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INDICE
ARQUITECTURA Y CONTRASTE PERCEPCIONES DE UNA CIUDAD ENREJADA ENSAYO DE LA CIUDAD: “ALTERACIONES PARADIGMÁTICAS” FUTURO PRIMITIVO METRÓPOLIS O TECNÓPOLIS? PIEDRAS QUE TRANSFORMAN ARQUITECTURA HUÉRFANA ARQUITECTURA SIN DUEÑO EL VERDE NO ES UN COLOR GENOCIDIO CULTURAL LA SOSTENIBILIDAD NO ES UN SLOGAN LOGICAS DE LA COMUNICACION, CIUDADES VIRTUALES PELIGRO DE EXTINCION PLANIFICACION EFÍMERA REFLEXIONES EN ALTURA
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ARQUITECTURA Y CONTRASTE
¿Qué es lo que nos lleva a pensar que podemos vivir mejor si estamos encerrados? ¿Qué clase de utopía irónica es aspirar a habitar una cárcel para ricos? ¿Dónde queda la riqueza de las interrelaciones sociales y culturales? ¿En qué momento se perdió el concepto del valor humano? Una arquitectura pros tuida, comercial, emerge dando derechos o permisos para crear comunidades encerradas en sí mismas, sin importar el entorno, ni tampoco teniendo preocupación alguna de los espacios residuales que dejan a su alrededor. ¿Qué nos lleva a tomar decisiones apresuradas y egoístas? ¿La inseguridad, los catálogos sociales, la moda? ¿Cómo volvemos el empo atrás cuando nos damos cuenta de que la vacuna contra los males de la sociedad resulta en un potenciador de los mismos? Dentro del muro todo pretende ser mejor: la tranquilidad y el bienestar son la premisa principal. Se plantea una micro-ciudad capaz de abastecerse a sí misma. Existen en funcionamiento escuelas, restaurantes, parques depor vos, centros comerciales, y otros servicios para el sustento de los habitantes, que no necesitan salir al “exterior” para desenvolverse. La seguridad privada funciona las 24 horas, velando por el sano desarrollo de las ac vidades co dianas que se llevan a cabo. Habitar esta micro-ciudad es toda una utopía hecha realidad.
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Fuera del muro, quedan restos de lo que alguna vez fue “el campito” de la generación que nos precede, donde se realizaban ac vidades al aire libre que dejaron impreso su recuerdo hasta el día de hoy. Ahora este espacio se ve reducido a nada, limitado a ser el lugar “detrás de”. Las familias sin lugar recogen material de las calles, de los basurales, de los restos de obras en construcción, y los traen a este espacio para construirse una precaria vivienda donde poder sobrevivir. Sin servicios y con déficit habitacional, sumado a la contaminación de un lugar que es u lizado tanto para vivir como para arrojar basura hacen de éste un lugar no deseable. Una completa distopía hecha realidad. Este espacio restante sufre una doble patología. En primer lugar, la condición de resto que limita en cuanto a las posibilidades de transformación y crecimiento, y, en segundo lugar, un contraste que amenaza imponiendo una comparación entre los habitantes de la nueva comunidad y los habitantes de “detrás del muro”. Entonces surge la pregunta: ¿esta nueva comunidad encerrada se aísla del mundo o aísla al mundo de la comunidad? Para los de afuera, el muro es paisaje y entorno, tan frío como suena. ¿Cómo contrarrestar este efecto “muro paisaje”? Para los de adentro, ese límite desvirtúa su función protectora. Paradójicamente, el muro funciona como un cartel luminoso, transformando estos barrios privados en un verdadero foco de atención para que aquellos que buscan las pertenencias ajenas sepan hacia dónde dirigirse. Es necesario reflexionar sobre dis ntas cues ones. ¿Cómo retroceder o anular el efecto de las decisiones apresuradas que llevaron a esta pseudo-urbanización? ¿Cómo tratar con esta patología de la ciudad? ¿Cómo trabajar en un espacio con alto potencial para el crecimiento de la ciudad, no sólo por situarse, generalmente, en la periferia, sino también por el valor del espacio en sí mismo? ¿Cómo actuar considerando las posibilidades de reac vación social en un si o de tanta vulnerabilidad? ¿Dónde están las propuestas culturales, de vivienda, de educación o de recreación, y tantas otras posibles respuestas a los problemas que sufre la ciudad?
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PERCEPCIONES DE UNA CIUDAD ENREJADA
Algunas ciudades del mundo se encuentran atravesando procesos de transformación en su vida urbana, en parte por la pérdida de espacios públicos tras operaciones desarrolladas por los estados municipales. La restricción de usos derivada de ello conduce a una pérdida de pertenencia y empoderamiento por parte de los ciudadanos. Si tomamos como idea de par da que los espacios públicos son el espacio donde se establecen y desarrollan las relaciones sociales, dependiendo de cómo se configuren y vinculen con los demás elementos de la ciudad, la incorporación de elementos de cierre y control sobre ellos puede alterarlos significa vamente y modificar los modos de comprender el paisaje urbano y sus relaciones. El simple hecho de cerrar un espacio público mediante una reja puede ser u lizado como un signo por parte del estado, buscando transmi r un falso mensaje de seguridad y control. Este acto despoja a esos lugares de su condición primordial de libre uso y apropiación co diana, al intervenir directamente sobre su apertura y disponibilidad a la comunidad, sobre el fluir por las calles, y la indefinición de sus límites. Se convierten así en espacios anónimos, administrados por alguna en dad invisible que abre o cierra las puertas, imponiéndonos nociones de limitación espacial y dejándonos ver lo que pasa, al mismo empo que nos establece un estar adentro y un estar afuera claramente diferenciados.
