Cuadernillo Número 1, Los Jesuitas

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Los jesuitas Origen e historia

Cuadernillo N째 1 Octubre 2013


Créditos

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DIRECTOR P. Ignacio Lange, S.J. COMUNICACIÓN Y DIVULGACIÓN Lic. Juanita Rivera Diagramación

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Adela Solís Virginia Silva (estudiantes de Comunicación Social) Universidad Centroamericana Centro de Pastoral Universitario Octubre, 2013


Origen e historia 1 Compañía de Jesús ........................................................5 Origen . ...................................................................................................................5 Sacerdocio y Vida Religiosa ....................................................................................5 El Siglo XVI ...........................................................................................................5 Expansión de los jesuitas ......................................................................................5 Ignacio de Loyola Año 1556

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...........................................................................................................6

Organización ...........................................................................................................7 En Europa: ...........................................................................................................8 Con el Protestantismo ...................................................................................................................................................................8

Educación y Ámbito Intelectual .......................................................................10 (Las ciencias)

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EN ASIA

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San Francisco Javier ..................................................................................................................................................................12

Características de las Misiones Jesuíticas ............................................................12 En América ...........................................................................................................13 Las Persecuciones ...............................................................................................14 Expulsiones y supresión

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Restauración ..........................................................................................................15


Introducción

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E

l Centro de Pastoral Universitario UCA, ofrecerá a partir de este año 2013, con la elaboración de tres cuadernillos sobre los jesuitas en el mundo. Para este primer cuadernillo estaremos entregando la parte de los orígenes e historia.

El objetivo de este cuadernillo será destinado a todo público general que desee saber todo el contexto histórico de los jesuitas, ¿quiénes son?, sus santos, su estructura, etc. Cualquiera que haya convivido con instituciones jesuíticas –colegios, universidades, parroquias, etc, tenemos el deber de conocer de donde se origina esta congregación de 500 años de vida. Por eso es muy importante a través de estos cuadernillos que pretende la pastoral publicar seamos parte de esta historia y su trayectoria de la Compañía de Jesús. A.M.D.G.


ORIGEN

Compañía de Jesús

todos sus tesoros, Portugal daba la vuelta al África y llegaban a la India y a todo el Oriente, abriendo nuevas rutas al comercio.

(Societas Jesu, S.J.), es una orden religiosa de carácter apostólico y sacerdotal, aunque la conforman también hermanos, es decir, religiosos no sacerdotes y que no son monjes. Está ligada al Papa por un “vínculo especial de amor y servicio”; su finalidad, según la Fórmula del Instituto, documento fundacional de la Orden (1540) es “la salvación y perfección de los prójimos”.

Genios del arte como Miguel Ángel, Rafael y Leonardo, instauraron toda una filosofía o manera de ver las cosas: se exaltaba el valor del hombre y de su inteligencia. En este contexto, apareció en Alemania Martín Lutero (1517) quien rompió con la Iglesia Romana, causando una herida que aún permanece abierta en el cristianismo.

En términos de Derecho Canónico, la SJ es una asociación de hombres aprobada por la autoridad de la Iglesia, en la que sus miembros, según su propio derecho, emiten votos religiosos públicos y tienden en sus vidas hacia la “perfección evangélica”, cuyos miembros son comúnmente conocidos como jesuitas, es una orden religiosa de la Iglesia católica fundada en 1539 por San Ignacio de Loyola, junto con San Francisco Javier, el Beato Pedro Fabro, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Nicolás de Bobadilla, Simão Rodrigues, Juan Coduri, Pascasio Broët y Claudio Jayo en la ciudad de Roma, siendo aprobada por el Papa Pablo III en 1540. Con 17.637 miembros en enero de 2012 (sacerdotes, estudiantes y hermanos), es la mayor orden religiosa masculina católica hoy en día. Su actividad se extiende a los campos educativo, social, intelectual, misionero y de medios de comunicación católicos. El actual pontífice Francisco, el argentino Jorge Mario Bergoglio, es el primer Papa perteneciente a la Compañía de Jesús.

Origen Los religiosos de la Compañía de Jesús, llamados comúnmente “jesuitas”, fuimos fundados por San Ignacio de Loyola mediante la aprobación en 1540 como orden de la Iglesia Católica por parte del papa Paulo III. Somos seguidores de Cristo en vida comunitaria consagrada a Él para el servicio de la fe y la promoción de la justicia.

Sacerdocio y Vida Religiosa Cuando Jesús hizo por primera vez la Eucaristía, mandó a sus discípulos: “Haced esto en memoria mía”. Más tarde los envió a anunciar a todos la Buena Noticia, bautizándolos en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Desde entonces ha habido en la Iglesia, hombres que cumplen este encargo de Cristo, que se llaman Obispos (sucesores de los Apóstoles) y Sacerdotes (sus colaboradores). Desde los primeros siglos del cristianismo hubo quienes desearon vivir más radicalmente el Evangelio: fueron los Monjes, que se dedicaron a la oración en lugares desérticos. Fueron apareciendo familias religiosas basadas en los tres votos de Pobreza, Castidad y Obediencia, que aprobadas por la Iglesia, impulsaron la vida cristiana adonde llegaban. Así tenemos los Benedictinos, los Carmelitas, Franciscanos y Dominicos.

El Siglo XVI El cambio que dio la historia de occidente en el S. XVI es comparable al que está dando en nuestro tiempo. La manera de pensar de los europeos cambió con los nuevos descubrimientos, los nuevos artistas y los nuevos escritores. Mientras España descubría América con

En el S. XVI, España dominaba el mundo. Su Rey Carlos I es el mismo Carlos V, Emperador de Alemania, dueño de lo que hoy es Holanda, Bélgica, Austria, Hungría, Sur de Italia y el Continente Americano. Sus súbditos eran hombres osados y valientes. Como Hernán Cortés que conquistó el Imperio Azteca. Como Francisco Pizarro que se apoderó del Imperio Inca. Como Juan de Austria, hijo de Carlos V, quien venció a los Turcos en Lepanto. De esta raza de hombres era Ignacio de Loyola, fundador de los Jesuitas. En el Siglo XVI apareció una nueva Orden Religiosa, fundada por Ignacio de Loyola y aprobada por el Papa Paulo III el 27 de Septiembre de 1540. Ignacio de Loyola insistió en llamarla “Compañía de Jesús” aunque este nombre pareció a muchos inadecuado: ¿Acaso no somos todos los cristianos Compañía de Jesús?. Ignacio de Loyola no quiso que llevaran su nombre, como los religiosos de otras órdenes, ni que fueran monjes de vida encerrada. Quiso que, como una Compañía militar, estuviera disponible a órdenes de su Jefe, el Papa, para ir a cualquier parte del mundo, donde se necesitaran. El pueblo los identificó pronto como “Los Jesuitas” En septiembre de 1529, Ignacio de Loyola, un vasco que combatió en las guerras contra el rey de la Navarra transpirenaica, defendiendo la causa de Carlos I, había optado por dedicarse a «servir a las almas». Decidido a estudiar para cumplir mejor su propósito, se incorpora al Colegio de Santa Bárbara —dependiente de la Universidad de París— y comparte cuarto con el saboyano Pedro Fabro y el navarro Francisco de Javier. Los tres se convirtieron en amigos. Ignacio realizó entre sus condiscípulos una discreta actividad espiritual, sobre todo dando Ejercicios espirituales, un método ascético desarrollado por él mismo.

