“FACSA”
SEDE: PARROQUIA SAGRADA FAMILIA ORIZABA S/N TEL. 31 34039 E-MAIL familiascatolicasalserviciodelamor@hotmail.com
Autor: Familias Católicas al Servicio del Amor. Créditos: Recopilacion de los temas y selección de las ilustraciones: Equipo Coordinador General 2007-2010. Edición:
Parroquia de La Sagrada Familia. Nogales, Sonora, Mex. Impreso y Hecho en México.
Temas Tomados de: Catolicnet.com Encuentra.com. Familiaris Consortio. Catecismo de la Iglesia católica Otros.
Familias Católicas al Servicio del amor
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SEDE: PARROQUIA SAGRADA FAMILIA ORIZABA S/N TEL. 31 34039 E-MAIL familiascatolicasalserviciodelamor@hotmail.com
Queridos hermanos en cristo, queremos manifestarles nuestro entusiasmo, porque han dado un paso muy importante en sus vidas, al integrarse a nuestro grupo de Familias Católicas al Servicio del Amor “FACSA” El equipo coordinador general, con el apoyo de nuestros Asesores espirituales nos hemos dado a la tarea de elaborar el material necesario para que enriquezcas la relación en todos los aspectos con tu cónyuge, tus hijos y con los que te rodean y así lograr un crecimiento espiritual, para fortalecer tu Fe, y aprender ha valorar las cosas pero, principalmente valorar a tu FAMILIA, es por ellos que nos motiva a trabajar juntos para rescatar el valor de la familia, el valor que tenemos como personas libres pero responsables, es nuestra misión lograr que la mayoría de las familias católicas se inserten en el plan de Dios para que erradiquemos la maldad que poco a poco nos ha ido ganando terreno; Esto ya no podemos permitirlo por eso, necesitamos poner nuestro granito de arena y empezar con nosotros mismos y nuestra familia y así lograr
que Dios Nuestro Señor, se
manifieste a través de nuestras positivas acciones.
Equipo coordinador Gral. Familias Católicas al servicio de amor
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ABREVIATURAS Y SIGLAS SAGRADA BIBLIA Las abreviaturas con que se citan los libros bíblicos son las siguientes: Gn Génesis Ex Éxodo Lv Levítico Nm Números Dt Deuteronomio Jos Josué Je Jueces Rt Rut 1 S, 2 S Samuel 1 R, 2 R Reyes Cro, 2 Cro 1 Crónicas Esd Esdras Ne Nehemías Tb Tobías Jdt Judit Est Ester 1 M, 2 M Macabeos Jb Job Sal Salmos Pr Proverbios Qo Eclesiastés (Qohélet) Ct Cantar Sb Sabiduría Si Eclesiástico (Sirácida) Is Isaías Jr Jeremías Lm Lamentaciones Ba Baruc Ez Ezequiel Dn Daniel Os Oseas
Jl Joel Am Amós Ab Abdías Jon Jonás Mi Miqueas Na Nahúm Ha Habacuc So Sofonías Ag Ageo Za Zacarías Ml Malaquías Mt Mateo Mc Marcos Le Lucas Jn Juan Hch Hechos de los Apóstoles Rm Romanos 1 Co, 2 Co Corintios Ga Gálatas Ef Efesios F1p Filipenses Col Colosenses 1 Ts, 2 Ts Tesalonicenses 1 Tm, 2 Tm Timoteo Tt Tito Flm Filemón Hb Hebreos St Epístola de Santiago 1 P, 2 P Epístolas de Pedro 1 Jn, 2 Jn, 3 Jn Epístolas de Juan . Judas Epístola de Judas Ap Apocalipsis
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En el nombre del Padre, del, Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
Ven, Espíritu Santo, Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu, y todas las cosas serán creadas y se renovara la faz de la tierra. OH dios, que has instruido los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, danos a saber rectamente la Verdad según tu mismo Espíritu y gozar para siempre de tus consuelos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.
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“FACSA” Indice Primer Bloque: E l S e r
H u m a n o.
Tema 1:
El Valor de la Persona...…………..………..….……..…..…09
Tema 2:
Aprendamos a ser felices………………………………..….17
Tema 3:
Libres y Responsables……………………..……………..…27
Segundo Bloque: Vocación del Matrimonio. Tema 4:
Hombre y Mujer ¡Tan diferentes y tan Complementarios!............................37
Tema 5: Tema 6:
Matrimonio. Naturaleza e institución.............................…45 Dialogo Conyugal…………………………………….…...….57
Tema 7:
Relación Sexual en el Matrimonio, un regalo de Dios….......………………………………….….67 Celebración del Adviento………………………………….…79
Tercer Bloque: La Esperanza esta en La Familia Tema 8:
La Responsabilidad de ser Padres....................................91
Tema 9:
La Familia Cristiana es una Iglesia Domestica……………………………………………..103
Tema 10:
Los Valores, Pilares de la familia…….……………..........115
Tema 11:
La Familia, célula de la Sociedad…………………..……..131
Cuarto Bloque: Formación en la Fe Tema 12:
Los Sacramentos……………………………………………145
Tema 13:
Celebración de la Eucaristía……………………………….155
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“Hagamos al Ser Humano a nuestra imagen y semejanza” Gen. 1,26
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T E M A 1 EL VALOR DE LA PERSONA
En esta reunión aprenderemos a: •
Conocer y aceptar la verdadera dignidad de la persona y sus derechos y deberes como tal.
•
Descubrir caminos para crecer juntos como personas y aumentar nuestro respeto a la dignidad y los derechos de todo ser humano.
VEAMOS QUE NOS DICE DIOS: Génesis 1, 26 Génesis 2, 7-8 Isaías 42, 6
DIMANICA. Responde con sinceridad lo siguiente: ¿Quien soy yo? __________________________________________________________ Enumera 3 cualidades: 1.2.3.Familias Católicas al Servicio del amor
Enumera 3 debilidades: 1.2.3.9
“FACSA” Cada persona es muy importante para sí misma. Todos hacemos diariamente muchas cosas para cuidar de nuestra persona y lograr que otros nos respeten y aprecien. Sin embargo pocas veces nos preguntamos cual es la verdadera razón de nuestra importancia. Pregúntate tú al leer estas líneas “¿Por qué soy importante?” Seguramente encontrarás muchas razones de peso que justifiquen tu seguridad de que no eres simplemente un pedacito más del universo sino alguien, una persona. Las razones verdaderas de la importancia de toda persona se basan en que tiene una dignidad única. No tienen que ver con el dinero, la salud, la belleza física, el sexo, la simpatía o las posiciones de poder. Tampoco se basan en sus conocimientos y su ciencia. Entonces sin considerar las cosas que tengo y la posición que ocupo. ¿Qué queda de mí? ¿Por qué soy importante? ¿En que esta mi dignidad? Tu dignidad, igual que la de todo ser humano, esta en lo que eres. Respondiendo a la pregunta ¿quién soy? Sabrás la verdadera razón de tu dignidad y tu importancia. Al preguntarte ¿por qué existo? Seguramente descubrirás que has hecho una pregunta muy profunda que no puedes contestar por ti mismo. La respuesta última sobre el origen y el por que de tu existencia la recibes de Dios que te dice. Eres la obra de mis manos: yo te creé a mi imagen y semejanza parecido a mí. Te di una inteligencia y un corazón con los que puedes conocerme y amarme. Creé la tierra y todos sus bienes para tu servicio para que los uses responsablemente en bien tuyo y de tus semejantes y así me des gloria. Tu ser humano persona eres superior a todo el universo a todos los otros seres vivos de la creación, porque entre todos ellos sólo tú te pareces a mí.
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“FACSA” Te preguntarás ¿qué es lo que en mi se parece a Dios? El te contesta. Cuando amas te pareces a mi, cuando das la vida a otro ser actúas a mi semejanza. Cuando piensas, razonas y te preguntas cuál es el sentido de tu vida y como debes actuar participas de mi inteligencia. Te he creado capaz de descubrir que yo existo y soy el autor de la vida y de cuanto la sostiene. Puedes con el amor y la fe que yo pongo en ti, comprender que soy tu Padre y tengo un plan de amor para tu vida, un plan que solo tú puedes realizar. Te he creado para que estés unido a mí y vivas mi misma vida de amor en la eternidad, te llamo a disfrutar conmigo de la felicidad que nunca se acaba. Quiero que me busques y me ames libremente no te obligo a hacerlo. Te he dado la capacidad de escoger entre el bien y el mal, entre el amor y el aislamiento. Cuando miras dentro de ti comprendes que sientes inclinación por el mal al mismo tiempo que deseas el bien. Yo te doy la fuerza para que domines esa inclinación al mal y cumplas mi ley de amor, que he escrito en tu conciencia. Cuando tú obedeces libremente esta ley alcanza tu verdadera dignidad y yo te juzgaré personalmente por esa obediencia libre. Te he creado para vivir en comunidad con otras personas. No crecerás ni desarrollarás tus facultades aislado de los demás. En tu relación con ellos demostraras el amor que me tienes. No te invito aisladamente a disfrutar de mi amor en la vida futura, te invito junto con tus hermanos, quiero salvarlos en comunidad. Por eso te pido que te abras a ellos aprecies y respetes como la tuya propia la dignidad de las demás personas, te esfuerces por lograr una situación social más humana y más justa para todos y defiendas la vida humana como el valor más alto de la creación. Este es en palabras muy sencillas y resumidas, el fundamento de dignidad de la persona, tal como Dios nos lo revela en la Biblia y la iglesia nos lo enseña a lo largo de más de veinte siglos. La dignidad de la persona no depende de que acepte o rechace lo que Dios le revela. Es igualmente digno el que no reconoce la existencia de Dios y el que no practica ninguna religión. Todos ellos tienen derecho a que se respeten sus ideas y su manera de vivir pues por encima de nuestra conciencia esta Dios. Que lo sabe todo. Familias Católicas al Servicio del amor
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Aunque la iglesia ha defendido siempre la dignidad de la persona basándose en los motivos mas altos, no ha sido la única en hacerlo. La dignidad y los derechos humanos han sido aceptados y proclamados por todas las naciones en lo que conocemos como declaraciones de Derechos Humanos, firmada por los países miembros de la ONU. En ella no se considera la dimensión de fe tal como la entendemos los cristianos, pues esta declaración tiene por objeto proclamar y definir los derechos que son comunes a todos los seres humanos, independientemente de su religión y sus ideologías. Nos dice que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derecho y dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. Esa dignidad no depende de distinciones de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra clase, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Proclaman los derechos fundamentales de todos los seres humanos, como el derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad personal, a la protección de la ley, a la nacionalidad, al matrimonio y a la formación de una familia, a la propiedad individual y colectivas, a la educación, al trabajo y al salario, al descanso, a la libertad de pensamiento, de conciencia, de opinión y de religión, etc. Para ampliar y profundizar este tema te sugerimos las siguientes lecturas. Concilio vaticano II. Constitución Pastoral sobre la iglesia en el Mundo Actual (Gaudium et Spes), capitulo I, Números 12 a 22 “dignidad de la persona humana” Declaración Universal de Derechos Humanos Publicación de la Organización de Naciones Unidad, Nueva Yorks 1948. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla, México, 1979, números 87 a 90, 305 a 307, 316 a 324. Exhortación Apostólica Familiaris Consortio , de Juan Pablo II, números 11. El estudio de este tema no debe quedarse en el plano de las ideas, sino servir para nuestro progreso humano y cristiano. Por eso es necesario reflexionar en si nuestra vida responde a los valores que encontramos en el tema. Para esto te sugerimos unas preguntas para reflexionar.
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REFLEXION PERSONAL: ¿He descubierto algo nuevo en cuanto a mi persona, mi dignidad? ¿Qué concretamente? ¿Sobre la dignidad de las demás personas? ¿Qué actitudes de falta de respeto tengo hacia mi mismo? ¿Y hacia otros? ¿Qué es lo que mas me hace falta para crecer como persona? REFLEXION CONYUGAL: ¿Hay alguna actitud mía que lastime tu dignidad? ¿Cómo puedo ayudarte a crecer como persona? Nuestra familia ¿respeta de verdad la dignidad y los derechos de las otras personas? Si no lo hace en algún caso ¿Qué nos proponemos hacer para remediar esta situación? REFLEXION EN FAMILIA: Que cada uno, según su edad, exprese: por que soy importante, porque cada uno de nosotros es importante, ¿Cómo esperamos que nos traten en la escuela, con los amigos, en la casa, en el trabajo? ¿Damos nosotros el mismo trato que esperamos recibir?
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¿Qué necesita cada uno de nosotros para crecer como persona? ¿Cómo le ayudamos a los demás? ¿Cómo tratamos a una persona que piensa diferente que nosotros, o que nos ha ofendido? ¿Por qué tengo que tratarla con respeto? Y como cristianos, ¿por qué debo tratarla con amor?
Tarea Compromiso. Compromiso de crecimiento personal ¿Que quiero cambiar de mi persona? _________________________________________ ¿Y que estoy dispuesto hacer para lograrlo? _________________________________________
Compromiso de crecimiento conyugal Comenten después de reflexionar en este tema. Quisiéramos que nuestra vida matrimonial cambiara en: ______________________________________________ Y para lograrlo, estamos dispuestos a:
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ORACION Se tu mismo Nadie puede acercarse a ti que eres inaccesible, Nadie puede comprometerte si tu no te das a él. ¿Y ahora tú te me vas a dar si no me das primero a ti mismo? Y mientras que yo estoy aquí, en el sosiego de mi silencio y mi contemplación. Tu me respondes, señor. En lo más profundo de mí ser, escucho tu palabra que dice: ¡Se tu mismo y yo también seré tuyo! Señor, delicia de mis delicias, tú has puesto en mis manos La libertad de ser mío si quiero. ¡Si yo no soy mío, tampoco tú podrás ser mío! Amen
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APRENDAMOS A SER FELICES
En esta reunión aprenderemos a: •
Descubrir dónde está para nosotros la felicidad.
•
Encontrar caminos para aumentar nuestra capacidad personal, conyugal y familiar de ser felices y hacer felices a los demás.
•
Asumir con realismo las riendas de nuestra vida.
VEAMOS QUE NOS DICE DIOS: Juan 16, 21-22 Hechos 20, 35. 1 Pedro 4, 13 Marcos 12, 28-31
Dinámica: Escriba en un papel anónimo el grado de felicidad. Infeliz
poco feliz
feliz
inmensamente feliz
Comentar el resultado...........
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Felicidad: estado de satisfacción completa y ordenada. definición de la palabra en el diccionario, pero en realidad la felicidad no se define, se experimenta, se vive y se decide.
Esta es en realidad la
Todo ser humano procura ser feliz y dar felicidad a quienes ama. Sin embargo, muchas veces sucede que buscamos la felicidad donde no esta, y al no encontrarla nos desesperamos, molestamos y dejamos que nos embargue la desolación.
Comprar regalos para los demás no siempre es fácil, sobre todo si no conocemos bien a la persona a la que queremos obsequiar. Por eso existen tantos libros que aconsejan cómo proceder ante esta cuestión tan espinosa. «Vamos a ver... podría usted comprarle un gatito», pero y ¿si no le gustan los gatos? o ¿si es alérgica...? «A él le podría regalar una corbata de », pero tal vez anda muy sobrado de corbatas; además, ¿cómo atinar a sus gustos? «¡Ah! podría regalarle una buena botella de tequila...», pero ¿y si es abstemio? Para acabar pronto, la clave está en encontrar alguna cosa que nuestro agasajado desee de veras y todavía no posea.
La sociedad ha encontrado una buena solución en las tarjetas de felicitación que nos intercambiamos en ciertas fechas importantes. « ¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!», « ¡Feliz Cumpleaños!», « ¡Feliz Aniversario de Bodas!», «¡Feliz Día de las Madres!». Todo es un «feliz» esto, o «feliz» aquello, independientemente de lo que estemos celebrando.
Cualquier persona recibe estos buenos deseos con agrado -excepto, desde luego, los amargados que refunfuñan de todo-, porque la felicidad siempre nos resulta apetecible, y jamás quedamos satisfechos.
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¿Qué tiene que ver esto con los valores humanos? La felicidad es la reina de los valores, la «vasija de oro que está al final del arco iris». Todos la buscamos y apreciamos sobremanera. ¿Acaso no es un bien para todo hombre? Como vimos en el capítulo anterior, hemos sido creados para la felicidad. Ese es nuestro destino: ser felices para siempre. Más aún, todas nuestras acciones tienden, en definitiva, a conquistarla. La felicidad no es un «medio» para obtener otros fines; no es un peldaño para llegar a otra meta. Nadie vende su felicidad simplemente para conseguir dinero; más bien, busca dinero porque lo considera un medio para alcanzar mayor felicidad.
¿Es feliz todo el mundo? Si esto resulta tan claro, ¿por qué fracasan con tanta frecuencia nuestros esfuerzos por ser felices? El rostro del mundo contemporáneo nos sugiere que hay muy pocas personas verdaderamente felices. Un artículo de la revista Time (del 13 de septiembre de 1993), llevaba como subtítulo: “La alegría es muy difícil de encontrar en estos días, adondequiera que vayas”. Es lo que dice un grupo internacional de encuestadores.
Es verdad, muchos ríen y se sumergen en distracciones, pasatiempos y entretenimiento, pero no dan muestras de haber conquistado la felicidad. Más bien parece que están huyendo de sí mismos. Un síntoma claro de esto es el rechazo, tan difundido en la actualidad, del silencio. Preferimos el ruido, la música, la actividad frenética, antes que enfrentarnos con nuestra propia realidad. ¡Cuánto nos ayudaría tomar un momento para reflexionar sobre nuestra vida y sobre el destino hacia el que nos encaminamos!
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Cientos de libros hablan de la felicidad. Desde los antiguos filósofos hasta en los psicólogos de moda, abundan las recetas para la felicidad, pero la gente no parece feliz. Basta caminar por las calles del DF., París, Nueva York o Londres, y mirar a los ojos de la gente que pasa; casi todos llevan la mirada triste. Los periódicos y muchas personas conocidas nos descubren a diario la tragedia de la infelicidad. La Felicidad no se nos da hecha, tenemos que construirla.
A veces confundimos la felicidad con bienestar. Es necesario distinguir entre lo que nos hace felices y lo que nos da comodidad o gusto. ¿Qué nos hace felices? Todos recordamos haber disfrutado momentos de felicidad cuando hemos vivido experiencias como: • • •
• • •
• • • •
cuando somos útiles, cuando alcanzamos una meta deseada. cuando nos sentimos importantes para otros o indispensables para alguien cuando podemos hacer el bien a otra persona cuando alguien nos ayuda cuando nos sentimos amados, respetados comprendidos, o al estar cerca de quienes amamos. cuando estamos en paz con nosotros mismos y con los demás al saber o darnos cuenta que Dios nos ama y que podemos dialogar con Él. al disfrutar de una sexualidad plena y armónica. al tener un hogar donde existe la cordialidad y la convivencia.
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En cambio, hay otras experiencias que, aunque nos produzcan bienestar, comodidad, o gusto, no son capaces por ellas mismas de darnos felicidad, cuantos de nosotros hemos sentido hambre o sed y no por cubrir estas necesidades, podemos decir que ya somos felices, o al: • • • • • •
tener salud tener comodidades materiales en el hogar escuchar que alguien nos halague dejar de hacer un trabajo desagradable o penoso para nosotros. poder tener un dinero ahorrado tomar una copa o una comida sabrosa.
Entonces se puede decir que la felicidad esta en ser: lo que somos, en lo que empleamos nuestra vida, lo que no se ve con los ojos, Amor, amistad, servicio, fe y esperanza, crecimiento humano, compromiso con un ideal. Pero en realidad el problema principal radica en que nosotros mismos no nos aceptamos, ni respetamos, no aceptamos nuestro físico, nuestros sentimientos, ni valoramos nuestra originalidad, nuestra forma de ser, por eso fingimos, usamos máscaras, porque tenemos la idea que si nos mostramos como somos nadie nos va a querer, y es así como pasamos la vida. El gusto, el bienestar y el confort están principalmente en tener: lo que nos hace la vida tolerable, las diversiones, las posesiones materiales, los aparatos que nos simplifican la vida, la ausencia de enfermedades y preocupaciones. Por eso podemos estar sanos, descansados, cómodos y sin preocupaciones y sin embargo no sentir felicidad.
Un gato grande vio como un gatito pequeño trataba de atraparse la cola y le preguntó ¿por qué tratas de atraparte la cola en esa forma? El gatito dijo. He aprendido que lo mejor para un gato es la felicidad, y que la felicidad es mi cola. Por eso la persigo y trato de alcanzarla, y cuando la alcance habré logrado la felicidad. El gato viejo le dijo: Hijo mío, yo también he prestado atención a los problemas del universo. Yo también he pensado que mi cola era la felicidad. Pero me he dado cuenta de que cuando la persigo se me escapa y cuando voy haciendo lo que tengo que hacer ella viene detrás de mí por donde quiera que yo vaya.
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Entonces ¿en que consiste y donde esta la felicidad? Hay algunas orientaciones muy generales que pueden ayudarnos a buscar la felicidad donde realmente nos espera: •
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seremos más felices procurando la felicidad de otros que buscando la nuestra. No encontraremos la felicidad comprando, acumulando y teniendo riquezas, en cambio, si podemos encontrarla dando y dándonos a los demás. No seremos felices dejando de hacer lo que nos cuesta trabajo sino haciendo lo que Dios y nuestro prójimo esperan de nosotros. Las cosas más importantes para la felicidad no se compran con dinero. Alguien nos las regala porque nos quiere, o nos llegan como premio al esfuerzo de nuestra vida. Si, para ser felices, esperamos a tener algo de lo que carecemos o a encontrarnos en circunstancia más favorables, tal vez nunca llegaremos a alcanzar la felicidad.
Se recomienda ver esta película en familia
Solo podemos ser felices con lo que somos y tenemos hoy. Y ¿qué nos dice Dios respecto a la felicidad? El no dio la vida para que podamos gozar con Él la felicidad eterna. Nos guía con su Palabra para que podamos alcanzarla. Nuestro deseo de felicidad es, en el fondo, un hambre de Dios. Así lo expresó San Agustín, añadiendo: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti.”
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“FACSA” Dios nos quiere libre esa es la gran verdad, la buena nueva que nos vino a traer Jesús es que Dios nos ama, somos la luz del mundo, la sal de la tierra. La misma palabra evangelio, que significa buena noticia, nos indica que Cristo, la Palabra de Dios hecha hombre, es para el cristiano el verdadero camino de la felicidad.
REFLEXION PERSONAL: ¿En que circunstancias me he sentido más feliz? ¿A que se debió mi alegría? ¿Qué es lo que me ha causado más infelicidad personal? ¿En que circunstancias me siento infeliz? ¿Qué consecuencia obtengo de esto? ¿Qué he hecho hoy para hacer feliz a otra persona? ¿Qué más puedo hacer? ¿Qué me propongo para aumentar mi capacidad personal de ser feliz?
REFLEXION CONYUGAL: ¿Cuál era nuestro ideal de felicidad al casarnos? ¿Y cual es en la actualidad? Aquello a que dedicamos nuestra vida ¿Es suficiente para hacernos felices? ¿Cuándo somos más felices juntos? ¿Cuándo somos más infelices? ¿Cuál es el principal obstáculo que cada uno encuentra para ser feliz? ¿Podemos hacer algo para mejorarlo? ¿Qué puedo hacer yo para hacerte más feliz? ¿A cuantos hijos podremos ofrecerles una oportunidad real de felicidad? ¿Qué nos proponemos hacer para aumentar nuestra capacidad real de ser felices como pareja? Familias Católicas al Servicio del amor
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REFLEXION FAMILIAR: Que cada miembro de la familia responda (de acuerdo a su edad), las siguientes preguntas: ¿Cuándo somos más felices como familia? ¿Qué es lo que nos causa más infelicidad? ¿Cuál es la diferencia entre bienestar y felicidad? ¿Qué es lo que nos da comodidad y bienestar?, esto ¿Es suficiente para hacernos felices?, ¿por qué? ¿Cómo puede cada uno de nosotros contribuir a la felicidad de los demás?
Tarea Compromiso. Compromiso de crecimiento personal ¿Que quiero cambiar de mi persona? _________________________________________ ¿Y que estoy dispuesto hacer para lograrlo? _________________________________________
Compromiso de crecimiento conyugal Comenten después de reflexionar en este tema. ¿Qué estamos dispuestos hacer para que mi pareja y yo seamos más felices, junto con nuestros hijos?
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Oración: Compartiendo la felicidad ¡Madre mía! ¡Qué feliz estoy! Quiero hoy contigo compartir la alegría que tan intensamente vivo. Deseo también pedirte que me ayudes a participar a otros el alborozo que me embarga, pues estoy firmemente convencido que la alegría, así como el amor, son realidades que se difunden por el testimonio y por la comunicación. Amén.
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LIBRES Y RESPONSABLES
“La verdadera libertad es signo de la imagen de Dios que hay en el hombre” Vat. II Iglesia y mundo, 17
En esta reunión aprenderemos a: Conocernos y recibir las enseñanzas de los apóstoles, es decir, para escuchar la buena nueva de Cristo, para convivir como hermanos e ir anunciando y reconstruyendo el reino de Dios. VEAMOS QUE NOS DICE DIOS: Eclo 15,14 Eclo. 33,13 Gal 5,13
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DINAMICA En un papel anónimo responde a estas preguntas 1. ¿En qué momento de mi vida me he sentido libre? 2. ¿En qué momento de mi vida me he sentido oprimido? 3. ¿En que momento de mi vida he asumido las consecuencias de mis actos de irresponsabilidad? 4. ¿He pedido disculpas ante esa irresponsabilidad?
LA VERDADERA LIBERTAD La libertad no siempre es bien entendida. Algunos creen equivocadamente que son libres porque: Hacen lo que les apetece y porque les apetece. No hacen caso de las decisiones de otros, piensan que nadie tiene nada que decirles. Esto es falso. La persona que actúa así está siendo esclava de su capricho, de su egoísmo, de su orgullo. Ser libre no significa realizar todos mis caprichos, sino la capacidad de dirigir mi vida hacia el bien.
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Ser libre significa haberse liberado: del odio, del egoísmo, de los celos, de las envidias, del afán de venganza, de los vicios, de los enojos, de la vagancia (libertinaje) de la indiferencia ante los problemas de los demás.
Haberse liberado de todo esto para: amar, compartir, ayudar, servir, ser paciente, amable, comprender a los demás ser capaz de perdonar, oponerse a las injusticias, ser capaza de dialogar, vencer las dificultades. .
Elegir el mal no es libertad sino libertinaje.
LA PERSONA REALMENTE LIBRE ES LA PERSONA RESPONABLE. Por eso el concilio Vaticano II nos dice: “Hay que cultivar el sentido de responsabilidad” Iglesia-Mundo, 31 Responsabilidad es responder a la llamada de otro. Aquello que pide respuestas puede ser: la propia conciencia una persona la sociedad y en definitiva, Dios.
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“FACSA” LA PERSONA RESPONSABLE SE ESFUERZA POR CUMPLIR LOS COMPROMISOS. 1.- Con puntualidad: Por ejemplo, no empezando 10 minutos más tarde o entregando el trabajo al día siguiente de lo convenido. Se previene para que no le agarre el tiempo. 2.- Lo hace completo, desde el principio hasta el final, sin dejar las cosas a medias. 3.- De la mejor manera posible, empleando todas sus capacidades. 4.- Superando las dificultades. De ordinario resulta costoso cumplir cabalmente un compromiso. Las dificultades pueden venir de: Nosotros mismos: por ejemplo, nuestro cansancio de cuerpo o de mente. De los demás: contradicciones, envidias..... Del ambiente, a veces tengo que superar peligros..
“Hay que ayudar a que las personas desarrollen armónicamente sus condiciones físicas, morales e intelectuales, a fin de que adquieran gradualmente un sentido más perfecto de la responsabilidad en el recto y continuo desarrollo de la propia vida y en la consecución de la verdadera libertad, superando los obstáculos con grandeza y constancia de alma” Vat. II: Educación 1 5.- Teniendo en cuenta lo que sea de mayor bien para los demás o por los menos que no se les haga daño.
LA PERSONA RESPONSABLE ASUME LAS CONSCUENCIAS DE SUS ACTOS NO INTENCIONADOS Ejemplo: por la tormenta no puede llegar a la reunión. Mi falta no fue intencionada. Con todo, procuraré enterarme de qué se trató para ver que responsabilidades me corresponden. Ejemplo: causé daño al vecino sin quererlo. Con todo, procuraré arreglar el daño que le hice. Familias Católicas al Servicio del amor
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Ejemplo de irresponsabilidad. Por no reconocer que tengo una enfermedad o una adiccion puedo lastimar a terceras personas.
NECESITAMOS EDUCAR NUESTRA VOLUNTAD Muchas veces no somos responsables porque nuestra voluntad es débil. continuación algunas sugerencias para educar la voluntad.
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Pensar lo que tengo que hacer y como hacerlo. Reflexionar sobre los motivos para esforzarme en tal punto. Empezar inmediatamente y con decisión. No decir “mañana comenzaré a trabajar puntualmente”, Decir: “Hoy, ahora mismo...” y empezar ya. Así mi voluntad se hace fuerte. Hacerlo siempre, no unas veces si y otras no. No decir “Ya vencí mi pereza dos días, hoy pasearé antes de trabajar”. Decir: “Ya me vencí dos días me seguiré venciendo tres, cuatro.... todos los días hasta que llegue a tener costumbre” Esforzarme por hacer bien lo que tengo que hacer. Terminar completamente lo propuesto.
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“FACSA” NO HAY QUE CONFUNDIR PERSEVERANCIA CON RUTINA O TERQUEDAD La Perseverancia: lleva a cabo lo decidido aunque surjan dificultades, el tiempo se prolongue o el ánimo parezca disminuir. La Rutina: Hace acciones sólo por costumbre sin darles sentido. La Terquedad: Continúa la decisión aunque se dé cuenta de que era equivocada o no queriendo reconocerlo, aunque hayan cambiado las circunstancias y los medios no sean adecuados. La rutina y la terquedad no son actitudes de personas libres y responsables.
CONCIENCIA PERSONAL Y LIBERTAD RESPONSABLE “La dignidad humana requiere que el hombre actúe según su conciencia... movido por convencimiento interno personal y no bajo presiones de un ciego impulso interior o de la mera coacción exterior” Vat. II: Iglesia-Mundo, 17. Para reforzar el convencimiento interno personal que lleva a elegir libremente, ayudará el caer en la cuenta de la paz o alegría interior que da el obrar rectamente aún en contra de las apariencias. Esa paz, esa alegría, son la paz y la alegría de Dios que está en nosotros mostrándonos el camino recto a seguir. Es difícil, pero posible. “Para la libertad Cristo nos ha liberado” Ga 5,1.
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“FACSA” REFLEXION PERSONAL ¿Creo en mi mismo? ¿qué espero de mi mismo? ¿tengo un proyecto personal de mi vida con metas claras? ¿Cómo debo responder de mis actos? A mi mismo, a mi familia o a la sociedad ¿Participo con seriedad en las elecciones de las personas que deben gobernar la nación, el municipio, la comunidad? REFLEXION CONYUGAL Compartir nuestras inquietudes con nuestro cónyuge, de manera sincera y lo más abiertamente que se pueda ‘para buscarnos y encontrarnos a nosotros mismos. Hablar primero un de los dos y la otra parte escucha atentamente dejando que el otro se exprese. Luego se intercambian para dar la oportunidad al otro a que también se exprese. REFLEXION FAMILIAR ¿Qué pienso de una persona que deja su trabajo sin terminar, que no cumple aquello que ha prometido, que no se preocupa de reparar el daño que hizo a otra persona o a la comunidad? ¿Qué significa la frase: “Mi libertad termina donde empiezan los derechos de los demás”? ¿Cumplimos con nuestras responsabilidades en el hogar y como familia? ¿Estamos concientes de que nadie puede responder por nosotros mismos? ¿Somos libres del todo o hay muchas cosas que nos hacen esclavos?
