DeDesde abajo y la izquirda
Desde abajo y a la izquierda
Pisicosociolgía de La Comunicación: Grupos Indigénas Zapatistas ( EZLN) Diálogo como tomado de un intercambio entre iguales, siendo idigenas y compartiendo y una misma Visión. ( Biología)
Tocar el corazón de la gente humilde y simple como nos otros, pero, también como nosotros, digna y rebelde. (Psicología)
Una lucha contra la represión, el despojo y el desperecio y la explotación
y una lucha contra la constrrucción de un mundo justo, libre y demóctratico, con un perfil anticapitalista y un horizonte anclado, aabjo y a la izquierda. Reafiermando el honor de ser parte de la Selva Lacandona.
Somos los indios que somos, somos pueblos, somos indios. Queremos seguir siendo los indios que somos; queremos seguir siendo los pueblos que somos; queremos seguir hablando la lengua que nos hablamos; queremos seguir pensando la palabra que pensamos; queremos seguir soñando los sueños que soñamos; queremos seguir amando los amores que nos damos; queremos ser ya lo que somos; queremos ya nuestro lugar; queremos ya nuestra historia, queremos ya la verdad”. Juan Chávez Alonso ( Física)
Invítar a caminar con pasos dignos de los que no tienen rostro. Resistir que nadie reciba nada de los que mandan mandando. Hagan del no venderse una bandera común para los más. Pedir que no sólo llegue palabra de aliento para nuestro dolor. Pedir que lo compartan. (Sociología)
Si estamos ante una estrategia nacional de represión, que se hace realidad en cada localidad (aunque no salga en los medios de comunicación); si estamos frente al terror tratando de hacerse cotidiano; si estamos frente a la desinformación y la manipulación mediáticas; si estamos frente a las violaciones más flagrantes de los derechos y libertades consagradas en la Constitución Mexicana; entonces debemos responder organizadamente para primero resistir, después detener y finalmente para hacer fracasar toda esa estrategia. Comunicación
Competencia y Colaboración: En los últimos tiempos han surgido movimientos que se caracterizan por su horizontalidad en la toma de decisiones o por su capacidad de relevo de direcciones.
No le basta, pues, al gobierno con golpear a los dirigentes, debe también inhibir y advertir a los posibles relevos. Y debe, también, golpear a movimientos sin dirigencia visible u horizontal, reprimiendo indiscriminadamente a todo e inhibiendo a lo que quede. Por esto, se piensa en el EZLN, el gobierno mexicano, y con él toda la clase política mexicana, han redefinido al enemigo.
Si antes lo eran los críticos, los disidentes, los líderes sociales, los “desestabilizadores”; ahora el enemigo lo constituye el pueblo entero. Se tiene así al ejército en las calles, caminos y campos de México, supuestamente librando (y perdiendo, dicho sea de paso) una guerra contra el narcotráfico; una intensa campaña mediática que titubea entre presentar a policías y militares como héroes o mejor mirar para otro lado.
Socialiazación.
Enculturación
Concientización
procesos en la La influencia de sus luchas no Su andar por los cami- Los nos de las lucha por la educación que se están puede ser medida en función dignidad, las bases llevando a cabo en sus de su impacto mensurable en zapatistas han enfrentado territorios demuestra la la salud de una república que agresiones sistemáticas a s firme convicción de que solo los ha olvidado y ninguneado por medio de una educación u vida y patrimonio como por siglos. Y a pesar de ello, nutrida por los principios de a las que ahora estamos su visión de mundo lograrán la contribución fundamental expuestos todos denun- romper con la hegemonía del del zapatismo contemporáciadas por sus juntas de consumismo y la neo se manifiesta sobre todo gobierno desde su funda- explotación. Siguiendo la en su esfuerzo por construir ción en 2003, sin emitir propuesta de Paulo Freire, conocimiento significativo, una sola queja o reproche quien definió a la educación una potentiaque se justifica por la ausencia de movi- como un proceso de eman- por sí misma. Al procurar día lizaciones de apoyo de los cipación a partir de la rea- a día evitar ser explotados, que ahora les echan en lidad presente, de los pro- ninguneados, marginados y al cara su supuesto silencio blemas identificados en la mismo tiempo, evitar domicotidianeidad, los zapatistas ante la sombra de muerte nar a otros, dirigir a otros, las construyen su autonomía siy desapariciones forzadas gilosamente, evitando así re- comunidades zapatistas edifique ensombrece al país. producir las ideas dominan- can un mundo inspirado en la tes del liberalismo caduco. dignidad humana en las mismísimas montañas del sureste mexicano y de cara al mundo.