Expansión de los jesuitas Durante el siglo XVI la Compañía de Jesús se extendió rápidamente por toda Europa, y se identificó con la contrarreforma, o reforma interna de la Iglesia Católica para contrarrestar la Reforma luterana. Sus principales actividades fueron la participación en el concilio de Trento y en las disputas teológicas, la predicación, la enseñanza -basada en la llamada Ratio studiorum, y que abarcaba desde impartir el catecismo a ni?os y “rudos” hasta la creación de seminarios como el Colegio Romano (1551), posterior Universidad Gregoriana- y la asistencia a humildes, encarcelados y soldados. Desde sus comienzos, la orden se entregó también a las misiones entre los infieles y dio ejemplos tan manifiestos como el de san Francisco Javier, misionero en la India y Japón y muerto ante las puertas de la China, y el de san Pedro Claver, que se proclamó esclavo de los esclavos negros desembarcados en Cartagena de Indias. En el siglo XVII se afianzaron las obras emprendidas por los jesuitas, y en Europa muchos reyes los tomaron como confesores (Luis XIV de Francia, Mariana de Austria -esposa de Felipe IV de España-, Juan IV de Portugal, Augusto II de Polonia). De hecho, los ataques dirigidos contra

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ORIGEN ellos por pensadores como el francés Blaise Pascal, representante de las ideas jansenistas, se centraban en el pragmatismo moral y las actividades políticas de la Compañía. En las misiones, los jesuitas Roberto Nobili y Mateo Ricci iniciaron una revolucionaria adaptación a las costumbres de los brahmanes y de los mandarines que suscitó grandes controversias. En el Paraguay, la orden creó las denominadas reducciones, una floreciente organización política y social entre los indígenas.

Ignacio de Loyola San Ignacio de Loyola, el fundador, quiso que sus miembros estuviesen siempre preparados para ser enviados con la mayor celeridad allí donde fueran requeridos por la misión de la Iglesia. Por eso, los jesuitas profesan los tres votos normativos de la vida religiosa (obediencia, pobreza y castidad) y, además, un cuarto voto de obediencia alPapa, «circa misiones».6 La Fórmula del Instituto (confirmada por Julio III en 1550) dice: «Militar para Dios bajo la bandera de la cruz y servir sólo al Señor y a la Iglesia, su Esposa, bajo el Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra».

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La Congregación General (CG) es el órgano supremo de gobierno. A diferencia de otras órdenes, no se lo convoca periódicamente sino en caso de muerte del prepósito general (también llamado prepósito o simplemente general) o para tratar asuntos de especial importancia. Aunque el cargo de prepósito es vitalicio y ningún general renunció en la Compañía con anterioridad a la supresión de 1773, las Normas Complementarias vigentes desde 1995 contemplan la posibilidad de renunciar. El primero en hacerlo -por motivos graves de salud- fue Pedro Arrupe, en 1983 y con autorización de la CG 33. Su sucesor, Peter Hans Kolvenbach, hizo lo mismo en 2008. •

1491: Nace Ignacio en el Castillo de Loyola en Azpeitia, pueblo Español. Es educado para las armas como cualquier miembro de la nobleza de España. “Aunque era aficionado a la fe, no vivía nada conforme a ella ni se guardaba de pecados, antes era especialmente travieso en juegos y en cosas de mujeres, y en revueltas y en cosas de armas”. 1521: España y Francia están en guerra. Loyola defiende a Pamplona del ataque Francés. Un cañón enemigo le rompe una pierna: herido Ignacio, la fortaleza se entrega y el herido es conducido en litera a su casa de Loyola. Este golpe cambió su vida. Durante la convalecencia leyó una vida de Cristo y de los Santos y se preguntaba: “Si ellos lo hicieron, ¿porqué yo no?”. Cuando sanó, resolvió dejarlo todo y dedicarse a la aventura de encontrarse con Dios. 1522: Se fue a la montaña de Monserrat, donde está la imagen de la Virgen Morena. Allí se confesó y pasó la noche en “vela

de armas” ante el altar de Nuestra Señora, como lo hacían los caballeros medievales. Luego regaló sus vestidos y se puso una túnica. Y se fue a un pueblito vecino llamado Manresa donde pasó casi un año viviendo en una cueva y dedicado a la oración. Fue allí donde escribió el famoso librito de los “Ejercicios Espirituales”. 1523: Viaja a Tierra Santa. Quiere vivir como Cristo en la misma tierra de Cristo: recorre a pie todos los caminos evangélicos; pero comprende que tiene que volver para estudiar y prepararse a hacer bien a los demás, aunque tiene más de 30 años. •

1524 - 1527: Estudia en Barcelona, Alcalá y Salamanca. La inquisición lo apresa varias veces pues desconfía de un predicador que no es sacerdote ni tiene estudios serios. 1528 - 1534: Ignacio llega a Paris y se inscribe en la Sorbona. Allí culmina sus estudios de Filosofía y de Teología. Tiene gran influjo entre los compañeros de estudio a los que les da los Ejercicios Espirituales. Así se va formando el primer grupo de “Amigos en el Señor”, que sin saberlo todavía, llegarán a ser los primeros Jesuitas. 1535-1540: Se forma, al lado • de Ignacio, un grupo de 10 hombres, graduados en Paris. Uno de ellos es Francisco Javier a quien Loyola ganó para su causa con aquella frase del evangelio: ¿»De qué aprovecharía al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? Deciden vivir en pobreza y castidad y marchar a ponerse a órdenes del Papa. 1540: El Papa Paulo III • aprueba la “Compañía de Jesús”. Ignacio escribe las Constituciones donde se determina la organización de la nueva Orden religiosa. Ignacio es nombrado General, y desde Roma empieza a enviar refuerzos a diversas partes de Europa y del mundo recién descubierto. años.

1556: Muere Ignacio en Roma a los 65

Año 1556 A la muerte del fundador, la Compañía contaba con más de 1.000 jesuitas repartidos en 13 provincias. Había 92 casas de jesuitas, de las cuales 33 eran colegios de secundaria. Los compañeros de Jesús trabajaban en Italia, Francia, España, Portugal, Países Bajos, Alemania, Brasil, Etiopía, Japón, India e Indochina. Del Congo ya habían sido expulsados. La disponibilidad del jesuita para trabajar en cualquier parte del mundo se refleja bien en esta escena de 1.540: el Rey Juan III de Portugal pide a San Ignacio seis jesuitas para trabajar en las Misiones de la India. Ignacio le responde: “Si de diez que somos le envío seis a la India, ¿qué me queda para el resto del mundo? Finalmente sólo pudo enviarle dos. Uno de ellos se enfermó dos días antes de partir de Roma para Portugal. Entonces Ignacio de Loyola llamó al más decidido de sus hombres, al mejor de sus amigos, Francisco Javier: “¿Quieres ir?” “Estoy dispuesto”. Fue todo el diálogo. Y dos días más tarde partió para la India, vía Portugal,


ORIGEN el más grande misionero de los tiempos modernos.

