Frankenstein - IX Congreso Nacional de Derecho Político

Page 1

IX Congreso Nacional de Derecho Político “Recuperando la Política y el Derecho” Facultad de Derecho – Universidad Nacional de Rosario

Frankenstein

Mayra Corpacci – Juan José Ronco Rampulla Universidad Nacional de Córdoba Junio 2012 ISBN: 978-950-673-961-4


Introducción

A lo largo de la historia, la capacidad proyectiva y creativa del hombre materializada en desarrollos tecnológicos e intelectuales fueron configurando una realidad cada vez más compleja y dinámica. Los vínculos entre el hombre y la naturaleza presentan una relación dicotómica. Por un lado, un hombre que necesita abstraerse de ella intentando reducir todas las variables que no puede controlar y podrían amenazar la necesidad de un ambiente estable sobre el cual realizar sus proyectos de vida. Y por el otro, un acercamiento cada vez más estrecho con el ambiente. Sea por una búsqueda en la explotación más eficiente de sus recursos; sea por un avance de los impactos humanos sobre los pocos territorios vírgenes que quedan en el planeta; o hasta en la capacidad del hombre de investigar e inspirarse en la misma naturaleza para imitarla en algunos casos o crear instrumentos nuevos que le permitan una mejor adaptación con su entorno. En este aspecto, no podemos dejar de olvidar que el hombre también es naturaleza, por lo tanto, estas intromisiones, exploraciones y creaciones también recaen sobre su propio cuerpo y sobre su capacidad de organizarse y convivir en sociedad. Como consecuencia de este desarrollo, el hombre no solo ha logrado administrar con una gran precisión el mundo natural-artificial que construyó. También le imprimió una vertiginosidad y complejidad sin precedentes derivado del gran entramado de factores tanto naturales propiamente dichos (el clima, los recursos, el tiempo, el espacio, entre tantos otros) como artificiales (sociales, económicos, políticos, culturales, jurídicos, religiosos, etc.) que impactan en sus proyectos. De una u otra manera, se puede percibir estas tendencias a lo largo de las distintas etapas de la historia y de los paradigmas de pensamientos que han ido acompañando a tales procesos. Al hablar de administración de factores naturales y sociales, estamos describiendo la existencia de un entramado de Poder, un sistema de dominación tanto con el entorno, el ambiente, como entre los mismos hombres. Una dominación como medio y fin en si, objeto de innumerables disputas y enfrentamientos para llegar a la cima y tomar el control. Inicialmente, un poder personalizado sobre un territorio específico y un número de sujetos determinados. Luego, con el paso de los siglos, al irse desarrollando nuevas tecnologías y expandiendo las fronteras del mundo y el conocimiento, el hombre necesito de “instrumentos” abstractos que posibilitaran a los líderes ejercer influencia sobre porciones de territorios y número de población que escapaban de sus condiciones reales y humanas de control. 2 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


Instrumentos que se convirtieron en importantes mecanismos. Y que, acompañados de una lógica racional de dominación tan sofisticada, parece emanciparse del control de su propio creador. “Vivimos desde ya en un mundo de máquinas de transporte, de producción, de pensamiento. Frankenstein, nuestro doble, el que hemos creado, adquiere autonomía y pronto tendrá el poder.” Lucien Sfez (1995)

Una realidad es mucho más amplia y compleja que nuestro sistema lineal y limitado de lenguaje. Por eso muchas veces se hace tan difícil explicar con palabras los sueños, sentimientos, experiencias cotidianas o teorías. A continuación presentamos un trabajo que combina la narración de datos históricos con esquemas teóricos para luego sintetizarlos en una metáfora. Éste recurso literario tiene la cualidad de no limitar su significado a lo meramente expuesto, sino que representa una puerta de entrada al entramado de significaciones y sentidos de la temática que tratamos. La llave de esa puerta la tiene el lector.

Primera Parte GÉNESIS DEL ESTADO

El Estado, sociedad contractual y permanente “La obligación contractual que es una de las consecuencias esenciales de la sociabilidad, sirve de fundamento a la construcción de la sociedad civil […]. Según Grotius, la obligación contractual base de todo derecho privado, lo es también de todo el derecho público” 1. Se trata de una unión perfecta de hombres libres por medio de la cual debe ser realizado lo que Grotius llama "La ley de la naturaleza", el Estado, sociedad pacífica y reglamentada, se establece sobre una decisión voluntaria de los hombres, no habiendo sobre ellos ninguna autoridad inicial, la adquiere en virtud del contrato en que los ciudadanos se someten a su autoridad2. "El Estado, sociedad humana con base contractual, concentra las relaciones de derecho público y poder político. En consecuencia, aunque formado por individuos mortales, permanece siendo el mismo y no desaparece con ellos. Sus obligaciones-derechos continúan a través del tiempo 1 2

