Simón el mago y los ritos de iniciación

Page 1

SIMÓN EL MAGO Y LOS RITOS DE INICIACIÓN Por Juan Gonzalo Moreno Y si hubieras abierto bien los ojos sobre esta sola palabra: se elevó… Dante Para que te levantes del suelo, tenemos que partir el cielo. Tenemos que volver del revés el universo. Paul Auster Simón el mago nació en Gitta, Samaria y entre muchas de las travesuras que se le atribuyen están: descender directamente de Dios con el fin de liberar a Sophia, reencarnada en forma de la prostituta Elena de su cárcel corporal; realizar innumerables milagros como el de hacer caminar a las estatuas; revolcarse sobre el fuego sin quemarse, convertir las piedras en pan; metamorfosearse en cabra o en serpiente; caminar rodeado de fantasmas; ofrecer dinero por la potestad de imponer las manos a Pedro y a Juan; y sobre todo, volar. Simón el mago es en realidad un brujo y su muerte es tan enigmática como su vida, de ella hay dos versiones: una cuenta que tras una violenta discusión con Pedro voló alrededor de los lugares que pronto acogerían la basílica y que, alertado Dios por Pedro de semejante fenómeno, aquel le hizo caer fulminantemente a tierra en medio de una aterrada multitud, otra dice que desafió a los apóstoles a que si era enterrado vivo resucitaría a los tres días con tan mala fortuna que permanece sepultado desde entonces. Simón el mago vuela no tanto sostenido por alas celestes o terrestres sino por una tradición que se remonta a los más antiguos chamanes de la prehistoria, a la cual le dedica Mircea Eliade un iluminador ensayo titulado, “El vuelo mágico.” El vuelo mágico está íntimamente ligado con las técnicas del éxtasis que a su vez colorean de mil maneras la capacidad de ciertos individuos privilegiados para abandonar a voluntad su cuerpo y viajar “en espíritu” por la tres regiones 1


cósmicas: cielo tierra e infierno. El cháman o medicine man viaja con el fin, ya sea de curar al enfermo retornándole el espíritu que le fue sustraído por algún demonio, ya sea para conducir las almas de los muertos a su destino final o bien para su propio beneficio personal. Ahora bien, el caso es que, como dice Eliade, cualquiera sea el sistema sociorreligioso que rija y legalice la función del chamán, el aprendiz chamán debe afrontar las pruebas de una iniciación que comporta la experiencia de una “muerte” y de una “resurrección” simbólicas. Durante su iniciación el alma del aprendiz está obligada a viajar al Cielo y a los Infiernos. Es evidente que el “vuelo chamánico” equivale a una “muerte” ritual: el alma abandona el cuerpo y asciende a las regiones inaccesibles para los seres vivos. Por su éxtasis, el chamán se torna el igual de los dioses, de los muertos y de los espíritus: la capacidad de “morir” y de “resucitar”, es decir, de abandonar y de reintegrar voluntariamente el cuerpo, denota que ha sobrepasado la condición humana.1 Así pues, habría una estrecha relación entre el “vuelo mágico” y los ritos de iniciación o ritos de pasaje y, si posiblemente el chamanismo es una de las manifestaciones más antiguas de la relación del hombre con el cosmos o por lo menos de su especial situación en él, hecho este que aparece ampliamente testimoniado en la mayoría de las culturas arcaicas, estamos entonces en presencia de un complejo de ritos, mitos, símbolos, leyendas etc., que despliegan una especie de arquetipo esencial en la historia de la humanidad y cuyo significado último sería, según Eliade, el de asegurar la libertad y la trascendencia de aquella respecto a sus ataduras contingentes. Aceptemos o no la existencia de arquetipos, quisiéramos destacar el asunto del vuelo en tanto que acontecimiento siguiendo las indicaciones que el filósofo Gilles Deleuze nos ofrece en Lógica del Sentido. Para Deleuze un acontecimiento es expresado siempre por un verbo en infinitivo. No se trataría del vuelo

como estado de cosas determinado, sino del volar como

acontecimiento puro independientemente de sus efectuaciones en los diversos estados de cosas. El vuelo del pájaro, el vuelo del avión, el vuelo del tiempo 1

EL VUELO MÄGICO en Eliade, Mircea. MITOS, SUEÑOS Y MISTERIOS. 1991, Grupo Libro, Madrid. p. 106.

