Pronunciación del latín eclesiástico
El latín eclesiástico tiene la pronunciación exacta del italiano moderno y ningún hispanohablante deberá tener dificultades en lograrla. En cuanto a las vocales, observamos lo siguiente: a, e, i, o, u, son igual que en español, pero además tenemos dos ligaduras, a saber: æ y œ, que antiguamente, en tiempos de los romanos, tenían el valor de ai y oi, respectivamente; mas ahora se pronuncian simplemente como “e”. Así, ‘cælo’ = che-lo, y ‘pœna’ = pe-na. La “j” en latín eclesiástico es semi-consonante, y tiene el valor de la “y” en español, es decir, que NO se pronuncia con el espíritu áspero al que estamos acostumbrados. Por ejemplo, cuando vemos en el misal ‘Alleluja’ o ‘Jesu’, decimos Al-le-lú-ya y Yé-su (pero no Llésu). La “q” seguida de “u” se pronuncia “ku”. La “u” nunca es muda como en español, por lo que al leer ‘quotidianum’ decimos kuo-ti-diánum. La “g” seguida de “e” o “i”, tiene un sonido suave, como el de nuestra ”ll”: ‘Regina’ = relli-na. La “g” seguida de “n” suena como la “ñ” española. Así, ‘regnum’ se pronuncia re-ñum. La “h” tiene dos valores en el latín eclesiástico. Los alemanes, por ejemplo, la pronuncian como una “j” española muy suave; mientras que los italianos la consideran muda. Entonces ‘hodie’ = ó-die. La “c” seguida de “e”, “i”, “æ” y “œ”, se pronuncia como la “ch” nuestra: ‘cælo’ = che-lo, y’sanctificetur’ = sanc-ti-fi-che-tur. Las dobles consonantes no se simplifican, sino que se pronuncia la primera y a la mitad se pronuncia la segunda: ‘dimittimus’ = di-mitti-mus. Las excepciones son: la doble “c” seguida de “e” o “i”, que se pronuncia “c-che” o “c-chi”: ‘ecce’ = ec-che; la “sc” seguida de “e” o “i”, que se pronuncia “che”: ‘descendit’ = dechén-dit; y la “ph” y “th”, cuyos sonidos son, respectivamente, “f” y “t”.
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La devoción del Santo Rosario De todas las devociones a la Santísima Virgen María, el Rosario es la más extensamente difundida entre los fieles. Todo buen católico, amante de la Madre de Dios, debe tener una tierna devoción al rezo del Rosario y obedecer la petición del cielo de rezarlo diariamente. ORIGEN En su forma actual, de acuerdo a la tradición, fue popularizado por Santo Domingo, el fundador de la Orden de los Padres Predicadores, para contener la herejía albigense, que por entonces se estaba extendiendo por todas partes del continente europeo. Este santo divulgó esta devoción para obedecer a una revelación recibida de parte de la Santísima Virgen, a quien había acudido con el mencionado propósito en el año 1206, ya que él habría de encargarse de la propagación de esta devoción, que durante much siglos ha producido los resultados más maravillosos en el mundo cristiano. CÓMO REZARLO El Rosario consta de quince decenas; cada decena se compone de un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria. Ninguna otra oración forma parte del Rosario; todo lo demás que se ha ido añadiendo antes o después de cada decena, proviene de piadosas adiciones. Por “misterio” se entiende un suceso de la vida de Nuestro Señor Jesucristo o de su Santísima Madre. Estos Misterios se dividen en tres series de cinco, llamados los Gozosos, los Dolorosos y los Gloriosos. Se ha vuelto una costumbre recitar solamente la tercera parte del Rosario, esto es, cinco decenas, cada día. En este caso, aún cuando cada uno pueda rezar los Misterios Gozosos, Dolorosos y Gloriosos a su elección, lo habitual es decir los Misterios de Gozo los días lunes y jueves, así como los domingos de Adviento; los Misterios Dolorosos suelen rezarse los martes, viernes y los domingos de Cuaresma; y los Misterios Gloriosos habitualmente se rezan los miércoles, sábados y domingos de Pascua y Pentecostés.