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Desde el lado de afuera, la sucesión de los barrotes que componen la reja rápidamente se convierten en un muro que nos impide par cipar, al menos con una mirada, de lo que sucede en ese adentro confuso, dejando como única alterna va caminar; una tensión hacia delante sin la oportunidad de encontrar un lugar para hacer una pausa, sólo seguir en la misma dirección. Si nos detenemos, veremos al otro lado grandes superficies de espacio anónimo y desér co, que supuestamente pretende invitarnos a pasar por alguna recóndita puerta. Al encontrar alguna de esas puertas si está abierta, podemos ingresar en ese gran escenario está co, contenido y controlado, limitado y estancado por una barrera que le impide fundirse con el resto de la ciudad; el lugar público pierde su personalidad, cayendo en un anonimato producto de su forzado nuevo carácter introver do. Desde ahí dentro sólo nos queda contemplar el ir y venir de cientos de personas, en uno y otro sen do. Las ciudades, y los ciudadanos, deben recuperar sus espacios públicos aptos para la par cipación y recreación en su máxima expresión: libres, abiertos y accesibles a la totalidad de la comunidad; mixtos, híbridos, lugares de intercambio, que no estén gobernados por la desconfianza sino por la inclusión, retomando su valor central en la construcción del desarrollo urbano.
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ENSAYO DE LA CIUDAD: “ALTERACIONES PARADIGMÁTICAS”
Si tenemos que pensar en una ciudad, seguramente nos es fácil generar una imagen en nuestra mente, porque nuestro subconsciente cargado de preconceptos se guarece en lo conocido para concebir lo imaginario. Pero si a esta imagen, contundente en lo volá l, debemos darle una significación, su desarrollo se desvanece en la dificultad por lograrlo. Es por eso que, para precisar la ciudad en la que nos vemos comprendidos y a cuál dirige el rumbo mi visión de arquitectura, es menester conceptualizar a la ciudad como una serie de ondas en el empo, donde cada elemento arquitectónico es una curvatura en el espacio que oscila entre pasado, presente y futuro de la misma. (1) Supongamos una cuerda de tamaño finito donde sus extremos sean controlables. La palabra “ciudad” representará movimientos aleatorios. A los ejes X y Z los denominaremos “sociedad” y las fuerzas de tensión en el eje Y serán denominadas “estado”, mientras que la palabra “campo”, entendida como ausencia de ciudad, estará sujeta a un punto o puntos está cos en el espacio. (2) Para comenzar, designemos los extremos de la cuerda como “campo”. El resultado obtenido será una cuerda está ca sin oscilaciones y de carácter homogéneo sin presencia de ciudad. Ahora supongamos un “estado” constante, sin movimientos en el eje Y, con movimientos en la “sociedad” en los ejes X y Z, produciendo una rotación. Obtendremos dis ntas ciudades monótonas y sin frecuencia que se diferencian por su amplitud según la tensión del “estado”. Si planteamos una ausencia de cambios en la “sociedad” y un “estado” que varía sus tensiones, producirá oscilaciones constantes con picos máximos y mínimos predecibles y repe vos. (3)
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En la mayoría de las ciudades contemporáneas vemos variaciones simultáneas de todos los factores mencionados anteriormente, cambios en el “estado” y en la “sociedad”. Como resultado obtendremos oscilaciones discon nuas que se contrarrestan entre un extremo y el otro, con puntos de tensión crí cos capaces de producir roturas en la cuerda. En este caso, no existe homogeneidad, pero tampoco un control de los sucesos. En úl ma instancia, llamemos a un extremo “campo” y el restante quedará definido por las oscilaciones de la “ciudad”. El suceso arrojado será una oscilación de la cuerda con variaciones de intensidad en toda su longitud, incrementándose en su límite tendiendo a “ciudad” y disminuyendo en su límite tendiendo a “campo”. Las oscilaciones pueden ser observadas con mayor precisión y controladas con mayor facilidad en uno de sus extremos (campo). (4) Si nombramos “campo” a los extremos y otros puntos de la cuerda y asignamos entre cada par de estos puntos oscilaciones “ciudad”, siendo todos diferentes entre sí los eventos que afectan a cada “ciudad”, podremos determinar sus oscilaciones y sus límites de una manera controlada y no homogénea. A mayor intensidad de los eventos, menor distancia entre los puntos “campo” y viceversa.(5) El modelo planteado hace evidente nuestra actualidad. Esta se ve reflejada en el suceso “ciudad”- “ciudad”, aseverando que el posicionamiento a favor de la fragmentación de las ciudades no debe caer en la homogeneidad de la sistemá ca constante en la que pueda llegar a incurrir un plan para llevarla a cabo. ¿Por qué no pensar un plan que tome en cuenta todas estas oscilaciones sin oponerse a ellas tratando de eliminar los puntos fijos, sin intentar llevar la “ciudad” al “campo”, ni el “campo” a la “ciudad”, sino fusionarlos generando un todo?¿Por qué no romper los límites que establecen las ciudades y pensar una ciudad más porosa, más abierta, donde se deje de pensar en periferias?
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FUTURO PRIMITIVO
¿Nunca te has detenido a pensar en un proyecto de forma que “pareciera no tener proyecto”? Aunque parezca absurdo, eventualmente es posible; e interesante observar que las respuestas que están más cerca de lo natural (en lugar de lo ar ficial), encajan casi de forma espontanea en la vida. Imaginemos que tenemos un problema complejo; buscaremos una solución sencilla (de hecho, lograr encontrar la sencillez es lo más di cil). Acercarnos a lo natural es apropiarnos de lo cercano, de lo que nos es posible alcanzar. Ese ejercicio de observación, entendimiento y desarrollo es de por sí una síntesis. Trasladándonos a la arquitectura, el arquitecto es aquel que ve la respuesta antes de formular la pregunta; una respuesta clara y concisa a un problema complejo, ya que detrás de esa aparente sencillez se oculta todo un proceso de apropiación y comprensión, que genera un vasto conocimiento. Creamos en la potencia y naturalidad de la sencillez. El gran dilema de los arquitectos cuando hablan de la sustentabilidad es no pensar un proyecto sin lo natural; en la actualidad un proyecto que no sea sustentable, no termina de encajar. Existe además en ello una belleza, la de la intervención justa. Imaginemos un lugar virginal y hermoso, en el que debemos intervenir. Nuestra estrategia de aproximación al proyecto puede verse en una divergencia; la de potenciar ese paisaje, o producir un contraste o ruptura con él. Probablemente la primera intención sea mucho más complicada de lograr, siendo la más humilde.
