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LA ISLA DEL FUTBOL Un viaje personal por la industria del futbol britanico



LA ISLA DEL FUTBOL Antonio Rosique | Rogelio Roa


Primera Edición, 2006 Segunda Edición 2007 2007, © Antonio Rosique, Rogelio Roa Editora y distribuidora Multilibros SA de CV © de las características de esta edición Leer y Escribir, S.C. Insurgentes Sur 753-9A, Col. Nápoles 03810 México, D.F. Ilustraciones y diseño de la edicion: www.estudiolimbo.com ISBN: 970987019-X Impreso y hecho en México


12 Prólogo a la segunda edición. Un juego noble, una industria cruel, por José Ramón Fernández

15 Prólogo, por Dr. Rogan Taylor 17 Agradecimientos 19 Nota de los autores a la segunda edición 21 Liverpool Lime Street Station 25 Cardiff Central a London Cannon Street: Two pints of lager en la Freemason’s Tavern

31 Tottenham Court Road, Soho Square: La FA Cup 35 Wembley Central: Nace un coloso, el nuevo Wembley 39 Huddersfield: Huddersfield Town FC, ¿un club de tercera? 45 Middlesbrough: La conciencia del Middlesbrough FC 49 Seven Sister Station: Tottenham Hotspur. Una marca con clase 53 London Cannon Street: Barclay’s y su apasionado affaire con la Premier League

59 Wimbledon Station-Trafford Park Station: El futbol se va de vacaciones

65 Cambridge: Entre Pink Floyd y el Cambridge United FC 71 Wigan Central: Wigan Athletic FC, el rey de los niños 77 Newcastle Station: Football vs Rugby, la batalla entre los Magpies y los Falcons

83 Stockport: Stockport County FC. Dinero en el sombrero 89 Preston Station: The National Museum of Football y los Liliwhites del North End

97 Upton Park Station: Territorio Hooligan: West Ham United y la ICF

105 Leeds Station: Hooliganism II Leeds United FC: El efecto naranja mecánica


UN VIAJE PERSONAL POR LA INDUSTRIA DEL FUTBOL BRITÁNICO

LA ISLA DEL FUTBOL:

DUNFERMLINE

NEWCASTLE MIDDLESBOROUGH

BOLTON MANCHESTER LIVERPOOL

LEEDS HUDDERSFIELD

WIGAN

SHEFFIELD

STOCKPORT

CAMBRIDGE IPSWICH CARDIFF

LONDON


111 Charlton: El comunitario Charlton Athletic FC 115 Manchester Victoria Station: Man United conquista el mundo 119 Toxteth: Un scouser llamado Wayne Rooney 123 Manchester Piccadilly: George Best o el quinto Beatle 127 Dunfermline Station: Dunfermline Athletic, a la sombra de The Old Firm

135 Walton Lane SoccerBus Stop: Liverpool FC: “This is Anfield” 147 Liverpool Paradise Street: 25 de mayo de 2005 151 Ataturk International Airport: El milagro de Estambul 155 London Marylebone Station: BBC y SKY 165 Fulham Broadway: Bienvenidos a Chelsea Village 169 Horwich Park: Borgetti y su aventura con el Bolton Wanderers 179 London Heathrow Express: Diario de un corresponsal 183 Liverpool John Lennon Airport: “Above us only sky” 188 Glosario 196 Apéndice estadístico 202 Cursos de posgrado en Administración del Deporte ofrecidos por universidades británicas

203 University of Liverpool.



El deporte tiene el poder de cambiar el mundo, la capacidad para inspirar a la gente, la cualidad de unir a los pueblos de una manera extraordinaria y sin paralelo. El deporte le habla a las personas en un lenguaje que todos entienden.

Nelson Mandela

Los aficionados al futbol son capaces de esperar bajo la lluvia para ver a sus jugadores. Están dispuestos a pagar por certificados de pertenencia con tal de sentirse afiliados al club. Compran tabiques y trozos de pasto cuando su equipo cambia de estadio. Es ahí, en esa relación emocional donde radica la fuerza extraordinaria de este juego. La gente racional no puede comprender porque una persona paga £15 libras por algo que vale £10 con tal de tener un papel que dice que poseen una pequeña parte del club, pero para un fan del futbol todo esto es perfectamente lógico. Por eso el futbol no puede ser considerado un negocio tradicional, aquí la relación entre el club y el consumidor es de por vida. Craig McGill, Football Inc. La única cosa que en verdad me sucedió fue el tiempo, al terminar mi periplo, solamente constaté que había envejecido. Gustave Flaubert


PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN Un juego noble, una industria cruel Señoras y señores, el futbol es un gran negocio, pero se equivocan los que creen que sus reglas son las de un negocio tradicional. Es un juego noble con una industria despiadadamente cruel. A lo largo de mi vida he visto casos de éxito e historias terribles. He conocido a empresarios, gente trabajadora, que luego de invertir en un club dejaron de ser millonarios y pasaron a ser sólo hombres ricos; y también he visto, por supuesto, a personas comunes, muchos de ellos oportunistas sin escrúpulos, que se hicieron millonarios a costa de sangrar el juego. Administrar un club de futbol va más allá de elegir al entrenador y mantener una estabilidad financiera. Implica proteger la identidad de un grupo de personas que encuentran en el juego una manera de expresarse. Esto es, justamente, en lo que ha fallado el futbol mexicano. Aun cuando este deporte es una industria multimillonaria en todo el mundo, el juego tiene todavía más elementos religiosos que comerciales. El bienestar social creado por el futbol es más grande que las ganancias económicas que genera y esta peculiaridad lo convierte en una industria extraordinaria, que requiere, a su vez, de ejecutivos extraordinarios, profesionistas especializados, capaces de proteger los resortes que hacen funcionar esta poderosa maquina de sueños.

Y el gigante despertó en una isla…

Durante muchas décadas, la industria del futbol se mantuvo subdesarrollada en relación con el tamaño de su mercado. Era, en muchos sentidos, un gigante dormido. Se trataba de un negocio tan noble (lo sigue siendo), con consumidores tan leales, que muchos directivos no se preocuparon por escuchar a los aficionados para ofrecerles un mejor trato. Poco a poco, obligados por los patrocinadores y la televisión, los clubes europeos dejaron de operar como empresas familiares. Comenzaron a planear de manera estratégica e implementaron una disciplina financiera para sobrevivir dentro de un entorno cada vez más demandante. La creación de torneos continentales con grandes premios económicos, como la Champions League, los obligó también a competir en el ámbito comercial para fichar a los mejores futbolistas, antes de que los contrataran sus rivales. Inglaterra, como ha ocurrido siempre dentro del futbol, actuó como catalizador del cambio. Esta isla ha sido, históricamente, la gran la fábrica que procesa el futbol como producto y lo depura como espectáculo para el mundo. Para bien o para mal, ahí se han originado las transformaciones definitivas del juego, su reglamentación, su versión amateur, su paso al profesionalismo, su comercialización, su entrada a la televisión, hasta su evolución en una industria que cotiza en la bolsa de valores. Pero como toda evolución, ésta también tuvo sus momentos amargos. A finales de los años ochenta, en medio de una aguda crisis económica y bajo un severo castigo para sus clubes a nivel europeo a raíz de la tragedia de Heysel, los directivos 12 La Isla del Futbol


ingleses comprendieron la urgencia de modernizar el negocio del futbol y se atrevieron a dar un vuelco en la administración de sus ligas. El reto consistía en operar el futbol como industria, sin atentar contra su tradición; mejorar la oferta de espectáculo, sin trastocar las raíces del deporte. Así, en 1993 el futbol inglés experimentó una espectacular renovación con el surgimiento de la Premier League, una liga vanguardista que ha sido un éxito económico a todos los niveles y modelo de organización para competencias en otros países. Esta revolución comercial dinamitó el mercado futbolístico de Inglaterra y marcó el inicio de una época de esplendor. Actualmente, el promedio de asistencia a los estadios ingleses roza la marca de los 40 mil aficionados por partido; BSkyB paga sumas multimillonarias por los derechos de televisión; los ingresos por patrocinios suelen ser los referentes de la industria; los clubes ingleses están entre los más poderosos de Europa, compiten por el mejor talento futbolístico del planeta, se han lanzado a la conquista de nuevos mercados en Asia y Norteamérica; y la inversión en estadios ha sido notable, algo que pude constatar personalmente durante la Eurocopa de 1996. Con la visión y las opiniones de los directivos que revolucionaron el futbol de Inglaterra se tejen los relatos de este libro. Hoy, que el futbol mexicano discute abiertamente la idea de reformar el Torneo de Liga, siguiendo el modelo de la Premier League de Inglaterra y las competencias de los Estados Unidos, La isla del futbol aparece como un valioso compendió de apuntes, lecciones, casos de éxito, y sobre todo de principios que nos permitan encontrar el equilibrio entre el futbol-negocio y el futbol-juego. A estas alturas sería inocente pensar que el futbol puede aun regresar a sus tiempos románticos en los que se jugaba, principalmente, por “amor a la camiseta”. Sin embargo, sigo pensando que el futbol es mucho más que un simple negocio, porque la magia de este juego no radica en ganar o perder, vender camisetas, o acumular ganancias; el futbol está basado en valores inconmensurables como la gloria y la tradición. El debate seguirá abierto de manera global: las fuerzas del mercado contra las fuerzas del hombre, el poder de la comercialización contra el poder de la gente que adora el juego.

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Una noche del 2004, luego de hacer Deportv, Antonio Rosique se presentó en mi oficina para anunciarme que luego de ocho años dejaba TV Azteca para irse a Inglaterra a estudiar una maestría sobre la industria del futbol. Como hubiera resultado imposible impedírselo, lo apoyé, y al poco tiempo lo convertí en corresponsal europeo. Dos años más tarde, Rosique regresó a mi oficina con su posgrado terminado, una empresa de marketing deportivo recién fundada, un socio, Rogelio Roa, y este libro, el cual escribieron a cuatro manos, en un afán por dejar testimonio de una isla que les había llenado los ojos. Los invito a sumarse a este gran viaje que Rosique y Roa realizaron apasionadamente por la Gran Bretaña siguiendo los mapas del futbol. Conocerán por dentro a clubes colosales como Manchester United, Liverpool, Arsenal; aprendeLa Isla del Futbol 13


rán de sus directivos, conocerán el poder de sus aficionados, viajarán en tren rodeados por sus hooligans; se lanzarán a conocer los añejos campos de la segunda y la tercera división; descubrirán algunos secretos que han hecho del futbol inglés el más saludable del mundo, y al mismo tiempo se divertirán recorriendo la Isla de lado a lado, de pub en pub, de cancha en cancha, y escuchando las hazañas de jugadores fantásticos como George Best, Bobby Moore, Kenny Dalglish, Gary Lineker y Wayne Rooney. Y es que al final, el origen moderno de nuestro juego se encuentra en esa isla brumosa e impasible; en esas canchas pastosas, entre el olor de la cerveza y los viejos aficionados que transpiran futbol y gritan gol… o mejor dicho: Goal! José Ramón Fernández


PRÓLOGO Este juego ha sido una fuente de pasión y dolor, identidad y cultura, durante más de un siglo en Europa y Latinoamérica, los territorios que, al menos para mí, conforman el viejo mundo del futbol. A lo largo de 120 años de historia, ha sido capaz de cautivar a millones de personas, muchas de las cuales han construido sus vidas alrededor de él en forma ritual y elevándolo a la categoría de culto. Sin embargo, hasta hace relativamente poco tiempo, este poderoso fenómeno social no contaba con literatura significativa y tampoco existían departamentos universitarios dedicados a estudiar específicamente esta manifestación global. El futbol siempre ha tenido una historia. Eso es indudable. Pero durante muchos años esa historia sobrevivió debido a la tradición oral: aquellos relatos transmitidos de generación en generación gracias a la importancia simbólica, casi sagrada, que le han conferido los aficionados. Esta situación ha cambiado en los últimos veinte años. El estudio del futbol comenzó (de manera formal) en el Reino Unido en la década de los ochenta, aunque fue un aspecto negativo el que capturó la atención de los académicos: el “hooliganismo”, la plaga inglesa (The English disease). Muy pronto otras temáticas comenzaron a ser los objetos de estudio y una nueva literatura acerca del futbol apareció en la escena universitaria. Los investigadores comenzaron a generar un rango más amplio de estudios sobre el futbol y, en algunos casos, se crearon pequeñas unidades de investigación en el interior de las universidades, como lo hicimos nosotros en 1994 en la Universidad de Liverpool. A mediados de los noventa otro gran tópico emergió en los horizontes del juego: el negocio del futbol. Los procesos de globalización y el avance de las nuevas tecnologías provocaron que el fenómeno creciera exponencialmente en Europa Occidental. En consecuencia, lo que alguna vez fue considerado the people’s game (el juego de la gente) amplió sus horizontes, se expandió a territorios lejanos y superó su condición de clase. Hoy, difícilmente nos sorprendemos cuando escuchamos que cerca de mil millones de personas vieron la final de la Copa del Mundo de Alemania 2006. Inglaterra, especialmente, ha visto el crecimiento acelerado de cada aspecto del juego. La transformación financiera de muchos clubes, su ingreso a cotizar en la bolsa de valores, y la profunda comercialización del espectáculo alcanzó su cúspide en 1992 con la creación de la English Premier League, lo que fue sin duda, un parteaguas en la historia de la industria. La Premier League es, actualmente, la liga de futbol más exitosa del mundo. Es capaz de generar ingresos hasta por £2500 millones tan solo por derechos de televisión, de acuerdo al último contrato de tres años firmado por la liga. Esta gigantesca suma de dinero se divide sólo entre 20 clubes, los cuales tienen además la posibilidad de ser televisados en 180 países, lo que ha potenciado de manera descomunal sus posibilidades comerciales, ha ensanchado sus opciones de negocio y los ha obligado a convertirse en poderosas organizaciones con expertos en todas las áreas. En este contexto, el primer Master in Business Administration (MBA) en el mundo enfocado al negocio del futbol se abrió en 1997 en la Universidad de Liverpool, por una iniciativa del Football Industry Group, unidad de investigación que tengo el honor La Isla del Futbol 15


de encabezar como fundador desde 1994. En un inicio nuestros estudiantes provenían, en su gran mayoría, del Reino Unido y Europa; pero en los últimos años, jóvenes de todo el planeta han llegado a esta ciudad (casa de uno de los clubes más exitosos en la historia del juego: el Liverpool FC) para dedicar un año de sus vidas al estudio formal de este poderoso fenómeno e incorporarse después a esta gran industria. La generación 2004-2005 tuvo el privilegio de vivir un acontecimiento muy especial. Además de los retos inherentes al programa académico, fueron testigos de una temporada inolvidable que vio al Liverpool FC conquistar su quinta Copa de Europa en un partido extraordinario en Estambul. Aquel jueves de mayo, Liverpool, una ciudad de 300 mil habitantes, se desbordó como nunca antes para recibir a sus campeones, y otras 200 mil personas hicieron el viaje hasta el puerto para unirse a las celebraciones, como ejemplo de la pasión incombustible que mantiene vivo al negocio del futbol. Dos de los estudiantes más entusiastas que tuvimos durante ese año provenían de México y eran los primeros representantes de su país en la historia de nuestro programa de posgrado. Ambos contaban con destacadas carreras en los ámbitos de la comunicación y la mercadotecnia, y aprovecharon, como pocos, su estancia en el Reino Unido para explorar la isla, conocer a nuestra gente, sumergirse en nuestra cultura y entrevistarse con los ejecutivos que mueven esta industria. En nuestro caso, como catedráticos e investigadores, hemos sido afortunados en poder aprender mucho de nuestros estudiantes, especialmente, de aquellos que provienen de países lejanos, de los cuales sabemos muy poco. Si Antonio y Rogelio aprendieron algo de nosotros, les puedo asegurar que nosotros también aprendimos mucho de ellos. Este sobresaliente libro cuenta parte de esa aventura.

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Dr. Rogan Taylor Director Football Industry Group Management School, University of Liverpool, 2006.


AGRADECIMIENTOS Muchas gracias a todas aquellas personas que pasaron por mi mente en cada estación de tren y sobre las carreteras británicas, mi familia y amigos, pero sobre todo, a la única persona que quizás vivió con la misma intensidad que yo mi aventura en la isla: mi hermana Flor. Toda mi gratitud a Juan Alberto Vélez, Mario David Pérez Cisneros, Jorge Esteve, Gustavo Antiniori y a Samanda Ruiz de HSBC Seguros por lanzarse a este viaje con nosotros y hacer posible esta segunda edición. Rogelio Roa

Con este libro cerramos un ciclo personal. Se trata de la última estación de un viaje soñado durante mucho tiempo, por lo que deseo agradecer al British Council por creer, desde el inicio, en esta idea y apoyarme incondicionalmente durante mi año académico, especialmente a Susana Solano, así como a la Universidad de Liverpool, de la que seremos siembre entusiastas embajadores. El agradecimiento también es para mis padres y mi hermana, quienes nunca dudaron que éste era el camino correcto. Toda mi admiración y gratitud para José Ramón Fernández, que durante una década en TV Azteca me enseñó los valores de la honestidad y la comunicación. Su impulso resultó extraordinario para consumar mis objetivos académicos y extender mi estancia en Europa más de lo inicialmente planeado. A todos los ejecutivos del futbol británico que nos abrieron las puertas de sus clubes y nos regalaron valiosas enseñanzas, y por supuesto a nuestros profesores en University of Liverpool, en especial al Dr. Rogan Taylor, trotamundos incansable. Sin su ambición de horizontes, nunca hubiéramos escrito una sola página de este libro. Y sobretodo, gracias a HSBC Seguros, en particular a su director, Juan Alberto Vélez, Mario David Pérez Cisneros, Jorge Esteve, Gustavo Antiniori y a Samanda Ruiz, quienes al hacer realidad esta segunda edición, potenciaron nuestro esfuerzo para lograr que la industria del futbol mexicano piense globalmente y actúe localmente, tal y como sólo ellos lo saben hacer. Antonio Rosique

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NOTA DE LOS AUTORES A LA SEGUNDA EDICIÓN Cuando pusimos punto final a La isla del futbol, en octubre de 2006, lo hicimos como el cierre de un ciclo personal que culminó, sobre todo, con la publicación de la que pensábamos una primera y definitiva edición. Se trataba de la primera vez que escribíamos y coeditábamos un libro, por lo que no imaginamos que tan sólo seis meses después estaríamos de regreso en el texto para lanzar una segunda edición, más completa, más extensa y de mayor alcance que la original. Esta segunda versión ha sido corregida y aumentada lejos de la Isla. Nos ha tomado con los dos pies bien plantados en México, en un momento en que nuestro futbol intenta seguir el ritmo comercial de las ligas más poderosas del mundo, en una época en la que se debate si el modelo inglés de la Premier League es aplicable en estas latitudes futbolísticas. Dentro de este contexto, creemos que La isla del futbol puede aportar una perspectiva diferente a esta lluvia de ideas. Se trata de información de primera mano, sustentada por dos años de estudios y vivencias en el Reino Unido. Hemos aprovechado esta oportunidad, patrocinada por HSBC Seguros, para incluir un agudo texto introductorio escrito por José Ramón Fernández. Además de actualizar cifras y extender el Glosario, en el libro encontrarás palabras resaltadas en negritas, cuyas traducciones, definiciones y comentarios podrás consultar en el Glosario, al final del libro. En un afán de que vivas mejor este viaje, agregamos una ficha de cada club para que sepas a qué región pertenece, sus rivalidades principales, su estadio, datos curiosos y hasta los pubs más recomendables para visitar en una tarde de futbol, si es que un día decides adentrarte en la Isla. Los datos podrán actualizarse, las cifras y los récords inexorablemente mutarán, pero la literatura es la memoria de la emoción humana, y aunque este libro tiene poco de literario, mucho de relato y algo más de ensayo, les podemos asegurar que guarda gran parte de la emoción que sentimos aquel tiempo en que viajamos por la Isla del futbol. Al ser un documento escrito a cuatro manos, es misión del lector adivinar a quién le pasó qué, a quién pertenece cada una de las anécdotas. Estamos seguros que no será mayor problema, pero si así fuera, al final, el asunto importa poco. Como te decíamos al inicio, nunca imaginamos que una vez terminada la primera edición, sin duda la más difícil, regresaríamos al texto para volver a trabajarlo. Sin embargo, después de este segundo esfuerzo, apenas justo y necesario, nuestro anhelo es que pronto nos encontremos trabajando otra vez, preparando una edición más, porque al final, será nuestro intento por recoger lo que va perdiendo la memoria y por mantener viva nuestra modesta aportación al juego. Ciudad de México, junio de 2007.

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Liverpool Lime Street Station

C omo muchas cosas que nos ocurren en la vida, este libro se gestó de forma un tanto accidental. Es el resultado de un largo viaje que comenzó en septiembre de 2004 y que, afortunadamente, se prolongó más de lo planeado: 16 meses en un caso, y 22 en el otro. La aventura inició, para ambos, la noche que llegamos, cada quien por su lado, a Lime Street Station, la gran estación de trenes de Liverpool. Movidos por el embrujo de una isla mítica que siempre ha enfrentado su destino con los puños bien apretados, nos lanzamos a recorrer la geografía británica siguiendo más los mapas del futbol que cualquier guía turística. Durante un año vivimos la enérgica recuperación de un puerto histórico y nos sometimos al tradicional rigor de la educación inglesa. En la University of Liverpool descubrimos la increíble evolución del futbol como espectáculo multimillonario, escuchamos de viva voz a los actores de la industria y a los estudiosos que han convertido el fenómeno en cátezdra. Nos dedicamos a explorar la Isla en busca de los mejores modelos de gestión, las prácticas líderes en mercadotecnia, las nuevas tendencias de desarrollo, los elementos que afianzan la lealtad del aficionado y acentúan la rivalidad, y sobre todo nos acercamos a la gente que mantiene vivas las raíces del juego. Conocimos las entrañas de gigantes comerciales: el Manchester United, el Arsenal, el Chelsea y el Liverpool; entrevistamos a los ejecutivos que dirigen esa maquinaria generadora de contenido premium, pero también nos lanzamos a visitar pueblos y ciudades desconocidos para el viajero común, sitios que sólo tienen sentido si se les relaciona con el futbol. Nos lanzamos a los barrios bravos de Everton y West Ham y nos acodamos en las barras de sus working class pubs para comprobar si lo que decían en las aulas sucedía también en el mundo real. Y al final del viaje, nos dimos cuenta de que veíamos el juego con otros ojos. Habíamos visitado una veintena de estadios, una docena de ciudades, nos sabíamos de memoria los horarios de los trenes y las estaciones de transbordo, y de paso también nos habíamos graduado como MBA in Football Industries, lo que representó apenas una anécdota sólo comparable con los recuerdos que nos llevamos de Inglaterra y los amigos que dejamos. Por eso, les advertimos que será difícil colocarle una etiqueta a este libro. En estas páginas se entremezclan crónicas personales, reportajes, fragmentos de entrevistas, notas de clase, apuntes de viaje, memorias varias, mapas futbolísticos y ferroviarios. Pero más allá de los géneros que le dan forma a este texto, nuestra intención es ofrecer una versión personalísima del futbol británico. Se trata de

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una mirada sesgada, pero al mismo tiempo apasionada y sincera. Con este esfuerzo hemos querido darle un poco de pelea al olvido, regatear la melancolía y compartir lo que descubrimos aquel tiempo en que vivimos en la isla del futbol. En el fondo queremos pensar que en medio de la selva urbana que nos rodea o en el rincón más solitario del estadio existe alguien que nos escucha con una cerveza en la mano. Como nos sucedía cada fin de semana, este libro inicia en Liverpool Lime Street Station, así que es momento de abordar porque aquí comienza el viaje. Liverpool, Inglaterra, 2006.

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Cardiff Central a London Cannon Street: Two pints de lager en la Freemason´s Tavern

¿reunión Cuántas pints se habrán bebido esa noche? Seguro que no habrá sido una fácil. Los ingleses son muy tercos para algunas cosas y valoran como pocos en el mundo ciertos usos y costumbres. Así que tengan por seguro que el asunto no habrá sido necesariamente cordial entre los capitanes del Crystal Palace, Kilburn, Crusaders, Kensington School y War Office. Sin embargo, aquellos jóvenes, la mayoría aristócratas, firmaron la noche del 26 de octubre de 1863 un acuerdo que cambió para siempre la vida de la Isla. Redactaron las reglas (cuantas menos, mejor) y terminaron con el caos que se originaba cada vez que dos escuelas pretendían enfrentarse con un balón de por medio (a veces redondo, otras, oval; algunos pateándolo, otros acarreándolo con las manos, cada cual con sus convenciones particulares). La mayoría de ellos quedaron satisfechos pero, como siempre, hubo algunos que salieron del lugar echando lumbre y decidieron regresar, a seguir jugando como sólo ellos sentían, al rugby. Aunque aquella noche se recuerda oficialmente como la fecha en que nacieron el futbol organizado y la mítica Football Association, Rogan Taylor, uno de los catedráticos más influyentes en el futbol inglés y un narrador descomunal, nos contó una versión más poderosa y exacta sobre la génesis del futbol. Como debe ocurrir cuando se cuenta una gran historia, ésta nos la relató sentados a la mesa, en una pequeña taberna de las montañas de Gales, al calor de la cerveza y la chimenea, después de haber cenado Lancashire Hot Pot, un jugoso estofado de cordero con papas: “El futbol es el rito urbano. Su gran escenario es la ciudad. Aunque sus primeros hogares fueron las escuelas aristócratas de la Inglaterra del siglo XIX, la dimensión gigantesca de este juego es producto de la Revolución Industrial y en particular de una batalla laboral ganada por la clase obrera. La historia del futbol cambió el día que los trabajadores ingleses conquistaron su derecho a descansar la tarde del sábado”, nos contó Rogan. Según este trotamundos liverpudlian, doctor en religiones antiguas, líder nacional de los aficionados ingleses a finales de los ochenta, testigo presencial de la tragedia de Heysel, autor de siete libros y de la serie de televisión Kicking and Screaming de la BBC, en aquellos tiempos la semana de trabajo era de seis días, con el domingo libre dedicado mayoritariamente a la iglesia y la familia, así que el grueso de la población tenía poco tiempo para otras cosas. El ocio era privilegio de las

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clases altas. Por ello, aquel sábado en que los obreros se encontraron por primera vez afuera de la fábrica sin saber qué hacer con las horas que les sobraban, marcó el estallido del futbol, el big-bang. De pronto, los traspatios de la fábricas de la industria textil de Lancashire se convirtieron en protoestadios donde la gente que venía hambrienta del campo a trabajar en las líneas de producción se encontró con una actividad apasionante en la que todos podían participar, ya fuera de forma activa como jugadores o como espectadores enfebrecidos al borde de la cancha. Una vez tomado por la clase trabajadora, el fenómeno no dejó territorio virgen. Como buena creación inglesa, tardó muy poco en colonizar, con autoridad imperial, cada rincón de la Isla y expandirse al resto del Continente. Aunque en la gran Londres el liderazgo futbolístico lo ostentaban clubes de jóvenes ricos como el Royal Engineers o el de la War Office, paulatinamente cada fábrica o barrio londinense se organizó para tener representatividad en las nuevas ligas y rivalizar con los vecinos que estaban del otro lado del Támesis, por lo que a la larga sobrevivieron aquellos equipos engendrados por la working class como el Crystal Palace, el Queen’s Park Rangers o el Arsenal. Con mayor o menor suerte, se fueron incorporando clubes como el aguerrido West Ham United, el Watford –ahora copropiedad de Sir Elton John–, el rabioso Millwall o el sureño Charlton. Pero mientras en Londres brotaban clubes por doquier (a la fecha existen once clubes profesionales en la ciudad) y la Football Association terminó mudándose a Soho Square, el juego tardó casi 120 años en conquistar el barrio más antiguo y poderoso de la capital inglesa: The City. Enclavado en la ribera norte del Támesis y dominado por flamantes edificios que dialogan con la barroca catedral de Saint Paul, este opulento distrito es la sede de la Bolsa de Valores y de los corporativos más influyentes del Reino Unido. Fue hasta 1983 –cuando el Tottenham Hotspur se convirtió en el primer club en flotar sus acciones– que el futbol conquistó The City y se inauguró una nueva época financiera para el futbol británico. Poco después, clubes como Arsenal, Manchester United, Newcastle y muchos más, adoptaron este esquema por el que los clubes pueden generar cuantiosas sumas de dinero gracias a la inversión privada, pero a la vez quedan obligados a rendir cuentas a sus accionistas y a merced de millonarios excéntricos capaces de comprar, de dos o tres tajadas, un club que por décadas ha pertenecido a una ciudad. Aunque no todos los clubes adoptaron este modelo y siguen siendo propiedad de familias adineradas, esta aplicación de los principios del libre comercio transformó profundamente el futbol inglés durante la década de los noventa. Lejos ha quedado la época amateur y los valores corintios que impulsaron la creación de la Football Association. Muchos autores europeos han estudiado las consecuencias de esta revolución comercial que propició la creación de la Premier League en 1992. Morrow plantea que a partir de este hecho, los aficionados se convirtieron, a los ojos de los clubes, primordialmente en consumidores. Hay quienes, como Duke, sugieren que el futbol inglés ha sufrido, en algunos casos, una “macdonaldización” o “disneylandización”, conceptos que han afectado la cultura tradicional del indo28 La Isla del Futbol


CARDIFF CENTRAL A LONDON CANNON STREET: Two pints de lager en la Freemason´s TAVERN

mable aficionado de la Isla. En palabras del sociólogo Joseph Giulianotti: “La época posmoderna del futbol refleja una hegemonía de la clase media. El futbol inglés ha generado una nueva categoría de aficionado, un hincha de cuello blanco”. Una vez más el juego se mueve en la pirámide social. Los jóvenes aristócratas le dieron forma y estructura. La clase trabajadora propagó el fenómeno, le dio corazón, identidad y alimentó las rivalidades. Ahora son las nuevas clases medias las que mayoritariamente ocupan los asientos que las empresas reservan en el estadio, mientras la working class ha quedado, en su mayoría, relegada a ver el juego por televisión (de pago) o acodada en la barra de algún pub, porque a pesar de sus irrefrenables transformaciones el futbol sigue siendo su juego, el rito urbano, el gran espectáculo de las ciudades.

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Tottenham Court Road, Soho Square: La FA Cup

L a FA Cup es la madre de todas las competencias. Inició en 1871 como un certamen para enfrentar a las escuelas aristócratas de la Inglaterra de la época

victoriana, pero a medida que el futbol explotó en el noroeste de la Isla y fue arrebatado por la clase trabajadora, el campeonato creció de manera descomunal. En México la tradición de los torneos de copa ya no existe. La liguilla suple esa morbosa necesidad que tenemos los aficionados por los torneos de eliminación directa. Nos encantan las situaciones límite, los goles de último minuto, los errores que cuestan la supervivencia. La liga ofrece demasiada protección. Perder un partido, por lo general, no significa nada. Las matemáticas garantizan invariablemente una opción alterna. Y el domingo siguiente se puede intentar de nuevo. Pero La Copa, sobre todo en Inglaterra, es cosa seria: un bosque peligroso, una vereda oscura en la que nunca sabes lo que viene. Hoy te topas de frente con un jabalí hambriento; mañana, quizás con un zorro enfermo. Se vive de suerte e inspiración. No importa lo humilde que sea tu club. Tendrá la misma oportunidad que el resto. Y si es lo suficientemente afortunado, un domingo de mayo tu equipo puede jugar en Wembley contra alguna de las bestias míticas. Así, un equipo modesto, el Millwall, del sureste de Londres (que en sus 114 años de existencia sólo ha jugado durante dos temporadas en primera división), se pudo dar el lujo de pelear la final del 2004 contra el legendario Manchester United. Por eso, la FA Cup es el torneo más democrático del mundo. Aquí, la lucha de clases se iguala. Todo aficionado tiene algo que defender. Se inscriben más de 600 equipos profesionales y amateurs. Algunos empiezan desde el verano jugando en canchas públicas; otros se van uniendo a la contienda en el otoño o esperan hasta enero como sucede con los clubes de la Premier League. En este submundo del knock out system, la magia existe y se traduce en un error del portero contrario, una noche de lluvia, un campo enfangado, un rival entumido, un error del árbitro… Por ello, no son pocas las leyendas. Se recuerda a algún club de pueblo que ganó en Old Trafford, o a un equipo de plomeros que eliminó al gran Liverpool. A lo largo de sus más de 140 años de historia, no han sido pocas las ocasiones en que un equipo de segunda ha vencido en la final a uno de primera: en la FA Cup todavía puede ganar cualquiera. En esa remota pero válida ilusión se incuba su mística. La Premier League es otra cosa: es el espectáculo estelar del fin de semana, la pasarela de estrellas, la gran cámara de los lords. Pero la copa es el territorio de los “Comunes”. En ella, viven aún las más añejas La Isla del Futbol 33


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rivalidades. En su cruce de caminos suelen encontrarse viejos enemigos separados, desde hace décadas, por la millonaria diferencia entre categorías. Por eso, el sorteo que se realiza en las oficinas de la FA, en Soho Square, se transmite en vivo a todo el país y calienta el ambiente en los pubs. Un viaje al terruño del Millwall, que lleva años sumido en la segunda división, desata la euforia entre los hooligans del Chelsea y mantiene viva la rivalidad. Lo mismo sucede ahora con los hinchas del Leeds United, Sheffield Wednesday, Sheffield United o Nottingham Forest, clubes que alguna vez fueron grandes, pero que hoy se encuentran jugando en los lóbregos callejones de la segunda o tercera división. Hace un par de años se discutió la posibilidad de promover un patrocinador que asociase su nombre con el de esta copa, tal y como lo ha hecho la Premier League con el banco Barclay’s, la Championship (First Division) con Coca Cola, o la Copa de Liga con la cerveza Carling. Sin embargo, pueden más la tradición y la gran herencia que el poder del marketing. La FA Cup no necesita socios para seguir siendo lo que es: el torneo que une a Inglaterra. TOTTENHAM HOTSPUR Sobrenombre: “Spurs”. Fundación: 1882. Localización: Londres. Estadio: White Hart Lane (Capacidad: 36,214). Uniforme: Camiseta blanca, short azul marino. Rivales: Chelsea y Arsenal. Pubs cercanos al estadio: The Antwerp, The Park, The Three Compasses. Curiosidades: Por £2.20 puedes probar el famoso Chicken Balti Pie que venden adentro del estadio. Excelente ambiente en el estadio, se recomienda ser precavido en las calles aledañas, especialmente si se es aficionado del equipo visitante.

La Segunda División de Inglaterra, mejor conocida como Coca Cola Championship, ofrece el mayor premio económico en la industria del futbol a nivel de clubes. En el 2006, el Watford FC obtuvo cuarenta millones de libras esterlinas por conquistar el ascenso a la English Premier League. Para las finales de 2007, el premio aumentó a cincuenta millones. Fuente: Deloitte. Football Money League 2007.

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Wembley Central: Nace un coloso, el nuevo Wembley

W embley es para el juego lo que Oxford o Harvard para el mundo universitario. No es una exageración, sino una analogía para ilustrar este microuniverso lla-

mado futbol. De entrada, tenemos que confesar que nos tocó vivir una Inglaterra sin Wembley o, mejor dicho, con un New Wembley en construcción. Llegamos justo en el momento en que las grúas colocaban el gigantesco arco que ahora marca la entrada norte de la capital británica. Muchas críticas podrán escucharse sobre la comercialización del futbol en esta Isla, pero a pesar de todo, los ingleses respetan como nadie ciertas tradiciones. Y Wembley es sin duda una de ellas. Así que el nuevo estadio se levantó en el mismo terreno sacro donde Inglaterra ganó la Copa del Mundo de 1966, y donde la irrecuperable Hungría de Puskas le pintó la cara antes del Mundial de 1954 a los ingleses. Durante año y medio, en nuestros constantes viajes a Londres (ya fuera en el eficiente Virgin Train, que tardaba dos horas y media y costaba £54 o en el Mega Bus de £1, que demoraba cinco) fuimos testigos de la gestación del coloso. El Wembley de hoy es tal vez el estadio de futbol más ostentoso del mundo. La venta de season tickets comenzó casi al mismo tiempo que la construcción. El escenario cuenta con 17 mil asientos VIP, lo que implica un reto administrativo y operativo. Sólo una cocina de dimensiones pantagruélicas, como la que se montó en el estadio, es capaz de servir tantas comidas calientes al mismo tiempo. La verdad es que ningún gerente quiere lidiar con un cliente que paga £5,450 al año por un abono. Desafortunadamente, nos tocó la época en que la final de la FA Cup se había mudado, temporalmente, a una plaza de “tremenda” tradición futbolera como el Millenium Stadium, de Cardiff, que es el estadio nacional de Gales, el cual fue construido para ser la casa de la exitosa selección nacional de rugby de ese pequeño país y para albergar toda clase de conciertos. Por lo mismo, desde el inicio, renunciamos a la posibilidad de vivir la final del torneo en tan “venerable” sitio. Hay que decir que nuestra concepción de Wembley cambió diametralmente en la medida en que fuimos despojándonos de los estereotipos y empezamos a descubrir la verdadera Inglaterra; no la que Londres proyecta al mundo desde Piccadilly Circus, sino la que se esconde detrás de la barra de cada pub en Lancashire o Yorkshire. Al principio fue difícil aceptar la verdadera realidad del escenario; sobre todo, el día que Geoff, un rabioso season ticket holder del Manchester United, nos dijo que en Wembley el ambiente de los partidos era terrible por la distancia entre la La Isla del Futbol 37


grada y la cancha, además de la numerosa cantidad de clowns, es decir villamelones, que siguen a la selección inglesa. Y la verdad es que después de vivir el delirio de Old Trafford o Anfield o Upton Park, resulta difícil imaginarse ambientes más intensos en esta futbolera nación. Mientras, fuera de la Isla, el aficionado común asocia a Wembley como la gran casa de la selección inglesa, desde adentro, el estadio guarda un significado aún más complejo. Aquí, Wembley no es reverenciado por ser la sede de la selección nacional (que, siendo sinceros, está varios escaños por debajo de los clubes dentro de la particular escala afectiva de los aficionados), sino por ser la cancha donde se disputa la final de la FA Cup. Esto convierte a Wembley en la tierra prometida para cualquier club profesional o amateur y en el campo de los sueños para los jugadores que todavía tienen conciencia histórica. Durante más de un siglo, el sueño recurrente para cualquier niño inglés ha sido anotar en Wembley el gol que le dé a su club la victoria en la final de la FA Cup. La cuestión no es fácil de entender en el contexto latinoamericano (donde se acostumbra adorar a los equipos nacionales); pero aquí, cuando te lo cuenta un hooligan retirado, después de tres pints de lager, la idea tiene mucho sentido. Por eso, en Inglaterra, para alcanzar el grado de futbolista histórico, hay que graduarse en Wembley.

