4,18m² 2020
La COVID 19 ha parado a todo el mundo, nos ha obligado a cambiar nuestros hábitos, a vivir una nueva realidad lejana a la que creíamos como normalidad. En Quito la situación no es favorable, los casos de contagio siguen subiendo y esto exige a las personas que podemos a quedarnos en casa a vivir enclaustrados en nuestras viviendas. En abril empezamos con una amiga un intercambio de clases, yo enseño italiano y ella me da clases de danza y pilates. Esta rutina nos ha permitido mantener horarios fijos, aprender cosas nuevas y a mantenernos activos y acompañados. En este laboratorio online que mantenemos de lunes a viernes, he producido un proyecto con la asesoría de Estefanía Silva. El proyecto trabaja los límites físicos e impuestos por la mente desde la danza.
DATOS Categoría: #Arte #Arquitectura Planificación: Juan Carlos Cisneros Campaña Asesoría: Estefanía Silva Fecha: 2020
Es una exploración de danza en mi habitación, que ha sido por meses el escenario de práctica. El espacio disponible libre para bailar es de 1,90 x 2,20 metros. El espacio es real, es lo que es, al norte hay una ventana, al oeste hay un escritorio, al sur hay una cama y al este hay una pared. El piso es de madera, las cortinas se dejan abiertas para que entren los rayos de sol por las mañanas. ¿Los 4,18m² son en verdad pequeños? El tamaño de-
pende de la percepción de quién lo vive. Si fuese un poco más grande ¿igual parecería pequeño? Esto me lleva a pensar que las limitaciones están dentro de uno mismo, la mente a veces puede restarnos confianza y sabotearnos. Este proyecto quiere demostrar lo contrario, que igual se puede bailar en 4,18m².
La mejor herramienta para enfrentar esta cuarentena para mí ha sido recordar y revivir los lindo momentos pasados, por lo que mientras bailo siento la presencia de los recuerdos y las personas importantes que han pasado por mi camino y este proyecto lo dedico a ellos.
Sinopsis 4,18m² es un viaje al interior de la persona expresado externamente mediante la danza. El único bailarín danza desde su habitación, mostrando que no existen reglas y que los únicos límites son los que nuestra mente nos impone. Los sonidos árabes de Rahim AlHaj acompañan esta pieza para transportarnos a un lugar lejano.