —dijo el fraile. —Ve, hermano, así sabremos si el peligro ya ha pasado—respondió el sacerdote. El fraile salió fuera de la posada y miró hacia el cielo, donde se veía una luna llena enorme, sonrió y volvió a entrar. —La luna brilla con fuerza, padre —informó el fraile. —Bien, hijos, ya no hay peligro, nada ha atacado la 130
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
posada, podemos marcharnos ya —dispuso el sacerdote. Todos salieron y encendieron unos candiles que había escondidos en un lado de la posada, pues no se veía ya apenas el camino, sólo iluminado por la luna llena, y emprendieron camino de vuelta al valle, hasta que llegaron a un cruce en el camino donde se tenían que separar, pues un sendero conducía hacia el valle y el otro hacia la ermita. Se despidieron muy amablemente todos, y el sacerdote y el fraile llegaron a la ermita donde estaban el resto de los chicos esperando. Al parecer, tampoco había sucedido nada extraño en la ermita, por lo que los chicos también se despidieron y regresaron a sus casas. Sam acompañó a Sally a la suya y se detuvieron en la entrada de la casa. —Menuda experiencia, ¿eh? —dijo Sam. —Pues sí, ha sido algo alucinante, has sido muy valiente, Sam, pero lo que no dejo de preguntarme es: el día que el sacerdote no esté entre nosotros, ¿serás tú el que pueda manejar el bastón? —No creo, Sally, él habló de energías de curación, yo no creo que posea ese don —respondió Sam. —Pero a ti te eligió para esta misión. —También te eligió a ti, y tampoco creo que tengas ese don... ¿O sí? —Pues no, no creo. Pero, si no eres tú, ¿quién entonces? ¿el fraile? —preguntó Sally. —El fraile, el pobre, estaba allí de rodillas, sin abrir la 131
J.R.MORENO
boca, sólo se le escuchaba rezar en murmullos, ¿te parece a ti que pueda ser el? —Bueno, dejémoslo en manos del destino, seguro que el sacerdote aún dura muchos años a pesar de su edad, creo que es un señor muy fuerte escondido tras esa fachada de persona delicada, o eso me gustaría creer. Sam se acercó a Sally, la miró con dulzura y la besó. —Lo siento, no he podido resistirlo más, el solo hecho de estar a tu lado me hace sentir estas ganas de abrazarte y besarte, esta sensación tan desconocida para mí... Me haces sentir un cúmulo de emociones difíciles de describir—susurró Sam a Sally mientras la besaba. A Sally se le escaparon unas tímidas lágrimas, en parte por lo dulce que estaba siendo Sam con ella y en parte por no saber cómo romper con él para que pudiera despertar todo el poder de su energía, por lo que simplemente sonrió dulcemente, esperando otra ocasión menos romántica y dolorosa para ambos. —Soy muy feliz, Sam, si algún día esto acabase, quiero que sepas que jamás olvidaré todo lo que me haces sentir—susurró Sally a Sam con tiernas lágrimas en sus ojos. —Jamás terminará, el destino me ha entregado algo que jamás dejaré escapar. No llores, mi niña, siempre estaré contigo. —¡Hola, Sam! Te esperábamos para cenar, Sally — 132
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
dijo Peter saliendo por la puerta de la casa de Sally. —¡Hola, Peter! Ya me iba, mañana nos vemos, ¡que os aproveche la cena! —concluyó Sam soltando las manos de Sally y emprendiendo el camino de vuelta a casa. —¿Sally, estás bien? Lo siento, pero os sigo viendo separados en mis visiones y me gusta mucho Sam — dijo Peter a Sally mientras esta volvía a derramar unas tímidas lágrimas. —Lo sé, Peter, pero no puedo dejarlo —sollozó Sally abrazando a Peter y soltando aún más lágrimas de tristeza. —No llores, Sally, todo se arreglará, él te quiere mucho, tenemos que entrar, no llores —dijo Peter tratando de consolar a Sally y llevándosela adentro para cenar. Mientras, Sam llegó a su casa también. Su madre le había dejado un trozo de pastel de carne en la repisa de la cocina y una nota que decía: «Sam, me he acostado ya, que estoy muy cansada, te he dejado pastel preparado, un beso, cielo». Sam se comió el pastel de carne, subió a su habitación y en seguida se durmió. A la mañana siguiente volvió a despertarle el gallo como de costumbre, Sam abrió los ojos y... —¡Papá! Tenemos que hablar de ese maldito gallo cuando regreses —murmuró Sam aún tumbado en la cama. —¡Hola, hijo! ¿Viste mi nota? Lamento no haberte esperado anoche, pero me acosté temprano, estaba 133
J.R.MORENO
muy cansada —dijo la madre de Sam entrando a su cuarto. —No te preocupes, mamá, ya me levanto, que no creo que tarde Jim —replicó Sam, en eso que sonó el timbre de la puerta. —Voy a abrir, hijo, no tardes, ¡vamos! —Ese es Jim, no tengo la menor duda —susurró Sam mientras se levantaba y miraba su armario para decidir qué ponerse. —Buenos días, Jim, ¡pasa! —dijo la madre de Sam abriendo la puerta. —Buenos días, Sra. Maison, ¿se despertó ya Sam? —Sí, hace un momento, no creo que tarde. Sam en seguida bajó, después de darse una ducha y cambiarse, saludó a Jim, desayunó y los dos chicos se marcharon a la escuela. Por el camino iban charlando. —¿Qué tal fue anoche en la posada? —preguntó Jim. —Fue algo increíble, vimos almas pasar por delante nuestro, entraban por la chimenea de la posada camino del otro mundo —explicó Sam. —¿En serio? ¿Y algún alma negra? ¿Pasó algo malo? —Pues no, nada malo, lo único es que vimos al sacerdote muy débil, no sé yo si aguantará muchas batallas de estas. —Sí, el Sr. Collins está muy mayor ya, aunque por suerte estas cosas no suelen pasar a menudo —dijo Jim. —Pero ¿y si sucede en pocos años y el sacerdote ya 134
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
no está entre nosotros? —Pues en ese caso, ya estarán aquí nuestros padres y sabrán qué hacer, volverán de su travesía con enormes dotes mentales y sabrán a quién recurrir o como actuar. Los dos chicos llegaron a la escuela y bajaron las escaleras que conducían al gran salón. Mientras tanto, en una aldea no muy lejana se encontraban Colt, Nelson y los hermanos Brown, reunidos en una casa con Raúl. —Me desesperáis, ¿cómo es posible que seáis tan torpes? —dijo Raúl. —Fue un error de mi hermano, pero ya ha pasado, trataron de proteger anoche la posada, pero supongo que vieron que no pasó nada, por lo que intuirán que es una falsa alarma y podremos actuar en la siguiente luna —aclaró Colt. —¿Quiénes protegieron la posada? —preguntó Raúl. —Pues estaban el sacerdote de la ermita, un fraile, el chico nuevo, que por lo que me han dicho es hijo de Tom Maison, y Sally —dijo Colt. —Vamos a ver, el sacerdote tiene el bastón de protección y un don curativo, el fraile supongo que canalizará la energía del bastón desde su raíz con plegarias, el chico ese nuevo, una de dos, o tiene energía blanca como su padre o es roja, porque Sally era tu chica an135
J.R.MORENO
tes, ¿no?, y esa es verde. —Sí, verde, pero no sé qué pintaba allí. —Bueno, si es verde y el chico ese nuevo es rojo pueden fusionar sus energías para formar un halo protector, pero vayamos al grano: lo que tenéis que hacer para la próxima vez, es dejar fuera de combate a los máximos protectores posibles, pensemos. —Oh, para el sacerdote y el fraile tengo una posible solución —intervino Nelson. —¿Cuál? Habla —le ordenó Raúl. —Cada martes he visto cómo Curtis, el frutero, les deja una cesta de manzanas en la puerta de la ermita a primera hora de la mañana, podríamos envenenarlas —propuso Nelson. —No, idiota, no podemos matarlos físicamente, eso se tornaría contra nosotros y sus almas permanecerían en este mundo. Tenemos que dejarlos fuera de combate por un tiempo. ¡Ya lo tengo! ¡Cerumen! —dijo Raúl. —¿Cerumen? ¿Eso qué es? —preguntó Tim. —Es un antídoto líquido que tenemos, se emplea frecuentemente para vomitar en caso de virus estomacal, pero su contraindicación es que produce terribles dolores de estómago entre cuatro y seis días, y lo bueno es que la energía curativa no puede combatirlo. ¿En qué día de la semana cae la siguiente luna? —Mmm, ¡jueves! —respondió Cody. —Perfecto, pues el martes antes de la luna llena le 136