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Huddersfield: Huddersfield Town FC, ¿un club de tercera?

H uddersfield es un pueblo del oeste de Yorkshire que delira por el rugby. No sólo es la casa de los Giants, sino que aquí se fundó, en 1895, la que se conoce hoy

como la Rugby Super League. Por ello, el futbol ha tenido siempre una competencia fuerte en esta localidad. Mientras el equipo de rugby juega en la división de honor y es la referencia principal del lugar, el Huddersfield Town AFC asoma la cabeza desde la tercera división (League One) del futbol inglés. Los Terriers, así apodados porque en lo más alto de su escudo se encarama un clásico Yorkshire Terrier que orgullosamente posa sobre un balón, es un club que lucha por recuperar la estatura que tuvo en la primera mitad del siglo cuando llegó a encadenar tres campeonatos de primera división y una la FA Cup. A pesar de ser hoy el perro pequeño de la cuadra y convivir en la región con el popular Leeds United, el Huddersfield Town AFC ha sido siempre un club sin complejos. Sus directivos han hecho todo lo posible por hacer crecer a la organización; tanto, que a finales de la década de los noventa los Terriers ladraron demasiado, sus planes perdieron piso y la organización tuvo que declararse oficialmente en bancarrota. Andrew Watson, director ejecutivo del club, ha analizado bien los errores del pasado: “En aquel tiempo, tratamos de acaparar lo más posible en cuanto a unidades de negocio e intentamos llevar la marca hasta rincones insospechados para nuestra humilde historia. Quizás por eso olvidamos que nuestro producto principal era el futbol cancha. Si a esto le sumamos errores de planeación financiera (cuando nos dimos cuenta era demasiado tarde), nuestra situación económica fue irreversible y tuvimos que ser intervenidos por las autoridades fiscales”. Sin embargo, el pueblo no dejó morir a los Terriers. Entre el council de Yorkshire, los bancos de la región y una nueva junta directiva, se desarrolló una estrategia de rescate con tres principios básicos: generar ingresos de manera creativa para el club, administrar la organización como una empresa tradicional y promover una política deportiva que salvaguardara resultados positivos en la cancha. A partir de su recuperación, el Huddersfield Town ha gozado de buena salud financiera, al punto que emprendió la construcción de un estadio de clase mundial para 25 mil espectadores que en 1995 fue reconocido como el edificio del año por el Royal Institute of British Architects. Watson, jugador profesional retirado tempranamente por una lesión, nos recibió en sus oficinas del nuevo escenario multiusos, que también es la casa de los Giants de la Rugby Super League. Además de ser un ejemplo de modernidad, estética y funcionalidad, el Galpharm La Isla del Futbol 41


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Stadium se ha convertido en un inmueble rentable para el Huddersfield Town. Músicos como R.E.M., Bryan Adams y Bon Jovi se han presentado exitosamente en el recinto y han generado una entrada alterna de dinero. Watson cree en la factibilidad de manejar un club como una empresa tradicional; siempre y cuando se respeten ciertos valores del juego y se considere permanentemente el factor sorpresa que pende sobre el futbol: “Cualquiera que haya jugado o dirigido en una cancha se siente con el derecho y muchas veces con el conocimiento necesario para opinar sobre asuntos de índole financiera y administrativa, y más en un mercado como el británico donde los aficionados son muy influyentes debido al peso que tienen las supporters trusts (grupos de seguidores organizados). Por ello, a la hora de tomar decisiones hay que convencer a todos los implicados para que se genere un ambiente de equilibrio interno entre lo tres elementos principales que construyen una marca en esta industria, es decir: un equipo triunfador, una efectiva administración financiera y un lazo activo con la comunidad”. Sobre esto, Jann Sabin, CEO de Brand Booster, una firma líder en Estados Unidos encargada de desarrollar marcas, sugiere que antes de comunicar el mensaje de la compañía al exterior, primero hay que clasificarlo perfectamente en el seno de la organización; de lo contrario las estrategias pueden ser interpretadas por los empleados de distintas maneras. Watson coincide con este concepto, por ello el Town ha invertido en programas de capacitación, lo mismo para su personal administrativo que para jugadores y cuerpo técnico. Estos cursos van desde el seminario de Dale Carnegie, superación personal y comunicación efectiva, hasta talleres de finanzas personales y calidad de vida. Con estas prácticas, los Terriers se han robustecido en los últimos años y por ello han logrado un ascenso de categoría, actuaciones destacadas en la FA Cup, así como el mejor estadio de la región de Yorkshire. Según Watson, estas acciones han conseguido que gente de lugares circunvecinos como Leeds o Hull se conviertan en clientes habituales de los juegos del Town. De la mano de un correcto manejo interno, deportivo, comercial, administrativo y humano, el club se ha propuesto subir a la segunda división (Coca Cola Championship) en un plazo no mayor a dos años, y tener a los Terriers ladrando en la English Premier League en menos de cuatro temporadas. Por lo pronto, Watson y la gente del Town no sueltan su hueso y defienden, con colmillos afilados, su particular estrategia. HUDDERSFIELD TOWN FC Sobrenombre: “Terriers”. Fundación: 1908. Localización: West Yorkshire, (a 16 millas de Leeds). Estadio: Galpharm “The Pharm” (Capacidad: 24, 500). Uniforme: Camiseta a rayas verticales en azul y blanco, short blanco. Rivales: Leeds United y Bradford FC. Pubs cercanos al estadio: The Peacock, Ricky’s Bar.

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Huddersfield: Huddersfield Town FC, ¿un club de tercera?

Curiosidades: Es el “hermano menor” del Huddersfield Giants, equipo de la Rugby Super League, por lo que en la localidad el deporte número uno no es el futbol.

La membresía es una herramienta clave en la relación con los aficionados. Nuestros esfuerzos de marketing utilizan esta base de datos para segmentar el mercado de acuerdo a las preferencias de los fans. Esta conexión nos ha abierto oportunidades comerciales muy valiosas. El objetivo es conocer lo mejor posible a nuestros aficionados para poder enviarles mensajes personalizados de acuerdo con su historial de compra. Esto no sería posible si no tuviéramos un sistema de membresías que rebasa los 165 mil miembros y que actualizamos constantemente.

Helen Busby, directora de One United, sistema de membresía del Manchester United FC.

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Middlesbrough: La conciencia del Middlesbrough FC

Sciónegún la cultura del futbol changarro (es decir: el nacimiento, rotación y desaparide franquicias como si fueran tiendas de abarrotes), el Middlesbrough FC sería

para el futbol inglés lo que las Cobras de Ciudad Juárez alguna vez fueron para el futbol mexicano: apenas un participante más, con aspiraciones de convertirse algún día en un animador. Decimos esto sin querer ofender a la gente del Boro, que nos dio algunas buenas lecciones de manejo de marca y que tienen una estrategia de desarrollo sólida y realista en relación con el potencial de su mercado. Para viajar a Middlesbrough, primero hay que tener una razón de peso. Esta ciudad del noreste de Inglaterra no es uno de esos lugares a los que se va de paseo con la familia un domingo cualquiera. Se trata de un centro industrial, con altos niveles de inseguridad, bajo poder adquisitivo, creciente población asiática y absolutamente ningún atractivo turístico. En nuestro caso, veníamos de regreso de Escocia, tras haber charlado con la gente del modesto Dunfermline y nos movía la confirmación de una entrevista con Graham Fordy, director comercial del club. El trayecto desde las tierras del norte estuvo marcado por el verde intenso de la campiña británica y las vacas que completan el paisaje. Hasta ahí, el asunto iba bien. Sin embargo, después de cambiar de autobús en Newcastle, el panorama palideció. En Middlesbrough conviven todas las tonalidades posibles de los colores grises y cafés. El Riverside Stadium es, al menos para nosotros, la construcción más memorable de la ciudad. Lo llaman El Orgullo de Teeside. El estadio, construido en sólo 32 semanas e inaugurado en 1992, se levanta sobre la carretera y colinda con un río medio seco; fue el primer escenario construido bajo las especificaciones del Taylor Report y puede presumir de tener una de las mejores tiendas de la Premier League (casi a la altura de la Megastore del Manchester United y de la Spurs-Store del Tottenham). Como buen representante de la localidad, el Boro existe desde hace más de 110 años; pero nunca ha ganado ningún torneo mayor. Para la temporada 2005-2006 el equipo vivía apenas su segunda participación en copas europeas. Sus vecinos de la región son dos clubes de mucha tradición: Sunderland y Newcastle (algo así como Tigres y Rayados). Por si faltara añadir algo a esta irreverente comparación, el Middlesbrough viste de rojo como las desaparecidas Cobras. Graham Fordy reconoce que a pesar de la pasión que en la ciudad existe por el Boro, el equipo no alcanza aún la etiqueta de una marca regional. Como Fordy, la mayor parte de los directivos ingleses coinciden en que en este negocio puedes prometer el paraíso de mayo a agosto, es decir: fuera de temporada y durante el La Isla del Futbol 47


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período en que los clubes promocionan la renovación de season tickets; pero a partir de la primera jornada las reglas del juego cambian y muchas veces los planes resultan obsoletos a causa de la volatilidad de los resultados. “En la industria del futbol no puedes garantizar totalmente la satisfacción de tus consumidores como sucede en otras industrias. En el caso de una sopa o un refresco, así como en otros productos, puedes apegarte de forma estricta a ciertas recetas y operar con estrictos controles, pero en la industria del futbol lo único que puedes asegurar es lo impredecible del resultado en la cancha, así que cada sábado tienes que reinventarte”, explicó Fordy. Este director comercial piensa que a medida que el Boro triunfe en Inglaterra y Europa tendrá una mayor exposición ante los medios. Esto reforzará su imagen y le permitirá fortalecer su marca en un plano mayor. La explicación, en apariencia, tiene sentido; sin embargo, no todos los ejecutivos del futbol inglés le dan el mismo peso al éxito deportivo en el proceso de branding. Así pues, en esta especie de Ciudad Juárez pero sin Juanga como ídolo ni Estados Unidos como vecino, Fordy comentó que en esencia: “Todos los clubes del mundo son marcas, pero como en todas las industrias, hay marcas locales, regionales, nacionales e internacionales. El único camino para hacer crecer una marca en este negocio es tener un equipo que gane en la cancha”. MIDDLESBROUGH FC Sobrenombre: “Boro”. Fundación: 1876. Localización: Middlesbrough, North East (a 255 millas de Londres). Estadio: Riverside (Capacidad: 35,100). Uniforme: Camiseta roja con franja horizontal blanca, short rojo. Rival: Newcastle United FC. Pubs cercanos al estadio: Doctor Brown´s. Curiosidades: Tardó 128 años en ganar un trofeo mayor, cuando en el 2004 conquistó la Carling Cup al vencer al Bolton Wanderers.

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Seven Sisters station: Tottenham Hotspur. Una marca con clase

E n Londres los llaman simple y llanamente Spurs, y para llegar a su estadio, White Hart Lane, hay que comprar un boleto del metro Región 3 y bajarse en la

estación Seven Sisters. Aquella mañana hicimos lo segundo, pero no lo primero. Así que cuando pretendíamos salir del tube, nos vimos en la penosa necesidad de decirle sorry al vigilante y pagar las £2 de diferencia, que deliberadamente habíamos querido ahorrarnos, al inventar nuestro propio descuento para estudiantes mexicanos y viajar con boletos limitados a las zonas 1 y 2. El este de la capital británica no es precisamente aristócrata. Hay una marcada diferencia entre el west London, donde resplandecen los barrios de Chelsea, Kensington y Westminster, con el Londres obrero de Tottenham, o West Ham. Como no teníamos para pagar un autobús, decidimos hacer a pie los dos kilómetros y medio hasta el estadio y experimentar el ambiente de la zona. Durante el recorrido apenas contamos seis personas de raza blanca, lo que nos hizo concluir que habíamos atravesado un gueto afrolondinense. White Hart Lane está literalmente enclavado en el corazón del barrio. La cancha está ahí, desde 1899, escondida entre casas de la clase trabajadora. Según Matt House, director de mercadotecnia del club, la organización se esfuerza permanentemente por regenerar la zona y estrechar sus lazos con la comunidad. Con todo y que el equipo juega en un área donde resultaría imposible escuchar el típico acento posh de la capital británica, según House, los Spurs son el club con más estilo y distinción en Inglaterra, ningún otro cuenta con ese X Factor con el que este equipo nació. El ejecutivo atribuye esta imagen a la herencia que dejaron jugadores históricos que han pasado por el equipo, desde Jimmy Greaves, Ossie Ardiles, Glenn Hoddle, Gary Lineker, Paul Gascoigne o Jürgen Klinsmann. Al contrario que Fordy, House afirma que equipos como el Boro, así como el 80 por ciento de los clubes ingleses, están condenados a ser marcas chicas o meramente regionales, a pesar de que algún día pudieran ganar trofeos. Según nuestro interlocutor, estos equipos parten con desventajas sustanciales (como pertenecer a ciudades pequeñas). Esta característica geográfica se traduce en una menor exposición mediática y limitados ingresos comerciales por el tamaño de su mercado televisivo, a comparación del potencial natural que tienen los equipos de Londres, Manchester, Birmingham o de la futbolera Liverpool. La teoría House sería el equivalente a decir que el Pachuca FC, con todo y sus tres títulos obtenidos entre 1999 y el 2003, está destinado a ser siempre una marca chica, o que el Deportivo Toluca sigue siendo una marca estatal no obstante los La Isla del Futbol 51


títulos que ganó a finales de los noventa pues, junto con otras razones, carecen del llamado Factor X que sólo algunos clubes en el mundo tienen. Si esto es cierto, entonces ¿de qué le valdría a los clubes desarrollar actividades alternas a su labor primaria? ¿Vale la pena construir una universidad del futbol como la del Pachuca FC? ¿Hasta dónde hay que llevar los esfuerzos del branding? Con esta perspectiva, el Tottenham Hotspur explota la ventaja de su situación geográfica como equipo de la gran capital, el peso de su nombre en el territorio inglés y en el extranjero, así como la tradición que tiene en el mercado por su larga y peculiar historia. Lo interesante es que aun con éxito mediano en la cancha (Spurs nunca ha estado en la Champions League) al club le ha alcanzado para conservar su sitio de manera constante en la lista de los 15 clubes más ricos de Europa y para mantenerse cotizando en la bolsa de valores desde 1983, cuando se convirtió en el primer club inglés en flotar sus acciones.

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London Cannon Street: Barclay’s y su apasionado affaire con la Premier League

U na húmeda mañana de enero, nos bajamos del tube en Cannon Street. Teníamos una cita en las oficinas de Barclay’s, uno de los bancos más prestigiados del

Reino Unido y patrocinador principal de la English Premier League. La reunión con Nick Gault, director asociado de patrocinios, se vislumbraba como una espesa sesión de teoría financiera e indicadores económicos; sin embargo, la lección terminó por sorprendernos. Resulta que Barclay’s ha utilizado su influencia como socio comercial de la liga no sólo para posicionarse ante su mercado y asociar su marca con un evento de altísimo prestigio a nivel mundial, sino que ha sabido explotar su relación comercial para conocer a fondo a los consumidores del futbol inglés. Como buen banco, Barclay’s no toma decisiones basadas en creencias o en suposiciones. Antes de invertir millones de libras esterlinas en un negocio tan volátil como el futbol, realiza una labor titánica de investigación de mercado. Y cuando se trata de demanda, el futbol inglés es el número uno del planeta. De acuerdo con un estudio realizado en el 2002 por la agencia Sportfive, Inglaterra y Alemania son los mercados más poderosos del futbol mundial. Sesenta por ciento de ingleses mayores de edad (19.2 millones) dicen estar muy interesados en el juego, mientras que en Alemania la cifra alcanza el 57 por ciento (23.5 millones de adultos). Asimismo, una investigación del Sir Norman Chester Centre for Football Research (de la University of Leicester) muestra que el 25 por ciento de los aficionados en el Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte) considera al futbol como una de las cosas más importantes de sus vidas. Información es poder. Y pocos ejecutivos conocen tan a fondo los gustos y costumbres de los aficionados ingleses como Gault. Así que la presentación comenzó con un asombroso despliegue de datos sobre los hábitos de compra de los hinchas y las costumbres que definen su estilo de vida. Gracias a la obsesiva pasión de Gault por los números, nos enteramos de que el glamouroso Chelsea confirmó la imagen que de él teníamos en cuanto al poder económico del que gozan sus fans, ya que los seguidores de los Blues gastan alrededor de £722 al año, en promedio, en ropa y accesorios para disfrutar de las mejores fiestas en West London. En este mismo rubro, la popular tienda NEXT demuestra que a los fans del futbol también les encanta vestirse de acuerdo a lo que dictan sus diseñadores, ya que resultó ser la favorita de los aficionados de la Isla. Y cuando hablamos del efecto Beckham o el fenómeno de los metrosexuales, constatamos que los fans La Isla del Futbol 55


del Manchester United no son necesariamente los que más gastan en gimnasio, salud, belleza y cuidado personal, sino los del pequeño Fulham (£214 anuales en promedio por persona), que juega en uno de los barrios con mayor poder adquisitivo per cápita de Londres. En el campo de la telefonía celular, marcas como T Mobile u O2, que actualmente realizan esfuerzos de comunicación en el futbol, seguramente deberán reforzar su creatividad e inteligencia en la región de East Anglia, ya que los seguidores del pequeño Norwich City, un equipo que viste de verde perico, son los que en promedio tienen el consumo más bajo en tarifas celulares con £392 al año. Además, Gault nos reveló que el disco del grupo Keane fue el más popular entre los hinchas ingleses en el último año, que los dos clubes más representativos de la costa sur, Portsmouth y Southampton, deben de estar preocupados al enterarse de que muy probablemente, por su bajo rendimiento en la cancha, sus seguidores son los que más dinero gastan en ir al cine, con £68 y £57 anuales respectivamente. Gault resaltó otro valioso ejemplo de lo que puede ganar una marca cuando se asocia de manera inteligente con una liga como la Premier. Ford fue el fabricante que más coches vendió entre los hinchas ingleses durante la temporada 2003-2004 gracias a Planet Football, la exitosa campaña que la empresa estadounidense ha pautado desde hace dos años tanto en la Liga de Campeones como a nivel local. Pero la información sirve de poco si no hay astucia para utilizarla. Según Phillip Kotler, el manejo de bases de datos para apoyar las estrategias de marketing se ha convertido en la nueva panacea para algunas empresas, las cuales invierten millones en tecnología pero se están olvidando de acercarse de forma personal al cliente para saber hacia dónde hay que orientar el producto. Al respecto, otro sabio de la materia, Frederick Newell, asegura que el conocimiento profundo del mercado no debe tener como objetivo vender más de lo que la empresa produce, sino la continua creación de nuevos productos que satisfagan a la gente. Es aquí donde Barclay’s nos ofreció su mejor lección. La marca está explotando su detallado banco de datos para segmentar minuciosamente a sus clientes e incrementar sus esfuerzos, tanto promocionales como de comunicación para desarrollar exitosos planes de ejecución comercial. Para Barclay’s, ser el patrocinador de la Premier League va mucho más allá de exhibir un logotipo en el trofeo o tener presencia de marca en la publicidad estática de los estadios. Gracias a la sinergia que ha establecido con la Liga, la empresa está más cerca de sus clientes potenciales y por ello ha sido capaz de crear unidades de negocio alternas como tarjetas bancarias, seguros, promociones y servicios financieros a la medida de sus consumidores. Además, Barclay’s ha logrado niveles de exposición en medios equivalentes a £500 millones anuales gracias a la inigualable proyección de la Premier League en más de 180 países, lo que ha consolidado su posición como el banco líder de Inglaterra. Barclay’s es además una organización con presencia en más de 60 naciones. Gault asegura que la empresa ha visto plenamente justificada su inversión al punto que tiene planes para renovar su convenio para los próximos años. El affaire va por buen camino. 56 La Isla del Futbol


London Cannon Street: Barclay’s y su apasionado affaire con la Premier League

La English Premier League es la liga que más factura en la industria del futbol en el mundo, con ingresos de casi dos mil millones de libras esterlinas. Sin embargo, la Bundesliga de Alemania mostró el crecimiento más grande en la temporada 2004-2005 con un incremento del 17%, equivalente a mil doscientos millones. Su principal fuente de ingresos fue por la venta de derechos de radio y televisión y por el área comercial. FUENTE: DELOITTE. FOOTBALL MONEY LEAGUE 2007.

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Wimbledon Station-Trafford Park Station: El futbol se va de vacaciones

E l sol nunca está en oferta para los ingleses. Esta gente sabe lo que valen unos rayos de sol y aprovechan cualquier promesa de calor para dejar los hombros al des-

cubierto e intentar broncearse en cualquier parque: sugerente espectáculo. Tal vez por ello, hace mucho que los británicos se inventaron una serie de pasatiempos veraniegos para descansar del futbol, tomar cerveza y lucir sombreros extravagantes. De una semana a otra, los ingleses se vuelven apasionados del tenis, y Wimbledon se convierte en la gran distracción de la Isla. Han pasado casi 70 años desde que Fred Perry ganó en 1936 el último título de singles varonil para los británicos. Pero eso no importa. La BBC emite todas las noches un resumen especial con el explosivo John McEnroe como analista invitado, y la expectación es tal que conseguir un boleto para ver a la imponente campeona rusa María Sharapova en la legendaria cancha central te puede costar unas £900 (la fabulosa cantidad de $17,000). En nuestro caso, nos conformamos con una entrada general de £16, la cual nos dio derecho a pasearnos por las canchas aledañas durante todo el día y disfrutar de las tradicionales fresas con crema del All England Lawn & Tennis Club. Diez fresas por £2 están todavía al alcance de cualquier estudiante. Además, la Isla cocina deporte por todos partes. Tras las dos excitantes semanas de Wimbledon, se asoman también el proverbial Abierto Británico de Golf en St. Andrews, Escocia, el cual se disputa desde 1860. Le siguen el Gran Premio de Fórmula Uno en el clásico circuito de Silverstone, el emocionante Grand National en el hipódromo de Aintree, así como el magnífico Grand Prix de Atletismo en la capital británica. Sin embargo, el verano del 2005 quedó marcado por una hazaña deportiva inolvidable que ocurrió en el marco de un deporte que, quizás, representa el último vestigio de lo que algún día constituyó el gran imperio británico: el cricket. A pesar de lo universal de la cultura de esta Isla, pocas costumbres inglesas son tan desconocidas para un mexicano como este juego. A nosotros nos costó muchos meses comprender medianamente este fenómeno hasta que ese verano se desató una euforia que terminó por vencer nuestras resistencias. Así que empezamos a indagar por qué países como Inglaterra, Australia, Sudáfrica, la India, Pakistán, Trinidad y Tobago, Nueva Zelanda, Jamaica, St. Kitts y Nevis, entre otros, han convertido este juego, en el que no hay empate y en el que los partidos pueden durar días, en un pasatiempo nacional que cada verano arrastra multitudes, alimenta rivalidades, genera controversias y dispara la atención mediática. Una tarde que visitábamos Newcastle, lo que para dos liverpudlians adoptivos La Isla del Futbol 61


como nosotros representaba estar en los confines de la Isla, comenzamos a entender por qué Inglaterra había colocado ese verano como tema número uno en su agenda la confrontación entre el equipo inglés que encabezaba Andrew Freddie Flintoff y el poderoso equipo de Australia. Ted, un taxista cuarentón, que nos llevó a St. James Park, casa del Newcastle United, escuchaba atento por radio la transmisión de uno de los tantos partidos que conformaban la serie y nos explicó: “Nosotros inventamos este juego, lo exportamos a nuestras colonias. Australia le tomó un cariño muy especial, prácticamente lo convirtió en su pasatiempo nacional y ahora no hay quien le pueda ganar. Nosotros llevamos 18 años sin vencerlos, y ya estamos hartos. Por eso este verano tenemos mucha fe de que The Ashes pueda regresar a casa”. The Ashes, o las Cenizas, como se traduciría en español, es el nombre común del legendario trofeo que se entrega al ganador de la confrontación más antigua que existe en el cricket. Su origen data de 1882, cuando Australia derrotó por primera vez a Inglaterra en su casa, lo que además de ocasionar una vergüenza nacional, dio paso a un irónico encabezado en el Sporting Times (periódico deportivo de aquel entonces) que decía algo así como: “En memoria del cricket inglés que murió hoy, 29 de agosto de 1882. El cuerpo será cremado y sus cenizas llevadas a Australia”. La metáfora fue tan poderosa y la gente se la tomó tan en serio que meses después de la terrible derrota, el capitán del equipo inglés, Ivo Bligh, recibió una pequeña urna antes de viajar a Australia como símbolo de la importancia que tenía vengar la afrenta y recuperar las cenizas. La revancha se consumó y los ingleses volvieron a Inglaterra con la urna como trofeo y las cenizas en su interior, las cuales no eran otra cosa que los restos carbonizados de los wickets, los palos de madera que se colocan en ambos extremos del campo y que sirven de blanco para el lanzador. A partir de ese momento, la confrontación directa entre australianos e ingleses fue conocida popularmente con ese nombre y se inauguró una de las rivalidades más grandes que existen en el deporte mundial (con el trofeo más pequeño que se disputa en el mundo, de por medio). Aquel verano, el enfrentamiento entre Inglaterra y Australia se disputó en su fase definitiva en The Oval, del Old Trafford Cricket Ground, un estadio vecino al mítico escenario donde juega el Manchester United. El evento acaparó las portadas de los diarios y las emisiones de radio y televisión. La serie se convirtió en un acontecimiento nacional y la fiebre creció con el paso de los días y la inminencia del triunfo. Una vez consumada la victoria, 25 mil personas se reunieron en Trafalgar Square para vitorear a los doce jugadores, en especial al capitán Michael Vaughn y al superestrella y héroe de la serie, Andrew Flintoff. Esa tarde, cuando desde un pub universitario en Liverpool, veíamos por televisión lo que ocurría en Londres, Geoff Pearson, un ferviente seguidor de los Red Devils que nos acompañaba, se atrevió a comparar la consecución de The Ashes con la victoria de último minuto del Manchester United ante el Bayern Munich en la final de la Champions League de 1999. A algunos les parecerá exagerado, pero después de vivir aquel verano en la 62 La Isla del Futbol


Wimbledon Station-Trafford Park Station: El futbol se va de vacaciones

Isla comprendimos que el cricket es posiblemente el último deporte en el que los ingleses pueden todavía gritarle al mundo que son los mejores. A pesar de que tipos como Geoff intentaron muchas veces convencernos de lo emocionante que puede resultar el cricket, hemos de confesar que nunca lograron su objetivo. Sin embargo, reconocemos que aquel verano nos volvimos sensibles ante un juego que le recuerda a los británicos la grandeza que su imperio alcanzó alguna vez.

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Cambridge: Entre Pink Floyd y el Cambridge United FC

A quel sábado íbamos dispuestos a tener un encuentro histórico. Ingenuamente, pensábamos que cumpliríamos un viejo anhelo. Así que tomamos el tren en la

estación London Kings Cross y nos pasamos los 50 minutos que duró el trayecto escuchando música de Pink Floyd y enumerando las inconmensurables aportaciones musicales que esta Isla le ha hecho al mundo. Conforme nos acercábamos a Cambridge, crecían nuestras expectativas y el paisaje se parecía cada vez más a lo que nos habíamos imaginado: un viejo pueblo estudiantil que vive en torno a su mítica universidad, el río Cam donde cada año un puñado de jóvenes se entrena para vencer a Oxford en la legendaria competencia de remo, el bellísimo patio de la capilla del King’s College y una población de 110 mil habitantes, de los cuales el 25 por ciento se dedica a estudiar o enseñar. Nada más alejado del futbol. Pese a la rancia tradición universitaria del lugar, nuestra intención original estaba muy lejos de cualquier pretensión académica. Habíamos hecho el viaje para conocer la casa de uno de los grupos de rock más influyentes que esta Isla ha producido: Pink Floyd, y para descubrir el lugar donde durante 30 años se había escondido del mundo uno de sus líderes originales: Syd Barret. Al llegar a la estación de Cambridge y comenzar el paseo, nos sorprendió que nadie nos supo decir con exactitud dónde estaban las casas en las que habían crecido Roger Waters y Syd Barret. Al venir de una ciudad como Liverpool, imaginábamos que encontraríamos al menos un tour guiado por el mundo de Pink Floyd (similar al que existe en el Merseyside con The Beatles); sin embargo, la gente de Cambridge está demasiado concentrada en la vida universitaria y parece no tener tiempo para rendir tributo a la que muchos consideran la mejor banda de rock en la historia (después, por supuesto, de cuatro scousers mejor conocidos como: The Beatles). Así que para combatir la frustración decidimos sacar provecho del viaje de otra manera y descubrir cómo se relacionaba el futbol con una ciudad tan elitista, intelectualmente hablando, como Cambridge. El asunto tampoco fue sencillo. Cambridge es una ciudad con una gran población flotante que viene de todas partes del mundo, así que son pocos los que sienten alguna pasión por el amarillo y el negro de la camiseta del club local. La verdad es que el Cambridge United FC es un club sin gran historial en el futbol de Inglaterra y al momento de nuestra visita los U’s (United’s) se encontraban en la quinta división, lo que se conoce como la Non-League Conference. De hecho, éste fue nuestro primer contacto con algún club que no perteneciera a los 92 que integran las cuatro divisiones profesionales del futbol inglés. Y luego de nuestro intento fallido por hacer una visita guiada al mundo de Pink FloLa Isla del Futbol 67


yd, nos dimos a la tarea de conocer un poco más de este equipo. El United alcanzó por primera vez la Football League en 1970 y durante los siguientes 35 años flotó entre la tercera y la cuarta división. Finalmente, en el 2005, descendió a la quinta categoría, considerada semiprofesional, por lo que The Abbey Stadium, un escenario para 10 mil espectadores, resultó más que suficiente para un club con “tan importantes” logros (además, los grandes clubes de Londres se encuentran a una hora de viaje en tren, en caso de que algún estudiante quiera distraerse de sus tareas por unas horas para ver el futbol de la Premier League). Las instalaciones del Cambridge United son rústicas y básicas; sin embargo, la industria del futbol en este país nos volvió a recordar que inclusive un club tan humilde como éste tiene una conciencia clara de lo que significa el trato a sus aficionados y el desarrollo de marca. Por citar algunos ejemplos: el Cambridge United mantiene un website que ya quisieran tener muchos clubes latinoamericanos de primera división. Se trata de una página con secciones interactivas, archivo histórico de imágenes, comercialización de transmisiones en vivo, además de un recorrido virtual por su modesta cancha; esfuerzos que ejemplifican cómo incluso una marca meramente local puede explotar al máximo su pequeño nicho de mercado de acuerdo a sus posibilidades y recursos limitados. La tienda del club es muy pequeña y vetusta, lo cual contrasta con lo respetable que es su comercio on line (donde puedes comprar vía internet productos tan raros como una peluca oficial o artículos originales ilustrados con la mascota del club: el venado “Marvin”). Además, la pequeña oficina desde la que se dirigen los destinos del Cambridge United mantiene un esfuerzo constante por realizar promociones interactivas, generar un resumen diario de noticias y ofrecer cyber regalos para mantener un contacto constante con su reducido pero fiel grupo de aficionados y así crear vías alternas para generar ingresos. En el Reino Unido es común que clubes de la Premier League e incluso de la Championship (segunda división) utilicen los recursos que la tecnología ofrece para tratar de estrechar los vínculos con sus seguidores y aumentar sus ingresos. Lo que para nosotros representó una gratísima sorpresa fue encontrarnos con clubes de quinta división, como el Cambridge United FC, que siguen los mismos modelos de gestión y desarrollo que han convertido a la Premier League en la cuarta liga profesional del mundo en cualquier deporte; sólo por debajo de la liga de futbol americano profesional, NFL (National Football League), la liga de Básquetbol, NBA (National Basketball Association), y las Grandes Ligas de béisbol, MLB (Major League Baseball), todas de los Estados Unidos. Cuando esa noche abordamos, en la estación de Cambridge, el tren de regreso a Liverpool, fue inevitable recordar a Syd Barret, el genio creador de Pink Floyd, que se pasó más de 30 años encerrado, como enfermo mental (viviendo en casa de su madre y sin recordar que fue un vanguardista que inspiró con su música a muchas generaciones) en algún rincón de ese pueblo estudiantil. De igual forma pasarán seguramente más de 30 años para que el Cambridge United FC llegue algún día a competir en la Premier League; pero eso tal vez importe poco ya que 68 La Isla del Futbol


Cambridge: Entre Pink Floyd y el Cambridge United FC

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mientras el club siga preocupándose por su gente siempre habrá alguien, en The Abbey Stadium, dispuesto a apoyar a los U’s con los brazos en alto, aun cuando se encuentren en la oscuros y fangosos campos de la quinta división. CAMBRIDGE UNITED FC Sobrenombre: The “U´s”. Fundación: 1912 como Abbey Ubnited y en 1951 tomo el nombre actual. Localización: Cambridgeshire (50 millas al noroeste de Londres). Estadio: Abbey Stadium (Capacidad: 9,600). Uniforme: Camiseta amarilla, short negro. Rivales: Cambridge City. Pubs cercanos al estadio: The Wrestlers y The Greyhound (checar antes con la policía si los aficionados visitantes son bienvenidos). Curiosidades: Su eterno problema ha sido que el equipo de remo de Cambridge University acapara la atención deportiva de la localidad en sus tradicionales competencias contra Oxford University.

Los clubes ingleses son los más rentables de Europa, seguidos por los de Alemania. En la temporada 2004-2005, catorce de los clubes de la Premier League reportaron ganancias en su balance anual antes de la deducción de impuestos. FUENTE: Deloitte Football Money League 2007.