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“FACSA” TAREA COMPROMISO Después de reflexionar en este tema. Quisiera que mi vida cambiara en...... Y para lograrlo, estoy dispuesto a........ Compromiso de crecimiento personal
ORACION Gracias Señor, Padre bueno y bondadoso, por haberme hecho a tu imagen y te pido fortaleza para ser realmente persona a tu imagen. Amen
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HOMBRES Y MUJERES: ¡TAN DIFERENTES Y TAN COMPLEMENTARIOS!
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Gen 1: 27
En esta reunión aprenderemos a: •
Reafirmar que todos los seres humanos tenemos el mismo valor como personas.
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comprender y aceptar las diferencias físicas entre hombre y mujer.
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descubrir caminos para hacer de estas diferencias fuente de unión y ayuda mutua.
VEAMOS QUE NOS DICE DIOS: Cantar de los cantares, capitulo 8, versículos 5-7. Gal. , Capitulo 3, versículos 26-28.
DINAMICA:
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“FACSA” HOMBRE Y MUJER •
• •
¿Hay algunas diferencias fundamentales entre los dos sexos? ¿Cuáles son? ¿La igualdad de género que se exige hoy, es una igualdad absoluta en todos los niveles, actividades, funciones, etc.?
Existe • • • • •
¿Colaboración de hombre y mujer en el hogar? ¿Colaboración de hombre y mujer en el trabajo? ¿Colaboración de hombre y mujer en el apostolado? ¿Colaboración de hombre y mujer en la amistad? ¿Colaboración de hombre y mujer en la madurez personal?
Es cierto que hoy en día las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a su desempeño en la sociedad son mínimas. Pero es por esta misma razón que el entender las diferencias propias entre los sexos es tan importante. Si pretendemos que nuestra pareja responda a ciertas situaciones de la manera que nosotros responderíamos, nuestra relación estará siempre caracterizada por la frustración, la incomprensión, entre otras. Primeramente, debemos entender que el hombre y la mujer tienen intereses distintos. Esto es, lo que es importante para cada uno como persona tiene una base diferente. Mujer - Constitución física delicada. - Energía dispersa. - Sentido de los matices. - Movimientos gráciles y suaves. - Humor variable. - Gran impresionabilidad. - Influencia envolvente. - Actividades interdependientes. - Fuerza intuitiva. - Interés por los detalles y lo actual. - Adaptabilidad constante. - Papel de madre y guardiana de valores.
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“FACSA” Hombre -
Constitución física robusta. Energía concentrada. Sensaciones fuertes. Gestos bruscos y descuidados. Emociones profundas y estables. Pasiones intensas. Agresividad y afán de mando. Actividades disociadas. Predominio del raciocinio. Interés por lo global y a largo plazo. Tenacidad en las resoluciones. Papel de padre y arquitecto del mundo.
A continuación veremos un breve ejemplo:
La experiencia de atender a un hombre que entra a una zapatería es muy diferente que la de atender a una mujer. Por lo general, cuando el hombre entra a una zapatería, es porque necesita zapatos. Esta necesidad es porque los que usa ya no le sirven más, o porque existe una situación que le requiere adquirir un par diferente a los que ya tiene. No era raro que el cliente se llevara sus zapatos nuevos puestos, y dejara los viejos. Así mismo, era raro que el hombre quisiera ver infinidad de modelos (después de todo, ¿qué tanta variedad hay en zapatos de hombre?) o que regateara mucho el precio. La necesidad existía, el camino a resolverla estaba bien delineado, tomaba la acción apropiada, y lograba su objetivo. Para una mujer, comprar zapatos va más allá de satisfacer una necesidad práctica. Es todo un evento. Primeramente, era raro que una mujer llegara a comprar zapatos sola. Casi siempre iba acompañada de una amiga. La necesidad en este caso es poder compartir con alguien la experiencia. No es una necesidad práctica de zapatos la que lleva a una mujer a la zapatería. La necesidad es relacional, ya sea por la situación inmediata de compartir una experiencia con otra persona, o futura de ser aceptada en el evento social que amerita los zapatos en cuestión. Comprar zapatos le lleva mucho más tiempo a una mujer que a un hombre, y no necesariamente por contar con mayor variedad, sino porque para la mujer el proceso de comprar los zapatos y el compartir el proceso con alguien más (aunque fuera con el dependiente) es tan o más importante que la adquisición misma del producto.
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“FACSA” En la relación de pareja, el hombre tiene ciertas metas u objetivos que le motivan a desarrollar la relación. La mujer es motivada por la relación en sí, y aunque también tenga ciertos deseos de hacia dónde quiere que progrese la relación, el proceso de desarrollo es más significativo para ella. Otra área de gran diferencia entre hombres y mujeres es la manera de comunicarse. Esto es algo que se presenta desde muy pequeños, según se puede ver al observar cómo juegan niños y niñas en el parque o el kinder. ¿A qué juegan las niñas? A la casita, la comidita, las compras... juegos que requieren interacción con otras personas, ya sea otras niñas o sus muñecas, y que giran totalmente en rededor de conversaciones. ¿A qué juegan los niños? A los camiones, las luchas, la guerra, el fútbol... juegos con una meta generalmente bien definida. Para el hombre la comunicación tiene el propósito de dejar en claro, con el mínimo de palabras necesario, cuál es la situación presente. Para la mujer, la comunicación tiene el fin de permitirle compartir sus sentimientos respecto a la situación presente, situaciones similares en el pasado o posibles en el futuro, y personas involucradas en ellas, desde tantas perspectivas como sea posible. Es por esto que el hombre no ve la necesidad de continuamente declarar sus sentimientos hacia su pareja. Si le ha dicho que la quiere, y el sentimiento no ha cambiado, no hay razón de repetir la información. En ocasiones también se da el caso de que el hombre no está consciente, o seguro, de lo que siente. Como no puede establecer definidamente estos sentimientos, prefiere no decir nada al respecto. Por su parte, la mujer necesita continuamente escuchar cuál es el estado de la relación, principalmente en cuanto a sentimientos. Aún si el hombre no está seguro de qué es lo que siente, la mujer quiere saberlo. Es válido para el hombre decirle a la mujer que no está seguro de lo que siente, si es sincero y lo comunica apropiadamente.
Es necesario saber que, para la mujer, el cómo se comunican las cosas es Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” tan importante como lo que se comunica. Para un hombre es suficiente que alguien le diga la información necesaria, basada en hechos tanto como sea posible. La mujer prefiere que el mensaje sea comunicado de tantas maneras creativas como sea posible. Por eso existen las florerías y negocios de tarjetas. Y es importante no limitarse a estas opciones. Muchos hombres se asombrarían al saber el efecto que tiene en la mujer una notita con las palabras "Te Quiero", colocada en un lugar estratégico de tal manera que la sorprenda. Tip importante: estas notitas deben ser escritas en papel especial (o sea, no uno recién arrancado de la libreta) y con tinta que no sea negra ni azul. Aunque nunca lo admita ante sus amigos, un hombre realizará una gran inversión al comprar papel con diseños florales (o corazones, ositos, etc.) y un bolígrafo con tinta color lavanda. La comunicación también se refleja en una tercera área de diferencia entre hombres y mujeres: la resolución de problemas. De hecho, la diferencia comienza desde el punto de que, para el hombre, si existe un problema hay que resolverlo, de preferencia por uno mismo. Para la mujer, lo importante es hablar de la situación, e involucrar a otros en hablar de ella. Esto lo podemos ver en nuestras preferencias en cuanto a programas de televisión. Un hombre prefiere un encuentro deportivo, un problema que llegará a una resolución definitiva, aún si no es como él preferiría, y en el que no está involucrado emocionalmente; aunque es cierto que hay excepciones a esto último. La mujer prefiere las telenovelas, problemas basados en relaciones que se desarrollarán por meses, y de los cuales puede platicar extensamente con sus amigas. Cuando el hombre enfrenta un problema, se retrae. Se habla de cómo el hombre se retira a "su cueva" cuando hay un problema. Esta cueva puede ser un lugar físico o una actividad en la cual el hombre pueda estar solo con sus pensamientos, ya sea para planear la solución al problema o para relajarse lo necesario para enfrentarlo. Lo último que busca el hombre es otra persona con quién hablar de su problema, a menos que haya determinado que necesita la ayuda de un experto, y entonces habla con éste. Cuando una mujer enfrenta un problema, lo primero que busca es alguien con quién platicarlo. De hecho, para la mujer no es tan importante encontrar la solución al problema como el que alguien la escuche y empatase con ella. Y podemos ver cómo surge conflicto en la relación. Se señala que, para el hombre, la mujer le quita el tiempo al hablar demasiado, mientras que la mujer se siente ignorada porque el hombre no quiere escucharla. Cuando la mujer le relata un problema al hombre, el hombre interpreta esto como que ella quiere que él lo solucione, y en cierto sentido le hace responsable de la solución. Es por eso que, al escuchar el problema que enfrenta la mujer, el hombre decide que es preciso hacer algo, "dame sólo los detalles necesarios y yo me encargaré del resto". Pero la mujer no ha terminado de compartir sus sentimientos respecto al problema, y al notar que el hombre se impacienta con ella (porque quiere ir a resolver el problema), siente que a él no le importa cómo se siente ella, y que esto significa que ella no es importante para él. Familias Católicas al Servicio del amor
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(1) CARTA DE LOS DERECHOS DE LA FAMILIA. Santa Sede. Articulo 2º. En realidad, la persona humana total esta compuesta de hombre y mujer. Así nos lo revela Dios en el relato de la creación: Y creo Dios el hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creo; varón y mujer los creo. (Génesis, 1, 27). SAGRADA CONGREGACION PARA LA EDUCACIÓN CATOLICA NUM. 26. Cada persona tiene una serie de obstáculos para llegar a relacionarse. -
el machismo, la actitud de superioridad del varón que no requiere compartir su importancia y sus privilegios con su pareja.
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La pereza de la mujer, que prefiere tener una actitud infantil y se niega a exigirse más, prepararse y ver más allá de las paredes de su casa.
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Los celos, que consideran al otro como propiedad absoluta y ven como un peligro su derecho a promoverse y participar en la vida de la comunidad.
El miedo a ser diferentes a otras parejas de tipo tradicional, que aun conservan una separación bien marcada entre el mundo del hombre y el de la mujer. EXHORTACIÓN APOSTÓLICA FAMILIARIS CONSORTIO. (Sobre la misión de la Familia Cristina en el mundo actual), de Juan Pablo II num.11 -
Es cierto que los tiempos han cambiado y que la relación hombre-mujer se vide de manera diferente, pero en esta relación hay ciertos valores que no cambian por que son eternos y son la base de todo matrimonio: la atracción mutua; la alegría de encontrar a una persona única que responde a lo que cada uno anhela y necesita; el deseo de compartir alegrías y penas, acontecimientos y detalles de la vida diaria; la ilusión por construir juntos una obra de amor, un hogar donde los hijos se alimenten del amor que sus padres se tienen. Todas estas son expresiones del amor, que es el alma y el valor fundamental del todo matrimonio. Al vivirlo ustedes en un plano de igualdad y respeto mutuo formaran una familia nueva, adaptada a los tiempos actuales y al mismo tiempo Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” basada en el único valor que no cambia. Pero ese amor, vivido por dos personas igualmente desarrolladas podrá ser mucho más rico y satisfactorio, pues les permitirá compartir todas sus inquietudes, acompañarse en todas las circunstancias de su vida y complementarse en una forma mas profunda para buscar el bien y la felicidad total del otro.
REFLEXION PERSONAL ¿Qué he deseado toda mi vida y nunca he podido hacer? ¿Se lo he comentado a mi pareja? Si, no ¿por qué? ¿En que aspecto de mi vida necesito mas a mi pareja? ¿Me da ayuda? Busca ejemplos de esto. REFLEXION CONYUGAL ¿Qué es lo que cada uno ha deseado siempre y no ha podido hacer? ¿Cómo podemos ayudarnos los dos a realizarlo? ¿Te ayudo en lo que necesitas, o te doy impresión de indiferencia? ¿Qué aspecto de mi personalidad es el que mas te gusta y te ayuda a ser mejor? ¿Qué es en opinión de cada uno, lo mejor y lo peor de nuestra relación? Para comprobar si nuestra relación es de igualdad y colaboración, examinemos algunos aspectos de nuestra vida, por ejemplo: ¿Nos satisface nuestra relación sexual? ¿Sabemos lo que cada uno prefiere y necesita? ¿Hablamos sobre este tema? Si no lo hacemos ¿a que se debe nuestro silencio? ¿Tenemos cada uno tareas perfectamente definidas, o nos ayudamos y compartimos responsabilidades? ¿Compartimos la educación de los hijos? TAREA COMPROMISO Después de reflexionar en este tema. Quisiera que mi vida cambiara en...... Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” Y para lograrlo, estoy dispuesto a........ Compromiso de crecimiento personal
ORACIÓN PARA SER MEJOR. Auxilio de los pecadores siempre dispuesta al perdón y a la intercesión obtenme las gracias que me sean necesarias para encaminar rectamente mi vida, rechazar enérgicamente el pecado. huir de sus ocasiones y poner los mejores medios para purificarme según el divino designio y así encaminarme hacia quien es la Vida misma Amén.
TEMA 5 MATRIMONIO NATURALEZA E INSTITUCIÓN.
La unión conyugal tiene su origen en Dios, quien al crear al hombre lo hizo una persona que necesita Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” abrirse a los demás, con una necesidad de comunicar, amar, compartir y entregarse como persona.
En esta reunión aprenderemos a: •
El significado del Matrimonio.
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Valorar la libertad que nos enseña el matrimonio.
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Respetarnos y valorarnos como pareja.
VEAMOS QUE NOS DICE DIOS: Génesis 2,18 Génesis 1,27-28
REFLEXION BIBLICA :
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“FACSA” Desde el principio de la creación, cuando Dios crea a la primera pareja, la unión entre ambos se convierte en una institución natural, con un vínculo permanente y unidad total (Mt. 19,6). Por lo que no puede ser cambiada en sus fines y en sus características, ya que de hacerlo se iría contra la propia naturaleza del hombre. El matrimonio no es, por tanto, efecto de la casualidad o consecuencia de instintos naturales inconscientes. El matrimonio es una sabia institución del Creador para realizar su designio de amor en la humanidad. Por medio de él, los esposos se perfeccionan y crecen mutuamente y colaboran con Dios en la procreación de nuevas vidas. El matrimonio para los bautizados es un sacramento que va unido al amor de Cristo su Iglesia, lo que lo rige es el modelo del amor que Jesucristo le tiene a su Iglesia (Cfr. Ef. 5, 25-32). Sólo hay verdadero matrimonio entre bautizados cuando se contrae el sacramento. El matrimonio se define como la alianza por la cual, - el hombre y la mujer se unen libremente para toda la vida con el fin de ayudarse mutuamente, procrear y educar a los hijos. Esta unión - basada en el amor – que implica un consentimiento interior y exterior, estando bendecida por Dios, al ser sacramental hace que el vínculo conyugal sea para toda la vida. Nadie puede romper este vínculo. (Cfr. CIC can. 1055). El matrimonio posee todos los elementos de un contrato. Los contrayentes son el hombre y la mujer. El objeto es la donación recíproca de los cuerpos para llevar una vida marital. El consentimiento, es lo que ambos contrayentes expresan. Unos fines que son la ayuda mutua, la procreación y educación de los hijos.
DINAMICA. ¿Qué me atraía de ti cuando nos casamos? Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” Hoy, ¿todavía siento esa atracción? Díganle a su pareja que lo aman, dense un beso.
Institución Hemos dicho que Dios instituyó el matrimonio desde un principio. Cristo lo elevó a la dignidad de sacramento a esta institución natural deseada por el Creador. No se conoce el momento preciso en que lo eleva a la dignidad de sacramento, pero se refería a él en su predicación. Jesucristo explica a sus discípulos el origen divino del matrimonio. ¿No habéis leído, como Él que creó al hombre al principio, lo hizo varón y mujer? Y dijo: por ello dejará a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne”. (Mt. 19, 4-5). Cristo en el inicio de su vida pública realiza su primer milagro – a petición de su Madre – en las Bodas de Caná. (Cfr. Jn. 2, 1-11). Esta presencia de Él en un matrimonio es muy significativa para la Iglesia, pues significa el signo de que - desde ese momento - la presencia de Cristo será eficaz en el matrimonio. Durante su predicación enseñó el sentido original de esta institución. “Lo que Dios unió, que no lo separe el hombre”. (Mt. 19, 6). Para un cristiano la unión entre el matrimonio – como institución natural – y el sacramento es total. Por lo tanto, las leyes que rigen al matrimonio no pueden ser cambiadas arbitrariamente por los hombres. PROBLEMÁTICAS: ¿ES UNA ESCLAVITUD? En la sociedad actual, la búsqueda de la independencia, se podría comparar a lo que en lo que en la edad media fue para los alquimistas la búsqueda de la piedra filosofal, o lo que para otros ha sido, la búsqueda de la fuente de la eterna juventud, es ese deseo de sentirse independientes, se manifiesta de mil maneras.
Veamos como en la actualidad hay parejas que, en su vida de casados, no han encontrado la tan anhelada independencia, y no sólo eso, sino que aparentemente tienen que soportar una pesada carga, lo que quizá pudiera ser considerado como una nueva forma de esclavitud. La realidad es que nos Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” necesitamos mutuamente y ante esa verdad, no depender de nadie es una fantasía. En el caso del matrimonio, esa sensación de esclavitud, de la que hablábamos puede llegar por dos caminos: a) Cuando nos hemos convertido en un apéndice de nuestro cónyuge. O sea, no salimos de casa si no es con él. En nuestra relación importan más los deseos y gustos de la pareja que los propios y no podemos hacer nada sin su permiso. b) Y el otro lado de la moneda, cuando sentimos que la pareja, más que ser una ayuda, es una carga. Deseamos hacer nuestra vida aparte del cónyuge, ir cada quien solo a las propias reuniones, no consultar con la pareja las decisiones importantes ni pedirle opinión, querer educar a los hijos a su manera sin tomar en cuenta a la pareja, etc. En el primer camino estamos hablando de una dependencia total, en la cual anulamos nuestra personalidad y libertad, y nos ponemos (inconscientemente) en una situación de esclavos por gusto propio. Y como el hombre es libre por naturaleza, quien está en una situación así no puede sentirse bien consigo mismo. En el segundo camino vemos que hay un deseo de independencia que rechaza el compromiso que se adquirió con la pareja, sintiendo un ahogo y una nostalgia por la libertad perdida. Sin embargo hay otro camino tan viejo como el mundo y tan común, que para seguirlo, se necesita sólo estar convencidos de que es la mejor opción y llevarla a cabo: la interdependencia. Este camino realmente nos lleva a la libertad ansiada, porque libre es el que decide, se compromete y actúa. En nuestra vida como pareja, debemos aprender a ser inter-dependientes, en vez de ser buscadores frustrados de una independencia mal entendida. Si solamente vemos las renuncias que el matrimonio implica, y no tomamos en cuenta los beneficios que la relación de pareja nos aporta, entonces tenemos una visión parcial o distorsionada y, desde esa perspectiva, sí podríamos llegar a sentir que estamos viviendo una esclavitud. Familias Católicas al Servicio del amor
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En cambio, si nuestro objetivo es tener una relación matrimonial que nos lleve a mejorar, a complementarnos mutuamente, entonces esa relación se convierte en un poderoso medio para desarrollar en nosotros el sentimiento de libertad, es decir, la capacidad para elegir, de entre lo bueno, lo mejor. Para lograr que nuestro matrimonio se convierta en un proceso que nos haga crecer y no nos esclavice, tenemos que aprender a hacer equipo con nuestro cónyuge, uniendo nuestros esfuerzos y canalizando nuestro entusiasmo, anhelos e ilusiones hacia un objetivo común. Si queremos revitalizar el sentido de equipo en nuestra relación de pareja y hacer que nuestra inter-dependencia, motivada por el amor, se convierta en un medio de crecimiento y desarrollo, conviene que tomemos en cuenta algunos puntos: *Propósito común: En cuanto al por qué de la existencia de la pareja, su razón de ser, sus objetivos y sus funciones. *Responsabilidad compartida: Ambos deben ser igualmente responsables por el éxito de la relación y por el logro de los objetivos y propósitos comunes. ¿Cómo que su marido es el que sabe de impuestos? ¿Cómo que en la administración de los gastos de la casa su esposa es la mera mera? ¡No! Ambos son co-responsables. *Liderazgo participativo: Que cada uno aporte sus cualidades, habilidades, conocimientos y aptitudes, para apoyar y dar fuerza al otro. *Buena comunicación: Imprevistos y dificultades son totalmente normales, pues forman parte de toda relación humana, sin embargo, cuando se desarrolla un clima de confianza, se promueve una comunicación franca y abierta y dichas dificultades pueden ser superadas con mayor facilidad.
*Revitalizar el amor: ¿Cuáles eran sus sueños antes de casarse? ¿Estudiar? ¿Construir una casa? ¿Y quién dijo que tienen que olvidarse de sus sueños una Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” vez casados? ¡Al contrario! Ahora tiene usted un cómplice que puede ayudarlo a conseguirlo. CRECER EN EL AMOR Cuando uno se enamora, es capaz de olvidar las citas con los amigos, los programas preferidos e, incluso, el día de pago. Esa experiencia puede durar días, semanas o meses, y crear alrededor sonrisas simpáticas de quienes notan los despistes y murmuran la explicación más lógica: "Está enamorado". Parece que la vida gira en torno a quien es ahora el nuevo centro del corazón. Un retraso, una omisión de la llamada telefónica, una cita que se pospone por un compromiso imprevisto de última hora, pueden ser motivo de una inquietud que parece ridícula si se piensa fríamente, aunque para el enamorado resulta la cosa más importante del mundo. La vida lleva miles de estos encuentros a un compromiso mayor. El noviazgo, una curiosa jaula que todavía deja abiertos muchos espacios a la libertad de cada uno, es una aventura apasionante, llena de esperanzas e ilusiones, de alegrías, de sueños, de profundidad. Pero no basta. Y el amor culmina cuando los dos, llevados por aquel impulso inicial que nació en un momento más o menos preciso del pasado, llegan al altar, y se prometen fidelidad y entrega para toda la vida y en toda la circunstancia. Se unen en matrimonio. CASADOS Y CANSADOS Con el matrimonio se inicia una nueva fase en las relaciones entre hombre y mujer, mucho más profunda, más rica, más comprometedora. Y no pocas veces, llena de mayores problemas para los dos, que bien se pueden superar si existe verdadero amor entre los esposos. Pero cuando el amor que los unió no es verdadero, no resulta raro que al paso de unos años, o peor unos meses, esos enamorados que se prometieron “amor eterno” el día de la boda, hoy estén con bolígrafo en mano y abogado de testigo a punto de terminar un sueño que era para toda la vida. Tal vez fue porque ella no sabía cocinar bien. Quizá porque él roncaba como un endemoniado. O alguna otra pequeñez. Familias Católicas al Servicio del amor
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De simplezas para divorciarse tenemos lleno el anecdotario. Y es que ya no es de extrañarse ver tantos y tantos matrimonios que fracasan, tantas y tantas parejas de casados (y cansados) que soportan o sobrellevan, con un gran aburrimiento, el inevitable paso de los aniversarios de bodas. Si antes del matrimonio el sonido del teléfono era capaz de levantarlos del sofá en el que se veía una emocionante película, ahora parece que no dice nada el sonido de los zapatos en el umbral de casa cuando llega el cónyuge. La normalidad y la cotidianeidad han puesto toneladas de polvo a un cariño que fue emocionante y vivo, y que ahora tiene mucho de inercia y apatía.
A UN PASO DEL DIVORCIO Es triste ver que hay parejas que ven al divorcio como una salida a esa rutina que se forma con el tiempo. Parejas que no buscan, o quizá no desean buscar, una solución a los problemas que aparecen. Aunque hay casos en que puede ser dañino vivir con el otro cónyuge, en los que el bien propio y de los hijos los lleve a la separación. También existen casos en que se anule el matrimonio porque en realidad nunca existió. Pero son casos excepcionales o deberían serlo. Cuando unos esposos comienzan a plantearse el divorcio, simple y llanamente están concibiendo la separación como una solución fácil y barata. Hoy me siento a gusto con ésta, mañana la cambio por otra. Hoy logro realizarme con éste, mañana, quién sabe. Parece que hoy es posible casarse de mentiritas, por unos momentos. Es como decirle en la cara a la pareja: “sí, te amo, pero no te lo creas tanto. En fin me puedo aburrir de ti”.
Y LAS COSAS VAN MAL TANTO CUANDO HAY HIJOS COMO CUANDO NO HAY Existe un cierto consuelo en algunos que, porque son jóvenes y no han tenido hijos, piensan que no hay tanto problema al divorciarse. ¡Como si el Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” matrimonio fuera comprarse un auto nuevo! Lo que se rompe ahí, es la vivencia misma del amor. Lo que fracasa no es un hombre o una mujer, son “ellos” y su amor como donación total. Se quiebra todo. Quizá se vuelvan a encontrar con otro, pero el corazón estará hecho trizas. Y cuando hay hijos, parece no haber ojos que vean la angustia de esos pequeños. ¡Tener que soportar el sufrimiento de ver a los seres que más quieren y que siempre han visto juntos separarse por razones que no entienden! En busca de una Solución: ¿Cómo romper con esta situación? ¿Cómo avivar el fuego casi apagado de unas brasas sofocadas por una gruesa capa de cenizas? Tal vez la solución está en retomar, como en los primeros días, el amor fresco y libre. Se trata de ver en el otro a aquel corazón que un día robó el de su enamorado, no para encadenarlo y privarlo de la propia libertad, sino para englobarlo en una libertad superior, la del “Nosotros” Es importante aprender a renunciar, de vez en cuando, a un pequeño derecho (como cuando se estaba en el noviazgo) para ofrecer un gesto de cariño. Hoy será él quien no acuda a la jugada con los amigos para poder salir de paseo con ella. Mañana ella preparará un pastel especial para la cena, aunque sabe que por eso tendrá que perderse un capítulo de su programa favorito. Y así, miles de gestos de amor, aunque supongan pequeños sacrificios. Ese amor alimenta, planifica, perfecciona la libertad y, así, a la persona, al esposo y a la esposa. El matrimonio es para toda la vida, y debe ser vivido siempre en toda su plenitud para que realmente traiga felicidad a la familia. Los matrimonios vividos a medias o mediocremente, no son matrimonios, pues los verdaderos exigen una donación total. Por esto, no existen los matrimonios “diet” ni los “light”. No hay que “dietizar” el matrimonio ni siquiera rebajarlo con un poquitín de agua. O se entrega todo, o de nada sirve. Consejos para tomar en cuenta. Al contrario de lo que pudieras pensar, el matrimonio es el principio, y no el fin de la conquista. Porque el hecho de que se haya casado contigo no significa Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” que vaya a estar enamorado de por vida, si tú no haces que eso suceda. Y para que él o ella siga enamorado (a), nada mejor que hacerle sentir que, al menos para ti, es alguien realmente especial.
Dale sorpresas: No el día de su cumpleaños cuando cumplan años o casados. Dale una porque sí. Lo mejor es sorpresa, y que se la o ella menos lo espere.
esperes hasta o hasta meses de tarjeta sólo que sea una des cuando él
Dale su lugar: Él es tu como tal, la persona importante del mundo significa que él debe primerísimo lugar. Así lugar que le no formes alianzas con contra, ni lo critiques en minimices de ningún modo.
esposo(a) y, más para ti. Esto estar en que dale ese corresponde, y nadie en su público, ni lo
Escúchalo: Interésate por sus cosas, escúchalo(a) atentamente cuando te hable de sus problemas o de sus proyectos. No hay nada mejor en este mundo que sentir que hay alguien que siempre está dispuesto a escucharte. Dile cosas amor, mi vida, divino, tesoro o como tú quieras llamarlo...Por muy que puedan estar procura no nunca. Y desde insultos tienen fuera de toda
bonitas: Mi corazón, encantado…
Crea un hogar: su casa arreglada Decorada a gusto Que no falte lo que ambos se
Mantengan y limpia. de ambos. necesario, sientan
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enfadado(a) con él (ella), hablarle mal luego, los que estar discusión.
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“FACSA” cómodos viviendo ahí. Su hogar es su refugio. Si lo haces sentir bienvenido(a), siempre tendrán ganas de llegar a casa y de quedarse en ella. Hazle sentir que es el mejor amante del mundo: Esto es absolutamente vital. Todos los hombres se preocupan muchísimo por su capacidad sexual, al que asocian, erróneamente, con su virilidad. Así que demuestra entusiasmo y enséñale cómo puede hacerte feliz. Si él se siente seguro y pleno, admirado y amado junto a ti, lo tendrás a tu lado para siempre. Por favor… ¡arréglense! La pesadilla de todo hombre: una mujer que, una vez casada, se abandona, lo recibe embarrada de crema, anda despeinada, con la cara lavada y en general, hecha un desastre, la pesadilla de toda mujer: un hombre casado, se abandona se vuelve flojo, comelón, se pone gordo, se deja. Acuérdense que la conquista apenas comienza, así que eviten verse así. Ríete de sus bromas: Anímalo(a) cuando se sienta decaído(a), celebra con él (ella) cuando tenga algún logro importante. Si logras que sienta que tú confías en él (ella) y esperas de él (ella) grandes cosas, si sabe que siempre estás ahí para animarlo(a) y felicitarlo(a), se sentirá fantástico(a) y muy especial. Respeta su privacidad: A veces tendrá ganas de estar solo(a). Querrá leer o escuchar música al final del día. Respeta eso, porque la privacidad también es parte de estar juntos. ¡Tócalo(a)! El contacto físico es vital, y mucho más en una pareja. Así que abrázalo(a), dale un beso (o muchos), dale una caricia en la mano, dale un masaje. No dejes pasar ni un sólo día sin demostrarle cuánto lo quieres… tocándolo(a). Si los dos se hacen sentir lo mismo por ambos y también se hacen sentir especial, entonces les espera una larga vida llena de felicidad.
REFLEXION PERSONAL: ¿Volvería hoy a decir a mi cónyuge, de corazón y ante Dios: “si acepto”? ¿Estoy convencido de la indisolubilidad del matrimonio o me zarandean las tormentas teóricas y practicas de la sociedad actual? ¿Es mi fidelidad renovada y creativa o soportada y rutinaria?
REFLEXION CONYUGAL: Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” ¿Realmente vive Jesús en el centro de nuestro matrimonio y de nuestra familia? ¿La gente se sigue casando por la Iglesia, por costumbre o por convicción? ¿Es para nuestro matrimonio, una solución el divorcio? ¿Por que cada día hay mas divorcios? TAREA COMPROMISO. Comenten después de reflexionar en este tema. Quisiéramos que nuestra vida matrimonial cambiara en...... Y para lograrlo, estamos dispuestos a........ ORACION Los caminos de Dios Oh Dios, que maravillosamente nos creaste Y más maravillosamente nos redimiste, Enséñanos tus caminos, ayúdanos a entender que el sacramento del matrimonio es un camino de vida arduo y exigente, pero real y congruente con la condición humana que tiende al amor total y fiel, a un amor fuerte como la muerte que ningún rió lo puede ahogar. Danos tu fuerza y gracia para vivir nuestro matrimonio, con toda su profundidad, en la nueva dimensión del proyecto del Reino de Dios. ¡Grandes son tus caminos, señor, dignos de meditarse y estudiarse para que en ellos se complace!
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T E M A 6 DIALOGO CONYUGAL
El diálogo en el matrimonio es la clave del éxito.
