Un gato y su felicidad

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Un Gato y su felicidad


El planeta en el que vivimos está rodeado de diferentes océanos, pero solo uno de ellos posee islas donde los animales pueden hablar: “El océano Índico”. Estos mares están rodeados de muchísimas islas, pero la más importante es la Isla Marus, en esta Isla se encuentra el tesoro más deseado y codiciado por todos los piratas del mundo, la preciada poción de la Felicidad de los quokka. Los Quokka se caracterizan por ser los animales más felices del mundo, vienen de Australia, pero se radicaron en la Isla Marus, por su ancestro Maru, es por esto por lo que la Isla posee ese nombre. Maru tenía un muy buen amigo alemán llamado Zackarias I, él era un Marinero que tripulaba desde joven los mares cuidando a las personas de los piratas y también disponía de una tropa armada para proteger los diferentes tesoros que se encontraban en las islas por donde su tripulación navegaba. Zackarias I era un perro de raza Schnauzer, el cual dirigía una tripulación de más de 15000 mil animales, ya que él era el General de la Marina Animal. Zackarias I, desarrolló el don habla, cuando se encontró con su amigo Maru, en la Isla Marus, en el océano Índico, donde todo estaba rodeado por un encanto especial de magia fascinante que acentuaba los poderes mágicos, que hacía que esta isla fuera única dentro de la inmensidad del océano. Pero la reunión que se dió entre Maru y Zackarias I, no tenía como fin saludarse y recordar viejos tiempos cuando Zackarias I estuvo en Australia, tierra natal de Maru, su reunión fue para algo más importante … Maru era el líder de los Quokka y tenía una responsabilidad muy importante: proteger el secreto que guardaba la poción de la Felicidad Eterna.


Como Zackarias I era un General muy importante y también un muy buen amigo, al ver la cantidad de problemas por los cuales estaba pasando Maru, decidió darle su ayuda contra los piratas y velar siempre por la seguridad del secreto de los Quokka. - Gracias por tu ayuda amigo, logro decir Maru a su gran amigo. - Para eso estamos viejo amigo, le dijo Zackarias, al jefe de los Quokka. Dicho esto, se cerró el trato con un apretón de manos, pero … la historia no llega hasta aquí, siempre hay un villano que no se da por vencido. El primer líder la tribú Quokka, Maru tuvo un hijo llamado Maro al igual que … Zackarias I, a quien llamó Zachary, ellos protegieron el secreto de sus padres hasta el día de su muerte. Nuestra historia transcurre con los nietos de Zackarias I y Maru, llamado el Capitán Zac y la tercera líder la tribu Quokka llamada Mara, Zac aún era muy joven para asumir el puesto de General en los que estuvieron su abuelo y padre hasta el día de su muerte, pero al igual era un Marinero excepcional, por tal motivo tenía muchos enemigos, la mayoría de los cuales se encontraban en la prisión de alta seguridad, pero solo había uno de sus enemigos que no había podido capturar, este era Aldo un gato de origen latinoamericano con malas intenciones. Aldo era el líder de los Piratas Neko, con una tripulación de más de 10000 mil animales de especies diferentes que habían sido abandonados alrededor del mundo por las personas que más querían y que nunca habían conocido el significado de una familia y tampoco de la felicidad. El objetivo de los Piratas Neko, era apoderarse de la poción de la Felicidad que se encontraba en los santuarios de la Tribú de los Quokka.


El Capitán Zac no conocía los terribles planes de Aldo, razón por la que el gato organizó todo un plan detallado para invadir la isla Marus, en el día de descanso del Capitán. Todo el plan estuvo organizado y se llevaría a cabo en la noche, cuando los Quokka estuvieran dormidos e indefensos para el ataque. Dos noches restaban para el ataque a la isla Marus y cada vez Aldo estaba mas impaciente por conseguir lo que nunca había tenido, felicidad, aunque Aldo había conseguido una familia muy grande, no había notado lo feliz que esto lo hacía, él quería más y más. Los Quokka se caracterizaban por ser los animales mas felices del mundo y el quería lo mejor para él, eso que nunca había llegado a sentir. En sus primeros años de vida Aldo fue abandonado por su familia, pero no por decisión propia, la hija de sus amos había desarrollado una fuerte enfermedad en sus pulmones y el pelo de Aldo al parecer hacía mas daño del que se podía aceptar, pese a que su familia lo dejo en un centro de acogida sufrió y los extraño mucho pero se lleno de rencor e ira por los siguientes años de su vida, hasta que escucho el secreto que guardaba la tribu Quokka y al llegar al Océano Índico y conocer su magia jamás quiso dejarlo, se rodeó de animales abandonados y poco a poco su ira y odio se fueron volviendo otro sentimiento, el empezó a amar a su tripulación como a una familia propia y sintió con ellos lo que sentía en su antiguo hogar pero su codicia por llegar al nivel de felicidad de los Quokka no lo dejaba valorar todo lo que valían sus nuevos amigos. Llegó la tan esperada noche por los piratas Neko, y todo transcurrió como lo había planeado su capitán, lo que Aldo no sabía es que uno de sus tripulantes más importantes, un conejo francés llamado Louis el cual consideraba a Aldo como su padre, había sido capturado por la tripulación del Capitán