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Wigan Central: Wigan Athletic FC, el rey de los niños

E l noroeste de Inglaterra, en particular Lancashire y la ribera del río Mersey, es una zona en la que abundan los clubes de futbol. Durante el siglo XVIII estalló ahí,

debido al establecimiento de numerosas industrias textiles que procesaban la lana que los ganaderos enviaban desde los alrededores, la Revolución Industrial. Una de esas localidades, Wigan, es un pueblo de 85 mil habitantes que no aparece en las guías turísticas de la Gran Bretaña, pero que tiene fama nacional por dos cosas: los Wigan Warriors, un exitoso equipo de la Rugby League, y por producir –según dicen– los mejores pies horneados de la Isla, que son uno de los bocadillos clásicos en los estadios ingleses. Durante medio siglo, el Wigan Athletic FC no fue otra cosa que un humilde club de futbol que vivió siempre a la sombra de las grandes organizaciones de la región como el Liverpool, Manchester United, Everton, Blackburn, Manchester City o Bolton y que localmente vivía eclipsado por los éxitos, en la Rugby League, de los Warriors. Sin embargo los Latics, como popularmente se les conoce, han tenido un ascenso electrizante en las últimas tres décadas, lo que les ha convertido en un fenómeno moderno. En 1978 salieron de la quinta división, una liga semiprofesional, y fueron subiendo de categoría, hasta que en el 2005 por primera vez llegaron a la Premier League. Pero una cosa es subir una o dos divisiones y otra es convertirse en un club capaz de competir deportiva y financieramente en la división de honor. El punto clave de esta transformación ocurrió una mañana de 1995 cuando David Whelan, ex jugador del Blackburn Rovers y dueño de JJB, la cadena de tiendas de ropa deportiva más grande de la Gran Bretaña, compró el club. En aquel entonces, los Latics jugaban en la tercera división ante un promedio de 1,452 aficionados por partido en un vetusto estadio llamado Springfield Park. Una década más tarde, y gracias a la exitosa estrategia de crecimiento creada por Whelan, el Wigan Athletic compite en el moderno JJB Stadium y promedia 25 mil aficionados por encuentro. Este exitoso ejemplo de desarrollo despertó poderosamente nuestra curiosidad, así que un sábado de agosto hicimos a un lado las tesis, que por esas fechas empezaban a agobiarnos, y tomamos el tren con destino al norte de Lancashire, viaje que tardó apenas 40 minutos. Además del interesante bussines case que representaba el Wigan Athletic, John Fillingham, director comercial del club, fue el ejecutivo de la Premier League que más rápido accedió a darnos una entrevista (asunto que, créanos, no resulta fácil en esta industria). Si a eso le sumamos que aquel sábado los Latics recibían al Bolton Wanderers de Jared Borgetti y que también podríamos La Isla del Futbol 73


conocer el lugar donde nació The Verve, una de las bandas más influyentes del rock británico en la década de los noventa, el viaje pintaba redondo. En el Wigan Athletic todo huele a nuevo. Sus tres décadas de existencia en el futbol profesional lo convierten en el New kid on the block, es decir, el joven estudioso que acaba de llegar a la industria. La modernidad de sus instalaciones contrasta enormemente con la estampa añeja y rústica de la ciudad. El JJB Stadium fue construido en un pequeño valle, justo a un costado de una de las megatiendas de artículos deportivos que componen el imperio de Whelan. “Estamos enclavados exactamente en el corazón de Lancashire, donde esta temporada otros seis clubes luchan en la Premier League. Esto representa un factor muy importante a considerar en términos de nuestros aficionados potenciales. Blackburn Rovers, Bolton Wanderers, Manchester City, Manchester United, Liverpool y Everton tienen más historia, tradición, títulos y fans que nosotros, por lo que teníamos que enfocar nuestra estrategia de penetración de una manera distinta. Así que decidimos resaltar una cualidad que ellos no tienen y que a nosotros nos distingue: el espíritu de un club joven”, nos comentó Fillingham. Si estuviéramos hablando de un mercado tradicional, este valor agregado que Fillingham señala como el motor de toda su comunicación sería, sin duda, una interesante ventaja competitiva. Sin embargo, en una industria tan especial como la del futbol, en la que la historia y los títulos juegan un papel tan importante en la mente y el corazón de los aficionados, la estrategia no parecía lo suficientemente poderosa para impulsar el crecimiento de un club con tan severa competencia regional. Al escuchar nuestra crítica, Fillingham sonrió diciendo: “Eso depende de qué tan consistente seas en lo que planees, ejecutes y comuniques”. David Whelan ha esparcido por todo el club la idea de que el futuro en el negocio del entretenimiento está en la captación de nuevas generaciones. Wigan comenzó este trabajo con los niños desde hace una década y, según Fillingham, el club ha comenzado a cosechar los frutos más pronto de lo que originalmente pensaban. “Las iniciativas que como club hemos tenido particularmente entre los niños y los jóvenes para convertirlos en Latic’s fans, han sido determinantes para que actualmente el equipo goce de una situación financiera saludable en un ambiente tan demandante como la Premier League, y que tenga, a la vez, ambiciosos planes de crecimiento. Hubiera sido un error dirigir nuestros esfuerzos hacia aficionados adultos, los cuales, desde hace mucho tiempo le han entregado su corazón a otros equipos de la región como el Manchester United o el Liverpool”. Para nosotros, la comparación resultó inevitable y de inmediato nos vino a la memoria el caso mexicano del Necaxa, el cual, no obstante sus desesperados intentos por robarse el corazón de los infantes, nunca logró construir una afición rentable y terminó emigrando, con todo y los títulos conseguidos en la década de los noventa, a Aguascalientes. Como si nos hubiera leído la mente, el ejecutivo se nos adelantó aclarando que el dinero no puede comprar emociones: “Si bien lo más sencillo sería regalar boletos a todos los aficionados menores de doce años para jugar siempre con estadio lleno, definitivamente ése no es el camino adecuado”. 74 La Isla del Futbol


Wigan Central: Wigan Athletic FC, el rey de los niños

En el campo de los Latics siempre se cobra la entrada. No hay acceso gratis para nadie por una sencilla razón: “El partido es la consecución de todas los esfuerzos que la marca ha realizado durante la semana y, por ende, todos quieren estar el sábado en el JJB Stadium”, declaró Fillingham. Además de actividades interactivas que se tienen durante el partido (como son concursos y dinámicas de promoción que despiertan el deseo de asistir a los juegos), los Latics han desarrollado un atractivo sistema de membresía para el segmento que ellos llaman Juniors donde JJ’, la mascota del club desempeña un papel fundamental entre sus seguidores jóvenes. Así pues, todos los menores que se afilian a su pandilla tienen beneficios que van mucho más allá de los clásicos descuentos, boletos gratis o camisetas autografiadas por los jugadores. Si bien tener un esquema de membresía no es algo innovador en la industria, sí lo es la manera como el Wigan Athletic lo ejecuta. La organización realiza esfuerzos todo el año, incluso fuera de temporada, con el fin de mantener una presencia constante en un mercado tan amplio y potencialmente jugoso como lo es el de los niños. Los happenings que se llevan a cabo en cada partido para los “minisocios”, los shows a los que tienen derecho, las experiencias memorables (Money can’t buy experiences) alrededor del equipo, han provocado que el JJ’s World se convierta en una unidad de negocio rentable para la organización y también en un club aspiracional para los niños de Wigan. Al mismo tiempo que Fillingham no se cansaba de mostrarnos lo que han hecho en su membership scheme, y sobre todo los planes que tienen para el futuro, no soportamos la tentación de cuestionarle lo que sucedería con todos estos proyectos si el equipo pierde la categoría en los próximos años y regresa a la segunda división. Al respecto, John Fillingham dejó claro que en este negocio el éxito en la cancha es básico para completar la ecuación. Consciente de la posibilidad del descenso, el club ha tratado de irradiar entre todos sus clientes y socios comerciales un espíritu de pertenencia bajo la campaña: “Compartamos el sueño” (de jugar en la Premier League). Con esto busca dejar claro que más allá de lo que ocurra en las próximas temporadas, el esfuerzo para consolidar el equity de la marca apenas comienza y el ascenso a la Premiership ha sido el primer paso. Aquella tarde, el Wigan Athletic comenzó con una victoria sobre el Bolton, de Borgetti, lo que sería una gran temporada en la historia del club. Los Latics se convirtieron en el equipo sensación de la liga y terminaron en la décima posición de la tabla, alejados por completo del drama del descenso. En nuestro caso, rematamos aquella jornada en el Red Robin, un viejo pub ubicado justo detrás del JJB Stadium. El sitio hubiera sido perfectamente olvidable, de no ser porque allí confirmamos que los mejores pies de la Isla se hornean en Wigan y porque el dueño del lugar repite cada hora una versión en concierto de Bitter Sweet Smphony para recordarle a su clientela que allí tomaban cerveza los integrantes de The Verve. Y es que a final de cuentas, cada pueblo de Inglaterra, hasta el que parece más intrascendente, presume, con orgullo, sus pequeños tesoros. La Isla del Futbol 75


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WIGAN ATHLETIC FC Sobrenombre: “Latics”. Fundación: 1932. Localización: Wigan, Greater Manchester (a 17 millas de Manchester). Estadio: JJB Stadium (Capacidad: 25, 000). Uniforme: Camiseta a rayas verticales en azul y blanco, short azul. Rival: Bolton Wanderers FC. Pubs cercanos al estadio: The Champions Bar y The Red Robin. Curiosidades: Wigan es la sede del Campeonato Mundial de Comedores de Pays.

Tratamos de estar lo más cerca posible de nuestros aficionados. Sabemos que esto es muy importante para ellos. Por ejemplo, cada junior gunner recibe una tarjeta de cumpleaños, además de un certificado de regalo por £3 para que lo utilicen en nuestras tiendas oficiales. En Navidad también les enviamos tarjetas firmadas por todos los jugadores. Algunos de los suscriptores a nuestra membresía tienen la oportunidad de convivir con los futbolistas en fiestas especiales o salir a la cancha como mascotas. No cobramos absolutamente nada por estos beneficios. Sue Campbell, directora de membresías del Arsenal FC

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Newcastle Station: Football vs Rugby, la batalla entre los Magpies y los Falcons

E l año que llegamos a la Isla, tres atletas eran las figuras británicas del momento: Kelly Holmes, campeona olímpica de 800 y 1500 metros, Wayne Rooney, que

a los 18 años acababa de ser transferido por £27 millones al Manchester United, y Johnny Wilkinson, el jugador de rugby que con un tiro libre de último minuto le dio el campeonato mundial a Inglaterra. De los tres, el más carismático era Wilkinson, un deportista que en ese momento grababa comerciales de televisión junto a David Beckham, modelaba ropa de importantes diseñadores, llenaba las portadas de las revistas y era tema central de una decena de libros. Podemos decir que aquel año, se vivía una “wilkinsonmanía” en toda la Isla. El fenómeno llamó poderosamente nuestra atención y decidimos investigar por qué el rugby es capaz de competir con el futbol dentro de la industria británica del entretenimiento. En una de las tantas fiestas a las que asistimos en el depauperado barrio de Kensington (en Liverpool) conocimos a Mark, un jugador de rugby retirado (debido a una lesión en su hombro) que había militado con los Saracens de Londres. Además de estudiar ingeniería electrónica, Mark dirigía el equipo de la Universidad de Liverpool y una tarde nos convenció de que el mejor lugar para encontrar las respuestas que buscábamos estaba en Newcastle, una industriosa ciudad ubicada en la costa este del país: justo el lugar donde Wilkinson se convirtió en ídolo. Aquel jueves, cuando comentamos en el salón de clases que pasaríamos el fin de semana en Newcastle, nuestros compañeros supusieron automáticamente que veríamos al Newcastle United FC enfrentarse al Sunderland, el gran clásico regional de futbol que se jugaba ese domingo. El partido pintaba bien y tendríamos la oportunidad de conocer a algunos unos de los hinchas más fieles del futbol inglés (esa horda albinegra que apoya incondicionalmente a la Toon Army, como popularmente se le conoce al Newcastle United), aun cuando llevan medio siglo sin celebrar un título grande en Inglaterra. Para no herir sus sentimientos, evitamos decirles que más allá de darnos una vuelta por St. James Park y tomarnos la fotografía de rigor, nuestra intención era entrevistarnos con los ejecutivos de los Newcastle Falcons, el club de rugby de la zona, y tratar de descubrir cómo es posible que esta organización sobreviva con números negros en una ciudad que parece tener solamente ojos para el futbol. Cuando vives en Liverpool, Newcastle te parece la última frontera. La ciudad se encuentra justo en el otro lado de la Isla, y en lugar de mirar hacia Irlanda y el Atlántico, como sucede con The Pool, como lo llaman los lugareños, la gente mira La Isla del Futbol 79


hacia Europa y al Mar del Norte. Aunque las diferencias parecen sólo geográficas, entre una costa y otra hay una cosmovisión de diferencia. Saliendo de Liverpool Lime Street Station el trayecto toma poco más de cuatro horas y hay que cambiar de tren en York. Newcastle es una ciudad que pertenece a lo que los británicos llaman la región del Tyneside, debido a que se encuentra en las orillas del río Tyne. Es famosa por su industria, su vida nocturna y sobre todo por la pasión que le profesa al Newcastle United FC, un club que desde hace mucho opera su estadio, St. James Park, en condiciones de sold out, lo que se traduce en 52 mil aficionados por juego (sin importar el rendimiento de un equipo que lleva décadas gastando millones en contrataciones y no ha alcanzado los resultados esperados). Sabiendo el perfil y el grado de compromiso que sus 800 mil habitantes tienen con el club, nos era muy interesante conocer bajo qué circunstancias una marca de rugby puede llegar a competir, por el interés y la atención de los medios en el mercado del entretenimiento, con un equipo de futbol de tanta tradición. Mick Hogan, director comercial de los Falcons, sostuvo que es posible y nos explicó sus razones. Con sólo 13 años de existencia, los Falcons se han reinventado a sí mismos tratando de posicionarse en el mercado como un equipo dinámico, joven y ganador, siendo éstos sus principales argumentos para atraer gente a su estadio, primero en la región del Tyneside y posteriormente del norte del país. El club se hacía llamar Gosforth Football Club, pues jugaba en esa población de las afueras de la ciudad, y fue hasta 1992 cuando en un afán por salvar al club de la quiebra el equipo decidió cambiar de colores, nombre y mote para mudarse a su actual casa: el moderno Kingston Park. Según cuenta Hogan, la razón de un cambio tan drástico (fenómeno nada común en el Reino Unido) obedeció a que el viejo estadio sería expropiado por la municipalidad y, ante la necesidad de pertenecer a la Liga Premier de rugby, el club necesitaba un cambio de fondo para cumplir con los estándares que la organización demandaba, por lo que inclusive la nueva imagen tendría que conjuntar por un lado dinamismo y energía fuera de la cancha, así como triunfos y espectáculo dentro de ella. El equipo cambió sus colores verde y blanco por el negro, adoptó al halcón como su nueva mascota; además, cuenta entre sus filas con Johnny Wilkinson, el jugador más destacado en este deporte durante los últimos 20 años. Ambos aspectos les han generado grandes ganancias; por un lado, en la venta de merchandising (los Falcons son, en este rubro, el club número uno en la liga) y, por otro, llenar su estadio en la mayoría de sus juegos, además de tener un alto rating en televisión. “Nunca hemos tratado de competir con el futbol porque simplemente no podríamos. Lo que ofrecemos son dos pilares de nuestra estrategia corporativa: un diferencial competitivo de nuestro espectáculo contra el futbol, y le brindamos a nuestros consumidores una razón para regresar a Kingston Park”, declaró Hogan. A diferencia de otros directores, Mick Hogan cree que es posible ofrecer una promesa de valor a sus clientes, sin que ésta dependa necesariamente de lo que suceda dentro de la cancha, ya que, según él, las otras variables que intervienen en esta ecuación sí son controladas por el club (por ejemplo: el ambiente familiar, la se80 La Isla del Futbol


Newcastle Station: Football vs Rugby, la batalla entre los Magpies y los Falcons

guridad para los asistentes, las actividades de animación que se llevan a cabo antes y durante el partido). Los Falcons tienen un grupo de seis empleados que trabajan medio tiempo como portavoces del club en la comunidad y realizan visitas en los lugares de residencia de su grupo objetivo con el fin de promover la filosofía de la marca y motivar a que asistan a Kingston Park. “Nuestra relación con la comunidad es básica ya que si bien nuestra intención nunca será competir por el público con el Newcastle United FC, sí debemos reconocer que si ellos hacen cinco esfuerzos, nosotros debemos hacer al menos diez para recordarle a la gente que aquí estamos y que al venir a nuestra cancha vivirán una brand experience diferente, pero igualmente entretenida que en St. James Park”. El segundo cimiento en su estrategia de marketing consiste en dar siempre una razón al espectador para que vuelva. “Todo nuestro staff, desde el que te indica dónde dejar tu coche, el que te lleva a tu asiento, pasando por el DJ del estadio o mi gerente de mercadotecnia, conoce el espíritu de nuestra marca, y todos haremos hasta lo imposible, desde nuestra propia actividad, para que nuestro cliente se vaya con una sonrisa y asista al siguiente juego”, comentó Hogan, que además se enorgullece por ser parte del club de rugby con mayor promedio de asistencia de la Guinness Premier League. Según este directivo, para poder hacerle frente a un monstruo del futbol inglés como el Newcastle United FC, primero hay que reconocer que se trata de un mercado distinto, y luego detectar los diferentes nichos que en ocasiones no han sido explotados en su totalidad por el futbol. En el caso de los Falcons, el club vende un concepto de hospitality (palcos ejecutivos para presenciar el juego) que, para Hogan, son las más modernas y cómodas de la Guinness Premier League. Este es un concepto que se explota para atraer más patrocinadores y socios comerciales. En cuanto a los medios y la exposición en prensa, sabemos que de cada diez encabezados, ocho se los llevará el futbol. Pese a ello, la labor que hacen a través de la guerrilla negra (las seis personas que se dedican a llevar por toda la entidad y de boca en boca el mensaje de los Falcons) sustituye la exposición que la prensa no ofrece. A diferencia de lo que opinan otros ejecutivos de la Premiership (en particular, Gareth Moores, director comercial del Bolton Wanderers), Hogan cree que, al menos para su mercado, sí es necesario realizar campañas de promoción directa por medio de agencias creativas de comunicación para transmitir ciertos mensajes en medios masivos (radio y espectaculares, primordialmente). Pero al mismo tiempo reconoce que con la inversión que el club realice en su nuevo sistema de CRM (Customer Relationship Management), seguramente podrán conocer aún más a sus clientes y las características completas de su mercado primario. Si bien Hogan reconoce que el efecto Wilkinson ha ayudado enormemente a que la marca Newcastle Falcons sea conocida, en Inglaterra y en el mundo, sabe que el club no podría desarrollarla exclusivamente con tal efecto. Mick señaló: “Sabemos que Johnny es muy importante para nuestros objetivos comerciales y de mercadotecnia, pero le hemos dado al club y a los aficionados su propia dimensión. Hemos ofrecido valores agregados a nuestros consumidores, a fin de no La Isla del Futbol 81


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vivir lo que en su momento sucedió con estrellas de otros deportes, como Michael Jordan. Cuando se retiró, la marca de los Chicago Bulls se desplomó”. El rugby es el segundo deporte más importante, en lo que a generación de ingresos se refiere, del Reino Unido. Según el reporte 2005 de la firma Deloitte, la industria factura alrededor de £150 millones al año. Los Newcastle Falcons, a partir de su rebranding han destacado como un club vanguardista, y su desarrollo resulta aún más meritorio cuando sabemos que pertenecen a una ciudad en la que, en apariencia, el futbol es la única religión que se practica. Si bien el taxi que nos llevó de regreso al hotel (a fin de prepararnos para la reglamentaria salida nocturna) hizo una escala técnica en St. James Park para que admiráramos su gran estructura, cuando pagamos y vimos que el chofer portaba orgulloso un jersey negro de los Falcons, con el apellido Wilkinson en su espalda, confirmamos que de todo lo que Hogan nos había comentado con tanta seguridad y pasión unos minutos antes, quizás había algo de cierto. NEWCASTLE UNITED Sobrenombre: “The Magpies”, “The Toon”. Fundación: 1892. Localización: Newcastle upon Tyne, North East (a 320 millas de Londres). Estadio: St. James Park (Capacidad: 52, 327). Uniforme: Camiseta a rayas verticales blancas y negras, short negro. Rivales: Sunderland. Pubs cercanos al estadio: A Head Of Steam, The Lounge y O’Neills son recomendables, aunque sólo permiten el ingreso si los aficionados cubren los colores de su equipo para evitar problemas. Idols es otra opción, muy popular porque se trata de un bar con espectáculo de strippers. Curiosidades: El viaje a Newcastle como aficionado al futbol es uno de los mejores en la Isla. El estadio se encuentra en pleno centro de la ciudad, su ambiente es electrizante, y la vida nocturna de Newcastle es legendaria. Es recomendable quedarse después del juego y pasar la noche en la ciudad.

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Stockport: Stockport County FC. Dinero en el sombrero

A unque se molesten sus habitantes, Stockport no es otra cosa, hoy en día, que un suburbio de la gran Manchester. Sin embargo, durante muchas décadas, esta localidad de Lancashire creó su propia fama por ser el centro sombrerero del país. En este lugar se surtían de sombreros los más elegantes lords del imperio británico. A esto se debe que al equipo del pueblo, el modesto Stockport County FC, se le conozca también como The Hatters (sombrereros), apelativo que, según nos cuentan, nunca ha sido del total agrado de su reducida pero orgullosa afición. El día que íbamos a entrevistarnos con Kevin Taylor, CEO del Stockport County, nos llevamos una agria sorpresa. A pesar de que teníamos un espacio en su agenda, el directivo nos canceló de última hora con el argumento de que estaba “exageradamente apurado” ya que se encontraba en las gestiones para entregar el club, financiera y operativamente, a los miembros de su Supporters Trusts. El Stockport, que en el 2005 fue relegado a la cuarta división (League Two), se declaró en quiebra y sus acreedores amenazaron con tomar acción legal en contra del club, situación que finalmente podría originar su desaparición. Ante tal amenaza, sus seguidores se organizaron para crear una Supporters Trusts, es decir, una asociación de aficionados legalmente instituida y afiliada a la Supporters Direct, la cual, a su vez, es un organismo nacional financiado por el gobierno británico, a través de la Football Foundation, con el fin de fortalecer la voz del aficionado e impulsar su participación en las mesas directivas de los clubes. Desde su fundación en el 2001, Supporters Direct ha promovido la formación de 122 Supporters Trusts en el Reino Unido, de las cuales, al menos 59 poseen acciones de sus clubes, 39 de ellas tienen representantes en la mesas directivas, y ocho manejan completamente el destino de sus equipos. En este caso, la Supporters Trusts del Stockport County consiguió nuevos inversionistas, saldó las deudas, tomó el control del club y estableció una nueva junta directiva a las órdenes de los seguidores. Así, The Hatters logró salvarse de la quema y seguir jugando en Edgely Park, su cancha desde 1900. El de Stockport no es un caso aislado. En la última década, el activismo de los aficionados ingleses, apoyados por esta iniciativa parlamentaria, ha crecido de forma sorprendente. York City, Wrexham u Oxford United, entre otros, son clubes que han sido preservados por sus aficionados, ya sea con recursos propios, conciliando intereses ante los acreedores, facilitando la llegada de benefactores o en general respondiendo ante situaciones adversas que enfrentaron sus colores debido a los irresponsables manejos directivos.

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Es innegable que en Inglaterra todavía existen lugares donde el futbol tiene un aroma romántico. Sin embargo, las buenas intenciones a veces no alcanzan para evitar que el malo de la película se termine quedando con la chica. Y si no, pregúntenle a los hinchas del Wimbledon FC, mejor conocido hoy en día como Milton Keynes FC. La historia resulta inaudita para cualquier hincha británico, pero extremadamente familiar para nosotros. Al iniciar la década de los noventa, al dueño del Wimbledon FC, Sam Hamman, se le hizo fácil vender el estadio del club a la cadena de supermercados Safeway, luego de que el recinto resultaba obsoleto para las exigencias del Taylor Report. Después de jugar como “arrimado” durante un tiempo en Selhurst Park, cancha del Crystal Palace, la situación financiera y deportiva del Wimbledon FC se deterioró. Al más puro estilo del futbol mexicano, a Hamman se le ocurrió la “novedosa” idea de mudar al equipo a Dublín, la alegre capital de Irlanda. Cuando Hamman se entero de que la UEFA prohibiría la mudanza, le vendió el club a un par de millonarios noruegos, quienes terminaron hundiéndolo en la tercera división (League One). Después de buscar acomodo en ciudades como Cardiff o Manchester, Milton Keynes, una ciudad ubicada a 70 kilómetros al norte de Londres, sede de grandes corporativos, y considerada la ciudad más joven de Inglaterra, se convirtió en el triste destino final del equipo. En el 2001, Dave Boyle, actual director asistente de Supporters Direct, encabezaba la Wimbledon Independent Supporters Association (WISA). Boyle y su grupo apelaron a todas las instancias deportivas y legales para evitar el cambio de sede. Reportajes en la prensa, documentales y el apoyo de decenas de clubes profesionales no fueron suficientes para impedir que el Wimbledon FC, ganador de la Copa en 1988, terminara abandonando su querencia natural: el suroeste de Londres. “La gente de Milton Keynes no tiene la culpa, ellos trataron de que su nuevo club llegara lo más lejos posible”, contestó Boyle ante una de nuestras preguntas. Sin embargo, WISA no claudicó en su lucha y ante la desaparición de su viejo club fundó uno nuevo: el AFC Wimbledon. Si bien este nuevo equipo empezó desde la décima división amateur, la última del futbol inglés, sus tres campeonatos en forma consecutiva les han permitido escalar rápidamente en su intento por recuperar su categoría entre los 92 clubes profesionales que integran la Football League y la Premier League. El caso que a nosotros nos tocó vivir fue el del AFC United. Cuando Shareholders United, la Supporters Trusts del Manchester United, se dio cuenta de que era imposible impedir la venta del equipo de Old Trafford al millonario estadounidense Malcom Glazer, los aficionados utilizaron el dinero que recibieron a cambio de sus acciones para financiar la fundación de un nuevo club. En su primera temporada en la décima división, el AFC United registró un promedio de 5 mil aficionados por partido y su origen rebelde despertó simpatías en la región de Lancashire. Les tomará muchos años, pero tal vez un día, en alguna copa, puedan volver a jugar en Old Trafford y enfrentarse al Manchester United.

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Stockport: Stockport County FC. Dinero en el sombrero

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En esta Isla el futbol es cosa seria. Por ello, la relación entre los aficionados británicos y los clubes ha sufrido una transformación en los últimos 20 años. Actualmente, existen más de 75 mil hinchas con participación directa en alguna Supporters Trusts. El activismo de la gente y la creación de Supporters Direct, como un poderoso asesor, ha hecho posible, hasta el 2005, la salvación de 19 clubes profesionales. La tendencia señala que los aficionados están llamados a multiplicar su influencia sobre el destino de los equipos y el futuro de la industria. A final de cuentas, son los hinchas y los futbolistas, nadie más, los únicos actores indispensables en la relación primigenia que mantiene vivo este juego desde el siglo XIX: gente talentosa que juega al futbol más gente entusiasta que quiera verlos jugar. STOCKPORT COUNTY FC Sobrenombre: “The Hatters”. Fundación: 1883. Localización: Stockport, Greater Manchester (a 7 millas de Manchester). Estadio: Edgeley Park (Capacidad: 11,000). Uniforme: Camiseta y short azules. Rivales: Burnley. Pubs cercanos al estadio: The Royal Oak, The Sir Robert Peel. Curiosidades: Con el Manchester United y el Manchester City a unas cuantas millas de distancia, el Stockport County FC siempre ha sufrido por falta de apoyo de los aficionados. Cuando en 1999 el “City” estaba una división abajo, congregaba a más aficionados que “The Hatters”.

Los 92 clubes, de las cuatro divisiones profesionales del futbol inglés, han invertido en conjunto 2000 millones de euros en estadios e instalaciones desde 1992. El Manchester United reportó en el 2006 la segunda mayor ganancia operativa en la historia del futbol inglés. Alcanzó 33 millones de libras esterlinas, cifra sólo superada por el récord de 52 millones que reportó en 2003-2004. Los niveles de asistencia de aficionados a los estadios de la English Premier League continúan al alza después del tremendo crecimiento de los años noventa. Se ha incrementado, en promedio, de 21,159 a 33,887 en el 2006, lo que representa un aumento del 60%. FUENTE: Deloitte. Football Money League 2007.

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Preston Station: The National Museum of Football y los Liliwhites del North End

L a historia del Preston North End FC está llena de curiosidades. Tal vez por eso nuestra visita no estuvo exenta de sorpresas y contratiempos. El plan señalaba cono-

cer el National Museum of Football, que está en una de las cabeceras de Deepdale, el estadio del club, y posteriormente presenciar el partido entre el cuadro local y el Wolverhampton, de la Coca Cola Championship o segunda división inglesa. En la mayoría de los viajes, uno tiene idea de c ómo empezarán las cosas, pero no de su conclusión. Así que, como se trataba de una visita organizada por la Universidad, nos quedamos de ver en Lime Street Station a las nueve de la mañana de un día de noviembre en el que el frío nos obligaba a usar un abrigo. Ese sábado, más de uno llegó en malas condiciones por la actividad de la noche anterior, por lo que la hora que duró el trayecto en tren sirvió para darle al cuerpo algunos minutos de sueño reparador. Preston es una renovada ciudad de 130 mil habitantes, de los cuales 25 mil son estudiantes, así que podrán imaginarse el ambiente que prevalece en los pubs. Es la sede de la University of Central Lancashire, la sexta universidad más grande de Inglaterra, y vive de las tradicionales plantas manufactureras que en su momento, hace 250 años, catalizaron la Revolución Industrial. En febrero del 2001, el National Museum of Football abrió sus puertas gracias a un fondo de £9.5 millones donado por la Lotería. Se escogió a la ciudad de Preston como sede del recinto en reconocimiento al papel que jugó el club como equipo fundador de The Football League en 1888 y por haber sido un agente de cambio crucial en la transformación del futbol amateur a futbol profesional. Inicialmente la entrada al museo costaba £6.5 para los adultos; sin embargo, la gente en el Reino Unido se ha acostumbrado a entrar de forma gratuita a los museos, por lo que la mesa directiva buscó afanosamente patrocinadores que le permitieran hacer del museo un sitio de atracción gratuito para los visitantes. En el 2003, gracias a un apoyo de £2 millones otorgados por The Northwest Regional Development Agency y The Football Foundation, el Nacional Museum of Football logró su objetivo y actualmente recibe gratuitamente unos 80 mil visitantes al año. “Siempre hemos pensado que la entrada gratuita es una cuestión fundamental para un museo de la estatura del nuestro. Todos los museos de categoría en el país operan gracias a sus patrocinadores y se abstienen de cobrarle a sus visitantes, por lo que este apoyo nos permite competir con esos museos y mostrar nuestras colecciones a más personas”, nos dijo Brian Booth, director del museo, al darnos la bienvenida. La Isla del Futbol 91


Visitar el National Football Museum es, literalmente, un juego de dos tiempos. La aventura comienza en la planta baja con un recorrido cronológico por la historia del juego desde sus orígenes en Lancashire, justo la zona donde se encuentra Preston, hasta la millonaria industria de la actualidad. La colección es más significativa y valiosa de lo que alguna vez imaginamos. Tuvimos la oportunidad de conocer a los hombres y los equipos que le dieron forma al juego como hoy lo conocemos. Al primer jugador negro en debutar en el futbol inglés, en 1880; el equipo femenil que atrajo 53 mil personas a un estadio en 1921; los primeros patrocinadores que asociaron su imagen con el juego, hasta el hombre que, en 1961, consumó la victoria de los futbolistas sobre sus patrones al abolir el tope salarial en la Football League (hecho que terminó por disparar los salarios a niveles increíbles). A cada paso, aprendíamos sobre la historia del mundo y los hechos sociales que marcaron cada época. Desde la explosión de The Beatles en los años sesenta, las bandas psicodélicas de los setenta, hasta el boom mediático de las Spice Girls en los noventa. Entre más avanzábamos, más difícil nos resultaba despegarnos de los monitores que proyectaban viejas películas de principio del siglo XX; legendarias finales de la FA Cup, donde avalanchas de 100 mil personas inundaban el campo para celebrar a sus héroes; imágenes de la joven reina Isabel II en Wembley; los futbolistas que se perdieron en la Segunda Guerra Mundial; los goles de Bobby Charlton; del glorioso Manchester United de los años cincuenta y sesenta; la tragedia del club por el accidente aéreo de Munich; la época del gran Liverpool y sus finales de Copa de Europa en los setenta; narraciones de radio; fotografías de los viejos estadios de madera con sus inmensas terrazas donde el juego se vivía de pie, y otros mil recuerdos incontenibles para la memoria. El primer tiempo cierra con la preciada colección de la FIFA: los grandes tesoros que por décadas ha recolectado la Federación y que no encontró mejor lugar para exhibirlos que en Preston. De todo lo que vimos, nos quedamos con una caja de cerillos de finales del siglo XIX, que en el reverso tenía una ilustración recortable de un futbolista del Bolton Wanderers, uno de los ídolos de la época: un tipo bigotón, con pantalones cortos y bombachos sujetados con tirantes, y unas prehistóricas botas de futbol. Esta caja de cartón fue posiblemente parte de la primera serie de cromos coleccionables del futbol. Resulta imposible no emocionarse con tanta historia. A fin de cuentas, nos reconocíamos en los aficionados de hace cincuenta o cien años. La ilusión es la misma porque, sin importar cuánto cambie el mundo, este juego tiene el poder universal de renovar nuestra esperanza cada sábado. La segunda mitad del museo te invita a tocar y pone a prueba los instintos futbolísticos del visitante. En el segundo piso, aprovechamos para “echarnos un partido de futbolito”, con la novedad de que toda la acción era grabada por minicámaras de televisión colocadas en los bordes de la mesa, por lo que pudimos disfrutar las repeticiones. Compartimos virtualmente el estudio del legendario programa de la BBC The Match of the Day junto a los ex futbolistas y ahora comentaristas Gary Lineker y Alan Hansen. De igual manera, conocimos los estadios más recónditos de la Isla gracias a un mapa gigantesco que contiene todas las canchas del país. La visita concluye en el Salón de la Fama del futbol inglés con los clásicos concursos de tiro a gol, los 92 La Isla del Futbol


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medidores de potencia del disparo y, lo más interesante, la posibilidad de tomarte una fotografía (por sólo £8.00) con la FA Cup, sin duda uno de los souvenirs más demandados por los visitantes. Antes de salir hay que pasar inevitablemente por la tienda del museo, la cual resulta irresistible por la originalidad de los artículos: camisetas retro, libros antiguos, timbres postales, colecciones fotográficas, videos, esculturas, entre otras curiosidades. Cuando nos retirábamos, nos llamó la atención un grupo de adultos mayores elegantemente vestidos, que en cuanto llegaban eran recibidos con copas de vino espumoso. Entonces nos dimos cuenta de que al igual que muchos clubes en el futbol inglés, el National Museum of Football aprovecha sus instalaciones para ofrecer banquetes y organizar eventos especiales, lo que representa, sin duda, un ingreso extra muy interesante y, al mismo tiempo, una ventaja competitiva inigualable en la industria de la hospitalidad. El museo es un sitio único para organizar reuniones, presentaciones o actos corporativos. “Nuestras instalaciones son perfectas en cuanto a ubicación, estacionamiento y servicios. Además, la experiencia de estar rodeado de artículos de incalculable valor histórico para el juego es inigualable”, comentó Brian Booth al despedirnos. Una vez afuera, decidimos comenzar el ritual inglés previo al partido y nos instalamos en el Toy Soldier, el pub más cercano al estadio, el cual para esas horas del mediodía ya estaba repleto de seguidores de ambos equipos. Hay que notar que en Inglaterra existen algunos pubs que, los días de partido, para evitar problemas, condicionan la entrada sólo a aficionados de la escuadra local; pero en este caso el ambiente era bastante familiar y a nadie parecía importarle la convivencia de las camisetas blancas del Preston North End con las anaranjadas de los Wolves. Los Lilywhites, como se le conoce popularmente al Preston North End, nacieron en 1863 como un club de cricket y rugby, pero tardaron sólo quince años en adoptar el futbol como actividad principal. Su historia está llena de datos insólitos (como el de una tarde de 1888 cuando le ganaron 26-0 al Hyde en un partido de la FA Cup, lo que constituye hasta nuestros días un récord en el futbol inglés). Como uno de los doce equipos que iniciaron la Football League en 1888, el Preston North End fue, durante algún tiempo, un equipo arrollador. A fines del siglo XIX sus futbolistas eran conocidos con el sobrenombre de Los Invencibles, pues habían ganado los primeros dos campeonatos de la Football League (en las siguientes tres temporadas ocuparon el segundo lugar, y también fueron los primeros en conquistar el doblete, es decir, los títulos de liga y copa, que consiguieron sin recibir un solo gol en su camino hacia la FA Cup). Sin embargo, la tradición de este club quedó marcada por un gran futbolista: Tom Finney, que en su momento le peleó el puesto de extremo derecho en la selección inglesa a sir Stanley Matheys, y que con su retiro en 1960 marcó un parteaguas en la historia del equipo. Sin Finney, el North End pasó de ser un cuadro competitivo de primera división a sumergirse en las divisiones de ascenso de las cuales no ha salido desde 1961. La caída fue tal, que en 1985 el club tocó fondo y fue relegado hasta la cuarta división donde, incluso, sufrió para mantenerse. A la fecha, Preston North End es un cuadro sólido en la Championship (segunda división) y al que conLa Isla del Futbol 93


tinuamente se le ve en los play offs de ascenso, fase en la que ostenta el terrible récord de haber caído siete veces. Además de que le renta parte de sus instalaciones al National Museum of Football, el Preston North End puede presumir que tiene el estadio de futbol (en uso) más antiguo del mundo: Deepdale. El primer partido en esa cancha se jugó en 1878. El día que lo visitamos, recibimos boletos con descuento para estudiantes, por lo que nos sentamos en la Tom Finney Stand, tribuna para los aficionados locales, muy cercana al tiro de esquina. Era nuestra primera experiencia con el futbol de la Segunda División, y hasta el medio tiempo estábamos bastante sorprendidos por la calidad del espectáculo y la pasión que genera esta categoría. Sentado junto a nosotros se encontraba Jin, un compañero de clase originario de Corea del Sur, que había abandonado su puesto como oficial de la marina para enrolarse en el MBA y dedicarse a su pasión: el futbol. En sus ratos libres, Jin daba clases de taekwondo en el gimnasio de la Universidad, y ese sábado se le veía especialmente emocionado porque su paisano Seol Ki-Hyeon alineaba en el Wolverhampton. El partido estaba 2-1 a favor de los Whites hasta el minuto 85. De pronto, Seol Ki-Hyeon tomó una pelota afuera del área, se llevó a cuatro jugadores del North End y marcó un gol soberbio que salvó a los Wolves de la derrota. La anotación fue de tal categoría que no pudimos evitar acompañar a Jin en su celebración, mientras la gente nos miraba enfurecida. Cuando nos dimos cuenta del error que habíamos cometido, ya teníamos a un puñado de aficionados locales, de esos rubios casi albinos de cabeza semirrapada, dispuestos a reventarnos de un solo golpe. En menos de veinte segundos, una steward que vigilaba nuestra zona, se acercó a nosotros, nos tomó del brazo y nos dijo: “You are not safe in this place, guys; please, follow me”. Más que una invitación, aquello fue una orden. Habíamos violado el reglamento (impreso en el reverso del boleto y que se convierte en un contrato) que gobierna los estadios ingleses, por lo que el club tenía legalmente todo el derecho de expulsarnos del estadio sin regresarnos el dinero. Aquel día tuvimos nuestros cinco minutos de fama: fuimos abucheados por unas 20 mil personas que nos despidieron del estadio entre silbidos y mentadas de madre. Al mismo tiempo, éramos vitoreados por aproximadamente 5 mil aficionados de los Wolves. Una vez fuera, lo único que en realidad lamentamos fue no haber podido sacarnos una foto en la cancha legendaria del Deepdale. El lunes siguiente, media Management School, incluidos nuestros profesores, estaba enterada de que los hooligans mexicanos habían sido expulsados del estadio de Preston. Por eso, aunque el North End no regrese nunca a la Primera División, para nosotros será imposible olvidarnos de ese club, y en particular del día que más cerca estuvimos de convertirnos en aficionados indeseables para el futbol inglés.

