La inteligencia emocional en el proceso de mediación

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PROYECTO FINAL Curso de Experto en Inteligencia Emocional 2014-2015

La Inteligencia Emocional en el proceso de Mediaci贸n Alumno: M贸nica Hestenberg Padilla Juan Manuel Gald贸n Requena Fecha: 3 de septiembre de 2.015


La Inteligencia Emocional en el proceso de Mediación

Abstract En España existe la posibilidad de acudir a una mediación en aquellos casos que podrían dar lugar a una acción judicial a través de mediadores particulares registrados. La IE puede realizar verdaderas aportaciones de valor que ayude al mediador a elevar su nivel de éxito en la resolución de conflictos. En el presente estudio el objetivo es determinar el nivel de importancia que los profesionales de la mediación otorgan a la Inteligencia Emocional como medio para conseguir sus objetivos profesionales, qué nivel de conocimiento tienen, que herramientas aplican y en qué casos.

Keywords Mediación, Inteligencia Emocional, Conflicto, Modelos, Escuelas, Teorías, Tendencias, Caucus, Acuerdo, Empoderamiento, Equilibrio de poder, Gestión, Negociación, Intrajudicial, Posicionamiento.

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Índice 1.- Introducción 1.1.- Antecedentes 1.2.- Objetivos 1.3.- Hipótesis de investigación 1.4.- Justificación: interés del proyecto 1.5.- Alcance del proyecto y límites 1.6.- Metodología de investigación 2.- MARCO TEÓRICO 2.1.- ¿Qué entendemos por mediación? 2.2.- Ámbitos de la mediación 2.3.- El Mediador 2.4.- Los perfiles de mediador 2.5.- Formación de los mediadores 2.6.- Estilos de mediación 2.6.1.- Modelos de referencia 2.6.2.- Comparativas 2.7.- La Inteligencia Emocional y la Mediación 3.- INVESTIGACIÓN 3.1.- Selección de preguntas 3.2.- Selección de entrevistados 2


3.3.- Entrevistas 3.4.- Resultados 3.5.- Contraste de hipótesis y discusión 4.- CONCLUSIONES 4.1.- Recomendaciones y futuras investigaciones 5.- BIBLIOGRAFÍA 6.- AGRADECIMIENTOS

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1.- INTRODUCCIÓN 1.1.- Antecedentes La palabra conflicto es frecuentemente utilizada dentro del discurso de la psicología para referirse a una realidad intra-psíquica. En este escrito que pertenece al campo de la mediación, cuando utilicemos este término va a estar referido exclusivamente a conflictos interpersonales. El aumento de los conflictos en los distintos ámbitos parece ser uno de los signos del momento actual., Conflictos en las familias, organizaciones, a nivel local, nacional e internacional. Con frecuencia encontramos referencias a la mediación como dispositivo de abordaje a los conflictos que diariamente debemos enfrentarnos. En el marco de las organizaciones las autoridades manifiestan “mediar” en los conflictos que se dan entre el personal que está bajo su dependencia. Los docentes manifiestan mediar en las situaciones con sus alumnos. También existe la posibilidad de acudir a una mediación en aquellos casos que podrían dar lugar a una acción judicial a través de mediadores particulares registrados en el marco del Real Decreto-Ley 5/2012, de 5 de marzo, de mediación en asuntos civiles y mercantiles por medio del que se incorpora al derecho español la Directiva 2008/52/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de mayo de 2008. Con él, España proporciona cobertura legal estatal a un mecanismo de resolución de conflictos que, aunque de escasa tradición en nuestro país, se concibe como una alternativa real y eficaz a los métodos tradicionales de resolución de conflictos en el ámbito civil y mercantil: los Tribunales ordinarios y el arbitraje.

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La humanidad ha generado diferentes formas de conducción de conflictos. Estas diferentes modalidades constituyen un continuum que va desde lo más informal a lo más formal. En la historia encontramos dispositivos de Resolución de conflictos con la intervención de un tercero, de manera oficial u oficiosa, con o sin poder sobre las partes. Existen casos de estas intervenciones con características particulares desde los pueblos antiguos , en algunas Tribus, en la antigua China, en Roma con los llamados jueces de “avenencia”, en España el Tribunal de Aguas de Valencia que desde 1239 media entre campesinos para regular los conflictos que se producen por el uso del agua. En el extremo informal nos encontramos con las siguientes características:  Generalmente se dan entre familiares, grupos de amigos, grupos de trabajos equipos deportivos etc. O sea, entre personas que tienen gran conocimiento entre sí.  NO hay reglas establecidas para las formas de conducción de conflictos y generalmente estas son idiosincrásicas de los contextos en los cuales se desarrollan.  No hay terceros a quienes se involucre para ayudar en el proceso.  No es onerosa. Comúnmente, a esta forma de conducción de conflictos se la conoce con el nombre de negociación. En el extremo formal de las modalidades para la conducción de conflictos encontramos otras características:  Es una serie de organizaciones de complejidad creciente, que van desde los juicios sumarios, el ombudsman, algunas instituciones tales como alquiler de jueces hasta el arbitraje y la judicacion (proceso judicial). Todo tipo de conflictos pueden necesitar ser dirimidos en estos ámbitos.

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Algunos de ellos incluyen relaciones interpersonales con cargas emotivas. Pero también llegan a la justicia formal conflictos en los cuales no hay relaciones afectivas intensas entre las partes.  Se caracterizan por un proceso bien definido, que ha dado lugar a una de las ramas del derecho que es el Derecho Procesal.  Hay terceros que cumplen una función bien definida. Según los casos la inclusión de terceros es a pedido de las partes (en el arbitraje), en tanto que en otros casos basta que una parte la solicite para que la otra parte se vea obligada comparecer. Lo característico de los procesos más formales dentro de este extremo es que la decisión tomada por este tercero son vinculantes, es decir, absolutamente obligatorias para las partes. En muchas ocasiones las partes pueden decidir abandonar los procesos formales y para procesos más informales, gran parte de los juicios se arreglan de forma extrajudicial.  Es onerosa. Comúnmente se llama a esta forma de conducción: Juicio. ENTRE los dos extremos, en la actualidad, se encuentra un campo intermedio, que es el campo de la mediación. Se caracteriza por:  Los procesos de conducción de conflictos son más formales que los informales pero más informales que los formales.  Existe un proceso definido, aunque este no es establecido por leyes ni códigos sino que se determina entre las mismas personas que se enfrentan en el conflicto, más una tercera persona que es llamada en ayuda. La mayoría de las veces es el mediador quien va a decidir cuál será el proceso a seguir y las partes lo aceptan. Pero los diferentes

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centros de mediación y aun los diferentes mediadores de un mismo centro, establecen procesos distintos. En nuestro país recientemente se ha sancionado la ley que establece la mediación judicial para casos patrimoniales. Si bien se fijan distintas reglas formales, el proceso es conducido de diferentes formas de acuerdo al mediador que lo siga.  Es voluntaria la iniciación del proceso. Nadie puede obligar a otro a elegir esta vía de conducción: las dos partes deben acordar este camino. En nuestro país se acaba de legislar para los casos patrimoniales, y uno de los temas que presentó discusión es casualmente “la obligatoriedad”, aunque esta aclarado que esta obligatoriedad es solo para “pasar por la mediación”, y no para llegar a un acuerdo.  Aún en los países en los cuales se establece la mediación como proceso obligatorio previo al juicio, no es ineludible llegar hasta el final del proceso, es decir, que no es obligatorio llegar a un acuerdo, ni si quiera en los casos derivados por los tribunales. Las partes pues, pueden abandonarlo en cualquier momento para dirigirse a uno de los otros dos extremos, o sea, que pueden pasar a realizar la negociación entre ellos sin necesidad de terceros o pueden transformarlo en un juicio.  Es más barata que un juicio pero más cara que la negociación entre ellas porque hay que abonar a un tercero que cobra honorarios por el trabajo que realiza.  Este tercero no tiene poder para obligar a cumplir sus apreciaciones sobre la situación, o sea, que las partes no tienen por qué acatar lo que el mediador piense. Esta es una de las diferencias fundamentales con el arbitraje, en el cual las partes eligen a un tercero para que actúe de árbitro con el compromiso de acatar sus decisiones.

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1.2.- Objetivos Nuestro objetivo es determinar:  El nivel de importancia que los profesionales de la mediación otorgan a la Inteligencia Emocional como medio para conseguir sus objetivos profesionales.  Qué grado de conocimiento tienen sobre inteligencia emocional.  Que herramientas aplican, en qué casos y su relación con la I.E.

1.3.- Hipótesis de investigación La inteligencia emocional puede realizar verdaderas aportaciones de valor que ayude al mediador a elevar su nivel de éxito en la resolución de conflictos. Creemos que existe demanda de formación al respecto por parte de estos profesionales. El mediador es un profesional que se encuentra específicamente formado para conducir el proceso, absteniéndose de conducir a las partes y operar desde un lugar neutral en la creación de un espacio que les permita hablar del conflicto, hacer manifiesto lo latente, compartir las mutuas percepciones, ver más allá de la disputa y

acompañarlas en el camino de diseño de estrategias para

superarlo. El mediador no da respuesta al conflicto, no da soluciones, sino que es responsable de sostener un espacio para que el conflicto sea elaborado constructivamente, abordando el conflicto de manera que las partes puedan reconocerlo, reformularlo, resolverlo. Por lo tanto, es importante la implementación de experiencias de mediación con una finalidad pedagógica de adquisición y mejora de las habilidades propias de la inteligencia emocional como escuchar, plantear los conflictos,

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reconocer al otro, resolver los conflictos, estrechamente relacionada con la educación para la paz, la convivencia y la vida democrática.

1.4.- Justificación: interés del proyecto Creemos que es conveniente llevar a cabo este estudio porque intuimos que en el panorama actual de la mediación en el estado español la inteligencia emocional no es suficientemente conocida.

Mediante el presente estudio,

pretendemos poner de relieve: 1.- El nivel actual de uso de la inteligencia emocional como recurso útil para el mediador. 2.- La demanda existente por parte de los profesionales de la mediación de conocimiento y formación en inteligencia emocional. La inclusión de habilidades de aprendizaje emocional y social en los programas de formación para mediadores, así como la escucha activa y empática, técnicas de comunicación no violenta, el dominio de los temperamentos, etc, podrían ayudar sensiblemente al mediador a conseguir su objetivo de posibilitar un contexto de diálogo y entendimiento, elevando su tasa de resolución de conflictos con éxito. Al finalizar su formación, y a lo largo de la práctica, los mediadores deberían desarrollar la suficiente empatía como para poder identificar pistas no verbales que le indiquen lo que esté sintiendo otra persona, deben de ser capaces no solo lo que les genera tensión, sino aquello que les motiva.

1.5.- Alcance del proyecto y límites Planteamos realizar un estudio de investigación de carácter exploratorio con el objeto de determinar si se aplica actualmente la inteligencia emocional en los

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procesos de mediación, y en caso afirmativo, en qué ámbitos es más o menos utilizada.

1.6.- Metodología de investigación Para ello procederemos a realizar un trabajo de investigación cualitativa basado en el análisis de todos los aspectos relacionados con la mediación intra y extra judicial de los ámbitos mercantil, social y penal básicamente. Por lo tanto, inicialmente nos planteamos analizar aspectos inherentes al mundo de la mediación y su relación o interacción con la inteligencia emocional, como pueden ser:  Normativa y legislación de referencia  Perfiles de los mediadores  Formación de los mediadores  Estilos de mediación  Mediadores de referencia  Publicaciones En un segundo bloque procederemos a un trabajo más de campo mediante entrevistas a profesionales de la mediación, que nos permitan extraer conclusiones del grado de implantación y utilización de herramientas de inteligencia emocional en los distintos procesos de mediación.

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2.- MARCO TEÓRICO En el blog de la firma jurídica GARRIGUES, se afirma que es una realidad innegable que en el ámbito de las relaciones comerciales, los Tribunales de Justicia y el arbitraje son las vías habituales por las que las partes encauzan sus controversias. No obstante, en los últimos años asistimos a un importante auge de los denominados Métodos Alternativos de Solución de Conflictos, cuya eficacia y utilidad para muchos de estos casos ha sido ya testada en países de nuestro entorno, especialmente en el mundo anglosajón. (http://www.garrigues.com/es/publicaciones/articulos/Paginas/Reflexionessobre-la-Ley-de-Mediacion.aspx) Las principales ventajas que se predican son flexibilidad, rapidez, ahorro de costes,

confidencialidad y, por último, la evitación de la confrontación y el

estigma del proceso. Entre los más habituales, destaca la mediación a la que aquí nos referiremos por razón de su reciente regulación.

2.1.- ¿Qué entendemos por mediación? Se puede definir, por tanto, la mediación como un medio de solución de controversias, no jurisdiccional, voluntaria y confidencial, en el que dos o más partes intentan alcanzar por sí mismas un acuerdo con la asistencia de una persona mediadora que facilita la comunicación, actuando de manera imparcial y neutral (López, J.F., Soriano, P. 2014, p.16). Sin duda, el carácter auto-compositivo es la nota definitoria de la mediación: son las propias partes quienes, asistidas por un tercero imparcial, intentan alcanzar un acuerdo que ponga fin a aquéllas.

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Precisamente, como salvaguarda de la institución y para evitar abusos se dispone que la iniciación de un procedimiento de mediación producirá la suspensión de los plazos de prescripción o caducidad de acciones. Tras definir la mediación y delimitar su ámbito de aplicación, el Real DecretoLey recoge en su título II los principios informadores de la mediación: a) La voluntariedad La mediación es voluntaria y sólo existirá cuando las partes así lo decidan libremente. Además, las partes no están obligadas a mantenerse en la misma ni a llegar a un acuerdo. Asimismo, a falta de acuerdo, el hecho de haber intentado una mediación no impedirá a las partes obtener la solución de la controversia a través de la jurisdicción ordinaria o el arbitraje, según el caso. Por lo tanto, no es obligatorio iniciar el proceso ni seguir en él. La libertad en estos casos es absoluta. De nuevo López, J.F., Soriano, P. (2014), afirman que es justamente esa voluntariedad la que le otorga fuerza al proceso: solo se habla de las materias que se quiera hablar, sólo se llega a un acuerdo si se desea llegar a él, sólo se dialoga con la otra parte si se desea dialogar, y el acuerdo que se alcanza es aquél que las partes quieren alcanzar. Ello es lo que dota de valor a que, si se consigue, sea SU acuerdo, no el acuerdo de un juez, ni del propio abogado o de un árbitro, o un acuerdo al que, de alguna forma, se han visto inducidos. b) La imparcialidad y neutralidad El mediador no sólo debe garantizar la igualdad y equilibrio entre las partes en todo momento, sino que, además, está obligado a respetar los puntos de vista de las mismas, sin actuar en beneficio o perjuicio de ninguna de ellas ni influirlas o dirigirlas hacia soluciones según su criterio personal. 12


Esta confidencialidad es la garantía de un diálogo sincero, rico en información y franco. El objetivo es la resolución del conflicto, sin atender a otros elementos que puedan despistar.

2.2.- Ámbitos de la mediación ¿A qué relaciones se puede aplicar la mediación?

a) Mediación civil y mercantil: ‐

Ámbito mercantil e hipotecario.

Contratos bancarios.

Contrato de seguros.

Cumplimientos de contratos.

Relaciones de arrendamientos de locales de negocio.

Responsabilidad civil.

Relaciones entre clientes y proveedores.

Impagos.

Relaciones entre socios.

Como vemos, la mediación es aplicable a prácticamente a todas las relaciones de negocios entre personas y empresas.

b) Mediación familiar Algunas de las ventajas de la Mediación Familiar son las siguientes: ‐

Evita los procesos de separación o divorcio.

Cuando este es ineludible, propicia un proceso de divorcio o separación más suave psicológica y emocionalmente, tanto para los cónyuges como para los hijos.

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Favorece el bienestar de los hijos.

Ayuda a que sea la propia pareja la que decida sobre los términos de su separación, y no sea un tercero, un juez o abogado. Las partes se comunican en un clima de colaboración y respeto lo que hace que disminuya la tensión. Los acuerdos que se consensuen suelen ser más duraderos en el tiempo, evitando nuevos procedimientos judiciales. El procedimiento es más corto y más económico que el seguido en un juzgado. Posibilita una vía de diálogo abierta entre todos los miembros de la familia. Permite conservar unas adecuadas relaciones familiares con otros miembros de la familia como abuelos, primos, etc, lo que significa que aunque se acabe el matrimonio la familia continúa en su plena vigencia. c) Mediación escolar: Prevenir conflictos latentes en la escuela, entre padres, alumnos y organizaciones de padres, dando un cauce de comunicación y resolución de conflictos. d) Mediación de organizaciones: Es la que se da dentro de las instituciones públicas o privadas, o empresas, entre los miembros de dicha organización, por múltiples motivos. Estos conflictos pueden ser horizontales (entre trabajadores del mismo nivel) o verticales (entre directivos y empleados), siendo la mediación una herramienta útil para prevenir y resolver las situaciones que surgen en la vida laboral. Con el uso de la mediación las organizaciones tendrán importantes beneficios, tales como ahorro por bajas laborales, entendimiento entre los equipos de trabajo, etc.

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e) Mediación sanitaria o en el entorno de la salud: Es una importante herramienta para prevenir los conflictos que surgen a diario entre los profesionales sanitarios y los enfermos a los que atienden, pudiendo solventarlos sin tener que recurrir a los tribunales, evitando situaciones traumáticas que repercuten en la calidad de la sanidad.

2.3.- El Mediador El término mediación tiene diferentes acepciones que remiten a dispositivos diversos que contienen algunos elementos comunes – como la intervención de un tercero para facilitar el camino de la búsqueda de consensos - pero también refieren a espacios y características diferentes. Entre esas características que diferencian un espacio de otro encontramos la posición en la que se encuentra ese tercero – esto es, si el tercero posee poder sólo sobre el procedimiento o también posee poder sobre las partes. En la mediación propiamente dicha el mediador desde un lugar neutral posee poder y control sobre el procedimiento, es responsable de la creación del espacio que pueda ser facilitador para que las partes logren poner en palabras el conflicto y evaluar si podrán transitar juntas el camino hacia la búsqueda de consenso. La participación, el protagonismo de las partes, la no delegación de poder en terceros ajenos al marco del conflicto y la toma de decisiones autónomas son los pilares sobre los que se asienta la mediación, como afirma Martínez, D. (http://www.todosobremediacion.com.ar/sitio/index.php/articulos/delequipo/54dequehablamos). Estas intervenciones en algunas situaciones son eficaces y en otras el lugar de poder que ocupa el tercero puede ser un obstáculo para avanzar y que las partes puedan expresar sus reales preocupaciones o sus intereses o sentir

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afectada su autonomía de decidir. Insistimos que no son las condiciones personales o la habilidad de este tercero lo que determina que las partes puedan avanzar o no en la búsqueda de soluciones sino el propio espacio de poder en que está instalado o cómo las partes han representado a ese tercero. Reservamos el término mediación en un sentido estricto entonces para este dispositivo donde el Mediador, actúa con poder sobre el procedimiento pero no sobre las partes. El mediador, según Novel,G. (2013), establece una relación de ayuda, en la que el objetivo consiste en acompañar a las partes en conflicto, a:  Identificar sus necesidades, intereses, dificultades y recursos, para desbloquear la situación de enrocamiento que genera el conflicto.  Mejorar su modo de comunicación para poder expresarse de manera pacífica y resolutiva, facilitando el diálogo con las otras partes.  Acercar posiciones entre las personas implicadas en el conflicto, para poder comprender, empatizar y gestionar el conflicto en un modo más funcional.  Hacerse co‐responsables acerca de la situación que están viviendo y así poder actuar de modo colaborativo  Aprender a utilizar un sistema de comunicación no violento que les ayude a clarificar y resolver el conflicto presente y otros futuros. En este contexto, el mediador puede ser visto como un modelo referente a seguir. En este sentido, si la mediación tiene un componente educativo, el mediador es el medio a través del cual se realiza este aprendizaje de las partes. Es por ello, que el mediador tiene la responsabilidad de acercar los principios mediadores a su propia vida, para hacer congruente la enseñanza que, de un

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modo directo o indirectamente, realiza en el marco del desarrollo de la profesión de mediación.

2.4.- Los perfiles de mediador Si bien se habla en singular del mediador, no existe un solo tipo de mediador. En el mito de la mediación, hay un mediador genérico, aunque con diferentes características y estilos. En realidad, la comunidad de mediadores esta formada por diversidades, pues los mediadores no constituyen un grupo homogéneo. No obstante Dassie, E. (2012), (ezedas@citynet.net.ar), se ha llegado a la conclusión que existen tres tipos básicos de mediadores:

 Quienes actúan como promotores públicos y constructores de área. Se trata de quienes son públicamente conocidos por la promoción de la mediación como sistemas para resolver conflictos. Estos mediadores hablan y escriben sobre la mediación, con llegada a grandes auditorios, por lo que son divulgadores del método. Promueven a la mediación como alternativa legítima y creíble, por ser menos costosa, más eficiente, equilibradora de poder, transformadora de las relaciones personales y solucionadora de problemas. Sus puntos de vista y su ubicación en las primeras filas ante los terceros justifican el trabajo de los demás mediadores, por lo que contribuyen en forma significativa a la expansión del área. Su función principal es vender la mediación a los potenciales usuarios que originalmente puedan ser escépticos y hasta hostiles.

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 Quienes practican y ejercen la mediación como forma de vida de tiempo completo. Se trata de profesionales que se ganan la vida como mediadores, sea en una práctica pública o privada. Su preocupación se centra en cuestiones relativas al campo laboral, conseguir clientes o su imagen en el mercado. Los que ejercen en privado deben legitimarse y ser creíbles, “venderse” a sí mismos, al mismo tiempo que a sus servicios; al contrario, los que ejercen en contextos institucionales tienen más casos de los que pueden manejar y su preocupación muchas veces ronda por interrogarse sobre si a alguien le importa realmente lo que hacen. Todos enfrentan el desafío propio de la práctica, especialmente el de llevar a las partes recalcitrantes a un difícil acuerdo, y hay gran debate sobre cómo debe hacerse la tarea.

 Quienes

ofician

de

mediadores

pero

sin

considerarse

no

ser

profesionales de la mediación. Existen quienes median desde afuera de la profesión. Son abogados, funcionarios políticos o diplomáticos que utilizan y practican nuevas formas de facilitación. Utilizan ciertas técnicas y dan cierto lustre a la profesión, al servir propósitos nobles como la paz mundial y la armonía social. Si estos facilitadores fracasan, puede producirse un impacto negativo sobre la profesión; si tienen éxitos rotundos, esto se refleja con energía favorable y da a todos un sentido de trascendencia. Según Bernal, algunas de las características personales de un buen mediador son la originalidad, la actitud conciliadora, el autocontrol, el sentido del humor y la espontaneidad (Bernal, 1998), diferenciándolas de las profesionales que tendría que ver con aspectos formativos y éticos.