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Arquitectos como Eladio Dieste o Sanaa (entre otros), son capaces de hacer arquitectura con “casi nada”. La su leza de sus proyectos casi se aproxima a lo arcaico, a lo espontáneo, como si hubiesen brotado de forma ligera y natural de la erra, y se hubiesen instalado en ella con una narra va clara y firme. En una entrevista, el arquitecto Rafael Iglesias explica que él busca “proyectar cosas”, las cuales, a diferencia de “los objetos”, no enen proyecto detrás. Toma como ejemplo una piedra y una silla; la silla es un elemento proyectado para sentarse, sin embargo, una piedra, que no ene intención detrás, si cuenta con la forma y dimensiones apropiadas, permi rá sentarse en ella y nos incitará a ello. “Las cosas” se perciben de forma natural e ins n va, y muestran en esa sencillez la belleza de la creación. ¿Cómo podemos aplicar esta idea ins n va, su l y primi va a la arquitectura? ¿Es posible proyectar arquitectura sin proyecto?
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METRÓPOLIS O TECNÓPOLIS?
Vivimos en una época en la que las redes y las tecnologías son factores determinantes del desarrollo, como lo fue para la revolución industrial la producción seriada. Las empresas antes líderes en manufacturas y producción de objetos tangibles, viran hacia la producción de artefactos para lo intangible: el gran poder de la red social. Hoy en día es imposible pensar en no tener un Smartphone cerca de nosotros, en no estar conectados con diferentes partes del mundo y no consultar cualquier cosa que precisemos en internet. Estas formas de comunicación son producidas por las empresas que son líderes en el mercado y, por tanto, también son las que mueven el mundo. Uno de los temas centrales del urbanismo desde fines del siglo pasado pasa por el crecimiento de las ciudades y hacia donde esto va tendiendo. Koolhaas en su libro Delirio en Nueva York habla de las grandes metrópolis que con enen esos rascacielos enormes que albergan a 6000 almas, en donde deja asentado que un edificio puede ser una ciudad que está dentro de otra, la gran metrópolis. Dichos rascacielos pertenecían a las corporaciones, y tendían a devorar a las ciudades, desplazando a los más pobres a la periferia. Esta reflexión de Koolhaas hace 30 años: ¿Cambió debido a las nuevas tecnologías? ¿Hacia qué modelo de ciudad estamos yendo? ¿Es posible que las nuevas formas de vivir y las nuevas corporaciones cambien el paradigma de las ciudades y metrópolis?
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Estas cues ones pretenden ser disparadoras para empezar a pensar en las nuevas metrópolis que se están generando en este mismo momento, como por ejemplo el caso de Sillicon Valey, una zona en donde las empresas que mueven el mundo han puesto sus ojos y están construyendo sus pequeños mundos. Éstas han cambiado la forma de trabajar de sus empleados: trabajan por plazos y no por horas, enen todos los servicios y ac vidades dentro de la empresa para que cada uno pueda escoger a qué hora trabajar, comer, dormir, ejercitarse, jugar, etc... Existe en ello una semejanza explícita con la ciudad industrial, cuando las compañías construían sus factorías en la periferia, al empo que las casas de los trabajadores, para asegurar su cercanía al entorno fabril, salvando las distancias en cuanto a evolución tecnológica, salubridad, independencia o calidad de vida. Si consideramos como el inicio de nuestra era la industrialización (y, por tanto, el capitalismo), ¿tendemos hacia una ciudad comandada totalmente por empresas?, ¿es posible que las empresas comiencen a fundar ciudades-estado independientes? Así como Koolhaas habla de los grandes edificios de Manha an nosotros hoy podríamos hablar de las nuevas ciudades comandadas por las corporaciones, que no necesitan de un estado, ya que cuentan con su propio manejo del capital económico y humano. ¿Cuál será rol del arquitecto al diseñar una ciudad para una empresa?
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PIEDRAS QUE TRANSFORMAN
La sociedad ha estado siempre acompañada de alguna forma de expresión ar s ca. Desde que el hombre es hombre ha intentado expresar sus percepciones, sus sen mientos y su entorno, comunicándolo de diversas formas. El mundo del siglo XXI se encuentra saturado de “artefactos”, objetos que aspiran al estatus de arte. Hasta mediados del siglo XX se consideraba arte aquellas obras con la capacidad de comunicar algo sin necesidad de explicarlo. A par r de este punto, la necesidad de crear algo nuevo marcó una tendencia a producir obras que no fueran capaces de expresar algo por sí mismas sin la necesidad de una retórica. Paradójicamente, diversas corrientes, aquellos fuera de la academia, buscaron luchar contra esta tendencia creando más objetos, los cuales no pudiesen ser catalogados ni como técnica, ni como arte, sino como una revolución de lo existente. Análogamente desde la arquitectura se busca cambiar lo preestablecido, generando nuevas posibilidades. Si observamos desde esta óp ca, de la misma manera que estas corrientes buscaron cambiar la visión que se tenía sobre qué es arte, la arquitectura busca cambiar la idea de lo que es la ciudad; haciéndonos pensar si lo que tenemos actualmente y hacia dónde nos dirigimos, es la opción correcta.
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Mientras caminaba por mi ciudad, La Plata, la cual fue completamente planificada desde su inicio, con una estructura perfectamente re culada, de manzanas pensadas y ejecutadas casi sin variaciones, me preguntaba: ¿Por qué se resuelven todas iguales? ¿Por qué se ende a pensar que la extrema regularidad, ese 120 x 120, las hace correctas? No hay nada en la naturaleza que se organice de una manera tan definida, pero nosotros tratando de tener control hemos creado una ciudad rec línea hecha para el automóvil, no para las personas. ¿Es la mejor solución aceptar las reglas preestablecidas como lo defini vamente correcto para resolver los edificios, el transporte y la comunicación? ¿Y para los que vamos a vivir la ciudad? Si analizamos otras ciudades fuera de la lógica occidental, vemos ejemplos como Tokio, que generan la ciudad a par r de un sistema de células independientes entre sí, capaces de replantearse a sí mismas. Un ejemplo de hiperdensidad, capaz de ajustarse a los requerimientos de ciudades contemporáneas, de una manera mas orgánica. Otra cues ón dentro de lo preestablecido hace foco en cómo se organizan las manzanas. Imaginemos la ciudad desde el aire. Los edificios se vuelcan sobre las calles como si de altos muros en una cárcel se tratasen, mientras dejan tras ellos verdes centros de manzana, enormes espacios marginados, sin uso ni humanidad. ¿Serán estos edificios esos “árboles que no te dejan ver el bosque”? Al igual que existen otras formas de organizar la ciudad, pensemos nuestras manzanas de manera abierta, rompamos los muros que nos limitan, redefinamos el espacio público, desplacemos los verdes centros de manzana al exterior y definamos una ciudad que esté pensada principalmente para las personas y no para los vehículos. Esto es la Arquitectura, la técnica, la ciencia, el arte de colocar piedras y definir espacios. Espacios que son capaces de transformar edificios, edificios capaces de transformar manzanas, manzanas capaces de transformar ciudades, y es que la Arquitectura no son más que piedras que transforman. Así que ahora, ¿Cómo vamos a romper lo preestablecido y transformar la ciudad?
