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EL ÚLTIMO ESCLAVO DEL TASSILI DEL INMIDIR El mundo es grande y se encuentra repleto de lugares magníficos que no podrían visitarse ni en la vida de mil hombres.
Arthur Rimbaud
Rabdú nació esclavo. Se crió en una tribu de tuaregs nómadas que recorrían las rutas empleadas por las caravanas de dromedarios para transportar la sal desde las minas del Amadror hasta el Níger. Odette Bernezat y su marido son unos de los últimos exploradores. Desde 1967 se han dedicado a recorrer el Sahara, acumulando conocimientos de la lengua y la cultura tuareg y una gran experiencia en la organización de expediciones. El Tassili (meseta en árabe) del Inmidir, a unos cuatrocientos kilómetros al noroeste de Tamanraset, es un altiplano aislado y roto por cañones de más de cuatrocientos metros de profundidad. Estos personajes y el territorio descrito serán los elementos de nuestra historia, una exploración de casi un mes por el desierto argelino. Cuando los todoterreno nos dejaron en el camino de entrada del laberinto del Inmidir, en medio de ninguna parte, no éramos conscientes de cuánto nos quedaba por descubrir: gentes, costumbres, paisajes y humildad. Pese a la experiencia de la que presumíamos como “aventureros”, tuvimos que aprender casi todo lo que necesitaríamos para movernos por el desierto. La primera lección fue el “manejo” de los dromedarios. Lo más difícil consistió en esquivar sus dentelladas y gritarles continuamente en las subidas por los estrechos senderos de montaña para que no tuviesen miedo y en un arranque de pavor se despeñaran.
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Rabdú es un hombre que nació esclavo en pleno siglo XX
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Tras las jornadas largas sobre suelos irregulares y cuarteados, acampábamos junto a bosques de rocas de formas torturadas por los vientos. Entonces, comenzaba la magia. Cerca de la hoguera, nuestros guías se tornaban rojo-llama envueltos en sus Chejs (“turbantes“ de más de diez metros de tela) que les sirven para protegerse del sol, del viento que clava la arena como alfileres y, sobre todo, de las miradas. Son tímidos pese a la apariencia altanera. Sólo cuando ya hubo mucha confianza, tras semanas de caminar juntos, de atravesar senderos complicados, de cargar a los animales, sólo entonces conseguiríamos que comieran con nosotros a cara descubierta. Junto a ellos pudimos deshacer algunos mitos. Los tuaregs no conocen todo el desierto. Pertenecen a diferentes tribus y cada una tiene su propio territorio en el que se mueven con soltura, pero al traspasar los límites, su cara se cubre tras los chejs, se agarran a la montura de su camello y se tornan silenciosos. El orgullo les impide demostrar su desconocimiento. Aún muertos de sed, jamás preguntarán dónde pueden hallar agua. Tampoco le dirán su nombre a un desconocido. Todos se llaman Mohamet. De igual manera, nadie de la tribu hablará a un recién nacido hasta pasados diez días desde su alumbramiento. Son actos que llevan aparejada la mala suerte. Sin embargo, su conocimiento de inumerables generaciones sobre un medio tan extremo como el desierto les vuelve admirables. Viven al borde de la supervivencia y han desarrollado capacidades y técnicas sorprendentes. En el Tassili hace frío. Es necesario envolverse en los sacos de plumas bajo las lunas que tintan las soledades de luz difuminada. Rodeados de aquella atmósfera que incita a las intimidades, Rabdú me contó su historia. A abolirse la esclavitud en Argelia, consiguió la libertad aunque siguió viviendo con aquellos a los que había servido. Hoy tiene su propio camello blanco y se puede considerar afortunado por haber nacido entre los 15.000 tuaregs de este país. Los miembros de su tribu que aún quedan en Malí o en Nigeria van siendo exterminados de forma solapada por los gobiernos.