Organización El ansia de dar mayor agilidad y eficacia a la nueva orden llevó a san Ignacio a suprimir la obligatoriedad de algunas prácticas religiosas tradicionales, como la asistencia diaria al oficio litúrgico en el coro o determinadas penitencias y ayunos. Puso en cambio énfasis en la obediencia, e introdujo un voto especial de obediencia al papa. Reforzó además el principio de autoridad y de ordenamiento jerárquico, si bien, por otro lado, estableció los votos de tal forma que resultara más sencillo desligarse de la Compañía de Jesús que de otras órdenes. La orden está organizada en provincias, extendidas por todo el mundo, gobernadas por un prepósito provincial, y agrupadas en asistencias. El poder supremo dentro de la orden radica en la congregación general, a la que asisten todos los provinciales acompañados de dos delegados elegidos por cada congregación provincial. La congregación general elige a un prepósito general vitalicio (aunque podría ser depuesto por otra congregación general), que gobierna conforme a las constituciones y reglas aprobadas por el papa o por las congregaciones generales. La Compañía de Jesús ha sido una organización que ha vivido entre la alabanza y la crítica, siempre en la polémica. Su lealtad incondicional al Papa los ha colocado en más de un conflicto: con la Inglaterra isabelina, frente al absolutismo de Luis XIV de Francia (conocido como el Rey Sol), el regalismo español, con la Alemania de Bismarck, de donde fueron expulsados (durante el Kulturkampf) y con los gobiernos liberales de diversos países en América y Europa. Asimismo, los regímenes comunistas de Europa Oriental y de Chinalimitaron ampliamente su actividad a partir de 1945. La Compañía de Jesús desarrolló una actividad importante durante la Reforma católica, sobre todo en los años inmediatamente posteriores al Concilio de Trento. Su presencia en la educación occidental y en las misiones en Asia, África y América ha sido muy activa. Ha contado entre sus filas a una larga serie de santos, teólogos, científicos, filósofos, artistas y pedagogos: San Francisco de Javier, San Luis Gonzaga, Matteo Ricci,Francisco Suárez, Luis de Molina, Juan de Mariana, San Roberto Belarmino, San Pedro Canisio, José de Acosta, Antonio Ruiz de Montoya, Atanasio Kircher, San Pedro Claver, Eusebio Kino, Francisco Javier Clavijero, San Alberto Hurtado, etc. Capítulos notables de su historia han sido el origen y desarrollo de sus colegios y universidades en Europa, la actividad misionera en la India, China y Japón, las reducciones de Bolivia, Paraguay y Argentina, la exploración y evangelización delCanadá, del Mississipi y del Marañón, los conflictos teológicos con los protestantes y los jansenistas, su confrontación con la Ilustración, su supresión (1773) y su restauración (1814). En 1965 llegaron a su máxima expansión numérica: 36.000 jesuitas en más de un centenar de unidades administrativas (provincias y misiones). Hoy, los jesuitas y los laicos que comparten su espiritualidad trabajan en los campos más diversos, tratando de colaborar con la Iglesia respondiendo a las nuevas necesidades de la sociedad y a los retos que éstas plantean. Así la Compañía trabaja en la acción social, la educación, el ámbito intelectual, el servicio a parroquias y comunidades cristianas y en medios de comunicación.

Entre 1965 y 2008 sus superiores generales fueron Pedro Arrupe (español, 1965-1983) y Peter Hans Kolvenbach (holandés, 1983-2008, año en que presentó su renuncia por motivos de edad). El 7 de enero de 2008 comenzó su Congregación General 35, para elegir nuevo Prepósito (superior mundial) y legislar sobre aspectos de la misión y carisma de la Orden. El 19 de enero resultó elegido (en el segundo escrutinio) como trigésimo general el padre español Adolfo Nicolás, perteneciente a la Asistencia de Asia Oriental y Oceanía que, como Arrupe, había sido Provincial de Japón. Pablo VI describió a los jesuitas de la siguiente manera (1975): «Donde quiera que en la Iglesia, incluso en los campos más difíciles o de primera línea, ha habido o hay confrontaciones: en los cruces de ideologías y en las trincheras sociales, entre las exigencias del hombre y mensaje cristiano allí han estado y están los jesuitas». La Compañía de Jesús (Societas Jesu o Societas Iesu, S.J. o S.I.) es una orden de la Iglesia Católica, fundada por San Ignacio de Loyola, junto con San Francisco Javier, Beato Pedro Fabro, Diego Laynez, Alfonso Salmerón, Nicolás de Bobadilla y Simón Rodrigues en 1534, en París. Con cerca de 19.000 miembros, sacerdotes, estudiantes y hermanos, es la mayor orden religiosa masculina católica hoy en día. Organización Interna: La Compañía de Jesús está regida por el Padre General, cuyo cargo es vitalicio. Sin embargo, puede renunciar a su cargo, si una causa grave le inhabilita definitivamente para sus tareas de gobierno. En otros casos, como enfermedad o edad avanzada, el General puede nombrarse un Vicario Coadjutor. Pero, por encima de él, la Congregación General, es el órgano supremo de gobierno de la Compañía de Jesús. Al Prepósito General le ayudan directamente en su tarea, cuatro asistentes Generales (denominados Asistentes ad Providentiam, elegidos por la CG), que tienen por objetivo: atender a la salud y gobierno del Superior General y vigilar su capacidad de gobierno. Además, en la estructura de gobierno de la Compañía, existen: los Asistentes regionales, los Provinciales, los Superiores de Regiones y los Superiores locales. Existen órganos de gobierno que se reúnen periódicamente, como las Congregaciones Provinciales y la Congregación de Procuradores. El conjunto de las normas y principios que guían la vida de los jesuitas está recogido en las Constituciones de la Compañía, redactadas por San Ignacio de Loyola. En el gobierno universal de la Compañía la instancia mayor es la Congregación General (C.G.). Ésta, cuando es convocada, reúne a representantes de todas las provincias del mundo. Desde que la Compañía fue fundada, la C.G. se ha reunido 35 veces, la mayoría de ellas para elegir a un nuevo Superior General. Una segunda razón para convocar una C.G. surge cuando los Padres Procuradores de cada Provincia –delgados que se reúnen cada cuatro años- consideran necesario que la Compañía revise su normativa interna o tome decisiones que afecten su misión y su futuro. Nuestro modo de vida nos pide que seamos hombres crucificados al mundo y a quienes el mundo esté crucificado. Que seamos hombres nuevos, que se hayan desnudado de sus afectos para vestirse de Cristo.

