IV PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

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4 Recomenzar desde Cristo

Caminando Juntos, en misión permanente ARQUIDIÓCESIS DE SAN LUIS POTOSÍ


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l Cuarto Plan Diocesano de Pastoral, es como la columna vertebral de la vida y misión de esta Iglesia particular. iseña su rostro, fija sus ideales, expresa su espiritualidad, determina sus compromisos para responder a los retos que la realidad plantea a la evangelización, impulsa la conversión pastoral. (Carta a los sacerdotes de la Arquidiócesis. Circular 1/2009)


Índice ORACIÓN DEL PLAN DIOCESANO DE PASTORAL 5

PROMULGACIÓN DEL CUARTO PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

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PRESENTACIÓN

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Capítulo 1 La Iglesia en San Luis, ante una nueva época de la Historia Introducción 1. Una nueva época 2. La “historia” de la Arquidiócesis desde una perspectiva pastoral 3. Los planes de pastoral

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Capítulo 2 La Iglesia En San Luis Enfrenta Nuevos Desafíos Introducción 1. Aspectos sociales 2. Aspectos eclesiales 3. Algunos retos que surgen del análisis de la realidad Fuentes Capítulo 3 La Iglesia En San Luis Encuentra Y Sigue A Jesucristo: Camino, Verdad Y Vida 1. Jesucristo: Camino, Verdad y Vida 2. Modelos de discípulo-misionero 3. Camino para un auténtico discipulado, hoy

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Capítulo 4 La Iglesia En San Luis Se Compromete A Ser Discípula-misionera Introducción 1. La conversión pastoral 2. Con una clara y decidida opción por la formación de los discípulos misioneros 3. Algunas instituciones diocesanas al servicio de la formación

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Capítulo 5 La Iglesia En San Luis, Animada Por El Espíritu Santo, Transmite El Evangelio De La Vida 1. Introducción 2. El Proyecto Pastoral de la Arquidiócesis

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APÉNDICE 1. Pastoral planificada 2. El Plan de Pastoral 3. Dificultades que enfrenta un proyecto pastoral 4. Espiritualidad del Plan Diocesano de Pastoral

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ÍNDICE TEMáTICO

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GLOSARIO

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Datos Estadísticos

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Iglesia Potosina: casa y escuela de comunión

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Siglas

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Oración

del Plan Diocesano de Pastoral

“Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado” (Lc 24, 29). Quédate con nosotros, Señor,

acompáñanos aunque no siempre hayamos sabido reconocerte. Quédate con nosotros, porque en torno a nosotros se van haciendo más densas las sombras, y tú eres la Luz; en nuestros corazones se insinúa la desesperanza, y tú los haces arder con la certeza de la Pascua.

Quédate con nosotros, Señor, cuando en torno a

nuestra fe católica surgen las nieblas de la duda, del cansancio o de la dificultad; ilumina nuestras mentes con tu Palabra; ayúdanos a sentir la belleza de creer en ti.

Quédate en nuestras familias, ilumínalas en sus

dudas, sostenlas en sus dificultades, consuélalas en sus sufrimientos y en la fatiga de cada día. Tú que eres la Vida, quédate en nuestros hogares, para que sigan siendo nidos donde nazca la vida humana abundante y generosamente, donde se acoja, se ame, se respete la vida desde su concepción hasta su término natural.

Quédate, Señor, con aquéllos que en nuestras

sociedades son más vulnerables; quédate con los pobres y humildes, que no siempre han encontrado espacios y apoyo para expresar la riqueza de su cultura y la sabiduría de su identidad.

Quédate, Señor, con nuestros niños y con nuestros jóvenes, que son la esperanza y la riqueza

de nuestro Continente, protégelos de tantas insidias que atentan contra su inocencia y contra sus legítimas esperanzas. ¡Oh buen Pastor, quédate con nuestros ancianos y con nuestros enfermos. ¡Fortalece a todos en su fe para que sean tus discípulos y misioneros!

(Cf. DA. 554)


Promulgación

del Cuarto Plan Diocesano de Pastoral

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En la Solemnidad de Pentecostés, atendiendo al mandato misionero del Señor Jesucristo: “¡Pónganse en camino!” (Lc 10,3), e implorando la luz del Espíritu Santo, animador y santificador de la Iglesia, después de haber consultado ampliamente, por las presentes letras, promulgo el Cuarto Plan Diocesano de Pastoral, y ordeno que tenga vigencia desde el año 2009 hasta el 2015, año en que se cumple medio siglo de la clausura del Concilio Vaticano II. Después de dos años de oración, estudio y reflexión, se llegó a este valioso documento pastoral que traza el camino futuro de la Iglesia que peregrina en San Luis Potosí, llamada a entrar en una honda experiencia de conversión pastoral para ser fiel a la misión de transformar la realidad presente, según los criterios del Evangelio. La participación de cientos de personas: sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, fue valiosa, entusiasta y generosa. Queremos escuchar las palabras del Señor resucitado: “Reciban al Espíritu Santo”; queremos que se cumpla en nosotros el milagro de Pentecostés: “Se llenaron todos del Espíritu Santo”. Creemos que el rejuvenecimiento de la Iglesia es función permanente del Espíritu Santo. Deseamos que la llama de Pentecostés no se apague y el viento divino aliente el caminar de esta Iglesia. La Solemnidad de Pentecostés es momento privilegiado para comenzar la puesta en práctica de nuestro Cuarto Plan de Pastoral, recordando que la Iglesia nace en este día y comienza su obra misionera, con la certeza de la presencia continua del Espíritu Santo, don de Cristo resuci-

tado a la Iglesia que es su cuerpo. “La Iglesia tiene necesidad de su Pentecostés; tiene necesidad de fuego en el corazón, de palabras en los labios, de profecía en la mirada” (Pablo VI, 1972).

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Reafirmamos la centralidad de Jesucristo; éste es el hilo conductor del Plan de Pastoral. Por tal motivo, con el Documento de Aparecida, nos proponemos: “Recomenzar desde Cristo” (DA 549). “En efecto el discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro” (Benedicto XVI, DI 3). Queremos, además, vivir la eclesiología de la comunión y de la misión que enseña el Concilio Vaticano II. De aquí nace el título de nuestro Cuarto Plan de Pastoral: “Recomenzar desde Cristo, caminando juntos, en misión permanente”. En continuidad con el Tercer Plan, fijamos nuestra mirada en Jesucristo para vivir un encuentro personal y comunitario con Él y fortalecer la espiritualidad del camino. Avanzamos acompasados con el Documento de Aparecida. De ahí nacen las ideas fuerza y los nuevos compromisos que enunciamos en los cinco capítulos del Plan: “La Iglesia en San Luis Potosí, ante una nueva época de la historia, enfrenta nuevos desafíos, encuentra y sigue a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, se compromete a ser discípula-misionera, animada por el Espíritu Santo, transmite el Evangelio de la vida. De este rico contenido, brota nuestro objetivo general: “Fortalecer un proceso gradual y permanente de evangelización y formación, como discípulos y misioneros de Jesucristo, para que, con alegría

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6 y entrega generosa, comuniquemos vida y esperanza al pueblo potosino”. Nos unimos a la Iglesia en América Latina y en México para impulsar la Misión Continental. “Misión que debe llegar a todos, ser permanente y profunda” (MF 5). Se trata, nos dicen los Obispos latinoamericanos, de repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia la misión de la Iglesia, de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros (cf. DA 11).

Consejos parroquiales, Decanatos, Curia diocesana, Consejo presbiteral, Colegio de decanos, Secretarías diocesanas (comisiones y dimensiones de pastoral), Seminario, Grupos y Movimientos apostólicos laicales y Colegios católicos. Expreso mi gratitud inmensa a la Vicaría de Pastoral, en especial al P. Andrés Vargas Peña, Vicario Episcopal de Pastoral, a las Secretarías, a los Equipos de estudio, reflexión, redacción y edición, a quienes colaboraron en los distintos momentos del proceso de elaboración y a los que participaron en las asambleas parroquiales, decanales, interdecanales y diocesanas.

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Exhorto a todos los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos a conocer detalladamente el Cuarto Plan de Pastoral, con el estudio personal y a través de talleres comunitarios; y a ser sus entusiastas realizadores. Les recomiendo aprovechar todo encuentro, reunión o asamblea para leerlo, a fin de mantenerlo vivo; también puede utilizarse para dar contenido a los momentos de oración.

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Los canales de difusión, conocimiento y aplicación serán todas las estructuras arquidiocesanas: Parroquias, Capellanías,

San Luis Potosí, S.L.P., Solemnidad de Pentecostés, mayo 31 de 2009.

¡Nos ponemos en camino! Tenemos clara la meta que queremos alcanzar. Desde ella se iluminarán nuestro itinerario y los pasos que hay que ir dando. El Espíritu Santo nos empuja a insertarnos en la realidad presente y en los tiempos nuevos que vivimos para llevarles la luz del Evangelio. “Señor Jesús, ¡ven y envíanos! María, Madre de la Iglesia, ruega por nosotros”.

Pbro. Darío Martín Torres Sánchez Canciller


Presentación P

or encargo del Señor Arzobispo Don Luis Morales Reyes presento este Cuarto Plan Diocesano de Pastoral, con la esperanza cierta de que será un medio que aliente y dé cauce a las inquietudes misioneras de los laicos y presbíteros de esta Arquidiócesis. El encuentro con Jesucristo y la espiritualidad del camino fueron factores determinantes en la puesta en práctica de nuestro anterior Plan de Pastoral. Ahora, en las nuevas circunstancias del país y, por lo tanto, de nuestro Estado, nosotros, que formamos la Iglesia Potosina, queremos proclamar, en comunión con la Iglesia universal y en sintonía con el magisterio latinoamericano que, “conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida y darlo a conocer con nuestras palabras y obras es nuestro gozo” (DA 29). Desde Cristo queremos responder a los nuevos retos que nos presenta la realidad, pues la Iglesia en San Luis experimenta los efectos de la crisis económica, el temor a la violencia y la invasión del mercado de las drogas con todas sus secuelas, particularmente en algunos de sus miembros: en los pobres, migrantes y excluidos. Sin embargo, al contemplar desde la luz de Jesucristo esta realidad opaca y compleja, también descubre signos esperanzadores, tales como: a) el cuidado de las personas como valor fundamental; b) el deseo de búsqueda de sentido de la vida y de la trascendencia; c) el anhelo de encontrar razones para la existencia; d) así como la necesidad de construir el propio destino. Estos signos son los que nos llevan a percibir la urgencia de la llamada de Jesús, Camino, Verdad y Vida que nos invita a transformar nuestro entorno y nos rei-

tera: “sígueme”, pues la mies es mucha y los operarios son pocos” (Lc 5,27; 10,2). Responder a esta llamada, es el propósito del presente PDP que a lo largo de 2 años se fue construyendo con la participación de un gran número de agentes de pastoral: presbíteros, consagrados, consagradas y una cantidad notable de laicos comprometidos. Su elaboración fue un verdadero taller que nos permitió hacer un fuerte ejercicio de comunión eclesial. El camino para el Cuarto PDP no estuvo exento de dificultades, que fueron superadas gracias al itinerario previsto por el equipo de análisis de la realidad y a la generosidad de quienes fueron designados por el Señor Arzobispo Don Luis Morales Reyes para la redacción. A ellos se les confió la delicada tarea de coordinar todos los trabajos y discernir el fruto de las múltiples asambleas que se realizaron a lo largo y ancho de toda la Arquidiócesis. El año 2008 abrió pastoralmente con la Asamblea Diocesana realizada el mes de abril y fue decisivo para los trabajos de elaboración del PDP al integrar los resultados del análisis de la realidad e iniciar con los primeros intentos de elaboración del marco doctrinal: fruto de innumerables asambleas parroquiales, decanales, interdecanales e inclusive dos asambleas diocesanas. Prácticamente en todas las parroquias, los hermanos presbíteros convocaron y presidieron las asambleas respectivas e hicieron llegar las conclusiones en su momento al equipo coordinador. En septiembre, el Presbiterio en pleno dedicó una jornada de tres días para enriquecer lo que hasta ese momento se conocía como “primer borrador”. El 3 y

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8 4 de noviembre, convocados por nuestro Pastor nos volvimos a reunir en Asamblea Diocesana con el objetivo de conocer lo que para ese momento era ya el “segundo borrador”. Como surgieron muchas inquietudes y propuestas, el Señor Arzobispo, siempre atento al desarrollo de los trabajos, determinó fortalecer al equipo responsable del proyecto, integrando algunos formadores del Seminario, 3 sacerdotes religiosos, una religiosa y algunos representantes del Consejo de Laicos; con su apoyo fue posible que el 27 de enero del 2009 fuera presentado, para última revisión el documento que contiene el PDP, como ya se había comunicado al término de la asamblea de noviembre 2008. Para esta reunión de enero de 2009, el Señor Arzobispo, quien previamente había ofrecido una serie de sugerencias al equipo de redacción, convocó a la Curia arquidiocesana, al Consejo Presbiteral y al Colegio de Decanos, algunos formadores del Seminario y también representantes del Consejo de Laicos. Fue una jornada de discernimiento y de reflexión serena y sólida, en donde finalmente, se pudo contar con todos los elementos de nuestro actual Plan de Pastoral, que fueron integrados gracias al trabajo y al esfuerzo generoso de varios presbíteros y laicos a quienes, sin duda, el Señor, quien todo lo recompensa con generosidad, les premiará en abundancia como sólo Él sabe hacerlo. Este Plan de Pastoral, realizado gracias a

un serio ejercicio de comunión, queremos unirlo a la alabanza, a los afanes, sufrimientos y a la generosidad de miles de misioneros que en nuestra Arquidiócesis han entregado y siguen desgastando su vida al servicio del Reino, siguiendo a Jesucristo: Camino, Verdad y Vida, pues Él es el Único que inspira, acompaña y sostiene nuestras obras, de tal modo que da sentido, tanto a los más insignificantes trabajos, como a los más grandes proyectos que ha realizado y seguirá realizando esta Iglesia, mientras dure su peregrinación hasta la Casa del Padre. Gracias sean dadas al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo que en su Hijo amado ha derrochado a favor nuestro su vida y su misericordia, y nos ha regalado el Don de su Espíritu que nos reúne y nos da fuerza para que formemos comunidades fraternas, y, como Iglesia Potosina, proclamemos con alegría la buena nueva de la dignidad humana, iluminemos con la luz del Evangelio todos los ámbitos de la vida social y hagamos nuestro el encargo del Señor Jesús de hacer nuevas todas las cosas. Que María, la perfecta discípula, abra nuestro corazón a la Palabra divina y San Luis Rey siga protegiendo a nuestra Arquidiócesis, para que cada día sea como una semilla que madura para el Reino de los Cielos.

Pbro. Andrés Vargas Peña Vicario Episcopal de Pastoral


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CAPÍTULO La Iglesia En San Luis Ante Una Nueva Época De La Historia

“Muchas veces y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas. En estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todo, por quién también hizo el universo”. (Hb 1, 1-2)


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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

Introducción

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Al recorrer la historia de nuestra Arquidiócesis, tejida con fragilidades humanas y virtudes heroicas de obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos, descubrimos que lo más decisivo ha sido la acción santa del Señor, a quien le damos gracias y le bendecimos por su presencia entre nosotros, por la riqueza humana y cristiana de nuestros pueblos y ciudades.

1. Una nueva época

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Vivimos un cambio de época que ha afectado, ante todo, a la cultura. Se desvanece la concepción integral del ser humano, su relación con el mundo y con Dios. En esta nueva época sobresale como característica el individualismo, que conduce a la indiferencia por los demás, a relaciones humanas sin compromiso responsable y definitivo. Algo que preocupa profundamente, es que toda verdad es puesta en tela de juicio y se ejercita la libertad de una manera arbitraria y casi absoluta (cf. DA 44. 51).

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Se está imponiendo un modo diferente de ver la vida, de gustar de manera distinta lo que nos rodea y de tratar a las personas de acuerdo a los criterios que los medios de comunicación nos van imponiendo. Al grado que: “La publicidad conduce ilusoriamente a mundos lejanos y maravillosos, donde todo deseo puede ser satisfecho por los productos que tienen un carácter eficaz, efímero y hasta mesiánico. Se legitima que los deseos se vuelvan felicidad. Como sólo se necesita lo inmediato, lo más fácil; se pretende alcanzar la felicidad con el bienestar económico y la satisfacción hedonista” (DA 50).

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Asumimos la historia e interpretamos la realidad como discípulos y misioneros de Cristo; a ello nos estimula el ejemplo de los primeros discípulos, pues ellos enfrentaron la historia de su pueblo y de su tiempo desde la perspectiva de su encuentro con Jesús (cf. DA 21). Sólo desde Cristo la realidad se asume con todos sus valores, limitaciones, angustias y esperanzas; pues, “si no conocemos a Dios en Cristo y con Cristo, toda la realidad se convierte en un enigma indescifrable; no hay camino y, al no haber camino, no hay verdad ni vida” (DA 22). A considerar de esta manera la historia, nos alientan también los primeros evangelizadores que anunciaron la Buena Nueva en estas tierras.

2. La “historia” de la Arquidiócesis desde una perspectiva pastoral

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La Iglesia, sacramento de Cristo, tiene como misión fundamental llevar el Evangelio hasta los últimos rincones de la tierra. Juan Pablo II no se cansaba de afirmar: “Iglesia, tu nombre es misión”. Para cumplir dicha misión, y con el fin de hacer más eficiente el anuncio de la Buena Nueva, se han formado a lo largo de los siglos las iglesias particulares.

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Dios, en su providencia, quiso Papa Pío IX fundara la Diócesis Luis Potosí en 1854 (por la bula tituidos sin mérito alguno”, del

A

que el de San “Cons31 de

sumimos la historia e interpretamos la realidad como discípulos y misioneros de Cristo.


La Iglesia En San Luis Ante Una Nueva Época De La Historia agosto de 1854 y ejecutada el 22 de abril de 1855 por el canónigo don Francisco Espinosa), la cual, desde el principio se esmeró para ser más eficaz en el anuncio del Reino e implementó lo necesario a fin de llevar adelante la obra encomendada.

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Antes de la formación de la Diócesis, y en los orígenes de la misma, está la presencia y la predicación en estas tierras de los religiosos Franciscanos, Agustinos, Juaninos, Carmelitas, Mercedarios y Jesuitas. Cada uno de estos grupos, con la riqueza propia de su carisma, contribuyó para que la semilla de la fe fuera implantada en nuestras tierras.

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A lo largo de los 155 años de su historia, la Arquidiócesis potosina ha sido guiada por 12 ilustres Pastores: Don Pedro Barajas y Moreno, Don Manuel del Conde y Blanco, Don Nicanor Corona Elizarrarás, Don Ignacio Montes de Oca y Obregón, Don Miguel María de la Mora Mora, Don Guillermo Tritschler y Córdova, Don Gerardo Anaya y Diez de Bonilla, Don Luis Cabrera Cruz, Don Estanislao Alcaraz y Figueroa, Don Ezequiel Perea Sánchez, Don Arturo Antonio Szymanski Ramírez y Don Luis Morales Reyes.

3. Los planes de pastoral

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El afán de los doce obispos que han guiado la Iglesia de San Luis ha sido que ésta sea fiel a la misión que se le ha confiado. Los obispos, presbíteros, religiosas, religiosos y laicos han escrito páginas imborrables en su historia. Ellos hicieron posible que el Evangelio estuviera presente en los diversos acontecimientos sociales que conmovieron nuestro país y, en especial, a nuestra Diócesis: la revolución, la persecución religiosa, y los tiempos de

inquietud política previos al Concilio Vaticano II. 3.1. Pastoral de conjunto Ante el cambio de las situaciones sociales y a ritmo con la Iglesia Universal, en la década 1960-1970, nuestra Diócesis entró en la dinámica de actualizarse para responder de forma más evangélica a los retos que el mundo le presentaba. En la gestación y posteriormente en la realización de este giro en el caminar pastoral diocesano, influyó de manera notable el Sr. Obispo Luis Cabrera y Cruz que tuvo la dicha de asistir a todas las sesiones del Concilio Vaticano II, y compartió a su regreso la riqueza de la experiencia tenida en tan memorable acontecimiento.

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Atendiendo a las mociones del Santo Espíritu, Don Estanislao Alcaraz y Figueroa se esforzó para que las nuevas directrices pastorales de la Iglesia se ejecutaran con rapidez en nuestra Diócesis; para ello trabajó incansablemente fortaleciendo la “pastoral de conjunto”. Fruto de estas búsquedas e iniciativas fue el establecimiento, el 24 de febrero de 1969, de 10 distritos de pastoral o decanatos, lo cual vino a complementar todo el apostolado realizado por los distintos organismos de la Acción Católica. 3.2. Pasos para el primer Plan Diocesano de Pastoral

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El trabajo realizado en el corto tiempo del ministerio del Señor Obispo Estanislao Alcaraz y Figueroa fue alentado con mano generosa por el Señor Obispo Ezequiel Perea Sánchez quien lo sucedió al frente de la Diócesis (1972-

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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

1986). En ese tiempo, y todavía con las últimas oleadas de inquietudes surgidas del movimiento de 1968 y a la luz de la Exhortación Apostólica Postsinodal Evangelii Nuntiandi del Papa Pablo VI y de la primera visita del Papa Juan Pablo II a México (Puebla 1979), se fortalecieron las “Semanas de Pastoral”. La del año 1982 se centró en la “Visión de la realidad, análisis pastoral y pasos de nuestro Plan Diocesano de Pastoral”. El año siguiente, del 10 al 14 de enero, se realizó la Semana de Planeación Pastoral Diocesana que dio como fruto lo que se puede considerar el primer Plan Diocesano de Pastoral, dado a conocer oficialmente por el Señor Obispo Don Ezequiel Perea Sánchez el 1 de febrero de 1983. El Señor Obispo instituyó además el Consejo Diocesano de Pastoral, que sería, a la postre, un gran apoyo en la organización de las Asambleas Diocesanas de Pastoral cuyos frutos fueron, entre otros, la Escuela Diocesana de Teología para Laicos y los Consejos Parroquiales de Pastoral. 3.3. El segundo Plan Diocesano de Pastoral

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En noviembre de 1986, fue designado décimo primer Obispo de San Luis Don Arturo Antonio Szymanski Ramírez, quien para fortalecer la comunión y participación de todos los miembros de la Iglesia en la evangelización, convocó a una Asamblea diocesana (enero de 1988), la cual dio como fruto el segundo Plan Diocesano de Pastoral, con un objetivo y tres prioridades, que estuvo vigente de 1988 a 1999. Es de destacar el papel del Vicario Episcopal de Pastoral de ese entonces, Pbro. José de Jesús Urízar, y su equipo, en la elaboración y puesta en marcha del plan de pastoral. Con motivo

Ante el cambio de las situaciones sociales y a ritmo con la Iglesia Universal, nuestra Diócesis entró en la dinámica de actualizarse para responder de forma más evangélica a los retos que el mundo le presentaba. (10)

de su enfermedad y para continuar con los lineamientos trazados fue nombrado como Provicario y, posteriormente Vicario de Pastoral, el Pbro. José Luis Guzmán. Logros y rezagos A) En la Pastoral Social, desde la Opción Preferencial por los Pobres, nos propusimos: Impulsar, en comunión y participación, una Pastoral Social capaz de realizar la Opción Preferencial por los Pobres en nuestra Arquidiócesis.

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Logros: a) Se impulsó a las Comunidades Eclesiales de Base en varias parroquias. b) Se establecieron algunas cooperativas de producción y talleres.


La Iglesia En San Luis Ante Una Nueva Época De La Historia c) Se organizaron cooperativas de consumo y compras en común. d) Surgieron varias iniciativas de medicina alternativa. e) Se estableció centro de derechos humanos. f) Se editaron algunas publicaciones sobre la opción preferencial por los pobres. g) Se organizaron actividades a favor de los niños de la calle. h) En algunas parroquias se fomentó la integración de juntas de mejoras. i) Se formaron dos equipos eclesiales de misioneros para Diócesis necesitadas. j) Surgieron laicos con inquietudes pastorales. Rezagos: a) La mayoría de esas experiencias fueron temporales. b) No se llegó a profundizar lo suficiente en los contenidos de la Pastoral Social. c) Se notó falta de interés en muchos sacerdotes. d) En general, hubo mucha indiferencia y apatía; nos estancamos en el asistencialismo. B) En la Pastoral Orgánica nos propusimos: Promover una organización participativa en la Iglesia Diocesana, en todos sus niveles, para lograr una evangelización eficaz.

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Logros: a) Se establecieron Consejos Parroquiales de Pastoral en la mayoría de las Parroquias de la Arquidiócesis. b) Muchas parroquias se organizaron en sectores con sus respectivos equipos de Animadores laicos. c) Se fomentó la creación de equipos de Liturgia. d) Las publicaciones parroquiales recibie-

ron un buen impulso. e) Se fortalecieron las asambleas parroquiales y decanales. f) Se multiplicaron los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión y se crearon equipos de pastoral de enfermos. g) Se logró la conexión con estructuras oficiales para la promoción social. h) Fue notable la participación de laicos en algunas actividades. Rezagos: a) Hubo mucho clericalismo tanto de sacerdotes como de los laicos. b) En varios organismos no se incluyeron a los laicos. c) Se instrumentalizaron algunos organismos laicales. d) Faltó interés en muchos sacerdotes. C) En la Formación de agentes de pastoral nos propusimos: Promover, de una manera planificada, la formación permanente de los agentes de pastoral en la Arquidiócesis. Logros: a) Surgieron Escuelas de Teología y Pastoral en diversos niveles: parroquial, decanal. b) En algunas parroquias hubo mucho interés por poner la Biblia en manos del pueblo. c) Los sectores parroquiales sirvieron para organizar la catequesis y la vida parroquial. d) Se promovió el estudio de la Doctrina Social de la Iglesia. e) Se ordenaron algunos Diáconos Permanentes.

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Rezagos: a) Faltó continuidad en varias iniciativas. b)En general, poco interés por leer y estudiar. c) Poca exigencia para los evangeliza-

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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

dores. d) Faltaron textos y materiales apropiados e) Muchos sacerdotes no apoyaron a fondo esta opción pastoral. 3.4. El tercer Plan Diocesano de Pastoral

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El 20 de enero de 1999 es nombrado Arzobispo de San Luis Potosí Don Luis Morales Reyes, iniciando su ministerio episcopal el 18 de marzo de ese mismo año, quien desde un principio manifestó su propósito de fortalecer el camino pastoral de esta Iglesia particular.

tercer plan, aprobándose en lo general.

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Dicho plan fue promulgado en enero de 2001, en el marco de la XV Asamblea Diocesana de Pastoral. Originalmente fue presentado como Segunda Etapa del Plan anterior, pero dada la trascendencia de este documento en el caminar diocesano, en los últimos diez años, se vio oportuno designarlo como “Tercer Plan Diocesano de Pastoral”. No se puede pasar por alto, en este proceso, la gran labor del entonces Vicario de Pastoral, Pbro. Francisco Roberto Dávalos Morales y su equipo y el nombramiento de su sucesor, el Pbro. Andrés Vargas Peña.

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Del 24 al 28 de enero de 2000, se llevó a cabo la XIII Asamblea de Pastoral Diocesana, con la colaboración del Excmo. Sr. D. Jorge Jiménez Carvajal, Obispo de Zipaquirá, Colombia, tomándose como marco doctrinal la Exhortación Apostólica postsinodal Ecclesia in America. El objetivo de la Asamblea de Pastoral fue discernir acerca del ideal y la opción pastoral de la Iglesia Potosina. En ella se trazaron nuevas líneas pastorales y se reflexionó sobre las nuevas condiciones de vida en la sociedad; en marzo se eligieron comisiones y se elaboró la primera redacción del tercer Plan Diocesano de Pastoral; en julio del año 2000 se hizo la segunda redacción. En octubre se convocó a una Asamblea extraordinaria en la que se presentó el borrador definitivo del

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El objetivo del tercer Plan fue: Promover, en la Iglesia particular de San Luis Potosí, un encuentro personal y comunitario con Cristo vivo para que, interpretando con fidelidad los signos de los tiempos, caminemos en el tercer milenio, mostrando un nuevo rostro de Iglesia comprometida en un renovado servicio evangelizador a todos, con amor preferencial a los pobres y alejados. Una de las pautas para caminar durante el tiempo de la vigencia del Plan fue: profundizar los rasgos del rostro de nuestra Iglesia, de modo que en el milenio recientemente iniciado se presentara como Iglesia Convertida, Comunitaria, Ministerial, Misionera, Solidaria e Inculturada, alimentados por la “espiritualidad del camino”: cristocéntrica, bíblica, eucarística, solidaria y de la esperanza.

esde la óptica de la fe, percibimos la voz del Espíritu Santo que nos llama a leer con cuidado las situaciones sociales y culturales, así como a discernir. (43)


La Iglesia En San Luis Ante Una Nueva Época De La Historia

El objetivo de la Asamblea de Pastoral fue discernir acerca del ideal y la opción pastoral de la Iglesia Potosina. En ella se trazaron nuevas líneas pastorales y se reflexionó sobre las nuevas condiciones de vida en la sociedad. (19)

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Las catequesis de nuestro Obispo, insistiendo en esta ‘espiritualidad del camino’ y en la necesidad del encuentro con Cristo, permitieron que muchos laicos se acercaran a la lectura del Plan Diocesano de Pastoral, convirtiéndose éste en alimento espiritual y en fuente de inspiración para muchos proyectos pastorales parroquiales y de grupos apostólicos.

