Ver Brasil a través de Colombia Vol.1

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Con una riqueza cultural importante Brasil, le ha dado vida ha per-

sonajes que rompieron limites y sentaron nuevas posiciones no solo artísticas sino culturales. Sus paisajes, su riqueza gastronómica y su cultura desde el descubrimiento hasta el presente, son espacios poco estudiados y faltos de imaginarios por parte de los Colombianos. Por estos motivos decidimos hacer esta publicación que refleja los imaginarios del Brasil a través del ojo y la sensibilidad colombiana. Gracias a expresiones escritas y gràficas publicadas en este primer nùmero

Ver Brasil a traves de Colombia.


crĂŠditos


Direcci贸n, edici贸n y diagramaci贸n Veronica Madrid-Malo Juan David Moya Delgado


Ă­ndice


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La Grarota Acuática. Ilustracion Por Quei Eich

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Imágenes de Brasil. Texto Por María Susana León Azula

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Ducumento del mundo Brasilero. Collage Por Judas

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Presentí a Brasil. Texto Por Juan Sebastián Fernández Gärtner


Garota Acuรกtica Quei Eich

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imágenes de brasil María Susana León Azula

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e·f Eran aproximadamente las 7:30 pm cuando Al querer escribir sobre Brasil, intento evocar llegó a visitarme mi buen amigo Felipe Simoni. con fidelidad las imágenes que mi memoria reciente pueda ofrecerme sobre viajes que despiLlevaba un año sin verlo, sin conversar con él ertan la curiosidad y que he tenido la fortuna de y sin compartir esos momentos de intercambio hacer por esas tierras. Sin embargo no me recultural de los que tanto disfrutamos. sulta suficiente, siento que aporto mucho menos de lo que realmente me gustaría y al volver a Felipe nació en Minas Gerais, al sur de Brasil, es cerrar los ojos y esculcar en los cajones de mi ingeniero y músico aficionado, es alto, apuesto cabeza, descubro que tengo más preguntas que y de muy buen sentido del humor, habla tres id- respuestas. iomas: Portugués, español e inglés y tenemos la Mi interpretación de Brasil es la de una turista fortuna de compartir el gusto por “el mundo”. enamorada de la cultura de ese país, de la músiNuestro encuentro no fue casualidad, Felipe me ca, del cine y de la historia; mi interpretación pidió que le mostrara algunos de los artistas es en últimas muy superficial y es por eso que más recientes de nuestro país y fue así como yo he decidido transcribir de la manera más fiel aproveché no sólo para reencontrarme con él y posible, lo que Felipe me dijo ante el plantpoder revivir la agradable costumbre de nues- eamiento absolutamente directo: “Háblame de tras charlas, sino además para pedirle, curiosa- Brasil… no sé, elije digamos, tres puntos esenmente tal vez por vez primera, que me hablara ciales de lo que te evoca tu país, de lo que conode Brasil; nuestro telón de fondo no podía ser ces, de lo que sientes por él, de lo que reconoces más propicio: la música de Jobim, un par de y de lo que te sientes orgulloso ó no de contar… tazas de té y un plato con galletas que ameniz- Sin abrir un solo libro, sin recurrir a terceros, aban el encuentro que poco a poco se transformó mírame a los ojos y cuéntame de ti a través de en una breve “entrevista”. Brasil” Escapar del embrujo de la Samba, del Bossa Nova, de los estilos y maneras de bailar, hablar y cantar, del choro típico en una guitarra tradicional, de una batucada que evoca energía, fuerza y pasión, se vuelve imposible al hablar de Brasil; y ese idioma, ese lenguaje que más que hablado parece cantado, con cadencias y saltos que creemos entender, nos transforma en fieles espectadores, perplejos, embelesados con tanta maravilla cultural. Brasil que atrapa, Brasil que llora historias que no salen de las favelas, de retratos amargos, de escenas de histeria, Brasil que resulta imposible de descifrar a través del Carnaval en toda su esencia y que por momentos matiza la belleza.

“Históricamente, Brasil ha tenido muchas particularidades regionales e históricas que valen la pena ser mencionadas; es por esta razón que cuando a un brasilero le piden que elija como mínimo tres puntos importantes sobre su país, generalmente elegimos el nordeste (más específicamente nos referimos al estado de Bahía y Ceará), el sureste (con las playas de Rio, la “esquizofrénica” y muy movida vida en São Paulo y Minas Gerais, con su encanto natural y libre) y el sur (Florianópolis, por el estilo de vida que lleva un habitante de esta región). Principalmente el noreste de nuestro país presenta un paisaje de ensueño, típico de película, representa el exotismo puro y natural de las Vemos las fotos de Brasil que muestran todo su playas que lo maquillan, lo adornan y lo enalteexotismo, escuchamos la música de Joao Gil- cen, con sus gentes alegres, abiertas y divertidas berto y nos dejamos embriagar no sólo por ese el noreste brasileño es el paraíso en la tierra, ritmo atravesado de su guitarra, impredecible e un paraíso porque es tan nuestro que no tiene instintivo sino además por ese idioma que nos comparación: la viva representación de la cultuempeñamos en entender como vecinos tercos e ra tradicional a través de la música y la danza invasivos y apasionados. mayormente de orígenes africanos, la comida exquisita e incluso la religión.