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ARQUITECTURA HUÉRFANA
¡Compre la casa de sus sueños! ¡En sólo unos pasos usted podrá configurarla a la medida de sus necesidades! ¡Se la llevamos a cualquier parte del país! ¡Diseños exclusivos! ¡Tenemos su hogar ideal! ¡Casas Premium! ¡Increíbles descuentos esta semana! ¡Elija la línea y el modelo que más se ajuste a sus requerimientos! ¡Promo 2x1! ¡Arquitectura minimalista con envío gra s a todo el país! Abundan los slogans de vendedores de casas modulares prefabricadas. Todo está previsto. El sistema construc vo es óp mo en empos y en costos. La producción en serie permite tener el proceso construc vo de cada vivienda muy estudiado y nada se puede escapar de su control, y esto es realmente bueno. Las viviendas se pueden configurar para 1, 2, 3 dormitorios, 1, 2, 3 baños, 1, 2, 3 cocinas, 1, 2, 3 comedores, 1, 2, 3 etcéteras. Los beneficios de este sistema son muchos y parece ser la mejor alterna va para conseguir una vivienda propia, considerando la situación económica actual. El catálogo disponible incluye una can dad considerable de variantes, cada una con sus dis ntas configuraciones. Incluso, dentro del catálogo, está su hogar ideal. El lugar de implantación, como condicionante o como informante, se ve marginado. Se puede ubicar en cualquier punto del país. Llega el camión a des no, se descargan las dis ntas partes de la casa, se acomodan, las encastran, colocan las terminaciones, y con algunos detalles más la vivienda está lista para ser habitada. No hay acepciones ni referentes en cuanto a la orientación, la luz, los vientos, la escala, la ocupación del suelo, el aprovechamiento y la apropiación del terreno. Se debe olvidar la cultura, las costumbres, todo.
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Claramente el problema no está en el sistema construc vo ni en la producción en serie. Nuevamente, esto es realmente bueno. No hay desacierto en la búsqueda de un control riguroso de los procesos, pero el error se evidencia cuando la producción arquitectónica se ve tergiversada por conceptos de la industrialización aplicados de forma inadecuada. La concepción de una máquina de habitar implica la producción en serie de la misma, dejando de lado los problemas y/o situaciones específicas y sugiriendo la imposición de un modelo, en términos de diseño. Como resultado surge una arquitectura huérfana, que en algún momento fue adoptada por la industrialización para mejorar sus procesos, pero luego sufrió el abandono, debido a la incapacidad de ésta para abordar dichos problemas. A pesar de esto, no podemos reclamar de ella la necesidad artesanal de la arquitectura, ya que no está en su naturaleza. Ahora, ¿qué significa la imposición de un modelo? Significa que prevalece una respuesta frente a una pregunta no formulada. Se traduce en la victoria del individualismo. Se presenta como un reflejo del au smo social que hay en la actualidad. Exactamente eso. Pretende la concepción de un modelo de vivienda au sta, cerrada a es mulos externos. La misma funcionando en cualquier contexto, ya que en su propósito no está involucrado el mismo, sino, únicamente, los propios intereses. ¿En qué puerto desemboca todo esto? En una arbitrariedad idealizada, donde las cosas suceden porque sí, donde el concepto de habitar se transforma en el de consumir y donde la arquitectura se reduce a la suma de sistemas construc vos e intereses económicos.
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ARQUITECTURA SIN DUEÑO
Es preciso detenernos a evaluar cuál es nuestra posición actual respecto a la arquitectura. Si bien existen diversas realidades sociales, culturales y económicas que imperan sobre las ciudades del mundo, prevalece sobre ellas un aspecto que caracteriza al gran porcentaje del tejido urbano formal. Este aspecto es el de cons tuir arquitectura de la apariencia y no arquitectura espacial, es decir, su postura frente al espacio es representa va y no cons tu va. Esto implica que ene mayor importancia cómo se muestra un espacio y no cómo se vive. Dicha posición es a la que determino como hipocresía arquitectónica. Cada período histórico tuvo su pología predominante, cuya perduración en el avance del empo nos mostró cómo era la sociedad que la habitaba, o bien, qué aspectos eran más importantes por sobre otros. Si tendríamos que consensuar cuál es la arquitectura representa va de este período, probablemente no nos sería di cil pensar en la pología del habitar de mayor alcance, la vivienda. Esta arquitectura cargada de hipocresía logra reproducirse a nivel global gracias a las posibilidades que presenta la comunicación proporcionada por el avance tecnológico. En ella se puede observar la carencia espacial generada por la mo vación meramente comercial, que infunde un sen do tergiversado del habitar corrompiendo así su concepción esencial. Se establece como criterio de habitabilidad a la imagen que proporciona la obra, haciendo caso omiso a los aspectos que harán de la vivienda un hogar, es decir, es concebir la caja en la caja, en donde el fin es la caja interior pero la mo vación es adjudicada a la caja exterior. Con estos elementos podemos denotar que existe una arquitectura replicada sistemá camente no sólo en la apariencia sino en el concepto que se ejecuta como arbitrariedad espacial.
