cuentos infantiles

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recopilacion cuentos

juan manuel mahecha



la bella y la bestia

12 los tres cerditos

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blancanieves

20 la sirenita


LA BELLA Y LA BESTIA 4


Tres hijas tenia el mercader de este cuento. Felices y contentas, las tres lo acompañaron en los buenos tiempos cuando sus negocios prosperaban. Mas, cuando su fortuna cambió, sus hijas mayores lo trataban mal, la única que estaba siempre igual era Bella la menor. El mercader decidió salir de viaje para intentar mejorar su situación. --Junto con despedirse, sus hijas mayores le hicieron entrega de dos listas con las cosas que querían que les trajese del viaje. Bella sólo pidió que le trajese una rosa que, como se sabe, no pesa ni ocupa lugar. Pero al mercader le fue tan mal que, derrotado y triste volvía para su casa, cuando lo sorprendió una tormenta. Los caminos se borraron y no podía ver el sendero. Luego de cabalgar varias horas, creyó ver una luz y se encamino

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hacia allí, llegando al fin a una gran mansión Cosa curiosa no tuvo necesidad de golpear la puerta porque la misma se abrió para su paso. Al no ver a nadie se fue por los corredores, "Se esta muy bien aquí, pero tengo mucho hambre"

y en ese momento se abrió una puerta y había una larga mesa con los mejores manjares que pudiera imaginar. Allí comenzó a comer hasta quedar satisfecho y luego sintió un enorme cansancio, algo lo empujo hasta el segundo piso donde encontró un baño caliente y buenas ropas para ponerse y una cama muy blanda donde dormir. A la mañana siguiente en vano busco por todos lados alguna persona para agradecerle todo lo que pudo hacer para sentirse muy bien,

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pero no encontró a nadie. Estaba por irse cuando pasó junto a un rosal y corto una flor para Bella. No había terminado de cortarla cuando sintió un espantoso ruido como un terremoto, y una horrible criatura apareció ante él, tenia un aspecto de monstruo .


Desagradecido---le dijo la bestia--¿como te atreves a robar donde tan bien se te ha atendido? ¡No mereces vivir! Disculpe....Señor---tartamudeo el mercader, no pensaba estar haciendo nada malo, sólo deseaba llevarle una rosa a la menor de mis hijas. En ese caso--concluyó la Bestia---, me traerás a tu hija, quien pagará por ti. Y si no vuelves antes de diez días te iré a buscar yo. El mercader aceptó para ir y despedirse de sus hijas ya que no tenia intención de llevar a Bella, sino que pensaba volver el al castillo. Cuando bella se enteró de todo lo pasado a su padre decidió ir ella a entregarse a la bestia. Partió entonces a su destino. El monstruo no tenia intenciones al parecer de matarla ya que una vez allí y sin dejarse ver le fue ofreciendo toda clases de comidas y lujos, y un espejo mágico en el cual se podía ver todos lo que pasaba en la casa.

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Una noche mientras Bella cenaba, sintió un fuerte estruendo, y la Bestia se mostró ante Bella por primera vez. Esta casi de desmaya, pero tratando de sobreponerse, pesó: "Es horrible pero cocina bien" Pasado algún tiempo Bella se dio cuenta que, a pesar de lo feo que era la Bestia le agradaba. Sin embargo cuando la Bestia pidió su mano, ella, a pesar de temer que se enojara le dijo que no. Días después a través de su espejo mágico vio que su padre estaba muy enfermo, y le pidió a la bestia si podía ausentarse por siete días solamente, usando un anillo que este le dio, en un segundo estuvo junto a su familia. Tan feliz se encontraba la joven en su hogar, que no se dio cuenta que el tiempo pasaba muy rápidamente, y una noche ya cuando el tiempo se había acabado, vio en sueños a la Bestia agonizante. Sólo entonces Bella comprendió cuanto lo amaba, y colocándose el anillo fue transportada de inmediato al castillo


Al llegar encontró efectivamente a la Bestia casi muerta, pero logró reanimarla lo suficiente como para que sus peludas orejas la escucharan decir: "SI...quiero casarme contigo." Dicho lo cual la Bestia se evaporó, apareciendo en su lugar un príncipe al que un hada malvada había encantado y cuyo sortilegio quedaría roto, tan pronto como una mujer aceptase ser su esposa a pesar de su fealdad. Ambos se trasladaron al palacio del Rey, que era el padre del Príncipe, donde fue celebrada la boda, y, durante el banquete, las dos hermanas de Bella comentaban envidiosas: ---Tendrán muchas cosas buenas para contarle a sus hijos, pero nunca podrán decir que fue amor a primera vista. Y colorin colorado Bella y el Príncipe vivieron felices por siempre...y este cuento se ha acabado. FIN

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Hace muchos años, en un reino lejano, una reina dio a luz una hermosa niña. Para la fiesta del bautizo, los reyes invitaron a todas las hadas del reino pero, desgraciadamente, se olvidaron de invitar a la más malvada.