La Completitud: Sostener dignamente esta lucha, no manteniendo ningún vínculo con los partidos electorales, grupos afines a éstos o con pretensiones electorales, ni con cúpulas de poder ya sean sindicales, estatales, mafias sociales o empresariales. La Complejidad: Asumir una posición política de solidaridad con todos los presos y presas, desparecidos, exiliados y deportados, aún cuando no trabajemos directamente con todos, sean o no sean de la otra campaña. Denunciar y movilizarse en contra de la represión o amenaza de represión que exista en cualquier parte de nuestro país, aún cuando no se trate de adherentes a La Otra Campaña. La contextualización: Es necesaria e importante la discusión teórica, debatir y compartir análisis y reflexiones políticas, pero la instancia debiera definir los lugares y tiempos para estas cuestiones, de modo que no empantanen las acciones conjuntas contra la represión. Y no focalizada a una ciudad, región, movimiento u organización. Construida desde abajo, desde cada localidad y cada región. El Conocimiento: Las Comunidades Zapatistas han sido ejemplos del trabajo cotidiano dirigido a la construcción de un presente distinto y un futuro más alentador, contrario al catastrófico sistema capitalista, tan lleno de discriminación, desigualdad, injusticia y violencia. Las agresiones contra el proyecto zapatista son contra las esperanzas y las enseñanzas para la construcción de un nuevo país y un nuevo mundo al que aspiramos. De ahí que la Red Contra la Represión y por la Solidaridad se mantiene atenta ante cualquier acto represivo contra las Comunidades Zapatistas y ante cualquier acto de provocación contra el EZLN.
“Ésta es nuestra palabra sencilla que busca tocar el corazón de la gente humilde y simple como nosotros, pero, también como nosotros, digna y rebelde.” Sub Comnante Marcos
ADAPTACIÓN, PERMANENCIA Y CAMBIO. libertades están limitados, condicionados o anulados por la violencia de las fuerzas militares y policiales. La gran similitud de la reforma constitucional penal mexicana con la ley antiterrorista española y la ley patriótica de Estados Unidos, nos demuestra que las leyes se globalizan y obedecen a los intereses de los gobiernos.
El problema esencial es que la justicia ya no está dirigida a restablecer la armonía, quizá porque en nuestra época ya no tenemos una idea de lo que significa el Orden y la Armonía. La justicia y su aplicación están íntimamente ligadas a la noción de delito. De aquello que los hombres consideran un delito, podemos hacernos una idea de lo que es la justicia para un grupo de hombres o para una sociedad. Es evidente que hoy ya no se legisla para tratar de mantener el orden del mundo, el difícil equilibrio que rige todas las cosas, sino para restablecer o proteger los intereses y los valores que han pactado un grupo de hombres o una sociedad. Cuando un delito es abolido significa que esa sociedad ya no reconoce en él una transgresión a sus valores o a los fundamentos que tejen sus estructuras, sus instituciones o sus intereses. Si un delito es abolido significa que ya no atenta contra el equilibrio de la sociedad, pues ese equilibrio se ha desplazado hacia otros lugares. Por ejemplo, se suprimen delitos como el adulterio y la difamación; en cambio se tipifica como conducta delictiva el reclamo de un derecho calificándola como terrorismo, creando estados de excepción donde todos los derechos y