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Existe una enajenación en la condición primaria del habitar conducida por la metodología inmobiliaria, imponiendo un sen do inconsciente de egoísmo social, conformado por una sociedad que la sigue incrementando debido a su falta de discernimiento y desarrollada por una rueda que no solo los comprende como consumidores sino también como autores. Es necesario entonces, entender que lo privado es aún más social que lo público, sino, ¿Cuál es el fin de la arquitectura meramente inmobiliaria lograda actualmente, en donde lo importante es pertenecer a una pología que muestre a los demás su posición de consumo? ¿A quién responde la arquitectura cuando la misma se incorpora a través de catálogos? Caer en el delirio de creer que la arquitectura puede reproducirse en serie y venderse como espacio privado, como máquina de habitar, es el error primario arrastrado desde la revolución industrial, que en conjunto, arquitectos y sociedad no supimos apartar hasta nuestros días, generando en esta simbiosis la misma a la cual hacemos parte y crí ca. Si cualquier persona se asombra al presenciar edificaciones de civilizaciones anteriores, es per nente preguntarnos el por qué y reflexionar acerca del po de obra y sociedad que se está viendo. ¿Quién es dueño de las obras del pasado? Si fuese nuestro caso el que sufrió el paso del empo, ¿Qué estaríamos observando? Seamos conscientes de que formamos un pasado presente. A todos nos pertenece la arquitectura, pero nadie puede decirse dueño de ella.
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EL VERDE NO ES UN COLOR
¿Ciudades de sufrimiento o de oportunidades? Esto es lo primero que me pregunto cuando analizo una ciudad. Las ciudades y los centros urbanos de los países en desarrollo están creciendo a una escala sin precedentes. Hace 10 años, un 40% de la población del mundo, 2000 millones de personas, vivía en zonas urbanas. Esta cifra ha aumentado casi al doble de la velocidad que el total de crecimiento demográfico, es decir, a más de 2500 millones, lo que equivale a 5 nuevas ciudades del tamaño de Beijing cada 12 meses. Para 2025, más de la mitad de la población será urbana. Mientras que en Europa y América del Norte la urbanización tomo siglos, es mulada por su propia industrialización y el constante aumento de ingresos per cápita, en el mundo en desarrollo se producirá en el lapso de 2 o 3 generaciones. Es en muchos países, no la oportunidad económica lo que impulsa este crecimiento, sino las altas tasas de natalidad y la llegada de personas del medio rural, que huyen del hambre, pobreza e inseguridad. Es entonces el reto que se plantea desviar el rumbo de la urbanización hacia ciudades más verdes que ofrezcan oportunidades y esperanza. Pero ¿son nuestras ciudades capaces de esta realidad? Cuando uno camina por la ciudad no ve más que edificios, como muros que se ciernen sobre uno, y encierran tras ellos verdes centros de manzana, centros sin uso, sin vida, desperdiciados…
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Para lograr estas ciudades “verdes” y esperanzadoras, lo primero sería dejar de ver la ciudad como esta serie de muros, que se suceden y dejan pequeños parques y plazas verdes, dejar de hablar y diseñar edificios “verdes”, que por lo único que pasan realmente, es por el color usado a la hora de dibujarlos. Empezar a plantear una ciudad abierta, una ciudad capaz de crecer como crecen los árboles, sin limitaciones, heterogénea, donde el verde ya no sea solo el color usado para dibujarla, sino una realidad. Y pregunto entonces, si no es necesario también cambiar la forma en que se rigen las norma vas y reglamentos sobre los que se basan estas ciudades, replantearnos las limitaciones que nosotros mismos impusimos, y empezar a proponer ciudades más innovadoras, y no simplemente, maquinas gigantes, de las cuales formamos parte como si de piezas de un engranaje se tratase. Para esto, es necesario repensar todos los convencionalismos, las medidas predeterminadas, todas esas ideas que en la época de posguerra fueron las más necesarias, para el momento que se vivía. La llamada “máquina de habitar” no enen por qué seguir siendo la mejor solución ahora. Debemos pensar ciudades verdes, autosuficientes, abiertas, más desfragmentadas, que integren y den la posibilidad de incorporar nuevas tecnologías, nuevas propuestas, con capacidad de recuperación, sostenibilidad social, económica y ambiental, y dejar de usar el verde solo como un color.
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GENOCIDIO CULTURAL
¿Qué sucede cuando se quiere imponer una cultura? ¿Cuando se implantan(modifican) tradiciones? ¿Cuando se quiere forzar la imposición de una lengua que no es la propia? ¿Qué se pierde? ¿Qué se gana? ¿Que hace creer que existe una “cultura superior” a las demás? ¿Qué sucede cuando lo vernáculo se ve ex nto por lo extranjero? El colonialismo del siglo XVIII traves do de un fogoso nacionalismo llevó a la expansión de territorios y una forzosa imposición del control por parte de ciertas potencias europeas. A través del “artefacto” llamado “nación”, como lo denomina Anderson en su escrito “Comunidades Imaginadas”, nace un nuevo modelo hegemónico de control social. La Nación se presenta como una comunidad políca imaginada. Se imagina como soberana porque su concepto apareció en una época en la que la ilustración y la Revolución Francesa destruyeron “La gracia de Dios” como fuente de legi midad. Anderson estudia como los orígenes de la conciencia nacional surgen del “print-capitalism”, siendo la imprenta y la publicación de libros una de las primeras empresas capitalistas. Las lenguas vernáculas desaparecen o convergen en las lenguas de imprenta, que se conver rán en las futuras lenguas nacionales. Ahora bien, ¿Qué sucedió en (las colonias) África para que la masividad del capitalismo destruyera su esencia vernácula? Las poblaciones na vas se ven conmovidas desde muchos ángulos por la penetración imperialista. Cualquiera fuera la forma de trato para los na vos, el denominador común fue su consideración como seres inferiores, hecho que condujo a la segregación racial. Ciertas unidades culturales y lingüís cas son quebradas al ser impuestos los modelos europeos.
