VACACIONES Ventura Calderón, Alexander Juan Ramón (201703336). Técnicas de Lectura, Facultad de Agronomía, Universidad de San Carlos de Guatemala, Guatemala.
Para todo sancarlista es de conocimiento universal que las vacaciones no comienzan en la Semana Santa, sino desde la declaratoria de huelga, propia de cada facultad. La temporada de descanso da lugar a diversas actividades que como estudiante se pueden acudir, casi siempre iniciando con lecturas de boletín, reyfeato y por supuesto que no puede faltar la fiesta de declaratoria. Gracias a esto tenemos aproximadamente 20 días libres, los cuales podemos usar a nuestro antojo. Desde que inicia el año se esperan con ansias estas fiestas, teniendo siempre altas expectativas sobre lo que pueda ocurrir. Es un momento de diversión entre amigos, además que te ayuda a socializar, conectándote con las demás personas del mismo recinto educativo dando inicio a nuevas amistades. Con la declaratoria de huelga de la Facultad de Agronomía, inició oficialmente mi temporada de descanso.
A pesar de estar de vacaciones, las actividades académicas continuaron. El lunes de dolores, como se le llama al lunes previo a lunes santo, nos dirigimos hacia Izabal, como parte de una gira de estudios del curso de Vegetación del Bosque. Guatemala es un país mucho más grande de lo que uno imagina. Sus paisajes son en gran parte montañas, por esta razón sus carreteras son muy sinuosas, se deslizan en las faldas de los montes conectando fincas, pueblos y ciudades. El camino se hace placentero gracias a las bellas vistas circundantes, pero claro, el momento de la siesta no falta.
Tengo la dicha de compartir salón con muy buenos amigos, lo que hace muy grata y divertida la convivencia. Nuestro recorrido hacia Izabal fue bastante largo ya que nos encontramos como mucho tráfico y manifestaciones en la ciudad, además de las paradas que solicitaban los compañeros, llegando a nuestro destino aproximadamente a las cuatro de la tarde. El primer sitio que visitamos fue la playa Punta de Palma, que fue el sitio ideal para relajarse y estirar las piernas luego de venir sentado durante todo el camino. La paya estaba, literalmente, solo para nosotros. Pudimos disfrutar de un hermoso atardecer y refrescarnos en las aguas del Atlántico.
Tuvimos la noche libre, y a pesar que la disciplina durante el viaje fue demasiado estricta, logramos escaparnos del hotel un par de horas. Teníamos planeada una noche de excesos pero luego de reconsiderar la situación, decidimos relajarnos y visitar el malecón con una perspectiva más turística. Fue muy impresionante visitar, a la distancia, el muelle de una bananera muy conocida en el lugar. Es difícil dimensionar la grandeza de un barco de carga hasta que lo tienes en frente. La temperatura había descendido, y el reloj marcaba casi la media noche.
Al regresar al hotel esperábamos encontrar a todos en sus habitaciones ya dormidos, pero no fue así. Todo el salón estaba reunido formando un círculo en el centro del jardín, contemplando a la nada, lamentándose no haberse escapado aunque sea un par de horas para conocer un pueblo, que me atrevo a decir, era la primera vez que visitábamos. El día siguiente, con energías renovadas, nos dirigimos hacia el área protegida del Cerro San Gil. Nos recibieron de forma muy amena, hablándonos un poco sobre el área y mucho sobre la importancia de la conservación y nuestro papel como futuros administradores del recurso natural de nuestro planeta. El recorrido fue bastante agotador, ya que el sol se acercaba a su cenit, y teníamos que subir hacia la parte alta del cerro. Además nos dieron un recorrido académico exclusivo en la zona núcleo, donde el resto de turistas no pueden acceder. Aunque nuestra caminata estuvo acompañada de caídas, lodo, raspones, espinas, sustos por la fauna, mucho sudor, pero sobre todo muchas risas; valió totalmente todo el esfuerzo. Nuestra motivación a continuar caminando, era que nos dijeron que al final del recorrido se encontraban unas piletas naturales con cascadas donde podríamos refrescarnos. Formadas naturalmente por el impacto del agua cristalina, se encontraban las cascadas y las piletas, donde sin dudarlo corrimos hacia ellas. Sin apenas desvestirnos, nos lanzamos hacia el agua helada, donde al escuchar los gritos y las risas, el resto del grupo procedió con mayor precaución e incertidumbre. El tiempo se hizo efímero, nadie quería retirarse del área, pero escuchamos la señal que alertaba que el bus se impacientaba por partir. El recuerdo del regreso es borroso, ya que gracias al agotamiento de la caminata, el sueño se hizo presente en el grupo y logró doblegarnos en toda la ruta.
El resto de las vacaciones fue más tranquilo. Creo que la intensidad de los primeros días drenó mi energía, la cual tuve que reponer el resto de días. Los siguientes días fueron de convivencia familiar. Estar en casa, ver muchas películas y comer. Comer mucho. No me considero un buen cocinero pero hay ocasiones en las que la suerte se pone de mi lado y sale algo rico. Se podría decir que en la cocina he tenido tantos éxitos como fracasos, pero que mi familia recibe con actitud positiva y a veces a regañadientes.
En mi familia se tiene la costumbre de no salir en la Semana Santa, debido a que es muy complicada la movilización, y la mayoría de lugares esta sobresaturado. En lo que menos pesamos, concluyeron las vacaciones. Las vacaciones siempre nos sorprenden, pues no sabemos que esperar, pero la realidad es que vivimos en un país encantador desde cualquier punto que se vea. Tiene muchas cosas que ofrecer, por lo que son inevitables los momentos de indecisión, pero con actitud positiva y mente abierta podemos sacar provecho de cualquier situación que se presente.