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Número 44, septiembre-octubre 2007 EL FONDO Y LA FORMA DE LA INNOVACIÓN>> Tribuna de debate

Ashoka: innovadores para lo público El emprendimiento social Al igual que la economía necesita de emprendedores para crecer y desarrollarse, la sociedad necesita también de este tipo de personas para dar solución a los grandes retos y problemáticas a los que se enfrentan las sociedades hoy en día. La sociedad necesita Emprendedores Sociales: individuos con la visión, la creatividad y la determinación tradicionalmente asociada a los emprendedores de negocios, pero cuya meta es generar un cambio social, dando solución a una problemática social que le afecta. Pero así como las plantas necesitan de un campo abonado y oxigenado para crecer y dar frutos, el emprendimiento social necesita de un sector ciudadano más dinámico, innovador y eficiente. Ashoka contribuye al crecimiento y mejora del sector apoyando uno de los factores clave de calidad: la innovación. Ashoka apoya a emprendedores sociales innovadores considerando que su fuerza transformadora es necesaria para la sociedad, apoya igualmente el intercambio y la coordinación entre estos individuos a través de su red global, y finalmente busca que los Emprendedores Sociales sirvan de modelo y ejemplo para la sociedad para conseguir así su visión última de construir una sociedad en la que todos sean impulsores de cambios. Conchi Gallego Directora del Programa Emprendedores de la Fundación Ashoka

María Zapata Directora de Operaciones Internacionales-Europa de Ashoka Emprendedores Sociales www.ashoka.org spain.ashoka.org

"Los emprendedores sociales no se contentan con dar peces, ni con enseñar cómo pescar, sino que no descansarán hasta que hayan revolucionado la industria pesquera en su conjunto". Bill Drayton "[los emprendedores sociales] son personas que resuelven problemas sociales a gran escala. La mayor parte no son famosos. No son políticos ni industriales. Algunos son doctores, abogados e ingenieros. Otros son técnicos de gestión de empresas, trabajadores sociales, maestros o periodistas. Otros empezaron siendo simplemente padres preocupados. Repartidos por todo el mundo lo que les une es su papel de innovadores y emprendedores sociales. Tienen ideas convincentes para mejorar la vida de las personas y las han puesto en marcha en ciudades, países y en algunos casos en todo el mundo." del libro Cómo cambiar el mundo de David Bornstein 1. El emprendimiento social: un nuevo concepto Lo mismo que el mundo empresarial necesita, entre otras cosas, de emprendedores para progresar y ofrecer mejores productos y servicios, la capacidad emprendedora es también crítica para avanzar y mejorar en el ámbito de lo social. Esta fue la primera idea, quizás sorprendente por su sencillez y obviedad, de Bill Drayton al fundar Ashoka[1], la primera organización mundial de apoyo a los Emprendedores Sociales. Para Drayton, el tercer sector, la sociedad civil, no es un agente "residual" que actúa donde el Estado y las empresas no pueden o no quieren llegar, sino que es el ámbito donde está el germen de muchos cambios y transformaciones positivas. Pero para dar de sí todo su potencial, el tercer sector debe acelerar su ritmo, y para eso, entre otras cosas, necesita de emprendedores sociales que se conviertan en