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En la actualidad África ha perdido muchas de sus formas tradicionales de vida. El imperialismo llevó a asumir que el desarrollo para los países colonizados debía suponer necesariamente una negación de su historia, el rechazo a sus tradiciones culturales y la adopción de las prác cas culturales occidentales. El impacto más dañino fue la profunda lesión de la psicología colec va: al punto de que la mayoría de los africanos tomaron verdades los mitos y men ras acerca de ellos mismos: su primi vismo, la carencia de historia propia, su lenguaje incivilizado, y todo ello como causa fundante del atraso. La pérdida de iden dad cultural se ve afectada por la permeabilidad a la adopción indiscriminada de todo lo extranjero. De que lo proveniente de las potencias económicas es “mejor”. Un ejemplo claro, entre otros como el de la adopción de un lenguaje extranjero, se ve en el cambio de los métodos construc vos. Debido a la creencia occidental capitalista que lo tecnologizado siempre es mejor, la arquitectura vernácula se desvanece en el olvido. Por “copiar” otra cultura, se u lizan materiales que no sólo no pertenecen al lugar, y se deben de importar, sino que por u lizarse en un clima diverso son “plagios” contraproducentes. A lo largo de la historia africana uno de los materiales más u lizados fueron el adobe y la paja, debido a sus grandes cualidades hacia el clima del lugar. ¿Qué hace que por querer imitar se implemente la chapa, o la construcción con tecnologías importadas porque se crea que es “superior”? ¿A qué punto se llega cuando se niegan las tradiciones por copiar indiscriminadamente? La mayor pérdida es su iden dad cultural, el genius loci, o espíritu de un lugar. Cada país ene su propio genius loci, su imagen única. Dicha imagen propia se compone de materiales locales se deriva de costumbres locales, técnicas que han sido traspasadas de generación en generación. Sin embargo, la arquitectura vernácula en la mayoría de los países africanos está desaparecida, siendo abandonada y reemplazada por materiales y técnicas occidentales. La pureza de una cultura y un con nente rico de historia y tradiciones se resquebraja y genera grietas en la sociedad. La “áfrica” pura se ve destruida por el paso del capitalismo y los países imperialistas. Indefensa, sólo le resta esperar sentada la desaparición de su pueblo.
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LA SOSTENIBILIDAD NO ES UN SLOGAN
Desmi fiquemos la sostenibilidad arquitectónica en las ciudades de La noamérica y sus contradicciones en la producción. Empezó a catalogarse como tal desde que se reconoció su valor comercial, volviéndose tendencia y motorizando diferentes emprendimientos inmobiliarios, aunque este recurso puso en evidencia la disociación de dicho concepto, por tanto, su ausencia en la producción tradicional. ¿Cuánto de arquitectura consciente o slogan publicitario hay en cada proyecto? Para evaluar la idea que ene cada profesional sobre el tema, debemos par r desde la formación académica. En la universidad podemos dar cuenta de que la sostenibilidad es enseñada y por tanto entendida como una “alterna va” a la producción arquitectónica, ausente en los planes de estudios salvo rara aparición como materia opta va o cursos externos. Esto representa una separación conceptual entre el proyecto arquitectónico y el sostenible, evidenciando que la sostenibilidad en la arquitectura es opta va y de acceso exclusivo (altos costos, para cer ficar un edificio sostenible “normas LEED” ya que se debe estar acreditado y capacitado a través de cursos o masters pagos). El resultado: generaciones de profesionales ejercen su labor insostenible, por ignorancia o conveniencia, la que se manifiesta de manera perjudicial en el espacio urbano: costos ambientales, inequidad social e inaccesibilidad económica. Como reflejo de dicha producción, que los receptores confundan su significado, ya que para la ciudad representa una plusvalía en proyectos de los que solo sale beneficiado el mercado inmobiliario y para la sociedad es solo una tendencia, una moneda de cambio por estatus social. Es necesario repensar los modos de abordar esta cualidad, no como oportunidad sino como necesidad, para el futuro de la habitabilidad urbana.
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La arquitectura es “sostenible” cuando traduce el medio con el que se relaciona a través de una respuesta superadora a la situación existente, mejorando la calidad de vida de manera responsable a sus des natarios, directos e indirectos: en beneficio de todos los ciudadanos. No es solamente la añadidura de tecnologías eficientes, o “Las tres R”, ya que no se garan za con cumplir con las normas LEED. La sostenibilidad se alcanza por el entre todos los tejidos que conforman a una ciudad: cultural, social, económico, polí co, produc vo, territorial, tecnológico, etc. Supongamos que un proyecto es sostenible desde lo produc vo, económico, tecnológico y “polí co”, pero no lo es en lo social y lo territorial. La contradicción se manifiesta en el espacio cuando el impacto del proyecto beneficia a unos y perjudica a otros. Es el caso de barrios privados en Escobar, Pilar y otros municipios rivereños, responsables de grandes inundaciones a par r de la destrucción de humedales sobre la rivera del Lujan. Las nuevas “Ciudades sustentables”, levantando su bandera por el cuidado del medio ambiente, comercializan emprendimientos con información distorsionada, negando el impacto que produce la antropización del rio y su entorno inmediato. También puede verse a través diversos emprendimientos inmobiliarios en barrios deteriorados, motores de fuertes procesos de gentrificación, afectando al tejido cultural y social. Trueque de “compromiso ambiental y produc vo” por negocio especula vo, en complicidad con las autoridades locales, para un sector de la sociedad que consume una construcción discursiva de la sostenibilidad. Es necesario que la arquitectura sea sostenible, una cualidad inherente al proyecto. Pienso que es un error su carácter opta vo, ya que es un deber que tenemos como profesionales concien zarnos y hacernos responsables del medio donde vamos a intervenir. La sostenibilidad complejiza y enriquece al hábitat humano, por tanto, la arquitectura debe ser obligatoria con fuerza de ley, así como cada habitante de la ciudad debe ser ciudadano y tener derecho a una ciudad sostenible.
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LOGICAS DE LA COMUNICACION, CIUDADES VIRTUALES
Claro está que la forma en la que vivimos hoy en día no es la de hace un empo. Y cuando digo de “hace un empo”, hablo de hace tan solo 10 años atrás. Estamos viviendo en un mundo en el que las pantallas dominan la mayor parte del empo y del día. Si prestamos atención, una persona, hoy, lo primero que hace cuando se levanta es apagar la alarma de su celular, luego checkear los mensajes, leer los diarios online. Entonces se levanta y prende el televisor, en donde mira nuevamente las nocias, el clima, el tráfico, entre otras cosas. Luego entramos en otra máquina, aún más aceptada con naturalidad hace años, que nos lleva hacia nuestros lugares de trabajo, que pueden ser ómnibus, autos o trenes, en donde estamos llenos de pantallas tanto adentro del recinto donde nos encontramos como afuera. No olvidemos que, si nos perdemos por esas casualidades, también tendremos el apoyo de un GPS en el celular que ene la capacidad de indicarte hacia dónde vas, en cuanto empo y cual ruta te conviene tomar para llegar lo más rápido posible. La mayoría de los trabajos están comandados por computadoras que ayudan a que nuestra labor sea lo más “eficiente” y “perfecto” posible. Seguramente me he quedado corto con la descripción mencionada, pero no viene al caso, ya que lo importante de todo esto viene a con nuación: ¿Qué po de sociedad estamos construyendo? ¿Cuál es el mundo en el que estamos viviendo? ¿Es un mundo virtual?
