UNA EXPERIENCIA ORIENTADA HACIA LA CREATIVIDAD: ACTIVIDADES COOPERATIVAS CON COMBAS. José Manuel Rodríguez Gimeno I.E.S. “Eugenio Hermoso” Fregenal de la Sierra (Badajoz) E-mail: josemarodgi@yahoo.es.com Elena de la Puente Fra I.E.S. “Cieza de León” Llerena (Badajoz) INTRODUCCIÓN En nuestra opinión, la educación debería estar relacionada con el modelo de sociedad que deseamos. Si actualmente nos quejamos de una sociedad individualista, hipercompetitiva y deshumanizada, donde las conductas de ayuda caen en picado, esas mismas críticas se las podemos hacer al 95% de las tareas escolares. Si queremos una sociedad donde la ayuda y la cooperación sean conductas básicas, deberíamos empezar a fomentarlas en las aulas, para construir ese modelo de sociedad (que, desde luego, no es el que impera en la actualidad) desde nuestras clases. Por contra, las actividades cooperativas, aunque han sido muy poco utilizadas en España, especialmente en Secundaria, son una de las maneras más efectivas de luchar contra algunos de los males de la educación en la actualidad: la falta de motivación, el bajo rendimiento académico y los problemas de disciplina. Con esta metodología cooperativa se pueden mejorar no sólo capacidades de índole conductual (de autonomía, equilibrio personal y relación interpersonal), sino también capacidades motrices o corporales, al aumentar la motivación de los alumnos y reducir al mínimo o eliminar la marginación de los menos hábiles. Aquí presentamos un contenido tradicional en Educación Física: las combas, utilizado de forma cooperativa. PLANTEAMIENTOS DE PARTIDA Para desarrollar el trabajo de combas partimos de una serie de premisas: - Todos los alumnos/as deben obtener en clase experiencias motrices positivas, en contraste con lo que sucede en una actividad competitiva, que divide el grupo entre ganadores y perdedores, entre aquellos que obtienen el éxito de manera habitual o se ven abocados al fracaso en la mayoría de sus experiencias de Educación Física. - Es prioritario mejorar las habilidades sociales de los alumnos: su capacidad de diálogo, la empatía, capacidad asertiva, etc. - Primamos la experimentación sobre la reproducción de gestos técnicos, concediendo gran importancia a la implicación cognitiva de las tareas.
Con estos puntos de partida, concluimos que la manera idónea de plantear el trabajo era de forma cooperativa. La definición clásica de situación cooperativa es aquélla en la que las metas de los individuos separados van tan unidas que existe una correlación positiva entre las consecuciones o logros de sus objetivos. Un individuo alcanza su objetivo si y sólo si también los otros participantes alcanzan el suyo. En otras palabras, según nuestra propia definición: actividad cooperativa es aquella en la que todos los participantes tienen un objetivo común y para conseguirlo deben ayudarse necesariamente. BASES METODOLÓGICAS Para nosotros es muy interesante llegar a la clase no con una secuencia de actividades ya definida, sino con un gran número de actividades preparadas que podemos ir proponiendo a medida que veamos la evolución de los alumnos (la “improvisación” de Marcelino Vaca, 1987). De esta manera podemos ver qué dirección trazan en la actividad: qué preguntas se hacen, qué posibilidades sugieren… y encaminar las siguientes actividades en la dirección a que apuntan sus búsquedas espontáneas. De esta manera son los alumnos los que determinan en gran medida la línea de la clase y de la Unidad Didáctica, siempre dentro de los cauces que quiera marcar el docente en cada momento. Adaptamos las actividades a nuestros alumnos, en lugar de adaptar a todos los alumnos a las actividades, con lo que podemos dar una mayor respuesta a su motivación e intereses. Hay que decir que esta manera de trabajar en ningún caso supone liberar al docente del trabajo de preparar las clases, ni hace que los alumnos dirijan la clase sin ningún control. Al contrario, esta manera de trabajar supone una labor mucho mayor, ya que hay que preparar un número mucho mayor de actividades, muchas de las cuales puede que ni siquiera sean utilizadas. Además supone tener en la cabeza estas actividades para irlas proponiendo a medida que se vaya viendo adecuado. También suele ser recomendable ir analizando cuáles de las actividades pueden corresponder de manera más idónea a las diferentes propuestas o direcciones de búsqueda de los alumnos, al menos a las más habituales. De esta manera se intenta encauzar la actividad en la