En esta reunión aprendemos a: Comprender y aceptar que la relación de amor entre esposos no es posible si no comunican lo que son, lo que desean, que quieren hacer de su vida.
se lo
Ser mas capaces de dialogar con nuestra pareja, conociendo los obstáculos y grandes posibilidades del dialogo. Poner las bases para establecer entre los dos la costumbre de dialogar frecuente y frecuentemente. Veamos que nos dice Dios: Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” Marcos 7, 31-37 Mateo 12, 34-37 Carta de Santiago 1, 9-25
DIMANICA. ¿Como defino la relación entre nosotros dos? Monótona, mediocre, problemática o decepcionante. ¿Cuanto tiempo hace que no tenemos una conversación conyugal profunda? ¿Cual es el principal problema que obstaculiza nuestro dialogo conyugal? El dialogo, es fácil entenderlo en teoría. Pero es mucho menos fácil vivirlo. En la práctica, todos tenemos algo de niños caprichosos. Y la vida conyugal, con la relación tan continua y tan íntima que establece entre los cónyuges, se encarga de ponerlo de manifiesto a cada paso. Desgraciadamente, como la vida conyugal supone la madurez de dos personas y no de una sola, siempre nos queda el recurso de echar la culpa al otro. Lo cual no es más que otra prueba de nuestro infantilismo. Un sacerdote que había oído muchas confidencias relacionadas con problemas matrimoniales me decía lo siguiente: “Cuando oigo al marido, quedo perfectamente convencido de que toda la culpa es de la mujer. Cuando oigo a la mujer, no me cabe la menor duda de que ella es la que tiene razón. Y, una vez que los he oído a los dos, llego casi siempre a la convicción absoluta de que la responsabilidad se reparte por igual entre el marido y la mujer y de que el origen del problema es el infantilismo de ambos”.
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“FACSA” La ilusión sobre la realidad concreta y cotidiana de la vida conyugal es, sin duda, una de las formas clásicas de la inmadures en el amor. A juzgar por las apariencias, hay un porcentaje muy alto de enamorados que llegan al matrimonio creyendo todavía en los cuentos del príncipe y la princesa: “se casaron, y fueron muy felices. Y colorín colorado...” Pero el cuento, en la vida real, resulta bastante más complicado. Pasan los días idílicos de la luna de miel y de los primeros meses de matrimonio, la casa se va poblando de presencias menudas, pero invasoras, que traen consigo grandes alegrías, grandes ansiedades y grandes responsabilidades. La vida con todas sus exigencias y todas sus urgencias, deja poco tiempo y poco humor para la ternura conyugal. El llega cansado, cuando no exasperado, del trabajo. Ella acaba el día con los nervios de punta, después de no parar desde el amanecer en las ocupaciones más. El encuentra que la casa está en desorden, que sus hijos están más sucios y gritan más que los del vecino, y que su mujer está menos arreglada y tiene menos conversación que las mujeres que encuentra en su trabajo. Ella piensa que él es un apático egoísta, incapaz de olvidar los problemas de la oficina para pensar un poco en su mujer y en sus hijos. ¿Cree él que la casa se pone sola en orden? ¿Se imagina que los niños crecen calladitos como las plantas, sin moverse de su maceta? Para colmo de males, él es un glotón sexual, que solo tiene una palabra de cariño cuando se trata de satisfacerse. Entre marido y mujer las palabras hirientes caen y vienen como pelota en frontón. Al principio se comprometen a mejorar, Pero él no cambia y ella tampoco. La amargura se va instalando en el hogar. Y después... El después no tiene importancia, por el momento. Lo que nos interesa ahora es comprobar una verdad grande como una casa. Prácticamente en todos los matrimonios hay una crisis de desilusión. La que hemos descrito es de un tipo bastante común. Pero se trata sólo de un ejemplo. Las hay de muchos otros tipos. Lo que todas tienen en común es cierto grado de desilusión: desilusión del cónyuge y desilusión de la vida conyugal.
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“FACSA” Habíamos soñado en un diálogo total, en una comunicación fácil, que fuera progresando constantemente, y nos encontramos mudos, pensativos, sin nada que decirnos distantes el uno del otro, incapaces muchas veces hasta de establecer un contacto corporal que tenga algo de diálogo humano. Habíamos soñado en que hasta las penas servirían para unirnos más, y nos encontramos con frecuencia con que somos incapaces de compartir aun las alegrías. Habíamos soñado en una vida conyugal armoniosa, y nos encontramos en un clima de tensión fastidioso, de incomprensión, de hostilidad, sin que sepamos siquiera exactamente qué es lo que crea ese ambiente. Cuando nos sentimos claramente culpables, hacemos un esfuerzo para tender un puente, y el otro aprovecha invariablemente la ocasión para recordarnos que toda la culpa es nuestra, o que ya le hemos prometido otras mil veces corregirnos, o qué sé yo. ¿Esto era el dialogo total al que aspirábamos? ¿Es esta la vida conyugal? ¿No tendría razón el personaje de Taine que resumía así su filosofía del matrimonio: “Nos estudiamos tres semanas, nos queremos tres meses, nos peleamos tres años, nos toleramos treinta años..., y nuestros hijos vuelven a empezar?. La crisis, por si misma, tiende a poner de manifiesto tres realidades: que yo no soy lo que creía, que mi cónyuge no es lo que yo creía, y que la comunicación de los dos en todos los planos –sexual, de gustos, de intereses de ideas, de ternura, de humor, etc.- es infinitamente normal. Pero que no sepamos superar esa desilusión es una prueba manifiesta de que nuestro “gran amor” no era un amor adulto. La crisis es la agudización de una situación falsa. Entre la vida conyugal soñada y la vida conyugal real hay un abismo. Y la crisis es un mecanismo doloroso pero natural, como la fiebre, destinado a obligar a los cónyuges a encontrar la manera de romper la tensión producida por la distancia entre la realidad y sus sueños. La reacción infantil consiste en aferrarse al sueño y amargarse contra la realidad. La reacción adulta es precisamente la contraria: aceptar la realidad, aprovechar las lecciones de la crisis, y luchar por realizar en el diálogo cotidiano lo que había de verdad en el sueño del diálogo total. La crisis, decíamos arriba, tiende a poner de manifiesto tres realidades: que yo no soy lo que creía, que mi cónyuge no es lo que yo creía, y que la comunicación de los dos en todos los planos –sexual, de gustos, de intereses, de actividades, de Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” ideas, de ternura, de humor, de vida espiritual, etc.- es infinitamente más difícil de lo que ambos creíamos. El dialogo entre personas es el principal alimento del amor. No nos casamos con una persona que conocíamos totalmente, sino con un ser al que amábamos, que había comenzado a revelarse a nosotros y que, a lo largo de la vida de casados, se nos daría a conocer cada vez mas profundamente. No se puede amar a quien no se conoce. Si hoy, después de varios años de casados, no supiéramos del otro más de lo que sabíamos el día de la boda, nuestro matrimonio estaría en grave peligro. No tendríamos suficientes elementos para amarnos, resolver nuestras crisis de ayudarnos a crecer; tampoco sabríamos como ser padres responsables. Con nostalgia recordamos el día de la boda, en los primeros años de matrimonio “Entonces si nos queríamos...” no se dan cuanta de que el amor del día de la boda es como el vino nuevo, que necesita del paso del tiempo para mejorar su sabor. Hay que cuidarlo, darle el ambiente adecuado para que no se convierta en vinagre. Hay que entender de vinos para lograr que una cosecha envejezca debidamente. Hay que entender de amor para conseguir que la relación entre marido y mujer mejore con el tiempo, se vulva mas profunda y tome sabor. Quien entiende de amor sabe que ninguna pareja se conoce totalmente, que el amor es una aventura de descubrirse diariamente, ir cambiando juntos, madurar, hacer de un “tu” y un “yo” un verdadero “nosotros”. Esto no se puede hacer en silencio ni conversándolo solo sobre problemas urgentes y superficiales. Tampoco se hace de una vez para siempre; hay que avanzar siempre en el conocimiento mutuo, entenderse y ayudarse en las circunstancias de hoy, volver a decirse ese “si” del día de la boda cada vez que encontramos un aspecto de la personalidad del otro, un matiz de su vocación una cualidad o una debilidad que no habíamos percibido antes.
Las cosas más valiosas de la vida son las que mas cuestan. El dialogo cuesta mucho pero ofrece recompensas inmensas. Todos tenemos defectos que estorban al dialogo. Todos estamos demasiado encariñados con nosotros mismos y no Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” siempre estamos dispuestos a cambiar. El dialogo nos pide el esfuerzo de cambiar para responder mejor al amor de ese “tu” diferente que nos complementa. Muchas parejas han fracasado en su dialogo por tener actitudes como estas: _ dialogar para cambiar al otro, en vez de cambiar uno mismo _no escuchar lo que dice el otro, no ponerse en su lugar para ver las cosas con sus ojos y sus circunstancias. _contar a otras personas las confidencias del dialogo, lo que ocasiona que el otro pierda la confianza y no este dispuesto a revelar lo mas intimo de si. _esconder nuestros defectos, pretender dar al otro una imagen perfecta, no estar dispuesto a reconocer las limitaciones propias. El primer paso hacia una solución adulta consiste en abrir los ojos a esas realidades. Cuanto más pronto, mejor, porque la prolongación de la crisis envenena la comunicación conyugal, crea un clima de hostilidad reprimida y empieza a distanciar a los cónyuges. Pero hay que abrir los ojos a toda la realidad. No sólo mi cónyuge no es exactamente lo que yo creía, sino que yo tampoco soy lo que él creía. Ni siquiera soy lo que yo mismo creía. La convivencia íntima con otra persona me va revelando muchas cosas sobre mi mismo: soy más irritable de lo que creía; reacciono con una violencia desproporcionada a ciertas bromas, a ciertas ideas, a ciertas actitudes de mi cónyuge; tengo un temperamento cíclico: en ciertos períodos estoy de buen humor y soy comunicativo, mientras que en otros me encierro en mi concha y pico como un erizo; exijo inconscientemente que mi cónyuge se adapte automáticamente a esos ciclos de mi humor; no sé hablar con mi cónyuge, en tanto que con los amigos nunca me falta tema; rehúyo sistemáticamente ciertas concesiones que darían un gusto enorme a mi cónyuge y facilitarían nuestras relaciones. El segundo paso consiste en reconciliarse con esa realidad, en aceptar esa realidad, –la mía y la de mi cónyuge. Aceptar no significa aquí resignarse a no cambiar nada. Significa empezar a construir a partir de la realidad. En lugar de destruir a partir de los que habíamos soñado. Significa tenerse paciencia y tener paciencia al cónyuge, porque nadie mejora en un día.
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“FACSA” Significa comprender y perdonar los errores y torpezas propias y los del cónyuge, porque ninguno de los dos somos perfectos y los dos buscamos a tientas el camino hacia una comunicación más total. Significa tratar de ayudar al cónyuge a conocernos, y para eso aprender a expresarnos ante él tranquilamente, sin orgullo, sin falso pudor, sin tener la impresión de que le estamos dando armas para que abuse de nuestra debilidad. Significa tratar de que nuestro cónyuge nos ayude, expresándose ante nosotros en la misma forma. Significa esforzarse por aumentar el terreno común, a partir del que ya hemos conquistado. Significa, en fin, hacer ciertas concesiones dolorosas renunciar a cierto tipo de amistades, a cierto tipo de diversiones, a cierto tipo de horarios, que tal vez hubiera sido posible si mi cónyuge fuera diferente. Pero éste es el ser humano que yo he elegido, con el que me he comprometido, el único con el que tengo posibilidades de realizar el dialogo total del amor, en cuanto dos seres humanos pueden llegar a ser transparentes el uno al otro. Tengo que empezar por aceptarlo y quererlo como es, para ayudarle a que llegue a ser un mejor cónyuge.
Creando ámbitos propicios para el diálogo Muchas veces, marido y mujer “no pueden hablar”. Querrían hacerlo. Se dan cuenta de que tienen que hablar de temas matrimoniales, conyugales, personales, pero no lo pueden hacer. Diversas pueden ser las causas: No pueden hablar por que tienen que trabajar demasiadas horas... No pueden hablar por que tienen que cuidar a los chicos... No pueden hablar por que viven acelerados en un sinfín de temas... No pueden hablar por que no hay espacio físico en la casa...
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“FACSA” Los cónyuges no suelen darse cuenta que están minando su matrimonio cuando no dedican tiempo para cultivar la comunicación y el diálogo entre ambos. La incomunicación es una bomba de tiempo que, tarde o temprano explota. El marido y la mujer deberán “crear ámbitos” para compartir tiempo juntos y poder así conversar y alimentar el amor conyugal con un trato delicado y cercano. Algunos matrimonios, después de años de incomunicación (después de años en los que cada uno estuvo dedicado egoístamente a lo suyo), se dan cuentan que conviven con un desconocido.
REFLEXION PERSONAL ¿Le dedico más tiempo al trabajo y a otras cosas que a mi cónyuge? ¿Me preocupo por el bienestar y felicidad de mi pareja? ¿Estoy dispuesto hacer lo necesario para mejorar nuestra vida conyugal? REFLEXION CONYUGAL. ¿Cual era nuestro ideal de felicidad al casarnos? ¿Cual es actualmente? ¿Cual es el principal obstáculo que cada uno encuentra para ser feliz? Familias Católicas al Servicio del amor
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Tarea compromiso: Los cónyuges, tendrán que encontrar y darse el tiempo para ellos solos, como por ejemplo: Tiempo para caminar Tiempo para pasear Tiempo para ir al cine, Tiempo para almorzar o comer. Si es factible, tiempo para pasar juntos un fin de semana. Hacer un viaje o una excursión... De vez en cuando, es bueno que ambos se “escapen de la casa”.
Oración: Señor Jesús: Haznos comprender que el dialogo no es una discusión. Ni un debate de ideas, sino una búsqueda de la verdad entre dos. Haznos comprender que mutuamente nos necesitamos, y nos complementamos, porque tenemos que dar y recibir. Señor Jesús: Danos la sabiduría para comprender que ningún ser humano es capaz de captar toda la verdad. Danos la sencillez para reconocer que también podemos equivocarnos en algún aspecto de la verdad y para dejarnos enriquecer con la verdad del otro. Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” Danos la generosidad para pensar que también el otro busca honestamente la verdad y para mirar con benevolencia sus opiniones. Señor Jesús: Danos la gracia de dialogar, porque el dialogo: Desata los nudos, disipa las suspicacias abre las puertas engrandece a la persona y es vínculo de unidad. Amen.
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T E M A 7 LA RELACIÓN SEXUAL EN EL MATRIMONIO; UN REGALO DE DIOS.
Ya no se pertenecen a sí mismos. En esta reunión aprenderemos a: Descubrir que nuestro cuerpo es instrumento para gloria de Dios. Conocer las reglas bíblicas de las relaciones en el Matrimonio. Encontrar los fines del amor conyugal. Darle mayor importancia a la entrega mutua y a la procreación.
VEAMOS QUE NOS DICE DIOS: Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” 1 Corintios 6,19 1 Corintios 3, 16-17 Romanos 13, 13-14. Tobías 8, 5-10 Dinámica: Contesta en un papel, con sinceridad lo siguiente: 1.- ¿Qué es lo que mas te agrada de tu pareja cuando tienes un momento de intimidad sexual? 2.- ¿Cómo calificas su relación sexual? 3.- Intercambia con tu pareja estas respuestas.
La actividad sexual dentro del matrimonio. Enseña la carta a los “Tened todos en gran matrimonio, y el lecho inmaculado; que a los adúlteros los juzgará
Hebreos: honor el conyugal sea fornicarios y Dios”
Por su parte, el Vaticano II al referirse conyugal de los dice: “Este amor se expresa perfecciona singularmente con la propia del matrimonio.
Concilio a la vida esposos nos y acción
Por ello los actos con los que los esposos se unen íntima y castamente entre sí son honestos y dignos, y, ejecutados de manera verdaderamente humana, significan y favorecen el don recíproco, con el que se enriquecen mutuamente en un clima de gozosa gratitud”. Juan Pablo II en su catequesis sobre el matrimonio enseña que las “manifestaciones afectivas” con que se expresan su amor los cónyuges deben desarrollarse en la proporción y significado propio de ellas. Una primera afirmación podemos hacer. El placer que lleva consigo el acto conyugal es algo bueno: si Dios lo puso en el corazón del ser humano debe tener razón de bondad.
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“FACSA” Pío XII en la Encíclica Casti connubbi enseñó que los esposos pueden buscar justa y gustosamente el placer que acompaña la relación sexual. Enseñó que el instinto engendrador natural y su función son sólo legítimos en el matrimonio cuando está al servicio de los fines para los cuales el mismo existe. De aquí se deduce una segunda afirmación: sólo dentro del matrimonio y observando las normas morales, es lícito al hombre y a la mujer desear y gozar del placer sexual. El Concilio Vaticano II enseña que “la índole sexual del hombre y la facultad generativa humana superan admirablemente lo que de esto existe en los grados inferiores de vida; por tanto, los mismos actos propios de la vida conyugal, ordenados según la genuina dignidad humana, deben ser respetados con gran reverencia”. En un mismo sentido se pronuncia el Papa Pablo VI en la Humanae Vitae y Juan Pablo II en la Familiaris Consortio. Reglas bíblicas específicas sobre relaciones sexuales dentro del matrimonio La Biblia nos aporta la siguiente regla general sobre la sexualidad dentro del matrimonio: “Como un joven se casa con una muchacha virgen, así el que te reconstruyó se casará contigo, y como el esposo goza con su esposa, así harás las delicias de tu Dios.” (Isaías 62, 5, he resaltado) En el Nuevo Testamento, Pablo nos proporciona el siguiente marco para las relaciones conyugales: Es cosa buena que un hombre no toque mujer alguna. Pero no ignoren la tiranía del sexo; por eso, que cada hombre tenga su esposa y cada mujer su marido. El marido cumpla con sus deberes de esposo y lo esposa no dispone de su cuerpo, sino el marido. dispone de su cuerpo, sino la esposa. Cuando uno de los cónyuges pide de correcta y moderadamente realizar conyugal, la otra parte no puede no es por razones verdaderamente serias. No se nieguen ese derecho el otro, a no ser que lo decidan por cierto tiempo, con el fin de dedicarse más a la oración. Familias Católicas al Servicio del amor
mismo la esposa. La Igualmente el marido no manera el acto negarse si
uno al juntos, y
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“FACSA” Después vuelvan a estar juntos, no sea que caigan en las trampas de Satanás por no saberse dominar." (1 Co 7, 1-5)
Los fines del amor conyugal físico Dice la Iglesia: Cuando el amor se vive en el matrimonio, comprende y supera la amistad y plasma en la entrega total de un hombre y una mujer, de acuerdo con masculinidad y feminidad, que con el pacto conyugal fundan aquella comunión personas en la cual Dios ha querido que viniera concebida, naciera y desarrollara la vida humana.
se su de se
A este amor conyugal, y sólo a él, pertenece la donación sexual, que se realiza de modo verdaderamente humano, solamente cuando es parte integrante del amor con el que el hombre y la mujer se comprometen entre sí hasta la muerte El Catecismo de la Iglesia Católica recuerda que en el matrimonio, la intimidad corporal de los esposos viene a ser un signo y una garantía de comunión espiritual. Entre bautizados, los vínculos del matrimonio están santificados por el sacramento Pero el amor la sexual es la decir, el sexual la sexo mismo, humano cosas de lo
una cosa es conyugal en intimidad y otra cosa lujuria. Es fin de la intimidad es la unión espiritual de pareja, no el por sí pues el ser está supeditado a superiores, o contrario los cónyuges se
están convirtiendo en instrumentos del apetito sexual del otro. Dijo Pablo: "...nada de lujuria... Más bien revístanse del Señor Jesucristo, y no se dejen arrastrar por la carne para satisfacer sus deseos
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“FACSA” El término en griego de que se ha traducido por "lujuria" (aselgeia), es el mismo que usa Jesús en Mc 7, 21-23 cuando menciona las cosas -que contaminan al hombre y que salen de dentro ("...infidelidad matrimonial, codicia, maldad, vida viciosa, envidia, injuria, orgullo y falta de sentido moral..."; El goce sexual no está prohibido, siempre que se produzca en el contexto del amor y no del placer por sí mismo convirtiendo a la otra persona en instrumento de apetito sexual. Dice el Catecismo de la Iglesia. La lujuria es un deseo o un goce desordenado del placer venéreo. El placer sexual es moralmente desordenado cuando es buscado por sí mismo, separado de las finalidades de procreación y de unión." ¿Hay ilustración explícita acerca del goce sexual dentro del matrimonio en la Biblia? Para sorpresa de muchos, el goce legítimo de los esposos es gozo de Dios.
Relaciones sexuales y apertura a la vida Dijo Pablo VI: "Estos actos, con los cuales los esposos se unen en casta intimidad, y a través de los cuales se transmite la vida humana, son, como ha recordado el Concilio, "honestos y dignos”, y no cesan de ser legítimos si, por causas independientes de la voluntad de los cónyuges, se prevén infecundos, porque continúan ordenados a expresar y consolidar su unión. De hecho, como atestigua la experiencia, no se sigue una nueva vida de cada uno de los actos conyugales. Dios ha dispuesto con sabiduría leyes y ritmos naturales de fecundidad que por sí mismos distancian los nacimientos. La Iglesia, sin embargo, al exigir hombres observen las normas de la interpretada por su constante enseña que cualquier acto (quilibet matrimonii usus) debe a la transmisión de la vida”
que los ley natural doctrina, matrimonial quedar abierto
No se puede acceder al sexo por el sexo en sí mismo ni separado de sus fines fundamentales, ya que el matrimonio y el cuerpo son sagrados.
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“FACSA” No todo acto sexual debe tener como fin procrear, sino que la relación sexual no puede privarse artificialmente de dicha posibilidad, es decir, los esposos deben estar abiertos a la vida. Eso explica por qué no se pueden utilizar métodos de contracepción distintos de los naturales, pues en ello va dominar el cuerpo por amor a Dios. La planificación natural no es anticonceptiva, sino "no-conceptiva" "porque no supone ningún acto positivo que tenga por objeto destruir las posibilidades naturales de una concepción" "La sexualidad está ordenada al amor conyugal del hombre y de la mujer. En el matrimonio, la intimidad corporal de los esposos viene a ser un signo y una garantía de comunión espiritual. Entre bautizados, los vínculos del matrimonio están santificados por el sacramento." (Catecismo de la Iglesia católica, número 2360). Agrega el Catecismo inmediatamente: La sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se dan el uno al otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino que afecta al núcleo íntimo de la persona humana en cuanto tal. Ella se realiza de modo verdaderamente humano solamente cuando es parte integral del amor con el que el hombre y la mujer se comprometen totalmente entre sí hasta la muerte. (Catecismo de la Iglesia católica, número 2361). La intimidad matrimonial es digna en la humanidad que ilumina el amor a Dios: Los actos con los que los esposos se unen íntima y castamente entre sí son honestos y dignos, y, realizados de modo verdaderamente humano, significan y fomentan la recíproca donación, con la que se enriquecen mutuamente con alegría y gratitud. La sexualidad es fuente de alegría y de agrado..." (Catecismo de la Iglesia católica, número 2362). Hay que orar para encontrar el sexo que une a los esposos y que no los aleja de Dios al llevarlos a los brazos de la lujuria, porque esta es como una piedra atada al cuello que trata de arrastrarnos. ¿Qué hacer y qué no hacer concretamente en cada relación? Esa respuesta debe buscarla cada pareja, sin negarse el uno al otro como dice San Pablo, orando y estudiando, y eso sí, jamás violentando al otro en lo más mínimo, pues nadie tiene derecho a forzar al otro, por algo dice el Catecismo que "La violación es forzar o agredir con violencia la intimidad sexual de una persona" (Catecismo de la Iglesia católica, número 2356).
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“FACSA”
Hacer Amor, El
No "Hacer Amor"
Hacer amor es exclusivo de se esmeran en es el sustento matrimonio; que "hacer el simplemente relaciones con fines placenteros requieren mas capacidad de un hombre o aún dos del
privilegio esposos que ello porque del mientras amor" es tener sexuales eróticos y que no que la orgásmica y una mujer mismo sexo.
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“FACSA” Cuanta diferencia entre "hacer el amor" y "hacer amor". Los esposos cumpliendo todas las reglas, hacen amor, es su privilegio y para ello deben estar en cuerpo y alma en su intimidad matrimonial mientras que parejas, amantes, homosexuales, prostitutas hacen el amor o sea tienen relaciones sexuales instintivas, eróticas, etc. La relación sexual matrimonial que "hace amor" se debe buscar, procurar, lograr, etc. sino no sale de lo simplemente erótico aunque sea fisiológicamente normal (como las relaciones extra-matrimoniales). Hay que enseñar primero a humanizar las relaciones, luego hacerlas matrimoniales y por último hacerlas exclusivas de cada matrimonio. Vivido así ese momento, recordarlo, comentarlo entre los esposos para mejorarlo y para agradecerlo al matrimonio que es el único que da esa posibilidad.
HERMOSO Y GRATIFICANTE DESAFIO DEL MATRIMONIO. Importantísimo: 1.-recordarlo, porque será en palabras tiernas, cálidas, llenas de amor conyugal. 2.- describirlo, porque facilitara su repetición y se prolongará su recuerdo permitiendo modificar lo necesario para que sea cada vez más de ambos esposos. 3.- agradecerlo al matrimonio - único capaz de generarlo- porque dignifica, valoriza los esposos que lograron vivir ese momento, sintieron su impulso especial y la necesidad de volver a vivirlo en "cuerpo y alma". Hicieron amor propio de ese matrimonio, no el "amor común" a otros matrimonios sino exclusivo de ellos. "Hacer el amor" es la expresión menos obscena para decir "relaciones sexuales". Cualquier pareja hace el amor; solo los esposos bien preparados con todos los requisitos y conocimientos necesarios, en intimidad matrimonial "hacen amor" que Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” requiere concentración, pasión y amor conyugal sumado a todos los otros requisitos. Tener orgasmo físico (que también se logra con simple masturbación) es "hacer el amor" sinónimo de tener relaciones sexuales; pero para "hacer amor" se necesita: -esposos que se amen -intimidad matrimonial normal -preparación y conocimientos -cumplir todo lo necesario que exigen las relaciones sexuales matrimoniales -llegar al orgasmo físico que es un elemento más para llegar al orgasmo de conciencia -elevarse al orgasmo de conciencia con intervención de "la palabra"
Así se HACE AMOR CONYUGAL. ¿Cuándo -ella y él- que acaban de conocerse, como se ve en las películas llenan esos requisitos? NUNCA, ello sí hacen el amor; solo los esposos tienen el privilegio de "hacer amor" porque lo necesitan para mantener su matrimonio; el resto como parejas, amantes, etc., hacen el amor o sea tienen relaciones sexuales. Solo los esposos -repito- cumpliendo lo detallado "hacen amor" que mantiene vivo el matrimonio En el matrimonio las relaciones sexuales no son solo descargar tensión, satisfacer un deseo, etc., El matrimonio exige más pero da todas las posibilidades para lograrlo, solo que hay que explicarlo, enseñarlo para que todos los esposos puedan vivirlo. ES EL MÁXIMO VINCULO DE UNIÓN MATRIMONIAL. Muchos matrimonios llegan a ese momento y no lo viven plenamente porque no saben interpretarlo. Terminar una relación sexual matrimonial sin que la esposa logre el orgasmo y quedarse dormido no es de esposo.
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“FACSA” Los esposos deben saber vivir plenamente el momento de máxima intimidad que se alcanza en máxima entrega, en mutua contemplación, sin la ansiosa meta del orgasmo y donde el clímax que llega solo, indica que no habrá más excitación y ahí mirándose a los ojos con las palabras más tiernas de cariño viven plenamente su momento de esposos, HACEN AMOR. Nadie se apresure a la crítica para defender su propia situación de pareja, amante, etc. porque solo el matrimonio sirve de ejemplo a los jóvenes, lo demás no es defendible y no porque a una pareja "le conviene" como vive es para generalizar ni es el mejor logro humano. Se criticará que también los amantes pueden hacer amor, etc., etc. pero nadie dejará de creer que el matrimonio es la máxima demostración de amor y es lo máximo que un hombre puede ofrecer a la mujer que ama. PELICULA PARA VER EN EQUIPO
Nadie afirma que el matrimonio no es exigente en tiempo, conducta, conocimientos, etc., etc., todos los días y cada día. Pero llegar al matrimonio es una decisión personal en responsabilidad. .
El ser humano no tiene otra alternativa valida en su vida; la solución es estar bien preparado para semejante empresa -estar educado para el matrimonio con los conocimientos necesarios- Sabiendo como es el matrimonio el que no se anime a semejante o no se sienta capaz de ello que no contraiga matrimonio.
REFLEXION
PERSONAL:
1.- ¿Tengo bien identidad sexual?
definida
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mi
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“FACSA” 2.- ¿Me preocupo para que mi cónyuge alcance junto conmigo la mayor satisfacción sexual posible? 3.- ¿Coopero y pongo los medios para que no nos falten momentos de intimidad? 4.- ¿Integro mi sexualidad con la vida, creando un clima de afecto en toda nuestra relación? REFLEXION CONYUGAL: 1.- ¿es nuestra vida sexual creativa y satisfactoria o esta en crisis? 2.- Si estamos bien, ¿cómo podríamos desarrollar más esta importante dimensión de nuestra relación? 3.- ¿Es nuestra vida sexual un “deber” (cumplimiento = cumplo y miento) o un “placer” que disfrutamos como un don de Dios? 4.- Si estamos en crisis, ¿la afrontamos?, ¿hablamos de ella?, ¿tomamos las medidas necesarias para que esta crisis se convierta en una oportunidad de crecimiento?
Tarea Compromiso. Compromiso de crecimiento personal: ¿Qué quiero cambiar de mi persona? _________________________________________ ¿Y que estoy dispuesto hacer para lograrlo? _________________________________________ Compromiso de crecimiento conyugal Comenten después de reflexionar en este tema. Quisiéramos que nuestra relación sexual cambiara en: ______________________________________________ Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” Y para lograrlo, estamos dispuestos a:
ORACION Señor, Jesús ¡eres de verdad formidable! nos has dado un cuerpo y he aquí que sabe hablar un gesto tiene en si mil palabras, un beso nuestro es fuerte como un grito, toda caricia es como un frasear, petición y ofrenda, confesión y don. Señor, ¡eres de verdad formidable! este lenguaje totalmente personal que dice lo que no sabemos decir, que abre al corazón puertas desconocidas para un encuentro nuevo, tan esperado, pero también lleno de palpitación; este lenguaje de carne, que nos ayuda a tener una confianza ilimitada, lleva inscrito el signo de tu presencia en nosotros, en nuestro mismo cuerpo. Familias Católicas al Servicio del amor
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Ayúdanos a decir palabras buenas, palabras sencillas, palabras siempre nuevas. Haz que todo gesto de ternura sea punto de partida, no de llegada; sea mano abierta, delicada y atenta, no mano que arrebata. Señor, ¡eres de verdad formidable! nos has dado un cuerpo, y he aquí que sabe hablar. haz que hablemos siempre en tu presencia, pues tú nos escuchas y te complaces en ello. Amen.
“Celebración del Adviento” Analizando la presencia de Jesucristo y sus enseñanzas en la vida familiar.
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En muchas casas vemos que antes de Navidad ponen como centro de mesa una corona con velas. Además de ser un elemento decorativo, esta corona anuncia que la Navidad está cerca y debemos prepararnos. Origen: La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios sol, para que regresara con su luz y calor durante el invierno. Los primeros Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe católica. La corona está formada por una gran variedad de símbolos: La forma circular: El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar. Las ramas verdes: Verde es el color de esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre. Las cuatro velas: Nos hace pensar en la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo. Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia. Las manzanas rojas que adornan la corona representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal. El listón rojo representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve. Los domingos de adviento la familia o la comunidad se reúne en torno a la corona de adviento. Luego, se lee la Biblia y alguna meditación. La corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote. Sugerencias a) Es preferible elaborar en familia la corona de Adviento aprovechando este momento para motivar a los niños platicándoles acerca de esta costumbre y su significado.
b) La corona deberá ser colocada en un sitio especial dentro del hogar, de preferencia en un lugar fijo donde la puedan ver los niños de manera que ellos recuerden constantemente la venida de Jesús y la importancia de prepararse para ese momento. c) Es conveniente fijar con anticipación el horario en el que se prenderán las velas. Toda esta planeación hará que las cosas salgan mejor y que los niños vean y Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” comprendan que es algo importante. Así como con anticipación preparamos la visita de un invitado importante, estamos haciendo esto con el invitado más importante que podemos tener en nuestra familia. d) Es conveniente también distribuir las funciones entre los miembros de la familia de modo que todos participen y se sientan involucrados en la ceremonia. Por ejemplo: un encargado de tener arreglado y limpio el lugar donde irá la corona antes de comenzar con esta tradición navideña. un encargado de apagar las luces al inicio y encenderlas al final. un encargado de dirigir el canto o de poner la grabadora con algún villancico. un encargado de dirigir las oraciones para ponerse en presencia de Dios. un encargado de leer las lecturas. un encargado de encender las velas.
