PROYECTOS 4
CÁTEDRA A. CAMPO BAEZA -GOTOR_VALCÁRCEL_JULIO_ nº11192
La casa soñada: ¿El lugar? Lisboa, la azotea de un edificio. ¿Dimensiones? Unos 40 metros cuadrados. ¿Finalidad? Vivir. El hecho de vivir en lo alto de una azotea tiene algo de parásito. Un parásito necesita una infraestructura donde desarrollarse y realizar funciones. La casa soñada (parásita) parte de una subestructura, soporte de las funciones de la vida. Una estructura metálica reticulada cumple esa función. Pero dicha trama ha de ser acondicionada. Para ello ha de protegerse del frío y de los vientos, más aún al encontrarnos tan expuestos. La estrategia climática surge a partir del funcionamiento de los invernaderos. La subestructura metálica soporta una serie de invernaderos de policarbonato orientados principalmente al sur. El invernadero como infraestructura, como dispositivo energético, pero utilizado para generar espacio y vivienda. Los invernaderos actúan como colchón climático. En invierno están cerrados y se calienta el aire que albergan, ese aire pasa a la vivienda y la calienta, la protege. En verano los invernaderos están abiertos favoreciendo la ventilación cruzada.
Planta INVIERNO
VERANO
Planta
Por otra parte para las fachadas más afectadas por el frío, la norte principalmente, se elige un cerramiento opaco, sólido. Sin embargo dividido en particiones móviles y practicables que favorecen las ventilaciones y generan nuevos puntos de vista, enmarcan. En cuanto a la cubierta, se elige de nuevo el cerramiento opaco. Por otra parte las instalaciones están integradas en la estructura, por dentro de los tubos de acero huecos. Estos contienen la instalación eléctrica, y aire para acondicionar los espacios. En la cocina y baño también conducen agua. En cuanto a la subestructura que genera y ordena todo el proyecto, se tiende a su mínima expresión arriostrando únicamente los encuentros de las fachadas con cada esquina con Cruces de San Andrés. Esquinas que coinciden con las zonas de servicio, baño y cocina.