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El mediador como tercero neutral que facilita el proceso de diálogo, debe tener –en general‐ una serie de características relacionadas con conocimientos, habilidades, actitudes y aptitudes necesarias (Mendieta, 2002; Suares, 2005). El mediador perfecto debería poseer relevantes cualidades a fin de poder adoptar conductas adecuadas. Mencionamos a continuación algunas actitudes, aptitudes y habilidades, que un mediador debe ser capaz de demostrar (Novel, 2010):  Capacidad para escuchar activamente y para empatizar profundamente con las partes.  Capacidad de analizar problemas, identificar y separar los temas involucrados, y tomar una decisión o llegar a una resolución con respecto a los mismos.  Capacidad de usar un lenguaje verbal y escrito en un tono neutral y claro.  Sensibilidad hacia los valores que las partes viven y defienden, incluyendo temas relacionados con el grupo étnico, el género y las diferencias personales o culturales.  Capacidad para tratar con objetivos e información insuficiente, compleja y a veces confusa.  Presencia y tenacidad. Capacidad para sostener un compromiso expresado con la honestidad, el respeto a las partes y la capacidad de crear y mantener el control de un grupo diverso de personas en disputa.  Capacidad para identificar y para separar los valores personales de la persona.  Capacidad de permanecer neutral y objetivo bajo las presiones de las partes, equilibrando las diferencias de poder entre las partes.

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 Capacidad para establecer una relación de interés por el discurso ajeno, de conexión, respeto y empatía.  El mediador perfecto debería poseer relevantes cualidades a fin de poder adoptar conductas adecuadas. Por tanto, aun pudiendo pecar de reiteración, las principales cualidades que se predican del mediador podríamos enumerarlas como sigue:  Neutralidad: La cualidad más importante de un mediador eficaz es su capacidad de mantener un papel imparcial y neutral en medio de una controversia.  Capacidad para abstenerse de proyectar su propio juicio: El rol del mediador es ayudar a que las partes lleguen a un acuerdo cuyos términos sean aceptables para ellas, aun cuando el mediador este en desacuerdo con la sabiduría o con la justicia de la solución.  Flexibilidad: Debe estimularse la fluidez en las comunicaciones.  Inteligencia: Las partes buscan un mediador que les facilite el camino de la resolución, con una mentalidad ágil y eficaz. Debe ser capaz de ver las cuestiones en múltiples niveles, de tratar hechos complejos y de analizar los problemas.  Paciencia: Es importante que el mediador pueda esperar los tiempos necesarios según lo requieran las partes.  Empatía: El mediador debe ser capaz de valorar percepciones, medios e historia que cada parte revele en la discusión. La confianza se instala a partir de esta corriente personal.  Sensibilidad y respeto: El mediador debe ser respetuoso con las partes y sensible a sus fuertes sentimientos valorativos, incluyendo sexo, raza y diferencias culturales.  Oyente activo: Las partes deben sentir que el mediador ha oído las respectivas presentaciones y dichos. 20


 Imaginativo y hábil en recursos: Es importante que el mediador tenga capacidad de generar y aportar ideas nuevas.  Enérgico y persuasivo: A través de la conducción del proceso, el mediador debe intervenir eficazmente para lograr la flexibilidad entre las partes aunque debe dirigir la dinámica y controlar la audiencia sin ser autoritario.  Objetivo: El mediador será más efectivo si permanece desligado del aspecto emocional de la disputa.  Digno de confianza para guardar confidencias: Debe guardar confidencialidad y las partes tienen que estar convencidas de que ello será así.  Tener sentido del humor: Es necesario para aflojar tensiones y crear un clima favorable.  Perseverante: Cuando las partes llegan lentamente al acuerdo, el mediador debe soportar las espera y la ansiedad que esto provoca.

El perfil de un mediador, por tanto, requiere actitudes y habilidades relacionadas con el autocontrol emocional, el equilibrio entre empatía y distancia, la flexibilidad, la creatividad y el uso del diálogo sereno y respetuoso. Además de desplegar todas sus habilidades de comunicación, el mediador debe lograr la autoridad moral legitimando a las partes y sus historias, mostrando imparcialidad, rigurosidad, prudencia, paciencia, confianza y asertividad. Un mediador asume el compromiso de equilibrar el encuentro, dando a cada uno lo que necesita, ocupándose de las emociones, prestando atención al contenido y a la relación, controlando el intercambio de mensajes y apoyando el diálogo entre las partes. Por todo ello, y de manera indisociable, el propio mediador revierte en sí mismo un autoaprendizaje, producto de la reflexión, la formación, el entrenamiento y la práctica de las técnicas y procesos implicados en la mediación. 21


¿Qué comporta ser mediador o mediadora? Según el libro «La mediación escolar. Nivel Básico», del curso de formación de la Consejería de Educación, Universidades y Sostenibilidad: 1. Ser mediador o mediadora significa, en primer lugar, que descartamos la violencia como instrumento válido para solucionar los problemas. 2. También quiere decir que aceptamos los conflictos como parte natural de la vida y entendemos que pueden ser constructivos. 3. Consideramos que todas las personas somos diferentes y valiosas, y que nuestra diversidad de sentimientos, pensamientos y culturas es fuente de riqueza para la humanidad. 4. Sabemos que las sanciones no son la mejor solución: es preferible mostrarse responsable ante las propias acciones y, si es necesario, reparar voluntariamente las posibles consecuencias negativas. 5. No nos quedamos indiferentes cuando un compañero o compañera tiene algún problema y lo pasa mal. 6. Actuamos preventivamente, antes que un pequeño conflicto se convierta en un gran conflicto. 7. Creemos que en un conflicto todo el mundo puede salir ganando. 8. Pensamos que hay muchas formas de luchar contra las injusticias: la mediación es una de ellas. 9. Por eso, aprendemos estrategias de gestión positiva de conflictos y nos ponemos al servicio de cualquier persona del centro que nos necesite.

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2.5.- Formación de los mediadores Como se ha comentado en anteriores capítulos, en España ya existe una regulación para la mediación. En concreto, en el apartado de formación existen ciertos contenidos mínimos para participar en mediaciones intrajudiciales o en mediaciones promovidas por organismos públicos. Para el primer caso, el legislador a regulado la Mediación en la Ley 5/2012, de 6 de julio, de mediación en asuntos civiles y mercantiles y su Reglamento en el Real Decreto 980/2013, de 13 de diciembre, por el que se desarrollan determinados aspectos de la Ley. Así, pueden ser mediadores las personas naturales que se hallen en pleno ejercicio de sus derechos civiles, siempre que no se lo impida la legislación a la que puedan estar sometidos en el ejercicio de su profesión. El mediador deberá estar en posesión de título oficial universitario o de formación profesional superior y contar con formación específica para ejercer la mediación, que se adquirirá mediante la realización de uno o varios cursos específicos impartidos por instituciones debidamente acreditadas, que tendrán validez para el ejercicio de la actividad mediadora en cualquier parte del territorio nacional. El mediador deberá contar con formación específica para ejercer la actividad de mediación. La formación del mediador se podrá adquirir en uno o varios cursos y deberá permitirle el dominio de las técnicas de la mediación y el desarrollo del procedimiento de acuerdo con los principios y garantías que establece la ley, en especial respecto a los asuntos que no puedan someterse a mediación, el respeto a los derechos y legítimas expectativas de terceros, así como la responsabilidad del mediador. La formación específica de la mediación deberá proporcionar a los mediadores conocimientos y habilidades suficientes para el ejercicio profesional de

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mediación, comprendiendo, como mínimo, en relación con el ámbito de especialización en el que presten sus servicios, el marco jurídico, los aspectos psicológicos, de ética de la mediación, de procesos y de técnicas de comunicación, negociación y de resolución de conflictos. También específica

la duración de la formación en materia de mediación

mediador será de 100 horas de docencia efectiva. También especifica que los mediadores deberán realizar una o varias actividades de formación continua en materia de mediación, de carácter eminentemente práctico, al menos cada cinco años, las cuales tendrán una duración total mínima de 20 horas. Realmente la Ley habla de mínimos pero sin especificar bien los contenidos que los deja al criterio de las entidades formativas que deberán presentar una memoria de contenidos ante el Ministerio de Justicia. Como podremos comprobar en las entrevistas realizadas, dicha formación está muy basada en modelos y criterios que marcan distintas tendencias o escuelas de mediación y de las que hablaremos en el capítulo siguiente. Todas las técnicas empleadas tienen gran relación con técnicas de inteligencia emocional pero en ningún plan de estudios analizado por nosotros aparece nada específico sobre inteligencia emocional ni siquiera los conceptos básicos tratados durante nuestro curso. Es por ello que hemos obviado introducir dichos contenidos en esta memoria. La única referencia encontrada nombrando a las emociones ha sido en el manual de Marinés Suarez, mediadora argentina de prestigio internacional en su publicación Mediación. Conducción de Disputas, Comunicación y Técnicas. (Suares, M.. 1996) cuyo capítulo número cuatro está dedicado en exclusiva a las emociones, tratando de explicar cuáles son las emociones básicas como se pueden presentar durante el proceso de mediación, las emociones y las relaciones y conducción de emociones en mediaciones familiares. Realmente apenas dedica diecisiete páginas de un total de casi cuatrocientas. Si bien es cierto que el resto del tratado está impregnado casi en

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su totalidad de conceptos y técnicas muy relacionadas con la inteligencia emocional pero sin mencionarla como tal.

2.6.- Estilos de mediación El sistema de mediación se caracteriza por crear un contexto más flexible para la conducción de disputas. Este sistema tiene generalmente formalizada en varias etapas que varía según las escuelas de mediación, las cuales adscriben a diferentes fundamentaciones teóricas y crean sus propios modelos. La mediación ha crecido rápidamente en los países en los cuales se ha establecido como forma de conducción de conflictos, y esto se debe a varias razones. En la mediación se tienen en cuenta dos aspectos del conflicto:  El tema en si por el que se discute  La relación entre las partes Si bien estos aspectos están íntimamente ligados, el hecho de tomar en cuenta el aspecto relacional del conflicto y las consecuencias que puede tener para el mantenimiento de la relación la forma como se solucione, han sido una eficaz ayuda para preservar las relaciones, al sacarlas del campo de la confrontación que puede llegar a ser destructiva. Esto no solo tiene aplicación en el caso de las relaciones familiares, sino que rinde también importantes frutos en el campo de las relaciones comerciales, porque permite que las partes, después de terminada la mediación, puedan continuar teniendo interacciones productivas entre ellas. En el campo de las empresas, o sea, en los conflictos que se generan en el campo laboral, el lograr una distensión en las relaciones conflictivas va en beneficio de las partes, que podrán continuar su relación en forma distendida sin necesidad de abandonar el campo de su trabajo, y

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también en beneficio de la empresa al no tener que perder a alguno de sus integrantes. Estos beneficios que se han observado en el campo de las relaciones pueden deberse en gran medida al hecho de que en el sistema de mediación no hay ganadores ni perdedores, a diferencia de lo que ocurre en el sistema formal judicial, en el cual una de las partes pierde el juicio y carga con todas las costas de este (en la mayoría de los casos) en tanto que la otra parte gana.

2.6.1.- Modelos de referencia Desde 1990 aproximadamente en mediación se habla de los siguientes modelos teóricos: En primer lugar, del modelo tradicional: introducido por Harvard, se basa en la búsqueda de los intereses subyacentes, surgió desde el paradigma de la simplicidad, con una concepción estructuralista. Su meta es lograr acuerdos, disminuyendo las diferencias y aumentando las semejanzas, valores, intereses, etc.…sin proponer cambios en las relaciones. En segundo lugar del modelo transformador de Bush y Folger: es de tipo relacional desde el paradigma de la complejidad, sin embargo algunas de sus técnicas son aplicaciones individualistas, aunque producen modificaciones en la relación. Se le considera el modelo intermedio entre los tres propuestos, dado que recoge los preceptos de la comunicación humana a la vez que incorpora la circularidad. Su objetivo es modificar la relación entre las partes desde el empoderamiento, potenciando el protagonismo de las mismas. Se centra en la “transformación de las relaciones”. Y por último, del modelo circular-narrativo de Sara Cobb: el cual está totalmente ubicado en los nuevos paradigmas, al apoyarse en las teorías posestructurales de la narrativa. Trata de cambiar la historia que cada parte ha elaborado y conseguir acuerdos en la medida de lo posible. (Munuera, P. 2007)

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Harvard

Se trata del modelo más extendido, y se lo debemos a Roger Fisher y William Ury, ambos miembros del Harvard Negotiation Project. Los dos desarrollaron este modelo, conocido también como de negociación basada en principios, que se aplica tanto a procesos de mediación, como de negociación. Según Mijangos, R., 2012, en El Blog de Mediación, el método se basa en cinco premisas: 1) separar a las personas del problema. 2) centrarse en intereses, no en posiciones. 3) inventar opciones para ganar-ganar (ganar ambos). 4) insistencia en el manejo de criterios objetivos. 5) conocer la mejor alternativa a un acuerdo negociado. Obviamente, es un modelo eminentemente práctico: está completamente orientado a la obtención de un acuerdo. Para ello, fomenta una comunicación lineal entre los mediados, mediante la utilización de preguntas abiertas. En esa misma medida, hay una cierta restricción de uso de preguntas cerradas, en tanto en cuanto éstas no dan lugar a respuestas flexibles; centra la mirada en el futuro, tiene una técnica ampliamente utilizada en procesos de mediación de todo tipo; intenta manejar las emociones negativas de manera resolutiva mediante apoyo en técnicas de legitimación y reformulación tan pronto como es posible (pero dando mucha más importancia a la obtención de un acuerdo). Evita “enredarse” en bloqueos que puedan derivarse de una alta intensidad emocional, ya que intenta no perder de vista el fin del proceso, que, como hemos dicho, es la obtención de un acuerdo. Prima la comunicación verbal sobre la que no lo es, y entiende el desacuerdo como la causa del conflicto, sin dotar de excesiva importancia a las causas u orígenes de aquél. Por ello, no se

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realiza (al menos de manera intencionada) un trabajo sobre la relación entre las partes. La expresión de los mediados tiene lugar de manera ordenada, ya que el modelo se caracteriza por una búsqueda de equilibrio a lo largo de todo el proceso. Se trata de un proceso estructurado, pero flexible, en el que el mediador es un facilitador de la comunicación. En cuanto a la celebración de las sesiones, éstas pueden tener lugar tanto conjuntas, como individuales, manteniendo la confidencialidad en este último supuesto. El mediador, respetando este principio, puede utilizar la información obtenida en sesiones individuales para intentar fomentar el acuerdo. Respecto a las ventajas que nos aporta este modelo, destacaremos que se utiliza para mediar en todo tipo de conflictos, si bien resulta especialmente conveniente en aquellos en los que no se precisa una mejora en la relación entre los mediados, y por lo tanto, cuando el conflicto es puntual, no existe una relación larga, y el objetivo no es mejorar la misma (aunque en toda mediación exitosa se cumple esta premisa). Tiene un índice de éxito en torno al 70%, superior al de otros modelos de mediación, lo que habla de su fiabilidad. Por eso, tiene gran aceptación en la mediación de conflictos de carácter mercantil u organizacional.

Transformativa

Según Ripol-Millet (2001), la mediación basada en una concepción transformadora del conflicto, tiene unas características y objetivos que hacen que la persona mediadora ponga su foco de atención no en descubrir y rescatar aportaciones de las partes, que permitan sólo un acuerdo final, sino en examinar todas las explicaciones, declaraciones, retos y preguntas para reconocer y destacar las oportunidades de transformación que contienen. Cada

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una de las aportaciones de los mediados debe ser analizada por sí misma para descubrir espacios en los que ambas partes pueden adquirir potencial personal y capacidad de comprender la perspectiva del contrario. Bajo esta premisa, los mediadores deben ayudar a los mediados a identificar y satisfacer

sus

intereses;

a

clarificar

todas

las

posibles

diferencias

contribuyendo a que se genere confianza entre las partes y en el proceso. Todas las intervenciones de las partes son tratadas como básicas, tanto las que se refieren a la forma de llevar a cabo la mediación como las que aluden a temas de identidad personal o a sus relaciones. El mediador debe animar a tomar en consideración el punto de vista de su oponente, ayudando a comprenderse y a sopesar sus planteamientos. Debe estar atento y aprovechar todas las oportunidades que las partes hacen aparecer para analizar su historia en común, para poder aprender de ella e intentar comprender el punto de vista de todos los implicados. Las personas mediadoras no deben asumir la responsabilidad de ofrecer soluciones al conflicto, que corresponde a las partes, aunque sí deben proponer procedimientos para la búsqueda 2 conjunta de soluciones alternativas, que deberán ser analizadas y seleccionadas desde la garantía de la satisfacción mutua, ayudando a delimitar cómo se van a llevar a cabo los acuerdos alcanzados. Los mediadores deben evitar la tendencia hacia la búsqueda de soluciones prematuras o de pactos finales que pueden zanjar el tema sin que hayan podido llegar al fondo. En ningún caso el mediador se permite dar consejos, juzgar o valorar, más bien intenta profundizar para asegurarse de que han salido a la superficie todas las divergencias, todos los intereses, necesidades y sentimientos que existen detrás de las posiciones, ayudando a las partes a definir el conflicto de manera unificada. En la práctica transformativa, el énfasis está en el apoyo a los cambios en la interacción de las partes en conflicto. Por consiguiente, los mediadores tienen

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cuidado de no impedir o de interponerse en el camino de la interacción mutua de las partes. El mediador no está presente para asegurarse que entiende los problemas o perspectivas de las partes, sino más bien para ayudarlas a clarificar lo que por sí mismas se están tratando de decir, mientras las partes deciden acerca de los problemas que las dividen(Folger, J.P. 2008). En el plano práctico, con el fin de apoyar su objetivo de transformación del conflicto, los mediadores se concentran en la interacción de las partes momento a momento, a medida que se desarrolla durante las sesiones de mediación. Este “microenfoque” impide que los mediadores se adelanten a las partes y que adopten una disposición diagnóstica que conduzca a la suerte de práctica altamente directiva que la investigación ha documentado. La mediación transformativa proporciona un enfoque para la práctica que implica una experiencia singularmente poderosa para quienes están en conflicto, porque confía en el poder de la interacción humana para liberar el potencial de las personas para la revalorización y el reconocimiento.

Circular narrativa

El modelo circular narrativo de Sara Cobb, ayuda a resolver creativamente desde una nueva “narrativa” los conflictos y a la vez, disfrutar con las soluciones elegidas, las cuales son determinadas por las partes en conflicto. Es quizás el modelo que más relación tiene con la Inteligencia emocional. Contempla parámetros que determinan la conducta de las personas implicadas. Proceso de comunicación que lleva a la persona a un adecuado desarrollo, evitando mayores conflictos. En definitiva, constituye un aprendizaje que permite una mejor comunicación con los distintos sistemas donde el individuo está inserto.

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El modelo circular-narrativo se fundamenta en los siguientes componentes teóricos según Munuera, P. 2007. a) La psicología del yo, y en particular en la formulación de Erikson y White. El mediador se propone reforzar y facilitar el aprendizaje de las funciones del yo a través de liberar, estimular, orientar la motivación de la persona para cambiar. El mediador, busca junto con la persona reducir sus temores y su ansiedad, para ello apoya y estimula su esperanza de mejora, disminuyendo la tendencia a recurrir a mecanismos de defensa inoperantes, aumentando con ello la zona del yo liberada de conflicto, permitiéndole implicarse en la tarea de resolución de las dificultades presentes. Liberar las capacidades afectivas, cognitivas y activas que permiten a la persona resolver la dificultad. Encontrar los recursos necesarios para la solución del problema planteado y hacer accesible los obstáculos. b) En segundo lugar, en la Pragmática de la Comunicación Humana, en la Teoría General de Sistemas y en conceptos Cibernéticos. La persona se encuentra inserta en un “sistema”, siendo los miembros de ese sistema interdependientes. Han sido las contribuciones científicas de autores como Bertalanffy, Haley, Russell, etc., las que ayudan en la comprensión de los procesos de comunicación en la familia, el ciclo de vida familiar: roles y reglas, los procesos de cambio, etc. c) La causalidad circularidad de las pautas de interacción familiar. En el modelo clásico de la ciencia pura, se considera que la causalidad es lineal. En cualquier situación dada, se nos enseña a entender la “causa” de un “efecto” alterando las variables una por una hasta que se aísla el factor que produce el hecho particular. Sin embargo, si se trabaja a partir de la premisa de que los aspectos significativos de un sistema sólo pueden comprenderse examinando el sistema como una “totalidad”, se hace necesario considerar la

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etiología desde un punto de vista diferente, tal y como se plantea en la Teoría General de Sistemas. G. Bateson (citado en Berger, 1993), demostró que todo conocimiento de los acontecimientos externos proviene de las relaciones que existen entre ellos, se reconoce en el hecho de que, para adquirir una percepción más exacta, un ser humano recurrirá siempre a los cambios en la relación entre él y el objeto externo. Sirva el ejemplo que para saborear un líquido dulce en la boca, lo deslizamos por la lengua, dando así lugar a una descarga de impulsos nerviosos con una estructura secuencial definida, de la cual se puede deducir el sabor y otras características... En este sentido, nuestros datos sensoriales iniciales son siempre “derivados primarios”, afirmaciones sobre las “diferencias” existentes entre los objetos externos o afirmaciones sobre los “cambios” que se producen en ellos o en nuestras relaciones con ellos... Lo que se percibe es la diferencia y el cambio, y a su vez la diferencia es una relación. La “circularidad” es el reconocimiento, o mejor, la convicción de poder obtener de la familia (y por lo tanto, dar a la familia) una auténtica información solamente si se trabaja con estos fundamentos: la información es una diferencia y la diferencia es una relación (o cambio en la relación). d) La construcción de historias. Se trata de historias que contienen argumentos organizados en secuencias temporales y/o lógicas, que funcionan a veces como simples o puras descripciones o como interpretaciones de hechos y/o comportamientos, que ocurren en determinados escenarios o contextos, con personajes que cumplen roles, siendo estos roles “la razón” de determinados comportamientos, que a su vez sirven impulsivamente para “consolidar el rol” que se desempeña basado en valores. Sara Cobb es considerada la representante internacional del modelo circular narrativo, aunque Marinés Suares es otra de las grandes teóricas.

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2.6.2.- Comparativas En el siguiente cuadro se puede apreciar las diferencias de criterios entre el modelo de Harvard y el modelo circular-narrativo:

Fuente: Pilar Munuera Gรณmez

A continuaciรณn se expone un cuadro resumen comparativo de los tres modelos en funciรณn del tipo de conflicto, el objetivo sobre el que gira la mediaciรณn y la funciรณn de las emociones en cada uno de ellos.

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Fuente: Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Instituto Universitario de la Familia. Apuntes programa de Máster en Mediación Familiar y con Menores. 20032004.

