Insurrección de las luciérnagas

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Título:

Insurrección de las luciérnagas / Henry A. Petrie Compendio de artículos publicados en Nuevas Miradas en el período 2018-2020. Primera edición digital. Managua, Nicaragua, 2020 © Henry A. Petrie © Ediciones Pensar © Nuevas Miradas

Diseño, diagramación y portada: Walter J. Petrie. Fotografía del autor: Sharon N. Petrie Imagen de Portada: Frank Cortés Caricaturas: Luis Sánchez Corea (Siul) Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la portada, puede ser reproducida de manera impresa, sin permiso previo por escrito de la editorial o del autor.


Índice

Insurrección de las luciérnagas Insurrección de las luciérnagas de Henry A. Petrie bajo el alero de Nuevas Miradas; prólogo de Juan Ramón Huerta.

I

Enclavando el círculo

¿Qué les hace falta a los jóvenes de Nicaragua?

II

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Jóvenes hacen la historia

Jóvenes viven el momento histórico.

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Los estudiantes han sido los primeros en la historia.

19

Se equivoca quien ve a los jóvenes con mentalidad adultista.

22

La juventud se enfrentó a un monstruo que yace muy golpeado.

25

Masacre de abril de 2018 supera a todas en la Historia.

28


El mismo Ortega frente a otros jóvenes, con nuevos códigos.

32

Necesaria reforma universitaria moverá cimientos de la educación superior.

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III

Marchas triunfales

Cualquier cifra sobra ante tantos corazones Henchidos.

40

Una marcha diversa, inclusiva e histórica.

43

Masaya, la Esparta nicaragüense en un balance de resistencia.

47

En Monimbó están sucediendo cosas extrañas.

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IV

Acerca de los pseudo revolucionarios /FSLN

Lo revolucionario acaba cuando comienza el desprecio por la inteligencia del pueblo.

56

La paz del despojo, del control de poderes y de la acumulación de capital.

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El verdadero sandinista se avergüenza del genocidio Ortega-Murillo.

62

Ortega apuesta a aplastar la insurrección azul y blanco.

65

Conciencia nacional derrotó a Ortega.

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Jauría de zombis calcina luces y sonrisas de las Luciérnagas.

73

¿Qué pasó y qué pasará con el FSLN en Nicaragua?

76

¿Quién recogerá los despojos que deje Ortega del FSLN?

80

Desgrane en FSLN de Managua: solo en agosto se han ido casi 200 militantes.

84

FSLN: un partido que jamás superó su vocación violenta y belicista.

88

Patéticos escenarios no cambian debilidad política extrema.

92


Tres ejemplos de cómo el FSLN traiciona a su militancia.

96

Los 14 puntos sin retorno que han fracturado al gobierno de Daniel Ortega.

100

¿Cuál es la estrategia inmediata del régimen Ortega Murillo?

104

Desde abril nada es normal en Nicaragua, las plataformas políticas se frustraron y emergió una nueva conciencia social.

108

Ortega y su partido de espaldas a la historia, al desarrollo y la evolución.

112

No hay tal salvataje en la supuesta operación Solís.

116

Lo que el Frente se llevó y quienes no creen en pleno siglo XXI.

120

V

Las luciérnagas iluminan el camino

Es imperativo la organización para defender al pueblo.

125


Es hora de calibrar alianzas y pasos en la lucha Popular.

129

Diálogo debe diversificarse en escenarios esenciales.

132

Seguridad de la dirigencia cívica es imperativa en un país excepcional.

136

Nicaragua entra a una etapa decisiva y difícil.

140

Suficientes razones para refundar la República.

144

Nicaragua debe elevar la parada con alternativas programáticas de salvación nacional.

148

Nicaragua en la cúspide de la crisis y el peligro, sin nada a la vista qué dialogar o negociar.

152

El pueblo de Nicaragua frente a un desafío Descomunal.

156

La lucha debe derribar máscaras de un viejo sistema intolerante y viciado.

160


Oposiciรณn azul y blanco deberรก organizar los territorios.

VI

164

Puntillazo final

De rumores y supuestas confidencias que navegan.

169

La dictadura es un complejo de sistemas.

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Insurrección de las luciérnagas Prólogo

Insurrección de las luciérnagas de Henry A. Petrie bajo el alero de Nuevas Miradas Juan Ramón Huerta* El escritor Henry A. Petrie no dudó ser mi cómplice natural de una aventura periodística que inició el 11 de septiembre del año 2017. Nuevas Miradas, historias sin filtro, fue posible por el concurso de jóvenes con ganas de emprender, periodistas en ejercicio, amigos dentro y fuera del periodismo. De pragmático a pragmático fue la conversación que no pasó de la media hora. «No solo vengo a contarte de mi proyecto, quiero que escribas tu columna», recuerdo haberle expresado a Petrie a quien conozco, además de exigente escritor y analista, como emprendedor y de ideas avanzadas. «Déjame ver, tengo que organizarme, eso es muy serio, requiere disciplina», me dijo y en efecto, en su primera columna de aceptación escribe: «Después de pensarlo un tanto, acepté la invitación del periodista Juan Ramón Huerta, amigo desde los años ochenta. Sé de lo que estamos hechos, por esta razón el Sí siempre debe ser rotundo». 9


Henry A. Petrie ¿Por qué El Círculo? «Porque representa la sabiduría infinita, el espíritu de la vida en movimiento constante e interacción creativa». A través de Círculo de Henry A. Petrie se estaba gestando otro bebé: el primer libro parido en el seno de Nuevas Miradas, Insurrección de las luciérnagas, en cuyo cuerpo alcanzan las columnas dedicadas a la proeza juvenil que despertó a Nicaragua el 18 de abril del año 2018. Este libro, producido en el alero de Nuevas Miradas, constituye un modesto homenaje a la lucha; primero de los jóvenes aguerridos que se lanzaron a las calles sin reparar riegos, al costo de sus vidas al enfrentarse a una maquinaria criminal de turbas, paramilitares y gendarmes del régimen que desde ese día no han dejado de perseguir al pueblo de Nicaragua. Es la graduación de Círculo, la producción laboriosa del escritor que ha ido cotejando fenómenos, hechos, explicando circunstancias y enhebrando faenas heroicas de una lucha juvenil que después fue robustecida por adultos. Henry A. Petrie también advierte el declive de lo tradicional, lo embustero, lo antiético, lo pernicioso; de cómo un partido que llevó al poder a una revolución hoy se autodestruye, cae en pedazos y se convierte en huestes criminales. 10


Insurrección de las luciérnagas En cada capítulo de este libro, Petrie habla con propiedad de protagonista, de testigo, de conocedor de la herencia de una generación de jóvenes que abrazó el cielo, pero que su proyecto se pasmó y quedó pendiente. Vinieron de héroes a villanos. Por esa razón, los nietos de esa epopeya se levantaron, no aguantaron y expusieron su pecho desnudo al silbar de las balas disparadas por los villanos. Insurrección de las luciérnagas es un proceso vivo, que nunca se apagará y que, si a veces vemos desánimos y contradicciones, son los dolores de un parto democrático, nunca fácil, siempre causa dolores y hasta heridas. *: Director fundador de Nuevas Miradas.

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Insurrección de las luciérnagas

¿Qué les hace falta a los jóvenes de Nicaragua? El actual activismo político juvenil sandinista y liberal carece de fundamentos ¿ideológicos?, prefiero definirlo como programáticos e históricos. Discurso más tirado a la repetición de ejes informativos y al ordeno, sin mayor interpretación crítica de la realidad, ya no digamos visión estratégica y análisis histórico. Son jóvenes que van y vienen, que los llevan y los traen, cuando se reúnen es para conocer qué piensan los líderes supremos y recibir las orientaciones sin discusión. No se forman, solo se activan y se movilizan. Sé de tres partidos que sí están preparando a sus jóvenes básicamente: MRS, Partido Social Cristiano y Conservador. Tengo información de sus esfuerzos y eventos de capacitación, que en buena medida están teniendo resultados inmediatos. Vemos jóvenes renovadores con un discurso sólido y en cargos de dirección; jóvenes conservadores que protagonizaron la pasada campaña electoral edilicia, con el acompañamiento de un «viejo zorro» de la política nacional; jóvenes socialcristianos en ascenso partidario con formación política e ideológica. En general, este agrupamiento juvenil se está formando con programas más o menos articulados, pero carecen de potencial movilizador. 13


Henry A. Petrie A mediados del mes de noviembre del 2017, sostuve un pequeño encuentro con líderes juveniles del actual FSLN –el que dirige Daniel Ortega y Rosario Murillo–, que inquietos por los orígenes y experiencias de la Juventud Sandinista en la década de los ochenta e inicios de los noventa, me contactaron para conversar. Por supuesto, más que evidente resultaron los vacíos en su formación política. Y como no fue suficiente lo que llevaban como interés inmediato, hurgamos en elementos torales de la historia del sandinismo, desde la lucha de Sandino y el surgimiento del FSLN. Por supuesto, estaban de más la historia de Nicaragua y su interpretación a la luz de las actuaciones y realidades actuales. Seminarios en estos temas, negativo. Lecturas, ausentes. Ninguno de los presentes había leído un libro en ese año. Les recomendé algunos de diversos géneros, de cómo podían hacerse del hábito. Pero lo más triste, no reflexionan ni discuten; el sentido crítico que hace evolucionar a todo agrupamiento está fuera de orden. La distorsión es tanta, que esta actitud ante la vida y los procesos sociales, se vincula, lastimosamente, a acto desleal o a posturas «anti». Sin entrar en comparaciones de experiencias generacionales que, en virtud de acercar, alejan, el énfasis estuvo en el intercambio, la reflexión, el debate y el estudio. 14


Insurrección de las luciérnagas (Este artículo se publicó en fecha previa a las protestas

iniciadas en abril de 2018).

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Insurrección de las luciérnagas

Jóvenes viven el momento histórico A la 1:30 p.m. del recién pasado 23 de abril, me dispuse a caminar hacia Metrocentro, para respaldar a los estudiantes en sus protestas y a la población en general ahí convocada. Para mí quedaba claro que ya no solo se trataba de las reformas impuestas del INSS, había corrido sangre, dolor, indignación. La represión y muerte estaban muy entronizadas en la coyuntura social. También estaban fuera del aire algunos medios de comunicación independientes, entre estos 100% Noticias, hecho gravísimo. Y más grave aún, cuando este medio durante mucho tiempo, había venido actuando como aliado del gobierno, aunque manteniendo su identidad periodística y editorial. En mi caminata hacia el punto, me encontraba con jóvenes a pies, también conduciéndose al mismo sitio. No vi rutas de buses circulando. Los taxis de arriba abajo con pasajeros, varios con camisas negras. No observé caravanas. Tampoco hubo buses en los barrios que transportaran a pobladores hacia el punto de concentración, no era 19 de julio. Empleados de las empresas del COSEP llegaron en camionetas y en microbuses de personal. Marchas izando banderas azul y blanco venían sobre las arterias que confluyen en la rotonda Rubén Darío, en Metrocentro. 17


Henry A. Petrie Hervía juventud. Saludé a varios con quienes entablé conversaciones cortas pero esenciales, todos universitarios, incluso de secundaria. Algunos cansados de sus días de protesta, pero todos dolidos y apesarados por los muertos y heridos. Indignados por las actuaciones del gobierno. También me encontré con antiguos compañeros sandinistas listos a marchar, algunos andaban con sus hijos, entre jóvenes y adultos. Después de identificarnos y abrazarnos, nos instalábamos en pláticas breves, en las que afloró el rechazo, críticas a los gobernantes «que destruyeron al FSLN y lo convirtieron en su presa partidaria», entre otras opiniones. No vi ahí muchachos que integraran algún partido político, al menos no proyectaron nada al respecto. No vi políticos de ninguna especie liderando la marcha, a ningún dirigente del COSEP, ni de la Curia arzobispal. Es más, de acuerdo a mi experiencia, hacía falta organización, sonido, indicadores. Pero, en fin, se trataba de un movimiento que crecía, cada vez llegaban grupos y más grupos. Vi jovencitos frescos, los muchachos de hoy, que están viviendo su momento histórico, del que aprenderán aún más que en sus aulas de clases. Ya tienen algo que contar a sus hijos y nietos, así como los de mi generación hemos contado lo vivido en los setenta y ochenta. 18


Insurrección de las luciérnagas

Los estudiantes han sido los primeros en la historia El movimiento estudiantil nicaragüense ha sido un pilar fundamental de los movimientos juveniles, históricamente ha sido uno de los más activos y dinámicos de América Latina, protagonizando luchas patrióticas y revolucionarias acontecidas en Nicaragua. No es propósito de este artículo hacer un recuento, sino, más bien, ubicar en la historia, la lucha estudiantil de abril 2018. Las luchas estudiantiles de carácter popular y nacional han sido difíciles y, por lo general, han cobrado vidas, porque se han enfrentado a gobiernos dictatoriales e insensibles. Así sucedió con la dinastía somocista, con los gobiernos neoliberales de los noventa y así ocurrió también en abril de 2018, con el gobierno de Daniel Ortega, dando un gran giro histórico con relación a su influencia política. Si desde 1944, cuando los estudiantes fueron reprimidos por oponerse a la reelección de Somoza García, tiene lugar un camino hacia la causa sandinista, que incluye la bandera por la autonomía universitaria; en 1962, este vínculo histórico se fortalece con la fundación del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), organización del FSLN que se convirtió en el movimiento estudiantil más fuerte y beligerante del país, hasta 1979. 19


Henry A. Petrie El FSLN, a partir del FER, fue el movimiento político revolucionario de mayor influencia en la universidad y en el movimiento estudiantil. Esto continuó y se profundizó en los años ochenta hasta mediados de los noventa del siglo pasado, con la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN). A partir de 1997, esta Unión viene enfrentando un gradual deterioro, ubicándose, como jamás antes en la historia, como pieza del ajedrez político del FSLN de Daniel Ortega, hasta colapsar en el 2018. Dos son los acontecimientos históricos del actual movimiento estudiantil, cuyo nacimiento podemos fecharlo el 19 de abril de 2018: primero, rompe vínculos con la UNEN y aglutina estudiantes que solo pudo hacerlo el movimiento por el 6% en los meses de julio y agosto de 1992, derrochando civismo e imaginación en las protestas, dirigido por extraordinarios jóvenes sandinistas de aquel tiempo, entre los cuales se encontraba Gonzalo Carrión, defensor de los derechos humanos, salvajemente golpeado por antimotines en estos días. Segundo, por primera vez en la historia, nace del seno de los estudiantes un movimiento que movió los cimientos de un gobierno del FSLN, en la persona de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Batiéndose contra una policía represiva y apoyando una causa que luego se extiende a otras, eminentemente populares con alcance 20


Insurrección de las luciérnagas político de fondo. Se trata de un movimiento que trascendió las fronteras y volvió a encender la bujía de atención, develando la farsa de un crecimiento económico que solo apunta hacia arriba, hasta obligar a la convocatoria de diálogo de parte del gobierno, cuyo desarrollo está por verse. En el fragor de la lucha, cargando sus propios muertos y heridos, ha nacido el Movimiento Universitario 19 de abril, infringiendo severo golpe a una UNEN sin liderazgo.

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Henry A. Petrie

Se equivoca quien ve a los jóvenes con mentalidad adultista Por lo general, cuando se reúnen contemporáneos de generaciones anteriores, suelen sobredimensionar sus luchas estudiantiles y juveniles. Es mentalidad del adulto poseer el conocimiento, la experiencia, la verdad, ante las generaciones más jóvenes. En virtud de escuchar y acompañar, se subestima, ensanchando la brecha comunicacional y estableciéndose la incomprensión, al grado del desprecio de las señales y manifestaciones de inconformidad. Las generaciones adultas no debemos ser ilusos al considerar que la juventud de hoy, tenga menos información, valores y experiencias. Se mide a la generación más joven con relación a la anterior y hacia atrás, olvidando que estos son hijos de otros tipos de revoluciones, más globales, tecnológicas, cibernéticas. Cada generación tiene sus luchas, sus desafíos, experiencias e historia. Los jóvenes de hoy quieren vivir lo suyo, luchar contra lo imposible, conocer y disfrutar de la locura, porque nacieron con una lógica retorcida que detestaron desde el primer llanto. Desean libertad, expansión, ser ellos mismos, vivir su propia historia, sufrir sus fracasos, pero también gozar de cada oportunidad para crecer. 22


Insurrección de las luciérnagas Entonces, a mi juicio, el análisis que imponga criterios lógicos y técnicos al estilo de un manual para el desarrollo del movimiento estudiantil, es ridículo. El movimiento de abril de 2018, surgido a partir de la necesidad de protestar ante una reforma del INSS impositiva que apoyaron supuestos representantes de los trabajadores, es la expresión profunda del descontento acumulado, hasta que emergió espontáneo el embrión rebelde que, en su miopía política, el gobierno acusó de manipulado por una supuesta derecha enclenque y también atemorizada por el fenómeno. No busquemos ni esperemos vanguardismo. Ese modelo se agotó hace mucho. Tampoco se debe exigir un tipo de organización estudiantil o juvenil tradicional, abrazando conceptos de liderazgos que, en el fondo, se están rechazando en la sociedad nicaragüense. La emergencia de este movimiento es atípica, pero cuestionador, producto de un largo proceso crítico que la clase política ni las empresas encuestadoras fueron capaces que advertir. La organización básica que se dieron fue la que necesitaron para responder, sin atraso, al momento de lucha. En el transcurso, ya por instinto o por conocimiento, se dispusieron de mejor manera, donde cada grupo estudiantil se sumó para ofrecer sus conocimientos en medicina, derecho, comunicación 23


Henry A. Petrie social, sistemas, diseño gráfico, etc., lo que demuestra inteligencia activa. De grandes jornadas surgen liderazgos sólidos, que se van formando en las acciones y en sus decisiones. En las condiciones que surgió este movimiento, jamás sus líderes pudieron ser visibles. Esto viene después, por mérito y reconocimiento. Estoy seguro que en lo adelante se fortificarán, sabrán estructurar su base programática y organizativa conforme a su realidad, intereses y condiciones propias, sin correr y sin dejarse presionar por quienes deseen verlos, erróneamente, como una organización del modelo que las generaciones más adultas han estado acostumbradas.

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Insurrección de las luciérnagas

Juventud se enfrentó a un monstruo que yace muy golpeado La guerrilla sandinista fue una de las más importantes en Latinoamérica. A partir de la segunda mitad de los setenta del siglo pasado, sus niveles de organización, acción y presencia se elevaron; tras dieciocho años de lucha y con un amplio respaldo popular, alcanzó el triunfo el 19 de julio de 1979. Después del movimiento liderado por Fidel Castro en Cuba, el FSLN hizo posible la revolución armada en el continente firme de América. Muchísimas personas cayeron en el proceso de liberación. El FSLN instalado en los ochenta, desarrolló funciones de Estado, diseñó y echó andar su modelo organizativo de partido y articuló un amplio sistema de organizaciones. Impulsó grandes tareas de reconstrucción nacional, a las que la juventud nicaragüense se entregó entusiasmada. Este partido, durante toda esta década revolucionaria, se habilitó de todo lo necesario para convertirse en un monstruo grande y poderoso. Me atrevo a decir que, jamás en la historia de Nicaragua ha habido un partido de este calibre, ni el de Somoza ni el de Arnoldo Alemán. Entregó el poder en el 90 y pasó a la oposición. Pese al éxodo de varios de sus cuadros por distintas razones, el 25


Henry A. Petrie FSLN conservó una fuerte militancia de base, su capacidad de convocatoria y de movilización de masas sostenida hasta su retorno al poder en el 2007. A partir de aquí se concentró en fortificar al monstruo, a quienes muchos han llamado maquinaria, que para mí también es colmena, en tanto todas las organizaciones han sido paridas y alimentadas por esta. Los jóvenes universitarios en sus protestas de abril de 2018, se enfrentaron a ese monstruo grande y poderoso, diestro en conspiración e inteligencia militar, con distintos métodos y mecanismos de funcionamiento, dueño de un complejo de bienes y empresas, comandos de choques y de operaciones especiales, carcelero de los poderes e instituciones del Estado, y con fuertes nexos y ligaduras internacionales. Pero, sobre todo, un gran capital que se confunde con el de la familia dueña de dicho partido. Pero, tanto poderío, aparataje partidario cuasi militar con gran capacidad de maniobra política y de movilización de masas, millonario, no fue capaz de advertir, impedir ni detener el fuerte sismo que desencadenaron las protestas estudiantiles de abril 2018. De pronto, surgió un ratón extraño emplazando al gato y este, sorprendido y desencajado, se desbocó iracundo con sus letanías en represión progresiva y censura. El monstruo grande y poderoso fue herido 26


Insurrección de las luciérnagas estratégicamente. No es este un golpe táctico, para nada, porque otra realidad política se ha instaurado, así como una nueva correlación de fuerzas. Pero, sobre todo, ha develado el doble rostro gobernante, cuya sombra es la muerte tirana.

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Henry A. Petrie

Masacre de abril de 2018 supera a todas en la historia Nuestra historia ha estado cruzada por guerras y muertes; la sangre joven ha regado este suelo y penetra nuestras conciencias. Pese a que la muerte está ligada a la existencia, al reconocimiento general de que todos tenemos que morir, cuesta aceptarla, máxime cuando intervienen procesos conflictivos. En el inconsciente de nuestra gente, la muerte es maligna. Quizá solo se acepte cuando se produce en longevos. La dictadura somocista fue altamente represiva, a lo largo de sus años torturó y mató a miles de jóvenes. La juventud tenía sobre su nuca la guillotina, no le quedó más que alzarse y hacerle la guerra al tirano. La libertad costó miles de vida humanas. En la década de la revolución sandinista, que por voluntad del imperio USA, sumado a los errores de esta en el campo, se produjo otra guerra, donde también miles de jóvenes nicaragüense resultaron heridos, mutilados y muertos. La muerte en Nicaragua ha estado sembrada a causa de la represión, el voluntarismo presidencial y los conflictos armados. El hecho de que en los últimos veintiocho años no haya habido guerras, no ha significado que no se hayan producido conflictos y reclamaciones con resultantes fatídicas. 28


Insurrección de las luciérnagas Con relación a 1979, año de la liberación nacional, treinta y nueve años es un trecho bastante corto en términos históricos; ya no digamos veintiocho años con relación a 1990, año del ascenso a la presidencia de doña Violeta Barrios de Chamorro y el término de la guerra entre sandinistas y contras. El duelo ha estado ahí, nuestra sociedad jamás sanó; los partidos políticos no han entendido que no es cuestión de intereses partidarios, sino de trabajar por un desarrollo equitativo de la nación sin exclusiones, sin mezquindad ni demagogia, sin esquemas de dependencias, etc. Nuestros gobernantes, desde el más conservador, liberal, neoliberal y sandinista jamás han gobernado desde una óptica de procurar el concierto y la interacción social plural, respetando los poderes e instituciones del Estado. Todos, sin excepción, han actuado bajo una mentalidad mesiánica buscando reelecciones, perpetuarse en el poder. Esa, a pesar de las adhesiones ciegas, sordas y fanáticas, ha sido el más grande flagelo nacional. Tristes son las posturas que justifican la injusticia y la represión. En tiempos de Somoza sus adeptos apañaron y justificaron las fechorías del dictador: «Roba, pero hace», «Tachito es bueno, la mala es la Guardia», «Los vándalos sandino-comunistas están apoyados por los rusos», etc. ¿Similitudes con el presente? El punto es que, al margen de la valoración que hagamos de la gestión de Daniel 29


Henry A. Petrie Ortega, hubo un nefasto detonante: represión y muerte. La Policía Nacional y sus hordas actuaron con saña, determinados a golpear, robar y matar. Y hubo cuatro decenas de muertos y doscientos jóvenes heridos, según datos de organismos responsables de derechos humanos. La terrible y sádica represión ortegamurillista mató a jóvenes, como en un tiempo lo hizo Somoza. Sin asco. La pesadilla más terrible para este pueblo es que le maten a su juventud, teniendo tan reciente la mortandad de la guerra ocurrida en el período 1984-1989. En el pueblo nicaragüense se activó la memoria colectiva. La muerte de jóvenes a manos de gobiernos establecidos en Nicaragua es la mancha roja que ha permanecido ahí, solo activada por gobernantes supuestamente «revolucionarios». De ahí que resulte inconcebible e inaceptable, pese a las justificaciones de sus adeptos, la muerte de 40 ciudadanos nicaragüenses, casi todos universitarios, en cuyos hombros cargan Daniel Ortega y Rosario Murillo. Fue esta una acción que superó con creses la masacre del 23 de julio de 1959 a manos de Somoza, cuando estudiantes protestaban por la otra masacre de El Chaparral. También superó a los gobiernos neoliberales de la década de los noventa y el primer quinquenio de los dos mil, que soportaron grandes manifestaciones estudiantiles por el 6% para las universidades. 30


Insurrección de las luciérnagas Si lo ocurrido en julio de 1959 se consideró masacre la muerte de cuatro jóvenes y sesenta heridos, la ocurrida en abril de 2018, bajo el gobierno Ortega-Murillo, debemos considerarla una masacre elevada al 1000% en muertes y al 333% en heridos, razón suficiente para exigir la dimisión del actual gobierno y para que el movimiento estudiantil universitario, considere la gestión por la revocación del decreto No. 1487 del 18 de julio de 1984, a fin de trasladar de fecha el Día Nacional del Estudiante Nicaragüense al 19 de abril. La lucha escenificada en esta ocasión, concentra todas aquellas luchas estudiantiles que han tenido lugar en nuestro país. Jamás deberá olvidarse este sacrificio por la democratización y la dignidad de Nicaragua, como tampoco olvidarse la masacre superlativa del que fue capaz el gobierno Ortega Murillo. Es sin duda, el establecimiento de una nueva realidad socio política en Nicaragua empujada por los estudiantes universitarios.