Marcel Prelot. Historia de las Ideas Políticas. Ed. La Ley. Buenos Aires. 1986. p. 228 Ibid., p. 228

3 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


cualesquiera que sea el soberano, las dinastías o las formas de gobierno"3. “El fin de de ese Estado-sociedad es el goce común de los derechos recíprocamente reconocidos y la utilidad común. Mas el bien público es la regla suprema que ha de seguir […]”4. “Pero el Estado no puede diferenciarse de esta sociedad y tener fines propios. Estos fines son únicamente el cumplimiento de los fines de los hombres considerados individualmente. Publico en Grotius significa lo que es de utilidad común a todos y no aquello que será de una naturaleza exterior imponiéndose a todos”5. Así el Estado esta formado sobre la base de un contrato voluntario, si bien es permanente y con una extensión y duración superior a las de las vidas humanas, dado su carácter voluntario y contractual no aporta ninguna obligación suplementaria a quienes la integran y no permite a nadie erigirse en representante de una colectividad con derechos propios, distintos y ajenos a la voluntariedad del pueblo.

El Leviathan: Tomas Hobbes Aquí introducimos la primera metáfora del trabajo. En este caso, su producción es obra de Tomas Hobbes a quien desarrollamos a continuación. Para Hobbes el Estado nace del temor de los hombres hacia los otros y no de su benevolencia como propuso Grotius. “El estado de naturaleza […] es un estado esencialmente peligroso y funesto. […] Hay guerras de todos contra todos, Bellum omnium contra omnes"6. Así aparece el Estado como estructura que busca impedir la consciencia dañina del hombre. Surge como producto de la unión de los individuos que le delegan todos sus derechos a cambio de seguridad y orden. Y luego, una vez que han abandonado ese estado de naturaleza, se crea el Derecho. Es de suponer que, “para que exista el Estado no basta un simple acuerdo (consentio) entre los hombres sino que hace falta una unión (unio). Los hombres tienen que dejar de vivir como individuos independientes y separados, para formar una sola voluntad”7.

3

Ibid., p. 228 Ibid., p. 229 5 Ibid., p. 229 6 Ibíd., p. 233 7 Ibíd., p. 234 4

4 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


Así, los hombres se encuentran aprisionados por un doble contrato (que para Hobbes es uno solo). El contrato por el cual los individuos se asocian entre si, y aquel por el cual ellos se asocian con quien le delegan el poder supremo8. La consecuencia de ese doble pacto es hacer de la multitud un ser único, Hobbes le ha dado un nombre sacado de la Biblia. Lo llama: El Leviathan

Fuente: http://invisibel.net/zoopolitik

O el "Dios mortal". “Un dibujo que representa el cuerpo del monstruo formado por una multitud de individuos microscópicos aglutinados. El conjunto constituye un personaje temible que tiene entre sus manos la cruz y la espada, atributos del poder tanto espiritual como temporal”9. “El estado formado por una fusión completa de los individuos, ejerce una soberanía absoluta. A esta corresponde de manera natural la monarquía y con relación a ella Hobbes examina los otros regimenes. El mantenimiento de la paz exige que el soberano posea una autoridad completa, no debiendo estar sometido a ninguna ley que no provenga de él […]”10. El poder absoluto e ilimitado es el resultado de las voluntades humanas, pero excede a estas. “El Estado según Hobbes forma una persona distinta de todos los individuos que lo integran. No podría considerarse que su conjunto constituye el Estado, pues solo quienes lo representan tienen ese carácter. […] Separar por completo ese poder, de aquellos sobre quienes se ejerce, trae como 8