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Quince promesas dadas por la Santísima Virgen al Beato Alano de la Rupe a favor de los devotos de su Rosario
Cuenta la tradición que, en la segunda mitad del siglo XV, la Virgen María se le apareció al Beato dominico Alano de la Rupe, quien escribió el famoso libro De Dignitate Psalterii (De la dignidad del Salterio de María), en el cual relata cómo la Virgen pide a Santo Domingo de Guzmán que propague el rezo del Santo Rosario. 1. Quien me sirviere rezando constantemente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida. 2. Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente rezaren mi Rosario. 3. Socorreré en todas sus necesidades a los que propagaren mi Rosario. 4. El que con devoción rezare mi Rosario, meditando en sus misterios, no se verá oprimido por la desgracia; se convertirá, si es pecador, perseverará en la gracia, si es justo, y en todo caso, será admitido en la vida eterna. 5. Todo cuanto se pidiere por medio del Rosario, se alcanzará prontamente. 6. El Rosario será un escudo fortísimo contra el infierno, destruirá los vicios, librará de pecados y abatirá la herejía. 7. El Rosario hará germinar las virtudes y hará que las almas consigan copiosamente la misericordia divina; sustituirá en el corazón de los hombres el amor de Dios al amor del mundo y lo elevará a desear las cosas celestiales y eternas. 8. El alma que se me encomienda por el Rosario, no perecerá. 9. Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los auxilios de la gracia. 10. Quiero que todos los que rezan mi Rosario tengan en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia y sean partícipes de los méritos de los bienaventurados. 11. Yo libro muy pronto del purgatorio a las almas devotas de mi Rosario. 12. Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo de una gloria singular. 13. He impetrado de mi Hijo que todos los cofrades del Rosario tengan en vida y en muerte, como hermanos, a todos los bienaventurados de la corte celestial. 14. Los que rezan mi Rosario son todos mis hijos muy amados y hermanos de mi unigénito Jesús. 15. La devoción del Santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.
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“Si quieren que la paz reine en sus familias y en su patria, recen todos los días el Rosario con todos los suyos”. San Pío X
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Pongámonos en la presencia de Dios
P
er signum (+) Sancte Crucis de inimicis (+) nostris libera nos (+), Deus noster. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen.
P
V. Domine, labia mea aperies.
V. Señor, abrid mis labios.
R. Et os meum annuntiabit laudem tuam.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Deus, in adiutórium meum intende.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Dómine, ad adiuvándum me festina.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sicut erat in princípio et nunc et semper, et in sæcula sæculorum. Amen.
R. Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
V. Dignare me laudare Te, Virgo Sacrata.
V. Haz que yo te alabe, oh Virgen Santa.
R. Da mihi virtutem contra hostes tuos.
R. Dame fuerzas contra tus enemigos.
V. Maria Mater gratiæ, Mater misericordiæ.
V. María Madre de la gracia, Madre de misericordia.
R. Tu nos ab hoste protege et hora mortis suscipev.
R. Defiéndenos del enemigo y recíbenos a la hora de nuestra muerte.
O
S
or la señal (+) de la Santa Cruz de nuestros enemigos (+) líbranos, Señor (+) Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
h mi Dómine Iesu, verus Deus et Homo verus, Creator, Pater et Redemptor meus, in qui credo et spero, et quem super omnia diligo, me pœnitent
eñor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, en quien creo y espero, y a quien amo por sobre todas las cosas. Me arre-
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propter peccata mea, quia tu Deus bonus est, ac me pœnis inferni punire potest et tua gratia adiuvante futuris polliceor. Amén.
piento de mis pecados por ser un Dios tan bueno, y porque puedo merecer las penas del infierno espero que tu gracia me ayude a reparar mis faltas y no cometerlas en adelante. Amén.
