Deja que Cristo viva en tu corazón Quejarse, enojarse, no ir al Servicio Divino... entonces el alegre mensaje de que 'Cristo vive' se vuelve no creíble. En su prédica de Pascua, el Apóstol Mayor Schneider habló de una revolución en tiempos de Jesús, así como de los cambios necesarios en nuestro tiempo.
El Servicio Divino de Pascua, el 5 de abril de 2015, fue oficiado por el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en Metz/Francia. 1.085 jóvenes participaron del mismo. El Apóstol Mayor basó su prédica en Colosenses 1:27: "... a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria". "Pascua es la fiesta de la alegría y la esperanza. Para entender correctamente la importancia de la fiesta de Pascua y la resurrección de Jesucristo, uno debe transportarse al contexto de ese tiempo", expresó el máximo dirigente de la Iglesia. Sólo así se puede llegar a comprender lo que Jesús representaba para sus discípulos y los creyentes de entonces. "En su religión, en su fe, los judíos tenían una idea determinada de Dios: Dios era el Dios estricto, el Juez supremo que vive en el cielo. Y entonces viene Jesús y les muestra un Dios completamente diferente. Les explica que Dios es su Padre, alguien con quien uno puede hablar, que es un Dios de amor, un Dios de paciencia, un Dios que está muy cerca, al que se puede tocar". Eso habrá sido una revolución, algo totalmente nuevo. "Así los discípulos de repente descubrieron a través de Jesús a otro Dios, el verdadero Dios: Dios es amor. Dios está cerca. Dios es indulgente. Él es paciente". Jesús glorificó a Dios Jesús era un ejemplo para los hombres. "Al cumplir su encargo, Jesús glorificó a su Padre y aseveró: ¡Veis, es posible!", explicó el Apóstol Mayor Schneider. "Él mostró con su ejemplo que en un mundo
corrompido por el pecado uno puede ser y quedar puro. Jesús demostró que en un mundo injusto uno puede seguir siendo justo, que en un mundo intolerante uno puede practicar la tolerancia, que en un mundo abierto al juicio, la venganza y el odio, uno puede perdonar. Les mostró que en mundo lleno de mentira uno se puede quedar en la verdad. Jesús anunció la gloria de Dios "Jesús les dijo: No todo terminó cuando uno muere, sino que sigue. Un día podrán entrar en el reino de Dios, en la gloria eterna y morar junto con Dios. Él les abrió una perspectiva de futuro que hasta ese momento no conocían". La visión de los hombres de ese tiempo estaba muy limitada a lo material: "Pero Jesús les explicó: Es todo mucho mejor, uno puede llegar al reino de Dios, al reino de los cielos". Y luego Jesús fue detenido, torturado y finalmente lo mataron. "¿Qué significó eso?", preguntó el principal dirigente de la Iglesia y explicó los vaivenes de la cronología de los sucesos de aquel entonces: La muerte de Jesús también cambió la forma de ver de sus discípulos. De repente Dios era un Juez sin concesiones. El mal triunfó sobre el bien. "Egoísmo, dinero, mentiras, violencia y corrupción cumplieron un papel clave durante el tiempo de pasión", expresó el Apóstol Mayor. Se había perdido la esperanza. Los discípulos están entusiasmados por la resurrección "Y entonces vino Jesús, había resucitado. ¡Vivía! En ese momento los discípulos comprendieron: Él tenía razón, su Dios es el verdadero Dios. Dios es realmente un Dios de amor, un Dios de paciencia, que está cerca. El bien es más fuerte que el mal, la muerte no es el fin, hay un futuro grandioso, ¡el reino de Dios! Los discípulos estaban entusiasmados por saber que Cristo había resucitado", mencionó el Apóstol Mayor Schneider. "¿Y qué pasó con este fantástico mensaje? Los discípulos lo difundieron sobre la tierra. Ese mensaje siguió vivo porque Cristo de allí en más vivió en sus discípulos a través del Espíritu Santo". Dejar vivir a Jesús en el corazón "Todos los que fueron testigos de la resurrección, ya hace mucho que fallecieron", resumió el Apóstol Mayor Schneider y se refirió al encargo dado a los cristianos que viven actualmente: "No alcanza con ser bautizados y sellados. Debes dejar que Jesús viva en tu corazón. Debes vivir intensamente tu fe". El siervo máximo siguió explicando: "Dejar que Cristo viva en ti, también significa tomarse de vez en cuando el tiempo para leer en la Biblia lo que Jesús dijo". El Apóstol Mayor pidió encarecidamente: "¡Habla con Jesús, habla con Dios en la oración! ¡Ámalo de todo corazón! Dejar que Cristo viva en nosotros también significa dejarlo decidir, dejar que determine nuestros pasos, dejar que nos enseñe la dirección correcta que debemos seguir".