Ibíd., p. 234 Ibíd., p. 234 10 Ibíd., p. 235 9

5 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


consecuencia dar a ese poder un carácter artificial e ilimitado. […] Por otra parte, artificial e ilimitado es en el fondo el Poder para Hobbes.”11. “[…] los hombres, para poner fin a la guerra de todos contra todos, aceptan una paz por concentración, nada propio le queda al hombre”12. Relacionando la ultima frase que nos señala Hobbes "nada propio le queda al hombre", nos corrobora lo que Pierre Bourdieu ha escrito es su articulo Génesis y Estructura del Campo Burocrático cuando dice: "Intentar pensar el Estado es exponerse a retomar en su provecho un pensamiento de Estado, a aplicar al Estado categorías de pensamiento producidas y garantizadas por el Estado"13. Lo cual no deja a los hombres margen de pensar en el Estado como institución propia, creación humana, entidad funcional por y para el hombre, ya que una vez instituido se separa de quienes le han dado nacimiento, los hombres. Por ello, esa sociabilidad de la cual hablamos en el contrato social al cual todos los hombres hemos suscrito no existe, no se genera, una vez hecho el Estado, no somos parte de el. Thomas Bernhard lo explica con sus palabras: “La escuela es la escuela del Estado, donde se hace de los jóvenes criaturas del Estado, es decir, ni más ni menos que agentes del Estado. Cuando entraba en la escuela, entraba en el Estado, y como el Estado destruye a los seres, entraba en el establecimiento de destrucción de seres. [...] El Estado me ha hecho entrar en él por la fuerza, como por otra parte a todos los demás, y me ha vuelto dócil a él, el Estado, y ha hecho de mí un hombre estatizado, un hombre reglamentado y registrado y dirigido como todos los demás. Cuando vemos a los hombres, no vemos más que hombres estatizados, servidores del Estado, quienes, durante toda su vida sirven al Estado y, por lo tanto, durante toda su vida sirven a la contra-natura”14… al hombre mismo y su capacidad social.

11

Ibíd., p. 235 Ibíd., p. 235 13 http://es.scribd.com/doc/7202195/Bourdieu-Pierre-Espiritus-de-Estado. Artículo publicado originalmente en Actes de la Recherche en Sciences Sociales, Nº 96-97, marzo de 1993. pp. 49-62. 14 http://es.scribd.com/doc/7202195/Bourdieu-Pierre-Espiritus-de-Estado. Artículo publicado originalmente en Actes de la Recherche en Sciences Sociales, Nº 96-97, marzo de 1993. pp. 49-62. 12

6 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


Segunda Parte ESTRUCTURA Y DINÁMICAS DEL ESPACIO SOCIAL

De la pirámide a las esferas Tal como adelantamos en la introducción, en la última etapa de la historia, las relaciones entre los distintos actores se han ido complejizando progresivamente. En la segunda parte del presente trabajo nos enfocamos en cómo las relaciones de poder entre los hombres se han ido modificando para superar aquellos esquemas teóricos fundados en rígidos dogmas de dominación hasta volverse en fluctuantes y omniscientes “organismos” de poder. Los distintos niveles de jerarquías sociales ya no se podrían graficar dentro de una pirámide que represente al universo completo de la sociedad que se esté analizando. Siguiendo a Bourdieu, veremos que propone un espacio social compuesto por diferentes campos específicos donde en cada uno de ellos se establecen luchas entre los agentes con reglas determinadas para obtener distintos beneficios (que en definitiva todos apuntan al mismo objetivo, el Poder). De esta manera, la sociedad pasaría a graficarse como un conjunto de esferas (campos) interconectadas entre sí. Sin embargo, el hecho de que se haya superado la idea de la pirámide no implica que el mundo moderno sea más horizontal. Junto con el proceso de complejización de las relaciones sociales, también se ha desarrollado un sofisticado entramado de poderes que recorre y atraviesa de manera implícita los distintos campos sociales. De esta manera, para poder comprender desde una visión histórica cómo ha surgido este sistema de dominación moderno, será necesario recordar a Karl Marx, quién a pesar de las diferencias, se encuentra subyacente en las ideas de Bourdieu.

Derecho y Economía Marx desarrolla cómo un sector de la sociedad (burguesía), al ser el propietario de los medios de producción, posee una situación de dominación sobre otro sector más numeroso (proletariado) que se ve obligado a venderle su fuerza de trabajo a cambio de un salario que le permita subsistir. Esta relación surge en la Estructura y se proyecta hacia la Superestructura. En esta segunda, la burguesía intentará consolidar su poder a través de la creación de un contexto político-social-cultural que le permita continuar con el control de las clases subalternas. De esta manera logra tomar la capacidad de interpretar el Derecho (además de controlar las instituciones 7 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


