San Juan de la Penitencia - Completo

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La cúpula tabicada de San Juan de la Penitencia

Julián García Muñoz Carlos Martín Jiménez

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01, 02, 03 y 04 Fray Lorenzo de San Nicolás ilustra en su Arte y Uso de Arquitectura algunas cúpulas y chapiteles similares a San Juan de la Penitencia, pero resueltas con soluciones diferentes. Obra suya es el convento de las Calatravas, en la ciudad de Madrid. H ABLAR CON EL EDIFICIO . D OCUMENTACIÓN Y TOMA DE DATOS . Las actuaciones sobre conjuntos con valor histórico, como es el convento de San Juan de la Penitencia, requieren un acercamiento especial al edificio. Los trabajos de este tipo no pueden acometerse como una rehabilitación cualquiera. Es preciso recabar todos los datos posibles, sean históricos o técnicos, y ponerlos en común para intentar comprender el edificio antes de decidir qué vamos a hacer. Hablar con el edificio es el primer paso a dar para realizar una intervención correcta. Es conveniente dedicar muchas horas a esta labor, ya que de ella depende la calidad del resultado final. Nuestra primera tarea consistió en realizar una toma de datos exhaustiva, en la que recopilamos diversos documentos históricos y realizamos levantamientos y análisis muy precisos de los restos de la cúpula. 31


Los documentos. El Arte y Uso de Arquitectura. Las técnicas que íbamos a emplear en la construcción de la cúpula llevan siglos abandonadas. Muchas sólo se explican en los tratados de arquitectura que utilizaban los constructores de la época, de modo que tuvimos que acercarnos a ellos. El tratado más influyente durante los siglos XVII y XVIII en España es el Arte y Uso de Arquitectura, de Fray Lorenzo de San Nicolás, uno de los principales manuales de construcción de todos los tiempos. Fray Lorenzo de San Nicolás (1593‐1679) fue un personaje fascinante. Fraile Agustino desde 1612, trabajó como maestro de obras durante toda su larga vida profesional. Fue además un célebre erudito: afirmaba haber leído, con trece años, las Medidas del Romano, el tratado de Diego de Sagredo, al que achacaba su afición temprana por la arquitectura, y conocía también los escritos de Vitrubio, Serlio o Alberti (1) . Trabajó casi en exclusiva para la iglesia, rechazando numerosas ofertas para cargos de importancia

(2)

, y construyó un buen número de Iglesias y

Conventos, aplicando en ellos sus propios sistemas y reglas. En 1639 publicó la primera parte de Arte y Uso de Arquitectura, en palabras

de

Kubler

“el

arquitectónica escrito jamás”

mejor (3)

libro

sobre

instrucción

, un manual en el que Fray

Lorenzo “no se limita a dar su opinión sobre lo que debe hacerse, sino que añade las razones, aunque parezcan vulgares, pues en todo caso las enseñanzas van dirigidas a estudiosos jóvenes” (4) . En 1665 (5) apareció la segunda parte, una ampliación y revisión de la primera. El Arte y Uso de Arquitectura es una descripción detallada de diversas técnicas de construcción, y también un manual sobre proporción arquitectónica. Fue el tratado de referencia para la construcción de templos en toda España hasta bien entrado el siglo XIX. Su influencia, como se verá más adelante, es patente en los restos de la cúpula original de San Juan de la Penitencia. 32


Además del tratado de Fray Lorenzo consultamos otras fuentes de diversa índole. No encontramos planos de la construcción original, pero sí algunas trazas en muros (lamentablemente desaparecidas hoy), escrituras registrales (con datos sobre fechas de construcción y reformas sucesivas) y grabados de la ciudad (en los que podían apreciarse distintas vistas la cúpula). Recabamos también gran cantidad de información de este tipo sobre iglesias cercanas, construidas con técnicas similares. 33


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05. En esta vista seccionada se aprecian los principales elementos que deseamos reconstruir: de arriba hacia abajo se aprecian el cupulín tabicado, la linterna de fábrica, la estructura de cubierta de madera y la cúpula de rasilla, asentada sobre el arranque original. 06 y 07. Restos de la antigua fábrica en el arranque de la cúpula.