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Henry A. Petrie

El mismo Ortega frente a otros jóvenes, con nuevos códigos Entraron al salón dos otrora comandantes de la revolución, Daniel Ortega y Bayardo Arce, acompañados de una comitiva gubernamental. Por supuesto, al lado del presidente, Rosario Murillo, la esposa y vicepresidenta. En un hombre como Ortega, es normal que los laureles de su ego, le indicara que su personalidad histórica surtiría más de algún efecto, su autoridad política y moral se impondría a los «chavalitos» o «minúsculos». Es decir, la representación histórica de la revolución sandinista iniciada en julio de 1979, se presentó creyendo en la fuerza de su mito y de supuestos valores o códigos, que, de tanta retórica y escasa argumentación histórica, para las jóvenes generaciones presentes, resultan un relato que, a tanta manipulación, yace lullido y pisoteado por el fanatismo, el servilismo y el prebendalismo. Aquella autoridad política y moral indiscutible para antiguos sandinistas, se fue deteriorando con los años, porque no es suficiente conservar el grado histórico, sino respaldarlo con su actitud revolucionaria personal, con la consecuencia del discurso y la práctica. Ahora, ante una cuarta o quinta generación desde aquel 1979, el discurso, la retórica, la diatriba disque socialista y antiimperialista 32


Insurrección de las luciérnagas en supuesta defensa de los pobres, resultan huecos, sin sentido, cuando sus referentes son capitalistas millonarios. Los códigos de estos jóvenes son otros. Claro, para los fieles orteguistas, mas no sandinistas, su líder Daniel es un mito, su ídolo, sin que importe qué tan lejos se encuentre de la naturaleza del sandinismo. Refieren una historia con tremendos agujeros, por la conveniencia de un núcleo de empresarios, corruptos y oportunistas que se han alimentado de su peculado. Pero, los muchachos universitarios que asistieron el miércoles a la apertura del diálogo nacional, desconocieron mito y autoridad, porque para ellos, aquel que otros adoran, carece de moral y de credibilidad política. Estas nuevas generaciones de jóvenes, se acepte o no, tienen otros códigos, otra mentalidad y visiones, otras realidades y expectativas de vida. Para ellos, lo político está vinculado a corrupción, deshonestidad y enriquecimiento ilícito. La autoridad moral no deviene de lo histórico ajeno –por tergiversado y oscurecido–, sino de la pedagogía de la consecuencia, del pensamiento y la acción, de la verdad y la razón. Los partidos políticos nicaragüenses y de Latinoamérica, jamás han estudiado a sus juventudes nacionales; su móvil ha sido la utilización y alienación, como toda industria de mercado. Hoy en día, ciencia y tecnología constituyen fuertes aspiraciones juveniles, 33


Henry A. Petrie pese al atraso de la educación, en particular de las universidades, en materia de investigación. La conciencia juvenil va más allá del partidismo, es menos idílica, más horizontal y contextual. Nuevos códigos y valores se están construyendo. Se equivocaron los adalides frente a una joven generación que incluye a sus hijos, sobrinos y hasta nietos; se equivocaron en la lectura e interpretación del movimiento de protesta, ahora multiplicado en temas y sectores sociales, por una mentalidad retrógrada y obcecada. No se trata de defender el reflejo de una revolución frente a una juventud, cuya ideología es la rebeldía, la vivencia y el concurso estudiantil, la causa social y ecológica, la construcción de sus propias vidas. Son jóvenes que no tienen formación política –aquí su principal debilidad–, pero que, de manera clara, saben identificar los vicios de la clase política, la demagogia y la depredación. Al margen de los colores partidarios, Daniel Ortega fue un líder nicaragüense cuyas obras han de evaluarse –en algún momento– en su justa dimensión sociológica e histórica; un líder que no supo cuidar a su partido, llevándolo a un extremo caudillista sin formación política e histórica. Aquel liderazgo, aquella moral, acabó, quedó atrás, al margen de lo que resulte del diálogo nacional. 34


Insurrección de las luciérnagas

Necesaria reforma universitaria moverá cimientos de la educación superior ¿Los estudiantes universitarios están o se sienten plenamente representados en la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN)? Esto nunca ha sido así, siempre ha habido expresiones que la han adversado; desde sus orígenes, por mandato de la revolución sandinista, se estableció como organización estudiantil única en las universidades que integran el Consejo Nacional de Universidades (CNU). Para que los intereses estudiantiles estén debidamente representados en los gobiernos universitarios, ¿es imprescindible una organización única en los recintos del Alma Mater? Los estudiantes son plurales y diversos en todas las universidades del país, sus intereses son académicos, sociales, culturales, étnicos, de género y políticos. Todo esto converge en una universidad donde la autonomía y la libertad deberían brillar. En un gobierno universitario deberían estar representados los distintos actores agrupados en movimientos, asociaciones y federaciones, concursando activa e integralmente en la vida universitaria. En todo caso, lo que debería estudiarse es la articulación y el instrumento que asegure que este mosaico esté debidamente representado en los órganos de gobierno. 35


Henry A. Petrie ¿Cuáles son las perspectivas del movimiento estudiantil universitario? A partir del 19 de abril del 2018 afloró una nueva realidad, un movimiento con expresiones varias y diversas, en general vigoroso, decidido y combativo. Su fuerza está determinada por el peso de su lucha social, que incluye el rescate de la autonomía universitaria. Se enfrentó a las fuerzas represivas del régimen dictatorial de Ortega Murillo, que desde el primer momento cobró la vida de decenas de estudiantes. Son expresiones que desconocen y rechazan a la unión estudiantil oficialista, UNEN, entronizada desde hace mucho tiempo en el sistema del CNU y parte integrante del partido en el poder, FSLN. El 6%, también ha servido para financiar a dirigentes estudiantiles cuyos períodos van más allá de los cinco años de estudios. Es decir, no son líderes, sino funcionarios que implementan acciones partidistas entre los estudiantes, muchas veces en contra de sus intereses y en total contubernio con las autoridades universitarias, también concebidas como parte del entramado partidario. La crisis actual también plantea una profunda reforma universitaria que incluye al mismo CNU, donde se fortalezca y consolide la autonomía, la libertad de organización y de expresión, donde, desde cada recinto, se posibilite la gestión de las distintas agrupaciones por 36


Insurrección de las luciérnagas sus intereses, aspiraciones o resolución de sus necesidades. La calidad de la enseñanza y el régimen académico también deberían ser revisados, con base a las necesidades nacionales y a los estándares internacionales. Esta reforma ha de rediseñar y actualizar la función y composición de los gobiernos universitarios, donde todos los actores tengan representación mediante conceptos de amplitud, pluralidad y diversidad estudiantil –en particular–, mediante procesos eleccionarios generales, donde las distintas expresiones tengan amplia participación con base a normas y procedimientos acordados en congreso. En virtud de una organización única, quizá correspondería analizar la conveniencia de una confederación de estudiantes universitarios, autónoma, sin vínculos partidistas y comprometida con el programa de lucha común de las asociaciones y federaciones que la integren. Si ha de ser la UNEN esta organización confederada o tan solo una expresión más del movimiento, es un asunto que deberán resolver los estudiantes. Ha quedado claro el fuerte cuestionamiento, desgaste y rechazo estudiantil a esta organización. Los actuales grupos autoconvocados, en sí mismos no es suficiente. Necesitarán avanzar en definiciones más articuladas y niveles superiores de organización que 37


Henry A. Petrie confluyan en un ente propio de representación y de lucha estudiantil por sus intereses. La lucha por la justicia, democratización y el rescate de la autonomía universitaria, también incluye la construcción de una representación estudiantil efectiva en los gobiernos universitarios. En virtud de una organización única, sería interesante privilegiar la pluralidad y la diversidad de las agrupaciones existentes y de las que surjan en el futuro inmediato. Por supuesto, correspondería al movimiento estudiantil, en alianzas con académicos conscientes, empujar el proceso de reforma universitaria que, a todas luces, no solo será un acontecimiento académico y cultural, sino también político, por la importancia y función que la universidad está llamada a cumplir en la sociedad nicaragüense. Se trata, entonces, de un movimiento que removería los cimientos de la educación superior en Nicaragua.

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Henry A. Petrie

Cualquier cifra sobra ante tantos corazones henchidos En la ciudad de Managua, la marcha del 23 de abril del 2018 fue inmensa, de tan inmensa que los cálculos sobran, por su intensidad y alcance. Estudiantes, jubilados, empleados y pobladores nos dirigimos a la UPOLI, bastión de la resistencia estudiantil universitaria capitalina, donde brilló la valentía y dignidad. Fervor, combatividad, civismo azuliblanco. Así, también, en muchas ciudades del país se estaban reproduciendo marchas con la misma naturaleza y características. Definitivo, esto no es cuestión de cálculo, sino de fuerza y decisión. En medio de tanta gente y algarabía, marché observando cada detalle, cada símbolo; escuché comentarios de todo tipo, consignas y hasta coplas, entre bien elaboradas y espontáneas, enardecidas y satíricas. Nunca antes había estado ante tanta sátira popular arremetiendo en contra del poder y sus nefastos vicios. Lo confieso, iba jubiloso, impactado por aquella energía que emanaba de la marcha inmensa. Ya dije, cualquier cifra sobra ante tantos corazones henchidos. Iba a paso acelerado, la trayectoria era larga. Observaba y escuchaba, reflexionaba, recordaba momentos históricos vividos, de pronto la tristeza por los 40


Insurrección de las luciérnagas gobernantes, a quienes en un tiempo conocí bien. Pero, la marcha era triunfal y los tantísimos de miles de cachorros, además de sueltos, estaban firmes, dispuestos a construir sus arcos triunfales y a tomarse el cielo por asalto. Casi llegando a la rotonda de La Virgen, la veo, una señora de aproximados 75 años, caminaba rodeada de jóvenes y asida al brazo de uno de ellos; iba de camiseta negra, pantalón Jean y zapatos deportivos. La saludé y me sonrió; sus ojos eran cafés tiernos. Se acercó a mí, aminoré el paso y me tomó del brazo derecho, y dijo: «Qué barbaridad lo que está pasando, ¿verdad, amigo? Cómo se atrevieron matar a nuestros muchachos. Eso debe castigarse muy fuerte.» Le asenté y regresó con quienes iba. Al observar bien a los jóvenes estudiantes, aún más cuando topé a mi paso, ya cerca de la UPOLI, a los dos encapuchados que estaban en una barricada derruida, uno de ellos lloraba de emoción al ver tantísima gente, confirmé que sí sabían de lo grande en que estaban involucrados, de la resistencia titánica que habían ofrecido a la policía y a las fuerzas de choque del partido en el gobierno. Pero, me quedé con la inquietud si en realidad estaban conscientes de lo que habían protagonizado. Más que cinco días de protestas y resistencia, lo que hubo en Nicaragua fue una variación 41


Henry A. Petrie importante del movimiento social y político de Nicaragua. Aquí hubo un emplazamiento directo y de fondo al sistema político nacional, y en particular, al FSLN que, pese al poder ostentado por doce años consecutivos, ha venido debilitándose gradualmente, confundiendo su misión como partido con la del Estado y deteriorando tanto su moral, a grados de crear fuerzas de choque ofensivas para la población y corrompiendo a su organización juvenil y estudiantil.

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Insurrección de las luciérnagas

Una marcha diversa, inclusiva e histórica Histórico. La marcha del 30 de mayo en homenaje a las madres de abril y mayo. Descomunal. A mi edad, pensaba que ya nada, en materia de movilización popular, podía asombrarme. Me equivoqué. Y me siento dichoso de haber andado ahí, perdido entre tantísima gente pidiendo justicia y la salida del matrimonio tirano. ¿Cuántas personas marcharon? Los entendidos afirman que más de medio millón. Han pasado días, lo sé. El artículo se publicará tardío, pero la historia, el pueblo, jamás olvidará ese 30 de mayo del 2018, en Managua y otras ciudades. El recuerdo de mi madre fallecida estará unido a tantas madres que han perdido hijos en estas protestas, estará adherido a un nuevo significado de amor. Por esta razón, ahora, más que interpretaciones y conceptualizaciones, solo deseo destacar algunas características que me parecieron representativas de lo que, a partir del pasado 18 abril, se instauró como nueva realidad política en Nicaragua. Primero, las madres de jóvenes caídos. Si bien muy dolidas, marcharon abrazadas por aquel inmenso corazón ciudadano. Segundo, diversidad y pluralidad. Se congregaron distintos sectores sociales, de distintas religiones e ideas políticas. Morenos, chelitos y negros caminábamos en 43


Henry A. Petrie una misma ruta hacia un destino común. ¿Partidos políticos? Solo uno: Nicaragua, con un mar de colores azul y blanco. Tercero, juventud desbordada. Estudiantes y jóvenes populares urbanos destacaron con su energía y creatividad. Conscientes de sus reclamos y objetivos. Vigor y gloria trasmitían a los marchistas mayores. Cuarto, mujeres aguerridas y sonrientes, de todas las edades, juveniles, adultas y maternales. En sus rostros la belleza, en sus corazones el fervor. Quinto, hombres y mujeres de la tercera edad. Se olvidaron de sus dolencias y se dispusieron a la caminata. La juventud les invadía con sus energías, el sueño de la nueva patria, la reivindicación de la historia. Sexto, sandinistas, muchos sandinistas. Ex combatientes históricos, militares en retiro –incluido cuatro generales–. Pero también militantes que recién salieron del FSLN, «¡Cómo se les ocurrió matar jóvenes estudiantes! Eso no es sandinismo.» Ahí estaban, en la marcha del pueblo que condena el genocidio de Ortega y Murillo. Séptimo, trabajadores de distintas empresas privadas y de instituciones del estado. Dieron la espalda a la convocatoria del gobierno. Algunos conocidos que, a la pregunta: «¿Cómo van a enfrentar a sus carceleros gubernamentales?» Respondieron: «Nos equivocamos de 44


Insurrección de las luciérnagas marcha». Risa. Octavo, majestuoso navío humano con miles de banderas azul y blanco. Luz y poesía. Jubilosas y vigorosas ondeaban. Canciones y altivo coro de consignas, entre revolucionarias y satíricas. El navío a lo largo de la carretera a Masaya, testigo del advenimiento del nuevo tiempo. Jamás en mi vida había presenciado tantas banderas de Nicaragua en tan grande corazón de pueblo. Noveno, aunque jamás nos hayamos visto, nos saludamos y conversamos entusiasmados, como amigos de siempre. La causa nos hermana y enternece. Por eso, los varones amarraban cordones de zapatos a las mujeres; un perrito que llevaba una pañoleta azul y blanco en el cuello, se convirtió en celebridad para fotógrafos y camarógrafos; las madres llamaban hijos a los muchachos y estos las llamaban madre; parejas juveniles tomados de sus manos; niños caminando y los pequeñitos cargados por sus padres; en fin, constelaciones de expresiones libres, tiernas y cívicas. Inmenso río humano donde el amor navegaba; también el dolor, pero revestido de esperanza, de convicción por un mañana sin mentiras ni corrupción, sin represión ni muerte. Décimo, estaba un grupo de señoras de edad frente a la UCA, en la confluencia que va a la UNI. Se informó de un ataque de policías y sus grupos de choque por el 45


Henry A. Petrie costado norte de esta universidad. Movimiento de muchachos. Alerta. Mujeres corrieron con sus hijos hacia punto seguro. Otros hacia el portón principal de la UNI. Piedras en manos. Ondas listas, también morteros en manos juveniles firmes. Disparos de armas de fuego por defensores del tirano. Motorizados salieron hacia el punto crítico. Regresaron con los primeros heridos. Ráfagas de AK-47 y disparos en ristras de revólveres. Momentánea estampida, búsqueda de refugios. Jóvenes triturando piedras como municiones para las ondas. Decisión inmediata: levantar la barricada justo al frente de la entrada principal de la UNI. Regreso hacia la UCA, donde encuentro a las señoras, las insto a buscar un mejor lugar para su protección, cuatro obedecen, la de mayor edad no. «Yo voy a estar con mis muchachos», dijo. «Madre, aquí estaremos todos», hasta que la convencí al sonido de los disparos. De la famosa Ya también salieron disparos, estos oídos que saben de esas cosas los escuchó, como tantos otros. Definitivo, bajo la figura de medio de comunicación se esconde un cuartel militar. La señora hizo caso y se introdujo a la UCA, como muchísimas personas más. Su determinación y coraje es ejemplar, una leona, como canta Carlos Mejía Godoy. Quede constancia para registro histórico, pero, sobre todo, como determinación de un pueblo forjando su destino. 46


Insurrección de las luciérnagas

Masaya, la Esparta nicaragüense en un balance de resistencia En mi opinión, el movimiento cívico y pacífico ha entrado en una segunda fase de lucha. Al respecto, un breve balance: La resistencia y movilización cívica continúa activa y el estado de opinión general está en contra del régimen. Los tranques permanecen en varios puntos del país. Su moral continúa elevada, pese a la cantidad de muertos y heridos. La represión ha sido criminal, donde policías y antimotines protegen a fuerzas paramilitares organizadas por el gobierno. El Consejo Permanente de la OEA aprobó el contundente Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), presentado el día 22 de junio pasado, desfavorable al régimen Ortega Murillo. Agreguemos la pronta presencia en Nicaragua del Alto comisionado de las Naciones Unidas y del grupo de expertos independientes. El Diálogo Nacional sobrevive pese al boicot del gobierno. La Conferencia Episcopal de Nicaragua, considerando la gravedad de la crisis y su esfuerzo para que esta no desemboque en un conflicto de proporciones incalculables, ha sabido jugar su rol. La Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia 47


Henry A. Petrie continúa demostrando solidez. Su gestión ha tenido una dirección prudente y tolerante, a fin de conservar su naturaleza cívica y pacífica. En las próximas semanas, la demanda de una salida pronta de Ortega y Murillo del poder, se pondrá a prueba en la negociación de los temas de democratización. La representación del Cosep ha estado firme en la Alianza, considerando sus intereses económicos. Sin embargo, el gran capital no deja de comportarse timorato. La estrategia de Ortega Murillo ha estado centrada en ganar tiempo suficiente para recomponer sus fuerzas y brindar un contragolpe táctico: minar la capacidad de resistencia cívica, presionar una salida a la crisis desde preceptos constitucionales convenientes, evadir la justicia para los responsables del genocidio, y finalmente, crear condiciones favorables para continuar ejerciendo su caudillismo y hacer política con el beneficio de su fortuna. Los tranques y barricadas continuarán siendo el pretexto, a partir del cual, el gobierno armará su defensa frente a la matanza ordenada. Tienen la ventaja de las armas y no cejarán en la violencia. Lo más importante para ellos es defender el poder, ejercerlo para diezmar el levantamiento cívico y pacífico. Las acciones represivas continuarán sin que les importe la desnaturalización de las instituciones gubernamentales, en particular, la 48


Insurrección de las luciérnagas policial. Por supuesto, están negociando con representantes del gobierno de los Estados Unidos, Almagro (OEA) y el gran capital nicaragüense. No precisamente su salida inmediata, sino, el adelanto de elecciones bajo sus términos y garantías. En su estrategia, la mesa del Diálogo Nacional solo ha de validar. El FSLN está limitado en su militancia territorial, su influencia está clara en los sindicatos del Frente Nacional de los Trabajadores (FNT) y, por supuesto, implementa coerción en los trabajadores del Estado. Para enfrentar la resistencia cívica, ha estructurado un brazo armado con combatientes históricos, ex militares y jóvenes bajo su influencia, incluida la actual Juventud Sandinista, que operan en combinación con las tropas policiales. Un porcentaje significativo ha salido de sus filas para apoyar el movimiento cívico. Toda lucha es difícil y lleva su tiempo, por muy organizada que esté. El actual movimiento surgió espontáneo y ha sabido resistir. Ahora tiene el reto de sostenerse y evolucionar siempre con métodos cívicos y pacíficos, pero activos, sin caer en la tentación de convertirse en una insurrección armada tipo 1979, lo que sería catastrófico para sus aspiraciones. Frente a esta realidad, como ya se ha dicho, fortalecer la organización territorial es indispensable. Reducirse en 48


Henry A. Petrie tranques, barricadas y tomas de recintos universitarios – los que deben preservarse–, sería conducirse a un empantanamiento que debilitaría el movimiento. La movilización popular descansa en la organización, cuyas expresiones podrían articularse con las unidades vecinales para fortalecer su voluntad de cambio. El heroísmo ha estado de manifiesto en casi todo el país, con sus propias particularidades. Masaya ha sido el estandarte de la resistencia cívica y pacífica, la Esparta nicaragüense. Sin embargo, en lo sucesivo, habrá que concebir cauces alternativos para la generación de expresiones de lucha diversas, incluidas las de preparación electoral y consolidación del voto por la justicia y la democratización. Construir este consenso social es de vital importancia para impulsar los cambios institucionales que sean necesario.