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modelos visibles para inspirar y animar al resto de la sociedad a participar, a involucrarse, a impulsar cambios y en definitiva a mejorar las sociedades en las que viven. 2. ¿Qué es un Emprendedor Social? El término ‘emprendedor social’ fue acuñado hace más de 25 años por Drayton para definir a una especie particular del género emprendedor, aquél que combina el temperamento incansable, la visión, la determinación y los métodos pragmáticos y orientados a resultados de los emprendedores de negocios (capaces de transformar industrias enteras), con las metas y la calidad ética de los grandes reformadores sociales. Un emprendedor social… … es alguien que percibe en su entorno social una situación que considera insoportable y que, consciente de que cambiándola beneficiaría a toda la sociedad, decide dedicar su tiempo, talento, y recursos a transformarla. … reconoce cuándo un problema social está enquistado y propone ideas para destrabarlo. … es el que encuentra la manera de dar solución a los problemas de raíz (creando o modificando las “piezas” necesarias del sistema), da a conocer la solución para que otros puedan copiarla y persuade a la sociedad en su conjunto para que dé los pasos oportunos para el cambio. En definitiva un emprendedor social es una persona comprometida que pone en marcha iniciativas novedosas y transformadoras, que impulsa utilizando una combinación de cualidades personales tales como visión, creatividad, atención a los resultados, determinación, perseverancia, flexibilidad, capacidad de persuadir de otros...etc. Esa mezcla de cualidades es clave ya que los emprendedores rompen patrones, paradigmas e inercias y aun cuando sus iniciativas tienen el potencial de generar un enorme impacto y valor en la sociedad, se enfrentan en numerosas ocasiones con la oposición de muchos (por falta de visión o por miedo) y con todo tipo obstáculos en el camino. Aunque Ashoka no tiene por costumbre definir conceptos en negativo (hablamos de organizaciones ciudadanas en lugar de organizaciones “no” gubernamentales, o “no” lucrativas) a veces, en contextos como España, donde el término de Emprendedor Social es todavía poco conocido, a veces ayuda definir lo que “no” es un Emprendedor Social para comprender mejor todas las dimensiones del concepto. Por eso decimos que un emprendedor social no es un empresario socialmente responsable o cualquier empresa con una misión social. Tampoco lo es el gerente de una organización social o ciudadana establecida, ni aquella persona que pone en marcha soluciones ya probadas cambiando exclusivamente matices o variando enfoques. Todas las definiciones (y “contradefiniciones”) propuestas pueden dar a entender que en la mayoría de los casos los emprendedores sociales trabajan en el ámbito del sector social o ciudadano, quizá porque los recursos para lo social son más accesibles si se trabaja desde la fórmula legal de una asociación, fundación, charity… (dependiendo de los países); aun así, hay una evidencia creciente de que cada vez más se está contribuyendo al cambio social desde un espacio intermedio entre el sector privado y el sector ciudadano. Si atendemos a los ejemplos de Grameen Bank (fundado por el Premio Nobel de la Paz y Miembro de la Academia Global de Ashoka, Muhammad Yunus) o IUNA en España (impulsada por Raúl Contreras, Emprendedor Social de Ashoka en España),[2] ambas ideas y ambos emprendedores utilizan elementos de mercado (microcréditos y holding empresarial