Levantamientos y análisis de los restos. Antes de comenzar los trabajos realizamos un primer reconocimiento de los restos de la cúpula. El estudio confirmó lo que podía observarse a casi a simple vista: las fábricas de la antigua cúpula se conservaban estables, aunque muy deterioradas, hasta una altura de 1,21 metros sobre la línea de arranque. Desde este arranque hasta la sexta hilada la cúpula era de dos roscas de ladrillo de tejar, de dimensiones 29x18x4 cm. Hasta la altura de la sexta hilada encontramos un relleno de escombros y mortero de yeso; a partir de allí la cúpula continuaba con una sola rosca de ladrillo. La argamasa original, hecha con un yeso con excesiva cantidad de impurezas, confería al mortero una dureza no apropiada para este tipo de obra. 35


El siguiente paso fue confirmar el desarrollo de la cúpula y sus medidas reales. Comprobamos que se trataba de una cúpula de media naranja, con un diámetro de 7,48 m., con lo que confirmábamos los cánones de divisiones en tercios se dan en las obras de Fray Lorenzo de San Nicolás; las primeras seis hiladas de ladrillo desarrollan 1,21 m, un tercio justo de la cúpula. Resulta sorprendente la precisión de esta cifra, y también del espesor del muro, con respecto al que Fray Lorenzo afirma: “quando la bobeda hubiese de ser tabicada de ladrillo baste que lleven las paredes de gruesso la octava parte de su ancho, que es de cuarenta, cinco pies de gruesso, y los estribos se cumplan con el gruesso hasta la quarta parte de su ancho” (6) . Comprobar la geometría exacta de la cúpula original no fue fácil. El mal estado de los restos hacía complicado saber si realmente la forma primera de la cúpula había sido de media naranja; de hecho, en una primera estimación se creyó que ésta podría haber sido ligeramente apuntada, tal cómo sucede en otras tabicadas de Alcalá de Henares. La estructura de madera de la cubierta se estaba ya construyendo para cubrir el volumen que ocuparía una cúpula con determinado apuntamiento. La geometría de la nueva cúpula tabicada tendría que solucionar este problema. Entre los datos que pudimos tomar, algunos ofrecían pistas sobre el hundimiento de la cúpula original. La forma que estaban quebrados los ladrillos, o los clavos de bellote arrastrados y arrancados de los durmientes hacían pensar que fue la linterna la primera en hundirse, arrastrando con ella la estructura de madera y la cúpula. El hundimiento ocasionó graves destrozos en la cornisa principal, como pudimos observar en las catas realizadas. Sabíamos que mediado el siglo XIX se restauró la cúpula de la iglesia, construyendo una encamonada de madera y yeso, sobre la que se instaló un mirador. Estudiados los sistemas constructivos y patologías, podemos reafirmarnos en nuestra hipótesis inicial: la cúpula no fue derruida para construir dicho mirador, sino que se hundió por defectos en su construcción. 36


08, 09 y10. Trabajos de consolidación de las fábricas originales.

A la vez que terminábamos el análisis de la geometría de la cúpula realizamos diversas catas para conocer el estado de las fábricas y descartar que éstas hubieran estado cubiertas de pinturas murales. No se encontró ningún resto de pintura, pero sí pudo averiguarse que los tímpanos estuvieron revestidos con lienzo clavado sobre los yesos. Al no encontrar restos de yesos finos de terminación, y tampoco de pinturas, se dedujo que durante la realización de la cúpula ya se tenía la certeza de cómo sería decorada. Es posible que algunos de los lienzos de los tondos previstos para las pechinas estuvieran pintados antes de la construcción de éstas, y que se partiera de sus medidas para el replanteo. 37


P RIMEROS TRABAJOS . Respetar íntegramente los restos del edificio original era una prioridad irrenunciable, por lo que decidimos mantenerlos al consolidar el plano de asiento de la nueva cúpula. Esto nos permitió disponer de una base de arranque que garantizara la estabilidad de los nuevos trabajos de albañilería y carpintería. La base del tambor se encontraba en un pésimo estado, con inminente riesgo de hundimiento. Desmontar toda la mampostería hubiera sido el sistema más económico y sencillo, pero suponía la pérdida del material original. Decidimos hacer una consolidación mediante cosidos, una tarea laboriosa y arriesgada

pero

necesaria

para

ser

respetuosos con los restos del edificio. Para ello

realizamos

primero

una

limpieza

exhaustiva, soplando todas las fisuras con aire a presión y absorbiendo los restos con aspiradores de gran potencia. Una vez limpias las fisuras procedimos a hacer taladros de 60 cm. de profundidad y 20 mm. de diámetro, con una separación de 10 cm. entre sí. En estos taladros se insertó una estructura de varillas a través de las que se inyectaron resinas epoxi. Realizamos la inyección por colada, hasta la saturación de las fisuras y de los taladros de mayor