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ORIGEN Muertos para sí y vivos para la santidad. Que, como dice San Pablo, se muestren discípulos de Dios en trabajos, en vigilias, en ayunos, en castidad, en ciencia, en longanimidad, en suavidad, en Espíritu Santo, en caridad no fingida, en palabras de verdad. Y por las armas de la justicia, por gloria y por bajeza, por infamia y buena fama, por las cosas propias y adversas caminen a largas jornadas a la patria celestial y lleven a otros a ella ayudándolos en cuanto pudieren, mirando siempre la gloria divina. (Prólogo antiguo que precedía a la primera edición de las Constituciones, 1559)

Historia La Compañía de Jesús se originó en 1534 bajo el impulso de su fundador, Ignacio de Loyola, y su principal colaborador, Francisco Javier, ambos canonizados en 1622. Una de las primeras versiones del sello de la Compañía de Jesús (Iglesia del Gesù, Roma). A la muerte de su fundador, en 1556, los jesuitas eran 1.000; en 1581, eran 5.000; y en 1615, 13.000. Este fulgurante crecimiento de la Compañía de Jesús durante su primer siglo de existencia se produjo bajo la dirección de sólo cinco generales, sin contar a Ignacio, dos de ellos, los padres Acquaviva y Vitelleschi, la rigieron durante más de 30 años cada uno….

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Al principio, los jesuitas se extendieron por Italia y la península ibérica; después, por los Países Bajos, sur de Alemania, Francia y Polonia. Precedieron a la reconquista católica de los Habsburgo en la Europa central y enviaron audaces misiones a los países protestantes e incluso a Rusia. Atravesaron los mares y fundaron provincias en América Latina,

clavaron sus cruces en los grandes imperios asiáticos, como China y Japón, y llegaron a Canadá. El poderío de la Compañía de Jesús ilumina toda la historia de la Iglesia romana durante este período, porque de hecho fueron los hombres de cultura y ciencia por excelencia, capaces de dialogar con los más humanistas de los pensadores y los científicos más revolucionarios, como Galileo.

En Europa: Como el objeto de la Compañía era la propagación y refuerzo de la fe católica en todas partes, los jesuitas se esforzaron naturalmente en contrarrestar la extensión del Protestantismo. Se convirtieron en el principal instrumento de la Contrarreforma; la reconquista de Alemania del sur y del oeste y Austria para la Iglesia, y la conservación de la fe católica en Francia y otros países se debieron principalmente a sus esfuerzos.

Con el Protestantismo La Compañía de Jesús fue fundada por San Ignacio de Loyola (1491 - 1556 d.c.) y destaco en la defensa y difusión de la espiritualidad y de la doctrina del Concilio de Trento. San Ignacio de Loyola escribió los Ejércitos Espirituales, que orientaron al devoto en una relación más personal con Dios La Compañía de Jesús se convirtió en un firme soporte de la Iglesia de la Contrarreforma. Los jesuitas se caracterizaron por su rígida disciplina, su solida preparación intelectual, su espíritu de lucha contra la herejía, su profunda vida espiritual (practica de los ejercicios espirituales), su influencia social a través de la enseñanza y su expansión misionera por América (misiones del Paraguay) y Asia (misión de San Francisco Javier de la India) y de la Mateo Ricci en China.


HISTORIA Dos compañeros de Ignacio, Salmerón y Laínez, participaron como teólogos en el Concilio de Trento; les acompañó el primer jesuita germánico, Pedro Canisio, llamado el “segundo apóstol de Alemania” por su papel decisivo durante la Contrarreforma o Reforma Católica. En efecto, Canisio fue nombrado Provincial de Alemania y animó la fundación de colegios y universidades que difundieron la doctrina tridentina, reconquistando para el catolicismo regiones protestantes como Baviera en el sur de Alemania y los actuales estados de Renania del Norte-Westfalia, Renania-Palatinado y Sarre; Polonia, Hungría, Austria, y el sur de Holanda. Diego Laínez, como General, participó del coloquio teológico de Poissy, convocado por la Reina de Francia para debatir con los protestantes. La Facultad de Teología de La Sorbona y el Parlamento de París se opusieron en este período al establecimiento legal de la Compañía en Francia. El sucesor de Laínez fue San Francisco de Borja, el Santo duque de Gandía, que colaboró con San Ignacio desde que Borja enviudó e incluso se ordenó sacerdote en secreto para poder ayudar a San Ignacio y la Compañía sin comprometerla. Elegido III General por la CG II, gobernó desde 1565 hasta 1572, tiempo en que los colegios jesuitas prosperaron: pasaron de 50 en 1556 a 163 a 1574. Inició la remodelación de la Iglesia Madre de la Compañía, el Gesù. Borja siguió muy de cerca la evolución de la Contrarreforma en Alemania. Muchas fundaciones jesuitas atendieron a reforzar la causa católica. Borja y sus sucesores Everardo Mercuriano (15731580), Claudio Acquaviva (1580-1615) y Muzio Vitelleschi (1615-1645) dieron gran impulso a las misiones. En concreto, durante el gobierno del Santo Duque, la Compañía ingresó al Perú y a México. A mediados del siglo XVII la Compañía ya había establecido un cordón de estaciones de misión que iban principalmente desde Portugal hasta Goa, pasando por el litoral africano, y en el Nuevo Mundo a lo largo del Imperio colonial español. Matteo Ricci, jesuita italiano, consiguió ingresar a China en 1583. A inicios del siglo XVII lo tenemos instalado ya en Pekín, donde propiciará la difusión del cristianismo entre la casta intelectual del Celeste Imperio. Por otra parte, luego de que el Imperio Otomano venciese los ejércitos húngaros en la batalla de Mohács en 1526, tras la muerte del rey Luis II de Hungría, pronto el reino se dividió en tres partes, una occidental bajo el control de Fernando I de Habsburgo, hermano deCarlos I de España, una central bajo el control del sultán turco y una oriental que se convirtió en un Estado semindependiente conocido como el Principado de Transilvania gobernado por la nobleza húngara. Estos, pronto adoptaron el luteranismo y el calvinismo para no reconocer la autoridad de los Habsburgo, quienes habían heredado el trono húngaro. De esta manera, los príncipes transilvanos mantuvieron una confesión protestante sólida, floreciendo así ésta en el Este del reino. Inicialmente, en 1579, uno de los primeros príncipes de Transilvania, el conde Esteban Báthory (posteriormente también rey de Polonia), resultó ser gran defensor del catolicismo, pues llevó a los jesuitas a la ciudad húngara de Kolozsvár, donde concedió toda clase de privilegios para ellos e hizo encerrar en prisión a Ferenc Dávid, reformador unitario. En 1581 fundó una residencia para estudiantes jesuitas en esta ciudad, cogiendo fuerza rápidamente