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
inyectaréis esta pócima a esas manzanas, y sin errores esta vez —decidió Raúl, entregando a Nelson unas ampollas que tenía en un cajón del armario que había en la sala en la que se encontraban. —Y con Sally y el chico nuevo, ¿qué hacemos? — preguntó Nelson. —Dejando fuera de combate al sacerdote y a los frailes, los demás no importan, sólo podrán crear barreras protectoras que los demonios atravesarán sin problemas, sólo una energía blanca con toda su capacidad conseguiría pararlos, pero aún así no creo que fuese suficiente sin un espíritu sanador —dijo Raúl. —Y con el payaso este, ¿qué hacemos? Desde el día que arrancó la raíz no ha vuelto a la escuela — comentó Colt refiriéndose a Nelson. —Tienes que volver a la escuela, necesitamos información de dentro —decidió Raúl. —Pero sospecharán de él, desapareció la raíz el día que él no fue —recordó Colt. —Veamos, vas a volver y te vas a disculpar, vas a decir que fuiste tú, pero que sólo querías gastar una broma, crear confusión por algún rencor hacia alguien, no sé, algo así. Según las normas de conducta, se te perdonara un acto indisciplinario una sola vez, así todo volverá a la normalidad y dejarán de pensar que puede ocurrir algo malo. —Brillante, me gusta la idea —dijo Colt. —Claro, como no eres tú el que se tiene que disculpar 137
J.R.MORENO
—repuso su hermano. —¡Calla! ¡Te lo mereces por cagarla! —exclamó Colt dándole un golpe en la cabeza a Nelson. Mientras, en el valle finalizaron las clases y los chicos salieron de la escuela. —Se acabaron las clases por esta semana, por fin — dijo Jim. —Sí, ya estaba empezando a cansarme de tantas clases de energía contra fuerzas oscuras —comentó Sam. —Pues demos gracias a que no sucedió nada, porque con nuestras energías no sé si hubiésemos podido hacer mucha cosa —dijo Sally. —Pero lo más raro es que anoche no fuera ningún profesor a la posada ¿no? —destacó Sam. —No fueron, pero sí que estuvieron en el cementerio, allí juntaron sus energías y evitaron que ninguna fuerza negativa saliera del camposanto —informó Dana. —¿Y tú cómo sabes eso? —preguntó Sally. —Porque escuché a Brenda en el pasillo, hablaba con el director sobre el tema de anoche —explicó Dana. —Bueno, no pensemos más en eso, chicos, llegó por fin el fin de semana, ¿qué hacemos? —quiso saber Jim. —¿Vamos al club de Evoli? Necesitamos divertirnos un poco, ¿no? —propuso Jon. —Yo me apunto, quiero desconectar un poco de todo esto, ¿vamos? —dijo Sam. —Pues sí, vamos, ¿a qué hora quedamos? —preguntó 138
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
Jim. —Todos a las once allí, ¿os parece? —terminó Jon. A todos les pareció una gran idea salir una noche de fiesta y olvidarse un poco de la semana frenética que habían pasado con todo el tema de la protección contra almas oscuras. Jim quedó en ir a recoger a Sam sobre las diez y, mientras llegaba la hora, Sam aprovechó la espera para tumbarse un rato en la cama y ojear el libro de iniciación. —¿Y en este libro no saldrá algo de cómo comunicarme con mi padre? Te echo tanto de menos, papá... —murmuró para sí mismo. Sam abrió el libro y ojeó un capítulo que se titulaba «La Magia de las Estrellas», y leyó: —Las estrellas poseen unas características muy especiales, pues se componen de energía cósmica que puede ser canalizada por tu propia energía, ya sea para recargarte o bien para experimentar sensaciones casi paranormales, pues podría actuar como un propulsor de pensamientos, es decir, que podrías provocar que casi cualquier sensación espiritual se manifestara, contactar brevemente con un ser querido ya fallecido, o desaparecido. El momento más propicio para realizar estos ejercicios son las noches de las estrellas fugaces, pues estas estelas de energía pueden ser más eficaces a la hora de absorber esta energía del pensamiento y volverla a proyectar al universo. Se traza una 139
J.R.MORENO
señal paralela de ida y vuelta que envía tu mensaje al universo y este se encargara de ofrecerte la posibilidad de hacer realidad tu deseo... Sam se quedó por un momento pensando, pues no sabía si era exactamente lo que estaba buscando: su padre no estaba fallecido aunque sí desaparecido, pero sabía que no era de esa clase de desapariciones que ocurren cuando a uno lo secuestran o asesinan. ¿Sería posible contactar con él con esta técnica? Trató de ojear nuevamente el libro intentando encontrar alguna otra forma de poder comunicarse con su padre, pues la añoranza inundó sus pensamientos por completo y sólo una cosa le rondaba en su cabeza: sentir la voz de su padre, su sonido, sus consejos, sus bromas, pero no encontró nada en el libro que despertase su interés para poder lograr su fin. Al cabo de unos minutos llamaron a la puerta, era Jim, que había llegado a buscarle. Este bajó apresurado, pues tenía ganas de despejarse un poco y tratar de no pensar en todo lo acontecido durante la semana con las lecciones agotadoras sobre espíritus y cómo protegerse de las almas oscuras, así que se despidieron de la madre de Sam y emprendieron camino hacia el club Evoli. —¿Qué te ocurre, Sam? Te noto muy callado hoy — preguntó Jim mientras iban en el coche. —Nada, estoy pensando, es más añoranza que otra cosa, me acuerdo mucho de mi padre y hoy particu140
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
larmente, no sé por qué, pero me acuerdo mucho de él, y me encantaría escuchar su voz —dijo Sam. —Pero no te preocupes, con tu energía en seguida podrás escucharlo, sólo es cuestión de encontrar la sintonía entre tu energía y la de tu padre, pero entre dos energías blancas es más sencillo. —¿Cómo? No entiendo eso de estar en sintonía. —¿No te acuerdas del ejercicio de captar emisoras de radio que dimos? Nos concentrábamos en la emisora y en su frecuencia y la encontrábamos. —¡Sí! Y si me concentro en mi padre, ¿podré hablar con él? —Bueno, no es tan sencillo, pues por lo que tengo entendido tendréis que pensar los dos al mismo tiempo en querer comunicaros el uno con el otro para que esa energía se encuentre. No me hagas mucho caso, porque lo he intentado algunas veces y no he conseguido hablar con el mío —explicó Jim. —¡Vaya! Y eso de las estrellas fugaces, ¿podría servir? —Mmm, tampoco lo tengo muy claro, pero hay una cosa que no sale en el libro que a lo mejor sí que te ayuda, y es el prolongar ese pensamiento en noches de luna llena, dicen que la luna aumenta la energía para poder hacer llegar el aviso a la otra persona de que queremos hablar con ella, que le produce como un cierto hormigueo que le indicará que alguien quiere ponerse en contacto con ella, pero, claro, luego esa 141
J.R.MORENO
