Antonio Caro - Antes de Cuiabá

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ANTONIO CARO



…before Cuiabá.


Caro Lopera, Antonio José, 1950-- Antes de Cuiabá = -- Before Cuiabá / textos y concepto Antonio Caro. -- 1ª. ed. -- Bogotá : Galería Casas Riegner, 2010. p. : il. ISBN 978-958-99593-0-5 1. Caro Lopera, Antonio José, 1950 - Trabajos pictóricos 2. Pintura colombiana - Siglo XX 3. Pintores colombianos - Siglo XX 4. Arte conceptual I. Título CDD: 927.599861 ed. 20 CO-BoBN– a733418

…antes de Cuiabá. …before Cuiabá. Primera edición: octubre de 2010. Textos y concepto. ©Antonio Caro. Editor. ©Galería Casas Riegner. www.casasriegner.com Diseño y diagramación. elmonocromo.com Coordinación editorial. Claudia Ramírez. Corrección de estilo. Alejandro Molano. Andrea Vergara. Traducción. Erika Ferreira. Manuel Kalmanovitz. Impreso por: D’vinni ISBN 978-958-99593-0-5 Impreso en Colombia - Printed in Colombia. Esta publicación no puede se reproducida, almacenada, en sistema recuperable o transmitida en medio magnético electrónico, fotocopia, grabación y otros sin el permiso de su autor y autores mencionados.


A la memoria de Aura y Paulina Caro, mis tĂ­as, que me dieron de comer.

In memory of Aura and Paulina Caro, my aunts, who fed me.



“Tu pourrais faire briller le nom que ton père t’a donné” Antoine



This selection of “illustrated� texts talks about some aspects of my first artistic works.


The photograph of a sketch that was never more than a sketch is the only documentation of a work predating the first public presentation of my work. FotografĂ­a: Jaime Moncada.



My work was presented in public for the first time at the XXI Salón Nacional de Artistas. Bogotá, 1970. Fotografía: Jaime Moncada.



The journalist who reviewed the opening of the XXI Salon started my public life. I never got to meet her, she died shortly after. Períodico “El Tiempo”



My first group exhibition: Four young men who knew nothing about anything.



I participated in the 3 Coltejer Art Biennial with the layout for a book. MedellĂ­n. 1972. RD



My best work is “Homenaje a Manuel Quintín Lame” (Homage to Manuel Quintín Lame), not because of me, but because of Him.



Facing the camera and in front of a statue of Moses, my friend Jorge Posada. At the beginning, I worked a lot with him. In this exhibition we worked together for the last time. Períodico “El Tiempo”



The production process of “Imperialism is a Paper-made Tiger”, led me to discover the simplest and most fundamental element of my work: intuition. Períodico “La República”



When I cut out this image I was not aware that, according to the Chinese calendar, I am a tiger made out of metal. Períodico “El Tiempo”



Rita de Agudelo lent me her gallery to hang my work “Colombia – Marlboro,” which had been rejected by the selection jury of the XXIV Salón Nacional. Her gesture came as great support at a time when I was feeling very depressed. And, without looking for it, I had my first solo show.



A slight incident marked the beginning of a new phase in my artistic activity. Períodico “El Espectador”



This work had a modest, yet significant circulation. For instance, in the Fhandangos newspaper, edited by Raúl Marroquín in Holland. Períodico “Fhandangos”



Since the First Sal贸n Atenas I decided that repetition was the intention of my work.



Jorge MejĂ­a took this picture at the Parque de la Independencia in BogotĂĄ. He helped me a lot with my slides.



Thanks to Alfredo Gómez Zurek, to Eduardo Vides and to all my friends who made possible the Barranquilla show. Períodico “Diario del Caribe”



Eduardo Serrano wrote the first article about my work. It was published in Colcultura’s Gaceta, #3.



Marta Traba organized the exhibition “Los Novísimos Colombianos” (The Newest Colombians). Thanks to her invitation, I was able to go Caracas and be dazzled with the Avila.



This work turned, with time, into the inseparable companion of my existence.