2


(que pasa volando), el vuelo del chamán, etc. son efectuaciones variables de un volar único; acontecimiento puro que se le atribuye a cada uno de esos estados de cosas y que no se confunde con el predicado significado en cada caso. Habría un volar unívoco expresado por el verbo en infinitivo que haría de todos los vuelos variaciones de una intensidad y no casos de un concepto, lo que bien entendido elimina cualquier analogía, cualquier metáfora que pretenda que cuando digo que el “dinero se fue volando”, estamos ante un uso analógico y que cuando digo que el “pájaro se fue volando”, estamos ante un uso literal. Así pues el chamán vuela auque no lo veamos desplegar alas para cruzar el cielo; el “vuelo mágico” es una de las indefinidas formas de volar que subsisten por encima del rasero literal. El acontecimiento, entendido como efecto atribuido a los estados de cosas, es un incorporal que no se confunde con los cuerpos de los cuales se desprende como un “vapor en la pradera.” Estos efectos no son cuerpos, sino hablando con propiedad, «incorporales». No son cosas ni estados de cosas, sino acontecimientos. No se puede decir que existen, sino que subsisten o insisten, y que tienen ese mínimo de ser que conviene a aquello que no es una cosa, entidad no existente. No son sustantivos ni adjetivos sino verbos. No son agentes ni pacientes, sino resultados de acciones y de pasiones, «impasibles»…resultados impasibles. No son presentes vivos, sino infinitivos: Aión

ilimitado, devenir que en el infinito se divide en

pasado y en futuro, eludiendo siempre el presente. 2 Retengamos de este pasaje el estar fuera del tiempo que caracteriza a todo acontecimiento, y es que en realidad el acontecimiento está por fuera de todas las polaridades que definen a los cuerpos y a sus mezclas, la del futuro y el pasado, de lo activo y lo pasivo, de la causa y el efecto, lo ya y lo todavía no, etc., pues el acontecimiento infinitamente divisible es siempre los dos juntos… los permuta tanto mejor por cuanto no es ni lo uno ni lo otro 3 Ni lo uno ni lo otro, o mejor, lo uno y lo otro es la marca distintiva de los ritos de iniciación tal como los presenta Víctor Turner en La selva de los símbolos. Allí, 2 3

Deleuze, Gilles. LÓGICA DEL SENTIDO. 1971, Barral, Barcelona. p. 14. Idem. p. 18.

3


encontramos un ensayo titulado Entre lo uno y lo otro: el periodo liminar en los «rites de passage»4, donde se expresa el acontecimiento del rito de paso, independientemente de sus efectuaciones particulares. Los ritos de paso fueron caracterizados de manera definitiva por Arnold van Gennep, quien develó la estructura de base que preside todas sus manifestaciones, o en términos deleuzianos todas sus efectuaciones. En el ámbito lógico matemático estamos en presencia de una estructura y de sus modelos, si entendemos por estructura un conjunto de elementos, relaciones y operaciones indeterminados, que cobran sentido y determinación en campos de objetos que serían sus modelos. Edmund Leach apoyado en van Gennep y en Turner presenta la estructura relacional y operativa de los ritos de paso, como se muestra en la Fig. 15

(Figura 1) Allí, aparecen los elementos, las relaciones y las operaciones in abstracto que cada caso particular vendría a modelar o efectuar. Lo interesante aquí es el estado anormal o liminar de la transformación o del paso: auténtica transformación incorporal que metamorfosea al iniciado en otra cosa. Allí se opera una verdadera transformación ontológica, puesto que como dice Turner, 4

En, Turner Victor. LA SELVA DE LOS SÏMBOLOS, 1980,Siglo XXI, madrid Leach, edmund.1981,CULTURA Y COMUNICACIÓN. LA LÓGICA DE LA CONEXIÓN DE LOS SÍMBOLOS.Siglo XXI, madrid 5