Poco lugar para la esperanza en el mundo Y luego el Apóstol Mayor describe el paralelismo con nuestra época: "Tan raro como parezca, pero más uno se ocupa del mundo de hoy, más semejanzas descubre con el mundo de los discípulos de ese entonces. Hoy Dios está muerto, ausente para muchas personas. Y después de todo, si existiera, ¿cómo puede permitir todas esas atrocidades sobre la tierra? Dios está muerto y enterrado. Otros, en cambio, sostienen que Dios existe, pero que de ninguna manera es nuestro Dios: Él es un Dios inexorable, intolerante, que pide que se mate a sus enemigos, que se mate a todos los que no piensan como nosotros. Este Dios está cada vez más presente en el sentir de los seres humanos. Otros, por su parte, anhelan tener un Dios estricto, que dé reglas. Entonces las cosas al menos serían blancas o negras, buenas o malas, y si hay algo malo, entonces tiene que haber castigo. Eso sería bueno, un Dios que hace que haya orden". "Muchas personas están desesperadas porque tienen la impresión de que el mal definitivamente ha triunfado. En el mundo reinan el egoísmo, el dinero, la mentira, el soborno. Aquí no quiero hacer un discurso político, pero seamos realistas, miremos una vez las noticias, eso ya alcanza. Miremos lo que sucede en los diferentes países, ya no queda espacio para la discusión. Objetivamente hay que confesar que es verdad: El mundo está regido por la ley del más fuerte, del dinero, de los intereses personales, de la mentira. Muchas personas perdieron la esperanza y dudan de la naturaleza humana porque creen que se ha perdido la batalla, que el mal ha obtenido la victoria. Y en lo que se refiere al futuro, muchos creyentes sólo esperan el fin del mundo, otros ya no esperan nada o como máximo la muerte". Anunciar el alegre mensaje "El mundo necesita cristianos, el mundo necesita cristianos nuevapostólicos, el mundo te necesita a ti y a mí para transmitir este mensaje: No, Dios no está muerto, no, el mal no triunfa, ¡sí, hay un futuro!", apeló el máximo dirigente internacional de la Iglesia. Pero este alegre mensaje debe ser vivido. El Apóstol Mayor Schneider exhortó a no hablar simplemente del alegre mensaje.
"Si afirmo que Cristo vive, que Él habla conmigo, que Él se manifiesta, que puedo tener comunión con Él en el festejo de la Santa Cena, pero al mismo tiempo digo que cansa ir el domingo por la mañana al Servicio Divino, entonces mi mensaje no es muy creíble". "¡Cristo vive, Él me ayuda! Si es así, ¡sé agradecido y demuéstralo! Si me quejo eternamente, nadie me va a creer que Cristo me ha ayudado". "Cristo vive, me puedo encontrar con Él en la comunión fraternal. Pero si tú siempre te enojas, te sientes ofendido y te quedas ofuscado en tu rincón, entonces tampoco serás creíble".