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este movimiento de la contrarreforma en Hungría. Por otra parte, para contrarrestar el protestantismo, los Habsburgos, conocidos por su profundo compromiso con Roma, pusieron en marcha una política recatolizadora enérgica a finales del siglo XVI, cuya figura principal fue el jesuita Pedro Pázmány, arzobispo de Esztergom (1616 – 1637), quien había estudiado en Kolozsvár en el instituto fundado por el príncipe Esteban Báthory. Las obras literarias de Pedro Pázmány, así como sus discursos y prédicas caracterizadas por elaboradas argumentaciones teológicas fungieron de herramienta para solidificar las bases católicas en el reino húngaro. Pázmán y consigió que muchas familias aristocráticas húngaras abandonasen el protestantismo, así como lo hicieron el conde Nicolás Forgách, Segismundo Forgách, Cristóbal Thurzó y Nicolás Eszterházy. Luego de su activa publicación entre 1603 y 1613, más familias húngaras volvieron el catolicismo, entre ellas los Pálffy, Draskovich, Erdődy, Haller, así como Jorge Zrínyi, Catalina de Brandeburgo, viuda de Gabriel Bethlen el príncipe de Transilvania protestante. En 1629 Pázmány fundó una universidad en la ciudad húngara de Nagyszombat, la cual contaba con una facultad de teología y una de Humanidades.


HISTORIA

10 Educación y Ámbito Intelectual (Las ciencias) LA EDUCACIÓN, la asume la Compañía de Jesús como una participación en la misión evangelizadora de la Iglesia. Por eso sus Centros ofrecen a la sociedad una clara inspiración cristiana y un modelo de educación liberadora y humana. Los jesuitas tienen instituciones en todos los niveles educativos: universidades, colegios, centros de formación profesional, redes educativas. En 69 países la Compañía tiene 207 instituciones de Educación Superior (universidades), 472 de Secundaria, 165 de Primaria y 78 de Profesional o Técnica. En ellas trabajan 125.032 seglares y 4.010 jesuitas como educadores o administradores. Además, existen las Redes Educativas (principalmente de Fe y Alegría en Latinoamérica) con 2.808 centros. El número total de alumnos se calcula en unos 2.477.207. En España, más de 70.000 alumnos estudian en 67 colegios, todos concertados, y la mayoría de ellos abarcan todas las etapas excepto la Formación Profesional, que se imparte en 17 Escuelas (con más o menos Módulos de FP) y la mayoría de los 27 centros de la SAFA (Fundación Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia). Y, también en España, más de 50.000 alumnos estudian en sus 9 universidades y centros universitarios (Universidad Pontificia Comillas en Madrid, Universidad de Deusto, en Bilbao; Facultad de Teología de Granada. INEA en Valladolid; ESADE en Barcelona; ETEA en Córdoba; E.U. Magisterio SAFA en Úbeda; CESTE en Santander; IQS en Cataluña).

res o administradores.

Además, existen las Redes Educativas (principalmente de Fe y Alegría en Latinoamérica) con 2.947 centros.

El número total de alumnos se calcula en unos 2.928.806.16 Los jesuitas han fundado centros educativos en todos los continentes;

en el año 1640 contaban ya con 500 centros educativos de estudios superiores repartidos por Europa y América. La cifra fue aumentando a lo largo del siglo siguiente, hasta alcanzar la más importante red educativa de la época: más de 800 colegios y universidades al momento de su supresión.

Eran muy reconocidos los métodos que empleaban los jesuitas en materia de educación, que básicamente se fundamentaban, desde1599, en la Ratio Studiorum y en la IV Parte de las Constituciones de la Compañía de Jesús. Desde 1986 han actualizado sus métodos y paradigmas educativos por medio del documento “Características de la Educación SJ”, al que siguió en 1993 “Pedagogía Ignacia: un planteamiento práctico”.

Algunos antiguos alumnos de centros jesuitas que se pueden desta•

En 69 países la Compañía tiene 231 instituciones de Educación

car son: Descartes, Voltaire, Cervantes, Quevedo, San Francisco de Sales, José

Superior (universidades), 462 de Secundaria, 187 de Primaria y 70

Ortega y Gasset, Antoine de Saint-Exupéry, Charles de Gaulle, Vicente Huido-

de Profesional o Técnica.

bro, Alfred Hitchcock, Fidel Castro yJames Joyce. Sin lugar a dudas se trata de

En ellas trabajan 130.571 seglares y 3.732 jesuitas como educado-

una lista muy heterogénea... De entre los literatos españoles añadir, además


HISTORIA de los mencionados, entre otros a Calderón de la Barca, Gabriel Miró y Miguel Hernández.

EL ÁMBITO INTELECTUAL, ámbito jesuítico por antonomasia. Destaca su presencia en la Teología, las Ciencias y la Cultura. Teología: Con sus numerosas Facultades de Teología (destacando con luz propia la Universidad Gregoriana, en Roma), profesores e investigadores de este campo, y multitud de libros y revistas de esta disciplina. En España, cuenta la Compañía con tres Facultades de Teología (Granada; Comillas-Madrid; Deusto-Bilbao) y el Instituto de Teología Fundamental de San Cugat. Además, publica revistas especializadas como: Estudios eclesiásticos, Proyección, Manresa, Sal Terrae, Selecciones de Teología… Las Ciencias: La tradición jesuítica de la investigación científica se remonta a los primeros años de la Compañía de Jesús. Así, el primer observatorio astronómico jesuita se funda en el colegio romano (hoy la Universidad Gregoriana) hacia la mitad del siglo XVI, y en 1578, el papa Gregorio XIII hizo erigir en el Vaticano la Torre de los Vientos (origen del Observatorio Astronómico Vaticano) y encargó a los jesuitas astrónomos y matemáticos del Colegio Romano que preparasen la reforma del calendario promulgada después en 1582; hoy 13 astrónomos jesuitas trabajan en el Observatorio Vaticano. También del siglo XVI destaca el gran jesuita ilatiano Mateo Ricci (1552-1610), quien diera a conocer a China la ciencia y técnica de Europa y a Occidente la civilización y las riquezas culturales del pueblo chino.