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En endo que existen diferentes medios de comunicación, tanto virtuales, como espaciales y estos pos de comunicaciones van aumentando sus posibilidades exponencialmente; Como ejemplos de los medios de comunicación virtuales, podemos citar entre otros a WhatsApp, que revolucionó el campo de la comunicación, como Skype, Facebook o Instagram. Estos medios enen la capacidad de ponerte en contacto con todo el mundo, en donde se expone permanentemente una parte (generalmente la que se quiere mostrar) de las vidas de los par cipantes, en donde “si no estás en estas redes sociales, entonces no existes”. Además, se puede interactuar con otros usuarios, haciendo video llamadas en donde puedes verte en empo real con alguien de cualquier parte del mundo sin tener que moverte del lugar en donde estás. Existe otra herramienta llamada google maps, en donde se archivan todas las partes (las que no están en conflictos) y uno puede consultar en ese mapa la ubicación de cualquier parte, hasta ver una aproximación de cómo es la calle gracias al street view, cual es el flujo de tránsito en empo real, entre otras caracterís cas. Esto permite que se pueda recorrer el mundo sin tener que moverme, con tan solo mirar una pantalla. Es una consecuencia de la realidad virtual el reciente invento de Elon Musk junto al estudio BIG, el hyperloop. Es una capsula que, está en contacto con las funciones de nuestros teléfonos celulares, podemos acceder a la misma que se va a mover desde nuestros puntos de referencia que elijamos y nos va a llevar hacia otros lugares que necesitemos con suma urgencia, este medio es compa ble con todas las vías de circulación que tenemos hoy en día (rutas, autopistas, calles).A diferencia del transporte habitual, esta manejado por una computadora y pretende ser bastante personalizado e individualista, lo que fomenta a esa interrelación de las personas mediante medios de comunicación virtuales. Entonces, ¿Que pos de ciudades tendremos que diseñar? ¿Cuál debe ser la tarea del arquitecto en esta sociedad en donde las pantallas nos “invaden” y no nos dejan ver mas allá de lo que tengamos en nuestras manos? ¿Tendremos que revivir la interrelación entre nosotros mismos como sociedad, cara a cara y no a través de una pantalla? Debemos reflexionar y no sacar conclusiones apresuradamente. Estamos en una etapa en donde los cambios se dan exponencialmente, a cada día que pasa, todo está más al alcance de nuestras manos y tenemos la posibilidad de decidir qué po de arquitectura queremos de acá en adelante. El rol del arquitecto pasa por construir el espacio en donde vivimos, y cada intervención arquitectónica está hecha y pensada en base a la sociedad y la cultura en la que vivimos, ¿Y si la sociedad no sabe que hacia dónde va es equivocado? la responsabilidad de los arquitectos como profesionales ¿Tendría que corregir de alguna manera el rumbo?
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PELIGRO DE EXTINCION
Muy lejos parecen haber quedado aquellas imágenes de los primeros años de la ciudad de La Plata, donde podía observarse un bosque cons tuido por grandes superficies verdes (mayor al doble de la superficie actual), con edificios e intervenciones puntuales, algunos de ellos hoy demolidos. ¿Somos conscientes del total de superficie de bosque que se ocupó? Hace varias décadas que el bosque se encuentra menospreciado, se ha conver do en el pa o trasero de la ciudad, el fondo, un lugar donde se ubica todo aquello que no se ha sabido donde implantar, lo que sobra, aquello por lo que no se han esforzado a encontrarle su lugar en la estricta cuadricula. Así fue entonces como el sector del bosque se ha encargado de absorber la falta de planificación urbana en la ciudad, pagándolo con su limitado espacio público. En el bosque encontramos desde facultades, clubes, dependencias municipales, provinciales, hasta un hipódromo. Todo junto compone un collage de ac vidades que podrían considerarse incompa bles. Todas ellas sin dis nción alguna, se encuentran hoy devorando por igual el mayor espacio verde de la ciudad, interpretándolo como si fuese una gran parcela vacante donde pueden operar libremente según lo demanden.
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Toda intervención parece posible. Se talan árboles, se impermeabilizan grandes superficies para estacionamiento privado, se construyen diversos edificios irracionales, se enrejan sectores con la excusa de brindar seguridad, se densifican estadios. De esta manera es como edificios mal resueltos, carentes de todo po de sensibilidad, se amontonan sobre los bordes del bosque y en su interior, conformando autén cas murallas que impiden la posibilidad de adentrarnos rápidamente en las escasas áreas recrea vas que aún sobreviven. ¿Cuánto queda realmente para uso público? En la imagen satelital se puede observar la silueta de lo que por algún empo fue la superficie del bosque, hoy invadida exponencialmente por todo po de construcciones. También pueden apreciarse las escasas áreas públicas de la actualidad principalmente en torno al museo y teatro del lago (hoy en día abandonado). El boque no es, ni jamás debió ser interpretado como aquel espacio vacante donde se puede construir según el antojo de las diferentes ges ones esquivando los debates implicados en resoluciones urbanas de mayor complejidad. El bosque debe funcionar como un área urbana integradora entre los barrios y par dos que lo rodean, capaz de permi r la asociación entre los habitantes. Un lugar apto para las ac vidades recrea vas al aire libre, un pulmón verde en una ciudad cada día más densificada y saturada de gris cemento.