2.7.- La Inteligencia Emocional y la Mediación En situación de conflicto, en la que hay una gran implicación personal y emocional, las partes suelen actuar de un modo “reactivo” y por lo tanto “defensivo”, sin una estrategia inteligente para hacer llegar al otro su propio punto de vista y defender sus necesidades o intereses, de tal modo que pueda ser escuchado por la otra parte que también está implicada en el mismo proceso y tiene a su vez necesidades e intereses sobre la mesa. Y las emociones juegan un papel importante en estos procesos de “sobre‐reacción”, que limitan las posibilidades de una amplia visión del tema presente. En estas situaciones puede ocurrir que la persona se encuentre con una serie de limitaciones o déficits, que hacen peligrar el encuentro con la otra persona y por lo tanto, la consecución de los objetivos de ambas, tales como falta de conocimiento acerca de cómo manejar situaciones y conversaciones difíciles, falta de habilidades de asertividad y de comunicación efectiva, falta de habilidades colaborativas, incapacidad para manejar sus pensamientos y sentimientos de modo constructivo o falta de voluntad de entablar un diálogo constructivo. Si a estas limitaciones le añadimos un componente emocional sin gestionar adecuadamente, podemos concluir que el conflicto tenderá a agravarse y a complicarse, haciendo difícil su solución, sin la ayuda de un tercero neutral. Un aspecto que cabe mencionar es el hecho de por cuestiones de índole cultural – familiar y social‐ esta expresión natural de las emociones, ha quedado a menudo reducida o cambiada en otras formas, que no resuelven de raíz la emoción sino que la disimulan enmascarándola. Así podemos 34


encontrarnos con personas que no identifican la emoción, no la expresan, o incluso la niegan exteriorizándola de un modo que no les sirve ni a ellos ni a las personas con las que están interactuando. Por ejemplo, tal es el caso de la persona que a través de su comportamiento no verbal muestra enfado (puños cerrados, expresión hostil, aletas de la nariz abiertas, cara desencajada) y que al preguntársele por el supuesto enfado, lo niega

vehementemente. O por

poner otro ejemplo, la persona que cuando se enfada, por falta de “permiso” para expresar esta emoción, tiende a llorar, con lo que no está en condiciones ni de sanar lo que ocurrió, ni de conseguir lo que necesita comunicar. O al contrario, la persona que está profundamente triste y lo expresa mediante ira, con puñetazos, golpes, expresión verbal de rabia, etc., con lo que tampoco podrá resolver lo que causó la emoción que se presenta de una manera “enmascarada”. El

mejor

modo

para

gestionar

las

emociones,

como

hemos

dicho

anteriormente, consiste en identificarlas, nombrarlas, aceptarlas y expresarlas. Ahora bien, para su expresión, se deben considerar diferentes aspectos. En primer lugar, una vez identificada la emoción, se puede escoger expresarla en un contexto apropiado. El qué, con quién, el cómo, el cuándo y el dónde, es importante. En ocasiones se puede expresar en un contexto determinado, aunque solo sirva para el desahogo y no resuelva o modifique la situación que produjo la emoción. En otras ocasiones, se puede elegir un contexto más resolutivo para expresar la emoción al tiempo que se intenta modificar lo que la produjo (por ejemplo, al solicitar una aclaración, disculpa o ponemos límites al comportamiento del otro). En este contexto puede ser útil expresar la propia emoción para resolver el tema de que se trate. En todo caso, decidir “qué” se va a expresar y “con quién” se compartirá, suele ser de gran ayuda. En segundo lugar, es conveniente decidir “cómo”, “cuándo” y “dónde” vamos a actuar. La expresión de las emociones debe estar en armonía con nuestros objetivos vitales. Es decir, aún y entendiendo que toda emoción es válida y su expresión saludable y

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necesaria, es importante actuar de modo emocionalmente inteligente. Esto significa valorar cómo se va a expresar y si es deseable hacerlo en el momento presente, o bien esperar a que la serenidad marque la línea de la expresión de la emoción. Es fundamental pues que la expresión de la emoción esté en sintonía con las necesidades y objetivos de la persona, al tiempo que acorde con el contexto. Existe un tercer elemento a tener en cuenta que tiene que ver con asumir la responsabilidad por las propias emociones, más allá del comportamiento de los demás. Esto conlleva un compromiso con nuestro modo personal de pensar y sentir, con nuestros valores, así como con las consecuencias de nuestros propios actos. Esta autoresponsabilización comprometida, nos ayudará a elegir cuál será nuestro mejor comportamiento, al margen de la intensidad de nuestra reacción emocional y de la de los demás, ayudándonos a desescalar el conflicto y a clarificar la situación de que se trate, de un modo efectivo. Un modo de asumir la responsabilidad de la propia emoción, consiste en expresarla en términos de “yo me siento…”, en lugar de “me haces sentir…”. Otro elemento a considerar es tomar una “distancia emocional” de lo que ha hecho emerger la emoción, sobre todo si ésta es muy intensa y se percibe como de difícil control. Darse un tiempo de “interiorización” para que la emoción se vaya suavizando, permite la reflexión y el “recolocamiento” de la emoción en un espacio más manejable, al tiempo que nos da control sobre el “qué”, “a quién”, “cómo”, “cuándo” y “dónde” expresar la emoción sentida en un modo productivo. Finalmente, cabe mencionar la importancia de estar en contacto con las propias emociones, tanto si producen efectos deseados (alegría), como si es al contrario, para poderlas sentir, expresar y sanar convenientemente, si es el caso. El hecho de “reconocerlas” y “nombrarlas”, es el inicio de este proceso de estar en contacto con las propias emociones y aprender de ellas para comprendernos mejor a nosotros mismos, hacernos comprensibles para los otros y aprender a respetar las emociones de las demás personas.

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3.- INVESTIGACIÓN Tal y como se comentó en apartados anteriores, el presente estudio es de carácter exploratorio, y cuyos objetivos es determinar el nivel de importancia que los profesionales de la mediación otorgan a la Inteligencia Emocional como medio para conseguir sus objetivos profesionales, qué nivel de conocimiento tienen, que herramientas aplican y en qué casos. Con el fin de poder obtener una visión lo más real posible de la verdadera situación al respecto, se plantean una serie de entrevistas a profesionales de la mediación buscando obtener su propia versión, acercándonos a casos prácticos y reales, sus métodos, modelos, referentes y conocimientos relacionados con la inteligencia emocional. Creemos que con las nueve entrevistas que a continuación se transcriben, podremos obtener la mayor parte de las respuestas a los interrogantes planteados acerca de la relación actual de la mediación en conflictos y la inteligencia emocional, aplicaciones prácticas y demanda de los propios profesionales de conocimientos acerca de la gestión de la emociones que puedan ayudarlos a conseguir un mayor nivel de éxito en los procesos que lideran.

3.1.- Selección de preguntas A continuación se detallan una relación de preguntas que se han utilizado como referencia a la hora de afrontar las entrevistas. Esto no quiere decir que durante el transcurso de las mismas nos hayamos ceñido tan solo a estas preguntas, ya que de ese modo los resultados hubiesen quedado empobrecidos. Se puede comprobar durante su lectura que el entrevistador a aprovechado el “hilo” de la conversación para improvisar de forma que pudiesen quedar aclaradas o tratadas algunas cuestiones que han parecido de

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mayor interés por su relación con nuestra especialización en gestión de emociones. Preguntas de referencia:  ¿Ha oído hablar alguna vez de la IE?  ¿En qué contexto?  ¿Ha recibido alguna vez formación sobre IE?  ¿Alguna publicación?  ¿Puede recordar los temas tratados?  ¿Conoce alguna herramienta de IE?  ¿Ha realizado prácticas sobre IE?  ¿Las pone en práctica habitualmente?  ¿Cree que puede ayudar a mejorar su nivel de éxito en la resolución de conflictos?  ¿Puede citar alguna ventaja el conocimiento del manejo de las emociones en la resolución de conflictos?  ¿Recomendaría mayor presencia de IE en los planes formativos del mediador?  ¿Ha oído hablar de las distintas escuelas y teorías? (Transformativa, Harvard y Circular Narrativa)  ¿A cuál de ellas tiende?  ¿Quiénes son sus referentes?  ¿Algún caso real especialmente reseñable en el que las emociones han jugado un papel relevante en su desenlace?  Etc.

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3.2.- Selección de entrevistados A la hora de seleccionar a los entrevistados se han tenido en cuenta los siguientes criterios:  Que no todos fuesen abogados  Diversidad en campos de mediación  Diversidad geográfica

A continuación se expone un cuadro resumen de los entrevistados:

Nombre

Localidad Especialidad

Campo de mediación

Datos destacables

Paqui Soriano Raigón

Barcelona

Civil, familia, comunitarios

Co‐autora del libro "El abogado en la mediación"

Rocío López Izquierdo Granada María del Rocío De Vargas Jaén Aguilera Maribel Montero Lorite Jaén

Abogada

Abogada Familiar, civil y empresarial Sociología y Ciencias Familiar y género Políticas Abogada Familiar y género

Vicepresidenta de la Asociación de Mediadores de Granada Presidenta de la Asociación Profesional de Personas Mediadoras de Jaén. Tiene un blog que lleva su nombre

Francisco Tomás Prieto

Granada

Abogado

familiar y penal intrajudicial Autor del blog "A mediar Granada"

Juan Francisco López

Barcelona

Abogado

Civil, mercantil y familia

Co‐autor del libro "El abogado en la mediación"

Asunción Acevedo Laso

Madrid

Abogada

Familia

Lina Esteban Sánchez

Madrid

Abogada

Familiar, civil y empresarial

Roberto Granizo Palomeque Madrid

Abogado

Hipotecaria

Autora de tres libros sobre mediación familiar Vicepresidenta de la Institución de Mediación del Colegio de Procuradores de Madrid Socio fundador del Instituto de Mediación Hipotecaria, especializado en mediación hipotecaria.

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3.3.- Entrevistas Paqui Soriano Raigón Abogada. Barcelona. Co-autora del libro El abogado en la mediación. Suelo trabajar siempre co-mediación en casos civiles, sobre todo familia. Siempre he trabajado en temas comunitarios en el ámbito público y me ha llamado siempre todo lo relacionado con la cultura de la paz y la resolución de conflictos de manera dialogada, siempre he estado ligada al mundo asociativo en Barcelona y me apetecía mucho hacer algo así aunque la primera vez que me acerqué a la mediación la buscaba como una continuidad formativa que finalmente se convirtió en una pasión con idea de llevarla a mi ámbito profesional donde desarrollar mis potencialidades no solo a nivel laboral, sino también personal y emocional. Creo que esto de la mediación es algo totalmente vocacional. -

¿Ha oído hablar alguna vez de la IE?

Si. -

¿En qué contexto?

Cuando estudiaba el Máster de Mediación teníamos como un tercio de asignaturas o clases que estaban relacionadas con la psicología y es un tema que a mi me gusta mucho. En seguida comencé a buscar documentación y libros relacionados, autores que trabajaban en esa línea, en concreto con la gestión de las emociones y PNL. -

¿Ha recibido alguna vez formación sobre IE?

Yo hice un máster sobre mediación en el Centro de Mediación del Colegio de Abogados de Barcelona, luego he participado en formaciones más específicas en temas de familia e infancia y de resolución de conflictos en el ámbito de la Administración y asociativo.

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-

¿Cree que puede ayudar a mejorar su nivel de éxito en la resolución

de conflictos? Totalmente. Tuve un profesor que nos insistía en que un mediador debía ser un experto en comunicación, imagínate si tengo dos personas delante de mi mesa esperando que les ayude con su conflicto, lo primero que tengo que hacer es que se comuniquen y para ello tengo que conocer cómo se sienten, como se expresan y como son vistos por el otro, en este sentido tengo que dominar técnicas que faciliten esa comunicación y de favorecer un entorno que provoque que puedan decir cosas que a lo mejor en otro contexto no dicen, he de promover que se sientan cómodos y para eso he de trabajar mi capacidad de interpretar como piensan sobre cosas que les han pasado o que les están pasando. Una de las cosas de las que hacemos como mediadores es la de ser “agentes de la realidad” para sacarles de esa “ceguera” que les provoca el conflicto y traerles al mundo real y proyectar como puede ser su vida de ahora en adelante. Es muy importante hacerles ver cómo se pueden llegar a sentir en ese nuevo contexto o esa nueva etapa en la que el conflicto ya no esté, y para eso necesito herramientas de psicología, inteligencia emocional para poder transformar esos estado de ánimo sin caer nunca en la terapia porque yo no soy una profesional de la psicología, pero sí que puedo adoptar alguna técnica para ayudarme como mediadora para promover esa comunicación y que lleguen, en la medida de lo posible, a puntos de acuerdo en ese problema que tienen. -

¿Recomendaría mayor presencia de IE en los planes formativos del

mediador? No que crea solo que es importante, es que es fundamental y básico. El intentar entender a las personas, gestionar emociones y leer esos gestos, las formas de ver el mundo de los demás más allá de filtros que puedas tener tú, es muy importante.

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Por ejemplo, en el servicio de mediación en el que trabajo, hace un par de meses acudió una chica que, una vez me había contado su historia sobre su divorcio, su niño pequeño, etc, me pidió información sobre mediación y cuando se dispuso a cumplimentar el cuestionario para aceptar la mediación me confesó que tenía interpuesta una denuncia por violencia de género. Le tuve que informar que actualmente la mediación no está regulada para ese tipo de casos, aun a pesar de que ella alegaba que no hubo maltrato físico sino psicológico. De cualquier manera, el mediador al que le llegue un caso así, debe de saber interpretar si esas dos personas están en disposición de entrar en mediación o no, porque puede haber una situación de desequilibrio, si el mediador no es capaz de leer eso puede llegar a una mediación errónea cuyas consecuencias pueden ser más negativas y agravar la situación. Tenemos por tanto que formarnos suficientemente para poder detectar circunstancias como estas en las que la comunicación no se va a producir de forma adecuadamente, y de que las partes acuden libremente y que los acuerdos a los que puedan llegarse, sea de una manera responsable, y no existen situaciones de miedo o de coacción. Bajo mi punto de vista, un caso de mediación es exitoso cuando se llega a un acuerdo que es perdurable en el tiempo, es decir cuando la solución es definitiva sin tener posteriormente que recurrir a la vía judicial por ejemplo. De cualquier forma, en caso de detectar desequilibrio emocional entre las partes, siempre podremos intentar mejorar la posición del más débil, por ejemplo dándole la palabra cuando ella no hable, concediéndole un tiempo extra para expresarse, recuperando por mi parte frases que me ha expresado en sesión privada (con su permiso), intentando reconocer y aumentar la autoestima de esa parte que está más baja. Si aun así no lo consigo… tenemos un problema.

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-

¿Ha

oído

hablar

de

las

distintas

escuelas

y

teorías?

(Transformativa, Harvard y Circular Narrativa). ¿A cuál de ellas tiende? Nosotros siempre decimos cuando impartimos una formación o damos una charla, que lo más importante de un mediador es el valor añadido que él aporta, es decir, la interpretación que él hace de las cosas con las que está trabajando en función de su experiencia. Como ponemos ese filtro, hay mediadores profesionales que tienden más a un ámbito más pragmático como es Harvard, o un ámbito más sentimental que es la transformativa y la circular narrativa ya es para nota, creo que pocos profesionales que la estén utilizando al cien por cien porque hay que estar realmente muy bien preparados, de otra manera es muy arriesgado porque hay que controlar muy bien los tempos y tener mucha experiencia y sábelo hacer muy bien, realmente a mí me da mucho respeto. Yo tiendo más a la escuela transformativa por mi manera de ser, soy más emocional, suelo tener bastante empatía con la gente, y creo que incluso hablando con grandes empresas en asuntos mercantiles están presentes los sentimientos. Por ello soy partidaria de la co-mediación, de esta forma puedes combinar dos visiones si es el caso. Por ejemplo mi compañero en mediación es más pragmático, sin embargo yo soy más sentimental, las dos visiones se complementan y podemos obtener un análisis del caso más enriquecido. En todo caso, a nivel de técnicas, acabas combinándolas todas, a lo mejor en la primera fase en la que las partes te cuentan el motivo de su conflicto utilizas más la transformativa porque intentas parafrasear, pones encima de la mesa las dos historias, haces preguntas que a ellos les ayuden a expresarse y a sentirse cómodos, y a lo mejor a la hora de trabajar el acuerdo, durante la lluvias de ideas o en la generación de opciones puedes ser más “harvariana”, intentas perfilar soluciones en aquello en lo que ellos no están de acuerdo y que no están viendo por el momento en el que están imbuidos. Pero al fin y al cabo es una

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combinación de todas y cada profesional acaba poniendo su punto personal en función de cómo sea cada caso. La realidad es que siempre comenzamos un proceso con la previsión de hacer una cosa y, normalmente, acabamos haciendo otra totalmente diferente, y yo en esto tengo un especial don en equivocarme lo cual me parece magnífico porque significa, primero que aprendo, y segundo, que cada caso es diferente y que me debo de ir adaptando a las diversas circunstancias. No puedo pensar que voy con un esquema hecho y si no se cumple no puedo continuar, todo lo contrario, he de estar preparada porque cada caso es un mundo y una prueba diferente, esto es muy enriquecedor a nivel profesional. Normalmente hacemos una recepción de las personas implicadas y les explicamos en que consiste la mediación, como funciona, los principios, etc, con la doble finalidad de que sepan a lo que se enfrentan y a la vez aprovechar para generar un espacio de comodidad. ‐

¿Alguna clave desde el punto de vista de la inteligencia emocional para esta fase?

En esta fase es muy importante para el mediador no juzgar a las personas, nunca, ni por como vienen vestidos, ni como te hablan, ni que actitud traen, etc, siempre te pueden sorprender, y es normal porque somos personas y vivimos en sociedad y tenemos una serie de patrones mentales con los que trabajamos y vivimos, y es normal que cuando te vienen dos personas, de manera inconsciente te haces una primera imagen que suele ser una mentira, nunca coinciden con la realidad. ‐

¿Cómo consigue esto?, ¿tiene alguna técnica para lograrlo?

No, solamente cuando ya te ha pasado varias veces te das cuenta de que necesitas abrir la mente, todo puede pasar y de todo puedes aprender, y la persona peor vestida, peor peinada o que peor habla (por buscar un estereotipo) puede ser la que más aporte al proceso de formación, puede

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apuntar soluciones o que sea la que más ganas tiene de llegar a un acuerdo, así que fuera estereotipos y, como digo, mente abierta en este sentido porque es lo que yo los voy a pedir a ellos. ‐

¿Cuál sería para usted la siguiente etapa en el proceso?

Se trata de la historia, que ellos nos expliquen su punto de vista y que ahí es importante el papel del mediador en la comunicación, el garantizar que ellos se puedan expresar con total libertad porque es la primera vez y siguen estando el uno frente al otro y es normal que no se comporten como lo harían si estuvieran solos contigo, o en una reunión con amigos o con su familia, con lo cual van a reproducir el conflicto como lo viven en la calle pero no totalmente ya que están delante de un tercero que no conocen de nada y al que le está explicando cosas muy íntimas. A nosotros esta fase nos sirve para obtener una radiografía de la historia ya que obtenemos las dos versiones, que en principio pueden parecer antagónica pero no siempre es así, es más como ellos lo viven que no la historia en sí. ‐

Para usted, en esta etapa, la clave es que se comuniquen las partes ¿cómo lo consigue?

Bueno piensa que si han venido es que quieren comunicarse, y esta afirmación no es baladí, yo colaboro con el Servicio de Orientación Familiar en Martorell y recuerdo que en una ocasión acudió una chica que venía a pedir información y una vez enterada del proceso me confesó que todo le parecía muy bien para intentar solucionar un problema con su “ex” pero ella no quería sentarse con él, psicológicamente no se sentía preparada para estar delante de él y hablar; no tuve más remedio que decirle que en su caso no era posible iniciar un proceso de mediación, por ella hubiera sido, pero si no hay comunicación no hay mediación. Muchas personas piensan que esto consiste en que el mediador le diga al otro la razón que yo tengo, entonces, desmontar todo eso es básico, cuando jugamos las reglas deben de quedar claras para todos, no se puede engañar a nadie en esto de forma

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tal que se generen expectativas falsas acerca del proceso, si lo tenemos que dejar más vale hacerlo a la primera “tu no gastas dinero y yo no gasto esfuerzo”. Normalmente, cuando alguien da el paso de venir a la mediación suelen ir concienciados de que se van a encontrar a alguien que les va a marcar el ritmo y suelen respetarte, a veces se enzarzan y tienes que pedir tiempo muerto llamarlos al orden y advertirles que de no cambiar de actitud se acaba la mediación. Yo personalmente insisto mucho cuando intervengo en foros o en formaciones en que el mediador debe quererse a sí mismo ya que existe una tendencia a pensar que la figura del mediador es débil o que al no estar esta profesión todavía muy extendida y no disponer de un colegio profesional a veces no se les tiene tanto respeto como autoridad en la materia como se le puede tener a un abogado o a un psicólogo, por lo que somos nosotros los que hemos de ejercer con autoridad y ganarnos ese estatus, por lo tanto, si hay un momento en el que tenemos que decir “señores lo dejamos aquí” no debemos dudarlo, el principio fundamental de la mediación es la voluntariedad, si los mediados ven algo que no lo tienen claro se deja y no pasa nada. ‐

¿Cuál suele ser la siguiente etapa en su proceso de mediación?

Depende, después de escuchar el conflicto con ambas partes a la vez, lo normal sería plantear un caucus (entrevista por separado), pero a veces esta opción la barajo en primer lugar. El conflicto explicado con todos en la sala no permite comprobar cómo se relacionan entre ellos y qué idea tienen el uno con el otro con respecto al problema. Posteriormente el caucus nos permite profundizar más utilizando preguntas acerca de “¿Cómo te hace sentir aquello que dijiste en la sala de mediación?, ¿por qué lo dijiste?, ¿Qué crees que el otro siente cuando le hablas así?, etc., la verdad es que te permite reformular cosas y nosotros podemos obtener muchas pistas que

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nos permiten acabar de entender la historia, por que las personas cuando están por separado normalmente se derrumba y te explican cómo se sienten de verdad, en este punto la clave es la confidencialidad que aporta tranquilidad al mediado para poder expresar lo que siente, y a nosotros nos sirve para crear un contexto y poder plantear las preguntas oportunas y crear un ambiente favorable para intentar situarlos. ‐

¿Suele volver a juntar a las partes después de estas entrevistas por separado?

Depende de cada caso, pero lo normal es que sí, y les esquematizamos en la pizarra la historia para que ellos puedan ver la misma información expresada por un tercero e forma objetiva con todos los elementos expuestos. Por ejemplo, en un divorcio normalmente las partes se basan mucho en la demanda y en la contestación, pero cuando sacas todo de ahí y arrinconas la demanda y expones en la pizarra los hijos que tienen (sobre todo si son menores) y los bienes, de golpe son conscientes de todo aquello que les une y por lo que tienen que llegar a un acuerdo, sin florituras, sin malestar, sin abogados, les hacemos que se den cuenta de que esto es para siempre, y que, les guste o no, alguna mínima relación tienen que establecer, aquello que quieren más en el mundo a su manera, realmente es lo mismo. Por lo tanto en esta fase es muy importante que ellos se resitúen y establezcan un diálogo diferente. ‐

Llegados a este punto del proceso ¿notan un cambio de actitud?

La mediación funciona siempre que ellos noten que se está progresando, cuando uno sale de la sesión de mediación vuelve a su entorno, vuelve a la familia, los amigos que no están participando en este proceso y contaminan esa posibilidad que hemos conseguido sembrar en su mente de que a través de la mediación sirva para solucionar su conflicto. Si esta circunstancia de influencia negativa del entorno la podemos superar, notaremos un avance notable en nuestros objetivos. De cualquier manera

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hay personas que buscan acabar rápido, no hace falta que después se tengan que ir a cenar juntos, simplemente se trata de que en función de aquello que tienen en común consigan mantener una mínima relación de comunicación. ‐

¿Cómo consiguen llegar a un acuerdo?