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Insurrección de las luciérnagas

En Monimbó están sucediendo cosas extrañas En la profundidad de la noche, los venados están regresando al pueblo. Habitaron el hogar del cusuco y se alimentaron de astucias del zorro. En Monimbó están sucediendo cosas extrañas. En las noches, cuando los zombis del tirano Ortega vigilan amenazantes, con sus aires de invencibles, salen sombras de rincones y esquinas; se escuchan voces y llantos, pasos de personas que no se ven. ¿Fantasmas? Poco antes de las siete de la noche, las calles se tornan solitarias. Las casas cierran sus puertas y en su interior, el susurro repudia y conspira, porque Monimbó está vivo y lucha desde las sombras y, a la luz del día, las máscaras, cuando los zombis alardean con sus armas. En Monimbó han nacido historias, las nuevas leyendas de Masaya. Los ahuizotes conspiran en el silencio y la noche, hasta el abrazo de la madrugada. Recorren las calles, aparecen de pronto con movimientos extraños, burlándose de zombis, almas malolientes, que temerosas gritan ordenando el detente, pero las sombras continúan moviéndose, o danzando. No entienden, presienten espíritus y disparan sus armas en el vacío de la comunidad, donde nace el eco. La imagen de la tirana anda de cabeza abajo, colgada por un anciano de pueblo blanco, que cubre su rostro con 51


Henry A. Petrie una máscara de zopilote, silencioso, como quien dará la estocada final. Los zombis ven y saben, cosas extrañas andan por ahí. En Monimbó hay presencia de pueblos blancos, de sus artes y esencias, conjuros y perjuros. Lo sienten y lo saben, escalofrío en espaldas. El viento es la mano del que viene del más allá, con su frío aliento que no es más que fuego. Lo saben y se aterrorizan, porque el terror es la voluntad, la fuerza, decisión de lucha, hasta que la tierra se quiebre, si es preciso. Pero los jefes se ríen, un tal Avellán goza con las historias que escucha, mientras sus criaturas malévolas toman su café, con la esperanza del traslado, cualquier otra esquina, menos Monimbó. ¿Normalidad? ¡Qué va! Al no lograrla, la imponen. Pero ni así. La simple imposición es anormal. La férrea voluntad de lucha popular es anormal. El susurro, la ausencia, la mirada que advierte, la salida indispensable, es anormalidad genuina. La grita de corazones que en centenas de mil no se cansan y se robustecen en marchas multiplicadas, porque en su mente está la determinación: libertad, justicia y democracia, perturbación total para genocidas. Quitaron tranques y barricadas a fuerza de fusilería. Pero, ¿cómo se tranquiliza a un pueblo con tantos muertos y encarcelados, con tantos vejámenes? ¿Cómo se alcanza la normalidad con el dolor sangrante expuesto 52


Insurrección de las luciérnagas al mundo? Los tiranos no se creen el cuentecito; los ojos y el rostro de la sacerdotisa, sus gesticulaciones, no son normales. Ella encarna la anormalidad. Sus palabras están fracturadas. Sabe que las sombras en Monimbó son ciertas, Avellán es un imbécil. La pareja no puede dormir, la sangre del pueblo invade sus sueños; los niños asesinados juguetean en la sala de su templo santero. De la maldición no escapan. Ya no habrá noches tranquilas, ya nada estará normal en su existencia, aunque los serviles, bufones, fantoches y zombis hagan comparsa bravucona. En la profundidad de la noche, los venados están regresando al pueblo. Habitaron el hogar del cusuco y se alimentaron de astucias del zorro. Se escucha el llanto de una mujer, extraños sonidos, y se ven siluetas de niños. ¿Cómo matar a las sombras? En realidad, ¿se habrán ido las luciérnagas? El zorro y el cusuco dicen que la fiesta no ha concluido, que cada danza tiene su son y cada son su tiempo. El susurro de Monimbó es fuerte en el silencio, donde el día se construye en la noche. No lo olviden, las sombras que andan, los venados que a saltos van retomando posiciones. No lo olviden, aunque parezca cuento, alguna leyenda en ciernes, que espero interpreten, como bien sabe la sacerdotisa con cabeza abajo, solo que se resiste y se trastorna aún más en su 53


Henry A. Petrie aposento, porque no logra verlos, los guardianes de pueblos blancos hacen humo, mucho humo. En Monimbó están sucediendo cosas extrañas.

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Henry A. Petrie

Lo revolucionario acaba cuando comienza el desprecio por la inteligencia del pueblo A lo largo de la historia de la humanidad, muchas estatuas y símbolos han sido derrumbados en distintos procesos políticos, por lo general han representado el fin de una época en los países donde ha ocurrido. Así fue en 1979 en Nicaragua, con la famosa estatua ubicada en el Estadio Nacional de Managua. El pueblo enardecido se convocó y comenzó la labor, hasta que vio en el suelo los pedazos del caballo y el jinete aquel que representaba al dictador. Los gobernantes Ortega-Murillo confeccionaron e instalaron muchos árboles de lata en Managua y otras ciudades, que, según la dama de las letanías, representan al árbol de la vida, un símbolo esotérico religioso que, entre sus funciones supuestas, estaba el embellecimiento decorativo de la capital. El pueblo, desde un inicio, los identificó como los «arbolatas de la Chayo», cuyos costos se le transfieren a este a través de las facturas de energía. En los días de protestas estudiantiles se derrumbaron varios, además de algunos rótulos propagandísticos de la pareja presidencial, entre el profundo descontento y la alegría popular. Pero, ¿cuál es el fondo de esta acción? El culto a la personalidad está umbilicado a la egolatría y al fanatismo, en tanto busca la adoración y la 56


Insurrección de las luciérnagas adulación a un caudillo que es jefe de estado, casi religiosa en la idea de perpetuarse en el poder a través de una imagen que debe afianzarse, a grados de la ceguera en sus adeptos y fijarse en la mente de los ciudadanos –«las masas», sobredimensionando méritos de la persona hasta convertirla en un fetiche, porque, a juicio de los ideólogos del régimen autoritario o dictador, ese hombre-mujer ha sido ungido o predestinado por una fuerza divina o espiritual. De ahí que, en el caso nicaragüense, se aferren a un dios y una virgen para mediatizar la voluntad popular, de por sí mayoritariamente cristiana. No es más que una manipulación sistémica y cotidiana. Si revisamos bien la historia del sandinismo, encontramos que los primeros líderes del FSLN, a la cabeza Carlos Fonseca, entre otros como Ricardo Morales Avilés, siempre criticaron y combatieron todo tipo de caudillismo, más aún en una fuerza revolucionaria que había estudiado la experiencia nacional y del mundo. El valor absoluto del papel de los líderes, jamás fue la filosofía interna de aquella organización guerrillera que, considerando las condiciones de luchas en su momento, privilegió la dirección colectiva acompañada de una crítica férrea. Lo anterior, derivaba del convencimiento de que las experiencias de los actores entran en concurso, no hay 57


Henry A. Petrie líderes geniales, porque más importante es la experiencia colectiva. El culto a la personalidad ha sido nefasto para las fuerzas revolucionarias en el mundo, como también lo ha sido para Nicaragua, particularmente para el FSLN. El pueblo no es tonto. La juventud, tarde o temprano, se levanta, naturalmente rebelde. El movimiento social tiene su reflujo, pero también sus ascensos de conciencia y acción. Lo revolucionario acaba cuando comienza el desprecio a la inteligencia del pueblo, cuando en quien se ha depositado la confianza para gobernar, se endiosa, se inflama de poder, elevándose tanto en su egolatría, que se convence así mismo de ser el gran benefactor social. Pero, los símbolos de ese culto han comenzado a caer y a marcar, una nueva era del movimiento social nicaragüense, donde los estudiantes y la juventud están llamados por la historia a protagonizarlo.

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Insurrección de las luciérnagas

La paz del despojo, del control de poderes y de la acumulación de capital El régimen Ortega Murillo y sus adeptos hablan de paz y hacen lo contrario, se han empeñado en imponer su visión y concepto en beneficio de sus políticas partidistas; han hecho del término un estribillo huero como si se tratara solo de la ausencia de guerra o de conflictos bélicos. El discurso de la paz también ha sido acuñado por crueles dictadores y genocidas, responsables de la exclusión, concentración de poder, pobreza, enriquecimiento, corrupción, represión y muerte. En el caso de Nicaragua, esto se agrava, porque al igual que Somoza, una familia se ha creído monarquía y dueña de este país; porque el gobernante y sus seguidores renunciaron al pensamiento sandinista de origen, a su naturaleza revolucionaria. La paz busca la armonía y el equilibrio, el diálogo constante en procura de una sociedad cada vez más libre, con justicia social y participación ciudadana efectiva. La reconciliación tiene sus momentos evolutivos, no se estanca en un determinado proceso como el planteado por Esquipulas; su profundización debió forjar una visión común del desarrollo nacional, donde los diversos intereses sociales y económicos se articulen en un solo 59


Henry A. Petrie proyecto de nación. El régimen, en virtud de construir una paz real e integral, ha estado concentrado en el despojo, el control de los poderes y la acumulación de capital; se despoja al promover y permitir la corrupción galopante; cuando se asaltan recursos del estado y hasta de sus propios aliados internacionales para enriquecerse. La dilapidación siempre ha estado clarísima al beneficio de la familia del gobernante; cuando su contubernio con el gran capital, en tanto son los nuevos y poderosos empresarios, ha atentado cada día contra el bienestar y la tranquilidad del pueblo ciudadano. Pero, también hay despojo de una historia de lucha cuando han pretendido acreditarse las glorias, que pertenecen al pueblo que, sin su alzamiento decidido, jamás pudo darse el triunfo revolucionario. Y el engaño, al aparentar una supuesta esencia revolucionaria, cuando en verdad lo que hubo fue una conversión retrograda cuyo ideal ha sido la concentración de capital, al colmo de instalarse en la élite millonaria nicaragüense; engaño al usar la creencia religiosa de un pueblo para aparentar amor, paz y reconciliación. ¿De qué paz se habla cuando hay latrocinio, prebendas y compras de conciencias? Ortega Murillo ha tenido en su agenda la venta de buena parte del territorio nacional, disque por un megaproyecto que solo beneficiaría al extranjero y al gran capital nacional. No 60


Insurrección de las luciérnagas puede haber paz cuando se depredan los recursos naturales para el beneficio de su círculo empresarial. ¿Qué paz han tenido las comunidades indígenas, cuando sus tierras han sido invadidas por colonos, a todas luces, enviados por el régimen y sus socios enriquecidos mediante ventas ilegales de tierras? También estos pueblos indígenas han tenido sus muertos bajo este régimen. Los gobernantes Ortega Murillo no pueden hablar de paz, cuando nunca han tenido voluntad de diálogo con todos los sectores sociales, más allá del capital cosepista y de sus sindicatos efenetistas. Lo que aquí ha habido es una fuerza política imponiéndose, a través de diversos mecanismos de poder y corrupción, a todo un pueblo bajo el supuesto del mérito histórico. No. No ha habido voluntad de paz, cuando se crea un ilusionismo de crecimiento económico que todo el tiempo ha beneficiado a sus aliados capitalistas, y tienen razón, porque lo revolucionario es un embuste, tienen fuertes intereses que defender, grandes propiedades y capitales a diferencia de Sandino. Pero, aún más, ¿acaso la herida histórica de Nicaragua ha sanado? Sí, esa herida que dejaron las guerras y los muertos, esa misma que siempre ha ignorado el político acomodado, corrupto y cómplice. 61


Henry A. Petrie

El verdadero sandinismo se avergüenza del genocidio Ortega-Murillo Lo planteado en mi artículo publicado en Nuevas Miradas el 30 de abril del 2018, intitulado «Masacre de abril de 2018 supera a todas en la historia» (https:// nuevasmiradas.com.ni/masacre-de-abril-de-2018-superaa-todas-en-la-historia/), con el contundente informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se reafirma, razón por la cual actualizo datos y dimensiono de mejor manera el impacto histórico de esta masacre. En el informe preliminar del organismo interamericano antes mencionado, se confirman 76 fallecidos y 868 heridos, casi todos estudiantes, en menos de un mes. El gobierno Ortega Murillo, a través de sus órganos represores, la policía y fuerzas de choque, actuó para matar, para liquidar el germen de una protesta que, en virtud de contenerla, la enardeció, prolongó y masificó. Si antes lo dije, hoy vuelvo a decirlo más alto y con mayor convicción: Daniel Ortega y Rosario Murillo se convirtieron en genocidas, y juntos con esta pareja, los altos mandos de la Policía Nacional y todos aquellos ministros y funcionarios del estado que hayan tomado parte en las acciones criminales. Aquí no se enfrentaron dos fuerzas armadas. 62


Insurrección de las luciérnagas No se trató de «acciones desmedidas» de parte del ortegamurillismo, sino de una mentalidad represiva, sistematizada en distintas formas de actuación contra expresiones que, según ellos, atentan contra su régimen, tildándolas de derecha y pro imperialista. Sistemático desde sus acciones política por el establecimiento de un modelo político calcado para la perpetuidad del poder familiar y de su círculo corrupto más cercano. Por esta razón corrompieron y desnaturalizaron a la Policía Nacional, para hacerla instrumento de este propósito omnímodo. Lo de genocida no es antojadizo, en tanto han sido actos dirigidos a matar, destruir, a una población significativa en Nicaragua, el movimiento estudiantil, cuya trayectoria histórica de lucha está más que registrada y reconocida. Digo genocida porque lo que hubo aquí fue matanza gubernamental, cuyos ejecutores tuvieron la finalidad de aniquilar. De ahí pues, que esta masacre del 2018 se ubique en un lugar detestable de la historia reciente. Por esta razón, no se olvidará y se impregna una mancha inmensa en el ortegamurillismo, no así en el verdadero sandinismo, del que me referiré en su momento. El verdadero sandinismo se avergüenza y toma distancia de un partido que fue totalmente degenerado por Daniel Ortega y Rosario Murillo, quienes quisieron 63


Henry A. Petrie borrar su historia, sus principios y valores. Esta pareja se dedicó a amasar fortuna y a fortalecer, ya no el caudillismo, sino el endiosamiento del líder, despreciando a la militancia histórica e ideológica. El repudio se ha multiplicado y sostenido. Las demostraciones han sido multitudinarias. La bandera azul y blanco, como nunca, ha sido izada por la juventud y el pueblo; los colores patrios hoy se lucen en camisetas, gorras, sombreritos, etc. Jamás antes, el caudillo Ortega y su aparato partidario, han estado tan cuestionados y tan vacíos de moral. Si antes afirmé que, con relación a la masacre del 23 de julio de 1959, perpetrada por la dictadura somocista, donde resultaron muertos cuatro jóvenes y sesenta heridos, la del gobierno Ortega Murillo, se ubica como un genocidio, cuya balanza de muertes y heridos es superior a aquélla. Reafirmo: suficiente razón para exigir la dimisión del actual gobierno y para decretar, en su momento, que en virtud del 23 de julio sea el 19 de abril, el Día Nacional del Estudiante Nicaragüense, en recordación de esta gesta estudiantil.

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Insurrección de las luciérnagas

Ortega apuesta a aplastar la insurrección azul y blanco ¿Qué diálogo puede haber con quien no lo desea? ¿Puede haber diálogo con quienes no reconocen su responsabilidad en los delitos y hechos criminales ocurridos? ¿Dialogar con quienes son indiferentes a la grita y dolor del pueblo? Daniel Ortega no se volverá a sentar en una mesa que le resulta hostil y desventajosa, donde no tiene el control, como ha estado acostumbrado. Me dirán que se sentó con la Contra en un contexto de guerra, en efecto, es un hecho registrado en la historia de este país en circunstancias concretas y distintas a las actuales. Sandinistas y Contras vieron disminuidos sus respectivos apoyos internacionales. La guerra estaba empantanada y las respectivas bases sociales muy golpeadas, con un elevado sacrificio humano, economía nacional destruida y el cansancio de la población por una guerra de años. Al gobierno sandinista le interesaba acabar con la guerra, desmovilizar a la Contra y sostenerse en el poder con sus fuerzas armadas intactas. Realizar elecciones en febrero de 1990 no fue una concesión traumática, porque existía el convencimiento absoluto del triunfo. En esto último, en definitiva, radicaba el control de aquella 65


Henry A. Petrie negociación. Es decir, en la confianza y seguridad de que el pueblo nicaragüense votaría mayoritariamente a favor del FSLN y de la revolución, lo que al final, resultó adverso. En sus últimos períodos de gobierno, desde el 2007, Ortega ha gobernado en paz y en feliz alianza con el gran capital nicaragüense, con la fuerte colaboración económica y política del fallecido Hugo Chávez; ha estado en ventaja política absoluta, en tanto liquidó a los partidos políticos opositores y efectuó reformas constitucionales para perpetuarse en el poder; subordinó a los poderes del Estado y se enriqueció, beneficiando de igual manera a toda su familia, testaferros, operadores políticos de confianza y allegados; ha violado la Constitución y las leyes cuanto ha querido; ha sido el padrino de la elevadísima corrupción imperante en Nicaragua. Entre otras irregularidades sumadas a lo antes expresado, se acumularon inconformidades que, a la postre, derivó en una explosión social sin precedentes en la historia de Nicaragua, cuyos detonantes estuvieron en la displicencia gubernamental –a conveniencia– ante el incendio en la reserva natural Indio Maíz y en la reforma arbitraria del INSS. La realidad y circunstancias del levantamiento de abril del 2018 son diametralmente distintas. No hay ejércitos 66


Insurrección de las luciérnagas enfrentados, sino una explosión social que quisieron sofocar a punta de represión brutal y matanza, como no se había visto antes en la historia en contra del movimiento estudiantil universitario. En virtud de sofocar, propagó la protesta y la escaló de manera tal, que todas las demandas se resumieron en dos: Justicia y democratización, lo que tiene como condición previa, la dimisión de los gobernantes y el enjuiciamiento de los responsables del genocidio. El estado de opinión es totalmente adverso al gobierno, las calles tienen otros dueños que continúan protestando de manera cívica y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos divulgó un informe-denuncia al mundo de las atrocidades cometidas contra el pueblo manifestado. La situación es inédita, jamás antes el FSLN había perdido tanto control, quedándose solamente con las instituciones del Estado, fuerzas armadas y un debilitado aparato partidario. En estas condiciones, desde la perspectiva y mentalidad de la pareja Ortega Murillo, un diálogo resulta inadmisible, máxime cuando esta vez no se negociará ninguna culminación de guerra, sino, su salida inmediata o elecciones adelantas bajo otras reglas del juego y ampliamente observadas por el mundo. Es decir, no tendrían el control del voto. Si en 1990 se tenía seguridad del triunfo –resultando lo contrario–, en 67


Henry A. Petrie elecciones adelantadas para este mismo año, están más que seguros de una derrota aplastante. Ahí el punto esencial. No dialogarán. No negociarán en esos términos. Defender su poder a toda costa, pese a la condena y aislamiento internacional, será su objetivo. Buscarán confundir y dividir, acabar con el movimiento de protesta nacional mediante el terror, implementarán acciones bélicas selectivas o «de baja intensidad», pondrán en cautiverio a los empleados del Estado y armarán a sus fuerzas de choques y delincuentes a sueldo. Negociarán con el gran capital y con empresarios volubles y permeables, para lograr determinados acuerdos que mediaticen la movilización azul y blanco. Impulsarán un espectáculo de diálogo con los partidos políticos, totalmente ajenos a esta coyuntura nacional, esgrimiendo el argumento de una supuesta representatividad política del pueblo nicaragüense. Una vez sofocada la insurrección cívico popular, su objetivo será la permanencia en el poder de Daniel Ortega y Rosario Murillo hasta el 2021, tiempo suficiente para reacomodar su ajedrez político que garantice a su partido, crear condiciones electorales para ganar la presidencia, aunque sea por el margen menor y así tengan que sacrificar un tanto, diputaciones y alcaldías. Ofrecerán supuestas reformas sin soltar los candados que 68


Insurrección de las luciérnagas le garanticen este objetivo. A partir de esta voluntad dictatorial, el movimiento de protesta nacional tendrá que afinar su estrategia y organización, para continuar su lucha cívica a corto y mediano plazo con movilización constantes y acciones políticas internacionales.

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Henry A. Petrie

Conciencia nacional derrotó a Ortega Aunque se instale el terror y la muerte; aunque el genocida se atrinchere en El Carmen y siga ensañándose furioso contra el pueblo nicaragüense; aunque se sostenga durante algún tiempo en la presidencia que no le corresponde, vomitando soberbia; aunque sus aliados latinoamericanos lo animen o guarden un silencio cómplice; aunque haga del Estado y de la economía nacional tierra arrasada, existe una gran verdad que se impone como guillotina cada día que pasa, una nueva realidad, un resultado rotundo. El tirano Daniel Ortega, política y moralmente, ya está derrotado. Es la triste figura que, aspirando a convertirse en divinidad, está disminuido ante una insurrección nacional cívica y pacífica. Derrota que se labró desde el 19 de abril, reprimiendo con furia a miles de estudiantes universitarios. Su crimen activó la memoria colectiva del pueblo y, con esta, la conciencia nacional explotó y se desplegó como no había sucedido años atrás. Así se ganó el repudio y se instaló férreo el combate cívico contra la ignominia; la condena popular es rotunda por sus mentiras y fraudes, por su perversión y manejo sucio del poder, para enriquecerse él, su familia y el círculo de corruptos más cercano. Está derrotado, aunque derrame más sangre y cobre 70


Insurrección de las luciérnagas más vidas jóvenes. Solo lo siguen sus fieles fanatizados y sus socios oligárquicos; esos que continúan creyendo en sus méritos revolucionarios, sin que realmente tengan conocimiento ni conciencia plena de la historia y del pensamiento sandinista, porque desde hace tiempo, sus banderas son el dinero y la corrupción. Su derrota está asentada en la destrucción de su partido, convirtiéndolo en una camarilla autoritaria que, en esta crisis, ha actuado como reducto de matones y sicarios. Ha fracturado en máximo grado a la institución policial, que, además de asesinar a niños y jóvenes, colabora con grupos armados al mejor estilo mercenario. Jamás como en este momento histórico, se ha repudiado a una institución nacida de la revolución sandinista, supuestamente anclada en el corazón del pueblo. Ortega, creído o asumido como uno de los líderes revolucionario histórico en América Latina, con la pretensión de su cónyuge de elevarlo a leyenda o mito, perdió autoridad moral y credibilidad política, convirtiéndose en una figura despreciada por casi todos los nicaragüenses. El pueblo, el soberano, cada día se robustece más contra la represión ortegamurillista; su unidad de propósito e identidad nacional vigorizada es ejemplar. Construye nuevos paradigmas culturales y políticos desde las calles, tranques y barricadas, donde se erigen 71


Henry A. Petrie banderas azul y blanco. Una nueva conciencia ha nacido. El tirano está derrotado, faltándole solo la dimisión. Su traición es imperdonable. Su fraude tiene al partido rojinegro quebrantado, sus líderes lo están enterrando por la ambición monetaria. Su propuesta ética histórica la hicieron añicos. Aunque continúe vejando al pueblo desde El Carmen, ¡está derrotado! Su envestidura está desgarrada. La gran convención del pueblo ha resuelto, como primer paso justiciero, su expulsión del poder sin tregua ni concesiones. Inmediatamente después, el tiempo del castigo para los cómplices y operadores de la muerte, la democratización del país, la unión de todos los sectores para enfrentar el desafío económico y la instauración de una paz duradera, sin los vicios politiqueros ni el egoísmo concentrador y excluyente del capital.