Zac, Louis preocupado por la codicia ciega que tenía Aldo en su corazón decidió cooperar con la Marina Animal y les confesó el plan de los piratas Neko, al capitán Zac. A pesar de la situación Zac comprendió muy bien por lo que estaba pasando Aldo, ya que, el había tenido una familia hermosa, rodeada de buenos padres y hermanos, así que decidió cooperar. Aldo llegó a los santuarios de los Quokka demasiado rápido, algo que lo confundió, pero aun así siguió con su tripulación, al llegar al altar donde se encontraba la poción corrió hacia la botella. Esta era de color morado … él le quito el corcho y se encontró con una desagradable sorpresa … -

La botella está vacia, dijo Aldo gritando y llorando de dolor. Capitán, le grito unos de sus tripulantes.

Cuando Aldo giro su cabeza tiendo la esperanza de que hubieran encontrado otra botella que contuviera el líquido que había estado buscando por años se encontró con otra sorpresa, pero esta lo hizo feliz, allí estaba Louis esperándolo con una sonrisa en su rostro. - Capitán Aldo, a pesar de que no notó mi ausencia, quiero decirle que el secreto de los Quokka es solo una leyenda más, una leyenda que nos hace creer que la felicidad está en las cosas materiales, que podemos verla, tocarla y hasta beberla, pero el verdadero secreto no es ese y es por eso que los Quokka son tan felices, porque ellos saben cual es el verdadero significado de la felicidad, le dijo Louis a su querido Capitán, al padre que nunca tuvo, con lágrimas en sus ojos. - Si es así Louis, dime que es lo que tengo que hacer, le dijo Aldo desesperado a su tripulante.


En ese momento Mara y el Capitán Zac entraron al Santuario, al verlos Aldo sintió que jamás en su vida iba a volver a ser feliz y que jamás encontraría la felicidad que había tenido en sus primeros meses de vida con su familia. - Es un gusto conocerte al fin Aldo, le dijo el marinero al pirata. - ¿Es mi fin?, le dijo Aldo asustado al perro. - No, no lo es Aldo, es tu comienzo, le respondió la líder de la tribu Quokka al gato. - No comprendo, dijo al final el Capitán de los piratas. Al final Loius miró con compasión a su Capitán y le dijo: - Lo he comprendido al fin, compartí con los Quokka y ellos saben que significa la felicidad, y no necesitan de una poción mágica. Lo que decía Louis era cierto, los Quokka disfrutaban y eran felices por la compañía de sus iguales, disfrutaban de un chiste o de una comida en la mesa, disfrutaban de aprender todos los días algo nuevo, disfrutaban un día con sol o un día con lluvia, ellos aprendieron de sus ancestros a ser felices con lo poco o mucho que tenían, pero lo más importante para los Quokka era encontrar con quien compartir todos los días lo bueno que les daba la vida, de una sonrisa o de un abrazo, la felicidad era estar y sentirse en un hogar, fuera familia o amigos, eso era lo que verdaderamente, era la felicidad. Aldo seguía viendo a Louis sin comprender, hasta que el conejo se acercó a su capitán y le dio un abrazo. Aldo no recibía un abrazo desde que sus amos lo habían dejado en el centro de acogida, y fue allí con un leve abrazo, que Aldo entendió que había tenido todo lo que había querido y no


lo sabía, las lágrimas de los ojos de Aldo no paraban de salir y con ello la muestra de felicidad más grande que habían visto los Quokka, el amor de un padre y un hijo.

Fin


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