11‐12. Consolidación de las fábricas

dimensión que las varillas. En la colada

originales.

empleamos tres disoluciones de resina, empezando con una disolución muy fluida para terminar con una más densa. 38


Con esta labor pretendíamos no sólo consolidar la superficie de arranque sino, además, unir la cornisa con los muros del tambor. En las imágenes se puede apreciar cómo las varillas horizontales están forzadas, formando un pequeño arco diseñado para aliviar las cargas de la cornisa. La consolidación permitió garantizar un apoyo correcto tanto para la cúpula cerámica como para la estructura de madera. Hay que tener en cuenta que pretendíamos descargar, sobre una estructura inicialmente en estado de ruina, una cubierta de 50 toneladas.

13. La estructura de madera, como se puede apreciar en el esquema adjunto, también respetó el diseño de la estructura original.

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14 y 15. Colada de yeso

para recibir los zoquetes. Montaje de la estructura de la cubierta. 16. El tabicado incluyó la cúpula de media naranja, el moldurón central y el sencillado interior de la linterna. En la imagen no se detallan ni la parte superior del sencillado de la linterna ni el cupulín que remataba el conjunto. Pueden apreciarse las costillas y refuerzos, así como los recrecidos en el arranque de las costillas.

Algunas notas sobre el montaje de la cubierta de madera. Una vez consolidada la fábrica del tambor procedimos a fijar los zoquetes para el apoyo de la cubierta. El replanteo y nivelación de estos elementos era de gran importancia, ya que la estructura de madera de la cubierta debía descargar por igual sobre cada uno de ellos. La estructura de madera fue fabricada en taller, montada junto a la iglesia y colocada sobre el tambor consolidado en una sola operación. El montaje del durmiente sobre los zoquetes fue muy complejo, debido a la forma del edificio y a lo ajustado de las medidas. Cualquier error en los apoyos hubiera podido tener graves consecuencias sobre el tambor. Como muestran las imágenes, realizamos unos cajones de encofrado para, por colada de yeso, recibir los zoquetes. 40


A la estructura principal de madera se adosó la de la linterna octogonal. La linterna se cerró sobre la estructura de madera con una fábrica de ladrillo de dos pies y medio de espesor. L A NUEVA CÚPULA TABICADA . Construir hoy una cúpula tabicada a la manera tradicional es un auténtico viaje al pasado. Máxime en nuestro caso, en el que pretendíamos recuperar la técnica tradicional del tabicado al aire, sin la ayuda de apeos o cimbras. Queríamos además emplear exclusivamente los útiles y materiales con los que contaban los albañiles del siglo XVII; ladrillo de tejar, mortero de yeso, terrajas de madera, etc. Pueden encontrarse detalles sobre la técnica del tabicado en el capítulo 02 o en los manuales citados (Moya, 1993 o Truñó, 2004). 41


Pero no pretendíamos crear exactamente la misma estructura y cometer así los errores de antaño. Entendidos los problemas que originaron el colapso de la obra de fábrica, decidimos realizar un buen arranque, con la huida y los empujes hacia el exterior, frenados por el durmiente perimetral de la estructura, y modificamos algunas de las cotas de arranque y asiento de las piezas. Más tarde explicaremos estos cambios. Construimos la cúpula tabicada respetando al máximo el esquema que se intuía en los restos de la obra original. Empleamos un ladrillo idéntico al original, de tejar de 18x29x4, colocado en una sola rosca. Tanto en el arranque como en las zonas de encuentro reforzamos las uniones para dar continuidad a las líneas de esfuerzos. Aunque no había restos de zonas en las que se hubiera doblado la primera rosca, se dispusieron ocho costillas, tal como se muestra en el croquis.

17 y 18. Útil giratorio empleado para el replanteo y aterrajado.