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respectivamente) para conseguir sus objetivos de transformación social. Si revisamos la historia vemos que emprendedores sociales ha habido siempre, como Florence Nightingale que salvó la vida de millones de personas al desarrollar la formación de las enfermeras tras su paso por la Guerra de Crimea a mediados del siglo XIX, o Jean Monnet que fue uno de los responsables más destacados de la reconstrucción y modernización de la economía francesa tras la II Guerra Mundial, al promover la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) y del Mercado Común Europeo, precedentes de la Unión Europea, pero ha sido en las últimas dos décadas en las que se ha producido una eclosión del emprendimiento social y de la competitividad del sector ciudadano, que ha comenzado a descubrir algunas claves que el sector empresarial había ido encontrando en el camino en su proceso de crecimiento y desarrollo. Para dar un ejemplo de esto volvemos de nuevo al Nobel de la Paz Muhammad Yunus, quien descubrió que un pequeño préstamo económico podía producir un cambio sustancial en las posibilidades de personas sin otros recursos para sobrevivir, creando el "microcrédito", hoy mundialmente conocido y aceptado como herramienta de desarrollo y lucha contra la pobreza.[3] Apoyar la capacidad emprendedora en el ámbito social fue una de las razones para la creación de Ashoka; sin embargo el trabajo sobre el terreno y la experiencia han demostrado que además de una persona emprendedora se necesita una idea innovadora que cambie los patrones de trabajo y conducta en un campo de acción determinado (educación, salud, pobreza…etc) para que se produzca una transformación social. 3. Innovación social La visión de Ashoka proyecta un mundo en el que todas las personas tienen un papel como impulsores de cambios para la mejora de la sociedad – que “todo el mundo puede cambiar el mundo”. Pero para que esto ocurra, el sector ciudadano – aquella parte de la vida pública que se dedica al bienestar de la sociedad – ha de crecer en tamaño y en calidad. En su misión de contribuir al sector ciudadano, Ashoka plantea no juzgar o medir la calidad en términos abstractos sino promover el crecimiento del sector identificando y apoyando iniciativas que se basan en uno de los factores de calidad más notables: la innovación. Está demostrado, además, que la clave de la innovación no sólo reside en una idea nueva y brillante, sino también en la íntima relación de ésta con una persona emprendedora, capaz de llevarla de la esfera de los sueños a la realidad. No puede funcionar la una sin la otra. O visto desde otra perspectiva, tiene también sentido decir que el emprendimiento está siempre fuertemente ligado a la innovación, pues ésta es la clave del éxito o como muchos han señalado, la verdadera responsabilidad de los emprendedores: producir nuevos servicios y productos, o producirlos de una manera nueva, más eficaz, llegando a nuevas personas y a nuevos mercados. En el ámbito de la innovación España se encuentra a la cola de Europa (en el puesto 16 de los 25 estados de la Unión según un Ranking elaborado por la Comisión Europea) y es precisamente en la relación entre la innovación y espíritu emprendedor donde España tiene peores marcas en comparación con sus socios europeos (descendiendo en este ranking hasta el puesto 22). Cuando no hay emprendimiento ni innovación incluso la empresa más exitosa deja de crecer y de avanzar, y lo mismo ocurre con cualquier sociedad, por desarrollada y estable que parezca. El progreso es insostenible ya que para sostenerse hay que crecer, no en el sentido económico del término "más", sino en el sentido más profundo de "mejor". La innovación social es posiblemente la característica principal que distingue al Emprendedor Social de Ashoka de otras definiciones de emprendedores sociales. Para entender la innovación social hay que pensar previamente en la sociedad como el resultado de un conjunto de comportamientos y motivaciones complejas, fuerzas económicas, políticas, creencias religiosas…etc. En este contexto entendemos pues