CREDO
C
redo in unum Deum, Patrem omnipoténtem, factórem caeli et terrae, visibílium óminum et invisíbilium. Et in unum Dóminum Jesum Christum, Fílium Dei unigénitum, et ex Patre natum ante ómnia saécula. Deum de Deo, lumen de lúmine, Deum verum de Deo vero. Génitum, non factum, consubstantiálem Patri: per quem ómnia facta sunt. Qui propter nos hómines et propter nostram salútem descéndit de caels.
C
Et incarnátus est de Spíritu Sancto ex María Vírgine: et homo factus est.
Y por obra del Espíritu Santo se encarnó en las entrañas de María Virgen y se hizo hombre.
Crucifíxus étiam pro nobis: sub Póntio Piláto passus, et sepúltus est. Et resurréxit tértia die, secúndum Scriptúras. Et ascéndit in caelum: sedet ad déxteram Patris. Et íterum ventúrus est cum glória judicáre vivos et mórtuos: cujus regni non erit finis.
Crucificado también por nosotros, bajo el poder de Poncio Pilatos, padeció y fue sepultado. Y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras. Y subió al cielo, está sentado a la diestra del Padre. Y otra vez ha de venir con gloria a juzgar a los vivos y a los muertos; y su Reino no tendrá fin.
Et in Spíritum Sanctum, Dóminum, et vivificántem, qui ex Patre Filióque prócedit. Qui cum Patre et Fílio simul adorátur, et conglorificátur. Qui locútus est per Prophétas. Et unam sanctam, catholicam, et apostólicam Ecclésiam.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y vivificador, el cual procede del Padre y del Hijo. Quien con el Padre y el Hijo juntamente es adorado y glorificado; el cual habló por los Profetas. Y en la Iglesia, que es Una, Santa, Católica y Apostólica.
Confíteor unum baptísma in remissiónem peccatórum. Et exspécto resurrectiónem mortuórum. Et vitam (+) ventúri saéculi. Amen.
Confieso un solo bautismo para el perdón de los pecados. Y espero la resurrección de los muertos. (+) Y la vida del siglo venidero. Amén.
reo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles. Y en un solo Señor, Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos. Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero. Engendrado, no hecho; consustancial al Padre; por quien todas las cosas fueron hechas. El cual, por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó de los cielos.
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Ofrecimiento inicial Señor Dios nuestro, dirigid y guiad todos nuestros pensamientos, palabras y obras a mayor honra y gloria vuestra. Y vos, Virgen Santísima, alcanzadnos de vuestro divino Hijo, que con toda atención y devoción podamos rezar vuestro santísimo Rosario; el cual os ofrecemos por la exaltación de la santa fe católica, por nuestras necesidades espirituales y temporales, y por el bien y sufragio de vivos y difuntos, en especial por: intención particular. Luego, se rezan un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria al Padre por las intenciones de la Sede Apostólica, en sufragio de las Benditas Almas del Purgatorio y para obtener las indulgencias concedidas al Santo Rosario.
A continuación, se enuncia el misterio que se va a meditar. Una vez hecho esto, se rezarán 1 Padrenuestro, 10 Avemarías, 1 Gloria y las Jaculatorias que se leen a continuación:
Padre Nuestro
P
ater Noster, qui es in cælis, sanctificétur nomen Tuum, adveniat Regnum Tuum, fiat volúntas tua, sicut in cælo et in terra.
P
R. Panem nostrum quotidiánum da nobis hódie, et dimitte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in tentationem, sed libera nos a malo. Amén.
R. El pan nuestro de cada día dánosle hoy; perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Amén.
adre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
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Ave María
A
D
ve María, gratia plena, Dominus tecum, benedicta tu in muliéribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus.
ios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre Jesús.
R. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc et in hora mortis nostræ. Amen.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen.
Gloria V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in saécula saeculórum. Amen.
R. Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Jaculatorias V. Maria Mater gratiæ, Mater misericordiæ.