4


“no se trata de trasladar una sustancia inmutable de una posición a otra, de manera cuasi-mecánica.” En otras palabras, el paso de A a B es un devenir y no un traslado. Lo problemático aquí es ese devenir en el cual no se es ni lo uno ni lo otro, siendo al mismo tiempo lo uno y lo otro, auténtica paradoja que rebasa el sentido común (el reconocimiento de uno u otro estado) y el buen sentido (la elección de las consecuencias que se desprenden de elegir un sentido único). La lógica inherente al acontecimiento en el sentido deleuziano es la misma que rige los ritos de paso, destruyendo a su paso la lógica de la identidad y del tercero excluido. En un rito de iniciación o de paso el iniciado, como lo muestra la Fig.1, ha de pasar del estado A al estado B y para ello debe ser inicialmente retirado de ese primer estado mediante un rito de separación que lo prepara para ingresar en la situación liminar, posteriormente será integrado al estado B. Sin embargo lo que nos interesa por ahora es la descripción del estado liminar, cosa que haremos mediante una enumeración sucinta: 1. El sujeto de los ritos de paso carece de identidad ya que ésta sólo le puede ser predicada en A o en B. 2. El iniciado, por lo tanto, no es susceptible de caer bajo las clasificaciones que definen los individuos ya sea en A o en B. 3. El sujeto es entonces “invisible” bajo el sistema categorial que rige en A o en B. 4. El devenir del sujeto hace que, como dice Deleuze, ya no esté en A y todavía no esté en B. 5. El hecho de no pertenecer a uno u otro de los estados hace que los neófitos no sean ni jóvenes ni viejos, ni hombres ni mujeres, no estén muertos ni vivos etc., o mejor aun son jóvenes-ancianos, hombresmujeres, muertos-vivientes, etc. Son representantes ejemplares de la coincidentia oppositorum.

5


6. El iniciado es despojado de sus pertenencias y a cambio

suele ser

revestido de harapos, cubierto con cenizas, tatuado, pintado, etc., de allí los comunes fenómenos de cosmética y travestismo. 7. La transición disuelve al individuo que se transforma en una especie de magma o materia en bruto, por una especie de “triturado ontológico,” que opera con el fin de permitir un nuevo modelado. 8. Estas características convierten al iniciado en un ser contaminado y peligroso 9. Los iniciados forman entre sí una communitas de camaradas sin jerarquía, algo así como las ánimas del purgatorio. 10. No es extraño entonces que la simbolización privilegiada para dramatizar el paso sea la de “muerte” y “resurrección”. Se muere para el estado A y se resucita en el B. Así pues, el iniciado está por fuera de todo tipo de clasificación, por fuera de la sociedad, por fuera del espacio y del tiempo y en general por fuera de toda propiedad que se le pueda atribuir. El iniciado es un “cuerpo sin órganos” en camino a una nueva organización. Recapitulemos: hemos introducido en el desarrollo de nuestro trabajo tres nociones claves: acontecimiento, estructura y modelo, que a su vez son una especie de metaestructura indeterminada que podemos determinar haciendo el acontecimiento equivalente al vuelo mágico, la estructura equivalente al rito de iniciación y el modelo equivalente al cuento Simón el mago. En otras palabras y para simplificar, lo que estamos haciendo es una típica semiosis en el sentido de la semiótica de Charles Sanders Peirce al establecer una relación triádica que vincula una cualidad, un hecho y una ley o, en términos semióticos un representamen, un objeto y un interpretante: el interpretante es el rito de iniciación que nos hace comprender la relación entre el “vuelo mágico” 6


como representamen y el cuento de Carrasquilla como objeto, tal y como se representa en la Fig.2,

(Figura 2) En esta figura se hace patente la semiosis como hacer del signo, pero, ¿Qué hace el signo? El signo remite alguna cosa a otra cosa en un determinado modo. En nuestro caso nos parece que hay en el cuento de Carrasquilla los suficientes indicios como para que se pueda establecer una ley general de carácter estructural que permite leer el cuento en su relación con la tradición. Véase si no lo que afirma Rafael Argullol en el hermoso librito Aventura. Una filosofía nómada, 6 “el peregrinaje hacia el saber vivir exige el aprendizaje del peligro de muerte… éste es el sentido de todo viaje iniciático…recogido en una de las líneas fundamentales de la tradición cultural de occidente, pero también en prácticamente todas las tradiciones míticas,..los ritos iniciáticos parecen ser

6

Argullol, Rafael. AVENTURA. UNA FILOSOFÍA NÓMADA.2000, Debolsillo, Barcelona. Pp. 103,104,110.