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Al concluir, en 2004, la vigencia de dicho Plan, Don Luis Morales, después de haber escuchado el parecer del Consejo Presbiteral, decidió prolongar su vigencia hasta fines del año 2007, y de inmediato presentó los pasos que se darían sucesivamente. En el 2005: La Eucaristía luz y vida para la Iglesia que pere-

grina en San Luis; en el 2006: La Iglesia que peregrina en San Luis se compromete a orientar sus caminos para ser casa de comunión y escuela de solidaridad y, finalmente, en el 2007: La Iglesia que peregrina en San Luis se organiza para anunciar el Evangelio dando testimonio de comunión y solidaridad.

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Al evaluar este período, es digno de destacar la Primera Visita pastoral del Señor Arzobispo (2002-2004) que con el lema “Caminemos con Cristo”, y a fin de promover la “Espiritualidad del camino”, encabezó un gran número de “marchas de fe”. Esto fue determinante para la promoción y aplicación del Tercer Plan, pues visitó todas las casas de religiosos y religiosas; recorrió las 93 parroquias

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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

y capellanías así como una gran cantidad de comunidades, rancherías y colonias. La última estación de esta Visita fue el Seminario. Presentamos en seguida los logros alcanzados, pero también los rezagos que encontramos en la aplicación de este plan. A) Iglesia Convertida Responder a Dios que nos invita a volver nuestro corazón a Él, a través de un cambio de mentalidad y de vida, guiados por el Espíritu Santo. Logros: a) Se impulsó con fuerza la lectura orante de la Palabra de Dios. b) Se ofreció material impreso para la Lectura Orante o Lectio Divina, de parte de la Vicaría de Pastoral. c) Se brindó más atención a la formación espiritual de los laicos. d) Se fomentó más la pastoral de los enfermos. e) Se obtuvo una respuesta impresionante en el Año de la Eucaristía: adoración eucarística en templos, capillas, sectores y domicilios; procesiones con el Santísimo; vigilias, horas santas; numerosas comuniones, etc. f) Se valoró más la religiosidad popular.

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Rezagos: a) Pasado el Año de la Eucaristía se olvidaron muchas iniciativas. b) No hubo gran esfuerzo por evangelizar la religiosidad popular. c) Activismo en las realizaciones pastorales. B) Iglesia Comunitaria Impulsar a nuestra Arquidiócesis como signo e instrumento de la comunión con Dios y de la unidad del género humano. Esto, en todos los niveles: Diócesis, Decanato, Parroquia, Familia y

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organismos apostólicos. Logros: a) Se fomentó la Parroquia como “Comunidad de comunidades”. b) Se impulsó el papel del Consejo de Pastoral Parroquial como lugar de diálogo y de iniciativas pastorales. c) Las Visitas Pastorales contribuyeron grandemente a la comunión de todos con el Pastor y al trabajo en común en las parroquias. d) Se dio un fuerte impulso al Plan Diocesano de Pastoral, gracias a la Visita Pastoral. e) En varias parroquias se realizaron encuentros para fomentar la comunión entre sacerdotes, organismos laicales y religiosos. f) Se elaboró el Directorio Diocesano para la Celebración de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana que contribuyó para unificar los criterios en la celebración de esos sacramentos. Rezagos: a) Faltó mayor sentido de comunión en la aplicación del Directorio en algunos Sacramentos. b) Hubo organismos laicales a los que les faltó mayor inserción en sus parroquias. c) No logró superarse el ausentismo de algunos sacerdotes en reuniones decanales y diocesanas. C) Iglesia ministerial Fomentar los dones y carismas entre todos los miembros del Cuerpo de Cristo para impulsar los ministerios y servicios dentro de nuestra Iglesia Diocesana. Logros: a) A los catequistas se les reconoció su ministerio. b) Surgieron varios equipos de misioneros.

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La Iglesia En San Luis Ante Una Nueva Época De La Historia

El primer paso que se dio para llevar a cabo dicho proyecto fue la integración del equipo de análisis de la realidad (33)

c) Se impulsó a los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión. d) Surgieron equipos de Liturgia. e) Los laicos se comprometieron más a la promoción social. Rezagos: a) En ninguna Asamblea Diocesana de Pastoral se abordó suficientemente el rasgo ministerial de la Iglesia. b) Poca sensibilidad hacia los aspectos sociales. c) Algunos ministerios perdieron su identidad laical. d) Muchos organismos de apostolado no participaron. D) Iglesia Misionera Impulsar en nuestra Arquidiócesis la tarea de anunciar en todos los pueblos la Buena Nueva y sembrar el germen del Reino

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Logros: a) En la Gran Misión del 2004 se logró integrar a más de 7,000 evangelizadores laicos que anduvieron misionando por rancherías y sectores. b) Se crearon en varias parroquias equipos de misioneros que continuaron trabajando por algún tiempo. c) Surgieron algunos evangelizadores laicos de tiempo completo. d) Algunos grupos de apostolado laical salieron a misionar. Rezagos: a) Al concluir la Gran Misión con motivo de los 150 años de la Arquidiócesis, se enfriaron los ánimos misioneros. b) Existen grupos parroquiales que no tienen apostolados estables. c) Muchas parroquias siguen teniendo un carácter más administrativo que misionero.

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E) Iglesia Solidaria Promover como Iglesia Diocesana la globalización de la solidaridad. Logros: a) En varios lugares se implementó la pastoral penitenciaria. b) Se impulsó la pastoral de los enfermos. c) En algunas parroquias se estudió la Doctrina Social de la Iglesia y se organizó Cáritas Parroquial. d) Algunas congregaciones religiosas abrieron colegios en sectores populares. e) Hay parroquias en donde se apoya la prevención contra las adicciones.

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Rezagos: a) Todavía se continúa con mentalidad y prácticas asistencialistas.

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b) Falta mucha dimensión social en los agentes de pastoral. F) Iglesia Inculturada Encarnar el Evangelio en las diversas culturas y, al mismo tiempo, insertar esas culturas en la vida de la Iglesia.

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Logros: a) Se expuso en varios foros la necesidad de valorar y evangelizar la religiosidad popular. b) Se hicieron varios esfuerzos por adaptar la lectura orante de la Biblia a la mentalidad y el lenguaje popular. c) Hubo algunos esfuerzos por emplear en la Liturgia signos populares.

ue notable la participación en las asambleas parroquiales, así se obtuvieron las primeras ideas o aportaciones para el marco doctrinal. (37)


La Iglesia En San Luis Ante Una Nueva Época De La Historia Rezagos: a) En ninguna Asamblea Diocesana de Pastoral se iluminó o abordó suficientemente el aspecto de la inculturación. b) Los esfuerzos para aplicar la inculturación fueron muy pobres. 3.5. Hacia el Cuarto Plan Diocesano de Pastoral

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En la circular del 25 de enero de 2007, el Señor Arzobispo expresó su intención de que la Segunda Visita Pastoral diera ocasión a iniciar la elaboración del Cuarto Plan Diocesano de Pastoral. Y después él mismo, de acuerdo con la Vicaría de Pastoral, nos dio a conocer el itinerario de su elaboración. “El análisis de la realidad es fundamental para tener un conocimiento del contexto social y eclesial en el que estamos anunciando el Evangelio” (Circular 14/2007).

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El primer paso que se dio para llevar a cabo dicho proyecto fue la integración del equipo de análisis de la realidad, que de inmediato empezó su trabajo. Durante los meses de julio y agosto realizó un sondeo en cada parroquia para detectar los aspectos de la vida social mayormente significativos, mediante la técnica de grupos focales. Hubo una respuesta muy generosa en las parroquias.

diaron en base a un resumen y fichas de trabajo los documentos de Aparecida y Carta del Episcopado Mexicano: “Del encuentro con Jesucristo a la solidaridad con todos” (CEM 2000) respectivamente, así como la experiencia de San Pablo en el Camino a Damasco según lo presenta Hch 9,1-19.

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Todo este proceso era seguido muy de cerca por el Señor Arzobispo, quien exhortó vivamente al equipo que se ocupaba del marco doctrinal, durante una reunión plenaria realizada en el mes de abril del 2008, para que trabajasen arduamente teniendo en cuenta la trascendencia de este servicio. A partir de este momento se intensificó el trabajo del equipo.

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En los meses de mayo y junio se realizaron asambleas parroquiales para profundizar los temas arriba mencionados (cf. 35) y así obtener las primeras ideas o aportaciones para el marco doctrinal, a partir de los datos ofrecidos por el análisis de la realidad. Fue notable la participación en las asambleas parroquiales.

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Durante los meses de octubre a diciembre se aplicaron cuestionarios en toda la Arquidiócesis, en parroquias y sectores específicos, para definir los aspectos sociales y eclesiales con mayor incidencia en nuestra realidad.

Durante los meses de julio y agosto se realizaron las asambleas interdecanales, las cuales se verificaron en La Pila, Mexquitic, Santiago, El Refugio, Ciudad Fernández, en la Unidad Ponciano Arriaga y en la casa de la Acción Católica. En estas sedes parroquiales se congregaron los 16 decanatos; cabe mencionar la gran riqueza emanada de estos encuentros y la esperanza que suscitaron por la variedad de sus propuestas.

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De enero a marzo del 2008 se elaboró la síntesis, y los resultados fueron trabajados en la XXII Asamblea Diocesana de Pastoral, en la cual se estu-

Con el resultado de todas esas reuniones se integró el primer borrador de nuestro PDP, el cual fue estudiado detenidamente en el marco del curso de

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Durante los meses de julio y agosto se realizaron las asambleas interdecanales, las cuales se verificaron en La Pila, Mexquitic, Santiago, El Refugio, Ciudad Fernández, en la Unidad Ponciano Arriaga y en la casa de la Acción Católica. (38)

actualización por el presbiterio potosino, durante tres días. De esa jornada de estudio brotaron una gran cantidad de sugerencias y observaciones que fueron recogidas por el equipo que elaboró el marco doctrinal. Ese “primer borrador” fue también estudiado por el Seminario, el Consejo de Laicos y el equipo que coordina el servicio de formación de la vida consagrada. Mientras tanto, de algunas parroquias siguieron llegando observaciones y sugerencias.

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Los equipos de análisis de la realidad y del marco doctrinal, integrando toda la riqueza generada por el “primer borrador”, elaboraron el segundo borrador del PDP.

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En la XXIII Asamblea de Pastoral, realizada los días 4 y 5 de noviembre de 2008, se estudió dicho borrador, mismo que fue enriquecido con un gran número de aportaciones. Al final de la Asamblea, el Señor Arzobispo constituyó un equipo de redacción responsable de discernir los aportes y elaborar el posible texto definitivo del PDP.

Dicho equipo, conformado por presbíteros diocesanos y religiosos, por religiosas y representantes del Consejo de Laicos, trabajaron arduamente durante los meses de diciembre a enero, para que el 27 de este último mes, el texto pudiera recibir las últimas observaciones por parte de la Curia, el Consejo Presbiteral, el Colegio de Decanos, el Equipo Formador del Seminario, así como de algunas religiosas y representantes del Consejo de Laicos. A través de los planes de pastoral que hasta ahora se han implementado, podemos constatar los retos y las respuestas que desde los anhelos y limitaciones se han dado; resaltamos la inclusión progresiva del laicado, de la vida consagrada y del Presbiterio en la dinámica de la pastoral diocesana. Así pues, al valorar desde la óptica de la fe, este recorrido somero por la historia reciente de nuestra Iglesia Diocesana, y al considerar, en particular, los pasos que se han dado a partir del Primer Plan de Pastoral, percibimos la voz del Espíritu Santo que nos llama a leer con cuidado las situaciones sociales y culturales, así como a discernir acerca de la respuesta que la Arquidiócesis está dando.


Caminando Juntos, en misi贸n Permamente



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CAPÍTULO La Iglesia En San Luis enfrenta nuevos desafíos

“Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas” (Mc 6,34).


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Introducción

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Las personas y comunidades que peregrinamos en esta Arquidiócesis no podemos pasar por alto el amplio contexto con el que necesariamente entra en relación nuestra realidad local. Nos vemos inmersos en una situación de continuos cambios sociales y culturales, que nos interpelan e invitan a discernir, con fe y esperanza, los signos de los tiempos. Las transformaciones son tan profundas, que se habla más que de una época de cambio, de un cambio de época. Se resaltan como características de este tiempo la globalización, el individualismo y el hedonismo.

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La ciencia y la tecnología han sido causas determinantes de estos cambios al manipular genéticamente la vida y creando una red de comunicación mundial a nivel público y privado, para interactuar virtualmente no obstante las distancias geográficas (cf. DA 34). Esta interacción, denominada globalización, es un fenómeno complejo con diversas dimensiones y consecuencias en todos los ámbitos de la vida social, impactando la cultura, la economía, la política, las ciencias, la educación, el deporte, las artes y la religión misma.

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El aspecto más sobresaliente de la globalización es el económico, sobreponiéndose y condicionando las otras dimensiones de la vida humana: la dinámica del mercado absolutiza la eficacia y la productividad como valores reguladores de todas las relaciones humanas. Esta característica hace que se genere un proceso de inequidades e injusticias múltiples. Es un hecho y una tendencia que privilegia el lucro y estimula la competencia. Esta ideología está propiciando la

concentración del poder y la riqueza en manos de pocos, no sólo de recursos físicos y económicos, sino sobre todo de información y de potencialidades humanas. Esto está llevando a la exclusión, marginación y a grandes desigualdades sociales entre nuestro pueblo (cf. DA 61.62).

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Ciertamente, no se trata de un fenómeno totalmente nuevo, sino un proceso que ha venido desarrollándose a través de los siglos, un proceso de creciente interrelación e interdependencia entre los pueblos del mundo; sin embargo, la forma en que se realiza actualmente tal interacción, tiene características peculiares. “Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y opresión, sino de algo nuevo: la exclusión social. Con ella queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está abajo, en la periferia o sin poder, sino que se está afuera. Los excluidos no son solamente explotados sino sobrantes y desechables” (DA 65).

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En el aspecto cultural sobresale como característica de esta nueva época el individualismo: “se deja de lado la preocupación por el bien común para dar paso a la realización inmediata de los deseos de los individuos, a la creación de nuevos y muchas veces arbitrarios derechos individuales, a los problemas de la sexualidad, la familia, las enfermedades y la muerte” (DA 44). Esta nueva cultura: “se caracteriza por la autorreferencia del individuo, que conduce a la indiferencia por el otro, a quien no necesita ni del que tampoco se siente responsable. Se prefiere vivir día a día, sin programas a largo plazo ni apegos personales, familiares y


La Iglesia En San Luis enfrenta nuevos desafíos

La violencia intrafamiliar no sólo se constata por las agresiones físicas en los hogares, pues comprende también una realidad a veces oculta a nuestros ojos y que se manifiesta en los hijos a través de problemas emocionales, de conducta e incluso de salud. (51)

comunitarios. Las relaciones humanas se consideran objetos de consumo, llevando a relaciones afectivas sin compromiso responsable y definitivo” (DA 46).

1. Aspectos sociales

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1.1.1 La desintegración familiar La desintegración familiar tiene causas diversas. Muchas veces falta comunicación entre los miembros de la familia, comenzando por los cónyuges; el empobrecimiento material hace que los padres deleguen a otras personas o instituciones la educación de los hijos (guarderías, abuelos, etc.), en ocasiones sólo por el afán de tener más y no tanto por cubrir las necesidades básicas, impulsados quizá por una mentalidad en la que “la gente vale por lo que tiene, no por lo que es”. Muchos padres de familia piensan que la vida laboral los releva de la obligación de dedicar tiempo a sus hijos para conocerlos mejor, dialogar con ellos,

En esta visión general, señalamos tan solo algunos aspectos de este nuevo contexto social. Se trata de una realidad cada vez más opaca, la cual, como dice el Documento de Aparecida, debemos verla con humildad sabiendo que ella es más grande y compleja que las simplificaciones con que solíamos verla en un pasado. Conscientes de esta situación presentamos enseguida las aportaciones hechas por numerosas personas durante la etapa de análisis de la realidad, que reflejan precisamente tal complejidad experimentada en la vida ordinaria de nuestro pueblo. Distinguimos algunos aspectos de carácter social y otros que atañen más de cerca a la vida interna de la Iglesia.

1.1 Situaciones críticas en la familia

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Muchos padres de familia piensan que la vida laboral los releva de la obligación de dedicar tiempo a sus hijos para conocerlos mejor, dialogar con ellos. (50) Es preocupante la pérdida del sentido de la vida, falta que los padres eduquen a sus hijos y hablen con ellos abiertamente de todos los temas y sin tabú. (53)

entender sus angustias y necesidades y, sobre todo, para que se sientan queridos y aceptados. Finalmente, otra causa de la desintegración familiar es que los valores humanos y cristianos ya no se transmiten a los hijos. 1.1.2 Violencia intrafamiliar La violencia intrafamiliar no sólo se constata por las agresiones físicas en los hogares, pues comprende también una realidad a veces oculta a nuestros ojos y que se manifiesta en los hijos a través de problemas emocionales, de conducta e incluso de salud. Se dan situaciones de falta de expresión afectiva, descuido físico y emocional, manipulación, sobreprotección, ataques a la autoestima o descalificación de los hijos. Muchos padres ejercen esta violencia repitiendo modelos

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de conducta, es decir, creencias equivocadas de cómo educar, cultura ‘machista’, problemas de alcoholismo y desinterés hacia una sana convivencia. Es preocupante también la violencia que sufren las mujeres por parte de su cónyuge; de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (INEGI 2006), aplicada a mujeres mayores de 15 años, se estima que en el Estado de San Luis Potosí el 36.4% de ellas han recibido algún tipo de violencia: emocional, económica, sexual o física.

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Existen padres de familia cuya preocupación por sus hijos se reduce a la satisfacción de las necesidades materiales, dejando a un lado preocupaciones tan primordiales como son la salud y la educación humana y cristiana, convirtién-


La Iglesia En San Luis enfrenta nuevos desafíos dose en proveedores de bienes, pero incapaces de ser guías o formadores de sus hijos optando por “dejarlos ser”, lo cual origina carencias de respeto, de sentido de autoridad y de pertenencia familiar, sentimientos de inseguridad e incapacidad en el manejo de las emociones. 1.1.3 Pérdida de valores en la familia La transmisión de los valores ya no se realiza con la misma facilidad que en el pasado. De ahí que constatemos que se ha perdido el cariño y el respeto hacia las personas mayores, los enfermos y ancianos que se encuentran solos o desatendidos. A menudo falta de respeto mutuo entre hijos y padres, muchas veces debido a la poca responsabilidad de los mismos padres al descuidar la formación de los hijos, de modo que con frecuencia crecen éstos sin valores éticos y morales que les orienten en la vida. Es necesario mencionar también los malos ejemplos que dan los adultos a los niños, tales como el machismo y el abuso de autoridad. Es también preocupante la pérdida del sentido de la vida, el aumento de suicidios, los abortos provocados, las madres adolescentes, los hijos no deseados, etc. Se requieren médicos, psicólogos y orientadores para auxiliar a padres e hijos. Falta que los padres eduquen a sus hijos y hablen con ellos abiertamente de todos los temas y sin tabú, sobre todo de lo que se refiere a la sexualidad. Falta formación en torno a la paternidad responsable.

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Falta valorar el matrimonio, pues se quiere vivir una sexualidad sin compromisos. Se necesita mayor formación e información para los novios, ya que con frecuencia existe inmadurez al contraer matrimonio. Muchas parejas viven en situaciones irregulares (unión libre) o en situaciones difíciles (padre o madre

solteros), con cierto temor al rechazo en la Iglesia. La desintegración familiar muchas veces deja al niño sin la figura del padre o de la madre, lo cual entorpece o inhibe su desarrollo psicosocial y favorece el que éstos crezcan con baja autoestima y se hagan rebeldes, lo cual a la larga se refleja en la sociedad a través del vandalismo, la prostitución, los robos y los vicios. Además, el homosexualismo se percibe como algo cada vez más frecuente en muchos ambientes.

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Debemos reconocer que en la sociedad del tercer milenio ya no existe un solo modelo de la familia, y en este campo, como en muchos otros, se vive en el horizonte de la opción en cuanto que cada cual se siente con derecho a decidir sobre el modelo de familia que desea asumir. Esto resulta de particular importancia en el contexto de la tendencia actual (matrimonio a prueba, divorcio, etc.) que, de continuar así, podría dar lugar a que en la historia de algunas personas existan de tres a cuatro relaciones de pareja: a) una relación de pareja durante la adolescencia e inicio de la adultez (matrimonio a prueba); b) una relación durante el período del desarrollo personal, laboral y profesional; c) una relación para la reproducción y crianza de los hijos; d) una relación de pareja durante la vejez. La consecuencia de las parejas sucesivas será la formación de familias con hijos de diferentes uniones: serán familias formadas por los hijos “tuyos”, “míos”, “nuestros”. Esto significa la existencia de hermanos sin ninguna vinculación de consanguinidad plena entre ellos.

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El divorcio es una de las realidades más dolorosas. De cada diez matrimonios que se realizan, uno se divorcia, proporcionalmente. En el año 2007, en

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el Estado de San Luis Potosí, hubo 1332 divorcios por 13395 matrimonios realizados. Y si consideramos únicamente la población de la Arquidiócesis esta situación es aún más grave, pues tan solo en el municipio de San Luis Potosí durante el año 2007 la proporción fue de 22.4% divorcios por cada 100 matrimonios contraídos, un poco más del doble del promedio estatal (INEGI, Anuario Estadístico San Luis Potosí 2008). El número de divorcios se refiere a los que se han realizado de manera legal, pero las cifras naturalmente aumentan si se consideran las separaciones de hecho.

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Algunos de los matrimonios que trabajan en la pastoral familiar son personas mayores que ven la realidad y las acciones de la Iglesia de una manera

muy diferente a como las ven las parejas jóvenes de otros niveles sociales; a veces ni siquiera le dan su justa dimensión a los problemas familiares de hoy.

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Es preocupante la apatía que existe para participar en las actividades pastorales. No obstante, algunas personas se acercan a la Iglesia esperando encontrar algo mejor para su vida y a veces lo encuentran y a veces no. Existen familias que viven en armonía y tratan de mantener los lazos de amor responsable, cuidando el crecimiento de sus hijos en la fe y en el amor; padres que se ocupan de la educación escolar de sus hijos y en menor cantidad, algunos que están al pendiente de la formación moral y religiosa.

Como podemos ver, el serio desgaste en la relación humana, especialmente desde la familia, la ruptura con nuestra sólida tradición espiritual y una mentalidad consumista que debilita el sentido de trascendencia, ha acrecentado el vacío existencial entre los jóvenes. (67)


La Iglesia En San Luis enfrenta nuevos desafíos 1.1.4 Medios de comunicación y familia La televisión, presente en un 86% de los hogares potosinos, así como en general los medios masivos de comunicación son los principales “formadores” de los niños, jóvenes y hasta de los adultos; son una constante motivación a la violencia, desintegración familiar y promiscuidad; esta última, frecuentemente propiciada por el hacinamiento de vivienda que hay en algunas colonias. Falta juicio crítico ante los medios de comunicación; por ello, es importante enseñar a discernir, para que los jóvenes y personas de todas las edades sepan encontrar lo positivo y negativo de las diversiones y no dejarse influenciar por los mensajes que muestran familias desintegradas y hacen ver el divorcio y la infidelidad como algo cotidiano y aceptable.

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1.2 Algunos aspectos de la problemática juvenil 1.2.1 Alcoholismo En nuestro país el consumo del alcohol constituye un problema creciente y preocupante de salud pública: las estimaciones del consumo per cápita reflejan un incremento importante, principalmente entre la población joven. La mayor parte de los bebedores habituales son del sexo masculino, pero el problema comienza a presentarse también en las mujeres. Esta enfermedad no es exclusiva de un grupo, estrato social o nivel económico, sino que se localiza en toda la población, tanto del medio urbano como rural, cuya diferencia sólo radica en el tipo de bebida. Se trata de un grave problema que conlleva riesgos no sólo para la salud del que ha decidido beber sino también para el bienestar social en general.

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El 49% de los suicidios y 38% de los homicidios en el país se cometen bajo los efectos de las bebidas alcohólicas, además de que 38% de los casos de lesiones ocurren como resultado del consumo excesivo de bebidas embriagantes, particularmente entre jóvenes de 15 a 25 años, etapa de la vida en la que los accidentes ocupan la primera causa de mortalidad (Berruecos Villalobos).

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El incremento en el consumo del alcohol se debe a la facilidad con que éste es expendido en cantinas, billares, centros nocturnos y antros. Se mencionan también entre las causas: los excesos en las fiestas, la inducción de los amigos, la publicidad en los medios de comunicación, la falta de control de las autoridades y los diferentes tipos de problemas personales que se pretenden evadir ya sean relacionados con el entorno, con el aspecto económico, o la falta de empleo, del núcleo familiar, entre otras. El consumo es mayor los fines de semana o en períodos de fiesta. 1.2.2 Drogadicción El problema de los vicios no queda únicamente en el alcohol o el tabaco, que son aceptados como “drogas legales”, sino que éstos suelen ser puerta a otras substancias que provocan adicción como: la marihuana, la heroína y la cocaína y, más recientemente, a drogas sofisticadas, tales como: el polvo de ángel, el crack y el éxtasis, que son altamente peligrosas y en algunas ocasiones hasta letales, pues, al ser alucinógenas, afectan gravemente el cerebro y, por ende, la seguridad de las personas que se hallan alrededor de quien las consume. Por lo general, se comienzan a consumir por curiosidad y se termina esclavizado a esta forma de evasión, de escape o de alivio

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temporal de los problemas. La drogadicción además de afectar la integridad de la persona y degradar su propia dignidad, trae muchas consecuencias negativas y provoca muchos daños.

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El consumo de las drogas en nuestro país cada día va en aumento, y la edad en la que el joven se inicia es cada vez más temprana debido a que es fácil adquirirlas. Desgraciadamente el narcomenudeo ha llegado incluso al ambiente escolar. De acuerdo a cifras de INEGI (2008), el 57.6% de quienes son atendidos por problemas de drogadicción, en los centros de integración juvenil, en el Estado de San Luis Potosí son jóvenes de 10 a 19 años de edad, de los cuales 28% son mujeres. Las adicciones son una grave enfermedad de nuestro tiempo, que requiere ser frenada de inmediato.

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Las consecuencias de la drogadicción abarcan varios ámbitos, difíciles de enumerar y más aún de medir: el de la salud personal, originando enfermedades con varias manifestaciones, la pérdida de la memoria y en ocasiones la muerte súbita. En el ámbito social afecta a uno de sus núcleos más importantes como es la familia, en donde se entorpecen las relaciones intrafamiliares, se propician los divorcios, los embarazos no deseados, el mal ejemplo a los hijos y el deterioro del aspecto económico. En el área estudiantil, laboral o profesional, repercute negativamente en la eficiencia de su desempeño y en las relaciones humanas entre los compañeros de estudio o de trabajo.

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La inseguridad en algunas zonas de nuestra población es también provocada por la circulación en la vía pública de personas alteradas por los efectos de

las bebidas alcohólicas o de las drogas. Gran parte de los accidentes automovilísticos son ocasionados por esta causa; lo mismo ocurre en las manifestaciones de violencia, algunos suicidios, violaciones y asaltos.

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Como podemos ver, el serio desgaste en la relación humana, especialmente desde la familia, la ruptura con nuestra sólida tradición espiritual y una mentalidad consumista que debilita el sentido de trascendencia, ha acrecentado el vacío existencial entre los jóvenes. 1.2.3 Pandillerismo Es lamentable en algunas zonas de nuestras comunidades el fenómeno del pandillerismo, el cual se inicia por lo general con grupos de jóvenes que no tienen oportunidades de trabajo, estudio o recreación; situación que los orilla a buscar en la pandilla otros factores de reconocimiento, valoración e integración. De este modo se convierten en personas vulnerables a las adicciones y en blanco fácil para la delincuencia organizada, que incluso los utiliza para cometer todo tipo de delitos. A raíz de esto un buen número de colonias, en la zona urbana y algunas regiones de la zona rural, se han vuelto muy peligrosas. Ya no se puede salir a la calle a ciertas horas de la noche, debido a la inseguridad. Los taxistas ya no entran a algunas colonias por miedo a ser asaltados.

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1.3 Injusticia social y pobreza creciente

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Hay una mala distribución de la riqueza. Esto ha traído como consecuencia el aumento en el número de empobrecidos no por falta de riqueza


La Iglesia En San Luis enfrenta nuevos desafíos natural, sino por la injusticia y la falta de responsabilidad y solidaridad. La gente que menos tiene va a seguir teniendo menos; los pobres son cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos. La responsabilidad corresponde en parte al sistema económico que se ha impuesto en el mundo, mediante la globalización económica. Esta situación hace casi imposible que los pobres asciendan en la escala social. La iniciativa privada tiene mucho por hacer en cuanto a la justicia laboral y la responsabilidad social.

se presenta en todas partes; sin embargo, esta pobreza no se debe únicamente a la falta de ingresos, sino que muchas veces se pretende gastar más de lo que se gana. Estamos inmersos en un mundo de consumismo donde se hacen gastos superfluos e innecesarios.

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La inflación no ha parado. Hay carestía en alimentos básicos; muchas familias a duras penas se alimentan a base de tortillas, frijol y chile; esta situación se recrudece con el marcado clasismo y racismo en la sociedad potosina. Se discrimina a los adultos mayores y a los que no son profesionistas. La injusticia social es campo propicio para las luchas entre pobres y ricos. Esta situación se ha visto altamente agravada por el desempleo y la crisis económica mundial y nacional que se desató a finales de 2008.

A los desempleados que ya existían, se han sumado los generados por la crisis reciente. Además, para quienes trabajan, los salarios son muy bajos e insuficientes para satisfacer las necesidades de la familia. Entre las principales causas de esto se menciona la incompetencia de las autoridades gubernamentales para producir, financiar o promover empleos, talleres o cursos de capacitación, así como a la corrupción, el nepotismo y la falta de valores. Por otro lado, se percibe en algunos trabajadores una notable ociosidad, irresponsabilidad, conformismo, poca conciencia de la propia dignidad, falta de solidaridad e individualismo. Preocupa de manera especial la falta de empleo para mujeres y el hecho de que los trabajos que hay sean temporales.