V. María Madre de la gracia, Madre de misericordia.
R. Tu nos ab hoste protege et hora mortis suscipe.
R. En la vida y en la muerte, amparadnos, oh gran Señora.
O
O
h Bone Iesu, dimitte nobis débita nostra, salvanos ab igne infernis, perduc in cælum omnes animas præsertim eas quæ misericordiæ tua maxime indigents.
h Jesús mío, perdona nuestras deudas, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
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Misterios Gozosos Mystéria Gaudiósa (in feria secunda et in feria quinta)
Misterios Gozosos (lunes y jueves)
I. Beátæ Maríæ Vírginis anuntiatiónemcontemplámur, et humílitas pétitur.
I. Se contempla la Anunciación de la Santísima Virgen María y se pide la humildad.
II. Beátæ Maríæ Vírginis visitatiónem contemplamur, et charitas ad fratres pétitur.
II. Se contempla la Visitación de la Santísima Virgen María a su prima Santa Isabel y se pide el amor al prójimo.
III. Dómini Nóstri Iésu Chrísti nativitátem contemplámur, et paupertátis spíritus pétitur.
III. Se contempla la Natividad de nuestro Señor Jesucristo y se pide el amor a la pobreza.
IV. Dómini Nóstri Iésu Chrísti presentatiónem in templo contemplámur, et obediéntia pétitur.
IV. Se contempla la presentación de Nuestro Señor Jesucristo en el templo y se pide la obediencia.
V. Dómini Nóstri Iésu Chrísti inventiónem in templo contemplámur, et Déum inquæréndi volúntas pétitur.
V. Se contempla el hallazgo de nuestro Señor Jesucristo en el templo y se pide el deseo de buscar a Dios.
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Misterios Dolorosos Mystéria Dolorósa (in feria tertia et in feria sexta)
Misterios Dolorosos (martes y viernes)
I. Dómini Nóstri Iésu Chrísti oratiónem in horto contemplamur, et dólor pro peccatis nostris pétitur.
I. Se contempla la oración y la agonía de Nuestro Señor Jesucristo en el huerto y se pide la contrición de nuestros pecados.
II. Dómini Nóstri Iésu Chrísti flagellatiónem contemplamur, et córporum nostrórum mortificátio pétitur.
II. Se contempla la flagelación de Nuestro Señor Jesucristo y se pide la mortificación de nuestros sentidos
III. Dómini Nóstri Iésu Chrísti spinis coro natiónem contemplamur, et supérbiæmortificatio pétitur.
III. Se contempla la coronación de espinas de Nuestro Señor Jesucristo y se pide la mortificación de nuestra soberbia.
IV. Dómini Nóstri Iésu Chrísti crucis baiulatiónem contemplamur, et patiéntia in tribulatiónibus pétitur.
IV. Se contempla a Nuestro Señor Jesucristo con la Cruz a cuestas y se pide la paciencia en las tribulaciones.
V. Dómini Nóstri Iésu Chrísti crucifixiónem et mortem contemplamur, et súi ipsíus donum ad animárum redemptiónem pétitur.
V. Se contempla la crucifixión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y se pide el amor de Dios y la redención de las almas.
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Misterios Gloriosos
(in Dominica, in feria quarta et in sabbato)
Mystéria Gloriósa
Misterios Gloriosos (Domingo, miércoles y sábado)
I. Dómini Nóstri Iésu Chrísti resurrectiónem contemplamur, et fídes pétitur.
I. Se contempla la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y se pide la fe.
II. Dómini Nóstri Iésu Chrísti in cælum ascensiónem contemplamur, et spes pétitur.
II. Se contempla la Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo y se pide la esperanza y el deseo del cielo.
III. Spíritus Sáncti descensiónem contemplamur, et cháritas ad Deum pétitur.
III. Se contempla la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y se pide la caridad.
IV. Beátæ Maríæ Vírginis in cælum assumptiónem contemplamur, et bene moriéndi gratia pétitur.
IV. Se contempla la Asunción de la Santísima Virgen María y se pide la gracia de la buena muerte.
V. Beátæ Maríæ Vírginis coronatiónem contemplamur, et fidúcia in María Regína Nostra pétitur.
V. Se contempla la Coronación de la Santísima Virgen María como Reina Nuestra y se pide la confianza en María.
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Una vez concluidos los misterios, se reza un Padre Nuestro y, a continuación, las siguientes oraciones:
A
ve Sanctíssima Maria, æterni Patris Filia, Virgo purissima ante partum, in manus tuas commendo fidem meam illuminandam. Gratia plena, Dominus tecum, benedicta tu in muliéribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus.