dirección que creemos conveniente, por un lado, y sacar el máximo de nuestros alumnos, por otro. Si hablamos de estilos de enseñanza, empleamos la “solución de problemas de forma cooperativa” en la que la actividad supone un verdadero “desafío motriz cooperativo”. El grupo deberá proponer estrategias para resolver el problema y probarlas hasta hallar una solución. En algunos casos, deberán resolver el problema de la mayor cantidad de maneras diferentes que les sea posible, valorándose positivamente su originalidad y dificultad. En todos estos casos hay presente un denominador común: para resolver el desafío es imprescindible el concurso de todos los miembros del grupo, lo que asegura el trabajo constante y la responsabilidad individual, sin que ningún alumno pueda “esconderse” aprovechando el esfuerzo de sus compañeros. A lo largo del texto hablamos siempre de actividades y no de juegos. En un principio, puede parecer un matiz de nomenclatura, pero entendemos que estas actividades no son exactamente juegos, porque no sólo está presente el componente lúdico. Para nosotros el concepto de actividad supone un alto grado de experimentación,
de desafío y, por supuesto, de aprendizaje por parte del alumno, sin que necesariamente el elemento lúdico tenga que ser fundamental. UNA LÍNEA DE TRABAJO: DE LA ACTIVIDAD DIRIGIDA A LA CREATIVIDAD 1.-Las primeras sesiones se basaron en actividades cerradas, en las que, además de intentar que todos los alumnos adquirieran un dominio básico de habilidades con la comba (saber saltar con la individual y entrar y salir de la grande) pretendíamos crear un ambiente de trabajo y ayuda en grupo. Esto suponía la dificultad añadida de plantear un estilo de enseñanza como es la “solución de problemas de forma cooperativa”, en un grupo de grandes dimensiones (lo usual son grupos de 4 a 6 miembros). Analizamos una actividad en concreto: “Entramos todos juntos”, en la que todos los alumnos de la clase tenían que entrar cogidos de la mano en la comba grande. La actividad suponía un problema evidente de sincronía, pero además se podía plantear otra dificultad: Cuando los alumnos eran más de 15 dentro de la comba ya no cabían en una sola fila, con lo cual tenían que optar por otras estrategias, siempre propuestas por ellos. Por ejemplo, propusieron ponerse en dos filas paralelas cogidos de la mano en forma de U, montarse a caballito para saltar, que los más altos se colocaran en el centro (porque si se colocaban en un extremo la cuerda les daba en el cuello al pasar por arriba), colocar a los saltadores más potentes en los extremos (donde la cuerda pasa más alta)… todo ello para solucionar el problema que se le planteaba al grupo. 2.- Posteriormente fuimos dando más cabida a la creatividad de los alumnos, siempre trabajando sobre desafíos motrices cooperativos: “Nos cruzamos”, “Hacemos nudos”, “Recoger la cuerda”... actividades que se pueden resolver de variadas maneras, sin que se presente una forma ideal de conseguirlo. Esto es debido a que el criterio de eficiencia, característico del deporte, no tiene lugar en este contexto. Por algo Terry Orlick señala que la ausencia de competición libera a los alumnos de una gran presión, permitiéndoles crear con libertad. Aquí el error no supone ninguna sanción ni derrota, sino un paso imprescindible para obtener información sobre las causas del fallo y poder así resolver el desafío en un momento siguiente. El éxito se obtiene por igual, independientemente de los errores que hayamos necesitado cometer; más aún, los aplausos más alegres y sentidos tenían lugar cuando el grupo conseguía, por fin, solucionar una actividad especialmente difícil, que les había costado más trabajo (físico y mental) de lo habitual. 3.- Un paso más fue el de pedir la resolución de uno cualquiera de estos problemas (por ejemplo cruzarse una pareja con otra agarradas de la mano) cada vez de una manera diferente, de modo que se pedía el máximo de soluciones posibles al problema motor, valorando además positivamente la originalidad y dificultad de dichas soluciones. 4.- Seguidamente, se pidió a los alumnos que inventaran “cosas difíciles” que podían realizar en grupo con una comba grande y un balón, una comba grande y otra comba pequeña… así aparecieron numerosas actividades de las reseñadas. 5.- Finalmente, se les planteó a los alumnos la invención de actividades con la única condición de que se realizaran en grupo y con el concurso de, al menos, una comba, ya fuera grande o pequeña.