Bendición de la Corona de Adviento En algunas parroquias o colegios se organiza la bendición de las coronas de Adviento. Si no se pudo asistir a estas celebraciones, la puede llevar a cabo el papá o la mamá con la siguiente oración: Señor Dios bendice con tu poder nuestra Corona de Adviento para que, al encenderla, despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Todos: Amén
Primer Domingo de Adviento El amor familiar. Para comenzar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Se apagan las luces y se lee el texto de San Juan 3, 7-11: Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios. Y todo el que ama ha nacido de Dios y Familias Católicas al Servicio del amor
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“FACSA” conoce a Dios. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió a su Hijo único. A Dios nadie lo ha visto nunca, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros. -Esta es palabra de Dios. -Te alabamos Señor. Oración: Que esta corona nos ayude a preparar los corazones de cada uno de los que formamos la familia para tu llegada el día de Navidad. Vela: Encender la primera vela recordando qué significa penitencia, conversión de corazón. Para reflexionar: Hacer la siguiente pregunta ¿Cómo hemos amado este año en nuestra familia? El que desee responder en alto, lo puede hacer. Propósitos: Después de la reflexión anterior, cada miembro de la familia dirá cuáles serán sus propósitos para mejorar y hará un compromiso para cumplirlos durante la semana. Oración: Dios Padre, gracias por darnos una familia. Te pedimos que, ahora que comienza el adviento, en nuestra familia podamos demostrarnos el amor que nos tenemos y vivamos cada día más unidos. Te pedimos llenar nuestro hogar de tu amor divino. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de la mano y rezan juntos el Padre nuestro. Se encienden las luces y se canta una canción. Para cantar: "Ven, Ven, Señor, no tardes" Ven, ven Señor no tardes; Ven, ven Señor que te esperamos: Ven, ven Señor no tardes; Ven pronto Señor. El mundo muere de frío, el alma perdió el calor; los hombres no son hermanos, el mundo no tiene amor. Envuelto en sombría noche, el mundo sin paz no ve, buscando va una esperanza, buscando, Señor, tu fe. Al mundo le falta vida, al mundo le falta luz, al mundo le falta el cielo, al mundo le faltas Tú.
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Segundo domingo de adviento El servicio en la familia. Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Se enciende la vela del domingo anterior, se apagan las luces y se lee el Evangelio de san Marcos 10, 43.45: No ha de ser así entre vosotros; antes, si alguno de vosotros quiere ser grande, sea vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, sea siervo de todos, pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos. -Esta es palabra de Dios. -Te alabamos, Señor. Vela: Se enciende la segunda vela de Adviento. Para reflexionar: Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta: En nuestro hogar ¿cómo nos ayudamos unos a otros diariamente? Cada miembro de la familia, si lo desea, puede responder en voz alta la respuesta. Propósitos: Después de la reflexión anterior, cada quien dirá cual será su propósito a cumplir en la semana. Para orar: Padre, que nos has dado una familia en la que todos nos ayudamos y somos felices, te pedimos bendecir nuestros trabajos y tareas de todos los días para que cumplamos con más ganas y alegría la tarea que nos toca hacer a cada uno de los miembros de esta familia en nuestro hogar. Amén. Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de las manos y rezan juntos un padrenuestro. Se encienden las luces y se canta una canción. Para cantar: Cantar la canción "Amar es entregarse" Amar es entregarse olvidándose de sí buscando lo que al otro pueda hacer feliz. Qué lindo es vivir para amar Qué grande es tener para dar Dar alegría, felicidad Darse uno mismo, eso es amar. Si te amas como a ti mismo y te entregas a los demás,
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“FACSA” verás que no hay egoísmo que no puedas superar. Qué lindo es vivir para amar Qué grande es tener para dar dar alegría y felicidad darse uno mismo eso es amar.
Tercer domingo de adviento Ser mejor en familia. Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Se encienden las dos velas de los domingos anteriores, se apagan las luces y se lee la lectura del Evangelio según San Mateo 5, 13-16: Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Para nada aprovecha ya, sino para tirarla y que la pisen los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad asentada sobre un monte, ni se enciende una lámpara y se la pone bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a cuantos hay en la casa. así ha de lucir vuestra luz ante los hombres, para que, viendo nuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre, que está en los cielos. -Esta es palabra de Dios. -Gloria a ti, Señor Jesús. Vela: Se enciende la tercera vela de Adviento. Para reflexionar: Después de la lectura anterior, se guardan unos minutos en silencio y se hace la siguiente pregunta: ¿qué hago yo para que mi familia sea mejor? Cada miembro de la familia puede responder en voz alta si desea. Propósitos: Cada miembro de la familia puede decir cuál es su propósito durante la semana y se comprometerá a cumplirlo. Para orar: Padre, en nuestra familia crecemos y aprendemos a ser mejores, te pedimos hoy que nos ayudes a ser una familia cristiana y ser un buen ejemplo para los que nos rodean, Te pedimos fuerzas para mejorar o cambiar lo que sea necesario de nosotros para que nuestra familia sea mejor cada día. Amén. Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de la mano y rezan juntos el Padre nuestro. Se encienden las luces y se canta una canción. Para cantar: "Jesús ¿quién eres Tú?
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“FACSA” Jesús ¿quién eres Tu? tan pobre al nacer, que mueres en cruz. Tú das paz al ladrón, inquietas al fiel, prodigas perdón. Tú, siendo creador, me quieres a mí, que soy pecador. Tú dueño y Señor me pides a mí, salvar la Creación. Jesús ¿quién eres Tú? tan pobre al nacer, que mueres en cruz. Tú das paz al ladrón inquietas al fiel, prodigas perdón. Tú, dueño y Señor me pides a mi salvar la creación Jesús ¿quién eres Tú?
Cuarto domingo de adviento La presencia de Dios en nuestra familia Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Se encienden las tres velas de los domingos anteriores y se lee la lectura del Evangelio según San Mateo 7, 24-25: Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone por obra, será el varón prudente, que edifica su casa sobre roca. Cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y dieron sobre la casa; pero no cayó, porque estaba fundada sobre roca. -Esta es palabra de Dios. -Gloria a Ti Señor Jesús. Vela: Encender la última vela del Adviento. Para reflexionar: Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta: ¿De qué manera se ha manifestado la presencia de Dios en nuestra familia durante el año? ¿Lo hemos dejado actuar o le hemos estorbado? Cada uno podrá responder si desea. Propósitos: Después de la lectura anterior, cada uno de los miembros de la familia, dirá cuál es su propósito para la semana y se comprometerá a cumplirlo. Para orar: Padre, que nos has dado una familia en la cuál te hemos conocido y amado, ayúdanos a vivir teniéndote siempre presente en nuestras vidas. Te pedimos que en esta Navidad nos regales el quedarte con nosotros en nuestros corazones y sentir que vives en nuestro hogar, en nuestras familias. Amén.
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“FACSA” Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de las manos para rezar juntos un Padrenuestro. Se encienden las luces y se canta una canción. Para cantar: "El camino que lleva a Belén". El camino que lleva a Belén baja hasta el valle que la nieve cubrió. Los pastorcillos quieren ver a su Rey, le traen regalos en su humilde zurrón. Ropo pom pom, ropo pom pom. Ha nacido en un portal de Belén el Niño Dios. Yo quisiera traer a tus pies algún presente que te alabe Señor más Tú ya sabes que soy pobre también, y no poseo más que un viejo tambor, ropo pom, pom, ropo pom, pom
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Se sugieren los siguientes propósitos personales Ayudaré en casa en aquello que más me cueste trabajo. Rezaré en familia por la paz del mundo. Ofreceré mi día por los niños que no tienen papás ni una casa donde vivir. Obedeceré a mis papás y maestros con alegría. Compartiré mi almuerzo con una sonrisa a quien le haga falta. Hoy cumpliré con toda mi tarea sin quejarme. Ayudaré a mis hermanos en algo que necesiten. Ofreceré un sacrificio por los sacerdotes. Rezaré por el Papa. Daré gracias a Dios por todo lo que me ha dado. Llevaré a cabo un sacrificio. Leeré algún pasaje del Evangelio. Ofreceré una comunión espiritual a Jesús por los que no lo aman. Daré un juguete o una ropa a un niño que no lo tenga. No comeré entre comidas. En lugar de ver la televisión ayudaré a mi mamá en lo que necesite. Imitaré a Jesús en su perdón cuando alguien me moleste. Pediré por los que tienen hambre y no comeré dulces. Rezaré un Ave María para demostrarle a la Virgen cuanto la amo. Hoy no pelearé con mis hermanos. Saludaré con cariño a toda persona que me encuentre. Hoy pediré a la Santísima virgen por mi país. Leeré el nacimiento de Jesús en el Evangelio de S. Lucas 2, 1-20. Abriré mi corazón a Jesús para que nazca en él.
TEMA NO. 8 “LA RESPONSABILIDAD DE SER PADRES”
En esta reunión aprenderemos a: •
Conocer los deberes de los padres, según la palabra de Dios.
•
Conocer la verdadera paternidad humana.
•
Ser padres hoy.
VEAMOS
QUE
NOS
DICE
DIOS:
Mt 10, 37-38 Si 30, 1-2 Ef 6, 1-4 DIMANICA. Como son la familias en nuestra comunidad. ____% Dialogan habitualmente con sus hijos. ___ % Callan o gritan y discuten habitualmente con sus hijos. ____% Llegan a la violencia domestica con sus hijos. ___% Le das preferencia a tu vida social (fiestas, tiendas, amigos, cafés, etc.) que darles mejor atención a tus hijos.
La procreación es una asociación de los esposos al poder creador por Dios que tiene como resultado un ser humano. La paternidad y la maternidad son mucho más que la procreación. Dios nos invita a que en forma libre y también responsable cooperemos a transmitir el don de la vida a nuevos seres. Dios nos llama a ser “Misioneros del amor y de la vida” DEBERES DE LOS PADRES. La fecundidad del amor conyugal no se reduce a la sola procreación de los hijos, sino que debe extenderse también a su educación moral y a su formación espiritual. El papel de los padres en la educación ‘tiene tanto peso que, cuando falta, difícilmente puede suplirse’ (GE 3). El derecho y el deber de la educación son para los padres primordiales e inalienables (cf FC 36). Los padres deben mirar a sus hijos como a hijos de Dios y respetarlos como a personas humanas. Han de educar a sus hijos en el cumplimiento de la ley de Dios, mostrándose ellos mismos obedientes a la voluntad del Padre de los cielos. Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Testimonian esta responsabilidad ante todo por la creación de un hogar, donde la ternura, el perdón, el respeto, la fidelidad y el servicio desinteresado son norma. El hogar es un lugar apropiado para la educación de las virtudes. Esta requiere el aprendizaje de la abnegación, de un sano juicio, del dominio de sí, condiciones de toda libertad verdadera. Es una grave responsabilidad para los padres dar buenos ejemplos a sus hijos. Sabiendo reconocer ante sus hijos sus propios defectos, se hacen más aptos para guiarlos y corregirlos: El que ama a su hijo, le corrige sin cesar... el que enseña a su hijo, sacará provecho de él (Si 30, 1-2).
Padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino formadlos más bien mediante la instrucción y la corrección según el Señor (Ef 6, 4).
El hogar constituye un medio natural para la iniciación del ser humano en la solidaridad y en las responsabilidades comunitarias. Los padres deben enseñar a los hijos a guardarse de los riesgos y las degradaciones que amenaza a la sociedad humana. Por la gracia del sacramento del matrimonio, los padres han recibido la responsabilidad y el privilegio de evangelizar a sus hijos. Desde su primera edad, deberán iniciarlos en los misterios de la fe, de los que ellos son para sus hijos los “primeros heraldos de la fe” (LG 11). Desde su más tierna infancia, deben asociarlos a la vida de la Iglesia. La forma de vida en la familia puede alimentar las disposiciones afectivas que, durante toda la vida, serán auténticos cimientos y apoyos de una fe viva. La educación en la fe por los padres debe comenzar desde la más tierna infancia. Esta educación se hace ya cuando los miembros de la familia se ayudan a crecer en la fe mediante el testimonio de una vida cristiana de acuerdo con el Evangelio. La catequesis familiar precede, acompaña y enriquece las otras formas de enseñanza de la fe. Los padres tienen la misión de enseñar a sus hijos a orar y a descubrir su vocación de hijos de Dios (cf LG 11). La parroquia es la comunidad eucarística y el corazón de la vida litúrgica de las familias cristianas; es un lugar privilegiado para la catequesis de los niños y de los padres. Los hijos, a su vez, contribuyen al crecimiento de sus padres en la santidad (cf GS 48, 4). Todos y cada uno deben otorgarse generosamente y sin cansarse el mutuo perdón exigido por las ofensas, las querellas, las injusticias y las omisiones. El afecto mutuo lo sugiere. La caridad de Cristo lo exige (cf Mt 18, 21-22; Lc 17, 4). Durante la infancia, el respeto y el afecto de los padres se traducen ante todo en el cuidado y la atención que consagran para educar a sus hijos, y para proveer a sus necesidades físicas y espirituales. En el transcurso del crecimiento, el mismo
respeto y la misma dedicación llevan a los padres a enseñar a sus hijos a usar rectamente de su razón y de su libertad. Los padres, como primeros responsables de la educación de sus hijos, tienen el derecho de elegir para ellos una escuela que corresponda a sus propias convicciones. Este derecho es fundamental. En cuanto sea posible, los padres tienen el deber de elegir las escuelas que mejor les ayuden en su tarea de educadores cristianos (cf GE 6). Cuando llegan a la edad correspondiente, los hijos tienen el deber y el derecho de elegir su profesión y su estado de vida. Estas nuevas responsabilidades deberán asumirlas en una relación de confianza con sus padres, cuyo parecer y consejo pedirán y recibirán dócilmente. Los padres deben cuidar de no presionar a sus hijos ni en la elección de una profesión ni en la de su futuro cónyuge. Esta indispensable prudencia no impide, sino al contrario, ayudar a los hijos con consejos juiciosos, particularmente cuando éstos se proponen fundar un hogar. Hay quienes no se casan para poder cuidar a sus padres, o sus hermanos y hermanas, para dedicarse más exclusivamente a una profesión o por otros motivos dignos. Estas personas pueden contribuir grandemente al bien de la familia humana. CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA.
La Paternidad Humana El ser humano,
a
semejanza de su Creador, es depositario de un bien grandísimo que debe explotar al máximo en la medida de sus posibilidades, este bien es la PATERNIDAD. De la misma forma que para un profesional lo mejor que le puede pasar es el ejercicio de su profesión (para un médico ayudar a conservar la vida a la mayor cantidad de personas posibles, para un carpintero hacer todas las hechuras de madera a su alcance) para una persona llamada al "matrimonio" y a transformar ese "matrimonio" en "familia", lo mejor que le puede pasar es concretar ese objetivo siendo padre. Es más, serlo todas las veces que le sea posible; sabiendo que al igual que en las simples profesiones el ejercicio de la vocación humana a la paternidad está condicionada por una cantidad de factores (de salud, económicos, etc.). En una sociedad que parece seguir el viejo dicho de: " plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo" como formula para realizarse, ve la paternidad como un hecho que solo sirve para decir que en la vida uno ha hecho de todo. Es más, se ve a los hijos como una carga demasiado pesada a la que los padres son dignos de compadecer, o cuantas veces hemos escuchado ¿¿¿que ...cuantos???, ¡¡¡ pobre que trabajo !!! . Sin embargo estas mismas personas son las que después confiesan que les gustaría haber tenido más hijos pero que justamente para no entrar en la frase anterior no lo hicieron. (Claro que nunca pensaron así de su profesión que le daban 12 horas diarias, dolores de cabeza, estrés, amarguras, trasnochadas, etc. pero bueno, eso era por dinero, para "vivir", pero ese mismo "trabajo" por que no hacerlo por amor a los hijos y tener siempre presente que son un regalo de Dios quien nos los presta para que hagamos de ellos verdaderos Cristianos. Otra opción. La sociedad nos a amputado paternidad después de el de hijos con el anticoncepcionismo y el consumismo, y ha llevado a reducido número de hijos no ejercicio de la "paternidad dejando lugar solo a la relegando la adopción a un plano, solo para aquel que hacerlo biológicamente.
la primer
De esta forma se ha llegado considerarla como algo cuando no queda más algo de "segunda". Cuando debería entrar en la cabeza persona llamada a la
a alternativo, remedio, en realidad de toda paternidad
par
que el de lugar al adoptiva" biológica y segundo no pude
como una forma amplia de ejercer la paternidad y como una posibilidad que anhelaría concretar si se tuviera posibilidad. Antiguamente, en las familias, entre los hijos que se tenían siempre había lugar para los "hijos de crianza", niños que se agregaban a la familia ante alguna circunstancia.
Una pareja que considerara toda la paternidad y no solo la biológica imitaría a "a nuestro padre Dios" en su calidad de "Padre adoptivo" y le sería mucho más fácil asumir una posible infertilidad y los llevaría incluso a no desear esperar hasta último momento para adoptar. Es mas, tampoco le verían sentido a recurso extraordinarios (como fertilización in vitro, donaciones de esperma, etc.) ya que no verían frustración en tener que ejercer su paternidad a través de la adopción solamente.
La responsabilidad de ser padres Hoy en día existe un alto índice de no queremos reconocer y aceptar que se vive en nuestros hogares.
padres que la realidad
Desafortunadamente hemos permitido que el trabajo, el consumismo, la situación económica, y los medios de comunicación influyan en la perdida de valores fundamentales, lo que nos lleva a perder el interés en la formación y atención de los hijos, quienes buscan la oportunidad de tener un mejor acercamiento para satisfacer sus necesidad básicas (amor, afecto, aceptación, comunicación, respeto, amistad, orientación y ayuda), y al no encontrar respuesta a sus necesidades recurren a otras partes que no siempre son las adecuadas.
Una primera condición es dedicar el tiempo suficiente a esta tarea formativa, sabiendo que en muchas ocasiones no es fácil disponer del mismo y habrá que buscarlo con esfuerzo. "Es necesario que los padres encuentren tiempo para estar con sus hijos y hablar con ellos. Los hijos son lo más importante: más importante que los negocios, que el trabajo, que el descanso. En esas
conversaciones conviene escucharles con atención, esforzarse por comprenderlos, saber reconocer la parte de verdad -o la verdad entera- que pueda haber en algunas de sus rebeldías. Y, al mismo tiempo, ayudarles a encauzar rectamente sus afanes e ilusiones, enseñarles a considerar las cosas y a razonar; no imponerles una conducta, sino mostrarles los motivos, sobrenaturales y humanos, que la aconsejan. En una palabra, respetar su libertad, ya que no hay verdadera educación sin responsabilidad personal, ni responsabilidad sin libertad". Las ambiciones profesionales y el trabajo absorbente pueden quitar un tiempo necesario para los hijos. En ocasiones extremas cabría pensar en ganar algo menos, o renunciar a algún ascenso, o cambiar de trabajo, con el fin de tener una dedicación suficiente para los hijos, para que después no nos estemos lamentando y preguntando: ¿lo que estamos haciendo con nuestros hijos es lo correcto? Lo que es ser padre hoy El "buen padre", imagen ampliamente las sociedades de consumo, es la de aquél que satisface todas las materiales del hogar. Para "que no les los hijos" trabaja jornadas dobles y aún semana.
difundida por "proveedor": necesidades falte nada a los fines de
El padre no logra satisfacer las presentes, cuando ya le han sido otras. Así se desgasta febrilmente, sin respiro para disfrutar lo importante: la única de ver crecer a los hijos.
necesidades creadas darse un experiencia
Los padres que han logrado romper las cadenas de ser solamente proveedores, comparten el gozo en la crianza de los hijos y hablan de "una nueva dimensión en la convivencia familiar". A pesar de los reproches pretenden que siempre tabú de que cuando el involucra emocionalmente con el “suave como una madre”, y que si participa y atención del hijo se simple “mandilón”, cada los padres presentes en en el momento del
de quienes predomine el padre se hijo se vuelve segunda en el cuidado convierte en día son más el quirófano nacimiento de
sus hijos, en los cursos prenatales y de posparto para capacitarse en el cuidado del bebé. Se necesitan dos para engendrar un hijo. También se necesitan dos para su desarrollo. La intuición femenina permite a la madre establecer una comunicación vital con el hijo desde el momento mismo de su nacimiento. Interpreta las señales de temor en el infante y con mimos lo tranquiliza y conduce suavemente. La voz del padre es de suma importancia: da seguridad, confianza en el porvenir, establece los límites de la conducta infantil, y cierra el círculo del amor que debe rodear al niño. El padre proporciona un elemento único y esencial en la crianza del hijo y su influencia es poderosa en la salud emocional. La madre le dice: "con cuidado", y el padre le dice "uno más", al estimular al pequeño a subir otro peldaño para que llegue a la cima. Juntos, tomados de la mano, padre y madre guían al retoño en el camino de la vida. El padre de hoy se abre a las necesidades más sutiles del hijo: las emocionales y las psíquicas. Trasciende la preocupación de sí mismo y sus ocupaciones, y logra ver al hijo en sus propios términos. Propicia el ambiente que le permita el desarrollo de su potencial en un marco de libertad responsable, no de dominación. No se detiene en la periferia, sino que conoce al hijo de cerca. Lo guía sin agresividad, con firmeza motivada y razonada, por el camino de los valores que desea heredarle. El padre de hoy se ha dado permiso para ver con ojos de amor al retoño de sus entrañas. Advierte en el hijo, más allá de las limitaciones presentes, el cúmulo de posibilidades que está por realizar. Y a su lado goza cada peldaño de su desarrollo.
REFLEXION PERSONAL ¿Cómo esta mi relación personal con cada miembro de mi familia? ¿Desde cuando no le digo a mi hijo cuanto lo quiero? ¿Le he dicho a mi hijo lo que significa para mí?
REFLEXION PARA LOS HIJOS ¿Te agrada vivir con tu familia? ¿Sientes que vives con amigos en quien puedes confiar? ¿Ser miembro de tu familia es divertido y emocionante?
RELFEXION COYUGAL
¿Qué temores y esperanzas tenemos con respecto a la educación de nuestros hijos? ¿Somos una familia abierta y socialmente comprometida? ¿Cómo familias Cristianas, nos preocupamos por las familias desintegradas? ¿Respetamos la ideología de nuestros hijos?
Tarea Compromiso. Compromiso de crecimiento personal: ¿Que quiero cambiar de mi persona para tener una mejor relación con mis hijos? _________________________________________ ¿Y que estoy dispuesto hacer para lograrlo? ________________________________________
Compromiso de crecimiento conyugal Comenten después de reflexionar en este tema. Quisiéramos que nuestra relación con nuestros hijos cambiara en: ______________________________________________ Y para lograrlo, estamos dispuestos a:
Claves para la educación de los hijos. Preparar a un hijo para la vida, no es satisfacer todas sus voluntades y todos sus caprichos. Enseña a tu hijo a renunciar y a oír "no". Si no aprende ahora a decir no a lo permitido, luego no sabrá decir no a lo prohibido. Los que reciben todo en la infancia no sabrán dar nada como adultos. Habla con tu hijo con calma y ten actitudes afectivas. Piensa antes de hablar y reflexiona antes de actuar. A un corazón herido siempre le queda una cicatriz. Tu hijo es un tesoro que merece todo el amor, respeto y cariño; es un tesoro de Dios entregado en las manos de los padres. El secreto que un hijo confiado al padre o a la madre debe ser como una piedra lanzada al mar. Se esconde en el fondo, nadie la ve, descubre, conoce. Un joven comienza a desorientarse desde el momento en que pierde la confianza en sus padres. Mientras los hijos confíen en los padres, tendrán siempre una luz que los ilumine, una guía que los conduzca y, una brújula que los oriente. La mejor escuela de la vida es el ejemplo de los padres. Los padres no les pueden exigir virtudes y cualidades que ellos no tienen. ¿Qué ejemplos les das? ¿A ti te gustaría que tus hijos hicieran lo que tú haces?
ORACION. Señor: Haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia Ti en nuestro diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor de esposos. Haz, Señor, de nuestras vidas que quisiste unir una página llena de Ti. Haz, Señor, de nuestros hijos lo que Tú anhelas: ayúdanos a educarles y orientarles por el camino. Que nos esforcemos en el consuelo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que demos lo mejor de nosotros para ser felices en el hogar. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos concedas el hallarnos unidos para siempre en Ti. Amén.
TEMA 9 LA FAMILIA CRISTIANA ES UNA IGLESIA DOMÉSTICA.
A través de la educación cristiana, los padres, ayudan a sus hijos a ser más conscientes de su fe
En esta reunión aprenderemos a: •
Conocer el llamado de Dios para ser familias cristianas.
•
Ver una de las consecuencias de no tener a Cristo como centro de nuestra familia.
•
El camino de Dios que conduce a una vida familiar de plenitud y gozo.
VEAMOS QUE NOS DICE DIOS: Ef. 5,21-6,1-4 1Pe. 3, 8-9
DINAMICA. 1.- Intercambia con tu pareja los momentos más agradables o a veces no tan agradables que han pasado juntos como familia y que los han fortalecido. 2.- Intercambiar las anécdotas con tu equipo.
LA FAMILIA CRISTIANA La familia, es una comunidad de fe, esperanza y caridad. Por eso le podemos llama Iglesia doméstica. La familia cristiana es una comunión de personas, que reflejan la comunión que existe en Dios entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Así como Dios es creador, la familia comparte con Él esa obra, al procrear y educar a los hijos. ¡Qué gran dignidad tiene la familia que se asemeja a Dios en su obra creadora! La familia cristiana, como Jesús, que cuando vino al mundo se dedicó a llevar la palabra de su Padre a todos los hombres, así, la familia tiene la misión de seguir sus pasos, de evangelizar; primero que nada, a sus propios hijos y a todos cuantos le rodean. La familia cristiana también es misionera, pues querrá que otras personas también conozcan a Dios, y sean testimonio del amor de Dios pora todos. También, la familia cristiana esta llamada a la oración. A orar juntos a Dios, quien ha creado a la familia. Así, una familia que reza unida, permanecerá unida, pues juntos, los miembros de la familia se ayudarán mutuamente a vivir como auténticos cristianos. Con la oración diaria, es decir, platicando con Dios en todo momento, contándole todo lo que pasa entre la familia para así estar más cerca de Él, es como se va a fortalecer la unión y el amor que existe entre los miembros familiares. Y, si una familia está unida con Dios por medio de la oración común, el respeto a todas las personas (que somos imagen y semejanza de Dios) se vivirá continuamente, como Dios lo ha planeado. Es muy bueno el que todos los días, en familia se lea la Palabra de Dios. Si Dios está presente en las conversaciones, el comportamiento de los miembros de la familia será reflejo del amor de Dios. Si únicamente se habla de fútbol, chismes, envidias,..., el comportamiento de la familia será de la misma manera. La familia cristiana es privilegiada entre las que no son cristianas, ya que es llamada por Dios nuestro Padre, a ser educadores en los valores cristianos, como el amor, el perdón la ayuda mutua, el servicio a los demás y sobre todo, a seguir a Cristo como lo hicieron sus apóstoles. ¡Qué hermoso es encontrar familias que viven ese amor por los demás! ¡Qué felicidad se ve en los rostros de aquéllos que aman a Dios!
Cuando Dios habita en una familia, la felicidad abunda en sus miembros. EVANGELIZACIÓN EN LA FAMILIA En virtud del ministerio de la educación los padres, mediante el testimonio de su vida, son los primeros mensajeros del Evangelio ante los hijos. Es más, rezando con los hijos, dedicándose con ellos a la lectura de la Palabra de Dios e introduciéndolos en la intimidad del Cuerpo de Cristo mediante la iniciación cristiana, llegan a realizarse plenamente como padres. Por lo tanto, uno de los campos en los que la familia es insustituible es ciertamente el de la educación religiosa, gracias a la cual la familia crece como "iglesia doméstica". La educación religiosa y la catequesis de los hijos sitúan a la familia en el ámbito de la Iglesia como un verdadero sujeto de evangelización y de apostolado. Se trata de un derecho relacionado íntimamente con el principio de la libertad religiosa HACER DE LAS FAMILIAS UNA "IGLESIA DOMÉSTICA" El 27 de enero de 1985 el Papa Juan Pablo II, en la explanada de Montalbán, pronunció una homilía de la cual podemos tomar el siguiente párrafo: “que grandeza y responsabilidad a la vez la de los padres cristianos, que como fruto de su amor se convierten en templos en los que Dios realiza su acción renovadora Sed conscientes de esta altísima misión que Dios ha puesto en vuestras manos, haced de vuestras familias un templo de Dios, una “Iglesia domestica” El Concilio Vaticano II en su constitución sobre la Iglesia (“Lumen gentium”) nos dice que de la unión conyugal procede la familia, en los que nacen los nuevos ciudadanos de la sociedad humana, y por la gracia del Espíritu Santo quedan constituidos por el Bautismo en hijos de Dios. “Lumen gentium” (luz de las naciones) Documento pilar de la Iglesia. RECIBIR A CRISTO EN NUESTRA FAMILIA El que reciba en mi nombre a uno de estos niños a mí me recibe. Y el que me recibe a mí, no me recibe a mí, sino a Aquél que me ha enviado. Recibir a Cristo no es una tarea opcional para el hombre. Recibir a Cristo es uno de los urgentes requerimientos del corazón humano. Porque recibir a Cristo, como ha enseñado la Iglesia Católica desde hace dos mil años, es la necesidad fundamental para la propia realización. Sin embargo, hoy el mundo nos propone muchos redentores, muchos hombres, muchas instituciones, muchas técnicas, muchas filosofías, que se nos presentan como capaces de hacer feliz al hombre.
Pero una tras otra van pasando, dejando en los hombres y en las mujeres que los han seguido, la decepción de la vida perdida y el anhelo inapagado de alguien que los redima. ¿Quién podrá hacer que Cristo nazca, crezca y viva en el corazón de los hombres? ¿Quién podrá hacer que Cristo arraigue de tal modo en el alma, que nada ni nadie nos lo pueda arrebatar? ¿Quién puede hacer que se mantenga viva entre nosotros la fe de nuestros padres, la fe en Cristo, la fe en la Iglesia, el amor a la Santísima Virgen María? Es claro que hay muchos que pueden ayudar a que Cristo sea recibido en el corazón como verdadero redentor que nos da su Iglesia, la Iglesia Católica; que nos da a su Madre, la virgen María; que nos da su Palabra en la Santa Biblia; que nos da su cuerpo y su sangre en la Eucaristía. Sin embargo, hay algo que es verdaderamente insustituible: se trata de la familia. La familia cristiana tiene como tarea insustituible el hacer crecer entre sus miembros no sólo la vida física, sino también la vida de Dios. Es en la familia donde cada uno de nosotros aprendió las primeras oraciones; es en la familia donde Dios se hizo presente en nuestras vidas. Pues la familia es el lugar del primer encuentro entre Dios y el hombre. Cómo no recordar, cada uno de nosotros, a nuestra madre enseñándonos a rezar, o a nuestro padre dándonos consejos de vida cristiana moral. La familia es, por lo tanto, la primera edificadora del Reino de Dios en la tierra, pues es la que construye la fe en cada uno de sus miembros. La familia es, una escuela de fe y vida cristiana, la familia es una verdadera escuela de evangelización. Como dice el Concilio Vaticano II: La familia cristiana. Cuyo origen está en el matrimonio, que es imagen y participación de la alianza de amor entre Cristo y la Iglesia, manifestará a todos la presencia viva del Salvador del mundo y la auténtica naturaleza de la Iglesia. Ya que por el amor, la generosa fecundidad, la unidad y fidelidad de los esposos, y por la cooperación amorosa de todos sus miembros. La principal misión de la familia es evangelizar.