Normalmente a partir de tener una conciencia clara y objetiva de la historia por ambas partes, les pedimos que generen opciones, normalmente recurriendo a lo que llamamos lluvia de ideas planteando “¿Cómo te gustaría que fuera tal situación sin ningún tipo de límite, aunque sea una locura lo que vas a decir?”, por ejemplo recuerdo un caso que para mí fue muy enriquecedor por que generamos una opción que en un juzgado nunca se hubiese conseguido. Se trataba de un matrimonio que se quería divorciar y tenían una relación muy complicada, llevaban un año sin hablarse y para poder generar dinero “liquido”, que era uno de sus deseos, les propusimos la técnica de la lluvia de ideas en las que uno de ellos propuso que un hijo se pusiese a trabajar, se trataba de un niño con trece años, es decir que por muy disparatado que parezca la idea lo bueno es soltarla porque de ahí finalmente suelen salir opciones viables que, combinándolas pueden resolver el problema de llegar a un acuerdo. En otro caso en el que aplicamos la lluvia de ideas en el que la tensión era terrible y en el que no pudimos llegar a un acuerdo, aun teniéndolo prácticamente al alcance ya que había demasiado odio, hay mucha gente que vive en un estado de confort en el odio, en el conflicto y, paradójicamente, le cuesta aceptar que se acaba el conflicto y que finalmente se ha tomado una decisión y que ello conlleva una parte de ceder. Curiosamente, en este caso, finalmente llegaron a una misma conclusión expresada por separado gracias a la cual se pudo llegar a un acuerdo, cosa que nunca hubieran hecho juntos, porque lo que realmente querían era hacerse daño el uno al otro. Cuando pusimos la propuesta sobre la mesa sin saber que también la había propuesto el otro, la

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aceptaron sin dudar y de buen agrado. Aun así, no pudimos cerrar el acuerdo porque a la siguiente sesión una de las partes no se presentó. El mundo de las emociones es muy complicado, reconocer acordar algo con alguien a quien odias es complicado de defender delante de tu entorno, me dio pena pero lo entendía, sobre todo porque en medio había un niño pequeño… pero bueno, es su decisión. ‐

Cómo mediadora ¿pueden llegar a afectarle los problemas de sus mediados?, ¿Cómo gestiona esta circunstancia?.

He podido poner bastante distancia, porque al principio me llevaba los problemas a mi casa, se lo debo a algunos profesores que he tenido que hicieron mucho hincapié en el tema de la voluntariedad, es decir, las partes vienen a buscarte a ti porque tienen un problema “ellos” y ese tema lo tengo superado, pero en muchas ocasiones me puede la auto exigencia profesional, a veces me quedan dudas si podía haber hecho más a la hora de promover vías de comunicación o la posibilidad de llegar a un acuerdo. Realmente las decisiones que ellos tomen no me afectan, en muchos casos es una pena, pero yo no puedo obligar a nadie a tomar una decisión por muy obvia o clara que yo la vea, son ellos los que tienen luego que convivir con ella y mi misión es la de garantizar de que ellos estén convencidos de las opciones que hayan acogido, de forma que se ajuste a lo que ellos quieren y nunca a lo que yo pienso. De no ser así, cuando vuelvan a su mundo será un fracaso y yo me habré convertido en una nefasta profesional. Realmente a mí la mediación me está cambiando a nivel personal, y creo que debemos realizar una reflexión interna antes de afrontar un caso. ‐

¿Debo entender que en ocasiones aparece en usted un sentimiento de culpa?

Por supuesto, cada vez que me enfrento a un caso de mediación, a mí me gustaría echar una mano a la gente, al fin y al cabo me dedico a esto

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porque tiene un punto vocacional, y siento siempre la necesidad de poder ayudar, por eso es lo del sentimiento de culpa, por querer hacerlo mejor, no por las historias que puedan generarse o por no poder llegar a un acuerdo, o incluso por llegarse. -

¿Quiénes son sus referentes?

Sin dudarlo, para mi hay una persona que es realmente brillante que es Rafael Llinás, psicólogo, mediador y formador de mediadores, al que le pedimos que prologase nuestro libro, me parece una persona muy completa, es director del Centro de Mediación Ciudadana de San Adriá de Besós en Barcelona, cada vez que voy a una formación suya descubro muchas cosas y me aporta motivación profesional, además combina muy bien su experiencia con la teoría.

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Rocío López Izquierdo Abogada. Vicepresidenta de la Asociación de Mediación Familiar de Granada. ‐

Rocío ¿Cómo empezó con esto de la mediación?

Llevo cinco años dedicada a la mediación, y comencé a interesarme a raíz de asistir a un curso de Javier Ales (profesor de la Universidad de Sevilla), y en seguida me di cuenta de que esto iba conmigo y con mi forma de ser. Prefiero negociar a pleitear. Pensé que me podía aportar técnicas y herramientas que me podrían venir bien en mi trabajo como abogada, pero conforme continué formándome me di cuenta de que todo lo que aprendía era aplicable a todos los aspectos de la vida, no solo el laboral, porque en todos los ámbitos surgen conflictos. La verdad es que la mediación conseguí una gran apertura de mente, por ejemplo te das cuenta que en este mundillo existen caminos alternativos al meramente judicial para resolver conflictos, y que ese proceso lo puede dirigir una persona bien formada en ciertas técnicas, sea abogado, psicólogo, etc. Posteriormente realicé un máster en mediación social y laboral y desde entonces no he parado, comencé a llevar casos de mediación en la policía nacional y posteriormente en el juzgado. Suelo trabajar en equipo con otro abogado y un trabajador social. ‐

¿Cuál es su especialidad en mediación?

Sobre todo familiar, no solo separaciones o divorcios sino también intergeneracionales, aunque también llevamos conflictos de ámbito económico, etc, civiles y empresariales aunque estas últimas son difíciles que lleguen al mediador. También acudo a comisaría por asuntos muy variados como disputar entre vecinos o incluso entre compañeros de piso, normalmente suelen ser estudiantes. En muchos casos el ciudadano acude

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a la policía sin saber lo que va por vía civil, o no distinguen entre denuncia o demanda, pero la policía nacional ya está preparada para informar acerca de esta posibilidad que es la mediación. -

¿Ha oído hablar alguna vez de la IE?

Si pero como algo muy amplio, más bien del manejo y la importancia de las emociones en el proceso de mediación. -

¿En qué contexto?

En el ámbito de los psicólogos con los que colaboro y con los que me formo, pienso que le sucede como a la mediación, que son términos que ahora están de moda por ser más novedosos aunque no sé hasta qué punto la gente sabe realmente qué es la inteligencia emocional. -

¿Ha recibido alguna vez formación sobre IE?

No tengo ningún curso específico de inteligencia emocional, pero considero que si he dado bastantes aspectos de la misma, los mediadores especialmente hemos de estar en continuo proceso de formación. Me atrae mucho toda la formación específica de carácter psicológico que me pueda aportar herramientas para mi trabajo. La parte jurídica la considero muy importante en la mediación pero esa parcela la tengo cubierta por el momento. -

¿Conoce alguna herramienta de IE?

Yo entiendo que las herramientas que se utilizan en los procesos de mediación son las de escucha activa, o incluso desde la presentación o acogimiento de los mediados ya se requieren herramientas de inteligencia emocional. ‐

Precisamente en esa primera fase de recepción de las partes, ¿alguna clave que nunca debe de pasársele al mediador?

Si, para mí es muy importante cuidar el trato que se les da a ambos en el sentido de que sea exquisitamente igual a cada uno de ellos. Es muy 52


importante cuidar mucho este aspecto, si te has dirigido una mirada o una palabra a uno de ellos, es imprescindible hacer lo mismo con el otro. Buscar el equilibrio es fundamental, sobre todo al principio, cualquier detalle que haga pensar al mediado que está en desventaja puede dar al traste con con el proceso, piensa que todos llegan a la sala con la idea de que al mediador se lo tienen que llevar a su terreno y de que lo tienen que convencer de que él es el bueno y el que lleva razón, y todo eso a pesar de haberles dejado claro que el mediador va a ser una persona neutral e imparcial, pero a ellos les queda ahí como un formalismo, pero que pasa por su mente de forma fugaz. Si le das la mano al señor, le debes de dar la mano a la señora, y se trata de besos pues igual, a pesar de que las costumbres en nuestra cultura sean diferentes. Si vienen acompañados en un entorno, por ejemplo en la policía, y el otro no, hemos de impedir que entren a la sala el mismo número de personas en cada parte, lo mismo pasa con los abogados, etc, cuidar la amabilidad con cada uno a pesar de que la empatía natural con alguna de las partes quede totalmente oculta, para ello el mediador debe de estar entrenado. - ¿Cuál sería para usted la siguiente fase del proceso y la clave que nos puede aportar? Para mí sería la que podemos denominar cuéntame, se trata de relatar la historia del conflicto para lo cual debemos de arrancar con la herramienta de la escucha activa. Para mi es fundamental el orden en esta situación, es decir que el mediador debe velar por el orden de intervenciones y evitar a toda costa el caos, también el respeto claro. No debemos permitir interrupciones del otro cuando uno de ellos habla, mantener la mirada y la atención exactamente igual a los dos durante sus intervenciones, asegurar con nuestra actitud que ellos perciban que están teniendo de forma precisa el mismo trato y las mismas oportunidades. Para evitar suspicacias, cuando termina uno de ellos su relato, suelo repetirle la historia de forma muy resumida, de esa forma demuestro que he

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estado escuchando, y a la vez me aseguro de que he entendido todo de forma correcta y, si procede, aprovechar para reformular. Ojo, no para cambiar o maquillar el relato, sino como mucho matizar el relato de forma positiva pero sin cambiar ni un ápice del sentido del mismo. En la comediación, la ventaja en este sentido es que uno de los mediadores puede tomar notas mientras el otro atiende con mucha atención los relatos de ambas partes. - ¿Qué hacen una vez que ambas partes han contado su historia? Entraríamos en una nueva etapa que es la de construir la historia común, no siempre es fácil, entramos en el mundo de las percepciones. La manera que tienen de contarlo cada uno es muy similar pero tendremos que encontrar las diferencias en los matices. Lo que como mediadores no podemos consentir, llegando incluso a cerrar el proceso de mediación es cuando se falta a la buena fe, eso lo detectamos sobre todo cuando las historias son muy diferentes o encontramos contradicciones en cosas que pueden contarse numéricamente; este tipo de distorsiones me las encuentro muy a menudo en los casos que trato en la policía nacional. Cuando una persona afirma que llevó a otra en coche a su casa familiar y mientras le iba insultando, y la otra asegura que nunca ha estado en la casa y por supuesto nunca ha insultado, es evidente de que ya no estamos tratando las percepciones sino una falta de buena fe que dejaste claro que eran muy necesaria durante todo el proceso, por lo que este tendríamos que pararlo. Con toda esta información, el mediador construye la historia común de forma que ambas partes se identifiquen con esa versión una vez devuelta. - ¿Qué hace a continuación con esa historia común? Yo suelo hacer lo que muchos compañeros llamamos agenda o mapa del conflicto, en definitiva se trata de extraer los puntos conflictivos que tenemos que trabajar. Imaginemos un matrimonio que se va a divorciar y que ya tenemos historia común y están ambos de acuerdo, pues bien los

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puntos a trabajar suelen ser del tipo de que uno quiere vender la casa y el otro no, que uno quiere la custodia compartida de los hijo y el otro prefiere la fórmula clásica de custodia. A partir de aquí lo que tenemos claro es cuales son los puntos sobre los que tenemos que poner el foco. Cuando los mediadores comienzan en su carrera profesional esta es la parte es la que más les cuesta, entre otras cosas porque suelen “picotear” sin control sobre estos puntos de desacuerdo. Volvemos por tanto a necesitar poner orden, para ello lo normal es comenzar por lo fácil para que ellos se sientan más cómodos, aunque en otras ocasiones, si nos vemos apremiados por la proximidad del juicio abordamos directamente los puntos más complicados. Podemos llegar a un acuerdo total, o incluso podemos quedarnos con acuerdos parciales. De cualquier forma, una vez tratados todos los conflictos nos queda por delante la redacción del acta final en la que se reflejan todos los acuerdos y compromisos. Dicho documento me gusta leerlo a las partes en voz alta para asegurarme de que son los acuerdos que ellos quieren y están dispuestos a cumplir, es el momento de recordarles que esos acuerdos son suyos y de los que se hacen responsables. En caso contrario es mejor no firmar, sobre todo cuando se trata de adolescentes, si hay que eliminar alguno a última hora no pasa nada, lo importante es que cumplan lo pactado, en caso contrario estaríamos contribuyendo a empobrecer la mediación como herramienta, esta circunstancia es la que le da valor a nuestro trabajo. -

¿Ha realizado prácticas sobre IE?

Si, todos los curso a los que asisto -

¿Cree que puede ayudar a mejorar su nivel de éxito en la resolución

de conflictos? En la mediación los protagonistas son los mediados, por lo que si se convencen de que es mejor que resuelvan ellos sus propios problemas y no lo dejen en manos de terceras personas, como abogados o jueces, sino que

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sean ellos los que tomen sus propias decisiones, proceso durante el cual van a estar muy presentes las emociones, sobre todo al principio donde es más fácil que debido a una falta de gestión de las emociones, el proceso se le puede ir de las manos al mediador. -

¿Puede citar alguna ventaja el conocimiento del manejo de las

emociones en la resolución de conflictos? Si, por supuesto, empezando por uno mismo, esto también precisa su rodaje, al principio cuando estás empezando en esta profesión y ves una “herida abierta” sufres. Esta circunstancia especialmente me ocurría en los casos que me venían de comisaría, te encuentras que en el parte aparece “discusión familiar” y cuando te enfrentas a los actores te puedes encontrar historias muy crudas, de drogas, abandono de los padres, lesiones por violencia, etc, y en esos casos tienes que aprender a canalizar tus sentimientos porque te transmiten mucha energía negativa y mucha tristeza, todo eso hace que precisemos preparación personal en este aspecto. -

¿Ha

oído

hablar

de

las

distintas

escuelas

y

teorías?

(Transformativa, Harvard y Circular Narrativa)?. Por supuesto. -

¿A cuál de ellas tiende?

Bueno todos solemos recurrir incluso mezclar técnicas de las distintas tendencias, por ejemplo Harvard es muy utilizada en el mundo de los negocios, lo que se persigue es encontrar una solución para resolver el conflicto, no interesan las relaciones de ningún tipo. En mediación familiar sin embargo, lo realmente importante es transformar y mejorar la relación. Yo tengo amistad con el juez D. José Luis Utrera de Málaga que es un convencido de la mediación extrajudicial, siempre afirma que aunque un proceso de mediación acabe sin acuerdo, siempre queda algo bueno que hace que merezca la pena el proceso, y que el diálogo siempre aportará cosas positivas para la relación personal, conciencia de la posición del otro,

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etc, y él mismo afirma haber detectado estadísticamente el hecho curioso de que un alto porcentaje de estos casos de mediación sin acuerdo, han servido para conseguir que muchos procedimientos contenciosos que previamente se han sometido a mediación y que han acabado sin acuerdo, antes de que se celebrase la vista del juicio, sus respectivos abogados han hecho una reconversión a mutuo acuerdo. Estos casos se dan probablemente porque han tenido tiempo para madurarlo todo antes de llegar el juicio gracias al diálogo abierto durante las sesiones de mediación que han servido como una semilla que, gracias al simple esfuerzo de haber aceptado a acudir ya ha surtido un efecto que, por pequeño que sea, ya hace que haya merecido la pena. - La mediación intrajudicial por tanto parece que funciona ya ¿no es así? Bueno, al menos aquí en Granada se comienza ahora el tercer año de mediación familiar, el segundo de mediación intrajudicial penal que está dando muy buenos frutos, se ha introducido la mediación social y laboral, que arranca este año, y ya está puesta en marcha la mediación en asuntos civiles y mercantiles. Se trata de planes piloto en los que realmente son los jueces los que van a decidir que asuntos van a mediación bajo su criterio, por lo que, bajo mi humilde opinión, todos los jueces deberían recibir formación en mediación. Aclararte que en la mediación intrajudicial solemos actuar en co-mediación, se supone que aquí tratamos casos más maduros en los que ya se han quemado algunos cartuchos y oportunidades de llegar por ellos mismos a un acuerdo y por lo tanto pueden presentar mayor complejidad. Cuando las personas llegan al juzgado ya se encuentran muy posicionados, han consumido mucha energía, han discutido mucho, y cuando han dado el paso de gastar dinero y buscar abogado es señal de que la relación está muy deteriorada. En este caso es mejor formar un equipo para que no se

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escape ningún detalle y a la vez ir preparando preguntas, elaborar la historia, etc. - Por cierto, y por mera curiosidad, en los casos de la mediación intrajudicial ¿Quién asume los honorarios del mediador? Pues mira, es que resulta que la mediación intrajudicial es gratuita, estamos trabajando de forma altruista a pesar de que se estén resolviendo casos, tenemos la ilusión de que las generaciones venideras cobraran por este trabajo para que sea reconocido como creemos que se merece. - Tengo especial curiosidad por la mediación en casos penales Si, nuevo en la actualidad solo podemos encargarnos de lo que hasta ahora se ha conocido por faltas ya que son casos de menor relevancia aparente como puede ser una agresión. - Ya, pero en qué consiste una mediación en caso de una agresión?, una vez agredido ¿Qué es lo que hay que mediar? Pues mira en esto nos encontramos cosas muy a tener en cuenta en inteligencia emocional, por ejemplo hay madres cuyos hijos se han peleado y ellas se han metido por medio y son insultos, amenazas y cosas aparentemente como digo de poca entidad, y lo que vamos buscando es una reparación y satisfacción plena. Se parte de que en la mediación penal se dan una víctima y un agresor que en muchas ocasiones con una sentencia condenatoria, una multa, no quedan satisfechas ninguna de las dos partes. En ocasiones las propias víctimas a pesar de que el agresor ha sido multado se pregunta el porqué de esa violencia y porqué a ellos, solamente sentiría reparado su dolor si la otra persona supiera lo mal que lo ha pasado, si le pidieran perdón, y perdería ese miedo residual que no la deja vivir si viese a la otra persona de verdad arrepentida y le dijese que no se lo volverá a hacer; es de esa forma cuando la víctima de uno de estos casos encuentra la verdadera satisfacción judicial y la verdadera reparación.

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Pero es que por la otra parte también se da el caso de que el agresor que ha cometido en un momento dado un error y realmente lo que menos le importa también es pagar la multa, es que lo que quiere es reparar su daño explicando por qué lo hizo y que pudo ser un momento de debilidad y que realmente están arrepentidos y que lo que más les gustaría sería explicarle a esa persona a que le han causado un mal, aunque solo haya sido la rotura del retrovisor del coche, que sí que pagan los daños económicos pero lo que necesita es pedir perdón ya que se sienten mal y quieren sentirse perdonados. De esta circunstancia emana un efecto también preventivo de alto valor, ya que definitivamente su mal comportamiento acaba para todos los restos, en cambio otros continúan con un peregrinar por los juzgados, vecinos que se insultan y acaban agrediéndose a resultas de condenas, esperan poderse vengar, el odio es cada vez mayor que deriva en sufrimiento, gasto económico, y un gran desgaste emocional. -

¿Quiénes son sus referentes?

Me gustaría añadir que cada vez son más abogados los que se van convenciendo de que esta es una vía muy práctica para conseguir resolver conflictos, hay casos, sobre todo de separaciones matrimoniales, en los que ya detectas que no lo tienen claro y que van a acabar “mareando” al abogado, por lo que algunos ya les recomiendan que se pongan en manos de un mediador, es lo más honesto por su parte, sobre todo para abordar también problemas de relación de estos padres con sus propios hijos con el objeto de pactar normas de convivencia.

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María del Rocío De Vargas Aguilera Perfil: Sociología y Ciencias Políticas Mejor Mediación, Mejor Hablamos, gabinete de mediación. Además es la presidenta de la Asociación Profesional de Personas Mediadoras de Jaén. Busco mi satisfacción personal a través de la mediación, vivir de la mediación hoy en día es complejo ya que en la actualidad la sociedad no está preparada, es fácil acceder a un proceso de mediación pero luego es dificultoso enfrentarse a ello. Vimos también la necesidad de abordar la mediación de forma interdisciplinar, por ello nuestro grupo lo compone una pedagoga, una psicóloga, una trabajadora social, un abogado y yo. Nos gustó abordar la mediación desde una perspectiva de género ya que somos todas mujeres y estamos formadas en género. Si los procesos de mediación ya de por sí son complejos, si de lo que se trata es de conflictos entre un hombre y una mujer, esta dificultad aumenta, sobre todo en procesos de separación o divorcio. ‐

¿Ha oído hablar alguna vez de la inteligencia emocional?

Imagínate contando en el equipo con una pedagoga y una psicóloga, además lo vivimos como un proceso de mejora también para nosotras mismas. Hemos detectado que generalmente las personas no vienen preparadas emocionalmente para afrontar un proceso de mediación, con el equilibrio suficiente como para abordar la mediación, si bien se supone que todo proceso de mediación se inicia con el objetivo de atrapar todas las emociones, en multitud de ocasiones te das cuenta de que la persona va buscando más una orientación que una mediación ya que no se sienten preparados para afrontar por sí mismos el hecho en sí de apropiarse del conflicto, nosotras además preparamos talleres con familias para conflictos intergeneracionales, con la presencia de padres y madres de forma que

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sean capaces de darse cuenta de la importancia de las emociones en las relaciones familiares. ‐

¿En qué contexto?

Nosotras estamos centradas en mediación familiar ya que pensamos que para otro tipo de problemas, mercantil, etc es preciso una gran formación jurídica, y nosotras estimamos que un código penal no resuelve ciertos casos conflictivos, sino que más bien para proteger al individuo, como es el caso de menores, pero pensamos que un código civil no puede abarcar ciertas cuestiones personales o humanas. Nos llama mucho más la formación en familia, derecho privado, en definitiva separaciones, divorcios e intergeneracional, como por ejemplo conflictos derivados de dependencia que afecta a personas mayores. ‐

¿Ha recibido alguna vez formación sobre inteligencia emocional?.