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cualquier problema social como producto de la relación de estas fuerzas entre sí, que se da en el marco de un sistema que tiene ciertas pautas y que sigue unos patrones más o menos definidos. Ashoka busca las iniciativas que tienen el potencial de cambiar esas pautas y patrones desde sus bases fundacionales, esas relaciones e incluso las fuerzas impulsoras de las mismas. Una idea que al ser llevada a la práctica resulte sencilla, flexible, versátil y atractiva – aunque siempre fundamentada en principios y valores significativos, ya que debe ser capaz de cambiar la forma en la que una sociedad entera percibe y define un tema en particular, a la vez que cambia sus creencias acerca de qué tipo de soluciones y estrategias resolverán el problema. Una nueva idea es aquella que es capaz de cambiar pautas. Un ejercicio constante para comprobar si una nueva idea realmente tiene la capacidad de cambiar pautas y patrones es preguntar el por qué de las cosas, llegando hasta el problema principal, las causas de éste y, esencialmente, la causa raíz que ha afectado todo el sistema provocando los resultados negativos que somos capaces de ver y medir (los síntomas e indicadores). Una nueva idea comenzará aportando soluciones a esta causa raíz y se irá ramificando para resolver las otras causas y problemas hasta lograr un verdadero cambio sistémico, sostenible y duradero. Si la persona emprendedora no identifica y ataca la verdadera o verdaderas “causas raíz” del problema, es poco probable que su propuesta de solución produzca un cambio que afecte significativa y permanentemente al sistema en cuestión. Una nueva idea tiene potencial de transformación social Hallada una idea que tiene el objetivo de cambiar las pautas y patrones de un sistema, es necesario que también tenga el atributo de ser asumida y llevada a cabo por otros, pues su alcance va más allá de la capacidad de una sola persona. La aparente paradoja de primero vincular estrechamente al emprendedor social con su idea y luego exigir que sea fácilmente ejecutable en manos de otras personas, se explica con una referencia al ciclo de vida de la persona emprendedora. Hay dos fases claras en la vida de un emprendedor: primero, cuando está desarrollando e implantando la idea, creando, reformulando, adaptando y experimentando con un modelo hasta encontrar la fórmula más eficiente; y la segunda, cuando la idea ya tiene la fuerza e inercia suficientes para expandirse y desarrollarse más allá de lo que una sola persona puede sostener. En ese momento la persona emprendedora lanza, proyecta y comparte su idea para que llegue a su máximo impacto, pero no antes del largo proceso de crear las bases y los fundamentos necesarios como para que otros puedan tener un modelo claro de cómo aplicar la idea en sus circunstancias y contextos particulares. Una nueva idea se adapta y expande fácilmente Hay que saber distinguir entre las "buenas ideas", de las realmente innovadoras. El emprendedor debe poder soñar, debe ser capaz de ver más allá de la realidad actual, pero a su vez debe poder realizar un análisis exhaustivo de su idea, del problema que está abordando, de su estrategia para solucionarlo, etc. Todo esto tiene que depender lo mínimo del emprendedor para ser desarrollado, es decir la idea deber tener el potencial de que una vez probada, otros la asuman como norma. La "alcachofa" Volviendo al principio de este apartado, en el que antes que de ideas y soluciones hablábamos de los problemas, Ashoka entiende que para identificar una verdadera innovación social hay que partir siempre del análisis de la problemática a la que se está intentando dar solución y es lo coloquialmente llamamos el "análisis de la

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alcachofa". Al identificar un potencial Emprendedor Social desarrollando una posible innovación en un campo social concreto, Ashoka le pide en primer lugar que explique el problema que está acometiendo, paso a paso, capa a capa, y comenzamos así a “quitarle hojas a la alcachofa”. Preguntando muchas veces el ¿por qué? de las cosas, intentamos llegar a las causas raíz de los problemas; preguntado ¿cómo? hacemos una “fotografía” de la estrategia que la persona está desarrollando para resolver el problema. Un análisis exhaustivo del sistema completo es esencial. Tenemos que observar los síntomas – es decir las consecuencias obvias que percibe la sociedad, aquellos elementos que podemos medir, generalmente aquellos que causan la alarma social y son motivo en muchas ocasiones de portadas en los periódicos. Debemos después analizar los problemas - cuáles son los elementos que están provocando esos resultados negativos visibles. Qué comportamientos o acciones funcionan mal y habría que cambiar.

Posteriormente necesitamos entender las causas: por qué se dan esos comportamientos, para averiguar las causas raíz: qué está “enquistando” el sistema de esta manera. En la experiencia de Ashoka cuando una persona emprendedora tiene claras las causas raíz de un problema y pone en marcha con éxito estrategias innovadoras para resolverlas, consigue una transformación sistémica que no tiene marcha atrás, que se mantiene en el tiempo, sin la necesidad de que el emprendedor la siga “empujando” ya que son en muchos casos asumidas por otras instituciones o personas. Este tipo de ideas innovadoras son las que Ashoka busca apoyar e impulsar, convencidos de que son las que consiguen verdaderas transformaciones sociales.