D
R. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc et in hora mortis nostræ. Amen.
R. Santa Maria, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
A
ve Sanctíssima Maria, Filii Dei Mater, Virgo purissima in partum, in manus tuas commendo spem meam erigendam. Gratia plena, Dominus tecum, benedicta tu in muliéribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus.
D
R. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc et in hora mortis nostræ. Amen.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
A
ve Sanctíssima Maria, Spiritus Sancti Sponsa, Virgo purissima post partum, in manus tuas commendo caritate meam inflamandam. Gratia plena, Dominus tecum, benedicta tu in muliéribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus.
D
R. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc et in hora mortis nostræ. Amen.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
A
D
ve Sanctíssima Maria, Templum et Sacrarium Sanctissimæ et Augustissimæ Trinitatis, Virgo purissima sine labe originali concepta.
ios te Salve, María Santísima hija de Dios Padre, Virgen purísima antes del parto, en tus manos ponemos nuestra fe para que la ilumines. Llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre Jesús.
ios te Salve, María Santísima Madre de Dios Hijo, Virgen purísima en el parto, en tus manos ponemos nuestra esperanza para que la alientes. Llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre Jesús.
ios te Salve, María Santísima esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen purísima después del parto, en tus manos ponemos nuestra caridad para que la inflames. Llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre Jesús.
ios te Salve, María Santísima templo y Sagrario de la Santísima y Augustísima Trinidad, Virgen purísima sin la culpa original.
Al finalizar lo anterior, se reza una Salve por la conversión de los pecadores, por la propagación de la Fe Católica y por el alivio y descanso de las Benditas Almas del Purgatorio:
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Salve Regina
S
álve, Regína, Máter misericórdiæ, vita dulcédo, et spes nóstra, sálve. Ad te clamámus, éxsules fílii Hevæ, ad te suspirámus, geméntes et fléntes, in hac lacrimárum valle. Eia, ergo, advocáta nóstra, illos túos misericórdes óculos ad nos convérte; et Iésum, benedíctum frúctum véntris tui, nobis post hoc exilium osténde. O clémens, O pía, O dúlcis Vírgo María.
D
V. Ora pro nobis, Sancta Dei Genetrix.
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R. Ut digni efficiamur promissionibus Christi. Amén
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén
ios te salve, Reina, Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve, a ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues Señora abogada nuestra vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María!
Lo anterior daría un total de cinco Padrenuestros, cincuenta Avemarías, cinco Gloria al Padre y cinco veces las jaculatorias. También se puede rezar, y es muy laudable, todo el Santo Rosario completo; de esa manera, daría un total de quince Padrenuestros, ciento cincuenta Avemarías, quince Gloria al Padre y veces las jaculatorias. Para finalizar, recitamos las Letanías de la Santísima Virgen María:
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Letanía Lauretana V. Kyrie, eleison. R. Kyrie, eleison.