Cambio en la relación con el prójimo
Volviendo una vez más a las circunstancias de este tiempo, el jefe de la Iglesia explicó: "El mundo está desesperado porque piensa que el mal es más fuerte que el bien. Demostremos lo contrario. A sus contemporáneos Jesús les demostró que en el mundo, así como está hoy, se pude ser justo en un mundo injusto, tolerante en un mundo intolerante, se puede amar en un mundo egoísta y se puede perdonar al más grande culpable. Esto también significa que tenemos la firme convicción de que Jesús quiere dejar entrar en la nueva creación a cualquier persona que se nos presenta. Y esto cambia nuestra relación con el prójimo, si somos conscientes de que también a él Jesús quiere dejarlo entrar en la nueva creación. Entonces de inmediato lo veo de otra manera". "Cristo necesita nuestro testimonio", expresó el Apóstol Mayor Schneider al final de su prédica. "¡Cristo vive! Mostrémoslo a nuestros contemporáneos, mostrémosles cómo es Dios, demostrémosles que Dios hoy está activo, que uno se puede encontrar con Él en la Iglesia, en la comunión fraternal".
No fracasar por falta de preparación "Sucede también hoy que en tu vida, que en la comunidad no funcione todo como lo deseabas". El Viernes Santo el Apóstol Mayor habló de fracasar y triunfar en las pruebas y estableció un paralelismo con nuestra vida.
Basó su prédica en la palabra del Evangelio de Lucas, capítulo 22, versículos 61 y 62: "Entonces vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente". La preparación llevó a Jesús a triunfar en la prueba "El Viernes Santo no es en absoluto la fiesta del año preferida por los cristianos porque la mayoría dice: Ah, es un día tan horroroso. Se habla sólo de sangre, sufrimiento, heridas", expresó el Apóstol Mayor Schneider al comienzo del Servicio Divino. Pero mucho más importante que el padecimiento en sí, fue la reacción de Jesús en la prueba que tuvo que pasar. "Aquí tengo que sentir admiración por el Señor una y otra vez. Él lo hizo magistralmente", mencionó el Apóstol Mayor su reconocimiento. El Apóstol Mayor explicó: "El Señor Jesús se preparó muy intensivamente para esa prueba, para ese día". Cómo se preparó Jesús, lo expuso valiéndose de tres aspectos:
Preguntó por la voluntad de Dios. "En el tiempo previo se ocupó muy intensivamente de la voluntad de su Padre. Una y otra vez buscó, preguntó, investigó y reflexionó: ¿Qué es lo que quiere el Padre?"
Pidió humildemente por la ayuda. "Era consciente de que sólo no podía lograrlo. No puedo hacerlo. Es imprescindible la ayuda de mi Padre. Él era humilde y sabía que sin Dios no lo lograría".
Luchó consigo mismo. "Y luego, cuando las cosas se pusieron mal, o cuando fue consciente de que estaba por llegar el fin, luchó intensivamente en Getsemaní consigo mismo: ¡Debo, quiero hacer la voluntad de mi Padre!"
Sin preparación Pedro fracasó en la prueba Pedro no siguió el ejemplo de Jesús. "Él también pasó por aflicción y fracasó totalmente. ¿Cómo pudo ser? ¿Por qué uno fue tan fuerte y el otro tan débil? Dependió de la preparación", explicó el Apóstol Mayor Schneider.
Se opuso al plan de Dios. "Cuando el Señor le dijo lo que iba a suceder, que debía padecer, que iba a morir, Pedro dijo: ¡No, no puede ser!"
Declinó la ayuda. "Pedro era muy seguro de sí mismo. Cuando el Señor lo previno: ¡Ten cuidado, me traicionarás, me negarás!, Pedro dijo: ¡Yo, no, nunca te negaré!"
Se durmió a causa de la tristeza, en lugar de luchar. "Y cuando Jesús oraba intensamente luchando consigo mismo, ¿qué hacía Pedro? Dormía. La Escritura dice que dormía con los otros discípulos a causa de la tristeza".
