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MarcoAntonioArrunátegui Cevallos
* Economista graduado en La Sorbona de París Francia yAbogado con Maestría en Derecho Penal en la Universidad Federico Villareal de Líma Peru. Presidente Director General de la Revista Justo Medio.
unca sabremos si primero fue el Misti o primero fue Arequipa, pero lo que sí sabemos es que ambos nacieron el uno para el otro.
El Misti con su voz ronca recitando versos a la bella ciudad o la bella ciudad inspirando sus estrofas.
La bella ciudad de Arequipa fue fundada como todos saben la primera vez el 15 de agosto de 1540 por Garcí Manuel de Carbajal en el Valle del rio Chili como la “Villa de la Asunción de Nuestra señora del Valle Hermoso de Arequipa” Y la segunda el 22 de setiembre de 1541 por el monarca Carlos V mediante Cédula Real con el nombre de “Ciudad de Arequipa”.
Ambos actos tiene poca transcendencia, pues Arequipa tenia vida propia sin que la fundaran. Necesitaba una partida de nacimiento pero claro un día en que los Arequipeños se llenaran de orgullo recordando su alumbramiento.
Como no podía ser de otra forma, la influencia telúrica del volcán la impregno un sello distintivo a sus habitantes, los hizo calurosamente afectivos como el volcán e inspirados poetas a sus gentes.
Sin embargo un sello de rebeldía le agregarían a sus afanes los habitantes de esta bella ciudad. Ciudad indomable “Rebelde cuando coactan su libertad”, esa es la mezcla de los adoquines de su plaza que se convirtieron muchas veces en barricadas.
No podría ser en otra parte que nacieran Juan Pablo Viscardo y Guzmán aquel que escribió la célebre “Carta a los Españoles Americanos” adelantándose visionariamente a la libertad
del continente y su unidad geográfica y política. Mariano Melgar no pudo haber tenido otro lugar de nacimiento que Arequipa. Fusilado por los Españoles su alma cual paloma sobrevuelan hasta hoy por los conventos de Santa catalina y es el generoso guardián de todo el Valle de Chili.
Nacieron también ahí Nicolás de Piérola y los inspirados Víctor Andrés Belaunde y Mario Vargas Llosa, nuestro único Premio Novel.
Arequipa no solo produce rocotos aunque eso es el picante que da sabor a sus vidas, también produce una variedad de alimentos en su fértil Valles, en lo cual fácil y enorme cantidades de vacunos, algunos de los cuales te agarran a cornadas en las Pampas de Yauli para dirimir fuerzas y empujes como hacen los arequipeños desafiando sus propios destinos.
Nunca sabremos cuan insondable es el Cañón del Colca como nunca sabremos que piensan los Cóndores cuando nos ven maravillados con sus vuelos y piruetas en el aire, así como nunca sabremos cuantos platos arequipeños existen. Son tan variados, ricos y picantes que no hay paladar que se satisfaga. En este rubro está prohibida la monotonía.
Su blancura que le da su novio durmiente es emblemática. Con el Sillar se ha construido y esculpido las más bellas obras de arte. Sus iglesias son un homenaje a la roca volcánica. Y hasta hoy repta por las callejuelas españolas del Templo de Santa Catalina, los silencios de las hijas de las mejores familias.
En suma Arequipa será siempre Arequipa y que los arequipeños será siempre tales con su propia rebeldía, su propio regionalismo y su propia identidad.