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La colonización temprana de estas tierras dejó una profunda huella en el nordeste del Brasil con una marcada presencia e influencia de la cultura africana, naturalmente sincrética. El sureste es básicamente la parte más cosmopolita del país, también podría llegar a ser la más contrastante: Rio de Janeiro, con sus playas, la ciudad en la que se reúne gente de todos los países y de todos los puntos cardinales de Brasil, São Paulo, esa ciudad “esquizofrénica” por definición personal, el lugar en el que si bien se respira música, samba, batucada y alegría, también se siente violencia y hostilidad y finalmente mi Minas Gerais del alma, natural e histórica por excelencia; cada lugar tiene gente amable, variedad de comidas, diferentes ritmos de bailes y aún más importante una enorme diversidad de música “peculiar” y mayormente influenciada por la cultura italiana que en algún momento llegó a ésta región. El sur, por otro lado y en contraste absoluto, conserva la influencia de la cultura alemana que pobló ésta zona; en el sur del país tiene lugar el festival más grande de cerveza en todo Suramérica y al estar allí, aún siendo brasileño eres capaz de percibir todo un mundo diferente; las playas del sur son también hermosas (aún cuando sientes que el agua mucho más fría podría llegar a congelar tus huesos) y la comida es nuevamente muy variada tanto en sabores como en “ambientes”. Brasil, mi Brasil está compuesto como una Samba, ó nuestra Samba es como mi Brasil, atractivo, exótico, nada lineal y constituido por una serie de elementos muy diversos pero que al final son los mismos, tal vez es ésta diferencia entre todos esos elementos que lo componen como país y como cultura, lo que hacen de Brasil un “todo”. A pesar de que hemos tenido todos, en cada parte del país, una agricultura fuertemente marcada a través de nuestra historia, otro encanto de Brasil es que cada región tiene su propia particularidad en ese sentido, de cualquier manera una barbacoa en el norte no puede asemejarse a el tradicional “Churrasco Gaucho” del sur (barbacoa, versión sureña).” -Felipe Simone, Bogotá, Mayo de 2013-

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documento del mundo brasilero Judas

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presentí a brasil Juan Sebastián Fernández Gärtner

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Para el ser humano, el reconocimiento de sí mismo constituye una aventura cotidiana y esperanzadora; un hábito repetitivo que oscila entre la definición y la exploración. A veces sólo logramos aproximarnos y nos mezclamos con aquello que nos resulta propio únicamente porque lo sentimos cerca. En este orden de ideas, me interesé en Brasil porque, como colombiano, alguna vez soñé con verificarme en su cultura y matizar con sus nuevos colores la idea que tenía acerca de lo que representaba ser latinoamericano. Y aunque lo primero que recuerdo haber conocido del vecino país fue a Joana Prado en su papel de Feticeira y a Romario en el mundial de fútbol de 1994, me esforcé por al menos intentar trascender esa costumbre de cosificar y alienar toda una cultura determinada a lo exótico o a lo extravagante, procurando prolongar mi compromiso de acercamiento y saber de sus modos de vida y cosmovisiones. Aunque pocos meses antes había estado leyendo un libro llamado “Cuentos brasileños del siglo XIX”, de la colección Cara y Cruz del Grupo Editorial Norma, y quizá como una muestra de mi jovial monotonía, busqué el inicio en lo musical, y al sentirme apabullado al no saber por dónde comenzar mi exploración, conversando con mi papá supe de un guitarrista por él admirado llamado Bola Sete, a quien posteriormente busqué en YouTube permitiéndome así contemplar algunas de sus breves obras magistrales, como Bettina, canción sin voz pero fundamentalmente expresiva. Su sonido, alegremente melancólico, entintó varios de mis días y me educó en la olvidada práctica de la apreciación, la cual consistió en dejarme guiar por el sonido dulce de la guitarra, durante su permanencia, directo al eje sentimental de aquello impreciso que me evocaba. Animado por este encuentro decidí seguir por esta corriente mate, tropical y romántica.

del bossa nova, del jazz brasilero y de la samba. Baden Powell es el autor de esta canción de amor inocente, en cuyos versos se evidencia el suave, suavísimo, romanticismo tanto musical como poético al que supongo se refieren aquellas amigas quienes aseguran no haber vuelto a amar luego de haber sido amadas por un amante brasilero, al que caracterizan por no desgastarse en vanos elogios sino por darles a conocer la más alegre y tranquila versión de ellas mismas. Esta letra, sus imágenes, su sencillez y concisión, generó en mí un interés mayor por lo cantado que por el sonido en sí. Ya mi búsqueda no estaba orientada solamente en lo musical en tanto ritmos, armonías y timbres, sino además en torno a lo escrito, a esa melodía de las palabras, a la sonora delicadeza del portugués. A manera de ejemplo de poeta músico, de hilador de frases, podría presentar a Martinho Da Vila, y entre todas sus canciones, quizá por fuerza de la costumbre de haberla oído antes versada por Willie Colón, destaco Disritmia como aquella querida que muchas veces repetí y detallé, como degustándola, como con ganas de algún día poder alcanzar un nivel de escritura tan impecable y apasionado.