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Insurrección de las luciérnagas

Jauría de zombis calcina luces y sonrisas de las luciérnagas Cobarde. Macabro. Inhumano. Chacales chupa sangre y aduladores del amo. Jauría alienada tras la vida del pueblo, rabiosa. Desalmados que vomitan terror y crimen cual Vlad El Empalador. Se hartaron el honor y la revolución, y se llaman izquierda, triste megalomanía. El abrazo al noble ideal de libertad y humanismo sucumbió al capital. Acusan de derecha a quienes dan la espalda a sus dictados, los que despertaron y decidieron tomar el cielo por asalto, para despojarlos del trono-capilla amante del engaño y fuente de oscurantismo. Cárcel de la mente. Derecha porque adversan el proyecto oligárquico, contrario al de Sandino; porque perturban el sueño del líder, graduado de tirano y genocida. No son izquierda, sino huestes de zombis, sin alma. Tan colmados de cianuro que entre sí se carcomen. Terror obediente al cenizo Ortega, que, al despertar de la mañana del 16 de junio del 2018, prendieron en fuego la casa de una familia cristiana y trabajadora, por negarse a recibir huéspedes siniestros, sedientos de sangre, cazadores de juventud, verdugos de la infancia. No hay dictadura que entienda de buenas razones. Es o no es. Sumisión y obediencia, o castigo. La vida a 73


Henry A. Petrie expensa del capricho, la libertad flagelada a pellizco, las dentelladas del fraude y la corrupción. Poder que requiere súbditos y borregos. Por rebeldía, está amenazada la inteligencia y la palabra. La poesía no erige estatuas ignominiosas, y quien lo hace, muere en el fango de la vergüenza. La mañana del 16 de junio parió consternación y conmoción en Nicaragua, estallido expandido al mundo. Una familia calcinada, cuatro adultos y dos niños, tan pequeños como luciérnagas recién nacidas, con los colores de la vida negados. Calcinados por el monstruo y sus zombis, Goya se retuerce, busca el rostro macabro y lo espanta, el cinismo y el embuste cosmético. Después de tanta muerte y llanto no habrá perdón. La jauría de autómatas se pasea envalentonada ante el pueblo desarmado, burlándose del sufrimiento de las madres. No habrá perdón y olvido de los crímenes de lesa humanidad. Los niños calcinados lloraron prendidos en fuego, el humo saturó sus pulmones; llamaron a papá y a mamá, a los abuelitos, antes que el fuego consumiera sus vidas. Hannibal, tras el discurso de amor y paz, destroza inocencias: «A mí no me interesan los corderos, solo me los como», dice. En Nicaragua el rayo de la conciencia, abre el surco profundo para que el magma consuma las entidades malévolas. La opresión gesta su propia muerte. 74


Insurrección de las luciérnagas No hay perdón. Sí castigo al tirano y sus zombis, atrapados en la triste historia del crimen somocista. Rinden culto y pleitesía al espíritu de la Loma de Tiscapa, allá en Paraguay ajusticiado. ¿Escuchan los llantos? ¿Los gritos? ¿El crepitar del fuego? Pon tus ojos en las brasas y encontrarás luciérnagas alumbrando el camino. ¿Las ves? ¡Despierta! Y vence el miedo de la muerte que ronda las ciudades. Vivir en el miedo no es libertad, menos vida.

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Henry A. Petrie

¿Qué pasó y qué pasará con el FSLN en Nicaragua? Después de tanta represión y matanza, de la salida del poder de la tiranía Ortega Murillo y acabada la crisis, ¿qué será del FSLN? Es la preocupación legítima de varios militantes sandinistas que, estando adentro, acusan la criminalidad de sus líderes. Este partido ha ocupado un lugar importante en la historia de Nicaragua; desde su fundación en 1962, cuenta con cincuenta y seis años de presencia e incidencia política, cuyo balance habrá que realizarlo en sus distintas etapas de desarrollo. Se trata de una organización que abanderó la lucha y el ideario de Sandino, que se hizo de una mística revolucionaria llevada al grado de sacrificio, comprometida con la liberación y el bienestar del pueblo nicaragüense, particularmente de los pobres y explotados. En el camino, desde la década de los ochenta, su estructura de valores históricos dio paso a una actuación determinada por las necesidades e intereses de su liderazgo. A partir de marzo de 1998 inició el proceso de entronización del caudillismo, siguiendo el vicio de los partidos tradicionales en Nicaragua. En virtud de asumir la crítica y autocrítica experimentada antes, se promovió la imagen del ídolo al que había que defender y 76


Insurrección de las luciérnagas obedecer, a costa de la dignidad humana y la inteligencia. La aparición de Rosario Murillo estuvo respaldada por su apoyo interesado en el poder. Esta fue razón suficiente para dar la espalda a su primogénita que demandaba justicia por abuso y violación sexual. El FSLN fue capturado por una pareja que lo reivindicó como propio, en el ardid de la «iluminación» para regresar al gobierno. Murillo no es diferente a Ortega; ambos aman el poder hasta la locura. El proyecto de transformación o rediseño del FSLN (1997-1998) lo abortaron. Este proponía la construcción de un partido más democrático, con mayor calidad política de su militancia, cientificidad en su conducción, entre otros aspectos. Sin embargo, frente aquella crisis, optaron por el centralismo extremo, el culto a la personalidad de Ortega, la tergiversación histórica y el desmantelamiento de las funciones dirigentes de sus organismos, convirtiéndolos en piezas operarias. La subordinación ciega, desde entonces, ha sido el rasgo esencial de su vida interna. En la actualidad, ha derivado en una organización confiscada por el caudillo y su familia, desnaturalizada en sus principios y valores, servil y obediente al extremo del fanatismo, sin ejercicio crítico ni estudios políticos. Lo más triste ha sido su degeneración en fuerza pretoriana, con modalidades de consorcio empresarial, jauría de 77


Henry A. Petrie corruptos, falange, pandilla y feligresía autómata. Proscribieron el razonamiento y el juicio crítico. El eterno vicio de imponerse mediante el belicismo, en la supuesta defensa de una izquierda –inexistente–, es el origen del actual estado de terror orientado por Ortega y ejecutado por los irregulares, acuerpado por la institución policial y tolerados por los castrenses. Los creyentes y defensores del caudillo, asumen la defensa de una revolución –falsa– cuya representación exclusiva está en el mesiánico, defendiéndolo de la amenaza de la derecha y el imperialismo USA que él mismo ha abrazado en su apetito capitalista. Las promesas de ahora, aderezadas con letanías megalómanas, son en realidad, remembranzas de olvido e incumplimientos a los excluidos. La reserva más consciente que yace en el FSLN, en pases de voces, repudian la matanza estudiantil del pasado abril. Sí, aún están adentro, esperando la posibilidad de cambios profundos, convencidos que con Ortega y Murillo el barco se hará leña. Los más liberados –en cantidad significativa– se han unido a las acciones del movimiento cívico y pacífico. Como se ha dicho, una cosa es el sandinismo amplio y otra el FSLN. Pero, al interior de este partido, también debemos diferenciar: los sandinistas que, dadas las circunstancias, asumen una actitud prudente y 78


Insurrección de las luciérnagas expectante, y, los fieles al tirano, entre amamantados por el poder y los convertidos en falange, quienes, directa o indirectamente, participan en crímenes contra el pueblo. No es un partido monolítico, como afirman sus líderes capitalistas; tiene grandes fracturas, un tsunami de cuestionamientos se gesta y se mueven distintos intereses vinculados al control de lo que resulte. Algunos prevén fraccionamientos de grandes proporciones. El futuro electoral del FSLN estará determinado no solo por su comprensión de la actual realidad política, sino también, por su entendimiento interno.

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Henry A. Petrie

¿Quién recogerá los despojos que deje Ortega del FSLN? Si el objetivo de la tiranía Ortega y Murillo es sostenerse en el poder mediante las armas, el belicismo y la represión generalizada, a sabiendas que ha perdido a la gran mayoría del pueblo nicaragüense, estará arrastrando al FSLN a un despeñadero político nacional e internacional. Sus actuaciones más recientes están siendo condenadas universalmente. En marzo de 1998, el actual diputado Jacinto Suárez, en el marco de la denuncia de Zoilamérica por abuso y violación sexual en contra de su padrastro Daniel Ortega Saavedra, me expresó con mucha convicción y firmeza que, «Daniel es el corazón del FSLN». Desde aquel entonces, se expresó con crudeza la apropiación de este partido por el caudillo, cuyos destinos estarían entrelazados en lo adelante. Veinte años después, en una realidad social y política distinta, ciertos ortegamurillistas reafirman la expresión de Suárez a su modo, ya porque realmente lo crean o porque un sector de su militancia, esté económicamente muy comprometida. Afirman: «El futuro del FSLN está con Daniel», «Si guerra quieren, guerra tendrán. Pero Daniel no se va del poder», «Las elecciones del 2007 las ganamos para siempre. Nadie nos moverá y vamos con 80


Insurrección de las luciérnagas todo, aunque haya más muertos». Quienes así se expresan, por supuesto, más que sandinistas son orteguistas. Podemos entender el fanatismo de estas personas –la ceguera es criminal y suicida–, pero no a su caudillo calificado de «defensor del sandinismo», «representante de Sandino y de Carlos Fonseca en las actuales circunstancias de la lucha», afirman. ¿Hasta dónde, en realidad, Ortega y Murillo quieren a su FSLN? ¿Serán capaces de llevar a este partido al despeñadero de la historia, por considerarlo su propiedad o por mero capricho? Jefes del ejército irregular, a raíz de la resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA), aprobadas el recién pasado 18 de julio, pregonan el advenimiento de la guerra contra una supuesta agresión imperialista. Lo expresan con euforia, como si se tratara de algo que hubiesen deseado desde hace tiempo y que, solo ahora podrán realizar. La irracionalidad los abraza. El tirano, en su cinismo maestro y empecinamiento, es capaz de llevar al FSLN al hundimiento político, considerándose su corazón y dueño. Mientras más daño infrinja al pueblo nicaragüense, más terrible será la condena para este partido. Él podrá irse con su familia a donde quiera, pero este partido quedará en Nicaragua con una inmensa mancha histórica, averiado por todas 81


Henry A. Petrie partes, convertido en un campo de batalla interna, donde grupos o tendencias aflorarán y actuarán contra sí, despojados de principios originales. Su definición de izquierda o fuerza revolucionaria, de por sí acabada, será tan calamitosa como la existencia de una agrupación perdida en su pasado, desorientada. A Ortega y sus seguidores debería preocuparles el futuro político electoral del FSLN, en qué condiciones políticas, morales y orgánicas resultará después de la presente crisis, para enfrentar el reto de elecciones adelantadas. Tal como actúan, se están asegurando un largo período de ostracismo no menor a cuatro décadas. A mayor genocidio se profundizará la condena del pueblo, que difícilmente olvidará los vejámenes cometidos. A esto se sumarán sus conflictos internos futuros y el vacío de liderazgo nacional. El tirano tiene la posibilidad de demostrar su supuesta voluntad de paz y de diálogo, reconociendo su responsabilidad en esta crisis, cancelando los ataques armados y asumiendo integralmente la resolución de la OEA. Sus argumentos de golpismo, terrorismo, crimen organizado e intervencionismo extranjero, no son más que mascarada para deslegitimar una lucha cívica que no solo sobrevive, sino que se reproduce. Esto último debería tenerlo muy en cuenta, dada su gran experiencia política. 82


Insurrección de las luciérnagas Cuando amplios sectores del pueblo están decididos al cambio, no hay fuerza militar ni sortilegio que lo detenga.

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Henry A. Petrie

Desgrane en FSLN de Managua: sólo en agosto se han ido casi 200 militantes Cuando no existe criterio propio, cualquier discurso partidario, por muy huero que sea, surte su efecto en la conducta del fanático. Incluso, hasta las estupideces son aceptadas como verdades incuestionables. Por esta razón, a los caudillos no les interesa ningún programa educativo que eleve conciencia y pensamiento crítico; el debate es actividad perniciosa para un régimen autocrático. Recientemente, he escuchado a dos dirigentes del partido ortegamurillista, justificar la salida de muchos militantes suyos, uno de ellos dice: «Son compañeros confundidos, que han sido arrastrados por la derecha. Debemos acercarnos a ellos, para convencerlos del error en que han caído.» Pero, para disgusto del dirigente intermedio, su discurso no caló en la totalidad de los asistentes, varios de los cuales se miraron entre sí. «Compañeros confundidos», así califican a los sandinistas que están apoyando la lucha cívica y pacífica, desde el inicio de la masacre estudiantil ordenada por la pareja Ortega Murillo. Desde entonces, ya no quisieron saber nada de aquel partido que se había alejado del pueblo y comenzaba su matanza. Pero, la realidad es aún más cruda, porque las renuncias, o simples abandonos, 84


Insurrección de las luciérnagas han continuado en cantidad de miles. Las palabras del dirigente intermedio, con cierto aire purista y de salvador, se ahuecan de manera severa, cuando del 1 al 15 de agosto de este mismo año, en la ciudad de Managua, han salido del FSLN, casi doscientos miembros. Estos últimos, con cuatro meses de inestabilidad social y política en Nicaragua, tiempo suficiente para observar y escuchar, o indagar lo que realmente ocurre, ¿han salido confundidos por la acción de la derecha? De ser así, dicha dirigencia es incapaz, no está siendo creíble o, desconoce por completo su propia realidad interna. En todo caso, no es más que una desfachatez, porque la verdad es que estos sandinistas han dado la espalda a la ignominia, se han marchado repudiando el estado criminal, mafioso y mentiroso del partido en el que habían militado por años. No están confundido, sino en encuentro con otra realidad, otras verdades. Están decepcionados y viven su duelo, recriminándose los años de obediencia y, en el caso de los extrabajadores del estado, el tiempo de servicios en la mudez. Se sienten ciudadanos sin autoridad moral, porque se cuestionan no haber reaccionado desde el primer momento, como lo hicieron quienes los antecedieron. Entonces, si los que han despertado se han ido, esos, 85


Henry A. Petrie que han integrado «las bases» ignorando los grandes negocios capitalistas de sus líderes intermedios y superiores, ¿quiénes, al final, se quedarán en el FSLN? Los que se declaran leales al caudillo, origen y principio de su supuesto sandinismo, si acaso, este y su familia, no se van al exterior a disfrutar su gran fortuna. Se quedarán quienes son parte de la telaraña empresarial y de los negocios oscuros, hasta tanto no les caiga el peso de la justicia; quienes aprendieron a vivir en el prebendalismo y los cargos públicos parasitarios, hasta cuando se reivindique la institucionalidad de Nicaragua. Y con ellos, sus periferias. La esencia del trabajo político es la comunicación con base a un criterio de verdad, a una visión de construcción socioeconómica. Se realiza adentro de un partido como hacia la sociedad en general. Palabra y acción deben ser coherentes. El FSLN, además de olvidarse del pueblo, se olvidó de sí mismo y de su militancia humilde, sus pobres y excluidos, los buenos para el voto, la mayoría que vive y actúa dentro del soberano. Los casi doscientos sandinistas que han abandonado al FSLN en la ciudad de Managua, en los primeros quince días de agosto, en realidad, están muy conscientes de que, en este país, otra historia se está escribiendo y que en lo que antes creían, se derrumbó a punta de decepciones personales. Pero, ya lo sabemos, la negación 86


Insurrección de las luciérnagas de la realidad y de la responsabilidad principal en la crisis, han sido ejes falsarios de un discurso petulante. Todo por mantener el engaño entre los que aún, están convencidos que su líder no es criminal, sino un héroe de la historia que le han contado.

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Henry A. Petrie

FSLN: un partido que jamás superó su vocación violenta y belicista Recientemente escuché frases menores, pero representativas de un discurso tiránico, expresadas por dos operarios del partido ortegamurillista. El primero, supuesto ideólogo, en una asamblea leonesa, para destacar la férrea voluntad del régimen, dijo: «Además, tenemos los fierros». El segundo, me llamó la atención porque, ante una pequeña concentración en Chinandega, imitó gestos y repitió descalificativos con los que su jefa suele llamar a los azuliblanco, en la más fehaciente demostración de ceguera o del ilusionismo de masas. A lo largo de once años no han interactuado, no se han comunicado con sus bases, ya no digamos con el pueblo en general. Han entendido que la política es concentración y manipulación de poderes, enriquecimiento ilícito, corrupción generalizada, implementación caprichosa de las leyes e imposición de una voluntad autoritaria. De su registro histórico eliminaron o se les olvidó, que el trabajo político se hace comunicándose y relacionándose directamente con todos los sectores de la sociedad, a fin de conocer sus preocupaciones más apremiantes y sus propuestas. En virtud de esto, se distanciaron del pueblo y bien se entendieron con el gran capital. 88


Insurrección de las luciérnagas Cuando se impulsa una política determinada, una supuesta verdad histórica que atañe a todo un pueblo, hay que ir a exponerla y debatirla, principalmente, con los «no convencidos» u opositores, para escucharlos, tomar en cuenta sus puntos de vista e ir articulando, construyendo, la ley o el programa X. Pero, no. Se convirtieron en dictadores, se olvidaron de las grandes consultas que protagonizaron, incluida la Constitución de Nicaragua en los años 1985-1986, entrando en vigencia el 9 de enero de 1987. Cuando un partido pierde su brújula política e histórica; cuando reincide y profundiza sus errores hasta por gusto; cuando mandó al carajo la crítica y autocrítica por abrazar métodos autocráticos, su discurso se debilita al entretejer mentiras con basamento soberbio y violento. Desde hace muchos años han perdido la voz, el ejercicio discursivo, la argumentación justa y apropiada para cada tema, acostumbrándose a la reproducción mecánica de órdenes o mensajes prefabricados desde arriba, porque, el origen y esencia de todo es la pareja. No hay fuerza en el argumento, los ejes propagandísticos solo los mascan sus adeptos, no suministran mensajes nuevos que lleven a la reflexión y, por supuesto, el estancamiento resalta lo más nefasto de prácticas pasadas, el núcleo de una mentalidad y 89


Henry A. Petrie conducta violenta y belicista. El poder por el poder, sin más razonamiento que su defensa «a cualquier costo». ¿Es este un argumento político razonable, cuando más del 70% de los nicaragüenses están diciendo Ya no más Ortega ni su familia? La expresión «tenemos los fierros», es la consecuencia del culto a la guerra y a la muerte. Lejos de ser aislada, responde al entramado ideológico de un partido, que jamás superó su vocación violenta y belicista. Jamás se desprendió de las armas, los desarmados fueron los contras. Todo, por creerse predestinados al poder, a gobernar Nicaragua por los siglos de los siglos. Los fierros son las armas que tienen en su poder el ejército, la policía y los paramilitares. Al final, un solo cuerpo armado cómplice y subordinado al que asumen como «jefe supremo histórico». Ahí están los fierros, matando a la juventud de Nicaragua. Estas expresiones en sí mismas, son una declaratoria, una confirmación y ratificación de lo que ya sabemos: el tirano jamás quiso democracia, su petición de perdón fue embustera y lo de pueblo presidente, la gran farsa de donde se desprendieron otras tantas; tampoco está gustoso de salir del poder, porque «sus fierros» le dan garantía para continuar ejerciéndolo, para someter, implantar terror, y si es preciso, hacer la guerra a un 90


Insurrección de las luciérnagas pueblo desarmado, pese a la condena del mundo. Las actuaciones del mimo chinandegano y el ideólogo belicista leonés, no son más que representaciones de la mentalidad de un régimen tirano, que más allá de la pareja y su familia, se extiende a estructuras que no solo pueden actuar contra el país, sino contra sí mismas.

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Henry A. Petrie

Patéticos escenarios no cambian debilidad política extrema Ocupar el gobierno, movilizar al gusto y antojo a los empleados públicos, emprender campañas mediáticas a base de mentiras y emplear instrumentos represivos de poder, no implica variación en la correlación social de fuerzas ni que la situación política imperante, haya sufrido un cambio favorable a la dictadura. Las tomas de rotondas, las caravanas y contramarchas están diseñadas para aparentar ofensiva política, una iniciativa que en verdad no tienen, frente a un movimiento cívico que plantea diversidad de acciones. La calma es aparente, mientras los cimientos de la economía se tambalean. Un movimiento popular actúa más allá de las marchas, de la manifestación pública; la actitud azul y blanco del pueblo, se expresa en cada ciudadano que, desde ya, consolida su voto por la justicia, la libertad y la democracia. La dictadura Ortega Murillo sufre una debilidad política extrema, aunque tenga el poder de las armas y de la violencia que generan; están totalmente a la defensiva, faltos de creatividad y en una actitud reaccionaria que raya en la desesperación y la estupidez. No es estrategia de un «comando inteligente», son acciones desencajadas de una lógica de subsistencia 92


Insurrección de las luciérnagas frente a un movimiento, que aún no han logrado bien definir para su desarticulación total o parcial. De ahí su esfuerzo de encaminarlo hacia los escenarios de la guerra que bien dominan. La dictadura y su partido perdieron la iniciativa y la creatividad hasta en las consignas, están a la saga de las novedades que plantea el movimiento cívico. Un ejemplo fehaciente son las chimbombas azul y blanco, poniéndolos en ridículo cuando decidieron explotarlas en las calles. Parte de esta actitud reaccionaria son sus contramarchas. Envían centenares de antimotines y turbas a tomarse las rotondas de Managua o puntos determinados de otras ciudades del país, con resultados infructuosos porque, el pueblo ha decidido luchar hasta cumplir su objetivo inmediato, con coraje y valentía. El miedo se perdió. La desorientación y desesperación los ha llevado a la cacería de jóvenes, entre los que se encuentran algunos líderes, en la idea de descabezar un movimiento eminentemente multidireccional, porque no solo es horizontal. No es una expresión socio política tradicional; están sumamente confundidos frente a toda teoría de movimiento social y partido político. Están frente a un efecto logarítmico. Podrán llenar cárceles de reos políticos, pero el liderazgo juvenil y popular se 93


Henry A. Petrie reproducirá. Considérese la física cuántica. Atacan a la Iglesia Católica de manera frontal y burda. ¿A qué estrategia razonable responde esto? El infantilismo de izquierda pasó hace muchísimo tiempo, como para justificarlo. Tal parece que actúan para enterrarse tras cada acción, como les está ocurriendo con los desalojos de toma tierras que ellos mismos mandaron. Torpeza tras torpeza. La Iglesia ha ganado mayor autoridad y la dictadura se debilita aún más tras cada supuesta corrección. En la arena internacional se proyecta con más fuerza el carácter criminal de la dictadura, violadora de los derechos humanos e irrespetuosa de las convenciones que Nicaragua ha suscrito. Su aislamiento se agrava cada vez más. ¿Rusia y China apoyarán políticamente? No más a como lo han creído. Junto con los Estados Unidos, tienen una problemática mundial que los ocupa. ¿Cuba? ¿Venezuela? Se mantendrán en sus patios por preservación natural. Ortega y Murillo no han logrado la deseada guerra civil. Han tenido que enfrentarse a un movimiento cívico y pacífico que tiene temple guerrero. No han sabido cómo enfrentarlo, a no ser por la vía de la represión. Como aún están en desventaja, no se plantean el diálogo, se sienten acorralados, inseguros, con una base propia que no los termina de convencer en el planteo de este 94


Insurrección de las luciérnagas tipo de lucha, sin incluir las recientes manifestaciones de descontentos a lo interno, de las que profundizaré en otro artículo. La más profunda debilidad política se expresa en la pérdida de autoridad moral, de los valores que caracterizó al FSLN en una época inicial; pérdida de su condición revolucionaria, de su verdad histórica; pérdida de su promesa más sagrada: un mundo mejor, un hombre nuevo. Su debilidad política más profunda es su derrota estratégica, por encima de cualquier balance sociológico coyuntural de correlación de fuerzas. El FSLN engendró a una momia abyecta, a un nuevo dictador, para vergüenza de la izquierda latinoamericana.