Si, sobre trabajo en emociones, psicodrama, PNL. Una de mis compañeras se está formando en terapia GESTAL, y prepararnos también como mediadores para afrontar la carga emocional que supone enfrentarte a un proceso de mediación. En este aspecto es importante contemplar como vienes a ella, como se encuentra tu entorno familiar, familiar, etc ya que también influye. Quiero destacar que una de nuestras cualidades es que nos desplazamos al domicilio familiar cuando podemos ya que en muchos casos se consiguen más progresos si a las personas no las sacamos de su medio. De cualquier forma, como ya te comenté, tampoco son “avalanchas” de trabajo las que tenemos. Hoy en día no se puede vivir en exclusiva de la mediación y mcho menos si vas sola. La Junta de Andalucía tiene un registro de mediadores para conflictos familiares, algo parecido a la justicia gratuita. Estamos inscritas en el registro de mediadores de la Junta de Andalucía para las especialidades que te he comentado y esa es básicamente la 61


mayor fuente de trabajo que tenemos, pero como te dije, tampoco es que sea muy abundante. www.mejormediacion.com es una página más divulgativa que otra cosa. He asistido a cursos de estrategias de mediación y gestión de emociones en la UNIA, son muy teóricos, muy pocos prácticos, y lo hice porque me encajaban por cercanía. Entiendo que necesitamos formación que comience por ayudarnos a despertarnos a nosotros mismos, vivirlo en primera persona, que nos llevemos algo desde el punto de vista personal. -

¿Alguna publicación?

He leído IE de Goleman, y otros mucho relacionados con la educación como pueden ser los de José Antonio Marina o de Valcárcel. -

¿Puede recordar los temas tratados?

Si recuerdo muchos por que los hemos trabajado bastante de cara a impartir formación por nuestra parte, por ejemplo los temperamentos, yo soy una melancólica cien por cien. Trabajamos también trabajamos el eneagrama, conozco el camino del héroe por ejemplo. Procuramos que la formación que recibe cada una de las integrantes del equipo revierta en las demás. Mis compañeras han realizado másteres en la Universidad Alcalá de Henares con AIEEF Escuela de formación y Daniel Bustelo. -

¿Conoce alguna herramienta de IE?

Damos mucha importancia al lenguaje no verbal, la narrativa es importante pero el trasfondo de la narrativa te aporta mucha información. Entendemos que está muy de moda trabajar este tipo de técnicas y es que sus resultados están cada vez más contrastados.

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-

¿Las pone en práctica habitualmente?

Sí, hay personas que se acercan a la mediación pero en función de lo que va transmitiendo, en seguida detectamos que realmente lo que está demandando es orientación individual, en casos de pareja por ejemplo demandan este tipo de ayuda, terapia para su pareja. -

¿Cree que puede ayudar a mejorar su nivel de éxito en la resolución

de conflictos? Bueno, realmente lo que pretendemos es que las personas se apropien de su conflicto, nosotros no vivimos como un fracaso el hecho de que una mediación no llegue a nada, para nosotros el éxito radica en que cuando las personas que acuden a nuestro gabinete hayan encontrado su camino, se hayan apropiado de su conflicto y sean conscientes de su necesidad, todo el trabajo que hacemos con emociones es para que honestamente todo transcurra como un auténtico proceso de mediación, que no sea un asesoramiento y mantenernos neutrales en nuestro papel de mediador, que ellos vean que la respuesta a sus necesidades y hasta donde están dispuestos a llegar los descubran por sí mismos, y todo ello sin influencia alguna por nuestra parte, que ellos sean capaces de ir tomando sus propias decisiones. Hoy en día, tal y como nosotros entendemos la mediación, éxito no es sinónimo de cierre de conflicto, no se trata de firmar convenios, etc… Somos conscientes de que necesitamos seguir formándonos para lograr mejorar nuestro perfil profesional, no solo por mejorar nuestra marca sino también pensando en el mediado, para poder aportarles más. Este aspecto es fundamental, queremos ofrecer algo más que una persona con sus herramientas de mediación, todo pasa por estar convencido de lo que estás haciendo, aquí valen de muy poco los títulos que hayas podido obtener durante el proceso formativo. Esto hay que introducirlo en tu vida para poder ser honesto con nuestros clientes.

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-

¿Puede citar alguna ventaja el conocimiento del manejo de las

emociones en la resolución de conflictos? El proceso de mediación es muy complejo, se deben conocer bien todas y cada una de las etapas de un proceso de mediación, y hemos de ser conscientes de que las emociones van a estar presentes en todas, arroparlas en el inicio es fundamental pero hay que estar atento a las señales que percibimos en cuanto a emociones se refiere en todo el proceso, incluso cuando se va a concluir mediante la firma de un acuerdo, ya que al revivir una situación se puede disparar algo que afecte al clima emocional, un mínimo recuerdo asociado puede desencadenar una oleada interior de emociones, circunstancia que te obliga a estar alera durante todo el proceso. -

¿Recomendaría mayor presencia de IE en los planes formativos del

mediador? Partimos de la base de que para nosotros es fundamental, la gestión de emociones en cualquier ámbito de la vida, por lo tanto consideramos importante tener esto en cuenta para cualquier formación desde el ejercito o sanitarios que serían polos opuestos hoy en día es básico, pues imagínate para un mediador, yo incrementaría los contenidos mínimos. -

¿Ha

oído

hablar

de

las

distintas

escuelas

y

teorías?

(Transformativa, Harvard y Circular Narrativa) Si por supuesto, nosotros nos sentimos más cercanas a la circular narrativa. Harvard sería ideal porque a fin de cuentas es decir mira que lo que queremos, es decir encontrar un criterio objetivo y a partir de ahí empezamos a trabajar, pero la realidad es que en el contexto de familia encontrar ese criterio objetivo es muy complicado, sería ideal , si las personas que intervienen en el proceso son capaces de blindar sus emociones y ser fríos, no entendidos en el mal sentido, sino diciendo vamos a partir de cómo nos consideramos uno y otro y desde la positividad y la

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responsabilidad vamos a caminar por conseguir un objetivo claro, si esto fuese posible este modelo sería viable, pero es complejo. -

¿A cuál de ellas tiende?

La mediación es todo, no hay que centrarse en exclusiva en una tendencia, depende de cada caso, se trata de ver desde donde partimos, pero lo que si hemos de tener claro es que nuestra misión como mediadores no es la de transformar a nadie, tenemos que ayudar a comprender la forma de esa relación, que es realmente la que está provocando un daño, manteniendo cada uno su criterio, se trata por tanto de cambiar la forma de esa relación. -

¿Quiénes son sus referentes?

Marinés Suarez, aquí en España Daniel Bustelo, Redorta, por ejemplo. -

¿Algún caso concreto real?

La verdad es que nos llegan asuntos muy diversos y complejos. Por ejemplo en un caso intergeneracional en el que la relación entre unos padres y su hijo, con formas de ver el mundo tan opuestas, que al final no es posible la mediación, en casos como este los padres se tienen que dar cuenta de que aún sin poner en duda la bondad de su visión del mundo, tienen que ser conscientes de que tienen que trabajar para mantener o restablecer

la

comunicación

con

su

hijo,

independientemente

de

componentes religiosas o de cualquier otra índole, nunca será suficiente con ceder un poco sino que hay que ponerse en la piel de los otros, quizás en este caso le toque a los padres poner algo más de su parte. Muchas veces las mediaciones comienzan con un clima tranquilo y pacífico pero cuando toca abordar los asuntos clave es cuando vienen los problemas y se deriva en un aumento del conflicto. En estos casos puede ser necesario un trabajo previo o paralelo y de forma individual con las partes. Es muy común encontrarnos con personas que inicialmente tienen mucha voluntad de dialogar, pero al final las posiciones encontradas pueden impedir una negociación que pueda derivar en acuerdos que vayan 65


a cumplirse verdaderamente; en estos casos solemos pedirles previamente a los mediados que se dirijan a un servicio concreto de orientaci贸n, a pesar de que manifiesten se deseo de llegar a acuerdos, delo que realmente se trata es de que negociando normas no encontraremos la soluci贸n. En estos casos un trabajo previo de acercamiento ser铆a muy conveniente. Entiendo por tanto que la mediaci贸n es cosa de equipos interdisciplinares.

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Maribel Montero Lorite Abogada. Jaén Autora de un blog con su nombre. Aunque participo más en asesoría jurídica, a mí siempre me parece mucho más interesante integrar el asesoramiento jurídico dentro la situación global de cada caso, es decir el asesoramiento jurídico es un aspecto más del proceso de mediación, porque en la mayoría de los casos es la parte que a la persona más le preocupa; por lo tanto, integrar esa posible solución a tu entorno, tu familia y tu economía, etc, supone dar una respuesta integral. Yo comencé con mediación familiar y soy asesora jurídica en temas relacionados con violencia de género, también he trabajado con personas en proceso de deshabituación con Proyecto Hombre, y me parece apasionante el mundo de la mediación como forma más personal de afrontar los conflictos. Recientemente estoy trabajando también en mediación en empresas familiares, que suponen una mezcla de problemas personales con los mercantiles y comerciales, me parece muy interesante ver como esas dos parcelas se entremezclan de manera hasta el punto que muchas de estas empresas caen precisamente por no saber diferenciar roles, por tener esferas que se entremezclan, por lo tanto me parece que es una especialidad poco explotada y en la que me siento muy cómoda. Como mediadora llevo cinco años. En cuanto a formación, empecé realizando el curso de experto de mediación por la UNED, se trata de un curso de nivel universitario en el ámbito de la orientación familiar; fue ahí donde descubrí la mediación aunque en ese momento no tanto como para ejercer a nivel profesional sino como para aprender técnicas y herramientas para aplicar a mi trabajo como abogada. Comencé a indagar y ampliar conocimientos de forma autodidacta

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durante varios años hasta que en 2.009 retomé la formación digamos “reglada” y fue en la Universidad Internacional de Andalucía donde me interesé por formadores de perfiles diferentes al mío, yo entendía que la parcela jurídica ya la tenía suficientemente cubierta y que mis puntos débiles estaban en la parte social y psicológica. A partir de ahí comencé a relacionarme con otros colegios profesionales diferentes al mío, como el de psicólogos de Jaén y el de trabajo social. Así fue como me inicié en el conocimiento de prácticas y herramientas muy útiles en el campo de la mediación. Posteriormente me vinculé activamente con la Universidad Pablo Olavide en Carmona (Sevilla) particularmente a través del profesor Javier Ales con un dilatadísima experiencia en el mundo de la mediación a la que lleva dedicado más de veinte años, convirtiéndose en un pionero a nivel andaluz y referente aun cuando todo esto no estaba todavía normalizado. A Javier lo considero mi maestro en mediación y lo admiro. En la actualidad el Colegio de Abogados de Jaén pretende impulsar la mediación entre sus colegiados y a creado una comisión de mediación a la que pertenezco. Ahora mismo estamos dando nuestros primeros pasos en este sentido, nuestra idea es plantear una formación dirigida a un perfeccionamiento de los procesos integrando equipos multidisciplinares en la que se deben incluir por supuesto ganar conocimientos en cuanto a la gestión de las emociones, algo que está totalmente ausente en nuestra formación jurídica. Yo por ejemplo participo en procedimientos de mediación en el juzgado de Baeza, ahí evidentemente cada parte acude normalmente con su letrado ya que esa designación está judicializada, Sin embargo, los clientes que acuden

a

nuestro

despacho

de

mediación

de

forma

privada

(extrajudicialmente), creo que realmente vienen sin saber muy bien que es lo que buscan, ellos lo que realmente buscan es la solución a un problema que les desborda, lo que sí tienen claro es que quieren intentar resolver sin

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tener que iniciar un proceso judicial, suele tratarse de problemas en los que priman factores de índole personal, sobre todo en relaciones de pareja que no se aguantan pero no quiero acudir a un juzgado. Lo que si saben es que necesitan algo, una alternativa. Acuden por tanto a la mediación sin saber muy bien de qué va, pero lo que si conocen es la vía judicial y es esa precisamente la que intentan evitar ya que no creen que sea su momento. Suelen buscar alguien con cierta preparación en resolución de conflictos que sea imparcial, yo creo que lo que piden es ayuda y nos corresponde a nosotros los mediadores detectar si lo que podemos ofrecerles es lo que realmente necesitan o no y reorientarlos si procede. ‐

¿Conoce la inteligencia emocional?

Si, aprendí mucho de los profesionales que trabajaban en Proyecto Hombre en inteligencia emocional y fue ahí cuando me di cuenta de que debía comenzar por trabajar en primer lugar mi propio autoconocimiento, a gestionar e intentar controlar mis propias emociones. Lo que está claro es que para redactar un convenio regulador de guarda y custodia ya están los abogados tradicionales que están sobradamente preparados, pero yo entendía que si era consciente de la importancia de gestionar emociones podría aportar mucho más, sobre todo a través de la mediación. O sea que ya desde el punto de vista personal lo veo muy necesario. En proyecto Hombre trabajamos mucho en proyectos de autoayuda para los propios trabajadores, en cuanto que trabajamos con personas con entornos sociales y familiares complicados, hemos de prepararnos para ver de qué manera nos afecta a nosotros mismos, cómo nos afecta y cuál puede ser nuestro propio recorrido. Si hablamos de formación reglada en el campo de la inteligencia emocional digamos que no la he recibido, pero yo sí invierto recursos y tiempo en formarme por mi cuenta ya que lo considero clave en todo proceso de mediación. Pongamos por ejemplo un proceso de separación en el que las

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emociones están presentes y se manifiestan fácilmente, entonces no ser capaz de trabajar con eso sin entrar en asuntos de terapia que no constituye el objeto de una mediación ni soy yo la que la debo de hacer. En este caso no reconocer las emociones que mueven a las partes para no ponerse de acuerdo en la estipulación de una pensión de alimentos, o de interponer una denuncia por quebrantamiento de un domingo por ejemplo, considero que son emociones lo que están detrás de cada acción, de lo que mueve a la persona a la hora de esos comportamientos que enquistan el conflicto, yo creo que como mediador debes de saber leer eso ¿no?, yo pienso que sin los conocimientos necesarios en este aspecto un mediador queda cojo. ‐

Referencias.-

Goleman, y dado que además de mediadora soy madre de dos niños pequeños que son libros abiertos a la hora de expresar emociones, estoy particularmente interesada en la inteligencia emocional aplicada a la educación, trabajar la creatividad. Otro referente para mi es Marinés Suarez o el propio Javier Ales, Antonio Tula, es abogado y mediador que publica en su web mucho material divulgativo e incluso sesiones completas grabadas en vídeo, artículos y comentarios de casos reales. ‐

¿Conoce herramientas de inteligencia emocional?

Yo hay algo que considero muy valioso y que estoy comenzando a introducir que antes no conocía su poder e incluso me incomodaba y que es el silencio. El hecho de parar de hablar y dejar que las partes se escuchen y permanecer en silencio aun cuando ambos se callan es muy útil. Recuerdo la primera vez que lo puse en práctica, se trataba de una pareja que peleaba por una guarda y custodia compartida, en medio del silencio quedaron de repente desconcertados, los dos rompieron a llorar y se vinieron abajo lo cual me demostró que el silencio tiene una fuerza brutal en

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ciertas ocasiones. Pienso que el silencio propicia la reflexión. Hasta ese momento yo no fui consciente de ese poder del silencio, creo que su conflicto lo vivían como una pérdida, se hablaba de un reparto de tiempos y ella era una madre para mí excesivamente protectora, si vida eran sus hijos y el hecho de tener que repartir tiempos a ella le suponía como perder media vida. Por otro lado nos encontrábamos a un padre a todas luces responsable, que no quería perder de padre a pesar de querer separarse. Era la segunda sesión y el proceso estaba realmente enquistado y yo me veía impotente para sacarlos de ahí, no conseguía hacerles ver que lo importante era partir la negociación siendo conscientes de las necesidades de sus hijos. Comenzaban con buena voluntad bajo estas premisas pero la discusión acababa una y otra vez en un círculo vicioso que no llevaba a ningún acuerdo. Creo que por ejemplo tener amplio conocimiento acerca de los temperamentos sería una ventaja para nosotros. ‐

Escuelas o modelos.

Al principio me preocupaba mucho ese tema, pensaba que debía de decantarme claramente por una de ellas, de hecho trabajaba la transformativa, ósea no centrarme tanto en el problema sino en la relación, la legitimación, el empoderamiento del otro, más trabajar las relaciones ya que por mi bagaje me veía más ahí; Harvard que se centra más en conflictos empresariales gestionándolo dejando en un segundo plano el posible deterioro de la relación, es decir si el acuerdo es rentable pudiendo incluso mantener las relaciones comerciales a pesar de lo que cada parte piense de la otra. Cuando fui evolucionando fui dándome cuenta de que este asunto de las tendencias o escuelas no eran tan importantes, lo que realmente importa es aquello que sirva a aquellas personas que vienen en busca de la mediación.

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Puede ser que a priori en una separación pueda ser aparentemente muy importante trabajar la relación … o no, porque no es lo mismo que venga una pareja que tenga clarísimo que es preciso una ruptura y que lo que pretenden es determinar cómo van a gestionar esta nueva etapa, como van a hacer para ser buenos padres, etc, a que venga una pareja en la que uno se quiera separar a pesar del otro, o que tengas hijos ya mayores e independientes, o que vayas a tener que comunicarte con la otra persona después de la ruptura porque tengan niños pequeños. Si la mediación es un traje a medida, para la escuela (modelo) también debe ser, según el tipo de caso tendremos que ir adaptando el estilo de mediación necesaria. ‐

¿Trabaja la comunicación no verbal?

Si por supuesto, desde que entran en la sala observo cómo se sientan, hay veces que aun sentándolos juntos no apartan la mirada de ti y hablan sin dirigirse el uno al otro, sin mirarse. Se produce una triada muy interesante porque cuando después de algunas sesiones observas como aparecen gestos y miradas directas al otro, para mí son señales cargadas de información, como la simple postura corporal o, por ejemplo, cuando sugiero tareas el hecho de que uno de ellos tome notas me arroja una información muy valiosa. La propia postura te habla del grado de implicación del proceso. Por ejemplo, el caucus es una técnica que se utiliza en momentos específicos del proceso de mediación y consiste en una reunión privada, individual, confidencial y de corta duración, que se realiza por separado con cada uno de los participantes después de haberse iniciado la primera sesión conjunta, pues bien, si ves que el otro espera para irse juntos te da una idea de lo que es esa relación fuera de aquí, etc. ‐

Un caso concreto.

Un matrimonio ya separado en el que él era un padre ciertamente más estricto con los resultados escolares de la hija de dieciséis años que acababa de suspender seis asignaturas; en cambio, la madre entendía que

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la adolescente se sentía muy afectada por el conflicto familiar. El primero estaba muy molesto porque pensaba que en medio de este problema él era el malo de la película y este hecho estaba afectando seriamente a su relación con la hija. Por lo tanto, se producían reproches constantes por parte de él hacia su expareja. A mí se me ocurrió que como la chica tenía ya una edad más que suficiente propuse que en la siguiente sesión ella estuviese presente. Mi pregunta fue ¿qué es lo que necesitas tú de tus padres?, y ella contestó que cuando se dirigiese a ellos dejasen de mirar el teléfono móvil. Los padres se quedaron perplejos ya que quedó en evidencia que realmente la hija les estaba demandando lo mismo a ambos, que no se trataba de cuestionar pautas educativas cuando lo más básico que era simplemente escuchar a su hija cuando ella les hablase, no eran capaces de hacerlo. El sentimiento de vergüenza que en esos momentos sintieron los dos hizo que el proceso de mediación girase ciento ochenta grados y ambos se avinieran a reflexionar y abordar el problema desde una óptica que requería mayor diálogo. Finalmente la madre acabó aceptando que no había superado la ruptura y el hecho de que él hubiese rehecho su vida con otra nueva persona agravaba aún más su animadversión al diálogo y a la comunicación. Le recomendé que se pusiese en manos de especialistas para superar un problema interior mucho más profundo que la propia mediación, ya que de otra forma las soluciones que pudiesen plantearse no iban a ser efectivas puesto que nos estaban en un mismo plano de igualdad. Lo que para él era una discusión por un problema educativo, para ella era un mundo. Este caso se escapaba evidentemente del alcance de la mediación. ‐

¿Cree que los mediadores deberían incrementar su formación en inteligencia emocional?

Si claramente, al menos ser conscientes de ello para que en un momento dado si precisamos una co-mediación incorporando a alguien especializado

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deberíamos estar abiertos. Saber cómo actuar ante una explosión de ira por ejemplo. Existen abogados que se han reconvertido por la crisis en mediadores y están desde el saber, y creo que en este campo hay que trabajar desde el aprender y estar siempre en disposición de incorporar nuevas herramientas.

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Francisco Tomás Prieto Abogado Mediador. Granada Autor

del

blog

amediar.com

y

delegado

en

Andalucía

de

PROMEDIACION. Ahora mismo vivir de la mediación es casi imposible, salvo quizás las personas que se mueven en el ámbito de la formación, y no todos ya que hoy hay demasiada oferta formativa para mi gusto, lo que necesitamos es demanda de mediación, que gracias a los proyectos piloto de mediación intrajudicial de los juzgados parece que algo se mueve, aunque lo hacemos de forma altruista pero nos da la oportunidad de practicar que es nuestra vocación. Mi fuerte es la mediación familiar y penal intrajudicial y alguna mediación vecinal. - ¿Cómo se inició en la mediación? Pues mira, de forma casual, yo no conocía casi nada, pero mi hermano trabaja en un juzgado en Sevilla y me comentó que ese juez ya hacía mediaciones y me interesé por el tema ya que yo ya ejercía como abogado y mi especialidad (ordenación del territorio y urbanismo) estaba en crisis. Una vez realizado un máster decidí montar un despacho dedicado a la mediación, aunque los abogados aún no se deciden a recomendar a sus clientes ni siquiera informarse acerca de la mediación. Quien se vaya a dedicar a la mediación de verdad debe de ser por vocación, el problema es que con la crisis económica el trabajo escasea también para los abogados y muchos de ellos (sin vocación) han visto la mediación como una posible salida laboral, aunque la realidad es que no lo está siendo.

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-

¿Ha oído hablar alguna vez de la IE?

Si si, incluso antes de dedicarme a esto, he leído a Daniel Goleman me encanta, siempre me ha interesado mucho. -

¿En qué contexto?

Yo, antes de formarme en la universidad como mediador, hice criminología en la que teníamos varias asignaturas de psicología y de psiquiatría forense, y eran las que más me atraían. -

¿Ha recibido alguna vez formación sobre IE?

No como tal, en el programa de mediación tenemos una breve introducción a la inteligencia emocional, pero muy básica, no me considero con formación en este tema. -

¿Conoce alguna herramienta de IE?

En realidad creo que las herramientas de los mediadores tienen mucho que ver con la psicología, y por supuesto derivadas de la inteligencia emocional por ejemplo la escucha activa es propia de psicología, se utiliza para crear empatía con las personas mediadas, otro ejemplo será trabajar con distintos tipos de preguntas, abiertas o cerradas, circulares. También trabajamos la comunicación no verbal, nos interesan mucho los gestos, poner atención a lo que hacen las partes. -

¿Ha realizado prácticas sobre IE?

Si, en el máster de mediación, social y laboral de la Universidad de Granada es de setecientas cincuenta horas más sesenta de prácticas reales en las que la inteligencia emocional como te digo está muy presente. -

¿Cree que puede ayudar a mejorar su nivel de éxito en la resolución

de conflictos? Si si si, muchísimo, opino que en nuestra formación deberíamos contar con un módulo que incida en la inteligencia emocional y que nos forme a

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conciencia, para mi es importantísimo tener una buena base, de hecho hay compañeros

que

deciden

formarse

en

coaching

y

PNL

porque

probablemente no conocen la inteligencia emocional. -

¿Ha

oído

hablar

de

las

distintas

escuelas

y

teorías?