7


decisivos en el desarrollo de la humanidad porque plantean, efectivamente, el problema de la supervivencia” Nótese la estrecha relación entre muerte y supervivencia que es constitutiva de todo rito de iniciación. Todo superviviente ha de haber recibido una educación para la muerte. El cuento de Tomás Carrasquilla “Simón el mago” es el encuentro más afortunado de esa especie de “signo de los tres” que nos traemos entre manos, y no solamente porque la escritura del cuento es ya un rito de paso como lo señala Lawrence M. La Fountain-Stokes, Carrasquilla escribió Simón el mago, su primer cuento publicado (1890), bajo el pedido de un grupo de hombres que formaban parte de una organización literaria (El Casino Literario de Medellín) y que exigía esto como requisito de iniciación 7, sino porque no deja de ser extraño que un cuento que alude de forma inmediata a Simón de Gitta y por lo tanto al vuelo de carácter mágico, escenificado en términos de brujería y prácticamente con todos los ingredientes que le dan vida a los ritos de iniciación, no haya sido analizado destacando lo que está ante los ojos de manera tan contundente. ¿No será que, como en la carta robada de E. A. Poe, la evidencia lo oculta a la mirada? ¿No resulta algo sospechoso que el mismo La Fountain-Stokes, sólo vea en el cuento el supuesto deseo del niño de convertirse en mujer sólo porque desea ser bruja en vez de brujo, ya que éstos vuelan más bajo, como si el ansia de volar se viese satisfecha con lo menos y no con lo más y porque el niño se viste con prendas de mujer representadas por unos “luengos mechones” y trata de echarle mano a un pote de carmín cuyo contenido ni siquiera conoce? ¿No parece una construcción deliberada para justificar un conocimiento que La Fountein-Stokes obtuvo por vías ajenas al cuento, la supuesta homosexualidad de Carrasquilla, lo que le lleva a caer en esa especie de psicoanálisis de botica con afirmaciones como la siguiente, “como resultará evidente más adelante, el cuento traza el curso de un episodio de travestismo: de una identificación homosocial masculina con un valor superior atribuido a lo femenino”?

7

. La Fountain- Stokes , Lawrence M LEYENDO EL SECRETO ABIERTO: NOTAS SOBRE “SIMÓN EL MAGO”, FRUTOS DE MI TIERRA Y TOMÁS CARRASQUILLA. en TOMÁS CARRASQUILLA: NUEVAS APROXIMACIONES CRÍTICAS. 2000, UdeA, Medellín.

8


Y, si argumentos tan peregrinos fuesen válidos, aunque lo inquietante sea conocer a un niño que no se haya travestido, ¿por qué habiendo tantas posibilidades de elegir situaciones ficticias para que un niño se “disfrace” de mujer, es precisamente la del vuelo de Simón el mago la seleccionada? Es indudable que el tema de “Simón el mago” responde al deseo o mejor al ansia de volar, un deseo que una vez puesto en marcha se convierte en una “brujomanía” que termina actuando como el motor de una pequeña máquina literaria en la cual todas las piezas ajustan como lo hacen los ritos de paso. Al fin y al cabo es increíble la forma como el cuento hace lo que dice y dice lo que hace. De una manera sorprendente todo conspira para que el acontecimiento del vuelo mágico se actualice en medio de una pequeña comunidad rural: padres, hermanos, maestro, colegiales, criada, cura, médico, tinterillo, vecinos, etc., convertidos en las variables de una ecuación tan antigua como el estrato más arcaico de la humanidad: el del homo religiosus. Es claro que el cuento es de una época específica y responde a las convenciones de la misma; que es una posible reminiscencia de la niñez del autor; que resulta acorde con el imaginario afroamericano; que en él se manifiesta un conjunto de relaciones sociales de sometimiento y rebelión, trabajo y ocio, pureza y mestizaje, libertad y esclavitud etc., de igual manera a como se expresan relaciones sicológicas de amor, indiferencia, amistad, creencia, superstición, traición, castigo, curiosidad, trasgresión, etc. Sin embargo en todo ello hay una especie de “atractor extraño” que ordena todos estos factores y los hace parte de un mismo dispositivo encaminado a expresar un sentido primordial y que es precisamente el del acontecimiento mencionado. No hay que preguntarse por el sentido del acontecimiento, repite incasablemente Deleuze, el acontecimiento es el sentido mismo. Un niño es alejado del entorno natural de sus hermanas, compañeros, amigos, maestros etc., por los excesivos cuidados que le dirige una criada negra liberta que se halla en posesión de un saber ancestral de carácter chamánico. A medida que transcurre la historia el niño se siente elegido por algo que le hace 9