Es por ello que ya no reconocen a las instituciones judiciales de nuestro país o del mundo. Esa justicia es ilegitima porque el tipo de universo que protege no es el que han imaginado, ni el que se ha pactado. La justicia es impuesta y aplicada por aquellos que tienen el poder, es el reflejo del mundo tal y como ellos lo conciben. Esta es la razón por la que una gran mayoría de la población, la más pobre, siempre se ha sentido excluida o atacada por esa justicia, pues en el orden del mundo que ésta trata de proteger, ellos están ausentes, o son considerados como enemigos. Las penas y los castigos están destinados a conservar una estructura social; son un procedimiento, un mecanismo político, para mantener el orden impuesto desde el poder. Por todas estas razones es que ahora se debe de hablar de una nueva justicia y primero tenemos que interrogarnos sobre la experiencia política que debe sustentarla ¿Qué es una experiencia política? Es la experiencia del vínculo entre los hombres, un vínculo que crea una comunidad entre ellos. La dimensión y la profundidad política de una sociedad están íntimamente relacionadas con el tipo de vínculo que han establecido los hombres que la conforman. Hay que preguntarnos, ¿cuál es el vínculo que hoy nos une como sociedad? ¿cuál es la expresión de nuestra experiencia política? Probablemente no existe. No son sin duda, las elecciones. No son las leyes que hoy rigen al país. No
es, como quieren hacernos creer, el combate a la delincuencia organizada o al terrorismo. El vínculo que había ente nosotros se ha roto y, al romperse, se anuló toda posibilidad de justicia. Después de la Revolución mexicana, nuestro vínculo fue la Constitución de 1917. Es decir, nuestra experiencia política y, con ello, nuestra experiencia de la justicia, estaba fundada en este libro, en la palabra. Hoy esa Constitución ya no existe. Y aún, si existiera. Ya no sería lo suficientemente fuerte para renovar los vínculos que se han roto entre nosotros. En el caos que hoy se ha instaurado, debemos imaginar nuevos vínculos entre ellos. Tal vez necesitan algo más que una revolución, porque una revolución solo sirve para derrocar temporalmente a una persona o a un gobierno. Pero su revolución debe servir para forjar una nueva armonía, para imaginar y construir los vínculos políticos sobre los que se tejerá la nueva sociedad que nazca de ella. Un universo en fragmentos, como el nuestro, es decir un universo donde la experiencia política entre los individuos de una comunidad se ha roto, es un lugar donde la relación entre el hombre y su lengua también se ha hecho pedazos. Por que la justicia es el cuidado de ese vínculo ligerísimo que une todas las cosas del universo, y que ante todo- une las palabras, los actos y los hombres.nueva forma de protegerla. No podemos imaginar la forma de proteger el vínculo que nos teje a nosotros como comunidad o como país, es decir, no podemos imaginar una nueva justicia, si antes no hemos forjado un nuevo vínculo. Sin embargo, tal vez, un nuevo vínculo ha nacido entre los zapatistas y ese vínculo que une a personas que hablan distintas lenguas, de diversos países, de culturas diferentes, personas que aparentemente nada compart- es la palabra del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Una palabra que no destruye, sino que a su paso va curando todas las heridas del mundo, recogiendo cada fragmento hasta reparar con esa nueva violencia todos los vínculos que el hombre ha olvidado o ha destruido. Seguir llenando el lenguaje de lamentos es destruir el delicado vínculo que ahora nos convoca y que, quizá, los une.