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Henry A. Petrie

Tres ejemplos de cómo el FSLN traiciona a su militancia De aquellos ideales y valores, de la propuesta ética del FSLN histórico, ya no queda nada. Me refiero a las banderas programáticas, a las intenciones nobles y juveniles de una época, donde los distintos tópicos ideológicos estaban tejidos por el espíritu de la gesta de Sandino y el profundo convencimiento de derrocar a la dictadura somocista, por corrupta y criminal. Al final, el propósito esencial no fue la liberación y el bienestar del pueblo, sino el poder y las particulares ambiciones que se desprenden de este. De la organización que privilegió la dirección colectiva (colegiada), surgió un caudillo-dictador más de la historia de Nicaragua. Quizá, el más ambicioso y absolutista que, habiendo colaborado en el derrocamiento del régimen anterior, ha luchado por perpetuarse en el poder, disque por los ideales de la revolución y su partido, por la memoria de mártires que él mismo ha pisoteado, cuando en verdad, todo nace y confluye en su apetencia personal, familiar y del circulo inmediato de operarios viciosos. Hasta en la guerra existe una ética. Pero, en una agrupación en estado degenerativo, no hay más valor que las órdenes que dicta su jefe, aunque se tenga plena 96


Insurrección de las luciérnagas conciencia de que dicho proceder sea infame, corrupto, mentiroso, deshumano. Y cuando se llega a este grado patológico, todo su sistema se torna autómata. Veamos tres casos recientes que demuestran lo anterior: Primero: Alexis Francisco (seudónimo), combatiente histórico de los barrios orientales de Managua. Recibió una orden que obedeció de inmediato sin discusión alguna. «Las órdenes no se discuten, se cumplen.» Era uno de los supuesto beneficiados con un lote de terreno. El asunto estaba seguro, porque «El comandante se queda. Y nosotros también». Y él, junto a un grupo beligerante, fueron instruidos en defender, hasta con sus vidas, la «posición tomada», en caso se presentasen los «golpistas». Pero, hubo un aviso poco antes de la ejecutoria: «Hay que desalojar por órdenes del jefe. La policía caerá pronto». ¿El jefe? ¿Cómo así? Alexis, confundido, enmudeció. No lo podía creer, pensó que se trataba de una equivocación. Pero no fue así, una tropa de policía cayó e hizo efectivo el desalojo. Algunos quisieron resistirse, pero la fuerza armada fue superior. Alexis, al llegar a su casa, guardó silencio durante tres días y al siguiente, engañado y defraudado, comunicó su renuncia del FSLN y se marchó a un lugar desconocido. Segundo: Ana Carolina Rugama Mayorga, joven 97


Henry A. Petrie maestra originaria de Nindirí, crítica de la represión y matanza de la dictadura Ortega Murillo. Su nombre es real y tiene una hija menor. Hace tres días está detenida (secuestrada) en El Chipote nefasto, acusada de terrorista por su padre, militante del FSLN y funcionario del INSS en la ciudad de Masaya. La actuación del señor Rugama habla por sí sola, más importante que su hija es el dictador, «la patria rojinegra amenazada por golpistas y terroristas». Por esta razón, justificada en su programación mental, acusó y mandó a encerrar a su hija, terrorista por no pensar como él, por negarse al autoritarismo patriarcal y a la deshumanización del orteguismo. Para el padre de Ana Carolina, se trata de cumplir con las orientaciones de «amor y paz» de sus jefes, más importantes que su progenie. Tercero: María del Socorro Rojas, señora humilde de cuarenta años, originaria de Telica, a quien le negaron atención médica en el Hospital Escuela Oscar Danilo Rosales, por no contar con un carné de militante del FSLN. Es la orden terminante de la dirección de dicho centro. Ella dice ser sandinista, pero no orteguista, que no ha andado en marchas ni en contramarchas. El caso lo publicó Radio Corporación. Un robot, un insensible, cumplió una orden superior. ¿Dónde está el juramento Hipocrático? Con su negativa 98


Insurrección de las luciérnagas dañan, generan dolor y muerte. ¿Ese es el sistema de salud que está para aliviar al pueblo? ¿Es lo que llaman «la patria rojinegra»? Solo brindo tres ejemplos, de los miles que se van acumulando y que, de manera fehaciente, nos muestra la condición moral de la república de los zombis. De aquel FSLN histórico, ya nada queda.

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Henry A. Petrie

Los 14 puntos sin retorno que han fracturado al gobierno de Daniel Ortega Nuevas Miradas estuvo fuera de línea, las razones las expuso en la reapertura su director fundador, Juan Ramón Huerta. Esto coincidió con el inicio del estancamiento de la lucha cívica y pacífica, marcando, quizá, la culminación de una fase de mi columna El Círculo que, a partir de abril, se concentró en los hechos de lo que podríamos llamar, la insurrección azul y blanca. El sitio aún no está funcionando como antes, pero se batalla por superar los obstáculos, quizá sectores empresariales puedan apoyar a un periodismo digno y crítico, dedicado al trasfondo de la noticia. Desde mi columna, El Círculo, el trance ha sido beneficioso. El ritmo de aquella coyuntura fue absorbente. Pese a mi metódica, las acciones consecutivas no dejaron de amartillar la orientación de mis artículos. Mis posturas han sido claras y rotundas, éstas continúan incólume. Previo a la continuidad de mis artículos, deseo apuntar las tesis y afirmaciones principales, brindadas entre abril y septiembre de este año en Nuevas Miradas, para que haya registro de lo expresado: Uno, a partir del 19 de abril del 2018 cambió la correlación de fuerzas sociales en Nicaragua. Una amplia 100


Insurrección de las luciérnagas mayoría se está expresando en contra de la brutalidad de la dictadura Ortega Murillo. Dos, un nuevo movimiento estudiantil universitario ha surgido, libre de la influencia del FSLN. La UNEN cayó en desgracia y los colectivos 19 de abril se erigen como alternativa futura. Tres, la masacre estudiantil perpetrada por Ortega Murillo a partir del 19 de abril de 2018, superó con creces las del pasado, en particular la del 23 de julio de 1959 con Somoza como dictador. El día del estudiante debería trasladarse del 23 de julio al 19 de abril, por su fuerte connotación histórica. Cuatro, con las muertes de jóvenes por las fuerzas policiales y paramilitares de la dictadura, se activó la memoria del pueblo nicaragüense, cuyo repudio se expresa de manera diversa. Cinco, se evidenciaron dos grupos de sandinistas no orteguistas: primero, quienes respaldan y se suman a las marchas azul y blanco; segundo, los que se ubican al margen, tanto del FSLN como de las marchas. Seis, El FSLN es todavía una organización políticomilitar, ahora de caudales millonarios y propiedad de la familia Ortega Murillo; cuenta con gran capacidad de maniobra y de movilización de sus bases, las estrictamente orteguistas. Pese a su poderío e inteligencia militar, no fue capaz de advertir ni detener el 101


Henry A. Petrie movimiento de protesta estudiantil. Siete, la más profunda debilidad política del FSLN se expresa en la pérdida de autoridad moral, de los valores que lo caracterizó en una época. Perdió su condición revolucionaria, su verdad histórica. Ocho, la momia engendrada y alimentada por el FSLN es su debilidad política más profunda, su derrota estratégica. El actual dictador de Nicaragua y secretario general de este partido, es la más grande vergüenza de la izquierda latinoamericana y del mundo. Nueve, el régimen de Ortega, en virtud de construir una paz real e integral, ha estado concentrado en el despojo, el control de los poderes y la acumulación de capital. No dejará el poder por petición popular o por condolencia con las madres que han perdido a sus hijos. Diez, el régimen quiso la guerra, la empujó hasta donde pudo, pero la protesta continuó desarrollándose de manera cívica y pacífica. Esto es una derrota para Ortega. Once, ya no bastan las grandes movilizaciones. Los azul y blanco deben intensificar, ampliar y diversificar acciones en territorios y sectores con planteamientos sólidos y claros. Organización. Doce, Ortega librará una guerra de baja intensidad contra el pueblo, al que considera traidor. Él tiene las cosas claras desde una doctrina militar, no así los líderes 102


Insurrección de las luciérnagas que fluctúan en un movimiento sin estrategia. Trece, Ortega es un capitalista. Trabajó por establecer vínculos de complicidad con el modelo económico imperante. En política está derrotado, pero tiene influencia en el gran capital, ya por intereses compartidos o por cobranza de viejos favores. Catorce y final, la dictadura políticamente está derrota. Se sostiene en el poder por las armas. Su política principal, la represión. Trabajará por la sumisión de sectores en su contra. Imposición de un orden carcelario. Lo peor que puede pasarle al movimiento es el empantanamiento.

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Henry A. Petrie

¿Cuál es la estrategia inmediata del régimen Ortega Murillo? «Normalidad» y estancamiento es lo que caracteriza a la actual coyuntura nacional. Al respecto, ha habido varios análisis, cuyas tendencias y argumentos fluctúan según donde se ubiquen los actores. Para orientarnos con cierta objetividad, debemos tomar en cuenta los hechos y sus impactos, el poder de cambio o transformación que provoquen. En esta ocasión, esbocemos el estado de «normalidad», pretendido por el régimen Ortega Murillo, desde su marco general estratégico. Con la ventaja del control de las instituciones estatales y de los instrumentos represivos, reforzados éstos por fuerzas paramilitares y un amplio tendido de informadores («soplones», «sapos», etc.), la dictadura implementa una estrategia que tiene como objetivo central, sostener su poder político mediante el restablecimiento del orden en todo el territorio nacional y la normalización de las actividades socio económicas. Poner en marcha al país es esencial, mientras tanto, tejen iniciativas de ley («Promoción de una cultura de paz y reconciliación»), activan mecanismos electorales inmediatos (regiones autónomas y disposiciones nacionales) y trabajan por neutralizar al movimiento azul 104


Insurrección de las luciérnagas y blanco. Desde esta estrategia, aplastar a la resistencia cívica y pacífica pasa por disolver su esperanza de triunfo, reducir al máximo su capacidad de movilización y minar la confianza de sus autoconvocados en los líderes nacionales visibles, mientras tanto se desarticulan, aniquilan o encierran a los líderes locales. Lo anterior, plantea lineamientos muy concretos: primero, orillar a la Conferencia Episcopal de Nicaragua mediante la amenaza y el chantaje personalizado; segundo, crear «el primer puerto nacional de la reconciliación» en la pequeña y mediana empresa, lo que ya están trabajando con un plan específico; tercero, realizar las elecciones en las regiones autónomas y aprovecharlas para fracturar la resistencia azuliblanco y forjar, con los partidos políticos participantes, un «gran acuerdo de paz y reconciliación»; cuarto, desarrollar una campaña de descrédito a los exiliados y refugiados en Costa Rica, particularmente a los considerados líderes; quinto, vincular a la comunidad nicaragüense en el exterior opositora a Ortega Murillo, en particular la de Estados Unidos, a los planes supuestos de intervención gringa en Nicaragua («traición a la patria»). Sostener el poder político implica perpetuarse en éste, con un modelo dictatorial pendular, es decir, que combine grados de conciliación y de represión a la 105


Henry A. Petrie medida de las circunstancias. El castigo a los rebeldes será aún más implacable y sistemático en todas sus variables, porque el centro de la solución está, desde la perspectiva de la dictadura, en extirpar toda expresión que amanece su poder. A cuenta de qué un diálogo y negociación nacional cuando el país vuelve al «curso de la normalidad»; cuando el movimiento que amenazaba el poder, desde su visión, está en un «estado próximo a la rendición», aunque sea capaz de continuar protestando por algún tiempo. Continuarán su estrategia, realizarán elecciones en el Caribe nicaragüense, soportarán la tan sonada ley Magnitsky atrincherados en sus dominios, insistirán con el gran capital y disfrazarán las regresiones de la economía nacional de la manera más conveniente. La derecha legal será toda fuerza que acepte el orden establecido y encabezado por el supuesto partido de la revolución; todo lo demás que lo cuestione y confronte, serán los golpista-terroristas. Por supuesto, el Ejército de Nicaragua es un actor solapado en toda esta estrategia. No hay brazo de distancia ni contrariedad, todo lo contrario, existe una fehaciente subordinación, más que al Jefe Supremo, al líder-comandante-compañero-hermano de «la lucha histórica». Es bastante probable que observemos a esta institución tomando acciones más claras en respaldo al 106


Insurrección de las luciérnagas «orden constitucional». Y por supuesto, en sus lineamientos internos, se verá una intensa labor política de base para reanimar a la militancia orteguista, con un eje discursivo triunfalista («golpistas y terroristas están derrotados»). Se asignarán misiones departamentales, municipales y barriales, que incluye la organización paralela de «los históricos» (excombatientes, ex integrantes de unidades militares de los ochenta, vieja guardia), como supuesta fuerza moral y de choque. El «sandinismo danielista» aparecerá como denominación «auténtica», «heredera de Carlos», «revolucionaria», frente a las expresiones «traidoras» y de «derecha»; el liderazgo mesiánico e indiscutible de Daniel Ortega, será remachado en sus bases, en tanto se le considera determinante para «preservar la unidad» de este partido y «forjar nuevas victorias».

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Henry A. Petrie

Desde abril nada es normal en Nicaragua, las plataformas políticas se frustraron y emergió una nueva conciencia social Las recientes medidas del gobierno de los Estados Unidos en contra de la dictadura Ortega Murillo, no solo reafirman, sino que profundizan la anormalidad en la que se encuentra Nicaragua, pese a los esfuerzos desesperados por imponer el orden mediante la represión y los aberrados actos institucionales. Pero, no son estas medidas el objeto del presente artículo, sino la aparente tranquilidad que se nos ofrece en letanías oficialistas. La normalidad es bastante subjetiva, su determinación depende de las expectativas con relación a lo que se concibe como natural. De su imprecisión ha querido beneficiarse el régimen, poniendo a trabajar a sus manipuladores mediáticos para que la idea se establezca como realidad, destacando las obligadas actividades sociales y económicas que se realizan, sin valoración objetiva de los hechos. Para propósitos dictatoriales los razonamientos críticos no cuentan. La conmoción social y económica ha sido integral. El deterioro de las instituciones políticas y gubernamentales aún sigue su curso. La juventud continúa en peligro. Periodistas son acosados y agredidos. Las detenciones 108


Insurrección de las luciérnagas arbitrarias continúan. Despidos masivos incrementan índices del desempleo. Empleados públicos, no estando de acuerdo con el actuar del gobierno, callan y acuden a alguna rotonda con su dignidad en pedazos. Estamos en un estado donde la justicia, el derecho y la democracia han perdido valor de manera dramática. ¿Es esto natural u ordinario en Nicaragua? La «normalidad» orteguista tiene un abismo de diferencia de todo aquello que pueda considerarse buen curso o conducta sana. Ya no hay normas básicas de convivencia social con seguridad, en virtud de esto, se desarrollan acciones gubernamentales lesivas a los derechos humanos y a la precaria democracia nicaragüense. Desde abril nada es normal en Nicaragua, las plataformas políticas se fracturaron y emergió una nueva conciencia social. La mascarada del amor, paz y reconciliación se desprendió y se develó la naturaleza déspota de la pareja gobernante. No es natural ni ordinario la mortandad de jóvenes estudiantes ni el dolor (resucitado) de tantas madres que, al día de hoy, continúan demandando justicia. Tampoco es normal que haya reos políticos, a quienes se les ha fabricado crímenes por protestar en las calles o correr con flores o inflar chimbombas y vestir de azuliblanco. ¿Es normal que gobernantes sean esquizofrénicos? 109


Henry A. Petrie Todo resulta tan extraordinario como torcer la Constitución, renegar de la realidad para imponer una visión política fraudulenta. No hay estabilidad ni para ellos ni para el pueblo, porque cuando se ha abierto los ojos, la luz se expande y quema a la oscuridad, es decir, al corrupto, al falso, al impostor. Nada puede resultar funcional, porque sus estrategias se aplican a un pueblo equivocado en contexto distinto al cubano y venezolano, porque ya no controlan su conciencia. La pareja tirana lo sabe, porque este pueblo les ha resultado anormal. Qué diagnóstico distinto puede resultar de un país que sufre corrupción y centralización generalizada, represión criminal, paramilitarismo, policía militarizada, acciones solapadas del ejército, una economía en picada, derechos humanos destrozados, asedios y arrestos indiscriminados, amenazas de muertes, en fin, este pueblo sufre una anomalía de estado profunda. Y como esto fue cuestionado y sacudido hasta los tuétanos, la izquierda zombi del Alba desteñida, acusa de golpista, terrorista y derecha imperialista a quienes osaron derribar los vetustos estandartes, el mesianismo que solo funciona para sus súbditos. Nada es confiable. Toda acción y ley tiene como propósito mantener en el poder a los tiranos. Los tribunales ahora son comandos que fabrican delitos y dictan condenas injustas, nefastas. ¿Qué va a reconciliar 110


Insurrección de las luciérnagas la dictadura? Los megalómanos saben que no hay normalidad, que no han podido imponerla; saben que solo con la fuerza policial y paramilitar son capaces de contener las marchas masivas y las diversas expresiones de protesta en todo el país. Su fracaso se acrecienta, porque el pueblo nicaragüense en más del 80% ya tiene una decisión que es letal para el orteguismo. Cada expresión individual de este histórico porcentaje reclama y repudia de distintas maneras. No hay un pensamiento que no sea azul y blanco, justo lo que le arde a la dictadura. Es totalmente antinatural y aberrante, que una fuerza política, un partido en el gobierno, avasalle la bandera nacional para blandir la suya como símbolo de enfrentamiento. ¡Qué anormalidad mayúscula!

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Henry A. Petrie

Ortega y su partido de espaldas a la historia, al desarrollo y la evolución Los principios no son estáticos ni inamovibles, tampoco las verdades son obligaciones de fe. Todo está en movimiento y en constante cambio, máxime en una sociedad global que se va imponiendo con celeridad. El cuestionamiento es el dinamo del pensamiento científico, progresivo, revolucionario. La obediencia ciega al dogma, sin considerar factores de contexto, conduce a actitudes retrógradas. No hay ciencia ni revolución sin pensamiento crítico, sin observación constante de la realidad que se desea transformar. En el caso nicaragüense, la fuerza política llamada a brindar una contribución histórica trascendental, malogró su oportunidad, dando paso a un adefesio autoproclamado «revolucionario», «izquierda», cuyo pensamiento caudillista y retrógrado, degeneró en dictador, creándose la antítesis de un genuino movimiento que mereció una visión más certera de su desarrollo y evolución. Tanto así, que los valores históricos, en virtud de enriquecerse y contextualizarse oportunamente, se pusieron al margen para dar lugar al voraz apetito capitalista, a la desenfrenada corrupción y a la creencia supersticiosa que, día a día, se pregona en los medios de 112


Insurrección de las luciérnagas comunicación oficialistas. El populismo con su efecto espuma e ilusionismo, se convirtieron en artes de manipulación eficientes. A la luz de las leyes estadounidenses en contra del régimen Ortega Murillo y sus cómplices abiertos y encubiertos, acusan al movimiento azul y blanco de «entregado a los gringos», «imperialistas» y «vende patria», como si esta traición no fuese propia de sus aberraciones ideológicas. Aquellos otrora líderes de la revolución quisieron parecerse tanto a los derrocados y a los señores del capital, que optaron por las «hijas de la burguesía», entre más «chelitas» mejor; se creyeron tan dueños del mundo, que asumieron merecer a cuantas mujeres fuesen posibles, entre niñas y jóvenes; odiaron tanto al imperio que abrieron cuentas bancarias en Estados Unidos, concursan en su bolsa de valores y han establecido negocio con fieles representantes del Tío Sam. Pero la educación ni el sacrificio revolucionario nunca se aplicó a sus vástagos, quienes han disfrutado de las mieles imperialistas, viviendo como príncipes en cada feudo empresarial del reino del más grande violador de la Constitución y de las leyes. ¿Quiénes se ofrecen a los rusos con caviar? ¿Quiénes hicieron una ley de venta del territorio nacional a los 113


Henry A. Petrie chinos? ¿Qué son Rusia y China si no poderosos mundiales? Entonces, ¿quiénes han coqueteado (por alineamiento ideológico o conveniencia económica particular) ante el águila, el oso y el dragón para acrecentar y perpetuar su poder en Nicaragua? Acaso, ¿no es este ejército defensor del dictador Ortega, el que tiene grandes intereses con los gringos? Aquí, los más grandes pro imperialistas son los Ortega Murillo, los mismos que no admiten y tergiversan la realidad, los que nunca han permitido el desarrollo de un pensamiento científico en Nicaragua, los que conciben el arte como bufonería, los que pactaron con el gran capital para convertirse en capitalistas. Daniel Ortega no es de izquierda, ni revolucionario, ni antiimperialista. ¡Menos! un promotor de la libertad y de los derechos humanos. Ortega y Murillo son dos furibundos que, aprovechándose de las ventajas del poder, han destruido el instrumento de los pobres para luchar por una sociedad más justa y equitativa. No les interesan definiciones, cuestionar conceptos, contextualizar principios. Si así fuese, desde hace mucho tiempo que hubieran presentado a la izquierda latinoamericana su análisis de contexto, su postura acerca del nuevo orden y el gobierno mundial en ciernes, la interpretación de las soberanías nacionales frente al desarrollo tecnológico y 114


Insurrección de las luciérnagas financiero de los grandes centros de poder mundial. Ellos han sido parásitos del llamado movimiento revolucionario internacional. En las condiciones actuales, hablar de imperialismo y de antiimperialismo, sin duda, tiene connotaciones distintas a la época de Sandino, más complejas. Ubicarnos en la simple injerencia y violación a las soberanías de los pueblos, sería concebir la pobreza desde el flagelo mundial del hambre. Necesitamos más análisis y redefiniciones. Hay tres verdades relacionadas con Daniel Ortega: uno, jamás fue ni será un ideológico ni educador del sandinismo; dos, desde que saboreó el poder en los ochenta, sus ambiciones lo llevaron a convertirse en millonario, en un oligarca más de Nicaragua; y tres, nunca concibió la necesidad de un partido político con funcionamiento democrático, todo lo contrario, su preferencia es la fuerza político militar.

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Henry A. Petrie

No hay tal salvataje en la supuesta operación Solís El centro de propaganda de la dictadura Ortega Murillo, posterior a la renuncia del doctor Rafael Solís, circuló en las redes sociales la tesis de que se está orientando renuncias de ciertos cuadros o connotados militantes del FSLN, para que estos, una vez fuera del poder, entren a «salvar» a este partido político. Solo quien no está informado de la actual realidad del FSLN puede creer semejante «chamarrazo», que tiene como objetivos: moralizar a sus bases con más mentiras y engaños, y en otro tanto, crear la incertidumbre en la oposición, proyectando una gran capacidad de maniobra táctica estratégica. En el FSLN, desde hace veintiocho años, no hay más liderazgo que el de Daniel Ortega. En virtud de cuadros políticos existen operadores obedientes. Rosario Murillo, al final, no pudo establecerse como líder del orteguismo, la sombra de su marido ha sido demasiado envolvente, al grado de ser dependiente de su imagen y autoridad. ¿Qué otro líder? ¿Bayardo Arce? ¿Gustavo Porras? ¿Rafael Solís? ¿Edwin Castro? ¿Fidel Moreno? ¿Quién? Contradictorio, el famoso 50 y 50 impuesto por Murillo, no generó ningún liderazgo femenino nacional efectivo. Arce, otrora comandante de la revolución, se dedicó a hacer empresas y capital, de su asesoría no pasó, porque 116


Insurrección de las luciérnagas el partido no le interesó más desde 1990, a no ser por las oportunidades que brinda el poder. Porras, el líder sindical cuestionado y protegido por la pareja, ha dominado Fetsalud y el Frente Nacional de los Trabajadores mediante maniobras, amenazas y coerción. Solís no llegó más allá de la cúpula orteguista y de los corrillos de la Corte Suprema de Justicia. Castro ha estado asociado a Solís en las negociaciones y maniobras anticonstitucionales, su escenario ha sido la bancada sandinista, aunque en los últimos dos años fue desplazado por Porras. Moreno ha sido un eficiente comisario que responde con obediencia perruna a su jefa, su ascendencia es estrictamente institucional. A ninguno se le puede considerar líder nacional con real influencia o autoridad en las bases actuales del FSLN. Una vez fuera del poder Ortega Murillo, ¿será factible que de las bases de este partido surja un nuevo liderazgo inmediato? ¿Cómo? Esas bases no son organismos dinámicos con educación política, sino pequeños grupos a la expectativa de órdenes para reforzar las rotondas, para integrar la red de informantes del barrio y otros se mantienen a la espera del llamado de su unidad paramilitar, para actuar en algún lugar. Las famosas bases y sus líderes están vacías de contenidos políticos, porque desde hace mucho dejaron de funcionar como partido revolucionario. Su deterioro orgánico y moral es 117


Henry A. Petrie profundo. De aquí no se espere la emergencia de ningún liderazgo con ascendencia nacional. El FSLN actual, más que organismos de bases políticamente funcionales, está integrado por agrupaciones cuasi militares, donde se obedece y no se cuestiona, se les exige fidelidad, «morir con las botas puestas con el comandante». Cada agrupación tiene su jefatura que a la vez responde a un jefe que integra una unidad mayor, todos responden al liderazgo de Ortega. Nadie puede erigirse como líder porque sería contrariar al jefe. Con ese panorama descrito, podemos preguntarnos: ¿Qué le espera al FSLN después de Daniel Ortega? La respuesta tiene que preocupar a Nicaragua, porque de muchas maneras afectará la vida política nacional. Se fraccionará y los militantes que tomen beligerancia, librarán verdaderas batallas internas con un racimo de líderes territoriales y sectoriales que tratarán de imponerse. Los famosos empresarios tomarán distancia para proteger sus capitales, lejos de las refriegas por el poder partidario. No dudo que habrá conflictos severos por las propiedades de este partido, y hasta pasadas de cuentas. La renuncia de Solís y las que surjan, nada tienen que ver con la supuesta salvación del FSLN. Salva la reserva moral, un liderazgo real cuya autoridad radique en 118


Insurrección de las luciérnagas principios, una ética clara y distanciada de la podredumbre que se heredará. No existe a la vista alguien que reúna estas condiciones, y lo peor, que tenga el carácter suficiente para enfrentarse a las grandes deformaciones del orteguismo. Porque estos vicios prevalecerán por un largo tiempo. Se necesitarán colectivos dirigentes que realmente emprendan la tarea de refundar al FSLN con buena base de educación política. Tarea nada fácil al corto plazo.