Resumiendo, empezamos con actividades semi-dirigidas, donde los alumnos tenían que resolver un problema motor (corporal) de forma cooperativa, pudiendo optar para ello por diversos tipos de soluciones. Posteriormente les fuimos dando más posibilidades de resolver problemas de forma creativa, hasta acabar con la invención no sólo de soluciones a los problemas que les proponíamos, sino también de los propios desafíos que a continuación iban a intentar resolver. LAS COMBAS Pretendemos dar a conocer un material que puede ser utilizado por mucha gente como medio de entrenamiento o elemento de ocio para el tiempo libre, liberándolo de las connotaciones femeninas que suelen acompañarlo. Además, al trabajar con elementos en los que las chicas suelen tener más experiencia y habilidad, esto hace que los chicos experimenten nuevos roles en sus clases de Educación Física, no necesariamente los dominantes. Al desarrollar actividades en las que todos los alumnos/as pueden experimentar el éxito, se aumenta su autoestima, mejorando así la integración en el grupo y las relaciones interpersonales. Esto sucede dado que se fomentan comportamientos sociales positivos como dar y recibir ayuda, apoyar y animar a los compañeros/as, respetar turnos, ceder la palabra o escuchar a los demás en un contexto de trabajo cooperativo, en el que es fundamental la aportación de todos los miembros del grupo para conseguir resolver el “problema motor grupal” propuesto. La presente Unidad Didáctica la desarrollamos en diferentes niveles educativos y, de hecho, aconsejamos que el trabajo de estos contenidos sea cíclico a lo largo de distintos cursos escolares para conseguir un mejor aprovechamiento de los mismos, para posibilitar una mayor incidencia de este tipo de trabajo y ver la evolución del alumnado a lo largo de diferentes años de trabajo. Esta Unidad Didáctica nos permitió trabajar diversos Temas Transversales como es la “Igualdad de oportunidades entre el hombre y la mujer”, ya que las combas nos permitían favorecer el protagonismo de las niñas en el aula de Educación Física, normalmente acaparado por los niños. MATERIAL Necesitamos varias cuerdas: al menos tres o cuatro de ellas deben tener una longitud en torno a los 12 metros, siendo las otras de 2,5 metros. En caso de no poder disponer de cuerdas largas, siempre se pueden atar varias cortas juntas.