persona tendría que saber quién quiere ponerse en contacto y tratar de devolver esa señal para que así se produzca la comunicación... Vaya, un lío. —O sea, que tenemos algunas opciones, por lo que veo —dijo Sam pensativo. —Sí, pero no te obsesiones ahora con eso, tío. Bueno, ya llegamos —anunció Jim aparcando el coche. Los chicos se bajaron del coche y entraron al club. El local estaba bastante concurrido, pero en seguida localizaron a sus amigos. El primero en darse cuenta de la presencia de Sam y Jim fue Peter, que acudió rápidamente a saludar a Jim y le dio un abrazo a Sam. Sally se percató de la situación y vio la escena de Peter abrazando a Sam emocionada, para ella era un gesto muy emotivo, pues jamás vio a Peter ni siquiera saludar a Colt cuando salía con él, sólo lo miraba con recelo, pero a Sam le había cogido cariño de verdad, y eso conmovía a Sally. Sam, Peter y Jim se acercaron donde estaban sus amigos. —Sí que hay ambiente hoy aquí, ¿no? —observó Jim. —¡Ya ves! Parece que elegimos un buen día —dijo Jon dándole una cerveza a Jim. —¡Hola, Sally! —dijo Sam con voz melancólica. —¡Hola, Sam! —respondió Sally con sus ojos aún brillantes de la escena que había presenciado con Peter. —¿Y Dana y Lucía? —preguntó Jim. 142
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—Han ido al servicio, ya sabes que no pueden ir solas, las chicas son así —bromeó Jon. —Oye, que estoy aquí, a ver lo que dices —dijo Sally. —Pero si no he dicho nada malo, aunque es verdad, es una manía que tenéis todas —insistió Jon entre risas. —¡Será posible! Cómo sois, os quejáis por todo — regañó en broma Sally y todos los chicos se echaron a reír. —Voy a pedir algo, ¿os falta algo por aquí? — preguntó Sam. —¡Voy contigo, Sam! —se ofreció Peter. Jim y Sally le pidieron una cerveza a Sam. —¡Claro, Peter, vamos! —dijo Sam, y se dirigió a la barra del local a pedir las bebidas junto a Peter. —Yo quiero un zumo de piña. —Está bien, Peter, pero ¿no te gustaría probar una cerveza esta noche? —le insinuó Sam. —El alcohol destruye millones de neuronas de nuestro cerebro, además de la pérdida de concentración y de intoxicar los riñones, entre otras cosas —respondió Peter. —Está bien, Peter, me has convencido, yo también me tomaré un zumo de esos —dijo Sam sonriendo. Peter sonrió también, pidieron las bebidas y volvieron con sus amigos, aunque en la mesa donde estaban sólo quedaba Jon, el resto había ido a la pista de baile, pues sonaba una canción que era de las preferidas de las 143
J.R.MORENO
chicas. —¿Dónde están todos ? —preguntó Sam. —Pues en la pista, se emocionaron con la música y se fueron, jeje —sonrió Jon. —Bueno, ya volverán —dijo Sam, y se sentó en la mesa al lado de Peter. En esos momentos entraron al club Colt, Nelson, Tim y Cody junto a una chica, Carla, todos con chupas de cuero, pues habían llegado con sus motos. —Bueno, lo que faltaba —murmuró Jon viendo entrar a los chicos malos al club. —¿Qué ocurre? —dijo Sam girándose, pues estaba de espaldas a la puerta y no los había visto entrar. —Nada, que habrán pasado con las motos y habrán visto ambiente y, bueno, no se pierden una estos — comentó Jon. —Pasemos de ellos, ya se irán —propuso Sam. —Sam, ¿te puedo pedir un favor? —preguntó Peter con su ligero tartamudeo. —Claro, Peter, ¿qué pasa? —No me encuentro muy bien, ¿me acompañas a dar un paseo? Necesito aire fresco. —Claro, Peter, vamos. Ahora volvemos, Jon —dijo Sam. —¿Queréis que vaya con vosotros? —No, mejor quédate, si no las chicas no sabrán dónde estamos. Además, están todas la bebidas aquí, no es nada, en seguida volvemos. 144
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—Está bien, no tardéis —dijo Jon. Sam acompañó a Peter, pero al caminar hacia la puerta Peter tropezó sin querer y dio un pequeño golpe a Carla, que volvía del servicio. —¿Pero qué haces, subnormal? —gritó Carla a Peter con tono chulesco. —Lo siento, tropecé —tartamudeó Peter. —¡Pues mira por donde andas, anormal! —le gritó Carla con su voz chulesca. —El chico ya ha pedido perdón, no es para tanto, tranquilízate, ¿quieres? —le pidió Sam con voz relajada. —¿Qué pasa cariño, te están molestando? —intervino Colt cogiendo de la cintura a Carla. —El subnormal y su amigo, que casi se cae encima mío —dijo Carla. —Mi amigo no es subnormal, posiblemente sea cien veces más inteligente que tú y que yo —respondió Sam ya con tono de empezar a irritarse. —¡Vámonos, Sam! —dijo Peter llevándose a Sam hacia la puerta. —Tú y yo vamos a tener serios problemas, no te vayas, cobarde, da la cara como los hombres —provocó Colt a Sam mientras Peter se lo llevaba. Sam se giró y trató de volver, pero Peter se lo impidió y lo sacó del local. —No, Sam, no caigas en esa trampa. —Pero Peter, no voy a consentir que te menosprecien 145
J.R.MORENO
así, no es justo —comentó Sam ya calmándose. —No pasa nada, Sam, demos un paseo, a mí no me molesta, que digan lo que quieran, yo sólo valoro las palabras de las personas inteligentes, no me molesta lo que digan las personas que no me interesan —dijo Peter. —Y te llamó subnormal, cuando creo que eres la persona más sensata que he conocido —confesó Sam. Peter sonrió gratamente y continuaron caminando hacia un descampado que había detrás del club. Peter miró al cielo y vio pasar varias estrellas fugaces. —¿Has visto, Sam? Estrellas fugaces, y además luna llena, qué noche más bonita. —Sí, pero ¡hace un frío que pela! —dijo Sam tratando de cerrar la cremallera de su cazadora. —Sí, es verdad, pero ¡se respira muy bien! —observó Peter mirando al cielo y respirando profundamente. —¿Sabes? Añoro mucho a mi padre, me encantaría escuchar su voz, hoy estoy muy nostálgico sin saber por qué—confesó Sam mirando al cielo también. —Tal vez él quiera también ponerse en contacto contigo y por eso percibas esa sensación —dijo Peter. —¿Tú crees? A lo mejor sí, eso explicaría esta intensa nostalgia que siento hoy —murmuró Sam. —Pues trata de hablar con él, aprovecha la energía cósmica de las estrellas fugaces y absorbe la energía de la luna para intentar comunicarte con él. —¡Vaya! Me estás sorprendiendo, pareces un profe146
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
sor, Peter, sabes mucho de estas cosas, ¿no? —Bueno, leo mucho —replicó Peter tratando de quitarse importancia. —¡Pues lo voy a intentar! —susurró Sam, y se quedó mirando al cielo. Separó ligeramente sus manos de su cintura, con las palmas en dirección al cielo, tratando de canalizar la energía de la luna y las estrellas y cerró los ojos por unos segundos, mientras susurraba casi en silencio: «papá, ¿dónde estas?». Repetía la frase una y otra vez, dejando apenas unos segundos entre frase y frase, hasta que al cabo de breves minutos escuchó en su mente una voz entrecortada que decía: «Sam, Sam». El chico se quedó de piedra y trató de no perder la comunicación con su padre: «Sí, papá, estoy aquí», repetía emocionado. Peter le miraba conmovido y perplejo, aunque Sam apenas escuchaba la voz distorsionada y entrecortada de su padre. —¿Por qué no funciona? ¡Apenas puedo oírte, papá! —susurró Sam mirando al cielo. —Descansa, Sam, estás a punto de agotarte —dijo Peter, y en ese momento Sam cayó de rodillas al suelo, casi exhausto. —Trata de recargarte, recibe energía —le recordó Peter sujetándole las palmas de las manos y tratando de que se recargara. Sam empezó a recibir energía por una mano, procedente del universo, pero en la otra mano se notaba un 147