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Preston Station: The National Museum of Football y los Liliwhites del North End

PRESTON NORTH END FC Sobrenombre: “The Lilywhites”, “The North End”, “The Invincibles”. Fundación: 1880. Localización: Preston, Lancashire (a 30 millas de Manchester). Estadio: Deepdale (Capacidad: 22,222). Uniforme: Camiseta blanca, short azul marino. Rivales: Blackpool, Burnley & Blackburn Rovers. Pubs cercanos al estadio: Toy Soldier, Sumners y The Garrison, este último es un buen lugar para aficionados del equipo visitante. Curiosidades: Una vista perfecta a Preston debe incluir el Museo Nacional del Futbol al mediodía, partido de futbol a las 3 de la tarde, y después tomar el auto y manejar a Blackpool, legendario centro turístico junto al mar, que se encuentra a sólo 20 minutos.

Los salarios que pagan los clubes de la English Premier League han disminuido en promedio por primera vez en la historia. Además, los clubes de esta liga siguen siendo, por mucho, los que más dinero ingresan en la industria del futbol mundial, con alrededor de 1300 millones de libras esterlinas de ganancia. Por lo que la relación entre ingresos y egresos sigue mejorando para estas organizaciones. El ingreso generado por los clubes de la segunda división inglesa (Coca Cola Championship), alrededor de £306 millones, confirma que es la sexta liga más grande de Europa, después de las cinco grandes de primera división (Inglaterra, Alemania, España, Italia y Francia). Además, supera por £134 millones a la séptima liga, la Serie B de Italia. FUENTE: Deloitte. Football Money League 2007.

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Upton Park Station: Territorio Hooligan: West Ham United y la ICF

Sretirado, i Rogan Taylor no nos hubiera advertido que Tommy Robson era un hooligan la idea jamás nos hubiera pasado por la mente cuando lo conocimos. Su

apariencia, hasta cierto punto “promedio” para los ingleses, no correspondía con su peligroso pasado. Los estereotipos nos habían llevado a imaginarnos, al menos, a un tipo mal encarado y de físico amenazante. Sin embargo, cuando lo vimos por primera vez, acodado en la barra de un pub próximo a Victoria Station, tomando cerveza como cualquier empleado londinense, nos costó trabajo reconocerlo. Se trataba de un hombre delgado, cercano a los 50 años de edad, vestía traje y corbata, tenía la dentadura completa y la nariz más fina de lo que hubiéramos pensado. Gracias a las interminables relaciones de Rogan en el mundo del futbol, Tommy había accedido a servirnos de guía turístico aquel sábado en nuestra excursión a Upton Park, el estadio del West Ham United, y a hablarnos de un fenómeno que le cambió la cara al futbol inglés. En pocos minutos nos dimos cuenta de que Tommy era un hombre educado. Luego de haber sido clasificado como hooligan categoría C (el segmento más peligroso de todos) en los ochenta, nuestro anfitrión había regresado al camino del bien después de pasar tres meses en prisión. Tras un riguroso examen de conciencia, Tommy ingresó a la universidad y se graduó como sociólogo. Se convirtió en un experto en temas de “hooliganismo” y colaboró de forma activa con las fuerzas policíacas. Además de conocer las entrañas del fenómeno por experiencia propia, era notorio su dominio del problema desde la perspectiva teórica, por lo que, aquel sábado, no podíamos haber tenido mejor acompañante para visitar los barrios bravos del este de Londres. Según Tommy, el término hooligan tiene como origen el apellido de una rijosa familia irlandesa que vivía, a finales del siglo XIX, en el sur de Londres, y el concepto apareció por primera vez en la prensa en 1898 para describir los disturbios ocasionados por aficionados en el marco del futbol. Hasta mediados del siglo XX, el “hooliganismo” tuvo sólo brotes eventuales. El episodio más famoso es el de la primera final de la FA Cup disputada en Wembley (1923), llamado en esos años The Empire Stadium. En esa ocasión, medio millón de aficionados hicieron el viaje para intentar entrar en un estadio con capacidad para 127 mil personas. Miles de ellos saltaron las cercas que rodeaban al escenario, invadieron el palco real y a falta de espacio se plantaron en el campo. Aproximadamente mil personas resultaron lesionadas, y sólo la decidida intervención de un pequeño grupo La Isla del Futbol 99


de policías, liderados por un guardia montado en un caballo blanco y la participación activa de futbolistas del West Ham United y Bolton Wanderers pudieron restablecer el orden y permitir que el Bolton ganara aquel partido 2-0, una final que hasta la fecha se le conoce como The White Horse Final. Tras la Segunda Guerra Mundial, los desórdenes en torno al juego fueron cada vez más frecuentes entre las nuevas generaciones, y miles de jóvenes encontraron en el futbol un escenario para desbordar sus ímpetus violentos y reafirmar sus identidades locales. El futbol comenzó a convertirse en una cuestión territorial, y el problema fue soslayado por las autoridades durante muchos años hasta que la situación se volvió insoportable en los años setenta y ochenta y acabó por salir de la Isla. “Para los hooligans el futbol y la violencia son un modo de vida. Están comprometidos con estas actividades, son casi una droga para ellos. Son su manera de vivir. Hablan de ello a lo largo de la semana, se organizan, planean sus viajes y generan mitos; tienen una fuerte unión de grupo. Son solidarios y valoran el orgullo en su comunidad, el compañerismo, la valentía, el heroísmo. Por lo general, son jóvenes que han ido a la escuela pero que tienen horizontes limitados, por lo que buscan expresarse de alguna manera y encuentran en el futbol y en sus pandillas un lugar para hacerlo”, explicó Tommy. Si a esta situación además le agregas un contexto cultural donde abundan enemistades deportivas que rebasan los cien años de historia, el problema se multiplica exponencialmente, como ocurrió en la Isla. En Inglaterra, hasta el club más pequeño se precia de tener al menos una rivalidad entrañable que hace vibrar a sus aficionados. Recientemente, un censo sobre fans del futbol inglés determinó que existen 44 enemistades deportivas diferentes entre los 92 clubes que componen las cuatro divisiones profesionales. Casi el 50 por ciento de los hinchas consideraron la tradición histórica entre los clubes como el factor principal que les da soporte a los “clásicos”. Al mismo tiempo, un 35 por ciento opinó que la cercanía geográfica entre los clubes en cuestión es también un elemento fundamental en el sustento de estas rivalidades. “Pero las viejas rivalidades no son el problema central del ‘hooliganismo’, al contrario. Lo peor que podría suceder en esta industria sería matar esas rivalidades. Sería como asesinar parte de los activos de un equipo de futbol. Los piques entre clubes son el ‘pan y la mantequilla’ de este juego”, aseguró Rogan Taylor, que en los años ochenta fundó la Asociación Nacional de Aficionados Ingleses (Football Supporters Association: FSA) como respuesta al problema del “hooliganismo” que azotaba la Isla. Desde la perspectiva de Tommy, el hooligan sólo usa como pretexto esa rivalidad para expresar un sentimiento tribal que va mucho más allá del futbol: “El juego es una poderosa excusa, un marco de asociación. Detrás del futbol, hay muchos elementos más que mueven a estos jóvenes.” La mayoría de los clubes del futbol inglés tiene algún grupo violento de seguidores. El Millwall tiene a los Bushwackers, el Arsenal tiene a los Gooners, y The Service Crew sigue al Leeds United, por mencionar sólo algunos. El grupo o 100 La Isla del Futbol


Upton Park Station: Territorio Hooligan: West Ham United y la ICF

firma más numerosa de todas es The Red Army, hinchas del Manchester United; mientras el Chelsea es apoyado por los Headhunters, y el West Ham United por la famosa Inter City Firm (ICF). Tommy fue durante muchos años parte de ésta última. “La ICF era un grupo de aproximadamente 400 hinchas, la mayoría adolescentes, aunque también había tipos mayores de 30 años, que se caracterizaban por viajar en los Intercity Trains, en lugar de utilizar los Football Specials, en los años setenta. Teníamos muy definidos a nuestros enemigos. No peleábamos con cualquiera; tampoco atacábamos a gente normal, sólo lo hacíamos con tipos como nosotros, es decir, miembros de una firma rival”, nos contaba Tommy mientras bajábamos del tren en Upton Park Station, a sólo unas cuadras de la casa en la que nuestro guía nació. West Ham es un depauperado barrio de Londres en el que de inmediato se siente el contraste racial. Green Street, la calle que lleva al estadio, es una vía comercial donde se habla inglés con una variedad de acentos: desde el hindú, el africano, el malayo, el chino, etc., y se entremezclan gente de clase trabajadora de múltiples orígenes. Hace 120 años, la zona era sede de un importante astillero que le daba trabajo a numerosas familias y donde, en 1895, nació el Thames Ironworks Football Club, un equipo fundado por trabajadores de la empresa Ironworks. Sólo cinco años después, el club se divorció de la empresa constructora de barcos y gracias al lanzamiento de 20 mil acciones a la venta pública se constituyó como una organización independiente bajo el nombre de West Ham United FC. En 1904, el club encontró la que es aún su casa: el Boleyn Ground, en Upton Park. Las primeras décadas de los Irons, también llamados “Hammers”, fueron bastante modestas y sólo quedaron marcadas por su destacada actuación en la FA Cup de 1911, lo que les valió atención nacional. En 1919 el West Ham United ingresó a The Football League y siguió ganando jerarquía dentro del futbol inglés, al punto que cuatro años más tarde protagonizó la famosa White Horse Final. En 1932, los Hammers perdieron la categoría y cayeron en la Segunda División, donde permanecieron 26 años hasta que a finales de los cincuenta una talentosa generación de jugadores emergió de su academia para regresar al club al máximo circuito. Entre esos jugadores había un trío inolvidable: Bobby Moore, Martin Peters y Geoff Hurst. Entre los tres jugaron 224 partidos internacionales con la selección inglesa y ganaron la Copa del Mundo de 1966. Aquel ha sido el mejor West Ham United de la historia. El club se mantuvo 20 temporadas consecutivas en la Primera División y se distinguió por jugar un futbol espectacular y por formar brillantes jugadores, lo que le valió a la West Ham United Academy un prestigio nacional, una reputación que se mantiene hasta nuestros días. Además, los Hammers conquistaron tres FA Cups (1964, 1975 y 1980) y una Recopa de Europa (1965). Para la década de los noventa, otra gran generación de jugadores emergió de la academia. Entre esos jóvenes se encontraban los defensas Rio Ferdinand y Glen Jonson, y los mediocampistas Frank Lampard y Joe Cole, todos ellos jugadores que llegaron a la selección inglesa y que fueron vendidos al Leeds United (Ferdinand), y al Chelsea (Lampard, Johnson y La Isla del Futbol 101


Cole), en £42 millones, que salvaron al club de la quiebra luego de su descenso en el 2003. El año que llegamos a Inglaterra, el West Ham United recuperó la categoría al ganar su ascenso en los play offs bajo el mando de Alan Pardew. Así que luego de conocer la leyenda de la ICF, el viaje a Upton Park resultaba irresistible. Además, se trataba del primer partido como visitante para el delantero mexicano Jared Borgetti, que acababa de firmar con el Bolton Wanderers. Una cuadra antes de llegar al estadio quedamos impresionados por un magnífico bronce que recrea en tamaño natural una de las imágenes más gloriosas del futbol inglés: Bobby Moore, capitán de su selección, es llevado en hombros tras recibir la Copa del Mundo. Se trata de un icono del futbol mundial y el máximo orgullo de los hinchas del West Ham United. A pesar de tener muy pocos títulos en sus vitrinas, el West Ham United cuenta con una de las aficiones más leales y orgullosas de toda la Isla. La leyenda de la ICF ha sido tan poderosa que fue motivo de numerosos documentales y varias películas, entre ellas The Firm (1988) con Gary Oldman, y recientemente, Green Street (2005), interpretada por Elijah Wood. Dentro del estadio, y sentado en una de las cabeceras, Tommy se remontó a su pasado para tratar de explicarnos cómo opera la mente del hooligan: “Estos chicos ven el asunto como una cuestión tribal. Ven el futbol como una extensión de sus instintos primitivos. Para ellos significa el choque de una tribu contra otra. Según su lógica, por supuesto equivocada, esto sucede en todas las especies. Un macho peleará con otro para defender su territorio. Se trata, para ellos, de algo natural, y que además los lleva a niveles incomparables de excitación. Así crecimos, y en gran parte así nos educaron. En mis tiempos, casi toda nuestra vida giraba en torno a nuestro sentido de pertenencia a la ICF. Nos reuníamos en nuestros pubs, íbamos al estadio, bebíamos juntos, defendíamos nuestro territorio, contábamos nuestras historias; es algo que nos emocionaba, que calentaba nuestra sangre. Además, jóvenes huérfanos o con problemas familiares encontraron en la ICF una familia que los protegía y que les permitía ser admirados por su valentía. No importa si eres alto o pequeño, si sabes pelear o no. Vales por tu solidaridad y por tu bravura. Cuando formas parte de la ICF sabes que nunca te van a abandonar a tu suerte, siempre habrá alguien que estará dispuesto a rescatarte en caso de haber caído, y eso, créanmelo, no sucede en todas las firmas”. Según Tommy, el “hooliganismo” seguirá existiendo en la Isla pero cada día estará más alejado de los estadios. Actualmente, el marco jurídico es tan puntual en lo que se refiere al futbol que invadir la cancha, beber alcohol en la tribuna o proferir insultos racistas son faltas consideradas como criminal offense, las cuales ameritan cárcel o multas altísimas. Una vez más, los ingleses son pioneros en el desarrollo del juego; en este caso desde la óptica jurídica. Aquella tarde, mezclados en la tribuna con los hinchas más bravos del West Ham United, muchos de ellos hijos o hermanos de hooligans de la ICF, comprendimos que sin importar los triunfos o derrotas del equipo, esos chicos si102 La Isla del Futbol


Upton Park Station: Territorio Hooligan: West Ham United y la ICF

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guen encontrando en este ritual urbano una poderosa manera para alimentar sus instintos más primitivos. A fin de cuentas, se comportan como tribus modernas que cada fin de semana salen de caza, defienden su territorio como si fuera el último pedazo de tierra en la Isla o se aventuran a regiones extrañas en calidad de valientes exploradores. La violencia es un elemento natural en su relación con el mundo, una droga que los excita y que los hace sentir vivos, a falta de mejores horizontes. Tal vez pasen muchos años para que el West Ham United vuelva a levantar un título, pero pueden estar seguros de que sus hinchas son vistos con respeto en toda la Isla. Y es que la leyenda de la ICF continúa ganando peleas en los callejones del este de Londres. WEST HAM UNITED FC Sobrenombre: “The Hammers”, “The Irons”, “The Academy of Football”. Fundación: 1895. Localización: Este de Londres. Estadio: Boleyn Ground, mejor conocido como Upton Park (Capacidad: 35,146). Uniforme: Camiseta guinda, short azul. Rival: Millwall. Pubs cercanos al estadio: The Boleyn Pub, Queen´s, The Greengate, son opciones cercanas al estadio aunque sólo sirven bebidas a aficionados del equipo local. No es buena idea entrar si eres aficionado del club visitante. Los hinchas del West Ham pueden tomarlo como una provocación. Curiosidades: No perder la oportunidad de tomarse fotografías afuera del Boleyn Pub, donde se encuentra una imponente estatua de Bobby Moore con la Copa del Mundo de 1966, al igual que en la fachada principal del estadio donde se aprecian las dos torres que hacen de éste un escenario único.

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Leeds Station: Hooliganism II. Leeds United FC: El efecto naranja mecánica

E l Leeds United AFC es un club que, por tradición, nunca pasa inadvertido. Se trata de un equipo apasionado por definición, la clase de escuadra que está

dispuesta a desangrarse antes de otorgarle la victoria a un rival. A lo largo de sus casi 90 años de historia, los Whites han sido siempre unos gladiadores del futbol inglés y sus aficionados han aprendido a defender esa identidad con los dientes apretados en las buenas y en las malas. Son representantes de una de las ciudades más prósperas del Reino Unido y orgullosos ganadores de tres títulos de primera división, una FA Cup, y dos Copas de Ferias (hoy conocidas como Copa UEFA). Además, pocos clubes han sufrido tanto los caprichos de la fortuna como el Leeds United AFC, y pocos business cases son tan ejemplares de lo que puede provocar una mala gestión financiera, como ocurrió hace un par de años con este club de la región de Yorkshire. Por eso, el día que Liz Robson, una simpática estudiante de la Escuela de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Liverpool, nos invitó a pasar el fin de semana en su casa de Leeds, no dudamos en hacer el viaje para conocer más a fondo la agitada historia de un club que, en unos cuantos años, pasó de ser una fuerza millonaria en el futbol inglés, capaz de pagar £18 millones al West Ham United por el defensa Rio Ferdinand y alcanzar una semifinal de Liga de Campeones (2001), a convertirse en un club en bancarrota (2004), con £100 millones de deuda, y que hoy sufre por regresar a la división de honor. Aquel viernes, apenas salimos de clase, tomamos el tren de las 18:32 hrs. en Liverpool Lime Street Station, compramos sándwiches de chicken salad en el Marks & Spencer de la estación y aprovechamos las dos horas de viaje para volver a ver en nuestra lap top la polémica película de Stanley Kubrick: Clockwork orange (Naranja mecánica). Y es que cuando en 1971 Kubrick eligió a Malcolm McDowell, un destacado y joven actor nacido en Leeds, para el papel principal de la historia escrita por Anthony Burguess, jamás imaginó el impacto que el personaje Alex DeLarge tendría entre los jóvenes del Reino Unido, y en especial entre los hinchas del Leeds United. En aquellos años, el futbol vivía tiempos turbulentos. El “hooliganismo” azotaba el espectáculo y la plaga inglesa (The English Disease), como se le conocía en Europa, amenazaba al Continente en cada viaje que los clubes ingleses hacían para jugar las Copas. Existía un pánico moral entre la gente cuando se hablaba de la relación entre el futbol y el aficionado, situación que provocó que la televisión se alejara del juego, La Isla del Futbol 107


los partidos sólo fueran transmitidos en vivo por radio, y la mayoría de los estadios se convirtieran en escenarios decrépitos donde se anidaba continuamente la violencia. Las fotografías de la época dejan ver tribunas “de a pie”, conocidas como terraces, atestadas de jóvenes blancos de clase trabajadora que continuamente se enfrentaban con aficionados visitantes y desafiaban a la policía. El futbol inglés había dejado de ser un espectáculo familiar y las autoridades habían sido claramente rebasadas. Aunque la intención de Kubrick, un visionario del cine, era plasmar en la pantalla una poderosa exploración de la violencia en la sociedad humana y condenar el rumbo que estaba tomando la juventud británica, la historia de Alex, un “sociópata” adolescente obsesionado con el vandalismo, la violación y el terror, lejos de servir como aviso, fue tomada por muchos jóvenes como apología del caos y terminó por agitar aún más la situación. La inolvidable personificación de McDowell se convirtió en icono de moda para los adolescentes rijosos de la Gran Bretaña, y en particular para los hinchas agresivos del Leeds United que se autonombraron The Service Crew, quienes creyeron ver en McDowell a uno de los suyos. De esta manera se creó una mala fama para la película en todo el país, lo que acrecentó el mito. El filme fue censurado en muchos países, y durante varios años fue una de las contadas cintas no pornográficas clasificadas como X en los Estados Unidos. Incluso el propio Stanley Kubrick, al comprobar la reacción en sentido contrario que había provocado su cinta y tras recibir amenazas de muerte, la sacó de circulación en el Reino Unido. Y el filme no fue liberado sino hasta el año 2000, cuando se reestrenó como homenaje póstumo al director estadounidense. Sin embargo, ninguna de las medidas radicales que se tomaron en su momento pudo evitar que la siguiente temporada al estreno del filme, los seguidores del Leeds, tradicionalmente etiquetados como rabiosos e intolerantes, aparecieran en las tribunas de Elland Road ataviados como Alex DeLarge, es decir: vestidos de blanco, con bombín negro y bastón, y con la mascara y el maquillaje idénticos al que usaba la banda de hooligans. El “hooliganismo” había alcanzado dimensiones estilísticas. Si a eso le sumamos que por aquellos años el Leeds United era la fuerza futbolística más potente de la Isla gracias al liderazgo del entrenador Don Revie, que llevó a los Whites a encadenar sucesivamente campeonatos y subcampeonatos durante una década completa a partir de 1965, el terror que sembraron los aficionados del Leeds se extendió a territorio continental durante los partidos de las Copas de Europa. Para completar el círculo vicioso, el estilo de juego del Leeds United de los setenta reforzaba la agresividad de sus hinchas. El equipo de Revie se caracterizaba por su disciplina, su futbol áspero y determinado y su constante intimidación hacia sus rivales. Encabezados por futbolistas rocosos como Jack Charlton (jugador del año en 1967), Billy Bremmer (jugador del año en 1970) o Norman Hunter (jugador del año en 1973), los Whites se metieron hasta la final de la Copa de Europa de 1975, donde cayeron con el mítico Bayern Munich de Franz Beckenbauer. Luego del escándalo provocado por Naranja mecánica, el “hooliganismo” man108 La Isla del Futbol


Leeds Station: Hooliganism II. Leeds United FC: El efecto naranja mecánica

tuvo una fuerte presencia en la Isla durante al menos 15 años más. El problema tuvo altísimos costos humanos, sociales, económicos y diplomáticos para el gobierno británico. Las bandas de hinchas violentos se convirtieron en grupos bien organizados donde las jerarquías, los valores y los sistemas de comunicación fortalecían los lazos entre sus integrantes. El asunto se volvió un dolor de cabeza para la primer ministro británica Margaret Thatcher, que cada vez que viajaba al extranjero se avergonzaba de lo que los hinchas ingleses provocaban en los estadios europeos. El Dr. Rogan Taylor, un viejo lobo de mar en el tema, que en sus ratos libres desayuna con David Davies (director de la FA) o cena con viejas glorias del Liverpool FC como Alan Hansen o Phil Thompson, descifró para nosotros la combinación sociológica que le dio vida al “hooliganismo” en la Isla: “Si al espíritu envalentonado de los ingleses le agregamos su incombustible pasión por el juego que ellos inventaron, le añadimos leyes ineficaces, estadios viejos y le sumamos éxito internacional de los clubes británicos en los setenta y ochenta, al final tienes un problema crónico como el “hooliganismo”. Que el inglés promedio vista veraniegamente cuando hay bajas temperaturas o que ande con la cabeza rapada no es obra de la casualidad. Los habitantes de este país siempre han visto a cualquier enemigo de igual a igual, en fortaleza física, en estatura, y ese espíritu guerrero es parte de su código genético. Sólo así es posible explicar cómo una isla, relativamente pequeña, fue capaz de convertirse en el imperio colonial más importante en los últimos 300 años, y sólo así podemos comprender por qué Estados Unidos siempre se ha aliado con los ingleses para ir a las guerras”. Según Taylor, que vivió en carne propia la tragedia de Heysel (donde murieron 38 personas) como hincha del Liverpool FC, si a la combinación de estos elementos le agregamos la presencia de un gobierno conservador que reaccionó muy tarde para resolver el problema (y cuando lo intentó el antídoto resultó peor que la enfermedad), todo esto derivó en lo que hasta el momento han sido la mayores tragedias futbolísticas de este país: el incendio en Bradford (56 muertos) en 1985 y el aplastamiento en Hillsbrough en 1989 (96 muertos). Aunque estos dos desastres tuvieron que ver más con la vetusta estructura de los estadios y el deficiente manejo las masas que con actos vandálicos, los siniestros fueron los catalizadores del cambio. Aun cuando los clubes ingleses habían sido expulsados por la UEFA de toda competencia europea en 1985 (tras el desastre de Heysel), la primer ministro Margaret Thatcher formó una comisión especial en 1989 para encontrar solución al problema. Luego de un año de trabajo exhaustivo en la revisión de los estadios y el análisis de los incidentes, el Taylor Report, encargado al lord Justice Taylor (que no tiene nada que ver con nuestro amigo y maestro Rogan Taylor), dictó una serie de medidas que iniciaron la metamorfosis del futbol inglés: eliminación de las terraces y de las vallas que separan a las tribunas del terreno de juego, la modernización obligatoria de todos los estadios de Primera División (por lo que el gobierno creó un fondo económico para este efecto), la implementación de circuitos cerrados de televisión en las gradas, la creación de un sistema de identificación para los aficionados, así como la constitución de un marco legal específico La Isla del Futbol 109


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para el futbol. Esto terminó por lavar la cara del futbol inglés y generó el ambiente propicio para la formación de la Premier League, lo que trajo consigo un boom comercial. Una vez más, la Isla marcaba las transformaciones del juego: “Aquí fue donde se reglamentó, donde se profesionalizó, donde por primera vez se televisó, donde se comercializó, se ‘hooliganizó’, y donde se reformó”, concluyó Rogan. El “hooliganismo” no ha sido erradicado de la Isla; pero al menos, el virus ha sido alejado en gran medida de los estadios. Los enfrentamientos entre las firms ahora se dan en otros sitios: terrenos baldíos, parques públicos, calles aledañas o cuando los clubes ingleses visitan a sus rivales de copas europeas en países menos capacitados para manejar masas. A pesar de los esfuerzos gubernamentales y el trabajo comunitario de los clubes, nuestra amiga Liz aseguró que The Service Crew sigue viva en Leeds. Ya no visten de blanco, ni usan el bombín ni el bastón negro, como lo hiciera Alex DeLarge en el filme de Kubrick. Pero transmiten, generación tras generación, su “subcultura”, sus leyendas grupales, sus valores colectivos. De hecho, no hace mucho, en la primavera del 2000, se volvió a hablar de ellos mundialmente cuando Christopher Loftus y Kevin Speight, dos jóvenes hinchas del Leeds United, murieron apuñalados en Estambul a manos de hooligans del Galatasaray antes de un partido de la Copa UEFA. LEEDS UNITED FC Sobrenombre: “The Whites”, “United”, “The Peacocks”. Fundación: 1919. Localización: Leeds, West Yorkshire (a 200 millas de Londres). Estadio: Ellan Road (Capacidad: 40, 204). Uniforme: Camiseta y short blancos. Rivales: Bradford City, Huddersfield Town, Manchester United. Pubs cercanos al estadio: Old Peacock, Dry Salters. Curiosidades: El club es un escandaloso ejemplo de mala administración. Alcanzó las semifinales de la Champions League en el 2001, y tras despilfarrar una fortuna en salarios y compra de futbolistas, se fue la quiebra. Sufrió el descenso de la English Premier League, y para el 2007 se encuentra en tercera división.

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Charlton: El comunitario Charlton Athletic FC

H ay clubes que más allá de presumir trofeos, se regodean contando las temporadas consecutivas que llevan jugando en la demandante Premier League. Este

es el caso del Charlton Athletic FC, un modesto equipo del sur de Londres, que después de pasar casi una década en el inframundo, se ha ganado el respeto de la industria gracias al desarrollo de programas comunitarios. Entre 1984 y 1992 los Addicks tuvieron que jugar como “arrimados” en Selhurst Park, estadio del Crystal Palace, y en Upton Park, casa del West Ham United, a causa de los terribles manejos administrativos que pusieron al club al borde de la banca rota y le obligaron a cerrar The Valley, su humilde estadio. Sin embargo, durante la década de los noventa, el Charlton Athletic resurgió gracias a la visión de sus nuevos directivos. Los Addicks, llamados así por un local de fish and chips en el que antiguamente cenaban los jugadores tras los partidos, apenas han ganado una la FA Cup. Esto ocurrió en 1947, así que en el plano deportivo, la marca no tiene absolutamente nada que hacer contra el Arsenal, el Tottenham, el West Ham United, y ahora contra el Chelsea, los equipos más ganadores de la ciudad. La nueva administración comprendió que el activo más valioso del club era su pequeña pero leal afición, es decir: la gente que durante ocho años soportó el exilio del equipo y que se movilizó para reabrir el abandonado The Valley. Por ello, el Charlton Athletic llevó a cabo una estrategia basada en el desarrollo de programas comunitarios para fortalecer su marca desde el ámbito social, a falta de trofeos o tradición. En la actualidad, el club es visto como un líder de su comunidad y una organización ejemplar de la Premier League; cuenta con 15 empleados dedicados exclusivamente a la loable tarea de estrechar relaciones con los aficionados y desarrollar programas que incrementen el bienestar social. La organización tiene como misión incluir a todos los segmentos de la población: discapacitados, jóvenes delincuentes, estudiantes de bajo rendimiento, y diversas actividades que van desde clínicas futbolísticas, futbol femenil, hasta cursos de capacitación. La página de internet del club fue diseñada para facilitar su navegación a débiles visuales, mientras que The Valley mantiene, entre muchos otros proyectos, una campaña permanente para acabar con el racismo. Nick Wilde, consultor independiente que ha trabajado con los directivos del Charlton Athletic, aseguró que el desarrollo de programas sociales es una vía garantizada para construir marcas en el futbol (independientemente del éxito deLa Isla del Futbol 113


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portivo que pueda tener el equipo en cuestión). Wilde cita los casos de clubes como Manchester City o Sheffield Wednesday, que aun cayendo hasta la Second Division (tercera división) mantenían sus estadios llenos debido a los vínculos que han desarrollado con sus comunidades. El ejemplo del Charlton Athletic deja claro que la clave no es sólo la buena voluntad sino las sinergias que un club puede crear con sus socios comerciales para influir en la comunidad. Además de la labor altruista, las empresas involucradas ganan presencia en el mercado, imagen y compromiso, por parte de la gente, a largo plazo. Los Addicks dicen ser el equipo más admirado del Reino Unido en este renglón y han empezado a exportar su modelo, en forma de academias de futbol, a Estados Unidos, Sudáfrica y otros países de Europa. El asunto radica en ver hasta dónde es posible mantener funcionando el proyecto comunitario al margen de los éxitos deportivos y qué tan lejos puede llegar la marca sin ese importante catalizador. CHARLTON ATHLETIC FC Sobrenombre: “The Addicks”. Fundación: 1905. Localización: Sureste de Londres. Estadio: The Valley (Capacidad: 27,111). Uniforme: Camiseta roja, short blanco. Rivales: Crystal Palace, Millwall & West Ham. Pubs cercanos al estadio: The Antigallican, Rose of Denmark. Curiosidades: Se trata de un club con una gran orientación hacia su comunidad y cualquier abonado (Season Ticket Holder) puede postularse para presidente. En su mesa directiva siempre hay un lugar para un aficionado. Curiosidades: Se trata de un club con una gran orientación hacia su comunidad y cualquier abonado (Season Ticket Holder) puede postularse para presidente. En su mesa directiva siempre hay un lugar para un aficionado.

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Manchester Victoria Station: Man United conquista el mundo

T ardé 29 años en visitar Old Trafford. No es que me resistiera, pero tenía algunas escalas prioritarias en mi peregrinar. Uno no puede andarse metiendo en la casa de

los rivales si primero no rinde culto en la propia. Así que hubiera sido imperdonable conocer el Teatro de los Sueños antes que Anfield, la casa del cinco veces Campeón de Europa: Liverpool FC. Finalmente, un sábado tomé el tren a Manchester para conocer las entrañas del club más rico del mundo. En el trayecto, me puse a hacer memoria de cómo el Manchester United se puso a la cabeza en la industria del futbol. Y digo “industria” porque el equipo de Trafford fue el primero en entender las oportunidades que el nuevo mercado mundial ofrecía a los clubes de élite. Habrá sido hace diez años cuando el United se atrevió a explorarlo. Ahora, clubes del mismo calibre explotan las brechas comerciales que el Manchester United inauguró con éxito: internet, marketing global, consolidación de una marca, expansión al poderoso mercado asiático, canal propio de televisión propio, etcétera. Por ello, la visita al gigantesco teatro de Old Trafford tiene carácter de obligatoria. Es una de esas mecas deportivas como Yankee Stadium, Wembley, Madison Square Garden, Maracaná, Las Ventas, a las que se debe tratar de ir, al menos, una vez en la vida (y con más razón si vives a sólo 28 millas de distancia, como es mi caso). El partido resultó una aburrida rutina para el Manchester United. Desde el primer minuto, tomó por las solapas al desdentado Charlton Athletic y lo zarandeó hasta dejarlo sin fuerzas. La renta fue discreta para la clase de felpa que el United le acomodó a The Addicks. Cuando ya me estaba aburriendo de la brutal diferencia y el frío me estaba paralizando en la grada, Ryan Giggs se coló por la banda derecha, metió centro al segundo palo, un pelirrojo se frenó en seco, perfiló la pierna derecha, inclinó el cuerpo, apuntó al cielo y… ¡Dio en el blanco! Lo confieso, el gol me arrancó una mentada de madre (en español, por supuesto). Son de esas frases que te salen de bien adentro. Fue uno de esos goles que no se te olvidan nunca. Me dieron ganas de irme en el acto. Sabía que la tarde no me iba a regalar más. Si antes del gol, las £29 ($613) que me costó el boleto habían valido el gasto, después del remate no me importaban nada. El autor de la descomunal tijera se llama Paul Scholes; toda la vida ha sido mejor jugador que Beckham. Triunfaron juntos en el Manchester United de Ferguson. Han ganado los mismos títulos. Scholes ha fallado menos penalties, pero el problema es que Paul es un poco más discreto que el buen David. Después del gol me puse a hojear el programa del partido, escuché los impreLa Isla del Futbol 117


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sionantes cánticos que le dedicaron al capitán Roy Keane, y el cañón que Wayne Rooney tiene por pierna derecha. Al salir me comí una hamburguesa grasosa (no había de otra) y abordé el tren de regreso a casa. Dormí el resto de la tarde. Y es que en días como ése no vale la pena ver más futbol porque todo lo demás palidece. MANCHESTER UNITED FC Sobrenombre: “Red Devils”, “United”, “Man U”. Fundación: 1878. Localización: Manchester (Noroeste de Inglaterra). Estadio: Old Trafford (Capacidad: 76, 312). Uniforme: Camiseta roja y short negro. Rivales: Liverpool, Arsenal. Pubs cercanos al estadio: The Trafford, Sam Platts y The Bishops Blaize, no permiten la entrada a aficionados vestidos con los colores del equipo visitante. Curiosidades: En el 2006, el magnate estadounidense Malcolm Glazer compró el 99% de las acciones del club. Los accionistas inconformes usaron ese dinero para crear el United FC, un equipo que arrancó en la última división del futbol inglés y que en su primer año subió de categoría. A pesar de ser un club nuevo disputan sus partidos ante ocho mil aficionados.

MANCHESTER CITY En nuestra visita a Manchester, Stevey Sayer nos comentó: “Nos encantaría hacer lo que los equipos de la NFL o de las Grandes Ligas en cada partido. Eso te ayuda a generar mayores ingresos. Por desgracia el clima no es favorable, además hay algunos fans muy tradicionalistas para los cuales todo esto es molesto. En Inglaterra, parte del ritual para ver el futbol consiste en juntarse al menos una hora antes con tus mates en un pub cercano al estadio para tomar unas pints. Contra eso no podemos luchar, así que ofrecemos otros atractivos que le importan aún más a nuestros fans: seguridad, instalaciones, comida de calidad. En pocas palabras los tratamos como verdaderos clientes. Para muchos clubes esa es la verdadera brand experience.

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Toxteth: Un scouser llamado Wayne Rooney

He’s fat, he’s scouse, he probably robbed your house.