MADURACIÓN DEL GRUPO DESARROLLO Y MADURACIÓN DE GRUPOS DE TRABAJO III FASE GRUPO EZLN El grupo está alcanzando su madurez. Se conocen los problemas de los integrantes. Carácter Aceptación de la cooperación en lugar de la comptencia Declaración a fomentar la Soliradidad. Cohesión Respeto a la Diversidad y Tolerancia. Ayuda Mutua Acuerdos por hacer Corresponsabilidad Crecimiento y Desarrollo
Tareas
MODELO MONOSOMANTICO Los criterios ético-políticos, si bien aún embrionarios, se traducen, en el terreno de la práctica política zapatista, como un rechazo a cualquier proyecto sociopolítico con tintes hegemónicos; por ejemplo, la conformación de un frente amplio que emane de la clase política (sueño húmedo de Guillermo Almeyra, y otros “revolucionarios clásicos”). Para esta visión frentista doctrinaria –protoperonista–, la fuerza numérica posee un valor crucial, acaso primigenio, en cuanto posibilita la conquista de la hegemonía. Pero en Chiapas disienten con esta fórmula: para los zapatistas, la única contrahegemonía auténtica es la
antihegemonía. Marcos hace notar: “Detrás de la hegemonía está la trampa; la trampa de repetir la historia una y otra vez. No es posible construir la homogeneidad sobre el otro”. El distanciamiento del zapatismo con la política electoral no es fortuito: es un esfuerzo deliberado para evitar la trampa referida, la repetición de la historia, la reedición de la derrota, la alienación de la voluntad en provecho de una “acción conjunta” cuyos resultados estén supeditados a la homogeneidad de un poder inicuo. E insisten legítimamente: “Para que vamos a preocuparnos si el gobierno es de derecha, izquierda
o centro, si finalmente allí no se están tomando las decisiones fundamentales”. Cuando se le atribuye al EZLN “limitaciones, carencias y errores de una dirección muda e impasible durante largo tiempo ante los horrores provocados por el fraude que impuso en Los Pinos a Calderón” (G. Almeyra), se soslaya irresponsablemente que la irrupción, persistencia e indestructibilidad de la resistencia zapatista constituye la denuncia más categórica (también la más congruente) a toda la podredumbre que corroe al corpus institucional. El
zapatismo
empuña
una bandera diametralmente distinta a la que pretenden endosarle desde el “revolucionarismo clásico”: activamente desaprueban fórmulas eficientistas e idearios encuadrados en los confines de la política electoral; y en cambio juzgan que los cambios de larga duración requieren resistencias de largo alcance y duración. Anclada en categorías decimonónicas, la errática crítica de los críticos no alcanza siquiera a comprender mínimamente el corazón programático e ideológico del zapatismo. Continúa invocando proselitistamente la comunión de las “izquierdas”,
la primacía de la política partidaria-electoral, en lugar de celebrar el potencial que se aloja en la diversidad de resistencias que por fortuna dispone México. Para conveniencia de los despistados críticos del zapatismo, dejemos que el sub Marcos esboce con manzanas el compás filosófico que guía las incomprendidas acciones de los zapatistas: “En el momento en que el EZLN se convierta en un proyecto revolucionario, en algo que devenga en un actor político, en un actor político dentro de la clase política, el zapatismo habrá fracasado como propuesta política”.
CONCLUSIONES Lejos queda la época en que su sola presencia garantizaba el éxito de cualquier convocatoria. Desde su debut ante un puñado de turistas y curiosos, el 1 de enero de 1994 en San Cristóbal de Las Casas, hasta el macro-festival La marcha del color de la tierra celebrado en el Zócalo el 11 de marzo de 2001, el artista consiguió arrastrar masas ante la permisividad de las autoridades que, pese a su encendida verborrea subversiva, vieron en Marcos un elemento distractor de la ciudadanía. Sin duda, el clímax de su carrera fue electrizante: en agosto de 1994 consiguió reunir a cientos de mexicanos y extranjeros en la Selva Lacandona para un multitudinario evento celebrado en un pomposo anfiteatro mandado construir por él mismo, con aportación económica del gobierno chiapaneco. El mito del artista encapuchado se expandió por la izquierda alternativa intergaláctica, tan necesitada de referentes revolucionarios dispuestos a vender esperanza y, sobre todo, playeras. Los