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Henry A. Petrie

Lo que el Frente se llevó y quienes no creen en pleno siglo XXI En las últimas tres semanas he sostenido conversaciones con amigos sandinista que están fuera del FSLN desde hace rato; también con tres de sus actuales militantes que, estando claros de las debilidades profundas de su partido, no terminan de aceptar que el régimen Ortega Murillo, además de corrupto y traidor, es una dictadura criminal. Acerca de las aristas del debate con este último grupo, deseo referirme en esta ocasión. En dos o tres artículos publicados el año pasado, he afirmado y sustentado que en el FSLN existe una masa de militantes fanáticos, vacíos de conocimientos históricos y conceptuales acerca de lo que son y representan. No van más allá de los enunciados políticos trillados y eslóganes, los de la década 1980 y los que profiere con vehemencia la esposa del caudillo. Pronuncian las palabras: izquierda, revolución, socialismo, cristianismo y solidaridad como una ensalada rancia. No hay referencias históricas ni conceptuales, tampoco argumentos de fondo que hagan razonar, valorar con justicia una postura política, aunque no se comparta. Y siendo así, ¿cómo podrán entender las enfermedades políticas y morales que sufre su partido? Su mundo es el caudillo, sin él están perdidos, porque es 120


Insurrección de las luciérnagas el cielo y la tierra, el aire y el agua, la vértebra en la que se sostiene el «sandinismo» tal como lo creen, desde una estación temporal pretérita inmóvil para ellos y que en el presente permanece enmohecido, sin estudios de factores que están cambiando aceleradamente al mundo y que impactan a nuestro país empobrecido, atrasado y dependiente. El régimen de Ortega Murillo es dictatorial e inmoral, dije. En virtud de una sociedad libre, justa y democrática, construyó una granja donde, además del ejército y la policía, ató bajo su control absoluto a los poderes del estado. Acomodó la Constitución a su gusto y antojo. Estableció el prebendalismo político y la corrupción generalizada, asidero de los nuevos burgueses en contubernio con los tradicionales. Y se ha bañado de impunidad, porque se trata del «rey» y sus súbditos operadores, testaferros y sicarios. Nada es revolucionario en ese partido. Su líder, una vez más sea dicho, es un beneficiado oportunista del llamado movimiento revolucionario internacional y el socialismo del siglo XXI, específicamente de Saddam, Gadafi y Chávez, hasta alcanzar el grado de oligarca millonario con vástagos dignos del lujo y la prepotencia capitalista. Con los programas sociales como mascarada, se instauró el secretismo, la discrecionalidad, el negocio 121


Henry A. Petrie turbio y la coacción. El disque revolucionario, en realidad millonario que desea aún más, puso en funcionamiento a la dictadura en su fase más criminal y desvergonzada, recubierta en exceso por las diarias letanías mediáticas, las decoraciones florales y los arreglos musicales, así como el maquillaje urbanístico que garantiza la fachada necesaria, según el plan de gobierno. Aunque uno de los militantes orteguistas se enojó y recriminó mi postura política por considerarme sandinista, lo reafirmo: lo revolucionario es libertad de reunión, organización y movilización; es libertad de prensa, información y creación. Revolucionario es la verdad y la transparencia. La dictadura Ortega Murillo prohibió las marchas, cerró medios de comunicación y continúa acosando a otros, metió a la cárcel a periodistas y muchos están en el exilio. Los tiranos mienten y falsean la realidad a conveniencia. Es decir, son criminales, no revolucionarios. Lo he dicho y lo reafirmo rotundo. No tienen nada que enseñar, en materia de ejemplo son miasma. Revolucionario es defender la vida y amar a las jóvenes generaciones, pero Ortega Murillo mandó a matar a estudiantes universitarios, docentes y niños. Negó la atención de urgencia en los hospitales provocando muertes. La tortura, en nuestro escenario, es profundamente somocista, fascista, ahora orteguista. 122


Insurrección de las luciérnagas Revolucionario es el reconocimiento de los errores, no así el perverso discurso de la evasión y el sofisma. El golpe de estado se lo auto infringió la dictadura, con la entrega del territorio nacional a los chinos disque el gran canal; con las violaciones a los derechos de nuestros pueblos indígenas y el despale galopante de nuestros bosques; con su ordeno de reprimir la protesta estudiantil iniciada en abril del 2018, de tirar a matar; auto golpe al desnaturalizar a la Policía Nacional y organizar paramilitares. Auto golpe de estado, haberse entregado a la corrupción y al miasma moral.

Managua, 28 de enero del 2019.

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Insurrección de las luciérnagas

Es imperativo la organización para defender al pueblo Antes dije que no se debe subestimar a la dictadura Ortega Murillo, menos en la debilidad política en que se encuentra, sostenida en lo fundamental por la fuerza de las armas, un empresariado fiel y una base partidaria acaudillada. Las expresiones triunfalistas y las sobrevaloraciones del avance del movimiento de protesta son perjudiciales, limitan el análisis y la visión estratégica. Por esta razón, es acertado que la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia intensifique sus acciones, que las diversifique y amplíe a todos los poblados y ciudades de Nicaragua. No basta con las grandes movilizaciones que, sin duda, son demostraciones contundentes del poder popular. Elevar los grados de organización es imperativo, desde los territorios y sectores sociales, según sus condiciones y experiencias de lucha. Una organización con expresiones diversas, pero con un claro conductor táctico-estratégico. La visión no puede ser cortoplacista. El mediano plazo debe estar muy bien definido con un programa mínimo. El tirano, aunque debilitado, no ha caído, debemos reconocer que tiene importantes recursos a su disposición para resistir y aprovechar cualquier desliz del movimiento, no solo para ubicarse en mejor posición, 125


Henry A. Petrie sino, para aplastarlo. Reafirmo, Ortega no dejará el poder por pura petición popular, o por condolencia con las madres que han perdido hijos por su culpa no reconocida –jamás lo hará– ni por alegatos jurídicos constitucionales en su contra. Él y su régimen dictatorial están aferrados al botín que les representa el Estado, ya no le importa su opción o compromiso con los pobres, dado que estos, mayoritariamente, lo han abandonado, sumándose al estallido social, a la grita popular: ¡Que se vayan! A esto añado su exacerbado ego como «referencia histórica» de la izquierda latinoamericana, con la que se siente comprometido hasta las últimas consecuencias. Las imágenes de Husein y Gadafi rondan en su mente. En el proceso de caída de un dictador, no hay mayor peligro que el fanatismo exacerbado dispuesto a morir por su caudillo, su dios, aunque a este, al final, solo le importará él mismo, su familia y sus millones de dólares. La Alianza Cívica ha demostrado sabiduría y voluntad férrea. Pero, ante una matanza que cada vez se torna masiva, esta lucha tiene un tiempo determinado de tolerancia popular, razón por la cual debe optimizarse al máximo la unidad y la organización. Ortega librará una guerra de baja intensidad contra el pueblo. Al respecto de lo anterior, destaco lo siguiente: Primero, lo esencial es la movilización popular, no el 126


Insurrección de las luciérnagas diálogo. A este hay que acompañarlo con acciones varias que continúen golpeando al régimen. Jamás debe detener el ímpetu popular. Aunque el diálogo esté fracasado, la Alianza Cívica no puede abandonar esa trinchera mientras respire; su soporte real está en las calles, en la condena internacional a Ortega. Ha de ser él quien lo aborte. Se trata, entonces, de bajar perfil al diálogo e intensificar las acciones territoriales y sectoriales. Segundo, las calles las tiene el pueblo opositor. Esta es la razón de fondo por la cual el orteguismo está volcado a generar terror y muerte. Estas no deben abandonarse ni permitir tiempo de reposo. La resistencia está dada en la persistencia de acciones ofensivas, diversas y amplias. Tercero, definición de un programa mínimo de lucha para la democratización. No es momento para la agenda grande, tal como se presentó en el diálogo. El objetivo fundamental está claro: la salida de Ortega y Murillo. Esto es lo urgente. Logrado esto, ha de seguir el proceso consecuente de restitución de la democracia y sus instituciones. La unidad es esencial y debe estar por encima de intereses particulares. Elevar los grados de organización desde el territorio y los grupos sectoriales es determinante, brindando un espacio de participación amplia y plural. La ideología es una, Nicaragua. La fuerza 127


Henry A. Petrie requiere de un mayor empuje, expansión e intensidad, con ingenio y creatividad. La constancia del movimiento es inspiración para la lucha, llamando a participar, cada quien tiene un rol que asumir, una colaboración que brindar, según sus condiciones y posibilidades. Canalizar la energía del pueblo hacia su liberación y el ascenso democrático. Frente a las emisiones diarias de la señora Murillo, reflexión de su mundo paralelo para dominar las mentes de sus adeptos en defensa del caudillo, hemos de anteponer las energías del pueblo opositor como fuerza gravitacional, para derrotar la mente draconiana y alevosa.

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Insurrección de las luciérnagas

Es hora de calibrar alianzas y pasos en la lucha popular La protesta continúa activa en el país. La opinión nacional e internacional es adversa a la dictadura de Ortega. Sin embargo, se está en un momento crítico y decisivo que podría resultar en estancamiento –síntoma de retroceso– o avanzar en el fortalecimiento y expansión del movimiento. El curso hacia el objetivo primario se determinará con una organización adecuada a las capacidades de lucha de cada sector y territorio, así también con una dirección ajustada al desarrollo alcanzado. Ortega no soltará el poder ya, se sostendrá a toda costa. No reconoce que la represión y las muertes son su responsabilidad. Seguirá enviando al cuerpo policial y grupos paramilitares en contra de movilizaciones, tranques y cualquier expresión de protesta del pueblo. No quepa duda que, por el levantamiento popular y la desobediencia civil, el tirano castigará aún más fuerte, agregando a su repertorio el terror, el caos y el imperio de las balas. Desprecia el diálogo intermediado por la Conferencia Episcopal de Nicaragua y busca cómo suplantarlo por otros actores más dóciles a los «intereses nacionales», que le garanticen su sobrevivencia como caudillo político y representante oligárquico de este país. 129


Henry A. Petrie La Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, a mi juicio, debería ponderar sus expectativas con relación a los verdaderos líderes del Cosep. Acaso, ¿no será mejor accionar con aquellas cámaras o asociaciones que realmente están convencidas y dispuestas al cambio en Nicaragua? ¿Qué compromiso verdadero podemos esperar de un Cosep nominal en la alianza? Lo adecuado sería fortalecer esta alianza con agrupaciones y sectores decididos a sumar esfuerzos, actuar por los intereses de Nicaragua. Por ejemplo, las asociaciones de comerciantes de los mercados deberían tener su representación clara. Ortega sabe cuáles son las debilidades del gran capital, del que él es parte importante. Sin duda, trabaja por restablecer los vínculos de complicidad del modelo económico fracturado, empujándolo hacia su respaldo político decidido, disque por una salida a la crisis tipo «salvación nacional», tradúzcase: salvación de Ortega, su familia y sus empresas. Porque, al fin y al cabo, más que aliado, es un socio privilegiado como jamás lo tuvo en la historia de Nicaragua. Masaya, la llama de la revolución, continúa siendo un bastión de la lucha totalmente en paro y rebeldía. Sin embargo, no hay que esperar lo mismo en otras ciudades, cada una tendrá sus dinámicas y características propias, según sean sus niveles de organización. Está claro que Ortega combatirá con decisión las pretensiones 130


Insurrección de las luciérnagas de tomas totales de ciudades emblemáticas: Managua, el asiento del poder, el escenario de la batalla decisiva, los históricos barrios orientales; León, siempre aguerrido, capital de la revolución sandinista; Matagalpa, la cuna de Carlos Fonseca, fundador del FSLN, la ciudad de la insurrección de los niños; Estelí, denominado el bastión del sandinismo, la ciudad tres veces heroica por sus insurrecciones, la cuna de Francisco Rivera, el Zorro. Ortega está muy claro que perdió al pueblo – incluyendo un fuerte porcentaje de la militancia de su partido– desde el mismo 19 de abril. Políticamente está derrotado; por eso está concentrado en crear condiciones para negociar –sin aplicación de justicia– su permanencia en el país con su capital intacto y continuar ejerciendo liderazgo entre sus obedientes aduladores y asegurar su influencia en el ejército y la policía. En un artículo anterior, referí el mediano plazo, que para mí empieza con el término del segundo mes de lucha. Será a partir de este momento que el movimiento demostrará su capacidad de resistencia y empuje creativo, que requerirá animar a la población y consolidar su determinación por una salida pronta de Ortega; calibrar todas las iniciativas y capacidades políticas para el manejo de diversos escenarios, manteniendo su naturaleza cívica y pacífica; madurar la organización del movimiento y su conducción. 131


Henry A. Petrie

Diálogo debe diversificarse en escenarios esenciales Se alzan voces de No más diálogo, los argumentos más comunes: «el tirano se burla», «es parte de su estrategia ante la crisis», «persiste en la represión criminal», etc. Mi opinión es que No se debe renunciar al diálogo, pese a sus debilidades, obstáculo o adversidades. La Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia debe buscar soluciones en los escenarios posibles. Como fuerza opositora está en la obligación de sostenerse con una estrategia de lucha y de negociación inteligente; se dirime con representantes del tirano, acostumbrados a la manipulación y al engaño político. La lucha es cívica y pacífica, todos los métodos de esta naturaleza deben ponerse en desarrollo. Exige iniciativa, resistencia y creatividad. No es una lucha de bandos armados; aunque así fuese, tampoco es garantía de triunfo rápido y total. Dadas las circunstancias originarias del presente movimiento, es lógico que transcurra un tiempo de maduración, en el que las valoraciones precipitadas y reacciones desesperadas suelen ser nocivas. El diálogo, siendo un escenario importante, no es el esencial. La Alianza solo logrará sus objetivos inmediatos mediante la movilización y presión popular, su 132


Insurrección de las luciérnagas fortalecimiento como alternativa organizada de cambio es determinante. Todo proceso de lucha tiene momentos difíciles, máxime en un escenario de diálogo y negociación. Es tarea compleja e ingrata. Cuando parece que se rompe, es cuando la paciencia debe brillar y triplicarse en resistencia, porque la derrota empieza cuando se entrega al adversario la oportunidad de incrementar su embuste y capacidad de maniobra. Recuérdese que la Alianza está frente a representantes de la represión y el crimen. Inevitable. Si bien, Ortega y Murillo están derrotados política y moralmente, tienen bajo control los poderes del Estado y los instrumentos represivos, entre regulares e irregulares. En la actualidad, aunque muy deteriorado y desnaturalizado, operan con un partido convertido en falange fanática y terrorista. Más allá de la presencia de los organismos internacionales de derechos humanos y del avance del respaldo internacional, logros incuestionables, la Alianza cuenta con un gran capital letal para las aspiraciones mediatas de la pareja tiránica: arraigo popular, alianzas sectoriales, liderazgo plural surgido de la protesta, así como la multiplicidad de acciones en el territorio nacional. La fractura de tiempos históricos creó una nueva conciencia y realidad nacional, que actúa a favor 133


Henry A. Petrie de la Alianza en sus aspiraciones inmediatas futuras. Si valoramos la trascendencia de estos alcances, sabremos ubicar la ventaja de la Alianza en el diálogo y negociación, pese a las tácticas y malabares del régimen en su empeño de hacerlo fracasar. Abandonar este escenario resultaría torpe y estratégicamente peligroso para la resistencia cívica y pacífica. Un frente, sin que se produzca una derrota, jamás se abandona. Hay que operarlo y optimizarlo, aunque solo sea para examinar variables del proceso y anticipar maniobras políticas. No es cuestión de imagen, sino de espíritu y vocación. Un movimiento cívico y pacífico jamás debe negarse al diálogo. En este caso, precisa afinar su estrategia, aligerarse de integrantes, redefinir roles y concentrar sus objetivos específicos, aquellos que marquen el fin de la dictadura y desencadenen procesos consecuentes. Ninguna mesa de diálogo constituye el escenario esencial, menos para la lucha cívica y pacífica que se desarrolla en Nicaragua. Esta debe respaldarse con la fortaleza del movimiento, su resistencia y multiplicación de acciones. Podrá haber estire y encoge, incluso, hasta punto inerte, pero en los escenarios esenciales donde se ganará la lucha, ha de activarse la movilización constante y diversa, para continuar minando al régimen y consolidando la voluntad popular. En esta fase de la lucha, cuyo tiempo es 134


Insurrección de las luciérnagas indeterminado por la dinámica del proceso, la Alianza debería reubicar a sus líderes nacionales de acuerdo a los escenarios que tiene activados: territorios y sectores, acción internacional, diálogo nacional, logística o retaguardia y comunicación. El movimiento necesita reanimación, orientación y argumentos que lo sustente y empuje hacia el pronto escenario electoral.

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Henry A. Petrie

Seguridad de la dirigencia cívica es imperativa en un país excepcional Nicaragua continúa en lucha, realidad expuesta al mundo que va ganando fuerza en contra de la tiranía Ortega Murillo. El movimiento cívico y pacífico que demanda justicia y democracia, en virtud de menguar y acobardarse frente a la inclemente represión y matanza, crece, crece y fortalece su decisión: ¡De que se van, se van! Pero, ninguna tiranía se rinde de inmediato ni gustosa, en su despotismo y militarismo enfrentará cualquier movimiento que ose cuestionar o amenazar el poder. Por eso, ninguna lucha contra una dictadura, armada o pacífica, será fácil ni de corto plazo. Es un proceso, donde intervienen los medios del poder absolutista y la determinación del pueblo por su destino. En el caso nicaragüense del 2018, como oponente a ese poder, tenemos a un amplio movimiento cívico cuyas armas son: conciencia, organización y voluntad de ser libre. Ofendida la tiranía Ortega Murillo, decidió hacerle la guerra a quien una vez llamó «Pueblo Presidente», en su mascarada hipócrita y populista, porque toda protesta ha sido considerada amenaza. ¡Mayúscula insolencia de minúsculos! Para esta empresa, ha usado a la Policía 136


Insurrección de las luciérnagas Nacional y conformó un ejército irregular, al que armó como si fuese uno regular, dejando en entredicho al Ejército Nacional. Sin embargo, la guerra de Ortega ha fortalecido la voluntad popular de cambio. Él pretende imponerse a punto de balas, mentiras, manipulaciones, intimidaciones, detenciones ilegales y complicidades activas y pasivas; tras cada acción demuestra su desprecio a la vida humana y su adoración al poder. Pretende burlar el rechazo del soberano pasando sobre los cadáveres que ha producido. El rescate al asesino Avellán en Masaya, los ataques a los tranques en distintos puntos de la geografía nacional, particularmente, La Trinidad, Diriamba y Jinotepe, representan el escalamiento de la guerra de Ortega con su ejército irregular y la Policía Nacional contra el pueblo desarmado. Esto se recrudece con las tres acciones del régimen realizadas el pasado 13 de julio: detención del líder campesino Medardo Mairena y allanamiento de la casa de la dirigente obrera Sandra Ramos; cruel ataque a los estudiantes que estaban apostado en la UNANManagua y la caravana en simulación de un repliegue a Masaya que no fue en este año, para nada comparable a la realizada el 14 de julio en horas de la mañana en la ciudad de Managua. Esta última acción del régimen, concluyó en enfrentamiento, donde el pueblo de 137


Henry A. Petrie Monimbó obligó a los armados hasta con lanzacohetes, a recular. ¿Qué demuestra esto? Que en la mente del dictador no se va y que, de hacerlo, solo será posible tras un baño de sangre y mortandad mayor, ¿acaso voluntad de exterminio en masa? ¿Qué plantea este momento para la Alianza Cívica? Giros importantes en su táctica; asumir que la lucha que referencia ha de adquirir un grado superior de acción, desde un concepto de resistencia en movimiento constante y organización territorial. Sus expresiones desde cada localidad, comunidad y barrio son cruciales, lo que requiere de una disposición conductora adecuada. Lo pacífico contempla el movimiento ofensivo. Trata de una resistencia a la ofensiva, que no se estanca ni espera el golpe, sino que se mueve para revertir la acción contraria y avanzar en sus objetivos inmediatos. El tirano, en su desesperación y anclado en su concepto de guerra, continuará trastabillando, auto infringiéndose golpes que aligerarán el triunfo del pueblo. Por su parte, el movimiento cívico debería activar algunos postulados del Arte de la guerra en su aplicación no bélica. Las condiciones de la lucha, aunque cívica, son hostiles. El dictador siempre actuará en defensa del poder que considera personalísimo. Jamás cederá por patriotismo ni civismo, porque no entiende de razones 138


Insurrección de las luciérnagas sino de adhesión y sumisión. Estamos ante una guerra del dictador contra un pueblo desarmado, a pecho desnudo y corazón abierto. Por esto, la dirigencia cívica debe entender que su seguridad es importante, porque la situación de este país es excepcional. Madurar, crecer y adoptar las medidas necesarias en materia de seguridad personal y colectiva, es responsabilidad y compromiso con la lucha. Figureos, ímpetus heroicos y el descuido personal, además de que atentan contra la vida, es factor de debilitamiento del movimiento.