The commission to illustrate Colcultura’s Gaceta #27 allowed me to develop graphically my piece “Corn.”



Miguel González concluded in his article “Todo está muy caro” (Everything is very Caro/Expensive) all that had happened with my work before… Revista “Arte en Colombia Nº 13”



the invitation from Aline Figueiredo to go to Cuiabรก.


ANEXO

ATTACHMENT


Antonio Caro. 1950. Nace en Bogotá. 1969. Ingresa a la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá. 1970. XXI Salón Nacional de Artistas. Bogotá. LA ESTATUA DE SAL.

Por otra parte, no vacilé en manifestar mi simpatía hacia la escultura en sal de Antonio José Caro Homenaje tardío de sus amigos y amigas de Zipaquirá, Manaure, y Galerazamba; la propuse, es verdad, para un premio, pensando que de este modo ese escándalo anunciado por la obra se vería completado en la reacción que seguramente ella provocaría, no sólo frente a los demás artistas descalificados (que igualmente se hubieran sentido ofendidos por no habérseles dado a ellos el premio ), sino también frente al público y el sector social aludido por la escultura en cuestión. ¿Por qué precisamente proponer algo tan deleznable y chocantemente preparado? Esa cabeza allí doblada bajo su propio peso en la vitrina, como disecada me pareció (y digo me pareció porque a estas alturas la estatua de sal debe haberse ya deshecho) que esta obra contiene una idea original, sabiamente resuelta en una forma anti-artística que corresonde al arte politico de nuestros días o sea a un tipo de arte pobre que se basa en la concretización de ideas y consignas mediante formas elaboradas con el solo fin de impugnar y molestar, lejos de todo propósito estético. Aquel rostro de sal cabalgando por unos lentes de montura negra era, más que eso, un trabajo de arte efímero, destinado a destruirse y cuyo significado reside en su propia desaparición bajo el efecto del agua que disuelve la sal del vaciado en cosa de tres días. La obra dura el tiempo que dura en disolverse, He allí todo calculado incluso el tosco acabado del recipiente desde el cual la noche de la inauguración, chorreaba el agua que formó un charco a las puertas del salón. JUAN CALZADILLA (1970). 1971. Bienal de Cali. Museo de la Tertulia. Cali.

Biblioteca Nacional. Exposición colectiva. Bogotá. 1972. III Bienal de Arte Coltejer. Medellín.

Salón de Agosto. Museo de Arte Contemporáneo. Bogotá. I Salón Independiente Jorge Tadeo Lozano. Bogotá. 1973. Nuevos Nombres. Museo de Arte Moderno. Bogotá.

Galería San Diego. Bogotá. Galería Barrios. Barranquilla. El Imperialismo, es un Tigre de Papel, la popular sentencia de Mao Tse-Tung, inspira y sirve como título a otra de sus más significativas realizaciones. Presentada en el Museo de Arte Moderno con ocasion de la muestra “Nombres Nuevos en el Arte de Colombia”,


esta obra estaba conformada por tigres recortados en cartulina blanca que colgaban a diferente altura a la entrada del Museo, frente a una bandera en seda “china” roja que predicaba la mencionada consigna en caracteres similares a los del alfabeto ruso. El humor y el antidogmatismo de esta obra produjeron el natural revuelo en nuestro pasivo medio plástico, y le acarrearon a su autor castigos incesantes, por parte de voceros de numerosas tendencias artísticas y de todas las doctrinas políticas en el país. EDUARDO SERRANO (1976). 1974. Defienda su Talento. Galería Belarca Bogotá.