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Aunque no haya sido invitada, la hada maligna se presentó al castillo y, al pasar delante de la cuna de la pequeña, le puso un maleficio diciendo: “ Al cumplir los dieciséis años te pincharás con un huso y morirás”. Al oír eso, un hada buena que estaba cerca, pronunció un encantamiento a fin de mitigar la terrible condena: “Al pincharse en vez de morir, la muchacha permanerá dormida durante cien años y solo el beso de un buen príncipe la despertará.” Pasaron los años y la princesita se convirtió en una muchacha muy hermosa. El rey había ordenado que fuesen destruidos todos los husos del castillo con el fin de evitar que la princesa


pudiera pincharse. Pero eso de nada adelantó. Al cumplir los dieciséis años, la princesa acudió a un lugar desconocido del castillo y allí se encontró con una vieja sorda que estaba hilando. La princesa le pidió que le dejara problar. Y ocurrió lo que el hada mala había previsto: la princesa se pinchó con el huso y cayó fulminada al suelo. Después de variadas tentativas nadie consiguió vencer el malefício y la princesa fue tendida en una cama llena de flores. Pero el hada buena no se daba por vencida. Tuvo una brillante idea. Si la princesa iba a dormir durante cien años, todos del reino dormirian con ella. Así, cuando la princesa despertarse tendría todos a su alrededor. Y así lo hizo. La varita dorada del hada se alzó y trazó en el aire una espiral mágica. Al instante todos los habitantes del castillo se durmieron. En el castillo todo había enmudecido. Nada se movía, ni el fuego ni el aire. Todos dormidos. Alrededor del castillo, empezó a cre-

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cer un extraño y frondoso bosque que fue ocultando totalmente el castillo en el transcurso del tiempo. Pero al término del siglo, un príncipe, que estaba de caza por allí, llegó hasta sus alrededores. El animal herido, para salvarse de su perseguidor, no halló mejor escondite que la espesura de los zarzales que rodeaban el castillo.

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El príncipe descendió de su caballo y, con su espada, intentó abrirse camino. Avanzaba lentamente porque la maraña era muy densa. Descorazonado, estaba a punto de retroceder cuando, al apartar una rama, vio... Siguió avanzando hasta llegar al castillo. El puente levadizo estaba bajado. Llevando al caballo sujeto por las riendas, entró, y cuando vio a todos los habitantes tendidos en las escaleras, en los pasillos, en el patio, pensó con horror que estaban muertos, Luego se tranquilizó al comprobar que solo estaban dormidos. “¡Despertad! ¡Despertad!”, chilló una y otra vez, pero fue en vano. Cada vez más extrañado, se adentró en


el castillo hasta llegar a la habitación donde dormía la princesa. Durante mucho rato contempló aquel rostro sereno, lleno de paz y belleza; sintió nacer en su corazón el amor que siempre había esperado en vano. Emocionado, se acercó a ella, tomó la mano de la muchacha y delicadamente la besó... Con aquel beso, de pronto la muchacha se desesperezó y abrió los ojos, despertando del larguísimo sueño. Al ver frente a sí al príncipe, murmuró: ¡Por fin habéis llegado! En mis sueños acariciaba este momento tanto tiempo esperado.” El encantamiento se había roto. La princesa se levantó y tendió su mano al príncipe. En aquel momento todo el castillo despertó. Todos se levantaron, mirándose sorprendidos y diciéndose qué era lo que había sucedido. Al darse cuenta, corrieron locos de alegría junto a la princesa, más hermosa y feliz que nunca. Al cabo de unos días, el castillo, hasta entonces inmerso en el silencio,

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14 se llen贸 de m煤sica y de alegres risas con motivo de la boda. Charles Perrault F I N



En el fondo de los océanos había un precioso palacio en el cual vivía el Rey del Mar junto a sus cinco hijas, bellísimas sirenas. La más joven, la Sirenita, además de ser la más hermosa, poseía una voz maravillosa. Cuando cantaba, todos los habitantes del fondo del mar acudían para escucharla. Además de cantar,

Sirenita soñaba con salir a la superficie para ver el cielo y conocer el mundo de los hombres, como lo relataban sus hermanas. Pero su padre le decía que solo cuando cumpliera los 15 años tendría su permiso para hacerlo. Pasados finalmente cumpleaños

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los años, llegaron el y el regalo


tan deseados. Sirenita por fin pudo salir a respirar el aire y ver el cielo, después de oír los consejos de su padre: Recuerda que el mundo de arriba no es el nuestro, sólo podemos admirarlo. Somos hijos del mar. Sé prudente y no te acerques a los hombres.

Y al emergerse del agua Sirenita se quedó de boca abierta. Todo era nuevo para ella. Y todo era hermoso, ¡fascinante! Sirenita era feliz. Pasados unos minutos, Sirenita pudo observar, con asombro, que un barco se acercaba y paraba. Se puso a escuchar voces. Y pensó en lo cuanto le

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gustaría hablar con ellos. Pero miró a su larga cola y comprendió que eso era imposible. Continuó mirando al barco. A bordo había una gran fiesta de aniversario. El capitán del barco cumplía veinte años de edad. Sirenita se quedó atónita al ver el joven. Era alto, moreno, de porte real, y sonreía feliz. La sirenita sintió una extraña sensación de alegría y sufrimiento a la vez. Algo que jamás había sentido en su corazón.