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Henry A. Petrie

Nicaragua entra a una etapa decisiva y difícil La lucha continúa, se sostiene y debe profundizarse. Pese a la represión, no hay cabida a la vacilación ni a la dispersión. La estrategia está clara, pero los métodos, además del rediseño, deben implementarse con creatividad y expandirse en todas las direcciones posibles, sin que importen cantidades idílicas de participantes. Esto no es un concurso de auto satisfacciones, sino de efectividad y propagación, siempre con la determinación de lograr los objetivos planteados. Esta fase es decisiva y difícil, que requiere no solo de inteligencias, sino también, de capacidades políticas y organizativas. Enfrascarse en el momento, sin preparar la lucha en fases inmediatas posteriores, sería perder la brújula. Se trata, entonces, de llevar la acción cívica y pacífica a niveles superiores, donde la unidad y coherencia son fundamentales. Es normal que aparezcan voces un tanto pesimistas, porque quizá aspiraban a resoluciones prontas, inmediatas, sin tomar en cuenta las características del levantamiento social, las condiciones de su desarrollado, limitaciones y logros a la fecha. Es una desventaja que el tirano cuente con los poderes del estado –los que ha capturado mediante una estrategia y proceso bien pensados para controlar a la sociedad nicaragüense– y 140


Insurrección de las luciérnagas las armas –entre fuerzas regulares e irregular: paramilitares, parapoliciales o turbas armadas– La experiencia y la capacidad de maniobra política está a favor del dictador y sus operadores partidarios; conocen bien el arte de la conspiración y la manipulación. Han infiltrado para dividir al adversario y sumarlo a una especie de empresa común, basada en la corrupción compartida, el amarre umbilical sistémico. Pero, estas mismas voces se olvidan de otra gran realidad adversa a la tiranía Ortega Murillo: política y moralmente están derrotados, han perdido a la gran mayoría del pueblo de manera clara y rotunda, misma que solo podrían ocultar mediante el fraude electoral. El respaldo internacional a la lucha del pueblo por la justicia y la democratización, que incluye a sectores de izquierda, está claro. Este, en sí mismo, es un contundente rechazo a la criminalidad de la dictadura. Organismos internacionales están atentos a lo que sucede en Nicaragua y, en su momento, tendrán que actuar con mayor decisión. La economía está en cuenta regresiva en detrimento de su gobierno. El FSLN, en tanto partido, vive su más profunda crisis histórica, caracterizada por su desnaturalización. Es presa de los intereses oligárquicos de su caudillo, su familia y de toda su casta partidaria inmediata. La revolución la perdieron con la acumulación de capital, desde que la 141


Henry A. Petrie empresa fue la razón esencial de su lucha disque revolucionaria. Pero, esta crisis va más allá, al fraccionamiento y el conflicto interno por el control y las cuotas de poder, por quienes, desde ya, se consideran héroes –paramilitares y sus comandantes– por haber desmantelado el peligro letal del líder, los tranques y barricadas en ciudades emblemáticas. Refiero lo anterior, porque frente a las futuras elecciones, este partido apostará a una participación significativa en la vida política nacional, cuyas condiciones internas actuales son desfavorables. Tómese en cuenta, que en las elecciones pasada enfrentaron serios problemas con el completamiento de las plantillas de mesas electorales y su activismo político. Análisis aparte. En uno de mis artículos dije que la Alianza tiene que evolucionar en su planteo de lucha, cuidándose de las trampas y yendo siempre a la ofensiva, sin detenerse en pleitos de sombras y la acción contestaría. Consolidar su articulación y elevarla a fuerza unitaria social y política es urgente, no debe continuar identificándose como representantes o voces de grupos autoconvocados, lo que no quiere decir, que estos detengan su dinámica. La orientación y fundamentación política es esencial, tanto como su dirección articulada y coherente, no solo para continuar la lucha tal como está planteada, sino también, 142


Insurrección de las luciérnagas para que, desde ya, organice el activismo político y prepare su maquinaria electoral en cada territorio, porque cualquier elección, adelantada o en el año que sea, se gana con conciencias traducidas en votos, los que se deberán defender desde cada Junta Receptora de Votos hacia los niveles superiores de la organización electoral nacional. La lucha implica continuar movilizándose, redefinir estrategias para la continuidad del diálogo nacional, pero también, preparar la batalla política electoral desde cada territorio. Para luego será tarde.

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Henry A. Petrie

Suficientes razones para refundar la República Debemos recuperar el Estado de Nicaragua. Los poderes y las instituciones deben ser liberadas para que cumplan sus funciones, que rindan cuentas al pueblo. Desde ya, asoma una nueva cultura política nacional, que ha de dignificar al empleado público y poner en alto relieve las libertades y los derechos humanos. Hay que acabar con todo vestigio de servidumbre o neo esclavitud. El estado botín y la apropiación partidaria de las instituciones deben desaparecer. Los empleados del estado son servidores públicos, que en el futuro deberán responder a una ética profesional y de servicio durante el período de su ejercicio, al margen del credo político y religioso, de su cultura y procedencia étnica, de sus opciones sexuales. La violación de los derechos humanos en las mismas instituciones del estado, se extiende al pueblo mediante la pésima calidad de los servicios y el maltrato al ciudadano. En la actualidad, existen tres estatus de empleados: los militantes probados y fieles al dictador, con responsabilidades de alta confiabilidad; los militantes de bases, a quienes sus jefes llaman kaibiles, y el personal que se moviliza a donde se les orienta, para defender el puesto de trabajo; últimamente, se les ha obligado a 144


Insurrección de las luciérnagas firmar una ficha de militancia del FSLN. Andrea y Calixto constituyen un matrimonio, cuyo noviazgo empezó en el penúltimo año de sus estudios en la Universidad Centroamericana. Se casaron poco tiempo después de sus graduaciones, en el año 2004. Cuentan con trece años de experiencia profesional, ambos trabajaban para diferentes instituciones del estado. Ella, psicóloga; él, sociólogo. Se ubicaban en el tercer grupo de empleados descrito antes. Ambos, en sus respectivos espacios laborales, recibieron amonestaciones y hasta amenazas de despidos por expresar sus incomodidades frente a las presiones de sus jefes. Las comisarías del FSLN no respetan profesionalismo ni dignidad personal; sus actuaciones, según afirman con altisonantes palabras, se sustentan en el supuesto agradecimiento que los empleados del gobierno deben al líder de su partido. «Ustedes deben sus puestos de trabajo al comandante», es lo que dicen. Para ellos no son personas, menos profesionales ni técnicos, sino sirvientes del régimen, «porque el estado, el partido y la revolución es el comandante Ortega», pregonan entre cubículos y oficinas. Queda claro, pues, que el Estado de Nicaragua no existe, no hay república. Todo, en cuanto a instituciones se refiere, es propiedad del dictador y de su camarilla partidaria. 145


Henry A. Petrie Cinco semanas atrás, a Calixto le ordenaron acompañar, en calidad de retaguardia, a una caravana de Hilux con paramilitares, en supuesta misión institucional. «Hay que defender la revolución», le dijeron. Él no aceptó y se rebeló: «No tengo nada que ver con armados. Soy un profesional, un servidor público», respondió. En el mismo parqueo de donde saldrían, lo apresaron y golpearon acusándolo de «traidor», «malagradecido» y «golpista». Se lo llevaron y lo dejaron sin dinero, a eso de las tres de la tarde, dos kilómetros después de la zona franca rumbo a Tipitapa. Lo acusaron de golpista, por negarse a cumplir una orden que nada tenía que ver con sus obligaciones laborales y reñida con su ética profesional. Era un servidor público, no matón de nadie, menos paramilitar. Andrea, por su parte, había cumplido con más de doce marchas obligadas, las que no pudo evadir. También «rotondeó» bajo sol y la estricta vigilancia de un superior que pasaba asistencia. La misma tarde que agredieron a Calixto, después de ocho horas de denigrante participación en caravanas intimidatorias, llegó a su casa muy cansada, llevándose la sorpresa de encontrar a su esposo con las señas de la golpiza sufrida. Llamaron a un médico amigo para que atendiera las lesiones de Calixto, y, esa misma noche, se dirigieron a la casa de familiares en las afueras de Managua, huyendo. 146


Insurrección de las luciérnagas Tomaron la decisión y a partir del día siguiente, comenzaron gestiones para salir hacia Costa Rica con sus dos hijos, donde se encuentran. Existen otros casos como el de Andrea y Calixto, que aún permanecen en el silencio. Varios han sido despedidos; otros, sencillamente, ya no se presentaron a sus puestos de trabajo. Un importante porcentaje resiste, defienden sus empleos hasta donde les sea posible, aunque sea un ángulo ingrato de esta lucha cívica.

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Nicaragua debe elevar la parada con alternativas programáticas de salvación nacional Insisto, la dictadura Ortega Murillo está derrotada estratégicamente, se quedó pequeña ante la grandeza del pueblo nicaragüense, tan pequeña que acude a las armas y a la represión, porque sus activos políticos se quemaron, quedándole la manipulación y la propagación de la mentira sistemática, al grado de la esquizofrenia. La resistencia cívica y pacífica, desde septiembre pasado, entró en un estancamiento que, de extenderse a febrero de 2019, podría resultar peligroso para sus objetivos inmediatos, disminuida en capacidad de incidencia en las negociaciones y la transición política. Sí, estancamiento. El dictador continúa ahí y su mujer se desvela para aparentar la normalidad de un país rumbo al colapso total. Podemos afirmar que el 80% (o más) del pueblo repudia a la dictadura, lo que no variará por un buen tiempo. Pero, ya no hay marchas en las ciudades, ni chimbombas azules y blancas que invadan calles, ni cacerolazos. Al contrario, los encarcelamientos, las amenazas y violaciones, las detenciones selectivas y la represión generalizada han estado a la orden del día. Para salir del estancamiento, la Unidad Nacional Azul y Blanco requeriría entrar en ofensiva y desarrollar un 148


Insurrección de las luciérnagas proceso acelerado de construcción de una nueva fuerza política electoral; elaborar un programa que convoque al pueblo a trabajar por la salvación nacional y el impulso de transformaciones integrales. Su organización en los territorios es urgente. Repito: organización. Pese al estancamiento general, hay movimiento; la opinión y la conciencia le hacen frente a la represión dictatorial, pero no basta. Ya es momento de reactivar la lucha definitiva, sin dilación; se requiere de un cuerpo líder que conduzca y represente esta etapa, en la idea de asegurar su incidencia real en la transición que, pese a los deseos de la pareja dictatorial, tendrá que darse, porque no tienen más alternativa que negociar y ceder. Tienen al mundo en su contra y sus millones decrecen. La lógica de defender la vida es correcta y justifica el refugio y el asilo político. Sin embargo, cuando se trata de líderes no deja de afectar el proceso de lucha y de crear contradicciones entre los que están dentro y aquéllos. Por supuesto, una de las ventajas de este gran movimiento es su capacidad de reproducir liderazgo, pero requiere solidez para relanzar la lucha con nuevos vigores. La exigencia y la consecuencia de objetivos fortalece; las actuales circunstancias plantean riesgos permanentes. Toda lucha exige cuotas de sacrificio, dentro o fuera, por muy pacífica que sea. El liderazgo surgido a raíz de las 149


Henry A. Petrie protestas, debe tener en cuenta esta realidad, no solo para proteger su vida, sino también, para saber actuar en condiciones totalmente adversas en la trinchera que cada quien ocupe, incluida la diplomacia. Las calles se ganan y se preservan, abandonarlas es comenzar a perderlas. Sin embargo, en Nicaragua existe una conciencia, una decisión popular: ¡Ya no más Ortega y Murillo! Esa es la diferencia. Y justo por esa conciencia, la lucha debe preservar su espíritu indoblegable y creativo. Conciencia y decisión de pueblo que la dictadura ha combatido con la represión policial y la acción paramilitar. El destino inmediato de este liderazgo está en las calles. Si de momento las marchas no son posibles, se podría pasar a la acción individual y de pequeños grupos organizados, moviéndose y burlando, visítese y comuníquese, juguemos a puente y submarino, susurro y piquete, en la noche salen los fantasmas y las lechuzas cantan, concrétese la acción escarabajo… desde el territorio con acompañamiento de redes sociales. Sí, no se equivocan, hablo de conspiración total y de elevar el contenido del trabajo de opinión, nuevos ejes del discurso, identificación clara de las banderas de lucha, promoción de nuevos paradigmas. Organizar la conciencia popular, el repudio generalizado a la tiranía. Y elevar la cualidad de esa 150


Insurrección de las luciérnagas voluntad, para traducirla en voto mayoritario por la justicia y la democracia, por la nueva Nicaragua sin caudillos ni sistema político corrompido. La normalidad que intenta imponer la dictadura y el claro estancamiento del movimiento azul y blanco, se asientan en una realidad rotunda que los supera: Nicaragua todavía hierve, en sus entrañas vibra el cambio total, y en cualquier momento explota, con o sin líderes capaces, con o sin instrumento político que encauce sus energías.

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Henry A. Petrie

Nicaragua en la cúspide de la crisis y el peligro, sin nada a la vista qué dialogar o negociar Desde muy jovencito entendí el significado de luchar sin paños tibios. En la más bondadosa de las acepciones, por enseñanza de mi madre y luego, por referencias históricas que me hiciera un apreciado maestro, se trata de realizar esfuerzos constantes, empeñarse a fondo, para lograr un determinado objetivo. La más exigente, me la enseñó el sandinismo a partir del año 1976, cuando hubo que enfrentarse con métodos violentos a la dictadura somocista, lo que significó sacrificios y muertes. Luchar contra una dictadura exige no solo claridad de planteamientos políticos, sino también, conciencia del peligro y una férrea voluntad de cambio. Así como la de Somoza con su Guardia Nacional y la EBBI, la dictadura Ortega Murillo con su Policía, paramilitares y la complicidad del Ejército, actuará como tal, sin consideración a derechos humanos, convenciones ni principios democráticos, con una Constitución e instituciones gubernamentales destrozadas. Me parece absurdo que, a esta altura de la lucha, existan posturas alejadas de lo que realmente se enfrenta. ¿Qué esperan de los tiranos? ¿Diálogo y negociación por la patria? ¿Reconocimientos a los 152


Insurrección de las luciérnagas obispos y a sus verdaderos opositores? Una dictadura jamás se abrirá ni se ablandará, menos cuando la megalomanía de los tiranos se enfrenta al pueblo nicaragüense y al mundo. Algunos no han entendido que Ortega y Murillo, en realidad, están librando una guerra contra la resistencia cívica del pueblo, contra sus organizaciones y redes; todo lo que se mueva, se manifieste u opine es su enemigo y se le vapuleará, encerrará y eliminará. ¿Exageración? La opinión pública nacional e internacional la tienen perdida, las reacciones ya no les importa. La lógica dictatorial es defender el poder a costa de lo que sea, sostenerse a punto de fuego y muerte; para esto han estado organizando sus «Unidades de Defensa de la Revolución y de la Soberanía Nacional», las que serán proyectadas como «pueblo organizado y movilizado frente a la injerencia imperialista y sus aliados nacionales», cuando en verdad es el paramilitarismo que actuará adyacente al ejército, si logran aplacar la reticencia de ciertos oficiales de alta graduación. Por eso actuaron contra los nueve organismos no gubernamentales y contra los medios de comunicación que dirige Carlos Fernando Chamorro; por eso mismo expulsaron al Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (Meseni) y al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), asociados a la Comisión 153


Henry A. Petrie Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Esto, sumado a los crímenes y vejaciones que los tiranos han estado cometiendo desde el 18 de abril, solo indica que van por los pasos que siguen de su estrategia, entre los que se encuentran: acallar los medios de comunicación y capturar a periodistas líderes, mientras completan y afinan sus planes de supuesta defensa nacional. Están librando su guerra. Esto pareciera exagerado o absurdo, cuando no existe una fuerza armada que adverse a la dictadura. Así actuaron contra los estudiantes, pobladores y campesinos; tiraron a matar y lo seguirán haciendo ante cualquier marcha que resurja. Tienen organizada una fuerza paramilitar con alto poder de fuego; están llamando a la militancia del partido orteguita para integrar las unidades de defensa antes mencionadas, y en cuanto no más se apruebe la Nica Act por el gobierno de Estados Unidos, se desencadenarán acciones que creen el ambiente de guerra que necesitan, para imponer un estado de sitio y suspender libertades y garantías. Cuando determinados políticos hablan de diálogo y que «hay que buscar nuevos interlocutores de la oposición», intentan desplazar a la fuerza social que inició y ha sostenido esta lucha hasta el día de hoy, con sus aciertos y desaciertos. Y van más allá: «No todo puede lograrse, hay que negociar, porque de lo contrario 154


Insurrección de las luciérnagas continuaremos matándonos en Nicaragua». La pregunta sería: ¿Qué dialogar? ¿Qué negociar? La Unión Nicaragüense Azul y Blanco debe ser clara y rotunda en su definición. Las muertes y la justicia no se negocian. Aquí no hubo una confrontación bélica; sí masacre, desaparecidos, asesinatos, encarcelamientos y violaciones. Las condiciones de la salida de los Ortega Murillo deben ser bien delineadas, así como los procesos de desarme de las hordas del régimen y de restauración de la institucionalidad democrática. La lucha es por el cambio integral y sus auténticos protagonistas, los de la rebelión cívica y pacífica.

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Henry A. Petrie

El pueblo de Nicaragua frente a un desafío descomunal Ha transcurrido un año y la crisis iniciada el 18 de abril de 2018, en virtud de encontrar cauces de solución, se profundiza y promete más confrontación. Deseos, discursos y rezos por la paz de Nicaragua, de un lado y del otro, no ha sido más que una tentativa lejana, porque en la práctica, los que actúan por la democracia y la justicia han olvidado la naturaleza y el carácter de quienes gobiernan. Quizá no sea este artículo el más ponderado de todos, porque las aristas de la crisis hay que mostrarlas sin velo ni ambigüedad. Cuando una lucha está clara de sus causas y objetivos debe marcar sus pasos y caminar con el pueblo; cuando una lucha está clara de lo que representa, del símbolo que iza, exige de sus líderes lealtad y consecuencia. En uno de mis artículos del año pasado lo expresé, este movimiento se enfrenta a una dictadura férrea, con entronizaciones irrenunciables por la cuantía de su crimen ético; se enfrenta a un complejo delictivo con fuertes nexos internacionales, más allá del fallido «Socialismo del Siglo XXI.» ¿Qué cosas son ciertas? Que las presiones internacionales están activadas y no dejan de surtir efecto. A un capitalista le duele perder, aunque sea un 156


Insurrección de las luciérnagas pellizco de su fortuna. Que la OEA amenaza con aplicar la Carta Democrática, pero mientras tanto, aguarda resultados de un supuesto diálogo. Que la economía va en declive, pero aún no llega a condiciones de calamidad. Que muchas cosas podrían caminar desde la medianía, tal como las elecciones en las regiones autónomas del Caribe nicaragüense –¿quién habla de estas?–. Que ya no hay marchas azul y blanco en las calles de ninguna ciudad, porque la represión es brutal y, aunque no haya miedo, hay que defender la vida y evitar la prisión. Que decenas de miles de nicaragüense están en el exilio y muy poco se sabe de lo que realmente están haciendo en los países donde se encuentran, sobre todo en Costa Rica –¿sobrevivir, solamente?–. Que medios de comunicación y organismos no gubernamentales están cerrados, golpeando la libertad de prensa y de asociación. Que los periodistas Miguel Mora y Lucía Pineda están encarcelados, mientras otros están afuera tratando de ejercer su labor con muchas dificultades. Que aún existan presos políticos y que todavía no se conozca el paradero de los desaparecidos, de los que fueron retenidos y vejados en cárceles clandestinas. Que, en una modalidad «blanda», se vapulee a quienes se capturen en cualquier conato de protesta y luego se les libere. Que el diálogo esté en veremos con incumplimientos del tirano y 157


Henry A. Petrie demandas opositoras de buena voluntad, es, en realidad, una táctica para fortalecer los pilares del poder y encontrar un cauce de negociación con el gobierno norteamericano. Todo eso me luce cierto e indica que existe resistencia, pero también ofensiva del régimen. Tan cierto como que el Nuncio del Vaticano se bandea hacia la fuerza del tirano y teme la del pueblo; como que el Cardenal Brenes bambolea y se enreda en sus reservas; como el fuerte liderazgo de obispos renovadores (Báez y Álvarez), peligrosos para la dictadura. Pero, nadie debe equivocarse. Ortega y Murillo no dejarán el poder así no más, porque están entronizados con un fuerte aparato represivo, incluidos Ejército y paramilitares. Y aplicarán la fuerza y la violencia como método para aplastar la resistencia cívica popular. Están determinados a no perder las calles de nuevo. Grupo que asome, grupo reprimido. A soslayo del diálogo y la negociación, la decisión estratégica de la dictadura es conservarse en el poder hasta más allá del 2021, de manera directa o a través de instrumentos que lo asegure. La dictadura ha logrado sostenerse en el poder mediante la fuerza de las armas; tiene la decisión de derramar la sangre que sea necesaria para cumplir este objetivo. Continuar la lucha será enfrentarse a un 158


Insurrección de las luciérnagas escenario altamente peligroso, donde más sacrificio, sufrimiento y llanto son bastante probables, como que la economía se vaya a pique. La lucha cívica frente al poder de las armas es un desafío descomunal, no esperemos escrúpulos en los tiranos. Entendamos, recuperar las calles implicará mucha determinación, inteligencia y audacia de la conciencia azul y blanco. Managua, 23 de abril 2019.

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Henry A. Petrie

Lucha debe derribar máscaras de un viejo sistema intolerante y viciado «Los Azul y Blanco tampoco entienden de pluralismo político, porque nos atacan, aunque sepan que no somos orteguistas, que estamos en contra de la dictadura y que también queremos cambios realmente democráticos en Nicaragua», me expresó un viejo militante del FSLN de los barrios orientales de Managua. En las redes sociales existen mensajes para nada conciliatorios ni unitarios, muchos recriminan y discriminan, repiten ejes de un discurso confrontativo y desprovisto de una interpretación histórica. Lo más triste es que transmiten una visión mesiánica, al fin y al cabo, al creer que la solución a la crisis actual es posible con una sola fuerza, excluyendo a otros sectores con quienes se debe forjar el diálogo y el consenso constante. La nueva actitud política debe alejarse, divorciarse, de los vicios paridos y alimentados por el viejo sistema político, que no fue derrumbado con la revolución sandinista, sino que, asumido y enriquecido desde la lógica despótica del poder, cuyo estamento se benefició de los privilegios y licencias corruptivas. Para que caiga la dictadura Ortega Murillo, hay que lograr la más amplia pluralidad política y sectorial en la lucha cívica actual. Todos los ciudadanos que deseemos 160


Insurrección de las luciérnagas el imperio de los derechos humanos; una institucionalidad real con poderes independientes del Estado; la justicia, democracia y equidad sin privilegios, restricciones ni excepciones; que deseemos gobiernos controlados por las instituciones y organizaciones del pueblo culturalmente diverso, debemos sacudirnos y despojarnos de ideas y actitudes que, en virtud de unir para la construcción social y política futura, patina en los pútridos resentimientos históricos que enceguecen, al extremo de no apreciar la multiplicidad de colores de la juventud estudiantil, que en abril del 2018 partió las aguas de la historia nicaragüense. Ya sea por opción consciente, por herencia familiar o por el inconsciente colectivo, todos procedemos de un acervo cultural y político determinado. Todos somos producto de la distorsión histórica desde el tiempo de la colonia española; del poder que nos ha sometido y engañado desde antes de la actual humanidad; somos la razón esencial de las relaciones mercantiles que imponen una carrera competitiva hacia la concentración de la riqueza; hemos navegado en sistemas estructurales permeado por las nimiedades y las miserias que nacen en las relaciones de poder. En fin, ninguna otrora participación política –pasiva o activa– puede considerarse pura, incólume ni exenta de la historia reciente pasada, ni «los milenios», por asociación familiar 161


Henry A. Petrie o extensión de una tradición totalitaria. Los Azul y Blanco deben abrirse a los sandinistas que se oponen a la dictadura Ortega Murillo. El sectarismo, como tentáculo de la política del régimen, atenta contra la diversidad y la pluralidad del pueblo opositor. Millares de sandinistas defraudados también son votantes, a quienes debe llegar una propuesta conciliadora y de unidad de propósitos nacionales. Esta pluralidad y diversidad también debe aplicarse a las creencias religiosas. Sin duda, obispos y sacerdotes de la Iglesia Católica en Nicaragua han jugado un rol importante al lado de la juventud y del pueblo reprimido, lo que no debe implicar el cierre de espacios para que evangélicos y otros creyentes religiosos, actúen con beligerancia en la protesta desde sus perspectivas de fe. Recuerdo que, en la primera marcha multitudinaria hacia la UNI, hubo asombro de un grupo de señoras participantes, porque en el trayecto coincidieron con un grupo de homosexuales indignados por la masacre de estudiantes. En las redes sociales abundan mensajes representativos del oscurantismo y la Inquisición, sugiriendo también la hoguera para los ateos, «los enviados de Satanás.» A la fecha, las posturas públicas de la Alianza o la Unidad son amplias, integradoras, pero quizá hace falta más intercambio con la gente, considerando la amplitud 162


Insurrección de las luciérnagas del movimiento. La lucha no está planteada desde los viejos círculos viciosos de la política, ni de los prejuicios sociales y morales, menos aún, desde las creencias teológicas o no. Esta es una lucha para derrumbar a la dictadura y abrirnos pasos en una ruta de justicia y democracia, bajo el imperio de los derechos humanos. Y aunque estemos en pleno camino constructivo de la nueva sociedad, no debe perderse de vista que ésta debe ser consecuencia del respeto y la tolerancia, de la libertad del ser humano y el bienestar colectivo.