que lo crean) y lo utiliza como instrumento de autoridad. Tal Derecho va a legitimar la estructura de dominación en la modernidad que es el Estado. A su vez, la burguesía impone su ideología al proletariado como una falsa creencia para generarles una visión de clase en sí y no de clase para sí. Es decir, sentirán pertenencia a su grupo por el solo hecho de “estar ahí” y actuarán de una manera funcional a sus patrones creyendo que es su verdadera finalidad. A través de esta ideología concebirán al Estado como una entidad neutral, y no como el contexto político-social que apoya el status quo de dominación de la burguesía. Bourdieu, como se dice más arriba, propone una estructura de campos que trasciende el modelo marxista pero conserva de alguna manera el trasfondo de la dominación. Estos campos (campus) son “espacios de juego”, estructuras estructuradas, donde se desenvuelven las relaciones sociales y los individuos interactúan (compiten) en la disputa por los distintos capitales (económico, cultural, social, simbólico). Una persona o grupo social participa simultáneamente en distintos campus. En la cúspide de la estructura existe un campus al que todos los demás intentan llegar, el campus del Poder. A lo largo de la modernidad, y en cierta consonancia con el determinismo económico de Marx, es el campus de la economía (actualmente, para ser más precisos: el financiero) el que impone su dominación desde lo más alto superando al político. Para llegar a obtener esta superioridad, el campus económico ha debido conquistar el Derecho. Éste se presenta como un campo especial que atraviesa a todos los demás y les impone las normas del juego necesarias para regular el conflicto que se genera en los distintos espacios. El Derecho es un campus cerrado y exclusivo al que solo tienen acceso agentes especializados con un determinado nivel de capital simbólico y cultural –sin dejar de entender que conlleva implícito cierto capital económico y social-. Bourdieu desarrolla el concepto de la illusio, la cual tiene una gran semejanza con la ideología propuesta por Marx. La illusio es la “inversión por el interés del juego e inmersión en el mismo juego”15. Es decir, que los sujetos tienen la concepción de que los capitales se disputan y sólo se obtienen en la medida en que se compite por el juego en sí (siendo funcional a intereses ajenos), y no por los intereses propios del individuo (o de la clase para sí). De esta manera, el sector dominado se somete falsamente a la creencia que le imponen quienes tienen el control de estas reglas (el Derecho) para creer que su fin último consiste en respetarlas, y no en conseguir el capital.

15

García Inda, Andrés. Poder, Derecho y Clases Sociales. Ed. Bilbao. 2001. P. 36

8 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


Lo paradójico de todo esto, y a partir de aquí se podría comenzar a desentrañar el rompecabezas, es que el campo del Derecho, si bien se ramifica hacia el resto de los campos del espacio social, es exclusivista. Es decir, se trata de un campo cerrado donde los actores sociales que participan en él deben poseer un capital cultural y simbólico determinado como requisito: ser abogados. Sin embargo, considerar que el campo del Derecho es la columna vertebral de las reglas que rigen a todos los campos y por eso es superior, implicaría una mirada incompleta y simplista de la realidad actual (y funcional a ese concepto de illusio o ideología). Tal concepción incurre en una serie de errores que limitan la comprensión de otras variables que determinan el verdadero origen del poder. El Derecho por sí solo no representa más que una serie de verbos imperativos. A menos que sigamos creyendo en las ideas positivistas de un legislador neutral, las leyes surgen de intereses concretos y de una lucha de sectores sociales que trascienden al grupo exclusivista de abogados y juristas. Existe un campo que se ha infiltrado de una manera cada vez más estrecha en cada espacio de la sociedad: la Economía. En la disputa por el poder, el derecho en gran medida se ha subsumido a los intereses de lo económico16. Volviendo al Derecho, la concepción de éste que vimos hasta acá consiste en un ordenamiento legal existente en un Estado determinado. El mismo, al ser una creación finita del hombre nunca va a llegar a regular o tener vigencia en todos los ámbitos del espacio social. A nivel internacional, es muy probable que los vacíos legales sean completados con analogías de reglamentaciones

o

medidas

económicas

en

primera

instancia.

Normalmente

ante

incumplimientos se imponen sanciones monetarias, restricciones en las aduanas o embargo de bienes. Es decir, la Economía va a actuar supletoriamente como principio superior cuando el derecho no alcance. Por lo tanto, se termina por desnaturalizar la concepción del Derecho como “árbitro” de las disputas producidas por los agentes dentro de los distintos campos sociales. A medida que la sociedad se complejiza, los mecanismos de poder también lo harán. En este caso, al no haber una única estructura jerárquica estable, la dominación se ha esparcido a través de las distintas capas y esferas de la sociedad volviéndose casi imperceptible en algunos casos. Pero siempre esta ahí. Y no siempre será el derecho el que instrumente esa autoridad. Actualmente, el Derecho ya no representa una herramienta estratégica como lo era antes para los sectores dominantes. La dominación a través de un sistema legal codificado necesita como condición esencial de una realidad muy poco variable para funcionar. Es por eso que en un

16

No pretendemos caer en un determinismo economicista, pero es difícil no reconocer esa gran influencia.

9 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


mundo tan fluctuante se hace difícil creer que un ordenamiento normativo escrito hace más de un siglo pueda ser eficiente. Por esta razón, las relaciones entre los agentes comienzan a regirse a partir de pactos basados en sistema de compensaciones financieras.