J.R.MORENO
breve brillo en la mano de Peter que alimentaba la otra mano de Sam de energía. En breve, Sam se recuperó y se incorporó de nuevo. —¡Uff! ¡He oído a mi padre, Peter! —dijo Sam emocionado sin haberse percatado de que este había recargado parte de su energía. —Me alegro mucho, Sam, ya te dije que podrías lograrlo—sonrió. —¡Gracias, Peter! Ha sido gracias a ti, aunque no he podido conversar con él, he podido escuchar su voz — le contó Sam dándole un abrazo. —Vamos a volver, Sam, Sally se estará preocupando —dijo Peter con su ligero tartamudeo. Los dos chicos volvieron con los demás, a Sam se le notaba emocionado y Peter también estaba muy alegre por que Sam hubiese podido contactar con su padre. Cuando entraron al club los de la pandilla estaban sentados en la misma mesa, bebiendo y riendo. —¡Peter! ¿Cómo estás? Me tenías preocupada —dijo Sally con voz de haber estado bebiendo. —¡Bien, Sally! Pero tú hueles mucho a alcohol, ¿no? —señaló Peter. —Han sido sólo unos chupitos con las chicas —le contó Sally señalando a Dana y Lucía. —¡Vaya tela! ¡Estáis todos irreconocibles! —comentó Sam. —Oye, oye, que han sido ellas, nosotros apenas hemos tomado una sola cerveza, que sabemos que tene148
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
mos que conducir —se defendió Jim. —No te enfades, cariño, ¿no te gusta verme feliz? — dijo Sally con su voz de borrachera abrazando a Sam. Sam sonrió mirando a Peter, y no le quedó más remedio que tratar de seguir la corriente a la fiesta, pues él se encontraba muy bien tras haber escuchado la voz de su padre. —¡Sí mi amor! Estoy muy contento de que estés feliz, pero ya no bebas más, ¿vale? —pidió Sam a Sally dándole un beso en los labios. —¡Vale! Te quiero mucho, mucho, muuucho —dijo Sally sonriendo. Los chicos siguieron un rato más bebiendo y riendo, y al cabo de unas horas Jim propuso regresar. —Bueno, hay que pensar en marcharse, que es tardísimo ya. Todos los chicos se levantaron de la mesa riendo y charlando y salieron del club, Sam se despidió de Sally con un beso y se fue con Jim. —¿Sabes que he podido escuchar a mi padre? —dijo Sam a Jim mientras volvían en el coche. —¿En serio? ¿Entonces ya ha despertado tu energía? —Pues no lo sé, sólo escuchaba cómo decía mi nombre, nada más, se escuchaba algo entrecortada la voz, pero era él, de eso estoy seguro. —Entonces no has despertado tu energía, cuando la despiertes lo podrás escuchar perfectamente y hablaréis como tú y yo ahora, pero sin verlo. 149
J.R.MORENO
—¿Y cómo se despierta la energía? —preguntó Sam confuso. —Bueno, a cada persona se le despierta de un modo diferente, es una sensación la que la hace despertar, en algunos casos la tristeza, en otros la alegría, la pasión... No sé, ¡emociones! —¿Y cómo sabré cuál es la mía? —preguntó Sam intrigado. —¡Cuándo te llegue lo sabrás! Los chicos llegaron a casa y se despidieron: —Bueno, Jim, ¿mañana nos vemos? —Claro, tío, y si te animas nos damos un paseo con las bicis —dijo Jim, y se alejó con su coche a aparcarlo en el garaje de su casa. Sam se acostó y con una breve sonrisa de felicidad se durmió, su estado de ánimo había cambiado felizmente, el escuchar la voz de su padre le había hecho sentir una sensación de plenitud enorme. A la mañana siguiente, se despertó de nuevo con el cantar del gallo y, aunque apenas habían pasado un par de horas desde que se había acostado, se levantó de un salto, rebosante de alegría, cogió el libro de iniciación y murmuró para sí mismo mirando el libro: «Hoy voy a practicar contigo». Poco a poco fue pasando páginas y probando varias cosas que allí decía, extendió sus manos, se concentró en diversos objetos que había en su habitación y estos 150
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
levemente comenzaron a levitar. Cuando bajaba sus manos los objetos volvían a su sitio, se le notaba muy emocionado y concentrado con todos los ejercicios. Se detuvo brevemente en una de las páginas del libro, «Voces del Pensamiento» y comenzó a leer: —Cuando soñamos, nuestro subconsciente libera pensamientos, haciéndonos ver parte de lo guardado en nuestra memoria como un acontecimiento real a través de los sueños, pero estos sueños a la vez pueden formar parte de otro sueño, el cual nos llevaría a la conclusión de que posiblemente alguna de las personas de ese sueño esté soñando lo mismo que nosotros. Vaya, qué interesante —susurró, y continuó pasando páginas. Al cabo de un instante volvió a detenerse en otra página que le provocó una gran sonrisa: «Desplazamiento Energético», y leyó de nuevo: —Todos nuestros pensamientos son fusiones originadas por nuestro cerebro, fusiones de energía. Esta energía también es eléctrica sin duda, podemos comprobarlo concentrándonos brevemente en la yema de nuestros dedos, allí se acumula la energía en gran medida y podemos liberarla por impulsos del pensamiento. Haz la prueba, señala con la yema de cualquiera de tus dedos, la palma de tu otra mano y visualiza en la yema cómo esa energía puede salir de ti como un disparo breve.
151
J.R.MORENO
Sam se dispuso a hacer ese ejercicio, separó sus manos y apuntó con una de sus yemas a la palma de la otra mano, y en seguida sintió como un breve pero intenso calambre y exclamó: «¡Joder!». Se frotó su mano, pues había sido fuerte, y dejó el libro sobre la mesita de nuevo. Pasó la mañana entretenido, practicando sus poderes, se sentía tan eufórico que a mediodía cogió su bicicleta y se fue a buscar a Jim, se acercó a la puerta de su casa y llamó. —¡Hombre, Sam, qué sorpresa! Ahora iba a ir a buscarte—dijo Jim abriendo la puerta. —Pues ya ves, hoy soy yo el que he venido. —¡Pues vamos! —dispuso Jim cogiendo su bici. —¡No! Vamos a dejar las bicis, hoy me apetece pasear, vayamos a buscar a las chicas y demos un paseo, hace un día muy bonito hoy. —Bueno, como quieras, pero en tu día bonito apenas luce el sol y hace un frío que pela —señaló Jim mirando al cielo. —Vámonos, quejica —dijo Sam sonriendo. —¿Dónde vamos primero? —Pues vayamos a buscar a Jon y Lucía que nos coge de paso y luego vayamos a la librería por si están allí Dana o Sally. Jon y Lucía estaban en casa y se quedaron sorprendidos de que los vinieran a buscar, pues en el valle lo de salir todos a mediodía no era normal, pero accedieron 152
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
encantados, y se fueron los cuatro hacia la librería del tío Nel. Cuando llegaron allí se encontraron a Sally y a Peter charlando con el tío Nel. —Hola, tío, ¿cómo estás? —saludó Sam entrando a la librería con los chicos. —Vaya, qué sorpresa, ¿cómo todos por aquí? — preguntó Sally con una gran sonrisa. —Ya ves, nos apetecía pasear, ¿te apuntas? —dijo Sam. —No sé, ¿usted qué dice, Nel? —Vete, criatura, hoy no vendrá ya apenas nadie, así que divertíos un rato—sonrió el tío Nel. Todos los chicos salieron de la librería del tío Nel. —¿Y adónde vamos? —dijo Sally. —Hoy me guío por mi intuición, así que seguidme, a ver si os gusta la experiencia —propuso Sam. —Vaya, este chico es una caja de sorpresas —dijo Lucía. —Nos falta Dana, ¿la vamos a buscar? —preguntó Sam. —Dana iba con sus padres de compras hoy al pueblo de al lado —recordó Sally. —Bueno, pues nada, hoy vamos a probar un poco lo que hacíamos en mi barrio —dijo Sam. —¿Adónde vamos, Sam?—preguntó Peter a Sam susurrándole al oído. —Ya lo verás, Peter, seguro que te gusta —le respondió Sam a Peter también en voz baja. 153