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Algunas veces existe el empleo, pero no se tiene la preparación necesaria ni el deseo de superación. Se espera de la educación que transmita conocimientos y actitudes que permitan conocer los derechos laborales y asumir nuestra tarea en el bien común, pero mientras esto no sea una realidad seguirá habiendo condiciones laborales injustas. La pobreza es un problema generalizado y

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El campo ha sido abandonado por diversos motivos: los agricultores invierten mucho trabajo en las tierras y cuando se da la cosecha la pagan muy barata y no hay ganancia; además, los intermediarios especulan con los productos del campo, compran barato al productor y venden muy caro al comerciante menor; el apoyo del gobierno lo acaparan personas que no lo necesitan. Las pequeñas co-

ebemos reconocer que en la sociedad del tercer milenio ya no existe un solo modelo de la familia. (55) as consecuencias de la drogadicción abarcan varios ámbitos, difíciles de enumerar y más aún de medir. (65)

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munidades rurales reciben apoyo, pero no resulta equitativo ni suficiente; los apoyos al campo no llegan oportunamente para asegurar la producción agrícola sea de riego o de temporal. Algunas personas se vuelven comodinas, y quieren que todo les sea dado por el gobierno. Este tipo de acciones asistenciales no ayudan a reducir la problemática ya que crean dependencia y paternalismo.

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Los cambios climáticos hacen que las tierras no sean fértiles, los insumos para el agricultor son cada vez más caros, especialmente las excesivas tarifas de energía eléctrica para los pozos, indispensable para el riego de los cultivos. El campo no produce lo necesario para el propio sustento. Todo este panorama desolador de las comunidades campesinas ha incrementado fuertemente los índices de emigración, a pesar de los riesgos que conlleva. Se abandonan las tierras y en ocasiones crecen las ciudades y se “comen” al campo. La gente pierde el deseo de trabajar aquí. Se acostumbran a ganar en dólares y al volver a México quieren que sus trabajos sean remunerados de igual manera.

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La actual recesión económica en Estados Unidos ha ocasionado que las remesas disminuyan notablemente; sin embargo, siguen siendo un apoyo importante para muchas familias; incluso, en ocasiones, generan pequeñas fuentes de empleo en las comunidades. Las remesas tienen un costo alto, pues en muchas ocasiones los migrantes han traído consigo costumbres y modas ajenas, la pérdida de la religión católica, de sus principios y de sus valores y también situaciones de enfermedad psíquica que afecta a muchas personas. Otro “precio”, son los numerosos ancianos y enfermos abandonados,

ya que sus familiares, que emigraron a los Estados Unidos, ya no se ocupan de ellos. Muchos hijos prácticamente han olvidado a sus padres.

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Por causa de la situación económica, las personas viven preocupadas, desesperadas e inestables emocionalmente; esto las hace vulnerables ante las ofertas de soluciones fáciles que prometen algunos grupos o movimientos religiosos o ante los engaños de organizaciones que los estafan con la superstición y que actúan a la vista de todos y con la tolerancia de las autoridades. Se vive en un ambiente de necesidad económica y la gente se concentra en dar solución a sus necesidades básicas, por lo cual no queda tiempo para participar en actividades culturales u otras de superación personal. Quien no tiene sus necesidades satisfechas es difícil que participe en los trabajos pastorales de la Iglesia. 1.4 Carencia de servicios básicos

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Falta un verdadero interés por parte de las autoridades en mejorar la calidad de vida de las comunidades; realmente no persiguen el bien común, sino sólo la aceptación general con proyectos a corto plazo. Además, hay apatía y desinterés en muchas personas, falta organización, unidad y participación por parte de la comunidad para un buen desarrollo.

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La demanda de servicios es abundante y no siempre satisfecha de manera conveniente, tanto en la ciudad como en las comunidades rurales: falta agua potable o mantenimiento a la red; hay mucho desperdicio a causa de las fugas y por lo tanto escasez; falta alum-


La Iglesia En San Luis enfrenta nuevos desafíos

Falta un verdadero interés por parte de las autoridades en mejorar la calidad de vida de las comunidades; realmente no persiguen el bien común, sino sólo la aceptación general con proyectos a corto plazo. Además, hay apatía y desinterés en muchas personas, falta organización, unidad y participación por parte de la comunidad para un buen desarrollo. (77)

brado público, hay muchas calles oscuras, lo que ocasiona pleitos y desorden; faltan lugares de esparcimiento como campos deportivos, parques y lugares de reunión; falta también mayor promoción de eventos culturales y familiares. El transporte público, las calles y caminos están visiblemente deteriorados; no hay drenaje y alcantarillado, o bien este servicio es ya obsoleto. Las normas que regulan la urbanización no son respetadas en la creación de nuevos conjuntos habitacionales. Hay mucha basura en calles y en campos baldíos. Falta conciencia ecológica. En algunas colonias el servicio de limpieza es muy bueno, pero en otras, sobre todo en las más desprotegidas, es muy deficiente.

1.4.1 Falta de servicios médicos En las clínicas o centros de salud no atienden a las personas debidamente o de plano no se les atiende. Falta personal, especialmente médicos, especialistas y enfermeras; las medicinas y el equipo de que disponen son insuficientes. No están preparados para atender a tanta gente; la demanda aumenta cada día más. En ocasiones existe discriminación y maltrato para con los usuarios. Es preocupante que tan sólo el 50% de los habitantes en el Estado sean derechohabientes de los servicios públicos de salud, en los que se cuenta con 32 centros de hospitalización para dar atención a casi 2 millones y medio de personas.

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ólo desde Cristo la realidad se asume con todos sus valores, limitaciones, angustias y esperanzas. (4)

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Esta situación agrava los sufrimientos que trae consigo la enfermedad. El costo de las medicinas es elevado y mucho más las operaciones que requieren hospitalización; por eso casi siempre las personas se automedican o acuden con curanderos, brujos o charlatanes, buscando encontrar un remedio, pero éstos abusan de la confianza de las angustiadas personas. Falta exigir que se lleven a cabo los programas que benefician a la comunidad, por ejemplo, hay muchas casas de salud, pero no hay médicos y por lo regular las comunidades sólo se quejan, pero no buscan soluciones. 1.4.2 Inseguridad Los funcionarios de las instituciones jurídicas tienen favoritismos y protegen al rico, al conocido, al amigo. Falta responsabilidad y ética en el desempeño de sus funciones. En ocasiones, cuando hay denuncias pequeñas o graves, no les prestan la atención adecuada. Hay impunidad y corrupción en la impartición de justicia. Además de que los elementos de seguridad son muy pocos, muchos no tienen calidad humana ni la preparación necesaria y en ocasiones caen en situaciones de abuso de poder.

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En las ciudades se ha perdido la confianza de caminar por la calle; hay miedo de ser víctima de la delincuencia, sobre todo en las colonias de la periferia debido a los constantes asaltos y amenazas de pandilleros y malvivientes. Hay colonias y comunidades que nunca son vigiladas, en las que incluso el propio hogar es inseguro. Los robos a casas-habitación han aumentado considerablemente; aho-

ra hasta las iglesias permanecen cerradas gran parte del día debido a la inseguridad. Los problemas de inseguridad se acrecientan en los lugares donde el alumbrado público es deficiente o no existe.

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Hay miedo a denunciar; falta responsabilidad ciudadana y unidad para hacer denuncias de delitos, así como de problemas sociales o comunitarios; influye también desde luego la innegable situación de impunidad y corrupción en la impartición de justicia. Se estima, de acuerdo con el Centro de Investigación para el Desarrollo A.C. que el índice de impunidad en México es del 98.76%, lo cual significa que de cada 100 delitos denunciados sólo se castigan 1.24. Cifras alarmantes que se agravan si se considera que son muchos más los delitos, pues de cada 100 que se cometen sólo se denuncian 12, según lo que señala el Instituto Nacional de Estudios sobre la Inseguridad A.C.

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En algunas comunidades faltan jueces y, donde los hay, no tienen suficiente autoridad. Especialmente preocupa la delincuencia juvenil, cada día en aumento, ya que cuando a las personas no les alcanza para comer, casi siempre optan por lo más fácil. En este sentido se necesitan leyes más rigurosas. Además, hay desatención en la asesoría legal y en los derechos humanos.

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Los asaltos a negocios medianos y pequeños ha ido en aumento y las autoridades ponen poca atención en la solución de este problema. Cuando se solicita la presencia de los policías no


La Iglesia En San Luis enfrenta nuevos desafíos acuden, y si van, muchas veces se quedan a la expectativa, porque sólo traen garrotes y los delincuentes traen navajas, cuchillos y hasta pistolas. No hay módulos de seguridad, existe la sensación de estar desprotegidos, cuando hay enfrentamientos entre pandillas. En ocasiones son las mismas familias quienes protegen a los delincuentes, para ponerlos a salvo de las autoridades.

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Los enfrentamientos y ajustes de cuentas entre narcotraficantes o grupos de poder, que han ocasionado varias muertes en plena calle han despertado sentimientos de inseguridad que antes no se vivían. El secuestro, la extorsión y las amenazas de muerte son una realidad que se ha hecho cada vez más frecuente en nuestros ambientes. 1.5 Desilusión y desconfianza hacia la política

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La gente ya no confía en sus gobernantes puesto que durante años ha visto que a muchos funcionarios no les importa el bienestar social, les falta ética, no desarrollan correctamente sus funciones y a pesar de ello tienen sueldos muy elevados, que desde luego no son acordes a la economía del pueblo. Estas conductas no son exclusivas de algún partido político.

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En las elecciones, cada vez son menos los votantes porque ya no hay credibilidad, se percibe que es lo mismo cada sexenio, sin importar de cuál partido político se trate. Especialmente los jóvenes se muestran indiferentes y no quieren participar en la política ya que están desilusionados de sus gobiernos. Durante las campañas políticas hay promesas, pero cuando los candidatos lle-

gan al poder muchas veces no cumplen. Los políticos sólo vienen a la comunidad cuando quieren el voto. Cada candidato se preocupa más por buscar los defectos de sus contrarios y gastan excesivamente en propaganda política en vez de ofrecer propuestas de crecimiento.

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Falta cultura política; en todos los pueblos y comunidades hay división e incluso violencia a causa de los partidos, pues todavía hay personas que se aferran a un partido determinado. Si el pueblo estuviera unido, se lograría que los funcionarios trabajen para su pueblo. Falta conciencia de que ser cristianos implica ser buenos ciudadanos, acatando nuestras obligaciones y promoviendo nuestros derechos como miembros de una sociedad, pues “no basta una democracia puramente formal, sino que es necesaria una democracia participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos humanos. Una democracia sin valores, se vuelve fácilmente una dictadura y termina traicionando al pueblo” (DA 74). 1.6 El campo de la educación

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Aún existen papás que no envían a sus niños a la escuela y, de este modo, hay muchos niños que dejan los estudios para que la familia pueda sobrevivir. Ésta es una de las razones por las cuales aún hay personas que no saben leer y escribir. El índice de analfabetismo en San Luís Potosí es de 9.5%; es decir, aproximadamente 10 de cada 100 personas mayores de 14 años no saben leer ni escribir (PNUD, 2005). Los que tienen interés para estudiar no tienen posibilidades, no les alcanza el dinero para el transporte y la renta; falta ayuda por parte del gobierno. Se busca aminorar este problema

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con el otorgamiento de becas como la de “oportunidades” que no sólo beneficia al alumno sino a toda la familia, incluyendo a los adultos mayores. Una familia puede recibir hasta 1,190 pesos mensuales si el becado cursa la primaria y 1,980 pesos si cursa el bachillerato, además tienen acceso automático a los servicios de salud. Cuando las familias obtienen esta beca motivan a sus hijos a asistir a la escuela para conservarla.

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En la sociedad mexicana existe un serio problema de oportunidades para la superación personal; el ocio genera problemas psicosociales y de crecimiento personal. Se crea así un círculo vicioso, pues una generación sin educación genera personas conformistas, sin valores, que no critican su entorno y, por ende, poco pueden hacer para mejorarlo. El pueblo es consciente de la importancia que tiene

la educación en la solución de muchos problemas sociales.

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El nivel educativo es muy bajo. La inversión educativa en México ha aumentado, pero la calidad académica no ha crecido, por el contrario, ha disminuido; invertir en educación sirve de poco si no se hace con eficiencia.

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La calidad educativa se ve afectada por los métodos que utilizan algunos maestros con una marcada tendencia a la memorización y apoyados únicamente en el pizarrón y los libros de texto, aun cuando los programas tienen como principal propósito promover competencias traducidas a conocimientos, habilidades, actitudes y valores que capaciten a los alumnos a resolver los problemas de la vida cotidiana. Falta también una adecuada educación

“Otra situación importante es el fenómeno de la migración humana, con consecuencias muy graves para la persona, la familia y la cultura. Las causas de la migración son diversas y están relacionadas con la situación económica: la violencia, la pobreza, la falta de oportunidades y de desarrollo profesional” (DA 73). Se trata de una realidad muy marcada en nuestro pueblo. (97)


La Iglesia En San Luis enfrenta nuevos desafíos sexual, cívica y humana en los adolescentes. En el ámbito escolar se requiere también una adecuada atención psicológica. Es necesario replantear el modelo de enseñanza.

cos no se refleja en la conducta de sus alumnos; por alguna causa se genera más el sentido de clase y de soberbia que el sentido de fraternidad.

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1.7 Migración

Tanto en padres de familia como en maestros, falta conciencia de la importancia que tiene el estudio, y esto lo transmiten a los hijos; muchos jóvenes no quieren seguir estudiando, pues tienen ilusión de irse a los Estados Unidos. La deserción escolar en la primaria es mínima, pero durante la secundaria los alumnos comienzan a abandonar sus estudios; en esta etapa se da una deserción del 6% a nivel estatal, aproximadamente; pero la mayor deserción se presenta al terminarla, pues únicamente el 77% continúa con el bachillerato (PNUD, 2005).

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Es necesario que la comunidad reporte a los maestros faltistas y que las autoridades educativas supervisen el desempeño de los maestros, quienes en muchos casos demuestran poco interés en transformar la comunidad y esto da como resultado un bajo nivel educativo. Es notoria además, la poca preparación de algunos docentes. Es preocupante lo que señala el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (2007): tan sólo el 76.6% de los maestros de secundaria leen por lo menos un libro al año. Esta situa-ción se agrava con el ausentismo de los maestros y la falta de diálogo entre maestros, padres de familia y alumnos.

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Las escuelas particulares son también un tema sobresaliente en el campo de la educación, pues son demasiado caras. Los colegios de religiosos deberían dar más oportunidad a los niños de escasos recursos. La educación moral y religiosa que imparten los colegios católi-

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“Otra situación importante es el fenómeno de la migración humana, con consecuencias muy graves para la persona, la familia y la cultura. Las causas de la migración son diversas y están relacionadas con la situación económica: la violencia, la pobreza, la falta de oportunidades y de desarrollo profesional” (DA 73). Se trata de una realidad muy marcada en nuestro pueblo.

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El bajo salario de los trabajadores no alcanza para solventar los gastos, aun los básicos, y es así como empieza la desesperación y la búsqueda de salidas, la emigración se ve como una necesidad, aunque cause dolor y tristeza. Padres de familia, hijos no sólo mayores, sino también pequeños e incluso madres embarazadas, se van con la ilusión de una mejor vida, con la esperanza de poner fin a las interminables deudas, de tener un futuro menos incierto, de dar una mejor educación a los hijos etc.

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Sin embargo, el miembro de la familia que se va (generalmente el padre de familia), con el paso del tiempo y bajo el yugo de la soledad y la incomprensión, llega a tener otra familia en Estados Unidos; al principio, el envío de dinero a sus familiares es constante, pero después se va olvidando de que le necesitan y esperan de él lo necesario para subsistir, hasta llegar desgraciadamente en no pocos casos al abandono definitivo de la familia. Al desaparecer la relación

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padre-hijo y la comunicación intrafamiliar se afecta el desarrollo psicológico del niño y del adolescente, por lo que se pueden presentar graves carencias y desviaciones afectivas. Por otro lado, algunos de los que regresan con sus familias son portadores de enfermedades infecciosas de las que fueron contagiados en los Estados Unidos, perjudicando así a la salud y el bienestar familiar.

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Las personas se ven obligadas a emigrar por la falta de fuentes de empleo bien remunerado y espacios para el desarrollo laboral y personal. Entre otras causas de la emigración se menciona también la ambición de una vida más cómoda, la imagen que vienen a proyectar los paisanos, el querer tener lo que otros tienen o simplemente por curiosidad. A la gente que se va ya no les gusta estar aquí, pasando necesidades, y es así como crece en la población el llamado sueño americano, aun cuando tengan que dar lo mejor de su vida al beneficio de otra nación. Pocos de los jóvenes que parten al extranjero regresan para apoyar en la economía de su patria, invirtiendo aquí y generando empleos, sobre todo en las comunidades. Otra realidad preocupante en nuestra nación es la disminución de la población en diversas comunidades lo que representa casi su desaparición, quedando en ellas sólo mujeres, niños y personas de la tercera edad.

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A consecuencia de este fenómeno se han cerrado centros educativos, clínicas y hasta templos. El trabajo pastoral en las parroquias se desarrolla en su mayoría con mujeres y adultos mayores; hay muy pocos jóvenes que realicen tareas pastorales y tampoco jóvenes a quienes vayan dirigidas dichas obras. Otra realidad no menos preocupante es

la baja producción agrícola en los campos mexicanos pues no hay quien trabaje las tierras de cultivo, ya que el producto de la tierra es mal pagado.

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Con la emigración se logra cierta mejoría económica, pero por otro lado, propicia una gran pérdida de valores, de la propia identidad y de la misma fe, siendo los migrantes terreno fértil para las denominadas sectas. Otra consecuencia negativa es la existencia de muchas familias desamparadas, con familiares desaparecidos, de entre los cuales algunos encontraron la muerte en el intento de alcanzar el sueño americano. La parte de la familia que se queda generalmente busca a Dios para pedir por sus familiares.

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Ante esta difícil realidad que cada vez se agrava más, los gobiernos en sus tres niveles: federal, estatal y municipal deben crear lo necesario para que a los paisanos les convenga regresar, más aún para que no salgan del país, creando fuentes de empleo bien remunerado. El gobierno mexicano debe esforzarse por promover convenios bilaterales con el gobierno de Estados Unidos para favore-cer el desarrollo equilibrado del pueblo de México sin menoscabo de su dignidad, de sus derechos y de su integridad.

1.8 Solidaridad en la vida comunitaria

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Las comunidades practican la solidaridad en los momentos difíciles que pasan algunos de sus miembros, respondiendo a las iniciativas de apoyo, sean de origen eclesial o guberna-


La Iglesia En San Luis enfrenta nuevos desafíos mental. La solidaridad es algo que llevamos en el corazón; ante cualquier desgracia no hace falta ser cristiano para ayudar. La gente está dispuesta a ayudar, pero se necesita más conciencia para no esperar a que haya necesidad de actuar. Algunas parroquias reparten despensas y hacen comidas para los pobres, pero falta una mejor organización de la pastoral social. “La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente” (DA 362).

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En general las comunidades tienen muy poca convivencia, hay individualismo, falta comunicación e interés hacia los demás, y esto hace que no se vean los problemas del prójimo. Existe indiferencia ante las problemáticas de los vecinos, a veces el trato no va más allá de la mera cortesía. Hay falta de respeto en las familias y en la comunidad, especialmente hacia la mujer y las personas mayores. Cuando no hay solidaridad ni respeto en la familia, es difícil que estos valores se vivan hacia afuera.

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Al interior de cada comunidad, en muchos casos, hay egoísmo, individualismo, pleitos, rencores, envidias, chismes, murmuraciones, resentimientos, orgullo, indiferencia, desconfianza y faltas de respeto. En ocasiones no hay apoyo ni relaciones cordiales entre los que sirven a la comunidad, hacen falta personas que les orienten y organicen; se necesita además formación para el diálo-

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go y motivación para fortalecer el desarrollo comunitario e individual, poniendo énfasis en la valoración de la autoestima ya que cuando ésta es deficiente impide vivir el amor hacia sí mismos y hacia los demás. 1.9 Situación ambiental

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Es preocupante, sobre todo en la zona metropolitana de San Luis, el problema de la contaminación ambiental, de la cual ni siquiera se conoce la gravedad de su nivel. Entre las causas de la contaminación se menciona el crecimiento de la industria, pero sobre todo el impresionante número de vehículos, que del 2000 al 2006 aumentó en un 50% en el Estado de San Luis Potosí (cf. Sistema nacional de la información estadística y geografía). Quizá para algunos las cifras pudieran ser poco significativas; sin embargo es altamente preocupante observar que innumerables vehículos emiten gran cantidad de humo al acelerar, especialmente camiones de carga y de transporte público; esto ante la tolerancia de las autoridades de tránsito. Otras causas de la contaminación del aire son la quema de basura y llantas. “La naturaleza ha sido y continúa siendo agredida. La tierra depredada” (DA 84).

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Lo que es ahora la urbe de San Luis Potosí era antes una llanura donde abundaba el pirul, los mezquites y los huizaches. Una de las consecuencias de la deforestación en la periferia

a Iglesia tiene necesidad de su Pentecostés; tiene necesidad de fuego en el corazón, de palabras en los labios, de profecía en la mirada” (Pablo VI, 1972). (Promulgación)

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de la ciudad son las polvaredas en tiempos secos y ventosos. Afortunadamente la Sierra de Álvarez se ha regenerado, en buena medida, donde lo que más abunda son los encinos; pero hay zonas donde se nota la erosión que ha sufrido y de la cual no se ha podido recuperar. La Sierra de San Miguelito, en cambio, ha quedado semiárida en las laderas que dan hacia la capital.

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San Luis dejó de ser, desde hace algunas décadas, una ciudad limpia. La basura es un grave factor de contaminación, pues abunda en lotes baldíos y en algunas calles. La basura trae consigo muchas consecuencias, como por ejemplo la proliferación de roedores e insectos; también provoca que en tiempos de inundaciones, cuando llegan las lluvias, en vez de irse el agua por las coladeras, se salga de allí y se mezcle con las aguas turbias.

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El mal estado de la red hidráulica provoca fugas de agua y también que a muchas colonias no les llegue adecuadamente el vital líquido. Hay fugas en casas y edificios de cierta antigüedad, y en esto también se refleja la injusticia social, pues mientras algunos riegan sus jardines y lavan generosamente sus automóviles, desperdiciándola, otros no lo tienen ni para lo más indispensable.

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Parece ser que se prefieren las tierras fértiles para construir nuevos fraccionamientos, esto ha sucedido principalmente en algunas cabeceras municipales. Tierras que eran de muy buena calidad para la agricultura se convirtieron en casa-habitación y calles asfaltadas, con las consecuencias de que se vuelvan inseguras a causa del terreno arcilloso; y si estas calles no se asfaltan, es peor, porque en tiempos de lluvia son

intransitables.

2. Aspectos Eclesiales 2.1 Indiferencia religiosa 2.1.1 Apatía espiritual Cada día hay menos fieles católicos practicantes y mayor apatía hacia el camino espiritual que enseña la Iglesia. De muchas maneras los adultos, jóvenes y niños se orientan hacia los vicios, la ociosidad, las diversiones malsanas, la televisión, los juegos electrónicos, etc. Todo esto deshumaniza y fortalece la cultura de la muerte. Hay familias enteras que tienen a Dios en el olvido, preocupados solamente por lo material. Muchas de ellas aparentan valorar lo espiritual, pero adoptan lo religioso sólo al nivel de la superstición, cayendo en gran confusión. Es un hecho el alejamiento de los fieles de sus parroquias y la apatía por su caminar espiritual. En las comunidades rurales este problema no es tan notorio, pero se requiere una nueva evangelización para que no se destruya su religiosidad.

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2.1.2 Poca participación en la vida parroquial Algunos feligreses sí van a Misa, pero no se comprometen a trabajar en la Iglesia; no participan ni se entusiasman con el trabajo religioso, no colaboran en la comunidad, ni les interesa lo que pasa en la parroquia, ellos sólo quieren que se les atienda en lo que necesitan. Los que sí van a misa constituyen una minoría; sobre todo hay poca presencia de varones; en las parroquias foráneas el promedio de asistentes es aproximadamente del 13% del total de los habitantes, mientras que en la zona conurbada San Luis-Soledad el porcentaje

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La Iglesia En San Luis enfrenta nuevos desafíos

A muchos jóvenes no les interesa la religión, sólo quieren divertirse, en parte porque los papás no los llevan desde pequeños a la Iglesia ni les inculcan la fe. Se han perdido muchos valores, entre ellos el respeto hacia lo religioso. (114)

promedio desciende a 7%. Las homilías largas, confusas o repetitivas constituyen uno de los muchos factores que alejan a los feligreses. 2.1.3 Ausencia de jóvenes Al templo asisten sobre todo personas mayores. A muchos jóvenes no les interesa la religión, sólo quieren divertirse, en parte porque los papás no los llevan desde pequeños a la Iglesia ni les inculcan la fe. Se han perdido muchos valores, entre ellos el respeto hacia lo religioso. En esto, han colaborado en buena medida los medios de comunicación, presentando la religión como pasada de moda y exaltando el poder y el tener como los valores más importantes en la sociedad. Falta evangelizar a los jóvenes y adolescentes ya que éstos serán los futuros padres de familia.

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2.2 La formación religiosa 2.2.1 Formación de agentes Existe una gran necesidad de agentes de pastoral bien preparados, sobre todo catequistas que sepan qué y cómo enseñar, pues en ocasiones se enseña una religión de temor más que de amor. Por parte de los laicos comprometidos hay conciencia de que requieren más y mejor formación y espiritualidad; sin embargo, ante las opciones que se ofrecen en las parroquias hay poca respuesta. En los anteriores Planes de Pastoral surgieron numerosas iniciativas de formación religiosa por parte de las Secretarías y de algunos decanatos, organizando frecuentes cursos y talleres; sin embargo, en las evaluaciones anuales sobresale el poco seguimiento que se dio a estas actividades, y de manera persistente también se expresa la necesidad de la formación de agentes.

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En todas las parroquias pude constatar la vida y dinamismo de la comunidad parroquial, el esfuerzo y la creatividad de los sacerdotes, las situaciones de pobreza, marginación y abandono en que están inmersas muchas pequeñas comunidades. (Circular 1/2008)

2.2.2 Formación religiosa de los feligreses Preocupa también la poca o nula formación que se ofrece a los feligreses en general, pues ésta se ve reducida a la catequesis infantil y presacramental; no existe un verdadero proceso formativo: los jóvenes, los adultos y las personas de mayor edad sólo tienen oportunidades esporádicas de formación. La inmensa mayoría no percibe nuevas soluciones por parte de la Iglesia ante los retos actuales. La gente responde ante la religión con tradicionalismo, rutina, obligación y sentimentalismo.

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Se menciona como algo muy positivo la catequesis presacramental, pero aún no se perciben de manera evidente los frutos, pues las diversas ceremonias que se realizan en las parroquias se siguen viviendo como un mero acto social; se debe brindar una for-

mación cristiana que insista en el valor de los sacramentos, como encuentros con la gracia del Señor que enriquece y fortalece la vida del cristiano. 2.2.3 Formación religiosa de las familias La fe se menciona como una de las virtudes que une a las comunidades; sin embargo, hace falta una formación más sólida y profunda en las familias, de manera que puedan ofrecerse a los hijos las bases que fundamenten los valores humanos y cristianos y así se llegue a un respeto real entre las personas. Los futuros esposos y los matrimonios jóvenes requieren una preparación permanente que los ayude a dar una formación integral a las nuevas generaciones y favorezca una mayor responsabilidad y participación dentro de la Iglesia. Durante mucho tiempo la Iglesia dejó de lado la formación religiosa y ahora es necesario retomar-

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La Iglesia En San Luis enfrenta nuevos desafíos la, pero con estrategias adecuadas a los tiempos, al medio y a las personas. 2.2.4 Alejamiento de la Iglesia La falta de formación se ve también vinculada al problema del alejamiento de la Iglesia y del sectarismo, pues existe una fe muy pobre y débil que se derrumba fácilmente. El proselitismo de los hermanos separados es intenso, con el resultado de que las personas y las comunidades están cambiando de religión sin que nos decidamos a responder enérgicamente a este desafío. Ante este problema se señala la falta de educación religiosa, de testimonios congruentes y de la mediocridad de algunos agentes de pastoral.

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2.3 Acciones de la Iglesia frente a los problemas sociales

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Muchas personas consideran que anteriormente la Iglesia no se preocupaba tanto por los problemas sociales y que ahora que se ha involucrado en ellos, es más difícil su intervención, pues los problemas son cada día más complejos. En cierta forma la Iglesia trata de afrontar los problemas sociales dando herramientas para solucionar los problemas, ayuda a los más necesitados, promueve la visita a los enfermos, ofrece alimentos, medicinas, vestidos, reparte despensas, ayuda a los migrantes y organiza algunas otras acciones de solidaridad.

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En los planes pastorales se incluyen programas de desarrollo social; no sólo aconsejan repartir despensas, sino que buscan también crear bolsas de trabajo, organizar cooperativas y talleres de aprovechamiento de recursos naturales; también insisten en impartir

clases para niños y mayores, de manera que puedan éstos aprender algo práctico que les sirva en la vida; aconsejan incluso brindar apoyo psicológico a personas que lo necesiten. Para algunas personas esto es de mucho valor; sin embargo, otras tienen la impresión de que la Iglesia pudiera hacer mucho más y no lo hace, y que a veces discrimina en sus acciones de apoyo.