Tercera Parte FRANKENSTEIN Historia del Estado Podemos confirmar que la génesis del Estado está estrechamente vinculada con el paradigma del modelo capitalista. Marx diría que es producto de tal sistema. Pero como las etapas históricas no se renuevan de la noche a la mañana, las influencias no fueron evidentes desde un principio. Ya analizamos el fundamento teórico de la génesis del Estado, ahora veamos su origen histórico. Existe cierto consenso en los manuales de estudios internacionalistas en fijar la creación y el primer reconocimiento político de los Estados con la firma del Tratado de Paz de Westfalia en 1648. Allí, se reconoce por primera vez la existencia de gobiernos soberanos sobre territorios determinados como regímenes superadores de la concepción feudal. Sin embargo, tal acuerdo diplomático contiene una voluntad meramente política de la comunidad internacional. Solo se reconoce la inviolabilidad de las fronteras para ejercer el poder y la administración de los distintos gobiernos. Para ese entonces, las fuerzas condicionantes de la economía podrían reconocerse en un segundo plano, o al menos, no estaban organizadas sistemática y conscientemente como formas predominante de ejercer poder. En ese entonces, el dogma rígido de un sistema social encabezado por la nobleza y el clero todavía se encontraba vigente. Luego de un largo proceso de emancipación que culmina a finales del siglo XVIII con la Revolución Francesa como principal bisagra de quiebre ideológico, y con la Revolución Industrial como motor impulsor de profundos cambios estructurales, se sienta la base para la consolidación de una verdadera nueva etapa histórica. A lo largo del siglo XIX, con el paradigma del constitucionalismo “clásico”, aquellos Estados organizados en torno a una monarquía se ven sustancialmente modificados para ser concebidos bajo un régimen jurídico originado a partir de la Carta Magna. Por lo tanto se funda una nueva concepción de institucionalidad que incluye un sistema de contrapesos basado en la división del poder. 10 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


Esta vez, la participación de la economía ya no será casual como en la concepción estatal de 1648. Las constituciones del siglo XIX tendrán una fuerte impronta liberal. Entre los fines principales del Estado, sino era el principal en gran parte de los casos, se encontraba la protección del régimen de propiedad privada y de un ambiente propicio y seguro para ejercer las actividades productivas y comerciales. Sin embargo cuando aquí nos referimos a “economía” no hacemos mención a todos los agentes participantes del campo económico. Por supuesto que los autores y beneficiarios del régimen de protección de la propiedad, la industria y el comercio serán obviamente quienes posean tales medios. No obstante, tal campo económico no se quedó estable y el grado de competencia entre sus agentes (lucha de clases según Marx) fue creciendo cada vez más. Finalmente, producto de las distintas conquistas de los sectores oprimidos de la sociedad, a lo largo del siglo XX, surgirán modificaciones a esas constituciones para incluir también derechos y protecciones para los sectores de los trabajadores. Pero como el objeto de nuestro trabajo no se encuentra en esta etapa importante de la historia, sin desmerecerla, seguimos avanzando hasta las últimas décadas del siglo XX para detectar lo que sería una nueva fisura de quiebre. El comienzo de una etapa vendría de la mano del resurgimiento de aquellas ideas económicas emancipadoras de finales del siglo XVIII y siglo XIX con la aparición del neoliberalismo. Abstrayéndonos de los hechos históricos puntuales que forman el contexto para la revitalización de aquellos pensamientos, podemos enumerar, de manera no definitiva, algunos factores nuevos que caracterizarán al mundo contemporáneo. - Procesos de tecnificación, desarrollo tecnológico y especialización de las realidades. La gran red de relaciones que unen a las personas, los objetos, sus actividades, el ambiente, el tiempo, el espacio, han tomado una dinámica y complejidad sin precedentes. Desde los campos intelectuales y académicos se desarrollan conocimientos cada vez mas sofisticados, sean en materia social, industrial, de transporte, comunicación, o cualquier otra, que requieren de una dedicación única y especializada en los distintos aspectos. Se hace sumamente difícil (para no ser determinante con una calificación de imposible) encontrar sujetos que se especialicen en todas las áreas a la vez. Domina una racionalidad instrumental que ha parcelado la realidad. Por lo tanto, se dificulta la posibilidad de tener una visión global del mundo para poder comprender las conexiones que atraviesan los diferentes campos que lo componen.