V. Señor, ten piedad de nosotros. R. Señor, ten piedad de nosotros.
V. Christe, eleison. R. Christe, eleison.
V. Cristo, ten piedad de nosotros. R. Cristo, ten piedad de nosotros.
V. Kyrie, eleison. R. Kyrie, eleison.
V. Señor, ten piedad de nosotros. R. Señor, ten piedad de nosotros.
V. Christe, audi nos. R. Christe, audi nos.
V. Cristo, óyenos. R. Cristo, óyenos.
V. Christe, exaudi nos. R. Christe, exaudi nos.
V. Cristo, escúchanos. R. Cristo, escúchanos.
V. Pater de cælis Deus, R. Miserere nobis.
V. Dios Padre Celestial. R. Ten piedad de nosotros.
V. Fili Redemptor mundi Deus, R. Miserere nobis
V. Dios Hijo Redentor del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
V. Spiritus sancte Deus, R. Miserere nobis.
V. Dios Espíritu Santo. R. Ten piedad de nosotros.
V. Sancta Trinitas, unus Deus, R. Miserere nobis.
V. Santísima Trinidad que eres un solo Dios. R. Ten piedad de nosotros.
Sancta Maria, ora pro nobis Sancta Dei Genitrix, Sancta Virgo virginum, Mater Christi, Mater Divinæ Gratiæ, Mater purissima, Mater castissima,
Santa María, ruega por nosotros Santa Madre de Dios, Santa Virgen de las vírgenes, Madre de Jesucristo, Madre de la divina Gracia, Madre purísima, Madre castísima,
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Mater inviolata, Mater intemerata, Mater Inmaculata, Mater amabilis, Mater admirabilis, Mater boni consilii, Mater Creatoris, Mater Salvatoris,
Madre inviolada, Madre sin defecto, Madre Inmaculada, Madre amable, Madre admirable, Madre del buen consejo, Madre del Creador, Madre del Salvador,
Virgo prudentissima, Virgo veneranda, Virgo prædicanda, Virgo potens, Virgo clemens, Virgo fidelis,
Virgen prudentísima, Virgen venerada, Virgen laudable, Virgen poderosa, Virgen clemente, Virgen fiel,
Speculum iustitiæ, Sedes sapientiæ, Causa nostræ lætitiæ, Rosa Mystica, Turris davidica, Turris eburnea, Domus aurea, Ianua Cæli, Stella matutina, Salus infirmorum, Refugium peccatorum, Consolatrix afflictorum, Auxilium christianorum,
Espejo de Justicia, Trono de la Sabiduría, Causa de nuestra alegría, Rosa Mística, Torre de David, Torre de marfil, Casa de oro, Puerta del Cielo, Estrella de la mañana, Salud de los enfermos, Refugio de los pecadores, Consuelo de los afligidos, Auxilio de los cristianos,
Regina angelorum, Regina patriarcharum, Regina prophetarum, Regina apostolorum, Regina martyrum, Regina confessorum, Regina virginum, Regina sanctorum omnium, Regina sine labe originali concepta, Regina in cælum assumpta, Regina Sacratissimi Rosarii,
Reina de los Ángeles, Reina de los Patriarcas Reina de los Profetas, Reina de los Apóstoles, Reina de los Mártires, Reina de los Confesores, Reina de las vírgenes, Reina de todos los Santos, Reina concebida sin pecado original, Reina elevada al Cielo, Reina del Santísimo Rosario,
V. Agnus Dei, qui tollis peccata mundi,
V. Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
R. Parce nobis, Domine.
R. Perdónanos Señor.
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V. Agnus Dei, qui tollis peccata mundi,
V. Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
R. Exaudi nobis, Domine.
R. Escúchanos Señor.
V. Agnus Dei, qui tollispeccata mundi,
V. Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
R. Miserere nobis.
R. Ten misericordia de nosotros.
Antífonas del Santo Rosario
C
oncede nos, fámulos tuos quaesumus Dómine Deus, perpetua mentis et córporis sanitáte gaudére, et gloriósa beatæ Maríæ semper Vírginis intercessione, a præsenti liberári tristitia, et æterna pérfrui lætitia. Per Christum Dóminum nostrum.
T
R. Amen.
R. Amén
S
ub tuum præsidium confugimus, Sancta Dei Genetrix: nostras deprecationes ne despicias in necesitatibus, sed a periculis cunctis libera nos semper, Virgo gloriosa et Benedicta.
B
V. Ora pro nobis, Sancta Dei Genetrix.
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R. Ut digni efficiamur promissionibus Christi.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oremus: eus cujus Unigénitus per vitam, mortem et resurrectiónem suam nobis salútis æternæ præmia comparávit: concéde, quæsumus; ut, hæc mystéria sacratíssimo beátæ Maríæ Virginis Rosário recolentes, et imitémur quod cóntinent, et quodpromíttunt assequámur. Per eúmdem Christum Dóminum nostrum. Amen.