La familia es la que hace al hombre capaz de recibir a Cristo, no sólo porque, por medio del bautismo, los padres cristianos se preocupan de que sus hijos lleguen ser hijos de Dios o, a través de la preparación para los sacramentos y de la catequesis, aprendan y reciban la iniciación de la fe cristiana, sino también, porque de manera importante, la vida de familia prepara el corazón del hombre y de la mujer para recibir a Dios. Solamente un corazón bondadoso, un corazón abierto, un corazón capaz de compartir, es un corazón que puede recibir a Cristo; solamente un corazón que se preocupa y se sacrifica por los demás, es un corazón capaz de recibir a Cristo; solamente un corazón capaz de vencer el materialismo, el afán de usar a los demás para el propio provecho, es capaz de recibir a Cristo. ¿Y acaso no es la familia donde todos aprendemos de modo primario a recibir la bondad, a abrimos a los demás, a compartir e, incluso, a soportar el dolor por otros? La familia es la que hace al hombre y a la mujer capaz de seguir el mensaje de Cristo, porque es en la familia donde se aprenden los comportamientos que nos van a regir durante la vida, o, por lo menos, nuestros padres se esfuerzan, aún con sus debilidades, para que pongamos en práctica las grandes virtudes cristianas de las que nos habla hoy el apóstol Santiago: Los que tienen la sabiduría que viene de Dios son puros ante todo. Además, son amantes de la paz, comprensivos, dóciles, están llenos de misericordia y buenos frutos, son imparciales y sinceros. La familia, con la convivencia diaria, con la palabra a veces bondadosa y, otras, severa, pero sobre todo con el mutuo ejemplo, construye en los padres y en los hijos los hombres y las mujeres que serán luego testimonio de la vida cristiana en la sociedad. ¿Dónde se empieza a amar y defender la vida sino en la familia? ¿Dónde se comienza a respetar la persona del otro sino en la familia? ¿Dónde se vive en la práctica el amor y la entrega a los demás, la laboriosidad, sino en la familia? ¿En qué otro lugar vamos a aprender, mejor que en nuestras casas, el respeto que hay que dar al día del Señor cuando nuestros padres nos inculcan y nos dan ejemplo yendo a misa cada domingo? ¿Dónde vamos a empezar a leer la Palabra de Dios y a aplicar su significado en nuestra vida sino a través de la preocupación de nuestros padres por que en la casa todos conozcamos la Sagrada Escritura? ¿Y dónde vamos a aprender a decir en las penas y en los gozos: Ruega por nosotros pecadores, a nuestra madrecita del Tepeyac, si no es de los labios llenos de tristeza o de alegría de nuestra familia? Esta tarea tan hermosa es un deber primario de los padres y de las madres, que tienen la obligación no sólo de ellos mismos recibir el amor de Cristo, sino a
convertir su hogar en una comunidad donde se hace presente la salvación que Cristo trae a través de hacer partícipe a su hogar de todo el amor que Él ha tenido por cada uno de ellos hasta morir en la cruz por su redención: la muerte y la resurrección de Cristo. El misterio de amor y de entrega que es toda su vida, es el mensaje que de cada familia deben recibir todos sus miembros. Los esposos entre sí, deben ayudarse a vivir la verdad del amor de Cristo por medio de la comprensión, del mutuo apoyo, de la entrega sacrificada de uno a otro. Y, al mismo tiempo, el padre y la madre deben ser para sus hijos una luz que les haga entender que, en medio de todas las circunstancias, aún difíciles de la vida, Dios los ama y está siempre con los brazos abiertos, dispuesto a darles su gracia y su perdón. Hoy nos encontramos con una malentendida pluralidad en la evangelización de los hijos y de la sociedad, y se hacen pasar, como moral católica, criterios que están tomados de concepciones materialistas y ateas del ser humano, o doctrinas y modos de comportarse que se oponen al Magisterio de la Iglesia o del Santo Padre. La familia debe defender la fe de los suyos y no dejarse engañar por apariencias. La fe de los hijos es un bien sumamente precioso, pues es la condición para que se encuentren con Cristo. No sería correcto que la familia descuidara lo que los hijos reciben, para encontrarse, al paso de no mucho tiempo, con que los hijos han acabado por perder la fe, desviados en doctrinas y comportamientos materialistas, egoístas, consumistas, permisivitas. Pero juntamente con esto, los padres se convierten en verdaderos testigos de evangelización, cuando ellos son los primeros que viven e invitan a vivir a sus hijos la fe. Cuántas oportunidades nos ofrece el mundo de hoy de ser ejemplo de vida cristiana para los hijos y hacer que ellos, a su vez, lo sean en su ambiente. Pensemos en los padres que hablan con sus hijos en la medida de su capacidad, de las decisiones morales que deben tomar para ser honestos, o para mantenerse dentro de la coherencia cristiana. Pensemos en los padres que sacrifican su tiempo de descanso y llevan consigo a sus hijos para predicar la palabra de Dios y la fe católica entre quienes no la conocen. Pensemos en los padres que ponen en guardia a sus hijos frente a los antivalores del mundo actual y llevan a cabo acciones concretas que promueven y no sólo destruyan los verdaderos valores humanos y cristianos en los medios de comunicación, en el mundo artístico, cultural, económico, político, etc. Con todo esto, la familia se convierte, no sólo ella misma, en lugar donde el Evangelio de Cristo se conoce y se vive, sino también en fuente de nuevas familias cristianas, cuando los hijos, al formar cada uno su propia familia, lleven a su nuevo hogar las semillas de fe que recibieron de sus padres. Si Cristo prometió que lo recibiríamos a Él si recibíamos a uno de los pequeños, qué gran amistad y qué gran cercanía nos regalará el Señor si nuestra tarea ha sido que muchos de esos pequeños lo reciban a Él. Hagamos de cada una de nuestras familias el lugar donde Cristo es conocido, amado e imitado; hagamos de
ellas el lugar desde donde Cristo pueda ser conocido, amado y seguido, por otros muchos hombres y mujeres. EL NO TENER A CRISTO EN EL CENTRO DE NUESTRA FAMILIA. Los habitantes de nuestra comunidad han enfrentado graves problemas en su desarrollo familiar, económico, político y, espiritual, la mayoría de ellos ha llevado a la infidelidad, violencia intrafamiliar, drogadicción, alcoholismo, robos, secuestros, guerras políticas, ateismo etc., tenemos que ser muy inteligentes para contrarrestar estos problemas hoy, y que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos y las futuras generaciones no tengan esta herencia nuestra. Violencia intrafamiliar Del 70% al 90% de los casos de violencia corresponden a mujeres maltratadas por sus compañeros, esposos o convivientes. Los agresores y las víctimas de violencia proceden de historias familiares en las que estuvieron expuestos a situaciones de violencia.... la violencia es una conducta aprendida y transmitida socialmente. En más del 50% de los casos las violaciones de mujeres y niñas son perpetradas por familiares o conocidos, en casa de la víctima. El agresor con frecuencia es alguien allegado afectivamente a la víctima: compañero, esposo, padre, pariente. Estos datos están relacionados a la violencia intrafamiliar y nos invitan a reflexionar sobre este tema. Observamos que la Violencia Intrafamiliar está referida a la agresión continua que se da en el interior de una familia, realizándola alguno de los integrantes de ella. CÓMO SE DA
Los maltratos en el hogar, rompen el Corazón y dejan cicatrices.
La violencia intrafamiliar puede manifestarse físicamente mediante: golpes, bofetadas, amenazas con arma blanca y puntapiés, por ejemplo. También puede darse una violencia psicológica con insultos, celos excesivos, aislamiento de la víctima, inclusive los niños o niñas pueden ser víctima de ella si son testigos de las peleas entre sus progenitores.
Otro tipo de violencia es la sexual, esta se da generalmente cuando se impone una relación sexual o cuando se fuerza a actos sexuales frente a terceros.
¿POR QUÉ SUCEDE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA? Los pretextos más frecuentes por el que las mujeres fueron violentadas en sus hogares son: la negativa al cumplimiento de sus deberes sexuales conyugales, la infidelidad, la lentitud de la realización de los servicios domésticos, el reclamo a su pareja por problemas económicos, el embarazo, el reclamo frente al consumo de drogas o licor, entre otros. CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA Este tipo de violencia trae graves consecuencias para el padre, la madre o el hijo. A continuación algunos ejemplos: La violencia contra la esposa afecta a los hijos e hijas, causando bajo rendimiento escolar, laboral y en las relaciones mutuas. La familia que cotidianamente recurra a la violencia sin querer propondrá conductas que afectarán comportamientos sociales y serán la base de conductas delictivas. El maltrato deteriora el amor propio disminuyendo así la autoestima. Cuando la presión psicológica es continua la víctima es vulnerable al alcoholismo, depresión, con intentos de suicidio. Las mujeres maltratadas se convierten en agresoras de otros miembros más vulnerables de su grupo. ¿Cuántas veces habremos oído "si le pegan es que algo habrá hecho"?, ¿Cuántas mujeres piensan que los insultos continuos que les dedican sus maridos no son violencia intrafamiliar? Éstos son algunos de los mitos que hay que desterrar. Con el silencio nos hacemos cómplices de la violencia.
“El valor de un hombre no se mide por su fuerza sino por la capacidad que tiene para amar a su familia”
EL CAMINO DE DIOS CONDUCE A UNA VIDA FAMILIAR DE PLENITUD Y GOZO. Solo hay un camino que conduce a una vida de realización y propósito. ¡Ese camino es Jesucristo! El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama y el que me ama, será amado por mi padre y yo le amare y me manifestare (mostrare) a él. (Jn. 14:21 RV60) Para poder experimentar la plenitud y el gozo que nos promete el Señor debemos aprender a ser guiados por el Espíritu Santo, abastecernos de suficiente combustible (amor de Dios) para transitar en la vida a pesar de las más difíciles situaciones. La forma en que Dios se manifiesta o revela al que le ama es por la vida satisfecha, plena y llena de paz. (Sal. 16:11; 107:09; Is. 26:03). Cuando el hombre (creyente o no) sigue su propio camino, caminara por un camino de baches, de incertidumbre, de tristezas, amarguras, infelicidad y ansiedad, desembocando en un abismo mortal. Cada hombre tiene antes si un amplio y agradable camino que parece bueno, pero termina en muerte. (Prov. 14:21 BAD) Si la persona no resuelve su situación con Dios, experimentara alejamiento de Dios, soledad, insatisfacción en la vida, frustración, derrota. Para los malos, en cambio, no hay bienestar. El Señor lo ha dicho. (Is. 48:22 DHH )
EL AMOR DEL PADRE. PELÍCULA PARA VER EN SU EQUIPO
Aunque es posible que nos desviemos del camino de Dios, el ha determinado un medio por el cual cada ser humano extraviado, puede ser restaurado a la familia de Dios. Porque antes también nosotros éramos insensatos y rebeldes; andábamos perdidos y éramos esclavos de toda clase de deseos y placeres. Vivíamos en maldad y envidia, odiados y odiándonos unos a otros. Pero Dios nuestro salvador mostró su bondad y su amor por la humanidad y sin que nosotros hubiéramos hecho nada bueno, por pura misericordia nos salvo lavándonos y regenerándonos, y dándonos nueva vida por el Espíritu Santo. Pues por medio de Jesucristo nuestro salvador nos dio en abundancia el Espíritu Santo. (Tito 3: 3-6 DHH) Y si declaran con sus propios labios que Jesucristo es su Señor y creen de corazón que Dios los ama y es el centro de su hogar se salvaran. COMO PERMANECER FIRMES EN EL CAMINO DE DIOS. La mayoría de las cosas que hemos aprendido en la vida, las hemos aprendido por imitación. La vida cristiana no es la excepción, nuestro modelo es Jesús. Nuestro ejemplo es Jesús, nuestra vida es Jesús. Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quien iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. (Jn. 6:68-69 RV60) Si queremos conocer mas de Jesús, necesitamos aprender a definir nuestras prioridades. Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey y que hagan lo que le pide. Todo lo demás el se los dará a su tiempo. Así que no se preocupen por lo que pasara mañana. Ya tendrán tiempo para eso. Recuerden que ya tenemos bastante con los problemas de cada día. (Mt. 6:33-34 TLA).Tenemos que esforzarnos por llevar nuestra relación de cara a Dios y luchar por que sea una relación constructiva para todos los miembros de nuestra
familia, es decir, que nos ayude a crecer, a ser más de nosotros mismos, a descubrir y a desarrollar las propias potencialidades, a luchar por tener un hogar basado en el verdadero amor: siendo sinceros en el momento oportuno y siempre evitando herirnos.
¡Pongamos a Dios como centro de nuestra vida!
REFLEXION PERSONAL ¿Qué importancia tiene Dios en vida?
mi
¿Qué enseñanza le doy a mis hijos y esposa a cerca e Dios? ¿Veo a mi familia como un regalo de Dios?
REFLEXION CONYUGAL ¿Cómo es nuestra relación de pareja con Dios? ¿Cómo es la relación entre padres e Hijos con Dios? ¿Somos una Iglesia Domestica en la cual se enseñan valores Cristianos o somos de los cristianos incoherentes "profesamos la fe el domingo y después durante la semana nos dedicamos a los negocios sucios y a promover enseñanzas contrarias a esa fe”? TAREA COMPROMISO. ¿A que nos comprometemos como este tema que hemos visto?
familia sobre
Oración Sagrada familia de Nazaret: enséñanos el recogimiento, la interioridad; danos la disposición de escuchar las buenas inspiraciones y las palabras de los verdaderos maestros; enséñanos la necesidad del trabajo, de la preparación, del estudio, de la vida interior personal, de la oración, que solo Dios ve en lo secreto; enséñanos lo que es la familia, su comunión de amor, su belleza simple y austera, su carácter sagrado e inviolable. Amen Oración para vivir en paz en familia. Señor, Dios Nuestro, Tú nos has elegido para ser tus santos Y tus predilectos. Revístenos de sentimientos de misericordia, de bondad, de humildad, de dulzura, de paciencia. Amen.
TEMA 10 LOS VALORES, “PILARES DE LA FAMILIA”
Si no educas a tus hijos en el seno del hogar, el mundo les presentará sus valores... no siempre los mejores.
En esta reunión aprenderemos a: Conocer el valor de la familia. Conocer los valores fundamentales. Conocer la escala de valores en una familia. Conocer una guía practica para vivir los valores.
VEAMOS QUE NOS DICE DIOS: Mt 15, 8-9 Mt. 15, 17-20
EL VALOR DE LA FAMILIA. El valor de la familia nace y se desarrolla cuando cada uno de sus miembros asume con responsabilidad y alegría el papel que le ha tocado desempeñar en la familia. Al hablar de familia podemos imaginar a un grupo de personas felices bajo un mismo techo y entender la importancia de la manutención, cuidados y educación de todos sus miembros, pero descubrir la raíz que hace a la familia el lugar ideal para forjar los valores, es una meta alcanzable y necesaria para lograr un modo de vida más humano, que posteriormente se transmitirá naturalmente a la sociedad entera... El valor de la familia va más allá de los encuentros habituales e ineludibles, los momentos de alegría y la solución a los problemas que cotidianamente se enfrentan. El valor nace y se desarrolla cuando cada uno de sus miembros asume con responsabilidad y alegría el papel que le ha tocado desempeñar en la familia, procurando el bienestar, desarrollo y felicidad de todos los demás. Formar y llevar a la familia en un camino de superación constante no es una tarea fácil. Las exigencias de la vida actual pueden dificultar la colaboración e interacción porque ambos padres trabajan, pero eso no lo hace imposible, por tanto, es necesario dar orden y prioridad a todas nuestras obligaciones y aprender a vivir con ellas. Debemos olvidar que cada miembro cumple con una tarea específica y un tanto aislada de los demás: papá trabaja y trae dinero, mamá cuida hijos y mantiene la casa en buen estado, los hijos estudian y deben obedecer. Es necesario reflexionar que el valor de la familia se basa fundamentalmente en la presencia física, mental y espiritual de las personas en el hogar, con disponibilidad al diálogo y a la convivencia, haciendo un esfuerzo por cultivar los valores en la persona misma, y así estar en condiciones de transmitirlos y enseñarlos. En un ambiente de alegría toda fatiga y esfuerzo se aligeran, lo que hace ver la responsabilidad no como una carga, sino como una entrega gustosa en beneficio de nuestros seres más queridos y cercanos. Lo primero que debemos resolver en una familia es el egoísmo: mi tiempo, mi trabajo, mi diversión, mis gustos, mi descanso... si todos esperan comprensión y
cuidados ¿quién tendrá la iniciativa de servir a los demás? Si papá llega y se acomoda como sultán, mamá se encierra en su habitación, o en definitiva ninguno de los dos está disponible, no se puede pretender que los hijos entiendan que deben ayudar, conversar y compartir tiempo con los demás. La generosidad nos hace superar el cansancio para escuchar esos problemas de niños (o jóvenes) que para los adultos tienen poco importancia; dedicar un tiempo especial para jugar, conversar o salir de paseo con todos el fin de semana; la salida a cenar o al cine cada mes con el cónyuge... La unión familiar no se plasma en una fotografía, se va tejiendo todos los días con pequeños detalles de cariño y atención, sólo así demostramos un auténtico interés por cada una de las personas que viven con nosotros. Otra idea fundamental es que en casa todos son importantes, no existen logros pequeños, nadie es mejor o superior. Se valora el esfuerzo y dedicación puestos en el trabajo, el estudio y la ayuda en casa, más que la perfección de los resultados obtenidos; se tiene el empeño por servir a quien haga falta, para que aprenda y mejore; participamos de las alegrías y fracasos, del mismo modo como lo haríamos con un amigo... Saberse apreciado, respetado y comprendido, favorece a la autoestima, mejora la convivencia y fomenta el espíritu de servicio. Sería utópico pensar que la convivencia cotidiana estuviera exenta de diferencias, desacuerdos y pequeñas discusiones. La solución no está en demostrar quien manda o tiene la razón, sino en mostrar que somos comprensivos y tenemos autodominio para controlar los disgustos y el mal genio, en vez de entrar en una discusión donde por lo general nadie queda del todo convencido. Todo conflicto cuyo resultado es desfavorable para cualquiera de las partes, disminuye la comunicación y la convivencia, hasta que poco a poco la alegría se va alejando del hogar. Es importante recalcar que los valores se viven en casa y se transmiten a los demás como una forma natural de vida, es decir, dando ejemplo. Para esto es fundamental la acción de los padres, pero los niños y jóvenes -con ese sentido común tan característico- pueden dar verdaderas lecciones de cómo vivirlos en los más mínimos detalles. En una reunión pasó un pequeño de tres o cuatro años de edad frente a un familiar adulto, después de saludarle en dos ocasiones y no recibir respuesta, se dirigió a su madre y le preguntó: "¿Por qué tío (...) no me contestó cuándo le saludé?" La respuesta pudo ser cualquiera, así como los motivos para no recibir respuesta, pero imaginemos el desconcierto del niño al ver como las personas pueden comportarse de una manera muy distinta a como se vive en casa. Se nota que está aprendiendo a cultivar la amistad, a ser sociable y educado, seguramente después de este incidente le enseñarán a ser comprensivo...
Por otra parte, muchas son las familias que han encontrado en la religión y en las prácticas de piedad, una guía y un soporte para elevar su calidad de vida, ahí se forma la conciencia para vivir los valores humanos de cara a Dios y en servicio de los semejantes. Por tanto, en la fe se encuentra un motivo más elevado para formar, cuidar y proteger a la familia. Aunque son los padres quienes tienen la responsabilidad en la formación y educación de los hijos, estos últimos no quedan exentos. Los jóvenes solteros, y aún los niños, comparten esa misma responsabilidad pues en este camino todos necesitamos ayuda para ser mejores personas. Actualmente triunfan aquellos que se distinguen por su capacidad de trabajo, responsabilidad, confianza, empatía, sociabilidad, comprensión, solidaridad, etc. etc., valores que se aprenden en casa y se perfeccionan a lo largo de la vida según la experiencia y la intención personal de mejorar. Pensemos que todo a nuestro alrededor cambiaría y las relaciones serían más cordiales si los seres humanos se preocuparan por cultivar los valores en familia. Cada miembro, según su edad y circunstancias personales sería un verdadero ejemplo, un líder en el ramo, capaz de comprender y enseñar a los demás la importancia y trascendencia que tiene para sus vidas la vivencia de los valores, los buenos hábitos y las costumbres. Para que una familia sea feliz no hace falta calcular el número de personas necesarias e indispensables para lograrlo, mientras en ella todos participen de los mismos intereses, compartan gustos y aficiones y se interesen unos por otros. Cultivando los valores: Si todos dedican parte de su tiempo para estar en casa y disfrutar de la compañía de los demás, buscando conversación, convivencia y cariño, dejando las preocupaciones y el egoísmo a un lado. Toda familia unida es feliz sin importar la posición económica, los valores humanos no se compran, se viven y se otorgan como el regalo más preciado que podemos dar. No existe la familia perfecta, pero si aquellas que luchan y se esfuerzan por lograrlo.
VALORES FUNDAMENTALES LA JUSTICIA Entendemos que las relaciones entre seres humanos sólo pueden ser constructivas, armónicas y perdurables en la medida en que sean justas. Por ello, nos comprometemos a: • • • •
Tomar decisiones con un criterio de objetividad e imparcialidad anteponiendo el bien común al personal. Dar a cada cual lo que le corresponde, y a su vez evitar beneficiarse de manera indebida. o Distribuir con equidad las tareas, así como los recursos disponibles, considerando las necesidades, capacidades y desempeño de las personas. Reconocer el crédito que corresponde a los méritos y logros de los demás.
LA HONESTIDAD Dentro de nuestra Comunidad consideramos muy importante que las relaciones entre las personas se den en un marco de honestidad, de forma tal que cada uno pueda tener confianza sobre la veracidad de lo que se escucha y de la autenticidad de las acciones que se observan. Por lo anterior, nos comprometemos a: •
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Decir la verdad en todo momento, aún y cuando se arriesguen los intereses personales. Emitir juicios sólo cuando tengamos elementos suficientes para ello y siempre en Pro de fines legítimos. Ser congruentes entre lo que pensamos, decimos y hacemos. Hablar con objetividad y precisión para evitar manipular las decisiones de los demás. Evitar utilizar el trabajo o esfuerzos de terceros con la intención de sobresalir u ocultar la propia incapacidad o falta de empeño en la actividad cotidiana o beneficiarse de manera indebida. Reconocer los derechos de autor en investigaciones y proyectos. Honrar el valor de la verdad siendo rigurosos en el desarrollo de las investigaciones científicas que realicemos.
EL RESPETO Para lograr una convivencia armónica con las personas y con la naturaleza, consideramos importante promover el respeto y la tolerancia. Por tanto, nos comprometemos a: • •
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Apreciar la naturaleza y reconocernos como parte de ella. Propiciar y mantener un ambiente ordenado y respetuoso en todos los ámbitos de interacción en los que participemos, con la finalidad de lograr los objetivos del grupo, sin interferir las actividades de terceros, todo ello dentro del marco de las prioridades institucionales. Ser conscientes de que debemos usar de manera racional y eficiente los recursos, evitando el derroche, en el entendido de que lo que afecta a la naturaleza, repercute en la vida de todas las personas. Convivir con apertura y tolerancia hacia nuestros semejantes, aceptando las diferencias ideológicas, de género, culturales, económicas o de cualquier otra índole. Tratar dignamente a todas las personas, por lo que nadie deberá ser utilizado, engañado, ni tratado como medio para el logro de fines particulares o de grupo. Utilizar un estilo de comunicación que denote cortesía y sensibilidad hacia las demás personas. Respetar la vida privada de cada persona y abstenerse de hacer comentarios que difamen su integridad. Respetar las ideas, creencias religiosas, tradiciones, costumbres y puntos de vista propios y de otras personas, valorando la riqueza que provee la diversidad. Mostrar el debido respeto a los símbolos patrios y los de nuestra Institución.
LA RESPONSABILIDAD Una persona íntegra es aquella que cumple responsablemente con los compromisos contraídos. Así, consideramos fundamental desarrollar a plenitud las funciones que nos corresponden, en un ambiente de colaboración, sin obstaculizar el desempeño de los demás. Por ello, nos comprometemos a: • • •
Conocer, observar y cumplir los reglamentos y políticas institucionales. Representar dignamente los valores que la Institución ostenta y promueve en la Misión. Cumplir con calidad y puntualmente con los compromisos adquiridos y las obligaciones propias de nuestra función, así como con nuestras obligaciones ciudadanas.
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Prever los efectos que nuestras acciones puedan tener para evitar daños a terceros, y cuando involuntariamente se produzca algún perjuicio, asumir las consecuencias y reparar los daños. Colaborar en acciones y proyectos encaminados a la procuración del desarrollo sustentable. Prevenir y denunciar cualquier forma de amenaza que pueda dañar la calidad de vida de las personas y el entorno natural. Procurar el desarrollo intelectual y la salud física y emocional.
LA IGUALDAD Reconocemos que todos somos iguales en dignidad y derechos, y por ende consideramos importante el trato equitativo en nuestras relaciones y actividades cotidianas. En consecuencia, nos comprometemos a: •
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Observar las leyes y reglamentos que rigen la vida institucional y social, sin esperar un trato preferente; asimismo, cuidar de su aplicación imparcial, cuando nuestras funciones así lo demanden. Considerar que las oportunidades de desarrollo constituyen un derecho que nos corresponde a todos por igual; por lo que haremos cuanto esté a nuestro alcance para favorecer las posibilidades de desarrollo personal, profesional y ocupacional de los miembros de nuestra Institución y de la sociedad. Promover la imparcialidad de nuestras acciones dentro de la vida institucional y en el conjunto de la sociedad en que vivimos, sin favorecer los intereses particulares de alguna persona o grupo.
LA SOLIDARIDAD particulares de alguna persona o grupo. A partir de nuestra capacidad para reconocer la dignidad y derechos de todo ser humano, y de nuestra sensibilidad para ponernos en su lugar asumiendo su perspectiva, mostramos una actitud de apoyo a quienes nos necesiten, compartiendo con ellos, nuestro tiempo y nuestros recursos. Por tanto, nos comprometemos a: •
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Manifestar nuestra solidaridad hacia las necesidades de las demás personas, ofreciendo nuestro apoyo solícito y desinteresado a quienes así lo requieran. Mostrar interés por los proyectos de los demás y colaborar con ellos en la medida de lo posible.
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Promover acciones tendientes a lograr condiciones que satisfagan las necesidades básicas de los menos favorecidos, haciéndolos partícipes de una vida más digna, a través de los proyectos que nuestra Institución emprende.
LA ACTITUD DE DIÁLOGO Reconocemos que el diálogo es necesario para convivir y crecer en armonía, compartiendo nuestros puntos de vista y escuchando los de los demás. Sólo a través del diálogo es posible lograr acuerdos, obtener soluciones justas y resolver conflictos. Por ello, nos comprometemos a: • • •
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Mantener una comunicación abierta, clara y oportuna. Informar a las personas con quienes se interactúa, los asuntos que les afectan directa o indirectamente. Buscar la verdad, esforzándonos por presentar y defender nuestros puntos de vista con argumentos sólidos y razonables, y procurando estar abiertos a nuevas propuestas sin asumir que tenemos la verdad absoluta y sin menoscabo a los anteriores valores citados en este Código. Escuchar a los demás con interés, apertura, tolerancia y objetividad, tomando en cuenta sus perspectivas de manera empática, con el fin de que podamos descubrir nuestras coincidencias y apreciar nuestras diferencias.
ESCALA DE VALORES EN UNA FAMILIA “Es preciso saber lo que se quiere; cuando se quiere, hay que tener el valor de decirlo, y cuando se dice, es menester tener el coraje de realizarlo”. No debes quejarte nunca ante tus hijos del momento por el que atraviesa la sociedad. Sabes de sobra que si no los educas en el seno del hogar, el consumo y los valores que el mundo actual les presenta al chico o a la chica, no son los más ideales y preciosos. Esta escala de valores es una siembra lenta. No lo olvides. Pero siembra. Desde que son pequeños hasta que son jóvenes. Por eso, amigos padres, es preciso que sepan lo que ambos quieren para sus hijos. Y después de saberlo en la comunidad de la casa, reforzar su valor para decirlo y exigirlo.
1. El valor. El valor es clave en la vida del hijo/a. Si los educas en el temor, les costará después vivir oxigenados, tranquilos y serenos, una vez que las dificultades de la adolescencia hagan acto de presencia en sus vidas. 2. Diálogo. Es muy importante dedicar a esta edad más tiempo que cuando eran pequeños. Necesitan de los adultos ahora más que nunca para sembrar en su mente criterios sanos que les hagan reaccionar ante el mundo de la calle, las amistades alocadas o peligrosas con las que se pueden juntar. No hay mejor tiempo que el que se pierde con los hijos a esta edad. Muchos chicos y chicas de esas edades suelen decir a los maestros o personas adultas de confianza, que sus padres no los entienden. ¿Será verdad? No se puede afirmar que tengan toda la razón, pero cuando la queja es generalizada habrá que prestar atención a lo que dicen. Muchos se quejan de que no tienen confianza con los padres porque no están al loro de lo que pasa hoy a la juventud. Y puede que tengan parte de razón. ¿Qué padre, además de escuchar a los hijos, lee libros sobre la marcha del mundo joven? No nos piden que hagamos sus cosas, sino que les comprendamos. Y comprender para ellos significa sobre todo y ante todo escucharlos en sus necesidades materiales y espirituales. Es justo en esta edad cuando hay que estar cerca de ellos para orientarlos, abrirles los ojos ante muchas realidades que son nuevas para su cuerpo y para su alma. 3. Responsabilizarlos. Un tema que sirve de apoyo a muchas críticas a la juventud actual. Es su falta de responsabilidad. Son unos padres magníficos, pero la gran preocupación que detectan los hijos, es que se preocupan en exceso de tener muchas cosas, aun con detrimento de ser felices en el hogar. La responsabilidad es la mejor respuesta que damos a una libertad auténticamente orientada. No sean blandos. Mientras que no hayan cumplido con su deber, no ceder. Esto requiere mucha constancia. 4. Exigencia. La constancia en exigir los deberes que tienen que llevar a cabo, es una tarea de los dos cónyuges. Es curioso observar cómo el chico o la chica saben buscar los puntos flacos del padre o de la madre para salirse con las suya. Tener en cuenta esto: “El amor o la amistad que no exige nada ni se queja nunca, es casi siempre un amor o una amistad débil”. 5. Disciplina. El gran problema que se nos presenta a esta edad difícil de cambio, es la falta de disciplina. Fallan en los estudios, no porque sean torpes, sino porque les falta disciplina mental, concentración en el estudio. Es curioso hoy ver a muchos que estudian con los auriculares puestos o con la música de fondo o la TV. Se ha comprobado que, salvo excepciones, el chico atiende un poco a la materia que estudia y otro poco a la música. Total: fuerza cerebral dispersa. Tienen que exigirles disciplina. ¿Saben por qué? Porque es su mejor éxito personal. La disciplina es la parte más importante del éxito”.