11 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


- Delegación de tareas, servicios públicos y reducción de las responsabilidades estatales. Continuando con el punto anterior, el Estado pierde fortaleza en distintas cuestiones que requieren de un nivel importante de especialización, además en muchos casos, debe competir comercialmente con empresas privadas dedicadas exclusivamente a tales áreas que, al no tener la exigencia de velar por el bien común, reducen sus responsabilidades frente a la comunidad y se enfocan únicamente en el desarrollo de su actividad para la obtención de un mayor beneficio económico. Por otro lado, un Estado no puede recurrir como un remedio primario a la toma drásticos cambios y ajustes libremente para resolver problemas. Y es imposible que se presente en quiebra o simplemente que se “mude” a otro país cuando las cosas no anden bien como lo puede hacer una empresa. Esto lo coloca en situación de desventaja en la prestación de los servicios. Por lo tanto, tales ideas neoliberales terminan recomendando a los gobiernos locales reducir el abanico estatal mediante privatizaciones de las instituciones públicas. - Sistema internacional interdependiente El avance de las tecnologías en la comunicación y el transporte han reducido mentalmente las distancias geográficas y temporales que separaban puntos distantes del planeta. Además, la economía ha sembrado una lógica y racionalidad estándar que permite, salvo algunas excepciones y choques culturales específicos, compartir un entendimiento mínimo con sociedades y civilizaciones que históricamente han tenido muy pocos puntos en común. Las relaciones internacionales ya no se caracterizan por encuentros diplomáticos entre líderes de los estados o meros intercambios comerciales entre grandes comerciantes. Actualmente existe una red de producción y circulación de bienes, sentidos, servicios y personas que exceden a lo meramente político y comercial. Por lo tanto no solo existe un aumento cuantitativo en los distintos intercambios, también existe un gran cambio cualitativo de las consciencias, tanto individuales como sociales, en la manera de construir identidades dentro de un contexto de interculturalidad. Por lo tanto, en la explicación que hicimos más arriba sobre el modelo de los campos sociales de Bourdieu donde cada agente participaba en más de un área específica, a partir de ahora, podemos reconocer el altísimo grado de complejidad que le agrega el dinamismo de la realidad contemporánea internacional e intercultural.

12 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


Frankenstein Como consecuencia de los puntos anteriores (reiterando que son solo algunos factores que caracterizan a esta etapa) podemos percibir cómo existe una progresiva extensión de una frontera flexible y el aumento de intercambios entre las distintas esferas de la realidad. Comienza la metáfora. Ahora bien, podemos entender que la figura de un líder, sea como llegue a ese status, se debe elevar a una altura tal que le permita “observar” cada rincón de su área gobernada. Ese lugar, es el campo del “Poder”. Es decir, llamemos “oficina de Poder” al punto más alto ubicado sobre el centro del reino desde donde en línea recta se puede visualizar los extremos del espacio social.

Naturalmente, las capacidades humanas como ser contenido en un cuerpo material y mortal lo limitan a elevar su “oficina de Poder” hasta cierta altura. Sin embargo, el espacio social, a causa de las infinitas capacidades de creación e intercambios que realizan los agentes que lo integran, continúa creciendo cada vez más. Aquel gobernante, desde el punto máximo al que puede ascender comienza a 13 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


tener dificultades para observar los extremos de su tierra gobernada. Las murallas fortificadas que antes delimitaban su reino han quedado como reliquia de museo frente a la magnitud de una realidad que crece día a día. Implícitamente, y sin quererlo, el hombre ha construido la necesidad de que esa “oficina de poder” deba elevarse a un nivel mucho más alto al que ningún mortal puede acceder. Solo puede llegar hasta ese lugar una figura “superhumana”. Algo que no tenga un cuerpo finito que la limite; capaz de subir y bajar rápidamente de tal oficina para estar en cada punto de su reino cuando sea necesario; que sea sumamente flexible para resistir las fuertes ráfagas de viento de la altura y; obviamente, con la resistencia necesaria para resistir semejante estructura.

Ponemos en pausa la metáfora. En los primeros pasos del capitalismo, allá por el siglo XVII, con la ampliación de los mercados, el hombre de negocios requiere de significativos montos de dinero para iniciar exploraciones y financiar sus inversiones. Como respuesta a esta necesidad, se conforman compañías donde se asocian distintos comerciantes para afrontar en forma conjunta los desafíos de la expansión económica. A su vez, surge un nuevo agente en el mundo de los negocios. 14 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