(Transformativa, Harvard y Circular Narrativa) Si por supuesto, William L. Ury es la referencia en la de Harvard mediador y negociador de referencia mundial, Sara Cobb con su modelo circular narrativo, y Joseph P. Folger de la escuela transformativa. -

¿A cuál de ellas tiende?

Sí que tengo en cuenta las escuelas porque cada una tiene sus ventajas. Por ejemplo la de Harvard está prevista para negociación, aunque se puede recurrir a todas en cualquier momento. La circular narrativa para mi es ideal para trabajar en una mediación familiar. Al final cada uno debe de crear su propia identidad mediadora, es decir, está bien conocer los modelos pero hemos

de

tender

a

ser

nosotros

mismos,

no

podemos

estar

permanentemente imitando a nadie, tenemos que ir creando estilo propio según las experiencias y la formación de cada uno. -

¿Quiénes son sus referentes?

Estuve recientemente en Madrid en una formación impartida por Antonio Tula, mediador argentino de prestigio internacional (recomiendo los videos que tiene colgados en youtube de sesiones de mediación reales) que habla mucho de la mediación “sistémica”, oye pues también me pareció super válido. Cuando regresé de esta formación tuve la oportunidad de poner en práctica lo aprendido en una mediación penal intrajudicial, y salió genial, se trataba de una mediación bastante compleja porque eran dos parejas que habían llegado a las manos, se habían peleado siendo vecinos, y entre ellos compartiendo trabajo surgió una rencilla, llegaron a las manos pero es que las mujeres también terminaron peleándose. El caso llegó al juzgado, ambos denunciados con partes de lesiones y estaban ya muy posicionados

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en el conflicto hasta tal punto que se pedían mutuamente indemnizaciones por las lesiones. Finalmente conseguimos sacarlo a delante en el proceso de mediación aplicando las técnicas de Tula. Lo que si tengo claro es que como profesionales no podemos estar metidos de lleno emocionalmente en cualquier caso de los que nos llegan, nos abstraemos

para

poder

vivir,

yo

personalmente

no

me

implico

emocionalmente en el caso, lo vives en el momento y puedes llegar a emocionarte como en el caso que te he expuesto, donde me emocioné porque todos acabaron llorando, imagínate dos parejas de personas adultas llorando a lágrima viva, sobre todo después de haberlas visto matarse entre ellos, uno también se emociona pero no me lo llevo a casa, lo tengo claro. Quien no sepa controlarse en ese aspecto debe de trabajarlo. ‐

¿Recuerda alguna de esas técnicas en concreto?

Si claro, utilizamos preguntas circulares que son muy potentes para que las partes dejen de estar tan posicionadas e intenten pensar más en intereses y necesidades, y luego trabajamos mucho (era co-mediación con otra compañera) pensamientos a futuro, es decir sacamos a las partes del contexto en el que se encuentran haciéndolas pensar en situaciones futuras, -“¿Cómo ves tal cosa dentro de un año?”, -“¿Cómo piensas que tu hijos reaccionaran dentro de equis tiempo ante tal solución …?”, es decir, la problemática y sus consecuencias la llevas a futuro. Otra técnica muy utilizada por nosotros es la que consiste en hablar entre los co-mediadores y los mediados hacen de escuchantes. Entre nosotros planteamos preguntas muy concretas acerca de la historia del conflicto y nosotros mismos las contestamos, en muchos casos los mediados quedan sorprendidos, por ejemplo preguntas a mi compañera mediadora como -“¿tu piensas que este caso concreto que estamos tratando sería mejor resolverlo en el juzgado, o sería mejor resolverlo aquí?”, -“¿por qué lo piensas?”, “¿crees que conseguirán una indemnización tal y como ellos esperan?”, y

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luego explicaba las consecuencias de acudir a un juzgado, se trataba de contextualizar el momento de la mediación con respecto al juicio, era una comparativa, el proceso de mediación es justicia ya que el acta de mediación es homologable judicialmente, etc y todo esta información forma parte de nuestra conversación que hace a las partes, que actúan como espectadores, reflexionar sobre su posición y las posibles consecuencias que se pueden derivar de continuar con su actitud. Esta técnica se denomina “hacer de espejo”, nosotros somos el espejo y ellos solo son observadores. ‐

¿Me puede definir su propio proceso de mediación y cuáles son sus claves en cada etapa?

Si claro, el proceso de mediación que yo sigo de forma general, está muy definido, en primer lugar yo hago una sesión informativa en la que se explica en que va a consistir todo el proceso. En esta primera fase lo que pretendo es saber cómo están posicionadas las partes con respecto al conflicto, me interesa mucho, aquí la observación es fundamental. La información que recojo en esta etapa me dice cuan predispuesta están las partes a afrontar con seriedad el proceso. Por ejemplo es importante saber si se han informado previamente, ese hecho pone de manifiesto el interés y el grado de compromiso con el que vienen. Lo normal es que no les interesen los prolegómenos, están deseando que les des la oportunidad de contarte su problema directamente, para desahogarse, esto es bueno porque se establece enseguida una comunicación que es básica para cualquier proceso de mediación. Pero establecer las bases es fundamental para cualquier mediador, hacerlo de otra forma es no comenzar bien puesto que las personas cuando están muy posicionadas en el conflicto pierden capacidad de comunicarse y eso imposibilita la mediación. Por ejemplo en empresas familiares, lo primero que hacen los hermanos cuando aparece un conflicto es no hablarse y comienza a crearse una escalada de conflictos

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que imposibilita cada vez más el diálogo, y eso es importantísimo en mediación. A continuación comienzan sesiones cuyo contenido depende del tipo de conflicto, por ejemplo en mediación penal lo normal es arrancar con sesiones de caucus (reuniones separadas), es que en estos casos ellos mismos no quieren ni verse, el juntarlos generaría aún más tensión. En estas sesiones tienes que escuchar la historia y obtener toda la información de los hechos. Yo recomiendo máximo una hora de reunión para evitar estrés excesivo. No siempre debemos juntarlos después de caucus, en ciertos casos es mejor llevar la mediación siempre por separado. En este caso trabajamos lo que denominamos en nuestro argot PIN, es decir, sacarlos del posicionamiento, definir los intereses y de aquí descubrir las necesidades. Cuando las partes ponen al descubierto sus necesidades es cuando realmente están abiertas a negociar y consensuar. Por lo tanto, sacarlos de su posicionamiento a través del diálogo, las preguntas, de la escucha activa, etc, hasta llegar a los intereses. Lo normal son tres sesiones en las que trabajamos con lluvias de ideas y agenda de deberes como pueden ser traer por escrito una determinada cantidad de posibilidades que cada uno vea viables para solucionar cada aspecto del conflicto. Es muy importante detectar y evitar desequilibrios de poder. En este caso tendríamos que empoderar a alguna de las partes. Lo que yo no hago nunca como mediador es dar soluciones, en todo caso aporto ideas para que ellos sean quienes busquen las soluciones a través del diálogo, como por ejemplo los aliento a que escriban todas las soluciones posibles que se le ocurran. Se trata de ir buscando puntos en común que surgen sin que apenas ellos se den cuenta, y es el mediador quien debe detectarlos como una oportunidad de unión y sacarles partido en aras a llegar a un acuerdo. En este punto es cuando la mediación es

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efectiva, cuando se produce un elemento en común que puede ser el inicio del consenso final. Recuerdo un caso que me marcó en negativo. Se trataba de dos hermanas que se estaban enfrentadas por un caso de lindes parcelarios, llegaron al juicio por que el abogado de la parte contraria se negó a que su defendida participase en un caso claro y típico de mediación, la sentencia finalmente la favoreció, el abogado de esa parte quedó muy satisfecho de su trabajo, pero a mí me quedó la impotencia de no haber podido intervenir como mediador ya que realmente el conflicto entre ellas continua a día de hoy, la sentencia no solucionó el problema de relación familiar y el enfrentamiento solo lo arreglaría una mediación. Con este caso comprendí realmente la importancia de la mediación para nuestra sociedad.

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Juan Francisco López Abogado. Barcelona. Me dedico a todo tipo de mediación pero especialmente a la familiar y civil. -

¿Ha oído hablar alguna vez de la IE?

Solo de referencias, no he hecho un máster. Realmente no conozco ninguna herramienta de inteligencia emocional. Entiendo que la medicación y la psicología están estrechamente ligadas, sobre todo en mediación familiar la gestión de las emociones las considero la parte más importante del proceso. -

¿Entonces algún conocimiento sobre inteligencia emocional debe

de tener? Visto así claro que sí. Creo que la base teórica la tenemos, usamos e incorporamos técnicas de mediación que pienso que están relacionadas con la inteligencia emocional, pero quizás no seamos conscientes de ello. Yo parafraseo y reformulo con naturalidad no porque toque hacerlo, y con los temperamentos pasa lo mismo, se manifiestan de forma espontánea y hemos aprendido a reconocerlos, pero lo que no hacemos es controlar los temperamentos, que quizás sea más típico de la escuela transformativa; lo que si hacemos es respetar el estado de ánimo de cada cual en cada momento, es decir, si usted está triste llore, si está enojado grite. En estos casos nuestra misión es observar como recibe estas manifestaciones el otro, y no el controlar o dirigir las emociones de las personas, eso es cuestión de cada uno, es decir, ahí tenemos poco que gestionar más allá de que esa emoción la reciba la otra parte. Esa debe de ser la manera de trabajar, hay mediadores muy directivos que en el momento que una parte levanta la voz le pide que no grite, en ese momento has cortado las emociones y te has cargado la posibilidad de que el otro empatice y muestre alguna señal de compasión.

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-

¿Ha recibido alguna vez formación sobre inteligencia emocional o

relacionado? Si, durante la formación reglada trabajamos el control de la escalada del conflicto, la empatía como método para ponerse en los zapatos del otro, el reconocimiento. -

¿Conoce alguna herramienta de IE?

Por ejemplo tenemos muy en cuenta la ubicación de las partes en la sala de mediación. Las partes vienen mentalizadas de que se van a sentar de manera enfrentadas el uno al otro, como si estuviesen en un juicio; pero lo que hacemos es colocarlos a los dos juntos, porque en realidad lo único que sabemos es que entre ambos hay un conflicto que no sabemos cuál es, que ya nos lo explicaran y que lo tienen que trabajar frente a los mediadores. Esto se hace o bien al principio de la mediación cuando ya sabemos algo de lo que va el problema y nos interesa trabajar desde cero, o bien una vez que les planteamos lo que llamamos el mapa del conflicto que es la escenificación gráfica, bien a través de un dibujo que suelo hacer yo con el ordenador utilizando muñequitos y les explicamos como vemos nosotros el conflicto desde fuera. De esta forma situamos a todas las partes, por ejemplo a los hijos, donde tienen el dinero, damos más o menos importancia a cada elemento en función del tamaño con el que lo dibujamos, etc… Una vez que comprobamos si ellos se ven reflejados en nuestra interpretación gráfica del conflicto, comenzamos a trabajar. En ese momento es especialmente importante que estén sentados juntos para que su posición no suponga emocionalmente un enfrentamiento, sino que estén físicamente en disposición colaborativa frente a un papelógrafo en el que comenzamos a reflejar líneas de ideas o la generación de emociones y necesitamos poder observar determinados gestos que nos arrojen información.

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Desde el punto de vista de las teorías transformativas, que son las que yo más utilizo en casos familiares, provocamos que se enfrenten el uno al otro; también es muy habitual que vengan las partes, se queden sentados uno en cada punta y se dirigen al mediador hablando del otro en tercera persona como si no lo conociese de nada y acaba dando la espalda. En ese momento nosotros provocamos que se digan las cosas el uno al otro, es decir, que si le quiere decir “estoy dolido porque me engañaste” es mejor que se lo diga directamente porque sino no le está escuchando, yo como mediador puedo escuchar para ayudarles pero les explico que al fin y al cabo yo no soy parte del conflicto. Por otro lado, la observación de la comunicación no verbal es básica, es la que nos permite ver cuál es el verdadero trasfondo del conflicto más allá de lo que nos expliquen. -

¿Ha realizado prácticas sobre IE?

Realmente no puedo afirmar que las técnicas que utilizo y que he aprendido no sé si pertenecen al ámbito de la inteligencia emocional, mis conocimientos técnicos en este caso no llegan a identificarlas como tales. En Cataluña el curso de preparación de un mediador consta de 280 horas, de las cuales piensa que si tuve quince profesores, cinco eran abogados y diez eran psicólogos. -

¿Las pone en práctica habitualmente?

Recuerdo un caso en el que estábamos en co-mediación y en el que en pleno proceso, una de las parte decide que se marcha, pero casi desde antes de comenzar ya había decidido abandonar. Pero nos dio tiempo a detectar que se trataba de una persona con mucho odio, rencor y resentimiento hacia su exmujer, no supimos, o no pudimos gestionar ese rencor, era imposible hacer que este hombre pudiese escuchar nada, porque puso como premisa que si escuchaba una mentira se iba. Obviamente iba a escuchar algunas mentiras, entre otras cosas porque no

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eran sus verdades, con lo cual estaba claro que alguna mentira iba a llegar a sus oídos. Pues bien, en la primera aguantó, en la segunda amenazó con marcharse y en la tercera dijo que se marchaba y que no volvería, y no era tanto por que no hubiese caso suficiente como para mediar, que había y mucho, sino que no supimos como desbloquear la emoción derivada de tanto resentimiento que le impedía escuchar activamente o tratar de empatizar mínimamente con su exmujer y acabó firmando el acta de renuncia al proceso de mediación. -

¿Recomendaría mayor presencia de IE en los planes formativos del

mediador? Por supuesto, de hecho es una de las lagunas que tenemos, y por mi parte pienso continuar formándome en psicología aplicada a la mediación. Lo que nos interesa mucho es detectar cuando alguien está mintiendo, o nos oculta algo por ejemplo. También trabajamos mucho la comunicación no verbal, los gestos y su significado, las posturas, los movimientos de brazos, la forma de sentarse. Por ejemplo en una mediación civil entre dos hermanos por una herencia, el hermano pequeño de cincuenta años y su hermana mayor de cincuenta y dos. Se daba la circunstancia de que él era bastante grande y grueso, ella sin embargo, pequeña de estatura. Cada vez que ella replicaba algo de lo que su hermano decía, él se airaba un poco y se le acercaba, pero sin insultar ni nada de violencia, simplemente el ser varón, corpulento, con voz grave, era suficiente para que la señora estuviese toda la sesión abrazada a su bolso fuertemente y cada vez lo iba apretando más, aun cuando la que atacaba judicialmente era ella. Llegó un momento en el que me di cuenta que ese desequilibrio impediría que aquel proceso no pudiese llegar a buen puerto nunca, porque cada vez que él, de manera natural por su corpulencia, le hablaba, ella se sentía chiquita. Ese era el verdadero trasfondo del problema y no el de la herencia. Yo llegué a la conclusión de la mencionada circunstancia junto con el hecho de que el padre en su

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testamento había beneficiado enormemente al hijo, hacía que ella se sintiera cada vez más desempoderada y acababa por ceder en cada punto. Procedí a separarlos físicamente para que ella no se sintiera invadida, hicimos un receso para que cada uno de ellos se reuniese con sus abogados y a la vuelta nos las ingeniamos para que no tuviese el bolso. Finalmente la notamos más crecida y conseguimos que todo estuviese más nivelado y apareció la comunicación. Finalmente, fueron los abogados quienes consiguieron cerrar un acuerdo. Se puede decir que la comunicación no verbal estuvo a punto de cargarse la mediación. -

¿Ha

oído

hablar

de

las

distintas

escuelas

y

teorías?

(Transformativa, Harvard y Circular Narrativa) Si por supuesto. -

¿A cuál de ellas tiende?

Con la que más me identifico es con la escuela transformativa porque esta línea de trabajo no se centra tanto en solventar el problema y cerrar un acuerdo, sino en el propio proceso de mediación. Creo que trabajan más las emociones, por ejemplo dos padres que tienen un hijo y que estarán de acuerdo de que lo tienen que alimentar, al final llegaran a un acuerdo, pero llegar a ese punto habiendo sido trabajado sobre sus emociones es casi más importante que no el hecho de llegar a un convenio, firmarlo y ejecutarlo. Es un estilo de mediación muy directivo, aquí se permite mucho, los transformativos puros llegan al extremo de casi no intervenir y cuando reformulan lo hacen haciendo de “espejo”, por ejemplo si ella le ha dicho a él “eres un hijo de puta” automáticamente el mediador dice “si no te he entendido mal le has dicho hijo de puta”, a continuación suele replicar el otro con otro insulto del mismo tenor, a lo que el mediador pregunta a ambos “¿Cómo os sentís llamándose esto o lo otro?” repitiendo exactamente los insultos. Las emociones incluso se provocan, en el momento uno de ellos puede avergonzarse, o pide disculpas, o incluso

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manifiesta que entiende que el otro esté enojado. Todo esto puede irse trabajando para generar un clima que pueda facilitar el poder llegar a un acuerdo. Para mí la circular narrativa requiere más preparación y para mí es más compleja de utilizar. De cualquier forma, en mi equipo aplicamos técnicas de todo tipo en función del caso, pero básicamente Harvard y Transformativa. -

¿Quiénes son sus referentes?

Sara Cobb como referente en Estados Unidos y Marinés Suares en Argentina.

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Asunción Acevedo Laso Abogada, Acevedo Abogados. Madrid Curso de formación en mediación familiar a través de la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF) en 2003, actualmente el bufete Acevedo colabora con la Universidad Pontificia de Salamanca para que los alumnos realicen prácticas con ellos. ‐

¿Cuál es su trayectoria profesional?

Llevo treinta y pico años ejerciendo como abogada, y veinticinco especializada en familia. Este despacho solo se dedica a familia, los cuatro integrantes del despacho. No somos una sociedad, cada uno tenemos nuestro despacho, este es mi reino, con fotos de mis niños etc. Aquí paso más horas que en mi casa. Cada uno lleva sus clientes, cobra lo que quiere y luego repartimos gastos. Unos pagamos más, otros menos porque son más jóvenes y tienen menos. No tengo un sueldo ni dependemos unos de otros, creo que esto facilita mucho la relación. Llevamos 25 años dedicados a familia y hemos publicado tres libros, los tres sobre derecho de familia y mediación, en la editorial Tecnos. Como ves es un despacho especializado en esto. Hace once años Antonio y yo hicimos un master en mediación familiar, enfocado solo a conflictos de familia, padres-hijos, abuelos-nietos, etc. A través de la UNAF. Quien lo impartió es Margarita García Tomé, gran experta en mediación, pionera en introducir la mediación en España. Ahora somos grandes amigas y colaboramos con ella en el master que dirige en la Universidad Pontificia de Salamanca. Nos manda alumnos en clases prácticas todos los años. En este despacho se sigue haciendo derecho de familia. Desde que hicimos el master en mediación, hay muchas parejas con las que mediamos. Si medio yo hace el convenio Antonio y viceversa. No puedes hacer de mediadora y de abogada con la misma pareja. Tenemos clarísima esta 88


separación de funciones. Incluso cambia el habitáculo, tenemos una sala para mediación, no es este despacho, no puede ser una mesa y a la pareja enfrente y tu parapetándote detrás, sino que tienes que estar en un plano de igualdad, enfrente. ‐

¿Por qué deciden hacer el master e incorporar la mediación?

Hace once se empezó a hablar de la mediación, yo antes ni siquiera lo había oído. En muy poco tiempo hubo muchas Comunidades Autónomas que empezaron a dictar leyes sobre mediación, como medio para solucionar conflictos en el entorno familiar. Luego hay otros entornos, mercantil, laboral, que yo desconozco, mi formación es en mediación familiar, solo y exclusivamente. Casa muy bien con lo que hacemos. Cada vez que conseguimos un convenio regulador de mutuo acuerdo hay muchísimas herramientas

que

teníamos

aprendidas

de

manera

intuitiva,

por

experiencias de si hago esto yo creo que me va mejor que si no lo hago, que de repente en el master le pusimos nombre y cauce, y descubrimos cosas nuevas. Yo creo que a los abogados de familia es un master que nos viene muy bien pero a un psicólogo le resulta más difícil seguir, creo, en familia, porque hay mucho derecho. Hay que tener conocimiento profundo de derecho de familia, si no tienes formación o has estudiado derecho de familia en profundidad puedes hacer una porquería de acuerdos de mediación. Hay gente que te llega al despacho y te dice que en lo que no se pone de acuerdo es en cómo repartirse las visitas con el perrito. Tienes que hacerle ver que en un juzgado de familia al juez no le importa el perrito, no podemos mencionarlo en el acuerdo, no lo va a aceptar, vamos a intentar solucionarlo en mediación o como podamos. O es que no nos ponemos de acuerdo en el cuadro que pinto mi madre. En un juzgado de familia estas cosas no las vamos a solucionar. No te puedes empeñar, en una mediación familiar encaminada a conseguir un convenio de mutuo acuerdo, en poner cosas en

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el convenio que están fuera del comercio jurídico, porque te cargas el convenio, y al rehacerlo empiezas a herir susceptibilidades, etc. Una de las premisas del mediador es ser agente de la realidad. Hay saber qué es lo que puedes mediar y lo que no, porque no hay manera de mediarlo o porque debes intentar dejarlo al margen y solucionarlo como buenamente puedas porque no va a formar parte de un convenio, que es el objetivo. El objetivo es llegar a acuerdos para que un convenio regulador de mutuo acuerdo se lleve a cabo y no dé lugar a modificaciones posteriores. Cuando no hay mediación, y no hay mutuo acuerdo, todas las modificaciones de medidas es porque la gente o bien ha hecho un convenio regulador sin pensar que es lo que está firmando o pensando que si mañana no lo cumplo no pasa nada, y si pasa. El convenio aprobado por una sentencia se convierte en ley entre partes, es obligatorio para los dos. Esto hay que dejarlo muy claro, como abogado y como mediador también, con otras herramientas, vamos a llegar a acuerdos estables y duraderos. En mediación vas a dar a la pareja herramientas para que ellos resuelvan sus dificultades como padres comunes de una prole, que sigue siendo de los dos. Los niños son de los dos. Y tienen que solucionar sus problemas ellos. En cuanto les das herramientas y ellos llegan al convencimiento de que esos acuerdos son para que los cumplan, son para que duren, entonces no hay modificación de medidas. Son estables, son fiables, la gente no se pelea por tonterías. Hay veces que cuando terminas una mediación te das cuenta de que te ha costado tres sesiones que vean cosas obvias, y cuando lo ven ya se ha abierto el camino. ‐

¿Cómo es el proceso de mediación? ¿Cómo lo hacen?