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La nueva cúpula debía cubrir el volumen comprendido entre los restos del tambor y la linterna de fábrica. La componen tres piezas; la bóveda de media naranja, una franja toroidal en su parte superior y un tramo final cilíndrico apoyado sobre el anterior. El esquema es similar al de otras iglesias construidas en la zona en el siglo XVII. Tal como hemos comentado en los apartados de introducción, surgió un problema imprevisto: al haberse dimensionado de forma incorrecta la estructura de madera hubo que estirar ligeramente tanto la franja toroidal como el tramo cilíndrico de la linterna para cubrir dicha estructura, lo nos obligó a que estas últimas tuvieran una altura mayor de lo habitual. 43


Esta mayor altura nos forzó a realizar algunas correcciones ópticas, ya que el tramo se hubiera percibido, de lo contrario, como demasiado alargado: así, abrimos ligeramente los huecos de la linterna en la parte superior, para achatarlos, y lo mismo hicimos con el tramo cilíndrico de la linterna. Estos ajustes fueron mínimos, y no afectaron en modo alguno a la estabilidad de la estructura. La primera obra de fábrica que realizamos al arrancar la reconstrucción de la cúpula consistió en elevar los hombros de arranque de la misma hasta unos 30 cm. por encima del nivel original. Realizamos este recrecido con ladrillo de tejar, semejante al original, para ayudar a la consolidación de la zona. Con la ampliación se superaban ligeramente los dos tercios, 1,21 m. en este caso, que establecía el sistema de Fray Lorenzo. Además, como veremos más adelante, las costillas se remataron en varios estribos de ladrillo de 30 cm. de altura, acodalados contra el durmiente; si añadimos a esta medida los 30 cm. del recrecido anterior comprobamos que se alcanzaron aproximadamente los 1,81 m. en las zonas nervadas, la mitad de la altura de la cúpula El replanteo. Para la construcción de la cúpula tabicada de ladrillo decidimos emplear un sistema de replanteo que permitiera definir perfectamente

el

volumen

que

deseábamos

construir.

Tradicionalmente, el replanteo en volumen de estas cúpulas se realizaba al tiempo que se colocaba la rasilla: el albañil ataba su mano a una cuerda, unida en su otro extremo a un punto fijo coincidente con el centro geométrico de la semiesfera que deseaba construir. Para colocar en su posición exacta cada rasilla tan sólo tenía que tensar la cuerda y girar la mano, con la pieza untada y preparada en ella, hasta la posición adecuada. Este procedimiento está detallado en varios manuales sobre la construcción tabicada (Moya, 1993 o Truñó, 2004). 44


19, 20 y 21. Arranque de los nervios sobre la plataforma de trabajo. En el caso de la cúpula de San Juan de la Penitencia, algunos problemas nos hacían imposible emplear ese método. El principal era que la plataforma de trabajo estaba por encima de la altura del centro geométrico de la cúpula: no era posible, por tanto, acceder cómodamente a ese punto. Descartamos de inmediato la opción de replantearlo mediante técnicas modernas, ya que la filosofía de trabajo era, desde

un

primer

momento,

realizar

la

reconstrucción respetando al máximo las antiguas tradiciones. Era necesario encontrar un mecanismo sencillo, que solucionara todos los problemas mencionados. Pensamos entonces en construir el útil giratorio que aparece en la imagen: una simple guía de madera, a modo de terraja, montada alrededor de un eje que coincide con el de cúpula y linterna. El sistema permitía trazar un arranque perfectamente nivelado, colocar correctamente cada rasilla y garantizar la verticalidad de las costillas. En la parte superior se complementó, además, con una pieza que sirvió como guía del moldurón toroidal de arranque de la linterna. Empleamos también esta terraja para trazar la continuidad originales,

de lo

las

que

nervaduras facilitó

la

interiores decoración

geométrica de la linterna. Los citados Moya y Truñó describen en sus respectivos tratados sistemas semejantes. 45


La reconstrucción de la cúpula. Terminado el montaje del útil de replanteo empezamos con el tabicado de la cúpula, empleando las técnicas descritas por Fray Lorenzo. El tabicado de este tipo de elementos es un trabajo muy laborioso, ya que hay que colocar cada ladrillo al aire, sin cimbra de ningún tipo y exactamente en su posición: cualquier error puede comprometer seriamente el funcionamiento de la estructura. Colocamos unos cuatro mil ladrillos en esta obra; cada uno de ellos debía estar en una posición exacta, lo que puede dar buena idea de la complejidad de los trabajos que estábamos acometiendo. 46


La reconstrucción se realizó con ladrillo de tejar y yeso sin aditivos. En muchas ocasiones se nos ha preguntado qué tipo de aditivo empleamos para que un ladrillo de este tipo, de kilo y medio de peso, se sujetara por si solo. No se empleó ninguno; lo único imprescindible es hacer las masas con maestría y con las proporciones exactas de agua y yeso, dando los toques de paleta justos para mezclar y airear correctamente la masa.