A través del Código Francés de 1807 se crean las Sociedades Anónimas con la función de incentivar el aporte de capitales para las organizaciones garantizándoles a los inversores la no participación de las responsabilidades que asuma la empresa. Esta creación concebida en el campo económico y pronto legitimada y adoptada por el orden jurídico va a tener un rol vital para el desarrollo del sistema capitalista. Los reinados del norte de Europa adoptarán esta tendencia económica para expandir su dominio a los nuevos mercados asiáticos. Si bien en principio se los intentaba someter política y militarmente, con el tiempo irían descubriendo que la intervención mediante las empresas era mucho más eficiente y menos costosa. Por lo tanto se convertirán en el nexo entre la metrópolis y sus (ex-)colonias a quienes les terminarán reconociendo los gobiernos locales. A lo largo del siglo XIX, estas empresas comienzan a tomar una participación cada vez más relevante en la vida económica de las distintas naciones. Incluso, de alguna manera comparten con el mismo pueblo el proceso de construcción del imaginario y la estructura (social, económica y política) de los Estados constitucionales. Además, las formaciones de éstos Estados no se configuran únicamente desde adentro de la frontera. Justamente la impronta ideológica que inyectan implícitamente los capitales extranjeros dirige a adoptar un rol particular de cada país dentro del sistema de la división internacional del trabajo. Se puede percibir entonces tres etapas en la vida histórica de las Sociedades Anónimas con relación a los gobiernos. En primer lugar, un estado que las funda entregándole la legalidad necesaria para desarrollarse oficialmente como “persona jurídica”. En este período, las empresas se desenvuelven exclusivamente dentro del campo económico donde centran todos sus esfuerzos para la obtención de un lugar privilegiado en el mismo. Obviamente que existieron relaciones e influencias directas entre tales organismos y las esferas políticas. Pero como ambos campos compartían el mismo camino que era la expansión colonial (luego imperial) para la búsqueda del poder, sus fuerzas no se enfrentaban. En una segunda etapa, cuando los gobiernos y las empresas ya alcanzaron sus metas expansivas, las relaciones comienzan a volverse conflictivas. La realidad no es estable, y una vez logrado el auge económico, el crecimiento se convierte en meseta. Ya en ocasiones anteriores (distintas crisis a finales del siglo XIX) se venía sintiendo la presencia de actores sociales que se manifestaban desde lo subalterno del sistema. A comienzos del siglo XX, los sectores trabajadores (los agentes olvidados del campo económico) comienzan a tener una mayor visibilidad en la vida política de los Estados. Durante las primeras décadas, y sobretodo con la Crisis del 30, se quiebra este vínculo bilateral entre el Estado y las empresas para pasar a convertirse en una relación pendular donde el Estado irá atravesando períodos con tendencias 15 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


entre el liberalismo y un paternalismo planificador que defenderá los sectores no protegidos por el primero. Por último, de la etapa anterior se pasa a la tercera de una manera casi simultánea a lo largo del siglo XX. Aquellas corporaciones que conformaron grupos de presión frente a ese Estado pendular, rápidamente se convirtieron en verdaderos agentes de acción política dentro de él. En algunos casos incluso, organizaron y participaron (o aún hoy lo hacen) de manera directa en el derrocamiento de los gobiernos locales. Estas organizaciones ya no pertenecen a un territorio específico ni están conformadas por personas de una misma nacionalidad. Se puede decir que su sede se encuentra en el país donde fue fundada. Pero seguramente su dinero se encuentra resguardado en algún “paraíso fiscal”; su mano de obra en algún estado con un ordenamiento laboral flexible; su materia prima extraída de países que tuvieron que vender sus recursos naturales para pagar alguna deuda externa; etc. Y como lo habíamos anticipado anteriormente, se especializan en todas las áreas en que la realidad se ha parcelado. Existen multinacionales en materia de industria en general (desarrollo de tecnologías, desde la construcción de cualquier aparato cotidiano hasta la fabricación de armamento militar), producción de materias primas (alimentos, minerales, etc.), prestación de servicios, medios de comunicación, aseguradoras, entre otros tantos rubros. Por lo tanto, gracias a su magnitud y capacidad de trascender fronteras, se convierten en agentes, que cuando se agrupan y conforman mega grupos económicos, son capaces de disputar el poder a la mayoría de los Estados actuales. Además, estas corporaciones son denominadas, por su categoría jurídica, Sociedades Anónimas. Técnicamente esto significa que sus dueños son propietarios de las acciones que representan el patrimonio total de la empresa. No interesa la identidad de quien se adjudique tal título, simplemente que haya pagado por ellas. Sin embargo, el hecho de llamarse “anónimas” implica también una negación del Hombre. Se tratan de organizaciones conformadas por “personas de existencia visible” pero que al mismo tiempo, se desprenden de ellos. Ampliamos esto con la continuación de la metáfora. Habíamos quedado en que el hombre, al complejizarse el espacio social, hiso que se desplace y se eleve proporcionalmente la altura de aquel punto ideal donde se ubica el centro de control al que llamábamos con un nombre “administrativista”: Oficina de Poder. Tal espacio, actualmente se encuentra en un punto tan alto, que las condiciones humanas de cualquier hombre o mujer le impiden llegar hasta ese lugar. Actualmente, 16 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