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Pero llegar a este tipo de análisis tan profundos y planteamientos tan elaborados no es sencillo. Requiere de la paciencia y determinación de un emprendedor y de su obsesión por transformar aquello que no funciona. En muchos casos la atención y los esfuerzos de organizaciones e instituciones están enfocados en trabajar en los síntomas o en los problemas más obvios, anteponiendo lo “urgente” a lo “importante”. Los emprendedores sociales sin embargo son capaces de, sin obviar la urgencia, tener la paciencia y templanza para diseñar nuevos sistemas para convertir el "círculo vicioso" que provoca una problemática social en un "círculo virtuoso" que da solución a dichos problemas que están afectando a un grupo social o a la sociedad en su conjunto. Para visualizar mejor esta "alcachofa" y lo que entiende Ashoka por innovación social lo más sencillo es fijarse a los propios emprendedores de la red global de Ashoka. Mary Gordon – Emprendedora Social de Ashoka en Canadá desde 2002 En el caso de Mary Gordon, las primeras “hojas de la alcachofa”, los síntomas, eran el incremento notable del nivel de violencia en la sociedad, y como profesora Mary veía además problemas más concretos como la aparición del bullying escolar y de comportamientos violentos entre adolescentes, siendo las causas de estos comportamientos múltiples y variadas. Muchas iniciativas estaban intentando dar soluciones al problema desde estos niveles, como por ejemplo lanzando campañas publicitarias para concienciar a adolescentes y padres de la situación, poniendo detectores de metales para evitar la introducción de armas en los colegios, etc. pero Mary entendía que así no se resolvería el problema de raíz, por lo que perseveró en su búsqueda de las causas reales de estos problemas. Observó y analizó qué jóvenes eran los más violentos, qué tenían en común y qué elementos le podían dar pistas para entender de dónde venía el problema. Descubrió entonces como elemento común que muchos padres y madres no tenían tiempo para pasar con sus hijos en crear un ambiente saludable de diálogo e intercambio en el hogar y los colegios tampoco proveían estos espacios, lo que estaba provocando que los adolescentes tuvieran una baja inteligencia emocional. La paciencia y perseverancia permitieron a Mary Gordon darse cuenta de que un elemento recurrente en jóvenes violentos era la falta de empatía, siendo incapaces de entender cómo se sentía “el otro” en una situación de acoso o violencia escolar y de ahí dio con la clave, con la causa raíz: la falta de empatía de los jóvenes y la ausencia de espacios formales en los que estudiantes y profesores pudieran explorar emociones de este tipo y, así, permitir a los adolescentes desarrollar la capacidad de sentir empatía. Al haber llegado al “corazón de la alcachofa”, Mary investigó el desarrollo del cerebro del niño en el proceso de crecimiento y descubrió primero que un estímulo positivo emocional a una temprana edad podía contrarrestar los efectos del abuso emocional y, en segundo lugar, que los adolescentes violentos se calmaban y mostraban empatía cuando tenían cerca un bebé. Esta conexión de causa raíz y solución dio a Mary la idea de “Roots of Empathy” (Raíces de empatía), un programa que invita a familias voluntarias (padres, madres y bebés) a colegios e institutos una vez al mes para que los adolescentes experimenten de primera mano el amor entre padres e hijos y así aprendan la empatía de una forma práctica y directa. Jerónimo Aguado “Jeromo” - Emprendedor Social de Ashoka en España 2007 Jeromo nació y ha vivido siempre en la comarca de Tierra de Campos, en Castilla y León, por lo que ha podido observar con angustia y vivir muy de cerca, el proceso de despoblación masiva del campo en España. Para Jeromo este síntoma, el despoblamiento rural, está intrínsecamente ligado a la inestabilidad económica y a la falta de oportunidades tanto económicas como sociales del mundo rural. No conforme con ver el problema y pedir soluciones, Jeromo siguió buscando las causas de dichas problemáticas y encontró que a pesar de que muchas personas quieren vivir en el campo, no lo hacen pensando que es imposible sobrevivir en el mundo rural. Temen no encontrar un trabajo digno que les permita vivir y tienen miedo de perder las oportunidades sociales y culturales que las ciudades parecen ofrecer.