periodistas de cualquier medio enloquecieron por conseguir una entrevista con el showman, literatos de segunda fila se apresuraron a escribir libros sobre su enigmática figura, grupos musicales de estética rebelde soñaron con actuar junto a él en algún evento y se formaron clubes de fans-adherentes por doquier. Marcos supo engrandecer su leyenda, con un lenguaje hábil, un disfraz seductor, sobredosis de glamour revolucionario y una acertada puesta en escena. Ha llovido mucho desde entonces. El Espectáculo Horas antes del inicio del festival, decenas de simpatizantes en su mayoría, chavos cecehacheros y de prepa ya habían ocupado las filas más cercanas al escenario, generosamente prestado por la Secretaría de Cultura del gobierno capitalino. Sobre la plancha del Zócalo algunos ambulantes ofrecen productos ad hoc al evento: banderas del EZLN, afiches de la banda, playeras con la imagen de Marcos, muñequitas indígenas con paliacate, libros biográficos del artista… Los encargados del merchandising oficial del Rebel Star plantan su changarro a un lado del estrado y se muestran incómodos ante la ostensible piratería de souvenirs zapatistas. Marcos se hace del rogar. El público comienza a impacientarse. La presentadora del festival una extasiada cuarentona ataviada con una blusa nice-indígena trata de animar el cotarro, tarareando los grandes éxitos de la estrella, tales como “Zapata vive, la lucha sigue”, “Tierra y Libertad” y “Ni un paso atrás”, recogidos en su álbum más conocido, Declaración de la Selva Lacandona, del que se llevan publicadas seis ediciones, actualizadas y revisadas por el propio artista. En
un principio, los asistentes corean los temas, aunque acaban chiflando. “Queremos ver a Marcos”, gritan unas chicas embutidas con la playera de Los Pumas. Con hora y media de retraso, la estrella aparece en el Zócalo a través de la calle 5 de mayo, acompañado de su burbuja de seguridad y los zapatistas-VIP, sujetos orgullosos de pertenecer al entorno del gran showman. La subida al estrado del Rebel Star ha sido recibida con vítores y aplausos. La espera ha merecido la pena: por fin, sobre el escenario, el último artista mesiánico. Como se preveía, esta vez no se hace acompañar del EZLN, la entrañable banda de indígenas encapuchados que tanto le ayudaron en su camino al estrellato. Cuentan las malas lenguas que sus integrantes andan molestos por la excesiva fama alcanzada por su vocalista que, a su vez, parece decidido a reiniciar su carrera en solitario, ahora con el nombre de Subdelegado Zero. Marcos se hace del rogar. El público comienza a impacientarse. La presentadora del festival una extasiada cuarentona ataviada con una blusa nice-indígena trata de animar el cotarro, tarareando los grandes éxitos de la estrella, tales como “Zapata vive, la lucha sigue”, “Tierra y Libertad” y “Ni un paso atrás”, recogidos en su álbum más conocido, Declaración de la Selva Lacandona. La plancha del Zócalo registra una mala entrada. Aun así, el advenimiento de Marcos y su séquito ha provocado una trifulca entre el escaso público. Los VIP exigen ocupar las primeras filas a costa de los simpatizantes que habían llegado varias horas antes para obtener una posición privilegiada desde donde contemplar el espectáculo. Hay empujones e improperios. La presentadora, algo histérica, intenta calmar los ánimos: “A ver, compañeros, compañeras, es momento de dar un paso atrás para que los delegados zapatistas puedan ocupar las primeras filas”. Al descubrir su metida de pata intenta rectificar: “Bueno, no hay que dar nunca un paso atrás, pero en este caso sí, por solidaridad con bla, bla, bla…” Demasiado tarde. “¡Ni un paso atrás! ¡Ni un paso atrás!”, gritan los seguidores que, apretujados frente al estrado, se niegan a ceder espacio. Ni siquiera les amedrentan los machetes que cargan los guaruras de Marcos que observan la escena con nerviosismo. Finalmente, el artista opta porque los VIP le acompañen sobre el escenario, lo que ha provocado sus sonrisitas orgásmicas; el máximo gozo que se pudiera describir no definiría suficientemente los rostros refulgentes de esos intelectuales y politiquillos de la rancia izquierda que siguen al artista desde el verano de 1994 cuando, en la Selva Lacandona, se fundaron los primeros clubes de fans, nacionales e internacionales.