no estamos seguros que haya “algo” (seguramente no debe haber un “alguien”) allí arriba observándonos. Pero probablemente algún día lo habrá. Sabemos que el hombre, gracias al acervo de conocimiento heredado por sus generaciones anteriores sumado a su capacidad creativa, construye herramientas que le permiten resolver cualquier obstáculo o cuestión que se le presente. Es probable que sin quererlo, ya hayamos inventado qué ocupara el lugar de la Oficina de Poder. A través de instrumentos brindados por el Derecho y la Economía, el hombre ha creado su propia ficción, su propio doble. Si bien lo diseñó respetando una serie de atributos inherentes a una “persona de existencia real” como el nombre o la nacionalidad de origen. A la vez, le imprimió características que mejoran y superan a cualquier cualidad humana: es incorpóreo, inmortal y omnisciente, con lo cual le da una mayor resistencia, flexibilidad y la capacidad de evadir cualquier tipo de obstáculo natural o material que normalmente representan un impedimento para todo humano. Como consecuencia, nos encontraremos frente a un ser originalmente despreocupado por la comunidad (no pertenece a ninguna); desinteresado por el medio ambiente (sólo lo afecta cuando reduce su productividad); y apropiador de la cultura (de ella obtiene el conocimiento y los saberes constituidos colectivamente por la humanidad, pero pronto lo hace propio17). Posee una estructura neurológica. La parte más importante es el cerebro, el órgano que controla sus impulsos vitales básicos. Está compuesto por un grupo de seres humanos encargados de levantar la mano en momentos de votación18 para permitirle el cumplimiento de su único fin genético: obtener lucro. Si, es cierto que está hecho de hombres. Pero sus órganos están compuestos solo por los cuerpos de las personas. Quedan afuera sus espíritus, historias genealógicas, sueños, sentimientos. No son necesarios o incluso podrían ser perturbadores a la hora de votar una decisión o firmar un contrato. Esta Cosa tiene una voluntad y una lógica propia enfocada en su único fin mencionado anteriormente. El hombre ha creado a su Frankenstein. Al principio, era una compañía fiel en esas exploraciones marítimas para buscar nuevos mundos. Con el tiempo fue creciendo. La criatura recibió cariño en el siglo XIX. Aunque luego sufriría los altos y bajos 17 18

Y hasta lo patenta. Su cerebro se llama Asamblea de Accionistas.

17 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


normales de cualquier adolescente durante el siglo siguiente. Sin embargo, actualmente se encuentra ingresando a una nueva etapa de la vida. Ya es casi un adulto y ha madurado. Su ambición es la de trabajar en una oficina. Y no se conforma con ninguna otra que no sea la más alta de todas. Quiere el Poder. ¡Por supuesto que la finalidad de su creación nunca fue que nos gobernara! Pero le dimos voluntad y sabiduría. Ahora lo decide él.

18 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


Bibliografía Primera Parte  PRELOT, Marcel (1986). Historia de las Ideas Políticas. Editorial La Ley. Buenos Aires. 1986.  http://es.scribd.com/doc/7202195/Bourdieu-Pierre-Espiritus-de-Estado. Artículo publicado originalmente en Actes de la Recherche en Sciences Sociales, Nº 96-97, marzo de 1993. pp. 49-62  http://invisibel.net/zoopolitik Segunda Parte  VON SPRECHER, Roberto (2005). Capítulo 2. La Teoría Social de Karl Marx en “Teorías Sociológicas: Introducción a los clásicos”. 3º Edición. Editorial Brujas. Córdoba.  GARCÍA INDA, Andrés (2000). Introducción. La Razón del Derecho: entre habitus y campo. Pierre Bourdieu en “Poder, Derecho y Clases Sociales”. Bilbao (España).  BOURDIEU, Pierre (2001). Poder, Derecho y Clases Sociales. Bilbao (España): Descleé de Brouwer. Cap V. “La Fuerza del Derecho. Elementos para una sociología del campo jurídico”.  BEJERANO MORENO, Laura. “La Fuerza del Derecho en Bourdieu”. RevistaTaripawi | www.institutouejn.org.ar/taripawi.html 130  WOLKMER, Antonio Carlos (2002). “Sociedad civil, poder comunitario y acceso democrático a la justicia”. El otro Derecho Nª 26-27. Bogotá ILSA. Tercera Parte  PEARSON y ROCHESTER (2001). Relaciones Internacionales; Situación Global en el Siglo XXI. Editorial McGraw-Hill. Bogotá.  NISSEN, Ricardo. (1998). Curso de Derecho Societario. Ad-Hoc S.R.L. Buenos Aires.

Autores Mayra Corpacci – may_corpacci@hotmail.com Estudiante de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba Juan José Ronco Rampulla – jjrr_cba88@hotmail.com Estudiante de Comunicación Social y Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba

19 Frankenstein. Corpacci-Ronco. Junio 2012. ISBN: 978-950-673-961-4


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.