ACTIVIDADES Presentamos aquí, por motivos de espacio, una pequeña selección de las actividades realizadas. Se pueden encontrar más contenidos teóricos y actividades en las Actas del I Congreso Estatal de Actividades Físicas Cooperativas. A) ACTIVIDADES INTRODUCTORIAS
Previamente al trabajo grupal con combas resulta interesante plantear un primer día para recordar de forma libre lo que nuestro alumnado ya sabe o para aprender lo indispensable para favorecer el desarrollo de la unidad didáctica: saltar en comba individual para delante (mejor si también se sabe para atrás), saber entrar a saltar en la comba de grupo (tanto por el lado fácil como por el difícil) y pasar debajo de la comba sin saltar. Aquí aparecía el “problema” que suponía la entrada en la comba de los alumnos con más dificultades para saltarla. Los alumnos tuvieron que superar este contratiempo, para lo que propusieron multitud de adaptaciones, siempre con la intención constante de buscar la mayor ayuda que el grupo podía proporcionar a sus compañeros: una de las propuestas era que estos alumnos entraran en la comba acompañados o de la mano de otros que sabían hacerlo, avisar a estos alumnos del momento en que debían saltar, rodearles de otros alumnos más hábiles para facilitarles coger el ritmo, ayudarles en el impulso o incluso montarles a caballito, como fue el caso de algún alumno escayolado. B) ACTIVIDADES CON COMBA PEQUEÑA Hombro con hombro Son dos las personas que dan a la comba cada uno con una mano, juntos hombro con hombro. VARIANTES: a) Pueden mirar las dos personas para el mismo sitio, o cada una para un lado, con lo cual una saltará hacia delante y la otra hacia atrás. b) Otros compañeros/as intentan entrar a saltar de uno en uno, tanto por delante como por detrás. Pueden llegar a saltar unos siete, en una comba de tres metros. Pasar la cuerda Un alumno salta con la comba individual. Mientras sigue saltando, un compañero le coge la comba de una mano, le sigue dando para que el primero continúe saltando y, dando un giro, entra a saltar hombro con hombro con el primero. VARIANTES: a) El primer alumno, que estaba saltando solo, se sale de la cuerda dando un giro, aunque continúa dando la comba a su compañero, hasta que también le pase la comba. C) ACTIVIDADES CON COMBA GRANDE Entramos todos juntos Como la actividad anterior, se propone a la clase que tienen que conseguir que todos juntos den un mínimo de tres saltos seguidos dentro de la comba. La diferencia estriba en que los alumnos deben entrar a la comba cuando ésta está en movimiento, y además lo deben hacer agarrados de la mano, sin soltarse en ningún momento.
Todo el grupo debe entrar agarrado de la mano en la comba (cuando ésta está en movimiento) y, sin soltarse, dar un mínimo de tres saltos seguidos. VARIANTES: a) Se les puede proponer empezar por dos personas y tratar de llegar al total de la clase, pero avanzando de uno en uno cada vez. Para que un determinado número sea válido, tienen que dar siempre un mínimo de tres saltos consecutivos. OBSERVACIONES: Esta actividad puede durar una sesión entera o incluso más, ya que es difícil pero lo suficientemente motivadora como para que el alumnado no se canse. Nos cruzamos Dos alumnos entran, cada uno por un lado. Cuando se encuentran tienen que cruzarse. Luego, cada alumno debe salir de la comba por el lado opuesto al que entró. VARIANTES: a) Dos parejas de alumnos entran cogidos de la mano, cada pareja por un lado. Cuando se encuentran tienen que cruzarse, para lo cual una de las parejas ha de pasar por debajo del arco que forma la otra pareja, al levantar las manos entrelazadas. Son los alumnos quienes tienen que buscar soluciones para cruzarse con los de enfrente sin dejar de llevar las manos unidas. Se valora encontrar el mayor número de soluciones al problema motor, así como su dificultad y creatividad Hacemos palmas Dos alumnos entran, cada uno por un lado. Cuando se encuentran frente a frente, mientras siguen saltando, tienen que chocarse las palmas de la mano (primero con la izquierda, luego con la