Oremos: h Dios, cuyo Hijo Unigénito por medio de su vida, muerte y resurrección, nos otorgo los premios de la vida eterna, que venerando humildemente los misterios del Rosario de la Santísima Virgen María, imitemos lo que contienen y consigamos lo que prometen. Por Cristo, Nuestro Señor. Amén.
e rogamos, Señor, que nos concedas a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada Virgen María, seamos liberados de la tristeza presente y disfrutemos de la eterna alegría. Por Cristo nuestro Señor.
ajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestra necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, Virgen gloriosa y bendita.
D
O
V. Oremus pro Pontifice nostro N.
V. Oremos por nuestro Sumo Pontifice N.
Pater noster, Ave María et Gloria Patri.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
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Oremus pro fidelibus defunctis:
Oremos por los fieles difuntos:
V. Réquiem æternam dona eis, Dómine.
V. Dales Señor, el descanso eterno.
R. Et lux perpetua luceat eis.
R. Y que brille para ellos la luz perpetua.
V. Requiescant in pace.
V. Descansen en paz.
R. Amen.
R. Amén.
Preces finales: V. Regina Sacratissimi Rosarii R. Ora pro nobis.
V. Reina del Sacratísimo Rosario. R. Ruega por nosotros.
V. Nos, cum prole pia. R. Benedicat Virgo María.
V. Con su descendencia pía. R. Nos bendiga la Virgen María.
V. O María sine labe concepta. R. Ora pro nobis, qui confugimus ad Te.
V. Oh María sin pecado concebida. R. Ruega por nosotros que recurrimos a Vos.
Oración de San Bernardo
M
emorare, O piissima Virgo María , non esse auditum a sæculo, quemquam ad tua currentem præsidia, tua implorantem auxilia, tua petentem suffragia, esse derelictum. Ego tali animatus confidentia, ad te, Virgo Virginum, Máter, curro, ad te venio, coram te gemens peccator assisto. Noli, Mater Verbi, verba mea despicere; sed audi propitia et exaudi. Amen.
S
A
cordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido abandonado de vos. Animado por esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana, no desechéis, ¡oh Madre del Verbo! mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.
Oración a San Miguel Arcángel
ancte Michael Archangele, defende nos in proelio, contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium.
S
Imperet illi Deus, supplices deprecamur: tuque, Princeps militiae coelestis, Satanam aliosque spiritus malignos, qui ad
Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al Infierno, con el divino poder, a Sata-
an Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla; sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio.
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perditionem animarum pervagantur in mundo, divina virtute, in infernum detrude. Amen.
nás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.
Oración a San José
A
d te beáte Joseph, in tribulatióne nostra confúgimus, atque, imploráto Sponsæ tuæ sanctíssimæ auxílio, patrocínium quoque tuum fidénter expóscimus. Per eam, quaesumus, quæ te cum immaculáta Vírgine Dei Genitríce conjúnxit, caritátem, perque patérnum, quo Púerum Jesum ampléxus es, amórem, súpplices deprecámur, ut ad hereditátem, quam Jesus Christus acquisívit Sánguine suo, benígnus respícias, ac necessitátibus nostris tua virtúte et ope succúrras.Tuére, o Custos providentíssime divínæ Famíliæ, Jesu Christi sóbolem eléctam; próhibe a nobis, amantíssime Pater, omnem errórum ac corruptelárum luem; propítius nobis, sospítator noster fortíssime, in hoc cum potestáte tenebrárum certámine e cœlo adésto; et sicut olim Púerum Jesum e summo eripuísti vitre discrímine, ita nunc Ecclésiam sanctam Dei ab hostílibus insídiis atque ab omni adversitáte défende: nosque síngulos perpétuo tege patrocínio, ut ad tui exémplar et ope tua suffúlti, sancte vívere, pie émori, sempiternámque in cœlis beatitúdinem ássequi possímus. Amen.