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En algunos sectores existe el sentimiento y la idea de que la Iglesia no ha hecho nada y no brinda ningún apoyo ante los problemas sociales. Hay lejanía o indiferencia por parte de algunos sacerdotes y les falta acercamiento a las personas en general. Otra opinión es que la solución de problemas sociales no le corresponde a la Iglesia, sino a las autoridades civiles. También existe la conciencia de que no todo depende de la Jerarquía católica, sino de todos los miembros de la Iglesia y por eso las cosas a veces no funcionan, pues no todos somos solidarios. Además de que las necesidades son muchas y de diversa índole, la sociedad cambia y las necesidades también; hoy en día vemos que los necesitados no sólo son los pobres, también hay muchos que requieren de compañía: ancianos, enfermos, niños que pasan la mayoría del tiempo en la calle, personas jóvenes y maduras que andan en busca del sentido de su vida y necesitados de ayuda psicológica y emocional.

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2.4 Religiosidad popular

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La religiosidad popular es muy fuerte en algunas parroquias que han hecho de sus fiestas patronales una tradición; lo mismo sucede en las peregrinaciones y las celebraciones comunita-

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Respecto al Plan Diocesano de Pastoral, se señala que es necesario que se evalúe de forma periódica para detectar debilidades, fortalezas y áreas de oportunidad; pero además, es importante dar seguimiento a los aciertos y a las fallas en los planes parroquiales, de manera que haya credibilidad en las acciones que se proyectan y se motive a la participación. (129)

rias. En la religiosidad popular se perciben algunas cualidades y virtudes comunitarias: unidad, solidaridad, carácter festivo, sentido histórico y de pertenencia. La religiosidad popular es positiva cuando se participa con devoción, porque se protegen las tradiciones y se arraiga la fe. Sin embargo, “nuestras tradiciones culturales ya no se transmiten de una generación a otra con la misma fluidez que en el pasado. Ello afecta, incluso, a ese núcleo más profundo de cada cultura, constituido por la experiencia religiosa” (DA 39).

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Hay mucha asistencia a los templos durante las fiestas de Navidad, el Miércoles de Ceniza, la Semana Santa, los rosarios de la Virgen de

Guadalupe, las peregrinaciones y las fiestas patronales. Estas ocasiones pudieran ser el punto de partida de un proceso de formación religiosa para las nuevas generaciones; sin embargo, en estas manifestaciones de fe popular se hace cada vez más notoria la ausencia de jóvenes y adultos varones. Vinculado a la religiosidad popular, encontramos el sentido de fiesta tan arraigado en nuestros pueblos y tan importante para la convivencia. La fiesta es parte de la cultura. La proliferación de celebraciones durante el mes de diciembre crea visiblemente un clima festivo. Sin embargo, en ocasiones se abusa de este ambiente como oportunidad para el libertinaje.


La Iglesia En San Luis enfrenta nuevos desafíos 2.5 Organización, acciones y actitudes pastorales 2.5.1 Organización y principales acciones pastorales En la mayoría de las parroquias existen consejos parroquiales, que aunque tienen deficiencias son un buen paso para la integración y organización de las actividades pastorales. Los Decanatos sirven para la organización y apoyo de las parroquias, pero algunos todavía no integran a los seglares en las reuniones de planeación.

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Son muchas y muy variadas las acciones y actividades que se realizan en las parroquias de la Arquidiócesis, entre ellas sobresalen: la catequesis infantil y presacramental, el sacramento de la reconciliación, la hora santa, vigilias, rosarios, retiros, pláticas, escuela parroquial, reuniones de sector, cursos y lectura de la Biblia. Es notable la especial importancia que se ha dado a la Eucaristía dominical o mensual y la práctica de la Lectio Divina. En lo cultural también se ofrecen servicios, educación y deportes. 2.5.2 La participación de los laicos En los laicos comprometidos son buenas la disposición, la seriedad, la entrega y el testimonio. Son pacientes, responsables y piadosos. Estudian la Palabra de Dios, evangelizan, enseñan, motivan y son valientes ante las críticas. Por lo general, quienes trabajan en los diferentes grupos y movimientos son personas de buena voluntad, pero en ocasiones hay protagonismo, actitud de superioridad, elitismo e incongruencia de vida, sobre todo, en la convivencia con su familia, lo cual se ve reflejado en el comportamiento de sus hijos. Las personas comprometidas son conscientes de lo que

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implica ser cristiano; sin embargo, casi siempre son los mismos, pues no hay un aumento considerable en quienes se deciden a trabajar por el Reino de Dios. Se requieren agentes nuevos, que trabajen con creatividad, responsabilidad y amor por la Iglesia y el Reino. 2.5.3 Falta testimonio en los agentes de pastoral Respecto al Plan Diocesano de Pastoral, se señala que es necesario que se evalúe de forma periódica para detectar debilidades, fortalezas y áreas de oportunidad; pero además, es importante dar seguimiento a los aciertos y a las fallas en los planes parroquiales, de manera que haya credibilidad en las acciones que se proyectan y se motive a la participación. Los planes de evangelización exigen, además, predicar con el testimonio más que con la palabra. El comportamiento de las personas cercanas a la Iglesia, hace que muchas personas no crean; hay tibieza en los agentes, falta liderazgo y ánimo en los grupos de apostolado y por parte de los presbíteros. No hay unidad entre los grupos parroquiales. Falta unidad y comunión en todos los niveles, entre laicos, presbíteros y religiosos, así como un verdadero sentido de Iglesia. Especialmente importante es el testimonio de los padres de familia que, aunque asisten a Misa, no siempre dan buen ejemplo en su vida.

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2.5.4 Participación de los niños y los jóvenes La Iglesia, en los grupos juveniles, ha abierto espacios para los jóvenes, pero les falta mayor apoyo; muchos trabajan sin recursos y con muy poca guía espiritual; por eso no se logra que perseveren por mucho tiempo. Debemos dar otro giro a las estrategias para la evan-

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gelización de las nuevas generaciones, de manera que los grupos de jóvenes tengan programas y actividades que sean atractivas y de acuerdo a sus necesidades. Se insiste en que tengan asesoría directa de un sacerdote joven. Sin embargo, algunos grupos juveniles sólo admiten la presencia sacerdotal en fechas muy concretas. Es un clamor casi unánime la creación de un programa convincente de atención a los jóvenes en situaciones críticas.

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Debe orientarse a la juventud y a la población en general sobre el origen, la doctrina y las propuestas de las diferentes sectas, creencias y confesiones que están conviviendo y, en ocasiones, confrontando a la religión católica; originando una confusión generalizada y una indiferencia hacia las enseñanzas de Cristo.

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En las Misas faltan los niños y jóvenes y, si participan, son muy pocos. Algunos padres de familia se preocupan por llevar a sus hijos a recibir los sacramentos, pero sólo como un “compromiso social”. Hay quienes participan en la Iglesia en los tiempos de Adviento, Navidad y Cuaresma, pero durante el resto del año se alejan. El trabajo de la pastoral familiar en la mayoría de los casos se reduce a impartir las pláticas prematrimoniales y no logran incidir en la vida de las familias. 2.6 Percepción respecto a los sacerdotes Es importante su influencia en la comunidad, abren los ojos, des-

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piertan la conciencia, propician el crecimiento en la fe y buscan la unidad en la comunidad. De algunos sacerdotes se señala su dinamismo y su entrega al trabajo, destacando su atención a las necesidades de los fieles, haciendo énfasis acerca de los problemas que hay en las familias y la comunidad e invitando a solucionarlos. Se reconoce y agradece la constante atención pastoral a las diferentes comunidades rurales, al visitarlas para confesar y celebrar la Eucaristía. Son promotores de la participación en las actividades de la Iglesia: pláticas, cursos, retiros, catequesis y Lectio Divina. 2.6.1 Distanciamiento entre el sacerdote y los feligreses En general, hay respeto por los sacerdotes, pero hay mucha sensibilidad en las diferencias que éstos hacen entre las personas. Se necesita que los sacerdotes den confianza a todos, que los hagan sentir que valen, lo mismo pobres que ricos, y que no hagan preferencias. Muchos laicos sienten que nadie los toma en cuenta y que a los sacerdotes les falta comunicación y convivencia con la gente. Se percibe a párrocos y vicarios distantes de la comunidad, llegando en ocasiones a no acudir cuando se necesita el sacramento de la Reconciliación o la Unción para un enfermo o moribundo.

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2.6.2 El trabajo pastoral y el compromiso de los sacerdotes El trabajo pastoral parroquial camina a buen paso, pero en ocasiones se ve entorpecido por el poco interés, apoyo, motivación y compromiso

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a Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente (DA 362).


La Iglesia En San Luis enfrenta nuevos desafíos de algún sacerdote y por la falta de disposición de algunos laicos. En algunos casos, la negligencia del presbítero propicia que los grupos no se fortalezcan y que día con día haya menos creyentes. Con frecuencia se argumenta que los feligreses se alejan por la falta de apoyo y el mal carácter de los sacerdotes que no actúan conforme a la vocación a la que han sido llamados. La difusión en los medios de comunicación de faltas graves de los sacerdotes afecta la imagen de todos. Ante esta crisis, se requiere de presbíteros comprometidos que tengan un mayor contacto con quienes más lo necesitan y los traten con verdadero amor fraterno.

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El cuidado pastoral exige mayor apoyo, compromiso y testimonio de los pastores. Es una demanda constante que se preparen las homilías, porque es una oportunidad muy valiosa para acercar a los fieles a la Palabra de Dios. Muchas veces, algunos sacerdotes se preocupan más por la recolección monetaria que por el acercamiento de los fieles a la Iglesia.

3. Algunos retos que surgen del análisis de la realidad

137

Con realismo asumimos que los retos sociales, ambientales y religiosos son inmensos, pero queremos iluminarlos con el Evangelio y desde allí, como Iglesia, hacer una planeación adecuada.

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Los fenómenos de esta nueva época en la que nos ha tocado vivir, no son de ninguna manera ajenos a nosotros; las consecuencias de la globalización, el individualismo y el hedonismo

están a la vista de todos y exigen de los cristianos, multiplicar las acciones de solidaridad.

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El anuncio del Evangelio no puede realizarse ignorando las diversas situaciones que agobian a sus destinatarios: falta de servicios básicos, pobreza, inseguridad, extorsión, injusticia social, desempleo, salarios miserables, carestía, deserción escolar, etc. Muchas de estas situaciones exigen además, acciones organizadas por parte de la Iglesia: pastoral obrera, pastoral campesina, pastoral universitaria.

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Especial atención requiere la pastoral del matrimonio y de la familia, no sólo por lo alarmante de las situaciones que se mencionan (desintegración, violencia, situaciones irregulares y complejas, pérdida de valores, etc.), sino por la trascendencia o alcance que tienen las acciones evangelizadoras a través del núcleo familiar, especialmente hacia los adolescentes y jóvenes, muchas veces inmersos en las adicciones (alcoholismo, drogas, etc.), la violencia y el pandillerismo.

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Preocupa también el deterioro de la naturaleza por diversos motivos: descuido de tierras, contaminación a causa de la basura, exceso de vehículos, industria no regulada, etc. Urge recordar que Dios ha puesto en nuestras manos la creación para multiplicar los bienes, no para acabar con ella.

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Además de observar nuestro entorno, el análisis de la realidad consiste en lanzar una mirada hacia nuestro propio interior, como personas, como grupos organizados, como asociación, como movimiento y como Iglesia Diocesa-

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na. Esta acción reflexiva nos deja en claro innumerables retos: a) Frente a una visión muy funcional y ritualista de los sacramentos, se requieren celebraciones litúrgicas más vivas que no estén regidas por criterios económicos y sociales; así como propuestas asequibles de catequesis presacramental. b) Los indiferentes, los alejados y los que han abandonado la fe católica nos recuerdan que muchos de ellos no han encontrado respuesta a sus inquietudes y a sus aspiraciones más profundas. c) La escasez de número de jóvenes en el Seminario, la insuficiencia de sacerdotes y su inadecuada distribución reclaman nuestra atención y cuestionan la pastoral vocacional y la formación permanente del clero. d) Algunos grupos laicales no siempre se integran adecuadamente a la pastoral parroquial y diocesana y, por otro lado, encontramos parroquias o estructuras dio-cesanas que no están suficientemente abiertas para acogerlos. Urge además un claro y definitivo crecimiento en el espíritu misionero y la entrega generosa en favor de la pastoral, por parte de religiosos(as), seminaristas y sacerdotes. e) Descubrimos también, grandes desafíos en la organización y coordinación de los diferentes organismos que impulsan la acción evangelizadora en la Arquidiócesis; es indispensable crecer en la comunión. f) Necesitamos aprovechar mejor la riqueza que nos ofrece la religiosidad popular, para alentar procesos sólidos, sistemáticos y constantes de formación en los laicos en general y en los agentes de pastoral.

FUENTES

Investigación participativa El contenido de este apartado está basado casi en su totalidad en las aportaciones

hechas por numerosas personas de la Arquidiócesis, en la etapa participativa de análisis de la realidad. Este trabajo de campo comprendió dos momentos: • Diagnóstico de la Realidad: Grupos Focales, participación de 70 parroquias de la Arquidiócesis, 3000 personas aproximadamente, mayo-agosto 2007. • Análisis de la Realidad: Profundización de temas principales, participación de 50 parroquias de la Arquidiócesis, 1500 personas aproximadamente, octubre-diciembre 2007. Investigación documental • Berruecos Villalobos Luis Alfonso, Panorama actual de la investigación social y cultural sobre el consumo del alcohol y el alcoholismo en México. Dis-ponible en: http://www.q4q.nl/alcohol/mexicoalcoholsp.htm • CONAPO, Índices de Marginación 2005. •Documento de Aparecida, Capítulo 2. • Guerrero Maurizio - ICESI, septiembre 2008, Las dimensiones de un delito, disponible en: http://www.icesi.org.mx/ publicaciones/articulos/2008/cifras_del_ miedo.asp • INEGI, Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2006. • INEGI, Anuario Estadístico San Luis Potosí 2008. • Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, Indicadores del Sistema Educativo Nacional 2007. Disponible en: http://www.inee.edu.mx • Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Informe sobre Desarrollo Humano. San Luis Potosí 2005. •Zepeda Lecuona Guillermo - CIDAC, agosto 2008, Índice de incidencia delictiva y violencia, disponible en: http://www. icesi.org.mx/publicaciones/PDF/Indice_ violencia.pdf


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CAPÍTULO La Iglesia En San Luis encuentra y sigue a jesucristo: camino, verdad y vida

“Le dice Tomás:‘Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?’ Le dice Jesús: ‘Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí…’” (Jn 14,6).


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1. Jesucristo: Camino, Verdad y Vida

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Ante los desafíos que nos presenta el análisis expuesto, surgen algunas preguntas: ¿Cómo puede la Iglesia en San Luis Potosí iluminar la realidad en los aspectos sociales, políticos, económicos y religiosos? ¿Cómo puede contribuir, aun cuando sea en pequeña medida, a modificar la situación de pobreza y de miseria de tantas personas, según lo hemos visto en el análisis de la realidad?

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Queremos, los discípulos y misioneros de esta Arquidiócesis, responder a los retos que nos presenta la realidad, renovando a fondo el ser y quehacer de nuestra Iglesia Potosina, con y desde la fuerza del Espíritu que nos llama hoy a encontrarnos con Jesús, el Mesías,

el Hijo de Dios (cf. Mc 1, 1); transmitiendo la Buena Nueva a personas y comunidades inmersas en una realidad tan retadora (cf. 50-142). Con la seguridad de que quien se encuentra con Él experimenta la vida Nueva del Reino (cf. DA 30 y 103). 1.1 Jesucristo

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La vida de la Iglesia tiene su centro impulsor en la persona y en el acontecimiento de Jesús: “Conocer a Jesucristo por la fe es nuestro gozo; seguirlo es una gracia, y transmitir este tesoro a los demás es un encargo que el Señor, al llamarnos y elegirnos, nos ha confiado” (DA 18).

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Encontrarlo y seguirlo lleva a una identificación con Él, hasta

¿Cómo puede la Iglesia en San Luis Potosí iluminar la realidad en los aspectos sociales, políticos, económicos y religiosos? ¿Cómo puede contribuir, aun cuando sea en pequeña medida, a modificar la situación de pobreza y de miseria de tantas personas, según lo hemos visto en el análisis de la realidad? (143)


La Iglesia En San Luis encuentra y sigue a jesucristo compartir la misión que el Padre le encomendó, por eso puede decirse que discipulado y misión son como las dos caras de una misma moneda (DI 3). Ser discípulo implica asumir la vida nueva en la persona de Jesús y ofrecer esa vida a todos (cf. Ga 2,20-21).

147

Jesucristo es la expresión del gran amor de Dios que se ha revelado. Es “el rostro humano de Dios y el rostro divino del hombre” (DA 107). En Él, en Cristo y gracias al Espíritu Santo, el Padre nos hace hijos en su Hijo y pone a nuestro alcance la plenitud de la vida, haciéndonos partícipes de su comunión Trinitaria. Las palabras de Jesús en el Evangelio sintetizan su identidad y su misión, cuando afirma: “Nadie va al Padre sino por mí” (Jn 14,6). Él se nos presenta como meta de todos nuestros pasos hacia el Padre; para alcanzar esta meta, Jesús mismo es el Camino (cf. Jn 14,6).

148

En la persona de Jesús, el Dios invisible toma rostro y carne, el Dios eterno se hace historia, el Dios santo asume nuestra fragilidad, se acerca a nosotros y nos ofrece su amistad (cf. Jn 14,9-10; Col 1,15).

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En resumen, Jesús es el Camino que nos permite descubrir toda Verdad y lograr la plena realización de nuestra Vida. “Sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano… ¿Quién conoce a Dios? ¿Cómo podemos conocerlo?... Si no conocemos a Dios en Cristo y con Cristo, toda la realidad se convierte en un enigma indescifrable; no hay camino y, al no haber camino, no hay vida ni verdad” (DI 3).

1.2 El anuncio del Reino

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De los evangelios sinópticos, aprendemos que el anuncio fundamental de Jesús en su ministerio terreno fue que el Reino de Dios es Él mismo como enviado del Padre y está al alcance de todo aquel que lo escuche, acepte y se abra a su acción salvadora. De este Reino participamos plenamente cuando nos adherimos totalmente a Jesucristo en la fe entrando decididamente en el camino de la conversión (cf. Mc 1,15).

151

El Reino se percibe como la presencia poderosa de Dios que actúa en la historia, para llevar a cabo su plan de vida y salvación para todas sus criaturas. Tiene una dinámica histórica y otra trascendente: se hace realidad en el presente y se desarrollará plenamente en el futuro. En la predicación y en las acciones realizadas por Jesús con los enfermos y marginados encontramos ya los signos que hablan de su presencia entre nosotros. De ahí que se nos presente como un gran tesoro que hay que conseguir sin importar lo que tengamos que entregar a cambio de él (cf. Mt 13,44).

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El Reino, manifestado plenamente en la muerte y resurrección de Jesús, se convierte luego en el tema de la predicación misionera de la comunidad, ya que Jesús al llamar a sus seguidores les da un encargo muy preciso: anunciar el Evangelio del Reino a todas las naciones (cf. Mt 28,19). Cumplir este encargo es parte integrante de la identidad cristiana, porque es la extensión testimonial de la vocación misma (cf. DA 144). A partir de todo esto es como podemos justificar por qué la Iglesia es semilla del Reino (cf. RMi 17.20).

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2. Modelos de discípulomisionero

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El encuentro con Jesús nos abre la ruta para un proceso vital, personal y comunitario de conversión que nos lleva a vivir una vida nueva. A este proceso llamado-respuesta, la Iglesia lo llama discipulado. En el encuentro con Cristo se descubre el significado de su persona y su propuesta. Jesucristo se nos presenta como el Único Liberador y Salvador, que con su muerte y resurrección rompió las cadenas opresivas del pecado y de la muerte, que revela el amor misericordioso del Padre y la vocación, dignidad y destino de la persona humana. El nuevo testamento nos presenta ejemplos innumerables de hombres y mujeres que transformaron radicalmente su vida al convertirse en discípulos de Cristo. Los ejemplos de la virgen María y del apóstol Pablo nos animarán, sin duda, a ser discípulos incondicionales de Jesucristo. 2.1. María

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“María es la máxima realización de la existencia cristiana. Es la mujer fuerte y libre” (DA 266). Ella brilla ante nuestros ojos como la imagen perfecta y fidelísima del seguimiento de Cristo. La Virgen pura y sin mancha es para nosotros escuela de fe destinada a guiarnos y fortalecernos en el camino que lleva al encuentro con su Hijo Jesucristo y por medio de Él, con el Creador del cielo

c

y de la tierra. “Por su fe y su obediencia a la voluntad de Dios; así como por su constante meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús, es la discípula más perfecta del Señor” (DA 266).

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En la Virgen María la Palabra de Dios se encuentra de verdad en su casa. “Frente al lector orante de la Palabra de Dios, se levanta idealmente el perfil de María, la Madre del Señor que ‘conservaba estas cosas, y las meditaba en su corazón’ (cf. Lc 2,19; 2,51; Mensaje de clausura XII Asamblea general del Sínodo de los Obispos)”. Por eso, estando íntimamente penetrada por la Palabra de Dios, ella puede llegar a ser madre de la Palabra encarnada (cf.DA 271). María “nos recuerda que la belleza y la realización del ser humano está en su vinculación por el amor con Dios, y que la plenitud de nuestra libertad está en la respuesta positiva y generosa que le damos” (DA 141).

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María ante el Misterio de la Encarnación vive un proceso que va del reconocimiento de su pequeñez a la aceptación de la magnificencia divina con una total adhesión de su vida al proyecto del Padre (cf. Lc 1,26-38). La Virgen María fomenta la comunión “y educa a un estilo de vida compartida y solidaria, en fraternidad, en atención y acogida al otro, especialmente si es pobre o necesitado” (DA 272). “María hace que la Iglesia se sienta familia” (DP 295).

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En María Santísima vemos perfectamente realizado el modo

onocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida y darlo a conocer con nuestras palabras y obras es nuestro gozo. (DA 29)


La Iglesia En San Luis encuentra y sigue a jesucristo sacramental con que Dios, en su iniciativa salvadora, se acerca e implica a la criatura humana. Cada vez que celebramos la Eucaristía y nos acercamos al Cuerpo y Sangre de Cristo, nos dirigimos también a María que, adhiriéndose plenamente al sacrificio de Cristo, lo ha acogido para toda la Iglesia. María inaugura la participación de la Iglesia en el sacrificio del Redentor. Ella acoge incondicionalmente el don de Dios y, de esa manera, se asocia a la obra de la salvación. María de Nazaret, imagen de la Iglesia naciente, es el modelo de cómo cada uno de nosotros está llamado a recibir el don que Jesús hace de sí mismo en la Eucaristía (cf. SCa 33).

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En el acontecimiento guadalupano la relación del discípulo con María adquiere una dimensión cristológica y comunitaria. La relación única y personal de la Madre con cada hijo ha adquirido una dimensión comunitaria al establecer con el pueblo mexicano una relación especial que nos ha hecho ser una Nación en la historia, nación a la que María ha acompañado siempre con su amor maternal, conduciéndola sobre todo en el camino de la fe y de la fidelidad a Cristo y a su Iglesia (cf. CEM 2000, 430-431).

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María de Guadalupe, según la tradición narrada en el Nican Mopohua, al llamar “juanitzin” (señor Juan) a Juan Diego, nos da también una pauta para la evangelización: dignificar a los hermanos (as), especialmente a los que se sienten menos a los ojos del mundo.

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¡Permanezcamos en la escuela de María! (cf. DA 270), pues ella “nos ayuda a mantener vivas las actitudes de atención, servicio, entrega y gratuidad que deben distinguir a los discípulos de su Hijo” (DA 272). Permanezcamos en la ple-

garia junto a María, estrella de la esperanza “¿Quién mejor que María podría ser para nosotros estrella de esperanza, Ella que con su “sí” abrió la puerta de nuestro mundo a Dios mismo; Ella que se convirtió en el Arca viviente de la Alianza, en la que Dios se hizo carne, se hizo uno de nosotros y plantó su tienda entre nosotros?” (cf. Jn 1,14; Spe Salvi 49). 2.2 Pablo

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La figura del apóstol de los gentiles se ha ido engrandeciendo con el paso del tiempo, y su doctrina sigue siendo fundamental hoy para la Iglesia, y un ejemplo para los cristianos; de forma que su pensamiento se convierte en seguida en alimento espiritual para los fieles de todos los tiempos (cf. Benedicto XVI, Audiencia General, 4 de febrero de 2009). 2.2.1 El Encuentro Toda la historia de la salvación nos muestra que es Dios quien siempre toma la iniciativa y sale al encuentro del hombre para salvarlo. Así sucede en el caso particular del apóstol Pablo. Jesús el Hijo de Dios, sale al encuentro de su perseguidor y lo detiene en su camino, envolviéndolo con su luz y su Palabra; la luz representa la gloria o presencia del Señor (cf. Ez 1,28).

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Pablo, al ser envuelto por una gran luz, es iluminado por Jesucristo, quien se le da a conocer, y le hace percibir la verdad de su propia vida, de cada cosa y de cada persona. Por eso, lo que en un momento le fue valioso y querido, lo considerará basura comparado con el conocimiento de Jesucristo (cf. Flp 3,8).

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La experiencia del encuentro con el Señor es tan impactante, que provoca reacciones muy diversas en el sujeto concreto (cf. Is 6,5; Ex 3,6; Lc 5,8). En Pablo se da un efecto que produce en él una gran transformación: de ser un hombre con autoridad, con celo y decisión para perseguir a los seguidores de Jesús, cae postrado frente a quien, desde ahora en adelante, llamará “Señor”, el cual dispondrá enteramente de su persona para que dé a conocer su Nombre (cf. Hch 9, 4.15; 22,7).

165

Entre Jesús resucitado y Pablo se da un diálogo breve pero intenso, propio de estos eventos extraordinarios: “Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues? El respondió: ¿Quién eres Señor? Y él: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer” (Hch 9,4b-6). En ese diálogo hay una interpelación a Pablo, una pregunta a Jesús, la revelación de la identidad de Jesús y un imperativo. Diálogo que deja en claro tres cosas: perseguir a los discípulos es perseguir a Jesucristo, Jesús es el Señor y Pablo entrará en un proceso de formación.

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De esta manera, el encuentro de Pablo con Jesucristo se da a dos niveles. Por un lado la visión, la cual, sin embargo, le deja algunas dudas, y las manifiesta en su pregunta: ¿quién eres? Por otro lado, la Palabra del Resucitado que le deja claro lo que está sucediendo y le especifica lo que debe hacer. Su futuro dependerá también de su formación bajo la Palabra.

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La experiencia vivida con Cristo resucitado le abre a Pablo un nuevo camino a Damasco, en donde se encontrará con quienes hasta ese momento

habían sido sus enemigos, y ahora los tratará como si fueran conocidos y compañeros de toda la vida, con la caracterización de una misma fe y la libertad común, pues ha sido el mismo encuentro con Cristo el que han vivido aquellos hermanos.

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A partir de este encuentro con el Señor Jesús, se inicia la transfiguración de Pablo. Asimismo, a partir de ahí, Pablo se sabe “separado para el Evangelio”, por lo tanto, consagrado a la evangelización. Él empleará conjuntamente la idea de siervo y de apóstol. Siervo fiel, apegado a su Señor con todo el afecto de su corazón (cf. Rm 1,1). 2.2.2 Experiencia transfigurante de Pablo discípulo

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La conversión es un movimiento que va de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida, a participar de la resurrección de Cristo (cf. Hch 9,3; 22,6; 26,13). Pablo inicia su transfiguración reflejando la gloria de Dios que se le manifestó en Jesucristo, hasta decir “no vivo yo, es Cristo quien vive en mí” (Ga 2,20).

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Jesucristo le cambió la ruta y lo introdujo en un camino que puede entenderse perfectamente como un proceso. Dándole a conocer el Evangelio lo hace vivir el itinerario del discípulo, transfigurándolo en un hombre nuevo. De ir contra la Iglesia, Jesús lo envía a la Iglesia; de dirigirse contra los discípulos, Jesús lo envía a ser instruido por un discípulo; después de ir dotado de poder y respirando amenazas y muerte (cf. Hch 9,1-2), ahora es conducido a la ciudad ciego e indefenso, dispuesto justamente a recibir instrucción de parte de su perseguido (cf. Hch 9,6). La ceguera es símbolo de


La Iglesia En San Luis encuentra y sigue a jesucristo

Es Jesucristo el que define el tiempo; es el Señor quien marca el nuevo itinerario. El discípulo no debe “apresurarse,” necesita vivir un proceso de interiorización que le permita alcanzar su configuración con el Maestro. (171)

la transición que está viviendo, pues ésta será temporal; representa un período de espera a que se le diga qué hacer.

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Es Jesucristo el que define el tiempo; es el Señor quien marca el nuevo itinerario. El discípulo no debe “apresurarse,” necesita vivir un proceso de interiorización que le permita alcanzar su configuración con el Maestro. Pablo vive un proceso penitencial interno que se exterioriza a través de la oración y el ayuno; se concentra en la contemplación y en la escucha del Resucitado. Sus sentidos no tienen “distracción” alguna, ni sus ojos ven, ni su boca come o bebe (cf. Hch 9,9). Es el inicio de su transfiguración, para tomar la misma forma de Aquél con quien se ha encontrado en el camino. Es la transición a una nueva etapa.

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Es Jesús Maestro quien aleccionará a su nuevo discípulo a través de instrumentos por Él elegidos de antemano. De tal forma que ya no será Gamaliel sino Ananías, y Bernabé posteriormente, así como los profetas y maestros de Antioquía, quienes le darán a conocer el Camino. Los Apóstoles y Presbíteros de Jerusalén confirman y precisan su línea pastoral (cf. Ga 2,1-2; Hch 15,1-4).