J.R.MORENO
Sam dirigió a los chicos hacia la ermita, donde en la parte de atrás había un pequeño parque redondo con bancos para poder sentarse, una pequeña fuente para beber en medio y jardines alrededor que cuidaban los monjes. —¿Nos traes a la ermita? —preguntó Jim. —No, exactamente —dijo Sam llamando a la puerta de la ermita, la cual en seguida abrió uno de los frailes. —¡Sí! ¿En que puedo ayudaros? —preguntó el fraile. —Hola, hermano fraile, queríamos pedirles permiso para poder sentarnos un rato en el parque —dijo Sam. —Claro, podéis ir, nadie suele pedir permiso, ¿puedo ayudaros en algo más? —Sí, salude de nuestra parte al Sr. Collins, y, por cierto, me han dicho que ustedes hacen un vino buenísimo aquí, ¿es cierto? —preguntó Sam sonriendo. El fraile sonrió también y sacó de un armario de al lado de la puerta un par de botellas de vino y se las entregó a Sam. —Tomad, pilluelos, pero portaos bien —les pidió el fraile. —Claro, hermano, muy amable —asintió Sam despidiéndose. Los chicos se fueron a la parte de detrás de la ermita, donde se encontraba el parque. —A mí me estás sorprendiendo, Sam, llevo un montón de años aquí y no tenía ni idea de que los frailes 154
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
hicieran vino —comentó Jim. —Vamos a ver, ¿y el pequeño viñedo que tienen ahí?, ¿para qué te crees que lo tienen? —dijo Sam señalando un pequeño terreno cercano repleto de cepas. —Pero aquí hace mucho frío, ese viñedo no puede dar nada, ¿no? —intervino Lucía. —Vaya, gente con dones especiales que subestima a los monjes y a un sacerdote con dones de sanación, me parece increíble —bromeó Sam sentándose en uno de los bancos del parque. —¿Pero tú lo sabías o te lo ha dicho alguien? — preguntó Sally. —Nada de eso, esta mañana me levanté muy temprano y estuve practicando cosas con el libro —dijo Sam dándole un trago a una de las botellas de vino. —Esto está buenísimo —comentó Jim bebiendo de la otra botella. —Claro, y no tenéis que conducir, así que podemos charlar y beber un poco —dijo Sam Sam se quedó mirando a Peter y trató de comunicarse con él con su pensamiento: «Sé que puedes oírme, Peter». Peter, que en ese momento miraba para otro lado, se giró hacia Sam y también le habló por telepatía: «Sí, Sam, te oigo». Sam entonces volvió a mandarle un mensaje a Peter a través de su mente: «Hazme un favor, llévate a Jon a dar una vuelta». Y Peter le respon155
J.R.MORENO
dió con sus pensamientos: «De acuerdo». Nadie se percató de lo que estaban hablando los chicos, pues disimularon muy bien. Entonces, Peter preguntó a Jon señalando una cabaña que había a unos cien metros en la montaña: —Qué hay detrás de esa cabaña? —Ahí es donde tienen a los animales los frailes, gallinas, conejos y cosas así —respondió Jon. —Me gustaría verlos, ¿me acompañas? —preguntó Peter con su ligero tartamudeo. —¡Claro! Vamos. Ahora volvemos, chicos —dijo Jon mientras acompañaba a Peter. —Vale, ¡no os alejéis mucho, Peter! —le recordó Sally. —¡Ya sé lo que te pasa, Sam! —exclamó Jim. —¿Y qué me pasa, Jim? —dijo Sam mientras rodeaba a Sally con sus brazos. —Estás en estado de euforia, y eso agudiza tus sentidos y un poco tu don —señaló Jim. —Pues no lo sé, pero mira, puedo hacer esto —dijo Sam señalando a Jim con una de las yemas de sus dedos, y este en seguida sintió el calambre. —¡¡Ahh!! ¡Serás mamón! —gritó Jim frotándose el hombro, que es donde había sentido el calambre, mientras las chicas se reían a carcajadas. —¿Qué le has hecho? —preguntó Sally aún riéndose. —Nada, un poco de energía eléctrica, nada más— contestó Sam a carcajadas. 156
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—Serás capullo —sonrió Lucía. —Ya veis, hoy todo lo que practicaba me salía—dijo Sam sonriendo. —¿Y qué más puedes hacer? ¿Algo más curioso que eso? —preguntó Sally. —¡Dame la mano, Sally! —le pidió Sam. En ese momento Sam y Sally desaparecieron ante los ojos de Lucía y Jim, y se hicieron invisibles. —¡Vaya! ¿Y tú puedes vernos a nosotros? —preguntó Lucía. —Pues no, eso es lo malo, tampoco podemos ver a nadie ni a nada, sólo nosotros dos nos vemos en completa soledad. Bueno, y ahora, si no os importa, dejadnos disfrutar unos minutos de esta intimidad —dijo Sam tapándole la boca con una mano a Sally. Sam y Sally aprovecharon el momento y se besaron apasionadamente, y Jim se acercó a Lucía para intentar besarla. —Pero ¿qué haces? Pueden vernos —susurró Lucía a Jim. —No pueden vernos, ¿no lo has oído? —¿Y si aparecen de nuevo? —Sam, cuando volváis a aparecer, avisad, ¿queréis? —dijo Jim. —Vale, Jim, no molestes —respondió Sam sonriendo. En ese instante, Jim se acercó a Lucía y le dio un apasionado beso, mientras Sally y Sam contemplaban con una sonrisa el beso de los chicos, pues Sam había 157
J.R.MORENO
mentido sobre que no podían verlos. —Chicos, que aparecemos —avisó Sam, y en ese momento Jim se separó unos centímetros de Lucía y se sentó a su lado. Sam soltó la mano de Sally y los chicos volvieron a hacerse visibles. —¿Qué habéis estado haciendo? —preguntó Jim. —¿A ti qué te parece? —contestó Sam con una sonrisa. Todos los chicos empezaron a reírse, y al poco rato volvieron Jon y Peter. —Sally, he visto unos conejos enormes —le contó Peter emocionado. —¿En serio? —Pues sí, eran enormes, la verdad —confirmó Jon. Los chicos volvieron a reírse, y emprendieron el camino de vuelta a casa. Todos iban algo adelantados en el camino, menos Sam y Sally, que iban unos metros por detrás, agarrados de la mano y comentando lo ocurrido. —¿Por qué me tapaste la boca antes? —susurró Sally a Sam. —Porque no quería que supieran que podíamos verlos, tú querías ver la cara de Lucía, ¿no? Pues ya la has visto besando a Jim, se merecen poder mostrar su amor de vez en cuando, ¿no te parece? —¡Tienes razón! ¡Si es que eres un encanto! —dijo Sally dando un beso a Sam. Los días iban pasando y llegó el lunes, y como siem158
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
pre el gallo despertó a Sam. —¡Un día de estos te mato! —dijo Sam agarrándose a la almohada. Luego miró el reloj y comentó—. Si es que encima es puntual el puñetero gallo, las siete en punto. —¡Sam, arriba! —exclamó su madre asomándose a la puerta de su cuarto. —¡Sí, mamá! Ya estoy despierto, ahora bajo. Sam se dio una ducha, se vistió y bajó a desayunar. Al poco rato llegó como siempre Jim a buscarlo, y se fueron los dos camino de la escuela. Cuando llegaron se encontraron con sus amigos y en breve sonó el timbre. En la clase de Sam aún no estaba el profesor Ray, y era raro, porque normalmente estaba puntual en el aula, pero en breve entró el director Marco junto con Ray y Nelson. —Buenos días, chicos. Bueno, por fin sabemos qué pasó con el robo de la raíz: vuestro compañero Nelson nos ha confesado que fue obra suya, una gamberrada que nos ha asegurado no volverá a repetirse, pues de lo contrario será expulsado, trató de vengarse de su profesor Ray porque se sentía frustrado por lo que le ocurrió el primer día, ya se ha disculpado con la escuela y con el profesor, por lo que tendrá una segunda oportunidad. Espero que esto sirva de lección para todos —explicó el director, y se marchó del aula. —¡Bien, siéntese! —dijo Ray a Nelson.