Latin American Week. Institute of Contemporary Art. London. Este joven artista, uno de los más brillantes de las últimas promociones, ha hecho con su talento algo fuera de lo común: prescindir del cuadro. Y, además de la tela y del papel. Mejor dicho, Caro ha hecho su exposición pintando directamente con acuarela sobre los muros de la galería. Algo que no se le había ocurrido a nadie antes. Simplemente porque ninguno de los artistas había tenido la concepción que este pintor tiene del arte. O sea que no pinta para exponer, sino que expone para pintar. Realiza, expone y borra. Punto. Y a pensar en la próxima. De ahí que no haya realizado estudios en las academias. Su paso por ella fue rápido. No le interesa lo que allí enseñan. Porque no quiere ser un virtuoso del óleo, ni un artífice de la aguada sobre papel poroso, ni un gran grabador de temas sociales. Esa la explicación de Defienda su talento, como ha titulado la muestra Antono Caro, el original muralista. Pero es claro que de todas maneras, si quiere que su obra viaje, deberá hacerla en cosas transportables. Y para eso elabora copias xerográficas. “Partiendo de un mensaje —dice— desarrollo la idea con las posibilidades que tengo a mi alcance”. Bogotano, de 23 años, viene de exponer en Barranquilla. Su tema de ahora es el maíz. Todas las posibilidades del asunto las ha agotado sobre el blanco de los muros. En la inauguración se repatieron arepas. Una reunión de todo el maíz. Ahora prepara, con otros compañeros de oficio, un trabajo que irá a Amberes, al Internacional Cultereel Centrum. Y su tema será el voto popular. JORGE MORENO CLAVIJO (1974).


1975. I Salón Atenas. Museo de Arte Moderno. Bogotá.

Muy concurrida estuvo la presentación de más de un centenar de diapositivas tomadas por Antonio Caro en un área voluntariamente circunscrita al Parque de la Independencia. La presentación fue auspiciada por el Museo de Arte Moderno la noche del 13 de Noviembre. Caro demuestra el contenido conceptual que hay en un tema aparentemente desapercibido, pero que adquiere intensidad a medida que se insiste en explorarlo: un rincón urbano se defiende con hierba y árboles del cerco de los rascacielos: por todas partes aparece, como símbolo de la civilización de consumo, una etiqueta de cigarrillos norteamericanos, que en las últimas fotografías a color de la serie forma el nombre Colombia, con irónica intención sobre el vallado de un carrusel para niños. EDDY TORRES (1975). 1976. “Lápiz y Papel”. Museo de Arte Moderno. Bogotá.

Show audiovisual. Galería La Escuela. Barranquilla. XXVI Salón Nacional de Artistas. Bogotá.

1977. “Novísimos Colombianos”. Museo de Arte Contemporáneo. Caracas. 1978. Homenaje Manuel Quintín Lame. Centro de Arte Actual. Pereira.

XXVIII Salón Nacional de Artistas. Bogotá. En este caso, la firma es un signo y un símbolo a muchos niveles. Huella, trazo, sello de un pensamiento y una identidad y una memoria personal y colectiva, la rúbrica que Quintin Lame ponía al pie de los muchos documentos que tuvo que redactar “ el hombre indígena que no se humilló a la (in) justicia”, el sabio filósofo y poeta que bebió en la naturaleza y en la historia de su comunidad las fuentes del alma indigena y su experiencia de resistencia y de combate que desde la conquista ha mantenido fuerte y viva la cultura paéz, es un símbolo poético de un mensaje que como se ha dicho, no sólo vive en el corazón de su raza heroica y perseguida, sino que abarca también a todo el campesinado sediento de tierras. BEATRIZ DE VIECO (1978).

Lo contrario ocurre, a mi juicio, en otros jóvenes. Caro, Zalamea, Birbragher. Caro no ceja en ese humor que se mantiene en vilo, especulando no sólo con el ingenio sino con la vivacidad de la réplica, el dato pescado al vuelo, la crítica veloz. Al igual que sus precedentes juegos sobre Colombia y Marlboro, su actual Todo está muy Caro es tan modesto como seguro. MARTA TRABA (1978).


1979. Conferencia. Instituto Quirama. Medellín. 1980. “Arte para los Ochenta”. Museo de La Tertulia. Cali.

Ilustración, Gaceta Nº27. ColCultura. Museu de Arte e Cultura Popular. UFMT. Cuiabá. Brasil. TODO ESTÁ CARISIMO.