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La calidad emprendedora de Jeromo le llevó a dar un paso más allá identificando cómo la falta de ejemplos visibles y positivos de modelos de vida sostenible en el campo, era una de las causas raíz del problema, ya que aun existiendo, las experiencias quedaban generalmente ocultas, debido entre otros factores a la situación de aislamiento en la que se encuentran muchos pueblos de España. Todo esto, unido a la falta de una formación adecuada para aquellos que finalmente toman la decisión de marcharse a vivir al campo, fueron las claves a partir de las cuales Jeromo desarrolló su estrategia. Jeromo puso en marcha el proyecto de Amayuelas (en Palencia) de recuperación de un pueblo semiabandonado, como Banco de Pruebas de iniciativas de desarrollo rural exitosas, prestando especial atención a la recuperación y transmisión del conocimiento tradicional existente en estas regiones. Viendo que el modelo funcionaba Jeromo buscó otras iniciativas viables y sostenibles (económicas, sociales, culturales…etc) de toda España y las ha conectado en red a través de la “Universidad Rural Paulo Freire” cuyo contenido gira entorno a la formación y el conocimiento. 4. Tipos de innovación Si generalmente decimos que “cada persona es un mundo”, entonces podríamos decir que cada emprendedor y su idea son “un universo”; pero a pesar de eso, Ashoka ha asumido el reto de analizar de entre los Emprendedores Sociales de su red, los patrones comunes que permitieran una “catalogación” de las nuevas ideas observando muy de cerca la/s solución/es propuesta/s para una problemática concreta. No se trata de definir compartimentos estancos, ni de coger la escuadra y el cartabón marcando la raya y decidiendo dónde cae cada Emprendedor, pero sí de poder entender diseñar unas pautas comunes puedan ayudar a entender los tipos de innovadores sociales posibles que se pueden dar en la sociedad en función de las problemáticas a las que se están enfrentando el emprendedor. Atendiendo a la experiencia y el conocimiento recogido tras más de 25 años de trabajo y miles de personas e ideas revisadas, Ashoka ha definido cuatro “tipos” de emprendedores y ha recogido algunos de sus rasgos o características comunes: 1.- El arquitecto: Creando un campo de acción completamente nuevo Visualizan y se anticipan a la necesidad de nuevas instituciones, relaciones sociales y económicas, crean nuevos roles para los ciudadanos, nuevas profesiones y nuevas funciones para profesiones ya existentes. 2.- El maestro organizador: Proporcionando ciudadanía a un grupo estratégicamente importante que ha enfrentado una discriminación sistemática Organizan a personas e instituciones para que se apropien del objetivo de la acción y atacan simultáneamente diversos aspectos de un problema: documentación, empleo, defensa legal, influencia política, comunicación, apoyos, etc. 3.- El paciente mentor: Cambiando el comportamiento de un vínculo importante en la sociedad civil Guían pacientemente a las personas en los cambios de hábitos necesarios, en el cambio de perspectiva, de entendimiento y de actitud. Tiene una percepción crítica de una oportunidad que otros generalmente pasarían por alto. En algunos casos lo que hacen es conectar al grupo en cuestión con el conjunto de la sociedad, como por ejemplo, trabajando con familias de policías para mejorar el trabajo de la policía en su conjunto. 4.- El reformador visionario: Inventando o reinventando un proceso de rutina por el que pasa la ciudadanía Cambian las prácticas de determinadas instituciones, estableciendo nuevos objetivos