159
J.R.MORENO
Los días fueron pasando con normalidad, Nelson parecía muy atento a las clases, no incordiaba a sus compañeros ni hacía molestos comentarios, lo cual no pasó desapercibido para los chicos, que lo encontraron algo extraño, pero no le dieron mucha importancia. Hasta que se acercó la semana clave, la semana en que volvía a producirse de nuevo la luna llena. Ese martes, como cada madrugada, Curtis el frutero fue a dejar su cesta de manzanas a la puerta de la ermita, las dejó y se marchó como hacía siempre, pero ese día estaban Nelson y Tim escondidos en uno de los matorrales que había próximos a la ermita, y cuando el frutero se marchó se acercaron. Nelson llevaba en su mano una jeringuilla con la pócima que Raúl les había preparado, cogió el cesto y les fue inyectando a todas y cada una de las manzanas un poco, y luego salieron corriendo despavoridos. Camino abajo de la montaña tenían sus motos, se subieron a ellas y emprendieron el regreso hacia la casa de Raúl, allí estaban Cody, el hermano de Tim, y Colt. —¡Misión cumplida! —dijo Nelson entrando a la casa de Raúl. —¿Seguro? ¿No os ha visto nadie? —preguntó Colt. —¡¡Seguro!! ¡Todo salió bien! —confirmó Nelson. —¡Bien! Mañana entonces haremos el ritual, y pasado mañana todos iremos a la Posada de las Almas, no podremos entrar porque es peligroso, desde fuera estaremos ocultos y trataremos de invocar todas las almas 160
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
oscuras que sea posible, ellos, cuando se den cuenta de lo que ocurre, tratarán de intervenir para proteger la posada, pero una vez que se cierre el portal de salida la chimenea se tornará oscura y revertirá el proceso de salida de las almas, por lo que las almas oscuras podrán adentrarse en nuestro mundo, y dejando fuera de combate a su sanador no podrán hacer nada con el bastón del sacerdote. Pero, ¡recordad!, es mejor que no nos vean, una vez que asumamos el poder de las almas oscuras el mundo estará a nuestros pies y les arrebataremos su energía — explicó Raúl. Los chicos sonrieron y se abrazaron, dando por segura su victoria en la batalla que se aproximaba. —¿Hacemos venir a Carla también? —preguntó Colt. —¡Sí, que venga! —afirmó Raúl. —¿Y a los de la pandilla de Morne? —dijo Nelson. —¡¡No!! A esos ni una palabra, son como veinte en esa pandilla y no debemos ser muchos para poder recibir la máxima energía todos los que estemos allí. Es más, no quiero ni que os acerquéis por la aldea de la selva hasta que esto termine. —¡Bien, bien, recibido! —asintió Nelson. Ese mismo día por la tarde el profesor Ray acudió a la librería del tío Nel, donde encontró a Sally y a Nel. —Profesor Ray, ¿cómo usted por aquí? —preguntó 161
J.R.MORENO
Sally. —Hola, Sally, venía a hablar con Nel —dijo Ray. —Pues usted dirá, profesor, ¿en qué puedo ayudarle?—se ofreció el librero. —¿Podríamos hablar en un sitio algo más privado? —Sí, claro, vayamos a la sala —dijo Nel acompañando al profesor a la habitación anexa—. ¿Ocurre algo, Ray? —Esta vez no he querido extender la alarma porque la otra vez no ocurrió nada, pero he vuelto a presentir el peligro, noto cómo se acerca algo muy peligroso. —¿Está seguro, profesor? Yo ya no sé qué pensar, cierto que es mejor prevenir que lamentar, pero la otra vez no ocurrió nada y el sacerdote está muy mayor para tenerlo cada mes subiendo por esos caminos — señaló Nel. —¡Lo sé! Pero creo que sería bueno advertirle y que él tomara la decisión que crea más oportuna —dijo Ray. —Vaya, vaya, es que no tenemos otro sanador, no nos queda más remedio, intentaremos hacerlo como la otra vez a ver qué pasa —propuso Nel. —Por cierto, he observado que Sam y Sally siguen muy unidos, ¿no habló usted con Sally ? —preguntó Ray. —Ese es otro tema delicado, sí que hablé con ella, pero no quiere hacerle daño y sé que es difícil para ella, yo no puedo obligarla, profesor. 162
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—Está bien. ¿Le importaría decirle que venga? Yo hablaré con ella aquí en privado, si no le molesta. —Claro, ahora la aviso y les dejo solos, pero intente ser delicado, es una chica muy sensible —dijo Nel, y salió de la sala camino del mostrador de la librería donde se encontraba Sally. —¿Ocurre algo, Nel? —preguntó Sally viendo llegar a Nel con rostro preocupado. —El profesor quiere hablar contigo, Sally —contestó Nel con voz de preocupación, porque sabía que no le iba a gustar nada a Sally lo que le iba a contar el profesor. —¿Conmigo? ¡Bueno, voy! —respondió Sally algo asustada por tanta incertidumbre. —Hola, Sally, tengo que decirte algo muy importante, y me gustaría, por favor, que lo entendieras — comenzó Ray. —¿Qué ocurre, profesor? —He vuelto a sentir el peligro, Sally, es una sensación muy fuerte, y algo va a ocurrir, créeme. —Bueno, pues protegeremos la posada como el mes pasado y ya está. —No, Sally, necesitamos a Sam, lo lamento, pero tienes que despertar todo su poder. —No, no pienso hacerlo, no sabe lo que me pide — dijo Sally con voz algo enfadada y casi con lágrimas en sus ojos. —Por favor, Sally, sé lo duro que es, pero serán sólo 163
J.R.MORENO
unos días y luego podrás explicárselo. Ese dolor es el que nos dará alguna posibilidad de salvarnos, somos vulnerables al no haber nadie más blanco en el valle, tienes que entenderlo —explicó Ray tratando de ser lo más delicado posible. —¿Y si no ocurre nada como la otra vez? ¿De qué habrá servido todo ese dolor? ¡No! ¡No quiero! — exclamó Sally derramando lágrimas de tristeza y con voz enfadada. —Sally, si no ocurre nada será mejor para todos, pero él ya habrá despertado su energía y ya podremos estar preparados para lo que pueda venir, es algo que tiene que pasar tarde o temprano, ¿no lo entiendes? Y, cuanto más tiempo pase, más doloroso será para los dos, compréndelo, sólo tú puedes hacerlo —explicó Ray tratando de consolar a Sally. —Está bien, lo haré, ahora déjeme sola, por favor — murmuró Sally en un mar de lágrimas. El profesor le dio unos golpecitos en el hombro tratando de consolar un poco su tristeza y salió de la sala, dejándola a solas. Entonces, ella se sentó y lloró desconsoladamente. —Ya está, Nel, mejor déjela un rato a solas, será bueno que se desahogue llorando un poco —dijo Ray acercándose al mostrador de la librería donde se encontraba Nel. —Pobre criatura, ¿cree que lo hará esta vez?, ¿dejará a Sam? —preguntó Nel. 164
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
—Estoy convencido, lo ha entendido, es una chica muy lista y sabe que es algo que tendrá que hacer tarde o temprano, por lo que mejor ahora que más adelante—dijo Ray. Al día siguiente, los chicos regresaron a la escuela. Sally empezó a mostrarse distante con Sam y este empezó a mostrarse confuso con la situación. Al terminar las clases, todos se encontraron en la gran sala de la escuela. —¿Qué ocurre? —preguntó Sam acercándose junto a Lucía a sus amigos. —Tu tío quiere hablar con nosotros, creo que algo ocurre —respondió Jim. —Bueno, pues vayamos, ¿no? —resolvió Sam. Juntos salieron de la escuela en dirección a la librería del tío Nel. Por el camino, Sam intentó acercarse cariñoso a Sally, pero esta le ignoró y se acercó a las chicas. —¿Qué le ocurre a Sally ? —dijo Sam a Jim. —Pues no sé, quizás tenga esos malos días de las chicas de el periodo, cualquiera sabe —contestó Jim. —Pues será eso, porque está de un raro... —repuso Sam. Al poco rato, los chicos llegaron a la librería; en la puerta les esperaba el tío Nel, quien les explicó el peligro que de nuevo había presentido el profesor Ray y, aunque no quería esta vez dar la voz de alarma, sí que sería bueno estar preparados y avisar al sacerdote y a 165
J.R.MORENO
