Fídolo Gonzalez Camargo. Fragmentos de eternidad

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FIDOLO FRAGMENTOS DE ETERNIDAD

APUNTES EN TORNO A LA OBRA DEL PINTOR BOGOTANO FIDOLO ALFONSO GONZALEZ CAMARGO Juan Pablo Zapata Santos Bogotรก,2011


I ¿QUÉ? LA ETERNIDAD. Marguerite Yourcenar De la corta, breve y estrecha historia del arte colombiano podemos extraer un personaje, una figura casi anónima, que legó una de las obras pictóricas más esenciales y precursoras del arte moderno en Colombia. A caballo entre los dos siglos pasados, puente entre el ignominioso final del siglo XIX y el violento despertar del XX, Fídolo se yergue no como un abanderado, pues su talante no es guerrerista, sino como un pintor contemplativo, no ajeno ni enajenado sino observador asertivo que logra develarnos un mundo pleno de luz y color, contrario a los parámetros academicista finiseculares, que tan solo nos legó una oscura galería de sombras y oleos de los presidentes oscurantistas de la regeneración.

Rafael Núñez, Epifanio Garay. 1891, óleo sobre tela, Museo Nacional de Colombia


II Se dice que Andrés de Santa María fue su maestro entre otros, y si Santa María se daba pela pintando como ninguno, haciendo del color y de la pincelada un acto de hedonismo puro, aristocrático y sensual, sin parangón en el arte colombiano, Fídolo, no se enajena a la emotividad colorística del paisaje ni a la sinceridad del color como tal, ajeno tal vez a los filtros de luz de la pintura francesa, su color recibe de lleno esa luz plena del sol que irradia con incandescencia implacable en nuestras latitudes. La pintura si se quiere, naturalista de Fídolo, se quita de encima el tabú de la pintura sabanera, de los tonos opacos y grises y nos revela un mundo pleno de color, ese color tan esquivo, que brota como de una gruta no simbólica, sino espontanea, como sinónimo de luz.

Andrés Santamaría, estudio de muchacha, óleo sobre tela, Museo Nacional de Colombia


III Aquí nos aproximamos a un sistema de apuntes que Fídolo realizaba como obra definitiva, rescatando para el porvenir la grandiosidad de los fragmentos, que se nos presentan como un todo. Fídolo realza sobre todo la importancia del apunte casi que efímero, del fragmento como un verdadero artista contemporáneo, como esos esbozos de Cezanne casi abstractos donde quedan sugeridos, con trazos sueltos, los parajes y lugares que el artista registraba, disueltos en medio del color y la pincelada ligera y directa: ahí quedan vivos, el solar de la casa, las tejas, las canteras, la calle 13, la lectora, el paisaje, lugares cotidianos, interiores y exteriores, eternos y fugaces, sobrepasando la anécdota pintoresca de las comisiones científicas.

Paul Cezanne, acuarela


Laguna verde, Manuel María Paz, 1853, Comisión Corográfica. IV Tal vez como Valery, pero sin mar, desde las alturas vegetales de la sabana, enclaustrado más en un villorio que en ciudad principal, rodeado por los cerros que por orientan circunscriben los términos de la ciudad de norte a sur, y por occidente la extensa sabana y esa línea de horizonte que delimita nuestras lejanías, la cordillera central de los andes colombianos, a 2600 metros de altura más lejos del mar, y como con supremo desdén hacia el mundo de los laureados y de las lisonjas, Fídolo se encumbra majestuoso sobre el mundanal ruido, para deslumbrarnos con esas pequeñas pinturas, que las más de las veces si superan los 20 de centímetros de largo, dejándonos un legado sensible y luminoso sobre el oscuro devenir de nuestros días.

Plaza Antonio Nariño, hoy san Victorino.


V Sin saber que oscura erina habita bajo el corazón de los grandes, la suerte lo llevaría a sumirse en una profunda depresión de la cual no volvió a salir. Sin caer en las vanas apologías de la locura, podemos decir que su obra está por encima de cualquier envilecimiento del alma, de cualquier sino trágico, de cualquier comedia mediática. Su obra permanece incólume y esencial, por encima y a pesar del olvido y el ostracismo en que permaneció, como en un baúl, reposando, como los vinos, se ha convertido en esa cosa única, irrepetible, extraña, recóndita, entrañable y única. VI Pd Luego llegarían los otros, los grandes nombres del Arte Colombiano, los Ospina, Obregón, Ramírez, Negret, Botero…luego más y más hasta nuestros días en que una oscura hojarasca, que como tupida manigua todo lo cubre o vorágine vertiginosa todo lo confunde, permanece, bajo extraña luz iluminada, la obra de Fídolo Alfonso González Camargo, (Bogotá,1883-Sibaté,1941).

Calle 13 con carrera 4, óleo sobre cartón. Colección Banco de la República




Bibliografía  

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Fídolo Alfonso González Camargo: la visión interior. Londoño Vélez, 2003, Banco de la Republica. La Escuela de La Sabana. Eduardo Serrano, Museo de Arte Moderno, Novus Ediciones-OP Graficas. 1990 Cien Años de Arte Colombiano, 1886-1986, Eduardo Serrano, Benjamín Villegas y Asociados.1986 Colección de pintura. Museo Nacional de Colombia. 2004 , Museo Nacional de Colombia. El monumento y sus colecciones. 1997 La mirada del coleccionista. El ojo crítico de Hernando Santos. Banco de la Republica.2000 Páginas web

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www.colarte.com www.banrepcultural.org http://www.watercolor.es/historia-acuarela/acuarelas-de-cezanne-entre-dibujo-ypintura.html http://intranet.ingeominas.gov.co/pasto/Actividad_historica_Azufral http://www.bibliotecanacional.gov.co/recursos_user/exposicionesvirtuales/comision_ corografica/index.html http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=581481&page=4


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