ANTONIO CARO nació en Bogotá en 1950 y es uno de los pocos artistas jóvenes colombianos dotados de auténtico humor. Su primera aparición en público, en 1970, en el XXI Salón de Artistas Nacionales, se titulaba Cabeza de Lleras y consistía, según un comentarista, “en una especie de pecera que se llenaba lentamente de agua, la cabeza del expresidente, modelada en sal, se deshacía, hasta desaparecer, mientras flotaban en el líquido cada vez más blancuzco, los anteojos”. Esta irreverencia contra alguien que, según dicen, no goza de inalterable buen genio proseguirá, más tarde, a varios niveles: contra los artistas excesivamente comercializados, Caro regala, en la Bienal de Artes Gráficas de Cali, de 1971, 2.000 dibujos suyos, firmados. Contra los artistas ferozmente politizados, Caro presenta, en 1972, en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, una serie de tigres recortados en cartulina blanca, y colgados a diversas alturas, frente a una bandera en seda “china” roja cuya leyenda, en caracteres similares a los del alfabeto ruso, proclama a los cuatro vientos una de las más célebres consignas del Gran Timonel: “El imperialismo es un tigre de papel”. Todo esto le ha acarreado a Caro sinsabores, y un rótulo infame: se le ha calificado de artista conceptual. Pero el tedio infinito que emana de tal denominación no ha logrado disminuir, en ningún momento lo sarcástico de su empeño. Así, en 1976, obtendrá una medalla en el XXVI Salón de Artes Visuales, con un cuadro estricto. Sobre fondo rojo, una letras blancas. Dichas letras, las mismas con que Coca-cola anuncia su mágica bebida, servían a otro objetivo: decían simplemente, Colombia. Como había sucedido en el I Salón Atenas, en 1975, cuando Caro, a través de 100 diapositivas, creó todo un mundo Marlboro, él despojaba a su crítica de cualquier teorización banal, y la dejaba allí, limpia y eficaz. No se trataba de un discurso, sino de la validez de una imagen. El además ya estaba lejos de todas esas connotaciones deplorablemente sentimentales que caracterizan a nuestro arte político. El no era patético, ni estaba conmovido. En 1972, en el Salón Independiente de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, y acudiendo a la firma de Quintín Lame, el célebre caudillo indígena perseguido por el Maestro Guillermo Valencia, y los nombres de los estudiantes caídos en la lucha, se había limitado a constatar: Aquí no cabe el arte. Pintaba, en consecuencia, matas de maíz verde, sobre los muros de la Galería Belarca, y elaboraba afiches cuyo escueto texto decía: “En 1978 todo está muy Caro”, como si la cifra no fuera susceptible de empeorar, todos los años, mientras que el nombre de su autor se hace, cada día, más memorable. Es uno de los pocos artistas jóvenes colombianos que todavía nos hacen reír. JUAN GUSTAVO CABO BORDA (1980).


Antonio Caro. 1950. Born in Bogotá. 1969. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 1970. XXI Salón Nacional de Artistas. Bogotá. THE SALT STATUE.

On the other hand, I did not hesitate to show my sympathy towards the salt sculpture by Antonio José Caro, Late Homage from his male and female friends from Zipaquirá, Manaure and Galerazamba. Actually, I proposed it for an award thinking that in this way, the scandal announced by the piece would be completed by the reaction that it would surely cause, not only among the other disqualified artists (who, regardless, would have been offended for not having received the award), but also among the audience and the social sector alluded to in the sculpture. Why propose something so dispicable and shockingly set up? Such a head, bent under its own weight inside the showcase, as if stuffed? It seemed to me (and I say seemed because by now the salt statue must have disappeared) that this work helds an original idea, wisely solved in an anti-artistic way, corresponding to the political art of our day, that is, a type of poor art based on establishing ideas and thoughts with the purpose of challenging and annoying far from any aesthetic intention. That salt face horse riding on top of an eyeglasses’ black frame, was, more than that, an ephemeral artwork, destined to be destroyed and whose meaning lies in its own disappearance under the effect of the water that dissolves the salt within three days. The piece lasts for as long as it takes to dissolve. Everything is calculated, even the rough finish of the container, from which at opening night, water leaked forming a puddle all the way to the doors of the hall. JUAN CALZADILLA (1970). 1971. Bienal de Cali. Museo de la Tertulia. Cali.