A lo largo de los siglos los jesuitas han realizado numerosos descubrimientos en campos científicos tan diversos como: la física, las matemáticas, la medicina, la lingüística, la geografía, la botánica, la arqueología…Jesuitas como Cristóforo, Clavio, Scheiner, Boscovich, Kirchner, fueron geniales científicos y maestros de varias generaciones de hombres de ciencia. Y de los últimos siglos, destaca sin duda, la labor del paleontólogo francés, Pierre Teilhard de Chardin. Como curiosidades, el nombre de la flor “camelia” se debe al gran botánico jesuita Kamel; el origen del Nilo Azul se debe al jesuita Pedro Páez; o el inventor del proyector de diapositivas en el siglo XVII fue el jesuita Kirchner.Entre los retos que plantea hoy la Ciencia destaca sin duda el de la Bioética. Y en ella trabajan los jesuitas, por ejemplo, en los Estados Unidos, en el ITEST (Isntitute for Theological Encounter of Sciencie and Technology), y en España, en el Instituto Borja de Bioética (Barcelona); en la Cátedra de Bioética de Comillas (Madrid) y en la Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión, de ICAI (Comillas, Madrid). La cultura: Donde han destacado jesuitas, bien cultivando las diversas manifestaciones artísticas, o bien fomentando el diálogo entre la Fe y la Cultura: A lo largo de la historia han surgidos jesuitas pintores, escultores, ilustradores, fotógrafos, arquitectos, críticos de arte, ceramistas, músicos… Como ejemplos, citar a: literatos como Baltasar Gracián o el P. Isla (“Fray Gerundio de Campazas”), pintores como Andrea del Pozzo; arquitectos como Francisco Bautista o Bartolomé de Bustamante; músicos como Domenico Zipoli… Por poner ejemplos actuales, en 2004, el jesuita Gutiérrez de Ceballos ingresaba en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Y son famosos los mosaicos del jesuita Marko Ivan Rupnik, como los que adornan la capilla Redemptoris Mater del Vaticano o la sacristía y la sala capitular de la catedral de La Almudena en Madrid. Y, el papel que la enseñanza de la música tuvo en las reducciones sigue hoy muy vivo en la orquesta de San Ignacio de Moxos (Bolivia) y en el Festival de Música Barroca de Chiquitos (Bolivia). Hoy los jesuitas trabajan en avanzar en el diálogo entre la Fe y la Cultura a través de, entre otros, los llamados: Centros de Fe y Cultura, (Ej: Cristianismo y Justicia en Cataluña, Pignatelli de Zaragoza, Centros Pedro Arrupe en Sevilla, Málaga, Centro Arrupe en Madrid; Francisco Suárez en Granada, Fe y Desarrollo en Valladolid, Loyola en Santander, Fonseca en A Coruña; La Merced en Burgos…) Estos centros son lugares de encuentro que la Compañía de Jesús pone a disposición de la comunidad eclesial y de la sociedad civil. En ellos se fomenta la reflexión crítica y el análisis de los acontecimientos sociales o eclesiales. Son plataformas que cuidan del crecimiento del ser humano y, muy especialmente, de su dimensión trascendente y creyente, desde la Espiritualidad Ignaciana. Como vehículo del pensamiento y de la reflexión que estas instituciones elaboran se publican un número importante de revistas y publicaciones (algunas ya centenarias) como Razón y Fe, Fomento Social, Migraciones, Estudios de Deusto, Pensamiento, ICADE, Cristianismo y Justicia… También toda la labor de sus editoriales (Sal Terrae en Santander y Mensajero en Bilbao) y la formación, en general, contribuyen a ese diálogo Fe-Cultura.

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HISTORIA EN ASIA San Francisco Javier Francisco de Javier o Francés de Jasso (Castillo de Javier, 7 de abril de 1506 – Isla de Sanchón, China, 3 de diciembre de 1552) fue un religioso y misionero navarro, miembro del grupo precursor de la Compañía de Jesús y estrecho colaborador de su fundador, Ignacio de Loyola. Fue canonizado por la Iglesia Católica con el nombre deSan Francisco Javier. Destacó por sus misiones, que se desarrollaron en el oriente asiático y en el Japón. Recibió el nombre de Apóstol de las Indias.

Características de las Misiones Jesuíticas

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Las Misiones Jesuíticas se establecieron en la zona de la colonización española en la Gobernación del Río de la Plata con la finalidad conjunta de civilizar a los indígenas bajo la autoridad española; y simultáneamente ejercer actos de efectiva ocupación de los territorios que estaban en una zona en la cual no se delimitaban claramente las jurisdicciones de la colonización española y portuguesa. Fueron poblaciones integradas exclusivamente por indígenas, aunque dirigidas por monjes jesuitas a los que se asignaba función sacerdotal, instaladas en territorios expresamente asignados para tal fin, comprendidos en la Provincia Jesuita del Paraguay, creada en 1604. Existieron dos grandes grupos de Misiones, las Misiones Orientales que estaban ubicadas en los territorios a este del río Uruguay, al norte d e l Río Ibicuy, y a ambos lados de la actual frontera entre el Uruguay y el Brasil; y las Misiones Occidentales, situadas en actual territorio argentino de la mesopotamia de los ríos Paraná y Paraguay, en el territorio de la actual Provincia de Misiones, que son las únicas de las que se han conservado restos de sus edificaciones, y que son visitadas como lugar de interés turístico. La primera de las Misiones fue establecida en 1624, dirigida por el Padre Guzmán quien logró fundar en territorio del actual Departamento de Soriano, ubicado al sur del Río Negro, la Misión de Santo Domingo de Soriano, cuyos pobladores fueron indios chanás. Los padres jesuitas llegaron a establecer muchas otras Misiones sobre las costas orientales del Río Uruguay, abarcando territorio de los actuales Departamentos de Artigas y Rivera, como del sur del actual Estado brasileño de Río Grande del Sur; entre ellas las poblaciones de San Borja, San Ángel, San Juan, San Nicolás, San Luis, San Lorenzo y San Miguel, que alcanzaron en su conjunto una población superior a las 30.000 personas.

En 1604 se creó la llamada Provincia Jesuítica del Paraguay, que abarcaba los territorios habitados por indios guaraníes, compuesta por grandes extensiones de tierras llamadas “estancias” y dentro de cuyo territorio los jesuitas instalaron un total de 30 misiones; de las cuales siete estuvieron situadas al este del Río Uruguay, y fueron denominadas “Los siete pueblos de las Misiones”, integrados por San Borja, de 1682; San Nicolás, de 1687; San Miguel, de 1687; San Luis, de 1687; San Lorenzo, de 1690; San Juan, de 1697 y San Ángel, de 1706. Las misiones orientales estaban en el territorio actual del Estado de Río Grande del Sur, un territorio que integraba la indefinida frontera entre las zonas de influencia de los españoles y los portugueses; y en el cual incursionaban alternativamente. Comenzaron a establecerse para detener la expasión portuguesa, a partir de una primer reducción de San Nicolás fundada en 1626 por el jesuita Roque González, aunque fue abandonada en 1637. Luego, en 1632, el jesuita Cristóbal de Mendoza fundó la misión de San Miguel de Arcángel, en las costas del Río Ibicuy; una misión que alcanzó su mejor época en las primeras cinco décadas del siglo XVIII, habiendo llegado a tener una población de alrededor de 6.000 habitantes, pero luego entró en sostenida decadencia. Actualmente, sus ruinas han sido restauradas y — conjuntamente con los de la Misión de San Ignacio Miní, en Argentina y los de las Misiones de Trinidad y de Jesús en Paraguay — constituyen los únicos restos de las Misiones Jesuíticas. La Provincia Jesuítica del Paraguay era regida por un Padre Provincial, que era designado y dependía directamente del General de la Compañía de Jesús, con sede en Roma. El conjunto de las Misiones tenía un Padre Superior; y en cada una de las Misiones existían uno o más Padres, que cumplían diversas funciones, la principal de las cuales era atender a la evangelización y otros aspectos religiosos, tales como las actividades propias del culto. También llamadas reducciones, las Misiones estaban organizadas en una estructura de cargos públicos similar a la de las ciudades españolas. En cada una de ellas existía un Jefe superior, alcaldes y regidores que integraban el Cabildo; cargos que eran todos ellos ejercidos por indios (generalmente los caciques); aunque no poseían iniciativa propia y tenían solamente la función de ejecutar las directivas de los sacerdotes que dirigían la misión. Atendiendo a su objetivo de civilizar a los indígenas, los jesuitas lograron insertarse en su estructura social; logrando primeramente su sedentarización mediante el establecimiento de los poblados que constituyeron las Misiones. Los guaraníes se encontraban en estado tribal; componiéndose sus colectividades por conjuntos de familias poligámicas que contaban con dos autoridades, los caciques y los chamanes. Vivían en un estado sumamente primitivo, practicaban la antropofagia, y ejecutaban ceremonias funerarias de tipo pagano. Los caciques eran principalmente jefes guerreros cuya autoridad