P ara hablar de Wayne Rooney, lo primero que hay que hacer es definir a un scouser: cabello casi a rape, mirada de boxeador, cara cuadrada, nariz chata, ropa

deportiva, tenis blancos, “bien pinches blancos” (como diría Ruth, nuestra amiga de Sheffield) y acento indescifrable. Son como lobos blancos: se confunden, no le temen al frío y siempre andan en grupo. Su voz retumba en las paredes como un inevitable rasgo de autenticidad. Son tipos duros y de puños rápidos; bebedores de cerveza oscura y amarga. Siempre dan la cara. Si por error les sostienes demasiado la mirada te pones en riesgo de nocaut. Son los nietos de un puerto viejo y los hijos de una generación deprimida. “Fuck…ing scouse bastard”, “Feed the scousers”, les gritan los del millonario Manchester United. Ellos responden siempre, como hacen los del barrio contra los del centro. Wayne Rooney es uno de ellos. Nunca podrá ocultarlo, pero tampoco le interesa hacerlo. Es un scouser en toda la regla. Se forjó en los callejones de Croxteth, donde más vale ser retador e irreverente. Dueño de una pegada sísmica y un temperamento de tormenta, el chico reventaba a balonazos los botes de basura mientras soñaba jugar en el Everton. Un sábado lo vimos en Anfield. No era la primera vez. Teníamos rato dándole seguimiento a sus explosiones. Será porque en el fondo cada scouser con el que nos cruzábamos por la calle nos recordaba a Rooney. Los hinchas del Liverpool lo fastidiaron todo el partido. No hay ciudad en Inglaterra donde se odie tanto al Manchester United. The Kop es la tribuna más famosa del futbol inglés. Ocupa la cabecera que da al viejo Anfield Road. En su mejor época llegó a concentrar a 30 mil hinchas, todos hombres, que se pasaban tres horas apiñados de pie cantándole a un Liverpool que durante los setenta y ochenta era temido en Europa. Dicen que para entrar o salir de la mítica grada había que batallar a empujones media hora: por lo que era común terminar viendo el partido entre riachuelos amarillos que escurrían escalón por escalón. Hoy la gran terraza ha desparecido para dar paso a una tribuna de unos 18 mil asientos que sigue siendo el alma del Liverpool y el lugar más sagrado del club. Por eso, el último gesto de Wayne Rooney ha resultado tan escandaloso como atrevido. La fotografía ya es histórica. Rooney cara a cara con el monstruo, erguido como un conquistador, con las manos detrás de las orejas para regodearse ante los cantos de odio que emanaban de The Kop. No ha habido nada preparado. Ha sido una expresión súbita de personalidad. La celebración de ese gol decisivo nos ha dejado ver al león que se encierra en el cuerpo de este chico de 19 años. En una época en la que el futbol inglés está marcado por las modas y desventuras La Isla del Futbol 121


del rey David, aparece, de uno de los barrios más rancios de Liverpool, un futbolista sin pretensiones de imagen, un delantero que no sabe ser elegante porque juega como ha vivido siempre: como un scouser; un delantero feo, hambriento y egoísta que se quiere tragar el mundo y que está dispuesto a batirse con las bestias. Conquistar la Champions League en el 2005 incrementó las ganancias del Liverpool en 25 millones de libras esterlinas, y redujo la brecha financiera que este club tiene con el Manchester United en el renglón de los ingresos anuales. FUENTE: DELOITTE FOOTBALL MONEY LEAGUE 2007.

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Manchester Piccadilly: George Best o el quinto Beatle I spent a lot of money on booze, birds and fast cars. The rest I just squandered George Best

M anchester, 25 de noviembre 2005. Su rostro vivaracho nos persigue en las portadas de la prensa, en la televisión, en las calles, en las camisetas, en todas partes vemos a Georgie, a Bestie, al quinto Beatle. Dicen que siempre fue un seductor, que pocos podían resistirse al encanto de su personalidad eléctrica. Por eso, la Gran Bretaña ha detenido el futbol 60 segundos para que el mundo sepa lo que estas islas han adorado a George Best. Y mientras los estadios se han llenado de flores para despedir al ídolo, su imagen ha recorrido el país como si se tratase de una última caravana triunfal. Este domingo nos hemos quedado en casa hechizados por la televisión y las páginas con olor a nostalgia de los periódicos. Hemos visto con ojos maravillados las imágenes desteñidas de la BBC, pocas a color, muchas en blanco y negro, al igual que las fotos amarillentas de The Observer. Es como si hubiéramos descubierto un viejo libro de piratas y la historia se nos hubiera metido hasta los huesos. Best fue el primer pop-baller mediático, el Beckham original, el icono fashion de una generación, un futbolista genial capaz de inmortalizarse a pesar de que su talento se expresó siempre al margen de la Copa del Mundo. Con Georgie a bordo, el Manchester United domó al Benfica de Eusebio para ganar la Copa de Europa. Después al chico de Belfast lo coronaron futbolista del año en el Continente. Ahora lo veo construyendo goles “maradonianos” una tarde de invierno o emprendiendo carreras “ronaldinhicas”. Un segundo después, Georgie va a bordo de un Jaguar, al estilo James Bond, perseguido por una docena de minifaldas. Siempre risueño. Luego aparece una foto de sus días felices con Mary Stavin, una rubia que fue Miss Mundo, antes de verlo ejecutar un regate imposible y meterse con el balón hasta la portería. Cada imagen contiene la fuerza y la tragedia del ídolo, la rúbrica del arquetipo. Será por eso que he visto llorar a mucha gente este fin de semana. Me atrevo a decir que he visto lágrimas rebeldes, desobedientes, de esas que nos traicionan y ante las que no te queda de otra más que ofrecer la rendición incondicional. La mayoría han sido tipos duros, hombres de manos ásperas y nudillos agrietados; un ex hooligan de Manchester por aquí, un hincha de ojos viejos por allá, todos seres que llenaron los mejores años de su vida con el futbol melódico de Best y que hoy, en pleno estadio, se saben derrotados por el tiempo.

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El desarrollo de un CRM no es asunto de dinero, sino de cómo un club ha desarrollado su visión estratégica desde el punto de vista comercial para fortalecer sus fuentes de ingreso tradicionales y al mismo tiempo generar nuevas formas para atraer dinero al club. Si una marca en verdad conoce los móviles, necesidades y gustos que sus fanáticos tienen, no hace falta anunciarse en espectaculares. GARETH MOORES, DIRECTOR COMERCIAL; BOLTON WANDERERS FC.

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Dunfermline Station: Dunfermline Athletic, a la sombra de The Old Firm

E scocia no inventó el futbol, pero no se ha quedado atrás en cuanto al amor que siente por el juego. Con 40 equipos profesionales en un país de 5 millones de habi-

tantes, el futbol es un rasgo inherente a la cultura escocesa como lo son también el whisky y el mal clima. Según nuestro amigo Rogan Taylor, durante el último cuarto del siglo XIX, los escoceses le enseñaron dos o tres cosas a los ingleses en lo que respecta al futbol, entre ellas: el juego aéreo, así como la repartición de posiciones defensivas en el campo, ya que al inicio, prácticamente todos los ingleses se lanzaban felizmente al ataque, como ocurría en los campos de batalla. Mientras los ingleses descifraban el extraño estilo de juego de sus vecinos del norte, los escoceses les ganaron ocho de los primeros diez enfrentamientos internacionales que sostuvieron a partir de 1872, y tuvieron dos empates. En otras palabras: “los tenían de hijos”. No hace falta imaginar lo que provocaron los resultados en el orgullo inglés. Sin embargo, Escocia era un país demasiado pequeño como para competir con las potencias futbolísticas que estaban por aparecer en Europa, por lo que su dominio se desvaneció con el tiempo y los ingleses se colocaron en una posición hegemónica. Actualmente, la Scottish Premier League es un microcosmos iluminado por dos soles: Glasgow Rangers y Celtic Glasgow, un par de clubes millonarios que dividen pasionalmente al país y que funcionan también como nichos para las dos iglesias que dominan la fe escocesa: la cristiana protestante, identificada con los Rangers, y la católica, seguidora del Celtic. Entre los dos han ganado 90 de los 108 títulos de liga disputados entre 1891 y 2006. El último equipo capaz de romper la dictadura de The Old Firm, como se les conoce a estos dos clubes por su poderío económico, fue el Aberdeen, que en la temporada 1984-85 se consagró campeón de liga. Fuera de esas excepciones, podríamos decir que en la Scottish Premier League se juegan, extraoficialmente, dos torneos: el que disputan Rangers y Celtic por el campeonato cada temporada, y el que juegan los diez clubes restantes, los cuales están muy lejos de poder competir económicamente con los dos grandes. Por este motivo, The Old Firm ha amenazado varias veces con dejar la Scottish Premier League y mudarse a la English Premier League, para así acceder a un mercado de casi 50 millones de habitantes e infinitamente mayor en lo que se refiere a derechos de televisión, ingresos por boletaje, patrocinios, etc. Sin embargo, los diez clubes que completan la Scottish Premier League, la Scottish FA e incluso The FA, han rechazado esto con el argumento de que la Scottish Premier League se iría a la ruina al perder a sus dos grandes marcas, además de los impedimentos reglamentarios de UEFA y FIFA. La Isla del Futbol 129


Así las cosas, el viaje a Escocia resultaba motivador desde varios ángulos. Además de que al regresar podríamos hacer una escala en Edimburgo, que es una de las ciudades más bellas de Europa, tendríamos también la posibilidad de conocer cómo logran sobrevivir los clubes “terrenales” de la Scottish Premier League bajo la sombra de dos organizaciones de tanta influencia y convocatoria como los Glasgow Rangers y Celtic Glasgow. Dentro de las opciones posibles, Rory Miller, nuestro profesor de Football and Finance y doctor en Historia de los Negocios, nos recomendó el Dunfermline Athletic FC, un club pequeño que estaba destacando en la Scottish Premier League por su modelo de negocios y una gestión inteligente. Una vez confirmada la entrevista con Tracey Martin, directora comercial del club, emprendimos el viaje hasta las tierras del norte. Llegar de Liverpool a Dunfermline nos tomó poco más de cuatro horas. Aquel jueves salimos muy temprano de Liverpool Lime Street Station y tuvimos que hacer un primer transbordo en Warrington Central, una pequeña población que se encuentra a sólo 20 minutos del puerto y que es sede de la tienda IKEA de la región. Ahí, todavía adormilados, tomamos el tren directo a la estación de Edimburgh Haymarket, para posteriormente abordar el Scotrail a nuestro destino final: Dunfermline Town Station. Ese último trayecto nos regaló paisajes descomunales: bosques, lagos, montañas, ríos, todo verde y frío, fruto de la humedad permanente que reina en las Highlands. Para ponernos a tono con el ambiente escocés, aprovechamos el viaje para ver un par de películas: primero Braveheart de Mel Gibson, que la teníamos muy a la mano, y luego A shot at glory, una cinta desconocida para nosotros, estelarizada por Robert Duvall, Michael Keaton y Ally McCoist, este último, un ídolo del futbol escocés y máximo goleador en la historia del Rangers, en su debut como actor de cine. La película relata la historia de un pequeño club de futbol de la segunda división escocesa, el Kilnockie FC, el cual gracias al impulso del pueblo, la pasión de su entrenador (Robert Duvall), las presiones del dueño (Michael Keaton) y los goles de McCoist, un veterano goleador acabado por el alcohol, logra llegar hasta la final de la Scottish Cup, en la que cae en penalties ante el Rangers. Como sucede en la mayoría de las historias del futbol escocés, el final no es feliz. La cinta resulta mejor lograda de lo que inicialmente pudiera pensarse, y nos sirvió para adentrarnos en la cosmogonía de esta liga donde muchos aficionados saben de antemano que su club nunca será campeón mientras existan en el mundo el Celtic y el Rangers, o mientras no ocurra un fenómeno muy extraño en el planeta. Dunfermline fue alguna vez la capital de Escocia. En sus tierras descansan los restos de muchos reyes y reinas, entre ellos los del famoso Robert I, The Bruce, que junto con William Wallace, mejor conocido como Braveheart, es uno de los máximos héroes de la antigua lucha escocesa por independizarse de la Corona Inglesa. El Dunfermline Athletic FC es, desde hace mucho, una de las organizaciones centrales para la comunidad. Más allá del futbol, el club es visto como una institución que participa activamente para lograr los objetivos de la ciudad y mantener el equilibrio social. La historia de esta modesta organización se remonta a una lluviosa noche de 1885 cuando los clientes habituales del Dunfermline’s Old Inn 130 La Isla del Futbol


Dunfermline Station: Dunfermline Athletic, a la sombra de The Old Firm

Pub decidieron formar un club de futbol. A partir de ese momento y durante los siguientes 70 años, el equipo no generó noticia destacable alguna salvo su cambio de colores en la camiseta, franjas negras y blancas, lo que nos permite imaginarnos el poco éxito deportivo que tuvo la institución durante ese tiempo. Sin embargo, todo comenzó a cambiar en 1958, cuando Jock Stein, un ex capitán del Celtic, fiel a la religión protestante, se hartó de ser el entrenador del equipo reserva del club y decidió aceptar la oferta como jefe supremo del Dunfermline Athletic. Stein tardó sólo tres años en darle a los Pars, como popularmente se les conoce, su primer título grande: la Scottish Cup. Aquella victoria dio inicio a una época brillante para la institución, la cual se prolongó durante toda la década llevando al equipo a competir en Europa durante siete temporadas. El Dunfermline Athletic repitió como ganador de la Copa de Escocia en 1968, y una temporada después alcanzó las semifinales de la Recopa de la UEFA. Entre los futbolistas estelares de aquellos tiempos figuraba un brioso delantero llamado Alex Ferguson, que hoy ostenta el título de Sir por la Corona Británica y es un icono del Manchester United. Pero en un país como Escocia no había lugar para otro equipo grande, así que poco a poco el aura ganadora del Dunfermline Athletic fue desapareciendo y el equipo regresó a su constante lucha por la permanencia en la división de honor, con eventuales periodos de protagonismo. Aunque en los ochenta tuvo un resurgimiento bajo el mando de Jim Leishmann, en los noventa el club se convirtió en un equipo “yo-yo” que osciló entre la primera y la segunda división, hasta que por fin, en el 2004, los Pars regresaron a una final de Copa donde cayeron, esta vez, ante el poderoso Celtic. Nuestro primer encuentro con el Dunfermline Athletic fue, por supuesto, su estadio: East End Park, una modesta construcción pintada de rojo con capacidad para 11,998 espectadores, un típico estadio británico, de forma rectangular, con sus cuatro tribunas separadas entre sí. Si bien la cancha no amedrenta a nadie, el Dunfermline Athletic es un equipo pequeño con prácticas de club grande. De acuerdo con Tracey Martin, directora comercial de la organización, este poblado de apenas 60 mil habitantes, enclavado junto al río Forth en el sur de Escocia, ha logrado extender su mercado hasta Edimburgo y algunas villas aledañas. Lo interesante es que a pesar de lo limitado que pudieran parecer los recursos de los Pars, Martin nos sorprendió por su profundo conocimiento de sus consumidores y la detallada información que tenía a la mano para tomar decisiones. Este aspecto, conocido como CRM (Customer Relationship Management), era justamente el que, por sobre todas las cosas, nos había llevado hasta Dunfermline. A pesar del tamaño del club, el Dunfermline Athletic resultaba un gran ejemplo de cómo, con recursos limitados, es posible incrementar el valor comercial de la organización y desarrollar una lealtad extraordinaria entre los aficionados. El CRM es un concepto ampliamente usado en otras industrias, preferentemente las de servicios, siendo el objetivo principal conocer a detalle quién es su consumidor, sus hábitos, el segmento al que pertenece, su estilo de vida, su frecuencia de compra, etc. Esta herramienta llegó desde hace tiempo al futbol británico y prácticamente La Isla del Futbol 131


todos los clubes están apostando decididamente por ella, pues conocer al 100 por ciento a tu grupo objetivo no sólo te permite vender más de lo que ya produces, sino también te abre las puertas para desarrollar unidades de negocio paralelas a tu core business (tu giro principal). “En la última década los clubes británicos hemos comprendido que debemos ver a nuestros aficionados como nuestro activo principal. La agencia Deloitte & Touche lo explica de manera muy simple: No fans: No value. Y esto nos lleva a una conclusión muy básica, pero que a los clubes de todo el mundo les ha tomado muchos años aceptar: hay que tratar a los aficionados lo mejor posible; sin ellos, no somos nada. Y para tratarlos como se merecen, hay que conocerlos mejor que nadie. Por esto, muchos clubes en el Reino Unido están operando sistemas de membresía no sólo como vías para generar ingresos extra y como un vínculo para desarrollar relaciones de larga duración con sus consumidores, sino también como una herramienta para construir extensas y confiables bases de datos que pueden ser comercializadas de muchas maneras”, comentó Martin. En este sentido, un gurú del marketing como Phillip Kotler identifica cuatro pasos básicos en el proceso de construcción de una base de datos. Primero: la organización tiene que decidir qué tipo de información va a recolectar (transaccional, demográfica, psicográfica, etc.) Después, el reto estriba en conseguir esa información. El tercer paso es clasificar y mantener esa información vigente a través del tiempo. Y en cuarto lugar, la empresa debe decidir cómo va a utilizar esa información. Esta última etapa es conocida como Database Marketing. Como siempre, el asunto suena fácil en las palabras de Kotler. Sin embargo, Martin compartió con nosotros el difícil proceso de poner en marcha esta actividad dentro de un club de futbol: “Muchas personas quieren venderte sistemas de captación de información, pero lo mejor viene después. Nosotros nos dimos cuenta de que los softwares y la captación de datos no hacen magia. Requieres de gente capacitada para interpretar la información y desarrollar estrategias puntuales; de lo contrario, el sistema de CRM puede convertirse en un costoso elefante blanco dentro de la organización. De nada sirve tener un cúmulo de información si no la clasificas adecuadamente, la usas como base para el desarrollo estratégico y la vuelves atractiva para tus socios comerciales. Pese a este riesgo, inclusive un club como el nuestro, con una población tan pequeña como lo es Dunfermline, ha apostado por el CRM con grandes resultados. Este sistema nos permite estar mucho más cerca de nuestros aficionados que otros clubes y así mantener nuestro esfuerzo permanente por desarrollar la marca”. Kevin Roberts, CEO de la agencia Saatchi & Saatchi y autor del estupendo libro Lovemarks: The Future Beyond Brands, alerta sobre uno de los problemas del CRM y sostiene que en esta búsqueda de mejores prácticas muchas marcas están perdiendo el vínculo emocional con sus consumidores, el cual los llevó a ubicarse en una posición de privilegio. Roberts piensa que muchas empresas se han convertido en “medidoras de datos” de la peor clase y se han olvidado de la dimensión íntima que debe existir entre la marca y los consumidores. Están ignorando el poder de la inti132 La Isla del Futbol


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midad, de la cercanía, y eso es lo único que puede hacer que una marca se convierta en una marca emocional o lovemark, como Roberts las llama. Esto definitivamente no está ocurriendo en Dunfermline. Martin asegura que, con todo y los sistemas de CRM, el club sigue tratando a sus aficionados de forma humana y se ha preocupado por escuchar lo que necesita la localidad. No por nada la organización es vista como The Community Club, y además del futbol realiza concursos de lotería, actividades benéficas y eventos diversos que involucran a la gente del pueblo, sin importar cómo anda el equipo en el aspecto deportivo. En este sentido, la visión de Martin va de acuerdo con los planteamientos de Kotler, que sostiene que la misión de los clubes en la relación con sus hinchas debe basarse en hacer crecer ese capital social como eje del desarrollo del club. En otras palabras, Morrow deja claro que los aficionados son los consumidores primarios de los clubes de futbol más allá de las relaciones complementarias que los clubes puedan tener con sus patrocinadores, gobiernos locales u otras organizaciones. La relación que los hinchas tienen con su club es la que termina por desencadenar esas asociaciones, su valor comercial y la que cierra el círculo del negocio. Es por esto que durante nuestra entrevista en Dunfermline, Martin siempre puso por delante que el Dunfermline Athletic pone su marca en el centro de la estrategia, como el elemento emocional que genera sentimiento de pertenencia y transmite una serie de valores compartidos por la comunidad, como un diferenciador fundamental. “Que el estadio esté lleno para cada partido no es casualidad. En este club creemos que es nuestro deber enamorar todos los días a nuestros aficionados porque queremos tener una relación de por vida con ellos”, concluyó Martin antes de despedirnos de su modesta oficina. Y con esa sensación tomamos el tren en Dunfermline Town Station rumbo a la capital escocesa. Aunque quizá pase mucho tiempo para que este club vuelva a tener una oportunidad de competir cara a cara con los poderosos Celtic o Rangers por un título de Copa, la gente de este pueblo sabe que el Dunfermline Athletic está muy cerca de ellos. Y es que a fin de cuentas, así, entre amigos y en la intimidad, una noche lluviosa de 1885, surgió la idea de fundar al Dunfermline Athletic FC. Esa tarde, ya instalados en el Mathers Bar, uno de los pubs con más tradición de Edimburgo, ubicado en Queensferry Street, un escocés pelirrojo, regordete y muy alegre, nos preguntó si simpatizábamos con Rangers o con Celtic. Sin tener que ponernos de acuerdo, le contestamos que con ninguno de los dos porque en Escocia éramos del Dunfermline Athletic FC. Sobra decir que el tipo se echó a reír. DUNFERMLINE ATHLETIC FC Sobrenombre: “The Pars”. Fundación: 1885. Localización: Dunfermline, Fife (a 41 millas de Glasgow). Estadio: East End Park (Capacidad: 12,000). Uniforme: Camiseta a rayas blancas y negras, short blanco. La Isla del Futbol 133


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Rival: Falkirk. Pubs cercanos al estadio: The Elizabethian, Sinky’s. Curiosidades: A pesar de haber perdido la categoría en la Scottish Premier League en mayo del 2007, su condición de subcampeones de la Scottish Cup los calificó a la Copa UEFA, por lo que en la misma temporada jugaron en la segunda división y en una competición europea.

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E n el Jacaranda, uno de los pubs con más historia en Liverpool, localizado en Slater Street, hay un cuadro que el ex dueño del lugar, Alan Smith, dejó a la vista

de todos para recordarles que olvidar es casi un pecado en este puerto. Se trata de una fotografía escolar, una de esas largas y rectangulares, tomada en los cincuenta. En ella hay un centenar de adolescentes, todos ellos estudiantes de lo que en su momento fue el Liverpool Institute for Boys, que se ubicaba justo enfrente de la Catedral Anglicana. En la imagen están señalados dos chicos que formaban parte de la generación de 1953: George Harrison y Paul McCartney. Y es que sin importar los tiempos, la gente del Merseyside se empeña en conservar pedazos de historia por toda la ciudad. Puede ser The Cavern, el sótano lóbrego de Mathew Street donde se hicieron famosos The Beatles y en el que pasamos noches inolvidables de buen rock; el cascarón de una iglesia bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, hoy convertida en un jardín encantador sobre Fleet Street; o la vetusta banca del cementerio que se encuentra al pie de la gigantesca Catedral Anglicana en la que nos sentábamos a darle batalla a la melancolía. Si algo saben hacer los scousers es recordar. Y es que este fue alguna vez el puerto más importante del mundo. Desde aquí, la Corona Británica gobernó los mares y catalizó el comercio hacia el resto del mundo en el siglo XIX. El Albert Dock fue la última escala en el viaje de la mayor parte de los esclavos negros capturados en África y también desde estas tierras se embarcaron miles de personas perseguidas y hambrientas rumbo a América. Pero la suerte tiene tantas caras como la Luna, y un día de 1939 la fortuna de los habitantes del Merseyside, como sucedió también con millones de personas alrededor del planeta, dio un violentísimo viraje. Después de Londres, Liverpool fue una de las ciudades más castigadas de Inglaterra por los bombardeos de la Luftwaffe. El puerto quedó destruido, al igual que gran parte de la localidad, y al terminar la Segunda Guerra Mundial los navíos mercantiles buscaron puertos alternos en la Isla, los cuales terminaron acaparando las rutas comerciales como sucedió con Southampton, Bristol y Plymouth. Así, Liverpool dejó de ser el gran puerto de Europa. Alguna vez, nuestro maestro y amigo Rogan Taylor nos dijo que el problema fue que, dentro del nuevo orden mundial que había instituido la Segunda Guerra, Liverpool había quedado del lado equivocado de la La Isla del Futbol 137


Isla porque a partir de 1945 Inglaterra perdió la mayoría de sus colonias, incluidas sus islas en el Caribe, y comenzó a mirar de otra manera a Europa, con la que poco tiempo después formó un bloque económico. A pesar de que el puerto se las vio grises en los cincuenta y sesenta, en medio de la recuperación de la posguerra, y negras en los setenta y ochenta tras la depresión comercial y la pérdida de miles de empleos, los liverpoodlians son tipos que encaran el destino con humor. Se han forjado como veteranos de la vida dura y por eso, cada vez que invocan con fuerza su pasado, terminan por traerlo de regreso. Porque cuando la gente del Merseyside cree, algo pasa. Cuando la gente de este lugar se contagia de fe, su mundo cambia. Y así provocaron juntos el milagro de The Beatles en los sesenta, así impulsaron al Liverpool FC a conquistar Europa en los setenta y ochenta, y de la misma forma han recobrado la vitalidad de una ciudad en completa renovación que se ha ganado el derecho a ser capital europea de la cultura en el 2008. El estadio de Anfield es otra de esas obras construidas con las piedras de la memoria. La cancha es una de las marcas de identidad de la región. Ha soportado las pruebas del tiempo y el fracaso; el auge económico del puerto, las heridas de la guerra y la depresión “thatcheriana”. Hace cuarenta y tantos años, Bill Shankly, el hombre que sacó al Liverpool FC de los infiernos de la Segunda División para convertirlo en un equipo amenazante, se propuso hacer de Anfield un bastión invencible, un campo que todo el mundo respetara. El día que a un ingenuo jugador rival se le ocurrió preguntar antes del partido: “¿Y… cómo se llama este estadio?”, Shankly se puso tan furioso que mandó colocar, justo sobre el estrecho túnel que lleva a la cancha, un letrero que marcó para siempre el carácter del escenario: “This is Anfield”. Más que una bienvenida, la frase de Shankly era una advertencia para los visitantes y un recordatorio místico para sus futbolistas. A pesar del dominio reciente que han ejercido Manchester United y Arsenal dentro de la Premier League, el Liverpool FC se mantiene, gracias al legado de entrenadores como Bill Shankly, Bob Paisley y Joe Fagan, como el club inglés más exitoso de la historia. En un período de 18 años, entre 1973 y 1990, los Reds ganaron once títulos de liga (y cuando no lo pudieron hacer, terminaron siempre segundos, a excepción de un año). En el mismo lapso ganaron tres FA Cups, cuatro Copas de Liga, cuatro Copas de Europa, dos Copas de la UEFA y una Súper Copa Europea. Todo esto sin incluir los logros más recientes como la Copa UEFA del 2001 y por supuesto esa inolvidable quinta Copa de Europa que nos tocó vivir durante nuestra etapa como estudiantes universitarios. Esa aura triunfal persiste hasta hoy. Pocos estadios en el mundo rugen como lo hace Anfield y poseen el halo de la invencibilidad. Su tribuna más emblemática, The Kop, llamada así en honor a los soldados caídos en la batalla de Spion Kop en Sudáfrica durante la Guerra de los Boers, es una garganta de dimensiones pantagruélicas que aturde a los equipos visitantes. Dicen los scousers que “in the old good days” (en los buenos viejos tiempos) de las terraces, ese graderío, por sí sólo, llegó alojar hasta 27 mil jóvenes que vivían de pie todo el encuentro detrás de una de las porterías. Johnny, un viejo judío que lleva 55 años asistiendo a Anfield, cuenta que, en los 138 La Isla del Futbol


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sesenta, The Kop tenía un solo cuarto de baño, y llegar hasta él resultaba imposible por la cantidad de gente que se apiñaba en la tribuna, por lo que litros de orina bajaban como riachuelos por los escalones, provocando una experiencia sensorial que algunos aficionados hardcore del futbol, aún hoy extrañan. Actualmente, The Kop es el graderío más famoso del futbol inglés y aunque las terraces fueron sustituidas por butacas numeradas, esta inmensa galería resguarda la mística de los Reds al punto que futbolistas como Steven Gerrard o Jamie Carragher, scousers en toda la regla, le manifiestan un respeto muy especial y le atribuyen poderes sobrenaturales. “Espero que esta noche, The Kop succione algunos goles para nosotros”, declaró Stevie G. a The Echo, el tabloide de la ciudad, el día en que el Liverpool FC se jugaba el pase a la final de la Copa de Europa, frente al poderoso Chelsea de José Mourinho, el 4 de mayo de 2005. Aquel martes, fue imposible conseguir un boleto para el estadio, así que desde temprano tomamos un lugar en el Lloyd’s, uno de los antros más concurridos de la plazuela de Concert Square, la cual se convertiría en una caldera de pasiones. Esa noche todo el Merseyside latió al mismo ritmo. En cada pub, en cada casa, se entonó el canto de fe que une a los hinchas del Liverpool. Pocas canciones pueden sintetizar con tal profundidad el espíritu de una región que se niega a rendirse ante los golpes del destino, como You’ll never walk alone. No conozco todavía, dentro del futbol, un himno más poderoso y auténtico. Esa noche, Anfield despertó de un largo sueño inducido por los años de desaliento. The Kop ejerció sus poderes mágicos y, tal y como lo había invocado Gerrard, succionó un polémico gol de Luis García, un balón que apenas traspasó la línea de meta al iniciar el partido. La grada volvió a rugir como cuando los Reds mandaban con puño de hierro en Europa. A partir de ese momento las miradas se encendieron, los corazones se inflamaron y las voces hicieron temblar la tierra. El Chelsea FC, la fantástica criatura creada por José Mourinho, palideció ante esa bestia roja poseída por los demonios que salvaguardan el juego y aquel día todo Liverpool volvió a creerse el puerto más importante del mundo. El fantasma negro de Heysel fue exorcizado. Los 96 muertos de Hillsbrough recibieron un último tributo. Mientras la brújula de Rafael Benítez apuntó hacia el Este, rumbo al estrecho del Bósforo, en Estambul, Turquía…o “Istan-pool”, como desde ese día comenzaron a llamarle. El resto de la historia la conocen todos. El puerto vivió las dos semanas más dulces que se hayan experimentado en las últimas dos décadas. Caminar por Bold Street, la peatonal más famosa de la ciudad, era darse un paseo por el boulevard del optimismo. Toda Inglaterra, incluidos sus distritos aristócratas y sus barrios más cosmopolitas, no tuvo otra opción que mirar hacia el noroeste de la isla, hacia esa ciudad que por unas o por otras, siempre se las arregla para mostrarle al mundo su orgullo indomable, sin importar la dureza de los tiempos. 50 mil hinchas ingleses viajaron hasta la última frontera de Europa para acompañar a sus héroes. Estambul fue tomada por los Reds durante tres días, y la horda tifossi no se dejó ver hasta la noche del partido. El Liverpool y el Milan AC disputaron la final más dramática de la historia. Y luego de ir perdiendo 3-0 al medio tiempo los Reds resurgieron, en medio del canto más febril que hayamos escuchado La Isla del Futbol 139


jamás, para ganar su quinta Copa de Europa en penalties, con una actuación increíble de su portero Jerzy Dudek y con Steven Gerrard como el líder moral que abrió las aguas del mar para que por ahí pasara su gente. Para los que estuvimos esa noche en el estadio Ataturk, de Estambul, la victoria fue un verdadero acto de fe y en particular, el simbolismo más claro de que no nos habíamos equivocado al apostar por Liverpool como sede de nuestra aventura. No hace falta decir que durante el año que duró nuestro posgrado, el Liverpool FC fue, de toda la Premier League, el club con el que más contacto tuvimos. La organización nos abrió sus puertas en varias ocasiones gracias a la estrecha relación que el Football Industry Group, el grupo de profesores e investigadores que le dan sustento al MBA in Football Industries de la Universidad de Liverpool, mantiene con los directivos de los Reds, y en especial con uno de los capitanes que levantó la Copa de Europa en 1981, Phil Thompson, hoy comentarista de televisión para BSkyB. De esta forma, tuvimos la oportunidad de conocer de cerca áreas clave del club y sobre todo la difícil transformación que emprendió la institución. Hasta hace una década, el Liverpool FC operaba todavía como una gran empresa familiar, es decir: había tres o cuatro ejecutivos que ejercían de todólogos y mantenían a flote, como se podía, las finanzas del club. La realidad ponía en claro que uno de los equipos con más seguidores en el mundo era el dueño de una marca subdesarrollada que dejaba ir importantes oportunidades de crecimiento, mientras rivales como el Manchester United expandían su portafolio de productos, lo que les permitía duplicar sus ingresos y reinvertirlos en el ámbito deportivo. Había que renovar al Liverpool FC y la metamorfosis comenzó desde la cabeza. El consejo de accionistas eligió a Rick Parry, el primer CEO de la Premier League, como el hombre que debía encabezar la transformación. Parry llegó como ejecutivo en jefe y acabó con la tradicional posición de presidente honorario. A partir de ese momento el Liverpool FC comenzó a operar como una empresa. Otro de los hombres que llegó para impulsar el cambio fue Les Wheatley, que era el cerebro financiero del Newcastle United, un club que cotizaba en la bolsa, y que a partir del 2000 comenzó a controlar el dinero de un equipo que se ha mantenido fuera de las tentaciones bursátiles. Según cuenta Wheatley, la figura del director financiero es relativamente nueva en el futbol inglés. Hasta hace no mucho tiempo el presidente del club estaba también a cargo del control del dinero de la organización. Wheatley nos recibió una mañana de enero en la sala de juntas del Liverpool FC ubicada detrás de The Kop. Durante el curso de nuestra conversación, el ejecutivo hablaba cual si fuera un director financiero de cualquier marca multinacional de productos de consumo o como el responsable de alguna empresa global de servicios, por lo que le cuestionamos hasta dónde se puede dirigir a un club de futbol bajo un esquema corporativo, sin afectar los intereses de los seguidores. Sin dudarlo respondió: “En realidad no debería haber conflicto alguno; sin embargo, hay directivas que no quieren entender que en esta industria, a diferencia de otras, por más planeación que exista siempre se depende del factor humano y también de la suerte. Por eso, hay que estar preparados financieramente para casos extremos aun 140 La Isla del Futbol


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cuando tengas a grandes jugadores en tu club. No es ninguna novedad saber que de los triunfos en la cancha se derivan los incrementos en valor de la marca y volumen de dinero por concepto de patrocinadores, los montos por la venta de derechos de televisión, la exposición en medios y, consecuentemente, el crecimiento del resto de las unidades de negocio que el club haya desarrollado. Pero como estratega, no puedes permitir que la estabilidad financiera del club y el futuro de tu afición dependan de que un futbolista anote o falle un remate. Así que lo más complicado es lograr que tus indicadores se mantengan al alza, aun cuando las cosas en el terreno de juego no estén saliendo como lo habías planeado, para proteger así el sentimiento de la gente. Durante mi carrera en el futbol he visto muchos casos tristes de directivas que hicieron soñar a sus fanáticos con grandes contrataciones y la posibilidad de subir de categoría, y que poco tiempo después, debido al factor humano que define al juego, se fueron a la quiebra y pusieron al club al borde de la desaparición”. La fundación de la Premier League en 1992, seguida del nuevo formato de lo que era la Copa de Europa en 1999, hoy conocida como Champions League, provocó que se hicieran aún más notorios los errores de planeación en los clubes de futbol. Muchas organizaciones apostaron todos los recursos disponibles al éxito deportivo, creyeron que podían garantizar un mínimo de resultados y, por consiguiente, de ingresos, y cuando por alguna razón fracasaron, estos equipos se fueron al abismo financiero al no poder cumplir con sus compromisos. Bajo el lema de “Compre hoy, mañana ya veremos…”, ocurrieron desgracias financieras como la del Leeds United, un club que en época de bonanza apostó por el dinero de la Champions League y que, al no alcanzar las fases presupuestadas, terminó en bancarrota y perdió la categoría. Una vez que entendimos la problemática, tratamos de encontrar en este experto una fórmula para llevar a buen puerto las finanzas de un club en un ambiente tan caprichoso como el del futbol. Ante nuestro cuestionamiento, Wheatley tuvo una respuesta muy simpática: “Hay que planear para el éxito deportivo, pero siempre hay que estar preparado financieramente para el fracaso. Al mismo tiempo hay que trabajar permanentemente con los acreedores involucrados, ya que esto ayuda a fortalecer las relaciones existentes, en caso de un escenario inesperado. Y por supuesto, una vez que concluye la planeación y comienza la temporada, no olviden siempre cruzar los dedos”. Cuando esto te lo dice el responsable financiero del octavo club más rico del mundo, según la agencia Deloitte, y de una organización que en la temporada 2004-2005 generó £181.2 millones y casi £30 millones en utilidades, algo de cierto debe haber. Además este director cree que incluso dentro de la complejidad de variables que esta industria ofrece, los modelos simples de negocio son la clave del éxito, ya que si bien quien invierte en este deporte no lo hace para volverse rico, sí requiere al menos la garantía de que su inversión será protegida, aun cuando los riesgos han aumentado considerablemente en la última década. Al tiempo que nos mostraba los estados financieros del club durante el ciclo pasado, Wheatley recordaba que existen dos situaciones importantes que quizás no se repiten en otros negocios. La primera es el hecho de que normalmente los La Isla del Futbol 141


equipos no saben planear a mediano plazo, y en aras de conseguir objetivos puntuales inmediatos tienden a repetir errores de manera sistemática, haciendo que estas equivocaciones, eventualmente, se reflejen en el factor cancha. El segundo aspecto a considerar, tal y como nos lo habían anticipado algunos otros directivos, es que en un equipo de futbol todos se consideran expertos inclusive en áreas tan especializadas como la financiera, cuando en la realidad esta industria demanda de manera urgente una mayor profesionalización en los mandos y especialización en cada uno de los motores que mueven a los clubes. Los proyectos de crecimiento del Liverpool son tan ambiciosos que la mente de Wheatley opera pensando en el 2010, año en que el Liverpool planea estrenar, a menos de un kilómetro de donde se encuentra su tradicional cancha, el nuevo estadio de Anfield. Después de la llegada de Wheatley, el tercer hombre contratado por el club, como parte de la gran transformación, fue David de Maestri, un ex ejecutivo de la prestigiada agencia Saatchi & Saatchi, que desarrolló la mercadotecnia del club. Su primer reto fue cambiar la imagen que la institución tenía de sí misma e impulsarla hacia la modernidad. Su contratación fue el primer movimiento para una evolución total. Así que una de las primeras decisiones que tomó De Maestri fue crear la dirección de marca, para que de esa forma le quedara claro a todos los empleados que el Liverpool FC debía dejar de operar exclusivamente como un club de futbol y tenía que verse a sí mismo como una empresa multifacética con diversas unidades de negocio, clientes potenciales en todo el mundo y socios comerciales que requerían una atención especializada. “Nuestra intención es que el Liverpool FC sea el equipo más respetado del mundo. Creo firmemente que nuestra marca tiene todos los atributos para alcanzar ese objetivo. El respeto es el valor que intentamos comunicar en todas nuestras acciones. Podríamos manejar el diferenciador de que somos el club más ganador de Inglaterra; pero creo que, a pesar de nuestros títulos, eso podría ser discutible por la fuerza que han tomado en los últimos años Chelsea, Manchester United y Arsenal, y mucha gente podría debatir la posición de acuerdo a los resultados en el campo. Ningún equipo puede ganar títulos todos los años, por lo que había que buscar otro valor. Sin embargo, nadie puede dudar que por nuestros trofeos, historia, afición y leyendas, somos un equipo que inspira respeto en todo el planeta, y justamente, ésa es la premisa que nuestra estrategia quiere reforzar”, comentó de Maestri. Además, el ejecutivo nos dio una cátedra de manejo de patrocinios y generación de ingresos. “Cuando al final de largas negociaciones se cierra un patrocinio, lejos de ser la culminación de un proceso, se trata en realidad del inicio de una verdadera relación comercial. Ahí es donde el trabajo verdaderamente comienza para el departamento de marketing”, señaló. Uno de los orgullos de De Maestri es la relación que el Liverpool FC tiene, desde 1992, con la cerveza Carlsberg, su patrocinador más importante. El convenio entre las dos organizaciones va mucho más allá del anuncio que los Reds portan en la camiseta. Se trata de la alianza entre dos empresas con un fin en común y objetivos a largo plazo: desarrollar branding, generar altos niveles de impacto de marca y alcanzar mayores ingresos. Por ello, De 142 La Isla del Futbol