derecha y luego con las dos). ¡Cuidado con las bofetadas! VARIANTES: a) Entra una pareja cogida de la mano por cada lado y, cuando se encuentran con la pareja de enfrente, dan las palmas con los otros, utilizando cada miembro de la pareja tan sólo la mano que tienen libre, de modo que funcionan como si fueran siameses. Girar de la mano Dos alumnos entran en la comba, se agarran de las manos y giran 360º sin dejar de saltar. Luego salen de la mano. VARIANTES: a) Se añaden tres, cuatro alumnos… es opcional cantar “el corro de la patata”. b) Los que dan a la comba se mueven para que todo el conjunto gire o se desplace. Hacemos nudos
Dos alumnos entran a saltar, cada uno por un lado, uno de ellos lleva un cordón en la mano con el cual tiene que conseguir realizar un nudo en la muñeca al compañero que viene de frente. Después de hacer el nudo el “atador” se sale, y entra otro alumno para liberar al “atado”, momento en que éste sale. Entra otro compañero para ser atado por el “desatador”, y así sucesivamente. VARIANTES: a) El nudo se realiza alrededor de la cintura. Así, de paso, pierden un poco las inhibiciones ante el contacto corporal. Pasamos por el aro Un alumno entra en la comba con un aro. Cuando entra un compañero le mete el aro por la cabeza, para luego introducirse él en el aro. Los dos alumnos siguen saltando dentro del aro hasta que un tercer compañero levanta el aro y cambia el lugar con el primer alumno. El Triángulo Tres alumnos se colocan formando los vértices de un triángulo. Tienen una cuerda larga en cada mano, que formarán los lados del triángulo. Los compañeros saltan y tratan de cambiar de lado del triángulo sin perder comba, cruzándose con sus compañeros o haciendo palmas. VARIANTES: a) Los alumnos a la de tres van al centro del triángulo, donde no llega la cuerda. Se agarran de la mano en parejas o tríos y pasan a desplazarse unidos. Dos combas al compás Dos alumnos dan con una comba grande. Dentro de ésta se ha situado otro compañero que agarra el extremo de otra cuerda. El otro extremo de ésta lo agarra una persona que se sitúa en la línea que marcan sus tres compañeros, pero más allá, de modo que incluye en su cuerda a uno de los dos primeros alumnos. La cosa queda de tal modo que hay dos personas fuera que sólo dan y dos personas dentro que dan con una comba y tienen que saltar otra. Así todos los alumnos pueden buscar el umbral de dificultad en que pueden trabajar sintiéndose útiles. VARIANTES: a) Más alumnos entran a saltar en los huecos que quedan libres. Pueden cambiarse de hueco… b) Se intenta que todo el grupo gire o se desplace sin dejar de saltar. OBSERVACIONES: Al empezar a saltar las cuerdas deben estar todas a un mismo lado de los dos alumnos del centro.
EVALUACIÓN Consideramos de suma importancia que el alumnado tuviese claro desde el principio que parte de la nota final que iban a recibir, era la misma para todos los componentes de un mismo grupo, ya que la actividad era superada cuando todos/as la superaban; por lo tanto, debían ser conscientes de que ayudar a superarse a quien no le sale bien una actividad beneficia a todos/as. En nuestra opinión se deberían evaluar dos aspectos fundamentales: a) Actitudes y habilidades de cooperación demostradas. b) Trabajo realizado, que se puede valorar de dos maneras o en dos apartados: - El esfuerzo invertido: la mayor parte de la nota. - Resultados: Cumplir las condiciones expuestas. Habitualmente se refiere tanto la cantidad de soluciones al problema motor como la calidad de esas soluciones, en función de su dificultad y de su originalidad/creatividad. CONCLUSIONES Vista la experiencia, constatamos que uno de los efectos positivos más destacables que tiene plantear las actividades de forma cooperativa es el incremento de ayuda que obtienen los alumnos menos dotados. En efecto, los alumnos con más problemas (especialmente los A.C.N.E.E.), ven cómo los pocos minutos por clase que puede dedicarles el profesor, que tiene que atender a otros alumnos, se incrementan notablemente, dada la mayor autonomía de los