HISTORIA se centraba fundamentalmente en los aspectos materiales de la vida del grupo; en tanto que los chamanes, también llamados payes tenían un ascendiente de carácter religioso, entre lo cual se incluía — como en muchos otros pueblos primitivos — intervenir frente a las enfermedades. Por lo tanto los jesuitas, en cuanto tenían como objetivo la conversión religiosa de los indios, que implicaba quitar su influencia a los chamanes, se apoyaron en la rivalidad de ellos con los caciques. Obteniendo la conversión religiosa de los caciques se propiciaba la del resto de la tribu; y para los caciques, ello significaba imponer su autoridad por sobre la de los chamanes. Los jesuitas fueron transformando gradualmente las costumbres de los indígenas; atendiendo primariamente a aquellos aspectos más contrarios a los principios de la religión católica, como la antropofagia y la poligamia. Orientaron la organización familiar de la tribu guaraní en base a la monogamia; para lo cual construyeron en sus Misiones un tipo de habitaciones que se conocen como “tiras”; por cuanto las unidades de habitación eran contiguas, pero en cada una habitaba solamente una familia, destinando la primera a la familia del cacique.

En América Los jesuitas llegaron a Brasil ya en el generalato de San Ignacio. En el gobierno de San Francisco de Borja ingresaron a Florida, Perú y México. Y en el de Claudio Acquaviva a Canadá, Nueva Granada, la Presidencia de Quito y otras zonas. De acuerdo a sus nacionalidades, los misioneros jesuitas se distribuyeron en las distintas posesiones de las potencias europeas. Canadá: fue evangelizado por jesuitas franceses. La inmensidad del territorio, el clima y la hostilidad de los hurones e iroquesesconvirtieron a la canadiense en una de las misiones más difíciles de la Compañía. No faltaron los mártires: los Padres y Hermanos Jean Brebeuf (martirizado en 1649), Noël Chabanel (1649), Antoine Daniel (1648), Charles Garnier (1649), René Goupil (1642), Isaac Jogues (1646), Jean de Lalande (1646) y Gabriel Lalemant (1649). E s t a

En otros aspectos, no modificaron mayormente las estructuras culturales y sociales; manteniendo el idioma indígena que los jesuitas aprendieron. Las comunidades que formaban las misiones tenían una estructura económica primitiva, prácticamente eran economías de subsistencia; así que pudieron mantener sus características conforme a las cuales el concepto de la propiedad quedaba limitado a los utensilios personales. El proceso educativo de los indígenas en cuanto a la dedicación organizada al trabajo productivo de tipo agrícola y ganadero, resultaba compatible con la disponibilidad en común de los bienes de consumo y de uso, que concordaba además con las prácticas usuales en las comunidades de las órdenes religiosas cristianas.

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Por otra parte, si bien algunos misioneros jesuitas eran expertos en la asistencia de las enfermedades — como el padre Zsigmond Asperger, a quien por su origen se conoció como “el médico húngaro”, ya que se hizo misionero jesuita luego de culminar sus estudios de Medicina; de todos modos la Medicina se encontraba todavía en condiciones precarias desde el punto de vista de su desarrollo científico, por lo cual no solamente continuaron aplicando en gran medida las prácticas curativas mediante el empleo de hierbas, sino que a partir de ello lograron conocer las propiedades efectivamente terapéuticas que muchas de ellas poseen. De tal modo, los jesuitas pudieron realizar, a lo largo del siglo en que aproximadamente cumplieron su labor en las Misiones, un proceso de civilización de los indígenas que no violentó sus hábitos culturales, sino que los adaptó a sus objetivos civilizadores y religiosos; permitiéndoles progresar en numerosos aspectos, como los relativos a la construcción de poblaciones y las técnicas del cultivo y de la cría de ganado.

misión incluyó territorios que hoy pertenecen al Estado de Nueva York y consiguió convertir a miles de hurones, no así a los iroqueses, que siempre fueron hostiles hacia los europeos.


HISTORIA

Las Persecuciones Expulsiones y supresión

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Mississippi: fue explorado y evangelizado por jesuitas franceses. Entre ellos destacó el Padre Jacques Marquette (1637-75) quien, con el explorador Louis Jolliet fue el primer europeo que recorrió y cartografió el río Misisipi desde el territorio norteño de Nueva Francia(1673). Fundó algunos poblados en Nueva Francia (actual Estado de Míchigan). México: Los jesuitas llegaron a México por San Juan de Ulúa Veracruz el el 9 de septiembre de 1572 y llegaron a la Ciudad de Méxicoel 28 del mismo mes donde Alonso de Villaseca les otorgó unos solares dos cuadras atrás de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México en donde fundaron el Colegio Real y más Antiguo de San Ildefonso, edificio considerado una de las obras cumbres delbarroco mexicano. El título de “Real” se dio porque el Rey ofrecía 12 becas a igual número de estudiantes, quienes eran conocidos como colegiales reales. El trabajo jesuita se extendió hasta el 25 de junio de 1767 cuando fueron expulsados y sus propiedades tomadas militarmente, hasta que el 19 de mayo de 1816, Fernando VII restituyó a la compañía. Complejos agrícolas jesuíticos en Sudamérica: Los jesuitas fueron innovadores en la explotación de sus haciendas y propiedades en la América Hispánica. Durante los siglos XVII y XVIII supieron gestionar verdaderos emporios agro-industriales con métodos de gerencia que se adelantaron a los utilizados en la actualidad. Entre ellos, uno de los más importantes fue la explotación de las minas de Paramillos de Uspallata — en Argentina— de plomo, plata y cinc. Además agregaron la participación patrimonial de lo recaudado en las haciendas para luego ser redistribuido entre indígenas, esclavos y empleados, llegamos a la conclusión que fueron los primeros en otorgar una suerte de “títulos de propiedad” a sus subordinados. La finalidad de estas propiedades era sostener sus colegios, pues éstos —debido a una rigurosa concepción del voto de pobreza— eran gratuitos. Sin embargo, la riqueza de estos complejos y haciendas atrajo la ambición de las Coronas y particulares y, a la larga, fue un factor para la supresión de la Orden.