El proceso de mediación siempre empieza con una sesión informativa, con uno, con el otro o con los dos a la vez si los dos quieren, les das todo tipo de facilidades. Si vas a hacer la sesión con uno tienes que informar al otro. Esa primera sesión, al menos en este despacho, es gratuita. Suelen durar

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más de una hora, mínimo una hora o más, lo que haga falta. Esa primera sesión es para explicarles que es la mediación, que tiene que ser voluntaria, ninguno de los dos puede venir obligado. En muchos juzgados de familia de Madrid Capital, en un contencioso con hijos menores les mandan obligatoriamente a la sesión informativa, en los servicios de mediación del propio juzgado, es para informarles y si no van, no pasa nada, no les castigan. Pero se para el procedimiento y luego se les vuelve a citar, incluso les dan día, para continuar con la vista a no ser que las partes estén alcanzando acuerdos y decidan seguir con la mediación. Ya prevén que probablemente la mediación no va a servir para nada, pero antes de entrar en sala y que se lie, porque una vez allí suele haber poca vuelta atrás, que sepan que existe esta herramienta. Esta primera sesión que están mandando los jueces, algunos, no es obligatorio ir, si no vas no pasa nada, pero sí que se les dice que están citados un día a una hora a una sesión informativa de que es la mediación. Casi todo el mundo suele ir, hay gente que va a una segunda, hay poca gente que sigue la mediación a través del servicio de mediación de los juzgados. No los derivan a ningún otro centro. Hay gente que conociendo la mediación van ellos, pero esa gente no llega a poner la demanda. Como lleguen a poner la demanda es muy difícil reconvertir esa historia en una sesión de mediación, porque ya ha ido al abogado y le ha dicho “es que este es un impresentable, y no viene, y no va” o “ella es que no atiende, porque hay que ver la niña” etc. y entonces ahí ya el otro lo ha visto escrito y ha dicho “¿Cómo?¿Que no atiendo yo a mi hija? Le voy a contar que ella no sabía ni hacer las papillas y que tuvo que ser mi madre la que me enseñó a mí y yo el que hago las papillas”. Te estoy poniendo ejemplos tontos pero que existen, que están sacados de la realidad. Una vez que están escritos, la otra parte se escuece, se resiente, y dice no, yo con este ni a la esquina. Y entonces es muy difícil.

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A nosotros nos viene mucha gente que nos conoce, que ya hemos mediado, se lo cuenta a la vecina, a la amiga etc. igual que nos llegan los clientes de divorcio. Viene uno de los dos, hombres o mujeres, aquí llevamos de todo, no somos feministas ni antifeministas y somos la mitad hombres y la mitad mujeres. Yo siempre intento reconducirlo a mediación. Si veo que va a ser difícil, complicado, que hay muchos puntos de conflicto, les sugiero una primera sesión con mi compañero porque yo ya te he visto como abogada y no puedo. O lo hace Antonio y me los manda a mí. Entonces tenemos esta primera sesión, gratuita, voluntaria, para conseguir que ellos lleguen a acuerdos sin que tu intervengas ni les conduzcas. ‐

¿Cómo son las sesiones de mediación?

Les das pautas, por ejemplo, decidme como vais a repartir la casa. Si la vais a vender, alquilar, si se la va a quedar uno de los dos, cuando la vais a liquidar. Cuando liquidas los bienes quitas la mitad de los conflictos. Los primeros conflictos son las visitas y los alimentos de los hijos menores. Entonces les dices, os tenéis que poner de acuerdo en las visitas, en los horarios y en los alimentos. Y cada vez más en intentar hacer custodias compartidas, a poco que se pueda, es mucho más fácil de lo que la gente piensa. Les dices que se tiene que poner de acuerdo en cómo repartir los tiempos. Entonces sacas un gran calendario o una cartulina grande y pintas un mes. Del 1 al 31 y de lunes a domingo. Y entonces dices, a ver, con un bolígrafo rojo, tantos días, esto son tus días, estos son los de él, pues al final es un 50%, vamos a hacer una compartida. No dices vamos a hacer una compartida, les preguntas “¿habéis oído hablar? ¿Os habéis planteado esta posibilidad?” Porque las tardes que tu no puedas estar con el niño vas a tener que contratar a una chica que te lo cuide, y a lo mejor es mejor que lo hagan el padre o la madre, que no van a cobrar nada por hacerlo y lo van a cuidar con todo el cariño del mundo, porque es su papá o es su mamá. Es muchísimo mejor que el niño en lugar de estar con la abuela, con la vecina

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o con la empleada, que lo haga con todo su cariño el padre o la madre. Si consigues eso, ya tienes todo salvado. Tienes que conseguir que ellos lleguen a acuerdos y que entiendan la palabra alimentos. La gente piensa que es lo que el niño come, pero no. Es donde van a vivir los niños, como se visten, el carro de la compra, educación. Varía muchísimo porque el coste de la educación varía muchísimo y forma parte de los alimentos. Tienen que ver que si ahora tienen que mantener dos viviendas les va a costar más trabajo, son dos luces, dos aguas etc. y se van a tener que apretar el cinturón. En la sesión informativa les vas dando ideas o haces que ellos te las vayan dando, usando la experiencia y la las herramientas que se te ocurran. Les vas preguntando –“¿En qué pensáis que os tenéis que poner de acuerdo?” “¿En qué nos tenemos que centrar?” Dadme ideas ‐

¿Utiliza como herramienta las preguntas?

Si, por supuesto. Ellos tienen que llegar, pero hay muchas maneras. No puedes hacer mediación si conoces a una de las partes porque tienes que ser imparcial. Yo ya con mi experiencia no creo ni en la bondad femenina ni en la maldad masculina ni al revés. Creo que hay de todo y sobre todo gente normal, que somos casi todos y que a ratos somos mejores y a ratos peores. Hay casos, hay maldad absoluta y no puedes mediar cuando hay malos tratos, está prohibido por ley. Y fíjate que es una cosa en la que yo, sin dejar de discrepar, creo que hay gente que confunde el maltrato con una discusión. Y se está dando. No es políticamente correcto decirlo, pero es cierto que hay muchas denuncias falsas para ir por la puerta de atrás a conseguir unas buenas condiciones, quitándote al marido de en medio. ‐

¿Y cómo detecta que realmente no hay malos tratos?

Cuando te vienen al despacho, yo lo primero que hago, es preguntarle ¿tú le tienes miedo? A mí me ha pasado hace un mes y hemos cerrado mutuo acuerdo. Me llamó una chica, amiga de otra que yo le había llevado el

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divorcio, diciéndome que estaba agobiada y a punto de llamar a la policía. Yo le dije “para y cuéntame, no llames y cuéntame. ¿Tú crees que él te va a hacer daño? – No.” Me dijo. “Pero es que me ha llamado puta. ¿Y tú que le has llamado a él? ¿Entra dentro de tu lenguaje o del suyo esa palabra?” Que a mí me parece horrible y motivo de divorcio, pero a lo mejor no es motivo de maltrato. Pues resulta que ella estaba teniendo una relación extramatrimonial, él consideraba que eso la convertía en una puta y ella que era sólo que se había enamorado de otro. Y yo le dije, “estoy contigo, pero entiende que en un momento de desazón, porque él te sigue queriendo, él te llame eso para desahogarse. “¿Pero tú a él que le has dicho? - Pues que es un cabronazo. Bueno vale, pues entonces estáis en paz. Ahora bajad el tono, dejad de insultaros porque si no yo no os voy a llevar el divorcio y para un poco y vamos a hablar con calma. ¿Qué más ha pasado? ¿Él cómo es como padre?” – Magnifico, le hace la cena, lo baña todas las noches, pero claro es que nunca está en casa, es que…Vale, tú no le quieres y os queréis divorciar. Perfecto. Habéis discutido porque él no quiere irse de casa, dejar a su hijo, habéis terminado insultándoos cosa muy mal hecha y terrible y que puede dar lugar al divorcio porque ya no os vais a querer nunca más, y me parece muy bien, pero no os faltéis al respeto. Él es el padre de tu hijo y tú eres la madre de su hijo. Y ahora hazme el favor de pasarme al teléfono con él”. Hablé con los dos, no llamaron a la policía y hemos firmado un convenio regulador de mutuo acuerdo. Fíjate que cosa tan boba si yo en ese momento le digo -“venga, pues llámales, ahora mismo” Se lo llevan a comisaría y ya tenemos un mártir de la causa, cuando es un buen padre que lo que tuvo fue una mala discusión. Por celos, porque él no quería divorciarse... Yo creo que el respeto hay que mantenerlo siempre, pero de eso a maltrato no. El maltrato hay que dejarlo para cosas muy serias, que es temer por la integridad psicológica o física. Si desde que os casasteis te controla las cuentas, no te deja salir a hacer la compra sola, controla si llegas cinco minutos más tarde del trabajo, eso se puede convertir en maltrato psicológico. Y si encima te insulta, llamas a la policía y 94


se acabó. Pero por todo lo anterior, no por una discusión, aunque sea muy fea. Lo que no puedes hacer es convertir en maltrato algo que no lo es. Y en este caso no lo era. Si realmente no lo es, estás haciendo daño a unos menores. Me vienen casos similares en los que han llamado a la policía, él tiene una condena por trato vejatorio porque lo pasan a faltas, ha pasado una noche en comisaría y va como un mártir, y el niño tiene 12 años y cuando tiene 14 dice yo a mi madre no la quiero ni ver porque por su culpa mi padre pasó una noche en la cárcel. Que no es nada, pero es verdad que no debería haberla pasado. Y al final él ha conseguido la custodia del hijo, el hijo no quiere ni ver a la madre y se vuelve en contra. Y al final el hijo termina mal, si no ve a su madre tiene conflictos emocionales. Al final termina la historia en que no hay manera de ponerlos de acuerdo, se pelean por todo y creo que hay que quitar dramatismo al divorcio y separar lo que es auténtico maltrato de una discusión subida de tono. ‐

¿Qué cualidades tiene que tener un mediador?

Hay que ser neutral, imparcial, no puedes mediar con amigos ni conocidos, tienes que mediar con gente que no conozcas de nada y con la mente muy abierta. Al margen de alguno te caiga mejor que otro, porque somos humanos y es inevitable pero tienes que darles el mismo tiempo, empoderar a los dos, que los dos lleguen a la conclusión de que esas ideas salen de ellos y es su voluntad. Yo les digo, vamos a ver, yo estoy segura de que los dos queréis lo mejor para vuestro hijo, y de repente los dos llegan a la conclusión de que es verdad. Les pregunto ¿Qué es lo más importante en tu vida? Y los dos responden que su hijo. Bien, con esto ya tenemos en común el 90% de lo que tenemos que acordar, ahora vamos a ponernos de acuerdo.

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¿Cómo es el proceso de mediación?

Las sesiones pueden ser individuales, pero es mejor que sean conjuntas. Y puedes ponerles deberes para la siguiente sesión. Por ejemplo, fijar cuando nos vamos a volver a ver y que piensen hasta entonces que es lo que su hijo necesita para lo que llamamos alimentos. Cada uno por su parte hace los deberes y cuando lo pones en común ver que puede haber una diferencia de 25 euros al mes. Llegan al mismo calculo, o muy parecido, y entonces es muy fácil ponerse de acuerdo. El tema económico es fundamental, también la casa. Si uno de los se va a quedar usando la casa tiene que tener muy claro que el otro está dejando de usar algo que es suyo, y esto da lugar a mucho reproche “la casa de los dos que estas usando tu”. No, la está usando el niño con él o ella. Pero lo mejor es o bien que uno le compre su parte al otro o bien que la vendan. O poner una fecha límite para el uso. Cuando pones unas coordenadas a la vivienda común te quitas un problema, porque la gente lleva muy mal pagar algo que no usa. Y más si el que la está usando encuentra otra pareja y rehace su vida. Por eso, si no se vende, es importante establecer unas pautas y unos límites. Y entonces la gente se tranquiliza mucho. Si hay mucho dinero hay menos problemas, porque cada uno se queda con mucho, o si hay dos viviendas. El problema es cuando hay dos economías ajustaditas y una sola vivienda a medias de pagar. En esos casos lo mejor para los dos es liquidar la fuente de conflictos. Y se suaviza todo. Los mayores atascos están aquí, y en la custodia compartida. Ahora mismo en un juzgado es muy fácil para un padre obtener la custodia compartida. Y si llega la madre y dice, es que el sale de trabajar a las siete, la juez, que en el 90% de los casos son juezas, le mira y le dice ¿Y? Porque ella también sale de trabajar a las siete. A día de hoy que el 80% de la población femenina trabaja fuera de casa, que argumenten horarios, aunque ella tenga reducción de jornada y el no, no tiene sentido. A los niños se los educa igual de siete a diez que de cinco a diez. Muchas veces es más

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importante calidad que cantidad en el tiempo que se les dedica. No por eso deja de ser padre. El problema es no equivocarse de padre o madre de tus hijos. Te puedes equivocar de pareja, pero como te equivoques de padre o madre es algo que te pasa factura el resto de tu vida. Y no hay manera de cambiarlo. Y es el mejor padre del mundo porque no tienen otro, es la mejor madre del mundo porque no tienen otra. Yo en mi trayectoria he visto de todo y podría escribir un libro de anécdotas que parecen inventadas y son reales. En la custodia compartida también influye el qué dirán, sobre todo en las madres, como no voy a tener yo la custodia porque entonces que van a pensar los vecinos, que soy una mala madre. Y sin embargo al padre le da igual. Seguimos siendo así, aunque yo confío mucho en las generaciones venideras, pero tenemos mucho que superar. Hay padres maravillosos que educan a sus hijos incluso mejor que las madres, y un niño necesita un padre y una madre, siempre, una figura paterna y una materna. Y si no la tienen buscarán un referente en el abuelo, o en el entrenador... ‐

¿Ha tenido algún conflicto que se haya enquistado? ¿Algún fracaso?

Fracaso en mediación total y absoluto no he tenido ninguno. Aun así, el 80% de mi actividad sigue siendo de abogada, como mediadora al cabo del mes y del año puedo emplear un 20%, porque no hay tantas parejas que vengan a mediación. ‐

¿Cuándo le propone la mediación no la quieren?

Hay veces que sí y hay veces que no. Hay veces que te dicen que no, que ya tienen las cosas muy claras y entonces utilizas también las herramientas de mediación para llegar a un acuerdo regulador de mutuo acuerdo. Antes éramos muy de dirigirles, de decirles si no llegáis a un acuerdo os van a poner tanto. En lugar de eso les decimos que nos hagan la cuenta ellos, cada uno por su lado. Les pasamos a ellos la pelota de tomar las

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decisiones, la decisión es suya, no impuesta ni aconsejada por el abogado. Y en esos casos nos sirven mucho las herramientas de mediación. Ahora, como te llegue uno solo dispuesto a la lucha…Desde 2005 no hay que decir la causa del divorcio y esto suaviza muchísimo, porque entonces no necesitas ni siquiera que te cuenten que es lo que ha pasado porque al juez no le interesa, no lo va a poner en ningún lado. Lo que te va a preguntar es si tienes hijos, a que colegios van, donde vives, que sueldo y que tiempo tienes, entonces hay que centrarse en lo fundamental. No me cuentes que él o ella se ha ido con otro etc. o que estas harto. Porque esto no va a influir en el juez, así que para que te vas a desgastar emocionalmente si os vais a divorciar. Intenta pasar página y vamos a centrarnos en lo fundamental. Esto es un duelo. Cuando te quedas viudo viene todo el mundo, te rodea y te da ánimos y tú lloras y te desahogas y te consuelas. Y es muy gratificante poderte desahogar. Ahora, te divorcias y nadie te consuela. Te dicen que algo habrás hecho para que él se vaya, o al revés, y en ese caso es un dramón porque un hombre no admite que alguien pueda enamorar a su mujer como la enamoró él… Son una serie de componentes psicológicos detrás, que si consigues decirle mira, pasa tu duelo, llora, rabia, vete a un psicólogo que te ayude...Y vamos a centrarnos en las decisiones que hay que tomar. Yo hay veces que les he propuesto dejar pasar uno o dos meses y que busquen apoyos, dejar pasar el duelo y el llanto. Y una vez pasado vuelves y decidimos que vas a hacer con tu vida, porque ahora creo que no estás en una situación de tomar decisiones que van a durar años en tu vida. Y eso lo hago mucho. Reflexiona, para. No pasa nada por dejar pasar un mes o dos. Hay veces que la carga emocional es muy mala para la mediación, porque la pena o el dolor les impiden llegar a soluciones que sean realistas y efectivas. Además, hay uno, el que ha tomado la decisión, que ya ha pasado el duelo antes. Ya lo ha pasado mal, le ha dado vueltas, se ha sentido culpable, se ha sentido abandonado…pero ha dejado de querer al otro. Y el otro no se

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ha enterado. Y entonces le cae el divorcio como una losa encima y no entiende nada, y hay que darle su tiempo. Los dos, con la cabeza más fría, es más fácil llegar a acuerdos. Yo prefiero perder un cliente pero les aconsejo que se tomen un tiempo porque creo que con la cabeza así no deben tomar decisiones. Otra cosa es que en un contencioso uno de los dos tenga las cosas muy claras y la otra parte no, pero que yo vea que la propuesta es tan razonable, tan justa y tan buena que si no la acepta se va a arrepentir. Entonces si le aconsejo que siga adelante con el convenio. Hay veces que los dos son muy serenos y tienen muy claro que quieren llegar a acuerdos y en dos o tres sesiones lo solucionas. Las sesiones no pueden ser más de 6 o 7, esto no es una terapia psicológica. Las sesiones suelen ser cada semana o diez días. Dos sesiones a la semana no son útiles, porque no les da tiempo a reflexionar, a pensar, no es bueno. ‐

¿Cómo gestiona la tensión en una sesión? ¿Qué hace?

La cortas. Te levantas, haces una pausa, les ofreces un vaso de agua, les sugieres dejarlo y continuar otro día…No debes dejar en ningún momento que uno se venga abajo y el otro arriba, y que avasalle o se apodere de la situación. Y sugieres hacer la próxima individual. Si los dos respetan al otro y respetan tiempos etc. fenomenal. Si uno de los dos avasalla la sesión se corta educadamente y sin aspavientos “Bueno, yo creo que lo mejor es parar aquí y continuar otro día, tu vienes tal día y tu tal otro y vamos avanzando paso a paso porque veo que este momento emocional no es bueno para vosotros, al final vamos a perder lo que estábamos ganando, vamos a parar y vamos a reflexionar y la semana que viene seguimos” ‐

¿Cómo gestiona usted su propia tensión?

Bueno, es que soy muy mayor (risas). Lo de los demás me afecta lo normal, pero cuando me están cayendo fatal alguno de los dos entonces me digo, cálmate, y le miro con más simpatía, y le digo que me parece muy interesante lo que me está contando, y ¿alguna vez ha pensado…?

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Replanteo las preguntas e intento empoderar a esa persona que me parece quizá fatua y soberbia, pero intento que llegue a la misma conclusión que yo por otro camino distinto “esto que me está planteando me parece muy interesante, pero ¿Cómo lo hacemos?” y entonces, él mismo, de repente llega al mismo punto. Pero no puedes dejar aflorar ni dejarte llevar por tus propias emociones. Dentro de ti piensas “este pobre, que va de soberbio y lo está pasando fatal…” Llegas a tenerle hasta simpatía, no te tomarías una caña con el pero en ese momento le comprendes. También el tiempo te atempera mucho. Cuando llego a casa y veo a mi marido pienso en la suerte que tengo. Cuando ves la maldad en estado puro... ‐

¿Ha tenido algún caso?

Si, muchos. Y ha habido casos que he rechazado, como abogada y como mediadora. Cuando uno de los dos ha sacado lo peor de sí mismo y no está dispuesto a rebajar el tono, ni la forma y ves que no hay manera. Tiene que haber una mínima predisposición por parte de ambos. Pero para perder el tiempo no ‐

¿Qué técnicas o herramientas utiliza?

En el master te enseñan comunicación verbal, no verbal, ponerte delante, no poner barreras etc… Y te sale también tu propia personalidad ‐

¿Las utiliza también para conocer a los mediados?

Si claro, ya ves si hay predisposición o vienen a la defensiva…Y lo primero que tienes que conseguir es que los dos lleguen a la conclusión de que tú vas a ser neutral e imparcial. Yo les digo que yo tengo mi vida, mi casa, mis hijos y esto lo tienen que hacer ustedes por ustedes mismos. Yo tener un asunto más o menos es lo de menos. Es su vida y su futuro la que se están jugando, y de verdad decidan ustedes, antes de que un tercero decida por ustedes. Es que esto es lo que hay que conseguir. Y no dejar a un juez en una sala de vistas en un cuarto de hora decidir sobre todo lo suyo. Y no le van a dedicar más de un cuarto de hora. Porque tu caso, que para ti es

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importantísimo, el juez tiene miles. En el juzgado van a despachar una sentencia, tu vida la tienes que decidir tú, con tus herramientas, y tu futuro lo tienes que escribir tú y no dejarlo en manos de un juez que le va a dedicar diez minutos porque no tiene tiempo, y para ti tu caso es lo más importante del mundo y para él no. ‐

¿Y aun así prefieren ir a juicio? ¿Por qué cree usted que la mediación no tiene más éxito?

Aun así. Hace falta más conocimiento de lo que es la mediación, campañas publicitarias en televisión y prensa. Y pasa mucho cuando pecan de soberbia “es que esta no sabe que yo soy amigo íntimo del juez del Supremo”…El juez del Supremo no va a llamar al de familia, y si lo hace no va a servir de nada. Además las sentencias se pueden apelar y terminan variando. Hay gente que piensa que tiene tanto poder que no le pueden tocar. Olvídate. Y que van a intentar hacer daño, y entonces olvídate, vas a contencioso y sacarás lo que puedas. Hay quien prefiere hacer daño, y coger al niño por los pies y darle en el costado al otro, que es la figura gráfica que yo a veces les hago, y lo que está partiéndose es tu hijo. Y si de verdad son buena gente terminan reaccionando, pero hay quien no, hay gente mala. Que con tal de dejarte ciego me saco yo un ojo. Tengo caso que cuando la niña tenía dos años le pego una paliza a ella que casi la mata, ahí ni mediación, ni sentencias ni nada. Y ahora le pone el a ella una demanda de modificación de medidas. Hay que conseguir una sentencia y vivir como puedas, dejan de pagar alimentos, no tienen nada a su nombre, no hay nada que embargar… ‐

¿Qué herramientas o técnicas del master le han resultado más útiles llevadas a la práctica?

Que te den la solución ellos, que lleguen a las conclusiones ellos y que sea voluntad de los dos. Y conseguir que cada uno, en las individuales, se ponga en la piel del otro. ¿Y si a ti te pasara esto, si te tuvieras que ir tu de

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casa…etc. como te sentirías? Si por unos minutos se ponen en la piel del otro ya tienes el 50% ganado. Conseguir que a la resolución del conflicto lleguen los dos, cada uno por su camino de alguna manera. Es empoderar a los dos. No me hago un guion, va saliendo, también es verdad que yo ya tenía mucha experiencia y sé que es lo que hay que conseguir y por donde los tienes que llevar y como tienes que tratar a una persona u otra te lo va diciendo la propia persona sobre la marcha. Sale de una manera bastante natural. ‐

¿Recuerda algún momento de éxito en el que se haya sentido feliz?