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para ellas, cambiando sus reglas, creando o reforzando políticas, conectando el trabajo de instituciones públicas a objetivos sociales. 5. ¿Está todo inventado y resuelto? Generalmente las innovaciones que más impacto social tienen son aquellas obvias, como ya hemos dicho, las más fáciles de implementar y de que sean adoptadas por otras personas u organizaciones. La experiencia de Ashoka es que una idea sobre la que casi todo el mundo piensa "¿y esto no se hacía ya?” o "¿cómo no se me ocurrió a mi?", es la que más potencial tiene de conseguir un gran impacto social, porque no se necesita convencer de su necesidad, es fácil de entender y de asumir por muchos, y eso le da más potencial de ampliar su impacto. Pero en la sociedad del conocimiento y las nuevas tecnologías, en la que parece que tenemos acceso a toda la información y a casi cualquier recurso ¿hay espacio para la creatividad?, y sobre todo ¿hay espacio para la innovación?. Una vez más debemos darle la vuelta a la pregunta empezando “la casa por el tejado” y preguntarnos ¿existen problemas sociales sin resolver? porque si la respuesta es sí, entonces es obvio que queda campo para la innovación, hay espacio para nuevas formas y maneras de dar solución a los problemas. Sería necio decir que la sociedad actual no tiene retos sociales, ya que los síntomas y efectos en muchos campos de acción son obvios, pero lo realmente escalofriante es a veces pensar en los problemas y retos sociales ocultos, aquellos con los que convivimos casi sin darnos cuenta en las sociedades actuales, no sólo en España sino que en cualquier país de que llamamos desarrollados (si atendemos a sus condiciones económicas). ¿Sabías que… …la cifra de personas pobres en España es casi dos veces la población de Dinamarca? z

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…aunque el número de denuncias por maltrato se incrementan cada año (62.170 en 2006), demostrando que cada vez más mujeres se atreven a denunciar a sus maltratadores, la cifra real de mujeres maltratadas se acerca a dos millones? … España está en el puesto 24 de 28 de los países de la OCDE en cuanto a fracaso escolar? …un 14% del conjunto de la población española sufre o sufrirá depresión en algún momento de su vida y que se suele tardar unos diez años de media en dar un diagnóstico certero y solamente están bajo control médico y con tratamiento el 25% de los pacientes afectados? …en el ámbito privado del hogar y la familia, las mujeres que trabajan fuera de casa dedican un 111% más de tiempo que los hombres a las tareas domésticas y más del96% de excedencias por cuidado de hijos son todavía solicitadas por mujeres? … un 25% de las niñas y un 15% de los niños sufre algún tipo de abuso antes de los 17 años (generalmente llevados a cabo por un familiar o alguien del entorno de confianza del niño) y que en el 60% de los casos, las víctimas no reciben ningún tipo de ayuda psicológica?

Ante estos y muchos otros retos y problemáticas sociales, Ashoka recomienda una receta: que “todo el mundo sea un impulsor de cambios”. Mientras Ashoka seguirá buscando y apoyando a los emprendedores sociales más destacados, aquellos que sirven de punta de lanza, que nos ayudan a avanzar en el desarrollo social y que ante todo sirven de ejemplo e inspiración para construir una sociedad más emprendedora.