Biblioteca Nacional. Group Show. Bogotá. 1972. III Bienal de Arte Coltejer. Medellín.

Salón de Agosto. Museo de Arte Contemporáneo. Bogotá. I Salón Independiente Jorge Tadeo Lozano. Bogotá. 1973. Nuevos Nombres. [New Names] Museo de Arte Moderno. Bogotá.

Galería San Diego. Bogotá. Galería Barrios. Barranquilla. Imperialism is a Paper Tiger. The well known statement by Mao Tse-Tung inspires and serves as the title for another of his significant creations. Presented in the Museo de Arte Moderno in the show “New Names in Colombian Art,” this piece is composed of cutout tigers in white cardboard hung at different heights at the entrance of the museum, in front of a flag made of red “Chinese” silk that advertised the mentioned slogan in a Russian-like font. The humor and the anti-dogmatism of this work produced the natural commotion in our passive visual art world, and brought its author constant punishment by spokespersons of numerous artistic tendencies and by all the national political doctrines. EDUARDO SERRANO (1976). 1974. Defienda su Talento [Defend Your Talent]. Galería Belarca Bogotá.

Latin American Week. Institute of Contemporary Art. London.


This young artist, one of the most brilliant of recent generations, has done with his talent something out of the ordinary: he got rid of the frame. He also got rid of canvas and paper. Better said, Caro’s show consist of watercolour paintings made directly on the walls of the gallery – something that had never occurred to anyone before, simply because none of the artists has had the conception of art this painter has. He does not paint to exhibit but rather he exhibits to paint. He makes, exhibits and erases. Period. And then he thinks about the next one. Here lies the explanation of why he never studied in the academy. He passed swiftly by it. He is not interested in what they teach there, because he does not want to be an oil painting virtuoso, nor an expert in watercolour on paper, nor a great engraver of social subjects. That is the explanation of “Defienda su talento” (Defend your talent), the name Antonio Caro, the original muralist, has given to the show. But it is clear, however, that if he wishes his work to travel, he must do it in transportable surfaces. And for that purpose he produces xerographic copies. His is Conceptual Art. “Starting from a message —he says— I develop the idea with the possibilities I have within my reach.” Originally from Bogotá, the 23 year old comes from exhibiting in Barranquilla. His theme is now corn. He has exhausted all its possibilities over the white walls. Arepas were distributed at the opening. A gathering of all the corn. Now, he prepares alongside other craft partners, a work that will go to Antwerp, to the International Cultereel Centrum, and his theme will be the popular vote. JORGE MORENO CLAVIJO (1974). 1975. I Salón Atenas. Museo de Arte Moderno. Bogotá.

The presentation of over a hundred slides taken by Antonio Caro in an area voluntarily limited to the Parque de la Independencia was very crowded. The presentation was sponsored by the Museo de Arte Moderno on the night of November 13th. Caro shows the conceptual content in a subject that seems to go unnoticed, but which acquires intensity in his exploration: An urban spot defends itself from the siege of the skyscrapers with grass and trees. As a symbol of a consumerist civilization, an American cigarette tag appears everywhere, and in the last color photographs of the series forms the name Colombia, with an ironic intention, over the fence of a children’s merry-go-round. EDDY TORRES (1975). 1976. “Lápiz y Papel” [Pencil and Paper]. Museo de Arte Moderno. Bogotá.

Slide Show audiovisual. Galería La Escuela. Barranquilla. XXVI Salón Nacional de Artistas. Bogotá. 1977. “Novísimos Colombianos” [The Newest Colombians]. Museo de Arte Contemporáneo. Caracas. 1978. Homenaje Manuel Quintín Lame [Homage to Manuel Quintín Lame]. Centro de Arte Actual. Pereira.