grupos. Además, todos los compañeros del grupo ven cómo su éxito depende de todos sus compañeros, con lo que estos alumnos van a disfrutar de la atención y ayuda constante de sus compañeros. Esto tiene otro efecto beneficioso, y es la necesidad de ayudar que se le plantea a los alumnos más capacitados, que de otra manera suelen caer en el aburrimiento y la desmotivación. También la mejora en las relaciones sociales de los alumnos debe destacarse. “lo que más me ha gustado de la clase de hoy ha sido que me he podido relacionar mejor con María, que es una compañera con la que nunca había hablado y ahora es amiga mía”. Laura Zapata 1º E.S.O., Cuaderno de clase. Un aspecto interesante es el del aplauso: el éxito en las tareas desde la primera clase suele llevar a un aplauso espontáneo de los alumnos, algo que lleva a momentos verdaderamente gratificantes para el profesor y los alumnos. En una sesión se puede llegar a “construir un grupo” donde antes sólo había alumnos con poca relación entre sí, especialmente si utilizamos las combas como una de las primeras actividades del curso. Debemos señalar que nuestra experiencia nos ha demostrado que la forma en que los alumnos mejoran sus habilidades es realmente espectacular. El ambiente de experimentación y camaradería les lleva a intentar (y conseguir) cosas que seguramente no hubieran hecho si les hubiéramos obligado a ello, dificultades que a nosotros nos han dejado realmente sorprendidos, todo gracias a que la confianza y ayuda han sido una constante en estas clases. En efecto, se puede ver a una clase entera en la que todos los alumnos trabajan completamente implicados en la actividad durante toda la clase sin parar ni un segundo,
proponiendo nuevas actividades, hablando, sugiriendo, escuchando, ayudando sin marginar a ningún compañero/a… Al final de la clase la sonrisa del alumno/a más torpe, orgulloso tanto de la atención y ayuda constante de sus compañeros como de haber conseguido finalmente el desafío, es enormemente diferente a la sensación habitual de ser apartado hasta acabar automarginándose en cualquier actividad competitiva. Para finalizar, rescatar una frase de Orlick (1997): “al competir se anima a los niños a deleitarse con los fallos de los otros. Ellos los desean, ayudan a que ocurra, porque acrecienta sus propias posibilidades de victoria”. O también como decía Mafalda: “lo urgente nunca deja sitio para lo importante”: ganar no deja sitio para aprender y, en ocasiones, tampoco para disfrutar. BIBLIOGRAFÍA BROTTO, F.O. (1997). Jogos cooperativos. Se o importante é competir, o fundamental é cooperar. Santos: Projeto Cooperaçâo. GUITART, R.M. (1990). 101 juegos no competitivos. Barcelona: Graó. JARES, X.R. (1992). El placer de jugar juntos. Nuevas técnicas y juegos cooperativos. Madrid: CCS. JOHNSON, D.W., JOHNSON, R. y HOULUBEC, E.J. (1999). El aprendizaje cooperativo en el aula. Barcelona: Paidós. OMEÑACA, R., PUYUELO, E. y RUIZ OMEÑACA, J.V. (2001). Explorar, jugar, cooperar. Barcelona: Paidotribo. ORLICK, T. (1997). Juegos y deportes cooperativos. Madrid: Popular. OVEJERO BERNAL, A. (1990). El aprendizaje cooperativo. Una alternativa eficaz a la enseñanza tradicional. Barcelona: PPU. PUENTE FRA, E. y RODRÍGUEZ GIMENO, J.M. (2001). “Combas cooperativas”. Actas del I congreso estatal de actividades físicas cooperativas. Valladolid: La peonza publicaciones. RODRÍGUEZ GIMENO, J. M. y PUENTE FRA, E. (2001). “El aprendizaje cooperativo en educación física”. Actas del I congreso estatal de actividades físicas cooperativas. Valladolid: La peonza publicaciones. - (2002). “Actividades cooperativas sin visión”. Actas del II congreso estatal de actividades físicas cooperativas. Valladolid: La peonza publicaciones. VACA ESCRIBANO, M. J. (1987). El cuerpo entra en la escuela. Documentos didácticos nº 118. Salamanca: ICE Universidad de Salamanca. VELÁZQUEZ CALLADO, C.; CÁCERES, M.; FERNÁNDEZ, M.; GARCÍA, M. y RUIZ, M. (1995). Ejercicios de Educación Física para Educación Primaria. Fichero de juegos no competitivos. Madrid: Escuela Española.