A
vos recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado José, y después de haber implorado el auxilio de vuestra santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro Patrocinio. Por el afecto que os unió a la Virgen Inmaculada, Madre de Dios; por el amor paternal que profesasteis al Niño Jesús, os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que Jesucristo conquistó con su Sangre, y que nos socorráis, con vuestro poder, en nuestras necesidades. Proteged, prudentísimo Custodio de la Divina Familia, el linaje escogido de Jesucristo. Preservadnos, Padre amantísimo, de todo contagio de error y corrupción; sednos propicio y asistidnos desde el Cielo, poderosísimo Protector nuestro, en el combate que al presente libramos contra el poder de las tinieblas. Y del mismo modo que, en otra ocasión, librasteis del peligro de la muerte al Niño Jesús, defended ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas de sus enemigos y contra toda adversidad.Amparad a cada uno de nosotros con vuestro perpetuo patrocinio a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos, y sostenidos por vuestros auxilios, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del cielo. Amén.
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Oración por la restauración de la fe católica y por los sacerdotes V. Señor, danos Sacerdotes. R. Señor, danos Sacerdotes. V. Señor, danos Santos Sacerdotes. R. Señor, danos Santos Sacerdotes. V. Señor, danos muchos Santos Sacerdotes. R. Señor, danos muchos Santos Sacerdotes. V. Señor, danos muchas santas vocaciones religiosas. R. Señor, danos muchas santas vocaciones religiosas. V. Señor, danos muchas santas familias católicas. R. Señor, danos muchas santas familias católicas. V. San Pío X R. Ruega por nosotros. Que por la Misericordia de Dios las Benditas Almas del Purgatorio descansen en paz. Así sea. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Et sic Rosarium terminatur.
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¿Por qué es tan importante el Rosario en estos últimos tiempos? El Santo Rosario es hoy tan vital para nosotros simplemente porque es el camino perfecto para penetrar los misterios de Jesús por medio de María. El Rosario es un atajo para entrar en el misterio de Nuestro Señor. Especialmente para los muy ocupados hombres y mujeres de nuestros tiempos, el Santo Rosario es un medio más fácil para meditar nuestra fe: quizás no todos los misterios, pero seguramente los misterios más esenciales de nuestra fe, los más necesarios para nuestra salvación. Los misterios gozosos – la venida de Cristo a este mundo – nos ponen en claro que el centro de la creación no es el hombre (al contrario del culto moderno del hombre), no es el paraíso en la tierra, no es la propia corta vida, sino Cristo Nuestro Señor presente entre nosotros. Los misterios gozosos fijan nuestros ojos en El, y nos ayudan a vencer la tentación que hace que las mentiras y las ilusiones de este mundo sean el centro de nuestras vidas. Los misterios dolorosos nos muestran el Camino que debemos vivir en la tierra: “¡Toma tu cruz diariamente!” La gran ley del amor consiste en olvidarse de uno mismo y ofrecerse para la gloria de Dios y la salvación de las almas, identificándose con los sufrimientos de Nuestro Señor. Y los misterios gloriosos nos muestran el Objetivo de nuestras vidas: no el éxito terrenal sino la gloria eterna merecida por la Resurrección de Nuestro Señor. En estos tres misterios tenemos todo lo esencial para nuestras vidas espirituales: el fundamento (Emanuel – Dios con nosotros), el camino (el Via Crucis) y el objetivo (la gloria eterna). En este trayecto el Santo Rosario nos ilumina y nos libera del peligro de andar por el camino engañoso del mundo hacia la perdición. Los papas lo llamaban a menudo el arma de la cristiandad. El Papa Pío XI en su encíclica Ingravescentibus Malis llamó al Rosario un “arma poderosísima para ahuyentar a los demonios, para conservar íntegra la vida, para adquirir más fácilmente la virtud, en una palabra, para la consecución de la verdadera paz entre los hombres”. El Papa Pío XI continúa en esta encíclica: “Además, el Santo Rosario no solamente sirve mucho para vencer a los enemigos de Dios y de la Religión, sino también es un estímulo y un acicate para la práctica de las virtudes evangélicas que insinúa y cultiva en nuestras almas. Ante todo, nutre la fe católica, que se vigoriza con la oportuna meditación de los sagrados misterios y eleva las almas a las verdades que nos fueron reveladas por Dios”.
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