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PLANIFICACION EFÍMERA
¿Qué pasa con la ciudad planificada que se va des-planificando a medida que crece? ¿Qué sucede cuando una ciudad crece y avanza en el territorio? ¿Cuándo supera sus límites? ¿Quién o cómo se determina ese crecimiento? ¿Hacia dónde avanzamos? ¿Hacia dónde crecemos? ¿Y hacia dónde no? La Plata fue diseñada y planificada hace más de un siglo para ser la capital de la provincia de Buenos Aires. Más conocida como la “ciudad de las diagonales”, y según rumores se cree que su inspiración nace en la “France- Ville” que describe el conocido escritor Julio Verne en su libro “Los quinientos millones de la Begun”. Teóricamente fueron construidas a través de las ideas del higienismo que comenzaba a tomar importancia en esa época. Esto implica un mejoramiento en las condiciones de salubridad para evitar el hacinamiento y la propagación de enfermedades y epidemias que venían cas gando los grandes aglomerados urbanos europeos como lo fueron el cólera y la fiebre amarilla.
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Con este bagaje ideológico se dispusieron a crear esta “ciudad soñada”. El trazado de la cuidad es una cuadricula que ocupa 25 km cuadrados. Tampoco se salvaron los arboles de la planificación. Se plantaron estratégicamente diferentes pos de arboles para diferenciar las calles, avenidas y diagonales. Una ciudad diseñada geométricamente para responder a cues ones higiénicas, de circulación, de apropiación, de orden. Pero que nunca se pensó más allá del cuadrado de 30 manzanas iniciales del 1886. Se diseñaron veredas, avenidas, árboles, pero nunca se pensó más allá del cuadrado de origen. Indiscu damente uno puede observar la mancha aérea del avance del crecimiento de la ciudad y definir el límite que presenta la circunvalación, y como las viviendas ajenas a ella se van dispersando en el territorio. Fuera de los 25 km2 no se consiguen dis nguir diagonales. Ni avenidas arboladas. Ni el tan premiado criterio de diseñar una plaza verde cada 6 manzanas. La falta de planificación urbana en nuestra ciudad, la ubica en peligro inminente de deterioro y destrucción de la calidad de vida en general, de su patrimonio cultural, edilicio y urbanís co en par cular. La excepcionalidad en las modificaciones urbanas en general, son meramente improvisaciones camufladas de legi midad, que no forman parte de una verdadera planificación urbana. El diseño de la estación de trenes, o de colec vos, dentro de uno de los centros más transitados de la ciudad. La no posibilidad de atravesar con facilidad los centros urbanos. La falta de diseño en plazas. El ancho de las calles que quedó relegado a un siglo pasado. Una suma de problemá cas que por falta de diseño a gran escala o de intervenciones públicas van degenerando la calidad de la “ciudad soñada”. La ironía de la ciudad planificada. Morir por falta de planificación.
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REFLEXIONES EN ALTURA
Ciudad sin planificación, edificios carentes de criterio y sensibilidad arquitectónica, áreas donde pareciera no importar escalas ni profundidades, donde un edificio enorme puede convivir al lado de una vivienda individual, filas de mampuestos que solo vemos como se van deteriorando con el paso del empo, donde muy rara vez solemos encontrar una delicada pero mínima ventana clandes na que nos permite “iluminar” y ven lar un ambiente. Así se presenta Buenos Aires bien conocida como La Ciudad de la Medianera. Muchas son las soluciones que se han propuesto para una ciudad, donde la falta de é ca y cohesión reflejan una condición de inconstancia, este es el resultado de que nuestra ciudad se fue construyendo al revés. ¿De dónde nace la intención de optar por la respuesta menos complicada sin tener en cuenta otras soluciones? La medianera es un punto de contacto y al mismo empo debe ser un es mulador de diversidad arquitectónica. Los edificios que están des nados a crecer en altura deben ser capaces de poder evolucionar con el empo sin necesidad de comprometer la calidad urbana del vecino. Lejos de afectar la calidad paisajís ca de la ciudad, estos mampuestos generan deficiencias en el medio ambiente. La ganancia de luz natural y aire puro es una men ra; son cues ones que quedarán sin resolver, pero que nos sirven a futuro para darnos cuenta de que las soluciones para este empo abarcan una profundidad mayor. La búsqueda de reinterpretar la medianera y dotarla de una flexibilidad con respecto a su vecina, ¿Por qué no proponerlas como un nexo? ¿Por qué no podemos tomarlas como elemento proyectual en lugar de solo querer recubrirlas con programas que niegan todo po de posibilidades? ¿Por qué siempre la respuesta la encontramos en un edificio en la esquina que tapa la úl ma medianera de la manzana?
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Se han generado edificios en altura con una cara totalmente inú l, desperdiciada, donde podemos apreciar grietas en los revoques, humedad, equipos de aire acompañando en las fachadas, pintura an humedad de diferentes colores, etc. Si bien encontramos algo de caos, también podemos ver crea vidad para resolver algunas de ellas, en algunos casos de forma anecdó ca. Podemos ver desde grafi s, murales ar s cos, encontramos una infinidad de carteles de publicidad y muchas veces se las u liza para expresar la condición en que nos encontramos. Pero ¿Qué pasa cuando esto se empieza a descontrolar y estos gigantes muros tapan los hitos urbanos de la ciudad? Es cierto que cuando la medianera aparece, se le busca como respuesta una placa para tapar esa cara ciega, generándole una nueva fachada. En otros casos le han sacado provecho edificios vecinos, donde esas caras opacas reflejan sol y además cortan un poco con esa imagen formal de la ciudad, pero esto no debe tomarse a la ligera. Tenemos la necesidad de entender nuestra ciudad y también de creer en el otro. Debemos resolver estos problemas de forma intelectual, haciendo de esto una reflexión y un reflejo de lo que queremos para la ciudad. Debemos dejar de pensar en el muro ciego, tenemos elementos que nos pueden ayudar a diseñar una ciudad más agradable. Tenemos la posibilidad de crear verdaderos vacios programá cos en altura que den lugar al paso del sol y de la luz, espacios donde podamos interactuar unos con otros, ganar visuales, generar una mejor interacción y así poner fin a otros problemas. Más allá de crear un nuevo diálogo en las futuras intervenciones arquitectónicas, seguiremos habitando entre medianeras; esta ciudad que nos recordará con el paso del empo su falta de planificación, pero que nos ayudará a amor guarla. Solo cuando el código deje de proyectar por nosotros, veremos ese cambio que tanto ansiamos.
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Todos los ar culos estรกn escritos y producidos por: Juan Verdaguer Aguerrebehere Carlos Brizuela Annalisa Giacomini Ismael Pre Juan Pablo Millan Sebas an Rodrigo Nicolas Giordano Yasmin Mayor
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