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Maestri tiene a un ejecutivo de tiempo completo que se encarga exclusivamente de atender la cuenta de Carlsberg y trabajar las posibilidades del convenio. Para que el Liverpool FC pueda mantener el valor comercial de su paquete de patrocinios, con independencia de lo que ocurra en la cancha, es necesario estar más cerca que nadie de su socio. De esta manera, tanto el Liverpool FC como Carlsberg tienen sinergias que aumentan el valor de las dos marcas y que hacen rendir en ambos sentidos el dinero que se paga por el patrocinio. “Sirve de muy poco patrocinar a un club de futbol por una o dos temporadas. A través de estudios de mercado nos hemos dado cuenta de que aquellas empresas que han mantenido relaciones a largo plazo con clubes, más allá de los resultados en la cancha, son las que mayor provecho le han sacado al dinero invertido. Para muchos aficionados, Carlsberg es algo más que un patrocinador, es parte de la familia del Liverpool FC. Los niveles de impacto son más poderosos de lo que nos imaginamos y las asociaciones siguen funcionando de manera automática muchos años después que los convenios han terminado. Por ejemplo, hemos comprobado que hay gente que sigue relacionando al Manchester United con Sharp, luego de los años que portó ese anuncio en la camiseta, o al Arsenal con JVC. Cambiar cada año de patrocinadores genera un gasto de recursos y energía muy grande para los clubes y los socios comerciales, por lo que la tendencia debe ser forjar relaciones largas”, explicó De Maestri. Sobre este punto, Keld Strudahl, director internacional de mercadotecnia de Carlsberg, asegura que, al margen de todos los beneficios comerciales con los que la cervecera cuenta al patrocinar a los Reds (derechos de imagen, trademarks, promociones cruzadas, servicios de hospitality, etc.) trabajar con un club como el Liverpool les permite acceder a una de las aficiones más leales de la isla y estimular el compromiso entre el consumidor y la marca, ya que también se enganchan a las actividades de CSR (Corporate Social Responsability) que el club realiza en la comunidad, como por ejemplo: campañas de apoyo a la juventud, fomento del deporte, regeneración de espacios urbanos y deportivos, etc. Pero mientras el Liverpool FC se asoció con una de las marcas líderes del mercado, su archirrival de la ciudad, el Everton FC, nos ofreció un ejemplo contrastante de la variedad de opciones que pueden existir en el mundo de los patrocinios. Los Blues, también conocidos como “Toffees”, firmaron en el 2003 un contrato con Chang Beer, una cerveza tailandesa que tiene una participación insignificante en la competida industria británica, pero que domina el mercado tailandés con cerca del 69 por ciento de participación. Si bien Chang Beer confía en que la relación comercial con el Everton les permitirá crecer dentro del mercado inglés, el verdadero motor son los 65 millones de tailandeses que semana a semana siguen la Premier League por televisión en una región donde la fuerza de las ligas locales es insignificante. En este caso, que Chang Beer se asocie con un club de la mejor liga del mundo, que además de darle imagen y sofisticación, le permite llegar cada sábado a la mente de los consumidores en su país de origen. Aunque, inicialmente, la relación entre los “Toffees” y Chang Beer sonaba extraña y poco productiva, la cervecera ha La Isla del Futbol 143


obtenido tan buenos resultados que renovó el patrocinio en el 2006. De esta manera comprobamos que sean cuales sean los objetivos particulares de un patrocinador, queda claro que la tendencia en el futbol inglés es la de crear relaciones comerciales de larga duración que beneficien a ambas partes y, sobre todo, que estén abrigadas por un manejo profesional y una visión estratégica del negocio. En lo que se refiere a marketing internacional, De Maestri mantiene una posición muy crítica. Para el director de marca del Liverpool FC, muchos clubes están emprendiendo aventuras comerciales en el lejano Oriente, siguiendo la exitosa estela que han dejado el Manchester United o el Real Madrid, pero sin conocer exactamente las demandas de sus nuevos consumidores. “El marketing moderno te obliga a segmentar y dividir tu mercado cuantas veces sea necesario a fin de desarrollar estrategias de comunicación y comerciales para llegar de manera exacta a tus clientes. No es posible invertir a ciegas en mercados que no conocemos. Me han preguntado muchas veces, ¿por qué un equipo como el Liverpool no tiene presencia formal en un país como la India donde me aseguran que hay muchos seguidores de la Premier League? Pero yo siempre les contesto con otras preguntas: “¿Qué demandan exactamente esos aficionados? ¿Demandan una camiseta del Liverpool FC? Si se trata de eso, es mejor encomendarle el negocio a Reebok, que tiene ya canales de distribución establecidos y también años de experiencia en ese mercado. ¿Demandan una escuela de futbol? ¿Una gira del equipo? ¿Viajes a Anfield? No lo sabemos todavía, así que primero hay que hacer una investigación exhaustiva al respecto antes de invertir una sola libra. Por eso, el CRM es una de las tantas prácticas de las industrias tradicionales que estamos tratando de implementar en el club para estar más cerca de nuestros aficionados y saber qué necesitan”, aseguró De Maestri. Una de las necesidades que identificó el club fue que había que darle un servicio especial a los millones de aficionados del Liverpool FC en el extranjero. Así que, en lugar de hacer una costosa inversión en un área en la que la organización no tiene experiencia, hizo una alianza estratégica con Granada TV para maximizar las oportunidades de negocio. Granada vio de inmediato las posibilidades e invirtió £22 millones a cambio del 9.9 % de las acciones del club para convertirse en el agente exclusivo en el área de medios. El éxito de esta sinergia puede comprobarse con tan sólo visitar el www.liverpoolfc.tv, el cual cuenta con 23 mil subscriptores en línea que reciben contenido Premium, y que es el sitio web más visitado del mundo en su categoría. En este sentido, Ken Webster, Director de IT (Information and Technology) de los Reds, nos comentó que gracias a los esfuerzos que se realizan teniendo como plataforma el CRM del club, se han identificado oportunidades como la del internet. Al igual que la mayoría de los ejecutivos del futbol inglés, Webster comparte la filosofía de que un club que no conoce a sus clientes está destinado a depender exclusivamente de los resultados en la cancha, tanto para llenar su graderío como para generar ingresos. Al Liverpool, por ejemplo, los esfuerzos en CRM le han servido para clasificar los distintos tipos de aficionado que conforman su fan base. Liverpool FC es una marca global con gran impacto en Asia, especialmente 144 La Isla del Futbol


Walton Lane SoccerBus Stop: Liverpool FC: “This is Anfield”

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en Tailandia, Singapur y la India, además de tener muchos admiradores en África y los Estados Unidos, por lo que Webster tiene como misión encontrar la estrategia de comunicación adecuada para cada segmento. “En vez de lanzar cañonazos sin control, es mejor tirar un dardo de manera precisa a quien deseas llegar”, contestó Webster, cuando le preguntamos por qué es más provechoso invertir en un CRM para un club de futbol, en lugar de, por ejemplo, hacer una campaña publicitaria. Estrategias bien definidas como la del Liverpool FC han provocado que su marca se encuentre entre las diez más valiosas de Europa dentro de su categoría por lo que, además de seguir diversificando sus unidades de negocio y mantener los ojos bien abiertos para identificar oportunidades precisas fuera del Reino Unido, el gran reto para la organización, actualmente, es consumar la construcción del nuevo Anfield, un estadio para 60 mil personas, que se levantará a menos de un kilómetro de la cancha original (con capacidad para 45 mil aficionados) que hoy opera en todos sus partidos bajo condiciones de sold out . Aunque, en algún momento, se pensó que los Reds y el Everton podrían asociarse para compartir el escenario y así disminuir los costos, al final, la idea se desechó en beneficio de la acendrada rivalidad entre las dos organizaciones. “Después de todo, para los liverpoodlians hay cuestiones no negociables, y su identidad es una de ellas”, nos dijo Webster antes de despedirnos amablemente a las puertas del museo del club. Eran apenas las 16:45 hrs. cuando emprendimos el regreso a casa y lo único que contemplábamos era el hocico negro de la noche. Ya nos lo habían advertido cuando recién llegamos al puerto: “Váyanse despidiendo del Sol, porque cuando llegue el invierno, no lo volverán a ver en mucho tiempo”. Y tenían razón. El reloj mentía. Lo que decían las manecillas no coincidía con lo que veían nuestros ojos y lo que sentía nuestro cuerpo. Será por eso que en esta isla los pubs siempre están abiertos. Son la caverna donde se refugia la tribu en días como estos. Ahí, los ingleses se cuentan historias, se buscan con la mirada, se asombran con lo de siempre, preservan el recuerdo. Y eso es lo mejor del caso. Después de tanto tiempo, los seres humanos seguimos disfrutando lo mismo: una luz en el cielo, una sonrisa cómplice, abrir una carta, tener un secreto, compartir una victoria. Cuando nos bajamos del taxi en Lime Street Station, una espesa bruma se acumulaba en torno a la gran torre de la Catedral Anglicana. El Sol no había salido en todo el día y, en esas fechas, vivíamos bajo la dictadura de la lluvia. Las noches duraban, al menos, 14 horas, y dicen que a la larga, eso deprime a la gente. Así que decidimos seguir la costumbre scouser, y en lugar de irnos a casa, enfilamos hacia Mathew Street. Al fin y al cabo era jueves, noche de no-cover en The Cavern, el lugar donde esos chicos del Liverpool Institute for Boys, que aún sonríen en la foto que cuelga de la pared del Jacaranda, iniciaron hace cuarenta y tantos años su conquista del mundo. CHELSEA FC

Sobrenombre: “The Blues”. Fundación: 1905. Localización: Sur de Londres. La Isla del Futbol 145


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Estadio: Stamford Bridge (Capacidad: 42,449). Uniforme: Camiseta y short azules. Rival: Arsenal, Tottenham. Pubs cercanos al estadio: Slug and Lettuce, White Horse, ambos camino al estadio, saliendo de la estación Fulham Broadway. Curiosidades: A pesar de que está localizado en uno de los barrios más ricos de Londres, el Chelsea cuenta con miles de aficionados de clase obrera. En los años 70 y 80, sus seguidores eran sinónimo de hooliganismo y los Chelsea Headhunters eran uno de los grupos más temidos de Inglaterra.

Recientemente, Sport+MKT publicó que el patrocinio de O2 con el Arsenal es la más exitosa en todo el Continente en lo que al índice de “recordación” se refiere. Esto se debe a dos factores: el grado de exposición en medios que tienen los Gunners y la fácil identificación de un logotipo simple y sencillo como lo es el de O2 (telefonía móvil).

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Liverpool Paradise Street: 25 de mayo de 2005

M ayo 25, 2005. El fanatismo barato, ese que se cultiva por televisión y se vende en los supermercados, nos irrita. Pero aquel 25 de mayo, todo encuadraba fuera

de la costumbre. Así que esa mañana, como tantos miles lo hicieron en el puerto, me di el lujo de salir de casa enfundado en un jersey del Liverpool FC con tal de sentirme al menos por un día “one of the lads”. Era miércoles, y por lo tanto, me tocaba trabajar, como lo venía haciendo desde hacía algunos meses en Caldy, un pequeño club de rugby de la quinta división en el Merseyside. Si bien mis compañeros de la oficina intentaban trabajar con la seriedad acostumbrada, en el ambiente flameaba una expectación especial. Habían transcurrido 21 años desde que el Liverpool FC conquistara su última Copa de Europa, y por ello, todos en el área de marketing, incluyendo a la dulce Cheryl, que nunca había mostrado interés alguno en el futbol, detuvimos las labores exactamente a las 16:30 hrs., y no a las 17:00 hrs., como manda el horario laboral inglés. El partido comenzaba a las 19:45 hrs., pero ingresar a cualquier pub, representaba esa noche, una empresa mayor. Así que me formé desde la seis en el O’Neal´s, sin duda, uno de los bares más populares de la ciudad, en lo que a tradición futbolística se refiere. Me había quedado de ver ahí con Javier, un argentino envalentonado pero de buen corazón, quien además de ver el juego, deseaba vivirlo en medio de una ola de adrenalina scouser. Jamás había experimentado estar en un lugar cerrado en medio de tanta gente. Pero más allá de la sensación de claustrofobia, la fe que emanaba de la ciudad resultaba contagiosa. Cuando inició el partido, mi velocidad para beber pints marcaba también el ritmo de los goles. Por cada vaso de cerveza que me empinaba, caía un gol del Milan. De tal suerte que al finalizar el primer tiempo, el Milán y yo llevábamos tres tantos por cabeza. Aún recuerdo cómo, durante el descanso, mientras luchaba por sacar mi cuarta cerveza de la barra, un cabeza rapada me miró y me dijo, en son de broma, algo que en español sonaría así como: “Venga, compañero, ahora sólo queda luchar por el honor, para que no nos apabullen en el segundo tiempo”. El tipo era un scouser en toda regla y su voz hablaba por casi todo Merseyside. Cuando parece que no queda nada, aún hay que salvar el honor, y es justamente ese arraigado sentido de la dignidad “liverpooliana” el que ha mantenido viva la identidad scouser, aun en los tiempos de la depresión thatcheriana. Y fue la dignidad la que provocó el milagro. La dignidad y el montón de cosas increíbles que ocurren cuando la gente cree. Esos seis minutos, al inicio del seLa Isla del Futbol 149


gundo lapso, marcados por el gol rabioso de Gerrard, el penal terco de Alonso, y el tiro-relámpago de Smicer, pusieron al mundo de cabeza. El O’Neal´s era una hermosa locura, y tanto Javier como yo bebíamos más pints por el gusto de ser testigos de una de las epopeyas más grandes del futbol mundial. Cuando Dudek le negó a Shevchenko el gol del último minuto, ése que hubiera liquidado para siempre el sueño rojo, fue cuando nos convencimos de que esa noche el Liverpool FC ganaría su quinta Copa de Europa. “Es un triunfo del espíritu humano”, me comentó James, un scouser que conocí ahí mismo, segundos después de que Serginho fallara el primer penal para los italianos. Nunca en mi vida había experimentado una euforia similar. De pronto todos, conocidos y extraños, nos abrazábamos y brincábamos sobre las mesas. Fue ahí donde terminó la angustia y comenzó una maravillosa odisea nocturna. No sé qué fue más vibrante, si el partido o todo lo que explotó después. Bajo el grito de: “Manchester: ¿estás escuchando? ¡Somos campeones de Europa!”, Concert Square, se emborrachó de alegría. Ríos de gente delirante desembocaban en la plaza arrastrando todo lo que encontraban a su paso. Dos décadas después, una nueva generación testificaba que el club más grande de Inglaterra había vuelto a poner a los inventores de este juego en el lugar que se merecen. Esa noche hablar español fue la mejor estrategia para conseguir cervezas gratis y uno que otro beso de las hermosas “liverpoolianas”. La ciudad se había rendido al equipo de Rafa Benítez, y la legión ibérica había hecho posible que la ciudad volviera a tocar el cielo con las manos. El triunfo del espíritu scouser, encarnado por un chico que se niega a irse del club, Steven Gerrard, propició una orgullosa avalancha de gente que gritó a todo corazón que gracias a Dios era del Merseyside y que su vida empezaba y terminaba en Anfield Road. Después del O’Neal´s, siguieron el Slater’s, el Jacaranda, el Lloyd’s y quien sabe cuántos bares más, todo para finalmente terminar en el lago, donde debido a la rigidez de las leyes británicas que, increíblemente, no contemplan excepciones para celebrar una Champions League, la fiesta tuvo que acabar antes de lo debido. Serían las 03:00 hrs. cuando, con el cuerpo doliente, emprendí el camino de regreso a casa. Al atravesar las maltratadas calles de Kensington, esas donde se incuba el espíritu scouser, sabía que lo ocurrido esa noche jamás se repetiría. El juego nos había regalado una de sus episodios más sublimes. Sólo quedaba encapsular, en lo más sagrado de la memoria, lo que mi cuerpo y mi mente sintieron el 25 de mayo del 2005, porque aquella emoción gigantesca me acompañará el resto de mi vida.

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Ataturk International Airport: El milagro de Estambul

M ayo 26, 2005. Todas las palabras se me acabaron ayer. Esta mañana no tengo cabeza, ni garganta, ni ánimo de escribir. Pero a final de cuentas, aquí está uno,

igual que siempre, porque si las historias no se cuentan, se nos caen a pedazos como la piel seca. Lo que viví ayer, sentado como uno más en el estadio Ataturk, sencillamente me superó. Desgarró mis límites, aturdió mis sentidos, nubló mi razón y me elevó a un estado alterado de conciencia. Y olvídense de aficiones triviales o simpatías vanas. No se trata de quién ganó, ni cómo lo hizo, y mucho menos por qué. Lo importante es: ¿qué significa? Cuando anoche, el Liverpool se fue al vestidor perdiendo 3-0 al medio tiempo ante un viejo jerarca del futbol como lo es el Milan, algo pasó en el corazón de la tribu. 60 mil almas heridas se refugiaron en la última querencia, que es la identidad. Entonaron el himno que los une, pronunciaron las palabras que los hermanan, clamaron por sus muertos y recordaron que, pase lo que pase, “nunca caminarán solos”. Y de repente, como si las fuerzas del destino lo ordenaran, algo cambió. La Tierra se detuvo, empezó a girar en sentido contrario y el universo se confabuló para que ocurriera lo imposible. El 25 de mayo del 2005 se quedará en la memoria colectiva como El Milagro de Estambul. Y lo mejor es que, como nuestros ancestros cuando se sentaban alrededor del fuego a relatar historias, la gesta se hará más grande cada día. Unirá a la gente. Las imágenes seguirán ardiendo en nuestra mente y crecerán hasta transformarse en mito. Y llegará el tiempo en que yo vuelva a contar esta historia, no como pasó, sino como querré recordarla. Y llegará una tarde en Anfield, en que un padre le cuente a un hijo que le tocó vivir el Liverpool del gran Gerrard. Y que un hermano le cuente al otro que en Liverpool, la gente no se rinde. ¿Qué significa lo que ocurrió ayer? Daré vueltas en torno a la pregunta una y otra vez. Golpearé la piedra hasta encontrar lo que esconde en el centro. ¿Qué hacemos cuando un simple juego nos revela tantas verdades? No sé qué piensen o sientan ustedes. Pero hoy amanecí con el cuerpo roto, el corazón hinchado, y con la extraña motivación de buscar un imposible. No es culpa mía, es de esos hombres que se pintan el cuerpo de rojo y que juegan para ganar el laurel de los dioses.

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LIVERPOOL FC Sobrenombre: “Reds”. Fundación: 1892. Localización: Liverpool, Merseyside (26 millas de Manchester). Estadio: Anfield (Capacidad: 45,362). Uniforme: Camiseta y short rojos. Rival: Manchester United, Everton. Pubs cercanos al estadio: The Arkles (siempre está lleno, llegar temprano). Curiosidades: Aunque por dentro es un escenario mravilloso, Anfield no es particularmente impresionante por fuera. Dos buenos puntos para tomar fotografías son la estatua de Bill Shankly en la fachada principal, y el Hillsborough Memorial, en la parte posterior, sitio donde se rinde homenaje a las 91 víctimas del desastre en el Estadio del Sheffield en 1989. Liverpool comenzó en el 2007 la construcción del Nuevo Anfield y planea estrenarlo para la temporada 2010-11.

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London Marylebone Station: BBC y SKY

H ace mucho que en Inglaterra el futbol se divorció de la televisión abierta. Esa sana costumbre, todavía vigente en México en muchas regiones, de ver un

partido desde el mejor sillón de la casa, rodeado de los niños, quedó erradicada para al menos un 40 por ciento de la población, desde que la vanguardista Premier League decidió unir su destino con los sistemas de paga, en particular con SKY. Si usted se encuentra fuera del segmento de mercado que puede pagar un season ticket para asistir cada 15 días a ver al sorprendente Arsenal, al millonario Chelsea o al intimidante Manchester United (clubes que además tienen listas de espera que alcanzan hasta los diez años para obtener un abono) debe, entonces, adquirir un servicio de televisión satelital que le cuesta £33 al mes (unos $675). De lo contrario no queda otra opción que ponerse los zapatos, dar la vuelta a la esquina de la cuadra, meterse al bar más cercano y seguir el partido desde ahí, junto con otro centenar de individuos en las mismas circunstancias. Como mexicanos, estamos acostumbrados a que nos caigan del cielo tres o cuatro juegos un domingo por la tarde sin desembolsar un solo peso. Digamos que aquí, pagar por la televisión ya no le espanta a nadie. Tan sólo por tener un aparato receptor en casa hay que cubrir una licencia anual de £108 libras (unos $2200) los cuales sirven para financiar a la BBC, o correr el riesgo de ser multado con £1000 si te agarra la autoridad. Y eso, sólo para tener acceso a los cuatro canales abiertos que tiene al aire la televisión británica, primordialmente las frecuencias de la BBC y de ITV. Por eso, cuando se llega como extranjero a esta Isla, uno se ve en la necesidad de modificar muchas costumbres, incluida la manera de vivir el juego y la relación que se tiene con la televisión. Tal y como nos dijo David Sheepshanks, Presidente del Ipswich Town FC y delegado internacional de la FA: “Formar una liga premier no sólo fue cuestión de cambiar el nombre de la competición, sino de generar nuevas unidades de negocio y elevar el valor de las propiedades. La centralización en la venta de derechos fue un factor clave que modificó diametralmente el perfil del espectáculo. Al ofrecer exclusividad en la transmisión de los partidos, la Premier League multiplicó el valor de su producto en todos los renglones”. Con el nacimiento de la Premier League, tanto la televisión pública (BBC) como la privada (ITV) se quedaron únicamente con la posibilidad de transmitir un resumen semanal con las mejores escenas de la jornada, y no fue otro sino SKY (BSkyB) quien acaparó las transmisiones en vivo de la división de honor. Por ello, uno de los gastos que estábamos totalmente convencidos de que deLa Isla del Futbol 157


bíamos hacer al llegar a Inglaterra, era el de la televisión satelital. Así que no pasaron ni dos semanas desde nuestro arribo a Liverpool, cuando uno de nosotros ya había hecho la contratación del servicio. Sin embargo, el primer par de meses para cualquier inmigrante siempre resultan un tanto frustrantes, y este asunto de la televisión jugó un papel determinante dentro del shock cultural al que nos enfrentamos. El ansiado día de la instalación (recordamos perfectamente que se trataba de un lunes de septiembre), nos llevamos una desagradable sorpresa. Resulta que el edificio que habitaba uno de nosotros, en el 57 de Seymour Terrace, está catalogado como “histórico” por el City Council, por lo que el técnico de SKY nos informó que estaba prohibido colocar en el exterior cualquier antena que alterara la imagen original de esta construcción de finales del siglo XIX. Por supuesto que eso nunca nos lo dijo la casera, una mujer chipriota, de no malos perfiles, el día que firmamos el contrato. Así que luego del coraje, no nos quedó otra opción que hacernos a la idea de que por el resto del año tendríamos que salir de casa, sin que importara el mal tiempo, para ver algo tan cotidiano para nosotros como es el futbol. Justo esa noche, la urgencia era todavía mayor porque jugaba el Manchester United vs. el Liverpool, y aunque llovía profusamente, no estábamos dispuestos a perdernos el primer clásico de la temporada. Por fortuna, en Liverpool hay un pub en cada esquina, por lo que teníamos muchas opciones al alcance. En lo que se refiere a nuestra economía, la diferencia tampoco resultaría considerable. Por unas £3, podíamos acceder a un variado espectáculo. La cuota ofrecía un buen refugio contra la permanente amenaza de lluvia y el furioso viento del puerto, un vaso de la tradicional cerveza irlandesa Guinness (aunque por lo general eran más de dos), 90 minutos de la intensa Premier League, y por si llegáramos a extrañar la tensión del estadio, incluía también, dependiendo del lugar, una colección de hooligans en potencia como compañeros casuales en la barra. En esas primeras semanas, todo nos resultaba novedoso, desde el acento gutural de los scousers, los cortísimos vestidos que usan las liverpudlians los viernes por la noche, las hamburgueserías nocturnas, todas atendidas por turcos, hasta la inimaginable cantidad de litros de cerveza que, por costumbre, corren en los bares. La edad legal para beber en la Isla es a partir de los 16 años, y aunque el medio millar de pubs de la ciudad cierra sus puertas, por ley, a las 02:00 hrs., la gente abarrota los sitios desde temprano y ataca con vehemencia las barras antes de que se acabe el encanto. Esa noche, nos metimos al pub más cercano a nuestro departamento, el Blind Tiger, un bar de medio pelo ubicado sobre London Road, justo donde comienza la zona brava de la ciudad. El sitio era un refugio cotidiano para taxistas, obreros y desempleados; en resumen, todos aquellos que no podíamos ver el partido en casa. “Beat the Mancs! Beat the Mancs!” (“¡Derroten a los de Manchester!”), gritaban nuestros compañeros de barra, un grupo de cincuentones, ataviados con camisas desfajadas y cabezas semirrapadas, todos ellos con una pint de cerveza en la mano. Y es que, al menos en el puerto, todavía es común ver grupos de 158 La Isla del Futbol


London Marylebone Station: BBC y SKY

hombres mayores que salen sin sus mujeres, y viceversa, en un afán por mantener el espíritu joven y cierta libertad social. La ilusión no duró mucho para nosotros. El Liverpool de Benítez dio poca batalla en Old Trafford, y el Manchester United ganó el partido con dos goles en tiro de esquina. No era una buena señal para ser el primer juego que veíamos esa temporada; sin embargo, Benítez vivía, al igual que nosotros, sus primeras semanas en el puerto. La gente se fue pronto a casa, bastante decepcionada por perder tan fácil con el archirrival, y sin imaginarse que meses después, saldrían a las calles a vitorear a los futuros Campeones de Europa. Apenas nos terminamos la segunda cerveza, decidimos hacer lo mismo. El Blind Tiger no era, necesariamente, el pub más agradable del puerto, y estábamos apenas en nuestra primera semana de clases, por lo que ya tendríamos mucho tiempo para explorar la noche “liverpuliana”. Lo que comprobamos a partir de ese día fue que la gran explosión económica que ha tenido la Premier League, la liga de futbol que más dinero mueve en el mundo (con ingresos por £1300 millones en la temporada 2004-2005; 40 % más dinero que la Serie A de Italia, según la agencia Deloitte), se debe, en gran parte, a su vínculo especial con la televisión. Podría pensarse que el paso de la televisión gratuita a la de paga afectó directamente a los televidentes; sin embargo, cabe mencionar que los aficionados de futbol obtuvieron también un producto de una calidad superlativa. Los más beneficiados por este cambio de rumbo fueron precisamente los clubes y los jugadores, además de que esto generó una reacción en cadena dentro de toda la industria. Desde 1992 a la fecha, el valor de los derechos de televisión de la Premier League ha crecido de manera descomunal. Cuando aquel año se firmó el primer contrato con BSkyB, la nueva liga recibió £191 millones por cinco años. En 1997, el nuevo contrato tuvo un valor de £670 millones por cuatro temporadas. Para el 2001, la cifra ascendió a £1110 millones por los derechos hasta el 2004. Y en agosto de ese año, el organismo recibió £1024 millones por la transmisión de tres campañas. Sin embargo, el monopolio de SKY terminará en el 2007, luego de que la Comisión Europea obligó a la Premier League a repartir sus derechos de transmisión entre varias televisoras para no incurrir en prácticas monopólicas que irían en contrasentido de la legislación de la Unión Europea. Este boom económico repercutió en todos los estratos de la liga. Del monto total recabado por este concepto, un porcentaje menor (alrededor de un 12%) se queda en la FA para invertirlos en proyectos de formación. De la cantidad restante (aprox. 88%), la mitad va directamente a las arcas de los clubes, mientras que una cuarta parte se reparte de acuerdo a la posición que se ocupa en la tabla, y otro 25 por ciento de acuerdo con el número de partidos televisados en los que actúa cada club, teniendo un mínimo de encuentros transmitidos por temporada. Al ponerse en marcha la nueva estructura, los jugadores y sus agentes estuvieron en la posibilidad de demandar mejores sueldos, ya que al final, son ellos, los principales actores del espectáculo. Esa inyección monetaria transformó a la Premier La Isla del Futbol 159


League en la liga mejor pagada del mundo, por lo que la Isla se hizo muy atractiva para futbolistas que brillaban en el resto de Europa y que tradicionalmente preferían emigrar a la Serie A italiana o la Liga Española. Además, los clubes ingleses robustecieron sus plantillas, contrataron entrenadores de clase mundial, como el francés Arsene Wenger (Arsenal), el portugués José Mourinho (Chelsea), o Rafael Benítez (Liverpool), y se convirtieron en poderosos competidores dentro de los torneos continentales, específicamente, en la millonaria Champions League. Peter Varney, Presidente Ejecutivo del Charlton Athletic FC, nos comentó que la televisión se ha convertido en un elemento fundamental en la estructura financiera de los clubes y ha alterado también la relación con los aficionados. “El problema es encontrar un equilibrio entre las necesidades de tus fans, que son tus consumidores primarios, y las de la televisora, un socio comercial.” Varney ejemplificó la situación con lo ocurrido durante la temporada 2004-2005 en la que el Charlton Athletic tuvo que modificar su horario tradicional (15:00 hrs.) en ocho de sus 19 partidos como local para satisfacer las necesidades de BSkyB. De acuerdo al ejecutivo de los Addicks, esto molestó seriamente a los aficionados, muchos de ellos, fieles a la tradición, y esto se reflejó directamente en la asistencia a The Valley. “Sabemos que nuestro consumidor más importante es el aficionado, sin ellos no existimos; sin embargo, la televisión es la que, hoy en día, paga la mayor parte de las cuentas.” Pero el gran negocio del futbol por televisión no termina en las fronteras de la Premier League. Las tres divisiones profesionales que le subyacen (Championship, League One y League Two, que pertenecen a The Football League) tienen, en conjunto, un valor por derechos de televisión que supera al de muchas ligas de Primera División en el Continente. Además, hay que agregar al portafolio torneos adicionales como la legendaria la FA Cup, la cual todavía puede verse por la BBC, y la Carling Cup (Copa de Liga), sin mencionar la Copa UEFA y la Champions League, que son casos aparte. Inclusive equipos de Segunda División reciben una cantidad importante por este concepto, ya sea por transmisiones regionales o simplemente por el resumen de sus partidos, para alimentar la barra de programación. Sean Jarvis, ejecutivo del Oldham Athletic, un modesto club de Lancashire, vecino de los dos monstruos que habitan en Manchester, nos confirmó que, aunque en divisiones inferiores la televisión no paga tanto dinero como en la Premiere League, los clubes reciben cuotas que les permiten operar adecuadamente. Andrew Goulborn, ejecutivo del Ipswich Town FC, un club que oscila entre la Premiere League y la Championship, tiene el asunto bastante claro: “La Premiere League es la tierra prometida. Sabemos que estamos muy lejos de soñar, siquiera, con un título de la máxima división; sin embargo, el hecho de alcanzar la promoción y acceder al dinero de la Premiere League cambiaría nuestra historia. Hay una diferencia tremenda entre los ingresos de televisión de la Premiere League y la Championship, por lo que nuestra lucha está centrada en el ascenso y mantenernos ahí, a como de lugar, para poder fortalecer económicamente al club”. 160 La Isla del Futbol


London Marylebone Station: BBC y SKY

Para Gareth Moores, director comercial del Bolton Wanderers, el fenómeno tiene matices interesantes: “Este modelo de futbol por televisión también ha obligado a mucha gente a ir al estadio, al menos, en nuestro caso, ya que hay aficionados que prefieren gastar un poco más de dinero por vivir la experiencia en vivo, si es que tienen la opción de hacerlo, que pagar por ver el encuentro en casa. La centralización de los derechos también ha permitido a clubes como el nuestro competir de mejor manera con los gigantes de la liga. Si Manchester United, Liverpool o Arsenal, vendieran sus derechos de televisión por separado, como sucede en España o Italia, poco dinero quedaría para clubes como el Bolton. Además, la tecnología nos presenta cada día nuevas opciones para conectar con nuestros aficionados y, por ello, el Bolton Wanderers puede preciarse de ser una de las organizaciones que más está utilizando los nuevos recursos tecnológicos para abrir nuevas unidades de negocio y depender lo menos posible de la televisión. Al menos nosotros hemos aprendido la lección luego de ver casos muy tristes a lo largo de la historia de clubes que le apostaron todo a sus ingresos de televisión y después quedaron en bancarrota”. Tal y como lo mencionó Moores, el Bolton Wanderers es uno de los clubes que más provecho le está sacando a internet, y es un exitoso representante de la tendencia que se vive en la Isla. El 75 % de los clubes profesionales que juegan cada fin de semana en Inglaterra venden algún tipo de retransmisión por internet. En algunos casos son resúmenes de sus partidos, entrevistas exclusivas, reportajes sobre sus instalaciones o hasta partidos completos en línea con el objetivo de que ningún fan, sin importar el lugar en el que se encuentre, pierda detalle de lo que sucede y, a la vez, generar recursos adicionales. Incluso muchos clubes de la Premiere League se han dado cuenta de que un canal de televisión, hoy por hoy, es más redituable si se monta sobre una plataforma IP que de manera aérea o inclusive satelital. En relación con lo expuesto por Moores, la industria mantiene un debate abierto sobre el futuro del futbol por televisión y, en especial, sobre la aparición de nuevas tecnologías. Oliver Butler, ejecutivo Sports+MKT (firma que mide la efectividad de los patrocinios que negocian los clubes y las marcas), duda que la gente cambie la televisión tradicional por ver partidos en línea o en teléfonos celulares. Sin embargo, acepta que éstas son opciones poderosas que seguramente crearán nichos; “siempre y cuando sean respaldadas por un producto competitivo en la cancha”. Este comentario nos hizo recordar la cantidad de estudiantes chinos que solíamos ver en las salas de computación de la Universidad, los sábados por la tarde. Lejos de estar trabajando en sus tareas, utilizaban el internet para ver partidos de futbol en línea, aun cuando el juego podía ser visto en los bares de la ciudad. Era, sin duda, un ejemplo de aislamiento que se repetía entre la mayoría de nuestros compañeros de ese país, a los que rara vez los vimos en los pubs del puerto. Para Jean Paul de la Fuente, ex asesor de ISL (empresa que creó FIFA para comercializar los derechos de sus torneos internacionales) y ahora director de la La Isla del Futbol 161


agencia Eureka (que tiene como clientes a varios equipos del G-14), los clubes, como dueños del contenido, tendrán cada vez mayor poder dentro de la industria, en la medida que segmenten sus derechos. Lo que antes eran ingresos por televisión y radio, hoy se han extendido a contratos específicos por transmisión de partidos en vivo, diferidos, highlights, internet, telefonía celular, opciones interactivas, video on demand, clips, etc. La clave según este consultor radica en la capacidad que los clubes y las ligas del mundo tengan para combinar estas opciones y sobre todo para negociar los factores mencionados con diferentes compañías y no centralizar todo su contenido con una sola empresa. Una vez más, el futbol británico está a la vanguardia en este aspecto y lleva una ventaja interesante con respecto a otras competencias nacionales. Esa visión de los clubes ha provocado que la Premier League sea, por uno u otro medio, la liga de futbol más vista del planeta (transmitida a 180 países), y que millones de aficionados que jamás han puesto un pie en la Isla sigan cada fin de semana lo que sucede con fenómenos globales como el Manchester United, el Arsenal, el Chelsea o el Liverpool. Por nuestra parte, conforme cumplimos con el proceso de adaptación, nos dimos cuenta de que lo mejor que nos pudo haber pasado, en este aspecto, fue haber quedado obligados a salir de casa para ver futbol. Gracias a que nunca pudimos instalar nuestra antena de SKY, recorrimos decenas de bares, nos apiñamos en sus barras, conocimos gente extraordinaria y disfrutamos con mayor intensidad del espectáculo. Posiblemente, nuestros mejores recuerdos del futbol no estén en los estadios británicos, los cuales son maravillosos, sino en esos pubs que poco a poco nos hicieron sentir como si estuviéramos en la sala de nuestra casa y en donde, con una cerveza en la mano y rodeados de extraños, vivimos el juego como si estuviéramos en familia. La temporada 2007-2008 será la primera de la English Premier League bajo el nuevo contrato de televisión, lo que significará un incremento del 67% con respecto al acuerdo anterior. Este aumento se debe en gran medida a la renegociación de los derechos por concepto de transmisiones en vivo, lo que asegura una suma de 1700 millones de libras esterlinas, que se repartirán entre los veinte clubes de la Premier League.