Da pena contemplar una clase de chicos/as adolescentes. Les cuesta concentrarse un montón en las explicaciones del profesor. Tienen una mente muy dispersa. Se pasan 6 horas en el banco de la escuela, instituto o colegio y, sin embargo su aprovechamiento es sólo de un 20%. El resto tienen que hacerlo en casa, pero como no han estado atentos a las explicaciones, ahora les cuesta horas y horas ponerse al tanto. Normalmente, se puede decir que no es posible aprobar. Y la prueba es la inmensa cantidad de suspensos que hay entre ellos y ellas. En casa tiene que haber disciplina. “Para ser grande hace falta un 99% de talento, un 99% de disciplina y un 9% de trabajo”. 6. Respeto. Hay muchas quejas en el mundo actual acerca de la falta de respeto de cierta juventud. Desde luego, como no encuentren en la casa un contrafuerte que haga resistencia a la gran influencia que tiene la calle sobre el hijo/a, nos va a costar mucho que no asimilen lo malo de la sociedad. Sabemos que es una edad en la que se dejan influenciar mucho y, a veces, más por lo negativo que por lo positivo. Tenemos que sentaros a hablar muchas veces acerca de su comportamiento en casa y fuera de ella, para que no haya dicotomía en sus personas. La confianza que se logra con el diálogo y la apertura al mundo afectivo, amical, estudiantil son claves para que tengan un vocabulario correcto y para que puedan presentarse ante cualquiera sin miedo a que digan una patochada que han aprendido en la calle, en la discoteca o con la pandilla de amigos. Tenemos que hacernos respetar en casa. Y no dejar pasar una. Cuando ven que son intransigentes, (pero tolerantes en el diálogo y en los valores), entonces se dan cuenta en seguida y recapacitan. Nunca les festejen las gracias cuando digan palabrotas, sobre todo cuando son pequeños. El filósofo Francis Bacon dice: “El respeto a sí mismo es, después de la religión, el freno principal de todos los vicios” Se debe educar en las formas, en la urbanidad y cortesía. Podemos ponerles muchos ejemplos: dejar la acera al anciano, el asiento del autobús a la persona mayor, no hablar mientras otro lo hace... 7. Sacrificio. “El amor es sacrificio, no egoísmo; quien busca en el amor su propia complacencia: es egoísta”. Afirmación de muchos padres: “No quiero que mi hijo/a sufra lo que yo sufrí a su edad”. Falso, aunque se haga con la mejor buena voluntad del mundo. El hijo/a que no tiene ninguna privación, sino que lo tiene todo, no madura en su personalidad. Por eso es frecuente ver hoy a jóvenes tontos e irresponsables hechos y derechos que tienen una edad psicológica inferior a la edad cronológica. El bienestar no crea nunca fuertes personalidades. Para tener éxito en la vida y sentirse plenamente feliz, hay que saber renunciar a muchas cosas. La gran frustración que sienten algunos chicos y chicas es ésta:” Mis padres me lo dan todo, excepto a sí mismos”.
Educar en el bienestar como bien supremo es como cortarles las alas para que ellos aprendan a volar por sí mismos. “Solamente dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, las raíces; otro, alas”. Y nosotros, sin embargo, nos matamos por dejar mucho dinero, el piso puesto para cuando se casen, la mejor boda, la más lujosa de las primeras comuniones...Y ellos, sabiendo esto, se dedican a gastar y a fundir el dinero.
8. Religión. Quien no ama no puede ser padre ni educador. Progenitor lo es cualquiera. La razón busca dar razones al joven para que sepa vivir por sí mismo sin la vigilancia de nadie. Esta sociedad en la que vivimos, se jacta de ser indiferente o atea. Pasa olímpicamente de la religión, de Dios, de la Iglesia, de las instituciones...de todo menos del consumo absurdo y placentero. Cuando el niño llega a adolescente, comienza a pensar en todo. Deja la práctica y vivencia religiosa. ¿Por qué has dejado de vivir la religión?, le he preguntado muchas veces a muchos jóvenes. La respuesta, en la mayoría de los casos, ha sido ésta: “Si mis padres no van, ¿por qué voy a ir yo? No debe tener mucha importancia cuando ellos no van nunca”. Sí que van a los horoscopistas, quiromantes..., psicólogos, psiquíatras... Esa es ahora su religión. Es lo que decía Burke Edmund, el político inglés: “La superstición es la religión de los espíritus débiles”. Los psicólogos y psiquíatras no son especialistas en temas del alma ni en la religiosidad trascendental”. O bien lo que afirmaba su compatriota Carl Caleb Colton: Los hombres reñirán, escribirán, lucharán, morirán por la religión; todo excepto vivirla”. Una educación sin el soporte ético, moral y religioso no tiene consistencia. Un Estado donde la religión es prohibida, se olvida o no se practica, nunca puede ser bien gobernado. 9. Equilibrio. Una queja bastante frecuente de los chicos y de las chicas, es que les molesta mucho verlos discutir en alta voz, enfadarse, gritarse, insultarse...ante ellos. Comentan que han perdido el equilibrio en sus relaciones de padres. Es así como surgen o se hacen chicos/as irascibles, enfadadizos, descontentos, insatisfechos, frustrados...No hay cosa peor que les den de gritos. Vale más la dulzura que los gritos. ¿No discutimos a menudo por tonterías? Ya saben que el choque de las opiniones contrarias hace desaparecer la visión de la verdad.
Habla a solas con tu hijo/a. Cuéntale tus problemas de padres. Ya no son unos bebes. Si tienen la humildad de reconocer sus fallos ante ellos, se sentirán aliviados y hasta los ayudarán a superar las crisis. Decía Jules Berger: “La paz verdadera no es únicamente el equilibrio de potencias sino esa gran alegría de vivir en la amistad o en el amor”. O la idea de Claude Levy- Strauss: “La autoridad es el equilibrio de la libertad y del poder”. Por tanto, si los padres tienen el poder, debe brillar en ustedes un gran equilibrio, síntoma de nuestra madurez. Hay padres que envejecen pero no maduran. ¡Por Dios!
GUÍA PRÁCTICA PARA VIVIR LOS VALORES Hablar de los valores es una cosa, pero vivirlos es otra historia. ¿Realmente es tan difícil? La respuesta es no. Requiere cierto esfuerzo, concentración y perseverancia, pero no es tan difícil. Con algunos pasos simples podrás lograr que tu vida, tus acciones y la sociedad tengan como columna vertebral a los valores. Paso 1. Conocer su Importancia. ¿Suena elemental? Pues no lo es. El primer paso para vivir los valores es la conciencia de los importantes que son. Una sociedad basada en individuos con valores es la llave para una convivencia más sana. Las leyes civiles no son suficientes. En ellas se establece solo lo elemental para asegurar una convivencia medianamente decente, sin embargo no es suficiente con solo "cumplir la ley". Los valores van mucho más allá de cumplir el reglamento de tránsito, van a la raíz de las cosas. Por ejemplo, el reglamento dice que no puedes pasar una luz roja en el semáforo (bastante elemental para no matarse), sin embargo no dice que en un atasco de tráfico el cederle el paso a una persona es algo amable, que hace que todos estemos más contentos y que incluso puede ahorrarnos un percance. Lo mismo ocurre en otros ámbitos de la vida. La ley establece una pena por el homicidio, pero no nos dice que tratar con respeto y educación a los demás nos ayuda a convivir aún mejor. Para vivir los valores, lo primero es estar conciente de que son vitales, y que son lo que puede cambiar verdaderamente a una persona, una familia o una nación. Paso 2. Analizar mi conjunto de Valores. Una vez que se ha aceptado la importancia de vivir los valores, hay que analizar claramente qué valores son la base de tu vida. Aquí podríamos establecer dos clases: los que ya tienes, y los que quieres construir. Para saber cuáles son los valores, en Valores para ser Mejores hay información sobre cada uno de los valores, y continuamente estamos investigando y publicando más material, así que lo primero que puedes hacer es darle un vistazo a todas las secciones de Valores.
Por otra parte, también debes hacer un esfuerzo y meditar detenidamente en cuáles son aquellos principios, normas y comportamientos que son fundamentales para ser mejor, para vivir mejor.
DINAMICA TAREA La idea aquí es que te sientes en un lugar tranquilo, y en una hoja de papel. Escribe la fecha y traza dos líneas verticales, dividiendo la página para crear tres columnas. (Puedes ver un ejemplo de lo que vamos a hacer aquí). En el lado izquierdo, en la primera columna, vas a escribir una lista con los valores más importantes para ti, sin importar el orden o si los vives actualmente, simplemente escribe aquellos principios que consideras fundamentales. Cuando hayas terminado, en la columna del centro vas a hacer una lista con los valores que aprendiste desde niño en casa, los que has aprendido con la vida y los que has aprendido últimamente pero que no sueles vivirlos. Una vez terminado, pasa a la columna de la derecha, y dibuja un triángulo y escribe en cada vértice: Mis Fortalezas, Mis debilidades, Lo que quiero ser. Vas a hacer tres listas, donde vas a escribir aquellos valores que ya existen en ti, que te definen como una persona especial y que vives continuamente. En "Mis debilidades" vas a escribir aquellos defectos que tú conoces, y que te impiden vivir mejor los valores. Por último, escribe aquellos valores que desearías vivir en "Lo que quiero ser". Paso 3. El "Plan Maestro" Ahora que ya conoces tus valores, tus debilidades y lo que quieres llegar a ser, llega el momento de usar una agenda. Cualquiera puede ser útil (una de escritorio, de bolsillo, electrónica -una Palm es ideal para esto). En otra hoja, vas a establecer tres bases de tiempo: anual, mensual y por día. En la base de tiempo anual escribirás lo que esperas lograr en un año. Los valores concretos que quieres alcanzar (incluye los que ya vives y los que quieres vivir). De esta lista, vas a dividirla en una base de tiempo mensual, concentrando un mes para cada actividad. En la base de tiempo por día establecerás una lista de "Lo que vivo y debo reforzar" y otra de "Lo que me falta". En tu agenda, establece una meta concreta diaria (pequeña, pero significativa) de los valores que vas a reforzar y los que quieres vivir. Una meta concreta diaria puede ser "Hablarle por teléfono a Juan", para fortalecer el valor de la amistad (tal vez tienes meses sin acordarte de alguna persona), o puedes establecer "Ayudar
a alguien pobre" para fortalecer o crear la generosidad. Hazlo para el primer mes (es decir, el mes en el que estás). Cada mes, debes revisar tu "Plan Maestro", establecer los valores con su actividad diaria y hacer una reflexión sobre los resultados. Si por cualquier motivo no te fue muy bien en un mes determinado, no te preocupes, vuelve a ponerlo en tu plan diario y analiza por qué no pudiste cumplirlo. Reflexiona en las razones que te lo impidieron (falta de tiempo, falta de constancia, olvido, etc.) y establece medios para que esto no ocurra de nuevo. Aquí lo que es importante es que estés avanzando, aunque sea a pequeños pasos. 4. El examen diario Si realmente quieres vivir los valores, durante una parte del día (puede ser en la tarde o noche -si es en la noche, asegúrate de no estar demasiado cansado-) date 10 minutos para reflexionar. Debes pensar en cómo te ha ido en el día, si estás cumpliendo tu meta (o metas) diarias, qué te falta por hacer y qué has hecho. Este examen es vital, si no lo haces, todo el sistema para vivir los valores va a irse perdiendo hasta que te olvides de él. El examen te permite dos cosas: analizar de manera realista y rápida cómo están resultándote las cosas, y propósitos concretos para hacer algo y vivir tus valores. 5. Mantenimiento Mes con mes, revisa tus valores, revisa lo que has aprendido, piensa cómo te ha ido en tus exámenes diarios. ¿Mejoras? ¿Empeoras? ¿Ha habido un gran avance? Lo fundamental en este sistema es la constancia. Si ahora mismo haces tu plan maestro y estableces tus prioridades pero no las vives, no haces el examen y no sigues tus propósitos concretos, entonces en quince días te habrás olvidado de todo. Si realmente quieres vivir los valores, debes hacerte el propósito. Esta guía está hecha de tal manera que te permite analizar y plantear metas de manera ordenada, y pequeñas acciones para lograrlas. Es mejor hacer una acción pequeña todos los días, que grandes acciones muy de vez en cuando. Tu guía es algo personal, sin embargo no dudes en compartirla con otros familia, amigos, y especialmente que alguien de confianza te ayude a establecer qué valores te vendrían bien, porque a veces uno pierde la perspectiva de sí mismo o hay defectos que uno simplemente no ve
REFLEXION PERSONAL ¿Cuáles valores te enseñaron en casa? ¿Cuáles has ido aprendiendo con la vida? ¿Cuáles sabes que existen, pero no los vives mucho? ¿Cuáles son los que te gustaría tener? ¿Necesitas investigar más sobre ellos?
REFLEXION CONYUGAL ¿Estamos sembrando valores en nuestros hijos? ¿Cómo sabemos si en nuestra familia se están cultivando los valores?
REFELXION FAMILIAR. ¿Preguntemos a nuestros hijos, según su edad, si saben que es la conciencia?
ORACIÓN. Contribuyendo al cambio Hay tanto que hacer y cada quien tiene su propia tarea en la gesta de nuestro tiempo. Madre Santísima, intercede para que yo reciba la fuerza y el aliciente para cooperar con la gran tarea de cambiar este mundo nuestro poniendo mi grano de arena, que bien podría hacer la diferencia. Amén.
T E M A 11 LA FAMILIA CELULA DE LA SOCIEDAD Si las familias funcionan, la sociedad tiene asegurada la paz, la estabilidad y el éxito. Si las familias entran en crisis, la sociedad camina hacia su desintegración total.
En esta reunión aprenderemos a: •
Conocer el rol de la familia y la sociedad para un mundo mejor.
•
Entender los compromisos que tenemos como católicos.
•
Reconocer nuestro compromiso con FACSA
VEAMOS QUE NOS DICE DIOS:
Pro 22, 8-9 Jn 15, 16-17 Stgo 2,14-17
La familia y la sociedad La familia es la “célula original de la vida social”. Es la sociedad natural en que el hombre y la mujer son llamados al don de sí en el amor y en el don de la vida. La autoridad, la estabilidad y la vida de relación en el seno de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad. La familia es la comunidad en la que, desde la infancia, se pueden aprender los valores morales, se comienza a honrar a Dios y a usar bien de la libertad. La vida de familia es iniciación a la vida en sociedad. La familia debe vivir de manera que sus miembros aprendan el cuidado y la responsabilidad respecto de los pequeños y mayores, de los enfermos o disminuidos, y de los pobres. Numerosas son las familias que en ciertos momentos no se hallan en condiciones de prestar esta ayuda. Corresponde entonces a otras personas, a otras familias, y subsidiariamente a la sociedad, proveer a sus necesidades. La familia debe ser ayudada y defendida mediante medidas sociales apropiadas. Cuando las familias no son capaces de realizar sus funciones, los otros cuerpos sociales tienen el deber de ayudarlas y de sostener la institución familiar. En conformidad con el principio de subsidiariedad, las comunidades más vastas deben abstenerse de privar a las familias de sus propios derechos y de inmiscuirse en sus vidas. La importancia de la familia para la vida y el bienestar de la sociedad (cf GS 47, 1) entrañan una responsabilidad particular de ésta en el apoyo y fortalecimiento del matrimonio y de la familia. La autoridad civil ha de considerar como deber grave “el reconocimiento de la auténtica naturaleza del matrimonio y de la familia, protegerla y fomentarla, asegurar la moralidad pública y favorecer la prosperidad doméstica” La comunidad política tiene el deber de honrar a la familia, asistirla y asegurarle especialmente: — la libertad de fundar un hogar, de tener hijos y de educarlos de acuerdo con sus propias convicciones morales y religiosas; — la protección de la estabilidad del vínculo conyugal y de la institución familiar;
— la libertad de profesar su fe, transmitirla, educar a sus hijos en ella, con los medios y las instituciones necesarios; — el derecho a la propiedad privada, a la libertad de iniciativa, a tener un trabajo, una vivienda, el derecho a emigrar; — conforme a las instituciones del país, el derecho a la atención médica, a la asistencia de las personas de edad, a los subsidios familiares;
— la protección de la seguridad y la higiene, especialmente por lo que se refiere a peligros como la droga, la pornografía, el alcoholismo, etc.; — la libertad para formar asociaciones con otras familias y de estar así representadas ante las autoridades civiles (cf FC 46). El cuarto mandamiento ilumina las demás relaciones en la sociedad. En nuestros hermanos y hermanas vemos a los hijos de nuestros padres; en nuestros primos, los descendientes de nuestros antepasados; en nuestros conciudadanos, los hijos de nuestra patria; en los bautizados, los hijos de nuestra madre, la Iglesia; en toda persona humana, un hijo o una hija del que quiere ser llamado “Padre nuestro”. Así, nuestras relaciones con el prójimo se deben reconocer como pertenecientes al orden personal. El prójimo no es un ‘individuo’ de la colectividad humana; es ‘alguien’ que por sus orígenes, siempre ‘próximos’ por una u otra razón, merece una atención y un respeto singulares. Las comunidades humanas están compuestas de personas. Gobernarlas bien no puede limitarse simplemente a garantizar los derechos y el cumplimiento de deberes, como tampoco a la sola fidelidad a los compromisos. Las justas relaciones entre patronos y empleados, gobernantes y ciudadanos, suponen la benevolencia natural conforme a la dignidad de personas humanas deseosas de justicia y fraternidad. Realidades en la sociedad. Hay serias y manifiestas preocupaciones de un tiempo a la fecha sobre el desgajamiento de la estructura familiar. Esto ocurre a nivel internacional inclusive, al ver cómo generación tras generación la juventud tiene tendencias a un nuevo
orden de emancipación familiar, apoyado por ciertas corrientes cargadas de elementos como nuevas ondas musicales, nuevas vestimentas, tabaquismo, alcohol y drogas, que aunados a una soberbia pletórica de prepotencia, provocan el más triste enfrentamiento con los padres; luego viene el fracaso en la escuela por el descuido del estudio y lo complicado del propio sistema educativo, que arroja a la calle cada año a miles de jóvenes sin preparación, que aparte de ser una vergüenza para la sociedad representan un lastre para la familia, ya que por no tener la energía suficiente la madre tolera tener en la casa a aquel muchacho de más de veinte años, sin oficio ni beneficio, y le proporciona techo, alimento, ropa limpia y muchas veces hasta dinero para el sustento de sus vicios. Nuestra sociedad está muy enferma porque las partículas que la conforman —o sea, las familias— se encuentran desarticuladas. ¿Qué familia puede constituirse con esa miríada de madres solteras, jóvenes mujeres que al ver roto el orden en sus hogares, al no tener a nadie para una debida orientación, se fueron a la calle con el primer galán que se les paró enfrente, sin importarles si éste era casado? Esto crea un conflicto de origen al traer al mundo a un niño sin padres; esto golpea frontalmente a la sociedad, toda vez que los principios morales más elementales han sido trastocados y degradada la figura de madre con los artilugios que ex profeso y con figura legal proporciona la propia sociedad encubriéndolo con esto.
La familia, escuela de la sociedad La familia posee vínculos vitales y orgánicos con la sociedad porque constituye su fundamento y alimento continuo mediante su función de servicio a la vida. En efecto, de la familia nacen los ciudadanos, y estos encuentran en ella la primera escuela de esas virtudes sociales como la justicia, la honradez, el respeto, la veracidad, la generosidad, la solidaridad, etc., que son el alma de la vida y del desarrollo de la sociedad misma. Así, la familia, en virtud de su naturaleza y vocación, lejos de encerrarse en sí misma, se abre a las demás familias y a la sociedad, asumiendo su función, convirtiéndose como en el vivero de la sociedad, en donde las flores y los árboles (los ciudadanos) se cultivan dando lugar a un jardín maravilloso (plural, lleno de personas distintas con una función específica que enriquecen a toda la sociedad). La familia es toda una experiencia de comunidad que se manifiesta mediante su participación en la vida diaria. Esta experiencia representa su primera y
fundamental aportación a la sociedad. Siendo así, que los problemas de hoy, de una juventud apática, no solidaria, indiferente, en muchos sentidos se deban a la falta de vivencia y educación en la primera comunidad. Se da como pretexto la necesidad de los padres, muchas de las veces real, de estar fuera de casa a causa del trabajo. En cuanto a esto escuchamos que se habla solo de la calidad de tiempo con la familia, en lugar de cantidad, y la verdad es que ambos son necesarios. Por esto la importancia de que la sociedad a través de su gobierno sea capaz de crear empleos realmente bien remunerados de modo que los miembros de la familia no sólo se traten con prisas, sino que convivan, teniendo así el tiempo de educar y de favorecer a las relaciones entre los miembros de la comunidad familiar buscando que estén inspiradas y guiadas por la ley de la gratitud. Que se respete y favorezca la dignidad personal de todos y a cada uno como único título de valor, que se acojan mutuamente en cordialidad. Que haya encuentro y diálogo, disponibilidad desinteresada, servicio generoso y solidaridad profunda. Así, la promoción de una auténtica y madura comunión de personas en la familia, se convierte en la primera e insustituible escuela de sociabilidad, ejemplo y estímulo para las relaciones comunitarias en un clima de respeto, justicia, diálogo y amor. De este modo, la familia constituye el lugar natural y el instrumento más eficaz de humanización y personalización de la sociedad. De lo contrario, sí se crece en un ambiente hostil, casi es seguro que los frutos sean hostiles; “Todas las patologías son crisis o carencias de amor”. Arranquemos el problema de raíz En el mundo, antes de luchar por tener clases de idiomas en las escuelas, antes de tener clases de computación, antes de combatir la inseguridad, la delincuencia y la corrupción pública, hay que terminar de una vez por todas con la descomposición de la familia, fortaleciendo los valores cristianos. De lo contrario, no nos asombremos de que en un futuro nada lejano sean más los delincuentes en nuestra comunidad. Se puede afirmar que la familia es para la sociedad humana la más importante comunidad de educación y formación. Como el amor y el afecto son el principio vital de la familia, nace de ella una fuerza educadora sin igual que desarrolla la personalidad de sus miembros. En la familia hay que distinguir las diversas funciones que tiene cada miembro (además de cooperación en las tareas domésticas, como desea cualquier ama de casa de nuestros tiempos). En primer lugar están los padres que poseen una autoridad y una misión educadora con respecto a sus hijos. Estas dos características tropiezan con una
influencia extra familiar que reciben los hijos, por lo que es de vital importancia que los padres estén conscientes de que deben impartir a sus hijos una educación, una orientación sexual, religiosa, etc. Es una obligación irrenunciable, aunque últimamente hay despistados que creen que se debe dejar que los hijos las escojan por sí mismos, pero eso es muy peligroso, porque los padres, deben ser los formadores y si no lo hacen ellos, lo harán otros (y.. ¿Quién sabe como?) En segundo lugar citaremos a los hermanos, ya que se educan unos a otros. A pesar de su diferencia de edad, sexo y temperamento, los hermanos constituyen una comunidad viva de educación mutua y eficaz. La familia, que está en peligro constante de volverse cada vez más despersonalizada, deshumanizada con la perdida de valores y con los resultados negativos de evasión: como son el alcoholismo, triunfalismo, activismo, etc. en una palabra; egoísmo. El ser humano por medio de la fe posee y comunica energías formidables que le dan la capacidad de salir adelante y mantenerse siempre consciente de su dignidad personal, de enriquecerlo dándole profundo sentido humano y de insertarlo activamente en la sociedad. Queda claro, tras todo lo anterior que es necesario, importante y urgente atender a la familia. Con esto no se refiere a hacerla más chiquita, como desde hace un tiempo tratan de hacer, sino de darle lo necesario para que esta crezca y se desarrolle en todos los aspectos, pues el mundo necesita de su gente para crecer, necesita de niños, de jóvenes y de adultos bien formados, que con su alegría, con su entusiasmo logren crear un mundo de valores, donde reine la justicia, la honestidad, la seguridad, la solidaridad. Si esto se promoviera, los presidentes, los diputados, los senadores, los policías, los servidores públicos, los abogados, los maestros, los vecinos, los compañeros de trabajo, los compañeros de la escuela provendrán de familias integradas que asegurarán el comportamiento adecuado y educado de las personas en nuestra sociedad. Solo así podremos tener el mundo que todos soñamos y queremos ver.
Compromiso social católico
Los católicos no podemos limitar nuestro ámbito de actuación a la esfera privada, necesitamos trabajar en comunidad y para la comunidad. No podemos vivir nuestra Fe en la oscuridad. Nuestra Fe tiene que ser luz que ilumine a otros y de esperanza a la sociedad. El compromiso social que todo católico tiene incluye la participación política. Nosotros somos, pues, signos y protagonistas de esa “promoción del laicado” que tantos frutos ha dado a la vida eclesial. A nosotros – y a través de nosotros, a todos los laicos y asociaciones laicales de la Iglesia de México – invitamos a renovar una doble dimensión de nuestro compromiso laical y eclesial. Por una parte, a testimoniar valientemente a Cristo, a confesar con alegría y docilidad nuestra plena fidelidad al Magisterio eclesial, a asegurar nuestra filial colaboración a vuestros Pastores, a buscar la más adecuada inserción orgánica y dinámica de nuestro apostolado en la misión de la Iglesia y, en particular, de la pastoral de nuestras parroquia. Desde esa perspectiva eclesial, queremos invitarlos a reavivar nuestra sensibilidad humana y cristiana en la otra vertiente de nuestro compromiso: la participación en las necesidades, aspiraciones, desafíos cruciales con que la realidad de nuestros prójimos interpela nuestra acción evangelizadora de laicos cristianos. De entre la vastedad de los campos que exigen la presencia del laicado en el mundo, y que señala la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi —esa Carta Magna de la Evangelización— queremos señalar algunos espacios fundamentales y urgentes en el acelerado y desigual proceso de industrialización, urbanización y transformación cultura! en la vida de nuestros pueblos. La salvaguardia, promoción, santificación y proyección apostólica de la vida familiar deben contar a los laicos católicos entre sus agentes más decididos y coherentes. Célula básica del tejido social, considerada por el Concilio Vaticano II como “Iglesia doméstica”, exige un esfuerzo evangelizador, para potenciar sus factores de crecimiento humano y cristiano y superar los obstáculos que atentan contra su integridad y finalidades. Los “ mundos ” emergentes y complejos de los intelectuales y universitarios, de, técnicos y dirigentes de empresa, de los vastos sectores campesinos y poblaciones suburbanas sometidas al impacto acelerado de cambios económicosociales y culturales, reclaman una particular atención apostólica, a veces casi misionera, por parte del laicado católico en la proyección pastora! del conjunto de la Iglesia. ¡Cómo no señalar también la presencia en medio de esa muchedumbre interpelante de la juventud, en sus inquietas esperanzas, rebeldías y frustraciones,
en sus ilimitados anhelos a veces utópicos, en sus sensibilidades y búsquedas religiosas, así como en sus tentaciones por ídolos consumísticos o ideológicos! Los jóvenes esperan testimonios claros, coherentes y gozosos de la fe eclesial que los ayude a re-estructurar y encauzar sus abiertas y generosas energías en sólidas opciones de vida personal y colectiva. La caridad, savia primordial vida eclesial, se despliega por medio de los laicos cristianos también en la solidaridad fraterna ante situaciones de indigencia, opresión, desamparo o soledad de los más pobres, predilectos del Señor liberador y redentor.
de
¿ Y cómo olvidar el mundo todo de la enseñanza, donde se forjan los hombres del mañana; el mismo terreno de la política, para que siempre responda a criterios de bien común; el campo de los organismos internacionales, para que sean palestras de justicia, de esperanza y entendimiento entre los pueblos; el mundo de la medicina y del servicio sanitario donde son posibles tantas intervenciones que tocan muy de cerca el orden moral; el campo de la cultura y del arte, terrenos fértiles para contribuir a dignificar al hombre en lo humano y en lo espiritual? Ese renovado compromiso cristiano, nuestra fidelidad eclesial – recogiendo y vigorizando la tradición del laicado – los relanzará con nuevas energías para operar como fermento hacia más amplias perspectivas de convivencia social. La tarea es inmensa. Nosotros somos llamados a participar en ella, asumiendo y prosiguiendo lo mejor de la experiencia de participación eclesial y secular de los últimos años; dejando progresivamente a un lado les crisis de identidad, contestaciones estériles e ideologizaciones extrañas al Evangelio. Uno de los fenómenos de los últimos años en el que se ha manifestado con creciente vigor el dinamismo de los laicos en América Latina y en otras partes, es el de les llamadas comunidades de base que han ido surgiendo en coincidencia con la crisis del asociacionismo católico. Las comunidades de base pueden ser un instrumento válido de formación y vivencia de la vida religiosa dentro de un nuevo ambiente de impulso cristiano y
pueden servir entre otras cosas para una penetración capilar del Evangelio en la sociedad. Pero para que eso sea posible es necesario que se mantengan bien presentes los criterios tan claros que se enuncian en la Evangelii Nuntiandi, a fin de que se alimenten de la Palabra de Dios en la oración y permanezcan unidas, no separadas, y menos contrapuestas, a la Iglesia, a los Pastores y a los otros grupos o asociaciones eclesiales. Que nuestras asociaciones sean como hasta hoy —y mejor aún— formativas de cristianos con vocación de santidad, sólidos en su fe, seguros en la doctrina propuesta por el Magisterio auténtico, firmes y activos en la Iglesia, cimentados en una densa vida espiritual, alimentada con el acercamiento frecuente a los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía, perseverantes en el testimonio y acción evangélica, coherentes y valientes en sus compromisos temporales, constantes promotores de paz y justicia contra toda violencia u opresión, agudos en el discernimiento crítico de les situaciones e ideologías a la luz de las enseñanzas sociales de la Iglesia, confiados en la esperanza en el Señor.
“Recomendación ver la película cadena de favores”
REFLEXION PERSONAL ¿Además de mi cónyuge y mis hijos, comparto con otras personas el alimento espiritual? ¿A que me invita Dios hoy? ¿He pensado que una pequeña actitud mía podría provocar un poderoso alud de cambios en mi vida, en la de mi familia o en la comunidad?
REFLEXION CONYUGAL ¿Qué quiere hoy Dios de nosotros? ¿Queremos ambos vivir nuestra fe en comunidad? ¿Conocemos la realidad sobre la familia en nuestra comunidad?
DINAMICA TAREA Elaborar en el equipo proyecto de plan de pastoral familiar en que nos lleve a la evangelización de un mayor número de familias en nuestra comunidad.
RENOVACION DE COMPROMISO CON FACSA ¿Sabes cual es nuestro lema en FACSA?, ¿lo pones en práctica? ¿Estas dispuesto ha colaborar en las diferentes tareas que realizamos en nuestro grupo de FACSA? ORACIÓN
PARA HACER COMUNIDAD Señor, Jesús, Tú nos enseñaste El único camino para construir la comunidad,
pagando por todos, muriendo por todos, resucitando para poderte comunicar a todos los hombres. Pues ninguno ama más que aquel que da la vida por los demás, y si el grano de trigo no cae a tierra y no muere, queda solo... Tú quisiste morir en la cruz para reunir a los hijos de Dios, dispersos en una comunidad de hermanos. Así nos enseñas que sólo dando la vida podrá nacer la vida, que sólo muriendo a nosotros mismos
podremos lograr la comunión con los demás, de la cual nace la comunidad de Jesús. Haznos comprender vitalmente que la comunidad es el don y el lugar del Espíritu, en el amor. Suscita en nosotros el compromiso de construir comunidades nuevas para hombres nuevos: testigos del amor del Padre, signo de esperanza y alegría en el corazón del mundo, para la salvación de los hombres, hermanos nuestros. Amen
TEMA 12
Los sacramentos son signos sensibles y eficaces de la gracia. En ellos Cristo está presente para santificarnos por medio de la Iglesia. LOS SIETE SACRAMENTOS DE LA IGLESIA Los sacramentos de la Nueva Ley fueron instituidos por Cristo y son siete, a saber, Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio. Los siete sacramentos corresponden a todas las etapas y todos los momentos importantes de la vida del cristiano: dan nacimiento y crecimiento, curación y misión a la vida de fe de los cristianos. Hay aquí una cierta semejanza entre las etapas de la vida natural y las etapas de la vida espiritualh (cf S. Tomás de A.,s.th. 3, 65,1). BAUTISMO
La iniciación cristiana se realiza mediante el conjunto de tres sacramentos: el Bautismo, que es el comienzo de la vida nueva; la Confirmación que es su afianzamiento; y la Eucaristía que alimenta al discípulo con el Cuerpo y la Sangre de Cristo para ser transformado en El. "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado" (Mt 28,19-20). El Bautismo constituye el nacimiento a la vida nueva en Cristo. Según la voluntad del Señor, es necesario para la salvación, como lo es la Iglesia misma, a la que introduce el Bautismo. El rito esencial del Bautismo consiste en sumergir en el agua al candidato o derramar agua sobre su cabeza, pronunciando la invocación de la Santísima Trinidad, es decir, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende: el perdón del pecado original y de todos los pecados personales; el nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo. Por la acción misma del bautismo, el bautizado es incorporado a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y hecho partícipe del sacerdocio de Cristo. El Bautismo imprime en el alma un signo espiritual indeleble, el carácter, que consagra al bautizado al culto de la religión cristiana. Por razón del carácter, el Bautismo no puede ser reiterado (cf DS 1609 y 1624). Los que padecen la muerte a causa de la fe, los catecúmenos y todos los hombres que, bajo el impulso de la gracia, sin conocer la Iglesia, buscan sinceramente a Dios y se esfuerzan por cumplir su voluntad, pueden salvarse aunque no hayan recibido el Bautismo (cf LG 16). Desde los tiempos más antiguos, el Bautismo es dado a los niños, porque es una gracia y un don de Dios que no suponen méritos humanos; los niños son bautizados en la fe de la Iglesia. La entrada en la vida cristiana da acceso a la verdadera libertad.