Podríamos volvernos débiles como Pedro "¿Qué tiene que ver esto con nosotros en este tiempo? La negación de Pedro también es actual para nosotros hoy". El Apóstol Mayor Schneider estableció un paralelismo con Pedro. "Creemos en el Señor Jesús. Creemos en el Evangelio. Amamos al Señor". Pero, dijo el Apóstol Mayor: "A veces somos débiles igual que Pedro".
Buscamos excusas y culpamos a nuestro prójimo. "Pecamos. Pero no queremos admitirlo. Y entonces encontramos tantas disculpas y culpamos a nuestro prójimo, nos escondemos bajo razones a veces muy tontas".
Buscamos el camino más cómodo, en lugar de aplicar la doctrina. "Pero entonces vienen aprietos y momentos difíciles y entonces notamos que, bueno, ahora no puedo obrar de acuerdo con el Evangelio".
No somos siempre verdaderos discípulos. "Como hijos de Dios debemos dar testimonio de la actividad de nuestro Señor. ¿Siempre damos este testimonio? Festejamos la Santa Cena. El mismo Señor Jesús dijo: 'En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros'. Y cuando uno mira alguna vez en las comunidades, ¿todo lo que todavía queda que no fue perdonado, donde falta reconciliarse y hacerlo con amor y en unidad?"
Prestar atención a la preparación "Fíjate, así como Pedro fue débil, eso también nos pasa a nosotros". El Apóstol Mayor Schneider se refirió al amor de Jesús. "Jesús sólo nos mira con todo su amor. Tomemos conciencia: Sí, Señor, yo también fui débil. Y el Señor Jesús nos perdona". "¡Pero la próxima vez lo puedes hacer mejor! Ten cuidado con la preparación. Piensa en Pedro. ¿Por qué fue tan débil? Su preparación no estuvo en orden. El Señor no nos reprocha nada en absoluto. Él nos perdona. En su amor nada ha cambiado. Pero Él tiene un deseo para ti, para mí: Mejora tu preparación. Ocúpate una vez entrañablemente de la voluntad de Dios. ¿Qué quiere el Señor? El mismo Señor Jesús dijo: Tendréis aflicciones a causa de la palabra de Dios. Estamos en este mundo. Y la voluntad de Dios es que vivamos en este mundo. Y las cosas son así en este mundo, si uno quiere vivir conforme al Evangelio y quiere estar estrictamente en el seguimiento, si quiere ser sincero, si quiere perdonar, si quiere ser obediente, si quiere guardar estrictamente los Diez Mandamientos, entonces la vida no es fácil", resumió el Apóstol Mayor.
Transmitir más valores “Servid al Señor con alegría”. No es nuevo este llamamiento. En cambio si lo es toda una serie de peticiones y ayudas a las que se refiere el Apóstol Mayor. He aquí algunos extractos del Servicio Divino para portadores de ministerio más reciente, dirigido a toda Europa.
Unos 8.800 hermanos y hermanas en la fe participaron allí en Dusseldorf o por transmisión de video, cuando el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider ofició el 27 de septiembre de 2015. El Servicio Divino sobre la base de la conocida cita bíblica de Salmos 100:2 se realizó en idioma alemán y fue traducido a los numerosos idiomas nacionales de los países receptores. Trabajadores, no dignatarios El Apóstol Mayor resaltó: “En tanto portadores de ministerio somos servidores de Dios. Servir supone, en primer lugar, trabajar. Por eso no somos dignatarios, sino que somos trabajadores”. ¿Y en qué consiste el trabajo? “Debemos lograr que la salvación sea accesible”, sostuvo el Apóstol Mayor y afirmó luego que para lograr este propósito es necesario desarrollar varias tareas: realizar Servicios Divinos, practicar la asistencia espiritual y, para algunas personas, también ejercer funciones directivas. “Sólo podemos desarrollar este trabajo en la fuerza del Espíritu Santo. Esto significa, que debemos santificarnos una y otra vez y esto requiere de mucha oración”. “El portador de ministerio únicamente puede realizar su trabajo, si está conectado con el Apostolado”, dijo el Apóstol Mayor Schneider explicando la importancia que tiene la unidad de la Iglesia. “Este nexo en nada se vincula con la relación personal con el Apóstol. El portador de ministerio únicamente puede ejecutar su tarea, si cumple lo establecido en la confesión de fe, en sus diez artículos, porque este es el nexo con el ministerio de Apóstol”.