Fuente: Deloitte. Football Money League 2007.

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London Marylebone Station: BBC y SKY

Opciones para la segmentación de derechos de transmisión: OPCIÓN TIEMPO T.V. abierta En vivo T.V. de paga Diferido Pago por evento Resúmenes Televisión interactiva Video clips Video Video on demand Internet (Audio visual) Internet (Texto y datos) Radio Telefonía (3G) POR CONTENIDO POR MEDIO Audio-Visual Satélite Audio Cable Texto aéreo Noticias Línea telefónica Cualquier combinación de las anteriores Banda ancha Wi Fi (3G etc.)

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Fulham Broadway: Bienvenidos a Chelsea Village ¿Arrogante yo? No me hagan reír. José Mourinho, director técnico del Chelsea FC 8 de diciembre, 2004

Desde muy joven, José desarrolló un ojo prodigioso para ver el futbol; tanto, que fue el primero en darse cuenta de que como jugador no llegaría muy lejos. Su padre, que se ganaba la vida como portero del Os Belenenses, supo aprovechar la temprana capacidad del chico y cada semana lo mandaba a espiar al próximo rival de la liga. Si el reporte le servía al equipo para ganar el partido, José recibía un pequeño porcentaje del premio económico. Negocio nada despreciable cuando se tienen 14 años. Así, aquel adolescente flacucho y de mirada felina fue agudizando su asombrosa capacidad para descifrar los códigos del juego. Su obsesión por el detalle lo llevó a leer cuanto encontraba sobre la materia. Y como muchos de esos libros provenían de Inglaterra, José se embarcó hacia la Isla para aprender el idioma y alguna otra cosa que le pudiera servir en el camino. Pasaron los años hasta que un buen día, alguien en el Sporting de Lisboa preguntó: “¿Quién habla inglés?”. Y fue ahí cuando José, que en ese tiempo trabajaba para el club, fue promovido como traductor personal del nuevo entrenador: Bobby Robson. Al poco tiempo, Robson lo convirtió en su discípulo, se lo llevó al Porto FC como asistente y después de dos exitosas temporadas partieron juntos al FC Barcelona. Ahí, José terminó de graduarse como entrenador y conoció a otro técnico que impulsó su ascenso: Louis van Gaal. El holandés valoró de tal manera la capacidad del joven portugués, que le permitió dirigir algunos partidos de la Copa del Rey. Después de aquel aprendizaje titánico, José Mourinho regresó a casa para abrir su propia brecha en la liga portuguesa. Su primer trabajo resultó un petardo. Apenas aguantó nueve partidos como técnico de un Benfica que estaba hecho una tormenta. Un club menor como el Uniao Leiria le dio una segunda oportunidad y José los metió entre los cuatro primeros. Y tras esa destacada labor, volvió al Porto FC para ganarlo todo: Liga, Copa, Copa UEFA, Liga de Campeones. Ya para entonces, a sus 40, lo llamaban Sr. Mourinho. Hace apenas seis meses que José se instaló en el oeste de Londres como el último fichaje del millonario Chelsea FC de Roman Abramovich. El club cumplió, en 2005, 50 años sin ganar la liga. De hecho, sólo la ha conquistado una vez en La Isla del Futbol 167


su historia centenaria. Se trata de un equipo que hasta hace algún tiempo miraba de reojo a los gloriosos Arsenal, Manchester United o Liverpool. Pero esa etapa se acabó. Abramovich ha traído los millones y Mourinho implantó la costumbre del triunfo. Con sólo una derrota, el Chelsea es líder indiscutible de la Premier League. El equipo no muestra fisuras. Su goleador, Gudjohnsen, nació en Islandia. Su figura, un mediocampista en estado puro: Frank Lampard. Y su capitán (como debe ser), un temible defensa inglés: John Terry. Las casas de apuesta británicas ya cotizan la posibilidad de que el club gane la combinación imposible: Liga, Copa de Liga, Copa FA, y Liga de Campeones. Cuatro trofeos en un año. Por lo pronto, el equipo azul de José Mourinho está sano en todas las competencias y sus viejos fanáticos se pellizcan porque creen estar soñando. “Happy blue year”, he escuchado que en estos días se dicen unos a otros.

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Horwich Park: Borgetti y su aventura con el Bolton Wanderers

Siguiendo a Borgetti. Apuntes de viaje

Agosto 3, 2005

Jared Borgetti se convierte en el primer mexicano en llegar a la Premier League. Bolton Wanderers compra la carta del mexicano por £1 millón al Pachuca. Agosto 24, 2005

Jared debuta en la Premier League en la victoria del Bolton Wanderers vs. Newcastle 2-0. Borgetti entró de cambio al minuto 88 en una noche lluviosa en el Reebok Stadium. Septiembre 15, 2005

De alguna u otra forma había que dar el Grito. Hubiera sido imperdonable no hacerlo siendo 15 de septiembre. Y más, porque en el Reebok Stadium éramos apenas unos cuantos. Cuatro mexicanos en total, incluidos el que estaba en la cancha y su esposa, en la tribuna. Y había que pegar ese grito bien fuerte, a lo grande, dejarlo salir de bien adentro, porque después de mes y medio ya venía siendo hora de que esta gente supiera de qué está hecho Jared Borgetti y por qué había llegado al futbol inglés. Así que como venía ocurriendo, Jared arrancó el partido desde la banca. Noche de Copa UEFA, la primera en la historia del Bolton. Cuando la cosa estaba lo suficientemente fea, con el Bolton perdiendo 1-0 ante el Lokomotiv de Bulgaria, con el campo mojado, la pelota rápida, la noche lluviosa y con un viento que nos hacía sentir miserables, Borgetti se quitó la chamarra e ingresó a la cancha en el minuto 57 para reclamar su pedazo de historia. Y miren que le costó trabajo. Como de costumbre, sus compañeros no le habían pasado una pelota decente, hasta que Diouf centró para Nakata, y el japonés prolongó de cabeza para Borgetti, que apareció solo a segundo palo y, con todo y que le pegó mal al balón, batió al portero búlgaro para el gol del triunfo en tiempo de compensación. Pero, como les digo, lo mejor fue el grito de gol. Jared lo traía guardado desde hace un buen rato y ahí descargó toda la presión de saberse futbolista extranjero en esta Isla. “De este gol me voy a acordar un buen tiempo, por lo que representa. Ningún mexicano había anotado un gol acá. Pero lo más importante es el presente. Importa más lo que estoy viviendo, y por eso espero seguir anotando más goles. Esto fue la Copa UEFA, pero ahora necesito anotar en la liga porque eso también es importante, de eso es de lo que se acuerda la gente. Y por eso hay que seguir trabajando. No hay que decir ya estamos, hay que seguir para adelante y viendo mucho más alto”. La Isla del Futbol 171


Pero, como les decía, es noche patria, y hubiera sido imperdonable no celebrar la ocasión, así que los pocos mexicanos que andábamos por ahí enfilamos hacia su casa, a sólo cinco minutos de trayecto. Jared destapó un par de cervezas, recibió tres llamadas y se aflojó la corbata. A fin de cuentas, el tipo había cumplido con su deber. ¿Quién mejor que él para dar el Grito la noche del 15 de septiembre en Bolton, Inglaterra? Septiembre 19, 2005

Cuando a los doce minutos de juego un balón se queda botando sobre el travesaño, queda claro que se avecina un domingo de sobresaltos. Aquello fue apenas el inicio de una tarde rara. Cinco balones al poste. Todos del mismo lado. El portero del Bolton como figura. Los hinchas locales jalándose los cabellos. Niebla sobre el campo. El Manchester City, frustrado. La pelota burlándose de todos. Y un penalti de último minuto a favor de los visitantes, el cual debió convertir Borgetti para salir como héroe, de no ser porque esta vez el mexicano no jugó un solo minuto y se quedó en la banca. “Fu…bastards!”, gritó colérico un viejo hincha del City antes de abandonar el estadio. Tarde extraña, les digo. Octubre 2, 2005

70 minutos en una semana. Dos partidos: UEFA y liga. Primera vez como titular. Nadie dijo que el asunto iba a ser fácil para Jared Borgetti en la Premier League y mucho menos en el Bolton, un equipo obsesionado con jugar bajo la ley del mínimo riesgo. Por ello, Jared Borgetti ha pasado de la incomodidad a la tranquilidad. El mexicano ha decidido tomarse las cosas con calma y esperar su momento. Así que hay que ejercitar la paciencia, ya sea en la banca esperando el llamado de Sam Allardyce o en el campo, aguardando a que alguno de sus compañeros se atreva a lanzarle un centro medianamente decente. Esta vez, el Bolton pagó con la derrota su falta de pegada. Jared inició el partido en la banca, igual que el senegalés Diouf y el griego Stelios, mientras Kevin Davies, el centro delantero titular, sigue acumulando minutos sin tirar a gol. El humilde Wigan se dio cuenta de la tibieza del visitante y la terquedad de su entrenador. Así que apretó los dientes, se lanzó al frente y agujeró dos veces la defensa de los Trotters gracias al arranque descomunal de Henri Camara, que marcó el primer gol y dio el pase para que Lee McCollough anotara el segundo. “Estuve hablando con ellos durante la semana y les dije que yo no venía para jugar tan poco tiempo, y ellos me entienden. Me dijeron que estuviera tranquilo, que iba a haber muchos partidos y que las cosas iban a llegar en su debido momento. La verdad uno se desespera, pero es mejor que me tranquilicé. Y voy a estar esperando el momento para aprovechar las oportunidades”, dijo Borgetti. Octubre 23, 2005

Esta vez fue la tristeza. El sentimiento era inocultable. Se le notaba en los ojos y en la forma de hablar. Jared Borgetti no es de los que disfraza sus sentimientos; al 172 La Isla del Futbol


Horwich Park: Borgetti y su aventura con el Bolton Wanderers

contrario, igual que en el área, siempre va de frente. Es un tipo de una sola pieza, por lo que resulta sencillo leerle el estado de ánimo. Y la cuestión es que él no está acostumbrado a esta vida de delantero suplente, ni aquí ni en ninguna otra liga. Se trata de un futbolista orgulloso que se pone a prueba a diario. Y lo peor que le pueden hacer a un hombre como él es negarle el derecho a competir. “Yo pensé que a lo mejor hoy podría entrar, pero cuando vi que pasaba el tiempo y no sucedía nada, pensé que otra vez me meterían los cinco o diez minutos que suelen darme; pero como Hide (Nakata) metió el gol y después Nolan amplió la ventaja, cambiaron las cosas”, explicó Jared luego de quedarse en la banca durante el triunfo 2-0 de su equipo, Bolton Wanderers, sobre el West Bromwich Albion. Por lo pronto, Jared mejora su inglés día con día, lo que acelerará su adaptación al club. “Tomo sólo dos horas a la semana, no es mucho, pero todos los días tengo relación con el equipo, es cosa de practicarlo. Me hago entender de una u otra forma y cada vez voy añadiendo más cosas. Los jugadores me hablan un poco más rápido pensando que entiendo más. Mi hija va bastante bien en la escuela y a veces me pongo con ella a hacer sus tareas. Mi esposa también le ayuda y yo estoy atento porque estamos en las mismas”, dijo Jared. Octubre 28, 2005

Esta noche, Jared ha llegado de buen humor. A pesar de que el teléfono celular suena cada cinco minutos, Borgetti contesta todas las llamadas y bromea con sus interlocutores. Se ha aflojado la corbata y destapa una lata de Stella Artois. La cara le cambió con respecto a los últimos días. Es el poder mágico que ejercen los goles sobre un delantero de raza. Su tercer gol con el Bolton, no sólo hizo avanzar al equipo en la Copa de Liga, sino que ha liberado la presión que Borgetti había acumulado las últimas semanas. El público le ha hecho sentir su apoyo desde la grada y la prensa cada vez pregunta más por el delantero mexicano. “Ahora no me siento presionado. Si el entrenador no me mete, ya es cosa de él”, me comentó Borgetti, durante la sobremesa. Por lo pronto, Jared ejercita la paciencia más que cualquier otra virtud. A sus 32 años sabe lo suficiente sobre este juego para entender que la serenidad debe ser su aliada en este año premundialista. Al tipo le gusta competir. Así es que tampoco le inquieta la titularidad en la selección mexicana o el llamado de nuevos atacantes. Hace cuatro años había más delanteros que ahora, y aun así terminó jugando como titular en Corea y Japón. Noviembre 20, 2005

La lluvia escurre por los ventanales de la cocina. No ha parado en las últimas 24 horas. Es casi la medianoche y Jared devora una hamburguesa con papas. Por lo general, pide que le dejen preparado algo de su elección, pero esta vez prefirió lo más rápido y simple: el McDonald’s que está a cinco minutos de distancia. Con la corbata floja y las piernas estiradas, Borgetti luce como cualquier ejecutivo que se La Isla del Futbol 173


relaja hablando de futbol con los amigos tras una jornada de trabajo. Sin embargo, como de costumbre, las formas engañan. A pesar de la hora, la charla no lleva prisa. Jared entrenará tarde al día siguiente y es buen momento para distraerse. Cada día que Borgetti vive en Inglaterra le deja un aprendizaje distinto, desde pequeñas cosas hasta grandes asombros. “Ahora estoy convencido de que ésta es la mejor liga del mundo”, comenta con la servilleta en la mano. “Me escribe gente de todas partes: de Japón, de China, de Tailandia… Ahí tengo un paquete de cartas así de grande (ejemplifica con la mano) que tengo que contestar. La mayoría de los aficionados me mandan los sobres con su dirección para que les escriba de vuelta o les envié una foto. Siempre les respondo. Mi esposa me ayuda. “El Bolton es un equipo chico, pero el trato que te dan es de otro nivel. Tienen detalles que nunca había visto. El otro día me dejaron en mi casillero una foto enmarcada de mi último gol. Son pequeñas cosas, pero hacen la diferencia.” La lluvia no cesa en Bolton. Son más de las 02:00 hrs. Desde la ventana se ve cómo las ráfagas de viento sacuden los árboles que flanquean la casa de Borgetti. Pero para los ingleses el clima jamás ha sido pretexto para dejar de jugar al futbol. Así que mañana habrá que entrenar con el campo mojado porque el lunes vienen los Spurs, y puede ser una noche grande para Jared. Diciembre 1, 2005

Después de algunos días de desencanto, el gol ante el Leicester ha relajado la casa de los Borgetti. Las luces navideñas que decoran el exterior y la nueva alfombra que ambienta la estancia preparan el lugar para la veintena de visitantes que llegarán a pasar con ellos el fin de año. “Estoy contento porque logré anotar un gol y aunque no fue un gol muy estético, vale lo mismo que cualquier otro. Además, como estuvo el partido, yo creo que fue importante. Por eso me voy tranquilo”, me dice Jared en compañía del padre Phillip, un irlandés de cuerpo enjuto que se ha convertido en buen amigo de la familia y que les regaló la imagen de la Virgen de Guadalupe que decora el pasillo principal. Jared ha ganado cinco kilos de masa muscular desde que llegó a Inglaterra gracias al compromiso que se autoimpuso en el gimnasio. Sin embargo, el mexicano tiene muy claro que su talento no radica en el juego físico y que lo suyo es todavía más valioso. “Yo trato de acomodarme a la forma de jugar del equipo, trato de ayudar en cuestiones defensivas y obviamente trato de colaborar lo más que puedo; pero no soy defensa. Intento presionar al zaguero para que juegue el balón incómodo, pero nada más. Yo no voy a quitar los balones, porque eso es difícil. Lo mío es lo ofensivo. Y al técnico tal vez le gusta que los delanteros corran más.” Diciembre 18, 2005

El asunto se pone cada vez más triste. Con el de ayer ya son cuatro partidos de liga en los que Jared no aparece ni siquiera en el banco de suplentes del Bolton. A pesar de ser el segundo mejor goleador del equipo (4 goles), el entrenador, Sam 174 La Isla del Futbol


Horwich Park: Borgetti y su aventura con el Bolton Wanderers

Allardyce, ha degradado al mexicano a tercera o cuarta opción entre sus delanteros. Primero está Kevin Davies, después, otra vez, El tractor, Kevin Davies. Luego vienen el temperamental Diouf y ahora hasta el “enrachado” joven portugués Ricardo Vaz Te. “El último mes no ha sido fácil. No he jugado nada. No he salido a la banca en los últimos cuatro partidos de liga. He jugado apenas un rato en la Carling Cup y nada más. En este mes, prácticamente, no ha habido acción. Claro que me gustaría estar jugando mucho más, pero creo que debo mantener la calma y pensar bien las cosas. He tenido bastantes cambios en el último año y medio. Por eso hay que pensarlo un poco más. Estar de un lado para otro con la familia es bastante complicado. Aquí me quedaré hasta que ellos decidan; por lo menos este año y después del Mundial veremos.” Enero 7, 2006

No queda de otra, o Borgetti juega hoy ante el Watford o todos estamos locos. Esta vez, Sam Allardyce no tiene excusa alguna. El “omnipotente” Kevin Davies está suspendido. El capitán Kevin Nolan, también. Los africanos Diouf, Jaidi, Faye y Fadiga están con sus selecciones. En total son nueve las bajas del Bolton para abrir su participación en la FA Cup, el mítico torneo que resguarda el espíritu del futbol inglés. Watford, un suburbio en el norte de Londres, puede ser el escenario perfecto para un viraje de la fortuna. Jared no pide otra cosa que minutos en el campo. Él sabe que es capaz de cambiar la suerte con un martillazo. Ante las actuales circunstancias, su presencia en el once inicial no depende de otra cosa que del sentido común de Allardyce. Eso es, justamente, lo que preocupa. Enero 8, 2006

La FA Cup guarda una magia única. Es el territorio de los “Comunes”, y desde 1884, el torneo más democrático del mundo. Todos tienen cabida, desde los equipos amateurs de la undécima división hasta los magnates de la Premier League. Y esta Copa es tan generosa que ayer le ofreció un poco de gozo al incomprendido Jared Borgetti. La visita del Bolton a Vincorage Road, la discreta cancha del Watford, le permitió al mexicano salir de la sombra en la que lo tiene su técnico. Con nueve ausencias en el plantel, Sam Allardyce no tuvo otra opción que colocar a Borgetti como titular y llenar la banca con jóvenes de la reserva. Ante un cuadro de segunda división, Big Sam por fin se atrevió a jugar con tres puntas, lo que provocó que el Watford sangrara muy rápido. En uno de esos latigazos, Stelios tiró una diagonal desde la izquierda que Borgetti remató inclemente de zurda para el 1-0 al minuto once. Fue su quinta anotación en 14 partidos, diez de ellos actuando como sustituto, lo que confirmó su categoría como goleador natural. Jared reconoce que ha perdido forma futbolística tras las semanas de inactiLa Isla del Futbol 175


vidad. “Tenía tiempo que no jugaba casi todo el partido y hoy, incluso, me sentí un poco fuera de ritmo, carente de esa picardía que te da estar jugando y saber manejar los tiempos”, admitió el delantero. Enero 13, 2006

Después de ser suplente media temporada, Jared Borgetti recupera hoy sus galones de delantero titular. El mexicano saldrá esta tarde por el túnel de Ewood Park, la cancha del pueblerino Blackburn Rovers, bajo las notas del himno de la Premier League. Saludará al árbitro, se formará junto a sus compañeros frente a la tribuna principal y estrechará la mano de cada uno de los rivales cumpliendo el acostumbrado protocolo previo a cada partido en el futbol inglés. “Voy a Blackburn a jugar como titular. Va a ser un partido duro, seguro de muchos golpes porque se trata de un derbi de la región. Así fue el encuentro que jugamos con ellos en Bolton, un 0-0 trabado. Pero vamos a ver si puedo cazar alguna pelota y marcar mi primer gol en la Premier League”, dijo Jared. Enero 14, 2006

La visita a Blackburn parecía perfecta para darle un cambio de rumbo a la fortuna. Derbi regional, transmisión por televisión, y por primera vez en la temporada de la Premier League, un puesto en el once inicial del Bolton. Por ello, a Jared Borgetti se le notaba ávido de competencia y codicioso desde el calentamiento. A fin de cuentas, la titularidad ha sido, desde sus inicios, su ambiente natural de expresión. Y el mexicano tuvo que esperar 20 partidos para gozar de ese privilegio. El asunto comenzó bien. Bolton trabó el juego desde el inicio, tal y como le gusta al entrenador Sam Allardyce. Borgetti y Davies se alternaron la posición de ariete y se repartieron las funciones de ataque y presión. Pocas veces se la ha visto a Jared aplicarse con tanta determinación a las labores defensivas. En ocasiones, bajaba hasta el primer cuarto de cancha. Y desde ahí peleaba una posición para darle salida al equipo. Sin embargo, la tarde se arruinó cerca de las 18:00 hrs., justo al minuto 35 de juego. El árbitro, que anduvo rápido con las tarjetas y desequilibrado en sus criterios, expulsó a Nakata por segunda amonestación, luego de una falta, que para los estándares de la liga inglesa era apenas de rutina. Fue ahí donde la fortuna jugó de nuevo en contra del mexicano. “Iniciamos bien, pero cuando expulsaron a Hide (Nakata), supe de inmediato que vendría el cambio y que yo sería el sacrificado. La verdad es que el árbitro exageró con la tarjeta roja, ya que hubo entradas mucho más fuertes. De no haber venido la expulsión, seguro que jugaba al menos 70 minutos, pero ni modo. Ahora, a esperar el sábado porque recibimos al Manchester City, que hoy (ayer) le ganó el derbi al Manchester United (3-1)”, comentó Jared. Febrero 4, 2006

Terminó enero y regresó la terquedad. Sam Allardyce, el jefe del Bolton Wande176 La Isla del Futbol


Horwich Park: Borgetti y su aventura con el Bolton Wanderers

rers, insiste en buscar soluciones complejas a un problema simple: la falta de gol. Por segundo partido consecutivo, Big Sam dejó fuera del cuadro inicial a Jared Borgetti, estadísticamente el delantero más productivo del equipo, para darle la titularidad al recién llegado Matt Jansen, un zurdito correlón que no asusta a nadie. “A la hora de los cambios, primero le dieron oportunidad a Vaz Te y después a mí por la lesión de Davies. Con todo y eso, en los 37 minutos que jugué tuve dos oportunidades claras: un remate que el portero paró en la línea y otra en un tiro de esquina que el defensa apenas me desvió antes que pudiera rematar el balón. Iba a ser como aquel gol que le metí a Brasil en la última Copa Confederaciones. Después tuve la oportunidad de participar jalando la marca para que Stelios anotara”, comentó Borgetti, que ayer tuvo como invitado especial en el Reebok Stadium a Jesús Martínez, presidente del Pachuca, que aprovechó un viaje personal a Europa para saludar a su ex jugador. Borgetti recorrerá muchos kilómetros este mes. Por lo pronto, Allardyce se dará el lujo esta semana de concentrar a todo el equipo en un spa con campo de golf en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, antes de la visita del sábado al campo del Arsenal. Después vendrán los enfrentamientos de ida y vuelta contra el Olympique de Marsella, correspondientes a la Copa UEFA, y habrá que agregar el muy posible viaje de Jared a Dallas para jugar con la selección mexicana el 1 de marzo ante Ghana. Julio 28, 2006

Luego de un año termina la aventura de Borgetti en Inglaterra. La relación con Allardyce está en malos términos y luego de analizarlo profundamente con su familia, Jared acepta la oferta del Al-Ittihad de Arabia Saudita. A pesar de todo, nadie le quitará nunca haber sido el primer mexicano en la Premier League. Septiembre 30, 2006

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El programa Panorama de la BBC presenta grabaciones con las que un reportero incógnito descubre que varios entrenadores del futbol inglés han aceptado sobornos para facilitar la contratación de ciertos futbolistas. Entre los técnicos que quedan envueltos en el escándalo se encuentra Sam Allardyce del Bolton Wanderers, así como su hijo Craig, agente de futbolistas y representante del delantero del Bolton, Kevin Davies. BOLTON WANDERERS FC Sobrenombre: “The Trotters”. Fundación: 1874. Localización: Bolton, Greater Manchester (a 20 millas de Manchester). Estadio: Reebok Stadium (Capacidad: 28,000). Uniforme: Camiseta y short blancos con vivos azules. La Isla del Futbol 177


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Rival: Manchester United. Pubs cercanos al estadio: Bromilow Arms, The Barnstormers. Curiosidades: A pesar de ser uno de los 12 clubes fundadores de la Football League en 1888, nunca ha sido campe贸n de liga en la m谩xima divisi贸n. Fue el primer club en conquistar la FA Cup en el Estadio de Wembley en 1923, partido al que popularmente se le conoce como The White Horse Final.

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London Heathrow Express: Diario de un corresponsal

E nero 20, 2006. 14:17 hrs. El tren sale puntual de la estación de London Euston. Me levanté a las 06:40 hrs., voy por el último tramo del viaje luego de pasar tres días y

medio en España donde cubrí la presentación del Guille Franco con el Villarreal. Por dormirme durante el vuelo Valencia-Londres se me pasó la hora de la comida; antes de abordar he comprado en Marks & Spencers dos sándwiches, un pie de limón y una taza de té para apaciguar el hambre. Resulta que El Torero me habló desde México la otra noche, como a mis 03:00 hrs. Cuando me preguntó dónde estaba, les confieso que en ese estado entre la vigilia y el sueño no supe qué responder. Aunque quise activar rápidamente mi cerebro, a final de cuentas, balbuceé una incoherencia. No me culpen. En lo que va del año he pasado sólo dos noches en mi departamento de Liverpool, he pisado once ciudades, pasado por cuatro países, volado en seis aviones y viajado en trece trenes. No está mal para 16 días. Aunque algunos me lean con sospecha, les aseguro que no ando, precisamente, de vacaciones. Así que mientras caminaba por las interminables bandas eléctricas del aeropuerto de London Gatwick, se me ocurrió que para el ritmo desvariado que he llevado los últimos cuatro meses, lo mejor será tratar de escribir un diario de viajes, ya que tanto ajetreo abruma la memoria y perturba mis horarios de sueño. Comencemos el recuento con el pasaporte en la mano. Lo reviso y cuento 38 sellos de entrada a 12 países distintos desde octubre del 2005. Hay sellos encimados de la Unión Europea en todas las páginas. Los hay de Inglaterra, mi casa desde el otoño del 2004, Francia, España, Alemania, Bélgica, Holanda, Italia, Irlanda, Grecia; también de Turquía, Estados Unidos y, por supuesto, México. Pero más allá de los kilómetros acumulados, y el encanto que supone para mí trabajar de cuentacuentos, este ajetreo me ha dejado un aprendizaje importante sobre una cuestión tan mundana como útil. A fuerza de equivocaciones, gastos desproporcionados y esperas absurdas, uno va aprendiendo algunos trucos para sobrellevar esta vida de nómada. En mi caso, la experiencia adquirida se traduce en menos incomodidades, por lo que he desarrollado un gran olfato para reconocer las mejores rutas aéreas, hoteles con servicios adicionales, tarifas especiales, reglas de equipaje, salas VIP, incluso para calcular la ropa necesaria con el fin de no cargar ni un sólo kilo de más. Puedo jactarme de conocer valiosas artimañas para viajar con boletos de descuento en los trenes rápidos del Reino Unido y para colarme a first class pagando tarifas irrisorias. Llevo en la memoria los horarios de las rutas London Euston-Liverpool Lime Street, Liverpool-Manchester Airport o London Paddington-Heathrow Airport. La Isla del Futbol 181


He aprendido a viajar ultraligero de equipaje. Así que me he despreocupado por ciertas modas y ahora visto de negro para minimizar accesorios y combinaciones. De esta forma, me basta con un maletín rodante que puedo subir a la cabina del avión, y todavía me queda una mano libre para ayudar a mi camarógrafo con el tripié. Eso sí, que quede claro, hay que lavar ropa todos los días en el baño del hotel, porque nunca se sabe si el viaje puede extenderse de súbito. Hablando de hoteles, ahora sólo me hospedo en aquellos que cuentan con servicio de internet de banda ancha, y si es wireless, aún mejor. Es por ese medio como coordino mis asignaciones periodísticas, finanzas personales, compra de boletos, acreditaciones, reservaciones, contactos familiares y lo más importante, la vía por la que envió mis reportajes en video para TV Azteca. No todo puede ser trabajo, por lo que una computadora lap top, que pesa exactamente 1.7 kilos, se ha convertido en un completo centro de entretenimiento. Siempre traigo conmigo una decena de DVD’s, que renuevo constantemente durante los tiempos muertos en aeropuertos y estaciones de tren. Para esta tarde las opciones son: Wedding Crashers, Goodbye Lenin, Meet the Fockers o Green Street (¡la de los hooligans del West Ham!). He descubierto que comprar series completas de televisión me resulta bastante rentable. Uno no siempre tiene tiempo para una película entera, por lo que un episodio de Curb your enthusiasm, con el neurótico de Larry David, es una gran opción. Y cuando no ando de humor, me abastezco de un cargamento de periódicos y revistas que siempre termino por abandonar en el tren, por si alguien quiere perder el tiempo sin leer, apenas haciendo zapping, página por página, como lo hago yo. 17:48 hrs. El tren se detiene en la estación de Liverpool Lime Street, un minuto antes de lo programado. Destino final, al menos por hoy. Ahora recuerdo que no hay comida en casa y tendré que pasar a comprar lo mínimo, hacer un poco de lavandería, clasificar mis comprobantes de gastos, checar mi correo… porque mañana juega Borgetti ante el Manchester City y tendré que tomar otro par de trenes para estar en Bolton para el partido de las 15:00 hrs. Por fin en casa… ¿Dónde están las pin… llaves? Epílogo: 23:46 hrs. Acabo de colgar el teléfono. Era Faitelson. Tengo que estar con él en España pasado mañana. Hay que hacer la maleta de nuevo. Luego les cuento.

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Liverpool John Lennon Airport: “Above us only sky” Nota de despedida

L a mañana del 14 de diciembre del 2005, desempolvé el único traje que me llevé a la Isla. Mi departamento, ubicado en los Lennon Studios de Cambridge Court

en el corazón de la Universidad, estaba hecho un desastre. Había regresado de Leipzig muy tarde, la noche anterior, luego de transmitir el sorteo de la Copa del Mundo. Apenas se podía caminar por el lugar, había ropa arrugada por todos lados, papeles desordenados, cajas de libros a medio llenar, trastos sucios, comida descompuesta en el refrigerador. No era para menos. Me había pasado las últimas semanas en la Europa continental trabajando como corresponsal y durante ese tiempo le presté mi diminuto estudio a un par de amigos, entre ellos, a Rogelio, que, por cuestiones de visa, había tomado el avión justo el día anterior y no estaría en la graduación. Al asomarme por la ventana despejé todas mis sospechas. Esa mañana llovería. Así que salí temprano rumbo al Guild of Students (Unión de Estudiantes) donde debía recoger la toga y el birrete que obligatoriamente renté para la ceremonia. Habían transcurrido dos meses y medio desde que entregué la tesis y mi mente andaba algo alejada de los estudios y concentrada en mis actividades periodísticas. Una vez cumplido el trámite del vestuario, y con el birrete bailando sobre mi cabeza, me uní al desfile de graduados que recorrían las calles de la Universidad rumbo al histórico Liverpool Philarmonic Hall. Muchos de ellos iban acompañados por sus familias, las cuales habían viajado, en algunos casos, desde lugares remotos para testificar la culminación de un ciclo. Pero, la verdad, es que nosotros somos de los que pensamos que las cosas no inician ni terminan cuando lo señalan los calendarios, sino cuando así lo determinan fuerzas más profundas y misteriosas como las que gobiernan nuestra memoria. Por eso, con este libro hemos intentado llenar de sentido un espacio; hemos pretendido anclar parte de nuestros recuerdos y ponerle un fin alegórico a esta experiencia, sin importar las fechas que aparecen en los sellos del pasaporte. El viaje terminó para nosotros en momentos distintos; para uno en ese invierno, para el otro el verano siguiente; pero detalles como éstos resultan intrascendentes ante lo que subyace de este período de nuestras vidas. La aventura simbólica, la cual es mucho más importante y duradera, termina en esas últimas páginas, rompiendo los parámetros del tiempo y encapsulándose para defenderse de la muerte. Es aquí donde verdaderamente concluimos con el recorrido por una Isla La Isla del Futbol 185


que nos dio la posibilidad de ser otros hombres y de experimentar, como nunca antes, el misterioso milagro de la libertad. Esa mañana del 14 de diciembre, mientras recibía mi título y celebraba, por Rogelio y por mí, la consumación de una anhelada meta, me pasaron por la mente todas las cosas que tenía ganas de hacer antes de irme del puerto. Ustedes saben: ir a éste o aquel lugar, abrazar a tal o cual persona, repetir los grandes momentos que me acompañarán siempre, revisitar los escenarios entrañables que me llenaron la mirada. Pero la vida no funciona así. Es absurdo pretender que se puede reconstruir el pasado, porque, invariablemente terminamos heridos por la decepción. Para eso se inventaron la palabra, el mito, la leyenda, porque cuando la vida se detiene, se escribe lo que nos ha pasado o lo que nos parece imposible. Por eso, el día que tomamos los aviones de regreso a México en el Liverpool John Lennon Airport, pensamos que ya no tenía sentido inventarnos más actos simbólicos. Había que irse y ya. El adiós a la Isla preferimos darlo desde la memoria. Lo hacemos desde The Cavern, cualquiera de esas noches en que regresamos en el tiempo con la música mágica de The Beatles o desde la intimidad del Jacaranda escuchando a algún chico que sueña todavía con ser estrella de rock. Nos despedimos con una cerveza en la mano, un mediodía de verano, en Sefton Park, cocinando salchichas y escuchando un festival de música africana. Nos vamos del puerto dedicándole una última mirada a la gran torre de la Catedral Anglicana, una noche brumosa de invierno o caminando abrigados, cuesta arriba por Bold Street, rumbo a la Universidad, en nuestro primer otoño. Lo hacemos cerrando por última vez la puerta del Flat 3, en el 57 de Seymour Terrace, para no regresar jamás, o abordando un tren con destino a cualquier parte en Liverpool Lime Street Station. Nos vamos, todavía, con el viento impasible del puerto congelándonos la cara o escuchando con el rostro iluminado alguna de las leyendas que nos cuenta Rogan en su casa de las montañas de Gales. Lo hacemos comentando un partido de futbol, o de rugby, o de cricket, con algún desconocido en el O’Neal´s o cantándole al Everton en las gradas de Goodison Park. Nos despedimos con los ojos llenos de milagros, como aquella noche maravillosa en Estambul cuando volvimos a creer en los imposibles, o totalmente solos, sumidos en las interminables noches de enero. Y al final, nos vamos con más ilusión que cuando llegamos al puerto, aceptando que la nostalgia es buena, pero la esperanza es mejor. Por ahora, aquí dejamos este viaje. Aunque una parte de nosotros se ha quedado para siempre en Liverpool, es momento de volver a casa y comenzar de nuevo porque nos sentimos afortunados de poder decir que siempre estamos comenzando de nuevo. De hecho, debemos confesar que nuestra sombra todavía anda por ahí caminando con las manos en los bolsillos por los callejones empedrados que cruzan Hardman Street. No la culpo, porque aquel tiempo que vivimos en la Isla del futbol conocimos lo que es la felicidad, la más pura y absoluta felicidad. Liverpool, 2006

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Rivalidades entre clubes CLUBES

PRINCIPALES RIVALES

OTROS RIVALES

Man utd Arsenal, Bolton, Leeds, Liverpool Everton & Newcastle & Man City Burnley Blackburn, Halifax &Stockport Preston, Rochdale & Blackpool Leeds Bradford & Hull Huddersfield, Sheff Wed & Sheff UTD Chelsea QPR & Fulham Spurs, Leeds & AFC Wimbledon Sheff Wed Bamsley, Rotherham & Sheff Utd Hartlepool & Chesterfield Bolton Bury, Tranmere & Wigan Blackburn Sheff Utd Sheff Wed Bramsley, Ipswich & Rotherham Millwall Charlton, Gillingham & West Ham Crystal Palace Wolves Walsall & West Brom Norwich City Bristol City Bristol Rovers Cardiff, Plymouth, Swansea & Swindon