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¿Qué tiene de singular Ananías para recibir la misión de instruir a Pablo? Parece un hombre sin relevancia. San Lucas, en su austera presentación del tal Ananías, provocará que brille el único elemento que lo identifica además de su nombre: era “un discípulo” (cf. Hch 9,10). Sólo el que ha vivido o vive el camino del discipulado podrá conducir a otro por este mismo camino. La presencia de Ananías es

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de capital importancia, pues recibe la encomienda divina de devolverle la vista a Pablo, es decir, de “concluir” esta etapa fundamental de su discipulado. Ananías, como instrumento divino, intervendrá en su proceso, no de aprendizaje intelectual, sino de trasformación interior, de transfiguración.

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Pablo no fue un simple entusiasta de Jesucristo, sino un hombre transfigurado. Siendo él consciente de su transformación interna, la cual superaba el simple cambio de convicciones o de manera de actuar, y afectaba más bien su ser interno, dirá a la Iglesia de Roma que con Jesús se muere, con Jesús se es sepultado, con Jesús resucita y nace un hombre nuevo (cf. Rm 6,5-11; Ga 6,15). La tradición paulina más tardía dirá que Pablo recorrió el camino de la fe, el camino del discípulo, como un atleta en una

noble competición, con el reglamento del amor (cf. 2Tm 2,5; 4,7-8). 2.2.3 Pablo, Apóstol, da a conocer a Aquel que lo ha “alcanzado”

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Jesucristo, enviado del Padre para la edificación del Reino, asocia en esta misión a los que Él quiere (cf. Mc 3, 13). Es Él quien elige y envía a Pablo a llevar su Nombre a las gentes, concediéndole la gracia de anunciar a los gentiles la inescrutable riqueza de Cristo (cf. Hch 9,15; Ef 3,8), pues es Jesucristo el verdadero consagrado y enviado, apóstol del Padre (cf. Jn 10,36), portador de la buena noticia de gracia y de bendición para todos los hombres.

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En su proceso de maduración, Pablo reconoce que ha sido “separado para el Evangelio”, consagrado a la evangelización (cf. Rm 1,1). Instrumento

Es Él quien elige y envía a Pablo a llevar su Nombre a las gentes, concediéndole la gracia de anunciar a los gentiles la inescrutable riqueza de Cristo (cf. Hch 9,15; Ef 3,8). (175)


La Iglesia En San Luis encuentra y sigue a jesucristo y apóstol (delegado o embajador), siervo fiel, que con todo el afecto de su corazón realiza cada tarea encomendada.

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El ministerio de Pablo, concretizado en el anuncio explícito de la Palabra a los “no judíos”, nos manifiesta la fuerza creadora de la misma, pues ella genera y da vida a la comunidad, sin la cual no puede ni siquiera entenderse la nueva identidad cristiana. A lo largo de su ministerio trabaja intensamente catequizando y organizando a las comunidades para que se conviertan en expresiones siempre nuevas de la fe en Jesucristo, por ejemplo: Corinto, Tesalónica, Éfeso, etc.

vicio de Dios en su Templo (cf. Rm 12,1), a tal grado que su actividad apostólica la considera un acto litúrgico en sí mismo, por eso hablará del deber “sacerdotal” de predicar el Evangelio de Dios (cf. Rm 15,16).

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Pablo reconoce con sencillez que se une al grupo de apóstoles que lo eran antes que él (cf. 1Co 15,5-9; Ga 1,1) y describe su doble llamado, a ser discípulo de Jesucristo y a proclamarlo entre los gentiles (cf. Ga 1,15-16; Rm 1,5). Su única ambición es predicar el Evangelio donde Cristo todavía no ha sido nombrado (cf. Rm 15,20).

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Cuando surgen algunos signos que apuntan a la división en las comunidades, ésta será una preocupación constante y un tema frecuente en su reflexión. La exhortación a la unidad es de capital importancia en sus escritos (cf. 1Co 1,10-16; Ef 4,1-5). En la enseñanza del apóstol, la diversidad de carismas no ha de contribuir a la división sino a la integración de la comunidad, ya que en el ejercicio de los mismos hay que buscar la edificación del Cuerpo de Cristo (cf. 1Co 12,4-11; Ef 4,11-12). Pablo, al convertirse en instrumento del Resucitado, vive su apostolado como un impulso natural, propio de su conciencia de haber sido enviado a evangelizar (cf. 1Co 9,16). Se ve a sí mismo como servidor cultual de Jesucristo entre los gentiles.

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El apostolado es para Pablo una actividad tan altamente sagrada que la ofrece como una forma de culto a Dios (cf. Col 1,25). Su dedicación a la evangelización es como el servicio del sacerdote, “dedicado por entero” al ser-

La expresión del apóstol: “predicar a Cristo crucificado” (1Co 1,23) es ante todo una experiencia. Pablo no habla de oídas, sino de todo lo que ha tenido que padecer por mantener su fidelidad a la predicación, por ser fiel al nombre de Jesús. La fuerza de su testimonio brota precisamente de su unión vital con Jesucristo. “Todo lo puedo en Cristo que me conforta” (Flp 4, 13). El esfuerzo o el sacrificio jamás le resultan un obstáculo para continuar su tarea; más aún, en ciertos momentos esto lo enardece y le sirve de impulso para reafirmar su decisión. Los así llamados viajes misioneros del Apóstol Pablo nos proporcionan las rutas trazadas por la Palabra a través de las vías del imperio. La especificación de su estancia prolongada en algunas de las comunidades cristianas fundadas por él, son muestra de la dedicación y hasta del afecto que tiene por aquellos que ha engendrado a la fe.

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Sus cartas apostólicas son escritos que han visto la luz a partir de algunas situaciones que vivían las

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comunidades y de los problemas que se suscitaron en ellas; por este medio Pablo transmite la profundidad del misterio de Cristo que él ha interiorizado y, desde Cristo, encuentra la luz del Espíritu para dar respuestas oportunas y eficaces para la buena marcha de las mismas. Sus cartas son verdaderas síntesis de fe y de vida. En ellas ofrece criterios valiosísimos para fortalecer la vida cristiana. Además, en sus escritos, Pablo abre frecuentemente su corazón y nos transmite su pasión por Cristo, por la obra que Dios realiza a través de su servicio y por las comunidades a las que se ha entregado.

3. Camino para un auténtico discipulado, hoy 3.1 La situación del hombre de hoy

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Al considerar el ejemplo de Pablo, el gran discípulo de Cristo, descubrimos que experimenta un proceso interior para llegar a convertirse en seguidor fiel de Jesucristo. Este proceso se inicia desde una determinada situación personal y social y transita por un camino que conducirá a una vida nueva. Ahora al considerar la situación sociopolítica, económica y religiosa en que viven los hombres y mujeres de esta época podemos formular esta pregunta ¿puede cualquier persona inmersa en la cultura postmoderna convertirse en discípulo Cristo? Conviene recordar, a este respecto, lo que nos presenta el análisis de la realidad (cf. 50-142) y lo que afirma el documento de Aparecida. En efecto ya sabemos que la cultura actual tiende a: a) Proponer estilos de ser y de vivir contrarios a la naturaleza y a la dignidad del ser humano.

b) Dar el dominio a los ídolos del poder, la riqueza y el placer, poniéndoles por encima del valor de la persona, y convirtiéndolos en la norma máxima de funcionamiento y el criterio decisivo en la organización de la sociedad (cf. DA 387). c) “Considerar las relaciones humanas como objeto de consumo, llevando a relaciones afectivas sin compromiso responsable y definitivo” (DA 46; cf. Supra 50-58) d) Exagerar los derechos individuales y subjetivos; a un cuidado exagerado por la propia persona y a un descuido casi total por los que nos rodean. Esta tendencia se da de manera práctica e inmediatista, sin preocupación por criterios éticos (cf. DA 47). e) Provocar adicción por las sensaciones y a crecer sin referencia a los valores e instancias religiosas. f) Generar nuevos sujetos, con nuevos estilos de vida, de maneras de pensar, de sentir, de percibir, y con nuevas formas de relacionarse (cf. DA 51).

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A la situación ya señalada, de explotación y opresión, se añade algo nuevo: la exclusión social. La exclusión, fruto de la globalización, afecta en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está abajo, en la periferia o sin poder, sino que se está afuera. Los excluidos no son solamente “explotados” sino “sobrantes” y “desechables” (cf. DA 65).

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Así pues podemos afirmar que este ser humano fragmentado, cuya concepción de sí mismo se desvanece, es a quien Jesús nos envía para anunciarle el evangelio de la vida. Es el mismo Cristo que a través de nuestra palabra y testimonio invita al hombre de hoy a ser su discípulo (cf. DA 44). Por esto


La Iglesia En San Luis encuentra y sigue a jesucristo

El apostolado es para Pablo una actividad tan altamente sagrada...su dedicación a la evangelización es como el servicio del sacerdote, “dedicado por entero” al servicio de Dios en su Templo (cf. Rm 12,1), (180)

necesitamos salir al encuentro del hombre concreto pues él ha de ser el camino que debe recorrer la Iglesia para cumplir su misión; pues, “el acontecimiento Cristo es el inicio de ese sujeto nuevo que surge en la historia y al que llamamos discípulo” (DA 243). Proclamamos: ¡Jesús es el camino que nos permite descubrir la verdad y lograr la plena realización de nuestra vida! (cf. MF 1). Él es quien da a conocer el hombre al propio hombre y le descifra su misterio (cf. GS 22).

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Así pues es al hombre de hoy, afectado por algunas sombras, pero también por algunos destellos de luz esperanzadores como son: mayor sensibilidad respecto a la dignidad de la persona, búsqueda de sentido y trascendencia de la vida, valoración de lo sencillo y lo pequeño como lugar de grandes experiencias (cf. DA 52) y afirmación de la conciencia de que el propio destino no se

construye sin los otros (cf. DA 53) y que da más importancia a la fuerza del testimonio (cf. DA 55); es ante este hombre que proclamamos: Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida. 3.2 El proceso de un discípulo

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A este hombre, cuyas características apenas hemos señalado, queremos presentarle la Buena Nueva de Jesucristo. La Virgen María por su fe, su obediencia a la voluntad de Dios, su capacidad para escuchar la Palabra y guardarla en el corazón, por su disponibilidad para llevarla con prontitud y alegría y ponerla en práctica, es para nosotros un ejemplo de este proceso (cf. Lc 1,39-56) y el apóstol Pablo con su entrega apasionada, nos invita a desgastarnos en favor de aquéllos a quienes el Señor tiene elegidos de antemano (cf. Rm 8,28-30). Todo

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discípulo necesita realizar un proceso que tiene estos elementos: encuentro con Cristo, conversión, discipulado, comunión y misión. 3.2.1 Encuentro Quienes integramos la Iglesia Potosina queremos vivir el encuentro con Jesucristo, para experimentar su fuerza transformadora como sucedió con María, los Doce y Pablo el apóstol de los gentiles; ya que el encuentro con Jesús abre la ruta para este proceso vital, personal y comunitario, de conversión y de vida nueva, que conocemos como “discipulado”. En los Evangelios podemos confirmar cómo el llamado, la formación y la unión fraterna de los discípulos es fruto de la acción del Espíritu, que les lleva a descubrir en Jesús la Buena Nueva en persona, y por eso el seguimiento de Cristo no puede entenderse sino como la adhesión

190

total a Él y a compartir por envío suyo, la misión que el Padre le encomendó.

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El “seguimiento”, entonces, se convierte para nosotros en la prolongación y actualización de la misión de Jesús, anunciando el Reino y ofreciendo su vida a todos los hombres. Sabemos por experiencia que “el encuentro personal con el Señor, si es auténtico, llevará consigo la renovación tanto personal como eclesial” (IA 7).

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Es a partir del encuentro con Cristo como todo bautizado podrá asumir mejor esta tarea: ser instrumentos del Espíritu de Dios, en Iglesia, para que Jesucristo sea encontrado, seguido, amado, adorado, anunciado y comunicado a todos, no obstante las dificultades y resistencias que puedan encontrarse. Éste es el mejor servicio que la

Todo discípulo necesita realizar un proceso que tiene estos elementos: encuentro con Cristo, conversión, discipulado, comunión y misión. (189)


La Iglesia En San Luis encuentra y sigue a jesucristo Iglesia tiene que ofrecer a las personas y naciones (cf. DA 14); y nos ayudará a vincularnos más estrechamente a Él, fuente de vida (cf. Jn 15, 5-15) y portador de palabras de vida eterna (cf. Jn 6,68).

193

Participar de la vida de Jesucristo nos impulsa a asumir su estilo de vida y sus motivaciones, correr su misma suerte y hacernos cargo de su misión de hacer nuevas todas las cosas, como sus discípulos misioneros. Tenemos que ayudar a que muchos más católicos asuman su compromiso en la transformación de la sociedad, pues, un buen número de problemas y deficiencias en nuestra sociedad se debe a que el divorcio entre la fe y la vida se ha agravado (cf. ChFL 2).

194

Hoy, el encuentro de los discípulos con Jesús en la intimidad (cf. Os 2,14) es indispensable para alimentar la vida comunitaria y la actividad misionera (cf. DA 154), ya que al recibir la fe en el bautismo, los cristianos acogemos la acción del Espíritu Santo que nos debe llevar a confesar a Jesús como Hijo de Dios y a llamar a Dios “Abbá”, es decir, Padre (cf. DA 157).

195

Jesús plantea a sus discípulos que no desea tratarlos como siervos, sino como amigos. El amigo ingresa a la vida de Jesús, hasta apropiársela: escucha a Jesús, conoce al Padre y hace fluir la vida de Jesucristo en su propia existencia (cf. Jn 15, 12. 14), modificando desde Él la forma de relacionarse con todos (cf. DA 132).

196

De aquí que no se pueda exigir a los cristianos un renovado compromiso evangelizador si éste no es fruto de una sólida espiritualidad que brote del encuentro con Jesucristo; puesto que “no

somos discípulos por una decisión ética, sino por el encuentro con su persona” (DA 243).

197

Nuestra vida cristiana exige una espiritualidad Trinitaria que tenga como punto de partida la experiencia bautismal arraigada en la Trinidad-Amor, que nos permita superar el egoísmo y abrirnos a los otros (cf. DA 240). La espiritualidad que hemos llamado “del camino” se gesta en el encuentro con Jesucristo, se alimenta con la Palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura, con la participación activa y fructuosa en la Eucaristía (especialmente dominical) y se fortalece en la práctica de la caridad.

198

En el seguimiento de Cristo se han de aprender y practicar las bienaventuranzas del Reino, viviendo al estilo del mismo Jesucristo: su amor y su obediencia filial al Padre, su compasión entrañable ante el dolor humano, su cercanía a los pobres y a los pequeños, su fidelidad a la misión encomendada y su amor servicial hasta el don de la vida (cf. DA 139). Sólo así los discípulos serán testigos creíbles de la muerte y resurrección del Señor hasta que Él vuelva. 3.2.2 Conversión Si queremos la vida nueva, necesitamos a ejemplo de San Pablo entrar en un proceso de conversión, sabiendo que la conversión es un don de Dios. Se trata de un camino que puede entenderse perfectamente en clave de proceso, en el que participan dos protagonistas: Dios y el ser humano.

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Dicha conversión es fruto del encuentro con la persona de Jesucristo vivo (cf. Mc 1,15). Es dejarse guiar por el Espíritu Santo. Es Dios que nos in-

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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

vita a volver nuestro corazón a Él. Es un cambio de mentalidad y de vida que se manifiesta en una fe con proyección social. Es llevar el amor de Cristo principalmente a los pobres, enfermos e indigentes (cf. IA 30; Lc 14,13.21). Es un proceso diario de entrega al seguimiento de Cristo que nos capacita para vivir en libertad (cf. Ga 5,1).

201

Como dicen nuestros Obispos mexicanos: “La conversión es un don que implica necesariamente un proceso personal de reencuentro y reconciliación con Dios, de reincorporación a la comunidad y de compromiso social, que lleva a la búsqueda del perdón a través del arrepentimiento sincero, el propósito de enmienda, el rechazo del mal y del desorden y orienta al rescate de los valores perdidos” (CEM 2000, 120).

202

La conversión personal tiene dimensiones eclesiales que interpelan a todos los miembros de la Iglesia a una creciente identificación con el estilo personal de Jesucristo, “…que nos lleva a la sencillez, a la pobreza, a la cercanía, a la carencia de ventajas, para que, como Él, sin colocar nuestra confianza en los medios humanos, saquemos, de la fuerza del Espíritu, y de la Palabra, toda la eficacia del Evangelio, permaneciendo primariamente abiertos a aquellos que están sumamente lejanos y excluidos” (CEM 2000, 123). 3.2.3 Discipulado El encuentro con Cristo y la conversión nos llevan a adherirnos verdaderamente a Cristo, es decir a convertirnos discípulos suyos. “Ser discípulo es un don destinado a crecer” (DA 291). El discípulo ha de ir modelando su existencia

203

hasta llegar a la identificación plena con Jesús que lo llama por su nombre (cf. Jn 10,3). En el amor de Jesús madura la respuesta del discípulo: “Te seguiré a dondequiera que vayas” (Lc 9, 57), correspondiendo con amor a Quien lo amó primero (cf. DA 136). Es un “sí” que compromete radicalmente la libertad del discípulo para entregarse sin reservas a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida (cf. Jn 14,6).

204

En esta experiencia de modelar la existencia o de transformación, destacamos como rasgos del discípulo los siguientes: •Tenga como centro la persona de Jesucristo, fuente de toda madurez humana y cristiana; y adopte su estilo de vida y sus mismas motivaciones. Posea espíritu de oración. •Sea amante de la Palabra y busque hacerla vida. •Viva la reconciliación constante y participe de la Eucaristía. •Insertarse comprometida y solidariamente en la comunidad eclesial y social. •Sea fervoroso misionero, como la expresión auténtica de su amor (cf. DA 292).

205

Jesús, el Maestro, formó personalmente a sus apóstoles y discípulos. Cristo nos da el método: “Vengan y vean” (Jn 1, 39), “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). Con Él, y por la fuerza del Espíritu, podemos desarrollar las propias potencialidades y ayudar a las personas a formarse como discípulos y misioneros (DA 276).

206

Los apóstoles de Jesús, así como una gran multitud de santos que venera esta Iglesia de San Luis Potosí, han marcado su espiritualidad y su estilo de


La Iglesia En San Luis encuentra y sigue a jesucristo Reino (cf. IA 33).

208

El discípulo descubre, como experiencia, que la comunión es realizada de modo pleno en la Eucaristía. La unión con Cristo que se realiza en la Eucaristía nos capacita también para nuevos tipos de relaciones sociales: la mística del Sacramento tiene un carácter social. En efecto, la unión con Cristo es al mismo tiempo unión con todos los demás a los que Él se entrega. No puedo tener a Cristo sólo para mí; únicamente puedo pertenecerle en unión con todos los que son suyos. La Eucaristía es sacramento de comunión entre hermanos y hermanas que aceptan reconciliarse en Cristo (cf. SCa 89); y nos lanza a servir a los hermanos, al estilo de Cristo misericordioso.

209 Pedimos y esperamos un nuevo Pentecostés. (214)

vida. En ellos descubrimos y agradecemos la vida nueva que nos ha regalado el Padre en su Hijo Jesucristo. 3.2.4 Comunión El discípulo, al vivir en comunión con Cristo, establece necesariamente vínculos nuevos y singulares con todos los seguidores de Jesús; por eso proclama con gozo y fe firme que Dios es comunión. Esta comunión es el proyecto magnífico de Dios Padre; Jesucristo, es el punto central de la misma, y el Espíritu Santo trabaja constantemente para crearla y restaurarla cuando es rota. La Iglesia es signo e instrumento de la comunión querida por Dios iniciada en el tiempo y dirigida a su perfección en la plenitud del

207

La fe en Jesucristo nos llegó a través de la comunidad eclesial y ella nos da una familia, la familia universal de Dios en la Iglesia Católica. Esto significa que una dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia a una comunidad concreta en la que podamos vivir una experiencia permanente de discipulado y de comunión con los sucesores de los Apóstoles y con el Papa (cf. DA 156). 3.2.5 Misión ¿Cómo podemos entender la misión? Contrariamente a lo que se piensa en nuestra sociedad, el Evangelio nos enseña que la vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. Se vive mucho mejor cuando tenemos libertad interior para darlo todo: Quien aprecie su vida terrena, la perderá (cf. Jn 12,25). La vida se alcanza y madura en la medida en que se entrega para dar vida a los otros (cf. DA 360). A esto estamos llamados

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como Iglesia potosina: salir al encuentro del hermano para ofrecerle el servicio de la Buena Nueva y el servicio fraterno.

211

Para nosotros, al igual que en todo el Pueblo de Dios, “la comunión y la misión están profundamente unidas entre sí… La comunión es misionera y la misión es para la comunión” (DA 163). La misión prolonga el encuentro, autentifica la conversión, incrementa la comunión y hace efectiva la solidaridad con todos los hombres. Cristo, al final de su vida terrena, con toda la autoridad del Padre, envía a su Iglesia, constituida por los Once testigos de su Resurrección, a enseñar y consagrar a los pueblos a la Santa Trinidad, prometiendo su presencia hasta el fin de los tiempos (cf. CEM 2000, 183; Mt 28,20).

212

La misión no se limita a un programa o proyecto, sino que es compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, de comunidad a comunidad, y de la Iglesia a todos los confines del mundo (cf. Hch 1, 8; DA 145).

213

Asumimos como Iglesia diocesana el compromiso de la Gran Misión Continental, que nos exigirá convertir a cada creyente en un discípulo misionero. Nuestra Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, en el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de las personas, especialmente de los pobres. Necesitamos que cada una de nuestras comunidades cristianas se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo.

214

Pedimos y esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza. Esta apertura al Espíritu Santo requerirá asegurar espacios de oración comunitaria que alimenten el fuego de un ardor misionero incontenible y produzca un estimulante testimonio de comunión que atraiga a muchos hacia la vida nueva de Jesucristo (cf. DA 362). “Necesitamos recomenzar desde Cristo” (DA 41) para no perder el gusto por la misión y ser audaces en la realización de esta tarea.

215

Todo lo que nos ofrece el presente capítulo nos lleva a recordar que no hay discipulado sin comunión. El encuentro con Cristo, el discipulado, la conversión y la actividad misionera sólo pueden darse plenamente en el seno de una comunidad, en el seno de la Iglesia. Por eso, el siguiente capítulo está dedicado a abordar las exigencias que conlleva el compromiso misionero de nuestra Iglesia Potosina. Veamos ahora a qué nos compromete nuestro Cuarto Plan Diocesano de Pastoral.


4

CAPÍTULO La Iglesia En San Luis SE COMPROMETE A SER DISCÍPULA-MISIONERA

“No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos…” (2Co 4,5).


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¿Por qué y para qué queremos ser discípulos y misioneros de Cristo?

P

orque esperamos encontrar en la comunión con Él la vida digna de este nombre (Cf. Jn 10,10).

P

orque la alegría del discípulo es antídoto frente a un mundo atemorizado por el futuro y agobiado por la violencia y el odio (DA 29).

P

orque conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo. ( DA 29).


La Iglesia En San Luis se compromete a ser discípula-misionera

Introducción

216

La Diócesis, en todas sus comunidades y estructuras, acorde con su espíritu materno y a la misión que se le ha confiado, está llamada a salir en búsqueda de todos los bautizados que no participan en la vida de las comunidades cristianas (cf. DA 168) y ha de salir al encuentro de quienes aún no creen en Cristo, pues tiene que responder adecuadamente a los grandes problemas de la sociedad en la cual está inserta.

217

Al constituirse en el primer ámbito de la comunión y la misión, ella debe impulsar y conducir a una acción pastoral orgánica renovada y vigorosa, de manera que la variedad de carismas, ministerios, servicios y organizaciones se orienten en un mismo proyecto misionero para comunicar la vida de Jesucristo.

218

La comunión en nuestra Iglesia y de todas las Iglesias Particulares entre sí, se alimenta en la comunión con la Trinidad de la que debemos ser reflejo (cf. DA 155), pues el misterio de la Trinidad es la fuente, el modelo y la meta de toda la Iglesia (cf. LG 4). En efecto, estamos llamados a ser en Cristo “como un sacramento, o sea signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano” (LG 1). No se puede ser discípulo misionero sin vivir la comunión que Cristo quiere y hace posible (cf. Jn 17, 21).

219

Nosotros, como porción del Pueblo de Dios, reunidos y alimentados por la Palabra y fortalecidos por los sacramentos, especialmente de la Eucaristía, en esta sociedad compleja y pluralista, queremos abrir una nueva ruta al servicio del Evangelio de la vida, que nos

Para llevar esperanza y ofrecer el sentido de la vida a quienes lo han perdido o viven en medio de realidades tan retadoras...esta Iglesia debe anunciar el evangelio y seguir de forma valiente y decidida a Jesucristo (220)

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impulse a “intensificar nuestra respuesta de fe y anunciar que Cristo ha redimido todos los pecados y males de la humanidad” (DA 134).

1. La conversión pastoral 1.1 Recomenzar desde Cristo y reemprender el camino desde el Vaticano II

220

Para llevar esperanza y ofrecer el sentido de la vida a quienes lo han perdido o viven en medio de realidades tan retadoras como nos señala el capítulo II (análisis de la realidad) esta Iglesia debe anunciar el evangelio y seguir de forma valiente y decidida a Jesucristo por eso queremos recomenzar desde Cristo. “Recomenzar desde Cristo” es la gran llamada y urgente tarea que nos proponemos, recogiendo el espíritu de Novo Millennio Ineunte (cf. 28-29) y el Documento de Aparecida. Nuestra Arquidiócesis acepta este desafío que se deriva de aquellos otros que nos propusimos en el III Plan Diocesano de Pastoral: “EI encuentro con Jesucristo” y “Caminar con Cristo”.

221

“Recomenzar desde Cristo” significa recibir su vida divina, estar en comunión íntima con Él, escuchar y meditar continuamente su Palabra, amarlo, seguirlo y ser como Él, aceptar incondicionalmente la misión que nos confía, dejarse guiar por su Espíritu.

L

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“Recomenzar desde Cristo” significa estar, como Él, al servicio de una vida plena para todos: “Lo vemos cuando se acerca al ciego del camino (cf. Mc 10,46-52), cuando dignifica a la samaritana (cf. Jn 4, 7-26), cuando sana a los enfermos (cf. Mt 11,2-6), cuando alimenta al pueblo hambriento (cf. Mc 6,30-44), cuando libera a los endemoniados (cf. Mc 5,1-20). En su Reino de vida, Jesús incluye a todos: come y bebe con los pecadores, sin importarle que lo traten de comilón y borracho; toca leprosos, deja que una mujer prostituta unja sus pies y, de noche, recibe a Nicodemo para invitarlo a nacer de nuevo. Igualmente, invita a sus discípulos a la reconciliación, al amor a los enemigos, a optar por los pobres” (DA 353).

223

Este “recomenzar desde Cristo” nos lleva a reemprender el camino trazado por el Concilio Vaticano II que, con su luminosa doctrina, puso de nuevo, en el centro de la vida y de la misión de la Iglesia la persona y el Evangelio de Jesucristo. Esta es la razón más profunda de la perenne fecundidad y viva actualidad de este gran Pentecostés que la Iglesia entera vivió, con audacia y esperanza, en el dramático tiempo de la segunda mitad del siglo pasado, del año 1962 a 1965.

224

Es bueno recordar las palabras del Beato Juan XXIII, al convocar este Concilio, el 25 de diciembre de 1961: “Acogiendo como venida de lo alto una voz íntima de nuestro espíritu, he-

o que toca ahora es ver hacia delante, hacia el futuro deseado para esta Arquidiócesis, a partir de la experiencia pasada. (Circular 1/2008)


La Iglesia En San Luis se compromete a ser discípula-misionera mos juzgado que los tiempos estaban ya maduros para ofrecer a la Iglesia católica y al mundo el nuevo don de un Concilio ecuménico... llamado a ofrecer al mundo, extraviado, confuso y angustiado bajo amenaza de nuevos conflictos espantosos, la posibilidad, para todos los hombres de buena voluntad, de fomentar pensamientos y propósitos de paz” (HS 5.7).

225

Juan XXIII convocó este Concilio a pesar de los muchos temores y resistencias que había a su alrededor. Lo hizo con gran fe y entusiasmo por Cristo y por la Iglesia, para darle amplio espacio a la acción del Espíritu Santo, que sopla donde quiere. Lo hizo con la audacia que proviene del amor; así tomó la gran decisión que cambió la vida de la Iglesia y del mundo al que la misma Iglesia se acercó con simpatía y humilde servicio para transformarlo de acuerdo a lo más limpio, audaz y hermoso del Evangelio y llevarle a la vida plena en Jesucristo.

226

El Vaticano II puede describirse plenamente como “momento de gracia” para toda la vida de la Iglesia. Este Concilio constituye el punto de llegada, pero también el punto de partida del florecimiento de la fe católica, a través de las grandes directrices plasmadas en cada uno de los documentos emanados de él. Y ha sido una fuente inagotable de inspiración para el magisterio postconciliar del Papa y de los Obispos.

227

Esta “nueva primavera” nos ofrece ante todo la oportunidad de hacer que aparezca con mayor nitidez y profundidad el protagonismo de Jesucristo; pues sólo en Él podremos encontrar nuestra plenitud (cf. Jn 1,12).

228

Reemprender el camino desde el Vaticano II es una invitación a revivir ese espléndido acontecimiento, beber de su espíritu, releer sus documentos en este momento histórico para seguirlo aplicando y comprender mejor la vida y misión de la Iglesia en el presente y en el futuro.