En cuanto a los niños muertos sin bautismo, la liturgia de la Iglesia nos invita a tener confianza en la misericordia divina y a orar por su salvación. En caso de necesidad, toda persona puede bautizar, con tal que tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia, y que derrame agua sobre la cabeza del candidato diciendo: "Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". CONFIRMACIÓN Con el Bautismo y la Eucaristía, el sacramento de la Confirmación constituye el conjunto de los "sacramentos de la iniciación cristiana", cuya unidad debe ser salvaguardada. Es preciso, pues, explicar a los fieles que la recepción de este sacramento es necesaria para la plenitud de la gracia bautismal (cf OCf, Praenotanda 1). En efecto, a los bautizados "el sacramento de la confirmación los une más íntimamente a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma se comprometen mucho más, como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras" (LG 11; cf OCf, Praenotanda 2) Confirmación "Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén de que Samaría había aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos bajaron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo; pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo" (Hch 8,14-17). La Confirmación perfecciona la gracia bautismal; es el sacramento que da el Espíritu Santo para enraizarnos más profundamente en la filiación divina, incorporarnos más firmemente a Cristo, hacer más sólido nuestro vínculo con la Iglesia, asociarnos todavía más a su misión y ayudarnos a dar testimonio de la fe cristiana por la palabra acompañada de las obras. La Confirmación, como el Bautismo, imprime en el alma del cristiano un signo espiritual o carácter indeleble; por eso este sacramento sólo se puede recibir una vez en la vida.
En Oriente, este sacramento es administrado inmediatamente después del Bautismo y es seguido de la participación en la Eucaristía, tradición que pone de relieve la unidad de los tres sacramentos de la iniciación cristiana. En la Iglesia latina se administra este sacramento cuando se ha alcanzado el uso de razón, y su celebración se reserva ordinariamente al obispo, significando así que este sacramento robustece el vínculo eclesial. El candidato a la Confirmación que ya ha alcanzado el uso de razón debe profesar la fe, estar en estado de gracia, tener la intención de recibir el sacramento y estar preparado para asumir su papel de discípulo y de testigo de Cristo, en la comunidad eclesial y en los asuntos temporales. El rito esencial de la Confirmación es la unción con el Santo Crisma en la frente del bautizado (y en Oriente, también en los otros órganos de los sentidos), con la imposición de la mano del ministro y las palabras: "Accipe signaculum doni Spiritus Sancti" ("Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo"), en el rito romano; "Signaculum doni Spiritus Sancti" ("Sello del don del Espíritu Santo"), en el rito bizantino. Cuando la Confirmación se celebra separadamente del Bautismo, su conexión con el Bautismo se expresa entre otras cosas por la renovación de los compromisos bautismales. La celebración de la Confirmación dentro de la Eucaristía contribuye a subrayar la unidad de los sacramentos de la iniciación cristiana. EUCARISTÍA La Sagrada Eucaristía culmina la iniciación cristiana. Los que han sido elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados más profundamente con Cristo por la Confirmación, participan por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el sacrificio mismo del Señor. "Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura" (SC 47).
La Eucaristía es "fuente y cima de toda la vida cristiana" (LG 11). "Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua" (PO 5). "La Eucaristía significa y realiza la comunión de vida con Dios y la unidad del Pueblo de Dios por las que la Iglesia es ella misma. En ella se encuentra a la vez la cumbre de la acción por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo, y del culto que en el Espíritu Santo los hombres dan a Cristo y por él al Padre" (CdR, inst. "Eucharisticum mysterium" 6). Finalmente, la celebración eucarística nos unimos ya a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será todo en todos (cf 1 Co 15,28). En resumen, la Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe: "Nuestra manera de pensar armoniza con la Eucaristía, y a su vez la Eucaristía confirma nuestra manera de pensar" (S. Ireneo, haer. 4, 18, 5). PENITENCIA Y RECONCILIACION Este sacramento también es llamado "Confesión". Es un verdadero sacramento, instituido por Jesucristo, diverso del Bautismo y puede repetirse. La manifestación de los pecados al confesor es necesaria por derecho divino. Ha de ser de todos los pecados graves cometidos después del Bautismo o desde la última Confesión. En la tarde de Pascua, el Señor Jesús se mostró a sus apóstoles y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos" (Jn 20, 22-23). El perdón de los pecados cometidos después del Bautismo es concedido por un sacramento propio llamado sacramento de la conversión, de la confesión, de la penitencia o de la reconciliación. Quien peca lesiona el honor de Dios y su amor, su propia dignidad de hombre llamado a ser hijo de Dios y el bien espiritual de la Iglesia, de la que cada cristiano debe ser una piedra viva.
A los ojos de la fe, ningún mal es más grave que el pecado y nada tiene peores consecuencias para los pecadores mismos, para la Iglesia y para el mundo entero. Volver a la comunión con Dios, después de haberla perdido por el pecado, es un movimiento que nace de la gracia de Dios, rico en misericordia y deseoso de la salvación de los hombres. Es preciso pedir este don precioso para sí mismo y para los demás. El movimiento de retorno a Dios, llamado conversión y arrepentimiento, implica un dolor y una aversión respecto a los pecados cometidos, y el propósito firme de no volver a pecar. La conversión, por tanto, mira al pasado y al futuro; se nutre de la esperanza en la misericordia divina. El sacramento de la Penitencia está constituido por el conjunto de tres actos realizados por el penitente, y por la absolución del sacerdote. Los actos del penitente son: el arrepentimiento, la confesión o manifestación de los pecados al sacerdote y el propósito de realizar la reparación y las obras de penitencia. El arrepentimiento (llamado también contrición) debe estar inspirado en motivaciones que brotan de la fe. Si el arrepentimiento es concebido por amor de caridad hacia Dios, se le llama "perfecto"; si está fundado en otros motivos se le llama "imperfecto". El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves que no ha confesado aún y de los que se acuerda tras examinar cuidadosamente su conciencia. Sin ser necesaria, de suyo, la confesión de las faltas veniales está recomendada vivamente por la Iglesia. El confesor impone al penitente el cumplimiento de ciertos actos de "satisfacción" o de "penitencia", para reparar el daño causado por el pecado y restablecer los hábitos propios del discípulo de Cristo. Sólo los sacerdotes que han recibido de la autoridad de la Iglesia la facultad de absolver pueden ordinariamente perdonar los pecados en nombre de Cristo. Los efectos espirituales del sacramento de la Penitencia son: — la reconciliación con Dios por la que el penitente recupera la gracia; — la reconciliación con la Iglesia; — la remisión de la pena eterna
contraída por los pecados mortales; — la remisión, al menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado; — la paz y la serenidad de la conciencia, y el consuelo espiritual; — el acrecentamiento de las fuerzas espirituales para el combate cristiano. La confesión individual e integra de los pecados graves seguida de la absolución es el único medio ordinario para la reconciliación con Dios y con la Iglesia. Mediante las indulgencias, los fieles pueden alcanzar para sí mismos y también para las almas del Purgatorio la remisión de las penas temporales, consecuencia de los pecados.
ORDEN El Orden es el sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus Apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento del ministerio apostólico. Comprende tres grados: el episcopado, el presbiterado y el diaconado. (Sobre la institución y la misión del ministerio apostólico por Cristo ya se ha tratado en la primera parte. Aquí sólo se trata de la realidad sacramental mediante la que se transmite este ministerio). S. Pablo dice a su discípulo Timoteo: "Te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos" (2 Tm 1,6), y "si alguno aspira al cargo de obispo, desea una noble función" (1 Tm 3,1). A Tito decía: "El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbíteros en cada ciudad, como yo te ordené" (Tt 1,5). La Iglesia entera es un pueblo sacerdotal. Por el bautismo, todos los fieles participan del sacerdocio de Cristo. Esta participación se llama "sacerdocio común de los fieles". A partir de este sacerdocio y al servicio del mismo existe otra participación en la misión de Cristo: la del ministerio conferido por el sacramento del Orden, cuya tarea es servir en nombre y en la representación de CristoCabeza en medio de la comunidad.
El sacerdocio ministerial difiere esencialmente del sacerdocio común de los fieles porque confiere un poder sagrado para el servicio de los fieles. Los ministros ordenados ejercen su servicio en el pueblo de Dios mediante la enseñanza (munus docendi), el culto divino (munus liturgicum) y por el gobierno pastoral (munus regendi). Desde los orígenes, el ministerio ordenado fue conferido y ejercido en tres grados: el de los Obispos, el de los presbíteros y el de los diáconos. Los ministerios conferidos por la ordenación son insustituibles para la estructura orgánica de la Iglesia: sin el obispo, los presbíteros y los diácono s no se puede hablar de Iglesia (cf. S. Ignacio de Antioquía, Trall. 3,1). El obispo recibe la plenitud del sacramento del Orden que lo incorpora al colegio episcopal y hace de él la cabeza visible de la Iglesia particular que le es confiada. Los Obispos, en cuanto sucesores de los apóstoles y miembros del colegio, participan en la responsabilidad apostólica y en la misión de toda la Iglesia bajo la autoridad del Papa, sucesor de S. Pedro. Los presbíteros están unidos a los obispos en la dignidad sacerdotal y al mismo tiempo dependen de ellos en el ejercicio de sus funciones pastorales; son llamados a ser cooperadores diligentes de los obispos; forman en torno a su Obispo el presbiterio que asume con él la responsabilidad de la Iglesia particular. Reciben del obispo el cuidado de una comunidad parroquial o de una función eclesial determinada. Los diáconos son ministros ordenados para las tareas de servicio de la Iglesia; no reciben el sacerdocio ministerial, pero la ordenación les confiere funciones importantes en el ministerio de la palabra, del culto divino, del gobierno pastoral y del servicio de la caridad, tareas que deben cumplir bajo la autoridad pastoral de su Obispo. El sacramento del Orden es conferido por la imposición de las manos seguida de una oración consecratoria solemne que pide a Dios para el ordenando las gracias del Espíritu Santo requeridas para su ministerio. La ordenación imprime un carácter sacramental indeleble. La Iglesia confiere el sacramento del Orden únicamente a varones (viris) bautizados, cuyas aptitudes para el ejercicio del ministerio han sido debidamente reconocidas. A la autoridad de la Iglesia corresponde la responsabilidad y el derecho de llamar a uno a recibir la ordenación. En la Iglesia latina, el sacramento del Orden para el presbiterado sólo es conferido ordinariamente a candidatos que están dispuestos a abrazar libremente el celibato y que manifiestan públicamente su voluntad de guardarlo por amor del Reino de Dios y el servicio de los hombres. Corresponde a los Obispos conferir el sacramento del Orden en los tres grados.
MATRIMONIO "La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados". S. Pablo dice: "Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia...Gran misterio es éste, lo digo con respecto a Cristo y la Iglesia" (Ef 5,25.32). La alianza matrimonial, por la que un hombre y una mujer constituyen una íntima comunidad de vida y de amor, fue fundada y dotada de sus leyes propias por el Creador. Por su naturaleza está ordenada al bien de los cónyuges así como a la generación y educación de los hijos. Entre bautizados, el matrimonio ha sido elevado por Cristo Señor a la dignidad de sacramento (cf. GS 48,1; CIC, can. 1055,1). El sacramento del matrimonio significa la unión de Cristo con la Iglesia. Da a los esposos la gracia de amarse con el amor con que Cristo amó a su Iglesia; la gracia del sacramento perfecciona así el amor humano de los esposos, reafirma su unidad indisoluble y los santifica en el camino de la vida eterna (cf. Cc. de Trento: DS 1799). El matrimonio se funda en el consentimiento de los contrayentes, es decir, en la voluntad de darse mutua y definitivamente con el fin de vivir una alianza de amor fiel y fecundo. Dado que el matrimonio establece a los cónyuges en un estado público de vida en la Iglesia, la celebración del mismo se hace ordinariamente de modo público, en el marco de una celebración litúrgica, ante el sacerdote (o el testigo cualificado de la Iglesia), los testigos y la asamblea de los fieles. La unidad, la indisolubilidad, y la apertura a la fecundidad son esenciales al matrimonio. La poligamia es incompatible con la unidad del matrimonio; el divorcio separa lo que Dios ha unido; el rechazo de la fecundidad priva la vida conyugal de su "don más excelente", el hijo (GS 50,1).
Contraer un nuevo matrimonio por parte de los divorciados mientras viven sus cónyuges legítimos contradice el plan y la ley de Dios enseñados por Cristo. Los que viven en esta situación no están separados de la Iglesia pero no pueden acceder a la comunión eucarística. Pueden vivir su vida cristiana sobre todo educando a sus hijos en la fe. El hogar cristiano es el lugar en que los hijos reciben el primer anuncio de la fe. Por eso la casa familiar es llamada justamente "Iglesia doméstica", comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y de caridad cristiana. Unción de los Enfermos Como en todos los sacramentos, la unción de los enfermos se celebra de forma litúrgica y comunitaria (cf SC 27), que tiene lugar en familia, en el hospital o en la iglesia, para un solo enfermo o para un grupo de enfermos. Es muy conveniente que se celebre dentro de la Eucaristía, memorial de la Pascua del Señor. Si las circunstancias lo permiten, la celebración del sacramento puede ir precedida del sacramento de la Penitencia y seguida del sacramento de la Eucaristía. En cuanto sacramento de la Pascua de Cristo, la Eucaristía debería ser siempre el último sacramento de la peregrinación terrenal, el "viático" para el "paso" a la vida eterna. "¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometidos pecados, le serán perdonados" (St 5,14-15). El sacramento de la Unción de los enfermos tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad grave o de vejez. 1528 El tiempo oportuno para recibir la Santa Unción llega ciertamente cuando el fiel comienza a encontrarse en peligro de muerte por causa de enfermedad o de vejez. Cada vez que un cristiano cae gravemente enfermo puede recibir la Santa Unción, y también cuando, después de haberla recibido, la enfermedad se agrava. Sólo los sacerdotes (presbíteros y obispos) pueden administrar el sacramento de la Unción de los enfermos; para conferirlo emplean óleo bendecido por el Obispo, o, en caso necesario, por el mismo presbítero que celebra.
Lo esencial de la celebración de este sacramento consiste en la unción en la frente y las manos del enfermo (en el rito romano) o en otras partes del cuerpo (en Oriente), unción acompañada de la oración litúrgica del sacerdote celebrante que pide la gracia especial de este sacramento. La gracia especial del sacramento de la Unción de los enfermos tiene como efectos: — la unión del enfermo a la Pasión de Cristo, para su bien y el de toda la Iglesia; — el consuelo, la paz y el ánimo para soportar cristianamente los sufrimientos de la enfermedad o de la vejez; — el perdón de los pecados si el enfermo no ha podido obtenerlo por el sacramento de la penitencia; — el restablecimiento de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual; — la preparación para el paso a la vida eterna.
TEMA 13 CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA Y SUS PARTES
Para saber aprovechar los grandes frutos espirituales que se nos dan a través de la Celebración Eucarística, hay que conocerla, entender sus gestos y símbolos y participar en ella con reverencia. Aquí te ofrecemos una serie de recursos que pueden ayudarte...
LA SANTA MISA Es el acto más grande, más sublime y más santo, que se celebra todos los días en la tierra. Nada hay más sublime en el mundo que Jesucristo, y nada más sublime en Jesucristo que su Santo Sacrificio en la Cruz, actualizado en cada Misa, puesto que la Santa Misa es la renovación del Sacrificio de la Cruz. Misa, Cena y Cruz son un mismo sacrificio. Con razón decía San Bernardo: "Más merece el que devotamente oye una Misa en gracia de Dios, que si diera todos sus bienes para sustento de los pobres". "Oir una Misa en vida o dar una limosna para que se celebre, aprovecha más que dejarla para después de la muerte." (San Anselmo) "Más aprovecha para la remisión de la culpa y de la pena, es decir, para la remisión de los pecados, oir una Misa que todas las oraciones del mundo" (Eugenio III Papa) Con la Misa se tributa a Dios más honor, que el que pueden tributarle todos los Ángeles y Santos del cielo. Puesto que el de éstos, es un honor de criaturas, mas en la Misa se le ofrece su mismo Hijo Jesucristo, que le tributa un Honor Infinito. (San Alfonso Mª Ligorio).
Con la asistencia a la Misa, rindes el mayor homenaje a la Humanidad Santísima de Nuestro Señor Jesucristo. Durante la Misa te arrodillas en medio de una multitud de Ángeles que asisten invisiblemente al Santo Sacrificio con suma reverencia. A la hora de tu muerte, tu mayor consolación serán las Misas que hayas oído durante tu vida. Cada Misa que oíste, te acompañará al Tribunal Divino, y abogará para que alcances el Perdón. Con cada Misa, puedes disminuir el castigo temporal que debes por tus pecados, en proporción con el Fervor con que la oigas. Con cada Misa aumentas tus grados de gloria en el Cielo. En ella recibes la bendición del Sacerdote, que Dios ratifica en el Cielo. Santa Teresa suplicaba un día al Señor, le indicara cómo podría pagarle todas las mercedes que le había dispensado y le contestó "oyendo una Misa". "Todas las buenas obras del mundo reunidas, no equivalen al Santo Sacrificio de la Misa, porque son obras de los hombres, mientras que la Misa es obra de Dios. En la Misa, es el mismo Jesucristo Dios y Hombre Verdadero el que se ofrece al Padre para remisión de los pecados de todos los hombres y al mismo tiempo le rinde un Honor Infinito". (El Santo Cura de Ars) El calvario fue el primer Altar, el Altar verdadero, después todo el Altar se convierte en Calvario. No hay en el mundo lengua con que poder expresar la grandeza y el valor de la Santa Misa. Si la verdad es que Cristo se ofrece al Padre Eterno todos los días en la Santa Misa por la salvación de los hombres, por la salvación de todo el mundo ¿vamos a dejarlo sólo? Busquemos la media hora diaria para unirnos a Jesús en la Santa Misa, para adorar al Padre y darle el honor que se merece, para darle gracias por tantos favores recibidos, para aplacar su ira irritada por tantos pecados y darle plena satisfacción por ellos e implorar gracia y misericordia para todos los hombres del mundo, en fin, para agrandar el Cielo y hacer más Gloriosa la Pasión de Cristo. 12 MOTIVOS DE OIR DEVOTAMENTE LA SANTA MISA. 1) En la hora le tu muerte, las misas oídas serán tu mayor consuelo. 2) Cada misa oída con devoción será una prenda segura de perdón en la hora del juicio. 3) Por cada misa oída puedes disminuir el castigo temporal merecido por tus pecados.
4) Al asistir devotamente la santa Misa rindes al Sagrado Corazón de Jesús, el más grande homenaje posible. 5) Por la santa Misa, nuestro Señor Jesucristo satisface por tus muchas negligencias y omisiones. 6) Te perdona todos los pecados veniales que buscas de evitar. Se disminuye el poder del demonio sobre ti. 7) Por medio de la santa misa puedes ayudar y salvar muchas almas del purgatorio. 8) Una sola misa que oyes con devoción durante toda tu vida mortal será de mayor provecho que muchas otras ofrecidas después de fu muerte. 9) De muchos peligros y desgracias te preserva Dios a causa de la santa Misa que oyes con devoción. Además se acortan los días del purgatorio. 10) Durante la santa Misa, el altar está rodeado de multitud de ángeles que asisten con suma atención al Santo Sacrificio. 11) Dios te bendice en tus empresas temporales. 12) Si, al oír la santa Misa con devoción, ofreciéndola a Dios Omnipotente en honor de algún Santo o Ángel, agradeciendo al Señor por los favores concedidos a él, honras al Ángel o Santo, y de este modo te haces acreedor a la especial protección de aquel Ángel o Santo
LA SANTA COMUNIÓN ES TU TESORO Si dejas una vez de recibir la Santa comunión, considera lo que pierdes:
1) Pierdes una ocasión de ver personalmente a Jesús autor de la vida espiritual y de toda santidad. 2) Pierdes un aumento especial de gracia santificante, que embellece tu alma y la hace mas grata a los ojos de Dios. 3) Pierdes la gracia sacramental a la que tienes derecho en tiempo de las tentaciones. 4) Pierdes la preciosa oportunidad de recibir el perdón de tus pecados veniales. 5) Pierdes la influencia amortiguadora de las pasiones. 6) Pierdes la ocasión de recibir la remisión parcial de las penas temporales de tus pecados. 7) Pierdes los gozos espirituales que cada comunión suele producir. 8) Pierdes un aumento de gloria por toda la eternidad. 9) Y quizás pierdas: a) el control sobre tus pasiones. b) una gracia especial que por mucho tiempo vienes pidiendo. c) la conversión ó salvación de algún alma. d) la salvación de algún alma de un pariente en el purgatorio. . ¡De qué gracias te privas si omites una sola Comunión!
LA SANTA MISA SE DIVIDE EN DOS PARTES.
Primera parte
RITOS INICIALES Entrada - Señal de la cruz - Saludo - Acto penitencial - Gloria - Oración colecta. La entrada solemne del celebrante y sus ministros al templo supone, requiere y hace efectiva la asamblea ya reunida. Con ella y por ella, Cristo está presente. El reunirnos es una actitud profunda que debemos vivir en la Misa; somos el Pueblo de Dios convocado; es Jesús el que nos ha invitado a juntarnos. La Misa empieza en este
momento y toda ella es un solo acto. Por eso, la gente que llega tarde rompe la unidad y quita a Dios algo que es de Él y de su Iglesia. Mientras el sacerdote entra, comienza el canto de entrada. "La finalidad de este canto es abrir la celebración, fomentar la unión entre los presentes e introducir los espíritus en el misterio del tiempo litúrgico o de la fiesta, ya acompañar la procesión..." (Instrucciones generales del Misal Romano, Capítulo II, Nº 25) Durante el canto, el celebrante saluda al altar. Puede hacerlo mediante un beso y, en ocasiones especiales, perfumándolo con incienso. Estos son signos de veneración a Cristo, a quien el altar simboliza. Luego el sacerdote saluda a la asamblea comenzando con la Señal de la cruz. Este saludo expresa en primer lugar la relación de comunión entre la asamblea y el sacerdote, y en segundo lugar, el Espíritu en que se sienten unidos y se reúnen. Luego sucede el acto penitencial, que puede hacerse de diversas formas. Luego de un momento de silencio, se canta o recita el "Señor ten piedad" o el "Yo confieso". El sacerdote termina con una absolución para todos. Éste es un rito de purificación, de reconciliación con Dios y los hermanos para poder encontrarnos sin que nos separe el pecado. El Gloria es un himno de alabanza. Un canto de la asamblea de antigua tradición, una oración modelo que proclama la salvación en Cristo Jesús, da gracias al Padre, y suplica a Dios Trinidad. Nos hace empezar cantando nuestra actitud interior de admiración, gratitud, confianza y súplica. El Rito Inicial culmina con la oración de la asamblea u oración colecta. Esta oración se llama así porque recolecta las intenciones individuales en una sola oración que se convierte en la oración de la Iglesia. Por eso el sacerdote la dice en plural en nombre de toda la comunidad y se responde Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA Primera Lectura - Salmo Responsorial - Segunda Lectura - Aleluia - Evangelio - Homilía - Credo - Oración universal En la Liturgia de la Palabra, Dios se hace presente y habla a su pueblo. Cristo, antes de hacerse alimento para el cuerpo, se hace palabra para el alma. Se presenta y se vive la proclamación de la Palabra como un acontecimiento actual. Se actualiza la fuerza de la revelación y salvación de Dios. Los días de fiesta y los domingos se leen dos lecturas. La primera es del Antiguo Testamento y la segunda es del Nuevo Testamento. Los días de semana se lee una única lectura. El Salmo Responsorial y el Evangelio nunca se suprimen. El Salmo Responsorial pone en práctica dos acciones: escuchar y responder. Por eso se llama "responsorial". El salmo es el canto más importante de la Liturgia de la Palabra. No es un simple canto de meditación, sino que forma parte de la Biblia (Antiguo Testamento). Es inspirado por Dios.
El Evangelio se saluda con una aclamación que en hebreo significa "Gloria al Señor", y es el Aleluya. La Iglesia lo conservó como una aclamación de alegría. El Aleluya tiene por sí mismo el valor de rito o acto con el que la asamblea recibe y saluda al Señor que va a hablarles. Evangelio significa "buena noticia". Su proclamación está a cargo del celebrante o de un diácono. Si bien todas las lecturas son Palabra de Dios, esta lectura es particularmente Palabra de Cristo. Él se hace presente para hablarnos. Inmediatamente sigue la Homilía. Tiene por finalidad explicar la Palabra de Dios proclamada en las lecturas y actualizar su mensaje para poder confrontar nuestra vida con ella. Luego rezamos juntos confesando y proclamando nuestra fe en el Credo. Allí está resumido todo lo que creemos los cristianos católicos. Por eso también se lo llama símbolo o profesión de fe. "En la Oración Universal u Oración de los Fieles, el pueblo, ejerciendo su función sacerdotal, ruega por todos los hombres" (Instrucciones generales del Misal Romano, Capítulo II, Nº 45). En nuestras celebraciones hay muchos tipos de oraciones por nosotros, pero ésta es una oración de intercesión por los demás; de mediación. Ponemos delante de Dios nuestra historia con sus fallas y urgencias.
Segunda parte. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA I Presentación de ofrendas - Plegaria Eucarística. El segundo momento de la Misa comienza con la preparación de la Mesa del altar para el banquete eucarístico. En la Última cena, Cristo instituyó el sacrificio y el banquete pascual y encomendó a sus discípulos que lo repitieran en conmemoración suya. En la preparación de los dones llevamos al altar pan, vino y agua: los mismos elementos que Cristo tomó en sus manos. Mientras el sacerdote o diácono recibe las ofrendas, entonamos un canto, que simplemente acompaña el momento. "Desde el principio, junto con el pan y el vino para la eucaristía, los cristianos presentan también sus dones para compartirlos con los que tienen necesidad. Esta costumbre de la colecta, siempre actual, se inspira en el ejemplo de Cristo que se hizo pobre para enriquecernos..." (Catecismo de la Iglesia
Católica, Nº 1351). Luego, el sacerdote se lava las manos, expresando así su deseo de purificación interior. En la Plegaria Eucarística se da gracias a Dios por nuestra salvación y se hace la ofrenda del Cuerpo y Sangre de Cristo. Podemos distinguir dentro de ella algunos elementos: Acción de gracias, en la cual el sacerdote en nombre de todo el pueblo da gracias por la salvación. Todos nos unimos a la alabanza incesante de la Iglesia, cantando a Dios el Santo, que es el canto más importante de la Liturgia de la Eucaristía. Se trata de un canto de inspiración bíblica, tomado en su primera parte del libro del profeta Isaías y en la segunda, del Evangelio de Mateo. Con esta aclamación, cantamos nuestra alabanza al Dios creador y salvador y exclamamos nuestro gozo por "el que viene", Cristo Jesús. Epiclesis: la Iglesia pide al padre que envíe su Espíritu Santo sobre el pan y el vino, para que se conviertan por su poder en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Relato de la Institución de la Eucaristía y Consagración: la fuerza de las palabras y de la acción de Cristo y el poder del Espíritu Santo hacen sacramentalmente presentes su Cuerpo y su Sangre.
Anamnesis: hacemos memoria del mismo Cristo, recordando principalmente su Pasión, Resurrección y Ascensión. Luego, se presenta la Padre la hostia consagrada. La Iglesia procura que los fieles aprendamos a ofrecernos a nosotros mismos en este momento. Intercesiones: se expresa que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la Iglesia, del cielo y de la tierra, y que la ofrenda se hace por ella misma y por todos sus miembros, vivos y difuntos. Doxología final: se expresa la glorificación de Dios ("Por Cristo, con Él y en Él...") y se confirma y termina con la aclamación del pueblo: Amén, que es el más importante de toda la Misa, porque con él manifestamos nuestra adhesión decidida a todo lo que el sacerdote ha afirmado durante la Plegaria. Esta extensa oración es el centro de la Eucaristía. Aún así, no siempre le damos la importancia que se merece.
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA II Padre Nuestro - Saludo de la paz - Fracción del Pan - Cordero de Dios Comunión - Saludo y Bendición final - Despedida y Canto final El Padre Nuestro es el primero de los pasos que nos prepara para la Comunión. En esta oración pedimos el pan de cada día, aludiendo también a la Eucaristía e imploramos la purificación de los pecados. Los que vamos a acercarnos a recibir al Señor, sólo nos atrevemos a hacerlo desde una postura de mutuo perdón. La monición (invitación del sacerdote a rezar) nos señala distintos aspectos del sentido de esta oración en este momento de la misa: que nos ha sido enseñada por el auténtico maestro de la oración, que alimenta la fraternidad y la unión de los que comulgaremos con Cristo, que renueva la alegría de los hijos ante el Padre. Sigue el Saludo de la paz, en el que imploramos la paz y la unidad para la Iglesia y todos los hombres, y nos expresamos mutuamente la caridad con un gesto de amistad y acercamiento. Jesús quiso manifestarse en el gesto de la Fracción del Pan. El Pan fraccionado es el cuerpo compartido de Jesús. También significa que nosotros, por la comunión de este Pan de Vida, nos hacemos un solo cuerpo. Este gesto es acompañado por el canto del Cordero de Dios. Con este canto invocamos a Cristo como Redentor, como Cordero que es entregado por todos nosotros, al Cristo Pascual que ha vencido y en la comunión se nos da como alimento. El momento culminante de la Eucaristía se da cuando la comunidad participa del Cuerpo y Sangre del Señor. Todas las actitudes, palabras, canciones y gestos quieren ayudarnos a expresar, alimentar y educar nuestra actitud de participación consciente en este misterio. Vamos a comulgar en procesión, manifestando así que somos un pueblo en marcha, que camina y avanza al encuentro con su Señor. El canto que acompaña esta procesión, alegre y festivo, expresa lo que cada uno vive en ese momento: la relación personal con Cristo y la relación fraterna de todos los que se unen en él. Cuando recibimos la comunión se da un breve diálogo con el ministro que nos dice "El Cuerpo de Cristo", a lo que respondemos "Amén". Este Amén es una profesión de fe y en este momento significa afirmar que reconocemos que estamos recibiendo al mismo Cristo. Luego, como una justa y debida acción de gracias, hay un momento de silencio, en el que también podemos cantar.
La celebración concluye con una bendición que el sacerdote, en nombre de Cristo, da a toda la comunidad. Bendecir es decir "bien". Dios, que es fuente radical de todo bien, cuando bendice es eficaz en su gracia y en la salvación que da. Luego se despide al pueblo con una frase que no es sólo de despedida, sino también de envío. En esta despedida se disuelve a la asamblea para que regrese cada uno a sus quehaceres alabando y bendiciendo a Dios. Respondemos dando gracias, lo que ha sido a lo largo de la Eucaristía, que significa precisamente "acción de gracias", la actitud fundamental. El canto final tiene el sentido de una salida gozosa, y acompaña la salida de los ministros.