22 y 23. Primeras hiladas de la nueva

La técnica empleada para sentar cada pieza es

cúpula. Vistas del intradós y del trasdós.

sumamente elaborada. El oficial colocaba cada ladrillo al aire, ayudándose de una cuña de madera apoyada a su vez sobre el útil de replanteo; transcurridos unos segundos, los necesarios para que el yeso uniera esa pieza con las previas, retiraba la cuña. La terraja de madera que diseñamos para el replanteo no era una cimbra para apoyar las piezas, ya que debía girar libremente una vez colocadas estas, pero sí podía ayudar provisionalmente a la sujeción del ladrillo. Hay que tener en cuenta que el ladrillo de tejar empleado es mucho más pesado que algunas de las rasillas a las que se hace referencia en los textos citados anteriormente (Moya, 1993 o Truñó, 2004), por lo que era necesario, máxime en las hiladas superiores, sujetar cada pieza de forma provisional durante más tiempo de lo común en una bóveda tabicada al aire con rasilla. El útil de replanteo ingeniado permitía hacerlo sin necesidad de sostener la pieza con la mano, lo que facilitaba respetar un grueso continuo para el enlucido posterior. 47


Fuimos cerrando cada hilada siempre antes de arrancar la siguiente, de modo que todas las secciones horizontales, necesariamente circulares, fueran estables una vez terminadas. Sólo forzamos a una excepción en este orden de montaje del ladrillo, y era, tal como se aprecia en la imagen, en la primera pieza de cada hilada. Al arrancar, supongamos, la hilada número dos el oficial colocaba, sobre las primeras piezas montadas, un primer ladrillo de la hilada número tres. De este modo, al cerrar la hilada dos el mortero de yeso que cogía la primera pieza de la hilada tres había secado ya lo suficiente para que, al arrancar esa hilada, el resto de los ladrillos pudiera descargar sobre el primero. Con este procedimiento ahorrábamos tiempo en la ejecución; de no haberlo hecho así el oficial hubiera debido colocar una primera pieza y esperar a que el yeso de ésta secara antes de colocar las siguientes. 48


Hay que reseñar que no empleamos ningún sistema para el alineado de las hiladas. Para garantizar la nivelación de las piezas intentamos que todos los ladrillos llevaran la misma carga de mortero, buscando respetar la homogeneidad de los tendeles. De lo contrario se hubiera generado no sólo un problema menor de orden estético (por lo demás sin demasiada importancia, ya que la cúpula iba a tenderse y enlucirse) sino otro de mayor importancia en el arranque de la linterna, donde

las

irregularidades

dificultarían

la

correcta continuidad de la obra de fábrica. En las imágenes adjuntas se aprecian las costillas del trasdós y la zona del arranque. La segunda rosca

se

hizo

tan

solo

en

las

costillas

mencionadas; el oficial la fue montando, de 26. La pesada linterna de fábrica se apoyaba en la estructura de madera. 27. Vistas del moldurón de conexión entre la cúpula y el sencillado interior de la linterna.

acuerdo con la tradición, por detrás de la primera rosca y a medida que avanzaba ésta. Decidimos dar un tendido de yeso con cargas de bentonita en las zonas del arranque de las costillas. La intención de este añadido fue la de quitar salubridad al yeso, pensando en posibles filtraciones de humedad y dadas las dificultades de acceso a ese punto. 49


La linterna. La cúpula se remató, en su parte superior, con un anillo de doble rosca. Sobre este descansaban

un

moldurón

de

forma

semitoroidal y un sencillado interior para el terminado de la linterna, rematado en un pequeño cupulín, también de ladrillo sencillo. Para dar continuidad a las cargas provenientes de la linterna se dobló el ladrillo en los encuentros entre todos estos elementos, tal como puede apreciarse en las imágenes. Además, en la trasera del moldurón se diseñaron ocho costillas, complementarias de las de la media naranja. Como ilustra el esquema, la fábrica construida contiene una línea de empujes razonable, capaz de trasladar correctamente las cargas procedentes de la linterna y el cupulín. El sencillado del moldurón y la linterna supuso un nuevo reto, en este caso más arquitectónico que constructivo. En primer lugar, porque queríamos que la linterna fuera lo mas independiente posible de la estructura de cubierta, con el fin de evitar posibles fisuraciones por movimientos estructurales. Para ello se separó la hoja interior de la fábrica vista; todo el peso de la cáscara interior de la linterna descansa en la cúpula, que lo transmite hasta el arranque a través de las costillas del trasdós. 50