229

Nuestra Arquidiócesis o Iglesia Particular quiere recomenzar siempre desde Cristo para llegar a ser, en todas sus expresiones, discípula y misionera, pues la maduración en el seguimiento de Jesús y la pasión por anunciarlo requieren que se renueve constantemente en su vida y en su ardor misionero (cf. DA 167).

230

Creemos que en el caminar de la Arquidiócesis, Jesucristo ilumina nuestra vida y todo trabajo evangelizador; y que por la gracia del Espíritu tenemos ahora, una ocasión providencial para hacer un serio discernimiento acerca de nuestra vida comunitaria, de las celebraciones litúrgicas, del trabajo catequético, de la acción social y solidaria, a fin de plantearnos en qué medida conducen al encuentro con Jesús vivo, si lo celebran, si lo prolongan y lo anuncian a quienes están lejos de Él o no lo conocen.

231

Como Iglesia Potosina estamos llamados a repensar profundamente y a relanzar con fidelidad y audacia nuestra misión en las nuevas circunstancias del siglo XXI (cf. DA 11); por eso, como Iglesia particular queremos llegar con prontitud a las personas y a las comunidades exhortándolas a configurarse con el Señor. Esto implica ser cada día más dóciles al Espíritu para vivir el encuentro con Cristo.

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En resumen, a todos nos toca recomenzar desde Cristo, reconociendo que “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (DA 12). Ello no depende de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos que encarnen dicha tradición y novedad, como discípulos misioneros de Jesucristo y de su Reino; discípulos que quieren reconocerse con la luz y la fuerza del Espíritu como protagonistas de vida nueva para nuestra Arquidiócesis.

233

Debemos seguir profundizando y afianzando los rasgos que han venido delineando el rostro de nuestra Iglesia Potosina: convertida, comunitaria, inculturada, solidaria, ministerial y misionera. Para acrecentar su ser de discípula y misionera, en el Cuarto Plan Diocesano de Pastoral, queremos como personas y estructuras diocesanas asumir una auténtica conversión pastoral. 1.2 Promoviendo una Conversión Pastoral de las personas y las estructuras

234

Es necesario analizar si en este cambio de época nuestra Iglesia responde a las necesidades actuales de la vida; pues, ella viene de una época de cristiandad donde el modelo cultural vigente le favorecía, se acostumbró a que sus instancias estaban abiertas para el que viniera, para el que la buscara. Eso funcionaba en una comunidad evangelizada, pero en la nueva situación en la que nos encontramos, la Iglesia necesita transformar sus estructuras y orientarlas

para que sean misioneras. Tenemos que ir hacia quienes, deseándolo y anhelándolo, no participan de las formas tradicionales de evangelizar y salir hacia quienes todavía no han escuchado la buena nueva del Reino.

235

La conversión pastoral despierta la capacidad de someterlo todo al servicio de la instauración del Reino de la vida: Obispo, Presbíteros, Diáconos, Consagrados y Consagradas, Laicos y Laicas, estamos llamados a asumir una actitud de permanente conversión pastoral que implica escuchar con atención y discernir “lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias” (Ap 2,29; cf. DA 366).

236

La conversión pastoral requiere que las comunidades eclesiales sean comunidades de discípulos misioneros en torno a Jesucristo, Maestro y Pastor. El modelo de esta renovación comunitaria se encuentra en las primitivas comunidades cristianas (cf. Hch 2,42-47; DA 369). Esto exige despojarnos de toda actitud que no sea evangélica y que desfigure el rostro de Cristo Buen Pastor y pasar “de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera” (DA 370).

237

El proyecto pastoral de la Diócesis debe ser una respuesta consciente y eficaz para atender las exigencias del pueblo al que está llamada a servir. No se trata sólo de estrategias pastorales, sino de ser fieles en la imitación del Maestro y de ser dóciles a la acción del Espíritu, siempre deseoso de comunicar vida en cada rincón de la tierra. Hemos de ser audaces para abandonar las estructuras caducas que no favorecen la transmisión de la fe y entrar decididamente en un proceso constante de renovación misionera. Esta decisión debe impregnar todas las


La Iglesia En San Luis se compromete a ser discípula-misionera

Contemplar a Cristo implica saber reconocerle dondequiera que Él se manifieste, en sus multiformes presencias, pero sobre todo en el Sacramento vivo de su cuerpo y de su sangre. (242)

estructuras eclesiales y todos los programas pastorales de la Diócesis (cf. DA 371372; 365). 1.3 Animados por el Espíritu de la comunión

238

“La Iglesia, como comunidad de amor, está llamada a reflejar la gloria del amor de Dios que es comunión y así atraer a las personas y a los pueblos hacia Cristo”. La experiencia de fe siempre se vive en una Iglesia Particular (cf. DA 159). Recordemos al respecto también la enseñanza del Concilio Vaticano II: “Dios no quiso salvarnos aisladamente, sino formando un Pueblo” (LG 9).

239

La espiritualidad de la comunión ha de ser el principio educativo en todos los lugares de nuestra Iglesia Potosina donde se forme al hombre y al cristiano, donde se eduque a los ministros del altar, a las personas consagradas y a los agentes de pastoral, donde se construyan las familias y las comunidades (cf. NMI 43).

240

Puesto que la Iglesia es comunión ya por naturaleza, el trabajo en conjunto debe permitir necesariamente la complementación entre organismos y estructuras que tienen distintas riquezas y recursos.

241

La Eucaristía deberá ser en nuestra Arquidiócesis la fuente de

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la unidad eclesial y, a la vez, su máxima manifestación, epifanía de comunión; por eso, en cada celebración eucarística hemos de sentirnos interpelados por el ideal de comunión que el libro de los Hechos de los Apóstoles presenta como modelo para la Iglesia de todos los tiempos. (cf. Hch 2,42ss; 4,32ss.; MND 21. 22). Esta es la razón por la cual la Iglesia potosina asume este reto: ser “casa y escuela de comunión” (NMI 43). 1.4 Dándole forma eucarística a la vida y a la misión de los discípulos misioneros

su presencia sea signo de la llegada del Reino de Dios. Esta coherencia será resultado en gran parte de la forma como vivamos con un sentido eclesial cada Celebración de la Eucaristía, comprendiendo y asimilando la unidad inquebrantable que existe en el interior del mismo misterio eucarístico entre la mesa de la Palabra y la mesa de la Eucaristía. Así, el momento de la Santa Misa será el máximo referente de nuestra unidad eclesial, ya que si en el misterio eucarístico evitamos una visión yuxtapuesta de estas dos partes del rito (Palabra y Eucaristía), lo mismo deberá acontecer en el camino de nuestra vida eclesial (cf. SCa 44).

242

244

“Contemplar a Cristo implica saber reconocerle dondequiera que Él se manifieste, en sus multiformes presencias, pero sobre todo en el Sacramento vivo de su cuerpo y de su sangre. La Iglesia vive del Cristo eucarístico, de Él se alimenta y por Él es iluminada” (EE 6). En el camino de las comunidades que integran nuestra Iglesia local, siempre hemos constatado la cercanía fervorosa del pueblo de Dios a la Eucaristía tanto en la celebración de la Santa Misa como en la adoración eucarística. Somos un pueblo que ha visto crecer su fe y amor a Dios en torno a las variadas y creativas expresiones de devoción a Jesús presente en la Eucaristía. La Eucaristía nunca dejará de ser el principal motivo para alentar nuestra vida inmersa en tantos acontecimientos no siempre favorables.

243

Ante un mundo roto y carente de unidad, la Iglesia de San Luis experimenta también en sus familias y en sus estructuras la dificultad real para vivir la comunión y la unidad. La Iglesia Potosina sabe sobre la urgencia de ser coherente entre su vida y su misión para que

El antídoto contra el relativismo que nos lleva no sólo a desviarnos de la verdad, sino también a distanciarnos de los demás, es por excelencia la Celebración de la Eucaristía. La Eucaristía por medio de la Palabra viva y eficaz (cf. Hb 4,12), nos anuncia la Verdad en su más alta expresión, contenidos y compromisos; y por la recepción del Cuerpo y la Sangre del Señor, somos impregnados del misterio de amor que está en la Trinidad. “La Eucaristía es un don demasiado grande para admitir ambigüedades y reducciones” (EE 10).

245

Siendo éste el momento de Dios para suscitar auténticos Discípulos Misioneros en la Iglesia Potosina para que nuestros pueblos tengan vida, necesitamos con determinación acceder como pastores, consagrados y laicos al Misterio de la Eucaristía no sólo como un recuerdo de fe, sino “en un contacto actual, puesto que este sacrificio se hace presente, perpetuándose en cada comunidad que lo ofrece por medio de un ministro consagrado” (EE 12). Será muy alta la responsabilidad de los sacerdotes al presidir la


La Iglesia En San Luis se compromete a ser discípula-misionera Eucaristía, pues lo han de hacer in persona Christi (en la persona de Cristo), recordando las palabras de Jesús: “Hagan esto en conmemoración mía” (Lc 22,19). “Es necesario, por tanto, que los sacerdotes sean conscientes de que nunca deben ponerse ellos mismos o sus opiniones en el primer plano de su ministerio, sino a Jesucristo” (SCa 23).

246

La unión con Cristo que se realiza en la Eucaristía nos capacita para emprender nuevos tipos de relaciones sociales, ya que la unión con Cristo es unión con todos los demás a los que Él se entrega (cf. SCa 89). 1.5 Llamados a ser misioneros

247

Al llamar Jesús a los suyos para que lo sigan, les da un encargo muy preciso: anunciar el Evangelio del Reino a todas las naciones (cf. Mt 28,19. Lc 24, 46-48). Por esto, todo discípulo es misionero, pues Jesús nos vincula a Él como amigos y hermanos y nos hace partícipes de su misión. En San Luis Potosí, con la valentía que nos da el Espíritu (cf. Jn 20,22), queremos anunciar a Cristo donde Él no es aceptado, con nuestra vida, con nuestra acción, con nuestra profesión de fe y con su Palabra (DA 377), pues por el Bautismo y la Confirmación somos misioneros, con un corazón abierto a todas las culturas y a todas las opiniones.

L

248

La misión ha de iniciar compartiendo la experiencia del encuentro con Cristo, dando testimonio de Él y anunciándolo con gratitud y alegría, pues cuando el discípulo está enamorado de Cristo no puede dejar de anunciar al mundo que sólo Él nos salva (cf. Hch 4,12). En efecto, el discípulo sabe que “sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro” (DI 3).

249

La misión de los pastores en la Arquidiócesis ha de considerar que el acompañamiento de la religiosidad popular es un punto de partida imprescindible para conseguir que la fe del pueblo madure y se haga más fecunda. Por eso, el discípulo misionero también tiene que ser sensible a ella para saber percibir sus dimensiones interiores y sus valores innegables (cf. EN 48). De igual manera, para que nuestra evangelización alcance una dimensión integral no debe olvidar la opción preferencial por los pobres, la promoción humana y la auténtica liberación cristiana (cf. DA 146).

250

Es necesario formar a los discípulos en una espiritualidad de la acción misionera, que se basa en la docilidad al impulso del Espíritu, a su potencia de vida que moviliza y transfigura todas las dimensiones de la existencia. “El discípulo misionero, movido por el impulso y el ardor que proviene del Espíritu, aprende a expresarlo en el trabajo, en el diálogo, en el servicio, en la vida cotidiana” (DA 284).

es invito a cuidar más la vida espiritual, pastoral y comunitaria, a los Ejercicios Espirituales, a los Retiros Espirituales y a las Reuniones de Decanato. Alimentemos más nuestra vida sacerdotal con una práctica sólida, sistemática y constante de estudio y una intensa y ferviente vida de oración. (Circular 1/2008)

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2. Con una clara y decidida opción por la formación de los discípulos misioneros

251

Si queremos que el anuncio del Reino llegue a todos los ámbitos de la sociedad, es necesario cuidar con esmero el proceso de formación de los discípulos, pues todo discípulo misionero requiere una sólida formación, que implica un proceso en el que podemos distinguir cinco momentos: el encuentro con Cristo, la conversión, el discipulado, la comunión y la misión; como ya se explicitó en los números 189-214 (cf. DA 278).

252

La Iglesia debe cumplir su misión siguiendo la pedagogía de Jesús y adoptando sus actitudes (cf. Mt 9, 3536). Para esto, nuestra Iglesia Potosina requiere de una clara y decidida opción por la formación de todos sus miembros, sea cual sea la función que desarrollen y cobra especial relevancia cuando pensamos en la tarea formativa que la Iglesia debe emprender en el nuevo contexto sociocultural (cf. DA 276).

253

Este es el reto fundamental: mostrar la capacidad de nuestra Iglesia para promover y formar discípulos y misioneros que comuniquen con gratitud y alegría su experiencia de Cristo. La tarea principal de la formación será ayudar a encontrarnos siempre con Cristo y así reconocer, acoger, interiorizar y desarrollar la experiencia y los valores que constituyen la propia identidad y misión cristiana en el mundo (cf. DA 278).

254

Sentimos la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades un proceso de iniciación en la vida cristia-

na que comience por el Kerigma, guiado por la Palabra de Dios, que conduzca a un encuentro personal cada vez mayor con Jesucristo, perfecto Dios y perfecto hombre, experimentado como plenitud de la humanidad, y que lleve a la conversión, al seguimiento en una comunidad eclesial y a una maduración de la fe en la práctica de los sacramentos, el servicio y la misión (cf. DA 289 y CELAM, Plan global 2007-2011, 3.4).

255

El itinerario formativo del seguidor de Jesús hunde sus raíces en la naturaleza dinámica de la persona y en la invitación personal de Jesucristo, que llama a los suyos por su nombre, y éstos lo siguen porque conocen su voz. El Señor despertaba las aspiraciones profundas de sus discípulos y los atraía hacia sí, llenos de asombro. El seguimiento es fruto de una fascinación que responde al deseo de realización humana, al deseo de vida plena. El discípulo es alguien apasionado por Cristo a quien reconoce como el Maestro que lo conduce y acompaña (cf. DA 277). 2.1. Los discípulos misioneros en un proceso de formación permanente 2.1.1 Presbiterio En el proceso de formación el discípulo requiere elementos peculiares, de acuerdo al servicio que debe realizar en la Iglesia. Presbiterio es el lugar privilegiado en donde el sacerdote debe encontrar los medios específicos para su realización y alcanzar la configuración plena con Jesucristo; allí mismo debe ser ayudado a superar los límites y debilidades propios de su naturaleza humana.

256


La Iglesia En San Luis se compromete a ser discípula-misionera

Es de desear que en la Arquidiócesis los párrocos estén disponibles para favorecer la vida en común con sus vicarios. (262)

257

Mediante el ministerio presbiteral, el Señor continúa ejerciendo, en medio de su Pueblo, aquella actividad que sólo a Él pertenece en cuanto Cabeza de su Cuerpo. El sacerdocio ministerial ha de ser en nuestro mundo un testimonio palpable de que Cristo no se ha alejado de su Iglesia, sino que continúa vivificándola. Por este motivo, la Iglesia, Pueblo de Dios, considera el sacerdocio ministerial como un don otorgado a Ella en el ministerio de algunos de sus hijos (cf. DMVP 1-2).

258

A imagen viva y transparente del Buen Pastor, el presbítero está llamado a ser el hombre de la misericordia y la compasión, cercano a su pueblo y servidor de todos, particularmente de los que sufren grandes necesidades. La caridad pastoral, fuente de la espirituali-

dad sacerdotal, anima y unifica su vida y ministerio. Consciente de sus limitaciones valora la pastoral orgánica y se inserta con gusto en su presbiterio (cf. DA 198).

259

El Obispo y los presbíteros deben tener clara conciencia de que son ministros de la Palabra, pero para llegar a ser tales, es necesario que sean oyentes asiduos y permanezcan habitados por ella; pues en la comunidad del Señor todos, también los maestros (cf. 1Co 12,28), continúan siendo siempre discípulos del único Maestro, Jesucristo (cf. Mt 23,8); aquellos que son encargados de anunciar la Palabra están siempre al servicio de la Palabra y sometidos a Ella (cf. Hch 6,4).

260

De esta manera, la Palabra que el Presbítero anuncia, incluso

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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

cuando predica, resuena para él como discípulo, de manera que renueva su fe y confirma su adhesión al Señor. No se olvide, por otra parte, que la Palabra de Dios pronunciada sin obediencia, sin fe o sin saborearla, no puede hacer otra cosa que endurecer el corazón (cf. Mc 10,5) del propio predicador hasta el grado de llegar a cerrarlo (cf. Lc 19,22).

261

Los presbíteros han de estar vinculados existencialmente a la Eucaristía de tal modo que sea el centro y cumbre de su ministerio sacerdotal. “De este modo el presbítero será capaz de sobreponerse cada día a toda tensión dispersiva, encontrando en el Sacrificio Eucarístico, verdadero centro de su vida y de su ministerio, la energía espiritual necesaria para afrontar los diversos quehaceres pastorales” (EE 31).

262

Es de desear que en la Arquidiócesis los párrocos estén disponibles para favorecer la vida en común con sus vicarios, estimándolos efectivamente como a sus cooperadores y partícipes de la solicitud pastoral; por su parte, para construir la comunión sacerdotal, los vicarios han de reconocer y respetar la autoridad del párroco (DMVP 29). 2.1.2 Vida Consagrada La vida consagrada está llamada a ser una vida discipular, apasionada por Jesús, camino al Padre misericordioso guiada por el Espíritu Santo; por lo mismo, de carácter profundamente místico y comunitario (cf. DA 220).

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P

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Quienes viven la experiencia de la vida consagrada están llamados a seguir trabajando con generosidad, e incluso con heroísmo, para que en la sociedad reine el amor, la justicia, la bondad, el servicio y la solidaridad, según el carisma de los fundadores. Han de esmerarse por vivir con profunda alegría su consagración, que es medio de santificación personal y de redención para sus semejantes.

265

“La vida consagrada está llamada a ser experta en comunión, tanto al interior de la Iglesia como de la sociedad. Su vida y su misión deben estar insertas en la Iglesia particular y en comunión con el Obispo. Para ello, es necesario crear cauces comunes e iniciativas de colaboración, que lleven a un conocimiento y valoración mutuos y a compartir la misión con todos los llamados a seguir a Jesús” (DA 218).

266

Los consagrados han de ser testigos de que hay una manera diferente de vivir con sentido, recordando a los demás que el Reino de Dios ya ha llegado, que la justicia y la verdad son posibles si nos abrimos a la presencia amorosa de Dios nuestro Padre, de Cristo nuestro hermano y Señor, y del Espíritu Santo nuestro Consolador. 2.1.3 Laicos El apostolado laical solamente puede obtener toda su eficacia con una formación doctrinal sólida, teológica, moral y filosófica, acomodada al carácter y a las cualidades de cada uno

267

ara cumplir su elevada tarea, el sacerdote debe tener una sólida estructura espiritual y vivir toda su vida animado por la fe, la esperanza y la caridad. (Circular 1/2008)


La Iglesia En San Luis se compromete a ser discípula-misionera (cf. AA 28.29). Esta formación debe considerarse como fundamento y condición de todo apostolado fecundo. La renovación de la Iglesia no será posible sin la presencia activa de los laicos. Por eso, en gran parte, recae en ellos la responsabilidad del futuro de la Iglesia. Se espera de los laicos una gran fuerza creativa en gestos y obras que expresen una vida coherente con el Evangelio (cf. IA 44).

268

Los laicos, como parte del Pueblo de Dios, también están llamados a asumir una actitud de permanente conversión pastoral, que implica escuchar con atención y discernir lo que el Espíritu está diciendo a nuestra Iglesia y nuestras parroquias, a través de los signos de los tiempos en los que Dios se manifiesta (cf. DA 366).

269

La formación de los laicos y laicas debe contribuir ante todo a una actuación como discípulos misioneros en el mundo, en la perspectiva del diálogo y de la transformación de la sociedad. Es urgente una formación específica para que puedan tener una incidencia significativa en los diferentes campos, sobre todo “en el mundo vasto de la política, de la realidad social y de la economía, como también de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios y de otras realidades abiertas a la evangelización” (DA 283).

3. Algunas instituciones diocesanas al servicio de la formación 3.1 Vicaría de pastoral y Equipos de cada Secretaría

271

La Vicaría de Pastoral, constituida por el Vicario Episcopal y los titulares de cada una de las Secretarías, en nombre del Obispo tendrá que proponer un proyecto que permita coordinar e impulsar la aplicación del Plan Diocesano de Pastoral en sus directrices fundamentales; entre las cuales destaca el cuidado por la comunión y la formación de los agentes (cf. Ordenamiento de la Curia 2.1).

272

Teniendo en cuenta que en la pastoral de la Arquidiócesis el eje central es el Plan Diocesano de Pastoral, se requiere que todas las fuerzas vivas de la Iglesia particular, es decir, los diversos organismos eclesiales: comunidades religiosas, asociaciones y movimientos laicales, pequeñas comunidades, comisiones y equipos, garanticen con su colaboración la convergencia de las diversas iniciativas diocesanas y los programas de acción.

270

El Consejo Diocesano de Laicos ha de tener como objetivo primordial coordinar y animar el apostolado laical organizado para lograr una Iglesia más comprometida evangélicamente y en armonía con el Plan Diocesano de Pastoral, buscando nuevos caminos para transformar la realidad compleja y desafiante, en la que estamos inmersos.

La espiritualidad, en el Seminario, deberá responder a la identidad de la propia vocación. (274)

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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

3.2. Seminario

273

El seminario es el tiempo de la formación inicial, una etapa donde los futuros presbíteros comparten la vida a ejemplo de la comunidad apostólica en torno a Cristo Resucitado, y a su luz disciernen continuamente su opción vocacional. Por eso los alumnos tienen como centro la vida eucarística. Oran y meditan la Palabra de Dios, y a partir de ella reciben las enseñanzas que van iluminando su mente y moldeando su corazón para el ejercicio de la caridad fraterna y de la justicia por el servicio. El ejercicio pastoral les prepara para vivir una sólida espiritualidad de comunión con Cristo Pastor. Su docilidad al Espíritu, les lleva a convertirse cada día en signo personal y atractivo de Cristo Sacerdote (cf. DA 316).

274

Cristo Maestro, Sacerdote y Pastor, es el primer inspirador y modelo de todo formador. No hay verdadera labor formativa en el Seminario al margen de Cristo y sin el influjo permanente del Espíritu Santo. La espiritualidad deberá responder a la identidad de la propia vocación. El Proyecto Formativo del Seminario requiere: a) Una referencia permanente a la persona de Cristo que se expresa en una progresiva configuración con Él. b) Una consonancia total con el proyecto pastoral de la Arquidiócesis, así como con el Magisterio de la Iglesia. c) Un proceso integral que atienda a las dimensiones de la formación: humana, espiritual, intelectual y pastoral; fruto de un verdadero encuentro personal con Jesucristo (cf. DA 319). 275 A lo largo del período de formación

La parroquia es el lugar donde viven y se forman los discípulos misioneros de Cristo. Es una célula viva de la Iglesia y lugar privilegiado donde los fieles adquieren una experiencia concreta de Cristo y de la comunión eclesial. (279)


La Iglesia En San Luis se compromete a ser discípula-misionera se debe cultivar un amor tierno y filial a María, que como discípula enseña a escuchar, discernir, responder y a comprometerse en el proyecto del Padre manifestado en Jesucristo. Ella brindará a los futuros sacerdotes fortaleza y esperanza en los momentos difíciles y los alentará a ser incesantemente discípulos misioneros para el Pueblo de Dios (cf. DA 320). 3.3. Decanato

276

El decanato tiene como fin promover la pastoral en un sector de la Arquidiócesis, facilitando así la atención de los fieles entre las parroquias vecinas; por eso, tiene una decisiva importancia en la pastoral orgánica y debe convertirse en un instrumento indispensable para la aplicación de los proyectos diocesanos de pastoral.

277

En esta instancia pastoral, el Decano es un colaborador inmediato del Obispo en la demarcación territorial, para coordinar e integrar ahí toda la acción pastoral en comunión con los otros decanatos. El Decano se cuenta entre aquellos “más próximos colaboradores del Obispo diocesano… que ejercen un oficio pastoral de índole supra-parroquial” (ES 29,1).

278

El Colegio de Decanos es una instancia establecida en la Arquidiócesis que tiene como fin primordial coordinar y apreciar justamente todo lo relacionado con las actividades de la vida pastoral. Es constituido por el Obispo según las necesidades y las circunstancias; fomenta, entre otras tareas, la comunión y la participación corresponsable en la Iglesia diocesana (cf. Estatutos del Colegio de Decanos 24. 26).

3.4. Parroquia

279

La parroquia es el lugar donde viven y se forman los discípulos misioneros de Cristo. Es una célula viva de la Iglesia y lugar privilegiado donde los fieles adquieren una experiencia concreta de Cristo y de la comunión eclesial; por eso nuestras parroquias tendrán que ser casas y escuelas de comunión. “Toda parroquia está llamada a ser el espacio donde se recibe y acoge la Palabra, se celebra y se expresa en la adoración del Cuerpo de Cristo, se da testimonio de solidaridad y así es la fuente dinámica del discipulado misionero” (DA 172).

280

La parroquia está llamada a ser receptiva y solidaria, espacio de la iniciación cristiana, de la educación y la celebración de la fe. La parroquia, comunidad de comunidades y de movimientos (cf. IA 41; SD 58), debe estar abierta a la diversidad de carismas, servicios y ministerios organizados de modo comunitario y responsable. Tiene que ser integradora de los movimientos de apostolado ya existentes, estar atenta a la diversidad cultural de sus habitantes y abierta a los proyectos pastorales decanales, diocesanos, así como a las realidades circundantes (cf. DA 170). La parroquia es la Iglesia que vive entre las casas de los hombres.

281 E

La situación actual de la parroquia nos pide una renovación en

n efecto el discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro. (Benedicto XVI, DI 3).

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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

sus estructuras, de modo que llegue a ser una red de comunidades y grupos capaces de articularse y sus miembros sean promovidos como discípulos misioneros de Jesucristo (cf. DA 172), pues la “parroquia renovada multiplica las personas que prestan servicios y acrecienta los ministerios” (DA 202). Su propia renovación exige que se deje iluminar siempre de nuevo por la Palabra viva y eficaz. Requiere, tanto la sectorización en unidades territoriales más pequeñas, con equipos propios de animación y coordinación pastoral, que permitan una mayor proximidad a las personas y movimientos (cf. DA 372), como actitudes nuevas en quienes recae directamente el cuidado pastoral de los mismos, pues, “solamente un sacerdote enamorado del Señor puede renovar una parroquia” (DA 201).

282

Si queremos que nuestras parroquias sean centros de irradiación misionera en sus propios territorios, deben ser también lugares de formación permanente. Esto requiere que se organicen en ellas variadas instancias formativas que aseguren el acompañamiento y la maduración de todos los agentes pastorales y de los laicos insertos en el mundo (cf. DA 306). A esta finalidad han de contribuir el Consejo de Pastoral Parroquial, equipos de servicio de la Palabra, la liturgia y la caridad, así como los distintos movimientos y asociaciones que las integran. 3.5. Otros centros de formación

283

Para favorecer el crecimiento integral de las personas y, especialmente, para fortalecer la vivencia de la fe, se han creado a diversos niveles, en algunas parroquias y decanatos, centros de formación que en medio de sus limi-

taciones han ido adquiriendo el grado de “escuelas”. Dichos centros manifiestan una gran variedad en su estructuración y calendarización de programas; la gran mayoría de ellos, están condicionados por los recursos a su alcance. Peculiar importancia tiene al respecto la Escuela Arquidiocesana de Teología.

284

Dichas escuelas están llamadas a una reestructuración, de tal manera que brinden u ofrezcan un servicio más cualificado a quienes en ellas se forman, para que sean capaces de hacer un anuncio más eficaz del Evangelio en el momento complejo y plural de nuestra cultura.

285

Para dar cauce y llevar a la práctica lo expuesto en este capítulo, es oportuno recordar lo que decía el sabio Papa Pablo VI: “La Iglesia necesita recuperar el anhelo, el gusto y la certeza de su verdad… la Iglesia necesita, además, sentir que fluye otra vez por todas sus facultades humanas la ola de amor, de ese amor al que llaman caridad, y que precisamente es derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Pablo VI, Discurso, 29 de noviembre de 1972).

286

La Iglesia es la comunidad de los convocados a salir de sí mismos para hacer presente el amor de Dios en la historia, al modo de Jesucristo. Por eso debe configurarse con Jesucristo su Maestro y Señor, el Gran Misionero que salió de la casa del Padre y vino hasta nosotros para traernos aquella vida abundante que brota de las entrañas del Padre. Veamos ahora cómo debemos imitar a Jesús y rea-lizar lo que Él nos manda.


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CAPÍTULO La Iglesia En San Luis ANIMADA POR EL ESPÍRITU SANTO, TRANSMITE EL EVANGELIO DE LA VIDA

“Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. ¡Ay de mí si no predico el Evangelio!” (1Co 9,16).


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¿Para qué queremos ser discípulos y misioneros de Cristo?

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ara proclamar el Evangelio de Jesucristo y, en Él, la Buena Nueva de la dignidad humana, de la vida, de la familia, del trabajo, de la ciencia y de la solidaridad con la creación (DA 103).

P

ara iluminar con la luz del Evangelio todos los ámbitos de la vida social (cf. DA 501).

P

ara impulsar la opción preferencial por los pobres, de raíz evangélica (cf. DA 399).

P

ara testimoniar y anunciar de persona a persona, de comunidad a comunidad, y de la Iglesia a todos los confines del mundo, el Evangelio de la vida que nos ha traído Jesucristo (cf. DA 145).