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El pueblo tuareg vive en un medio extremo al borde de la supervivencia
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Otras noches, con un cuaderno en las manos, este homber me enseñaba la grafía del tamahak, su lengua. Descifrarla es un trabajo digno de los más avezados servicios secretos. Se ven obligados a leer los mensajes varias veces en voz alta para descubrir el sentido de lectura y luego su significado. Carecen de Los dromedarios vocales y lo mismo pueden escribir de arriba abajo o al contrario o de izquierda a constituyen su derecha o a su inversa. posesión más preciada Para ellos, los animales eran más importantes que las personas. Constituyen su posesión más preciada. El número y la calidad de los dromedarios indica su estatus dentro de la tribu. En una ocasión, uno de los machos puso en peligro toda la recua intentando montar a una hembra. No dudaron en castrarle esa misma tarde. Entre todos los tuaregs le tumbaron y le amarraron las patas. Uno de ellos se desnudó para no mancharse de sangre, sacó su cuchillo y le cercenó los testículos. Como único desinfectante le aplicaron sal. El animal profirió gritos desgarradores y salió despavorido en cuanto le soltaron. Tras la cruenta operación, nuestros estómagos estaban tan revueltos que no pudimos cenar. Sin embargo, los tuaregs se sentaron tranquilos alrededor del fuego a degustar, como cada noche, la taguela, su comida habitual. Es una mezcla de harina y agua que cuecen en la hoguera bajo las brasas y toman acompañada de lo que disponen en esos momentos: tomate, patata, zanahoria, lentejas... o nada. Aquel año había llovido poco y el pasto escaseaba. Las gueltas (depósitos de agua, en lengua tuareg) se encontraban secas. A pesar de ello, los guías nos aseguraron que nunca nos faltaría el agua. Según me explicaron, casi al final del viaje, su objetivo era disipar el miedo a la sed, por lo que realizaban aquellas declaraciones con rotundidad desde el primer día, aún sin estar seguros de que fuera cierto. El factor psicológico era importante. Sin embargo, los tuaregs se iban preocupando a medida que transcurrían las jornadas, más por los dromedarios que por nosotros. Cuando sus jorobas estuvieron flácidas por la falta de alimentos, les obligaron a arrodillarse y a
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ingerir una mezcla del cartón de las cajas de comida con agua. Nos miraban y se reían, asegurándonos que se trataba de un complemento vitamínico para la dieta. Pero la expedición aún nos depararía muchas sorpresas. Gracias a los recuerdos de Rabdú conseguimos llegar a una de las maravillas del Tassili: Taferakrak. Es un cañón de más de 40 kilómetros de largo con paredes verticales que superan los 300 metros. Lo rodean multitud de abrigos con pinturas rupestres. También nos asombramos ante la Guelta de Ajocar, del Cocodrilo. Dicen que un pastor había visto allí un gran lagarto. No se le dio importancia a la historia hasta que unos años después una mujer de un campamento cercano parece que lo volvió a divisar. Un cocodrilo viejo necesita poca comida para sobrevivir y es capaz de aletargarse durante seis meses. Por lo tanto podría ser que... Rabdú nos sugirió vivaquear aquella noche al borde de los acantilados que rodean la bolsa de agua. ¿Llegaríamos a verlo? Al finalizar los más de cuatro semanas, nos sentíamos auténticos exploradores. Habíamos abierto una nueva ruta y aprendido de aquellos hombres a concebir el desierto de una manera diferente. Entendí entonces la pasión del matrimonio Bernezat por descubrir los espacios vírgenes del Sáhara y su curiosidad y respeto por el pueblo tuareg. Por cierto... el cocodrilo de la guelta de Ajocar no apareció. ¿Habrá que emprender una nueva exploración para encontrarlo?♥ BIBLIOGRAFIA Bernezat, Jean Louis y Odette, “La Caravane”. Bernezat, Odette. “Touareg au Fil du temps”. Bernezat, Odette. “Hommes et Montagnes du Haut Atlas”. Benoit, Pierre. “L´ Atlantide”. Leyenda tuareg que mantiene la existencia de un oasis misterioso en lo alto del Garet- el Djenoun. En 1935 después de la primera expedición se comprobó, que no era cierto. ¾ Peyre, Joseph. “Escuadrón Blanco”. Historia verdadera de un escuadrón que es enviado a buscar a un bereber. Describe la muerte de sus integrantes, las bestias agotadas y 42 días de la más pura aventura de desierto. ¾ Cheuvrion, Andre. “Puritain du desset”. Un viaje en automóvil hasta Gardahia. ¾ ¾ ¾ ¾
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¾ Eberhardt, Isabelle. “Pages d´Islam”. Cuaderno de ruta por el Sáhara de una joven hija de exilados rusos en Ginebra. ¾ Guidé, Andre. Multitud de libros de un hombre que estuvo yendo y viniendo a Africa durante 50 años. RECURSOS EN INTERNET ¾ National Geographic Traveler Magazine: http://www. Nationalgeograohic.com/neg/mags/traveler. ¾ Lonely Planet online: http://www. lonelyplanet.com ¾ Universal Currency Converter: http://www.xe.net/curremcy ¾ Embassies Worlwide: http://www..escapeartist.com/embassyl/embassy.htm ¾ Foreing Languages for Travelers: http://www.Lang.com ¾ Arabnet-Algeria Contents: http://www. Arabnet/algeria/algeria_contents ¾ Intellcast World Weather: http://www. Intellicast.com/wheather/intl PEQUEÑO VOCABULARIO TAMAHAHAQ ¿Qué tal estás? No tengo Quiero agua Tengo hambre Estoy cansado Hasta mañana El agua Mi nombre es ¿Cómo te llamas? Gracias
¿Ma toulid? Ou hi hén Rir aman Elozer Eddaher Ar toufat Aman Isem in Isem ennek Tanemmert
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