Una vez más se me ha permitido soñar, pero aceptando los riesgos que ello conlleva.
No voy a decir que soñar ha sido fácil, pero es algo a lo que la escuela nos ha acostumbrado desde bien temprano. Lo difícil ha sido llevarlo, desde mi formación técnica, a la realidad.
Después de un año largo, intenso y solitario, después de ver como el mundo puede cambiar tanto de un momento a otro, sólo me queda desear que esta aventura llegue a buen puerto.