Los gobiernos ilustrados de la Europa del siglo XVIII se propusieron acabar con la Compañía de Jesús por su defensa incondicional del Papado, su actividad intelectual, su poder financiero y su influjo político. Ciertamente se habían ganado poderosos enemigos: los partidarios del absolutismo, los jansenistas y los filósofos franceses (Voltaire, Montesquieu, Diderot). No faltaron tampoco las intrigas de ciertos grupos en la misma Roma. El contexto político europeo se caracterizó en estos años por el advenimiento del llamado Despotismo Ilustrado y por un declive notorio del prestigio político del Papado y la voluntad política de los Borbones y de la Corona Portuguesa de robustecerse en detrimento de la Iglesia. El mismo Napoleón, en sus memorias, escribiría: Los jesuitas son una organización militar, no una orden religiosa. Su jefe es el general de un ejército, no el mero abad de un monasterio. Y el objetivo de esta organización es Poder, Poder en su más despótico ejercicio, Poder absoluto, universal, Poder para controlar al mundo bajo la voluntad de un sólo hombre [El Superior General de los Jesuitas] El Jesuitismo es el más absoluto de los despotismos y, a la vez, es el más grandioso y enorme de los abusos. John Adams, segundo presidente de los EEUU diría más tarde: No me agrada la reaparición de los jesuitas. Si ha habido una corporación humana que merezca la condenación en la tierra y en el infierno es esta sociedad de Loyola. Sin embargo, nuestro sistema de tolerancia religiosa nos obliga a ofrecerles asilo.9 El Padre General desde 1758 era el florentino Lorenzo Ricci. El primer país en expulsar a la Compañía de Jesús fue Portugal. El ministro Carvalho, marqués de Pombal, fue su principal adversario; encerró en el calabozo a 180 jesuitas en Lisboa y expulsó al resto en 1759. Con esta dura medida pretendía robustecer la autoridad real y dar una clara señal al Papa de que no toleraría intromisiones pontificias en los asuntos del Esta-


HISTORIA do. Más de mil jesuitas de Portugal y sus colonias fueron deportados con destino a los Estados Pontificios. Clemente XIII protestó por la medida. En 1763, Luis XV de Francia los acusó de malversación de fondos debido a la quiebra del P. Antoine Lavalette en Martinica. El Parlamento de París, que ya desde la fundación de la Orden había impugnado la presencia legal de la Orden en Francia, condenó lasConstituciones y el Rey decretó la disolución de la orden en sus dominios, y el embargo de sus bienes. Más tarde, los jesuitas fueron expulsados de los territorios de la Corona española a través de la Pragmática Sanción de 1767 dictada por Carlos III el 2 de abril de 1767 y cuyo dictamen fue obra de Pedro Rodríguez de Campomanes (futuro conde de Campomanes), regalista y por entonces Fiscal del Consejo de Castilla.10 Al mismo tiempo, se decretaba la incautación del patrimonio que la Compañía tenía en estos reinos (haciendas, edificios, bibliotecas), aunque no se encontró el supuesto «tesoro» en efectivo que se esperaba. Los hijos de San Ignacio tuvieron que dejar el trabajo que realizaban en sus obras educativas (lo que supuso un duro golpe para la formación de la juventud en la América Hispana) y sus misiones entre indígenas, como las famosas reducciones guaraníes y las menos célebres, pero no menos esforzadas misiones en el noroeste de México (Baja California, Sonora y Sierra Tarahumara) y a lo largo del Amazonas (misiones del Marañón). La supresión de los jesuitas fue llevada a cabo en 1773, cuando el nuevo Papa Clemente XIV enfrentó fuertes presiones de los reyes de Francia, España, Portugal y de las Dos Sicilias quienes, por razones políticas, le exigían la desaparición de la Compañía. El Papa cedió y mediante el breve Dominus ac Redemptor suprimió la Compañía de Jesús. Los sacerdotes jesuitas podían convertirse al clero secular; los escolares y hermanos coadjutores quedaron libres de sus votos. El P. General, Lorenzo Ricci, y su Consejo de Asistentes fueron apresados y encerrados en el Castillo Sant’Angelo (Roma) sin juicio alguno. Sin embargo, en Rusia —concretamente en Bielorrusia— y Prusia el edicto de supresión no fue promulgado por los monarcas. Jesuitas de toda Europa aceptaron la oferta de refugio hecha por la zarina Catalina la Grande, quien esperaba continuar así, con el apoyo intelectual de la Compañía, la obra de modernización iniciada por Pedro el Grande.

En 1789 —el mismo año en que la Constitución de Estados Unidos entró en vigor y en el que se inició la Revolución francesa— fue fundada por el Obispo John Carroll —ex-jesuita— la universidad católica más antigua de Estados Unidos, la de Georgetown, en Washington D.C.; en el siglo XIX, sería integrada a la Compañía restaurada.

Restauración Cuarenta años después, en medio de los efectos causados por la Revolución francesa, las guerras napoleónicas y las guerras de independencia en la América Hispánica, Pío VII decidió restaurar a la Compañía. De hecho, los jesuitas habían sobrevivido en Rusia —unos cuantos centenares— protegidos por Catalina II. La restauración universal era vista como una respuesta al desafío que representaban quienes eran vistos en ese entonces como los enemigos de la Iglesia: la masonería y los liberales, principalmente. De 1814 hasta el Concilio Vaticano II de 1962, la SJ es asociada con corrientes conservadoras y elitistas. La Orden es identificada con un incondicional apoyo hacia la autoridad del Papa. Poco tiempo después de la restauración, el Zar expulsa a los jesuitas de Rusia. Los Generales (Fortis, Roothaan y Beckx) vuelven a instalarse en Roma después de un paréntesis de 40 años. Durante el siglo XIX la SJ sufre las consecuencias de las revoluciones políticas de corte liberal y tiene que afrontar numerosos ataques. Acaba siendo nuevamente expulsada de Portugal, Italia, Francia, España, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Alemania, etc. resurgimiento italiano, es decir, la unificación de la península bajo la égida de la Casa de Saboya, acarreó complicaciones al Papado y a la Compañía. Camillo Benso, conde de Cavoury primer ministro del rey [[Víctor Manuel II], era francamente liberal y, por ende, anticlerical. En 1870 surge la «cuestión romana» cuando los ejércitos piamonteses ocupan Roma y el Papa se declara prisionero en el Vaticano. La situación política posterior en Italia, obligó al Padre General Luis Martín a abandonar Roma y a gobernar desde Fiésole. A pesar de estas expulsiones y conflictos, el número de jesuitas va ascendiendo lentamente. Cuando los jesuitas alemanes fueron expulsados por Otto von Bismarck, cientos de ellos se trasladaron a Norteamérica y colaboraron en la evangelización del interior de los Estados Unidos.

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