La Iglesia En San Luis ANIMADA POR EL ESPÍRITU SANTO,TRANSMITE EL EVANGELIO DE LA VIDA

1. Introducción

287

Teniendo a la vista lo que nos ofrece el capítulo IV, podemos afirmar que la Iglesia Potosina, con la fuerza que recibe del Espíritu Santo y en sintonía con la Misión Continental, se siente impulsada a salir al encuentro de las personas, las familias y las comunidades para comunicarles y compartirles la experiencia del encuentro con Cristo, quien ha llenado de verdad, amor, alegría, esperanza y de sentido nuestras vidas (cf. DA 548). 1.1. La Vida nueva en Cristo, es vida en comunión

288

Confesamos que sólo Jesucristo, el Hijo de Dios, puede darnos la vida en plenitud, “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10b). La vida que Cristo trajo y confió a sus seguidores hace de la Iglesia

portadora del misterio de salvación, nos hace Iglesia misionera por naturaleza y tiene su origen en la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio del Padre (cf. DA 347.348).

289

La gran novedad que la Iglesia anuncia al mundo es que Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, la Palabra que da Vida, vino al mundo a hacernos “partícipes de la naturaleza divina” (2Pe 1,4), es decir, a participarnos de su propia Vida, que se viva en comunidades cristianas donde todas las personas sean acogidas, se sientan valoradas y corresponsables de la misma.

290

Pero las condiciones de vida de muchos abandonados, excluidos e ignorados en su miseria y su dolor (cf. Análisis de la Realidad, supra 50-142), contradicen este proyecto del Padre y

La gran novedad que la Iglesia anuncia al mundo es que Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, la Palabra que da Vida, vino al mundo a hacernos “partícipes de la naturaleza divina”. (2Pe 1,4)

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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

reclaman de los creyentes un mayor compromiso a favor de la cultura de la vida, pues el Reino de Dios que Cristo vino a traer es incompatible con toda situación inhumana, de modo que no podemos pasar indiferentes ante estas realidades (cf. 1Jn 3, 14).

291

Es necesario enfatizar “la inseparable relación entre amor a Dios y amor al prójimo” (cf. 1Jn 4,20) que: “invita a todos a suprimir las graves desigualdades sociales y las enormes diferencias en el acceso a los bienes. Tanto la preocupación por desarrollar estructuras más justas como por transmitir los valores sociales del Evangelio, se sitúan en este contexto de servicio fraterno y comprometido a favor de un vida digna” (DA 358). 1.2. El anuncio de la Palabra

292

La misión primordial de la Iglesia es transmitir la Palabra de Dios a todos los hombres, según el mandato de Jesús (cf. Mt 28,18-20); porque para los discípulos la Palabra es “norma suprema de su fe” y fuerza de vida que “va creciendo en la Iglesia con la ayuda del Espíritu Santo”, y “crece” cuando “los fieles la contemplan y estudian”, cuando comprenden internamente los misterios que viven y cuando la proclaman los pastores. Lo atestiguan, en particular, los hombres de Dios, que han sido “habitados” por la Palabra.

293

“Es tan grande el poder y la fuerza de la Palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual” (DV 21). Por eso, la práctica

de la Lectio Divina, método privilegiado para acercarse a la Sagrada Escritura (cf. DA 249), tendrá que fortalecerse para que siga siendo un medio predilecto para el encuentro de muchas personas y comunidades con Jesucristo, Palabra eterna del Padre. La homilía dominical y las catequesis deben ser magníficas oportunidades para seguir difundiendo y profundizando el conocimiento de la Palabra de Dios. 1.3. La celebración de la fe

294

“La fuerza de la Palabra será fecunda si la anunciamos adecuadamente, con las actitudes del Maestro, teniendo siempre la Eucaristía como fuente y cumbre de toda actividad misionera. Invocamos al Espíritu Santo para poder dar un testimonio de proximidad que entraña cercanía afectuosa, escucha, humildad, solidaridad, compasión, diálogo, reconciliación, compromiso con la justicia social y capacidad de compartir, como Jesús lo hizo” (DA 363).

295

La Iglesia encuentra su vitalidad en la celebración de los sacramentos y el sentido último de su convocación en la vida de oración, alabanza y acción de gracias que el cielo y la tierra dirigen a Dios “por sus obras grandes y maravillosas”; ésta es la razón por la cual la Liturgia “es la cumbre a la que tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza” (SC 10).

296

La Liturgia es tan decisiva para la edificación de una comunidad, que todo cristiano católico debe esmerarse para que toda celebración litúrgica sea una verdadera acción sacerdotal de Jesucristo (cf. SC 7). Esto implica que


La Iglesia En San Luis ANIMADA POR EL ESPÍRITU SANTO,TRANSMITE EL EVANGELIO DE LA VIDA

no asistan como extraños y mudos espectadores, sino que participen consciente, piadosa y activamente en la acción sagrada (cf. SC 48), pues la Iglesia considera la Liturgia como el centro de su vida y sustento de todo proyecto pastoral. Celebrando el Misterio Pascual expresamos de modo sacramental nuestra vocación de discípulos-misioneros. 1.4. Por el testimonio del servicio

297

A ejemplo del Hijo del hombre que no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos (cf. Mc 10,45), la Iglesia sacramento de Cristo, guiada por el Espíritu Santo que distribuye los carismas y ministerios (cf. 1Co 12,4-5), está al servicio de todos. En ella, como discípulos misioneros, todos debemos trabajar a favor de la evangelización, de la santificación y de la animación cristiana de las realidades temporales (cf. ChFL 23). La santidad como meta y vocación, hacia la que camina todo discípulo, no ha de ser entendida como una fuga de la realidad sino como una expresión de su identidad, que lo lleva al corazón del mundo para comunicarle la vida nueva de Cristo (cf. DA 148).

298

No podemos celebrar la fe en Cristo sin tener en cuenta su dinamismo social: la vida sólo se desarrolla plenamente en la comunión fraterna y justa, porque “Dios en Cristo no redime solamente la persona individual, sino

S

también las relaciones sociales entre los seres humanos” (CDSI 52). Para la Iglesia, el servicio de la caridad, al igual que el anuncio de la palabra y la celebración de los sacramentos, “es expresión irrenunciable de la propia esencia” (DA 399).

299

Al considerar lo expresado en el Libro de los Hechos de los Apóstoles: “hay más alegría en dar que en recibir” (Hch 20,35; cf. 2Co 9,7), asumimos que: “La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. De hecho, los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás. El Evangelio nos ayuda a descubrir que un cuidado enfermizo de la propia vida atenta contra la calidad humana y cristiana de esa misma vida. Se vive mucho mejor cuando tenemos libertad interior para darlo todo: ‘Quien aprecie su vida terrena, la perderá’ (cf. Jn 12, 25). Aquí descubrimos otra ley profunda de la realidad: que la vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es en definitiva la misión” (DA 360).

300

Así pues, “en su Palabra y en todos los sacramentos Jesús nos ofrece un alimento para el camino. La Eucaristía es el centro vital del universo, capaz de saciar el hambre de vida y felicidad: “El que me coma vivirá por mí” (Jn 6, 57). En ese banquete feliz participamos de la vida eterna y así nuestra existencia cotidiana se convierte en una Misa

omos hombres de fe y de esperanza, y estas virtudes, junto con la caridad pastoral, le dan el aliento y el ritmo a nuestra diaria tarea pastoral. (Circular 1/2008)

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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

prolongada. Pero todos los dones de Dios requieren una disposición adecuada para que puedan producir frutos de cambio. Especialmente, nos exigen un espíritu comunitario, abrir los ojos para reconocerlo y servirlo en los más pobres: “En el más humilde encontramos a Jesús mismo”. Por eso San Juan Crisóstomo exhortaba: “¿Quieren en verdad honrar el cuerpo de Cristo? No consientan que esté desnudo. No lo honren en el templo con manteles de seda mientras afuera lo dejan pasar frío y desnudez” (DA 354).

2 EL PROYECTO PASTORAL DE LA ARQUIDIÓCESIS 2.1 Introducción

301

“El proyecto pastoral de la Diócesis, sustentado en la pastoral orgánica, busca llevar la vida de Cristo

a todos. Para ello propone e impulsa una acción pastoral consciente y eficaz que dé respuesta a las exigencias del mundo de hoy, con indicaciones programáticas concretas, objetivos y métodos de trabajo, de formación y valorización de los agentes y la búsqueda de los medios necesarios, que permiten que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y en la cultura” (DA 371).

302

Los programas son aquel conjunto orgánico de actividades, ordenadas de acuerdo a metas, que es necesario realizar para alcanzar un objetivo. Son también instrumentos para ordenar y racionalizar el trabajo, dando una secuencia lógica a las actividades tendientes a alcanzar los objetivos específicos con base en la utilización adecuada de recursos. El esquema metodológico para

Será necesario, pues, que en todos los niveles, espacios y ambientes eclesiales, sin excepción, se elaboren programas viables y realistas para llevar a cabo las líneas de acción pastoral. (304)


La Iglesia En San Luis ANIMADA POR EL ESPÍRITU SANTO,TRANSMITE EL EVANGELIO DE LA VIDA

elaborar un programa nunca es rígido, sino necesariamente flexible, según sea la realidad a la cual quiera responder.

303

El Plan Diocesano de Pastoral, para que sea operante y no se quede en el plano de la pura reflexión sino que se convierta en un instrumento eficaz al servicio de la vida que Cristo nos trae, debe necesariamente hacerse concreto. En toda planeación pastoral, las líneas de acción se traducen en programas y en prácticas de evaluación. Programar y evaluar es un ejercicio arduo pero indispensable que mantiene vivo al Plan Diocesano de Pastoral.

304

Será necesario, pues, que en todos los niveles, espacios y ambientes eclesiales, sin excepción, se elaboren programas viables y realistas para llevar a cabo las líneas de acción pastoral, poniendo en práctica estos dos sabios principios: se programa por objetivos y se evalúa por resultados; lo que no se evalúa no se mejora (cf. PDP 2001-2004, 226231).

305

Al momento de programar, ratificamos, en sintonía con el Documento de Puebla, que: “La acción pastoral planificada es la respuesta específica, consciente e intencional, a las necesidades de la evangelización. Deberá realizarse en un proceso de participación en todos los niveles de las comunidades y personas interesadas, educándolas en la metodología de análisis de la realidad, para la reflexión sobre dicha realidad a partir del Evangelio; la opción por los objetivos y los medios más aptos y su uso más racional para la acción evangelizadora” (DP 1307).

306

Imperativos para esta Iglesia Los retos que nos presenta la realidad (capítulo II), la reflexión que surge al recoger las experiencias de María y del apóstol Pablo (capítulo III) y la tarea de formar discípulos misioneros (capítulo IV), que lleven la vida de Cristo por todos los rincones de la Arquidiócesis (capítulo V), suenan en nuestro corazón de creyentes como imperativos apremiantes que le gritan a nuestra Iglesia:

307

¡IGLESIA POTOSINA!:

¡Profundiza tu encuentro con Cristo vivo, en conversión personal y comunitaria, celebrando los sacramentos con dignidad! ¡Escucha la Palabra de Dios, medítala, ponla en práctica y anúnciala! ¡Impulsa procesos de formación integral y permanente en tus discípulos-misioneros! ¡Recupera la expresión comunitaria y fraternal de tu fe, renovando tus estructuras!

¡Vive en misión permanente el servicio a los más pobres y alejados; incultura la Buena Nueva en su historia!

M

isión que debe llegar a todos, ser permanente y profunda. (MF 5)

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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

2.2 Objetivo General

308

Para responder a estos imperativos a través de una Pastoral Orgánica y planificada que garantice resultados, y para potenciar la comunión eclesial, la Iglesia en San Luis Potosí se propone el siguiente objetivo general: FORTALECER UN PROCESO GRADUAL Y PERMANENTE DE EVANGELIZACIÓN Y FORMACIÓN, COMO DISCÍPULOS Y MISIONEROS DE JESUCRISTO, PARA QUE, CON ALEGRÍA Y ENTREGA GENEROSA, COMUNIQUEMOS VIDA Y ESPERANZA AL PUEBLO POTOSINO. 2.3 Objetivos específicos o líneas de acción

309

Un primer paso en orden a realizar nuestro objetivo general son las líneas de acción, que no son otra cosa sino cauces por donde esperamos que pase la actividad pastoral de la Arquidiócesis y que luego se traducirán en programas concretos, que incidan en la realidad y nos permitan alcanzar nuestro objetivo.

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Estas líneas de acción surgen como respuesta tanto del conocimiento de la realidad como de la iluminación doctrinal. Fueron explícitamente aprobadas en la Asamblea Diocesana.

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Dichas líneas son verdaderos objetivos específicos, propuestas operativas que podrán dar claridad a las tareas pastorales de los diversos agentes e instituciones de la Arquidiócesis: personas, movimientos, grupos, secretarías,

seminario, parroquias, decanatos, casas de formación, etc. Estas líneas de acción implican un serio compromiso pastoral de todos los agentes y una evaluación periódica que permita revisar su aplicación.

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Nosotros, discípulos misioneros, porque queremos llegar a ser una Iglesia viva, fiel y creíble que se alimente en la Palabra de Dios y en la vida sacramental, especialmente de la Eucaristía, y responda a los signos de los tiempos, nos comprometemos a cumplir con las siguientes líneas de acción: 1. Consolidar procesos de formación orgánica, integral y permanente para presbíteros, consagradas, consagrados y laicos, a fin de hacer visible el Reino de Dios. a. Promoviendo una pastoral que atienda a los presbíteros en su vida y en el ejercicio de su Ministerio. b. Acentuando más, en los programas de formación para los laicos su responsabilidad cívica, política y económica. 2. Formar comunidades vivas y dinámicas de discípulos y misioneros que alimentados con la Palabra, por medio del ejercicio de la Lectio Divina, impulsen la acción misionera. 3. Promover una vida sacramental que tenga como centro la Eucaristía y se desarrolle en la comunión diocesana. 4.Impulsar la pastoral integral de la familia, del matrimonio y de la vida, valorando la dignidad de la mujer, así como la inclusión del hombre en la misión de la Iglesia, y de ambos en la sociedad. 5. Renovar nuestra opción por los adolescentes y jóvenes, acompañándolos en su formación, búsqueda de identidad y vocación.


La Iglesia En San Luis ANIMADA POR EL ESPÍRITU SANTO,TRANSMITE EL EVANGELIO DE LA VIDA

6. Promover las vocaciones a la vida sacerdotal y consagrada como peculiar modo de seguir a Jesucristo. 7. Renovar nuestra opción preferencial por los pobres, excluidos y migrantes, construyendo caminos de justicia, paz, reconciliación y solidaridad. 8. Trabajar por el bien común cuidando del medio ambiente y los bienes que hemos recibido. 9. Hacer mayor presencia en los medios de comunicación social para que los valores del Evangelio lleguen a más personas. 10.Promover, proteger y purificar la religiosidad popular para que la fe sea madura, fecunda y coherente.

2.4. ¿Quiénes y cómo vamos a concretizar estos proyectos en la Iglesia Potosina?

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En la Iglesia todos somos protagonistas, pues por el Bautismo y la Confirmación todos somos discípulos y misioneros, responsables de llevar la Buena Nueva con audacia, valentía y decisión, pero cada quien teniendo en cuenta sus diferentes carismas y encomiendas.

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El ser protagonista en esta tarea lleva consigo una auténtica conversión personal que se expresa en la conversión pastoral, en la disposición para entrar en procesos de formación per-

Queremos, de acuerdo con los dones y carismas propios, ser misioneros de Jesucristo con creatividad y audacia en todos los lugares de nuestra Arquidiócesis donde el Evangelio no ha sido anunciado o acogido. (315)

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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

manente y en la voluntad de hacer comunidad y de prestar un servicio generoso dentro y fuera de la misma.

315

Hoy, en este cambio de época, al igual que en Galilea, Jesús invita a participar en su misión de llevar la vida a todos. Nosotros los pastores, los consagrados y los laicos queremos responder a la llamada del Señor. En esta hora, ¡que nadie se quede con los brazos cruzados! Queremos, de acuerdo con los dones y carismas propios, ser misioneros de Jesucristo con creatividad y audacia en todos los lugares de nuestra Arquidiócesis donde el Evangelio no ha sido anunciado o acogido, especialmente en los ambientes más difíciles y marginados.

Conclusión

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La tarea es inmensa pero urgente. Escuchamos, una vez más el apremiante mandato del Señor que nos dice: “Vayan por todo el mundo y proclamen la buena noticia a toda criatura (...) Ellos salieron a predicar por todas partes, el Señor los asistía y confirmaba la palabra acompañándola con señales” (Mc 16,15.20).

S

e trata, nos dicen los Obispos latinoamericanos, de repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia la misión de la Iglesia, (DA 11)

318

Queremos hacer nuestras las palabras del Papa Juan Pablo II, al inicio del tercer milenio: “¡Caminemos con esperanza! Un nuevo milenio se abre ante la Iglesia como un océano inmenso en el cual hay que aventurarse, contando con la ayuda de Cristo (...) El mandato misionero nos invita a tener el mismo entusiasmo de los cristianos de los primeros tiempos” (NMI 58).

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Mantenemos viva la espiritualidad del camino. Tenemos la certeza de caminar bajo el dinamismo del Espíritu Santo que habita en la Iglesia y la guía por los senderos del mundo. Queremos escuchar lo que le dice a la Iglesia en San Luis Potosí. Nos conforta y acompaña la Virgen Santísima, perfecta discípula y primera misionera. En sus manos y en su corazón de Madre ponemos nuestro Cuarto Plan Diocesano de Pastoral.

317

Nos alienta el ejemplo de San Pablo, modelo de evangelizador, que decía a los Tesalonicenses: “Tanto amor les teníamos que ansiábamos entregarles, no sólo el Evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas” (1 Tes 2,8). Animados por este mismo amor, aceptamos dedicar la vida a la tarea de anunciar el Reino de Dios y ser una Iglesia llena de ímpetu y audacia evangelizadora, siguiendo las grandes tareas de la Misión Continental, “Misión que debe llegar a todos, ser permanente y profunda” (MF 5).

San Luis Potosí, S.L.P., mayo 31. Solemnidad de Pentecostés, de 2009, Año de San Pablo.


Objetivo General Para responder a estos imperativos a través de una Pastoral Orgánica y planificada que garantice resultados, y para potenciar la comunión eclesial, la Iglesia en San Luis Potosí se propone el siguiente objetivo general:

Recomenzar desde Cristo

FORTALECER UN PROCESO GRADUAL Y PERMANENTE DE EVANGELIZACIÓN Y FORMACIÓN, COMO DISCÍPULOS Y MISIONEROS DE JESUCRISTO, PARA QUE, CON ALEGRÍA Y ENTREGA GENEROSA, COMUNIQUEMOS VIDA Y ESPERANZA AL PUEBLO POTOSINO.


Lenosvirtud fieles de este Continente, de su bautismo,

estan llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo. Esto conlleva a seguirlo, vivir en la intimidad con Él, imitar su ejemplo y dar testimonio. (DI)


Apéndice

Ideas sobre la planeación pastoral 1. Pastoral planificada La pastoral planificada es la visión global que todo lo valora e impulsa creativa y coordinadamente. Es la vivencia concreta de lo que se llama “diocesaneidad”, es decir, vivir y actuar con un vivo sentido de diócesis, sentir con la Iglesia particular, tener a la Diócesis como un referente fundamental en las acciones evangelizadoras. La pastoral planificada hace que las personas, los ministerios, los movimientos apostólicos, las áreas de trabajo, las instituciones y toda clase de recursos humanos y económicos, se orienten hacia la edificación de la comunidad eclesial. Promueve el cambio necesario implicando al mismo tiempo, a las personas, las estructuras y los métodos. En este proceso pastoral se cifran muchas esperanzas. No hay que dejar las cosas a la espontaneidad, al solo carisma o ingenio individual. “El camino práctico para realizar concretamente las opciones pastorales fundamentales de evangelización es el de una pastoral planificada” (DP 1306-1307; DA 371). La necesidad actual de una pastoral planificada, se debe a que existen todavía prácticas que forman parte del paisaje pastoral habitual, tales como: la improvisación, el individualismo, la dispersión y la discontinuidad. En esta forma de organizar la pastoral, las decisiones nos comprometen a todos, es decir, deberá haber corresponsabilidad tanto moral como eclesial. En ella, se han de integrar las realizaciones y frutos con las ideas, experiencias y proyectos, pues

ahí se descubre un gran potencial para crear un futuro mejor. Para enfrentar toda clase de temores, fuerzas de resistencia y abrir nuevos horizontes a la buena nueva de la vida “asumimos la necesidad de una pastoral orgánica de la Iglesia como unidad dinamizadora para su eficacia permanente que comprenda entre otras cosas: principios orientadores, objetivos, opciones, estrategias, iniciativas prácticas, etc.” (DP 1222).

2. El Plan de Pastoral Un plan de pastoral siempre conlleva dolorosas renuncias pero proporciona un rumbo claro, una dirección definida. Ayuda a transformar la realidad presente, desde el futuro que deseamos e imaginamos. Se trata de ir anticipando y creando una historia nueva con lucidez, voluntad, corresponsabilidad, generosidad y decisión para que el cambio sea inaplazable. Es una proclamación de fe manifestada en términos pastorales. La marcha evangelizadora es fatigosa y con frecuencia se marchitan los ánimos o no se ven nítidamente los frutos, de ahí que sea necesario el riego vivificante y la humedad de la esperanza. La aplicación del Plan Diocesano de Pastoral implica: • Despertar la conciencia diocesana sobre la necesidad de un plan global de trabajo. • Elegir el método y tener conocimientos y criterios compartidos de planeación. • Preparar los conceptos pastorales compartidos, el lenguaje común

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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

pastoral y las técnicas de programación. • Asumir las características del rostro de una Diócesis viva y dinámica que cree, se santifica, ama, sufre, se compromete y espera en su Señor. La pregunta es obvia: ¿Cuál pastoral para cuál diócesis?

3. Dificultades que enfrenta un proyecto pastoral A. En la planeación y programación Las distintas maneras de vivir la acción pastoral está sujeta a una manera muy particular de concebir la Iglesia y, por lo mismo, el servicio que se pueda prestar. Vivir una auténtica actitud de pobreza oblativa es costoso pero hermoso y necesario. • Pasivismo: sin una definición clara es muy difícil una planeación realista y objetiva, que puede estar propiciado por prejuicios personales o de grupo. • Activismo: que se manifiesta por la vida saturada de trabajos y que entorpece la creatividad pastoral. • Instalación o estancamiento pastoral que se tiene por temor al riesgo, o bien, por intereses creados. B. En la aplicación La aplicación del Plan de Pastoral puede enfrentar dificultades de diferente índole, como: • La actitud de quienes ignoran que ha sido elaborado con la colaboración de un gran número de agentes de pastoral, de todos los ámbitos de la Iglesia y que por lo tanto es un espacio de convergencia y corresponsabilidad. • El hecho de que no siempre se mira como la expresión de una comunidad que manifiesta un estilo peculiar de vivir

la Historia de salvación y que por lo tanto, todo plan privilegia algunos elementos pastorales que juzga más oportunos para la transmisión del Evangelio. • Algunos olvidan que el Plan de Pastoral refleja y expresa la sensibilidad y la libertad de quienes fueron dando forma a las inquietudes y sugerencias; aportaciones que llegaron de todos los ámbitos donde se hizo consulta para este fin. • Algunos pudieran considerar el Plan sólo como un instrumento eficaz de trabajo, como una estrategia para una acción organizada que permitirá resultados; olvidando que un plan es mucho más que eso: es un ejercicio inteligente de una comunidad que quiere ser dócil a las mociones del Espíritu para realizar mejor la tarea que tiene la Arquidiócesis. Se puede olvidar que cuando se habla de Plan de Pastoral, se habla del factor FE. Los elementos de la fe son los que le dan la “corriente trascendente”, que viene del Espíritu de Dios; que viene del móvil supremo de todo Plan de Pastoral: el servicio a la evangelización; el anuncio y la implantación del Reino de Dios; cambio de la realidad de acuerdo a los criterios del Evangelio.

4. Espiritualidad del Plan Diocesano de Pastoral La espiritualidad es una interpelación a la conversión permanente, personal y pastoral, que se traduce en la realización de una vocación: valores que manejamos y privilegiamos; profundidad de las relaciones. Es una encarnación del misterio de la Iglesia; un estilo de ser, de vivir, y de pertenecer a ella. Es una ascesis cristiana que supone buscar juntos, es decir, trabajar en comunión. Pide renunciar a posturas personales que


Apéndice entorpecen la obra del Señor. Supone participar según lo que cada uno puede aportar. Nos somete constantemente a la escuela del Espíritu de Dios; que lleva a un ejercicio laborioso de eclesialidad y de fraternidad para reconocer otros carismas; implica aceptar evangélicamente la diversidad y pluralidad buscando siempre la unidad. La espiritualidad del plan exige estar en sintonía con el tiempo que vivimos, con la realidad, con los signos de los tiempos, con la inculturación del Evangelio; pues, sólo estando en esta dimensión trascendente, es como todo plan puede ser eficaz en el esfuerzo por hacer crecer el Reino de Dios y sólo así suscitará y alentará la oración que lo debe acompañar siempre. Es por eso que la Lectio Divina es nutriente fundamental e indispensable para conservar vivo y activo al Plan de Pastoral. En el Evangelio se encuentran unas palabras misteriosas que Jesús dice a Pedro: “Otro te conducirá” (Jn 21,18). Estas palabras bien pueden resumir la espiritualidad del Plan de Pastoral, ya que deben tocar el corazón de cada discípulo misionero: sacerdote, consagrado, consagrada, laico, laica, y fueron pronunciadas

para ofrecer nuevos caminos por los que podamos dejar de lado cualquier tipo de resistencias y seguir imitando el humilde camino de Jesús. Él mismo fue conducido por Otro. El Plan de pastoral invita a tener los brazos extendidos, como Pedro, para escoger el camino de la comunión fraterna diocesana; brazos extendidos que aman tan profundamente a Cristo que están preparados para seguirlo a donde los guíe, así sea por los complicados métodos y empinados caminos de la planeación pastoral, dejándose conducir por ese Otro que es el Espíritu Santo; brazos orantes que dan dimensión de fe a la planeación pastoral y que generan confianza. Brazos y corazones hechos de esperanza, valor y perseverancia en la fidelidad. Aparecida dice: “¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! No hemos de dar nada por presupuesto y descontado. Todos los bautizados estamos llamados a “recomenzar desde Cristo”, a reconocer y seguir su Presencia, con la misma realidad y novedad, el mismo poder de afecto, persuasión y esperanza, que tuvo su encuentro con los primeros discípulos a las orillas del Jordán, hace 2000 años” (nn. 548 y 549).