Si, en muchos. En todos los que consigues en mediación llegar al final. El día que les acompañas al juzgado a ratificar el acuerdo es una sensación…Es difícil separar la condición, yo tengo sesenta años y dos hijos y no dejo de ser madre porque sea abogada, y tengo familia, y amigos, y siempre pienso que bien que esta familia siga su vida en paralelo, pero con el nexo común de los hijos, y que los hijos reciban lo mejor de cada uno, y no lo peor. Y eso te da mucha alegría interior. Y gano mucho menos dinero pero se gana mucho en satisfacción, compensa muchísimo. Eso también lo uso como herramienta, yo les digo que si vamos a juicio yo voy a ganar mucho más que en mediación, que no es por dinero. Me encanta. Me encanta cuando una mediación se lleva a buen puerto. Casi todas llegan a buen puerto. ‐

¿Qué cualidades cree que debe tener un mediador?

Sobre todo mucha empatía y que sea capaz de comunicarse. A mediación llegamos sobre todo abogados, psicólogos y sociólogos, que ya de naturaleza tenemos que saber tratar con personas. Aun así hay gente que ha estudiado pero tiene carencias a nivel emocional, y puede ser un abogado excelente de mercantil pero no de familia. Teniendo una formación previa de psicólogo o sociólogo, o abogado especializado en familia es muy fácil llegar a ser un aceptable mediador. Y tener conocimientos de que es lo

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que hay que conseguir, tener claro el objetivo. Tomar mucha informaci贸n, hacerte un dibujo de la pareja y su entorno, que apoyos tiene, con que cuenta cada uno. Eso es muy importante a la hora de repartir tiempos, tareas, responsabilidades. Y ver el apoyo emocional y f铆sico que tiene cada uno. Este tipo de informaci贸n te dice mucho de la gente.

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Lina Esteban Sánchez Abogada, procuradora, 20 años de experiencia. Master en mediación en la Universidad Rey Juan Carlos en 2011 Vicepresidenta de la Institución de Mediación del Colegio de Procuradores de Madrid

¿Qué le ha llevado a la mediación? Yo creo que hay más mediadores que mediaciones, pero desde la administración de justicia se está promoviendo, producto de una directiva de la Comunidad Europea. En mi caso, viendo que tenía menos asuntos por cambios legales que afectan a los procuradores, me empezó a bajar el trabajo y la mediación me pareció interesante. Nosotros antes de entrar en un juicio y estamos con las partes y vemos las negociaciones en todo tipo de asuntos, y pensé que no estaba mal que los procuradores nos formáramos en esto. Me formé y he ido a talleres y ahora me han nombrado vicepresidenta de la Asociación de Mediadores del Colegio de Procuradores de Madrid. Ahora hay muchas instituciones de mediación pidiendo que les deriven a ellos las mediaciones desde los juzgados. El problema que detectamos es que los secretarios judiciales no saben muy bien en qué consisten las mediaciones, y teníamos un desayuno para hacer una simulación pero se ha suspendido, se ha inscrito muy poca gente. Yo personalmente he pedido dos mediaciones, una salió muy bien, otra no, y como mediadora he hecho dos mediaciones, tengo poquísima experiencia, pero es que la gente no va a mediación. ‐

¿No hay muchas mediaciones?

No, hubo un proyecto de ley, porque aunque uno de los principios es la voluntariedad, si imponía que era obligatorio ir al menos a la sesión informativa cuando la cuantía económica del pleito era inferior a una

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cantidad determinada, pero lo quitaron. Y si no es obligatorio no se hace. O quizá si lo estimularan a nivel fiscal. Pero aquí somos de que lo diga el juez aunque tarde quince años. ‐

¿En la formación de mediador les hablaron de la Inteligencia Emocional?

No, como Inteligencia Emocional no, pero si hay talleres. Yo conozco algo a través de mi amiga Carmen Sebastián, que es coach. En la formación hay psicólogos y sociólogos, y te explican técnicas como la reformulación, la actitud, la postura, ese tipo de cosas, al margen de negociación o los tipos de escuela como la de Harvard etc.. Se centran más en que intentes empatizar con las partes, que intentes ser lo más imparcial posible. En cuanto a las escuelas, yo tiendo más a la narrativa circular ‐

¿Cómo fueron los procesos en los que ha estado usted como mediada?

En uno de los procesos había un mediador y un ayudante, un co-mediador, porque la dificultad de los procesos es que es muy importante que estés muy pendiente de los gestos de todos, y no puedes estar hablando con uno y estar pendiente de los gestos de la otra parte. Tener una persona al lado que si tiene más libertad para observar el ambiente y lo que está pasando y te vaya pasando preguntas, o te sugiera que te parece si vamos por aquí…y eso ayuda, porque además también hay que tomar notas. Hay dos cosas que me resultan muy pesadas del proceso de mediación, una la sesión informativa, porque es el momento de la “venta”, donde tienes que convencer a las dos partes de que se sometan a mediación, hacer hincapié en la voluntariedad, la imparcialidad, la confidencialidad, y yo creo que tiene que ser algo menos formal, que se lo vayas contando sin que se des cuenta para que resulte más ameno. Y entonces entramos en –“¿Esto cuánto cuesta? ¿Y esto quien lo paga?” Y ahí todo lo que habías conseguido, y el buen ambiente, se te cae. La mediación no es más cara que un juicio,

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depende del interés económico y de las sesiones, más de tres…aunque yo en la primera como mediador estuvimos tres meses, no todas las semanas, pero tres meses. La duración yo creo que es mejor que sean menos sesiones más largas, como de hora y media. Es mucho más barato que un juicio. En la primera sesión estaban la mediadora, la ayudante y un representante legal de la empresa a la que yo le solicité la mediación y yo, y en este caso si llegamos a un acuerdo. En la segunda mediación fuimos ambos con nuestros abogados, entonces tienes que pagar también a tu abogado, claro. Y en esta última estuvimos tres horas en la sesión informativa y ni siquiera se inició la mediación. No conseguimos que la otra parte lo intentara, yo creo que por culpa de su abogado, yo creo que los abogados creen que les va a quitar trabajo, y que donde ganan dinero es en el contencioso. Yo creo que están equivocados y que en muchos casos es por ignorancia, no conocen el proceso. La sesión informativa es libre y pueden ir las partes con los abogados, luego ya será cosa del mediador definir las reglas. ‐

¿Cómo vivió el primer caso, el primer acuerdo?

Fue sólido, fue un éxito para las dos partes. Yo hacía una reclamación económica pero la otra parte no quería perderme como cliente, y no me ha perdido, win-win, fue muy satisfactorio. Una sensación buenísima y además la otra parte salió encantada, le gustó mucho la experiencia e iba a intentar promoverlo en su empresa, una compañía de seguros. Yo fui ya sabiendo a que iba y con unos mínimos, y cuando llegamos a eso dije ya está, ya hemos llegado. ‐

¿En los casos que ha llevado como mediadora, como ha conducido los procesos?

Han sido muy parecidos, lo he hecho sola y he echado mucho de menos no tener a alguien. Lo que hice fue, toda la parte de información, actas y

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documentación lo llevaba en un portátil ya metido, para no hacerlo allí, porque yo creo que si no es muy formal. Y lo que tiene que haber es dialogo y no fijarse en las formalidades, ni en las firmas, actas…eso dejarlo para el final. Las sesiones en el primer caso fueron con las dos partes al tiempo, en el segundo empezamos conjuntos y en un momento de bloqueo les pedí que nos entrevistáramos por separado, y les explique que todo lo que me dijeran es confidencial y ellos podían decidir qué cosas querían que usara con la otra parte y cuáles no. Todo con la intención de que cada uno se ponga en los zapatos del otro y se reconozcan lo que están sintiendo cada uno desde su perspectiva. ‐

¿Qué herramientas utiliza para conseguir esa empatía?

Hay cosas que funcionan, por ejemplo la escucha. Reformulas lo que ha dicho, parafraseas y se siente escuchado, entendido, y eso libera muchísimo. También evocar, recordar los buenos momentos, rememorar los buenos momentos que han tenido con la otra persona. En una clase de resolución alternativa de conflictos los alumnos me decían, claro pero si uno dice que no, que haces. Entonces les pedí que me dijeran como no lo arreglarían de ninguna manera, que harían, y lo iba escribiendo en la pizarra, “pues yo le mataría, pues yo…” y cuando la gente ve las barbaridades que se le pasan por la cabeza, escritas, dicen no, tengo que buscar otra solución. Si alguien plantea algo que no es posible, te pones de pie, voy a por agua, utilizo el contacto físico cuando se ponen muy nerviosos, y preguntas tú hasta donde estás dispuesto a llegar, y tienes claros los límites de cada uno. En los dos casos que he mediado las partes llegaron a un acuerdo. El acuerdo es mejor que lo redacte un jurista. ‐

En su experiencia como mediadora ¿ha utilizado recursos y herramientas aprendidas en su formación como mediador?

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Si, en todas. Y también me sirve como procurador. Por ejemplo tuve un cliente que le había atropellado un coche y reclamaba a la compañía de seguros. Había ido a un médico de evaluación de daño corporal un informe con las lesiones, y la compañía pidió una pericial con un médico suyo. Él se puso nervioso y empezó a pensar que le querían perjudicar, que el informe pericial iba a ir en su contra, un hombre nervioso y un poco violento. Y estando en el coche me llamo la juez, diciendo que lo habían tenido que esposar, que estaba fuera de sí, que se había puesto histérico. Así que me fui a al juzgado y al verle me lo encontré llorando, con los ojos caídos y lo primero que hice fue tocarle, y con eso se desarmó por completo. Les pedí al guarda de seguridad y al médico que me dejara sola con él y entonces se calmó y soltó. Y al final se calmó y todo fue bien. Aprendes muchas cosas, para tu vida. Otra cosa que funciona es darles a ellos mucha importancia, reconocerles el esfuerzo y darles las gracias por asistir a la mediación, intentar que haya optimismo y un ambiente positivo. Para que se suelten y no piensen en todo lo que me voy a callar, porque hay gente que piensa que lo va a usar en su contra. Hacerles protagonistas del procedimiento, que son ellos, no el mediador, el mediador solo va a facilitar que se comuniquen, no es nada, los protagonistas son ellos. Intentar percibir que es lo mejor de cada uno, como en los trabajos intentas percibir cual es el mejor puesto para cada uno. Si consigues transmitir que ambas partes ganan, que se lo crean, ya es todo más fácil. El peor acuerdo va a ser mejor que lo que diga un juez. Ahí siempre hay uno que gana y otro que pierde. Funciona también bien, cuando la otra parte quiere interrumpir, decirle mira, vas a tener tu momento para intervenir, pero todo en lo que no estés de acuerdo, apuntalo. Y le das un papel y bolígrafo y va apuntando. Muchas veces la persona en el propio discurso aclara las cuestiones, y lo que uno ha apuntado deja de tener sentido porque ya está explicado, porque no nos

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escuchamos hasta el final, pero de esta manera el que escucha no tiene un papel tan pasivo, le das un papel activo. Herramientas para conocer la personalidad de cada uno o el temperamento no tengo, de comunicación no verbal si se estudia y las uso mucho. Sentarme la última, apoyarme en la mesa para marcar autoridad por ejemplo. Y observar el lenguaje corporal de cada uno. Al final a todos nos han pasado las mismas cosas, a todos se nos ha muerto alguien, o hemos tenido una pelea de hermanos o un conflicto con un seguro…hay que intentar por todos los medios salirte de ti y centrarte en ellos. ‐

¿Algún caso?

Uno muy tonto, una reclamación económica de menos de mil euros de una comunidad de vecinos a una gran compañía alemana que fabrica ascensores, por una pieza del ascensor que la comunidad decía que estaba defectuosa. Y la compañía mandó a una persona de Alemania, con muy malos modos, indignado de que le hubieran hecho venir. Se consiguió el acuerdo preguntándole ¿Qué relación une a la comunidad de propietarios con su compañía? Y ahí se dio cuenta de que en realidad lo que perdía era un cliente, y un contrato de mantenimiento de cinco años, ha había que renovar en ese momento. Otro eran dos hermanos, una herencia, una casa…y al final acordaron venderla, uno de ellos vivía con la madre y no quería, quería seguir viviendo allí pero entendió que no era posible y decidieron venderla. En casos entre marcas, derecho al honor entre personas públicas etc. me parece muy interesante la mediación, porque como es confidencial, nunca se va a saber el contenido de las sesiones. Y es ejecutivo, el acuerdo hay que cumplirlo igual que una sentencia.

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Roberto Granizo Palomeque Abogado, 53 años, procurador, 25 años de experiencia. Madrid. Master en mediación en la Universidad Rey Juan Carlos en 2011 Socio fundador del Instituto de Mediación Hipotecaria especializado en mediación hipotecaria. ‐

¿Ha oído hablar o tiene conocimientos de Inteligencia Emocional?

He oído hablar, pero no he hecho ningún curso como tal. He realizado cursos de coaching y PNL y cuento con el asesoramiento de una persona experta en coaching y PNL, Maria Casas. ‐

¿Cómo hace las mediaciones en el Instituto?

A diferencia de en una negociación, cuando vienen aquí, tanto el deudor como el banco se empiezan a abrir, ven el conflicto en conjunto. Cuando hay un mediador tendiendo puentes el tema varía mucho. He ido a hablar con varios bancos, con el Santander nos dieron un paquete con diecisiete mediaciones y las cerramos todas con acuerdo. Luego vendieron la cartera a Altamira y cambió el responsable y ya no nos han dado más. Luego hemos hecho con otros bancos con cuentagotas. El deudor muchas veces me lo trae, pero el banco me cuesta muchísimo en contestar. Hay muchas asociaciones de mediadores que hacen penal, civil, familiar etc. y se dedican a todo, no están especializados. Aquí estamos especializados solo en el procedimiento hipotecario. Los mediadores tienen formación y amplia experiencia en derecho, entre 25 y 30 años, han desarrollado su carrera profesional en departamentos de recuperación o asesoría jurídica un banco. Todos han hecho un curso de mediación y están acreditados. Hemos puesto unos equipos de apoyo que les asesoran en PNL y coaching. A mí me gustaría que ellos hicieran el curso de PNL y coaching, estoy organizándolo para septiembre. En las sesiones hay un solo mediador, las graban en video y las visualizan junto

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con una experta en PNL y coaching y otra en comunicación no verbal, que les ayudan a analizarla y a preparar la siguiente sesión. Nos está costando muchísimo. En las compañías de seguro y bancos hay tantos departamentos que las cosas se pierden, son muy poco eficaces. A veces te dan ganas de tirar la toalla. Yo no sé si los abogados de los bancos tiene miedo a que la mediación les quite trabajo, que no es así, pero como somos de ideas fijas pensamos solo en el pleito. Un juicio hipotecario tarda en resolverse unos dos años, y las ejecuciones están paralizadas. Además el banco tiene muy mala imagen y es más caro. Nosotros lo estamos resolviendo entre una semana y un mes, por 400 euros. Se llega a la dación en pago, o se renegocia, o un periodo de carencia, pero todos con acuerdo. Aun así, les he regalado un paquete de mediaciones para que prueben y con eso no han venido a hacer ninguna. Llevamos con esto desde 2012. Y ahora los bancos están vendiendo las carteras a fondos buitre y ese es el peor marketing que podían hacer. Nadie pensaba que íbamos a llegar a una situación como esta con la crisis. El banco va a perder, porque el deudor no le va a poder devolver todo lo prestado, y el deudor tiene que dar todo lo que tiene para poder llegar a un acuerdo, pero eso es más beneficioso que meterte en un juzgado. Si lo han vendido el deudor no puede negociar con un fondo buitre, y no va a volver a confiar en ese banco nunca más. ‐

¿Cómo se interesó por la mediación?

Por el tema de la crisis, a través de un juez amigo mío de Barcelona en 2011, hizo una experiencia piloto en Tarrasa. Luego se ha abierto, pero fue allí donde surgió, donde empezaron con la mediación hipotecaria. Me empezó a interesar y empecé a pedir información, y en 2012 me saque el título de mediador y he ido haciendo cursos, de PNL, coaching, y sigo formándome, aunque no hago mediaciones, solo dirijo esto.

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Cuando un deudor se ha molestado en buscar en internet, encontrarnos, solicitar la mediación y el banco se niega incluso a asistir la sesión informativa, que es gratis. Yo es que no lo entiendo, con la mala imagen que tienen, y les parecen muy caros los 400 euros, cuando se gastan 5.000 en una ejecución. Lo hago porque me gusta, me gusta el procedimiento hipotecario, la mediación y creo en esto, pero no logro entender la posición de los bancos ‐

¿Cuántos acuerdos han cerrado ustedes?

Aproximadamente unos cuarenta y dos ‐

¿Qué cualidades cree que debe tener un mediador?

Entre las habilidades que debe tener un buen mediador creo que están la capacidad de escucha, imaginación, empatía para entender las posturas que dan lugar al conflicto, objetividad e imparcialidad para no favorecer a ninguna de las partes, altas dosis de paciencia y conocimientos legales sobre el tema.

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3.4.- Resultados Se han conseguido por tanto conseguir tener una idea muy aproximada y contrastar en profundidad el nivel de conocimiento que los actuales profesionales de la mediación tienen acerca de la inteligencia emocional. Se trata de una muestra de nueve personas entrevistadas en distintos puntos de la geografía española, Barcelona, Madrid, Jaén y Granada. Además se han buscado personas con la máxima experiencia posible (entorno a cinco años). Hemos conseguido obtener una visión general del grado de utilización de técnicas que de alguna forma están relacionadas con la inteligencia emocional y, sobre todo, queda patente que estos profesionales demandan conocimientos sobre inteligencia emocional.

3.5.- Contraste de hipótesis y discusión Después de analizar lo aspectos más relevantes acerca de la mediación y su relación con la inteligencia emocional, así como el testimonio directo de nueve profesionales representativos de la mediación de conflictos, puede afirmarse que la inteligencia emocional, sus principios básicos y las técnicas y herramientas relacionadas, pueden realizar verdaderas aportaciones de valor que ayude al mediador a elevar su nivel de éxito en la resolución de conflictos. Creemos que queda demostrado que existe una alta demanda de formación al respecto por parte de estos profesionales, que permita la implementación de experiencias de mediación con una finalidad pedagógica de adquisición y mejora de las habilidades propias de la inteligencia emocional como escuchar, plantear los conflictos, reconocer al otro, resolver los conflictos, aspectos estos, estrechamente relacionados con la educación para la paz, la convivencia y la vida democrática.

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4.- CONCLUSIONES Todos sabemos la importancia que tiene la inteligencia emocional en el desarrollo social y en el bienestar de las personas. Parte de esta inteligencia emocional, tiene que ver precisamente con esa capacidad de gestionar adecuadamente las emociones, para modificar y mejorar la respuesta, el estado de bienestar personal y las relaciones con las personas del entorno. No obstante, bajo nuestra opinión, pensamos que sigue habiendo muchas personas en diferentes ámbitos que no han oído hablar de inteligencia emocional, o lo han oído pero son escépticos y lo contemplan con cierto recelo. Creemos que en realidad este es uno de los motivos por los que las personas en conflicto no acuden a mediación y si al juzgado: les preocupa más tener razón que ser felices. No gestionan bien sus emociones, ni siquiera son capaces de reconocer en un momento dado que necesitan ayuda para canalizarlas, y que un acuerdo resultado del diálogo soluciona lo que un buen juicio no puede, especialmente si se consigue realmente preservar la relación y retomar una mínima comunicación, aunque se haya cedido algo del objetivo personal. En otro orden de cosas, el mediador, como experto en la prevención y gestión de conflictos, debe ser capaz de integrar los componentes de la inteligencia emocional, para promover mejoras en las partes en conflicto dirigidas a:  Incrementar la salud mental y física actual  Aumentar el autoconocimiento, la autoestima y la motivación al cambio  Enfrentar de manera positiva las situaciones conflictivas  Mejorar e incrementar las relaciones interpersonales pacíficas y resolutivas  Establecer límites adecuados, con un enfoque asertivo. - Reconocer al otro de manera generosa y realista

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 Manifestar honesta y abiertamente las emociones naturales del ser humano de un modo saludable y respetuoso consigo mismo y con los demás  Romper con patrones de comportamiento que no sirven y relaciones nocivas. Ya no se trata solo de descargar tribunales sino de humanizar las relaciones sociales. Suponemos que cuando esta cultura termine de implantarse los pleitos judiciales quedaran solo para los asuntos que no hayan sido posible resolver mediante el diálogo.

4.1.- Recomendaciones y futuras investigaciones Queda por definir ahora cuales son realmente los conocimientos básicos que sobre inteligencia emocional deben de trabajar los profesionales de la mediación, así como preparar una batería de herramientas específicamente adaptadas a sus necesidades, quizás relacionadas con el estudio de las competencias,

los

temperamentos,

así

como

la

inteligencia

social,

comunicación no violenta o comunicación no verbal. Igualmente, habría que preparar a los mediadores en la parte intrapersonal con doble objetivo:

a) Que puedan estar preparados para afrontar casos con una complejidad cada vez mayor sin que llegue a afectar a su vida personal. b) Que puedan encontrar en la mediación un propósito de vida que los conduzca por el camino del héroe, ya que queda demostrado en este estudio y gracias al testimonio de profesionales de prestigio en la mediación, de que es necesaria que esté presente un alto nivel de vocación en el ejercicio de su profesión.

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Un aspecto que ha sido imposible realizar en este trabajo de investigación es la del visionado de casos reales de mediación con el objeto de analizar comportamientos de los mediados, así como haber analizado al mediador en plena acción.

5.- BIBLIOGRAFÍA - Aloisio, V. (1997). Co‐Mediación. Aporte emocional para fortalecer la relación con el otro. Buenos Aires: AD‐HOC. - Folger, J.P. (2008). Transformative Mediation: Preserving The Unique Potential Of Mediation Across Dispute Settings. Revista de mediación. Año 1. Nº 2.. - Goleman, D. (2013). Inteligencia Emocional (1ª Ed. En castellano 87ª reimpresión). Barcelona: Kairós - Goleman, D. (2014). Inteligencia Social

(1ª Ed. 8ª Reimpresión en

castellano). Barcelona: Kairós - López, J.F., Soriano, P. (2014): El abogado en la mediación. Jaén: Fortalezas Editorial. - Munuera, P. (2007). Portularia vol. vii, nº 1-2. 2007. Huelva: universidad de Huelva - Novel, G. (2013). El mediador y el manejo de las emociones. Barcelona: Universidad de Barcelona - Rosenberg, M.B. (2013). Comunicación no violenta. Un lenguaje de vida. (1ª Ed. 8ª Reimpresión en castellano). Buenos Aires: Gran Aldea Editores. - Suares, M. (1996). Mediación. Conducción de Disputas, Comunicación y Técnicas. Buenos Aires: Paidós

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6.- AGRADECIMIENTOS Nuestro especial agradecimiento, como no podía ser de otra forma, a los nueve entrevistados por su generosidad. De ellos hemos obtenido un aprendizaje de humanidad y ejemplo de personas con propósito de vida. También expresar agradecimiento a Capilla de la Chica de la empresa Fortalezas Mediación y Editorial Fortalezas por haber contribuido a ponernos en contacto con algunos de los entrevistados, y por todas las aportaciones bibliográficas y referencias. Gracias también a Carmen Alcaide y a Jon Elejabeitia por su sabia orientación para la elaboración de este trabajo fin de curso.

Mónica Hestenberg Padilla Juan Manuel Galdón Requena

Jaén y Madrid, tres de septiembre de dos mil quince.

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