La fiesta seguía hasta que repentinamente un viento fuerte agitó las olas, sacudiendo y posteriormente volcando el barco. Sirenita vio como el joven capitán caía al mar. Nadó lo que pudo para socorrerlo, hasta que le tuvo en sus brazos. El joven estaba inconsciente, pero Sirenita nadó lo que pudo

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para llevarlo hasta tierra. Depositó el cuerpo del joven sobre la arena de la playa y estuvo frotando sus manos intentando despertarlo. Pero un murmullo de voces que se aproximaban la obligaron a refugiarse en el mar. Desde el mar, vio como el joven recobraba el conocimiento y

agradecía, equivocadamente, a una joven dama por haberle salvado la vida. Sirenita volvió a la mansión paterna y les contó toda su experiencia. Después pasó días llorando en su habitación. Se había enamorado del joven capitán pero sentía que jamás podría estar con él. Días después, Sirenita acudió desesperada a la casa de la Hechicera de los Abismos. Quería deshacerse de su cola de pez a cualquier precio. Y hicieron un trato: Sirenita tendría dos piernas a cambio de regalar su hermosa voz a la hechicera que le advirtió: Si el hombre que amas se casa con otra, tu cuerpo desaparecerá en el agua como la espuma de una ola.

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Asintiendo a las condiciones de la hechicera, Sirenita bebió la pócima mágica e inmediatamente perdió el conocimiento. Cuando despertó se encontraba tendida en la arena de la playa, y a su lado estaba el joven capitán que intentaba ayudarla a levantarse. Y le dijo: te llevaré al castillo y te curaré. Durante los días siguientes, Sirenita pasó a vestirse como una

dama, y acompañaba al príncipe en sus paseos. Era invitada a los bailes de la corte pero como no podía hablar, no podía explicar al príncipe lo que había sucedido en la noche que le salvó. El príncipe no paraba de pensar en la dama que pensaba haber salvado su vida y Sirenita se daba cuenta de eso. Pero el destino le reservaba otra sorpresa. Un día, avistaron un gran barco que se acer20 caba al puerto.


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Wendy, Michael y John eran

que os eche un poco de polvo tres hermanos que vivían mágico para que podáis volar." en las afueras de Londres. Wendy, la mayor, había con- Cuando ya se encontratagiado a sus hermanitos su ban cerca del País de Nunca admiración por Peter Pan. To- Jamás, Peter les señaló: "Es das las noches les contaba a el barco del Capitán Garfio. Tened mucho sus hermanos las aventuras de Peter. Una noche, cuando ya casi dormían, vieron una lucecita moverse por la habitación. Era Campanilla, el hada que acompaña siempre a Peter Pan, y el mismísimo Peter. Éste les propuso viajar con él y con Campanilla al País de Nunca Jamás, donde vivían los Niños Perdidos... "Campanilla os ayudará. Basta con

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cuidado con él. Hace tiempo un cocodrilo le devoró la mano y se tragó hasta el reloj. ¡Qué nervioso se pone ahora Garfio cuando oye un tic-tac!."

Niños Perdidos que debían disparar una flecha a un gran pájaro que se acercaba con Peter Pan. La pobre Wendy cayó al suelo, pero, por fortuna, la flecha no había penetraCampanilla se sintió celosa de do en su cuerpo y enseguilas atenciones que su amigo da se recuperó del golpe. tenía para con Wendy, así que, adelantándose, les dijo a los Wendy cuidaba de todos

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aquellos niños sin madre y, también, claro está de sus hermanitos y del propio Peter Pan. Procuraban no tropezarse con los terribles piratas, pero éstos, que ya habían tenido noticias de su llegada al País de Nunca Jamás, organizaron una emboscada y se llevaron prisioneros a Wendy, a Michael y a John.

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Para que Peter no pudiera rescatarles, el Capitán Garfio decidió envenenarle, contando para ello con la ayuda de Campanilla, quien deseaba vengarse del cariño que Pe-


ter sentía hacia Wendy. Garfio aprovechó el momento en que Peter se había dormido para verter en su vaso unas gotas de un poderosísimo veneno. Cuando Peter Pan se despertó y se disponía a beber el agua, Campanilla, arrepentida de lo que había

dad suficiente para matar a un ser tan diminuto como ella. Una sola cosa podía salvarla: que todos los niños creyeran en las hadas y en el poder de la fantasía.Y así es como, gracias a los niños, Campanilla se salvó. Mientras tanto, nuestros amiguitos seguían en poder de los piratas. Ya estaban a punto de ser lanzados por la borda con los brazos atados a la espalda. Parecía que nada podía salvarles, cuando de repente, oyeron una voz: “¡Eh, Capitán Garfio, eres un cobarde! ¡A ver si te atreves conmigo!”.

hecho, se lanzó contra el vaso, aunque no pudo evitar que la salpicaran unas cuantas gotas del veneno, una Era Peter Pan que, alertado cantipor Campanilla,

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cuentos para ni単os

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elaborado por juan andres mahecha


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