XXVIII Salón Nacional de Artistas. Bogotá. In this case, the signature is a sign and a symbol in many levels. A mark, a trace a stamp of a thought, and an identity, and a personal and collective memory, it’s the rubric that Quintín Lame used to put below the many documents he had to write, the “indigenous man who did not let the (in) justice humiliate him.” The wise philosopher and poet who drank in nature and in the history of his community the fountains of the indigenous soul whose experience of resistance and combat that has kept strong and alive the Paez culture since the conquest, is a poetic symbol of a message that, as has been said, not only lives in the heart of its heroic and persecuted race, but also applies to all the land-thirsty peasant community. BEATRIZ DE VIECO (1978).


The opposite happens, I believe, in other young people. Caro, Zalamea, Birbragher. Caro does not give up that sense of humor that remains awaiting, speculating, not only with wit, but also with the liveliness of the replica, the piece of information caught on the fly, the swift review. Same as his previous games about Colombia and Marlboro, his current Todo está muy Caro (Everything is very Caro/expensive) is as modest as it is controlled. MARTA TRABA (1978). 1979. Lecture. Instituto Quirama. Medellín. 1980. Art for the eighties. Museo de La Tertulia. Cali.

Ilustration Gaceta #27. ColCultura. Museu de Arte e Cultura Popular. UFMT. Cuiabá. Brasil. EVERYTHING IS EXTREMELY EXPENSIVE.

ANTONIO CARO was born in Bogotá in 1950 and is one of the few young Colombian artists gifted with an authentic sense of humour. His first public appearance, in 1970, at the XXI Salón de Artistas Nacionales, was titled Cabeza de Lleras (Lleras’ Head) and consisted, according to a commentator, “of a sort of fish tank that was slowly filled with water, where the ex-president’s head, modeled in salt, dissolved until it disappeared, while the eyeglasses floated in the increasingly whitish liquid.” This disrespect against someone who famously lacks unalterable good mood will carry on later, at various levels, against the excessively commercialized artists. Caro gave away, at the Artes Gráficas Biennale of Cali in 1971, 2.000 of his drawings, signed. Against the furiously politicized artists, Caro presented, in 1972, at the Museo de Arte Moderno de Bogotá a series of cut-out tigers in white cardboard hung at different heights in front of a flag made of red “Chinese” silk that proclaims, in Russianlike characters, to the four winds one of the most famous phrases of the Great Helmsman: “Imperialism is a paper tiger.” All of this has brought Caro troubles and an infamous label: he has been tagged a conceptual artist. But the never-ending tedium that emanates from such a label has not managed to decrease, at any point, the sarcasm of his determination. This is how, in 1976, he received a medal at the XXVI Salón de Artes Visuales with a written painting of white letters on a red background. Such letters, the same in which Coca-cola announces its magical drink, served for another purpose: they simply said “Colombia.” Just as he did at the I Salón Atenas in 1975, where Caro, through 100 slides, created a whole Marlboro world, he strips his criticism of any trivial theorization, leaving it there, clean and effective. It is not a speech, but has the validity of an image. Besides, he was already far from all those dreadfully sentimental turns that characterize our political art. He wasn’t pathetic, nor was he moved. In 1972 at the Salón Independiente of the Jorge Tadeo Lozano University, turning to the signature of Quintín Lame, the famous indigenous leader persecuted by Professor Guillermo Valencia, and the names of the students fallen in the struggle, he simply stated: There is no room for art here. He painted, consequently, green corn plants and yellow ears of corn on the walls of Belarca Gallery and crafted posters that said concisely: “In 1978 everything is very Caro [expensive],” as if the number could not get worse, every year, while the name of its author becomes, every day, more memorable. He is one of the few young Colombian artists that still make us laugh. JUAN GUSTAVO CABO BORDA (1980).


Thanks to all the people who in one way or another made this publication possible.


Este libro se terminó de imprimir en los talleres de D'ivinni en octubre de 2010, en Bogotá, Colombia, en una edición de 2000 ejemplares. Se diseño utilizando fuentes tipográficas: ITC Franklin Gothic Std.




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