Gestos y Símbolos de la Celebración Eucarística LOS COLORES ¿Por qué y para qué los diversos colores en la celebración litúrgica? El color como uno de los elementos visuales más sencillo y eficaces, quiere ayudarnos a celebrar mejor nuestra fe. Su lenguaje simbólico nos ayuda a penetrar mejor en los misterios celebrados: "La diversidad de colores en las vestiduras sagradas tiene como fin expresar con más eficacia, aún exteriormente tanto las características de los misterios de la fe que se celebran como el sentido progresivo de la vida cristiana a lo largo del año litúrgico." (Misal romano - IGMR 307) Los colores actuales de nuestra celebración: Actualmente el Misal (IGMR) ofrece este abanico de colores en su distribución del Año Litúrgico: a) Blanco Es el color privilegiado de la fiesta cristiana y el color más adecuado para celebrar: La Navidad y la Epifanía, la pascua en toda su cincuentena la Pascua en toda su cincuentena las Fiestas de Cristo y de la Virgen, a no ser que por su cercanía al misterio de la Cruz se indique el uso del rojo. -Fiestas de ángeles y santos que no sean mártires, ritual de la Unción, unción y el Viático b) Rojo: Es el color elegido para: La celebración del Domingo de Pasión (Ramos) y el Viernes Santo, porque remite simbólicamente a la muerte martirial de Cristo, en la Fiesta de Pentecostés, porque el Espíritu es fuego y vida, otras celebraciones de la Pasión de Cristo, como la fiesta de la Exaltación de la Cruz, las fiestas de los Apóstoles, Evangelistas y Mártires, por su cercanía ejemplar y testimonial a la Pascua de Cristo, la Confirmación (Ritual Nº 20) se puede celebrar con vestiduras rojas o blancas
apuntando al misterio del espíritu o a la fiesta de una iniciación cristiana a la Nueva Vida. c) Verde: El verde como color de paz, serenidad, esperanza se utiliza para celebrar el Tiempo Ordinario del Año Litúrgico. El Tiempo ordinario son esas 34 semanas en las que no se celebra un misterio concreto de Cristo, sino el conjunto de la Historia de la salvación y sobre todo el misterio semanal del Domingo como Día del Señor. d) Morado: Este color que remite a la discreción, penitencia y a veces, dolor, es con el que se distingue la celebración del Adviento y la Cuaresma, las celebraciones penitenciales y las exequias cristianas. e) Negro: Que había sido durante los siglos de la Edad Media el color del Adviento y la Cuaresma, ha quedado ahora mucho más discretamente relegado: queda sólo como facultativo en las exequias y demás celebraciones de difuntos. f) Rosa: El color rosa, que no había cuajado en la historia para la liturgia, queda también como posible para dos domingos que marcan el centro del Adviento y la Cuaresma: el domingo "Gaudete" (3º de Adviento) y el domingo "Laetare" (4º de Cuaresma). g) Azul: Con sus resonancias de cielo y lejanía es desde el siglo pasado un color privilegiado para celebrar en España la solemnidad de la Inmaculada, aunque en el misal romano no aparezca. EL FUEGO En nuestras celebraciones: Aparece en forma de lámparas y cirios encendidos durante la celebración o delante del sagrario, aparte del simbolismo de la luz entra aquí también esa misteriosa realidad que se llama fuego: la llama que se va consumiendo lentamente mientras alumbra, embellece, calienta, dando sentido familiar a la celebración, vigilia de Pascua: Es la celebración que queda enriquecida de modo más explícito con el simbolismo del fuego. La hoguera que arde fuera de la Iglesia y de la que se va a encender el Cirio Pascual remite intensamente al triunfo de la luz sobre la tiniebla, del calor sobre el frío, de la vida sobre la muerte. De allí partirá la procesión con su festivo grito: "Luz de Cristo", y la luz se irá comunicando progresivamente a cada uno de los participantes. El simbolismo de la luz está realmente muy aprovechado en el lenguaje festivo de la Noche Pascual. Pero en su raíz está el fuego que tiene sus direcciones propias y riquísimas. Su simbolismo natural El lenguaje del fuego tiene en nuestra sensibilidad humana y social, una interesante serie de sentidos. El fuego calienta, consume, quema, ilumina, purifica, es fuente de energía. Es origen de innumerables beneficios para la humanidad, pero también destruye, castiga,
asusta y mata. Es un elemento bienhechor pero a la vez peligroso. Un rayo o un incendio pueden generar calamidades enormes. Sin el fuego no podemos vivir, pero puede causarnos también la muerte. No es nada extraño que en torno a este misterioso elemento natural se haya creado todo un simbolismo: Para expresar la presencia misma de la divinidad, invisible pero fuerte, incontrolable, purificadora, castigadora, o para designar los sentimientos humanos, como la pasión, que está escondida pero que puede alcanzar una fuerza inaudita, para bien o para mal: el amor , el odio, el entusiasmo...etc. El fuego es también la imagen del calor familiar, el crepitar de la llama en el hogar ilumina la vida, ahuyenta el frío, da alegría y sensación de bienestar. También es con el fuego con el que se simboliza el juicio de Dios, como el fuego que penetra a todo ser existente, lo pone en evidencia, lo purifica o lo castiga. (Véase: Dan. 7,10; Gen 19; Is 66,16) EL INCIENSO ¿Qué quiere simbolizar el incienso? Lo que el incienso quiere significar en nuestra liturgia nos lo han ido explicando los varios documentos con sus explicaciones. El incienso crea una atmósfera agradable y festiva en torno a lo que se inciensa, a la vez que crea un aire entre misterioso y sagrado por la sutil impalpabilidad de su perfume y de su humo. Expresa elegantemente el respeto y la reverencia hacia una persona o hacia algún símbolo de Cristo. Pero más en profundidad indica la actitud de oración y elevación de la mente hacia Dios. Ya el Salmo 140 nos hace decir: "suba mi oración como incienso en tu presencia". El incienso es símbolo, sobre todo, de la actitud de ofrenda y sacrificio de los creyentes hacia Dios. El incienso une de algún modo a las personas con el altar, con sus dones y sobre todo con Cristo Jesús que se ofrece en sacrificio. ¿A quiénes se inciensa? El Misal Romano sugiere con libertad el uso del incienso en los siguientes momentos de la Misa: -Durante la procesión de entrada. -Al comienzo de la Misa para incensar el altar. -En la procesión y proclamación del evangelio. -En el ofertorio, para incensar las ofrendas, el altar, el presidente y el pueblo cristiano. -En la ostensión del Pan consagrado y del Cáliz después de la consagración. LA IMPOSICIÓN DE MANOS En el Nuevo Testamento la acción e imponer sobre la cabeza de uno las manos tiene significados distintos, según el contexto en el que se sitúe. Ante todo puede ser la bendición que uno transmite a otro, invocando sobre él la benevolencia de Dios. Así, Jesús imponía las manos sobre los niños, orando por ellos. La despedida de Jesús en su Ascensión, se expresa también con el mismo gesto: "alzando las manos los bendijo" (Lc 24,50). Es una expresión que muchas veces
se relaciona a la curación. Jairo pide a Jesús: "Mi hija está a punto de morir; ven impón tus manos sobre ella para que se cure y viva" (Mc 5,23). Imponer las manos sobre la cabeza de una persona, significa en muchos otros pasajes, invocar y transmitir sobre ella el don del Espíritu Santo para una misión determinada. Así pasa con los elegidos para el ministerio de diáconos en la comunidad primera: "hicieron oración y les impusieron las manos" (Act 6,6). Hay dos momentos en la celebración de la Eucaristía en que el gesto simbólico tiene particular énfasis. Ante todo cuando el presidente, en la Plegaria Eucarística, invoca por primera vez al Espíritu (epíclesis), extendiendo sus manos sobre el pan y el vino: "santifica estos dones con la efusión de tu Espíritu". La Bendición Final es el segundo momento en el que el gesto de la imposición adquiere especial énfasis. Este gesto nos habla también del don de Dios y la mediación eclesial: La mano poderosa de Dios que bendice, que consagra, que inviste de autoridad, es representada sacramentalmente por la ,mano de un ministro de la Iglesia, extendida con humildad y confianza sobre las personas o los elementos materiales que Dios quiere santificar. EL SALUDO DE LA PAZ El Misal describe así el gesto de la paz: Los fieles "imploran la paz y la unidad para la Iglesia y para toda la familia humana, y se expresan mutuamente la caridad, antes de participar de un mismo pan" (IGMR 56b). a) Se trata de la paz de Cristo: "Mi paz os dejo, mi paz os doy". El saludo y el don del Señor que se comunica a los suyos en la Eucaristía. No una paz que conquistemos nosotros con nuestro esfuerzo, sino que nos concede el Señor. b) Un gesto de fraternidad cristiana y eucarística: Un gesto que nos hacemos unos a otros antes de atrevernos a acudir a la comunión: para recibir a Cristo nos debemos sentir hermanos y aceptarnos los unos a los otros. Todos somos miembros del mismo Cuerpo, la Iglesia de Cristo. Todos estamos invitados a la misma mesa eucarística. Darnos la paz es un gesto profundamente religioso, además de humano. Está motivado por la fe más que por la amistad: reconocemos a Cristo en el hermano al igual que lo reconocemos en el pan y el vino. EL SACERDOTE BESA EL LIBRO DE LOS EVANGELIOS Al hacerlo el sacerdote dice en voz baja: "Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados". Esta frase expresa el deseo de que la Palabra evangélica ejerza su fuerza salvadora perdonando nuestros pecados. Besar el Evangelio es un gesto de fe en la presencia de Cristo que se nos comunica como la Palabra verdadera. LA SEÑAL DE LA CRUZ No nos damos mucha cuenta, porque ya estamos acostumbrados a ver la Cruz en la Iglesia, en nuestras casas, pero la Cruz es una verdadera cátedra, desde la que Cristo nos predica siempre la gran lección del cristianismo. La Cruz resume toda la teología sobre Dios, sobre el misterio de la salvación en Cristo, sobre la vida
cristiana. La Cruz es todo un discurso: Nos presenta a un Dios trascendente pero cercano; un Dios que ha querido vencer el mal con su propio dolor; un Cristo que es juez y Señor, pero a la vez siervo, que ha querido llegar a la entrega total de sí mismo, como imagen plástica del amor y de la condescendencia de Dios; un Cristo que en su Pascua - muerte y resurrección- ha dado al mundo la reconciliación. Los cristianos con frecuencia hacemos con la mano la señal de la Cruz, o nos la hacen otros, como en el caso del bautismo o de las bendiciones. Es un gesto sencillo pero lleno de significado. Esta señal de la Cruz es una verdadera confesión de fe: Dios nos ha salvado en la Cruz de Cristo. Es un signo de pertenencia, de posesión: al hacer sobre nuestra personas este signo es como si dijéramos: "estoy bautizado, pertenezco a Cristo, El es mi Salvador, la cruz de Cristo es el origen y la razón de ser de mi existencia cristiana...". Los cristianos debemos reconocer a la Cruz todo su contenido para que no sea un símbolo vacío. Y entonces sí, puede ser un signo que continuamente nos alimente la fe y el estilo de vida que Cristo nos enseñó. Si entendemos la Cruz y nuestro pequeño gesto de la señal de la Cruz es consciente, estaremos continuamente reorientando nuestra vida en la dirección buena. EL AGUA El agua es una realidad que ya humanamente tiene muchos valores y sentidos: sacia la sed, limpia, es fuente de vida, origina la fuerza hidráulica...También nos sirve para simbolizar realidades profundas en el terreno religioso la pureza interior, sobre todo. Por eso se encuentran las abluciones o los baños sagrados en todas las culturas y religiones (a orillas del Ganges para los indios, del Nilo para los egipcios, del Jordán para los judíos). Para los cristianos el agua sirve muy expresivamente para simbolizar lo que Cristo y su salvación son para nosotros: Cristo es el "agua viva" que sacia definitivamente nuestra sed (coloquio con la samaritana: Jn 4); el agua sirve también para describir la presencia vivificante del Espíritu (Jn 7, 37-39) y para anunciar la felicidad el cielo (Apoc 7, 17; 22, 1). En nuestra liturgia es lógico que también se utilice este simbolismo. A veces se usa el agua sencillamente con una finalidad práctica: por ejemplo en las abluciones de las manos después de ungir con los Santos Oleos o de los vasos empleados en la Eucaristía. Otras veces un gesto que en su origen había sido "práctico" ha adquirido ahora un simbolismo: como la mezcla del agua en el vino, que en siglos pasados era necesario por la excesiva gradación del vino, y que luego adquirió el simbolismo de nuestra humanidad incorporada a la divinidad de Cristo. Pero el agua tiene muchas veces un sentido simbólico: lavarse las manos para indicar la purificación que el sacerdote más que nadie necesita, o lavar los pies para expresar la actitud de servicio. Sobre todo el agua nos hace celebrar significativamente el Bautismo con el gesto de la inmersión en agua (bautismo significa inmersión" en griego): porque es un sacramento que nos hace sumergirnos sacramentalmente en Cristo, en su muerte y resurrección, y nos engendra a la vida nueva. La aspersión de la comunidad con agua en la Vigilia Pascual, o en el rito de entrada de la Eucaristía dominical, o el santiguarse con agua al entrar en la Iglesia, son recuerdos simbólicos del Bautismo. También el hecho de las casas (de las casas, de los objetos, de las personas) o el gesto de
aspersión en las exequias se realicen con agua, quiere prolongar el simbolismo purificador y vitalizador del Bautismo. En el rito de la Dedicación de iglesias se asperjan con agua las paredes, el altar y finalmente el pueblo cristiano: siempre con la misma intención "bautismal", que coenvuelve a las personas, al edificio y a los objetos de nuestro culto. Todo queda incorporado a la Pascua de Cristo. Otro significado del simbolismo del agua es su cualidad de apagar la sed del hombre. Sed que no es sólo material, sino que muy expresivamente puede referirse s los deseos más profundos del ser humano: la felicidad, la libertad, el amor, etc. LAS CAMPANAS Es muy antiguo el uso de objetos metálicos para señalar con su sonido la fiesta o la convocatoria de la comunidad. Desde el sencillo "gong" hasta la técnica evolucionada de los fundidores de campanas o los campanarios eléctricos actuales, las campanas y las campanillas se han utilizado expresivamente en la vida social y en el culto. Son instrumentos de metal, en forma de copa invertida, con un badajo libre. Cuando los cristianos pudieron construir iglesias, a partir del siglo IV, pronto se habla de torres y campanarios adosados a las iglesias, con campanas que se convertirán rápidamente en un elemento muy expresivo para señalar las fiestas y los ritmos de la celebración cristiana. También dentro de la celebración se utilizaron las campanillas, a partir del siglo XIII, ahora bastante menos necesarias (IGMR 109 deja libre su uso) porque ya la celebración la seguimos más fácilmente, a no ser que se quieran hacer servir, no tanto para avisar de un momento -por ejemplo, la consagración sino para darle simbólicamente realce festivo, como en el Gloria de la Vigilia Pascual. Los nombres latinos de "signum" o "tintinnabulum" se convierten más tarde, hacia el siglo VI, en el de "vasa campana", seguramente porque las primeras fundiciones derivan de la región italiana de Campania. Las campanas del campanario convocan a la comunidad cristiana, señalan las horas de la celebración (la Misa mayor), de oración (el Angelus o la oración comunitaria de un monasterio), diversos momentos de dolor (la agonía o la defunción) o de alegría (la entrada del nuevo obispo o párroco) y sobre todo con su repique gozoso anuncian las fiestas. Y así se convierten en un "signo hecho sonido" de la identidad de la comunidad cristiana, evangelizador de la Buena Noticia de Cristo en medio de una sociedad que puede estar destruida. Como también el mismo campanario, con su silueta estilizada, se convierte en símbolo de la dirección trascendente que debería tener nuestra vida. El Bendicional (nn. 1142-1162) ofrece textos muy expresivos para la bendición de las campanas, motivando bien su sentido y convirtiendo el rito en una buena ocasión para entender mejor la identidad de una comunidad cristiana y sus ritmos de vida y oración. EL CANTO El canto expresa y realiza nuestras actitudes interiores. Tanto en la vida social como en la cúltico-religiosa, el canto no sólo expresa sino que en algún modo realiza los sentimientos interiores de alabanza, adoración, alegría, dolor, súplica. "No ha de ser considerado el canto como un cierto ornato que se añade a la
oración, como algo extrínseco, sino más bien como algo que dimana de lo profundo del espíritu del que ora y alaba a Dios" (IGLH 270). El canto hace comunidad, al expresar más validamente el carácter comunitario de la celebración, igual que sucede en la vida familiar y social como en la litúrgica. El canto hace fiesta, crea clima más solemne y digno en la oración: "nada más festivo y más grato en las celebraciones sagradas que una asamblea que toda entera, exprese su fe y su piedad por el canto" (MS 16). El canto es una señal de euforia. El canto tiene en la liturgia una función "ministerial": no es como en un concierto, que se canta por el canto en sí y su placer estético y artístico. Aquí el canto ayuda a que la comunidad entre más en sintonía con el misterio que celebra. A la vez que crea un clima de unión comunitaria y festiva, ayuda pedagógicamente a expresar nuestra participación en lo más profundo de la celebración. Así el canto se convierte de verdad en "sacramento", tanto de lo que nosotros sentimos y queremos decir a Dios, como de la gracia salvadora que nos viene de él. LA CENIZA La ceniza, del latín "cinis", es producto de la combustión de algo por el fuego. Muy fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia. En Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para describir la conversión de los habitantes de Nínive. Muchas veces se une al "polvo" de la tierra: "en verdad soy polvo y ceniza", dice Abraham en Gén. 18,27. El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma (muchos lo entenderán mejor diciendo que es le que sigue al carnaval), realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente (fruto de la cremación de las palmas del año pasado). Se hace como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua. La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo. Mientras el ministro impone la ceniza dice estas dos expresiones, alternativamente: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio" (Cf Mc1, 15) y "Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver" (Cf Gén 3,19): un signo y unas palabras que expresan muy bien nuestra caducidad, nuestra conversión y aceptación del Evangelio, o sea, la novedad de vida que Cristo cada año quiere comunicarnos en la Pascua. EL CIRIO PASCUAL Del latín "cereus", de cera, el producto de las abejas. Ya hablamos en la voz "candelas candelabros" sobre el uso humano y el sentido simbólico de la luz que producen los cirios, y también del uso que en la liturgia cristiana hacemos de ese simbolismo. El cirio más importante es el que se enciende en la Vigilia Pascual como símbolo de la luz de Cristo, y los cirios que se reparten entre la comunidad, para significar nuestra participación en esa misma luz. El Cirio Pascual es ya desde los primeros siglos uno de los símbolos más expresivos de la Vigilia. En medio de la oscuridad (toda la celebración se hace de noche y empieza con las luces apagadas), de una hoguera previamente preparada se enciende el Cirio, que tiene una inscripción en forma de Cruz, acompañada de la fecha y de las letras Alfa y
Omega, la primera y la última del agabeto griego, para indicar que la Pascua de Cristo, principio y fin de el tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza siempre nueva en el año concreto en que vivimos. En la procesión de entrada se canta por tres veces la aclamación al Cirio: "Luz de Cristo. Demos gracias a Dios", mientras progresivamente se van encendiendo los cirios de los presentes. Luego se coloca en la columna o candelero que va a ser su soporte, y se entona en torno de él, después de incensarlo, el solemne Pregón Pascual. Además del símbolo de la luz, se le da también el de la ofrenda: cera que se gasta en honor de Dios, esparciendo su luz: "Acepta, padre santo, el sacrificio vespertino de esta llama, que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas. Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama viva para gloria de Dios... Te rogamos que este Cirio, consagrado a tu nombre, arda sin apagarse para destruir la oscuridad de esta noche..." Lo que van anunciando las lecturas, oraciones y cantos, el Cirio lo dice con el lenguaje humilde pero diáfano de su llama viva. La Iglesia, la esposa, sale al encuentro de Cristo, el Esposo, con la lámpara encendida en la mano, gozándose con él en la noche victoriosa de su Pascua. El Cirio estará encendido en todas las celebraciones durante las siete semanas de la cincuentena, al lado del ambón de la Palabra, hasta terminar el domingo de Pentecostés. Luego, durante el año, se encenderá en la celebración de los bautizos y de las exequias, el comienzo y la conclusión de la vida: un cristiano participa de la luz de Cristo a lo largo de todo su camino terreno, como garantía de su definitiva incorporación a la luz de la vida eterna. LA COLECTA La palabra "colecta" viene del latín "collecta, colligere", "recogida, recoger". Se aplica ante todo a la reunión de la comunidad para la Eucaristía dominical o para las asambleas "estacionales" en Cuaresma. También se llama "colecta" a la recogida de dinero o de dones en el ofertorio, a la que alude Pablo (1 Cor 16, 1-2). Pero su uso más técnico es el referido a la "oración colecta" al principio de la Misa. Este nombre pudiera tener dos direcciones: o bien porque se pronuncia cuando ya está la comunidad reunida (oración de reunión, concluyendo el rito de entrada), o porque su finalidad es recoger y resumir las peticiones de cada uno de los presentes. También se aplica este nombre a las "oraciones sálmicas", que "sintetizan los sentimientos de los participantes" en el rezo de los salmos (Cf IGLH 112). La expresión "colligere ortationem", usual en los primeros siglos en la salmodia comunitaria, quería decir "recoger en una oración las intenciones de los que habían rezado el salmo". De ahí las "colectas sálmicas". El Misal de Pablo VI llama "colecta" a la primera oración de la Misa y describe así su dinámica: "El sacerdote invita al pueblo a orar; y todos, a una con el sacerdote, permanecen un rato en silencio para hacerse conscientes de estar en la presencia de Dios y formular sus súplicas. Entonces el sacerdote lee la oración que se suele denominar colecta, y el pueblo contesta amén" (IGMR 32). Es la primera oración importante del presidente, que de pie, con los brazos extendidos, y en nombre de la comunidad, dirige su súplica a Dios. Las de nuestro Misal son fieles al estilo claro y conciso de la liturgia romana, con una invocación a Dios, muchas veces
enriquecida con la alusión al tiempo litúrgico o la fiesta celebrada para proseguir con una súplica y concluir apelando a la mediación de Cristo. El libro que durante siglos reunía estas oraciones de la Misa o del Oficio Divino, antes de su inclusión en el libro único del Misal o del Breviario, se llamó "Colectario".
EL MOMENTO DE LA COMUNIÓN De la palabra latina "communio", acción de unir, de asociar y participar (correspondiente a la griega "koinonía") "comunión" significa la unión de las personas, o de una comunidad, o la comunión de los Santos en una perspectiva eclesial más amplia, o la unión de cada uno con Cristo o con Dios. Aquí la miramos desde el punto de vista eucarístico: la participación de los fieles en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Este es el momento en verdad culminante de la celebración de la Eucaristía. Después de que Cristo se nos ha dado como palabra salvadora, ahora, desde su existencia de Resucitado, se quiere hacer nuestro alimento para el camino de nuestra vida terrena y como garantía de la eterna. La comunión tiene a la vez sentido vertical, de unión eucarística con Cristo, y horizontal, de sintonía con la comunidad eclesial. Por eso la "excomunión" significa también la exclusión de ambos aspectos. El Misal (IMGR 56) invita a una realización lo más expresiva posible de la comunión eucarística: con una oración o un silencio preparatorio, por parte del presidente y de la comunidad; una procesión desde los propios lugares hacia el ámbito del altar, mientras se canta un canto que une a todos y les hace comprender más en profundidad el misterio que celebran, la invitación oficial a acercare a la mesa del Señor: "Este es el Cordero de Dios", invitación que apunta al banquete escatológico del cielo ("dichosos los invitados a la Cena del Cordero"), la mediación de la Iglesia en este gesto central (no "coge" la comunión cada uno, sino que la recibe del ministro), con un diálogo que ahora ha vuelto a la expresiva sencillez de los primeros siglos ("el Cuerpo de Cristo. Amén", "la Sangre de Cristo, Amén") con pan que aparezca como alimento, consagrado y partido en la misma Misa, para significar también la unidad fraterna de los que participan del mismo sacrificio de Cristo, recibido en la mano o en la boca, a voluntad del fiel, allí donde los Episcopados lo hayan decidido (en España desde el 1976, en Italia desde 1989, en México desde 1978), a ser posible también participando del vino, que expresa mejor que Cristo nos hace partícipes de su sacrifico pascual en la cruz y de la alegría escatológica, y con unos momentos de interiorización después de la comunión. Casos especiales son el de la primera comunión, en la que los cristianos participan por primera vez plenamente de la celebración eucarística de la comunidad: no sólo en sus oraciones, lecturas y cantos, sino también en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Tiene especial sentido la Comunión llevada a los enfermos, ahora eventualmente por medio de los ministros extraordinarios de la comunión, a ser posible como prolongación de la celebración comunitaria dominical. Particular relieve merece la comunión que se recibe como viático, en punto de muerte.
Y finalmente, la comunión recibida fuera de la Misa, caso repetido sobre todo en lugares donde no pueden participar diaria ni siquiera dominicalmente de la Eucaristía completa, pero sí escuchar la palabra, orar en común y comulgar, en las condiciones que establecen el "Ritual del culto y de la comunión fuera de la Misa" (1973) y la instrucción "Inmensae cariatis" (1973). Respecto a repetir la comunión el mismo día, según el Código de Derecho Canónico (c. 917), "quien ya ha recibido la santísima Eucaristía puede de nuevo recibirla el mismo día solamente dentro de la celebración eucarística en la que participe", norma que ha recibido la interpretación oficial de que se puede hacer "una segunda vez". COMER EL PAN: Juntamente con el "beber", el "comer" es el gesto central de la Eucaristía cristiana. Si el Antiguo Testamento empieza con el "no coman" del Génesis, en el Nuevo Testamento escuchamos el testamento: "tomen y coman". Y si entonces la consecuencia era: "el día que comas de él, morirás", ahora la promesa es la contraria: "el que come... tiene vida eterna". El comer, ya humanamente, tiene el valor del alimento y la reparación de las fuerzas. Pero a la vez tiene connotaciones simbólicas muy expresivas: comer como fruto del propio trabajo, comer en familia, comer con los amigos, comer en clima de fraternidad, comer con sentido de fiesta. En el contexto cristiano de la Eucaristía, el comer tiene igualmente varios sentidos. Al comer el pan, estamos convencidos de que nos alimentamos con el Cuerpo de Cristo. Su palabra ("esto es mi Cuerpo") sigue eficaz y su Espíritu es el que ha dado a ese pan que hemos depositado sobre el altar su nueva realidad: ser el Cuerpo del Señor glorificado, que ha querido se nuestro alimento. Este es el primer sentido que Cristo ha querido dar a la comida eucarística: "mi carne es verdadera comida". El es el "viático", el alimento para el camino de los suyos. También hay otros valores y gracias que Cristo expresa en el evangelio con este simbolismo de la comida: el perdón, la alegría del reencuentro, la fiesta, la plenitud y la felicidad del Reino futuro. Basta recordar la parábola del hijo pródigo, acogido en casa con una buena comida; o la de las bodas del rey; o la multiplicación de los panes y peces en el desierto, o la expresiva presencia de Jesús en comidas en casa de Zaqueo, de Mateo, del fariseo, de Lázaro. Y las comidas de Jesús con sus discípulos, tanto antes como después de la Pascua, que ellos recordarán muy a gusto. (Cf Hech 10,40). Además, Pablo entenderá la comida como símbolo de la fraternidad eclesial. El pan de la Eucaristía, además de unirnos a Cristo, participando de su Cuerpo, es también lo que construye la comunidad: "un pan y un cuerpo somos, ya que participamos de un solo Pan" (1 Cor 10,16-17). "Comer con" por ejemplo con los cristianos procedentes del paganismo, es un signo expresivo y favorecedor de la unidad de todos en la Iglesia, sea cual sea su origen (Cf la discusión entre Pablo y Pedro en Hech 11,3 y Gál 2,12). PARTIR EL PAN El origen de este gesto en nuestra Eucaristía lo conocemos todos. La cena judía, sobretodo la pascual, comenzaba con un pequeño rito: el padre de familia partía el
pan para repartirlo a todos, mientras pronunciaba una oración de bendición a Dios. Este gesto expresaba la gratitud hacia Dios y a la vez el sentido familiar de solidaridad en el mismo pan. Muchos hemos conocido cómo en nuestras familias el momento de partir el pan al principio de la comida se consideraba como un pequeño pero significativo rito. Como el que se hace solemnemente cuando unos novios parten el pastel de bodas y los van repartiendo a los comensales que los acompañan. Cristo también lo hizo en su última cena: "Tomó el pan, dijo la bendición, lo partió y se lo dio...". Más aún: fue este el gesto el que más impresionó a los discípulos de Emaús en su encuentro con Jesús Resucitado. "Le reconocieron al partir el pan". Y fue este el rito simbólico que vino a dar nombre a toda la celebración Eucarística en la primera generación. LOS GOLPES DE PECHO Gesto penitencial y de humildad. Es uno de los gestos más populares al menos en cuanto a expresividad. Así describe Jesús al publicano (Lc 18, 9-14). El fariseo oraba de pie: "no soy como los demás"... "En cambio el publicano no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: Oh Dios, ten compasión de mí, que soy un pecador". Cuando para el acto penitencial al inicio de nuestra Eucaristía elegimos la fórmula "Yo confieso", utilizamos también nosotros el mismo gesto cuando a las palabras "por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa" nos golpeamos el pecho con la mano. Y es también la actitud de la muchedumbre ante el gran acontecimiento de la muerte de Cristo: "y todos los que habían acudido a aquel espectáculo, al ver lo que pasaba, se volvieron golpeándose el pecho..." (Lc 23,48) ARRODILLARSE Estar de rodillas es una actitud de humildad. Expresa arrepentimiento y penitencia. Nos recuerda a Pedro cayendo de rodillas y exclamando: "Apártate de mí, Señor, que soy un pecador" (Lucas 5,8). Pero el cristiano se arrodilla ante Dios precisamente porque el es Dios, el único Señor del universo. Es un signo de Adoración que da a la oración un acento muy particular. (Haga la prueba de arrodillarse, inclinar la cabeza y juntar las manos en actitud de súplica...) Este sentido de adoración tiene hacer la genuflexión cuando entramos en la iglesia o delante del sagrario (allí donde hay una lamparita encendida para señalar que está Jesús presente en la Eucaristía). San Pablo se refiere a esta actitud en Efesios 3,14: "Doblo mis rodillas delante del Padre de quien procede toda paternidad" y el mismo Jesús "puesto de rodillas" oró durante su agonía en Getsemaní (Mt. 26,39). PONERSE DE PIE Es la postura más usada en la Misa. Al orar de pie los cristianos "significamos" nuestra dignidad de hijos de Dios. Como tenemos en nosotros el Espíritu que nos hace exclamar "Abba", "nos atrevemos" a llamar a Dios "Padre" y estar de pie delante de él. Es una actitud de cariñosa confianza hacia Dios a quien vemos, sobre todo, como Padre.
Es una actitud que indica "prontitud", estar disponible, preparado para la acción. Por tanto indica decisión y voluntad para seguir al Señor. Desde el comienzo fue la actitud general de los cristianos: orar de pie, con los brazos extendidos (o levantados) y mirando hacia el oriente (a la salida del sol). Es también señal de alegría. Durante el primer milenio, los cristianos tuvieron prohibido arrodillarse en la liturgia de los domingos, pues -como sabemos- el día del Señor conmemora la Pascua, la Resurrección de Jesús. Así como la muerte es "estar postrado", la resurrección es un levantarse, un "volver a estar de pie". Por eso esta postura manifiesta también nuestra fe en Jesús resucitado.
EL SACERDOTE SE LAVA LAS MANOS ANTES DE LA CONSAGRACIÓN Lo hace como gesto de purificación. El sacerdote se lava las manos para pedirle a Dios que lo purifique de sus pecados. LAS GOTAS DE AGUA EN EL VINO Con este signo el sacerdote le pide a Dios que una nuestras vidas a la suya. AI momento de preparar sobre el Altar el pan y el vino "el Diácono u otro ministro, pasa al sacerdote la panera con el pan que se va a consagrar; vierte el vino y unas gotas de agua en el cáliz.” (Misal Romano Nº 133). El instante en que se echa el agua se acompaña con una oración que se dice en secreto: "El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana. San Cipriano, a mediados del siglo II, escribió sobre este gesto litúrgico, lo siguiente: "en el agua se entiende el pueblo y en el vino se manifiesta la Sangre de Cristo. Y cuando en el cáliz se mezcla agua con el vino, el pueblo se junta a Cristo, y el pueblo de los creyentes se une y junta a Aquel en el cual creyó. La cual unión y conjunción del agua y del vino de tal modo se mezcla en el cáliz del Señor que aquella mezcla no puede separarse entre sí. Por lo que nada podrá separar de Cristo a la Iglesia (...) Si uno sólo ofrece vino, la Sangre de Cristo empieza a estar sin nosotros, y si el agua está sola el pueblo empieza a estar sin Cristo. Más cuando uno y otro se mezclan y se unen entre sí con la unión que los fusiona, entonces se lleva a cabo el sacramento espiritual y celestial" (Carta Nº 63, 13).