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Henry A. Petrie

Oposición azul y blanco deberá organizar los territorios No basta la opinión ni la voluntad política mayoritaria. No bastan análisis ni proyecciones de la lucha actual. No bastan acciones internacionales ni los discursos esperanzadores. Tampoco basta desear un cambio de gobierno. Esta no es una lucha fácil. El FSLN está en crisis profunda, pero la dictadura Ortega Murillo está bien entronizada en el estado y en las fuerzas armadas, lo que les da fortaleza organizativa institucional, material y económica. Desde esta posición ventajosa, se ha propuesto no dejar «levantar cabeza» a ninguna expresión, pequeña o grande, del movimiento ciudadano que la adversa, mediante la brutal represión policial. No permitirán que «los golpistas» y «terroristas» se tomen las calles de nuevo. Es decir, esta fuerza del «mal» tiene suficiente pueblo para marchar multitudinaria y pacíficamente. El orteguismo no tiene capacidad de movilización política, de tomarse las calles como lo hicieron masivamente los estudiantes y sectores del pueblo durante seis meses consecutivos. Por eso tienen que reprimir, no dar permiso a nada que implique aglomeración de ciudadanos. Les urge mantener una 164


Insurrección de las luciérnagas supuesta atmósfera de paz y gobernabilidad, es decir, calles libres de marchas azul y blanco. Las imágenes auténticas e irrefutables de protesta y repudio del año pasado, le causan malestares hepáticos al régimen tiránico. Jamás podrán igualarlas ni superarlas, por mucho que obliguen a los empleados públicos para que asistan al acto de «40 revolución», el 19 de julio. Ante la represión extrema no bastan buenas intenciones. Más que demostrado está el carácter criminal, megalómano y cínico de este régimen. No basta la negociación o diálogo nacional. Tampoco puede ser alternativa una vía armada. Entonces, ¿qué? Organización. Organización desde el territorio, el barrio, la comunidad. Un cuerpo de líderes debería animar la lucha organizada con creatividad popular. Ir al pueblo para encontrar las formas de luchas y de organización que son posibles desde cada lugar. Ya se ha dicho, pero aún no se tienen referencias de este esfuerzo. Desde la unidad vecinal podrían surgir diversas acciones que se vayan articulando con otras para crecer y fortalecer el contenido de la lucha y su capacidad de movilización. El liderazgo debe cambiar de definición y orientación, sin perder diversidad, horizontalidad y dinámica colegiada. El movimiento requiere un nuevo aire que lo vigorice en esta etapa, más difícil que la anterior en 165


Henry A. Petrie términos políticos. Un liderazgo de unidad, policéntrico e interactivo. Liderazgo es el colectivo no la individualidad. Es decir, individualidades con determinadas cualidades actuando en multiplicidad de escenarios, reproduciéndose desde la base con objetivos y programa claro. El movimiento requiere fuerza y empuje que solo con organización y liderazgo será posible. Organización desde la base, no coordinaciones de grupos desconectados y flotantes. Dar el paso de la protesta social inorgánica a la organización política cohesionada. En esta etapa se corre el riesgo del desgaste por desesperanza, de que la credibilidad se fracture y se vaya perdiendo consecuencia del amplísimo porcentaje de nicaragüense que repudian a la dictadura. Hay que evitarlo, dando el salto a un estadio superior del movimiento. Esta perspectiva incluye la batalla electoral. Empujar cambios en el sistema electoral, no solo en la instancia nacional sino también, en toda su ramificación hasta la Junta Receptora de Votos, con la debida colaboración internacional. Para esto se requerirá de un fuerte movimiento social que así lo asegure, en un primer momento, y luego, de un ejército electoral debidamente organizado y capacitado, con una retaguardia eficiente. ¿De dónde saldrá ese ejército electoral que ha de actuar desde la Junta Receptora de Votos? ¿De las redes 166


Insurrección de las luciérnagas sociales? ¿De las multitudinarias voluntades que orbitan lo azul y blanco? Saldrá de los barrios y las comunidades, de las rutas electorales demarcadas por el Consejo Supremo Electoral. Es desde la circunscripción JRV donde se debe verificar y cuidar el padrón electoral, donde tendrán que actuar los integrantes de mesas y fiscales, donde la retaguardia debe hacerse efectiva para la defensa del voto, entre otras tareas. Punto aparte es el activismo político. La lucha social no solo son marchas masivas y grandes concentraciones; es también actuación comunitaria, de donde surgen voluntades y votos. Todas las agrupaciones azul y blanco deberían tener vínculo directo con sectores territoriales, de lo contrario, sería navegar en el éter. 9 junio 2019.

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Insurrección de las luciérnagas

De rumores y supuestas confidencias que navegan (A mi familia, amistades y a todas las personas que de alguna manera siguen mi trayectoria sociocultural, literaria y de pensamiento político, que me han pedido opinión al resto de lo que trata esta comunicación. Expreso a todos). Yo sí doy mi nombre y muestro mi rostro tal como me encuentro, no ando con aspavientos ni subterfugios, menos con pavadas religiosas o fatalistas. No me escondo tras anónimos o lanzaderas de mensajes sin firmas ni fuentes fiables. Voy al punto exacto: vivo o muerto el dictador Daniel Ortega, está derrotado. Ya lo dije en la coyuntura de abril de 2018. Estratégicamente está derrotado desde entonces. Y bien sabemos por qué razones se sostiene en el poder, aún. Vivo o muerto el dictador, el imperativo siempre será la lucha por las transformaciones en Nicaragua, cuya primera etapa plantea elecciones libres y ampliamente supervisadas por organismos nacionales e internacionales, el desmontaje inmediato del régimen dictatorial y la aplicación de la justicia sin reservas, para 169


Henry A. Petrie restituir el estado de derecho, como condición primaria para la etapa que sigue. Respecto a la avalancha de rumores y de informaciones infundadas, mal intencionadas o carentes de credibilidad, acerca del supuesto fallecimiento o gravedad de la salud del dictador, expreso mi opinión en los siguientes puntos: 1 El dictador es un enfermo crónico; su salud, desde hace tiempo ha estado atendida por la medicina cubana, por calidad o seguridad personal. El dictador es un ser humano con tiempo de vida limitado, como todos. A cada quien le llega su hora, le llegó a Hugo Chávez y a Fidel Castro. Entonces, está claro que Ortega tiene sus días contados, ya por muerte, o por incapacidad para gobernar o porque la justicia lo alcanzará en su momento, como a todos que integran su sistema criminal contra el estado de Nicaragua y los derechos humanos. 2 El presidente dictador desde hace algunos años tiene reducida su capacidad de trabajo. Es natural, que con el avance de la edad se vayan minando paulatinamente sus 170


Insurrección de las luciérnagas capacidades. Lo anterior, fundamenta el actual protagonismo y poder acumulado personal y familiar de la Murillo, que además de controlar el estado, es la propietaria absoluta del actual FSLN. Jamás existió una mujer con tanto poder en Nicaragua, y probablemente en América Latina. Su ascenso inició en el año 1998, a raíz del caso de Zoilamérica, su hija a quien maldijo y dio la espalda en esa ocasión, no por amor a su hombre, sino al poder que tanto anhelaba. 3 Por supuesto, no es normal que el presidente de un país se ausente de sus funciones públicas, sin comunicación alguna explicando sus razones, por casi un mes. Por tanto, es natural que la gente comience a preguntar y rumorar; en el caso de sus fieles partidarios a preocuparse de sobremanera. Su problema de salud es entendible, si es de gravedad la sociedad nicaragüense deberá resolver dicho infortunio. Es totalmente irresponsable imponer el secretismo como política de estado, en este caso y en todos, como si se 171


Henry A. Petrie jugara demencialmente a la clandestinidad dentro de la institucionalidad (¿democrática?). 4 La pandemia Covid-19. No confiamos en la información oficial, la pérdida de credibilidad en el gobierno está más que manifiesta, por tanto, en todos sus funcionarios. Un segmento mayoritario de la población ha tomado sus propias medidas preventivas; padres de familia del sector educativo, en un gran porcentaje, han desoído a las autoridades en su insistencia de mantener las clases, como si nada ocurriese en el entorno centroamericano y mundial. Por supuesto, algunas empresas han hecho lo suyo también. El cuido de la salud de los nicaragüenses no se puede seguir viendo desde la óptica de la fe, la superstición y del supuesto funcionamiento del sistema Ministerio de Salud - Comunidad - Familia, es cuestionable si nos damos una vuelta por esos lados. El poder ciudadano y sus gabinetes de salud es un sofisma. Total, estamos tan expuestos que a ciencia cierta desconocemos cuál es la real situación de Nicaragua con relación al Covid-19. Somos un pueblo en contacto con el mundo; hemos viajado a países en fecha de contagio 172


Insurrección de las luciérnagas propagado, como el señor Osiel Herrera, muy amigo de Camila Ortega, lo que nos da luces de una realidad subterránea, de la que solo después nos daremos cuenta. 5 Pero, ¿qué sucedería si el presidente dictador muere?, pregunta que se deberían hacer sus fieles partidarios desde hace rato. ¿Realmente la Murillo se confirmaría como sucesora natural? El FSLN ha dependido de un liderazgo mesiánico, profundizado a partir del 2007; ante la desaparición de su líder cuasi religioso, no tengo dudas que este partido sufrirá un proceso de fractura inevitable, por la escasez de liderazgos orgánicos sólidos y representativos nacionales, capaces de articular a su militancia para el desarrollo de procesos políticos internos que lo lleven a una indispensable refundación. Murillo lo sabe, su liderazgo ha sido impuesto y en los años que lleva de ejercer el poder, no ha sido capaz de construirlo mediante acciones más allá de las correas institucionales del estado. Se verá entonces, enfrentada seriamente por los diversos grupos, movimientos o expresiones organizadas, existentes y que surgirán, reclamando su espacio con líderes también limitados en 173


Henry A. Petrie sus intereses inmediatos. Porque es una realidad contundente, la camarilla Ortega Murillo convirtió al FSLN en un complejo de mercaderes, corruptos, aduladores, tránsfugas políticos y en una feligresía que aún se creen el cuento de la revolución. Más allá de eso, está un profundo abismo de desactivados, alejados y quienes aún están por circunstancias obligadas o de sobrevivencia.

6 Como consecuencia del punto anterior, una vez desaparecido Ortega, la Murillo no tiene la capacidad ni la fuerza real, para liderar integralmente la reconstrucción de su partido, en el interés de continuar haciendo política en este país y representar a un sandinismo diezmado en sus valores históricos, fanatizado y vacuo de proyecciones estratégicas inteligentes. Por supuesto, Murillo sin su consorte, aliado y cómplice, estaría en condiciones políticas adversas, con sanciones internacionales en rigor y con acusaciones en su contra por haber ordenado, junto con su marido, el genocidio que no sólo incluye a los jóvenes estudiantes de abril a 174


Insurrección de las luciérnagas julio de 2018, sino también los asesinatos perpetrados a campesinos y comunitarios indígenas desde antes y posterior a la insurrección cívica azul y blanco. 7 En el vaivén de mensajes a través de la red, por un lado, anunciando la muerte del tirano y por otro, considerando la posibilidad o esperanza de que todo se trata de una estrategia de El Carmen y que aparecerá como el gran salvador (Chapulín Colorado), hay una gran verdad: El dictador es un enfermo crónico que ha tenidos crisis en distintos momentos, dicho antes; si está vivo o muerto no es lo importante, porque él como político revolucionario y honesto murió hace rato, desde antes de abril de 2020. Que aparezca después de Semana Santa como salvador (¿de qué?), no dejaría de ser parte de la demencia que ha caracterizado a este gobierno, dizque pueblo presidente, dirigido a su feligresía o tontos útiles. Vivo o muerto el dictador, no tiene honor ni gloria en su triste término. Salvador de qué, cuando lo suyo ha sido el embuste y la satrapía. 8 Vivo o muerto el dictador, la oposición política en sus 175


Henry A. Petrie diversas expresiones, debería fortalecerse sin demoras ni distracciones en sus mecanismos de coordinación, organización y comunicación. (Asunto en el que sigo insistiendo en mis posiciones como ciudadano, porque el pantano aún no se ha atravesado). La farándula es para bufones y charlatanes, no para políticos serios y responsables. Una cosa es comunicación y otra, burdas actuaciones de imagen. La lucha se hace de manera integral y desde todos los frentes posibles; los espacios deberían estar abiertos al compromiso de acabar con la dictadura y continuar con las acciones consecuentes, sin exclusiones ni paranoia. La autoridad y la imagen política se gana con autenticidad y criterio propio, con trabajo en el territorio, organizando, impulsando, empleándose a fondo y dejando al margen excusas “rosas” que solo los pone en el ridículo. Para ser líder, hay que tragar miedos, dejar a un lado privilegios y comodidades, lanzarse al charco a pesar de las consecuencias.

La lucha que está latente en Nicaragua no es plástica ni rosa. Vivo o muerto el dictador, la represión continuará igual o peor, porque al final de todo, el cadáver que está 176


Insurrección de las luciérnagas apestando es el sistema político establecido, donde ya resulta absurdo continuar hablando de democracia de manera hueca o recetaria. Habrá que joderse para construir un verdadero régimen democrático que funcione y perdure, que se actualice y renueve con todas las garantías posible, para que la corrupción general sea combatida y erradicada, que ponga muro al totalitarismo y a toda pretensión dictatorial, entre otros asuntos. Y todo esto requerirá de nuevos paradigmas educativos y culturales, a partir de nuestra historia, realidad y experiencia como nación nicaragüense. Vivo o muerto el tirano, nada cambiará si la lucha por la transformación sistémica nacional, no hace honor al sacrificio ya brindado por el pueblo en general; por los campesinos, indígenas y los estudiantes, en particular. Vivo o muerto el dictador, hay que derrocarlo.

Managua, 5 de abril de 2020.

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Henry A. Petrie

La dictadura es un complejo de sistemas En política, desconocer a qué o a quién se adversa; descuidar su nodo estratégico; no ubicar con exactitud sus ramificaciones orgánicas y operacionales; subestimar sus capacidades y potenciales, es exponerse a señuelos y hologramas, a acciones divisorias y neutralizantes. Bajo estas circunstancias, el fracaso de cualquier emprendimiento político está asegurado. Se enfrenta a una dictadura, no a un hombre, a una pareja o a una familia. La dictadura orteguista es un complejo de sistemas de poder articulados. Reconocer esto es básico, para calibrar expectativas y dimensionar en su justa medida el desafío. La familia Ortega Murillo es el primer núcleo de poder, con ascendencia en determinados campos de acción. Sus máximos exponentes: el patriarca-caudillo: símbolo inmaculado del FSLN, y la matriarca-controladora: impostura del amor y la espiritualidad. Pero, ningún elemento de la familia asegura la continuidad del poder, que empieza por erigirse en líder cohesionador del partido, incluida la matriarca. Dicho complejo dictatorial es extractor de riquezas y 178


Insurrección de las luciérnagas funciona para someter a la sociedad nicaragüense, implementando diversos métodos que van, desde los blandos hasta los violentos. De su matriz estratégica se desprenden tres importantes afluentes: el populismo, la manipulación de símbolos religiosos y el desarrollo capitalista nacional, en alianza con el gran capital, cuyo propósito ulterior es la creación de una nueva oligarquía. Esta, en tanto expresión «socialista», estaría llamada a desplazar la estructura económica tradicional, pero con la misma esencia del capital. Los diversos sistemas que hacen a la dictadura orteguista, se han tragado la institucionalidad de Nicaragua. Ortega, desde el primer momento de su nuevo ascenso al poder (2007), controlado por Rosario Murillo, se dedicó a la construcción de un modelo político que se correspondiera con sus aspiraciones absolutistas. El carnaval y la mascarada, el colorido festivo y las plegarias cotidianas, brindarían un efecto holográfico de bendiciones y prosperidad. El juego de la pluralidad política aseguraría, desde la matriz estratégica, no el desarrollo y consolidación de la democracia, tampoco de la instauración del partido único tradicional, sino la entronización de un poder omnímodo que trasciende partido e ideología, con un ídolo creador, 179


Henry A. Petrie respaldado por diversos sistemas, fuerzas y mecanismos de estado y de movilización social. Los partidos políticos que en su momento entraron en alianza con el FSLN, más útiles por sus siglas que por votos cautivos, fue la expresión de una oferta atractiva que los implicó en un sistema prebendario y cómplice, sin ceder cuotas de poder significativas. Se trató de otro holograma que jugó al mercadeo de intereses. La dictadura, entonces, se ha servido de la política criolla. Sin estancarse, ha dividido y captado elementos representativos (transfuguismo político), porque su lucha no es ideológica, sino por la concentración de poder en supuesta representación del pueblo, de los trabajadores y campesinos. De ahí que los sindicatos y las organizaciones sociales bajo su influencia y control, tengan funciones específicas en este sentido. Pero no bastaba lo anterior, hubo necesidad de capturar y subordinar a los poderes del estado, cada uno por separado y a la vez, articulados en la matriz estratégica. La infestación es total en las instituciones judicial y electoral; en las instituciones gubernamentales, si bien están minadas, existen numerosos empleados que serán la base del rescate de sus verdaderas funciones, libres de 180


Insurrección de las luciérnagas exigencias partidarias. La correlación de fuerzas en el legislativo (diputaciones), siempre será relativa y circunstancial a cada sufragio; no así en sus áreas administrativas y de apoyo parlamentario, totalmente copadas por el orteguismo. Entonces, no bastará con sacar al dictador de su trono, tampoco a los magistrados en cada poder y a los principales funcionarios de los ministerios; la operación debe ser quirúrgica, inteligente y paciente para sanear dichas instituciones, rescatando el espíritu y la letra de la ley. Otros sistemas de poder que hacen la dictadura, son los altos mandos del Ejército de Nicaragua y la oficialidad más cercana; por el lado de la Policía Nacional, toda su jefatura, su escalón de mando nacional y direcciones. En los dos últimos años, ha quedado demostrada la obediencia ‒hasta vergonzosa‒ de estos señores al caudillo partidario, con quien comparten vínculos históricos y cuasi familiares. Aquí, el pacto de sangre es tan férreo como aquél establecido, entre 1967 y 1974, por insurgentes en prisión. La limpieza de estas instancias comprometidas con la dictadura y muy implicadas con sus crímenes de lesa humanidad, debe ser contundente. 181


Henry A. Petrie El conjunto de empresarios orteguistas, cuyo agrupamiento inició en 1990, más la dirigencia aristocrática sindical, testaferros y extractores de recursos naturales, se han constituido en la nueva oligarquía de Nicaragua, que en un tiempo actuó armoniosa con la oligarquía tradicional. Es un complejo dentro de otro. Además de amasar riquezas propias, sirve por gratitud a los intereses del nodo dictador. Es una base importante para echar andar proyectos estratégicos. ¿Cuál es el objetivo supremo de una dictadura? El poder absoluto, prescindiendo del ordenamiento jurídico de la sociedad. La concentración de poderes del estado y el amarre de las fuerzas armadas es sustancial para cumplir con este propósito. Una dictadura necesita dominar, controlarlo todo, por esta razón crea los sistemas, organismos y mecanismos que se lo garanticen. Es importante tener muy en cuenta, que esta generación de jóvenes, el pueblo todo, se enfrenta a una dictadura más orgánica, estructurada, expansiva y poderosa que la somocista. Su capacidad de alcance es superior, favorecida por el crecimiento del estado.

Dicho lo anterior, es importante identificar tres fuerzas organizadas y financiadas desde el nodo de poder de la dictadura, que actúan en la línea de «golpear, penetrar y 182


Insurrección de las luciérnagas contener» en cualquier dirección que se les ordene. Debo recordar que, la decencia, la honestidad y la ética, no son cualidades de quienes no entienden la política como oportunidad de servicio público, sino de enriquecimiento ilícito. Las fuerzas de choque son extensiones represivas de la dictadura; ya las hemos visto actuando. Sirven para contener, disuadir y disolver manifestaciones inconformes o de protesta social. Están integradas por orteguistas fanáticos y virulentos, de alguna forma recompensados por su labor. Los comandos (o kaibiles), integrados por fieles con preparación en inteligencia militar y operaciones especiales, incluida la droga. La mayoría de sus acciones, cuando son del conocimiento público, se anuncia como delincuenciales. Ejemplo: asesinatos a líderes campesinos en el centro y norte del país. También fue una acción comando el asesinato de Carlos Guadamuz Portillo (2004). Y la gran incógnita: ¿fue realmente suicidio el de Alexis Argüello (2009)?

Los enclaves territoriales (o colonos) son agrupaciones destinadas a territorios de las comunidades indígenas en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte, articuladas 183


Henry A. Petrie con los extractores de recursos para el cumplimiento de sus propósitos económicos, apoyados por el Ejército de Nicaragua. Los territorios afectados cuentan con abundantes recursos naturales. Mayagnas y miskitus han sido víctimas de sus invasiones y acciones bélicas. Dentro de este mismo concepto, se han activado a grupos «Toma tierras» para castigar o dañar a empresarios y productores rebeldes. No son expresiones espontáneas. Así como las fuerzas de choque y los comandos, son sistemas operacionales con misiones diferenciadas. Ningún secreto estoy revelando, tampoco lo invento. Sencillamente es un recorrido necesario, para reafirmar que acabar con la dictadura no es solo expulsar del asiento presidencial al dictador, a su consorte y camarilla más inmediata, puesto que estamos ante un complejo de sistemas que, a la fecha de hoy, han garantizado el funcionamiento y expansión de su poder, que debe ser combatido y erradicado, con particular énfasis en sus expresiones corruptas y criminales. La estrategia y el programa a implementar, debe contar con respaldo internacional integral y decidido. La acción primaria y determinante es el sufragio, para lo cual, la oposición tendrá que prepararse y organizarse lo mejor que pueda. El triunfo electoral apenas será el principio de una larga 184


Insurrección de las luciérnagas lucha por delante, aún más compleja que la anterior. La oposición tendrá que sacudirse el sectarismo, visión inmediatista y su mercantilismo. En el trayecto, habrá nuevos conflictos que se deberán enfrentar con sensatez y madurez política. El germen divisor siempre estará latente, el orteguismo no habrá acabado y continuará actuando. Pero no solo, el egoísmo y la tendencia fraccionaria, es un enemigo interno más peligro que el externo. El camino hacia una nueva democracia, más allá de la pluralidad de partidos políticos y del sufragio, no será fácil. De ahí, pues, la necesaria emersión de un liderazgo policéntrico que garantice unidad y acción.

Managua, 9 de abril de 2020.

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Henry A. Petrie Managua, Nicaragua, 18 de mayo de 1961. Escritor. Autor de dieciocho libros de diversos géneros, entre literarios, sociohistóricos y políticos. Sus artículos han sido publicados en los diarios La Prensa, El Nuevo Diario y Hoy; un conjunto voluminoso de reseñas literarias fue publicado en La Prensa Literaria. Actualmente tiene su columna El Círculo en el cibermedio Nuevas Miradas. Historias sin filtro.

Como poeta y narrador ha sido incluido en antologías nacionales e internacionales, entre las más importantes se encuentran: InterCybercambio (Horizonte de Palabras, 2016); La generación del fin del mundo. Poesía centroamericana comprometida (Revista hispanoamericana de Cultura No. 29, 2013); Antología de teatro nicaragüense. Nuevos dramaturgos (FNC, 2011); El Güegüense al pie de Bobadilla: poemas escogidos de la poesía nicaragüense (García-Obregón y Palacios, 2008); Antología del minicuento nicaragüense (Horizonte de Palabras, 2005) y Muestra poética hispanoamericana del siglo XXI (Promoteo, España, 2005). Cofundador de Acción Creadora Intercultural (ACIC) y miembro del Consejo Editorial del cibermedio Nuevas Miradas. Historias sin filtro.


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