superior a los demás, él es el “granito de oro” que vive en medio de una familia que es vista como “costales de paja.” Los mimos de la nana van progresando de forma desmedida, cosa que altera las relaciones con su familia, hasta que el niño es atraído al dominio de la iniciación mediante el hechizo que le causa la habilidad narradora de su “iniciadora.” A partir de ese momento el niño es adiestrado en un saber que compromete las creencias heredadas por el medio religioso que le empapa y se apodera de un saber arcaico sobre la posibilidad de volar, como lo han hecho los chamanes, los reyes- dioses, las brujas, los magos y toda la pléyade de personajes que pueblan uno de los imaginarios más persistentes de la humanidad y que queda plasmado con sabia ingenuidad en la cita que hace Gaston Bachelard del poema de Jules Michelet, L´oiseau: Yo soy pájaro; ved mis alas No hay que ir muy lejos ni ser muy perspicaz para comprender que el personaje de Carrasquilla siente el llamado del psiquismo ascensional estudiado con tanta elevación por Bachelard. En fin, el niño se arma de todos los ingredientes mitológicos y materiales que suelen acompañar este tipo de ritos, lejos ya de su pequeña sociedad, inclasificable para su familia y sus cercanos, en compañía de su camarada (comunitas), ayuna para acelerar el tiempo, se desprende de algunas de sus propiedades más identificatorias, las ropas y las oraciones, se reviste de otros maquillajes y ropajes, se aleja de los espacios familiares, pronuncia el conjuro, contempla la inmensidad a la que ya pertenecía, “sentía aquí abajo la nostalgia del aire” había dicho antes de que volar se le hiciera una necesidad, se para en el último travesaño, siente seguramente lo que Keats sintió cuando escribió, Yo me alzaba sobre la punta de los pies en la cima de una loma. ….Un instante….me sentí tan ligero, tan libre Como si un movimiento de abanico las alas de Mercurio hubieran jugado mis talones: mi corazón era leve, y 10


múltiples goces surgían a mis ojos…. El niño se lanza y… CATAPLÚN cae como cayó Simón y se entierra en un estercolero, un poco como se hizo enterrar Simón, el desenlace es típico de los ritos de iniciación, “muere” y “renace” en el seno de una familia que le acoge con unas pruebas de cariño que le eran ajenas por parte de ella, recibe un nombre, Antonio, que antes no había sido pronunciado y que le identificará de ahora en adelante, es lavado de la contaminación ritual, recibe una tunda de la cual se había escapado en su situación liminar, desciende al mundo de los muertos y convive en sueños con el fantasma de Frutos su nana que se despide volando y con el espectro de su madre encerrada en un ataúd, en fin, la conmoción típica en la que se ve un novicio cuando cambia de estado. Todo lo anterior está diseminado en la multitud de ejemplos que ofrece Mircea Eliade en sus “Iniciaciones místicas”8 y no vale la pena insistir sobre ello. Lo que si valdría la pena recoger es lo poco “mágico” del vuelo de Antoñito, sólo que aquí no debemos olvidar el sincretismo en el cual se mueve la narración del católico Carrasquilla. La figura de Simón el mago es la del ángel que desafía a la divinidad y cae en desgracia por exceso de hybris. Al fin y al cabo la iniciación del niño en la brujería por parte de Frutos está comprometida desde el principio de la narración, precisamente por haberse acogido a una de las metamorfosis de Simón, la del Patas, como bien se lo recuerda su padre.

8

Eliade, Mircea. INICIACIONES MÍSTICAS,1975,Taurus, Madrid.

11


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.