28, 29, 30 y 31. Vistas de la construcción

En segundo lugar porque debíamos solucionar el exceso

del cupulín de fábrica, y de la relación

de altura que había originado el error que hemos

entre el moldurón de la cúpula y el sencillado interior de la linterna.

mencionado en la introducción. La altura interior de la linterna era de 7,20 largo, casi el doble de los aproximadamente cuatro metros que debiera medir. Con la escocia de arranque recortábamos 40 cm. pero, aún así, debíamos cubrir 6,80 metros. Teníamos que conseguir dar sensación de acortamiento mediante efectos visuales. Empleamos dos trucos: construimos el cupulín en carpanel, y desplomamos el apilastrado hacia el exterior. Con estos engaños conseguimos acortar la perspectiva. Esto afectó, como es lógico, al cuerpo interior, cuyos cuarterones son trapezoidales, aunque aparentan ser rectangulares. La pintura ayudó a completar estos juegos visuales con sus sombras para armonizar todo el conjunto. 51


32, 33, 34 y 35. Terminado de la cúpula.

Las correcciones geométricas de la

linterna consiguen acortar, visualmente,

la altura de la misma. También se observa

la ejecución de los nervios de ladrillo

sencillo adosados a la cúpula.

El acabado de la cúpula. Terminada la obra de fábrica procedimos al tendido de los yesos, bajando, como es lógico, desde la parte superior hacia el arranque de la cúpula. El tendido se realizó al modo tradicional. La terraja fue necesaria también al dar los yesos, sobre todo al trazar los vivos de la cornisa. Antes del desmontaje definitivo de la terraja marcamos los nervios con su ayuda. Los nuevos nervios se realizaron con ladrillo hueco sencillo adosado a la cúpula. Se respetó escrupulosamente el trazado original, aunque no se reconstruyeron todos los nervios; parte de ellos se sustituyó, mediante la técnica del trampantojo, por elementos fingidos. Los yesos empleados en el acabado sí contenían

una

serie

de

aditivos

cuya

intención era la de mejorar la acústica del edificio. Estos cambios pudieron apreciarse en el concierto de inauguración de la obra, dónde fue notable la mejora de la absorción acústica. 52


C ONCLUSIONES . Han sido muchos meses viviendo en el pasado, investigando antiguas tradiciones, descubriendo los secretos del edificio. Llegada la hora de regresar al momento actual y de reflexionar sobre nuestra propia intervención, empezamos a ser conscientes de que, pese a nuestros conocimientos y buenas intenciones, solo el tiempo dirá si ha sido acertada. 53


N OTAS (1) En El Arte y Uso de Arquitectura hay referencias a los más importantes tratados de la época. (2) “Honores no le faltaron, pero los excusó. Él mismo indica que Dios le pedirá cuenta por haber rechazado tres títulos de maestro mayor, de la Alambra de Granada, de la catedral de esta ciudad y de todo el reino de Andalucía.” Martín González, José Juan. Noticia del Arte y Uso de Arquitectura, en Arte y Uso de Arquitectura Primera Parte, Albatros Ediciones, Madrid, 1989, p.13. (3) Kubler, George. Arquitectura de los siglos XVII y XVIII, Ars Hispaniae, Madrid, 1957, p.79. (4) Martín González, José Juan. Noticia del Arte y Uso de Arquitectura, en Arte y Uso de Arquitectura Primera Parte, Albatros Ediciones, Madrid, 1989, p.14. (5) Se emplean las fechas estimadas por Félix Díaz Moreno en Fray Lorenzo de San Nicolás (1593‐1679), Precisiones en torno a su biografía y su obra escrita, Anales de Historia del Arte 14, Madrid, 2004, p.157‐179. (6) Fray Lorenzo de San Nicolás, Arte y Uso de Arquitectura Primera Parte (1639), Albatros Ediciones, Madrid, 1989, p.31. 54


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