los frailes, porque prevenir era lo primero, por si acaso, así que los chicos no se lo pensaron dos veces y acudieron a la ermita a avisar al sacerdote. Mientras tanto, en la cueva de la montaña estaban Raúl, Colt, Nelson, Tim, Cody y Carla preparando el ritual de las almas oscuras, todos cogidos de las manos formando un círculo, y en el centro del círculo una pequeña hoguera con un pequeño caldero en medio en el cual estaba el agua sagrada, la raíz del sauce y la piedra de esfinge. Miraban concentrados el pequeño caldero y, cuando el agua empezó a hervir, miraron hacia el suelo, murmurando extrañas palabras: «Invocus, atrenus, invocus, sacenus, invocus, sicinus, invocus, palemus». Murmuraban estas palabras sin cesar, todos a la misma vez y mirando hacia el suelo. El fuego de la hoguera comenzó a hacerse cada vez más fuerte, las llamas se avivaban por momentos, hasta que al poco tiempo la llama se hizo enorme y de repente se produjo una pequeña explosión que apagó la hoguera. Entonces los chicos levantaron su mirada del suelo y la fijaron en el pequeño caldero. Raúl se acercó al caldero y sacó de su interior la piedra de esfinge que se había tornado de un negro brillante intenso y tenía forma ovalada, cuando antes era amarillenta y plana. —Ya lo tenemos, el proceso ha comenzado. Además, hemos acelerado el proceso de la luna, mañana será el 166
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
gran día —dijo Raúl levantando la esfera negra. Mientras tanto, los chicos salían de la ermita después de haber hablado con el sacerdote y los frailes. —¿No los habéis notado raros? —preguntó Jim. —El sacerdote estaba más débil de lo habitual y los frailes también parecían como cansados, ¿no? — observó Lucía. —Creo que trabajan demasiado en esa ermita, pero lo importante es que vendrán de nuevo, así que ya sabéis, estad preparados, esperemos que no sea nada, como la otra vez —dijo Sam. —Algo no me huele bien esta vez, no sé —comentó Jim. Los chicos continuaron camino abajo hasta llegar al valle, entonces se despidieron. —¿Quieres que te acompañe a casa, Sally? — preguntó Sam. —¡No! Mañana nos vemos y hablamos, ¿vale? —Como quieras —dijo Sam algo disgustado y continuó su camino. Al día siguiente los chicos acudieron a la escuela como de costumbre, se reunieron en la gran sala antes del comienzo de las clases y Sam trató de acercarse de nuevo a Sally, pero esta seguía ignorándole. Sam ya no sabía qué pensar, pero sonó el pitido del comienzo de las clases y cada uno acudió a su aula. En la de Sam este parecía no prestar mucha atención a la clase, 167
J.R.MORENO
estaba como distraído, preocupado, no podía estar atento, sólo tenía en su cabeza a Sally y el porqué de su comportamiento. Terminó la clase de la mañana, y todos los chicos regresaron a sus casas. Sam apenas pudo comer nada, todos sus pensamientos eran un mar de dudas, andaba como perdido. A la tarde acudió de nuevo a clase, todo parecía igual, Sally ni le miraba, y él empezaba a sentirse inquieto por aquella situación tan anormal, pero al terminar las clases de la tarde todos los chicos salieron juntos de la escuela como de costumbre. —¡¡Esperad!! —gritó Ray acudiendo apresurado donde se encontraban los chicos. —¿Qué ocurre profesor? —preguntó Jim. —El proceso se ha acelerado, no sé muy bien el porqué, pero la luna llena será esta noche, ¡la he visto en mi visión! —les explicó Ray casi sin aliento. —¿Cómo? ¡No joda! pues ya podemos correr —dijo Jon. —Idos deprisa, yo me llevaré a algunos profesores al cementerio, ¡corred! —les gritó Ray tratando de recobrar el aliento. Todos los chicos corrieron apresurados, pues eran las cinco y media de la tarde y sobre las siete ya podía verse la luna. Llegaron a la librería del tío Nel y allí trazaron su plan. —Iremos todos juntos a la ermita y, como la otra vez, Sam y Sally acompañarán al sacerdote y al fraile a la 168
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
posada, los demás protegeremos la ermita, ¿de acuerdo? —dispuso Jim. —Esta vez será mejor que os acompañe yo a la posada, por si hay algún imprevisto, mejor uno más, ¿no os parece?—dijo Jon. —Perfecto, entonces esperad vosotros aquí y Jon bajará con el fraile y el sacerdote, y vosotros preguntad a Nel si hay algo que debamos tener en cuenta para que no se nos escape nada —dijo Jim señalando a Sam y Sally. Todos los chicos corrieron apresurados hacia la ermita, menos Sam y Sally, que se quedaron a esperar en la entrada de la librería, pero cuando Sam se disponía a entrar en la librería de su tío Sally lo llamó. —¡Espera, Sam! . —¿Qué ocurre? —¡Tenemos que hablar! ¡Es importante! —Pues tú dirás. —Lo siento mucho, Sam, de verdad, yo no quería que esto sucediera, pero mejor ahora que más adelante — dijo Sally con tristeza. —¿De qué me hablas, Sally? —preguntó Sam preocupado. —Tenemos que dejarlo, no puedo seguir contigo — resolvió Sally tratando de mostrar entereza. —¿Cómo? ¿Por qué? ¿Acaso hice algo malo? ¿Me he comportado mal contigo? —dijo Sam casi desesperado. 169
J.R.MORENO
—¡No eres tú Sam! Soy yo, créeme que me resulta muy duro dejarte —replicó Sally casi con lágrimas en los ojos. —Pues no lo hagas, yo te quiero, sabes lo que siento por ti, ¿por qué me haces esto? —preguntó Sam mientras también se le escapaba alguna lágrima. —Créeme que lo siento, pero no te quiero, y no quiero estar contigo —mintió Sally en un mar de lágrimas. —¿Y por qué me lo dices ahora? Podías haber esperado a que esto pasara —dijo Sam también con lágrimas en sus ojos. —Lo siento, no podía callármelo por más tiempo, tenía que soltar esta angustia cuanto antes. —¿Angustia? ¿Tan malo ha sido? ¡¡Maldita sea!! ¿Cómo puedo ser tan estúpido? Me he dejado llevar, te he querido como nunca quise a nadie y no me das un motivo que me convenza. Eres una mala persona, ¡no me lo merezco! ¿Sabes? Ya me da igual todo esto, ¡acabas de derrumbar todo en lo que creía! —dijo Sam a lágrima viva y muy enfadado. —¡Pero, Sam! —Ni Sam ni hostias, no quiero saber nada más, ¿será posible? Esto me pasa por dejarme llevar. ¡La vida es injusta con quien menos se lo merece! —dijo Sam desesperado. —¡Por favor, Sam! —suplicó Sally tratando de agarrar la mano de Sam. —¡No! ¡No quiero saber nada de todo esto! ¡No te 170
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
preocupes que no volverás a saber de mí! —dijo Sam despreciando la mano de Sally y salió corriendo hacia su casa. —¡Sam! ¡Vuelve por favor! —le gritó Sally desesperada, y se puso de rodillas a llorar. En breves instantes llegó Jon con el bastón del sacerdote y uno de los frailes, que no parecía encontrarse muy bien. —¿Qué ocurre? —dijo Jon llegando donde se encontraba Sally. —Sam se ha ido —respondió Sally con voz triste. —¡Estupendo! ¡Sólo nos faltaba eso! —¿Y el sacerdote? —preguntó Sally. —No puede venir, está en la cama sin poderse mover, están todos con fiebre y terribles dolores de estómago, sólo este fraile parece poder moverse algo, ¡vamos! — dijo Jon emprendiendo el camino hacia la posada. —¡Vayamos a buscar a Sam! No podemos hacerlo nosotros—insistió Sally. —¡No hay tiempo! ¡Vamos! ¡Tenemos que intentarlo nosotros! —dijo Jon casi arrastrando al fraile hacia la posada. Los dos chicos y el fraile se fueron hacia la Posada de las Almas mientras Sam llegó a su casa. —¡Mamá! ¡Mamá! —gritó Sam entrando a su casa. —¿Qué ocurre, hijo? —preguntó su madre desesperada. —¡Prepara tu maleta, por favor, nos vamos de aquí! 171
J.R.MORENO
—dijo Sam. —¿Por qué? ¿Qué ha pasado? —No preguntes ahora, mamá, tengo que salir unos días de este lugar —respondió Sam, y subió a su cuarto a preparar su maleta. —¡Está bien, hijo! —dijo su madre, y se puso a hacer su maleta también. Pero mientras Sam preparaba su maleta, escuchó unas voces en su cabeza. —Sam... Sam —dijo la voz de su padre. —¡Papá! ¡Eres tú! —respondió Sam tratando de comunicarse con aquella voz. —Sí, Sam, tienes que volver, tienes que ayudar —le ordenó la voz de su padre. —¡No puedo, créeme, papá, no puedo! —insistió Sam mientras seguía preparando su maleta. —Sam, mi destino depende de tu ayuda, tienes que ayudar, se aproxima un gran peligro, te necesito, Sam —dijo la voz de su padre. Sam en seguida cerró su maleta y se detuvo por un momento a pensar con las dos manos sobre la maleta y derramando lágrimas sobre ella. —No puedo, papá. Y aunque quisiera, el sacerdote está muy mayor, no creo que aguante otra batalla contra esas cosas. —Trata de pensar, visualiza la sanación, visualiza el bastón, eso te dará una respuesta —dijo la voz de su padre. 172
