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Conservar lo viejo aceptar lo nuevo
Nada es tan constante como el cambio. Cosas viejas que hay que conservar y cosas nuevas que son buenas, fue el tema del Servicio Divino oficiado por el Apóstol Mayor el 7 de agosto en México. Conceptos que son especialmente importantes ahora.
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“Para entender el significado de la palabra, debemos, como siempre, mirar el contexto”, dijo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider: “Jesucristo vino a proclamar el reino de Dios y dijo: ‘No he venido para abrogar la ley mosaica, sino para cumplirla’”. Las personas se sorprendieron, naturalmente. El Hijo de Dios no siempre cumplió la ley mosaica. “Jesús tuvo que explicarles cómo entender correctamente la ley mosaica: es la ley de Dios”.
La ley de Dios
Jesús formuló la ley de Dios de la siguiente manera: ante todo, debes amar a Dios con todo el corazón y al prójimo como a ti mismo. “Dios dio al pueblo de Israel los Diez Mandamientos para explicarles cómo expresar concretamente el amor a Dios y el amor al prójimo”, explicó el Apóstol Mayor. Luego había toda una serie de normas que ayudaban al pueblo de Israel a vivir su fe en la vida cotidiana. Pero incluso entonces esas leyes se adaptaron siempre a las circunstancias.
En el tiempo de Jesús, las circunstancias otra vez eran diferentes y por eso dejó claro “que la voluntad de Dios, el nivel más alto, es siempre más importante que las reglas para la vida diaria”. Entonces, amar a Dios y al prójimo fue siempre la máxima prioridad. “Por eso Jesús pudo decir: ‘Yo cumplo la ley de Dios’”. Para los fariseos, en cambio, “su amor al prójimo no era precisamente su punto fuerte...”.
La nueva ley, explicada por Jesús
Una vez más, Jesús aclaró qué reglas eran importantes:
El Apóstol Mayor transmite al Apóstol John Schnabel el nombramiento como Ayudante Apóstol de Distrito
Cambios en la actualidad
Conservar lo viejo y adaptarlo al tiempo actual es algo que debe hacer todo hijo de Dios hoy en día. “Estamos abiertos a lo nuevo, pero no renunciamos a lo viejo, que sigue siendo importante”, recordó el Apóstol Mayor. De los cambios pueden surgir cosas nuevas que son buenas: ■ Cambios en las condiciones de vida:
Ya no se tiene tanto tiempo para ser voluntario en la Iglesia, pero tal vez se abran otras cosas en su lugar:
“¿No podrías hacer algo nuevo para el Señor y tu prójimo?”, preguntó el Apóstol Mayor. Por ejemplo, hablar con gente con la que nunca has hablado antes o hacer algo bueno por personas que nunca te han interesado...
Nacer de nuevo de agua y del Espíritu, “Comer su carne y beber su sangre” y Negarse a sí mismo y llegar a ser una imagen de Jesucristo.
Los Apóstoles y las reglas
■ Sociedad cambiante: La diversidad de la sociedad también tiene como efecto que las comunidades sean mucho más diversas. “Tenemos que hacer frente a esta nueva composición, a esta diversidad, a estas diferencias y aceptarnos unos a otros como Jesús nos acepta”.
Pero la vieja regla sigue siendo válida: “Si quieres ser discípulo de Jesús, niégate a ti mismo y sigue su ejemplo. Eso significa ser transformado a su imagen”.
Jesús encargó a los Apóstoles que proclamaran la voluntad de Dios, la nueva ley, y que dirigieran las comunidades. Para ello eran necesarias normas adecuadas a la época. Por ejemplo, los miembros de la primera comunidad compartían todo lo que tenían. En comunidades posteriores, esto ya no era necesario.
“Lo que hicieron los primeros Apóstoles, también lo hacen los Apóstoles de hoy”, explicó el Apóstol Mayor Schneider. Explican cómo poner en práctica la fe hoy en día. “Deben interpretar esta ley y adaptarla a la situación actual”. Por eso, algunos creyentes están confundidos o incluso enfadados. En el peor de los casos, rechazan todo el mensaje.
“Debemos ser conscientes de que lo principal no ha cambiado. El núcleo del mensaje sigue siendo el mismo. Jesucristo es Dios. Para salvarte, debes creer en Él, aceptarlo como tu Señor y obedecer su ley. Debes amar a Dios y al prójimo. Debes cumplir los Diez Mandamientos. Debes nacer de nuevo de agua y del Espíritu, recibir la Santa Cena y transformarte en la imagen de Cristo”. No hay razón para rechazar el mensaje, al contrario: “Los que acepten lo que se les predica serán bendecidos por Dios”.
PENSAMIENTOS CENTRALES
Mateo 13:52 Él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
La ley de Cristo es inviolable. Debemos creer en Cristo, amar a Dios y al prójimo, recibir la palabra de Dios y los Sacramentos y llegar a ser como Cristo. El Espíritu nos recuerda lo viejo que debemos conservar y nos hace descubrir lo nuevo.