En este tipo de Brasil, de pandeiros, cavaquinhos, pitos y cuicas, me quedé varios meses hasta que me sentí más o menos capacitado para notar tendencias un tanto alternas, como las manifestadas por Seu Jorge o Tony Ferreira. Aun así, no sé cómo, ni durante cuál sesión de navegación virtual de indeterminada duración, supe que a Kurt Cobain le encantaba una banda brasilera de los años sesentas llamada Os Mutantes, los cuales encarnan ese mestizaje entre distorsión y sabor, ese rock n’ roll experimental de flautas, órganos y voces jóvenes que cantaban acerca de sus coloridas y lisérgicas aventuras en medio de la ciudad industrializada. En efecto, sus composiciones eran tan sencillas y Por Agustín Pereyra Lucena conocí O astronau- armoniosas que mi búsqueda de una identidad ta. Su versión, a diferencia de la original, va sin personal por medio de la mezcla con la cultura letra y la estructura está regida por animosos brasilera, se vio inevitablemente encausada hacambios rítmicos. Además, al no ser este intér- cia lo lírico y lo poético, mermando la curiosiprete natural de Brasil, me sentí especialmente dad musical. admirado y conmovido porque la elegancia y sabrosa holgura que este argentino expone en Reanimado y renovado retorné al libro Cuentos su obra, da muestra de una apropiación íntima Brasileños del Siglo XIX y sin poder precisar

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una razón satisfactoria, a lo largo de esta segunda lectura, me sentí más cercano a la narrativa y más plácido también. De todos los autores de los cuentos allí compilados, Coelho Neto fue quien más me llamó la atención, además de por su obra, por la polémica para mí inentendible que se cierne sobre la figura suya hasta el punto de haber sido sometido al ostracismo en los círculos literarios e intelectuales de su época. De él, en mencionado título, se publicó un breve relato, de solamente tres páginas, llamado Nostalgia de la Ola, fragmento que hace parte de su libro Fruto Prohibido, y que demarca en su argumento mucho de lo que de modo chapucero quise manifestar con este texto. Coelho Neto, en señalado cuento, crea un diálogo entre los personajes y enseña con sus palabras el origen de la constante e imperecedera saudade. Supongo que de allí deviene el título aunque se nota que el traductor encargado vivió la angustia que produce encontrarse con los límites de un idioma, y que padecemos los hispanohablantes cuando intentamos conceptualizar o significar el término “saudade”; incluso en Wikipedia se refieren a este vocablo como uno empleado en portugués y en el gallego, y que es de difícil incorporación al castellano. En esta ocasión, en busca de una aproximación, la sugerida por Manuel de Melo la percibo como la más interesante, además de ser una de las más poéticas: “Saudade es ese bien que se padece y ese mal que se disfruta”. Este concepto, en el cuento en mención, es ilustrado mediante el rumor del océano presente en una concha y que representa la nostalgia de la ola, similar al sereno arrullo de la primera boca besada que guarda el corazón que amó. Es la pasión en sí del amante y la conciencia de la vida que se vive, que se deja pasar, y también la vida que regresa como la ola a la costa. En este relato incluso se habla de cómo en Finlandia las personas, ante la enfermedad o el agobio, buscan al poeta en vez de acudir al médico o al sacerdote, puesto que consienten que aquel sabrá hablarles milagrosamente hasta el punto de curarlos, pues es sabido que un verso puede contener el alma, y el alma es todo.

noto en sus creaciones un tinte especial, ambiguo en tanto ni es bueno ni malo, ni triste ni alegre, y una clara manifestación del lenguaje que dificulta trazar la silueta de los sentires. Personalmente, una obra generada bajo el amparo de la saudade me es magnética porque me libera al menos parcialmente de la afortunada autoridad que ejerce en mí el castellano. Así, valiéndome del colombiano hábito de decorar lo tenido por colombiano, de expandir mi personalidad a diferencia de la historia del territorio de nuestra patria, advertí cuán frágiles y también cuán fuertes nos hace la lengua con la que nos acostumbramos a descubrir y a nombrar la Creación. Igual, aunque los mapas políticos sean desesperadamente enfáticos, pude notar cuan difusas son las fronteras, cómo las características de una cultura parecieran viajar y mezclarse con el viento, y cómo jamás podremos conocer sin antes haber extrañado lo desconocido, presintiéndolo.

Esta visión la considero transversal y usual en muchas manifestaciones artísticas brasileras. En este caso, desde Coelho Neto hasta Bola Sete,

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Agradecemos a todos nuestros participantes y esperamos que esta publicaci贸n siga creciendo cada d铆a m谩s.

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