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
Sam cerró los ojos y trató de concentrarse en el bastón del sacerdote, en seguida se le apareció una imagen difuminada del bastón, luego se le apareció otra imagen del sacerdote, la imagen del sacerdote se difuminó en la nada y le apareció en su mente la imagen de… Peter. —¡Peter! ¡Peter tiene poderes de sanación, papá! — exclamó Sam. —Apresúrate, hijo —le apremió la voz de su padre. Sam cogió su maleta y bajó las escaleras, la dejó en la puerta principal y pidió a su madre: —¡Mamá! Por favor, ve metiendo las maletas en el coche, en seguida vuelvo —dijo Sam, y salió corriendo apresuradamente. Mientras tanto, en la Posada de las Almas ya se había desatado el infierno. Sally y Jon sujetaban el bastón por arriba y el fraile se encontraba de rodillas sujetando el bastón por la parte de abajo. El bastón apenas emitía un pequeño brillo blanco. Dentro de la posada hacía un aire terrible, como si estuviesen en medio de una tormenta tropical. La luz blanca de la chimenea empezó a cambiar de color y a tornarse entre roja y negra. En los alrededores del lugar se veía a Raúl, Tim, Cody, Nelson, Colt y Carla rodeando entre todos la esfera negra que habían encantado el día anterior. La esfera emitía unos destellos intensos hacia la chimenea de la posada y parecía como si estuviese co173
J.R.MORENO
nectada con la luna a través de una fina luz amarilla. En el interior de la posada los chicos empezaban a debilitarse, la chimenea se había tornado completamente negra y unas sombras oscuras comenzaron a entrar por ella. Esas sombras circulaban a toda velocidad por el interior de la posada, una de esas sombras se acercó a Sally y se puso sobre su cabeza, tratando de absorber su espíritu, los chicos luchaban con todas sus fuerzas, pero nada parecía detener a aquellas fuerzas oscuras. —Sally, ¿qué te ocurre? —dijo Jon viendo a Sally haciendo gestos raros con su cabeza. —Me están robando el alma —musitó ella con voz débil. —¡Aguanta, Sally , aguanta! —gritó Jon mientras los vientos del salón se hacían cada vez más intensos. Sally cayó desplomada al suelo y el bastón emitió un débil estallido de luz que hizo caer también a Jon, pero cuando todo parecía perdido y el bastón estaba a punto de caer al suelo apareció la mano de Sam, que lo sujetó con fuerza y lo mantuvo firme. —Peter, sujeta el bastón por arriba, pon tus manos planas sobre él y concéntrate en curarlo como si fuera un animalito enfermo —le pidió Sam. En seguida una de las sombras se posó sobre Sam, tratando de arrebatarle el alma, pero este emitió una especie de gruñido enfurecido que hizo que los pocos objetos que habían en pie en la habitación, que no habían sido arrastrados por la fuerza de los vientos em174
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
pezaran a levitar, y la sombra negra salió disparada de donde estaba, como si la hubiese empujado algo. El fraile, que aún se encontraba de rodillas, empezó a brillar, emitiendo unos destellos amarillentos: era el poder de curación de Peter. El bastón también empezó a brillar cada vez con más intensidad con destellos blancos y amarillos. Sally y Jon se encontraban inconscientes tumbados en el suelo. La chimenea empezó también a parpadear, era una lucha entre dos colores, el blanco y el negro, destellos de ambos colores parecían estar enzarzados en una pelea por el control de la chimenea. Las almas oscuras empezaron a acercarse de nuevo a los chicos, una se puso al lado de Peter y trataba de separar sus manos del bastón, pero este aguantaba con fuerza, otras dos se pusieron sobre la cabeza de Sam, pero este emitía unos gruñidos extraños cada vez que se sentía acosado y las almas salían disparadas, aunque en breves instantes volvían. Los vientos se hacían cada vez más fuertes, decenas de objetos volaban por la habitación a gran velocidad, los chicos parecían estar en medio de un gran remolino. —Sam, no puedo aguantar mucho más —dijo Peter con su ligero tartamudeo. —Está bien, Peter, cuando cuente tres quiero que tú y el fraile soltéis el bastón, ¿de acuerdo? —gritó Sam para que pudieran oírle, pues la fuerza del viento, apenas permitía que se escuchasen entre ellos. 175
J.R.MORENO
—¡De acuerdo! —asintió Peter. —¡Bien! —gritó el fraile. —Unaaa, dosss… ¡y tressss! Peter y el fraile soltaron el bastón y Sam lo agarró con fuerza, lo levantó y volvió a bajarlo golpeándolo contra el suelo, mientras volvía a emitir un gruñido de furia. El golpe del bastón provocó un enorme estallido, el bastón emitió una enorme luz blanca que sacudió toda la habitación y las almas oscuras fueron absorbidas por la chimenea y los objetos que estaban volando cayeron al suelo. La chimenea se tornó de un blanco brillante, casi cegador por un instante, y todo volvió a la calma… Todo excepto Sally y Jon, que permanecían tumbados en el suelo. En cuanto todo se calmó se dirigieron hacia Sally y Jon. —¡Peter, haz algo! —dijo Sam mientras sujetaba la mano de Jon. Peter se acercó y cogió la mano de Jon, que comenzó a emitir una ligera luz brillante. En seguida Jon abrió los ojos. —¿Qué ha pasado? —murmuró Jon aturdido. —Te pondrás bien, no te preocupes —le susurró Sam, y en seguida se fue a ver cómo estaba Sally. —¿Cómo lo llevas con ella, Peter? —preguntó Sam a Peter, que se encontraba con Sally sujetándole la mano y tratando de enviarle energía. —¡No puedo, Sam, Sally no responde! —dijo Peter preocupado y casi desesperado. Sam entonces cerró 176
EL VALLE DE LOS SUEÑOS
los ojos y se concentró, en seguida su alma salió de su cuerpo, y su cuerpo, que se encontraba de pie, cayó al suelo inconsciente. Sam, desde su alma, pudo ver el alma de Sally, que se encontraba como a un metro sobre ella, sujeta al cuerpo de Sally por un débil cordón de plata, que parecía estar a punto de romperse. Cuando lo vio Sam, se acercó al débil cordón y puso sus manos sobre él, haciendo movimientos arriba y abajo sobre el cordón. Este parecía irse regenerando y empezó a brillar con más intensidad y a hacerse más grueso. Entonces Sam puso su alma encima de la de Sally y trató de hacerla bajar hasta su cuerpo. Poco a poco, el alma de Sally se fue incorporando a su cuerpo, hasta que estuvo completamente acoplado. En ese instante, Sally esbozó una fuerte inspiración, como si recuperase el aliento. El alma de Sam se fusionó de nuevo con su cuerpo y se levantó del suelo, quedándose a un par de metros de donde se encontraban los demás. Una vez que se aseguró de que Sally estaba bien y empezaba a incorporarse con la ayuda de sus amigos, Sam se marchó. —¿Cómo te encuentras, Sally? —le preguntó Jon tratando de incorporar a Sally. —Bien, creo que bien —murmuró ella aún aturdida. —Vaya susto, no te movías, estaba muy preocupado —dijo Peter abrazando a Sally. —¿Lo hemos logrado? ¿Todo está bien? —preguntó 177
J.R.MORENO
Sally. —Sí, Sally, Sam y Peter lo lograron —dijo el fraile. —¿Sam? ¿Dónde está Sam? —preguntó Sally tratando de localizar a Sam con la mirada. —Estaba aquí hace un momento —murmuró Jon. —¡Levantadme, por favor! —les pidió Sally. Los chicos incorporaron a Sally, y esta salió corriendo por la puerta tratando de divisar a Sam. Gritaba: «¡Sam, Sam!», pero no obtuvo respuesta. Sally corrió camino abajo, tratando de alcanzar a Sam pero cuando llegó a la llanura divisó el coche de la madre de Sam que se alejaba del valle. Sally gritaba desesperada mientras corría: «¡Sam, por favor, no me dejes!», y entre lágrimas trataba de gritar con más fuerza, «¡Sam, te quiero!», pero Sam y su madre se encontraban ya demasiado lejos para oírle. Sally cayó de rodillas y se puso a llorar desconsoladamente, mientras en los alrededores de la ermita trataban de incorporarse Raúl, Colt y los otros chicos que habían sido derribados por la potente onda expansiva que Sam había provocado al golpear el bastón. Colt, al incorporarse, sólo pronunció unas palabras: «Esto no quedará así». Continuara… El valle de los sueños 2 ( El regreso de Sam )
178
EL VALLE DE LOS SUEテ前S
179