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6. La cultura emprendedora en España El establecimiento de Ashoka en España en sus primeros años encontró ciertas dificultades precisamente por las peculiaridades culturales de nuestro país en cuanto a la visión de ambos conceptos clave, el de emprendedor; y también a la unión de dicho concepto con el término social. Una de las debilidades de nuestro país es la carencia de emprendedores, sean del tipo que sean. Emprendedores entendidos como personas con visión, determinación y capacidad de generar un impacto –social y/o económico- a través de la innovación. En el Eurobarómetro realizado por la Comisión Europea en 2004 sobre el espíritu emprendedor de la sociedad europea, los datos muestran que la percepción de los trabajadores y trabajadoras en España del equilibrio entre pérdidas y ganancias a la hora de emprender nuevas iniciativas es negativa, enfocándose casi exclusivamente en los posibles riesgos de dicha acción. Entre los factores que provocan esta visión negativa se encuentra la falta de ejemplos positivos de emprendedores, tanto en el mundo de la empresa como en otros sectores de la sociedad, primando especialmente en España, debido a razones culturales, una imagen negativa del “hombre de negocios”. Unido a este factor, según un estudio reciente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio[5], la estabilidad es uno de los elementos clave que buscan los trabajadores españoles, no sólo en el ámbito del empleo, sino también en otros aspectos de su vida, como por ejemplo la vivienda en propiedad. Ese deseo de estabilidad, que no es algo negativo en si mismo, parece ser sin embargo un factor clave en la falta espíritu emprendedor de la sociedad española. Pero las dificultades que el concepto de emprendedor social tiene en nuestro país no se limitan al sustantivo –emprendedores-, sino también al adjetivo –sociales-. El emprendedor social es una persona no sólo con capacidad de ver cómo provocar un cambio social y con la capacidad de llevarlo a cabo, es una persona con la determinación y el compromiso de hacerlo hasta el final para generar dicho cambio. Y esto nos remite a la cultura de la participación social y en definitiva del compromiso cívico muy ligado al emprendimiento y al cambio. España tiene una larga tradición de dependencia estatal. Hemos pasado de un estado paternalista que no podía cubrir las necesidades sociales, a un estado del bienestar incompleto pero con una cultura de dependencia pública, donde se asigna al Estado y sólo a él o principalmente a él, la promoción del bien público o su identificación con el bien común. Esta tradición está arraigada en toda la sociedad, independientemente de ideologías o partidismos. Superada la transición española, instalada la democracia, pasadas las primeras fiebres de participación política y ciudadana, los españoles han tardado en entender que el compromiso cívico no tiene lugar sólo cuando hay que ir a las urnas a votar, o cuando hay una crisis humanitaria (haciendo donaciones o colaboraciones puntuales) sino todos los días. Este compromiso cívico supera el de la participación política entendida en su estricto sentido y se concreta en nuestro papel como ciudadanos activos, trabajadores, vecinos, padres y madres de familia, miembros de una asociación cultural o social, socios o voluntarios en una u otra organización ciudadana, comprometidos en definitiva con las causas sociales con las que nos sentimos identificados, aportando nuestro dinero o nuestro tiempo, no un solo día y ante tragedias o situaciones concretas, sino de modo cotidiano. El nivel de pertenencia activa y constante, de colaboración en tiempo o dinero de los españoles con las causas sociales es todavía bajo, y es más de tipo emocional que racional, salvo segmentos y perfiles de población muy concretos y muy activos. Las organizaciones ciudadanas son percibidas todavía como el hueco que queda entre el Estado y la empresa y no como un campo de acción de todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas. Biblioteca:

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Bill Drayton (2006): Everyone a changemaker. Innovations. MITPress & Harvard University & George Mason University. David Bornstein (2005): Cómo cambiar el mundo. Los emprendedores sociales y el poder de las nuevas Ideas. Ed. Debate. (2ª edición) Fundación Bertelsmann (2006): Compromiso Cívico, AAVV. Bertelsmann cKinsey & Co y Ashoka Emprendedores Sociales Brasil (2004): Emprendimientos Sociales Sostenibles. Cómo elaborar planes de negocio para organizaciones sociales. Ed. Petrópolis.

Notas [1] Ashoka es una organización internacional sin ánimo de lucro que apoya a Emprendedores Sociales. Está presente en 60 países y cuenta con una red mundial de cerca de 2.000 Emprendedores. Ashoka presentó en octubre de 2006 sus primeros Emprendedores Sociales en España

[2] Más información www.iuna.org [3] Wikipedia [4] Para más información: www.nodo50.org/amayuelas [5]

Informe “Propuestas para el fomento del espíritu emprendedor en la escuela” – Segunda edición ampliada (Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Ministerio de Educación y Ciencia, Fondo Social Europeo) Año 2005

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