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Indice Tematico AA

Acompañamiento Acontecimiento Alegría Amor

249, 282 9,10,145,158,187,209,212,228,232,242 189,214,248,253,264,287,299 21,58,106,115,128,135,147,153,155,158,174,197,198,200,203,204, 222,225,238,242,244,248,264,275,285,286,287,291,317 Amor de Dios 147,238,286 Ardor 214,229,250 Asociación/es 142,272,282

BB

Bautismo Bautizado/s Bienes Bien común Bienestar Búsqueda/s

194,247,313 192,216 52,141,291,312 48,71,77,312 3,60,87,99 11,98,188,201,216,301,312

CC

Calidad 77,81,92,93,111,299 Cambio de época 2,44,234,315 Camino/s 4,17,22,23,24,25,35,78,112,143,147,149,150,154,158,162,167,170, 171,172,173,174,185,187,188,197,199,203,205,220,222,223,228, 242,243,263,270,300,312,319 Carisma/s 7,28,178,217,264,280,297,313,315 Catequesis 16,23,116,117,127,133,142,161,293 Celebración 27,241,242,243,244,280,294,295,296,298 Cercanía 198,202,242,294 Compromiso/s 2,48,54,132,135,136,185,193,196,201,213,215,244,290,294,311 Comunicación 3,45,50,59,62,99,105,114,134,135,312 Comunidad/es 14,25,27,44,68,73,74,75,77,78,80,82,84,88,89,95,100,104,105,106, 112,113,118,119,133,134,144,152,177,178,183,184,201,204,209, 212,213,215,216,231,234,236,238,239,242,245,254,259,272,273, 280,281,286,287,289,293,296,301,305,312,314 Comunidad eclesial 204,209,254 Comunión 13,14,15,24,27,28,129,142,147,156,189,207,208,209,211,214,215, 217,218,221,238,239,240,241,243,251,262,265,271,273,277,278, 279,288,298,308,312 Confianza 80,82,134,202 Confirmación 247,313 Conversión 150,153,169,189,190,199,200,201,202,203,211,215,251,254,307,314 Conversión pastoral 220,233,234,235,236,268,314 Creatividad 128,315 Crecimiento 58,88,91,107,133,142,283 Crisis 70,72,135 Cristo 4,5,21,23,25,28,131,147,149,153,154,157,158,167,169,175,178,180, 181,182,184,185,187,189,190,192,198,200,203,205,207,208,211,212 ,213,214,215,216,218,219,220,221,222,223,225,229,231,232,236, 238,242,245,246,247,248,251,253,255,257,266,273,274,279,287,288


Indice Tematico 290,297,298,300,301,303,306,307,318 Criterio/s 3,27,142,184,185 Cultura/cultural 2,31,43,44,45,48,51,76,78,89,97,112,124,125,127,185,234,247,269, 280,284,290,301

DD

14,84,89 54,55,77,83,97,99,100,103,106,121 46,291 27,95,106,165,250,269,294 63,72,103,153,185,188,307,312 133,298,319 1,5,6,7,8,9,10,11,12,14,15,16,27,29,34,43,44,56,127,142,144,216, 220,229,230,232,237,241,249,262,272,274,276,278,301,306,309, 311,315 Discípulo/s 4,144,146,153,158,160,165,169,170,171,172,173,174,181,185,187, 189,190,193,194,195,196,198,203,204,205,207,208,213,218,222,232 ,236,242,245,247,248,249,250,251,253,255,256,259,260,269,275, 279,281,292,296,297,301,306,307,312,313 Diversidad 178,280 Docilidad 250,273

Derechos humanos Desarrollo Desigualdad/es Diálogo Dignidad Dinamismo Diócesis/Arquidiócesis

EE

Eclesial/es 14,32,34,104,112,191,202,204,209,236,237,241,243,254,272,289, 304,308 Economía 45,87,100,269 Educación 45,50,52,58,71,90,91,92,93,95,96,98,119,127,142,280, Encuentro 4,21,23,27,35,38,117,153,154,158,162,164,166,167,168,187,188, 190,191,192,194,196,197,200,203,210,211,212,215,216,220,230, 231,232,248,251,254,274,287,293,307 Encuentro con Jesucristo 35,158,190,196,197,220 Época 1,2,44,48,138,185,234,315 Equipo 13,14,15,20,28,29,33,36,39,40,41,42,79,271,272,281,282 Escuchar 189,221,235,268,275,319 Esperanza 4,22,38,44,98,160,214,220,223,243,248,275,287,318 Espíritu Santo 26,43,147,194,200,207,214,223,263,266,274,285,287,288,292,293, 297,319 Espiritualidad 22,23,25,115,196,197,206,239,250,258,273,274,319 Estado 51,56,64,79,107 Estilo de vida 156,193,204,206 Estructuras 15,142,216,232,233,234,237,239,243,281,291,307 Eucaristía 24,26,127,133,157,197,204,208,219,241,242,243,244,245,246,261, 294,300,312 Evangelio 5,9,24,31,32,137,139,147,150,152,168,170,176,180,181,187,190, 202,210,219,220,223,225,247,267,284,291,299,301,305,312,315,317 Evangelización 13,15,112,129,130,159,168,176,180,249,269,297,305 Experiencia 10,14,35,124,164,167,169,182,188,191,197,204,208,209,212,238,24 8,253,264,279,287,306

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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

FE

Familia 27,48,50,52,55,59,65,67,72,90,94,95,97,98,99,102,105,114,128,129, 132,140,158,209,312 132,140,158,209,312 Fe 7,25,43,44,58,102,114,118,119,124,125,133,142,145,150,154,158, 167,174,177,183,184,189,193,194,200,207,209,219,225,237,238, 242,245,247,249,254,260,280,283,292,293,294,298,307,312 Fe catรณlica 142,226 Felicidad 3,300 Fidelidad 21,158,182,198,231 Formaciรณn 7,16,26,39,53,54,55,58,106,115,116,117,118,119,125,142,165,166, 190,251,252,253,256,267,269,271,273,274,275,282,283,301,307, 311,312,314 Fraternidad 98,156

GG

Globalizaciรณn 30,44,45,46,69,138,186 Grupo/s 7,23,29,33,60,68,76,86,128,129,130,135,142,181,281,311

HH

Hedonismo 44,138 Hijo 1,144,147,154,160,162,194,206,288,289,297 Humildad 49,294

II

Iglesia/s 5,9,10, 11, 13, 15, 16, 17, 19, 21, 22, 24, 26,27,28, 29, 30, 31, 43, 49, 54, 57, 58, 76, 82, 104, 112,113, 114, 116, 118, 119, 120, 121, 122, 123, 128, 129, 130, 132, 133, 136, 137, 139, 142, 143, 144, 145, 152,153, 156, 157, 158, 161, 170, 174,187, 190, 192, 202, 206, 207, 209, 210, 211, 212, 213, 215,218,220,223, 224, 225, 226, 228, 229, 231, 233, 234, 235, 238, 239,240, 241, 242,243,245,252, 253,256,257, 265, 267, 268, 270,272,274, 278,279,280, 285,286, 287, 288, 289,292, 293,295,296,297,298,306,307,308,312,313,317, 318, 319 Impulso 15,27,179,182,250 Inculturaciรณn 31 Individualismo 2,44,48,72,105,106,138 Injusticia/s 46,69,70,110,139 Inspiraciรณn 23,226 Intelectual 173,274 Itinerario 32,170,171,255

JJ

Jesucristo 35, 143,145, 147, 150, 153, 154, 158, 163, 165 166, 169, 170, 171, 174, 175, 177, 179, 181, 182, 185, 188,189, 190, 192, 193, 195, 196, 197, 198, 200, 202, 203, 204, 206, 207, 209, 214, 217,220, 223, 225, 227, 230, 232, 236,245,254,255,256,259,274,275,281, 286,288,289,293,296, 301,308,312,315


Indice Tematico Jóvenes 57,59,61,64,67,68,88,94,100,101,112,114,116,118,123,125,130, 132,140,142,312

LL

Laicos 1,9,12,14,15,23,26,28,29,39,42,115,128,129,134,135,142,235,245, 267,268,269,270,282,312,315 Libertad 2,155,167,200,203,210,299

MM

Maestro María Matrimonio Mentalidad Método/s Migrantes Ministerio/s Misión

Misionero/s Modelo Movimiento/s Muerte Mujer/es Mundo

171,172,205,236,237,255,259,274,286,294 8,153,154,155,156,157,158,159,160,189,190,275,306 54,55,56,57,118,140,312 26,30,31,50,67,200 93,205,293,301 75,102,120,312 12,17,28,150,177,217,245,257,258,261,262,280,281,297,312 5,9,29,146,147,173,175,187,189,190,191,193,198,210,211,212, 213,214,216,217,221,223,228,231,242,243,247,248,249,251,252, 253,254,265,287,288,292,299,307,312,315,318 4,14,28,29,142,144,153,183,193,204,205,213,214,215,217,218, 229,232,236,242,245,247,249,250,251,253,255,269,275,279,281, 286,296,297,306,307,308,312,313,315,318 51,55,93,153,157,218,234,236,241,274,317 12,76,128,142,169,272,280,281,282,311 48,65,86,102,112,152,153,169,170,198 51,60,64,72,100,101,105,153,154,185,222,232,312 2,10,47,69,71,159,160,212,224,225,243,248,253,257,269,282, 289,297,301,316,319

NN

Niño/s 14,53,54,59,90,96,99,100,112,121,123,130,132

OO

Obispo/Arzobispo 1,9,10,12,13,17,18,23,25,32,36,41,155,201,226,235,259,265,271,27 Objetivo 7,278 Opción 13,19,21,270,301,302,304,305,308,309,311 14,16,19,55,250,251,252,273,305,312

PP

Padre/s 50,51,52,53,54,58,75,94,95,98,99,114,129,132,146,147,150,153, 156,175,190,194,195,198,206,207,211,263,265,275,286,288,290,293 Palabra/s 129,147,154,162,166,177,183,187,189,192,202,204,219,221,224, 243,244,245,247,259,260,279,281,282,289,292,293,294,298,299, 300,312,316,318 Palabra de Dios 26,128,136,155,197,254,260,273,292,293,307,312 Parroquia/s/l/les 12,14,15,16,23,25,27,29,30,33,34,37,38,39,101,104,112,113,115, Pastoral/es 117,124,126,127,129,135,142,268,276,277,279,280,281,282,283,311

99


100

PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

117,124,126,127,129,135,142,268,276,277,279,280,281,282,283,311 Pastoral/es 5,9,10,11,12,13,14,15,16,17,18,19,20,23,25,26,27,28,30,31,32,35, 41,43,57,58,76,101,104,115,119,121,126,129,132,133,135,136,139, 140,142,172,215,220,233,234,235,236,237,239,258,261,262,268, 270,271,272,273,274,276,277,278,280,281,282,296,301,303,304, 305,308,309,311,312,314,319 Pastoral familiar 57,132, Pastoral orgánica 15,217,258,276,301,308 Pastoral social 14,104 Pastoral universitaria 139 Pastoral vocacional Ver vocación Pentecostés 214,223,319 Persona/s 3,21,44,48,49,50,53,55,57,58,59,62,63,65,66,68,73,75,76,77,79, 80,84,89,90,91,93,97,100,105,106,114,116,118,119,120,121,122, 123,128,129,134,142,143,144,145,146,148,153,158,163,164,185, 188,190,191,192,196,200,201,202,204,205,212,223,231,232,233, 238,239,245,254,255,264,273,274,281,283,287,289,293,298,301, 305,307,311,312,314 Plan/es 9,12,13,17,19,20,21,22,23,24,25,27,32,43,115,121,129,151,215,220, 233,254,270,271,272,303,319 Pobreza 69,71,97,139,143,202 Política 9,45,87,88,269,312 Presbiterio 39,43,256,258 Presbítero/s 9,42,129,135,172,235,257,258,259,260,261,262,273,312 Presencia 1,7,85,113,130,151,162,173,210,242,243,266,267,312 Proceso 20,36,46,47,116,125,142,153,156,165,170,171,173,176,185,189, 190,199,200,201,237,251,254,256,274,305,307,308,312,314 Proceso de formación 125,165,251,256 Programa/s 48,80,93,121,130,212,232,237,272,283,302,303,304,309,312 Proyecto/s 23,33,77,156,207,212,217,219,237,271,274,275,276,280,290,296, 301,312 Proyecto del Padre 156,275,290 Pueblo/s 1,4,16,29,46,47,49,87,89,90,97,102,125,158,211,219,222,237,238, 242,245,249,257,258,268,275,308, Pueblo de Dios 211,219,242,257,268,275

RR

Reconciliación 127,134,201,204,222,294,312 Reino 6,29,128,144,150,151,152,175,191,198,207,222,232,234,235,243, 247,251,266,290,312,317 Reino de Dios 128,150,243,266,290,312,317 Reino de vida Ver vida Religiosidad Popular 26,31,124,125,142,249,312 Renovación 191,236,237,267,281 Respeto 52,53,89,105,106,114,118,134 Rostro 21,22,146,147,148,233,236


Indice Tematico 101

SS

Sacramento/s 5,27,117,127,132,134,142,208,218,219,242,254,295,297,298,300, 307 Salvaci贸n 151,157,162,288 Santo/s 11,148,206 Seguimiento 115,129,154.190.191,198,200,229,254,255 Seminario 25,39,42,142,273,274,311 Ser humano 2,155,185,187,199 Servicio 21,28,36,39,77,78,79,90,127,139,160,180,184,192,210,217,219, 222,225,235,250,254,256,259,264,271,273,280,281,282,284,291, 297,298,303,307,314 Sexualidad 48,53,54 Signo/s 21,27,31,44,151,178,207,218,243,268,273,312 Signos de los tiempos 21,44,268,312 Sociedad 19,47,54,55,70,89,91,114,123,185,186,193,210,216,219,251,264, 265,269,301,312 Solidaridad 24,30,35,69,72,104,105,120,124,138,158,211,264,289,294,312,

TT

12,16,283 198,211,266 24,119,128,129,136,182,187,188,214,248,257,279,294,297,301 12,27,33,35,36,65,68,72,73,74,76,101,113,121,132,133,135,230, 240,250,301,302 Transformaci贸n 164,174,193,204,269 Trascendencia 20,36,67,140,188 Trinidad 197,211,218,244 Teolog铆a Testigo/s Testimonio/s Trabajo

UU

Unidad 27,38,77,83,124,129,133,178,218,241,243

VV

Valor/es 4,46,50,53,72,75,89,91,93,102,105,114,117,118,121,140,185,201, 249,253,291,301,312 Verdad 2,4,143,149,155,163,187,188,203,205,244,266,287,300 Vida 3,4,16,19,24,26,31,33,39,43,45,46,49,50,53,58,61,77,93,98,100, 104,113,117,121,123,128,129,132,143,144,145,146,147,149,151, 153,156,163,167,169,177,184,185,187,188,190,191,192,193,194, 195,197,198,199,200,203,204,205,206,210,211,213,214,216,217, 219,220,221,222,223,225,226,228,229,230,232,234,235,237,242, 243,245,247,250,254,255,257,258,261,262,263,264,265,267,269, 273,278,286,287,288,289,290,291,292,293,295,296,297,298, 299,300,301,303,306,308,312,315,317 Violencia 51,59,66,89,97,140 Vocaci贸n 135,152,153,274,296,297,312


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Glosario 1. Bienes materiales: aquellos que se experimentan por los sentidos y son un apoyo decisivo para satisfacer las necesidades básicas. 2. Cambio de época: una situación nueva, resultado de una serie de factores que han alterado radicalmente el modo de pensar y de vivir del hombre y su comunidad. El documento de Aparecida ejemplifica así: se desvanece la concepción integral del ser humano, su relación con el mundo y con Dios (DA 44). Se originan así nuevas situaciones, retos y oportunidades para la creatividad pastoral. 3. Carismas: dones con los que el Señor ha favorecido a una persona, en virtud de un servicio que le invita a realizar a favor de la comunidad. 4. Catequesis: es la educación ordenada y progresiva de la fe, con un proceso dinámico, gradual y permanente, que lleve a una mayor conversión. 5. Comunidad eclesial: dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano expresa la pertenencia a una comunidad concreta en la que podemos vivir una experiencia permanente de discipulado y de comunión con los sucesores de los Apóstoles y con el Papa (DA 156). 6. Conversión pastoral: disponibilidad para escuchar con atención y discernir lo que el espíritu está diciendo a las iglesias a través de los signos de los tiempos en los que Dios se manifiesta (DA 366) y actuar en consecuencia. Hacer de la comunión y de la participación un principio educativo para los agentes de pastoral. Abandonar las estructuras caducas de la Iglesia y crear aquellas que favorezcan su quehacer misionero.

7. Curia: equipo de trabajo que ayuda al Obispo muy de cerca en la conducción pastoral de la Iglesia. 8. Derechos humanos: los que son inherentes a la dignidad humana y necesarios para el libre desarrollo de la personalidad. Conjunto de prerrogativas (y de leyes a favor de un individuo) inherentes a la naturaleza de la persona, cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurídicamente organizada. Estos derechos, establecidos en la Constitución y en las leyes, deben ser reconocidos y garantizados por el Estado (Comisión Nacional de Derechos Humanos, México). 9. Desarrollo: evolución progresiva de una economía hacia mejores niveles de vida. 10. Dignidad: su más alta razón está en la vocación del hombre. Tiene en Dios su fundamento. Base del respeto de sí mismo y de los semejantes. 11. Espiritualidad: vivir de acuerdo al Espíritu de Cristo (cf. Rm 8,1-27). 12. Economía: actividad destinada a procurar los bienes necesarios para satisfacer las necesidades materiales del hombre; está subordinada a los valores del espíritu que presiden toda la vida personal y social. 13. Globalización: fenómeno reciente que permite que el flujo de información, de capitales, de influencias políticas y hasta de delincuencia, por encima de las barreras nacionales, debido al progreso de las técnicas de comunicación.


103 14. Hedonismo: corriente de pensamiento que proclama el placer como fin de la vida. 15. Inculturación: proceso conducido desde el Evangelio hasta el interior de cada pueblo y comunidad, con la mediación del lenguaje y símbolos apropiados, a juicio de la Iglesia. 16. Kerigma: primer anuncio que recibe la comunidad primitiva: Cristo muerto y resucitado. El kerigma evangélico primer anuncio lleno de ardor que un día transformó al hombre y lo llevó a la decisión de entregarse a Jesucristo por la fe (cf. CT 25). 17. Laico: “con el nombre de laicos —así los describe la Constitución Lumen Gentium— se designan aquí todos los fieles cristianos a excepción de los miembros del orden sagrado y los del estado religioso sancionado por la Iglesia; es decir, los fieles que, en cuanto incorporados a Cristo por el Bautismo, integrados al Pueblo de Dios y hechos partícipes a su modo del oficio sacerdotal, profético y real de Cristo, ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano en la parte que a ellos les corresponde” (15). El que en la Iglesia pertenece a los fieles no sacerdotes. Llamado a iluminar con su presencia los diversos ambientes que hay en el mundo. 18. Lectio Divina: es la lectura orante de la Palabra de Dios. Se realiza asimilando el seguimiento de cuatro pasos: leer, meditar, orar y contemplar. 19. Magisterio: la enseñanza del Papa y de los obispos (en comunión con el Papa), por la que transmiten e interpretan para el Pueblo de Dios la Revelación de Dios.

20. Ministerio: servicio que realiza el bautizado en la Iglesia, para ayudar a la extensión del Reino de Dios. Se le confía de acuerdo a sus propios carismas y a las necesidades de la comunidad. 21. Opción por los pobres: evangelizar a los pobres fue para Jesús uno de sus signos mesiánicos y debe ser también para la Iglesia signo de autenticidad evangélica. (La opción por los pobres)…tiene como objetivo el anuncio de Cristo Salvador que los iluminará sobre su dignidad, los ayudará en sus esfuerzos de liberación de todas sus carencias y los llevará a la comunión con el Padre y los hermanos… (Juan Pablo II, Alocución obreros Monterrey 8. AAS LXXI, p. 244; DP 1153). 22. Pastoral orgánica: cuando la variedad de carismas, ministerios, servicios y organizaciones se orientan en un mismo proyecto misionero para comunicar vida en el propio territorio diocesano (DA 169). 23. Plan de Pastoral: proyecto de trabajo eclesial realizado en comunión, para vivir mejor nuestro ser de hijos de Dios y extender con mayor eficacia el Reino de Dios. 24. Religiosidad popular: expresiones particulares de búsqueda de Dios y expresión de fe (EN 48), vivida preferentemente por el pueblo sencillo, que constituye una escuela de espiritualidad. 25. Solidaridad: adhesión fraterna al otro en las diferentes circunstancias, sobre todo, cuando se encuentra atribulado. 26. Teología: es la tarea que realiza la Iglesia local de pensar su fe y de interpre-


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PLAN DIOCESANO DE PASTORAL

tarla de cara a un contexto propio que le interpela. Por este motivo el teólogo sólo es concebido como un creyente y dentro de una comunidad eclesial. 27. Trascendencia: apertura hacia los bienes superiores espirituales. Capacidad que tiene el hombre para entrar en relación con Dios. El hecho antropológico fundamental es que el ser humano remite

siempre más allá de sí mismo, hacia algo que no es él, hacia algo o hacia alguien, hacia un sentido. El ser humano se realiza a sí mismo en la medida que se trasciende. 28. Vocación: inspiración con que Dios llama a algún estado e incluye una misión.

San Luis Rey, Patrono de la Iglesia Potosina. Ruega por nosotros


Datos estadísticos LA ARQUIDIÓCESIS DE SAN LUIS POTOSÍ. Fue erigida como DIÓCESIS el 31 de agosto de 1854 por S.S. Pío IX, mediante la Bula “Constituidos sin mérito alguno”, ejecutada el 22 de abril de 1855; y como ARQUIDIÓCESIS el 5 de noviembre de 1988, por S. S. Juan Pablo II, mediante la Bula “Nihil optabilius nihilque iucundius” y ejecutada el 17 de enero de 1989. La superficie de la Arquidiócesis es de 19 428 kilómetros cuadrados, comprendiendo 20 municipios completos, la mayor parte de Villa de Ramos y algunas comunidades de San Luis de la Paz. De acuerdo a cifras del INEGI, los habitantes que engloba el mencionado territorio, en el año 2000 eran 1326150; cifra que para el año 2005 llegó a 1423564. De acuerdo a estimaciones, con la actual tasa de crecimiento, para el año 2010, la Arquidiócesis tendrá una población de 1526000 habitantes, aproximadamente; de los cuales se estima un 94 % de católicos. Los Pastores que la han guiado desde su fundación son los siguientes Sr. D. Pedro Barajas y Moreno (1855 -1868) Sr. D. Manuel del Conde Blanco (1870 -1872) Sr. D. Nicanor Corona Elizarrarás (1873 -1883) Sr. D. Ignacio Montes de Oca y Obregón (1885 -1921) Sr. D. Miguel María de la Mora Mora (1922 -1930) Sr. D. Guillermo Tritschler y Córdova (1931 -1941) Sr. D. Gerardo Anaya y Diez de Bonilla (1942 -1958) Sr. D. Luis Cabrera Cruz (1958 -1967) Sr. D. Estanislao Alcaraz y Figueroa (1968 -1972) Sr. D. Ezequiel Perea Sánchez (1973 -1986) Sr. D. Arturo A. Szymanski Ramírez (1987 -1999) Sr. D. Luis Morales Reyes, actual Pastor de nuestra Arquidiócesis. Nombrado Arzobispo de San Luis Potosí, por el Santo Padre Juan Pablo II, el 20 de enero de 1999; toma posesión el 18 de marzo del mismo año. ESTRUCTURAS DIOCESANAS A nivel diocesano se encuentran los siguientes organismos de servicio Cabildo de Catedral Vicario General Consejo de Consultores Consejo de Órdenes Sagradas Vicario Episcopal de Zona Vicaría Episcopal para la Vida Consagrada Vicaría Episcopal de Pastoral Cancillería Tribunal Eclesiástico Secretaría de Administración Económica Apoderado Legal y Relaciones Iglesia-Estado Consejo Presbiteral Comisión de Límites Parroquiales Comisión de Formación Permanente del Clero

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106 Datos estadísticos Consejo de Decanos Escuela Arquidiocesana de Teología Seminario Guadalupano Josefino Comisiones de Pastoral 1. COMISIÓN DIOCESANA PARA LA PASTORAL PROFÉTICA integrada por las dimensiones: Catequesis, Biblia, Misiones, Educación, Cultura y Medios de Comunicación.

3. COMISIÓN DIOCESANA PARA LA PASTORAL SOCIAL integrada por las dimensiones : Pastoral Social, Cáritas, Campesinos, Indígenas, Pastoral de la Salud, Pastoral Penitenciaria y Movilidad Humana, Derechos Humanos.

2. COMISIÓN DIOCESANA PARA LA PASTORAL LITÚRGICA integrada por las dimensiones: Liturgia, Música Sacra, Arte Sacro, Religiosidad Popular, Santuarios, Bienes culturales de la Iglesia y Congresos Eucarísticos.

4. COMISIÓN DIOCESANA PARA VOCACIONES, MINISTERIOS Y AGENTES DE PASTORAL integrada por las dimensiones: Pastoral Vocacional, Seminario, Clero, Vida Consagrada, Diaconado Permanente, Ministerios laicales, Familia, Juventud y Laicos.

En la Arquidiócesis ejercen su ministerio el siguiente número clérigos 203 Sacerdotes diocesanos (sin considerar 14 que radican fuera de la Arquidiócesis) 50 Sacerdotes religiosos 12 Sacerdotes extra diocesanos 10 Diáconos Permanentes 1 Diácono transitorio La Arquidiócesis cuenta con 102 parroquias (55 en la Ciudad Episcopal y 47 en la Foranía), 7 capellanías con funciones de parroquia y 19 templos con atención sacerdotal permanente, todo ello, organizado en 16 Decanatos: 7 en la Ciudad conurbada San Luis - Soledad y 9 en lo que se ha llamado la foranía. EL SEMINARIO MAYOR CUENTA CON 95 ALUMNOS 69 De la Arquidiócesis (42 estudiantes de teología y 27 de filosofía) 21 Extradiocesanos (20 de Ciudad Valles y 1 de Matehuala) 5 Discípulos de Jesús El Curso Introductorio cuenta con 19 alumnos El Seminario Menor (Bachillerato) cuenta con 37 alumnos: 16 en primer año, 13 en segundo y 8 en tercero. DATOS DEL SECTOR RELIGIOSO Y MOVIMIENTOS LAICALES En la Arquidiócesis prestan su servicio 10 Institutos Religiosos Masculinos con un total de 50 sacerdotes y 47 Congregaciones Femeninas, agrupando un poco más de 500 religiosas. En cuanto a los organismos laicales, el Consejo Arquidiocesano de Laicos agrupa un total de 35 Movimientos.


IGlesia Potosina: casa y escuela de comuni贸n

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EXPLICACIÓN DEL ORGANIGRAMA DE LA ARQUIDIÓCESIS

IGLESIA POTOSINA, CASA Y ESCUELA DE COMUNIÓN En comunión con el espíritu del documento conclusivo de Aparecida, de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Aparecida, Brasil, en mayo de 2007, así como buscando la comunión con la estructura propuesta en la Conferencia del Episcopado Mexicano, nuestra Arquidiócesis propone y asume esta nueva organización, que nos invita a poner el vino nuevo en odres nuevos y hacer frente a las transformaciones sociales y culturales que presentan nuevos desafíos para nuestra Iglesia, en su misión de construir el Reino de Dios. A partir de la autoridad de Gobierno del Señor Arzobispo y la coordinación de los diferentes organismos diocesanos, queremos alcanzar una vida en comunión con los presbíteros, consagrados y consagradas, así como quienes participan en la vida laical, tanto en las parroquias como en los decanatos. Hemos optado por concentrar el trabajo diocesano en cuatro grandes comisiones generales, que además compartimos ya en este momento con nuestra Provincia Eclesiástica integrada por las diócesis de San Luis Potosí, Zacatecas, Ciudad Valles y Matehuala. Estas cuatro comisiones están integradas por diferentes dimensiones: 1. COMISIÓN DIOCESANA PARA LA PASTORAL PROFÉTICA Integrada por las dimensiones de Catequesis, Biblia, Misiones, Educación, Cultura y Medios de Comunicación.

2. COMISIÓN DIOCESANA PARA LA PASTORAL LITÚRGICA Integrada por las dimensiones de Liturgia, Música Sacra, Arte Sacro, Religiosidad Popular, Santuarios, Bienes culturales de la Iglesia y Congresos Eucarísticos. 3. COMISIÓN DIOCESANA PARA LA PASTORAL SOCIAL Integrada por las dimensiones de Pastoral Social, Cáritas, Campesinos, Indígenas, Pastoral de la Salud, Pastoral Penitenciaria y Movilidad Humana, Derechos Humanos. 4. COMISIÓN DIOCESANA PARA VOCACIONES, MINISTERIOS Y AGENTES DE PASTORAL Integrada por las dimensiones de Pastoral Vocacional, Seminario, Clero, Vida Consagrada, Diaconado Permanente, Ministerios laicales, Familia, Juventud y Laicos. Con esta organización lograremos mejores servicios en nuestra Iglesia Potosina, alcanzaremos una comunión más sólida, que encarne el Evangelio de Jesucristo en todos los sectores de la sociedad, que los agentes de pastoral actúen unidos en un trabajo de equipo y que de esta manera todas las tareas pastorales se realicen en forma efectiva, afectiva, armónica y complementaria, orientadas a un fin común: el anuncio del Reino de Dios.


Siglas

AA Apostolicam Actuositatem, Decreto del Concilio Vaticano II sobre el Apostolado de los Seglares AE Anuario Estadístico CCE Catechismus Catolicae Ecclesiae, Catecismo de la Iglesia Católica CDSI Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia CEM Conferencia del Episcopado Mexicano, Carta Pastoral, Del Encuentro con Jesucristo a la Solidaridad con Todos. CT Catechesi Tradendae, Exhortación Apostólica de su Santidad Juan Pablo II sobre la Catequesis en nuestro tiempo ChD Christus Dominus, Decreto del Concilio Vaticano II sobre el Oficio Pastoral de los Obispos ChFL Christifideles Laici, Exhortación Apostólica sobre Vocación y Misión de los Laicos en la Iglesia y en el Mundo DA Documento de Aparecida, Documento Conclusivo de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano celebrada en Aparecida, Brasil DI Documento de Aparecida, Discurso inaugural MF Documento de Aparecida, Mensaje final DEA Directorio para la Administración de los Sacramentos DMVP Directorio para el Ministerio y Vida de los Presbíteros DP Documento de Puebla, Documento Conclusivo de la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano celebrada en Puebla, México DS Directorio Diocesano para la Celebración de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana DV Dei Verbum, Constitución del Concilio Vaticano II sobre la Divina Revelación EE Ecclesia de Eucharistía, Encíclica de Su Santidad Juan Pablo II sobre la Eucaristía en su relación con la Iglesia EN Evangelii Nuntiandi, Exhortación Apostólica acerca de la Evangelización en el Mundo Contemporáneo

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110 GS Gaudium et Spes, Constitución del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia en el Mundo Actual HS Humanae Salutis, Constitución Apostólica para convocar el Concilio Vaticano II IA Ecclesia in America-Iglesia en América, Exhortación Apostólica Postsinodal sobre el encuentro con Jesucristo Vivo, camino para la conversión, la comunión y la solidaridad en América INEGI Instituto Nacional sobre Estadística, Geografía e Informática IPVI Insegnamenti di Pablo VI, 29. XI 1972 LG Lumen Gentium, Constitución Dogmática del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia MND Mane nobiscum Domine-Quédate con nosotros Señor, Carta Apostólica para el año de la Eucaristía NMI Novo Millennio Ineunte-Al comienzo del Nuevo Milenio, Carta Apostólica al concluir el gran Jubileo del Año 2000 PDP Plan Diocesano de Pastoral PGC Plan Global de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano PNUD Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo RH Redemptor Hominis, Carta Encíclica sobre Jesucristo Redentor del Hombre, de Su Santidad Juan Pablo II, al principio de su Ministerio Pontifical RMi Redemptoris Missio, Carta Encíclica de Su Santidad Juan Pablo II, sobre la permanente Validez del Mandato Misionero SCa Sacramentum Caritatis, Exhortación Apostólica postsinodal sobre la Eucaristía, Fuente y Culmen de la Vida y de la Misión de la Iglesia SC Sacrosantum Concilium, Constitución del Concilio Vaticano II sobre la Sagrada Liturgia SS Spe Salvi, Carta Encíclica de su Santidad Benedicto XVI, sobre la Esperanza Cristiana


¡Nos ponemos en camino! Tenemos clara la meta que queremos

alcanzar. Desde ella se iluminarán nuestro itinerario y los pasos que hay que ir dando. El Espíritu Santo nos empuja a insertarnos en la realidad presente y en los tiempos nuevos que vivimos para llevarles la luz del Evangelio. “Señor Jesús, ¡ven y envíanos! María, Madre de la Iglesia, ruega por nosotros”.


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