La humildad y la confianza en Dios “Servimos al Señor. Todo lo que hacen los portadores de ministerio”, afirmó el Apóstol Mayor, “debe beneficiar la causa del Señor, no a nuestra propia persona, ni servir a nuestro bienestar". Todo servidor es un mero ejecutante. “Debemos anunciar el Evangelio, pero no podemos disponer de él”. Esto también supone aceptar los cambios de la Iglesia. Con este enunciado se dirigió a los que pasaron a estado de descanso: “El Espíritu Santo ha continuado con nuestro reconocimiento”. “Nos exhorto a la humildad. Como hombres que somos no podemos comprender a Dios“, dijo el Apóstol Mayor. “Pensad tan sólo en el Señor Jesús crucificado". Desde el punto de vista humano este hecho fue una derrota sin igual. “Jesús había sido abandonado por todos, estaba allí crucificado y moribundo. Y el Señor dijo: consumado es, perfecto es, bien hecho está. Es la señal de que el hombre no es capaz de medir los resultados divinos". Más adelante comentó: “No somos ciegos, vemos las comunidades”, refiriéndose a la situación actual. “Vemos que aquí y allá hay una merma. Esto también me duele a mí, incluso mucho. Debemos seguir siendo humildes y decirnos: no podemos entender a Dios. Una sola cosa podemos hacer: confiar en Dios”. Potestad únicamente para transmitir salvación “En tanto portadores de ministerio estamos al servicio de la comunidad. Debemos ayudar a los hermanos y a las hermanas a acceder a la salvación. Para hacerlo, al ser instituidos, hemos recibido una potestad”, expuso el Apóstol Mayor Schneider y acotó, además: “Como Apóstol Mayor no he recibido la potestad para construir una iglesia, tampoco para dirigir un coro. Esto último sería catastrófico. La potestad que recibí sólo ayuda cuando de lo que se trata es de transmitir salvación. En todo lo demás debemos trabajar con la competencia humana, el saber y poder humanos”. Preguntó a continuación: “¿Cómo debemos transmitir esta salvación?”, y contestó que hoy en día, las personas también pueden ser felices sin Dios en la tierra. Pero la sociedad necesita más que nunca de un sistema de valores que repercute en el servicio de los portadores de ministerio. En lugar de directivas y de consejos, las personas necesitan orientación sobre lo que está bien: “Mi deseo es que transmitamos menos instrucciones y más valores. El bien es Jesucristo. Esto es lo que debemos transmitir, y enfocarnos una y otra vez en Jesucristo". La alegría que surge de la certeza “¿Cómo puedo alegrarme en mi tarea?”. Así el segundo interrogante central. La respuesta se condijo con lo dicho por Jesús: "Regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos" (comparar con Lucas 10:17-20). “Esta es la palabra clave para nuestro tiempo y para nuestra actividad
ministerial”, dijo el Apóstol Mayor. “Nos alegramos por nuestra propia salvación, porque Jesucristo nos ha donado la salvación. Y esta alegría es la fibra que nos impulsa, la fuerza para servir”. Además: “Una alegría, a la que el Señor Jesús también se refirió varias veces, es la que el cielo se alegra por cada pecador que se ha convertido. ¡Además de nosotros, en el mundo entero hay muchos más hermanos y hermanas que son fieles! Avanzaré un poco más allá e incluiré: en el mundo también existen muchos cristianos que son fieles, que creen en Jesucristo. Este también debe ser un motivo para alegrarnos y ayudarnos a seguir sirviendo al Señor en la alegría”.