Las rivalidades se transforman… Club

Rival actual

Rival tradicional

Arsenal Man Utd Tottenham Aston Villa Birmingham City West Brom Bournemouth Reading Southampton Brentfrod QPR Fulham Chelsea Arsenal Tottenham/ Fulham Huddersfield Bradford City Leeds Leicester City Nottm Forest Derby Leyton Orient Southend West Ham Utd Liverpool Man Utd Everton Peterborough Cambridge Utd Northampton Rochdale Bury Burnley Rushden & D’s Northampton Kettering Town Scunthorpe Hull City Grimsby Shrewsbury Telfrod Utd Wrexham Walsall Wolves Shrewsbury Town West Bron Wolves Aston Villa Wycombe Colchester Slough Town York Hull City Scarborough

La Isla del Futbol 187


Glosario BBC: British Broadcasting Corporation. Es la primera empresa de televisión y radio del Reino Unido. También es la más grande cadena de transmisión de noticias en el mundo. Produce servicios de programas e información, transmitidos por la televisión, la radio y el Internet. Es una de las cadenas de noticias más respetadas del mundo. Es independiente de controles comerciales y políticos pues opera bajo un estatuto real que garantiza dicha independencia. Bosman (Ley): El término se desprende del caso judicial protagonizado por Jean-Marc Bosman, jugador belga, que en diciembre de 1995 ganó la sentencia del juicio que había iniciado en contra del club RFC Lieja. Dicha sentencia cambió el rumbo de la industria del futbol en el mundo ya que, a partir de ese momento, todos los futbolistas que laboran en la Unión Europea tienen el derecho de contratarse libremente con el mejor postor a partir de la finalización de su contrato. Esta ley eliminó la figura futbolística de la “Carta de propiedad”, lo que daba ventaja contractual a los clubes de futbol sobre los futbolistas. Brand Equity: Es el valor de una marca y está compuesto por diferentes factores tales como el índice de recordación de la misma por los consumidores, el valor en el futuro, los ingresos que genera, así como otros indicadores de mercadotecnia. Brand experience: Experiencia de marca. Son todas aquellas actividades encaminadas por la empresa para que los consumidores se involucren con la marca, sus valores, diferenciadores y características principales. Branding: Proceso para desarrollar una marca en el ámbito comercial. Abarca desde su creación o reinvención, hasta su consolidación en el mercado. Business case: Caso de negocio. Es un método de aprendizaje mediante una situación compleja, se basa en el entendimiento de dicha situación a través de la descripción y análisis de las variables dentro o fuera del contexto de dicha situación. A través de ejemplos prácticos es posible aterrizar teorías y ejercitar el proceso de toma de decisiones a nivel gerencial. Carling Cup: La Football League Cup, comúnmente conocida como la League Cup (Copa de la Liga), o Carling Cup, es la tercera competición en importancia dentro del fútbol de Inglaterra. El campeón de la edición 2006-07 es el Chelsea FC. Se juega con un formato de eliminación directa. A diferencia de los 674 equipos que entraron a la FA Cup, sólo 92 equipos pueden entrar: los 20 clubes de la FA Premier League, y los 72 equipos de la Football League, que organiza la competición. El ganador de la Football League Cup se clasifica para la Copa de la UEFA, si no ha clasificado para otra competición europea de otra forma. CEO: En inglés se utiliza la expresión Chief Executive Officer (traducción literal: oficial ejecutivo en jefe) o sus siglas CEO para designar a la persona con más alta responsabilidad de una organización o corporación anglosajona. Chairman: Es el presidente de una organización. El término es utilizado también para referirse al directivo en jefe de un club de futbol. Champions League: La Liga de Campeones de la UEFA (en inglés UEFA Champions League) es el torneo europeo de fútbol más importante a nivel de clubes organizado por la UEFA. Fue creada en 1992 como una renovación de la tradicional Copa de Campeones de Europa, por lo que para efectos estadísticos se consideran como la misma competición. Se disputa anualmente desde 1955, y el primer campeón fue el Real Madrid, de España, siendo el club con más títulos, nueve en total (6 en el antiguo formato y 3 en el nuevo). El actual campeón (2007) es el Milan, que logró su séptima copa europea tras vencer 2-1 al Liverpool. Estos mismos se enfrentaron en la final de 2005, que acabó con triunfo del cuadro inglés. Championship: Ver Coca Cola Championship 188 La Isla del Futbol


GLOSARIO

Coca Cola Championship: El Football League Championship, o The Championship (que por razones de patrocinio es llamada en el Reino Unido Coca-Cola Football League Championship) se refiere a la Segunda División del futbol de Inglaterra. Cuenta con 24 equipos, y al final de cada temporada los dos primeros clubes de la clasificación, más el ganador del playoff que se desarrolla entre los equipos que están entre el tercer y sexto lugar, ascienden a la FA Premier League y son sustituidos por los tres peores de la Premier League. Así mismo, los tres equipos que finalicen en el fondo de la tabla de posiciones, bajan a la Football League One, y son reemplazados por los dos primeros equipos de la clasificación, más el ganador del playoff que se desarrolla entre los equipos que están entre el tercer y sexto lugar de esa división. Comisión Europea: La Comisión Europea se encuentra en Bruselas y se encarga de vigilar el cumplimiento de las leyes y reglamentos que son comunes para todos los estados afiliados a la Unión Europea (UE). La Unión Europea es un bloque comercial y una organización supranacional del ámbito europeo dedicada a incrementar la integración económica y política entre sus 27 estados miembros, y a reforzar la cooperación entre ellos. Copa Confederaciones Copa de Europa: Se trata del máximo trofeo al que puede aspirar un club europeo. Ver Champions League. Copa de la Liga: ver Carling Cup. Copa UEFA: (en inglés: UEFA Cup) es a segunda competición entre clubes de fútbol más importante de Europa, tras la Liga de Campeones de la UEFA. En Inglaterra, los clubes que terminan en el quinto y sexto puesto de la Premier League obtienen su pase a la Copa UEFA, así como el ganador de la Carling Cup. Core business: Es el negocio principal de una empresa. Se refiere a la actividad comercial que mantiene viva a la organización aun cuando ésta tenga una oferta muy diversa de productos o servicios en el mercado. En el caso de un club de futbol, el core business es el espectáculo, el juego como tal, aun cuando la organización también obtenga recursos de la venta de camisetas, comida, y otros productos o servicios. Council: Condado, autoridad municipal o consejo local de una población en el Reino Unido. Criminal offense: delito u acto criminal. A raíz de los graves problemas de hooliganismo que aquejaron al futbol británico en los años 70 y 80, se cambió la reglamentación y todo acto que infrinja las reglas que rigen a un espectáculo público son consideradas como delito grave y por lo mismo el acusado puede recibir multas y castigos severos. CRM (Customer Relationship Management): se entiende como la Gestión sobre la Relación con los Consumidores, y se refiere a una estrategia de negocios centrada en el cliente, por lo que la organización realiza grandes esfuerzos por acumular información relativa al consumidor para conocer a fondo sus necesidades. CSR (Corporate Social Responsability): El concepto de Responsabilidad Social Corporativa se refiere a la obligación no escrita o legislada que tienen las empresas de involucrarse con los intereses de sus clientes, consumidores, vecinos, medio ambiente y otros actores de su mercado y comunidad. Va estrechamente ligado al concepto de desarrollo sustentable. Customer Relationship Management: Ver CRM. Dale Carnegie: Escritor estadounidense, famoso por desarrollar los primeros cursos de superación personal, ventas, desarrollo empresarial y oratoria. Database Marketing: Se traduce como marketing de base de datos. Se refiere a una forma de marketing o venta directa mediante el uso de una base de datos sobre los consumidores. Esta La Isla del Futbol 189


estrategia permite enviar mensajes al mercado objetivo y alcanzar de manera más eficiente a los consumidores potenciales. DJ: Siglas en inglés de disc jockey, también deejay o diyéi. Es la persona encargada de escoger, mezclar o manipular música pregrabada para el disfrute de otros. English Disease: “El virus inglés” o “La plaga inglesa”. Así se les llamaba a los aficionados ingleses entre 1960 y1980 por los disturbios que causaban en sus viajes. English Premier League: Máxima división del futbol profesional en Inglaterra. A partir de 1993 adoptó el nombre de The Premiership, hoy conocida como Barclay´s, Premier League, a partir de una transformación comercial que la ha convertido en la liga de futbol que más dinero genera en el mundo. Está conformada por 20 clubes profesionales, de los cuales cuatro primeros lugares de cada temporada acceden a la UEFA Champions League y los tres últimos de la clasificación descienden a la segunda división, mejor conocida como Coca Cola Championship. Equity: Se refiere al valor de una marca en el mercado. Ver brand equity. FA Cup: Torneo de Copa organizado por la Football Association (FA). Se trata de la competición oficial más antigua del futbol. Tienen derecho a competir todos los clubes afiliados a la FA, tanto profesionales como amateurs. FA: Football Association. Es el organismo que rige el futbol en Inglaterra y organiza la prestigiosa FA Cup (Copa de la FA). Además es el que mantiene las relaciones con la FIFA (Federación Internacional de Futbol Asociación). Fan base: Base de aficionados. Se refiere a la cantidad de aficionados apoyan a un club y se convierten en su mercado potencial. FIFA: Federación Internacional de Futbol Asociación. Fundada en 1904, es el organismo rector del futbol en todo el mundo. Está conformado por 208 países, los cuales se afilian a través de su federación de futbol local. Es el encargado de organizar la Copa del Mundo y los mundiales con límite de edad. Firm: Se le denomina de esta forma a los grupos de aficionados agresivos, mejor conocidos como la mayoría de los clubes británicos cuentan con uno de estos grupos; en ciertos casos, estas bandas de hombres entre 15 y 40 años están altamente organizados y tienen una larga historia de enfrentamientos, rivalidades, viajes, leyendas, etc. Football Association: Ver FA. Football Foundation: Esta fundación es una iniciativa del gobierno británico. Sirve para asegurar el bienestar del futbol a nivel amateur y generar recursos para invertir en canchas, programas sociales, y formación de jóvenes talentos. Es la organización de beneficencia deportiva más grande del Reino Unido. Football Industry Group: Fue fundado en 1994 en la Universidad de Liverpool bajo la dirección del Dr. Rogan Taylor como una unidad de investigación y docencia especializada en los aspectos económicos, sociales, históricos, políticos y culturales del futbol en el Reino Unido y en el mundo. Esta unidad creó en 1997 el primer MBA en el mundo especializado en la industria del futbol. Football League: Fundado en 1888, es el organismo que regula la actividad de la segunda, tercera y cuarta división profesionales de futbol en Inglaterra, mejor conocidas como Coca Cola Championship, League One y League Two. Cuenta con 72 clubes repartidos en Inglaterra y Gales, los cuales compiten en un sistema de ascensos y descensos. Además, organiza la Carling Cup o Copa de la Liga. 190 La Isla del Futbol


GLOSARIO

Football Specials: Autobuses públicos que circulan los días de partido con rutas especiales directas al estadio. Football Supporters Association: ver FSA. FSA: Football Supporters Association: La Asociación Nacional de Aficionados Ingleses se creó en 1985 como un órgano de representación para los fanáticos al futbol en Inglaterra sin importar su equipo de filiación. Su objetivo principal es estrechar las relaciones con los clubes y autoridades para evitar actos de hooliganismo, malos tratos de la policía y mejorar las condiciones para los aficionados. G-14: Fundado en el 2000, es un movimiento promovido por los 14 clubes más poderosos de Europa (actualmente ya son 18) que buscan defender sus derechos y promover su relativa autonomía ante las políticas de la UEFA y de la FIFA. Desde hace algunos años este grupo promueve la idea de crear una Súperliga Europa totalmente independiente de los organismos internacionales, competencia que supuestamente le dejaría mayores ganancias a cada club. Los miembros de este grupo, cuya sede es Bruselas, Bélgica, son: Ajax y PSV (Holanda), Real Madrid, Barcelona y Valencia (España), Inter, Milan, Juventus (Italia), Arsenal, Manchester United y Liverpool (Inglaterra) Bayern Munchen, Bayer 04 Leverkusen y Borussia Dortmund (Alemania), Olympique de Marsella, Olympique de Lyonnais y Paris-St. Germain (Francia) y Porto (Portugal). Guinness Premier League (rugby): En Inglaterra se juegan dos variantes de este deporte: Rugby League y Rugby Union. Cada uno maneja reglas distintas y cuenta con su propia liga profesional. La Guinness Premiership (Premier League) es la máxima división del Rugby League y agrupa a 12 clubes. Gunners: O “cañoneros” es el apodo o nombre de guerra con el que se le conoce al Arsenal, club de Londres, Inglaterra. Happening: Evento, espectáculo, actividad o performance que involucra al público y que tiene como finalidad transmitir una emoción o crear un ambiente. En algunos casos puede ser considerado como una expresión artística. Heysel, tragedia de. Son conocidos como la Tragedia de Heysel los sucesos acaecidos el 29 de mayo de 1985 en el estadio de Heysel de Bruselas, en Bélgica, en el que murieron 39 aficionados (34 italianos seguidores de la Juventus FC, dos belgas, dos franceses y un británico) a causa de una avalancha de aficionados en los prolegómenos de la final de la Copa de Europa entre el Liverpool FC y la Juventus FC. Además, resultaron heridas 600 personas. A causa de esta desgracia, la UEFA sancionó a los clubes ingleses sin poder disputar competiciones europeas durante cinco años, y les conminó a tomar severas medidas para frenar la violencia de sus aficionados radicales, denominados hooligans. La sanción se debió a que la tragedia de Heysel no fue considerada un hecho aislado, sino el punto culminante a varios años en los que los hinchas ingleses habían protagonizado episodios de violencia en estadios fuera de las Islas Británicas. El Liverpool FC fue sancionado con 10 años sin poder participar en competiciones europeas, aunque posteriormente le fue rebajada la sanción a seis años. La sanción provocó una grave crisis en el fútbol inglés. Highlights: Resumen con las mejores jugadas de un evento deportivo. Hooligan: Aficionado al futbol que se caracteriza por su comportamiento violento o problemático. El término proviene de una familia irlandesa que vivía en Londres a mediados del siglo XIX y que era famosa por las peleas que ocasionaba. El futbol inglés se hizo tristemente celebre entre 1960-90 por los disturbios y tragedias ocasionadas por sus aficionados al futbol tanto dentro su país como en Europa. Los términos Hooligan y Hooliganism han sido aceptados en las universidades británicas y se han convertido en materia de estudio a nivel sociológico. La Isla del Futbol 191


Hospitality: Se refiere a la relación entre un anfitrión y sus invitados. Dentro de la industria del deporte se trata de las actividades que desarrolla un club u organización para atraer y atender a personalidades, patrocinadores, socios, etc, con el fin de realzar su experiencia en el evento. Por lo general, las actividades de hospitality abarcan ingresos especiales al evento, salas vip, palcos, comida gourmet, fiestas adicionales. El hospitality es considerado una herramienta importante para muchas empresas para mantener la relación comercial con sus clientes. ICF: Intercity Firm, se trata del grupo de hooligans del club West Ham United. Es uno de las bandas de aficionados violentos más famosas de Inglaterra. Sus líderes, sistema de organización, y leyendas grupales han sido motivo de libros y películas. Su nombre proviene de los Intercity Trains, trenes de cercanías, en los que suelen viajar sus integrantes. Intercity Firm: Ver ICF. IP (plataforma): La plataforma IP (Internet Protocol) o protocolo de internet es sobre la que corren la gran mayoría de los sistemas de información en nuestros días. Los clubes del futbol, como cualquier organización, se valen de esta plataforma para acumular datos sobre sus clientes, consumidores, etc. League One: Así se le denomina a la tercera división profesional del futbol de Inglaterra. Está integrada por 24 clubes. Los dos primeros lugares de la clasificación tienen ascenso a la segunda división, mejor conocida como Coca Cola Championship. League Two: Así se le denomina a la cuarta división profesional del futbol de Inglaterra. Está integrada por 24 clubes. Los dos primeros lugares de la clasificación tienen ascenso a la tercera división, mejor conocida como League One. Liga de Campeones: Liverpoodlian: El natural de Liverpool. Liverpudlians: Ver liverpoodlian Marketing: La mercadotecnia. Es una ciencia administrativa que se preocupa de estudiar, teorizar y dar soluciones sobre los mercados, los clientes o consumidores (sus necesidades, deseos y comportamiento) y sobre la gestión de mercadeo (o gestión comercial) de las organizaciones. Master in Football Industries: Ver MBA. Match Day Experience: Así se le denomina al conjunto de actividades comerciales que el club de futbol desarrolla el día del partido, como son la venta de boletos, comida, estacionamiento, renta de palcos, banquetes, servicios de hospitality. Matchday: Se refiere al día del partido de futbol. (Match = partido). MBA in Football Industries: La Universidad de Liverpool creó este MBA desde 1997. Es un programa muy interesante para todos aquellos que deseen seguir una carrera profesional dentro de la industria del futbol, ya sea trabajando en clubes, federaciones, patrocinio y organismos internacionales. MBA. Master in Business Adminstration: Maestría en Administración de Negocios. Es un programa académico a nivel de posgrado en Negocios. En general, un MBA está orientado al conocimiento del contexto empresarial, las funciones operativas de la empresa, así como las habilidades gerenciales. Muchos programas de MBA permiten a los estudiantes especializarse o concentrarse en un área (finanzas, marketing, logística, recursos humanos, etc.). Membership Scheme: Literalmente es un programa de membresías. En la práctica son todos 192 La Isla del Futbol


GLOSARIO

aquellos programas de lealtad y afiliación que se desarrollan en el club para agrupar a los aficionados con el fin de incrementar su conexión emocional y comercial con el equipo. Merchandising: Se refiere a la venta de artículos relativos al club de futbol como camisetas, pósters, llaveros, fotografías. Es uno de los rubros comerciales que más dinero generan para una organización deportiva. Non-League Conference: Corresponde a la quinta división del futbol de Inglaterra. Se trata de una división de futbol semiprofesional. Los equipos mejor ubicados en la clasificación tienen derecho al ascenso a la League Two. Se le conoce como Non-League Football a todas las ligas semiprofesionales y amateurs que están por debajo de las tres divisiones que integran la Football League y, por supuesto, de la Premier League. Northwest Regional Development Agency: Agencia de Desarrollo Regional del Noroeste. Se trata de un organismo público e independiente establecido por el gobierno para desarrollar, sobre todo económicamente, cada una de las regiones en que está divida Inglaterra. Existen organismos similares en Gales, Escocia e Irlanda del Norte. Pint: Pinta. Unidad inglesa de volumen y capacidad dentro del sistema imperial de medidas. En el Reino Unido, una pinta equivale a 568 mililitros, en Estados Unidos es equivalente a 473 mililitros. Es la medida en la que habitualmente se piden las bebidas en los bares de Inglaterra. Ej. Una pinta de cerveza, media pinta de sidra, etc. Pop-baller: Término para describir a un jugador de futbol que por su fama ha rebasado su condición de deportista y es considerado una personalidad. David Beckham, en la actualidad; George Best, en los años sesenta, son los mejores representantes de esta concepto que proviene de la cultura pop. Posh: Fresa, popis o pirruris (el adjetivo se acomoda a la personalidad del sujeto en cuestión). Premiership: Otra manera de llamar a la English Premier League. Pub: Bar, cantina (viene de Public House). Es un establecimiento donde se sirven bebidas alcohólicas, especialmente cerveza. Los pubs son lugares comunes en países de habla inglesa como el Reino Unido, Irlanda, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Rating: Cifra que indica el porcentaje de espectadores que están viendo un programa de televisión sobre el total que durante la emisión tiene encendido su televisor. El rating es el resultado del la multiplicación del Alcance (Individuos o en su caso Hogares) por la Fidelidad (Tiempo invertido). Adicionalmente, la combinación de suma de ratings da como resultado el Share, lo que significa que la proporción porcentual, de elementos sumados, dan un 100% y sus particiones representan la contribución de la cadena al total predeterminado de competencia. Este dato se mide con audímetros. Rebranding: Relanzamiento de una marca. Se trata del trabajo que se realiza para modernizar o imprimir nuevos valores y diferenciadores a una marca comercial ya existente en el mercado. Recopa de Europa: Es una extinta competición organizada por la UEFA que, durante 38 años, disputaron los vencedores del torneo de la Copa en sus respectivos países. Fue inaugurada en 1960 y fue considerada la segunda competición entre clubes más importante del continente, después de la Liga de Campeones de la UEFA o Copa de Europa, y por delante de la Copa de la UEFA que, hasta la desaparición de la Recopa, era la tercera competición. La Recopa de Europa celebró su última edición en 1999, debido a que la UEFA reestructuró las competiciones europeas de clubes para dar más protagonismo a la Copa de Europa, que pasó a denominarse Liga de Campeones, que dejó de ser una competición exclusiva de los campeones de liga, para dar entrada a más clubes. El club con más títulos de la Recopa de Europa en su palmarés es el Futbol Club Barcelona, que la conquistó en cuatro ocasiones. La Isla del Futbol 193


Scottish Cup: Torneo de Copa organizado por la Federación Escocesa de Futbol desde 1873, en el que equipos de todas las divisiones se enfrentan por eliminación directa. La final de juega a un solo partido en el estadio Hampden Park de Glasgow. Scottish FA: Federación Escocesa de Futbol. Organismo afiliado a la FIFA. Scottish Premier League: Máxima división del futbol profesional de Escocia. Esta liga la integran 12 clubes, los cuales se enfrentan tres veces por temporada. Celtic Glasgow y Glasgow Rangers son los clubes más ganadores de esta competición. Scouser: Término popular con el que se autonombran las personas nacidas en Liverpool. Proviene de una sopa típica de la ciudad llamada Scouse. Season ticket: Abono futbolero. Se trata de un boleto de entrada para todos los juegos de la temporada dentro del Torneo de Liga. Por lo general, no contempla los partidos de la FA Cup, la Copa de la Liga, ni tampoco competencias UEFA. Los clubes dan trato especial a los poseedores de estos abonos (Season Ticket Holders) por ser un elemento que refleja fidelidad. Season Ticket Holder: Es el poseedor de un abono para presenciar partidos de su club durante toda la temporada. Los abonados suelen recibir trato especial de parte de los clubes. Second Division: Ver coca cola championship Serie A: Así se le denomina a la máxima división profesional del futbol de Italia. Service Crew: Nombre del grupo organizado de hooligans seguidor del club de futbol Leeds United FC. Sold Out: Agotado o totalmente vendido. El término se usa a nivel comercial en la industria del futbol para determinar cuando un club opera sus temporadas con boletaje vendido al 100%. Staff: Conjunto de empleados y voluntarios que trabajan en la organización y operación de un evento deportivo. Pueden ser asistentes, elementos de seguridad, vendedores, etc. Stripper: Del inglés strip (desnudarse) y tease (excitar sexualmente). Es una persona que se va quitando sensualmente la ropa ante un grupo de espectadores. Súper Copa Europea Supporters Direct: Organización creada por iniciativa del gobierno británico para brindar asesoría legal, comercial y financiera a las asociaciones de aficionados al futbol en Inglaterra (Supporters Trusts). Supporters Trusts: Grupos organizados de aficionados. Tienen un peso muy importante en la conducción de los clubes de fútbol en Inglaterra, ya que cuentan con recursos económicos, personalidad jurídica y, en algunos casos, ocupan posiciones en el comité directivo de los equipos. Taylor Report: Documento publicado por Lord Taylor of Gosforth en 1990 a petición del gobierno británico para establecer las causas del desastre de Hillborough, donde murieron 91 aficionados del Liverpool, y para recomendar medidas para garantizar la seguridad de las personas en los eventos deportivos. Tifossi: Nombre popular con el que se conoce a los aficionados italianos. Tiffoso (singular) quiere decir “infectado”; en este caso, metafóricamente hablando, “enfermo” de futbol. Trademarks: Signo distintivo o indicativo utilizado por un individuo, organización, empresa o entidad legal, para identificar y diferenciar un producto o servicio ante los consumidores. 194 La Isla del Futbol


GLOSARIO

UEFA: Unión de Asociaciones de Fútbol Europeas. Es la Confederación de Asociaciones Nacionales de Fútbol de Europa. Es el máximo ente de este deporte en ese continente y una de las seis confederaciones pertenecientes a la FIFA. Su sede central se encuentra en Nyon, Suiza. Es la encargada de organizar la UEFA Champions League, la competencia de clubes que más dinero genera en el mundo, así como la Eurocopa de Naciones, la cual se disputa cada cuatro años. Video on demand: Concepto que engloba un sistema de televisión de paga en el cual es posible ver un contenido específico a la hora que el consumidor lo determine sin necesidad de depender de las cartas de programación. También es posible encontrar estos contenidos en sitios de internet. Algunos clubes de futbol en Inglaterra comercializan contenidos bajo este esquema. West Ham United Academy: Academia de fútbol del club West Ham United. Se trata de uno de los centros de formación más prestigiados de Inglaterra por la cantidad de figuras que han surgido de ahí. Durante muchos años el West Ham United ha mantenido sanas sus finanzas gracias a la venta de los futbolistas que produce. Wimbledon Independent Supporters Association (WISA): Asociación de aficionados al club de Futbol Wimbledon. Esta organización cobró cierta fama en Inglaterra cuando los dueños del club pretendían cambiarlo de ciudad, lo que significó un gran escándalo. Wireless: Sin cables. Expresión utilizada para la conexión a internet por esta vía. Working class: Término con el que se denomia a la clase obrera de Inglaterra. Constituyen el estrato más bajo de la pirámide social.

La Isla del Futbol 195


75

50

FUENTE: Deloitte.

196 La Isla del Futbol

Juventus

100

122.9

Newcastle United

Schalke 04

Manchester City

Hamburg SV

85.1 Benfica

86.9 West Ham United

88.5 Rangers

89.4

101.8

107.2 Tottenham Hotspur

127.0

124.3

AS Roma

127.7

Olympique Lyonnais

Liverpool

Arsenal 176.0

192.4

204.7

125

Bayern Munich

150 206.6

175

Internazionale

221.0

200

AC Milan Chelsea

251.2 238.7

242.6

225

Manchester United

259.1

250

FC Barcelona

292.2

275

Real Madrid

ApĂŠndice estadĂ­stico

Total de ingresos de los 20 grandes 300 m


Apéndice estadístico

Manchester United: Fuentes de ingreso y porcentaje m 300 250 30%

229

251

259

Año 2003

Año Año 2004 2005

246

243

200

43%

150 100 27%

50 0

Matchday 103.1m (£71.3m)

Año 2002

Año 2006

Ingresos totales por 5 años

Derechos TV y radio 65.9m (£45.5m) Comercial 73.6m (£51.0m) FUENTE: Deloitte.

Chelsea: Fuentes de ingreso y porcentaje m 300 250 28%

38%

217

221

221

Año 2004

Año 2005

Año 2006

200 150

143

134

Año 2002

Año 2003

100 34%

50 0

Matchday

83.4m (£57.7m)

Derechos TV y radio Comercial

76.1m (£52.6m)

Ingresos totales por 5 años

61.5m (£42.5m)

FUENTE: Deloitte.

La Isla del Futbol 197


Arsenal: Fuentes de ingreso y porcentaje m 300 250 26%

33%

200 150

141

150

Año 2002

Año 2003

174

171

Año 2004

Año 2005

192

100 41%

50 0

Matchday

63.8m (£44.1m)

Año 2006

Ingresos totales por 5 años

Derechos TV y radio 79.4m (£54.9m) Comercial 49.2m (£34.0m) FUENTE: Deloitte.

Liverpool: Fuentes de ingreso y porcentaje m 300 250 27%

32%

200 150

154

149

140

Año 2002

Año 2003

Año 2004

181

176

Año 2005

Año 2006

100 41%

50 0

Matchday 47.2m (£32.7m) Derechos TV y radio 72.0m (£49.7m) Comercial 56.8m (£39.3m) FUENTE: Deloitte.

198 La Isla del Futbol

Ingresos totales por 5 años


Apéndice estadístico

Newcastle United: Fuentes de ingreso y porcentaje m 300 250 27%

32%

200 150 100

41%

45.6m (£31.5m)

Derechos TV y radio

137

129

124

Año 2003

Año 2004

Año 2005

Año 2006

50 0

Matchday

139 109

Año 2002

Ingresos totales por 5 años

38.4m (£26.5m)

Comercial 40.3m (£27.9m) FUENTE: Deloitte.

Tottenham Hotspur: Fuentes de ingreso y porcentaje m 300 250 24%

200

37%

150 100 39%

25.4m (£17.6m)

Derechos TV y radio

96

100

105

107

Año 2002

Año 2003

Año 2004

Año 2005

Año 2006

50 0

Matchday

100

41.5m (£28.7m)

Ingresos totales por 5 años

Comercial 40.3m (£27.8m) FUENTE: Deloitte.

La Isla del Futbol 199


Manchester City: Fuentes de ingreso y porcentaje m 300 250 25%

200

36%

150 100 39%

50 0

Matchday

22.7m (£15.7m)

71

94

90

89

Año 2004

Año 2005

Año 2006

43 Año 2002

Año 2003

Ingresos totales por 5 años

Derechos TV y radio 35.0m (£24.2m) Comercial 31.7m (£21.9m) FUENTE: Deloitte.

Rangers: Fuentes de ingreso y porcentaje m 300 250 37%

46%

200 150 100

17%

Comercial 32.6m (£22.5m)

200 La Isla del Futbol

Año 2002

Año 2003

86

82

89

Año 2004

Año 2005

Año 2006

40.9m (£28.3m)

Derechos TV y radio 15.0m (£10.4m)

FUENTE: Deloitte.

70

50 0

Matchday

69

Ingresos totales por 5 años


Apéndice estadístico

West Ham United: Fuentes de ingreso y porcentaje m 300 250 27%

26%

200 150 100

47%

0 Matchday

75

87

74

53

47

Año 2004

Año 2005

50 Año 2002

Año 2003

Año 2006

23.8m (£16.5m)

Derechos TV y radio

40.9m (£28.2m)

Ingresos totales por 5 años

Comercial 22.2m (£15.4m) FUENTE: Deloitte.

Table 2: Current Premiership clubs with non-UK nationals as majority owners Club

Deal date

Buyer

Country

Initial deal value m (£m)

Price/ turnover

Fulham Chelsea Manchester United Portsmouth Aston Villa West Ham United

May 1997 July 2003 May 2005 January 2006 August 2006 November 2006

Mohammed Al-Fayed Roman Abramovich Malcolm Glazer Alexandre Gaydamak Randy Lerner Eggert Magnusson and Bjorgolfur Gudmundsson

Egypt Russia USA France USA Iceland

45m (£30m) 195m (£135m) 1,050m (£725m) 100m (£68m) 110m (£75m) 155m (£108m)

15.0 1.2 4.6 1.9 1.5 1.8

Liverpool FC

Feb 2007

George Gillett and Tom Hicks USA-Canada

620m

(£420m)

Note: Initial deal value is our estimate of enteprise value. This has been estimated as the aggregate of the reported amount paid for net equity plus (or minus) estimated net debt (or cash) acquired (based on each club’s annual financial statements). The price/turnover multiple is that enterprise value divided by the annual turnover figure in the financial year before the transaction. Source: Press reports and financial statements.

FALTA TRADUCIR

La Isla del Futbol 201


Cursos de posgrado en Administraci贸n del Deporte ofrecidos por universidades brit谩nicas

Football industries MBA Liverpool University Masters in Football industries / Full time / 1 year

Master in Business Administration: Sport Management (MBA) Coventry University MBA in Sport and Leisire Management. University of Bedforshire, Full time, 1 year. Research on Sociology of Football MPhil University of Glasgow MPhil in Sociology, Anthropology, Applied Social S... / Full time / 1 year

Sport Management MA London Metropolitan University MA in Sport Management / Full time / 1 year

Sports Management MSc Bristol: University of The West of England MSc in Sports Management / Full time / 24 - 33 months

Sport Management MSc Sheffield Hallam University MSc in Sport Management / Full time / 1 year

Sports Management MSc University of Worcester MSc in Sports Management / Full time / 1 year

Sport Management and The Business of Football MSc Birkbeck, University of London MSc in Sport Management and The Business of Football... / Full time / 1 year

Sport and Recreation Management MSc Sheffield, University of MSc in Sport and Recreation Management / Full time / 1 year

Sport Management MSc Glamorgan University MSc in Sport Management / Full time / 1 year

Strategic Sports Management MA University of Derby MA in Strategic Sports Management / Full time / 1 year

Sport and Recreation Business Management MSc University of Edinburgh MSc in Sport and Recreation Business Management / Full time / 1 year

Sports Studies MPhil University of Stirling MPhil in Sports Studies / Full time / 1 year

Sports Surface Technology MSc Cranfield University MSc in Sports Surface Technology / Full time / 1 year

University of Leicester: Centre for Research for Sport and Society Website: www.le.ac.uk/sociology

Para mayor informaci贸n consultar: www.educationuk.org/

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University of Liverpool

A pioneering research intensive University in a world class city

The University of Liverpool offers you the opportunity to join a diverse community of over 20,000 students following hundreds of programmes. The award of European Capital of Culture 2008, confirmed Liverpool as one of the most vibrant, life-affirming and creative cities in the UK.

Choose the best If you want exceptional teaching, superb facilities, well equipped libraries and other learning resources, great accommodation and a good social life, all wrapped up in a vibrant, cosmopolitan, student friendly city, you’ve just found it. Whether you’re choosing a first degree, exploring postgraduate study and research or looking at short courses and evening classes, explore our website to find out what makes Liverpool one of the most sought-after universities in the UK.

MBA Football Industries Programme Introduction This programme offers a comprehensive and high level education to managers who are interested in opening up new career opportunities or supporting their development in football and associated industries. It provides students with a good grounding in the modern football business, encourages them to understand theoretical debates around its functioning, and to analyse critically processes and forces within it. Its aim is to encourage programme graduates to apply modern business and management concepts, theories, and practice to the football industry. Key features of the programme include, first, a comprehensive programme of guest lectures from key practitioners in areas of the management of the football industries, including the professional associations, football clubs, financial analysts and the media and, second, the opportunity to undertake placement based dissertation research in an organisation operating in the football industries. Programme Structure This 12-month programme consists of nine taught compulsory modules including research methods and elective modules, followed by a research project carried out over the summer period upon completion of semester 2. Semester 1 Core Compulsory Modules La Isla del Futbol 203


• Managing Resources • Managing the Environment • Managing People • International Business of Football Semester 2 Core Compulsory Modules

• Managing Change • Football: The Global Game • Football and the Law • Football and Finance Plus a Dissertation module comprising: • Research Methods (10 credits) • Dissertation (50 credits) Semester 2 Elective Modules

• Football and the Media • Sports Marketing and Intellectual Property Plus: Other MBA business and management modules approved by the Programme Director.

Career Opportunities The most direct career path lies in clubs and associations within the world of football, in Britain and overseas. Many MBA-Football Industries graduates have found work in commercial and marketing roles in clubs, associations, and specialist sports marketing firms. Other career opportunities lie in consultancy, media companies, agencies, corporate communications, human resources management, and freelance work. Graduates are now working with FIFA Marketing, UEFA, the Football Association, the Football League, the Football Association of Wales, the Chinese Football Association, and the Swiss Football Association; several clubs in England (including Arsenal, Everton, Fulham, Leeds United, Liverpool as well as St Helens RLFC); clubs in Brazil, China, Germany, Italy, the Netherlands, Scotland, Sweden and Turkey; the Norwegian Ministry of Sport; media and marketing companies such as IMG, Octagon, SportFive, Zone Marketing and The Financial Times; and Deloitte & Touche Programme Contacts Programme Director: Geoff Pearson For programme information contact: Programme Administrator Email: enquiriesHIFI@liv.ac.uk Telephone: +44 (0)151 795 3718 (Julie Clarke) Fax: +44 (0)151 795 3007 Website: www.liv.ac.uk/footballindustry 204 La Isla del Futbol


En abril del 2006 y derivada de nuestras innumerables experiencias y aprendizajes en liga de futbol más poderosa del mundo, surge DreaMatch Solutions, una fábrica integral de soluciones que conecta a las marcas con sus consumidores a través de la magia del deporte.

En DreaMatch Solutions: • Rendimos culto al futbol y respetamos sus principios básicos para ganar. Por ello, somos rebeldes en la cancha y desafiamos los paradigmas establecidos. • Proponemos modelos vanguardistas e innovadores, y los desarrollamos bajo los más altos niveles de ejecución. • En todo lo que hacemos demostramos que somos apasionados del futbol, ya que es un sentimiento enraizado en nuestra identidad e historia y, sobre todo, la plataforma más poderosa que tiene nuestro país para impulsar la industria del deporte profesional. • Con nuestro trabajo queremos potenciar el futbol mexicano y a todos sus involucrados hacia un nivel de elite mundial, siendo líderes y catalizadores en la transformación de la industria. • Nuestro DNA se basa en agregar valor a todos los esfuerzos que empresas, clubes, organismos y personalidades realizan a nivel de comunicación, ventas y marketing. DreaMatch Solutions es distribuidor exclusivo y coeditor del mejor semanario de futbol y negocios en el mundo.

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La isla del futbol se terminó de imprimir en julio de 2007 en los talleres gráficos de la Editorial del Deporte Mexicano, S. A. de C.V. Heriberto Frías No. 1439 Int.: 4 Col.: Del Valle, Benito Juárez. México, 03100, D. F. La edición estuvo al cuidado de Leer y Escribir, S. C.




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